la historica coronacion de guillermo alejandro
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la historica coronacion de guillermo alejandro
LA HISTORICA CORONACION DE GUILLERMO ALEJANDRO PRINCIPES Y PRINCESAS DESFILARON SOBRE LA ALFOMBRA AZUL Treinta miembros de dieciocho Casas Reales fueron testigos de la primera proclamación del siglo La princesa de Asturias brilló con un vestido firmado por Felipe Varela. Por su parte, el príncipe Felipe lució el uniforme de gala de la Armada con la Gran Cruz de Orange-Nassau con banda, una distinción que le fue concedida en octubre de 2001 por la propia casa a la que pertenece el nuevo monarca holandés. En su uniforme también portaba la venera del Toisón de Oro, la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, la Gran Cruz del Mérito Naval y la Gran Cruz del Mérito Militar. Letizia acaparó todas las miradas con un vestido de seda y tul, bordado con microperlas de acero y cristal, y un tocado con pétalos de organza y plumas 98 C uando el reloj marcó la una de la tarde del martes 30 de abril, las puertas de la iglesia Nueva de Amsterdam –ubicada en el centro de la ciudad, a pocos metros de la fachada norte del Palacio Real, construida en 1409– se abrieron para recibir a los dos mil invitados a la ceremonia en la que los Estados Generales del reino de los Países Bajos proclamarían a Guillermo Alejandro y a Máxima como reyes de los holandeses. Los primeros en entrar fueron los invitados especiales, que ocuparon la parte central del edificio. Después lo hicieron las nueve delegaciones oficiales que llegaron en vehículos de la Casa Real bajo un estricto operativo de seguridad, entre quienes se encontraban el vicepresidente argentino Amado Boudou y la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés de Alperovich. Minutos más tarde –transportados en autobuses–, arribaron todos los miembros del cuerpo diplomático acreditado en Holanda y los representantes de los organismos internacionales que se ubicaron en el ala izquierda de la iglesia. El recinto estaba casi colmado cuando los representantes de las Casas Reales dijeron presente. Los primeros en bajar de uno de los vehículos blindados custodiados por miembros de la Koninklijke Marechaussee (Guardia Real) fueron 99 Niewe Kerk de Amsterdam fue construida en 1409 y está ubicada en el centro de la ciudad, a pocos metros del Palacio Real Sheikha Mozah, la mujer del emir de Qatar y el príncipe Carlos y la duquesa de Cornwall. Detrás de ellos, ingresaron el príncipe heredero de Tailandia y su hermana, la princesa Maha Chakri, el representante de los Emiratos Arabes Unidos, el príncipe Hamed, y el heredero de la corona de Bahréin, el príncipe Salman. En un segundo vehículo llegaron el príncipe 100 Haitham de Omán, los príncipes Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo, los príncipes El Hassan y Sarvath de Jordania. Una de las parejas más admiradas fue la de Felipe y Matilde de Bélgica, que llevó un vestido de crêpe de seda en rosa chicle con pamela a tono. El original diseño que lució la princesa Mette-Marit, de Noruega, en blanco con flores grises, también fue La princesa Mabel, esposa del príncipe Friso, que rompió la sobriedad del negro de su vestido con manga blanca, el mismo motivo que llevó en su vestido de novia. La princesa Beatriz, su suegra, estuvo muy pendiente de ella. En la otra página: los príncipes Constantin y Laurentien de Holanda. 101 El operativo de seguridad costó cuatro millones de euros y ocupó a diez mil agentes de policía uno de los más admirados. Otra de las princesas más ponderadas fue Sofia de Liechtenstein, que optó por un diseño verde cadmio con tocado a juego inspirado en los años 50. La princesa Letizia de España se llevó muchos halagos con un modelo de su diseñador favorito, Felipe Varela, bordado con microperlas acero y cristal. ¿Un detalle? El príncipe Felipe fue el único que lució la Gran Cruz de la Orden de Orange-Nassau, una distinción que la 102 En la otra página: Victoria de Suecia, muy sonriente y acompañada por su marido el príncipe Daniel, eligió para la ceremonia un vestido color champagne con pamela haciendo juego. Izquierda: Federico y Mary de Dinamarca, que eligió un original vestido de inspiración oriental con cinturón a modo de obi, y tocado de rejilla, plumas y flores. 103 Guillermo I fue quien marcó en 1814 la tradición de que el rey debe ser proclamado, no ungido ni coronado reina Beatriz le otorgó en 2001. Los últimos en llegar fueron Daniel y Victoria de Suecia –que sorprendió con una fabulosa pamela–, Federico y Mary de Dinamarca, los príncipes herederos de Brunéi, Billah y Sarah, Alberto de Mónaco –sin su mujer Charlene Wittstock–, la princesa Lalla Salma de Marruecos, los miembros del gobierno presidido por el primer ministro Mark Rutte y Naruhito y Masako de Japón. Esta era la primera vez que la “princesa triste” –llamada así por sufrir un grave cuadro de estrés y depresión– asistía a una ceremonia en el extranjero en once años. El original diseño que lució la princesa MetteMarit de Noruega, en blanco con flores grises, fue uno de los más admirados 104 GRANDES PROTAGONISTAS A la cabeza de la procesión real, las tres hijas de los nuevos reyes fueron las primeras en salir del palacio. A pesar de que parecían iguales, sus vestidos azul Francia diseñados por Edouard Vermeulen para Natan eran distintos. El de Amalia, la nueva princesa de Orange-Nassau, era de cuello alto drapeado sobre los hombros con pequeño escote en V en la espalda. El modelo de Alexia estaba adornado con un nudo en la parte delantera y el de Ariane llevó cuello claudine. La princesa Beatriz les seguía los pasos y las guió en todo el recorrido. Junto a ella, su querida nuera Mabel volvió a vestirse de medio luto. En una fecha tan especial como esta, el recuerdo de Friso, que sigue en coma después de un año, estuvo más presente que nunca. Detrás de ellas ingresaron los demás miembros de la familia real. La madre del nuevo Rey se ubicó entre sus nietas Amalia y Alexia y desde allí contempló cómo su hijo iniciaba un nuevo capítulo en la historia holandesa. Faltaban diez minutos para las dos de la tarde. Ante la expectativa de un país entero, Guillermo Alejandro y Máxima –escoltados por los cuatro portadores del Manto Real, dos damas de la corte y cinco comandantes operacionales– En la otra página: la princesa Mette-Marit de Noruega –del brazo del príncipe Haakon– llamó la atención con un vestido “print porcelana” de Valentino, que combinó con los pendientes de perlas de la reina Sonia. Izquierda, arriba: el príncipe Alberto de Mónaco asistió solo a la investidura de Guillermo y Máxima porque Charlene se encontraba en Sudáfrica realizando algunas actividades relacionadas con su fundación y para asistir a la boda de un amigo cercano. Arriba: Felipe y Matilde de Bélgica, una de las pocas que llevó una gran pamela. 105 La jequesa de Qatar, fiel a su estilo, abrió el cofre de los tesoros de su país para lucir un deslumbrante collar de oro y piedras preciosas Mozah bint Nasser optó por un traje largo y una capa de satén azul petróleo, con su habitual turbante. En la otra página, izquierda: el príncipe heredero de Bahréin, Salman bin Hamad al Khalifa. Derecha: la esposa del rey Mohamed VI de Marruecos, la princesa Lalla Salma, llevó un caftán de terciopelo verde bordado con hilos de oro y un cinturón joya con esmeraldas. 106 107 El protocolo indicaba vestido largo y sombrero para las mujeres nobles dejaron el Palacio Real hacia la Nieuwe Kerk. Mientras intentaba controlar sus emociones, Máxima hizo su aparición en la plaza Dam, en la que varias banderas argentinas flameaban para saludar a “su reina”. Con un espectacular diseño de Jan Taminiau, confeccionado en crêpe de seda color azul Francia –uno de los colores del estandarte real–, deslumbró al mundo. La tiara de zafiros que eligió para este momento especial fue creada por la casa Mellerio con 655 diamantes sudafricanos y treinta y tres zafiros de Cachemira. Cuando la reina Emma la adquirió, era considerada una de las alhajas más caras del mundo –en su momento costó al Rey 100 mil guldens, toda una fortuna para la época–, debido a que en la parte central lleva un gran zafiro rodeado de diamantes, que formaba parte de un broche de la reina Anna Pavlovna, mujer de Guillermo II y nieta de Catalina la Grande de Rusia. Siguiendo la tradición de sus antepasados, Guillermo Alejandro lució la capa de armiño sobre el frac y la banda de la Orden de Guillermo. La Casa Real informó que la capa tuvo que ser restaurada después de que su madre la usara por última vez hace treinta tres años. De inspiración francesa, esta pieza que data de 1948 es una copia de la que llevó Guillermo I, en 1815, para su investidura como soberano de los Países Bajos y cuenta con ochenta y tres leones bordados con hilo de oro. Arriba: Carlos de Inglaterra y la duquesa de Cornwall, con tocado de plumas de Philip Treacy. Izquierda: Naruhito y Masako de Japón. La princesa optó por un elegante bonete haciendo juego con su vestido. Tras la última comida que celebraron hace unas semanas en la localidad holandesa de Apeldoorn, los herederos de las Casas Reales europeas volvieron a reunirse con motivo de la ceremonia de entronización. 108 EL MOMENTO ESPERADO La presencia del nuevo Rey se anunció con tres golpes de bastón contra el piso. Ciento sesenta y cuatro músicos, el Coro Infantil de Amsterdam, el Coro de Cámara de Holanda, la soprano estadounidense Claron McFadden y el solista McFadden llenaron de música la iglesia para los nuevos reyes y sus invitados. Cuando el Rey y la Reina consorte se ubicaron en sus tronos –dorados de 1901, estilo Luis XIV, que formaron parte de un conjunto de muebles que la reina Guillermina recibió como regalo de bodas–, sonó el himno nacional holandés, el “Wilhelmus”, que las princesitas entonaron conmovidas. 109 Los más de dos mil invitados entraron con toda solemnidad a la nave central de la iglesia decorada con miles de tulipanes Izquierda, arriba: la princesa Stéphanie de Luxemburgo, con un traje de falda y chaqueta en color beige y sombrero de rafia en tono más oscuro, ingresa a la ceremonia del brazo de su marido, el gran duque Guillermo. Izquierda, abajo: el príncipe heredero de Brunéi, Al-Muhtadee Billah Bolkian, con su mujer, Sarah. Abajo: el príncipe Maurits de Orange-Nassau, hijo menor de la princesa Margarita, junto a su mujer, Marie-Hélène van den Broek. La princesa eligió un impresionante traje de encaje fucsia y sombrero al tono. 110 111 Los nuevos monarcas fueron recibidos con tres golpes de bastón y al grito de “El Rey”. Frente a sus tronos estaban exhibidos los símbolos del reinado: la corona, el orbe, el cetro y la espada imperial Una majestuosa vista de la nave de la iglesia de Amsterdam. Las primeras filas estuvieron ocupadas por los príncipes herederos, “la sangre nueva” de la realeza. No hubo reyes entre los invitados: de acuerdo con el protocolo, los únicos reyes presentes debían ser los protagonistas, Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda. Carlos de Inglaterra, el más “veterano” entre los nobles que presenciaron la primera coronación del siglo, también estuvo en la ceremonia de entronización de la reina Beatriz, treinta y tres años atrás. Derecha: durante la espera, Victoria de Suecia habló animadamente con la jequesa Mozah de Qatar. Frente a Máxima y Guillermo, estaban exhibidas las insignias de la Corona, los símbolos del poder y la dignidad real fabricados en 1840 por orden del rey Guillermo II: la Corona –adornada con cuatro rubíes ovalados, cuatro zafiros rectangulares y ocho esmeraldas–, el orbe imperial –que representa el territorio sobre el que reina el monarca–, el cetro, la 112 espada del Estado, el estandarte nacional y un ejemplar de la Constitución. Pasadas las dos de la tarde, Guillermo Alejandro prestó juramento. “Juro al pueblo del reino que mantendré y defenderé el Estatuto del Reino y la Constitución. Juro que defenderé y conservaré con todas mis fuerzas la independencia del reino y su territorio; que protegeré la liber- tad y los derechos de todos los holandeses y los residentes en los Países Bajos y que con todos los medios que me ofrezcan las leyes conservaré el bienestar de esta nación así como su progreso, como le es debido a todo buen y leal rey. ¡Que Dios todopoderoso me ayude en esta tarea!”. Después llegó el momento del discurso del Rey, en el que destacó el papel de 113 La salida del séquito del Rey hacia Niewe Kerk fue anunciada con salvas cada cinco segundos disparadas en el terreno militar de la Marina Alexia, Amalia y Ariane desfilan vestidas con unos diseños azul cobalto, creaciones de la casa belga Natan, la misma que eligió su madre para la ceremonia de abdicación de la reina Beatriz. Derecha: el proclamado Rey, de frac con chaleco blanco y moño, llevó la capa real de armiño y terciopelo rojo que usó Beatriz en 1980 para su coronación, una copia de la original de 1815 que estrenó Guillermo I para su entronización. La Reina consorte lució un vestido del holandés Jan Taminiau en color azul Klein confeccionado en gasa con aplicaciones de pedrería y cristal, manga larga y falda con bordados. Combinó el elegante diseño con una capa al tono con hombros realzados. la Corona y manifestó su orgullo por poder representar a una institución que por doscientos años se dedicó a servir al pueblo de Holanda. Sin embargo, la gran emoción llegó cuando el nuevo soberano se refirió a su madre en una forma tierna y respetuosa: “Durante treinta y tres años mi querida madre cuidó con esmero la confianza dada y siempre defendió los valores que definen nuestra Constitución (…). Con la ayuda de mi padre supo usted reinar con estilo propio (…). Sigo sus pasos. Lo que el futuro trae114 rá no lo sabe nadie, pero su sabiduría y calidez siempre me servirán de guía. Fue usted una reina completamente consciente de su responsabilidad como soberana. Se dedicó con total entrega a sus obligaciones. Pero fue también hija, esposa, cabeza de familia y madre. Hoy quiero rendir homenaje a cada una de sus facetas, especialmente en los tiempos de dificultades. Incluso en los días de tristeza fue usted de la forma más cariñosa un apoyo incondicional para todos nosotros”. Todos aplaudieron sus palabras y los ojos 115 Los representantes de las Casas Reales ingresan a la iglesia Nueva de Amsterdam para presenciar la ceremonia de investidura. Mientras recorrió con paso firme los últimos metros hacia el trono, la Reina consorte, que sostenía la mano de su marido, apenas pudo contener la emoción Máxima eligió la diadema de diamantes y zafiros conocida como Tiara Mellerio (nombre de una famosa joyería parisina) y diseñada por Oscar Masin. Esta pieza, que fue un regalo del rey Guillermo III a su mujer, la reina Emma, consta de 31 diamantes de Cachemira, uno de ellos, el central, más grande (de 44 quilates, fue propiedad de la reina Anna Paulovna), y 655 diamantes de Sudáfrica engarzados en una diadema de platino. El broche también forma parte de la colección. 116 117 El Parlamento confirmó oficialmente el 13 de mayo de 2011 que Máxima podía recibir el título de Reina consorte y el tratamiento de Su Majestad Arriba: la princesa Beatriz, con un vestido largo azul Prusia de Sheila de Vries y un collar rivière, presenció la investidura de Guillermo Alejandro junto a sus tres nietas sentadas en asientos ceremoniales de terciopelo de seda chenille con hilos de oro procedentes del Palacio Real de Amsterdam. Izquierda: uno de los momentos más emotivos de la ceremonia llegó cuando el flamante rey Guillermo juró su cargo ante más de dos mil invitados. de la princesa Beatriz se llenaron de lágrimas. Tras el discurso, cada uno de los 150 miembros de la Cámara Baja y los 75 de la Cámara Alta, además de los representantes de Aruba, Curaçao y San Martín, le juraron lealtad al Rey. La solemne ceremonia, instaurada en 1840 cuando Guillermo II asumió como soberano, terminó cuando todos los miembros de los Estados Generales gritaron: “¡El Rey fue investido! ¡Viva el Rey!”. Los ciudadanos respondieron con tres ovaciones: “¡Viva!, ¡Viva!, ¡Viva!”. Un fun118 119 Por primera vez, la hija mayor del soberano podrá ser llamada princesa de Orange-Nassau. Hasta 1983 este título se reservaba para los herederos varones cionario de la Corte se dirigió a la plaza Dam para comunicar que Holanda tenía un nuevo monarca. Guillermo Alejandro de Orange pasaba a ser el cuarto “rey de los Países Bajos”. Y, como tal, su nombre será invocado en los documentos oficiales como “Guillermo Alejandro, por la Gracia de Dios, rey de los Países Bajos, príncipe de Orange-Nassau, caballero de Amsberg, conde de Katzenelnbogen, de Vian- Pese a tener solo 9 años, Amalia se comportó como una verdadera princesa heredera durante todos los actos oficiales. En esta imagen guía a sus hermanas menores, Alexia y Ariane, desde Niewe Kerk de Amsterdam hacia el Palacio Real. 120 121 Tras la recepción oficial en el Palacio Real de Amsterdam, los asistentes a la proclamación de los Reyes posaron para la foto de familia con los nuevos soberanos de los Países Bajos en el centro de la imagen En la primera fila, de izquierda a derecha: la senadora argentina Beatriz Rojkés de Alperovich; el vicepresidente argentino, Amado Boudou; el gobernador general de Canadá, David Johnston, y su mujer, Sharon; la jequesa de Qatar; el príncipe Alberto de Mónaco; Ariane, Alexia y Amalia de Holanda; Lalla Salma de Marruecos; Naruhito y Masako de Japón; Kofi Annan y su mujer, Nane. En la segunda fila, de izquierda a derecha: José Manuel Durão Barroso y su mujer, Margarita; el príncipe heredero de Brunéi, Al-Muhtadee Billah Bolkian, con su mujer, Sarah; los príncipes herederos de Tailandia, Maha Vajiralongkorn y Maha Chakri Sirindhorn; los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda; el príncipe de Gales; la duquesa de Cornwall; los príncipes Federico y Mary de Dinamarca; el presidente del consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y su mujer, Geertrui Van Rompuy. En la tercera fila, de izquierda a derecha: los príncipes Matilde y Felipe de Bélgica; Alois y Sophie de Liechtenstein; Daniel y Victoria de Suecia; los príncipes de Asturias; Haakon y Mette-Marit de Noruega y el príncipe Hassan y la princesa Sarvath El Hassan de Jordania. En la última fila, de izquierda a derecha: Stéphanie y Guillermo de Luxemburgo; Salman bin Hamad al Khalifa de Bahréin; Haitham bin Tariq al Said; el jeque Hamed bin Zayed al Nahvan de Emiratos Arabes Unidos y Hellen Clark, administradora del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. 122 den, de Diez, de Spiegelberg, de Buren, de Leerdam, de Culemborg; barón de Breda, de Diest, de Beilstein, de La Haya y de las tierras de Cuijk, de IJsselstein, de Cranendonck, de Eindhoven, de Liesveld; señor de Ameland, de Borculo, de Bredevoort, de Lichtenvoorde, de ’t Loo, de Geertruidenberg, de Klundert, de Zevenbergen, de Hooge y Lage Zwaluwe, de Naaldwijk, de Polanen, de Sint-Maartensdijk, de Soest, Baarn y Ter Eem, de Willemstad, de Steenbergen, de Montfort, de Sankt Vith, de Bütgenbach, de Dasburg. Títulos utilizados históricamente por los monarcas de la Casa de Orange que lo distinguen, en resumen, como siete veces conde, ocho veces barón, diecinueve veces señor, además de marqués de Veere y Vlissingen y vizconde de Amberes. • Texto: Rodolfo Vera Calderón (enviado especial a Holanda) Fotos: AFP, ANP, Astufoto,Getty Images, Gtres, Reuters, Zumapress y Agencias 123
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