HABILIDADES MENTALISTAS Y CONDUCTA PROSOCIAL EN
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HABILIDADES MENTALISTAS Y CONDUCTA PROSOCIAL EN
Artículos Profesores Habilidades mentalistas y conducta prosocial en niños de edad escolar con características de deprivación social Mental skills and prosocial conduct in school children with characteristics of social privation MARTHA ALEIDA ARENAS MOLINA E-mail: [email protected] Magistra en Educación Universidad Javeriana – Bogotá. Abstract The mentalist abilities talk about those possibilities which the human beings have to attribute mental states to other beings; this refers to desires, beliefs, emotions and intentions and, therefore, to the capacity to put oneself “in its place” which is not another thing that to empathize. In other words, it supposes the capacity to help others and to cooperate with them. A particular type of such conducts assumes the necessity to consider the perspective of other people in order to privilege their point of view. In such conducts, since the subjects make use of the capacity to empathize, they are supposed to unfold the mentalist abilities. This is because for empathizing it is admitted the necessity to share intersubjectivities and the construction of social relations with others. Here can be identified the questioning about the relations between the unfolding of prosocial conducts and the use of mentalist abilities. This last situation could be altered before the facing of conflicting situations in school aged children of contexts of social deprivation and it has to be considered how it is possible to favor the use of these abilities from the role play used as a mediation. 1 Key words Mentalist abilities, prosocial conduct, social deprivation, school aged children, intersubjectivity, theory of the mind, empathy game of rolls, resolution of conflicts. Resumen Las habilidades mentalistas se refieren a aquellas posibilidades que tienen los seres humanos de atribuirle estados mentales a otros seres; esto es deseos, creencias, Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores emociones e intenciones y, por ende, a la capacidad de ponerse en su lugar lo que no es otra cosa que empatizar. En otras palabras, supone la capacidad de ayudar a otros y cooperar con ellos. Un tipo particular de tales conductas asume la necesidad de considerar la perspectiva de otro para privilegiar su punto de vista. En tales conductas, dado que los sujetos hacen uso de la capacidad de empatizar, suponen el despliegue de las denominadas habilidades mentalistas; ya que empatizar admite la necesidad de compartir intersubjetividades y surge en la construcción de relaciones sociales con otros. Aquí nace la inquietud de cuáles son las relaciones entre el despliegue de conductas prosociales y el uso de habilidades mentalistas; cómo esto último podría hallarse alterado por el afrontamiento de situaciones de conflicto en niños de edad escolar, provenientes de contextos de deprivación social y de qué manera es posible favorecer el uso de dichas habilidades, a partir del juego de roles como mediación. Palabras clave Habilidades mentalistas, conducta prosocial, deprivación social, edad escolar, intersubjetividad, teoría de la mente, empatía, juego de roles, resolución de conflictos. Fecha de recepción: 24 de agosto de 2007 Fecha de aceptación: 28 de septiembre de 2007 Introducción Esta investigación formó parte de un trabajo colectivo en la Línea de Cognición, de la Maestría en Educación, de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Javeriana, sobre la Teoría de La Mente. Así, bajo la tutoría de la Dra. Elena Marulanda, el grupo de investigaciones fundamentadas en la Teoría de la Mente, retomó diferentes tipos de mediaciones como el juego imaginativo, el juego de roles y el juego de ficción. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 2 Artículos Profesores Ahora bien, la Teoría de la Mente, desde la década de los años ochenta, es una de las áreas de investigación más productivas en el estudio de la psicología evolutiva y la cognición. Ésta, estudia y explica la comprensión de los niños acerca de los estados mentales y emocionales, tales como, emociones y sentimientos, deseos, intenciones y creencias. Riviére y Núñez (1996:32) encontraron que: <<Ésto se debe a que inicialmente los niños tienen al parecer una inteligencia social, antes que física, que tiende hacia la comprensión del mundo con instrumentos intelectuales que se utilizan al interpretar las acciones e interacciones humanas>>. Los descubrimientos producidos en este campo, han contribuido a una mejor comprensión de los aspectos socio-cognitivos del desarrollo de los niños y también en determinados trastornos del espectro autista. Ahora es oportuno decir, que el propósito de esta investigación se centró en caracterizar las relaciones entre las habilidades mentalistas y la conducta prosocial, en una muestra de niños de edad escolar provenientes de un contexto de deprivación social. Por lo tanto, su objetivo principal fue el favorecer, por medio del juego de roles, el uso de las habilidades mentalistas, potencializando las conductas cooperativas en la resolución de conflictos. Así que, ésta investigación concentró su exploración en el desarrollo de la comprensión de los estados mentales, en niños con características de deprivación social, caracterizando la intervención psicopedagógica, a través del juego de roles, como una mediación que favorece el desarrollo de las habilidades mentalistas, y que, además, logra generar conductas cooperativas de ayuda y consuelo en el desarrollo de la habilidades sociales de estos niños. Dicho esto, el juego de roles, es la técnica más importante del psicodrama, allí el doble es una persona que se ubica detrás del Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 3 Artículos Profesores protagonista y actúa otro aspecto de su dilema. El juego de roles, a través, del doblaje es un método de comunicación para indicar la naturaleza del conflicto. También es una de las vías más eficaces para establecer empatía y, por ende, generar conductas cooperativas. Doblar a través del juego de roles es ponerse a uno mismo en los zapatos del otro. El presente artículo de investigación consta de los siguientes elementos: En primer lugar, el marco teórico donde se abordará dos enfoques que estudian el desarrollo de la Teoría de la Mente (TM) en niños; para luego, presentar el modelo hibrido propuesto en esta investigación. El marco, también, expone la, relación entre la teoría de las habilidades mentalistas con la conducta prosocial y, finalmente, el concepto de empatía. En segundo lugar, la metodología presenta el objetivo central de la investigación, el tipo de estudio, la caracterización de la población y de los sujetos, la conformación de niveles, la organización de las tareas y los procedimientos que se tuvieron en cuenta para la aplicación. En cuarto lugar, se planteará los hallazgos y las conclusiones. La relevancia de investigar sobre la relación de la Teoría de la Mente y la conducta prosocial tiene como fin, generar unas implicaciones educativas que puedan demostrar la importancia de la base de las habilidades mentalistas en conductas sociales. De esta manera, se puede reconocer que la escuela tiene profundos efectos en el desarrollo social del niño y el aprendizaje de conductas prosociales se logra en razón de las específicas condiciones de interacción que la escuela ofrece, es decir, las interacciones con los iguales y las interacciones con los adultos. Este aporte se evidencia en un conjunto de tareas que se adaptaron para el contexto educativo, las cuales fueron pensadas desde las interacciones y situaciones que viven los niños con deprivación social, planteando siempre la posibilidad de aprender estrategias sociales que ampliaran la comprensión social, favoreciendo conductas cooperativas. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 4 Artículos Profesores Marco teórico Los enfoques que se presentarán son el cognitivo representacional, y el emocional. El principal exponente del representacional es Joseph Perner y del emocional, Paul Harris y Peter Hobson. Perner asegura que los niños poseen una teoría de la mente una vez que <<comprenden la función representacional de los estados mentales>> (Perner, 1994, p. 268). Esto quiere decir que los niños tienen una teoría de la mente cuando están en capacidad de explicar las representaciones mentales que los individuos tienen del mundo. A esto se le denomina metarepresentación, pues, es la representación que pueden hacer los niños de las creencias, deseos o intenciones que tienen los demás, acerca de las situaciones y objetos del mundo. Cabe mencionar el ejemplo a que acuden Ángel Riviére y María Núñez (1996) para aclarar que no cualquier representación de otra representación es una metarepresentación, este ejemplo consiste en que una foto de Las Meninas de Velásquez no es una metarepresentación, a pesar de que ambas sean representaciones y, a la vez, la una lo sea de la otra, pues una fotografía no es una representación mental, como sí lo es el hecho de creer que otra persona sabe que Las Meninas es un cuadro de Diego Velásquez. El postulado de Harris consiste en que los niños tienen una teoría de la mente cuando son capaces de asignar creencias y deseos a los demás, apoyándose en su imaginación y con base en ello predecir lo que hacen, dicen o sienten (Harris, 1989). Afirma que cuando los niños pueden explicar y predecir la conducta y la emoción ajenas, considerando las relaciones existentes entre conceptos como las creencias y los deseos por separado, se les puede llamar teóricos de la mente. Y Hobson fundamenta su teoría en la intersubjetividad. Este autor plantea que los niños establecen sus relaciones interpersonales (intersubjetivas) con base en las emociones y los afectos y estas relaciones, a su vez, les permiten Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 5 Artículos Profesores comprender su propia mente y la de los demás. Así pues, los niños alcanzan la TM cuando pueden conceptualizar los estados mentales propios y ajenos desde la intersubjetividad. Ahora bien, se puede afirmar con Riviére y Núñez que Teoría de la Mente es la capacidad de asignar mente a otros; es decir, creencias, intenciones y deseos, diferenciando los propios de los ajenos y haciendo predicciones en función de los mismos. Al llegar aquí, se puede decir que la Teoría de la Mente supone: Atribuirle mente al otro. Atribuirle intenciones, creencias y deseos diferentes a los propios. Esos deseos y creencias pueden ser falsas y, por consiguiente, no se materializan en la realidad, no obstante, no pierden su valor representacional. Por otra parte, es necesario recordar la estrecha relación existente entre el componente cognitivo y social que es retomado por Riviére y Núñez, a partir de los planteamientos de Vygotsky (1995) quien afirma que las funciones superiores de la mente tienen un origen social y se derivan de la interiorización de formas de relación interpersonal. De igual manera, Hobson resalta la importancia de concebir a las personas como seres dotados de deseos y creencias y, a su vez, especifica los requisitos necesarios para adquirir éstos conceptos mentales. Por ejemplo: para el desarrollo del concepto de creencia, se requiere la interrelación de componentes de la vida emocional, cognitiva y la experiencia social del niño. De esta manera, se establecería una relación entre la conducta prosocial y las habilidades mentalistas en los componentes cognitivos, emocionales y sociales de los individuos. Por lo tanto, una actividad cognitiva de ayuda o cooperación implica un desarrollo de habilidades mentalistas, puesto que es necesaria la Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 6 Artículos Profesores capacidad de ponerse en el lugar del otro para vivir de forma armónica en comunidad. Un modelo híbrido para la explicación de las habilidades mentalistas En primer lugar, se hace fundamental destacar la significativa interrelación que existe entre la conducta social y el componente intelectivo, al respecto Ángel Reviere y María Núñez (1996 p,7) afirman: <<Ni la inteligencia humana puede comprenderse despojada de la matriz social, ni la conducta social e interpersonal puede entenderse sin explicar a fondo sus requisitos cognitivos>> esta afirmación, ratifica la interdependencia de los dos enfoques desde los cuales es explicada la teoría de la mente: el enfoque emocional y el representacional cognitivo. El modelo propuesto para la investigación, se fundamenta en los aportes de éstos dos enfoques, pues ellos proporcionan las herramientas teóricas, en las cuales se posibilita la sustentación conceptual de relación entre el desarrollo de las habilidades mentalistas y la conducta prosocial. El punto de partida en el cual se apoya el modelo para explicar estas relaciones es la intersubjetividad, definida por Hobson como la capacidad de relación interpersonal, que permite al niño la comprensión de que las personas son seres dotados de mente con quienes es posible compartir experiencias. Es así que los niños adquieren el concepto de mente de su experiencia en esas relaciones interpersonales, lo que muestra cómo la capacidad comprensiva del niño se relaciona con sus posibilidades de comunicación. Así mismo, en el origen de lo intersubjetivo las emociones y los afectos son determinantes y constituyen las primeras vías de acceso hacia la mente de los otros. Al respecto, Parra y Uribe (2000), citando a Trevarthen (1982, 1989) mencionan que la intersubjetividad prima, de forma significativa, en el proceso de comprensión humana y que el Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 7 Artículos Profesores desarrollo de las emociones y los afectos, sería el primer trayecto en el camino hacia el descubrimiento de otras mentes. Harris (1992) explica la Teoría de la Mente como la capacidad que el niño tiene para imaginar estados emocionales propios y ajenos. Esa capacidad de comprender lo que otra persona está sintiendo surge a partir de la observación y la imaginación de la emoción que el otro pueda estar experimentando y, también, a partir de lo que sentiría quien se imagina en el lugar de ese otro. A esto es lo que el autor denomina emoción como sí o emoción simulada (Gómez, González y Vásquez, 2003). Harris (1992) observa que con la edad los niños van poco a poco comprendiendo distintos tipos de estados mentales; comienzan por reconocer los signos externos de las emociones, hasta comprender la experiencia de la emoción y, con esto, llegan a lograr el control sobre sus propias emociones. Riviére (1996) citando a Harris (1992, 1993 p. 91) propone que para el logro de este desarrollo, se dan cuatro periodos evolutivos relacionados con el sistema de simulación -imaginación y que contribuyen al desarrollo de las habilidades mentalistas: 1. Los niños de poco menos de un año sólo son capaces de reproducir en su propio sistema perceptivo o emocional, las intenciones de otras personas con relación a objetivos o metas presentes. 2. Entre el primer y segundo año, se produce el paso de la reproducción a la atribución de actitudes hacia objetivos presentes. Los niños muestran, hacia los dieciocho meses, una capacidad simuladora primitiva sobre lo inmediato, ligada a los contextos copresentes. 3. La capacidad simuladora primitiva se convierte en imaginación, es decir, se desliga de los objetivos presentes inmediatos. Hacia los tres Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 8 Artículos Profesores años, el niño puede realizar una simulación imaginando situaciones o metas ficticias. 4. En los cuatro años y medio, el desarrollo de la capacidad imaginativa le permite al niño simular actitudes intencionales hacia objetivos contrarios a lo que él mismo percibe. El comprender al otro mediante la propia experiencia íntersubjetiva, ligada a las emociones y a la imaginación, supone procesos cognitivos internos como las representaciones, entendidas como estados mentales que median las actividades de cada hombre en el mundo. Perner (1994), propone que una representación es una actividad o proceso mental como pensar, imaginar, creer y que tiene sus referentes en el mundo real o en mundos ficticios. Las representaciones poseen un carácter intencional, se hayan dirigidas a un objeto generado interiormente o percibido por la conciencia interior mediante una experiencia subjetiva. Es decir, las creencias, deseos o emociones siempre son sobre algo. Es importante anotar que la principal propiedad de las representaciones es su carácter mental, no obstante el mundo exterior tiene influencia sobre los estados mentales, pues, cada sujeto se reconoce como parte de un contexto donde establece relaciones determinadas y confronta sus propios deseos, creencias y sentimientos con otros, lo cual le proporciona siempre las pautas necesarias para interactuar con éstos. 9 Perner (1994), propone, igualmente, que la Teoría de la Mente posee un carácter evolutivo y en este sentido el desarrollo de la mente en el niño pasa por la adquisición de formas cada vez más complejas y poderosas de representación; distingue tres momentos importantes así: 1. Modelo único: se refiere a las representaciones primarias, que desarrollan los niños desde el primer año de vida y permiten un nivel Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores básico de comprensión de relaciones; estas representaciones se miden por procesos perceptivos, donde la representación es fiel copia de la realidad. 2. Modelos múltiples: se dan desde el segundo año; el niño es capaz de manejar dos o más modelos simultáneos con relación a las mismas situaciones. Por ejemplo: la relación medios-fines, la permanencia del objeto y el juego simbólico (desarrollo de capacidades de simulación e imaginación). 3. Las metarepresentaciones: aparecen entre el cuarto y quinto año. Aquí el niño es capaz de representar la representación que tiene otra persona de una situación. Cuando el niño comienza a dar forma a una teoría de la mente, es capaz de representar estados mentales propios y de otros, otorgándoles contenido mediante el establecimiento de hipótesis, anticipaciones o predicciones de posibles conductas. En suma, el recorrido teórico realizado permite destacar algunas ideas importantes con relación a las habilidades mentalistas y la construcción del modelo híbrido derivado de ésta revisión, el cual permite esclarecer las interrelaciones entre diferentes elementos teóricos que aportan a la comprensión del desarrollo de estas habilidades. Algunas de estas ideas importantes son: En el enfoque representacional cognitivo, metarepresentar es la base de la TM. Sólo a partir del conocimiento y la reflexión sobre los propios estados mentales podemos considerar posibles los de otros seres humanos. Desde el enfoque anterior, a partir del momento en que los niños entienden la función representacional de los estados mentales (4 a 5 años), su comprensión de la mente merece llamarse Teoría de la Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 10 Artículos Profesores Mente, por lo que el individuo tiene la capacidad de atribuirse estados mentales y a los demás. Desde el enfoque emocional, la TM se explica a partir de la capacidad que tiene el niño para imaginar estados emocionales propios y ajenos. En el enfoque emocional, Hobson plantea que el conocimiento de las personas o la captación conceptual de la naturaleza de las mentes, se adquieren a través de la experiencia individual de relaciones, moldeadas afectivamente y coordinadas ínter subjetivamente con otras personas; lo cual significa que las capacidades de relación interpersonal juegan un papel fundamental en el desarrollo de la comprensión de lo mental por parte del niño. El hombre construye sus representaciones mentales por el entorno social que le rodea, teniendo en cuenta elementos sobre si mismo y sobre los otros. Para construir las habilidades mentalistas son necesarias las relaciones que se establecen entre la intersubjetividad y la metarepresentación, sin embargo la una no depende de la otra. Las habilidades mentalistas, más allá de ser un proceso cognitivo, permiten hacer inferencias y formular hipótesis sobre los deseos y creencias de los estados mentales propios y ajenos. Existe una relación entre la conducta prosocial y las habilidades mentalistas evidenciadas en los componentes cognitivos, emocionales y sociales de los individuos. Por ende, una actividad cognitiva de ayuda o cooperación implica un desarrollo de habilidades mentalistas. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 11 Artículos Profesores Las habilidades mentalistas se desarrollan en contextos de interacción social positivas y, en ese sentido, es importante cómo se interrelacionan y cómo el déficit en el despliegue de éstas puede afectar las conductas prosociales. Cuadro de modelo hibrido Categorías de las habilidades mentalistas Las habilidades mentalistas se han estructurado sobre cuatro categorías de análisis, con el propósito de identificar sus relaciones con la conducta prosocial de ayuda (asistencia y consuelo). Estas categorías obedecen al desarrollo evolutivo de las habilidades mentalistas en los niños y, a la vez, se corresponden con los avances graduales que van teniendo los individuos para pasar de una categoría a otra, es decir, se refieren al nivel mentalista que se va adquiriendo durante el tiempo y como fruto de las interacciones sociales y los avances cognitivos. Para su estudio y análisis las categorías se han clasificado en cuatro tipos: Capacidad para ponerse en el lugar del otro. Capacidad para predecir. Capacidad para simular estados mentales. Capacidad para manipular estados mentales de otros. A continuación se va a definir cada una de estas categorías teniendo en cuenta los exponentes desde el enfoque emocional y cognitivo. Capacidad para ponerse en el lugar del otro: Esta capacidad se relaciona con los planteamientos de Harris (1992) quien indica, en el segundo supuesto de su teoría, como el niño gradualmente comienza a conceder y proyectar estados mentales a otros. Por lo tanto, comienza la capacidad de ponerse en el lugar del otro. En esta investigación, esta categoría hará Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 12 Artículos Profesores alusión a tener la capacidad de tomar en consideración, detectar y actuar, poniéndose en la posición o lugar de otro. Capacidad para predecir: Se relaciona con la idea de Harris (1992) de que los niños pueden postular realidades inobservables, como las creencias y los deseos, con el propósito de emplearlos para explicar, prever y anticipar lo que las personas dicen, hacen o sienten. Esta categoría también, tiene semejanza con las afirmaciones de Premack y Woodruff, quienes proponen a la Teoría de la Mente como un sistema de inferencias que puede ser utilizado para elaborar predicciones sobre la conducta de otros. Para este estudio, esta categoría hace referencia a cómo creo yo que se sentirá la otra persona, es decir, se relaciona con la posibilidad de tener una acción anticipada a través de la construcción de inferencias sobre los estados emocionales del otro. Capacidad de Simular estados mentales: Esta categoría se relaciona con el tercer y cuarto supuesto de la teoría de Harris (1992), en los cuales, indica que los objetos imaginados se pueden transformar a voluntad y que los niños conocen la diferencia entre la realidad imaginada y la real. Además, muestra que los niños ante una emoción son capaces de sugerir una situación que puede haberla causado. Esto quiere decir, que pueden crear situaciones ante las cuales establecen si son reales o imaginadas y, de esta manera, conocer los cambios que les pueden hacer a estas situaciones. Para este trabajo, la capacidad de simular estados mentales hará referencia a la habilidad de anteponer un estado mental. Capacidad para manipular los estados mentales del otro: Esta categoría se relaciona con la propuesta de Perner (1994) sobre los modelos únicos y múltiples, pues en los últimos el niño es capaz de manipular el modelo único para proyectar situaciones deseables, las cuales son alcanzadas a través de la representación hipotética que efectúa el sujeto. Esta Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 13 Artículos Profesores representación es proyectada en otra representación, generando una situación hipotética, la cual puede ser real o no. Por lo tanto, los modelos múltiples llegan a ser posibles o hipotéticos. Por otro lado, Perner (1994) indica que la capacidad metarepresentacional se observa claramente en las situaciones de engaño y mentira. Por tanto, el engaño implica la manipulación de la conducta de los demás, por medio de la manipulación de la información, con lo cual se induce a una creencia falsa sobre la realidad. En esta investigación, esta capacidad la tiene el niño para cambiar o modificar los estados mentales del otro, teniendo en cuenta las posibilidades que puede generar en torno a la manipulación de la información. Por ejemplo, a través del engaño se pueden generar conductas de ayuda (asistencia y consuelo). En resumen, todos los niños tienen un desarrollo evolutivo de las habilidades mentalistas, sin embargo, en la población de estudio, se evidencia que aunque presentan estas habilidades, no cuentan con las herramientas para ponerlas en práctica en la convivencia diaria con otros. Esta condición se presenta, presumiblemente, por los contextos sociales hostiles, en los cuales se encuentran inmersos los niños. Relación de la teoría de las habilidades mentalistas con la conducta prosocial Para establecer esta relación es importante recordar las ideas planteadas desde los enfoques emocionales y cognitivos que abordan las habilidades mentalistas. Hobson (1993), desde el enfoque emocional, afirma que la intersubjetividad es primordial para el establecimiento de relaciones interpersonales, esta condición permitiría al niño determinar que las otras personas tienen mente, por lo que se puede compartir con ellos enseñanzas y aprendizajes. Por otra parte, desde el enfoque cognitivo, Perner (1994) analiza la temática de las habilidades mentalistas, Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 14 Artículos indicando que el niño efectúa procesos mentales Profesores denominados representaciones sobre el mundo real o ficticio y éstas se dirigen a un objeto generado o percibido por una experiencia subjetiva. Al recopilar los postulados anteriores, se podría afirmar que las habilidades mentalistas se refieren a aquellas posibilidades que tienen los seres humanos de atribuirle algunos estados mentales (deseos, creencias, emociones e intenciones) a otros seres y, por ende, a la probabilidad de interacción con éstos. En definitiva, se apoya la concepción de Ángel Revière y María Núñez (1996), al estrechar los vínculos entre la conducta social y el componente intelectivo, indicando una interdependencia entre estos dos enfoques (emocional y cognitivo); pues, a partir de éstos se puede explicar la Teoría de la Mente, teniendo en cuenta que el ser humano, como sujeto social, puede establecer relaciones interpersonales y además, posee la capacidad de ponerse en el lugar del otro, favoreciendo conductas prosociales. Otros autores como Watson, Linkie, Wilson y Capage (1999), realizaron un estudio sobre la interacción social y la Teoría de la Mente en niños pequeños. En su investigación, ellos plantean este tipo de relación, encontrando que la teoría de la mente cumple un papel fundamental en las interacciones sociales de los niños. En conclusión, afirman que un ambiente familiar, en el cual se den diversas interacciones hace que las personas tengan la oportunidad para aprender el pensamiento relacionado con las relaciones sociales. 15 En suma, las habilidades mentalistas y la conducta prosocial son dos elementos que se relacionan y están ligados, posiblemente, con el uso de estas habilidades en ambientes sociales positivos. Es decir, de acuerdo a las teorías de los autores Perner, Hobson y Harris, hacia los cuatro años los niños muestran un desarrollo de las habilidades mentalistas; sin embargo, para que éstas se puedan desplegar y emplear de manera adecuada es importante que se cuente con ambientes sociales propicios Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores que permitan un desarrollo pleno de las mismas. Por consiguiente, si no existen los contextos positivos adecuados, no se generarán conductas prosociales. La Empatía La empatía entendida como un proceso cognitivo: <<Se refiere a la tentativa de un individuo auto-consciente por comprender, sin juzgar, las experiencias positivas y negativas de otro individuo. A menudo estas emociones y reacciones son confusamente entendidas por la otra persona, de ahí que un aspecto importante del proceso sea la precisión empática, por cuanto que el objetivo de la empatía suele ser, aunque no necesariamente, proporcionar comprensión a una o a ambas partes>> (Wispé, citado por Nancy Eisenberg, 1992, p.14). En otras palabras, la empatía se refiere a la condición que tienen las personas de ubicarse en el lugar del otro y hasta comprender sus actitudes y sus estados mentales, lo cual se relaciona estrechamente con las habilidades mentalistas; que tienen que ver con asignar creencias, deseos, emociones e intenciones a otros. De esta manera, la complejidad de los procesos cognitivos varía, probablemente, en función de la edad del individuo y de otros factores personales y situacionales. La empatía, como base de la conducta prosocial supone el despliegue de habilidades mentalistas, entre ellas la capacidad de ponerse en el lugar de otro a través de predicciones e inferencias. Por tanto, presupone dos tipos de procesos cognitivos: primero, la capacidad de discriminar y denominar estados afectivos en otras personas, y segundo, la capacidad de adoptar la perspectiva y el rol de otra persona. Feshbach, (1978), citado por Nancy Eisenberg, (1992), indican que: <<La empatía se halla relacionada positivamente con la conducta prosocial, es decir, es una conducta voluntaria dirigida a beneficiar a otro, pero esto no implica necesariamente que la empatía siempre produzca una conducta prosocial>> (p.19). Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 16 Artículos Profesores Hoffman, (1975) define la empatía no como un sentimiento equivalente y exacto a los sentimientos del otro, sino como una respuesta afectiva más apropiada a la del otro que a la de uno mismo. La empatía como la define Wispé, (1985), es la autoconciencia de una persona para comprender las experiencias de otro. El incremento en la emoción empática lleva a una mayor conducta de ayuda. Así que, la tendencia humana a empatizar con los demás, subyace a la conducta de ayuda y a la motivación prosocial. Existen diferentes puntos de vista sobre el papel que desempeña la empatía como variable mediadora del comportamiento de ayuda; estas orientaciones se dan desde distintas esferas: afectiva, cognitiva e integradora. El interés de esta investigación es la perspectiva cognitiva, pues, lo que se propone es conocer e indagar sobre la posibilidad que tienen las personas de ponerse en el lugar del otro y cómo esta habilidad se corresponde con las conductas prosociales en los individuos. Ahora veamos, un punto interesante en la relación de empatía y conducta prosocial se presenta en el aspecto que se refiere al compartir las emociones y la motivación prosocial, a este respecto se plantea que cuando los niños empiezan a ser capaces de atribuir significado emocional a las expresiones emocionales, también, comienzan a responder a estas expresiones; a los dos años, esto genera formas rudimentarias de prestación de ayuda. 17 Esta condición no se puede dar sin la evolución de las habilidades mentalistas; pues, en la atribución de significado emocional a otros se da una característica que define las habilidades mentalistas y es el atribuir mente a los demás, en función de las creencias y los deseos. Esta condición genera en los niños la capacidad de ayudar, luego de entender la mente del otro, lo cual se relaciona directamente con ponerse en su lugar, tanto emocional como cognitivamente. Esto quiere decir que el niño Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores atribuye mente a otros, comprende su conducta y, si es necesario, ayuda a mejorar su situación. También, se afirma que existe un cambio evolutivo en las reacciones de los niños al malestar de otros. Más o menos, a los dos años se pasa de una reacción de malestar global a una conducta instrumental más orientada hacia su comunidad. En otras palabras, las iniciativas en el primer año de vida consisten en contactos físicos positivos tales como tocar o dar palmadas en la espalda; en cambio, los niños más grandes parecen utilizar expresiones de ánimo verbales, acciones de compartir, defensa de la víctima y otros gestos instrumentales. Así pues, los resultados de distintas investigaciones proporcionan pruebas sólidas a favor de la emergencia de respuestas empáticas hacia los dos años y medio, y de su papel motivador de iniciativas prosociales (Eisenberg y Strayer, 1992: 148). Con esto en mente, la relación entre empatía y conducta prosocial se ha constituido en un interés de la literatura evolutiva. Se está empezando a considerar la empatía como importante en el desarrollo afectivo e interpersonal y, por ende, en el comportamiento social. A este respecto Feshbach, (1982:28) manifiesta que la empatía puede producir distintos efectos tales como: <<La comprensión social, competencia emocional, compasión, benevolencia, regulación de la agresión y de otros comportamientos antisociales, autoconciencia, destrezas comunicativas y cohesión entre aspectos cognitivos, afectivos e interpersonales de la conducta del niño>>. En resumen, la empatía del niño a distintos sentimientos de otros ocupa un papel importante en su desarrollo socioemocional. En resumen, la empatía, relacionada con las habilidades mentalistas, puede tener efectos en la conducta prosocial de los individuos. Esta conclusión surge de los hallazgos encontrados en la literatura que indican: Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 18 Artículos Profesores A mayor empatía, mayor sensibilidad por los otros. A mayor desarrollo de la empatía, mayores son las conductas de mentalismo cooperativo. Si se atribuye significado emocional a las expresiones emocionales y se responde a estas expresiones, se pueden generar rudimentos de conductas de ayuda. La empatía es un motivador indispensable de las conductas prosociales. La empatía está en la base de la comprensión social, la competencia emocional, la compasión, entre otras. La empatía puede ser vista como una habilidad cognitiva que se desarrolla y evoluciona con el ser humano y es indispensable para la conducta prosocial de tipo mentalista, pues, tiene en cuenta las necesidades de los otros, para lo cual requiere identificar estados emocionales y adoptar la perspectiva de otros. Metodología La investigación se caracteriza por ser descriptiva de índole cualitativo a partir del estudio de caso, porque se están explorando dos categorías teóricas bajo unos supuestos de trabajo: las habilidades mentalistas y la conducta prosocial. Por consiguiente, el método que se va a utilizar en este estudio es el experimental formativo de corte micro genético. A partir de las anteriores categorías, la investigación se centro en tres objetivos: primero, establecer la relación entre habilidades mentalistas y conducta prosocial en niños con características de deprivación social. Segundo, caracterizar, en niños provenientes de contextos de deprivación social, el empleo de las habilidades mentalistas en la resolución de conflictos. Y, finalmente, favorecer, por medio del juego de roles, el uso de las habilidades mentalistas para la resolución de conflictos. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 19 Artículos Profesores En esta investigación, el estudio de la población se enfoca en niños que corresponden a la edad de 7 años, provenientes de familias con algún tipo de deprivación social, como son la ausencia de una figura cuidadora en el hogar. Los niños han vivido en contextos de violencia, pobreza o conflicto; por razones de desplazamiento viven en Bogotá hace un tiempo no mayor a seis meses, lo que evidencia la falta de arraigo al contexto social, fuera de la Fundación a la que pertenecen, no reciben apoyo de ninguna otra institución. Por todo esto, las tareas que se proponen en esta investigación pretenden favorecer conductas cooperativas en poblaciones con características de deprivación social; debido a que por los contextos en que se ha desarrollado la población, posiblemente, presentan dificultades para emplear las conductas prosociales de consuelo y cooperación, lo cual permite suponer, que a pesar de que los niños tengan habilidades mentalistas, no saben ponerlas en actuación en la convivencia diaria. Para la realización de este estudio, se propusieron unos pasos que implicaron, en primera instancia, una caracterización de las tareas; es decir, que la elaboración, diseño e implementación de las mismas obedecen a la categorización de las habilidades mentalistas, organizadas gracias a la propuesta de modelo híbrido, donde se recopilan los enfoques emocional y cognitivo. En segunda instancia, la conformación de las tareas obedeció a una serie de elementos, dentro de los que se encuentran: la descripción de la historia, preguntas informativas que permiten indagar si el niño esta comprendiendo la historia; imágenes que acompañan la secuencia de la historia y, finalmente, una serie de preguntas organizadas, en cuatro grupos que se relacionan con la clasificación de categorías de las habilidades mentalistas. En este momento, las tareas para su aplicación se dividieron en tres niveles, los cuales obedecen a tres criterios: primero, Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 20 Artículos Profesores cantidad de información que debe manejar el niño en la tarea. Segundo, complejidad del tipo de representación que van del primer al cuarto orden. Tercero, las tareas de tercer nivel demandan estrategias de engaño táctico para favorecer a uno u otro personaje de la historia. En tercera instancia, se encuentra el procedimiento que, para este estudio, se estructuró en tres fases: pilotaje, línea base y mediaciones. El pilotaje obedece a la aplicación de las tareas a un grupo de niños que no se encontraban en situación de deprivación social, para verificar si las tareas eran claras; correspondían a las edades de los niños y, sí el vocabulario de las tareas era adecuado. En la línea base, se realizó la aplicación de las tareas, ya revisadas, a niños de 7 años de edad que presentan características de deprivación social y quienes pertenecen a la Fundación San Antonio. La aplicación de cada una de las tareas fue filmada con el objeto que, posteriormente, se pudiera realizar una fiel trascripción de las respuestas y actitudes de los niños, para realizar un análisis detallado y cuidadoso de sus conductas prosociales, relacionadas con el desarrollo de sus habilidades mentalistas. Las mediaciones se realizan luego de analizar la información, resultado de la línea base. En la mediación se utilizó como herramienta educativa el juego de roles, el cual pretende hacer vivir, experimentalmente, una situación o acción en la que se pueden encontrar las personas, en este caso a cada uno de los participantes se les asigna un rol o unas características del personaje, para que el individuo las asuma generando comportamientos más cooperativos. Hallazgos y conclusiones Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 21 Artículos Profesores El primer hallazgo hace referencia a la relación de las habilidades mentalistas con la conducta prosocial. El segundo, identifica cómo los niños, en contextos de deprivación social, utilizan las habilidades mentalistas y el tercero, muestra cómo se mejoró el uso de éstas habilidades a través del juego de roles. Relación entre las habilidades mentalistas y la conducta prosocial Existe una relación entre las habilidades mentalistas y la conducta prosocial, donde las conductas prosociales de carácter altruista requieren del componente cognitivo, específicamente, del desarrollo de las habilidades mentalistas. Las conductas altruistas demandan este componente, siendo indispensable que se evidencie un sacrificio personal por obtener un beneficio colectivo. Dada la relación entre habilidades mentalistas y conducta prosocial se establecieron cuatro categorías, sustentadas en el modelo híbrido de las habilidades mentalistas, el cual ha sido una de las ganancias del proyecto, que surge de los puntos en común de los enfoques emocional y cognitivo. La primera categoría nace de las propuestas teóricas de Perner (1994), en el que habla del pensamiento del otro y de las ideas de Harris (1991) y Hobson (1995) de la comprensión de los estados mentales tratados desde la intersubjetividad donde las emociones, los afectos y la imaginación son procesos que suponen las relaciones interpersonales, para la comprensión humana. 22 La segunda categoría, predecir, surge de las relaciones entre la propuesta de Perner (1994), donde se menciona el pensamiento del otro y de los cuatro supuestos de Harris (1991): autoconciencia, simulación, distinción realidad ficción y deseos, creencias y emociones. La tercera categoría, simular, está en directa relación con los supuestos de Harris, mencionados anteriormente. La cuarta categoría, manipular, se encuentra mediante la conjunción de los dos enfoques; en la que, al final, interesa Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores los estados mentales propios y los de otros, y se podría decir, que al emplear estos estados mentales se está dando un paso hacia la manipulación cooperativa, el cual es el interés de esta investigación. En este estudio se encontraron los siguientes hallazgos: Las conductas prosociales de carácter altruista requieren del componente cognitivo específicamente del desarrollo de las habilidades mentalistas. La conducta prosocial de tipo altruista requiere de las habilidades mentalistas de predecir y simular, para que los niños logren manipular cooperativamente. Los niños que no logran predecir y simular adecuadamente tienen dificultades en engañar cooperativamente. Las habilidades mentalistas y la finalidad cooperativa aparecen y se encuentran aproximadamente a los 5 años de edad, a su vez, el engaño táctico cooperativo se presenta con el fin de beneficiar a otro. Es decir, el niño sabe que el otro tiene mente y logra manipular para beneficiar a otro. Las habilidades mentalistas tienen una cara social importante, que hacen que la conducta social tenga un componente mentalista, que es un uso de estrategias más refinadas que permiten leer mejor las intencionalidades del otro. En conclusión, existe una relación entre las habilidades mentalistas y la conducta prosocial. Las conductas prosociales poseen una base empática, que se refiere a la condición que tienen las personas de ubicarse en el lugar del otro, logrando comprender sus actitudes y sus estados mentales, lo cual se relaciona estrechamente con las habilidades mentalistas, donde se tiene la capacidad de atribuirle mente a otro; es decir, que comparten un principio básico de empatía. Por lo tanto, la conducta prosocial tiene que ver con este principio. Por consiguiente, las conductas prosociales con capacidad empática de Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional consuelo y 23 Artículos Profesores cooperación poseen una base altruista, en la que se evidencia un sacrificio personal por uno colectivo. Las conductas empáticas requieren de experiencias sociales sanas, en la que se evidencia el sacrificio propio por el beneficio colectivo, construyendo la relación intersubjetiva de las relaciones interpersonales con otros. De otra manera y haciendo alusión a Harris (1992), las conductas empáticas de consuelo tienen una base mentalista; donde, por ejemplo, los niños mayores consuelan a sus hermanos menores cuando están tristes, sin embargo, puede ser evidente que el sufrimiento del hermano menor no siempre provoque la ayuda del hermano mayor. Estos comportamientos están determinados, en gran parte, por los entornos sanos o de deprivación donde se desarrollan los niños. El ideal es llevar al niño a un nivel de conciencia; él sabe que tiene unas habilidades mentalistas, creer, predecir, engañar y, comprende para que le sirven; es decir, el niño debe reconocer que las habilidades mentalistas le sirven para beneficiar al otro, descubriendo así otra cara de la mentira y el engaño, que puede ser positivo para impactar a otros. Uso de las habilidades mentalistas de los niños en contextos de deprivación social 24 Las experiencias sociales se relacionan con el uso de las habilidades mentalistas. Estas experiencias sociales están fundamentadas en las relaciones interpersonales, donde la intersubjetivad es el punto de encuentro con las habilidades mentalistas, que posibilita el camino para la comprensión de otras mentes. El espectro en el que pueden usarse las habilidades mentalistas va desde ponerse en el lugar del otro hasta lograr una manipulación cooperativa. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores En este estudio se evidenció que el medio en el que se desarrollan los niños con características de deprivación social no les enseña a manipular cooperativamente, el niño lee inadecuadamente al otro, por ende, las dificultades no sólo son sociales, sino en el conjunto del uso de las habilidades mentalistas que le permite leer al otro y anticiparse para tener conductas más cooperativas. En esta investigación, dentro de la línea de base, se realizó una división del grupo en dos subgrupos; el primer grupo correspondió a los niños que utilizan correctamente las habilidades mentalistas y el segundo grupo eran los niños que tenían dificultades al usar las habilidades mentalistas. El grupo de niños que utilizaba correctamente las habilidades mentalistas, empleaban la categoría de predecir y simular, lo que les permitía manipular cooperativamente; allí la empatía es la base fundamental para que estas conductas se presenten. El segundo grupo muestra dificultades en el uso de las habilidades mentalistas de predecir y simular, lo que no les permitía manipular en beneficio de otros. La división que se presentó en los grupos de niños permitió encontrar diferencias en el desarrollo de las habilidades mentalistas, las cuales se manifiestan por los diferentes ambientes sociales, culturales, educativos donde se desarrollan. Es decir, se requieren de ambientes sanos, favorables, para que se desarrollen las habilidades mentalistas con un fin cooperativo. 25 Asimismo, en la investigación se halló que los niños de la muestra con características de deprivación social presentaron mayor dificultad en las categorías de las habilidades mentalistas de predecir y simular. Se puede decir que entre menos información se tenga de las habilidades mentalistas, el desarrollo social será menos evidente y, entre mayor información sobre quién es el otro, mayores serán las predicciones del estado mental. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional Artículos Profesores En conclusión, a partir del modelo híbrido se puede decir, que los niños que no logran manipular cooperativamente, tienen dificultades en hacer relaciones representacionales adecuadas de las creencias y deseos de los estados mentales propios y ajenos, lo que no les permite anticipar, predecir o inferir correctamente las intencionalidades de otros. Es decir, no logran establecer relaciones intersubjetivas adecuadas, que les permitan ponerse en el lugar del otro y actuar cooperativamente. Finalmente, las relaciones intersubjetivas están íntimamente ligadas con el despliegue de las habilidades mentalistas. El juego de roles favorece el uso de las habilidades mentalistas Las habilidades mentalistas se favorecen cuando el niño hace conciencia del uso adecuado de éstas, es decir, puede llegar a un nivel de conciencia de las habilidades de predecir, simular y manipular, al saber que las tiene y comprende para qué le sirven. El niño, consciente de sus habilidades, puede leer la mente del otro y descubre la otra cara del engaño, que puede ser positiva para beneficiar a otros. A través de un conjunto de mediaciones, específicamente del juego de roles utilizado como herramienta educativa, se promovieron las conductas de tipo cooperativo, con el propósito de que los niños con características de deprivación social realicen una mejor lectura de los otros individuos favoreciendo al colectivo. Las mediaciones fueron adaptadas de acuerdo a las edades de los niños. En cada una de las mediaciones se hace evidente la intención del personaje principal de la historia. Éstas trabajan un personaje antagónico, con un comportamiento desafiante; cuya intención es hacerle creer al otro que estaba incómodo y aburrido. Lo que se pretendía era que el niño leyera esta intención desde la relación de intersubjetividad y en el contexto. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 26 Artículos Profesores Las mediaciones se desarrollaron por escenas, donde existía la voz de un mediador, quien era la persona encargada de regular el nivel y el tipo de la mediación que debía realizarse. Los niveles de mediación estaban dados por el contexto, la emoción del personaje y el curso de acción. Dentro de cada uno de éstos niveles existían posibilidades de mediación que se iban dando, en la medida que el personaje lo requería, para lo cual, el mediador debía ser oportuno y eficaz al indicarlas. Las mediaciones, basadas en distintos contextos y personajes, permiten que el niño se separe de la realidad y no se sienta agredido, sino, por el contrario, logre visualizar una situación colocándose en el punto de vista del otro. Una vez que el niño se enfrentaba a la mediación tenía la posibilidad de realizar buenas representacional correcta intenciones, o, por identificando el contrario, una hacer relación relaciones representacionales erróneas, porque la inferencia de intención en el niño es inadecuada, por tanto, sus deseos, intenciones y creencias también son inadecuadas. Sin embargo, las mediaciones oportunas les dan la posibilidad de llegar a conductas de tipo cooperativo, logrando representaciones adecuadas. De esta manera, se les ayudó a hacer una lectura correcta de las habilidades mentalistas, en cuanto a deseos, creencias y emociones, en situaciones sociales altruistas, y por tanto, el niño tenía que hacer atribuciones de ganancia colectiva. Otro aspecto importante en la mediación consistió en la intersubjetividad, evidenciada a través del intercambio entre estados mentales. Esta negociación se realizó por la voz del mediador, lo que permitió establecer adecuadas relaciones interpersonales, constituyendo mejores relaciones representacionales. De otro lado, en el estudio se halló que al favorecer, por medio del juego de roles, el uso de las habilidades mentalistas en niños con características de deprivación social, posibilita una mejor resolución en las situaciones de conflicto. De esta manera, el niño adquiere conciencia de Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 27 Artículos Profesores sus habilidades mentalistas, que las puede usar para beneficiar a otros, específicamente, a través de la mentira o el engaño táctico. Así, el juego de roles se convierte en una herramienta educativa, que pretende hacer vivir, experimentalmente, una situación o acción, donde las personas pueden encontrarse y a las cuales se les puede dar una solución de carácter cooperativo al usar las habilidades mentalistas; es decir, logrando visualizar una situación y colocándose en el punto de vista del otro. En conclusión, el juego de roles es un medio de comunicación que le posibilitó al niño identificar la naturaleza del conflicto en varias situaciones hipotéticas, generando empatías con algunos personajes y fortaleciendo comportamientos cooperativos en los niños. Así, la función de la escuela es valorar el juego de roles como una herramienta educativa, que enseña a desarrollar y usar las habilidades mentalistas, generando comportamientos más cooperativos. Implicaciones educativas A continuación se presentará las implicaciones educativas frente a los hallazgos de la investigación: La función de la escuela frente a las habilidades mentalistas y la conducta prosocial Existe una relación entre la conducta prosocial y las habilidades mentalistas evidenciadas en los componentes cognitivos, emocionales y sociales de los niños. Las habilidades mentalistas y la conducta prosocial tienen un carácter cultural y, por ende, educativamente tienen la posibilidad de ser aprendidas. Las conductas prosociales requieren de una demanda mentalista con estrategias educativas cognitivas. Es decir, Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 28 Artículos Profesores que el uso de ellas es atraído educativamente antes del desarrollo de la edad cronológica, que se presenta, aproximadamente, entre los cinco y seis años de edad en la educación preescolar. De allí que las conductas de tipo altruista pueden ser aprendidas dentro de los contextos escolares, teniendo en cuenta su base mentalista y la intersubjetividad; es decir, la relación con los pares. La función de la escuela es favorecer las habilidades mentalistas y la conducta prosocial, a través de la promoción de un pensamiento sociocognitivo. Por consiguiente, la escuela debe preocuparse por promover no sólo un tipo de pensamiento cognitivo, sino también por una formación de pensamiento social, teniendo en cuenta que todos los artefactos que la escuela enseña a usar son culturales, sin embargo, la escuela olvida que estos surgen con la cooperación de las comunidades. La escuela debe pensar en el desarrollo sociocognitivo, así los niños serán más hábiles y podrán entender mejor al otro, de esta manera, la creencia del otro tendrá el mismo valor que la suya, generando actitudes más cooperativas. Experiencias sociales enriquecedoras en la escuela: Los contextos de deprivación social en el que se desarrollan los niños están relacionados con las experiencias sociales y, por consiguiente, con el despliegue de sus habilidades mentalistas. En este estudio se evidenció que los niños con características de deprivación social pueden llegar a tener una mejor lectura de los otros, favoreciendo el colectivo; por lo tanto, el niño comprende que entre obtener una ganancia altruista y una competitiva es más importante tener una ganancia cooperativa, ya que con esta se puede beneficiar el estado mental de otro. Además, se evidenció que los niños que logran emplear adecuadamente las habilidades mentalistas, tienen la posibilidad de resolver mejor las situaciones de conflicto que los que no las tienen. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 29 Artículos Profesores Las conductas altruistas que requieren del componente cognitivo se desarrollan en contextos de interacción social positiva y en ese sentido, es importante como se interrelacionan y cómo el déficit, en el despliegue de las habilidades mentalistas, puede afectar las conductas prosociales. Así que, las conductas altruistas se adquieren y mantienen, en gran parte, por los refuerzos y modelos de los compañeros y maestros. El grupo de iguales y los maestros, en el contexto escolar, son una fuente importante de influencia en las conductas altruistas de los niños, porque se convierten en modelos de experiencias sociales enriquecedoras, generando pautas de comportamiento social. Además, pueden favorecer el ponerse en el lugar del otro y actuar para beneficiarlo, de manera que a mayor activación de la conducta empática se presenten mayores conductas prosociales. Por otra parte, el maestro, a través del lenguaje y acciones, enseña a los niños a cuidar a la gente y a sentir gusto por conductas prosociales que, después, ellos replican, espontáneamente, de manera más frecuente. De la misma manera, el maestro puede promover relaciones de representación adecuadas, con las cuales, los niños tienen la capacidad de leer las intencionalidades de los otros, de forma que puedan actuar cooperativamente. En conclusión, la escuela es el ámbito más adecuado para implementar programas promotores del uso de las habilidades mentalistas, que favorezcan las conductas altruistas, teniendo en cuenta el desarrollo de estas, los estadios de la conducta prosocial, las características de la empatía y el desarrollo cognitivo. Finalmente, es necesario que en los contextos escolares se implementen programas que promuevan las conductas altruistas de manera que generen en los niños conductas cooperativas. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 30 Artículos Profesores El juego de roles como una herramienta educativa para la promoción de las conductas altruistas: Esta investigación concentró su exploración en el desarrollo de la comprensión de los estados mentales en niños con características de deprivación social, utilizando la intervención psicopedagógica, a través del juego de roles como una mediación que favorece el desarrollo de las habilidades mentalistas, y que, además, logre generar conductas altruistas en el desarrollo de la habilidades sociales de estos niños. En esta investigación se encontró que: El juego de roles es la técnica más importante del psicodrama, allí el doble es una persona que se ubica detrás del protagonista y actúa otro aspecto de su dilema, es como si fuera la voz de la conciencia. El juego de roles a través del doblaje es un método de comunicación para identificar la naturaleza del conflicto. El juego de roles es una vía eficaz para establecer empatía y generar conductas cooperativas. Doblar es ponerse en los zapatos del otro. En conclusión, la escuela debe valorar el juego de roles como herramienta educativa para enseñarles habilidades mentalistas a los niños, así como el uso adecuado de ellas para generar comportamientos más cooperativos. Es importante tener en cuenta que las habilidades mentalistas y su relación con la conducta prosocial, aún es un tema árido en la investigación en nuestro país, por lo que se puede considerar el profundizar en este tópico con otras investigaciones, que permitan ahondar sobre la temática, buscando posibles mediadores, que favorezcan e impacten los ámbitos educativos y sociales. Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional 31 Artículos Profesores Bibliografía Garaigordobil, M. (1995) Psicología para el desarrollo de la cooperación y de la creatividad: descripción y evaluación de un programa de juego para cooperar y crear en grupo (8-10/11 años). Bilbao: Desclée de Brouwer. Eisenberg, N. y Strayer, J. (1992). La empatía y su desarrollo. Bilbao: Desclée de Brouwer. Harris, P. (1992) Los niños y las emociones. Madrid: Editorial Alianza. Hobson, P. (1995). El autismo y el desarrollo de la mente. Madrid: Editorial Alianza. López, F., Adopaca, P. y cols. (1998). Conducta prosocial en preescolares. Revista Infancia y Aprendiza, 82. Perner, J. (1994). Comprender la mente representacional. Editorial Paidós. Barcelona: Riviere, A. y Núnez, M. (1996). La Mirada Mental: Desarrollo de las Capacidades Cognitivas Interpersonales. Argentina: Editorial Aique. Watson, Linkie, Wilson y Capage (1999). Social Interaction Skills and Theory of Mind in Young Children. Developmental Psychology, (3), 2, 386-391. 32 Revista Corporeizando, Volumen 1, número 1, 2007 - Universidad Pedagógica Nacional