MONASTERIO DE SANTA CLARA En el siglo XIII se crea en Burgos
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MONASTERIO DE SANTA CLARA En el siglo XIII se crea en Burgos
MONASTERIO DE SANTA CLARA En el siglo XIII se crea en Burgos el Convento de Santa Clara. Es la institución religiosa más antigua de la ciudad que mantiene la vida comunitaria, con excepción del monasterio de Las Huelgas. No es un monasterio, sino un convento. No son monjas, son hermanas. Poco antes, había nacido la Orden de las Clarisas en Italia. La Orden de las hermanas pobres de Santa Clara (por sus siglas O.S.C. -en latín Ordo sanctae Clarae-), también conocida por Hermanas Clarisas pobres, Clarisas descalzas o Clarisas, es conocida como la segunda Orden de San Francisco. Y es que fue fundada por San Francisco de Asís y Santa Clara de Asís en un proceso que comenzó en 1211, cuando el Santo acoge en su convento de Santa María de la Porciúncula a la joven Clara, poniendo en marcha sus planes de creación de una nueva Orden. Desde sus inicios, santa Clara de Asís y sus hermanas estuvieron dedicadas a la oración, el trabajo manual y la asistencia a los pobres. Se puede entender, en consecuencia, que las Clarisas representan el mismo ideal religioso que los franciscanos. Con el ideal de pobreza franciscano y con el “privilegio de la pobreza” otorgado por el Papa a Santa Clara y su Orden, por el cual el monasterio no recibiría rentas, las Clarisas se establecen muy tempranamente en Burgos, en 1234, pocos años después de la creación de la Orden. Se instaló una comunidad en este convento, creado, al parecer, con bula papal de Gregorio IX, por María Sáenz, quien había peregrinado a Italia, donde se había entrevistado con Clara de Asís, de quien recibió indicaciones al respecto. El convento se va a vincular en el siglo XV al Real convento de Santa Clara de Tordesillas, adoptando la comunidad burgalesa la estricta observancia de la Regla de aquel cenobio. En el siglo XVI se amplía y mejora el convento, con apoyo del regidor de la ciudad Pedro de Salamanca y Polanco A fines de este siglo, otra familia con recursos adquirió el patronato de su Capilla Mayor, sus laterales y la sacristía, a cambio de favores a la institución. El templo del convento de las Clarisas se edificó en estilo gótico temprano durante la segunda mitad del siglo XIII, por lo que resulta bastante sobrio.Tiene planta de cruz latina con crucero; en alzado, el crucero tiene la misma altura que el ábside mayor; aparecen arcos apuntados doblados muy simples, sobre pilares con columnillas en resalte que prolongan los nervios de las arquerías. El abovedamiento es de crucería, simple en la nave y algo más elaborada en el crucero. La cabecera presenta ábside poligonal; y en los lados del presbiterios se abren sendas capillas cuadrangulares de menor altura. En el siglo XVI se amplió por los pies la nave principal para alojar el coro de clausura; aquí las bóvedas son ya más complejas, complicándose las nervaduras, formando terceletes. El claustro se ubica al Sur de la iglesia. Los retablos son barrocos. Destaca el retablo mayor, de mediados del XVIII, con todas las características del estilo: movimiento, riqueza ornamental, dorado; se estructura en banco y cuerpo de tres calles separadas por columnas y ático de cascarón, en el cual se disponen las imágenes de los santos fundadores de la Orden Franciscana. El sagrario perteneció a un retablo anterior renacentista, tal vez del propio convento La fisonomía exterior del convento no es precisamente la más impactante. La escasa altura de las naves ofrece una perspectiva achaparrada, impropia del Gótico. Incluso los estribos o los contrafuertes acrecientan muy pco el movimiento ascensional. Además el nivel de la calle está por encima del de la iglesia, lo que produce la impresión de una construcción semihundida. La gran sobriedad de los paramentos, vanos y portada, amén del ennegrecimiento de los muros de mampostería contribuyen a esa sensación de austeridad. Los vanos sí ofrecen los arcos apuntados, pero no muestran decoración alguna de columnillas, baquetones u óculos que recuerden la riqueza ornamental del gótico burgalés de la catedral, aunque sí utilice sillares para enmarcarlos. En las portadas ocurre lo mismo: ninguna ofrece una sensación de avance estilístico. La portada principal, abierta en el brazo norte del crucero, es más bien tosca, con triple arco apuntado; en su parte superior, dos ennegrecidos escudos con los blasones de las familias Salamanca y Polanco, y un relieve iconográfico justo encima de la clave. La otra portada está situada en el atrio, una construcción posterior, que tiene arquerías de medio punto. Conecta este acceso con la capilla lateral sur de la cabecera, junto al ábside pentagonal. Se observan en la cabecera de la iglesia las características apuntadas para el conjunto de la construcción, aunque aquí sí aparece nítida la sillería. La sensación que surge al contemplar el convento parecer enraizar en el ideario de las Clarisas: austeridad y pobreza. Hasta en la propia Cartuja, la sobriedad cede ante la riqueza de las cresterías o los pináculos que coronan los muros del templo. Las Clarisas son las Hermanas Pobres.