El cante de Cádiz pierde al mito del flamenco Chano Lobato
Transcripción
El cante de Cádiz pierde al mito del flamenco Chano Lobato
espectáculos / cultura mÚSICA 3 ÓBITO El cante de Cádiz pierde al mito del flamenco Chano Lobato El cantaor murió Nadie como él en Sevilla el pasado cantaba por palos domingo tras como los tanguillos agravarse su diabetes y las alegrías LUIS TROQUEL BARCELONA C on la muerte de Chano Lobato, el pasado domingo por la noche, el flamenco pierde a una de sus más longevas leyendas. Tenía 82 años, y aunque actualmente gozaba de un mítico estatus, durante décadas fue un casi anónimo cantaor. Su caso recuerda un poco al del cubano Compay Segundo. Por algo Chano Lobato era el mayor exponente de los cantes de Cádiz, cuyo puerto, según sus propias palabras, «estaba más cerca de La Habana que de Sevilla». En realidad se llamaba Juan Miguel Sarabia y nació en 1927 en el barrio gaditano de Santa María. Era rubio y payo, pero cantaba flamenco desde muy niño. Primero por diversión, junto a la Perla de Cádiz y Jineto. Luego empezó a callejear en busca de fiestas de señoritos donde ganar algo cantando, entre borrachera y borrachera. El mismo miedo que le impidió de joven ser torero, le relegó durante décadas a cantar p’atrás en compañías de baile, sobre todo en la de Antonio el Bailarín, junto al que estuvo 18 años recorriendo el mundo. De hecho, él también había empezado como bailaor. En la década de los 70 empezó a ser reconocido, con algún que otro premio y públicas alabanzas de Manolo Caracol y Camarón. Nunca tuvo una proyección rutilante, pero a la chita cantando se fue convirtiendo en un mito. Prueba de ello es la expectación que levantó cuando, tras casi cuatro décadas sin actuar en Barcelona, actuó, hace ahora 10 años, en el festival de Ciutat Vella junto a Juan Habichuela y una casi debutante Estrella Morente. A partir de entonces regresó regularmente: en el festival de Nou Barris, en el Mercat de las Flors, en el auditorio Caja Madrid, etcétera. ARTE 3 INSTALACIÓN ‘Refugi’, de Mal Pelo, abre el «laboratorio» del Arts Santa Mònica El montaje celebra el 20º aniversario de la fundación de la compañía RICARD CUGAT NATÀLIA FARRÉ BARCELONA La puesta en marcha por fases del nuevo centro Arts Santa Mònica sigue adelante, después de la apertura, la semana pasada, de la sala de exposiciones con From I to J, el tributo artístico de Isabel Coixet a John Berger, hoy se inaugura el llamado «laboratorio», un espacio para la experimentación, con la instalación Refugi, de la compañía de danza Mal Pelo. El trabajo, aunque independiente de From I to J, también cuenta con la presencia de John Berger. El motivo: Refugi surge del material usado en anteriores trabajos de la compañía que – en gran medida, pero no exclusivamente– se basaban en textos del escritor. De estos nacen las secuencias sobre las que se articula la instalación: La cueva del lobo y Bajo los caballos. Además, Refugi cuenta con un pasillo oscuro, totalmente sensorial, construido alrededor de un poema de Mahmoud Darwish. El objetivo es generar reflexiones a través del cuerpo del espectador que, a partir del tacto, la vista y el oído, percibe, siente y piensa sobre «la vida y la 57 MARTES 7 DE ABRIL DEL 2009 33 Imagen de La cueva del lobo. muerte», según María Muñoz y Pep Ramis, fundadores de Mal Pelo. El dúo define la compañía como «un grupo de creación que aúna distintos lenguajes». Y a esta tesis responde Swimming Horses, el proyecto de larga duración donde se enmarca Refugis y que, además, incluye, entre otros, la representación de trabajos anteriores, una muestra de ilustraciones, y la publicación de un libro y un disco. Todo para celebrar los 20 años de existencia de Mal Pelo. H archivo / EFE / israel sánchez Seguía en plena actividad cuando, el pasado mes de junio, cayó varios días en coma por una subida de tensión y azúcar que agravó la diabetes que hacía tiempo padecía. Murió en Sevilla, ciudad en la que residía y a la que se mudó muy joven, tras casarse con la bailaora Rosario La Chana. Ella decía que se lo llevó de Cádiz por celos, pues tenía planta de apuesto galán, y de paso intentar alejarle de las continuas juergas. Pero si a una ciudad siempre se le asociará es su Cádiz natal. Heredero del arte de Pericón y Espeleta, hoy en día nadie como él cantaba tan bien por tanguillos y alegrías. Dominaba todos los palos, lo que se dice un cantaor largo, pero brillaba sobre todo en los que mejor podía mostrar su gracejo gaditano. Fue pionero en cantar canciones latinoamericanas por rumbas y bulerías, sin embargo no llegó a grabar demasiados discos. En los últimos años, se intentó un gran lanzamiento con colaboraciones de María Jiménez, Lucrecia y Martirio, cuya producción arruinó su natural espontaneidad. En directo en cambio seguía siendo un privilegio oírle cantar y contar historias desternillantes. Cualquiera que lo haya visto alguna vez entenderá por qué los flamencos conectaron tan bien con el humor de Chiquito de la Calzada. Entre cante y cante, Chano Lobato explicaba chistes e hilarantes anécdotas con sabor a salitre y surrealismo puro. H TANGUILLOS Y ALEGRÍAS / 33 El cantaor Chano Lobato, en el 2003, en La Unión.