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NUEVAS FRONTERAS DE LA POLÍTICA SOCIAL Construyendo igualdad de oportunidades a través de garantías sociales Nuevos enfoques de política social y cumplimiento de derechos Estanislao Gacitúa-Marió, Andrew Norton, Sophia V. Georgieva y Leonardo Moreno Editores 1 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Esta edición en español está dedicada a celebrar la vida y obra de Estanislao Gacitúa-Mario, quien falleció en 2011. Esta publicación cuenta con el espíritu de su profundo compromiso con la justicia social y con el objetivo de hacer realidad su visión de las posibilidades humanas y la transformación social, por lo cual luchó hasta los últimos días de su vida. NUEVAS FRONTERAS DE LA POLÍTICA SOCIAL Construyendo igualdad de oportunidades a través de garantías sociales Nuevos enfoques de política social y cumplimiento de derechos Estanislao Gacitúa-Marió, Andrew Norton, Sophia V. Georgieva y Leonardo Moreno Editores 3 © 2009 Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial 1818 H Street NW Washington DC 20433 Teléfono: 202-473-1000 Internet: www.worldbank.org E-mail: [email protected] Derechos reservados 1 2 3 4 12 11 10 09 La presente edición en español es traducción de la obra original publicada por el Banco Mundial en inglés con el título “Building equality and opportunity through social guarantees: new approaches to public policy and the realization of rights” en 2009. Si alguna parte del texto de la edición original en inglés no coincide con el texto de esta traducción, prevalecerá la edición original en inglés. Este volumen es un producto del personal del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial. Los resultados, interpretaciones y conclusiones expresados en esta publicación no necesariamente reflejan la opinión de los Directores Ejecutivos del Banco Mundial o de los gobiernos que representan. El Banco Mundial no garantiza la exactitud de los datos incluidos en esta publicación. Las fronteras, colores, denominaciones o cualquier otra información mostrada en los mapas de la obra no implica ninguna opinión por parte del Banco Mundial respecto a la situación legal de dicho territorio o la aprobación y aceptación de dichas fronteras. Derechos y permisos La propiedad intelectual de los materiales de esta publicación está registrada. La copia o la transmisión de partes o de toda esta obra sin permiso pueden constituir una violación de la legislación aplicable. El Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial fomenta la difusión de su trabajo y por lo general concede rápidamente permiso para reproducir partes de este libro. Si desea solicitar permiso para fotocopiar o reimprimir una parte de esta obra, por favor envíe una solicitud con la información completa a Copyright Clearance Center Inc., 222 Rosewood Drive, Danvers, MA 01923, USA; teléfono: 978-750-8400; fax: 978-750-4470; página web: www.copyright.com. Cualquier pregunta sobre derechos y licencias, incluyendo los derechos subsidiarios, deberá dirigirse a la Office of the Publisher, The World Bank, 1818 H Street NW, Washington, DC 20433, USA; fax: 202-522-2422; correo electrónico: [email protected]. ISBN: 978-0-8213-7883-0* eISBN: 978-0-8213-7963-9* DOI: 10.1596/978-0-8213-7883-0 Traducido por: Elena Mora Sevillano y Tania Sobrino Flores Editado por: Fundación Superación de la Pobreza Foto de portada: © Edwin Huffman / World Bank Photo Library Diseño de portada: Naylor Design, Washington, DC Datos del catálogo de publicación de la Biblioteca del Congreso Building equality and opportunity through social guarantees: new approaches to public policy and the realization of rights / Estanislao Gacitúa-Marió, Andrew Norton, and Sophia V. Georgieva, editors. p. cm. — (Nuevas fronteras de la política social) Incluye referencias bibliográficas e índices ISBN 978-0-8213-7883-0 (pbk.)—ISBN 978-0-8213-7963-9 (electrónico) 1. Política social. 2. Globalización – aspectos sociales. I. Gacitúa-Marió, Estanislao. II. Norton, Andrew, 1965- III. Georgieva, Sophia V. HN18.3B85 2009 320.609172’4—dc22 2009019925 * Este número corresponde al ISBN y al eISBN respectivamente para la versión impresa en inglés y para la versión digital en inglés. NUEVAS FRONTERAS DE LA POLÍTICA SOCIAL En muchos países en desarrollo, la combinación de las actuaciones del Estado, las imperfecciones del mercado y las persistentes desigualdades estructurales han minado la efectividad de la política social. Para superar estas dificultades, la política social debe ir más allá de los enfoques convencionales de provisión de servicios y perseguir el logro de los objetivos del desarrollo: igualdad de oportunidades y justicia social. Esta colección ha sido creada para promover el debate entre los miembros del sector del desarrollo, representantes políticos y académicos; y a su vez, ampliar la comprensión sobre los desafíos de la política social en el contexto de los países en desarrollo. Los libros de esta colección están vinculados a la Estrategia de Desarrollo Social del Banco Mundial. Esta estrategia se enfoca al fortalecimiento ciudadano transformando las instituciones para hacerlas más inclusivas, flexibles y responsables. Esto implica la transformación de los individuos y beneficiarios en ciudadanos con derechos y responsabilidades. Los temas tratados en esta colección incluyen la igualdad y el desarrollo; los activos y medios de vida; la ciudadanía y la política social basada en derechos; así como las dimensiones sociales de las infraestructuras y el cambio climático. Títulos incluidos en la colección: • Assets, Livelihoods, and Social Policy (Activos, medios de vida y política social). • Building Equality and Opportunities Through Social Guarantees: New Approaches to Public Policy and the Realization of Rughts (Construyendo igualdad de oportunidades a través de garantías sociales: Nuevos enfoques de política social y cumplimiento de los derechos). • Inclusive States: Social Policy and Structural Inequalities (Estados inclusivos: Política social y desigualdades estructurales). • Institutional Pathways to Equity: Addressing Inequality Traps (Caminos institucionales hacia la igualdad: corrigiendo las trampas de la desigualdad). Anis A. Dani Editor de la colección Asesor, Política Social 5 ÍNDICE Prólogo Sobre los editores Sobre los autores Agradecimientos Abreviaturas 9 11 12 16 18 Capítulo 1. Introducción: política social, ciudadanía y ejercicio de los derechos Andrew Norton, Estanislao Gacitúa-Marió, y Sophia V. Georgieva 20 PARTE I. PERSPECTIVAS DE POLÍTICA SOCIAL BASADA EN LOS DERECHOS HUMANOS Capítulo 2. Aumento de la inclusión social a través de las garantías sociales Estanislao Gacitúa-Marió y Andrew Norton Capítulo 3. Gobernabilidad democrática y creación de instituciones para el desarrollo de políticas de inclusión social: la experiencia latinoamericana Estanislao Gacitúa-Marió, Sophia V. Georgieva y Leonardo Moreno 48 Capítulo 4. Política social integral para una globalización inclusiva y sostenible Steen Lau Jorgensen y Rodrigo Serrano-Berthet 59 PARTE II. IMPLANTACIÓN DE POLÍTICAS SOCIALES CON ENFOQUE DE DERECHOS: EJEMPLOS EN EL CARIBE, AMÉRICA LATINA Y SUDÁFRICA Capítulo 5. Implantación de garantías sociales: el Régimen de Garantías Explícitas en Salud de Chile Leonardo Moreno y Mauricio Rosenblüth 84 Capítulo 6. El papel de los tribunales en el cumplimiento de los derechos en materia de vivienda y salud: el caso de Sudáfrica Sibonile Khoza 121 6 ÍNDICE 7 Capítulo 7. Fomento de la equidad social: Bolivia, Ecuador y Perú Sophia V. Georgieva, Enrique Vásquez, Gover Barja, Fernando García Serrano y Ramiro Larrea Flores 154 Capítulo 8. Logro de la ciudadanía igualitaria e inclusiva a través de la política social: los casos de Jamaica y San Cristóbal y Nieves Rachel Hannah Nadelman, Lavern Louard-Greaves y Carol Watson Williams 186 Capítulo 9. Persiguiendo una política social integral: el caso de Uruguay Fernando Filgueira, Sophia V. Georgieva y Sergio Lijtenstein 224 Capítulo 10. El camino hacia la paz a través de la construcción de ciudadanía: garantía del derecho a la salud y a la educación en Colombia Flávia Carbonari y Jorge E. Vargas 241 Índice analítico CUADROS 1.1. Las dimensiones de las garantías sociales: resumen 3.1. Política social en América Latina: una perspectiva histórica 4.1. Cuatro funciones esenciales desempeñadas por las redes de protección 4.2. Nuevas fronteras en la política social 4.3. Redistribución de recursos entre la población menos necesitada 5.1. Mecanismos de reparación: el papel de la Superintendencia de Salud 24 52 63 66 76 97 FIGURAS 4.1. Marco de análisis de la política social globalizada 4.2. Economías y regiones seleccionadas, clasificadas según el régimen de bienestar 60 69 TABLAS 1.1. Matriz de los ámbitos y dimensiones de una garantía social 2.1. Ámbitos y subdimensiones de una garantía social 5.A.1. Enfermedades incluidas en el GES, según la etapa de ampliación de la lista 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile 5.B.2. Gasto en el GES basado en las asignaciones presupuestarias 5.B.3. Ámbitos de gasto en el presupuesto del GES en función de las asignaciones 6.A.1. Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica 27 45 101 103 115 116 139 8 ÍNDICE 7.1. Matriz de las garantías sociales en programas de educación en Bolivia, Ecuador y Perú 7.2. Matriz de las garantías sociales en programas de salud seleccionados en Bolivia, Ecuador y Perú 8.1. Matriz de las garantías sociales en materia de educación, vivienda y salud en Jamaica 8.2. Matriz de las garantías sociales de educación y salud en San Cristóbal y Nieves 9.1. Matriz de las garantías sociales para las políticas de protección social en Uruguay 10.1. Matriz de garantías sociales en materia de salud y educación en Colombia 162 172 191 209 228 257 PRÓLOGO Esta obra es el producto de la colaboración entre el Banco Mundial y un gran número de instituciones, entre las que se incluyen la Organización de Estados Americanos y la Fundación Superación de la Pobreza de Chile, la cuales han cofinanciado el trabajo aquí presentado. Aunque en este prólogo no procede detallar todas las personas que han contribuido en la elaboración de la obra, quisiera comenzar resaltando el carácter colaborativo de este trabajo y agradeciendo a todos nuestros colegas su implicación. Se presenta un enfoque innovador de política social que, creemos, puede llegar a transformar la capacidad de los Estados para implementar políticas que fomenten la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos. El enfoque se construye en torno a un marco de garantías sociales que enfatiza las múltiples dimensiones de la provisión de servicios y la plena efectividad de los derechos. El enfoque de garantías sociales transforma los derechos abstractos en normativas bien definidas que se pueden utilizar como marco para establecer una política pública que rinda cuentas a los ciudadanos. Se subraya que el pleno cumplimiento de los derechos sociales no sólo requiere prestar atención a las dimensiones de acceso, sino también a la calidad, la protección financiera y la disponibilidad de mecanismos de reparación. Las garantías sociales refuerzan el concepto de ciudadanía mediante la importancia otorgada a los mecanismos políticos y los procesos democráticos requeridos para definir y sustentar estas normativas. Es imprescindible realizar un riguroso análisis de los recursos públicos disponibles, de la perspectiva adoptada por las instituciones, de los enfoques programáticos y del marco legal en vigor, para reforzar la provisión de garantías sociales y para asegurar que los servicios prometidos pueden prestarse a toda la población. En esta obra se examinan el qué y el cómo respecto a la mejora de la provisión de servicios; en otras palabras, las modificaciones necesarias para lograr un cambio político que favorezca a los más pobres. La implantación de la reforma del sector de la salud a través de las garantías explícitas en el caso de Chile es un ejemplo que demuestra el fuerte potencial de una política de garantías sociales para lograr el apoyo de un amplio espectro de grupos políticos y sociales. En la serie de casos estudiados, la obra demuestra que el enfoque de garantías sociales se puede aplicar en distintos sectores, entre los que se incluyen la vivienda y la protección social. La mayoría de los casos son estudios realizados en América Latina y el Caribe. El caso de Sudáfrica se ha incluido para ilustrar la manera tan innovadora en la que el Estado sudafricano ha modificado su compromiso constitucional para hacer efectivo el derecho a la vivienda. En resumen, presentamos este material con el objeto de sugerir a las comunidades políticas un nuevo y práctico enfoque para promover la mejora de los servicios y la igualdad de oportunidades, así como para reforzar los derechos de los ciudadanos a través de la política social. El 9 10 PRÓLOGO enfoque de las garantías sociales favorece un contrato social mejor definido y más fuerte entre los ciudadanos y el Estado. A la larga, un enfoque de política social más integral, como el propugnado por el enfoque de las garantías sociales, puede también fortalecer la gobernabilidad democrática. José Miguel Insulza Secretario General Organización de Estados Americanos SOBRE LOS EDITORES Estanislao Gacitúa-Marió es especialista en Desarrollo Social en el Departamento de Desarrollo Ambiental y Socialmente Sostenible de la Región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. El Dr. Estanislao Gacitúa-Marió tiene un máster y un doctorado en Sociología (Desarrollo Internacional) y una amplia experiencia en asuntos relacionados con el análisis social, el desarrollo comunitario, la pobreza, la exclusión y la política social. Andrew Norton está especializado en Ciencias Sociales en el Departamento de Desarrollo Ambiental y Socialmente Sostenible de la Región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Tiene un doctorado en Antropología, basado en el trabajo de campo en el ámbito rural en Malí, y ha ocupado diferentes puestos en Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID por sus siglas en inglés) y en el Instituto para el Desarrollo de Ultramar (ODI por sus siglas en inglés). Ha trabajado extensamente en diversos ámbitos, entre los que se incluyen el análisis de la pobreza, la protección social, las cuestiones sociales y el cambio climático, los enfoques de derecho en el desarrollo y las políticas de los procesos presupuestarios. Sophia V. Georgieva es consultora en el Departamento de Desarrollo del Banco Mundial, en donde trabaja en asuntos relacionados con el análisis social, el impacto social de los proyectos de desarrollo y los enfoques de derechos en la política social. Tiene un máster en estudios de Europa del Este, Rusia y zonas euroasiáticas por la Georgetown University, una licenciatura de Relaciones Internacionales y estudios de paz/conflictos en la Colgate University. Leonardo Moreno es el director ejecutivo de la Fundación Superación de la Pobreza con sede en Santiago, Chile. Ha sido consejero legal y jefe de departamento en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile (entre 1990 y 1994), en el Ministerio de Bienes Nacionales (entre 1994 y 1995) y en el Ministerio de Planificación (entre 2001 y 2002). Leonardo Moreno ha dirigido varias consultorías para el Banco Mundial y las Naciones Unidas y ha participado en la elaboración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el Informe de Derechos Humanos de Chile de los años 1990 a 2002. Es licenciado en derecho, Máster en Gobernabilidad y Desarrollo Humano de la Universitat Oberta de Catalunya y Doctorando en Derecho y Políticas Públicas por la Universidad Pontificia de Comillas, España. 11 SOBRE LOS AUTORES Gover Barja es el director del Máster de Gestión y Políticas Públicas en la Universidad Católica Boliviana (UCB). Doctorado en Economía, imparte clases de Macro y Microeconomía del Desarrollo y Econometría Aplicada. El Dr. Barja ha dirigido varios estudios de investigación para el Sistema de Regulación Sectorial Boliviano, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Ha realizado numerosas publicaciones sobre las reformas estructurales en Bolivia y sus efectos en el espectro político, en la economía y en el bienestar. Un gran número de agencias internacionales han publicado su trabajo: la Comisión Económica para América Latina y el Caribe; el Centro para el Desarrollo Global (CGD, por sus siglas en inglés); Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo o el Instituto Norte-Sur. Flávia Carbonari es consultora en el Departamento de Desarrollo Ambiental y Socialmente Sostenible de la Región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Con un Máster en Estudios Latinoamericanos por la Georgetown University y licenciada en Periodismo y Relaciones Internaciones en la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo, Brasil, comenzó su carrera en el Banco Mundial en 2007. Fernando Filgueira ha publicado un extenso número de estudios académicos y varios libros, recopilados y publicados en Europa, Estados Unidos y varios países latinoamericanos. Su trabajo se centra principalmente en los modelos de desarrollo socioeconómicos, la evolución de los sistemas de bienestar y las políticas sociales, la pobreza, las estructuras familiares y sociales, y la evaluación de las políticas sociales. Obtuvo un doctorado en sociología en la Northwestern University. Hasta diciembre de 2008, fue Director del Área de Gestión y Evaluación del Estado, dependiente de la Oficina de Presupuesto y Planeamiento de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay. En enero de 2009, se le nombró especialista sénior de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU. Fernando García Serrano es profesor e investigador de antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, en el Instituto de Investigaciones Internacionales y de la Defensa y en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Tiene un Máster en antropología de la Universidad Iberoamericana, México, y ha impartido clases en diferentes universidades en Bolivia, México, Perú y España. Sus áreas de investigación se centran en la antropología política, la diversidad cultural y étnica, la identidad y los movimientos sociales, así como en la antropología legal. Sus publicaciones más recientes son: El Derecho a Ser: diversidad, identidad y cambio. Etnografía jurídica indígena y afroecuatoriana (2004), y Los Pueblos Indígenas del Ecuador: derecho y bienestar. Informe alternativo sobre el cumplimiento del Convenio 169 de la OIT (2007). 12 SOBRE LOS AUTORES 13 Steen Lau Jorgensen es el Director de Desarrollo Humano de la Región del Medio Oriente y Norte de África del Banco Mundial. Antes de ostentar este puesto, trabajó, durante siete años, como director de Desarrollo Social del Banco Mundial. Steen Lau Jorgensen, de nacionalidad danesa, ha ocupado varios puestos de dirección en el Banco desde que se unió a la institución en 1985. Ha trabajado en cuestiones de salud, educación, desarrollo social y pobreza en las regiones de América Latina y África. Tiene un posgraduado de Económicas en la University of Aarhus, Dinamarca. Sibonile Khoza es el director de relaciones intergubernamentales y responsabilidades constitucionales de la Unidad de Desarrollo de Políticas del Departamento de Western Cape Premieri, Sudáfrica. Con anterioridad, fue investigador sénior y coordinador del Proyecto de Derechos Socioeconómicos del Centro de Asistencia Jurídica de la Universidad de Western Cape. Escribió, dirigió, ejerció presión y presentó mundialmente este último trabajo sobre los derechos socioeconómicos, en concreto, sobre el derecho a una buena alimentación. Ha estado implicado y dirigió algunos de los casos judiciales más relevantes sobre el derecho a la asistencia sanitaria y a una vivienda; casos en los que el Centro de Asistencia Jurídica participó, dada su estrecha relación con los tribunales. Ramiro Larrea Flores, investigador sobre desarrollo social y política social, ha colaborado en varios estudios llevados a cabo por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Ha ocupado el cargo de director ejecutivo del Centro de Planificación y Estudios Sociales de Ecuador entre 1996 y 2002. Ramiro Larrea Flores es licenciado en Economía Agraria por la Pontificia Universidad Católica de Ecuador y posgraduado en Empoderamiento Comunitario e Inclusión Social, programa impartido por el Instituto del Banco Mundial. Sergio Lijtenstein ha ocupado el puesto de Director Ejecutivo del Instituto de Investigación y Desarrollo de Uruguay desde noviembre de 2006. En septiembre de 2008, asumió el cargo de la recién creada Secretaría Técnica sobre Movilidad, Migración Interna y Distribución Espacial de la Población, dependiente de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de Uruguay. Es, además, investigador del Programa de Investigación sobre Integración, Pobreza y Exclusión Social de la Universidad Católica de Uruguay. Sergio Lijtenstein es licenciado en Sociología por la Universidad de la República, Uruguay, y ha obtenido una certificación especial en metodologías y técnicas demográficas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Su trabajo se centra principalmente en la política social, desarrollo social, pobreza y educación. Lavern Louard-Greaves es un investigador y analista de desarrollo social independiente. Ha sido analista de política social del gobierno de San Cristóbal y Nieves entre 1999 y 2007, con la i Policy Development Unit of the Department of the Western Cape Premier. 14 SOBRE LOS AUTORES responsabilidad de coordinar y dirigir las evaluaciones sobre la pobreza del país. Tiene un Máster en Estudios de Desarrollo y es licenciado en Sociología y Psicología. Rachel Hannah Nadelman es analista de desarrollo social en el Departamento de Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Es licenciada en Relaciones Internacionales por la New School y licenciada en Literatura Comparada por la Brown University. Antes de comenzar su andadura en el Banco Mundial en 2007, Rachel Hannah Nadelman orientó su trabajo de campo y sus investigaciones al desarrollo comunitario y a las oportunidades económicas de las mujeres en África Oriental, América Latina y Estados Unidos. Mauricio Rosenblüth es el Director de Propuestas País de la Fundación Superación de la Pobreza en Chile. Ha dirigido y supervisado varios estudios en Chile; entre los que cabe citar Una propuesta para actualizar la canasta de satisfacción de necesidades básicas y Voces de la pobreza. Mauricio Rosenblüth es licenciado en Sociología por la Universidad de Chile y ha completado sus estudios de posgrado de Evaluación de Impacto Ambiental en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, en el Foreign Policy Research Institute, así como de Economía Ambiental en el Instituto de Ecología Política de Chile. Imparte clases de Política Social y Pobreza en la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad de Chile. Rodrigo Serrano-Berthet es especialista sénior de Desarrollo Social en la Región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Tiene un máster y un doctorado de Política Pública y Desarrollo Internacional por el Massachusetts Institute of Technology y una licenciatura en Sociología en la Universidad de Buenos Aires. Sus investigaciones se centran en el desarrollo participativo y la gobernabilidad democrática, el capital social y la cohesión social, y la prevención de la delincuencia y la violencia. Antes de comenzar su carrera en el Banco Mundial en 2003, Rodrigo Serrano-Berthet trabajó como consultor internacional de varias organizaciones de desarrollo. Jorge E. Vargas estudió tanto Psicología como Sociología. Tienen un máster en Económicas y, en la actualidad, prepara el doctorado en Ciencias Sociales. Ha ocupado el cargo de viceministro y ministro de Planificación en Colombia. Desde 1990, ha sido consultor en diversas agencias multilaterales. Está especializado en los enfoques de derechos humanos para lograr el desarrollo nacional y en el diseño de políticas económicas con gran impacto social. Enrique Vásquez es profesor de Economía en la Universidad del Pacífico, en Lima, Perú. Ha sido consejero en la Presidencia del Consejo de Ministros, el Ministerio de Salud y la Presidencia de Perú. Ha dirigido además varios estudios de investigación, de carácter internacional, sobre política social financiados por el Banco Mundial, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la Cooperación Suiza o el gobierno de Perú. Enrique Vásquez obtuvo un doctorado en Ciencias Políticas y tiene un máster de Política Pública por la Oxford University, Reino Unido, así como una licenciatura en Económicas por la Universidad del Pacífico. SOBRE LOS AUTORES 15 Carol Watson Williams es consultora de proyectos de investigación de política social. Con amplia experiencia en la investigación de la política social y el desarrollo en Jamaica, fue responsable de investigación política en el Instituto de Planificación de Jamaica, en donde dirigió la Encuesta de Condiciones de Vida de Jamaica. Su trabajo se orienta a la mejora de la educación infantil; en concreto, se centra en cómo las cuestiones relacionadas con la exclusión afectan a la construcción social de la identidad parental y en las oportunidades vitales de los niños. AGRADECIMIENTOS Esta obra es el producto de una estrecha colaboración entre el Banco Mundial, el Departamento de Desarrollo Social y Empleo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y la Fundación Superación de la Pobreza de Chile (FSP). Se ha fundado en un proceso que enfatiza el aprendizaje Sur-Sur y alienta a académicos, profesionales del sector y representantes políticos a estudiar las experiencias vividas en diferentes países y a analizar los distintos enfoques para reforzar los derechos de los ciudadanos a través de las garantías sociales. Ha resultado crucial la ayuda económica recibida del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID por sus siglas en inglés), ya que ha permitido que el estudio disponga de una mayor amplitud y alcance. Se ha logrado, de esta manera, aumentar el número de países objeto del estudio y se ha conseguido presentar y difundir los resultados del trabajo en toda la región. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) participaron en las discusiones formativas que ayudaron a concretar la fase inicial del estudio. Además de los autores de este compendio, muchas otras personas e instituciones han contribuido al desarrollo de este trabajo. Académicos de distintas universidades latinoamericanas y caribeñas, así como diversos centros de investigación, han llevado a cabo el trabajo de campo que sustenta la mayor parte de los capítulos de este libro. Entre estas instituciones cabe destacar las siguientes: Universidad Alberto Hurtado, Chile; Universidad del Pacífico, Perú; Universidad Católica Dámaso Larrañaga, Uruguay; la Facultad de Ciencias Sociales del Instituto de Investigación de Política Exterior, Ecuador; Centro de Planificación y Estudios Sociales, Ecuador; el Instituto de Planificación de Jamaica (PIOJ por sus siglas en inglés); Universidad Católica Boliviana, Bolivia; y el Centro de Asistencia Jurídica de la Universidad de Western Capei, Sudáfrica. Francisco Pilotti, director del Departamento de Desarrollo Social y Empleo de la OEA, ha sido una de las fuerzas impulsoras del estudio y ha proporcionado valiosas directrices en todo el proceso de preparación del proyecto. Asimismo la revisión por pares de las notas conceptuales realizada por Caroline Moser (University of Manchester/Brookings Institution), Varun Gauri, Reider Kvam y Siobhan McInerney-Lankford (Banco Mundial), han contribuido significativamente en la mejora y desarrollo del enfoque del libro. La colaboración de Leonardo Moreno y Mauricio Rosenblüth (FSP) ha sido crucial en el desarrollo del marco conceptual presentado en este compendio. Su asesoramiento a los investigadores que han llevado a cabo el trabajo de campo en los distintos países estudiados y sus recomendaciones al equipo editorial han facilitado sobremanera esta investigación. Muchos otros profesionales han colaborado de alguna manera en los informes que respal- i Community Law Centre at the University of the Western Cape 16 AGRADECIMIENTOS 17 dan la obra, o en el desarrollo de las ideas expuestas en este estudio. Thelma Gómez y Tomás Rosada de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala han preparado el caso de Guatemala. Sirley González y Francisco Palau de Paraguay han colaborado en el informe de Paraguay. Louise Haagh (Universidad de York) elaboró este informe a partir del trabajo llevado a cabo en el Taller Internacional de Consulta Técnica “Desafíos de las Políticas de Desarrollo Social en las Américas”, celebrado en Asunción, Paraguay, en junio de 2008. Rosana Martinelli y Julie Nurse, del Departamento de Desarrollo Social y Empleo de la OEA, han sido de gran ayuda por el apoyo mostrado. Jacqueline Mazza y Claudio Santibáñez, del BID, y Carmen Artigas, Gabriela Salgado y Ana Sojo, de la CEPAL, han participado en el desarrollo de los primeros anteproyectos y han proporcionado valiosos comentarios. Gerard Howe, Jennie Richmond y Kemi Williams del DFID han sido imprescindibles para gestionar las colaboraciones en las que se ha apoyado gran parte del trabajo. Queremos agradecer también a Clare Ferguson del DFID por sus valiosas observaciones y aportaciones a lo largo de la elaboración de este estudio. Numerosos colegas del Banco Mundial nos han apoyado y nos han ayudado a definir mejor los conceptos y a desarrollar con mayor detalle las ideas presentadas en el libro. Entre ellos, queremos agradecer la colaboración de Ramón Anría, Tomoko Kato, Lisandro Martín, Gracie Ochieng, William Reuben, Yoshinori Suzuki y Nazumi Takeda, ya que han trabajado con nosotros en las diferentes etapas de esta publicación. Queremos agradecer especialmente la colaboración de Anis A. Dani, a cargo de la edición, ya que nos animó a completar este trabajo. Durante el proceso, los estudios de los distintos casos y los informes que han acabado componiendo este libro se presentaron y discutieron en diferentes eventos, tanto locales como regionales. Entre estos eventos, cabe destacar: el Seminario Intergubernamental “Cooperación para el Desarrollo”, organizado por la Embajada de Chile en Sudáfrica en enero de 2007; el Taller sobre garantías explícitas en la implementación de los derechos económicos, sociales y culturales en América Latina y el Caribe, organizado por la CEPAL, que tuvo lugar en Chile en abril de 2007; la Segunda Reunión Ordinaria de la Comisión Interamericana de Desarrollo Social (CIDES), organizada por la OEA, que se celebró en Washington DC en octubre de 2007; el Taller Internacional de Consulta Técnica “Desafíos de las Políticas de Desarrollo Social en las Américas”, patrocinado por el Banco Mundial y la OEA en colaboración con la Secretaría de Acción Social (SAS) de Paraguay, que tuvo lugar en Asunción, Paraguay, en junio de 2008; la Primera Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Desarrollo Social de la OEA: Protección Social y Gobernabilidad Democrática en las Américas, financiada por la OEA y por el Ministerio de Planificación de Chile, que se celebró en Reñaca, Chile, en julio de 2008; la Conferencia del Caribe sobre Cooperación Horizontal en Protección Social, organizada por la OEA y celebrada en Trinidad y Tobago en septiembre de 2008. Estamos realmente agradecidos por toda la ayuda brindada por todas estas personas y por muchas otras. Sin el intercambio de ideas que tuvo lugar en todos estos eventos, no habríamos reunido la fuerza necesaria para llevar a cabo este trabajo. ABREVIATURAS BCLR Repertorio de jurisprudencia constitucional de Butterworths(Butterworths Constitutional Law Reports) CARICOM Comunidad del Caribe CSEC Certificado de educación secundaria del Caribe FONASA Fondo Nacional de Salud (Chile) FSP Fundación Superación de la Pobreza (Chile) PIB Producto interior bruto VIH/SIDA Virus de la Inmunodeficiencia Humana/ Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida SIS Seguro Integral de Salud (Perú) ISAPREs Instituciones de salud previsional JSLC Encuesta de Condiciones de Vida en Jamaica (Jamaica Survey of Living Conditions) KMA área metropolitana de Kingston (Kingston Metropolitan Area) ONG Organización no gubernamental OEA Organización de los Estados Americanos OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OECS Organización de Estados del Caribe Oriental (Organization of Eastern Caribbean States) PANES Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (Uruguay) AISP Análisis del Impacto Social y sobre la Pobreza GES Régimen de Garantías Explícitas en Salud SA Repertorio de jurisprudencia de Sudáfrica (South African Law Reports) DS Decreto Supremo SGSSS Sistema General de Seguridad Social en Salud (Colombia) 18 ABREVIATURAS 19 SISBEN TAC SUMI IVA Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (Colombia) Campaña Acción pro Tratamiento (Sudáfrica) (Treatment Action Campaign) Seguro Universal Materno Infantil (Bolivia) impuesto sobre el valor añadido Todas las cantidades se presentan en dólares americanos a no ser que se especifique lo contrario. CAPÍTULO 1 Introducción: política social, ciudadanía y ejercicio de los derechos Andrew Norton, Estanislao Gacitúa-Marió y Sophia V. Georgieva La comprensión contemporánea del vínculo entre el bienestar social y la política se fundamenta en la visión de T. H. Marshall, quien afirma que una ciudanía efectiva necesita no sólo de una voz política y de protección jurídica, sino que también requiere un cierto nivel de seguridad socioeconómica (Marshall 1965). Este libro examina y documenta un enfoque que se rige, sin lugar a dudas, por el modelo identificado por Marshall. El enfoque de las garantías sociales pretende construir una dimensión de ciudadanía respaldada por la satisfacción de los derechos económicos y sociales. En esencia, el enfoque de las garantías sociales toma los conceptos abstractos de los derechos y los convierte en normas concretas y beneficios que los ciudadanos pueden exigir. El concepto de “contrato social” aparece con frecuencia en este estudio. Se cree que el proceso para crear y negociar un consenso entre los distintos grupos sociales y políticos sobre los detalles de las garantías, se puede utilizar para reconstruir o reforzar distintos elementos del contrato social. De hecho, el concepto de contrato social comprende dos ideas diferentes pero muy relacionadas entre sí: un contrato de gobierno y un contrato de sociedad (Barker 1962). El contrato de gobierno contempla que el Estado se basa en un acuerdo entre los gobernantes y los gobernados. El concepto de garantía social se puede considerar un elemento del contrato social, ya que el acuerdo sobre las condiciones que el sector público pueda proveer (y financiar), en un momento concreto, representan una parte central del contrato de gobierno. En algunos apartados de esta publicación, los autores hacen también referencia al “pacto fiscal y social”. Se puede entender este concepto como un elemento del contrato de gobierno que incluye las responsabilidades mutuas de los ciudadanos y del Estado para recaudar y utilizar las rentas públicas en los programas de política social. Por lo tanto, en este estudio se presentan las garantías sociales no sólo como un marco fundamental para la toma de decisiones tecnocráticas, sino también como el escenario perfecto para el diálogo social. De manera más amplia, las garantías sociales permiten que los ciudadanos ostenten mayor poder al existir unas normas definidas, que establecen un claro procedimiento de reclamo, en lo 20 INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 21 que a la política pública se refiere. Van Gusteren (1978:29) resaltó que la amenaza que suponen los reclamos legales representa una respuesta parcial al logro de los derechos económicos y sociales. Argumenta que “lo que los clientes de un estado de bienestar necesitan para poder actuar como ciudadanos, son estrategias burocráticas y profesionales”. Además de proporcionar vías para establecer un orden de prioridades políticas conforme a los principios de equidad, las garantías sociales pueden aportar a los ciudadanos estas estrategias, al crear un entendimiento común sobre las responsabilidades específicas de los diferentes organismos implicados en cuestiones sociales. El resto de la obra se divide en dos partes. La primera parte examina varios razonamientos que ayudan a formular el enfoque de la política social (en gran parte a través del concepto de garantías sociales), basado en los derechos humanos, y también ayudan a situar el mismo en un contexto más extenso, en cuanto a las diferentes tendencias contemporáneas de política social. La segunda parte del libro comienza con el estudio clave de un caso que sustenta nuestra visión de la naturaleza y el potencial del enfoque de las garantías sociales. Este ejemplo se puede considerar como una metodología práctica para el diseño y la implantación de políticas: las reformas llevadas a cabo en el sector de la salud en Chile desde 2001 a través del Régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES). Asimismo, la segunda parte se completa con la presentación de ciertos casos que exploran la posibilidad de utilizar el enfoque de las garantías sociales como una herramienta de evaluación, análisis y seguimiento. A modo de introducción, este primer capítulo pretende proporcionar un resumen de los conceptos clave que aparecen en el resto del libro; respaldar estos conceptos con bibliografía sobre política social, derechos humanos y desarrollo; situar las contribuciones de los distintos capítulos en una síntesis general y ofrecer algunas conclusiones sobre la implicación de este trabajo para el desarrollo y la implementación de políticas sociales en los países en vías de desarrollo. Política social, derechos humanos y desarrollo En la última década, ha surgido un interés cada vez mayor por el nexo de unión entre la política social y el refuerzo de la integración social y la ciudadanía. Esta preocupación se ve reflejada en el aumento de publicaciones en las que se estudian las implicaciones prácticas de este vínculo (como ejemplo cabe citar Kabeer [2005]; Dani y de Haan [2008]), así como en el compromiso de importantes instituciones, relacionadas con el desarrollo, de explorar el significado de los derechos humanos con el objetivo de alcanzar un diálogo centrado en el desarrollo (DFID 2000; Daniño 2006; OCDE/CAD 2006). Esta publicación reúne una serie de reflexiones e investigaciones empíricas que analizan nuevos enfoques de política social en países en vías de desarrollo, con el claro objetivo de reforzar los conceptos de ciudadanía y derechos. Tiene su origen en un trabajo conjunto entre la Fundación Superación de la Pobreza de Chile (FSP), la Organización de Estados Americanos y el Departamento de Desarrollo Social del Banco Mundial. Tal y como se ha apuntado anteriormente, la característica principal de este trabajo es la exploración de diferentes enfoques innovadores que promuevan la inclusión social, a través de un desarrollo político, bajo el marco 22 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES de las “garantías sociales” (Banco Mundial 2008; Banco Mundial/OEA 2008). El foco geográfico de la mayor parte del material presentado corresponde al continente americano, en concreto América Latina y el Caribe. No obstante, en algunas partes de este libro se han tomado como referencia comparativa regiones fuera de este perímetro (capítulo 4) y, en otras, además, se estudia la experiencia en Sudáfrica (capítulo 6). El punto de partida de este trabajo fue la inquietud explícita por lograr la implementación de políticas sociales basadas en los derechos humanos. El concepto de política social puede definirse de distintas maneras. La gran diferencia reside entre los modelos que ven la política social como “políticas referidas a áreas sociales” y los modelos que la ven como un conjunto conformado por una serie de materias en el ámbito de la equidad, distribución, justicia social y seguridad laboral (Deacon et al. 2003; Moser y Dani 2008). En el último modelo, la política social va más allá de las áreas sociales y genera una relación muy cercana con las políticas económicas. En esta última interpretación, se basa este estudio. Una política social basada en los derechos reúne tres características primordiales: (1) la definición y la divulgación de los derechos, prestaciones sociales y marcos normativos que permitan a los ciudadanos responsabilizar a los representantes políticos y a los proveedores de servicios del correcto suministro de política social; (2) la obligación de aplicar de manera equitativa los derechos específicos, las prestaciones sociales y las normativas y (3) la existencia de mecanismos de reparación, a los que los ciudadanos puedan recurrir si no les es posible acceder a un beneficio específico. Los derechos se pueden considerar demandas legítimas que originan obligaciones y deberes correlativos. En esta categoría nos interesan principalmente los derechos humanos universales –esto es, un derecho inherente a todos los seres humanos, sin importar a que familia, grupo, religión, comunidad o sociedad pertenecen (Moser y Norton, 2001). La mayoría de los derechos humanos se aplican a nivel individual; pero, a veces, el mismo valor y dignidad para todas las personas sólo puede ser asegurado, a través del reconocimiento y protección de los derechos individuales como parte de un grupo (Naciones Unidas 2006). En la práctica, los Derechos Humanos son entendidos como demandas de tipo moral, político o legal que tienen como base común la humanidad. El sustento normativo en el que se basa el Sistema de las Naciones Unidas para la promoción y protección de los Derechos Humanos comprende tanto obligaciones legales internacionales, como obligaciones internacionales de tipo político/ético. El presente estudio se centra en los principios que hay detrás de un enfoque basado en los derechos humanos (equidad, transparencia, rendición de cuentas y reparación), más que en los detalles de los instrumentos legales y éticos del régimen de los derechos humanos con carácter mundial. A rasgos generales, nuestro objetivo sería el sistema político y administrativo más que el sistema legal. Sin embargo, en algunos capítulos (en particular en el capítulo 6 en el que se trata el caso de Sudáfrica), se explica el papel de los tribunales en referencia a los derechos económicos y sociales y las condiciones bajo las cuales, el uso de la vía judicial en la búsqueda de reparación y compensación puede resultar dinámica y eficiente. Tal y como afirmó van Gusteren (1978), el concepto de los derechos humanos es parte de una familia de conceptos directamente relacionada con el lugar que ocupa el individuo en el sistema político y, por lo tanto, forma parte del lenguaje de la ciudadanía. INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 23 Enfoque de las garantías sociales en la negociación de cambios políticos El enfoque de las garantías sociales, detallado en el segundo capítulo de esta publicación, comprende una serie de características esenciales a la hora de implementar una política social, cuyo objetivo sea reforzar el concepto de ciudadanía, a través del ejercicio de derechos. En primer lugar, este enfoque define el contenido específico de unos derechos abstractos según las características de la prestación de servicios. La taxonomía de las sub-garantías que se exponen en el capítulo 2 comprende la dimensión de acceso, de calidad, de protección financiera, de revisión y participación y de reparación (ver cuadro 1.1). De esto modo, se enmarcan, de una manera holística, las expectativas de los ciudadanos sobre un derecho y se evitan situaciones en las que la rápida expansión del derecho de acceso, puede disminuir la capacidad de las instituciones proveedoras para mantener la calidad del servicio. La segunda característica del modelo de garantías sociales es que define claramente las normas mínimas y las prestaciones que se deben proveer. Los mecanismos de “revisión continua” de estas normas y prestaciones dentro del marco de las garantías sociales, son muy importantes. Asimismo, el principio de “cumplimiento progresivo” también es esencial dentro de la arquitectura normativa de los derechos económicos y sociales. Según este principio, los gobiernos, con el paso de tiempo, deberían ser proactivos para reforzar la extensión de los derechos o, según el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “deberían adoptar medidas para lograr progresivamente, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos…. hasta el máximo de los recursos de que disponga” [ACNUDH 1976, art. 2]). No obstante, el principio de cumplimiento progresivo puede introducir un elemento de oscuridad en el nivel real de cumplimiento, que se espera en un momento dado. El cumplimiento progresivo puede convertirse en una vía de escape en lo que a las obligaciones públicas se refiere en la consecución de los derechos económicos y sociales (Norton y Elson 2002). La propia naturaleza del marco de las garantías sociales enfoca este problema de tres maneras relevantes. La primera requiere que las obligaciones inmediatas se especifiquen en relación a los derechos económicos y sociales. En segundo lugar, la revisión continua precisa un proceso claramente definido para asegurar que las normativas y las prestaciones puedan ser provistas, conforme a la organización institucional y los recursos financieros disponibles. La continua revisión del cumplimiento de la normativa en contraposición al entorno económico e institucional, refuerza el principio de cumplimiento progresivo. Si este proceso funciona, debería evitar algunos de los ya conocidos efectos contrarios en los mecanismos de prestación de servicios, en concreto la tendencia a proveer servicios restringidos de alto nivel; sólo disponibles para aquellos que tienen la influencia, los contactos o los recursos necesarios para reclamarlos de manera efectiva. En último lugar, el proceso para alcanzar un acuerdo sobre el nivel de las garantías asumibles en un momento determinado, crea un espacio de discusión pública acerca de los derechos sociales de los ciudadanos; un espacio que refuerza la gobernabilidad democrática de la política social al brindar la oportunidad a los individuos y a los grupos de manifestar sus preocupaciones. 24 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES CUADRO 1.1 Resumen de las dimensiones de las garantías sociales: En el capítulo 2 se detalla la taxonomía de los componentes de una garantía social. Existen dos ejes principales en esta taxonomía; la división en sub-garantías y el análisis del ámbito político (legal, institucional, instrumental y financiero) que respalda su implementación. El marco de sub-garantías adoptado en este volumen es el siguiente: • Sub-garantía de acceso: asegura que cualquier individuo tiene acceso adecuado a los servicios garantizados durante el tiempo que le sea necesario. Constituye el eje principal de una garantía social y se debe diseñar de tal manera que promueva la igualdad y una mejor calidad de vida • Sub-garantía de calidad: asegura que los beneficios sociales y los procedimientos para su prestación están definidos conforme a la normativa de calidad establecida. Se precisan procedimientos de seguimiento y evaluación ordinarios y mecanismos para hacer públicos los resultados de estas evaluaciones. • Sub-garantía de protección financiera: asegura que aquellas personas que no puedan asumir el coste de acceso a las prestaciones sociales (o recibir un servicio garantizado) puedan recibir estos beneficios. Este acceso se alcanza gracias a un compromiso financiero de recursos privados y públicos. Se definen además posibles contribuciones del Estado, de los beneficiarios u otras instituciones, preferentemente en función de la situación socioeconómica de los propios beneficiarios. • Sub-garantías de revisión continua y participación: asegura que la garantía se revisa periódicamente en consonancia con la disponibilidad de recursos, los riesgos emergentes, el consenso político y social y los avances científicos y tecnológicos más relevantes. Garantiza además que los ciudadanos puedan opinar sobre elementos clave en lo que a prestación de servicios se refiere. • Sub-garantía de reparación: asegura que cualquier individuo o grupo pueda exigir el acceso a sus prestaciones sociales según las sub-garantías especificadas. Los mecanismos de reparación requieren una clara definición de la situación en la que los ciudadanos pueden exigir acceso a los servicios y, además, una definición de las vías judiciales o administrativas por las que estos reclamos pueden canalizarse y resolverse. INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 25 Un tercer elemento significativo en el enfoque de garantías sociales es su particular énfasis en las normativas de calidad y sistemas de reparación. El caso del régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES) en Chile en el capítulo 5 da buen ejemplo de ello. Esta “etnografía política” tan particular constituye el único intento claro y evidente que se ha llevado a cabo para alcanzar el cambio político e institucional utilizando el modelo de garantías sociales. Aunque todavía no es posible disponer de una evaluación completa de los impactos de este programa, los autores presentan datos que sugieren que el programa ha fortalecido la eficacia, el rendimiento y la equidad en la prestación de servicios sanitarios. Un elemento clave en esta experiencia fue el papel desempeñado por la Superintendencia de Salud; un organismo creado con el poder legal necesario para asegurar el cumplimiento de las garantías sociales, tanto a través de proveedores públicos como de proveedores privados. La cuarta y última dimensión relevante del enfoque de las garantías sociales, proporciona un marco unificado para asegurar la equidad y la justicia en el suministro de servicios a todos los segmentos involucrados en un sector específico. Estos segmentos pueden englobar diferentes niveles de gobierno (local o nacional), así como el sector privado o el tercer sector. El contexto específico en el que el GES se introdujo en Chile es un claro ejemplo de lo expuesto: en 2001, los responsables políticos tuvieron que enfrentarse a la segmentación en la prestación de asistencia sanitaria, ya que existían grandes diferencias entre los distintos grupos sociales en cuestiones de acceso y calidad. La población con bajos ingresos y de alto riesgo era atendida en su mayoría por el sector público; mientras que los grupos con mayores ingresos o de bajo riesgo eran atendidos por el sector privado. Los autores del capítulo 5 definen la evolución del régimen de las garantías sociales como la solución política para instaurar una normativa básica de equidad y responsabilidad en todo el sistema. Políticas de Garantías Sociales En el capítulo 3, los autores examinan el vínculo entre la política social y los procesos institucionales y políticos. La política social se percibe como un elemento clave del contrato social, que respalda la gobernabilidad democrática y el Estado. El enfoque de las garantías sociales refuerza la concepción de la política social, como factor clave del contrato social y la gobernanza democrática, al proporcionar un foro estructurado para la negociación de las expectativas fundamentales de los ciudadanos, en asuntos de política social y prestación de servicios. Nuevamente, un claro ejemplo es la reforma del sector sanitario en Chile. Durante el desarrollo del modelo de las garantías sociales, un comité interministerial condujo un extenso debate técnico y político que implicó a políticos, delegados sindicales y representantes de asociaciones profesionales del sector de la salud y del sector privado. Este comité, el cual representaba la rama ejecutiva del gobierno, presentó un proyecto de ley al congreso, antes de definir específicamente cada detalle por lo que se dejó cierta flexibilidad para alcanzar consenso entre la coalición gobernante y los miembros de la oposición. Algunos aspectos cruciales de la gestión de este proceso político se detallan en el capítulo 5. 26 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Entendiendo el potencial político del concepto de las garantías sociales al comenzar el proceso, el gobierno del presidente Ricardo Lagos lo aprovechó para obtener un apoyo muy relevante por parte del espectro político, de los ciudadanos y de otros representantes significativos, lo que conllevó una redefinición de los fundamentos del debate sobre la asistencia sanitaria. El replanteamiento del enfoque de las garantías sociales sobrepasó de manera significativa el nivel de enfrentamiento político habitual y logró un consenso, que se puede entender como parte del contrato social. Es más, los intervinientes que podrían haberse opuesto a la reforma completa (debido a intereses en el sistema sanitario del sector privado, por ejemplo) acabaron participando en las negociaciones. El ejemplo de las reformas en materia de salud llevadas a cabo en Chile, demuestra que se puede utilizar el enfoque de las garantías sociales como un elemento clave del diálogo, que favorezca un cambio político. Un componente crucial de este diálogo es el modo en el que puede utilizarse, para trasladar una discusión tecnocrática (por ejemplo, la lista de enfermedades que el programa va a cubrir) al terreno político y social. Es la calidad de las garantías sociales, entendidas como una dimensión de los derechos de los ciudadanos, la que facilita este potencial. Sin embargo, para percibir esta capacidad, es preciso contar con gestores políticos hábiles, así como con una estructura institucional que favorezca el diálogo entre los distintos intervinientes. Es importante resaltar el papel clave en este proceso de un gabinete estratégico independiente, cuasi-gubernamental e involucrado en asuntos sociales; en concreto la Fundación Superación de la Pobreza. La capacidad de este tipo de entidades para mantener un diálogo informal entre las diversas comunidades políticas y técnicas es una interesante característica de la arquitectura institucional que hizo posible la reforma en Chile. Garantías Sociales como herramienta de control del cambio político Otro de nuestros objetivos a la hora de crear este libro era examinar el alcance del marco conceptual de las garantías sociales, como herramienta de seguimiento y evaluación del grado de adecuación de un sistema político determinado a los ajustes legales, institucionales, instrumentales (programáticos) y fiscales, que faciliten el ejercicio de los derechos. En este volumen, los estudios expuestos en los capítulos 6 (Sudáfrica), 7 (Bolivia, Ecuador y Perú), 8 (El Caribe), 9 (Uruguay) y 10 (Colombia) se llevaron a cabo con la intención de evaluar, desde el prisma de las garantías sociales, el alcance del ejercicio de los de derechos como un todo. Los estudios fueron dirigidos por ciudadanos de cada uno de los países implicados. Asimismo, llevarlos a cabo significó mantener negociaciones con distintos organismos clave, tanto del sector público como privado, así como con representantes del tercer sector, de la sociedad civil y de la comunidad de investigación En el capítulo 2 se presentan los fundamentos de las evaluaciones y se expone la combinación del ámbito institucional con las sub-garantías mostradas en la tabla 1.1. Un componente muy importante de este estudio, en el que se muestra un análisis comparativo, es el hecho de que proporciona los medios para evaluar la robustez de los acuerdos sociales e institucionales alcanzados, para hacer efectivos los derechos, considerando la diferente capa- INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 27 cidad fiscal de los organismos públicos en contextos diversos. Así, como marco comparativo, se presenta una ventaja mayor al favorecer el intercambio mutuo y el aprendizaje, con herramientas que evalúan la prestación de derechos sociales sólo a través del análisis de los resultados. Tabla 1.1: Matriz de los ámbitos y dimensiones de una garantía social Sub-garantía Ámbito Político Acceso Calidad Protección Financiera Revisión continua y reparación Reparación Legal Institucional Instrumental Financiero Fuente: recopilación de los autores El material presentado en los siguientes capítulos ratifica que el enfoque de garantías sociales es una herramienta efectiva para realizar el análisis político. Los casos estudiados engloban países cuyos sistemas judiciales se basan en el derecho consuetudinario (como por ejemplo, Jamaica, Sudáfrica y San Cristóbal y Nieves), así como países que se basan en el derecho civil (países latinoamericanos) y con muy diferentes situaciones políticas. El sector sanitario es abordado en todos los casos excepto en el estudio de Uruguay, y el de la educación se presenta en todos, menos en el caso de Chile, Sudáfrica y Uruguay. Se consideró que estos sectores eran los más apropiados para compararlos debido a la frecuencia con la que los derechos de los ciudadanos se reconocen explícitamente1. Además, en los casos de Sudáfrica y Jamaica se estudia el sector de la vivienda, y en el caso de Uruguay se analiza el sector de la protección social. Las observaciones generales que siguen, se han obtenido de los estudios presentados en los siguientes capítulos. Acceso frente a calidad En aquellos países en los que las prestaciones y las garantías están bien respaldadas tanto política como legalmente, la sub-garantía de acceso es normalmente la predominante y la de calidad suele dejarse a un lado. Esta disparidad entre acceso y calidad se hace evidente en varios estudios. En el caso de Perú, por ejemplo, se observa un aumento drástico de la cobertura de educación básica, lo que ha supuesto alcanzar el mayor índice de escolarizaciones y la mayor tasa de finalización de cursos en primaria y secundaria en las regiones andinas. Sin embargo, tan sólo un reducido número de estudiantes ha obtenido resultados satisfactorios (ver capítulo 7). El caso de Perú puede ser uno de los ejemplos más evidentes y mejor documentados, en el que se observa claramente la discrepancia en Latinoamérica, pero esta tendencia se puede encontrar también en otros casos. El contraste entre la educación privada y pública en Jamaica y la re- 28 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES agrupación de estudiantes, a partir de secundaria, en función de su rendimiento escolar en San Cristóbal y Nieves, contribuyen a perpetuar las desigualdades en las oportunidades escolares, especialmente en la educación secundaria (ver capítulo 8). Una característica común en estos casos es la ausencia de una normativa de calidad bien definida, así como de un sistema de fiscalización permanente de la misma. En todos estos países y sectores, se ha asignado formalmente a una institución la tarea de velar por la calidad; una organización civil como, por ejemplo, una asociación de padres, un ministerio en concreto o una agencia. Pero la falta de una normativa de calidad clara y extendida ha limitado la capacidad de estas instituciones para vigilar el cumplimiento de las mismas, por parte de los proveedores de servicios. En algunos casos, esta garantía de calidad se asume sólo parcialmente. Por ejemplo, en las escuelas de primaria de San Cristóbal y Nieves se ha establecido un plan de estudios común; evaluaciones anuales; formación para el profesorado e incluso se ha implantado una unidad de desarrollo del plan de estudios para controlar y asegurar el cumplimiento de las normativas de calidad impuestas. Sin embargo, la ampliación de estas garantías de calidad en las escuelas de secundaria es una tarea todavía pendiente. Otro potencial del uso del enfoque de las garantías sociales para el análisis es que reequilibra el concepto de obligación en la provisión de servicios, asignando un peso adecuado a la calidad en comparación con el acceso. En los casos estudiados, algunos ejemplos muestran el potencial de una aproximación más sistemática a las cuestiones de calidad, para reforzar el cumplimiento de los derechos: el sistema de medida de la calidad educacional en Bolivia, la unidad de desarrollo del plan de estudios en San Cristóbal y Nieves y el Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad en el sector de salud en Colombia. No obstante, en la mayoría de países y sectores que se tratan en este libro, la atención que se le presta a la calidad no es todavía sistemática y carece de un nivel de obligación, que permita considerarlo como una “garantía” funcional. Los casos estudiados demuestran que la capacidad para reclamar unas normas de calidad determinadas suele estar claramente ligada a la división social. En ausencia de una política sistemática y universal de control y rendición de cuentas, la capacidad para exigir una normativa de calidad sigue siendo un privilegio de los grupos con mayores ingresos y mejor situados que, naturalmente, disponen de más medios y mejor información para poder exigir responsabilidades. Si el objetivo de la política es satisfacer ciertos derechos básicos para todo el mundo, el análisis, a través de las garantías sociales, revela la necesidad de difundir y controlar la normativa de calidad universal de manera más amplia en algunos casos. Protección Financiera Otro área en el que el análisis, a través de las garantías sociales, pone especial atención, es la protección financiera, entendida ésta como un mecanismo concreto que garantiza el acceso a aquellos servicios que todos los ciudadanos tienen derecho a recibir. En los sectores de educación y salud estudiados en los casos de los Andes y el Caribe, se han desarrollado diversos canales de financiamiento, tanto públicos como privados. Esta asistencia parcial, sin embargo, no está generalmente ligada a un sistema o cálculo integral cuyo objetivo sea asegurar el suministro INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 29 universal. Como ejemplo, aunque se garantiza que la educación básica es “gratuita” (excepto en Colombia), ésta supone numerosos costes (ropa y uniformes, comida o transporte), que impiden que muchos niños de familias con bajos ingresos o residentes en zonas rurales acudan a la escuela. Aunque existen becas y programas de asistencia (como los programas que facilitan la provisión de comidas en las escuelas o libros de texto gratuitos), éstos no están universalmente extendidos. Tampoco los estudiantes, los padres ni las comunidades están adecuadamente informados sobre la posibilidad de disfrutar de estas opciones de asistencia. La ausencia de una sistema uniforme de protección financiera tiene consecuencias realmente drásticas en las zonas rurales y, más aún, en aquellos estados en los que los estudiantes residen en zonas muy aisladas geográficamente como, por ejemplo, los Andes o el Amazonas. Por lo tanto, el análisis de la educación básica en los casos de los Andes y el Caribe demuestra que el mero hecho de facilitar un servicio “gratuito y obligatorio para todo el mundo” no garantiza que sea accesible y asequible para todos. La garantía de protección financiera sólo se puede alcanzar con éxito bajo un marco coordinado que garantice la asistencia para todo el mundo que lo necesite y en el que todos los ciudadanos estén informados sobre las opciones disponibles. Un marco de protección financiera viable para cualquier servicio se verá limitado por los recursos disponibles. Por lo tanto, para establecer este marco es preciso definir, en primer lugar, unos mínimos factibles en los que se pueda apoyar un sistema de protección financiera universal. Abolir los copagos en el sistema sanitario de Jamaica, por ejemplo, fue una medida de protección financiera universal y bien difundida. Sin embargo, provocó una sobrecarga en la capacidad de los hospitales y generó una gran preocupación en cuanto a la calidad del servicio (ver capítulo 8). El GES en Chile, con la “protección financiera” como una de sus cuatro garantías explícitas, es un ejemplo de un modelo sofisticado, a través del cual los individuos de cualquier grupo socioeconómico pueden asumir el gasto de varios servicios específicos. En el futuro, podrá cuestionarse e incluso reformarse la capacidad de este modelo, pero lo que importa, desde la perspectiva de los derechos, es la voluntad de los responsables políticos de una sociedad para desarrollar un sistema, que asegure que las prestaciones sociales son económicamente accesibles para todo el mundo. Mecanismos de reparación Los mecanismos de reparación son fundamentales y son, además, uno de los ejes de las garantías sociales. Es interesante resaltar que el mayor énfasis sobre este punto proviene de dos sociedades que han experimentado transformaciones políticas importantes: Chile y Sudáfrica. Los enfoques de cada uno de ellos son muy diferentes. El caso de Sudáfrica se incluyó en este estudio, con el objetivo de investigar la situación de un país en el que el ejercicio de los derechos sociales y económicos siempre ha estado ligado al sistema legal y a los tribunales. Esta situación contrasta con el caso de Chile en particular ya que la intención de éste en la reforma era facilitar unos mecanismos de reparación cuasi judiciales (por ejemplo a través de la oficina de Superintendencia de Salud), que fueran mucho más accesibles que los tribunales. Sin embargo, al estudiar los detalles de ambos casos, se observan ciertos puntos en común. En cada caso, una historia política tumultuosa ha dejado en herencia importantes problemas sociales y una grave 30 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES desigualdad. Los nuevos enfoques políticos perseguían transformar esas desigualdades sociales y esas diferencias en la provisión de servicios. En el caso de Sudáfrica, la naturaleza de la transición política permitió que el sistema legal adoptara un papel verdaderamente transformador. La Constitución, basada en los derechos humanos (en la que se contemplaban potentes disposiciones en materia de derechos sociales y económicos), estableció los cimientos de una cultura activista en la que los representantes de la sociedad civil apoyaban a los grupos marginados en las demandas de compensación y reparación, a través de los tribunales. Una característica fundamental fue la creación de un Tribunal Constitucional, compuesto por magistrados que habían estado involucrados en la redacción de las disposiciones en materia de derechos económicos y sociales incluidas en la Constitución. La reforma de las disposiciones constitucionales y legales asumidas por el Tribunal Constitucional, permitió que el tribunal asumiera la tarea de transformar el sistema político, con un claro compromiso de velar por la igualdad; lo que resulta difícil de encontrar en otros contextos. Por el contrario, las reformas en materia de salud en Chile pretendían crear unos mecanismos de reparación administrativos y cuasi judiciales que facilitaran, en comparación con las vías judiciales, el trámite a las personas mal informadas y sin recursos. Este trámite se hizo posible a través de agencias de seguros de salud, la oficina de Superintendencia de Salud y de un sistema de mediación. Merece la pena resaltar el interés de Chile por definir de manera precisa las responsabilidades de todos los organismos y los periodos de tiempo establecidos para resolver los reclamos. En la mayoría de los estudios realizados en este proyecto, los sistemas de reparación son, generalmente, débiles y carecen de especificación y alcance. Estas condiciones alimentan un servicio de baja calidad y, en algunos casos (como en el sector de la vivienda en Jamaica), permiten la persistencia del clientelismo en la prestación de servicios sociales. Aunque se nombrara formalmente a los responsables administrativos que debían resolver los reclamos de los ciudadanos, respecto a la mayoría de los servicios sociales expuestos en este volumen2, la ausencia de normativas claramente definidas, en lo que a acceso, calidad o protección financiera se refiere, impiden, a menudo, la eficiencia de estas instituciones a la hora de compensar a los usuarios de los servicios. Garantías en el ámbito legal, institucional y financiero Además de centrar la atención en áreas que pueden ser fácilmente olvidadas durante el diseño político (como calidad, protección financiera y reparación), el enfoque de las garantías sociales subraya la importancia de concretar los mecanismos políticos en cuatro ámbitos esenciales para el suministro de una política social: legal, institucional, instrumental y financiero. En otras palabras, este enfoque demuestra que toda política o programa establecido para garantizar los beneficios otorgados puede ser efectivo sólo si las responsabilidades de todas las instituciones clave se definen claramente, si existen recursos seguros y si todos estas disposiciones cuentan con un respaldo legal apropiado para asegurar que no se puedan modificar o derogar fácilmente. El decreto que estableció en Chile el GES es un buen ejemplo de legislación, aparte de la Constitución del país, que proporciona un significado claro a las prestaciones sanitarias y define las INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 31 responsabilidades de todas las instituciones involucradas. Esta legislación de apoyo se ha implantado con gran éxito también en otros Estados como, por ejemplo, en el caso del Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (PANES) en Uruguay. Ni siquiera las prestaciones sociales y marcos de equidad social mejor formulados tendrán impacto si no cuentan con un financiamiento adecuado. Por ello, para que una garantía pueda funcionar, es un requisito indispensable que todas las autoridades estatales alcancen un acuerdo y un plan financiero, para cualquier servicio o programa garantizados, de acuerdo con las dimensiones legales, institucionales y programáticas. A modo de ejemplo, en todos los estados andinos el acceso a la educación bilingüe es un derecho constitucional, para lo que se han establecido programas bilingües. No obstante, la asignación presupuestaria estatal que reciben estos programas es mínima. El reciente Plan de Equidad Social en Uruguay, el cual refleja el compromiso del gobierno por alcanzar un modelo de protección social más integral, contempla diferentes fuentes de recursos, incluyendo una reforma fiscal, para asegurar el presupuesto necesario para los múltiples programas. No obstante, la viabilidad del plan depende aún de un pacto financiero entre las autoridades pertinentes en materia de economía, de finanzas y de desarrollo social. El caso colombiano resalta el papel crucial que representa la sociedad civil en la implementación de un sistema de garantías sociales. La Constitución de 1991 creó un entorno propicio para la participación de los ciudadanos y para el reconocimiento de los beneficios sociales, así como de derechos fundamentales, económicos y sociales. Incluso en un contexto de conflicto y de fragilidad estatal, esta experiencia demuestra que la política social puede contribuir para afianzar la ciudadanía y, más importante aún, para fortalecer la paz, al proporcionar mecanismos de control que refuercen la débil situación de la sociedad civil. Componentes de un enfoque integral de la política social Para situar los planteamientos expuestos en un contexto más amplío, los autores del capítulo 4 se centran en la transformación de los modelos de política social, requeridos para comprometerse de manera efectiva con los beneficios y reducir los riesgos de la globalización. Tal y como ellos indican, es probable que los mayores flujos comerciales, de ideas y de capitales beneficien a aquellas personas que disponen de mejores fuentes de información; pero, posiblemente, las familias pobres o aquellos que pertenezcan a sectores peor adaptados sufran más que otros. Es evidente, que es cada vez más complicado mantener, como marco de suministro de política social, el viejo modelo de estado de bienestar, en donde el Estado actúa, o intenta actuar, como el único proveedor de servicios. En mayor medida, el Estado debe entender sus obligaciones más como respaldo que como proveedor de servicios. En concreto, debe regular la prestación de servicios del sector privado y del tercer sector y promover el compromiso de la comunidad para “co-producir” servicios. El análisis de un enfoque general de la política social (presentado en el capítulo 4), pone de manifiesto que el marco de las garantías sociales, que destaca por la mejora de la igualdad en los diferentes segmentos de servicios en un sector en concreto, tendrá 32 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES una relevancia cada vez mayor, a la hora de diseñar políticas que favorezcan a las familias más pobres en un clima de globalización. Los autores del capítulo 4 afirman que el enfoque “integral” de la política social puede percibirse en numerosas economías emergentes y en transición. El epicentro de este enfoque integral supone la transición de ver la política social como una mera prestación de servicios, a través del propio Estado o de los mecanismos de mercado, a verla como un elemento clave para crear y mantener el contrato social, gracias a una definición más clara de ciudadano, de sus derechos y responsabilidades. Si abordamos algunos de los inconvenientes más habituales que se suelen esgrimir contra los enfoques que promueven una mayor equidad en la política pública, el capítulo demuestra que un mayor gasto en cuestiones sociales, bajo ciertas condiciones, puede mejorar, más que limitar, el crecimiento económico. Los autores apuntan además que un modelo basado en los derechos humanos, con especial énfasis en una normativa universal, no conlleva necesariamente el uso ineficaz de los recursos públicos. Tras estudiar la documentación sobre la provisión de servicios, citan el análisis de Skocpol (1991) acerca de programas sociales en Estados Unidos, para demostrar que existe espacio suficiente en algunas políticas universales para suministrar más beneficios y servicios que ayuden a los menos privilegiados, sin estigmatizarles. Esto se puede definir como “focalización de tipo universal”. Por último, repiten las conclusiones del capítulo 3, y resaltan que es más probable que este enfoque integral de la política social nazca y se implemente de manera efectiva allí donde haya una autoridad gubernamental claramente estructurada que coordine la agenda social gubernamental y en otros ámbitos. El desarrollo de una estructura tal supone la creación de un Ministerio de Desarrollo Social o la formación de comités directivos (en ocasiones denominados “gabinetes sociales”), de alto nivel dentro de la rama ejecutiva del Estado. Conclusión En su exposición sobre la concreción de los beneficios sociales, los autores del capítulo 4 defienden “una focalización que cumpla con la aceptación de los ciudadanos”. Con ello, lo que pretenden es utilizar un mecanismo de focalización que trate a los receptores de las transferencias sociales como ciudadanos con iguales derechos y obligaciones. En términos más generales, el marco de las garantías sociales que se presenta en este volumen se puede percibir como una herramienta, para desarrollar “políticas sociales que cumplen con la aceptación de los ciudadanos”. Este marco apoya el enfoque, en primer lugar, al aclarar las condiciones en las que los clientes podrán realizar cualquier solicitud en materia de política pública, gracias a la disposición de una clara normativa para ejercer un derecho; y, en segundo lugar, al ofrecer un escenario en el que diferentes representantes sociales y políticos puedan negociar el nivel de suministro posible en cada momento determinado. Este marco reduce, así pues, el espacio de la discreción burocrática y crea un espacio público para determinar lo que se puede entender como asuntos técnicos (por ejemplo, la distribución de recursos presupuestarios). La necesidad de alcanzar un amplio consenso en el que se garanticen los servicios y el nivel de protección permite a la so- INTRODUCCIÓN: POLÍTICA SOCIAL, CIUDADANÍA Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS 33 ciedad ejercer un mayor control sobre las políticas, lo que posiblemente aumente la eficacia del gasto público (ver capítulo 5). La mayor transparencia y el enfoque en igualdad pueden también reforzar la gobernabilidad democrática, reduciendo el espacio de clientelismo político. En este volumen, el estudio de la reforma de salud en Chile es fundamental ya que demuestra cómo un marco de garantías políticas puede utilizarse para alcanzar un mayor consenso político y social en un entorno político progresivo. Otros estudios presentados en este libro muestran cómo se puede utilizar este marco para analizar el progreso hacia el pleno ejercicio de los derechos económicos y sociales. Con tan sólo algunas excepciones, en concreto Chile y Sudáfrica, la mayoría de las políticas sociales presentadas no se han diseñado con una perspectiva de derechos o han adoptado principios escasamente fundados en los derechos, sin traducirlos explícitamente en disposiciones políticas. Las condiciones bajo las cuales una nueva garantía (o pregarantía, término sugerido por FSP) puede evolucionar hasta convertirse en una garantía social completa, dependerán del contexto político e histórico. Esperamos que los estudios que se presentan sean de utilidad para los representantes políticos y sirvan de soporte a la hora de analizar cómo, en ciertas circunstancias, se puede reforzar este nuevo camino emprendido. El material presentado destaca además el crítico papel que desempeñan los sistemas de reparación, para que el modelo de política social basado en los derechos sea efectivo en la práctica. Mientras que el caso de Sudáfrica demuestra que, bajo unas condiciones adecuadas, los tribunales pueden adoptar un papel más importante para reforzar los reclamos y promover la equidad distributiva. Asimismo, sugiere que las condiciones requeridas son muy complicadas y no se harán realidad en muchos casos. Por lo tanto, es crucial diseñar procedimientos de reclamo con carácter administrativo y cuasi legal, que sean accesibles para aquellos que carecen de fuentes de información o recursos. Por último, otro elemento clave del enfoque basado en los derechos es el fortalecimiento en la prestación de beneficios sociales, a través de asociaciones entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil. Estas alianzas para la provisión de servicios sociales, pueden mitigar ciertos riesgos como, por ejemplo, el suministro a corto plazo para obtener un beneficio político; la oposición de los interesados con mucho poder; o los mecanismos de suministro estatal inefectivos. Estas asociaciones también refuerzan el control y se pueden utilizar para evaluar y fortalecer los programas ya existentes y para revisar el nivel de protección garantizada. Pero el compromiso de la política pública de fijar estándares intersectoriales es un elemento clave, para lograr que estas asociaciones trabajen para alcanzar unos resultados equilibrados y respalden la realización de derechos sociales y económicos de todos los ciudadanos. Notas 1. Gauri y Brinks (2008) exponen que el derecho de educación se ha contemplado en la mayoría de las constituciones en el mundo desde comienzos del siglo XX y que más de la mitad de las constituciones han incluido el derecho a la asistencia sanitaria desde mediados del siglo XX. 34 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES 2. Por ejemplo, las asociaciones de padres tienen la responsabilidad en el sector de la educación en Perú y hay una oficina especial para los programas de protección social en el Ministerio de Desarrollo Social en Uruguay. Bibliografía Barker, Ernest. 1962. “Introduction”. In Social Contract: Essays by Locke, Hume, and Rousseau, V-IX. Nueva York: Oxford University Press. Dani, Anis A.y Arjan de Haan, eds. 2008. Inclusive States: Social Policy and Structural Inequalities. New Frontiers of Social Policy Series. Washington, DC: World Bank (Banco Mundial). Daniño, Roberto. 2006. The Legal Aspects of the World Bank’s Work on Human Rights in Development Outreach. Special Report on Human Rights and Development. Washington, DC: World Bank Institute (Instituto del Banco Mundial). Deacon, Bob, Eeva Ollila, Meri Koivusalo y Paul Stubbs. 2003. Global Social Governance: Themes and Prospects. Helsinki, Finlandia: Ministry of Foreign Affairs (Ministerio de Asuntos Exteriores). 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Washington, DC: World Bank (Banco Mundial). PARTE 1 PERSPECTIVAS DE POLÍTICA SOCIAL BASADA EN LOS DERECHOS HUMANOS CAPÍTULO 2 Aumento de la inclusión social a través de las garantías sociales Estanislao Gacitúa-Marió y Andrew Norton En este capítulo se presenta una visión general del marco conceptual del enfoque de las garantías sociales y su uso como herramienta en el diseño de la política social y la provisión de servicios. En primer lugar, se examinan los fundamentos filosóficos de una garantía social y, posteriormente, se explica el vínculo y la divergencia entre los derechos y las garantías. A partir de ahí, se estudian las dimensiones operacionales de las garantías sociales y los retos que supone su implementación en las políticas e intervenciones de desarrollo. Se termina el capítulo con el análisis de su implementación y se estudia el uso del enfoque de las garantías sociales como un mecanismo que facilita la coordinación, el establecimiento de prioridades y el control de la política social. Se afirma, por lo tanto, que este enfoque proporciona los medios necesarios para transformar una perspectiva de desarrollo basada en los derechos en un instrumento práctico para la política social, de tal manera que se refuerce la gobernabilidad democrática y se promueva la inclusión y la igualdad de oportunidades. Si se toma como referencia un “sistema de garantías” tal y como describió Ferrajoli (2001, 2004), las garantías sociales constituyen un conjunto de mecanismos, tanto legales como administrativos, que especifican los beneficios y las obligaciones relacionadas con algunos derechos y aseguran el cumplimiento de estos deberes por parte del Estado. Los principios filosóficos sobre el concepto de garantías sociales se asientan, en gran medida, en la teoría de la justicia de John Rawls (1971). Estos principios se basan en la protección de las libertades fundamentales y, además, resaltan que todas las intervenciones y cambios políticos deberían evaluarse, sobre todo, por su capacidad de mejora del bienestar de los miembros más desfavorecidos de una sociedad. Los principios expuestos por Rawls para alcanzar la justicia definen el concepto de bienes sociales básicos, los cuales son necesarios para el desarrollo y fomento de una ciudadanía fundada en la equidad, incluyendo la igualdad de oportunidades. En esencia, estos bienes básicos son beneficios sociales que dependen de la cooperación social. Rawls entiende que la satisfacción de 37 38 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES las necesidades básicas es absolutamente imprescindible para conseguir autonomía moral, sin la cual no es posible alcanzar la libertad. De igual modo, Doyal y Gough (1991) afirman que las necesidades básicas son requisitos fundamentales para alcanzar cualquier otro objetivo, tomar decisiones con conocimiento de causa y participar en cualquier sociedad. Es más, estos autores sugieren que la incapacidad de satisfacer estas necesidades (derechos fundamentales) conduciría a la falta de una autonomía para definir y perseguir objetivos personales, así como para alcanzar la gobernabilidad legítima; o supondría la ausencia de un sistema político y económico que asegurara la igualdad de oportunidades. En este contexto, Doyal y Gough afirman que existe la necesidad social de contar con un sistema político y económico que garantice la participación (como mecanismo institucional) y que permita a todos los individuos ser conscientes de sus necesidades sociales y alcanzar un acuerdo en el que se determine cuáles deben ser prioritarias y, por tanto, provistas de manera equitativa. Según Abramovich (2006), el enfoque del desarrollo basado en los derechos se entiende, normalmente, como un marco conceptual fundado en normativas y principios internacionales en materia de derechos humanos cuyo objetivo operacional es promover y proteger estos derechos. Existen dos razones principales para establecer un enfoque de derechos humanos: (1) un motivo intrínseco que presupone que lo correcto es, tanto moral como legalmente, poner en marcha un enfoque de derechos humanos; y (2) un motivo instrumental que reconoce que el enfoque de derechos humanos conduce a unos resultados mejores y más sostenibles en materia de desarrollo humano (Organización de las Naciones Unidas 2006). En la práctica, la razón para defender el enfoque de derechos humanos es, habitualmente, una fusión de los dos motivos. Un enfoque de la política social basado en los derechos no sólo se centra en los procesos sino que también tiene en cuenta los resultados. Es decir, la definición y la plena efectividad de los derechos es un proceso que requiere la negociación en el terreno político, a través de un diálogo plenamente inclusivo. Como resultado de este diálogo, todos las personas a las que concierne el derecho pueden acordar libremente y siguiendo unos principios lógicos que (1) los derechos especificados son de interés común para toda la población; (2) que se adaptan a las diferentes realidades nacionales de tal manera que éstas quedan protegidas social, tecnológica y ecológicamente; y (3) que permiten un cumplimiento progresivo (Habermas 1996, 1998). Lo más complicado de este proceso de definición, protección y puesta en marcha de los derechos es establecer el nivel de ejercicio que es necesario salvaguardar, ya que supone la creación de un nuevo contrato social que nace de un consenso político, un esfuerzo social y conlleva transformaciones estructurales. Este proceso supone concebir al individuo como titular de un derecho, y no como un mero beneficiario de los servicios, así como definir las normas mínimas de calidad que permitan a los ciudadanos estar integrados en una sociedad (Habermas 1996, 1998). Como consecuencia, las demandas que surgen a partir de estos derechos facilitan el camino en la toma de decisiones para proporcionar, al Estado y a las instituciones sociales, privadas y públicas, mayor potestad en la selección de las medidas específicas que se deben tomar para alcanzar la plena efectividad de estos derechos. Tal y como describe Ferrajoli, un sistema de garantías sociales se compone de un “conjunto de técnicas que aseguran el máximo cumplimiento de los derechos reconocidos constitucio- AUMENTO DE LA INCLUSIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LAS GARANTÍAS SOCIALES 39 nalmente” (2001:374). Por lo tanto, las garantías sociales contribuyen a subsanar las diferencias estructurales entre las normas establecidas y la implantación efectiva de las mismas. Tomando como referencia a Ferrajoli y una definición más detallada propuesta por la Fundación Superación de la Pobreza (FSP), es posible identificar cinco características principales que definen una garantía social: (1) cuenta con un fundamento legal que conlleva una responsabilidad gubernamental explícita; (2) se ha diseñado para un titular de derecho específico; (3) contempla mecanismos de acceso y reparación; (4) estos mecanismos de acceso y reparación están definidos con precisión; y (5) es flexible y revisable. Como resultado de estas características, una garantía social contribuye a la reducción de divergencias en materia de igualdad de oportunidades entre los diferentes grupos sociales. Ferrajoli (2000, 2001, 2004) considera que son estas características las que ponen un derecho en funcionamiento. Teniendo en cuenta que los derechos fundamentales son abstractos en forma, se deben usar otros métodos para definirlos, de tal manera que su contenido se haga tangible. El concepto de garantía social resuelve el problema de indeterminación del carácter normativo de los derechos fundamentales, ya que proporciona un contenido mínimo y estándar de cada derecho específico (Alston 2003). Además, Ferrajoli afirma que estos derechos pertenecen a todo el mundo y que es esta universalidad la que define la calidad de estos derechos básicos (Rey Pérez 2002). Un enfoque de derechos contribuye al desarrollo sostenible de dos maneras fundamentales. En primer lugar, reduce los riesgos sociales y políticos mejorando la justicia social y centrándose en la inclusión y en la no discriminación. En segundo lugar, crea instituciones, no solamente estatales, sino también comunitarias o civiles, más sólidas y más comprometidas con la equidad (Moser and Norton 2001). Asimismo, se considera que el fomento y respeto de los derechos humanos son elementos clave para fortalecer la democracia y la buena gobernabilidad. Una perspectiva fundada en los derechos intenta cambiar la lógica del proceso político, de tal manera que el punto de partida no sea la existencia de personas con necesidades que deban ser satisfechas, sino la existencia de personas con derechos que les permitan exigir ciertas acciones, servicios o comportamientos (Theis 2003; Abramovich 2004). Un modelo de garantías sociales aplicado a la política social puede ayudar a proteger la disposición de un país para satisfacer las necesidades y desarrollar las capacidades de los ciudadanos. Dicho de otro modo, las garantías sociales proporcionan un significado operacional concreto a los derechos económicos y sociales. Las políticas que siguen el enfoque de las garantías sociales son la expresión de un acuerdo no discriminatorio, basado en los principios de igualdad de oportunidades y de respeto. A su vez, estas políticas contribuyen a mejorar los modelos de justicia social y a reducir los riesgos sociales y políticos que obstaculizan la democracia y el crecimiento. Las garantías sociales son mecanismos que la sociedad proporciona a todos sus miembros de forma que garantizan el acceso a oportunidades esenciales y a fuentes de bienestar. A lo largo de toda la obra, los autores argumentan que el enfoque de las garantías sociales es una manera innovadora de integrar una perspectiva de derechos en la política social. Este enfoque va más allá de un marco puramente normativo y aporta un significado concreto a los derechos eco- 40 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES nómicos y sociales. Las garantías sociales se pueden utilizar para reforzar el suministro y seguimiento de los programas sociales y para crear asociaciones entre los sectores públicos y privados que, a su vez, puedan desarrollar un contrato social para fortalecer la gobernabilidad democrática. Las garantías sociales Normalmente, los derechos sociales se definen de una manera general y abstracta. Para alcanzar la plena efectividad de estos derechos, los representantes políticos necesitan determinar el alcance operacional de cada derecho y las acciones que es necesario emprender para llevarlo a cabo. El enfoque de las garantías sociales está diseñado precisamente para respaldar al gobierno en esta tarea. Por ejemplo, para determinar si una población está ejerciendo su derecho a la educación, se requiere definir con detalle una serie de servicios educativos necesarios para satisfacer este derecho, y la sociedad, como un todo, debe comprometerse a proveer estos servicios. Una diferencia entre un derecho y una garantía social es la relación que existe entre ambos: el primero tiene un sentido abstracto y ético y, la segunda, identifica los mecanismos a los que el Estado puede recurrir para hacer efectivo este derecho. Estos mecanismos pueden variar entre diferentes países o en distintos periodos históricos. Por ejemplo, algunos países han determinado que el derecho a la educación genera obligaciones positivas por parte del Estado preferentemente en la enseñanza primaria; mientras que otros estados han extendido este derecho a la educación secundaria. Recientemente, algunos países han incorporado la educación preescolar y universitaria en sus disposiciones sobre el derecho a la educación. Como ejemplo cabe citar la Constitución de la República del Ecuador, la cual, según el artículo 28, garantiza la enseñanza superior pública y gratuita, además de la educación primaria y secundaria. Este modelo demuestra que el alcance del derecho en materia de educación puede diferir según el contexto. Otra diferencia importante entre los derechos económicos, sociales y culturales y las garantías sociales radica en que los derechos se deben hacer efectivos progresivamente, mientras que las garantías implican obligaciones inmediatas. Una garantía social sólo es efectiva si los servicios correspondientes están disponibles, sin discriminación alguna, para los grupos o individuos a quienes se aplica. Al mismo tiempo, conseguir que los derechos sean operacionales a través de las garantías sociales, dota a estos derechos de un significado concreto y contribuye a su plena efectividad. Es más, los países que aplican el enfoque de garantías sociales pueden definir las prestaciones de diferentes formas para reflejar el consenso político y social alcanzado en la sociedad, el nivel de desarrollo económico, el compromiso presupuestario existente o futuro y el trasfondo institucional. Aunque las garantías se definen de forma universal, las acciones emprendidas por el Estado deberían estar, sin duda alguna, más enfocadas a asuntos que afecten a los grupos más vulnerables; es decir, aquellos que normalmente no pueden acceder a estos servicios por sus propios medios. Gracias a estos enfoques gubernamentales, se han creado, por ejemplo, nuevos programas nutricionales preventivos con la tarea de distribuir alimentos. Programas de este tipo constituyen una garantía social sólo si se establecen los mecanismos específicos para pro- AUMENTO DE LA INCLUSIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LAS GARANTÍAS SOCIALES 41 veer el servicio, si están disponibles para todo el mundo que sufre de malnutrición y si las personas que tienen este derecho pueden reclamarlo. Los programas nutricionales complementarios son sólo uno de los muchos mecanismos para garantizar servicios que cubren el derecho a la alimentación, el cual puede ser satisfecho a través de transferencias monetarias o programas de subsistencia. Existe un amplio abanico de programas relacionados con el ejercicio de un derecho. La forma que adopte una garantía social varía en función de las circunstancias específicas que afecten o caractericen al titular del derecho. Sobre todo, las garantías sociales subrayan que los derechos deben ejercerse utilizando los medios más eficientes, más eficaces y más respetuosos con las diferencias culturales. Dimensiones operacionales de las garantías: las sub-garantías El concepto general de garantía social se puede subdividir en varias tipologías o sub-garantías concretas. Estos mecanismos más específicos se componen de dos tipos de expectativas con respecto a su estado: (1) la expectativa de que los servicios garantizados estén disponibles, y (2) la expectativa de que los servicios que no estén disponibles se puedan reclamar. Las cinco subgarantías siguientes presentan una manera de subdividir el concepto más amplio de garantía social, de tal forma que éstas sean claras y útiles en el diseño político y programático, así como en su implementación y evaluación. Uno de los elementos clave de la siguiente tipología es la relevancia que otorga a una perspectiva holística en la provisión de servicios a la hora de hacer efectivo un derecho; una perspectiva que abarca varias dimensiones relevantes (entre las que se incluyen acceso, calidad, protección financiera, participación y reparación), y que se puede aplicar en diferentes segmentos del sistema de provisión (público, privado y tercer sector). 1. Sub-garantía de acceso: es el conjunto de disposiciones técnicas y mecanismos (normativos, institucionales, programáticos y presupuestarios) que asegura que cualquier titular de un derecho tiene acceso adecuado a los servicios estipulados. Asegura además que cualquier individuo que cumpla los requisitos, puede hacer uso de los servicios garantizados durante el tiempo que le sea necesario. De este modo, la definición de un beneficio debe contener una descripción precisa de los servicios garantizados; del periodo mínimo que los servicios se deberían proveer; de los deberes y obligaciones de los ciudadanos que cumplen los requisitos para recibir esos servicios; del periodo máximo de espera para recibir el servicio; y de la disponibilidad de canales de información, a través de los cuales los beneficiarios pueden obtener todos los datos que se acaban de exponer. La sub-garantía de acceso constituye el eje principal de una garantía social y se debe diseñar de tal manera que promueva la igualdad y una mejor calidad de vida. 2. Sub-garantía de calidad: hace referencia al conjunto de disposiciones y mecanismos técnicos que aseguran que los beneficios sociales y los medios para su prestación están claramente definidos conforme a la normativa de calidad establecida. Para tal efecto, requiere 42 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES que las normativas de calidad y los mecanismos para certificar y acreditar a los proveedores estén adecuadamente definidas y se respeten. Por lo tanto, se precisan procedimientos de seguimiento y evaluación regulares y mecanismos para hacer públicos los resultados de estas evaluaciones. 3. Sub-garantía de protección financiera: asegura que aquellas personas que no puedan asumir el costo de acceso a las prestaciones sociales (o disfrutar de un servicio garantizado) tengan la posibilidad de recibir estos beneficios de igual manera. Este acceso se alcanza gracias a un compromiso financiero de recursos privados y públicos. Para formular esta sub-garantía se requiere una definición clara de las contribuciones que se espera realice el Estado, los beneficiarios u otras instituciones. Estas contribuciones deberían establecerse en función de la situación socioeconómica de los beneficiarios. Esta sub-garantía capta la esencia de la subsidiariedad estatal. Es decir, el Estado interviene para hacerse cargo del costo que supone la prestación de servicios básicos a aquellos individuos o grupos que, de lo contrario, no podrían asumir ese gasto. 4. Sub-garantía de revisión continua y participación: esta garantía tiene dos dimensiones. La primera hace referencia a los procedimientos que aseguran la revisión periódica de las garantías conforme a la disponibilidad de recursos, los riesgos emergentes, el consenso político y social y los avances científicos y tecnológicos. Para formular esta sub-garantía se precisa que los siguientes elementos estén claramente definidos: (1) los criterios de revisión; (2) los periodos en los que las revisiones deben tener lugar; (3) los mecanismos y procedimientos para reformular y aprobar nuevos servicios y canales de suministro; y (4) los intervinientes en este proceso, sin olvidar a los beneficiarios. Requiere, además, definir los derechos y deberes ligados a esta participación e identificar las diferentes fases del ciclo político o programático en el que la participación de los ciudadanos tendrá lugar. La segunda dimensión de esta sub-garantía capta las disposiciones establecidas para asegurar que los ciudadanos pueden opinar en elementos clave de la provisión de servicios, a través de su participación en la toma de decisiones sobre la asignación de recursos o sobre las características de la prestación del servicio. Estas disposiciones son particularmente relevantes en algunos escalafones del sistema, donde los funcionarios locales tienen potestad para beneficiar o perjudicar a ciertos grupos; como puede suceder en la toma de decisiones relativas a los procesos presupuestarios en el ámbito local o en las instalaciones donde se prestan los servicios (en comités o en otras entidades participativas como puedan ser clínicas o escuelas). 5. Sub-garantía de reparación: asegura que cualquier individuo o grupo pueda exigir el acceso a los servicios garantizados, así como exigir el cumplimiento de cualquier sub-garantía. Los mecanismos de reparación requieren una clara definición de la situación en la que los ciudadanos pueden exigir acceso a los servicios y, además, una definición de las vías judiciales o administrativas por las que estos reclamos pueden canalizarse y resolverse. Asimismo, se deben definir claramente los periodos de espera máximos para alcanzar una resolución, así AUMENTO DE LA INCLUSIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LAS GARANTÍAS SOCIALES 43 como todos los procesos de reparación, sanciones y compensaciones. Esta sub-garantía se puede ejercer a través de canales administrativos o judiciales. La creación o el nombramiento de una institución responsable de los procesos de reclamo (incluyendo la resolución de las mismas, la aplicación de las decisiones y el pago de las compensaciones) constituye un canal para resolver las demandas y relega el uso de los tribunales a la última opción a la que los ciudadanos deben recurrir. El hecho de facilitar una alternativa a los tribunales es importante, ya que éstos suponen un alto costo y resultan inasequibles para los demandantes con pocos recursos. Además, este canal alternativo refuerza las instituciones sociales, que son indicadores críticos de la gobernabilidad democrática y la estabilidad social. Ámbitos de implantación Un sistema basado en las garantías requiere un marco normativo (legal) que defina con precisión los derechos y sus límites de cumplimiento, sin olvidarse del compromiso de aplicar y suministrar, de manera equitativa, los derechos específicos, las prestaciones y las normativas a toda la población siguiendo unas pautas universales. El marco legal permite definir claramente las funciones y los mecanismos de rendición de cuentas entre el Estado y los ciudadanos, así como los sectores sociales públicos, privados y civiles. La definición y la divulgación de los derechos, prestaciones sociales y marcos normativos, permiten a los ciudadanos responsabilizar a los representantes políticos y a los proveedores de servicios del correcto suministro de la política social. La presencia de un marco normativo o legal de prestaciones, funciones y responsabilidades también implica facilitar el acceso a los mecanismos de reparación a aquellos ciudadanos que no pueden disfrutar de una prestación específica o de unos servicios sociales mínimos. Para resultar operativa, una garantía social requiere unos arreglos institucionales específicos que involucren al Estado, al sector privado y la sociedad civil para definir los mecanismos concretospara lograr la implantación y seguimiento de programas que supongan el cumplimiento de esos derechos; y para permitir a estas personas y grupos sociales sin acceso reclamar sus derechos. En este contexto, el Estado desempeña un papel clave como institución normativa y regulatoria que vela por la plena efectividad de los derechos sociales y sus mínimos esenciales ligados a una garantía y por su revisión continua. Cualquier garantía comprende un fundamento instrumental. Es decir, transforma el marco legal e institucional en una política y programas funcionales diseñados e implementados, con objeto de asegurar el cumplimiento de derechos específicos. Aunque las leyes, las instituciones y los programas son esenciales a la hora de crear el marco que introduce y regula las garantías sociales, éstas, por sí solas, no aseguran que todos los ciudadanos puedan tener acceso a las mismas y que puedan reclamar la oportuna y correcta prestación de servicios. Hacer que los servicios “funcionen” requiere una asignación presupuestaria y unos recursos económicos destinados a la realización de la garantía y sus correspondientes subdimensiones, de tal modo que se asegure un acceso continuo a las prestaciones garantizadas. 44 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES En resumen, cualquier garantía social se puede describir tomando como referencia cuatro fundamentos (legal, institucional, instrumental/programático y financiero) y los cinco mecanismos operativos o sub-garantías descritos anteriormente. Cualquier garantía se puede definir a través de este prisma, y cualquier programa social se podría evaluar utilizando estas dimensiones con el objetivo de medir las posibles deficiencias que existen entre los derechos declarados y los existentes o las diferencias de oportunidades entre los grupos sociales, que pueden sufrir un acceso diferencial a las prestaciones y servicios. Para facilitar el diseño de las políticas sociales utilizando un enfoque de garantías, resulta de gran ayuda crear una matriz similar a la que se muestra en la tabla 2.1. Una vez completada, define el contenido específico de cada una de las cinco sub-garantías e identifica las acciones que es preciso emprender en cada componente de la política (legal, institucional, instrumental y financiero). Esta matriz facilita la identificación de las técnicas más apropiadas para implantar una garantía social en concreto. Posibilita además la coordinación de varios mecanismos ligados a un servicio social o garantía. En concreto, es importante establecer el vínculo que existe entre los mecanismos judiciales y administrativos relativos a los programas sociales. El uso de la matriz ayuda a los representantes políticos a construir un vínculo conceptual que reconcilie las categorías judiciales con las categorías administrativas utilizadas para la planificación social. El estudio expuesto en los siguientes capítulos sugiere que adoptar un enfoque de garantías sociales puede proporcionar innumerables beneficios. En primer lugar, desde un punto de vista institucional y político, la definición de una garantía social refuerza la gobernabilidad. La concreción de una garantía social es un proceso técnico y político que requiere el establecimiento de un pacto social y gubernamental que reúna a los principales representantes, con el objetivo de alcanzar un acuerdo respecto a los niveles específicos de los servicios suministrados, además de los mecanismos para su provisión, control y reparación. Al mismo tiempo, la implantación de un programa inspirado en el enfoque de las garantías implica desarrollar la capacidad institucional e interinstitucional necesaria, para que los programas funcionen de manera efectiva. Un sistema de garantías sociales implica la existencia de un marco legal bien estructurado y de un presupuesto sostenible. Los dos precisan la creación de un pacto fiscal o acuerdos políticos sólidos que permitan el financiamiento de las garantías. Los gastos fiscales deberían estar estructurados de tal manera que permitan la provisión adecuada y sostenible de un conjunto de servicios prioritarios. Para crear una estructura con estas características, los representantes políticos deben definir explícitamente las fuentes de financiamiento y las herramientas que se van a utilizar para garantizar estos servicios. Estas herramientas pueden incluir reasignaciones presupuestarias ligadas al crecimiento económico, mayores impuestos, nuevos estímulos para realizar donaciones, cambios en la estructura del sistema fiscal o préstamos. AUMENTO DE LA INCLUSIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LAS GARANTÍAS SOCIALES 45 Tabla 2.1: Ámbitos y subdimensiones de una garantía social Sub-garantía Ámbito Político Acceso Calidad Protección Financiera Revisión continua y reparación Reparación Legal Institucional Instrumental Financiero Fuente: recopilación de los autores La necesidad de alcanzar un amplio consenso en el que los servicios estén garantizados, permite a la sociedad ejercer un mayor control en las políticas, lo que, a menudo, supone el aumento de la productividad y la eficacia en el gasto público. Así pues, la creación de un pacto social y fiscal, tal y como requiere el enfoque de las garantías, es decisiva para el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Los pactos fiscales se fundamentan en los acuerdos políticos y deben representar los diferentes intereses de la sociedad. En un estado de derecho, el poder legislativo representa la soberanía popular y, por lo tanto, está mejor dotado para desempeñar esta tarea. Al mismo tiempo, las autoridades correspondientes de los gobiernos locales y nacionales junto con la sociedad civil, deben comprometerse con este proceso, a través de los canales de participación disponibles. Conclusión En resumen, la aplicación del marco de las garantías sociales puede permitir a los gobiernos alcanzar con éxito algunos retos en el ámbito de la política social gracias a las características técnicas del enfoque. El enfoque de las garantías sociales: • Define el contenido exacto y técnico de los derechos; establece un nivel mínimo de cumplimiento; describe los mecanismos legales y políticos correspondientes; establece los indicadores de seguimiento; y permite la revisión continua. En este sentido, el enfoque sirve de herramienta para el seguimiento y la reforma de los programas sociales. • Subsana las brechas sociales existentes. Aunque los derechos son universales, el hecho de hacerlos operativos de manera efectiva a través de las garantías, asegura que aquellos individuos y grupos sin posibilidad de acceso reciben las prestaciones mínimas acordadas. Según el Informe sobre el Desarrollo Mundial: Equidad y Desarrollo (Banco Mundial 2005), una garantía social contribuye a lograr un suministro más equitativo de los servicios básicos y, por lo tanto, a mejorar la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos. 46 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES • Aumenta la transparencia y la responsabilidad. Dada su naturaleza precisa, el enfoque reduce el espacio para la discrecionalidad administrativa y patrimonial. Las garantías contienen claras definiciones de los derechos y describen a los titulares de los mismos, los acuerdos institucionales, los mecanismos operacionales y las asignaciones presupuestarias. • Dota de poder a los grupos vulnerables al asegurar que tienen acceso a los mecanismos de reparación y compensación. Aumenta su poder de opinión y participación y brinda la oportunidad de alcanzar un diálogo abierto acerca de las prestaciones sociales. Una definición común y la divulgación de los derechos permite que los ciudadanos puedan exigir a las instituciones pertinentes su cumplimiento. • Facilita la adaptación de los beneficios a las condiciones sociales, económicas y políticas de cada país. Las garantías sociales se pueden modificar o renovar sin dañar los valores que defienden, ya que tienen en consideración aspectos tales como la cultura, la disponibilidad de recursos o la opinión pública. Por tanto, las garantías sociales son flexibles y adaptables, y evitan recaer en solucionesrepetidas, que posiblemente no se adapten a las circunstancias específicas en las que se han formulado. Bibliografía Abramovich, Victor. 2004. “Una aproximación al Enfoque de Derechos en las Estrategias y Políticas de Desarrollo de América Latina”, informe presentado en el Seminario: “Derechos y Desarrollo en América Latina: un Seminario de Trabajo” en Santiago de Chile, el 9 y 10 de diciembre. 2006. “Una aproximación al enfoque de derechos en las estrategias y políticas de desarrollo”. Revista de la CEPAL 88 (abril): 33–48. Alston, Philip. 2003. “A Human Rights Perspective on the Millennium Development Goals”. Informe preparado para el “Millennium Project Task Force on Poverty and Economic Development”. http://www.hurilink.org/tools/HRsPerspectives_on_the_MDGs—Alston.pdf (último acceso 19 de febrero de 2009). Doyal, Len e Ian Gough. 1991. A Theory of Human Need. Nueva York: Guilford Press. 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CAPÍTULO 3 Gobernabilidad democrática y creación de instituciones para el desarrollo de políticas de inclusión social: la experiencia latinoamericana Estanislao Gacitúa-Marió, Sophia V. Georgieva y Leonardo Moreno En los últimos treinta años, América Latina ha experimentado amplias reformas políticas, sociales y económicas como respuesta a un entorno cambiante, tanto en el ámbito nacional como internacional, así como a nuevos riesgos sociales. Aunque las aspiraciones hacia una mejor gobernabilidad democrática y una mayor equidad social han evolucionado simultáneamente, la lucha de las jóvenes democracias latinoamericanas por la estabilidad, la equidad y la inclusión, continúa. En julio de 2008, José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), destacó la justicia social como la tarea más urgente en las agendas de la política social del continente americano. Asimismo, subrayó que para alcanzar este objetivo es necesario tomar como referencia democracias ya consolidadas y hacer frente a los retos que conlleva la globalización (Insulza 2008). Desde mediados de los años setenta los distintos enfoques de las políticas sociales en la zona han dejado a un lado el universalismo estatal y han evolucionado gracias a fondos de inversión social, programas focalizados y, en los últimos años, gracias a un acercamiento a modelos de política social más integradores que promueven la inclusión y la equidad (Tulchin y Garland 2000; Deacon 2005, 2007). Los últimos planteamientos expuestos hacia una política social más inclusiva, reconocen que la desigualdad de los grupos más vulnerables se ve determinada, no sólo por su débil capacidad financiera y de acceso a servicios básicos sino también, por un conjunto de barreras sociales, económicas y políticas que impiden que puedan liderar su propio desarrollo y superar, de manera efectiva, situaciones de pobreza y marginación social. El hecho de que la región latinoamericana siga presentando los índices más altos del mundo en lo que a desigualdad de ingresos se refiere, y los más bajos índices de movilidad social, incluso tras haber acometido cambios políticos radicales y tras años de relativa estabilidad política, demuestra que en las sociedades latinoamericanas existen disparidades estructurales que ni el crecimiento económico ni la estabilidad política podrán revocar por sí solas. 48 GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA EL DESARROLLO DE POLÍTICAS 49 DE INCLUSIÓN SOCIAL: LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA Este capítulo sostiene que la gobernabilidad democrática es un factor esencial en el fortalecimiento de la equidad social. Sin embargo, este enfoque en valores democráticos debe verse acompañado con políticas sociales efectivas, diseñadas para, a la larga, reducir la desigualdad en lo que a oportunidades se refiere. Diversas experiencias en el contexto latinoamericano dejan entrever un futuro consenso en este asunto así como una tendencia hacia la institucionalización de una política social más integral que permita alcanzar este objetivo. En las páginas siguientes se discuten los vínculos y las dinámicas de refuerzo mutuo entre la gobernabilidad democrática y las políticas sociales inclusivas. Así mismo, se identifican algunos de los mayores retos para la inclusión y la democracia en América Latina. Finalmente, se presentan los medios institucionales necesarios para sostener un sistema que sea, a la vez, democrático y equitativo. El capítulo termina con unos ejemplos prácticos y presentando las conclusiones finales. Gobernabilidad democrática y políticas sociales Actualmente, se considera como una evidencia que la cohesión social refuerza la gobernabilidad democrática. No obstante, se reconoce también la relación inversa: la gobernabilidad democrática genera cohesión social por sí sola. Ambas afirmaciones ponen de manifiesto que la democracia y el desarrollo social (entendido éste como inclusión social, cohesión y responsabilidad) no deben considerarse aisladamente (véase Banco Mundial 2005). Kaufmann, Kraay, y Mastruzzi (2008:7) definen la gobernabilidad como “las tradiciones e instituciones, a través de las cuales se ejerce la autoridad en un país determinado. Esta definición engloba también los procesos que es preciso seguir para elegir, controlar y sustituir un gobierno; la capacidad de los gobiernos para formular e implementar políticas sólidas de una manera efectiva; así como el respeto que muestran los ciudadanos y el Estado por las instituciones que rigen las interacciones sociales y económicas entre ellos”1. En este contexto, la gobernabilidad democrática se establece como la capacidad de una sociedad para gestionarse a sí misma y para tomar decisiones, al mismo tiempo que equilibra las diversas demandas sociales en un entorno de libertad y justicia. Tomando como referencia esta definición, la gobernabilidad democrática iría más allá de unas elecciones libres y transparentes y de la responsabilidad gubernamental. Requiere también que todos los representantes de la sociedad (ya sean éstos políticos, económicos o sociales) tengan la capacidad de actuar en un sistema que se rija por unas normas determinadas, así como de participar de manera activa en la definición de ese marco regulatorio. Permitir a todos los individuos pertinentes participar e influir en la toma de decisiones en una sociedad con grandes desigualdades, requiere equidad en términos de oportunidades básicas. Es decir, sería necesario identificar y superar posibles barreras estructurales que pudieran impedir la participación significativa de algún grupo concreto de la sociedad. Una de las posibilidades para lograrlo sería a través de un modelo de política social más inclusivo y universal; un modelo que potencie la capacidad individual para comprometerse como ciudadano activo en una sociedad. El concepto de política social puede ser entendido de diferentes maneras. Desde una pers- 50 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES pectiva generalista, incluye toda acción organizada racionalmente desde el Estado, la cual persigue fines que afectan a colectivos humanos, ya fuera a nivel individual o grupal. El fin perseguido por la política social suele ser la transformación de la realidad, hacerla transitar desde una situación inicial a otra deseada. En ocasiones, se considera que sólo involucra a los sectores sociales (como educación, salud, y protección social); otras veces, se entiende bajo un enfoque más transversal, que engloba equidad, redistribución, justicia social y seguridad laboral, es decir, términos más asociados con la política económica. Es éste segundo enfoque el que se presenta en este capítulo. En un entorno democrático, esta visión supondría la determinación de la política social, a través de un contrato social negociado entre los diferentes grupos sociales y fundado en un compromiso entre lo deseable, lo factible y lo aceptable. Este contrato social velaría por el fomento de la igualdad de oportunidades para toda la población en lo referente a necesidades tan básicas como alimentación, habitabilidad, educación y salud, así como oportunidades laborales, de movilidad social o de participación política. Es indudable que la gobernabilidad democrática facilita la adopción de una política social integral. Es más, a la inversa se cumple la misma relación: una política social integradora refuerza por sí sola las bases de la gobernabilidad democrática. Esta dinámica recíproca pone de manifiesto, por lo tanto, una sinergia fundamental entre la democracia y la política social inclusiva. La implantación de un gobierno democrático y la inclusión social se refuerzan a través de valores instrumentales y también éticos. Diversas experiencias en América Latina y en otros continentes demuestran que un sistema democrático puede funcionar sin una política social que satisfaga las necesidades básicas. A su vez, se observa que las necesidades básicas pueden cubrirse de manera efectiva incluso en sistemas no democráticos. Pero, desde una perspectiva de derechos humanos, el equilibrio entre democracia y política social inclusiva es especialmente relevante para aquellos gobiernos que aspiran a respetar, proteger y satisfacer tanto los derechos civiles y políticos como los económicos, sociales y culturales. Por toda Latinoamérica, se considera la democracia como la garantía de la libertad política y civil. En consecuencia, ha habido importantes avances en los sistemas legislativos nacionales para garantizar los derechos civiles y políticos. En los últimos años, también se han realizado esfuerzos para garantizar los derechos económicos y sociales de los ciudadanos, y se ha reconocido su importancia en la configuración futura de la democracia. El informe Latinobarómetro (2008:7) afirma que el significado de democracia en América Latina siempre ha incluido una fuerte dimensión económica. Es ahora, tras largos periodos de cambios políticos frecuentes y de numerosas experiencias autoritarias, que los países latinoamericanos tienen la oportunidad de generar nuevos pactossociales que promuevan la equidad social y la democracia. A pesar de que los valores democráticos deben aún consolidarse y reconocerse como plenamente establecidos en la región, no hay duda de que los países aspiran a implantar modelos democráticos. Los conceptos de derecho y ciudadanía pueden ser instrumentos para alcanzar este fin. Como destacó el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, en relación a los nuevos programas sociales en Latinoamérica, la transición hacia modelos más democráticos de las políticas sociales se está produciendo al tiempo que se refuerza el énfasis en los derechos y las obligaciones, tanto de los ciudadanos como del Estado (Insulza 2008). GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA EL DESARROLLO DE POLÍTICAS 51 DE INCLUSIÓN SOCIAL: LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA Desafíos para una política social inclusiva en el contexto latinoamericano Diversos factores han conducido a resultados insatisfactorios de las políticas sociales implantadas en América Latina. Por ejemplo, periodos de bajo crecimiento económico, políticas fiscales inadecuadas, barreras geográficas, y la falta de un modelo efectivo con el que afrontar la gran diversidad étnica de la región con unos recursos públicos limitados. Se pueden destacar dos factores concretos que han sido determinantes históricos en la región: (1) la falta de consenso sobre el modelo válido de política social entre los diferentes estados; y más relevante aún, la falta de consenso entre diferentes instituciones políticas en el ámbito nacional; (2) inestabilidad política y cambios frecuentes de los dirigentes y de los ideales políticos que han obstruido la sostenibilidad de cualquier reforma social emprendida, a la vez que han impedido el surgimiento de instituciones de política social independientes y efectivas. El principal desafío para el desarrollo de una política social inclusiva concreta ha sido, hasta ahora, las diferentes concepciones (véase cuadro 3.1) sobre política social y el consiguiente mosaico de modelos aplicados: subsidiario, focalizado, universalista o híbrido. Como consecuencia, la arquitectura actual de políticas sociales en la región refleja estos diversos marcos conceptuales y diferentes estructuras institucionales. Todas coexisten como un gran mosaico que no necesariamente configura un paisaje comprensible y favorable al desarrollo social. Por otro lado, los órganos políticos nacionales defienden modelos de política social con mayores o menores compromisos fiscales; y, dependiendo de la cuota de poder que detenten en la administración, viran las políticas sociales en la dirección de sus intereses. En otras palabras, por lo general, en la región latinoamericana, los acuerdos políticos no incorporan contratos sociales estables y duraderos. Sin embargo, la experimentación con diversos enfoques de políticas y programas sí ha conformado una larga lista de lecciones que ayuden a diseñar mejores políticas sociales en el futuro. Por ejemplo, los programas de transferencias condicionadas y, más aún, la emergencia de planes de acción multisectoriales en política social (como el Plan de Equidad de Uruguay) reflejan que se ha comprendido la necesidad de expandir la asistencia estatal a los ciudadanos más vulnerables (más allá del sector formal) y de explorar las oportunidades que se presentan en otras áreas. El segundo gran desafío para el desarrollo de políticas sociales inclusivas en la región ha sido el frecuente cambio político, que ha frenado la adopción de reformas sostenibles en el ámbito de la política social. Para ser efectivas a largo plazo, las políticas sociales requieren un compromiso respaldado por un marco legal, una asignación presupuestaria suficiente y unas instituciones con un mandato claro de apoyar este compromiso. Debido a la falta de acuerdo y a la ausencia de continuidad en muchas áreas de la política social en Latinoamérica, ha resultado realmente complicado mantener, durante periodos prolongados, compromisos legales, institucionales y fiscales que promuevan la equidad social. Ahora, las sociedades latinoamericanas se enfrentan a la necesidad de lograr un consenso en derechos universales básicos, que sea respetado por todo el espectro político de tal manera que se asegure la implementación de una 52 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES CUADRO 3.1 Política social en América Latina: una perspectiva histórica Podemos observar diversas etapas en la evolución de las políticas sociales en Latinoamérica. Cada etapa refleja los condicionantes políticos, ideológicos y económicos prevalecientes en el momento. (1) Desde finales del siglo XIX hasta 1930, los servicios sociales estaban principalmente en manos del sector privado y de las asociaciones civiles de caridad; (2) de 1930 a 1980, periodo ligado a una cada vez mayor popularidad del modelo de sustitución de importaciones, al fortalecimiento del Estado como proveedor de servicios, a un incremento en las cifras de escolarización, al declive de las tasas de mortalidad infantil y a una mejora en las condiciones sanitarias, de acceso al agua y de salubridad; (3) de 1980 hasta los primeros años de la década de los noventa, se produjo el ajuste estructural que significó la retirada progresiva del Estado como proveedor de servicios y (4) desde mediados de los noventa hasta la actualidad, periodo en el que la provisión de servicios sociales se caracteriza por la descentralización, por una mayor participación de la sociedad civil en la prestación de servicios sociales y por las asociaciones entre los proveedores públicos y privados. En este periodo, además, se han popularizado los enfoques de programas focalizados y las transferencias monetarias condicionadas. Sin embargo, ninguno de estos enfoques han logrado eliminar las persistentes desigualdades que caracterizan la región. Los programas de bienestar social que se implantaron en la primera mitad del siglo XX se distinguían por su gran apoyo a los miembros formales, obviando casi totalmente la asistencia social al sector informal. Esta tendencia continúa hoy día a pesar de los esfuerzos realizados por ciertas instituciones, para incorporar a los trabajadores informales en sus esquemas de protección social. Los distintos enfoques en políticas sociales adoptados en la región en el último siglo, explican algunas de las dificultades a las que la América Latina se ha enfrentado para mantener instituciones políticas más fuertes. Es muy probable que un enfoque más coherente y estable en las políticas sociales tenga mayor repercusión en el objetivo de reducción de las desigualdades socioeconómicas a largo plazo. Fuente: Banco Mundial: 2008: 6 política social efectiva y sostenible (similar a la descrita en el capítulo 5, sobre la reforma del sector de la salud en Chile). La consecución de un contrato social y un pacto fiscal que persista en el tiempo a pesar de los cambios políticos, con la flexibilidad necesaria para mejorar cuando se requiera, es un GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA EL DESARROLLO DE POLÍTICAS 53 DE INCLUSIÓN SOCIAL: LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA auténtico reto para los gobiernos latinoamericanos. El discurso político sobre la necesidad de políticas e instituciones sociales sostenibles se hace cada vez más presente, tal y como se manifiesta en la Carta Social de las Américas y en las cumbres de alto nivel celebradas recientemente con el fin de discutir las diversas tendencias en política social. Las páginas siguientes, basadas en el trabajo de Sulbrandt (2008), explican los desarrollos institucionales experimentados en América Latina que están conformando una perspectiva multisectorial que promueva, de manera más activa, la equidad y la inclusión social2. Institucionalización de la política social inclusiva en la región Las discusiones de los últimos tiempos sobre la reconciliación de la economía con la política social, de las políticas universales con los enfoques individuales, de la equidad con la eficiencia, y sobre el papel del gobierno y el del mercado, están íntimamente ligadas con el diseño de nuestras instituciones. –José Miguel Insulza (2008:5) En el último siglo, hemos visto como se desarrollaban en América Latina instituciones de política social enfocadas a la educación, la salud o la protección social. Sin embargo, su evolución en lo que se refiere a democratización y al fomento de la equidad universal no se ha producido hasta casi mediados de la década de los noventa. Tras quince años de un enfoque centrado en el crecimiento económico y sin haber mostrado ninguna evidencia satisfactoria de reducción de las desigualdades, las sociedades y los gobiernos latinoamericanos se replantearon el diseño de las políticas sociales a mediados de los noventa, concediendo más importancia a temas como la inequidad y la exclusión. Previamente, los esfuerzos para aliviar la pobreza extrema se habían centrado en la creación de fondos de inversión social. Este enfoque entendía la pobreza y la vulnerabilidad como una consecuencia transitoria de la falta de ingresos. Así, los fondos de inversión social se destinaban a sectores en pobreza extrema, convencidos de que, al aumentar sus ingresos, las familias serían capaces de superar las situaciones de marginación. A comienzos de los años noventa, la agenda de política social pasó a incluir medidas específicas para afrontar las necesidades de grupos especialmente vulnerables como, por ejemplo, mujeres, niños o minorías étnicas. A finales de esta década, y al iniciar el milenio, emergieron innovadores enfoques de política social que abordaban directamente las causas de la desigualdad y la exclusión. Las críticas más tempranas relativas a las políticas de ajuste estructural de finales de los ochenta y comienzos de los noventa iban dirigidas específicamente al débil diseño institucional de los sectores sociales, ya que no eran capaces de satisfacer las necesidades propias de una economía de mercado ni de velar por la igualdad de oportunidades entre los grupos más pobres y excluidos y el resto de la población (Sulbrandt 2008). Cada Estado requería un cuerpo institucional fuerte que fuera capaz de negociar con los ministerios de Economía y Hacienda con el fin de alcanzar acuerdos equilibrados entre el crecimiento económico y la sostenibilidad fiscal, 54 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES y, a su vez, asegurar el cumplimiento de las responsabilidades públicas en cuestión de derechos básicos y oportunidades para todos los ciudadanos. Una vez detectadas estas deficiencias institucionales, muchos países latinoamericanos han creado, en los últimos cinco años, ministerios de desarrollo social o agencias equivalentes con funciones intersectoriales. El establecimiento de estas entidades ha reforzado en gran medida la capacidad técnica del Estado para diseñar y evaluar las políticas sociales puesto que, al mismo tiempo de su creación, se fijaron objetivos relevantes, se generaron indicadores y se desarrollaron sistemas de información, control, seguimiento y evaluación. Además, se aprovecharon estas instituciones para canalizar, de forma más exhaustiva, los estudios, los conocimientos y las propuestas sobre el diseño de políticas sociales más inclusivas, con el objetivo de lograr una mayor repercusión en la toma de decisiones. Según Sulbrandt (2008), en la actualidad se pueden identificar principalmente dos clases de acuerdos institucionales en la región: (1) aquellos en los que el desarrollo de políticas sociales está dirigido por una agencia coordinadora central, ya sea un ministerio de desarrollo social (como en Argentina, Paraguay o Uruguay), un ministerio de planificación (como en Chile) o una entidad similar; y (2) aquellos que carecen de una institución coordinadora de alto nivel, bien sea porque esta institución fue establecida y posteriormente reformada (Bolivia o la República Bolivariana de Venezuela) o porque las responsabilidades del desarrollo social están repartidas entre diferentes agencias y secretarías, como en Guatemala o México, o están asignadas a un gabinete social multisectorial, como en Panamá. Con la creación de ministerios de desarrollo social se sentaron las bases legales e institucionales necesarias para coordinar las políticas de desarrollo social. Se logró alcanzar, además, un crecimiento de capacidades técnicas y profesionales en temas de política social en todo el ámbito nacional. Bajo una gestión adecuada, los ministerios de desarrollo social pueden dirigir redes de actividad multisectoriales, dirigidas a promover la inclusión social, y pueden crear canales de comunicación efectivos entre la sociedad civil organizada y el gobierno. Los ministerios de planificación, como en el caso de Chile, Colombia y Costa Rica, han desarrollado también una alta capacidad técnica y profesional, para formular e implementar políticas y programas sociales en coordinación con otras entidades del sector. Las dos clases de ministerios ya cuentan con una dilatada experiencia en las transferencias condicionadas y otros programas de protección social (Sulbrandt 2008). En otros países, como Bolivia o la República Bolivariana de Venezuela, las agencias de política social se crearon con carácter nacional pero han sufrido diversas reformas desde su instauración. En Bolivia, la política social depende directamente del Ministerio de Planificación del Desarrollo (creado en 2006), que es además responsable de aceptar y administrar la ayuda exterior. En la República Bolivariana de Venezuela, la política social se asignó formalmente al Ministerio del Poder Popular para las Comunas y Protección Social (establecido en 2005), pero sus cometidos han sido continuamente modificados (Sulbrandt 2008). Dentro de este segundo grupo de estados, se encuentran también aquellos que gestionan los diferentes programas sociales, a través de secretarías sociales o agencias afiliadas, normalmente, a los ministerios de educación, salud, alimentación o incluso a los ministerios de la fa- GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA EL DESARROLLO DE POLÍTICAS 55 DE INCLUSIÓN SOCIAL: LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA milia o de la mujer. En este subgrupo, la capacidad de liderazgo y coordinación de las políticas sociales es, generalmente, débil. Numerosos programas dependen directamente de la Oficina del Presidente o, como en Guatemala, de la Secretaria de Obras Sociales de la Esposa del Presidente de la República. En estos casos, la base institucional para la planificación de la política social está menos consolidada. Se puede interpretar, de esta manera, que este tipo de entidades son menos sostenibles, ya que su fundamento jurídico es más débil que la de un ministerio y sus actividades pueden interrumpirse de manera inmediata por un cambio de gobierno. En Ecuador, desde 2007, la estructura institucional para cuestiones de política social se ha vuelto aún más compleja al contar con dos ministerios competentes, el Ministerio de Coordinación de Desarrollo Social y el Ministerio de Inclusión Económica y Social, y un Gabinete Social con cometidos intersectoriales. El papel de este gabinete se revela fundamental puesto que tiene la potestad de aprobar y decidir las políticas sociales. En otros países, el gabinete social se perfila más como un espacio de negociación entre sectores, pero no siempre tiene poder de decisión. En conjunto, las instituciones de política social latinoamericanas han vivido un intenso proceso de consolidación y reforma debido a los distintos enfoques económicos y políticos de los últimos veinte años. En ocasiones, en vez de reconducir los procesos de cambio de las políticas sociales, se han reformado repetidamente estas instituciones conforme a diferentes tendencias. En los últimos cinco años, la aparición de eficientes instituciones de política social ha contribuido a una mejor planificación intersectorial en áreas de inclusión social y a promover las oportunidades para los grupos más vulnerables. La evolución de estas instituciones en la última década, muestra un compromiso cada vez mayor para fomentar la equidad y la justicia social. Sin embargo, todavía no se ha podido comprobar el impacto y sostenibilidad de las instituciones más recientes. Para ser verdaderamente efectivas a largo plazo y poder cumplir con sus compromisos sociales, estos gabinetes, ministerios o instituciones equivalentes deben tener potestad para tomar decisiones, así como competencias presupuestarias. También se requiere flexibilidad y capacidad de trabajo con organismos no gubernamentales, de los sectores públicos, privados o civiles, para canalizar las propuestas innovadoras de éstos y someterlas a debate político, así como para mantener y potenciar el diálogo sobre las políticas sociales. El objetivo prioritario para una institución con estas responsabilidades es lograr un contrato social, que esté respaldado por todos o la mayoría de los representantes sociales y políticos. Merece una mención especial la función desempeñada por las agencias no gubernamentales, como la organización chilena Fundación Superación de la Pobreza o el Instituto para Investigación y Desarrollo Social de Uruguay, a la hora de desarrollar propuestas y de promover el diálogo sobre políticas sociales innovadoras. Este tipo de agencias, que combinan la experiencia profesional con enfoques no partidistas, disfrutan de la posición adecuada para diseñar propuestas viables, para mejorar las políticas sociales y fomentar el entendimiento de las mismas, a través de todo el espectro político y de las distintas comunidades. Facilitar la participación de este tipo de agencias en el diálogo político puede resultar muy beneficioso para las autoridades encargadas del desarrollo social. 56 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Lecciones aprendidas y conclusiones Mientras en América Latina continúan evolucionando los procesos de gobernabilidad democrática y se desarrollan los distintos enfoques de políticas sociales, es importante recordar las lecciones que la variada historia política y económica de la región nos ofrece. En este capítulo se presenta el incipiente acuerdo alcanzado en América Latina, en el que se pone de manifiesto que la política social debe centrarse en cuestiones de equidad e inclusión y no sólo contemplar medidas de reducción de la pobreza. También se ha destacado que una nueva y mejor política social implica una responsabilidad compartida entre el Estado y los ciudadanos dentro de un marco consensuado de derechos y deberes. Los gobiernos latinoamericanos han realizado considerables esfuerzos para consolidar la gobernabilidad democrática y los derechos civiles y políticos. Es la hora de dedicar similares esfuerzos al fortalecimiento de la inclusión social y asegurar el respeto y la consecución de los derechos económicos, sociales y culturales. En general, los estados latinoamericanos deben aún diseñar los procesos que definan e implanten de la mejor manera posible, las reformas políticas con carácter social conforme a las necesidades y prioridades de la sociedad y en función de una capacidad fiscal limitada. Dado que los países necesitan asegurar la continuidad de los enfoques políticos y su sostenibilidad a pesar de los cambios de gobierno, los dos objetivos que aseguran el futuro de la política social en la región son: (1) alcanzar compromisos sólidos a largo plazo sobre las políticas y programas, que puedan disminuir las barreras existentes y dar oportunidades a los grupos más vulnerables, y (2) establecer instituciones sociales fuertes que luchen por alcanzar la inclusión social y política en un ámbito multisectorial. Los estados latinoamericanos se encuentran en diferentes etapas respecto al logro de estos objetivos. El denominador común es, sin embargo, la necesidad de ampliar las fronteras de la ciudadanía, de manera que toda la población pueda participar activamente en la sociedad. Se requieren también esfuerzos para identificar y eliminar los posibles obstáculos que impidan esta participación. Para alcanzar este último objetivo, es necesario que la sociedad (representantes políticos y no políticos incluidos) establezca “umbrales de ciudadanía”. Referirnos a los umbrales de ciudadanía, nos lleva inexorablemente a reflexionar los derechos fundamentales de cada ciudadano y las garantías que existen para poderlos realmente ejercer. El enfoque de garantías sociales defendido en este libro, sugiere un posible marco para el establecimiento de estos “umbrales de ciudadanía”, que permita el ejercicio de los derechos fundamentales y el diseño de políticas y programas que los sustenten. En el contexto particular de cada país, el enfoque de garantías sociales requiere la definición de unos derechos universales que la sociedad, como un todo, se compromete a proteger y satisfacer. Se hace necesario también definir el papel y las obligaciones de cada uno de ellos (ciudadanos, Estado e instituciones implicadas), para que cualquier individuo que lo requiera pueda disfrutar de estos derechos. En este libro, se utiliza el enfoque de las garantías sociales para establecer un marco de análisis que permita a los representantes políticos, a los trabajadores del desarrollo y a los investigadores evaluar los últimos progresos de las políticas, así como las deficiencias a la hora de satisfacer estos derechos fundamentales. Adicionalmente, como se demuestra en el caso de la GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y CREACIÓN DE INSTITUCIONES PARA EL DESARROLLO DE POLÍTICAS 57 DE INCLUSIÓN SOCIAL: LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA política de salud chilena, el enfoque de garantías sociales puede también utilizarse como punto de partida en el diseño de programas específicos, que fomenten de manera efectiva la equidad en la provisión de servicios. Notas 1. Los autores definen seis dimensiones de “gobernabilidad”: (1) voz y rendición de cuentas, (2) estabilidad política y ausencia de violencia, (3) gobierno efectivo eficiencia gubernamental, (4) calidad regulatoria, (5) estado de derecho y (6) control de la corrupción, en el que se incluye el control del Estado por minorías selectas para satisfacer intereses privados. 2. Encuentros representativos que incluyen la Segunda Reunión Ordinaria de la Comisión Interamericana de Desarrollo Social (CIDES), celebrada en Washington DC los días 22 y 23 octubre de 2007; Primera Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Desarrollo Social de la OEA, que tuvo lugar en Reñaca, Chile, del 8 al 10 de julio de 2008; el Taller Internacional de Consulta Técnica “Desafíos de las Políticas de Desarrollo Social en América Latina y el Caribe” convocado por el Banco Mundial y llevado a cabo los días 4, 5 y 6 de junio de 2008 en Asunción, Paraguay. 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Sulbrandt, José. 2008. “La institucionalización de la política social”. Presentación en el Taller 58 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Internacional de Consulta Técnica “Desafíos de las Políticas de Desarrollo Social en América Latina y el Caribe” convocado por el Banco Mundial y llevado a cabo los días 4, 5 y 6 de junio de 2008 en Asunción, Paraguay. Tulchin, Joseph S. y Allison M. Garland, eds. 2000. Social Development in Latin America: The Politics of Reform. Boulder, CO (Colorado, EEUU): Lynne Rienner. World Bank (Banco Mundial). 2005. Empowering People by Transforming Institutions: Social Development in World Bank Operations. Washington, DC: World Bank (Banco Mundial). . 2008. Realizing Rights through Social Guarantees: An Analysis of New Approaches to Social Policy in Latin America and South Africa. Washington, DC: World Bank (Banco Mundial). CAPÍTULO 4 Política social integral para una globalización inclusiva y sostenible Steen Lau Jorgensen y Rodrigo Serrano-Berthet Mundialmente, se concede cada vez más importancia al papel que desempeña la política social, para promover una globalización inclusiva y sostenible. Un enfoque holístico de política social, en coordinación con la política económica, fortalece el crecimiento económico sostenible e inclusivo y garantiza el bienestar. Este cambio de paradigma es defendido por un grupo de economías emergentes y en transición, que han logrado introducir reformas integrales focalizadas en la cohesión social y el desarrollo sostenible. La principal novedad de estas reformas es que no se enfoca la política social como un paliativo a los efectos de la política económica, sino que se establece un acuerdo entre ciudadanos y Estado, que sienta las bases para la consecución de un desarrollo coherente. Actualmente, se confía en que la globalización amplíe las oportunidades, gracias a la transferencia de ideas, de capitales y al aumento de los flujos comerciales. Sin embargo, los beneficios y los riesgos de la globalización no se distribuyen de manera equitativa. Las personas mejor informadas y cuya situación económica es más solvente disponen de más oportunidades para obtener beneficios, mientras que los ciudadanos con bajos ingresos, o los trabajadores de sectores menos preparados para afrontar la globalización, sufrirán más las consecuencias negativas. A su vez, se pone de manifiesto que el viejo modelo de estado del bienestar, en el que el Estado actúa como el único proveedor de servicios, ya no es sostenible. Con la creciente apertura de las economías nacionales, la capacidad de los gobiernos para fijar impuestos y redistribuir beneficios se revela cada vez más limitada. Sin embargo, los sistemas basados totalmente en el mercado tienden a aumentar la desigualdad y a poner a prueba la estructura social, lo que implica, por lo tanto, la aniquilación de las oportunidades de un crecimiento sostenido1. Y lo que es más relevante aún, la globalización no afecta sólo al ámbito económico, sino que transforma también las estructuras sociales y políticas y crea, por tanto, mayores oportunidades, pero también mayores riesgos, que son, de nuevo, desigualmente distribuidos. 59 60 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Estas tendencias exigen ampliar el concepto de política social y crear un contrato social más integral, pasando de un modelo en el que la provisión de los servicios sociales a los colectivos más necesitados (personas mayores o discapacitadas) es responsabilidad estatal, o se realiza a través del mercado, a un modelo de contrato entre el Estado y los ciudadanos que implique derechos y responsabilidades para ambas partes. Se diluyen, de esta manera, las fronteras entre la política económica y la social al reformular las funciones y la arquitectura tradicional de las instituciones. A pesar de que este debate está muy presente en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), son los países con economías emergentes y en transición los que más han asimilado estos conceptos. Con la adopción de un modelo que encaje en un mundo globalizado, estos países podrían aventajar a los estados que habitualmente componen la OCDE. La figura 4.1 ilustra, de manera simple, un marco de análisis de la política social en un mundo globalizado. Puesto que los bienes, los servicios, los capitales, las personas y las ideas comienzan a circular libremente, es esencial, para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo, crear un espacio social enmarcado por tres conceptos: inclusión, cohesión y rendición de cuentas. La inclusión permite a la población disfrutar de los beneficios de la globalización y del crecimiento económico. La cohesión es fundamental para reestructurar la economía sin causar inconvenientes, dentro de un marco comúnmente acordado. Finalmente, la rendición de cuentas asegura una relación de confianza entre los ciudadanos y el Estado; un Estado al que se le paga y que provee servicios. Las reestructuraciones económicas podrán llevarse a cabo sólo a través de un contrato social fuerte. Figura 4.1 Marco de análisis de la política social globalizada Globalización de los flujos ivo lus nta s nd ec ue M y s odo os s d ten e Re ibl vida nd es in ici ó c Instituciones y rendición de cuentas Personas e ideas Fuente: Banco Mundial 2005c Servicios Bienes Inclusión ral ltu cu ly cia so n ión sió rac Cohe eg Int s Financiamiento POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 61 Las medidas tradicionales en política social son partes esenciales de este contrato. Las redes de protección son necesarias para asegurar que los trabajadores están dispuestos a aceptar unas condiciones de trabajo más flexibles, de tal manera que la economía siga siendo competitiva. La seguridad económica de la gente mayor es un componente muy importante para la inclusión, así como la remuneración de aquellos que contribuyeron a crear el marco actual de bienestar. Adicionalmente a estas medidas sociales, es importante establecer una gama más amplia de garantías de derechos de tal forma que los ciudadanos puedan afrontar inversiones con grandes probabilidades de beneficio pero que también conlleven mayores riesgos. Este tipo de inversiones les permitiría beneficiarse del proceso de la globalización y por tanto, participar de un crecimiento económico sostenible. Por ejemplo, una política social integral garantizaría el acceso a una serie de servicios provistos a través de entidades públicas o privadas (como transporte, asistencia sanitaria o derechos de propiedad), como parte del acuerdo entre el Estado y los ciudadanos. Este acceso permitiría a los individuos y a las empresas embarcarse en actividades en condiciones de mercado libre, ya que cuentan con una mayor capacidad para asumir riesgos y tienen asegurados estos servicios mínimos. Mayores riesgos podrían representar mayores beneficios, lo que genera un círculo virtuoso de crecimiento y estabilidad. Sin embargo, sin estas condiciones, los mayores riesgos de la globalización podrían obligar a los ciudadanos y a las empresas a decantarse por estrategias más seguras para protegerse en caso de que ocurra una catástrofe; y, por tanto, limitaría su capacidad de embarcarse en actividades con mayor riesgo y mayor beneficio. Existen evidencias históricas de que incluso economías pequeñas, y con escasez de recursos, mejoran con la apertura de los mercados, siempre y cuando estas economías dispongan de políticas sociales integrales que aseguren las necesidades básicas de la población (Holanda es un buen ejemplo). Estas evidencias se observan sobre todo en Europa, por lo que es importante examinar el caso de países no-Europeos, ya que cuentan con instituciones y costumbres socioeconómicas diferentes. Políticas sociales integrales basadas en la ciudadanía Una política social integral no comprende solo los sectores tradicionalmente protegidos (salud, educación y redes de protección), sino que también se ocupa de la dimensión social de todos los sectores que afectan al bienestar. La actividad política se enfoca desde una perspectiva de derechos de ciudadanía y justicia social. Componentes, origen e implicaciones de la política social integral Hay dos componentes principales en la definición de una política social integral: (1) cubre una gran variedad de sectores (además de los sectores tradicionales) para ofrecer una amplia gama de garantías o de condiciones mínimas; (2) usa el enfoque de la justicia social y de ciudadanía (derechos y responsabilidades) para evaluar los cambios sociales. La política social se valora en función de la mejora alcanzada en la justicia social conforme a los cambios propuestos; en fun- 62 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ción de si mejora el concepto de justicia social y, por tanto, dependiendo de si refuerza el pacto social o no. En otras palabras: ¿es la política inclusiva?, ¿refuerza la cohesión?, ¿rinden cuentas las instituciones implicadas? Para los sectores sociales tradicionales, un enfoque integral comprende los aspectos clave de justicia social. En temas de salud y educación, el fundamento del pacto social es la igualdad de acceso y provisión de servicios básicos a todos los beneficiarios, sin establecer quién debe proveer el servicio ni como se financia. Como parte del pacto social, los Estados deben garantizar a todos los ciudadanos el acceso a estos servicios. Esto se hará a través de una provisión pública, financiamiento o disposiciones legales. La igualdad de acceso, la siempre reclamada eficiencia, la economía política y una definición clara y precisa de la normativa se convierten en cuestiones primordiales. Además de salud y educación, las políticas sociales tradicionales cubren las redes de protección (asistencia social y subsidios); es decir, programas de transferencias no contributivas focalizados en colectivos vulnerables o en situación de pobreza (ver cuadro 4.1). Algunos ejemplos incluyen: • Transferencias condicionadas o cheques de comida, concedidos en función de los ingresos percibidos o de manera categórica (como las prestaciones por hijos a cargo, o las pensiones sociales) • Transferencias en especies. Las más habituales son los programas de comida en las escuelas o las subvenciones para madres e hijos. • Subsidios de precios dirigidos a familias desfavorecidas; normalmente sobre los alimentos o la electricidad. • Empleos en obras públicas que requieren mucha mano de obra, a veces denominados “programas de trabajo”. • Trasferencias condicionadas, en efectivo o en especies, que se ofrecen a las familias desfavorecidas siempre y cuando cumplan unas condiciones específicas en cuestiones relacionadas con la educación o la salud. • Exoneración de pago en servicios básicos, como salud, escolarización, suministros públicos o transporte. La política de protección social del Banco Mundial pone de manifiesto que, para permitir que las personas pobres sean más capaces de enfrentarse a situaciones de riesgo, es esencial la existencia de una red de protección (Banco Mundial 2001b). Si lo analizamos desde el prisma de la justicia social, los criterios que se aplican para otorgar los beneficios se pueden evaluar según la eficacia con la que se asegure un enfoque de ciudadanía, a través del cual cada ciudadano tiene acceso garantizado a ciertos servicios conforme a las normativas estipuladas. Esto no significa que todos los ciudadanos vayan a recibir las mismas compensaciones, sino que cada individuo tiene derecho a un servicio concreto ante situaciones similares. Por ejemplo, todo el mundo tiene derecho a una pensión por invalidez si se les declara discapacitados; y todo el mundo tiene derecho a una pensión por jubilación que garantice una vida digna, independientemente del género, etnia o situación laboral. POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 63 CUADRO 4.1 Cuatro funciones esenciales desempeñadas por las redes de protección: Las redes de protección pueden favorecer el logro de cuatro objetivos que forman parte integral de los planes de reducción de pobreza y gestión del riesgo: 1. Las redes de protección pueden tener impactos inmediatos en la reducción de desigualdades y pobreza, especialmente en casos de pobreza extrema. Como mínimo, las redes de protección pueden lograr la supervivencia ante una situación de penuria o, al menos, conseguirán que las situaciones de pobreza sean más llevaderas gracias a las transferencias que se destinan a la gente más pobre. Según un principio básico de la economía, en un estado de bienestar que valora más el bienestar de los más pobres que el de los “no tan pobres”, la sociedad se verá más beneficiada si una persona desfavorecida recibe un ingreso extra de $1, que si es una persona rica la que lo recibe. 2. Las redes de protección permiten que los hogares realicen mejores inversiones en su futuro. Las redes de protección pueden compensar los fallos del mercado crediticio, de manera que los hogares aprovechen las oportunidades de inversión que, de lo contrario, perderían; ya sean inversiones en el capital humano de sus hijos o en las oportunidades para mejorar su medio de vida. 3. Las redes de protección ayudan a que los hogares puedan enfrentar mejor los riesgos. Cuando las familias (especialmente las familias pobres) se enfrentan a situaciones de reducción en sus activos o en sus ingresos, en ocasiones, se ven obligadas a recurrir a estrategias de supervivencia que las perpetúan en situación de pobreza. Por ejemplo, existen evidencias claras de que las familias que sufren crisis a corto plazo pueden verse obligadas a reducir su presupuesto en alimentación o la escolarización de sus hijos, con el consiguiente deterioro nutricional y la degeneración de su estado de salud, efecto, por cierto, más común que el abandono escolar. Ante situaciones de graves riesgos, los hogares pueden optar por formas de ganarse la vida que reducen aun más sus ingresos. Una red de protección adecuada podría prevenir este tipo de elecciones, ya que pueden derivar en que los hogares se vean atrapados en una espiral de pobreza. 4. Las redes de protección ayudan a que los gobiernos desarrollen y conserven políticas sólidas. Facilitan tanto los cambios macroeconómicos como los estructurales dirigidos a mantener las tasas de crecimiento económico. Este planteamiento res- 64 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ponde a una lógica intuitiva: habrá menos oposición ante las reformas si existen mecanismos para compensar a los perjudicados y para atender a los pobres, que normalmente se ven más afectados ante circunstancias negativas. Una menor oposición a las reformas permite establecer una política macroeconómica adecuada y favorece el crecimiento (Rodrik 1997). Las redes de protección también reducen los costos asociados a graves desigualdades, ya que las disminuye a corto plazo. Los programas de transferencias favorecen, tanto directa como indirectamente, la reducción de las desigualdades al iniciar un círculo virtuoso que genera instituciones más inclusivas, mejores políticas y mayor crecimiento. Fuente: Grosh et al. 2008, y las fuentes citadas en el texto. Una política social integral implica también la aplicación de estos mismos criterios sobre otras áreas de la política pública. ¿Están los mercados laborales enfocados a fomentar prácticas no discriminatorias? ¿Las políticas de transporte favorecen un acceso igualitario a los medios de transporte públicos? ¿Respetan las políticas de desarrollo urbano los derechos de propiedad de todos los ciudadanos, incluyendo a los pobres? ¿Generan las políticas financieras distorsiones que discriminan a los pequeños propietarios? ¿Están los suministros públicos regulados de manera justa y transparente para permitir un acceso óptimo y asequible para todos? El bienestar de los individuos y de las familias incluye diversas áreas que no se consideraban en la definición tradicional de la política social. La relación entre los individuos y el Estado comprende todas las áreas de la política estatal y de la provisión de servicios, por lo que el pacto social entre el Estado y los ciudadanos debe asegurar que todas las regulaciones y políticas tienen en consideración asuntos relativos a la justicia social y la equidad. Además de las implicaciones de progreso en la política social, puede resultar mucho más eficiente ajustar la regulación de, por ejemplo, los mercados eléctricos, de manera tal que se consiga un acceso universal y más asequible en lugar de rediseñar y aumentar los impuestos, con el objeto de garantizar la igualdad de acceso a través de subsidios destinados a los más desfavorecidos y a los ancianos. El consenso emergente: una aproximación a la política social integral basada en los derechos Además de cubrir aspectos no comprendidos por las redes de protección social tradicionales y de asegurar la igualdad de oportunidades en beneficio de los individuos (en el nivel micro), una POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 65 política social integral también debe atender los niveles meso y macro de la sociedad promoviendo las siguientes condiciones: • Equidad en las reformas institucionales y administrativas para favorecer a los diferentes grupos (nivel meso) • Integración social horizontal y vertical para beneficiar a la sociedad en su conjunto (nivel macro) El pacto social funcionará si se aseguran las mismas oportunidades de participación política. Sólo cuando los diferentes grupos obtengan la capacidad para influir en la actividad política y obtener resultados, se considerará que las políticas resultantes son justas y ecuánimes. Esto significa que el proceso político tiene que estar abierto a los ciudadanos, con el fin de asegurar que las opiniones tomadas en cuenta no sean sólo las de los más poderosos. De forma similar, las buenas políticas sociales deben promover la integración vertical y horizontal, así como la movilidad social, para que todo el mundo tenga la oportunidad “de lograrlo”. Si hay grupos o individuos que se sienten excluidos y que no pueden disfrutar de los beneficios de la globalización y del crecimiento nacional, la apropiación de las políticas será limitada y existe el riesgo de romper la cohesión social, lo que puede causar malestar social. En países menos desarrollados, estas circunstancias pueden desembocar en conflictos violentos; en países de mayores ingresos, pueden conducir a conflictos sociales, delincuencia o marginación de grupos clave que no estarían ni capacitados ni dispuestos a contribuir al progreso nacional. Diversas economías emergentes han iniciado la implantación de políticas sociales integrales, o, dicho de otra manera, un enfoque de derechos en la política social. Estas reformas implican la puesta en marcha de una serie de instituciones y políticas en el seno de la sociedad que aseguren el acceso a unos servicios mínimos razonables a todos los ciudadanos (ver capítulo 2 de esta obra; Banco Mundial 2007). Generalmente, este enfoque incorpora los siguientes elementos: • Definición y divulgación de los derechos, prestaciones y normativas de tal manera que los ciudadanos puedan responsabilizar a los políticos así como a los proveedores del correcto suministro de los servicios. • Disponibilidad de mecanismos de reparación para los ciudadanos que no pueden disfrutar de ciertas prestaciones o de condiciones sociales mínimas. • Compromiso universal para la provisión y aplicación equitativa de los derechos, prestaciones y normativas. Algunos de los ejemplos que mejores resultados han obtenido se pueden encontrar en países en vías de desarrollo, de bajos y medios ingresos, como Chile, India o Sudáfrica. Este nuevo consenso para la adopción de este enfoque integral basado en los derechos está en proceso desde hace más de una década y se desprende de los diez principios elaborados en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, que tuvo lugar en Copenhague, Dinamarca, en 1995. La Comisión sobre la Seguridad Humana de las Naciones Unidas identifica tres elementos fun- 66 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES damentales de la seguridad humana: supervivencia, medios de vida y dignidad; que pueden ser expresados como tres tipos de libertad: libertad frente al miedo, libertad para vivir sin miseria y libertad para vivir con dignidad (Jorgensen 2006). CUADRO 4.2 Nuevas fronteras en la política social Destacados pensadores en política social (académicos, analistas políticos, profesionales del sector y políticos de países desarrollados y en desarrollo) se reunieron en Arusha, Tanzania, en diciembre de 2005 con el fin de debatir cómo promover y ampliar las políticas sociales existentes mediante una mayor atención al empleo (medios de vida), a la integración social y a las instituciones. Se identificaron tres nuevas fronteras en la política social: 1. Repensar a los beneficiarios como ciudadanos: es decir, políticas que reconozcan y promuevan los derechos universales y las responsabilidades de los ciudadanos y fortalezcan sus capacidades para exigir esos derechos. Algunos de los ejemplos más efectivos sobre el progreso de los derechos de los ciudadanos los vemos en las alianzas entre el segmento más pobre y el resto de segmentos de la sociedad, lo que sugiere que destinar los recursos públicos sólo a los pobres no es siempre la forma más efectiva de concederles poder y de reforzar sus capacidades. 2. Reforzar y favorecer un estado que sea accesible, receptivo y responsable: lo que se refiere a la aplicación universal de los principios de un estado de derecho y a la promoción de la igualdad de derechos bajo un marco legal para todos los ciudadanos. Las declaraciones de derechos universales deben, en cualquier caso, ir acompañadas de instituciones legítimas, efectivas y responsables que lleven a cabo la formulación y la implantación de las políticas, así como un riguroso seguimiento de los resultados. Esto implica el reconocimiento del multiculturalismo como una fortaleza para la sociedad y el apoyo a políticas que tengan en cuenta la diversidad para lograr la consecución de los derechos universales. También supone reconocer la importancia de las relaciones de poder y la creación de mecanismos institucionales que puedan compensar las desigualdades de poder existentes. 3. Fortalecer la capacidad del Estado para movilizar los ingresos de sus ciudadanos y disminuir la dependencia de la ayuda externa. La movilización de recursos nacionales POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 67 es la manera más efectiva de asegurar la apropiación ciudadana y la rendición de cuentas por parte del Estado y, además, garantizar la sostenibilidad. Requiere la creación de un entorno propicio más sólido y la disponibilidad de recursos suficientes para lograr un desarrollo acelerado. La comunidad internacional (donantes, gobiernos, organismos internacionales y sector privado) deberán ser partícipes y favorecer estos procesos. Fuente: Banco Mundial (http://go.worldbank.org/GVLVLLV790 [último acceso 27 de marzo de 2009]). En diciembre de 2005 en Arusha, Tanzania, el Banco Mundial celebró una conferencia sobre las nuevas fronteras de la política social para conmemorar el décimo aniversario de la Cumbre sobre Desarrollo Social2. Durante la conferencia, los participantes alcanzaron un acuerdo acerca de las tres áreas clave que se pueden considerar las nuevas fronteras en la política social (ver cuadro 4.2). Un acuerdo similar surgió a raíz de las conversaciones mantenidas entre los gobiernos de Finlandia y Suecia, en las que participaron expertos en políticas sociales y de empleo de diversos gobiernos, organizaciones de la sociedad civil e institutos de investigación del Sur y el Norte global, así como de organismos internacionales. Estas reuniones tuvieron lugar en Kellokoski y Estocolmo en Noviembre de 2006 (Wiman, Voipio y Ylönen 2007). Diferentes puntos de partida: regímenes de bienestar en el mundo La adopción de una política social integral basada en el enfoque de derechos no implica que todos los países del mundo deban adoptar el mismo conjunto de políticas y los mismos mecanismos para la provisión de servicios. Cada país seguirá sus propias pautas. Los puntos de partida serán diferentes, aunque el objetivo final debería ser el mismo: bienestar asegurado oficialmente para toda la población. En otras palabras, esto podría describirse como universalismo de los fines y relativismo en los medios. El logro de un bienestar asegurado formalmente (caracterizado por ser individual, garantizado, impersonal, cuyos derechos judiciales no estén ligados a la riqueza, el género, el estatus social o cualquier otra característica similar) supone la manera más efectiva de satisfacer las necesidades humanas universales. “Regímenes de bienestar” es el término utilizado para caracterizar los diferentes puntos de partida de cada país o región del mundo. Se definiría como los acuerdos sistémicos, a través de los cuales la población logra seguridad de sustento, las de sus hijos, descendientes y ancianos. Implica, por un lado, la relación entre una serie de derechos y, por otro, el cumplimiento de las obligaciones deriva- 68 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES das. La manera en la que esta relación toma forma es un resultado histórico, que refleja la interrelación en diferentes épocas entre las instituciones nacionales y la economía mundial. Estas interrelaciones enmarcan la relativa autonomía y legitimidad del Estado y responsabilizan de la política social a una serie de representantes no estatales, tanto en el ámbito mundial como local i(Wood y Gough 2006:1700). Según Esping-Andersen (1990) y Wood y Gough (2006), con carácter general, es posible identificar tres “regímenes de estado de bienestar”3: 1. Los regímenes del estado de bienestar son sociedades capitalistas que se han convertido en estados de bienestar. No se incluyen aquí países que se han comprometido parcialmente con la política social, sino que se refiere, en concreto, a sociedades cuyas persistentes políticas sociales no residuales han calado tanto que son mejor definidas como estados de bienestar (EspingAndersen1990). Esta definición se aplica especialmente a los países de la OCDE que pueden ser diferenciados, a su vez, según su contexto social, democrático, conservador o liberal. 2. Regímenes informales de protección en los que la población depende fuertemente de sus relaciones familiares y comunitarias para cubrir sus necesidades. Estas relaciones suelen ser jerárquicas y asimétricas, lo que resulta en una integración problemática y en situaciones adversas, en las que la población cambia la protección a corto plazo por vulnerabilidad y dependencia a largo plazo. Las relaciones jerárquicas subyacentes se refuerzan, lo que supone una resistencia extrema a las presiones sociales y a las posibles reformas planteadas acordes a las características del estado de bienestar. A pesar de ello, estas relaciones sí conllevan una serie de derechos informales y permiten una cierta protección informal. 3. Los regímenes de desprotección son acuerdos institucionales que generan una alta inseguridad e impiden la creación de mecanismos informales estables. Estos regímenes surgen en áreas geográficas donde poderosos agentes externos interactúan con débiles actores internos, lo que genera conflictos e inestabilidad política. Escenarios impredecibles como éstos minan los patrones estables de clientelismo y los derechos informales dentro de las comunidades, y pueden conllevar la destrucción de los mecanismos de supervivencia de las familias. Si existen “señores de la guerra” locales u otros elementos disruptivos, los gobiernos son a menudo incapaces de asegurar los procesos de gobierno y la protección. Estas situaciones generan círculos viciosos de inseguridad, vulnerabilidad y sufrimiento para todos, excepto para las élites, los esbirros y sus clientes (Esping-Andersen 1990: 1669-1700). i En inglés en el original: “repeated systemic arrangements through which people seek livelihood security both for their own lives and for those of their children, descendants, and elders. . . . it embodies the relationship between sets of rights on the one hand and the performance of correlative duties on the other. The manner in which that relationship is specified is a product of history, especially a history reflecting the interrelation in different epochs between domestic institutions and the global economy. Those interrelations circumscribe the relative autonomy and legitimacy of the state, and bring a range of non-state actors at global as well as local level into our generalized account of social policy” (Wood and Gough 2006: 1700). POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 69 Estos regímenes suponen diferentes consecuencias para el bienestar (insatisfacción o bienestar subjetivo). En la figura 4.2, se han clasificado ciertas economías y regiones según los diferentes regímenes aplicados. Los resultados se explican de manera inmediata por las diferencias en la matriz de responsabilidades, o combinación de bienestar, de cada régimen. La matriz de responsabilidades es el escenario institucional en el cual la población debe desarrollar su modo de vida; alcanzar su bienestar y mitigar la inseguridad; una vez fijado el papel de los diferentes agentes: el gobierno, la comunidad (siendo ésta informal u organizada, como las ONGs, o las organizaciones comunitarias de base), las actividades de mercado del sector privado y los hogares; y respetando, a la vez, los procesos y representantes internacionalesii(Esping-Andersen 1990:1701). Los países de ingreso medio en el este asiático ofrecen un modelo combinado de bienestar formal e informal, que se describe como régimen de bienestar productivista. La política social está subordinada al objetivo de la política económica dominante de mantener una alta tasa de crecimiento económico, concentrada en educación y salud más que en protección social. Figura 4.2 Economías y regiones seleccionadas, clasificadas según el régimen de bienestar Regímenes del estado del bienestar Países Nórdicos: Social demócrata Europa Occidental y del Sur: conservadores Países anglófonos: Liberales Estados emergentes con regímenes de bienestar productivistas: República de Corea y Taiwan (China) Regímenes de protección informales Sur de Asia América Latina: liberalinformal Regímenes de desprotección África Subsahariana Afganistan Franja de Gaza Este de Asia: productivista Fuente: Wood y Gough 2006. Reimpreso con autorización de Elsevier Ltd. Cuando la crisis financiera de 1997 golpeó el este de Asia, la ausencia de medidas de protección social y la escasez de inversiones en educación superior dejó entrever las debilidades del sistema anterior. Debido a los efectos de la crisis financiera, algunos países (como la República de Corea y Taiwán, China) están desarrollando incipientes modelos de bienestar productivistas (Kwon 2005). ii En inglés en el original: “the institutional landscape within which people have to pursue their livelihoods and well-being objectives, referring to the role of government, community (informal as well as organized, such as NGOs [nongovernmental organizations] and community-based organizations), private sector market activity, and the household in mitigating insecurity and well-being, alongside the role of matching international actors and processes” (Esping-Andersen 1990: 1701). 70 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Esta comparativa de regímenes de bienestar mundiales resalta que la política social debe centrarse en evitar el clientelismo, y confirmar, por lo tanto, un consenso sobre un nuevo enfoque de ciudadanía y derechos en las políticas sociales. Si los acuerdos informales que se alcanzan en una comunidad se caracterizan por el clientelismo, la “desclientalización” debería suponer una mejora en la calidad de los derechos y deberes. Anular el clientelismo requiere el establecimiento de más derechos formales vinculados al bienestar y a la seguridad. La institucionalización del microcrédito sirve de ejemplo para representar la tentativa de desvincular a las personas pobres de los prestamistas usureros. Los enfoques que refuerzan la opinión y el poder de los pobres para tomar decisiones, así como los procesos de desarrollo comunitarios y de gobernabilidad local participativa, son también ejemplos de instrumentos que pueden ayudar a los países a implementar políticas sociales integrales. La movilización civil ha sido, en ocasiones, crucial para facilitar que los países del Sur hayan adoptado políticas que mejoren la seguridad y la inclusión. Por ejemplo, en la República de Corea y Taiwán (China), las comisiones de trabajo para la incidencia, conformadas por expertos en el desarrollo de políticas, organizaciones civiles de base, burócratas y políticos, han desempeñado un papel clave en el progreso hacia el estado del bienestar (Kwon 2005). Principales dilemas y retos El planteamiento de una política social inclusiva conlleva, inevitablemente, argumentos en contra, entre los que se encuentran concretamente los siguientes: 1. ¿Un incremento del gasto social supondría un efecto negativo en el crecimiento? (el argumento tradicional de eficiencia frente a equidad) 2. ¿No resultaría más eficiente destinar los escasos recursos públicos a los pobres que realmente lo necesiten en lugar de suministrar servicios universales? 3. ¿Se puede asumir el gasto? ¿Es posible financiar, de manera sostenible, las amplias implicaciones de una política social integral a través del presupuesto público? Ofrecemos a continuación una breve respuesta a cada una de estas cuestiones: Dilema 1- Relación entre equidad y eficiencia: una dicotomía falsa Una visión arraigada del debate sobre la relación entre la política social y el presupuesto público indica que altos niveles de gasto social tendrán, inevitablemente, consecuencias negativas sobre el crecimiento. Esto es, gravar a ciertas personas para redistribuirlo hacia otras con ingresos menores, reducirá el rendimiento nacional y provocará pérdidas netas en el bienestar nacional. El principal argumento a favor de esta dicotomía plantea que se generarán costes en ambos lados, POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 71 por el sistema impositivo y también por el sistema de transferencia. Del lado impositivo, se considera que mayores impuestos reducen considerablemente los incentivos para trabajar, invertir y asumir riesgos, lo que conlleva una caída del PIB y del bienestariii (Lindert 2003:3). Del lado del beneficiario, puede suponer un desincentivo laboral, puesto que parte o el 100% de cada dólar extra que una persona con baja formación recibe realizando trabajos adicionales será retenido al reducirse su necesidad de apoyo presupuestario. Este hecho representa un claro desincentivo para trabajariv (Lindert 2003:4). Contrario a estas suposiciones, recientes revisiones de la experiencia en los países de la OCDE descartan la idea de que un gasto importante en sistemas de protección social (siempre que estén bien diseñados) ralentice el crecimiento (ver Grosh et al, 2008, para una revisión bibliográfica). Los análisis econométricos muestran que mayores impuestos para financiar el gasto social no afectan negativamente al nivel o al crecimiento del PIB per cápitav (Lindert 2003:2). Por tanto, tomando en consideración experiencias históricas reales, no existe evidencia clara de que mayores transferencias sociales supongan un coste sobre el PIBvi(Lindert 2003:10). La revisión del proceso de adhesión a la Unión Europea de ciertos países demuestra que la necesidad de un mayor gasto social no ha ralentizado su crecimiento. El gasto social varía ampliamente con respecto a los valores medios de la OCDE, y, además, no existe una evidencia clara de que el crecimiento haya sido más lento en países con mayor gasto social, ni que haya sido mayor en países con bajo gasto social. Polonia, con uno de los mayores niveles de gasto en pensiones públicas de los países en proceso de adhesión, cuenta con el mejor comportamiento en crecimiento económico desde 1989; Eslovenia, con el mayor gasto en pensiones, es el siguiente país que mejores resultados ha obtenidovii(Barr 2005:19). Presentamos diversas explicaciones de lo que Lindert (2003) llama la “incógnita del almuerzo gratis”: - Los países con mayor gasto configuran sistemas impositivos con mayor enfoque al crecimiento que los países con menor gasto. - El estado de bienestar ha minimizado los desincentivos para trabajar de los jóvenes. - Los subsidios por jubilaciones anticipadas no suponen un gran costo sobre el PIB, en parte porque se dirigen a trabajadores cuya productividad es menor. - Los subsidios de desempleo aumentan el número de personas desempleadas, pero también aumentan la productividad de aquellos que trabajan, por lo que tienen un impacto mí- iii En inglés en el original: “Higher tax rates infamously cut incentives to work, invest, and take risks, causing a loss of GDP and well-being” (Lindert 2003: 3). iv En inglés en el original: “ For each extra dollar a low-skilled person earns with extra work, part or all of that dollar will be taken away from them because they have less need‘ for income support—a clear disincentive to work” (Lindert 2003: 4). v En inglés en el original: “a bigger tax bite to finance social spending does not correlate negatively with either the level or the growth of GDP per capita” (Lindert 2003: 2). vi En inglés en el original: “Therefore, --within the range of true historical experience, there is no clear net GDP cost of higher social transfers” (Lindert 2003: 10). vii En inglés en el original: “Social spending varies widely around the OECD average, with no evidence that growth has been slower in high-spending countries or higher in low-spending countries. Poland, with one of the highest levels of public pension spending of the accession countries, has the strongest growth performance over the period since 1989; Slovenia, with the highest pension spending, is the next best growth performer” (Barr 2005: 19). 72 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES nimo en el PIB. - Incluso teniendo en cuenta los aumentos impositivos para financiar el gasto, ciertos programas sociales generan aumentos en el PIB per cápita. Estos datos están basados en dos críticas metodológicas de los modelos tradicionales que respaldan los dilemas convencionales. Primero, los modelos utilizados para describir los efectos en la reducción del empleo de los impuestos y de las políticas de transferencias, son excesivamente simplistas y por tanto, llevan a error. Segundo, el cálculo del costo del bienestar se ha centrado sólo en el costo en términos de crecimiento, pero no se han considerado los beneficios derivados de los programas, y son, por tanto, incompletos. Diversos economistas han identificado las características de políticas de protección aplicadas en la realidad que limitan las distorsiones potenciales. Blank (2002), por ejemplo, clasifica las maneras en las que el diseño programático puede minimizar las ineficiencias: asistiendo a aquellos con menores probabilidades de optar a un puesto de trabajo (los niños, las personas mayores o con alguna discapacidad); imponiendo condiciones como la búsqueda de empleo, el trabajo o la formación académica a aquellos que sí pueden trabajar (como en las reformas de “activación” en países industriales, los programas de transferencias condicionadas en países de ingreso medio, o el empleo en obras públicas en países con bajos ingresos); invirtiendo en el desarrollo del capital humano (como los diversos programas dirigidos a niños, incluso aquellos relacionados con su salud o educación o las prestaciones familiares). Finalmente, es importante entender la implicancia de los estudios desarrollados por la OCDE para los países en desarrollo (Grosh et al.2008): - Estos estudios se realizan sobre los sistemas holísticos de protección social, o protección social y asistencia sanitaria, y muestran que las transferencias suponen una media del 21% del PIB para los países de la OCDE y hasta el 30% en los países con mayor gasto. Esto significa un mayor nivel de gasto que el correspondiente a las redes de protección en los países en desarrollo (Grosh et al. 2008:58-59), lo que permite deducir que los países en vías de desarrollo que tienen un gasto menor en redes de protección pueden aumentar el gasto sin dañar su economía. Los países de la OCDE han añadido los sistemas de protección social a la lista de tareas gubernamentales referentes a servicios sociales e infraestructuras. La protección social no ha significado una elección entre, digamos, el establecimiento de un sistema educativo universal o una red de carreteras adecuada; sino que se trata de un complemento a estos beneficios. En un escenario de baja capacidad presupuestaria, el debate sobre las redes de protección social gira en torno a si éstas están formuladas como transferencias o como desarrollo. Quizá se debería plantear si las redes de protección social representan un valor añadido en las políticas de desarrollo. - Como Lindert (2003) argumenta, los países con mayor gasto han elegido modelos de imposición relativamente eficientes, pero desde luego, más eficientes que los países con menor gasto. Por tanto, el impacto de la protección social en el crecimiento no depende sólo de POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 73 la amplitud de ésta, sino también de cómo se financia. - Los estudios de la OCDE se realizan sobre sistemas consolidados cuyos beneficios pueden verse reflejados en el crecimiento como compensación a los costes incurridos. Esto sugiere que este modelo podría aplicarse a países en desarrollo que cuentan con redes de protección correctamente planteadas, pero no así a los países con programas pobremente diseñados o que resultan ineficientes debido a otras razones. Dilema 2 – Ni focalización ni universalismo, sino focalización selectiva La atención sobre una política social integral, con enfoque de derechos, alimenta el segundo dilema: focalización en contraposición a universalismo. Históricamente, la política social se ha debatido tratando de decidir si el principio nuclear de la provisión social debía ser el universalismo o si ésta debía ser selectiva a través de unos mecanismos de “focalización”. Bajo las condiciones del universalismo, toda la población recibe los beneficios sociales como derechos básicos; bajo sistemas focalizados, se otorgan ciertos beneficios sociales tras realizar un examen que identifique a las personas que “realmente merecen recibirlo”. Sin embargo, los regímenes de política social no suelen ser puramente universales o puramente focalizados. Habitualmente tienden a situarse en algún punto intermedio por lo que, a menudo, se pueden considerar híbridos4. La cuestión de dónde se sitúan en este continuo puede ser decisiva para formular las oportunidades vitales de cada individuo y en la caracterización del orden social (Mkandawire 2005). Tanto los partidarios del universalismo como de la focalización entienden que la restricción presupuestaria no permite un sistema de transferencias significativo en la mayoría de países en desarrollo y que las experiencias de focalización están lejos de alcanzar unos resultados exitosos de manera uniforme. Nos encontraríamos más bien ante el caso de dos vasos medio vacios (o medio llenos); dilema que provoca un claro desacuerdo entre los partidarios del universalismo y los partidarios de la focalización sobre qué vaso se debe llenar: − Los universalistas son optimistas y consideran que la cohesión social resultante de la provisión igualitaria de servicios generará un presupuesto suficiente para financiar una protección notable (con recursos nacionales en países de ingresos medios y con la ayuda de donantes en países con bajos ingresos). Entienden la focalización como un enfoque reducido para incrementar la eficiencia de la redistribución; un enfoque que se ha mostrado insatisfactorio hasta la fecha y sin expectativas de mejora en el futuro, debido al posible incremento de la tensión social; un enfoque que actúa en detrimento de los esfuerzos por aumentar el presupuesto. − Los partidarios de la focalización son más optimistas que los defensores del universalismo, al considerar que una mala experiencia pasada puede ser reemplazada, corregida e incluso mejorada. Teniendo en cuenta los obstáculos técnicos y políticos que impiden un funcionamiento correcto de los beneficios bajo el enfoque universalista, consideran que esta orientación no es práctica (Grosh et al. 2008). Ante el dilema de puro universalismo o pura focalización, el consenso actual, de carácter 74 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES mundial, parece decantarse por una focalización que seleccione colectivos concretos o, en palabras de Skocpol (1991), “focalización de tipo universal”. Focalización selectiva: Ya sea bajo un requerimiento laboral o con la condición de escolarizar a los niños, la asignación de transferencias condicionadas implica que los beneficiarios deben “merecerlo”. Aunque esta definición resulte más políticamente correcta para los ciudadanos de clase media, vulnera el principio fundamental de igualdad de derechos para todos los ciudadanos. Cuando los partidarios de las transferencias condicionadas argumentan la necesidad de imponer restricciones, las comparan habitualmente con las transferencias incondicionadas y sin focalizar. De hecho, muchos de los argumentos para justificar las trasferencias monetarias condicionadas están planteados para lograr una mayor eficiencia. Pero no hay que olvidar que éstos son dos conceptos muy diferentes que deben ser tratados como tales. Por ejemplo, si se otorga el derecho universal a una transferencia a aquellos cuyos ingresos son inferiores a una cantidad determinada, esta transferencia se habrá asignado a los ciudadanos de una manera selectiva y con igual trato. Esta práctica supondrá una reducción del costo fiscal en comparación con las transferencias no focalizadas. Sin embargo, si el Estado decreta que alguien puede acceder a las transferencias si sus ingresos son bajos y si se cumplen ciertas obligaciones, entonces los beneficiarios son sólo eso, meros beneficiarios, y por tanto no pueden ser considerados como ciudadanos con igualdad de derechos y de obligaciones. Económicamente, existen externalidades vinculadas al hecho de obligar a los padres a mandar a sus hijos a la escuela, que justifican un incentivo económico adicional para estas familias. Pero, resultaría más equitativo y eficiente reducir las barreras de acceso a la escuela (por ejemplo, eliminando las tasas escolares y los requisitos referentes al uniforme), antes de obligar a los pobres a que escolaricen a sus hijos (Jorgensen 2006). Focalización de tipo universalista: Tras un cuidadoso examen de la historia de la política pública en Estados Unidos, Skocpol (1991) llegó a tres conclusiones para respaldar los programas universalistas; (1) cuando se han realizado esfuerzos dirigidos en exclusiva a los pobres, éstos no han sido políticamente sostenibles y han estigmatizado y degradado a las personas más desfavorecidas; (2) algunos tipos de políticas universales han obtenido resultados muy favorables en al ámbito político; y (3) existe espacio, en el seno de ciertas políticas universales, para incluir beneficios y servicios que podrían ayudar a las personas pobres sin estigmatizarlas. Skocpol indica que, durante toda la historia de los sistemas de provisión social de la América moderna, la focalización de tipo universal ha generado beneficios adicionales y servicios especiales a los colectivos más pobres. En otras palabras, la focalización debe usarse para dirigir y perfeccionar los beneficios adicionales destinados a los grupos con bajos ingresos dentro del contexto que representan las políticas universalistas. Una revisión de los estudios recientes sobre el debate de la focalización respalda esta idea, basada en el análisis de la economía política y las implicaciones presupuestarias que ésta supone (Mkandawire 2005). Las siguientes son algunas de las principales conclusiones: POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 75 • La focalización suele conducir a menores presupuestos dedicados a pobreza y asistencia social, por lo que más para el pobre significa menos para los pobresviii (Gelbach y Pritchett 1997, citado en Mkandawire 2005:13). Esta conclusión se basa en modelos en los que los votantes determinan el presupuesto de cada programa. Esta determinación presupuestaria se rige por los intereses personales de los propios votantes (por ejemplo, ver Gelbach y Pritchett 2002; Pritchett 2005). En estos modelos, los programas universalistas suelen disponer de mayores presupuestos y otorgar más oportunidades, mientras que los programas cuidadosamente focalizados finalmente no reciben ninguna asignación. Diversas publicaciones siguen esta misma línea interpretativa (Esping-Andersen 1990)5. • En países en desarrollo y países de ingreso medio, el acceso universal es la mejor manera de asegurar el apoyo político para el financiamiento de los programas de bienestar, mediante impuestos sobre la clase media. Dilema 3 - Repercusiones presupuestarias y capacidad para afrontar los pagos El enfoque integral también se enfrenta a las repercusiones presupuestarias y la capacidad para afrontar los pagos. Los términos como integral y derechos están, demasiado a menudo, asociados con los términos de fiscalmente insostenible o inasequible. Sin embargo, el enfoque integral no trata de incrementar los presupuestos de manera irresponsable o insostenible, sino que trata de asignar el presupuesto de manera que se promueva la equidad y se satisfagan los derechos básicos de todos los ciudadanos. Supone dejar a un lado el enfoque tradicional de la asignación presupuestaria de la política social en al menos tres puntos: (1) enfoca el proceso de asignación presupuestaria como un proceso eminentemente político, más que tecnocrático, y defiende una política basada en los principios de equidad y derechos; (2) define las responsabilidades y la transparencia del proceso presupuestario como un elemento central de la política social; (3) defiende que todos los sectores del presupuesto (y no solamente los sectores tradicionalmente asignados a la política social) sean revisados bajo un enfoque de equidad y ciudadanía. El presupuesto es la expresión del contrato social entre los ciudadanos y el Estado. Es una parte fundamental del enfoque integral de derechos en la política social. Este enfoque traslada el debate desde “¿Qué gasto podemos asumir con el presupuesto asignado a la política social?” a “¿Cómo debemos administrar el presupuesto nacional para asegurar que todos los individuos tengan acceso a los beneficios que el Estado se ha comprometido a proveer para sus ciudadanos?”. La idea central de este cambio es establecer qué nivel de servicios se puede proveer a todos los ciudadanos. Los acuerdos presupuestarios son el resultado de las negociaciones en el espectro político y la búsqueda de consenso. El papel de la política social es facilitar este proceso de manera que viii En inglés en el original: “more for the poor mean(s) less for the poor” (Gelbach y Pritchett 1997, citado en Mkandawire 2005: 13). 76 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES se satisfagan los derechos de todos los ciudadanos. 6 Como se ha explicado previamente, un enfoque universalista dedicará probablemente un presupuesto mayor y más sostenible al gasto social que un enfoque de focalización. Muchos gobiernos cuentan con los recursos necesarios para resolver sus problemas de pobreza, pero, sin embargo, están limitados por la naturaleza política del proceso presupuestario. Por ejemplo, Brasil tiene los recursos necesarios para acabar con la pobreza a través del proceso de redistribución, sin aumentar los impuestos (Banco Mundial 2001a). El diferencial entre ingresos y gastos constituye un 1,6% del PIB; es decir, menos del 5% de los ingresos que corresponden al 10% más rico de los brasileños, lo que es una cantidad pequeña en relación con el gasto social total del país (Banco Mundial 2001a:7) El gasto público es, a menudo, altamente desigual o ineficiente, lo que provoca que la redistribución de recursos beneficie normalmente a los que se encuentran en mejor posición económica (ver el cuadro 4.3). Las redes de protección pueden funcionar de manera más efectiva para redistribuir los ingresos de lo que lo harían unas nuevas políticas alternativas. Así, no se generaría un nuevo costo, sino que las redes de protección actuarían como alternativas a otros instrumentos de redistribución. El nuevo programa de transferencias monetarias en Indonesia CUADRO 4.3 Redistribución de recursos entre la población menos necesitada Existen muchos ejemplos de redistribución de recursos para la gente que no se encuentra en situación de pobreza. Aquí presentamos algunos: • Los subsidios energéticos son altamente regresivos y a menudo más costosos que las redes de protección. La República Árabe de Egipto gastó el 8% de su PIB en 2004 (Banco Mundial 2005a) e Indonesia gastó más del 4% de su PIB entre 2001 y 2005 en subsidios a los combustibles. • El rescate de los fondos de pensiones que se declaran insolventes se financia a partir de los ingresos generales del país. La expansión del plan de transferencias condicionadas brasileño, Bolsa Familia, caracterizado por su buena focalización y diseñado para apoyar al último quintil de la población, está levantando ciertas ampollas sobre si el país puede permitirse redistribuir semejante cantidad de recursos. Costó el 0,4% del PIB en 2006. Sin embargo, el déficit del principal fondo de pensiones federal, cubierto con ingresos públicos, es casi 10 veces esa cantidad, un 3,7% del PIB. El fondo de pensiones federal distribuye más del 50% de sus beneficios al quintil más rico de la población (Lindert, Skoufias y Shapiro 2006). Esta POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 77 tendencia no es inusual, al menos en América Latina. Los programas de protección son progresivos, pero de escaso alcance en comparación con los fondos dedicados a financiar déficits de los fondos de pensiones. • El sector financiero recibe rescates. Durante la crisis financiera asiática, por ejemplo, el rescate bancario en Indonesia tuvo un costo del 50% de su PIB (Honohan y Klingebiel 2000). Sin embargo, el gasto en sistemas de protección complementarios para la población pobre representó un 2,4% de su PIB en el año fiscal de 1998/1999, incluyendo subsidios a la alimentación, trabajos públicos, becas escolares focalizadas y exoneración de pago por asistencia sanitarios (APEC 2001). En la República de Corea, el rescate bancario costó el 27% del PIB (Honohan y Klingebiel 2000), mientras los gastos en protección social se triplicaron, entre 1997 y 1999, del 0,6% al 2% (APEC 2001). Fuente: Grosh et al. 2008, y las fuentes citadas en el texto. no supone una nueva carga en el presupuesto, sino que es un sustituto de los subsidios energéticos con un costo menor. Los programas de protección son, a menudo, áreas en las que los gobiernos invierten el presupuesto de manera inefectiva. Como se presentó previamente, un enfoque integral incluye la transparencia presupuestaria y la rendición de cuentas como elementos de la política social. Estos dos elementos ofrecen habitualmente un espacio común entre los expertos en presupuesto y los defensores de los derechos sociales, dos disciplinas muy distintas que suelen mantener diálogos de sordos. Los expertos en presupuesto normalmente valoran más las restricciones, enfatizan las repercusiones positivas y se preocupan más por moderar los reclamos. Reniegan, sin duda alguna, de las prestaciones sociales, ya que representan el método más común de identificación de derechos. Los especialistas en presupuesto entienden que las prestaciones son una amenaza a la gestión presupuestaria puesto que pueden conllevar exigencias incontroladas sobre los recursos públicos. Por el contrario, los defensores de los derechos ponen de relieve que es necesario aumentar la capacidad de la población con menos recursos para exigir sus derechos y, por razones obvias, se inclinan hacia argumentos de corte moral (Norton 2007). Sin embargo, los dos grupos defienden los valores de transparencia, rendición de cuentas y eficiencia. El enfoque de derechos promueve la participación en la elaboración del presupuesto, lo que representa un medio para aumentar su eficiencia, reducir la corrupción y disminuir el despilfarro, de forma que se refuerzan los valores compartidos con los expertos presupuestarios. El enfoque de derechos se centra en la igualdad, puesto que las demandas que más impactan en el proceso de asignación presupuestaria suelen proceder de los sectores más desahogados económicamente (Norton y Elson, 2002). 78 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES La pasada década presentó una explosión de innovaciones a través de las cuales la participación ciudadana podría fomentar la transparencia y la rendición de cuentas en el proceso presupuestario; una tendencia mundial enfocada a la descentralización gubernamental. En América Latina, los presupuestos participativos han supuesto, a menudo, un cambio total en las prioridades del gasto público, lo que ha resultado mucho más progresivo y favorable para los pobres (Baiocchi 2003; Faguet 2004). Las encuestas de calidad realizadas a los ciudadanos, las cartas de servicios y el seguimiento del gasto público son ejemplos de la convergencia entre las inquietudes de los encargados de las asignaciones presupuestarias y las de los defensores del enfoque de derechos. Por último, todos los sectores y cuestiones transversales deben ser examinados bajo el marco del enfoque de derechos. Por ejemplo, los presupuestos con enfoque de género, que implica considerar cuestiones de género de manera integral, es un ejemplo de los temas transversales que deben formar parte de un enfoque más integral de la política social7. Un paso adelante: garantías sociales y autoridades sociales Hay muchas actuaciones e instrumentos políticos que pueden contribuir a poner en práctica un enfoque integral de derechos en la política social. En publicaciones recientes, ha existido un claro intento por conceptualizar y hacer operativo el enfoque de derechos en la política social a través de las garantías sociales. Las garantías sociales difieren de los derechos sociales. Las garantías se componen de un conjunto de mecanismos legales y administrativos que especifican las prestaciones y las obligaciones que el Estado asume para hacer efectivo un determinado derecho. Aunque los derechos sociales, económicos y culturales se hacen efectivos, a menudo, de manera progresiva, las garantías sociales implican obligaciones inmediatas. Las garantías sociales se definen de manera precisa, especificando los beneficiarios. Se concretan legalmente, lo que implica una responsabilidad estatal explícita. Las garantías son flexibles, revisables y pueden variar según el país o el momento histórico. Reflejan el consenso social y político subyacente en la sociedad, así como el nivel de desarrollo económico, los compromisos presupuestarios y el escenario institucional (ver capítulo 2). Otros capítulos del libro explican con mayor detalle tanto el concepto de las garantías sociales como la forma de hacerlas operacionales. Aquí, como conclusión, sólo queremos destacar lo que consideramos uno de los principales retos de este enfoque: el desarrollo de acuerdos institucionales efectivos para coordinar y proporcionar un sentido claro a los esfuerzos que, por definición, se ha llevado a cabo por una diversidad de organismos. Entre éstos, cabe destacar los ministerios y agencias del sector público, gobiernos estatales y locales, diferentes organizaciones de la sociedad civil, organizaciones privadas con carácter local, nacional o internacional y las agencias multilaterales. La creación de una “autoridad social” que coordine la agenda social ha sido una de las aspiraciones de los gobiernos latinoamericanos desde hace tiempo. A pesar de que muchas de estas experiencias han sido infructuosas, algunas parecen avanzar. Por ejemplo, el gobierno de Uruguay está implementando un enfoque integral para las políticas sociales a través de su Plan de Equidad. POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL PARA UNA GLOBALIZACIÓN INCLUSIVA Y SOSTENIBLE 79 La creación y refuerzo del Ministerio de Desarrollo Social y de un Gabinete Social multisectorial dieron el respaldo institucional que este enfoque requería. Este ministerio tuvo un papel crítico a la hora de adoptar un modelo de política social integral. Creado en 2005, se le asignó la misión de dirigir los esfuerzos integrales con el objetivo de promoverla igualdad y los derechos sociales. El ministerio coordina la política pública en varios sectores (nutrición, educación, salud, vivienda, empleo, seguridad social y otras actividades relacionadas con un medioambiente saludable). El Gabinete Social, presidido por el ministro de Desarrollo Social, incluye también a los ministros de Economía y Finanzas, Educación y Cultura, Empleo y Seguridad Social, Salud Pública, Vivienda y Planificación Territorial y Medio Ambiente. El ministro de Desarrollo Social ha tomado la iniciativa de asegurar la cooperación entre los distintos sectores que influyen en el bienestar general, a la vez que busca una mayor eficiencia en el costo, para evitar así la duplicidad de funciones y beneficiarios, característica de los programas sociales anteriores. Por esta razón, en el nuevo Plan de Equidad, el ministro de Desarrollo Social es el único responsable de una serie de programas intersectoriales. La cuidadosa evaluación de la experiencia de las “autoridades sociales” en América Latina y en otras regiones del mundo, así como la comprensión de porqué algunas de estas prácticas resultan más efectivas que otras, son componentes esenciales para hacer operativo un enfoque más integral de la política social basada en las garantías sociales. Notas 1. Se hace cada vez más evidente que altos niveles de desigualdad perjudican el crecimiento y los esfuerzos por reducir la pobreza (para una revisión más extensa de la bibliografía, ver Ferranti et al [2004], Banco Mundial [2005]), y que, además, pueden ralentizar el crecimiento económico y el desarrollo en sí. Como indica Rao (2006), en un contexto con grandes desigualdades políticas y económicas, es posible que se prefieran opciones políticas conducentes a la generación de rentas para un grupo determinado en lugar de políticas que generarían crecimiento para un número mayor de personas. Las diversas dimensiones de la desigualdad (de riqueza, poder, y estatus social) interactúan para proteger a los ricos de un posible descenso en la escala social, así como para dificultar el ascenso de las clases más pobres y la superación del estatus marginal, lo que enquista, aún más si cabe, las desigualdades. 2. La Declaración de Arusha y los comentarios realizados por nueve expertos en política social pueden encontrarse en el número de diciembre de 2006 de la revista Global Social Policy. 3.Los países y regiones pueden combinar elementos de los tres tipos dentro de una única estructura social. 4.Incluso los estados de bienestar europeos que más han ampliado las coberturas en las prestaciones por hijo, educación y seguros médicos, disponen de leyes muy bien definidas sobre 80 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES salarios mínimos, o cuentan con una política de activación del mercado de trabajo. Aún así, todavía existen, como último recurso, programas dirigidos a satisfacer las necesidades que están firmemente focalizados (Grosh et al, 2008). 5.Ver Grosh et al (2008) para ampliar conocimientos sobre escenarios políticos que favorecen las acciones focalizadas. 6.Una herramienta analítica para facilitar el proceso hacia una reforma de la política más integral, es el Análisis del Impacto Social y sobre la Pobreza (AISP). El AISP proporciona un instrumento estructurado para analizar los ganadores y los perdedores de la reforma política. Adicionalmente, diferentes intervinientes aportarán su análisis particular al debate público sobre la reforma política, lo que supone un incremento de la pluralidad de opiniones y opciones y el análisis de las contrapartidas. Para lograr la creación de este foro orgánico, el AISP debe estar reconocido en el proceso político nacional, y tanto los procedimientos como los resultados deben ser asumidos por aquellos con la capacidad de decisión política. 7.Hasta la fecha, las experiencias con “presupuestos con enfoque de género” ha sido variada. Un estudio reciente concluía que para que éste fuera más útil, el “presupuesto con enfoque de género” debería estar integrado en el proceso presupuestario de manera que genere mejoras tangibles en los resultados políticos. Las autoridades fiscales deberían tener en cuenta los beneficios adicionales de la reducción de las desigualdades de género y eliminar de la legislación fiscal cualquier discriminación arbitraria contra las mujeres (Stotsky 2007). Bibliografía APEC (Foro de Cooperación Económico Asia Pacífico). 2001. “Safety Nets and Response to Crisis: Lessons and Guidelines from Asia and Latin America”. 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PARTE 2 PERSPECTIVAS DE POLÍTICA SOCIAL BASADA EN LOS DERECHOS HUMANOS CAPÍTULO 5 Implementación de garantías sociales: el Régimen de Garantías Explicitas en Salud de Chile Leonardo Moreno y Mauricio Rosenblüth Chile posee una considerable experiencia en la implementación de diversas políticas sociales, desde el bienestar y las reformas universalistas hasta un sistema orientado al mercado y una estrategia de protección social (Raczynski 1994, 2000a, 2000b; Castiglioni 2005). En Chile, como en la mayoría de países de la región, las políticas sociales en respuesta a las crisis económicas han sido diversas, pero se ha empleado una perspectiva amplia de derechos para conceptualizar muchos de los programas sociales (Filgueira y Lombardi 1995; Abel y Lewis 2002). Sin embargo, es importante señalar que - al igual que la mayoría de los países de la región - algunas de las políticas sociales que declaran estar concebidas en un enfoque de derechos no poseen un desarrollo técnico mayor y concordante con dicha perspectiva. De hecho, la noción de garantía es relativamente reciente en la discusión sobre políticas sociales y aun está pendiente su incorporación en las fases de diseño, implementación y evaluación de planes y programas. No obstante lo anterior, Chile destaca en la región por poseer uno de los pocos ejercicios prácticos en esta línea: El Régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES)1, Se trata de una política de salud (que, incluye prevención, recuperación, rehabilitación y cuidados paliativos en grados variables). Éste posee una concepción garantista y ha logrado operacionalizar el derecho a la salud en un conjunto de aseguramientos de acceso, calidad, oportunidad, exigibilidad de atención de salud, estipuladas explícitamente. En el caso de Chile, el GES ha alcanzado el nivel más alto de desarrollo técnico en términos de la aplicación conceptual de las garantías sociales, aunque algunas políticas sociales recientes en otras áreas también han incorporado una estructura similar2. El desarrollo incipiente de la mayoría de programas indica que se requerirá una mejor definición de los procedimientos y los mecanismos para hacer operativo el concepto de garantías sociales en otros sectores. Entre otras cosas, este esfuerzo implicará no sólo la definición precisa de los criterios de acceso y de calidad de los servicios, sino también mecanismos de reparación, de revisión y de continua mejora de los servicios. 84 IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 85 El sistema de salud en Chile: antecedentes Antes de 1980, el sistema chileno de salud era fundamentalmente público, financiado a través de la seguridad social y los fondos públicos. Tras la reforma del sector de la salud en 1981, se introdujo la modalidad de seguro de riesgos, en el cual mecanismos de mercado determinaban las reglas de protección. Como consecuencia, se creó un sistema público-privado dual. Los trabajadores podían estar afiliados al sistema público, social y solidario, que corresponde a un Fondo Nacional de Salud (FONASA), o al sistema privado, representado por las Instituciones de Salud Previsionales (ISAPREs). A pesar de la naturaleza obligatoria del seguro, éste último se regía bajo la lógica privada, asociada al riesgo individual (Sojo 2006; ver también Hernández, Sandoval, y Delgado 2005; Drago 2006). Así, hasta 2001, el sistema de salud chileno se estructuró bajo una modalidad dual, donde el subsistema público y el subsistema privado no registraban mayor coordinación, ni articulación tanto horizontal como vertical (Drago 2006). Esta dualidad condujo a una fuerte segmentación del sistema de salud, con claras diferencias en el acceso y la calidad de los servicios según los grupos sociales. Al mismo tiempo, conllevó una sobrecarga del sistema público, que en ocasiones atendía a los asegurados del sistema privado que no podían permitirse el pago de ciertos servicios, pero que tampoco contribuían al sistema público. Bajo este sistema dual, el FONASA ofrecía un plan de salud universal para sus beneficiarios. Debido a las restricciones financieras, el sistema público era incapaz de asegurar unos servicios apropiados de alta calidad. El sistema privado, sin embargo, discriminaba según la capacidad financiera de sus asegurados, y forzaba a éstos a acudir al sector público cuando su seguro de salud (basado en sus ingresos) no cubría un servicio o una afección determinada. El nivel de protección en el sector privado se determinaba, por un lado, según el importe de la contribución mensual; y por el otro, según el riesgo médico asociado a cada individuo (estimado según la edad, el género y los antecedentes familiares, entre otros factores). Las contribuciones mensuales a las ISAPREs podían sobrepasar la cantidad obligatoria del 7% del salario, y la cobertura de los servicios variaba en función de cada plan. No existía una normativa mínima y la legislación permitía la variación de los planes, según las enfermedades padecidas anteriormente. Por lo tanto, dos personas que pagaran el mismo importe, pero que se situaran en distintos niveles de riesgo, recibían diferente cobertura médica. Con el tiempo, esta situación generó críticas crecientes por parte de las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos y las asociaciones profesionales vinculadas al sector de la salud. Reclamaban reformas estructurales que pudieran responder a las necesidades de la población de manera más adecuada (FSP 1999). Estas propuestas de reforma calaron en los principios manifestados en la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición gobernante desde comienzos de 1990. Aunque algunas de estas ideas estaban presentes en la agenda desde los inicios del gobierno de la Concertación3 en 1990, las reformas iniciales se centraron en otros sectores, como la educación y la vivienda (sectores más volátiles en términos políticos). En el sector de la salud, el gobierno de la Concertación se limitó, en sus inicios, a mejorar las infraestructuras y los insumos hospitalarios, el acceso a los cuidados médicos primarios y los salarios de los trabajadores sanitarios (Chile, Ministerio de Planificación 2006). 86 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Las principales críticas al sistema de salud dual establecido incluían las siguientes (FSP 1999): • La carencia de una política de Estado de consenso y coherente que enfrentase el tema de la salud en su globalidad. • La segmentación estructural que provoca que la población de bajos recursos y/o alto riesgo de salud sea atendida por el sector público, mientras que la población de mayores recursos y menor riesgo de salud es atendida por el sector privado. • El sistema de salud no respondía a los cambios demográficos o de perfiles epidemiológicos y excluía enfermedades vinculadas a estilos de vida cambiantes, sedentarios o al envejecimiento de la población. (Morales 2005). • La rápida polarización de la prevalencia de ciertas afecciones. La información disponible muestra que, mientras los indicadores de salud mejoraron rápidamente para la población en los quintiles de ingreso más altos, esta mejora fue mucho más lenta entre los sectores más pobres de la población. Un indicador de este fenómeno es que la prevalencia de enfermedades contagiosas es mucho mayor entre la población de bajos ingresos4. • Una parte importante de los beneficiarios de las Isapres se enfrentaba a la ausencia de seguridad, puesto que sus planes no cubrían un cierto número de afecciones. Por ejemplo, en el caso de mujeres en edad fértil, éstas tenían que pagar una prima más elevada o bien optar por pólizas que no cubrían ningún servicio relativo al embarazo. En el caso de las personas mayores, las pólizas incluían menos coberturas a no ser que pagaran mayores primas. Los gastos relativos al VIH/SIDA no estaban cubiertos por el sistema privado. • Como consecuencia de las distorsiones en los mercados de seguros, los recursos se asignaban en exceso a individuos jóvenes y sanos pertenecientes al sector privado, lo que condujo a usos poco útiles o superfluos. • Sub-inversión en medicina preventiva y promoción de la salud. • El copago de ciertos servicios sanitarios, añadido a las contribuciones generales del sistema, representaba una verdadera carga para muchos hogares. • Existían ciertos problemas de desviación de pacientes en el sector público (redes de atención primaria frente a hospitales), así como entre los sectores privado y público, (no existían mecanismos de entrada para permitir que un paciente del sector público fuera atendido puntualmente en la red privada). • A pesar de los considerables incrementos presupuestarios, los hospitales, clínicas y puestos de atención médica del sector público no se modernizaron, y los aumentos en volumen y calidad de los servicios resultaron demasiado lentos. • Problemas laborales continuos implicaron numerosas huelgas convocadas por los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores sanitarios. En ese escenario, las expectativas de la población estaban seriamente insatisfechas tanto en el sector público como privado, pese a la inyección de mayores recursos registrada a partir de 1990. IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 87 El proceso que abre paso a la reforma Para enfrentar estos problemas epidemiológicos, institucionales, regulatorios y económicos, el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) reconoció la necesidad de una reforma drástica del sistema de salud para lograr superar el sistema dual y encaminarse hacia un sistema mixto bajo una regulación estatal efectiva y moderna. El nuevo sistema tendría que proteger los objetivos de la política sanitaria y los del país, considerando el contexto y el perfil de salud de la población. Casi desde el inicio de su gobierno, el Presidente Lagos estableció un comité interministerial para estudiar y proponer reformas en el sistema sanitario. El comité incluía representantes del Ministerio de Hacienda, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, del Ministerio Secretaría General de Gobierno (órgano de coordinación política) y del Ministerio de Salud. Estaba presidido por el ministro de Salud (por aquel entonces, Michelle Bachelet, que fue posteriormente Presidenta de Chile). La secretaría ejecutiva del comité, presidida por el cirujano Hernán Sandoval, era responsable de la elaboración de propuestas y de la presentación de proyectos de ley al Congreso para la potencial reforma del sector de la salud. Este comité multisectorial comenzó su trabajo identificando los principales desafíos del sistema de salud, entre ellos, el envejecimiento de la población, que conlleva mayores costos de los servicios médicos, así como las crecientes desigualdades en los cuidados sanitarios entre los diferentes grupos socioeconómicos. Los miembros del comité reconocían que enfrentarse a estos desafíos implicaría cambios en la composición y calidad de los servicios, así como en los mecanismos para su provisión. Al mismo tiempo, requeriría actualizar los servicios con los equipos técnicos más modernos y satisfacer las demandas crecientes de los ciudadanos, que eran cada vez más conscientes de su derecho a la salud. El 9 de mayo de 2001, el comité entregó un informe en el que proponía los objetivos, principios, y fuentes de financiamiento de una potencial reforma del sector de la salud, y el Presidente Lagos presentó públicamente los elementos esenciales del plan. Se destacaron cuatro objetivos principales para esa década: (1) mejorar los indicadores sanitarios alcanzados, (2) afrontar los desafíos derivados del envejecimiento y de los cambios de la sociedad; (3) disminuir las desigualdades en el sistema de salud entre los grupos socioeconómicos; y (4) ampliar el alcance y mejorar la calidad y el acceso a los servicios prestados acorde a las expectativas de la población (Aguilera et al. 2002). Todos los sectores representados en el comité coincidían en que era necesario identificar objetivos concretos para la reforma del sector de la salud, especificar las prestaciones garantizadas y exigibles y fomentar la igualdad del sistema. Sin embargo, los mecanismos de financiamiento no estaban tan claros. Puesto que se esperaba que la garantía explícita de los servicios implicara una carga adicional sobre los recursos fiscales, las discusiones del comité (principalmente las autoridades sanitarias y las financieras) se centraron en los acuerdos financieros requeridos. La secretaría ejecutiva del comité recurrió a la propuesta que desarrollaron, a mediados de los noventa, el Ministerio de Salud, el Departamento de Economía de la Universidad de Chile y la Fundación para la Superación de la Pobreza: el Plan Garantizado de Salud (PGS). Este plan definía de manera detallada los servicios que el Estado se comprometía a proveer de for- 88 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ma universal. Por lo tanto, la secretaría pudo facilitar al Ministerio de Hacienda una estimación concreta de los costos requeridos para llevar a cabo la reforma. Basándose en la información incluida en esta propuesta previa, el comité se dedicó a estimar de manera precisa los costos asociados a la reforma propuesta para su discusión en el Congreso Nacional (Lenz 2007). Una vez definidos los desafíos y los objetivos para la reforma del sector de la salud, el comité interministerial propuso cuatro proyectos de Ley: 1. Una ley para crear el Plan de Acceso Universal y Garantías Explícitas (Plan AUGE), posteriormente denominado Régimen de Garantías Explícitas en Salud, que establecía el alcance del régimen (tanto para los asegurados en las ISAPREs como en el FONASA) y las dimensiones sobre las cuales se garantizarían los derechos: acceso, calidad, oportunidad y protección financiera. 2. Una ley para las autoridades sanitarias y las administraciones públicas que fortalecería el papel regulador del Ministerio de Salud y mejoraría la gestión en los establecimientos de salud públicos. 3. Una ley para establecer una nueva regulación para las ISAPREs. 4. Una ley relativa al financiamiento de la reforma sanitaria y el programa Chile Solidario (que proponía aumentos en los impuestos sobre el tabaco, el alcohol, el combustible y las apuestas) y un aumento del impuesto sobre el valor añadido del 18% al 18,25%5. Estos cuatro proyectos de ley fueron presentados al Congreso en mayo de 2002. Como iniciativa del FONASA, se aprobó en 2001 otro proyecto de ley relativo a cuestiones sobre derechos y obligaciones de los pacientes para mitigar la posible controversia con los profesionales sanitarios debido a la reforma. El comité no reconoció este último proyecto de ley como una prioridad, pero el Presidente y los gestores públicos la divulgaron como parte de la reforma. Aunque no se aprobó junto a los otros cuatro, el proyecto de ley sobre los derechos y obligaciones del paciente se revisó y se votó de nuevo en agosto de 2006. En el momento de escribir este libro, la Honorable Cámara de Diputados ya la había aprobado (cámara baja) y se esperaba ratificación por parte del Senado (cámara alta) del Congreso Nacional. Desde el inicio del debate técnico-político, dos posturas opuestas emergieron para defender el contenido de las reformas y cómo debían llevarse a cabo. El debate se produjo entre los defensores de un modelo de estado y los partidarios de un modelo privatizado. El conflicto se acabó politizando y obstaculizó las discusiones y el proceso de la reforma (Boeninger, citado en Drago 2006:51). Los estatistas toleraban, con una presencia mínima, el papel de las ISAPREs (y del sector privado en general) bajo una regulación estricta. Su visión era defendida por los sectores de centro-izquierda de la coalición gobernante, que rechazaba el concepto de beneficio privado en las prestaciones sociales y que eran favorables a confiar en que el establecimiento de mecanismos regulatorios corregiría los fallos del mercado. Los partidarios de la privatización IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 89 consideraban que el mercado era el mejor regulador para la provisión de los servicios de salud. Para ellos, el principal problema era la gestión pública de los servicios de salud, que requería un incremento de su eficiencia y flexibilidad para interactuar con el sector privado. Así, los representantes de las Isapres apoyaban el establecimiento de subsidios transferibles. Los asegurados del sector público podían utilizar estos subsidios para optar a atención médica en centros del sector privado en caso necesario, por ejemplo cuando no podían recibir atención médica en el sector público en los plazos requeridos. Bajo el GES, esta medida haría competir a los dos sectores para recibir los subsidios. Para superar el bloqueo producido por el conflicto entre estatistas y privatizadores, el gobierno del Presidente Lagos abrió un proceso de diálogo con un amplio espectro de representantes, además de los políticos. Se invitó al diálogo a representantes del Colegio Médico, de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Salud (una asociación de auxiliares, enfermeras y otros trabajadores del sector de la salud), y de las Isapres. Considerando el contexto político del momento (en pleno proceso de elecciones parlamentarias), las reformas se pospusieron hasta el momento oportuno tras las elecciones (2002-2003), cuando existía una mayor apertura y las discusiones rebajaron su tono partidista y politizado. Las organizaciones médicas profesionales rechazaron los cuatro proyectos de ley cuando se presentaron en el Congreso. Para exigir la retirada de estos proyectos de ley, los trabajadores de la salud se movilizaron y causaron interrupciones significativas en el sistema sanitario durante unos seis meses. El Presidente se mantuvo firme en su apoyo a la reforma, y su alta implicación generó una serie de acuerdos socio-políticos con los trabajadores sanitarios, que incluyeron proyectos de cambio en la estructura institucional y en la situación de los empleados públicos. Cuando los proyectos de ley se presentaron en el Senado, surgió una nueva posición, diferente a la de los estatistas y privatizadores; una posición que defendía un sistema de salud integrado. Esta nueva posición se fundaba en la convicción de que ambos sectores (público y privado) podían operar de manera coordinada bajo un sistema regulatorio común; en la búsqueda de una óptima asignación de los recursos disponibles. Esta tercera vía requería una profunda reforma, tanto del sector público como del privado. Simultaneamente, ayudó a reenfocar y moderar algunas de los proyectos de ley que se habían propuesto hasta hacerlos aceptables para todos los grupos afectados. Los proyectos de ley referentes a las reformas del sector público fueron fácilmente apoyados por el Senado. Sin embargo, los relativos a las Isapres se modificaron posteriormente debido a la oposición a la propuesta de crear un fondo solidario que transferiría capital de los asegurados al sector privado. La ley referente al financiamiento de la reforma se modificó también, particularmente para excluir las subidas de impuestos (excepto el IVA) e incluir, en su lugar, mejoras en el sistema de recaudación fiscal. De esta manera, las reformas se moderaron de manera que no hubiera ganadores o perdedores, sino que se alcanzara una solución que respondiera a los intereses de todos los implicados. Este amplio proceso de discusión favoreció su posterior aprobación en la Cámara de Diputados, con sólo unos pocos votos disidentes. La reforma del sector de la salud no habría progresado si no hubiera sido por (1) el enérgico y consistente apoyo del ejecutivo; (2) la reacción de los opositores políticos, que al final supuso 90 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES un cambio de ministros y la puesta en marcha de campañas de comunicación para difundir el contenido de la reforma; (3) la aplicación del enfoque de derechos en la discusión de la reforma; (4) el papel del Senado al ejercer como mediador entre los intereses de los diferentes representates y al realizar las modificaciones adecuadas; (5) una campaña pública por parte del gobierno para lograr el apoyo de la población y mitigar la oposición y las huelgas convocadas por los trabajadores sanitarios, argumentando que el GES mejoraria la provisión de los servicios de salud y eliminaría las largas listas de espera y otros defectos del sistema establecido; y (6) el surgimiento de mediadores, como las organizaciones de la sociedad civil, que lograron implicar a todos los representantes políticos en conversaciones más profundas y menos politizadas (Drago 2006). Lenz (2007) analiza algunos de los aspectos clave de las negociaciones de la reforma del sector de la salud chileno, que resultaron tan importantes para lograr el éxito de la misma como lo fueron las discusiones técnicas. Primero, la decisión de crear una entidad multisectorial, como el comité de la reforma, e incluir a importantes representantes políticos y también a expertos técnicos, permitió llevar a cabo conversaciones innovadoras; un diálogo que hubiera resultado vacio en caso de estar restringido a los representantes del Ministerio de Salud. Segundo, el gobierno del Presidente Lagos respaldó y confió en el potencial político del concepto de las garantías sociales. Este enfoque permitió lograr un amplio apoyo público a la reforma, aunque el diseño del nuevo régimen resultó muy complicado y, al principio, no era fácilmente comprensible para el ciudadano medio. Aún más, el hecho de que las garantías fueran explícitas y que se incluyeran mecanismos de reparación legales supuso que los pacientes ganaran confianza al tratarse de un sistema más justo. Se demuestra así que el gasto público, que asegura un cierto nivel de calidad en la provisión de sus productos y servicios, tiene fuertes ventajas políticas. En tercer lugar, el Presidente adoptó una estrategia arriesgada, pero que resultó fructífera, al transferir las conversaciones del poder ejecutivo al legislativo antes de que los detalles de la reforma se concretaran. Así, algunos de los contenidos de las decisiones finales, como por ejemplo, las leyes referentes a las Isapres o a las fuentes de financiamiento para la reforma, resultaban más flexibles y se mantuvieron abiertos al diálogo. El partido Democracia Cristiana (un partido moderado, miembro del gobierno de la Concertación tras la caída del régimen militar), jugó un papel clave en esta estrategia. Se convirtió en un intermediario que logró negociar los detalles de la reforma con sus opositores en el Congreso y mitigar la resistencia de los partidos extremistas, tanto de derecha como de izquierda. La oposición de los profesionales médicos resultó ser uno de los más fuertes impedimentos a la reforma. Las propuestas iniciales del GES se toparon con una larga huelga por parte de los trabajadores sanitarios. La decisión de enviar los nuevos proyectos de ley sobre salud al Congreso en una etapa temprana de las negociaciones fue, en parte, una respuesta a esta oposición: resultaba más difícil para las asociaciones de profesionales médicos ejercer presión en defensa de sus demandas, puesto que los intereses representados en el Congreso son mucho más diversos y, por tanto, resulta más complejo influir en ellos que en los intereses representados en el comité de trabajo inicial. Otro aspecto relevante de las negociaciones políticas alrededor del régimen de garantías explícitas fue la oportunidad, para algunos partidos fuera de la coalición gobernante y los pro- IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 91 veedores de salud privados, de incrementar su legitimidad y aceptación social. La participación en un marco común de servicios garantizados, regulados de igual manera que en el sistema público, generó un clima social favorable hacia las desprestigiadas Isapres. Gracias a estos beneficios de legitimidad para el sector privado, los partidos fuera de la coalición gobernante vacilaron a la hora de rechazar la reforma completamente y se centraron en algunos aspectos concretos: (1) rechazo de las políticas de redistribución entre los asegurados del FONASA y de las Isapres; (2) evitar el aumento de impuestos. Estas demandas se reflejaron en los proyectos de ley del GES, y lograron la aprobación final de los partidos opositores. Implantación de la reforma con las Garantías Explícitas El nuevo marco legal del sistema de salud, aprobado entre los años 2003 y 2004, es de gran relevancia desde la perspectiva de la política social, así como desde el enfoque legal6. Fue el primer ejemplo de consagración de un programa de garantías sociales con enfoque de derechos, que incorporaba y definía los conceptos de acceso, calidad, oportunidad, protección financiera y mecanismos de reparación específicos. A su vez, promueve nuevos mecanismos y fuentes de financiamiento de la salud, que fueron pactados y acordados entre las fuerzas políticas que tienen representación en el Parlamento. Además, el GES introdujo cambios institucionales en el sistema sanitario al crear la Superintendecia de Salud, una nueva Subsecretaría Ministerial y un Consejo Consultivo. El GES es una herramienta que regula la oferta de servicios de salud de tal manera que garantiza ciertas prestaciones de salud a todos los usuarios. Prioriza los problemas de salud que se deben solucionar en función del riesgo epidemiológico y la viabilidad de las soluciones. Para cada enfermedad define el tratamiento médico, y reconoce la importancia de la atención primaria y de la detección temprana de síntomas. Además, se definen el conjunto de actividades, procedimientos y tecnologías necesarias para la cura de la enfermedad (sub-garantía de calidad); los tiempos de espera máximos para cada etapa (sub-garantía de oportunidad); y el copago y gasto máximo al que puede llegar anualmente una familia (sub-garantía de protección financiera). Así, el GES ha implicado un enorme cambio respecto de la situación previa, en la cual el usuario del sistema público que necesitaba acceso a una prestación quedaba sujeto a la disponibilidad de la oferta existente, que, a su vez, estaba limitada por la particular asignación de recursos. Por su parte, el usuario del sistema privado podía acceder a la prestación siempre y cuando tuviese los medios de pago suficientes para financiar los copagos exigidos. En el caso de afecciones específicas o planes con menos cobertura, los copagos en el sistema privado resultan a menudo inasequibles. En estos últimos casos, los usuarios de las ISAPREs podían ser trasladados al sistema público de salud, que no podía negarles el servicio. Por este motivo se originó una de las distorsiones más importantes en el sistema de salud chileno; usuarios que se aseguraban en el sistema privado, que no padecían problemas importantes de salud, y una sobrecarga en el sistema público que debía atender a todas aquellas personas que no podían asumir el costo del tratamiento médico o cuyos seguros privados no cubren el gasto. 92 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES El GES regula estas discrepancias bajo una concepción mixta del sistema de salud, complementaria entre los subsistemas públicos y privados, de manera que se asegura el acceso oportuno y de calidad a patologías priorizadas. Este acceso se podría denominar como universal, puesto que se garantiza igualmente para personas que acuden al sector privado y el público. En ese sentido, no son aseguramientos sólo para la población en situación de pobreza o vulnerabilidad, sino que constituyen prestaciones explícitas para todos los miembros de la sociedad. El GES establece diferencias respecto al aporte económico máximo que debe realizar el titular de derechos para acceder a las prestaciones. Estos aportes son diferentes en cada caso ya que se ajustan en función del nivel de ingresos del paciente, para evitar el abuso del sistema que puede producirse bajo un enfoque universal. Así, además, se resguarda el principio de equidad, inclusión7. La existencia legal de este régimen garantizado de prestaciones emana de la Ley Nº 19.966 que establece el GES y encomienda la determinación específica de las enfermedades y de las prestaciones cubiertas y sus garantías a un decreto que se dicta conjuntamente por los Ministerios de Salud y Hacienda. El Decreto Supremo (DS) 170, en vigor desde 2005, establece las veinticinco primeras enfermedades para los que se asegura la atención médica a todos los ciudadanos. Un año después, el DS 228, añade otras quince enfermedades, y amplía la lista total hasta cuarenta. El DS 44 de 2007, amplia el GES a cincuenta y seis enfermedades (ver la lista completa en el anexo A). Actualmente, un plan piloto para incluir más afecciones en la lista de prestaciones del GES está en discusión, hasta alcanzar el compromiso del ex Presidente Lagos de ampliar esta lista hasta ochenta enfermedades. En enero de 2009, una lista de veinticuatro enfermedades adicionales se presentaron al Consejo Consultivo del GES con la expectativa de que se incluyeran en 2011. Esta estrategia de inclusión gradual de las prestaciones garantizadas ha sido el núcleo del nuevo régimen de salud. Es necesario destacar que, aunque el GES entró oficialmente en vigor el 1 de julio de 2005, existían planes pilotos bajo exámen desde 2002, que se iniciaron con sólo tres enfermedades y que se ampliaron a cinco en 2003 y a diecisiete en 2004. Para la definición de las patologías incluidas en el GES, los profesionales médicos revisaron todos los problemas de salud que afectan a los ciudadanos chilenos y se ordenaron de acuerdo a su frecuencia, gravedad y costo del tratamiento. El principal criterio aplicado para su clasificación fue los años de vida saludable perdidos (AVISA), que cuantifica la gravedad de la enfermedad con un indicador que combina la mortalidad temprana con la discapacidad que puede provocar la enfermedad en los supervivientes. Este último factor, posibilita que aparezcan como prioritarios los problemas de salud mental, así como aquellos que generan invalidez parcial y que causan deterioros importantes en la calidad de vida de las personas. Una vez definidas las prioridades, según el criterio AVISA, se analizó la viabilidad de variar su pronóstico con intervenciones sanitarias así como la posibilidad de garantizar esas soluciones a todos los habitantes, con independencia de su lugar de residencia o su nivel socioeconómico. Esto último implicó realizar un análisis exhaustivo de la oferta pública y privada. Adicionalmente, se consideraron demandas ciudadanas, que si bien no constaban en la metodología anterior, constituían problemas sociales graves que era necesario afrontar, como resultó ser el caso de la fibrosis quística. La priorización permitió identificar cincuenta y seis afecciones en 2007, que dan cuenta de aproximadamente el 70% de los AVISA. IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 93 Se discutieron diversos mecanismos para el financiamiento del nuevo régimen. Finalmente la Ley Nº 19.888 estableció que los recursos provendrían de: (1) el aumento temporal del IVA desde el 18% al 19% entre el 1 de octubre del 2003 y el 1 de octubre de 2007 (sin embargo, cabe señalar que la Presidenta Michelle Bachelet resolvió mantenerlo por más tiempo); (2) mejoras en la fiscalización del impuesto del tabaco; (3) mejoras en la fiscalización aduanera; (4) venta de participación minoritaria del Estado en empresas públicas (como por ejemplo, gestión de aguas y residuos o compañías de mantenimiento residencial). Cabe destacar que la reforma también consideró el destino de los fondos preexistentes del FONASA; eventuales aumentos de copagos; aporte fiscal por crecimiento económico; aporte fiscal por reasignaciones desde otros sectores. No se puede dejar de mencionar que el aumento del IVA en un 1% constituye una vía de financiamiento de carácter regresivo y presenta serias dudas como mecanismo de financiamiento desde el punto de vista de la equidad, puesto que este impuesto incrementa el costo de bienes fundamentales para mantener la salud, como alimentos o artículos sanitarios de primera necesidad.La preocupación por el aumento de la presión fiscal se solucionó con el establecimiento de la reforma por etapas y con el aumento gradual de la lista de enfermedades prioritarias. La nueva Superintendencia de Salud absorbió las funciones de la antigua Superintendencia de las Isapres, y además se hizo cargo de la fiscalización de las Garantías Explícitas en Salud en el FONASA. Así, este órgano supervisa tanto el funcionamiento del seguro público como el de los privados. Las cuatro garantías explícitas aseguradas en el nuevo régimen de salud, bajo la Ley 19.966 son las siguientes: 1. Acceso, definido como la obligación del FONASA y las Isapres para asegurar la provisión de los servicios garantizados a todos los usuarios que padezcan las afecciones establecidas legalmente en el DS170 de 2005, que expecifica veinticinco enfermedades, el DS 228 de 2006, que añade quince y el DS 44 de 2007, que incluye dieciseis afecciones más. Estos decretos especifican en detalle los servicios a los que tienen derecho los pacientes. 2. Calidad, definida como la provisión de servicios de salud por una entidad acreditada, según la Ley 19.937 (que se refiere a las autoridades sanitarias implicadas y se publicó el 24 de febrero de 2004 en el Diario Oficial de la República de Chile; diario en el que se publican todas las leyes, decretos, tratados u otros documentos legales que se adoptan en el país). La garantía de calidad se encuentra aún en las etapas iniciales de implantación. Se han elaborado y aprobado directrices, como guías clínicas (protocolos) y “mejores prácticas” para los profesionales médicos. Sin embargo, estas directrices no son obligatorias, y los pacientes no pueden usarlas como único fundamento para sus reclamos. Se ha diseñado el sistema de acreditación y certificación para el GES pero todavía no está en funcionamiento. 3. Oportunidad, definida como el máximo periodo de espera para recibir un servicio médico, según lo establecido por el decreto que regula la provisión del mencionado servicio. Un 94 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES funcionamiento correcto de esta garantía implica que es necesario establecer un periodo de tiempo razonable para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de cada una de las enfermedades cubiertas por el GES. Durante este periodo, el proveedor de salud debe facilitar los servicios establecidos. Si el proveedor no cumple con los periodos determinados, la aseguradora del paciente, ya sea el FONASA o las Isapres, debe asignar un nuevo proveedor al paciente en un máximo de dos días hábiles. 4. Protección financiera, definida como el límite de los gastos extras que el paciente debe abonar por la atención sanitaria. Este costo no podrá exceder del 20% del precio de mercado del servicio, según ha determinado el Ministerio de Hacienda. La población más pobre está exenta del pago de todos los servicios. Para asegurar el compromiso estatal con respcto al cumplimiento de estas garantías, el régimen incorporaba un sistema administrativo de reparación y contemplaba la revisión continua de las garantías y los servicios para asegurar su actualización y eficiencia. En el anexo B se presenta una matriz detallada de los marcos legales, institucionales, instrumentales y financieros usados para hacer operativas cada una de estas garantías. Se describen también las disposiciones establecidas para hacer efectivos los mecanismos de reparación y los sistemas de revisión continua. Resultados del GES En julio de 2008, el GES había atendido 5.419.604 casos. De estos, el 85,6% fueron en el sector de salud primario (por ejemplo, consultas y visitas al médico) y el 14,4% requirieron servicios hospitalarios especializados. Estos números muestran un uso eficiente de las infraestructuras y de los recursos del sistema de salud. Aún más, revelan la importancia y uso frecuente de la red de salud primaria, enfocada principalmente a cuestiones de salud pública, prevención y detección temprana de enfermedades. 15 de las 56 afecciones incluidas en la lista de servicios garantizados suponen el 91,4% de las consultas. Los servicios más usados, con 1,5 millones de consultas, son los relacionados con la hipertensión arterial. Los servicios que atienden las infecciones respiratorias agudas, problemas odontológicos, diabetes y depresión se encuentran también entre los más usados (Vega 2008). Puesto que el GES se implantó recientemente, la Dirección de Presupuestos no ha realizado aún una evaluación completa para conocer hasta qué punto ha cumplido sus objetivos8. Sin embargo, ya se pueden demostrar los efectos positivos del régimen, en particular en lo que se refiere al acceso a los servicios (Barría 2008): • Diabetes: en 2003, aproximadamente 250.000 indivicuos fueron tratados por diabetes mellitus tipo II. Cuando esta enfermedad fue incluida en la lista del GES, el número de pacientes aumentó a 450.000 en 2007. IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 95 • Depresión: la población bajo tratamiento aumentó de 50.000 en 2003 a 250.000 en 2007. • Cataratas: entre 1996 y 2004, el número medio de operaciones de cataratas al año no superaba las 7.000. Entre 2004 y 2008 la media ascendió a casi 30.000 operaciones al año. • Cuidados paliativos: el número de pacientes atendidos aumentó de 30.000 (1998-2003) a 70.000 (2004-2008) tras la puesta en marcha del GES. • Cáncer de mama: en el marco del GES, la detección tardía del cáncer se redujo del 20% al 5% de los casos, y la detección temprana aumentó del 40% al 65%. Estos son solo algunos de los ejemplos del impacto que tuvo el nuevo régimen en el acceso a servicios de salud esenciales. Esto fue posible gracias a la priorización del gasto, de manera que se garantizara la cobertura de los servicios incluídos en la lista y al aumento en el número de horas de trabajo para poder atender estos servicios. Entre 2004 y 2007, el 70% de las horas de trabajo del personal sanitario se dedicaron a los pacientes del GES. También se destinaron más recursos a equipos tecnológicos para mamografías, ecotomografías y arteriografías. En conjunto, tras la adopción del GES, el presupuesto de salud aumentó desde los 288 a los 466 millones de dólares estadounidenses entre 2003 y 2008 (Barría 2008)9. Una de las garantías asegurada por el nuevo régimen es la oportunidad de recibir la atención y el servicio requerido en el momento en que se necesite. Bajo el GES, la atención médica sufrió retrasos en 299.587 casos, un 5,18% de todos los casos atendidos entre 2005 y 2008. En comparación con la situación anterior, este resultado significa una mejora considerable en la adecuación temporal de los servicios (Barría 2008). La Superintendecia de Salud ha iniciado una serie de encuestas públicas para evaluar la percepción de los ciudadanos sobre el nuevo sistema. En enero de 2008, se presentaron los siguientes resultados (Chile, Superintendecia de Salud 2008)10: • Un porcentaje importante de la población aun desconoce las garantías incluidas en el GES. Solo un 45% de los entrevistados conoce en qué consiste el nuevo régimen y el 28% conoce detalles parciales del mismo. • Cuando se les pregunta sobre las garantías específicas incluídas en el GES, el 54% de los entrevistados menciona la garantía de acceso, el 48% menciona los mecanismos de protección financiera para una serie de servicios médicos, el 36% se refiere a la garantía de oportunidad del servicio en el momento requerido y el 25% alude a la garantía de calidad. • Probablemente, influya en ello que la mayoría de los ciudadanos entrevistados no han necesitado nunca ninguno de los servicios garantizados. Tan sólo el 12% de los encuestados tenía experiencia al haber usado el sistema de manera personal; y aproximadamente el 30% lo conocía a través de amigos o familiares que lo habían usado. Aún así, el 58% no tenían ningún punto de referencia (directo o indirecto) con el nuevo sistema de salud. Por lo tanto, es de suponer que con el paso del tiempo, los ciudadanos adquirirán, progresivamente, un mejor conocimiento y opinión del sistema en base a su experiencia. • Se preguntó a una parte de los encuestados, los que habían usado ya previamente los servicios del GES, que valorasen la calidad del personal, el equipamiento y la infraestructura del 96 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES centro de salud donde fueron atendidos. Usando una escala del 1 al 7 (con 1 como el menor valor y 7 el máximo de calidad). La mayoría de los pacientes del FONASA y de las Isapres evaluaron los servicios con un 6 o un 7, una puntuación mucho mayor que en anteriores evaluaciones (Chile, Superintendecia de Salud 2007b). • En una evaluación diferente, el 69% de los encuestados declararon que la atención sanitaria había mejorado desde la puesta en marcha del GES: una gran mejora (21%) o mejora relativa (48%). En esta misma evaluación, el 39% de los encuestados declararon sentir que su salud estaba mejor protegida gracias al nuevo sistema, y el 51% manifestó que creían que su salud estaba igual de protegida que antes de la existencia del nuevo plan. Tan sólo el 5% sentían que estaban menos protegidos que antes (Chile, Superintendecia de Salud 2007a)11. • Según un estudio llevado a cabo en marzo de 2007, la garantía más apreciada por los ciudadanos era la de acceso (mencionada por el 34% de los encuestados), seguida de la de oportunidad y calidad (mencionada por el 23% y 21% respectivamente). El acceso era la garantía más valorada por todos los grupos socieconómicos (Chile, Superintendecia de Salud 2007a). • Tanto los beneficiarios del FONASA como los de las ISAPREs percibieron mejoras en la rapidez y la calidad de los servicios (60% y 59% respectivamente). Los usuarios del FONASA mencionaron una mejor actitud hacia los pacientes (30%) y los de las ISAPREs destacaron la reducción de los costes (20%). Estos datos de opinión pública muestran que, en el corto periodo de existencia, el GES ha tenido un efecto tangible en la población. Ponen de manifiesto, además, el potencial de la reforma, especialmente considerando que las lista completa de 56 enfermedades se aprobó recientemente, en julio de 2007. Sin embargo, un juicio general sobre el grado de cumplimiento de los objetivos de la reforma requerirá un periodo de tiempo más largo. Algunos estudios realizados en 2006 por la Iniciativa de Equidad en Salud y el Ministerio de Salud de Chile indican que los objetivos relativos a la salud en 2010 todavía no se han abordado correctamente. Pese a los avances en la salud materno-infantil (por ejemplo), otras afecciones como el tabaquismo, la obesidad y los suicidios han crecido de forma alarmante. Las autoridades esperan que el nuevo régimen surta efecto al reducir estos problemas a medio plazo (Barría 2006). Estos resultados indican que el régimen ha tenido efectos relevantes en el acceso, eficiencia y percepción del sistema de salud; un resultado satisfactorio, considerando que sólo ha estado vigente desde 2005. Lo que hace que el GES sea un régimen con enfoque de derechos, además de las cuatro garantías universales, es la presencia de un mecanismo administrativo que permite la reparación y reclamo de las prestaciones de salud cuándo las garantías no han sido satisfechas (ver Cuadro 5.1). IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 97 CUADRO 5.1 Mecanismos de reparación: el papel de la Superintendencia de Salud Una encuesta impulsada por la Superintendencia de Salud (SIS ) analiza la opinión de los usuarios del GES en el ámbito de la exigibilidad y el reclamo, aspectos que corresponden a las denominadas “garantías secundarias”, las cuales persiguen reparar el derecho vulnerado, restituir la garantía de acceso, calidad, oportunidad y protección financiera. La encuesta, realizada por Datavoz, se basaba en 680 casos, elegidos aleatoriamente entre un total de 1.899 reclamos resueltos en el primer semestre de 2006. Entre los resultados de este estudio destaca: • En su mayor parte, las personas que han utilizado el nuevo régimen se enteran de que la SIS recepciona y tramita los reclamos gracias a la información que circula en los medios de comunicación masivos. Aproximadamente, el 50,3% de los encuestados se enteró de que podía acudir a la SIS por “cultura general”, 23,5% por la persona que lo atendió en las Isapres o en FONASA, al 12,9% lo informó un amigo, pariente o conocido, el 5,5% se enteró en su lugar de trabajo y el 7,6% obtuvo la información de otras fuentes. Sólo un 48% de los encuestados que han utilizado los mecanismos de reparación considera suficiente la información disponible sobre las funciones de la SIS. • Un aspecto muy importante se refiere al tiempo que se debe esperar para solucionar el problema que ha suscitado la reclamación. Un 50% dice que se le informó sobre cuánto duraría todo el proceso de reclamación. Al preguntar por el número de días o meses, un 31% expresó que más de un mes y medio. Estos resultados son coherentes con el promedio de días (51) expresado por la SIS. El promedio de días para los casos arbitrales fue de 74, para el de los administrativos 48. • Al preguntar por cuántos días demoraron efectivamente en resolver el caso, un 57% afirmó que un promedio de 99 días. Los casos que más demoraron en resolverse son los arbitrales con un promedio de 117 días. Los encuestados del nivel socioeconómico medio indican que, en promedio, se demoraron 121 días, y aquellos con mayores ingresos manisfestaron que el promedio eran 88 días. Esto debiera poner una luz de alerta sobre posibles inequidades en la atención y resolución de reclamos por parte del personal del SIS. • Un 48% de los encuestados considera que el plazo real que demoró la SIS en resolver su caso fue razonable, un 44% piensa que fue largo y sólo un 6% corto. Estos resultados son mejores que los obtenidos en una medición anterior (agosto-septiembre de 2006) (Chile, Superintendencia de Salud 2006). • Menos de la mitad de los encuestados, el 38%, expresa que le explicaron cómo 98 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES podía obtener información acerca del estado de su reclamo. La falta de orientación al respecto disminuye la capacidad de los ciudadanos que deriva de la existencia de un sistema de reparación. El sistema se diseñó originalmente para que los ciudadanos pudieran realizar el seguimiento de sus reclamos por teléfono e internet. • Se observan diferencias en la evaluación del sistema de reparación al analizar distintos segmentos de la muestra: en general, la evaluación que hacen los que tienen casos arbitrales es mejor que aquellos con casos administrativos; y sucede lo mismo al comparar entre aquellos reclamantes que obtienen una resolución a su favor y aquellas resoluciones a favor de la aseguradora. • Un aspecto positivo del sistema es la capacidad de la Superintendencia de Salud para comunicar las resoluciones de los reclamos a los titulares de derechos. Nueve de cada diez encuestados indicaron que la comunicación recibida de esta oficina era fácilmente comprensible; ocho de cada diez manifestaron que no era clara a la hora de comunicar los pasos que debían seguir para hacer efectiva la resolución y siete de cada diez pensaban que contenía argumentos sólidos que respaldaban la decisión. • Por último, aproximadamente un 60% de encuestados quedaron satisfechos con la resolución de su reclamo, un 40%, en cambio, quedaron insatisfechos. La satisfacción es mayor en los casos arbitrales, en los hombres, los entrevistados de mayor edad, los del NSE Alto y los afiliados a las Isapres. Merece estudiar más detallamente este asunto ya que podría revelar cierto nivel de prácticas discriminatorias para los jóvenes, las mujeres y los grupos con ingresos bajos o medios. Es preciso tener en cuenta que, independientemente de la resolución final, siete de cada diez reclamantes creían que merecía la pena presentar un reclamo y sólo tres de cada diez opinaban lo contrario. Fuente: Chile, Superintendencia de Salud 2007a Conclusiones El gobierno de Chile ha desarrollado un sistema integral con enfoque de derechos con garantías explícitas en acceso, calidad, oportunidad y protección financiera; ha establecido mecanismos de reparación adecuados; y se ha comprometido claramente con la mejora continua. Más que desarrollar servicios complementarios para la población más pobre, el sistema ha integrado a esta población en un sistema universal. En otras palabras, ha permitido que aquellos que re- IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 99 quieren un mayor apoyo puedan acceder a los bienes y servicios en las mismas condiciones que el resto de la población. En la primera encuesta de opinión llevada acabo tras la entrada en vigor de la reforma del sistema de salud, el 42% de los entrevistados creían que el GES había beneficiado principalmente a los afiliados al sistema público, y sólo el 32% consideraba que había beneficiado a toda la población. Dos años más tarde, el 53% de los entrevistados estaban convencidos de que el regimen de las garantías explícitas beneficiaba tanto a los usuarios de sistemas públicos como privados. El 31% seguía considerando que la reforma beneficiaba principalmente a los usuarios del FONASA (Chile, Superintendencia de Salud 2007a). Análisis más exhaustivos sobre el funcionamiento del GES facilitarán más información sobre los grupos que han sido más beneficiados por el programa y sobre los posibles efectos discriminatorios. Los resultados actuales, sin embargo, muestran un considerable impacto del GES sobre la cobertura de algunas de enfermedades prioritarias. Además de la innovadora perspectiva utilizada (estableciendo los servicios prioritarios y coordinando los distintos sistemas de salud), se pueden extraer varias lecciones políticas de la exitosa implementación del GES. La primera sería la coordinación política. Las negociaciones legislativas fueron pospuestas hasta despues de las elecciones del Congreso para evitar una mayor politización de las discusiones. El papel jugado por el partido Democracia Cristiana como negociador de los términos de la reforma con partidos de izquierda y derecha en el Congreso, significó que se tomaran en cuenta los intereses de todos los implicados y que la reforma se ajustara de manera acorde. El hecho de que el gobierno presentara una propuesta de reforma flexible, antes que forzar la aprobación de la misma, facilitó el consenso y puso de manifiesto su compromiso con una política sostenible. La discusión abierta de las alternativas presupuestarias y las expectativas de usar fuentes de financiamiento innovador reforzaron este compromiso. La estructura política del GES, en concreto en lo que se refiere a la codificación en formato legal de las responsabilidades institucionales y los procedimientos (incluso el financiamiento), fue de fundamental importancia para el correcto funcionamiento y la transparencia del sistema. Proporcionaba claridad al sistema completo, no sólo a los objetivos de la reforma, y aseguraba que todos los organismos implicados siguieran las normativas y regulaciones establecidas. Además, hizo posible la compleja coordinación entre el sector asegurador público y privado. También permitió establecer y verificar el mecanismo para la investigación, la negociación y la inclusión de nuevas afecciones, de manera que se reforzara la naturaleza progresiva de esta política. Por último, el mecanismo de reparación obtuvo un amplio reconocimiento bajo esta iniciativa, contrariamente a lo ocurrido en anteriores programas sociales en Chile o en la región. Junto con la definición de las garantías explícitas y las prestaciones, los mecanismos de reclamo y reparación distinguen el GES como una política con enfoque de derechos. No se asegura sólo de proporcionar protección jurídica a los derechos de salud, sino que además, el sistema de reparación administrativo (a través de las aseguradoras y de la Superintendencia de Salud) supone un proceso más rápido y asequible para los ciudadanos a la hora de reclamar sus derechos. Sin embargo, las cuestiones referentes a la información pública y la concienciación ciudadana sobre las prestaciones a las que tienen derecho son aún desafíos que es preciso superar a medida que el régimen se desarrolla. 100 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Para terminar, cabe citar algunas de las palabras del Ministro de Salud Osvaldo Artaza, que fue un actor clave en la aprobación de GES: “Un sistema de salud que se basa en la mera capacidad de compra o en visiones asistenciales de carácter paternalista, genera inequidad, ineficiencia y disímil calidad. Por el contrario, un sistema capaz de ofrecer una universalidad (básica y moderna) en las prioridades definidas, sobre la base del costo – efectividad, puede promover, de manera vigorosa, derechos humanos en salud (sustentables y ejercibles)” (...) “la garantía social del derecho a la salud, al igual que otras garantías sociales, sólo tiene sentido en una sociedad democrática. La democracia como sistema político se ha completado al ser concebida también como un sistema económico y social que permita, armónicamente, crecimiento y equidad, desarrollo económico y calidad de vida…” (Artaza 2002:6)12. IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 101 Anexo A. Tabla 5.A.1. Enfermedades incluidas en el GES, según la etapa de ampliación de la lista Primer régimen ( julio 2005-julio 2006) 1. Insuficiencia renal crónica terminal 2. Cardiopatías congénitas operables en menores de 15 años 3. Cáncer cervicouterino 4. Alivio del dolor por cáncer avanzado y cuidados paliativos 5. Infarto agudo del miocardio 6. Diabetes mellitus tipo I 7. Diabetes mellitus tipo II 8. Cáncer de mama en personas de 15 años y más 9. Disrafias espinales 10. Tratamiento quirúrgico de escoliosis en menores de 25 años 11. Tratamiento quirúrgico de cataratas 12. Endoprótesis total de cadera en personas de 65 años y más con artrosis de cadera con limitación funcional severa 13. Fisura labiopalatina 14. Cáncer en menores de 15 años 15. Esquizofrenia 16. Cáncer de testículo en personas de 15 años y más 17. Linfomas en personas de 15 años y más 18. Síndrome de la inmunodeficiencia adquirida VIH/SIDA 19. Infección respiratoria aguda (IRA) baja de manejo ambulatorio en menores de 5 años 20. Neumonía adquirida en la comunidad de manejo ambulatorio en personas de 65 años y más 21. Hipertensión arterial primaria o esencial en personas de 15 años y más 22. Epilepsia no refractaria en personas desde 1 año y menores de 15 años 23. Salud oral Integral para niños de 6 años 24. Prematurez 25. Trastornos de generación del impulso y conducción en personas de 15 años y más que requieren marcapaso Segundo régimen ( julio 2006-julio 2007) 1. Colecistectomía preventiva del cáncer de vesícula en personas de 35 a 49 años 2. Cáncer gástrico 3. Cáncer de próstata en personas de 15 años y más 4. Vicios de refracción en personas de 65 años y más 102 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES 5. Estrabismo en menores de 9 años 6. Retinopatía diabética 7. Desprendimiento de retina regmatógeno no traumático 8. Hemofilia 9. Depresión en personas de 15 años y más 10. Tratamiento quirúrgico de la hiperplasia benigna de la próstata en personas sintomáticas 11. Ortesis (o ayudas técnicas) para personas de 65 años y más 12. Accidente cerebrovascular isquémico en personas de 15 años y más 13. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica de tratamiento ambulatorio 14. Asma bronquial moderada y severa en menores de 15 años 15. Síndrome de dificultad respiratoria en el recién nacido Tercer régimen ( julio 2007-julio 2008) 1. Tratamiento médico en personas de 55 años y más con artrosis de cadera y/o rodilla, leve o moderada 2. Hemorragia subaracnoidea secundaria a ruptura de aneurismas cerebrales 3. Tratamiento quirúrgico de tumores primarios del sistema nervioso central en personas de 15 años y más 4. Tratamiento quirúrgico de hernia del núcleo pulposo lumbar 5. Leucemia en personas de 15 años y más 6. Urgencia odontológica ambulatoria 7. Salud oral integral del adulto de 60 años 8. Politraumatizado grave 9. Atención de urgencia del traumatismo craneoencefálico moderado o grave 10. Trauma ocular grave 11. Fibrosis quística 12. Artritis reumatoide 13. Consumo perjudicial y dependencia del alcohol y drogas en personas menores de 20 años 14. Analgesia del parto 15. Gran quemado 16. Hipoacusia bilateral en personas de 65 años y más que requieren uso de audífono. Fuente: Chile, Ministerio de Salud (http://www.redsalud.gov.cl/gesauge/ges.html ) Nota: GES: plan de Garantías Explícitas de Salud Reforma general Garantía Marco institucional Instituciones regionales - 13 secretarias ministeriales regionales de salud. - Oficinas regionales de la Superintendencia de Salud. Instituciones nacionales: - Ministerio de Salud (MINSAL). - Superintendencia de Salud (gestionada de forma independiente al Ministerio de Salud). - Subsecretaría de Salud Pública. - Ministerio de Hacienda. - Consejo Consultivo del GES. Aseguradoras - DTO 68/06 Fija cobertura finan- Isapres ciera mínima del GESDS. 136/05 Re- FONASA glamento que establece normas sobre la efectividad del GES y la Instituciones locales cobertura financiera adicional. - Red de centros de atención sa- D.S. 369/85 Regula el sistema nitaria primaria para asegurados público de salud. de las Isapres. - Resolución Exenta 1052a regula los - Red pública de centros de exámenes de medicina preventiva. atención sanitaria primaria. - DTO 594/99 Establece condiciones sanitarias y ambientales básicas en los lugares de trabajo. - DS 228/05 determina las garantías cubiertas en salud según la ley del GES (publicado en el Diario Oficial de la República de Chile en enero de 2006). - Ley 19.966 Establece el GES. - DFL 725/67 Código Sanitario (regula el fomento, protección y recuperación de la salud). - DFL 1/2005 Establece el sistema público y privado de salud. - Artículo 19 Nº9 de la Constitución: garantiza el derecho a la protección de la salud. Marco legal - Procedimientos para el cumplimiento de las garantías explícitas bajo el GES. - Sistema operativo de mediación y reparación. - 56b enfermedades, con los manuales clínicos correspondientes y garantías explícitas de acceso, calidad,c oportunidad y protección financiera. Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 103 Acceso Garantía Este decreto supremo define en detalle los servicios a los que los pacientes tienen derecho, en relación al diagnóstico, tratamiento y seguimiento de cualquiera de las afecciones especificadas en la lista. Ningún otro servicio médico está garantizado de esta manera, excepto cuando se requiera en el contexto de las afecciones reconocidas en el decreto. Cualquier paciente con alguna de las patologías especificadas en el DS 44 puede acceder al GES y a los servicios médicos especificados en él. La Ley 19.966 define la garantía de acceso como una obligación de FONASA y de las Isapres para asegurar la provisión del servicio garantizado a todos los usuarios que padecen las enfermedades establecidas por ley (DS 170 de 2005, que establece 25 afecciones; DS 228 de 2006 que añade 15 más y DS 44 de 2007 que amplía a 16 dolencias más) y declara que la misma garantía se debe aplicar para todos los servicios. Marco legal Se crearon 56 programas de salud para corresponder a las 56 enfermedades reconocidas por el GES. Los servicios comprendidos en cada programa se proveyeron por operadores públicos o privados. Marco instrumental - FONASA incluye todos los centros de salud públicos y algunos privados que forman parte del GES. Incluye centros de atención primaria, centros de salud familiar, servicios de urgencia primaria, hospitales y servicios de urgencia en hospitales públicos. La red FONASA cubre todas las ciudades y pueblos y gran parte de los asentamientos rurales. Sector público: Los servicios reconocidos por el GES se proveen a través de la red de proveedores ya existente; se acude primero a los centros de salud primaria y posteriormente, a las instituciones secundarias o terciarias correspondientes, según la complejidad de la patología. A los asegurados en FONASA se les debe remitir desde los centros de salud primarios donde están registrados. En caso de urgencia, los usuarios del FONASA pueden acudir a la red primaria o a las unidades de urgencias de los hospitales públicos. Sector privado: Los asegurados de las Isapres, al presentarse con el diagnóstico de su médico en su institución, serán Aseguradoras regionales o locales: asignados a un proveedor de servicios perteneciente a la red de proveedores de salud del GES. Los servicios del GES se proveen Las garantías explícitas asociadas al régimen (por a través de los sistemas privados ejemplo, protección financiera) no serán efectivas si y públicos ya existentes en el país: el servicio lo provee un operador que no pertenezFONASA e Isapres. ca a esta red. Institución central en la planificación y diseño del GES: - Consejo Consultivo del GES Instituciones nacionales: - Ministerio de Salud (MINSAL) - Ministerio de Hacienda Marco institucional Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) 104 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Acceso Garantía La provisión continua de los servicios depende de la permanencia del usuario como paciente de una dolencia especificada legalmente y conforme a los procedimientos establecidos. El acceso al GES no es automático para los usuarios de FONASA o de las Isapres. Se debe solicitar específicamente y se provee por el operador que FONASA o las Isapres designen. Si no se sigue este procedimiento, los servicios se proveerán según el régimen general de salud (esto es, sin estar sujeto a las normas explícitamente garantizadas por el GES). Los usuarios de FONASA sólo pueden acceder a los servicios a través de su red de proveedores correspondiente, en los centros de atención sanitaria primaria. Los usuarios de las Isapres pueden acceder a los servicios garantizados a través de un proveedor determinado por su aseguradora. Marco legal Proveedores locales Personas físicas: facultativos médicos que están autorizados individualmente para ofrecer atención médica en sus respectivas zonas (están presentes en todas las comunidades del país). Instituciones: centros de salud, como hospitales, clínicas, consultas, laboratorios u otros centros médicos; la red de asistencia primaria cubre todas las comunidades del país; la red de hospitales para atender casos más especializados tiene una cobertura más limitada; los centros privados están presentes sólo en las grandes áreas urbanas. - Los asegurados en las Isapres reciben los servicios del GES a través de una red de proveedores asociados, que incluye centros profesionales de salud con los que las Isapres han firmado acuerdos específicos sobre los servicios del GES. Estos centros están situados en todas las localidades y municipios del país. Marco institucional Como indicó el ministro de Salud, los protocolos clínicos son recomendaciones generales que contienen las mejores experiencias conocidas sobre cómo enfocar cada afección establecida en el GES. Sin embargo, considerando la complejidad de los tratamientos asociados con algunas de las patologías reconocidas, y la constante evolución de la investigación y el conocimiento clínico, estas recomendaciones están sujetas a actualizaciones Tanto el sector privado como el público, deben seguir los mismos manuales y protocolos médicos para la provisión de los servicios del GES. El objetivo es proveer la atención adecuada, que incluya, entre otros, patrones de diagnóstico, confirmación del diagnóstico, terapia y actividades de seguimiento según la patología. Estos manuales y protocolos no son obligatorios y no están financiados por la Superintendencia de Salud. Sin embargo, contienen recomendaciones sobre cómo deben estructurarse los servicios, lo que contribuye a mantener la calidad de los mismos. Son parte de la garantía de calidad. La red de salud primaria debe asegurar que es capaz de responder a los requisitos del régimen de las garantías explícitas para poder proveer los servicios adecuados en plazo y respectando las normativas de calidad establecidas. Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 105 La ley 19.966 del GES define la calidad como la provisión de servicios médicos por un proveedor registrado o acreditado, según las normas establecidas en la Ley 19.937 (sobre autoridades sanitarias), publicada en el Diario Oficial de la República de Chile el 24 de febrero de 2004. Calidad Marco legal Sin embargo, para algunos de los servicios del régimen (relacionados con la promoción, la prevención, los cuidados paliativos o la rehabilitación), se hace necesaria una definición más explícita del periodo durante el cual los servicios están garantizados. Este periodo se especifica en algunos de los manuales médicos que describen las patologías. Acceso Garantía Instituciones reguladoras de ámbito nacional: El Ministerio de Salud es el responsable de formular y controlar la política de salud, que incluye, entre otras responsabilidades, el establecimiento de las normativas mínimas que todas las instituciones de salud (hospitales, clínicas, y todo tipo de centros de salud) Marco institucional La Ley 19.966 indica que, para cumplir con las normativas de calidad, deben establecerse dos instrumentos complementarios: uno para los proveedores institucionales (establecimientos de salud) y otro para los proveedores individuales. Aunque estos instrumentos no han entrado aún en vigor, se está llevando a cabo el proceso de implantación de los siguientes: - Sistemas de acreditación para proveedores institucionales: la acreditación se define, por ley, En 2004, el Ministerio de Salud publicó 17 documentos de trabajo conocidos como “Protocolos de atención”. Para finales de 2005, se publicaron un total de 25 guías clínicas, incluyendo las 17 iniciales, correspondientes a las 25 patologías incluidas en la primera etapa del GES, en vigor desde julio de 2005. En 2006, se publicaron 15 guías adicionales, correspondientes a las nuevas patologías incluidas a través del DS 228. Así se alcanzaron las 40 enfermedades bajo el GES. En 2007, se publicaron 16 guías más, sobre las nuevas patologías del decreto 44 de 2007, y se revisaron algunas de las guías anteriores. continuas. Por esta razón, se consideran como ejemplos de “mejores prácticas” pero en ningún momento sustituyen el conocimiento médico en casos particulares. Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) 106 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Calidad Garantía Marco institucional deben respetar, de tal manera que los servicios cumplan las normas de calidad requeridas y garanticen la seguridad del paciente. Instituciones fiscales nacionales y regionales: - La Superintendencia de Salud es responsable del financiamiento requerido para el proceso de acreditación y certificación. El Manual de Acreditación de Pres- Entidades de certificación y acretadores Institucionales se publicó ditación nacionales: el 3 de julio de 2007 (DS 15). Sin La certificación y acreditación de embargo, no está aún en vigor, por los proveedores incluidos en el lo que la garantía de calidad del GES la realizará una agencia nacioGES no está sujeta a reparación. nal independiente, como: - Agencias de certificación para proveedores individuales, públicas o privadas, como las universidades; debidamente autorizadas por el Ministerio de Salud - Agencias de acreditación de proveedores institucionales, públicas o privadas, autorizadas por la Superintendencia de Salud para garantizar la acreditación de los proveedores según la regulación establecida. La ley 19.966 también especifica que la garantía de calidad estará sujeta a reparación cuando el sistema de certificación, acreditación y registro de la Superintendencia de Salud entre en vigor. Actualmente, la garantía de calidad no está aún plenamente implantada. Marco legal como la evaluación periódica del cumplimiento de las normativas mínimas de salud, según el tipo de institución y la complejidad de los servicios. - Un sistema para certificar a los profesionales de especialidades y subespecialidades médicas: la certificación se define como el proceso de reconocimiento de que un profesional domina una serie de conocimientos y posee la experiencia necesaria en un área médica determinada que lo faculta para ejercer esa especialidad. Actualmente, es el proveedor de servicios el que aplica voluntariamente estos dos instrumentos. Sin embargo, la ley indica que deberán ser obligatorios para todos los servicios en el GES cuando estén plenamente operativos. Además, bajo el enfoque GES se contemplan los siguientes mecanismos para asegurar la calidad: - Instrumentos y procesos para la evaluación, relacionados con los procesos de certificación y acreditación, llevados a cabo por entidades de evaluación independientes. - Registro de los proveedores de salud pública, con la siguiente información actualizada: a. Todos los proveedores de salud individuales certificados b. Todos los proveedores de salud institucionales acreditados Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 107 Instituciones de implantación de ámbito local: • Establecimientos de salud públicos o privados, asignados según un acuerdo formal, para proveer los servicios establecidos en el GES. Instituciones de coordinación de ámbito regional o local: • FONASA y las Isapres son los encargados de implantar los procedimientos requeridos para cumplir con la garantía legal de oportunidad. El marco instrumental consiste en un conjunto de mecanismos de supervisión y control a través de los cuales la Superintendencia de Salud asegura que FONASA y las Isapres cumplen con sus obligaciones según el GES. El mecanismo o instrumento más importante en lo que concierne a la garantía de oportunidad es el Sistema de Información para la Gestión de las Garantías Explícitas en Salud, que facilita la información de cada paciente del GES a través de internet. A través de este sistema pueden controlarse los servicios provistos al paciente, incluso los tiempos de espera y otros datos médicos. Los médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud son los responsables de la actualización de esta base de datos. El sistema permite, por tanto, el control y seguimiento oportuno de las listas de espera. La aplicación permite también avisar cuando se está cerca de agotar los plazos máximos, de tal manera que pueden llevarse a cabo acciones apropiadas. Además, este sistema facilita también la gestión financiera del GES. Instituciones reguladoras de ámbito nacional: • La Superintendencia de Salud regula los procedimientos que deben cumplir FONASA y las Isapres conforme a las leyes del GES. La Ley 19.966 define la garantía de oportunidad como el máximo tiempo de espera para recibir un servicio, establecido por el decreto que regula la provisión de dicho servicio. El funcionamiento de esta garantía implica: 1. Establecimiento de un periodo de espera razonable para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la dolencia establecida en el GES, durante el cual el proveedor médico debería suministrar los servicios específicos. 2. En caso de que el proveedor no cumpla con los periodos especificados en el respectivo decreto, el paciente puede reclamar a su aseguradora (FONASA o ISAPREs), que deberá asignarle un nuevo proveedor en el plazo de Marco instrumental Oportunidad Marco institucional La institución a cargo de la certificac. Instituciones de certificación de especialidación y acreditación debe mantener des y subespecialidades médicas una lista de proveedores que hayan d. Instituciones de acreditación de los proveesido certificados o acreditados y dores institucionales. que hayan pasado las evaluaciones requeridas recientemente. Marco legal Calidad Garantía Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) 108 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES dos días hábiles. Recientemente, se han puesto en marcha canales alternativos para estos reclamos: oficinas de información, reclamos y consejos, una página web y un servicio de atención telefónica. 3. Si FONASA o las Isapres no remiten al paciente a un nuevo proveedor o éste no es capaz de proveer del servicio requerido, el usuario podrá reclamar a la Superintendencia de Salud, que será responsable de asignar un tercer proveedor en el plazo de dos días hábiles. La normativa del régimen establece que la garantía de oportunidad puede suspenderse por un mes o más en caso de una epidemia grave o una amenaza de salud que requiera atención urgente. La Ley 19.996 define la protección financiera como la declaración de que el gasto extra que el usuario debe abonar por el servicio no puede exceder el 20% del precio de mercado, según lo determinado por el Ministerio de Hacienda. Protección financiera Marco legal Oportunidad Garantía Instituciones aseguradoras de ámbito nacional: - FONASA cubre todos los costos de los servicios del GES para los grupos A y B (aquellos asegurados con menores ingresos), como se describe en el artículo 29 de la Ley Marco institucional Un sistema definido de contribuciones, exenciones y beneficios adicionales, determinados según el nivel de ingresos del beneficiario y del costo de los servicios. Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 109 Protección financiera Garantía (Algunos usuarios están exentos del copago, como se explica abajo) El DS 44 incluye una lista detallada de los servicios cubiertos con sus costos respectivos y la contribución requerida por el usuario para cada una de las enfermedades contempladas en el GES. El régimen cubre el costo total de los servicios para los beneficiarios de FONASA con menores ingresos (grupos A y B), para todas las personas incluidas en el Programa de Reparación y Atención Integral de Salud y Derechosd, los trabajadores de la salud y los ciudadanos mayores de 65 años (es decir, estos usuarios no contribuyen a los servicios). El GES también incluye el beneficio de una “cobertura financiera adicional” para cubrir los costos en los casos en los que el importe del copago excede el equivalente a 29 mensualidades relativas a las contribuciones de los asegurados de lasIsapres y del grupo D de FONASA (clase media), o de 21 mensualidades cuando el usuario pertenece al grupo C de FONASA. Marco legal 18.469. También ofrece financiamiento adicional para los grupos C y D (ingresos medios y mediosbajos), según dicho artículo; tal y como se establece en el Título IV de la Ley 18.469. - Las Isapres están obligadas a asegurar la provisión de servicios y la cobertura financiera considerada mínima por el FONASA en su “modalidad de libre elección (MLE)e” tal y como establece la ley. Marco institucional Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) 110 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Marco legal La Ley 19.996 prevé que todos los beneficiarios del GES puedan reclamar los servicios, en primer lugar, a su aseguradora. Si la aseguradora no cumple con sus obligaciones, los usuarios podrán presentar reclamos contra FONASA o las Isapres en la Superintendencia de Salud, según el DL 1 de 2005. Al mismo tiempo, la ley permite a los asegurados del GES presentar reclamos a la Intendencia de Fondos y Seguros Previsionales de Salud, perteneciente a la Superintendencia de Salud, que puede actuar como árbitro en la resolución de conflictos si el caso no se resuelve, a través de un proceso de intermediación. Asimismo, existe un marco normativo específico (por ejemplo, relativo a la ausencia de suministro de servicios en el caso de FONASA o de una atención negligente en Garantía Mecanismos de reparación Mecanismos de reparación administrativos: Protocolos que establecen los procedimientos y plazos para archivar, procesar y resolver los reclamos. Marco instrumental Mecanismos de reparación extrajudiciales: mediación Reglamento de mediación por reclamos en contra Segundo paso: instituciones de prestadores institucionales públicos de salud o que reciben reclamos y proveen sus funcionarios y prestadores privados de salud. soluciones de ámbito regional y En el caso de prestadores privados, la mediación nacional: debe ser facilitada por mediadores acreditados por la La Superintendencia de Salud recibe los reclamos y, en caso de Superintendencia de Salud. La mediación es gratuita. incumplimiento, puede suspender La Superintendencia de Salud es responsable del la autorización de un proveedor mantenimiento de una lista integrada de mediadode salud para facilitar los servicios res acreditados. contemplados bajo el GES o bajo La mediación se inicia presentando un reclamo en el la “modalidad de libre elección Consejo de Defensa del Estado (contra el provee(MLE)” de FONASA. dor de salud público) o en la Superintendencia de salud (contra un proveedor privado). Tercer paso: instituciones que El plazo para completar el proceso de mediación no regulan la intermediación: puede exceder los 60 días, contando 3 días después (se recurre a ellas cuando los de que la notificación de reclamo se envíe al proveemencionados mecanismos de reparación fallan o cuando el dor de salud. Este periodo se puede extender por Primer paso: instituciones que reciben reclamos y proveen soluciones de ámbito local: FONASA o las Isapres están obligados a llevar a cabo acciones para resolver los reclamos. Marco institucional Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 111 Marco legal el caso de las Isapres) cuando el incumplimiento es el resultado directo de las acciones llevadas a cabo: - Procedimientos de mediación establecidos en el artículo 43 de la Ley 19.966 - Reglamento de mediación por reclamos en contra de prestadores institucionales públicos de salud o sus funcionarios y prestadores privados de salud (publicadas en el Diario Oficial de la República de Chile el 23 de junio de 2005) El proceso de elaboración de las garantías explícitas indicado en la Ley 19.966 presupone una evaluación periódica (cada 3 años) y, si fuera necesario, una revisión de los servicios garantizados. Garantía Mecanismos de reparación Revisión continua La siguientes agencias participan en la definición y revisión de las garantías incluidas en el GES: - El Ministerio de Salud propone garantías explícitas basadas en la investigación y las evaluaciones disponibles. Cuarto paso: arbitrio judicial o juicio: (se recurre a los tribunales si las medidas descritas previamente fallan) Tribunales de justicia. cliente no está satisfecho con la solución. Este mecanismo está disponible para todos los pacientes del sistema de salud, incluidos o no en el GES. Las demandas no pueden presentarse sin haber pasado antes por un proceso de intermediación). El Consejo de Defensa del Estado (para el sistema público) o la Superintendencia de Salud (para el sistema privado) designan los mediadores para cada caso. Marco institucional Las propuestas para nuevas garantías sociales o para modificar las existentes necesitan basarse en una investigación que determine un listado de prioridades de salud para el país y las intervenciones que se sugieren para lograrlo; la efectividad de las intervenciones propuestas; su contribución para lograr una vida más longeva o una mejor calidad de Reparación judicial: Según los criterios y procedimientos establecidos por el poder judicial. otros 20 días como máximo, de común acuerdo entre las partes. Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) 112 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Revisión continua Garantía Las garantías explícitas y sus modificaciones entran en vigor el primer día del sexto mes tras su publicación en el Diario Oficial de la República de Chile. En ciertas circunstancias, aclaradas en los decretos respectivos que regulan la garantía, las modificaciones pueden entrar en vigor en menos de seis meses. Marco legal - El Ministerio de Hacienda determina los recursos de los que dispondrá el Fondo Nacional de Salud (FONASA) y el importe que los ciudadanos aportarán cuando se definan inicialmente las garantías. - El Consejo Consultivo del GES controlará las actividades del Ministerio de Salud en los aspectos relacionados al análisis, evaluación y revisión de las garantías explícitas. Para completar sus funciones, el Consejo podrá usar otros estudios o investigaciones de colaboradores expertos de manera complementaria a los considerados por el Ministerio de Salud. - FONASA y las Isapres facilitarán la información solicitada por el Ministerio de Salud u otras entidades autorizadas, según la Ley, el GES u otros decretos relevantes, con el objetivo de favorecer el proceso de evaluación y revisión del régimen. Marco institucional Las investigaciones y estudios independientes que sirven de base a estas propuestas son de gran importancia puesto que aseguran que la selección de los servicios garantizados y las enfermedades cubiertas no estarán sujetos a discrecionalidad política, a pesar de que los servicios específicos provistos por el GES se determinan según el presupuesto que estipula el Ministerio de Hacienda. Después de que el Comité Consultivo evalúa la propuesta, se remite al Ministerio de Salud y al Ministerio de Hacienda para que la estudien y elaboren la propuesta final con el objetivo de enviársela al Presidente de la República. El Presidente emite el correspondiente decreto. La propuesta en su conjunto se discute entre los 9 miembros del Comité Consultivo del GES, el cual está compuesto por autoridades reconocidas en las áreas de medicina, salud pública, economía, bioética, derechos sanitarios y otras disciplinas relacionadas. vida; y, si es posible, un análisis costo-beneficio de la misma. Posteriormente, se verifica el costo por usuario de la propuesta a través de otros estudios. Marco instrumental Anexo B. Tabla 5.B.1. Aspectos legales, institucionales, instrumentales y financieros del GES en Chile (continuación) IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 113 a. Resolución Exenta es aquella exenta del control de la agencia gubernamental responsable del seguimiento del gasto público administrativo. b. La Presidenta Michelle Bachelet se ha comprometido a incluir un total de 80 afecciones en el GES. Además de las 56 en vigor, se está barajando la posibilidad de incluir otras 7 enfermedades, que están ya bajo investigación e implantación. c. La garantía de calidad está aún en proceso de implantación. Su funcionamiento requerirá la creación y puesta en marcha de un nuevo sistema para regular la certificación, la acreditación y el seguimiento de ambos procedimientos, para todos los profesionales médicos e instituciones relacionadas con los servicios del GES. El diseño de este nuevo marco y el desarrollo de las instituciones necesarias para implantarlo y mantenerlo es un proceso lento y costoso. Además, el Ministerio de Salud debe ser cauto al introducir nuevas normativas de calidad y certificación, de tal manera que los profesionales médicos no las perciban como amenazas. La puesta en marcha de la sub-garantía de calidad se ha retrasado también por las negociaciones referentes a los protocolos y los manuales clínicos que tratan las normativas de calidad y buenas prácticas de los servicios asegurados por el GES. Originalmente, estos protocolos se diseñaron para su uso como punto de partida en los procesos de reclamo de la sub-garantía de calidad. Sin embargo, las organizaciones de profesionales médicos se opusieron tajantemente al uso de estos manuales y sugirieron que éstos no debían interferir en el juicio del facultativo en cada caso particular. Actualmente, estos manuales se han creado y se han dado a conocer como “buenas prácticas” de la comunidad de profesionales de la salud. El sistema de acreditación y certificación está cercano a entrar en funcionamiento. A pesar de que la sub-garantía de calidad no se ha implantado aún plenamente como se pretendía, los avances descritos han resultado muy relevantes y, en general, han tenido un impacto positivo en los cuidados médicos. d. Esto incluye a la población reconocida como víctima del régimen militar por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación o por la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (según la Ley 19.123) o a sus cónyuges, progenitores, madres de hijos biológicos, familiares o niños menos de 25 años (o de cualquier edad en caso de que sufran alguna discapacidad). e. FONASA ofrece a sus asegurados una modalidad de atención institucional (MAI) o una modalidad de libre elección (MLE), o ambas. Bajo la primera opción, los usuarios debían estar registrados en un centro de salud primaria, a través del cual podían ser derivados a centros especializados dentro del sistema público, según las necesidades. Esta opción estaba disponible para todos los usuarios de FONASA. Bajo la segunda opción, los usuarios podían acceder a cualquier centro de salud pública (incluso los centros privados afiliados a FONASA) y podían elegir a sus médicos. Esta opción es accesible para los grupos B, C y D (esto es, para cualquiera menos los pertenecientes a los grupos de asegurados con menor nivel de ingresos). Fuente: Recopilación del autor. Notas: FONASA: Fondo Nacional de Salud; Isapres: institución privada de seguro médico; DFL: Decreto con fuerza de ley; DTO: decreto; GES: Régimen de Garantías Explícitas en Salud; DS: Decreto Supremo. 114 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 115 Marco financiero de GES A continuación presentamos un presupuesto consolidado para el GES entre 2002 y 2006 (tablas 5.B.2 y 5.B.3). Lamentablemente, no muestra los cambios presupuestarios efectuados al introducir las dieciséis nuevas afecciones en julio de 2007, que amplió la lista de cuarenta a cincuenta y seis. En el periodo de 2002 a 2006, se asignaron un total de 1.350 millones de dólares estadounidenses al nuevo régimen de salud. El 51% de esta cifra se asignó sólo en el año 2006 debido al financiamiento de las quince nuevas enfermedades y al aumento general de la inversión. Por tanto, existen importantes diferencias entre el nivel de gasto del GES en sus años iniciales y los años posteriores, 2004-2006. Puesto que esta política se diseñó para ser ampliada progresivamente, también lo fueron los recursos que se le asignaron. Entre 2002-2003 y 2004-2006, el gasto en el GES ha aumentado más de un 100%. Las cifras de gasto del GES provienen de los presupuestos de las instituciones relacionadas, puesto que no existían centros de costes para poder hacer un análisis más exhaustivo de cada área operacional del régimen. Esta es una de las limitaciones al presentar los costos operativos del programa. La información fiscal que se presenta aquí está basada en un análisis de carácter oficial llevado a cabo por la Fundación Superación de la Pobreza, con la información facilitada por la Dirección de Presupuestos, Ministerio de Hacienda. Tabla 5.B.2. Gasto en el GES basado en las asignaciones presupuestarias Cifras presentadas en millones de dólares estadounidenses de 2006 2002a Producto Gasto Equipamiento (compra más mantenimiento durante 7 años) n.a. Personal 35,2 Personal adicional requerido por GES n.a. Total 35,2 2003 Producto Gasto Equipamiento (compra más mantenimiento durante 7 años) n.a. Personal 53,3 Personal adicional requerido por GES n.a. Total 53,3 2004 Producto Gasto Equipamiento(compra más mantenimiento durante 7 años) 14,7 116 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Personal 138,9 Personal adicional requerido por GES 18,0 Total 171,6 2005 Producto Gasto Equipamiento (compra más mantenimiento durante 7 años) 30,3 Personal 387,5 Personal adicional requerido por GES 2,6 Total 420,4 2006 Producto Gasto Equipamiento (compra más mantenimiento durante 7 años) 37,6 Personal 673,9 Personal adicional requerido por GES 8,3 Total 719,8 Fuente: Fundación Superación de la Pobreza, basado en los datos suministrados por la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda. Notas: n.a.: no aplica a. Este análisis presupuestario comienza en 2002 puesto que el plan piloto de las garantías explícitas comenzó con 3 enfermedades en ese año y fue gradualmente ampliado a 5 en 2003 y a 17 en 2004. No fue hasta el 1 de julio de 2005 que entró en vigor el primer decreto del GES, en el que se incluían 25 afecciones. Tabla 5.B.3 Ámbitos de gasto en el presupuesto del GES en función de las asignaciones Cifras presentadas en millones de dólares estadounidenses de 2006 Año Gasto (millones de USD) Variación anual del gasto (%) Proporción sobre el total de gasto (%) Proporción del gasto institucional total (%) 2002 35,2 n.a. 0,2 0,8 2003 53,3 51,4 0,4 1,1 2004 171,6 222,2 1,1 3,2 2005 420,4 144,9 2,5 7,5 2006 719,8 71,3 4,1 11,1 Fuente: Fundación Superación de la Pobreza Fuentes de financiamiento: - Apoyo presupuestario - Contribución obligatoria por parte de los trabajadores (un mayor número de trabajadores contribuirán y una mayor proporción de las contribuciones se destinarán al GES a la vez que se amplía el número de enfermedades cubiertas y que aumenta el importe de las contribuciones obligatorias) IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 117 - Mejoras en el sistema de salud y en el sistema financiero que promuevan mayor eficiencia en la recaudación de las contribuciones ciudadanas y en la reasignación de los recursos públicos. Tradicionalmente, las contribuciones al sistema de salud se han recaudado a través de la deducción obligatoria de los sueldos de los trabajadores, y el empresario los depositaba en FONASA o en las Isapres. Sin embargo, el gran número de trabajadores informales, auto empleados y microemprendedores (muchos de los cuales no pagan sus contribuciones pero acceden al sistema de salud) han puesto en peligro el sistema. Para paliar esta situación el gobierno introdujo incentivos, contribuciones voluntarias y otros mecanismos legales para fomentar la formalización de las contribuciones de los trabajadores informales. - Crecimiento económico que ayudaría a aumentar los salarios y el empleo y, por tanto, el importe total de las contribuciones ciudadanas. Condiciones: - El aumento del presupuesto estatal dedicado a FONASA es equivalente al costo de las nuevas actividades de salud que requiere financiar, o es proporcional al incremento de las contribuciones requeridas para los grupos de bajos ingresos (Artículo 14 de la Ley del GES). Notas 1. El GES (Régimen de Garantías Explícitas en Salud) se conoce también como el Plan AUGE (Plan de Acceso Universal y Garantías Explícitas). 2. Un ejemplo es la reforma del sistema de pensiones considerada por el gobierno de la Presidenta Michele Bachelet. 3. La Concertación de Partidos por la Democracia, más conocida por la Concertación, es una alianza de partidos políticos de centro izquierda fundada en 1988. Ha ganado todas las elecciones presidenciales en Chile desde la vuelta a la democracia en 1990. Los miembros de la Concertación son, entre otros, Democracia Cristiana, el Partido por la Democracia, el Partido Radical Social Demócrata y el Partido Socialista. 4. Figueroa (1998) indica que la morbilidad y la mortalidad por tuberculosis están directamente asociadas a factores socioeconómicos. La realidad actual nos muestra que en los servicios de salud con tasas de indigencia de un 8,5% de la población y de un 20,1% de pobreza, los índices de mortalidad por tuberculosis ascienden a 5,5 por cien mil habitantes, las tasas de morbilidad por tuberculosis en todas sus formas a 56,6 por cien mil y de tuberculosis pulmonar bacilifera a 31 por cien mil. En cambio, en los servicios de salud con tasas de indigencia de un 3,4% y de un 10% de pobreza, los índices de mortalidad sólo Ilegan al 2,9 por cien mil, las tasas de morbilidad en todas sus formas al 26,2 por cien mil y la tasa de morbilidad por tuberculosis pulmonar bacilifera sólo es de 10,8 por cien mil. En otras palabras, donde hay más pobreza la mortalidad por tuberculosis es el doble y la morbilidad el triple que donde hay menos pobres. Allende (2005) también indica que las tasas de mortalidad por tuberculosis entre aquellos que desempeñan trabajos manuales en Chile son mayores que las que existen entre otro tipo de trabajadores. 5. Excepto en el caso del impuesto sobre el valor añadido, los incrementos impositivos no fueron aprobados. Sin embargo, se introdujeron mejoras para fomentar la eficiencia de la recaudación fiscal. 6. La Ley 19.882 y la Ley 19.888 (ambas aprobadas en 2003) regulan, respectivamente, la nueva política de personal para los empleados públicos y el financiamiento de la reforma de salud. La Ley 19.966 (aprobada en 2004) establece el GES. 118 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES 7. Por ejemplo, el FONASA tiene cuatro grupos de afiliados (A, B, C y D). El grupo A corresponde al de menor ingresos, y el D al de mayor, dentro de los afiliados al sistema público. Tradicionalmente y previo a la entrada en vigor del GES, estos grupos tenían diferentes obligaciones contributivas: el grupo A estaba exento de contribuciones y gastos extras; el grupo B pagaba las contribuciones pero estaba exento de los copagos; grupo C pagaba contribuciones y ciertos copagos preestablecidos y el grupo D pagaba contribuciones y gastos extras mayores que el grupo C. Los grupos con mayor ingreso asegurados en FONASA corresponden a los quintiles tres y cuatro de la población. El quintil cinco está, normalmente, asegurado en el sistema privado. Bajo el GES los grupos A y B están exentos de cualquier costo a lo largo de todo el tratamiento o de cualquier aportación requerida. 8. La Dirección de Presupuestos, que depende directamente del Ministerio de Hacienda, es la responsable de la asignación de recursos para los ministerios y los programas. Entre sus responsabilidades se incluye la realización de evaluaciones del gasto y el control del cumplimiento de los compromisos y objetivos de los programas financiados. 9. Estas cifras fueron calculadas en base al presupuesto asignado a comienzos de cada año, con ciertos ajustes, y conforme a leyes especiales. Obtenidos de una serie homogénea, basada en los cambios presupuestarios de la Central Nacional de Abastecimiento (http://www.cenabast. cl/ingles/links2.html) y el Fondo Único de Prestaciones Familiares. Ver también la presentación de la Organización Panamericana de la Salud (http://www.paho.org/English/AD/DPC/ NC/global-health-08-chile.pdf). Las cifras presentadas incluyen sólo la línea de gasto presupuestario y no consideran el servicio de la deuda, las inversiones financieras o el balance final. 10. La compañía Criteria Consulting llevó a cabo el estudio. Recurrió tanto a entrevistas con usuarios como a encuestas en hogares. El estudio incluyó 1.227 adultos, hombres y mujeres (a partir de 18 años), que representaban diferentes grupos socioeconómicos y usuarios de FONASA y de las Isapres, residentes en Santiago y sus alrededores así como en otras regiones del país. 11. El estudio lo llevó a cabo la agencia consultora Datavoz, con una muestra de 1.034 personas entrevistadas en su casa. Se usó un método de muestreo probabilístico con un ±3% de margen de error, y un 95% de nivel de confianza. En la muestra se incluyeron usuarios de FONASA y de las Isapres. 12. El gobierno de la Presidenta Bachelet se comprometió a ampliar la lista de enfermedades incluidas en el GES desde 56 a 80. Como se mencionó previamente, se está llevando a cabo la investigación y planificación para incluir siete nuevas afecciones en la lista. El Consejo Consultivo del GES ha señalado la importancia de incluir garantías para la promoción de la salud pública (por ejemplo, servicios psicológicos, fisiológicos y nutricionales). IMPLEMENTACIÓN DE GARANTÍAS SOCIALES: EL RÉGMEN DE GARANTÍAS EXPLICITAS EN SALUD DE CHILE 119 Bibliografía Abel, Christopher y Colin M. Lewis. 2002. “Exclusion and Engagement: A Diagnosis of Social Policy in Latin America in the Long Run”. En Exclusion and Engagement: Social Policy in Latin America, ed. Christopher Abel y Colin M. Lewis, 3–53. Londres: Institute for the Study of the Americas, University of London (Instituto para el Estudio de las Américas, Universidad de Londres). Aguilera, Ximena, Claudia González, Andrea Guerrero, Paula Bedregal García, Vivian Milosavijevic, Marisol Rivera, Jeannette Vega, Judith Salinas, Fernando Otaíza, Francisco Espejo y Consuelo Espinosa. 2002. “Objetivos sanitarios para la década 2000–2010”. El Vigía 5 (15). http://epi.minsal.cl/epi/html/elvigia/vigia15.pdf (último acceso 8 de marzo de 2009). Allende, Salvador. 2005. “La Realidad Medico-Social Chilena”. 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La Constitución de 1996 ha fomentado una cultura en la que se consideran las oportunidades y los reclamos como un derecho, así como una “cultura de responsabilidad” por parte del gobierno cuando éste fracasa a la hora de asegurar este acceso. Los ámbitos en los que se han puesto las mayores esperanzas para el cambio social son los de la vivienda y los servicios de salud. Podría decirse que el apartheid causó algunas de las mayores injusticias en esos sectores. Durante dicho período se adoptaron y pusieron en práctica una serie de leyes y políticas discriminatorias y de segregación racial, que significaron la desposesión y expulsión de sus tierras a las poblaciones negras; el desahucio brutal de sus casas; y la instalación de forma inhumana en zonas remotas, delimitadas según criterios raciales, fuera de los límites de las ciudades y lejos de las actividades económicas. El legado que dejaron dichos actos puede verse claramente en la distribución residencial del país. La mayoría de la gente de raza negra y pobre vive en zonas rurales que disponen de muy pocos recursos, en distritos segregados densamente poblados y en barrios marginales inhabitables; mientras que sus homólogos de raza blanca ( junto con un pequeño grupo de personas de raza negra de clase media) habitan zonas residenciales con suficientes recursos (los llamados barrios periféricos). Durante el apartheid, el sistema de atención médica de Sudáfrica también estaba dividido según la raza y la ubicación geográfica del paciente. Existían en total catorce organismos dedicados al sector de salud: diez de ellos eran bantúes y estaban destinados a las personas de raza negra; tres de ellos estaban reservados a cada una de las siguientes etnias: mestiza, india y blan121 122 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ca; y el último lo constituía el Ministerio de Salud Nacionali. El sistema de bantustanes (o áreas de reserva) tenía como objetivo garantizar que las personas de raza negra recibieran atención médica, pero ésta era de calidad inferior a la que se proporcionaba a las de raza blanca (Schneider, Barron y Fonn, 2007). El gasto del sector de la atención médica pública y privada se inclinaba desproporcionadamente en favor de la población de raza blanca. A la gente de raza negra que vivía en las reservas y distritos segregados se le negaba el acceso a las instalaciones sanitarias básicas, al suministro de agua potable y a otros aspectos de la salud pública. Asimismo, a estas personas se les privó del acceso a los servicios de atención médica en hospitales privados debido al color de su piel, emplazamiento geográfico o nivel de indigencia (Baldwin-Ragave, de Gruchy y London, 1999) y se les disuadió de cursar estudios en medicina. Esto tuvo como consecuencia una atención médica de primera categoría y bien equipada de medios para los blancos y unas instalaciones sanitarias abarrotadas, sucias y faltas de personal para los de raza negra. Como señaló Arthur Chaskalsonii 1, estas condiciones existían antes de la aprobación de la Constitución y en la esencia misma de nuestro orden constitucional reside un compromiso de afrontarlas y transformar nuestra sociedad en una en la que existan dignidad humana, libertad e igualdad 2. Por consiguiente, el gobierno del período posterior al apartheid tuvo que enfrentarse al enorme reto de la transformación, reconstrucción y desarrollo de un país que había sido destruido sistemáticamente, tanto por el sistema de organización social anterior como por el colonialismo. Por lo tanto, se garantizó constitucionalmente el derecho al acceso a la vivienda y a los servicios de atención médica para asegurar la reparación de los desequilibrios históricos. El acceso de toda la población a la vivienda y la atención sanitaria se establece como un derecho y no como un acto de caridad, de forma que es el derecho de la población a estos servicios sociales y bienes el que impulsa la transformación social. No es sólo la protección del derecho a la vivienda y los servicios de salud los que demuestran el compromiso de Sudáfrica para lograr una transformación social en estos ámbitos. El reconocimiento del principio de interdependencia de los derechos humanos se demuestra mediante el carácter integral de los derechos jurídicamente exigibles que se garantizan. La protección integral de estos derechos es especialmente importante, dados los antecedentes históricos de Sudáfrica. Dicha protección se basa en la noción de que los derechos humanos deben de tratarse de forma holística para salvaguardar el bienestar del ser humano (Liebenberg, 2006). Sin embargo, la característica más importante de la Constitución fue la exigibilidad de las disposiciones en materia de derechos socioeconómicos, las cuales permitieron a los tribunales jugar un papel significativo en el cumplimiento de dichos derechos, y de esta manera, contribuir al logro de la transformación social. Este capítulo se centra en el papel de los tribunales e intenta contestar a las siguientes preguntas: (1) ¿Cuál ha sido el papel de los tribunales en el cumplimiento de los derechos en material de salud y vivienda en Sudáfrica? (2) ¿En qué medida han influido las decisiones de i En inglés en el original: “National Department of Health”. ii En inglés en el original: “and a commitment to address them and to transform our society into one in which there will be human dignity, freedom and equality, lies at the heart of our constitutional order” EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 123 los tribunales en los cambios y políticas sociales? O dicho de otra forma, ¿han afectado dichas decisiones de alguna manera las vidas de la gente pobre, sin hogar o discapacitada? y (3) ¿Qué factores contribuyeron al relativo éxito de los tribunales? Sin embargo, antes de examinar el papel de los tribunales en el cumplimiento de estos derechos, sería útil hablar sobre las políticas referentes a la vivienda y la salud que predominaban antes de la adopción de la Constitución, para entender el legado del apartheid y marcar las pautas que es preciso seguir para lograr una transformación social desde un enfoque de derechos. Fundamentos de una política social basada en los derechos Justo después del final del apartheid en los años noventa, se produjeron importantes cambios que conllevaron una cultura cimentada sobre los derechos humanos y los principios democráticos en todas las facetas de la vida. El enfoque de derechos en materia de política social en Sudáfrica se puso de manifiesto por primera vez en 1994, cuando se adoptó el Programa de Reconstrucción y Desarrolloiii. Dicha política reconocía expresamente la vivienda y la atención médica como derechos humanos. De ese modo, el gobierno se veía obligado a proporcionar dichos servicios en consonancia con las normas estipuladas en materia de derechos humanos y bajo los principios democráticos de integración, participación y transparencia. El programa prestó especial atención a las necesidades básicas de la gente pobre, las mujeres, los niños y otros grupos vulnerables. Se trataba de la estructura normativa más integral que había adoptado el gobierno, elegido democráticamente y sentó las bases para la subsiguiente aprobación de diversas políticas sociales. Políticas en materia de vivienda Una política relevante desarrollada en el sector de la vivienda fue el Libro Blanco para la implantación de una nueva política y estrategia de vivienda en Sudáfricaiv. Los objetivos principales de dicho documento eran cuatro: (1) proporcionar vivienda a la gente sin hogar y reducir el hacinamiento, (2) mejorar la calidad de vivienda, a través del suministro de estructuras de diseño formal o simétrico (es decir, edificios), (3) aumentar la seguridad de la tenencia de una vivienda y fomentar la propiedad y (4) desarrollar “asentamientos humanos sostenibles”. Este Libro Blanco estableció las pautas que se debían seguir respecto al desarrollo de leyes, políticas y programas de vivienda de ámbito nacional3. Dicho documento pretendía, en primer lugar, abordar directamente la crisis de la vivienda a través de la creación de alojamientos subvencionados para las familias de bajos ingresos, tanto en régimen de alquiler como en propiedad. En segundo lugar, dicha política pretendía crear un entorno en el cual el mercado de la vivienda subvencionada pudiera funcionar con normalidad como parte de un mercado más amplio, el de la vivienda no subvencionada. El Plan de Subsidio de iii En inglés en el original: “Reconstruction and Development Programme”. iv En inglés en el original: “White Paper on a New Housing Policy and Strategy in South Africa” 124 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES la Viviendav, fue la política clave para hacer efectivo el derecho a una vivienda digna. Se adoptó en 1995 y proporcionó una subvención, consistente en un pago único, a aquellos beneficiarios con personas a su cargo, que ganaran menos de 3.500 randes al mes y que no hubieran tenido una vivienda en propiedad con anterioridad4. En los años posteriores a la adopción de la Constitución en 1996, los tribunales jugaron un papel clave en la evolución de las políticas de vivienda: un papel que analizaremos en detalle en las siguientes secciones de este capítulo. Políticas en materia de salud Antes de aprobar el Programa de Reconstrucción y Desarrollo, el Congreso Nacional Africano desarrolló el Plan Nacional de Salud (ANC, 1994)vi, que estableció las políticas y principios necesarios para conseguir una reforma radical del sistema de atención médica. A dicho plan le siguió el Libro Blanco para la transformación del sistema de salud de Sudáfricavii, que establecía la dirección, estrategias y ritmo de la reforma (Sudáfrica, Ministerio de Salud, 1997). Este Libro Blanco tenía como objetivo (1) unificar los diversos sistemas de salud, (2) dar prioridad a la atención primaria de salud y hacerla disponible y accesible para todo el mundo; (3) garantizar la disponibilidad de medicamentos básicos seguros y de buena calidad; (4) poner especial atención en las necesidades de los grupos vulnerables, como la población pobre, los ancianos, las mujeres y los niños; y (5) promover la participación de las estructuras comunitarias en lo que respecta a la prestación de servicios de atención médica. Las reformas comenzaron con el desmantelamiento del sistema de salud dividido en función de la raza. Los catorce organismos de la época del apartheid se unificaron en un sólo ministerio nacional y nueve dependencias de ámbito provincial. La Ley 61 de Salud Nacionalviii de 2003, que entró en vigor en 2005, se promulgó para llevar a cabo la reforma de los servicios de salud. Dicha ley facilitaba acceso gratuito a los servicios de atención médica del sector público a las mujeres y los niños. Asimismo, proporcionaba una protección especial a las personas que necesitaban tratamiento médico de urgencia, al declarar ilegal la denegación de dicho servicio. Un principio fundamental de los servicios de atención médica pública es el acceso universal a un conjunto de servicios de salud esenciales. El gobierno ha desarrollado un marco para la implementación de la atención médica a lo largo de un período de diez años. Este marco tiene como fin, entre otros, la creación de un sistema de salud descentralizado consistente en 50 regiones y 170 distritos de salud (van Rensburg, 2004) y la implicación de las comunidades en la planificación y organización de los servicios de atención médica. Tanto la asistencia médica pública, como el sistema de salud por distritos, requieren un cambio importante en la asignación de los recursos de atención sanitaria, lo que significa la superación de los prejuicios raciales y la segregación urbana existentes. El presupuesto en materia de salud se está trasladando de los hospitales universitarios y terciarios al sector sanitario público y al sistema de v En inglés en el original: “Housing Subsidy Scheme” vi En inglés en el original: “National Health Plan” vii En inglés en el original: “White Paper on the Transformation of the Health System of South Africa” viii En inglés en el original: “The National Health Act 61 of 2003” EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 125 salud por distritos. Desde 1996 hasta 1998, el financiamiento de los servicios hospitalarios se redujo en un 8,0% y el de los servicios de salud de distrito aumentó un 10,7% (van den Heever y Brijlal, 1997). Además, gracias a un valioso programa de construcción y renovación de clínicas, se fundaron alrededor de 500 instalaciones sanitarias nuevas en zonas rurales entre 1994 y 1999 (Abbott, 1997). El primer paso que tomó el gobierno hacia la mejora del acceso a los servicios de atención médica fue el decreto presidencial de 1994, que otorgaba atención médica gratuita en instalaciones públicas a las mujeres embarazadas y los niños menores de seis años (Sudáfrica, 1994). Desde entonces, el acceso gratuito a los servicios de atención médica primaria se ha extendido a toda la población (van Rensburg, 2004). Otra medida legislativa fue la Ley 92 sobre la libre elección para interrumpir el embarazo de 1996ix, que ha transformado el acceso a los servicios de aborto voluntario. El artículo 2(1) (a) de dicha ley permite la interrupción de la gestación a petición de la embarazada durante las primeras doce semanas. Aunque las mujeres que viven en zonas rurales aún se encuentran con problemas al intentar acceder a los servicios de aborto voluntario, dicho acceso, en general, ha aumentado en gran medida5. El contexto político precedente sentó las bases para lograr un enfoque de derechos en materia de política y transformaciones sociales. Se trataba de abordar, al mismo tiempo, los inmensos problemas que dejó como legado el apartheid. Aunque los tribunales han sido decisivos a la hora de tratar las cuestiones relacionadas con los derechos y de idear políticas sociales, y han participado activamente en la asignación de los presupuestos y el desarrollo de leyes desde que se adoptó la Constitución de 1996, los cambios políticos producidos antes de la entrada en vigor de esta ley facilitaron el papel que desempeñan los tribunales. Las tareas del sistema judicial consistieron, esencialmente, en tener un lugar en el discurso de la transformación social y fijar las normativas relativas a los derechos humanos, en consonancia con la Constitución, según las cuales debía tener lugar dicha transformación social. Los Tribunales y su papel en el cumplimiento de los derechos socioeconómicos Desde los comienzos de la democracia constitucional, los tribunales se vieron a sí mismos como piezas clave en el cambio social de Sudáfrica. Sin embargo, dicho papel se puso en tela de juicio. Incluso antes de que se ratificara la Constitución en 1996, la cuestión acerca de si incluir o no los derechos socioeconómicos junto con los derechos civiles y políticos en la Declaración de Derechos, provocó una oleada de debates en el ámbito académico y en la esfera pública6. Durante el proceso de ratificación de la constitución7 por parte del Tribunal Constitucionalx (en adelante, el Tribunal), algunos grupos se opusieron a la incorporación de los derechos socioeconómicos por motivos convencionales, argumentando que dichos derechos “no eran derechos fundaix En inglés en el original: “Choice on Termination of Pregnancy Act 92 of 1996” x En inglés en el original: “Constitutional Court”. 126 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES mentales aceptados universalmente”, “eran contrarios al principio de separación de poderes” y “no eran ejecutables en un tribunal de justicia”. El Tribunal rechazó dichas afirmaciones, alegando, en primer lugar, que, aunque los derechos socioeconómicos no eran derechos fundamentales aceptados universalmente, los principios constitucionales que emanaban de la Constitución provisional de 1993 permitían la inclusión de éstos como complementarios de los primeros8. En segundo lugar, el citado organismo argumentó que la aplicación de los derechos socioeconómicos no siempre conlleva implicaciones presupuestarias y, por lo tanto, no siempre tiene efectos negativos en la división de poderes. Asimismo, el Tribunal señaló que, aunque la aplicación de los derechos civiles y políticos (como por ejemplo el derecho a un juicio justo, a votar o a un trato igualitario) ciertamente entraña consecuencias económicas, ese aspecto no impide que los tribunales velen por su cumplimiento9. Al mismo tiempo, dicho organismo añadió que el hecho de que los derechos socioeconómicos ocasionen, casi siempre, repercusiones presupuestarias, no es en sí, un obstáculo para su exigibilidad. Como mínimo, los derechos socioeconómicos pueden protegerse de manera negativa de invasiones indebidas10. Tras la toma de dicha decisión, los derechos socioeconómicos se incluyeron en la Declaración de Derechos, lo que les proporcionó el mismo rango de exigibilidad ante los tribunales que los de derechos civiles o políticos. Esta decisión allanó el camino para que los tribunales tuvieran un papel más relevante a la hora de dar un significado a esos derechos. No obstante, la cuestión de la exigibilidad de los derechos socioeconómicos no estaba cerrada. Se volvió a poner en tela de juicio durante el famoso caso del Gobierno de la República de Sudáfrica y otros contra Grootboom y otrosxi (en adelante, Grootboom). El Tribunal dio por concluido el asunto al afirmar categóricamente que dichos derechos (de acuerdo con la decisión adoptada durante la ratificación y la inclusión de los mismos en la Declaración de Derechos) son exigibles judicialmente. Por lo tanto, el Tribunal señaló que es el método de aplicación de los derechos el que debe determinarse caso por caso11. En casos posteriores, el Tribunal demostró su capacidad institucional y su habilidad para hacer cumplir los derechos positivos y otorgar reparaciones sin usurpar funciones al poder ejecutivo. El Tribunal reafirmó su papel al no juzgar las decisiones del gobierno a posteriori, sino examinando tanto las medidas adoptadas por el gobierno para el cumplimiento de los derechos, como la conducta del mismo conforme a las disposiciones constitucionales. Todos los tribunales han examinado las leyes y políticas del gobierno que han sido cuestionadas por determinados grupos sociales. La mayoría de los casos relacionados con los derechos socioeconómicos han tenido que ver con el derecho a la vivienda y las disposiciones en materia de salud. xi En inglés en el original: “Government of the Republic of South Africa and Others v. Grootboom and Others” EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 127 El historial de los tribunales en materia del derecho a la vivienda y a la salud Como se ha indicado anteriormente, ningún otro derecho socioeconómico ha recibido tanta atención por parte de los tribunales, como lo han hecho los derechos relacionados con la salud y la vivienda. En otras palabras, los tribunales han conferido consistencia a dichos derechos. Aunque el caso de Soobramoney contra el Ministerio de Salud (KwaZulu-Natal) y otrosxii en 1997 fue el primero en el que se consideró la fuerza ejecutiva de los derechos de salud y socioeconómicos en Sudáfrica, el Tribunal sólo dio un gran paso adelante en el caso de Grootboom. A continuación se describe éste último junto con otros posteriores, que se vieron influidos por los precedentes que sentó el caso Grootboom. El Gobierno de la República de Sudáfrica y otros contra Grootboom y otros Este caso, que se llevó a los tribunales en el 2000, tenía que ver con un grupo de adultos y niños que habían ocupado una propiedad privada para escapar de las malas condiciones de un asentamiento precario. El grupo fue desalojado y los materiales de sus viviendas destruidos, dejándoles sin medios para construirse un refugio, por lo que solicitaron al Tribunal Superior de Sudáfrica – Sala Provincial del Cabo de Buena Esperanza (conocido comúnmente como el Tribunal Superior del Cabo)xiii, que les proporcionara una vivienda provisional hasta que consiguieran una permanente, amparándose en los artículos 26 (1), sobre el derecho al acceso a una vivienda digna, y 28 (1)(c), el derecho del niño a una vivienda, de la Constitución de Sudáfrica. El Tribunal Superior del Cabo razonó que sólo se había vulnerado el derecho del niño a una vivienda y no el derecho a una vivienda digna. Al analizar la causa, el Tribunal Constitucional estableció las pautas de la “racionabilidad” a la hora de decidir si un programa de vivienda del gobierno satisface los requisitos constitucionales. De acuerdo con dichas normas, las medidas del gobierno para proporcionar una vivienda digna deben ser integrales, coherentes y coordinadas12; deben ser capaces de “facilitar el cumplimiento del derecho”13; ser equilibradas y flexibles; satisfacer adecuadamente las necesidades a corto, medio y largo plazo14; asignar responsabilidades y tareas de forma clara a las distintas esferas del gobierno y asegurar que los recursos financieros y humanos estén disponibles15; haber sido formuladas y puestas en práctica de manera razonable16; y cubrir las necesidades más urgentes de aquellos que se encuentran en situaciones desesperadas17. El parámetro de la “racionabilidad” se utilizó de acuerdo a lo dispuesto en este caso y se desarrolló más detalladamente a lo largo de un conjunto de casos posteriores. xii En inglés en el original: “Soobramoney v. Minister of Health (KwaZulu-Natal) and Others” xiii En inglés en el original “High Court of South Africa: Cape of Good Hope Provincial Division, conocido como Cape High Court” 128 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES El Ministerio de Salud y otros contra Campaña Acción pro Tratamiento y otrosxiv En 2002, la Campaña Acción pro Tratamientoxv (TAC, por sus siglas en inglés) puso en entredicho el carácter limitado de las medidas gubernamentales para prevenir la transmisión del VIH/SIDA de madres a hijos. La TAC basó su razonamiento en dos argumentos: (1) prohibiciones no justificadas contra la administración de un medicamento esencial, la neviparina, en las clínicas y hospitales públicos, excepto en un número limitado de centros piloto; y (2) fracaso en el diseño e implementación de un programa nacional para la prevención de la transmisión del VIH/SIDA de madres a hijos. El Tribunal Superior del Cabo y el Tribunal Constitucional, aplicando el análisis de la racionabilidad que se desarrolló en la causa de Grootboom, decidieron que el programa estatal no había actuado de manera razonable al restringir el acceso a un medicamento vital a unos cuantos centros solamente. Además, ambos tribunales fallaron que el programa estatal de prevención de transmisión del VIH/SIDA de madres a hijos no cumplía con sus obligaciones en lo referente a los artículos 27 (1) y 27 (2) de la Constitución, puesto que al limitar el programa a unos pocos centros, se excluía a un número importante de personas que necesitaban de manera perentoria el medicamento. El Tribunal Constitucional ordenó al gobierno que eliminará dichas restricciones y extendiese el programa a todo el país. EN y otros contra el Gobierno de la República de Sudáfrica y otrosxvi En el caso EN18, la TAC y quince presidiarios seropositivos del Centro Correccional de Westville en KwaZulu-Natal intentaron que el Tribunal Superior –Sala Municipal de Durban y la Costa (en adelante, Tribunal Superior de Durban)xvii dictara sentencia y obligara al gobierno a eliminar todos los obstáculos que impedían a estos quince presos, y a otros en una situación similar, el acceso a un tratamiento con medicamentos antirretrovirales en dichas instalaciones. Asimismo, exigían una resolución judicial que obligara al gobierno a proporcionar a estos presos medicamentos antirretrovirales de acuerdo con el Plan Operativo para el Tratamiento y la Atención Integral del VIH/SIDAxviii. El Tribunal Superior de Durban determinó que la puesta en marcha del Plan Operativo era poco razonable e inflexible y no respondía de manera eficaz a las apremiantes necesidades de los presidiarios afectados. El Tribunal falló a favor de los demandantes. Sin embargo, el gobierno no estaba dispuesto a ejecutar dicho mandato judicial y decidió interponer un recurso de apelación debido a ciertas formalidades19.Cuando el gobierno solicitó la interrupción de la ejecución de las resoluciones judiciales hasta saber el resultado de la apelación, el Tribunal mantuvo que tal paralización sería lamentable porque los presos sufrirían daños irreparables si se retrasaba el proceso de implementación y se dejaba sin efecto el auto judicial. El Tribunal xiv En inglés en el original: “Minister of Health and Others v. Treatment Action Campaign and Others“ xv En inglés en el original: “Treatment Action Campaign” xvi En inglés en el original: “EN and Others v. Government of the Republic of South Africa and Others” xvii En inglés en el original: “High Court: Durban and Coastal Local Division (Durban High Court)” xviii En inglés en el original: “Operational Plan for Comprehensive HIV and AIDS Care, Management and Treatment” EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 129 añadió que dichos perjuicios serían mucho mayores que los inconvenientes por los que pudiera atravesar el gobierno20. A continuación, el Tribunal manifestó su frustración acerca de la actitud del gobierno respecto a las resoluciones judiciales que, según su parecer, dejaba entrever que no respetaba ni a los tribunales, ni el Estado de derecho ni la separación de poderes21. Los residentes de Olivia Road 51 y otros contra la Ciudad de Johanesburgo y otrosxix Más de 400 residentes de dos edificios en estado ruinoso situados en Johannesburgo llevaron a los tribunales la causa Olivia. Los inquilinos se resistieron al desahucio que debía tener lugar de acuerdo con el programa de rehabilitación de la Ciudad de Johannesburgo. Dicho programa tenía como objetivo modernizar la ciudad mediante, entre otras cosas, la rehabilitación de todos los edificios en mal estado. Los demandantes argumentaron ante el Tribunal Superior de Justicia de Witwatersrandxx que no se les podía desalojar sin habérseles proporcionado antes un alojamiento alternativo. El Tribunal Superior de Witwatersrand determinó que el programa no satisfacía el requisito de proporcionar reparaciones adecuadas a sus ciudadanos. El Tribunal, tomando como referencia la causa Grootboom, ordenó a la ciudad que ideara y pusiera en marcha un programa integral y coordinado, con los recursos disponibles, para ayudar a aquellas personas con necesidad perentoria de vivienda. Durante el recurso de apelación, el Tribunal Supremo de Apelacionesxxi dictaminó que los edificios no eran seguros y autorizó el desalojo de los residentes. Les concedió un mes para desocupar las viviendas o, en caso contrario, serían desahuciados por la fuerza. Asimismo, dispuso que la ciudad proporcionara alojamientos temporales alternativos a aquellas personas que necesitasen una vivienda de manera urgente. Durante los recursos de apelación posteriores, el Tribunal Constitucional decretó que las partes resolvieran de manera amistosa sus diferencias y las dificultades planteadas en la solicitud. De la misma forma, se le ordenó a las partes que presentaran una declaración jurada acerca del progreso y los resultados de sus obligaciones en el plazo estipulado. En resumen, se resolvió que la ciudad consultara a los ocupantes antes de tomar decisiones que los afectaran de manera negativa. Las negociaciones tuvieron como resultado un acuerdo que estipulaba las medidas provisionales que la ciudad adoptaría, para hacer los edificios más seguros y habitables para los inquilinos. La influencia de las sentencias judiciales en el derecho a la vivienda Las decisiones de los tribunales no siempre se traducen en cambios inmediatos y radicales para las partes implicadas, incluso si dichas partes salen victoriosas de su paso por el juzgado. Por ejemplo, la decisión del caso Grootboom (aunque se elogió con entusiasmo como una resolución progresista) no ha cambiado las condiciones deplorables en las que vive la comunidad de Wallacedene, pese a haber salido triunfante del juicio. Irene Grootboom falleció en su vivienda básica en agosto de 2008, a pesar de haber tenido éxito en su lucha por una vivienda digna (véase Citizen, 2008)22. xix En inglés en el original: “Occupiers of 51 Olivia Road and Others v. City of Johannesburg and Others” xx En inglés en el original: “High Court: Witwatersrand Division” xxi En inglés en el original: “Supreme Court of Appeal” 130 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES No obstante, es importante señalar que la resolución del Tribunal Constitucional en esta causa no ordenaba al gobierno que proporcionara viviendas a los litigantes, sino que desarrollara una política integral para proveer alojamiento a las personas que lo necesitasen de manera perentoria para que, de esta forma, los ciudadanos que se encontrasen en la misma situación que los demandantes tuvieran acceso a viviendas de emergencia en el futuro. Por lo tanto, el éxito de las resoluciones judiciales depende de si se establece un programa adecuado de viviendas de emergencia como respuesta a la orden judicial. Además, el Tribunal no dio prioridad a los vencedores: no ordenó que, cuando se hubiera desarrollado el programa de viviendas de emergencia, éste tuviera que tener a la comunidad de Wallacedene como primer beneficiario. Podrían existir otras comunidades que estuvieran más necesitadas que la comunidad de Wallacedene y que se les diera prioridad a éstas en función de la gravedad de sus necesidades. La decisión del caso Grootboom ha producido cambios en la política y conducta estatal, de tal forma que se han conseguido beneficios para la sociedad en general y no sólo para los litigantes. Esto quedó probado por la tendencia del Tribunal Constitucional por promover un espíritu de justicia distributiva en lugar de la aplicación de justicia correctiva (Mbazira, 2008). Las dos políticas que han surgido como resultado de la resolución en el caso Grootboom son el Programa de Ayuda a la Vivienda en Circunstancias de Emergenciaxxii (2004), que se aprobó en el Capítulo 12 del Reglamento de Construcción de Viviendas Nacionalxxiii, y el Programa de Mejora de Asentamientos Informalesxxiv, aprobado en el Capítulo 13 del reglamento mencionado anteriormente. El programa de viviendas de emergencia tiene como fin socorrer a las personas que viven en zonas urbanas y rurales y que tienen necesidades habitacionales de urgencia como consecuencia de un desastre natural, desalojo, demolición, riesgo de desplazamiento inminente o cuya vivienda suponga una amenaza para su vida, salud o seguridad. A través de este programa, que administran los municipios, los beneficiarios reciben ayuda en forma de propiedades alternativas, infraestructuras y servicios básicos. Los beneficiarios que reúnen los requisitos también pueden solicitar subsidios permanentes a la vivienda (Khoza, 2007). El programa de asentamientos informales permite a los municipios reclamar un subsidio comunitario o local que no dependa de un hogar en particular, sino que esté basado en el costo real de la mejora de un asentamiento informal. Este programa intenta disuadir a los municipios de trasladar asentamientos informales que se encuentren en zonas caras o inadecuadas, desde el punto de vista geotécnico, a complejos habitacionales en las afueras de las ciudades o poblaciones. Sin embargo, el programa permite que se haga habitable una propiedad ya ocupada (Mbazira, 2008). Aunque no se trata de una consecuencia directa de la decisión en el caso Grootboom, el gobierno dejó igualmente de centrarse en la simple provisión de viviendas y empezó a desarrollar asentamientos humanos sostenibles. El Plan Integral de Asentamientos Humanos Sosteniblesxxv xxii En inglés en el original: “Housing Assistance in Emergency Circumstances Program”. xxiiiEn inglés en el original: “Chapter 12 of the National Housing Code” xxiv En inglés en el original: “Informal Settlement Upgrading Program” xxv En inglés en el original: “Plan for Sustainable Human Settlements”. EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 131 de 2004 (también conocido como Breaking New Ground en inglés) es la política clave en este aspecto. Dicho programa da prioridad a la mejora de los asentamientos informales y la planificación de asentamientos humanos sostenibles. Sin embargo, la puesta en marcha del proyecto de viviendas N2 Gateway23, que se ha visto inmersa en multitud de problemas administrativos y políticos, incluidos presuntos casos de corrupción en el concurso público, ha supuesto más de dos años. La decisión del caso Olivia mostró la actitud innovadora del Tribunal Constitucional al enfocar los problemas sociales y obligar a las partes a relacionarse, para encontrar una solución amistosa con una mínima intervención judicial. Aunque el caso dio algo de publicidad al magnífico plan de renovación de la ciudad de Johannesburgo, también reveló que la conducta del gobierno se limitaba a implementar dicho plan a costa de los pobres. Si el Tribunal no hubiera intervenido de la manera que lo hizo, se hubiera echado a la calle a más de 400 residentes, dejándolos sin hogar y expuestos a todo tipo de situaciones potencialmente mortales. El desenlace de dicha causa presionó a la ciudad a responder de manera más humanitaria al sufrimiento de los pobres. La orden provisional que dictó el Tribunal se puso en marcha igualmente antes de que se llevaran a cabo instalaciones de familias en San Jose y en Main Street 197 (Mbazira, 2008). Según se comunicó, más de 450 residentes se mudaron de forma voluntaria a viviendas mejores, proporcionadas por la ciudad (Harthon, Royston y Wilson, 2008). Anteriormente, la ciudad había restablecido el suministro de agua e instalado sanitarios portátiles, servicios de recogida de basura y extintores para los habitantes de dichos edificios, conforme a las condiciones estipuladas en el auto cautelar. Además, la ciudad se hizo cargo del traslado, proporcionando camiones, compañías de mudanzas y servicios de seguridad (Mbazira, 2008). A pesar de ello, aún quedan enormes dificultades que superar en el sector de la vivienda. Por ejemplo, no existe una política de vivienda para grupos de personas con necesidades especiales, como por ejemplo las mujeres (en particular, las maltratadas), personas con VIH/SIDA, los ancianos, los niños y las personas con discapacidad (Chenwi, 2006). Los desahucios de los habitantes de granjas continúan en aumento desde 1994. Se calcula que se expulsaron a alrededor de 940.000 sudafricanos de raza negra de las granjas donde vivían en el período de 1994 a 2004 (Wegerif, 2006). Wegerif alega que esto supone un fracaso de los derechos y de la justicia. Se necesita voluntad política y un activismo social y civil fuerte para exigir que el gobierno cumpla con sus obligaciones constitucionales y con sus compromisos legislativos, y para controlar que actúe conforme a las resoluciones y órdenes judiciales24. Entre otros casos referentes a los desalojos se incluyen las siguientes: La Ciudad del Cabo contra Neville Rudolph y otrosxxvi25, El Presidente de la República de Sudáfrica y otros contra Modderklip Boerdery (Pty) Ltda. y otrosxxvii (en adelante, Modderklip)26 y El Municipio de Puerto Elizabeth contra varios residentesxxviii27. La reincidencia de los desahucios, a pesar de la gran xxvi En inglés en el original “City of Cape Town v. Neville Rudolph and Others”. xxvii En inglés en el original: “President of the Republic of South Africa and Another v. Modderklip Boerdery (Pty) Ltd and Others”. xxviii En inglés en el original: “Port Elizabeth Municipality v. Various Occupiers”. 132 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES abundancia de causas relacionadas con ellos, incluida la de Grootboom, sugiere que el gobierno no se está tomando dichas sentencias en serio. No refleja tanto la falta de toma de decisiones respecto a dichos derechos por parte de los tribunales, como las limitaciones de éstos a la hora de obligar al gobierno a obedecer las normas jurídicas28. Consecuencias de las resoluciones judiciales acerca del derecho a la salud Aunque existen muchos problemas con el sistema sanitario en Sudáfrica, las causas judiciales relacionadas con la salud han tenido que ver, en su mayor parte, con el VIH/SIDA, lo que no es de extrañar, teniendo en cuenta el carácter endémico de esta enfermedad en el país y el activismo de la sociedad civil en torno a la misma. La TAC ha luchado de forma sistemática y cautelosa para que las personas con VIH/SIDA tengan acceso a un tratamiento. Para esto, ha utilizado todas las vías posibles (tanto políticas como judiciales) y ha obtenido unos resultados excelentes. Como se ha señalado antes, Grootboom sentó un precedente para otras causas judiciales relacionadas con los derechos socioeconómicos. La Campaña Acción pro Tratamiento siguió muy de cerca la puesta en marcha de la resolución judicial. Cuando el gobierno descuidó sus obligaciones, la TAC lo amenazó con emprender acciones legales (Heywood 2003) y, como consecuencia, el tratamiento antirretroviral se extendió a todo el país. Hoy día, los medicamentos antirretrovirales se encuentran disponibles y son accesibles (por razones médicas), tanto para los establecimientos de salud públicos como privados, incluidas las clínicas de salud que se encuentran geográficamente más cercanas a los ciudadanos. Tras la causa TAC, el gobierno desarrolló el Plan Operativo de Atención, Gestión y Tratamiento Integral del VIH y SIDA29. Sin embargo, como ilustra el caso EN, el gobierno no puso en marcha dicho plan de una manera satisfactoria hasta que el Tribunal Superior de Durban lo presionó para hacerlo. En la actualidad, dicho plan juega un papel decisivo en el suministro de acceso al tratamiento antirretroviral en Sudáfrica. Las últimas estadísticas sugieren que el plan se está implementando con relativo éxito. Por ejemplo, según se ha informado, el número de presidiarios que reciben tratamiento ha aumentado y se prevé que aumente un 76% en 2008 (véase 24News.Com, 2008). Del plan operativo se derivó el Plan Estratégico contra el VIH/SIDA y la Tuberculosis en Sudáfrica 2007-2011xxix, que pretende dar una respuesta multisectorial al problema del VIH/SIDA. Tanto la causa de TAC como la de EN ilustran la reticencia del gobierno a poner al día el sistema de salud para extender el tratamiento contra el VIH/SIDA a todo el mundo, así como el papel de los tribunales al abordar dicha actitud. El limitado éxito o fracaso de los tribunales se podría atribuir al incumplimiento de las resoluciones judiciales por parte del Estado (Mbazira 2008). No obstante, existen esperanzas de que los dirigentes se tomen más en serio las sentencias judiciales en el futuro. Recientemente, en la causa judicial de Dingaan Hendrick Nyathi contra un miembro del Consejo Ejecutivo del Ministerio de Salud de Gauteng y otrosxxx 3o, el Tribunal xxix En inglés en el original: “HIV and AIDS and TB Strategic Plan for South Africa 2007–11” xxx En inglés en el original: “Dingaan Hendrick Nyathi v. Member of the Executive Council for the Department of Health Gauteng, and Another” EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 133 Constitucional invalidó el artículo 3º de la Ley 20 de Responsabilidad del Estadoxxxi de 1957, que protegía a los funcionarios del Estado, eximiéndolos de la responsabilidad de cumplir las resoluciones judiciales31. Dicha decisión ha aumentado las posibilidades de asegurar el cumplimiento de las sentencias. ¿Imponen los derechos socioeconómicos obligaciones fundamentales mínimas en relación al derecho a la vivienda y a la salud? Algunos sudafricanos creen que el Tribunal Constitucional podría haber hecho más por mejorar las vidas de quienes viven en pobreza y de la población más vulnerable mediante el reconocimiento de que los derechos socioeconómicos, contemplados en la constitución, imponen al Estado unas obligaciones fundamentales mínimas. Dichas personas arguyen que el Tribunal, al rechazar la norma de las obligaciones mínimas básicas en las causas Grootboom y TAC, simplemente protegió el derecho de los demandantes a la “inclusión” en el desarrollo e implementación de políticas pero no definió como prioridades las necesidades de la población en pobreza o vulnerable (Bilchitz, 2003). Hay quienes mantienen que las obligaciones mínimas básicas representan la normativa sobre provisión de derechos necesaria para satisfacer las necesidades de los grupos más vulnerables. Dichas personas argumentan que los grupos vulnerables que experimentan una grave privación de derechos socioeconómicos tendrían el derecho directamente exigible a un nivel básico de ayuda material por parte del Estado. Igualmente, el Estado tendría que, en primer lugar, hacer efectivo, sin más dilación, un nivel mínimo de derechos y mejorar el nivel de suministro más allá del nivel mínimo conforme avanza el tiempo (cumplimiento progresivo). Dicha norma traspasaría al Estado la responsabilidad de demostrar que ha reunido todos los recursos a su disposición para cumplir, como prioridad, sus obligaciones mínimas básicas. De acuerdo con algunos analistas, las implicaciones prácticas del rechazo por parte del Tribunal Constitucional al debate en torno a una norma mínima básica, suponen que los pobres no recibirán auxilio directo de forma individual, aunque puede que se beneficien indirectamente de la orden judicial (Liebenberg, 2002). El hecho de que Irene Grootboom no recibiera una compensación directa inmediata (una vivienda) como consecuencia de la sentencia dictada a su favor es un ejemplo de este argumento. La prestación social que se deriva de la causa Grootboom le da derecho a un litigante que haya ganado el juicio a tener acceso a una política razonable que apruebe la asamblea constitucional, sólo si incluye a las personas que necesitan perentoriamente un servicio (ya sea una vivienda o servicios de atención médica). No obstante, las personas han de hacerse cargo de la tremenda responsabilidad de probar que la política gubernamental cuestionada no es razonable. xxxi En inglés en el original: “State Liability Act 20” 134 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Puesto que es improbable que el Tribunal haga algo más que valorar la racionabilidad de las medidas gubernamentales, los defensores de los derechos humanos, incluidos los partidarios de las obligaciones mínimas básicas, están centrando sus energías en el desarrollo de una norma de racionabilidad más sólida que responda a las necesidades básicas de la población más pobre. Las personas que apoyaron el argumento de las normas básicas mínimas también encontraron consuelo en el hecho de que el Tribunal reconociera el papel potencial de dicha norma en el proceso de análisis de la racionabilidad (Liebenberg, 200432). El Tribunal afirmó que, para que el programa fuera razonable, éste debería incluir medidas a corto plazo para ayudar a los grupos vulnerables que se encontrasen en grave necesidad y viviendo en condiciones intolerables. Este elemento del análisis de la racionabilidad se ve en general como parte de la norma básica mínima. El fundamento clave de las normas relativas a la racionabilidad refleja el enfoque de garantías sociales que ha adoptado la política sudafricana. Como podemos ver en el análisis de este enfoque que presentamos en el anexo A de este capítulo, se han tomado medidas para asegurar que las personas con una fuerte necesidad de atención médica mínima o de servicios de vivienda, queden claramente definidas en las políticas referentes a la salud y la vivienda. Gracias a los triunfos judiciales, las políticas de salud proporcionan acceso a medicamentos esenciales aprobados, como la neviparina para la prevención de la transmisión del VIH/SIDA y los medicamentos antirretrovirales, para las personas afectadas por este virus o por el síndrome. Las políticas proveen asimismo atención médica básica gratuita a los niños menores de seis años, a las mujeres embarazadas o en período de lactancia y a los ciudadanos que tengan una discapacidad de moderada a grave (Programa de Reconstrucción y Desarrollo y Libro Blanco de la Salud). Las políticas en materia de vivienda también definen claramente los servicios mínimos que se deben suministrar a la población. Como consecuencia de los procesos judiciales, es comúnmente aceptado que el derecho a la protección contra un desalojo arbitrario significa que no se puede desahuciar a nadie sin, como mínimo, haberle proporcionado una vivienda temporal alternativa o un alojamiento que lo proteja de las inclemencias. Las políticas referentes a la vivienda proporcionan asimismo viviendas subvencionadas a los beneficiarios, que reúnan los requisitos necesarios (familias que tengan ingresos de menos de 1.500 randes pueden solicitar un subsidio a la vivienda de carácter no contributivo, y las que reúnan ingresos de entre 1.500 y 3.500 randes, deben aportar cierta cantidad de dinero para recibir el subsidio [Plan Nacional de Subvenciones para la Viviendaxxxii]). Las políticas de vivienda y salud prohíben, como norma mínima establecida, la discriminación en el acceso a la vivienda o los servicios sanitarios (Plan de Reconstrucción y Desarrollo, Libro Blanco de la Vivienda y la Salud). xxxiii En inglés en el original: “National Housing Subsidy Scheme” EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 135 Factores que propiciaron el relativo éxito de los Tribunales Desde los comienzos del nuevo orden político en Sudáfrica, los tribunales, encabezados por el recién instaurado Tribunal Constitucional, han reafirmado su papel en la materialización de los sueños y esperanzas de millones de personas en Sudáfrica. A través de las causas judiciales relacionadas con los derechos socioeconómicos, los tribunales se han mantenido firmes en hacer al gobierno responsable de las promesas constitucionales para garantizar una vida mejor para todos los ciudadanos. Antes de profundizar en el historial de los tribunales, es importante exponer brevemente los factores que han llevado al Tribunal Constitucional a adoptar una mentalidad progresista en lo que se refiere a la ejecución de los derechos socioeconómicos y su éxito al respecto. El carácter novedoso y la composición del Tribunal Constitucional En primer lugar, el Tribunal es una institución nueva, libre de las asociaciones históricas con el régimen del apartheid. Más aún, los jueces que formaron parte del Tribunal en sus comienzos ostentaban excelentes credenciales en lo que se refiere a los derechos humanos y la lucha por la liberación, al igual que extensos conocimientos, experiencia y destrezas en materia de derecho33. Algunos de estos magistrados participaron de lleno en la redacción de la Constitución Provisional y habían ayudado anteriormente a redactar las constituciones de otros países34. Gracias a sus credenciales, el gobierno los respetó y tuvo fe y confianza en su contribución a la transformación social. Todos estos factores les permitieron examinar políticas, conductas y leyes, y evaluar si éstas eran consecuentes con las normas de derechos humanos por las que tan duramente habían luchado y trabajado, teniendo como objetivo la Constitución. Por lo tanto, al aplicar los derechos socioeconómicos, los jueces no sólo estaban haciendo realidad los sueños de Sudáfrica, sino también los suyos propios. Ya que el Tribunal es el de mayor instancia en materias constitucionales, la tarea de los jueces es salvaguardar la Constitución. La actitud del Tribunal respecto a las demandas relacionadas con los derechos sociales El segundo factor que ocasionó este relativo éxito fue la actitud positiva con la que los tribunales se tomaron las demandas relativas a los derechos socioeconómicos. Históricamente, dichos derechos no se han visto como derechos reales que merezcan ser defendidos judicialmente. Como se ha señalado antes, se consideraba que los tribunales eran institucionalmente incapaces y que no les correspondía tomar decisiones, que tuvieran graves implicancias en la política social o el presupuesto. Sin embargo, los tribunales estaban convencidos de poseer la capacidad y destreza necesarias para dictar sentencias acerca de estos derechos sin violar la doctrina de la separación de poderes. Los tribunales han venido actuando de esta manera cada vez con mayor frecuencia35. La cultura legal del constitucionalismo El tercer factor es la cultura institucionalizada del constitucionalismo (es decir, la supremacía de la Constitución por encima del parlamento) que llegó con la democracia: una cultura que fomentaron en gran parte los jueces del Tribunal. El artículo 39 de la Constitución permite que 136 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES el Tribunal, a la hora de interpretar los derechos humanos recogidos en la Declaración de Derechos, copie y aplique el derecho comparado extranjero. Además, todos los tribunales de Sudáfrica son libres de reivindicar sus opiniones de manera independiente. La capacidad de investigación y el papel de las organizaciones profesionales El cuarto factor son los recursos con los que cuentan los tribunales a la hora de dictar sentencias en firme. Un gran número de organizaciones profesionales han intervenido en causas relacionadas con los derechos de acceso a la vivienda y la atención médica36. Dichas intervenciones han proporcionado a los tribunales información especializada en una gran variedad de cuestiones relacionadas con los derechos humanos y han contribuido de manera significativa al desarrollo de leyes y políticas que responden a las necesidades de los pobres. Además de tener una biblioteca con muchos recursos y bien equipada, los jueces del Tribunal cuentan con los servicios de ayudantes de investigación. Por el contrario, los jueces de tribunales de menor instancia no siempre tienen ese lujo. Ampliación del derecho de audiencia y acceso a la justicia El quinto factor es el carácter amplio de las disposiciones sobre el derecho de audiencia plasmado en la Constitución; derecho a través del cual la población tiene acceso a los tribunales y la justicia. De acuerdo con el artículo 38, un gran número de de personas y grupos pueden acudir a los tribunales, alegando que se ha vulnerado o amenazado uno de los derechos contemplados en la Declaración de Derechos37. Dicha disposición confiere la facultad de dirigirse a los tribunales no sólo a las personas afectadas, sino también a grupos y organizaciones que apelen a los derechos humanos en representación de los afectados, cuestionando, de esa forma, las decisiones políticas del gobierno que quebranten o pongan en peligro dichos derechos. Aunque todo el mundo puede acudir a los tribunales para defender sus derechos, en realidad, las desigualdades socioeconómicas impiden que algunos lo hagan. Existen tres motivos importantes por los que los pobres tienen dificultades para dirigirse a los tribunales: (1) el costo de la representación legal, (2) la falta de acceso directo a los tribunales y (3) la duración del pleito. La primera razón se agrava puesto que Sudáfrica no otorga el derecho a la representación legal sufragada por el Estado en las causas civiles o constitucionales38. Al contrario que los grupos e individuos que se encuentran en una mejor situación socioeconómica, la población pobre a menudo no puede permitirse el exorbitante costo de la contratación de abogados, sino que tienen que depender de la ayuda de organizaciones de litigios de interés público como, por ejemplo, AIDS Law Project (Proyecto de Ley sobre SIDA); Legal Resources Centre (Centro de Recursos Legales); Lawyers for Human Rights (Abogados pro Derechos Humanos); o centros de asistencia jurídica, incluidos los de las universidades39 o de grupos de la sociedad civil y movimientos sociales (como la TAC), para que se ocupen de las causas en su nombre. Asimismo, debido al énfasis cada vez mayor en el suministro de servicios legales no remunerados por parte de los bufetes de abogados, los indigentes pueden recurrir a los mismos de manera gratuita40. En segundo lugar, la gente que no dispone de representación legal no tiene acceso directo a los tribunales de mayor instancia. El Tribunal Constitucional es extremadamente reacio a ac- EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 137 tuar como tribunal de primera o última instancia en cuestiones constitucionales, a menos que se trate de asuntos sobre los que tenga competencia exclusiva (por ejemplo, en la determinación de la constitucionalidad de una legislación provincial o de un decreto presidencial). Debido a esta renuencia, algunas personas afirman que el Tribunal no ha dado una voz institucional a los pobres (Dugard, 2006). En sus investigaciones, Dugard halló que el Tribunal rechaza a muchos litigantes y les recomienda buscar representación legal, sin considerar el fundamento legal o la urgencia de sus reclamos. El Tribunal Superior asiste a los demandantes de pocos recursos económicos sólo cuando sus causas se han interpuesto ante el mismo, a través de otros procesos judiciales (Dugard, 2006). El tiempo es el tercer motivo por el que la población pobre o con discapacidades no disfruta de la plena protección de los tribunales. Con frecuencia, sus causas se extienden durante un período de tiempo demasiado largo: a veces, de uno a cinco años. Por ejemplo, en la causa de los desalojos de Modderklip41, fueron necesarios cuatro años y la intervención de cuatro tribunales (dos tribunales superiores, el Tribunal Supremo de Apelaciones y el Tribunal Constitucional). Combinación estratégica de litigios y movilización social El sexto factor que propició el éxito del Tribunal fue una cultura de activismo cívico creciente. Existen una serie de organizaciones de la sociedad civil activamente implicadas en cuestiones relacionadas con los derechos a la vivienda y la salud, en nombre de personas pobres o marginadas. Entre estas organizaciones se incluye la TAC, que se fundó en 1998 para luchar por el tratamiento de las personas que padecen el VIH/SIDA; la Anti-EvictionCampaign (Campaña Contra el Realojo); el Landless Movement (Movimiento de los Sin Tierra), que aboga por la redistribución y restitución justa de la tierra; la Homeless People’s Alliance (Alianza de las Personas sin Hogar), que moviliza a los pobres contra el desamparo; y el People’s Housing Process (Proceso de Vivienda Popular), que fomenta la autoayuda en el proceso de construcción de viviendas. Es importante señalar que estas luchas del período posterior al apartheid se encuentran dentro del marco constitucional y de derechos humanos del país. Las organizaciones civiles han demostrado el poder de utilizar un enfoque de derechos humanos, para luchar por el acceso a una vivienda digna y a un servicio de atención médica y para influir en las políticas del gobierno sobre el tratamiento y la prevención del VIH/SIDA. Por ejemplo, la TAC es experta en utilizar una combinación de negociaciones políticas, movilizaciones masivas y estrategias tan confrontadas como la vía de los litigios, para conseguir sus objetivos. El documentado éxito de la TAC demuestra cómo un enfoque de derechos puede esgrimirse para legitimar demandas sociales específicas42. Sin embargo, sigue existiendo una carencia general de capacidad para controlar la puesta en marcha de las sentencias judiciales en la sociedad civil. A pesar de haber amenazado al gobierno por su incumplimiento, la TAC apenas realizó un control de la ejecución de la sentencia y prestó mayor atención al impacto de este caso, cuya fuerza motora era lograr el acceso al tratamiento (Berger, 2008). Según Berger, la TAC ha admitido que fue un error haber perdido la perspectiva en este sentido. 138 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Conclusión Los tribunales han desempeñado un papel central en la consecución de la transformación social en Sudáfrica. Aunque las decisiones de los tribunales no han cambiado de manera significativa la vida de la población en pobreza, sin hogar y con discapacidad, sí han supuesto avances importantes, hablando en términos generales, a la hora de propiciar políticas que satisfagan las necesidades de la gran mayoría de la población. La justicia distributiva ha triunfado por encima de la justicia correctiva. Por ejemplo, aunque los miembros de la comunidad de Walladecene (e Irene Grootboom) no recibieran una vivienda como consecuencia de su celebrada victoria, la decisión del caso Grootboom ha tenido importantes implicaciones para el sector de la vivienda y otros sectores socioeconómicos, incluido el de la atención médica. Existen muchos factores que han facilitado la tarea de los tribunales. En primer lugar, los fundamentos de un enfoque de derechos se establecieron antes de que se adoptara la Constitución. Dichos cimientos contribuyeron a darle forma a programas y acciones posteriores relacionadas con la transformación social. En segundo lugar, el coraje y la buena disposición de los jueces para hacer cumplir los derechos socioeconómicos se han visto avivados por innumerables factores, entre los que se incluye su involucramiento en la lucha por los derechos humanos y la liberación; su participación en la redacción de la Constitución; sus cualificaciones y admirados conocimientos jurídicos; el entorno jurídico propicio que existió después de 1994; la vitalidad del activismo social por los derechos humanos; y las contribuciones de las organizaciones especializadas en derechos humanos durante los procesos judiciales. En algunos casos, el limitado impacto de las sentencias se puede atribuir a la falta de cumplimiento de las resoluciones judiciales por parte del gobierno. La anulación del artículo de ley que confería impunidad a los funcionarios del gobierno anima a creer que la actitud del gobierno hacia las sentencias judiciales va a cambiar. Es evidente que el impacto de la transformación política de 1994 ha creado condiciones inusuales, pero de ello, se derivan lecciones que aprender. Lo que es sorprendente en el caso de Sudáfrica, en lo que se refiere a los derechos económicos y sociales, es hasta qué punto los derechos especificados en la Constitución se han convertido en rasgos distintivos del panorama de la política social. Anexo A. Análisis de los servicios de vivienda y salud, a través del marco de las garantías sociales En la tabla 6. A.1, el autor plantea preguntas para resumir los diversos logros y las características clave de los regímenes de vivienda y salud de Sudáfrica de acuerdo con el marco de las subgarantías que se trató en el capítulo 2 del presente libro. Sub-garantía ¿Existen procedimientos institucionales que verifiquen que se dé cumplimiento a dicho acceso? ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso La Dirección de Control de las Políticas y los Programasxxxiii, que se encuentra bajo la administración del Ministerio de la Vivienda, supervisa la puesta en práctica de las políticas y programas de la vivienda. Algunas políticas prevén lo siguiente: • Viviendas subvencionadas para personas que reúnan los requisitos establecidos. Por ejemplo, las familias cuyos ingresos sean menores de 1.500 randes pueden solicitar un subsidio de la vivienda de carácter no contributivo y las que reúnan unos ingresos de entre 1.500 y 3.500 randes, pueden aportar algo de dinero para recibir el subsidio (Plan Nacional de Subvenciones para la Vivienda). La Constitución garantiza lo siguiente: • Todo el mundo posee el derecho a tener acceso a una vivienda digna (§26[1]). • No se puede desalojar a una persona de su vivienda o demoler esta última sin una orden judicial emitida después de haberse considerado todas las circunstancias relevantes (§26[3]). • Los niños tienen derecho a una vivienda (§28[c]). Vivienda Salud La supervisión y evaluación están comprendidas dentro del Programa de Información de la Salud, Evaluación, Epidemiología e Investigaciónxxxvi, dirigido por el Subdirector General de Provisión de Servicios de Saludxxxvii. Algunas políticas prevén lo siguiente: • Atención sanitaria primaria gratuita para todos los ciudadanos • Atención médica gratuita (a todos los niveles) para todos los niños menores de 6 años, las mujeres embarazadas y en período de lactancia y los ciudadanos con discapacidades de moderadas a graves (RDP y Libro Blanco de la Salud). La Constitución garantiza lo siguiente: • Todo el mundo posee el derecho a tener acceso a los servicios de atención médica, incluidos los de salud reproductiva (§27[1]). • No se le puede denegar el tratamiento sanitario de urgencia a nadie (§27[3]). • Los niños tienen derecho a la atención médica básica (§28[c]). • Los presos y las personas detenidas tienen derecho a recibir atención médica adecuada (§35[e]). Tabla 6.A.1 Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 139 ¿Existen mecanismos legales o institucionales que aseguren la no discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? Sub-garantía La Ley de Promoción de la Igualdad y la Prevención de la Discriminación Injustaxxxiv (2000) brinda protección legislativa contra la discriminación. La Ley de Divulgación de Préstamos Hipotecarios e Hipotecas El Proyecto de Plan de Acción Nacional para Combatir el Racismo en el Sector de la Viviendaxxxv muestra que, más allá de los patrones de desigualdad, el racismo y otras formas de discriminación (como la que existe contra los extranjeros o las personas afectadas por el VIHSIDA) a veces tienen lugar durante la asignación de recursos a la vivienda. La Ley de Promoción de la Igualdad y la Prevención de la Discriminación Injusta (2000) brinda protección legislativa contra la discriminación. La Ley de Salud Nacional y la Ley de Planes de Asistencia Médicaxl de 1998 especifican que es ilegal la discriminación contra otras personas debido a su discapacidad o estado de salud. Existen numerosas políticas que prohíben igualmente la discriminación en el suministro y acceso a los servicios de atención médica (por ejemplo, el RDP y el Libro Blanco de la Vivienda). Salud Además, existe una Oficina de Cumplimiento Normativoxxxviii bajo cuya jurisdicción se encuentra la Dirección de Control de Calidadxxxix. Dicha dirección se encarga de desarrollar sistemas y métodos con los que garantizar la calidad. El SAHRC recopila información utilizando cuestionarios (o protocolos) preparados por los departamentos ministeriales y elabora un informe acerca de los avances conseguidos en la ejecución del derecho a la atención sanitaria, entre otros. Vivienda Se les pide a las provincias que presenten informes de las subvenciones condicionadas y que proporcionen información de acuerdo con las directrices aprobadas al respecto, y que faciliten información adicional cuando sea necesario. El Ministerio de la Vivienda presenta trimestralmente un informe de gastos e información no financiera a los jefes de departamento, ministros y miembros del Consejo Ejecutivo durante reuniones donde se trata en detalle el contenido de dicho informe. El SAHRC también supervisa el progreso del cumplimiento general de los derechos. Tabla 6.A.1 Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica 140 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ¿Se evalúan los programas de forma periódica? ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? Calidad Sub-garantía Existen mecanismos para evaluar los programas tanto dentro como fuera del Ministerio de la Vivienda. Las políticas de la vivienda se evalúan regularmente, a través del mandato de supervisión del SAHRC para determinar su conformidad con el enfoque de derechos en materia de servicios sociales. El Consejo Nacional de Registro de Constructores de Viviendasxlii regula la calidad de la vivienda y proporciona una garantía para aquellas casas construidas según el programa de subsidio. Existen mecanismos para evaluar los programas tanto dentro como fuera del Ministerio de Salud. El Consorcio de Sistemas de Saludxliii valora regularmente programas específicos: por ejemplo, a menudo evalúa y supervisa la prevención de la transmisión del VIH-SIDA de madres a hijos. Las políticas de la salud se evalúan regularmente, a través del mandato de supervisión del SAHRC para determinar su cumplimiento conforme a un enfoque de derechos en cuestiones de provisión de servicios. Los programas de garantía de calidad de todas las provincias incluyen auditorías clínicas y control de la mortalidad y morbilidad. Los programas facilitan información importante a los equipos médicos para permitirles subsanar las deficiencias del suministro de asistencia médica. Salud Las personas que han sufrido discriminación pueden interponer una denuncia ante el SAHRC o pueden acudir a los tribunales, incluidos los Tribunales de la Igualdadxli. Vivienda Paralelamente, numerosas políticas prohíben la discriminación en la prestación y el acceso a la vivienda (por ejemplo, el RDP y el Libro Blanco de la Vivienda). Las personas que han sufrido discriminación pueden interponer una denuncia ante el SAHRC o pueden acudir a los tribunales, incluidos los Tribunales de la Igualdad. Las disputas entre propietarios e inquilinos se pueden llevar ante el Tribunal de Alquiler de Viviendas. Tabla 6.A.1 Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 141 No procede Oportunidad No procede en general. Sin embargo, en el caso de los desalojos, se ofrecen alojamientos alternativos donde las personas afectadas pueden permanecer temporalmente hasta que se satisfagan sus necesidades de vivienda a largo plazo. Las familias con ingresos menores de 1.500 randes reúnen los requisitos para solicitar una subvención a la vivienda de carácter no contributivo y las familias cuyos ingresos estén comprendidos entre 1.500 y 3.500 randes pueden contribuir parcialmente para recibir dicha subvención (Plan de Subvenciones a la Vivienda). Si no se proveen los servicios dentro del plazo de tiempo especificado, ¿se garantizan soluciones alternativas (dentro de dicho plazo)? Protección financiera ¿Deben los beneficiarios pagar parte de los gastos que suponga la prestación del servicio? No ¿Existe un periodo máximo de espera a la hora de recibir los servicios? ¿Se garantizan los servicios durante todo el tiempo necesario? Vivienda Las normativas están disponibles pero la gente necesita tener la capacidad de acceder a la información sobre las mismas. Sub-garantía ¿Se comunican al público de manera efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? Salud No es necesario contribuir a los gastos de los servicios de salud primarios. No procede No La atención médica primaria es gratuita para todos los ciudadanos. Los niños menores de 6 años, las mujeres embarazadas y en período de lactancia, así como los ciudadanos que tienen una discapacidad de moderada a grave disfrutan de atención médica gratuita (a todos los niveles). Las normativas existen pero la gente necesita adquirir la facultad de acceder a la información sobre las mismas a través de la capacitación y la educación. Tabla 6.A.1 Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica 142 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Se puede reclamar una prestación de forma administrativa (si el solicitante se encuentra en la lista de espera). Es posible presentar un reclamo ante el SAHRC. El reclamante también puede acudir al Tribunal de Alquiler de Viviendas u otros tribunales de mayor instancia, si su reclamo está relacionado con el alquiler. Mecanismos de Reparación ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? La información se encuentra disponible a través de las páginas web del gobierno y de organizaciones de carácter civil. Asimismo, el acceso a dicha información se realiza de una forma sencilla, en las lenguas autóctonas en las oficinas locales del Ministerio de Vivienda y por medio de organizaciones de carácter civil, que organizan talleres de intercambio de información en las comunidades. No obstante, los departamentos gubernamentales no siempre comunican la información de manera efectiva. ¿Se comunica al público esta información de manera efectiva? Vivienda De acuerdo con el ministro de Vivienda, se eliminará oficialmente el requisito de la contribución. ¿Es posible que las personas que no pueden asumir el costo reciban la prestación de un servicio? Sub-garantía Salud La Ley de Salud Nacional exige que todas las provincias tengan un sistema formal de reclamos que cubra todos los niveles de atención médica. Los informes de las provincias indican que un número cada vez mayor de pacientes tiene la seguridad necesaria en sí mismos, para presentar quejas formales. La existencia de líneas telefónicas ha contribuido a mejorar el proceso. Las provincias supervisan el patrón de las quejas y el desempeño de su labor al dar respuesta a dichos reclamos. Es posible presentar un reclamo ante el SAHRC. El reclamante también puede acudir a los tribunales. La información se encuentra disponible a través de las páginas web del gobierno y de organizaciones de carácter civil. Asimismo, el acceso a dicha información se realiza de una forma sencilla, en las lenguas locales en clínicas y hospitales, así como a través de organizaciones comunitarias y oficinas de salud regionales. No obstante, los departamentos gubernamentales no siempre comunican la información de manera efectiva. Sí, son accesibles. Tabla 6.A.1 Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 143 Vivienda Con frecuencia, el Gobierno invita a las organizaciones de carácter civil a la elaboración de nuevas políticas. Asimismo, existe un proceso parlamentario en el caso de la legislación, durante el que se les pide a dichas organizaciones que realicen comentarios acerca de las políticas durante audiencias parlamentarias. Estas organizaciones intervienen también en la supervisión de los programas a través del SAHRC. La Constitución se asienta sobre los valores de la apertura, rendición de cuentas y transparencia. De acuerdo con la constitución, el Parlamento está obligado a facilitar la participación pública en los procesos legislativos (§72). El Tribunal Constitucional ha hecho cumplir esta disposición en la causa de Doctors for Life International contra el Presidente de la Asamblea Nacional (12 BCLR 1399 [CC 2006]). ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? El Ministerio de Vivienda, gracias al compromiso de las partes interesadas, se encarga de redactar propuestas de políticas que pueden llegar a formar parte de programas nuevos y mejorados (por ejemplo, el Plan Integral para el Desarrollo de Asentamientos Sostenibles, el cual obliga al Ministerio a proporcionar más viviendas sostenibles). ¿Tienen las asociaciones civiles, comunitarias o de padres un papel concreto en el diseño, implantación y control del programa? ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? Revisión continua y participación Sub-garantía Salud La Constitución se asienta sobre los valores de apertura, rendición de cuentas y transparencia. De acuerdo con la constitución, el Parlamento está obligado a facilitar la participación pública en los procesos legislativos (§72). El Gobierno, a discreción suya, puede requerir la participación de las organizaciones de carácter civil en el diseño de las políticas. Asimismo, existe un proceso parlamentario en el caso de la legislación, durante el que se les pide a dichas organizaciones que realicen comentarios acerca de las políticas durante audiencias parlamentarias. Estas organizaciones intervienen también en la supervisión de los programas a través del SAHRC. El Ministerio de Salud se encarga de preparar los documentos relacionados con las políticas y los planes estratégicos que tienen como objetivo la mejora de los servicios. Tabla 6.A.1 Características de las garantías sociales de la vivienda y de la salud en Sudáfrica 144 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 145 xxxiii En inglés en el original: “Directorate of Policy and Programme Monitoring”. xxxiv En inglés en el original: “Promotion of Equality and Prevention of Unfair Discrimination Act”. xxxv En inglés en el original: “Draft National Action Plan to Combat Racism in the Housing Sector”. xxxvi En inglés en el original: “Health Information, Evaluation, Edidemiology and Research Program”. xxxvii En inglés en el original: “Deputy Director General of Health Service Delivery”. xxxviii En inglés en el original: “Office of Standards Compliance” xxxix En inglés en el original: “Directorate of Quality Assurance”. xl En inglés en el original: “ Medical Schemes Act”. xli En inglés en el original: “Equality Courts”. xlii En inglés en el original: “National Home Builders Registration Council”. xliii En inglés en el original: “Health Systems Trust”. Fuente: compilación del autor. Nota: RDP = Programa de Reconstrucción y Desarrollo; SAHRC = Comisión Sudafricana de los Derechos Humanos. Notas 1. Chashkalson fue Presidente del Tribunal Constitucional de Sudáfrica desde 1994 hasta 2001 y Presidente del Tribunal Supremo de Sudáfrica desde 2001 hasta 2005. 2. Soobramoney contra el Ministerio de Salud, KwaZulu-Natal y otros, 1 SA 765 (CC 1998). 3. La primera ley promulgada dentro de este ámbito fue la Ley de la Vivienda de 1997, que refutó las leyes discriminatorias del apartheid relacionadas con la vivienda, disolvió todas las estructuras de vivienda de dicho periodo y creó un nuevo sistema sin consideraciones raciales para implementar las políticas de vivienda. Asimismo, dicha ley especificaba los papeles y responsabilidades de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Otras leyes relacionadas con la vivienda aprobadas entre 1997 y 1999 incluyen: (1) la Ley de Extensión de la Seguridad de la Tenenciaxliv, que facilitó seguridad en la tenencia de propiedades y protección ante los desalojos arbitrarios a las personas que ocupan una tierra que no sea de su propiedad en zonas rurales y semiurbanas; (2) la Ley de Prevención del Desalojo Ilegal y contra la Ocupación Ilícita de Tierrasxlv, que proveyó un marco de amparo contra la ocupación ilícita y a la vez garantizó el trato digno hacia los ocupantes ilícitos de la propiedad; (3) la Ley de Medidas de Protección para los Compradores de Viviendas de 1998xlvi ; (4) la Ley de Alquiler de Viviendas de 1999xlvii, que detalló la relación entre propietarios e inquilinos, así como sus respectivas obligaciones, y permitió al Ministro de Vivienda fundar los Tribunales de Alquiler de Viviendasxlviii que tratan las disputas entre propietarios e inquilinos; y (5) la Ley de Divulgación de Préstamos Hipotecarios e Hipotecasxlix, que promovió prácticas de alquiler justas y tenía como fin garantizar que las xliv En inglés en el original: “Extension of Security of Tenure Act”. xlv En inglés en el original: “Prevention of Illegal Eviction from and Unlawful Occupation of Land Act”. xlvi En inglés en el original: “Housing Consumers Protection Measures Act of 1998”. xlvii En inglés en el original: “Rental Housing Act of 1999”. xlviii En inglés en el original: “Rental Housing Tribunal”. xlix En inglés en el original: “Home Loan and Mortgage Disclosure Act”. 146 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES instituciones financieras satisficieran las necesidades de crédito a la vivienda de las comunidades, sin que se produjera ningún tipo de discriminación. 4. Con el paso del tiempo, dicho programa de propiedad se extendió a las familias con ingresos menores de 1.500 randes (las familias cuyos ingresos eran de entre 1.500 y 3.500 randes seguían teniendo que contribuir con 2.479 randes, para poder recibir esta subvención). Se concedió también una mayor importancia a la construcción de estructuras centrales en las viviendas. Toda provisión de viviendas subvencionadas tenía que cumplir con las normas y regulaciones nacionales (un módulo de 30 metros cuadrados [normalmente una habitación con un aseo] en una parcela de tierra de 250 metros cuadrados). En lo que se refiere al alquiler de viviendas, la provisión de módulos bien construidos se ha visto limitada debido al hecho de que muchas personas no se pueden permitir su precio (Rust, 2006). 5. La ley se hizo efectiva el 1 de febrero de 1997. De febrero a julio de 1997, se practicaron 12.887 abortos. En diciembre de 1997, dicho número ascendió a 26.406. Durante la vigencia de la ley anterior (la Ley de Aborto y Esterilización de 1995l), se había practicado una media anual de entre 800 y 1.200 abortos (Instituto Sudafricano de Relaciones Interracialesli, 1997). 6. Véase, por ejemplo, Corder (1992), Mureinik (1992), Sachs (1992), de Villiers (1994), Comisión de Derecho de Sudáfricalii (1994) y Liebenberg (1995). 7. Ratificación de la Asamblea Constitucional a instancia de una de las partes: en referencia a la Promulgación de la Constitución de Sudáfricaliii, 4 SA 774 (CC 1996); BCLR 1253 (de ahora en adelante, Primera Ratificación). 8. Primera Ratificación, párrafo 76. 9. Primera Ratificación, párrafo 77. 10. Primera Ratificación, párrafo 78. 11. Grootboom, 1 SA 46, párrafo 20 (CC 2001). 12. Grootboom, párrafo 40. 13. Grootboom, párrafo 41. l En inglés en el original: “Abortion and Sterilization Act of 1975”. li En inglés en el original: “South African Institute of Race Relations”. lii En inglés en el original: “South African Law Commission”. liii En inglés en el original: “Ex parte Certification of the Constitutional Assembly: In re Certification of the Constitu- tion of the Republic of South Africa, 4 SA 744 (CC 1996); BCLR 1253 (hereafter, First Certification)”. EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 147 14. Grootboom, párrafo 43. 15. Grootboom, párrafo 39. 16. Grootboom, párrafo 42. 17. Grootboom, párrafo 44. 18. EN y otros contra el Gobierno de la República de Sudáfrica y otrosliv , 6 SA 543, 568, 575 (D 2006) (de ahora en adelante, EN). 19. El gobierno argumentó que el juez no debería haber visto la causa porque el hecho de que su hija fuera una de las abogadas de los presos creó un conflicto de intereses. 20. EN, párrafo. 42. 21. El tribunal afirmó que si el gobierno de la República de Sudáfrica ha dado una orden semejante (desobedecer la sentencia judicial), entonces nos enfrentamos a una grave crisis constitucional que supone una amenaza para la doctrina de la división de poderes. Si esto continúa, los miembros del poder judicial tendrán que considerar si su juramento al cargo les obliga a seguir siendo parte de la judicaturalv (EN, párrafo 32). 22. Después de su fallecimiento, el gobierno provincial proporcionó una vivienda a su familia. 23. En este importante proyecto intergubernamental de provisión de viviendas participaron tanto los ministerios de vivienda nacionales como los organismos provinciales como la Ciudad del Cabo. Tenía como objetivo la provisión de viviendas a más de 100.000 residentes de clases sociales bajas que vivían en la ciudad. 24. Uno de los problemas a los que se enfrenta Sudáfrica hoy día es la indiferencia, cada vez mayor por parte del gobierno, hacia las sentencias judiciales, en especial las que tienen que ver con las causas de seguridad social, en las provincias de Eastern Cape y KwaZulu-Natal. 25. La Ciudad del Cabo contra Neville Rudolph y otros, 11 BCLR 1236 (C 2003). liv En inglés en el original: “EN and Others v. Government of Republic of South Africa and Others, 6 SA 543, 568, 575 (D 2006)” lv En inglés en el original: “If the government of the Republic of South Africa has given such an instruction [to disobey the court order], then we face a grave constitutional crisis involving a threat to the doctrine of separation of powers. Should that continue the members of the judiciary will have to consider whether their oath of office requires them to continue on the bench” 148 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES 26. El Presidente de la República de Sudáfrica y otros contra Modderklip Boerdery (Pty) Ltd y otroslvi, 8 BCLR 786 (CC 2005) (de ahora en adelante Modderklip). 27. El municipio de Puerto Elizabeth contra varios residentes, 12 BCLR 1268 (CC 2004). 28. Para obtener más información sobre otras causas, véase Berger (2008). 29. Información detallada del plan en http://www.info.gov.za/otherdocs/2003/aidsoperationalplan.pdf (página web consultada el 9 de marzo de 2009) 30. Dingaan Hendrick Nyathi contra un miembro del Consejo Ejecutivo del Ministerio de Salud de Gauteng y otroslvii, 9 BCLR 865 (CC 2008). 31. Este artículo de ley establece que no se emitirá ninguna orden de ejecución, embargos o procesos similares contra la parte acusada o demandada en ninguno de dichos tipos de diligencias o procedimientos o contra ninguna propiedad del Estado pero, si existe alguna cuantía que debiera abonarse para cumplir una sentencia u orden judicial dictada contra la parte nominalmente acusada o demandada en una diligencia o procedimiento, dicho pago lo realizará la Hacienda Pública Nacional o Provincial, dependiendo de la causalviii. 32. Liebenberg, inicialmente partidario del debate de las obligaciones mínimas básicas, considera que la prueba de la razonabilidad es una herramienta flexible y contextual que se le proporciona a los jueces para que decidan en demandas relacionadas con los derechos socioeconómicos positivos. Liebenberg considera que de esa forma se le permite al Tribunal Constitucional respetar el papel y las competencias de las otras ramas del gobierno, a la vez que abdicar de sus responsabilidades para hacer cumplir las obligaciones positivas que se imponen mediante los derechos socioeconómicos. 33. Por ejemplo, Arthur Chaskalso, el antiguo Presidente del Tribunal Supremo y primer presidente del Tribunal Constitucional de Sudáfrica, trabajó durante muchos años como abogado en causas de derechos humanos luchando en los tribunales por la justicia social. Chaskalso representó a ciudadanos pobres y a políticos durante los aciagos días del apartheid. Antes de formar parte del Tribunal, Justice Albie Sachs fue un académico prestigioso así como un activista de los derechos humanos. lvi En inglés en el original: “President of the Republic of South Africa and Another v. Modderklip Boerdery (Pty) Ltd and Others” lvii En inglés en el original: “Dingaan Hendrick Nyathi v. Member of the Executive Council for the Department of Health Gauteng, and Another” lviii En inglés en el original: “No execution, attachment or like process shall be issued against the defendant or respondent in any such action or proceedings or against any property of the state, but the amount, if any, which may be required to satisfy any judgment or order given or made against the nominal defendant or respondent in any action or proceedings may be paid out of the National Revenue Fund or a Provincial Revenue Fund as the case may be”. EL PAPEL DE LOS TRIBUNALES EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS EN MATERIA DE VIVIENDA Y SALUD: EL CASO DE SUDÁFRICA 149 34. Chaskalson trabajó como asesor en la Asamblea Constituyente de Namibialix durante el período comprendido entre diciembre de 1989 y marzo de 1990, durante la redacción de la constitución namibia. 35. El Tribunal comenzó teniendo una actitud conservadora y prudente en las causas relacionadas con los derechos socioeconómicos a partir de la causa de Soobramone, cuando no podía intervenir o juzgar a posteriori las decisiones racionales adoptadas de buena fe por el gobierno (Soobramoney, párrafo 29). En la causa Grootboom, el Tribunal se hizo notar, al determinar que una política gubernamental no cumplía con el estándar de la razonabilidad y, por lo tanto, era anticonstitucional, y al dictar una orden declarativa para que el Gobierno enmendara dicha política. En la causa TAC, el Tribunal determinó que el esfuerzo del Gobierno por restringir el despliegue de los medicamentos antirretrovirales a unos pocos emplazamientos piloto era irracional y anticonstitucional. Se le ordenó al Gobierno eliminar los obstáculos y poner el plan en marcha en todo el país. Este hecho muestra que el Tribunal ha actuado con firmeza contra las acciones u omisiones anticonstitucionales. 36. Por ejemplo, debido a su enfoque de derechos socioeconómicos, a su experiencia así como a su interés en esta causa, el Centro de Asistencia Jurídica de la Universidad de Western Capelx intervino en los casos de TAC, Grootboom y Modderklip y, más recientemente, en la causa de los desalojos vista por el Tribunal Supremo de Apelaciones, Ciudad de Johannesburgo contra Rand Properties (Pty) Ltd y otroslxi (253 [SCA 2006]). 37. El Artículo 38 establece que toda persona considerada por dicho artículo tiene el derecho a acudir a un tribunal competente alegando que se ha vulnerado o amenazado uno de los derechos especificados en la Declaración de Derechos, y el Tribunal podrá disponer una reparación adecuada que incluya una declaración de derechos. Las personas que pueden acudir a los tribunales son: (a) todo aquel que lo haga por interés propio; (b) todo el que lo haga en representación de otra persona que no puede hacerlo en nombre propio; (c) todo aquel que lo haga como miembro o en beneficio de un grupo o clase de personas; (d) todo aquel que lo haga por el interés público; y (4) una asociación que lo haga por el beneficio de sus miembroslxii. 38. Sólo en las causas penales existe un derecho inequívoco a una representación legal, cuyos gastos corren a cuenta del Estado. Conforme al artículo 35 (3)(g), todo acusado tiene el derecho a un juicio justo, el cual incluye el derecho a que el Estado le asigne un abogado sufragado por el Estado, si en caso contrario se pudiese ocasionar una grave injusticia…lxiii. lix En inglés en el original: “Namibian Constituent Assembly” lx En inglés en el original: “Community Law Centre at the University of the Western Cape” lxi En inglés en el original: “City of Johannesburg v. Rand Properties(Pty) Ltd and Others” lxii En inglés en el original: “anyone listed in this section has the right to approach a competent court, alleging that a right in the Bill of Rights has been infringed or threatened, and the court may grant appropriate relief, including a declaration of rights. The persons who may approach a court are: (a) anyone acting in their own interest; (b) anyone acting on behalf of another person who cannot act in their own name; (c) anyone acting as a member of, or in the interest of, a group or class of persons; (d) anyone acting in the public interest; and (e) an association acting in the interest of its members” lxiii En inglés en el original: “every accused person has a right to a fair trial, which includes the right to have a legal practitioner assigned to the accused person by the state and at state expense, if substantial injustice would otherwise result. . . “. 150 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES 39. Los centros de asistencia jurídica de las universidades han sido un elemento fundamental a la hora de proveer servicios gratuitos en asuntos relacionados con los desalojos de comunidades pobres o desfavorecidas. 40. Se está haciendo cada vez más necesario que los abogados provean a los clientes que reúnan los requisitos de servicios gratuitos para garantizar el acceso a los tribunales a aquellos que no pueden permitírselo. Por ejemplo, la Norma 17 del Colegio de Abogados de Ciudad del Cabolxiv requiere que los abogados asistan gratuitamente a las personas pobres durante un período de tiempo estipulado todos los años. Algunos bufetes de abogados (como por ejemplo Webber Wenzel Bowens en Johannesburgo) han creado equipos que participan en causas de interés público o en las que se ofrecen servicios legales gratuitos. 41. Modderklip, 8 BCLR 786 (CC 2005). 42. Véase Mbali (2005) y Friedman y Mottiar (2006) para obtener ejemplos de los logros de la TAC. 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La grave desigualdad existente en los estados andinos1 supone un gran desafío, ya que no sólo se acentúa por las diferencias económicas, sino también por las divergencias étnicas y culturales y por los obstáculos geográficos que impiden que un gran porcentaje de la población participe, de manera activa, en los procesos sociales, económicos y políticos. Resulta especialmente notable la alta incidencia de la pobreza entre la población indígena, que en su mayoría reside en zonas rurales y montañosas. En Perú, el 59% de la población quechua y amazónica y el 57% del pueblo aymara se sitúan en el quintil más bajo de ingresos, en comparación con el 29% del pueblo no indígena (Vásquez, 2007)2. En Ecuador, la pobreza en la población indígena alcanza el 80,2% en contraposición con el 57,9% en la no indígena. En Bolivia, el 73,9% de la población indígena y el 52,2% de la no indígena viven en la pobreza (Hall y Patrinos, 2006). La población más vulnerable en la región andina se caracteriza no sólo por los bajos ingresos que perciben y la falta de acceso a la economía de mercado, sino que también se define por contar con un acceso restringido a servicios básicos: educación de calidad, atención sanitaria e información sobre alimentación y nutrición adecuadas. En los últimos cincuenta años, los estados andinos han obtenido resultados tangibles en lo que se refiere a la expansión de los servicios públicos y la concesión de oportunidades básicas a un mayor número de ciudadanos. Por ejemplo, el analfabetismo en Ecuador descendió de un 44,2% a un 9% entre 1950 y 20013; menos del 3% de la juventud peruana, con edades comprendidas entre 5 y 24 años, eran analfabetos en 2005, en comparación con el 22% de las generaciones anteriores4; y en Bolivia, el 67% de las madres reciben, hoy día, atención médica en los partos, mientras que hace 10 años sólo eran atendidas el 47% de las mujeres (PNUD, 1998, 2007). No obstante, todavía persisten en estos 154 FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 155 tres Estados serias disparidades en el acceso y la calidad de los servicios básicos, lo que provoca la perpetuación de la desigualdad y de las trampas de la pobreza. Desde mediados del siglo XX, se pueden diferenciar tres etapas principales en la política social de Bolivia, Ecuador y Perú (comparación aproximada entre los tres Estados): 1. La expansión del sector de los servicios públicos en los años setenta y a principios de los ochenta que supuso la creación de instituciones de seguridad social. Se logró, además, asegurar a la mayoría de los ciudadanos empleados de manera formal5. 2. La retirada de los fondos públicos de los servicios sociales durante el periodo de reajuste estructural, a finales de los ochenta y principios de los noventa, con la firme creencia que el crecimiento económico y la dinámica del mercado serían suficientes para erradicar las continuas desigualdades. 3. La proliferación de los programas de transferencias condicionadas y focalizadas desde finales de los noventa. Se hizo hincapié en los servicios básicos de educación, atención sanitaria, vivienda digna y alimentación, con el objetivo de brindar mayores oportunidades a los grupos más desfavorecidos, independientemente de la condición de formalidad respecto a las instituciones de la seguridad social. El concepto de política social basado en los derechos fundamentales y las prestaciones explícitas, con cierto parecido al modelo de salud chileno instaurado en 2004 (GES), ha tomado fuerza en el análisis de la política social en toda Latinoamérica. En lugar de intentar definir a “los grupos vulnerables” y facilitarles el acceso a los servicios básicos, el enfoque de las garantías sociales probado en Chile pretende definir los derechos básicos universales y erradicar los obstáculos que pueden impedir que cualquier colectivo los reciba. Por el momento, ninguno de los estados andinos ha adoptado explícitamente estos programas basados en los derechos o en las garantías sociales. No obstante, la mayor atención prestada a los derechos económicos, sociales y culturales en la legislación, a las estrategias políticas y a los programas específicos, conduce a creer que el modelo de derechos puede instaurarse en la región andina. Dos de los principales retos para alcanzar un contrato social y lograr la aprobación de las políticas basadas en los principios de derecho son las limitaciones presupuestarias y los diferentes enfoques gubernamentales (de un lado, el ministerio de finanzas y, del otro, las instituciones financieras). Este capítulo presenta las experiencias en materia de educación primaria y secundaria, así como las políticas de salud aplicadas en Bolivia, Ecuador y Perú. De esta manera, se ilustra el progreso realizado a la hora de definir y satisfacer los derechos universales en estos escenarios políticos, y se exponen los métodos que permiten mejorar la eficacia de estos programas a través de un enfoque de garantías sociales. En este capítulo se utiliza el concepto de garantías y sub-garantías sociales (ver capítulo 2) como marco de análisis. Un principio fundamental del enfoque de las garantías sociales es que el derecho a los servicios básicos y los mecanismos establecidos para prestarlos deben estar claramente definidos; 156 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES reflejados en los marcos legales, institucionales y políticos del país; y protegidos a largo plazo por acuerdos presupuestarios. Otra característica de este enfoque es que no sólo prevé mecanismos que faciliten el acceso a los servicios y que garanticen la calidad de los mismos, sino que también considera su asequibilidad o la posibilidad de reparación y, además, asegura que las personas no se topen con obstáculos a la hora de recibir estos servicios. Desde la ratificación de las constituciones de estos países en los años noventa y, más recientemente, con la ratificación de la Constitución Política de la República del Ecuador en 2008 y la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia en 2009, los marcos normativos en los tres países son cada más explícitos en el reconocimiento de los derechos económicos y sociales de todos los ciudadanos, de tal manera que se incluyen disposiciones sobre los “derechos” y las “garantías” tanto en el ámbito social como en el económico. Las constituciones establecen, por ejemplo, que la educación primaria y secundaria son obligatorias y gratuitas (en Bolivia, sólo la enseñanza primaria era obligatoria antes de la Constitución de 2009). La provisión de enseñanza bilingüe aparece reflejada en las tres constituciones, así como la responsabilidad del Estado para controlar y supervisar la calidad de la educación. Asimismo, los tres Estados respetan la práctica de la medicina tradicional. La nueva Constitución Política del Estado de Bolivia ha evolucionado significativamente con respecto al uso de los servicios médicos tradicionales, y ha dispuesto que el “Estado promoverá el respeto, uso, investigación y práctica de la medicina tradicional; registrará los medicamentos naturales y sus principios activos; y regulará la calidad de su práctica” (artículo 42). Los deberes del Estado en materia de salud, al menos según la Constitución, son normalmente menos claros que los referentes a la educación, y se centran sobre todo en la promoción de un estilo de vida saludable y en el fomento de una mayor conciencia de los asuntos de salud pública. En ninguna de las tres constituciones se especifican, como expresión de este derecho, las prestaciones concretas de atención sanitaria. Recientemente, se han añadido algunas aclaraciones sobre la responsabilidad del Estado en lo referente al derecho a la salud: la Constitución Política de la República del Ecuador declara que el Estado “garantizará el derecho a la salud… acceso permanente e ininterrumpido a servicios de salud, conforme a los principios de equidad, universalidad, solidaridad, calidad y eficiencia… y en la salud sexual y reproductiva” (artículos 42 y 43); y la Constitución Política del Estado de Bolivia de 2009 garantiza el acceso de los ciudadanos a las medicinas necesarias, aunque concede prioridad a los fármacos genéricos (artículo 41). Aparte de los derechos constitucionales, el pleno ejercicio de los derechos depende de la existencia de una legislación coherente que los respalde y que defina detalladamente los servicios, las normativas y las responsabilidades relacionadas con su suministro. El propósito de esta legislación es aclarar el papel de todas las partes involucradas (agencias estatales, sector privado o instituciones civiles y comunitarias) y permitir a los ciudadanos que reclamen responsabilidades cuando una institución en concreto vulnere alguno de sus derechos. En este sentido, la región andina puede obtener grandes beneficios del marco de las garantías sociales. En ocasiones, las reformas continuas de la constitución o de las estrategias políticas nacionales no se acompañan de normas y mecanismos efectivos, ni se les asignan presupuestos suficientes. Los acuerdos legales relativos a la educación bilingüe, por ejemplo, dependen casi exclusiva- FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 157 mente de la ayuda internacional y carecen de fuentes de financiamiento sólidas y adecuadas. Como consecuencia, los avances realizados en el plano político no logran un impacto potencial relevante en las vidas de los más desfavorecidos. En general, en los estados andinos y en todo el continente americano, la protección y el cumplimiento de los derechos económicos y sociales se encuentran eclipsados por los derechos civiles y políticos. Se han alcanzado, en gran medida, las libertades civiles y políticas como, por ejemplo, el sufragio universal, el derecho a la identidad y los derechos de los grupos indígenas a estar representados directamente en las decisiones políticas. Sin embargo, todavía perduran algunas diferencias en materia de educación, salud y vivienda. El ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales en la subregión andina se ha configurado, principalmente, conforme a la protección de la identidad cultural; por ejemplo, el derecho a recibir educación en una lengua indígena o la posibilidad de practicar o recibir atención sanitaria tradicional. De esta manera, los países de la región siempre se han asegurado que se respeten los derechos económicos, sociales y culturales. Garantizar que estos derechos no sólo se respeten sino que también se cumplan, requeriría un enfoque más proactivo por parte de los representantes políticos y de la sociedad en general. La existencia de una legislación coherente con los derechos sociales y económicos, y la definición clara de las responsabilidades institucionales en todos los ámbitos de la prestación de un servicio, son pasos clave para alcanzar el objetivo. Otra característica fundamental de la política social basada en los derechos es que las prioridades políticas se determinan a partir de un diálogo transparente en la sociedad. El enfoque de derechos conlleva obligaciones tanto por parte del Estado como por parte de los ciudadanos. Por lo tanto, para que este enfoque político obtenga unos resultados óptimos, es absolutamente imprescindible contar con el compromiso ciudadano para establecer los derechos, implantar los programas y asegurar que éstos se cumplan, así como para lograr que los beneficiarios sean conscientes de su existencia. El concepto de diálogo nacional y los debates entre los diferentes grupos sociales no es nuevo en los estados andinos. En Perú, en los primeros años del siglo XXI, el Presidente Alejandro Toledo tomó la iniciativa de abrir un diálogo entre el gobierno, la sociedad civil, el sector privado y los organismos donantes internacionales para debatir sobre la renovación de la agenda social. El diálogo culminó en 2002 con la firma del Acuerdo Nacional, cuyo propósito era la mejora de la equidad y la justicia social. Asimismo, se creó la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza, con la función de mantener el diálogo sobre la agenda social y velar por la neutralidad y la transparencia de los nuevos programas sociales. Algunas organizaciones de la sociedad civil siguen siendo imprescindibles para promover la divulgación de los derechos de salud, alimentación y educación así como los derechos de los niños, y además, para asegurar su cumplimiento. No obstante, el Acuerdo Nacional no concede a las organizaciones ciudadanas la participación de manera constante ni les otorga poder en la toma de decisiones. De igual modo, en Ecuador, los grupos de la sociedad civil (como, por ejemplo, el Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, el Observatorio de la Política Fiscal o el Contrato Social por la Educación) se encargan de la planificación y el control de las funciones 158 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES relativas a los servicios sociales, establecen indicadores específicos sobre el derecho a la salud y a la educación infantil, y publican sus resultados para informar a la ciudadanía. En Bolivia, la Ley de Participación Popular de 1994, el Diálogo Nacional 2000 y la posterior Ley nº 2235 de 2001, fundados a partir de acuerdos de carácter municipal y regional, han redefinido los procedimientos de planificación de la política social, y han creado un “mecanismo de control social” a través del cual los ciudadanos pueden participar en la elaboración del plan de prioridades de gasto en sus municipios (MacLean-Abaroa, 2001). La Ley del Diálogo Nacional, nacida del proceso de Diálogo Nacional, también identifica las prioridades políticas nacionales relativas a los derechos sociales y económicos, y establece mecanismos específicos para abordarlas: por ejemplo, el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) que se presentará más adelante. En resumen, las prácticas participativas y la intervención ciudadana han evolucionado significativamente a lo largo de la última década, y han sentado las bases para alcanzar el éxito de las políticas basadas en derechos en la subregión andina. Sin embargo, para establecer un diálogo equilibrado de ámbito nacional, municipal o vecinal, es necesario que todos los ciudadanos estén informados adecuadamente. Lograr que los grupos más vulnerables y las poblaciones más aisladas de los países andinos sean conscientes de sus derechos y de los beneficios a su disposición es una tarea aún por completar, en la que la colaboración de la sociedad civil, el sector privado y otros organismos no gubernamentales con el Estado resultaría fundamental. En la actualidad, algunos de los proyectos dirigidos por organizaciones donantes que se están llevando a cabo en la región se centran precisamente en el uso de mecanismos locales para aumentar la concienciación sobre los derechos sociales (como por ejemplo, nutrición o calidad de la educación básica). Por último, la aplicación de una política basada en derechos requiere un compromiso fiscal estable para reflejar los avances legales, institucionales y políticos en la agenda social. Hasta 2005, el gasto público en educación y salud como porcentaje del producto interior bruto (PIB) en los tres Estados presentados en este capítulo era el más bajo del mundo6. El gasto en educación como porcentaje del PIB en Perú y Ecuador incluso descendió entre 1991 y 20057. Estos resultados se han revertido en los dos últimos años, pero es aún demasiado pronto para valorar la estabilidad de esta tendencia a largo plazo. En 2006, tras la negociación con diversos representantes públicos y de la sociedad civil, el gobierno de Ecuador aprobó incrementos anuales en el presupuesto de educación, desde el 0,5% hasta alcanzar una asignación presupuestaria del 6% del PIB. En este mismo acuerdo se aprobó un aumento obligatorio de las asignaciones presupuestarias para el sector de la salud desde el 0,5% hasta el 4% del PIB (García, Larrea, y Enríquez, 2007; UNESCO, 2007). La Constitución Política de la República del Ecuador de 2008 declara los sectores de salud, educación y justicia como prioritarios en cuestiones de gasto público (art. 286), para los que se debe garantizar un sólido financiamiento. En Bolivia, el acuerdo gubernamental para el financiamiento de los servicios públicos se concreta en los compromisos asumidos respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio e incluso de manera más amplia en los objetivos definidos en el Plan Nacional de Desarrollo. Estos objetivos determinan el gasto mínimo. De esta manera, los tres gobiernos han manifestado su compromiso para asegurar un FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 159 financiamiento adecuado para la política social. Pero, aunque se haya alcanzado un acuerdo fiscal de carácter nacional, los Estados tienen que considerar que existe la posibilidad de que las autoridades financieras correspondientes no asignen, en última instancia, la cantidad de dinero necesaria para completar el presupuesto y cubrir los objetivos acordados. En la mayoría de las ocasiones, es necesario redistribuir los recursos para que el enfoque de las garantías sociales sea viable y asequible. Para conocer todas las dificultades que pueden surgir antes de implantar una política de derechos sociales en un Estado, independientemente de su nivel de desarrollo, es preciso estudiar tanto las asignaciones presupuestarias en materia de asuntos sociales como la calidad de la gestión política y económica, y los patrones de distribución de recursos utilizados generalmente en el país. En Ecuador, por ejemplo, el debate sobre el gasto social ha estado parcialmente centrado, en los últimos años, en la disparidad entre las asignaciones destinadas a los servicios públicos, las cuales benefician principalmente a las familias pobres y a la clase media (un 5,7% del PIB en 2005, con 1,8% del PIB destinado a educación básica y un 1,2% a salud), y los fondos destinados a subvenciones universales como la electricidad, el gas o el combustible (7,0% del PIB), los cuales favorecen principalmente a las clases medias y altas (García, Larrea, y Enríquez, 2007). En Perú, la discusión se centró en las carencias y deficiencias de las coberturas de los programas sociales, y mostraron que los más desfavorecidos no eran, necesariamente, los principales beneficiarios de estos programas. Se considera que los sistemas fiscales no equitativos, junto con la limitada capacidad para recaudar impuestos, son dos de los motivos que provocan la perduración de las desigualdades en América Latina. La baja recaudación de ingresos es característica de esta región, debido, en gran medida, a las crisis macroeconómicas, a la elevada inflación y a la continua oposición política. Se argumenta que gravar de manera directa a las clases más altas resulta complicado en esta región, ya que gran parte de los ingresos del Estado provienen de los impuestos sobre el capital y aumentarlos podría provocar su evasión. Se han introducido algunas reformas fiscales progresivas en beneficio de las familias más pobres, como, por ejemplo, impuestos sobre los saldos bancarios que reemplazan a los impuestos sobre la renta. Sin embargo, estas iniciativas son muy escasas (Justino y Acharya, 2003). Incluso en aquellos estados con recursos públicos limitados, los gobiernos han demostrado que es posible establecer, de manera efectiva, un orden de prioridades en la política social y, a la vez, proteger los derechos otorgados. Un ejemplo es el nuevo programa de salud materno infantil en Bolivia. Durante los años noventa, las asignaciones presupuestarias destinadas a salud en Bolivia aumentaron a un ritmo constante, ya que se esperaba que el gobierno recaudara mayores ingresos del sector privado para sustentar el creciente gasto social. En la práctica, después de 1999, varias crisis externas afectaron el crecimiento económico del país y sumieron al sector público en un grave déficit fiscal que se superó, en gran medida, después de 2004. Dado que el gasto social no podía reducirse fácilmente, debido a la pobreza existente en todo el país, se hizo necesario definir las prioridades presupuestarias. Como consecuencia, nació el SUMI. La situación que dio origen a este programa es comparable, en muchos aspectos, al contexto de los países vecinos de Bolivia. 160 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES La inestabilidad política en la región andina ha condicionado, a lo largo de la historia, la sostenibilidad de las políticas sociales. Para alcanzar el éxito, cualquier iniciativa, actual o futura, enfocada a lograr un contrato social más igualitario, requiere considerar, hasta cierto punto, las medidas que permitan la mejora paulatina de los programas sociales (ya sea a través de mejores instituciones o de mejores acuerdos económicos), a la vez que impidan que puedan ser fácilmente suspendidos o revocados. En los párrafos siguientes se emplea un marco de análisis de las garantías sociales para (1) ilustrar el progreso logrado en Bolivia, Ecuador y Perú en la provisión de beneficios determinados en los ámbitos de educación y salud; y (2) destacar las áreas en las que las políticas y los programas analizados se pueden mejorar con el objetivo de proteger, de la mejor manera posible, los derechos de los ciudadanos en materia de educación y salud. Derecho universal a la educación básica Las políticas de educación en Bolivia, Ecuador y Perú están claramente formuladas bajo principios basados en los derechos. Los tres Estados han reflejado en sus respectivas constituciones el derecho a una educación universal y gratuita (12 años en Bolivia8, 10 años en Ecuador y 12 años en Perú). Asimismo, los tres gobiernos han asumido la responsabilidad de lograr que todo el mundo pueda acceder a la educación durante estos periodos. La Constitución Política de la República del Ecuador de 2008 establece que la educación es gratuita y obligatoria hasta el bachillerato o un grado equivalente; que la educación pública es gratuita hasta la enseñanza superior (incluida); y que se debe prestar una educación bilingüe. En ella también se declara la responsabilidad del Estado para garantizar, según los principios de equidad social, territorial y regional, que todo el mundo tenga acceso a un sistema educativo público. La Constitución de Bolivia anterior a 2009 establecía que sólo la educación primaria era gratuita y obligatoria, aunque el periodo de enseñanza primaria se amplió formalmente de 5 a 8 años. Según la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia (2009), la educación es obligatoria hasta la educación secundaria (bachillerato) y gratuita hasta la enseñanza superior (artículo 81). La Constitución Política del Perú de 1993 conviene que la educación es obligatoria y gratuita en la enseñanza preescolar, primaria y secundaria y que nadie con la suficiente capacidad académica debe verse privado de acceso a la educación universitaria en una institución pública. También dispone que el Estado es responsable de regular y supervisar la calidad del sector de la educación. Las oportunidades de acceso a la educación básica han aumentado significativamente desde mediados del siglo XX. Los índices de infraestructuras y escolarizaciones en primaria y secundaria han aumentado aproximadamente al mismo ritmo en las zonas rurales y en las urbanas, y los programas de enseñanza bilingüe ya están instaurados en toda la región, aunque con unos recursos muy limitados. La descentralización y los enfoques participativos en el suministro de educación han aumentado también, y se ha logrado que las asociaciones de padres y las organizaciones no gubernamentales locales (ONGs) se involucren en la toma de decisiones. No obstante, todavía existen algunos desafíos importantes. En concreto, aún es necesario FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 161 mantener la calidad de la educación básica e igualar el nivel de los programas bilingües al de la enseñanza hispana. En primer lugar, la baja prioridad concedida a la calidad de la educación y a su evaluación impide que los representantes políticos puedan conocer los resultados de las reformas educativas. No sólo es necesario crear una normativa de calidad clara y garantizar su cumplimiento, sino que también es preciso realizar un esfuerzo para aumentar la escolarización y evitar que los niños abandonen la escuela a una edad temprana. En segundo lugar, continúan existiendo graves discrepancias entre la educación bilingüe y la enseñanza hispana en cuestiones de acceso, calidad, protección financiera y, en general, presupuestaria, lo que sitúa a los colectivos indígenas en desventaja. A través de una serie de preguntas y respuestas simples, la tabla 7.1 presenta las diferentes áreas educativas en progreso o retraso según una perspectiva universal y basada en derechos. Se utiliza el concepto de las garantías sociales y las sub-garantías para evaluar si se han implantado mecanismos que regulan ciertos componentes, imprescindibles para la prestación de un servicio educacional (acceso, calidad, protección financiera, reparación, revisión continua y participación civil). Aunque se ha expandido, el acceso a la educación sigue siendo limitado, sobre todo, para los grupos con bajos ingresos y para los estudiantes de las zonas rurales, ya que se enfrentan a mayores dificultades económicas y les resulta más complicado desplazarse hasta los centros escolares. Aunque se brindan oportunidades para la escolarización, el índice de deserción de los estudios sigue siendo elevado. En Bolivia, en 2005, sólo un 77,80% de los niños completaron los 8 años obligatorios de enseñanza (Barja y Leyton, 2007:27). En Ecuador, los estudios muestran que aproximadamente el 10,6% de los niños en edad escolar compatibiliza los estudios con el trabajo, y el 16,0% sólo trabaja y no asiste a la escuela9. Los índices de analfabetismo entre los adultos en el ámbito nacional ascienden al 13% en Bolivia, 12% en Perú y 9% en Ecuador (PNUD, 2007). Apenas existen mecanismos para garantizar el continuo suministro de enseñanza básica que tengan en cuenta las barreras económicas o geográficas. Por esta razón, existe una diferencia muy importante entre las tasas de escolarización y las de finalización. El acceso está limitado, sobre todo para los grupos indígenas, a pesar de la existencia de sistemas de educación bilingüe desde hace años. En Perú, donde los índices de finalización escolar son los más altos de los tres Estados (94% en primaria y 88% en enseñanza secundaria), menos del 10% de los niños indígenas pueden optar a una educación bilingüe. Este tipo de enseñanza sólo se proporciona hasta primaria y, además, cuenta con unos recursos y unos resultados muy limitados. En Ecuador, el acceso a la educación bilingüe está restringido a un 66% en educación elemental, a un 86% en los cursos de primaria y a un 22% en la enseñanza secundaria. El hecho de que un gran número de niños indígenas no disponga de un certificado de nacimiento complica sobremanera su incorporación a la enseñanza (García, Larrea, y Enríquez, 2007:55). A pesar de que se garantiza que la educación en los niveles descritos anteriormente es gratuita, los alumnos deben contribuir económicamente para poder asistir a la escuela. En Ecuador, hasta abril de 2007, la tarifa de matriculación estipulada era $25 al año, y los costos de inscripción estaban cubiertos sólo para el 63% de los estudiantes. En Perú, los estudiantes y, por ende, sus familias, tienen que asumir aproximadamente un tercio de los gastos educacionales. Se han introducido mecanismos de protección financiera parcial para frenar los altos índices de abandono escolar. Sí– educación preescolar, primaria y secundaria universal, gratuita y obligatoria (12 años, edades 4-16). Perú No Sí. Las transferencias monetarias Bono Juancito Pinto, realizadas al final del curso lectivo, se han implantado para evitar la deserción escolar. No ¿Se encuentran garantizadas las prestaciones (servicios) por el periodo de tiempo que en cada caso sean necesarias? (Permanencia). ¿Existe un periodo máximo de espera para recibir un servicio? No Existen programas bilingües. No Sí, pero el índice de abandono escolar es elevado, especialmente entre las niñas y los pueblos indígenas. Existen programas bilingües e interculturales para los colectivos indígenas. Sí. El control de la educación No existen mecanismos concrebilingüe se lleva a cabo a través del tos. Legalmente, las asociaciones Sistema Nacional de las Nacionali- de padres son responsables. dades y Pueblos del Ecuador. Sí– educación elemental, primaria y secundaria universal, gratuita y obligatoria (10 años, edades 6-15). Ecuador ¿Existen mecanismos legales o Existen programas bilingües para institucionales que aseguren la no los colectivos indígenas. discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? No. El Ministerio de Educación es responsable legalmente. ¿Existen procedimientos institucionales que verifiquen que se dé cumplimiento a dicho acceso? Bolivia Sí – educación primaria y secundaria universal, gratuita y obligatoria (12 años; edades 6-18; ampliada en enero de 2009 bajo la nueva Constitución, ya que antes sólo era obligatoria la educación primaria, 8 años). Sub-garantía ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso Tabla 7.1. Matriz de las garantías sociales en programas de educación en Bolivia, Ecuador y Perú 162 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES No No ¿Se evalúan los programas de forma periódica? ¿Se comunican al público de manera efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? ¿Deben los beneficiarios pagar parte de los gastos que suponga la prestación del servicio? Tienen que abonar la matrícula. Incurren en gastos derivados como el transporte, o lo libros de texto, que no están cubiertos por el Estado. El gobierno financia el desayuno en las escuelas. No. Protección financiera Bolivia Ecuador No No No Sí. Definidas en la reforma del plan de estudios de 1996 Ninguna. Cuando el problema Ninguna es la edad o una limitación física, se proporciona una educación alternativa que ayuda a completar o complementar los estudios ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? Calidad Si no se proveen los servicios dentro del plazo de tiempo especificado, ¿se garantizan soluciones alternativas (dentro de dicho plazo)? Sub-garantía Perú Sí. Asumen aproximadamente un tercio del costo: transporte, uniformes, material escolar así como las cuotas de las asociaciones de padres. No, pero los resultados de las evaluaciones se publican en la prensa desde el 2008. No existen mecanismos regulares. El Ministerio de Educación realizó evaluaciones en 1996, 1998, 2001 y 2004. No. Actualmente el Ministerio de Educación las está definiendo. Ninguna. Existen programas alternativos para adultos pero no son un sustituto de la educación estructurada Tabla 7.1. Matriz de las garantías sociales en programas de educación en Bolivia, Ecuador y Perú FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 163 ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? Revisión continua y participación ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? No con carácter nacional Sí. El DS 25273 de enero de 1999 especifica los canales. Todas las leyes y normativas relativas al sector de la educación son públicas. ¿Se comunica al público esta información de manera efectiva (gratuidad)?. Mecanismos de Reparación Bolivia Se puede decir que son accesibles a través de programas suplementarios (desayunos en las escuelas y transferencias monetarias a las familias). No obstante, no se cubren los gastos de transporte, libros, uniformes u otros suministros. Sub-garantía ¿Es posible que las personas que no pueden asumir el costo reciban la prestación de un servicio? Desde 2003, el Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia aplica el Índice de los Derechos de la Niñez. Sí, pero es complicado acceder a algunos, y otros no están disponibles en todo el país. No El acceso está limitado debido a costeo derivados: transporte o ausencia de infraestructuras escolares o fondos para la contratación docente (sobre todo en programas bilingües) Ecuador Perú Existen programas con este fin, pero no hay mecanismos garantizados. Los mecanismos para reclamar un servicio o exigir reparación han tomado forma en las asociaciones de padres y la Defensoría del Pueblo. Las asociaciones de padres y la Defensoría del Pueblo son responsables. La regularidad de la información varía dependiendo de la comunidad. Sí. Se proporciona ayuda económica Tabla 7.1. Matriz de las garantías sociales en programas de educación en Bolivia, Ecuador y Perú 164 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES DS 25273 de enero de 1999. ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? Fuente: compilación de los autores NOTA: ONG=Organización no gubernamental; DS =Decreto Supremo Bolivia Sí. Una red de consejos locales, regionales y nacionales es la principal responsable en la toma de decisiones. Sub-garantía ¿Tienen las asociaciones civiles, comunitarias o de padres un papel concreto en el diseño, implantación y control del programa? Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia y su secretaria ejecutiva, creado en 2004. El Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia realiza un informe cada tres años desde 2002; el Contrato Social por la Educación; organizaciones indígenas nacionales, regionales o locales. Ecuador Perú La Ley 28628 regula la participación de las asociaciones de padres. Sí. Las asociaciones de padres y diversas ONGs desempeñan ciertas funciones. Tabla 7.1. Matriz de las garantías sociales en programas de educación en Bolivia, Ecuador y Perú FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 165 166 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Las subvenciones a las familias condicionadas a la asistencia a la escuela, como el programa Juntos en Perú o Bono Juancito Pinto en Bolivia, son algunas de las medidas financieras emprendidas en toda la región. Estas transferencias condicionadas suponen un incentivo económico para asistir a la escuela y, a su vez, mejoran los controles de asistencia. Sin embargo, lo cierto es que no se puede afirmar si realmente reducen las barreras de asistencia infantil. Los programas de alimentación escolar, implantados en Bolivia y Perú, y de suministro de libros de texto y uniformes, son otros métodos de protección financiera que han obtenido buenos resultados cuando se aplican de manera constante en las distintas comunidades10. La nueva Constitución Política del Estado de Bolivia manifiesta que la ayuda que se proporciona a los alumnos en todos los niveles escolares se realizará a través de “subvenciones económicas, de programas de alimentación, vestimenta, transporte, material escolar o becas a estudiantes de excelente aprovechamiento en todos los niveles del sistema educativo”(artículo 82). Es preciso establecer importantes políticas, programas y canales presupuestarios para satisfacer y controlar esta garantía. En general, los tres Estados han dejado patente su buena disposición y flexibilidad para adoptar programas que reduzcan las restricciones económicas en la educación básica. Todos estos programas de protección financiera, en cambio, funcionan como modelos de asistencia independientes que no garantizan la asequibilidad de la educación básica para toda la población. Cubren algunos gastos relativos a la enseñanza como, por ejemplo, alimentación y vestimenta, pero no cubren otros como puede ser el transporte. Los jóvenes residentes en zonas rurales presentan los índices más elevados de deserción escolar y la tasa más baja de escolarización en secundaria debido, principalmente, al costo que supone el transporte. En Perú, sólo el 48,9% de los jóvenes que viven en zonas rurales pueden asistir a las escuelas de secundaria, en comparación con el 76,2% que reside en zonas urbanas (Ramírez, 2004). Los representantes de la sociedad civil peruana han propuesto un sólido mecanismo de protección financiera que preste especial atención a la educación, tanto primaria como secundaria. No obstante, todavía tiene que ser perfeccionado y aprobado por el gobierno (Vásquez y Monge, 2007). Se han detectado además algunas discrepancias relativas al gasto educacional. Por ejemplo, en Ecuador en 1999, sólo el 35% del gasto alcanzó a los dos quintiles más pobres de la población. Además, el gasto anual por alumno en el sistema educativo bilingüe, $154 en 2006, fue considerablemente más bajo que el presupuesto destinado a los alumnos de educación hispana, $300 en el mismo año, (García, Larrea y Enríquez, 2007:33). El gasto en educación bilingüe aumentó un 30% en 2007, pero todavía existe una diferencia importante. Perú, a pesar de las impresionantes cifras de escolarización, presenta un reducido gasto público destinado a educación, el 90% del cual se dirige al pago de las nóminas de los trabajadores. En Bolivia, el hecho de que sólo se garantizara la enseñanza primaria hasta hace poco tiempo explica la discrepancia entre el gasto destinado a la educación primaria y a la enseñanza secundaria. El presupuesto en educación primaria aumentó de $201,4 millones a $263,6 millones entre 2000 y 2004, mientras que el gasto en educación secundaria en 2004 sólo alcanzó los $74,5 millones (Barja y Leyton, 2007:25). Posiblemente, el gran reto de la educación, desde una perspectiva de derechos, es la falta de una atención constante a la calidad. Aunque los mecanismos adoptados para ampliar el acceso FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 167 y la participación ciudadana han mejorado sistemáticamente en las últimas décadas, ninguno de los tres países cuenta todavía con unos procedimientos regulares para medir y fomentar la calidad. Por un lado, esto tiene como resultado bajos niveles de aprendizaje a escala nacional. En un país que goza de índices de escolarización muy elevados, como, por ejemplo, Perú, un estudio realizado en 2004 muestra que menos del 24% de los alumnos presentan habilidades lingüísticas satisfactorias, y menos de un 5% cuentan con conocimientos suficientes de matemáticas. Por lo tanto, estos resultados conducen a la conclusión de que los peruanos “están muy escolarizados pero se les educa de una manera deficiente” (Guigale, Fretes-Cibils, y Newman, 2006:21). Por otro lado, la insuficiente atención que se le presta a la calidad universal contribuye a agravar las diferencias entre las clases con altos ingresos y las familias más desfavorecidas, entre las zonas rurales y las urbanas, y entre los estudiantes indígenas y los no indígenas. En los tres Estados, un patrón político que favorecía la descentralización de la educación, transfirió una mayor responsabilidad de control a los grupos comunitarios y a las asociaciones de padres. Puesto que a los colectivos con bajos ingresos, rurales o indígenas les es generalmente imposible acceder a la educación y, además, poseen menos información en lo que respecta a la “buena calidad” de la educación, es menos probable que exijan mejoras. Para salvar las diferencias relativas a la calidad y para aumentar la calidad de la educación básica en todo el territorio nacional, los gobiernos deben considerar la posibilidad de establecer una normativa clara de ámbito estatal y un sistema de control adecuado. Éstos se pueden instaurar localmente con la ayuda de las asociaciones comunitarias y las asociaciones de padres. Este sistema de control unificado se está todavía desarrollando en los tres Estados. En Bolivia, se creó un sistema de medición de calidad en 1995 y, posteriormente, en 2004, se derogó. En la actualidad, la Constitución de 2009 establece que “el seguimiento, la medición, evaluación y acreditación de la calidad educativa en todo el sistema educativo, estará a cargo de una institución pública técnica especializada, independiente del Ministerio de Educación” (artículo 89). Además, existe la posibilidad de convocar una conferencia ad hoc sobre la educación de alcance nacional cada 5 años, para establecer pautas en la política educacional. En Ecuador, se utilizó un sistema de evaluación nacional (Aprendo) en 1996, 1997 y 2000, y otro diferente se adoptó en 2001. En 1996, se aprobó de forma consensuada una reforma del plan de estudios en la que se establecieron objetivos tanto para el profesorado como para los estudiantes, pero no se definió un mecanismo de control para el mismo. En Perú, la Ley Nacional de Educación manifiesta que se deben establecer normativas de calidad en todos los niveles del sistema educativo, pero el país no cuenta con una normativa unificada. En su lugar, el Ministerio de Educación otorga a los centros de enseñanza la autonomía (que en ningún caso supone la obligación) para publicar los indicadores, criterios o cualquier otro instrumento de medición del aprendizaje. En Perú, se desarrolló un Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE) concebido para regular, de manera exhaustiva, la calidad. Sin embargo, en el momento en el que se redacta este libro, no estaba aún en funcionamiento. La ausencia de información relativa a las normativas de calidad y la falta de canales de protección financiera, han impedido que los estudiantes y sus progenitores puedan reclamar su derecho a una educación básica. En los tres países existen mecanismos formales de repara- 168 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ción con carácter regional y nacional. Sin embargo, no siempre están vinculados a prestaciones concretas y, además, tampoco se difunde suficiente información al respecto ni se promociona su uso de manera adecuada. En Ecuador, existe el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo pero es complicado acceder a ellos. Los Concejos y Juntas cantonales de protección de los derechos de la niñez y la adolescencia pueden asumir la función de instituciones de reparación y compensación, pero sólo existen en Quito y Cuenca. Se están instaurando consejos comunitarios que velan por los derechos de los niños y adolescentes. En Perú, los principales mecanismos de reparación son las asociaciones de padres y la Defensoría del Pueblo, creada en 1993 y con sucursales en cada región. Las asociaciones de padres permiten a los ciudadanos interponer reclamos aunque, realmente, no han sido muy efectivas a la hora de presentar quejas relativas a la calidad. Esta ineficacia surge, principalmente, debido a la falta de información acerca de las normativas de calidad; y se acrecienta por la ausencia de fuentes y la limitada cantidad de personal docente en las zonas más remotas. Además, los alumnos con mayor probabilidad de abandonar los estudios son, normalmente, aquéllos cuyos progenitores no participan de manera activa en las asociaciones de padres, por lo que éstas no resultan eficientes para garantizar el acceso y la no discriminación. Se están desarrollando progresivamente canales que favorecen la participación ciudadana en los estados andinos y ya han obtenido resultados en las reformas de los sistemas educativos. Las organizaciones civiles y la Iglesia Católica, por ejemplo, han desempeñado un papel clave en la reforma del sistema educativo boliviano de 1994, cuyo objetivo era alcanzar una mayor igualdad de género y modernizar el sistema administrativo y los planes de estudios, entre otras mejoras. En este proceso, las ONG sirvieron de puente entre el gobierno y la población. En la actualidad, en Bolivia todavía existen redes de consejos locales, regionales y nacionales compuestos por representantes públicos y civiles, muy involucrados en la toma de decisiones relativas al sector de la educación. Sus funciones vienen especificadas en la Ley de Participación Popular del país. La nueva Constitución boliviana reconoce y garantiza formalmente la participación social, comunitaria y parental (artículo 83). En Ecuador, el Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia y el movimiento ciudadano Contrato Social por la Educación elaboran un informe sobre la situación de los servicios de la educación básica. Esta entidad controla la educación básica utilizando el Índice de los Derechos de la Niñez, que mide nueve derechos sobre una escala del 0 al 10, en donde 10 significa respeto absoluto por los derechos. En 2007, Ecuador obtuvo una puntuación de 4,3 en esta escala (UNICEF, 2007:9). La participación de las asociaciones de padres en Perú está reconocida por la ley (Nº 28628), pero todavía es necesario mejorar su efectividad tal y como ya se ha comentado. Distintas ONG también intervienen en el ámbito local. Por lo tanto, el análisis desde la perspectiva de los derechos, utilizando la matriz de garantías y sub-garantías en cinco marcos básicos, permite identificar los avances más relevantes llevados a cabo en la política de la educación básica, así como los aspectos que vulneran los derechos de los ciudadanos que los Estados se han comprometido a satisfacer. Se demuestra así que ha habido un avance considerable en cuestión de acceso, pero que sin embargo, existe una carencia de normativas de calidad bien definidas y su correspondiente control. El análisis pone de relieve la ausencia de sólidos mecanismos de protección financiera que impidan que los ni- FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 169 ños de las familias con ingresos reducidos, de zonas rurales o indígenas, abandonen los estudios a temprana edad11. Cuando se establezcan estos mecanismos, los diversos canales de información y las instituciones locales (que por ahora sólo existen en algunas zonas), facilitarán a los ciudadanos el reclamo y la exigencia de sus derechos. En el ámbito nacional, Bolivia, Ecuador y Perú han instaurado una legislación elaborada y detallada que hace hincapié en el derecho a la educación básica y delega la responsabilidad de su cumplimiento en instituciones específicas. Sin embargo, la débil capacidad de los organismos locales y el limitado o desproporcionado financiamiento de los programas educacionales siguen favoreciendo a los colectivos con mayores ingresos, a los grupos urbanos y a los no indígenas, y continúan poniendo en peligro los acuerdos universales, basados en los derechos, establecidos por ley. Derechos universales de asistencia sanitaria En los años ochenta, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) declaró que la salud es un derecho fundamental de todo ser humano (OPS, 1989; Hilburg Catter, 2003). Sin embargo, en contraste con el derecho a la educación, la interpretación del derecho a la salud está peor definida en la región andina y en el continente americano en general. En las tres constituciones de los Estados presentados en este capítulo se reconoce que todo ser humano tiene derecho a una vida saludable. En Ecuador, la Constitución de 2008 también establece que el acceso a la asistencia sanitaria es gratuito (sin garantizar ningún servicio en concreto) y que el Estado debe controlar los servicios de salud. En Ecuador, la Constitución garantiza el fomento y la protección del derecho a la salud de todas las personas; lo que se traduce en agua potable, una vivienda digna o el desarrollo de la seguridad alimentaria y nutricional. Expresa además que los servicios públicos de asistencia sanitaria son universales y gratuitos cuando la atención prestada sea un diagnóstico, un tratamiento, medicamentos y rehabilitación (artículo 362) y que la asistencia médica de urgencia no se debe negar bajo ninguna circunstancia (artículo 365). En la anterior Constitución boliviana, con sus correspondientes enmiendas de 2005, las obligaciones del Estado relativas a la asistencia sanitaria se enmarcaban en un contexto de seguridad social. El Estado asumió el deber de “defender el capital humano protegiendo la salud de la población, (que) asegurará la continuidad de sus medios de subsistencia y rehabilitación de las personas inutilizadas” (artículo 158). La nueva constitución de 2009 es más explícita y declara que “el Estado, en todos sus niveles, protegerá el derecho a la salud, promoviendo políticas públicas orientadas a… acceso gratuito de la población a los servicios de salud” (artículo 35) y “garantizará el acceso al seguro universal de salud” (artículo 36) Además, priorizará la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades (artículo 37). La Constitución Política del Perú (1993), la cual establece que todas las personas tienen derecho a mantener una vida saludable sin sufrir discriminación alguna; limita los deberes del Estado a la promoción de la salud; y sostiene que los servicios de tratamiento, recuperación y rehabilitación son responsabilidades individuales de los ciudadanos. Existen, en cambio, algunas disposiciones más detalladas sobre el derecho a la salud en las leyes nacionales y en las estrategias políticas en el sector sanitario, que se actualizan regularmente, 170 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES a través de procesos cada vez más participativos. La Ley General de Salud del Perú y la estrategia de su Ministerio de Salud son un buen ejemplo. Sin embargo, no se pueden considerar las estrategias nacionales ni la legislación que regula la mayor parte de las instituciones en el sector, como una política de derecho efectiva, ya que sus disposiciones son demasiado generales. Se puede afirmar que no ha sido hasta la pasada década que el marco normativo de programas de salud, compuesto por derechos universales y obligaciones institucionales, se ha tornado efectivo en la subregión. Se presentarán tres programas que reflejan este avance: el Seguro Universal Materno Infantil en Bolivia12, la Ley de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia en Ecuador13, y el Seguro Integral de Salud (SIS) en Perú14. Estos programas conforman un ejemplo de instrumentos políticos que pueden satisfacer los derechos específicos, aunque existan complicaciones en la coordinación legal, gubernamental e institucional que impidan alcanzar los objetivos estipulados. Es primordial conseguir que estos programas sean sostenibles para asegurar que se satisfagan los derechos a la salud establecidos. A pesar de la ausencia de claridad en los deberes asumidos, el Estado sigue siendo el mayor proveedor de servicios sanitarios en Bolivia, Ecuador y Perú, medido según el porcentaje de infraestructuras públicas de salud. En Perú, en 2005, el Ministerio de Salud poseía el 96,5% de los puestos de atención sanitaria (pequeños centros de asistencia), el 62,3% de los centros de atención médica y el 32,2% de los hospitales del país. Los tres Estados han experimentado diferentes tipos de descentralización de los servicios sanitarios, lo que se ha traducido en una mayor independencia financiera y administrativa por parte de las autoridades regionales y municipales a cargo de los asuntos relativos a la salud. Aún así, la atención médica continúa concentrándose en los centros urbanos más poblados. En Perú, por ejemplo, el 48% de los facultativos se encuentra en Lima (Vásquez, 2007:28). La centralización de infraestructuras y la concentración de profesionales en las ciudades suponen otro gran reto a la hora de llevar a cabo los programas de salud universales. En los últimos diez años, han surgido, en estos tres países, iniciativas muy interesantes que implican a ONG, tanto nacionales como internacionales. Estas organizaciones han contribuido considerablemente a superar las barreras geográficas y socioeconómicas y a aumentar la conciencia en lo que se refiere a las prestaciones médicas y alimentarias en las comunidades urbanas y rurales. En Perú, ForoSalud (Foro de la Sociedad Civil en Salud; compuesto por varias ONG de salud) se ha asociado con CARE Perú para formar a un número determinado de voluntarias en las zonas más aisladas, de tal manera que éstas se aseguren de que se cumplen las normativas de salud establecidas en sus comunidades y se involucren para exigir mejores servicios sanitarios. Como medida para promover la participación de los ciudadanos, los gobiernos han trasladado la autoridad sanitaria a un ámbito municipal y han involucrado a las comunidades en la determinación de las prioridades políticas. Como consecuencia, se han creado mecanismos de control sociales en los municipios bolivianos (Ley del Diálogo Nacional) y comités locales encargados de la gestión sanitaria en Perú. Este último es un buen ejemplo que refleja la labor que desempeñan los dirigentes comunitarios en la gestión de los servicios de salud locales. La Ley 27657 (artículo 3) en Perú expone que los comités locales instituyen un contrato entre el gobierno y la población, en el que se estipula que la provisión de servicios de salud básicos es compartida. FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 171 Las dificultades financieras y la distribución inadecuada del gasto en salud entre los diferentes grupos sociales acarrean serios impedimentos a la hora de aplicar un enfoque de derechos en la región. En Perú, el quintil más pobre de la población supone el 7% de todo el gasto de salud (público y privado), mientras que en el quintil más adinerado supone el 44% (Vásquez, Cortéz, y Riesco, 2000). Esta disparidad es resultado, en gran parte, del hecho que los colectivos con mayores ingresos utilizan con mayor frecuencia los servicios sanitarios (y de éstos, los más caros). Con respecto al gasto público, el Estado cubre el 32% de los gastos del quintil más desfavorecido y el 40% del quintil de los que más ingresos reciben. Pero incluso con esta diferencia, el total de los fondos públicos destinados al quintil más enriquecido es aproximadamente nueve veces más elevado que la cantidad invertida en el quintil más desfavorecido. El análisis de los programas de salud seleccionados muestra que las restricciones presupuestarias no siempre son la verdadera causa de los resultados poco satisfactorios alcanzados. El SUMI en Bolivia se financia a través del Tesoro Nacional y mediante la transferencia del 10% de los impuestos recaudados en los municipios. Cuando los fondos no son suficientes, los municipios pueden solicitar financiamiento adicional de una cuenta especial creada durante el proceso de Diálogo Nacional de 2000. En 2003, sólo 47 de los 314 municipios bolivianos (y 28 en 2004) solicitaron este financiamiento suplementario y la mayoría de éstas obtuvieron un balance positivo. Al contrastar estas cifras con el hecho de que el 28,7% de las madres y el 42,6% de los niños no tuvieron acceso al SUMI durante este periodo, se demuestra que la disponibilidad de los fondos no soluciona otras deficiencias en el diseño de los programas y su implantación (Bolivia, Ministerio de Salud y Deportes 2005:5). En 2006, el sector público en Bolivia contó con un superávit del 4,6% (Bolivia Infoforum, 2007), lo que motivó a algunos gobiernos provinciales a proponer, en sus respectivas regiones, esquemas de seguros de salud más ambiciosos que el propuesto por el gobierno nacional. En Perú, es posible considerar la ampliación de los programas de seguros de salud en los distritos que disponen de mayores ingresos provenientes de los impuestos a las industrias mineras, aunque estos recursos se han invertido, generalmente, en infraestructuras. Un financiamiento constante de estos programas de salud se ha asegurado gracias a medidas especiales emprendidas en los tres Estados, tal y como se ha demostrado anteriormente con el SUMI boliviano. La Ley de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia en Ecuador está financiada por el Fondo Solidario de Salud y con el 3% de los ingresos provenientes de impuestos sobre bienes de consumo como el tabaco o las bebidas alcohólicas (García, Larrea, y Enríquez, 2007:21). El financiamiento del SIS en Perú está garantizado, y, además, se creó específicamente un Fondo Intangible Solidario de Salud para facilitar a los colectivos excluidos el acceso a los servicios sanitarios. La tabla 7.2 y el análisis que sigue emplean el marco de las garantías sociales para demostrar que los programas seleccionados en Bolivia, Ecuador y Perú lograron, sin ninguna duda, proteger el derecho a la salud. Desde la perspectiva de los derechos, éstos representan una de las políticas de salud más avanzadas en cada estado. No obstante, prestan una atención desigual a ciertos elementos clave de la política basada en derechos: enfatizan el acceso y la protección financiera pero se quedan rezagados en lo que respecta a la protección de la calidad, la participación ciudadana y el derecho de la población a exigir y reclamar los servicios. Sí. Para la población indígena. Sí. Claramente especificadas. No. ¿Existen mecanismos legales o institucionales que aseguren la no discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? ¿Se encuentran garantizadas las prestaciones (servicios) por el periodo de tiempo que en cada caso sean necesarias? (Permanencia). ¿Existe un periodo máximo de espera para recibir un servicio? No. No se especifica. No. Sí. No. Ecuador ( LMGYA ) ¿Existen procedimientos institucionales que verifiquen que se dé cumplimiento a dicho acceso? Bolivia (SUMI) Sí. En ambos casos están definidos Sí. En ambos casos están definilegalmente. dos legalmente. Sub-garantía ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso Para los servicios hospitalarios con atención especializada; el periodo máximo son 18 días (DS 006-2005-SA, artículo 3). Sí. Algunos servicios como, por ejemplo, la hospitalización. Ninguno está claramente definido. No. Sí. Están definidos legalmente pero se detalla una lista de servicios que otorga prioridad a la atención materno infantil. El SIS no cubre los servicios de rehabilitación. Perú (SIS) Tabla 7.2. Matriz de las garantías sociales en programas de salud seleccionados en Bolivia, Ecuador y Perú 172 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES No. ¿Se comunican al público de manera efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? ¿Es posible que las personas que no Sí. pueden asumir el coste reciban la prestación de un servicio? ¿Deben los beneficiarios pagar parte de los gastos que suponga la prestación del servicio? No. No. ¿Se evalúan los programas de forma periódica? Protección financiera No. La ley sólo menciona algunas recomendaciones. Ninguna. Bolivia (SUMI) ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? Calidad Si no se proveen los servicios dentro del plazo de tiempo especificado, ¿se garantizan soluciones alternativas (dentro de dicho plazo)? Sub-garantía El acceso está limitado para muchas mujeres. No legalmente, pero en la práctica se tienen que asumir algunos gastos. No. No con carácter nacional. Sí. Las normativas de calidad se rigen por las normativas internacionales. Ninguna. Ecuador ( LMGYA ) No existen datos claros. Sí, legalmente, pero el servicio se puede subvencionar para las familias más desfavorecidas. No. No, a pesar de que existen instituciones (Programa de Alimentación y Nutrición a la Familia en Alto Riesgo, Instituto Nacional de Salud). No. Ninguna. Perú (SIS) Tabla 7.2. Matriz de las garantías sociales en programas de salud seleccionados en Bolivia, Ecuador y Perú FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 173 Bolivia (SUMI) Sí. Desempeñan funciones en el diseño e implantación, pero no tienen un papel relevante en su control. Ley de Participación Popular. ¿Tienen las asociaciones civiles, comunitarias o de padres un papel concreto en el diseño, implantación y control del programa? ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? Ecuador ( LMGYA ) Los Comités de Usuarios de la Ley de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia. No concretamente, aunque existen mecanismos diseñados. No existen mecanismos regulares. Sí, pero no en todas las provincias y municipios. No. Perú (SIS) La Ley General de Salud 26842. La ONG ForoSalud. Ninguno se garantiza con carácter nacional. No. No existen mecanismos claramente definidos. Las ONG facilitan algo de información. Fuente: compilación de los autores NOTA: ONG=Organización no gubernamental; LMGYA=Ley de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia; SIS= Seguro Integral de Salud; SUMI=Seguro Universal Materno Infantil Sí, pero no están en funcionamiento. Sí, tanto en el ámbito local como en el nacional. No. ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? Revisión continua y participación ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? Mecanismos de Reparación ¿Se comunica al público esta información de manera efectiva (gratuidad)?. Sub-garantía Tabla 7.2. Matriz de las garantías sociales en programas de salud seleccionados en Bolivia, Ecuador y Perú 174 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 175 Los tres programas presentados en este capítulo incorporan un diseño progresivo si se analizan desde un prisma de derechos. En primer lugar, prestan servicios a grupos claramente identificados según las normativas de salud establecidas universalmente. En segundo lugar, describen un conjunto de prestaciones médicas mínimas, bien definidas y requeridas por estos grupos. En tercer lugar, están respaldados por leyes y normas específicas que garantizan el financiamiento y una prestación fundada en la igualdad y en la no discriminación. Por último, aunque no menos importante, su marco legal establece mecanismos de revisión continua y reparación. En la práctica, en cambio, no alcanzan sus objetivos relativos al acceso universal y la calidad, y no logran que los ciudadanos soliciten fácilmente estos servicios a los que tienen derecho. El SUMI boliviano define una lista de 585 beneficios que se deben prestar gratuitamente a todas las madres desde el periodo de gestación hasta seis meses después del parto, y a todos los niños hasta los 5 años de edad. Los servicios se deben prestar de una manera descentralizada, con los procedimientos presupuestarios y administrativos necesarios para lograr su suministro tal y como se define en cada región y municipio. Estas prestaciones son obligatorias y se suministran en todos los centros médicos. Desde enero de 2007, se han adoptado nuevas prestaciones en el programa, entre las que se incluyen las revisiones médicas preventivas a las mujeres (programa ampliado a todas las mujeres menores de 21). En 2004, se estima que el 28,7% de las madres y el 42,6% de los niños no habían tenido acceso al SUMI (Bolivia, Instituto Nacional de Estadística, 2005). El SIS15 en Perú garantiza la atención médica gratuita a las personas que viven sumidas en la extrema pobreza. En diciembre de 2008, un total de 10.358.793 ciudadanos peruanos estaban afiliados al sistema que cubre la asistencia materno infantil y otros servicios fundamentales, lo que representa un aumento del 48,3% desde diciembre de 2007. En la actualidad, el programa está establecido en las 25 regiones del país con el claro objetivo de prestar asistencia en todas las poblaciones en dónde el 65% o más de sus habitantes viven en la pobreza o en extrema pobreza. En el resto de localidades, se pretende aplicar un sistema de identificación del usuario que estime la capacidad de pago de cada persona registrada16. Aunque el gobierno publica estadísticas detalladas sobre la cobertura del programa17, el porcentaje de población que cumple todos los requisitos pero que no puede acceder a los servicios prestados por el programa no está controlado de manera específica. Las deficiencias en el acceso se pueden deducir, sin embargo, de las diferencias existentes en las estadísticas. El Programa de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia en Ecuador define 54 prestaciones que incluyen atención durante el embarazo, cuidados natales y postnatales, planificación familiar y la detección del cáncer y del VIH/SIDA. Sin embargo, excluye los tratamientos de las enfermedades de transmisión sexual y algunas patologías infantiles comunes, incluso las que requieren hospitalización. El alto grado de informalidad laboral, es decir, la ausencia de un seguro formal, en la subregión andina lleva a diseñar métodos innovadores para asegurar el acceso universal. Este factor es claramente visible en Bolivia, donde una gran parte de la población carece de seguro de salud o busca asistencia médica en el sector informal. Según la Encuesta Continua de Hogares de 2003-2004 en Bolivia, el 76% de las personas que enfermaron o tuvieron un accidente bus- 176 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES có asistencia médica, pero el 24% no lo hizo. Del primer grupo, el 54,3% solicitó atención en el sistema sanitario formal, y el 45,7% restante recibió atención médica en el sector informal. Entre los que no reclamaron asistencia médica, el 40,9% argumentó que el motivo principal era puramente económico; el 30,1% consideró que la situación no era tan grave como para requerir atención; y el 29,0% alegó otras razones, entre las que figuran la larga distancia hasta el centro de salud, la mala calidad del servicio o la carencia de un seguro (Bolivia, Instituto Nacional de Estadística, 2005). Las deficiencias de acceso en los tres programas, en ocasiones, son el resultado de barreras culturales o lingüísticas o, incluso, de obstáculos geográficos que afectan a pueblos indígenas y a otras minorías étnicas como los afroperuanos o los afroecuatorianos. Más que lanzar programas diferenciados para atender las necesidades de las poblaciones indígenas o rurales, los gobiernos deberían lograr que los programas de salud universales que ya existen sean más inclusivos respondiendo a preguntas como: ¿Qué grupos se enfrentarán a los mayores obstáculos o a la discriminación para acceder a los servicios? y ¿Qué instrumentos se pueden utilizar para facilitar su acceso? Este aspecto se ha tratado sólo parcialmente en los programas de salud que se han presentado en este capítulo. Los protocolos de atención a las comunidades indígenas y afroecuatorianas no se incluyeron en los programas materno-infantiles, lo que provocó que estos grupos quedaran excluidos de estos servicios. El acceso universal a estos tres programas se ve realmente comprometido por la ausencia y la ineficacia de los mecanismos públicos de información. La Encuesta de Condiciones de Vida en Ecuador reveló que sólo el 34% de las mujeres eran conocedoras de sus derechos en lo que respecta a la maternidad o la salud infantil (García, Larrea, y Enríquez, 2007:24). En Perú, la Política Nacional de Comunicación para la Salud (1994) y la posterior creación de los Programas de Instituciones Educativas Saludables (2003) han tomado medidas para afrontar la escasez de información pública18. Incluso han resultado más efectivos los esfuerzos realizados por parte de organizaciones donantes y civiles al formar a mujeres locales como educadoras en materia de salud y alimentación (ver Cotlear 2006; DFID/CARE-Perú, 2006). Puesto que estos programas proporcionan una serie de servicios gratuitos universales, no definieron unos mecanismos de protección financiera adecuados, como pueden ser niveles de cotización diferenciados en función de los ingresos percibidos o límites a las cotizaciones. Este hecho sitúa a los grupos rurales y excluidos en desventaja. Aunque oficialmente no es necesario abonar los servicios médicos, a menudo, los pacientes tienen que afrontar los costos que suponen el transporte u otros gastos. En 2004, una encuesta realizada en Ecuador mostró que el 28,0% de las embarazadas debían pagar por los servicios médicos durante el parto y por los cuidados pre y post-natales, y que un 26,1% tenía que abonar gastos del suministro médico en los centros de salud públicos (CEPAR, 2005:33). La adopción de un sistema de protección financiera diferenciado facilitaría el acceso al programa de todos los grupos independientemente de su situación económica. Una de las mayores deficiencias, común en los tres países, es la falta de mecanismos sólidos que garanticen la calidad. En su lugar, la garantía de calidad en estos programas se deriva de las normativas generales de los sistemas de salud19, o de iniciativas esporádicas ajenas a los FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 177 programas o al sector sanitario (dirigidas por organizaciones donantes o por la sociedad civil) que pretenden mejorar la calidad20. Más relevante aún es el hecho de que los profesionales de la salud están poco concientizados de los asuntos de calidad, gestión y cumplimiento de las normativas. En una encuesta sobre salud y demografía realizada en 2000 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú, cerca del 45% de los encuestados no era conocedor o no tenían en consideración la gestión y la aplicación de los mecanismos existentes. Más de un 30% consideró que las prácticas contractuales y la provisión de suministros poco transparentes en los centros de salud eran frecuentes o muy frecuentes. Es más, 22% de los facultativos encuestados confesó que no tenían intención de tomar ninguna medida si se demostraba que los suministros médicos se proveían de una manera sospechosa, y el 25% mantuvo una postura indiferente con respecto a la transparencia del sistema de selección de personal (Alcázar y Andrade, 2000). En lo que se refiere a las oportunidades de reparación, sólo el SUMI en Bolivia ha establecido procedimientos estructurales que encajan con la naturaleza descentralizada del programa. En el ámbito local, cualquier ciudadano tiene la potestad de presentar un reclamo o queja en el consejo de administración de salud local. Este último registra las demandas y las envía al administrador correspondiente, el cual dispone de un máximo de diez días para iniciar las investigaciones oportunas y presentar un informe que contenga las posibles soluciones. El directorio local de salud tiene la obligación de tomar medidas ante estas demandas y comunicar las acciones que se van a emprender al reclamante. Se ha creado un sistema de fraude y de control, que depende del Ministerio de Salud y Deportes, con el objetivo de revisar el correcto funcionamiento de este modelo de reparación. Sin embargo, es imposible determinar la eficacia de este mecanismo puesto que no se publican los datos sobre el número de reclamos registrados por tipo ni de las recomendaciones correctivas propuestas. En Ecuador y Perú, varias organizaciones civiles, como, por ejemplo, los comités de usuarios en Ecuador, Infosalud y ForoSalud peruanos, tienen el potencial para actuar como agencias de reparación. Ésta no es su obligación explícita, sin embargo, contribuyen en gran medida, a divulgar la información pública sobre las prestaciones sanitarias y a agilizar las demandas colectivas para optimizar los servicios. Hay constancia de dos casos de reparación judicial, acogidos a los artículos 3 y 7 de la Constitución, en Perú: dos personas que exigían la provisión de fármacos para tratar el VIH; y un grupo de mujeres, apoyadas por los colectivos de la sociedad civil, que reclamaban el suministro de medicinas anticonceptivas. La Ley de Participación Popular en Bolivia permite la participación, en su justa medida, de la comunidad en el diseño y la implantación del programa SUMI. Diversas redes sociales, compuestas por organizaciones de base y representantes de la sociedad civil, se crearon con unas funciones muy bien definidas: (1) ejercer un control social de tal manera que los beneficiarios del SUMI reciban servicios de calidad y denuncien todos los casos de abuso y discriminación ante el comité de administración de salud; (2) identificar y ayudar a superar las barreras que impiden a la población hacer uso de los servicios del SUMI; (3) participar en las negociaciones en el comité de administración local y en el proceso de su planificación; y (4) promover la movilización social para apoyar al sector sanitario. Además, las redes de organizaciones sociales 178 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES tienen la responsabilidad de desarrollar una gestión social continua y bien articulada con el sistema de salud de tal manera que se garantice el ejercicio del derecho a la salud. Tal y como se ha mencionado anteriormente, no existen estadísticas ni evaluaciones para documentar la correcta gestión de las redes sociales a la hora de garantizar que los programas cumplan su cometido. La nueva Constitución Política del Estado de Bolivia expresa que el Estado regulará y vigilará la atención de calidad, a través de auditorías médicas sostenibles que evalúen el trabajo de su personal, las infraestructuras y el equipamiento, de acuerdo con la ley; sancionará las acciones u omisiones negligentes en el ejercicio de la práctica médica; y garantizará la participación de la población organizada en la toma de decisiones, y en la gestión de todo el sistema público de salud (artículos 39 y 40). En Perú, los Comités Locales de Administración de la Salud son un buen ejemplo de la participación comunitaria en la gestión sanitaria (como puede ser la construcción de una nueva infraestructura de salud). Allí donde se han implantado los comités locales se ha logrado alcanzar un modelo de suministro de servicios más comprometido y más estricto en el cumplimiento de las responsabilidades (Banco Mundial 1999:31). Este modelo, sin embargo, no existe en todas las zonas del país. Se creó un mecanismo de consultas para recoger las opiniones de los indígenas acerca de sus prioridades sanitarias y los métodos de las políticas en materia de salud21. En resumen, Perú muestra una clara intención de promover la participación ciudadana, pero los mecanismos no funcionan coordinadamente, por lo que se mina su potencial para evaluar e influir directamente en ciertos programas estatales específicos. Asimismo, con respecto a los mecanismos de revisión y mejora en los tres Estados, existe un cierto número de canales con el poder necesario para ejercer influencia en las autoridades sanitarias. Pero no siempre están vinculados a políticas o programas concretos, que asuman la obligación específica de control y mejora, y a menudo, sólo funcionan en zonas geográficas limitadas22. La oficina del Defensor del Pueblo en Bolivia es un ejemplo positivo. En su informe de 2005, el Defensor del Pueblo reconoció que algunos servicios sanitarios esenciales para las mujeres no figuran en el SUMI (Bolivia, Defensor del Pueblo, 2005). Se determinó que la vida de un gran número de mujeres en edad de concebir está en riesgo debido a la carencia de medidas para prevenir el cáncer de útero. El Defensor del Pueblo rescató una antigua normativa que ampliaba la cobertura del programa con varios servicios adicionales, incluyendo citologías vaginales para todas las mujeres. Vincular los mecanismos y las agencias de control con un proceso regular de revisión de políticas y programas resultaría en unas intervenciones más eficientes en el sector de la salud. El análisis anterior permite definir dos conclusiones fundamentales con respecto al potencial programático para satisfacer los derechos de salud establecidos y promover un enfoque de derechos. En primer lugar, el análisis, desde la perspectiva de las garantías sociales, demuestra que prestar atención sólo al acceso gratuito y universal, sin considerar la calidad y otros indicadores relevantes, compromete la efectividad general de los programas. El enfoque universal ha favorecido la ampliación de las coberturas y ha eliminado algunas deficiencias de acceso habituales. Pero al mismo tiempo, no se ha prestado suficiente atención a las normativas de calidad y su control, ni a los mecanismos de reparación. Normalmente, se facilita, de manera gratuita, FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 179 el acceso a una lista universal de derechos y prestaciones, en lugar de realizar esta tarea a través de mecanismos de protección financiera diferenciados. La mayor parte de los pacientes todavía incurren en gastos personales debido a los costes vinculados a los servicios o porque sus centros médicos carecen de recursos suficientes o de suministros. En segundo lugar, el análisis sugiere que el potencial institucional para aplicar una política de derechos en Bolivia, Ecuador y Perú es mucho mayor del que se obtiene si se estudian solamente las agencias que están formalmente asociadas a estos tres programas. Un análisis más profundo de los agentes y las actividades en el sector de la salud deja entrever una variedad de enfoques innovadores de la sociedad civil, las organizaciones comunitarias, las instituciones donantes, y las oficinas del Defensor del Pueblo que contribuyen, cada uno a su manera, a reducir las deficiencias de acceso, información y calidad. Aprovechar el potencial existente y relacionarlo con la implantación y el control de las políticas y de los programas, puede dar como resultado un marco más coordinado y efectivo que permita la plena ejecución de los derechos de salud. Conclusión Un análisis desde la perspectiva de las garantías sociales resalta algunas lecciones fundamentales para potenciar la equidad y la inclusión a través de la política social. En gran medida, revela la importancia de otorgar un valor adecuado e igualitario a los cuatro marcos principales de la planificación política: legal, institucional, instrumental/programático y financiero23. Cuando las responsabilidades legales están definidas pero no se han asignado los recursos necesarios para llevarlas a cabo o no se ha establecido una estructura institucional para cumplirlas, las obligaciones del Estado no tienen la suficiente fuerza para promover la inclusión. Esta afirmación, aunque parece evidente, es especialmente relevante cuando los derechos de los grupos más vulnerables están en juego, debido a su limitada capacidad de movilización y su débil representación en los canales de toma de decisiones. Aunque los colectivos indígenas, de mujeres, de jóvenes, de discapacitados u otros grupos marginados disponen ahora de más vías para expresar sus opiniones que en el pasado, y además existen más instituciones gubernamentales y organizaciones civiles para representarlos en el ámbito nacional y local, la relativa influencia de estos canales en el diseño de políticas universales y en el proceso de asignación presupuestaria continúa siendo débil. Es por esto que la mayoría de los programas bilingües en la zona reciben un financiamiento limitado, independientemente de las disposiciones constitucionales establecidas con respecto a la prestación de una educación básica en diferentes lenguas. Para satisfacer las necesidades de los grupos más vulnerables en la práctica, conforme a las leyes establecidas, los compromisos adquiridos por el Estado deben estar reflejados en todos los ámbitos políticos; legal, institucional, instrumental y financiero. Esto se puede reforzar estableciendo mecanismos que permitan la incorporación de la opinión ciudadana en el proceso de elaboración de las políticas, en lugar de (o además de) las grandes consultas a nivel nacional que tienen lugar una sola vez. 180 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Con respecto a la planificación de programas específicos, la perspectiva de las garantías y las sub-garantías sociales pone de relieve el valor de una visión holística en la prestación de servicios. Tanto en los programas de educación como en los de salud, el análisis revela que se está prestando cada vez más atención a las coberturas ampliadas y al acceso mientras que se están desatendiendo las normativas de calidad y su evaluación constantemente. Además del acceso y las disparidades en lo que a calidad se refiere, bien conocidas y documentadas en la bibliografía existente sobre la política social en la región, el análisis de las sub-garantías señala varios ámbitos que afectan al rendimiento de los programas, pero que no se ha considerado de manera explícita. Estos ámbitos abarcan los mecanismos de protección financiera (es decir, la necesidad de revisar todos los costos relacionados y la asequibilidad de los servicios para todos los ciudadanos) o los canales accesibles y asequibles para la reparación, entre otros. Considerar estos aspectos del diseño de los programas es tan importante como el acceso y la calidad. Los índices de deserción escolar, por ejemplo, son en gran parte el resultado de la imposibilidad de las familias de asumir los costos en los que se incurre (comida, uniformes, libros de texto y transporte), y lo mismo sucede con los servicios básicos de salud. Además, el análisis de las garantías sociales muestra que el progreso en el marco de las sub-garantías (acceso, calidad y protección financiera) está estrechamente relacionado. No se puede establecer un mecanismo efectivo de reparación si no existen unas normativas de calidad o de protección financiera que establezcan qué beneficiarios pueden reclamar un servicio. Tampoco se puede llevar a cabo una revisión continua si no existen unas normas de referencia para realizar el examen. Desde luego, la lista de sub-garantías se puede ampliar y definir con precisión. El análisis en este capítulo muestra algunos de los componentes más relevantes. Este capítulo pone de relieve la necesidad de una planificación política que conceda la misma importancia al proceso de prestación de servicios que a otros objetivos más amplios. Las estrategias y las políticas de servicios nacionales están condicionadas y formuladas en función de estos objetivos; por ejemplo, en el caso de Perú, reducir la prevalencia de malaria un 40% y la tuberculosis un 30%, y establecer un sistema de seguridad social para trabajadores autónomos para 2011; y, en el caso de Bolivia, reducir la mortalidad infantil a 30 por cada 1.000 nacimientos entre 2003 y 2015. Por un lado, estos acuerdos nacionales alcanzados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio han promovido la ampliación de las coberturas para proteger a la población más vulnerable y para mantener los pactos presupuestarios de los programas correspondientes. Por otro lado, como objetivo último de la política social, estos extensos acuerdos deberían además motivar a los gobiernos para mirar más allá de los objetivos inmediatos y asegurar un diseño sostenible de las políticas. Un diseño más sostenible tendría en consideración un amplio abanico de criterios, entre los que se encontraría el acceso universal, la calidad, la protección financiera, la reparación y la revisión constante. En otras palabras, alcanzar los objetivos y mejorar los procesos y la efectividad de las políticas debería afrontarse de manera coordinada. El marco de las garantías sociales sugiere una única vía hacia el diseño de una política social inclusiva y sostenible. Se deben desarrollar, discutir y aprobar los derechos o prestaciones sociales de los ciudadanos, así como los mecanismos específicos para su provisión, considerando las circunstancias únicas de cada país. FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 181 Notas 1.Según el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo 2007/08 (PNUD 2007), Bolivia, Ecuador y Perú tienen un índice de Gini del 0,60, 0,54 y 0,52 respectivamente. 2.Según el censo de la población en Perú en 2007, la población indígena sólo representa el 14,82% de la población, medido por el número de personas cuya lengua materna es indígena. 3.Cifras obtenidas del Censo Población y Vivienda de Ecuador, series 1950–2001, elaboradas por el Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador. 4.El Ministerio de Educación de Perú publicó estas cifras (Oficina de Estadística Educativa, 2005). 5.Durante este periodo, las infraestructuras de salud y educación se ampliaron a las zonas más aisladas, y el acceso a estos servicios se incrementó radicalmente. 6.Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2007/2008 (PNUD, 2007), el gasto público en salud como porcentaje del PIB en 2004 era de 1,9, de 2,2 y de 4,1 en Perú, Ecuador y Bolivia, respectivamente. 7.Descendió de 2,8% a 2,4% del PIB en Perú, y del 2,5% al 1,0% en Ecuador. En Bolivia aumentó del 2,4% al 6,4% (PNUD, 2007) . 8.Antes de enero de 2009, la Constitución boliviana consideraba obligatoria solamente la educación primaria (8 años). 9.Las cifras se han obtenido del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador. La organización Desarrollo y Autogestión (DyA- Ecuador), una ONG cuyo objetivo es la mejora de la calidad y las coberturas de los servicios de salud y educación, y la influencia en la política pública, proporciona peores resultados; 69,9% compaginan estudios y trabajo, 15,0% sólo trabaja, y 13,3% solamente estudia (citado en García, Larrea, y Enríquez, 2007:38). 10. Un programa creado en Perú en 2008 se ha comprometido a facilitar ordenadores portátiles (uno para cada niño) en las zonas rurales. 11. Una nueva propuesta, planteada por Vásquez y Monge (2008; ver también Vásquez, 2008), que pretende proporcionar una ayuda económica a las niñas y adolescentes de zonas rurales así como a niños indígenas peruanos. 182 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES 12. El programa se ampara en la Ley 2426, en vigor desde enero de 2003. 13. Se ampara en la Ley 14, octubre de 2005. 14. Se ampara en la Ley General de Salud (modificada por la Ley 27604), Resolución Ministerial 725-2005/MINSA, Decreto Supremo 004-2007-SA. 15. Se puede encontrar información sobre el sistema en http://www.sis.gob.pe/a_quien_antec. html (último acceso el 12 de marzo de 2009). 16. Se puede encontrar información en http://www.sis.gob.pe/a_estad_cuadr.html (último acceso el 31 de marzo de 2009). 17. Las estadísticas sobre las coberturas están disponibles en http://www.sis.gob.pe/estad_indic_070723_2.htm (último acceso 17 de marzo de 2009). 18. En 2006, el Programa de Instituciones Educativas Saludables logra alcanzar los 699 centros educativos, 300.000 estudiantes, y 13.308 educadores. En la actualidad existen más de 762 centros acreditados y 585.381 estudiantes (Perú, Ministerio de Salud, 2006, citado en Vásquez, 2007:49). 19. Por ejemplo, la ley peruana del Ministerio de Salud (Ley 27657, artículo 8) indica que “todos los establecimientos sanitarios y los servicios de salud deben ser apropiados desde un punto de vista médico y científico, y deben ser de buena calidad”. 20. Estas iniciativas incluyen la Defensoría del Pueblo, el Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia en Ecuador, y los programas Cobertura con Calidad y Proyecto 2000 en Perú. 21. El mecanismo de consulta se creó a partir de un acuerdo (resolución ministerial) entre el Ministerio de Salud y la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana. 22. Por ejemplo, el Programa de Apoyo a la Modernización del Sector Salud sólo existe en las regiones de Apurimac, Ayacucho, y Huancavelica. 23. Ver capítulo 2 para obtener información más detallada sobre los marcos políticos y el modelo de garantías sociales. FOMENTO DE LA EQUIDAD SOCIAL: BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ 183 Bibliografía Alcázar, Lorena y Raúl Andrade. 2000. “Transparencia y rendición de cuentas en los hospitales públicos: El caso peruano”. Documento de trabajo 1, Instituto Apoyo, Lima, Perú. Barja, Gover y Jorge Leyton. 2007. “Derechos, asignaciones garantizadas y política social. Caso de estudio: Bolivia”. Documento no publicado, Social Development Department, World Bank (Departamento de Desarrollo Social, Banco Mundial), Washington, DC. Bolivia, Defensor del Pueblo. 2005. “Octavo informe del defensor del pueblo al congreso”. La Paz, Bolivia. 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CAPÍTULO 8 Logro de la ciudadanía igualitaria e inclusiva a través de la política social: los casos de Jamaica y San Cristóbal y Nieves Rachel Hannah Nadelman, Lavern Louard-Greaves y Carol Watson Williams Una herencia compartida de esclavitud, colonialismo y racismo en las islas anglófonas independientes del Caribe1 ha conformado sus condiciones de pobreza y desigualdad, así como su política social institucionalizada. El sistema de servicios sociales caribeño se ha calificado a veces como “curativo por naturaleza”, puesto que se basa en programas destinados a mitigar los efectos negativos de la política económica (OEA, 2008:1). Al mismo tiempo, los regímenes de política social actuales han evolucionado para ofrecer protección legal, formular los derechos, y demostrar, de esta forma, la influencia de las normativas con enfoque de derechos de carácter internacional. La mayor isla anglófona independiente del Caribe, Jamaica, y la menor, San Cristóbal y Nieves, representan dos ejemplos relevantes de cómo la actual provisión de servicios sociales en la región puede contribuir o no a la plena efectividad de los derechos ciudadanos. Considerando la historia compartida de estas dos islas y sus similares influencias contemporáneas, ¿qué papel juega el cumplimiento de los derechos y la promoción de una ciudadanía igualitaria e inclusiva en la forma en la que el gobierno pone en práctica el contrato social con sus ciudadanos? ¿Cómo puede el enfoque de garantías sociales fortalecer los sistemas existentes? El alcance gubernamental para atender las demandas ciudanas de servicios sociales de una forma igualitaria e inclusiva puede interpretarse como un indicador de su capacidad para hacer efectivos los derechos humanos básicos. Las garantías sociales (ver capítulo 2) son herramientas para el diseño y el seguimiento de la política social y de la provisión de servicios que permiten afrontar la injusticia, la desigualdad y la exclusión. A través de mecanismos legales, administrativos, programáticos y financieros, las garantías sociales sirven para definir claramente las prestaciones públicas a las que los ciudadanos tienen derecho, así como para asegurar que el Estado cumple con sus obligaciones. Desagregadas según las dimensiones de acceso, calidad, protección financiera, reparación y puesta en marcha, y revisión continua y participación, las garantías sociales van más allá del marco declarativo de los derechos humanos, al definir es186 LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 187 tos derechos como un conjunto de servicios garantizados que los hacen tangibles y ayudan a su consecución. Así, este capítulo utiliza el enfoque de garantías sociales para: • Explorar el progreso realizado por Jamaica y San Cristóbal y Nieves a la hora de hacer efectivos los derechos y promover una ciudadanía igualitaria e inclusiva a través de la política social. • Destacar los obstáculos normativos, políticos y programáticos que pueden dificultar la efectividad de los derechos. • Subrayar cómo un sistema de garantías sociales puede mejorar la provisión igualitaria de dichos servicios. El estudio de los casos de estos dos países permite examinar el sector de la educación y la salud, y en el caso de Jamaica se incluye también un análisis del sector de la vivienda. La institucionalización de la política social en el Caribe anglófono tiene sus raíces en el colonialismo británico y su forma de responder a los graves disturbios que se extendieron por las islas durante los años treinta. Un siglo después de que Gran Bretaña aboliera la esclavitud en sus colonias, la mayoría de la población de las islas continuaba sometida, en vez de recibir el trato correspondiente como verdaderos ciudadanos, y vivía en condiciones de pobreza sin oportunidades de mejora. Los disturbios significaron un momento decisivo en la, hasta entonces, historia imperial del Caribe. La frustración y desesperanza de la población se demostró en violentas protestas públicas, lo que forzó a las autoridades coloniales a asumir, por primera vez, la responsabilidad de satisfacer las necesidades de la población. Diseñado según la tradición legal de la Common-law o derecho consuetudinario inglés, el primer sistema de servicios sociales de la época colonial siguió un enfoque jerárquico de bienestar cuya implantación se caracterizó por el clientelismo político. Con el logro de la independencia o el alcance del estatus de Estado en los años sesenta y setenta, la mayoría de los nuevos gobiernos autónomos caribeños emergentes ampliaron sus políticas sociales. A pesar de que en ciertas naciones se iniciaron movimientos ciudadanos para lograr una distribución más igualitaria de los beneficios económicos y sociales (principalmente en Jamaica durante los años setenta), éstos no siempre estaban fundados en una perspectiva de derechos. En los posteriores periodos de austeridad fiscal o de predominio de políticas conservadoras, muchos de los logros se revocaron. Hoy día, en todo el Caribe, como se verá en los casos de Jamaica y San Cristóbal y Nieves, la actitud del gobierno y de la población hacia la asistencia social y los servicios públicos continúa caracterizada por su profundo enfoque jerárquico y por los vestigios del clientelismo político. La mayoría de los estados caribeños anglófonos forman parte del sistema universal de derechos humanos (CEPAL, 2007). Con su adhesión, estos países se obligan a integrar los principios básicos de estas convenciones en su legislación y a implantar políticas y programas que favorezcan el pleno cumplimiento de estos derechos. Con escasas excepciones, las islas anglófonas del Caribe han incluido en sus constituciones las disposiciones y garantías necesarias para preservar las libertades políticas y civiles. En general, se respetan y defienden estas obligaciones. En lo que respecta a los derechos económicos y sociales, existe, sin embargo, una discrepancia nota- 188 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ble entre los compromisos adquiridos y la realidad. En el mejor de los casos, estos derechos se han contemplado mínimamente en la legislación o se han hecho efectivos a través de su implantación práctica. Entre los políticos, los teóricos del desarrollo, los medios de comunicación e incluso entre el público, no está claro el concepto de los derechos humanos como herramientas para avanzar en el proceso de desarrollo o para mejorar la igualdad en la provisión de los servicios sociales. En este contexto, la asistencia a las clases más desfavorecidas, incluso cuando se trata del acceso a servicios básicos, se concibe bajo un marco de relaciones clientelistas, y por tanto, no contribuye a la formación de una conciencia de derechos. Los países del Caribe, representados aquí por Jamaica y San Cristóbal y Nieves, han puesto en marcha políticas y programas para contribuir al desarrollo de una ciudadanía inclusiva, aunque esta iniciativa no se ha concebido, necesariamente, desde una perspectiva de derechos humanos. Algunos ejemplos pueden percibirse en el sector de los servicios sociales. En el sector de la educación, la enseñanza primaria y secundaria es obligatoria y gratuita para todos los niños. Como resultado de este logro en el acceso y en la protección financiera, en ambos países se ha logrado la escolarización universal en primaria. En el sector de la salud, la red de atención primaria está diseñada de manera que los ciudadanos no encuentren obstáculos geográficos al acceder a los servicios, ya que existen centros de asistencia sanitaria incluso en las áreas rurales más remotas. La creciente regionalización a través de organizaciones como la Comunidad del Caribe (CARICOM por sus siglas en inglés) y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS por sus siglas en inglés) ha logrado que los estados miembros se beneficien de economías de escalas y de un mayor número de expertos para fortalecer la provisión de servicios sociales. Por ejemplo, CARICOM patrocinó la Declaración de Puerto España, con el compromiso de que sus miembros mejorasen el acceso y la calidad de tratamiento de enfermedades no contagiosas para 2012, y estableció estrategias para facilitar el logro del objetivo. La OECS ha establecido un sistema centralizado de compra de medicamentos que adquiere los fármacos más caros al por mayor, lo que reduce los costos de aprovisionamiento de cada país. Así se logra que las medicinas sean gratuitas (o con un costo bajo) para la población. Aunque no pueden obviarse los obstáculos existentes en Jamaica y San Cristóbal y Nieves en el ejercicio de los derechos ciudadanos, las importantes inversiones que estas islas han realizado con carácter nacional y regional para proveer servicios sociales de manera igualitaria, sugieren que pueden existir los cimientos necesarios para la implantación de un enfoque de garantías socialesque permita el logro de los derechos universales. El caso de Jamaica: políticas y derechos en la provisión de servicios sociales Desde el esclavismo hasta la emancipación, de ser una colonia de la Corona al logro de la independencia, Jamaica2 ha evolucionado desde la completa ausencia de derechos, a un conocimiento limitado de los mismos, y hasta un reconocimiento explícito de derechos igualitarios. Firmante de los dos convenios básicos y de cuatro de las más importantes convenciones de LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 189 derechos humanos (CEPAL, 2007), el país ha logrado la escolarización universal de niños de primaria; altos niveles de inmunización; y crecientes tasas de acceso a electricidad, agua potable, instalaciones sanitarias y tecnologías de la comunicación3. A pesar de las bajas tasas de crecimiento económico y el alto nivel de deuda pública, Jamaica ha mostrado mejoras significativas en indicadores sociales clave, como el acceso a los servicios de saneamiento básico y la esperanza de vida, y caídas sustanciales de las tasas de pobreza4. En las últimas cuatro décadas, especialmente en los años setenta y la primera década del siglo XXI, Jamaica ha invertido considerablemente en servicios sociales, ha aprobado leyes, ha diseñado programas y ha promovido políticas para mejorar la vida de los ciudadanos de a pie. Una reciente innovación de la política social es la reforma de la protección social, que fusionó las iniciativas anteriores de bienestar en el nuevo Programa de desarrollo a través de la mejora de la salud y la educación (PATH, por sus siglas en inglés), el primer programa de transferencias condicionadas del Caribe. No obstante, todavía perduran los efectos de una sociedad marcada por la desigualdad deliberada. Obtener un certificado de nacimiento, requisito imprescindible para una participación absoluta y para la protección de los derechos en la sociedad jamaicana, es todavía inaccesible en al menos el 5% de los nacimientos que se producen cada año (Fox y Gordon-Strachan, 2004). Los delitos violentos, el mayor desafío para la sociedad jamaicana, continúan aumentando cada año, desde los 1.076 por 100.000 personas en 2006 a 1.244 por 100.000 personas en 2007 (Instituto de Planificación de Jamaica, PIOJ por sus siglas en inglés, 2006a, 2007). Incluso entre la población pobre, existen distinciones en lo referente al cumplimiento de los derechos: los niños de áreas rurales tienen acceso a escuelas de menor calidad que los niños que residen en áreas urbanas; las mujeres afrontan más dificultades a la hora de acceder a los programas de vivienda pública que los hombres, puesto que participan en menor medida en el mercado de trabajo y lo hacen, principalmente, de manera informal; la población rural pobre cuenta con un acceso más limitado a los servicios de salud que la población urbana debido a la distribución geográfica de los hospitales especializados. Aunque se han realizado esfuerzos en los últimos cincuenta años para satisfacer las necesidades de toda la población jamaicana, la oportunidad para acceder a estos beneficios ha sido desigual. Este enfoque estratificado se refleja hoy día en la provisión de servicios sociales, especialmente en el sector de la educación y la vivienda. Por tanto, el cumplimiento de los derechos en Jamaica debe analizarse considerando el trasfondo de un bajo crecimiento económico y los elevados niveles de delincuencia, y teniendo en cuenta las mayores inversiones en servicios sociales y la relevante mejora de ciertos indicadores sociales clave. La matriz presentada en la tabla 8.1 describe los elementos clave de las garantías y sub-garantías sociales en Jamaica, en relación a los sectores de la educación, vivienda y salud. El análisis subsiguiente explora la manera en la que las normativas y procesos con enfoque de derecho han sido integrados o no en cada una de estas áreas de la provisión de servicios sociales. 190 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Educación Desde sus comienzos, el sistema educativo jamaicano se estructuró en dos niveles. Al principio, la educación elemental se diseñó para “civilizar” a la población. Así, la enseñanza elemental se convirtió en sinónimo de educación para “todas las edades” (considerada mayoritariamente como la de menor calidad del sistema), y se proveía a la par que una educación más extensa y clásica, destinada a niños de clase media y alta. Con la independencia política, se amplió el acceso a la educación y se garantizó la educación primaria. Desde 2001, el sistema ha incluido la educación secundaria universal hasta el grado 11. Aún así, el sistema de dos niveles perdura. Existen mayores posibilidades de que los estudiantes más pobres se inscriban en estas escuelas para “todas las edades” (peor valoradas) en primaria y en el primer ciclo de secundaria, y en las nuevas escuelas de secundarias conocidas como “escuelas técnicas”. Los estudiantes de clase media y alta asisten mayormente a escuelas primarias privadas, y tras cursar el sexto grado, acuden a las prestigiosas escuelas secundarias establecidas según el modelo británico. El examen de superación de sexto gradoi (GSAT por sus siglas en inglés) es el principal determinante de seguimiento de los estudiantes en los dos niveles. Hasta los primeros años de los noventa, estos dos tipos de escuelas presentaban diferentes planes de estudio y exámenes, diferentes estructuras de dirección y recursos desiguales5. Aunque se han erradicado las diferencias más evidentes, las disparidades entre los centros educativos todavía persisten. i En inglés en el original: “Grade Six Achievement Test” ¿Existen mecanismos legales o Ley de Educacióniii, Ministerio de institucionales que aseguren la no Educación, regiones educativas. discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? Sí, existe una herramienta de control de la asistencia de los niños en edad escolar- Encuesta sobre las condiciones de vida en Jamaica (JSLC, por sus siglas en inglés), y el Censo del Ministerio de Educaciónii. ¿Existen procedimientos institucionales que verifiquen que se dé cumplimiento a dicho acceso? Educación Sí, obligatoria para niños con edades entre 6 y 16 años, en proceso de cambio hasta 18. Sub-garantía ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso No, el acceso a los subsidios para la vivienda es aún discrecional en muchos casos. El NHT presenta el método de selección más desarrollado. El acceso al financiamiento es discriminatorio por definición (esto es, en función de los ingresos percibidos). No Fondo Nacional Fiduciario para la Vivienda (NHT, por sus siglas en inglés), con todos los contribuyentes del fondo; ciertos grupos, según ingresos y situación geográfica, pueden optar a viviendas sociales, como el Proyecto de Vivienda en Barrios Marginalesiv. Vivienda Tabla 8 1. Matriz de las garantías sociales en materia de educación, vivienda y salud en Jamaica No hay una legislación general antidiscriminatoria, pero existen los principios basados en derechos de los años setenta. La descentralización se lleva a cabo a través de autoridades regionales de salud. No, pero el Ministerio de Salud cuenta con un sistema de información que indica el tipo y número de casos, JSLC. Si, en algunos casos existen disposiciones legales: Ley de Inmunizaciónv, Ley de Salud Públicavi , y Fondo Nacional de Salud (NHF, por sus siglas en inglés) para las enfermedades contempladas. Salud LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 191 ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? No está claro si existe normativa para todos los ámbitos; existen acuerdos sobre los niveles de servicio que establecen la normativa para las infraestructuras de salud en distintos niveles. Se utilizan normativas internacionales. La legislación de viviendas en el sector formal incluye una normativa clara de vivienda. Calidad Si, se utiliza un examen estándar para evaluar el aprendizaje en primaria y secundaria. Se ha definido el ratio de estudiantes por profesor. Los profesores de secundaria y primaria (especialmente en primaria y preescolar) deben poseer una certificación especial. Se imparte un plan de estudios armonizado de carácter nacional. Se realizan evaluaciones de alfabetización y habilidad numérica en cuarto grado. Ninguna. No. Si no se proveen los servicios dentro No, pero existen propuestas para No. del plazo de tiempo especificado, ampliar las escuelas: construcción ¿se garantizan soluciones alternati- de nuevas aulas. vas (dentro de dicho plazo)? Disponible si se solicita. No. Salud ¿Existe un periodo máximo de espera para recibir un servicio? Vivienda No están claramente garantizados y no para todos los tratamientos. Educación ¿Se encuentran garantizadas las Cobertura universal hasta grado 9. No, los beneficiarios pueden prestaciones (servicios) por el peperder la vivienda en caso de no riodo de tiempo que en cada caso pago. sean necesarias? (Permanencia) Sub-garantía Tabla 8 1. Matriz de las garantías sociales en materia de educación, vivienda y salud en Jamaica 192 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Vivienda Salud No hay tasas para los usuarios, pero los clientes se hacen cargo de otros costos, como la medicación y algunos servicios de diagnóstico. A menudo no para el público en general; puede estar disponible para aquellos que tienen acceso. Solo en ciertos programas específicos, como el VIH/SIDA y la malaria, pero no de forma general en el sector. Si, la mayoría de los programas de Si, el NHF cubre los costos de vivienda social no requieren ninguna ciertos medicamentos. contribución; algunas suponen asumir una hipoteca, como el Proyecto de Vivienda en Barrios Marginales. No hay costos de matricula; las NHT, esquema contributivo. familias deben hacerse cargo de otros costos derivados como alimentación, transporte, libros, y, en la escuela secundaria, uniformes. ¿Es posible que las personas que Si, existe un modelo de alquiler no pueden asumir el coste reciban de libros, así como programas de la prestación de un servicio? alimentación en las escuelas. Las tasas para la escuela secundaria se abolieron en septiembre de 2007. Protección financiera ¿Deben los beneficiarios pagar parte de los gastos que suponga la prestación del servicio? Si, están disponibles las puntuacio- No. nes de los exámenes y el resultado de las evaluaciones se publica en los medios de comunicación. No. ¿Se comunican al público de manera efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? Educación El Ministerio de Educación se encarga de evaluar la calidad. Existen planes para desarrollar un servicio de inspección bajo el proyecto Transformación de la educaciónvii, con oficinas regionales. No está claro con qué periodicidad se realizan las evaluaciones. ¿Se evalúan los programas de forma periódica? Sub-garantía Tabla 8 1. Matriz de las garantías sociales en materia de educación, vivienda y salud en Jamaica LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 193 Educación Código de consulta en el sector público; la consulta es obligatoria para cada nueva política y ley en desarrollo. El código establece el proceso de consulta que debe llevarse a cabo. Notas: JSLC: Jamaica Survey of Living Conditions; NHF: National Health Fund; NHT: National Housing Trust Código de consulta en el sector público; la consulta es obligatoria para cada nueva política y ley en desarrollo. El código establece el proceso de consulta que debe llevarse a cabo. ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? Si. Para algunas viviendas sociales, como el programa de autoconstrucción de viviendas para los sectores de bajos ingresos (site and service). Si. Vivienda No está claro. Si, las asociaciones de padres y No. profesores, consejos escolares y el Ministerio de Educación; nuevo servicio de inspección en proceso. Si. ¿Tienen las asociaciones civiles, Si, la asociación de padres y comunitarias o de padres un papel profesores. concreto en el diseño, implantación y control del programa? ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? Revisión continua y participación ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? Mecanismos de Reparación ¿Se comunica al público esta información de manera efectiva? Sub-garantía Tabla 8 1. Matriz de las garantías sociales en materia de educación, vivienda y salud en Jamaica Salud No es una garantía. Código de consulta en el sector público; la consulta es obligatoria para cada nueva política y ley en desarrollo. El código establece el proceso de consulta que debe llevarse a cabo. A menudo, se rige a través de estructuras gremiales, aunque sí existe participación en proyectos específicos, como la concientización sobre el SIDA y la prevención de la violencia. Si, mecanismos de evaluación y seguimiento. Sin asunción de garantías, existen mecanismos para que la población pueda exponer sus problemas y que éstos se resuelvan posteriormente. Si. 194 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 195 ii En inglés en el original:”Ministry of Education Census” iii En inglés en el original: “Education Act”. iv En inglés en el original: “Inner City Housing Project”. v En inglés en el original: “Immunization Act” vi En inglés en el original: “Education Transformation”. vii En inglés en el original: “Public Health Act” En 2009, Jamaica llevaba cuatro años inmersa en el proceso de Transformación de la educación. A pesar del sólido marco legal6, las altas tasas de escolarización, la reforma del plan de estudios y otros esfuerzos por mejorar la educación, un informe de 2004, realizado por el Grupo de trabajo para la reforma educativaviii, concluyó que el sistema educativo, en todos sus niveles, no había alcanzado el objetivo esperado tal y como demuestran los resultados de los exámenes académicos llevados a cabo en todo el país. La consecuente reforma total del sistema abordaba cuestiones de igualdad, calidad, acceso, resultados y rendimiento. Supuso la modernización del Ministerio de Educación para hacerlo más pequeño y eficiente, el aumento de las instalaciones y la mejora de las infraestructuras y la adopción de estrategias pedagógicas para promover la alfabetización de los alumnos y superar las deficiencias en las disciplinas matemáticas. Estas iniciativas políticas, legislativas e institucionales están siendo implantadas en todo el país, gracias al clima de predisposición nacional a las mejoras en el sistema educativo. Sin embargo, la decisión de integrar el proyecto Transformación de la educación dentro del Ministerio de Educación, junto con una disminución de los objetivos de rendimiento debido a la lentitud en la obtención de resultados, pone en evidencia la efectividad de las reformas (Wynter, 2009). La Encuesta de condiciones de vida en Jamaica de 2006 muestra que desde preescolar hasta el grado 9, se proveen altos niveles de acceso a la educación. Aunque las tasas de registro en la escuela no se abolieron hasta 2007, desde inicios de los ochenta existe una escolarización casi universal de los niños de 3 a 5 años (Instituto de planificación de Jamaica 2005). En segundo ciclo, existe un acceso casi universal para los alumnos más jóvenes, de 12 a 14 años, pero esta tasa cae en picado, hasta el 88,3% en el caso de los alumnos de entre 15 y 16 años y hasta el 45,9 % en el caso de los estudiantes de entre 17 y 18 años, para los que no está garantizada políticamente la provisión de educación. A pesar de que la educación debe estar garantizada hasta el grado 11, la escasez de infraestructura en los grados 10 y 11 ha creado la mayor barrera para la consecución de esta garantía. Las disparidades más notables en el acceso a la educación ocurren debido a factores de localización geográfica y de género. En las áreas rurales, el 85,8% de los niños completan la educación secundaria, mientras que en áreas urbanas y suburbanas el índice asciende a 91,7%. Esta diferencia se debe, en su mayor parte, a la escasez de infraestructuras en los grados 10 y 11. Las altas tasas de escolarización de niñas (92%) se compensan con las menores tasas de escolarización de niños (85%). Estadísticamente, los niños tienen más probabilidades de ser inscritos en escuelas que sólo imparten formación hasta el grado 9, y, por tanto, se ven más afec- viii En inglés en el original: “Task Force on Educational Reform”. 196 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES tados por la escasez de infraestructuras en los grados siguientes. Al reconocer esta barrera de acceso, el Ministerio de Educación, bajo el proyecto Transformación de la educación, ha construido nuevas escuelas de enseñanza secundaria, lo que ha favorecido la creación de 6.250 plazas adicionales para los grados 10 y 11, con especial atención a las zonas rurales7. Aunque las tasas de escolarización son altas en Jamaica, la asistencia continúa siendo uno de los grandes retos (Instituto de Planificación de Jamaica, 2007). Las escuelas para “todas las edades” son las que presentan menores tasas de asistencia. Los estudiantes que residen fuera del área metropolitana, especialmente en zonas rurales, no pueden asumir el alto costo del transporte, ya que el sistema público que subvenciona estos gastos sólo está disponible en la capital y en otras ciudades de la zona occidental de la isla. Además, el sentimiento de inseguridad, debido a la situación de temor generalizada o a casos de violencia específicos, es la causa de que, cada vez en mayor medida, se cierren centros o de que los niños no puedan salir de sus comunidades para asistir a la escuela. Aunque no existen datos empíricos disponibles sobre el número de días lectivos perdidos debido a la violencia existente, es evidente que supone un problema que debe controlarse debidamente. Por tanto, aunque la escolarización está garantizada en Jamaica hasta el grado 11, existen barreras que impiden la asistencia diaria, lo que puede reducir, potencialmente, el acceso al sistema educativo. Aunque es indudable que las barreras de acceso y asistencia requieren seguimiento y mejoras constantes, las dificultades del sector educativo en Jamaica se centran en mayor medida en las cuestiones de calidad. Estas dificultades están directamente relacionadas con el sistema en dos niveles del país: con las escuelas de secundaria tradicionales, reconocidas por el rigor y el rendimiento académico; y las escuelas para “todas las edades”, tristemente conocidas por sus malos resultados. Cuando se realizan evaluaciones de calidad en su conjunto, se reconoce de manera general que los resultados están muy por debajo del nivel socialmente aceptable. Desde 1999 el Programa Nacional de Evaluacionesix ha establecido cuatro exámenes en primaria para evaluar las competencias académicas de los estudiantes y su preparación, en los que se examinan la preparación académica, su nivel de alfabetismo y su rendimiento general. A su vez, se ha establecido el Examen de superación de sexto grado, que se utiliza para evaluar el rendimiento en secundaria. Quizás los mayores desafíos respecto a la calidad de la educación se encuentren en la provisión de educación secundaria, que, como se planteaba anteriormente, presenta mayores problemas de selectividad y elitismo. Las escuelas secundarias tradicionales incluyen los grados 12 y 13, durante los cuales existe la posibilidad de realizar los diferentes exámenes de nivel avanzado de Cambridge y el Examen de nivel avanzado del Caribex. Incluso hoy día, muchas de las escuelas de secundaria técnicas (las antiguas escuelas secundarias) no ofrecen estos años de educación complementaria y por tanto, no ofrecen a sus estudiantes la oportunidad de pasar estos exámenes que son de crucial importancia para el desarrollo profesional. Los resultados disponibles de los exámenes para el Certificado de educación secundaria del Caribe (CSEC, por sus ixEn inglés en el original: “National Assesment Program”. x En inglés en el original: “Caribbean Advanced Proficiency Examination” LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 197 siglas en inglés), cotejados por el Consejo Nacional de Educaciónxi, muestran que las escuelas de secundaria técnicas obtienen, generalmente, el peor rendimiento. Considerando esta situación, no sorprende que los jóvenes declaren que los principales obstáculos para encontrar un trabajo son “la falta de oportunidades para recibir formación adecuada”, “educación general inadecuada”, “sin formación”, “vocación educativa inadecuada” o “insuficiencia de puestos de trabajo disponibles” (Instituto de Planificación de Jamaica, 2006b). Jamaica ha puesto en marcha diversos mecanismos que ofrecen protección financiera a los estudiantes y previenen su exclusión por la incapacidad económica. Aunque la educación primaria y secundaria es gratuita, las escuelas requieren de los padres una contribución voluntaria para cubrir ciertos gastos escolares. Según la Ley de Educación, el Ministerio de Educación brinda apoyo financiero a través de ciertos programas, como las comidas subvencionadas en las escuelas, el modelo de alquiler de libros para escuelas de secundaria y los costos de transporte reducidos en el área metropolitana de Kingston (KMA, por sus siglas en inglés) y en Montego Bay. Las contribuciones más importantes de las familias no son las relativas a los costos escolares directos, sino a los gastos derivados como la alimentación, el transporte y el apoyo académico extracurricular. Una parte integral del diseño y ejecución del proyecto Transformación de la educación ha sido la participación de los ciudadanos y otros interesados. Un compromiso ciudadano activo se muestra como fundamental para una reforma exitosa, demostrado con el ejemplo de dos de las seis nuevas líneas de trabajo: cambio en el comportamiento de los estudiantes y relaciones entre la comunidad y la escuela. Los objetivos de estas iniciativas se derivaron de los resultados de las consultas realizadas a lo largo y ancho de la isla, entre los profesionales de la educación y el público en general, en el año fiscal 2003-2004. El proyecto Transformación de la educación organiza reuniones de tipo cabildo en las principales ciudades para informar al público de los avances, solicitar opiniones y sugerencias y resolver cualquier duda. Entre las innovaciones para fomentar la implicación de los padres, está el establecimiento de la Asociación Nacional de Padres y Profesores de Jamaicaxii y el desarrollo de una Política Nacional de Paternidadxiii, coordinada por la Comisión de Primera Infanciaxiv. El principal cometido de la Asociación Nacional de Padres y Profesores es la mejora de las relaciones entre la familia y la escuela, y el logro de la participación de los padres en el sistema educativo como actores clave. No obstante, la asociación tiene una grave carencia de recursos y fondos. Además de las oportunidades estructuradas para participar en el diseño de la política educativa, existe un activo grupo de presión de la sociedad civil que se encarga de sacar a la luz las deficiencias del sistema docente en los debates sobre delincuencia y desarrollo económico de Jamaica. Este grupo, que incluye diversos representantes de la sociedad jamaicana, inició un proceso de revisión continua, en el que utiliza información sobre el rendimiento educativo, con el fin de defender la revisión del sistema educativo; lo que condujo al proyecto Transformación de la educación. xi En inglés en el original: “National Council of Education” xii En inglés en el original: “National Parent Teachers’ Association of Jamaica”. xiii En inglés en el original: “National Parenting Policy”. xiv En inglés en el original: “Early Childhood Comission”. 198 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES De acuerdo con la Ley de Educación y la Ley de Primera Infanciaxv, y conforme a la las acciones administrativas del gobierno fundadas en el derecho consuetudinario inglés, los padres o tutores pueden reclamar compensaciones por agravios interponiendo reclamos legales. Aunque escasos, existen ejemplos exitosos de estas impugnaciones judiciales al sistema educativo. Las estructuras de dirección del sistema educativo (consejo escolar, director, y las oficinas centrales y regionales del Ministerio de Educación), bien establecidas y accesibles, ofrecen limitadas medidas de compensación a las familias. Asimismo, en el ámbito local, los padres y cuidadores pueden solicitar la intervención del Ministerio como mediador; y tampoco es extraño que los padres soliciten la expulsión del director, de profesores o de miembros del consejo escolar por un supuesto bajo rendimiento. Vivienda La necesidad de viviendas asequibles y decentes sigue siendo uno de los grandes desafíos para mejorar las condiciones de vida en Jamaica. Aunque la Constitución no establece ningún derecho específico a la vivienda, Jamaica reconoce la necesidad de cualquier ser humano a disponer de un alojamiento. Como firmante de la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jamaica reconoce de manera implícita el derecho a la vicienda. Desde la independencia de Jamaica en 1962, los sucesivos gobiernos se han centrado en la propiedad de la tierra y la vivienda, pero este servicio social ha sido, más que cualquier otro, fuente de clientelismo político. Esta situación fue especialmente flagrante en los periodos inmediatamente pre y post-independencia, cuando se crearon las comunidades homogéneas garrison, con el objetivo de proporcionar apoyo político al partido en el poder. La distorsión geográfica deliberada, con fines políticos, no es ya una característica de la provisión de vivienda en Jamaica, pero la sociedad continúa gastando importantes sumas de dinero para corregir los efectos de sus negativas consecuencias sociales. A pesar de un crecimiento sostenido, de aproximadamente un 1% desde 1998 y del 0,5% desde 2000, la demanda de viviendas continúa siendo superior a la oferta. Así, según el Censo de población y vivienda de Jamaicaxvi de 2007, los alojamientos informales8 se han convertido en una solución de bajo costo. Jamaica tiene un importante marco legislativo e institucional para la provisión de viviendas. Ante la ausencia de legislación actualizada o una política correctamente definida y una estructura institucional, resulta complicado y poco funcional el financiamiento de viviendas, la asequibilidad, la provisión, el acceso y la seguridad. La Ley de la vivienda de 1955xvii es la piedra angular del marco legislativo, y autoriza al Ministerio de Vivienda a decidir qué áreas son adecuadas para el desarrollo y autorizar o no las propuestas de construcción de viviendas. Desarrollada en 1996, la Política Territorial Nacionalixi se enfrenta a algunas de las más complicadas y relevantes cuestiones relativas a la gestión del territorio y al desarrollo del mismo, incluyendo xv En inglés en el original: “Early Childhood Act”. xvi En inglés en el original: “Jamaica’s Population and Housing Census”. xvii En inglés en el original: “Housing Act of 1955”. xviii En inglés en el original: “Ministry of Housing”. LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 199 los derechos de acceso y propiedad9. El Fondo Nacional Fiduciario para la Vivienda representa el mayor esfuerzo realizado por el país para la provisión de viviendas. Establecido en 1976, la misión del fondo en sus comienzos era aumentar y mejorar el stock de viviendas y proporcionar asistencia financiera para los contribuyentes más necesitados, con los fondos recaudados a través de una deducción obligatoria en las nóminas (2% los trabajadores y 3% los empresarios). El acceso y la distribución de la tierra, respaldadas por acuerdos de propiedad locales10, ha afectado históricamente a la asequibilidad y seguridad de las viviendas. La propiedad de la tierra se demuestra a través de un título de registro (de rango más alto que el título otorgado conforme al derecho consuetudinario inglés), que certifica la titularidad definitiva de la propiedad. A pesar de que el 78% del territorio jamaicano se considera de propiedad privada (Mycoo n.d.), la Política Territorial Nacional de 1996 reveló que menos del 45% de ella está legalmente escriturada. Según la JSLC de 2006, aproximadamente el 21% de la población vive en terrenos alquilados o arrendados, un porcentaje en continuo declive desde 1997, cuando se situaba en el 27%. Este declive puede ser interpretado, con cierta prudencia, como el resultado de los continuos esfuerzos para regularizar la propiedad y tenencia de la tierra en Jamaica. De acuerdo con las estadísticas regionales, la seguridad que proporciona la titularidad de una vivienda en propiedad es mayor en las zonas rurales11. Con una seguridad de vivienda superior en los quintiles más pobres que en los más ricos (2006 JSLC), cabe preguntarse sobre las condiciones y la formalidad de dichas viviendas. A pesar del constante aumento de esta seguridad entre las familias, muchas de ellas no poseen la propiedad formal de la tierra, por lo que se les clasifica como “ocupantes ilegales”12. Otras familias sí ostentan la tenencia de una propiedad (lo que significa que poseen registros legales de sus viviendas), pero no tienen la propiedad de la tierra en sentido estricto13. En este contexto, es evidente que los niveles de acceso en el sector de la vivienda tienen una interpretación mucho más compleja que en el caso de la educación. La propiedad parece ser un concepto ambiguo: entre los jamaicanos con acceso a algún tipo de vivienda, aproximadamente el 40% vive bajo condiciones que no se consideran legalmente aseguradas (2004 y 2007 JSLC); una cifra que ha permanecido prácticamente invariable durante más de una década. Esta incertidumbre legal significa que el acceso a la vivienda puede estar en peligro a largo plazo. La calidad de las viviendas puede evaluarse en función del acceso a ciertos servicios básicos, como al agua potable, a algún tipo de saneamiento y a la electricidad. Muchas de las casas cuya propiedad se considera legal, especialmente en zonas rurales, son de baja calidad y no tienen acceso privado a agua potable o instalaciones sanitarias (2006 JSLC). En 2006, en la mitad de los hogares jamaicanos vivían una o dos personas en cada dependencia habitable. Según los indicadores internacionales de personas por habitación (1,00 a 1,01), una considerable proporción de los hogares jamaicanos, concretamente un 50%, vivía en condiciones de hacinamiento14. Esta proporción era más alta en las áreas rurales (52%), seguidas de KMA (48%) y de otras ciudades (47,8%). El porcentaje de viviendas con acceso a agua potable canalizada permanece constante de 1996 a 2006, sin embargo, la proporción de hogares que obtienen el agua de las fuentes públicas ha descendido desde el 14,9% en 1995 al 6,7% en 2006, en gran parte gracias a la política pública. En 2006, algo menos de dos tercios de los hogares disponían de un inodoro con cisterna en la vivienda, un ligero aumento desde 1996, cuando la proporción era del 53,6%. 200 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES En ese mismo año, un tercio de los hogares recurrían a letrinas en una fosa, aunque esta cifra ha descendido desde el 46,1% registrado en 1996. Aunque las condiciones de las viviendas parecen estar mejorando, como se demuestra por la mejora de las instalaciones sanitarias, el número de hogares en el área rural que no disponen de agua potable en su vivienda y en los que las familias viven en condiciones de hacinamiento, hace concluir que la calidad general de las viviendas no es muy alta (2006 JSLC). La posibilidad de protección financiera a través de préstamos e hipotecas para adquirir o construir viviendas es una de las preocupaciones críticas en el mercado inmobiliario jamaicano. El costo en aumento de las viviendas y la distribución desigual de las riquezas dificultan a la mayoría de los ciudadanos la adquisición o construcción de una casa. Como el principal ente financiador de viviendas, el Fondo Nacional Fiduciario para la Vivienda ha otorgado más de 41.500 millones15 de dólares jamaicanos (J$) en hipotecas desde 1990. Asimismo, se ha recibido apoyo adicional por parte de los sindicatos, constructoras y del sector privado a través de préstamos; y de los gobiernos locales, a través de diferentes subsidios. A pesar de las ingentes sumas dedicadas al financiamiento de la vivienda, la mayor parte de la población pobre no tiene posibilidad de beneficiarse de ellas. El Fondo Nacional Fiduciario para la Vivienda no ha podido atender las necesidades de los grupos con bajos ingresos, aunque éstos eran, inicialmente su público objetivo principal. Una de las principales razones es la incapacidad de los individuos de cumplir los requisitos para obtener una hipoteca. Existen indicios de que menos del 10% de los jamaicanos tienen ingresos suficientes para solicitar las hipotecas ofrecidas por el sector privado y comprar las viviendas más baratas del mercado (Klak y Smith, 1999). Esta situación empeora en el caso de mujeres con bajos ingresos que trabajan en el sector informal y que, por tanto, no están registradas en el Fondo. Estas restricciones financieras que afrontan los pobres aumentan las posibilidades de que éstos terminen comprando propiedades en zonas que presentan un riesgo medioambiental (como por ejemplo, áreas propensas a sufrir inundaciones). Existe una carencia considerable de participación comunitaria en la planificación urbanística y en los mecanismos de revisión continua de las políticas y programas de vivienda en Jamaica. A pesar de los diversos intentos para lograr la cooperación entre distintas instituciones, los planes de acción y los programas de desarrollo urbano no han previsto la implicación de las comunidades en las iniciativas de desarrollo local. La Ley de Planificación de ciudades y del país de 1957xx obliga a la implicación de las comunidades en el proceso de desarrollo territorial, pero esto no se ha cumplido en el ámbito nacional, local o comunitario. La ausencia de una regulación de planificación actualizada ha supuesto un enfoque parcial en la planificación del uso sostenible del territorio. Si no se producen cambios en los marcos legislativos e institucionales que regulen la gestión del territorio, especialmente en el ámbito político, la participación comunitaria no llegará nunca a traducirse en beneficios sociales y económicos para las comunidades. Como en el caso de la participación y la revisión continua, los mecanismos de reparación en el sector de la vivienda no están suficientemente desarrollados. Los problemas relativos a la xx En inglés en el original: “1957 Town and Country Planning Act”. LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 201 falta de viviendas y a su baja calidad se tratan directamente con los proveedores de vivienda o con los representantes políticos. No existen mecanismos formales a través de los cuales los ciudadanos puedan presentar sus objeciones. Por ejemplo, cuando se produce un incumplimiento del contrato en la entrega de las viviendas (normalmente entre los desarrolladores privados y el ciudadano), los individuos tienen la posibilidad de llevar el caso a los tribunales para su resolución. Este mecanismo, que resulta lento y caro, no es adecuado para muchos jamaicanos. Asistencia Sanitaria Desde 1962, el sistema de salud de Jamaica se ha regido por el principio de que cada ciudadano tiene derecho a un nivel básico de cuidados. Aunque no se ha establecido oficialmente en la Constitución, el marco legislativo para el sector de la salud obliga a la protección de ciertas situaciones clave: la salud infantil, el mantenimiento de estadísticas demográficas (Ley de Inmunización y Ley de Registro – Nacimientos y Defuncionesxxi), y la salud pública general (Ley de Salud Pública). Más allá de estas leyes nacionales, el sistema de salud se rige según los acuerdos internacionales que el país ha firmado. Los virajes políticos desde la independencia han supuesto importantes cambios en la política de salud: expansión del sector en los setenta; contracción severa en los ochenta, lo que obligó a muchos jamaicanos a acudir al sector privado; reforma en los noventa, que incluyó el reparto de gastos en los hospitales públicos; y, hoy día, la retirada de las tasas para los usuarios de servicios sanitarios primarios y secundarios16. Examinados de cerca, podemos ver que estos cambios a nivel macro se han producido más por las diferentes posiciones políticas y económicas, que por la aplicación del enfoque de derechos o la evaluación objetiva de la salud de la población. Basado en un modelo de salud primaria y bajo el principio de que ningún ciudadano debería desplazarse lejos para recibir un servicio médico, la extensa red jamaicana de centros de salud, hospitales, organizaciones no gubernamentales y proveedores privados, está diseñada y establecida para asegurar que cualquier ciudadano tenga acceso a los cuidados básicos. Aunque es principalmente un sistema público, los proveedores privados también cumplen un importante papel en la prestación de servicios de salud. A diferencia de la red primaria, existen aún diversos desafíos en lo referente a cuidados secundarios y terciarios. Con sólo dos hospitales especializados para una población de 2,6 millones de jamaicanos, existen dudas razonables sobre su capacidad de suministrar cuidados de manera efectiva, más allá de la atención primaria. El acceso se ve afectado, no sólo por la capacidad institucional, sino también por la asequibilidad. Desde 2007, las tasas que los usuarios debían abonar se han eliminado en dos fases: primero para los niños y posteriormente para los adultos. A pesar de las mejoras obtenidas, del aumento del uso de la salud pública y de la retirada de las tasas a los usuarios, el sistema de salud continúa funcionando por debajo del nivel de la xxi En inglés en el original: “Registration [Births and Deaths] Act” 202 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES demanda. Aunque las visitas a los proveedores privados cuestan de media un 40% más que las públicas, y que sólo el 18,4% de los jamaicanos cuenta con un seguro privado, los datos de 2006 revelan que, de aquellos que necesitaron atención medica, el 52,8% acudió al sector privado y el 41,3% al sector público. Además, como el sector público sufre escasez de medicamentos de forma crónica, la mayoría de los jamaicanos deben conseguir las medicinas en el sector privado (información de diferentes años de la JSLC). La eliminación de las tasas de atención médica infantil en 2007 supuso un importante incremento en el número de niños que acudía al sector público, lo que demostró la incapacidad de los hospitales para atender la demanda creciente con los recursos disponibles. El hecho de que el gobierno no respaldara la reestructuración de las tasas con medidas para gestionar adecuadamente el previsible aumento de pacientes o para buscar nuevas fuentes de financiamiento para reemplazar las tasas abonadas por los ciudadanos, demuestra que se adoptaron cambios en el sistema para aumentar el capital político y el apoyo popular, más que para mejorar el acceso y promover una ciudadanía igualitaria. La calidad del sistema de salud jamaicano se puede evaluar de manera general por el estado de salud de la población. Medido según diversos indicadores internacionales, se considera que el estado es bueno. Como muchos países en desarrollo, Jamaica ha realizado ya la transición epidemiológica desde enfermedades infecciosas y contagiosas a enfermedades crónicas asociadas al estilo de vida. A pesar de que los indicadores macroeconómicos reflejan una situación satisfactoria en el sector público, maquillan una capacidad limitada: insuficiente personal médico, escasez crónica de fármacos, de instrumentos de diagnóstico y de equipos para el tratamiento17. Estas deficiencias de calidad favorecen que los jamaicanos prefieran usar el sector privado al público, cuando esto es posible. Además, la violencia, ciertas lesiones evitables (como accidentes de tráfico y domésticos) y el VIH/SIDA; incrementan la presión en el ya sobrecargado sistema público. Los costos anuales de 2.200 millones de dólares jamaicanos que supone el tratamiento de lesiones relacionadas con la violencia (Jamaica, Ministerio de Salud, 2002) imponen una pesada carga sobre el sistema, puesto que esos recursos podrían destinarse a otros tratamientos en lugar de dedicarse a tratar estas lesiones. El sistema de salud aún requiere ajustes para afrontar el desafío del VIH/SIDA; sin embargo, y gracias a la ayuda exterior, no ha obstaculizado la provisión de servicios. Actualmente, el Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria, administra y financia la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA en Jamaica, por lo que el Ministerio de Salud no se ha visto obligado a ajustar su presupuesto anual para cubrir los costos ni tampoco ha necesitado desarrollar mecanismos para seleccionar y evaluar al personal especializado necesario. Finalmente, se espera que estos servicios se terminen integrando en un sistema gestionado por Jamaica. Puesto que el Fondo Mundial funciona de forma coordinada (y no en dependencia) con el presupuesto del Ministerio de Salud, el impacto financiero y de recursos de la atención al VIH/SIDA no ha afectado al sistema de salud pública. Cuando cambien los términos de este acuerdo, Jamaica tendrá que encontrar recursos propios para financiar los programas que se desarrollan actualmente. Es necesario añadir que el Ministerio no está adquiriendo la experiencia necesaria para gestionar estos programas cuando el apoyo del Fondo Mundial termine. Jamaica ofrece actualmente protección financiera en el sistema de salud, para facilitar el LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 203 acceso a cuidados médicos directos y también para servicios complementarios, como los medicamentos. La retirada de las tasas pagadas por los usuarios, como se ha explicado previamente, ha disminuido los obstáculos económicos para acceder a cuidados en el sector público. Considerando que no se ha aumentado la capacidad y que los ingresos perdidos no se han sustituido por otros, es probable que el sistema empeore, que se incrementen las carencias de material y que, incluso, la protección financiera tenga un menor impacto, sobre todo si los ciudadanos continúan favoreciendo al sector privado. En respuesta a la escasez de fármacos en el sistema público y su alto costo en el sistema privado, el gobierno desarrolló en 2003 el Fondo Nacional de Salud. Institucionalizado por la Ley del Fondo Nacional de Saludxxii y financiado a través de un impuesto especial sobre el tabaco elaborado localmente, más una contribución anual de J$500 millones de financiamiento consolidado, el Fondo Nacional de Salud provee medicamentos subvencionados a las farmacias privadas participantes para los beneficiarios registrados que hayan sido diagnosticados con las afecciones cubiertas por el programa. Este es un ejemplo de un sistema de salud que usa una estrategia defendida por el enfoque de las garantías sociales. A pesar de las cifras de afiliación cada vez mayores, el fondo ha sufrido un declive de casi el 50% de sus ingresos, debido a una caída en la producción y venta de tabaco. Si el país aspira a proveer el mismo nivel de protección financiera y a mantener el número de beneficiarios a largo plazo, el gobierno deberá encontrar fuentes de financiamiento adicionales que permitan atender las necesidades de recursos. El sistema de salud jamaicano ha demostrado su flexibilidad para favorecer la participación comunitaria y la revisión continua, en respuesta a los cambios de los diferentes perfiles de salud y a los ocasionales brotes de enfermedades infecciosas. La flexibilidad del sistema refleja la habilidad de adaptarse al entorno y de revisar su funcionamiento de manera acorde. Las iniciativas centradas en los nuevos desafíos en materia de salud, como el VIH/SIDA y la violencia, se han reflejado correctamente gracias a estas prácticas de revisión continua. En respuesta a una demanda cambiante en las últimas décadas, el sector ha invertido importantes recursos en actividades de prevención médica y bienestar, y no sólo en tratamientos. Sin embargo, la participación ciudadana en el diseño y provisión de cuidados sanitarios sigue siendo limitada en Jamaica. El diseño se considera una actividad para “especialistas del sector”, con pocas aportaciones de la población en general. La mayor parte del compromiso ciudadano se traduce en un programa de cambio de comportamientos, centrado en la prevención del VIH/SIDA, el fomento de un estilo de vida saludable, la salud infantil y la prevención de la violencia. Aunque se guía por el principio de que la salud es un derecho de los ciudadanos, el sistema de salud jamaicano no ha definido claramente los mecanismos institucionales y administrativos que permiten la reparación en caso de que este derecho no se cumpla plenamente o se vulnere. Jamaica no tiene una legislación específica para proteger a los ciudadanos de las negligencias médicas, por lo que todos los incidentes se deben denunciar a tenor de las disposiciones establecidas conforme al derecho consuetudinario inglés en lo referente a este delito. Al carecer xxii En inglés en el original: “National Health Fund Act”. 204 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES de provisiones constitucionales que establezcan el derecho a la salud, los ciudadanos no disponen de recursos legales adecuados en el caso de que la atención médica sea denegada en las instalaciones de salud públicas. Es notoria la baja tasa de casos por negligencia médica que se han presentado con éxito ante los tribunales, ya que el sector médico resulta muy corporativo y los profesionales no facilitan pruebas en contra de sus colegas. Cuando se consigue interponer con éxito una denuncia, se incurre en gastos considerables y en ocasiones es necesario recurrir a informes periciales de profesionales médicos de otros países. El marco de las garantías sociales aplicado en Jamaica Los cambios más innovadores han tenido lugar en el sistema educativo gracias al proyecto Transformación de la educación, que ha logrado una participación ciudadana sin precedentes en la reforma del sector. En el sector de la salud, la reestructuración de tasas que se inició en 2007 ofrece la posibilidad de erradicar la exclusión basada en los recursos financieros, y el programa de fármacos favorece las oportunidades de implantar un sistema de garantías sociales. En el sector de la vivienda, la existencia del Fondo Nacional Fiduciario para la Vivienda, aunque no es aún accesible para toda la población, representa una inversión excepcional que el gobierno ha realizado para afrontar el problema de vivienda. A pesar de que el país muestra una cierta adherencia a algunos de los principios clave del enfoque de garantías sociales, existen diversos desafíos que será necesario abordar de manera decisiva si se quiere hacer efectivas las prestaciones universales a toda la población. Por lo tanto, el sector educativo, de vivienda y de salud se encuentra aún en una fase de pregarantía. En educación, la garantía de acceso debería ser más transparente y estar más próxima a su total cumplimiento. Con el apoyo político y legislativo, el gobierno se ha comprometido oficialmente a proteger y mejorar el derecho de todos los niños a asistir a la escuela. En los casos en los que existen carencias educativas para los jóvenes de entre 17 y 18 años, el gobierno ha tomado medidas para proveer de infraestructuras adecuadas para su desarrollo académico, y está trabajando para ampliar la educación obligatoria hasta los 18 en lugar de 16. Sin duda alguna, la calidad es el área donde se requieren mayores reformas si se quiere cumplir con el derecho a una educación básica de calidad. La desigualdad en la calidad de la educación se demuestra en las desproporcionadas tasas de fracaso en los exámenes de finalización de segundo ciclo entre los estudiantes de escuelas secundarias técnicas y los que asisten a las escuelas tradicionales. Esta es una de las áreas del sistema educativo que requiere atención inmediata si se desea avanzar en el logro de una ciudadanía inclusiva. En lo que se refiere a reparación, el primer paso para lograr las garantías sociales, es la provisión de mecanismos para que los ciudadanos puedan exigir la adecuada rendición de cuentas (como por ejemplo, la rendición de cuentas en el programa de Transformación de la educación). El hecho de que este sistema no haya avanzado más allá de las fases preliminares y de que, incluso aunque estuviera implantado, no sirviera de vía para que las familias pudieran exigir reparaciones por el bajo rendimiento, muestra que los mecanismos de reparación no LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 205 se han desarrollado lo suficiente. Aún están por verse los resultados finales de esta iniciativa de transformación y la incertidumbre actual sobre la gestión futura de la misma, contribuye a aumentar las dudas sobre los logros finales. Con respecto a la vivienda, aunque en la Constitución jamaicana no existen derechos establecidos explícitamente, se reconoce la necesidad humana de disponer de un alojamiento. Aunque se han desarrollado un gran número de programas en los últimos cincuenta años, todavía persisten serios déficit y gran parte de la población requiere de intervenciones en materia de vivienda social. La ya demostrada escasa capacidad estatal y de los proveedores privados para atender la demanda de viviendas y de financiamiento, y la limitada capacidad de la población para afrontar una hipoteca, se han convertido en barreras para cualquier avance más allá de la fase de pregarantía en este sector. La falta de enfoques creativos para aumentar la accesibilidad a créditos hipotecarios supone también un inconveniente para la expansión del sector. La población pobre continua asumiendo esquemas informales y no reconocidos debido a su falta de capacidad de participación en el mercado formal. La falta de otras opciones más asequibles provoca que la población pobre adquiera propiedades en zonas con cierto riesgo ambiental. La vivienda requiere de compromisos a largo plazo, y para hacer efectivo este derecho, no se puede tratar a este sector de forma aislada con respecto a un marco general de desarrollo sostenible. En su lugar, es preciso que se consideren todos los factores económicos, como el nivel de empleo y las oportunidades de generación de ingresos. Por último, la capacidad actual del sector de la salud no satisface la demanda general de atención sanitaria. Como resultado, casi la mitad de la población acude a consultas primarias o adquiere los medicamentos en el sector privado. Con la retirada de las tasas pagadas por los usuarios, Jamaica ha avanzado de manera importante para eliminar los obstáculos referentes a la atención sanitaria y para garantizar el acceso a los servicios médicos. Sin embargo, el enfoque de las garantías sociales muestra que, cuando las provisiones de acceso universal se implementan sin considerar el impacto en la capacidad o el rendimiento, esto puede acarrear desintencionadamente la reducción del acceso real y de la calidad general del servicio. La ausencia de mecanismos de reparación en el sistema de salud supone que los responsables del mismo no disponen de canales oficiales para resolver los problemas cuando la calidad del servicio disminuye. Por tanto, a no ser que se produzca una importante ampliación de la capacidad del sector en ciertas áreas críticas, los representantes políticos no pueden garantizar la provisión de servicios de salud. Considerarlo como garantías focalizaría la atención en la expansión de la capacidad y en el establecimiento de mecanismos de reparación efectivos. En los tres sectores, los cambios en las estructuras relativas al pago de los servicios han estado vinculados a los virajes políticos y económicos. Las garantías sociales requieren que la provisión del servicio social se guíe, de manera objetiva, por los derechos de los ciudadanos, sin estar expuesta a la manipulación política. En Jamaica, ciertos cambios o mejoras (como la retirada de tasas en salud y educación y la provisión de viviendas sociales) se anuncian como elementos de las campañas políticas, en lugar de realizar una implantación plena y estar respaldados por análisis rigurosos y cifras objetivas. En los sectores de educación y salud, los re- 206 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES gímenes de reparto de gastos fueron implantados para ser posteriormente retirados, según la confluencia de intereses políticos y económicos. En su favor, los proveedores han demostrado su flexibilidad para responder a estos cambios y seguir atendiendo a la población con una serie de servicios básicos. Los altos niveles de delincuencia y violencia minan las expectativas de realización de las garantías sociales en el país. La violencia contribuye a la incertidumbre y fomenta las reticencias de inversión y crecimiento de la economía, con lo que se perpetúa el funesto rendimiento económico y la fuga de cerebros. El capital social, que resulta crítico para una participación social dinámica y para el éxito de las reparaciones por reclamos, resulta limitado en un entorno de violencia y miedo. A pesar de que Jamaica ha mostrado su disposición y deseo de fomentar los derechos básicos de los ciudadanos en los ámbitos legislativo, político e institucional, queda mucho por hacer para lograr un entorno social y económico estable donde se pueda implantar un sistema de garantías. El caso de San Cristóbal y Nieves: mejora de la calidad a través de la coordinación regional de políticas San Cristóbal y Nieves es una democracia relativamente reciente en sus 25 años de independencia del régimen colonial británico. Este Estado compuesto por dos islas en el Caribe oriental posee un territorio conjunto de 269km2 y una población de 49.393 habitantes (aproximadamente, en 2005), un 75% de los cuales reside en San Cristóbal y el 25% restante, en Nieves. El año 2005 significó un momento decisivo para el país: fluctuaciones en el comercio mundial de azúcar; precios de mercado decrecientes y aumentos en los costos de producción. Por estos motivos, el país se vio obligado a abandonar su viejo sistema de monocultivo de azúcar; y, como consecuencia, se cerró la industria azucarera, gestionada por el Estado y se despidió al 12% de la mano de obra del país (Secretaría OECS, 2005). Esta transición hacia la diversificación y el desarrollo económico no tradicional, centrado principalmente en servicios, cambió el escenario cultural, económico y social del país. Para enfrentar un rendimiento fiscal en deterioro, políticas fiscales contracíclicas fallidas y diversos huracanes devastadores ocurridos entre 1995 y 1999, San Cristóbal y Nieves se embarcó en un programa de ajuste fiscal a finales de los años noventa. A pesar de que las reformas lograron mejoras tangibles entre 2003 y 200518, la situación fiscal permaneció inestable debido al alto y constante ratio de endeudamiento sobre el producto interior bruto (PIB)19. Esta débil posición fiscal amenaza la estabilidad macroeconómica y frena la capacidad del país para mejorar la asignación de recursos en servicios esenciales como educación y salud, a la vez que pretende cumplir con las exigencias socioeconómicas de ámbito nacional, regional e internacional. Además, como ocurre en muchos pequeños estados insulares, la globalización ha impuesto una presión sin precedentes sobre la infraestructura económica de San Cristóbal y Nieves, y por tanto, sobre los servicios que el país es capaz de proveer a sus ciudadanos. Al participar en foros regionales a través del CARICOM, el Consejo Examinador del Ca- LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 207 ribexxiii y la OECS, el país ha tenido la oportunidad de tomar parte en estrategias innovadoras que han permitido que se adapte a estos nuevos desafíos, así como a los beneficios generados por las ocasiones de colaboración. A pesar del acceso garantizado a la educación primaria, secundaria y superior, de la atención médica básica y de los altos niveles de ingresos per cápita, la pobreza persiste en San Cristóbal y Nieves. Una evaluación de la pobreza llevada a cabo en el año fiscal 1999-2000, financiada por el Banco de Desarrollo del Caribe y dirigida por Kairi Consultants Ltd., indicaba que aproximadamente el 30,5% de la población de San Cristóbal y el 32% de la de Nieves era pobre; y que más de la mitad de la población de las dos islas tenían menos de 25 años. Además, se encontró que el 94% de la población pobre estaba empleada y trabajaba, lo que indica un problema no tanto de desempleo, sino de discrepancia entre los salarios y el costo de la vida (Kairi Consultants, 2001). Para evaluar en qué medida las prácticas educativas y de salud contribuyen a hacer efectivos los derechos de los ciudadanos en San Cristóbal y Nieves, la matriz de la tabla 8.2 muestra los avances y las deficiencias que existen en los dos sectores. Educación Con la introducción del acceso universal a la educación secundaria en 1967, San Cristóbal y Nieves se convirtió en uno de los pioneros en este campo de la región del Caribe. El gobierno federal garantiza la educación primaria y secundaria, y dispone además de sólidas medidas de protección financiera para la educación superior. Creada según el modelo británico, la educación en San Cristóbal y Nieves se provee fundamentalmente a través del sistema público, y se basa en la filosofía de “educación para todos” (Ministerio de Educación de San Cristóbal y Nieves 2007). La Ley de Educaciónxxiv, promulgada en 1967, establece los fundamentos normativos para la educación pública y privada en el país. La Ley garantiza educación obligatoria y gratuita para todos los niños de 5 a 16 años. Se han realizado diversas revisiones de la Ley para gestionar las deficiencias de acceso, calidad, protección financiera y participación ciudadana. La Ley de Educación, revisada en 2005, establece explícitamente la obligación, basada en derechos, de proveer de educación a todos los niños del país. Esta Ley establece el marco operativo y legal para las mejoras y las políticas referentes a educación, y define las metas generales y los objetivos del sistema en este nuevo contexto. Estas acciones han hecho más tangible la garantía de pleno acceso, de protección financiera y de revisión continua de la educación básica, aunque existen ciertas diferencias en cuestiones relativas a calidad (especialmente en el sistema educativo secundario) que es preciso solventar. Desde la entrada en vigor del sistema de educación universal en 1967, el acceso a primaria y secundaria se ha ampliado significativamente. A pesar de haber alcanzado altas tasas de xxiii En inglés en el original: “Caribbean Examination Council” xxiv En inglés en el original: “Education Act” 208 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES finalización (99%) 20 en primaria, el mayor obstáculo para la provisión de la educación básica ha sido la falta de mecanismos para retener a los estudiantes en educación secundaria. A los estudiantes se les transfiere de manera automática de primaria a secundaria y se les asigna la clase en función de sus logros individuales. A pesar de esta transferencia automática, la tasa de escolarización absoluta en escuelas secundarias públicas se redujo un 10,8% entre 2001 y 2006, e, irónicamente, se ha revelado que las tasas de finalización son mucho más bajas que las de escolarización (aunque no existe un sistema oficial de seguimiento que determine el número de alumnos que finaliza secundaria ni el número de abandonos escolares). Si se quiere centrar el diseño político en la mejora de las tasas de abandono escolar, especialmente entre los jóvenes con menores ingresos, es necesario considerar cuestiones como la distancia, los factores sociales, los planes de estudio, la formación del profesorado y el aprendizaje de los alumnos. No, la medicación está garantizada para pacientes con VIH/SIDA u otras enfermedades crónicas. No ¿Se encuentran garantizadas las Sí, hay cobertura universal hasta los 16 años. prestaciones (servicios) por el periodo de tiempo que en cada caso sean necesarias? (Permanencia). La educación básica debe estar disponible para las edades especificadas (5 a 16 años). No existen garantías en ese mismo periodo. Sin embargo, se ha desarrollado un plan de estudios de formación profesional alternativo para los alumnos de secundaria. ¿Existe un periodo máximo de espera para recibir un servicio? Si no se proveen los servicios dentro del plazo de tiempo especificado, ¿se garantizan soluciones alternativas (dentro de dicho plazo)? No se ha definido un periodo de tiempo concreto. La Oficina de Derechos Humanos para el VIH/SIDAxviii asegura la no discriminación a estos pacientes. ¿Existen mecanismos legales o La Ley de Educación. institucionales que aseguren la no discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? En las comunidades, hay enfermeras que visitan semanalmente a los ancianos, las personas discapacitadas y a las mujeres que han dado a luz recientemente; el Programa de Salud en las Escuelasxxvii se encarga de las vacunaciones y de revisiones odontológicas. Los padres son los responsables de la asistencia de sus hijos a la escuela. Además, cada escuela tiene un responsable de asistencia, nombrado por el Comité de Bienestar Infantilxxv. Salud ¿Existen procedimientos institucionales que verifiquen que se dé cumplimiento a dicho acceso? Educación (primaria y secundaria) Sí, la Ley de Educación de 2005 garantiza la educación Sí, se han definido a partir de la Política Nacional de obligatoria y gratuita para niños de 5 a 16 años. La edu- Saludxxvi y de decisiones tomadas en el Consejo de cación superior (gratuita pero no obligatoria) forma Ministros parte del sistema público. Sub-garantía ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso Tabla 8 2. Matriz de las garantías sociales de educación y salud en San Cristóbal y Nieves LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 209 ¿Deben los beneficiarios pagar parte de los gastos que suponga la prestación del servicio? No existen tasas de matriculación. Las guarderías y centros de preescolar públicos cobran tasas. Los padres son responsables de la compra de los uniformes, libros de texto, comida y algunos gastos de transporte. Sí, el Ministerio de Educación presenta a los medios de comunicación los resultados nacionales del CXC. ¿Se comunican al público de manera efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? Protección financiera En la escuela primaria, la UDC dirige las evaluaciones de final de curso. Este sistema se está implantando también en las escuelas secundarias, pero normalmente no existe otra evaluación en secundaria, más allá de las evaluaciones finales del Certificado de Competencia de Educación Secundaria del Caribe (CCSLC por sus siglas en inglés) y del Consejo Evaluador del Caribe (CXC, en sus siglas en inglés). ¿Se evalúan los programas de forma periódica? Educación (primaria y secundaria) Sí, la UDC y el Ministerio de Educación han establecido las normativas conforme a los reglamentos subregionales establecidos por la OECS. Sub-garantía ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? Calidad Salud Se responsabilizan de algunos costos (como se describe en la sub-garantía de acceso). En cuidados especializados sí es necesario abonar una tasa. No, puesto que no existen mecanismos para la evaluación periódica de los servicios. No. Previo a este proceso de acreditación, no se prestaba mucha atención a la evaluación. No, el proceso aún no se ha puesto en marcha. Se está revisando el manual de operaciones médicas comunitarias. El principal hospital está en proceso de acreditación. Tabla 8 2. Matriz de las garantías sociales de educación y salud en San Cristóbal y Nieves 210 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Fuente: recopilación del autor. Notas: CCSLC: siglas en inglés para el Certificado de Competencia de Educación Secundaria del Caribexxxii ; UDC: Unidad de Desarrollo Curricularxxxiii; CXC: siglas en inglés para Consejo Evaluador del Caribexxxiv; ONG: organización no gubernamental. La Ley de Educación de 2005 destaca el papel y las Ninguna. responsabilidades de las asociaciones de padres y profesores, de los padres, de las ONG y de la sociedad civil. ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? No existen reglas establecidas para la participación. Se formuló un equipo multisectorial y multidisciplinar para desarrollar el Plan Nacional de Salud 2007-2011. No. El Plan Nacional de Saludxxxi (establecido para el periodo 2007-2011) se revisará probablemente antes de 2011. La Oficina de Derechos Humanos para VIH/SIDA es el único mecanismo formal. Sin embargo, su efectividad aún no se ha evaluado. Los criterios para la exención en el pago no están claros y dependen de la aprobación del Departamento de Asistencia Social. Sí, la Ley de Educación de 2005, sección 2. Sin embargo, las asociaciones civiles y de padres no han tenido un papel relevante en el diseño y seguimiento de las normativas de calidad. Sí, se realiza una revisión cada cinco años. Salud Si, se pueden solicitar exenciones y renuncias de tasas que deben solicitarse al Ministerio de Desarrollo Socialxxx. Las personas mayores y los niños en edad escolar están exentos de cualquier pago. ¿Tienen las asociaciones civiles, comunitarias o de padres un papel concreto en el diseño, implantación y control del programa? Revisión continua y participación ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? Sí, pero no están plenamente implantados. La Ley de Educación establece que se pueden presentar recursos en el Tribunal de Apelaciones Educativas, pero éste no está aún operativo. También se puede usar la vía judicial, pero raramente se recurre a ella. Sí, la comunicación se realiza a través de los trabajadores sociales de las comunidades o se solicita al Departamento de Asistencia Socialxxix y al Ministerio de Educación. ¿Se comunica al público esta información de manera efectiva? Mecanismos de Reparación Educación (primaria y secundaria) Sí, pero el acceso no está garantizado. El Ministerio de Educación proporciona cierta asistencia, y existen becas privadas para uniformes y material escolar. Sub-garantía ¿Es posible que las personas que no pueden asumir el coste reciban la prestación de un servicio? Tabla 8 2. Matriz de las garantías sociales de educación y salud en San Cristóbal y Nieves LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 211 212 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES xxv En inglés en el original:”Child Welfare Board” xxvi En inglés en el original: “National Policy on Health” xxvii En inglés en el original:”School Health Programs” xxviii En inglés en el original:”Human Rights Desk for HIV/AIDS” xxix En inglés en el original: “Social Assistance Department”. xxx En inglés en el original: “Ministry of Social Development”. xxxi En inglés en el original: “National Health Plan”. xxxii En inglés en el original: “Caribbean Certificate of Secondary Level Competence” (CCSLC por sus siglas en inglés) xxxiii En inglés en el original: “Curriculum Development Unit” (CDU por sus siglas en inglés) xxxiv En inglés en el orginal: “Caribbean Examination Council” (CXC por sus siglas en inglés) La carencia de reconocimiento oficial al finalizar la escuela secundaria, independientemente de si el estudiante aprueba o no los exámenes de CSEC, ha sido muy criticada, puesto que reduce las tasas de escolarización y finalización de estudios. Cada año, al 25% de los estudiantes de secundaria (la mayoría de los cuales obtienen resultados insatisfactorios) les resulta imposible realizar el examen del CSEC, lo que refleja la influencia de un sistema basado principalmente en las capacidades académicas del alumnado y de un plan de estudios que no está orientado a su adecuada preparación académica. Puesto que no existe otro medio de reconocimiento de su inversión en educación secundaria, estos estudiantes no encuentran alicientes para terminar sus estudios. Por tanto, aunque el gobierno ha garantizado el acceso a la educación de todos los estudiantes hasta la enseñanza secundaria durante casi cuatro décadas, la realidad es que uno de cada cuatro estudiantes no puede obtener la certificación de la educación secundaria, necesaria para asegurarse un empleo tras terminar su formación. Para corregir esta desigualdad, el Ministerio de Educación, con la colaboración de diversos institutos regionales, como el Consejo de Evaluación del Caribe, y el Centro Jamaicano de Empleo y el Fondo de Empleo y Formación de Recursos Humanos/Agencia Nacional de Formación (HEART por sus siglas en inglés)xxxv, han establecido un nuevo programa, el Certificado de Competencia de Educación Secundaria del Caribe (CCSLC por sus siglas en inglés); y la Formación Profesional del Caribexxxvi. Aunque su impacto aún se desconoce, puesto que la primera promoción se graduó en junio de 2008, estas iniciativas pueden, potencialmente, garantizar el acceso a la educación para todos los ciudadanos. Históricamente, la discriminación cultural y de género arraigada en el sistema educativo, ha truncado las aspiraciones educativas de las madres adolescentes y ha contribuido a las altas tasas de abandono en la escuela secundaria. En la Federación, casi el 20% de los nacimientos se producen entre adolescentes. Antes de que el consejo de ministros reconociera, en 1997, el derecho de toda mujer de volver a la escuela tras el embarazo, muchas mujeres jóvenes no tenían la oportunidad de terminar su educación. Esta política apoya los derechos declarados en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, de la que San Cristóbal y Nieves es signatario. Aunque este derecho se ha ejercido en San Cristóbal desde hace años, en Nieves no se reconoció hasta 2007. La resistencia que se experimenta en Nieves en todos los niveles xxxv En inglés en el original: “Jamaica’s Human Employment and Resource Training (HEART) Trust/National Training Agen- cy” xxxvi En inglés en el original: “Caribbean Vocational Qualification”. LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 213 del sistema educativo, ha obligado al Gobierno de la Isla a reconsiderar su decisión. No obstante, los resultados observados en San Cristóbal indican que esta política ha ayudado a eliminar importantes barreras que impedían que las mujeres jóvenes cumplieran su deseo de terminar su formación académica. El gobierno de San Cristóbal y Nieves ha reconocido que, aunque el sistema ofrece altos niveles de acceso a la educación, la calidad sigue siendo un desafío fundamental. En secundaria, la calidad de la formación es aún más desigual que en primaria, y esta discrepancia se agrava dada la pronta diferenciación entre estudiantes con mejores y peores capacidades. Aparte de crear certificaciones alternativas que acreditan haber recibido una formación en educación secundaria, el Ministerio de Educación no ha realizado ningún esfuerzo para corregir esta desigualdad institucional. La deficiente formación académica es una de las principales causas de la escasa calidad general del sistema educativo en San Cristóbal y Nieves. La demanda de profesores supera la capacidad docente, por lo que se hace necesario contratar profesores con formación insuficiente. Probablemente a causa de la ajustada situación financiera del gobierno y de la limitada remuneración que se le ofrece a los profesores, la posibilidad de contratar docentes en la región no se ha planteado como solución. El empleo de profesores cualificados y con la formación adecuada es aún un importante desafío, aunque en los últimos tres años el país ha intentado corregir esta escasez instituyendo nuevos programas de capacitación y aumentando las oportunidades de formación. Además, la colaboración regional y subregional ha facilitado asistencia a este pequeño país insular, en particular mediante iniciativas que mitigan los costos asociados a reformas a gran escala. Con la adopción de la Estrategia de Reforma Educativa de la OECSxxxvii (2000-2011), San Cristóbal y Nieves cuenta con mejores herramientas estratégicas para perfilar las necesidades clave de desarrollo educativo y para establecer, de manera más adecuada, un plan de acción que logre el progreso de su sistema educativo. La protección financiera para la educación se ofrece a través de numerosos programas, públicos y privados. No se requiere pagar matrícula en ninguna de las veinticuatro escuelas públicas de primaria ni en las nueve de secundaria; y los libros de texto son gratuitos en primaria y secundaria. Según la Ley de Asistencia Socialxxxviii, el Estado debe proveer de uniformes a los estudiantes sin hogar. Existen diversos programas de apoyo que, coordinados, logran alcanzar a un gran número de niños que necesitan asistencia financiera para continuar sus estudios. Periódicamente se divulga información relativa a los distintos programas de asistencia pública. Aunque existen diversos programas de asistencia financiera para educación, no existe un sistema sencillo, unificado y regulado por el Estado, que tenga en cuenta todos los costos asociados a esta protección. La ventaja de un programa similar sería una mayor transparencia y, por tanto, mayor confianza, por parte de la población, de que se cubrirán todos los costos de cada estudiante, incluso cuando no se encuentre entre aquellos con mejor rendimiento académico. La Ley Federal de Educación de 2005 y la Estrategia subregional de la OECS sobre Reforma xxxvii En inglés en el original: “OECS Education Reform Strategy (2000–11)”. xxxviii En inglés en el original: “Social Assitance Act”. 214 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES de la Educación 2010 (Fundamentos para la Coordinación y el Progresoxxxix) promueven la participación en el sistema educativo de los padres, estudiantes, la sociedad civil y otros representantes relevantes. La Ley de Educación destaca la revisión continua, que establece que el sistema educativo se revise cada cinco años para asegurar el desarrollo continuo y para evaluar el progreso obtenido en las distintas áreas políticas. La Unidad de Desarrollo Curricular también se compromete a esta revisión quinquenal, a través de la recopilación de datos de profesores, padres y empresarios en encuestas de ámbito nacional. El proceso por el cual el gobierno ha desarrollado la Ley de Educación de 2005 y el Libro Verde en Educación y Políticaxl (2007) tuvo en consideración las opiniones de los ciudadanos, incluso cuando el marco para esta participación no estaba claramente definido. Los principales foros de implicación para estudiantes y padres son las asociaciones de padres y profesores (PTAs, por sus siglas en inglés), el Consejo Nacional de Asociaciones de Padres y Profesoresxli, y los consejos escolares. La Ley de Educación de 2005 contempla como mecanismo de reparación un tribunal de apelaciones educativas, cuya misión es escuchar y manifestar su decisión con respecto a los reclamos, así como actuar de intermediario. Varios años después de la propuesta, el tribunal no está aún operativo. En realidad, los ciudadanos pueden presentar reclamos directamente a los directores de las escuelas, al Inspector de Educación de San Cristóbal o al de Nievesxlii o al Ministro de Educación. Aún así, no hay un mecanismo establecido para hacer el seguimiento de estos reclamos. Existe un fuerte énfasis sobre la calidad en el discurso político, pero los mecanismos de reparación se centran principalmente sobre las cuestiones disciplinarias o de insatisfacción respecto a la enseñanza a domicilio y para los niños con necesidades especiales. Estas últimas áreas son importantes, pero resulta chocante que no se realice mención alguna sobre un sistema de reparación formalizado, que corrija las deficiencias de los resultados académicos, especialmente para ese 25% de estudiantes que se encuentran en los niveles más bajos y tienen mayor riesgo de abandono. Atención sanitaria Las normas regionales e internacionales han aumentado la atención prestada por San Cristóbal y Nieves con respecto al cumplimiento de los derechos sociales y económicos en el sector de la salud. Aunque ni la Ley de Salud de 1976 ni la Constitución de 1983 garantizan explícitamente el derecho a la atención sanitaria, el artículo 24 de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, de la que San Cristóbal y Nieves es signatario, establece que el Estado debe proporcionar cuidados sanitarios infantiles básicos, combatir enfermedades y asegurar a las madres los cuidados pre y post natales adecuados. Sin embargo, hasta hace poco, el marco normativo en cuestión de salud de San Cristóbal y Nieves no estaba adaptado a los cambios en el xxxix En inglés en el original: ”Pillars for Partnership and Progress”. xl En inglés en el original: “Green Paper on Education Development and Policy” xli En inglés en el original: “National Council of Parent-Teacher Associations” xlii En inglés en el original: “Chief Education Officer”. LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 215 perfil epidemiológico del país. Gracias a diversos esfuerzos con carácter regional y al desarrollo del nuevo Plan Estratégico de Salud de San Cristóbal y Nieves (2008-2012)xliii, el país está realizando las adaptaciones necesarias para reflejar mejor las prioridades sanitarias actuales. El marco financiero para el sector de la salud ha permanecido relativamente invariable en la última década: un 7% del total de los gastos generales de 2005 a 2008 y un 6%, desde 2002. La piedra angular del sistema de salud de San Cristóbal y Nieves es la provisión de atención médica primaria. El principio de acceso inclusivo se materializa en una red descentralizada de centros de atención primaria al alcance de todas las comunidades. El equipo médico principal se compone de enfermeras y médicos de familia que pasan consulta en dos o tres centros diferentes. De esta manera, se considera que ambas islas satisfacen plenamente las necesidades médicas básicas de sus ciudadanos. Esta afirmación no puede probarse de manera empírica, puesto que no existen mecanismos para hacer un seguimiento del uso del servicio o del número de personas que hayan requerido cuidados médicos y que no hayan podido recibirlos. A diferencia de la atención primaria, los servicios de salud de nivel secundario están fuertemente concentrados en los núcleos urbanos. Los hospitales y los facultativos de atención privados son los proveedores clave de servicios de atención secundaria. Sólo se presta atención especializada en los centros médicos. Por ejemplo, cada isla cuenta sólo con un obstetra/ginecólogo para atender a todas las mujeres embarazadas que requieren atención. Aunque el gobierno asegura facilitar una atención sanitaria universal el número limitado de médicos (en los centros de atención primaria) y de especialistas disponibles supone una barrera potencial de acceso. San Cristóbal y Nieves ha invertido, tanto con recursos nacionales como con ayudas regionales, en la mejora de la calidad y sus correspondientes normativas. Por primera vez, se usó una perspectiva integral para la atención sanitaria, y, en 2008, el Estado lanzó el Plan Estratégico de Salud (2008-2012), cuya principal misión es asegurar las mejoras en la calidad de la atención sanitaria a través de la reorganización de las estructuras y los mecanismos de financiamiento. Además, el país se enfrenta al proceso de acreditación de uno de los principales hospitales de San Cristóbal y Nieves (el Hospital Joseph N. Francis) y la revisión del Manual de Operaciones y Procedimientos en Salud Comunitariaxliv. La atención sanitaria de San Cristóbal y Nieves se ha visto reforzada gracias a la participación en iniciativas regionales, como la Iniciativa de Cooperación Caribeña en Salud de CARICOM, la Cumbre de Ministros de Salud de 2007 y la Asociación Pancaribeña contra el VIH/SIDAxlv. Estos esfuerzos regionales han servido para destacar las debilidades de las políticas y las prácticas de salud nacionales y para establecer una plataforma que regule una acción uniforme para corregirlas, de tal manera que se ayuda al país a luchar por una mejor articulación de los servicios y los sistemas de provisión. A pesar de estas importantes mejoras, San Cristóbal y Nieves enfrenta una debilidad persistente: el sistema carece de normativas uniformes para los servicios y de mecanismos de evaluación de su funcionamiento. Como resultado, no existe un procedimiento coherente para evaluar las reformas actuales. xliii En inglés en el original: “St. Kitts and Nieves Strategic Plan for Health (2008–12)” xliv En inglés en el original: “Operations and Procedures Manual for Community Health” xlv En inglés en el original: “Pan Caribbean Partnership Against HIV/AIDS” 216 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Los servicios en los centros de salud comunitaria son gratuitos, independientemente del tipo de seguro. A través de la cooperación regional en la OECS, San Cristóbal y Nieves puede garantizar acceso gratuito a medicamentos y a cuidados especializados para los pacientes con VIH/SIDA y otras enfermedades crónicas. El cumplimiento de esta garantía se ha hecho posible gracias al establecimiento de un mecanismo de compras centralizado, a través de la Secretaría de la OECS, que permite el aprovisionamiento al por mayor de aquellas medicinas con un alto costo, como los antirretrovirales. Gracias a la ayuda que brindó la Fundación Clinton, esta iniciativa ha reducido los costos de los medicamentos en cada país y ha permitido que los pequeños estados miembros, como San Cristóbal y Nieves, provean a los pacientes de ciertos medicamentos vitales, a un costo menor o cero. Aunque existen ciertos mecanismos sólidos de protección financiera para los cuidados médicos básicos, las enfermedades crónicas no contagiosas, y los cuidados relacionados con el VIH/SIDA, aún no está claro si los ciudadanos, especialmente aquellos considerados pobres, pero no reconocidos como indigentes por el Ministerio de Desarrollo Social, pueden asumir económicamente otros tratamientos de nivel secundario. Considerando el compromiso gubernamental de no excluir a nadie con respecto a la calidad de los servicios médicos, fomentar la investigación acerca de las prioridades epidemiológicas y los límites anuales máximos que debe abonar cada ciudadano o familia, disminuiría el riesgo de exclusión del sistema. El sistema de protección financiera en educación y salud no es uniforme en ambas islas. Ciertas políticas y programas llevadas a cabo en San Cristóbal puede que no se apliquen en Nieves, y viceversa. Por tanto, existe una necesidad clara de una mejor sincronización entre ambas islas. El único mecanismo formal de reparación en el sector de la salud, es la Oficina de Derechos Humanos para VIH/SIDA, creada para corregir e informar de casos de discriminación y de deficiencias en los servicios. A nivel comunitario, el mecanismo parece estar infrautilizado, principalmente por la falta de confidencialidad percibida. La probabilidad de uso de esta Oficina por parte de los propios pacientes se reduce también por cuestiones culturales (como el miedo a las consecuencias asociadas a la admisión de un resultado positivo de VIH/SIDA); así como por cuestiones administrativas (como la existencia de una mínima regulación que hiciera efectiva la decisión tomada por la Oficina). En general, la carencia actual de normativas concretas de servicio o de mecanismos de evaluación periódica, significa que los ciudadanos y los proveedores de servicios no cuentan con una normativa objetiva y consensuada para medir la adecuación de los servicios provistos, y por tanto, determinar la necesidad de reparación. La Carta de los Pacientesxlvi que se está redactando actualmente, destaca los derechos y responsabilidades de los pacientes, y muy posiblemente, se convertirá en un fundamento eficiente para la búsqueda de reparación. Aún así, la Carta sólo será efectiva si se declaran de manera explícita y se divulgan al público los canales institucionales y las responsabilidades establecidas a la hora de presentar y resolver los reclamos, así como para hacer cumplir las decisiones. xlvi En inglés en el original: “Patients Charter” LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 217 Los diversos representantes implicados en el comité responsable del Plan Estratégico de Salud de San Cristóbal y Nieves (desde representantes de los ministerios de salud, desarrollo sostenible y finanzas, hasta organizaciones no gubernamentales y grupos religiosos) demuestran el interés y compromiso con los principios de participación ciudadana en los servicios de salud por parte del gobierno. Sin embargo, no ha habido participación ciudadana directa en la formulación de la política de salud. La revisión continua está poco desarrollada en el sector. La principal ley sobre política de salud (la Ley de Salud Pública de 1976) no se ha revisado desde su creación. La falta de previsión ha minado la legitimidad de los acuerdos institucionales y programáticos más progresistas de los últimos años, como por ejemplo la Oficina de Derechos Humanos para VIH/SIDA; la protección reforzada para pacientes con enfermedades crónicas, contagiosas o no; las ayudas económicas a los ancianos; y otras reformas que han reflejado los cambios en el perfil epidemiológico de la población o el avance hacia un acuerdo basado en derechos en materia de política de salud. El marco de las garantías sociales aplicado a San Cristóbal y Nieves A lo largo de los últimos años, San Cristóbal y Nieves ha adoptado reformas políticas y programáticas clave para mejorar el acceso, la calidad y la protección financiera en educación y salud; algunas desarrolladas en todo el país y otras que se han conseguido gracias a la colaboración regional y subregional. En educación, el país ha instituido reformas para reducir el abandono escolar en edad temprana y para aumentar las probabilidades de que los estudiantes continúen sus estudios hasta el nivel superior y con ello consigan mayor movilidad laboral. En el sector de la salud, la compra centralizada de fármacos al por mayor con carácter subregional ha permitido aumentar el acceso y la protección financiera al lograr la provisión gratuita y universal de medicamentos para pacientes crónicos, con enfermedades no contagiosas e infectados por el VIH/SIDA. A pesar de este contexto de políticas y programas innovadores, el deterioro continuo del desempeño fiscal amenaza la capacidad del país para consolidar las ganancias y afrontar las necesidades emergentes. A esto se añade que las decisiones respecto al sector social han sido, mayoritariamente, decisiones tomadas en el consejo de ministros, más que iniciativas legislativas, y, por tanto, se pueden revocar al cambiar de un gobierno a otro. La actual falta de una normativa de servicios coordinada y de sistemas de seguimiento y evaluación para el sector de la salud ha debilitado la capacidad del país para proveer servicios de manera igualitaria. Todos estos factores pueden contribuir al entorno actual, en el que los beneficiarios de medicamentos gratuitos y de las becas escolares son, generalmente, elegidos de manera discrecional por los funcionarios del gobierno. Las garantías sociales requieren dotar a los ciudadanos de acceso a mecanismos, a través de los cuales puedan buscar reparación para aquellos derechos y prestaciones que no son plenamente satisfechos. En San Cristóbal y Nieves, a pesar de los limitados mecanismos de reparación disponibles, se usan actualmente ciertas normativas aisladas (las cuales son desconocidas por muchos de los proveedores y los beneficiarios), que, combinadas con la extendida práctica de toma de decisiones discrecionales, implica para los ciudadanos la 218 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ausencia de una normativa establecida en la que puedan basar sus quejas. Hay que reconocer que el país está en proceso de corregir estas deficiencias sistémicas y trabaja para alinear las normativas y procedimientos nacionales con los establecidos en el ámbito regional. San Cristóbal y Nieves cuenta ya con los cimientos para establecer y respetar unas normativas de calidad claras en todas las áreas de los servicios públicos. El enfoque de garantías sociales: perspectivas para Jamaica y San Cristóbal y Nieves El marco de análisis de las garantías sociales muestra que Jamaica y San Cristóbal y Nieves han implantado ventajosas políticas sociales y programas para mejorar la inclusión y la equidad. El análisis por sub-garantías de los sectores de educación, vivienda y salud dejan claro que la mayor fortaleza que se presenta es la sub-garantía de acceso. Las oportunidades de participación están mejorando, particularmente en educación. A pesar de que la reparación no está aún normalizada en los sectores sociales, los dos países han incorporado, en la última década, diversos mecanismos de rendición de cuentas, a través de los cuales los ciudadanos pueden reclamar la rectificación de errores en la provisión de servicios. Incluso con estos importantes logros, tanto Jamaica como San Cristóbal y Nieves enfrentan aún obstáculos para garantizar el cumplimiento general de los derechos económicos y sociales. Una barrera importante resulta del desigual énfasis en los compromisos legales, institucionales, programáticos y financieros de ambos estados al desarrollar o reformar ciertas políticas. Como se presentó en la introducción, igual que el enfoque de las garantías sociales concede un peso equivalente a las cinco sub-garantías para lograr un cumplimiento pleno de los derechos, resulta esencial atender, de forma igualitaria, estas cuatro esferas fundamentales que conforman la planificación política. Por ejemplo, en Jamaica, la decisión programática del gobierno de retirar las tasas para los usuarios, amenaza ahora la calidad de los servicios, puesto que no se tomaron medidas para reemplazar los recursos perdidos o para aumentar la capacidad para atender a los nuevos pacientes que previamente no podían acceder al sistema. En San Cristóbal y Nieves, la asignación financiera sin compromisos programáticos oficiales ha tenido impactos negativos puesto que las becas escolares y otros programas de asistencia financiera pueden ser distribuidos según la discrecionalidad del administrador, más que por el cumplimiento de unos criterios firmemente establecidos. Las garantías sociales requieren dotar a los ciudadanos de acceso a mecanismos a través de los cuales puedan buscar reparación para aquellos derechos y prestaciones que no son plenamente satisfechos. En los últimos años, tanto Jamaica con San Cristóbal y Nieves han introducido mecanismos de reparación para programas específicos, pero generalmente, no existen métodos concretos para que los ciudadanos puedan responsabilizar a los proveedores de servicios. Esta preocupación va más allá de la limitada disponibilidad. Más preocupante aún resulta el hecho de que los ciudadanos exigen la implantación de este tipo de mecanismos sólo de manera puntual. Esta baja demanda puede atribuirse, parcialmente, al desconocimiento general sobre LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 219 los derechos humanos en las sociedades caribeñas. No es probable que, ciudadanos que no conocen sus derechos económicos y sociales, esperen que se desarrollen mecanismos para corregir los impedimentos que puedan existir con el objetivo de disfrutar de estos derechos. Desde la perspectiva de las garantías sociales, por tanto, sería importante no sólo implantar mecanismos de reparación sistemáticos, sino también mejorar la capacidad y fomentar la concientización de los ciudadanos sobre sus derechos y la provisión de políticas sociales inclusivas. Considerando la realidad actual, la política social en Jamaica y San Cristóbal y Nieves puede definirse de la siguiente manera; en Jamaica, a pesar de los sólidos fundamentos normativos, la provisión de servicios sociales se ha mostrado muy vulnerable a las vicisitudes del entorno político y económico, expandiéndose en momentos de crecimiento, pero contrayéndose en situaciones de crisis. En San Cristóbal y Nieves, la estrategia de bienestar social prevalece sobre un enfoque universal de derechos en el diseño legal e institucional de la provisión de servicios sociales. Así, llevar a cabo el enfoque de garantías sociales en la política social de ambos países implicaría: • La articulación de derechos y prestaciones en el marco legal e institucional, y la coordinación de estos compromisos con el marco programático, instrumental y financiero. • La coordinación de los programas existentes de manera que no sólo se promuevan y apoyen los objetivos de acceso universal, calidad, protección financiera, reparación, revisión y participación, sino que se asegure que estos aspectos de la provisión de servicios están disponibles y protegidos para todos los ciudadanos. • Amplias iniciativas públicas para aumentar el conocimiento ciudadano sobre sus derechos y prestaciones. • Desarrollar y hacer operativos mecanismos de reparación. Los dos países, Jamaica y San Cristóbal y Nieves, han realizado grandes esfuerzos para establecer un entorno social y económico estable en el que se persiga un sistema de garantías sociales. Al mismo tiempo, el hecho de que los dos países prioricen la promoción de una mayor inclusión e igualdad en la provisión de la política social, a través de reformas tanto nacionales como regionales, demuestra que se están encaminando en la dirección correcta. 220 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Notas 1. Estos países incluyen: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica; Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, y Trinidad y Tobago. 2. En el censo de población realizado en el año 2000, la población de Jamaica era de 2,68 millones (Instituto Estadístico de Jamaicaxlvii, 2001) 3. Los datos provienen de diferentes años de la Encuesta de Condiciones de Vida en Jamaica (en adelante, JSLC). 4. El nivel de pobreza en Jamaica ha caído sustancialmente desde 1995. En 2006, era del 14,3%, el nivel más bajo en más de una década, con una caída importante desde valores mayores al 25% en los primeros años de la década de los noventa (2006 JSLC). 5. El programa de Reforma de la Educación Secundaria de 1994 estableció un plan de estudios común entre los grados 7 y 9 para asegurar que todos los estudiantes del sistema de educación secundaria seguían el mismo currículo en el primer ciclo de la escuela secundaria (Davis, 2004) 6. Los fundamentos del proceso incluyen la Ley de Educación (1965), la Política Nacional de Educaciónxlviii (2001), y un extenso marco legal e instrumental para la educación de la primera infancia, que incluía un borrador del Plan de Acción para la Primera Infanciaxlix, una Comisión de Primera Infancial y una Política de Primera Infanciali. El marco legislativo comprende la Ley de la Comisión de Primera Infancialii de 2004, y la Ley y Regulaciones de la de Primera Infancialiii, que entraron en vigor en 2005. Estas leyes están apoyadas por la más amplia Ley para la Protección y el Cuidado Infantilliv de marzo de 2004. 7. Ruth Morris, directora sénior, Unidad de Modernización, Ministerio de Educación de Jamaica, en una entrevista con el autor el 15 de febrero de 2008, en Kingston, Jamaica. En 2007, Portia Simpson Miller, entonces Primera Ministra, anunció que se habían construido ocho institutos, lo que resultó en 7.685 plazas adicionales, además de las 15.000 creadas en 2006. Cuatro nuevos institutos se construyeron en el año académico 2007/2008. Esta construcción xlvii En inglés en el original: “Statistical Institute of Jamaica” xlviii En inglés en el original: “National Education Policy” xlix En inglés en el original: “National Plan of Action for Early Childhood” l En inglés en el original: “Early Childhood Comission”. li En inglés en el original: “Early Childhood Policy”. lii En inglés en el original: “Early Childhood Commission Act” liii En inglés en el original: “Early Childhood Act and Regulations”. liv En inglés en el original: “Child Care and Protection Act”. LOGRO DE LA CIUDADANÍA IGUALITARIA E INCLUSIVA A TRAVÉS DE LA POLÍTICA SOCIAL: LOS CASOS DE JAMAICA Y SAN CRISTÓBAL Y NIEVES 221 fue financiada parcialmente con fondos del Fondo Nacional Fiduciario para la Vivienda. Este financiamiento fue criticado por ciertas personas, porque se argumentaba que los recursos del Fondo no debían usarse para nada más que para la provisión de beneficios de vivienda a los contribuyentes. 8. Estos desarrollos no se han regido por las normativas establecidas, como los requisitos de la construcción, la altura y el ratio mínimo de superficie. Algunos ejemplos se pueden ver en los asentamientos informales y los desarrollos construidos sin respetar las normativas impuestas. 9. En lo relativo a la entrega de alojamientos, la política especifica que las medidas y programas deben ser formulados e implantados (1) para ofrecer un acceso asequible a la tierra y a la tenencia asegurada de manera legal, como prerrequisito estratégico para una variedad de usos para la mayoría de la población; (2) desarrollar asentamientos humanos y aumentar la provisión de un alojamiento adecuado para todos, tanto en zonas urbanas como rurales; y (3) racionalizar los impuestos sobre la propiedad y las medidas de gasto para mejorar la eficiencia en la provisión de ciertos servicios imprescindibles. 10. Los acuerdos de tenencia de tierras en Jamaica opera a dos niveles: un sistema legal, en régimen de propiedad de dominio absoluto o de arrendamiento, que a menudo entra en conflicto con lo que se considera el sistema tradicional, basado en las categorías de tierra familiar, tierra adquirida y tierra heredada (McHardy 2007) 11. En 2006, aproximadamente el 68% de los hogares rurales eran propietarios de sus viviendas, en comparación con el 47,7% de hogares en KMA (2006 JSLC). 12. Según el censo de población de 2001, en Jamaica vivían cerca de 20.000 ocupantes ilegales en unas 500 comunidades ilegales. La ocupación ilegal se suele definir como las viviendas en áreas residenciales que se han desarrollado al margen de los sistemas de planificación. 13. Por ejemplo, en KMA, donde el ratio de posesión de una vivienda es del 47,7%, la tenencia formal de una tierra está muy por debajo del 10%, debido a la creciente densidad de viviendas y el espacio limitado en la región (2006 JSLC). 14. Se consideran espacios habitables los que se usan para propósitos generales de la vida diaria, como dormir y comer. Están excluidos los garajes, cocinas, baños, aseos, verandas, pasillos y similares (2006 JSLC). 15. Un billón son 1.000 millones. 16. El marco financiero para cuidados sanitarios parte de una combinación de recursos públicos y privados, de la que el gobierno provee una participación mayoritaria. Por ejemplo, aproxi- 222 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES madamente J$ 20.000 millones en 2006, con casi J$ 15.000 millones directamente destinados a la provisión de servicios de salud. El gasto general en salud cayó de un 6% en los noventa a menos del 4% en 2003 (Instituto de Planificación de Jamaica, 2005). 17. El Dr. Karen Lewis Bell, director sénior del Ministerio de Salud de Jamaica, en una entrevista con el autor, el 12 de febrero de 2008 en Kingston, Jamaica. 18. Los cambios positivos incluyen aumentos en la recaudación de ingresos, control de los gastos no rentables y una notable reducción del gasto de capital. 19. Ver capítulo 2 de San Cristóbal y Nieves, Ministerio de Desarrollo Sostenible (2006). 20. Osmond Petty, secretario permanente de educación de San Cristóbal y Nieves, en una entrevista con el autor, el 13 de febrero de 2008 en Basseterre, San Cristóbal. Bibliografía Davis, Rae. 2004. “A Transformed Education System”. Final Report of the Task Force on Education Reform, Kingston, Jamaica. ECLAC (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL). 2007. “Sustainable Development from a Human Rights Perspective and the Challenge It Represents for the Caribbean SIDS”. Presentado en la Primera Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Desarrollo Social de la OEA, Reñaca, Chile, del 8 al 10 de julio. Fox, K.y G. Gordon-Strachan. 2004. “Assessing the Level of Birth and Birth Registration in Jamaica”. 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OAS (Organización de Estados Americanos, OEA). 2008. “Institutionalization of Social Policy in the Caribbean”. Presentado en la Primera Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Desarrollo Social de la OEA, Reñaca, Chile, del 8 al 10 de julio. OECS (Organización de Estados Caribeños del Este). 2002. OECS Human Development Report 2002: Building Competitiveness in the Face of Vulnerability. Castries, St. Lucia: OECS. OECS Secretariat (Secretaría de la Organización de Estados Caribeños del Este). 2005. “St. Kitts and Nevis: Retraining the Sugar Workers”. Castries, St. Lucia. Planning Institute of Jamaica (Instituto de Planificación de Jamaica). 2005. “Jamaica Human Development Report 2005: Global Challenges, a World of Opportunities”. Kingston, Jamaica. . 2006a. “Economic and Social Survey of Jamaica”. Kingston, Jamaica. . 2006b”.Transition of Jamaican Youth to the World of Work”. Kingston, Jamaica. . 2007. “Economic and Social Survey of Jamaica”. Kingston, Jamaica. 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Se muestra comprometido en asegurar el acceso general a servicios sociales básicos, al mismo tiempo que realiza grandes esfuerzos por alcanzar los objetivos de crecimiento económico. Uruguay cuenta con el índice más bajo de desigualdad en el continente sudamericano (con un índice de Gini de 0,43) y con una de las mayores tasas de cohesión social, medida según el número de ciudadanos que percibe un alto grado de solidaridad en la sociedad (76% según la encuesta realizada entre 1996 y 1998 por el Latinobarómetro). Una sociedad activa y una clase media fuerte contribuyen a alcanzar estos altos índices de desarrollo, tanto social como humano. El Latinobarómetro demuestra, asimismo, que los uruguayos ostentan el porcentaje más elevado de ciudadanos, concretamente el 39%, que declaran confiar en la manera en la que se invierten los recursos gubernamentales. En comparación con otros países latinoamericanos, la sociedad uruguaya es étnicamente homogénea. El 88% son blancos, 8% mestizos, 4% afro-uruguayos y apenas existe población amerindia1. A principios del siglo XX, Uruguay progresó significativamente en el ámbito de los derechos laborales y fijó un número máximo de horas de trabajo por semana. A modo de ejemplo, no estaba permitido contratar a menores de 13 años y los menores de 19 trabajaban un número más reducido de horas. En los años treinta, Uruguay se consideraba un país moderno, con una clase media bien establecida y un alto nivel de alfabetismo. Las instituciones políticas uruguayas siempre han contado con el apoyo y la legitimidad de sus ciudadanos excepto durante los 12 años, entre 1973 y 1985, que el país estuvo bajo un régimen militar que llegó a su fin con la crisis económica y financiera de los años ochenta (Banco Mundial, 2008b). La política social en Uruguay ha reflejado tradicionalmente un sistema de ayudas basadas en un viejo modelo de asistencia social corporativista. Bajo este modelo, todas las compensaciones de seguridad social (pensiones jubilatorias o desempleo, entre otras) estaban asociadas al salario de un cabeza de familia con un empleo formal. El resto de la población, normalmente 224 PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 225 mujeres y niños, recibían beneficios sociales al figurar como sujetos dependientes de la persona que percibía el salario. De este modo, desde los años treinta2 hasta finales de los noventa, la protección social en Uruguay evolucionó para responder a las necesidades de una sociedad industrial con una estructura familiar estable. En esta sociedad, los beneficios concedidos a los trabajadores formales alcanzaban a la mayoría de la población. En la década pasada, sin embargo, han aparecido nuevos riesgos sociales debido a una combinación de varios factores como, por ejemplo, la globalización, la flexibilización de los mercados de trabajo y una estructura familiar menos estable. Entre estos riesgos cabe citar la inestabilidad de ingresos, los diferentes modelos de fertilidad (con tasas de fertilidad mayores entre la población con bajos ingresos en comparación con aquellos cuyas retribuciones son superiores), segmentación residencial y una creciente desigualdad en la calidad de servicios y en las oportunidades para acceder a los mismos. Esta nueva realidad reclama reformas en la política social con el objeto de restablecer equidad entre los diversos grupos. Desde el punto de vista de oportunidades en cuestión de ingresos y de protección social, se distinguen tres grupos socioeconómicos principales en la fragmentada sociedad uruguaya actual: (1) ciudadanos retirados y algunos empleados del sector público que dependen de las prestaciones del Estado (aproximadamente el 32% de la población); (2) un grupo con altos ingresos, constituido por jóvenes y población de mediana edad, la mayoría de los cuales trabajan en el sector privado y tienen pocos hijos o ninguno (aproximadamente el 28% de la población); (3) un grupo vulnerable en el que existen más familias monoparentales que en los otros dos grupos, numerosos menores de edad y pocas oportunidades de optar a un puesto de trabajo formal que suponga el acceso a beneficios estatales (casi un 40% de la población). Ha surgido además una discrepancia generacional considerable en lo que a pobreza se refiere. El porcentaje de niños menores de cinco años en situación de pobreza es casi diez veces mayor al observado entre las personas mayores de 65 (Filgueira et al., 2007). El hecho de que sea más probable que la juventud se encuentre en una situación de pobreza que los ciudadanos de mayor edad se debe, en parte, al resultado de las nuevas realidades sociales descritas con anterioridad: principalmente la globalización, la flexibilización de los mercados de trabajo, el mayor nivel de inestabilidad laboral y una creciente segmentación entre los distintos grupos socioeconómicos. Además, esta diferencia se puede atribuir parcialmente a un “contrato” de protección social obsoleto que, por un lado, permite la participación organizada y contiene garantías estrictas para trabajadores formales y pensionistas y, por otro lado, tiene una estructura más débil que apenas permite a las familias más vulnerables la participación en la toma de decisiones. La movilización social y la capacidad para organizarse y reclamar derechos son generalmente fuertes en Uruguay, pero sólo en ciertos segmentos de la población. Los grupos de clase media, principalmente trabajadores formales y jubilados, casi siempre son los más emprendedores y ejercen mayor presión en las decisiones en materia de política social. Considerando estos nuevos retos sociales en el país, ocasionados tanto por factores externos como internos, es necesario rediseñar el contrato y los programas sociales existentes con el objeto de prestar más atención a los intereses de los más vulnerables así como de los grupos menos organizados. 226 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Con la elección del Presidente Tabaré Vázquez en 2005, el gobierno reafirmó su interés en los asuntos sociales y buscó alternativas innovadoras para mejorar la policita social, principalmente como respuesta a la profunda recesión económica sufrida entre 1999 y 2002 y durante la cual el 30% de la población se sumió en la pobreza, el desempleo se elevó hasta el 20% y los salarios reales descendieron estrepitosamente (FMI, 2005). El Ministerio de Desarrollo Social se creó en marzo de 2005 para desarrollar e implementar políticas intersectoriales para los jóvenes, mujeres, ancianos, discapacitados y familias en pobreza y extremadamente pobres. Uno de los cometidos principales asignados al ministerio era coordinar las acciones de los órganos ejecutivos en las áreas de alimentación, educación, salud, vivienda, trabajo, seguridad social, igualdad y el disfrute de un entorno saludable, prestando especial atención a los grupos vulnerables. Asimismo, se le responsabilizó de la implementación del Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (PANES). El Ministerio de Desarrollo Social dirige el Gabinete Social, compuesto por los ministros de economía y finanzas, educación y cultura, trabajo y seguridad social, salud pública, vivienda, cartografía territorial y medio ambiente. La función principal del Gabinete Social es desarrollar políticas sociales integradas, establecer un orden de prioridades y asegurar su financiamiento. Antes de 2005, el sistema de prestaciones familiares, implantado por el Banco de Previsión Social de Uruguay, era el principal mecanismo de protección social existente. Desde su creación en la primera mitad del siglo XX hasta 1999, el sistema de prestaciones familiares estaba restringido a trabajadores formales y a una cantidad equivalente al 8% o 16% del salario mínimo3. Entre 1999 y 2004, el programa se amplió a todas las familias que vivían en la pobreza, independientemente de su condición laboral. No obstante, la ampliación legal de las coberturas no se llevó a cabo en la práctica ya que la institución encargada de esta implementación, el Banco de Previsión Social de Uruguay, utilizó únicamente los registros de trabajadores formales para identificar a las familias que reunían los requisitos. Su capacidad era muy limitada a la hora de localizar familias con escasos recursos vinculadas a trabajos informales o individuos que carecían de documentos identificativos. En 2005, el gobierno estableció el Plan de Atención a la Emergencia Social (PANES), con una duración prevista de dos años, para responder con mayor fuerza a los nuevos riesgos sociales. Sin un fundamento explícito de derechos, el PANES fortaleció los principios de derechos fundamentales como la no discriminación, el fomento de la igualdad, la ampliación de acceso y la divulgación de las prestaciones sociales. Creó además un registro independiente de beneficiarios e inició una campaña en las comunidades para identificar hogares que cumplieran los requisitos; incorporó un programa de empleo (Trabajo por Uruguay) y otro para superar la pobreza (Rutas de Salida); e instauró ayudas alimentarias, educacionales y sanitarias. Asimismo, aumentó las aportaciones de las asignaciones familiares hasta alcanzar el salario mínimo. El PANES era uno de los pocos programas en el mundo que incorporaba en su diseño estrategias para superar la pobreza al intentar incrementar las oportunidades, en diferentes aspectos, de los más desfavorecidos, incluyendo la mejora de su capital social (Banco Mundial, 2008a). Gracias a este nuevo enfoque que pretendía ayudar a un mayor número de familias pobres y combinar las transferencias monetarias con otros beneficios sociales, el PANES sirvió de proyecto piloto PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 227 para alcanzar un modelo de política social más integral en Uruguay. Tras la finalización de este programa en 2007, este enfoque continuó y se amplió bajo el programa actual Plan de Equidad, el cual está vigente desde enero de 2008. Persiguiendo un modelo integral de política social Desde 2005, con la creación del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) y con los primeros pasos del PANES, el gobierno uruguayo manifestó su clara intención de alcanzar un modelo de política social más integral que fuera más allá de la ayuda económica y que alcanzara a todos los ciudadanos vulnerables. Utilizando una plantilla de garantías sociales como marco de análisis, la tabla 9.1 resume algunos de los avances que se han ido alcanzando en las políticas de protección social (desde el sistema de asignaciones familiares, y el posterior programa de emergencia social de dos años, hasta el Plan de Equidad integrado). El análisis desde la perspectiva de las garantías sociales examina más detalladamente cuatro pilares de esta evolución política: acceso, calidad, oportunidades de reparación, participación civil y posibilidades de revisión continua4. El concepto de garantías sociales (explicado en el capítulo 2) se refiere a un conjunto de mecanismos políticos que determina las prestaciones y obligaciones específicas vinculadas a los derechos fundamentales, y que, además, asegura que el Estado cumple con estos deberes. Las cuatro sub-garantías presentadas en la tabla 9.1 (acceso, calidad, reparación, y participación/ revisión continua) hacen referencia a los mecanismos políticos creados con el objetivo de hacer efectiva cada una de estas áreas. Se han complementado con una serie de preguntas para describir de manera más precisa las políticas o instrumentos requeridos con respecto a cada subgarantía. En este sentido, la matriz de garantías sociales da una visión general de los avances y de las deficiencias de cada política social en Uruguay con respecto al logro del objetivo marcado de mejorar las oportunidades para todos. Sí. Existen mecanismos en el sentido de que el programa logra ayudar a más familias, las cuales desconocían estas prestaciones anteriormente o no disponían de los documentos necesarios. No. ¿Existen mecanismos legales o institucionales que aseguren la no discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? Sí. Todas las familias en situación de pobreza y extrema pobreza; transferencias monetarias más seis servicios adicionales (comida, educación, vivienda, asistencia sanitaria, formación profesional y formación básica lingüística y matemática). PANES Sí. Los procedimientos incluyen el anterior sistema de asignaciones familiares, la sociedad civil y las visitas a domicilio. Sí. Todas las familias en situación de pobreza y extrema pobreza con menores de 18 años a cargo; transferencias monetarias condicionadas determinadas. Programa de asignaciones familiares ¿Existen procedimientos institu- Sí. El Banco de Previsión Social es el encarcionales que verifiquen que se dé gado de llevar a cabo esos procedimiencumplimiento a dicho acceso? tos, pero éstos sólo están diseñados para los empleados formales. ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso Sub-garantía Tabla 9 1. Matriz de las garantías sociales para las políticas de protección social en Uruguay Si. Los mecanismo están fundados en la experiencia del PANES. Sí. Los procedimientos están fundados en la experiencia del PANES. Sí. Todas las familias en situación de pobreza y extrema pobreza; una gama más amplia de servicios ofrecidos a diferentes grupos de beneficiarios en función de sus necesidadesa. Plan de Equidad Social 228 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES No. ¿Se evalúan los programas de forma periódica? ¿Se comunican al público de manera No. efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? Lacantidaddelastransferenciasmonetariasestáclaramenteestablecida,b peroestáestablecidadetalmaneraque nocausaningúnefectotangibleenla pobrezaoextremapobreza. ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? Calidad Ninguna . Si no es posible prestar el servicio durante el periodo de espera acordado, ¿qué alternativa se garantiza (en el mismo periodo de tiempo) Si. Se realizó una evaluación cuando finalizó el programa. La cantidad de las transferencias monetarias está estipulada a un nivel superior. Ninguna . No.. No. ¿Existe un periodo máximo de espera para recibir un servicio? PANES Sí. Durante los dos años que dura el programa. Programa de asignaciones familiares ¿Se encuentran garantizadas las Sí. Se garantizan siempre que prestaciones (servicios) por el pe- la familia siga cumpliendo los riodo de tiempo que en cada caso requisitos. sean necesarias? (Permanencia). Sub-garantía Tabla 9 1. Matriz de las garantías sociales para las políticas de protección social en Uruguay Los indicadores sociales del MIDES y sus resultados están disponibles al público en internetc. Se ha creado recientemente un sistema de indicadores sociales que el MIDESc controla y actualiza. Se han instaurado indicadores de calidad pero no se han descrito claramente las directrices o normativas en cada programa. Ninguna . No. Depende del programa. El programa de ayuda al empleo, por ejemplo, sólo se proporciona una vez. La ayuda económica, en cambio, se sigue prestando siempre y cuando el sujeto o la familia sigan cumpliendo los requisitos. Plan de Equidad Social PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 229 Ninguna. ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? Existen directrices para la participación civil pero no están estrictamente ligadas a funciones concretas o programas del plan. Se ha establecido un consejo social con representantes de la sociedad civil en cada provincia. No obstante, todavía se tiene que definir la función de estos consejos en relación con los programas del plan. No. Sí. Están disponibles a través del MIDES. Plan de Equidad Social Fuente: compilación de los autores Nota: MIDES = Ministerio de Desarrollo Social; PANES = Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social a. Por ejemplo, el Instituto Nacional de la Juventud, junto con la sociedad civil y los gobiernos locales, coordinan los programas para los jóvenes vulnerables (Arrímate—Espacio Joven, Rutas de Salida Adolescente, y Amplifica Tu Voz). b. Decreto-Ley 15.084 de 1980, modificado por la Ley 16.697 de 1995, la Ley 17.139 de 1999, y la Ley 17.758 de 2004. c. El Observatorio Social de Indicadores y Programas se puede visitar en la página http://mides.redirectme.net/mides/portalMides/portalMides/portal.php (último acceso 19 de marzo de 2009). Ninguna. No desempeñan un papel durante el diseño pero si durante la implantación del PANES. No. ¿Tienen las asociaciones civiles, comunitarias o de padres un papel concreto en el diseño, implantación y control del programa? Sí. Están disponibles a través del MIDES. PANES No, pero la ley que regula el progra- No. El programa tenía una duración ma se revisó en 1995, 1999 y 2004. de sólo dos años. Sí. Están disponibles a través del Banco de Previsión Social pero están restringidos a los empleados formales. Programa de asignaciones familiares ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? Revisión continua y participación ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? Mecanismos de Reparación Sub-garantía Tabla 9 1. Matriz de las garantías sociales para las políticas de protección social en Uruguay 230 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 231 Dos características generales de la evolución de la política de protección social que han influido en los cuatro pilares de las sub-garantías son: (1) la naturaleza integral del PANES y el Plan de Equidad, los cuales van más allá de la ayuda económica condicionada; y (2) los acuerdos institucionales que permiten al Ministerio de Desarrollo Social coordinar una verdadera política multisectorial que fomente la inclusión social. Con la introducción del PANES, el Ministerio de Desarrollo Social pretendía complementar y actualizar el sistema de asignaciones familiares incorporando varios elementos desde una perspectiva de derechos. Concretamente, reforzó el control del acceso de todas las familias que cumplían los requisitos, la implicación de la sociedad civil, y creó diferentes fondos de transferencias y servicios para asegurar una asistencia más efectiva que la otorgada por los programas de asignación familiar tradicionales. En cuestión de acceso, el PANES ha resultado muy efectivo ya que ha llegado al 80-90% de su población objetivo. Este éxito se ha alcanzado, en gran medida, gracias a los mecanismos adoptados para asegurar el acceso (Rofman, 2007). El proceso establecido suponía la recogida de impresos de solicitud de las familias que cumplían los requisitos y la consecuente visita al domicilio de estas personas para verificar la información aportada y, lo que es más importante, para divulgar las prestaciones sociales existentes y, asimismo, identificar a aquellas familias que no habían rellenado el formulario a pesar de cumplir los requisitos. Gracias al PANES, se identificaron numerosas familias que no se habían registrado en el sistema regular de asignaciones familiares. La creación de un mecanismo institucional responsable de difundir y promocionar el programa (a través del Ministerio de Desarrollo Social), además del Banco de Previsión Social, supuso la incorporación de nuevos métodos para informar a los ciudadanos y, por lo tanto, la ampliación de las oportunidades de inclusión. Aunque el PANES obtuvo un gran éxito en lo que a la focalización se refiere, su criterio de selección excluyó a un gran número de ciudadanos extremadamente pobres; el 30,2% de las familias con graves carencias económicas que solicitaron el programa no recibieron las transferencias monetarias (Reuben, Miodosky, y Watanabe, 2008:2). El Plan de Equidad es un modelo todavía más descentralizado con más servicios y más instituciones responsables de su prestación. Esta flexibilidad añadida supone un mayor acceso a los beneficios ofertados. No obstante, si los diferentes programas del plan no logran definir y promover unos servicios que encajen perfectamente con las necesidades de la población objetivo, existe el riesgo de que numerosos ciudadanos queden excluidos de los beneficios disponibles. Por ejemplo, a los hombres les resultaba complicado atender el programa de formación laboral del PANES, ya que tenían que rechazar trabajos temporales mejor remunerados. Para asegurar un mayor acceso, es necesario que el Plan de Equidad estudie unos requisitos de acceso más flexibles para evitar la exclusión de los trabajadores temporales. La calidad de los mecanismos de protección social, entendidos éstos como la capacidad de reducir la pobreza y fomentar la igualdad de oportunidades, ha mejorado progresivamente desde los modelos de asignaciones familiares hasta el PANES. Por un lado, esta mejora en lo que a calidad se refiere es inherente al modo en el que se seleccionaron los beneficiarios y a la manera en la que el PANES determinó la cantidad de transferencias monetarias. Los beneficiarios seleccionados fueron aquellos cuyos ingresos eran inferiores al costo medio de la cesta de la compra 232 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES con fecha 1 de marzo de 2005, y aquellas familias que se encontraban por debajo de la línea de pobreza. Este grupo abarcaba a todas las familias en el quintil más pobre de la población. Los beneficiarios recibieron una transferencia monetaria mensual de Ur$1.360 UYU (aproximadamente US$55) durante los dos años que duró el programa. Esta cantidad se ajustaba cada cuatro meses en función del Índice de Precios al Consumo (Filgueira et al., 2007). El Plan de Equidad prevé todavía otro aumento de las asignaciones familiares e incluye una mayor aportación a las familias con estudiantes de secundaria para fomentar la continuación de sus estudios. Por otro lado, la calidad del sistema de protección social se ve incrementada por la naturaleza multisectorial del PANES y del Plan de Equidad. El PANES se diseñó como un plan de emergencia social que englobaba siete programas de asistencia: Ingreso Ciudadano, Apoyo Alimentario, Atención a Personas en Situación de Calle, Apoyo Educativo en Zonas de Contexto Crítico, Emergencia Sanitaria, Trabajo Transitorio y Rutas de Salida. El plan actual engloba todavía más programas y servicios e incluye un conjunto de reformas y estrategias a largo plazo fuera del perímetro de los programas sociales (por ejemplo, reformas fiscales para reducir la desigualdad social). Esta búsqueda de un modelo integral de protección social muestra una nueva perspectiva de medición de la calidad así como del impacto; una perspectiva que considera las mejoras de la autoestima, las habilidades personales y profesionales y la red social de los ciudadanos, además de la variación de los ingresos. Según un estudio del Banco Mundial de 2007, las transferencias monetarias realizadas por el PANES tuvieron un impacto significativo en aquellos casos de extrema pobreza. El índice de extrema pobreza en 2006 era del 2,87%; se estima que podría haber alcanzado el 4,87% sin el programa. El impacto en las familias sumidas en la pobreza, en cambio, fue menor. El 27,4% de la población vivía en la pobreza en 2006 en comparación con una cifra estimada del 27,8% si no hubiera existido el programa. El componente laboral del PANES tuvo efecto en áreas como la autoestima o las habilidades lingüísticas y el trabajo en equipo, aumentó el capital social y fomentó el conocimiento de los ciudadanos sobre sus derechos. Todos estos factores potencian las oportunidades individuales para la reinserción en el mercado laboral y no se pueden medir con indicadores tradicionales, como el número de personas formadas o el número de cursos de formación impartidos (Banco Mundial, 2008a:4). Dos de los grandes retos en el esquema de la política social progresiva en Uruguay son: la definición de nuevos indicadores, que midan la calidad y el impacto de los diferentes componentes del Plan de Equidad, y la creación de mecanismos de control y evaluación regulares. En una reciente evaluación del PANES, el Ministerio de Desarrollo Social realizó un estudio especial en el que tomaba como referencia una muestra de familias con bajos ingresos para completar una encuesta de ámbito nacional. El estudio recomendaba modificar el marco muestral de todas las encuestas de hogares de tal manera que se incluyera un mayor número de hogares pobres en lugar de la representación habitual en las encuestas de carácter nacional (Banco Mundial, 2008a). Adoptar estas lecciones en el control y evaluación del Plan de Equidad ayudará a lograr el fomento de la equidad entre los más desfavorecidos y el resto de la sociedad y, asimismo, facilitará la supervisión adecuada de la calidad de los programas establecidos. En noviembre de 2008, el Ministerio de Desarrollo Social creó una base de datos de indica- PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 233 dores sociales a disposición del público (Observatorio Social de Programas e Indicadores), que consistía en un sistema de indicadores sociales y una guía de programas sociales5. En el primer caso, esta base de datos contenía más de 100 indicadores relativos a pobreza, nutrición, educación, seguridad laboral, género o demografía. En el segundo caso, se trata de un sistema que permite conocer el funcionamiento del conjunto de prestaciones sociales que brinda el Estado uruguayo. El Observatorio es el resultado de un acuerdo entre el Ministerio de Desarrollo Social y el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República6. Estas medidas, sin embargo, están más relacionadas con la transparencia y la responsabilidad de las políticas sociales que con la calidad de los servicios. La implantación de unas normativas sobre la calidad de cada programa del Plan de Equidad es una tarea pendiente. La capacidad de exigir y reclamar los derechos individuales es un elemento clave de cualquier política cuyo objetivo sea proteger y lograr el cumplimiento de los derechos de los ciudadanos, tal y como pretende el nuevo Plan de Equidad. Los canales administrativos de reparación estaban presentes tanto en el viejo sistema de asignaciones familiares, a través del Banco de Previsión Social, como en el PANES, a través del Ministerio de Desarrollo Social. En el PANES, se especificaron las acciones concretas y los periodos de tiempo para resolver los reclamos relativos al programa de transferencias monetarias: los ciudadanos disponían de diez días hábiles para presentar su reclamo al Ministerio de Desarrollo Social, y el ministerio contaba con treinta días hábiles para emitir una resolución. Si la resolución era favorable, se debía reparar el beneficio en cuestión de manera automática. El Plan de Equidad requeriría un sistema más sofisticado de reparación o un nuevo planteamiento de las responsabilidades ministeriales, de tal manera que actuara de canal de reparación en varios programas. Se podría, de hecho, progresar más y considerar la posibilidad de crear un cuerpo o entidad administrativa independiente del Ministerio de Desarrollo Social para desempeñar esta tarea. El PANES fue además un plan innovador en lo que respecta a la participación civil. Varias organizaciones no gubernamentales colaboraron en su implantación, a pesar de que la sociedad civil no estaba involucrada en el diseño inicial del programa. Cuando nació el Ministerio de Desarrollo Social, se establecieron también consejos sociales con carácter local, ya que se reconoció la importancia de implicar a los gobiernos locales y a la sociedad civil en la actividad del nuevo ministerio. Su cometido era garantizar que los planes sociales, como el PANES, tuvieran en consideración la opinión ciudadana y establecer mecanismos civiles para controlar los programas. El análisis desde una perspectiva de garantías sociales demuestra que adoptar un enfoque integrado a la política social puede promover la igualdad y la inclusión al permitir a los pobres un mayor acceso y al proporcionar unos beneficios más adecuados que contribuyan a superar la pobreza. Al mismo tiempo, las políticas sociales integrales requieren unos mecanismos más sofisticados para asegurar que todos los programas tienen en cuenta unos dispositivos de acceso apropiados, que todos los ciudadanos disponen de la información y los recursos necesarios para poder exigir sus derechos, y que se evalúan los indicadores de impacto más relevantes. 234 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Acuerdos institucionales: la función del Ministerio de Desarrollo Social Se presupone que un modelo de política social integral requiere, a su vez, una estructura institucional más integrada. El papel que desempeña el Ministerio de Desarrollo Social en Uruguay ha cobrado importancia debido al gran número de instituciones que administran los diferentes servicios sociales en el Plan de Equidad, desde las transferencias monetarias hasta la ayuda para alimentos, salud, educación, empleo y vivienda. Por un lado, el ministerio ejerce un papel coordinador en los programas que requieren la participación de varias entidades para lograr su funcionamiento. Los programas de transferencias monetarias, por ejemplo, se gestionan principalmente a través del Banco de Previsión Social de Uruguay, pero también se requiere la intervención del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Banco Central del Uruguay. Por otro lado, con la creación del Ministerio de Desarrollo Social y el Gabinete Social se consiguió que el gobierno asumiera la responsabilidad de garantizar una adecuada coordinación entre todas las instituciones y programas con el objetivo, además, de desarrollar una política que fomentara, de manera efectiva, la equidad social (Rofman, 2007). A través del PANES, el Ministerio de Desarrollo Social se ha reafirmado como uno de los principales protagonistas en la definición de nuevos y más efectivos enfoques para reducir la pobreza. El análisis de las diferentes sub-garantías presentadas anteriormente muestra que, gracias al papel desempeñado por el Ministerio de Desarrollo Social, desde la implantación del sistema de asignaciones familiares hasta la creación del Plan de Equidad, se ha conseguido prosperar en varios aspectos: mejora del acceso, incremento en el número de servicios prestados, introducción de mejores indicadores y métodos de control y evaluación, y, además, ha servido como canal de reparación. La existencia de una institución coordinadora permite establecer un puente entre la sociedad civil y el sector privado. Durante los dos años de duración del PANES, este vínculo entre ambos supuso un impacto directo en el incremento del acceso y la mejora de la calidad. Todavía es preciso perfeccionar las responsabilidades y el rendimiento del ministerio como institución cardinal de la política social integrada. Para ello, las garantías y sub-garantías sociales podrían proporcionar un marco de gran utilidad. Con el Plan de Equidad, el Ministerio de Desarrollo Social será el único responsable de programas e instituciones como el Programa de Impulso a la Universalización del Ciclo Básico, Infamilia (que ofrece servicios para los jóvenes más vulnerables), el Instituto Nacional de Ciegos Artigas y los centros de rehabilitación para discapacitados. En otros programas e instituciones, el ministerio compartirá las responsabilidades; por ejemplo, en el programa de ayuda alimentaria, que proporciona a las familias que viven en extrema pobreza una tarjeta bancaria con la que pueden comprar alimentos en los establecimientos locales. El ministerio no sólo coordina los sectores más relevantes para lograr un efecto positivo en la asistencia social, sino que también asegura la rentabilidad de las políticas sociales al tratar de eliminar el solapamiento de las funciones programáticas y la duplicidad de beneficiarios. Entre 2005 y 2007, por ejemplo, algunas familias recibieron transferencias monetarias por duplicado; una proveniente del programa de asignaciones familiares y la otra del programa Ingreso Ciudadano del PANES. El Plan de Equidad retomará el programa unificado de asignaciones familia- PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 235 res tomando como referencia la experiencia vivida durante los dos años de funcionamiento del PANES. Aunque el Ministerio de Desarrollo Social asumirá algunas funciones de coordinación en el nuevo plan, el Banco de Previsión Social seguirá siendo el encargado de distribuir estas asignaciones. Una duplicidad similar sucedió en los programas de promoción de empleo. La Junta Nacional de Empleo y La Dirección Nacional de Empleo gestionaron programas adicionales a los brindados en la iniciativa de empleo del PANES. El programa Uruguay Trabaja del Plan de Equidad se aunará con los programas ya existentes. Por ejemplo, utilizará sus servicios de formación, se beneficiará de los acuerdos alcanzados con el sector privado y aprovechará los amplios conocimientos obtenidos sobre el mercado de trabajo. En resumen, una posible estructura institucional conforme a un modelo de política social integral es una red descentralizada de agencias, tanto gubernamentales como no gubernamentales, que estén, cada una de ella, especializadas en el suministro de ciertos servicios sociales. Se obtendrían numerosas ventajas tanto en cuestiones de calidad de servicios como de impacto en el bienestar. No obstante, es igualmente importante poder establecer prioridades intersectoriales y guiar, controlar y revisar regularmente las políticas sociales, de tal manera que se asegure el logro del objetivo general: una sociedad más inclusiva e igualitaria. El Ministerio de Desarrollo Social reúne las condiciones necesarias para desempeñar esta función coordinadora. Sin embargo, su eficiencia depende de la existencia de normativas claras y mecanismos sólidos, a través de los cuales se pueda controlar y evaluar cada uno de los componentes del Plan de Equidad. Estas regulaciones bien definidas deben incluir las normas de calidad, las condiciones que deban cumplir los beneficiarios seleccionados, las prioridades de los servicios y los canales de reparación. Por último, para que un modelo de política social integrado obtenga éxito, es preciso que la arquitectura institucional se ajuste a los acuerdos fiscales y al marco legal para salvaguardar tanto la planificación institucional como la financiera. En el caso de Uruguay, implicaría la revisión del pacto fiscal establecido; un pacto que respondiera a las necesidades de las familias vulnerables y de los jóvenes más desfavorecidos, así como a las necesidades de los funcionarios precedentes y actuales para los que se diseñó el sistema de protección social. Acuerdos fiscales: revisión del contrato social establecido Tal y como ya se ha expuesto al principio de este capítulo, el sistema de seguridad social uruguayo es uno de los más antiguos de América Latina y del mundo. En los años sesenta, alcanzó el nivel más alto de cobertura en la región. Tradicionalmente, ha estado compuesto por un sistema de pensiones y un sistema de asignaciones familiares. No obstante, existían importantes deficiencias en lo que respecta al modo en el que las normas y las garantías estaban estructuradas en ambos sistemas. Dado que el sistema de protección social estaba pensado para satisfacer a una sociedad de empleados formales en su mayor parte, éste responde todavía a las necesidades de los pensionistas y de los empleados del sector público. En cambio, su impacto es menor en el colectivo más vulnerable de la sociedad, el cual es cada vez mayor y en el que hay que incluir a un extenso porcentaje de jóvenes uruguayos. El PANES y el Plan de Equidad han intentado 236 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES rediseñar el contrato social existente a favor de los más vulnerables. Hasta el momento, se han obtenido unos resultados excelentes al adaptar el marco institucional y el contenido de los beneficios sociales a las necesidades de los más pobres. A través del Plan de Equidad, el gobierno todavía tiene que negociar un nuevo pacto fiscal que corrobore sus nuevos compromisos con los grupos más vulnerables del país. Esta parte del capítulo resalta algunas de las diferencias más importantes en la manera en la que han evolucionado los sistemas de pensiones y las asignaciones familiares y muestra las discrepancias constantes entre los dos modelos, con respecto a las prestaciones y los compromisos financieros. Una de las grandes divergencias en el modo en el que han evolucionado el sistema de pensiones y las políticas para asistir a los grupos más vulnerables, es el nivel de participación y representación que cada uno de ellos ha alcanzado. Esto ha tenido un gran impacto en la eficiencia de cada política. La fuerte representación y presión política ejercida por los pensionistas supuso una importante y permanente mejora en la estructura del sistema de pensiones. En 1989, una iniciativa popular promovida por las Organizaciones de Jubilados y Pensionistas, ratificada por plebiscito por el 80% del electorado, llevó a cabo una reforma en la que las pensiones se calcularían en función del Índice Medio de Salarios, ajustado éste conforme al aumento salarial de todos los empleados públicos (Ley 15.900). Esta reforma se consagró en la Constitución. Por el contrario, la cantidad de las asignaciones familiares se ajustaba tanto en función del salario mínimo nacional estipulado como del Índice de Precios al Consumo 20%, lo que supone una garantía mucho menos estricta en lo que se refiere a la adecuación de las asignaciones familiares. La discrepancia entre la participación y la representación entre estos dos programas de transferencias económicas ha tenido un efecto directo en la calidad brindada o, lo que es lo mismo, en el efecto que han supuesto en la reducción de la pobreza entre los jóvenes en contraposición a una tasa relativamente menor en la tercera edad. El programa de asignaciones familiares estatal aportaba a las familias una cantidad estipulada, normalmente entre el 8% y el 16% del salario mínimo. El resultado fue una ayuda económica que no satisfacía las necesidades más básicas de los beneficiarios y, por supuesto, que no mejoraba la equidad social7. En el programa de pensiones, en cambio, el mecanismo para calcular el aporte (descrito anteriormente) ha evolucionado para asegurar que la cantidad que se recibe es la adecuada. El Plan de Equidad ha propuesto un aumento de la cantidad estipulada de las transferencias monetarias y, asimismo, la diferenciación de estos aportes en función del número de menores y la edad de éstos en cada familia. También se considera un sistema periódico para recalcular las aportaciones transferidas, aunque el método que se utiliza para hacer esta estimación no está tan definido como el del sistema de pensiones. Garantizar la existencia de un procedimiento de revisión continua de las prestaciones es especialmente importante en el caso de los mecanismos de seguridad social, puesto que su relevancia puede cambiar con más frecuencia que las normativas de calidad referentes a salud, educación, vivienda u otros servicios. Rediseñar el contrato social referente a las transferencias monetarias requeriría un nuevo pacto fiscal en la sociedad también. Una combinación de factores e instrumentos podrían considerarse para financiar las políticas a largo plazo a favor de los ciudadanos pobres y extremadamente pobres, al mismo tiempo que se mantendría un sistema de pensiones viable. Algunas PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 237 opciones pueden implicar: ajustes en las asignaciones de los ingresos públicos; reforma fiscal, tal y como se contempló en el Plan de Equidad; o encauzamiento de los impuestos recaudados de algunas empresas a servicios sociales específicos, tal y como procedió Chile con el Régimen de Garantías Explícitas en Salud y los impuestos del tabaco. Además de aumentar o reasignar los recursos, el gasto social uruguayo podría obtener un mayor impacto al reformular la estructura de los derechos sociales. Un pacto fiscal se entiende generalmente como un requisito fundamental de las políticas de derechos. Sin embargo, un enfoque de derechos en sí puede facilitar el logro de un pacto fiscal. Se puede conseguir, en primer lugar, promocionando la participación civil; y, en segundo lugar, fomentando un debate público más amplio sobre la importancia de priorizar la equidad y las oportunidades básicas universales a través del gasto social; y, por último, creando canales de reparación y asegurando que el Estado se responsabilice de la calidad del impacto de los recursos asignados. Lecciones y conclusiones Tradicionalmente, las políticas de protección social en Uruguay se han compuesto por un sistema de pensiones sólido, cuyos beneficiarios están plenamente representados en la toma de decisiones políticas, y por un sistema de ayuda familiar que se centra en los grupos más vulnerables pero que no resulta suficiente para modificar, de manera sustancial, los factores estructurales que provocan la situación en la que se encuentran. Desde 2005, el gobierno ha adoptado una nueva visión de política social que refleja los nuevos riesgos y realidades sociales, y presta mayor atención a las necesidades de todos los ciudadanos, independientemente de su condición laboral. La creación del Ministerio de Desarrollo Social, el Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social y el Plan de Equidad han sido la principal expresión de esta nueva visión. Estas entidades han introducido progresivamente un enfoque más integral de la protección social, sin olvidar los diferentes servicios prestados en los distintos sectores y los métodos para lograr asistir a más ciudadanos en situación de pobreza. Aunque esta nueva perspectiva enfocada a una política social más integrada ha mejorado notablemente la estructura de los programas y los beneficios, así como el marco institucional para implementarlos, todavía no se ha logrado alcanzar un acuerdo fiscal sólido entre los distintos grupos sociales con el objeto de consolidar el compromiso gubernamental para emprender este nuevo camino de la política social. Para consolidar el Plan de Equidad es todavía preciso establecer un pacto fiscal y acuerdos legales adecuados, para plasmar las reformas institucionales y programáticas relativas a la protección social a favor de los grupos más vulnerables. La relevancia de la movilización política está bien reflejada en el caso del sector de protección social de Uruguay. Las organizaciones de pensionistas, históricamente bien organizadas, han conseguido beneficios más adecuados y sostenibles para sus miembros, mientras que los grupos de familias vulnerables (entre los que se encuentra una gran parte de la juventud uruguaya) carecen de medios potentes de participación e influencia políticas. Esta discrepancia en lo que respecta a la participación e influencia políticas entre los dos grupos, pone de manifiesto 238 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES la importancia de llevar a cabo la sub-garantía de participación en todo el ámbito nacional. De esta manera, los grupos sociales que no dispongan de una representación fuerte en el sistema político formal, pueden ejercer presión con el objeto de reclamar una asignación más equitativa de los recursos públicos. Por un lado, facilita la identificación de diferencias concretas entre el sistema de pensiones y el sistema de protección social para los grupos más vulnerables. Ayuda además a explicar el diferente impacto que cada una de las políticas ha ejercido en la situación social y económica de sus beneficiarios objetivo. Estas diferencias se encuentran, sobre todo, en los ámbitos de participación, calidad y reparación. Una representación más activa de los beneficiarios del sistema de pensiones en la toma de decisiones ha conducido a una estructura de derechos que se adapta mejor a sus necesidades. Se ha conseguido, de esta forma, una mayor calidad de las prestaciones y más oportunidades para exigir y reclamar estos derechos. El sistema de asignaciones familiares, tradicionalmente diseñado sin la participación civil, se ajustaba en menor medida a las necesidades de sus beneficiarios, lo que suponía una cantidad inadecuada de asignaciones y un acceso limitado a los empleados formales. La existencia de mecanismos de reparación a disposición de las familias en situación de pobreza era irrelevante, al tratarse únicamente de prestaciones que no disponían de una estructura adecuada desde el principio. En este sentido, el análisis de las sub-garantías resalta que es preciso considerar algunos ámbitos y retos más específicos en el nuevo Plan de Equidad. Por otro lado, el análisis de las garantías sociales nos permite evaluar los avances y las deficiencias en la evolución de la política de protección social para los grupos más vulnerables; desde el sistema de asignaciones familiares, y el consecuente PANES, hasta el Plan de Equidad. Con su reciente enfoque multisectorial, la incorporación de más servicios y colaboradores, y un mayor alcance en las comunidades más pobres, las tres políticas han mejorado progresivamente la calidad de las prestaciones y el acceso a los beneficios sociales y, por lo tanto, se ha logrado un impacto positivo, en líneas generales, en lo que a equidad e inclusión se refiere. Dada la compleja red de programas e instituciones responsables de la política social en desarrollo en Uruguay, el análisis de las garantías sociales sugiere una definición más rigurosa de los servicios y de las responsabilidades en todos los aspectos de este nuevo Plan de Equidad más integral. En otras palabras, es preciso traducir los objetivos sociales en mecanismos prácticos que conduzcan al cumplimiento de ciertos derechos y prestaciones. Si no se logra adoptar esta definición, la concienciación ciudadana de las oportunidades existentes y el acceso a las prestaciones se verán comprometidos. Es más, el análisis exige un sistema operacional de control y evaluación, con indicadores que capten los objetivos del nuevo plan; como puede ser el aumento del capital social y la capacidad productiva de las personas más desfavorecidas, así como el incremento de sus ingresos mensuales. Sin los indicadores y el seguimiento adecuados, la calidad y transcendencia de los programas del Plan de Equidad no se pueden garantizar. El gobierno uruguayo ha tomado las medidas oportunas para detectar la cambiante realidad social del país y para adaptar sus políticas con el objetivo de responder a los nuevos riesgos sociales. En lugar de ofrecer asistencia financiera limitada a los grupos más vulnerables, ha optado por implantar un sistema de protección social más sostenible e integral que proporcione opor- PERSIGUIENDO UNA POLÍTICA SOCIAL INTEGRAL: EL CASO DE URUGUAY 239 tunidades básicas a todas aquellas personas que, de lo contrario, no las recibiría. Este enfoque universal e integrado tiene un objetivo claro: ayudar a los grupos más vulnerables a superar la pobreza a medio o largo plazo. En este sentido, Uruguay ha experimentado un mayor progreso que otros países de la región y del mundo, en los que se ofrece una ayuda económica limitada que no es suficiente para transformar, de manera notable, las condiciones de vida de los más desfavorecidos. El hecho de que la pobreza extrema en Uruguay es muy baja (3,5%) y de que la situación de pobreza en la mayor parte de las familias es transitoria (el 60% de los beneficiarios del PANES obtuvo un empleo formal en algún momento de su vida), brinda una gran oportunidad para las políticas sociales de ayudar a las familiar a superar la pobreza y lograr su integración plena con el resto de la sociedad (Banco Mundial, 2008a:2). Una evaluación periódica de las normas, los mecanismos institucionales y programáticos, la sostenibilidad financiera, y el seguimiento de cada uno de los programas provistos por el Plan de Equidad serán elementos claves para garantizar la relevancia a largo plazo del enfoque social progresivo de Uruguay. Notas 1. Estadísticas obtenidas de Index Mundi http://www.indexmundi.com/uruguay/ethnic_groups. html (último acceso 18 de marzo de 2009). 2. El primer código que vela por los derechos de los menores en Uruguay se aprobó en 1934 (consultar Pilotti, 1999). 3. Estaba limitado al 8% del salario mínimo si la renta del beneficiario era entre 6 y 10 veces superior al salario mínimo. El límite de la asignación se ajustaba en función del número de personas a cargo. 4. El análisis se basa en la última evaluación realizada del PANES y en los componentes y el impacto esperado del nuevo Plan de Equidad. 5. Para más información, cias/2008/11/2008112804.htm . visitar http://www.presidencia.gub.uy/_web/noti- 6. El Observatorio Social de Programas e Indicadores está disponible en la página Web del Ministerio de Desarrollo Social: http://mides.redirectme.net/mides/portalMides/portalMides/ portal.php (último acceso 19 de marzo de 2009). 7. Antes de 1970, las asignaciones estaban determinadas por una estimación del costo que supone la manutención de los niños en el núcleo familiar. 240 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Bibliografía Filgueira, Fernando, Sergio Lijtenstein, Denisse Gelber, Ruben Kaztman, Claudia Rafaniello y Federico Rodríguez. 2007. “Una mirada desde los derechos a las políticas sociales en Uruguay”. Documento no publicado, World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. IMF (Fondo Monetario Internacional, FMI). 2005. Uruguay: Request for Stand-by Arrangement— Staff Report; Staff Supplements; Press Release on the Executive Board Discussion; and Statement by the Executive Director for Uruguay. Country Report 05/235. Washington, DC: International Monetary Fund (Fondo Monetario Internacional). Pilotti, Francisco J. 1999. “The Historical Development of the Child Welfare System in Latin America: An Overview”. Childhood: A Global Journal of Child Research 6 (4): 408–22. Reuben, William, Marisa Miodosky y Eri Watanabe. 2008. “Building on Experience: Improving Social Protection in Uruguay and the Plan for Social Equity”. En Breve 132 (Julio). World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. Rofman, Rafael. 2007. Las políticas de transferencia de ingresos en Uruguay: Cerrando las brechas de cobertura para ampliar el bienestar. Montevideo, Uruguay: World Bank (Banco Mundial). World Bank (Banco Mundial). 2008a. “Del PANES al Plan de Equidad. Nota Técnica”. World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. . 2008b. Realizing Rights through Social Guarantees: An Analysis of New Approaches to Social Policy in Latin America and South Africa. Report 40047-GLB. Washington, DC: World Bank (Banco Mundial). CAPÍTULO 10 El camino hacia la paz a través de la construcción de ciudadanía: garantía del derecho a la salud y a la educación en Colombia Flávia Carbonari y Jorge E. Vargas Problemas de gobernabilidad, pobreza y desigualdad, sistemas políticos volátiles y exclusión social son características generales que bien podrían describir la mayoría de los países en Latinoamérica. En el caso de Colombia, sin embargo, es preciso añadir a la lista otro rasgo: la violencia generada por el conflicto existente. Durante casi cincuenta años, el país ha sufrido las consecuencias de un conflicto armado que ha entorpecido directamente el cumplimiento de los derechos humanos e, indirectamente, ha determinado la manera en la que se satisfacen las necesidades sociales específicas1. Este conflicto, el más duradero en todo el continente, ha causado profundos efectos en todos los aspectos sociales. Asimismo, ha determinado la formulación del sistema político del país; ha influido en el diseño de las políticas en todos y cada uno de los sectores y áreas; ha minado el desarrollo y el crecimiento de la sociedad civil y ha provocado innumerables costos económicos, sociales y culturales. De la misma manera que este conflicto distingue a Colombia de sus vecinos latinoamericanos, se diferencia la persistencia y la continuidad de su sistema democrático procedimental2. Algunos ejemplos de esta continuidad incluyen el mantenimiento de elecciones periódicas en todos los niveles de gobierno; su clara división de poderes públicos; y la promulgación de una nueva Constitución en 1991 que reconoce la responsabilidad del Estado como proveedor de los derechos sociales, culturales, económicos y políticos a sus ciudadanos. Estas características y procesos básicos de una democracia procedimental han coexistido con amplias deficiencias en el cumplimiento de todas las dimensiones de los derechos humanos (políticos, civiles, económicos, sociales y culturales) y con las violaciones de las leyes humanitarias internacionales. Según el informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH, 2006:10), en Colombia han existido numerosas y frecuentes vulneracio- Rachel Nadelman ha brindado una notable ayuda editorial en este capítulo 241 242 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES nes del derecho a la vida y a la integridad personal, a la libertad y a la seguridad, así como del derecho a las garantías judiciales y a un proceso adecuado1. Con respecto a la protección y cumplimiento de los derechos económicos y sociales y la concientización para lograr una ciudadanía inclusiva, todavía existen disparidades significativas en los ingresos percibidos, la educación y la salud de la población. Más de cuatro décadas de conflictos y severos cambios internos (es el segundo país del mundo que ha sufrido un trance tan largo, después de Sudán) han afectado las inversiones sociales y han supuesto la migración hacia los núcleos urbanos, lo que ha afectado gravemente a la educación, la salud, la sanidad y otros servicios. Por lo tanto, en Colombia, hoy día, existe una brecha considerable entre las obligaciones impuestas por la democracia y la manera en la que estos sistemas se han puesto en marcha en beneficio de su ciudadanía. Paradójicamente, incluso cuando los derechos civiles y políticos se han restringido, ha surgido en Colombia una sociedad civil fuerte y con capacidad de recuperación. Esta resiliencia puede explicarse, en gran parte, por la existencia y expansión de estructuras democráticas formales que han proporcionado un escenario apropiado para la participación en las diferentes esferas políticas. Asimismo, el conflicto en sí ha empujado a la sociedad civil a ser más activa y reivindicativa, tanto para apoyar los esfuerzos por alcanzar la paz, como para animar a los ciudadanos a reclamar los derechos que han visto continuamente vulnerados. Las organizaciones sin fines de lucro y las fundaciones privadas del país trabajan en diversos asuntos, desde el compromiso civil hasta microemprendimientos y desarrollo empresarial. Asimismo, brindan ayuda técnica y económica a las comunidades y a las autoridades locales y regionales, con el claro objetivo de alcanzar la paz, incluso ante un panorama conflictivo. En este sentido, es preciso destacar, en primer lugar, el papel que desempeñan las organizaciones de la sociedad civil en Colombia a la hora de desarrollar iniciativas que pretenden lograr la conciliación y reforzar la democracia, la diversidad y el pluralismo. Las redes de organizaciones sociales civiles, como la Red Nacional de Iniciativas por la Paz y contra la Guerra, que ha encabezado movilizaciones civiles por la paz, han proporcionado una plataforma de gran relevancia para el desarrollo de las organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan para transformar las causas estructurales del conflicto. De igual modo, las ONG religiosas, como el Programa Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, la Fundación Red de Desarrollo y Paz de los Montes de María o Cáritas, han contribuido al desarrollo de fuertes organizaciones comunitarias y de diversas alianzas que buscan de manera activa la paz y la promoción del bienestar social y económico. Al mismo tiempo, numerosas organizaciones de la sociedad civil y fundaciones privadas se dedican a mejorar las condiciones económicas de los sectores más desfavorecidos y vulnerables de la sociedad. De este modo, promueven el concepto de respeto y dignidad humana que permiten la integración simultánea de la paz y el desarrollo. En este contexto desafiante, se debe reconocer que el país alcanza progresos sucesivos al proporcionar acceso a los servicios sociales públicos para los segmentos más excluidos de la i En inglés en el original: “numerous and frequent violations of the rights to life and personal integrity, freedom and security, and the right to due process and judicial guarantees”. EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 243 población. En estos segmentos se incluyen a los desmovilizados y desplazados internos, ambos víctimas directas del conflicto, que se han convertido en grupos vulnerables que enfrentan retos específicos para su incorporación en la sociedad y el ejercicio de sus derechos3. El país ha creado y reforzado, de manera progresiva, ciertos mecanismos administrativos y legales que determinan los derechos sociales específicos de los ciudadanos y las obligaciones que debe cumplir el Estado. Tanto en la legislación como en las estrategias políticas y los programas focalizados concretos se han contemplado además otros derechos culturales y sociales como, por ejemplo, los referentes a la población indígena y afrocolombiana. Asimismo, es posible percibir mejoras en la participación de la sociedad civil y una incipiente implantación de normativas de calidad en ciertos sectores seleccionados. Con estos ejemplos se demuestra que un enfoque de derechos podría aplicarse, de manera muy positiva, en Colombia. No obstante, el contexto de violencia, las restricciones presupuestarias, las limitaciones institucionales y la voluntad política representan retos importantes a la hora de asimilar los principios de derecho como fundamento del diseño de las políticas sociales. El enfoque de las garantías sociales (descrito en el capítulo 2 de este libro) pretende definir los beneficios y los derechos universales básicos, así como las normativas que aseguren un acceso a los mismos en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos. Este enfoque podría proporcionar un marco que logre solventar las diferencias entre los derechos garantizados y su cumplimiento efectivo de manera exhaustiva. Utilizando las subdimensiones de las garantías sociales presentadas en este libro, este capítulo ejemplifica la manera en la que las normas y procedimientos basados en los derechos se han integrado en la provisión de servicios, tales como la educación y la salud, en Colombia. Destaca las maneras en las que el marco de las garantías sociales podría contribuir a la mejora en la prestación de servicios y el control de los programas sociales en los dos sectores y, además, permitiría explorar posibles áreas en las que este marco podría resultar de gran ayuda a la hora de solventar las diferencias entre los derechos universales garantizados y su implantación efectiva. Pobreza y desigualdad en Colombia Altos índices de pobreza y desigualdad van a menudo ligados a conflictos sociales y, sin lugar a dudas, desempeñan un papel fundamental en este caso. Estudios recientes indican que la pobreza afecta al 45% de la población colombiana y la extrema pobreza al 12% de los ciudadanos, a pesar del importante crecimiento económico (Banco Mundial, 2008:7). Las zonas rurales son las más vulnerables, con un índice de pobreza del 68% (en 2006), en comparación con el 45% en las ciudades (Banco Mundial, 2008:7). Existen además disparidades abrumadoras según las diferencias de carácter étnico o de género: los afrocolombianos (10,5% de la población), los indígenas (3,4%) y los hogares cuya jefatura de familia es femenina presentan tasas de pobreza desproporcionadas. El coeficiente de Gini en Colombia (0,57) muestra que la desigualdad en la sociedad es incluso mayor que la registrada en la región (0,49)4, con el 20% más pobre de la población que recibe únicamente el 3% de la renta nacional. El índice de desarrollo humano de 244 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Colombia alcanza el 0,791, de tal manera que el país se sitúa en el puesto 75 de una lista en la que figura información de 177 países (PNUD, 2007). Esta disparidad no se aborda correctamente al diseñar las políticas sociales. El conflicto armado colombiano es muy particular. A diferencia de otras luchas armadas internas, ésta no se origina por motivos religiosos, étnicos o por injusticias nacionales. Su carácter multidimensional depende, sobre todo, de cuestiones económicas y asuntos directamente relacionados con la condición social y la ideología así como con el control de fuentes ilegales de riqueza. Por lo tanto, aunque no existe un único motivo que pueda explicar la raíz de este conflicto, las desigualdades sociales se encuentran, sin duda alguna, entre los factores clave que han alimentado esta lucha armada. De esta manera, garantizar la prestación equitativa de derechos sociales, beneficios y normativas para todos los colombianos no sólo puede mejorar la provisión y el control de los programas sociales, sino que también puede beneficiar al país en la superación de su problema más urgente y duradero; el conflicto armado. Este capítulo presenta la experiencia de Colombia en este sentido. Muestra cómo los procesos de participación y de rendición de cuentas que regeneran la política social pueden contribuir a la creación de un entorno que favorezca el diálogo entre las diferentes partes interesadas. Además de abordar alguna de las maneras que pueden permitir que Colombia afronte algunos de sus problemas sociales, en este estudio se sugiere también que el progreso que se alcance en este ámbito puede afectar a las raíces del conflicto. Análisis de la política social actual La evolución de la política social en Colombia en las dos últimas décadas muestra un acercamiento progresivo a la definición de los derechos y beneficios fundamentales. La antigua Constitución, reformulada en 1991, favorecía la descentralización y garantizaba a todos los ciudadanos diferentes niveles de acceso a los servicios públicos, como educación y salud. La nueva Carta Política destacaba la necesidad de realizar un decidido esfuerzo para encontrar soluciones políticas que solventaran el conflicto armado mediante la determinación de objetivos explícitos, como, por ejemplo, el aumento del gasto social. El artículo 350 de la Constitución de 1991 establece que el gasto social público tiene prioridad sobre cualquier otro gasto. La nueva legislación ha otorgado a Colombia, además, una posición pionera en la región al convertirse en el país que ha regulado, a nivel nacional, la participación ciudadana en los procesos gubernamentales y en el diseño de las políticas, más allá del voto. Con la reforma de las regulaciones, la participación ciudadana dejó de ser optativa para los gobiernos locales, y los municipios ya no podían elegir entre ignorar o respetar las recomendaciones de los ciudadanos presentes en las reuniones anuales. La nueva Constitución marcó el comienzo de una década de transformaciones en el país. En realidad, los años noventa se perciben como un periodo en el que se combinaron las medidas para modernizar la economía y otras para asegurar que los servicios sociales estuvieran a disposición de un gran porcentaje de la población (Ocampo, 2005). El gasto social aumentó del 8,2% del PIB en 1990 al 14,4% en 1998. Esta subida fue una de las más vertiginosas en toda América EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 245 Latina, aunque está estancada desde ese año. En 2004-2005, por ejemplo, el gasto social público representó el 13,4% del PIB (CEPAL, 2007:197). El aumento del gasto social en los noventa logró su objetivo de ampliar la cobertura de los servicios. Bajo el sistema de seguridad social, la cobertura de educación subió de un 48% en 1993 a un 61% en 1997, y la de salud de un 23,9% a un 57,1%. Este proceso coincidió con una fase de crecimiento económico, y el índice de desarrollo humano mejoró sustancialmente, de un 0,774 en 1991 a un 0,811 en 1997 (Ocampo, 2005:132). Así, los noventa se vieron marcados por un intento de reconciliar la modernización con la equidad social y la democracia. La ampliación del gasto social en ese periodo estuvo acompañada por una mejora en la focalización hacia los segmentos más desfavorecidos de la población, como resultado de la concentración del incremento del gasto en los elementos redistributivos, la asignación de transferencias a aquellos municipios en los que la proporción de necesidades no satisfechas era la más alta, y la implantación de un Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (SISBEN). El sistema se diseñó en 1994, en parte, como resultado de la descentralización del esfuerzo de los sectores sociales que siguió a la reforma constitucional de 1991. El principal objetivo del SISBEN era obtener información socioeconómica fiable sobre los grupos más vulnerables para ayudar a los gobiernos locales a focalizar los programas sociales y aumentar así su rentabilidad. Los programas de transferencias monetarias focalizados y condicionados comenzaban a ser populares en América Latina en ese momento, y Colombia siguió esta tendencia. La ampliación de las coberturas, no obstante, no fue suficiente para solucionar los problemas ocasionados por las grandes diferencias entre las zonas rurales y las urbanas, ni el progreso irregular en lo que a la modernización de las ciudades se refiere, ni la crisis económica que comenzó en 1998. Esta crisis acarreó reducciones en el gasto público social. Estos recortes, a su vez, junto con las cada vez mayores necesidades de la población, frenaron por completo el proceso de ampliación de coberturas. El gobierno de Álvaro Uribe llevó a cabo importantes reformas que favorecieron el nuevo diseño de programas sociales de mayor envergadura y se logró, de esta manera, adoptar una cultura más conciente sobre el seguimiento, evaluación y control5. Al mismo tiempo, el entorno macroeconómico contribuyó al crecimiento general de la economía y el desempleo descendió del 15,6% en 2002, al 11,8% en 2005. En el mismo periodo, el porcentaje de la población que vivía por debajo de la línea de la pobreza descendió del 57% al 49%. En estos tres años, 8 millones de personas fueron incluidas en el sistema subvencionado de asistencia médica, y la educación se desarrolló hasta cubrir 1 millón de nuevos estudiantes en las escuelas de primaria y 200.000 alumnos de secundaria (Banco Mundial, 2008:83). Se realizaron importantes avances en la seguridad pública, en concreto en zonas urbanas, y hubo un notable retorno de algunas de las comunidades que habían sido forzadas a desplazarse por el conflicto. La política de seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe, cuyo objetivo era expandir las fuerzas armadas y la presencia del Estado en todo el territorio colombiano, generó impresionantes resultados en lo que respecta a la bajada de los índices de violencia en casi todo el país. Aunque los indicadores medios nacionales, como los mencionados anteriormente, y los objetivos pueden ser de gran ayuda en la planificación y gestión de la política pública, no pre- 246 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES sentan íntegramente los procesos de implantación de políticas sociales. Los aspectos subyacentes de estos procesos pueden afectar la eficiencia y la sostenibilidad de los programas sociales. Teniendo en cuenta esta deficiencia analítica, la siguiente sección de este capítulo examina los programas de educación y salud actuales en Colombia y se centra en las barreras de acceso, las normativas de calidad, la protección financiera, el control y evaluación, los mecanismos de reparación y en la participación; todas las subdimensiones clave del marco de las garantías sociales. Garantías legales El enfoque de las garantías sociales defiende que los derechos y las prestaciones de los servicios públicos básicos se deben definir claramente en los marcos legales e institucionales del país. Desde la promulgación en 1991 de la Constitución, Colombia ha ido reconociendo progresivamente los derechos sociales, culturales y económicos de los ciudadanos en su legislación. La Constitución articuló reformas fundamentales en los sectores sociales. Estableció además varias propuestas para alcanzar un sistema educativo más inclusivo y mejor cualificado para asegurar a sus ciudadanos diez años de educación obligatoria gratuita, y declaró que la seguridad social era un derecho público. La Constitución establece que el derecho a la educación debe ser garantizado en cualquier caso, incluso cuando un niño con edad de graduarse en el ciclo elemental no haya asistido a la escuela. Desde 1994, se han introducido otros mecanismos legales, institucionales, instrumentales y financieros para actualizar la garantía de educación. La Ley 115 de 1994, por ejemplo, establece el marco regulatorio del sistema de educación pública, y la Ley 175 de 2001 define las responsabilidades y los recursos para el sector. No obstante, la legislación da libertad a los gobiernos para regular las tasas escolares, de tal manera que permite gravar a aquellos que tienen capacidad de pago. Como resultado, incluso en los sistemas públicos, las familias tienen que asumir ciertas tasas, el costo de la matrícula y los materiales escolares, lo que supone una educación primaria no gratuita en la práctica. En el sector de la salud, el escenario legal es un tanto diferente. Aunque la Constitución Política de Colombia no garantiza el derecho a servicios de salud para todos los ciudadanos, declara la seguridad social como un servicio público y un derecho fundamental, y establece la participación obligatoria en el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS), creado en 1993. Por lo tanto, los servicios sanitarios no se consideran un derecho per se, pero sí un servicio público gratuito. Según la ley, el SGSSS debería regular los servicios de salud pública básicos y crear las condiciones para que toda la población tenga acceso a una variedad integral de servicios médicos. El Estado debería asegurar el carácter obligatorio del SGSSS. El sistema está dirigido y regulado por el Ministerio de la Protección Social y el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud. Otras entidades se encargan de la vigilancia y el control (Superintendencia Nacional de Salud), de las cuestiones financieras (Fondo de Solidaridad y Garantía), y de la prestación del servicio (Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud). EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 247 Similar al modelo que existía en Chile antes de la reforma de salud que conllevó la implantación del Régimen de Garantías Explícitas en Salud6, el SGSSS está oficialmente dividido en dos regímenes, contributivo y subsidiado. En el primero, todo empleador tiene la obligación de asegurar a sus empleados en el sistema; en el segundo, el Estado debe facilitar la afiliación de aquellos que se encuentran en situación de desempleo o que no les es posible contribuir debido a sus insuficientes ingresos. En 2006, según el Ministerio de la Protección Social, 15,5 millones de personas (el equivalente al 36% de la población colombiana) estaban asegurados por el régimen contributivo (Vargas, 2007b:3). El número de personas acogidas al sistema subsidiado es controvertido. El Ministerio de la Protección Social estima que 18,6 millones (42% de la población, 63% de los ciudadanos más pobres y vulnerables) estaban asegurados por el régimen subsidiado en 2006 (Vargas, 2007b:4). Sin embargo, los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) en 2005 muestran que sólo 12,8 millones de personas (30% de la población) figuraban registradas en ese sistema en 2006. Esta diferencia podría explicarse, en parte, por los registros de beneficiarios ficticios, duplicados o por afiliaciones no comunicadas (Vargas, 2007b:4). Además, existe un porcentaje importante de población que no está registrada formalmente en ninguno de los dos regímenes del sistema. Durante el proceso de transición del viejo sistema al SGSSS, el gobierno manifestó que a las personas que no estaban registradas se les prestaría atención temporal a través del sistema preexistente. A estos ciudadanos que no figuraban registrados se les denominó “vinculados”. El gobierno esperaba que su integración en el nuevo sistema fuera rápida y que casi todos los colombianos estuvieran registrados en el año 2000. Por el contrario, hasta hoy, cierto número de personas (20% según el Ministerio de la Protección Social y 32% según la ENDS) siguen siendo “vinculados” y es bastante común oír hablar del “sistema vinculado”. No existen datos disponibles acerca de cuántas de estas personas tienen en realidad acceso a los servicios de salud o cuántas están excluidas parcial o completamente (Vargas, 2007b:4). Por último, hay un segmento muy reducido de la población (3%) que consta registrado en regímenes especiales que representan excepciones en el SGSSS por motivos históricos y políticos (por ejemplo, fuerzas militares y policía, empleados de la petrolera nacional y antiguos trabajadores de la ya cerrada empresa portuaria estatal). Por lo tanto, a pesar de la garantía normativa contemplada en la ley que creó el SGSSS, la cobertura universal no existe en la práctica. En su lugar, coexisten cuatro tipos diferentes de derechos relativos a la seguridad social en materia de salud: los de los contribuyentes, los de los subsidiados, los de los “vinculados” y los de aquellas personas que están registradas en sistemas especiales. En resumen, la discusión acerca de la educación y la salud en Colombia desde una perspectiva de las sub-garantías, muestra que el país se encuentra muy adelantado en el espectro legal y que los derechos y los beneficios están generalmente bien definidos. Los accesos mínimos están regulados y bien establecidos en las leyes y normas específicas que garantizan una prestación universal, igualitaria y no discriminatoria. En la práctica, en cambio, persisten diversas brechas institucionales, instrumentales y financieras que impiden a los ciudadanos obtener un acceso a los servicios sociales de buena calidad en igualdad de condiciones. Algunas de estas brechas se explicarán en detalle más adelante. 248 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Oportunidades y barreras Otro principio fundamental del marco de las garantías sociales es que los derechos, prestaciones sociales y normativas deberían proveerse de manera equitativa y universal. Los avances normativos en el sector de la educación en Colombia se han llevado a cabo de una manera progresiva. Se han establecido procedimientos administrativos, se ha fomentado la atención a ciertos grupos sociales y se han creado unas normativas de calidad y unas coberturas mínimas. La escolarización en escuelas de primaria y secundaria aumentó de 7,8 millones de estudiantes en 2002 a 9,2 millones en 2006. Casi un tercio de los nuevos estudiantes procedían de familias con bajos ingresos. Como resultado, los índices de alfabetismo mejoraron significativamente y llegaron a alcanzar el 93% de la población en 2006 (Vargas, 2007a:4)7. Sin embargo, el acceso universal a estas coberturas mínimas no se ha satisfecho todavía plenamente. El 22% de los niños entre cinco y seis años, el 8% de entre siete y once y el 15% con edades comprendidas entre los doce y los quince, no asistía a la escuela en 2005 (Vargas, 2007a:4). Significa, por lo tanto, que 1,2 millones de niños no tenían acceso a la educación elemental y primaria obligatoria que estaba garantizada por ley. De este modo, en la práctica, los diez años de educación obligatoria contemplada en la Constitución no se cumplen plenamente para toda la población. Esta brecha explica, en parte, el insuficiente suministro educacional (número de escuelas, recursos pedagógicos y profesorado), la falta de recursos para costear los servicios y otros factores sociales, como los desplazamientos internos. Las condiciones administrativas son factores clave también. Es posible afirmar que, en varios municipios, los complejos procesos de registro y escolarización, las largas listas de espera y la necesidad de registro civil son barreras que dificultan el acceso. La barrera que más dificulta el acceso a la educación primaria y secundaria es la financiera. El 60% de los más desfavorecidos son menores de dieciocho y, por lo tanto, tienen derecho a esta cobertura. No obstante, un gran número de niños no puede asistir a la escuela debido a la situación económica de sus familias y la imposibilidad de asumir costos derivados como el transporte, el material escolar o los uniformes. Muchos otros necesitan comenzar a trabajar desde muy jóvenes para ayudar en la economía familiar. Algunos estudios muestran que casi 1,5 millones de niños de entre siete y diecisiete años trabajan en Colombia; el 90% de ellos en el sector informal (Vargas, 2007a:14). Aquellos que se han identificado como pobres en el SISBEN cumplen los requisitos para recibir subsidios que les permitan cubrir los costos mensuales de las cuotas escolares, la matrícula y el material escolar. Pero los ciudadanos no están bien informados sobre estos mecanismos de protección financiera. Las becas existen también, pero suelen concederse en función de los resultados obtenidos y normalmente excluyen a los estudiantes económicamente más vulnerables. Los recursos necesarios para hacer efectivas las garantías en educación mencionadas anteriormente están establecidos por ley. La Constitución del país creó un Sistema General de Participaciones que concentra los recursos que el gobierno central transfiere a las diferentes regiones y municipios para financiar los servicios sociales. Este sistema establece que el 58,5% de los recursos deberían destinarse a la educación. Con la reforma constitucional aprobada en EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 249 2007, la Constitución ya establece que la cantidad de fondos destinados a la educación, la salud y a la red de saneamiento básico que provienen del Sistema General de Participaciones, debería aumentarse anualmente en función de la inflación de ese año más: 4,0 puntos porcentuales en 2008, 3,5 puntos en 2010 y 3,0 puntos cada año entre 2011 y 2016. Entre 1993 y 2001, el gasto público total en educación aumentó de 2,8% a 4,5% del PIB. De acuerdo con un plan decenal de educación, este porcentaje debería haber aumentado hasta el 6,5% del PIB en 2005, pero este objetivo no se ha alcanzado hasta ahora. Asimismo, la asignación de recursos al sector de la educación está descompensado geográficamente y discrimina ciertas regiones (Vargas 2007a:49). En lo que al diseño institucional se refiere, no existe un sistema educativo unificado y general que pueda coordinar tanto a los proveedores públicos como privados, de tal manera que se garantice una prestación universal de la educación obligatoria. Al no contar con una entidad coordinadora, se generan disparidades notables entre los sistemas públicos y privados en lo que respecta a la mayoría de las subgarantías, especialmente en acceso y calidad. En general, las familias con ingresos altos o medios recurren al sistema educativo privado, y los colectivos en peor situación económica acuden al sistema público. Cuando las familias más pobres que habitan en las grandes ciudades, no encuentran escuelas públicas, envían a sus hijos a escuelas privadas que, normalmente, son informales y se caracterizan por tener cuotas bajas y niveles de calidad muy inferiores. Las autoridades educativas tienen distintas relaciones (orientaciones, financiamientos, supervisión, vigilancia…) con las instituciones y los representantes de los sistemas públicos y privados. La calidad del servicio difiere significativamente también, tal y como demuestran los resultados de los exámenes realizados por niños de diferentes escuelas. Además, no todos los colegios del sistema público y los privados de bajo nivel cumplen con las normativas establecidas por el Ministerio de Educación Nacional relativas a las infraestructuras, el personal y la administración. Existen además diferencias en el acceso a la educación causadas por otros factores, como, por ejemplo, las zonas de residencia o el origen étnico. Hay una clara diferencia entre la asistencia a la escuela continuada en las zonas urbanas y las rurales. La mayor parte de la población afrocolombiana e indígena reside en zonas en las que la pobreza y la exclusión económica están más arraigadas. El analfabetismo entre estos dos grupos es dos veces superior a la media nacional (Banco Mundial, 2008). Algunas barreras para acceder a la escuela en las zonas rurales nacen del número insuficiente de servicios disponibles, la ausencia de una adaptación cultural para satisfacer necesidades específicas en estas áreas por parte del gobierno, la existencia de un conflicto armado, los altos índices de pobreza, la menor riqueza en general, y la poca actividad económica. Para afrontar este problema, se ha creado un Programa de Educación Rural focalizado en este segmento de la población. El programa se ha implantado en 27 estados y 115 municipios hasta el momento. Se fundamenta en un enfoque que crea incentivos para las comunidades locales para diseñar sus propios proyectos educativos, tomando como referencia modelos pedagógicos que responden a las particularidades de su entorno. Por lo tanto, el programa ejemplifica un enfoque que se puede implementar para tratar estos problemas relativos al acceso y a la calidad en áreas con circunstancias específicas. En el sector de la salud, el acceso a servicios médicos varía continuamente en función de los 250 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES diferentes planes. El SGSSS cuenta con dos planes de protección complementaria: (1) el Plan de Atención Básica y (2) el Plan Obligatorio de Salud. El Plan de Atención Básica promueve la salud y previene las enfermedades a través de intervenciones dirigidas a toda la población, como, por ejemplo, campañas de vacunación. Es universal y sus servicios, a priori, son gratuitos. No obstante, los datos muestran que existen algunos problemas relacionados con el acceso a los beneficios proporcionados por este plan (Vargas, 2007b). Por ejemplo, en Colombia todavía es elevado el número de fallecimientos causados por la malaria o el dengue. El problema radica en la falta de información. El plan obligatorio, basado en contribuciones individuales al SGSSS, incluye asistencia médica materna; suministro de medicamentos imprescindibles; y diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. Su cobertura difiere de la del régimen contributivo y la del subsidiado. Aquellas personas que están aseguradas en el régimen subsidiado tienen acceso a la mitad de la cobertura que ofrece el plan en comparación con aquellos que están registrados en el sistema contributivo. Se puede afirmar, por lo tanto, que existe una disparidad notable en el acceso a los servicios sanitarios. Según la ley de 1993 que creó el SGSSS, todos los ciudadanos debían estar cubiertos por el plan obligatorio en 2001. Hasta la fecha, esto no ha ocurrido. En 2008, la Corte Constitucional de Colombia dictaminó que los beneficios de los dos regímenes, tanto el contributivo como el subsidiado, deberían estar unificados en enero de 2010. El Ministerio de la Protección Social está estudiando los detalles de este nuevo plan de beneficios. Se ha consolidado un servicio de urgencias, se ha creado el Programa Ampliado de Inmunizaciones, y se facilita atención médica a aquellos que no están afiliados al sistema. A diferencia del plan obligatorio, el plan de urgencias cubre a todos los ciudadanos en todos los centros, tanto públicos como privados, independientemente de su poder adquisitivo. Los costos de estos servicios se comparten entre varias entidades y, por este motivo, a veces, se generan confusiones. Como resultado, es bastante común que se rechace a los pacientes que requieren asistencia médica o que se retrase ese servicio sanitario de urgencia. En el caso de un servicio médico de urgencia, las disposiciones legales no son suficientes para garantizar una prestación universal. La asistencia médica a aquellas personas que no están registradas en el SGSSS se proporciona a través de las instituciones sanitarias públicas o a través de entidades privadas que han firmado acuerdos relativos a los servicios con el gobierno. No existe un registro que pueda ofrecer información acerca del número de ciudadanos no afiliados que realmente tienen acceso a estos servicios. Por lo tanto, este segmento de la población no dispone de garantías o normativas claras. El presupuesto del SGSSS está garantizado por ley, lo que asegura la dimensión financiera de las garantías de atención sanitaria (en el caso de que éstas se tengan que establecer). La Constitución contempla que (1) el 46,5% de los impuestos recaudados en el país debe destinarse a la educación, a la salud y a la red de saneamiento básico; y (2) que los estados, distritos y municipios deben gestionar estos gastos. Como ya se ha mencionado anteriormente, la reforma constitucional aprobada en 2007 estableció nuevos objetivos relativos a la cantidad de recursos dedicados a estos sectores, procedentes del Sistema General de Participaciones. Con respecto al PIB, el porcentaje destinado a salud y seguridad social aumentó del 7,5% al 10,3% entre 1994 y 1997. Desde 1997, ha fluctuado en una cifra cercana al 9%. EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 251 A pesar de los aumentos en las transferencias de recursos destinadas al sector salud, existen diferencias en su distribución. La distribución de fondos asignados a cada departamento a través del Sistema General de Participaciones, muestra que la población más desfavorecida en algunos estados sólo recibe la mitad de la cantidad per cápita en comparación con la recibida en otros estados. Asimismo, a pesar de las garantías normativas de las leyes que regulan el SGSSS, pocas personas se benefician de la protección financiera que se supone que este sistema les proporciona. Según una encuesta nacional llevada a cabo en 2005, al menos el 20% de los ciudadanos que enfermaron buscaron soluciones fuera del SGSSS. Más del 50% de pacientes que no recibieron atención médica afirman que el motivo fue su bajo poder adquisitivo y problemas con el proveedor (Vargas, 2007b:25). La relación de costos asumidos por la población y los asumidos por el SGSSS es 1 de 3. Por lo tanto, como en el caso de la educación, las condiciones financieras acaban siendo una barrera para el acceso a los servicios sanitarios. Aunque la ley contempla que el sistema proveerá de las instituciones y los recursos necesarios para garantizar las asignaciones sanitarias a todos los ciudadanos, la extensión de la garantía está limitada en la práctica por la capacidad de las familias para pagar los servicios y por la solvencia financiera del sistema. Es requisito indispensable para cualquier política social basada en un enfoque de garantías sociales que la calidad del servicio tenga un fundamento legal, institucional e instrumental garantizado. Las normativas se deben definir claramente, los programas se deben evaluar constantemente, y tanto las normativas como los resultados han de comunicarse al público de una manera eficiente. Con respecto a estas sub-garantías, los esfuerzos realizados para establecer las normativas requeridas, pueden interpretarse como una vía para alcanzar el cumplimiento de un enfoque de derechos en Colombia. Para garantizar y controlar la calidad de la educación, el gobierno creó un sistema nacional de evaluación en 1998, que examina periódicamente los resultados del aprendizaje y determina si los estudiantes están alcanzando los niveles académicos establecidos. Estos estándares se miden con dos exámenes (conocidos como SABER) realizados a cada estudiante en el último año de primaria y a mitad de secundaria. En el último curso de secundaria, se realiza un examen con carácter nacional, dirigido por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación. A pesar de la limitada capacidad del Estado para diseñar políticas y estrategias que mejoren la calidad en función de los resultados de estos exámenes, un número cada vez mayor de escuelas han comenzado a formular proyectos y planes institucionales para mejorar sus servicios según las puntuaciones de sus estudiantes. Los exámenes estatales sirven además para controlar las disparidades en el sistema educativo. Los niños de familias en mejor situación económica, que normalmente acuden a escuelas privadas de mayor nivel, suelen obtener resultados más satisfactorios. Por lo tanto, se confirma que la educación no ha logrado corregir las desigualdades y nivelar las oportunidades para todos. Con respecto a la estandarización de los requisitos relativos a la formación y a las habilidades técnicas de los profesionales del sector de la educación, no existen unas normativas mínimas formales que garanticen la calidad de la enseñanza en los diferentes tipos de sistemas educativos. La mayor parte de profesores con baja cualificación imparte clases en las escuelas de preescolar y de enseñanza elemental. No existe conexión entre las políticas enfocadas a la profesionalización de los docentes y la preparación y evaluación del profesorado o los logros 252 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES de las escuelas y los estudiantes. No obstante, la profesionalidad de los docentes ha progresado notablemente, con un aumento del 376% en el número de profesores licenciados en magisterio entre 1997 y 2002 (Vargas, 2007a:8). Esta mejora se logró gracias a la creación de redes y comunidades de profesores, así como gracias a la página web Colombia Aprende8 y a la iniciativa Expedición Pedagógica. En este último caso, cientos de profesores viajaron por todo el país con el objetivo de identificar las diferentes prácticas docentes, estimular el debate académico e intercambiar conocimientos y experiencias. La iniciativa obtuvo como resultado el Atlas de la Pedagogía en Colombia, que proporciona información detallada sobre las diferentes prácticas docentes en función de la ubicación geográfica. Otro progreso de la subgarantía de calidad es la participación del país en las evaluaciones internacionales; lo que ha supuesto el uso de otro conjunto de normativas para su comparación. Es preciso que cada escuela, además, realice una revisión anual de sus infraestructuras, del personal y de los recursos pedagógicos, e incluso el Estado evalúa al profesorado cada seis años. Los premios que se otorgan a la calidad y a las mejoras alcanzadas son un aliciente para que las instituciones sigan buscando vías para mejorar los planes. A pesar de los retos que todavía quedan por superar en los otros niveles de las sub-garantías, Colombia es un buen ejemplo de las políticas instrumentales que se han adoptado para lograr la calidad de la garantía del derecho a la educación. Se han realizado intentos por reducir los problemas de calidad estableciendo normativas en los servicios sanitarios, pero, sin embargo, no se ha logrado alcanzar el éxito. La ley que creó el SGSSS en 1993 estableció los mecanismos de control necesarios para supervisar la prestación de servicios y garantizar la calidad. No obstante, estos mecanismos han resultado insuficientes. Por ejemplo, el Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad se creó en 2006 y su implantación es muy lenta. No existe ningún incentivo para las instituciones para implementar el proceso adecuadamente. El primer informe sobre este sistema de garantía de calidad tiene valor administrativo, pero no ha sido divulgado al público ni a los grupos más relevantes de la sociedad civil. La ley que creó el SGSSS establece además que el Ministerio de la Protección Social debe definir las normativas de calidad y de satisfacción del cliente. Asimismo, un decreto en 1997 estableció que era preciso definir y aplicar los indicadores de calidad en el suministro de servicios sanitarios. Sin embargo, esto no ha ocurrido; las normativas, los indicadores y los controles relativos a estas cuestiones no se han aclarado hasta la fecha. Por lo tanto, no es posible conocer si se han mejorado los servicios o evaluar el progreso de la satisfacción del usuario en los servicios del SGSSS. Los ciudadanos siguen desinformados sobre su derecho a unos servicios médicos de calidad o sobre los mecanismos que les permites reclamar estos derechos. Es más, al igual que en el caso del sector de la educación, el sistema de salud colombiano es muy desigual en cuestiones de calidad de los servicios recibidos y presenta diferencias notables cuando los ciudadanos están afiliados a los sistemas contributivos o subsidiados, o no figuran registrados en ningún sistema. Las compañías de seguros más importantes, que cuentan con la confianza del público, altos índices de inversión y un gran número de asegurados, lo que ayuda a mitigar los riesgos, prestan servicios en el sistema contributivo. Los proveedores menos competitivos (con débiles estructuras, escasa solvencia y pocos asegurados) proporcionan los EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 253 servicios del sistema subsidiado. Por lo tanto, los dos regímenes ofrecen garantías diferentes a los ciudadanos y, como consecuencia, se pueden detectar disparidades en lo que a calidad se refiere. Esta situación muestra las limitaciones de un sistema que se ha concebido como un servicio obligatorio y no como un derecho fundamental. El gobierno propuso igualar los beneficios de ambos regímenes para 2019, pero en 2008, la Corte Constitucional ordenó que la unificación debería concluirse en 2010. Esta parte demuestra que se ha logrado un progreso en la ampliación del acceso a servicios y en el establecimiento de normativas de calidad en el sector de la educación; no así en el sector de la salud. En ambos sectores, la protección financiera de estos servicios no se ha hecho plenamente efectiva, y las disparidades en el acceso y en la calidad en estos segmentos de la población todavía persisten, a pesar de unos marcos legislativos fuertes que garantizan el suministro universal de servicios en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos. Retos en la construcción de la ciudadanía en un contexto conflictivo Un enfoque de derechos en la política social es, a la larga, un medio para fomentar la ciudadanía. Requiere la creación de un pacto social que es, en pocas palabras, el entendimiento entre el Estado y los ciudadanos en lo que a las obligaciones y los derechos mutuos se refiere, con respecto a la provisión de la política social. Alcanzar este acuerdo puede resultar especialmente complejo en Colombia; un país donde los conflictos han obstaculizado el diálogo entre los diferentes sectores de la sociedad. Por lo tanto, crear una ciudadanía inclusiva a través de un pacto social resulta verdaderamente esencial. Es un paso hacia adelante en la construcción de un diálogo equilibrado entre las diferentes instituciones involucradas en el conflicto armado o que han sido víctimas del mismo y hacia el logro de la paz. Los mecanismos de participación, de revisión continua y de reparación son canales que pueden ayudar a enderezar las políticas hacia el establecimiento de un nuevo pacto social. La garantía de revisión continua y participación, asegura que los servicios estén actualizados: reflejan los recursos disponibles, los riesgos cambiantes, los avances tecnológicos y las normativas de calidad. Requiere que los ciudadanos participen activamente en el diseño y revisión de las políticas, de tal manera que contribuye a la transparencia, la rendición de cuentas y a una mejor gobernabilidad. Un sistema de garantías sociales que pueda actualizarse debe incluir la participación de los titulares de los derechos en el diseño, implantación y evaluación de las garantías sociales y de sus beneficios asociados. Tal y como sucede en otros países de la región, Colombia ha experimentado un gran auge de instituciones y mecanismos para la participación ciudadana. Se trata de mecanismos muy importantes que abren los canales de diálogo entre los usuarios de los servicios públicos y los proveedores. El creciente interés de la sociedad civil por participar en el proceso educativo se puede percibir en todos los niveles. Los beneficiarios pueden intervenir en diferentes ámbitos institucionales, desde las asociaciones de padres hasta la participación formal en los consejos escolares. Los tipos y sistemas de participación establecidos por ley permiten a los ciudadanos supervisar la gestión pública en sus diferentes 254 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES responsabilidades administrativas. Los ciudadanos han desarrollado además diversas formas de movilización, como los foros de educación. Se llevó a cabo una encuesta nacional sobre el nuevo plan decenal de educación y, como resultado, se consiguió movilizar a varios organismos sociales que formularon más de 300.000 propuestas. Estos ejemplos ayudan a explicar la gran mejora obtenida en el Índice de Voz y Rendición de cuentas del informe de Indicadores Mundiales de Gobernabilidad entre 2000 y 2007: del -0,59 al -0,28 respectivamente (Kaufmann, Kraay y Mastruzzi, 2008)9. No obstante, el país se queda corto en esta área, en comparación con otros países de la región. En el sector de la salud, el progreso relativo a la participación ciudadana ha sido mucho más lento. La implicación a la hora de implantar y tomar decisiones respecto a los programas de salud no se ha promocionado activamente. No existen registros sistemáticos de la participación de las organizaciones civiles ni de las acciones emprendidas, lo que podría demostrar que carecen de relevancia en el SGSSS. En algunos municipios y estados, sin embargo, las organizaciones civiles han recibido un gran apoyo por parte de los ciudadanos y las autoridades locales. A través de su capacidad de negociación, tienen la posibilidad de contribuir a la protección de los derechos y fomentar la participación comunitaria de los asegurados del SGSSS. La revisión continua, que se puede alcanzar a través de sistemas de seguimiento y evaluación, es además importante para reforzar la gobernabilidad y mejorar el suministro de servicios públicos. Puede aumentar la transparencia, fortalecer la rendición de cuentas y crear una cultura de cumplimiento en los gobiernos que contribuya a la mejora de la elaboración de políticas. Aparte de su ayuda en el diseño de nuevas políticas sociales, se puede utilizar un sistema de seguimiento basado en las cinco sub-garantías para evaluar y reforzar los programas existentes y las regulaciones en el ámbito social, legal y político. Colombia ha progresado en este aspecto, principalmente a través del establecimiento de un sistema de seguimiento y evaluación denominado SINERGIA, el cual se considera uno de los más potentes en Latinoamérica en cuestiones de fiabilidad y uso. Este sistema se utiliza para apoyar a los gobiernos a la hora de rendir cuentas a los ciudadanos y al Congreso, e incluye, además, una ambiciosa agenda de evaluaciones en los próximos años. No obstante, todavía es preciso establecer una mayor claridad y focalización en los objetivos y las funciones de seguimiento y evaluación, en las responsabilidades y en la rendición de cuentas. En el sector de la educación, por ejemplo, el seguimiento está centrado en los procesos y en los resultados, pero no en el acceso. Aunque se ha ampliado la participación ciudadana y se han generalizado los mecanismos de revisión continua en el país, como los sistemas de seguimiento y evaluación, Colombia dispone de pocos mecanismos que canalicen las reclamaciones relativas al suministro desigual de beneficios. Esta ausencia de medios legales y efectivos a disposición de los ciudadanos para exigir sus derechos es uno de los grandes retos para establecer un gobierno que rinda cuentas de sus obligaciones a los ciudadanos. La responsabilidad del Estado en este asunto se diluye en los numerosos niveles del poder institucional, de manera que resulta complicado definir cuál es la institución responsable que debería responder ante las reclamaciones relativas a la vulneración del derecho a la educación, así como ante negligencias. Por ejemplo, no existe ningún registro de las sanciones impuestas a las autoridades educativas que no lograron garantizar una mínima EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 255 cobertura y calidad. Sin una legislación coherente que establezca detalladamente la división de responsabilidades en el suministro de servicios sociales, los ciudadanos no pueden reclamar responsabilidades a la institución apropiada cuando creen que se han vulnerado sus derechos. Asimismo, esta brecha legal impide que los diferentes organismos (instituciones públicas, privadas, civiles y comunitarias) sean conscientes de la situación y tomen medidas para cumplir con sus obligaciones. La Constitución Política de Colombia no contempla que las instituciones educativas y la Defensoría del Pueblo sean responsables del fomento de los derechos humanos, incluyendo el derecho a la educación. Estos organismos no funcionan como mecanismos de reparación, sino como herramientas para asegurar el cumplimiento de los derechos y para divulgar la información. La Defensoría del Pueblo es responsable de la información que reciben los ciudadanos sobre sus derechos y debe, además, enseñarles a reclamarlos. Hasta el momento, esta entidad no ha conseguido incluir en la agenda política las negociaciones sobre los derechos económicos, sociales y culturales. En el sistema de salud colombiano también existen dificultades en lo que respecta a los mecanismos de revisión y reparación. La revisión, vigilancia y control del SGSSS se centran en los servicios (mecanismo y suministro) y no en los derechos (ejercicio de los derechos). Por este motivo, los ciudadanos a menudo recurren al sistema judicial para reclamar sus derechos. En la práctica, estos mecanismos de control son insuficientes ya que las responsabilidades se dividen entre numerosas agencias y diferentes niveles de poder, por lo que a los ciudadanos les resulta verdaderamente complicado saber a qué institución se deben dirigir. Asimismo, las funciones de vigilancia y control a menudo no son independientes de las funciones operativas. El control se centra más en el ámbito legal, financiero y operacional que en lo relativo a la cobertura o a la calidad del servicio. Un ejemplo que refleja la ausencia de control sobre las coberturas aseguradas es el hecho de que la mayoría de municipios colombianos desconocen el número de personas que deberían estar registradas en el sistema subsidiado y cuántas de ellas no figuran en el SGSSS. También se desconoce la cantidad de ciudadanos que pueden contribuir al sistema pero que prefieren mantenerse al margen y recibir una atención médica privada. Tampoco existen investigaciones sistemáticas sobre la mala praxis. Asimismo, incluso si la Superintendencia Nacional de Salud tiene potestad para investigar y penalizar, no existen registros de las sanciones impuestas. El Ministerio de la Protección Social ha identificado serias deficiencias en el sistema informativo del SGSSS desde 2008, además de un alto porcentaje de población asegurada en el sistema subsidiado sin haberse registrado legalmente. La información disponible sobre la evolución del SGSSS es muy limitada (publicada sólo cuando las autoridades han ejercido presión) y, por lo tanto, no contribuye significativamente a la transparencia o la rendición de cuentas del sistema. Generalmente, los proveedores de servicios deciden qué tipo de información quieren hacer pública. Por ejemplo, la información relativa a las sanciones o las estadísticas sobre la mortalidad intrahospitalaria no se divulgan. Tampoco existen mecanismos directos para canalizar los reclamos sobre deficiencias en el sistema. En resumen, la revisión continua y la participación, que podrían contribuir a diseñar un 256 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES nuevo pacto social en la sociedad colombiana, se han mejorado al menos en el sector de la educación. En esta área, se han abierto espacios de participación, se han institucionalizado algunas prácticas y se ha extendido la participación. Sin embargo, los ciudadanos todavía necesitan disponer de acceso a la información apropiada para alcanzar un diálogo equilibrado. Se está desarrollando una cultura de seguimiento y evaluación, aunque es preciso estructurar mejor los sistemas. Por último, faltan mecanismos de reparación y resulta muy complicado exigir los derechos y los servicios tanto en el sector de la educación como en el de salud. Partiendo de la base del concepto de garantías sociales adoptado en este libro, la tabla 10.1 resume la información presentada en este capítulo. A través de las respuestas de unas simples preguntas, determina si Colombia cuenta actualmente con instrumentos que traten los aspectos claves (sub-garantías) en el suministro de servicios relativos a la educación y la salud: acceso, calidad, protección financiera, mecanismos de reparación y revisión continua y participación. No. Sí. ¿Existen mecanismos legales o institucionales que aseguren la no discriminación en el acceso a las prestaciones (servicios)? ¿Se garantizan los servicios durante todo el tiempo necesario? ¿Existe un periodo máximo de espe- No existe un periodo de espera ra a la hora de recibir los servicios? determinado en la promoción y la prevención, pero sí en los servicios de urgencia y en las vacunaciones. Sí; existen mecanismos para evaluar las campañas de vacunación, la vigilancia epidemiológica y los casos de urgencias. Sólo se controla parcialmente el suministro de servicios básicos en el sector público. ¿Existen procedimientos institucionales que verifiquen que se dé cumplimiento a un acceso? Atención Sanitaria Básica Sí. Sub-garantía ¿Se encuentran definidos claramente los beneficiarios del sistema y las prestaciones que deben otorgarse? Acceso Sí. Hay un periodo de espera determinado en algunos servicios, pero no se controla. Sí. No. Existe un seguimiento incipiente de las coberturas y de la calidad de los servicios. Sí. Seguridad Social (Salud) Tabla 10.1 Matriz de garantías sociales en materia de salud y educación en Colombia El derecho a la educación se debe garantizar en cualquier caso, incluso cuando un niño en edad de graduarse en la enseñanza elemental no ha asistido a la escuela. No. No. No. Sí. Educación EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 257 No. ¿Se comunican al público de manera efectiva las normativas de calidad y los resultados de las evaluaciones? Seguridad Social (Salud) No. Existe una información muy limitada en Internet a la que un gran número de beneficiarios no pueden acceder. Sí. Los sistemas de prevención y promoción cuentan con un sistema de evaluación débil; los servicios de vacunación responden a la normativa de calidad internacional; El proveedor autoevalúa los servicios de urgencia. No. ¿Se evalúan los programas de forma periódica? Atención Sanitaria Básica No existen en la promoción y la Sí. prevención; hasta cierto punto, existen normativas bien definidas en los casos de urgencia. Los estándares de calidad están claros en los servicios de vacunación. No. ¿Están claras las normativas de calidad que se deben cumplir? Calidad Si no se proveen los servicios dentro del plazo de tiempo especificado, ¿se garantizan soluciones alternativas (dentro de dicho plazo)? Sub-garantía Tabla 10.1 Matriz de garantías sociales en materia de salud y educación en Colombia Educación Sí, pero resulta complicado entender la información y, por lo tanto, los ciudadanos no recurren a ella. Los programas no se evalúan, pero cada dos años se evalúa el rendimiento académico. Asimismo, se evalúa periódicamente al profesorado y a las instituciones implicadas. Sí. No. 258 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES ¿Existen mecanismos que permitan a los ciudadanos reclamar una adecuada prestación de los servicios garantizados? Mecanismos de Reparación No. No. Existe una información muy limitada en Internet a la que un gran número de beneficiarios no pueden acceder. Sí; se comunica de manera eficien- Sí. te en el régimen contributivo, pero no en el subsidiado. ¿Se comunica al público esta infor- Sí. mación de manera efectiva? Educación No. Existe una información muy limitada en Internet a la que un gran número de beneficiarios no pueden acceder. Sí; se conceden subsidios parciales a la población más pobre. También es posible recibir becas si los resultados académicos son sobresalientes. Sí. Sí. ¿Es posible que las personas que Sí. no pueden asumir el costo reciban la prestación de un servicio? ben cumplir? Seguridad Social (Salud) Sí. Atención Sanitaria Básica No. ¿Deben los beneficiarios pagar parte de los gastos que suponga la prestación del servicio? Protección financiera Sub-garantía Tabla 10.1 Matriz de garantías sociales en materia de salud y educación en Colombia EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 259 Fuente: Vargas, 2007a:56–58; 2007b:56–60. La Ley 100 de 1993. La Ley 100 de 1993. ¿Qué ley o institución garantiza la implicación de los ciudadanos? No se evalúan los servicios, pero los procedimientos administrativos se revisan continuamente. Los planes de salud obligatorios se revisan periódicamente para incluir nuevos servicios adicionales. Seguridad Social (Salud) Sí. Se revisan periódicamente las campañas de divulgación en los programas de atención sanitaria, los servicios de vacunación se rigen por las normativas de calidad internacionales; la atención médica de urgencia está sujeta a los controles de calidad de ámbito nacional. Atención Sanitaria Básica ¿Tienen las asociaciones civiles, No. comunitarias o de padres un papel concreto en el diseño, implantación y control del programa? ¿Existen mecanismos que permitan la mejora continua de los servicios? Revisión continua y participación Sub-garantía Tabla 10.1 Matriz de garantías sociales en materia de salud y educación en Colombia La Ley 115 de 1994 y la Ley 175 de 2001. Sí. Sí, pero casi nunca funcionan. El gobierno determina los planes de mejora de calidad y las estrategias que rara vez se aplican localmente debido a la ausencia de iniciativas. Educación 260 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 261 Conclusión El examen de los sectores de educación y salud en Colombia sugiere que hay un potencial institucional y un contexto apropiado para la implantación de políticas basadas en los derechos. En el espectro legal, el país está muy avanzado. Los derechos y los beneficios están claramente definidos y ponen de relieve la universalidad y la equidad en el suministro de los servicios sociales. Ha habido mejoras significativas en el establecimiento de las normativas de calidad referentes a la educación, y los resultados han sido muy positivos. La sociedad civil se ha fortalecido y la participación se ha ampliado en el diseño y el control de los programas sociales en el sector de la educación. Existe además un control incipiente en las coberturas y la calidad de los servicios en el sector de la salud. No obstante, el análisis de estos dos sectores sociales desde la perspectiva de las sub-garantías muestra que, aparte de las recientes mejoras en los indicadores de promedios nacionales, Colombia todavía cuenta con diversas limitaciones en la implantación de una política social que cumpla con los derechos sociales y económicos fundamentales. Este proceso se torna aún mucho más desafiante en un contexto conflictivo. El cumplimiento de los derechos sociales está, en su mayor parte, en una fase de “pregarantía”. En el sector de la educación, el acceso universal a los servicios gratuitos y obligatorios, contemplados legalmente, está limitado por la ausencia de una protección financiera efectiva y está influido por unos mecanismos débiles y mal definidos para denunciar las deficiencias del sistema. Algunas de las leyes existentes establecen en detalle las responsabilidades institucionales y los procedimientos para cada fase de desarrollo del programa social. En el sector de la salud, existen diferencias en el acceso y la calidad de los servicios. La capacidad de los colombianos para reclamar mejoras en la calidad está limitada por débiles mecanismos de reparación, y los ciudadanos, a menudo, se dirigen a los tribunales para reclamar sus derechos. A diferencia del sistema educativo, apenas existen mecanismos o incentivos que promuevan la participación ciudadana en el diseño, control e implantación de políticas en el sector de la salud. Por lo tanto, reducir las desigualdades y promover la inclusión social y económica de los grupos más vulnerables sigue siendo uno de los dos retos pendientes más importantes en el país. Adoptar un enfoque integrado de política social a través de un marco de garantías puede abordar estos asuntos de forma profunda. En primer lugar, este marco fortalece la ciudadanía convirtiendo a los beneficiarios en ciudadanos con derechos y obligaciones que deben participar en los procesos de diseño de las políticas públicas y de su seguimiento. Adoptar este enfoque parece adecuado en Latinoamérica y en el Caribe, regiones que se han caracterizado por tener unos contratos sociales débiles entre los gobiernos y los ciudadanos y por alcanzar un consenso civil poco potente en lo que a los principios de justicia y solidaridad se refiere (Glassman y Handa, 2005:56ii, ii En inglés en el original: “weak social contracts between government and citizens and little societal consensus onand enforcement of the principles of fairness and solidarity” 262 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES y más aún en un país como Colombia, en donde la ausencia de diálogo entre los diferentes sectores ha provocado la persistencia de un largo conflicto armado. Perseguir un enfoque de garantías en el suministro de servicios sociales contribuiría a alcanzar la paz, ya que requiere un diálogo sólido y equilibrado entre los diferentes sectores de la sociedad. En segundo lugar, la sociedad civil es esencial para la implantación de un sistema de garantías sociales. El fortalecimiento de la ciudadanía requiere unos mecanismos claros de participación civil y rendición de cuentas. Colombia ha logrado alcanzar avances notables al respecto. Una ciudadanía fuerte puede ayudar a conseguir la sostenibilidad de buenas políticas sociales, y, con el tiempo, reforzar tanto la demanda (petición ciudadana) de rendición de cuentas como el suministro (cumplimiento por parte del Estado) de la misma. En Colombia, resulta crucial reforzar la participación de la sociedad civil. Pearce (2007) manifiesta que la participación civil puede interrumpir los ciclos intergeneracionales de violencia que son característicos de un contexto de “violencia crónica”, como en Colombia10. Los contextos de violencia crónica imponen restricciones particulares a la ciudadanía, y afectan tanto a las relaciones Estado-ciudadano como a las relaciones entre ciudadanos. Fomentar la ciudadanía estableciendo un contrato social en la sociedad (prerrequisito para aplicar con éxito el marco de las garantías sociales) puede ayudar a instaurar los derechos en la conciencia social y en la práctica; y romper, de esta manera, este ciclo al promover el uso efectivo (más que formal) de la palabra. Por último, el marco de las garantías sociales salva las desigualdades sociales y asegura que los más pobres y vulnerables tengan acceso a los servicios públicos. Para asegurar este acceso, la sociedad debe contar con los mecanismos institucionales y financieros necesarios para incluir a estas personas en el sistema. El acceso debe prestarse con la misma calidad y es preciso contar con mecanismos que aseguren que no existen disparidades significativas en lo que respecta a la calidad de los servicios a los que los grupos tienen acceso. Por lo tanto, adoptar un marco de garantías sociales puede beneficiar al país al exigir mecanismos legales y administrativos de reparación que sean claros y que permitan reclamar el cumplimiento de estas obligaciones. Los grupos de la sociedad civil y los representantes políticos podrían profundizar y usar el análisis de los servicios sociales protegidos formalmente y su funcionamiento, según el marco de las sub-garantías, para detectar las áreas que impiden que los programas sociales cumplan sus objetivos adecuada y universalmente. Colombia podría aplicar su progreso general en el aspecto legal, la participación ciudadana, la implantación de normativas de calidad relativas a la educación, la ampliación de las coberturas para incluir varios mecanismos de control de acceso y de calidad, reformar la protección financiera y diseñar canales accesibles para reclamar los beneficios sociales. La mejora de estas cuestiones no sólo ayudaría al Estado a aumentar la rendición de cuentas en lo que a sus obligaciones legales se refiere, sino que también ayudaría al país a alcanzar el cumplimiento de los derechos sociales, económicos y culturales, tal y como se establece en los acuerdos legales, tanto nacionales como internacionales, y ayudar, de esta forma, a que Colombia logre alcanzar la paz. EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 263 Notas 1. El comienzo del actual conflicto armado en Colombia se asocia normalmente con las guerrillas izquierdistas que emergieron en los años sesenta, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el menos conocido Ejército de Liberación Nacional (ELN). Las dos organizaciones forzaron inicialmente al gobierno para que llevara a cabo una reforma agraria y un cambio político y social en beneficio de los sectores más pobres y marginados de la población. Al cabo de los años, sin embargo, ambas organizaciones se convirtieron en grupos militares involucrados en actividades delictivas y comenzaron a recurrir a la violencia para ganar territorio y poder político. El conflicto empeoró con el nacimiento de unidades paramilitares de derecha, concretamente las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC); una organización potente, brutal y contrainsurgente que además de violar los derechos humanos, llevó a cabo masacres y forzó a los campesinos que ellos designaron como subversivos, a desplazarse. Las AUC se desmovilizaron en 2006 pero todavía siguen actuando algunos combatientes en nuevas organizaciones, más pequeñas, con carácter regional y bajo otros nombres. El tráfico de drogas ayuda a sostener ambos lados del conflicto. Para obtener información más detallada consultar Chernick (2007). 2. En una investigación empírica sobre los efectos de los regímenes políticos, los cambios constitucionales, la calidad de la instituciones y el conflicto social en la gobernabilidad y en las economías de los países andinos, Solimano (2005) indica que Colombia es el país que menos constituciones ha promulgado en el siglo XX (sólo una, aprobada en 1991) en comparación con otras naciones andinas. Según este mismo estudio, el país tuvo el menor número de crisis presidenciales durante el periodo de 1950 a 2003: dos crisis, en comparación con las diecisiete vividas en Bolivia, diez en Ecuador, seis en Perú y cuatro en la República Bolivariana de Venezuela. Solimano define la “crisis presidencial” como una situación en la que el cabeza del Estado (el presidente) no completa su mandato constitucional por varios motivos: golpe de estado que le obliga a abandonar el cargo, dimisión y otros (2005:2). Asimismo, durante el siglo XX, Colombia ha estado gobernada por un régimen militar una sola vez, mientras que sus vecinos andinos ya han tenido varios gobiernos militares. 3. El enorme desplazamiento interno causado por el conflicto armado afectó gravemente el cumplimiento de un gran número de derechos humanos entre los grupos más vulnerables, incluso el derecho a la educación y a los servicios médicos. Las consecuencias de la violencia son tan graves que la Corte Constitucional estableció que los gastos en la población desplazada deberían considerarse más urgentes que los gastos sociales públicos. Se estima que entre 1,8 y 3,4 millones de personas fueron desplazadas internamente en los últimos diez años, y más de la mitad de ellas son menores de 18 años (Vargas 2007a). Aparte del síndrome postraumático, los niños involucrados en el conflicto armado se enfrentan a problemas de inadaptación, discriminación y estigmatización en las escuelas. Asimismo, raras veces pueden asumir los costos que supone recibir una educación; tasas de matriculación, uniformes o material esco- 264 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES lar. Su condición física y nutricional es crítica, y uno de cuatro niños desplazados sufre malnutrición (Programa Mundial de Alimentos 2003). Varias organizaciones internacionales, ONG e instituciones públicas proporcionan apoyo a las familias desplazadas y ponen de manifiesto la necesidad de restablecer el derecho a la educación. Se han llevado a cabo algunas iniciativas específicas para garantizar el acceso a la escuela. En la capital del país, Bogotá, por ejemplo, a los niños desplazados se les cubren todos los gastos durante el primer año de escuela. No obstante, a estos niños no se les ha liberado formalmente de los costos educacionales en la mayor parte del país. 4. Un índice de Gini de 0 representa una igualdad perfecta, mientras que un coeficiente de 1 implica una desigualdad perfecta. 5. Uribe fue elegido presidente por primera vez en 2002 y en 2006 volvió a ser elegido. Su primera estrategia de desarrollo constaba de cuatro pilares, entre ellos la construcción de una sociedad igualitaria centrada en la mejora de la calidad, la eficiencia, y el acceso a la educación, la salud y la seguridad social. 6. El Régimen de Garantías Explícitas en Salud se hizo efectivo en Chile en 2004. Es una de las pocas experiencias prácticas en la región que se concibió y se implantó en un marco de garantías sociales. El régimen define unos pasos administrativos concretos para asegurar el acceso, la calidad, la protección financiera y la oportunidad de reparación con respecto a un conjunto de 56 afecciones que se han establecido como prioridades epidemiológicas en el país. Para obtener más información consultar el capítulo 5 de este libro. 7. El índice medio de alfabetismo en América Latina y el Caribe era un 90% en el mismo periodo (Banco Mundial, 2008) 8. Colombia Aprende (http://www.colombiaaprende.edu.co) es el portal educativo del Ministerio de Educación. Se creó en 2004 como parte del plan estratégico del sector 2002-2006. 9. El índice mide, entre otros, el nivel de participación ciudadana en un país concreto. 10. Pearce (2007) define los “ciclos viciosos de violencia” como aquellos en los que la violencia se ha instaurado en diversos espacios de socialización. La violencia crónica se define como un contexto en el que los actos de violencia se suceden en diferentes espacios y a lo largo del tiempo. EL CAMINO HACIA LA PAZ A TRAVÉS DE LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA: GARANTÍA DEL DERECHO A LA SALUD Y A LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA 265 Bibliografía Chernick, Marc. 2007. “FARC-EP: From Liberal Guerrillas to Marxist Rebels to Post-Cold War Insurgents”. En Terror, Insurgency, and the State: Ending Protracted Conflicts, ed. Marianne Heiberg, Brendan O’Leary y John Tirman, 51–82. Philadelphia: University of Pennsylvania Press. ECLAC (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL). 2007. Panorama Social de América Latina 2007. Santiago, Chile: ECLAC (CEPAL). Glassman, Amanda y Sudhanshu Handa. 2005. “Poverty, Inequality and Public Policy in the Andean Region: A Comparative Perspective”. En Political Crises, Social Conflict and Economic Development: The Political Economy of the Andean Region, ed. Andrés Solimano, 45–72. Northampton, Reino Unido: Edward Elgar. Kaufmann, Daniel, Aart Kraay y Massimo Mastruzzi. 2008. “Governance Matters VII: Aggregate and Individual Governance Indicators, 1996–2007”. Policy Research Working Paper 4654, World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. http://papers.ssrn.com/sol3/papers. cfm?abstract_id=1148386 (ultimo acceso 21 de marzo de 2009). Ocampo, José Antonio. 2005. “The Economy, Conflict and Governance in Colombia”. En Political Crises, Social Conflict and Economic Development: The Political Economy of the Andean Region, ed. Andrés Solimano, 115–55. Northampton, Reino Unido: Edward Elgar. OHCHR (Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, OACDH). 2006. “Report of the United Nations High Commissioner for Human Rights on the Situation of Human Rights in Colombia”. United Nations (Naciones Unidas), Nueva York. Pearce, Jenny. 2007. “Violence, Power Sharing and Participation: Building Citizenship in Contexts of Chronic Violence”. 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Documento no publicado, World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. . 2007b. “Colombia: La salud y la seguridad social en salud desde la perspectiva de los derechos humanos”. Documento no publicado, World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. World Bank (Banco Mundial). 2008. “Country Partnership Strategy for the Republic of Colombia for the Period FY2008–2011”. World Bank (Banco Mundial), Washington, DC. World Food Programme (Programa Mundial de Alimentos). 2003. Vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria de la población desplazada por la violencia en Colombia. Bogotá, Colombia: World Food Programme (Programa Mundial de Alimentos). http://documents.wfp.org/stellent/ groups/public/documents/ena/wfp036410.pdf (último acceso 20 de marzo de 2009). INDEX Los cuadros, figuras, notas y tablas se indican con una c, una f, una n y una t respectivamente A Abramovich, Victor, 38, 39 Acceso calidad frente a, 27-28 como sub-garantía en la taxonomía de las garantías sociales, 41, 24c en Colombia 28, 248-253, 257t en la región andina. Ver región andina en la región caribeña. Ver región caribeña en marco de evaluación, 27t en Sudáfrica asistencia sanitaria y vivienda, acceso a, 124–25, 139–41t justicia, acceso a, 135-137 en Uruguay 228–29t, 231-32 GES chileno, como garantía explícita de, 93 adecuación temporal (oportunidad) en la asistencia médica y la vivienda en Sudáfrica, 142t GES chileno, como garantía explícita del, 94, 96 agencias no gubernamentales, 55 AISP (Análisis del Impacto Social y sobre la Pobreza), 80n6 Análisis del Impacto Social y sobre la Pobreza (AISP), 80n6 Apartheid en Sudáfrica, 121–25, 135-137, 145n3, 148n33 Argentina, 54 Artaza, Osvaldo, 100 Asia Oriental crisis financiera de 1997, 69, 77c regímenes de bienestar productivistas en, 69-70 asistencia sanitaria en Colombia. Ver Colombia en Jamaica, 191-94t, 221n16, 189–92, 194 en San Cristóbal y Nieves, 209-211t, 214 en Sudáfrica. Ver Sudáfrica GES chileno. Ver Chile 267 268 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES reconocimiento explícito del derecho a, 27, 33n1 en la región andina, 155-157, 169–79, 172–74t asociaciones público-privadas, 33 AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), 263n1 Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), 263n1 B Bachelet, Michelle, 87-93, 117n2, 118n12 Banco de Previsión Social de Uruguay, 226, 228-230t, 231-35 Banco Mundial, 4, 5, 9, 16-17, 45, 49, 52, 57n2, 62, 67, 232 Barja, Gover, 12 Bell, Karin Lewis, 222n12 Blank, Rebecca, 72 Bolivia. Ver región andina Bolsa Familia, 76c Brasil, 76 C calidad acceso frente a, 27-28 como sub-garantía en la taxonomía de las garantías sociales, 41, 24c en Colombia, 28, 249-255, 258t en la región andina. Ver región andina en la región caribeña. Ver región caribeña en marco de evaluación, 27t en Sudáfrica, asistencia sanitaria y vivienda, 124–25, 139–41t en Uruguay, 228–29t, 231-32 GES chileno, como una garantía explícita del, 93 Campaña Acción pro Tratamiento (TAC), Sudáfrica, 128, 132-33, 137 cáncer de mama, en Chile, 95, 101 capacidad y rendición de cuentas de los Estados, 66c Carbonari, Flávia, 12 Caribe anglófono. Ver región caribeña CARICOM (Comunidad del Caribe), 188, 206, 215 Caritas (Fundación de Desarrollo y Paz de los Montes de María), Colombia, 242 Carta Social de las Américas, 53 cataratas, en Chile, 95, 101 causa EN, Sudáfrica, 128–29, 132–33 causa Grootboom, Sudáfrica, 126-133, 138, 149n35, 149n36 causa Nyathi, Sudáfrica, 132 causa Olivia, Sudáfrica, 139-131 INDEX 269 causa Soobramoney, Sudáfrica, 127, 149n35 Chaskalson, Arthur, 122, 149n34 Chile, acceso como garantía explícita del GES, 93 acuerdos institucionales en la política social, 53-55, 91-94, 103-113t antecedentes históricos del sistema sanitario en Chile, 85-86 bases legislativas para el GES, 87-94 calidad como garantía explícita del GES, 93 comparación con Colombia, 247 comparación con Uruguay, 237 enfermedades incluidas en el GES, 101-102, 92, 103-104t FONASA, 85-100, 103–114t, 114ne, 117, 118n7, 118n10, 118n11 implantación del GES, 91-94 ISAPREs, 85-97, 103-114t marco político instrumental, GES en, 93-94, 103-114t marco político legal, GES en, 93-94, 103-114t mecanismos de financiamiento y marco financiero para el GES, 93, 103-114t oportunidad (adecuación temporal) como garantía explícita del GES, 93 percepción pública y concienciación del GES, 95-96, 98 perspectiva basada en los derechos del GES, 33-34, 65, 96 políticas sociales en los estados andinos que reflejan el GES en, 155 proceso reformista que ha permitido el nacimiento del GES, 87-91 procesos políticos/institucionales y política social, conexión entre,25-26, 54-55, 91, 93, 98- 100, 103-114t protección financiera como garantía explícita del GES, 94 reparación en, 24, 29, 96, 97-98c, 99 resultados del GES en, 94-98 SIDA/VIH en, 86, 101 sistema segmentado, marco unificado para, 25 ciudadanía, construcción de, 20-23, 26-33, 56, 66c clientelismo, evitar el, 70 Colombia, acceso, 28, 248-253, 257t acuerdos institucionales relativos a la política social en, 53-55 análisis de las garantías sociales de, 26, 243, 257-260t, 261-262 asistencia sanitaria en, 244-246 acceso a, 244-253, 257-260t calidad de, 244-253, 257-260t limitaciones y retos, 261 marco político/legal, 246-247 protección financiera, 244-253 270 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES reparación, 253-256, 257-260t revisión continua y participación, 253, 257-260t calidad, 28, 250, 253-256, 257-260t comparación con Chile, 247 conflicto en antecedentes sobre, 263n1 carácter multidimensional de, 244 desplazamiento debido a, efectos de, 263n3 enfoque basado en los derechos de la política social, 253, 261 pese a la persistencia de la sociedad civil y la democracia procedimental, 241-242 política social actual centrada en encontrar soluciones a, 244-245 Constitución de, 244–45, 246-247 educación en, 248 acceso a, 248-253, 257-258t calidad de, 251-253, 258t limitaciones y retos, 261-262 marco político/legal , 246 protección financiera de, 250-251 reparación, 254-256, 259t revisión continua y participación, 254-256, 260t enfoque de política basado en los derechos en, 253-256, 261-262 herramienta de evaluación y control, marco conceptual de las garantías sociales como, 26-31 marco político/legal en, 246-247 pobreza y desigualdad en, 243-244 política social actual en, 244-246 procesos democráticos procedimentales, persistencia de, 241-243 263n2 programa de transferencias a los municipios, 245 protección financiera, 250-251, 250–253, 259t reparación, 254-256, 259t revisión continua y participación, 254-256, 260t SGSSS, 246-255 SINERGIA, 254 SISBEN, 245, 248 sociedad civil, persistencia de, 241-243, 261-263 violación de los derechos humanos en, 241 Colombia Aprende, 252, 264n8 Comisión sobre la Seguridad Humana de las Naciones Unidas, 65 Comunidad del Caribe (CARICOM), 188, 206, 215 conexión entre procesos políticos/institucionales y política social, 20, 25-26, 48-57 agencias no gubernamentales, 55 construcción de ciudadanía, 56 INDEX 271 desafíos a la, 51-53, 52c desarrollo de instituciones de política social, 48-51 dilema de la capacidad para afrontar los pagos, 75 equidad e inclusión, así como reducción de la pobreza, centrarse en, 70-73, 79n1 garantías sociales en el ámbito de la política institucional, 27t, 30–31, 43-45, 45t GES chileno, 25-26, 54-55, 91-94, 98-99, 103-113t gobernabilidad democrática, importancia de la 48-51 marco de las garantías sociales, valor del 56-57 perspectiva histórica, 52c política social inclusiva para un mundo globalizado, 78-79 Uruguay Ministerio de Desarrollo Social, 34n2, 79, 227-237 movilización política de grupos de interés, 237-239 conflicto civil en Colombia. Ver Colombia Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés). Ver Sudáfrica contrato social o pacto social y fiscal, 20, 25, 26, 32, 38-40, 50-55, 60, 75, 155-160, 235-239, 261-262 control y evaluación como marco conceptual de las garantías sociales, 26-31, 27t Observatorio Social de Programas e Indicadores, Uruguay, 233” Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, 212-214 Corea, República de, 54, 77c Costa Rica, 39, 40 cuestiones de gastos en general. Ver cuestiones económicas cuestiones económicas garantías sociales en el ámbito político y financiero, 27t, 30-31, 43-45, 45t GES chileno, mecanismos de financiamiento y marco financiero para, 93, 110–113t menos necesitada, redistribución de los recursos públicos para la población, 76c política social inclusiva, capacidad de afrontar los pagos de, 75-76 presupuesto con enfoque de género, 78, 80n7 protección financiera como garantía social. Ver protección financiera región andina compromiso fiscal relativo a los derechos socioeconómicos en, 159-160 financiamiento de los programas de asistencia sanitaria en, 170-172 San Cristóbal y Nieves, marco financiero de la asistencia sanitaria en, 222n16 Uruguay, acuerdos fiscales en, 235-237 cuestiones financieras en general. Ver cuestiones económicas cuestiones fiscales. Ver cuestiones económicas cuestiones presupuestarias en general. Ver cuestiones económicas cuidados médicos. Ver asistencia sanitaria cuidados paliativos, en Chile, 84, 95, 106t Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (1995), 65-67 272 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES D Declaración de Arusha, 67, 79n2 Declaración de Puerto España, 188 Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, 198 Departamento de Desarrollo Social del Banco Mundial, 11, 16, 21 depresión, en Chile, 94-95, 102 derecho de audiencia en Sudáfrica, 136 Derechos del Niño, Convención sobre, Naciones Unidas, 212, 214 derechos humanos,21- 22, 66c, 100, 122-125, 134-138, 186-189, 219, 241, 255 derechos socio-económicos. Ver enfoque de derechos en política social desclientelización, 70 desigualdad. Ver igualdad/desigualdad diabetes, en Chile, 94 dilema entre eficiencia y equidad, 70-73 discriminación de género en educación, 195, 212 Doyal, Len, 38 E Ecuador. Ver región andina educación discriminación de género, 195, 212 en Colombia. Ver Colombia en Jamaica, 189-198, 191–94t en la región andina, 27-28, 40-41, 155, 160–169, 162–65t en San Cristóbal y Nieves, 206–214, 209-211t reconocimiento del derecho a, 27, 33n1, 40-41 Ejército de Liberación Nacional (ELN), Colombia, 263n1 enfoque de derechos en política social, 9-10, 20-33 Ver también política social construcción de ciudadanía, 20-23, 26-33, 56, 66c contrato social o pacto social y fiscal, 20, 25, 26, 32, 38-40, 50-55, 60, 75, 155-160, 235-239, 261- 262 derechos humanos universales, 21- 22, 66c, 100, 122-125, 134-138, 186-189, 219, 241, 255 en Colombia, 253-256, 261-262 en la región andina, 154-160, 178 en la región caribeña, 186-188 en Sudáfrica. Ver Sudáfrica fundamentos filosóficos del, 37-40 garantías sociales, relación con, 40-41. Ver también garantías sociales GES chileno, 33-34, 65, 96 globalización, necesidad de una política social inclusiva para, 64-67. Ver también política so cial inclusiva para un mundo globalizado INDEX 273 miembros del sector del desarrollo, 5 procesos políticos e institucionales. Ver conexión entre procesos políticos/institucionales y política social equidad administrativa, 65 Eslovenia, 71 Estados, capacidad y rendición de cuentas de los, 66c evaluación y control marco conceptual de las garantías sociales como, 26-31, 27t Observatorio Social de Indicadores y Programas (Uruguay), 233 F FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), 263n1 Ferrajoli, Luigi, 37-39 Filgueira, Fernando, 12, 84,225, 232 Finlandia, 67 focalización de beneficios sociales, 73-75 focalización selectiva, 73-75 universalismo frente a, 73-75 FONASA (Fondo Nacional de Salud), Chile, 85-100, 103–114t, 114ne, 117, 118n7, 118n10, 118n11 FSP (Fundación para la Superación de la Pobreza), Chile, 16, 21, 33, 39, 55, 85-87, 115 Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), 263n1 Fundación de Desarrollo y Paz de los Montes de María (Caritas), Colombia, 242 Fundación para la Superación de la Pobreza (FSP), Chile, 16, 21, 33, 39, 55, 85-87, 115 G Gacitúa-Marió, Estanislao, 11, 20, 37, 48 garantías sociales, 22-25, 37-46 a través de la negociación de la política social,22-25, 45-46 acceso como sub-garantía de. Ver acceso en la región andina ámbitos de implementación legal, institucional, instrumental y de política fiscal, 27t, 31-32, 43-45, 45t calidad como sub-garantía de. Ver calidad definición, 37-40 derechos, relación con, 54-56 en Chile. Ver Chile en Colombia. Ver Colombia en la región andina (Bolivia, Ecuador, y Perú). Ver región andina en la región caribeña (Jamaica y San Cristóbal y Nieves). Ver región caribeña en Sudáfrica. Ver Sudáfrica en Uruguay. Ver Uruguay fundamentos filosóficos de, 37-40 274 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES globalización y. Ver política social inclusiva para un mundo globalizado herramienta de evaluación y control, como marco conceptual, 26-31, 27t procesos políticos e institucionales, papel en, 56-57. Ver también conexión entre procesos políticos/institucionales y política social protección financiera como sub-garantía de. Ver protección financiera provisión a través de asociaciones público-privadas, 33 reparación como sub-garantía de. Ver reparación revisión continua y participación como sub-garantía de. Ver definición de revisión continua y participación, 37-40 taxonomía de, 23, 24c García Serrano, Fernando, 12, 154 Georgieva, Sophia V., 11, 20, 48, 154, 224, globalización. Ver política social inclusiva para un mundo globalizado gobernabilidad, 23, 25, 33, 37-44, 48-50, 56, 70, 241, 253-254, 263n2 definición, 49 dimensiones de, 57n1 gobernabilidad democrática, importancia de, 49-51 gobierno de la Concertación, Chile, 85, 90, 117n3 gobiernos, capacidad y rendición de cuentas de, 66c Gough, Ian, 38, 68 Guatemala, 17, 54.55 guerra en Colombia. Ver en Colombia H herencia colonial en la región caribeña, 186 herencia esclavista en la región caribeña, 186-188 horizontal y vertical, integración, 65 I igualdad/desigualdad Colombia, pobreza y desigualdad en, 243-244 dilema entre eficiencia y equidad, 70-73 equidad en las reformas administrativas, 65 Jamaica, desigualdades en, 188-189 reducción de la pobreza e, 55-56, 79n1 región andina, altas tasas de desigualdad y pobreza en, 154-160 Uruguay, inestabilidad política y baja desigualdad en, 224-225 incógnita del almuerzo gratis, 71 India, 65 Indonesia, 76, 76c instituciones de salud previsional (ISAPREs), Chile, 85-97, 103-114t INDEX 275 Instituto para Investigación y Desarrollo Social, Uruguay, 13, 55 Insulza, José Miguel, 10, 48, 50, 53 integración horizontal y vertical, 65 ISAPREs (instituciones de salud previsional), Chile, 85-97, 103-114t J Jamaica. Ver región caribeña Jorgensen, Steen Lau, 6, 13, 59 K Kaufmann, Daniel, 49, 254 Khoza, Sibonile, 6, 13, 121, 130 Kraay, Aart, 49, L Lagos, Ricardo, 26, 87-89, 90-92, Larrea Flores, Ramiro, 13, 154 Latinoamérica. Ver también países específicos evolución de la política social en, 52c procesos políticos/institucionales y política social en. Ver conexión entre procesos políti cos/ institucionales y política social región andina (Bolivia, Perú y Ecuador). Ver región andina Latinobarómetro, informe, 50, 224 Lenz, Rony, 120 Ley de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia en Ecuador, 170-171, 172-174t Ley 92 sobre la libre elección para interrumpir el embarazo de 1996, Sudáfrica, 125 Liebenberg, Sandra, 148n32 Lijtenstein, Sergio, 7, 13 Lindert, Kathy, 81 Louard-Greaves, Lavern, 7, 13 M marco político instrumental garantías sociales en, 27t, 30-31, 43-45, 45t GES chileno, 93, 103–113t marco político legal en Colombia, 246-247 en Uruguay, 235 garantías sociales en, 27t, 30-31, 43-45, 45t GES chileno, 91-94, 103-113t Sudáfrica, cultura legal del constitucionalismo en, 135 276 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Marshall, T. H., 20 Mastruzzi, Massimo, 57, 265 menos necesitada, redistribución de recursos públicos entre la población, 76c México, 54 Miller, Portia Simpson, 220n7 modelo de bienestar corporativista, en Uruguay, 224 Moreno, Leonardo, 14, 15, 84 Morris, Ruth, 220n7 N Nadelman, Rachel Hannah, 14, 186 Niño, Convención sobre los derechos del, Naciones Unidas, 212, 214 nivel de enfoque macro de una política social integral (integración horizontal y vertical), 65 nivel de enfoque meso de una política social integral (equidad administrativa/en las reformas institucionales), 65 nivel de enfoque micro de una política social integral (redes de protección social), 63c, 64, Norton, Andrew, 6, 11, 20, 37 O Objetivos de Desarrollo del Milenio, 14, 158, 180, Observatorio Social de Programas e Indicadores, Uruguay, 233 OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), 60, 68, 71-73 ocupantes ilegales en Jamaica, 145, 199, 221n2 OEA (Organización de los Estados Americanos), 16-17, 48, 57n2 OECS (Organización de Estados del Caribe Oriental), 188, 207, 213, 216 oportunidad (adecuación temporal) en vivienda y asistencia sanitaria en Sudáfrica, 143t GES chileno, como garantía explícita del, 94-96 Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS), 188, 207, 213, 216 Organización de los Estados Americanos (OEA), 16-17, 48, 57n2 Organización Panamericana de la Salud (PAHO), 118n9 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), 60, 68, 71-73 organizaciones no gubernamentales (ONGs) Colombia, efectos de mejora del conflicto en, 242 región andina, iniciativas en salud de las ONGs, 160, 165t Sudáfrica, recursos de investigación y organizaciones expertas en, 126, 138 P Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 23 PAHO (Organización Panamericana de la Salud), 118n9, 169 Panamá, 54 INDEX 277 PANES (Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social), Uruguay. Ver Uruguay Paraguay, 17, 54 participación comunitaria. Ver revisión continua y participación participación. Ver revisión continua y participación Perú. Ver región andina Petty, Osmond, 222n20 Plan AUGE (Plan de Acceso Universal y Garantías Explícitas o GES chileno). Ver Chile Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (PANES), Uruguay. Ver Uruguay Plan de Equidad, Uruguay. Ver Uruguay pobreza y reducción de la pobreza Colombia, pobreza y desigualdad en, 243-244 cuestiones de equidad relacionadas con, 54-55, 79n1 en Uruguay, demografía de la pobreza, 226-227 estabilidad política y baja desigualdad, 211, 227–28 PANES, impacto del, 226-235 Rutas de Salida, 226, 232 Jamaica, declive de la pobreza en, 220n4 política social definición 21, 49-50 enfoque de derechos en. Ver enfoque de derechos en la política social. inclusiva. Ver política social inclusiva para un mundo globalizado negociación a través de las garantías sociales, 23-25, 45-46 nuevas fronteras de la, consenso en, 65-67, 66c procesos políticos e institucionales. Ver conexión entre procesos políticos/institucionales y política social política social inclusiva en un mundo globalizado, 31-32, 59-80 acuerdos institucionales, 78-79 como enfoque basado en los derechos, 64-67 debate entre focalización/universalismo, 73-75 definición, 61-62 diferentes regímenes de bienestar, diferentes puntos de partida para, 67-70, 69f dilema entre eficiencia y equidad, 67-70 dilema sobre la capacidad para afrontar los pagos, 75-78 elementos de, 61-64 enfoque multisectorial, importancia de, 64 equidad en las reformas administrativas (nivel meso), 65-67 integración horizontal y vertical (nivel macro), 65-67 intervenciones políticas tradicionales e innovadoras, uso de, 61 marco de análisis para, 60f nuevas fronteras de la política social, consenso sobre, 65-67, 66c 278 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES redes de protección, papel de (nivel micro), 64-67, 66c regímenes del estado de bienestar y de mercado, necesidad de revisión de, 59-60 un paso adelante en Uruguay, 227-232, 237-239 Polonia, 71 presupuesto con enfoque de género, 78, 80n7 procesos institucionales y política social. Ver conexión entre procesos políticos/institucionales y política social programa de empleo (Trabajo por Uruguay), 226 Programa de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia, Ecuador, 175 Programa de reconstrucción y desarrollo, Sudáfrica, 123-124, 134 Programa Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Colombia, 242 programas de transferencias monetarias condicionadas. Ver transferencias monetarias protección financiera (como sub-garantía) como herramienta de evaluación y control, 27t, 29 como sub-garantía en la taxonomía de las garantías sociales, 24c, 41-42 en Colombia, 244-253, 259t en la asistencia sanitaria y la vivienda en Sudáfrica, 139-144t en la región andina, 28-29 para la asistencia sanitaria, 173-174t, 176 para la educación, 161-166, 173-174t en la región caribeña. Ver región caribeña GES chileno, como garantías explícita de, 94 R Rawls, John, 37 realización progresiva, 23 Red Nacional de Iniciativas por la Paz y contra la Guerra, Colombia, 242 redes de protección social, 61-65, 63c, 76. Ver redes de protección redes de protección, 61-65, 63c, 76 Régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES), Chile. Ver Chile regímenes de bienestar productivista, 69 regímenes de bienestar, diferentes puntos de partida para los, 67-70, 69f regímenes de desprotección, 68, 69f regímenes del estado de bienestar, 68, 69f regímenes del estado de bienestar, necesidad de revisión de los, 59-60 regímenes informales de protección, 68-69f región andina (Bolivia, Perú y Ecuador), 154-180 acceso a la asistencia sanitaria, 169-179, 172-175t a la educación, 160-169, 162-165t INDEX 279 calidad frente a, 27 acuerdos institucionales de política social, 49-50, 53-56 asistencia sanitaria en, 169-179 calidad, acceso frente a, 27 de la asistencia sanitaria, 169-179, 172-175t en educación, 160-169, 162-165t compromisos fiscales referentes a los derechos socioeconómicos, 158-159 constituciones, ratificación de, 156 desigualdad y pobreza, altas tasas de, 154-160 educación, derecho a, 160-169 etapas del cambio de la política social en, 155 financiamiento de los programas de asistencia sanitaria en, 169-179 herramienta de evaluación y control, como marco conceptual de las garantía sociales, 26-31 inestabilidad política en, 159-160, 264n2 iniciativas de las ONGs referentes a la sanidad, 170 perspectiva basada en los derechos en, 154-160, 178-179 protección financiera para la asistencia sanitaria, 173-174t, 176 para la educación, 160-169, 163-164t reparación en asistencia sanitaria, 174t, 169-179 en educación, 164t, 160-169 revisión continua y participación, diálogo nacional y consulta, garantías de, 157-158 en asistencia sanitaria, 174t, 176-179 en educación, 164-165t, 167-168 región caribeña, 186-220 acceso a la asistencia sanitaria en Jamaica, 188-189, 191-194t, 201-204 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t a la educación en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-214, 209-211t a la vivienda en Jamaica, 191-194t, 198-201 calidad frente a, 27-28 asistencia sanitaria en Jamaica, 188-189, 191-194t, 201-204 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t” calidad 280 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES acceso frente a, 27-28 en asistencia sanitaria en Jamaica, 188-189, 191-194t, 201-204 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t en educación en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-214, 209-211t en la vivienda en Jamaica, 191-194t, 198-201 educación en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-214, 209-211t herencia esclavista y colonial de, 186 herramienta de evaluación y control, marco conceptual de las garantías sociales, 26-31 Jamaica, asistencia sanitaria en, 188-189, 191-194t, 201-204 desigualdad en, 188-189 educación en, 188-189, 191-194t, 190-198 matriz de las garantías sociales aplicada a, 191-194t, 204-206 pobreza, disminución de, 220n4 SIDA/VIH en, 191-194t, 201-204 vivienda en, 191-194t, 198-201 marco de las garantías sociales, uso de, en Jamaica, 191-194t, 204-206 en San Cristóbal y Nieves, 209-211t, 217-218 perspectiva basada en los derechos en, 188-189 protección financiera en asistencia sanitaria en Jamaica, 188-189, 191-194t, 201-204 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t en educación en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-214, 209-211t “ reparación, en asistencia sanitaria en Jamaica, 188-189, 191-194t, 201-204 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t en educación en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-214, 209-211t en vivienda en Jamaica, 191-194t, 198-201 revisión continua y participación INDEX 281 en asistencia sanitaria en Jamaica, 188-189, 191-194t, 201-204 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t en educación en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-214, 209-211t en vivienda en Jamaica, 191-194t, 198-201 San Cristóbal y Nieves, 206-220 asistencia sanitaria en, 206-207, 214-217, 209-211t educación en, 206-214, 209-211t matriz de las garantías sociales, 217-218 SIDA/VIH en, 206-207, 214-217, 209-211t SIDA/VIH en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t rendición de cuentas y transparencia del proceso presupuestario, 77-78 de los Estados, 66c vivienda en Jamaica,191-194t, 198-201” reparación en Colombia, 255-256, 259t en la región andina en asistencia sanitaria,174t, 169-179 en educación, 164t, 160-169 en la región caribeña. Ver región caribeña en la asistencia sanitaria y la vivienda en Sudáfrica, 29-30, 33-34, 143t en Uruguay, 230t, 231–233 como herramienta de evaluación y control 27t, 29-30 como sub-garantía en la taxonomía de las garantías sociales, 24c, 41-43 GES chileno, 24, 29, 96, 97-98c, 99 papel crítico de, 23-14, 31-32” República Árabe de Egipto, 76c República Bolivariana de Venezuela, 54, 263n2 República de Corea, 54, 77c rescates de fondos de pensiones, 76c rescates en el sector financiero, 76c revisión continua y participación como sub-garantías en la taxonomía de las garantías sociales, 24c, 41-43 en asistencia sanitaria y vivienda en Sudáfrica, 144t en Colombia, 255-356, 260tt en la región andina. Ver región andina 282 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES en la región caribeña. Ver región caribeña en marco de evaluación, 27t en Uruguay, 230t, 231-237 normas mínimas y derechos, asegurar, 23-26” Rosenblüth, Mauricio, 6, 14, 16, 84 Rutas de Salida, Uruguay, 226, 232 S San Cristóbal y Nieves. Ver región caribeña Seguridad Humana, Comisión de las Naciones Unidas sobre, 65 Seguro Integral de Salud (SIS), Perú, 170-175, 172-174t Seguro Universal Materno Infantil (SUMI), Bolivia, 175-178, 172-174t Serrano-Berthet, Rodrigo, 14, 59 SGSSS (Sistema General de Seguridad Social en Salud), Colombia, 246-255 SIDA/VIH en Chile, 86, 101 en Jamaica, 188-189, 191-194t, 190-198 en San Cristóbal y Nieves, 206-207, 214-217, 209-211t en Sudáfrica, 132-134 TAC, Sudáfrica, 128, 132-33, 137” SINERGIA, Colombia, 254 SIS (Seguro Integral de Salud), Perú, 170-175, 172-174t SISBEN (Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales), Colombia, 245, 248 sistema de prestaciones familiares, Uruguay. Ver Uruguay Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS), Colombia, 246-255 sistemas basados en mercado, necesidad de revisión de los, 59-60 Skocpol, Theda, 32, 74 subsidios de energía, 76c Sudáfrica, 121-145 acceso a asistencia sanitaria, 124-126, 139-141t a justicia, 125-126 Apartheid en, 121–25, 135-137, 145n3, 148n33 asistencia sanitaria, acceso a, 124-126, 139-141t calidad de, 141-142t influencia de las sentencias de la Corte Constitucional, 132-133 obligaciones fundamentales mínimas impuestas mediante el reconocimiento de los derechos socio-económicos, 133-134 oportunidad (adecuación temporal) en, 142t INDEX 283 perspectiva basada en derechos en, 123-125 protección financiera para, 142-143t reparación en, 143t revisión continua y participación en, 144t calidad en, 141-142t capacidad de investigación y organizaciones expertas en, 136 causa EN, 128-129 causa Grootboom, 127 causa Nyathi, 132 causa Olivia, 129-131 causa Soobramoney, 127, 149n35 causa TAC, 128-133, 136-137 Constitución y Declaración de Derechos, 121, 125-128, 135-138, 139-145t, 146n7, 149n37, cultura legal del constitucionalismo en, 135-136 derecho de audiencia en, 136-137 derechos socio-económicos obligaciones fundamentales mínimas impuestas mediante, 133-134 reconocimiento de la Corte Constitucional de, 125–126, 135-136, 149n35 éxito relativo de la Corte Constitucional, factores que contribuyeron al, 135-137 herramienta de evaluación y control, marco conceptual de las garantías sociales como, 26-31 Ley sobre la libre elección para interrumpir el embarazo de 1996, 125 oportunidad (adecuación temporal) en, 142t perspectiva basada en derechos en, 123-125 protección financiera en, 142-142t SIDA/VIH en, 132-134” reparación en, 29, 32-33, 143t revisión continua y participación en, 144t sentencias judiciales que sentaron precedente en, 132-133 vivienda acceso a, 123-124, 139-141t calidad de, 141-142t influencia de las sentencias de la Corte Constitucional, 132-133 legislación posterior al Apartheid, 145n3 obligaciones fundamentales mínimas impuestas mediante el reconocimiento de los derechos socio-económicos, 133–134 oportunidad (adecuación temporal) en, 142t perspectiva basada en derechos en, 123-125 protección financiera para, 142-143t reparación en, 143t revisión continua y participación en, 144t Sudán, 242 284 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Suecia, 67 Sulbrandt, José, 53-54 T TAC (Campaña Acción pro Tratamiento ), Sudáfrica, 128, 132-33, 137 Taiwán, China, 69-70 Trabajo por Uruguay , 226 transferencias monetarias en Brasil, 76c en Colombia, 244-246 en Indonesia, 76-77 en Uruguay, 224-236, 228-230t popularidad en América Latina, 51-54, 52c transparencia y rendición de cuentas del proceso presupuestario, 77-78 de los estados, 66c” tribunales en Sudáfrica, papel de. Ver Sudáfrica tuberculosis, en Chile, 117n4 U Unión Europea (UE), 71 universalismo focalización de tipo, 74-75 focalización frente a, 73-74 Uribe, Álvaro, 245, 264n5 Uruguay, 224-238 acceso en, 228t, 231 acuerdos fiscales en, 235-237 acuerdos políticos/institucionales, 53-55, 78-79, 234-235 análisis de las garantías sociales de, 22-25, 37-46, 227-233, 228-230t, 237-239 Banco de Previsión Social, 226, 228-230t, 231-35 calidad en, 229t demografía de la pobreza en, 224-227 estabilidad política y baja desigualdad en, 224, 237-239 GES chileno comparado, 237 herramienta de evaluación y control, marco conceptual de las garantías sociales como, 26-31 marco de política legal en, 234-235 Ministerio de Desarrollo Social, 34n2, 79, 227-237 modelo de asistencia social corporativista en, 224 modelo de política social integral, avanzar hacia un, 227-234 234-235 movilización política de grupos de interés en, 234-235 INDEX 285 Observatorio Social de Indicadores y Programas, 233 PANES acceso en el, 227-234, 228-229t acuerdos fiscales, 235-237 calidad en 229t, 227-234 implantación del, 224-227 matriz de garantías sociales para, 228-230t Ministerio de Desarrollo Social, papel del, 227-237 naturaleza inclusiva del, 227-234 reparación en, 230t, 227-234 revisión continua y participación bajo el, 230t, 227-234 pobreza, impacto en, 227-234 transición desde, 224-227 Plan de Equidad acceso bajo, 228t, 231 acuerdos fiscales, 235-237 calidad en, 229t, 227-234 implantación del, 51, 227-234 matriz de garantías sociales para, 228-230t Ministerio de Desarrollo Social, papel del, 227-237 naturaleza inclusiva del, 227-234 revisión continua y participación bajo el, 230t reparación bajo el, 229t, 227-234 transición hacia, 224-227 pobreza en. Ver en pobreza y reducción de la pobreza reparación en, 229t, 227-234 revisión continua y participación en, 2130t, 227-234 sistema de prestaciones familiares cuestiones relativas a la movilización política, 227-234 implantación del, 227-234 matriz de garantías sociales para, 2128-230t PANES, complementos y mejoras, 2227-234 transición desde, 224-227 Rutas de Salida, 226-232 Trabajo por Uruguay, 226 transferencias monetarias en, 224-236, 228-230t V van Gusteren, Herman, 21-22 Vargas, Jorge E., 14, 241 Vásquez, Enrique, 15, 154 286 CONSTRUYENDO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES A TRAVÉS DE GARANTÍAS SOCIALES Vázquez, Tabaré, 226 Venezuela, República Bolivariana de, 54, 263n2 vertical y horizontal, integración 65 violencia en Colombia. Ver en Colombia vivienda en Jamaica, 191-195t, 198-201, 204-206 en Sudáfrica. Ver Sudáfrica V VIH. Ver SIDA/VIH W Williams, Carol Watson, 15-17, 186 “Más de 200 millones de personas viven bajo la línea de pobreza en América Latina y el Caribe, donde la desigualdad económica es una de las más graves del mundo. Asegurar que vivimos en una región más justa y cohesionada no es sólo un imperativo moral y político, sino también un prerrequisito para lograr el desarrollo y la mejora de la gobernabilidad en nuestras sociedades. El mundo ha sufrido enormes cambios en las últimas décadas. Debemos ir más allá de las políticas de bienestar tradicionales y crear nuevos sistemas de protección social que garanticen los derechos de todas y cada una de las personas. Esta obra, “Construyendo igualdad de oportunidades a través de garantías sociales”, examina esta nueva perspectiva desde diversas experiencias en África, América Latina y el Caribe. El libro analiza cómo algunos países han implantado las reformas de política social en términos de garantías de los derechos sociales, y han avanzado desde el simple enunciado de la adherencia a los derechos sociales, económicos y culturales hasta el proceso actual de alcanzarlos. El enfoque de las garantías sociales es, por tanto, una alternativa efectiva para mejorar la provisión de servicios sociales que puede lograr sacar a la población de la pobreza, crear mayor igualdad social y hacer más efectiva y funcional la gobernabilidad democrática. El enfoque de las garantías sociales marca un importante paso adelante en el debate de la política social. Va más allá de la idea convencional de centrarse en la población más pobre y vulnerable. Representa un instrumento innovador que construye ciudadanía y oportunidades de garantías para todos y fortalece la sociedad, que son los pilares de una sociedad democrática. — Michelle Bachelet Jeria Presidenta, República de Chile ISBN 978-0-8213-7883-0