Respuesta al comentario de RD Lobato sobre el
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Documento descargado de http://www.revistaneurocirugia.com el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Neurocirugía 2007; 18: 28-35 Respuesta al comentario de R.D. Lobato sobre el artículo Cerebral blood flow increase in cancer patients by applying cervical spinal cord stimulation de B. Clavo y cols. F.J. Robaina Padrón Agradecemos al Dr. R.D. Lobato su interés y comentarios respecto a nuestro artículo sobre el efecto de la estimulación de la médula espinal cervical (cSCS) en pacientes oncológicos. El artículo describe nuestra experiencia con el doppler transcraneal, técnica de valoración no invasiva, relativamente barata y sencilla de realizar (por especialistas entrenados), aunque sujeta a diversas limitaciones. Entre ellas, como muy bien apunta el Dr. R.D. Lobato, en el grupo de pacientes con tumores cerebrales, las condiciones de presión intracraneal elevada y características del lecho vascular tumoral pueden condicionar aumento de los valores basales de la velocidad sistólica y diastólica, sobre todo en el hemisferio afecto. Este efecto se puede evidenciar si comparamos los valores basales (columnas oscuras) de las arterias del lado tumoral con las del lado sano. Pero aquí se podrían sumar otros muchos condicionantes como la localización del tumor, el tipo de cirugía realizada (biopsia - exéresis completa), etc. Por ello nos pareció más relevante centrar la atención en el efecto diferencial pre- postestimulación donde se puede ver que, tanto en el hemisferio del lado sano como en el del lado tumoral, la velocidad del flujo cerebral aumentaba con independencia del valor basal. Nuestros estudios sobre cSCS, tanto en tumores cerebrales como en tumores de cabeza y cuello, no estaban diseñados para analizar supervivencia. Un estudio de esas características requiere un diseño y tamaño muestral fuera de nuestro alcance (como se comentará más adelante). Nuestros trabajos estuvieron dirigidos a valorar aspectos fisiopatológicos del efecto de la neuroestimulación sobre la isquemia-hipoxia tumoral, algo que nunca antes se había planteado, y que pudiera servir de base para estudios posteriores más ambiciosos. Hemos mostrado la supervivencia de los pacientes con tumores cerebrales a título orientativo, principalmente para mostrar que el empleo de cSCS no estuvo ligado a un potencial efecto deletéreo imprevisto. De hecho la supervivencia en el grupo de astrocitomas anaplásicos resultó mayor que la experiencia previa en Recibido: 30-07-06 34 nuestro centro, aunque consideramos que este dato no tiene ningún valor en sí mismo. De hecho, los pacientes con tumores cerebrales, se trataron con distintos esquemas de radioterapia. Cuando empezamos a incluir pacientes, en 1995, se acababa de publicar un estudio randomizado con radioterapia hiperfraccionada (2 dosis al día de 120 cGy) a distintas dosis, que mostraba que la dosis más eficaz en hiperfraccionamiento era la de 72 Gyl. Así, nuestros primeros pacientes se trataron con este esquema de irradiación, hasta que posteriormente se publicó otro ensayo clínico randomizado que no encontró diferencias significativas en supervivencia entre radioterapia hiperfraccionada hasta 72 Gy con radioterapia convencional (1 dosis al día de 200 cGy hasta 60 Gy)2. La quimioterapia empleada fue “tegafur” en los pacientes hiperfraccionados e hydroxiurea en los tratados con radioterapia convencional. Todavía no se había comercializado la temozolomida y nuestro centro sólo disponía de una bomba de Cobalto-60. No se comentó la supervivencia en el grupo de tumores avanzados de cabeza y cuello porque el tamaño muestral también es muy pequeño, y para entender las cifras habría que haber dado aclaraciones sobre sublocalizaciones tumorales y estadiaje tumoral TNM que consideramos que podría quedar fuera del ámbito de este artículo. No obstante, sí cabe comentar, que en el caso de estos tumores, sí se realizó una evaluación (no randomizada) de la supervivencia de los pacientes tratados en un mismo periodo de tiempo, con radioterapia hiperfraccionada +/- “tegafur”: 1) de forma exclusiva, 2) con neuroestimulación, 3) con quimioterapia neoadyuvante sin neuroestimulación. En este caso, la supervivencia global del grupo con neuroestimulación fue un 70% mayor que la del grupo con radioquimioterapia exclusiva, y casi el triple que la del grupo que llevó quimioterapia neoadyuvante sin neuroestimulación (datos no publicados, pertenecientes a un proyecto financiado por la Fundación Canaria de Investigación y Salud, FUNCIS 98/31). Los trabajos realizados por nuestro grupo empleando distintas técnicas, evidencian que la cSCS es capaz de aumentar el flujo sanguíneo y la oxigenación a nivel de tumores con flujo dependiente de las arterias carótidas, con la potencial modificación del microambiente y meta- Documento descargado de http://www.revistaneurocirugia.com el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Neurocirugía 2007; 18: 28-35 bolismo tumoral, véanse las referencias #3-#6 del artículo. Por otra parte, una de las indicaciones de la estimulación de la médula espinal es el tratamiento de síndromes y cuadros isquémicos, entre los que podríamos encuadrar la hipoxiaisquemia tumoral y peritumoral. No obstante, como señala el Dr. R.D. Lobato, la cSCS es una técnica de bajo riesgo, pero de alto coste, y su impacto real como adyuvante oncológico, especialmente en gliomas malignos de alto grado, requiere de estudios bien y específicamente diseñados para valorar supervivencia o al menos impacto en la respuesta al tratamiento o en la calidad de vida. Un ensayo clínico de esas características requeriría un tamaño muestral sólo al alcance de un grupo multicéntrico, y que contara con el adecuado respaldo de la industria, que de momento no acaba de decidirse a apostar por la investigación en este potencial nuevo campo de la neuroestimulación. Agradecemos mucho las palabras de aliento del Dr. R.D. Lobato a continuar con nuestros estudios. En la actualidad, estamos intentando iniciar nuevos estudios fisiopatológicos con nuevas técnicas para evaluar el efecto de la cSCS sobre la hipoxia, isquemia y metabolismo en gliomas malignos, y también continuamos intentando poner en marcha estudios de evaluación más clínicos. Así: 1) este año hemos comunicado nuestros resultados preliminares sobre la respuesta de astrocitomas de alto grado al tratamiento con radioterapia + temozolomida + cSCS3. Sin embargo, una vez más, el tamaño muestral de nuestro estudio obliga a ser cauto con los resultados, pese a que obtuvimos un porcentaje de respuestas completas y parciales muy superior al descrito por otros autores con el empleo exclusivo de radioterapia + temozolomida. 2) El año pasado, durante el 14th Meeting of the World Society for Stereotactic and Functional Neurosurgery (WSSFN) (Roma, 2005), se realizó un Workshop especial titulado "Neuromodulation of cerebral blood flow: Implications in brain tumor therapy", y tuvimos la oportunidad de contactar con varios centros italianos que podrían estar interesados en participar en un estudio multicéntrico al respecto. Si algún día finalmente se pusiera en marcha un ensayo clínico fase III, esperamos que la participación de centros españoles no sea meramente testimonial. Bibliografía 1. Murray, K.J., Nelson, D.F., Scott, C., et al.: Qualityadjusted survival analysis of malignant glioma. Patients treated with twice-daily radiation (RT) and carmustine: a report of Radiation Therapy Oncology Group (RTOG) 83-02. Int J Radiat Oncol Biol Phys 1995; 31: 453-459. 2. Scott, C., Curran, W., Yung, W., et al.: Long term results of RTOG 90-06: a randomized trial of hyperfractionated radiotherapy (RT) to 72.0 Gy and carmustine vs. standard RT and carmustine for malignant glioma patients with emphasis on anaplastic astrocytoma (AA) patients. J Clin Oncol 1998; 384 (abstract). 3. Clavo, B., Robaina, F., Cabezón, A., et al.: Electrical spinal cord stimulation during radiotherapy and temozolomide in high grade gliomas. A phase II report. Proc Am Soc Clin Oncol (ASCO). J Clin Oncol 2006; 24: 11510 (abstract). 35