DONANTES A CORAZON PARADO
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DONANTES A CORAZON PARADO
DONANTES A CORAZON PARADO 33 Juan C. García-Valdecasas Salgado Jeanine Tabet Almeida Ricardo Valero Castell INTRODUCCIÓN La escasez de órganos para trasplante continúa siendo un problema grave. A medida que los resultados son mejores, aumenta el número de pacientes en lista de espera mientras el número de donantes permanece relativamente estable. De esta forma la experiencia señala un aumento lento y progresivo del número de trasplantes en el mundo con un crecimiento rápido anual del número de pacientes pendientes de ser trasplantados1. El uso de donantes a corazón parado está adquiriendo importancia como fuente potencial de injertos para trasplante. En la actualidad la experiencia con el trasplante renal a partir de donantes en parada cardíaca representa un aumento significativo del número de órganos a trasplantar (hasta un 40%)2 con unos resultados satisfactorios que demuestran una probabilidad de supervivencia similar aunque con una mayor incidencia de necrosis tubular aguda postrasplante como consecuencia de la lesión isquémica3-6. Recientemente, animados por los resultados obtenidos en el trasplante renal, se ha suscitado el interés por el uso potencial de los injertos hepáticos procedentes de este tipo de donantes. Sin embargo la experiencia ha sido limitada y en la mayoría de los casos únicamente considerada a partir de donantes en parada cardiaca controlada (pocos minutos)7. Esto es debido principalmente a que se desconoce el grado de lesión histológica de estos órganos así como la posibilidad de reversibilidad de las mismas; al mismo tiempo es mandatorio que el injerto funcione de forma inmedia- ta (algo que en el trasplante renal no ocurre hasta en un 66%), garantía que en estos momentos solo es posible obtener si se conoce el tiempo de parada. A pesar de esta experiencia limitada y en algunas ocasiones con resultados pobres, la experiencia clínica y los resultados experimentales sugieren que el hígado es capaz de tolerar períodos muy largos de isquemia, que llegan incluso a 60 minutos8. CLASIFICACIÓN DE MAASTRICHT Uno de los aspectos fundamentales en cuanto a poder evaluar los resultados de la experiencia con injertos hepáticos a partir de donantes a corazón parado es saber exactamente qué diferentes tipos de donantes pueden existir y qué repercusión podrían tener sobre el injerto hepático potencial. El primer “workshop” sobre donante a corazón parado celebrado en Maastricht9 dió lugar a la clasificación que se refleja en la Tabla 33.1 y que recoge cuatro tipos bien diferenciados: I. Ingreso hospitalario en parada cardíaca. 417 II. En el que fracasan las maniobras de reanimación. III. Aquellos en situación de coma irreversible, donde la familia renuncia a cualquier tratamiento y son desconectados de su respiración asistida esperando la parada cardíaca. I. Donante en muerte cerebral que sufre una parada cardíaca (sea en la Unidad de Cuidados Intensivos o en su camino a quirófano). Hay que señalar que este supuesto III, el más frecuente en los Estados Unidos, no se contempla como legal en España y la mayoría de países europeos, por lo que no es una alternativa en nuestro medio. La razón de unos resultados muy desiguales se debe precisamente a la diferencia de características. Aquellos donantes en los supuestos III y IV presentan unos resultados muy favorables y la probabilidad de supervivencia es similar a la que se obtiene con los de “corazón latiendo”7; 10. Sin embargo cuando se trata de donantes en los supuestos I y II, los resultados dependen del tiempo de parada cardíaca; así, algunos autores sugieren que es posible su obtención11 mientras que otros consideran que el riesgo de mal función primaria y de aparición tardía de lesiones de la vía biliar intrahepática son excesivamente elevadas (hasta un 50%)7; 12; 13, con un índice de retrasplante inmediato y a corto plazo muy alto. A MODIFICACIÓN DE LAS CONDICIONES DEL INJERTO Mientras no se puedan conocer “a priori” las condiciones del injerto antes de ser trasplantado, se hace muy difícil proponer el trasplante de un órgano con una lesión isquémica más o menos importante. En este sentido el método ideal tiene que permitir en primer lugar frenar e incluso revertir las lesiones histológicas aparecidas durante el período de isquemia caliente, y en segundo lugar poder comprobar la calidad del órgano antes de su colocación. Recirculación Los esfuerzos actuales en el desarrollo de un método adecuado siguen las pautas de la experiencia clínica con el trasplante renal, que van dirigidos a reducir al máximo el tiempo de isquemia caliente, que es el factor pronóstico más importante. En este sentido, lo que se ha dado en llamar 418 B Fig. 33.1 — A. Bomba de bypass cardiopulmonar y B. Circuito de circulación extracorpórea en el animal de experimentación. “enfriamiento corporal total” mediante el empleo de “circulación extracorpórea” (Fig. 33.1) es el método que se ha mostrado más eficaz a la hora de conseguir una reducción rápida y progresiva de la temperatura corporal minimizando las consecuencias de la parada cardíaca5; 14. Sin embargo, esto no es suficiente en el trasplante hepático, puesto que la parada cardíaca reduce de forma significativa el estado energético celular, lo que compromete la viabilidad del órgano. Recientemente se ha sugerido que la circulación extracorpórea con oxigenación tisular durante un tiempo, antes del enfriamiento corporal total, podría mejorar el estado energético celular deteriorado tras el período de parada cardíaca, y con ello la supervivencia15; 16. Esto unido a la evidencia de que el lavado experimental con suero caliente (37ºC) previo a la reperfusión es mejor que si se utiliza a temperatura ambiente17; 18, sugería la posibilidad de utilizar un método de este tipo. La inclusión de un período de circulación extracorpórea con oxigenación tisular a 37ºC antes del inicio del enfriamiento corporal total se hacía muy atractiva, ya que por un lado, al mejorar el estado energético celular podría revertir las lesiones histológicas, y por otro, este período de recirculación normotérmica podría permitir evaluar el grado de lesión funcional y la calidad del potencial injerto, así como manipular el órgano con el objetivo de disminuir la lesión por isquemia-reperfusión (Fig. 33.2). PC RN La primera pregunta que habría que contestar sería ¿Es posible mejorar el potencial injerto mediante el empleo de la recirculación normotérmica? La posibilidad de condicionar un potencial injerto hepático mediante el empleo de diferentes sustancias y con ello mejorar la supervivencia se encuentra ampliamente refrendada en la literatura19-29. En un primer estudio, nuestro objetivo era comprobar el efecto beneficioso de la Recirculación Normotérmica sobre la obtención de órganos a corazón parado30-33. Para ello, escogimos un tiempo de isquemia caliente de 20 minutos. En ese estudio, comparamos los hallazgos funcionales (de lesión endotelial y hepatocelular) e histológicos durante y después del procedimiento de obtención, hasta los cinco días postrasplante. Se designaron para ello tres grupos, G0 (donantes a corazón latiendo), G1(donantes con parada de 20 minutos y enfriamiento corporal total) y G2 (igual a G1 pero con la inclusión de un período de Recirculación Normotérmica de treinta minutos antes del enfriamiento corporal total). Mientras que en G0 y G2 sobrevivían todos los animales, en G1 fallecían todos dentro de las primeras 24 horas (p=0.03). Se concluía entonces que el trasplante hepático a partir de donante a corazón parado es factible; que el empleo de la Recirculación Normotérmica tiene un efecto beneficioso puesto que mejora la viabilidad del órgano; el grado de lesión endoteli- ECT Extracción Evaluación del grado de lesión hepática Condicionamiento hepático PC: Parada cardíaca. RN: Recirculación Normotérmica con oxigenación tisular. ECT: Enfriamiento corporal total. Fig. 33.2 — Esquema de aplicación de la circulación extracorpórea con oxigenación tisular a 37ºC previo al enfriamiento corporal total durante la obtención del hígado de donante a corazón parado. 419 al; la carga energética y los cambios histológicos a los cinco días (Fig. 33.3). Isquemia Caliente La segunda pregunta sería, ¿Hasta qué punto influye el tiempo de isquemia caliente en la viabilidad del injerto y cuál es el tiempo máximo?. De nuevo se ha podido comprobar, como ya hemos señalado, que el hígado es capaz de soportar períodos largos de isquemia; sin embargo cuando esto se traslada a un modelo de trasplante, la variabilidad es muy amplia (puesto que además del período de isquemia caliente existe otro de mayor duración de isquemia fría). Mientras algunos autores sugieren que un tiempo seguro para garantizar la supervivencia serían unos treinta minutos13, otros autores señalan que ese límite podría ascender a los 60 minutos34. En nuestra experiencia, en un segundo estudio intentamos comprobar hasta qué punto el ti- A empo de isquemia caliente es un factor determinante en la viabilidad, si tenemos en cuenta la utilización de este período de Recirculación Normotérmica. De esta forma se diseñaron de nuevo cuatro grupos. Un grupo control de animales donantes a “corazón latiendo” y tres grupos estudio con paradas cardíacas variables de veinte, treinta y cuarenta minutos35 en los que se incluía la Recirculación Normotérmica entre la parada cardíaca y el enfriamiento corporal total. Se comparó de nuevo la función (endotelial y hepatocelular), así como la histología durante y después del procedimiento de obtención hasta los cinco días postrasplante. Además se estudiaron los flujos obtenidos a través de la bomba de “by pass” a nivel de la arteria hepática y vena porta33. De este estudio se concluyó que; el período de parada cardíaca es determinante en la viabilidad del injerto y se relaciona con el grado de lesión endotelial y hepatocelular; es posible mantener la función hepatocelular con períodos de parada cardíaca de hasta 40 minutos (en un 50%). Sin embargo las lesiones deben ser consideradas como irreversibles ya que la gravedad de la necrosis hepatocelular y la lesión sistemática de la vía biliar (Fig. 33.4) a los cinco días hacía imposible la supervivencia a largo plazo. El estudio de los flujos permitió comprobar que la calidad de éstos se encontraba directamente relacionada al tiempo de isquemia de tal forma que la recuperación de los mismos durante el período de Recirculación Normotérmica permitía predecir la viabilidad del injerto al quinto día (Fig. 33.5) con una sensibilidad del 81% y una especificidad del 87,5%, siempre y cuando el flujo de la B Fig. 33.3 — A. Vacuolización intracelular con dilatación sinusoidal en area centrolobulillar de biopsia hepática tomada tras 20 minutos de parada cardíaca (HE 100x). B. Recuperación de los cambios histológicos al 5º dia del trasplante en los animales con Recirculación Normotérmica (HE 100x). 420 Fig. 33.4 — Imagen de necrosis de la vía biliar con algún foco de epitelio biliar conservado en biopsia hepática al 5º día en el grupo de estudio de 40 minutos de parada cardíaca (HE 20x). Manipulación Del Donante Potencial Durante La Recirculación L/min /m2 2,5 2 a a a 1,5 1 Vivos Muertos 0,5 0 asistolia 5' NR 15' NR L/min/m2 Muertos 3,5 3 Vivos >1,7 1 18 <1,7 7 4 Sensibilidad = 0,81% 2,5 2 30' NR Especificidad = 0,88% 1,70 1,5 20 IC 30 IC 40 IC 1 0,5 0 Vivos Muertos Fig. 33.5 — Supervivencia de los animales de experimentación según los flujos obtenidos a través de la bomba de ¨bypass¨cardiopulmonar (L/min/m2) en los grupos de 20, 30 y 40 minutos de parada cardíaca incluyendo un período de Recirculación Normotérmica. bomba se encontrara por encima de 1,7 litros/minuto/ m2. Otros estudios han confirmado estos resultados con variaciones en el procedimiento de obtención del órgano; la manipulación del potencial donante da lugar a una diminución de la lesión por isquemia-reperfusión17; 26; 28; 36; 37, lo que se traduce en un aumento de supervivencia; sin embargo nadie había señalado como dato importante la especial sensibilidad de la vía biliar en esas circunstancias que hacen este tipo de trasplante inviable. Este hecho ya ha sido suficientemente señalado en el trasplante hepático clínico, donde la incidencia de lesiones de la vía biliar intrahepática se encuentra directamente relacionada con el tiempo de isquemia fría38; 39. Si el empleo de sustancias que ayudan a reducir la lesión por isquemia-reperfusión17; 26; 28; 36; 37, dadas antes de la parada cardíaca, es capaz de mejorar la viabilidad del órgano, la existencia de un período de Recirculación Normotérmica podría permitirnos su empleo después de la parada, lo que hace más lógico su uso desde el punto de vista de su aplicación clínica. Nuestra siguiente pregunta fue pues ¿Es posible manipular el donante potencial durante la fase de recirculación normotérmica? Si esto fuera cierto, estaríamos en disposición de mejorar las condiciones del órgano de cara a su posible utilización. Para ello se realizó un nuevo estudio en el que se analizaron tres sustancias que habían demostrado previamente su capacidad de reducir la lesión por isquemia-reperfusión. Estas fueron la LArginina, la Glicina y la S-adenosyl-metionina. De forma aleatoria los animales fueron distribuidos después de 40 minutos de parada cardíaca, entre los tres grupos estudio y un nuevo grupo control. La L-Arginina es el sustrato sobre el que actúa la NOS (nitric oxide synthase), enzima responsable de la producción de NO. El NO regula el metabolismo celular y la relajación del tejido muscular liso vascular. Durante la isquemia reperfusión hay una reducción de la producción de NO, lo que lleva a la vasoconstricción, agregación plaquetaria y aumento de las resistencias vasculares40. La Glicina es el aminoácido del terminal carboxilo del Glutation. Tiene un efecto de estabilización de la membrana celular, e inhibe la proteolisis degradativa que contribuye a la lesión hepática durante la preservación. Además suprime el efecto nocivo de la hidrólisis fosfolípida mediada por el Ca+(caf) que desintegra las células con compromiso energético41. La S-Adenosyl-Metionina es un precursor del Glutation reducido y ATP; aumenta la concentración de adenosina lo que facilita la producción intracelular de ATP, inhibiendo la agregación plaquetaria, aumentando la relajación muscular lisa y la metilación fosfolípida42. Los resultados de ese estudio demostraron que cualquiera de esas sustancias era capaz de ampliar la acción beneficiosa de la Recirculación Normotérmica, consiguiendo una supervivencia a los cinco días mejor y reduciendo de forma significativa las lesiones a nivel endotelial y hepatolcelular (Fig. 33.6) así como las lesiones histológicas a los 421 poder evitar o reducir de forma significativa la lesión por isquemia-reperfusión. Desde el punto de vista clínico este aspecto es muy importante, puesto que todas las maniobras para mejorar al potencial donante se realizan después de haber comprobado el fracaso de la reanimación cardiopulmonar. Además cualquiera de las tres sustancias que aquí se sugieren son aminoácidos que ya existen en el organismo humano y no representan una acción terapéutica específica que pudiera perjudicar al potencial receptor. Fig. 33.6 — Efecto de la utilización de L-Arginina sobre la evolución de los niveles de alfa-GST durante la obtención del hígado y a los 3 y 5 dias postrasplante en el animal de experimentación. cinco días, lo que incluía la preservación de la vía biliar intrahepática. La L-Arginina provocaba unos cambios drásticos en la recuperación de los flujos de bomba y en los flujos de la arteria hepática y porta (Fig. 33.7), lo que sugería que la conservación de la microcirculación era un aspecto fundamental para mL/min 800 700 600 * * 500 400 * 300 200 CONCLUSIONES En resumen, de la experiencia hasta la actualidad se deduce que el donante hepático a corazón parado es una posibilidad que hay que tener en cuenta de cara al futuro; Que aquellos llamados controlados van seguidos de una viabilidad que es similar al resto de injertos obtenidos a corazón latiendo; Que aquellos en los supuestos I y II (no controlados) tienen unos resultados contradictorios que reducen su utilización a situaciones comprometidas, en donde su aprovechamiento es cuestionable dado que el índice de retrasplante es muy elevado (50%); Sin embargo los estudios experimentales actuales permiten sugerir la posibilidad de su utilización siempre y cuando cumplan unos criterios concretos en la metodología de obtención (recuperación de flujos durante la circulación extracorpórea). 100 0 basal asystolia L-arginina 5N R 15N R 30N R Control mL/min 3,5 3 2,5 2 * * * 1,5 1 0,5 0 asistolia 5N R L-arginina 15N R 30N R Control Fig. 33.7 — Efecto de la utilización de L-Arginina sobre los flujos de vena porta (A) y de bomba (B) durante la fase de Recirculación Normotérmica (determinaciones a los 5, 15 y 30 minutos de recirculación). 422 EL FUTURO Quedan todavía muchas preguntas por contestar. Es evidente que este método que propone la Recirculación Normotérmica como método de obtención de potenciales injertos de donante a corazón parado es eficaz. Además reúne las condiciones que señalábamos al inicio de este capítulo en cuanto a la posibilidad de disminuir e incluso revertir las lesiones histológicas que aparecen como consecuencia del período de isquemia caliente, lo que repercute en una mejor viabilidad del injerto. Sin embargo se desconoce el mecanismo de acción de este procedimiento, ¿por qué razón el intercalar un período de recirculación a 37ºC, con oxigenación tisular, es beneficioso? Una posible explicación sería que este período actuaría como un mecanismo de “preconditioning”, que recientemente se ha visto, también puede existir en el hígado43-45. Este mecanismo de “preconditioning” consiste en mejorar la tolerancia del órgano a la isquemia caliente, mediante la producción de períodos de isquemia cortos (5-10 minutos) intercalados por períodos de revascularización (5-10 minutos) antes de ser sometido a un período largo de isquemia caliente. Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado en el músculo cardíaco y las primeras observaciones se realizaban al comprobar que corazones con lesiones arterioscleróticas graves sufrían infartos de miocardio menos extensos de lo esperado, mientras que en aquellos corazones sanos, sin lesiones previas, la obstrucción parcial o completa de una arteria coronaria daba lugar a una necrosis masiva. En la actualidad, se conoce que el mecanismo de acción es a través de la activación de Adenosina y la estimulación de una serie de receptores que facilitan la dilatación vascular y evitan la agregación leucocitaria. Un conocimiento exhaustivo de este fenómeno nos permitirá mejorar las condiciones del donante a corazón parado y garantizar el funcionamiento inmediato y a largo plazo. BIBLIOGRAFÍA 1.European Liver Transplant Association. European Liver Transplant Registry. Paris, 6-1999. 2.Daemen JH, de Wit RJ, Bronkhorst MW, Yin M, Heineman E, Kootstra G. Non-heart-beating donor program contributes 40% of kidneys for transplantation. Transplant Proc 1996; 28:105-106. 3.Kootstra G, Kievit JK, Heineman E. The non heart-beating donor. Br Med Bull 1997; 53:844-853. 4.Kowalski AE, Light JA, Ritchie WO, Sasaki TM, Callender CO, Gage F. A new approach for increasing the organ supply. Clin Transplant 1996; 10:653-657. 5.Koyama I, Shinozuka N, Watanabe T, Ogawa N, Nagashima N, Asami H, et al. Utilization of kidneys from non-heart-beating donors by portable cardiopulmonary bypass. Transplantation Proceedings 1997; 29:3550-3551. 6.Wijnen R, Booster M, Stubenitsky BM, Boer J, Heineman E, Kootstra G. 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