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XV ENCUENTRO DE LA RED ULACAV Septiembre, 2010 MAESTRIA EN VIVIENDA SOCIAL. CAPACITACIÓN E INVESTIGACIÓN PARA LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS DE LA VIVIENDA EN CUBA. Dra. Arq. Dania González Couret Facultad de Arquitectura, ISPJAE, Cuba, [email protected] RESUMEN El programa de Maestría en Vivienda Social que se imparte por la Facultad de Arquitectura del ISPJAE desde hace diez años, fue certificado en el año 2003 y evaluado de excelencia en el 2007. Cuenta con 84 graduados de 8 provincias del país y el municipio especial Isla de la Juventud y tres extranjeros de Europa y América Latina. En el trabajo se exponen las fortalezas y debilidades del programa en su experiencia de impartición, desarrollo de las convocatorias y relación con los organismos de la producción beneficiarios, y se fundamenta su evolución a partir de los procesos de autoevaluación y evaluación externa realizados. Particular atención se dedica a la selección de los temas de tesis, su relación con los problemas de la vivienda en el territorio y los proyectos de investigación e intereses identificados por la línea de investigación en viviendas de la Facultad. Los temas de tesis de la Maestría en Vivienda Social se integran en la pirámide del sistema de investigaciones de la Facultad en el tema de la vivienda y de esa manera, se multiplican y se integran los esfuerzos por contribuir a la solución de los problemas del país en este campo. El impacto social del programa se evalúa además, a través de un sistema de seguimiento a los graduados. INTRODUCCIÓN La Maestría en Vivienda Social que imparte la Facultad de Arquitectura del ISPJAE se inició en 1999 con el objetivo de capacitar a los profesionales que intervienen en la producción de viviendas en Cuba, para promover un enfoque más integral en la toma de decisiones, que favorezca el logro de soluciones más sustentables. En los 10 años transcurridos se han desarrollado 9 ediciones, algunas de ellas con más de un grupo de aspirantes, como resultado de lo cual se cuenta hoy con 84 graduados de 8 provincias del país y el Municipio Especial Isla de la Juventud, y de tres países de Europa y América Latina. El programa fue acreditado en el año 2003 y evaluado de excelencia en el 2005. El presente trabajo pretende divulgar las experiencias obtenidas en el proceso de impartición, autoevaluación y perfeccionamiento del programa durante los 10 años transcurridos desde su inicio, fundamentalmente en cuanto al logro de la interdisciplinariedad, la relación con la realidad, la contribución a la solución de los problemas del país, la relación con el sistema de investigación de la Facultad y los impactos del programa. EL CARÁCTER INTERDISCIPLINARIO En sus inicios el programa se llamó “Maestría en Arquitectura” y la “Vivienda Social” era una Mención inicial, a la cual podrían añadírsele posteriormente otras dirigidas a diferentes ramas o temas de la Arquitectura, en la medida que fueran necesarias, partiendo de una concepción sistémica (1). Sin embargo, de acuerdo con los objetivos declarados, el programa pretende capacitar a los profesionales involucrados en el proceso de producción de viviendas en Cuba, cualquiera que sea su posición o rol en el mismo, con vistas a favorecer un enfoque más integral en la toma de decisiones. Esto queda declarado no sólo en los objetivos, sino también en los requisitos de ingreso. En correspondencia con eso, aunque los arquitectos e ingenieros civiles constituyen (como era de esperar) la mayoría de los aspirantes, también ingresan ingenieros de otras especialidades, economistas, abogados, sociólogos y profesores, siempre y cuando participen en el proceso de producción de la vivienda en Cuba a diferentes niveles. Así, los profesionales que cursan la maestría desempeñan diferentes roles dentro del proceso, ya sea en el sistema de la vivienda o en otros organismos e instituciones que también se dedican a esta actividad, generalmente para producir viviendas destinadas a los trabajadores de su propio sector. El programa de maestría capacita a estos profesionales para un mejor desempeño de sus funciones y responsabilidades como inversionistas, presupuestistas, proyectistas, urbanistas, constructores, asesores legales, profesores y decisores o dirigentes, entre los principales roles (2). Entonces, aunque la mayoría de los profesores del claustro son arquitectos de profesión (también hay ingenieros civiles y sociólogos) la interdisciplinariedad del proceso de formación se logra a partir de la composición del colectivo de aspirantes, no tanto por sus profesiones de origen, sino por la labor o rol que desempeñan dentro del proceso de producción de viviendas. El juego de roles que usualmente se practica como método de enseñanza para simular la realidad, por ejemplo en la formación de pregrado y también en la de postgrado de determinadas especialidades, aquí se da de manera natural y espontánea y el proceso de aprendizaje se enriquece a partir de la visión multidisciplinar y multiactoral. Existe así una retroalimentación, debate e integración constante de los diferentes puntos de vista que cada actor asume en los procesos reales en los que participa, y a la vez una interpretación de cómo los contenidos que se abordan pueden ser asumidos y asimilados por cada uno de los actores y qué rol debe jugar cada cual en la toma de decisiones que partan de un enfoque más integral para el logro de soluciones más sustentables. La aceptación de esta realidad, tal y cómo había sido concebida, condujo al reconocimiento de la contradicción entre el origen diverso de los aspirantes (según roles y profesiones, pero fundamentalmente atendiendo a esto último) y el título original de la maestría. Resultaba un poco contradictorio que un abogado o un economista (por sólo poner un ejemplo de algunas posibles profesiones), recibiera un título de “Máster en Arquitectura”, aunque posteriormente se añadiera que se trataba de una Mención en “Vivienda Social”. Esta contradicción fue ampliamente discutida cuando el programa de maestría fue sometido al primer proceso de evaluación externa en el que resultó Certificada en el año 2003 (3). Como resultado, se decidió cambiar el título del programa, renunciando a su inclusión dentro de un sistema de maestrías en “Arquitectura” donde ésta, a cuatro años de su surgimiento, continuaba siendo la única mención. Como parte del “plan de medidas” para el perfeccionamiento del programa (derivado de este proceso de evaluación externa) se decidió cambiar definitivamente su título por el de “Maestría en Vivienda Social”, que ostenta hasta hoy (4). LA RELACIÓN CON LA REALIDAD Las tesis de maestría que desarrollan y defienden los aspirantes responden a problemas reales de la localidad donde radican (donde viven o fundamentalmente, donde trabajan). En todas las ediciones desarrolladas desde Pinar del Río hasta Guantánamo, se ha promovido y estimulado la detección de problemas de la vivienda en la vida y la práctica local, como base para su transformación en un problema “científico” que sirva como punto de partida a la investigación que se desarrolla en la tesis. Por la extensión que el programa ha tenido a lo largo del país, los temas abordados en las investigaciones desarrolladas para la defensa del grado reflejan los principales problemas de la vivienda en Cuba en los últimos 10 años (5). El tema y por tanto, el problema más recurrente ha sido la conservación de viviendas, tanto tradicionales en centros urbanos históricos o en pequeños poblados, como del patrimonio moderno, ya sea en viviendas unifamiliares aisladas o de edificios de apartamentos construidos después del triunfo de la revolución, incluyendo las viviendas de “bajo consumo material y energético” de los años 90’. Particular importancia dentro de los problemas a resolver para conservar el fondo de viviendas existente ha tenido lo relativo a las filtraciones, tanto en entrepisos como en cubiertas, ocasionados por el deterioro de los sistemas de impermeabilización o de las instalaciones hidrosanitarias de las edificaciones. El segundo tema más frecuentemente abordado en las tesis de maestría se refiere a los procesos de gestión, fundamentalmente, la gestión participativa, tanto en la vivienda estatal como en la que se construye por esfuerzo propio de la población. Particular atención dentro de esto se le ha brindado al proceso inversionista de la vivienda, su influencia en la calidad de ejecución, la incorporación en éste de la Dirección Integrada de Proyectos, y la capacitación de los diferentes actores que intervienen. A los temas mencionados le siguen en orden de importancia las acciones y estrategias para mejorar el ambiente urbano, tanto en las llamadas “zonas de nuevo desarrollo” de los años 60’s a los 80’s en la periferia de las ciudades tradicionales, como en urbanizaciones de bajo consumo de los años 90’s, o en aquellas construidas por esfuerzo propio. También se ha desarrollado en menor medida el estudio del repertorio de edificios de vivienda en diferentes ciudades del país, propuestas y evaluación de soluciones constructivas, así como recomendaciones para el incremento de la densidad de uso del suelo en zonas urbanas. La calidad de diseño arquitectónico, la legislación de la vivienda, las regulaciones urbanas, el ambiente térmico y el diseño de interiores también han sido estudiados. Todos los temas abordados ofrecen una valoración del estado del arte internacional y de los antecedentes nacionales, identificando las tendencias y prácticas más exitosas, un diagnóstico del problema en relación con el objeto de estudio y propuestas fundamentadas para su solución. Es por ello que los trabajos de tesis constituyen una documentación muy valiosa por su aporte al conocimiento teórico sobre cada uno de los temas, pero también y fundamentalmente, una útil herramienta en manos de los decisores para enfrentar la solución de los problemas de la vivienda, sobre todo, a escala local. LA RELACIÓN CON EL SISTEMA DE INVESTIGACIÓN Los temas de investigación que se desarrollan en las tesis de maestría responden, como se ha dicho, a las necesidades y problemas de la vivienda a escala local. Este enfoque “de abajo hacia arriba” se complementa con otro “de arriba hacia abajo”, de manera que esos temas también se insertan dentro de las líneas o sub - líneas de investigación que dentro del campo de la vivienda se han identificado en la Facultad. El tema de la vivienda ha sido reconocido como una línea principal integradora dentro del sistema de las investigaciones que se desarrollan en la Facultad de Arquitectura del ISPJAE (6). En esta línea “transversal” que integra otras especializadas o de servicio, se han identificado, de acuerdo con las necesidades del país y con las posibilidades de la propia facultad, varias sub – líneas o áreas temáticas: diseño, gestión, soluciones constructivas y conservación. Podrá constatarse que todos los problemas abordados en las tesis de maestría y mencionados anteriormente, se encuentran incluidos en las sub – líneas declaradas. En la de diseño se abordan todos los problemas relacionado con la forma de las viviendas y su entorno o las urbanizaciones habitacionales, fundamentalmente con respecto a su adecuación al contexto físico, a los requerimientos sociales, así como a los económicos y las tecnologías que se emplean. La sub – línea de gestión se refiere a todos los procesos legales y normativos, de concepción, diseño y producción, la participación de los diferentes actores que intervienen y su capacitación. Con respecto a las soluciones constructivas se trabaja tanto en la evaluación como en el desarrollo de nuevas propuestas de materiales y tecnologías. La sub – línea de Conservación se relaciona con las tres anteriores, ya que los procesos de conservación de las viviendas y urbanizaciones deben ser gestionados, las soluciones arquitectónicas y urbanas son previamente diseñadas y es necesario proponer y evaluar soluciones constructivas específicas. Sin embargo, se ha mantenido de forma independiente, precisamente, por su importancia (como se ha visto, es el tema más ampliamente abordado en las tesis) y especificidad. El grupo de investigación en Viviendas se estructura, como los de las restantes líneas de la Facultad, en forma que pretende llegar a ser piramidal, en cuyo vértice se ubica el líder del grupo que se estructura a partir de los doctores que están tutoreando aspirantes a doctorado y que también de forma individual o conjunta con sus aspirantes a doctor conducen a los maestrantes asignados, y todos se apoyan en el trabajo científico estudiantil que constituye la base de la pirámide, tanto los diplomantes como el resto de los estudiantes del pregrado. Sucede que por el envejecimiento natural del claustro de la Facultad, agravado por la falta de una adecuada política de reemplazo, el colectivo de la línea de investigación cuenta con 19 doctores, tres de los cuales laboran en otros centros o facultades, mientras que sólo cuenta con 6 aspirantes a doctor, de los que a penas la mitad (3) son profesores jóvenes de la Facultad graduados en los últimos cinco años y que ya tienen su tema de tesis doctoral aprobado y oficialmente inscrito. Los tres restantes son dos profesores de otras universidades del país y un extranjero. Sin embargo, en el nivel de la pirámide correspondiente a los aspirantes a máster, el grupo cuenta con 10 profesores jóvenes de la facultad, la mayoría de los cuales pasarán pronto a la categoría de aspirantes a doctor, ya que sus temas serán sometidos a aprobación aún antes de concluir sus estudios de maestría. Estos son recién graduados que han permanecido como adiestrados en la facultad a partir de los últimos dos cursos. En esta categoría o nivel de la “pirámide” se incluyen además, los 88 aspirantes matriculados en las tres ediciones del programa abiertas y que aún no han defendido sus tesis en las provincias de Ciudad de La Habana, Ciego de Ávila, Holguín y Granma. Todos ellos desarrollan sus investigaciones encaminadas a resolver problemas de la vivienda a escala local, inscritos dentro de las sub – líneas identificadas. Los estudiantes de pregrado que integran la base de la pirámide son los que menos tiempo de permanencia tienen en el grupo de investigación, ya que la mayoría al graduarse pasan a desempeñar funciones profesionales en diversas instituciones del país y no siempre es posible (ni necesario o deseable) su reincorporación al postgrado y la investigación, al menos no en un plazo de tiempo inmediato. En el momento de redactar este trabajo, el grupo de investigación de la Línea de vivienda cuenta con el apoyo de 8 diplomantes de 5to año y más de 100 estudiantes de 2do año de la carrera. En estos momentos se trabaja en dos proyectos de investigación inscritos en el PRCT del MICONS hacia los cuales se dirigen los esfuerzos de la mayoría de las tesis de maestría y doctorado que se desarrollan: uno sobre el estudio de los edificios de apartamentos en Cuba, y el otro encaminado a la gestión participativa de la vivienda en el país. También se trabaja en la propuesta de un nuevo tema que continúe aunando esfuerzos en las diferentes sub – líneas y objetos de estudio identificados, dirigido al “mejoramiento de la habitabilidad de las viviendas en Cuba” Como puede apreciarse, aunque se transita hacia un modelo de organización de la investigación que favorezca la integración de los esfuerzos, la composición actual del claustro no permite que cada uno de los doctores pueda actuar como tutores de nuevos aspirantes (sólo 4 de los 19 doctores tutorean aspirantes actualmente), pero sí prácticamente todos conducen trabajos de maestría, que se integran dentro del sistema. Esta situación debe tender a mejorar en un futuro, en la medida que aumente la composición de jóvenes en el claustro y en el grupo de la línea de investigación. Sin embargo, no se está aprovechando adecuadamente la potencialidad que ofrecen los estudiantes de pregrado para apoyar el trabajo científico. Sólo 8 de los 16 jóvenes que desarrollan sus tesis de maestría y doctorado tutorean actualmente trabajos de diploma de 5to año. Esto es también responsabilidad de los doctores que actúan como tutores de estos aspirantes. Por la propia edad y composición del claustro, hasta hace algunos años la atención a su formación se había concentrado en el doctorado y no en la maestría. Sólo recientemente, a partir del ingreso masivo de jóvenes recién graduados, es que se está incluyendo dentro de los objetivos el grado de máster como una etapa preparatoria para la obtención del grado de doctor. Es por ello que el programa de maestría siempre priorizó la formación de los profesionales directamente vinculados a la vivienda en todo el país y sólo recientemente se ha graduado de máster una profesora de la facultad que continúa su formación hacia el doctorado, de la misma manera que lo harán próximamente otros 11 profesores jóvenes que cursan el programa en el presente. Es así que sólo 3 de los 84 graduados de la Maestría en Vivienda Social desarrollan actualmente sus estudios de doctorado, además de la mencionada profesora, otros dos extranjeros, uno de ellos profesor de una universidad colombiana. Otro graduado del sistema de la vivienda está solicitando la aprobación de su tema de doctorado. Esta cifra tenderá e incrementarse en el futuro. IMPACTOS Una forma de medir los impactos del programa es la contribución a la solución de los problemas de la vivienda en Cuba, lo cual queda expresado en los problemas abordados en las investigaciones, que responden fundamentalmente a las necesidades locales identificadas, además de a las líneas de estudio priorizadas. La inmensa mayoría de los resultados de investigación obtenidos han logrado ser total o parcialmente aplicados, a lo cual ha contribuido el rol de los propios aspirantes que ocupan responsabilidades a través de las cuales pueden influir en la toma de decisiones dentro del sistema de la vivienda (5). Aquellos que por diversas razones no han podido ser aplicados en la práctica, al menos ofrecen un conocimiento de partida, el diagnóstico de los problemas y un surtido de herramientas que podrán ser aplicadas para resolver los problemas en el momento en que existan las condiciones propicias. Otra forma de medir el impacto es a través de la transformación operada en los graduados y el aumento de sus capacidades. Más de la mitad de los egresados del programa son cuadros de dirección o reservas a diferentes niveles y aproximadamente la mitad de ellos han sido promovidos una vez graduados. Esta información se mantiene actualizada a través de un sistema de seguimiento que será automatizado en el futuro inmediato y que permite mantener el contacto sistemático con los graduados y la retroalimentación de la información. Sin embargo, por razones financieras, no se han podido materializar los encuentros de graduados que se han estado planeando durante los últimos 5 años y que constituirían un excelente espacio para constatar y potenciar el impacto. BASE MATERIAL Las primeras ediciones del programa, desarrolladas en la Facultad de Arquitectura de La Habana, contaban con la infraestructura de la facultad en cuanto a aulas, equipos de proyección y laboratorios de computación con conexión a correo electrónico e internet y se autofinanciaban parcialmente con los ingresos provenientes de la matrícula de aspirantes extranjeros. Sin embargo, la baja eficiencia de esas ediciones y el reconocimiento de la necesidad prioritaria de capacitar a los profesionales de otras provincias del país con menores oportunidades de acceso a la información, condujo a la apertura de ediciones en una provincia diferente cada año desde 2002. Para el desarrollo de las ediciones en otras provincias del país se han firmado convenios con las diferentes instituciones involucradas, entre las cuales, la Universidad local, la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC) Provincial y las diferentes instituciones del sistema de la vivienda, han desempañado un rol principal. La base material disponible para la impartición de la maestría no es uniforme en las diferentes provincias, sobre todo en lo relativo a las condiciones de las aulas y generalmente no se dispone de equipos de proyección; pero la situación se hace más crítica con respecto al acceso de los aspirantes al correo electrónico y el Internet, ya que las universidades locales disponen de una menor cantidad de computadoras y conectividad y generalmente se encuentran alejadas de las ciudades. Por tanto, aunque se ha contado con el apoyo de algunos de los centros laborales de donde proceden los estudiantes, fundamentalmente los vinculados al MICONS que tienen mayor cantidad de recursos, la satisfacción de estas necesidades se queda por debajo de lo que se lograba al inicio de esta década en la Facultad. La impartición de la maestría en otros provincias genera nuevos gastos relativos al movimiento, alojamiento y alimentación de los profesores que se trasladan a los territorios para el desarrollo de las diferentes actividades del programa, los cuales han sido asumidos en la mayoría de los casos por la UNAICC, ya que ni las universidades ni el sistema de la vivienda disponen de recursos para ello. Sin embargo, los cambios ocurridos en la UNAICC hace dos años han privado a esta asociación de los fondos que autogeneraba para el financiamiento de la capacitación de sus profesionales, entre otras actividades. El ingreso casi masivo de nuevos jóvenes profesores al claustro de la facultad en los últimos años también ha condicionado la necesidad de abrir en paralelo ediciones semi – presenciales en la Facultad, que puedan ser cursadas por ellos. Sin embargo, la base material con que cuenta la facultad en estos momentos, diez años después del inicio del programa, está en peores condiciones y no satisface plenamente las necesidades. Por otra parte, tampoco es ya posible el autofinanciamiento parcial a partir de los propios ingresos. EL FUTURO El programa de Maestría en Vivienda Social mantiene un alto grado de pertinencia, mucho más ahora que la solución del problema de la vivienda en Cuba, agravado por los huracanes que han azotado al país recientemente, ha alcanzado una primera prioridad. Sin embargo, la posibilidad de continuar su impartición en provincias se dificulta, ya que ni las instituciones beneficiarias ni la Facultad cuentan con los recursos necesarios para financiar el movimiento de los profesores. El abandono de la impartición del programa en las diferentes localidades del país impediría la influencia del colectivo científico de la línea de investigación en la solución de los problemas y en la capacitación de los profesionales del sector en el país. El aumento de la cantidad de jóvenes que permanecen en la facultad formándose como adiestrados para asumir en un futuro inmediato funciones docentes, demanda que se continúen abriendo sistemáticamente nuevas ediciones en la propia facultad, al menos, en los próximos años, pero para una matrícula mucho más reducida que la histórica de las ediciones en provincias. Por otra parte, las condiciones materiales necesarias para la impartición del programa en la facultad hoy no están totalmente garantizadas, incluida, la falta de un aula para dedicar a la enseñanza de postgrado. A partir de lo expuesto podrá comprenderse que el futuro del programa, con sus logros e impactos positivos, es incierto por la falta del necesario respaldo económico que ya no puede obtenerse por la vía del autofinanciamiento, ni a través del presupuesto de la facultad que es insuficiente, ni de las instituciones beneficiarias como la UNAICC que ya no cuenta con recursos para apoyar la capacitación de sus afiliados. Sólo quedaría pensar en una fuente de financiamiento externo mediante un proyecto de colaboración internacional, que ya se ha intentado en otras ocasiones sin resultados, pero que carecería en definitiva de mecanismos internos que garanticen su sustentabilidad, es decir, su continuidad una vez que el capital externo se haya extinguido. CONCLUSIONES El carácter interdisciplinario del proceso de formación en este programa de maestría se logra por la composición multiactoral del colectivo de aspirantes, más que por la diversidad de las profesiones de origen. Esto favorece el cumplimiento del objetivo general declarado relativo a la capacitación de los aspirantes, cualquiera que sea su rol en el proceso de producción de viviendas, para un enfoque más integral en la toma de decisiones con vistas al logro de soluciones más sustentables. Los temas abordados en las tesis de maestría reflejan los principales problemas de la vivienda en Cuba, los diagnostican y les dan solución a nivel local, a la vez que se insertan en las sublíneas identificadas dentro de la línea de vivienda y tributan a los proyectos de investigación inscritos en los programas de ciencia y técnica. Por la composición de edades del claustro, la pirámide de la línea de investigación se encuentra deformada, pero se vislumbra su reordenamiento paulatino futuro, aunque actualmente aun se subutiliza el potencial que representa el pregrado como apoyo al sistema de investigación. Los impactos positivos del programa se demuestran a través de la contribución a la solución de los problemas del país y del incremento de las capacidades de sus cuadros de dirección. El futuro del programa que mantiene un alto grado de pertinencia es incierto por la falta de fuentes de financiamiento y las condiciones de la base material, lo cual pone en riesgo sus logros e impactos. REFERENCIAS (1)- “Maestría en Arquitectura. Opción Vivienda Social”, Programa, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 1999. (2)- “Maestría en Vivienda Social”, Programa, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 1999. (3)- JAN, “Dictamen de la evaluación externa de la “Maestría en Arquitectura, Opción Vivienda Social”, MES, La Habana, 2003. (4)- “Plan de Medidas” para el mejoramiento de la “Maestría en Arquitectura, Opción Vivienda Social” derivadas del proceso de evaluación externa, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 2003. (5)- González, Dania, “Capacitación e investigación para la solución de los problemas de la vivienda en Cuba. Maestría en Vivienda Social”, Ponencia presentada a la III Jornada Internacional de Vivienda Social, La Habana, marzo de 2007. (6)- González, Dania, “Gestión de la Ciencia en la Facultad de Arquitectura del ISPJAE”, Tesis del Diplomado de Gestión Universitaria para Decanos, ISPJAE, 2002.