los estudiantes - Basílica San Miguel

Transcripción

los estudiantes - Basílica San Miguel
LOS ESTUDIANTES
MADRID
1990-2015
© Hermandad de Los Estudiantes de Madrid 2015
C/ Puñoenrostro, 6 – 1º Izq.
Tel.: 915422785
www.losestudiantes.org
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Dirección y edición: Juan M. Venegas Valladares y Javier Láinez López.
Documentación y redacción: Jose Miguel Martín Pérez.
Diseño y maquetación: Nicolás Sangrador Andreu.
Fotografías: © Archivo de la Hermandad; © Juan Martín Durán; © Pablo Cordero; © Carlos Miralles Fernández; © Asunción Molinos;
© Mercedes Alonso Sangrador.
Impresión: Surdigraf (Sevilla).
Printed in Spain - Impreso en España
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sin el permiso previo y por escrito del editor.
LOS ESTUDIANTES
MADRID
1990-2015
SUMARIO
Sumario ................................................................................................
Prólogo .................................................................................................
Firmas ...................................................................................................
Papa Francisco ..................................................................................
Papa emérito Benedicto XVI .............................................................
Mons. Carlos Osoro ..........................................................................
Mons. Antonio Mª Rouco Varela ......................................................
Mons. Ramón Herrando Prat de la Riba ............................................
Pedro Álvarez de Toledo Bandeira ....................................................
Mons. José Antonio Galera de Echenique .........................................
Manuel José Cociña Abella ...............................................................
Javier Láinez López ...........................................................................
Juan Manuel Venegas Valladares ......................................................
Francisco Carrera Iglesia ...................................................................
Ana Botella .......................................................................................
José María Álvarez del Manzano .......................................................
General Jesús de la Corte ..................................................................
Hermanos de los Ríos (Orfebrería Andaluza) .....................................
La Hermandad ......................................................................................
Los Titulares .....................................................................................
Modelo de Hermandad .....................................................................
Los Cultos .........................................................................................
El triduo ........................................................................................
El Via Crucis ..................................................................................
El pregón ......................................................................................
El Niño de Gracia ..............................................................................
Patrimonio artístico ...........................................................................
Los bordados ................................................................................
La orfebrería .................................................................................
Los pasos ..........................................................................................
Música y partituras propias ...............................................................
Patrimonio humano ..........................................................................
Historia de la Hermandad .....................................................................
Instituciones ligadas a la Hermandad ....................................................
La Basílica Pontificia de San Miguel ...................................................
La Nunciatura ...................................................................................
El Obispado ......................................................................................
El Ejército ..........................................................................................
El Ayuntamiento ...............................................................................
Epílogo .................................................................................................
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“Et Ego, si exaltatus fuero a terra,
omnia traham ad meipsum”
PRÓLOGO
Manuel Marín de Vicente-Tutor
Capataz General
Aún recuerdo como si fuera ayer aquel ensayo, una tarde de sábado en la
Cuaresma de hace 25 años, en la que otros costaleros me preguntaron si
el martes iría a la igualá y al ensayo previsto en Los Estudiantes. ¿Los Estudiantes?, ¿un martes?, pregunté con la curiosidad y extrañeza de un cofrade
andaluz en ese Madrid indómito en el que uno nunca creería que fueran a
proliferar hermandades de Semana Santa. Sí, me replicaron. “Hay una hermandad nueva que acaba de constituirse y buscan gente comprometida, implicada, humilde, trabajadora…”. Por aquel entonces era, en efecto, un estudiante. Y por aquel entonces la trabajadera y el costal comenzaban a ser una
parte de mi vida. Una parte sustancial sobre la que los años han construido
una relación inexplicable que supera con mucho las virtudes del mero amor.
Explicarlo en unas líneas resulta imposible porque la descripción de sentimientos y emociones nunca resulta sencilla. Me acerqué, claro, víctima de
un sano contagio. Y conocí por dentro, sin saberlo aún, la que sería mi casa.
La seriedad en el ambiente; una atmósfera de fe y rigor; el ánimo del
aprendizaje; la satisfacción de encontrarte en una aureola real de hermandad, de fraternidad… Me embaucaron sin darme lugar a la duda. Recuerdo
haber bajado las escaleras de la Basílica de San Miguel hacia la cripta y hallar
al fondo un diminuto salón en el que algunos de los miembros de su Junta
me saludaron, sin conocerme, como si saludaran a un hermano de toda la
vida. Fue la más acogedora recepción de quienes serían poco después padres y maestros en la concepción de una labor bajo la trabajadera como un
servicio a Dios en el seno de una cofradía. Fue la percepción de una perfecta
organización, basada en la sincronía de la exactitud, como modo de identificar a Madrid con la fe transmitida a través de generaciones en un concepto
de religiosidad popular que ya existía profundo en Madrid, pero adaptado a
la estética tradicional de las cofradías de Sevilla.
Los Estudiantes nacían con la doble condición de servir como instrumento
de fervor por la imagen del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón –y más
adelante por la talla de María Santísima Inlaculada Madre de la Iglesia-, y
como asentamiento de una tradición en la capital de España que, como componente de fe, de cultura, de ideales de amor a Cristo, había anidado en
Andalucía siglos atrás. Se trataba de participar en la traslación a Madrid de
las esencias de la fe tal y como la viven los cofrades sevillanos para sumarse
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a un proyecto inédito y singular: ayudar en la construcción de un fin grande
al servicio de la Iglesia. Crecer, crecer y crecer.
Los Estudiantes nacieron como el sueño de una ilusión. Ver caminar en
su paso a un Cristo crucificado, ya muerto, obra del imaginero Luis Salvador
Carmona, al ritmo cadencioso de treinta costaleros en la tarde del Viernes de
Dolores, en un via crucis de silencio y compostura, fue sencillamente el sueño
de una ilusión. La de visualizar esa imagen en la mente, crearla, darle forma,
trabajar, trabajar… y ver el resultado de una obra que mientras exista siempre será incompleta, siempre será imperfecta. Porque siempre tenderá a más.
Nacieron Los Estudiantes en aura de fe y perdón, conscientes del difícil trabajo que representa multiplicar el culto por una imagen para que el pueblo de
Madrid rece en sus calles con Él. Sacar altares a hombros de costaleros como
modo de vida, como oración, como una forma de practicar la penitencia de
la misma manera en que lo hicieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos…
Ese era el reto. Era el desafío sobre el que edificar un proyecto sin más exigencia que la fe, sin más fin que amar a Dios con el simple añadido que los
cánones de la estética, el mimo y la entrega. La belleza de una cofradía. El
alma en definitiva con el que vestir la fe, en negro y burdeos, con la elegancia
del amor.
Han transcurrido veinticinco años de aquello. Muchos de quienes coincidimos ya no están entre nosotros. La muerte llama a unos, la vida golpea
a otros, equivoca a los de más allá, empuja a aquellos y atrae a los de más
acá… A todos nos dirige y a todos nos terminará por reencontrar de nuevo
porque el proyecto, esta obra de Dios, permanecerá siempre en el tiempo.
Con más desgaste o menos, pero siempre inmutable. Inalterable en unos
principios, en unas reglas, en unos estatutos edificados desde la humildad y
la voluntad del servicio. Nacer para existir. Existir para continuar. Y lo hará
muchos más de otros veinticinco años.
Mirar hacia atrás tiene el sentido evocador de recuperar imágenes, sonidos, olores y vivencias incapaces de escapar a nuestros recuerdos. Tiene el
sentido de retratarnos en otra etapa de nuestras vidas y reflejar con fidelidad
cómo hemos crecido, cuánto hemos entregado, y de qué manera seguimos
dirigiéndonos a Dios. Antes, el Viernes de Dolores. Hoy, esos Domingos de
Ramos en los que la infinitud de Dios se hace cercana, sensible, próxima…
para permitirnos tocar la dolorosa interioridad de su pasión con los dedos.
La ilusión de hace 25 años se proyecta hoy cada uno de los 365 días del
año en todos nosotros. Con tesón, con paciencia y con esperanza. En tiempos extraños para la fe. En tiempos de principios que se alteran al vaivén de
modas y tendencias, o simplemente de ofensas y escrúpulos. La concepción
de una estación de penitencia, de una labor formativa, de un núcleo de unidad entre creyentes, es el fruto de un proyecto llamado a perdurar. No solo
veinticinco años más. Estos que ya hemos vivido han sido solo la primera
piedra de un proyecto, de un plan de Dios llamado a perdurar y a erigirse en
templo de fe con vocación de eternidad. Se trata de consolidar con el ejemplo la constitución de un compromiso entre hermanos que nunca dejarán de
serlo más allá de los accidentes vitales, siempre tan provisionales y tan pasajeros, frente al plan perfecto de Cristo para la humanidad. Un hermano es un
instrumento de Dios para perpetuar un modo de vivir la fe y una manera de
sentir la penitencia. Un hermano es oro.
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Aún recuerdo más de aquel primer día. La sala capitular de San Miguel,
aquellos recovecos de historia, de arte, de religiosidad… Y aquella cruz de
guía colgada como símbolo de unidad y valentía. Para plantarla en la calle.
Para dar testimonio de un don que solo son capaces de sentir los cofrades
cuando les es transmitida de padres a hijos, de abuelos a nietos. Y recuerdo
ensayos a ras de hielo, en una parihuela que crujía en el silencio de esos martes nocturnos en los que hacerse la ropa, tirar un costal y meter los riñones
bajo la trabajadera era sencillamente un desafío junto a la verja de la basílica.
Después…, después son tantos recuerdos, tanta memoria la que se agolpa... Este libro es la historia real, certera, detallada, de todos esos recuerdos,
de todas esas vivencias en las que los sinsabores siempre claudicaron frente
a la ilusión. La ilusión de un sueño. La ilusión de ese sueño. Creer en Él, crear
por Él. Así, hasta dentro de otros 25 años, cuando sean nuestros hijos y nietos
quienes descubran las vivencias que les mostramos de niños y perpetúen este
humilde plan de Dios que es la cofradía. Cuando sean ellos quienes relaten
las experiencias que heredaron y el amor que les entregamos. Sin duda, será
un amor tan intenso y generoso como el nuestro. Sólo así ese sueño de la
ilusión que son Los Estudiantes será capaz de llegar a la eternidad y toparse
con Dios. “Señor a Ti te buscábamos, a Ti te hemos hallado”.
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FIRMAS
Papa Francisco.
A lo largo de los siglos, las Hermandades han sido fragua de santidad de
muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor.
Caminad con decisión hacia la santidad; no os conforméis con una vida
cristiana mediocre, sino que vuestra pertenencia sea un estímulo, ante todo
para vosotros, para amar más a Jesucristo.
Es necesario seguir por este camino. Sed también vosotros auténticos
evangelizadores. Que vuestras iniciativas sean «puentes», senderos para
llevar a Cristo, para caminar con Él. Y, con este espíritu, estad siempre atentos a la caridad. Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor de Dios por
todos, especialmente por quien se encuentra en dificultad. Sed misioneros
del amor y de la ternura de Dios. Sed misioneros de la misericordia de Dios,
que siempre nos perdona, nos espera siempre y nos ama tanto.
Homilía 5 mayo de 2013 en la Jornada Mundial de Cofradías y Piedad Popular.
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Papa emérito Benedicto XVI.
La contemplación de las extraordinarias imágenes del patrimonio religioso
español (…) nos han facilitado adentrarnos en el misterio de la Cruz gloriosa de Cristo, que contiene la verdadera sabiduría de Dios, la que juzga al
mundo y a los que se creen sabios (cf. 1 Co 1,17-19).
Son imágenes donde la fe y el arte se armonizan para llegar al corazón
del hombre e invitarle a la conversión. Cuando la mirada de la fe es limpia y
auténtica, la belleza se pone a su servicio y es capaz de representar los misterios de nuestra salvación hasta conmovernos profundamente y transformar nuestro corazón, como sucedió a Santa Teresa de Jesús al contemplar
una imagen de Cristo muy llagado (cf. Libro de la vida, 9,1).
Ante un amor tan desinteresado, llenos de estupor y gratitud, nos preguntamos ahora: ¿Qué haremos nosotros por él? ¿Qué respuesta le daremos? San Juan lo dice claramente: «En esto hemos conocido el amor: en
que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra
vida por los hermanos» (1 Jn 3,16). La pasión de Cristo nos impulsa a cargar sobre nuestros hombros el sufrimiento del mundo, con la certeza de
que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes. Al
contrario, se hizo uno de nosotros «para poder compadecer Él mismo con
el hombre, de modo muy real, en carne y sangre… Por eso, en cada pena
humana ha entrado uno que comparte el sufrir y padecer; de ahí se difunde
en cada sufrimiento la consolatio, el consuelo del amor participado de Dios
y así aparece la estrella de la esperanza» (Spe salvi, 39).
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Las llagas de Jesús en la cruz son llamadas del Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus huellas y hacer de nosotros signos de su consuelo y
salvación. «Sufrir con el otro, por los otros, sufrir por amor de la verdad y de
la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona
que ama realmente, son elementos fundamentales de la humanidad, cuya
pérdida destruiría al hombre mismo» (ibid.).
Miremos para ello a Cristo, colgado en el áspero madero, y pidámosle
que nos enseñe esta sabiduría misteriosa de la cruz, gracias a la cual el
hombre vive. La cruz no fue el desenlace de un fracaso, sino el modo de
expresar la entrega amorosa que llega hasta la donación más inmensa de
la propia vida. El Padre quiso amar a los hombres en el abrazo de su Hijo
crucificado por amor. La cruz en su forma y significado representa ese amor
del Padre y de Cristo a los hombres. En ella reconocemos el icono del amor
supremo, en donde aprendemos a amar lo que Dios ama y como Él lo hace:
esta es la Buena Noticia que devuelve la esperanza al mundo.
Volvamos ahora nuestros ojos a la Virgen María, que en el Calvario nos
fue entregada como Madre, y supliquémosle que nos sostenga con su amorosa protección en el camino de la vida, en particular cuando pasemos por
la noche del dolor, para que alcancemos a mantenernos como Ella firmes
al pie de la cruz.
Extracto de las palabras de S.S. Benedicto XVI
al término del Via Crucis de la JMJ Madrid 2011 (19 agosto 2011).
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Mons. Carlos Osoro.
Arzobispo de Madrid.
Cuando llega la Semana Santa, las cofradías, corporaciones y hermandades
os preparáis para salir a la calle y dar testimonio de la fe.
La Cruz está en el centro. Todas las imágenes de los pasos hacen referencia, de forma directa o indirecta, a la entrega de Cristo por amor en la Cruz.
A través de la Cruz contemplamos la gloria del Señor que resplandece en el
cuerpo martirizado de Jesús, precisamente en su entrega total se manifiesta la grandeza de Dios, que es amor y la grandeza que el hombre alcanza
cuando acoge el amor de Dios.
Todos los cristianos estamos llamados a comprender, vivir y testimoniar
con nuestras vidas la gloria del Crucificado. La Cruz –la entrega de sí mismo
del Hijo de Dios- es, en definitiva, el signo por excelencia que se nos ha
dado para comprender la verdad del hombre y la verdad de Dios: hemos
sido creados y redimidos por un Dios que por amor inmoló a su Hijo único.
Como la Virgen María, entrad en la intimidad expansiva, que es entrar
en la profundidad con Jesucristo y al mismo tiempo expresada a los demás.
Pensad en aquel momento sublime que expresa la comunión a la que habían llegado Hijo y Madre: “Junto a la Cruz de Jesús estaba su Madre”.
Y desde esa comunión escuchad las palabras del Señor: “Ahí tienes a tu
Madre”.
Palabras del Pregón de la Semana Santa Marinera
de Valencia en 2013
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Card. Antonio Mª Rouco Varela.
Arzobispo emérito de Madrid.
En 1994 cuando fui nombrado Arzobispo de Madrid por el Papa San Juan
Pablo II, la Hermandad de los Estudiantes llevaba pocos años de andadura.
Apenas cuatro y algunos más desde que desde la Basílica Pontificia de San
Miguel jóvenes estudiantes madrileños sacaban al Santísimo Cristo de la Fe
y del Perdón para hacer un piadoso Via Crucis por las calles alrededor del
palacio episcopal.
En los veinte años de mi servicio a la diócesis de Madrid me he sentido a
gusto acompañando a esta joven cofradía en su recorrido hacia su estación
de penitencia. Hemos rezado y caminado pidiendo al Señor y a su Madre
Santísima por tantas necesidades de nuestra Villa y de nuestra patria; orando y caminando por la Iglesia y con la Iglesia; dando testimonio de la fe en
una sociedad, la nuestra, cada vez más secularizada y mostrando nuestro
deseo de que Dios nuestro Señor sostenga y aliente la fortaleza de la familia cristiana, el reconocimiento del sagrado valor de la vida, de la santidad
del matrimonio, de la libertad de los padres para elegir la enseñanza de sus
hijos, del derecho a vivir con libertad nuestra fe privada y públicamente y,
no en último término, de que el amor de los cristianos se comprometa con
los más desfavorecidos.
He comprobado con gozo cómo las hermandades y cofradías han permanecido vivas y aún han cobrado nuevos impulsos en los últimos años.
Cuando muchas asociaciones de fieles comenzaron a languidecer e incluso
a desaparecer tras los años del Concilio Vaticano II, se comprobó que la religiosidad popular mantenía el pulso de la fe y de la piedad cristiana. La Hermandad de Los Estudiantes de Madrid es buen ejemplo de ello y de cómo
una reciente iniciativa de apostolado y caridad ha contribuido a evangelizar
desde las calles de Madrid. Evangelizar es una palabra que aparece alguna
vez en los textos del Concilio; una palabra a la que San Juan Pablo II daría
una resonancia extraordinaria, ahondando en las huellas del Beato Pablo
VI, con la llamada a una nueva evangelización al referirse a la necesidad
de llevar nuevamente el Evangelio a naciones tradicionalmente católicas.
Antes se usaban otros términos, como el apostolado, la misión. El objetivo
era el mismo: la conversión. La Exhortación postsinodal Evangelii nuntiandi
había sido decisiva para la introducción de la palabra evangelización en
el lenguaje habitual de la Iglesia y para la comprensión de su significado.
Un texto de un extraordinario rigor teológico que deja claro que la Iglesia
existe para evangelizar y para reconciliar a los pecadores con Dios.
Una Hermandad que lleva por nombre Santísimo Cristo De la Fe y del
Perdón y María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia halla su más
clara razón de ser en esta nueva evangelización que atrae a Dios a los pe-
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cadores invitándoles a la penitencia. Anuncia y enseña un evangelio vivido
y llevado al corazón de los barrios populares de nuestra ciudad en plena comunión con la Iglesia bajo el amparo de la Santísima Virgen María. A esta
Hermandad, a la cual he bendecido y acompañado en su salida procesional
durante muchos años, le aseguro mi afecto de siempre, mi oración y mi
bendición. ¡Que el Señor y su Madre Santísima bendigan a estos fervorosos
cofrades, a sus familias, a sus universidades y centros de estudio y haga
fructificar abundantemente su labor de apostolado y de fe por las calles y
plazas de nuestra ciudad!
Madrid, 24 de febrero de 2015
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Mons. Ramón Herrando Prat de la Riba.
Vicario Regional del Opus Dei. Hermano de Honor de la Hermandad de Los Estudiantes.
Al encontrarnos en el XXV aniversario de La Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo de la Fe y del Perdón, María Santísima
Inmaculada, Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel (Los Estudiantes),
surge del corazón de todos los que hemos sido testigos de su nacimiento y
desarrollo en este cuarto de siglo, un canto de acción de gracias a la Santísima Trinidad, por los frutos de santidad y de apostolado en la actividad de
la Hermandad. Es patente la acción de Dios y de Nuestra Madre la Virgen
Inmaculada en todos estos años a través de la acción evangelizadora de la
Hermandad entre los Hermanos que se han ido incorporando y en tantos
cientos de personas a las que ha alcanzado su influjo.
No sería una interpretación forzada, sino todo lo contrario, afirmar que
en los antecedentes próximos de La Hermandad y vinculado a sus orígenes
está la vida santa de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus
Dei, que celebró su primera Misa en Madrid en el año 1927 en la Pontificia
Basílica de San Miguel. Mientras vivió siguió muy de cerca alentando todas
sus actividades y desde 1975 intercede en el cielo por todas las iniciativas
que han ido surgiendo.
Desde los inicios de La Hermandad, el Opus Dei ha informado todas
sus iniciativas espirituales y formativas a través de sus Sacerdotes y fieles
vinculados a ella. Esa formación es y seguirá siendo el motor de toda su
actividad espiritual y evangelizadora. Encomendamos al Cielo que prosiga
su andadura con muchos frutos y siga siendo un instrumento revitalizador
de la vida de fe entre tantas personas de Madrid y de toda España.
Como Vicario Regional del Opus Dei y Hermano de Honor de La Hermandad, me siento permanentemente comprometido a rezar por todos los
Hermanos y toda su fecunda actividad. Imploro de la Santísima Virgen su
protección con mi Bendición más cariñosa.
Madrid, 10 de marzo de 2015.
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Pedro Álvarez de Toledo Bandeira.
Vicario de la Delegación del Opus Dei en Madrid-Oeste.
Agradezco la oportunidad que se me brinda de poner por escrito, con motivo del XXV aniversario, algunos de los profundos sentimientos que me
suscita la querida Hermandad sacramental y cofradía de Nazarenos del
Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, María Santísima Inmaculada, Madre
de la Iglesia y Arcángel San Miguel.
Recuerdo la ilusión con la que D. Jerónimo Padilla Barcelona (q.e.p.d) entonces Vicario del Opus Dei para Madrid-Oeste alentó al entonces Rector
de la Basílica de San Miguel, Mons. José Antonio Galera de Echenique, para
que pusiera en marcha la creación de la Hermandad, que traería muchos
bienes espirituales para la ciudad de Madrid, como así ha sido.
En el corazón y en la mente de estos eximios predecesores nuestros, llenos de celo sacerdotal, estaban presentes las palabras oídas a San Josemaría
Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, cuando acudió a la Basílica,
acompañado en aquella ocasión por el hoy Beato Álvaro del Portillo y el
actual Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, para celebrar la santa
Misa el 17 de octubre de 1960, ante un templo repleto de fieles, hijos e
hijas suyas, recordando aquella su primera Misa en Madrid el 20 de abril
de1927: “Quiero deciros unas palabras en esta iglesia de Madrid, donde
tuve la alegría de celebrar mi primera misa madrileña, y estoy conmovido
porque os tengo que decir que vosotros y yo hemos de cumplir un mandato
divino, maravilloso: primero en nuestra vida personal; después, influyendo
en todos los ambientes del mundo, santificando, sobrenaturalizando cada
instante de la jornada”.
En efecto, pensaban ellos y los que les acompañaron en los comienzos de
la Hermandad, que haría mucho bien a la ciudad de Madrid y a sus gentes
que la bellísima escultura del Cristo de la Fe, obra maestra del artista Luis
Salvador Camona, se expusiera al culto público en una Capilla central de la
Basílica, y que procesionar al Santísimo Cristo por las calles del Madrid de
los Austrias, sería un acto de culto público que atraería muchas gracias de
Dios para el pueblo cristiano.
Desde entonces, hubo que superar muchos obstáculos, pero el apoyo
entusiasta de tantos fieles ha hecho realidad la hermosísima labor de la
Hermandad, que ha contribuido –a mi juicio, de modo decisivo- junto con
otras Hermandades de Madrid, a dignificar la Semana Santa de la Capital
de España, y a hacerla más santa y más espiritual en sus manifestaciones
religiosas y artísticas.
Es vuestra Hermandad, lo digo con alegría, una manifestación clara de la
fe hecha cultura, respuesta a aquella petición del Beato Pablo VI, repetida
por San Juan Pablo II y el papa Benedicto XVI, “una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, ni totalmente pensada, ni fielmente
vivida”.
Enhorabuena, por tanto, por vuestro aniversario, y me uno a vuestra
acción de gracias a Dios por los frutos que ha dado la Hermandad en estos años, que son una muestra del vigor de la piedad popular, pues, como
señala el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium
(n.122) “la piedad popular es verdadera expresión de la acción misionera
y evangelizadora espontánea del Pueblo de Dios, en ella puede percibirse
el modo en que la fe se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo”.
Elevo mi oración a vuestros Santos Titulares, al Santísimo Cristo de la Fe,
del Perdón y de los Estudiantes, y a María Inmaculada, Madre de la Iglesia,
para que, con su ayuda, sigáis dando frutos de buenas obras para el bien
de la Iglesia, de la sociedad y de todas las almas.
Madrid, 19 de febrero de 2015
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Mons. José Antonio Galera de Echenique.
Rector de la Basílica Pontificia de San Miguel.
Fundador y primer Consiliario de la Hermandad (1975-2004).
Sólo mirándole, la oración brota espontánea desde el
fondo del alma y notamos cómo caen las escamas de
nuestra soberbia. No tiene nada que hacer en la noche
nuestro amor propio desordenado y se retira confundido. Con Cristo en la Cruz tenemos un modelo que
imitar, pues Él es Hombre perfecto. Un modelo asequible para nuestra conducta, un consuelo para nuestra
flaqueza, un asidero para nuestras dificultades. Y con
Cristo, María Santísima, que secundando el modelo
que le proporciona su Hijo, nos está llamando a ser
más veraces, más realistas, más auténticos en definitiva.
Boletín de la Hermandad. Diciembre de 2001.
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Manuel José Cociña y Abella.
Rector de la Basílica Pontificia de San Miguel y Consiliario de la Hermandad (2004-2007).
Mis diez últimas Semanas Santas habían sido en Sevilla. Y en todas ellas,
muy cerca de los Pasos. Se habían confesado cientos de nazarenos antes
de hacer la estación de penitencia. Luego por deferencia de los Hermanos
Mayores acompañaba durante un tramo a la Imágenes Titulares de algunas
de estas Hermandades.
Por eso cuando llegué a la Basílica para continuar con la labor que durante más de veinticinco años había desarrollado Mons. Galera de Echenique,
una de las tareas que más me ilusionaban era la de ser Consiliario de la
Hermandad del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón y de María Santísima
Inmaculada, Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel. ¡Cuántos momentos inolvidables de los años que pasé en la Basílica! Las primeras reuniones
con la Junta de Gobierno, la preparación de los diversos Cabildos, las Estaciones de Penitencia…
Y seguir las innumerables gestiones para acondicionar la Casa Hermandad, ir mejorando los enseres, hacer cada año algún “estreno”, terminando
de enriquecer el Palio de la Virgen con el bordado de sus respiraderos y
faldones; y así incrementar el patrimonio de la Hermandad.
Recordar todo eso me trae a la memoria a muchas personas que trabajaban para que a lo largo del año y cuando estábamos en la calle, todo funcionara perfectamente. ¡Que arriesgado es citar algunas, porque siempre se
quedan en el tintero otras muchas que deberían aparecer. Pero sí que es de
justicia hablar de Enrique Estrada, de Juan Manuel Venegas, Pablo Muñoz
de la Rica, de Daniel Cuevas, D. Fernando Jadraque, etc. Y como no agradecer las generosidad de Rosario Morales, siempre atenta a las necesidades
de la Hermandad. Y a Francisco Carrera Iglesias, que con su arte de bordador sevillano ha realizado tantos trabajos para nosotros y se desplazaba
cada año para vestir a la Virgen.
Y los conciertos de Marchas Procesionales a cargo de la Música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1, con sus sucesivos Directores:
Abel Moreno; Enrique Blasco. Y la Música de Capilla acompañando al Señor por las calles de Madrid.
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Momentos de gran alegría, como la salida procesional en el Año de la
Eucaristía, cuando en la parroquia de Santiago, ante el Santísimo expuesto, se escuchaba desde la calle la magistral interpretación de la Marcha
Triunfal con el tema de “Cantemos al Amor de los Amores”, a cargo de la
Música del citado Regimiento, que siempre acompañaba nuestra Estación
de Penitencia tras el paso de la Stma. Virgen.
La decisión de ampliar el recorrido a la Plaza de Oriente y calles aledañas, con el majestuoso fondo del Palacio Real, las ofrendas del Cardenal
de Madrid, en la Plaza de la Villa, la presencia del Nuncio de Su Santidad,
Mons. Monteiro y otras muchas autoridades , acompañadas de numerosísimos fieles, eran la apertura a la Semana Santa Madrileña. No en vano es
la primera Hermandad en la calles de Madrid.
Con cuanta ilusión se preparaban las salidas procesionales; ilusión no
exenta de momentos duros: mucho trabajo, a veces con los lógicos problemas de simultanear el culto de la Basílica con la instalación de los Pasos, la
colocación de las rampas, el que se quitaran los “estorbos” para facilitar el
recorrido de la Hermandad.
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Un momento de particular emoción –hacía un año que había dejado Sevilla- fue esperar con las puertas abiertas de la Basílica, a la Hermandad de
Jesús del Gran Poder y de la Macarena. Allí giraron la imagen de la Esperanza, hacia el Cristo, que un poco retrasado cubría la puerta de la Basílica, con
los Hachones encendidos, mientras la luz interior del templo mostraba a la
multitud allí reunida la incomparable belleza barroca de la Pontificia. Y junto
al Hermano Mayor, Enrique Estrada hicimos la entrega de un ramo de flores
y luego, a golpe de martillo, “a esta es”, mi primera “levantá” madrileña.
Con gozo acudía a los ensayos de los Costaleros, preparándose de ese
modo a llevar los pasos con un señorío y una piedad llena de buen gusto.
Y las cuadrillas al mando de Manolo Marín y de Juan Manuel Venegas,
buenos discípulos de los dos hermanos Estrada (Enrique y Antonio) primeros capataces desde los comienzos hasta entrado el segundo milenio, que
nada tenían que envidiar a las que había visto en Sevilla.
Comidas de Hermandad, Pregones, Romerías. La Hermandad es mucho
más que la la salida del Domingo de Ramos o el Viacrucis del Viernes de
Pasión. ¡Cuánto trabajo oculto, que solo Dios ve! La Bolsa de caridad; el
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quehacer silencioso de los Priostes, o los que limpian la plata, o preparaban
las túnicas y ropones de los acólitos, o cuidaban el orden.
Hace años que no asisto a las salidas procesionales. Pero cómo muchas
veces he manifestado, allí estoy siempre. No en vano el Lignum Crucis, que
lleva el Paso del Señor es regalo de mi familia; lo mismo que el broche de la
Virgen, o el Puñal clavado en su pecho, están también realizados con oro y
joyas que pertenecieron a mi familia. Y dos sayas de la Virgen, una de ellas
hecha con el traje de un torero sevillano, otra, y parte del manto de capilla,
con ornamentos que también estaban en mi casa.
Dos últimos recuerdos: el estar pendiente de la lluvia, que en alguna
ocasión nos gastó una mala pasada. Dios sabe más. Y el Padrenuestro final,
cuando se recoge la Hermandad, pidiendo por todos los difuntos, con el
pensamiento de que también un día rezarán por mí.
¿Cómo terminar estas líneas escritas a vuelapluma? Dando gracias al
Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, y a María Santísima Inmaculada
Madre de la Iglesia, por el privilegio que ha supuesto poder estar junto a
Ellos y ser Consiliario de mi Hermandad. Laus Deo!
31
Javier Láinez López.
Rector de la Basílica Pontificia de San Miguel y Consiliario de la Hermandad.
He compartido tan sólo ocho años los andares de la Hermandad. Menos
de un tercio de su existencia. Una breve chicotá para la larga singladura
cofradiera que ya se ha trazado por las calles de Madrid. Y lo que le queda. Desde el primer momento, el estilo de la Semana Santa vivida como
se vive con Los Estudiantes, te enseña a mirar a Cristo y a su Madre con
una mirada nueva. Los largos preparativos, los ensayos, el montaje de los
pasos, los cabildos de salida y los de oficiales ultimando cada detalle. Nada
queda a la improvisación. Y las noches de ensayo en la basílica. Retranqueo de pasos. Ver a los sagrados titulares ¡tan de cerca! La oración intensa. Mirar. Contemplar. Y en la contemplación descubrir cuánto nos quiere
Dios. Tanto, que nos ha entregado a su Hijo. A su Hijo amado. Para que
lo crucifiquemos. Y en su pasión-mirándole- se descubre el valor inmenso
de ese amor divino que se gasta para sanar a sus hijos pródigos, errantes,
pecadores, que no pocas veces han perdido el paso y no aciertan a llorar
su extravío.
La Hermandad te enseña a mirar. Una mirada que jamás vuelve de vacío.
Mirar y sentirse mirado. Como Juan y María al pie de la Cruz. Como el buen
ladrón. Como Magdalena y las otras mujeres. Como el Centurión. Como
los aterrados fariseos y hasta como los indiferentes que pasan de largo sin
detenerse. También ellos se cuentan entre los que describe San Lucas en
su Evangelio: La muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvían dándose golpes de pecho.
He visto cientos de veces esos cruces de miradas. Los he sentido. En los
que se apostan en las aceras para ver pasar al Señor que recorre sus calles
y les mira con sus ojos cerrados, porque las llagas del Cristo de la Fe y del
Perdón les están llenando de aldabonazos el corazón. En el reflejo de los
ojos de los niños que se preguntan por qué tiene lágrimas el dulce rostro
de María Santísima Inmaculada. Me traspasado el corazón esa manera de
mirar cada vez que he ofrecido niños al Santísimo Cristo la noche en que
es subido al paso, el Viernes de Dolores. He visto los ojos de los padres
que tanto habían implorado por esos niños. He visto fe. He visto amor.
Gratitud. Esperanza. He visto a Dios con nosotros, entre nosotros, y me he
sentido ¡tan “Estudiante”!
He experimentado, en definitiva, lo que describe el Papa Francisco en
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Evangelii gaudium: “Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas
delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos! ¡Cuánto bien nos
hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar
su vida nueva! Entonces, lo que ocurre es que, en definitiva, «lo que hemos
visto y oído es lo que anunciamos» (1 Jn 1, 3). La mejor motivación para
decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse
en sus páginas y leerlo con el corazón”.
Bendita fraternidad que enseña a descubrir así el amor infinito de Dios
con más elocuencia que mil libros de alta teología. Benditas correrías por
el Madrid de los Austrias al paso de la Fe y del Perdón que nuestro Cristo
irradia. Con la ternura y la santidad Inmaculada de nuestra Madre, María
Santísima. Bendita seas Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos
del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, María Santísima Inmaculada,
Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel. Benditos Estudiantes.
Madrid, 10 de marzo de 2015.
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Juan M. Venegas Valladares.
Hermano Mayor de Los Estudiantes.
La infinita bondad de Dios propició que hace ahora 25 años, en concreto,
una fría noche del día 13 de diciembre de 1989, en la Cripta de la Basílica
Pontificia de San Miguel, de Madrid, nos reuniéramos en torno al entonces
Rector de la misma, D. José Antonio Galera de Echenique y el primigenio
artífice y precursor de esta Hermandad, D. Enrique Estrada Roig, un grupo
de chavales y jóvenes con una idea en nuestra mente y nuestro corazón: dar
impulso a una actividad apostólica en el seno de la Basílica, una Hermandad
de Penitencia, para con ello dar mayor gloria a Dios y Su Bendita Madre.
La fundación: Fe y Audacia.
Si pudiéramos resumir la corta pero fecunda historia de la Hermandad de los
Estudiantes de Madrid, cuyo aniversario fundacional ahora conmemoramos,
podríamos hacerlo en dos palabras: Fe y Audacia.
Un año más tarde, en diciembre de 1990, este mismo proyecto inició su
andadura formal con la configuración de su primera Junta de Gobierno constituyente, encargada de dar forma jurídica a la neófita corporación nazarena.
La misma bondad divina ha permitido que esta actividad apostólica se
haya mantenido con el transcurso de los años y en torno a la misma, además
de los entonces jóvenes que ahora peinamos canas, se hayan ido incorporando otros, consolidando la Hermandad. El esfuerzo, el trabajo, el tiempo,
las aportaciones económicas y, sobre todo, la oración de muchos, han propiciado que esta Hermandad se haya convertido en un referente en la Semana
Santa de Madrid y un ejemplo de fe, devoción y saber hacer cofrade.
Ciertamente, volviendo la vista atrás, uno percibe cómo el Señor construye y se sirve de pobres instrumentos, nosotros, que lo único que podíamos
aportar era nuestra audacia (no exenta de osadía, y gracias a Dios reconducida por los dos fundadores) y, sobre todo, nuestra fe. Pensar entonces en
la fundación de una corporación penitencial en Madrid, prácticamente de la
nada, en un entorno nada favorable, y en el que la Semana Santa madrileña
llevaba años languideciendo, exigía una alta dosis de audacia y de fe en que
ello era voluntad de Dios y por tanto había que desgastarse en el empeño.
No empezábamos totalmente de vacío ya que, además de la preclara intención de los fundadores y la ilusión de los primeros llamados a esta tarea
apostólica incipiente, contábamos también con la imponente imagen del Señor de la Fe y del Perdón (gubiado a principios del XVIII por su autor, Salvador Carmona, como Cristo de la Luz), residente en su pequeña capilla justo
al lado de la puerta de entrada al templo pontificio que, con su mirada dulce
y serena, atraía la atención de cuantos traspasaban el umbral del templo,
quedándose prendados de la misma. Esta hermosa imagen contaba con una
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asentada devoción secular desde los tiempos del centenario precedente de la
Basílica (la Iglesia de los Santos Justo y Pastor), y la misma venía procesionando cada Viernes Santo, desde finales de los años 70, en unas sencillas andas
portadas por jóvenes asiduos a los oficios que se celebraban en la Basílica.
Gozábamos asimismo del apoyo inicial de unos benefactores, en su mayor
parte anónimos, gracias a los cuales y a sus generosas aportaciones, pudimos hacer frente a los gastos iniciales de establecimiento de la Hermandad
y, sobre todo, la construcción de un bello paso en madera de caoba tallada,
manufacturado por el afamado tallista sevillano, Manuel Guzmán Bejarano.
A ello se sumó la generosa aportación de la mayoría de las Hermandades de
Penitencia de la ciudad de Sevilla que, además de ser un referente en la idea
inicial y brindarnos todo su apoyo, informaron a sus hermanos residentes en
Madrid de la inminente fundación.
Teníamos también muy clara nuestra vocación, y ello implicaba la misma
mezcla de fe y audacia. Queríamos que la Hermandad fuera realmente un
instrumento apostólico asentado en una fe vívida, basada en el amor a Cristo,
como fruto de una mayor relación con Él, bien a través de los cultos externos
y la convivencia fraternal (lo que es propio de una Hermandad), pero también, cómo no, del trato personal de cada uno con el Padre, con la oración.
No nos conformábamos con una fe epidérmica, fabricada a medida de los
sentimientos y esclava de la estética. Queríamos servir, ser apóstoles, como
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había señalado el Santo Padre Juan Pablo II por aquellas fechas en reiteradas
ocasiones a las Hermandades “pro Dei timore et Christi amore”, viviendo
el sentido penitencial de una Hermandad, pero sin que de ninguna manera
éste se disociara del amor a Cristo tanto en su divina persona (a través del
trato con Él en los cultos y en la oración personal) como en la de los demás
(ejercitada a través de la caridad y la fraternidad).
Ello nos empujaba a tener también desde el principio muy claras cuáles
eran las tres líneas maestras, prioridades o fines que debían presidir la existencia de la Hermandad a lo largo de los años: “fe, caridad y penitencia”.
La continuidad: el cuidado de la joya recibida.
Sabíamos que navegábamos contracorriente, que íbamos a ser criticados,
pero nos daba igual ya que, como decía Santa Teresa, sólo Dios nos bastaba.
Fraternidad y fe, como medios idóneos para nuestra salvación personal y
como puentes para alcanzar esa salvación a los que, gracias a la incansable
tarea apostólica de la Hermandad, se aproximan a nuestras actividades de
culto, formativas o de caridad. Cuando hoy en día vivimos en una sociedad
cada vez más individualista, más deshumanizada, y más vuelta de espaldas
a la realidad gozosa de Dios, proponemos justo lo contrario. ¿No estaremos
locos? Perdonad que me apropie inmerecidamente de las palabras del santo
baturrico, San Josemaría, , pero sí, estamos locos, loquitos perdidos, pero de
amor de Dios, y deseamos a todos los demás esta misma enfermedad. Este
ideal, esta vocación es una locura, y nuestros hermanos, todos unos locos,
y no nos cabe otra cosa que agradecer a Dios el honor de pertenecer a este
“manicomio”.
Con todos estos ingredientes, en estos veinticinco años, la generosidad del
Señor, como es habitual en Él, no se ha quedado atrás y ha sido proverbial.
Lo poco que en estos años le hemos dado, y pese a nuestras limitaciones, nos
lo ha devuelto multiplicado con creces.
Por ello, a la vuelta de los años, podemos decir orgullosos que somos los
poseedores de una preciada y preciosa joya que, como en las familias, debemos pasar de generación en generación. Como buenos cofrades, hemos
recibido un legado de nuestros mayores que ahora nos toca custodiar y engrandecer para algún día cederlo a los que nos siguen, los más jóvenes.
A ello nos anima el ejemplo de tantos hermanos nuestros, que a lo largo
de estos veinticinco años han entregado a esta Hermandad gran parte de su
tiempo, sus ilusiones y anhelos y, en no pocas ocasiones, incluso, su hacienda, procurándonos carta de certeza sobre la magnífica experiencia fraterna
que se vive en nuestra corporación y que aquellos audaces precursores estaban en lo cierto.
Y el Señor en el centro de todo ello, porque más allá de las ligazones fraternales que se entretejen con la pertenencia a una Hermandad, sabemos que
estos lazos sólo adquieren significado, se fortalecen y se tornan irrompibles
cuando están impregnados por la llama viva de la fe. Si así no fuera, el esfuerzo personal sería estéril ya que, como cualquier actividad sólo humana, la
experiencia estaría abocada a un fin cierto.
Algunos de aquellos locos ya gozan de la presencia de Dios y, como de-
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cimos en el argot cofrade, ya forman parte de la cuadrilla celestial, donde
un día Dios los llamó a igualar. Ellos estarán durante este año, como lo han
estado siempre, muy presentes, ya que con su entrega y ejemplo se ganaron
el cielo que hoy eternamente disfrutan y desde el que pueden interceder por
todos y cada uno de nosotros y por su Hermandad.
Con el paso de los años, hemos asentado la Hermandad, tanto jurídica
(pese a las peculiaridades de nuestra sede pontificia) como humana y espiritualmente. En lo material, dentro de los límites que el decoro y nuestro
espíritu austero nos señalan, pero sin desdeñar la dignidad con la que hemos
de hacer las cosas ya que están dirigidas al culto divino, hemos realzado e
incrementado nuestro patrimonio, pero esto no son sino meras alhajas ya
que la verdadera joya es el patrimonio inmaterial y espiritual que legamos a
aquellos que continúen con nuestra tarea.
Resulta también muy emotivo ver cómo tras veinticinco años, la Hermandad se ha convertido también en una familia de familias, y en las nóminas de
hermanos o en las listas de Cofradía aparecen padres, hijos e incluso, nietos,
formando parte de las mismas. Y todos ellos, como decía antes, participando
de la misma bendita locura.
Ad Iesum per Mariam.
De entre las muchas caricias recibidas en estos años de la mano de Dios,
hemos de mencionar especialmente la tremenda gracia recibida en el año
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1996, en el que merced a la generosidad de nuestra queridísima Camarera
Honoraria, Charo Morales, le pudimos poner cara a la bendita imagen de la
Madre Inmaculada de Los Estudiantes que, desde el año 2000, los Domingos
de Ramos, en su palio argentífero (debido al orfebre Manuel de los Ríos), con
su mirada y su gracia, bendice al pueblo de Madrid que va a buscarla a su
paso por las calles del viejo casco histórico de los Austrias.
La Virgen, en su advocación de Inmaculada fue nuestra fuente primigenia
de hermanos, ya que en su Novena del mes de diciembre, con la Basílica
llena de jóvenes, hacíamos promoción de la Hermandad, pero también Ella
había de ser nuestra Madre, la que nos obtuviera de Su Hijo todas las gracias.
No podía ser cualquiera, tenía que ser Nuestra Madre y Mediadora que nos
llevara a Su Hijo, como sucede hoy, cuando en su capilla, la primera mirada
nuestra se cruza con Ella, para después subir hasta Él, clavado en su cruz arbórea. Nuestra oración empieza con Ella, ahí cercana, en ese diálogo de niño
pequeño que le cuenta a Su Madre sus secretos, para terminar hablando con
el Padre, que desde la altura de Su Cruz nos devuelve el Perdón en Su semblante dulce y amable.
Como decía la madre del egregio imaginero que transformó la tosca madera en tan sublime belleza (Juan Manuel Miñarro), al observarle mientras
trabajaba en su taller, la mirada de esta Virgen atraviesa el cielo. Si nos perdemos Su mirada, Ella no llora al modo habitual de las Dolorosas andaluzas,
sino que parece mirar al infinito que es Dios, y de esta manera tan sencilla nos
lleva a Su Hijo, gesto que se ve reforzado con el gesto dulce de Su mano que,
acompañando la mirada, también señala hacia el más allá.
No puede haber misión apostólica alguna que no se sustente la mediación
de la Virgen. Ella, ejemplo de santidad y amor desde los días de Nazaret hasta
las jornadas de dolor en el Calvario, es el imán del que nos podemos servir los
creyentes para atraer a otras almas, y así cooperar como apóstoles eficaces
en la misión redentora de la Iglesia. Por eso, Ella se convierte en piedra angular sobre la que pivota toda la actividad de la Hermandad, que no es sino una
parte ínfima de la Iglesia y, por eso, también a su advocación de Inmaculada
añadimos la condición de Madre de la Iglesia.
Agradecimientos.
Un aniversario es una ocasión gozosa de celebración, pero también es un motivo para agradecer especialmente todo lo recibido y asentar definitivamente
las bases de lo que somos, de lo que realmente nos lleva a pertenecer a esta
Hermandad, que no es más que crecer en nuestra fe y amar cada día más a
Cristo y Su Madre. Y ello, con el estilo que nos caracteriza, sobrio y austero,
y sin más fin que ayudar (tanto en lo material como lo espiritual) a nuestros
hermanos de corporación y a nuestros hermanos en la fe, especialmente los
que, como consecuencia de la crisis económica y social que padecemos, más
nos necesitan.
Igual que hace veinticinco años esta Hermandad supuso un aldabonazo en
el corazón de la piedad de los madrileños y en la vida de muchas personas,
hoy queremos renovar esa intención y por ello, nuestra oración, a través de
la devoción a Nuestros Titulares, debe serun hermoso acto en primer lugar
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de agradecimiento al Padre, por tanto como nos ha dado en este tiempo; de
agradecimiento a tantos benefactores que nos han permitido continuar en esta
tarea; a tantos hermanos que con su esfuerzo han contribuido al engrandecimiento de esta Hermandad; a todos los artistas (orfebres, tallistas, músicos,
nuestro querido bordador y vestidor Paquili) que nos han permitido compartir
ese arte y convertirlo en rezo y devoción; gracias a tantos y tantos amigos y
hermanos en la fe por su apoyo y oraciones, especialmente a otras Hermandades, y singularmente a las de Madrid; a todos aquellos que ya desde el cielo
siguen intercediendo por esta Hermandad y por nosotros y que nos pusieron
en el camino de lo que hoy somos… Hay tanto que agradecer que sólo cabe
decir gratias tibi Deus!, gracias Dios mío, y junto a ello, acoger el que es el lema
de este año de aniversario, Laus Deo! Gracias y Gloria a Ti por siempre, Padre.
Memento extraordinario hemos de hacer a favor de un Hermano de Honor que tanto bien nos ha hecho en estos años, el Regimiento de Infantería
Inmemorial del Rey y con él, al Cuartel General del Ejército y su Música. La
audacia y la fe nos llevaron hace años a solicitar su ayuda y ellos, con la generosidad implícita en la condición militar, dijeron que sí. Desde entonces,
además de ser el bello acorde de la mecida del palio de María Inmaculada en
nuestra anual estación de penitencia, nos brindan la ofrenda de su música en
el tradicional concierto que posteriormente se ha prodigado en otros foros
y Hermandades. Todo ello viene a subrayar la conexión que existe entre un
pueblo y sus costumbres, y su Ejército que, con sus virtudes, encarna todo lo
mejor que ese pueblo tiene.
Mención especial hemos de hacer también en favor de nuestros regidores
municipales, encabezados por su Alcaldesa, quienes en la medida de las posibilidades que ofrecen los rigores presupuestarios, siempre han sido un apoyo
para nuestra actividad, entendida como un medio más para dar a conocer
nuestra maravillosa ciudad a foráneos.
También hemos de agradecer y reconocer a nuestros pastores el paternal cariño que siempre nos han dispensado, tanto el actual Arzobispo de la
Diócesis, D. Carlos Osoro, como sus antecesores en la sede matritense, el
Cardenal Rouco y el Cardenal Suquía (q.e.p.d.). Han sido verdaderos padres,
siempre prestos al consejo y no faltando nunca cuando les hemos requerido
su presencia en nuestros actos.
El último de los agradecimientos es el más especial de todos ya que es el
dirigido a la que es nuestra casa, la Basílica Pontificia de San Miguel. Por un
lado, gracias a la Nunciatura Apostólica, y a los sucesivos Nuncios que la han
ocupado, de quienes también hemos recibido siempre todas las atenciones.
Por otro lado, como no, a la Prelatura del Opus Dei, a la Sociedad Sacerdotal
de la Santa Cruz y a todos los sacerdotes encargados de la atención espiritual
de la Basílica y sus actividades, en especial, a los sucesivos Rectores de la Basílica, todos hombres santos y que, como Consiliarios de la Hermandad, han
sido un puntal de ésta, en los sucesivos momentos de su historia a lo largo de
estos veinticinco años.
Esas noches de ensayo, en las que tras la parihuela siempre hay un sacerdote presto a auxiliar y confesar a quien se lo pida, la atención de los cursos
de retiro con los más jóvenes, las animadas romerías del mes de mayo, la
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aceptación de casi todos nuestros requerimientos, por muy ajenos a veces a
la ortodoxia que estos parecieran… Ellos han sido en gran parte artífices de
que esta Hermandad sea la joya a la que antes me refería y estoy seguro que
Dios, como buen pagador que es, premiará su entrega.
Como dicen nuestras Reglas, la Hermandad nació indisolublemente unida
a la Basílica de San Miguel y así será siempre, hasta que Dios quiera.
Por último, en esta singular ocasión no queremos dejar de acordarnos especialmente de otras Corporaciones madrileñas que también en este año tienen
el gozo de celebrar efemérides fundacionales, como son las muy queridas
para nosotros Hermandades de los Cruzados de la Fe y del Gran Poder y Macarena, que cumplen 75 años desde su creación, o la Real Esclavitud de Santa
María la Real de la Almudena, que celebra su 375 Aniversario. Que el Señor
les siga bendiciendo para que, en el cumplimiento de sus fines, sepan ser
instrumentos apostólicos eficaces al servicio de Dios y de nuestros hermanos.
A Nuestra Madre Amorosa Inmaculada, como Madre Nuestra y de la Iglesia que es, le pedimos que a lo largo de este año a todos y cada uno de Sus
hijos en la Hermandad de Los Estudiantes, a sus amigos y benefactores, nos
lleve de Su mano, que nos guíe con Su maternal protección, para que como
en la dulce y hermosa imagen que veneramos, nos señale el camino a seguir,
que jalonado de amor, entrega y sacrificio, y no exento de fe y audacia, seguro que nos lleva a Su Hijo.
Laus Deo!
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Francisco Carrera Iglesia.
Para mi querida hermandad de Los Estudiantes de Madrid no tengo más
que palabras de agradecimiento y ahora con esta carta tengo la forma de
mostrarlo públicamente. Recuerdo la primera vez que llegué a San Miguel.
Algo incrédulo. Sin saber qué me iba a encontrar, y todo fueron buenas
sensaciones. Las puertas abiertas de par en par, admiración, cariño... Y la
posibilidad de contribuir a lo que ya tuve la oportunidad de experimentar
en mi hermandad de los Dolores del Cerro: asistir a la creación y nacimiento
de una nueva hermandad.
Bien es verdad que fue Juan Manuel Miñarro, el autor de nuestra bella,
serena y única dolorosa el primero que piensa en mí. Llego a esta corporación a través de él. Me decís que la idea es crear una cofradía a estilo sevillano. Para mi una gran oportunidad personal y profesional pero también
un gran reto. Dudaba de cómo iba a encajar aquello en la capital de España.
Con enorme ilusión me convierto en vuestro asesor artístico tras asistir a la
bendición de la Virgen. De nuevo gracias por depositar toda vuestra confianza en mí. Por poner en mí el futuro de vuestra hermandad. No dejaba
de parecerme raro que me llamarán desde Madrid para vestir una dolorosa.
Nace, diseño un palio de cajón único; con moldurón de plata. Durante
años tengo la oportunidad de bordar un paso completo: faldones, manto
de salida, bambalinas... Siento la gran alegría de abrirme a nuevas experiencias. Otros campos. Mi estilo va calando y gustando. La Semana Santa
más clásica se va haciendo un hueco importante en el Madrid de los Austrias. La hermandad va adquiriendo un estilo propio y, lo más importante,
un sello único. Los pasos salen con costaleros, al estilo propio de mi tierra,
y esto hace que se extienda al resto de hermandades. Hasta ahora sólo mi
querida hermandad de la Macarena y el Gran Poder había importado el estilo de mi ciudad. Cala y gusta. La hermandad de Los Estudiantes, pese a su
juventud, cuaja una personalidad importante y se gana todos los respetos.
De todo ello me siento parte y estoy orgulloso.
Una hermandad que ha conseguido que me sienta como en casa. Tanto
con Enrique, el anterior hermano mayor, como con Juan Manuel, el actual
me he sentido muy a gusto. Unas cuatro veces que os visito al año para
vestir a nuestra imagen y son momentos muy anhelados para mí.
Confiásteis en mi desde el principio. Con un puente: Miñarro. Por una
forma de vestir: mi Virgen amadísima del Cerro. Hace 20 años aún no había redes sociales y era más difícil aventurarse. A pesar de esto lo hicísteis
conmigo. Queríais adquirir unas formas que no circulaban tanto por Twiter,
Facebook y demás como ocurre ahora.
Termino tal como empecé. Dándoos las gracias por tanto cariño y afecto. Por esta gran oportunidad. Por posibilitar que parte de mi corazón esté
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aquí con vosotros y con María Santísima Inmaculada. Por mi trabajo me es
casi imposible verla en la calle. Dejo las agujas de bordar en mi taller horas
antes, justo el Sábado de Pasión, pero pronto lo cumpliré. Tengo que satisfacer una deuda pendiente y acompañaros en la tarde del Domingo de Ramos, en esa estación de penitencia tan singular. Llegar con ellos a la Plaza
de la Villa. Me gustaría así dar a nuestros amadísimos titulares las gracias en
persona. Hasta pronto y hasta siempre, hermanos.
Francisco Carrera Iglesia. Vuestro querido Paquili...
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Ana Botella Serrano.
Alcaldesa de Madrid.
Es un honor unirme como Alcaldesa de Madrid a la celebración del vigésimo quinto aniversario de la refundación de la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón,
María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel,
popularmente conocida como la Hermandad de Los Estudiantes, a la que
felicito por su brillante trayectoria y a la que deseo un exitoso y fructífero
porvenir.
Con la salida de los pasos del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón y de
María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia, comienza en la tarde del
Domingo de Ramos el calendario de Procesiones de la Semana Santa de
nuestra ciudad.
Con su recorrido desde su sede en la Basílica Pontificia de San Miguel, a
través del Madrid de los Austrias, la Hermandad concita el cariño de miles
de fieles, ayudando a afianzar, año tras año, la Semana Santa madrileña
como un referente de devoción religiosa y esplendor artístico y un fiel reflejo de cómo en Madrid cuidamos nuestras más arraigadas tradiciones.
Los madrileños debemos a la entrega y dedicación de quienes trabajan
durante el año en todas las Hermandades y Cofradías el poder disfrutar de
una gran Semana Santa, llena de recogimiento, emoción y belleza.
A ello ha contribuido también en estos últimos veinticinco años la entrañable Hermandad de Los Estudiantes y por eso se ha ganado la admiración
y el afecto de los madrileños.
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José María Álvarez del Manzano.
Alcalde de Madrid entre 1991 y 2003.
Conmemorar la Semana Santa, es hablar de la Pasión de Jesús, y lanzar un
mensaje a todas las personas, creyentes, religiosas o no, para que recapaciten sobre el significado del sacrificio asumido voluntariamente por Jesús.
A esta importante misión, se dedican las Cofradías, a lo largo de toda la
geografía española, y los integrantes de las mismas, viven con intensidad
este deseo de proclamar su Fe en la Pasión de Cristo. Participo de este
sentimiento como Hermano honorario, de la Cofradía madrileña de la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe
y el Perdón, María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia y Arcángel
San Miguel (Los Estudiantes).
Veinticinco años proclamando por las calles de Madrid la Fe cristiana, y
conmoviendo a los madrileños con la estética, y la sobriedad de los Pasos
Procesionales, y su hondo y severo caminar por las calles de la ciudad. Participé como universitario en las procesiones de Semana Santa, hace años, en la
Hermandad de la Congregación Mariana, que salía de la calle Zorrilla, en unas
celebraciones de la Semana Santa madrileña que fueron languideciendo.
Como Alcalde tuve en gran empeño en que la Semana Santa madrileña,
tuviera la importancia que la transcendencia de la misma requiere. Y en
estos tiempos, la dignidad de la Semana Santa madrileña, es significativa. A
ello, ha contribuido, sin duda, el esfuerzo de muchas Cofradías que salen a
la calle a hablar de la Pasión, y entre ellas, de modo muy notable, la de Los
Estudiantes, que ha supuesto, desde su inicio, una apuesta por mantener
vivos los valores de la Fe, y expresarlos con una gran solemnidad.
Pero hay que saber entender la Semana Santa. Desde los primeros tiempos del cristianismo hasta nuestros días, la Cruz ha sido un símbolo de
hondo significado de la vida y muerte de Jesús, y ha ejercido una profunda
influencia en el orbe cristiano. La muerte de Cristo viene siendo ya durante
más de dos mil años, la esencia misma del amor. Es la entrega de Cristo a la
muerte, por un acto de amor a todos nosotros. Y nada más importante que
el amor, tal y como nos lo ha recordado el Papa emérito Benedicto XVI, en
su encíclica “Deus Caritas est”.
Y en la Semana Santa, con la salida de los Pasos, lo que se quiere es
transmitir ese mensaje cristiano del amor. Y hay que hacerlo con mucha
dignidad. La Semana Santa es pasión y espectáculo, Fe profunda y afán
exhibicionista. Así es la contradicción que se vive en esta especial Semana.
Viene bien citar aquí, lo que un ilustre pregonero de la Semana Santa -el
Cardenal Vicente Enrique Tarancón- expresó, sobre lo desconcertante del
comportamiento de quienes viven alejados durante el año de las celebraciones religiosas, los que se llaman a sí mismo cristianos no practicantes,
los que no han renunciado a su Fe, pero viven alejados de ella, y asumen
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una voluntad critica y casi de rechazo a la Iglesia, e incluso los que se denominan agnósticos, y sin embargo ponen todo su entusiasmo y hasta su
emoción singular, al participar en estas procesiones embargados de “austeridad” religiosa, y que no tienen ningún significado al margen del cristiano.
Es frecuente ver, como se contienen los rostros, se llenan de lágrimas los
ojos, y se desbordan de emoción los corazones, de aquellos mismos que
dicen no tener Fe, cuando tienen ante ellos un Paso de Semana Santa. Quizás no existe otra conmemoración tanto de carácter religioso como civil,
que produzca tantas movilizaciones masivas, tantos fervores íntimos que
no pueden contenerse, tantos silencios elocuentes, tantos sacrificios que
se aceptan voluntariamente, tanto derroche de belleza y hasta, incluso, de
suntuosidad espectacular, como la Semana Santa.
Y vemos cómo la representación de la Pasión, en cada una de nuestras
tierras, adquiere formas enraizadas con la tradición popular. Del lado andaluz y levantino, colorido, exuberancia, exteriorización de sentimiento, del
lado castellano, dramatismo y austeridad. Los Pasos de nuestra Cofradía
tienen un poco de todo. En el ambiente popular se acogen con un especial
y respetuoso silencio, propio del espíritu castellano, pero las imágenes de
nuestros titulares son llevadas por los costaleros con el garbo y el paso pausado de los Pasos sevillanos.
Hay situaciones -como el paso desde la calle Sacramento, a la Plaza de la
Villa-, en que parece como si nuestra Procesión transcurriera por las calles
del Barrio de Santa Cruz de Sevilla. La salida del templo del Paso del Cristo,
conmueve por su solemnidad. Y antes, en la intimidad del mismo, los rezos
de los cofrades y su comportamiento, emocionan.
En estos veinticinco años, nuestra Cofradía es esperada con expectación, y
la Semana Santa madrileña, se inicia con la llamada a la reflexión sobre la Pasión de un modo ejemplar. Y se continúa, a lo largo de la Semana, con otras
muchas Cofradías que, en su conjunto, hacen que la Semana Santa madrileña tenga ya hoy la dignidad que merece. Veinticinco años de organización,
trabajo, ilusión y una profunda Fe en todos los que integran la Cofradía.
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General de Brigada Jesús de la Corte.
Secretario General del Ejército y antiguo Coronel del Regimiento Inmemorial del Rey I.
Hermano de Honor de la Hermandad de Los Estudiantes.
Los XXV años de existencia de nuestra querida Hermandad de los Estudiantes son un excelente motivo para destacar los estrechos lazos existentes
con las Fuerzas Armadas materializados con el Cuartel General del Ejército
y, en particular, con el Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1.
La Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia y
Arcángel San Miguel se incorporó a la procesión de la Semana Santa madrileña, saliendo desde su sede en la céntrica Basílica Pontificia de San Miguel,
y han sido muchas las demostraciones de profunda devoción y cariño con
que ha sido acogida por la comunidad cristiana.
Igualmente se estableció una sólida y convencida relación con el Regimiento Inmemorial, materializada con el nombramiento del Coronel Jefe
de esa unidad militar como Hermano de Honor de la Cofradía. Así, en cada
relevo, y con los Cofrades de testigos, se confirmaba el compromiso adquirido por el Coronel entrante en la ceremonia del asentimiento que se llevaba a cabo en la Basílica en el mes de marzo del primer año de su mando.
La participación no sólo queda reservada a la representación al máximo
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nivel, con la frecuente asistencia del Jefe del Ejército de Tierra y otras Autoridades del mismo, además del Coronel del Regimiento, sino que toma
forma con la interpretación de un concierto de marchas procesionales a
cargo de la Unidad de Música del Regimiento en la Basílica Pontificia de
San Miguel, y con la participación en la procesión de la tarde del Domingo
de Ramos acompañando desde el año 2000 a María Santísima Inmaculada,
Madre de la Iglesia, excelente talla sevillana de Juan Manuel Miñarro.
Otra importante aportación, orgullo de toda la Hermandad es la marcha
procesional “María Inmaculada, Madre de la Iglesia”, compuesta en 1997
por el Teniente Coronel D. Abel Moreno Gómez, antiguo director de la
Unidad de Música y afamado compositor procesional sevillano.
Existen otras muchas muestras de esa buena relación y armonía existente
entre estas dos entidades que se reflejan en la participación habitual de
los componentes de la Hermandad en los actos principales del Regimiento
como son la Jura de Bandera de personal civil, que cada año permite hacerlo a los componentes que lo deseen, y la celebración de la Inmaculada,
Patrona de Infantería.
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Otras circunstancias excepcionales también permitieron participar y
colaborar, hombro con hombro, como fue el caso de las Jornadas Mundiales de la Juventud que en el 2011 contó con la presencia del Papa en
España.
Muchas son las cosas que nos unen no sólo en lo humano sino en lo
espiritual, como son los valores que encarnan la milicia y la Hermandad: la
vocación de servicio, el profundo convencimiento, la entrega desinteresada
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y generosa sin más recompensa que una íntima satisfacción por el cumplimiento del deber, son elementos comunes que refuerzan esta relación y
que la mantienen viva.
En este año de celebración, no se puede desear otra cosa que no sea la
de que se mantenga este compromiso y que se pueda celebrar el 50 aniversario con el mismo espíritu que lo estamos haciendo aunque cambien las
personas que lo representen.
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Orfebrería Andaluza
(Hermanos de los Ríos)
En el momento en el que el actual Hermano Mayor, D. Juan Manuel Venegas,
se pone en contacto conmigo, Joaquín de los Ríos (representante de Orfebrería Andaluza), para ser partícipe del Boletín Especial de 25 Aniversario del nacimiento de la Corporación, me lleno de satisfacción, ya que son prácticamente
esos años los que Orfebrería Andaluza ha estado unida a su Hermandad.
En estos años solo quiero expresar agradecimiento, por la confianza ciega en nuestros trabajos, tanto desde el principio, que apenas nos conocían,
como hasta el día de hoy que somos prácticamente de la familia.
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Para Orfebrería Andaluza, que a día de hoy cumplimos 50 años, por
aquel entonces, en Andalucía, teníamos una larga trayectoria y éramos muy
conocidos, pero fuera de ella, la Hermandad de los Estudiantes nos dio a
conocer. Muchos son los trabajos realizados para su Hermandad, pero nos
llena de satisfacción y orgullo que un paso de palio íntegramente realizado
en nuestros talleres se pasee por Madrid.
Por parte de Manolo y Joaquín, representantes de Orfebrería Andaluza,
solo queremos dar las gracias, esperando seguir unidos muchos años más.
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LA HERMANDAD
LOS TITULARES
SANTÍSIMO CRISTO DE LA FE Y DEL PERDÓN
El Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón es la talla de un crucificado, obra
del imaginero vallisoletano Luis Salvador Carmona y realizada en el siglo
XVIII. La imagen está catalogada como la segunda en categoría artística
de Madrid, tras el Cristo de Juan de Mesa de la Catedral de la Almudena.
El escultor Luis Salvador Carmona nació en 1708 en Nava del Rey (Valladolid) y murió en 1767. Atraído por la ocasión de poder dedicarse al oficio
de escultor, para el que manifestaba dotes extraordinarias, abandonó su
pueblo natal cuando aún era un muchacho y marchó a Madrid donde se
formó en el taller de Juan Alonso Villabrille y Ron (1663 - 1728). A la muerte de éste tomó la dirección del taller, y supo rodearlo de tal prestigio que
Fernando VI lo unió en 1752, con el que Olivieri fundara ocho años antes.
De esta escuela nació la Academia de San Fernando. Son los años en los que
la escultura española, comienza a mostrar preferencia por temas amables
y familiares como los relacionados con la infancia de Jesús y de la Virgen,
sin abandonar las dramáticas representaciones que habían sido característica del siglo XVII - martirio, ascetismo, penitencia - aunque al adaptarlas
al nuevo lenguaje modifiquen su fuerza expresiva. Luis Salvador Carmona
se muestra libre de todo barroquismo para situarse en el neoclasicismo.
Un virtuoso de la talla que sobre la base del naturalismo castellano logra
introducir la dulzura, serenidad, refinamiento y sensibilidad dieciochesca.
Sus obras atraen por su sinceridad. En su último periodo evoluciona hacia
una estética academicista de mayor frialdad formal y contención expresiva.
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57
LOS TITULARES
MARÍA SANTÍSIMA INMACULADA, MADRE DE LA IGLESIA
La titular mariana de la Hermandad se debe al insigne imaginero sevillano
Juan Manuel Miñarro, nacido en dicha ciudad el 29 de enero de 1954. Se
formó académicamente en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa
Isabel de Hungría, contando entre sus profesores a Juan Abascal, José
Escasi, Julián Ortiz, Antonio Gavira o Carmen Jiménez.
Desde 1976, simultaneó los citados estudios con el aprendizaje en el
taller del afamado imaginero Francisco Buiza Fernández. En 1984, obtuvo
la Licenciatura en Bellas Artes, presentando tres años más tarde su Tesis
Doctoral, bajo el título “Estudio de anatomía artística para la iconografía
del Crucificado en la Escultura”.
En 1988, consiguió por oposición la plaza de Profesor Titular de
Universidad por el área de Escultura, desempeñando su docencia en la
Facultad hispalense de Bellas Artes. En la actualidad, es Catedrático de
Escultura y Director de su Departamento universitario. Estos menesteres
los compagina con una intensa labor creativa en su taller. Entre sus
ya numerosos discípulos, podemos reseñar los nombres de los jóvenes escultores Fernando Aguado, José María Leal, Manuel Mazuecos o
Ricardo Suarez.
Su exposición itinerante llamada “El Hombre de la Síndone” le ha convertido en uno de los escultores imagineros más comprometidos con los
estudios sobre la Sábana Santa y la anatomía de Jesucristo, que ha ido
plasmando sobre todo en sus últimas realizaciones artísticas, caso del Nazareno para la Hermandad del Cerro del Águila de Sevilla, bendecido en la
Cuaresma de 2004.
Juan Manuel Miñarro es, sin dudarlo, uno de los más celebrados escultores españoles. Su sólida y constante formación intelectual, su contrastada calidad humana y el profundo conocimiento que posee de su
oficio, así lo acreditan, materializándose todo ello en una fecunda
producción de estilo muy personal y altos quilates artísticos.
Entre sus obras, además de María Santísima Inmaculada, Madre de la
Iglesia, destacan las siguientes: la Virgen de la Caridad de la Hermandad
de la Salud (Rota, Cádiz); el Santísimo Cristo de la Paz de la Agrupación
Parroquial de Rochelambert (Sevilla); el Señor de las Penas de Cabra (Córdoba); el Santísimo Cristo de la Redención para la Archicofradía de los Dolores de San Juan de Málaga; Nuestro Padre Jesús Cautivo (Los Palacios y
Villafranca); Jesús del Puente del Cedrón de la Hermandad de la Paloma
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(Málaga); el Cristo del Amor que forma parte del grupo escultórico de la
Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén de Aracena (Huelva); la Virgen de la
Concepción de la Hermandad de la Misericordia de Huelva; Nuestra Señora de la Oliva de la Hermandad de la Borriquita de Alcalá de Guadaíra
(Sevilla); Jesús de la Humildad portando la Cruz perteneciente a la Hermandad del Cerro (Sevilla); el misterio del Cristo del Desamparo y Abandono de la misma Hermandad del Cerro, constituido por las imágenes de
Longinos, un sayón y dos soldados romanos; el Cristo del Soberano Poder
tallado para la Hermandad de las Lágrimas de Guadix (Granada); el portentoso Cristo de la Universidad de la Hermandad Universitaria de Córdoba; el Monumento a Juan Pablo II en Sevilla; o el Cristo de las Siete Palabras de Zaragoza.
Miñarro destaca también por sus trabajos de restauración, como por
ejemplo, en Sevilla, el Crucificado de la Hermandad del Cerro del Águila o
la Dolorosa de esta cofradía; la Dolorosa, Magdalena y Nicodemo de la
Sagrada Mortaja; la Magdalena y el San Juan de los Servitas; el Nazareno del Valle; o el Resucitado.
Por su interés, reproducimos el estudio estilístico e iconográfico de la
imagen de Maria Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia, realizado en
su momento por el eminente Catedrático de Historia del Arte de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, D. José Roda Peña:
“Una de las últimas obras de Juan Manuel Miñarro es la bellísima Dolorosa que, bajo la advocación de María Santísima Inmaculada, Madre de
la Iglesia, es cotitular de la Hermandad Sacramental y Cofradía de Naza-
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LOS TITULARES
MARÍA SANTÍSIMA INMACULADA, MADRE DE LA IGLESIA
renos del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, vulgo Los Estudiantes, de
Madrid, que tiene establecida su sede canónica en la Basílica Pontificia de
San Miguel. Las primeras Reglas de esta joven cofradía fueron aprobadas
el 26 de mayo de 1994 por el Cardenal Ángel Suquía y Goicoechea. La
Hermandad realiza su estación de penitencia en la tarde del Domingo de
Ramos por las calles del histórico Madrid de los Austrias, desfilando con
un solo paso tallado en 1991 por Manuel Guzmán Bejarano; sobre el sobrio canasto de caoba en su color, e iluminado por cuatro hachones, figura el espléndido Crucificado de la Fe y del Perdón, escultura dieciochesca atribuida a Luis Salvador Carmona. Su espíritu penitencial, tanto
en los cultos internos como externos, resulta proverbial, habiéndose inspirado sus cofrades en los cánones sevillanos, aun mostrando una acusada personalidad propia.
La escritura contractual para encargar la referida imagen mariana se
firma el 14 de febrero de 1995 entre el escultor y el Hermano Mayor de la
cofradía madrileña, D. Enrique Estrada Roig. El
costo de la efigie fue
sufragado en su totalidad por Dª Rosario Morales Aragoncillo, Camarera
Mayor Honoraria y Perpetua de la corporación.
Pasado poco más de un año, el 2 de marzo de 1996, se entrega la escultura, felizmente terminada, a la comisión de cofrades que se desplaza
desde Madrid a Sevilla para tal efecto. La solemne bendición tuvo lugar el
pasado domingo 10 de marzo, presidiendo la ceremonia el Rector de la
Basílica Pontificia de San Miguel y Consiliario de la Hermandad, Rvdo. D.
José Antonio Galera de Echenique.
El primer paso en la ejecución de esta Dolorosa consistía en la
realización de un boceto modelado en barro, de tamaño natural
que, tras la pertinente aprobación por parte de la Junta de Gobierno,
ha pasado a ser propiedad de la Hermandad.
Posteriormente, dicho modelo se traslada mediante la técnica de la
saca de puntos al material definitivo, esto es, la madera: cedro
para la cabeza y las manos, mientras que para el busto, brazos
articulados y candelero de ocho listones se empleó el pino de Flandes;
por cierto, que estos últimos elementos han sido ejecutados por el
prestigioso ebanista sevillano Francisco Bailac González, habitual colaborador de Juan Manuel Miñarro en estas tareas complementarias.
La cabeza de esta Dolorosa queda enmarcada por una cabellera peinada con raya central, recogida en un moño por un pasador dorado a la
altura de la nuca, permitiendo la visión parcial de ambos pabellones auditivos. El
rostro de la Virgen ha sido plasmado con rasgos juveniles,
abundando enla titulación concepcionista de la imagen; como es usual en
la imaginería cristífera y mariana de Juan Manuel Miñarro, no acude a un
prototipo físico concreto, sino a un modelo arquetípico de tintes naturalistas y claramente reconocible gracias a sus grafismos, muy alejado del realismo retratístico de que hace gala en la mayor parte de sus personajes
secundarios de la Pasión.
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La faz de esta Mater Immaculata, ligeramente inclinada hacia la derecha, nos conmueve por su belleza formal y atinada expresividad; su descripción resulta suficientemente elocuente por sí misma: frente amplia y
despejada; cejas bien perfiladas y ascendentes, sin fruncimiento del ceño;
mirada frontal, algo estrábica y perdida en el infinito, verdadero centro
focal de la atención del fiel, quien se reconoce reflejado en unos grandes
y cautivadores ojos de cristal, tamizados por livianas pestañas postizas
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LOS TITULARES
MARÍA SANTÍSIMA INMACULADA, MADRE DE LA IGLESIA
que evitan toda sensación de entornamiento; tres lágrimas que resbalan
por unas mejillas tersas de pómulos bien marcados, dos por la derecha y
una por la izquierda, describiendo el apetecido ritmo asimétrico; una
nariz contundente, de raigambre clásica y perfil triangular; los labios
temblorosos y entreabiertos, mostrando los dientes tallados en
marfil y la lengua proyectada sobre el arco dental
inferior;
la barbilla redondeada con grácil hoyuelo en el centro y, por
último, un cuello verazmente anatomizado con los músculos esternocleidomastoideos en tensión y la escotadura yugular señalada.
En cuanto a las manos, estas repiten el modelo empleado por vez
primera en la Virgen de la Candelaria de Aracena, obra del propio
Miñarro fechada en 1995; la mano derecha presenta los dedos
más flexionados que su contraria, con el fin de portar el característico pañuelo de encajes. La firma del artista aparece, como en otras
ocasiones, bajo la lengua: “J. MIÑARRO”. El busto posee una
inclinación hacia el frente, a partir de la cintura, consiguiendo de
este modo la deseada actitud itinerante y dinámica de la efigie. Con
respecto a la encarnadura de la talla, debemos reseñar su carácter
mate, acertadamente patinada a base de temperas y ceras naturales
que no le otorgan más que el brillo preciso. Asimismo, conviene mencionar que el perno de sujeción de la corona es desmontable; por
cierto, que dicha presea y el puñal, en alpaca sobredorada, han sido
labrados por Manuel de los Ríos, siguiendo un diseño neobarroco. En
cuanto a las prendas que viste la imagen, manto burdeos y saya azul, han
sido confeccionadas en terciopelo por Francisco Carrera.
Con esta Virgen Inmaculada, Madre de la Iglesia, Juan Manuel Miñarro se consagra como uno de los intérpretes más relevantes y genuinos de la Mater Dolorosa, en el contexto de la plástica hispalense contemporánea”.
En suma, nuestra preciosa Madre Inmaculada madrileña, fuera de los
cánones al uso en la imaginería tradicional, encarna perfectamente el arquetipo de medidora de todas las gracias ante Su Divino Hijo, al que con
su mirada busca en el infinito que es Dios. Su mirada, como decía la difunta madre del excelso imaginero que la labró, traspasa el cielo.
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LOS TITULARES
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
El tercer Titular de la Hermandad, tras el Santísimo Cristo y María Inmaculada, es el Arcángel San Miguel. Protector de la Iglesia contra las fuerzas
del maligno y príncipe de la milicia celestial, suele ser representado como
un guerrero con satanás derrotado a sus pies. Su victoria capitaneando el
ejército de Dios está narrada en el libro del Profeta Daniel: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo.
Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces
otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo:
todos los que se encuentren inscritos en el Libro” (Dan 12, 1).
Con mayor detalle, en el papel de defensor del la Iglesia, lo describe San
Juan en el Apocalipsis: “Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus
Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar
para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado
Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y
sus Ángeles fueron arrojados con él” (Apoc. 12, 7-9).
Desde 1884 el Papa León XIII indicó que al finalizar la celebración de la
Santa Misa se rezase arrodillado frente al altar la siguiente oración a San
Miguel:
«Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del diablo.
Que Dios manifieste sobre él su poder, esa es nuestra humilde súplica;
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás y a demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.»
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LOS TITULARES
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
El presbiterio de la Basílica se encuentra presidido por un gran lienzo en
el que se figura el que hoy es titular de la iglesia, San Miguel Arcángel, que
aparece representado de manera victoriosa venciendo a Lucifer. La pintura
fue encargada para este retablo por el Papa León XIII, su autor es Alejandro
Ferrant y está datada en 1897.
Alejandro Ferrant y Fischermans (Madrid, 9 de septiembre de 1843 - ibídem, 20 de enero de 1917) fue un pintor español. Estudió con su tío, Luis
Ferrant Llausas (1806-1868) en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando. Igualmente acudió a aprender a Roma (Italia), donde fue pensionado en la primera promoción de pintores de la Academia Española de
Bellas Artes. Fue director del Museo de Arte Moderno de Madrid (que en
1971 se integraría en el Museo del Prado).
Junto al lienzo, en la parte superior, enmarcan el cuadro dos ángeles,
realizados, al igual que la mayoría de los que hay en los distintos retablos
del templo, por Pedro Hermoso, autor asimismo de los medallones que se
encuentran a izquierda y derecha del Retablo Mayor.
La Capilla Mayor se halla cubierta por una bóveda de arista y cascarón
que, al igual que la que cubre el crucero, fue pintada al fresco en 1752 por
los hermanos González Velázquez, A los laterales, hay una serie de pinturas que, junto a la de San Miguel del retablo, forman el grupo de los Siete
Arcángeles Mayores, cada uno mostrando sus atributos correspondientes
y por los que son identificados. A un lado, Barachiel “El Ayudante”, con
rosas blancas en el manto que representan las bendiciones de Dios; Gabriel
“El Anunciador”, con una linterna y un espejo de jaspe; y Jehudiel, “El
Remunerador”, con un látigo y una corona de oro, en señal de castigo, o
recompensa. Al otro lado, Uriel “El Poderoso Aliado”, con fuego a los pies
y una espada desenvainada, protegiéndonos del mal; Rafael “El Médico”,
portando una píxide y acompañado por Tobías, que lleva un pez; y Sealtiel
“El que Reza”, que aparece con las manos juntas en señal de oración. El
séptimo es, como hemos dicho, San Miguel “El Victorioso”, en el retablo,
que porta un estandarte blanco con una cruz roja mientras vence a Satanás,
que está cayendo a sus pies.
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MODELO DE HERMANDAD
HERMANDAD PENITENCIAL
Hermandad de penitencia que la hace públicamente aunque los rostros vayan velados por el antifaz. La túnica negra, el esparto en la cintura, ausencia de alhajas o distintivos y el paso cadencioso, sin volver la vista ni saludar
a nadie en el camino. Austeridad y rigor cofrade. Hace su estación en la
Parroquia de San Juan y Santiago, dentro del dédalo de calles y plazuelas
de los alrededores del palacio real.
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MODELO DE HERMANDAD
HERMANDAD SACRAMENTAL
El amor a Jesucristo realmente presente en el Santísimo Sacramento del
Altar, hace de esta Hermandad una sincera devota de la Eucaristía. Rinde
culto cada mes en las vigilias en las que los Hermanos son convocados para
adorar y acompañar a Nuestro Señor oculto en la Hostia Santa y mostrado en el ostensorio de una hermosa Custodia del s. XVIII que se conserva
en la Basílica de San Miguel. Cada año, en la Octava del Corpus, celebra
festivamente el mayor tesoro de la Iglesia, como escribió San Juan Pablo
II en Ecclesia de Eucharistia: “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad
no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra
en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría
cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor:
« He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo »
(Mt 28, 20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino
en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una
intensidad única. Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva
Alianza, ha empezado su peregrinación hacia la patria celeste, este divino
Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de confiada esperanza”.
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LOS CULTOS
EL TRIDUO
Como es habitual en las Hermandades, las Reglas señalan una serie de actos de culto programados en los que se reclama la presencia de los Hermanos y se les insta a mostrar fervor en la piedad que contienen. La adoración
al Santísimo Sacramento, los Via Crucis de Cuaresma, el Quinario de La
Virgen y el Triduo del Cristo, los sufragios por los Hermanos fallecidos o las
grandes fiestas de los Sagrados Titulares.
El Triduo
Cada año, los primeros días de la Semana de Pasión, el Santísimo Cristo de
la Fe y del Perdón se traslada frente al altar mayor de la Basílica y reclinado
en sus andas, sobre un paño fúnebre de sobrios bordados, ocupa el centro
del crucero de la iglesia. Una estola negra enlazada en la base de la cruz
permite un devoto besapiés. Los fieles se acercan a venerar la imagen cuya
postura permite observar de cerca la dramática hermosura de la talla. Y se
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celebran las Misas del Triduo con arrebatados sermones que ensalzan la
valía del sacrificio del Redentor que nos ha rescatado y liberado.
“A los buscadores del Infinito por cuenta propia se les hace saber
que el objeto de sus nobles y erráticas exploraciones
ha sido ya encontrado en una cruz
el viernes de Nissán en las afueras de Jerusalén
ese madero vendría a ser el horizonte de su revelación al mundo
se comunica pues a los peregrinos de su Inmensidad que se acabó la búsqueda
toda vez que su objeto ha sido plenamente identificado
con el nombre de Jesús de Nazaret
sólo a partir de dicho crucificado es posible seguir buscando al Dios infinito”.
(José Miguel Ibáñez Langlois, Libro de la Pasión, VI, 16)
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LOS CULTOS
EL VIA CRUCIS
Viernes de Dolores. Con el paso de los años los ritos se van haciendo costumbre y éstas terminan siendo ley. Nuestra Estación de Penitencia del Jueves de Pasión, una vez la corporación fue erigida como entidad de Derecho
Canónico (Asociación Privada de Fieles) debía pasar a celebrarse dentro de
la Semana Santa. El día elegido para ello fue el Domingo de Ramos, pero
nuestra semana de Pasión se nos quedaba huérfana de actos y era nuestro
deseo seguir celebrando nuestro Vía Crucis, con la presencia de Nuestro
Cristo.
Por ello, se decidió establecer la celebración de tan piadosa práctica el
Viernes de Dolores, con el Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón portado
a hombros por sus costaleros en las calles adyacentes de la Basílica. Inolvidable cuarta Estación en el convento del Corpus Christi, nuestras queridas
vecinas Carboneras, con las voces de las Hermanas cantando a Dios. Las
tres caídas de Jesús en Conde de Miranda, Conde de Barajas y calle de la
Pasa. Al doblar San Justo se canta la muerte del Señor en la XIIª Estación.
Todo lleva a rezar, a desagraviar al ver a Dios tan de cerca en las mismas
calles de nuestro caminar diario, convertidas en la via sacra de Cristo hecho
pasión, que el alma se enciende en deseos de santidad.
Vamos a comenzar este solemne Via Crucis de penitencia animados por
los mejores deseos de desagravio por todos nuestros pecados; pecados
reales que han tenido como escenario este mundo nuestro que salió muy
bueno de las manos de Dios y que los hombres afeamos con nuestro comportamiento. Andaremos este camino acompañando a Jesús en los momentos definitivos en los que llevó a término su misión. Llenos de esperanza, porque si bien sabemos que son y han sido muy grandes nuestros
pecados, más grande aún es la misericordia de nuestro Padre-Dios (Ora78
ción introductoria del Vía Crucis del Viernes de Dolores redactada por D.
José Antonio Galera de Echenique).
Concluido el Via Crucis, la Hermandad se asienta en el interior del templo
y se procede a la jura de los nuevos hermanos. La Cofradía de Nazarenos,
como un organismo vivo, se nutre de los recientes. Se agregan Hermanos
que asienten las Reglas y besan su medalla recién impuesta entre abrazos
largos de palmadas sonoras. La familia crece. Y se dan gracias a Dios porque en una familia sana siempre se esperan nuevos hijos.
Al caer la noche, con la Basílica ya vacía, en una penumbra íntima y recogida, los costaleros proceden al alzamiento de Nuestro Cristo a su paso de
madera de caoba. No faltan las lágrimas ni deja de escucharse el musitar de
oraciones. “ Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo
frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis
desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi
vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me
lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad!” (San Josemaría, Via Crucis,
Est. XIV).
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LOS CULTOS
EL PREGÓN
La palabra es el instrumento poderoso que mueve las conciencias, que las
enciende o las aquieta. Es el verbo que como bálsamo, prepara nuestros
corazones en los días de Cuaresma, anunciando lo que ya es inminente, el
sacrificio del Cordero en reparación de nuestros pecados. Siempre conviene
anunciar la entrega generosa de Dios hasta la muerte, para despertar al
alma dormida de su letargo. Y hacerlo con el sesgo, con el guiño y las formas propias de nuestras tradiciones, de nuestras maneras.
El Pregón es aldabonazo en las conciencias cofrades de los hermanos y de
todos los cofrades madrileños. En nuestra Hermandad, el Pregón siempre
fue más que simple concatenación de versos y prosa. Es un grito –hermoso
y dramático a la vez- para despertar las ánimas dormidas, para romper la
acedia de quienes que no son capaces de presentir los días de dolor que se
nos avecinan. Y de su gloria final.
El Pregonero de Los Estudiantes siempre fue un cristiano convencido y
militante, que con su ejemplo de vida, supo ver más allá de una sucesión de
eventos en los que prime la estética.
El Pregón, en esta Hermandad, es un acto de culto más, una ocasión más
de proclamar a los cuatro vientos, cuál es nuestra fe de la que queremos ser
apóstoles eficaces.
Por ello, nuestro Pregón ha de ser un engarce que permita el ajuste de
la joya que se nos ha legado, nuestra Hermandad, y por ello, debe figurar
como un elemento más de nuestro patrimonio inmaterial y espiritual.
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PREGONEROS DE LA SEMANA SANTA
DE LA HERMANDAD DE LOS ESTUDIANTES DE MADRID
1995
N.H.D. Vicente Rodríguez García
1996
D. Ignacio Montaño Jiménez
1997
D. Ricardo Laguillo de Castro (q.e.p.d.)
1998
D. Ricardo Ríos Pérez
1999
D. Manuel Linares Capa
2000
D. Juan Luis Jara Delgado
2001
D. José Luque Gálvez
2002
Ilmo. Sr. D. Enrique Esquivias de la Cruz
2003
D. Ignacio José Pérez Franco
2004
D. Eduardo del Rey Tirado
2005
D. José Francisco Haldón Reina
2006
D. Manuel Hernández Medina
2007
D. Manuel García Félix
2008
D. Ricardo Díaz-Manresa Ros
2009
D. Pedro José Claro Casado
2010
D. Joaquín Möeckel Gil
2011
Excmo Sr. D. Andrés Ollero Tassara
2012
Ilmo. Sr. D. Guillermo Mira Abaurrea
2013
D. Enrique Guevara Pérez
2014
D. Alvaro Carmona López
2015
N.H.D. Manuel de Jesús Marín de Vicente-Tutor
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
EL NIÑO DE LA GRACIA
El Santo Niño de la Gracia es una talla anónima del siglo XVIII, de unos 50 centímetros de alto,
perteneciente al patrimonio de la Hermandad de los Estudiantes, que se venera en la Basílica
Pontificia de San Miguel, con capilla propia, dotada de una consola barroca isabelina y un expositor en cuya hornacina se halla la imagen del Niño. El expositor y la hornacina, perfectamente conservados, están estofados en oro y pueden fecharse en el primer cuarto del siglo
XVIII.
El Niño goza de una extensa devoción, siendo su capilla siempre motivo de atención y oración por numerosos visitantes de la Basílica.
La capilla donde hoy reside el Niño fue la utilizada por el Cristo de la Fe y del Perdón durante
años, desde que abandonó su primitiva ubicación en la Sacristía de la Basílica y hasta que se
construyó la actual capilla de la Hermandad.
Cuenta con un amplio ajuar, propiciado por el Ropero de la Hermandad, compuesto por
numerosas túnicas, de diferentes colores, según el tiempo litúrgico, inclusive una túnica de nazareno de la Hermandad, siendo artífice de tal profusión de vestuario su Camarera, Dª Piedad
Rodríguez, fallecida recientemente, sustituida en el cargo por Dª Rosario Morales Aragoncillo.
En el año 2015 se le ha practicado una intervención restauradora, saneándose partes de la
talla, y limpiándose su policromía.
Como curiosidad, el Niño es llevado en procesión por el Hermano Mayor y los niños de la
Hermandad, el Sábado de Pasión, desde su capilla a la Sacristía de la Basílica, donde se procede
a cambiarle la túnica ordinaria por la de nazareno de la Hermandad, con capirote y medalla,
cooperando los niños en esa tarea. Esta costumbre ha arraigado en el acervo de la Hermandad
y es muy esperada por los niños de la corporación que viven con mucha ilusión las horas previas a la Estación de Penitencia de la Hermandad.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
LOS BORDADOS
Uno de los elementos que contribuye a dar mayor realce al patrimonio de una Hermandad son los bordados. El bordado es un
oficio íntegramente artesano ya que el proceso de su ejecución es
íntegramente manual, las manos de maestro bordador, sus agujas
e hilos, no interviniendo máquina alguna en el mismo.
El bordado, como oficio, existe desde tiempo inmemorial, ya
que desde antiguo tenemos noticia de su uso como símbolo de
diferenciación de las clases sociales preminentes en Egipto, Grecia
o Roma.
Dado el mayor grado de dignidad que una prenda bordada hacía a su usuario, no era de extrañar que el bordado fuera también
un elemento más, junto con las joyas o preseas, con el que dar
una mayor categoría al culto a las imágenes que representan la
devoción que por ellas se siente.
No obstante, el auge del bordado aplicado a la imaginería no
tendría su auge hasta finales del siglo XIX, de la mano de un genio
que innovó la estética cofrade sevillana, Juan Manuel Rodríguez
Ojeda, quien dio lugar a un estilo llamado “juanmanuelino”, que
dejó atrás el romanticismo imperante hasta ese momento. Se estima que el hito que marca el inicio de la nueva era fue el bordado
por Juan Manuel del llamado “manto de malla” de la Macarena,
en el año 1900.
La impronta de Juan Manuel rápidamente encontró adeptos,
traspasando las fronteras de la ciudad de Sevilla, generalizándose
el nuevo modo de vestir a las imágenes. Los discípulos de Juan
Manuel surgieron por doquier en toda España y su estilo impregnó la calidad de los desfiles procesionales penitenciales de todo el
país.
El bordado es un genuino oficio artesano, ya que en su proceso
de elaboración no interviene normalmente ningún elemento mecánico, sino que se ejecuta casi íntegramente a mano.
Los estilos pueden ser diversos, desde el juanmanuelino, que
incorpora elementos vegetales en sus diseños, a otros que plasman en sus producciones elementos arquitectónicos (por ejemplo,
mudéjares) o figuras. El estilo del bordado, en ocasiones, viene
determinado por el conjunto al que va destinado, como por ejemplo, un manto de una Virgen que deba guardar relación con el
conjunto del palio o la orfebrería presente en el mismo.
Los bocetos de los bordados, en ocasiones, constituyen verdaderas obras de arte ya que los diseños son elaborados sobre papel
seda, que dispuesto encima del tejido, sirven de guía para el bordador a la hora de aplicar el hilo y la aguja.
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Los materiales, hoy en día también se han diversificado, no limitándose a hilo y aguja. No es
raro encontrar materiales como cristales de Swarovsky, metacrilato, etc.
Por últimos, las técnicas de bordado también son diversas, pero que pueden resumirse básicamente en dos: la aplicación directa del bordado sobre la tela o el llamado bordado de aplicación
o recorte. En este último caso, los elementos del bordado se ejecutan por separado, como piezas
planas a las que luego, al pasarlas al tejido principal, se rellenan para darles forma y volumen
(generalmente con esponja), y se perfilan en el tejido (para dar sensación de bordado directo)
mediante la aplicación de lentejuelas o cordoncillo.
El bordado vivió, como decíamos, momentos de gran esplendor en los albores del siglo XX,
continuando con una actividad continua, con ciertos intervalos de ausencia, hasta los años 70.
A partir de los años 80, desgraciadamente, el arte del bordado ha ido languideciendo, habiendo
desaparecido muchos de los grandes talleres que en España existían.
En la actualidad, junto con los grandes talleres que han sobrevivido, nos encontramos con pequeños talleres que se dedican a trabajos menores, o incluso, talleres propiciados por las propias
Hermandades, que se nutren de sus propios hermanos para realizar las tareas de bordado tras
un periodo de aprendizaje.
En los inicios de la Hermandad de los Estudiantes de Madrid, como es lo habitual en el nacimiento de una corporación, no se hicieron cábalas sobre los bordados a lucir ya que la realidad
es que la Hermandad nacía prácticamente de la nada material. En lo inmaterial, es una obviedad,
éramos y somos tremendamente afortunados con la fe que tenemos y además, contábamos con
una tremenda devoción por Nuestro Cristo.
Los primeros enseres con los que contamos fueron algunos que nos cedió la propia Basílica de
San Miguel, y ninguno de ellos tenía bordados, salvo una bandera pontificia (dada la condición
como tal de la Basílica) cuyo escudo era un recorte pegado.
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En los primeros años el animoso grupo de señoras del
Ropero de la Hermandad confeccionó las que serían las
primeras insignias de la corporación: un Senatus muy
simple, sobre pana granate, adquiriéndose tanto las letras como los flecos del mismo en los establecimientos
de materiales de costura de la cercana Plaza de Pontejos;
una bandera negra y otra blanca, con el primitivo escudo
original de la Hermandad (una cruz con dos llaves, rodeados por un círculo), diseñado por uno de los primeros
Hermanos, que las propias señoras recortaron; y un sencillo “bacalao” también elaborado con elementos adquiridos en las mismas tiendas. Todo muy sencillo, pero a la
vez muy digno, ya que como en esta Hermandad hemos
aprendido siempre, al “Jefe” no se le hacen chapuzas,
y los enseres de culto, como son las insignias, pese a su
sencillez, deben ser lo más dignos posibles.
Es tal la dignidad y la calidad de la ejecución de estos
enseres, que a fecha de hoy, los mismos se siguen usando en los cultos de la Hermandad.
No obstante, en el año 1996, con la llegada de la Madre Inmaculada, nuestra Virgen, la Hermandad debió
tomar una decisión ya que, si bien hasta ese momento
no había habido necesidad de acudir al trabajo de un
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bordador, la confección de un ajuar para una Dolorosa implicaba ciertas complejidades que requerían de unas manos expertas.
De esta manera, con la rigurosidad que caracteriza a esta Hermandad, tras consultar con varios expertos en la materia (en especial, D. Manuel Pedreño, conocido
sacerdote sevillano, experto en bordados), se decidió contactar con un joven bordador, pero que ya era sobradamente conocido en el mundo cofrade, Francisco
Carrera Iglesias, nuestro “Paquili”, a quien se le encargó la confección de una
sencilla saya bordada para la Virgen, así como un manto de camarín, todo ello en
terciopelo granate oscuro.
Paquili es artesano de profesión, ya que estudió en la Escuela de Artes Aplicadas
y Oficios, pasó posteriormente por un taller de dorado, consagrándose posteriormente al bordado, primero de la mano de su maestra, Fidela Vázquez, y más tarde
en el taller de las hermanas Martín Cruz. Su obra incluye la ejecución del palio y el
de su Hermandad del Cerro del Águila, de Sevilla, donde la Bendita Madre de los
Dolores, con el manto también diseñado y bordado por Paco se enseñorea de su
barrio cada Martes Santo, los broches del palio de la Hermandad de Santa Cruz, la
toca de sobremanto de la Virgen de esta Hermandad, sayas para numerosas Vírgenes (Macarena, tanto de Sevilla como de Madrid), y multitud de estandartes e
insignias, tanto para Sevilla y su provincia como para el resto de España.
Pero el arte de Paquili no se limita al mundo cofrade sino que sus bordados
son constantemente requeridos por célebres diseñadores y firmas de moda, como
Loewe o Vittorio&Luchino.
Icono del arte del bordado, Paco suele ser invitado en tertulias cofrades o protagonista en programas de radio o TV, habiendo concurrido igualmente a muestras
internacionales de artesanía.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
LOS BORDADOS
En el mundo cofrade Paco es conocido también por haber sido uno de los impulsores de su Hermandad del Cerro, en la que ha formado parte de su Junta de
Gobierno desde 1997, en distintos cargos, incluido el de Hermano Mayor.
Pero si algo define a Paco, es además de su dominio absoluto en su profesión,
en su gran corazón y generosidad, de la que en la Hermandad de los Estudiantes
hemos sido receptores desde que le conocimos hace ahora casi veinte años, con
motivo de la ejecución del palio de María Inmaculada, Madre de la Iglesia.
Ya en otro lugar de este libro hemos hablado de la orfebrería del palio, que fue
encargado en el año 1997 a Orfebrería Andaluza. Curiosamente, en el contrato
de encargo se incluía como anexo al mismo un documento donde figuraban los
elementos que debía contener el palio y sus características. Entre estos elementos,
destacamos los que debían incluir bordados, que eran los siguientes:
- PALIO.- De los llamados de tipo “mixto” rematado en fina crestería de
material plateado y de la que cuelgan las “caídas” o bambalinas en tejido de terciopelo granate muy oscuro ricamente bordado en oro.
- RESPIRADEROS.- Revestidos de material plateado muy labrado, con molduras arriba y abajo, ingletes, pilastras y cartelas que, sobre fondo de malla bordada, representarán los quince misterios del Rosario.
- MANTO.- Liso, sin bordados, en terciopelo a juego con el palio.
Sin embargo, inicialmente no se incluyó otro elemento del palio que normalmente es bordado, los faldones.
El día 16 de noviembre de 1998, el entonces Hermano Mayor de la Hermandad,
D. Enrique Estrada confió el encargo de realización del manto, el palio (incluido el
techo) y los faldones a Paco Carrera. Este encargo se formalizó mediante contrato
de fecha 15 de enero de 1999, y en el mismo se preveía, amén del bordado “en
aplicaciones de oro de la máxima calidad”, según el boceto que se adjuntaba, la
aportación por parte de la Hermandad del material necesario para la confección
de los elementos contratados: Terciopelo, encajes, flecos y borlones catedralicios.
Por su parte, además de la confección, el presupuesto incluía la aportación por el
bordador de las entretelas y forros de los elementos, así como un regalo para la
Hermandad, la malla de los respiraderos del palio.
El coste íntegro del palio fue asumido por la Camarera Honoraria y Perpetua de
la Virgen, N.H.Dª Rosario Morales Aragoncillo.
Asumiendo que la crestería del palio incluía un moldurón plateado, las bambalinas fueron diseñadas ad hoc, rectas, en color granate oscuro, rematadas en su
borde con fleco de oro, y borlones cada cierto espacio, en un estilo muy parecido
al palio de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de Las Penas de San Vicente
de Sevilla.
El bordado del exterior de las bambalinas incluiría un motivo vegetal (muy del
estilo de Paco, con grandes hojas y volutas), siendo el bordado profuso, ocupando
toda la superficie de la bambalina.
El interior de las bambalinas llevaría bordado sólo el borde inferior, con el mismo
remate de fleco, llevando aplicaciones en forma de estrellas en el resto. El techo del
palio incluye a modo de “gloria” una representación del Espíritu Santo, representado como una paloma, las mismas aplicaciones de estrellas, y cuatro cartelas bordadas en cada una de las esquinas del techo, con diferentes advocaciones marianas:
“Mater Inmaculata”, “Mater Ecclesia”, “Mater Purissima” y “Sedes Sapientia”.
Las tres primeras presentes en el título de la imagen (Inmaculada, Madre de la Iglesia) y a última, asiento de la sabiduría, por el carácter estudiantil de la Hermandad.
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El manto original era de terciopelo, en el mismo color que las bambalinas, sin
bordar y rematado a lo largo de todo su perímetro por encaje dorado.
Los faldones iniciales, se confeccionaron en terciopelo azul oscuro, sin broches
en el primer año, pero a los que ya en la segunda salida procesional se le añadieron
unos broches bordados en oro confeccionados por Paco Carrera. Años más tarde,
en 2007, Paquili diseñaría y bordaría unos nuevos faldones para el palio, en color
azul oscuro, profusamente bordados, siendo el motivo central el escudo barroco
de la Hermandad.
También se debe a Paco la confección de los faldones del paso de Cristo, ya que
los iniciales, en color granate, fueron sustituidos por otros de color negro, en los
que Paco bordó los broches que rematan los extremos.
En el año 2000, Francisco Carrera recibe el encargo de la Hermandad para el
bordado del manto de la Virgen. De nuevo, el bordado se realizará en aplicaciones
de hilo dorado de la máxima calidad, sobre el mismo tejido, terciopelo granate
oscuro. El compromiso del artista es tener concluido el trabajo antes del Domingo
de Ramos siguiente al encargo, en la Semana Santa de 2001, el cual es cumplido,
estrenando María Inmaculada ese día su nuevo manto.
En el año 2005 se ejecuta también el bordado de los respiraderos del paso de
palio, también según boceto de Paco Carrera, los cuales realzan mucho más los
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
LOS BORDADOS
medallones plateados que, con los misterios del Santo Rosario (quince, ya que aún
San Juan Pablo II no los había ampliado a veinte, con la inclusión de los misterios
luminosos), jalonan los cuatro lados del paso. En ese mismo año, Paco también ejecuta los paños de las bocinas, con el bordado del escudo de la Hermandad en los
mismos, sobre terciopelo granate en el caso de las del paso de Cristo o azul marino,
en las del paso de la Virgen.
La siguiente realización de Paquili para la Hermandad fue el bordado de un
nuevo estandarte corporativo que sustituyera al inicialmente confeccionado por las
señoras de la Hermandad. En este nuevo estandarte, los diferentes elementos del
mismo: escudetes relativos al carácter sacramental de la Hermandad y a la realeza
de la Virgen, la tiara pontificia, el libro, la cruz y el lema de San Miguel, eran bordados y no preconfeccionados. Asimismo, el escudo se rodeaba de un bordado de
motivo vegetal, muy al gusto de Paco, enmarcando y realzando aquél. El tejido y
el color del estandarte se mantenían: terciopelo granate oscuro.
Aquí conviene hacer una apreciación, ya que si bien inicialmente el color corporativo de la Hermandad fue el morado, con el paso del tiempo, se fue yendo
hacia el color granate oscuro. Así, el primer escudo de la Hermandad (el círculo
conteniendo la Cruz y las llaves), era en dicho color morado, y este color permanecería hasta la llegada de la Virgen a la Hermandad, cuando el color imperante
de su ajuar era el granate, y de esta manera se produjo la transición generalizada
del morado al granate. Como no podía ser de otra forma, toda la Hermandad se
amoldó rápidamente al estilo de la llamada “Niña de San Miguel” llegada en el año
2000 y de la que todos estábamos prendados.
La relación con Paco va mucho más allá de la meramente profesional entre cliente y proveedor. Paco es uno más de la Hermandad, que él siente como suya. No
en vano, él nos ha ayudado a hacer esta Hermandad, ayudándonos también en
la creación de un estilo propio, o como nos gusta decir, ayudándonos a mantener
esta preciada joya. Además de esto, Paco siempre ha sido un hermano presto al
consejo cuando se lo hemos pedido y siempre nos ha respondido con extrema
generosidad, la misma que le lleva a regalarnos el don precioso que el Señor le
ha dado, el gusto, el sentimiento y la pericia para vestir de forma primorosa a la
Virgen. Cada vez que Paco viene a Madrid es un gusto verle actuar, hablar con la
Señora al mismo tiempo que la viste, con el respeto y la unción que la sagrada talla
merece.
Otra creación de Paco para la Hermandad es el guión sacramental, cuya ejecución se acometió en el año 2009, y para cuya confección se utilizó el medallón
central de un guión sacramental del siglo XIX, bordado en seda, que fue restaurado
por Paco e incorporado al guión. El guión se montó sobre un asta rematada por
una cruz patriarcal, elaborada por los talleres de Orovio de la Torre, en Calzada de
Calatrava (Ciudad Real).
Durante todos estos años, también se ha ido incrementando el ajuar de la Virgen
con la incorporación de varias prendas. Por ejemplo, un precioso manto de camarín,
en color azul, bordado en hilo de oro, o varias sayas, entre las que destacan una
espectacular saya realizada sobre terciopelo color verde noche, a la que fueron restaurados y pasados unos bordados en oro obtenidos de una casulla del siglo XVIII,
realzados en color rojo en sus ribetes; una saya en color rojo, para cuya realización
se utilizó un antiguo traje de un torero sevillano, cuyos bordados y alamares fueron
restaurados y pasados al nuevo paño; y, por último, una saya en tejido de otomán
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
LOS BORDADOS
color blanco roto, a la que fueron pasados los bordados en oro y sedas de color procedentes de una casulla del siglo XIX, predominando los motivos eucarísticos tales
como espigas y racimos de uva. Junto a estas, Nuestra Señora dispone de otras sayas
de menor valor, unas bordadas y otras lisas, así como varios mantos de camarín sin
bordado, en diferentes colores, según las diferentes ocasiones litúrgicas.
Asimismo, se deben a Paco Carrera seis trajes de paje que, confeccionados en
terciopelo negro y galón dorado, siguen el patrón de los trajes que para un uso
análogo existen en la Hermandad de San Isidoro de Sevilla.
La última aportación de Paquili al patrimonio de la Hermandad es un precioso
guión de nuestro santo titular, San Miguel Arcángel, realizado en bordado en oro,
sobre terciopelo granate oscuro, y en el que en el centro de un magnífico marco de motivos vegetales figura el lema del Santo Ángel: “Quis sicut Deus”. Este
guión vino a sustituir a otro anterior de orfebrería, de Manuel de los Ríos, que fue
sustraído a la Hermandad en el expolio padecido en su patrimonio en octubre de
2013. El asta del guión no fue robada y pudo ser reutilizada para portar el nuevo
guión de San Miguel. Este asta fue ejecutada por Orfebrería Andaluza y su remate
es un magnífico y portentoso San Miguel en la típica actitud de combate frente al
demonio.
Si bien la producción artística de Paquili prácticamente monopoliza el bordado
en esta Hermandad, hay dos piezas reseñables que se deben al taller de los Hermanos Labanda Urbano, de León. Pablo y Álvaro Labanda son dos queridos miembros de la Hermandad, a la que también pertenecen sus otros hermanos, todos
ellos costaleros del paso de la Virgen.
Pablo y Álvaro empezaron a bordar como afición y con el transcurso de los años
han ido adquiriendo experiencia, lo que les llevó a montar su propio taller que poco
a poco, ha ido ganando reconocimiento en forma de pedidos tanto en Madrid
como en su León natal.
Los Hermanos Labanda son los autores de la bandera pontificia que posee la
Hermandad, bordada en aplicaciones de diversos materiales como hilo de oro y
plata, cordones e incluso cristales. El bordado se corresponde con el escudo pontificio, la tiara pontificia con las llaves del reino de los cielos.
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El taller de los Hermanos Labanda también diseñó y confeccionó un repostero
o dosel que se utiliza en las grandes ocasiones de la Hermandad, tales como Funciones Principales, Pregones, etc. De tamañas dimensiones, consta en el centro del
escudo de la corporación bordado, y dos calles laterales bordadas en hilo de oro,
con motivos pontificios (tiaras y llaves).
En el año 2014, Álvaro Labanda fue llamado por el Señor para formar parte de
su cuadrilla eterna e igualar con otros Hermanos que le precedieron. Desde entonces, Pablo Labanda ha continuado con la labor del taller de bordado.
La Hermandad cuenta en su patrimonio con diferentes enseres bordados, algunos en uso, como por ejemplo, un simpecado del siglo XVIII al que se incorporó
en los años 80 una cartela pintada con la imagen de la Virgen, u otros que no se
usan (guiones, casullas, dalmáticas, etc.) pero que sus bordados, en algunos casos
muy notables, podrán ser reutilizados en el futuro para la confección de nuevas
insignias.
Por último, y no menos importante, hemos de destacar el trabajo que realiza el
Ropero de la Hermandad que si bien fue decisivo en los inicios de la andadura de
la corporación, confeccionando las primeras insignias, a las que ya nos hemos referido, sigue desempeñando un papel esencial. Entre las producciones del Ropero se
cuentan unas enaguas para la Santísima Virgen o todo un ajuar completo para el
Santo Niño de la Gracia, que es el titular de la Hermandad con un más amplio repertorio en su vestuario ya que cuenta con múltiples túnicas, de diferentes colores,
según la época litúrgica, y diferentes tejidos, e incluso una túnica de nazareno de
la Hermandad, o calcetines y zapatos.
El Ropero también es responsable de la confección de túnicas para monaguillos o el mantenimiento de los ropones que utilizan los acólitos de la Hermandad,
que fueron elaborados exprofeso, en terciopelo negro o granate, según el paso a
que corresponden, ante la prohibición del uso de dalmáticas por los acólitos, en
la Diócesis de Madrid. El Ropero también confecciona enseres para el culto como
manteles de altar, amitos, purificadores, etc., habiendo colaborado en ocasiones
especiales, como la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid en 2011,
o la Beatificación de Álvaro del Portillo en Madrid en 2014.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
ORFEBRERÍA
Al igual que en el caso de los bordados, la orfebrería es un arte antiguo, ya
que antigua es la costumbre de adornar vestidos o personas con joyas o elementos de platería.
El proceso de elaboración de la orfebrería es un dilema entre el proceso
exclusivamente artesano o la intervención de maquinaria especializada. Como
suele ser habitual, lo más apreciado es el trabajo exclusivamente artesano,
que elabora piezas únicas, pero la celeridad y sobre todo, la economía, han
provocado una mayor intervención de maquinaria en el proceso de creación
de orfebrería.
La mayor o menor consideración de una obra de orfebrería dependerá no
sólo de la manufactura, sino también del diseño y, como no, de los materiales
empleados. De esta manera, un enser será más apreciado cuanto mayor sea
la proporción de metales preciosos empleados en su elaboración.
Salvo el caso de obras de joyería, el orfebre cofrade suele trabajar con plata
o aleaciones que contienen una mayor o menor medida de plata en las mismas, como por ejemplo la alpaca.
La finalidad última de la orfebrería es conferir una mayor dignidad a los
ornamentos y elementos litúrgicos que se utilizan en el culto divino.
Las piezas de orfebrería pueden proceder bien por aportaciones o donaciones de hermanos, o bien las ejecutadas mediante encargo a un orfebre, en
cuyo caso, el mandato puede incluir la aportación de materiales por el cliente
que, a su vez, pueden también provenir de aportaciones de Hermanos, o
bien la generosidad de algunos de ellos puede llevarles a asumir parte del importe del encargo o éste en su totalidad.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
ORFEBRERÍA
Las piezas donadas por los Hermanos son generalmente pequeñas joyas
que se entregan a la Hermandad para su utilización en mayores obras de orfebrería (por ejemplo, pequeñas joyas de oro o plata que pueden ser fundidas, o piedras preciosas que se pueden engarzar en una corona o un puñal,
etc.) o bien piezas de uso directo, como por ejemplo, rosarios para la Virgen o
joyas que pueden ser utilizadas por la Virgen. Desgraciadamente, en el tremendo robo padecido por la Hermandad en el año 2013, muchas de estas
pequeñas joyas fueron sustraídas y, con ellas, se fue el cariño de muchos
Hermanos que entregaron esas alhajas con la ilusión de que un día fueran
usadas por la “Señora de San Miguel”.
En sus inicios, la Hermandad no podía satisfacer sus anhelos de un juego
completo de enseres, por la obvia ausencia de medios económicos. Los primeros enseres que la Hermandad utilizó eran los que la Basílica tuvo a bien
prestar inicialmente, como por ejemplo, los incensarios y navetas, las insignias
propias de la Basílica (tintinábulo, umbela, etc.), varias astas de banderas, la
Cruz Basilical y dos faroles, etc. También la providencia puso en nuestro camino a un sacerdote, D. José Félix de Vicente, quien puso a disposición de la
Hermandad algunos enseres que habían pertenecido a su familia.
Asimismo tuvimos la inmensa dicha de tener en nuestras filas a nuestro
primer Diputado Mayor de Gobierno, D. Juan Venegas González (q.e.p.d.),
quien en esos tiempos era el responsable de obras e instalaciones de la Universidad Complutense en cuyos talleres, tras una serie de gestiones iniciales,
se pudo confeccionar una Cruz de Guía y un juego de unas varas muy sencillas, que aún se utilizan, un simple palo rematado por una Cruz de la que
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
ORFEBRERÍA
cuelgan dos pequeñas llaves. ¡Qué mejores enseres para Los Estudiantes que
unos ejecutados en la propia Universidad!
Además de lo anterior, y una vez se dispuso de posibles, la orfebrería está
asociada en esta Hermandad, casi en exclusiva, al sevillano taller fundado y
regentado por el maestro orfebre Manuel de los Ríos (Orfebrería Andaluza,
S.L.) quien, como suele ser habitual, ha transmitido el oficio a sus hijos (Manuel y Joaquín) que son los actuales gestores del taller. Manuel de los Ríos,
realizó sus estudios profesionales en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla y
desde niño, con sólo 11 años, entró a formar parte del taller del reputado
maestro Fernando Marmolejo, donde permaneció 17 años.
Entre las obras realizadas por este taller se encuentran los varales del palio
de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de Las Penas de San Vicente de
Sevilla, o del palio de la Hermandad del Buen Fin de Sevilla, los respiraderos
del palio de la Hermandad de San Esteban de Sevilla, de la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla o del Prendimiento de Almería, y así innumerables obras tanto para la ciudad de Sevilla y su provincia
y toda España.
Desde el año 1997 la Hermandad venía barruntando la realización del palio
de la Virgen y, de hecho, ya se había aprobado un boceto por la Junta de
Gobierno, por lo que ya sólo cabía, además de encontrar los fondos necesarios, iniciar el proceso de búsqueda del orfebre adecuado, para lo que la Junta
se sirvió de expertos en la materia, especialmente N.H.D. Vicente Rodríguez,
reconocido cofrade sevillano. Manuel de los Ríos contaba en aquel momento
con un reconocido prestigio, con un amplio elenco de trabajos realizados para
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
ORFEBRERÍA
Hermandades, y las condiciones técnicas y económicas de su trabajo eran las
más adecuadas. El aspecto económico también quedó resuelto merced a la
providencial generosidad de N.H.Dª Rosario Morales.
Dicho y hecho, tras una corta negociación de los pormenores del encargo,
el día de la Virgen de Fátima de 1988, 13 de mayo, se firmó el contrato para
la ejecución completa del palio, entre la Hermandad y Orfebrería Andaluza. El
encargo incluía la fabricación de la parihuela sobre la que reposarían el resto
de las piezas, los respiraderos, los varales, y el techo del palio incluyendo el
moldurón de la crestería y sus remates, la candelería completa (86 candelabros) y los faroles de entrevarales y de cola, las jarras, y la peana de la Virgen,
realizado en alpaca, y según el boceto que se acompañaba al contrato.
El estilo del palio, sobrio pero muy elegante, era clásico, con una crestería
rígida y bambalinas rectas, con cierta similitud con el palio de la Hermandad
de Las Penas de San Vicente de Sevilla. Los remates de la crestería añadirían
pequeñas tiaras pontificias que recordarían la condición de la Hermandad.
Los respiraderos incluían una moldura arriba y abajo, con una crestería pequeña abajo, con ingletes, pilastras y un conjunto de cartelas que representarían los quince misterios que entonces conformaban el Santo Rosario (posteriormente San Juan Pablo II añadió los misterios luminosos), que debían ir
sobre malla bordada que la Hermandad debía proporcionar (y que ya había
encargado su ejecución, por otro lado, a Francisco Carrera Iglesias).
El encargo debía ejecutarse antes de finalizar el mes de enero del año 2000,
como así fue, procediéndose a la entrega del palio en la fecha comprometida.
La Madre de los Estudiantes madrileños refulgía en su trono argentífero el
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Domingo de Ramos del año 2000, alegrando y bendiciendo al pueblo de Madrid en la Estación de Penitencia.
Desde entonces, la familia de los Ríos ha sido una parte más de esta Hermandad, habiendo sido su taller el ejecutor de la práctica totalidad de los trabajos de orfebrería de la Hermandad, que se usan en el cortejo procesional
como las varas de Presidencia y de cortejo, los faroles de mano, las bocinas,
los incensarios y navetas, las astas del Senatus y de la Bandera Pontificia y los
ciriales y pértigas. También se debía a Manuel de los Ríos un singular guión
de San Miguel, en orfebrería, que fue sustraído en el robo del año 2013, pero
no así el asta del mismo, rematada por un portentoso Arcángel, y que ha podido ser reutilizada. A ellos se deben también los puñales de diario de la Santísima Virgen (desaparecidos en el mismo robo).
Tras el expolio padecido con el robo, la Hermandad ha vuelto a confiar en
Orfebereía Andaluza para la reposición de los enseres: candelería, jarras, puñales, etc.
Además de los enseres iniciales, la única excepción a la mano de la familia
de los Ríos en los enseres de la Hermandad, lo constituyen las astas del estan108
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ORFEBRERÍA
darte y del guión sacramental, que fueron ejecutadas en su momento por
Orovio de la Torre, en Calzada de Calatrava (Ciudad Real).
A destacar también los llamadores de los dos pasos, ambos de Orfebrería
Andaluz, en especial, el del Stmo. Cristo, que es una llave rematada por la
tiara pontificia flanqueada por dos ángeles que golpea sobre un libro, siguiendo un diseño muy parecido al del llamador del paso del Cristo de Burgos de la Hermandad homónima de Sevilla.
En el paso de Cristo también figura un pequeño templete plateado que alberga en su interior una preciada reliquia, un Lignum Crucis, un trozo de la
Cruz de Cristo, con su correspondiente auténtica, el cual fue objeto de generosa donación por parte de nuestro entonces Consiliario, D. Manuel Cociña.
Por último, en el paso de la Santísima Virgen figuran dos obras primorosas
de orfebrería. La primera, el puñal de salida de la Señora, que fue elaborado
por Orfebrería Maestrante en Sevilla, realizado en oro y con varias piedras
preciosas engarzadas, habiendo sido donados los materiales empleados por la
familia de D. Manuel Cociña.
El otro elemento del palio es una maravillosa escultura, en plata y marfil, de
San José junto con el Niño Jesús de su mano, que está situado en la calle de la
candelería del paso. La obra es magnífica y, como fue la intención de la Hermandad, de esta manera se hace presente la Sagrada Familia, al completo (la
Virgen, San José y el Niño), en el paso de palio.
Por último, la Hermandad cuenta con un pequeño joyero de la Santísima
Virgen que incluye algunas preseas y alhajas regaladas a la Señora por algunos hermanos y fieles, destacando entre estas, varios broches en oro y brillantes; el nombre de la Virgen (Inmaculada) en oro; un corazón con siete puñales en oro, rubíes y brillantes; varias condecoraciones en oro y esmaltes; y una
joya muy apreciada por su valor sentimental, el lazo en oro y esmalte de
nuestro queridísimo Hermano de Honor, el Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº 1.
En síntesis, el pequeño tesoro de la Hermandad es exiguo, pero poco a
poco, gracias a la generosidad de hermanos y fieles, se va incrementando,
aunque Nuestra Madre sabe que ya posee la joya más preciada en esta corporación, el corazón y las oraciones de sus hijos en la Hermandad.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
LOS PASOS
En la procesión, la del Santísimo Cristo es la primera imagen que sale a la
calle y se porta sobre un paso de caoba que mantiene el color de dicha madera. Está decorado con cabezas de ángeles e iluminado por cuatro cirios
de cera. El paso es de estilo sevillano y fue realizado por Manuel Guzmán
Bejarano en Sevilla. Es llevado por treinta costaleros. Dos días antes de la
procesión, al finalizar el Via Crucis y la jura de los nuevos Hermanos, la
imagen es llevada en Vía Crucis hasta su paso procesional. Su acompañamiento musical en la procesión es un trío de música de capilla: fagot, flauta
travesera y clarinete.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
LOS PASOS
Es la segunda y última imagen en la procesión del Domingo de Ramos. La
imagen es llevada en un paso de palio de doce varales, hecho con plata
y bordados e iluminado por ochenta cirios, dos faroles entrevarales y dos
candelabros. El paso fue realizado por el orfebre Manuel de los Ríos, y los
bordados por Francisco Carrera, ambos sevillanos. El paso es portado por
treinta costaleros. En la procesión, es acompañada por la Unidad de Música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey 1 del CGE, una de las
mejores bandas militares del país. Esta imagen procesionó por primera vez
en el año 2000.
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PATRIMONIO ARTÍSTICO
MÚSICA | PARTITURAS PROPIAS
La música es otro elemento que contribuye a dar mayor dignidad y realce a
una celebración. En concreto, la música procesional tiene un largo recorrido,
desde tiempo inmemorial, en el que las crónicas de entonces (siglos XVI y
XVII) nos hablan de trompetas que acompañaban a las imágenes que salen
en procesión.
Si bien esas trompetas tenían un sentido penitencial o de llamada de atención, con el transcurso del tiempo, la música se ha convertido en otro recurso estético de la Semana Santa, a añadir a aquellos otros que alteran los
sentidos de los que presencian los desfiles procesionales. La mezcla de sentimiento y fervor religioso con los aromas de la primavera, el incienso, la fragancia de las flores, el movimiento milimétrico de los pasos, los colores de las
túnicas, la elegancia de los bordados, y cerrando esta sinfonía de sentimien116
tos, la música, capaz de catalizar todos los
sentimientos y exacerbarlos. ¡Quién no asocia momentos especiales de su vida a una
melodía! ¿Qué cofrade no ha soñado con
una revirá eterna de su Cristo o su Virgen, en
una calle recoleta, a los sones de una marcha? En los Estudiantes soñamos con revirás
de la Reina de San Miguel a los sones de
Margot, Madrugá o Soleá dame la mano en
las calles del Madrid de los Austrias, o con
paso decidido y racheado de un Cristo que si
bien está muerto nos da la vida al ritmo de
las Saetas del Silencio.
Como decía aquél, gracias a la música, se
puede oír hasta el silencio de las procesiones.
En esta Hermandad, siguiendo los cánones
hispalenses, teníamos muy clara qué música
debía acompañar a Nuestro Cristo en su primera salida, y a este fin, se contactó con la
Hermandad del Silencio de Sevilla, ya que
nuestra idea era interpretar las famosas Sae117
PATRIMONIO ARTÍSTICO
MÚSICA | PARTITURAS PROPIAS
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tas del siglo XVI que acompañan el discurrir de Nuestro
Padre Jesús Nazareno, de dicha Hermandad, por las calles
de Sevilla en la Madrugá. La respuesta de la señorial Hermandad sevillana no se hizo esperar y pusieron a nuestra
disposición las partituras de dichas saetas.
Cierto es que la Hermandad tuvo una suerte especial
con su primer Hermano Mayor, D. Enrique Estrada, y su
familia, ya que todos ellos eran muy aficionados a la música, e incluso expertos ejecutantes, por lo que el gusto
musical en la Hermandad estaba garantizado.
De esta manera, llegado el día 21 de marzo de 1991, el
Stmo. Cristo de la Fe y del Perdón salió de la Basílica, en
su primer Vía Crucis, a los sones de la Saeta nº 1 del Silencio, cuajándose el resto del recorrido con las otras Saetas.
Respecto de la música para el palio, también la divina
providencia fue nuestra aliada, ya que el mismo año que
teníamos la dicha de recibir la talla de Nuestra Madre Inmaculada, era trasladado al Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey el afamado compositor, el Teniente Coronel D. Abel Moreno Gómez, quien siempre cuenta que
al llegar a su despacho en su nuevo destino en Madrid
encontró una carta de una conocida Hermandad sevillana
agradeciendo su periplo en dicha ciudad, y otra carta de
una incipiente Hermandad madrileña dándole la bienvenida a su destino y solicitando su ayuda.
La sintonía, el cariño, la disposición, la generosidad y el
buen hacer de los mandos del Cuartel General del Ejér119
PATRIMONIO ARTÍSTICO
MÚSICA | PARTITURAS PROPIAS
cito, con el General Jefe del Estado Mayor al frente, hicieron el resto, ya que
desde entonces los lazos generados entre la Hermandad y su querido Hermano de Honor, el Regimiento Inmemorial y su Música, son imborrables y
perennes.
Fruto de esa relación nació el tradicional concierto de marchas procesionales, el primero de su especie en Madrid, al que también se le fijó fecha cierta
y determinada, el segundo miércoles de Cuaresma, después del de ceniza. Y
así ha sido hasta hoy, que llevamos celebradas veinte ediciones. El Inmemorial pone con el concierto la primera nota de nuestra Cuaresma y pone también la última de nuestro Domingo de Ramos, cuando el palio de María
Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia entra en esta Basílica a los sones
de la Marcha Real interpretada por la Música del Inmemorial.
Consecuencia también de esos lazos fraternales es la relación surgida con
los Directores de la Música y los maestros y componentes de ésta. Esta relación ha sido bidireccional ya que hemos sido recipiendarios de las más excelsas virtudes militares representadas en los hombres y mujeres del Inmemorial, así como de su infinita calidad humana y profesional y nosotros hemos
procurado darles nuestro cariño y un poco de nuestro saber cofrade. La sintonía en ese intercambio ha producido momentos de excelsa belleza musical
entre los muros de San Miguel, en los conciertos, y fuera de éstos, en la Estación de Penitencia del Domingo de Ramos.
Esa misma cercanía y la abrumadora generosidad de los Directores de la
Música para con la Hermandad se ha traducido también en forma de regalo,
musical, claro está, habiendo sido donatarios de bellas composiciones musicales dedicadas a las Sagradas Imágenes de nuestra devoción.
Así, en el año 1998, en el concierto de marchas procesionales, la Música
del Inmemorial, dirigida por el Teniente Coronel D. Abel Moreno Gómez,
interpreta por vez primera la marcha “Inmaculada, Madre de la Iglesia”
compuesta por este prestigioso maestro para la imagen de la Virgen, titular
de la Hermandad.
Esta marcha combina por un lado la elegancia y sutileza de la cofradía estudiantil con la pomposidad de su carácter pontificio, sugiriendo asimismo
un contrapunto entre la sobriedad y austeridad del paso del Señor con la
alegría de la llegada del palio de Nuestra Señora. Esta marcha fue interpretada por la Música del Inmemorial en el Concierto que ofreció en la Catedral
de Sevilla, en el año 2000, que fue grabado en un disco de la discográfica
Pasarela.
Años más tarde, en 2003, Abel Moreno volvió a tener una generosa
muestra de cariño con su Hermandad, al regalarnos una bella composición
de capilla, dedicada a nuestro titular cristífero, titulada “Cristo de la Fe y del
Perdón”, y que fue estrenada en el concierto de dicho año. Esta composición, para oboe, clarinete y fagot, mueve a quien la escucha a tener el mismo
sentimiento de paz y misericordia que irradia el bello rostro de Nuestro
Cristo.
El siguiente gran regalo musical fue el que nos hizo el otrora Director de la
Música, el hoy Coronel D. Enrique Blasco, magnífica persona y excelso músico, cuya finura artística como ejecutante y compositor pudimos gozar en
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los años de su mando al frente de la Música. Ese obsequio fue la preciosa marcha
“Ave María, Santísima, Inmaculada”, inspirada en el Ave María de Tomás Luis de
Vitoria. Es esta una pieza sublime, de una extrema delicadeza y que en su transcurso, alternando fuertes y suaves, entona el citado Ave María de Vitoria, yendo in
crescendo hasta confluir en un precioso trío intimista que da paso al cierre, de nuevo
fuerte, de la marcha.
No obstante, el primer regalo musical que la Hermandad recibió fue la marcha
“Virgen Inmaculada, Madre de los Estudiantes” compuesta por el joven compositor
Abraham Pablos Medina, y que fue estrenada en concierto en el año 1996, en la
Basílica de San Miguel, siendo interpretada por la Música del Inmemorial, con Abel
Moreno al frente.
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DIRECTORES DE LA MÚSICA DEL INMEMORIAL
DURANTE LA HISTORIA DE LA HERMANDAD
1996
Ilmo. Sr. Tte. Col. N.H.D. Abel Moreno Gómez
2006
Ilmo. Sr. Coronel D. Enrique Blasco Cebolla
2010
Ilmo. Sr. Tte. Col. D. José Manuel Mogino Martínez
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PATRIMONIO HUMANO
LOS NAZARENOS
Cada Nazareno lleva bajo su túnica
todo el espíritu de la Hermandad. Es
penitente -el color negro ruán de la
túnica significa el ascetismo de su sacrificio- da testimonio público de su fe
y acompaña a los Sagrados Titulares
formando la cofradía que procesiona
para hacer cada año su estación de penitencia.
Los Nazarenos van cubiertos por el antifaz y el capirote que ocultan el rostro pero permiten que la penitencia
sea visible para todos los transeúntes.
Van fajados con el esparto que ciñe su
cintura, muestra la recia austeridad de
este tipo de mortificación y ayuda a
portar los pesados cirios que les caracterizan como Hermanos de Luz.
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PATRIMONIO HUMANO
LOS COSTALEROS
Jóvenes, fuertes y selectos. Selectos porque se escogen entre los Hermanos que voluntariamente se ofrecen para este menester en un inolvidable
ritual conocido con el nombre de igualá. En ella se tallan los costaleros, se
confecciona el cuadrante con los puestos en cada trabajadera, se prevén los
relevos y se asigna cada puesto: corriente, patero, fijador, etc.
Desde que se apagan los ecos de la Navidad, las cuadrillas de costaleros
comienzan a ensayar en las frías noches de invierno. Las voces de los capataces, de los contraguías, el fervor devoto de los costaleros que deja sentir
en el aire el roce de sus alpargatas, el crujir de la madera de la parihuela,
el vaho en el aliento cuando por fin reposa el paso tras el golpe de martillo
del capataz.
Los costaleros llevan sobre su cuello el fervor de una fe que se muestra
al mundo. Ellos no ven, no pueden contemplar la belleza de una revirá o el
alarde de una chicotá de valientes o la luz de la candelería arrancar destellos
en el rostro de la Señora. Van a ciegas, pero rezan con los pies, con sus vértebras, con el sudor de los hermanos que a su lado hacen caminar el paso.
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“A veces el camino correcto y el camino más duro son el mismo camino. Sólo quien trabaja, sólo quien
entrena para hacerlo cada vez mejor es capaz de fallar. Y sólo quien se prepara sabe dónde están sus
errores y será capaz de corregirlos. Anoche la cuadrilla del paso de Cristo de los Estudiantes se enfrentó a una noche muy fría. Probablemente la más fría de todas hasta el momento. Mucho ánimo
entre los presentes. El Evangelio del día, que nos enseña a darlo todo por Él, es la auténtica salvación.
Así que vamos a darlo todo para que el Domingo de Ramos la estación de penitencia, la primera que
saca su Cruz de Guía a la calle en la Semana Santa madrileña, sea digna y que el Cristo de la Fe y del
Perdón muestre toda su belleza en la seguridad de la Resurrección.”
Enrique Roldán, costalero del paso de Cristo.
Crónicas de mi cuadrilla, 23 de febrero de 2012
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PATRIMONIO HUMANO
LOS DAMAS DE MANTILLA
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PATRIMONIO HUMANO
LOS MONAGUILLOS, ACÓLITOS...
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HISTORIA
DE LA HERMANDAD
HISTORIA
En la barroca Basílica Pontificia de San Miguel, situada en el solar en el que
se alzaba la primitiva iglesia de los Santos Niños Justo y Pastor, una de las
diez iglesias fundacionales de Madrid, como se recoge en su fuero de 1202,
se custodia una preciosa imagen de Cristo Crucificado, obra del imaginero
castellano Luis Salvador Carmona, bajo la advocación de Santísimo Cristo de
la Fe y el Perdón, que, por iniciativa de quien fuera su rector, nuestro querido Don José Antonio Galera de Echenique, desde 1983 era sacada en procesión por las calles y plazas adyacentes al templo, el día de Viernes Santo,
en un piadoso Vía Crucis, al que acudían los vecinos del madrileño barrio de
los Austrias y algunas personas vinculadas con dicha basílica.
Con el paso de los años la sobriedad del acto y la devoción con que participaban los sacerdotes y feligreses de la basílica fue atrayendo a más personas que se sumaban como partícipes del Vía Crucis o como simple público.
PRIMERA CUADRILLA DE COSTALEROS
DE LA HERMANDAD DE LOS ESTUDIANTES (1991)
Mariano Sangrador Andreu
José Aguilar García
Gonzalo Gordillo Martínez
Alvaro Trujillano Campi
Miguel Machado Cernuda
Alberto Sena Valderrama
Andrés Marín Patricio Poveda
Agustín Gordillo Martínez
Ignacio Calvo de Mora
Félix Álvarez Aguas
Ramón Torres Falguera
Francisco José Hiraldo
Pablo López Sánchez
Miguel Quesada
Antonio Ramírez Asencio
José María Goyarrola
Antonio García Carrero
Manuel Lagares
Román Calvo
Santiago Terol
Miguel Ángel Arcones
Hugo Soto Tejero
Juan Manuel Venegas Valladares
José Manuel Viseras Linde
David Esteban Servus
Carlos Trujillano Campi
Jesús Venegas Valladares
Alfonso Illescas Riaño
Antonio de la Cueva
José Luis Cardeñosa Orellana
Francisco Gordillo
Pablo Rivera Goya
Juan Poveda
Pablo Luis Gutiérrez
Carlos Estrada de Artacho
Francisco Javier Hernández Bernal
Rafael Sangrador Andreu
Francisco Javier Vales
Carlos Sainz de Vicuña
Antonio González Pacheco (q.e.p.d.)
José Mª Padilla Ferreira
Diego Pérez
Jaime Alonso de Velasco
Daniel Cuevas Nieto
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En 1988, varias personas devotas de este
Cristo, juntamente con Don José Antonio Galera y los sacerdotes de la Basílica, pensaron
que sería conveniente hacer un paso procesional que realzase la imagen de Nuestro Señor y
que la dulzura que muestra su rostro muerto,
fuese contemplada de la mejor forma posible,
por el cada vez mayor número de personas que
acudían a verle y a participar en el Vía Crucis.
Así, y tras recabar la opinión de diversos expertos, se decidió encargar un paso de estilo sevillano, sobrio, de madera de caoba sin policromías, al taller de Manuel Guzmán Bejarano,
reconocido artesano sevillano, con una amplia
obra cofrade tanto en la Semana Santa de dicha ciudad como fuera de ella, en el que, sobre
un monte liso de claveles rojo oscuro, se alzara
la imagen del Redentor.
En el mes de diciembre de 1989, un grupo
de devotos del Santísimo Cristo de la Fe y el
Perdón mayoritariamente sevillanos, muchos
de ellos todavía estudiantes universitarios e incluso de bachiller, se reunía en la cripta de la
Basílica, bajo la dirección de su Rector D. José
Antonio Galera de Echenique, y de D. Enrique
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Estrada Roig, principal artífice e impulsor de la Hermandad, con el propósito
de promover una actividad apostólica, atraer almas a Dios a través de la
creación de una Hermandad de Penitencia de austero rigor penitencial que,
a semejanza de la que tiene su sede en la Universidad de Sevilla y siguiendo
los cánones existentes en dicha ciudad, pero con las exigencias y peculiaridades que le fueran propias, nutriéndose de la intensa labor apostólica, principalmente entre jóvenes universitarios, que en la Basílica se desarrollaba, dar
así más gloria a Dios y a su Bendita Madre.
De esta forma nacía en la Basílica Pontificia de San Miguel, la Hermandad
Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y el Perdón, María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel, la “Hermandad de los Estudiantes” de Madrid, tomando como titulares de la misma la advocación del Cristo crucificado obra de Luis Salvador
Carmona que se custodiaba en la basílica, la de la Santísima Virgen en su
advocación de Madre de la Iglesia, y la del Arcángel San Miguel, Príncipe de
la Milicia Celestial y titular del templo.
En Agosto de 1990 se recibió el paso del Cristo, y desde entonces se trabajó incansablemente en pos de reunir una cuadrilla de costaleros que en la
inmediata Cuaresma pudiera sacar el Cristo, ya en su paso. Y aquí tuvieron
especial relevancia las Hermandades de Sevilla, que en esos momentos se
portaron generosamente con la neófita Hermandad, a la que pusieron en
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HISTORIA
contacto con sus hermanos residentes en
Madrid, que fueron, en su mayor parte,
los primeros hermanos de los Estudiantes
de Madrid, y muchos de ellos, los primeros costaleros del Señor de la Fe y del Perdón.
De esta manera, y pese a los temores
iniciales, se llegó a configurar una incipiente cuadrilla de costaleros, la mayor
parte de ellos inexpertos, pero que merced a la pericia de los hermanos Estrada
(Enrique y Antonio) y el derroche de ilusión en ellos mismos, comenzaron sus ensayos en el mes de enero de 1991 en el
hall de la Cripta de la Basílica y, más tarde,
por las calles adyacentes a ésta, sirviéndose para ello de una parihuela también
realizada por Manuel Guzmán Bejarano.
El 21 de Marzo de 1991, jueves anterior
al domingo de Ramos, el sueño se hace
realidad, y tiene lugar la primera salida procesional del Santísimo Cristo en su nuevo
paso, portado por su estrenada cuadrilla de
costaleros, participando fervorosamente en
el Vía Crucis, organizado a tal efecto. Numerosos fieles, con una amplia presencia
de estudiantes, formaron parte del cortejo
que acompañaba al Santísimo Cristo, portando cirios. Fue tal la magnitud de la primera salida procesional que de la misma se
hicieron eco varios medios escritos e inclusive mereció un artículo en el Boletín
de las Cofradías de Sevilla.
Junto con los menesteres propios de la organización de una cofradía, en
los primeros años se trabajó incansablemente en la consolidación jurídica de
la futura Hermandad, y así, gracias a la inspiración jurídica de D. José Antonio Galera, y pese a la complejidad de la realidad de la Hermandad, al tener
su sede en una Basílica Pontificia, se elaboraron las Santas Reglas de la nueva
corporación nazarena y que deberían regir su devenir.
En 1994, el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Ángel Suquía
Goicoechea, firmaba el Decreto por el que erigía canónicamente a la Hermandad, en respuesta a la petición presentada, con la previa autorización
del entonces Sr. Nuncio Apostólico en España, Rvdmo. Mons. Mario Tagliaferri, quedando aprobadas desde este momento sus Santas Reglas. Ese
mismo año se realizó la primera salida procesional dentro de la Semana Santa
madrileña como cofradía de nazarenos, realizando su estación de penitencia,
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HISTORIA
ante Su Divina Majestad, en la Iglesia de Santiago. Los nazarenos portaban
orgullosos las túnicas de la Hermandad, de cola, de negro ruán, y con cinturón ancho de esparto.
No por salir en procesión el Domingo de Ramos, se iba a dejar de realizar
un Vía Crucis el viernes anterior, Viernes de Dolores en la tradición católica,
sacando la imagen del Santísimo Cristo de la Fe y el Perdón sobre los hombros de los hermanos, por las calles y plazas que rodean la Basílica de San
Miguel.
Junto a estas dos salidas procesionales, con las que la Hermandad hace
manifestación pública de fe, se estableció una serie de fiestas relacionadas
con sus titulares, así se celebra desde su constitución la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre, pues la imagen del Cristo de la
Fe y del Perdón representa al Señor crucificado; la festividad de San Miguel
Arcángel, 25 de septiembre, titular de la Hermandad y de la Basílica Pontifica, sede de aquella; la festividad de la Inmaculada Concepción de María, el
8 de diciembre, por ser la advocación que la hermandad tomó para la Virgen; y al ser una Hermandad Sacramental junto a los actos en honor del
Santísimo Sacramento todos los segundos jueves de cada mes, se celebra
con solemnidad la octava del Corpus Cristi, para darle gloria y alabanza.
En el año 1995 tiene lugar el I Pregón de Semana Santa de la Hermandad
que corre a cargo de N.H.D. Vicente Rodríguez García, profesor e historiador sevillano, que posteriormente sería el principal nexo de unión de la Hermandad con Sevilla y el introductor habitual de futuros pregoneros de la
Hermandad.
Tras este primero, el atril del Pregón de la Hermandad de Los Estudiantes ha sido ocupado por ilustres oradores como D. Ignacio Montaño (1996,
posteriormente Pregonero de la Semana Santa de Sevilla en 1997), D.
Ricardo Laguillo (1997), D. Ricardo Ríos (1998), D. José Luque (2001),
D. Enrique Esquivias (2002, Pregonero de la Semana Santa de Sevilla de
2007), D. Ignacio Pérez Franco (2003, Pregonero de la Semana Santa
2012 de Sevilla), D. Eduardo del Rey Tirado, (2004, también Pregonero de
Sevilla en el año 1999), D. José F. Haldón Reina (2005), D. Joaquín Moëckel (2010), D. Andrés Ollero Tassara (2011), D. Guillermo Mira Abaurrea
(2012), D. Enrique Guevara Pérez (2013), D. Álvaro Carmona López
(2014, Pregonero de las Glorias de Sevilla en 2015), o N.H.D. Manuel Marín de Vicente-Tutor.
La devoción de los hermanos hacia la Santísima Virgen y su deseo por tener una imagen de la Madre de Dios que pudiese ser sacada en procesión
junto con su Hijo crucificado, les llevó a encargar una talla de la Virgen al
prestigioso imaginero sevillano D. Juan Manuel Miñarro, lo que se pudo realizar gracias a la generosidad emanada del amor y devoción por la Santísima
Virgen de la Camarera Honoraria y Perpetua de la Hermandad, N.H.Dª. Rosario Morales Aragoncillo, quien sufraga íntegramente la realización de la
talla mariana. Ese mismo año comenzaban también las obras de acondicionamiento de una de las capillas laterales de la basílica para que en ella se al150
bergasen las imágenes de los titulares de la Hermandad. Pocos meses después se cumplió este deseo, y a comienzos de 1996 se recibió la imagen de
la Virgen, procediéndose a la solemne bendición de la imagen de María
Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia, el 10 de marzo de ese año. La
bendición la realiza el Rector de la Basílica y Consiliario de la Hermandad,
Rvdo. Dr. D. José Antonio Galera de Echenique. Unos días antes se procede
a la entrega de la Sagrada Imagen por su autor, en su taller de Sevilla, constituyendo el viaje de vuelta a Madrid, con la imagen de la que a partir de
entonces sería la Madre de los Estudiantes madrileños, un camino plagado
de emoción, oración, devoción y alabanzas a Dios por haber concedido tanta
dicha a la Hermandad.
Ese mismo año, el día 22 de marzo, la Hermandad organiza en la Basílica el I
Concierto de Marchas Procesionales que corre a cargo de la prestigiosa Música
del Regimiento de Infantería, “Inmemorial del Rey” Nº 1 del Cuartel General
del Ejército, dirigida por el insigne maestro Teniente Coronel D. Abel Moreno
Gómez, el más prolífico autor de música procesional en España, felizmente y
como nueva muestra de la providencia divina, recién destinado a Madrid desde
Sevilla, donde dirigía la afamada Música del Regimiento Soria 9 (de la DIM
Guzmán el Bueno). En este concierto se realiza la primera interpretación de la
marcha “Virgen Inmaculada, Madre de los Estudiantes” compuesta por Abraham Pablos Medina para la imagen de la Santísima Virgen. El concierto de
151
HISTORIA
marchas sirvió también de solemne inauguración oficial de la capilla de la Basílica dedicada a la veneración de las dos sagradas imágenes Titulares.
El concierto supuso un hito en la vida cofrade madrileña, ya que fue el
primero de este tipo organizado por una Hermandad en su sede canónica y
que se ha convertido en una costumbre mantenida anualmente hasta nuestros días, siendo fija la cita del miércoles siguiente al de ceniza en la agenda
cofrade madrileña, con la ofrenda musical del Inmemorial a la Hermandad
de los Estudiantes.
La salida procesional de la Hermandad el Domingo de Ramos se convierte
en solemne y devoto acto, apreciado por los vecinos de Madrid y por muchísimas personas que acuden a ver procesionar al santísimo Cristo de la Fe y el
Perdón, pero los hermanos sentían el dolor de una pequeña espina cada
año, cuando el Señor crucificado salía sobre los cuellos de los hermanos costaleros, con su cortejo de hermanos de luz y damas de mantilla, su Bendita
Madre se quedaba en su altar. Por ello, y tras varios meses de estudio, el 16
de septiembre de 1997, la Junta de Gobierno de la Hermandad aprobó el
proyecto del futuro paso de palio de María Santísima Inmaculada, Madre de
la Iglesia, aprobándose el diseño del mismo y comenzándose las gestiones
oportunas ante varios orfebres y bordadores, así como la búsqueda de posibles ayudas para sufragar el coste de ejecución del paso.
En el año 1998, en el concierto de marchas procesionales, la Música del
Inmemorial, dirigida por el Teniente Coronel D. Abel Moreno Gómez, interpreta por vez primera la marcha “Inmaculada, Madre de la Iglesia” compuesta por este prestigioso maestro para la imagen de la Virgen, titular de la
Hermandad. La nueva marcha sonó, en esta su primera interpretación, por
deseo de la Junta de Gobierno, en homenaje del Sr. Arzobispo de Madrid
por su nombramiento como Cardenal de la Santa Iglesia. Ante tan alto honor que el Maestro Moreno hacía a la Hermandad, a la que había prodigado
su cariño en el poco tiempo que llevaba en Madrid, se acordó el nombramiento del Teniente Coronel Moreno como Hermano de Honor.
Haciendo gala de nuevo de su infinita generosidad y amor a la Virgen, su
Camarera Mayor Honoraria y Perpetua, N.H.Dª. Rosario Morales Aragoncillo, comunicó al Hermano Mayor su firme decisión de asumir íntegro el coste
de realización del paso de palio para la Virgen, siguiendo el diseño aprobado
el año anterior por la Junta de Gobierno.
Los acontecimientos, mediando de nuevo la divina providencia, van encajando y por ello, el día 13 de mayo de 1998, festividad de la Virgen de Fátima, la Hermandad firma con el prestigioso orfebre sevillano D. Manuel de
los Ríos (Orfebrería Andaluza S.L.) el contrato de ejecución del paso de palio
para la imagen de María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia.
El día 14 de marzo de 1998 se procede al nombramiento como Hermano de Honor de D. Santiago Estrada Sáiz, Coordinador General del
Excmo. Ayuntamiento de Madrid, celebrándose la oportuna ceremonia de
nombramiento y el correspondiente asentimiento a las Reglas de la Hermandad.
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1998 es también un año importante para la Hermandad, ya que alcanzando su plenitud jurídica, al cumplirse cuatro años desde su erección canónica, el día 19 de junio se celebra el primer Cabildo General de Elecciones a
Hermano Mayor, siendo reelegido para desempeñar dicho cargo D. Enrique
Estrada Roig.
También ese mismo año, poco después de haberse encargado la realización del paso de palio de la Virgen, la Hermandad se encuentra con la necesidad de encontrar un inmueble en el que pudiesen ser guardados con dignidad y seguridad, la gran cantidad de enseres y objetos propios de este tipo
de pasos, pues hasta el momento, la generosidad de la Basílica de San Miguel, su rector y sus sacerdotes, habían suplido esta carencia, usándose las
dependencias de la misma para almacenar los objetos necesarios para el
culto y la salida procesional así como para disponer de un local en el que reunirse y realizar los trabajos propios de una Hermandad (ropero, priostía,
secretaría, etc.). La providencia quiso que en poco tiempo se encontrase un
inmueble en la colindante calle de Puñoenrostro, en cuyo número 6 se adquirió un piso y un local bajo, cubriendo las necesidades de tener una Casa
de Hermandad y un local en el que guardar los enseres y objetos de los cultos y procesiones, lo que de nuevo se consiguió gracias a la generosidad de
hermanos y devotos feligreses de la Basílica. El día 9 de septiembre de 1997
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HISTORIA
se firmaron las escrituras de adquisición de la casa y del crédito hipotecario
para este fin.
El día 21 de febrero de 1999, el Excmo. Sr. D. José María Alvarez del
Manzano, Alcalde de Madrid, y su esposa, Ilma. Sra. Dª. María Eulalia Miró
Ramírez, son nombrados, respectivamente, Hermano de Honor y Camarera de Honor de la Hermandad, teniendo lugar en la Basílica la solemne
ceremonia en la que prestan asentimiento a las Reglas de la Hermandad,
ante las sagradas imágenes titulares.
El día 3 de octubre del mismo año se inaugura la Casa de Hermandad,
siendo bendecida por el Consiliario de la Hermandad y Rector de la Basílica,
Rvdo. Dr. D. José Antonio Galera de Echenique.
Se celebra en Sevilla, los días 29 y 30 de octubre, el I Congreso Internacional de Hermandades y Religiosidad Popular al que asisten, en representación de la Hermandad, el Hermano Mayor y el Consiliario. El Congreso finalizó con la ceremonia de Coronación Canónica de la imagen de la Santísima
Virgen de la Estrella y su posterior salida procesional extraordinaria
En enero de 2000, Año Santo Jubilar, se recibe el paso procesional de María Santísima Madre de la Iglesia que, en la Estación de Penitencia del Domingo de Ramos de ese año, salió por primera vez en procesión por las calles de Madrid acompañando a su Bendito Hijo.
La Cofradía queda así completa con los dos pasos. El momento de la salida de la Virgen por la puerta de la Basílica el Domingo de Ramos es de una
belleza inenarrable ya que además de refulgir la Virgen en su nuevo trono
plateado, su palio se mece al ritmo que marca la Música del Inmemorial que,
por primera vez y así lo hará ya todos los años, acompañará a Nuestra Titular
(y patrona de la Infantería Española) por las calles del Madrid de los Austrias.
Los bordados del palio son ejecutados por el genial Francisco Carrera Iglesias
(Paquili), estrechamente vinculado a la corporación, no sólo por su arte en el
bordado, sino también posteriormente como vestidor de la titular mariana
de la Hermandad.
El año 2000 marca también uno de los grandes hitos de la historia de la
Hermandad, ya que en el mismo se consolida definitivamente, con lazos indelebles y permanentes la relación de la Hermandad con el Ejército Español
y, especialmente, con la unidad decana de la Infantería española, el Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey.
El cariño y el orgullo que la Hermandad y su Junta de Gobierno sienten por
nuestro Ejército, institución que desde siglos ha estado vinculada con la iglesia
y el pueblo, en las manifestaciones y fiestas religiosas, y la especial vinculación
del arma de Infantería con la Santísima Virgen en su advocación de Inmaculada Concepción, cuyo patronato ostenta desde el 12 de noviembre de 1892,
si bien, ya desde 1585, desde los sucesos milagrosos de Bommel, la Inmaculada es tenida por los miembros de la Infantería como su patrona y protectora,
propició la unión entre la Hermandad y el Inmemorial, en un primer momento
con la celebración del anual concierto de marchas procesionales, en cuya edición del año 2000 sirvió de marco para que, merced a la generosidad de los
154
155
HISTORIA
altos Mandos del Ejército y el Coronel Jefe del Inmemorial, el Regimiento fuera
nombrado Hermano de Honor de la corporación nazarena, siendo asentidas
las Reglas de la Hermandad por el entonces Coronel Jefe del Regimiento (Ilmo.
Sr. D. Pedro Menor Montero-Ríos), asentimiento que se viene reiterando en
casa reemplazo que se produce en el mando del mismo.
En el acto de asentimiento por el nuevo Hermano de Honor, el Regimiento obsequió a la Virgen con un precioso broche con el escudo de la
agrupación militar y la Hermandad incorporó a la enseña del Coronel Jefe
del Regimiento (la Bandera Coronela) una corbata bordada en oro y seda
con el escudo de la Hermandad.
Desde entonces, el Inmemorial, haciendo gala a su condición de Hermano
de Honor, a través de su Unidad de Música, y mostrando también el inmenso cariño tanto de sus directores como de todos los maestros y músicos
que la integran, ofrenda a la Hermandad su tradicional concierto anual y es
el acompañamiento musical a la mecida del palio de María Inmaculada, Madre de la Iglesia, en la Estación de Penitencia del Domingo de Ramos.
La ligazón fraternal con el Inmemorial hace que para los miembros de la
Hermandad sea un orgullo participar en los actos del querido Regimiento, en
especial, la anual Jura de Bandera, los diversos conciertos que ofrece la Música, o la conmemoración de la Excelsa Patrona de la Infantería, la Virgen Inmaculada.
En la Estación de Penitencia del año 2001, se estrena el manto procesional
de la Santísima Virgen Inmaculada, Madre de la Iglesia, primorosamente diseñado y ejecutado por Francisco Carrera, cuyo íntegro coste fue sufragado
por los hermanos D. Tomás y D. José Rubiato Paredes.
En 2002, al cumplirse los cuatro años de mandato del Hermano Mayor,
en cumplimiento de las Reglas y Reglamentos se convoca Cabildo de Elecciones. Este tiene lugar en Cripta de la Basílica el día 24 de mayo, resultando
nuevamente elegido para este cargo N.H. D. Enrique Estrada Roig.
Este mismo año tuvimos la dicha de ver reconocida la labor de nuestro
querido Consiliario, D. José Antonio Galera, a quien el Santo Padre, San Juan
Pablo II, nombra “Capellán de Su Santidad”, recibiendo el título de manos
del Sr. Nuncio Apostólico en España, Monseñor Manuel Monteiro de Castro.
En octubre de 2003, la Hermandad asistió corporativamente, en Roma, a
la solemne ceremonia de canonización de San Josemaría Escrivá de Balaguer,
sacerdote, Fundador del Opus Dei y muy vinculado a la Basílica Pontificia de
San Miguel, sede canónica de la Hermandad.
Con ocasión del Concierto de Marchas Procesionales del año 2003, se interpreta por primera vez, en calidad de estreno, por la Música del Inmemorial la pieza de capilla “Cristo de la Fe y del Perdón” compuesta por el insigne maestro Director titular de la Música, el Teniente Coronel D. Abel
Moreno Gómez.
El año 2004, y en especial la Estación de Penitencia de ese año, adquieren
especial relevancia ya que unos pocos días antes del Domingo de Ramos, el 11
de marzo, acontece una de las mayores tragedias en nuestro país con la comi156
sión del mayor y más atroz atentado terrorista de la historia de nuestro país y
de Europa, que se salda con una cifra de 192 fallecidos. Las muestras de dolor
se suceden a lo largo de la Estación de Penitencia, singularmente cuando la
cofradía llega a la Plaza de la Villa, donde se hace un alto para tener un acto
de oración por las víctimas, heridos y familiares del terrible atentado terrorista.
Tras unas breves palabras del Hermano Mayor y la interpretación del toque de
oración a cargo de la Unidad de Música del Inmemorial que acompaña el paso
de la Virgen, el Cardenal Rouco, que preside la procesión, incoa una oración
que termina con el canto de la Salve Regina por todos los allí reunidos.
El día 26 de septiembre se produce el cambio de Rector de la Basílica Pontificia de San Miguel, cargo que lleva consigo de forma inherente el de Consiliario
de la Hermandad. Así pues, nuestro cofundador Rvdo. Mons. D. José Antonio
Galera de Echenique deja ambos cargos llenos de realizaciones, entre ellas la
fundación y desarrollo de esta Hermandad. Los asume el Rvdo. D. Manuel José
Cociña y Abella que viene de Sevilla con experiencia en temas cofrades
157
HISTORIA
El día 12 de diciembre, dentro de la Octava de la Inmaculada, tras la solemne Santa Misa de la Hermandad, es nombrado Hermano de Honor el
Excmo. Sr. General D. Alfonso Pardo de Santayana y Coloma
El día 16 de febrero de 2005 es nombrado Hermano de Honor el Teniente Coronel D. Abel Moreno Gómez en solemne ceremonia que se celebra en la Basílica. Ese mismo año, el querido compositor pasa a la reserva, y
en el acto que en su honor se realiza en Sevilla en el mes de junio, por la
ciudad y el entorno cofrade, a modo de despedida oficial, es invitada la Hermandad, quien a través de su Hermano Mayor pronuncia unas palabras en
las que glosa la brillante trayectoria del maestro durante los nueve años de
destino en Madrid.
Tras el pase a la reserva de D. Abel Moreno, asume la Dirección de la Música del Inmemorial el Teniente Coronel D. Enrique Blasco, quien desde el
primer momento, haciendo gala de su bonhomía, generosidad y talento musical, se hizo cargo de la especial relación existente entre la Hermandad y el
Inmemorial, componiendo la marcha procesional “Ave María, Santísima Inmaculada”, para la imagen de la Virgen titular de la Hermandad, y cuyo estreno tuvo lugar en el concierto de ese mismo año, a cuyo final, el autor
hizo pública entrega a la Hermandad, en las personas del Hermano Mayor y
del Consiliario, de la partitura de la composición.
En la Estación de Penitencia, la cofradía, presidida como es habitual por el
Emmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco
Varela acompañado del Sr. Nuncio Apostólico Rvdmo. Monseñor Monteiro
de Castro y del Vicario del Opus Dei en España Rvdo. Mons. D. Ramón Herrando Prat de la Riba, al llegar a la Plaza de la Villa detiene su caminar para
tener un breve acto de oración que dirige el Sr Cardenal con motivo del 150
aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de
la Virgen.
En dicha Estación, se estrena el bordado de las mallas de los respiraderos
del paso procesional de la Stma. Virgen, obra del bordador sevillano D. Francisco Carrera Iglesias y su coste es sufragado íntegramente por la Camarera
Mayor Honoraria Dª Rosario Morales. También se estrena el bordado de los
paños de las bocinas que preceden a los pasos, siendo su autor el mencionado artista sevillano.
En el mes de abril, la Hermandad vive con intensidad y participa, especialmente con sus miembros más jóvenes, en los actos de oración con motivo
del fallecimiento del queridísimo Papa Juan Pablo II y la subida al solio pontificio del Santo Padre Benedicto XVI.
El 22 de febrero de 2006, y en el marco del concierto de marchas procesionales, se procede al nombramiento, como Hermano de Honor, del General D. Jorge Viñé Blanco, en solemne ceremonia que se celebra en la Basílica.
Este mismo año, el itinerario de la Estación de Penitencia se amplía en un
tercio de su habitual recorrido para llegar, tras la estación en la Iglesia de
Santiago, hasta la monumental Plaza de Oriente, resultando todo un éxito
dado el recogimiento de los participantes, el buen hacer de los costaleros y el
respetuoso silencio del numeroso público congregado.
158
En la Estación de Penitencia del año 2007, la Stma. Virgen estrena el bordado de los faldones de su paso procesional, obra del bordador sevillano D.
Francisco Carrera Iglesias y su coste es sufragado íntegramente por la Camarera Mayor Honoraria Dª Rosario Morales.
En el mes de mayo y por motivos de salud, nuestro querido Consiliario, D.
Manuel Cociña, debe dejar su puesto como Rector de la Basílica (y, por
ende, el cargo en nuestra Hermandad), siendo sustituido en su misión pastoral por el Rvdo. D. Javier Láinez López, quien con su empuje y juventud, rápidamente conecta con los grupos más jóvenes de la Hermandad.
Al cumplirse los cuatro años de mandato del Hermano Mayor, en cumplimiento de las Reglas y Reglamentos se convoca Cabildo de Elecciones. Este
tiene lugar en Cripta de la Basílica el día 27 de mayo, resultando nuevamente
elegido para este cargo N.H.D. Enrique Estrada Roig, quien a finales del año
2008, y por circunstancias personales, presenta su renuncia al cargo, siendo
asumido de forma interina por el Teniente de Hermano Mayor, N.H.D. Juan
Manuel Venegas Valladares, anunciándose la convocatoria del Cabildo de
Elecciones tras la salida procesional de Semana Santa del año 2009.
En la Semana Santa de 2008, la Santísima Virgen estrena una saya de salida, en color verde noche, ejecutada magistralmente por su vestidor y bordador, Francisco Carrera. Para la confección de esta saya, se utilizan bordados antiguos de una casulla del siglo XIX, donada por el Consiliario de la
Hermandad, D. Manuel Cociña. Junto con esta saya, Francisco Carrera ejecuta otra, en color rojo, utilizando los bordados de un traje de torero, también perteneciente a la familia de D. Manuel Cociña, y gentilmente donado
a la Hermandad.
También en la Salida Procesional de 2008, estrena la Señora un puñal en
oro y marfil, con varias piedras preciosas incrustadas, ejecutado por Orfebrería Maestrante de Sevilla, según diseño aprobado por la Junta de Gobierno
de la Hermandad. Para su confección se utilizan materiales que habían sido
donados a la Hermandad.
Con motivo del concierto de marchas procesionales del año 2009, y por
así acordarlo unánimemente la Junta de Gobierno de la Hermandad, es
159
HISTORIA
ESCUDOS UTILIZADOS POR LA HERMANDAD DE LOS ESTUDIANTES
1989
2009
2015
LISTADO DE HERMANOS QUE HAN CUMPLIDO 25 AÑOS
COMO HERMANOS EN EL XXV ANIVERARIO DE LA HERMANDAD
Rvdo. Mons. D. José Antonio Galera Echenique
D. Enrique Estrada Roig
D. Antonio Estrada Roig
Rvdo. D. Fernando Jadraque Sánchez
D. Juan Manuel Venegas Valladares
D. Miguel Machado Cernuda
D. Jesús Alejandro Venegas Valladares
D. Mariano Sangrador Andreu
D. José Manuel Viseras Linde
D. Enrique Estrada Barranco
D. Daniel Cuevas Nieto
D. Francisco Gordillo Carretero
D. Agustín Gordillo Martínez
D. José María Goyarrola Queralt
D. Alfonso Illescas Riaño
D. Antonio Gonzalo Gordillo Martínez
D. Pablo Luis Gutiérrez Martín
D. Luis Emilio García Pérez
D. Álvaro de Pablo Alba
160
CORONELES JEFE DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA INMEMORIAL
DEL REY Nº 1, DEL CUARTEL GENERAL DEL EJÉRCITO, QUE
EN NOMBRE DE LA UNIDAD, HAN ASENTIDO LAS REGLAS
DE LA HERMANDAD, COMO SEÑA DE CONFIRMACIÓN DEL
HERMANAMIENTO ENTRE EL REGIMIENTO Y LA HERMANDAD DE
LOS ESTUDIANTES DURANTE LA HISTORIA DE ESTA
1996
Ilmo. Sr. Coronel D. Fernando Sánchez Fernández
1998
Ilmo. Sr. Coronel D. Pedro Menor Montero-Ríos
2000
Excmo. Sr. General D. Jorge Viñé Blanco
2003
Ilmo. Sr. Coronel D. Pedro Berzal Fernández
2006
Excmo. Sr. General D. Juan Bosco Valentín-Gamazo de Cárdenas
2009
Excmo. Sr. General D. Jesús de la Corte García
2013
Ilmo. Sr. Coronel D. Jesús Arenas García
nombrado Hermano de Honor, a título personal, el Ilmo. Sr. Coronel Jefe del
Regimiento Inmemorial, el Coronel D. Juan Bosco Valentín-Gamazo de Cárdenas, en mérito a su entrega personal a la Hermandad. En este mismo acto,
se produjo el asentimiento por el nuevo Coronel Jefe del Inmemorial, el Ilmo.
Sr. D. Jesús de la Corte García, a las Reglas de la Hermandad.
En este mismo año, N.H. D. Manuel Marín Vicente-Tutor, Capataz del
Paso de Palio, es nombrado por la Muy Ilustre y Universitaria Hermandad de
Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo de la Sangre, Ntra. Sra.
161
HISTORIA
CONSILIARIOS
DE LA HERMANDAD DE LOS ESTUDIANTES DE MADRID
1990
Ilmo. y Rvdmo. Mons. N.H.D. José Antonio Galera de Echenique (Fundador)
2000
Ilmo. y Rvdo. N.H.D. Manuel Cociña y Abella
2007
Ilmo. y Rvdo. N.H.D. Javier Láinez López
HERMANOS MAYORES
DE LA HERMANDAD DE LOS ESTUDIANTES DE MADRID
1990
Ilmo. Sr. N.H.D. Enrique Estrada Roig (Fundador)
2009
Ilmo. Sr. N.H.D. Juan Manuel Venegas Valladares
HERMANOS DE HONOR
DE LA HERMANDAD DE LOS ESTUDIANTES DE MADRID
1995
N.H.Dª. Rosario Morales Aragoncillo
2009
Ilmo. Sr. N.H.D. Santiago Estrada Sáiz (q.e.p.d.)
1999
Excmo. Sr. N.H.D. José María Álvarez del Manzano y López del Hierro
1999
Excma. Sra. N.H.Dª. María Eulalia Miró Ramírez
2000
Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey, nº 1, del C.G.E.
2004
2005
Excmo. Sr. N.H.D. Alfonso Pardo de Santayana y Coloma (q.e.p.d.)
Ilmo. Sr. N.H.D. Abel Moreno Gómez
2006
Excmo. Sr. N.H.D. Jorge Viñé Blanco
2009
Excmo. Sr. N.H.D. Juan Bosco Valentín-Gamazo de Cárdenas
2009
Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Esperanza Macarena de Parla
2014
2015
Ilmo. y Rvdo. Mons. N.H.D. Ramón Herrando Prat de la Riba
Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra
Señora del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María
Santísima de la Esperanza Macarena de Sevilla
Emmo. y Rvdmo. Sr. N.H.D. Antonio Mª Rouco Varela
2015
del Valle, San Sebastián Mártir y Santa Ángela de la Cruz (Los Estudiantes),
de Huelva para la proclamación de su Pregón de Semana Santa, lo que tendrá lugar el día 2 de febrero, acto al que asistió el Hermano Mayor de la
Hermandad.
En el mes de marzo, el Hermano Mayor y el Consiliario, reciben de manos
de las señoras integrantes del Ropero de la Hermandad unas enaguas para la
Stma. Virgen, confeccionadas por ellas mismas.
En el mes de julio se convoca Cabildo General de Elecciones, a resultas del
cual es elegido Hermano Mayor N.H.D. Juan Manuel Venegas Valladares.
162
Este mismo año, con motivo de la celebración del
Año Mariano de las Familias convocado por Su Santidad el Papa, la Hermandad organiza un ciclo extraordinario de conferencias sobre temas relacionados con la
familia, contando con la participación de acreditados
expertos en la materia y una numerosa concurrencia de
hermanos y no hermanos a las diferentes conferencias,
que se extienden hasta el año 2010.
En el concierto de marchas de este año se produce el
relevo en el mando de la Música del Inmemorial, marchando el querido Teniente Coronel Blasco a un nuevo
destino (la Música de la Guardia Real), siendo sustituido
por el Teniente Coronel D. José Manuel Mogino Martínez.
La Estación de Penitencia del año 2010 tuvo como
principal novedad la ampliación, de nuevo, del recorrido procesional, añadiéndose nuevas calles al mismo,
recoletas y estrechas, donde la cofradía luce de veras.
En el transcurso por las calles Independencia, Lazo,
Unión, Conde de Lemos y Espejo, se alcanzan momentos cofrades sublimes con la interpretación de tres marchas seguidas, lo que levanta el delirio del público que
visiona la procesión.
163
HISTORIA
Ya en la segunda parte del año se convocan diferentes conferencias que,
hasta el mes de agosto del año siguiente, tienen por objeto preparar la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid, con la asistencia
de Su Santidad el Papa Benedicto XVI.
Los actos de preparación del magno acontecimiento se viven de manera
inusitada en la Hermandad ya que en origen somos llamados a participar
con la imagen de Nuestro Stmo. Cristo de la Fe y del Perdón, comenzando la
Hermandad a hacer los preparativos oportunos. No obstante, unos meses
después, los organizadores del evento nos comunicaron la triste noticia de la
selección de otra imagen cristífera, ofreciendo a la Hermandad a ser la portadora, en el paso de Nuestro Cristo, de un hermoso Cristo Yacente, obra de
Jerónimo Hernández, que se venera en la Catedral de Segovia. De nuevo, no
obstante, a pocas fechas ya de la Jornada, se nos comunicó que finalmente
la talla del yacente sería portada de otra manera por sus devotos segovianos.
Pese a la frustración y la tristeza, nos vimos compensados por el acogimiento
que la Hermandad de los Panaderos de Sevilla nos hizo en sus actos y en su
cortejo acompañando en tan gozosas jornadas a la imagen de la Bendita
Virgen de Regla, único paso de palio que concurría a la JMJ.
Fueron días increíbles, en los que la algazara de la juventud se unía a un
estado de gracia que fluía a borbotones por todas las partes de la ciudad, en
la que se sucedían numerosas convocatorias de actos de todo tipo: catequesis, rosarios, charlas, etc. Todo ello, a mayor gloria de Dios y Su Bendita Madre. La presencia además cercana de Su Santidad, sus palabras, que acogíamos en nuestro corazón y nuestra alma, como lo que eran, salidas del
Vicecristo en la tierra, nos confortaban y nos daban alas para seguir, como
decía el lema de la JMJ, firmes en la fe. La Basílica de San Miguel acogió esos
días numerosos actos y era un hervidero de gente, procedente de todos los
rincones del mundo, que se interesaba por la Hermandad.
Desde la llegada a Madrid de la comitiva de la Hermandad de los Panaderos, nos integramos en todos su actos y compartimos con ellos y con la Hermandad de los Gitanos (al ser su sede canónica en la Iglesia del Carmen la
sede accidental de los Panaderos) momentos de fraternidad, oración y alegría. Momentos culminantes de esa convivencia fueron el Rosario de la Aurora con el que la imagen de la Bendita Panadera fue trasladada a la Plaza de
la Cibeles en la mañana del 19 de agosto, el desarrollo del Vía Crucis en la
tarde de ese mismo día, y la brillante y multitudinaria procesión de vuelta al
Carmen por la noche.
A resultas de nuestra colaboración, la Hermandad de los Panaderos tuvo a
bien honrarnos al año siguiente, invitándonos a participar en su Estación de
Penitencia a la Catedral de Sevilla en la noche del Miércoles Santo, circunstancia en la que participó un grupo de hermanos de Los Estudiantes, encabezados por el Hermano Mayor, vistiendo todos nuestra túnica y portando
nuestro estandarte corporativo.
El Pregón de la Hermandad de 2012 fue especialmente significado ya
que fue proclamado por el Ilmo. Sr. D. Guillermo Mira Abaurrea, a la sazón, Hermano Mayor de la Antigua e Ilustre Hermandad del Santísimo Sa164
cramento y Pontificia y Real Archicofradía de Nazarenos de Nuestro Padre
Jesús de las Tres Caídas, Nuestra Señora de Loreto y Señor San Isidoro, de
Sevilla. Esta Hermandad fue el germen e inspiración de la fundación de la
Hermandad de los Estudiantes de Madrid, siendo en todo un ejemplo a
seguir por nuestra corporación. Por ello, la aceptación del Hermano Mayor
de la querida Hermandad de San Isidoro para actuar como Pregonero de
nuestra Hermandad ese año, por lo que dicha Hermandad representa para
nosotros, así como por la enorme estatura personal y moral del Pregonero,
hizo que el acto de nuestro Pregón fuera muy señalado. Tanto a la recepción de bienvenida dispensada al Pregonero y su familia y muchos hermanos de la isidoriana corporación la noche antes, como el mismo acto del
Pregón y la posterior comida de Hermandad supusieron una inmejorable
ocasión de estrechar los lazos fraternales existentes entre ambas corporaciones y de homenaje de la Hermandad de Los Estudiantes de Madrid, a su
Madre y Maestra sevillana, la Hermandad de San Isidoro.
Como hecho significativo de la Estación de Penitencia del año 2012, se
produjo el estreno de un guión sacramental que, partiendo de piezas de un
estandarte sacramental antiguo bordado en seda, fue ejecutado por Francisco Carrera. Se estrenó también el asta del nuevo guión y varias varas de
cortejo.
En el año 2013, se produjo un nuevo relevo al frente del Inmemorial,
siendo nombrado nuevo Coronel Jefe D. Jesús Arenas García. En ese
mismo año, y a petición de la Hermandad, Su Santidad tuvo a bien conceder al anterior Coronel, ya General, el Excmo. Sr. D. Jesús de la Corte García la medalla de la Orden de San Gregorio Magno, premiando de esta
manera la disposición, colaboración y cercanía del General de la Corte con
la Hermandad.
165
HISTORIA
En el mes de julio, se celebró en la Cripta de la Basílica Cabildo General de Elecciones de la Hermandad, siendo elegido
Hermano Mayor N.H.D. Juan Manuel Venegas Valladares.
El12 de octubre de 2013, festividad de la Virgen del Pilar,
quedará por siempre fijado en los anales de la historia de la
Hermandad de los Estudiantes de Madrid como un día
aciago. Durante la madrugada, un grupo de desconocidos
asaltó su sede y, tras inutilizar todos los medios de alarma y
seguridad, realizaron un tremendo expolio en nuestra casa
de Hermandad, en el que se sustrajeron numerosos enseres,
especialmente, la mayor parte de las piezas de la candelería
y jarras del paso de del palio de María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia, provocando un gran perjuicio patrimonial, y a su vez hacía imposible su reposición en tiempo
para que, en la salida procesional del Domingo de Ramos,
pudiese salir la Virgen María. La noticia comenzó a correr
como la pólvora, al mismo tiempo que la Hermandad recibía, desde toda España, muestras de cariño, solidaridad y
apoyo.
Este suceso no fue sino providencial, pues demostró el
cariño que todas las hermandades sienten por la nuestra, no sólo las de la
Villa de Madrid, sino las de toda España, en especial las de la Semana Santa
Sevillana.
Así, al día siguiente, sumidos aún en la consternación, recibimos una llamada que nos produjo amén de una inmensa alegría, una gran enseñanza
sobre la inmensa categoría de las personas y las instituciones: la Hermandad
de la Macarena de Sevilla, a través de su Hermano Mayor, D. Manuel García, ponía a nuestra disposición, para nuestra salida procesional, la candelería
antigua de plata de María Santísima de la Esperanza, que la Virgen macarena había utilizado hasta mediados del siglo XX y que era de una categoría
artística excelsa. Poner adjetivos a tamaña generosidad y al alto honor que
se nos hacía es labor cuasi imposible, pero evidencia por qué la Hermandad
de la Macarena de Sevilla es madre, maestra y ejemplo en el que se miran
todas las Hermandades en España.
El Domingo de Ramos, la Madre de los Estudiantes de Madrid refulgía
más, si cabe, al calor de las centenarias candelas que desde tiempo inmemorial han venido alumbrando la preciosa cara de la Virgen Macarena de Sevilla. A modo de agradecimiento, la Virgen estudiantil madrileña salía de su
templo a los sones de la marcha Esperanza Macarena. Aun embutidos en el
negro ruan de la túnica de los Estudiantes, los que albergamos un corazón
macareno, a la vista de esta imagen, nos trasladamos por un momento al
arco y, recordamos el lema que está a los pies del azulejo de la Virgen pata
decir que, verdaderamente “Ella es tabernáculo de Dios y puerta del cielo”.
Difícilmente la Hermandad madrileña de los Estudiantes podrá devolver
mínimamente el magnánimo gesto de la Hermandad de la Macarena de Sevilla y de su Junta de Gobierno, encabezada por su genial Hermano Mayor.
166
Estaremos siempre en deuda con ellos.Breve parece la historia de nuestra
hermandad, pues sólo son veinticinco años los que oficialmente tiene tras su
erección canónica en el año 1990, pero conforme a determinados vestigios
encontrados en los archivos de la Diócesis y la Biblioteca Nacional, la actual
Hermandad del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón y María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia, sita en la Basílica de San Miguel, tendría sus
antecedentes con los que enlazar la actividad pastoral y de cultos en la Esclavitud del Santissimo Christo de la Luz y nuestra Señora de los Dolores, fundada en los albores del siglo XVIII.
En efecto, en la parroquia de los Santos Niños Justo y Pastor, situada en el
solar en el que se levanta la Basílica Pontifica de San Miguel, se asentó en
1724 la Esclavitud, Hermandad o Congregación del Santísimo Cristo de la
Luz y Nuestra Señora de Constantinopla, título éste proveniente de haber
tenido su sede fundacional en el convento de Monjas Trinitarias, comúnmente llamado de Constantinopla, situado en la actual Calle Mayor, cuyas
reglas y constituciones fueron aprobadas en 1709 por el Cardenal arzobispo
de Toledo D. Luis Manuel Portocarrero.
La buena aceptación de los miembros de la Hermandad y el buen acogimiento del Dr. D. Francisco Martín del Campo y Carvajal, cura propio de la
iglesia, motivó que se decidiese cambiar de sede canónica, pasando a ser la
Iglesia de los Santos Niños la nueva sede de la Hermandad, por lo que se
redactaron nuevas reglas y constituciones, de la ahora Congragación del
Santísimo Cristo de la Luz y Nuestra Señora de los Dolores, aprobadas por
despacho firmado por el Arzobispo de Toledo D. Diego de Astorga y Zéspedes, el 14 de febrero de 1227; recibiendo las gracias y privilegios de su Santidad Benedicto XIII.
Una vez decidido el establecimiento de la Hermandad en esta Iglesia se
tomó la decisión de “ejecutar a sus expensas una muy perfecta y devota Efi-
167
HISTORIA
gie de Cristo Crucificado, y otra de Nuestra Señora de los Dolores”. Así llegó
la Imagen del Santísimo Cristo de la Luz, hoy con la advocación de Santísimo
Cristo de la Fe y el Perdón a la Iglesia de los Santos Niños Justo y Pastor.
La vieja iglesia quedaba pequeña para un barrio que se había visto favorecido desde la instalación de la corte en la Villa de Madrid, y más aún para la
creciente población del siglo XVIII; por ello en 1738 se decidió derruir la vieja
estructura, y en su solar, así como en los terrenos de huerta y cementerio de
la iglesia, levantar una nueva, siguiendo el estilo arquitectónico imperante en
Italia, por ello el 20 de septiembre de 1739, a instancia del Cardenal-Infante
Don Luis de Borbón Farnesio, con proyecto del arquitecto italiano Giacomo
Bonavía, se pone la primera piedra de la actual basílica.
En las primeras ordenanzas de la hermandad del Santísimo Cristo de la Luz
y Nuestra Señora de los Dolores, al igual que sucedió dos siglos y medio después en nuestra hermandad, se reconocía el derecho a que las mujeres pudiesen ser miembros de la misma, porque así “gozarán de las gracias e indulgencias de que goza la Congregación, y de las oraciones y sufragios de ella”.
Aunque esta hermandad tenía como titular a la Santísima Virgen María en
su advocación de Virgen de los Dolores, también tenía muy en cuenta su
Inmaculada Concepción, por ello, se establecía como “primera diligencia
que han de hacer (los nuevos hermanos), la de hacer voto de defender que
María Santísima Madre de Dios y Señora nuestra, fue concebida sin pecado
original desde el primer momento de su ser”.
Las dos fiestas principales de la Hermandad del Cristo de la Luz y Nuestra
Señora de los Dolores, en las que todos sus miembros debían acudir a los
actos solemnes de ella, se estableció que serían el domingo siguiente a la
festividad de la exaltación de la Santa Cruz, en septiembre, y el Viernes de
Dolores; coincidiendo con dos de los cultos principales de nuestra Hermandad, como más arriba hemos visto.
Junto a la existencia de esta hermandad del Santísimo Cristo de la Luz, ha
sido tradición en todas las iglesias católicas desde antiguo la de albergar una
cofradía sacramental, esto es, una cofradía cuyo fin principal es el de dar el
mayor culto al Señor Sacramentado; en el caso de las iglesias del viejo Madrid no era diferente, y así vemos como en la Iglesia de San Miguel existía
una Archicofradía Sacramental con reglas desde el 26 de mayo de 1552, y
bula papal de Julio III de 1553; en la también iglesia parroquial de los Santos
Justo y Pastor existía una Archicofradía Sacramental con reglas de fecha de 6
de junio de 1564, y bula de Pío IV de 12 de febrero de este mismo año; y en
la iglesia de San Millán también existía una Archicofradía Sacramental, con
reglas del 7 de marzo de 1613..
Estas tres archicofradías se fueron uniendo en torno a la iglesia de los Santos Justo y Pastor, primero la de san Millán, en 1724, y, tras el incendio sufrido en 1790 y la destrucción de la reconstrucción de la iglesia de San Miguel, por los franceses, la de ésta en 1817, creándose la Archicofradía
Sacramental de San Miguel, San Justo y Pastor y San Millán y Ánimas Benditas, cuyo culto principal, era la celebración de la “Función de Minerva”
(celebración de una procesión sacramental, generalmente en el domingo de
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la octava del Corpus, ya que este día la única celebración es la de la procesión diocesana), con una misa solemne, por la mañana, y una salida procesional por la tarde por las calles cercanas a la iglesia; así como celebraciones
eucarísticas cada mes y la asistencia a la procesión diocesana del Santísimo
Sacramento. También aquí encontramos una gran coincidencia de estas celebraciones con las que nuestra Hermandad celebra desde su fundación.
Ni podemos, ni queremos decir que la Hermandad Sacramental y Cofradía
de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y el Perdón, María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel, sea heredera de la
Congragación del Santísimo Cristo de la Luz y Nuestra Señora de los Dolores, ni de la Archicofradía Sacramental de San Miguel, San Justo y Pastor y
San Millán y Ánimas Benditas, pero la realidad es que posiblemente la providencia del Espíritu, que vela por la salud de la Iglesia y de sus miembros,
inspirase a los fundadores de nuestra hermandad cuando la crearon hace
veinticinco años, y así se estableciesen como fiestas y cultos principales de la
misma, la de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre, la festividad
de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre, la de la Inmaculada Concepción de la Virgen, el 8 de diciembre, el Vía Crucis del viernes anterior al Domingo de Ramos, y la Octava del Corpus, junto con la salida procesional de
la Hermandad, constituida en cofradía de Nazarenos, con las imágenes del
Santísimo Cristo de la Fe y el Perdón y la de su Bendita Madre en su advocación de Madre de la Iglesia, el Domingo de Ramos.
Federico Gallegos
Profesor Titular de Historia del Derecho
Teniente de Hermano Mayor
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INSTITUCIONES
LIGADAS A LA HERMANDAD
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
LA BASÍLICA
LA Basílica Pontificia de San Miguel, en la calle san Susto de Madrid se
asienta en un edificio, de estilo barroco, proyectado por Santiago Bonavía
(o Giacomo Bonavia, 1700–1760) y construido de 1739 a 1745. La planta
de este templo se basa en el juego de estructuras centrales en concatenación sobre un plano que despierta un estado de inestabilidad, promovida
por la tensión cóncava-convexa de las superficies.
La actual basílica, Monumento Nacional por Real Decreto 28 de noviembre de 1984, se eleva sobre el solar de la antigua parroquia de los santos
Justo y Pastor, cuya fundación se sitúa en fechas que podemos considerar
muy remotas tratándose de Madrid.
La parroquia figura entre las diez collaciones que cita el Fuero que otorgó
a Madrid el rey Alfonso VIII, nieto de quien conquistó la población a los
musulmanes, Alfonso VI.
El fuero se fue concretando entre 1158 y 1202 y se refiere a esta parroquia en cuarto lugar, como Sancto Justo, después de las de Santa María,
San Andrés y San Pedro. En cuanto a de San Miguel, que daría su nombre
a San Justo pasando los siglos, figura en el fuero de 1202 como Sancto
Michaele, a diferencia de otra iglesia también dedicada a San Miguel que
se denomina de Sagra.
De la iglesia de San Justo sabemos documentalmente que fue objeto de
reformas y mejoras en su decoración en el siglo XVI, manteniendo el protagonismo que le correspondía como parroquia del Madrid más antiguo. Así
lo testimonian sus libros parroquiales.
Fueron enterrados en esta parroquia el padre de Quevedo, así como sus
abuelos maternos y un hermano y en los libros parroquiales se encuentran
las partidas de defunción de Alonso de Ercilla; del padre de Miguel de Cervantes, Rodrigo; de Francisco López de Zárate; de miembros de la familia
López de Hoyos; de Jerónimo y Francisco de la Quintana o del doctor Godínez.
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
LA BASÍLICA
En 1738 se derribó la vieja iglesia, perdiéndose sin duda un edificio de
gran interés histórico.
La nueva iglesia es consecuencia de tales descubrimientos y de la sensibilidad más avanzada en su momento, que anuncia un cambio hacia la
contención y la disciplina del lenguaje clásico.
La iglesia pasó a llamarse de San Miguel, Santos Justo y Pastor cuando,
como se ha dicho, se fusionó con la parroquia la que estaba dedicada a San
Miguel y ocupaba el solar del actual mercado de ese nombre. Su incendio
en 1790 y su saqueo durante la invasión francesa obligaron a ese traslado.
De esta iglesia de San Miguel se trasladaron a San Justo, junto con la
feligresía, algunas de las obras de arte que contuvo, como la figura del
Arcángel o el tabernáculo de bronce y piedras semipreciosas regalado por
el cardenal Zapata y realizado en Roma. También costumbres como la procesión con la imagen de san Miguel que se guardaba en el oratorio de las
Casas Consistoriales el día de su fiesta, que se mantuvo hasta 1834, ya en
San Justo. En 1643 el Ayuntamiento había hecho voto solemne de acudir
a esa fiesta.
Más tarde, por haberse derribado en 1885 la iglesia y hospital de los italianos en la carrera de San Jerónimo, antigua institución que desde el siglo
XVI pertenecía a la colonia italiana de Madrid, se cedió como compensación el templo a la Nunciatura Apostólica en 1892.
Previamente, en 1891, se habían trasladado las dos antiguas parroquias,
pasando la de San Justo a monasterio de las Maravillas de la calle la Palma
y la de San Miguel al barrio del puente de Toledo.
Para entonces, por haberse creado la Diócesis de Madrid Alcalá, desgajada de la de Toledo en 1885, el palacio construido por el infante D. Luis
junto a San Justo, fue convertido en residencia de los nuevos obispos de
Madrid.
El templo, ya de la Nunciatura, fue regido por los PP. Redentoristas y quedó bajo la advocación de San Miguel, que permanece hasta hoy.
En 1930, el nuncio monseñor Tedeschini concedió a la iglesia el título de
Basílica menor. En noviembre de 1959 fue encomendada al Opus Dei la
atención pastoral, siendo Nuncio Apostólico Mons. Hildebrando Antoniutti.
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
LA NUNCIATURA APOSTÓLICA
La Nunciatura Apostólica es una misión diplomática de máximo rango
de la Santa Sede ante los Estados con los que mantiene relaciones diplomáticas. Al frente de la Nunciatura de la Santa Sede se halla un Nuncio, es
decir, un embajador papal -ordinariamente Arzobispo- que representa al
Santo Padre ante las autoridades civiles y entre los obispos de las diócesis
que componen el país. Desde el año 2009, el Nuncio Apostólico en España
es el Excmo. y Revmo. Mons. Renzo Fratini, Arzobispo Titular de Botriana.
Las Nunciaturas obtuvieron su forma definitiva en cuanto a su competencia y organización interna, durante el papado de Gregorio XIII (1572-1585).
Más esbozos o concreciones de dicha realidad se fueron configurando a
finales del s. XV, contemporáneas a las primeras relaciones diplomáticas
permanentes entre los distintos Estados.
Al principio la figura del Representante Pontificio permanente iba ligada a
la del Colector, una especie de recaudador in loco de los bienes de la Cámara Apostólica. Puede admitirse como primer Nuncio permanente en España
a Francisco Desprats, que ejerció su cargo de 1492 a 1503.
El Nuncio Desprats acompañó a los Reyes Católicos en sus constantes
desplazamientos, papel que trascendía considerablemente al del mencionado Colector, y se convirtió en único mediador junto al Embajador de España
ante la Santa Sede, de todos los asuntos de cariz político y diplomático
entre el Papa y los monarcas españoles.
Aunque el sucesor propuesto por la Santa Sede en 1504, Cosimo Pazzi,
Obispo de Arezzo, no fue aceptado por los Reyes Católicos, el carácter
permanente de la institución se confirma con el nombramiento de Giovanni Ruffo dei Theodoli, Obispo de Bertinoro, en 1506, el cual ejercerá sus
funciones de Representante Pontificio hasta 1520. A partir de esta fecha,
la lista de los Nuncios procede ininterrumpidamente hasta nuestros días.
Desde el principio, queda claro que su competencia no se limitaba al ámbito de las relaciones diplomáticas bilaterales, sino que también desempeñaban una importante misión de acompañamiento a las Iglesias locales,
las cuales miraban al Sumo Pontífice como cabeza visible de la Iglesia. Este
doble aspecto de su misión hace posible, que en cuestiones puntuales y
con la delegación específica, puedan intervenir con autoridad pontificia en
dichos asuntos.
Consecuencia de este mayor protagonismo del Nuncio en la vida de la
Iglesia local, es que dicho oficio, que anteriormente había sido concedido
a laicos como Pimentel y Castiglione, pasa a ser desempeñado únicamente
por eclesiásticos por mandato del Papa Pablo IV (1555-1559).
Fruto de esa especificidad de la doble misión del Nuncio, es que muy
pronto su persona será requerida, a petición de las Cortes y de los Reyes,
para juzgar las causas eclesiásticas en segunda instancia (Tribunal de Apelación). Tal ejercicio, no exento de polémicas y conflictos con la autoridad
eclesiástica ordinaria, quedó regulado en el concordato de 1753, y en concreto, con la creación del Tribunal de la Rota española (Tribunal de la Rota
de la Nunciatura Apostólica de Madrid), todavía en activo y en beneficio de
la Iglesia católica en España.
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Desde 1892 la Nunciatura Apostólica administra en nombre de la Santa
Sede la Basílica Pontificia de San Miguel y designa a los sacerdotes que se
hacen cargo de la atención de los fieles, dentro de la pastoral de la archidiócesis de Madrid. Que una Nunciatura tenga una iglesia abierta al culto
es un caso único en el mundo. El Nuncio apostólico, desde 1994, ha acompañado siempre la procesión de los Estudiantes.
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
EL OBISPADO
La diócesis de Madrid, con el nombre de diócesis de Madrid-Alcalá, fue
creada el 7 de marzo de 1885, siendo pontífice León XIII, sobre territorios
pertenecientes a la archidiócesis de Toledo. Desde más de tres siglos antes,
Madrid era capital de España, pero los arzobispos de Toledo, primados de
España, se oponían a la creación de la diócesis, quizá temerosos de perder
su influencia en la Corte.
El 25 de marzo de 1964 la diócesis fue elevada al rango de archidiócesis.
El 23 de julio de 1991, la archidiócesis cede parte de su territorio para la
erección de las diócesis de Alcalá de Henares y de Getafe y adquirió el rango de archidiócesis metropolitana.
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El 15 de junio de 1993 el papa Juan Pablo II consagró la catedral de Madrid,
cuya primera piedra había puesto el rey Alfonso XII el 4 de abril de 1883.
El 28 de agosto de 2014 se hizo pública la designación por el Papa Francisco de Monseñor Carlos Osoro como Arzobispo Metropolitano de Madrid.
La Hermandad de los Estudiantes, cuya sede canónica es la Basílica de San
Miguel, se rige por unos estatutos aprobados por el entonces Cardenal-Arzobispo de Madrid D. Ángel Suquía Goicoechea el 26 de mayo de 1994.
Desde que se hizo cargo de la Diócesis, el cardenal Antonio Mª Rouco
Varela ha distinguido a la Hermandad de los Estudiantes con su cariño, su
atención como pastor y ha asistido a sus cultos asiduamente.
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
EL EJÉRCITO
¿Quién no guarda en su memoria la imagen de una escuadra de gastadores
escoltando la Sagrada Imagen de Cristo muerto, con sus armas “a la funerala” (bocas hacia abajo) acompañados de cajas destempladas, en señal
de luto, o a las unidades de música acompañando a la Santísima Virgen en
su pena? ¿Quién no se emociona al ver como nuestro ejército da escolta
al Santísimo Sacramento en la festividad del Corpus Cristi? ¿Quién no ha
llorado y ha sentido como le costaba tragar saliva al asistir a una procesión
de la Virgen del Carmen, en la que nuestros marinos escoltan a su patrona
y entonan la Salve Marinera en su honor?
¿Quién de nosotros no siente como se le erizan todos los pelos del cuerpo
y se le llenan los ojos de lágrimas, al oír los acordes del Himno Nacional, interpretados por la Unidad de Música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey Nº 1, cuando María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia
hace su salida de la Basílica Pontificia de San Miguel el Domingo de Ramos,
o cuando se recoge, caída ya la noche, tras completar su recorrido por las
calles de Madrid para hacer testimonio público de fe, acompañada en todo
momento por este grupo de magníficos maestros y músicos que no cesan
de interpretar marchas procesionales de magnífica creación?
Pero la ayuda y colaboración de nuestro ejército, no se circunscribe a esto.
La relación de la Hermandad con el ejército, concretada en algunos aspectos con el Inmemorial, es mucho mayor. Es una relación de hermandad de
todos y cada uno de los miembros del Cuartel General del Ejército y del
Inmemorial, que no nace de la supuesta obligación emanada del hermanamiento entre nuestra Hermandad y el Regimiento, Hermano de Honor de
aquella, sino que nace del cariño.
Cariño demostrado por todos y cada uno de los Coroneles Jefes del Regimiento y por los jefes, oficiales, suboficiales y tropa, que siempre nos han
ayudado en todo lo que les hemos pedido. Así cuando nos vimos sin tener
un sitio en el que cobijar el paso de caoba del Santísimo Cristo de la Fe y el
Perdón, nos brindaron sus dependencias para poder guardarlo; y de igual
manera, cuando nos encontramos con que no disponíamos de sitio para
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
EL EJÉRCITO
poder guardar el manto de la Santísima Virgen de forma que no se estropease con pliegues y dobleces, no sólo nos ofrecieron sus instalaciones,
sino que nos proporcionaron una estructura en la que el manto estuviese
estirado todo el año, para que luciese perfecto en cada salida procesional.
Cariño de los directores de la Unidad de Música y de todos los maestros
y músicos que la integran que han llegado a cuajar verdadera complicidad
con la Hermandad, en especial con los Hermanos Mayores y los capataces
del paso de palio, en la confección de la música del concierto anual o de la
que acompañará a la salida de la Virgen
Ese cariño hacia la Hermandad tiene su réplica en el que nosotros sentimos
por nuestro ejército y por el Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey.
Cariño por lo que representa, por la defensa de la Patria, por su historia,
por su bien hacer, cariño hacia todos y cada uno de sus integrantes, en los
que se representa a todo nuestro Ejército. Este cariño se pone de manifiesto
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cada año cuando miembros, familiares y amigos de la Hermandad acuden
al acto solemne de jura de Bandera que se celebra en el Regimiento, participando en él, bien renovando el juramento que muchos hicimos cuando
cumplimos con nuestro servicio militar, o bien realizándolo ex novo, en el
caso de las mujeres y de los hombres que ya no hacen este servicio; cuando
se acude a los actos de celebración de la Inmaculada Concepción patrona
del Arma de Infantería; cuando se acude a la bendición del Belén que cada
Navidad se instala en los jardines del Palacio de Buenavista; y cuando se
acude a la toma de posesión de cada nuevo coronel y a la despedida de
quien ya se ha convertido en un amigo y en un hermano.
Cariño de hermanos, la Hermandad y el Regimiento, que nace del corazón; de un corazón que desde hace siglos ha latido de forma sincrónica
entre el ejército y el pueblo, y que tiene su más bella expresión en la ayuda
y entrega desinteresada del uno hacia el otro.
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INSTITUCIONES LIGADAS A LA HERMANDAD
EL AYUNTAMIENTO
Un ayuntamiento es la institución administrativa más cercana a los ciudadanos y por lo tanto la que mayor relación tiene con los habitantes de una
localidad. En el caso del Ayuntamiento de Madrid, sucede lo mismo; aunque nuestra ciudad sea una gran ciudad, con cuatro millones de habitantes,
y sea la capital de España y la de la Comunidad Autónoma, con lo que esto
lleva aparejado de establecimiento de ministerios y organismos nacionales
y autonómicos, no por ello su ayuntamiento deja de ser cercano a las necesidades e inquietudes de los madrileños, de cuidar y estar presente en sus
fiestas, celebraciones y tradiciones.
Las fiestas religiosas y la celebración de rogativas y procesiones han tenido siempre el apoyo y participación del concejo y del Ayuntamiento madrileño, con sus principales representantes y miembros. Las procesiones de
Semana Santa, en las que se saca a la calle las Sagradas Imágenes que
representan la pasión y muerte de Cristo y las de la Santísima Virgen en su
dolor, son una de las más populares y numerosas de estas manifestaciones
de la religiosidad española, y en el caso de Madrid siempre se ha tenido la
participación y apoyo de su ayuntamiento.
Aunque nuestra hermandad sólo tiene veinticinco años de vida, la relación con el Ayuntamiento de Madrid y la ayuda que de éste y todo su personal, desde los Alcaldes hasta el último empleado, ha sido imprescindible
para poder manifestar públicamente nuestra fe por las calles de nuestra
ciudad.
Gracias al Ayuntamiento las calles se cortan a la circulación y están limpias
para que nazarenos, damas de mantilla, monaguillos, acólitos y costaleros,
anden con tranquilidad; también proporciona seguridad a los participantes
y al público que asiste a la salida procesional del Domingo de Ramos y al
Vía Crucis del Viernes de Dolores, con los servicios de urgencia y la policía
municipal, que además acompaña a los pasos con miembros de este cuerpo
vestidos de gala como escolta del santísimo Cristo de la Fe y el Perdón y
de María Inmaculada Madre de la Iglesia; sin olvidar que siempre hemos
tenido el honor de contar con la asistencia de una representación del Ayuntamiento, al más alto nivel, como sucedió durante los doce años en que D.
José María Álvarez del Manzano Ilustrísimo Alcalde de la Villa ostentó este
cargo, o con la presencia de algún Concejal.
Esto es lo que se puede en la calle, pero no es todo, la ayuda del ayuntamiento ha sido siempre muy importante, tanto de la concejalía del Distrito
Centro, con sus concejales al frente y con todos sus funcionarios, como con
las Áreas de Gobierno de Seguridad y Emergencias, de Medio Ambiente
y Movilidad y la de las Artes, con las que trabajamos para conseguir que
nuestra estación de penitencia salga perfecta; se revisan los recorridos y
horarios, el estado de la calzada, la existencia de obstáculos en la vía, como
bolardos y andamios, y todo lo que es necesario.
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El Ayuntamiento siempre ha estado dispuesto a ayudar, a solucionar los
problemas que surgen, en especial los de última hora; personas buenas,
profesionales de gran altura, como D. Santiago Estrada Sainz, que tanto
ayudó a las Hermandades de Madrid y a la nuestra, son claro exponente de
esta relación. Ejemplo de esta colaboración y ayuda lo encontramos cuando en el año 2000, en el que la salida procesional del paso de palio de la
Virgen Santísima, requería la instalación de una nueva rampa, que salvase
el desnivel que hay desde la puerta de la Basílica hasta la calzada, con una
pendiente más suave que la que tenía la que utilizábamos hasta entonces,
allí estaba el Ayuntamiento, con su buena disposición y oficio, instalando
cada año la rampa.
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EPÍLOGO
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EPÍLOGO
EL FUTURO
Siempre se dice que en las Hermandades no hay puestos ni rangos. Que
todos los hermanos somos iguales, que no añadimos más unos que otros.
Que no por ser costalero, nazareno, dama de mantilla o miembro de junta
de gobierno somos más importantes.
Sin embargo, esta afirmación no es del todo acertada. Lo realmente importante de una Hermandad es el futuro. Nuestro futuro. Poder decir que daremos el testigo a los que vengan detrás de nosotros es algo enorme. Porque
ese es el objetivo de una hermandad: somos un instrumento más al servicio
del Señor para evangelizar desde nuestra casa de hermandad, desde nuestros
pasos, desde nuestros cirios.
Nos queda el recuerdo de unas palabras de nuestro Hermano Mayor Juan,
que momentos antes de salir la Cruz de guía en la calle, se reunió con las
cuadrillas de costaleros para decirnos que salimos a la calle a dar testimonio
de nuestra Fe, a llevar el mensaje de Dios a aquellas personas que no pueden
o no quieren acercarse a la iglesia. Al final, el acto valiente de salir a la calle
para mostrar a Cristo a los demás es consecuencia de la preparación espiritual y material de los otros 364 días del año. La asistencia y participación en
estos cultos, que la Hermandad pone a disposición de los hermanos, es parte
del itinerario que debemos afrontar para ser unos buenos recipientes que El
Señor pueda llenar de su gracia para realizar tan alta tarea.
Una Hermandad, claro está, no es solo la parte espiritual. Las quedadas de
hermanos, limpiar plata, ayudar con las actividades del ropero, el mantenimiento de los enseres, las actividades de caridad y un largo etc. Todas ellas
son la alegría de esta Hermandad. Y qué mejor que ver como poco a poco
nuevas personas dan un paso al frente para echar una mano, y así, dar ese
relevo tan ansiado por lo mayores y por los iniciadores de esta bendita locura.
No podríamos dejar pues, de estar nunca agradecidos por tan valiosa herencia inigualable. Gracias a un esfuerzo constante de nuestros predecesores
puede salir hoy una cofradía ante un público ansioso y expectante, realizar
cada oración con un rosario entre los dedos en una aprovechada estación de
penitencia, admirar cada figura y cada detalle trabajado, expresar el agradecimiento con cada marcha melodiosa. Encender en cada cirio una llama de
ilusión o levantar sobre los hombros el peso de la Iglesia al golpe de atención
de un llamador, confiar ante el misterio una fidelidad sincera y poner nuestra
persona a una total disposición de nuestro Padre.
Esa actitud debe ser la que vivamos todos en nuestra casa, con nuestras
familias, en nuestro trabajo, en nuestro día a día. Si ponemos a Dios en el
centro de nuestras vidas, podremos decir con tranquilidad que el futuro de
nuestra hermandad está garantizado.
No podemos expresar con palabras el sentimiento que desencadena ver
nuestra cofradía por las calles, ver a cada paso, una hermandad unida por
una pasión, por una adoración incesante, por una fe ciega en la que el sacrificio, el esfuerzo y la caridad se manifiesta constantemente reflejando el fervor
de una familia a Dios y a su Madre.
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Este sentimiento y admiración por la Semana Santa presente y creciente en nosotros no se puede
transmitir de otra forma que de padres a hijos, generación tras generación, contagiando no solo una
tradición, sino un estilo de vida, un culto, un arte.
Construimos con el tiempo una institución sólida
y fusionada, cada vez más grande y más unida.
Pero como cabe esperar las cosas siguen su curso, la vida avanza, las personas cambian y el tiempo va dejando su huella según acelera su paso. Y
es en los jóvenes en los que se deposita la esperanza y la confianza de un
futuro incierto. Debemos ser conscientes de que de nosotros depende lo
venidero, nuestra es la responsabilidad de seguir de frente con paso firme,
seguro y acertado, sin olvidar nunca las raíces y los pilares que nos sostienen
y fundamentan, esos que nos han sido infundidos desde temprana edad y
que quedan ahora grabados a fuego en nuestros corazones, asentados para
orientarnos en nuestra misión evangelizadora.
Un sabio dijo una vez: “En los jóvenes predomina el futuro....en los viejos...
el pasado.”
Así serán los jóvenes los que tracen el camino hacia el futuro con esfuerzo
y sudor, serán los jóvenes los que guíen y acompañen a la humanidad hacia
Dios.
No encontrarán el éxito los que se tropiecen con el futuro, sino los que
labren el devenir día a día.
“Los jóvenes tienen que hacerse valer. Los jóvenes tienen que luchar por
los valores. Les pido que sean revolucionarios tengan el coraje de ir contra
la corriente. Tengan el coraje de ser felices”, nos ha dejado dicho el Papa
Francisco.
Esperamos que este libro sea un instrumento más de evangelización. Testigo fiel del amor que la Hermandad de Los Estudiantes tiene a Dios y a su
Madre.
Lourdes, Richi, Nico y Josemi. Del grupo joven de Los Estudiantes.
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Este libro
de la Hermandad de Los Estudiantes de Madrid en su XXVº aniversario (1990-2015)
se terminó de imprimir el 19 de marzo de 2015,
Solemnidad de San José, esposo de María Santísima Inmaculada, Patriarca de la Iglesia
Universal, que hizo las veces de padre en la tierra de Nuestro Señor Jesucristo,
Hijo único de Dios, Verbo encarnado y Redentor del Hombre,
en los talleres de artes graficas Surdigraf de Sevilla.
Laus Deo Virginique Matri!

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