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Transcripción
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Capítulo 1 Mi historia personal Si hubiera estado satisfecho de mis habilidades técnicas, probablemente habría seguido dibujando caricaturas típicas sin explorar otros caminos. El camino por el cual desarrollé mi estilo de trabajo es un buen ejemplo de la búsqueda de soluciones que caracterizan todo proceso creativo. Nací en Uruguay y de niño demostré un talento para el dibujo por encima del promedio. Pero solo al cumplir veinticinco años me animé a intentar en serio el desarrollo de mis aptitudes artísticas. Con este libro quiero brindar estímulo a quienes se sientan carentes de talento para el dibujo. Es precisamente esa carencia la que tal vez les conduzca a descubrir un modo de expresión que personalmente les vaya mejor. Esos «años perdidos» durante los cuales no dibujé provocaron un significativo retraso en la evolución de mi técnica pictórica, de modo que a los veinticinco años me encontré frente al papel y me dije: «Quiero ser ilustrador o caricaturista, pero me falta técnica y necesitaré mucho tiempo para suplir esa carencia. ¿Significa esto que no podré dedicarme a esto? ¿O acaso puedo utilizar otros modos de expresión que no se basan en las técnicas tradicionales del dibujo?» Esto no quiere decir que menosprecie el talento y la técnica para el dibujo. Admiro a los que los poseen y tienen la capacidad de crear esa magia. Solo pido detenerme precisamente en la ventaja que significa atascarnos. Esa barrera con la que tropecé me llevó a matricularme en diseño gráfico, donde aprendí a desarrollar esas aptitudes en las que destacaba y fui capaz de expresar mis ideas porque ya no las frenaba la barrera técnica. Aquí entra en juego un nuevo elemento: la casualidad. Mientras buscaba cómo dibujar caras, me topé con el cartel que anunciaba en Suecia la película de Chaplin El gran dictador. La economía de medios empleada en esta ilustración me dejó alelado; con tan pocos detalles se expresaba tanto… Decidí intentarlo; pensaba entonces que esa forma de expresión podría venirme bien a mí, un creador frustrado por la falta de habilidades técnicas, impaciente pero dueño de ideas, enamorado de las facciones humanas, ¡lleno de energías y con una motivación inagotable! Adopté lo que se llama «pensamiento lateral», término acuñado por Edward de Bono, que se refiere a la búsqueda de soluciones por caminos alternativos para resolver un problema. Según él, con el pensamiento lateral surgen muchas más soluciones originales y creativas que por la vía del pensamiento vertical, que propone un camino claro y lineal hacia la solución «correcta». Incluso las soluciones evidentemente erradas y los fracasos transitorios forman parte de este proceso. 14 HPIVEN _Cast_02.indd 14 29/10/12 12:31 1 A los siete años llevaba corbata y dibujaba vacas y futbolistas. 3 2 Cartel de la película El gran dictador, la inmensa fuerza de lo conciso. Un intento temprano de recorrer los caminos convencionales. 4 Las cerillas se acomodaron sobre la cara de Saddam Hussein. 15 HPIVEN _Cast_02.indd 15 29/10/12 12:31 Capítulo 1 La concisión es riqueza forma inconsciente, desafié a las convenciones que definen «cómo debe ser una caricatura». Uno de los mejores ejemplos, a mi juicio, es la de Fidel Castro. No hay ninguna cara, pero no molesta; casi todo el mundo reconoce el personaje y comprende la idea que me llevó a utilizar esos materiales; es una caricatura en toda regla. La capacidad de mostrar que las cosas pueden hacerse de otra manera es una de las experiencias que más satisfacción dan en la vida. Cuando en 1991 intenté hacer el retrato de Saddam Hussein con mínimos recursos, me centré en sus rasgos característicos, es decir, en su «icono visual», dejando de lado los pequeños detalles. Ese «logotipo» se había grabado entonces en nuestras conciencias y fue fácil trazar unos croquis simples que se parecían al líder iraquí. Lo conciso tiene una inmensa fuerza visual, invita al observador a ser partícipe activo ya que, solo con su participación, la obra se completa y, además, le causa una satisfacción parecida a la que se siente al resolver un acertijo. La sorpresa surgió mientras pintaba la cara de Saddam Hussein al gouache: apareció como de la nada una caja de cerillas junto al trabajo. Identifiqué su potencial para el bigote, las puse en su lugar y se convirtieron en pelos, y en ese momento comprendí la fuerza que tenían: eran una fuente de ignición cuando el líder iraquí había declarado la guerra. Descubrí mi capacidad de expresar mucho con muy pocos elementos y de expresar ideas por medio de objetos. La casualidad en la obra El caso de la caja de cerillas fue el primero de una serie de casualidades que me acompañan desde entonces. Cuando dibujé a Homer Simpson me sentía muy frustrado y había arrojado todos los croquis a la papelera, hasta que reconocí la boca de Homer en el cubo de desperdicios de mi estudio. El saber aprovechar las casualidades o «accidentes» positivos es una capacidad que todo artista o persona «simplemente» creativa tiene que desarrollar. ¿Cómo ayudar a que surjan las casualidades? Muchos creadores tienen métodos para ello; yo siempre creo que si empiezo a mover objetos, algo va a ocurrir. Por eso suelo vaciar los cajones de mi estudio desparramando todo sobre la mesa de trabajo. Cuantos más objetos haya a mi alrededor, mayores serán las posibilidades de descubrir cosas interesantes. Un desafío a las convenciones Puesto que había comenzado a trabajar de una forma que antes desconocía, pude probar lo que se me antojara sin imponerme límites. Desde entonces, utilicé globos inflados, pan, beicon, tornillos, carne picada, bombillas, grasa de pollo y muchos materiales más. Tal vez de 16 HPIVEN _Cast_02.indd 16 29/10/12 12:31 7 ¿Quién dijo que en toda caricatura debe haber una cara? He aquí a Fidel Castro sin cara. 8 5 6 No tengo idea de lo que es este objeto, pero seguro que Haffez Al Assad tendría uno igual en su casa. Otra casualidad: el cubo de los desperdicios se convierte en la boca de Homer Simpson. Algo en los engranajes transmite exactamente los ojos de un anciano sabio como los de Albert Einstein. 17 HPIVEN _Cast_02.indd 17 29/10/12 12:31 Capítulo 1 Ensayo y error Correr riesgos Cuando retraté al físico Albert Einstein descubrí que los engranajes eran perfectos para los ojos. Algo en su forma me transmitió exactamente los ojos de un anciano, rodeados de arrugas y ojeras. Solo después de muchos ensayos infructuosos encontré los adecuados. Al dibujar con objetos es difícil saber cómo se verá una cosa antes de ensayar con ella; cuanto más probemos, más probabilidades tendremos de encontrar el objeto justo. Esta es mi definición del ensayo y error, o ensayo y reflexión. Esto es más difícil al dibujar con un lápiz; el papel es caro y el acto de borrar es más fatigoso y emocionalmente duro porque representa un fracaso momentáneo. Ronaldinho hizo algo más, algo que todo creador hace: ¡asumió el riesgo! Ser creativo significa correr riesgos. Si un solo jugador alemán no hubiera saltado, el truco no habría funcionado; habría sido momentáneamente embarazoso para Ronaldinho pero pronto se habría olvidado. Gracias a que el acto creativo tuvo éxito, seguimos hablando de ese gol a pesar de que han pasado varios años. Todo acto creativo exige cambiar algo en el orden vigente, modificar la realidad conocida proponiendo algo distinto y no probado antes. En efecto, nos arriesgamos al fracaso, a la crítica negativa (externa o propia). El creador debe asumir los riesgos, fracasar y saber que eso no lo derrumbará. Es importante que sepamos perdonarnos. Hacer lo imprevisto Me gustan los deportes. En el fútbol a menudo encontramos movimientos asombrosamente creativos. He aquí un ejemplo que puede interesar a toda persona dedicada a un área creativa: el famoso gol del brasileño Ronaldinho, que consiguió engañar a la barrera de los alemanes pateando un disparo bajo y llano. Ronaldinho supuso, acertadamente, que todos esperarían un tiro «curvo» por lo alto, que era su especialidad; él sabía que los defensas saltarían para bloquear la trayectoria del balón y así, de forma imprevista, lo lanzó de modo que pasara por debajo de la barrera y entrara en la portería. Hizo lo imprevisto. La flexibilidad del pensamiento Los que recuerden el gol denominado «la mano de Dios», marcado por Diego Armando Maradona, coincidirán en que también ese fue un impresionante acto creativo. Si dejamos de lado la ética deportiva, parece ser un caso claro y evidente de flexibilidad del pensamiento. Maradona utilizó la mano en lugar de la cabeza. Todo eso ocurrió a gran velocidad, se trata de un cambio de planes y de concepto sobre la marcha. Esa misma flexibilidad de pensamiento es, a mi juicio, la mayor riqueza de toda actividad creativa. 18 HPIVEN _Cast_02.indd 18 29/10/12 12:31 9 Es importante integrar en toda actividad creativa la levedad del juego. Como en el fútbol. 10 Ronaldinho hace lo imprevisto y se arriesga. Ser creativo es asumir riesgos. 11 En el gol de la «mano de Dios», Maradona demostró flexibilidad de pensamiento. 19 HPIVEN _Cast_02.indd 19 29/10/12 12:31 HPIVEN _Cast_02.indd 20 29/10/12 12:31