la unidad ecologica de paramos y vegas del sureste.
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la unidad ecologica de paramos y vegas del sureste.
EL MEDIO NATURAL: LA UNIDAD ECOLOGICA DE PARAMOS Y VEGAS DEL SURESTE. La provincia de Madrid comprende dos grandes zonas ecológicamente bien diferenciadas: una montañosa, al Norte, que corresponde al Sistema Central (Unidades Ecológicas de la Sierra), y otra que comprende el resto de la provincia, fundamentalmente llana, que incluye las cuencas de los ríos Guadarrama, Jarama y Henares (Unidades Ecológicas de la Cuenca). Este carácter dual de la provincia de Madrid se aprecia claramente a través de una simple aproximación paisajística. Así, de un lado nos encontramos con el Madrid serrano: aquel donde asoman los berrocales graníticos, y el de los inmensos depósitos arenosos que se extienden a los pies de la sierra. Y de otro lado, al Sur, nos encontramos con el Madrid de las mesas, con sus páramos de coberteras calizas cortadas por ríos jalonados de vegas, y el Madrid margoso y yesífero, con oteros y cerros de formas redondeadas y suaves. El primero es de suelos ácidos, pobres; el segundo de suelos básicos, ricos en nutrientes. Casi todo es diferente en estos dos madriles, el color de la tierra, las casas rurales, la actividad agrícola y ganadera, la flora, la fauna. El paisaje, en conjunto, es distinto. Unidades de la Sierra Somosierra-Ayllón Guadarrama Central Sierras Occidentales Unidades de la Cuenca El Pardo-Viñuelas Area urbana y periurbana de Madrid Campiñas de Brunete Campiñas del Algete Páramos y Vegas del Sureste Situada al SE de la Comunidad de Madrid, y casi lindando con la provincia de Guadalajara, la población de Nuevo Baztán se encuentra ubicada en este segundo gran grupo de unidades ecológicas, concretamente, en la Unidad Natural de Páramos y Vegas del Sureste. Cuando se habla de páramos, estepas, o zonas semiáridas, la inmensa mayoría de personas imagina paisajes carentes de vida, estériles, sin ningún atractivo. Nada más lejano a la realidad. Como veremos a continuación, los páramos del Sureste de Madrid, entendidos como unos paisajes en los que subyacen ecosistemas y usos de características muy diversas y peculiares, constituyen uno de los medios más valiosos e interesantes a escala regional. El interés de estos páramos, conocidos también como la Alcarria Madrileña, se centra en varios aspectos, muchos de ellos desconocidos por el público en general. El primero es la presencia de unas condiciones físico-químicas únicas, que concurren en pocos ecosistemas peninsulares. En la unidad natural de páramos y vegas del SE, los suelos son predominantemente calizos, o margosos y yesíferos, y sobre ellos se dan las condiciones climáticas de mayor aridez de la Comunidad de Madrid. Esto ha permitido la presencia de una biota particular a través del tiempo, a la vez que posiblemente hayan sido y sean enclaves importantes en los procesos de especiación de algunos grupos de flora y fauna. El segundo punto de interés es la existencia de una larga lista de especies propias de estos medios, que en el ámbito de la Unión Europea únicamente están presentes en el Estado Español. Esta endemicidad se acusa tanto en las gramíneas y caméfitos, como en las comunidades limnológicas y en ciertos grupos de vertebrados, como pueden ser las aves. Para hacernos una idea de la importancia de la ornitocenosis del entorno de Nuevo Baztán, baste decir que de las 20 especies más comunes de aves que se encuentran en este medio, la mitad tiene sus principales poblaciones europeas en la Península Ibérica. El tercero es que, si no se parte de prejuicios, como los apuntados en el primer párrafo, resultan uno de los paisajes más apasionantes de la Península, puesto que a las excepcionales condiciones de visibilidad y al interés de los procesos geomorfológicos, se añaden, a pequeñas escalas, no apreciadas por la mayoría de los observadores, grandes variaciones espaciales en sus comunidades vegetales, en su fauna de artrópodos y en las propiedades de sus suelos. GEOMORFOLOGÍA Nuevo Baztán se levanta en un espacio cuya topografía es poco accidentada, aunque se trata de un terreno alto, ya que la altitud media es de 830 m. sobre el nivel del mar, oscilando entre máximos cercanos a los 900 m. en las partes más elevadas del páramo, y el mínimo de 710 m., localizados en el valle por el que discurre el Arroyo de la Vega, que dibuja un salto topográfico importante, con una diferencia de cota de 125 m. en una distancia de 400 m. Desde el punto de vista geológico y geomorfológico, Nuevo Baztán se encuentra enclavado en la Submeseta Sur, algo al NE de la cuenca del Tajo cuyo relleno corresponde a materiales terciarios y cuaternarios depositados en régimen continental. El resultado es que Nuevo Baztán aparece situado en una gran superficie plana, denominada genéricamente "páramo castellano", constituida en su totalidad por materiales sedimentarios. La estructura geológica del páramo, situado entre los valles de los ríos Henares al NW y Tajuña al SE, corresponde a la evolución genética de una cuenca sedimentaria y la disposición de los materiales es prácticamente subhorizontal, aunque está presente una ligera pendiente de 2 metros por kilómetros en dirección SW, sólo apreciable a escala regional. Los distintos estratos presentan replegamientos suaves y de amplio radio. Entre los principales tipos de materiales que definen este relieve aclinal están los de origen terciario: Paleógenos, adosados a los materiales de los marcos montuosos de la cuenca y depositados discordantemente sobre ellos, y los Neógenos correspondientes al periodo del Mioceno, que adquieren en la zona un gran desarrollo, y los de época del Plioceno. Es interesante detenerse en los materiales del Mioceno, ya que se pueden diferenciar tres tramos: el de sedimentos rojo-amarillentos, compuesto por fangos de arcillas limoarenosas con antiguos ríos fósiles o paleocanales; el de sedimentos de las cuestas, constituido por rampas y cuestas que unen la superficie de páramo con los sedimentos rojo-amarillentos (es un nivel de arcillas y margas frecuentemente yesíferas con intercalación de caliza); y las calizas de los páramos o bancos de calizas fósiles de gasterópodos pulmonados que constituye el último término observable de la sucesión estratigráfica del Mioceno de la Cuenca del Tajo (el espesor de esta caliza es muy variable de unos puntos a otros, presentando una potencia media de 15 m. que disminuye paulatinamente en dirección SE-NW). Morfológicamente no se trata de una superficie estructural, sino erosiva, de ahí su variable grosor. Las capas de sedimentación están muy fracturadas y rotas, por lo que en los bordes pueden presentarse desprendimientos de bloques. Sin embargo, su mayor dureza las ha convertido en un freno frente a los agentes erosivos. En los materiales del periodo del Plioceno ha tenido lugar una fragmentación, alteración química y denudación de los paquetes de calizas que ha generado un manto de material arcilloso que recubre totalmente la superficie caliza, presentando una potencia oscilante entre los 10 cm. y 1,5 m. Se trata de un nivel de arcillas rojas de descalcificación (Terra Rossa) originadas por la disolución de las calizas, en las que son también observables procesos de karstificación que dan lugar a la existencia de oquedades subterráneas, dolinas de fondo plano (en cubetas) y de profundidad variable entre 5 y 6 m. Los materiales cuaternarios, al igual que los pliocenos, presentan una variada naturaleza y recubren una amplia superficie del páramo enmascarando en parte los sedimentos del sustrato. Los materiales de Edad Cuaternaria generan una morfología de glacis y coluviones a modo de depósitos de cantos y bloques de caliza envueltos en una matriz arcillo-limosa, desarrollados sobre las laderas de los valles de los arroyos, cuyos fondos planos evidencian procesos de periglaciarismo. Hidrografía. La cuenca hidrográfica a la que pertenecen los ríos Henares y Tajuña, entre cuyos valles se sitúa el páramo, es la del río Tajo, del cual ambos son afluentes por su margen derecha. Localmente, el área queda drenada de N a S por el Arroyo de La Vega, principal curso fluvial de la zona, que desagua a 3 Km. hacia el S en el Tajuña. Este eje corta de forma brusca el páramo, pues una vez traspasada la capa superior de calizas, debajo de éstas sólo encuentra margas yesíferas fácilmente erosionables y donde la red fluvial se encaja poderosamente. Pero la red hidrográfica del entorno de Nuevo Baztán se encuentra configurada, además, por otros arroyos menores como el de Valdegrande y el Barranco de Valdezarza, ambos marcados por una fuerte estacionalidad dada la escasez de precipitaciones. Este reducido número de cauces fluviales se ve complementado por otro acuífero: el fluvial subyacente que, desarrollado sobre sedimentos impermeables, se recarga con agua de lluvia que se infiltra bajo las calizas, saliendo al exterior en forma de manantiales con importantes caudales con importantes caudales cuando se encuentran con las barrancadas. Así, muy cerca de Nuevo Baztán nos encontramos con la Fuente del Rey, Fuente de la Almunia, Fuente del Tío Macaco, Fuente del Quemao... Estos puntos de humedad, se configuran como auténticos sobre la seca planicie del páramo. FLORA. Atendiendo a criterios corológicos y fitosociológicos, la Unidad Natural de Páramos y Vegas del Sureste de Madrid pertenece a la provincia Castellano-maestrazgo-manchega, distrito Henaro-Tajuñense, siendo Bupleuro rigidi - Quercetum rotundifoliae sigmetum la serie dominante. Del encinar que remata la serie (as. Bupleuro rigidi-Quercetum rotundifoliae) apenas si quedan buenos ejemplos, arrasado en su mayor parte por una prolongada explotación o eliminación con fines energéticos, agrícolas, pastorales o madereros. No obstante, en las zonas próximas a los bordes del páramo aún se localizan masas boscosas residuales en buen estado del encinar primitivo. El bosque natural potencial está dominado por la encina (Quercus ilex subsp. rotundifolia), prácticamente el único árbol existente, a excepción de algunos pies y tallares de pino carrasco (Pinus halepensis), especie favorecida por la mano del hombre. El enebro de miera (Juniperus oxycedrus) tiene un papel modestísimo, y no en todos los casos. Bajo la estructura forestal viven ciertas lianas: madreselvas como Lonicera implexa y Locinera hispanica y rubias (Rubia peregrina), más ciertas especies adaptadas. Lo más frecuente es encontrar una vegetación mixta de bosque y monte bajo -encinar y coscojar- donde junto a la encina y plantas de sombra se desarrollan los grandes arbustos de coscojar (as. Rhamno cocciferetum): la propia coscoja (Quercus coccifera), jazmín (Jasminum fruticans), espino negro (Rhamnus lycioides), efedras (Ephedra tragilis y E. major), torvisco (Daphne gnidium), etc. Si bien más abundante que el encinar, ni siquiera el coscojar ocupa grandes extensiones. Lo normal es que la serie esté representanda por sus eslabones inferiores: matorrales y comunidades nitrófilas frecuentemente herbáceas. Sobre los suelos margosos y calizos son muy frecuentes las esplegueras (as. Lino-Salvietum) y espartales (as. ArrhenatheroStipetum tenacisimae) y algo menos los romerales que acompañan a las esplegueras o se diferencian en asociación independiente (as. Gypsophilo-Centaureetum) y más raramente un chucarral (as. Thymo-Ononidetum). En el distrito Henaro-tajuñense existen amplias zonas margosas y yesíferas muy alteradas e influenciadas por la acción humana: la vegetación nitrófila que ocupa esos medios es muy especial y buena parte de ellos está relacionada con la vegetación semidesértica continental del valle del Ebro, y ambas con la euroasiática de la zona del mar Caspio y del Cáucaso. Tal es el caso de los ontinares (as. Artemisio-Frankenietum reuteri), de los sisallares (as. Salsolo-peganetum harmalae), etc. Varias y muy evidentes -aunque solo sea por el tamaño y su proximidad al hombre- son también las comunidades de grandes cardos, en unos casos dominados por tobas (nombre común, para varias especies de Onopordon, por ejemplo, la asociación Carduo-Onopordetum nervosii; y en otras ocasiones con el Silybum marianum o cardo de María (as. Carduo-Silybetum mariani). Los pastizales anuales, diversificados en numerosas asociaciones, acompañan a estas asociaciones de acuerdo con las distintas condiciones ecológicas. Una de las peculiaridades más llamativas de la serie de encinares basófilos castellanomanchegos en el distrito Henaro-Tajuñense, es que cede paso en las cuestas excavadas por los ríos a la serie del rebollar (Cephalantero longifoliae - Quercetum fagineae sigmetum). Como ejemplo, baste citar la presencia de uno de los rebollares más excepcionales de la Comunidad de Madrid por su extensión, en las cuestas de umbría del Arroyo de La Vega. En este caso, el cambio a nivel forestal es sumamente espectacular, ya que el rebollar funciona a un ritmo semejante al del bosque eurosiberiano, que amarillea en otoño y permanece sin hojas durante el invierno y buena parte de la primavera. Los matorrales y pastizales que sustituyen al encinar y al rebollar manchegos no desentonan tanto. Acaso la presencia de rosas y zarzas y la rareza de coscojares como monte bajo de los rebollares sea la más destacada. Los suelos húmedos de los fondos de valle, tampoco son favorables a la serie de los encinares manchegos y se ven, logicamente, desplazados por la serie de los suelos de vega, arcillosos, ricos en bases (olmedas, choperas y saucedas). En circunstancias especiales, la acumulación de arrastres y desarrollo de suelos profundos con mayor humedad al pie de monte pueden originar fenómenos de inversión con el rebollar. La vegetación riparia apenas si difiere en todo el sector, y corresponde a las clásicas olmedas, choperas y saucedas de la serie de suelos arcillosos ricos en bases. Como particularidad, hay que destacar la existencia, aunque muy localizada, de tarayales y de complejos de vegetación halófila que pueblan los valles cerrados y salinos del sector. Los cultivos son, con todo, el paisaje vegetal más frecuente. Los cereales, para cuya producción es apropiado el territorio de la serie de los encinares manchegos mesomediterráneos, son los más abundantes (trigo y cebada). Estos alternan en el ciclo de uso del suelo con cultivos estivales de girasol (Helianthus annums), melones (Cucumis melo), sandía (Citrullus lanatus), etc. Olivares y viñedos puros o en cultivo mixto con cereal también tienen una presencia importante en el territorio. En los cultivos no todo está plantado o sembrado por el hombre, al menos intencionadamente. Un cortejo de especialistas adaptados a los suelos removidos, a las altas tasas de nitratos y al laboreo periódico que exigen las especies productivas aprovecha estos medios ecológicos, constituyendo comunidades muy precisas. La amapola (Papaver rhoeas), el ababol morado (Roemeria hybrida) e Hypecoum grandifolium e H. pendulum son los elementos más vistosos y coloristas en la asociación Roemerio-Hypecoetum penduli. La amapola sale frecuentemente de los cultivos a los bordes de las fincas o a los suelos removidos, formando parte de los herbazales ligeramente nitrófilos de las asociaciones Papaveri rhoeas-Diplotaxietum virgatae e londrabo auriculatae-Erucetum vesicariae. Durante el verano, bajo condiciones totalmente diferentes a las primaverales, después que las mieses han sido recogidas y las comunidades mesegueras han cumplido su ciclo y desaparecido, en los rastrojos o en los barbechos del año anterior queda un medio "vacío" sin competencia, que es aprovechado por la asociación Kickxio-Chrozophoretum cuya prosperidad estival en secarrales sin sombra alguna parece increíble. Los suelos presentan constantemente altas proporciones de carbonato cálcico, sobrepasando frecuentemente el 50% y, por ello, un pH básico. A este respecto no se establecen diferencias notorias entre las calizas cenozoicas y las mesozoicas sedimentadas con muchos millones de años de diferencia. Por el contrario, las diferencias entre las evaporitas miocenas ricas en yesos y las margas y calizas ligeramente posteriores son notables. Los sulfatos cálcicos y magnésicos que componen los yesos representan, por su toxicidad, un medio apto solo para especialistas y una barrera que sólo atraviesan algunos vegetales adaptados (gipsófitos). Son gipsófitos: Gypsophila struthium, Centaurea hyssopifolia, Thymus aranjuezii, Herniaria fruticosa subsp. fruticosa, Launea resedifolia, Lepidium subulatum, etc. FAUNA. La fauna presente en el entorno de Nuevo Baztán se podría definir por una preponderancia fuerte de especies esteparias en su comunidad de aves, claramente adaptadas a las características de un páramo con amplitud de espacios abiertos, escaso arbolado, y en el que además están presentes los cultivos de secano. Las aves esteparias del entorno de Nuevo Baztán se pueden agrupar en tres conjuntos: - El primero serían los no Paseriformes, entre los que cabe destacar el Aguilucho Cenizo, las dos especies de Pteróclidos existentes en Europa (Ganga y Ortega) y la Avutarda, el Sisón y el Alcaraván. Todas ellas son aves de mediano o gran tamaño, cuya biología está en muchas ocasiones ligada a cultivos o pastizales, presentando en la mayoría de las especies un colorido pardo que se confunde con el paisaje circundante. - El segundo está constituído por Alaúdidos, sin lugar a dudas las especies numéricamente más importantes en la zona: Cogujadas, Calandria, Terrera Común, Totovía, Alondra Común, etc. Al igual que el grupo anterior, todos los Alaúdidos presentan un plumaje pardo, muy críptico con el terreno; son difíciles de diferenciar entre sí, incluso por los expertos, puesto que a su gran semejanza morfológica añaden un comportamiento de imitación en sus cantos y reclamos, dando lugar a numerosas confusiones. - El tercero es más heterogéneo, aunque con fuerte predominio de aves insectívoras. Comprende Motacílidos (Bisbita Campestre), algunos Túrdidos (Collalbas), varias especies de Sylvidos (Buitrón, Currucas) y un Emberícido (Triguero). Los plumajes son más variopintos, a veces con colores llamativos (por ejemplo las Collalbas), aunque también otras especies muestran el típico color pardo de las aves terrícolas (Triguero, Bisbita Campestre y Buitrón). A estos tres grandes grupos de aves esteparias habría que añadir otra serie de especies que ocupan temporalmente este medio estepario, normalmente para alimentarse, aunque suelen depender en gran medida de los hábitats colindantes para reproducirse y llevar a cabo otras actividades vitales. Este grupo es muy numeroso, e incluye prácticamente todos los Córvidos, muchas rapaces (es fácil ver en el páramo cazar al Aguila Real, el Halcón Peregrino, el Cernícalo Vulgar, el el Ratonero, el Milano Real, el Mochuelo) y una extensa gama de pequeños Paseriformes, tales como la Tarabilla Común, el Pardillo Común, el Gorrión Chillón, en invierno prácticamente todos los fringílidos, etc. Entre las rapaces, hay que destacar la presencia del Cernícalo Primilla en la zona. Así como la comunidad ornitológica del entorno estepario de Nuevo Baztán aparece bien definida, en mamíferos, reptiles y anfibios no existen en la Península especies cuya presencia esté exclusivamente ligada a las estepas. Esta falta de especialización, que tal vez se explique porque la selección de hábitat en estos grupos no responde en la mayoría de los casos a la estructura vegetal, hace que nos encontremos con especies que también están apliamente distribuídas por la geografía española. Por poner algunos ejemplos, a título ilustrativo, señalaremos la presencia del Lagarto Ocelado (Lacerta lepida), la Lagartija Colilarga (Psammodromus algirus), la Lagartija Ibérica, el Sapo Corredor, el Ratón de Campo, el Lirón Careto, el Zorro (Vulpes vulpes), etc. Enriqueciendo todo el cortejo faunístico del páramo, aparecen especies de aves presentes en las laderas de valle originadas por cauces fluviales como el del Arroyo de La Vega, donde pueden observarse especies propias del bosque mediterráneo (Páridos, Pito Real, Azor) y los setos de ribera (Mirlo, Petirrojo, Lavanderas, Chochines). Un punto especialmente interesante para la observación de las aves en determinadas épocas del año lo constituye la Laguna de Eurovillas, en la cual se llega a concentra una importante población de Anátidas y Limícolos.