HEROES y MARtiRES dE lA MASAcRE EN BAtAhOlA
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HEROES y MARtiRES dE lA MASAcRE EN BAtAhOlA
Memoria Historica: Heroes y Martires de la Masacre en Batahola Memoria Historica: Heroes y Martires de la Masacre en Batahola Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico; Memoria Histórica “Héroes y Mártires de la Masacre en Batahola” -- 1a ed. -Managua : Alcaldía de Managua, 2011 120 p. 1. CONTEXTO HISTORICO 2. TESTIMONIOS Y BIOGRAFIAS 3. TESTIMONIOS DE UNA FAMILIA 4. BIBLIOGRAFIA Autor: Lic. Ramón Elías Gutiérrez Torres Historiador Durante la Administracion de: Cra. Daysi Torres Alcaldesa de Managua Producción de la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico, Alcaldía del Poder Ciudadano Alcaldía de Managua Director General Clemente Guido Martínez Edición y diseño: Editronic S.A. Impreso: Editronic S.A. [email protected] 1,000 Ejemplares Managua, Nicaragua. Agosto 2011 INDICE PRESENTACION I CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL 1. 2. 3. Nicaragua en la Insurrección Popular Sandinista Contexto Histórico de la Masacre en Batahola Lista de Héroes y Mártires en Batahola 9 19 29 II TESTIMONIOS Y BIOGRAFÍAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. Efraín Téllez (Challuya) José Alejandro Díaz Meza (El Marciano) Carlos Ortiz (Juan) Carlos Martínez Rayo (Corsario) Horacio José Lorío Hernández Ángela Rafaela Hernández Mayorga, madre de Horacio José Lorío Hernández. Francisco de León Gutiérrez Velásquez Allan Javier Álvarez Miranda (Sherman) Abba Medina Alba Luz Portocarrero Flores (Martha) Gloria Portocarrero, hermana de Alba Luz Portocarrero Albertina Serrano Martínez, madre de Juan Esteban Jáenz Serrano Gloria Margarita Martínez Aguirre, madre de José Gonzalo Largaespada Martínez Daniel Ávalos Carlos Díaz Dominga Alvarado Reyes Dora María Carrillo 33 43 58 62 65 66 70 72 73 73 74 75 77 79 80 82 82 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. Emilio José Mercado (Monimbó) Bismarck Estrada Sandoval, hermano de Félix Alberto Estrada Sandoval Alvaro Antonio Pérez Morales Enrique Martínez Rayo (Paco) Julia García, hermana de Jorge Hernández García Dalila Rayo Rosales Francisco Javier Sánchez Suazo Rina Rocha Hernández, hermana de José David Rocha Hernández Fanor Ibarra González (Comandante Benito) Javier Salvador Valverde Cáceres (Andrés) Cristina de Jesús Mendoza Tinoco, Madre de Víctor Manuel Aguirre Mendoza Victoria Rugama Ríos, madre de Pedro Antonio Tuckler Rugama Rosa Clementina Ramírez, madre de Samuel Antonio Medal Ramírez Olga Hernández, madre de Juan Rafael Bermúdez Hernández y José Enrique Bermúdez Hernández Jazmina del Carmen Bustamante Eduardo José Argüello Bohórquez (El Ñato) 83 85 87 89 90 92 94 95 97 99 99 100 101 102 103 104 III TESTIMONIOS DE UNA FAMILIA 34. 35. 36. Edgar Camacho Flores (Santiago) Roberto Camacho Baltodano Roberto Camacho Flores IV BIBLIOGRAFIA 107 109 111 113 Presentación En nombre de nuestra Alcaldesa Daysi Torres y de la Bancada de Concejales del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), presentamos el siguiente libro testimonial sobre nuestros héroes y mártires asesinados en Batahola. El recuerdo de nuestros HÉROES Y MÁRTIRES, jóvenes en su mayoría, que dieron la vida por la liberación de Nicaragua en la gesta admirada por el mundo, como fue la insurrección popular protagonizada por la juventud nicaragüense en 1979 en todos los rincones del país. Es una obligación rescatarla y ponerla en conocimiento de las generaciones actuales de jóvenes, para que nunca olvidemos que la libertad que gozamos hoy, es producto de esa sangre santa derramada por esta causa. El presente libro, es la recopilación de testimonios orales de sobrevivientes y parientes de los héroes y mártires asesinados durante la masacre criminal perpetrada por la genocida Guardia Nacional de Nicaragua (Somocista), en junio de 1979, en los predios baldíos contiguos a la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en Managua, en lo que representó una de las más terribles masacres de la juventud alzada en armas contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en ese año tan importante en la historia de Nicaragua. 32 años después de la masacre, y teniendo en Nicaragua una Presidencia que abandera los más profundos sentimientos de respeto y admiración por nuestros héroes y mártires, con la Presidencia del Comandante Daniel Ortega Saavedra en la República, la Alcaldía de Managua, la alcaldía del Poder Ciudadano, a través de su Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico, se dio a la tarea de recopilar estos testimonios y editarlos en un libro testimonial para ser distribuido mayoritariamente en las bibliotecas públicas del país, facilitando de esta manera el acceso a los estudiantes a la información que se brinda en sus páginas. En la tarea dedicó esfuerzos y empeño el historiador Cro. Ramón Gutiérrez Torres, a quien la Dirección General le agradece su trabajo profesional. También agradecemos el apoyo de corrección brindado por las Cras. Angelina Garcés, Ana María Zambrana y Cro. Armengol Norori, así como de nuestro amigo y periodista Cro. Álvaro Zúniga, todos ellos trabajadores de la municipalidad en el área de historia. No podemos omitir el agradecimiento del Concejal Sandinista Wilber Camacho, quien desde el año pasado 2010, estuvo constante en la gestión del presente libro, poniéndose a la completa disposición para organizar el encuentro de nuestro historiador con los sobrevivientes y con las madres de los héroes y mártires, así como de otros muchos contactos sin quienes no hubiera sido posible reconstruir los hechos sucedidos y plasmarlos en este libro testimonial. Sin la colaboración e impulso del Concejal Camacho, esta edición no hubiera visto la imprenta. Agradecemos al Centro de Historia Militar (CHM) del Ejército de Nicaragua, por facilitarnos todas las fotos de la insurrección que usamos en la presente edición. Este año se cumple el 50 aniversario de fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y la sangre de los héroes y mártires de Batahola, es parte de ese río de sacrificios que el pueblo de Nicaragua ofrendó por su liberación desde la época de fundación del FSLN…por eso, no podemos menos que aspirar a que el FSLN continúe gobernando a través de su Presidente Comandante Daniel Ortega Saavedra, por un nuevo período que iniciará en el año 2012 hasta el año 2016, por lo que invitamos a todos los Nicaragüenses a que en las próximas contiendas electorales de noviembre aquí en Nicaragua, depositen su voto en la casilla del pueblo, de la unidad y de la reconciliación, de la paz, del progreso y del poder ciudadano, en la casilla 2 del FSLN. Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico. Alcaldía de Managua. Julio del año 2011. I. CONTEXTO HISTÓRICO NACIONAL 1. Nicaragua en la Insurrección Popular Sandinista. / 2. Contexto Histórico de la Masacre en Batahola./ 3. Lista de Héroes y Mártires en Batahola. Memoria Historica: Heroes y Martires de la Masacre en Batahola I Contexto Histórico Nacional 1. Nicaragua en la Insurrección Popular Sandinista Buitre y ruiseñor ¿Por qué pías, infeliz? ¡Si yo soy infinitamente más fuerte que tú! Tendrás que ir a donde te lleve, y de nada te servirá que seas un hábil cantor Y haré contigo lo que me plazca; te comeré o te dejaré en libertad Es un estúpido el que pretenda pelear con uno más fuerte Quedará rendido y sufrirá, además, con la vergüenza y los tormentos Así hablaba el buitre de veloz vuelo al pájaro de anchas alas1 Hesíodo de Beocia Poema Trabajo y Días Este fragmento de poema describe el pensamiento del opresor, del dictador que cree que puede hacer con el pueblo su propia voluntad, que teniendo el poder considera que puede destruir o dejar en libertad al pueblo. El ruiseñor es la Nicaragua con esperanzas, es el sacrificio de Rigoberto López Pérez anunciando “El principio del fin de la dictadura”. El 21 de febrero de 1934 Anastasio Somoza García, ordenó el asesinato del General Augusto C. Sandino, en una reunión donde se firmó el documento conocido como “el pacto de sangre”. En palabras del propio dictador Somoza García, reunido con sus más allegados asesinos de la guardia nacional dijo: “Los he mandado a citar por ser ustedes oficiales de mi entera confianza, y para someterles a su consideración la solución que debe darse a las dificultades que existen entre la vida del General Sandino y la vida de la 1 Nació en Ascra, cerca de Tebas hacia la segunda mitad del siglo VIII a. c. o la primera del siglo VII a. c. Fue campesino, hijo de un comerciante. La tradición lo sitúa como contemporáneo de Homero e incluso rival suyo en certámenes poéticos. 9 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola guardia. Yo vengo ahora mismo de la legación americana y he presentado al ministro Bliss Lane este mismo problema y él me ha prometido su apoyo incondicional. La actuación de Sandino en la vida pública nicaragüense, tomando en cuenta las últimas declaraciones dadas por él a la prensa, son prueba evidente de su ambición, y esto indica que nosotros, en representación del Ejército y por la paz futura de Nicaragua, debemos tomar una resolución contundente pero necesaria”2. Después del asesinato de Sandino, héroe de las Segovias, asciende Anastasio Somoza García. Un hombre sin escrúpulos y amante del poder. Derrocó a su tío político, el Presidente Juan Bautista Sacasa, el 6 de junio de 1936, poniendo como titular de la República a Carlos Brenes Jarquín. Usándolo como presidente provisional, luego organizó el Partido Liberal Nacionalista para reelegirse el 8 de diciembre y para el 18 del mismo mes se autonombra nuevamente Jefe Director de la guardia nacional, asumiendo la Presidencia de Nicaragua en enero de 1937. Todos estos movimientos políticos estratégicos marcan el inicio de la instauración de la dictadura militar somocista. Somoza aseguró las estructuras, heredando el poder de manera dinástica a sus hijos; al primogénito Luís Anastasio, lo constituyó como Presidente del Congreso y primer designado para la Presidencia de la República, y a su segundo hijo Anastasio Somoza Debayle, lo estableció en el control absoluto de la guardia nacional. Este gobierno dictatorial de la familia Somoza se edificó a partir de dos grandes pilares, junto a la dictadura se creó primero, un sistema ilegítimo de pactos políticos con los partidos opositores, las prebendas otorgadas a los supuestos rivales, las elecciones fraudulentas, además se rendía culto a la personalidad de los Somoza, lo que permitía controlar la economía y la política interna del país. El segundo pilar era el control de las armas a través de la guardia nacional, que fue creada en 1925 por medio de la Constabularia, durante la primera ocupación norteamericana. Luego bajo el régimen somocista la frase “Aquí el que manda, es el que tiene las cañas huecas”, es decir las armas, 2 Torres Lazo, Agustín, La Saga de los Somoza. pp. 59 10 I Contexto Histórico Nacional determinaba que el poder estaba en manos de la dictadura. Dentro de la guardia nacional hubo una división interna, un sector que no estaba aceptando las directrices del dictador, y otro grupo que se convirtió en cómplice de los asesinatos y represiones del somocismo. La política de los Somoza estaba predefinida por las frases de las 3-P: “Plata para los amigos. Palo para los indiferentes y Plomo para los enemigos”. El 21 de septiembre de 1956, se registra el ajusticiamiento del dictador Anastasio Somoza García, por el Héroe Nacional Rigoberto López Pérez. Esta acción heroica del poeta mártir, marca, como él literalmente lo afirmó: “El principio del fin de la dictadura”. Con la acción justiciera de Rigoberto, inicia la etapa de ascenso a la lucha contra el régimen militar somocista. En 1956 también se creó la primera célula marxista estudiantil, conformada en la Universidad de León, por Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge. Es una continuidad de la acción heroica de Rigoberto López Pérez; también destacan nuevas agrupaciones políticas que desde 1948 buscaban la reintegración de los partidos tradicionales, como por ejemplo la UNAP (Unión Nacional de Acción Popular), donde convergen ciudadanos de diferentes tendencias ideológicas contra la dictadura. En 1959 surge el movimiento guerrillero Frente Revolucionario Sandino, integrado por sobrevivientes de la guerrilla de Ramón Raudales, y antes de éste, se había creado el Comité Revolucionario de Nicaragua. Ante esta situación, Luís Somoza decreta estado de sitio a inicios de 1959. Ya el Frente Sandinista de Liberación Nacional desarrollaba experiencias guerrilleras en las montañas. Para 1971 el F.S.L.N, a través de Oscar Turcios, impulsó orgánicamente el trabajo de las organizaciones intermedias como el FER, el CUUN y el Movimiento Estudiantil de Secundaria; esto fue en el período de acumulación de fuerzas en silencio. Las organizaciones intermedias comienzan la lucha a nivel de las ciudades con protestas, toma de colegios, huelgas y otros recursos de hostigamiento al régimen somocista. 11 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Toma de la Catedral de Managua. Archivo CHM. En el campo, el elemento que jugó el papel fundamental de lucha fue el accionar guerrillero de la montaña. En las ciudades, las movilizaciones populares planteaban exigencias centrales alrededor de la lucha revolucionaria democrática, tales como: 1-. Contra el Estado de sitio. 2-. Contra la censura de prensa. 3-. Por la libertad de los reos políticos. 4-. Por una declaración de amnistía que permitiera el regreso de los exiliados. 5-. Por el respeto a los derechos humanos. Movilización en Managua. Exigiendo el cese de la represión. Archivo CHM. 12 I Contexto Histórico Nacional Las movilizaciones urbanas fueron impulsadas tanto por las organizaciones intermedias del F.S.L.N, en particular, por la tendencia de Guerra Popular Prolongada, como también por las organizaciones integradas a UDEL (Unión Demócrata de Liberación). Estas organizaciones desarrollaron la lucha insurreccional en las ciudades. En octubre de 1977 los Terceristas inician una ofensiva con varias actividades militares que desencadenan simultáneamente: Toma del Cuartel de San Carlos (Próximo a la Frontera con San José, Costa Rica). Ataque al Cuartel de Masaya, toma del poblado de San Fernando, Nueva Segovia. Militarmente estas acciones tuvieron éxito muy limitado, pero su impacto psicológico fue gigante. Rompió el grueso de las maniobras de remozamiento del régimen somocista y proyectó al F.S.L.N ante la sociedad, como una fuerza insoslayable para encontrar la salida a la ascendente crisis del sistema político somocista. Paralelamente al despliegue militar, los Terceristas comenzaron a implementar su amplia política de alianzas, impulsando la organización de una estructura intermedia que aparece con el nombre de Grupo de los 12: lo integran miembros de la burguesía y representantes de la intelectualidad, calificados como moderados. Lo novedoso del grupo de los 12 fue que aunque, a la luz pública suscribieron un documento que subraya lo que el F.S.L.N estaba logrando proyectar mediante sus acciones armadas; ya que sin tomar en cuenta a esta fuerza, era imposible derrocar a la dictadura. Para el 10 de enero de 1978 cae asesinado el Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, víctima de un atentado que se planificó en complicidad de funcionarios del gobierno somocista. En el seno del pueblo, Chamorro se había ganado un elevado prestigio como dirigente antisomocista, sobre todo por sus fuertes declaraciones que hacía desde el Diario La Prensa, denunciando los crímenes y la putrefacción del régimen somocista, denuncias como la de Plasmaféresis; que consistía en extraer la sangre a los borrachitos de la ciudad, para luego ser reinyectada sin el plasma por lo que pagaba unos cuantos centavos para continuar la bebida. Las masas, iracundas y desesperadas, se lanzaron a las calles de las ciudades del país para manifestar su protesta e indignación, quemando y destruyendo los 13 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola bienes de los personajes somocistas más repudiados. Managua, la capital, estuvo varios días virtualmente tomada por el pueblo y la guardia nacional fue incapaz de impedirlo. Con el desborde espontáneo del pueblo contra el gobierno, la crisis política llegaba a su más alto nivel; se completaba el cuadro de circunstancias que los clásicos de la teoría revolucionaria habían definido como “coyunturas de concentración del tiempo histórico”, (Marx), es decir, el fin de la dictadura se acercaba paulatinamente al iniciar la ofensiva final. Es importante destacar como el movimiento de masas, en las ciudades, se sostiene a través de diversas acciones para distraer a la guardia nacional, y a la vez desequilibrar a la dictadura, no eran sólo los movimientos armados, sino que la población en general estaba involucrada en la insurrección final; las acciones del movimiento de masas fueron: 1-. Huelga de hambre por los reos políticos. 2-. Huelgas estudiantiles nacionales. 3-. Toma de la Curia Arzobispal por los campesinos de Sirama y Tonalá. 4-. Huelga de hambre iniciada por los periodistas. 5-. Paro de la dignidad nacional en repudio a la represión. 6-. Paros hospitalarios. El 22 de agosto de 1978, se planificó la toma al Palacio Nacional por el Comando Rigoberto López Pérez. Un grupo guerrillero toma el Palacio Nacional y captura aproximadamente a 1,500 rehenes; entre diputados ministros y altas personalidades del gobierno. Somoza se ve obligado a conceder las peticiones sandinistas, entre ellas: la liberación de todos los miembros del Frente Sandinista, la divulgación de un comunicado del F.S.L.N, a través de los medios de prensa y la cantidad de medio millón de dólares. El 9 de septiembre se desarrolla un ataque a cinco ciudades importantes: Managua, Masaya, León, Chinandega y Estelí, las fuerzas guerrilleras encuentran el apoyo decidido y heroico de toda la población. El F.S.L.N y las masas logran, exceptuando los cuarteles, apoderarse de las cinco ciudades insurreccionadas. Pero pronto se evidencian las debilidades del plan; primero, la deficiente comunicación y coordinación entre las tres 14 I Contexto Histórico Nacional tendencias; segundo, el fracaso de un ataque previsto desde la frontera sur, tercero, el armamento insuficiente de los guerrilleros para enfrentar los recursos bélicos de la guardia nacional. La dictadura responde con una contraofensiva consistente en recuperar cada ciudad por separado, mediante operaciones que se desenvuelven conforme un esquema de concentración de fuerzas y destrucción indiscriminada de la vida y los bienes materiales de la población civil. Primero Managua, después Masaya, y así sucesivamente, hasta retomar el 18 de septiembre, la última ciudad, que era Estelí. El F.S.L.N replegó sus fuerzas hacia el campo y dentro de la metrópoli. En primer lugar para evitar que la población siga sufriendo los embates armados de la guardia nacional, y buscando la reorganización estratégica para una ofensiva final más eficaz. El balance de la insurrección resultó ser positivo, tanto política como militarmente. Hubo acumulación de fuerzas por el F.S.L.N en el terreno político: el genocidio practicado por la guardia nacional, incrementó la disposición de lucha del pueblo contra el odiado dictador; internacionalmente, la resonancia de las masacres populares desprestigió a Somoza, que incluso los pocos gobiernos que lo apoyaban se vieron obligados a asumir una actitud de apoyo vergonzante, y el propio gobierno norteamericano comenzó a presionar decididamente para su sustitución. El F.S.L.N acumuló fuerzas militares; incrementó considerablemente el número de sus combatientes; recuperó importantes dotaciones de armas a sus enemigos; y el núcleo de sus fuerzas se replegó al campo y al interior de las ciudades, habiendo sufrido menos bajas que la guardia nacional. El primero de marzo de 1979 se prepara una convergencia hacia la cohesión de un solo bloque, donde las tres tendencias del F.S.L.N: GPP, Terceristas y Proletarios, se unen en un acuerdo y constituyen una Dirección Conjunta. Este documento revela la madurez de la lucha y la acumulación de experiencias en el aprendizaje del combate con el pueblo. 15 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Esta estrategia político militar expuesta, perfila ya los elementos que se combinarán en la ofensiva final, desarrollada dos meses después. Esta plantea la integración estratégica militar única, de las formas de lucha que se venían impulsando parceladamente; la insurrección urbana, la guerra de guerrillas y el movimiento organizado de masas. En mayo de 1979 se pone en marcha el plan de insurrección generalizada, aplicando la concepción -síntesis de la experiencia acumulada en la historia de la lucha previa del F.S.L.N de conjugar simultáneamente en un mismo tiempo y espacio estratégico: la sublevación de las masas a nivel nacional, la ofensiva de las fuerzas militares del Frente y la huelga nacional. Se crean los Comité de Defensa Civil (CDC), organización de vital importancia en la insurrección, que además de disponer a la población en función de su protección y seguridad, también garantizaban una comunicación política entre la población y el Frente Interno. El pueblo en general levantando barricadas. Foto Archivo CHM. 16 I Contexto Histórico Nacional En las barricadas y en las calles de las ciudades insurrectas, particularmente en Managua, es notoria la presencia de los jóvenes, estudiantes, mujeres, trabajadores de la ciudad y el campo, campesinos y otros. Todo el pueblo unido con un solo propósito, derrocar al dictador. De la reunión de Río Hato – Farallón, en Panamá surge el documento “Circular Interna”, donde se aprueba el plan general de la insurrección nacional y final. En este documento se dan a conocer los principios militares que regirán en la etapa decisiva de la lucha, los objetivos políticos de la misma y las tareas concretas a desarrollar; así como la estructura de organización y dirección con sus mandos respectivos3. Es por ello que desde marzo de 1979 se comienzan a accionar los siguientes elementos insurreccionales: 1-. Las fuerzas militares principales. 2-. La huelga nacional 3-. La sublevación de las masas. El plan insurreccional se gestaría entre 30 y 45 días. El asedio estratégico de todas las fuerzas sobre la capital, Managua, era el mayor objetivo para obligar al enemigo a desgastarse y rendirse. La situación crítica militarmente, permite que la guardia nacional se disperse debido a la apertura a finales de mayo, del Frente Sur. Que obligaba a las fuerzas de Somoza, a alejarse de las ciudades. Esto permite la organización de las masas y echar a andar las actividades del Frente Central “Camilo Ortega Saavedra”. El 18 de junio de 1979 se forma la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), integrada por cinco miembros: Daniel Ortega; representante del F.S.L.N, Moisés Hassán; en representación del MPU, Sergio Ramírez; en representación del Grupo de los 12, Alfonso Robelo en representación del FAO y Violeta Barrios Viuda de Chamorro. El 20 de junio de 1979 es asesinado el periodista norteamericano Bill Stewart corresponsal de la NBC, tal hecho se difunde masivamente por televisión, el mundo es testigo del momento en que un soldado de la guardia somocista dispara a la cabeza del periodista en una de las calles de Managua. 3 Ortega Saavedra, Humberto. La Epopeya de la Insurrección. Managua. Lea Grupo Editorial. 389 pp. 17 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Aparentemente la guardia nacional retoma Managua el 28 de junio, pero esto fue a costa de la pérdida de todas las ciudades y vías terrestres que permitían comunicación con el Frente Sur. Hacia el 10 de julio la ciudad capital se encontraba aislada y en el resto de los centros urbanos se iban rindiendo, uno tras otro los cuarteles. La última estrategia militar de la dictadura era defender Managua, para resguardar la seguridad del dictador. Esta situación cambia, cuando la guardia nacional conoce de la salida del país, del dictador Somoza, la guardia se desintegra huyendo despavorida. Desde el 17 de julio, que Somoza abandona Nicaragua, hasta el 19 de Julio de 1979, el ejército de unos 16 mil hombres bien armados, literalmente desapareció de Nicaragua, y solo queda como un mal recuerdo en la historia nacional. Las fuerzas sandinistas avanzaron sin mayor resistencia desde los distintos puntos del país hasta confluir en Managua, el 19 de julio de 1979. 18 I Contexto Histórico Nacional 2. Contexto Histórico de la Masacre en Batahola “Lo mío no ha sido sacrificio sino un deber que espero haber cumplido… Así es que nada de tristeza, que el deber que se cumple con la Patria es la mayor satisfacción que debe llevarse un hombre de bien” Rigoberto López Pérez Cada pueblo en el desarrollo de sus propios procesos históricos consolida su identidad nacional, la cual está marcada por sus propias convicciones que se convierten en hechos sociales, desde éstos, se producen las consecuencias, que en mayor o menor impacto afectan a toda la sociedad. El asesinato en Batahola, perpetrado por la guardia nacional, a más de 180 jóvenes convencidos, y entregados a la lucha contra la dictadura. Ha calado a lo largo de 32 años, en el imaginario colectivo de la sociedad. El pueblo nicaragüense desde la época colonial ha comprendido, que el rechazo al intervencionismo extranjero es el camino de una nación libre y soberana. En Nicaragua, la insurrección popular sandinista contra la dictadura militar somocista, finaliza con el triunfo del F.S.L.N, el 19 de julio de 1979. Esta lucha del pueblo nicaragüense dejó más de 35 mil muertos, 110 mil heridos y más de 40 mil niños huérfanos4. De una parte de estos muertos héroes y mártires de la revolución, es que se trata esta Memoria Histórica. Especialmente de los Héroes y Mártires en Batahola. Los meses anteriores al 19 de julio fueron en Managua muy convulsionados. El lunes 4 de junio de 1979, desde Palo Alto, en San José, Costa Rica, el F.S.L.N convoca a la huelga general. En Palo Alto se encontraba el Puesto Central de Mando para dirigir la dirección y coordinación de la insurrección general en todo el país, desde este sitio se tenían comunicaciones con todos los frentes insurreccionales que ya estaban conformados5 y que tienen 4 Datos Tomados del libro: Historia de Nicaragua. Frances Kinloch Tijerino. pp 313. Frente norte “Carlos Fonseca Amador”, Frente Sur “Benjamín Zeledón”, Frente Occidental “Rigoberto López Pérez”, Frente Central o Interno “Camilo Ortega” 5 19 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola como disposición central desarrollar todo su potencial hacia la capital para el derrocamiento final de la dictadura militar somocista. Frente de Guerra / Ofensiva Final Ubicación de todos los Frentes Insurreccionales. El Frente Central “Camilo Ortega Saavedra”, comprende las zonas urbanas y rurales del departamento de Managua, Granada, Masaya y Rivas, particularmente la Capital. Este Frente tiene como misión estratégica la sublevación de los barrios populosos de Managua, fijar la fuerza enemiga en sus reductos estratégicos, distraer la atención del Estado Mayor General de la guardia nacional, obstaculizar las vías de comunicación hacia el sur y al norte, principalmente. Dicho Frente debe iniciar la ofensiva final después de un tiempo prudencial, en que los demás Frentes de guerra hayan iniciado sus acciones insurreccionales en sus respectivos teatros de operaciones6. Frente Oriental “Ulises Tapia Palo Alto coordina el Frente Interno y el Externo. 6 Ortega Saavedra, Humberto. La Epopeya de la Insurrección. Managua. Lea Grupo Editorial. pp. 401 20 I Contexto Histórico Nacional En la capital debe iniciar la insurrección unos días después, los acontecimientos se precipitan y la población en los barrios orientales prematuramente levantan las primeras barricadas con palas y picos, que florecen espontáneamente en las calles. El Mando Superior en la capital lo conforman: Joaquín Cuadra, Carlos Núñez, William Ramírez y Walter Ferreti. En otras responsabilidades están. Erick Castellón, Arnoldo Real y Adolfo Aguirre, caídos en combate, y los sobrevivientes; Raúl Venerio, Mónica Baltodano, Oswaldo Lacayo, Moisés Hassán, Julio López Campos, Marcos Valle, y Glenda Monterrey7. Archivo CHM. Estado Mayor del Frente Interno Camilo Ortega Saavedra. De izquierda a derecha: Carlos Núñez Téllez, William Ramírez y Joaquín Cuadra. 7 Núñez, Carlos. Un Pueblo en armas. Editorial Vanguardia. Managua. 1986 pp.52-56. 21 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Entre los días 6 y 7 de junio, Somoza implanta el estado de sitio y es atrozmente asesinado el líder estudiantil Francisco Meza. El 9 de junio desde Palo Alto se ordena la Insurrección en Managua. El Frente Central tiene como misión fundamental fijar a la fuerza enemiga en su reducto estratégico, también romper comunicaciones con las fuerzas somocistas en el istmo de Rivas. El 16 de junio, en Managua, mueren Fidel Caldera, Lupita Camacho y Mauricio Baltodano. Caen también: Aldo Chavarría, René Cisneros y Fernando Martín. Entre los días 9 y 10 de junio las calles de Managua se encuentran llenas de barricadas y la guardia nacional concentra sus fuerzas en la ciudad capital, ya la lucha se lanza a las calles. Las fuerzas revolucionarias del Occidente de la ciudad de Managua se enfrentan en encarnizados combates contra la guardia nacional. Archivo Centro de Historia Militar C.H.M. 22 I Contexto Histórico Nacional La situación en la ciudad capital es de guerra, la estrategia era que la insurrección comenzara en los barrios orientales de la capital. Pero según testimonio de los sobrevivientes, la guardia nacional ya conocía esos planes, puesto que el 12 de mayo en Xiloá caen los combatientes Christian Pérez, Omar Hassán y Ricardo Orúe, quienes llevaban los planes de la estrategia insurreccional en Managua. Por esta razón se adelanta la insurrección y comienza en los barrios occidentales, para desviar a la guardia nacional a esos barrios mientras se preparaban los sectores orientales. Del 4 al 9 de junio se organiza la insurrección en los barrios de Monseñor Lezcano, La Morazán, Acahualinca, Santa Ana, Linda Vista y Las Brisas. La población a través de los CPC (Comité de Defensa Civil) ya sabía como levantar barricadas, pero sobre todo como hacer refugios antibombas; la familia se sentaba en cuclillas en fila y medían el tamaño del refugio para que todos alcanzaran. Refugio Antiaéreo. Archivo Centro Histórico Militar C.H.M. 23 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola El 10 de junio se combate para sacar a la guardia nacional de la Tercera Sección de Policía. Este hecho es importante porque significaba el control de las calles, y de todo el sector cercano a Monseñor Lezcano. También es la experiencia que les permite a los que participaron, a definirse y sentirse como guerrilleros urbanos insurreccionales. Las barricadas eran el instrumento que servía para detener la arremetida de la guardia contra los guerrilleros urbanos, pero también era un lugar símbolo, de la libertad y de la unión del pueblo contra la dictadura Somocista. Mientras los insurrectos luchaban, la población los apoyaba con alimentos y motivación para continuar hasta el fin. Frente Interno. Trincheras en la entrada al Barrio el Riguero Fuente Archivo CHM. El 15 de junio de 1979, en las trincheras a los guerrilleros se les están terminando las municiones, en segundo lugar, la guardia, al ver que estaba perdiendo la guerra, decide no solamente bombardear a los que están atrincherados, sino también a la población en general. Se decide hacer un repliegue táctico hacia San Judas, donde se reunieron combatientes populares y población de: Monseñor Lezcano, Santa Ana, Acahualinca, Linda Vista, Altagracia y Las Brisas. 24 I Contexto Histórico Nacional La táctica del repliegue consiste en: 1-. Alejar a la guardia del acecho a la población civil. 2-. Distraerla mientras se preparan con mayor fuerza los barrios orientales, 3-. Evitar mayores bajas en los guerrilleros urbanos, ya que a estos se les estaban agotando las pocas municiones y 4-. Reforzar la insurrección en San Judas. Según el plan del repliegue; debían desplazarse en línea recta por calles de Monseñor Lezcano, Pasar por el antiguo Banco de la Vivienda, cruzar la Carretera Sur, pasar al oeste de las instalaciones de la Embajada Norteamericana, doblar al sur de La Cementera, e introducirse al cauce de San Judas, por el cual irían a salir en las cercanías del mercado del Barrio San Judas, luego dirigirse a la Hacienda El Vapor, evitando tener enfrentamientos con la guardia. De las trincheras de Monseñor Lezcano salen dos columnas de pobladores y guerrilleros urbanos insurreccionados hacia San Judas, según los testimonios de sobrevivientes, unos creen que eran cerca de un mil personas, otros calcularon quinientas. Evidentemente era una cantidad de revolucionarios combatientes y de civiles que se desplazaban hacia su destino inicial San Judas. La primera columna logra pasar bien, pero la segunda columna que se había quedado rezagada, fue la que recibió ráfagas de dos direcciones, en el cruce de Batahola. La guardia nacional se había parapetado donde quedaban los talleres de la Mercedes Benz, actualmente son los Talleres de la Policía Nacional, ahí instalaron dos metralletas, una 30 y una 50, fue desde ese lugar que empezaron a disparar. La segunda dirección de ráfagas provino de la Embajada Americana, esta balacera duró unos quince minutos, los guardias que resguardaban la seguridad de la sede diplomática, dispararon creyendo que la multitud invadiría el local. Los héroes sandinistas son acribillados por el aparato represor somocista y por el imperio intervencionista del norte. Entre las once de la mañana y las doce meridiana sucedió la masacre genocida en Batahola, 180 jóvenes sandinistas fueron asesinados por la EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería), Fuerza militar que 25 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola obedecía órdenes de Anastasio Somoza Portocarrero (alias El Chigüín). Dos horas después, la guardia llega al predio donde estaban los jóvenes masacrados, comienza a revisar los cadáveres, y a despojarlos de sus pertenencias. Los que encontraban agonizando, los remataban, pegándoles un tiro en la cabeza. Alrededor del punto de la masacre viven familias que testificaron el horripilante asesinato masivo. La familia de doña Aura Jirón, la familia de doña Dominga López, la familia Arriaza Hernández. Doña Julia Arriaza testigo de la masacre describe: “ese día (15 de junio) mi abuelo nos dijo como a las doce del día: están pasando los muchachos poco a poco. No le creímos; como a la media hora, se empieza a oír un tiroteo cerrado, nosotros teníamos un refugio, pero ni tiempo nos dio de escondernos. Nos tiramos todos al suelo, no podíamos ni levantar la cabeza. Como a las dos y media salimos de la casa, vimos que el cuadro hasta que verdeaba de tantos guardias de la EEBI, era una cantidad increíble, prácticamente no les dieron tiempo a defenderse”. En el discurso tradicional se ha sostenido que fueron dos soplones de la guardia genocida identificados como Ramón Valle Arancibia y Gabriel Valle, ambos denunciaron a los muchachos, al contingente somocista de la EEBI. Los combatientes populares estaban subidos en la loma de Batahola, situada un poco al Este del Peñón de las Piedrecitas, en un plantel del que fuera Distrito Nacional. Sin embargo, los testimonios de sobrevivientes generan otras opiniones, como por ejemplo: que la guardia tenía infiltrados dentro de las filas de los insurrectos; que la guardia supo porque habían aviones que sobrevolaban la zona y era difícil ocultar una columna de más de quinientas personas. También que uno de los cuidadores de los talleres de la KOMATSU denunció al contingente. La guerra por naturaleza es un caos, y estas diferencias de opiniones muestra las muchas maneras de cómo la guardia se informaba de los movimientos de los guerrilleros insurreccionados. ¿Cómo se informó la guardia de este movimiento táctico? Quizás no tiene mayor trascendencia, 26 I Contexto Histórico Nacional porque en la guerra el caos impera. Lo que tiene mayor valor patriótico e histórico es que estos jóvenes entregaron su vida por la libertad del pueblo. Que la muerte de estos héroes nacionales no fue en vano y vivirán en la memoria del pueblo como ejemplo. Y que el asesinato masivo ejecutado por la guardia nunca será justificado por ninguna razón. Según relato de sobrevivientes, caminaban junto a las paredes de las casas, parapetándose en muros y árboles; llevaban diez fusiles automáticos y pocas municiones, algunas pistolas, hasta que llegaron a las cercanías del Banco de la Vivienda. Se detuvieron cerca de esa institución, donde pidieron agua en una casa (Hogar de Lucía Kelly, quien pidió el líquido fue Linda Graciela Barreto). Esperaron un rato a los exploradores, los cuales recomendaron pasar por un predio montoso y baldío del oeste de la Embajada Norteamericana, ubicado frente a la Loma de Batahola. La primera columna pasó sigilosamente en marcha lenta y en fila india, cruzó la carretera sur, más o menos a las doce del día. La segunda columna se internó por el predio montoso, de repente, les cayó una lluvia de balazos de dos ametralladoras una calibre 30 y la otra calibre 50, que eran disparadas desde la loma pedregosa de Batahola, mientras otra balacera provenía de la Embajada Americana. Los masacrados fueron llevados en camiones y enterrados en sepulturas colectivas en diferentes lugares; una parte en una fosa común donde es hoy el Olof Palme. Otra, según testimonios de sobrevivientes, las mismas palas mecánicas de la guardia somocista abrieron zanjas en el lugar de la masacre y ahí fueron enterrados. Estos cadáveres se exhumaron tres años después. Otros fueron recuperados por los mismos guerrilleros o familiares y sepultados en lugares distintos, de estos muy poco se sabe. Un camión lleno de cadáveres fue llevado detrás del Hospital Vélez Páiz donde los incineraron. 27 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Los cuerpos sin vida de decenas de combatientes caídos en Batahola, fueron montados con palas mecánicas en camiones de volquete y trasladados a diferentes lugares, donde eran apilados en tumbas comunes. Varios de esos muchachos se enterraron en una sepultura colectiva en los predios donde hoy es el Olof Palme. Un monumento se alza en el lugar como testimonio tangible de lo que fue esa masacre somocista contra la juventud nicaragüense, que en 1979, se sacudió de la represión armada. Según Valle y Mántica, citado por Marcia Traña8, la palabra Batahola viene de Patlaolla: que significa “lugar de maíz desgranado”. Quizás la desventura del futuro ya estaba predestinada por nuestras culturas indígenas. Pero así como muere el grano de maíz desprendido de la mazorca. Y da vida al pinol, la tortilla, y toda nuestra alimentación de maíz. También estos héroes y mártires de Batahola desgranados por la muerte, dieron libertad con sus vidas a nuestro país preso de la dictadura somocista. 8 Traña Galeano, Marcia. Apuntes sobre la Historia de Managua. 1 Edt. Aldina. Managua, Nicaragua, 2000. pp. 27. 28 I Contexto Histórico Nacional 3. Lista de Heroes y Martires de la Masacre en Batahola Esta lista está compuesta por recopilaciones de fuentes orales y escritas, quizás algunos nombres de héroes y mártires no los lleguemos a conocer. Pero la historia está consciente que son más de 180 jóvenes. A los conocidos y a los mártires anónimos se les rinde tributo en este trabajo. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. Alba Luz Portocarrero (Martha) Allán Álvarez (Sherman) Antenor Aguilar Arnoldo Real (Ernesto) Dirigió la insurrección en los barrios nor-occidentales Armando Ibarra González Antonio Maldonado Carlos Alberto Martínez Rayo Carlos Mendoza Montano (El Pequeño) Carlos Ortiz (Juan) Sobreviviente Denis Argeñal (Peludo) Eduardo Argüello Bohórquez (El Ñato). Hermano del Tricampeón Mundial de Boxeo, Alexis Argüello Eduardo García Edwin Gutiérrez Edwin Sánchez Baltodano Efraín Téllez (Challuya) Sobreviviente Elías Alfredo Pérez Eddy Meléndez Morales (José) Enrique Gutiérrez (Róger) José Enrique Bermúdez hermano de Juan Rafael Bermúdez 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. Enrique Martínez Ernesto Cedeño (Franklin) Félix Estrada Sandoval Francisco Hernández Francisco de León Gutiérrez Velásquez (Jhonson) Francisco Rodríguez (Leonel) Gerardo Omar López Gustavo González Horacio José Lorío (Raúl) Ignacio Varela José Domingo Romero José Ramón Rayo Suárez (Reyes) José David Rocha (Pedro) José Alejandro Díaz Meza José Enrique Bermúdez E. (Francisco) José Gonzalo Largaespada Martínez José Peña Gutiérrez José Rafael Bermúdez Julio Villalta. Juan Horacio Rivas Rodríguez Juan Rafael Bermúdez (Marvin) Julio Loáisiga (Pancho) Jorge Esquivel Acevedo (Roberto) Jorge Zapata Borge Leonel Morales Leonardo Iglesias 29 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 9 Luís Martínez Luís Montano O. Linda Graciela Barreto Mauricio Alegría Manuel Espinosa Cabrera (Nelo) Miguel Velásquez López Miguel José Matus (Samuel) Mary José Matus (Samuel) Martha Olivia9 Mauricio Mayorquín Napoleón Lara Napoleón Suárez Nelson Berríos Parra Noel Padilla Pérez Oscar Antonio Gutiérrez Serrano Pablo Solórzano Pedro Meza (El Chaparro Henry). Líder de la insurrección de los barrios nor-occidentales y sobreviviente Pedro Antonio Tuckler Rugama Raúl López Flores Róger Benito Martínez Róger Martínez Abarca Roberto Díaz Meza (El Gato) 68. 69. 70. 71. 72. Rubén Mendoza Ramiro García Ronaldo Antonio Vásquez Morales Víctor Manuel Aguirre Mendoza Zulema Baltodano Marcenaro (hermana de Mónica Baltodano Marcenaro)10 Las señoras Julia Arriaza (30) años y Patricia Méndez arriaza (12) años testigos de la masacre recuerdan que “A una muchacha del caserío, identificada como Martha Olivia, la mataron delante de su hermana gemela, éstas venían de saquear con unos carretones, ellas no tenían nada que ver con la guerra y la guardia la violó y la crucificó, le clavaron las manos con estacas, al momento. Todavía permanece como referencia la cruz que pusimos. 10 La lista proviene de libro: Insurrección Sandinista Victoriosa: Repliegue a Masaya. También del Listado de Héroes y Mártires de la Revolución Sandinista levantado por los CPC. Y lista tomada de la invitación para la celebración el 15 de junio 2010. De la caída heroica de los Héroes y Mártires de Batahola 30 II. TESTIMONIOS Y BIOGRAFÍAS Memoria Historica: Heroes y Martires de la Masacre en Batahola II Testimonios y Biografías 1. Efraín Téllez (Challuya). En enero de 1978 inició el año lectivo, “yo estudiaba segundo año en El Goyena. Ahí tuve mis primeras actividades políticas, con la Asociación de Estudiantes de Secundaria, bajo la responsabilidad del compañero Javier Pérez Montenegro. Conocido en el barrio como “gallina”, él era uno de los dirigentes estudiantiles, ahí empezaron mis primeras actividades y contactos con el Frente Sandinista” Recuerdo que en febrero de 1978, inició la lucha histórica por la reivindicación del Comandante Tomás Borge y Marcio Jáenz, dos compañeros sandinistas que estaban aislados en las cárceles de la Modelo, luego comenzó la orientación del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), que era tomar los colegios, los institutos con los compañeros de secundaria para protestar contra esa represión de la guardia nacional, de mantener aislado al Comandante Tomás Borge y a Marcio Jáenz, dos estrategas del F.S.L.N. Así empiezan mis primeras actividades revolucionarias, posteriormente, nosotros pasamos febrero, marzo, abril, mayo, junio y en julio de 1978, después de seis meses de estar “tomado” el Ramírez Goyena La guardia nacional nos desalojó, montó todo su aparato represivo contra la mayoría de los institutos que estaban ocupados por estudiantes en Managua, y fuimos desalojados violentamente capturando a un sinnúmero de compañeros, no solamente del Ramírez Goyena, sino también en el Instituto Nacional de Comercio, que hoy lleva el nombre del Héroe Guerrillero Manuel Olivares. Después que la guardia se tomó violentamente El Goyena, nosotros no podíamos llegar ahí, porque andábamos circulados. La guardia puso 33 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola un puesto de mando en cada centro educativo para que la actividad revolucionaria no continuara, fuimos orientados por el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), a integrar estructuras en los barrios orientales, porque en los occidentales es donde vivíamos, y la lucha iba para las calles. Recuerdo que el primer responsable que tuvimos por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (F.S.L.N) fue Manuel Olivares Rodríguez, él, fue el primer responsable que tuvo la GPP en Monseñor Lezcano, que dicho sea de paso en septiembre de 1978 en un operativo en Las Palmas, cae junto a los compañeros Urania Zelaya, Marco Antonio Sequeira, Valentín Barrios y otro, que si mal no recuerdo se llamaba Rolando López, esos compañeros cayeron en desigual combate con la guardia, ahí en Las Palmas. Y el movimiento fue golpeado porque pereció el responsable del barrio. Posteriormente, después de la caída de esos combatientes, se reestructura el Frente Sandinista tendencia GPP en Monseñor Lezcano, queda constituido el equipo coordinador. Los miembros de ese equipo éramos: el compañero Marvin Danilo Ramos Zeledón, seudónimo “León”, él, fue conocido en Monseñor Lezcano como “Juventud”, el otro compañero era Roberto Sánchez Baltodano, de seudónimo “Bayardo”, pero conocido en Monseñor Lezcano como el “Piojo”, Amílcar Ocampo y yo, Efraín Téllez, estaba también Javier Pérez Montenegro, era parte de ese equipo coordinador, que a la vez era dirigido por el compañero Pedro Meza Vílchez, de seudónimo “Henry”. Cada equipo coordinador era jefe de una escuadra sandinista. Luego se realizaron recuperaciones de armas, ejecuciones de guardias somocistas “orejas”, actividades de propaganda en los barrios, propaganda armada, propaganda política, pintas, en fin, un sinnúmero de actividades políticas. Por la noche se realizaban actividades a partir de mediados de 1978, hasta llegar a enero de 1979. Enero de 1979 nuevamente se reestructura el equipo coordinador, que en términos militares era el Estado Mayor de la GPP en Monseñor Lezcano. Al 34 II Testimonios y Biografías compañero “Henry” lo mandan para otra área y asume la responsabilidad la compañera Nidia Escobar López, de seudónimo “Pilar”, o la “108”, esa compañera era sobrina de José Benito Escobar López y hermana de Felipe Escobar López, dirigentes reconocidos del Frente Sandinista. “El Chele Cuadra”, Eduardo Cuadra Ferrey, era el responsable de la “Pilar” y de todo el equipo coordinador, realizábamos también con él, reuniones y coordinábamos trabajos, actividades combativas, ya en esas estructuras del equipo coordinador habían pasado ciertos compañeros a unidades de tácticas de combate, por ejemplo el compañero de seudónimo “Leonel”, Marvin Danilo Ramos Zeledón y yo, pertenecíamos a una unidad táctica de combate que se llamaba Marco Antonio Sequeira, en honor a uno de los compañeros que cayeron el 18 de septiembre de 1978, en Las Palmas, junto con el que fue responsable en Monseñor Lezcano de la GPP, Manuel Olivares. Esa unidad táctica de combate se encargaba de operativos más planificados y combativos, por ejemplo ataque frontal contra la guardia, recuerdo que nosotros atacamos Ticuantepe. Realizamos operativos de ajusticiamiento a connotados esbirros somocistas, y recuperaciones de armas. Asalto a bancos para recuperar dinero. En esas actividades estábamos cuando, veinte días antes de la insurrección en Monseñor Lezcano, a mí me separan del equipo coordinador, y me mandan con un grupo de compañeros, prácticamente separan la unidad táctica de combate, y cinco días antes de la insurrección a nosotros nos reconcentran en San Judas, bueno en realidad yo reclamaba, y preguntaba ¿Para qué era esa reconcentración?, esa reunión, recuerdo que estuvimos el 5, 6 hasta 7 de junio, pero ya no aguantamos porque la insurrección estaba por reventar. En una casa de San Judas, estábamos reconcentrados los miembros de la unidad táctica de combate, “Marco Antonio Sequeiro”, a excepción de “Leonel”, se encontraban varios compañeros a quienes solamente los conocía por sus seudónimos, “Pedro”, “El Danto”. El 7 de junio nosotros empezamos a desalojar, prácticamente la insurrección la teníamos encima, tomé la decisión de trasladarme al Barrio San Judas, 35 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola desconectado completamente, el 8 de junio, a las 10 de la mañana revienta la insurrección aquí, y me pregunté: ¿Qué pasó?, ¿Cómo se organizó?, ¿Quiénes fueron los compañeros que dirigieron?, ¿Quiénes tenían las mejores armas? El compañero que dirigió la insurrección en Monseñor Lezcano, Acahualinca, Santa Ana, La Morazán, Las Brisas, Loma Verde y Linda Vista, fue Arnoldo Real Espinosa, de seudónimo “Ernesto”. Era un compañero de los hermanos de la Tendencia Tercerista, fue quien dirigió prácticamente la insurrección de los barrios nor-occidentales. Nosotros tuvimos una reunión en mi casa con “Ernesto”, donde se planteó la necesidad de reunirse con compañeros de otras tendencias, y del Partido Socialista, yo dije a “Ernesto” que podía contactarlo con “La Pilar”, la responsable del equipo coordinado de la GPP. Pero Arnoldo me dijo que tenía los contactos con ella, y solo necesitaba la comunicación de los proletarios y los de la Organización Militar del Pueblo, que eran los socialistas. A Ernesto le solicitamos que organizara con los hermanos de otras tendencias, el Estado Mayor de la insurrección en Monseñor Lezcano, eso no se efectuó, fue precisamente por eso que se creó una especie de anarquismo, cada quien hacía lo que le daba la gana, porque no había una dirección contundente y sólida. Así nos llevamos el 8 y 9, hostigamientos, organizándonos, formando escuadras. Otra sugerencia que les manifesté personalmente a los terceristas, quienes tenían las armas poderosas, como FAL, GARAND y Escopetas, andaban bien armados, pero a la vez tenían que organizar escuadras móviles para arrebatarle los fusiles a la guardia, preparar emboscadas, porque en los alrededores los uniformados se movilizaban en convoys. Montarles emboscada y recuperar armas, para suministrar fusiles a los compañeros de lucha, pero no quisieron. No se logró la formación de la fuerza móvil, que en los barrios orientales le dio mucha efectividad a la insurrección y a la resistencia armada, tenemos el caso de “La Liebre”, y una unidad móvil de los Casa Perros. La primera la dirigía Walter Ferretti, y los Casa Perros, la jefeaba “Chico 36 II Testimonios y Biografías Garand”, les dio muy buenos resultados en los sectores orientales, así queríamos organizar la fuerza móvil, para quitar armas a la guardia, pero no se pudo. Así llegamos al 10, reestructurándonos, organizándonos, defendiéndonos con la mano, con machetes, con bombas de contacto, hasta con triquitraques. Defendiéndonos de las arremetidas de la guardia, que no era jugando, nosotros servimos como distracción, mientras los compañeros de los barrios orientales se consolidaban. La insurrección empezó aquí primero en los barrios nor-occidentales, entonces la guardia la agarró contra nosotros y nos metió todos los fierros, pensando que la insurrección general iba a comenzar en los barrios occidentales, fueron días críticos el 8, 9, 10 y 11, de junio. Recuerdo que la primera persona que cayó en este barrio, fue la compañera Guadalupe Camacho, la asesinó el esbirro somocista de apellido Padilla, sargento de la guardia, acantonado en la Tercera. Con un GARAND la mató en la esquina de Planificación, donde era la San Martín, eso fue el 8 de junio, de 1979, llegamos al 10, hostigando la Tercera Sección de Policía. Defendiéndonos de la guardia que entraba por el lado de la Moneda, La Morazán, y por la Iglesia de Monseñor Lezcano, tres francotiradores atacando fuerte, nosotros defendiéndonos como podíamos, así nos llevamos el 9,10 11 y amaneció el día 12. Lupita Camacho. “Lupita tenía 14 años, cuando se integró a la GPP. Ella se encargaba de distribuir o llevar información de un lugar a otro. También fue entrenada para la utilización de armas, las cuales recuperaba en diferentes operativos, las escondía a vista de sus familiares, en bodegas o armarios de su hogar. Ella fue asesinada por la guardia al hacer vigilancia, un franco tirador le dio un certero disparo en la nuca, murió instantáneamente. 37 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Su cuerpo pasó toda la noche tendido sobre la calle, su madre no pudo recuperarlo ese día, porque la guardia no permitía que nadie saliera. Lupita fue sepultada en la casa de entrenamiento, pasaron 5 meses hasta que la mamá pudo exhumarla y darle sepultura.” El 13 de junio de 1979, se registró el ataque masivo y fuerte a la Tercera Sección de Policía. El combate empezó a las 9 de la mañana con compañeros terceristas de Acahualinca, entre ellos El Chele Richar, que andaba un RPG-2, Antonio Pedregal, El Negro Clifford, Domingo Chanchero que era de Acahualinca, El Cumba, Roberto Piojo, Bayardo, Jorge Corea, y yo. El Marciano, Leonardo Díaz Meza, José David Rocha Hernández, quien andaba una carabinita 22, era un compañero de gran capacidad combativa, militante del Frente Sandinista, cayó heroicamente en Batahola. Empiezan los combates, se les dispara con el RPG-2, que portaba el Chele Richar, varios disparos, se acosó constantemente a la guardia, la diezmamos, como a eso de las 12 y la 1 de la tarde, la guardia se rindió, pero esa rendición era para ganar tiempo, se vistieron de civil y se tiraron a la casa del teniente Ruiz, pegado a la Tercera estaba la casa de ese teniente, un sujeto sanguinario, igual que sus hijos, quienes también eran guardias, todos ellos en este barrio deben vuelto, todavía no se lo hemos cobrado porque huyeron a Miami. Los guardias en su mayoría se vistieron de civil, y se escamotearon en las casas aledañas, cerca de la Tercera, la guardia tenía base social, eran apoyados por los vecinos, la mayoría de esos dueños de casa apoyaban a la guardia nacional, tenían una relación social y de amistad con ellos, eso les valió incluso al criminal Padilla, para esconderse y escaparse. Recuerdo que los compañeros de Acahualinca capturaron a dos guardias y se los llevaron, fueron las únicas capturas, junto a tres guardias que estaban caídos y decapitados en la puerta, pero esos eran de la EBBI. Por fin, entre las 12 y la 1 de la tarde del 13 de junio, de 1979, cayó la Tercera Estación, que era el reducto de la guardia. Por la noche entra la EBBI a Monseñor Lezcano, por el lado de arriba, por el Cementerio, se toma de nuevo la Tercera, avanzan media cuadra hacia abajo y en un callejón encuentran herido al compañero Reinaldo 38 II Testimonios y Biografías Escobar Tapia, le dan muerte con un disparo quemarropa, avanzan hacia la esquina donde Gastón, rompen la pared de la San Martín, abren un hoyo e introducen una escuadra de la EBBI, ahí amanece el 14 de junio la EBBI y empiezan a morterearnos desde la San Martín, ese combate duró todo el día. El combate empezó a las ocho de la mañana, desde la San Martín están mortereando el barrio, se les terminan los morteros y empieza el combate cuerpo a cuerpo, de sección a sección, todo el día, un combate completamente heroico, gente que andaba con pistolas 45, revólveres 38, rifles 22, como el caso del compañero José David Rocha, y pistolitas 22, ellos se lanzaban feroces contra los militares. Andaban otros compañeros bien armados, como Félix Estrada, (El Cumba), portaba un GALIL, que había recuperado anteriormente en la Tercera. También iban Ramiro García, Ramiro Martínez, El Marciano, y yo. El compañero Steve McQueen, llamado William Rodríguez, él manipulaba un rifle FAL, salió herido en la mano. Fue un combate heroico de aula a aula, en donde cayeron compañeros que aún recuerdo: Julián Vidaurre, Henry Mayorga Torres y Rodolfo Torres, eran primos. Cuando Rodolfo Torres ve caer a Henry Mayorga Torres, se levanta a quererlo socorrer y el franco tirador le pegó un balazo en la cabeza y lo mató. Ellos son los tres compañeros que recuerdo que cayeron en ese descomunal combate, no podría describir la magnitud y heroicidad de los combatientes de la insurrección de Monseñor Lezcano. Un combate que quedó grabado para la historia, recuerdo que los últimos disparos fueron entre las 5 y 6 de la tarde. Resultado: 3 compañeros caídos, 8 guardias de la EBBI, 3 mercenarios asiáticos abatidos, se capturaron a dos EBBI, varios guardias nacionales se rindieron y se entregaron a los compañeros de Acahualinca, esto fue el 14 de junio, de 1979. El 15 de junio, de 1979 amanecimos también acosados por los cuatro costados, pero a eso de las 9 de la mañana, tras un descuido de los compañeros cerca del Cine León, 1 cuadra al lago, donde había una trinchera, se nos filtra la guardia, no pudimos sacarla, porque nos sacaron de la trinchera, esa era una fortaleza inexpugnable, no la pudimos recuperar, empezamos a combatir fuertemente para quererlos echar, fue imposible, recuerdo que 39 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola salió herido en la ceja el negro Clifford, también fue atravesado por una bala M-16, en los testículos. Como a mediodía, frente a la Iglesia Lumen Christi, había un callejón, y me encuentro con Julio Paniagua, Pedro Meza Vílchez, de seudónimo “Henry”, Carlos Ortiz seudónimo Juan, Luís Alberto Mayorga Torres, ahora fallecido, y el Químico Fernando, a quien solo de nombre lo conocí. Estábamos en una casa cocinando gallina, hacíamos sopa para almorzar, cuando Henry sale a la calle, y queda viendo a una señora, entonces le pregunta ¿Señora y usted para dónde va? La señora lo queda viendo sorprendida y pálida y le dice ¡Papito que están haciendo ustedes aquí! Si en el barrio no hay nadie, todos se fueron y la guardia viene detrás, viene limpiando. Entra rápido Henry y nos avisa, salimos, y le preguntamos a la señora ¿Qué para dónde cogieron? Y ella nos dio la dirección señalando hacia el lado del Leprocomio, nosotros estábamos a una cuadra del Leprocomio, actualmente donde queda el Reparto España, antes era un predio montoso, cuando nosotros vamos avanzando buscando la columna que iba para San Judas, varios francotiradores se nos pegan y empiezan a hostigarnos, no pudieron darnos y logramos avanzar con dificultad, hasta llegar por donde era la parada de la laguna. Cuando llegamos, Henry empieza a desconfiar, y a decir: ¿Quién había ordenado esa retirada? Que detuvieran esa columna, y parte de la columna fue detenida. Una columna como de un kilómetro de largo. Todo lo que es Batahola Norte, estábamos sobre un camino. La discusión subía de tono, que no, que sí, ¿Quien la había ordenado? ¿Para dónde íbamos?, Henry quería cuentas. Esto dio tiempo suficiente para que la guardia interpretara nuestras intenciones y se parapetara a esperarnos. Quiero aclarar que nosotros no fuimos denunciados por nadie, sino que, cuando se detuvo la columna, en el avance, es que la guardia conoce que nosotros íbamos hacia San Judas. Después montan la emboscada, exactamente donde quedaban los talleres de la Mercedes Benz, que ahora pertenecen a la Policía Nacional, ahí instalaron una ametralladora 30 y una 50. Y fue desde ahí que empezó a dispararnos la guardia, recuerdo que donde queda el anexo a Batahola Sur, todo eso era monte, eran llanuras, no había donde esconderse, había zacatito, como estábamos en invierno, crecidito, era despejado completamente. 40 II Testimonios y Biografías Eso fue lo que le favoreció a la guardia para masacrarnos y agarrarnos a su gusto. Recuerdo que en el intercambio de disparos, nosotros no teníamos municiones, estábamos completamente indefensos, excepto “El Cumba”, que llevaba un GALIL, Steve MacQueen, que andaba un FAL, recuerdo que se parapetaron en las raíces de unos árboles de chilamate, intentaron enfrentar a la guardia, le hicieron capricho los compañeros, hasta que se le agotaron las municiones, no los detuvieron y empezaron a retirarse. Cerca de la Embajada Americana, dispararon ráfagas, no sé si eran de ametralladoras 30 o fusilería de infantería, pero sí, de ahí salieron balazos constantes. De 10 a 15 minutos nos estuvieron ametrallando, luego cesó el hostigamiento de la Embajada Americana. El mayor volumen de fuego de la guardia lo concentraron ellos, ahí en los Talleres de la Mercedes Benz, que prácticamente quedaban en un campo limpio, por donde íbamos pasando nosotros, recuerdo que me arrastré doscientos metros, dos cuadra, y solo sentía que iban cayendo compañeros, pos!, pos!, pos!, caían a mi derecha e izquierda. Avancé agotado y después me levanté resignado, aquí morí, dije, pero creo que Dios me protegió, porque una sola bala no me rozó, hasta pegarme a los Talleres de La KOMATSU, una vez ahí, nosotros éramos de vida, luego avanzamos hacia el sur donde hoy queda el Barrio Nora Astorga, cruzamos el puente, pensando que los compañeros de Altagracia ya se habían levantado, cuando llegamos al punto no había nadie, el barrio quedó completamente vacío, la población estaba esperándonos, porque escuchó los combates, estaban pendientes, nos dijeron que hace días se fueron los compañeros de Altagracia, nos quedamos un rato pensando qué hacer, y ni modo dijimos, no podemos permanecer aquí, tenemos que avanzar a San Judas. Posteriormente en el cruce de lo que es San Judas y el Barrio Chino, o el Espanto, por ahí nosotros avanzamos, hubo ciertas escaramuzas con la guardia, cayeron varios compañeros, por el cauce se metieron algunos, pasaron bien. Pero los que íbamos para arriba, tuvimos que enfrentarnos con la guardia que estaba ubicada en el Centro Cívico, hasta que llegamos a San Judas, a eso de la tres de la tarde, éramos alrededor de 150 compañeros. 41 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Valga recordar que en esa retirada iban compañeros armados, combatientes, militantes del Frente Sandinista, población, gente que se nos había integrado, pero que iban desarmados, eran como alrededor de un mil personas, gran cantidad. Y los que cayeron en Batahola eran entre 150 a 200 aproximadamente, fui testigo, caían como mangos, cuando iba arrastrándome, voy a recordar compañeros; ahí cayó el responsable de la insurrección en los barrios nor-occidentales, Arnoldo Real Espinosa, de seudónimo “Ernesto”, ahí en mi casa mi papá le decía “El Churepo”, era tipógrafo, mi papá era tipógrafo también, se conocían desde 20 años atrás, nosotros lo conocíamos desde niños. Cayó también Jorge Corea, un heroico combatiente que participó en la toma de la Tercera Estación de Policía, también combatió en la San Martín, Roberto Díaz, “El Gato”, Samuel Medal y José David Rocha Hernández, compañero valiente que participó en la toma del cuartel, igual cayó heroicamente, Domingo “chanchero” de Acahualinca. El hermano del tri-campeón Alexis Argüello, Eduardo Argüello, conocido como “el Ñato Argüello”, cayó en Batahola, exactamente en la planicie, yo lo vi porque estaba en Gallo y Villa, él junto con José David Rocha, me bajaron de una camioneta de barandas, porque creían que montados en ese vehículo éramos blanco fijo de la guardia, nos iban a matar, como posteriormente sucedió con varios compañeros que se fueron en ella, los masacraron, los emboscó la guardia, todos murieron, entonces ahí estaba José David Rocha Hernández, y también Eduardo Argüello, “El Ñato Eduardo”, hermano del legendario boxeador nicaragüense Alexis Argüello. Bueno esa es la histórica y combativa acción del Barrio Monseñor Lezcano, todos los jóvenes de aquel entonces, defendimos palmo a palmo Monseñor Lezcano. Compañeros caídos, todos los que mencioné. ¿Quiénes componían el Estado Mayor de los barrios occidentales? Lo integraban Gabriel Cardenal, y Pedro Meza, compañero proletario de San Judas, cuyo seudónimo era “Amílcar”, actualmente es abogado, Eduardo Cuadra Ferrey, son los combatientes que reconozco como miembros del Estado Mayor de los barrios occidentales. Si hay otros, lo desconozco, combatí en los barrios nor-occidentales, combatí en Monseñor Lezcano, Acahualinca, La Morazán, Barrio Cuba, todos los barrios nor-occidentales, y conozco la historia, como fue la insurrección, conozco las estructuras de 42 II Testimonios y Biografías la GPP, porque fui miembro del equipo coordinador de esa tendencia, aquí en Monseñor Lezcano. Los compañeros terceristas tenían representación aquí en Monseñor Lezcano, pero los que prácticamente íbamos a la vanguardia en el combate callejero preinsurreccional éramos los GPP (Guerra Popular Prolongada), teníamos las mejores estructuras, estaban los CAP (Comité de Acción Popular), estaban los Comité de Defensa Civil, que eran dirigidos por el compañero Amílcar Ocampo de seudónimo Daniel, en esa estructura estaba prácticamente todo la población de Monseñor Lezcano organizada alrededor del Frente Sandinista, que fue vital para el mantenimiento de la insurrección y de la preinsurrección, con apoyo que tuvimos de la población, de nuestros padres, de los padres de nuestros compañeros caídos. Fue incondicional, heroica, no le tuvieron miedo a la muerte, cayera quien cayera, iban hacia delante, sobre la lucha armada hasta llegar a la victoria final el 19 de julio de 1979. 2. José Alejandro Díaz Meza. Nací el 22 de julio, de 1954, de una familia proletaria, “mi padre un obrero y mi madre una profesora de primaria”, me inicié en el Frente cuando estudiaba secundaria, allá por 1970, nos tomamos las iglesias en el movimiento estudiantil de secundaria, precisamente asistía a clases en el Instituto Monseñor Lezcano, la primera vez que nos tomamos la Iglesia de Monseñor Lezcano, fue durante la huelga, pidiendo la libertad de Marcio Jáenz y del comandante Tomás Borge. Nos tomamos la iglesia y estuvimos cuatro días, en ese tiempo estaba un sacerdote, el padre Domínguez, estaba un poco anciano, resulta después 43 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola que él nos pasaba comida, llegaba la guardia y nos empujaba las puertas que teníamos trancadas con todas las bancas, pasamos 4 días sobreviviendo hasta que por instrucciones del Movimiento Estudiantil, se orientó que se desalojaran todas las iglesias, nos concentráramos todos en la Catedral, entonces nos fuimos a hacer barra a Catedral, donde nos ficharon los somocistas, algunos cayeron presos, otros escapamos, puedo afirmar que esa fue una de las primeras experiencias. Posteriormente en 1973, viene el aumento al precio de la leche, todos los estudiantes nos volvemos a lanzar sobre la Avenida Roosevelt, pidiendo a la dictadura que controlara el precio de la leche, porque era atentar contra el bolsillo de los nicaragüenses, todos los estudiantes sobre la Roosevelt, la dictadura nos envió al hermano de la Dinora Sampson, el sargento Sampson, todos los que estábamos sobre la Roosevelt veíamos que venía la guardia, no teníamos la capacidad de detenerla, como ahora que hay morteros y todo, solo podíamos correr. No teníamos armas, resulta que nos acostamos sobre la avenida, nos pusimos la bandera de Nicaragua y comenzamos a cantar el Himno Nacional, precisamente en ese momento comenzó la guardia a vapulearnos a todos. Nos capturan y nos llevan presos al Hormiguero, antes del terremoto de 1972, nos pelonearon y pegaron una penqueada del carajo, trabajaba para el Ministerio de Salud, era ayudante del contador general y gracias a Dios él no supo de mi protesta. Así comenzó mi historia revolucionaria. Mi papá era un colaborador histórico del Frente Sandinista, ya falleció, era Alejandro Díaz Buitrago, frente a la casa nuestra estaba la casa de don Bruno Vallecillo, padre de uno de los dirigentes del Partido Socialista o Comunista, en ese entonces, de la misma pelota de Elí Altamirano, varias veces llegó la guardia a capturar gente, en mi casa se reunió el Comandante Carlos Fonseca, también estuvo el Comandante Germán Pomares “El Danto”, mi papá lo invitaba, posteriormente estuvo Casimiro Sotelo, y Rigoberto Amaya. Era yo un chavalo como de 13 ó 14 años, era la persona que controlaba hasta el Cine León, le pasaba cigarros y las armas, resulta que esos mismos compañeros después fueron abatidos por la guardia, del Cine León una cuadra al sur, una y media abajo. Realmente la OSN (Oficina de Seguridad Nacional), los liquidó. 44 II Testimonios y Biografías Por la relación que tenía mi papá con la gente del barrio, supimos que fue una profesora que bombeó, (denunció) a los sandinistas que cayeron, haciendo la historia, Somoza le dio un microbús a la familia de la profesora, les proporcionó dinero, y en el desierto de México unos atracadores, bandidos, delincuentes agarraron al hombre de esa mujer, le quemaron el vehículo y lo mataron. Así terminó la triste historia de un “soplón” de la guardia somocista que denunció a los sandinistas de Monseñor Lezcano. Mi papá, realmente indujo a todos sus hijos el sentido revolucionario. Teníamos un pequeño radio Philip, yo le servía de antena, al receptor. Don Lolo Vallecillo fue de los constructores del Estadio Nacional, escuchábamos los discursos de Fidel Castro. Era un chavalo joven recibiendo toda esa información, esto motivó el espíritu revolucionario y la conciencia de clase que deberíamos tener todos los nicaragüenses. Me bachilleré, luego ingresé a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, y con los contactos de los compañeros me integré al FER (Frente Estudiantil Revolucionario). Anduve en muchas ocasiones con Chico Meza, yo trabajaba en una litografía y manejaba una furgoneta, a ciertas horas Chico me esperaba y lo trasladaba, aportaba papeles que sustraía de la litografía para la imprenta de la Universidad y con Chico tuve una buena relación combativa. A veces yo iba a dejarlo a una casa de seguridad cerca de donde está el puesto de policía en Nejapa. En la UNAN, participamos en muchas actividades, como tirarle bombas a la guardia, cuando estaban ellos abajo del puente, los hostigábamos, como una prueba para mostrar el temple que teníamos. Te daban un par de bombas y te ibas por el puente que unía la parte norte con la sur de la universidad, ibas acostadito lanzabas las bombas, los guardias te tiraban balazos y vos tenías que regresar a tu misma posición, así se fue formando el temple del guerrillero, del revolucionario consecuente con su clase, con su pueblo, ya eso fue por 1974-1975. Posteriormente, teníamos actividades revolucionarias, siempre que había protestas participábamos. Cuando mataron al Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, resulta que por esos avatares tuve la oportunidad de ir en el carro que iba adelante del SAAB, donde viajaba el Dr. Chamorro. El taxi, 45 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola que le seguía, venía yo, que trabajaba en ese tiempo con un familiar que tenía una empresa de Trasporte Rodríguez. Al venir detrás del carro del Dr. Chamorro, observé cuando lo detuvieron, el señor, ese, cara de piedra, le pegó dos balazos con una escopeta, en el momento el taxista se detuvo y rápidamente arrancó, llegamos al BANIC y la primera llamada telefónica que recibe la Prensa sobre la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, la orienté yo, a través de la secretaria que teníamos ahí en la empresa, después ella se trasladó a trabajar a los juzgados, con la Dra. Vida Benavente, que era juez. Ese mismo día cuando velaban el cuerpo de Pedro Joaquín Chamorro, fuimos convocados todos los compañeros a participar. Ahí quemamos un Transan, unos trailers que venían cargados de algodón, de alguna desmotadora y se armó el zafarrancho. Nos dispararon los guardias que estaban en la aduana y amanecimos. Como una anécdota, de repente a las dos de la mañana llegó la guardia donde estaba el féretro de Pedro Joaquín Chamorro. Nos atacó para disuadirnos, entonces todo mundo buscó como salvar su vida intentamos tirarnos el muro de Laboratorios Ramos. Lo que había era un par de perros Doberman, y casi se hartan a varios compañeros. Yo quedé en el muro y tuve que regresar, ahí amanecimos. En el velorio estaba el Dr. Rafael Córdoba Rivas, Danilo Aguirre, y varios personajes que por su edad, no figuran mucho en los medios de comunicación. Así transcurrió la historia de la vida de los muchachos del Barrio Monseñor Lezcano, con sus convicciones, sus ideas contra la dictadura, ya que la represión somocista cada día era más dirigida principalmente contra la juventud. Para 1979 estábamos integrados al Frente Sandinista, convocados cerca de donde vivían los Camacho, exactamente donde fue la Casablanca, en un callejón, donde teníamos un CAP (Comité de Acción Popular). Guardábamos unos botiquines frente a la San Martín, anduvimos haciendo el trabajo que se requería para ese momento. Resulta que viene la insurrección, tengo 24 años, una hija, y una mujer y trabajaba en el Banco de Crédito Popular como inspector de cartera. Estaba estudiando Derecho, en la noche e integrado a las tareas de tirar bombas, pintando banderas del Frente Sandinista, y con dos piedras y un mecate, tirando alambres para 46 II Testimonios y Biografías que hicieran cortocircuito, entre otras actividades de propaganda armada, de hostigamiento a la guardia nacional. Porque era como un símbolo de fortaleza, de decisión por parte de los compañeros que con una pistolita nos enfrentábamos a los esbirros somocistas armados con fusiles de guerra GALIL. Cuando aparecía en el barrio una bandera del Frente Sandinista, ondeando en un poste de luz, o en un árbol alto, ese era un acontecimiento que le daba un significado grande para motivar la lucha dentro del barrio. En esos días, antes de la insurrección, recuerdo que por el Ceibón, donde se conoce como el Canal, fueron asesinados Jhonny, Margarito y otros compañeros, precisamente realizando esa actividad. El 9 de junio, después que habíamos sido convocados, no como estructura del Frente, el pueblo en general fue llamado por su vanguardia el F.S.L.N, para participar en la ofensiva final, como estaba denominada. A través de Radio Sandino, escuchábamos, los que teníamos radio, y a través de Radio Caracol, los mensajes que nuestra Vanguardia emitía a todo el pueblo, a toda la juventud, para integrarnos a la lucha. Fue precisamente el 9 de junio, de 1979, cuando mi Barrio Monseñor Lezcano, el Aladino, Santa Ana, La Morazán, Linda Vista y lugares aledaños, nos tiramos a la calle, rompiendo botellas, sacando cajillas viejas, obstaculizando el paso y organizándonos; de tal manera que aparecieron los primeros cohetes, las primeras pistolas, los primeros fusiles de cacería, en fin se estructura lo que es el Frente Interno Nor-Occidental, vanguardizado por el Frente Sandinista, y el Estado Mayor se consolida. De donde fue el Cine León una cuadra hacia arriba, una al sur, se apareció el compañero que, ¡Presente para el siempre! Silvio Porras, fue uno de los estrategas que se destacó. Estaba Jorge Corea, el chaparro Ramiro, Alba Luz Portocarrero, Soraya Hassán, y los Corsarios. Ese día nos estructuramos, contábamos con tres fusiles FAL, que los tenían los compañeros insurreccionados. La unidad del Frente Sandinista, era un hecho, las tendencias estábamos unidos en un solo fin, que era la Guerra Popular Prolongada. 47 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Al día siguiente aparecimos levantando adoquines, también aparece la guardia cerca de la estatua de Monseñor Lezcano. Nos tira unos pencazos, era un hostigamiento con el objetivo de ver la capacidad de fuerza combativa que teníamos. Nos abstuvimos, nadie disparó; porque eran aproximadamente como tres cuadras de distancia entre los insurrectos y la guardia. Teníamos armas cortas y largas. Pero íbamos a desgastarnos, no respondimos el fuego. En la noche se nos metió la guardia, estaban en el Leprocomio o el Hospital Dermatológico, ubicado en Monseñor Lezcano, colocaron varios francotiradores que nos ocasionaron muchas víctimas. Creo que ese mismo día, el 10 de junio, tuvimos la primera baja, Jorge Hernández, compañero de la cuadra en que nos criamos, al día siguiente, todos los combatientes apoyados de la población, mujeres, y nuestras madres nos llevaron alimento, café, el sector nor-occidental estaba alborotado. Al día siguiente, cuando sacábamos varios buses, de la Ceibita como tres cuadras hacia abajo, había un garaje, ahí tuve la oportunidad de entablar una conversación con Arnoldo Real Espinosa, que en determinado momento fue uno de los líderes del Frente Interno Nor-Occidental, y ahí pues el compañero pregunta ¿cómo está la situación?. De manera somera le informo y me señala donde está el Estado Mayor, se lo indico, sin embargo el día nueve, a la hora que nosotros nos tendimos en todo el barrio aparece mi hermano, compañero Pedro Meza, con su seudónimo “El Chaparro Henry”. Comenzamos desde Linda Vista hasta por el Seminario a recuperar armas, ya teníamos ubicado donde estaban las casas de los paramilitares, de los guardias, de los soplones y toda la información, hicimos una buena recuperación ahí. En ese momento yo ando con un fusil grande, una 28, y para enojo no me cabía en la mano, ahí fuimos recuperando armas, con Henry sacamos una escuadrita que estaba consolidada, ahí estaba “Juventud”, también había un buen grupo de compañeros en una casa del fondo del Seminario, ya la cosa se viene estructurando mejor, aparecen otros compañeros, no los nombro, y no es porque quiera omitirlos, sino, porque no tengo esa capacidad de recordarlos, de cara los conozco a todos 48 II Testimonios y Biografías Para 1979 las estructuras del Frente Sandinista estaban meramente seleccionadas, comenzamos a organizar algunas casas botiquines, aquí precisamente, de la San Martín, media cuadra hacia arriba, teníamos hasta enfermeras todo desde antes de la insurrección. Entonces se firma la unidad del Frente Sandinista con todas las corrientes que existían en una sola lucha en un solo puño contra la dictadura. Comenzamos a desplegarnos pasándonos la voz para estar listos y entrar en combate, yo estaba trabajando en el Banco Popular, resulta que un 30 de mayo de 1979, me habían pagado, teníamos actividad político-militar, iban a llegar unos compañeros del Frente Sandinista, pues ese día pusimos banderas del Frente, allá por donde es la Estación Cuatro, cerca de la mansión Somoza. Teníamos una acción propagandística a nivel nacional. Nos comenzamos a estructurar por escuadra, se orienta una trinchera frente al Cine León, otra por la San Martín, dislocando fuerzas pusimos también una trampa. Unos compañeros que nos decían que eran de Monimbó. Se aparece el “Cumba”, un compa que participó y por esos avatares de la vida tomó el camino, incorrecto, tengo entendido que falleció. Los monimboseños tenían una batería, donde operaba el Estado Mayor hacia abajo, buscando la calle que va ahora al centro comercial de la Colonia; la batería la instalamos del Cine León dos cuadra abajo, con los cables y un montón de chatarra que había donde los Zúniga. Para nosotros era una trinchera infranqueable, era una salvajada lo que teníamos ahí para que Antigua Tercera Estación de Policía, y último reducto de la guardia de Somoza, durante la guerra de liberación en el Barrio Monseñor Lezcano. Los guerrilleros populares guiados por la vanguardia del F.S.L.N, planificaron encarnizados combates cuerpo a cuerpo hasta derrotarlos. 49 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola la guardia no entrara. Hermano por dios, a la hora que la guardia entraba, pegamos los cables a la batería, pero ésta no tenía carga, la chochada no funcionó, pero sirvió como un elemento disuasivo para la guardia. Claro, ellos sabían que teníamos eso. Mandaban su avanzada de inteligencia. Durante la insurrección nosotros apresamos a dos guardias con mensajes cifrados. Da la casualidad que dentro de la revolución tuve la oportunidad de ser parte de lo que fue la Quinta Dirección del Ejército Popular Sandinista, y mi especialidad era cifrados militares, en ese tiempo encontramos esos mensajes. Los traigo a colación para que vean que también la guardia se filtraba en nuestras filas, para sacar información. Ese montón de chatarra no permitió que la guardia avanzara, tenían miedo. Después los mismos monimboseños nos hicieron bombas de contacto, algunas funcionaron, otras no, la cosa es que ya estábamos metidos en la insurrección. Después de la toma de la Tercera, ya nos sentíamos más guerrilleros. Inicialmente, en el Frente Sandinista se decía que la insurrección sería en los barrios orientales. Pero, debido a que en Xiloá se mojaron los planes, entonces se cambió la estrategia. El Frente Interno donde estaba la Comandancia General, y se encontraba Carlos Núñez, comenzó la insurrección en los barrios nor-occidentales. Entonces la guardia tenía ese dilema, que no sabía cuál era la táctica del Frente Sandinista, pero nosotros aquí, en nuestras posiciones, le estábamos haciendo “güevo”. Resulta que una noche después de la toma de la Tercera, aparece el compañero Arnoldo Real Espinoza y se nos orienta desalojar las barricadas en la noche. Eso fue el doce, entonces nos vamos a meter a Acahualinca, estando ahí, todas las trincheras las desalojamos, después de todo eso, regresamos. Muchos de nuestros compañeros se chivearon, pensaron que era la guardia. En Acahualinca él (Arnoldo), me dio el honor más grande que yo he tenido, me asignó un FAL, pero resulta que el fusil, a la hora de probarlo, no tenía ráfaga, sino que estaba tiro a tiro. Se reestructuró la escuadra y se nos orienta reforzar los barrios occidentales. Nos involucramos en las tácticas guerrilleras. Se abrió hoyos en todas las paredes del Cine León, una cuadra al sur, una arriba. Las paredes de las casas de las calles que van hacia el Este, por dentro, todo eso era hoyos en las paredes. 50 II Testimonios y Biografías Fuimos a parar hasta donde es hoy El Vale Todo y ahí la intención era entrar en combate directamente con la guardia, pero cuando salimos no había ni un solo uniformado, ni donde está la estatua de Monseñor Lezcano. Entonces caminamos de frente y resulta que esa noche, dormimos de la estatua de Monseñor Lezcano una cuadra al lago, media arriba, en un laboratorio. Fue una operación clandestina. Las fuerzas operantes, la retaguardia compuesta por el pueblo abasteciendo a los combatientes. Creo que al tercero o cuarto día, ya estando ahí se registran algunas escaramuzas con la guardia por todos los costados. Una noche, por orientación del Estado Mayor, de esas maniobras de guerrilla, se levantó todo el barrio, nos vamos para Acahualinca. Allá por las huellas, donde estaban las Tucas. Muchos de los compañeros, como en río revuelto, algunos realmente estaban integrados, otros estaban tomando tragos, y muchos fueron a sus casas, cuando regresaron, no vieron a nadie, ¿qué pasó?, el gran susto. Esta maniobra habrá tenido una connotación, porque el teniente de la guardia, al ver que dejábamos la trinchera, se desorientó. Nosotros nos fuimos para Acahualinca. Ahí nos pasa una anécdota, resulta que dejamos a un hermano mío, que después, cayó en Batahola, su nombre Roberto Díaz Meza (“El Gato”), quien era “perro” a tomar café. Cuando llegamos a las Tucas, me disculpan la falta de modestia la oportunidad que me dio el compañero Arnoldo Real, me dice, tome compañero, aquí tiene un FAL. El chiste fue que me lo entregó, estaba descompuesto, yo le buscaba el regulador, dos, tres, cuatro, como indicaban los manuales de entrenamiento básico que nos daba el Frente Sandinista, pero nada disparaba tiro a tiro. Llegamos a Acahualinca, estando ahí, no sé cómo nos dan café, a mi poco me gusta el café, pero la gran mayoría se lo toma, para motivarse, no dormirse y estar pendientes de la situación. Pero esa noche, un montón de compañeros en vez de estar activos se duermen, entre ellos mi hermano. Cuando yo miro a “El Gato”. ¡Ideay maje, te estás durmiendo¡ ¡No aguanto me dijo¡ ¡Ese fue el café¡ dije. Cuando nosotros claveamos por el café, nunca apareció la persona que lo había hecho, solo nos lo habían llevado. Entonces nos empalomaron, nos dieron café con un soporífero, para que nos durmiéramos. 51 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Siempre ahí, ya en la madrugada, se orienta de nuevo retomar nuestras posiciones, esa misma noche, fue una maniobra, claro una gran columna de compañeros por todo el barrio circulando, la inteligencia de la guardia piensa abandonaron, cuando ya vinieron unos pertrechos que tenía el Frente Sandinista en Acahualinca se entregan a los compañeros, se entregaron unas municiones y nos regresamos, mi hermano como estaba bien dormido casi a “tuto” me lo llevo para el barrio de nuevo, ya después le metimos leche y se compuso y así los demás compañeros, otros se quedaron durmiendo en Acahualinca. Nadie los podía cargar era una gran cantidad. Como para el 12 de junio, un compañero de seudónimo Rubén, un matagalpino creo que su apellido era Valdivia, Jorge Corea, y otros 7 u 8, se nos orienta ir a meternos, porque no se miraba la guardia, a la Estatua de Monseñor Lezcano. Subimos y fuimos. Ya estaban los hoyos hechos. Si tomabas una posición en las casas adyacentes a las calles, se abrían túneles por dentro. Había un túnel y fuimos a salir, a Estado Mayor del Cine León una cuadra arriba, una al sur, ahí nos metimos por dentro y fuimos a salir donde hoy queda El Vale Todo. En ese tiempo era un ranchón. Ahí en el ranchón nos asomamos, vimos que no había guardias, entonces nos movilizamos. Mirábamos como estaba la situación, y resulta que ahí, veo a un montón de compañeros, el padre Manolo Batalla y el padre Rafael Aragón, dos dominicos que los llevo en mi corazón, dos personas lindas, no puedo decir comunistas, porque no lo son, sino que seguidores de nuestro Señor Jesucristo. Ahí tuvimos una excelente relación orientadora porque antes de la insurrección, el Padre Manolo y Rafael anduvieron visitando a los compañeros en las esquinas, en los barrios, no precisamente para integrarnos a la lucha, sino con un mensaje de paz, de amor. Un mensaje bueno, para que nos cuidáramos. Ese día llegamos a la iglesia, hay un montón de personas, pude ver caras conocidas de compañeros nuestros amigos de infancia que ya estaban refugiados ahí, entonces a mí me dio por decirles, que hacen ahí, no estén de pendejos, vámonos. Entonces me dicen el padre Manolo y Rafael, no, no Alejandro, porque me conocían perfectamente, el que se quiera ir con usted, que se vaya, pero no me va a sacar a nadie a la fuerza de aquí, no se preocupe padre, le dije, no hay ningún problema. Nos retiramos. 52 II Testimonios y Biografías Al no estar la guardia ya después miramos que venía un Convoy nos hicimos “éter”, nos fuimos a meter de la Ceibita media cuadra arriba, a mano izquierda, ahí había como un laboratorio. Nos metimos esa tarde con el objetivo que al día siguiente que llegara la tanqueta que se parqueaba frente al Peseta, con este muchacho Cuadra andábamos un RPG-2, el mismo RPG-2 que habíamos recuperado cuando nos tomamos la Tercera, con el cohete le pegamos un chimbazo a la puerta, yo creo que fue Silvio Porras de seudónimo “Israel”, nos metimos y los guardias ya estaban muertos. El pueblo saqueó la casa de los Ruiz, el famoso teniente Ruiz, un testaferro de Somoza que por años había vivido en el barrio y que de una u otro manera solía decirse que cuanto preso caía ahí del barrio, para obtener su libertad todas las familias del lugar acudían al teniente Ruiz. En algunos casos se pagaba, no puedo decir que algún caso no se pagó. Pero sí, este guardia tenía hijos, entre ellos un teniente célebre César (Toto), estaba Vidal, que era hermano de él, y tenía otro hermano que era teniente de la guardia del batallón de Somoza. Entonces la gente les saqueó todo y algunos, después de la insurrección, escuchábamos comentarios de las personas que vivían en sus alrededores, que eran lindas personas. En determinados casos la amistad vuelve ciega a la gente. Toto, tengo entendido que fue torturador de la guardia nacional y por ende el hermano de un esbirro, un guardia nacional junto con su padre. Todo lo que olía a guardia te puedo decir que es violación de derechos humanos, asesinos en vivo. Volviendo a recapitular, estábamos ahí, del Peseta para arriba, durmiendo, esperando el día siguiente que apareciera la tanqueta, resultó que así fue. Al día siguiente, a las 7 de la mañana sin desayunar, sin nada; preparados para la acción combativa, aparece la famosa tanqueta, nosotros nos asomamos y cuando la tanqueta va avanzando, del Peseta buscando la estatua, la escuadra avanza y el muchacho de apellido Cuadra prepara las condiciones y le tira un pencazo, pero no funciona el RPG-2, cargamos el RPG-2 a “tuto” y agarramos del Peseta una cuadra hacia arriba y después agarramos hacia el sur y nos vamos a meter a lo que se llamaba TELCOR, que queda de donde fue el Banco Popular de Monseñor Lezcano, una cuadra hacia arriba. 53 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Ahí están dos guardias con sus mujeres y todo, los rodeamos, una curiosidad anecdótica, como yo andaba que era una fiera con mi FAL, pero no me funcionaba en ráfaga, hay un compañero que andaba un ENFIELD, que era más sabroso montarlo tiro a tiro, igualito que el FAL, entonces le dije: esta chochada es dura, él me dijo, si querés cambiamos. Aquel compañero creyendo que iba a tener un mejor fusil me lo cambia por el ENFIELD, y yo quedo blindado con mi nueva arma. Ahí me deja Rubén cuidando la retaguardia. Se meten al edificio. Ahí recuperamos tres armas, toda la dotación de tiros que tenían los dos guardias y los obligamos a rendirse. Ellos se rindieron y no los fusilamos. Les dimos la oportunidad que se fueran con sus mujeres y sus hijos. Entregaron su uniforme, se vistieron de civil, y les dijimos que si los volvíamos a encontrar, íbamos a fusilarlos. Parte de la consigna que teníamos y hemos tenido siempre ¡implacables en el combate, generosos en la victoria!, o sea, al rendirse ellos, se les perdonó la vida, y se fueron con sus mujeres y sus hijos. Nos fuimos, buscando el Banco Popular, estando ahí se aparece una pala mecánica. Adelante y atrás venía un BECAT (Brigada Especial contra Actos Terroristas), de la guardia. Se arma el combate. Exactamente del Banco Popular, una cuadra al lago, una abajo. Ahí cae el compañero del RPG-2, de apellido Cuadra. Toda la escuadrita se disgrega y a la hora que vamos buscando la retirada, yo venía con otro compañero. El conductor de la pala mecánica anda un chaleco antibalas, supuestamente era ciudadano de los que trabajaban en los planteles de carretera de Batahola, la guardia tenía en ese plantel un centro de operaciones, de ahí sacaron la pala mecánica. A ese conductor de la pala mecánica lo capturamos. Comenzamos a caminar hacia arriba. Se nos integra bastante gente. Ya andábamos dos fusiles largos. Yo andaba un ENFIELD y otro compañero un GARAND, recuperados. Llegamos donde Arévalo, ahí el pueblo cuando ve la presencia de los compañeros, se hace un grupito de 12. Donde Arévalo se les abre los portones y la gente comienza a abastecerse de comida. Seguimos hacia el lago, porque ahí teníamos información, que ahí estaba, “carne asada”, que en paz descanse, y otro compañero 54 II Testimonios y Biografías de apellido García, que fue mayor del EPS (Ejercito Popular Sandinista). De ahí vamos caminando, nos tiran unos balacitos por donde estaba Novedades. Vimos que estaba un hormiguero, de Montoya una cuadra al Lago y después hacia abajo. Nos chiveamos, miramos bastantes guardias. Nos regresamos donde Arévalo. Después llegamos, del puente León, una cuadra arriba y como cuadra y media al Lago. Ahí nos encontramos con toda la escuadra que nos habíamos dispersado. Encuentro a Ramiro García, al “pelón”, herido en la cabeza, a otro compañero balaceado en la pierna, solo heridos nos encontramos ahí. Nos dirigimos a Acahualinca, donde está mi hermano “El Gato”, Milton Mairena “El Doctor”. Este último está en la escuela de Acahualinca atendiendo a los heridos. No tuve contacto con él, solo lo vi de largo. Ahí se llevó a Ramiro y a todos los compañeros heridos. Había un Sanatorio, puesto de campaña dirigido por Milton Mairena, que con el triunfo de la Revolución creo, que fue el primer director del Hospital Militar. Estando ahí andábamos prisionero, al de la pala mecánica. En Acahualinca, estructuramos una columna de las más bonitas, porque se integraron más de cien compañeros y precisamente en el costado norte, donde es la casa PELLAS de Acahualinca, había una empresa donde estaban un montón de palas mecánicas, a la hora de pasar por ese lugar al detenido se le dijo: mirá brother, tenemos información que en la San Martín se nos metió una escuadra de la EBBI, ¿Podés encender una de esas cosas? Había un vigilante, que cuando sale, lo registramos en busca de alguna pistolita, buscamos en la caseta, sólo un machete tenía, llenamos de combustible el tanque de una pala mecánica, le dijimos al conductor, si llevás esa pala mecánica donde te ordenamos, si cumplís con esa misión, nosotros te dejamos libre. Sacamos la pala mecánica, la pusimos adelante y nos vamos. La gran columna detrás, nos fuimos por la Morazán, me sentí como el primer día de la victoria, porque toda la Morazán, de la calle del IFAGAN, hacia el sur, se salió a ver la columnita. Aplausos, gritos, una motivación increíble que nos dio el pueblo, cuando vio una columna marchando. Ya 55 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola la pala mecánica no la llevaba la guardia nacional, la llevaba el Frente Sandinista. Que era como un símbolo de fortaleza, después llegamos al Barrio Monseñor Lezcano, donde estaba la EBBI, vietnamitas y coreanos, metidos en la San Martín. El conductor de la pala mecánica, no puedo decir si era guardia, pero sí que era del plantel de Batahola. Eso sí; cuando quiere irse, porque ya había hecho su trabajo, la guardia estaba por la farmacia Guadalupe, el ciudadano creyendo que iba a estar seguro con los uniformados. Se entregó a ellos, ahí se lo echaron. Recuperamos los fusiles de la batalla y siguió el combate. Al día siguiente, en la San Martín siguieron las escaramuzas, seguíamos en lo mismo, pero las municiones iban disminuyendo, aunque las fuerzas combativas, no declinaban. Un quince de junio, no teníamos municiones, se nos orienta que nos vamos a replegar para el lado de San Judas. Se conformaron las columnas, una sola de 400 compañeros, a la altura de la Embajada Americana, vimos que los marines estaban en posición de combate, creyendo que nos íbamos a tomar la Embajada. A lo largo divisamos que viene una camioneta llena de hielo, yo la detengo y se la quito. Les dije a mi hermano Roberto y a una muchacha llamada Yazmina Bustamante que avancen. A lo largo, miro que vienen cuatro camioncitos de la guardia. Exactamente dando vuelta por Montoya. Cuando miramos que viene de frente, entonces todo mundo se apura. Cuando vienen por la Cross, yo lo que hago es que agarro la camioneta llena de hielo, la dejo encendida, me tiro de la camioneta y se las dejo ir. No sé qué resultado tuvo. Porque después agarré a campo traviesa. La EBBI comenzó a dispararnos a todos, entonces estábamos entre dos fuegos: los marines por la Embajada Americana y la EBBI también. Los que pudimos lograr pasar, continuamos. Ahí cayeron los compañeros de Batahola. Después nos plegamos a lo que es la NICALIT, agarramos por el lado de Altagracia, y nos fuimos por donde era la primera gasolinera de Nemesio, por la Nunciatura, nos metimos en unos callejones, unos cauces, hasta que logramos llegar a San Judas. Estando ahí, pasamos una noche con un montón de compañeros. 56 II Testimonios y Biografías Al día siguiente también tratamos de buscar el Vapor, pero no lo logramos. Dormimos en unos frijolares. Eso fue el 16. Después nos dispersamos, luego uno por uno fue apareciendo en lo que se denomina la Iglesia de San Patricio. Ahí me encontré a todos los muchachos. Estando ahí, el Padre Manolo, y el Padre Rafael Aragón, que antes de la insurrección ya habíamos tenido contacto con ellos, nos dijeron que no podíamos sacar a nadie. Nos curamos, ya estábamos mejor. Como a la semana, le dije a mi primo que fuera a traerme en mi moto. Fue en la que salí a encontrarme con mi esposa y mi hija, que me esperaban precisamente del Cine León, una cuadra al sur, media arriba. Agarré la moto y nos fuimos clandestinos a Los Brasiles. Subiendo la cuesta el Plomo, me paró la guardia, tuve que darle 20 pesos y un paquete de cigarros, les enseñé que trabajaba para el Banco Popular. Llegué a Los Brasiles y dijo mi primo, que si llegaba la guardia, él iba a denunciarme. Entonces, agarré mi motocicleta y regresé. Fui a meterme a la Pedro Joaquín Chamorro, a casi medio kilómetro de la estación de policía de la guardia nacional. Salimos en la noche, junto a otro compañero. Ya se oían disparos esporádicos. Me agarró el 19 de julio, con la noticia que Somoza se estaba yendo. Inmediatamente con un grupo de compañeros nos lanzamos a la Robelo y los guardias ya iban en guinda. Ahí recuperé un GARAND y nos fuimos a meter a la Central de Policía. Les abrimos la puerta a los presos y nos tomamos la Estación. Después nos regresamos de nuevo a Plásticos Robelo y ahí pasamos toda la noche, en la que pasó Humberto Ortega. El 18, las cosas estaban alborotadas y nos fuimos para Monseñor Lezcano, estando ahí nos encontramos con todos los compañeros. Nos abrazamos. 57 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 3. Carlos Ortiz (Juan). Nací el 4 de noviembre de 1959. Empecé en el Goyena. Estábamos estudiando, cuando comenzaron los movimientos estudiantiles, el asunto de las huelgas. Comenzaron los pleitos con la dirección del colegio, que se estaba portando mal con los estudiantes. Parece que había un cierto vínculo del director que se llamaba Juan Doña, con la guardia, con Somoza. Entonces los estudiantes en protesta se tomaron el colegio, entre ellos yo. Y no sabía quiénes eran los organizados, ahí los conocí. Comencé a conocer a uno que otro. Identifiqué a Javier Pérez, él era el líder del movimiento de estudiantes de secundaria, a través de él fui conociendo a los demás. Estando en El Colegio, llegó la guardia a sacarnos. Nos recomendaron que fuéramos arriba del auditorio, porque solo la guardia llegaba, y después se iba. Yo miré un poco raro que nos quedáramos ahí. Sin embargo, nos subimos. Otros que estaban bajaban y decían, ahí está chiva. Estuvimos como 10 días o menos en el colegio. Nos bajaron de ahí, nos llevaron a la Ajax Delgado. Ahí estuvimos varios días. Por influencia de Abelardo Coronado salimos de la cárcel, uno de los organizados era entenado de él, por ese vínculo es que nos ayudó. Salimos y pasamos a formar parte de la estructura de los barrios, con Javier Pérez a la cabeza. Se fueron armando diferentes células. A mí se me dio una. Para hacer diferentes operativos: propagandas armadas, fabricar bombas, cositas suaves. Los más experimentados realizaban recuperaciones de armas, y las pintas. En una de esas, hubo un operativo para Semana Santa. Había una coordinación entre los GPP y los Terceristas, nosotros éramos GPP. Iba a realizarse un hostigamiento a la guardia y resulta que uno de los chavalos que pertenecía a nuestro grupo, fue con otro de los terceristas. 58 II Testimonios y Biografías La desgracia es que ellos no estaban preparados militarmente, y fue al operativo con otro muchacho. Salió bien del operativo, pero de regreso ellos no sabían que la guardia estaba apostada en un lugar. Cuando regresan los miran y les disparan a quemarropa, mueren. Uno era Daniel Ávalos Padilla, y el otro un psicólogo, ambos mueren donde fue la Ceibita, dos cuadras al lago. En ese momento mi trabajo no era hacer esos operativos, yo estaba preparando unas mantas, porque al día siguiente íbamos a hacer nosotros la propaganda. Resulta que cuando salgo de terminar las mantas, me encuentro en medio de ese problema. Llegando a mi casa, no puedo correr para un lado porque está la guardia, yo vivía a media cuadra de donde estaba la Tercera Sección de Policía. Voy rodeándolos para no pasar donde estaba la guardia, se da el problema con los muchachos, yo quedo empantanado. Logro meterme a un callejón que comunica justamente donde ellos, pero ya les habían disparado y ellos estaban muerto. Di vueltas y fui a parar a la casa de los Camacho, donde había otras personas que nos ayudaban. La masacre de Batahola no me gusta recordarla. Es una decisión muy desacertada que hicieron las facciones. Hubo un operativo, en el momento cumbre, como a los tres o cinco días después de la insurrección, ya se había hecho la toma de la Tercera, ya se había matado, desalojado, se había pasado la batalla de la San Martín. Todavía estábamos un grupo y nos dicen que fuéramos al Banco Popular, el BANIC. Iba con otros tres, cuando vienen del lado del Guanacaste entrando la guardia, entonces quedamos encajonados. Dos cuadras antes de llegar al BANIC, están dos chavalos, uno del Cine León, que era Armando Ibarra, después Efraín Téllez, que nosotros le decíamos “Challuya”. Tenían un GARAND, y un FAL. Veo que a Challuya le arrancan el FAL. Disparan varios roquetazos, desbaratan toda la chochada. Un roquetazo nos cae cerquita, pensé que ahí nos íbamos a morir. Cuando vamos a cruzar Batahola vuelvo a encontrar a otro chavalo, que es hermano de Alexis Argüello, ya lo conocía, lo había visto en el colegio Manuel Olivares. Lo 59 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola vi en varios lados, incluso, en diferentes actividades de propaganda. No sabía quién era, pero si que era Tercerista. De la casa de los Camacho una cuadra al lago, habían colaboradores, donde él se reunía con todos, pero como era Tercerista, solo nos mirábamos en acción, hasta después supe que era el hermano de Alexis Argüello. La última vez que lo miré fue parado antes de pasar la media cuadra, solo cruzarse la calle para entrar a Batahola. No sé si se montó en una camioneta, o el Jeep que agarraron los terceristas. Se quedó, o se cruzó. La cuestión es que pasó lo siguiente: la mayoría de las personas cruzó Batahola. Como veo ese problema serio de Batahola, más con la balacera, no crucé, con la “Roya”, otro amigo, Luís Alberto que no murió en Batahola, sino cuando nos vamos cruzando, y nos van agarrando a balazos. Veo que Challuya, Julito Paniagua, y todos los demás, vamos en guinda. Lo que hacemos es devolvernos, rodeamos y volvimos a salir, mientras la gente cruzó el predio montoso, y todos los que cruzaron murieron. Nosotros nos salvamos por un caucecito. Nos metimos en ese cauce para ir hacia arriba. Sé quienes anduvieron mucho en la insurrección, por ejemplo, en la Tercera pude ver al negro Clifford, y al chele Richar. Yo vivía a media cuadra de la Tercera. Tenía que estar ahí, quisiera o no, porque era donde habitaba mi familia. El problema es que no tenía con qué luchar. Andaba desarmado, pero estoy viendo. Miré a mucha gente participar. Después la otra actividad fue más abajo, violenta, indudablemente. Por dos cosas, una, por la inexperiencia militar; y la otra, por la acción de esos individuos que no conocíamos, los mercenarios coreanos, eran una fiera, yo solo observaba como se lanzaban encima, sin miedo. Creo que pretendían impresionarte. Miré como se luchó cuerpo a cuerpo, vi caer a muchos muchachos. Antes que entraran a la escuela, Henry Mayorga, su primo y otros combatientes, les dicen: vayan a ver si está la guardia. Se van a la orilla de la escuela y sacan solo la cabeza. El problema es que ellos no vieron al francotirador. Cuando saca la cabeza el primero pon. ¡Le dio el francotirador ¡ ¡El otro hace la mueca y también le pegó¡ Un tercero logra salirse, pero los tres cayeron como pajaritos, el francotirador los mató. Un francotirador es difícil de ubicar. 60 II Testimonios y Biografías Miré cuando se sacó a la guardia de la Tercera. Regresaron, se metieron a la escuela, se luchó cuerpo a cuerpo con la guardia. Se te lanzaban encima bien armados, aparte de eso, tenían una actitud rara, como de superman, como aquellos tipos que no temen a nadie y van contra la muerte. Tuve la oportunidad de ver cómo a un tipo se le pegaban 30 o más balazos, y no moría, no sé, estaban súper locos. Esas acciones violentas, agresivas fueron las que vi. La otra fue la pasada a Batahola. Era un trechito, todos iban cayendo como cepas de plátanos, uno encima del otro. Yo digo: y eso mismo platicaba con la “Roya”, (Compañero de combate). A nosotros nos salvaron las personas que nos cayeron encima, porque ellos recibían los balazos mientras nos íbamos arrastrando. Creo que eso era porque, tanta bala de todos lados y no había donde esconderse, y en la tierra no había nada, ni árboles. Al cruzarte a la calle de Batahola, era un triángulo chiquito, y lo que había era un caucecito, nada más. Si te ibas para abajo, te quedabas largo, porque tenías que cruzar, y el trecho era como de cien varas para llegar a unas casuchas, se te hacia eterno. Por el cauce llegabas al final y tenías que devolverte, entonces tenías que cruzar el triángulo que eran como unas cincuenta varas, casi el tamaño de la calle. Cuando llegamos al triángulo de la masacre, ya estaba la guardia posicionada, el problema es el siguiente: se les dice: vámonos en avanzada, porque no tenemos armas, no tenemos nada. Comienzan a discutir los jefes. Los terceristas con los GPP. Que nos vamos, o no nos vamos, y el grupo de gente que viene atrás. Pero sin armas, sin nada, comienza el despliegue a eso de las 12 de la noche, o más temprano, primero fuimos hasta Acahualinca a traer a la gente y organizarlos, cuando de repente ya van avanzando, y comienzan a discutir nuevamente los jefes. Uno dice que es por un lado, y el otro indicaba lo contrario, en esa discutidera que se tenían, pasó el tiempo, mientras la guardia ya está esperándonos. Con los combates, sacamos a la guardia pero se volvía a posicionar, esta vez mejor ubicada, desde la Embajada Americana viendo todo el movimiento de las personas, también tenían gente en el Guanacaste, y en la gasolinera. Nos miraban todos los movimientos en el día, pero en la noche, ellos no 61 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola habían visto que pasara el grupo de gente. Esa discutidera que se armó, yo no digo nada, que fue malo, que fue bueno, porque pagaron con sus vidas. Los primeros que murieron fueron los Terceristas, se retrasaron, cuando llegaron al punto de querer cruzar ya estaba la guardia. Los terceristas se montaron en un vehículo y se fueron, pero la guardia, que estaba desde la Embajada Americana, desde arriba, los agarró y los acribilló. En Batahola era mucha gente, que cualquier tiro a, saco y rajo, como dicen, lo pegaban. Eso fue lo que sucedió. Entonces unos lograron salvarse, y la mayoría que cruzó murió. No sé cuántos perecieron, una de esas víctimas fue el hermano de Alexis Argüello, “El Ñato Argüello”. Casi todos los terceristas murieron ahí, la guardia observó el movimiento. Se posicionó y cuando ellos pasaron los asesinó. 4. Carlos Alberto Martínez Rayo (Corsario). Tengo 53 años, nací en 1957 y tenía 22, cuando me involucré en la insurrección. Yo no pertenecía a ningún grupo, pero sabía que todos mis hermanos sí, estaban en las filas del Frente Sandinista. Cuando ellos salieron para la insurrección, que estaba ya el tiroteo contra la guardia, entonces miré que mi mamá estaba afligida y tomé la decisión de ir a combatir a la par de mis hermanos. El traqueteo estaba bien fuerte en la Colonia Morazán, donde se pusieron adoquines. Había un muchacho de poca edad que le decían “tornillito”, al cual admiraba mucho porque era chavalito y con un fusil 22, quien sabe dónde lo había conseguido, y ahí estaba él en la barricada, me daba risa ver al cipotito con el fusil en la mano. Al rato de estar ahí, miré una tanqueta que venía arribando del lado este, que le llamamos la Cuesta el Plomo. Tiró un cañonazo y mandó los adoquines 62 II Testimonios y Biografías por los aires. Eso fue comenzando la insurrección, como el nueve o diez de junio. El chavalito y muchos de nuestros compañeros fueron heridos, gracias a Dios, el muchacho que vive por mi casa, quedó ileso. Tuvo miedo nos entregó el fusil y se fue. Después, no miraba a mis hermanos y supe que Enrique, uno de ellos, estaba al lado del Barrio Santa Ana. Le encomendaron la misión de levantar a toda la gente y combatir al lado de los Pomares, unos jóvenes chaparritos, cada uno de ellos cargaba una bomba molotov y otras de contacto. Me vine con mis hermanos. Les dije que no estaban haciendo nada, todos los bróderes estábamos en el barrio, que nos apoyáramos todos, decidimos regresarnos y fortalecimos el Barrio Monseñor Lezcano. Tuvimos enfrentamientos con la Tercera Sección de Policía, que tenía instalada una ametralladora cincuenta al lado del Cementerio. Estábamos en el tiroteo de tres cuadras. No salieron lesionados ninguno de mis compañeros. Seguimos, hasta que, bien organizados nos tomamos la Estación Tres, una parte de los compañeros de Acahualinca iban a atacar de frente, la otra parte íbamos a atacar por el lado del Cementerio. Un compañero que le decíamos el “Cumba” hizo un tiro con un RPG-7, al costado derecho de la casa de la Tercera Sección de Policía. Salieron despavoridos los guardias y los emboscamos. Fueron ajusticiados, porque ellos habían matado a infinidad de compañeros. Eso fue lo que me había motivado y además sabíamos que nosotros los Corsarios estábamos colorados con los de la Tercera. Teníamos traído con ellos, desde hace rato teníamos problemas con los hijos del teniente Ruiz. Sabíamos que tarde o temprano ellos iban a caerle a nuestra casa, y así fue, vinieron aquí en una chata, andaban con una escuadra de doce soldados, armados con GALIL, de 50 tiros cada magazín. Comenzamos a replegarnos porque la guardia nos iba sacando poco a poco. Antes de dejar Monseñor Lezcano, tuvimos combate por el Águila Negra, que era cerca del Peseta, donde les desbaratamos dos chatas en los que venían treinta soldados de la guardia nacional. Después nos replegamos para Acahualinca, donde los compañeros nos atendieron bien y nos dieron de comer, porque ya no teníamos municiones ni provisión. Se armó otro combate porque, sobrevolaba una avioneta que era la que miraba los 63 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola objetivos y donde estábamos ubicados. Lo que nos hizo salir de este barrio fue el roqueteo constante, ellos tenían medidas todas las calles del barrio y podían tirar las bombas desde 30 metros. No solo eran combatientes los que caían, sino la población entera, y eso era un dolor muy fuerte para nosotros, nos bajaba la moral. Nos ponía nerviosos al ver el llanto y el sofoque de la gente civil. Por eso nos fuimos en esa retirada un poco alocada. Salimos por el lado de Batahola, donde sufrimos la gran masacre, de la cual soy un sobreviviente. Llegamos hasta el Vapor y nos iban siguiendo en unos convoys, pero no lograron exterminarnos, la verdad andábamos muy pocos compañeros, porque muchos se habían replegado. Después decidimos entregar las armas, alrededor de unos treinta compañeros. Bajamos y cada quien cogió por su lado: unos viajaron al lado de Masaya, otros a Nindirí y a Catarina. Gracias a Dios que me dio la oportunidad de vivir y contar esta historia a mis nietos y a muchos jóvenes. Pues la idea de todo es que esto fuera algo mejor, en realidad, va mejorando. Hoy es una lucha ideológica la que vivimos no es una lucha con armas, sino de conciencia, donde el que sale ganando es el pueblo, avanzamos poco a poco. Porque el imperialismo, el gringo, siempre está metido en todo lo que el pueblo logra. Entonces, gracias a Dios estoy viendo los frutos de la Revolución Sandinista, donde ya estamos unidos para hacerle frente al imperio, pero no una lucha armada, sino más bien ideológica con apoyo de todas partes del mundo. 64 II Testimonios y Biografías 5. Horacio José Lorío Hernández. Nace el 17 de abril de 1959, en su misma casa de habitación. Su madre fue atendida por una partera. Realizó estudios primarios en el colegio José de San Martín, y su secundaria en el Colegio 1º de Febrero, hoy Salomón de La Selva. Sus estudios superiores los realizó en la Universidad Centroamericana (UCA), estudió Ingeniería Electrónica, esta universidad conmemora su caída nombrando el Pabellón “C” Horacio Lorío. A su casa llegaba Urania Zelaya, “Lilí”, quien era la responsable del sector donde habitaba Horacio. Él se integra al Frente Sandinista de Liberación Nacional a los 18 años, como colaborador de Urania Zelaya, un año después, luego de la muerte de Urania y Manuel Olivares, se integra como militante activo bajo la responsabilidad del Comandante William Ramírez. En su casa se realizaban reuniones de planificación del programa de insurrección. Doña Ángela, mamá de Horacio ignoraba la participación de su hijo en la insurrección, hasta que un día se perdió un arma que ella guardaba bajo el colchón de su cama. “Yo tenía bajo un colchón una pistola de mi esposo, pero un día se me perdió, y pregunté a mi hija, ella me respondió que la tenía porque trabajaba para la Guerrilla Urbana, y la habían utilizado para hacer unos asaltos, tanto ella como su hermano Horacio”. A raíz de este hecho doña Ángela toma la decisión de apoyarlos en todo. Uno de los últimos recuerdos que tiene doña Ángela de su hijo, es el día de su cumpleaños, él le regaló una “Cosa de horno”, Horacio la llevaba en su mano y sudaba mucho, debido a que venía huyendo de la guardia nacional que lo perseguía por más de tres cuadras, él solo le dijo: “No sé cómo escape” y la abrazó fuerte. 65 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola El día 9 de junio de 1979, Horacio Lorío vestía pantalón de varias bolsas en las cuales guardaba cuchillos y navajas. Con esa ropa salió de su casa ese mismo día y las últimas palabras que dijo a su madre fueron: “Mamá, vivo no me agarran”, y se fue con otro grupo de jóvenes. Se dirigieron a una casa cercana y ajusticiaron a un muchacho que los denunciaba con la guardia. Esa fue la última vez que doña Ángela vio a su hijo Horacio. El 15 de junio doña Ángela escuchó varios disparos a las dos de la tarde en las cercanías de la antigua Embajada Americana. En la noche de ese mismo día su hijo mayor, le dio la noticia del vil asesinato de Horacio a manos de la guardia nacional. Doña Ángela jamás encontró el cuerpo de su hijo. 6. Angela Rafaela Hernández Mayorga, madre de Horacio José Lorío Hernández. Tengo 73 años, mi hijo era Horacio José Lorío Hernández. Estudiaba tercer año en la UCA, quería ser Ingeniero en Electrónica. Como mamá uno no se da cuenta lo que los hijos hacen hasta que ya estaban metidos en la lucha antisomocista. Mis hijos eran cuatro, y los jóvenes tenían conciencia revolucionaria, porque eran los que sufrían las represiones, tenía cuatro hijos, los dos mayores estudiaban en la UCA y los menores en la UNAN. De ahí, los llegaba a sacar el Chigüín con bombas de mostaza y ellos corrían a protegerse con trapos mojados para no asfixiarse, los sacaba en fila india el Dr. Julián Corrales, no sé si eso les hizo tener conciencia, pero antes de eso estaban involucrados. 66 II Testimonios y Biografías Mi hija me dijo que se iba a la clandestinidad, ella no cayó en combate, se llama Lucila Lorío Hernández. En ese entonces, en los años ochenta fue secretaria política en la montaña, en los tiempos duros, tenía dos niños los cuales yo cuidaba. En su segundo embarazo, la iban a matar en un puesto de elecciones. Cuando supe que estaba involucrada con el Frente fue hasta el año 1978, y no me quedaba más remedio que apoyarla porque no iba a denunciar a mis hijos. Entonces a mí me toca apoyar a una muchacha de la guerrilla urbana, se llamaba Urania Zelaya, estudiaba con mi hija, yo no sabía eso. Le daba de comer, era una muchacha bonita, blanca, muy linda, de Matagalpa. Dos de mis hijos sabían, un día me di cuenta que Urania era la jefa urbana de todo el sector y cae el 18 de noviembre de 1978, aquí, al fondo del Manuel Olivares. Ese día la guardia corría con tanques, con metralleta. Era horrible. Ser sandinista ahora es diferente, ahora, ahí andan los muchachos felices, pero antes era diferente. Muy duro, porque ibas a ver vos heridos. Un muchacho que se llamaba Marcos venía aquí, cuando ellos venían no sabía nada, venían a estudiar. Mi hijo era un joven con excelentes notas. En la UCA hay un pabellón con su nombre, creo que ya no. Cuando la Violeta asumió la Presidencia, mandó a borrar todo, ella hizo lo que le pareció. Cuando el paro del 4 de junio que el Frente Sandinista paralizó a Nicaragua, mi hijo se me va. Había estado huyendo. Yo llegaba a recoger a mi hija, también lo buscaban a él, a veces lo miraba en el puente aéreo (puente de la UNAN-Managua), que une la parte norte con la parte sur de la universidad, me decía adiós, a veces le mandaba algo con otro estudiante, discretamente. Yo ahora me confundo y me pongo a reír a veces de lo que es el cambio. Ser sandinista antes era alguien que tenía coraje. Había mucho amor por Nicaragua. Para mí la revolución es lo más importante que ha pasado. La última vez que miré a mi hijo fue el 9 de junio de 1979. Ese día me recogió con unos muchachos, se cambió de pantalón por uno que tenía un poco de bolsas, pero él no me dijo nada. Cuando él iba a salir, me quería abrazar, pero solo me agarra por la cabeza, lo toca su sobrino y sale, como 67 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola para que yo no me diera cuenta. Pero mi corazón saltaba, salí corriendo detrás de él pero cuando salí ya no lo logré ver. Como mi otro hijo se fuera el 11 de junio, se llama David, ese yo lo miré que iba amarrado, con un guardia. Yo estaba ansiosa de saber. Aquí hubo bombardeos, no solo en los barrios orientales. Tenía un nieto tierno en mis brazos, cuando oigo la balacera el 15 de junio. Nunca me imaginé que mi hijo iba a quedar ahí. Yo iba con el tierno a la Embajada de Venezuela porque estaba asilado, y les llevaba cosas a los asilados porque ahí estaba mucha gente. El 15 de junio supe de la masacre de Batahola, pero yo no me doy cuenta que mi hijo ha sido víctima de la guardia. Cuando veo venir a mi otro hijo a las 6 de la tarde, él me pregunta por Horacio. El ya sabía, porque su hermano le había dicho: avanza, porque Horacio llevaba un arma larga y David una corta. Cuando me doy cuenta las personas están contando lo de la horrible masacre. El hijo sobreviviente decía que corría para acá, cuando caían las balas, porque así, no caen rectas. Y así iban hasta que pudo salir al cauce de Altagracia. Ahí halló quien le diera ropa, iba con otro muchacho que se va, pero lo matan a una cuadra. Sólo sé que era un muchacho blanco, alto, no se su nombre. Yo comienzo a indagarme, con el niño en los brazos. Caminé y caminé buscando a mi hijo, pero se lo habían llevado con palas mecánicas a unas fosas comunes por la UCA, por donde estaba esa emisora que era de Somoza. No sabemos dónde están ellos, en algún lugar de Nicaragua están. Se dice que había una gran cantidad de jóvenes de los barrios de Altagracia, Monseñor Lezcano, Acahualinca, etc. Puros jóvenes. Te voy a decir que después del 19 de julio, yo no vi jóvenes, solo unos borrachitos que no murieron en la guerra. Es algo terrible recordar eso. Yo comencé a investigar y reunimos a muchas madres de caídos que nos fuimos a parar con carteles a los juzgados para que no sacaran a quienes habían delatado a nuestros hijos. 68 II Testimonios y Biografías Que triste es saber que tu hijo fue masacrado y torturado y no poder hacer nada. Escuchar los lamentos. Saber que cuando él salía de la universidad, lo tenía que ir a sacar mi esposo escondido, yo no sé ni por donde para poderlo rescatar. Entonces te digo que duele. Batahola fue una masacre. Yo me dediqué a luchar porque no quería dejar a mi hijo en el anonimato. Trabajé en AMNLAE, en el Frente, sin descanso trabaje por nada, nadie puede decir que me dio algo por esos trabajos. Durante el tiempo de la Violeta, cuando el paro nacional, a mí me pidieron colaboración y hacía comida para toda la gente. Salía de aquí con una pana grande de gallopinto, queso, pinolillo, chicharrones. Trabajaba en esa forma cuidando gente extranjera. Tenía apenas una semana cuando veo en la televisión que me estaban denunciando que yo sacaba armas de mi casa y que mi hijo había ido a desmantelar el Canal 6. Entonces del Regional me ordenaron que ya no sacara más comida. Yo lo que sacaba era comida, no armas. Viniendo una noche de una actividad, me dieron una pedrada. Iba para donde una hermana y un hombre me agarró, pero yo luché con él y me le escapé de sus malas intenciones. En ese tiempo cuando a mí me denunciaron y mis vecinas, una muchacha que se llama Patricia, otra Gloria y otra que no recuerdo el nombre, supuestamente a mí me iban a sacar amarrada, pero como eso era delito. Yo seguí trabajando pero mi situación de salud ha venido cayendo. Mi esposo murió, se me quemó la casa dos veces. Hace dos años me caí, me enyesaron el brazo en el Hospital Dávila Bolaños. Ya ese hospital no es el que era antes. El yeso se me arruina, supuestamente me atiende un buen especialista, y me mandó a terapia cuatro semanas. De ahí me vuelven a quebrar la mano, mira mi mano. Yo quería escribir una carta a Daniel, a la Rosario, pedirles por mi salud porque nunca les he pedido nada porque tengo dos años de sufrir. Ahora ya no hago nada, solo asisto a algunas actividades. 69 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 7. Francisco de León Gutiérrez Velásquez. Nace en Managua, el 27 de mayo de 1961. Su monumento histórico se encuentra de Casa Pellas Acahualinca 2 cuadras al oeste. Sus padres fueron Herlinda Velásquez y Augusto César Gutiérrez. Es el segundo de tres hermanos. Al separarse sus padres es criado, junto a su hermano mayor, con su madre y sus abuelos, José Luís Velásquez Sequeira e Isabel Sandoval Vado. Crece en la Colonia Francisco Morazán, junto a los jóvenes de su cuadra donde es recordado como uno más de los niños de carácter amable, sencillo y travieso. Estudió su primaria en el colegio Francisco Morazán, de la misma Colonia. Sus estudios secundarios los empezó en el Colegio 1º de Febrero, donde estudiaban los hijos de los guardias, en el que entró por su padre, que era sastre de la guardia en la ciudad de Granada. Su hermano recuerda: “para ese entonces mi hermano escuchaba mucho la radio cubana, y ahí daban charlas sobre los cambios sociales, e instrucción ideológica. Allí aprendí que debían hacerse transformaciones sociales. El sale del Colegio 1º de Febrero, porque, en un acto de rebeldía, Francisco de León logró izar la bandera del Frente Sandinista. Alguien lo delató y salió expulsado del colegio”. Luego de este acto su madre decide enviarlo a Panamá, acto que él rechaza, y ya para el año de 1976, ingresa al F.S.L.N, a realizar actividades más frecuentes y combativas. 70 II Testimonios y Biografías Su hermano relata: “mi hermano se atrevió a montarle un operativo a nuestros propios padres, que eran sastres de la guardia en Granada. Ahí recuperó una gran cantidad de uniformes de la Guardia que servían para hacer operativos relámpagos. También recuperó armas. Nuestro padre se dio cuenta, y por miedo que la guardia matara a Francisco, decidió protegerlo”. Su madre y abuela lo descubren tallándose uniformes militares, descubriendo a la vez su participación en el proceso de liberación de Nicaragua. Ante este acto su hermano lo convence de quemar el uniforme en frente de su madre y su abuela, para que ellas se tranquilizaran, pero que podía seguir con sus actividades clandestinas sin que su familia lo descubriera. Algunas de las familias de la colonia lo descubren en esas actividades, porque lo observaron en un camión vestido de verde olivo y un fusil en la mano. Después de esto la guardia cateó las casas vecinas, entre ellas las casas de la familia Sotomayor Lira, buscando a Francisco de León, quien para ese tiempo participaba firmemente en las actividades revolucionarias. Muere a la edad de 18 años en la emboscada en Batahola, el 15 de junio de 1979. Es recordado como uno de los héroes y mártires de Batahola. Asímismo en Villa Venezuela, lugar donde vivía su madre al momento del triunfo, aparece en el pabellón de Héroes y Mártires de la Revolución. Su cuerpo jamás fue encontrado. 71 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 8. Allan Javier Álvarez Miranda (Sherman). Nace en Febrero del año de 1965, en su propia casa de habitación, donde actualmente reside su mamá doña Maria del Socorro Miranda, quien fue atendida por una partera amiga de la familia. Su monumento se encuentra de la Estatua de Monseñor Lezcano, 1 c. al norte, 3 c. arriba. Según cuenta su madre, Allan tenía casi 14 años cuando se involucró en la lucha armada contra la dictadura somocista. Tenía como seudónimo “Sherman”. Él asistía a su segundo año de secundaria en el Colegio Monseñor Lezcano, cerca de su casa. Él nunca logró terminar su tercer año, que era el que cursaba cuando fue asesinado por la guardia. Cuenta doña María del Socorro que siempre llegaba a su casa con otros amigos del barrio y se encerraban en su cuarto. Llevaban diferentes tipos de “instrumentos”, de los cuales ella nunca se enteró para que servían. Allan fue asesinado por la guardia nacional cerca de la antigua Embajada Americana, el 15 de junio de 1979. Su cuerpo nunca fue encontrado, y su nombre aparece en una placa conmemorativa ubicada en el monumento de “Héroes y Mártires de Batahola”. 72 II Testimonios y Biografías 9. Abba Medina. Solamente como Abba me conocían, tengo 61 años. A los 19, me involucré en la lucha antisomocista. Desde entonces me fui a Estelí, ahí pasé la guerra. No estudié casi, estuve presa. En los 70, tuve a mi primera hija, que ahora cumplirá 41 años. Cuando salí de la cárcel anduve huyendo de casa en casa porque no teníamos donde vivir, la guardia nos acosaba y era un caos... Eso de la guerra casi no me gusta recordarlo. Me da tristeza. Sufrí mucho. 10. Alba Luz Portocarrero Flores (Martha). Nació en Managua el 20 de junio de 1962, sus padres Juan Lucas Portocarrero Traña y Antonia de la Concepción Flores Martínez. Cursó sus estudios de primaria en el Colegio Lumen Christi. Sus estudios de secundaria los realizó en el Colegio Francés. Después se va a la clandestinidad, con el apoyo de sus padres. Alba Luz tenía un carro amarillo, que era su compañero inseparable. Este carrito fue muy famoso, porque en él se trasladaban: armas, compas heridos, alimento, compañeros que tenían que cambiar de casas de seguridad. El Reparto Las Brisas y Valle Dorado, fueron lugares estratégicos de seguridad para los combatientes. En resumen, el carrito de Alba fue testigo de muchas misiones de ella y de otros compañeros de lucha. El día que estalló la insurrección en Managua, Alba Luz se queda con sus compañeros, que también comparten sus ideales revolucionarios como: Arnoldo Real Espinoza, René, La Mona, Quincho, Iván, Jorge Corea, Eddy Meléndez, Israel Porras entre otros. 73 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Llega el momento en que a ellos se les ordena retirarse desde el popular Barrio Monseñor Lezcano, hacia el sector del Barrio San Judas. Alba Luz cae en Batahola a los 17 años, el 15 de junio 1979, Sus restos no han sido encontrados. Ella vive y vivirá por siempre en el corazón del pueblo nicaragüense. Como orgullo de su familia. 11. Gloria Portocarrero, hermana de Alba Luz Portocarrero. Mi nombre es Gloria Portocarrero, soy hermana de Alba Luz Portocarrero, tengo 52 años, cuando ella cayó en Batahola yo tenía 22, ella 17. Iban en retirada buscando San Judas. Entonces, en la Embajada Americana hubo una denuncia, que ahí estaban pasando “criminales”. Ahí había una ametralladora 50. Primero pasó una escuadra de muchachos, pero los que quedaron atrás, son los que tenían: armas, cuchillos, pistolas, palos, etc. Entonces, tuvieron miedo los esbirros. Estaban ahí esperando que pasaran. Cayeron ahí 180 muchachos y entre ellos iba Alba Luz Portocarrero Ramos, mi hermana. Había un muchacho que le decían “el bomberito”, ese era el que dirigía. Fueron tantos muchachos que cayeron, que ahora ya no se les recuerda. Ellos cayeron el 15 de junio. Dicen que después una pala mecánica llegó a buscar como llevárselos. Lo que recuerdo, hasta el 15 de junio, día en que Alba Luz murió. Ella siempre estuvo organizada en AMLAE, (Asociación de la Mujer Luisa Amanda Espinosa). Estuvo con las madres de Héroes y Mártires. Esto es algo, que ya lo traemos en la sangre. Porque desde pequeña miraba que mi papá recibía a Carlos Fonseca. Mi papá era fotógrafo, ellos llegaban a sacarse fotos de pasaportes. Mi papá los fotografiaba escondidas. Desde ahí, nosotros nos involucrábamos en esto. Pero nunca imaginé que mi hermana, la pequeñita, se iba a convertir en una gran revolucionaria y que iba a morir por su patria con honor y orgullo. Ella estudiaba en el Colegio Francés, en aquel tiempo. Era alumna como todos ellos, como todos esos muchachos que la apoyaron. Verdaderamente tenían “güevos”, para liberar a Nicaragua. Todos esos muchachos les hacían la vida imposible a los guardias. Ellos temblaban al pensar que estaba un Sandinista en esas trincheras. 74 II Testimonios y Biografías Ellos temblaban, incluso, nosotros salíamos a medianoche a darles apoyo. Salíamos con palos y con todo para ayudarles a los chavalos. Ella estaba estudiando tercer año. Se organizó porque tuvimos un problema. A mi hermano querían secuestrarlo, entonces ella hizo amistad con un muchacho Sandinista. Fue donde comenzó todo, Alba Luz se afilia a los insurrectos. Los guerrilleros agarran al secuestrador, nosotros comenzamos a apoyar la revolución. Yo tenía una máquina de coser al fondo de la casa. Ella les tejía los pañuelos, incluso aún conservo una bandera que mi hermana dejó, y dijo: que cuando fuera el triunfo mi mamá llevara esa bandera como estandarte. Podemos decir que esto es cuestión de familia. Ella se retiró antes y nos dejó una carta. Nos dijo que tenía que irse clandestina, porque ya habían identificado donde vivía. Una vez se apareció, recuerdo, con el seudónimo de Martha. Se apareció con una peluca y más delgada. Se le acercó a mi mamá, la verdad; yo me le retiré, porque estaba enojada con ella, pensaba que iban a matarla, y decía que esto no era para ella, porque era de hombres. La verdad ella no era orgullosa, ni engreída, creo que por eso se metió a la insurrección, ella sentía el amor por el prójimo, el amor por la gente y miraba cómo mataban a los muchachos. 12. Albertina Serrano Martínez, madre de Juan Esteban Jáenz Serrano. Tengo 88 años. Trabajaba como doméstica cuando la guerra. Mi hijo se llamaba Juan Esteban Jáenz Serrano, tenía 25 años y estaba aprendiendo mecánica para hacer pozos artesianos, cuando se fue a la guerra. Él vivía en León, y allá se organizó con el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Se fue él y mi otro hijo que se llama Pedro Marcio Jáenz. El otro también se quería ir, pero ellos le dijeron: no. Nosotros nos vamos y vos te quedás para que enterrés a mi mamá. Yo nunca supe que estaban con el Frente Sandinista, hasta que se habían ido. 75 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Juan Esteban era bastante pacífico, cariñoso. Se mantenía trabajando, aprendiendo lo que podía y me ayudaba, porque le daban, veinte pesos a la semana, me decía: mamá sacá el pan, y te voy a dar para que lo pagués el sábado. Sacaba fiado el pan, antes en León, daban catorce bollos de pan por un peso. Fiaba diez pesos de pan a la semana. Como a su papá lo mataron estando ellos chiquitos, luché para que fueran algo. Trabajé de doméstica, hice de todo, hasta de “china” últimamente. Después supe que ellos habían agarrado un camión, en el cual andaba René Vivas, quien era su dirigente junto con David Blanco, se fueron para la Mina Rosita. Allá formaron un campo de entrenamiento, pero como a las seis de la mañana, nadie vio a un francotirador que les metió un balazo en la espalda. Después la guardia se tomó el comando y mataron a todos los que estaban ahí. Al hospital de Rosita le pusieron el nombre de Juan Esteban Jáenz. Los compañeros de él, unos de Matagalpa, me vinieron a avisar que lo habían enterrado, que sabían dónde estaba, y me lo iban a traer. Entonces, les dije “no quiero que me traigan a otro que no es mi hijo”, porque voy a pensar que es el mío. No, me dice: yo le voy a traer todas las cosas que le pertenecían, todo lo que andaba en su bolso. Y así fue. Tengo el pañuelo, una pelota que siempre andaba, todo eso lo trajeron, lo enterré en León. Dos noches lo velamos, una aquí en Managua, en la casa del Reparto y la otra en León. El otro está en Chinandega, se llama Pedro Marcio, ellos siempre andaban juntos, ese muchacho cuando lo echaron preso, y lo sacaron a declarar, ese día cumplía los veinte años. Él se iba a Honduras a traer armas para Nicaragua, pero lo denunciaron, entonces, la guardia lo encontró y a otros tres. A los demás los mataron, pero a él lo dejaron vivo, porque era el dirigente. Se lo llevaron pero gracias a Dios no le pegaron un tiro. Solo le quitaron la ropa y lo llevaron descalzo hasta Somotillo, al llegar allá, llamaron un helicóptero que se lo llevó a Managua. Estuve en huelga de hambre 33 días, porque no podía ver a mi hijo. A él y a Tomás Borge le daban ley de fuga, la cual era para matarlos. Entonces me dijo mi hijo: “mamá, dice Tomás que usted haga una huelga de hambre, para que después no se lamente cuando me maten…” Eso fue domingo. El lunes, estaba yo en la Cruz Roja. La esposa de René Núñez me fue 76 II Testimonios y Biografías a dejar. Esto fue en abril no recuerdo con exactitud qué año. Creo que para el año 1975, porque ese año es cuando se da el resurgimiento del Frente Sandinista, que comienza a reaparecer, hay tomas de colegios, y los muchachos salían a tirar bombas. Mi hijo Pedro Marcio cayó el 28 de mayo, a las seis de la mañana de 1979. 13. Gloria Margarita Martínez Aguirre, madre de José Gonzalo Largaespada Martínez. El 7 de junio cumplo 88 años, en tiempos de la revolución vivía en Monseñor Lezcano. Cuando se rumoraba que habían matado a Carlos Fonseca. Decían que era él. Después que no era. Mi hijo mayor tenía 18 años, José Gonzalo Largaespada Martínez. Una tarde llegó muy contento a la casa, y me dijo: mamá, ahora sí, vas a poder comprar todo lo que quieras. ¿Por qué hijo? Le pregunté. Porque ya he encontrado trabajo en la Lechería La Salud, que era de los Somoza. Un sábado, sí, un sábado no, me voy a quedar cuidando las máquinas, el día que me toque, usted, me alista café y comidita. Porque tengo permiso de agarrar leche ahí. Su primera semana de trabajo le tocó quedarse, era un 21 de enero de 1967. Al día siguiente, que era domingo, le tocaba entregar a las dos de la tarde. Él caminaba en una moto negra grande, que le pusieron de sobrenombre “la mula”. Estaba la manifestación de Fernando Agüero en la Plaza de la República, hoy Plaza de la Revolución. No se cruzó por ahí, se fue por el Parque Fray Bartolomé de las Casas, costeando el Lago, hasta salir al Parque San Sebastián. Cuando viene en la calle del Triunfo, caminaba con otro compañero. Un balazo de un francotirador le dio en la llanta trasera de la motocicleta. El muchacho, su acompañante, rodó casi media cuadra. Fue a quedar propiamente en la puerta de una casa donde estaban unas señoras, viendo todo lo que pasaba. Ellas lo jalaron y lo metieron. A mi hijo le cayó la moto encima, la guardia le pegó una patada en la cara. Le despegaron todos los dientes, y una muela le colgaba en la boca. Se lo llevaron preso. 77 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Al día siguiente comenzamos a buscarlo, con mi papá. En el hospital. En la policía, en todas partes. Nadie nos dio cuenta del chavalo, a los cuatro días nos dimos cuenta a través de “la Paya”, una conocida, que estaba preso. Mi papá se fue a la Lechería La Salud, a explicar por qué mi hijo no se había presentado al trabajo. Entramos donde el general Somoza. Solo Dios salvó a mi padre, porque yo no supe; cuando Somoza le dijo a mi papá: viste lo que han hecho los sandinistas, como te jodieron a tu hijo. Mi papá, le contestó: un momento, quienes lo fregaron fueron los guardias. Mi hijo muere el 27 de enero de 1967. A los cinco días producto de la paliza que le pegó la guardia. Está enterrado en el Cementerio del Barrio Santa Ana. A partir de ahí, nos fuimos a vivir a Sierra Maestra, y escuchábamos como sufría la mamá de los hermanos Tejada. Nos cruzamos a San Judas. Vienen mis otros dos hijos, Julio Ernesto y Luís Alberto, como a las cuatro de la tarde. Yo me angustio, me dicen: mamá no se aflija, nosotros nos hemos metido al Frente Sandinista. Yo sentí, hielo en el vientre, ya los miraba muertos, como ocurrió después. Hicieron bien en decirme, porque, cuando me pregunten, si ustedes están al sur, yo diré que están al norte. Tengo que meterme también a eso, debo ayudarles a ustedes. Conocí a Marcio Jáenz, después mis hijos me aconsejaron que hiciera banderas, rojinegra. Soy costurera, pero como fachada me dediqué a vender tortillas, frito y fresco. Porque de mi casa salían adentro de los baldes de mi negocio llevaba pañoletas y bombas. Y las iba a dejar a la Colonia 14 de Septiembre, frente al parque, en la casa de Salvador Sándigo. Y me recibía las cosas Roberto Borge “Yamil”. Yo sigo siendo sandinista, respetando a los compañeros líderes. Ellos le ayudan a las mujeres, al campesinado, a los niños, hay becas. Desde 1993 comencé a trabajar con las madres de Héroes y Mártires, continúo luchando. 78 II Testimonios y Biografías 14. Daniel Ávalos. Fue un combatiente que residía en Altagracia, pero que tenía muchas amistades aquí, en Monseñor Lezcano, incluso los compañeros Camacho eran sus amigos. Él estudiaba último año de medicina, si mal no recuerdo. Se integró a la lucha desde 1977, combatió en Monseñor Lezcano, se enfrentaba a la guardia genocida que siempre se movilizaban en los temidos Jeep BECAT, o brigadas antiterroristas de Somoza. Daniel Ávalos, con otros compañeros cayeron combatiendo a la genocida, esto fue un doce de abril de 1979, del Cine León, cuatro cuadras y media al lago. Ahí quedó malherido, busca ayuda como puede, pero arrastrándose llega a una humilde casa del barrio. Siempre la gente temerosa, pese a que pedía agua, no abrieron las puertas y muere desangrado. Con la posición en la que tenía el fusil en la mano, ahí fue acribillado por la guardia. Pertenecía al grupo de la GPP, que dirigía en sus tiempos el comandante Tomás Borge. El grupo armado que más se destacó, en los barrios occidentales de Managua. El compañero Daniel Ávalos y Antonio Orozco, fue el otro combatiente caído en el mismo sector, juntos enfrentaron una brigada especial somocista, su valentía los llevó a combatir con armas de cacería a una brigada especial de la guardia. En otras ocasiones recuperaron armas y aniquilaron a varios uniformados. El grupo de revolucionarios venía de realizar una acción armada, pero en su retirada “chocaron” con esa brigada que estaba integrada por tres BECAT. A la mañana siguiente aparecieron los cuerpos de estos guerrilleros urbanos. Oscar Domínguez, era el Comandante Jhonny, fue uno de los que desde muy joven, se integró a la lucha, él cae también en un enfrentamiento contra la guardia somocista, aquí en Monseñor Lezcano en 1978. El compañero Nelson Berríos conocido como “Calola”, después de una acción de recuperación y hostigamiento a la guardia es capturado al llegar a su casa, jamás se encontró su cuerpo. La guardia lo dio por desaparecido junto con Víctor Centeno conocido como la “Loca”, éste apenas tenía 14 79 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola años cuando se integró a la lucha de liberación. Así muchos compañeros ofrendaron su vida con esa firmeza y valentía, supieron enfrentar la represión a su corta edad, pero estábamos claros que la lucha armada tenía que ser para derrocar al somocismo que tantos golpes dio a la juventud y al pueblo de Nicaragua. 15. Carlos Díaz. Cuando hubo la retirada de Batahola, nosotros nos fuimos, ya estábamos sin municiones, sin armas, sin nada, solo con las manos y la convicción política de seguir adelante. Nos fuimos, pero la guardia me hizo una emboscada, a mí me balearon, asesinaron a muchos compañeros, mataron a mi cuñado Javier Palma, mataron al hermano de Alejandro Díaz Meza, a Roberto Díaz, a muchas personas que perecieron ahí. Yo miré todo porque me quedé ahí solito, baleado y casi moribundo. Íbamos de retirada, se dice de retirada, porque como quien afirma estábamos “listos”, entonces nosotros nos fuimos, pero la guardia nos esperaba, cuando ocurrió la masacre, ahí murió mucha gente, incluso a mí me balearon, herido me lancé el muro de Batahola, donde era la KOMATSU. Recuerdo que quien me ayudó fue uno de esos que le llaman “cepol”, (guarda de seguridad), yo estaba muy afectado, el hombre me aplicó un torniquete y me quedo así, pero estoy desconfiado porque no sé qué es lo que pueda ocurrir después. Estoy sangrando abundantemente, echo espuma por la boca, estoy débil, sin embargo vivo aún porque ese vigilante de seguridad me ayudó bastante. Cuando me levanto, al día siguiente, veo todavía a los muertos, entonces le digo al “cepol”. ¿Aún está la guardia ahí? No, me dice, pero andate porque no quiero que me involucrés en nada. Le dije que no se preocupara, que a él no iba a meterlo en nada. Luego de eso apareció una señora, me llamó y me preguntó si me había enterado de la masacre, yo le dije que sí, pero me puse chiva, venga para acá, me dijo ella. Soy Sandinista me aclara, pero ella no sabe que ando herido. ¿Qué anda usted ahí?, me pregunta. Estoy herido, le digo. Entonces me metió a su casa donde estaba su hija, me limpiaron, me curaron, me dieron de comer, yo desconfiaba. Me preguntó de la matanza, pensé que 80 II Testimonios y Biografías estaba listo, y me retiré, pero la verdad, ellas me atendieron bien. En la retirada Iba Alex, su hermano “Tilila”, combatientes de Acahualinca, y como dicen popularmente un “pijazo” de gente. Fue horrible eso. Vi caer a muchos cerca de mí, con sólo decirte que después llegó la guardia con un tractor para recoger a todos los heridos y agonizantes en una misma zanja. La guardia metió a todos allí, yo lo miré, por eso se identifica la zona como, “Héroes y Mártires de Batahola”, soy uno de los sobrevivientes de la masacre de Batahola, respetamos esa fecha, por ese motivo todos los años celebramos. Monumento en honor a los Héroes de Batahola, cada 15 de junio familiares y amigos de los caídos en la retirada, conmemoran un aniversario más de esa gesta heroica. 81 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 16. Dominga Alvarado Reyes. Voy sobre 70 años, el próximo agosto los cumpliré. Mi hijo es William de Jesús Palacios Alvarado. Cumplía 19 años, cayó en Mateare a la altura del kilómetro 22, fueron dos sandinistas los que cayeron, uno que era mi hijo, y el otro que era de mi marido. Ahí en el mismo lugar, ellos andaban juntos, para ese tiempo vivíamos toda la familia en Los Brasiles. Uno trabajaba en soldadura, el otro estudiaba Bellas Artes, pero después les agarró por andar ahí. A él le gustaba eso, yo le decía: cuidado, déjame, me decía, yo quiero esto, por eso voy a morir. Hasta me regaló una pulsera para un cumpleaños mío y me dijo: te voy a regalar una pulsera para que recuerdes todo el tiempo, o sea que a ambos les gustaba andar metidos en la conspiración. Ellos crecieron juntos desde los cinco años. Eran alegres, siempre unidos, pero la guardia los hizo trizas, solo tuve el gusto de enterrarlos, ahí quedaron sepultados en Los Brasiles. La guardia fue a lavar el camión porque dicen que iba todo lleno de sangre, y sesos… Sí, es que los desbarataron, ellos iban a realizar una toma. La guardia estaba en el monte. Como perros al acecho, dicen que se les atravesaron, era un 25 de febrero de 1978. Sus nombres aparecen en la Galería, los tienen como Héroes y Mártires. 17. Dora María Carrillo. “Entonces tamos” (sic), aquí muertos de hambre le digo yo, vengo y nos vamos, lavate si las canillas, si, y te vas me dice él, entonces me engancho una de mis chancletas y me voy con ellas, ya llego allá y me dice el jefe de migración, usted se va a quedar trabajando aquí con nosotros. Mire le dije, voy a ir a mi casa porque tengo a mi mamá que es enferma, ella era cieguita de los dos ojitos, yo tengo que ir a la casa a ver qué hago para darle de comer, no, me dice el Chino Alonso, tome para que le dé algo de alimento. 82 II Testimonios y Biografías Ahí no ganábamos nada, se sentaba uno a trabajar en el suelo, porque migración después de la guerra quedó saqueada, enseguida sin ganar un cinco ni para pasajes, ni para comida, ni para nada, sentadas en el suelo, buscando y arreglando los papeles que toda la guardia dejó desordenado, bueno después de eso me tocaba hacer vigilancia, rondas, toda la noche con un GARAND. El valor se me terminó, no le digo que en un caso de necesidad. Aunque sea llorando. Pero voy a ir, mire con un GARAND a “tuto”, bien equipada, pistola, y todo, bien preparada como dicen, la noche entera, usted sabe lo que es el Centro Cívico, vigilarlo, cuando solo se oían balaceras, ya sabíamos nosotros que nos podían agarrar, mi marido a veces llegaba y le decía, hijo no vengas que en los oscuro te pueden confundir y van a matarte, llegaba a dejarme comida, que era tibio y algún pedazo de queso con tortilla y amanecíamos todavía al siguiente día, trabajando y sin comer, yo todo eso me lo volé y sabe cuanto duré en Migración doce años trabajando, y la alegría de nosotros es que al tiempo nos dicen nos viene un socorrito, me alegré, todo mundo esperando aquella ayuda creo que eran cien pesos o cincuenta. Después cuando comenzaron a meter más personal, tenían más posibilidades, valía cuatro pesos el servicio de comida, entonces me decían a mí: madre, me va a comprar la comida, le voy a regalar un servicio de comida, bueno yo me bajaba y me subía los tres pisos a sacarles la comida, después ya me decían: vea, tome para la comida, entonces yo recogía para traerla para que comieran mi madre y mis hijos y así me la volé, ya después nos daban una provisioncita. 18. Emilio José Mercado (Monimbó). Tengo 50 años, y para la guerra, tenía 18. Estudiaba y vendía tortillas para ayudarle a mi mamá. Me metí en la insurrección porque me gustaba, ser joven era un delito para la guardia somocista. Nosotros le volábamos verga (sic), a la guardia, porque todas las mañanas salíamos a correr con 83 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola el “Marciano”. Una vez nos pararon por el Siete Sur, y nos dijeron que nosotros andábamos entrenando para darles guerra, nos dijeron que nos iban ir a dejar al otro lado de la laguna de Asososca. Eso fue como a las tres de la madrugada, ¿Qué hijueputa (sic) andan haciendo aquí, a las tres de la madrugada?, Esa vez como a las cuatro y media, nos soltaron. No, no pertenezco al partido, soy sandinista, me llaman y voy a cualquier lugar. Me reclutó Fanor Ibarra, por parte del Frente Sandinista, aquí vino en un microbús amarillo, recuerdo. Que era amargo todo esto, más que todo la guardia era la que estaba jodiendo (sic). La gente salió el 13 de junio, para el Seminario, nosotros lo que hacíamos era que en las noches nos íbamos a dormir a Acahualinca y en la mañana todos veníamos para que la guardia no pudiera hacernos nada. No teníamos municiones, por la Iglesia Bautista estaba un comando, no tenía nada, yo andaba una nueve milímetro con tres tiros. Cuando deciden retirarse para replegarse hacia San Judas, la guardia se metió, Creo que la orden de replegarnos la dio el Gavilán o el Cumba, quien sabe. Solo Monimbó me decían, que era mi nombre de combate. Antigua Embajada Norteamericana, donde la guardia instaló una metralleta calibre 50 para disparar ráfagas contra las fuerzas guerrilleras que decidieron replegarse hacia los barrios del sur de la capital. Los combatientes se quedaron sin municiones. Marines estadounidenses también disparaban contra las columnas insurgentes. 84 II Testimonios y Biografías En la Embajada Americana, nosotros cruzamos el trecho, y ahí se nos para un BECAT, con una cincuenta en un Jeep, me quedé atrás con una bomba molotov y esos tres tiros que tenía. Te reitero, con eso no hacía nada, más bien me iban a descachimbar (sic). Entonces más bien decidí esperar que pasara todo, luego paramos en Altagracia. De Altagracia pasamos a San Judas, y llegamos a las Nubes, de ahí nos replegamos hasta San Patricio. No había comida, ¿Qué es lo que hicimos? Descachimbamos (sic) el Supermercado, abrir y sacar todo lo que había. No vi caer herido a nadie, no volví a ver hacia atrás, solo corría hasta donde me quedé descansando. Oía las balas, gritos y lamentos, era horrible. 19. Bismarck Estrada Sandoval, hermano de Félix Alberto Estrada Sandoval. Mi hermano era Félix Alberto Estrada Sandoval, conocido en la lucha como el “Cumba”, a mi me decían el “Cumbita”, soy dos años, menor que él. Estamos hablando de 1979. Yo tenía veinte años, porque mi hermano cifraba los 22. Prácticamente estaba estudiando, y él, mi hermano, estaba sumergido en lo que se llama las células Terceristas, con Oscar Danilo Domínguez, que era el responsable directo de ellos. Ya había pasado una experiencia en donde le habían pegado cinco balazos. En un operativo en que nosotros pensamos que iba a morir. Pero cuál es mi susto cuando lo veo en el hospital Manolo Morales. Era una situación muy difícil porque tenía un balazo, en la quijada. Él no podía hablar, además tenía un tiro en la columna, que lo dejó inválido. Reinaldo, que le decían “Fafufa”, estaba también herido en el hospital, él pertenecía a una célula Sandinista. Ahí tuvimos ese encuentro después se recupera y siguió trabajando en la clandestinidad con los terceristas. Cuando se da la insurrección, se tomaron la Subestación Tres de Policía, que era de la guardia, ahí consiguen un GARAND, y un GALIL. Fafufa fue un combatiente excepcional, sobre todo por la sagacidad que tenía. No es cualquiera el que tiene esa motivación para hacer lo que hizo, 85 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola puede decirse que a nivel barrios occidentales, fue uno de los que más aportó a la insurrección. Recuerdo que cuando terminó la guerra, dijeron que había que hacerle un monumento por sus cualidades y calidad de combatiente. Mi hermano el “Cumba”, era una persona linda, tenía un corazón precioso. Como amigo era maravilloso. Su carácter era decisivo. Si usted lo trataba bien, él respondía igual. Cultivó muchas amistades, por eso también le llamaban el “Pipe”, porque siempre trataba con pipencia la amistad verdadera. Con sentimientos y emociones definidas. Cuando ser joven era un delito para la guardia, y ver como mataban a nuestros amigos, nosotros vivimos una época violenta. Como joven, saber que la guardia nos asesinaba y los muertos aparecían en la Cuesta del Plomo, entonces aquí no quedó más alternativa que decir, o ellos o nosotros. Esa fue la situación, por la que uno se involucró en esto. Miramos la necesidad de un cambio en Nicaragua. Eso fue lo que motivó a muchos jóvenes a agarrar las armas para ver una Nicaragua libre. La insurrección fue una experiencia gigantesca, tanta adrenalina en nuestro cuerpo buscando libertad. Sin embargo creo que la guerra es algo desastroso, porque las batallas dejan muchas secuelas, aparte de eso acabó con la vida de muchos amigos, prácticamente es algo que uno llevará siempre dentro de su corazón. En la retirada de Batahola, estábamos varios combatientes, fue un hecho espantoso, ver como la guardia con una ametralladora cincuenta nos emboscó, cayeron muchos jóvenes. Es algo que pasará a la historia porque hubo muchos muertos. La guardia realizó una emboscada que nunca imaginamos. Alguien tuvo que haberles dicho que nosotros íbamos por ahí. A pesar de todo, los sobrevivientes, para bien o para mal, estamos contando el cuento de esa amarga tragedia. 86 II Testimonios y Biografías 20. Álvaro Antonio Pérez Morales. Tenía 19 años, cuando inició la guerra, pero mucho antes me había involucrado en las cuestiones de AES (Asociación de Estudiantes de Secundaria). Para la guerra estudiaba en el Cervantes. Con Yuri Valle, que ahora es el comisionado de la Subestación Uno. Trabajamos juntos para las marchas, se le pegaba fuego a los buses de la ruta seis, de Río Sol. Para las cuestiones del alza de la leche, eran diez o veinte centavos más por litro. Fue una protesta popular, de los estudiantes. Luchamos también cuando estaba prisionero el compañero Tomás Borge y Marcio Jáenz, que estaban en huelga de hambre. También se movilizó al estudiantado de secundaria junto a los universitarios, llegaban compañeros de la UNAN a asesorarnos como organización, y así fuimos involucrándonos hasta llegar a culminar en la insurrección armada y combatir a la guardia en las calles para liberar el país. La represión que la guardia hacía contra la juventud era descomunal. Aquí por gusto te echaban preso, te pegaban y nadie hacía nada. Así me involucré, tanto que me volví un combatiente popular y surgimos como muchos compañeros. Nos tomamos el Barrio Monseñor Lezcano, creo que el 9 de junio, fue temprano como a las seis de la tarde. Recuerdo a la compañera Alba Luz Portocarrero, ella cayó en la insurrección, con el compañero Israel Lewites, los mataron por la Embajada Americana. Eso fue cuando íbamos en retirada para la hacienda El Vapor, pasamos por Batahola. Como sobreviviente de Batahola, llegué hasta El Vapor, de ahí fue la insurrección, es decir el poder organizado del Frente Sandinista, entró a Managua. Las cosas cambiaron, todos los combatientes nos fuimos a reunir a la plaza y comenzó la alegría desbordante del pueblo. Cuando nos retiramos era noche, estaban roqueteando el barrio. No había municiones y nos fuimos para Acahualinca. Dormimos una noche, nos reunimos todos y emprendimos la marcha del repliegue hacia El Vapor. 87 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Los únicos que llevaban municiones eran los que andaban las armas pesadas. Cuando ya habíamos cruzado Batahola, íbamos por los Raspados Loli, llegando a San Judas, ahí se acabaron las municiones. Teníamos una ametralladora treinta de la guardia, que estaba al otro lado del puente, para arriba, cerca de donde es Julio Martínez, desde ahí masacraron a varios compañeros. La población se unió a la marcha, porque sabía que después venía la operación limpieza de la guardia. Para después sacar a la gente de sus casas y matarlas. Fue así que la gente desalojó Managua. Unos se metieron al Seminario Nacional, y otros buscaron los pueblos del sur como Diriamba. Que ya estaba liberado. La cuestión era pasar el cerco del Crucero, hacia Diriamba, por lo que la gente se fue por las montañas, y cafetales… Las instalaciones a la derecha eran los talleres de la Mercedes Benz, para 1979, ahora pertenecen a la Policía Nacional. Desde este punto la guardia se parapetó con una ametralladora treinta, con la que se disparó a los guerrilleros urbanos en la retirada a Batahola. Cuando pasamos por Batahola, cerca de la Embajada Americana, cruzamos detrás de la Cementera, ahí comenzó la masacre de Batahola. La guardia tenía instalada una metralleta treinta al lado de la Mercedes Benz, ahí comenzó a matar gente por cantidades, quizás unos 200 compañeros, entre hombres y mujeres, ahí pereció mucha gente. Los cuerpos fueron levantados. Con las palas mecánicas hicieron una fosa común, para enterrarlos medio muertos, la guardia los aterró, y terminó de matarlos. Estoy organizado en los CPC de Altagracia. Trabajo organizando al pueblo para estar alerta ante cualquier ataque del imperialismo. 88 II Testimonios y Biografías 21. Eduardo Enrique Martínez Rayo (Paco). Fue uno de los primeros en ser organizado militarmente, junto a su hermana Daysi Martínez Rayo. Eran básicamente líderes entre la gente del Barrio Santa Ana. Enrique y Leonardo Iglesias eran los jefes de la célula, ambos comenzaron a realizar recuperes de armas directamente a las casas de unos guardias. De esa manera se obtuvieron rifles de guerra, que fueron entregados a diferentes compañeros, armándolos para la lucha final. Una vez una señora, que se le acercó a su mamá, después de un enfrentamiento que se registró cerca de la colonia Centroamérica, le dijo: que Enrique estaba muerto. La mamá se desmayó, cuando se recuperó se fue a ver un cadáver en la morgue del hospital, pero no era el hijo. La verdad era que Eduardo Enrique había desaparecido. Era miembro activo del Frente Sandinista, tenía que andar clandestinamente. Había dejado su vivienda porque tenía que habitar en casas de seguridad. Se movilizaba con otros dirigentes a los barrios a realizar recuperaciones de armas de fuego. Fue hasta la insurrección que apareció adentro del barrio nuevamente. Haciéndose cargo de un grupo, nació para ser dirigente, era muy aguerrido, un hombre de fuerte contextura física, grande de carácter, valiente, todas esas cualidades lo llevaron a ser un sandinista. Aparte de la represión militar que sufría su familia. Eduardo Enrique guió a sus hermanos (Los Corsario), a integrarse a la insurrección. Pasó de la dirigencia estudiantil a dirigente revolucionario. Después a participar activamente en la lucha armada, logrando así el aniquilamiento de varios guardias somocistas. Al triunfar la Revolución Eduardo Enrique se queda en las fuerzas armadas, fue seleccionado como el mejor de la Contrainteligencia del Estado Mayor General de Ejército Popular Sandinista. Lo ubican como jefe de contrainteligencia en las Minas de Siuna y Rosita. Pero cuando se pierden las elecciones, en 1990, se siente desmotivado porque viene un 89 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola gobierno de derecha a hacerse cargo de todo lo que es el aparato estatal y militar. Renunció al Ejército integrándose a la vida civil. Como Eduardo Enrique llegó a ostentar el grado de Teniente Primero dentro del Frente Sandinista. Lo ubicaron a la altura de instructores soviéticos, porque recibió muchos cursos de inteligencia, cuando sale a la vida civil por votos mayoritarios ocupa el puesto de líder combatiente y colaborador histórico de todo el Distrito II, de Managua. Continúa en esa lucha rescatando y participando en diferentes actividades del partido, como dirigente de los combatientes históricos que del noventa para acá reagrupaban unos 350 compañeros oficiales del Ministerio del Interior, como ex miembros del Ejército Popular Sandinista, y ex combatientes que después del triunfo revolucionario quedaron en la vida civil. Era conocido porque tenía talla de dirigente, incluso fue jefe de un contingente durante la Campaña Nacional de Alfabetización. Dirigente de toda la zona de Jinotega, que abarcaba el Cuá, Bocay, Bocaysito, incluso llegó a enfrentarse a los MILPA que era la milicia popular antisandinista. Era de esa mística que se despojaba de sus cosas para dárselas a las personas menos favorecidas, tenía un inmenso amor hacia los pobres, aprendió a convivir a la par del campesino en la montaña. 22. Julia García, hermana de Jorge Hernández García. Julia García, de 56 años. Mi Hermano era Jorge Hernández García, caído en Batahola. Tenía 20 años, desde los 15 trabajó de correo del Frente Sandinista. Mi familia también trabajó de eso para el F.S.L.N. Mis hermanas también comenzaron a trabajar con el Frente, cuando cayó en la montaña, Carlos Fonseca. Cuando Jorge Hernández García, se metió a la lucha, lustraba, vendía periódicos y estudiaba en la escuela San Martín. Con mi hermano intercambiábamos zapatos cada vez que uno de los dos iba para la escuela. 90 II Testimonios y Biografías A veces pienso que lo mataron porque era un hombre correcto, porque si él decía que así era, es porque así era. Cuando estaba vivo le decía a mi madre: mita, cuando nosotros triunfemos, te voy a andar en una gran camionetota, te voy a andar paseando por toda Managua, ella se ponía a llorar y le decía: hijo, Dios quiera que sea verdad, pero así fue el destino, lo mataron. Una vez que mi madre le celebró sus quince años, llegó una señora llamada Pepa, que era de la guardia nacional. Ella vivía cerca de nosotros, por la bodega Wheelock. Mi hermano estaba bailando, cuando apareció un muchacho y discutió con él, entonces, el chavalo se fue y nosotros no sabíamos que era familia de esa mujer. Entonces la Pepa se fue y llamó a la guardia quienes masacraron a mi hermano, lo sacaron amarrado, lo vendaron, para malmatarlo, porque ella dijo que mi hermano andaba metido en cosas subversivas del Frente Sandinista, eso enfureció a los uniformados, nos golpearon a todos. Otra vecina, doña Isabel Silva, se cruzó la calle y platicó con mi mamá, le dijo: Inés quiero decirte algo, yo nunca te he platicado, pero necesito que nos ayudés, porque aquí la gente mucho sufre, ve lo que le pasó a tu hijo. Mi mamá llamó a mi hermano y a mis hermanas, una de ellas tenía doce años. Fue cuando mi hermano se metió al Frente Sandinista, porque dijo que no lo iban a seguir torturando. Se integró a la guerrilla, en las quemas de los antros. A mi hermano lo mataron en la propia guerra. Lo asesinó un franco tirador. En la propia esquina donde está el palo frondoso de mango. Cuentan sus amigos que lo llamaron para distraerlo, entonces le pegaron un balazo cuando comienza el tiroteo. Fue el doce de junio, desde ese momento mi hermano no habló, levantaron su cuerpo, lo llevaron a la iglesia, donde lo velaron y lo enterraron, en el jardín, junto a otros compañeros. Quince días después por órdenes de mi mamá, exhumaron el cuerpo que estaba intacto, como que no había pasado nada y lo sepultamos en el Cementerio de Monseñor Lezcano. 91 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 23. Dalila Rayo Rosales. Tengo 85 años. Soy Dalila Rayo Rosales. Nosotros sufrimos durante la insurrección porque aquí en mi casa tuve a unos compañeros sandinistas. Uno murió, se llamaba Marcos Sequeira, cayó cerca de la P del H, de Monseñor Lezcano. Después tuve otro joven que era de León. Cuando la guerra estaba más fuerte, se alojó aquí Zulema Baltodano. Tuve a muchos que fabricaban bombas de contacto. Les preparaba la comida. Tengo una hija que ahora vive en Australia. Una vez que no tenía comida para los compañeros que estaban cerca del Cine León, ella se fue con otra amiga y se metió al IFAGAN, que quedaba cerca del supermercado, se metieron y sacaron varias cajas de carne. Por último les daba caldillo de res, porque los combatientes no tenían tiempo ni para masticar. En esas trincheras también estaban mis hijos. Calle del Barrio Monseñor Lezcano, donde permanece, aúnque bastante deteriorada, la sala de espectáculos del Cine León, en este sector hubo cruentos enfrentamientos entre la guardia somocista y los combatientes populares del Frente Sandinista. 92 II Testimonios y Biografías A las tres cuadras de mi casa estaba la guardia. Me arrastraba para echarme en el busto la comida, y cuando veía que ahí andaban los uniformados, me iba y les decía: “cuídense muchachos, que allá están”. Entonces daban la vuelta, no sé si los echaron presos o los mataron. No me doy cuenta. Lo único que escuché es que ahí por la Morazán, venía un Jeep de la guardia. Los guerrilleros les quemaron el vehículo y los ajusticiaron. Después cuando la huída de ellos, quedé sufriendo y llorando, porque también se fueron mis hijos. Pedí a Dios que me los tuviera seguro. En alguna parte, había gente que los daba por muertos. Otros me decían que podían estar vivos. Después me dijeron que era mentira, llorando abrí un hoyo, donde me dijeron que estaban enterrados, y no había nada. Mi marido anduvo ayudándoles. Un hombre dijo: no los busque, porque murieron allí por la San Martín, o por el colegio Gaspar García Liviana. Después me dijeron que me fuera para el Seminario porque todo esto estaba peligroso, mi esposo me dijo que llegaría después porque iba a esperar a mis hijos para que se cambiaran la ropa, entonces cuando salí, dijeron que mis hijos estaban en la Embajada Americana, pero que ahí no podía ir, porque estaba lleno de guardias. Entonces agarré una canasta me la puse en la cabeza, fui a la Embajada y decía: “Papayas, melones, va a comprar”. Cuando ellos (sus hijos), oyeron mi voz levantaron la cortina, me vieron, abren la puerta, corro y me meto. Después se salieron y se fueron para donde las monjas, mi marido se dio cuenta, yo no sé cómo, después respiramos tranquilos, mis hijos aparecieron. Pero para mí fue horrible, aquí pasaba la guardia. Había zapatos arriba de las casas, sangre, por todos lados. Gracias a Dios todos están vivos, y han trabajado con el Sandinismo. Uno perteneció a las tropas, otro trabajó con Humberto Ortega, otro era Seguridad del Estado, uno murió, y era teniente en la Costa Atlántica y cuando Daniel perdió las elecciones presidenciales, dijo que no iba a trabajarle a nadie, así fue el sufrimiento de mis hijos, y de todos los caídos. 93 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 24. Francisco Javier Sánchez Suazo. Soy Francisco Javier Sánchez Suazo, tengo 53 años. Entré de lleno a la lucha, a los 24 años. Nadie pensaba, como decimos acá en Nicaragua que iba a “socar”. Entonces yo les decía a mis amigos “al fragor del combate vamos a ver quién agarra las piedras pómez”, luego llegó la Revolución un 10 de junio y me dijeron “vámonos” y bueno, pues me fui. Durante ese tiempo vendía marihuana. No en mi casa porque ya me había peleado con mi familia, y me había ido allá por la Ceibita. Alquilaba un cuartucho, me acuerdo que yo no sabía manipular armas, aprendí al momento del combate, en pocas palabras, me involucro a partir del 10 de junio, en plena insurrección aquí en Monseñor Lezcano. Después de eso solo le preguntaba a mis amigos que cómo se manejaba ese “fierro”, y me dijeron en la escuadra como se hacía y nos fuimos. Entré motivado por las atrocidades que cometía la guardia, el ver como mataban a los muchachos, como violaban a las chavalas y todas esas barbaries que publicaba, en ese entonces, el diario La Prensa. El diez de junio, ya tenía una pistola nueve milímetros. Pero a eso de las nueve de la mañana del mismo día, llegué a la casa, le dí dinero a mi mamá, incluso entregué a mi hermana unas cosas, diciéndole que me las guardara. Además les afirmé con gran convicción: ¡Voy para la guerra mamá, nos vemos! Amarré en mi cuello la pañoleta roja y negra, Y bueno muchachos nos fuimos. Después de esto, un catorce de junio matan a Henry y a otros combatientes en la toma de la San Martín. Ya el quince, no teníamos municiones y decidimos replegarnos. Esa fue la masacre de Batahola. La verdad nadie dio la orden de replegarnos, sino que nosotros lo decidimos, porque estaban bombardeando y matando muchos civiles. No teníamos con qué defendernos. Estábamos desarmados, entonces tomamos la decisión de irnos. Fue como a las dos de la tarde. Un quince 94 II Testimonios y Biografías de junio. Nos fuimos a la vanguardia, y a la retaguardia, pero la gente civil en el centro. Cuando vamos por la carretera sur, para entrar por la NICALIT, ahí nos bombean (delatan), un “sapo” de ahí, miramos a toda la EEBI. Fue la masacre. Yo sólo sentía los tiros que me pasaban cerca de la cabeza y rezaba ¡Padre Nuestro, ayúdame! Pasó eso, después llegamos a Altagracia, luego a San Judas. Para ese tiempo construían el mercadito. Total, nosotros defendimos el barrio. Amanecimos, pero la guardia nos bombardeó. Después nos dirigimos para el Vapor, otra masacre. Ahí en el Vapor, teníamos un hospital, no sabemos quién nos bombeó (delató), y entró la genocida. Después de eso llegamos al comandito que tenían en el Crucero y les quebramos la vida. Luego me fui para San Rafael del Sur, todo el mundo se dispersó. En San Rafael del Sur, junto a otros compañeros fuimos y nos tomamos el comando del lugar. Pasé a Diriamba, ahí me dio el 19 de julio, estaba alegre. Cuando volví a Monseñor Lezcano, pregunté por los amigos. La verdad, sigo siendo Sandinista, eso no se olvida. ¡Patria Libre o Morir! 25. Rina Rocha Hernández, hermana de José David Rocha Hernández. Nació el 19 de junio de 1961. A los 17 años se integró a la lucha sandinista, estudiaba V año en el Instituto Ramírez Goyena. Vivíamos en el Barrio Monseñor Lezcano. Cuando José David se organizó, nosotros nos enteramos por mi papá. Ya que le llamó la atención. Resulta que mi mamá había caído enferma, le sobrevino un derrame cerebral en 1976. Teníamos hospitalizada a mi madre, pero él se perdía, no llegaba a casa, ni de día, ni de noche. Entonces mi papá le decía ¿Qué te pasa? ¿Qué andás haciendo? ¿Qué no le tenés amor a tu mamá? Ella estaba grave, no tenía uso de razón. Fue ahí que él dijo a mi papá, que andaba en el Frente Sandinista y que iba a seguir luchando por el pueblo. Nosotros como hermanos supimos hasta 1977, porque mucho andaba montado en un vehículo, y decía que era de la seguridad. Se ubicaban en una esquina, se ponía en la otra. Entonces, ahí fue cuando nos enteramos 95 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola que andaba metido en la Revolución. Mi papá trabajaba, pero le empezó a reclamar, aquí en la casa. Él venía con unos chavalos y se juntaban en el patio. Nosotros no nos arrimábamos porque éramos más pequeños. No nos dejaba ver lo que hacían, pero encontramos después varias volantes subversivas, varias cosas, hasta tengo un manual de él, de toda su lucha insurreccional. Después nosotros medio lo apoyábamos. Cuando salía en la madrugada me llegaba a despertar para que mi papá no se diera cuenta, me levantaba a cerrar la puerta para que saliera y cuando me silbaba le abría para que entrara, así le ayudaba. José David decía: que luchaba por el pueblo, ante la represión que había, porque aquí era delito ser joven. Mi hermano era un muchacho serio, reservado, el más callado de todos nosotros, buen estudiante. Tres veces cayó preso. Cuando estudiaba en el Goyena, la primera vez. Mi papá lo sacó, por medio de amistades que lo ayudaron. Solo estuvo preso dos días. Después, vuelve a caer preso, dos días. La última vez que lo arrestaron fue para la huelga de estudiantes, lo capturaron en el Goyena, esa vez sí, estuvo veinte días prisionero. Salió de la cárcel el día de la toma del Palacio Nacional. No sale precisamente por lo que se estaba haciendo ahí, sino porque mi papá andaba una orden de libertad. Da la casualidad que ese mismo día, mi hermano sale en la mañana, salió golpeado, con las costillas fracturadas. Después que sale empiezan los hostigamientos seguidos contra la casa. Eran vehículos civiles. Era a cada rato. Entonces, cuando la insurrección aquí en el barrio, él se apareció tres días después. Cuando se da el abandono del barrio, mi papá lo fue a buscar y se le arrodilló y le dijo: que se quedara, que él lo iba a sacar de Managua, que no se fuera, y él le dijo que no, que si se iba a morir, sería luchando por el pueblo. Esas fueron las últimas palabras de mi hermano, de ahí no lo volvimos a ver. Antes que ganara la guerra el Frente Sandinista, nosotros andábamos viendo todo cadáver que aparecía. Íbamos a buscarlo, porque podía estar muerto, o vivo. Cuando se da el triunfo, toda la familia de mi papá se puso a buscarlo en Granada, y Managua. Cuando aparece la fosa, donde había un montón de cadáveres cerca del Campo de Marte, nos dicen que posiblemente esté ahí. Anduvimos viendo todos los caídos, y nada. 96 II Testimonios y Biografías Ese día no fuimos, ahí ya empiezan a decirnos que David había muerto. Que él había caído en la retirada de Batahola. Porque decían que la mayoría de sus compañeros, todos los que estaban organizados en su columna, habían caído. Entre ellos estaba él. Entonces empiezan ellos a aparecer y a decir que era posible que David haya caído, porque había pasado bastante tiempo. Mi mamá nunca creyó eso, porque cinco o seis años después, ella decía que su hijo estaba vivo. Posteriormente, mi Papá le había comprado un anillo de oro con una plancha que tenía las iniciales de él, y los dejó en una casa cercana, y dijo que si le pasaba algo, que lo vinieran a dejar aquí a la casa. Con el tiempo, ese anillo lo vinieron a dejar aquí, a la casa. José David no se bachilleró. Porque la masacre fue en junio. Él estaba en V año, iba a cumplir 17, cuando se fue a la guerra. Era buen alumno. 26. Fanor Ibarra González (Comandante Benito) Tengo 64 años. Cuando me involucré tenía, unos 30. Mi seudónimo era Comandante Benito. Estuve en la insurrección urbana, mi habitación fue casa de seguridad, también fue centro de entrenamiento. Aquí se entrenaban, en arme y desarme. Tuve en mi poder parte del armamento con que defendimos Monseñor Lezcano, los rifles estaban en mi vivienda, en un buzón. Para la insurrección llegó a traerme un microbús, y comenzamos a repartir armas en el Barrio Monseñor Lezcano y toda la Colonia Morazán. Estaba involucrado con los terceristas, prácticamente fui reclutado por mi hermano, comenzamos a reclutar gente entre ellos Santiago Núñez, Ramiro García, Pablo Emilio Buitrago, y la familia Mayorquín, todos ellos estuvieron bien metidos en la guerra. Tuvimos un amigo que era enfermero, Manuel Torres, quien atendió a los heridos. Mucha gente de aquí del barrio cooperó levantando barricadas y dando comida a los combatientes. Escapé de morir, cuando la guardia me agarró, vestido de bombero. Alguien dijo que había combatido y me iban a fusilar en el último portón del Cine León. En eso desembocó un Jeep del CONDECA, donde venía un civil, quien 97 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola dijo que yo era bombero, que no me mataran, entonces la guardia me dejó libre. Me fui al cuartel de bomberos. Luego, como me andaban buscando estuve refugiado en la Embajada de Venezuela. Aquí estuvo un norteamericano y un coreano. Otro coreano murió en la San Martín, y otro por el Ceibo, en donde está el Hospital Dermatológico. Esos francotiradores causaron varias bajas y heridos, uno de las primeras víctimas creo que fue Zulema Baltodano. Entrada principal del Hospital Dermatológico de Managua, lugar donde se ubicaron francotiradores mercenarios (coreanos y norteamericanos), que apoyaron hasta el último momento a la dictadura somocista. Desde este centro asistencial especializado asesinaron a muchos guerrilleros, entre ellos a Zulema Baltodona. Este Cine León, no solo ha quedado como punto de referencia, sino como un recuerdo histórico. Aquí cayeron muchos compañeros, hombres mujeres y hasta niños. Ha sido parte de la cultura de este barrio. Porque cuando se fundó el Cine León, todo esto era potrero, lo que había aquí al frente era un puesto de agua, corrales donde había vacas. El administrador se llamaba Miguel Trejos, hoy, el Cine León, es un punto de referencia, nacional e internacional. Yo era profesor en distintos colegios, eso era lo que hacía, después estuve trabajando con el MINSA, como entomólogo, en el control de plagas. A raíz de la revolución, quedamos sin trabajo. Luego en 1980, fui a trabajar como responsable de proyecto en Jalapa. En el sector tabaco, hasta en el 1990, que triunfa doña Violeta, a todos los que estábamos trabajando ahí, nos corrieron. Desde entonces me dediqué a mis negocios. 98 II Testimonios y Biografías 27. Javier Salvador Valverde Cáceres (Andrés). Nació en Managua, el 16 de agosto de 1963, sus padres fueron María Esther Cáceres Zúñiga y Rodolfo Valverde Urbina. Sus estudios de primaria los realizó en el Colegio José Dolores Estrada, la secundaria en el Instituto Ramírez Goyena. En mayo de 1977 se integró a la FES (Frente Estudiantil de Secundaria). En junio de 1979, bajo las órdenes del compañero William García, se trasladó a El Dorado. Luego fue al sector de Linda Vista donde combatió cuatro días, cuando la retirada en repliegue a San Judas, pasando por Batahola, fue emboscado por la guardia, cayendo en combate el 15 de junio de 1979. 28. Cristina de Jesús Mendoza Tinoco, madre de Víctor Manuel Aguirre Mendoza. Víctor Manuel Aguirre Mendoza, murió en Batahola. Su madre está orgullosa del acto heroico de su hijo. 99 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 29. Victoria Rugama Ríos, madre de Pedro Antonio Tuckler Rugama. Mi hijo nació el 27 de julio de 1962, tenía 17 años cuando lo mataron. A mi casa llegaban los muchachos. Creía que a jugar naipe. Pero una vez apareció la guardia en la casa, esos jóvenes no hallaban donde meterse. En un cuarto, ellos practicaban como iban a hacerle a la pistola para disparar. Le dije a mi hijo: ¡Ve Toñito, vos andás en eso¡ Me dijo: no mamá, no se preocupe. Él se cambiaba en la casa, se ponía ropa de guardia. Después supe que estaba preso en la Tercera. Yo fui a la Tercera y esos guardias nos decían bascosidades. Para la insurrección le dije: vámonos, el respondió, mamá, si me quedo me matan y si me voy también. Cuando llego al Seminario escuchamos una balacera, eran las ametralladoras 50. Ahí cayó mi hijo. Escapé de morir porque solo me enviaban seudónimos. Me mandaban a buscarlo a Masatepe, a todas partes. Fue lo más horrible para mí, saber que mi hijo había caído. Que nunca lo hallaba. Fui a la Cuesta del Plomo y solo hallamos huesitos humanos, fui a la KOMATSU. Ahí nos volaron balazos porque todavía en el lugar, había guardias. Escapé de morir porque nunca había perdido un hijo. Mi hijo murió el 15 de junio de 1979, fue horrible para mí, jamás lo olvidaré. 100 II Testimonios y Biografías 30. Rosa Clementina Ramírez, madre de Samuel Antonio Medal Ramírez. Tengo setenta años, mi hijo se llamaba Samuel Antonio Medal Ramírez. Nació en 1964, tenía quince años y medio cuando lo mataron. El se integró a la lucha desde 1977, cuando estudiaba primaria. En 1978 entró al Ramírez Goyena, en 1979 también permanecía en el Goyena, pero no estudiaba porque participaba de lleno en la lucha. Trabajaba, y mi hija me decía que iban a traer a unos compañeros a la casa, porque iban a estudiar. Bueno, le decía, está bien. Mi hija me decía, mamá lo que hacíamos no era estudiar las clases, eran los planes de la guerrilla. Mi hija sabía lo que él hacía, dice que mi hijo se disfrazaba de mujer, para que no lo reconocieran. Un día lo encontré poniéndose mi ropa. Le dije, ¡Samuel Antonio estás loco¡. ¡Parecés mujer¡ No mamá, me dijo, solo estoy de loco, viendo como sería, si yo fuera mujer. Pero mi hija me explicó, mamá, Samuel se disfraza para andar en esas cosas de las bullas de los sandinistas. En el Colegio San Martín, puso con otros compañeros una manta. Era de la GPP. El 15 de junio, para mi fue doloroso, él cayó con varios, dicen que fueron 180. Yo creo que fue una emboscada que les hizo la guardia. Mi marido y yo fuimos a ese lugar y encontramos unas cosas de los asesinados, cosas que dejaron los muchachos. Lo anduve buscando pero no dí con él, hasta que me dijeron que había caído en Batahola. 101 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 31. Olga Hernández, madre de Juan Rafael Bermúdez Hernández y José Enrique Bermúdez Hernández. Mis hijos cayeron en la retirada de Batahola. Perdí a los dos. No podría dar mucha información, me cuesta recordar. Recibo ayuda del Estado. Me reúno con las otras madres de caídos cada vez que puedo. Estamos todas viejecitas. No podemos andar en todos lados. José Enrique Bermúdez. 102 Juan Rafael Bermúdez. II Testimonios y Biografías 32. Jazmina del Carmen Bustamante. Nació en febrero de 1960, su madre doña Carmen Bustamante. Realizó sus estudios primarios en el colegio Modesto Armijo, destacándose por su excelente rendimiento académico. Su secundaria fue realizada en el Instituto Corazón de Jesús del barrio Monseñor Lezcano. Al terminar su secundaria comenzó a trabajar en la zona franca en la elaboración de pantalones, en donde estuvo hasta el día de su muerte, jamás realizó estudios universitarios. Se integró al F.S.L.N a mediados del año 1978, cuando comenzó a recibir mensajes y órdenes directas de Manuel Olivares, las que quemaba para evitar que su mamá encontrara. Ella ocultó todas sus actividades y reuniones de planificación para la insurrección final. También hizo lo mismo con su novio que era unos años mayor. Jazmina murió asesinada por la genocida guardia nacional el 15 de junio de 1979, en las inmediaciones de la antigua Embajada Americana alrededor de las dos de la tarde. Sus restos nunca fueron recuperados por su madre. 103 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola 33. Eduardo José Argüello Bohórquez (El Ñato). Nace en Managua, en el Barrio Monseñor Lezcano, el 12 de Octubre de 1959. Hermano del Tri-campeón nacional Alexis Argüello. Según testimonios de compañeros de lucha insurreccional era de tendencia tercerista. Su seudónimo era “El Ñato”. Junto con sus compañeros de lucha había recuperado una camioneta y se fue al lado de Batahola. Ahí se encuentra con la retirada a Batahola el 15 de junio de 1979. Aunque en su monumento, que se encuentra de Correos de Nicaragua 2c. abajo 2 ½ al sur; se lee que fue asesinado el 16 de junio. Muchos de sus compañeros de lucha sostienen que la última vez que lo vieron fue ese día doloroso del 15 de junio en que se da la masacre en Batahola. Por ello cuenta como uno de los caídos en Batahola. El fue, según testimonios, un joven dinámico, de carácter alegre, amistoso. Sus padres fueron Guillermo Argüello y Zoila Bohórquez. 104 III TESTIMONIOS DE UNA FAMILIA QUE APOYÓ LA INSURRECCIÓN EN LOS BARRIOS OCCIDENTALES 34. Edgar Camacho Flores (Santiago). / 35. Roberto Camacho Baltodano. / 36. Roberto Camacho Flores. Memoria Historica: Heroes y Martires de la Masacre en Batahola III Testimonios de una Familia 34. Edgar Camacho Flores (Santiago). Nací el 4 de noviembre de 1961, tenía 17 años cuando me involucré en la lucha insurreccional. Fui organizado en el Frente Sandinista en 1977, 1978, 1979, hasta que llegamos a la insurrección final. Mi participación era a nivel estudiantil, organizado con la AES (Asociación Estudiantil de Secundaria), luego me pasaron al FER (Frente Estudiantil Revolucionario). Las actividades que se desarrollaron ahí eran: tomas de colegios, asalto a los camiones cerveceros, repartidores de leche, para recaudar fondos y dárselos en la clandestinidad a los altos dirigentes. Todo ese dinero iba a la organización clandestina F.S.L.N. Participé en la toma de colegios, como el Ramírez Goyena, Manuel Olivares, Maestro Gabriel y Miguel de Cervantes. Al momento del repliegue, nosotros estábamos en una casa de seguridad, esperando el aviso, un vehículo nos iba a dejar armas en Monseñor Lezcano. Nos estábamos preparando para darle los golpes finales a la dictadura más oprobiosa de latinoamericana, el régimen de Anastasio Somoza y su aparato represivo, la guardia y la EBBI, El 15 de junio, nosotros hicimos dos repliegues, uno se dirigió hacia Batahola y el otro se dirigió al sector de Los Martínez, nosotros salimos hacia Los Martínez, en busca de más armamento porque no teníamos municiones, ya no teníamos nada, estábamos en retirada. Yo tuve que sacar de la casa a mi abuelita, a mi papá, mi familia de Monseñor Lezcano, porque nos andaban con fotografías, la guardia nos buscaba por todas partes. Nos perseguían porque colaborábamos, y éramos militantes del 107 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Frente Sandinista. No terminé mis estudios, llegué hasta el ciclo básico, porque sé que había un momento, para organizarse y derrotar a la guardia y a Tacho Somoza ya que nos estaba masacrando. Mi participación era hacer afiches y pancartas ponerlas en las paredes, participé en ajusticiamientos, emboscada a casas de esbirros paramilitares somocistas, que eran colaboradores de la guardia. Compañeros que recuerdo de la lucha: Armando Montoya, yo lo organicé, Mundo Montoya hermano de Armando, Pedro Rafael Espinosa, y Manuel Espinosa, compañeros caídos en combate en recuperación de pistolas, ellos fueron asesinados cerca de las Huellas de Acahualinca. Mis motivaciones era derrotar a la guardia, nos perseguían por ser jóvenes. Nos buscaba la OSN, la mano blanca, que era quien se encargaba de hostigarnos, no podíamos estudiar tranquilos. Hoy veo bastante bien las formas de lucha, el Presidente Daniel Ortega Saavedra, ha hecho grandes cambios, tenemos más libertad, y quiero agregar, durante la insurrección, la casa de nosotros fue saqueada. Evacué a mi familia hacia el colegio Manuel Olivares. El compañero Manuel Olivares, anduvo combatiendo conmigo en la Nacional de Comercio, tuvo un operativo, pero después salí en retirada hacia Costa Rica. Recuerdo que llegó un avión Hércules y nos trasladó hacia San José, Costa Rica. Ya en Costa Rica buscamos contactos para operar con el Frente Sur Benjamín Zeledón. Hicimos los contactos con los compañeros Damián, mi primo Roberto Flores, mi hermano José Camacho y Carlos Hurtado. Así nos integramos al Frente Sur Benjamín Zeledón, nosotros tuvimos combate en el Ostional, y el Naranjo, logramos pasar todas esas barreras en la montaña. Gracias a Dios estoy vivo. 108 III Testimonios de una Familia 35. Roberto Camacho Baltodano. Nací el 4 de febrero de 1921, tenía más o menos 50 años. Cuando empecé a simpatizar con el Frente Sandinista. Por eso colaboraba junto con mis hijos en toda forma. Cuando trabajaba en la Cervecería Toña, apareció la guardia somocista a las 4 de la mañana, yo era vigilante, cuál es mi sorpresa cuando veo llegar a mi hijo en el carro de los uniformados, cuando él se baja, me dice: Papá no es conmigo, es con usted, vienen a traerlo. Entonces dejé la empresa con los otros vigilantes. Ahí andaba el mentado guardia Juanón. Me llevaron preso a la Ajax Delgado. La razón de estar preso fue que mi hijo había hecho un asalto a mano armada, le quitaron el revólver a unos vigilantes y se fueron a hacer una persecución a un señor que nos hacia la vida imposible en Monseñor Lezcano, se llamaba Edgar Sequeira, él nos denunciaba, por su culpa los guardias nos catearon cinco veces la casa. Estando preso, dijeron, este es el famoso Roberto Camacho. Me encarcelaron, donde habían como 50 jovencitos. Primera vez que me arrestaban, estaba tímido, pero al mismo tiempo valiente. Porque los cipotes eran alegres, gritaban y lanzaban vivas a favor del F.S.L.N. Tres días después la guardia pasó lista, dije: voy a salir, pero fue lo contrario. Me sacaron de una celda para meterme a otra que le llamaban la chiquita, donde cabíamos apenas tres personas. Al frente, en otra celda estaba Chagüitillo. (Domingo Sánchez). Me entristecí al ver que a medianoche, llegaban dos guardias, agarraban a un joven, le pegaban varios golpes, lo tomaban de la cabeza para estrellársela contra la pared. Lo noqueaban y 109 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola se lo llevaban, ese muchacho no volvía. En la mañana la guardia metía a otro para reponerlo. Entonces, les decía a mis compañeros de celda, mañana soy yo. Los muchachos me respondían, no viejo, a vos no te tocan, es con nosotros. Así, en zozobra transcurrieron los días que estuve preso, pude ver que diariamente sacaban a un joven prisionero, lo mataban y lo reponían. Al siguiente día noqueaban a otro se lo llevaban y lo desaparecían. Sucesivamente vi salir a decenas de muchachos. Eso fue triste. Mi esposa gestionaba para que yo saliera. Había un tal Abelardo Coronado, que tenía una querida a las tres casas, de la mía, vivía con la Teresa Guevara, a él le convenía tener amistades en la cuadra, era uno de los guardaespaldas de Somoza. Mi esposa le rogó. De pronto me llaman, Roberto Camacho, queda libre. Abelardo Coronado, me sacó. Le convenía ser bueno. Después de la insurrección cayó preso Abelardo Coronado, a los diez años salió. Intentamos sacarlo al ver la bondad del hombre, hasta recogimos firmas en el barrio, fuimos donde estaban todas las fotos de todos los marcados con una cruz roja. Los que estaban bien “pegados”, y los que estaban limpios. Abelardo no tenía la cruz roja, pero fue imposible, me dijo el que estaba en la máquina, no hombre: éste, fue malo, le convenía ser bueno con ustedes, no vuelvan por él. Salió a los diez años, se fue para Canadá y no regresó. Al final, abandonamos la casa de Monseñor Lezcano, hicimos un hueco por detrás. La casa quedó abandonada porque la guardia nos desbarató todo, mi familia se fue a vivir a Las Brisas, cerca del Colegio Manuel Olivares. La guardia vivía cateándonos. 110 III Testimonios de una Familia 36. Roberto Camacho Flores. Mi historia es sencilla, después del triunfo. Fui insurrección. No me organicé, pero para la guerra tuve que amarrarme los pantalones. Tenía 17 años cuando comencé con una 38 que me entregó Vidal, un paramilitar del barrio. Cerca del Ceibón, me regalaron un par de botas militares. Después, en plena insurrección nos mandan al lado de Acahualinca, porque ahí se estaba metiendo la guardia, pero cuando vengo de regreso, como a las dos de la tarde, con otros compañeros nos dicen que ya la gente se había ido, era la retirada de Batahola, andaba con Paladino, “El Flaco”. Me dicen, no hay nadie, toda la gente se fue, no hay nadie, estábamos en la casa donde vivía Nemesio Porras, el jugador, entonces nos fuimos para el sector de Los Martínez. Me metí en la escuela Luís Fonsi con varios compañeros. Después como a las cinco, yo miraba peligroso, entonces me metí al Manuel Olivares. Ahí nos encontramos todos los hermanos Camacho. Mi mamá llega y dice: hijos no estén aquí porque la guardia anda sacando a la gente. Ya llegaron al Barrio Miraflores, al Seminario, ahí han sacado gente. Tenemos una casa de seguridad, dijo mi mamá, detrás del súper de Linda Vista. Nos vamos los tres hermanos y ahí estuvimos, pero en la noche, llega un BECAT (Brigada Especial Contra Actos Terroristas), solo teníamos un revólver 38. Mi hermano dice, aquí nos quedamos, yo seré el primero. Pero el BECAT está ahí, con una ametralladora 50, instalada, en ese momento parece que los atacaron, y cae el guardia que estaba arriba del BECAT. Inmediatamente el BECAT y sus ocupantes huyen, agarran hacia el lago y nos salvamos. 111 Memoria Histórica: Heroes y Mártires de la Masacre en Batahola Le digo a mi hermano, hay que jalarnos. Nos fuimos de ahí a meternos al Manuel Olivares. La vecina de la casa de seguridad que habitaba atrás del súper de Linda Vista, era paramilitar (oreja). Ella fue la que nos “vendió”, que ahí estábamos. Mi mamá después llegó con las partidas de nacimiento, como yo nací en Costa Rica, también José, mi hermano, entonces nos fuimos en un avión Hércules español, nos asilaron en la Embajada tica, en San José, Costa Rica. Estuvimos donde una tía, pero participábamos en las actividades del Frente Sandinista. Vimos en acción al Indio Fontana Rosa, Guillermo Enrique, Carlos Mejía, estaban tocando música en un acto cultural. Después nosotros decidimos venirnos a la Cruz, vivimos una experiencia. Nos capturan y creen que somos guardias. Nos llevan a una iglesia, pero había un muchacho que le decían M-19, que reconoció a todos. Los otros decían son guardias, hay que pasarles la cuenta. Nos capturan en Liberia. Pero cuando estábamos en la iglesia, M-19 nos identifica. Estos son combatientes, son de Managua y se familiarizó la cosa. Nos llevaron a la Cruz, donde 17 compañeros acababan de caer, eran internacionalistas, nos quedamos en una cocina ayudando, mi hermano se integró y lo mandaron más adentro. Para el triunfo nos venimos. 112 IV Bibliografía Memoria Historica: Heroes y Martires de la Masacre en Batahola IV BIBLIOGRAFÍA 1. Barbosa Miranda, Francisco José. Historia Militar de Nicaragua, Managua. 2009. 600 pp. 2. Barreto Pérez, Pablo Emilio. Insurrección Sandinista Victoriosa: Repliegue a Masaya (Libro Testimonial). Arte y Diseño. 2da. reimp, 2009. 320 pp. 3. Barreto Pérez, Pablo Emilio. Masacres Somocistas. Lit. El Renacimiento. 199? 146 pp. 4. Traña Galeano, Marcia. Apuntes sobre La Historia de Managua. 1ra ed. Edt. Aldina. Managua. 2000. 280 pp. 5. Kinloch Tijerino, Francés. Historia de Nicaragua. 2da. edición. Managua. IHNCA. 2005. 409 pp. 6. Núñez, Carlos. Un pueblo en armas. Edit. Vanguardia. Managua. 1986. 411 pp. 7. Salvatierra, Sofonías. La Guerra Nacional. Aldila Editor. Managua. 2006. 280 pp. 8. Torres Lazo, Agustín. La Saga de los Somoza: Historia de un Magnicidio. 2da. edición. Hispamer. 2002. 472 pp.