volumen 10 número 2 julio 2006 - Fundació Catalana Síndrome de
Transcripción
volumen 10 número 2 julio 2006 - Fundació Catalana Síndrome de
volumen 10 número 2 julio 2006 • Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 • Factores que influyen en el desarrollo motor de los niños con síndrome de Down . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Factors influencing the motor development in children with Down syndrome I. RIQUELME AGULLÓ, B. MANZANAL GONZÁLEZ • Envejecimiento saludable en personas con síndrome de Down y demencia: necesidad de promover programas de formación y soporte a los usuarios, familias y entidades . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Healthy ageing in people with Down syndrome and dementia: the need to foster education and support programs for individuals, families and organizations S. ESTEBA-CASTILLO, N. RIBAS VIDAL, M. BARÓ I DILMÉ, R. NOVELL ALSINA • Dieciséis años de cribado del síndrome de Down en Inglaterra y Gales: 1989-2004 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Sixteen years of screening for Down syndrome in England and Wales JK. MORRIS Indexada en: EMBASE/Excerpta Medica Índice Médico Español (IME) Índice Bibliográfico Español en Ciencias de la Salud (IBECS) SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 2006: vol. 10, núm. 2 17 Editorial Capacidad, discapacidad y escuela inclusiva Afortunadamente, cada día son más los maestros y maestras comprometidos con la inclusión y los equipos que la hacen realidad, afrontando la complejidad de algo que es mucho más que un término nuevo. Conviene, pues, preguntarnos qué significa la educación inclusiva –siendo esta una herramienta educativa esencial– y qué nos aporta a los que hace ya varias décadas que trabajamos por la integración escolar del alumnado con discapacidad. Me gustaría definir la esencia de la inclusión utilizando las palabras de alguien que no procede del mundo educativo [1]: Nuestra sociedad es una mezcla maravillosa de gente que, al avanzar todos juntos hacia adelante, sólo nos permite beneficiarnos y enriquecernos para que seamos más personas y en definitiva más felices. No podemos ocultar que la inclusión es ante todo una opción ética e ideológica. Pero esta opción también nos lleva a entender que una escuela de verdadera calidad es la que es capaz de acoger la diversidad, siempre presente entre el alumnado, y favorecer la interacción y las interdependencias positivas en el marco de dicha diversidad. Así, es la escuela la que se organiza en función de la diversidad del alumnado al que debe atender, algo especialmente difícil en unos sistemas educativos acostumbrados al razonamiento inverso: «la escuela (la institución) es así y estos caben y estos no» (por razones diversas: culturales, sociales o derivadas de la presencia de discapacidades). Esta es una de las principales aportaciones de la inclusión: focalizar la atención en los cambios estructurales que debe hacer la escuela para cumplir su función de atender a todos, en lugar de centrarse en acciones compensatorias o de mera adaptabilidad. Así pues, el reto no es menor. Como tampoco lo es el mérito de los maestros y de los sectores sociales que están comprometidos con esta causa. Tener claro que la escuela tiene que atender a todos los niños y niñas de su ámbito de influencia (localidad, barrio…) independientemente de sus condiciones personales (entre las que puede haber la presencia de algún déficit) y sociales nos lleva a replantearnos conceptos como los de capacidad y discapacidad, entendidos con demasiada frecuencia como meras características individuales. Sin embargo, si reflexionamos un poco más al respecto, nos daremos cuenta de que a ninguno de nosotros se nos pide que reunamos el conjunto de capacidades que, por otro lado, son necesarias para nuestra subsistencia. Yo mismo soy incapaz de fabricar un ordenador como el que estoy utilizando para escribir estas palabras, o de producir la electricidad que necesito en mi vida diaria. Como todo el mundo, tengo una «interdependencia positiva» con los que sí saben hacerlo. En nuestra especie, la capacidad –gracias a la cultura– es algo que tiene mucho más de social que de individual. Si esto lo trasladamos a la escuela, veremos la importancia de la socialización de todos con todos, la importancia de entender que la mezcla maravillosa de niños y niñas que avanzan es una herramienta educativa esencial a partir de la cual todos podemos aportar y recibir, construyendo una capacidad compartida. Lo importante, en definitiva, es que esta idea vaya impregnando cada día más nuestras escuelas. Ignasi Puigdellívol Catedrático de Didáctica – Educación Especial Universidad de Barcelona 1. Maria Gaspart (2005) La integración laboral. Una experiencia muy positiva. Revista Médica Internacional sobre el Síndrome de Down. Vol. 9, nº. 3, p. 33. FUNDACIÓ CATALANA SÍNDROME DE DOWN C/ Comte Borrell, 201 - 08029 BARCELONA Deseo recibir cuatrimestralmente y de forma gratuita la revista SD-DS. REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN. Remítanla, por favor, a la siguiente dirección: l CATALÁN l ESPAÑOL Nombre: ........................................................................................................................................................................................ Domicilio: ..................................................................................................................................................................................... C. Postal: ................................................................................ Población: ................................................................................... l Deseo, para colaborar con la FCSD, a partir del próximo número, recibir la revista por correo electrónico. E-mail: ...................................................................................................................... Profesión: Firma: Especialidad: Fecha: Nota: Fotocopiar esta parte y enviarla por fax (932 157 699) o por correo ordinario a la FCSD. Gracias. SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 18 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 Original Factores que influyen en el desarrollo motor de los niños con síndrome de Down* Inmaculada Riquelme Agulló1, Beatriz Manzanal González2 Escuela de Enfermería y Fisioterapia. Universitat de les Illes Balears. 2 Centro de Desarrollo Infantil y Atención Precoz del Maresme. 1 Correspondencia: Inmaculada Riquelme Agulló. Escuela de Enfermería y Fisioterapia. Universitat de les Illes Balears. Edificio Beatriz de Pinós. Ctra. Valldemossa km 7,5 07122 Palma de Mallorca (España) Artículo recibido: 12.05.06 Resumen El desarrollo psicomotor en los niños con síndrome de Down (SD) se encuentra afectado tanto desde el punto de vista motor como desde el punto de vista psíquico. El aspecto motor del niño con SD se caracteriza por un retraso en la consecución de los ítems de desarrollo de la motricidad gruesa, que aparecen durante el primer año de vida en niños sin patología, como son la adquisición de la bipedestación, sedestación, gateo, alcance, volteo y marcha. Aparecen, además, alteraciones en la motricidad fina, control motor visual, velocidad, fuerza muscular y equilibrio, tanto estático como dinámico. El desarrollo motor se ve dificultado en gran parte por la hipotonía y laxitud ligamentosa y por problemas constitucionales como la poca longitud de los miembros superiores e inferiores en relación con el tronco. Otra causa de retraso en la adquisición de hitos motores pueden ser los problemas médicos que suelen asociarse al síndrome, como problemas cardiacos, gástricos, intestinales, afecciones respiratorias de vías altas e infecciones del conducto auditivo. Las personas con SD frecuentemente presentan alteraciones en las estructuras de su aparato locomotor debido a una asociación de hipotonía muscular y laxitud ligamentosa, más o menos pronunciadas. La inestabilidad articular está aumentada, ya que la función de con* tención de los tejidos blandos articulares se ve disminuida, y ello provoca que las articulaciones sometidas a una carga más continua (caderas, rodillas, pies) o a una gran movilidad (articulación atlanto-axoidea), tengan una mayor afectación. Palabras clave: Desarrollo. Desórdenes psicomotores. Hipotonía. Laxitud. Síndrome de Down. Factors influencing the motor development in ch i ldren with Down syndrome. Abstract The psychomotor development in children with Down syndrome is affected by the physical and in the psychical point of view. The motor development in a child with Down syndrome is defined by a delay in the attainment of the gross motility items, developed in non-impaired children, during the first year, such as the acquisition of standing, sitting, crawling, reaching, rolling and walking. Furthermore, alterations in fine motility, visual motor control, speed, muscular strength and static and dynamic balance can appear. Motor development is hindered to a large extent by hypotonic and ligament laxity and by constitutional problems like the small length of upper and lower Trabajo presentado como comunicación oral en: – VI Simposium Internacional sobre la Especificidad en el Síndrome de Down, Palma de Mallorca, Febrero 2005. – I Congreso de Fisioterapia Pediátrica, Madrid. Octubre 2005. SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN limbs in relation with the trunk. Another reason for the delayed acquisition of motor items can be the medical problems related to the syndrome, such as cardiac, stomach, intestinal and respiratory problems and infections in the auditory canal. Frequently, people with Down syndrome show alteration in their locomotor system due to an association between muscular hypotonic and joint laxity. This is the reason why the joint instability is increased, since the function of the soft joint tissues is decreased. This causes the joints which undergo a more continuous load (hips, knees, feet) or a great mobility (atlas-axis joint) to be more affected. Key words: Development. Down syndrome. Hypotonia. Joint instability. Psychomotor disorders. 1. Introducción El desarrollo motor, una de las áreas del desarrollo humano más fácilmente observable desde los primeros días de vida, necesita de la armonía de aspectos estructurales, médicos, cognitivos, educativos, emocionales, etc. Una motricidad adecuada no significa solamente una buena funcionalidad sino que también implica unos patrones de movimiento apropiados. En el trabajo con las personas con síndrome de Down (SD), a diferencia de otras discapacidades, no sólo se debe aspirar a que adquieran una actividad motriz funcional, sino también a que ésta sea lo más correcta posible, ya que muchos de ellos presentan patrones compensatorios, por ejemplo, coger un objeto del suelo bloqueando las rodillas en extensión, o subir y bajar escaleras necesitando un punto de apoyo. La mayoría de las personas con SD se caracteriza por la falta de destreza en el movimiento debida a la presencia en mayor o menor grado de hipotonía, laxitud ligamentosa y déficit en la coordinación y en el equilibrio. Esto provoca que se muevan de una manera diferente. El desarrollo motor no es un proceso estático, con un principio y un fin, ni se da en una edad determinada, que suele asociarse a la infancia. De acuerdo con A. Escribá (2002), el desarrollo implica toda aquella capacidad que se aprende de nuevo y que permite a la persona realizar acciones que antes no realizaba y, por lo tanto, también se puede dar en edades avanzadas (1). El desarrollo motor no depende únicamente de factores biológicos. Según la teoría, la conducta motora de una persona viene determinada por un conjunto de sistemas que interactúan dinámicamente para producir el movimiento. Este conjunto de sistemas, entre los que se encuentran el sistema nervioso central, el sistema músculo-esquelético, la motivación, el nivel de alerta, el crecimiento del cuerpo, la fuerza muscular, la percepción, la cognición, el entorno, etc., se autoorganiza para 19 producir el movimiento y el desarrollo motor del niño (2). También se deben tener en cuenta las características del aprendizaje motor de los niños con SD que, con matices sutiles, son comunes al aprendizaje de todos los niños: – Aprenden cuando están motivados y desean aprender (juego, interés, etc.). Sin motivación el movimiento no se integra tan fácilmente como si se hace por iniciativa propia. Para el niño, la recompensa tiene que ser mayor que el esfuerzo que supone moverse. – Aprenden mejor y más rápido cuando se refuerza positivamente todo lo que pueden hacer. – Aprenden a esforzarse si tienen ayuda de las personas que les rodean y de los recursos necesarios para facilitar la actividad motriz. – Aprenden cuando la dificultad a superar aumenta de manera progresiva, al compás de sus aprendizajes. Tienden a conductas de evitación ante retos nuevos o con aprendizajes por encima de su nivel. – Aprenden más fácilmente en situaciones significativas para el niño (la casa, el parque, la guardería, etc.). – Aprenden a un ritmo que varía de manera individual y que es más lento que el del resto de la población. Incluso puede variar entre diferentes etapas de un mismo niño. – Aprenden mejor por imitación (información visual) y en situaciones que impliquen relación social (hermanos, compañeros de guardería, padres, etc.). Prefieren la interacción social a la manipulación de objetos. – Aprenden cuando se les da el tiempo suficiente de reacción (necesitan más tiempo que otros niños). – Aprenden, entre otros procesos, por error-corrección-repetición. Se deben facilitar espacios y momentos para que el propio niño experimente de manera autónoma sus aprendizajes y los vaya modelando e integrando de forma espontánea. – Aprenden cuando la comunicación con su entorno es adecuada. El niño ha de entender qué se le pide. Si se trata de una tarea que no es adecuada a su nivel de comprensión es frecuente que el niño se bloquee o reaccione con conductas de rechazo hacia las propuestas; intentar guiarle se interpretará como una invasión. También es necesario realizar el esfuerzo de comprenderle y respetar sus decisiones. Los niños con SD suelen tardar más en hablar que en entender lo que se les dice. El hecho de que quieran expresarse y no sean interpretados correctamente puede crear sensación de impotencia. El ser comprendidos hace que se sientan mejor consigo mismos y tengan conductas más adecuadas. En el juego motor esto se manifiesta cuando expresan muchas veces que «no más», «otra cosa», «sí», «ayúdame», etc. SD 20 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 2. Desarrollo motor condicionado por las características del síndrome de Down El desarrollo de la motricidad gruesa en los niños con SD también está influido por factores estructurales que son característicos del síndrome: las características cerebrales, las alteraciones músculo-esqueléticas y los problemas médicos. 2.1. Alteraciones cerebrales. La presencia de información genética de un cromosoma 21 extra (o parte de él), condiciona la tendencia hacia una expresión patológica en la función y la estructura cerebral de las personas con SD. Aún así, esta información también está regulada por el resto de genes del individuo, por lo que la variabilidad que se observa entre las personas con SD es notable. Al mismo tiempo, el cerebro no es una estructura fija e inmutable sino eminentemente plástica, por ello el ambiente y la intervención influyen de manera decisiva sobre el desarrollo del individuo. En el SD, una reducción en la diferenciación y maduración del cerebro del sistema nervioso central, asociada con una leve displasia cortical, da como resultado un menor número de neuronas, sinaptogénesis anormal y desarrollo cerebral retardado (3). El exceso de carga génica produce un desequilibrio difuso y generalizado en el cerebro de las personas con SD. Se aprecian las siguientes alteraciones: – Peso y volumen cerebral inferiores que suelen ir acompañados de una reducción del perímetro craneal. – Densidad neuronal disminuida (corteza cerebral, hipocampo, cerebelo, tronco cerebral). – Alteración de la estructura y del número de espinas dendríticas. – Densidad sináptica menor, con una morfología característica y una disminución del número de neurotransmisores. – Retraso en la mielinización. Todas estas alteraciones iniciales modifican la capacidad de transmitir información, hecho que repercute directamente en el ensamblaje posterior de circuitos y conexiones neuronales, incluso en las áreas que por sí mismas no hubieran sido primariamente afectadas por la alteración genética (4). Debido a esta configuración particular del cerebro, las personas con síndrome de Down son más lentas para captar, procesar, interpretar y elaborar la información, siendo ésta una de las causas de la lentitud en el desarrollo motor y cognitivo de acuerdo con la opinión de numerosos autores (1). Presentan dificultades en cuanto a la organización de la atención, la memoria, la abstracción y la deducción. 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 Las características motrices de los niños con SD están determinadas por las alteraciones en diversas estructuras cerebrales, entre ellas, el mesencéfalo y el cerebelo que determinan las características del tono muscular, el equilibrio y la coordinación. La alteración del mesencéfalo en la primera infancia disminuye el estado de alerta. La hipotonía, escasa reactividad a los estímulos, dificultad para dirigir la mirada a los estímulos y para interactuar con otras miradas, la torpeza y escasa respuesta motora, la falta de iniciativa de búsqueda son factores que quizás se deriven de la menor participación de los sistemas neurales asociados al mesencéfalo. Todo esto influye en la entrada de una información de tal importancia durante los primeros meses. El cerebelo interfiere en la ejecución fina y ajustada de los movimientos corporales. Integra la información propioceptiva y las sensaciones cinestésicas para realizar bien los movimientos. Influye sobre el tono que deben desarrollar los distintos grupos musculares, contribuye a mantener el equilibrio y ayuda a realizar patrones de movimiento, tanto más cuánto más rápidos, consecutivos y simultáneos sean. Parece, pues, necesario para el aprendizaje y la memoria de las secuencias motoras previamente programadas. La corteza prefrontal interfiere en la toma de decisiones y la iniciación de las acciones, procesos que a su vez requieren la integración y procesamiento de la información. El hipocampo está relacionado con la memoria, con la retención e integración de información en la memoria a largo plazo. El sistema nervioso central de las personas con SD experimenta un envejecimiento precoz, añadiendo nuevas alteraciones cerebrales a las ya existentes. Existe una desaceleración del crecimiento del perímetro craneal durante la primera infancia que da como resultado una microcefalia (5). 2.2. Alteraciones del sistema músculo-esquelético. 2.2.1. Hipotonía y laxitud ligamentosa. La hipotonía en las personas con SD es de origen central. Esta hipotonía provoca que los músculos no ejerzan la fuerza de contención suficiente sobre las estructuras articulares. Sumado a la laxitud que presentan los tejidos ligamentosos y de la cápsula articular existe una movilidad articular aumentada en la mayoría de articulaciones, que en muchas ocasiones resultan inestables (Figura 1). Este hecho incrementa la dificultad para conseguir un buen equilibrio y una buena coordinación de movimientos. En los casos con defecto cardíaco grave, la hipotonía es mayor, por lo que el retraso en el desarrollo motor de estos niños será mayor en comparación con los niños con SD sin cardiopatía (5). SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 21 y reaccionar positivamente ante su entorno. Si esta situación se suma a que parten de un bajo nivel de actividad, sobre todo en edades tempranas, pueden pasar largas temporadas en las que la práctica motriz disminuye y parecen estancados en sus adquisiciones. Entre estas alteraciones médicas más frecuentes se encuentran las cardiopatías, los problemas respiratorios, las discapacidades visuales y auditivas, los problemas digestivos y hormonales y la epilepsia. 2.3.1. Problemas cardíacos. Figura 1. Niña de 10 años en posición de rotación externa y abducción de caderas que demuestra una gran hipermovilidad articular. 2.2.2. Fuerza muscular. Tanto la hipotonía muscular como la falta de entrenamiento (hábitos sedentarios, pasividad) producen una fatiga muscular que puede interpretarse como una falta de fuerza, aunque existe una gran variabilidad en este aspecto. 2.2.3. Dimensiones corporales. Las proporciones de los huesos largos están disminuidas, por lo que los niños con SD tienen un promedio de estatura sensiblemente inferior al de su grupo de edad. Este hecho es debido a la poca longitud de sus piernas; en sedestación su altura es normal, ya que la mayor parte del déficit de estatura se produce antes de la pubertad. Estas proporciones corporales del SD deben ser tenidas en cuenta por sus posibles efectos negativos sobre la fuerza, la postura, la locomoción y la manipulación (6). 2.3. Aspectos médicos. Las personas con SD tienen tendencia a presentar problemas médicos que interfieren en su desarrollo, por esto no tienen las capacidades óptimas para estar alerta Las malformaciones cardíacas afectan a un 40% de las personas con SD. Es muy importante detectarlas lo antes posible y actuar en consecuencia, con tratamiento médico o quirúrgico, que mejorará sustancialmente su calidad de vida. Los problemas cardíacos limitan o condicionan muy directamente el rendimiento motor de las personas con SD. Estas alteraciones provocan un agotamiento precoz por lo que la realización de esfuerzos físicos está muy limitada o contraindicada. Los primeros meses, cuando en muchos casos los bebés con SD todavía están pendientes de una intervención quirúrgica o de estabilizar su situación con la administración de medicamentos, los esfuerzos motrices han de ser muy suaves y con muchas pausas para no provocar estados de crisis, pero no se deben dejar de realizar. En el lactante cardiópata se suelen presentar como características más significativas la dificultad para la alimentación, una disminución del crecimiento, disnea, cianosis, fatigabilidad y sudoración. Si el problema persiste en edades más avanzadas se puede continuar observando agotamiento con facilidad. Esto conlleva la dificultad en la ejecución de actividades que requieran un esfuerzo cardiovascular importante. 2.3.2. Problemas respiratorios. Frecuentemente los problemas respiratorios en el SD están relacionados con las complicaciones cardíacas, inmunológicas o neurológicas, y a menudo son secundarios a la disfunción de más de un sistema. La estructura anatómica de las vías respiratorias superiores y la hipotonía que presentan las personas con SD les predisponen a problemas de permeabilidad de las vías aéreas. Estos procesos se incrementan en la primera infancia cuando los niños empiezan la escolarización, por el contacto más asiduo con gérmenes y por el estado aún inmaduro de las estructuras pulmonares y del sistema inmunitario. Suelen ser la causa principal de las visitas de urgencia y de ingresos en centros hospitalarios en edades tempranas. Frecuentemente aparecen infecciones del oído medio y el acúmulo de secreciones. SD 22 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 Otra disfunción que puede presentarse es la apnea obstructiva del sueño. El reducido espacio de la cavidad bucal, junto con una posible macroglosia y los problemas de mucosidad de las vías aéreas superiores, acostumbran a generar una respiración oral muy difícil de reeducar y que puede aumentar la propensión a problemas de vías aéreas respiratorias inferiores. Todos estos procesos patológicos (bronquitis, bronquiolitis, neumonías) hacen que el niño se encuentre poco activo y en muchos casos con indicación de reposo absoluto. 2.3.5. Epilepsia 2.3.3. Problemas visuales y auditivos. 3. Retraso del desarrollo motor Los problemas auditivos y visuales tienen una gran incidencia en las personas con SD. Si las estructuras que facilitan la captura de información no presentan las condiciones óptimas, la recepción de estímulos del entorno estará distorsionada y las reacciones de respuesta no serán las más adecuadas; en consecuencia, el desarrollo se verá alterado. Por lo tanto, es importante recibir una temprana y periódica atención tanto de la vista como de la audición. Los problemas oculares más frecuentes en el SD son: errores de refracción (65–70%), estrabismo, nistagmus, blefaroconjuntivitis, cataratas, queratocono, hipoplasia del nervio óptico y patología retiniana. Con respecto a la capacidad auditiva, ésta suele ser inferior a la normal, con un alto porcentaje de hipoacusia. Los problemas de audición pueden influir en la capacidad de estructuración espacio-temporal (1). Los niños que tienen el SD consiguen, aunque con retraso, los mismos hitos motores que un niño normal. Generalmente los hitos que más se retrasan son los que exigen un alto nivel de coordinación y en los que intervienen transferencias de peso (rastreo, caminar autónomamente, etc.). En las tablas I, II y III se muestran datos de diferentes fuentes bibliográficas (1,7,8) sobre el desarrollo psicomotor en las primeras etapas evolutivas de niños «normales» y de niños con SD. Analizando los datos se pueden observar la gran variabilidad y amplitud en los periodos de adquisición de los hitos motores, lo que di- La epilepsia presenta una incidencia en los niños con SD del 2-15%, incidencia mayor que la de la población general, pero menor que la de otros síndromes con retraso mental. Destaca la alta frecuencia de las crisis de inicio en los primeros años de vida, 82% antes de los cinco años. Las causas de esta epilepsia son la propia alteración del desarrollo cerebral, los accidentes cerebrovasculares secundarios a cardiopatía y las asfixias perinatales (5). 2.3.4. Problemas gastrointestinales y desequilibrios hormonales. Del 10 al 12% de los bebés con SD presentan trastornos y malformaciones del aparato digestivo u obstrucciones intestinales, que requieren una intervención quirúrgica durante los primeros días de vida. Los problemas gastrointestinales se manifiestan al nacer, con síntomas como alimentación deficiente, vómito, abdomen dilatado o ausencia de defecaciones. A nivel hormonal, es frecuente la afectación de la glándula tiroides. Se presenta especialmente el hipotiroidismo, que tiene como síntomas niveles de energía disminuidos, retraso en el desarrollo físico y mental, engrosamiento de la piel, estreñimiento y sueño. Los niños con SD nacen con peso promedio y lo mantienen durante su infancia. Generalmente, el aumento de peso es normal después de ésta y hay cierta tendencia a padecer sobrepeso, llegando a la obesidad. La vida sedentaria y la incorrecta nutrición son los factores que más predisponen a la obesidad, aparte de los posibles problemas médicos (cardiopatías, hipotiroidismo, hipotonía muscular) (Figura 2). Figura 2. Adolescente con sobrepeso realizando actividad física dirigida. SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 23 Tabla I. Edad de adquisición de hitos psicomotores según Escribá, 2001 (1). Conducta Síndrome de Down (meses) Promedio Intervalo Sonreir Darse la vuelta Sentarse Arrastrarse Gatear Mantenerse en pie Caminar Población general (meses) Promedio Intervalo 2 6 9 11 13 1-3 2-12 6-18 7-21 8-25 1 5 7 8 10 1-3 2-10 5-9 6-11 7-13 10 20 10-32 12-45 11 13 8-16 8-18 Figura 3. Comparación de datos sobre la adquisisción de hitos motores. Tabla II. Edad de adquisición de hitos psicomotores según Candel, 2003 (7). Conducta Control cefálico en prono Control cefálico en posición vertical Volteos Reacción de apoyo lateral Sedestación sin apoyo Bipedestación sin apoyo Rastreo Andar a gatas Marcha autónoma Edad media de adquisición en SD (meses) Intervalo en SD 2,7 1-90 4,4 8,0 8,2 9,7 13,3 13,6 17,7 24,1 3-14 4-13 6-12 7-17 8-24 7-24 9-36 16-39 Tabla III. Edad de adquisición de hitos psicomotores en el SD según Winders, 1997. Conducta Media en meses Volteo de supino a prono Volteo de prono a supino Sedestación Pivotar en prono 360º Mantiene cuadrupedia Sentarse por el lateral Rastreo Andar a gatas Marcha autónoma 7 6 11 10 14 17 14 17 26 ficulta establecer pronósticos en el desarrollo. La figura 3 compara los datos de la edad media de adquisición de los principales ítems en niños con SD, recogidos de los tres autores de las tablas anteriores. Sería necesario realizar una recogida de datos que abarcara una muestra de población amplia, utilizando los mismos criterios por los diferentes profesionales. Dentro de los hitos motores, la adquisición de la marcha es uno de los más importantes. El retraso en su adquisición afecta a otras dimensiones del niño como la cognitiva y la social ya que el desplazarse caminando de manera independiente es más que la posibilidad de deambular. Con ella el niño madura el aprendizaje de aspectos psicomotores como la distancia, la profundidad, localización de objetos en el espacio, el esquema corporal, etc. La marcha es un hito importante para la autosuficiencia de una persona por lo que su adquisición reduce la ansiedad en el seno familiar (8). El desarrollo motor puede ser retrasado por los problemas médicos, estructurales y neurológicos antes comentados. Entre ellos la hipotonía es el mayor obstáculo en el desarrollo motor del niño con SD. La hipotonía inicial del bebé con SD persistirá durante toda su vida, aunque puede mejorar con el crecimiento. Su distribución en el organismo depende de cada niño y afectará principalmente a las funciones del área donde predomine; si afecta predominantemente a los miembros superiores, el niño tendrá problemas en la reptación y para incorporarse hasta la bipedestación; si afecta principalmente a los músculos del tronco, el niño tendrá mayores dificultades en el gateo y el equilibrio en bipedestación. El niño suele evitar las actividades que le resultan más difíciles. A nivel estructural unos miembros cortos con relación a la longitud del tronco, van a ocasionar dificultades para apoyar los brazos en sedestación o trepar a escaleras, sofá, etc. (11) (Figura 4). Todos estos factores deben ser tenidos en cuenta tanto por la familia como por los profesionales que tratan al niño. Su conocimiento determinará una elección más precisa y razonada de la forma de ayudarlo en la ejecución de los movimientos. El movimiento le permitirá explorar y relacionarse con el mundo, aspecto fundamental para el desarrollo psicológico ya que existe una relación muy íntima entre el desarrollo físico y el psíquico. SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 24 Figura 4. Sedestación con extremidades inferiores en abducción. Extremidades superiores cortas. 4. Bibliografía 01. Escribá A. Síndrome de Down, Propuestas de intervención. Madrid: Gimno; 2002. 02. Macías L. Desarrollo motor y aprendizaje del movimiento, Conceptos contemporáneos. En: Macías L, Fagoaga J. Fisioterapia en Pediatría. Ma- 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 18-24 drid: McGraw-Hill Interamericana; 2003. pp. 1-29. 03. Wisniewski K, Kida E y Brown WT. Repercusión de las Anormalidades Genéticas del Síndrome de Down sobre la Estructura y Función Cerebral. En: Rondal J, Perera J, Nadel L, Comblain A. Síndrome de Down: perspectivas psicológica, psicobiológica y socio-educacional. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales; 1997. 04. Flórez J, Troncoso MV. Síndrome de Down y Educación. Santander: Fundación Síndrome de Down de Cantabria; 1991. 05. Gassió R. Trastornos neurológicos y el niño con síndrome de Down. En: Corretger JM, Serés A, Casaldàliga J, Trias K (eds). Síndrome de Down. Aspectos médicos actuales. Barcelona: Masson y Fundació Catalana Síndrome de Down; 2005. pp. 70-82. 06. Burns Y, Gunn P. El síndrome de Down, Estimulación y actividad motora. Barcelona: Herder; 1995. 07. Candel I. Atención Temprana, niños con síndrome de Down y otros problemas del desarrollo. Madrid: FEIDS; 2003. 08. Winders P. Gross Motor Skills in children with Down Syndrome. Bethesda U.S.A.: Woodbine House; 1997. 09. Pueschel SM, Pueschel JK. Síndrome de Down. Problemática biomédica. Barcelona, Masson-Salvat Medicina, 1994. 10. Póo P, Gassió R. Desarrollo motor en niños con síndrome de Down, SD-DS Revista Médica Internacional sobre el Síndrome de Down, 2000; 4: 34-40. 11. Ulrich DA, Ulrich BD, Angulo-Kinzler R, Yun J. Treadmill training of infants with Down syndrome: evidence-based developmental outcomes. Pediatrics 2001; 108: e84. C ongresos y reuniones 3èmes Rencontres Européennes sur la Trisomie 21: “Le Grand Remue Meninges” 10-12 de noviembre de 2006 París, Francia Información: FAIT 21 102, rue Didot 75014 Paris Tel.: 01 45 41 22 21 E-mail: [email protected] Web: http://legrandremuemeninges.free.fr 1º Congreso Iberoamericano sobre síndrome de Down: “Familia, sociedad y valores. Un nuevo paradigma, una nueva dimensión” 17-19 de mayo de 2007 Buenos Aires, Argentina Información: Asociación Síndrome de Down de la República Argentina Uriarte 2011 Buenos Aires CP 1425 Tel./Fax: 4771-2214 E-mail: [email protected] SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 25-29 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 25 Original Envejecimiento saludable en personas con síndrome de Down y demencia: necesidad de promover programas de formación y soporte a los usuarios, familias y entidades Susanna Esteba-Castillo, Nuria Ribas Vidal, Mertixell Baró i Dilmé, Ramón Novell Alsina Equipo Multidisciplinar. Servicio Especializado en Salud Mental / Trastorno de conducta y Discapacidad Intelectual (SESM-DI). Parc Hospitalari Martí i Julià. Institut Assistència Sanitària (IAS). Correspondencia: Dr. Ramón Novell i Alsina. Responsable del Area de DI. Parc Hospitalari Martí i Julià. Institut Assistència Sanitària (IAS) . Girona E-mail: [email protected] Artículo recibido: 08.05.06 Resumen La mayoría de las personas con síndrome de Down (SD) llegan a una edad en que, como ciudadanos s en i o r s, tienen una serie de necesidades que deben ser consideradas y atendidas, obligando a unas intervenciones de anticipación y prevención. Esta realidad ya está generando dificultades en los servicios que tienen la responsabilidad de atenderlos, a sus propias familias y a los propios afectados. Cuando una persona con SD inicia un proceso de deterioro cognitivo o demencia, se hace evidente la inadecuada y escasa planificación de políticas y, al mismo tiempo, la falta de provisión de servicios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con la Asociación Internacional para el Estudio Científico de Discapacidades Intelectuales (IASSID) y de Inclusión Internacional ha desarrollado un informe que recoge las necesidades sociales y sanitarias de las personas con discapacidad intelectual en proceso de envejecimiento, entre ellos las personas con SD. En el mismo documento de trabajo se señala como prioritaria la necesidad de que cada país de la Unión Europea desarrolle «Proyectos para el envejecimiento saludable» que conduzcan a la inclusión social de forma natural mejorando el soporte y la formación de los cuidadores formales e informales. Se presenta a continuación una primera aproximación a la posible creación de programas para personas con SD y deterioro-cognitivo/demencia. Palabras clave : Cuidador principal. Demencia. Programas de atención. Síndrome de Down. Sobrecarga. Healthy ageing in people with Down syndrome and dementia: the need to foster education and support programs for individuals, families and organizations Abstract Most individuals with Down syndrome (DS) reach an advanced age which gives rise to specific needs. These must be considered and addressed, through anticipation and prevention. Difficulties are already emerging in services responsible for this population, as well as for the individuals concerned and their relatives. The inadequacy and unsuitability of policy planning and lack of adequate services are made apparent whenever a person with DS begins to develop cognitive deterioration or dementia. The World Health Organization (WHO) has drawn up, in conjunction with the International Association for the Scientific Study of Intellectual Disabilities (IASSID) and Inclusion International, a report on the social and health care needs of aging persons with intellectual disabilities, including those with DS. This working document highlights as a priority the need for each country in the European Union to implement «Projects for Healthy Aging» that are naturally conducive to social inclusion while improving support and training for both formal and informal caregivers. The present article provides a rough outline for potential future programs targeting individuals with DS and cognitive deterioration or dementia. SD 26 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN Keywords: Care programs. Dementia. Down syndrome. Main caregiver overload/overburdening. Introducción Desde tiempos remotos, el proceso de envejecimiento ha sido un proceso que no ha dejado de sorprender y preocupar. Nadie es ajeno al tema del envejecimiento y a las consecuencias que de él se derivan. Además, cabe tener en cuenta que es un tema crucial en la estructura sociodemográfica de los países industrializados. A pesar de este notable interés, el estudio del envejecimiento en las personas con discapacidad intelectual es un área de reciente estudio. Hace décadas, las condiciones de vida que soportaban las personas con discapacidad intelectual, les conducía a una muerte prematura. La planificación para los cambios relacionados con la edad y con el estado de salud y la mejora o mantenimiento de las competencias adaptativas no eran temas de consideración. Las expectativas de vida adulta eran nulas, pero esta realidad ha cambiado notablemente en los últimos 50 años. El aumento general de la calidad asistencial ha contribuido a aumentar la esperanza de vida de este colectivo, permitiendo que lleguen a la edad adulta. Por ejemplo, en Cataluña, el 10 % de las personas con discapacidad intelectual son mayores de 50 años. Si hablamos de la esperanza de vida en personas con síndrome de Down (SD), actualmente cerca del 80% viven más de cincuenta años y algunos llegan a los sesenta o incluso setenta (1). Este aumento de la esperanza de vida se debe básicamente a avances en factores médicos y sociales; los primeros centrados en programas tan importantes como la generalización del uso de antibióticos, programas de inmunización o el desarrollo de una cirugía cardíaca para corregir una cardiopatía. Los segundos, o sea, los sociales, en programas que abogan por el fin de la institucionalización y la puesta en marcha de servicios de atención especializados, comunitarios y programas de ayuda familiar. La mayoría de personas con SD llega a una edad en que, como ciudadanos s e n i o r s, sus necesidades deben ser consideradas y atendidas obligando a unas intervenciones de anticipación y prevención. Esta realidad ya está generando dificultades en los servicios que tienen la responsabilidad de atenderlos, a sus propias familias y a los afectados. Cuando se considera el envejecimiento y de qué manera puede afectar a las personas con discapacidad intelectual (DI), debe tenerse en cuenta que se trata de un colectivo de personas muy heterogéneo. Todos estos individuos presentan evidencias de un desarrollo enlentecido o anormal con déficits significativos tanto intelectuales como funcionales, pero que pueden diferir enormemente en cuanto a su origen, perfil de desarrollo, naturaleza y alcance de los déficits. En efecto, algunas de las condiciones pueden estar relacionadas con la etiología. Así, por ejemplo, perso- 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 25-29 nas con SD tienen un riesgo más elevado de padecer determinadas enfermedades crónicas que otras personas con distinta etiología (2,3). Es bien conocido que el SD está causado por una sobreexpresión de genes localizados en un segmento del cromosoma 21 –locus Down– (DSCR). A esta causa de DI se une una neurodegeneración edad-dependiente tipo Alzheimer. Los mayores de 40 años están mucho más expuestos a la posibilidad de iniciar un proceso de deterioro cognitivo. Así en un estudio realizado con personas con SD (4) (x edad: 46,5 años) y una N total de 285 participantes, se estimó una prevalencia del 13,3% de demencia tipo Alzheimer (DTA). Aunque la primera causa de demencia en las personas con SD es la DTA, se han observado descripciones patológicas típicas que corresponden a cuerpos de Lewy (CL) y que dan lugar a una demencia por cuerpos de Lewy (DCL) . Es evidente que las manifestaciones externas van a variar según se manifieste la combinación de SD-DTA o SD-DCL. Así, los primeros pacientes presentarían un deterioro caracterizado por unas alteraciones cognitivas de tipo cortical (defectos mnésicos, alteraciones afásicas, apráxicas, síndrome disejecutivo –teniendo en cuenta el déficit cognitivo previo–) unidas a alteraciones psicológicas y del comportamiento (irritabilidad, incremento de su ansiedad, vagabundeo) y afectación funcional (pérdida de habilidades adaptativas previamente aprendidas). Los segundos, con DCL, presentarían un patrón neuropsicológico de afectación de predominio frontal, mayor presencia de alucinaciones visuales y marcada presencia de sintomatología extrapiramidal, lo que explicaría también la alta prevalencia a alteraciones extrapiramidales (36% en el SD). La sobrecarga del cuidador principal El hecho de cuidar a un paciente con demencia en el propio domicilio es un proceso complejo, ya que se trata de una experiencia crónicamente estresante y que afecta tanto la salud física como mental de los cuidadores principales. En la literatura, tanto desde el ámbito médico como psicosocial, se utiliza el concepto de sobrecarga para describir el cansancio emocional que presenta el cuidador principal (CP). Entendemos por sobrecarga el estado psicológico que resulta de la combinación de trabajo físico, presión emocional, restricciones sociales, así como las demandas económicas que surgen al cuidador del enfermo (5,6). En los últimos años se han llevado a cabo numerosos estudios centrados en el intento de identificar las variables que inciden en la sobrecarga de los cuidadores de personas con demencia (7-10). Las causas más comunes de la sobrecarga del CP incluyen el cambio de carácter del enfermo, la creciente dificultad en la realización de las habilidades adaptativas (11), la falta de soporte (12,13), el hecho de no disponer de estrategias correctas para hacer frente al cuidado del paciente (14,15), así como el trastorno conductual del enfermo (16). Las intervenciones diseñadas para disminuir la so- SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 25-29 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN brecarga del cuidador son numerosas cuando se trata de pacientes que sólo presentan DTA –esto es, sin DI previa– (17). Se realizan desde intervenciones de tipo psico-educacional (18), pasando por aquellas de soporte emocional (19), técnicas de consejo vía telefónica, hasta el ingreso en unidades especializadas conocidas como unidades de «respiro» (concepto de descanso familiar). Estudios diversos enfocan este último recurso como el programa más efectivo para disminuir la sobrecarga del CP (20), pero siendo sólo eficaces de forma immediata, ya que esta mejoría no persiste en el tiempo (21) . Incluso en los últimos años y de forma progresiva, se han creado unidades de media estancia especializadas en atender enfermos con demencia en situación de crisis (problemas intercurrentes, trastornos de conducta o soporte familiar). Estas unidades se basan en equipos multidisciplinares entrenados y en medidas estructurales que facilitan la atención con seguridad de los pacientes con demencia. Pero ¿qué ocurre cuando la persona está afectada de demencia en el contexto de un SD? En este caso, se hace evidente la inadecuada y la escasa planificación de políticas y, al mismo tiempo, la falta de provisión de servicios para atender a las personas con SD y demencia. Ello obliga a que muchos familiares, especialmente las madres, deban realizar una asistencia «normalizada» que se alarga hasta una edad avanzada, obligándolas a hacerse cargo de un miembro con discapacidad, en un momento de sus vidas en las que las propias cuidadoras ya necesitan algún tipo de soporte. Las investigaciones han demostrado que la mayoría de familiares consideran que la asistencia a las personas con SD –sin sospecha de demencia o deterioro cognitivo añadido– es muy agradable. No obstante la experiencia provoca un gran estrés y unos altos índices de sobrecarga emocional cuando se trata de procesos demenciales ya en fases moderadas o graves, y se acentúan en casos de cuidadores de edad muy avanzada, convirtiéndose en situaciones difíciles. Al mismo tiempo, se ha demostrado cómo la tensión y el estrés del CP aumentan la carga de la asistencia, que se incrementa cuando no se dispone de suficiente soporte e información. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con la Asociación Internacional para el Estudio Científico de Discapacidades Intelectuales (IASSID) y de Inclusión Internacional ha desarrollado un informe que recoge las necesidades sociales y sanitarias de las personas con DI en proceso de envejecimiento, entre ellos las personas con SD (22). En el mismo documento de trabajo se señala como prioritaria la necesidad que cada país de la Unión Europea desarrolle «Proyectos para el envejecimiento saludable» que conduzcan a la inclusión social de forma natural mejorando el soporte y la formación de los cuidadores formales e informales. 27 La implantación de programas para personas con SD y demencia: ¿posible realidad en Cataluña? Janicki y colaboradores (23) sugieren un procedimiento en cuatro fases a la hora de planificar iniciativas en el campo del envejecimiento en las personas con discapacidad intelectual: 1. Identificar la población. 2. Evaluar las necesidades de los usuarios y los servicios disponibles. 3. Definir los servicios, incluyendo los problemas y las barreras, especialmente en relación con las necesidades. 4. Proponer soluciones a los problemas. De acuerdo al esquema anterior se propone un modelo para implementar programas dirigidos a personas con SD y deterioro cognitivo o demencia añadida a la DI: Primer paso. Identificar la población. La población diana debe estar formada por personas con SD y presencia de deterioro cognitivo/demencia. Segundo paso. Evaluar las necesidades de los usuarios y los servicios disponibles. La alteración a nivel emocional, los problemas conductuales y psiquiátricos que padecen los usuarios con DI y generalmente enmascarados por la propia discapacidad han creado una nueva necesidad, ya detectada y solventada en otros países y desde hace poco tiempo en Cataluña: la creación de una red de Servicios de Atención especializada para usuarios con DI y Trastornos de salud mental o Trastornos de conducta. En Cataluña, y con la finalidad de mejorar la asistencia en salud mental a las personas con DI, se ha empezado a desarrollar un modelo mediante la creación de diversos servicios especializados que configuran, conjuntamente con las redes de los departamentos de Sanidad y Bienestar y Familia, un circuito asistencial que permite que cada persona con DI disponga de los servicios más adecuados para cada uno de sus momentos evolutivos. El desarrollo de estos servicios se refleja en el documento «Necessitats en salut mental en les persones amb Discapacitat intel·lectual» (24). Precisamente, la demanda más habitual al hablar de DI en Centros de salud mental (CSM) es, mayoritariamente, la valoración de trastornos de conducta, siendo ésta la principal causa de ingreso en las Unidades de Psiquiatría de referencia. En general, las necesidades son infradetectadas, motivo por el cual, el momento de ingreso se da en unas situaciones muy límite, cuando el usuario presenta incremento de su trastorno conductual y la sobrecarga desborda a los cuidadores. Algunos de estos casos obe- SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 28 decen a ingresos por descompensaciones de procesos demenciales. En el campo de la DI y demencia, se hace necesario disponer de unos instrumentos adaptados y de una formación específica en este ámbito, tanto para la orientación diagnóstica como para la intervención. En líneas generales, se acepta que este requerimiento de alta especialización, a menudo no se puede ofrecer desde la red genérica. Es ampliamente conocido que usuarios con DI y trastornos mentales o trastornos de conducta –entre ellos personas con SD y demencia–, a menudo son excluídos del modelo genérico de salud mental por distintas razones, como por ejemplo, la falta de experiencia o de habilidades para canalizar y tratar las necesidades de estos usuarios. En los últimos años, han habido avances importantes en todos los temas referentes a la evaluación diagnóstica, valoración y al tratamiento de los desórdenes mentales (incluídas demencias) y trastornos conductuales en DI, con el desarrollo de nuevos instrumentos diagnósticos y una mejora del conocimiento de las manifestaciones de la DI y patología psiquiátrica/trastorno conductual. Entre la nueva cartera de servicios, se incluye el SESM-DI (Servicio Especializado en Salud Mental/ Trastorno de conducta y Discapacidad intelectual) que actúa como eje vertebrador con el resto de recursos, garantizando la continuidad de unos procesos que en general son largos (24) (Figura 1). La cartera de servicios del SESM-DI ofrece servicios clínicos (evaluación, diagnóstico, planes de intervención y seguimiento –ambulatorio y domiciliario–), de asesoramiento y formación. El desarrollo de nuevos modelos asistenciales, más comunitarios e integradores, han obligado a incluir nuevos planes de formación a los profesionales no especializados. En Inglaterra, por ejemplo, la formación ha sido (y es) un objetivo prioritario desde hace muchos años, por lo que psiquiatras, psicólogos y personal de enfermería reciben formación continuada y especializada. Red de Disminución Red Sanitaria CAD CET SOI COT Centro Atención Especializada CAP CSM Unidad Agudos UHEDISM SESM-DI GED CAD: Centro Asistencia a la disminución / CET: Centro Especial de Trabajo / SOI: Servicio Ocupacional de Inserción / COT: Centro de trabajo ocupacional / GED: Grupo Estudio y Derivación / UHEDISM: Unidad Hospitalaria Especializada en Salud Mental Figura 1. El SESM-DI debe actuar como eje vertebrador del resto de dispositivos de ambas redes. 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 25-29 Tercer paso. Definir los servicios, especialmente en relación con las necesidades. En el año y medio de funcionamiento de un SESMDI –ubicado en el Parc Hospitalari Martí i Julià (Girona)– se han atendido más de un 13% de casos de personas con SD a las que, después de un proceso intenso de evaluación, se les diagnostica una probable demencia. En la mayor parte de los casos el deterioro ya se encuentra en fases moderadas. A esto se debe añadir un 9% de casos de personas con SD que deben ser revaloradas en un periodo de 9 meses ya que se sospecha de la presencia de deterioro cognitivo. Del trabajo clínico cotidiano se observan las siguientes necesidades: – Identificar los procesos cognitivos de personas con SD mayores de 35 años. – Disponer de instrumentos que permitan evaluar de forma estricta las necesidades y los soportes necesarios. – Facilitar el acceso en igualdad de condiciones que el resto de la población al tratamiento (farmacológico, cognitivo y social). – Diseñar y proporcionar la información para la educación de forma que sea accesible intelectualmente a personas mayores con DI y a sus familiares. Cuarto paso. Proponer soluciones a los problemas. Llegados a este punto, consideraríamos la necesidad de crear un programa que permitiera: – Mejorar la información y desarrollar programas de detección de la enfermedad de Alzheimer en personas mayores con DI y SD cuya edad > 35 años. – Realizar inventarios con instrumentos de cribado para Servicios de Atención Primaria (Sanitarios y Sociales), entidades de atención a personas con DI y a sus familias. – Identificar y cuantificar las necesidades de las personas con SD y demencia. – Identificar y cuantificar las necesidades de las personas cuidadoras (formales e informales) que conviven o atienden a PSD y demencia. – Elaborar indicadores de fragilidad relacionados con el envejecimiento y la demencia en personas con SD y respectivos programas preventivos de salud. – Mejorar el soporte que reciben las familias o los cuidadores a través de un Plan de Formación e Información continuada en educación para la salud. – Ayudar y educar al cuidador principal promoviendo actitudes/valores de utilidad en el cuidado del enfermo a través de programas de «Cuidar al cuidador». – Mejorar la capacidad de adaptación del cuidador principal/familia al proceso de evolución del propio deterioro. Si se llevase a cabo un programa de tales características que permitiera intervenir sobre el amplio abanico de funciones relacionadas con el SD y demencia proba- SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 25-29 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN blemente se conseguirían, entre otros, los siguientes resultados: – Identificar los procesos demenciales en personas con SD, facilitando el acceso en la igualdad de condiciones al tratamiento farmacológico, rehabilitador y social. – Disponer de información sobre las necesidades de las personas con DI en procesos de envejecimiento o demencia que sirva para proporcionar una información útil a las Entidades y Administraciones para la planificación y provisión de servicios para los usuarios, familias y centros. – Mejorar la inclusión social y favorecer la estancia en el medio, reduciendo la institucionalización. – Mejorar la carga del cuidador principal (familia) relacionada con la asistencia a las personas con SD en procesos de envejecimiento o demencia. – Mejorar la formación de los profesionales que atienden a este tipo de usuarios y familiares. En definitiva, se mejoraría la calidad de vida de las personas con SD y deterioro cognitivo/demencia y sus respectivos cuidadores. Bibliografía 11. Strauss D, Eyman RK. Mortality of people with mental retardation in California with and without Down Syndrome, 1986-1991. Am J Mental Retard 1996; 100: 643-53. 12. Maaskant MA, Akker AGH, Kessels MJ, Haveman HM, Schrojenstein Lantman-de Valk, Urligs HFJ. Care dependence and activities daily living in relationa to ageing. Results of a longitudinal study. J Intellect Disab Res 1996; 40: 535-43. 13. Devenny DA, Silverman WP, Hilla AL, Jenkins E, Seren EA, Wisniewski KE. Normal aging in adults with Down’s Syndrome: A longitudinal study. J Intellect Disab Res 1996; 40: 209-21. 14. Tyrrekk J, Cosgrave M, McCarron M, McPherson J, Calvert J, Kelly A, McLaughlin M, Gill M, Laelor BA. Dementia in peolple with Down’s syndrome. Int J Geriatr Psychiatry 2001; 16: 1168-74. 15. Pearlin LI, Mullan JT, Semple SJ, Skaff MM. Caregiving and stress process: an overview of concepts and their measures. Gerontologist 1990; 30: 583-94. 16. Gold DP, Cohen C, Shulman K, Zucchero C, Andrés D, Etezadi J. Caregiving and dementia: predicting negative and positive outcomes for caregivers. Int J Aging Hum Develop 1995; 41: 183-201. 17. Gallant M, Connell C. The stress process among dementia spouse caregivers. Research on aging 1998; 20: 267-97. 18. Muela JA, Torres CJ, Peláez EM. La evaluación de la asertividad como predictor de carga en cuidadores de enfermos de Alzheimer. Rev Esp Geriatr Gerontol 2001; 36: 41-5. 19. Roig MV, Abengózar MC, Serra E. La sobrecarga en los cuidadores principales de enfer- 29 mos de Alzheimer. An Psicol 1998; 14: 215-27. 10. Torres CJ, Muela Jam Peláez EM, Huertas J, Leal A. Parentesco, estrutura familiar y carga percibida en cuidadores de enfermos de Alzheimer. Comunicación presentada en el II Congreso Virtual de Psiquiatría, Internet, Marzo 2001. 11. Teunisse S, Derix M, van Crevel H. Assessing the severity of dementia. Patient and caregiver. Arch Neurol 1991; 48: 274-7. 12. Stull D, Koloski K, Kercher K. Caregiver burden and generic web-being: opposite sides of the same coin? Gerontologist 1994; 34: 88-94. 13. Harper S, Lund D. Wives, husbands and daughters caring for institutionalized and non institutionalised dementia patients: towards a model of caregiver burden. Int J Aging Human Development 1990; 30: 241-62. 14. Graham C, Ballard C, Sham P. Caregiver’s knowledege of dementia, their coping stratgeies and morbidity. Int Geriatr Psychiatry 1997; 12: 931-6. 15. Clyburn LD, Stones MJ, Hadjistavropoulos T et al. Prediciting caregiver burden and depression in Alzheimer´s disease. J Gerontol B Psychol Sci So Sci 2000; 55: S2-S13. 16. Eloniemi-Sulkava et al. Effects of Supporting Community-Living Demented Patients and Their Caregivers: A Randomized Trial. JAGS 2001; 49: 1282-7. 17. Burgeois M, Schulz R, Burgio L. Interventions for caregivers of patients with Alzheimer’s disease: a review and análisis of content, process amd outcomes. Int J Aging Human Develop 1996; 43: 35-92. 18. Babarro A, Garrido Barral A, Díaz Ponce A, Casquero Ruiz R, Riera Pastor M. Perfil y sobrecarga de los cuidadores de pacientes con demencia incluidos en el programa ALOIS. Aten Primaria 2004; 33: 61-8. 19. Mittelman M, Ferris S, Shulman E, Steinberg G, Bruce L. A family Intervention to Delay Nursing Home Placement of Patients with Alzheimer Disease: A randomized controlled trial., JAMA 1996; 276: 1725-31. 20. Kinght BG, Lutzki SM, Macofsky-Urban F. A meta-analytic review of interventions for caregiver distress: recommendations for futures research. Gerontologist 1993; 33: 240-8. 21. Gräsel E. Temporary institutional restite in dementia cases: who utilizaes this from respite care and what effect does it have? Int Psychogeriatr 1997; 9: 437-8. 22. Hogg J, Lucchino R, Wang K, Janicki M y grupo de trabajo. Healthy Ageing – Adults with Intellectual Disabilities: Aging and Social Policy. Ginebra, Suiza: OMS; 2000. 23. Janicki MP, Knox LA, Jacobson JW. Planning for an older developmentally disabled population. En: Janicki MP, Wisniewski HM, eds. Aging and development disabilities: Issues and approaches. Baltimore: Paul H. Brookes; 1985, p. 143-59. 24. Necessitats de salut mental en persones amb discapacitat intel·lectual (SM-DI) 2002. Barcelona: Servei Català de la Salut; 2003. SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 30 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 30-32 Original Dieciséis años de cribado del síndrome de Down en Inglaterra y Gales: 1989-2004 JK Morris Directora del National Down Syndrome Cytogenetic Register. Centre for Environmental and Preventive Medicine, Wolfson Institute of Preventive Medicine, Barts and the London School of Medicine and Dentistry. Correspondencia: JK Morris Charterhouse Square, London EC1M 6BQ, UK E-mail: [email protected] Web del NDSCR: www.wolfson.qmul.ac.uk/ndscr Artículo recibido: 30.06.06 Resumen El «National Down Syndrome Cytogenetic Register» (NDSCR) recoge desde 1989 los datos de todos los casos de trisomía 21 o de sus variantes citogenéticas detectados en Inglaterra y Gales por estudios citogenéticos o de ADN. Uno de los objetivos del NDSCR es hacer un seguimiento de la eficacia y la disponibilidad de los servicios de diagnóstico genético prenatal. Este artículo utiliza los datos del NDSCR para estudiar los cambios producidos en los servicios de cribado entre 1989 y 2004. El número de diagnósticos de síndrome de Down ha experimentado un aumento del 55%. El número de casos con diagnóstico prenatal ha aumentado en más del 300%, con una leve disminución del número de nacidos vivos. Palabras clave: Cribado poblacional. Diagnóstico prenatal. Epidemiología. Medicina preventiva. Síndrome de Down. Sixteen years of screening for Down syndrome in England and Wales: 1989-2004 Abstract The National Down Syndrome Cytogenetic Register has been collecting data on all cytogenetic or DNA reports of trisomy 21 and its cytogenetic variants occurring in England and Wales since 1989. One aim of the Down syndrome register is to monitor the effectiveness and availability of the relevant prenatal diagnostic genetic services. In this article we use data from the Down syndrome register to examine the changes in screening for Down syndrome that occurred between 1989 and 2004. The number of Down syndrome has increased a 55%. The number of prenatally diagnosed cases has increased by over 300% with the number of live births only falling slightly. Ke y wo r d s : Down Syndrome. Epidemiology. Prenatal diagnosis. Preventive medicine. Screening. Introducción El «National Down Syndrome Cytogenetic Register» (NDSCR) (1,2) recoge desde 1989 los datos de todos los casos de trisomía 21 o de sus variantes citogenéticas detectados en Inglaterra y Gales por estudios citogenéticos o de ADN. Uno de los objetivos del NDSCR es hacer un seguimiento de la eficacia y la disponibilidad de los servicios de diagnóstico genético prenatal. Este artículo utiliza los datos del NDSCR para estudiar los cambios producidos en los servicios de cribado entre 1989 y 2004. Métodos Actualmente, el NDSCR tiene datos anónimos de más de 20.000 casos de síndrome de Down (SD) con diagnóstico prenatal o postnatal en Inglaterra y Gales entre el 1 de enero de 1989 y el 31 de diciembre de 2004. La información procede de todos los laboratorios clínicos de citogenética del territorio, a los que se pide que rellenen y remitan un formulario por cada diagnóstico de trisomía y sus variantes. El formulario recoge la fecha de solicitud, el centro solicitante, las indicaciones por las que se solicita la prueba, la edad materna y los antecedentes familiares. La mayoría de laboratorios envía un ejemplar del formulario al médico solicitante para que lo confirme y rellene. Para todos los casos con diagnóstico prenatal se solicita comunicar el desenlace del embarazo, pero la espera puede llevar meses. Comparando los datos del NDSCR con las de la «Office for National Statistics» (ONS, Oficina de Estadística Nacional), se calcula que la cobertura del NDSCR es de como mínimo el 93%, aunque la cifra real podría ser SD 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 30-32 REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN más alta teniendo en cuenta que, por falta de información, a veces no pueden emparejarse los casos anónimos. También hay indicios de que algunos de los «casos» notificados a la ONS no tenían confirmación citogenética. Resultados Número total de diagnósticos de síndrome de Down El número de diagnósticos positivos de SD (figura 1 y tabla 1) ha experimentado un aumento importante, de 1.067 en 1989 a más de 1.659 en 2004 (aumento del 55%). El número de casos con diagnóstico prenatal ha aumentado en más del 300%: de 321 en 1989 a 1.021 en 2004, con una leve disminución del número de nacidos vivos, que pasan de 750 a 638. Estos cambios reflejan tanto el aumento de la edad materna en Inglaterra y Gales como el número creciente de embarazos sometidos a cribado para el SD. Como el índice de abortos espontáneos es muy elevado cuando el feto tiene SD, todo estudio de tendencias debe tener en cuenta las pérdidas fetales que se pueden haber producido entre los casos que tras el diagnóstico han sido abortados. En la figura 1, las cifras de diagnósticos prenatales en negrita corresponden al número de abortos espontáneos que previsiblemente se habrían producido entre los casos diagnosticados con posterior aborto inducido. Representan el aumento efectivo del número de diagnósticos de SD atribuible directamente a la realización de más pruebas de cribado. Una vez hecho el ajuste, el aumento restante se puede atribuir directamente al aumento de la edad materna, ya que el riesgo de SD fetal debido a la edad de la madre no ha cambiado (3). De 1989 a 2004, la proporción de mujeres que optan por un aborto voluntario tras un diagnóstico prenatal de SD se ha mantenido constante, alrededor del 92%. De todos los casos con diagnóstico prenatal, sólo el 6% acaba en nacimiento con recién nacido vivo. El 2% restante corresponde a abortos espontáneos o a nacidos muertos. M o t ivos de realización del estudio cromosómico entre los diagnósticos prenatales de síndrome de Down En 1989, el motivo más habitual de obtención del cariotipo era la edad materna avanzada (77%). El cribado bioquímico sérico apenas empezaba a practicarse (6%), y el resto de estudios cromosómicos se debía a la detección 31 Tabla 1 Diagnósticos de síndrome de Down y desenlaces en Inglaterra y Gales, 1989-2004* Año Diagnósticos 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 1.067 1.095 1.144 1.146 1.155 1.234 1.214 1.304 1.390 1.297 1.315 1.365 1.365 1.448 1.444 1.659 Total 20.642 % de diagnósticos Nacidos Abortos prenatales vivos voluntarios 30 34 38 44 48 50 54 55 53 54 55 59 60 61 59 62 Varios1/ nacidos muertos Desenlace desconocido 750 738 735 662 622 638 579 606 667 632 606 591 571 590 625 638 293 328 369 442 507 542 578 651 658 609 642 686 666 686 635 640 16 17 31 24 18 29 32 31 40 21 31 23 30 41 31 58 8 12 9 18 8 25 25 16 25 35 36 65 98 131 153 323 52 10.250 8.932 473 987 + Sólo se incluyen los abortos espontáneos posteriores al diagnóstico prenatal. (1) Datos provisionales de 2004. ecográfica de anomalías fetales diversas en fase gestacional avanzada. Desde entonces, el panorama ha cambiado (véase figura 2 y tabla 2): el cribado bioquímico se va extendiendo hasta 1996, y va aumentando el número de embarazadas sometidas a un control ecográfico sistemático para la detección de anomalías fetales. En 1996, el 36% de los estudios cromosómicos se hacían a partir del cribado bioquímico, y el 25%, a partir de ecografías en fase avanzada. Desde 1994, se ha ido imponiendo la medición de la translucencia nucal, y actualmente es la causa del 39% de los cariotipos prenatales, con un descenso del cribado sanguíneo al 13% y un aumento de los marcadores ecográficos al 29% del total. Cada vez se extienden más las nuevas pruebas de cribado que combinan el cribado bioquímico con la translucencia nucal; en 2004 representan el 8% de los diagnósticos. La utilización aislada de la edad materna como única indicación para el cariotipo se ha ido reduciendo de forma constante. Así, en 2004, esta era la única la indicación sólo en el 8% de los diagnósticos prenatales. Origen de la muestra para el cariotipo Diagnósticos postnatales Diagnósticos prenatales (pérdidas fetales previsibles a partir de la línea negra) 1800 1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 Año del diagnóstico Fig. 1: Número de diagnósticos de síndrome de Down prenatales y postnatales en Inglaterra y Gales según el año del diagnóstico. En 1989, el 77% del tejido estudiado procedía de amniocentesis y el 18%, de biopsia corial. En 2004, el 51% correspondía a amniocentesis y el 47%, a biopsia corial. La proporción relativa de amniocentesis y de biopsia corial refleja la antelación de solicitud del diagnóstico, lo que a su vez refleja la antelación del cribado para el SD. En 1993, cuando el cribado bioquímico (en el segundo trimestre) llega a la máxima histórica, la mediana de edad gestacional cuando se obtenía la muestra para el cariotipo era de 17 semanas. Con el aumento del cribado por translucencia nucal, que se mide a las 10-13 semanas, la media de edad gestacional baja a 15 semanas, y se produce un aumento correspondiente del número de muestras obtenidas por biopsia del corion. SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN 32 2006: vol. 10, núm. 2, pp. 30-32 Tabla 2 Diagnósticos prenatales de síndrome de Down en Inglaterra y Gales: 1989-2004* Año Diagnósticos prenatales % indicaciones para el cariotipo Bioquímico Ecografía Ecografía <15 semanas Bioquímica + ecografía <15 semanas Ecografía !15 semanas Sólo edad materna Otros motivos Total 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004* 321 374 430 500 558 613 660 721 739 704 729 811 819 888 850 1.021 6 16 23 34 38 38 34 36 34 29 31 30 21 24 19 13 0 0 1 2 5 7 14 16 21 22 21 27 24 29 37 39 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 4 5 5 8 13 16 22 24 23 24 26 25 28 29 29 28 36 29 25 29 77 63 50 36 30 27 22 20 15 18 15 12 14 11 12 8 4 4 5 4 4 4 4 3 2 3 3 1 2 1 2 4 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 Total 10.738 27 20 1 26 22 3 100 * Datos provisionales del 2004. 100% 80% Otros Tabla 3 Origen de la muestra para el estudio cromosómico en el diagnóstico prenatal en Inglaterra i Gales: 1989-2004* Ecografía ! 15 semanas 60% Bioquím. & eco < 15 sem. Tipo de estudio Ecografía < 15 semanas 40% Sólo bioquímica Edad materna 20% 0% 1809 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 Año del diagnòstico Fig. 2: Indicaciones del estudio cromosómico según el año del diagnóstico. Conclusión Desde 1989 se han producido cambios notables y rápidos en el cribado del SD en Inglaterra y Gales. El número total de diagnósticos de SD ha aumentado en un 55% y el número detectado de manera prenatal, en más del 300%. Los diagnósticos se producen en etapas más iniciales del embarazo, sobre todo a causa de un aumento del cribado por translucencia nucal. Bibliografía 1. Mutton DE, Alberman E, Ide R, Bobrow M. Results of first year (1989) of a national register of Down’s syndrome in England and Wales. BMJ 1991; 303: 1295-7. 2. Alberman E. The National Down Syndrome Cytogenetic Register (NDSCR). J Med Screen 2002; 9: 97-8. 3. Morris JK, Mutton DE, Alberman E. Revised estimates of the maternal age specific live birth prevalence of Down’s syndrome. J Med Screen 2002; 9: 2-6. Año del diagnóstico Biopsia corial Amnio 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004* 18 16 15 11 17 23 25 30 35 36 33 38 45 43 47 47 Total 33 Otros Total 77 76 73 79 77 69 69 65 61 61 61 60 52 55 52 51 5 8 11 11 6 8 6 5 4 3 6 3 3 2 1 2 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 62 5 100 * Datos provisionales del 2004. Agradecimientos Actualmente, el NDSCR recibe financiación del «National Screening Committee» (NSC - Comité Nacional de Cribado) para el seguimiento de los servicios ingleses de cribado del síndrome de Down. El presente estudio es independiente del NSC. SD REVISTA MÉDICA INTERNACIONAL SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN iii 21 FUNDACIÓ CATALANA SÍNDROME DE DOWN El objetivo de SD. Revista Médica Internacional sobre el Síndrome de Down es, por un lado, recoger los conocimientos actuales sobre los aspectos médicos del síndrome de Down y hacer una permanente revisión y actualización, desde los avances más prometedores en ciencias básicas como la biología molecular y la genética, hasta la práctica clínica diaria; y, por otro lado, tratar aquellos aspectos psicopedagógicos que por su relación con el campo médico puedan tener un interés práctico para los pediatras generalistas y especialistas relacionados con el síndrome. SD considerará para su publicación trabajos clínicos o de investigación relacionados con el síndrome de Down en todas sus ramas. Presidenta del Patronato de la FCSD: Montserrat Trueta Director: Josep M. Corretger Jefe de redacción: Agustí Serés Edición y coordinación: Katy Trias Asesoría científica: Cardiología: J. Casaldáliga Dermatología: J. Ferrando Dietética-nutrición: A. Gutiérrez Endocrinología: A. Goday Estomatología y Cirugía máxilo-facial: A. Monner Genética: A. Serés Ginecología: J. Cararach Medicina Interna: A. Garnacho Neurología infantil: A. Nascimento Neurología adultos: M. Gomis Odontopediatría: M.E. Alari Ortodoncia: M.A. Mayoral Oftalmología infantil: A. Galán Oftalmología adultos: J. Puig, S. Simón Otorrino-laringología: J. Domènech Pediatría: J.M. Corretger Psicología: B. Garvía Psiquiatría: J. Barba Traumatología y Ortopedia: F. Torner Consultores de medicina: F. Ballesta Martínez, M. Cruz Hernández, J. Moreno Hernando, C.J. Epstein (USA) y S.M. Pueschel (USA) Consultores de psicopedagogía: Equipo de la FCSD, J. M. Jarque, T. Vilà L. Brown (USA) Edita: FUNDACIÓ CATALANA SÍNDROME DE DOWN (FCSD) Redacción: FCSD Comte Borrell, 201, entresuelo, 08029 Barcelona Teléfono: 93 215 74 23 - Fax: 93 215 76 99 e-mail: [email protected] Internet: http://www.fcsd.org Secretario de redacción: Joan C. Villalonga Este número ha sido posible gracias a la colaboración de LABORATORIOS URIACH. © Fundació Catalana Síndrome de Down ISSN: 1138-2074 D.L. B-40257-1986 Imprime: Elite Grafic Ponts de Can Baruta, 2 , parc. 11- Molins de Rei Existe edición catalana de la revista Existe versión digitalizada en inglés NORMAS DE COLABORACIÓN Trabajo original o de revisión. Trabajo de investigación, preferentemente prospectivo, sobre epidemiología, etiología, fisiopatología, anatomía patológica, clínica, y métodos de diagnóstico o terapéuticos. Los diseños recomendados son de tipo analítico, en forma de encuestas transversales, estudios de casos y controles, estudios de cohortes y ensayos controlados. O bien, trabajo de revisión o divulgación de aspectos diversos. Extensión máxima: 25.000 espacios (resúmenes incluidos), y un máximo de 10 tablas y/o figuras. Se recomienda que el número de firmantes no sea superior a 6 y el de referencias bibliográficas no supere las 20. Caso clínico. Extensión máxima: 8.000 espacios (resúmenes incluidos) y hasta 4 tablas y/o figuras. Número de firmantes no superior a 6 y el de referencias bibliográficas no superior a 8. Avances psicopedagógicos. Aportaciones desde el punto de vista educativo que, conjuntamente con los aspectos médicos, favorezcan la calidad de vida de las personas con síndrome de Down y aporten una visión antropológica de la persona. Extensión máxima 12.000 espacios (resúmenes incluidos) y hasta 4 tablas y/o figuras. Número de firmantes no superior a 6 y el de referencias bibliográficas no superior a 10. Presentación y estructura de los trabajos Se ajustarán a las recomendaciones del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas sobre los requisitos de uniformidad de los manuscritos para revistas biomédicas (estilo Vancouver). Hojas DIN A4, mecanografiadas a doble espacio y con márgenes suficientes, numeradas correlativamente. Imprescindible también entregar una copia del trabajo en soporte magnético. Se indicará: título del trabajo, nombre y preferentemente primer apellido de los autores, si son dos, unidos por un guión; nombre y dirección completa del centro de trabajo; dirección para la correspondencia. Se hará constar expresamente si parte del trabajo ha sido objeto de presentación en alguna reunión, simposium o congreso, si ha sido galardonado con algún premio y si ha recibido alguna subvención. Resumen. Los trabajos a publicar en las secciones de trabajos originales o de revisión, casos clínicos y avances psicopedagógicos, tendrán que ir acompañados de un resumen de un máximo de 250 palabras en el idioma de presentación y en inglés, precedidos del título del trabajo en estos mismos idiomas. No contendrá datos que no se encuentren en el texto. Se indicarán hasta cinco palabras clave, de acuerdo con el Index Medicus. Redacción. Se recomienda la redacción en impersonal. Conviene dividir claramente los trabajos en apartados. Los originales en: Introducción, Material o Pacientes y Métodos, Resultados y Discusión. Los casos clínicos en: Introducción, Observación clínica y Discusión. El texto de los avances psicopedagógicos, después del resumen, será desarrollado libremente por el autor. Agradecimientos. Se han de especificar brevemente las contribuciones que requieren un agradecimiento, especificando el tipo de ayuda –técnica o material– cuando la haya. Bibliografía. Las referencias de los artículos Original y Caso clínico serán numeradas en el texto por orden de aparición entre paréntesis y recogidas en una hoja aparte, siguiendo las normas de Vancouver. En los artículos de Avances psicopedagógicos las referencias no estarán numeradas y se recogerán en una hoja aparte ordenadas alfabéticamente. En todos los casos, cualquier citación que figure en el texto debe constar expresamente referenciada en la bibliografía. Tablas. Mecanografiadas en hojas independientes, y numeradas con cifras romanas. Han de ser citadas en el texto. Tendrán un título en la parte superior. Si hay siglas, deben explicarse al pie de la tabla. Hay que evitar repeticiones entre tablas, figuras y texto. Figuras. Las indispensables para la buena comprensión del texto. Se numerarán por orden de aparición con cifras arábigas. En una hoja aparte, se mecanografiarán los pies. Las gráficas y dibujos deben realizarse con impresión de alta calidad y entregarse en papel, indicando en el dorso el nombre del primer autor, y en la parte superior de la figura su número. Si se utilizan fotografías de personas, éstas no deben ser identificables, o deben ir acompañadas por un permiso escrito para su utilización. Acrónimos, abreviaturas, símbolos y unidades. Es deseable utilizar el mínimo de acrónimos. En todo caso se han de definir en su primera aparición. En las mediciones hematológicas y bioquímicas se utilizará el sistema métrico de acuerdo con el sistema internacional de unidades (SI). Entrega de los originales Junto con una carta de presentación donde constará la aceptación de todos los firmantes, así como la certificación de la autoría y propiedad, se enviarán a la Secretaría de la FCSD. Se acusará recibo de los originales y se informará de su aceptación y fecha posible de publicación. Cuando el artículo se encuentre en prensa, el autor recibirá unas pruebas impresas para corregir, que procurará devolver dentro de las 48 horas siguientes a su recepción. Los editores podrán sugerir modificaciones en el texto cuando las crean necesarias, y también rehusar la publicación de los trabajos que no consideren adecuados. La FCSD no se responsabiliza ni se identifica necesariamente con las opiniones emitidas por los autores de la revista. Indexada en EMBASE / Excerpta Medica e Índice Médico Español (IME)