Turberas de Galicia
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Turberas de Galicia
Turberas de montaña de Galicia 9 788445 331408 Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental COLECCIÓN TÉCNICA MEDIO AMBIENTE CONSELLERÍA DE MEDIO AMBIENTE Turberas de montaña de Galicia A. Martínez Cortizas, E. García-Rodeja Gayoso - Coordinadores XUNTA DE GALICIA TURBERAS DE MONTAÑA DE GALICIA A. MARTÍNEZ CORTIZAS E. GARCÍA-RODEJA GAYOSO (Coordinadores) XUNTA DE GALICIA Consellería de Medio Ambiente Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental TURBERAS DE MONTAÑA DE GALICIA XUNTA DE GALICIA CONSELLERÍA DE MEDIO AMBIENTE Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental Coordinadores: A. MARTÍNEZ CORTIZAS* E. GARCÍA-RODEJA GAYOSO* * Universidade de Santiago de Compostela Relación de Autores: F. CASTILLO RODRÍGUEZ** W. CHESWORH*** M. I. FRAGA VILA* E. GARCÍA-RODEJA GAYOSO* M. GARCÍA TASENDE* A. MARTÍNEZ CORTIZAS* J. C. NÓVOA MUÑOZ* A. PÉREZ ALBERTI* X. PONTEVEDRA POMBAL* A. SAHUQUILLO BALBUENA**** M. VALCÁRCEL DÍAZ* * Universidade de Santiago de Compostela ** CEFOCOP, Ferrol *** L.R.S. University of Guelph, Canadá **** Universidade da Coruña Deseño e maquetación: Ninfa e Riveiro Impresión: Valladares D.L.: C - 1849 - 2001 ISBN: 84-453-3140-X TURBERAS DE MONTAÑA DE GALICIA Autores: F. Castillo Rodríguez W. Chesworh M. I. Fraga Vila E. García-Rodeja Gayoso M. García Tasende A. Martínez Cortizas J. C. Nóvoa Muñoz A. Pérez Alberti X. Pontevedra Pombal A. Sahuquillo Balbuena M. Valcárcel Díaz José Carlos del Álamo Jiménez Conselleiro de Medio Ambiente Galicia, por su posición latitudinal, es una región de transición, un territorio en el que confluyen condiciones biogeográficas variadas que se traducen en una gran diversidad de hábitats y especies. Entre los hábitats excepcionales que contribuyen a esta rica biodiversidad se encuentran las turberas de montaña. La excepcionalidad de las turberas viene dada por el hecho de que Galicia constituye el límite meridional de distribución de algunos de los tipos más relevantes, y muy en particular las turberas de cobertor. Pero también se debe al papel que desempeñan estos ecosistemas húmedos en las áreas en las que se encuentran: intervienen en el control hidrológico, colaboran en el mantenimiento de la biodiversidad y el equilibrio de las cadenas tróficas, son indicadores de impactos ambientales a escalas locales, regionales y globales, etc…. Si embargo, tal vez la característica más destacable es que son auténticos archivos de la historia ambiental del final del Cuaternario. Las turberas son libros escritos por la Naturaleza, aunque en un lenguaje y con palabras que no son las habituales en nuestra vida cotidiana. Por ello, es necesario un esfuerzo científico que nos ayude a leer, interpretar y comprender estos registros. Y así, recuperar una parte de la historia de los ecosistemas pretéritos, que pasará a complementar los conocimientos sobre la evolución del noroeste peninsular. Este conocimiento es clave para evaluar el papel de la actividad humana en la evolución ambiental, para poner en perspectiva los cambios a los que nos enfrentamos en el presente y para desarrollar modelos de escenarios futuros de cambio. El Centro de Información e Tecnoloxía Ambiental, consciente de esta necesidad y plenamente en la línea de las políticas europeas, nacionales y autonómicas de protección de los hábitats singulares -como las representadas por la Red Natura 2000 a nivel europeo o la Estratexía Galega para a Conservación da Biodiversidade, a nivel autonómico-, ha dado respaldo a la elaboración de esta obra por investigadores de nuestra Comunidad Autónoma, con el apoyo de científicos de reconocido prestigio de universidades extranjeras. El objetivo prioritario es fortalecer la transmisión de conocimientos desde los niveles universitarios hacia el público en general y dar a conocer la existencia de estos humedales en nuestra Comunidad. Un buen conocimiento es la base para la puesta en valor de los ecosistemas de Galicia, para que reconozcamos que la biodiversidad, tanto presente como pasada, forma parte de nuestro valioso patrimonio y que su preservación ha de ser un objetivo irrenunciable. Tal como apuntan los coordinadores de esta obra en su presentación, en los albores del siglo XXI el grado de desarrollo de las comunidades humanas debe ser evaluado por el conocimiento, respeto y conservación que éstas hagan de sus recursos naturales, de su biodiversidad. PREFACIO Las turberas son, antes que nada, miles de años que, debido a su particu- ecosistemas húmedos caracterizados lar desarrollo en el tiempo, almacenan por su elevado contenido en materia señales procedentes de la atmósfera, la orgánica y por desempeñar funciones litosfera o la biosfera. En síntesis, tie- ambientales vitales en los medios en nen un elevadísimo valor ambiental y los que están presentes (control hidro- científico y, por añadidura, un extraordi- lógico, corredor biológico, …). Pero, tal nario valor como patrimonio natural y como indica Barber (1993), las turberas cultural. son también hábitats que preservan Las turberas se encuentran entre los registros de la biodiversidad pasada de hábitats más vulnerables a las interfe- una forma única, en los cuales la vege- rencias humanas, las cuales suelen con- tación actual es tan sólo una represen- ducir a daños irreversibles. Tal como tación muy parcial de su biodiversidad demuestran los estudios llevados a pretérita. Las turberas son las únicas cabo en las Islas Británicas, simplemen- comunidades de plantas que crean in te no se regeneran tras intervenciones a situ un registro detallado de su propia gran escala (Lindsay, 1993). Según historia en forma de restos de macrofó- Barber (1993), un factor vital que se siles de las plantas, e incluídos entre olvida con frecuencia en el desarrollo estos restos están los registros estrati- de los programas de protección, es la ficados del polen de las comunidades importancia y el carácter irremplazable vegetales de sus alrededores, de algu- del tiempo, el desarrollo como sistema nos invertebrados, de polvo procedente histórico de estos hábitats. Las activi- de la erosión, de carbones y partículas dades humanas, como la extracción de magnéticas, de cenizas volcánicas y de turba, la construcción de pistas y carre- las condiciones hidrológicas pasadas de teras, la edificación de infraestructuras, la superficie de la turbera (Barber, la reforestación, la transformación agrí- 1993). También contienen registros de cola o la ganadería extensiva, dan lugar la contaminación atmosférica, de los a la pérdida de este registro histórico cambios ocurridos en el paisaje induci- que forma parte de nuestro patrimonio. dos por la actividad humana y de los Galicia es una región biogeográfica cambios climáticos. Las turberas son privilegiada en el contexto peninsular, e pues auténticos archivos, contínuos y incluso europeo, en cuanto a distribu- de gran resolución, de cambios ambien- ción y riqueza de tipos de turberas. tales globales y locales a escalas de Constituye el límite meridional de la distribución de turberas ombrotróficas ria o la geoquímica. Es por tanto el tra- de cobertor en nuestro continente, que bajo de un grupo de investigación y sólo forman amplios paisajes desarrollados motivos circunstanciales hacen que la durante el Holoceno (últimos 10.000 responsabilidad de la edición haya reca- años), y alberga una amplísima variedad ído en dos de sus miembros. de turberas elevadas y minerotróficas El libro ha tratado de organizarse de difícil de encontrar en otras zonas del modo que el lector vaya profundizando mundo. Estos humedales están presen- en el conocimiento de estos hábitats. En tes desde las áreas litorales, pasando el capítulo 1 se ha intentado resumir el por zonas hidromorfas continentales, inmenso volumen y variedad de los pero donde se expresan en toda su ple- estudios dedicados a las turberas, tanto nitud es en las áreas de montaña. Es por a nivel mundial como en Galicia, aunque ello que el libro se ha orientado hacia no pretende ser exhaustivo sino repre- estos hábitats. Las áreas litorales e sentativo. El capítulo 2 es una breve interiores contienen humedales de gran reseña sobre la distribución de las tur- belleza e igualmente de alto valor beras y su momento de formación, para medioambiental y científico, por lo que disponer de una visión geográfica y cro- creemos que merecen una obra que los nológica de las mismas en nuestra trate de forma particularizada. Comunidad Autónoma. ¿Qué aporta este libro? La presente El capítulo 3 resume los principales obra pretende dar una visión de la factores que influyen en la formación de importancia de los ecosistemas de tur- las turberas y está pensado para quie- bera en Galicia, que se ha ido desarro- nes no desean profundizar en los mis- llando durante casi dos décadas de tra- mos, los cuales se describen en los capí- bajo en las áreas de montaña y durante tulos 4, 5 y 6. El capítulo 7 se adentra en los últimos años se ha enfocado al cono- la, a veces confusa, terminología de tur- cimiento en profundidad de las turberas. beras, los principales tipos existentes Nuestra visión actual es una amalgama en Galicia y su clasificación como suelos de experiencias y conocimientos proce- y como hábitats -haciendo uso del dentes no sólo de la disciplina a la que Interpertation Manual de la Red Natura pertenecemos los coordinadores, sino 2000-, para contextualizarlas en la también de investigadores -nacionales y región atlántica a la que pertencemos. extranjeros- de otras muchas, como la Los capítulos 8 y 9 se dedican a las botánica, la geomorfología, la paleoeco- propiedades físico-químicas de la fase logía, la paleoclimatología, la prehisto- sólida y líquida de las turbas y las tur- beras, mientras que el capítulo 10 es Aunque entre la comunidad cientifica es una introducción al empleo de algunas bien conocido y apreciado el valor de las de esas propiedades geoquímicas como turberas, a nivel público son hábitats señales de cambios ambientales. En el escasamente conocidos, cuando no teni- capítulo 11 se aborda el estado actual dos por marginales, no productivos o de las turberas en nuestra Comunidad simplemente Autónoma, los factores y actividades recientemente la sensibilidad de los que influyen en su degradación, y se dan sectores ecologistas ha puesto sobre la algunos ejemplos de evolución reciente. mesa el debate entre conservación y El capítulo 12 trata de reunir de forma alternativas de protección para estos sintética los valores que hacen de las ecosistemas, y nos consta que a nivel turberas ecosistemas únicos que deben individual son más las personas sensibi- ser preservados de forma prioritaria. Y, lizadas, incluso en la Adminsitración finalmente, el capítulo 13 se introduce Pública. inservibles. Tan sólo en la maraña legal en la cual se pueden La falta de divulgación de sus valores apoyar las políticas proteccionistas para posiblemente sea una de las causas de promover la urgente protección de estos esta situación. Por ello, los coordinado- hábitats. res de este libro queremos agradecer el Aunque hasta hace relativamente esfuerzo y apoyo de la Consellería de poco tiempo las turberas de Galicia se Medio Ambiente a esta obra, con la que encontraban en un estado de conserva- pretendemos dar a conocer unos hábi- ción razonablemente bueno, la presión tats naturales de elevadísimo valor para la transformación de estos hábitats natural y científico, que demandan una es creciente. Así, si bien a nivel inter- acción urgente para profundizar en su nacional la conservación de las que conocimiento, su puesta en valor social todavía quedan es tomada como priori- y su preservación -tal vez dentro de la dad elevada, la situación actual en Estratexía Galega para a Conservación Galicia es ciertamente controvertida. da Biodiversidade-. En los albores del Por un lado la puesta en marcha de la siglo XXI el grado de desarrollo de las Red Natura 2000 exige la conservación comunidades humanas debe ser evalua- obligada de estos hábitats, mientras do por el conocimiento, respeto y con- que por el otro las turberas se encuen- servación que éstas hagan de sus recur- tran sometidas a presiones o activida- sos naturales, de su biodiversidad tanto des que conllevan su degradación. presente como pretérita. A. Martínez Cortizas E. García-Rodeja Gayoso Santiago de Compostela, Junio 2001 INDICE Capítulo 1: Antecedentes de los estudios de turberas X. Pontevedra Pombal Introducción ...............................................................................................................................................17 Los ecosistemas de turbera en el ámbito internacional ..........................................................................18 Los ecosistemas de turbera en Galicia ....................................................................................................30 Capítulo 2: Distribución geográfica y cronología de las turberas de Galicia A. Martínez Cortizas, X. Pontevedra Pombal, J.C. Nóvoa Muñoz y E. García-Rodeja Distribución geográfica..............................................................................................................................33 Cronología de las turberas de Galicia.......................................................................................................35 Capítulo 3: Factores que influyen en la formación de las turberas A. Martínez Cortizas y X. Pontevedra Pombal Introducción ...............................................................................................................................................39 El relieve y su evolución ............................................................................................................................40 El clima presente y pasado .......................................................................................................................42 La vegetación.............................................................................................................................................44 Capítulo 4: Geología y geomorofología de las áreas de turbera de Galicia M. Varcárcel Díaz y A. Pérez Alberti Introducción ...............................................................................................................................................47 Evolución del relieve. Una historia de millones de años..........................................................................53 Evolución geomorfológica y turberas .......................................................................................................56 Capítulo 5: El clima de las áreas de turbera de Galicia F. Castillo Rodríguez Introducción ...............................................................................................................................................65 La precipitación..........................................................................................................................................67 Distribución espacial de los aportes pluviométricos .......................................................................68 La estacionalidad pluviométrica ....................................................................................................68 La componente orográfica de la precipitación .................................................................................71 Los gradientes pluviométricos .......................................................................................................72 El clima de las áreas de montaña .............................................................................................................72 Serras Septentrionais ...................................................................................................................72 Serras Orientais ...........................................................................................................................75 Serras Surorientais ......................................................................................................................77 Otros escenarios: las sierras litorales y la Dorsal galaica.................................................................77 Capítulo 6: Vegetación característica de las turberas de Galicia M.I. Fraga Vila, E. Sahuquillo Balbuena y M. García Tasende Introducción ...............................................................................................................................................79 Composición florística ...............................................................................................................................81 Comunidades vegetales.............................................................................................................................88 Características particulares de especies representativas de las turberas ..............................................92 Sphagnum spp. ............................................................................................................................92 Calluna vulgaris y Erica spp...........................................................................................................95 Adaptaciones de las hojas de las plantas insectívoras para la captura de sus presas.........................96 13 Capítulo 7: Las turberas: terminología, tipos y clasificaciones A. Martínez Cortizas Terminología y tipos de turberas...............................................................................................................99 Secuencia de formación ..........................................................................................................................101 Clasificación y tipología de las turberas de Galicia................................................................................104 Jerarquía de los rasgos de turberas .............................................................................................105 Los macrotopos .............................................................................................................105 Los mesotopos ..............................................................................................................106 El microtopo .................................................................................................................107 Las microformas/elementos de las turberas ..........................................................................108 Tipos de turberas de Galicia ........................................................................................................111 Turberas de cobertor .......................................................................................................111 Turberas elevadas ..........................................................................................................116 Turberas minerotróficas (tremedales y turberas de transición)....................................................120 Tipos de hábitats de turberas Red Natura 2000.............................................................................123 Capítulo 8: Composición y propiedades de la turberas de Galicia X. Pontevedra Pombal, J.C. Nóvoa Muñoz, E. García-Rodeja Gayoso, A. Martínez Cortizas Tasas de acumulación de turba ...............................................................................................................129 Propiedades físico-químicas de la turba .................................................................................................133 Suelos de turbera: Histosoles..................................................................................................................137 Capítulo 9: Dinámica geoquímica de las turberas de Galicia A. Martínez Cortizas, W. Chesworth y E. García-Rodeja Gayoso Química de las aguas superficiales de turbera.......................................................................................141 La distancia al mar y el relieve ....................................................................................................143 Tipo de turbera: ombrotrófica vs minerotrófica ..............................................................................143 Estado de las aguas superficiales: estancadas vs circulantes .........................................................145 Otros efectos .............................................................................................................................145 Los ambientes químicos en las turberas.................................................................................................145 Capítulo 10: Las turberas como archivos geoquímicos de cambios ambientales A. Martínez Cortizas, E. García-Rodeja Gayoso, X. Pontevedra Pombal y J.C. Nóvoa Muñoz Introducción..............................................................................................................................................149 Algunos ejemplos.....................................................................................................................................156 Capítulo 11: Evolución y estado actual de las turberas en Galicia X. Pontevedra Pombal y A. Martínez Cortizas Introducción..............................................................................................................................................163 Estado de conservación de las turberas de Galicia ................................................................................166 Ocupación y transformación de los ecosistemas de turbera en Galicia ................................................168 Transformaciones silvopastoriles .................................................................................................168 Ordenación del territorio .............................................................................................................170 Incendios ...................................................................................................................................171 Explotación minera .....................................................................................................................171 Infraestructuras ..........................................................................................................................172 Explotación de recursos eólicos ...................................................................................................173 14 Capítulo 12: ¿Por qué preservar las turbera? X. Pontevedra Pombal, J.C. Nóvoa Muñoz, A. Martínez Cortizas y E. García-Rodeja Gayoso El papel medioambiental de las turberas................................................................................................177 Control hidrológico y calidad de las aguas ....................................................................................178 Mantenimiento de la biodiversidad y equilibrio de las cadenas tróficas ..........................................179 Indicadores de impactos ambientales a gran escala ......................................................................180 Indicadores de calidad y deposición atmosférica ...........................................................................181 Archivos de los cambios paleoambientales ...................................................................................181 Efectos de las actividades humanas sobre las turberas.........................................................................182 Acciones que no deben realizarse en áreas de turbera protegidas ......................................................184 La conservación de las turberas ..............................................................................................................186 Capítulo 13: Legislación ambiental que concierne a las áreas de turbera X. Pontevedra Pombal Introducción..............................................................................................................................................191 El compromiso internacional ...................................................................................................................193 Marco ambiental legislativo ...................................................................................................................200 Situación legislativa actual .....................................................................................................................207 Legislación europea de mínimos ..................................................................................................207 Legislación española de aplicación básica ....................................................................................208 Legislación sobre humedales en Galicia .......................................................................................219 Bibliografía ..........................................................................................................................................................223 15 CAPÍTULO 1 X. Pontevedra Pombal "Martini Schoockii. Tratado sobre las turbas o sobre las tierras bituminosas: Donde son explicadas muchas cosas, bien descuidadas por otros hasta hoy o bien examinadas con poca profundidad". Portada del libro sobre turba más antiguo conocido. De Martini Schoockii (1658). ANTECEDENTES DE LOS ESTUDIOS DE TURBERAS INTRODUCCIÓN La bibliográfía sobre la investigación relacionada con las turberas tiene una tema a partir de la propia evolución de la investigación. larga y extensa trayectoria que proba- Sin duda alguna, se puede decir que blemente se inició con los trabajos de las turberas constituyen el tipo de suelo HOME (1762) sobre destilación de ácidos que ha sido estudiado desde más ámbi- orgánicos en la turba, los estudios tos de la ciencia, incluyendo la botáni- sobre la mineralogía de las turberas ca, la ecología, la química ambiental, la escocesas de DOUGLAS (1767) y la identi- biogeoquímica, la ingeniería agrícola y ficación cuantitativa de compuestos forestal, la ingeniería energética, la gaseosos en turberas de WEBSKY (1864). geología o la edafología. Esta dilatada trayectoria hace casi La razón de este prolífico y extenso imposible, o al menos difícilmente via- campo de estudio se debe a la gran ble, la elaboración de una revisión his- diversidad que exhiben las turberas tórica que alcance a todas y cada una dependiendo del clima, la topografía, la de las aportaciones científicas, por lo hidrología y la geología, y que se trans- que parece más apropiado abordar el forma en una enorme variabilidad de 17 características físicas, químicas y bioló- cripciones gicas de los suelos orgánicos. reconstrucción Estas circunstancias son propias de suelos que funcionan como verdaderos morfológicas de las hasta la condiciones ambientales pretéritas, bien sean históricas o prehistóricas. puentes biogeoquímicos globales entre la litosfera, la hidrosfera y la atmósfera, LOS ECOSISTEMAS DE siendo tremendamente dinámicos en el TURBERA EN EL ÁMBITO tiempo y en el espacio. Este dinamismo INTERNACIONAL se retroalimenta por las fuertes interrelaciones y dependencias que se esta- La complejidad de los ciclos biogeo- blecen entre los componentes del eco- químicos e hidrológicos que ocurren en sistema y los factores ambientales. los ecosistemas de turbera ha obligado, Como indicó IVANOV (1981), el factor medioambiental clave es el agua ya que su presencia va a permitir la existencia de turba pero su naturaleza química determinará el desarrollo de la turbera y la composición botánica de la misma, a reorientar sus esfuerzos. Los primeros trabajos en líneas monoespecíficas han ido dando paso a la puesta en marcha de proyectos pluridisciplinares que permitan comprender su dinámica global. la vez que estos dos aspectos modifica- Los estudios sistemáticos se inician rán las características del agua hasta a finales del siglo XIX y principios del alcanzar un nuevo equilibrio, el cual XX y han venido marcados por dos obje- estará modulado por factores climáti- tivos fundamentales, la caracterización cos, topográficos, geológicos o por la y clasificación de estos medios (WEBER, actividad humana. 1908; W ITTING , 1947; D U R IETZ 1949; En definitiva, la necesidad de comprensión de este complejo y delicado entramado de interacciones que dan lugar a abundantes tipos de turberas con procesos evolutivos unas veces divergentes otras convergentes, con sus propias cohortes florísticas, sus asociaciones vegetales y sus propiedades físi- 18 con frecuencia, a los investigadores a FARNHAM & FINEY, 1965; RADFORTH, 1969; MOORE & BELLAMY, 1973; ZOLTAI et al., 1975; HULME, 1979) y su valoración para el uso productivo (N EWTON , 1922; DRIESSEN, 1977), si bien ambas líneas han perdurado con más o menos intensidad hasta mediados de los años 80 del siglo XX. cas y químicas específicas, ha ido gene- La diferenciación entre tipos de tur- rando múltiples ramificaciones en la beras depende ampliamente de la esca- investigación desde las primeras des- la a la que se realice la investigación. La variabilidad en la intensidad y expre- Weber (1908) y posteriormente sión espacial de las condiciones climá- BELLAMY (1968), utilizaron un esquema ticas, geomorfológicas e hidrológicas ontogénico clásico en el desarrollo de afectan a la acumulación de restos los tipos de turberas, reuniéndolos en vegetales que constituyen la turba y por tres grupos basados en los cambios gra- lo tanto a la propia formación de la tur- duales en el régimen hidrológico duran- bera. A gran escala, las características te los procesos de colmatación y terres- de extensión, forma o patrón superficial trificación (Tabla 1.1): Niedermoore pueden ser suficientes para diferenciar (reófila o “rich fen”), Ubergangsmoore tipos de turberas, pero también la prin- (de cipal fuente del agua o el balance hidro- Hochmoore (ombrófila o “moss bog”). lógico pueden utilizarse como rasgos diferenciadores y, a menor escala, la cobertura vegetal o las propiedades biogeoquímicas permiten una evaluación más detallada. transición o “poor fen”) y Por otra parte, la escuela fitogeográfica tipifica las turberas respecto a las interacciones específicas de las comunidades vegetales y las propiedades físicoquímicas de la turba, y K IVINEN (1954) sostiene que las turberas se pueden Es por ello que en los países en los dividir en dos grandes grupos según que gran parte del territorio estaba estos criterios: Moss Peat y Fen Peat constituido por turberas y suelos con (Tabla 1.1). El grupo de las turbas de características turbosas, se han desarro- musgo (moss peat) presenta menor con- llado numerosos sistemas de clasifica- tenido en Ca, N, cenizas, menor pH y ción, incluso para regiones específicas, mayor relación C/N. utilizando múltiples criterios combina- Nucleadas por estas dos escuelas se dos o aislados (hidrología, relieve, han multiplicado los intentos de clasifi- vegetación superficial, origen botánico, cación de los suelos orgánicos desde el propiedades químicas, morfología, pro- punto de vista fisiográfico (MOORE & cesos genéticos, etc...), que abarcarán BELLAMY, 1973), estructural (SJÖRS, 1948; la riqueza tipológica de éstos. Con este IVANOV, 1981) o hidrológico (KAULE, 1974; objetivo se destacaron dos líneas prin- SUCCOW, 1982; GILMAN & NEWSON, 1986). cipales: 1) la escuela ontogénica de De entre ellas destaca la clasificación WEBER (1908) y 2) la escuela fitogeográ- climática de FRASER (1954) (Tabla 1.1), fica, de la cual cabe mencionar a KIVINEN que agrupa las turberas escocesas en (1934), WITTING (1947), DU RIETZ (1949), base al factor clima. Por un lado, las de SJÖRS (1950) y GORHAM (1953). zonas climáticas marítima fría y maríti19 ma subártica, con alta precipitación y Por otro lado las turberas Azonales, moderada a baja temperatura, es decir, Intrazonales o Topogénicas. Las azona- turberas Climácicas o Zonales cuyo fac- les son el resultado de la interacción de tor de formación principal es el clima. factores locales, un impedimento topo- Tabla 1.1 Clasificación de los tipos de turberas. 1: Bellamy (1968), 2. Fraser (1954), 3. Kivinen (1954). Sistemas de Clasificación de Turberas REÓFILAS TRANSICIÓN Minerotróficas muy ricas en nutrientes Minerotróficas pobres en nutrientes Minerotróficas ricas en nutrientes Ombrotróficas Minerotróficas moderadamente ricas en nutrientes 1 Minerotróficas extremadamente pobres en nutrientes Minerotróficas moderadamente pobres en nutrientes ZONALES AZONALES-INTERZONALES I. Ombrotróficas de áreas con baja altitud, baja temperatura y elevada precipitación. Zonas marítimas. II. Ombrotróficas de áreas de elevada altitud, baja temperatura y alta precipitación. Zonas de montaña. Hills Peat III. Clima Subártico Basin Peats, swamp. II. Desarrolladas sobre suelos encharcados permanentemente o temporalmente, en valles, laderas, etc. Minerotroficas y Marsh. Tipo 20 I. Desarrolladas sobre aguas fluyentes con materiales de tipo sapropel o gyttja. IV. Clima Ártico-Alpino 2 3 OMBRÓFILAS Cenizas (%) CaO(%) pH Moss 3,7 0,6 3,6 Moss Carex moss 7,8 0,7 4,2 Peat Wood moss 6,3 0,6 4,3 Moss Carex 8,1 0,7 4,7 Wood Carex 10,2 1,1 4,8 Fen Eutrophic moss Carex 9,7 1,2 5,0 Peat Carex 8,8 1,0 5,0 Bryales Carex 10,1 1,9 5,7 gráfico a la circulación del agua y el ción de estas diferencias en términos clima de una región, mientras que las de sus propiedades físico-químicas es intrazonales o topogénicas se desarro- esencial para construir una clasificación llan sobre otros suelos a lo largo de dis- operativa. Los rasgos que proponen son tintas zonas por combinación de diver- aquellos especialmente relacionados sos factores sin que el clima sea un con el contenido y grado de descompo- denominador común y principal. sición de la materia orgánica como son Las clasificaciones utilitaristas desarrolladas en la Unión Soviética, representadas entre otros por LARGIN la capacidad de intercambio catiónico, el contenido en N y la relación C/N, el espesor o el porcentaje de fibras. (1972) y OLENIN et al. (1972), emplean Sin embargo, independientemente criterios estratigráficos, que reflejan los de su finalidad, la evolución de estas procesos de formación en relación con investigaciones generó nuevas pregun- las condiciones edáficas, geológicas e tas y la necesidad de profundizar en el hidrológicas de la cuenca, el clima y conocimiento de todos los elementos otros factores, y por lo tanto postulan del ecosistema y de sus interacciones, que el agrupamiento de los tipos según desarrollándose las primeras técnicas la macro morfología de la turbera refle- analíticas especificas y marcando la ja las condiciones de formación. La dirección de estudios posteriores en la denominaron Clasificación Natural de caracterización física y química de las la Turba, y sería una sistematización turberas, su dinámica nutricional, su genética y unificada que permitiría composición y distribución elemental, la establecer la cuantía mundial de este naturaleza de la materia orgánica o las recurso y determinar las perspectivas relaciones suelo - planta. de su uso industrial y/o agrícola. Los estudios previos demostraban Esta línea de investigación es reto- que la turba no es un sustrato homogé- mada por investigadores en Ciencia del neo (Tabla 1.2) y el comportamiento físi- Suelo (ISIRIMAH et al., 1970; FRAZIER & co de sus suelos varía como resultado LEE, 1971; MCKINZIE, 1974) con el fin de de la composición botánica, el conteni- proporcionar unos parámetros cuantifi- do mineral y el grado de descomposi- cables y fácilmente medibles, asimila- ción de la materia orgánica. Se trata de bles a los utilizados para otros tipos de un sistema complejo en el que interac- suelos, partiendo del criterio de que el túan una fase sólida o matriz constituí- conocimiento de las diferencias morfo- da casi exclusivametne por materia lógicas de los histosoles y la identifica- orgánica, una fase líquida o disolución 21 Tabla 1.2. Algunas clasifiaciones de los tipos de turba en función del contenido en cenizas (OSRC: Organic Sediemnts Research Centre; LGS: Lousiana Geological Survey) (tomado de Jarret, 1983). Sistemas de Clasificación de Turbas 0SRC JARRET(1983) DAVIS(1946) Ex-URSS LGS 0 1 BAJO SEDIMENTO CARBONOSO Contenido de Cenizas (%) TURBA MUCK ALTO 75 TURBA 3 4 5 ATURBERADO BAJO MUCK ATURBERADO 6 MUCK MUCK ARCILLOSO LIMOSO ARENOSO GRUESO NO-TURBA SEDIMENTO MINERAL ARCILLA O LIMO ORGÁNICO SUELO MINERAL 100 22 2 TURBA ALTO 25 50 MEDIO MUCK ARCILLOSO ARCILLA TURBA TURBA MUCKY ORGÁNICA de suelo (aguas de poro) formada por WIRDUM, 1982; KOERSELMAN, 1989). De agua con iones y compuestos orgánicos entre todas las propiedades físicas de la en disolución y una fase gaseosa. Pero turba las más habituales en los estudios además, presenta cambios hidrológicos son la densidad, la porosidad, el conte- entre sus horizontes superficiales airea- nido en agua o la conductividad hidráuli- dos y los profundos permanentemente ca. Muchas han sido las aproximaciones encharcados, por lo que el conocimiento al análisis de éstas, sobre todo desde de la hidrología de las turberas se reve- mediados de los años 60 con la celebra- ló esencial para comprender, cuantificar ción en 1968 del 3rd International Peat y evaluar sus funciones y procesos. Los Congress en Quebec, Canadá. En los esfuerzos se orientaron a definir las años posteriores se desarrollaron los interacciones entre la precipitación, el primeros trabajos en detalle sobre las agua del suelo y el agua superficial en el relaciones agua - turba (INGRAM, 1967; control del régimen hidrológico, la quí- B OELTER , 1968, 1974; G OPALASWAMY & mica del agua de las turberas (VAN RAYCHAUDHURI, 1969; EFIMOV & EFIMOVA, 1970, 1973; BOATMAN et al., 1975), en el para esta corriente productivista fue el cálculo de los balances de agua (B AY, de los procesos de compactación con 1968, 1969; BADEN & EGGELSMANN, 1968; intención de perfeccionar los sistemas BELLAMY, 1968; JEGLUM, 1971; BOELTER, de drenaje (SOLOPOV et al., 1968) 1972; BURKE, 1975), sobre el movimiento del agua a través y por la superficie de las turberas (GEBHARDT, 1967; GALVIN & HANRAHAN, 1968; INGRAM et al. 1974; RYCROFT et al., 1975), en la determinación de las características de la fase gaseosa y la temperatura del suelo (HEALEY, 1967; JUUSELA, 1967; BROWN, 1968; W ILLIAMS , 1968; K URTENER & SEMENOV, 1973; LEVIN, 1974) y también sobre los procesos de compactación y subsidencia (B ARDEN & B ERRY , 1968; Tanto la densidad como la porosidad están estrechamente relacionadas con la composición botánica de los restos vegetales y el grado de descomposición de la materia orgánica (PÄIVÄNEN, 1969; P UUSTJÄRVI , 1970; K ARESNIEMI , 1972; CLYMO, 1983). El grado de correlación entre estas propiedades depende del tipo de turba y especialmente del contenido en cenizas y la profundidad del suelo (HEATHWAITE, 1987). BOELTER (1964, 1972) encontró que la H ELENELUND , 1968; S TEPHENS & S PEIR , 1973; evolución de la turba no afectaba tanto ARMSTRONG & WATSON, 1974). En este a la porosidad total como al tamaño de campo de investigación hay que desta- poro, que se reduce considerablemente car nuevamente a la escuela soviética, generando un detrimento de la conduc- orientada a valorar las posibilidades de tividad hidráulica. La turba poco des- utilización de las turbas con distintos compuesta tiene una alta conductividad fines. VOLAROVICH et al. (1972) iniciaron hidráulica fluyendo con un modelo pró- los estudios sobre las interrelaciones ximo al propuesto por la ley de Darcy, entre las propiedades de intercambio mientras que las turbas muy amorfas iónico, las características estructurales reducen hasta a 10-6 cm s-1 su flujo y la fase acuosa, e incorporaron las (INGRAM et al., 1974; HEMOND & GOLDMAN, determinaciones por resonancia magné- 1985). Pronto se hizo imprescindible tica nuclear de las moléculas orgánicas. desarrollar metodologías de campo y Por su parte, KORPIJAAKKO & RADFORTH laboratorio para analizar este paráme- (1972) comprobaron que la conductivi- tro dad hidráulica de la turba está inversa- BOUWER & JACKSON, 1974), a la par que mente correlacionada con el grado de se evaluaba la capacidad de dichas téc- humificación, la densidad y la profundi- nicas (GALVIN & HANRAHAN, 1967; IRWIN, dad del suelo. Otro factor de interés 1968; MATHUR & LEVESQUE, 1985). 1970; I LNICKI , 1973; V OLK , (L UTHIN , 1957; B OERSMA , 1965; 23 Desde un punto de vista hidrológico, entre la distribución vegetal y la compo- las turberas ocupan una posición inter- sición botánica y un único factor edáfi- media entre ecosistemas plenamente co; se tratará más bien de una combina- terrestres y acuáticos. La estrecha rela- ción y modulación de factores. ción con el balance de agua que presentan, con independencia de su tipo, estimuló la precocidad de los trabajos sobre sus características ecohidrológicas, término utilizado por primera vez para estos medios por GÖTTLICH (1977), destacando en sus inicios la labor realizada por GORHAM (1956a, 1967), SJÖRS (1961, 1963) o MALMER (1962, 1963). Estos trabajos fitogeográficos (GORHAM, 1953; A NSCHÜTZ & G ESSNER , 1954; RAMAUT, 1954; MALMER & SJÖRs, 1955; G ORE & A LLEN , 1956; N EWBOULD & GORHAM, 1956; DAMMAN, 1977; EUROLA & KAAKINEN, 1979) se basan fundamentalmente en la correlación que hay entre 24 Estas observaciones contextualizan la evolución de los trabajos sobre la biogeoquímica de las turberas, que ha estado mediatizada por la división establecida entre turberas ombrotróficas y minerotróficas. Aunque fue DAU (1823) quien habló implícitamente por primera vez del concepto de ombrotrofía al decir que determinadas turberas se alimentan únicamente de los aportes atmosféricos (Regentorf: “turba de lluvia”), R AMANN (1895) demostró que éstas están aisladas del circuito hidrológico edáfico y DU RIETZ (1954) acuñó el término de turbera ombrotrófica. Por ello, las las condiciones hidrológicas, las propie- investigaciones posteriores se orienta- dades físico-químicas y las comunida- ron a la sistematización del estado y des vegetales, lo que se expresará en evolución trófica de estos dos grandes términos de características tróficas y grupos de turberas y a su caracteriza- morfológicas de cada tipo de turbera ción físico-química. Son destacables los (SJÖRS, 1950; HUSTICH, 1957; RADFORTH, estudios previos sobre el complejo de 1958). Es a partir de este momento que intercambio catiónico los investigadores asumen plenamente (K OTILAINEN , 1927; las numerosas y estrechas relaciones THUNMARK, 1942; MALMER & SJÖRS, 1955; existentes entre las distintas propieda- KAILA & KIVEKÄS, 1956; PERSSON, 1962; des de la turba, el agua y las comunida- MALMER, 1962b), la acidificación de las des vegetales de las turebras (MATTSON aguas de las turberas (RAMAUT, 1955; et al, 1944; GORHAM & PEARSALL, 1956; GORHAM, 1956b) o la distribución espa- N EWBOULD & G ORHAM , 1956; M ALMER , cial y temporal, contenido y disponibili- 1962), si bien bajo la premisa de que no dad de nutrientes esenciales como K, P, cabe esperar una relación causa efecto N, Ca (JOFFE & LEVINE, 1947; BIGGER et al., de la K IVINEN , turba 1934; 1953; AVNIMELECH, 1971; SHICKLUNA et al., ción de la turba en la absorción de 1972; S MALL , 1972; D AMMAN , 1978; cationes metálicos divalentes como Ca2+ RICHARDSON et al., 1978). y Mg2+, de hasta un 99% (GORHAM, 1967), Los análisis de la capacidad de intercambio catiónico y del estado trófico son cuantiosos y minuciosos. Se comprueba que en las turberas ombrotróficas el valor de la capacidad de intercambio catiónico es alto y deriva sobre todo del contenido en Ca y Mg (MATTSON et al., 1944; MALMER & NIHLGÅRD, 1980). Presuponen un fuerte efecto de la deposición atmosférica de sales marinas ricas en Na y Mg en estas áreas, mien- liberando para ello protones de las posiciones de intercambio. Según MALMER y SJÖRS (1955) la capacidad de intercambio catiónico parece estar correlacionada con el grado de humificación de la turba, y determinan que en todos los tipos de turberas el ión más abundante es H+, mientras que para ombrotróficas la secuencia catiónica es: Mg > Ca > Na, Fe > K > Mn; y en las minerotróficas: Ca > Fe, Mg > K > Na > Mn. tras que el Ca es tenido por un elemen- De acuerdo con esto, uno de los to de origen litogénico por excelencia y parámetros químicos que ha recibido el potasio como un elemento fuertemen- más atención ha sido el valor del pH y la te vinculado a procesos de biorrecicla- acidez de las turberas. Son importantes do, ya que su concentración en la turba los trabajos destinados tanto a la eva- presenta una elevada correlación con su luación metodológica como analítica contenido total en las plantas y apenas (RIGG & THOMPSON, 1919; CHRISTOPHERSON, se observan diferencias entre turberas 1925; SMORODINTSEV & ADOVA, 1928; VAN (MALMER & SJÖRS, 1955). MATTSON et al. BENEDEN, 1939; VILLERET, 1951; THORNTON (1944) establecen las diferencias exis- & GIGLIOLi, 1965; KRAMER & TESSIER, 1982; tentes en la relación Ca/Mg entre las BREZINSKI, 1983; POSTMA, 1983; HERCZEG & turberas ombrotróficas con baja rela- HESSLEIN, 1984). Desde este punto de ción, y las minerotróficas con valores vista, la obtención de numerosos resul- elevados. Ésta podría ser, aunque sucin- tados de los valores de pH, su variación ta, la primera referencia a la utilización espacial y los mecanismos implicados de las relaciones Ca/Mg en la determi- ha permitido generalizar las caracterís- nación de la ombrotrofía de una turbera ticas de este rasgo en los distintos tipos dejando entreabierta la puerta a los de turberas a nivel mundial (WATERMAN, posteriores estudios sobre los índices 1926; D ELARGE , 1939; G ORHAM , 1949; de ombrotrofización. En esta línea SJÖRS B OATMAN , 1957; S MITH et al., 1958; (1963) advierte de la especial predilec- CHAPMAN, 1964; FINNEY & FARNHAM, 1968; 25 WALMSLEY & LAVKULICh, 1973; YEFIMOV & Distintos estudios químicos (PEARSALL, Y EFIMOVA , 1973; T OLONEN & S EPPÄNEN , 1938; EGNER & ERIKSSON 1955; Clymo, 1976; TOLPA & GORHAM, 1976; HEMOND, 1963) verifican la existencia de varia- 1980; VANGENECHTEN , 1980; B RAEKKE , ciones en el tiempo, en el espacio 1981; GLASER et al., 1981; VITT & BAYLEY, (microhábitats) y con especies distintas 1984). de la acidez de las turberas ombrotrófi- Respecto a los procesos de acidificación de las aguas de las turberas, el problema se centró en identificar el o los causantes de la acidez. Con este objetivo se llevaron a cabo los primeros estudios de RENNIE (1810), quien propuso que la acidez es resultado de una combinación de distintos ácidos orgánicos. En la actualidad aun no se ha alcanzado un consenso, pero se pueden citar tres corrientes fundamentales, por 26 cas de Sphagnum y CLYMO (1964, 1984) sostiene que, sintetizando los resultados de abundantes estudios (S KENE , 1915; CONWAY, 1949; WILDE et al., 1954; BARBER, 1981; VITT & BAYLEY, 1984), ésta se debe a mecanismos de intercambio catiónico de la pared celular del musgo, si bien esto sólo será cierto en ambientes con una gran limitación en el aporte de constituyentes minerales (URBAN et al., 1986; SHOTYK, 1988). un lado los defensores del papel del Aun así, los resultados muestran que ácido carbónico (H2CO3) que proponen el pH de la turba húmeda es de 0.2 a 1.3 que es la presión de gas CO 2 disuelto en unidades menor que el de las aguas de la atmósfera del suelo y el agua de las poro (KOTILAINEN, 1927; WILSON et al., turberas la que condiciona la acidez de 1932; GORHAM, 1958; SONESSON, 1970; las mismas (NORTON & HENRIKSEN, 1983); STANEK, 1973, JEGLUM & COWELL, 1982). otra, representada por GORHAM (1953, MALMER & SJÖRS (1955) indican que en 1967), que considera los procesos de el agua de drenaje la secuencia de oxidación de los compuestos de azufre y abundancia catiónica es similar para la presencia de iones sulfato y ácido turberas ombrotróficas y minerotróficas: sulfúrico como la causa de acidificación Na> Mg, Fe > Ca> K, si bien algunos más importante; y por otro lado lo resultados (G ORHAM , 1956b; M ALMER , defendido por RAMAUT (1955) que opina 1962b) apuntan a la existencia de una que son los ácidos orgánicos derivados variabilidad intraturbera asociada a la del metabolismo de los individuos del microtopografía y a la estacionalidad, género Sphagnum y los procesos de donde el Na es el catión dominante en absorción catiónica los causantes de la las aguas ombrotróficas con un 40 % mayor del total y el Mg, aun con valores altos, parte de la acidificación. presenta un fuerte gradiente estacional. También se ha prestado especial En estas aguas la concentración de atención a la composición química de bicarbonato es despreciable y la de las aguas de las turberas, centrándose nitratos y fosfatos extraordinariamente en cationes metálicos como el Ca, Mg, baja. La composición iónica de las Na y K (V ERRY , 1975; P IETSCH , 1976; aguas superficiales de las turberas SCHWINTZER, 1981; GORHAM et al., 1985), ombrotróficas parece estar asociada a Al, Fe, Mn y Si (ROBINSON, 1930; VERRY, la composición de la precipitación 1975; atmosférica y se comprueba que las LÄHDESMÄKI, 1984), pero también N, S y P relaciones Na/Cl y Mg/Cl durante el (YEFIMOV & YEFIMOVA, 1973; SCHWINTZER & período húmedo son similares a las de TOMBERLIN, 1982; COLDEA & MARKIEVICI, las aguas de mar. 1978 o CLAUSEN & BROOKS, 1983). Otros estudios recurrentes son los de la química redox (P EARSALL , C LAUSEN & B ROOKS , 1983; En los últimos años, y probablemen- 1938; te de cara al futuro, los conocimientos GORHAM, 1949; PIERCE, 1953; ARMANDS, adquiridos sobre el funcionamiento y 1972; naturaleza de las turberas convergen HAAVISTO, 1974; CLYMO, 1983; SIKORA & hacia tres líneas de investigación prin- KEENEY, 1983). MALMSTRÖM (1923) estu- cipales que centran los mayores esfuer- dió la relación entre la concentración de zos de los científicos, esto es: O2 disuelto y el tipo de turbera y la pro- delimitación cartográfica, geográfica y fundidad del nivel freático y demostró la conclusión de los inventarios de los que sólo hay O2 disuelto en abundancia ecosistemas de turberas a nivel mundial cuando existe agua en superficie, y que como instrumento para la conservación esto depende en gran medida del área y restauración, 2) el estudio de la evolu- expuesta a la atmósfera, la tasa de flujo ción climática en relación con la com- y el contenido en materia orgánica prensión del origen y desarrollo de disuelta. En la determinación y cuantifi- estos medios, de sus registros paleoam- cación de gas metano hay que mencio- bientales y del comportamiento de la nar los trabajos de DACHNOWSKI (1926) y materia orgánica y 3) el seguimiento del SVENSSON & ROSSWALL (1984), y en la detrimento medioambiental global, uti- identificación de las especies de azufre lizando para ello la reconstrucción tem- (H 2S, a poral de la composición atmosférica a URQUHART (1966), ARMSTRONG & BOATMAN través del análisis del contenido en ele- (1967), POSTMA (1982), WIEDER (1982), mentos traza de turberas ombrotróficas, CLYMO (1983) o SHOTYK (1986b). los procesos de acidificación por lluvia 1967; A RIELA SO 2 ) -4 & AVINMELECH , debemos referirnos 1) la 27 ácida y las tasas de producción de si bien aclara que este valor puede gases de efecto invernadero. estar subestimado debido al desconoci- En sintonía con esto, en 1993, la International Peat Society inicia un proyecto de ámbito mundial con el objetivo de establecer los recursos globales de los ecosistemas de turberas. LAPPALAINEN (1996) extrajo de este proyecto que la cobertura mundial por turberas es de 3.99 x 1012 m2, lo que supone un contenido de turba de entre 5 x 1015 y 6 x 1015 g y que al menos hay 2428 x 108 m2 de humedales donde se acumula una cantidad todavía no evaluada de Sin embargo, el valor de la extensión mundial de las turberas (2.3 x 1012 m2 a 9.5 x 1012 m2) y del carbono total acumulado en ellas (135 x 1012 a 572 x 1012 g) varía según los autores (BRAMRYD, 1979; S JÖRS , 1980; S EBACHER et al., 1986; CLYMO, 1987; GRUMPELT, 1991; HOGG et al., 1992; CHARMAN et al., 1994) pero sobre todo con la actualización de los inventarios. Revisando las estimaciones realizadas sólo en la segunda mitad del XX, tenemos que mientras se asume que según Heikurainen (1982) estas turberas tropicales constituyen el 10% del total mundial, por lo que la superficie global de turberas ascendería a 5 x 1012 m2, aproximándose al 3% de la superficie planetaria. Este último cálculo es también el propuesto por PFADENHUER et al. (1993) tras incorporar al análisis las técnicas de fotografía aérea e imágenes por satélite de regio- En general, la información por estados sobre la distribución de turberas es bastante limitada y heterogénea, aunque estudios recientes la han incrementado considerablemente. Se están reconociendo nuevas formaciones a lo largo de todo el globo pero muy especialmente en el centro y sur de América, África, Asia y Oceanía. En este sentido, son de especial interés los trabajos de revisión de SAKAGUCHI (1979), CHAI (1980), GORE (1983) o MARKOV & KHOROSHEV (1986). NIKONOW & SLUKA (1964) consideran que Respecto al continente europeo, éste el área de turberas en el mundo es de está constituido por una gran diversidad 1.12 3rd de climas, particularidades hidrológi- International Peat Congress T IBBETS cas, multitud de formas de vida vegetal (1969) indica que el área total es de 1.5 y animal y adaptaciones culturales x 10 m . Con posterioridad, en el 6th específicas. En consecuencia, la repre- International Peat Congress Kivinen sentación espacial de los tipos de (1980) da una extensión de 3.5 x 10 m , humedales y su estado de conservación x 12 10 12 m, 2 durante el 2 12 28 picales, valor tanto más importante si nes de difícil exploración. materia orgánica. siglo miento existente sobre las turberas tro- 2 refleja esta especificidad regional y inician inventarios exhaustivos a dife- dificulta la necesaria unidad de criterios rentes escalas (MALTERER et al., 1979; para la clasificación y elaboración de TINER, 1984; DE MARIA, 1992; FARINHA & inventarios que permitan una valoración TRINIDADE, 1994), protocolos y técnicas real del estado y extensión de este de recuperación (TALLIS & YALDEN, 1983; recurso natural, aun más teniendo en N.W.W.G.,1987; O DUM , 1988; D OYLE , cuenta que, como indican J ONES y 1990; HUGHES (1993), en los últimos 100 años WHEELER & SHAW, 1995) y se organizan se ha producido un alarmante retroceso inducido de estos hábitats. F INLAYSON & L ARSSON , 1990; conferencias, simposios internacionales y reuniones de trabajo (I.P.C., 1964, En palabras de WHEELER et al. (1995), 1968, 1972 ,1976, 1980, 1984, 1992; el creciente perjuicio al que se ven N.A.I, 1990; Symp. .I.M.C.G, 1992; sometidas las turberas en todo el plane- Symp. .P.B.S.L., 1981; Symp. C., 1982, ta, por procesos de contaminación, 1983, 1985, 1986, 1989, 1990, 1991, desecación, fragmentación, etc..., ha 1994). motivado, a partir de la década de los 80, que una parte de la actividad investigadora sobre estos medios se oriente a la elaboración de los inventarios, Las reflexiones de SJÖRS (1980) son esclarecedoras de la toma de responsabilidad de la sociedad científica ante las como la herramienta más efectiva para expectativas de futuro: "durante siglos el correcto manejo y conservación de la turba se ha usado in situ para la las turberas tanto a escala estatal como mejora de la capacidad agrícola y de la regional y continental, y a la profundiza- producción de pastos o como combusti- ción en las técnicas y planes de recupe- ble en regiones pobres en madera y más ración - restauración de los ecosistemas recientemente, grandes extensiones de dañados. estos ecosistemas se han visto afecta- En este escenario, se destinan gran dos por el incremento de su empleo parte de los recursos económicos y para filtrar y desactivar sustancias alta- humanos a la elaboración de trabajos mente tóxicas. La conservación es de recopilación del estado de los hume- necesaria para salvar tipos representa- dales, clasificación y rango de protec- tivos de turberas para el futuro, desde ción jurídica (TALLIS, 1985; ADAMUS et al., las clases más destacables hasta las 1987; CRUICKSHANK & TOMLINSON, 1990; más anecdóticas. Esto asegurará la pre- C.S.P.M.A., 1990; DAHL, 1990; DUGAN, servación del conjunto de estructuras y 1993; GRÜNIG, 1994; HUGHES, 1995), se patrones de los hábitats y también la 29 representación completa de la fauna y como el primer documento de este tipo flora asociada a cada nicho ecológico". realizado en la Península Ibérica. A partir de aquí, se prodigan los tra- LOS ECOSISTEMAS DE TURBERA EN GALICIA bajos sobre el registro polínico conservado en las turberas de Galicia y la posibilidad "El conocimiento de los medios de su utilización para reconstruir la evolución del paisaje palustres era aún extremadamente vegetal de nuestro territorio y asociarlo incompleto y fragmentario". Está refle- a factores climáticos y antropogénicos xión de CASADO & MONTES (1995) que consideran válida para España hasta el primer cuarto del siglo XX, se puede ampliar para las turberas, sin riesgo a equivocarnos, hasta bien entrados los años 80 del citado siglo, y casi hasta nuestros días en Galicia. 30 En esta línea M ENÉNDEZ A MOR & F LORSCHUTZ (1961) y M ENÉNDEZ A MOR (1971) proponen el período Atlántico como una de las principales fases de formación de turberas en Galicia. Desde este punto hasta la actualidad, se ha incrementado mucho el conocimiento Si hay que destacar en Galicia una del paleoambiente gallego en función escuela científica que haya mantenido de los datos polínicos aportados. Entre una importante línea de investigación ellos destacan los obtenidos para la sie- entorno a los ecosistemas de turberas rra de Queixa por TORRAS (1982) que uti- durante un amplio período de tiempo, liza los espectros polínicos como forma ésta se sitúa sin lugar a dudas en el de datación relativa de los suelos, AIRA campo de la palinología. Tanto es así, (1986) AIRA & GUITIÁN OJEA (1986a),RAMIL que es en el estudio de las turberas (1992) y RAMIL et al. (1994), para las sie- gallegas donde se realizan los primeros rras septentrionales, para los montes de trabajos palinológicos de medios holo- O Buio por cenos en el conjunto del Estado Español sierra de Os Ancares, Courel y montes de la mano de BELLOT & VIEITEZ (1945), de O Cebreiro, por AIRA & GUITIÁN OJEA que a través del análisis de espectros (1986b) y MUÑOZ SOBRINO (1996); y para polínicos de varias zonas hidroturbosas otras intentaron determinar la naturaleza TÖRNWQVIST et al. (1989), AIRA et al. adventicia de las poblaciones forestales (1992) y TABOADA et al. (1993) o litorales de pinos. Igualmente, la tésis doctoral por SANTOS et al., (1993), así como los realizada por JATO (1974) sobre polen de trabajos de síntesis de R AMIL et al. turberas de Galicia está considerada (1996a). VAN MOURIK (1986); para las formaciones montañosas por Por otro lado, con la creciente con- ña parte del análisis de diferentes sue- cienciación conservacionista y con el los de un área o para el establecimien- objetivo de llevar a cabo inventarios to de su uso potencial. En este marco que sirvan de herramienta a la hora de debemos mencionar las aportaciones de elaborar las leyes necesarias para la SANMAMED (1979) que propone la prime- protección de los humedales, se han ra hipótesis sobre la génesis de las tur- desarrollado multitud de clasificaciones beras de la sierra de Queixa; la inter- que tratan de dar un carácter unitario a pretación de las propiedades físico-quí- los criterios que les sirven de base. Sin micas de los suelos hidromorfos de embargo, para ello han quedado exclui- LEIRÓS (1979) y LEIRÓS & GUITIÁN OJEA das en gran medida las turberas ibéri- (1983), los trabajos realizados por el cas y particularmente las gallegas. Con GRUPO la intención de paliar esta situación se sobre los suelos de las sierras de desarrollan los estudios de PONTEVEDRA Queixa e Invernadoiro; las investigacio- POMBAl et al. (1996a) y RAMIL et al. nes sobre la calidad energética y agro- (1996b,c), donde se describen y clasifi- nómica de los recursos de turba galle- can las turberas respecto a factores gos de REIMUNDE (1923), MOLINERO et al. edáficos, morfológicos, hidrológicos y (1984) y G UERRERO (1985) donde se botánicos, R ODRÍGUEZ comienzan a emplear los análisis de (1986) hace una descripción fitosocioló- fraccionamiento de la materia orgánica; gica de suelos hidromorfos de tipo y los ensayos sobre la valoración cuali- “braña” de la provincia de A Coruña. tativa y cuantitativa del Al en materia- mientras que DE EDAFÓLOGOS DE SANTIAGO (1982) Respecto al estudio de las turberas les turbosos de URRUTIA et al. (1988a,b). con criterios de caracterización edafoló- Actualmente, se abre una nueva gica, del análisis de sus propiedades etapa con perspectivas de futuro en el físico-químicas, etc..., la realidad indica campo de la edafología de los ecosiste- una gran escasez de investigaciones a mas de turberas. Las investigaciones lo largo del siglo XX, si bien, en los últi- desarrolladas hasta el momento se cen- mos diez años han alcanzado una eleva- tran inicialmente en la caracterización da calidad en los estudios. profunda y sistemática de las propieda- Hasta la fecha mencionada, los enfo- des físico-químicas y el desarrollo evo- ques edafológicos raramente han sido lutivo de estos ecosistemas en distintas los predominantes, manteniéndose en áreas de Galicia (PONTEVEDRA POMBAL, la línea de complementar otro tipo de 1995; PONTEVEDRA POMBAL et al., 1996b). información, constituyendo una peque- Una segunda línea, que ha producido 31 excelentes resultados, tiene como obje- Aunque es preciso realizar mucho tivo descifrar la señal ambiental preser- más trabajo para lograr una mejor com- vada en las turberas, que proporciona prensión de estos ecosistemas únicos, información acerca de la composición tanto en cantidad de turberas analiza- atmosférica pretérita y presente y los das, como en calidad y variedad de aná- procesos que han generado su dinámica tanto de naturaleza climática como por interferencia antrópica. Dentro de esta investigación hay que mencionar fundamentalmente los trabajos sobre la evo- más dataciones y más precisas, especiación y movilidad de metales en la turba, caracterización de los componentes orgánicos, etc...), es conveniente destacar la necesidad de protección y conser- lución temporal de la deposición atmos- vación para el futuro de estos ecosiste- férica de contaminates metálicos en las mas, por su importancia ecológica, la turberas, especialmente en el caso del especial flora que los coloniza y la fauna Pb, Zn y Cd (MARTÍNEZ CORTIZAS et al., que los habita y por su papel en la regu- 1997a,b) o en el del Hg (M ARTÍNEZ lación de los sistemas hidrológicos de CORTIZAS et al., 1999). Finalmente, un las áreas en que se ubican. Si cada uno tercer grupo de estudios tienen su razón de estos motivos por separado es sufi- en la necesidad de establecer las bases ciente para justificar una especial aten- necesarias para la conservación de estos medios, y que pasa primordialmente por el ajuste de las descriptivas y clasificaciones de estos tipos de suelos - ecosistemas existentes en Galicia a la 32 lisis (otros metales y elementos traza, ción, cuidado y vigilancia de estos ecosistemas, en ellos se oculta un largo registro de la historia del clima del pasado, de la actividad del hombre y de su influencia en las condiciones ambientales y en el Cambio Global. Aunque normativa ambiental europea. Esto ha parte de este registro ha comenzado a estimulado la realización de trabajos ser descifrado en tiempos recientes, intensivos de tipificación de las turbe- queda gran cantidad de información ras de todo el territorio, destacando los todavía oculta en las turberas y es res- de MARTÍNEZ CORTIZAS et al. (2000) y ponsabilidad de todos que no se pierda PONTEVEDRA POMBAL et al. (2001). para ésta y para futuras generaciones. CAPÍTULO 2 A. Martínez Cortizas X. Pontevedra Pombal J.C. Nóvoa Muñoz E. García-Rodeja DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y CRONOLOGÍA DE LAS TURBERAS DE GALICIA Figura 2.1. Localización geográfica de Galicia DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA El área a la que se hace referencia La formación más extensa de turbe- en este artículo está situada entre 41º ras se encuentra en el sector norte 30' y 43º 36' de latitud N y 6º 44' y 9º 18' (Figura 2.2), donde se ve favorecida por de longitud W (Figura 2.1). El paisaje una precipitación estival relativamente dominante se caracteriza por una topo- alta, pero sobre todo por la baja esta- grafía colinada. En el sector septentrio- cionalidad pluviométrica y las abundan- nal la altitud máxima es de 1.050 m tes nieblas. Sólo en este sector se han –pico Cadramón- y la mayor parte de las desarrollado durante el Holoceno turbe- tierras altas están entre los 700 y los ras ombrotróficas de cobertor. Las mine- 900 m sobre el nivel de mar. Los secto- rotróficas son también representativas res meridionales y orientales constitu- de otros sectores y de las depresiones yen el límite occidental de la Cordillera terciarias. Cantábrica y en ellos las montañas Aunque en los trabajos realizados se alcanzan mayor elevación. En este sec- han aplicado diversas definiciones a las tor Pena Trevinca, con 2.124 m, es el turberas existentes en Galicia, pocos punto culminante. describen con precisión su naturaleza. 33 S. do Xistral S. da Loba S. d a Fa lado ira da rra da Se pela Ca S. Careón Cova da Serpe S. Montemaior S. do S.Faro Ba rb an za S. de Ancares l S. Mts. Testeiro do ure Co S.Suido S. S. San Mamede S . Queixa Eix o Gali o Groba ñeir S. do Laboreiro S. de Laro uco Figura 2.2. Principales sistemas montañosos y principales sectores de turberas de montaña de Galicia. Recientemente P ONTEVEDRA P OMBAL ocasionalmente lo hacen sobre los fre- (1995), PONTEVEDRA POMBAL et al. (1996a) cuentes suelos podsólicos existentes en y RAMIL et al. (1996c) han tratado de el área. Esto coincide con lo propuesto cubrir este vacío mediante una revisión por DIMBLEBY (1965) y MOORE (1975) para de las diferentes definiciones, propo- quienes las turberas de cobertor no niendo clasificaciones basadas en la constituyen necesariamente el estado hidrología, la geomorfología y la vege- final de desarrollo de los suelos en tación. áreas de alta precipitación, debido a la Desde el punto de vista hidrológico, las turberas minerotróficas y ombrotróficas son comunes en el noroeste de la Península Ibérica. Las turberas de cobertor (blanket bogs) aparecen únicamente en las superficies planas de las cimas de las montañas del sector norte, desarrollándose directamente sobre el 34 formación de costras de impermeabilización, como habían sugerido TAYLOR & SMITH (1972), sino que pueden ser consecuencia de cambios en el suelo ligados a la eliminación de la cubierta arbórea, lixiviado, pérdida de nutrientes y el desarrollo de una vegetación acidófila (MOORE, 1975). sustrato rocoso, sobre depósitos peri- Las turberas minerotróficas (fens) glaciares pedregosos o sobre suelos están ampliamente representadas. Las muy escasamente evolucionados; sólo más antiguas se localizan en las monta- ñas orientales y surorientales, en posi- dantes piedras o cantos (de origen peri- ciones topográficas generadas por la glaciar). No es infrecuente que los actividad de los glaciares. Se forman en depósitos basales presenten un exceso depresiones de sobreexcavación, en de agua. En lugares donde la capa freá- depresiones intramorrénicas y en áreas tica alcanza la superficie, también pue- morrénicas. En el sector norte este tipo den darse movimientos de reptación de turberas ocupa amplias depresiones, (creep), que tienen como consecuencia que alcanzan superficies de hasta 55 el desarrollo de profundas grietas y de ha, formadas por la alteración y erosión deslizamientos que dejan abiertos fren- de rocas graniticas (turberas de alveolo tes naturales de turba de hasta 3 de alteración). También se encuentran metros de espesor. en pequeñas depresiones terciarias en los sectores central y meridional. La CRONOLOGÍA DE LAS progresiva acumulación de materia TURBERAS orgánica hace que algunas de estas turberas evolucionen hacia turberas elevadas (raised bogs), desarrollando un nivel superior ombrotrófico de espesor variable. Los depósitos basales son de naturaleza muy heterogénea: sedimentos glaciares, fluvioglaciares, periglaciares, terciarios, coluvio-aluviales y suelos con muy diverso grado de evolución. En algunas localidades costeras Las edades basales revelan que la acumulación de materia orgánica en las turberas minerotróficas (fens) de los sectores orientales y surorientales comenzó, de forma generalizada, entre hace 10.000 y 11.000 años BP (Figura 2.3). Se trata de los sectores de mayor altitud que fueron intensamente sometidos a la actividad glaciar durante las fases frías del Cuaternario (P ÉREZ ALBERTI existen paleoturberas formadas en anti- & COVELO, 1996; KOSSEL, 1996; VALCÁRCEL, guos lagos litorales, en ocasiones 1996, 1999). La fase inicial de acumula- cubiertas por aparatos dunares (p.ej. ción de materia orgánica se relaciona Corrubedo, A Coruña), que se formaron con el aumento de los flujos de hume- en momentos más fríos del Cuaternario dad durante la etapa final de fusión del y con niveles marinos por debajo del hielo y el retroceso de los glaciares de actual. montaña. Recientes dataciones radio- Por último, algunas turberas se loca- carbónicas llevadas a cabo en las arci- lizan en laderas, irradiando a partir de llas basales ricas en materia orgánica formaciones ombrotróficas o bien se de la laguna de Lucenza –ubicada en la desarrollan sobre depósitos con abun- sierra de Courel-, dieron una edad de 35 Figura 2.3. Cronología de algunas turberas de montaña de Galicia, por sectores (en miles de años antes del presente, ka B.P.). 17.300-17.400 años BP, lo que sugiere recientes. Numerosos autores han rela- una inmediata puesta en marcha de los cionado el comienzo de la formación de procesos de colmatación tras el último algunas turberas con actividades antró- máximo glaciar (ocurrido entre el 20.000 picas como el aclarado de los bosques y el 18.000 BP). por talas o incendios (M OORE , 1975, En el sector septentrional el comienzo del desarrollo de las turberas de cobertor (blanket bogs) y las elevadas (raised bogs) tuvo lugar, al menos, entre 36 1986, 1988; CHAMBERS, 1988). A partir de análisis polínicos hechos en turberas, existen evidencias de regresión de los bosques en el norte peninsular (RAMIL, hace 8.000 y 9.000 años BP. La mayor 1993; ROCHETTE et al., 1991; VAN DER B RINK & J ANSSEN , 1985; Törnqvist & parte de las turberas minerotróficas ini- Joosten, 1988; TÖRNQVIST et al., 1989; ciaron su formación en dos episodios JANSSEN, 1994, principales, uno en torno a los 5.000 - LEEWEN, 1994, 1995) que coinciden con 4.000 años BP y el otro entre 3.000 y un aumento en la acumulación de mate- 2.000 años BP, aunque hay unidades más riales inorgánicos en la turba; asimismo VAN DER KNAAP & VAN algunos estudios sobre erosión de sue- dencias de que las fases erosivas fueron los y trabajos que integran estudios sincrónicas con el desarrollo de las cul- arqueológicos, de evolución del paisaje turas humanas (Epipaleolítica, Neolítica y de evolución de los suelos durante el y edades del Bronce y del Hierro) y coin- Cuaternario 1991; ciden con la activación de la acumula- Rochette, 1992; MARTÍNEZ CORTIZAS et al., ción de turba en turberas minerotróficas, 1993; MARTÍNEZ CORTIZAS & MOARES, 1995; tal vez como resultado de un aumento MARTÍNEZ CORTIZAs, 1996), ofrecen evi- del flujo de agua superficial. (B ENITO et al., 37 CAPÍTULO 3 A. Martínez Cortizas X. Pontevedra Pombal FACTORES QUE INFLUYEN EN LA FORMACIÓN DE LAS TURBERAS INTRODUCCIÓN Las turberas son ecosistemas húme- bilidad de oxígeno -medios anóxicos-, dos (humedales) formados por turba y temporal o permanentemente encharca- que poseen una vegetación actual for- dos, se dan estas condiciones, a veces madora de turba, lo cual las diferencia ayudadas por bajas temperaturas y ele- de áreas en las cuales hay vegetación vadas precipitaciones. potencialmente formadora de turba Así pues, las turberas son ambientes pero que no vive sobre un sustrato exlu- altamente especializados, de origen sivamente orgánico. Para que se pro- enteramente vegetal, creados por el duzca la acumulación de turba, los res- crecimiento contínuo de las plantas que tos vegetales deben sufrir una lenta conforman su superficie y la acumula- descomposición, y para ello han de ción de sus restos en forma de turba darse una serie de procesos en el medio durante milenios. En general la turba que favorezcan el desequilibrio entre la posee proporciones muy bajas de mate- acumulación de restos vegetales y su ria inorgánica (menor de un 5%) si bien descomposición por los microorganis- en algunos casos –turbas minerotrófi- mos. En ambientes con escasa disponi- cas- la proporción puede llegar a ser 39 mucho mayor que la de aquellas cuya nación de factores donde la evolución única fuente de inorgánicos es la depo- cuaternaria de las formas del relieve ha sición atmosférica -turba ombrotrófica. desempeñado un papel relevante. En este capítulo se hace una breve Los coletazos fríos de la última gla- descripción de los principales factores ciación dieron lugar en las sierras sep- que influyen en la formación y perviven- tentrionales (Xistral, Buio, Toxiza, ...) a cia de las turberas de Galicia, excluyen- una cohorte de formaciones sedimenta- do la actividad humana –la cual será rias que regularizaron tanto las cumbres tratada en el capítulo dedicado al esta- como las laderas, con depósitos de do de conservación presente pues, des- clastos -tal como ocurre de forma graciadamente, en la actualidad son extensiva en el área de la cuarcita del más los procesos de degradación direc- Xistral. Estas formas suaves fueron pro- ta o inducida que las acciones de con- picias a la colonización vegetal, en servación -. Debe servir de síntesis de cuanto las condiciones climáticas mejo- los tres capítulos siguientes, tal vez raron para dar paso al Holoceno. Sin mas adecuados para especialistas que embargo, las condiciones todavía frías para personas interesadas en acercarse de los inicios ligadas a sustratos litoló- a los ecosistemas de turbera pero que gicos muy pobres en nutrientes, debie- no poseen conocimientos profundos. ron ser altamente selectivos para las especies colonizadoras. El pobre estado nutricional, un aumento del flujo de 40 EL RELIEVE Y SU EVOLUCIÓN humedad y la resistencia a la degrada- Las turberas no sólo ocupan unos ción de los restos vegetales de dichas determinados espacios geográficos en especies favorecieron la acumulación el noroeste peninsular, si no que la tipo- de restos orgánicos, dando lugar a la logía de las mismas se encuentra en formación incipiente de turba (paludifi- buena medida ligada a las formas del cación). relieve de estos espacios. Por ejemplo, A partir de superficies tanto planas las grandes extensiones de turba que como de pequeñas depresiones en las cubren posiciones diversas, de cumbre, cumbres, las turberas comenzaron a ladera, collado, escalón, etc…, son aumentar en espesor y a extenderse exclusivas de las sierras septentriona- lateralmente irradiando en todas las les gallegas. Estas formaciones singula- direcciones posibles, para formar man- res y excepcionales a la latitud que apa- tos contínuos hidrológicamente conec- recen, deben su presencia a una combi- tados. Esta expansión se vió favorecida, Figura 3.1. Esquema de las complejas relaciones que se establecen entre los factores que controlan la formación de la turba. 41 con toda probabilidad, por otro aspecto graníticos-, también fueron decisivas que todavía mantiene su vigencia en el para la diversidad de formaciones tur- presente, el intenso gradiente termo- bófilas que pueden encontrarse hoy en pluviométrico –de aumento de la preci- las áreas de montaña de Galicia. pitación y descenso de la temperatura con la altitud-, unido a un fuerte desnivel altitudinal y a la cercanía del océano. 42 EL CLIMA PRESENTE Y PASADO Las turberas se desarrollan y sobre- No obstante, en muchas áreas depri- viven debido a que tienen un balance midas las condiciones favorables para hídrico positivo, es decir, las pérdidas la acumulación de turba precedieron a de agua -por drenaje, evaporación y la mejoría que marcó el inicio del transpiración- son compensadas o supe- Holoceno. Los procesos ligados a los radas por las entradas -precipitación, ambientes glaciares de las sierras inte- escorrentía y nivel freático-. Para las riores (Ancares, Trevinca, Manzaneda) turberas ombrotróficas este balance es originaron toda una serie de formas ero- más crítico, pues las entradas están sivas y sedimentarias, que propiciaron representadas exclusivamente por el la aparición de numerosos enclaves de agua procedente de la precipitación. De forma cóncava. Al actuar las depresio- hecho, algunos autores han sugerido nes como zonas de reservorio de agua que existe un límite mínimo de aporta- debido a la presencia de sedimentos ción pluviométrica para que pueda for- basales arcillosos, las turbas minerotró- marse una turbera ombrotrófica. Por ficas empezaron a formarse por colma- ejemplo, WICKMAN (1951) demostró que tación de lagunas y otros cuerpos de en ciertas turberas del norte y centro de agua someros (terrestrización), con Europa la cantidad de lluvia controla seguridad en las sierras orientales y estrechamente la forma, e indica que se sudorientales desde hace al menos requiere una precipitación anual mínima 17.000 años y, tal como sugieren inves- de 475 mm. tigaciones recientes, también en las Para LINDSAY (1995) la precipitación septentrionales aunque en fechas tal total acumulada no es una medida ade- vez posteriores. cuada cuando se considera el desarrollo Así pues las formas preexistentes y supervivencia de los sistemas de tur- del relieve, modeladas a otras escalas bera. La regularidad en el suministro de temporales –incluso de millones de agua parece ser el factor más importan- años, como en el caso de los alveolos te en su desarrollo. B ACKÉUS (1988) demostró que la distribución de la pre- viométrica es poco marcada, siendo cipitación y las condiciones de humedad éstos ambientes más favorables para durante cualquier periodo de tiempo tie- las turberas. Tal vez sea este el motivo nen mayor peso para el crecimiento de por el cual las turberas de cobertor -las los esfagnos. Por ello, a escala global más sensibles al balance de agua- tan las turberas no suelen aparecer en lati- sólo se encuentran en este sector; tudes que sufren largas sequías, o en mientras que las minerotróficas están las regiones de bajas precipitaciones presentes en una mayor gama de tanto de las latitudes bajas como eleva- ambientes climáticos, incluidos los sec- das. Este último autor también ha suge- tores meridionales. rido que la temperatura es un factor No obsante, crecimiento de vegeta- secundario en el crecimiento de los ción formadora de turba y acumulación esfagnos y diversos investigadores han de turba son dos cosas bien distintas. empleado criterios climáticos en la Como ya se ha mencionado, la acumula- identificación de áreas de turbera y ción de turba es el resultado de un para la caracterización de las formas balance descompensado entre produc- superficiales (por ejemplo, LINDSAY et ción y descomposición de restos orgáni- al., 1985, 1988) cos. Aunque la acumulación anual de En Galicia, existe un marcado con- turba raramente excede el 10% de la traste norte-sur en el reparto de la pre- producción anual, en este balance la cipitación anual o estacionalidad plu- temperatura es sin duda un factor viométrica, que es sólo interferido par- importante al afectar tanto a la evapo- cialmente por las elevaciones montaño- transpiración -interviniendo en la dura- sas –en las que tiende a disminuir la ción de las condiciones anóxicas-, como estacionalidad- (M ARTÍNEZ C ORTIZAS & a la producción y descomposición de los PÉREZ ALBERTI, 1999). El tercio meridional restos vegetales. se encuentra sujeto a una fuerte esta- Un aspecto sobre el que debe llamar- cionalidad pluviométrica, poco propicia se la atención es que la distribución para la formación y pervivencia de eco- actual de los hábitats de turbera es el sistemas de turbera, a excepción de las resultado de numerosos factores que zonas cóncavas en las cuales se da un han operado a diversas escalas espa- encharcamiento temporal o permanente ciales y temporales -cambios climáticos debido a la escorrentía o al ascenso fre- del ático; por el contrario, en las sierras superficiales y formas del relieve, acti- septentrionales la estacionalidad plu- vidad humana, etc...-. Por ello, el clima Cuaternario final, formaciones 43 actual no debe tomarse como criterio nen una influencia profunda en su exclusivo en el estudio de la distribu- microclima (GEIGER, 1965; EUROLA, 1975; ción y caracterización de las áreas de MOORE, 1984). Las copas de los árboles turbera de Galicia. A escalas cortas de captan el agua, que se evapora directa- tiempo el clima debe verse como un fac- mente desde las hojas, y hasta un 30% tor que influye en la pervivencia y posi- de la lluvia puede no llegar a alcanzar ble evolución futura. Si embargo, las nunca la superficie de la turbera actividades humanas pueden tener un (HORNUNG & NEWSON, 1986; en LINDSAY, impacto mucho mayor en el devenir de 1995). Por el contrario, en las formacio- estos ecosistemas. nes de turbera abiertas estas pérdidas no se dan a no ser que se haya desarro- LA VEGETACIÓN Las formaciones de turbera que se pueden encontrar en Galicia se caracterizan por un paisaje abierto dominado por una vegetación en la que son típicas las formas de bajo crecimiento. Musgos (Sphagnum), ciperáceas (Eriophorum y Carex), juncáceas (Juncus), plantas especializadas (Drosera o Pinguicula) y pequeños arbustos (principalmente del género Erica) forman la mayor parte de la cubierta vegetal, y es infrecuente encontrar especies que alcancen más de 50 cm de altura. Al igual que en otras 44 llado una densa cobertura de arbustos. A pesar de haberse determinado hasta 182 especies vegetales distintas (133 de plantas vascualres, 46 de briófitos y 3 de líquenes), las turberas galaicas son ecosistemas bastante pobres en especies, muy en particular las de naturaleza ombrotrófica. Tan sólo unas 40 de las especies catalogadas pueden ser consideradas como principales componentes de la cubierta vegetal y, además, la mayoría de las presentes aparecen también en muchos otros tipos de hábitats. áreas de Europa, en casi todos los casos Según HULME (1979), la vegetación en los que están presentes herbáceas sólo es una parte de los ecosistemas de altas o árboles, puede atribuirse a algu- turbera, la superficie actual es como la na forma de perturbación (repoblación, última página de un libro, donde perma- transformación a pastizales, etc…). Sin necen embargo, en la Europa continental una influencias que actúan sobre y con el gran proporción de las turberas, como ecosistema durante su desarrollo. Así, por ejemplo la turbera elevada de Etang por ejemplo, estudios realizados en las de la Gruere (Jura, Suiza), están arbola- Islas Británicas, han demostrado que das de forma natural, y los árboles tie- algunas de las especies que dominaron registrados los procesos e en una turbera durante miles de años desaparecieron por completo de la - raramente son específicas de las turberas vegetación superficial en el último mile- - la mayoría son perennes nio, como es el caso de la sustitución de - hay pocas evidencias de que las semi- S. imbricatum por S. magellanicum llas y las esporas sean importantes en (B ARBER , 1993; B ARBER et al., 1998; el mantenimiento de las poblaciones en MAUQUOY & BARBEr, 1999a,b; HUGHES et las turberas no perturbadas al., 2000). Por otro lado, las comunidades vegetales superficiales no están aisladas sino que están mantenidas por y depen- - las semillas de muchas de las especies son ligeras y se dispersan fácilmente - en general son especies de crecimiento relativamente lento den de las comunidades precedentes. - son eficaces en la absorción de nutrien- Una turbera aparentemente simple es tes a partir de disoluciones acuosas muy una entidad con una dinámica extrema- diluídas damente compleja. Aún así, la cubierta vegetal y muy en - muchas poseen mecanismos internos para la conservación de los nutrientes particular la abundancia de especies de - cuando se dan condiciones ombrotrófi- esfagnos, es de importancia crítica para cas éstas suelen ser sub-óptimas para el desarrollo de la turbera. Esto se debe el crecimiento vegetal. a que no sólo contribuye a la formación de la turba, interviniendo en la forma En síntesis, se podría concluir que a global del depósito turboso y en sus ras- la acción directa de las condiciones cli- gos superficiales, sino también a la acu- máticas, pretéritas y presentes, en su mulación de agua y mantenimiento de formación y previvenvia, la presencia las condiciones anóxicas y al desarrollo actual de turberas en el NW ibérico res- de una fuerte acidez en las fases sólida ponde también a la existencia de un y líquida. modelado que es herencia tanto de los Según Wheeler y Shaw (1995) el procesos de intensa meteorización ocu- estudio de algunas de las principales rridos bajo los climas cálidos del características de las especies típicas Terciario, como a los procesos de geli- de las turberas permiten establecer los fracción, regularización de superficies, siguientes aspectos generales: sobreexcavación y obturación desenca- - En su mayor parte son de distribución amplia denados por los procesos ocurridos bajo los climas fríos del Cuaternario. 45 46 Cabría mencionar también, auque aumento de la escorrentía superficial. sea brevemente, que en época holocena Esta tendencia se está invirtiendo en la la acción humana favoreció la forma- actualidad, pues una buena parte de las ción de áreas hidromorfas y el disparo acciones humanas llevadas a cabo en de la terrestrización, al potenciar una los medios turbosos y otros humedales, posición más superficial de la capa fre- representan serios riesgos para su ática, como consecuencia de la defores- supervivenvia, cuando no la han afecta- tación, la erosión de los suelos y el do ya de forma irreversible. CAPÍTULO 4 M. Valcárcel Díaz A. Pérez Alberti GEOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA DE LAS ÁREAS DE TURBERA DE GALICIA INTRODUCCIÓN Vista del sector central de la Serra dos Ancares, con los picos Mostallar (1935 m) y Pena Longa (1898 m). Tanto las formas del relieve como los materiales, pues desde las rocas los procesos geomorfológicos que se precámbricas hasta los sedimentos cua- desarrollan sobre ellas, o que les dan ternarios más recientes en la Galicia origen en último término, se verifican a emergida sólo falta la representación partir de un substrato litológico. En el de los materiales secundarios. También caso de Galicia este substrato se caracteriza por su diversidad y complejidad litológica y estructural. Diversidad porque existen tanto rocas de origen plutónico –granitos, granodioritas, etc…-, como metamórfico -cuarcitas, pizarras esquistos, gneises, calizas, etc…- y hay diversidad en cuanto a la composición, pues frente a un abrumador dominio de las rocas ácidas, las rocas básicas están en todo caso también representadas, aunque sólo ocupan un 5% de la superficie frente a las rocas meta- sedimentarias –conglomerados, arenis- mórficas y rocas graníticas ácidas que cas, argilitas y algunas rocas carbona- se reparten a partes casi iguales el 90% tadas-. Esta diversidad se observa tam- de la superficie. El 5% restante se bién si nos atenemos a la antigüedad de corresponde con los materiales terciarios y cuaternarios, aunque, como ya se 47 ULTRABASICAS BASICAS ROCAS GRANITICAS PIZARRAS PIZARRAS Y CUARCITAS ARENISCAS, CUARCITAS y PIZARRAS ESQUISTOS SEDIMENTOS EMBALSES Escala = 1 / 1.000.000. 0 10 20 30 Km Figura 4.1. Mapa geológico de Galicia de síntesis (cedido por F. Macías) ha señalado con anterioridad, estos su impronta se hace evidente sobre el están infravalorados por la cartografía terreno, son el ciclo hercínico y el ciclo geológica. Y es que este zócalo del NW alpino. peninsular es en realidad parte del llamado "Macizo Hespérico", que se corresponde con la rama S del plegamiento herciniano y por tanto comparte muchas afinidades con otros territorios emergidos de éste, como pueden ser Normandía o Bretaña, en Francia, o los 48 De entre estos materiales del substrato destacaremos, por su papel en la dinámica geomorfológica y en la génesis de ciertas turberas, la presencia de las Cuarcitas de Xistral, de edad Cámbrico inferior, y que dominan total- Montes de Toledo y Sierra Morena, en mente las áreas cimeras de las Serras España. En todo caso, su historia geo- Septentrionais, aunque también están lógica es compleja, pudiéndose definir presentes en este sector los materiales como "policíclica" (DEN TEX, 1978), y de la Serie Precámbrica de Lugo- está caracterizada por una tectónica Villalba, con sucesión de varias fases orogéni- micaesquistos y gneises anfibólicos, así cas. De ellas las más relevantes, pues como afloramientos graníticos como el compuestos por filitas, de A Toxiza. Estas Serras Septentrionais significativo: la Serra de Meira actúa de en conjunto superan escasamente los divisoria de aguas disimétrica entre la 1000 m de altitud, y se puede distinguir cuenca del río Eo y la cuenca del Miño. en ellas una serie de niveles aplanados Por su lado occidental esta sierra, que que se suceden en altura. Así, se obser- conecta con la superficie de la Terra va uno a 900 m, desde el que se elevan Cha, no supone más que una modesta las cimas más altas (Cadramón, 1060 m; elevación de unos 400 m, mientras que Seixo Branco, 1057 m; Chan de Lamoso, por el lado oriental, la profunda incisión 1039 m; Lombo Pequeno, 1036 m; del Eo provocada por la cercanía del Xistral, 1036 m). Estos niveles aplana- nivel de base del Cantábrico, origina un dos se repiten hacia el oeste, en el salto mucho mayor. En la Serra do Xis- Monte Guriscado, que se desdobla en tral ocurre algo muy semejante. Los un nivel superior de 900 m y otro en su valles de los ríos que drenan directa- sector occidental a 800 m, la Serra da mente hacia el Cantábrico están muy Carba, al sur, que representa el nivel de incididos. Por ejemplo el Río das Furnas los 900 m (Monte da Carba, 905 m), y alcanza rápidamente, en menos de dos hacia el este, donde también el Cordal kilómetros, el nivel de 400 m, partiendo de Neda presenta un nivel de 800 m en de las partes más elevadas de la sierra. sus cumbres. Pero hay dos excepciones: por un lado Respecto a estas Serras Septentrio- el río Pedrido y por otro la cabecera del nais, hemos de citar además un hecho Eume, que presentan en los dos casos Superficies planas de las cumbres de la Serra do Xistral. A la izquierda, cordal de unión entre los picos Chao de Lamoso y Cadramón, en la cabecera del río das Furnas. A la derecha, una vista general en una fotografía aérea correspondiente al año 1996 (el vial que se ve en al parte superior izquierda corresponde a la pista que da acceso a la antena de televisión instalada en la cumbre del Chao de Lamoso). 49 una pendiente muy suave en sus cabe- más alejados de la influencia marina, y ceras. Estos dos valles, de dirección se corresponden con la Serra dos NW-SE, se incurvan a los pocos kilóme- Ancares, Montes do Cebreiro y Serra de tros tomando una dirección NE y N res- Oribio, pectivamente, a la vez que la incisión de Queixa, Montes de Trevinca y Serras de sus cauces aumenta de forma brusca. Larouco y Xurés. Como veremos, la persistencia de esta antigua topografía tiene una gran importancia para comprender las modalidades de manifestación del fenómeno glaciar en esta área así como la formación de turberas en las superficies de cumbre, laderas, collados y rellanos situados a diferentes altitudes. Pero desde el punto de vista geográfico es también importante la localización de estas sierras a pocos kilómetros de la costa, expuestas como están a las influencias de los vientos húmedos marinos. Tal como ya se ha comentado en otros capítulos, este hecho tiene una importancia capital para comprender porqué estos sectores están dominados por las principales coberturas turbosas de Galicia. 50 Serra do Courel, Serra de Repasando de norte a sur, el primer conjunto montañoso que encontramos es la Serra de Ancares, límite entre Asturias, Galicia y León, y que actúa como divisoria de aguas entre las cuencas del Navia y del Sil, articulándose alrededor de un estrecho cordal de dirección NE-SW, donde alcanza las cotas más elevadas (Cuiña, 1998 m; Miravalles, 1969 m), perdiendo progresivamente altitud hacia el NW y el SE. En la parte gallega los sucesivos cordales van descendiendo en sus cotas máximas hacia el NW y el W, hasta alcanzar el "talweg" del río Navia -Serra da Fiosa 1403 m, Serra de Corneantes 1344 m, Serra de Granda do Roxo 1224, Serra de Murias 1046 m, Serra do Pedreo 900 m-. Por la parte leonesa el Por su parte, los sectores oriental y nivel de base está definido por la cuen- meridional del territorio gallego se ca de El Bierzo, hacia la que pierde altu- caracterizan por la presencia de una ra paulatinamente (Chana Grande 1595 amplia muralla que se yergue hasta los m, pico de Las Plantigas 1175 m, pico 2000 m de altitud (PÉREZ ALBERTI, 1986, Traviesas 945 m). En la vertiente galle- 1991), lo que se manifiesta, entre otros ga los principales valles, tributarios del aspectos, por la presencia de fuertes Navia, tienen una dirección preferente gradientes verticales de precipitación y NW-SE y se corresponden con el Ser, temperatura. Son los territorios más Quindous, Vara, Casal, Cervantes y elevados de Galicia, pero también los Valdeparada. En la cuenca del Sil, con la misma dirección que los ríos galle- Piornedo y Porcarizas, e inciden en las gos, pero circulando en sentido contra- formas de estos, más abiertas que los rio, se organizan los valles de los ríos valles esculpidos sobre la sucesión Cua, metamórfica. en el valle de Peranzanes, Ancares, Burbia, Teixeira o Valcárce. En la cabecera del Navia las cotas máximas descienden hacia el sur (puerto de O Portelo 1090 m, Pedrafita, 1099 m). Al sur las montañas que hacen de transición con la Serra do Courel son la Serra do Rañadoiro, Montes do Cebreiro y los Montes do Oribio. La primera, que En cuanto al substrato litológico que se alarga en dirección NW-SE, es una domina en Os Ancares, entre los mate- alineación de cumbres que alcanza su riales metamórficos están bien repre- mayor altitud en el sector oriental (1463 sentadas las pizarras, esquistos y are- m), pero que define un nivel aplanado, niscas, pero por su importancia en la un cordal de evidente origen estructu- dinámica geomorfológica destaca la ral. En este sector los ríos se organizan abundante presencia de cuarcitas de en una típica red de drenaje "en bayo- diferentes edades. Por su parte los "gra- neta", con frecuentes codos en ángulo nitoides hercínicos", granitos alcalinos recto, lo que denota éste origen estruc- de dos micas, se corresponden con los tural. A su vez, la existencia de materia- batolitos de Piornedo y Campo del les calizos en la serie estratigráfica ori- Agua, que afloran en Os Ancares enca- gina la presencia de fenómenos kársti- jándose entre los materiales metamórfi- cos, como cauces secos o surgencias. cos. Los Montes do Cebreiro son en realidad Esta variedad de materiales tiene su una prolongación de la Serra do reflejo en el comportamiento dinámico Rañadoiro al W del Alto do Poio, que es de cada uno de ellos. Así, las cuarcitas, realmente una gran falla. Por su parte la muy abundantes en toda la serie estra- Serra do Oribio, que da nombre al curso tigráfica, tienden a dominar las áreas alto del río Sarria, afluente del Miño, de cumbres de Os Ancares, y es un alcanza los 1443 m, y muestra formas substrato litológico en el que se des- similares a la Serra do Rañadoiro. En arrollan bien cierto tipo de depósitos, ya general los materiales litológicos que sean los campos de bloques o los gla- afloran en este sector son los ya men- ciares rocosos, tan frecuentes en este cionados para el caso de Os Ancares, a sector. Existe pues un cierto control lito- los que se une la presencia de materia- lógico de estas formas. Por su parte los les calizos, característica que comparte granitos dominan en los valles de con la más extensa, y alta, Serra do 51 52 Courel, que se sitúa inmediatamente al conjunto de sierras que confluyen confi- sur. Aquí se presentan en bandas de gurando una forma masiva. Son las sie- dirección NW-SE, dislocadas por largas rras de Queixa, San Mamede, O Burgo, líneas de fractura, como la falla del Alto As Corzas y los Montes de Invernadeiro. do Poio. Hay una concordancia entre Modelados a partir de un susbstrato esta alineación y la dirección general de predominantemente granítico y secun- las sierras, palpable en el caso de la dariamente Serra do Rañadoiro macizo hay evidentes contrastes. En la esquistoso. Dentro del La Serra de Courel se eleva hasta los Serra de Queixa, que presenta un 1654 m del pico Formigueiros, presen- aspecto alomado, se pueden diferenciar tando un gran contraste entre su sector por lo menos dos superficies aplanadas septentrional y el meridional. El primero o escalones, uno que se estira a unos es más suave y alomado, mientras que 1700 m desde Cabeza Grande de el segundo se caracteriza por el encaja- Manzaneda al norte hasta el pico Seixo miento de sus ríos como el Soldón o el al sur, contactando ya con la Serra de Quiroga, que al labrar valles paralelos San parecen seguir, de igual manera que en Invernadeiro. El otro nivel, algo inferior, Ancares, fracturas de dirección NE-SW. se sitúa sobre los 1500 m, dominando el La presencia de sustratos calizos le con- sector occidental de la sierra, en la fiere, por otra parte un rasgo particular, cabecera del río Conselo. Los valles se que ya veíamos de forma menos acusa- inciden mordiendo estas superficies da en el caso de los Montes de O pero sin llegar a diseccionarlas. Se pro- Cebreiro. Aparecen así sumideros, sur- duce así una morfología contrastada gencias, cuevas, etc...; un tipo de entre el centro del macizo y sus bordes. modelado infrecuente en el noroeste Por su parte el Macizo de Trevinca peninsular. En todo caso el predominio comprende básicamente el curso alto de de materiales de origen sedimentario los ríos Xares y Bibei, situados en la poco metamorfizados, como pizarras o frontera de Ourense (Galicia) y Zamora areniscas, junto con cuarcitas y calizas (Castilla-León). El río Xares tiene sus facilitó una disección diferenciada de fuentes en la vertiente occidental de las vertientes. Pena Trevinca (2127 m) y recibe aguas Mamede y los Montes de Las montañas al sur del Sil se corres- de diferentes cauces de la vertiente sur ponden con otros dos conjuntos monta- de la Serra do Eixo (Maluro 1934 m) y de ñosos separados entre si por la depre- la Serra Calva. El río Bibei se origina en sión de O Bolo. El primero comprende el la confluencia de una serie de cauces que drenan las llamadas "Lagoas de Las sierras de Larouco y Xurés están Piatorta", a casi 1900 m de altitud, modeladas sobre granitos. Su relieve situadas en el cordal que une las cum- presenta los mismos rasgos ya repeti- bres de Pena Trevinca y Moncalvo dos para los macizos de Manzaneda y (2044). Aguas abajo recibe los aportes Trevinca. Así, la existencia de niveles de los ríos de Valdeinferno, Valdesirgas, aplanados en sus partes más elevadas Barxacova, Regueiro do Val y Regueiro sobre los que la incisión fluvial no ha de Xaneiro, provenientes de la vertiente podido penetrar, limitándose a cortar occidental de la Serra Segundeira. El pequeños entrantes en estas superfi- relieve se desenvuelve sobre roquedos cies, es lo que origina en estos sectores graníticos (granodioritas, granitos), neí- fluviales la presencia de fuertes pen- sicos (Unidad "Ollo de Sapo") y migma- dientes. Lo mismo sucede en las sierras títicos intensamente fallados y fractura- de Laboreiro. dos. Se distinguen claramente en él una serie de niveles aplanados que confieren al paisaje un rasgo de planitud que EVOLUCIÓN DEL RELIEVE. UNA contrasta con el encajamiento de los HISTORIA DE MILLONES DE AÑOS valles, que en sus tramos altos tiene perfiles transversales en cuna o en artesa. El más elevado de estos niveles aparece entre los 1900 m y 2100 m y se corresponde con el sector culminante La mayor parte de las formas de modelado que actualmente esculpen las sierras gallegas son recientes, entendiendo por ello cuaternarias. Ello quiere de la Serra Segundeira (Moncalvo 2044 decir que en todo caso no son más anti- m), los picos de Trevinca (Pena Trevinca guas de unos dos millones de años, y 2127 m, Pena Negra 2119 m, Pena que realmente su edad puede ser inclu- Survia 2112 m), parte oriental de la so mucho más reciente, del orden de Serra do Eixo (Maluro 1934 m) y extre- decenas de miles o de miles de años tan mo occidental de la Serra de La Cabrera sólo. Este marco temporal tan estrecho (Picón 2078 m, La Plana 2028 m, Faeda indica que estas formas se deben a los 2021 m, Vizcodillo 2122 m). Por debajo, procesos que se desarrollan sobre la a veces conectado suavemente con el superficie, llamados por ello procesos anterior, aparece un nivel a 1700-1800 exógenos, por contraposición a los m que configura la parte central de la endógenos, responsables de los desni- Serra Segundeira y la septentrional de veles presentes en las áreas de monta- la Serra Calva, ligeramente basculado ña gallegas, y que tienen que ver con hacia la vertiente gallega. las fuerzas internas de la Tierra. En últi53 mo extremo el factor que controla esta dinámica son las condiciones ambientales, pudiéndose reducir a las condiciones climáticas. Esto no significa que se originasen a partir de condiciones actualmente funcionales, ya que el Cuaternario se caracteriza precisamente por la presencia de cambios climáticos profundos que se han manifestado en periodos de frío intenso y periodos más cortos relativamente cálidos. Estos climas del pasado, o paleoclimas, han Vista parcial del alveolo desarrollado sobre las granodiritas de A Toxiza en el cual se instala la turbera de Veiga do Tremoal. generado unas paleoformas correlativas –reelaboradas actualmente por otros procesos- que son por lo tanto herencias de periodos morfogenéticos anteriores. Vemos pues que si la evolución tectónica, que tiene que ver con la elevación de las sierras y el hundimiento de las cuencas, se produjo a lo largo de una escala temporal larga, que incluye varios millones de años, la evolución de las formas causada por los climas fríos cuaternarios, que se refleja a escala de valle o de ladera, se mide en decenas 54 años; por último, las microformas, modeladas a escala decamétrica o micrométrica tienen una edad que se mide en cientos o en miles de años, y en muchos casos son muy efímeras -y por lo tanto muy recientes-. Pero a su vez los hechos dejan una impronta en el territorio que tiene que ver no sólo con su intensidad o duración, sino con su cercanía o lejanía temporal. Los hechos más recientes nos resultan más nítidos, más fáciles de reconocer sobre el paisaje. de miles de años o a lo sumo en cientos Comprendemos así que para estudiar de miles de años. Podemos decir que la génesis de los desniveles que origi- cada escala tiene su ritmo. Las mega- naron las sierras tenemos que trabajar formas, originadas como resultado de a una escala temporal de millones de esfuerzos tectónicos y cuyo tamaño se años. Inicialmente debemos situarnos mide en decenas de kilómetros, tienen en el Secundario final o principios del edades de millones o decenas de millo- Terciario, es decir hace unos 67 millo- nes de años; las mesoformas, modela- nes de años cuando, por lo que sabe- das en general por debajo de la escala mos, el espacio geográfico gallego se kilométrica, tienen edades que se caracterizaba por el predominio de la miden en miles o en cientos de miles de horizontalidad pero... ¿cuándo se produ- ce la fase principal de elevación de las sierras? En general se puede afirmar que es en el Neógeno (segunda mitad del Terciario, hace unos 25 millones de años) cuando se produce la principal fase de elevación. Sierras como las de Ancares, Courel, O Cebreiro, y Oribio, etc…, adquirirían su volumen actual a partir del Mioceno, cuyo inicio se sitúa en ese momento cronológico. A la vez que se elevan las sierras se hunden las Tramo final del valle glaciar de Burbia. La forma U originada por el paso del hielo se conserva de manera nítida cuencas sedimentarias, rellenándose de los materiales que la erosión transporta desde las sierras recién elevadas. Este movimiento parece haberse transmitido como una onda de norte a sur. Supondría esto que las primeras sierras Por otra lado, no es únicamente la acción de las fuerzas internas de la Tierra o el efecto de los paleoclimas los únicos que operan sobre las formas. Un en elevarse serían Xistral, Serra da tercer factor sería el litológico, es decir, Carba, Meira, y que hacia el sur le ele- el tipo de substrato rocoso, lo que en las vación sería más tardía, y por ende más áreas de montaña gallegas se hace muy intensa, dado el mayor desnivel alcan- evidente. Por ejemplo, en las Serras zado. Así el relieve anterior a esta fase, Septentrionais, el macizo de A Toxiza, caracterizado por la suavidad aunque no dominado por los materiales graníticos, por la total planitud, se dislocaría en presenta un modelado característico una serie de bloques prefigurados por la que encadena formas exhumadas, es red de fallas tardihercínica, una com- decir desenterradas por la erosión, con pleja estructura de fracturas que cubre profundos alveolos de alteración. Su todo el territorio gallego. Esta última origen, como veremos, hay que buscarlo explicaría la dirección predominante de en la herencia de las condiciones paleo- muchos valles, por ejemplo en el caso climáticas del Terciario, en general de Os Ancares. En un momento dado la mucho más cálido que el Cuaternario, red fluvial se iría encajando progresiva- actuando sobre una litología propicia, mente en el terreno a medida que este las rocas graníticas. Este tipo de formas ascendía. Esta red hidrográfica sería aparecen en muchos otros lugares de pues, por lo menos en parte, relativa- Galicia, pero no son las únicas que nos mente antigua. hablan del papel diferenciado de los 55 distintos tipos de rocas. En el caso de elevadas, no es menos cierto que estas las áreas de montaña afectadas por gla- formas aparecen en otros sectores mon- ciarismo cuaternario se puede observar tañosos gallegos, y que es sólo aquí una gran diferencia entre los valles gla- donde se desarrollan tan extensamente ciares sobre substrato granítico, como estas acumulaciones turbosas. Dentro Piornedo o Porcarizas en la Serra dos de un juego dialéctico complejo hay que Ancares, o el valle de As Lamas, en la suponer que las condiciones climáticas Serra de Queixa, con formas más abier- y paleoclimáticas existentes en las tas, y aquellos otros valles glaciares Serras Septentrionais han favorecido en donde domina el substrato metamórfico, gran medida el desarrollo de estas que en general presentan perfiles trans- extensas coberturas turbosas ombróge- versales más cerrados. nas. En cambio en las Serras Orientais y Meridionais la variedad es menor. Se dan sólo turberas minerogénicas condi- EVOLUCIÓN GEOMORFOLÓGICA 56 cionadas por la presencia de ambientes Y TURBERAS de encharcamiento, propiciados en Tal y como ya se ha comentado en general por la evolución geomorfológica otros capítulos, las turberas más exten- cuaternaria que tiene que ver con la sas y variadas se encuentra en las impronta del glaciarismo. Serras Septentrionais. Aquí están pre- En las partes más elevadas de las sentes turberas de cobertor, de ladera, Serras Orientais y Meridionais, y por de escalón, elevadas, de alveolo, de ende las más frías y húmedas, abundan valle, etc…, desarrolladas a expensas las áreas sobreexcavadas ahondadas de unas condiciones topográficas muy por el paso de los hielos, donde la eva- favorables y en virtud de unas condicio- cuación del agua se ve dificultada, pero nes climáticas idóneas. Porque si es en las que además frecuentemente se cierto que la abundancia de superficies obturan sus derrames por morrenas horizontales a diferentes altitudes es el frontales depositadas durante el retro- marco propicio para el desarrollo de las ceso de los glaciares. Esto facilita el turberas de cobertor, y que la presencia encharcamiento y la formación de áreas de alveolos de alteración en el sector lacustres que en muchos casos han granítico de A Toxiza o de tramos de dado paso a la formación de turberas, valle de perfil longitudinal suave, como como es el caso, por ejemplo, de la en el caso del valle del Eume, facilita la Lagoa da Lucenza en O Courel, o la Poza presencia de turberas minerotróficas y de Lagoa Maior, en los Montes de O Superficies aplanadas de origen periglaciar (campos de bloques) en la zona de Borralleiras do Lago e Illós das Pedras, hoy ocpuadas por un extenso macrotopo de turbera de cobertor (fotografía aérea del año 1984) .En la parte inferior derecha se aprecia una explotación industrial de turba. Cebreiro. Por último, en las Serras necesario que se verifique un balance Litorais, tales como la Serra da Groba u neto positivo a favor de la acumulación O Barbanza encontramos otros ecosiste- de materia orgánica frente a su degra- mas turbosos cuya génesis hay que dación. Esto ocurre siempre que la des- relacionar con la horizontalidad de las composición de la materia orgánica se superficies de cumbre unido a la pre- vea dificultada. Las causas principales sencia de alveolos graníticos como for- son de orden climático y geomorfológi- mas propicias para el disparo de la co. Entre los primeros temperaturas terrestrización, pero en todo caso su bajas, que reducen la actividad micro- significación es mucho menor en com- biana, y un buen aporte de humedad, paración con las hasta ahora comenta- que tiene el mismo efecto al elevar el das. nivel freático originando un ambiente ¿Porqué esta diversidad? Para que se anaerobio y reductor, poco propicio para produzca la acumulación de turba es la descomposición de la materia vege57 tal; entre los segundos, la presencia de hielo intersticial. A la génesis de estos una capa freática alta todo o la mayor depósitos coadyuva sin duda el tipo de parte del año es propiciada por la pre- substrato cuarcitas muy diaclasadas y sencia de sectores cóncavos sobre el fracturadas, y además muy propensas a terreno y de origen diverso, todo ello la disgregación y producción de partícu- junto a la existencia de un substrato las finas, al sufrir procesos de gelifrac- basal que impide o limita el drenaje y ción durante los momentos más fríos con frecuencia pobre en nutrientes. del Pleistoceno reciente. Por otra parte, Serras se trata de un substrato muy pobre en Septentrionais el gradiente térmico ver- nutrientes, lo que unido a la gran hume- tical, como en otras sierras gallegas, dad ambiental propia de estas sierras origina un importante descenso de las origina la presencia de turberas de temperaturas medias con respecto a las cobertor sobre las áreas cimeras de la presentes a nivel del mar. Por otra sierra, como por ejemplo se dan en parte, desde el punto de vista geomor- Chao de Lamoso, que lateralmente fológico tememos dos grandes conjun- pasan a turberas de ladera o turberas tos de formas: en escalón, a favor de rellanos situados En ■ el caso de las En las áreas más elevadas, y a favor de una litología casi exclusivamente cuarcítica, encontramos extensas superficies planas, heredadas de la evolución geomorfológica terciaria, sobre las que se han desarrollado depósitos de origen periglaciar, ligados a las etapas frías del Cuaternario. Estos 58 a diferentes altitudes. Por lo tanto, a los condicionantes marcados por un peculiar conjunto de formas heredadas, se une el efecto de los climas fríos del cuaternario final y una peculiar situación geográfica, de gran exposición a vientos marinos cargados de humedad. ■ Otros tipos de turberas que encon- materiales, presentes a partir de los tramos en Xistral son las minerogénicas 600 m de altitud, y dispuestos a modo (ya sean las elevadas o las minerotrófi- de campos de bloques muy ricos en cas en sentido amplio). Se desarrollan matriz fina, favorecen la acumulación básicamente sobre dos tipos de superfi- del agua al limitar su infiltración. Se cies cóncavas, que desde el punto de originaran a partir de afloramientos vista geomorfológico tienen origenes rocosos subhorizontales o, en general, diversos. Un primer tipo son los alveo- de pendiente escasa, sobre los que los de alteración sobre subtrato graníti- actúa un ambiente en el que predominó co, en el macizo de A Toxiza. El análisis la macrogelifracción y la presencia de de los sedimentos contenidos en las Vista del circo glaciar del Lanza (1867 m, el fondo del circo se sitúa aproximadamente a unos 1600 m de altitud), sector conocido como Meixón Vella, en la cabecera del valle de Piornedo. El contraste estacional se verifica en un cambio sustancial de las condiciones ambientales. cuencas terciarias de Galicia (Terra Cha, los materiales móviles como arcillas, Sarria, Monforte, Quiroga, Maceda, arenas y gravas, originará la aparición Monterrei, etc…), permite corroborar en superficie de las formas graníticas que durante el Terciario predominaron de exhumación a partir del afloramiento las condiciones climáticas de tipo tropi- de esta topografía enterrada. Puede tra- cal favorecedoras de la meteorización tarse de formas convexas o en resalte, de las rocas y de la génesis de profun- como bolos, tors, castle kopje y domos, das capas de alteración. El frente de o formas cóncavas o incididas, como los alteración, es decir, el contacto entre el alvéolos de alteración, y substrato rocoso no alterado y el alterado no es una línea recta, sino que se ondula siguiendo la alterabilidad de la roca, que puede estar condicionada por cambios en las proporciones de los componentes de la roca o en la diaclasación y fracturación de la misma. Puede estar sumergido bajo metros, a veces decenas de metros, de saprolita o roca alterada. La eliminación de la esta su escala varía entre unos pocos metros cuadrados a varias hectáreas de superficie. Su configuración en forma de cubeta con predominio de la horizontalidad, generalmente de planta circular o elíptica, junto a la dificultad de drenaje, las convierte en áreas idóneas para la génesis de humedales y, eventualmente, la proliferación de turberas. capa de alteración durante las fases El otro ámbito donde se dan las tur- erosivas que se sucederán a lo largo del beras minerotróficas en Xistral es el Cuaternario, es decir la evacuación de fondo de valles que han sido colmata59 1 2 3 4 5 Diferentes ejemplos de áreas aturberadas en sectores afectados por el glaciarismo pleistoceno: 1. Superficie aplanada y sobreexcavación en posición de interfluvio, cerrada por morrenas, cerca de Barxacova (valle del Bibei, Ourense-Zamora). 2. Pequeña turbera sobre un área de sobreexcavación glaciar cerrada por morrenas en la cabecera del valle de Porcarizas (Os Ancares). 3. Sucesivos cierres morrénicos que indujeron la formación de una turbera, similar a los casos anteriores, en el sector de Os Froixos, cabecera del valle de Ancares (Os Ancares). 4. Poza da Lagoa Maior, humedal en los Montes de O Cebreiro (en invierno aflora el nivel freático en superficie, pero en verano se seca totalmente). 5. Superficie superior aplanada en la Serra de Queixa; sobre ella, y a partir de la presencia de abundantes restos morrénicos, se forman pequeñas áreas turbosas. 60 dos por depósitos fluviales y/o glacia- que decir tiene que en muchos casos la res. En esta sierra es frecuente la pre- conjunción de las formas glaciares con sencia de valles disimétricos, en los que unas condiciones climáticas propicias, las vertientes orientadas al E y NE tie- ha favorecido la aparición de humeda- nen una pendiente muy abrupta, mien- les y turberas en diferentes puntos de tras que en las laderas de solana la aquellas sierras gallegas que fueron pendiente es mucho más suave. Ésta afectadas por el glaciarismo pleistoce- disimetría es una herencia de las gla- no. Básicamente se originaron por la ciaciones pleistocenas, y provoca una presencia de áreas de sobreexcavación circulación disimétrica de los cauces glaciar, cuyo drenaje ya de por si difi- fluviales, que en muchos casos deben cultoso se pudo ver obstaculizado más, superar además desagües angostos. Se como ya comentamos, por la presencia originan así áreas hidromorfas que, en de obturaciones morrénicas. En algunos algunos casos, han sido ocupadas por casos esta dificultad se manifiesta por turberas, como es el caso de la cabece- la presencia actual de pequeños lagos ra del río Eume (turbera de Veiga do de origen glaciar. Es el caso del Lago Rial). del Cuiña en Ancares, Pero el efecto de los climas fríos cuaternarios, con ser importantes, no se situado en el fondo de un pequeño circo y cerrado a su vez por una morrena. limita a las manifestaciones que encon- ¿Dónde encontramos estas formas? tramos en Xistral. Las áreas de montaña Asociados a los tramos de cabecera de gallegas en general, y las sierras orien- los valles glaciares de las Serras tales y meridionales en especial, se Orientais y Meridionais se encuentran han visto afectadas durante por lo muchos circos glaciares. En aquellas menos el tramo final del Cuaternario, el áreas en las que el modelado glaciar dió período comprendido en el Pleistoceno lugar a la formación de pequeñas cube- reciente, por los efectos de los ciclos tas de sobreexcavación –a veces obtu- glaciares, generándose en sus partes radas por morrenas frontales-, y unido a más elevadas todo un conjunto de for- unas adversas condiciones microclimá- mas de erosión características, tales ticas generadas por la altitud y exposi- como valles glaciares con sus caracte- ción -temperaturas bajas y elevado rísticos perfiles en U o “en cuna”, circos aporte de humedad-, se han desarrolla- glaciares, superficies pulidas por los do acumulaciones turbosas; aunque en hielos, o morrenas si nos referimos tam- muchos casos el proceso dista de estar bién a las formas de acumulación. Ni completado, por lo que en realidad 61 algunos de estos sectores funcionan plazamiento a lo largo de un valle, un actualmente como humedales que en la glaciar activo va delimitando una zona estación estival se desecan. Es el caso de contacto entre la pared lateral del de Poza da Lagoa Maior, en los Montes valle y el propio hielo glaciar. Esta zona de O Cebreiro, o la Lagoa da Lucenza en está marcada por la presencia de mate- Courel. Como ya dijimos, en otros casos riales sedimentarios que el glaciar funcionan como lagos permanentes, sin arrastra. Esta amalgama de hielo y sedi- llegar a desecarse, como el Lago del mentos es la responsable de la deposi- Cuiña. Pero en algunos puntos encon- ción de las morrenas laterales cuando tramos verdaderas turberas, como se el hielo glaciar retrocede. Si el contacto puede ver en el fondo del circo glaciar entre el nivel del hielo y lecho rocoso del Lanza, en el valle de Piornedo. Las lateral coincide con un ensanchamiento, áreas sobreexcavadas pueden tener dimensiones muy variables, desde unos pocos metros hasta ocupar todo el fondo de ciertos circos glaciares. En su interior es frecuente encontrar importantes acumulaciones de depósitos periglaciares, del tipo canchal, morrena de nevero o glaciar rocoso, formados con posterioridad a la desaparición de los hielos. 62 por ejemplo por la presencia de un valle lateral colgado que carece de glaciar, o por un collado que une dos valles, se puede generar un área de represamiento de agua que tiende a colmatarse y que puede subsistir incluso después de retirado el hielo, a través de la persistencia de la morrena lateral que actúa de barrera. Se forman así las áreas de obturación lateral, siendo un ejemplo de este proceso el caso de la llamada Por último, entre las áreas turbosas Braña de Lamela, localizada en el colla- propiciadas por la morfogénesis glaciar do que une los valles de Balongo y también se encuentran las originadas Teixera, en la vertiente oriental de la por obturaciones laterales. En su des- Serra de Ancares (Figura 4.2). 63 Figura 4.2. Vista general (fotografía del centro) de la turbera de Braña de Lamela, en el valle de Balongo (Os Ancares). En los esquemas se representa la evolución pleistocena-holocena de este sector: A. Máximo avance glaciar, el collado de transfluencia es activo y está totalmente ocupado por el hielo glaciar, que fluye hacia el vecino valle de Teixeira. B. Fase de estabilización post-máximo, el collado de difluencia sigue siendo activo, aunque el espesor del hielo es menor. C. El glaciar abandona el collado, originándose una morrena lateral que cierra un pequeño lago. D. Con el retroceso definitvo de los hielos glaciares el lago se colmata progresivamente, evolucionando hacia una turbera minerotrófica. CAPÍTULO 5 F. Castillo Rodríguez EL CLIMA DE LAS ÁREAS DE TURBERA DE GALICIA INTRODUCCIÓN Las cadenas montañosas galaicas intervienen activamente en la modulación climática a meso y microescala En Galicia se dan cita las componen- ca sobre nuestra Comunidad. Es decir, tes climáticas templada y subtropical. no sólo aludimos al juego dialéctico, La primera explicaría los rasgos domi- que en nuestro escenario sinóptico se nantes de su temperie, es decir, la establece entre las depresiones atlánti- abundancia de precipitaciones, la tem- cas, propias de la componente templa- planza en los valores térmicos, los ele- da, y los anticiclones subtropicales; vados índices de humedad y sus esca- sino que también, contemplamos, desde sas amplitudes térmicas, entre otros. planteamientos sistémicos, el esencial Mientras que la componente subtropi- papel que juegan las interacciones cal, nos permite entender la estaciona- entre la atmosfera, las formas del relie- lidad en el reparto pluviométrico o el ve, la biosfera y el océano. déficit hídrico durante los meses estiva- A una escala temporal corta, las les en algunas áreas gallegas. Con el interacciones entre la atmósfera y la término "componente" queremos sinte- superficie tizar todos los factores que concurren a mecanismo fundamental para la para- la hora de explicar la expresión climáti- metrización de los procesos que tienen terrestre constituyen un 65 lugar a mesoescala en nuestro territo- Las turberas de montaña precisan rio. A modo de muestra, baste recordar para su existencia y perdurabilidad de los efectos de la inclinación del terreno unas exigentes condiciones termohigro- en los balances locales de radiación, el métricas. En Galicia se localizan en las albedo de las distintas superficies, los sierras flujos de aire inducidos térmicamente Cadramón, Buio), en las sierras orienta- en los valles, las inversiones térmicas o les (Ancares, Courel) y surorientales la turbulencia mecánica en las capas (Manzaneda, Trevinca) y en otros encla- bajas de la troposfera en función del ves como las sierras litorales de O tamaño y la disposición de las formas Barbanza o A Grova, el conjunto de la de nuestro relieve. Aunque, probable- dorsal o sierras centro occidentales o la mente, los ejemplos que mejor expresan Serra do Xures. En todos ellos, la pre- la importancia de tales interacciones sencia de tales ecosistemas responde, sean las transformaciones adiabáticas en primera instancia, a la abundancia de las masas de aire a lo largo de las de precipitaciones. Aunque, sin duda, el ascensiones forzadas por los obstáculos tipo de turberas representado y la clave montañosos, y las deformaciones de los frentes. Estos últimos procesos, consiguen, por una parte, incrementar el potencial pluviométrico de los sistemas nubosos y, por otra, controlar, el reparto de las precipitaciones, estableciendo áreas de máxima captación de lluvias óptimos pluviométricos- y sectores de “sombra pluviométrica”, asociados a vertientes de sotavento respecto a los flujos húmedos de poniente. Y desde estos postulados metodológicos que se sustentan en la concepción del clima como un sistema, podemos dar respuesta a la existencia de ecosistemas tan singulares como las turberas ombrotróficas de cobertor en las Serras Septentrionais gallegas así como a la distribución de otros complejos turbófilos en el noroeste peninsular. 66 septentrionales (Xistral, de su pervivencia estriba en la tendencia del reparto temporal de las lluvias, es decir la estacionalidad pluviométrica, que influye en el balance hídrico de estos humedales. Dada su importancia en la configuración de las turberas, comenzaremos este capítulo analizando los rasgos que definen a la precipitación en Galicia. A continuación, nos detendremos en las interacciones atmósfera-formas del relieve y en la capacidad de modular las condiciones climáticas a mesoescala de los conjuntos orográficos. Finalmente, repasaremos los distintos escenarios en los que existen estos tipos de humedales, destacando los factores climáticos que los mantienen. Figura 5.1. Distribución espacial de la precipitación anual acumulada en Galicia (Fuente: Atlas Climático de Galicia. A. Martínez Cortizas y A.Pérez Alberti (coords), 1999) <600 800 1000 1200 1400 1600 1800 LA PRECIPITACIÓN. Señalábamos en la introducción que la clave de la pervivencia de las turberas en determinados escenarios montañosos de Galicia radica en los abundantes aportes hídricos. Los hidrometeoros, 2000 >2000 res normalizados oscilan entre mínimos próximos a los 500-600 mm en el valle del Miño-Sil y los 1.800-2.000 mm en las sierras litorales (O Barbanza, A Grova) y la Dorsal Gallega (Suido, Testeiro, Faro de Avión). El período de mayor abundancia de precipitaciones se lluvia, nieve y la denominada precipita- localiza a finales de otoño- principios ción horizontal o criptoprecipitación, del solsticio de invierno, en el trimestre garantizan en las áreas de montaña noviembre-diciembre-enero, gallegas tales aportes. máximo mensual mal localizado, de La precipitación anual ponderada de con un noviembre o de diciembre. Galicia es de 1180 mm, si bien los valo67 Distribución espacial de los las diferencias mayores bajo circulacio- aportes pluviométricos nes del oeste; mientras que en verano, La distribución espacial de la precipi- estas diferencias se vuelven más acusa- tación es bastante compleja (Figura 5.1). das, siendo la intensidad entre 2 y 30 La cuarta parte del territorio gallego veces mayor en la costa que en el inte- presenta medias anuales que no supe- rior. De nuevo, el contraste es particu- ran los 1.000 mm, mientras que en un larmente grande bajo situaciones cicló- 5% de la superficie de Galicia la preci- nicas del suroeste. pitación es superior a los 1.600 mm y tan sólo en un 2% inferior a los 600 mm. La clase dominante es la de los 1.0001.200 mm con cerca del 30% del territorio. En el norte la frecuencia de la lluvia es mayor que en el sur de Galicia, pero cuando ésta se produce en la zona meridional, lo hace con mayor intensidad. En el invierno, en lo sectores meridionales costeros llueve con una intensidad 1.3 a 3 veces superior que en los septentrio- 68 La estacionalidad pluviométrica Las turberas de cobertor son turberas pluviales que se desarrollan esencialmente a partir de agua de lluvia y del destacable aporte de la criptoprecipitación. En Europa sólo se encuentran ejemplos en la región Eurosiberiana, en territorios fríos y de elevada pluviosidad con un reparto homogéneo a lo largo del año. En Galicia los ejemplos de tales nales; tan sólo en algunas situaciones humedales se encuentran por encima de circulatorias, mayoritariamente antici- los 500-600 metros de altitud en el con- clónicas, la precipitación recogida en el junto de las sierras septentrionales. norte es sensiblemente superior a la del Precisamente, en este escenario se dan suroeste de Galicia. En verano, la situa- las condiciones necesarias para su per- ción es mucho más contrastada, pues vivencia, en especial, el bajo índice de disminuye notablemente la frecuencia estacionalidad pluviométrica (IE). en el sur y la intensidad de la precipita- Los valores medios del IE para ción sigue superando la alcanzada en el Galicia oscilan entre los 0.23 y 0.39. En norte bajo circulaciones ciclónicas, el mapa de estacionalidad (Figura 5.2) excepcionales en el verano. se observa una clara distribución zonal, Pero más extremas son las diferen- la cual está relacionada con el balance cias entre la costa y el interior. En entre las componentes climáticas sub- invierno, en Pontevedra llueve entre 1.3 tropical y templada que citábamos en el y 8 veces más que en Ourense, siendo apartado introductorio. Así, la estacio- Figura 5.2. Distribución espacial de los índices de estacionalidad pluviométrica en Galicia. Grado de estacionalidad: 1. muy baja 2. baja 3. moderada 4. fuerte 5. muy fuerte. (Fuente: Atlas Climático de Galicia. A. Martínez Cortizas y A.Pérez Alberti (coords), 1999) nalidad aumenta de norte a sur, siendo generalizada es que la estacionalidad tan sólo interrumpido dicho gradiente aumenta al hacerlo la precipitación por las barreras orográficas. Preci- anual. Esto se debe al aumento de los samente, los bajos índices que se regis- aportes durante la estación húmeda, tran en las montañas septentrionales acompañada por la disminución, más o gallegas están en consonancia con el menos marcada, pero siempre presente, extenso desarrollo de complejos turbófi- de la precipitación estival. Este incre- los y los índices más elevados en otros escenarios, como veremos, justifican la necesidad de unas idóneas condiciones topográficas para que las turberas puedan desarrollarse -áreas inundadas de forma temporal o permanente-. mento del aporte hídrico en los meses de otoño-invierno responde a episodios encadenados de situaciones inestables vinculadas a una circulación zonal o subzonal que aproximan a nuestras costas sistemas perturbados atlánticos de elevada capacidad pluviométrica. Esta Un análisis de la evolución pluviomé- situación expansiva del vórtice circum- trica anual indica que la situación más polar, es decir, con valores bajos del 69 70 índice NAO (North Atlantic Oscillation), to simultáneo de las lluvias de invierno, es especialmente eficaz en el aumento primavera y otoño sin que el verano -de del IE en las áreas del norte de nuestra por sí de muy baja aportación- refleje comunidad, con la particularidad de que variaciones importantes. Si los aportes la mayoría de los años la estacionalidad de otoño e invierno están explicados por es de débil a muy débil. los dispositivos descritos con anteriori- En otras áreas de montaña en las que dad, los de primavera responden, en se encuentran ejemplos de turberas, no estas áreas, a varios factores: en primer se detecta ese claro aumento de la lugar, un aumento de fenómenos tor- media anual entre los años de estacio- mentosos de carácter generalizado (bajo nalidad débil y moderada, manifestán- situaciones de embolsamientos fríos en dose tan sólo a partir de la estacionali- altura); en segundo término, al aporte dad fuerte (esto sucede en buena parte derivado de tormentas convectivas de de las estaciones de la provincia de origen local favorecidas por condiciones Pontevedra). Este hecho podría depen- termodinámicas y por las singulares der, además, de un segundo grupo de características de la orografía. mecanismos de fuerte capacidad pluvio- Las montañas cumplen un importan- métrica, asociados a circulaciones en te papel biogeográfico puesto que son meandro o de bloqueo de elevada ines- capaces de modular las condiciones cli- tabilidad y responsables del incremento máticas a mesoescala. La diversidad de sustancial de los volúmenes de precipi- ecosistemas que pueden diferenciarse a tación en el período otoño-invierno, con- lo largo de sus vertientes tienen como tribuyendo al aumento de la estacionali- principal factor de diferenciación a la dad, ya que en estas zonas del sur de altitud y, con ella, la variación de las Galicia la caída en los registros de lluvia condiciones climáticas a escalas inter- estival está garantizada. medias y de detalle. La disminución de En general, las precipitaciones de la presión atmosférica con la altitud primavera se mantienen sin cambios lleva asociada un descenso de la tem- notables con el aumento de la estacio- peratura prácticamente constante a lo nalidad, salvo en determinadas áreas largo de la capa límite de la atmósfera. de las montañas orientales y a partir de Otra propiedad que va adquiriendo el altitudes superiores a los 900-1000 m. ambiente con la altitud es el aumento En estas zonas el aumento de la esta- de la intensidad de la radiación solar cionalidad y de los volúmenes medios debido al menor espesor de filtro de precipitación se debe a un incremen- atmosférico que ha de atravesar. Durante las horas de máxima insolación sentido de circulación se verá obligada las laderas de montaña alcanzan tempe- a remontarlo - salvo en el caso de un raturas elevadas que contrastan con los alto grado de estabilidad de la masa bruscos descensos nocturnos. Esto se aérea que le llevaría a acumularse con- traduce en una acusada oscilación tér- tra el obstáculo- y a partir mica y en el establecimiento de inten- ascenso forzado se desencadenarán sos gradientes que suelen estar en el variados procesos físicos en función origen de los vientos locales. Otro fac- del contenido hídrico, de las caracterís- tor de diferenciación, no menos impor- ticas termodinámicas -grado de estabi- tante, es la orientación de las vertientes lidad/inestabilidad- del conjunto aéreo norte-sur, es decir, las laderas de y, obviamente, del desnivel que haya de umbría y solana que establecen unas superar. Cuando se dan las condiciones condiciones climáticas que, en muchos favorables, es decir, que la masa de aire casos, propicia la existencia de forma- presente una fuerte inestabilidad y un ciones vegetales distintas en función de los contrastados ambientes higrotérmicos entre unas y otras. de este alto contenido hídrico, el enfriamiento adiabático propiciado por el ascenso puede provocar que se rebase fácilmente el nivel de condensación y, por tanto, que aparezcan nubes y, muy probable- La componente orográfica de la precipitación mente, que precipite. Además, no podemos olvidar que los sistemas nubosos que nos visitan regularmente vienen El efecto que más nos interesa aquí de realizar un prolongado recorrido por es el que atañe al control que ejercen el océano, que a efectos dinámicos se los conjuntos orográficos en la distribu- comporta como una superficie plana, de ción de la precipitación, la llamada manera que al alcanzar la Península, los "componente orográfica de la precipita- relieves gallegos se erigen en los pri- ción". Los efectos pluviométricos de la meros obstáculos que habrán de supe- orografía dependen, en primera instan- rar estas masas de aire que, por lo cia, de su orientación respecto a los general, poseen una carga de humedad flujos responsables de los mayores elevada. A nivel genérico, los distintos aportes hídricos en Galicia, a saber, los tipos de frentes tienen un comporta- del tercer y cuarto cuadrante. Cualquier miento diferente respecto a los obstá- masa aérea arribada a nuestras latitu- culos orográficos. En el caso de los des que acometa en su recorrido un frentes cálidos, si la superficie frontal conjunto montañoso perpendicular a su tiene una pendiente más pequeña que 71 la falda de la montaña, llegan a poner- de las nubes que suben por las laderas se en contacto con la cresta, sufren un montañosas empujadas por el viento. brusco frenazo, al mismo tiempo que Los pluviómetros no registran en este una cuña de aire frío resulta aprisiona- caso precipitación alguna y sin embar- da entre dicha superficie y la montaña. go, las partes aéreas de la vegetación A partir de este momento los frentes aparecen empapadas de agua. Esta es cálidos avanzan muy lentamente, la conducida por escorrentía hacia el pendiente de la superficie frontal crece suelo, que dispone de una gran reserva y el aire cálido se ve obligado a subir hídrica. más enérgicamente, de donde resulta favorecida la desestabilización y el correspondiente desarrollo de la nubosidad y de la precipitación. Por su parte, EL CLIMA DE LAS ÁREAS DE MONTAÑA los frentes fríos que son los más fre- La montaña en Galicia comprende un cuentes en nuestro territorio (CASTILLO & territorio heterogéneo en el que puede PÉREZ ALBERTi, 1993) nos ofrecen unas observarse una sucesión irregular de manifestaciones más violentas. El aire sierras y llanuras, pero donde la vertica- del sector cálido se encuentra compri- lidad del paisaje domina claramente mido entre la cordillera y la superficie frente a la horizontalidad (PÉREZ ALBERTI, frontal, y sufre un ascenso forzado; la 1993). Podemos distinguir cuatro gran- situación es parecida a una oclusión des unidades -sierras septentrionales, activa; los fenómenos típicos del frente sierras centro occidentales, orientales y frío (chubascos intensos, caída baromé- surorientales- que han mantenido y trica brusca, viento racheado, etc...) se mantienen rasgos biogeográficos comu- exageran. nes y diferenciadores como respuesta a los cambios ambientales a que ha estado sometido el noroeste ibérico. Los gradientes pluviométricos El papel decisivo del relieve, nos permite hablar de la existencia de sectores 72 Las Serras Septentrionais de gradientes pluviométricos. El ascen- El núcleo central de estas sierras so de masas de aire húmedo a barlo- está formado por la Serra do Xistral con vento puede dar lugar también a proce- varias cumbres que superan los mil sos de precipitación horizontal. Este metros. Constituyen el mejor exponente fenómeno consiste en la interceptación de los ambientes húmedo-frescos en el por la vegetación de las gotitas de agua norte de Lugo, marcando un acusado gradiente ombrotérmico desde la costa te provoca una potenciación de los hasta los sectores culminantes de las aportes pluviométricos en el período sierras, lo que explicaría los importan- lluvioso (otoño-invierno). En sus laderas tes cambios biogeográficos y de ocupa- expuestas a dichos flujos se establece ción del territorio que se distinguen en un gradiente próximo a los 100 mm por ellas. En el sector comprendido entre cada 100 metros de altitud. las estribaciones de las citadas sierras y la costa aparecen confinados los dominios ombrotérmicos subhúmedocálido y seco-cálido. El primero con unas precipitaciones comprendidas en el intervalo 1000-1200 mm y temperaturas por encima de los 14 ºC, mientras que en el segundo las lluvias descienden hasta los 800-1000 mm, manteniéndose las temperaturas medias por encima de los catorce grados. Frente a estos ambientes costeros, en las cumbres, en donde aparecen las turberas de cobertor, las precipitaciones se sitúan entre Bajo las situaciones de componente norte, nordeste, incluso bajo condiciones de estabilidad anticiclónica, estos relieves permiten que los flujos norteños de procedencia oceánica acumulen nubosidad en las vertientes de barlovento a partir de un determinado umbral altitudinal. Este efecto resulta especialmente importante en los meses de primavera (aumenta la frecuencia de dispositivos meridianos de circulación) y, sobre todo, en el verano, en donde la estabilidad anticiclónica suele generar los 1400-1800 mm y los valores medios entradas de aire superficial del primer y de temperatura son sensiblemente infe- segundo cuadrante que permiten el des- riores, oscilando entre los 8-12 ºC. Estas arrollo de nubes de estancamiento. cifras determinan un ambiente ombro- Estas, junto con los fenómenos de nie- térmico que definimos como “fresco y blas de irradiación, colaboran de mane- muy húmedo”. Las sierras septentriona- ra intensa en incrementar los aportes les juegan, por tanto, un papel principal hídricos, precisamente, en la época del en la caracterización climática de las año en la que se concentra el déficit tierras del norte lucense. Su influencia hídrico. Este fenómeno recibe la suge- se deja sentir, bien como intensificado- rente denominación de “lluvias ocul- ras de la precipitación en las laderas de tas”, entendiendo por tales aquellas no barlovento, bien como pantalla protec- recogidas en los pluviómetros -nieblas, tora a sotavento de los flujos de compo- rocío- y que juegan, sin duda, un desta- nente sur-suroeste. La interacción de cado este conjunto serrano con los sistemas humedales turbófilos e higroturbófilos perturbados del tercer y cuarto cuadran- en estas sierras. Sería interesante aco- papel en el desarrollo de los 73 Figura 5.3. Regimenes ombrotérmicos de Galicia (Fuente: Atlas Climático de Galicia. A. Martínez Cortizas y A.Pérez Alberti (coords), 1999). Los números hacen referencia a los principales sistemas montañosos con turberas: Serras Septentrionais, 1 (Xistral, Cadramón, A Toxiza); Serras Orientais, 2 (Os Ancares, O Caurel); Serras Sudorientais (3, Trevinca; 4, Manzaneda e Invernadoiro); Serras Meridionais, 5 (Xures); sierras de la Dorsal Galaica, 6 (Faro de Avión, Testeiro); Serras Litorais (7, O Barbanza, 8 Serras do Argallo y O Galiñeiro). 74 meter estudios que permitan cuantificar metría y fuerte humedad, con tempera- el alcance de tales aportes y, conse- turas medias anuales bajas o bien en cuentemente, su papel en la pervivencia fondos de valle de escaso drenaje. En de las citadas turberas. ambos casos, parece haber jugado un papel primordial la acción remodeladora del paisaje por el hielo, redistribuyendo Las Serras Orientais los materiales de forma que se estimuló El sector oriental del espacio geográfico gallego está caracterizado por la existencia de un paredón de sierras formado por una serie de alineaciones montañosas que llegan a superar localmente los 1500-1900 metros de altitud. En ellas no existe una dirección predominante, aunque todas las estribaciones constituyen un nexo con el resto de la Cordillera Cantábrica, configurando una barrera biogeográfica entre éstas y la Galicia interior (Terra Chá, Depresión Sarria-Lemos). El tránsito hacía tales zonas interiores se realiza por medio de altas tierras o pequeñas sierras y depresiones tectónicas. Las condiciones climáticas generales de las montañas orientales gallegas están influenciadas fundamentalmente por la altitud de sus relieves y la posición interior que ocupan dentro del territorio. Este conjunto orográfico constituye un área de contacto y a la vez frontera biogeográfica la paludificación del territorio (PONTEVEDRA POMBAL et al., 1996a). El rigor de las temperaturas propicia que las heladas intensas sean frecuentes durante buena parte del año. Durante el invierno, las precipitaciones pueden comenzar a producirse en forma de nieve a partir de finales del mes de septiembre, aunque su persistencia no suele confirmarse hasta mediados del mes de noviembre. Estas lluvias de otoño-invierno responden a los mecanismos circulatorios señalados para el conjunto del territorio gallego, si bien, las sucesivas descargas sufridas hasta alcanzar estas tierras orientales hacen que los volúmenes anuales de precipitación superiores, por ejemplo a los 1800mm, que en la dorsal se alcanza por encima de los 600-700 m, aquí sólo puedan recogerse a altitudes por encima de los 1.500 m entre el mundo eurosiberiano y medite- En estas sierras las precipitaciones rráneo. En él se dibuja el límite surocci- derivadas de fenómenos tormentosos, dental europeo de distribución natural y en especial en verano, son considera- regular de las turberas de montaña. bles y palían eficazmente la falta de llu- Éstas se disponen a elevada altitud, vias frontales que caracterizan el estío. asociadas a condiciones de alta pluvio- Sería necesario abordar un estudio rigu75 roso sobre las tormentas -frecuencia, tran en el tercio suroriental de Galicia intensidad, mecanismos suelen tener su origen en las regiones Del mismo limítrofes castellano-leonesas. Una vez modo, sería igualmente útil conocer en traspasadas las fronteras montañosas profundidad el fenómeno de las nieblas las tormentas comienzan a disiparse en de valle y las inversiones térmicas tan la mayoría de los casos. duración, intensificadores, etc...- cotidianas en estas tierras. Ambos fenómenos tienen un interés que trasciende a la mera erudición climática, debido a sus implicaciones biológicas y económicas. Las situaciones sinópticas que propician con mayor frecuencia las tormentas en Galicia durante la estación veraniega se caracterizan por la presencia de una baja térmica bien instalada sobre la Península y en altura un resultados del índice de estacionalidad (I.E.) registrados en las estaciones de las sierras orientales y en las septentrionales. En las primeras, la frecuencia de años con estacionalidad fuerte se aproxima al 30%, mientras que en los relieves del norte lucense a penas si se supera el 15%. con En las áreas más elevadas de las sie- relación a la existencia de una vaguada rras de Ancares y Courel se encuentran poco marcada. En las situaciones de los ambientes ombrotérmicos extremos tormenta del estío gallego las condicio- del territorio gallego, definidos como nes térmicas juegan un papel funda- "muy húmedos o hiperhúmedos, frescos mental en el desarrollo del fenómeno, a muy fríos". Es decir, volúmenes de jugando el elemento dinámico un papel precipitación anual acumulada que se secundario ligeramente favorecedor mueven en los intervalos 1400-1800 mm (GÓMEZ et al. 1996). Los sondeos suelen y por encima de los 1800m en las cum- reflejar una estratificación típica con la bres de los citados relieves. Y unas tem- presencia de una capa húmeda cerca peraturas medias propias de las condi- del suelo, una capa seca con inversión ciones impuestas por altitudes próximas tendente a desaparecer en niveles a los dos mil metros, alcanzándose en bajos o medios y una capa húmeda en los observatorios de sus cimas, cifras niveles Centro siempre inferiores a los 8 ºC de media Meteorológico Zonal de A Coruña ha anual. En cotas inferiores, se definen realizado estudios de seguimiento de sectores no tan fríos con una tempera- las tormentas en Galicia. Los resultados tura media que se sitúa en el intervalo de estos trabajos (GÓMEZ et al. 1996) 8-10 ºC y, finalmente, al pie de tales indican que las tormentas que se regis- relieves es donde el mercurio ya no dispositivo de circulación débil 76 Resulta significativo contrastar los medios. El alcanza valores tan severos, oscilando cos tan contrastados como los que se entre los 10-12 ºC de media anual. registran en O Bolo y Pena Trevinca –Serra do Eixo o Cabeza de ManzanedaSerra de Queixa. En la depresión de O Las Serras Sudorientais Bolo se define un dominio seco-cálido, Al sur del río Sil, el relieve adquiere con precipitaciones anuales entre 800- otro carácter. Las acciones tectónicas, 1000 mm y una temperatura media en concreto el momento de descom- anual superior a los 14 ºC. Por el con- prensión que se produce durante el trario, en las cumbres de los relieves Neógeno, origina un conjunto de blo- que circundan la citada depresión, vol- ques elevados y hundidos, que se tradu- vemos a encontrarnos con las condicio- cen en sierras, como las del macizo de nes termohigrométricas idóneas para el Manzaneda, Serra do Eixo, Segundeira, desarrollo de turberas de montaña. Por etc... , o las depresiones de O Bolo, encima de los 1600 m, el dominio Monterrei, Quiroga, ombrotérmico se vuelve muy frío y Valdeorras, etc... Los límites entre las húmedo con valores de precipitación sierras surorientales y las tierras del entre los 1400-1800 mm y unas tempe- interior gallego son muy nítidos. Así, el raturas que no superan los 8 ºC. A Limia, macizo de Manzaneda aparece rodeado por las depresiones de Maceda, La Limia y Monterrei, mientras que hacia el sur las tierras altas del Salas se convierten en la zona de transición hacia las Serras de Larouco o Xurés. Se trata de un sector, cuyo rasgo esencial es el encadenamiento de áreas perfectamente planas a diferente altitud que aparecen cortadas perpendicularmente por valles profundamente encajados. Los índices de estacionalidad presentan una media en torno a 0.30, aunque, como rasgo propio de la latitud a la que se sitúa este conjunto montañoso, la frecuencia de años con fuerte estacionalidad roza en algunas estaciones el 40%. Un valor que contrasta, vivamente, con los calculados en las áreas septentrionales y que subrayan el carácter zonal en la distribución de la estacionalidad pluviométrica en Galicia. El rasgo más llamativo de este extremo suroriental gallego es que, siendo un espacio relativamente reducido, la intrincada articulación del relieve y las cotas altitudinales alcanzadas, permiten dar cabida a dominios ombrotérmi- Otros escensarios: Las Serras Litorais y de la Dorsal Finalmente, centraremos nuestra atención en otros escenarios montaño77 78 sos en los que se ubican ejemplos de dichos relieves inducen los primeros turberas. Unos relieves de moderada ascensos forzados a los que se ven altitud (sólo superan ligeramente los sometidos unos sistemas frontales que, 1000m) pero que dada su orientación, hasta ese momento, habían atravesado perpendicular a los flujos de poniente, el Atlántico, una superficie que, a efec- se erigen en los principales captadores tos cinemáticos, puede considerarse pluviométricos de nuestro territorio. En plana. Estos primeros ascensos elevan la dorsal se recogen precipitaciones el potencial pluviométrico de los fren- superiores a 1.800 mm a altitudes tes, así como de los complejos nubosos medias de, tan sólo, 600-700 m. Estas pre y postfrontales. En las vertientes cantidades se explican por unos gra- expuestas a tales flujos se conjugan, dientes pluviométricos muy elevados por tanto, de manera muy eficaz la ines- (93-100 mm por cada 100 metros de tabilidad baroclina asociada a las dis- altitud) que subrayan el decisivo prota- continuidades frontales, y la inestabili- gonismo de las interacciones primarias dad inducida por la orográfica. En este que se establecen entre los sistemas sentido, resulta fácil entender porque nubosos de componente oeste y las ver- en los relieves que circundan las Rías tientes de barlovento de las sierras lito- Baixas se localizan las estaciones plu- rales –O Barbanza o A Grova – y las que viométricas con mayores registros de definen la dorsal. precipitación. Recordemos que CAPÍTULO 6 I. Fraga Vila E. Sahuquillo Balbuena M. García Tasende VEGETACIÓN CARACTERÍSTICA DE LAS TURBERAS DE GALICIA INTRODUCCIÓN Eriophorum angustifolium en la turbera de Braña de Lamela (Os Ancares) La cubierta vegetal de las turberas cidencia en el espacio y en el tiempo está constituida fundamentalmente por que de una interacción entre individuos. especies formadoras de la turba, adap- Sin embargo, las plantas producen cam- tadas a situaciones de exceso de agua, bios en las condiciones del medio acidez y, con frecuencia, déficit de donde viven (retienen y consumen agua, nutrientes. Dentro de estas especies, producen sombra, liberan sustancias las que presentan perfiles ecológicos nocivas para el desarrollo de otras similares se asocian para constituir especies, etc...) y de este modo actúan comunidades vegetales. Éstas no tienen indirectamente sobre sus acompañan- una estructura fija, ya que son simple- tes. Esta actuación consolida la cohe- mente conjuntos de especies que tien- rencia de la comunidad porque restrin- den a aparecer reunidas cada vez que ge aún más el conjunto de especies y se dan unas determinadas condiciones crea verdaderas dependencias interes- ecológicas. Las relaciones entre las pecíficas. plantas que constituyen estas comuni- Dentro de los factores ambientales dades son más el resultado de una coin- con mayor influencia en la composición 79 florística y distribución de las comunidades vegetales de turberas gallegas, cabe destacar las condiciones climáticas históricas (AIRA et al. 1992) y actuales, por lo que hoy día se pueden apreciar claras diferencias entre las turberas de las sierras orientales, de carácter más continental y las de las sierras septentrionales, más oceánicas por su proximidad a la costa. Asimismo, en ambas sierras la naturaleza del aporte de agua y el nivel de Vegetación formadora de turba (turbera minerotrófica de Braña de Lamela, Os Ancares). hidromorfía juegan un papel importante en la composición florística, de forma semejante a lo observado en turberas de otros países (TALLIS, 1983; SJÖRS, 1983; TAYLOR, 1983, RUUHIJÄRVI, 1983). La naturaleza del aporte de agua va a repercutir, a su vez, en la disponibilidad de nutrientes para las plantas, ya que aunque en general no son abundantes, en las turberas mantenidas principalmente por aportes de agua edáfica (minerotróficas) hay un mayor aporte 80 depresiones, llanuras o pequeños promontorios, donde la capa freática está constantemente al mismo nivel o cerca de la superficie del suelo. Elevaciones del terreno pueden hacer que la capa freática quede por debajo de la superficie del suelo, permitiendo el crecimiento de plantas adaptadas a bajos niveles de agua y de poca importancia en los procesos de formación de la turba. Así, iónico que en las sostenidas mayorita- aún dentro de una misma turbera hay riamente por precipitación (ombrotrófi- "microhábitats" cas) y dentro de las primeras, las que pequeños cambios en el relieve, en los presentan acuíferos en movimiento son que las especies mejor adaptadas a las normalmente menos deficitarias que las condiciones de cada ambiente particu- que subterráneas lar serán las que tengan mayores venta- estancadas, ya que las corrientes favo- jas para ocupar el mismo y desplazarán recen una continua renovación de a las menos tolerantes o incompatibles nutrientes. con dichas condiciones (MALMER, 1986). presentan aguas determinados por La topografía también va a condicio- Otro aspecto importante a tener en nar cambios espaciales, asociados a las cuenta son los cambios en el nivel o nivel de la capa freática, de manera que cualquier etapa de la sucesión se puede ver alterada, por lo que la dinámica de la vegetación no siempre se ajusta a los modelos teóricos propuestos para hidroseries de este tipo. El desarrollo de estas sucesiones en general es muy lento, de forma que sólo es posible apreciar cambios temporales si se hace un seguimiento durante larVegetación formadora de turba en la turbera minerotrófica de Porto Ancares (Os Ancares) gos períodos de tiempo. Sin embargo, por estudios realizados en diferentes países, se sabe que normalmente la movimiento de agua que se producen, secuencia de comunidades en el espa- tanto en el tiempo como en el espacio, cio es similar a la que se produjo en el como consecuencia de causas natura- tiempo, por lo que el mosaico de comu- les, propias de la turbera (crecimiento nidades que en la actualidad tapizan las de las plantas, procesos de formación turberas gallegas puede ser de gran de turba), o pueden ser debidos a facto- interés no sólo para conocer su distribu- res externos (drenajes, pastoreo). Estos ción espacial y preferencias ecológicas, cambios hacen que la cubierta vegetal sino también como un reflejo de los sea dinámica y que continuamente se cambios producidos a lo largo de su his- produzcan sustituciones de unas comu- toria. nidades por otras, dando lugar a series de vegetación o sucesiones. En las sucesiones primarias, las etapas inicia- COMPOSICIÓN FLORÍSTICA les corresponden a comunidades acuáti- Como resultado de trabajos de cas y las últimas a comunidades terres- campo realizados recientemente en tur- tres de brezal, pasando por estadios beras de las sierras septentrionales y intermedios de comunidades helofíticas orientales de Galicia, hemos elaborado y semiterrestres; son las sucesiones un catálogo de 182 especies, de las ligadas a procesos de colmatación y cuales 133 corresponden a plantas vas- terrestrización. También se producen culares, 46 a briófitos y 3 a líquenes sucesiones en sentido contrario debido (Tabla 6.1 ). Dentro de los briófitos, 11 a nuevos aportes de agua que elevan el especies pertenecen al género 81 Sphagnum, principal formador de la Hay también especies estrictamente turba. Nuevas campañas de muestreo vinculadas a diferentes niveles de que realizaremos en un futuro próximo hidromorfía, probablemente nos permitan no sólo Eriophorum angustifolium, Narthecium ampliar este catálogo, sino también ossifragum, Viola palustris, Caltha incrementar la información que expone- palustris, Anagallis tenella y Myosotis mos en el apartado de comunidades scorpioides. vegetales. los helófitos Dentro del catálogo florístico es de La riqueza específica es desigual destacar la existencia de especies reco- según el tipo de turbera. En las áreas nocidas de interés comunitario, de con la capa freática al mismo nivel o acuerdo con la directiva 92/ 43 CEE, cerca de la superficie del suelo, de las para las cuales es necesario designar turberas minerotróficas de ambas sie- zonas rras, es en donde hemos observado (Sphagnum pylaesii , Narcissus cycla- mayor diversidad de especies. En estas mineus y Narcissus pseudonarcissus turberas, de forma paralela al descenso subsp. nobilis), o cuya recogida y explo- del nivel de la capa freática, se produce tación deberán ser objeto de medidas también una reducción en el número de de gestión (Arnica montana subsp. especies. Las turberas ombrotróficas de atlantica, las sierras septentrionales son las más Leucobryum glaucum, Sphagnum com- pobres en especies. pactum, Las especies de mayor amplitud ecológica están presentes en todos los tipos de turbera, aunque generalmente con niveles de frecuencia y abundancia diferentes según sus preferencias por particulares condiciones edafoclimáticas. Molinia caerulea y Festuca rubra son ejemplo de este tipo de especies. Por el contrario, otras especies son exclusivas de una de las sierras, como es el caso de Carex duriaeui y Erica mackaiana, característicos de las sierras septentrionales o Carex nigra y Erica tetralix de las sierras orientales. 82 como especiales de Narcissus conservación bulbocodium, Sphagnum denticulatum, Sphagnum fallax, Sphagnum flexuosum, Sphagnum papillosum, Sphagnum quinquefarium, Sphagnum subnitens, Sphagnum subsecundum, Sphagnum rubellum, Sphagnum tenellum, Cladonia portentosa y Cladonia rangiferina). También son interesantes por su carácter de endemismos ibéricos o europeos: Angelica razulii, Carex duriaeui, Cirsium filipendulum, Erica mackaiana, Omphalodes nitida y Serratula tinctoria subsp. seoanei. Asimismo, en las dos sierras están presentes Drosera rotundifolia y 1 2 3 4 1.Festuca rubra, 2. Molinia caerulea, 3.Carex duiaeui, 4.Carex nigra Pinguicula vulgaris, además de Drosera ras, con hojas modificadas para la cap- intermedia, y Pinguicula lusitanica en tura de sus presas. De ellas la más fre- las sierras septentrionales. Todas son cuente y abundante es Drosera rotundi- especies insectívoras, típicas de turbe- folia. 83 Tabla 6.1. Catálogo florístico de plantas vasculares, briófitos y líquenes PLANTAS VASCULARES Agrostis curtisii Kerguélen Cirsium palustre (L.) Scop. Agrostis hesperica Romero, Blanca & Morales Cruciata glabra (L.) Ehrend. Agrostis stolonifera L. Cytisus multiflorus (L’Hér.) Sweet. Aira caryophyllea L. Daboecia cantabrica (Hudson) C. Koch. Anagallis tenella (L.) L. Dactylis glomerata L. Angelica razulii Gouan. Dactylorhiza maculata (L.) Soó. Anthoxanthum odoratum L. Danthonia decumbens (L.) DC. Apium inundatum (L.) Reichenb. Deschampsia cespitosa (L.) Beauv. Arenaria montana L. Deschampsia flexuosa (L.) Trin. Arnica montana L. subsp. atlantica A. Bolós Drosera intermedia Hayne. Avenula pubescens (Hudson) Dumort. Drosera rotundifolia L. Avenula sulcata (Gay ex Boiss) Dumort. Eleocharis multicaulis (Sm.) Desv. Betula alba L. Eleocharis palustris ((L.) Roemer & Schultes. Blechnum spicant (L.) Roth. Epilobium palustre L. Briza minima L. Erica arborea L. Calluna vulgaris (L.) Hull. Erica cinerea L. Caltha palustris L. Erica mackaiana Bab. Carex binervis Sm. Erica tetralix L. Carex demissa Hormem. Erica umbellata L. Carex duriaeui Steud. ex Kunze Eriophorum angustifolium Honckeny. Carex echinata Murray Euphorbia polygalifolia L. Carex laevigata Sm. Festuca rubra L. Carex leporina L. Frangula alnus Miller. Carex nigra (L.) Reichard. Fraxinus excelsior L. Carex panicea L. Galium palustre L. Carum verticillatum (L.) Koch. Galium saxatile L. Cerastium glomeratum Thuill. Genista anglica L. Chamaemelum nobile (L.) All. Genista obtusiramea Gay ex Spach. Chrysosplenium oppositifolium L. Gentiana pneumonanthe L. Cirsium filipendulum Lange 84 1 2 3 4 5 6 7 8 Plantas vasculares característicasde las turberas de Galicia: 1. Eriophorum angustifolium, 2. Menyanthes trifoliata, 3. Narthecium ossifragum, 4. Pinguicula vulgaris, 5. Potamogeton polygonifolius, 6. Senecio aquaticus e Hypericum helodes, 7. Arnica montana subsp. atlantica, 8. Viola palustris y Drosera rotundifolia. 85 Tabla 6.1. Continuación 86 Glyceria fluitans (L.) R. Br. Polygala alpestris Reichenb. Holcus lanatus L. Polygonum hydropiper L. Hydrocotile vulgaris L. Potamogeton polygonifolius Pourret. Hypericum elodes L. Potentilla erecta (L.) Rauschel. Hypochoeris radicata L. Pseudoarrhenatherum longifolium (Thor.) Rouy Juncus articulatus L. Ranunculus bulbosus L. Juncus bufonius L. Ranunculus flammula L. Juncus bulbosus L. Ranunculus peltatus Schrank. Juncus conglomeratus L. Rhynchospora alba (L.) Vahl. Juncus squarrosus L. Rorippa nasturtium-aquaticum (L.) Hayek. Lotus corniculatus L. Rubus sp. Lotus uliginosus Schkuhr. Rumex acetosella L. Luzula campestris (L.) DC. Sagina subulata (Swartz) K. Presl. Luzula lactea (Link) EHF Meyer Salix atrocinerea Brot. Luzula multiflora (Retz.) Lej. Saxifraga sp. Lythrum salicaria L. Scilla verna Hudson Menyanthes trifoliata L. Scirpus cespitosus L. Molinia caerulea (L.) Moench. Scirpus fluitans L. Montia fontana L. Scorzonera humilis L. Myosotis scorpioides L. Sedum anglicum Hudson. Myrica gale L. Senecio aquaticus Hill. Narcissus bulbocodium L. Senecio doria L. Narcissus cyclamineus DC. Serratula tinctoria L. Narcissus pseudonarcissus L. Stellaria alsine Grimm. Nardus stricta L. Stellaria graminea L. Narthecium ossifragum (L.) Hudson. Stellaria holostea L. Omphalodes nitida Hoffm. et Link. Taraxacum officinale Weber. Osmunda regalis L. Trifolium ochroleucon Hudson Parnassia palustris L. Trifolium repens L. Pedicularis sylvatica L. Ulex gallii Planchon. Peucedanum lancifolium Lange Ulex minor Roth. Pinguicula lusitanica L. Vaccinium myrtillus L. Pinguicula vulgaris L. Veronica officinalis L. Plantago lanceolata L. Veronica scutellata L. Poa annua L. Viola palustris L. Poa trivialis L. Wahlembergia hederacea (L.) Reich. Tabla 6.1. Continuación BRIÓFITOS Aulocomnium palustre (Hedw.) Schwaegr. Leucobryum juniperoideum (Brid.) C. Müll. Brachythecium mildeanum (Schimp.) Milde. Odontochisma sphagni (Dicks.) Dum. Calliergon cuspidatum (Hedw.) Kindb. Oncophosus wahlembergeii Brid. Calliergon stramineum (Nrid.) Kindb. Philonitis fontana (Hedw.) Brid. Calypogeia sphagnicola (H.Ar. & J.Pers) Warnt Plagiothecium latebricola Br. Eur. Campylopus atrovirens De Not. Polytrichum commune Hedw. Campylopus fragilis (Brid.) Br. Eur. Rhytiadelphus squarrosus (Hedw.) Warnst. Campylopus introflexus (Hedw.) Brid. Rhynchostegiella teesdalei (Br.Eur.) Warb. Campylopus paradoxus Wils. Sphagnum compactum DC. Cephalozia connivens (Diks.) Limdb. Sphagnum denticulatum Brid. (S. auriculatum Schimp.) Dicranella cerviculata (Hedw.) Schimp. Sphagnum fallax (Kinggr.) Klinggr. Dicranum bonjeanii De Not. Sphagnum flexuosum Dozy & Molk (S. recurvum P. Beauv.) Dicranum leioneuron Kindb. Sphagnum papillosum Limb. Dicranum majus Sm. Sphagnum pylaesii Brid. Dicranum scoparium Hedw. Sphagnum quinquefarium (Braith.) Warnst. Diplophyllum albicans (L.) Dum. Sphagnum subnitens Russ & Warnst. Ditrichum cylindricum (Hedw.) Grout Sphagnum subsecundum Nees. Ditrichum lineare (Sw.) Lindb. Sphagnum rubellum Wils. (S. capillifolium (Ehrh.) Hedw. ) Drepanocladus exannulatus (Br.Eur.) Warnst. Sphagnum tenellum (Brid.) Brid. Drepanocladus revolvens (Sw.) Warnst. Thuidium tamariscinum (Hedw.) Br.Eur. Hookeria lucens (Hedw.) Sm. Hylocomium brevirostre (Brid.) Br.Eur. LÍQUENES Hypnum cupressiforme Hedw. Cladonia coccifera (L.) Wild. Hypnum imponens Hedw. Cladonia portentosa (Dufour.) Coem. Kurzia pauciflora (Dicks.) Grolle. Cladonia rangiferina (L.) Web. Leucobryum glaucum (Hedw.) Angstr. 87 COMUNIDADES VEGETALES hace que una sola planta recubra una Las comunidades vegetales, como ya superficie mucho más amplia que cual- se mencionó anteriormente, están cons- quier miembro de dichas familias, por lo tituidas por especies con preferencias que su aportación en la cubierta vegetal ecológicas similares. De las especies resulta mucho más elevada que si fue- catalogadas sólo unas 40 pueden ser sen plantas herbáceas de tamaño redu- consideradas como principales compo- cido . nentes de la cubierta vegetal, de acuerdo con sus valores de frecuencia y superficie que cubren en los diferentes tipos de turberas. En la Fig. 6.1 se representan las aportaciones de las especies del género Sphagnum y de las En las sierras orientales todas las turberas que hemos estudiado son minerotróficas, con depresiones inundadas temporal o permanentemente y con elevaciones en las que el nivel de la familias de mayor importancia en la capa freática está por debajo de la vegetación. Hay que tener en cuenta superficie del suelo. En estas sierras la que las ericáceas, aunque presentan un microtopografía no ejerce un efecto tan menor número de plantas por metro acusado, en la composición florística de cuadrado que las gramíneas (Poaceae), las comunidades, como ocurre en las ciperáceas y juncáceas, su mayor porte sierras septentrionales. Otros Ericaceae Juncaceae Cyperaceae Poaceae Sphagnum spp O-X E-XPE E-XCE M-XEn M-XS M-AEn M-AS Fig. 6.1. Componentes más importantes de la vegetación en las turberas de montaña de Galicia. (O-: ombrotróficas, E-: elevadas, M-: minerotróficas; X: Serra do Xistral, A: Serra de Ancares; PE: periferia encharcada, CE: parte central elevada, En: capa freática superficial, S: capa freática por debajo de la superficie). 88 Algunas especies como Carex echi- escasas las áreas en las que la capa nata, Agrostis stolonifera, Molinia cae- freática está al mismo nivel o cerca de rulea y Erica tetralix presentan niveles la superficie, por lo que las comunida- de frecuencia y abundancia en las des de brezal (Tabla 6.3) son dominan- comunidades parcialmente inundadas tes. En las minerotróficas hay claras semejantes a los de las áreas más diferencias entre las comunidades de secas. Otras especies, aunque presen- las depresiones inundadas y las de las tes en los dos tipos de comunidades, elevaciones más secas (Tabla 6.4). Lo muestran una clara preferencia por una mismo ocurre en las turberas elevadas, de ellas, como es el caso de Carex nigra en las que el área periférica más baja, y Juncus squarrosus muy abundantes en con un grado más o menos elevado de las comunidades de depresiones inun- encharcamiento, presenta comunidades dadas y más escasas en las de ambien- semejantes a las de las áreas inunda- tes más secos o de Festuca rubra que es das de las turberas minerotróficas, uno de los principales componentes de mientras que en la parte central, más las comunidades que tapizan las eleva- elevada con relación a la capa freática, ciones y de escasa importancia en las la cubierta vegetal es similar a la de las áreas inundadas. Hay también especies áreas más secas de las turberas mine- que son características de comunidades rotróficas y un poco diferente de las acuáticas o semiacuáticas (Sphagnum ombrotróficas (Tabla 6.5 ). Asimismo, denticulatum, Sphagnum flexuosum y cuando en las turberas ombrotróficas Sphagnum subsecundum) o terrestres hay áreas inundadas, las comunidades (Sphagnum rubellum) que en ellas se desarrollan son interme- En la Tabla 6.2 se indican cuáles son dias entre las de estas turberas y las de las especies que pueden ser considera- las áreas secas de las turberas minero- das como más importantes en las comu- tróficas. nidades desarrolladas en áreas donde Queremos destacar aquí que contra- la capa freática está al mismo nivel o riamente a lo publicado por RAMIL et al. cerca de la superficie, así como de las (1996b), Eriophorum angustifolium, aun- comunidades correspondientes a eleva- que está presente en algunos puntos, ciones más secas. no forma parte del grupo de especies En las sierras septentrionales hay dominantes en las turberas ombrotrófi- mayor variabilidad, debido a la existen- cas de las sierras septentrionales. cia de turberas ombrotróficas, minero- Igualmente, aunque gran parte de las tróficas y elevadas. En las primeras son especies citadas coinciden con las des89 Tabla 6.2. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas minerotróficas de las sierras orientales Capa freática al nivel de o cerca de la superficie Capa freática por debajo de la superficie Sphagnum subsecundum Sphagnum denticulatum Molinia caerulea Sphagnum flexuosum Juncus squarrosus Carex echinata Carex nigra Agrostis stolonifera Caltha palustris Eriophorum angustifolium Erica tetralix Juncus bulbosus Arnica montana Dicranum scoparium Festuca rubra Sphagnum rubellum Molinia caerulea Festuca rubra Juncus articulatus Carex echinata Calluna vulgaris Agrostis stolonifera Potentilla erecta Sphagnum tenellum Juncus squarrosus Sphagnum subnitens Carex nigra Erica tetralix Luzula multiflora Hypnum cupressiforme Tabla 6.3. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas ombrotróficas de las sierras septentrionales. Agrostis curtisii Calluna vulgaris Erica mackaiana Agrostis hesperica Deschampsia flexuosa Molinia caerulea Carex duriaeui Juncus bulbosus Potentilla erecta Carex binervis Festuca rubra Erica cinerea Galium saxatile Carex panicea Ulex gallii 90 Tabla 6.4. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas minerotróficas de las sierras septentrionales. Capa freática a nivel de o cerca de la superficie Juncus bulbosus Sphagnum subsecundum Carex echinata Viola palustris Sphagnum denticulatum Eleocharis multicaulis Molinia caerulea Potamogeton polygonifolius Agrostis hesperica Eriophorum angustifolium Festuca rubra Hypericum elodes Carex duriaeui Narthecium ossifragum Agrostis curtisii Capa freática por debajo de la superficie Erica mackaiana Agrostis curtisii Carex duriaeui Molinia caerulea Calluna vulgaris Agrostis hesperica Sphagnum papillosum Hypnum cupressiforme Sphagnum tenellum Sphagnum subnitens Carex panicea Deschampsia flexuosa Potentilla erecta Danthonia decumbens Festuca rubra Tabla 6.5. Especies más frecuentes y abundantes, en orden decreciente, de las turberas elevadas de las sierras septentrionales. Área periférica encharcada Carex echinata Juncus bulbosus Sphagnum subsecundum Sphagnum denticulatum Viola palustris Agrostis hesperica Eleocharis multicaulis Deschampsia cespitosa Eriophorum angustifolium Molinia caerulea Agrostis curtisii Anagallis tenella Caltha palustris Hypericum elodes Narthecium ossifragum Área central elevada Carex duriaeui Sphagnum subnitens Agrostis curtisii Molinia caerulea Calluna vulgaris Erica mackaiana Carex panicea Deschampsia flexuosa Potentilla erecta Juncus bulbosus Juncus squarrosus Hypnum cupressiforme Agrostis hesperica Arnica montana Festuca rubra 91 critas en la Directiva Habitat (código CARACTERÍSTICAS 7130) para las turberas ombrotróficas PARTICULARES DE ESPECIES del norte y noroeste de Europa, hemos REPRESENTATIVAS DE LAS observado que en nuestras turberas fal- TURBERAS tan o están representadas por muy Algunas de las especies más repre- pocos individuos las especies de carác- sentativas de las turberas han desarro- ter más hidrófilo. llado peculiares adaptaciones en su Los briófitos no son demasiado abundantes en las turberas ombrotróficas que hemos estudiado, siendo los más frecuentes Hypnum cupressiforme, Sphagnum rubellum, Sphagnum pylaesii, Sphagnum compactum, y Campylopus atrovirens. Por el contrario, en los otros tipos de turbera de las sierras septentrionales son muy frecuentes y abundantes Sphagnum subsecundum y Sphagnum denticulatum en las comu- aparato vegetativo que les permiten desarrollarse con ventajas en estos medios. En este apartado se describirán algunas de las características y adaptaciones de los musgos del género Sphagnum por ser los principales formadores de la turba, de los brezos por ser las plantas leñosas más vinculadas a la vegetación de turberas y de las plantas insectívoras por sus originales mecanismos para la captura de sus presas. nidades acuáticas o semiacuáticas y Sphagnum papillosum, Sphagnum subnitens y Sphagnum tenellum en las Sphagnum spp. terrestres. Los musgos del género Sphagnum Juncus bulbosus, Carex echinata, Eleocharis multicaulis y Viola palustris son especies fuertemente vinculadas a las comunidades de las áreas con niveles más elevados de hidromorfía de las turberas minerotróficas y elevadas, mientras que Carex duriaeui, Agrostis curtisii, Calluna vulgaris, Erica mackaiana y Potentilla erecta lo son de las áreas más secas. presentan un aspecto muy característico que los hace fácilmente reconocibles. A diferencia de otros briófitos no poseen rizoides y su aparato vegetativo está constituido por caulidios ("tallitos") sobre los que se disponen fascículos de ramas. En el ápice los entrenudos del caulidio no llegan a alargarse, por lo que las ramitas aparecen agrupadas formando una especie de cabezuela denominada capítulo. Sphagnum pylaesii tiene una apariencia diferente a las 92 demás especies porque el capítulo ape- terrestres en las que los fascículos nas está desarrollado. generalmente tienen dos tipos de En las especies acuáticas como Sphagnum flexuosum, Sphagnum denti- ramas, unas péndulas y otras más o menos divergentes. culatum y Sphagnum subsecundum los Los filidios ("hojitas") que se desarro- caulidios son más o menos postrados, llan sobre los caulidios suelen ser dife- con frecuencia sumergidos excepto las rentes de los que presentan las ramas. partes apicales correspondientes a los Normalmente los filidios son más abun- capítulos. En las especies terrestres, dantes y están mejor desarrollados en como Sphagnum rubellum, los caulidios las ramas. Tanto los de los caulidios son erectos por lo que pueden formar como los de las ramas tienen el grosor almohadillas más o menos densas. de una célula y están formados por una Estas porciones erguidas son las partes red de células pequeñas fotosintética- vivas, mientras que las basales suelen estar muertas, ser menos rígidas y generalmente postradas. Las partes más densas de las almohadillas de las especies terrestres están formadas por la parte superior de los capítulos. Las ramas de las especies acuáticas suelen ser semejantes en todos los fascículos, a diferencia de las especies Sphagnum pylaesii Sphagnum rubellum Sphagnum subsecundum 93 mente activas, llamadas clorocistes que hidromorfía de los ambientes en que se alternan regularmente con otras de desarrollan, pudiendo contribuir a dese- mayor tamaño e hialinas denominadas car medios acuáticos, o por el contrario, hialocistes si se expanden desde los bordes de Los hialocistes son células muertas charcas o lagunas hacia áreas mas reducidas a sus paredes perforadas por secas de los alrededores, pueden satu- poros y tienen como principal función la rar el suelo de agua y al elevar el nivel absorción y retención de agua. En tiem- de hidromorfía impedir el desarrollo de pos de sequía los hialocistes se vacían especies terrestres que no toleren estas de agua, lo que confiere a las almohadi- nuevas condiciones. De esta forma pro- llas de Sphagnum un color blanquecino. vocan cambios en la composición de las Las finas cutículas y los poros de los hialocistes de los filidios, así como los de la hialodermis de los caulidios y ramas, permiten una rápida y directa absorción de agua. El agua absorbida es retenida y transportada en el interior a través de redes de diferentes tipos de 94 comunidades vegetales. Asimismo, las especies del género Sphagnum afectan el desarrollo de otras especies ya que aumentan la acidez de su entorno, debido a que en su nutrición consumen cationes del medio y liberan protones al mismo. espacios capilares. Se ha comprobado Otra característica de estos musgos que algunas especies pueden retener un es su crecimiento constante, de forma peso de agua hasta 20 veces el peso que al igual que las partes vivas, las seco de la planta. Pero también, con la muertas quedan cerca del nivel de la misma facilidad que absorben agua capa freática, de forma que la descom- pueden perderla. En los días cálidos y posición de las mismas en estos soleados de verano la evaporación que ambientes, con bajas concentraciones se produce, incluso en los capítulos de oxígeno, es muy reducida. Además, las especies acuáticas, es tan intensa liberan al medio compuestos fenólicos que pierden agua aunque estén a esca- que inhiben la actividad de determina- sos centímetros de la capa freática. dos microorganismos descomponedores Esto explica el rápido desarrollo de de la materia orgánica, por lo que ésta atmósferas secas sobre céspedes de se va acumulando y descomponiendo Sphagnum lentamente. Diferentes estudios realiza- Esta enorme capacidad de absorción, dos sobre la tasa de descomposición de retención y pérdida de agua hace que Sphagnum spp. han mostrado que gene- sean grandes modificadores del nivel de ralmente su grado de alteración en la turba es muy reducido, especialmente suministro de nitrógeno y, en menor las hojas se pueden mantener sin gran- medida, el de fósforo. La capacidad de des daños estructurales. los enzimas fúngicos de transformar moléculas complejas de compuestos nitrogenados en otras mas simples es Calluna vulgaris y Erica spp. muy importante para las plantas de las Las especies leñosas más caracterís- turberas donde la limitada descomposi- ticas de las turberas gallegas son Erica ción de la materia orgánica hace que las tetralix, Erica mackaiana y Calluna vul- complejas moléculas de compuestos garis, aunque ninguna de ellas crece de nitrogenados que la planta no podría forma exclusiva en las mismas, ya que absorber en ausencia del hongo, sean las tres tienen la capacidad de desarro- mas comunes que los iones nitrato asi- llarse también sobre suelos minerales. milables por las plantas. Los hongos Una característica común para estas micorrícicos también resultan beneficia- tres especies y que les confiere venta- dos de la asociación ya que reciben jas para hacerse dominantes en comuni- hidratos de carbono y en ocasiones dades de turberas es la presencia cons- otros compuestos orgánicos proceden- tante de micorrizas en su aparato radi- tes de la planta que infectan. cal. Son micorrizas de tipo "ericoide" Dentro de las ventajas que suponen que se originan como consecuencia de la existencia de micorrizas, cabe desta- la infección producida por hifas de car también que los hongos micorrícicos determinados hongos en las capas más ejercen un papel sobre la actividad externas de la corteza de sus raíces microbiana en la turba contrario al des- laterales. Las hifas envuelven a las raí- empeñado por las especies del género ces jóvenes formando una densa mara- Sphagnum, ya que favorecen el desarro- ña de la que parten otras hifas que van llo de otros microorganismos en la turba a penetrar en las células de la corteza debido a que elevan el pH en el entorno radical. La proliferación de hifas en oca- de las hifas y a que son capaces de des- siones es tan elevada que el hongo componer taninos y otros compuestos puede llegar a representar más del 80% que inhiben el crecimiento de los mis- del peso de la micorriza. mos. En esta asociación las hifas actúan Asimismo, la presencia de micorrizas como extensiones auxiliares de las raí- protege a las raíces contra la penetra- ces, favoreciendo la capacidad de ción de organismos patógenos y parece absorción, además de aumentar el aumentar la tolerancia, de las plantas 95 Erica mackaiana Erica tetralix que las presentan, a los metales pesa- do crecen en ambientes encharcados dos. desarrollan, además, raíces adventicias En Erica tetralix, Erica mackaiana y como las de Erica mackaiana. Calluna vulgaris la principal zona de 96 desarrollo de las raíces está determina- Adaptaciones de las hojas de da por el nivel de la capa freática en la las plantas insectívoras para la estación más húmeda. En general se captura de sus presas encuentran en los 15 cm superiores de Como ya se indicó anteriormente, en la turba, aunque en ambientes secos las turberas gallegas crecen especies pueden alcanzar mayores profundida- insectívoras pertenecientes a los géne- des. Mientras que el sistema radical de ros Drosera y Pinguicula. Estas plantas Erica mackaiana es enteramente adven- superan la deficiencia de nitrógeno y ticio, ya que todas las raíces se originan fósforo asimilable en la turba de forma en tallos subterráneos lignificados que diferente a los brezos, ya que en lugar han pasado a posición horizontal bajo de micorrizas, utilizan los insectos que su propio peso y han quedado enterra- capturan como fuente de nutrientes, dos en la turba, en Erica tetralix y especialmente Calluna vulgaris la raíz principal puede embargo, son plantas fotosintéticamen- persistir varios años, aunque pronto te activas que pueden prescindir de las suele ser superada por raíces laterales. presas que capturan, si crecen en Las plantas de estas dos especies cuan- ambientes ricos en nutrientes. nitrogenados. Sin Las hojas son siempre los órganos En Pinguicula spp. las hojas también especializados para la captura y diges- presentan, en su cara superior, numero- tión de las presas. En Drosera spp. las sas glándulas pedunculadas que segre- hojas son de color rojizo y en la cara gan un mucílago pegajoso. Los insectos superior, siguiendo el contorno del que entran en contacto con este mucíla- limbo, presentan unos tentáculos glan- go lo estiran en forma de hebras que se dulares que segregan un mucílago claro solidifican, los movimientos que hacen y pegajoso que atrae a los insectos, los insectos para liberarse normalmente también en la superficie de las hojas son inútiles, ya que suelen tocar nuevas hay tentáculos que tienen constitución glándulas y quedar finalmente atrapa- radial. Los tentáculos marginales reac- dos en un entramado de hebras proce- cionan al contacto del insecto en su dentes de los mucílagos segregados. glándula terminal con una curvatura Además, los bordes del limbo presentan nástica hacia el centro de la hoja, débiles movimientos násticos de encor- poniendo así la presa en contacto con vamiento que favorecen la captura. La otros tentáculos que reaccionan de la digestión de las presas se realiza misma manera. Los tentáculos de la mediante enzimas segregados por unas superficie realizan curvaturas quimio- glándulas sésiles que se encuentran trópicas, se curvan hacia otros tentácu- esparcidas entre las glándulas peduncu- los cuyas cabezas han sufrido excita- ladas y que se activan con el estímulo ción química. Los tentáculos marginales de la presa. Los productos de la diges- responden con mayor intensidad a los tión van a ser finalmente absorbidos por estímulos químicos procedentes de la las hojas y llevados a las partes en cre- presa que a los táctiles. El limbo foliar cimiento de la planta. también puede curvarse násticamente alrededor de la presa, colaborando con los tentáculos en su captura. Las presas son posteriormente digeridas por enzimas proteolíticos y ribonucleasas segregados por las glándulas de los tentáculos, junto con quitinasas liberadas por bacterias que normalmente viven en estas hojas. Los compuestos resultantes de la digestión son absorbidos por las glándulas de los tentáculos Drosera rotundifolia e incorporados al metabolismo. 97 CAPÍTULO 7 A. Martínez Cortizas LAS TURBERAS: TERMINOLOGÍA, TIPOS Y CLASIFICACIONES TERMINOLOGÍA Y TIPOS DE TURBERAS Paisaje de turberas de cobertor en la Serra do Xistral (Lugo) Dependiendo del tipo de alimenta- ombrotróficas al recibir los nutrientes ción que reciben las turberas se clasifi- exclusivamente de la precipitación son can en ombrotróficas y minerotróficas. oligotróficas, y como resultado con fre- Una turbera ombrotrófica -denominada cuencia también son ambientes muy bog en la literatura anglosajona- es ácidos. aquella cuyo regimen hidrológico y Cuando se habla de ombrotrofía, suministro nutricional derivan directa- debe recordarse que este término se mente y de forma exclusiva de la preci- aplica a la condición hidrológica de la pitación turberas turbera o estado trófico actual de la minerotróficas (fens), sin embargo, reci- superficie viva. LINDSAY (1995) indica ben al menos parte del agua y de los que el término ombrógeno es utilizado nutrientes de las aguas subterráneas y con frecuencia de manera incorrecta de las de escorrentía superficial. S JÖRS como sinónimo de ombrotrófico; si bien (1948) las denominó geógenas, aunque el primero se refiere a las condiciones según LINDSAY (1995) el término geotró- que originalmente direron lugar a, y ficas continuan manteniendo, una unidad de atmosférica. Las es más adecuado. Las turberas 99 Figura 7.1. Arriba, sección hipotética de una turbera mostrando los dos niveles característicos (acrotelm y catotelm). Abajo, sección de una turbera elevada. 100 turbera. Todas las turberas dependen medio acuático (lago, laguna, o incluso del encharcamiento, sea permanente o valle fluvial) que ocupa una zona depri- temporal, para su desarrollo y manteni- mida del terreno, por medio de la inva- miento. Cuando la hidromorfía es el sión de la vegetación desde los márge- resultado de agua que fluye, el término nes -habitualmente dominada por cipe- reotrófico se emplea para distinguir ráceas y juncáceas-, cuyos restos pro- estas turberas de otros sistemas dulce- ducen turba minerotrófica. La paludifi- acuícolas de aguas estancadas (o al cación, por otro lado, es la formación de menos con un movimiento muy lento del turba directamente sobre una superficie agua) de otros sistemas de turbera, mineral plana o convexa, o sin una con- incluidas las ombrotróficas. cavidad bien definida. La acumulación En el perfil vertical de una turbera pueden distinguirse dos niveles, uno superficial denominado acrotelm y otro profundo denominado catotelm. El último está formado por la acumulación de restos vegetales muertos, en distinto de restos orgánicos puede adquirir tal entidad que la turbera alcanza un espesor crítico que impide a la vegetación enraizar en el suelo mineral subyacente, perdiendo contacto directo con el nivel freático. Este proceso hace que la zona central de la turbera se eleve sobre el estado de degradación, que dan a la tur- terreno circundante y su alimentación bera su forma general. En él los proce- pase a depender en exclusiva del agua sos hidrológicos son muy lentos y la dis- de lluvia, comenzando la acreción de un ponibilidad de oxígeno muy baja. El nivel de turba ombrotrófica sobre la acrotelm está formado por un nivel turba minerotrófica. Este el caso de las superficial de escaso espesor, que rara- turberas elevadas (raised bogs) que tie- mente supera los 30-40 cm. En este nen forma de domo. En el transcurso de nivel el flujo de agua es más rápido que esta evolución se producen cambios en el subyacente y la disponibilidad de importantes en las comunidades vege- oxígeno mucho mayor; es el que contie- tales dominantes, al hacerse progresi- ne la cobertura de vegetación viva. vamente el medio más ácido y oligotrófico en superficie. No obstante este no es el estadio final de todas las turberas SECUENCIA DE FORMACIÓN formadas en superficies cóncavas, en Las dos vías principales de formación algunas el regimen hidrológico y nutri- de turberas son la terrestrización y la cional sigue estando dominado o fuerte- paludificación (SJÖRS, 1983). La primera mente influido por las aguas freáticas. es el resultado de la colmatación de un A éstas las denominaremos con el tér101 Figura 7.2. Secuencia típica de formación de una turbera elevada (de abajo a arriba), mediante un proceso de terrestrización (origen minerogénico) que acaba por formar un domo de naturaleza ombrotrófica, con capa freática individualizada de la del sustrato mineral del entorno. 102 Macrotopo de turberas de cumbre entre Chao de Lamoso y Velilla Medroso (Sierra del Xistral, Lugo). El sombreado envolvente corresponde a la distribución aproximada de la formación de turberas de cobertor, mientras que los sectores interiores responden a mesotopos de superficies primarias (longitud aproximada 5 km). En el ángulo superior izquierdo, fuera de la formación de cobertor aparece la turbera elevada de Pasada de Lamoso. mino genérico de tremedales (equiva- la cuenca con turba minerotrófica y lente al inglés fen mire). sedimentos. En la secuencia vertical, En ciertos sectores de las montañas sudorientales galaicas algunas turberas se formaron en una cuenca somera cuya base está compuesta por sedimentos de origen glaciar (p. ej. Lucenza, Porto Ancares), aunque otras se han formado debido a cierres de obturación, entre cordones morrénicos, etc... Inundadas estas turberas aparecen formadas por capas alternantes minerales, otras ricas en materia orgánica, auténticos niveles de turba y finalmente turba minerotrófica, que son el reflejo de una historia evolutiva dominada, a su vez, por los cambios ambientales ocurridos en su entorno. por el agua freática a comienzos de la En algunos enclaves de las sierras deglaciación, la cuenca se convierte en septentrionales, esta secuencia conti- un lago con un borde de vegetación nuó con un crecimiento ulterior de la higrófila. El lago es despues colmatado vegetación, hasta que los restos acumu- por vegetación acuática cuyos restos no lados produjeron un domo bien definido se descomponen del todo y tienden a que sólo recibe nutrientes desde la acumularse gradualmente, rellenando atmósfera (p.ej. Tremoal de Pedrido). 103 Macrotopo de turberas de cobertor en Barreiras do Lago (Xistral, Lugo). Se pueden apreciar superficies primarias y secundarias. Por otro lado, y también en el sector aquí. Ésta se refleja en sus propiedades septentrional, aparecen otros tipos de y en las funciones ecológicas que des- turberas muy singulares -las turberas de empeñan en los entornos en que se cobertor (blanket bogs)- que cubren pai- encuentran –aspecto que se aborda en sajes completos con turba, desde cimas el Capítulo 13-; pero también conduce a de montañas, a laderas, escalones mor- una dificultad inherente a la hora de fológicos o collados. Éstas suelen pre- proceder a su estudio y clasificación. sentar secuencias de crecimiento dis- Son muchas las características, intrín- tintas a las descritas, aunque los princi- secas y extrínsecas, que pueden emple- pios básicos son los mismos (medios arse para ello. Dado que se trata de sis- anóxicos, acumulación de turba, balan- temas históricos, en el sentido de que ce hidrológico, substratos pobres en presentan una evolución a lo largo de nutrientes). miles de años, las condiciones que han intervenido en su génesis e intervienen hoy en su mantenimiento debieran ser CLASIFICACIÓN Y TIPOLOGÍA DE LAS TURBERAS DE GALICIA 104 los criterios prioritarios a la hora de caracterizarlas y clasificarlas. A nuestro A pesar de un aspecto engañosa- juicio, este es el sentido que subyace a mente simple para el profano, las turbe- un documento tan relevante para la con- ras son en sí mismas ecosistemas servación de estos hábitats naturales húmedos de una gran complejidad, tal en como se ha venido decribiendo hasta Manual of European Union Habitats de Europa como el Interpretation Jerarquía de los rasgos de las turberas Según LINDSAY (1995) la escasa diversidad florística de las turberas no sólo es una característica particular de las mismas, si no también la justificación de que la mayor parte de los sistemas de clasificación se basen en las propieTurbera de Veiga do Rial, en el nacimiento del río Eume dades hidromorfológicas (G OODE & RATCLIFFE, 1977; COWARDIN et al., 1979; la Red Ecológica Europea Coherente S UCCOW , 1980, 1981; M ASING , 1982; Natura 2000 (European Commission, S JÖRS , 1983; Z OLTAI & P OLLET , 1983; 1996). Este documento debe servir de EUROLA et al., 1984; STEINER, 1984, 1992; referencia, junto con otras obras de MOEN, 1985). IVANOV (1981) creó una autores de nuestro ámbito zonal, el jerarquía de estructuras hidrológicas occidente atlántico europeo, para enmarcar la riqueza y particularidad de las formaciones de turbera que se encuentran en el noroeste ibérico. que reflejan este énfasis en la hidromorfología en la clasificación de las turberas. Los gradientes ecológicos típicos descritos por SJÖRS (1948) pueden combinarse con los propuestos por Ivanov. A Para ello hemos decido adaptar a partir de esta combinación es posible Galicia una de las caracterizaciones construir una jerarquía de la mayoría de mas pormenorizadas que se han publi- los aspectos utilizados en la clasifica- cado recientemente. Se trata de la obra ción de las turberas. Esta jerarquía de LINDSAY (1995), con la que comparti- abarca todos o la mayoría de los méto- mos el criterio de que es el regimen dos no florísticos empleados para des- hidrológico el que confiere el caracter cribir los sistemas de turbera. LINDSAY et excepcional de estos suelos orgánicos, al. (1988) resumen esta jerarquía como ya que interviene tanto en su génesis, sigue: su pervivenvia, como en los patrones Los macrotopos, o complejos de tur- morfológicos que presentan –a macro, bera, representan el nivel más elevado meso y microescala-. Regimen que a su de la jerarquía. Se forman cuando dos o vez es dependiente del clima, del relie- mas unidades están conectadas hidroló- ve y de la evolución de los propios eco- gicamente y por ello son típicos de las sistemas de turbera. turberas de cobertor y menos frecuen105 tes en el resto. Los componentes indivi- El mesotopo de turbera, o unidad duales pueden poseer nombres distin- hidrológica, representa la unidad básica tos pero están claramente unidos en un como entidad hidrológica completa. sistema de turbera continuo. En Galicia, Este nivel es equivalente al concepto de estos complejos de turbera se encuen- turbera individualizada y abarcaría tran representados, casi exclusivamen- todas las entradas y salidas de agua te, por el núcleo central de las Serras necesarias para la dinámica normal del Septentrionies (Xistral, Cadramón, Chao sistema. El mesotopo resulta mas reco- de Lamoso, Velilla Medroso, Buio), muy nocible y, por tanto, de mayor aplicación en particular sobre los mantos de derru- a las turberas que se han desarrollado a bios cuarcíticos (campos de bloques y partir de formas cóncavas del terreno. laderas de bloques) formados por procesos periglaciares durante la última etapa fría del Cuaternario. Algunas unidades de reducidas dimensiones que aparecen sobre otros sustratos (como en áreas graníticas) podrían haber correspondido también a macrotopos, que habrían sufrido una regresión importante. Esta posibilidad está sujeta En las turberas elevadas (raised bogs) el mesotopo incluye la cuenca de la turba minetrotrófica perimetral (lagg fen) que suele rodear el domo ombrotrófico. Para estas turberas, por tanto, el tipo morfométrico se da a nivel de mesotopo. En las áreas de montaña un mesotopo se refiere habitualmente a cada uno de los componentes hidrológicos individuales de las turberas de cobertor. a discusión mientras no se lleven a cabo estudios más pormenorizados que permitan conocer la topografía basal de los mismos, el grado de aislamiento hidrológico que presentan y la edad de for- norte y centro de Europa es habitual que exista un gradiente entre los bordes de do en particular a la presencia de vege- En el sector septentrional numerosas 106 minerotróficas y de las elevadas del la unidad y el centro de la misma, debi- mación. unidades En los mesotopos de las turberas hidrológicas (turberas tación de porte arbóreo en los márge- de nes. En Galicia esto sólo ocurre de una escalón -spur bog-, de collado -saddle forma más o menos nítida en áreas tur- bog-, de ladera -valleyside bog- y de bosas en las que se intentó llevar a cumbre –watershead bog-) se distribu- cabo una repoblación forestal, de mane- yen en un extenso complejo que cubre ra que en las zonas minerotróficas los todo el paisaje con turba de diversa pro- árboles consiguieron sobrevivir, mien- fundidad. tras que en las zonas centrales de los domos esto no resultó viable –como puede apreciarse en Illós das Pedras (Buio), en la fotografía aérea del año 1984-. No obstante, este gradiente, aunque no sea aparente si que representa un cambio importante en las condiciones de la turbera desde un centro permanentemente saturado de agua, de drenaje lento, fuertemente ácido, Microrelieve en una turbera minerotrófica. ombrotrófico y pobre en nutrientes –responsable de la inviabilidad de la vegetación arbórea-, a un perímetro de turba de menor espesor, menos ácida, con mayor drenaje de agua. Este margen desempeña un papel crucial en la perviviencia y evolución de la turbera y controla, en cierta medida, el espesor máximo de turba que puede alcanzarse en la zona central. Esto se debe a su influencia sobre la continuidad y forma Turbera de Meixón Vella, con microrelieve bien desarrollado. La fotografía aérea del año 1959 ( parte superior izquierda) revela que este patrón es muy estable. que adquiere el nivel freático de la turbera. El microtopo o patrón superficial, formas más marcadas de microtopos identifica el hecho de que la superficie presentan cantidades creciente de agua de las turberas tiende a desarrollar ras- libre, en forma de charcos, al aumentar gos especializados, en parte porque las la humedad del clima. Se ha argumen- principales especies formadoras de turba tienen modos de crecimiento característicos y en parte dependientes del regimen hidrológico. La disposición repetitiva y distintitva de estos rasgos tado que este patrón facilita que grandes volúmenes de agua sean acumulados y posteriormente desalojados del acrotelm. representa el microtopo. Parece haber La capacidad para albergar grandes una relación entre el clima y los patro- volúmenes de agua suele considerarse nes de microtopo (LYNDSAY et al. 1985, como un aspecto característico de las 1988). En una región determinada las turberas de regiones de elevada precipi107 tacion. Paradójicamente, en el noroeste durante los últimos 20 años. En general, peninsular los patrones de microrelieve las turberas del noroeste muestran más marcados no indican un aumento microtopos de dimensiones modestas, de la precipitación, ya que se dan en las que permiten un flujo de agua más lento turberas formadas sobre depresiones y que el de otros rasgos de mayor des- con preferencia en áreas interiores, las arrollo. montañas orientales y sudorientales, donde la precipitación es menor que en las áreas montañosas litorales. Uno de los casos de microtopo más marcados se ha detectado en la turbera de Meixón Vella (Piornedo), con grandes charcos redondeados y canales de desagüe. En nuestra opinión esto parece ser el resultado no de la precipitación anual total si no de la descarga máxima de agua que se produce en algún momento del año. De esta forma, las turberas de cobertor al estar representadas en un sector muy reducido de 108 La microforma/elemento de la turbera, representa un rasgo individual que crea el patrón superficial de una turbera. LINDSAY et al. (1988) describieron los siguientes tipos en Gran Bretaña: montículos de turba (peat mounds), cortes erosivos (erosion haggs), elevaciones (hummocks), crestas elevadas (high ridges), crestas bajas (low ridges), depresiones o huecos de esfagnos (Sphagnum hollows), cárcavas de erosión (erosion gullies), depresiones fangosas (mud-bottom hollows), charcos Galicia de condiciones climáticas néta- sensibles a la sequía (drought-sensitive mente similares, en particular de baja pools) y charcos permanentes (perma- estacionalidad pluviométrica y abun- nent pools). Es muy infrecuente que las dantes nieblas –criptoprecipitación-, no turberas muestren todos o la mayor presentarían un rango variado de patro- parte de estos rasgos. Por ejemplo, las nes. Las turberas minerotróficas, por turberas de cobertor de las Serras otro lado, complicarían su patrón hacia Septentrionais se caracterizan por una las sierras interiores donde grandes superficie suave, ligeramente ondulada volúmenes de aguas de escorrentía en la que predominan las crestas altas y deben ser alojados durante la fase de bajas. Por el contrario, en las turberas fusión de las nieves, en primavera. Un minetrotróficas predominan las eleva- hecho importante de este patrón es su ciones, las depresiones y los charcos persistencia temporal pues, a juzgar por –temporales o permanentes-; mientras los documentos fotográficos disponi- que en las elevadas, la zona central del bles, en Meixón Vella el mismo no ha domo tiende a un patrón más parecido variado de forma sustancial al menos al de las turberas de cobertor, pero más Tabla 7.1. Sistema de códigos para la descripción de las microformas o elementos del microtopo de las turberas (tomado de Lindsay, 1995) Zonas terrestres (T) T1 Crestas bajas (low ridges), comunes en áreas de turberas no dañadas; 1-10 cm sobre el nivel freático medio; generalmente la zona más rica en especies características T2 Crestas altas (high ridges), el nivel general de muchas superficies de turbera, en particular fuera de los sistemas de charcos; 10-20 cm sobre el nivel freático medio T3 Elevaciones (hummocks), normalmente el elemento más alto del patrón y siempre formado por briófitos; 20 cm a 1 m sobre el nivel freático medio T4 Cortes de turba (peat haggs), asociados con la erosión; 1-2 m sobre el nivel freático medio T5 Montículo de turba (peat mound), 1-3 m sobre el nivel freático y posiblemente asociados a una formación incipiente de tipo palsa, si bien sus orígenes son aún oscuros; distribución muy restringida Zonas acuáticas (A) A1 Depresiones de esfagnos (Sphagnum hollows), una macrodepresión verdadera (fase acuática) de Sphagnum cuspidatum denso; 0-10 cm por debajo del nivel freático medio A2 Depresión de fondo fangoso (mud-bottom hollow), una microdepresión dominada por una base de turba relativamente sólida, pero con algunos esfagnos acuáticos; 5-20 cm por debajo del nivel freático medio A3 Charco sensible a la sequía (drought-sensitive pool), un área de agua libre con una base de turba bien consolidada que permanece inundada la mayor parte del tiempo pero que se seca durante el estío; 20-50 cm por debajo del nivel freático medio A4 Charco permanente (permanent pool), un área de agua libre que es suficientemente profunda para permancer inundada incluso durante sequías extremas; 1-4 m de profundidad; distribución restringida TA2 Cárcavas de erosión (erosion gullies), se parecen a las depresiones de fondo fangoso pero con agua que fluye marcado, mientras que en el perimetro microformas y la vegetación (S JÖRS , dominan los elementos de microtopo 1948, LINDSAY et al., 1983, 1985), descri- característicos de las turberas minero- biéndolas como gradientes ecológicos. tróficas. LINDSAY et al. (1988) y LINDSAY (1995) Diversos autores han establecido las relaciones existentes entre estas propusieron un sistema de códigos simple que puede emplearse para identifi109 car sin ambigüedades los rasgos descri- por elementos terrestres, que consisten tos por SJÖRS (Tabla 7.1), agrupando los en elevaciones (T3) y crestas elevadas elementos en ambientes terrestres y (T2) o crestas elevadas y crestas bajas acuáticos, tal como se ha mencionado (T1), sin una fase acuática verdadera. anteriormente. Las turberas minerotróficas, de transi- Estos rasgos superficiales aparecen en combinaciones. El rango de patrones superficiales contribuye significativamente a la variabilidad dentro de la turbera y entre turberas. La distribución y abundancia de sectores con patrones particulares aporta variación a la turbera, pero también la forma y orientación que tienen es un factor importante. mayor riqueza de elementos acuáticos y terrestres, estando presentes T1 a T3 y A1 a A3. Incluso en algunos casos la morfología superficial parece disponerse en zonas locales lineales, aunque la limitada extensión, poca claridad de los rasgos y una cierta tendencia semicircular parecen indicar que el paso contínuo del ganado por las áreas marginales de Una turbera puede consistir en sólo la turbera podría haber contribuido al unos pocos elementos de microrelieve, desarrollo de este patrón (como se intu- por ejemplo dos (T1 y T2, T3 y A1, ye en el borde NW de la turbera de etc…). A gran escala, la complejidad de Pasada de Lamoso). los patrones aumenta con la humedad del clima. Para Gran Bretaña LINDSAY (1995) indica que en las áreas secas de las turberas la fase acuática, si existe, tiende a formar pequeñas depresiones no alineadas (A1/A2), pero al aumentar la humedad estas depresiones se vuelven marcadamente lineales –tal como ocurre en el noroeste de Escocia-. Los charcos de agua libre (A4) son redondeados, se forman en la parte superior de las cuencas y están restringidos a las áreas septentrionales más oceánicas de Gran Bretaña. 110 ción y tremedales, suelen poseer una Los rasgos de erosión son también caracteres importantes en la comparación de mesotopos y macrotopos de turbera, siendo casi exclusivos de las turberas de cobertor y las elevadas. Los rasgos mas obvios son las profundas cárcavas de erosión y los cortes típicos de muchas turberas de cumbre (T4). Estas cárcavas alcanzan profundidades de 2 a 3 m y en algunos sectores de turberas de cobertor son tan extensivas que han dado lugar a un patrón a macroescala de superficies primarias que aparecen conectadas por superfi- En Galicia las turberas de cobertor cies secundarias de turba de menor de las sierras septentrionales y los espesor y elevación, con la consiguien- domos de las turberas elevadas presen- te perturbación de la capa freática tan patrones de microtopo dominados (Barreiras do Lago, Chao de Lamoso, Cumio dos Cabaleiros, Xistral). En las sobre las turberas ombrotróficas, es turberas elevadas este tipo de rasgo es decir, las de cobertor y las elevadas, las más frecuente en los márgenes, donde que son definidas como bogs en la lite- la profundidad es menor, en general no superior a 1 m. ratura anglosajona. Este hecho está relacionado con el valor mediomabiental que presentan y el estatus de hábi- TIPOS DE TURBERA DE GALICIA tats de protección prioritaria que se les MARTÍNEZ CORTIZAS et al. (2000) des- concede a nivel legislativo. criben como tipos principales de turberas activas de montaña en Galicia las turberas de cobertor, las turberas eleva- Turberas de cobertor das y las turberas minerotróficas (tre- Una turbera de cobertor es un macro- medales y turberas de transición). Estos tipos son comparables a los descritos para las áreas de turberas atlánticas europeas, aunque no siempre con la topo, una formación de turba que cubre de mamera continua grandes superficies de topografía variada. En Galicia misma denominación (MOORE & BELLAMY, este macrotopo se encuentra distribuído 1973; GOODWILLIE, 1980; EUROLA et al., en exclusiva en las sierras septentrio- 1984; MOEN, 1985; LINDSAY et al., 1988; nales, la posición latitudinal mas meri- DAVIES & ANDERSON, 1991; LINDSAY, 1995; dional de este tipo de hábitats en FOSS & O’CONELL, 1998). Hay muchas tur- Europa. beras que son formaciones de transición entre condiciones ombrotróficas y minerotróficas, en particular cuando los niveles superficiales desarrollan suficiente espesor para alcanzar una cierta condición ombrotrófica. Estas turberas en general forman parte de un complejo de cobertor mayor, en cuyo caso pueden considerarse como un componente del complejo, o bien aparecen como turberas elevadas incipientes. Al igual que en el resto de Europa, en Galicia la mayor parte de los esfuerzos de caracterización se han centrado Fotografía aérea de un sector de turberas de cobertor en la Serra do Xistral. (cuenca alta del río Pedrido y del río das Furnas) 111 Turberas de cobertor en la cuenca del río Pedrido. Se pueden apreciar diversos mesotopos, desde turberas de cumbre, ladera e incluso en escalón (en la zona central de la fotografía). Los sustratos sobre los que se han sentar una imperceptible transición desarrollado son muy diversos, desde hacia suelos orgánicos y minerales, materiales cuarcíticos a graníticos y tanto en las propiedades físico-quími- desde suelos incipientes a podzoles, si cas como en la vegetación, desde turbe- bien el área cuarcítica de Xistral- ras a brezales húmedos o suelos con Cadramón es por la que adquieren predominio de herbáceas. mayor desarrollo. La turba es pobre en nutrientes, la de mayor acidez y con un balance crítico del nitrógeno y fósforo. 112 Las turberas de cobertor aparecieron por medio de una combinación de paludificación y terrestrización y presentan El crecimiento de la turba está rela- domos elevados en algunas localizacio- cionado con el grado de drenaje y la nes (Pena da Cadela). No obstante, duración de la inundación del terreno, y desde el inicio del Holoceno el proceso por tanto con la inclinación de la pen- de paludificación parece haber sido de diente. Las turberas de cobertor tienen tal intensidad que se cubrieron las cum- una topografía más compleja que las bres planas y las pendientes suaves con demás debido a la mayor variedad de turba de una manera tan rápida que los condiciones bajo las cuales se desarro- domos incipientes de las pequeñas llan. Pueden cambiar bruscamente en cuencas fueron englobados en este un margen formado por una roca, o pre- macrotopo. Por otro lado, la mayor parte de los domos presentes se deben esclu- como ejemplifican las turberas de cum- sivamente a la acumulación de turba bre (núcleo central de turberas de ombrogénica, sin una base minerotrófi- cobertor de O Xistral). La turba formada ca previa y raramente el terreno sobre en las laderas puede ser de poco espe- el que se apoyan tiene una forma cón- sor y con frecuencia está sujeta a la cava, tal como ocurre en la turberas ele- influencia de las aguas de escorrentía vadas. Lo mas habitual es que estén for- superficial o a las de afloramiento de la madas por turba poco descompuesta, capa freática, con lo que su condición fíbrica, en la superficie; mientras que de oligotrofía es menos extrema. los niveles más profundos tienden a Los mesotopos o piezas que forman poseer un grado de descomposición estos complejos puzzles se definen en mayor, siendo fíbrico-hémicos a hémi- base a la hidrología y el relieve. Pueden cos y excepcionalmente sápricos. unirse por medio de áreas de turba de La cuestión sobre la naturaleza poco espesor -en general secundaria-, ombrotrófica, minerotrofía o geotrófica zonas de turba degradada o presentar de estas turberas ha creado bastante cierta induvidualización debido a la confusión. Una buena parte de la misma fuerte regresión que han sufrido en estriba en el hecho de la condición de macrotopo que caracteriza al término con que se define a estas formaciones. En claro contraste con el resto de las algunas áreas. No osbtante, suelen consistir en unidades de turba profunda que ocupa posiciones topográficas distintivas en el paisaje. formaciones, las cuales se definen a Los mesotopos son los siguientes: nivel de mesotopo. Por ello, sugerimos turberas de cumbre (watershed), ladera que las comparaciones sobre la natura- (valleyside), escalón (spur), collado leza hidrológica y estado nutricional de (saddle) y turberas intermedias entre las turberas de cobertor se resuelva estos tipos y unidades solígenas y topó- también a nivel de mesotopos, de forma genas. En aquellos casos en los que hay que sea comparable con otros tipos. patrones de microtopo bien definidos, Este hecho está de acuerdo con la pre- las unidades de mesotopo son habitual- caución tomada por MOEN (1985) al dis- mente claras, pero donde este patrón tinguir entre turberas de cobertor y tur- está ausente resulta difícil reconocerlas beras de cobertor ombrotróficas (blan- y establecer un límite entre ellas es con ket mire y blanket bog). La última la frecuencia arbitrario. identificaría con las partes claramente ombrotróficas del paisaje de turbera Los rasgos típicos de las turberas de cobertor son: 113 - el paisaje está cubierto de turba, en el cual las áreas sin turba representan áreas aisladas o pasillos, si bien hay sectores fuertemente degradados; - el espesor de la turba varía de sólo unos pocos centímetros a 7-8 m; - la turba es en general ombrotrófica; - el proceso de formación dominante fue la paludificación - la forma de las unidades de turbera en muchos casos deriva al menos en parte de la forma del terreno subyacente; - pueden identificarse unidades hidrológicas, aunque en muchos casos sin solución de continuidad; - los elementos de microrelieve dominantes son las elevaciones, las crestas elevadas y las crestas bajas; - tienen una amplia presencia de rasgos de erosión; - las unidades ombrotróficas son muy ácidas y oligotróficas, suavizándose esta condición en las unidades que tienen influencia de aguas de escorrentía o subterráneas. Las subcategorías o mesotopos de turberas de cobertor que se encuentran en Galicia se han resumido en la Tabla 7.2, adaptada de LINDSAY (1995). 114 Tabla 7.2. Subcategorías o mesotopos de turberas de cobertor en Galicia (adaptada de Lindsay, 1995) Turbera de cumbre (wartershed mire). Este tipo aparece en las zonas de cumbre de las cuencas o sobre crestas amplias, donde el terreno se inclina en todas direcciones. Este es el tipo más claramente ombrótrofico: no hay terreno de mayor elevación desde el que pueda drenar el agua, la única fuente es la precipitación, directa u oculta. La situación topográfica varía desde cimas planas rodeadas de pendientes fuertes a laderas de suave inclinación, siguiendo los cordales principales. Las características son: - dentro de la unidad de turbera, ningún suelo, a excepción de afloramientos rocosos, aparece a una altitud mayor que la de la tubera; - los márgenes irradian en todas direcciones por las laderas; - ningún otro tipo de agua, a menos que sean pozos artesianos, a excepción de la precipitación directa pueden influir en la turbera y sus márgenes. Turbera de ladera (valleyside mire). Este tipo aparece en laderas suaves e incluso en algunas de inclinación considerable, entre terrenos más elevados e inclinados y un curso de agua u otro cuerpo de agua que forman su margen inferior. En su superficie el agua suele moverse rápidamente. Aunque este tipo y el anterior ocupan elementos diferenciados del relieve, en algunas áreas no hay solución de continuidad entre ellos. Las características son: - la turbera tiene un margen en la parte superior de la pendiente y un margen en la parte inferior; - con frecuencia tiene su corona cerca del límite superior, y por ello el cuerpo general tiene una orientación simple del gradiente hacia el margen inferior pero una proporción menor se inclina hacia el margen superior; - el margen inferior está rodeado por un río o un cuerpo de agua; - los márgenes superiores pueden estar influidos por agua que drena desde la pendiente superior; - los márgenes inferiores pueden estar influidos por inundaciones del río, o sujetos a procesos erosivos. Turbera de escalón (spur mire). Donde el escarpe de una colina se arrellana para dar un amplio escalón o espolón, este pequeño rellano con frecuencia contiene una unidad de turba con una forma característica. Parte de la turbera tendrá el caracter de una turbera de cumbre, pero el suelo próximo a la pendiente sobre el escalón recibe agua de drenaje que crea una influencia minerotrófica o solígena. Ocasionalmente, la topografía en escalón tiene forma de depresión, y esto puede dar lugar a una lente de turba que se parezca a un domo típico. El rasgo distintivo que separa este tipo de la de ladera es que su borde inferior no está asociado con un río o un lago sino que está delimitado por un aumento de la pendiente. Las características son: - posee un margen superior y un margen inferior; - la corona frecuentemente está cerca del margen superior, y por ello la turbera tiende a poseer una orientación simple del gradiente hacia el margen inferior pero una pequeña porporción se inclina hacia el margen superior; - el margen inferior está limitado por una pendiente cada vez más inclinada; - el margen superior puede estar influido por aguas de drenaje de la ladera superior. Turbera de collado (saddle mire). En muchos aspectos es similar a la turbera en escalón, pero se encuentra en una depresión entre dos pendientes superiores y por ello puede recibir influencia solígena en ambos extremos. La turbera puede ser en su mayor parte ombrotrófica si la pendiente en ambos lados se reduce gradualmente desde la zona de cumbre (simétrica o asimétrica). Dependiendo de los ángulos de las laderas bajo el collado, la turbera se extiende hacia abajo en cada lado, dando el aspecto de una silla de montar. Los rasgos de una turbera de vaguada son: - tiene dos márgenes superiores y dos márgenes inferiores; - los márgenes inferiores forman ángulos rectos con los márgenes superiores (que se encuentran enfrentados) - la turbera se curva en dos direcciones como el asiento de una silla de montar; - los márgenes superiores pueden estar influidos por agua de drenaje de la pendiente superior; - los márgenes inferiores están limitados por pendientes de inclinación creciente. 115 Turberas elevadas Las turberas elevadas típicas tienen forma convexa, de domo relativamente simple, cuyos contornos son en gran medida independientes del terreno mineral subyacente. El relieve del substrato basal puede ser irregular pero está totalmente cubierto de turba. Estas turberas son frecuentes en llanuras a baja altitud o en fondos de valle, pero tam- montañas litorales hasta las interiores, bajo condiciones climáticas fuertemente oceánicas a condiciones de oceanidad más degradada o continentales, relativamente más secas. Estas turberas son minerogénicas en origen y contienen evidencias de fases minerotróficas anteriores en su registro estratigráfico, aunque hoy presenten una parte ombrotrófica. bién en algunas zonas de escalón Al aparecer como unidades aisladas, –donde pueden confundirse con turbe- o pequeños complejos de unidades, de ras ombrotróficas de escalón, si no se turba ombrotrófica en un paisaje que no hacen sondeos detallados para compro- está dominado por turba, se les suele bar la morfología del terreno subyacen- denominar también turberas confinadas te-. En Galicia, sin ser el tipo dominan- –en contraposición a las de cobertor, te, se encuentran en un amplio rango de que se denominan turberas no confina- ubicaciones geográficas, desde las das-. También pueden encontrarse en A la izquierda, la turbera elevada del Pedrido, mostrando la típica forma de domo ombrotrófico elevado sobre el terreno circundante de turba minerotrófica perimetral. Los pinos se encuentran en la turba perimetral ya que no son capaces de vivir en las condiciones fuertemente ácidas y oligotróficas que caracterizan el ambiente químico del domo. A la derecha, fotografía aérea del año 1984, en la que se puede apreciar la forma general e incluso el área del domo. 116 áreas mas extensas con turbas minerotróficas. Algunas turberas del noroeste se han formado sobre depresiones cónvacas ligeramente disimétricas, es decir, con un borde de la cuenca de menor altitud que el otro. En estos casos la acumulación de la turba hace que se supere el límite del borde de Turbera elevada en el sector de Penido (Serra do Xistral) menor altitud y se forme un incipiente domo ombrotrófico. La turba se extien- beras de cobertor, poseen un caracter de en superficie y acaba por superar en confinado o, al menos, semiconfinado. todos sus puntos al terreno subyacente. Este tipo parece ser característico de la A pesar de que su extensión es superior costa occidental europea, y fue definido a la de las turberas elevadas típicas, por GOODWILLIE (1980) como turbera ele- por su evolución debieran incluirse en vada oceánica este tipo (Chan da Cruz). Si bien contie- Cuando no está degradada, la turbe- nen elementos más propios de las tur- ra elevada tiene en general un perfil suave con espesores de turba mayores en el centro de la formación que decrecen gradualmente hacia los márgenes. Está compuesta por una turba superior ombrotrófica de espesor variable que cubre a la turba minerotrófica o geotrófica, la cual habitualmente corresponde a las partes más profundas de la turbera. En los bordes la inclinación es mayor y la parte ombrotrófica puede hacer transición hacia una turba minerotrófica perimetral (Tremoal del Pedrido). El patrón de microtopo es más marcado que el de las turberas de cobertor, Turberas elevadas semiconfinadas en Illós das Pedras. La fotografía aérea (año 1984) revela la coalescencia o fusión parcial de domos reconocibles. estando presentes las elevaciones, crestas elevadas y bajas y depresiones de esfagnos. No es infrecuente econtrar 117 cortes erosivos en los bordes de la for- - en estos complejos los domos están mación, similares a los de las turberas relacionados hidrológicamente sólo por de cobertor, pero de menor profundidad. medio de la turba o los arroyos perime- Los rasgos típicos de una turbera elevada no perturbada pueden resumirse en los siguientes (LINDSAY, 1995): trales; y - el domo, o complejo de domos, en general aparece en un paisaje que ahora no es de turberas, aunque pueden persistir remanentes o evidencias de otros hábi- - un domo simple de origen minerogénico tats seminaturales en el mismo paisaje. que tiene turba superficial ombrotrófica - el domo tiende a forma semielíptica en Las subcategorías o mesotopos de sección vertical, mostrando el margen turberas elevadas que se encuentran en un gradiente mas pronunciado que el Galicia se han resumido en la Tabla 7.3. centro; - con excepción de la turba minerotrófica perimetral, la parte más húmeda del domo se encuentra generalmente en el punto de mayor elevación, en el centro; - el domo es producido enteramente por crecimiento de la turba y no por la forma del terreno subyacente; - el domo se apoya en mayor o menor medida sobre depósitos de turba minetrotrófica, que se desarrollaron al menos en parte por terrestrización; - en los márgenes el nivel freático se une al nivel freático de las aguas subterráneas; la mezcla hidrológica da lugar a turba minerotrófica (turba perimetral) que puede rodear el domo; - el domo puede aparecer junto a otros domos en un complejo de turberas elevadas, pero las lentes individuales permanecen como entidades separadas y en general no se funden con domos próximos; 118 Tabla 7.3. Subcategorías de turberas elevadas de Galicia (adaptado de Lindsay, 1995) Confinadas: Elevada típica (typic raised bog). Áreas discretas de turbera elevada rodeada por suelo mineral. Se encuentra a altitudes variables pero, en aquellas áreas en las que hay turberas de cobertor, siempre se encuentran por debajo de los mesotopos de turberas de cumbre. Algunas tienen en su base sedimentos de la última deglaciación y tienen una estratigrafía postglaciar relativamente ininterrumpida (aunque con niveles mixtos inorgánicos y orgánicos). La secuencia básica de formación es la terrestrización -origen minerogénico- que culmina con el desarrollo del domo ombrotrófico. El espesor de la turba suele superar los 5-7 m. También pueden presentar en su borde turbas marginales minetróficas o cuerpos de agua, como lagos o ríos. Este tipo de turbera se ha reconocido en las Serras Septentrionais. En las Serras Orientais y Sudorientais no parece estar presente más que como transiciones entre turberas minerotróficas típicas y turberas con un nivel ombrotrófico incipiente. Elevada de cuenca (basin raised bog). Estas turberas no deben confundirse con los fen de cuenca, aunque con frecuencia se da un mosaico de los dos tipos en una cuenca topográfica simple. Desarrollado generalmente a partir de una mata flotante (tremedal), estas turberas han pasado por un extenso periodo de sucesión de fases lacustres y turba de tipo fen. Evidencias de las fases de turba minerotrófica pueden persistir en forma de un cinturón perimetral alrededor del domo central de turba y/o un cuerpo de agua ocluído bajo el domo actual. El registro estratigráfico de la turbera tiende a ser más corto que el de las turberas elevadas típicas porque el proceso de terrestrización es más largo en estas cuencas profundas. Su caracterización es difícil a menos que se extraigan testigos y se haga un estudio topográfico del relieve basal para asegurarse que la superficie viva está significativamente elevada sobre el nivel freático de la cuenca. Semiconfinadas (semiconfined raised bog). Donde el clima y el terreno caracterizan la transición entre ambientes de las tierras altas y bajas y con frecuencia alrededor de los pies de ladera y los márgenes de los extensos macizos de tierras altas, se encuentran áreas aisladas de turba que tienen las características tanto de las turberas elevadas como de las de cobertor (como por ejemplo en Illós das Pedras, Serra do Buio). No confinadas (unconfined raised bogs). Estas unidades se caracterizan por tener un domo relativamente simple sin orientación general, evidencias de que dicho domo se ha generado exclusivamente por el crecimiento de la turba, una continuidad entre esta unidad y otros componentes de un complejo de cobertor y una hidrología dependiente de las otras unidades con las que conecta. Este tipo podría estar presente en ciertas ubicaciones cóncavas de las áreas de cumbre de las Serras Septentrionais, aunque en la mayor parte de los casos no es fácil de diferenciar de los mesotopos de turbera de collado. Se caracterizan por la ausencia de un domo simple y consiste en dos o más lentes parcialmente conectadas, no cubren áreas muy extensas, son típicas de superficies planas –cumbres, collados o escalones-, su forma está condicionada por el relieve basal, los bordes tienden a poseer pendientes fuertes y poseen rasgos intermedios entre turberas de cobertor y turberas elevadas. 119 Turberas minerotróficas terreno circundante, recibiendo aportes (tremedales, turberas de transi- de aguas de escorrentía e incluso aguas ción) subterráneas y poseen un nivel freático Son sin duda las turberas mejor representadas en el noroeste peninsular, estando ampliamente distribuidas por todos los sectores, sin relegarse a las áreas de montaña como ocurre con los tipos descritos hasta aquí. Su proceso de formación es la terrestrización, es que se une al nivel freático de la formaciones minerales que las rodean. Aún siendo mayoritariamente oligotróficas, la acidez es menor que la de las turberas de cobertor y elevadas –véase el Capítulo 9-. En ellas predominan las microformas de tipo depresión, elevaciones de esfagnos y crestas. También decir, la colmatación de cuerpos some- suelen estar presentes los charcos tem- ros de agua. La base de estas turberas porales y permanentes, cursos de agua puede estar formada por limos y arci- corriente y rasgos erosivos del tipo de llas, arenas e incluso sedimentos mas las depresiones fangosas. gruesos, a los que sigue una capa de turba minerotrófica de espesor variable. Todas ocupan formas cóncavas del terreno, por lo que las subcategorías En estas turberas la superficie se que hemos identificado en Galicia res- encuentra menos elevada que la del ponden al tipo de depresión (Tabla 7.4). Tabla 7.4. Subcategorías de turberas minerotróficas de Galicia Turberas de depresiones de ambientes glaciares. Ocupan lagos glaciares someros formados por sobreexcavación y otras formas de cierre hidrológico (morrenas laterales, cordones intramorrénicos, etc...) que se han colmatado y rellenado con turba. Su principal área de distribución son las Serras Orientais y Sudorientais. Turberas de alveólo de alteración. Ocupan depresiones resultado de la meteorización y evacuación de extensos mantos de saprolitas. Particularmente desarrollados en ambientes graníticos. Se encuentran tanto en las Serras Septentrionais, como en las Serras Litorais y la Dorsal Galega. Turberas de valle. Ocupan posiciones de fondo de valle, manteniéndose la turba permanentemente encharcada, a excepción de la época estival. 120 Las diferencias entre los subtipos existe una amplia gama de turberas de son escasas a nivel de propiedades físi- transición entre los tremedales típicos y co-químicas y se deben en mayor medi- otras formaciones. La influencia topó- da al clima de las áreas en las que apa- gena se hace patente en las laderas, de recen y las comunidades vegetales que tal manera que a veces se da un conti- soportan. En casos excepcionales, cuan- nuo entre fases de turba minetrófica do las aguas que drenan hacia la turbe- profunda en el sector central de la cuen- ra atraviesan terrenos de rocas calizas, ca hacia turbas de menor espesor en los la acidez de las aguas es baja y la con- sectores marginales. dición oligotrófica es mucho menos marcada que en las desarrolladas sobre terrenos silíceos. El registro sedimentario si suele ser muy diferente, respondiendo a la historia particular de la colmatación de la depresión en la que se han formado. En estos casos, los suelos de los bordes de la cuenca pueden presentar una morfología compleja en la cual aparecen niveles de turba enterrados por niveles minerales –sugiriendo una regresión espacial de la turbera hacia su zona central-, o a la inversa, niveles En las sierras septentrionales, en un de turba minerotrófica sobre facies paisaje dominado por las formaciones inorgánicas –tal vez producto de la turbosas y los suelos minerales muy expansión de la turbera en sus márge- ricos en materia orgánica (un ambiente nes-. Estos rasgos revelan una historia que podría denominarse de moorland), complicada en la que factores externos Turbera minerotrófica de Veiga do Tremoal, desarrollada sobre un alveolo formado en la granodiorita de A Toxiza. En la fotografía áerea se aprecia su extensión (unidad superior izquierda, unas 40 ha) así como otras dos formaciones, una turbera minerotrófica de un tributario del río Pedrido (centro) y la turbera elevada de Traspedrido (inferior derecha). Se han sombreado las tres unidades. 121 1 2 3 4 5 6 7 8 Algunos ejemplos de turberas minerotróficas. 1 y 2: turbera de Veiga do Rial, nacimiento del río Eume (sombreada el área de la formación, unas 25 ha; fotografía aérea del año 1984); 2 y 3: turberas de alveolo (izquierda, Pena Grande; derecha, Tremoal do Rego); 5: turbera minerotrófica sobre hombrera glaciar, Porto Ancares; 6: turbera formada por obturación glaciar, Braña de Lamelas; 7: turbera de ladera (minerotrófica de transición), Braña de Agolada; 8: turbera de valle en Illós das Pedras (formación sombreada). 122 a la turbera, como el clima o la actividad TIPOS humana, pueden haber influido notable- RED NATURA 2000 mente en su expansión y morfología. DE HÁBITATS DE TURBERAS Las turberas son ecosistemas de elevado valor medioambiental. Así lo ha entendido la Unión Europea al proponer su inclusión en la directiva “Habitats”, “un instrumento legislativo en el campo de la conservación de la naturaleza” (E UROPEAN C OMMISSION , 1996); directiva que se plasma en la creación de una red de áreas de especial conservación, denominada Red Perfil de suelo mostrando un nivel de turba basal cortado por un nivel inorgánico, reflejo de procesos erosivos en el borde de una formación de turbera. Ecológica Europea Coherente Natura 2000. El Interpretation Manual of European Union Habitats (E UROPEAN COMMISSION, 1996) recoge la descripción detallada (definición, especies características, distribución geográfica, etc...) y es la base para la identificación de los hábitats prioritarios en la Unión Europea. Tomando esta obra como referencia, las turberas del noroeste de la Península Ibérica aparecen incluídas en el grupo general de RAISED BOGS MIRES AND AND FENS, Sphagnum acid bogs, y en los hábitats tipo definidos como: 7110- Turberas elevadas activas (Active raised bogs): turberas ácidas, ombrotróficas, pobres en nutrientes mineEjemplo de nivel de turba sobre un suelo mineral. Los rasgos indican que la formación de la turba fue posterior a la colmatación de un área cóncava por sedimentación de materiales procedentes de la erosión de los suelos de ladera. El nivel por encima de la turba es el resultado de la quema de la misma. Estos procesos parecen estar relacionados con actividades humanas prehistóricas. rales, alimentadas principalmente por el agua de lluvia, con una capa freática en general más elevada que la de las áreas colindantes, con vegetación perenne dominada por esfag123 nos de diverso colorido en microcoli- naje superficial pobre, en áreas de nas (hummocks) que permiten el cre- climas oceánicos con elevada preci- cimiento (Erico pitación, características del oeste y magellanici norte de Gran Bretaña e Irlanda. A de la turbera Sphagnetalia Scheuchzietalia palustris p., pesar de la existencia de un cierto Utricularietalia intermedio minoris flujo lateral de agua, las turberas de p., Cariceralia fuscae p.) cobertor son mayoritariamente ombrotróficas. Con frecuencia cubren 7120- Turberas elevadas degradadas toda- áreas extensas con aspectos topo- vía susceptibles de regeneración gráficos locales que soportan comu- natural (Degraded raised bogs still nidades capable of natural regeneration): tur- Sphagnetalia magellanici: Pleurozio beras elevadas cuyo funcionamiento pupureae Ericetum tetralicis Vaccinio hidrológico ha sido perturbado (habi- Ericetum tualmente por actividades humanas), Scheuchzeretalia dando lugar a una desecación super- Utricularietalia intermdio minoris p., ficial y/o a un cambio o pérdida de Caricetalia fuscae p.). Los esfagnos especies. Estas unidades habitual- desempeñan un papel importante en mente contienen especies típicas de todas estas turberas pero el compo- las turberas elevadas activas como nente de ciperáceas es mayor que en componente principal, pero la abun- las turberas elevadas. distintivas (Erico tetralicis p.; palustris p., dancia relativa es diferente. Los 124 lugares que se juzga que son suscep- 7140- Turberas de transición y tremedales tibles de regenerarse de forma natu- (Transition mires and quaking bogs): ral incluirán aquellas áreas donde se comunidades formadoras de turba pueda recuperar la funcionalidad desarrolladas sobre aguas superfi- hidrológica y, con una rehabilitación ciales oligotróficas a mesotróficas, apropiada, exista una expectativa con características intermedias entre razonable de re-establecimiento de tipos la vegetación con capacidad de for- Presentan un amplio y diverso rango mar turba en unos 30 años. de comunidades vegetales. solígenos y ombrógenos. 7130- Turberas de cobertor activas (Blanket 7150- Depresiones sobre sustratos turbo- bog, active only): extensas comunida- sos (Rhynchosporion) (Depressions des de turberas o paisajes sobre on peat substrates, Rhynchosporion): superficies planas o laderas con dre- comunidades pioneras altamente constantes sobre turbas expuestas zonas de cumbre irradia por las laderas saturadas de agua o, algunas veces, hasta zonas de ruptura, donde pierde sobre arenas, con Rhynchospora espesor la turba en transición hacia alba, R. fusca, Drosera intermedia, D. otros suelos con horizontes orgánicos a rotundifolia, Lycopodiella inundata, cotas más bajas (incluso hasta los 500 que se forman en áreas perturbadas m). La distribución geográfica de este de turberas de cobertor o elevadas, tipo de hábitat, reconocido en el pero también en áreas erosionadas Interpretation Manual, las remite a de forma natural en brezales húme- áreas de Francia, Irlanda, Suecia y dos y turberas, en puntos de flujo Reino Unido, aunque parece oportuno preferente y en la zona de fluctuación extender su dominio hasta el norte de charcas oligotróficas con substra- peninsular, el cual se convierte así en el to arenoso, ligeramente turboso. límite meridional de distribución de Estas comunidades son similares, y este tipo de ecosistemas atlánticos. Su están muy relacionadas, con las de presencia en otros sectores del territo- las microdepresiones (hollows) y las rio galaico es discutible debido, sobre de las turberas de transición. todo, a una cierta falta de precisión en la definición al indicar que se trata de De estos hábitats tipo, por su singu- turberas “mayoritariamente ombrotrófi- laridad y grado de desarrollo espacial, cas”, lo que no excluye que se encuen- destacan las turberas de cobertor tren formaciones extensivas, recubrien- (7130), encuentran do laderas y con caracter minerotrófico restringidas casi exclusivamente a las que pueden ser incluidas también en Serras Septentrionais y a favor de esta clase. las cuales se condicionantes biogeográficos: cumbres Tanto las turberas de cobertor como planas o de ligera inclinación (entre los las turberas elevadas activas son hábi- 800 y 1000 m s.n.m), en áreas oceánicas tats de protección prioritaria para la de elevadas precipitaciones (1600-1800 Unión Europea. Estas últimas (código mm/año), escasa a moderada esta- 7110) aparecen localizadas en su mayor cionalidad pluviométrica, abundantes parte en pies de ladera, áreas de nieblas, bajas temperaturas medias replano y depresiones, si bien en las anuales (7.5º a 10.0º C) y sustratos áci- cumbres de las montañas septentri- dos Existe onales no es infrecuente la existencia además, en muchas localizaciones, un de enclaves de turberas altas que complejo contínuo que partiendo de las aparecen hoy englobadas en forma- pobres en nutrientes. 125 126 ciones de cobertor más extensas. Su formación y la necesidad de proponer principal característica es la de haber límites al posible contínuo entre los dos desarrollado superficial tipos de alimentación. En este subtipo ombrotrófica bien reconocible y de podrían incluirse turberas de ladera y espesor variable, debido al crecimiento pie de ladera de bajo espesor, que son vertical de la turbera. Este crecimiento auténticas transiciones entre turberas suele conferirle un aspecto abombado de en su centro (perfil convexo) y, a la zona Mientras que en el segundo subtipo que se ha elevado sobre los márgenes –los tremedales- se incluirían turberas de la formación, un régimen nutricional de dependiente de manera exclusiva del alteración, con capas freáticas elevadas agua de lluvia, además de un aislamien- que le confieren un caracter flotante. to de los circuitos hidrológicos subterrá- Éstas presentan casi siempre una neos y superficiales. Es decir, se trata conexión con los sustratos turbosos de de una fase de progresión de ciertas las laderas circundantes, de forma que turberas minerotróficas y la identifi- pasan paulatinamente hacia turberas de cación del nivel ombrotrófico superficial transición. una zona cobertor fondo de y turberas valle y elevadas. alveolo de es clave para su clasificación en este Por otra parte, el hábitat 7150 grupo. En Galicia no son exclusivas de –depresiones sobre sustratos turbosos sector alguno pues aparecen represen- con Rhynchosporion- no debe ser con- tadas en casi todos ellos. siderado como un tipo de turbera, si no El resto de las turberas del noroeste como un hábitat que aparece en algu- peninsular podría encuadrarse entre las nas áreas turbosas como resultado de turberas activas de transición (transi- procesos de degradación antropogénica tion mires) y tremedales (quaking bogs). o natural. Cabe entender que, en gran medida, el Por último, en lo que a caracteri- primer subtipo es un cajón de sastre en zación de hábitats de turbera se refiere, el que incluir una buena parte de las parece oportuno hacer una serie de con- turberas. Para éste, lo más relevante, sideraciones. La primera es que se echa desde el punto de vista geoquímico e en hidrológico, es decidir el grado de tran- turberas minerotróficas ácidas, las que sición entre condiciones solígenas y en la bibliografía anglosajona reciben la ombrógenas, es decir, entre minerotrófi- denominación cas que Probablemente se trate del hábitat de requiere el estudio particular de cada turbera más extendido en el noroeste y ombrotróficas; aspecto falta una clase específica genérica de de fens. peninsular, si bien en el Interpretation el Manual sólo se da esta denominación a ambientales los de ambientes calcáreos (calcareous durante fens). En segundo lugar, la definición de (M ARTÍNEZ C ORTIZAS et al., 2000). Las los tipos, tomada de manera estricta, turberas tienen pues un importante adolece de cierta ambigüedad, generan- componente de ecosistemas relictos. Es do posibles solapamientos entre fases evidente que la clasificación de los de turberas de cobertor y elevadas, hábitats de turbera es una tarea com- entre elevadas y tremedales, etc..., que pleja que demanda la integración de no parece oportuno se resuelvan a estudios de numerosas disciplinas, pero través de las turberas de transición, que es también obvio, tal como se refleja en por este motivo podrían llegar a conver- el Interpretation Manual, que dicha tirse en las dominantes. También en complejidad es consustancial a este relación a la definición de las carac- tipo de hábitats, puesto que en cada terísticas biogeoquímicas, hidrológicas uno de ellos existen enclaves menores y geomorfológicas, se otorga un papel “de otros sistemas formadores de turba preponderante condiciones los cuales, de manera estricta, forman actuales en detrimento de la génesis y parte de diversos biotopos de zonas del proceso histórico-evolutivo de las anfibias, turberas minerotróficas (fens) formaciones. No obstante, los nombres y suelos de brezales húmedos (moor- que reciben tienen un fuerte contenido land)”. a las acoplamiento el y entre condiciones actividad Holoceno, por humana el otro genético, coherente con el hecho de que La Red Natura 2000 exige la protec- las turberas son sistemas edáficos ción prioritaria de algunos de estos autoretroalimentados y que las condi- hábitats (7110 y 7130), por lo que se ciones que han disparado su formación debe tener en cuenta que ésta no será hay que buscarlas en los paleoambi- efectiva si no se incorporan además entes de finales de la última glaciación otras áreas marginales de menor cali- e inicios del Holoceno, por un lado, y en dad, pero directamente relacionadas. 127 CAPÍTULO 8 X. Pontevedra Pombal J.C. Nóvoa Muñoz E. García-Rodeja Gayoso A. Martínez Cortizas COMPOSICIÓN Y PROPIEDADES DE LAS TURBERAS DE GALICIA TASAS DE ACUMULACIÓN DE TURBA El espesor máximo medio en las tur- profundidad para turberas de diferentes beras minerotróficas es de 2-3 m, si sectores del noroeste de la Península bien en los sectores orientales y suro- Ibérica; algunos datos han sido tomados rientales (p.ej. Lucenza, Lugo) algunas de la bibliografía (FERNÁNDEZ & RAMIL, alcanzan profundidades elevadas (7-8 1995). La mayoría de los puntos se ajus- m); pero en estos depósitos no todos los tan a una función de regresión con un niveles son de turba. Las turberas coeficiente de correlación de r= 0.98 (n= ombrotróficas profundidades 55) y una pendiente de 21. Así pues, la máximas superiores a 5 m (se han reali- acumulación media de turba durante el zado algunos sondeos en los que local- Holoceno ha sido de 1 cm por cada 20- mente se superan los 7 m, aunque tam- 25 años. Del resto de las turberas, una bién es probable que se trate de forma- buena parte se ajusta a una función de ciones mixtas, ombrotrófico/ minerotró- pendiente no significativamente distin- ficas), pudiéndose considerar represen- ta (b= 23; r= 0.88, n=15) -reflejando la tativa una media de 3 m. La Figura 8.1 misma tasa media de acumulación-, muestra la relación entre la edad y la pero que intercepta el eje de abcisas en tienen 129 únicamente de la edad basal, por lo que Prof. (cm) 0 sólo se pudo estimar una tasa media de 50 acumulación; en unas pocas, con dos o 100 más dataciones, se pudieron realizar 150 reconstrucciones más detalladas. Las 200 tasas de crecimiento expresadas como 250 espesor son fáciles de calcular si se 300 conoce la edad basal y la profundidad 350 total de la turbera, pero para el cálculo 400 de las tasas de acumulación de masa es 450 necesario disponer de datos directos de 500 producción o realizar estimaciones indi- 550 rectas. Aquí utilizamos esta última aproximación mediante el modelo pro- 600 0 5 10 15 20 Miles de años (B.P.) Figura 8.1. Relación entre la edad (en años antes del presente, B.P.) y la profundidad de la turba para turberas de montaña de Galicia. puesto por CLYMO (1983, 1984). Este modelo requiere también una tasa de descomposición, fracción de descomposición de la masa total del catotelm, una edad de 4.100 BP. Esto sugiere la que continua liberando CO2 y CH4 de presencia de una discontinuidad en la forma anaerobia y muy lentamente acumulación que, a juzgar por las (GORHAM, 1991)- que puede obtenerse fechas mínimas, debió haber ocurrido por iteración a partir de tres profundida- entre hace 4.000 y 6.000 años BP y des y sus correspondientes edades tener una amplia repercusión temporal (CLYMO, 1983). De esta manera se obtu- y espacial en el territorio galaico (inclu- vieron valores entre 4.5 - 5.0 x 10-4 , ye turberas de varios sectores). Para mayores que los dados por CLYMO (1983) algunos de estos casos se ha comproba- por ejemplo para Drave Mose (2 x 10 -4) y do la existencia de niveles erosivos y que los asumidos por G ORHAM (1991) fuerte compactación en las turberas. para turberas subárticas y boreales (1.4 A partir de las dataciones radiocarbónicas disponibles se han calculado las tasas medias de acumulación, expresadas como espesor de turba (mm 130 x 10-4), pero del mismo orden que los estimados para una turbera ombrotrófica en Moor House (10-3 a 10-5; Clymo, 1978). año-1) o como masa. En la mayor parte Las tasas de acumulación expresa- de las turberas estudiadas se dispuso das como espesor (Figura 8.2) varían Figura 8.2. Tasas de acumulaciónn de turba para algunas turberas de diversos sectores montaña de Galicia. entre 0.2 y 0.7 mm año-1 y son similares formarse en el episodio del 3.000-2.000 a las encontradas por otros autores BP, lo que tal vez se deba a una menor (DRIESSEN, 1977; AABY, 1986; GORHAM, compactación de la turba; mientras que 1991). La media para Galicia, de 0.45- para las turberas que han iniciado su 0.47 mm año-1, es más baja que la dada formación a principios del Holoceno, las para turberas del norte europeo (0.60- ombrotróficas tienden a poseer una 0.75 mm año ; TOLONEN, 1979; AABY, tasa de acumulación mayor que las 1986), del mismo orden que la dada minerotróficas. Además, en las turberas para Canadá (0.48 mm año ; GORHAM, ombrotróficas de las que se dispone de 1991) y Eurasia (0.52 mm año-1; ZUREK, dataciones múltiples, las tasas de creci- 1976) y superiores a las de Siberia (0.2- miento tienden a ser casi constantes o a 0.4 mm año ; BOTCH & MASING, 1983). variar poco con el tiempo. Este hecho Estas tasas parecen estar principalmen- podría estar relacionado con la mayor te relacionadas con la edad, aunque disponibilidad de agua durante el perío- también con el tipo de turbera. Las do de desarrollo de la turba en el sector tasas de crecimiento más elevadas (0.6- marítimo donde están ubicadas. En 0.7 mm año , comparables con las tur- cualquier caso, estos valores deben beras de la Europa nórdica) se han obte- tomarse únicamente como estimaciones nido en turberas que han comenzado a ya que para su cálculo se asume una -1 -1 -1 -1 131 Tabla 8.1. Tasas de acumulación de C, CO equivalente, N y S, flujos medios, mínimos y máximos durante los últimos 4.000 años en dos turberas ombrotróficas de las sierras septentrionales de Galicia (Penido Vello, situada a 780 m s.n.m., y Pena da cadela, situada a 980 m s.s.m). 2 132 C CO2 N S PDC Acum. (t ha-1) 962 3530 34.0 5.45 Flujo (t ha-1 a-1) mín-máx 0.33 ±0.24 0.009-1.03 1.20 ±0.87 0.33-3.77 0.012 ±0.009 0.003-0.039 1.9 10-3 ±1.4 10-3 5 10-4- 5.8 10-3 PVO Acum. (t ha-1) 1640 6020 47.1 20.7 Flujo (t ha-1 a-1) mín-máx 0.42 ±0.14 0.21-1.07 1.55 ±0.50 0.77-3.91 0.012 ±0.007 0.004-0.054 5.3 10-3 ±2.3 10-3 2.6 10-3 - 1.8 10-2 densidad de la turba constante y ausen- sumideros netos de elementos quími- cia de compactación. De hecho, estos cos, en particular de elementos biófilos. procedimientos han sido criticados por En la Tabla 8.1 se dan los valores de CLYMO (1983) y GORHAM (1991) y, ade- acumulación y los flujos de entrada de más, en los perfiles de turba estudiados C, N y S en dos turberas de las sierras estas consideraciones no responden a septentrionales de Galicia: Penido Vello la realidad. (PVO) situada a 780 m de altitud y Pena Cuando la acumulación de turba se da Cadela (PDC), situada a 970 m. expresa como adición de masa por uni- Debido a la lenta descomposición de la dad de tiempo y superficie, los valores materia orgánica, los flujos deben ser que se han obtenido están entre 40 y considerados como valores mínimos, 120 g m-2 año-1 (media 76.7 g m-2 año-1, aunque bastante aproximados, de las desviación típica 27.8), valores conside- tasas de fijación de estos elementos. El rablemente más elevados que los 29 g flujo medio de acumulación de carbono, m-2 año-1 dados por GORHAM (1991) para el cual puede tomarse como una esti- turberas subárticas y boreales. Debido a mación mínima de la productividad pri- los procesos dominantes que intervie- maria neta (PPN) de estos ecosistemas, nen en la formación de las turberas, es de 0.33 a 0.42 t ha-1 año-1 para los éstas pueden ser consideradas como últimos 4.000 años, lo cual representa una fijación neta equivalente de CO2 de -1 turberas minerotróficas más antiguas se 1.20 a 1.55 t ha año . El flujo medio de encuentran horizontes sápricos profun- acumulación de N es de 0.012 t ha año -1 dos. y el de S de 1.9 x 10 a 5.3 x 10 t ha -1 -1 -1 -3 -3 año-1. Estas dos turberas se encuentran ubicadas en la misma sierra a tan sólo 5 km de distancia, pero muestran diferencias considerables en la acumulación de C, N y S, por lo que la altitud (como integradora de condiciones climáticas diferentes) parece desempeñar un papel preponderante en la evolución de las turberas del noroeste. La acumulación neta de C y N en PVO (a más baja altitud) es de 1.5 a casi 2 veces superior a la de PDC, mientras que la acumulación de S es casi 4 veces superior. La densidad de la turba varía entre 0.06 y 0.60 Mg m-3 y la densidad de partículas entre 1.39 y 2.22 Mg m-3, siendo 0.2 y 1.5 Mg m-3 respectivamente los valores de referencia para las turberas del noroeste de la Península Ibérica. Los valores más altos corresponden a materiales orgánicos sápricos, como ya habían señalado LYNN et al. (1974), a transiciones basales entre la turba y el suelo mineral y a capas intermedias de turberas minerotróficas con bajo grado de descomposición y elevado contenido en componentes inorgánicos. Estos últimos son resultado de la adición de materia PROPIEDADES FÍSICO- mineral debida a la erosión de los sue- QUÍMICAS DE LA TURBA los en el entorno de la turbera (VAN En la Tabla 8.2 se presenta un resu- LIEROP, 1981) y, en estos casos, el cam- men de las propiedades físico-químicas bio en la densidad de partículas es determinadas en turberas de Galicia; mayor que en la densidad del suelo algunos datos han sido tomados de (PONTEVEDRA POMBAL, 1995). El contenido referencias bibliográficas. Casi todas en C orgánico varía entre el 15% y el las turberas tienen niveles superficiales 57%, el nitrógeno entre 0.1 y 1.7% y el con materiales orgánicos fíbricos, poco S entre 0.2 y 2.6%. Los valores más o muy poco descompuestos, general- bajos se alcanzan en los niveles con mente hasta una profundidad que no mayor densidad de partícula. Aunque la supera los 25 cm. Por debajo de este descomposición de la materia orgánica nivel superficial hay materiales hémicos en las turberas es extraordinariamente seguidos por una capa basal de material lenta debido a los efectos del encharca- sáprico. Sin embargo, las hay que tie- miento y la oligotrofía sobre la actividad nen únicamente materiales fíbricos o microbiana (ZAK & GRIGAl, 1991; GORHAM, fíbrico-hémicos y sólo en algunas de las 1995), a lo largo del tiempo se mantiene 133 Tabla 8.2. Propiedades físico-químicas de algunas turberas de Galicia.(Área: N, norte; E: este; SE: sureste; S: sur; C: centro; Horizonte: tipos de horizotes orgánicos presentes; Densidad de la turba y densidad de partícula en Mg m-3; Cenizas, carbono (C), nitrógeno (N) y azufre total (S) en porcentaje; IP: índice de pirofosfato; cationes de intercambio y capacidad de intercambio catónico en cmol(+) kg-1, los valores con asterisco indican que la CIC se midió en acetato amónico a pH 7, el resto en cloruro amónico al pH de la turba (1; Jato, 1974; 2: Sanmamed, 1979; 3: Torras, 1982; 4: Leirós, 1983; 5: Molinero et al., 1984; 6: Aira y Guitián, 1986a y b; 7: Ramil et al., 1993; 8: Ramil et al., 1994). Turbera Sector Horizonte Espesor Densidad del suelo orgánico (cm) AGÑ7 BAG 7 BDX BLA BMC7 BPA BRN4 BUI5 CAD CDL8 CPD LUZ6 MII6 MIM3 PDC PNV8 PVO PZC QXI2 SUA 134 N E SE E C E C N N N E E SE SE N N N E SE E Oi-Oe-Oa Oi-Oa Oi-Oe Oi-Oe-Oa Oi-Oa Oi-Oe Oi-Oa Oe Oi-Oe-Oa Oa Oi-Oa Oi-Oe Oi Oi-Oe Oi Oi-Oe-Oa Oi-Oe Oi-Oe-Oa Oi Oi-Oe-Oa Peat pH H2O pH KCl pH CaCl2 BAG BDX BLA BMC BPA BRN BUI CAD CPD LUZ MII MIM PDC PVO PZC QXI SUA 3.5-4.3 4.3-4.6 5.9-6.0 3.9-4.0 3.5-4.3 4.2-4.7 3.2-3.8 2.5-3.9 4.3-4.7 3.4-4.8 4.6-4.9 4.7-4.9 3.6-4.4 3.6-4.6 3.4-4.8 3.8-4.2 4.5-5.6 2.3-4.3 3.4-3.8 5.1-5.3 3.5-3.9 3.8-4.2 -2.5-3.0 3.9-4.3 3.1-3.8 4.4-4.6 4.4-4.6 2.9-3.3 2.3-3.3 3.4-4.2 2.8-3.6 3.6-4.2 130 135 40 145 70 190 110 400 124 400 55 540 140 100 184 250 300 265 105 115 2.1-4.1 -4.7-4.8 ---2.0-2.4 3.2-3.7 ---2.9-3.2 2.3-3.1 3.3-4.1 -3.0-3.9 0.04-0.20 0.06-0.60 -0.11-0.26 -0.1-0.34 -0.11-0.19 0.13-0.98 0.15-0.23 0.14-0.17 --0.09-0.16 0.07-0.32 0.09-0.24 0.16-0.60 -0.10-0.23 Densidad de Porosidad Cenizas partícula (%) (%) -1.40-2.20 -1.53-1.88 -1.50-1.86 -1.90-2.20 1.34-2.06 -1.54-1.66 ---1.36-1.51 -1.39-1.53 1.72-2.22 -1.45-1.83 -55-85 -86-93 -81-93 -87-92 60-91 -89-90 ---88-94 -83-94 74-91 -77-93 -4-63 -10-25 -21-57 -4-19 2.7-79 -19-34 ---1.3-7.3 -1-12 54-76 -5-50 IP C N S 2-5 0-7 -2-7 -3-5 --1-6 -1-5 ---4-7 -4-5 2-7 -2-5 21-43 29-49 14-27 29-44 30-32 23-46 15-32 48-60 17-55 39-60 31-37 14-35 38-40 26-34 47-57 35-51 44-57 14-25 22-45 24-50 -0.2-2.3 0.1-1.0 1.8-2.4 0.5-0.7 1.1-1.7 0.7-2.0 -0.5-2.0 -2.0-2.4 0.8-1.8 1.8 1.6-2.1 1.5-2.2 -1.2-2.3 0.3-1.6 0.7-2.0 1.1-2.7 -0.20-2.60 -0.73-0.98 -0.50-1.10 --0.06-0.30 -0.79-0.97 ---0.19-0.39 -0.61-0.77 0.30-1.10 -0.54-0.95 Ca Mg Na K Al CIC 0.8-17.8 0.40-0.70 1.80-5.91 5.60-7.50 1.0-7.1 0.20-0.50 <0.01 0.1-8.1 0.60-3.59 3.00-4.30 -0.40-0.60 0.2-4.2 0.08-6.69 0.6-11.0 0.50-0.70 1.91-10.02 0.2-12.1 0.08-0.20 0.31-1.00 1.90-2.20 0.2-0.9 0.10-0.50 1.40-3.00 0.5-9.3 0.18-2.47 0.30-1.20 -0.10-0.30 4.7-13.2 4.33-9.36 0.9-2.6 0.40-1.20 0.28-1.29 0.03-0.9 0.01-0.08 0.73-2.60 0.40-0.70 0.02-0.9 0.10-1.70 1.00-2.40 0.03-1.98 0.14-0.97 0.20-0.40 -0.30-0.70 0.5-1.2 0.46-1.39 0.081.5 0.30-0.40 1.49-3.37 0.01-1.3 0.06-0.10 <0.01-2.32 <0.01-0.06 0.02-1.0 0.05-0.20 <0.01 <0.01-1.1 0.25-0.71 0.03-0.20 -0.05-0.10 <0.01-0.5 0.02-2.93 0.09-4.2 0.07-0.30 <0.01-4.02 2.9-155 8.00-10.80 <0.01-0.09 7.10-15.90 2.5-13.4 5.00-10.00 -2.7-14 6.77-10.38 3.10-4.70 -0.90-7.10 1.0-3.4 0.31-3.76 0.5-5.1 3.20-5.3 0.61-3.99 11.3-221.3 44.7-78.8* 3.79-12.31 99.5-126.9* 8.3-16.2 60.0-165.5* 74.9-95.5* 7.1-23.5 8.77-17.35 42.2-56.0* -23.8-30.7* 9.8-21.1 6.98-20.1 5.6-19.4 12.0-16.0 8.18-20.56 Cp/Ct (%) Prof. (cm) 0 20 40 60 80 2 100 3 4 5 7 6 0 0 25 20 50 40 75 60 100 80 125 100 150 120 175 140 200 BLA 160 225 CPI BLA BSB BAG 180 BAG PZC BSB BPA 250 PDC 200 PVO 275 Figura 8.3. Perfiles de relación Cp/Ct (en %) en algunas turberas (BLA: Braña de Lamela; BSB: Braña de Suárbol; CPI: Braña da Cespedosa I; BAG: Braña de Agolada; PDC: Pena da Cadela). Figura 8.4. Perfiles verticales de variación del pH en algunas turberas (BPA: Braña de Porto Ancares; PVO: Penido Vello; PZC: Poza da Lagoa Maior; BAG, BLA y BSB igual a la figura anterior. un nivel mínimo de descomposición los grupos funcionales de carbono en (DAMMAN, 1988), hecho que se puede las turberas depende primariamente de confirmar por las variaciones en profun- la edad –es decir, del tiempo de evolu- didad de la relación Cp/Ct. La Figura 8.3 ción-, pero también de las condiciones muestra que, aunque el grado de humi- ambientales exitentes durante la acu- ficación varía bastante de una turbera a mulación de la turba, tal vez mediante otra, para cada una de ellas las transi- el control de la composición de las ciones basales o los niveles minerales comunidades vegetales y la resistencia son los que poseen una materia orgáni- que ofrecen sus restos a la degrada- ca más evolucionada, mientras que la ción. turba tiene relaciones Cp/Ct muy bajas El pH de la turba varía entre 3.2 y (inferiores a 0.05). Algunos estudios en 4.9, lo que indica condiciones de ácidas curso, en colaboración con investigado- a muy ácidas (Figura 8.4), un hecho res de la Universidad de Wageningen, coherente con la elevada precipitación, sugieren que las transformaciones de los substratos generalmente ácidos, el 135 Prof. (cm) 3 0 6 9 12 15 0 0 25 3 6 9 12 0 Ca Al 15 0 Al 25 25 50 50 50 75 75 75 100 100 100 125 125 125 150 150 150 175 175 175 200 200 200 225 225 6 9 12 15 Al Mg 225 BLA 250 3 0 Ca BPA 250 PV0 250 Figura 8.5. Perfiles de concentración de los cationes dominantes en el complejo de intercambio catiónico (cmolckg-1) de algunas turberas de Galicia ( BLA: Braña de Lamela, BPA: Braña de Porto Ancares, PVO: Penido Vello). efecto acidificante de los musgos quienes argumentan que el dióxido de (M AJAKOVA 1972; carbono disuelto puede explicar al MOTZKIN, 1994) y de los ácidos orgánicos menos una parte de la acidez de la tur- formados durante la evolución de la bera. Debido a la baja capacidad amor- materia orgánica acumulada (autoacidi- tiguadora, el dióxido de carbono se ficación). Excepcionalmente, el pH es disociaría liberando protones y confi- ligeramente ácido a neutro en aquellos riendo a las aguas de poro de la turba casos en que aguas que drenan niveles un pH alrededor de 4. También podrían calizos se infiltran en la turbera (BLA, contribuir a esta acidez natural diversos Tabla 8.2). compuestos orgánicos, como ácidos La 136 & acidez P ROSKURJAKOV , característica de los húmicos. ambientes de turbera se debe en parte La capacidad de intercambio de al intercambio iónico entre el agua de la cationes efectiva (CICe) varía entre 4 y turbera y la vegetación viva, en particu- 20 cmolc kg-1. Los cationes de intercam- lar los esfagnos, pues lo pocos cationes bio siguen la secuencia Mg+2,Ca+2 > Al+3 disponibles son tomados por las plantas > Na+ > K+ en los niveles superiores de e intercambiados por protones. S HOTYK las turberas de cobertor y Al+3 > Mg+2, (1988), no obstante, señala los trabajos Na+ > Ca+2 > K+ en los más profundos; en pioneros de STREMME (1908) y otros, las turberas minerotróficas el orden más frecuente es Al+3 > Ca+2 > Mg+2 > Na+ en algún grado, influenciada por el sus- > K (en BLA el Ca es más abundante trato. Mientras que, como ya se ha que el Al en toda la turbera). La abun- mencionado, las turberas elevadas dancia de Mg en las turberas de cober- poseen un nivel superficial ombrotrófico tor de las sierras septentrionales se que se ha desarrollado sobre otro mine- debe al efecto de los aerosoles marinos rotrófico. + –hecho apoyado también por las elevadas concentraciones de Br-, mientras que el predominio del Al en las minerotróficas es una consecuencia directa de la composición de las aguas que drenan los suelos ácidos de su entorno. Independientemente de estas generalizaciones, muchos testigos de turba muestran variaciones en la distribución de los cationes intercambiables con la profundidad (Figura 8.5). La capacidad de intercambio de cationes (CIC) a pH 7 es, lógicamente, mucho más elevada, entre 24 y 165 cmolc kg-1, con las mayo- Las relaciones atómicas entre la materia orgánica activa (extraída con pirofosfato, Cp) y el Fe y Al extraídos con pirofosfato, oxalato o tetraborato, indican que la materia orgánica está fuertemente insaturada en metales y tiene una alta capacidad de complejación. La insaturación tiende a aumentar hacia la base de la turbera, al igual que el grado de descomposición de la materia orgánica, y alcanza el máximo en los horizontes A enterrados y en las capas de transición entre la turba y el sustrato mineral (PONTEVEDRA POMBAL, 1995). res diferencias frente a la CICe en las muestras de turba más ácidas y con mayor grado de descomposición. En función del origen de los nutrien- SUELOS DE TURBERA: HISTOSOLES tes, las turberas formadas en depresio- La clasificación de estos suelos nes (fens) han de ser consideradas reviste especial complejidad por diver- como minerotróficas ya que la principal sos motivos, como por ejemplo la subje- fuente de cationes es la meteorización tividad de los métodos empleados para del sustrato o las aguas que circulan por la determinación del grado de descom- los diferentes circuitos hidrológicos posición de la turba, el contenido de terrestres. Las turberas de cobertor son fibras, la dificultad para estimar el pro- ombrotróficas, alimentadas por agua de centaje de arcilla de un material domi- lluvia, aunque incluso en estos casos la nado por la materia orgánica, la hetero- composición del complejo de intercam- geneidad de la metodología empleada bio de los niveles más profundos está, en los diversos estudios y, en general, 137 Tabla 8.3. Clasificación, FAO y Soil Taxonomy, de algunas turberas representativas de Galicia. 138 Código Nombre Localización AGÑ A Gañidoira S. Septentrionaies BAG Agolada BLA Altitud (m s.n.m) Edad (BP) Clasificación 720 6895 ±50 (130 cm) Histosol térrico Medisaprist Serra de Ancares 1230 3390 ±40 (215 cm) Histosol tiónico Sulfihemist Braña de Lamela Serra de Ancares 1280 3090 ±35 (165 cm) Histosol fíbrico Borofibrist BDX Braña dos Xuncos Manzaneda-Queixa 1580 ---- Histosol térrico Medifibrist BPA Braña de Porto Ancares Serra de Ancares 1580 10650 ±170 (195 cm) Histosol térrico-tiónico Sulfihemist BUI Braña do Buio Montes do Buio 620 7725 ±50 (315 cm) Histosol térrico/fíbrico Medihemist/Medifibrist CAD Cadramón Serra do Xistral 1040 ---- Histosol fíbrico Sphagnofibrist CDL Chao de Lamoso Serra do Xistral 1039 8785 ±30 (415 cm) Histosol fíbrico Sphagnofibrist CPD Campa da Cespedosa Serra de Ancares 1415 2070 ±25 (95 cm) Histosol térrico Borosaprist LUZ Lagoa de Lucenza Serra do Caurel 1440 17390 ±90 (700 cm) Histosol térrico Borohemist MII Manzaneda II Manzaneda-Queixa 1700 ---- Histosol fíbrico Sphagnofibrist MIM Manzaneda I Manzaneda-Queixa 1630 ---- Histosol fíbrico Sphagnofibrist PDC Pena da Cadela Serra do Xistral 900 4.600 ± (185 cm) Histosol fíbrico Sphagnofibrist PNV Pena Vella A Toxiza 700 5.080 ±40 (220 cm) Histosol térrico Sphagnofibrist PVO Penido Vello Serra do Xistral 790 4.070 ±50 (245 cm) Histosol fíbrico Sphagnofibrist PZC Pozo do Carballal Serra de Ancares 1330 10370 ±210 (265 cm) Histosol térrico Borofibrist QXI Braña de Queixa Serra de Queixa 1600 ---- Histosol fíbrico Borofibrist SUA Braña de Suárbol Serra de Ancares 1080 1250 ±25 (70 cm) Histosol fíbrico-tiónico Sulfisaprist por la carencia de datos suficientes en esta muestra predominan los Histosoles la mayoría de las publicaciones. Por fíbricos (BUI, CAD, CDL, MIM, MII, PDC, ello, la que aquí se aporta ha de ser PVO, QXI, BLA) y térricos (AGÑ, BDX, considerada como una clasificación BUI, CPD, PNV, PZC), habiendo también aproximada para una buena parte de los Histosoles tiónicos (BAG), fíbrico-tióni- suelos cuyos datos se han tomado de la cos (SUA) y térrico-tiónicos (BPA), según bibliografía. la clasificación de la FAO. Con la clasificación norteamericana los suelos En la Tabla 8.3 damos una relación dominantes son los Fibrists (sphagnofi- de turberas de montaña representativas brists: CAD, CDL, MII, MIM, PDC, PNV, de diversos sectores de Galicia, indican- PVO; borofibrists: QXI, BLA; y medifi- do la sierra en la que se ubican, la alti- brists: BDX, BUI). Además aparecen tud, la edad radiocarbónica (no se trata otros grupos como los Hemists (sulfihe- siempre de la edad basal máxima) y la mists: BAG, BPA; medihemist: BUI) y clasificación según los sistemas FAO Saprists (medisaprist: AGÑ; borosaprist: (1990) y Soil Taxonomy (SSS, 1997). En CPD; sulfisaprist: SUA). 139 CAPÍTULO 9 A. Martínez Cortizas W. Chesworth E. García-Rodeja DINÁMICA GEOQUÍMICA DE LAS TURBERAS DE GALICIA QUÍMICA DE LAS AGUAS SUPERFICIALES El agua es un elemento crucial en el desarrollo y pervivencia de la turbera Como ya se ha mencionado en diver- considerarse un buen indicador de la sas ocasiones, las turberas se caracteri- naturaleza y procedencia de las aguas zan por ser ecosistemas formados casi entrantes. exclusivamente por agua (en particular El estudio de las aguas de turberas las ombrotróficas), pues constituye el del noroeste peninsular se encuentra 90% o más en peso de la turba. Por otro actualmente en sus inicios, por lo que lado, la presencia de agua es imprescin- los resultados han de tomarse como dible para la evolución y pervivencia de preliminares. El estudio se llevó a cabo la turbera y, en buena medida, la vege- en turberas de las sierras septentriona- tación que soporta está relacionada con les y orientales. Las turberas se diferen- su concentración de nutrientes. En ciaron en ombrotróficas (representadas Galicia, las aguas son en general oligo- sólo en el norte) y minerotróficas tróficas con independencia del tipo de tomando como base estudios previos de turbera que se considere, si bien hay los factores de formación y la naturale- diferencias en su composición. La quí- za físico-química de la turba. En las mica de las aguas superficiales puede minerotróficas se recogieron tanto 141 Tabla 9.1 Valores medios, desviación típica (±), mínimo y máximo (entre paréntesis) de algunas propiedades químicas de las aguas de turberas del noroeste peninsular (CE en mScm-1, cationes y aniones en mg L-1). pH CE Si Al Ombrotróficas 4.3 ± 0.35 (3.9-4.9) 44 ± 4 (39-48) 0.57 ± 0.34 (0.20-1.12) 0.28 ± 0.05 (0.22-0.35) Minerotróficas 6.0 ± 0.48 (5.2-6.7) 43 ± 8 (32-59) 2.83 ± 1.19 (1.12-5.02) 0.13 ± 0.01 (0.11-0.15) 5.9 ± 0.32 (5.4-6.5) 23 ± 8 (15-42) 1.95 ± 1.30 (0.37-4.52) 0.14 ± 0.01 (0.12-0.16) Cl NO3 SO4 PO4 Ombrotróficas 9.55 ± 1.90 (7.0-11.8) 0.32 ± 0.19 (0.20-0.65) 2.37 ± 0.49 (1.74-2.94) <0,04 Minerotróficas 6.35 ± 1.17 (5.2-10.0) 0.77 ± 0.56 (0.20-2.70) 2.50 ± 0.72 (1.12-3.20) <0,04 1.30 ± 0.28 (0.90-1.80) 0.44 ± 0.32 (0.18-1.12) 1.26 ± 0.31 (0.84-1.87) <0,04 Ca Mg Na K Ombrotróficas 0.48 ± 0.12 (0.34-0.63) 0.62 ± 0.07 (0.58-0.66) 4.26 ± 0.25 (3.96-4.58) 0.45 ± 0.15 (0.26-0.43) Minerotróficas 2.63 ± 1.22 (1.02-5.44) 1.03 ± 0.44 (0.40-1.77) 6.13 ± 0.98 (4.33-8.48) 0.46 ± 0.30 (0.19-1.15) 2.47 ± 0.45 (1.73-3.31) 0.55 ± 0.13 (0.36-0.83) 2.03 ± 0.43 (1.03-2.48) 1.02 ± 0.65 (0.40-2.63) Xistral Ancares Minerotróficas - -2 -3 Xistral Ancares Minerotróficas Xistral Ancares Minerotróficas 142 muestras de aguas circulantes como de Los resultados indican que hay cua- aguas estancadas. En la Tabla 9.1 se tro factores principales que controlan la dan los valores medios, desviación típi- naturaleza química del agua: el efecto ca, mínimos y máximos observados para marino, ligado a la distancia al océano; algunos parámetros. el relieve montañoso, acoplado al ante- rior y al clima; el tipo de turbera y el La relación Cl/Na es otro buen indidel efecto marino (M ALMER , estado del agua en la misma (estancada cador o circulante). Estos efectos son eviden- 1962b). En las aguas de turberas próxi- tes en la acidez de las aguas, la con- mas a la costa esta relación es similar a ductividad eléctrica, la concentración la del agua del mar, mientras que hacia de cloruros, sulfatos, aluminio, calcio y el interior de Galicia es inferior y alcan- sodio. Para algunas propiedades las za los valores mínimos observados (Fig. diferencias observadas se deben a más 9.1). No obstante, este parámetro pare- de uno de estos factores. ce estar a su vez afectado por el relieve, pues las turberas situadas en la vertiente norte de la Sierra del Xistral, a barlo- La distancia al mar y el relieve vento de los vientos oceánicos, tienden Este factor es el que tiene un efecto a poseer valores más altos que las dominante sobre la concentración de situadas a sotavento. cloruros y sodio, para los cuales el mar es el origen principal. Así, las turberas Tipo de turbera: de las sierras septentrionales tienen ombrotrófica vs minerotrófica valores significativamente más elevados que las de las sierras orientales. También parece influir en la concentración de sulfatos, en parte de origen marino, pues hay una diferencia significativa entre las montañas litorales y las interiores. La procedencia atmosférica exclusiva del agua que llega a las turberas ombrotróficas imprime unas características distintivas a sus aguas superficiales. Éstas son más ácidas (Figura 9.2) y más pobres en calcio que las de turberas minerotróficas, las cuales no se Al mismo tiempo, la elevada concen- diferencian significativamente entre si tración de cloruros y de sodio podría ser ni en acidez ni en concentración de cal- la responsable de una conductividad cio (véase Tabla 9.1). De igual modo, eléctrica más alta en las sierras septen- sería de esperar que se encontrasen trionales; ambos están muy correlacio- diferencias entre los tipos de turberas nados con la conductividad (coeficien- para otros nutrientes como magnesio o tes de correlacción de 0.90). En cual- sodio, pero el efecto marino se solapa quier caso, la condictividad es baja, tal aquí en gran medida. como corresponde a aguas oligotróficas. Las concentraciones de aluminio, aunque bajas, también responden al 143 Figura 9.1. Relación Cl/Na de las aguas de algunas turberas ombrotróficas y minerotróficas de las sierras septentrionales y orientales de Galicia. Figura 9.2. pH de las aguas de algunas turberas ombrotróficas y minerotróficas de las sierras septentrionales y orientales de Galicia. 144 tipo de turbera, pues la mayor acidez de dantes o sobre cauces que drenan hacia las ombrotróficas permite que este ele- las mismas –descritas en el Capítulo mento se encuentre en disolución, lo 11. En el noroeste, los cambios princi- cual no ocurre en las minerotróficas. Por pales se deben a la transformación en el contrario, las concentraciones de sili- pastizal, con aplicación de encalantes y cio son mayores en las minerotróficas fertilizantes, lo que modifica no sólo la fruto de la procedencia solígena de al química del agua sino también y de menos parte de las entradas de aguas. forma drástica las comunidades vegetales, y el pastoreo de las mismas. Estado de las aguas superficiales: estancadas vs circulantes Aún tratándose de un estudio preliminar, los datos obtenidos por el momento parecen indicar que la química de las aguas puede estar afectada por el grado de estancamiento que tengan. Así, se ha encontrado que las Estas actividades son muy variables y afectan en particular a algunas unidades de turberas minerotróficas y de turberas elevadas, dando como resultado impactos locales importantes. Esto se refleja en la variabilidad que toman indicadores químicos como por ejemplo el pH, que llega a ser próximo a la neu- aguas estancadas tienden a poseer un tralidad (Turbera de Veiga do Tremoal, pH más ácido que el de la aguas circu- Tremoal do Rego). Otro indicador es la lantes, entre 0.5-1.0 unidades, y con- concentración de nitratos, que es bas- centraciones más elevadas de cloruros tante alta en las turberas minerotrófi- y más bajas de calcio, magnesio y cas, tal vez como resultado de la sobre- sodio. Como consecuencia, las relacio- carga de ganado en las mismas. nes Cl/Na de las aguas estancadas son mas altas que las de aguas circulantes. LOS AMBIENTES QUÍMICOS EN LAS TURBERAS Otros efectos Nos referiremos aquí brevemente a Además de estos factores que pode- los ambientes químicos que se dan en mos denominar natulares, las aguas profundidad en las turberas y cómo superficiales están afectadas por diver- afectan éstos a la estabilidad de los sas actividades humanas que se desarro- minerales, dependiendo de las condicio- llan directamente sobre las turberas o nes de acidez y pontencial de oxidación. que son el resultado de transformacio- Para ello conviene recordar que en la nes indirectas sobre los terrenos circun- parte superior de la turbera existe un 145 nivel de escaso espesor de pH entre 3 y mo puede dividirse, a su vez, en una 5, bien oxigenado y en contacto con la zona superior no sulfúrica y una zona atmósfera –que se ha denominado acro- inferior sulfúrica. telm- y que por debajo del mismo se En la Figura 9.3 se muestran las encuentra el catotelm, nivel anóxico características de la deposición mineral situado bajo el nivel freático. Éste últi- en las turberas y las posibles transfor- en Figura 9.3. Ambientes químicos de una turbera ombrotrófica en función del potentcial de oxidacción-redución y del pH. Arriba se indican las fases minerales presentes en la deposición atmosférica, que dependen de la mineralogía dominante en los suelos del noroeste peninsular (no se han tenido en cuenta posibles fuentes de contaminación antropogénica). 146 maciones que pueden sufirir los minera- ocurrir en todas las turberas minerotró- les presentes (básicamente cuarzo, fel- ficas analizadas. despatos, minerales ferromagnesianos, Algunas turberas de cobertor tienen caolinita, gibsita, pirolusita y óxidos de un pH inferior a 4 en todo el espesor hierro). Los diagramas triangulares dan analizado, lo que sugiere que en la zona la misma información en diagramas de anóxica no sulfúrica tan sólo el cuarzo fases ajustados al pH y presión parcial sería estable, estando el Al y el Fe en de oxígeno. Los diagramas de fases son disolución. Por el contrario, en todas las proyecciones de disoluciones del siste- minerotróficas que hemos estudiado el ma SiO2-Al2O3-Fe2O3-H2O. pH es superior a 4, lo que implica que De forma simplificada podemos indi- son estables el cuarzo, la caolinita y la car que existe una barrera geoquímica gibsita, mientras que el Fe estaría en regulada por el pH 4, que separaría los disolución como Fe(II). medios fuertemente ácidos de los áci- Finalmente, en aquellas turberas que dos; y otras dos barreras representadas tienen un espesor muy elevado es facti- por el potencial de oxidación expresado ble que aparezca una zona anóxica sul- como presión parcial de oxígeno (PO 2) fúrica. En ambientes fuertemente áci- una a 10 bar, que separaría la zona dos además del cuarzo, en esta zona oxidada de la zona anóxica no sulfúrica, sería estable la pirita y el Al estaría en y otra a 10 bar, que separaría ésta últi- disolución; mientras que en ambientes ma de la zona sulfúrica. Este modelo menos ácidos, cuarzo, caolinita, gibsita geoquímico compartimenta la turbera y pirita serían estables. -12 -70 verticalmente en tres zonas de potencial, en las cuales la evolución mineral va a depender de la acidez de las aguas de poro de la turba. Este modelo predice por tanto la estabilidad de diversas fases minerales que llegan a la turbera por deposición atmosférica de polvo procedente de la En el acrotelm de las turberas más erosión de los suelos del entorno. Pero ácidas (pH<4) tan sólo el cuarzo y la además, sirve de base para predecir el goetita serían minerales estables, comportamiento que pueden tener otros estando el Al en disolución, tal como elementos que alcanzan la superficie de indican los datos obtenidos para las tur- la turbera (Pb, Cd, As, Hg, etc…) y beras ombrotróficas de las Serras poseen un importante papel como con- Septentrionais. Si el grado de acidez es taminates. Las turberas, por su elevado menor, a estos dos minerales se unirían contenido en materia orgánica, funcio- la gibsita y la caolinita; algo que debe nan a modo de sumideros netos y filtros 147 para estos elementos, pero la evolución nar cuándo una carga mineral pasará de de los mismos y su transferencia hacia un ambiente oxidado y ácido a otro las aguas dependerá de las condiciones reducido y en general menos ácido. Sólo químicas existentes. A ello habrán de a título orientativo, en la turbera de PVO añadirse las acciones directas o indirec- el catotelm se encuentra a unos 50-60 tas de las actividades humanas, que cm, dándose un cambio de pH de valo- pueden cambiar de manera drástica la res inferiores a 4 a ligeramente superio- química de la turbera. res al mismo. Si tenemos en cuenta que la tasa media de acumulación de turba Otro aspecto relevante que debe ser considerado cuando se estudian las turberas como sumideros de elementos minerales que hoy están comenzando a evolucionar en el catotelm se deposita- tóxicos, es que la deposición atmosféri- ron y estuvieron en un medio oxidado y ca se produce siempre en el medio oxi- fuertemente ácido durante al menos dado superficial del acrotelm y que por unos 1.000 a 1.500 años. tanto será la acidez la que regule las potenciales transformaciones iniciales. Debido al crecimiento de la turba por acreción, los componentes depositados en un momento dado irán pasando progresivamente hacia el catotelm, donde 148 ha sido de 1 cm cada 20-25 años, los Por tanto, el tiempo transcurrido desde la deposición hasta hoy es de vital importancia para predecir el comportamiento de los elementos químicos en las turberas. Por ejemplo, si un elemento se deposita bajo unas condicio- el ambiente biogeoquímico es bien dis- nes que impiden su movilidad geoquími- tinto, pudiendo darse cambios en las ca será retenido de forma efectiva; pero tendencias geoquímicas para un mismo si una vez en el catotelm las condicio- mineral o elemento. Por tanto, las posi- nes favorecen su movilidad, la cinética bles vías de evolución habrá que consi- de las reacciones que gobiernen su derarlas dentro de un modelo dinámico paso a la disolución es la que decidirá si que tenga en cuenta el crecimiento de se da una removilización significativa o la turbera, pues es clave para determi- no. CAPÍTULO 10 A. Martínez Cortizas E. García-Rodeja X. Pontevedra Pombal J.C. Nóvoa Muñoz LAS TURBERAS COMO ARCHIVOS GEOQUÍMICOS DE LOS CAMBIOS AMBIENTALES INTRODUCCIÓN Extracción de un testigo tomado en un frente de explotación industrial de turba Las turberas se desarrollan en un dos a la evolución de la vegetación pro- amplio espectro temporal y ambiental, pia de la turbera y la de su entorno, en abarcando desde hace 15.000 años los últimos años y probablemente de hasta nuestros días y, por tanto, las cara al futuro, los conocimientos adqui- características de la turba tenderán a ridos sobre el funcionamiento y natura- un equilibrio termodinámico con las leza de las turberas prometen consoli- condiciones iniciales de su formación dar líneas de investigación dedicadas al pero también evolucionarán de acuerdo estudio de la evolución climática (véase con los cambios de su entorno. Por defi- entre otros los trabajos de BARBER et al. nición, la comprensión de las causas 1994, 1999, 2000; C HAMBERS et al., que derivan en unas características 1997), de sus registros paleoambienta- específicas de la turba, permitirán inter- les y del seguimiento de los cambios pretar la dinámica ambiental durante su ambientales globales, utilizando para formación. ello la reconstrucción temporal de la Si bien los estudios que han alcanza- composición atmosférica a través del do un mayor desarrollo son los dedica- análisis del contenido en elementos 149 traza -en particular en turberas ombro- nando, a la interpretación de diferentes tróficas- y los procesos de acidificación tipos de registros y señales ambienta- por lluvia ácida. En opinión de E INO les, pero también en algunos casos a la LAPPALAINEN (1996) la intensa actividad observación directa de restos arqueoló- científica aplicada a la consecución de gicos. Entre los muchos trabajos publi- un cálculo real de los recursos mundia- cados se pueden mencionar los estudios les de turberas se debe fundamental- de invertebrados (SKIDMORE et al., 1985; mente a dos aspectos intrínsecos de KEY, 1989; WALKER et al., 1994; LAVOIE et estos ecosistemas, por un lado a su al., 1997), de diatomeas (MOORE, 1986; sensibilidad para plasmar, a través de STRAUB, 1993; MAIN, 1994; MACKAY et al., su particular desarrollo espacio - tem- 1998), de foraminíferos y rhizopodos poral, la evolución ambiental a lo largo (HEAL, 1962; TOLONEN, 1986), de la estra- del tiempo, y por otro a su capacidad tigrafía de materiales volcánicos o para acumular carbono en forma de tefras contenidas en la turba (PORTER, materia orgánica con baja tasa de reci- 1981; EINARSSON, 1986), de la señal mag- claje. nética (OLDFIELD et al., 1978), de macro- La racionalización de la investigación rrestos vegetales y carbones (UZQUIANO, en estos campos - registros ambienta- 1990; BENNIKE, 1992; ERONEN & HUTTUNEN, les antiguos y 1993), tendencias actuales- vestigios arqueológicos podría proporcionarnos elementos muy (GODWIN, 1955; ORSNES, 1970; ORME et valiosos para interpretar condiciones al., 1981), del análisis de espectros paleoclimáticas y paleobiogeográficas esporo–polínicos (TALLIS , 1964; B IRKS , así como las modificaciones que se 1986; MOORE, 1992; BARBER, 1993; amén estén produciendo en el presente a de otros citados en el capítulo introduc- diferentes escalas. Son numerosas las torio de este libro) y de los estudios escuelas científicas que hoy dirigen sus estratigráficos y su lectura en términos investigaciones hacia la elucidación de ambientales los patrones de desarrollo de las turbe- (LANGTON & LEE, 1964; TOLONEN, 1979; ras y de sus elementos, constituyentes S ILVOLA , 1986; G ORHAM , 1991; C LYMO , en acoplamiento con la evolución 1992; CORNELISSEN, 1996). ambiental. 150 de y paleoambientales Pero además, a esta multitud de La contribución que los estudios rea- registros invisibles de causalidad natu- lizados en las turberas han hecho a los ral y macrorrestros de origen antrópico, resgistros climático, biótico y cultural que han sido preservados ordenada- se debe, como hemos venido mencio- mente en el espacio y en el tiempo, se suma la capacidad de estos medios atmósfera por metales pesados, es para reflejar la impronta ambiental que necesario estudiar medios que sean ha dejado en ellos las variaciones de la archivos históricos de la composición composición atmosférica. atmosférica del momento de la deposi- Hoy día se considera que la explotación de los recursos naturales ha equiparado las actividades humanas a otras fuerzas geológicas (CHESWORTH, 1996), afectando a los ecosistemas terrestres y acuáticos y generalizándose los procesos de contaminación de la atmósfera, debido a la modificación de los flujos naturales de sus componentes. Si bien es cierto que la revolución industrial globalizó el deterioro atmosférico, las investigaciones actuales demuestran que las modificaciones inducidas por las actividades humanas comenzaron con la utilización del fuego y se fueron haciendo cada vez más intensas con el desarrollo de la agricultura y posteriormente con las primeras actividades mineras y metalúrgicas, iniciándose en cada caso desequilibrios en los ciclos biogeoquímicos de los elementos. Por lo que se refiere a la contaminación atmosférica, los estudios más recientes verifican que los flujos naturales de los elementos traza empezaron a superarse con el descubrimiento de los metales, es decir, de forma sincrónica a la evolución de las actividades minero-metalúrgicas antiguas. ción (sedimentos lacustres, hielos glaciares, turberas, etc...). Para ello, en un archivo ideal, la señal no debe estar sujeta a modificaciones postdeposicionales significativas, debe cubrir un marco temporal largo y presentar un desarrollo compatible con la duración y naturaleza de los procesos de deposición. Las turberas ombrotróficas (cuyo aporte nutricional depende sólo de la atmósfera) se encuentran entre los registros más adecuados para este tipo de estudios, ya que tienen una amplia distribución geográfica, no muestran alteraciones post-deposicionales significativas para muchos elementos y pueden cubrir los últimos 11.000 años de los ciclos atmosféricos, con lo que pueden reflejar los niveles de fondo naturales (background) de los elementos traza y las variaciones derivadas de las actividades antrópicas y de sucesos naturales catastróficos (vulcanismo). El valor de las turberas como archivos ambientales, así como una discusión de los aspectos más relevantes en relación a la continuidad del registro (control autogénico y alogénico sobre el crecimiento de la turba, permanencia de los rasgos de microrelieve, continuidad en las Para entender los procesos espacio- tasas de acumulación, representativi- temporales de contaminación de la dad de los testigos frente a secciones 151 de turba, comunidades vegetales y des- en tiempos antiguos. Los estudios composición selectiva o la sensibilidad retrospectivos de los flujos de contami- al cambio climático) hn sido abordados nantes pueden permitir sopesar la mag- de forma sintética pero muy acertada nitud del impacto humano en los ciclos por BARBER (1993, 1994). Algunos aspec- naturales. Ciertos ambientes, como los tos físico-químicos que sirven de guía hábitats de turbera, admiten pues un para la evaluación del grado de ombro- uso contextualizado para la identifica- trofía y continuidad del registro también ción de las tendencias temporales de la pueden deposición atmosférica de contaminan- encontrarse discutidos en SHOTYK (1996). tes. Dado que el aporte de los constituyentes inorgánicos a las turberas ombrotróficas depende en exclusiva de flujos atmosféricos, la composición química de la deposición (húmeda y seca) será determinante en la geoquímica de estos medios, que por ello serán receptivos a los efectos derivados de la actividad humana. Además, dadas sus características evolutivas, plasmarán las variaciones de dichos flujos a lo largo del tiempo. Según L ANTZY & 152 En la interpretación de esta dinámica medioambiental global y su reconstrucción cronológica, las investigaciones se centran en establecer los flujos naturales y antropogénicos de algunos elementos, especialmente metales traza, y los objetivos esenciales que se plantean son los de evaluar los ciclos biogeoquímicos, su estabilidad y su comportamiento frente al aumento de la carga de contaminantes. MACKENZIE (1979), las alteraciones en Muchos de los trabajos pioneros los flujos de estos elementos serán sobre la química de los elementos traza tanto más significativas en cuanto que (Ba, Be, Co, Cr, Cu, Ga, Mn, Mo, Ni, Pb, se trate de elementos litogénicos (Al, V, Zn, Zr) en turbas se deben a los estu- Fe, Si, Ti), primarios (Ca, K, Mg, Na) o dios realizados por SALMI (1955) en tur- aquellos considerados elementos traza beras finlandesas y MITCHELL (1954) en (Cd, Co, Cr, Cu, Hg, Mn, Ni, Pb, Zn, turberas de Escocia, siendo revisados y etc...). actualizados posteriormente por Tal como sugiere JONES (1997), las HUTTUNEN & KARHU (1981) para Finlandia tendencias actuales en la deposición de y Suecia. Una correcta representación contaminantes orgánicos e inorgánicos de la distribución vertical de algunos de son predecibles, pero mucho menos estos elementos (Co, Cr, Cu, Mn, Mo, conocidas son las tasas de deposición Ni, Pb, Sn, Sr, V, Zn) en el perfil de turba se debe al trabajo desarrollado por concentración en la turba en perfiles SILLANPÄÄ (1972). completos (F ORTESCUE & H ORNBROOK , Si los trabajos de Marttii Salmi son 1967; KOCHENOV & KRESHTAPOVA, 1967; imprescindibles para comprender la tra- L ARSSON , 1970; S ONESSON , 1970; yectoria científica en el ámbito de la DAMMAN, 1978; AABY & JACOBSEN, 1979; geoquímica de los elementos en las tur- C OKER & D I L ABIO , 1979; F REDRIKSSON , beras, no menos importantes han sido 1985) o en la estimación de la intensi- las aportaciones de autores como dad de los procesos naturales y antrópi- KOCHENOV et al. (1965) para el U, LARGIN cos en el desplazamiento cuantitativo et al. (1972) para el Zn y el Ni, Boyle (factores de enriquecimiento) de los (1977) para el Cu, OLDFIELD et al. (1978) contenidos de metales en la turba para el Fe, HEMOND (1980) y HVATUM et (SHOTYK & BLASER, 1999). al. (1983) para el Pb, JENSEN & JENSEN El conocimiento adquirido durante (1991) para el Hg o STEINNES (1999) para estos años a través de los estudios de el Se. un amplio grupo de investigadores se Al igual que sucede con los elemen- plasmó en 1996 en la realización del tos mayoritarios, la investigación sobre “Worksohp on Peat Bog Archives of los metales traza tiende a la simplifica- Atmospheric Metal Deposition” organi- ción de sus objetivos, centrándose para zado en Berna, Suiza, por el Geological cada caso en uno o unos pocos elemen- Institute de la Universidad de Berna. En tos y en un único compartimiento de la este foro se presentaron, entre otras turbera. Así, los estudios se ocupan de cosas, las diferentes líneas de estudio la bioacumulación en vegetación viva sobre la movilidad del Pb en las turbe- (MALMER, 1958; RÜHLING & TYLER, 1973; ras ombrotróficas, las tendencias regio- PAKARINEN & TOLONEN, 1976; GLOOSCHENKO nales y globales de su deposición vía & CAPOBIANCO, 1978; FURR et al., 1979; atmósfera, la utilización de las relacio- RAMBAEK & STEINNES, 1980; HVATUM et al., nes isotópicas de Pb en la identificación 1983; PAKARINEN et al., 1983; HALBACH et de las fuentes de emisión y su proce- al., 1985; PERCY & BORLAND, 1985), de la dencia, el cálculo de los niveles natura- deposición metálica en los horizontes les de fondo y la reconstrucción de la orgánicos superficiales (LARGIN et al., intensidad y cronología de los episodios 1972; C ASAGRANDE & E RCHULL , 1976; contaminantes. Además, se analizaron TANSKANEN, 1976; LIVETT et al., 1979; los registros de la deposición de otros OLDFIELD et al., 1981; YLIRUOKANEN, 1981; metales como el Hg, Cd, Ni, V, Cr, As, SHOTYK, 1986b), de la variación de la Sb, Se o Cs. Los resultados de este 153 encuentro aparecen recogidos en un Pb) a la atmósfera y su acumulación en volúmen de la revista de Water, Air and turberas de Bolivia. Soil Pollution (nº 3 y 4, vol. 100, 1997). El resultado de estos trabajos han La mayoría de los trabajos realizados permitido establecer diferencias entre sobre la interpretación temporal de la procesos globales y locales de contami- distribución y concentración de los nación atmosférica (véase también, por metales traza y otros elementos en las ejemplo, los trabajos sobre Pb de turberas, se han vendido desarrollando ROSMAN et al. (1997) o de SHOTYK et al. para escalas temporales amplias, del entorno de miles de años. En esta línea se han intentado identificar las aporta- (2000), sobre Ti de KEMPTER et al. (1997) o sobre Hg de BENOIT et al. (1998). ciones de las fuentes naturales a los En una línea de investigación com- ciclos biogeoquímicos de los distintos plementaria, APPLEBY et al. (1997) han elementos y la intensificación causada comprobado que la datación de la turba por la acción humana, y se ha asignado con 210Pb es coherente con otros tipos de ésta a distintas etapas culturales. registros cronológicos y que puede ser Algunos autores han descrito episodios generalizados de contaminación para épocas como el Imperio Griego o el Romano - incluso en áreas del planeta muy alejadas del lugar en el que se produjo la actividad minera y/o metalúrgica-. Por ejemplo, RENBERG et al. (2000) indican que la tasa de acumulación de Pb en Suecia durante el Imperio Romano fue unas 10 veces superior a 154 (1998), sobre Cu de KEMPTER y FRENZEL utilizada como una importante herramienta en las reconstrucciones ambientales de la deposición atmosférica histórica (últimos 150 años). El desarrollo de técnicas analíticas más específicas y mejor calibradas, y la comprensión más profunda de las fuentes, los flujos y la dinámica de estos elementos dentro del ciclo biogeoquímico, ha permitido a científicos como JENSEN & JENSEN (1991) o MACKENZIE et al. (1998), acotar el los flujos naturales de fondo, mientras campo de estudio de la reconstrucción que durante el siglo XX fue hasta 1000 temporal de cientos a decenas de años. veces (años 70); actualizando así la Estos autores han identificado la señal información aportada por LEE & TALLIS dejada en las turberas ombrotróficas de (1973) para las Islas Británicas. También Escocia, Noruega y Suecia por elemen- ESPI et al. (1997) han observado una tos como el As, Br, Co, Cu, Hg, Sb, Sc o clara sincronía entre los procesos de el Zn en los últimos 200 años, es decir, emisión de metales traza (Cd, Cu, Zn y a partir de la revolución industrial, y han constatado el efecto que sobre la depo- Hamburgo (Alemania) en sición de algunos de ellos han tenido 2001. febrero del las políticas ambientalistas de reduc- Dentro del foro de la conferencia ción de las emisiones atmosféricas. Con internacional sobre metales pesados se estas pretensiones, además de estudiar aportaron nuevas ideas y datos respec- la heterogeneidad espacial del registro, to al uso de las relaciones entre los isó- también cabe destacar los trabajos de topos del Pb (SHOTYK et al., 2000), se PHEIFFER-MADSEN (1981) en Dinamarca, propuso la utilización de isótopos esta- EL-DAOUSHY et al. (1982) en Finlandia, bles e isótopos radioactivos HVATUM et al. (1983) en Noruega, VILE et 241 ( 137Cs, Am) (APPLEBY et al., 2000) y los pulsos al. (1995) en Chequia, SHOTYK (1996) y de 14C relacionados con las explosiones SHOTYK et al. (1996, 1998) en Suiza o nucleares (Goodsite et al., 2000) como N ORTON et al., (1997) para turberas marcadores cronológicos del transporte ombrotróficas de Maine (USA). atmosférico y de la actividad post-depo- En la actualidad, y una vez que se sicional del Pb y otros elementos traza, han establecido los límites de la preser- se consolidó el estudio de la recons- vación de las señales ambientales en trucción histórica (los últimos 1000 las turberas, y las pautas generales de años) del Hg a través del análisis de tur- interpretación de las mismas, la investi- beras ombrotróficas en los dos hemisfe- gación se va redirigiendo hacia la mejo- rios (BIESTER et al., 2000; LAMBORG et al., ra de la resolución tanto analítica, como 2000; NORTON et al., 2000) y se aporta- espacial y temporal, a la comprobación ron nuevos modelos para la evaluación del nivel de fiabilidad de los cálculos de los factores de enriquecimiento y el sobre el componente antropogénico cálculo de la fracción de origen antro- (factores de enriquecimiento) de la con- pogénico en la acumulación de metales taminación, así como al comportamien- en las turberas (M ARTÍNEZ C ORTIZAS , to de las fuentes emisoras. Esta fue la 2000). Los resultados de estas sesiones base de partida de las las sesiones aparecerán en breve plasmados en un especiales 5 y 8 de la “International número especial de la revista The Conference on Heavy Metals in the Science of the Total Environment. Environment” celebrada en Ann Arbor En cuanto a la reunión de trabajo (Michigan, USA) en el año 2000, y del desarrollada en Hamburgo, pretendía “Workshop: Integrated Assessment for dar a conocer y armonizar las investiga- Policy Transboundary ciones que desde diferentes áreas, Pollutant Control” llevado a cabo en incluyendo la investigación en turberas, Analysis of 155 la modelización matemática y estudios ALGUNOS EJEMPLOS sociológicos, ayudan a establecer una mejor comprensión y control de los procesos de contaminación atmosférica transfronteriza. La reconstrucción del flujo de Pb en Europa en las pasadas cuatro décadas y la respuesta de estos A continuación hacemos una síntesis de algunos resultados obtenidos en este campo de investigación en los últimos cinco años a través del estudio de turberas ombrotróficas de las sierras septentrionales de Galicia. flujos a las sucesivas regulaciones para En la reducción de su emisión a la atmósfera fue el centro de algunas de las presentaciones. Dentro de este foro, en la sesión 1 “Measured spatial patterns and temporal trends of lead in Europe”, se debatió la especial utilidad de los registros contenidos en los hábitats de turberas no sólo para registrar las condiciones atmosféricas pasadas, sino también como herramientas que permitan ajustar mejor los modelos de flujo de los diferentes elementos potencialmente contaminantes. Durante el desarrollo de esta sesión, se expusieron los estudios de seguimiento y reconstrucción histórica y prehistórica de la contaminación por Pb en Suiza, Dinamarca y Ucrania (William Shotyk, Institute of Environmental Geochemistry, Universidad de Heidelberg, Alemania), en las Islas Británicas (Paul Redwood y 156 la turbera ombrotrófica de Penido Vello (PVO), situada en la Serra do Xistral, y con una edad que supera los 6.600 años B.P., se ha determinado el contenido total en Pb y Zn mediante un analizador multielemental EMMA -Energy-dispersive Miniprobe Multielement Analyzer- (C HEBURKIN y SHOTYK, 1996; WEISS et al., 1998) y en extractos con KCl 1M (Voltametría, Methron 646 VA-Processor) y Hg mediante un equipo Leco AMA-254 (MARTÍNEZ CORTIZAS et al., 1997, 1999). En general, los contenidos mas elevados de todos los metales se encontraron en las muestras superficiales de turba, disminuyendo con la profundidad hasta alcanzar niveles muy bajos en la parte basal, más antigua. Este es el caso de metales como el Zn y el Cd. Para el Pb (Figura 10.1) el perfil de Imperial College, distribución con la profundidad y, en España (Antonio consecuencia, con la edad de la turba, Martínez Cortizas, Dpt. Edafología y sugiere que la contaminación por Pb se Química de remonta a hace unos 2.800-3.000 años y Santiago de Compostela) y en Noruega que, desde la Edad del Hierro, se ha (Eiliv Steinnes, Norwegian University of producido un lento incremento en la Science and Technology). contaminación, hasta alcanzar valores Domink Weiss, Londres, UK), en Agrícola Universidad 35 Gasolina con plomo Factor de enriquecimiento en Pb 30 25 Gasolina sin plomo 20 15 Revolución industrial Descubrimiento de América 10 Mundo Romano Medievo Germánicos Edad del Hierro 5 Fenicios (?) 0 0 500 1.000 1.500 2.000 2.500 3.000 3.500 4.000 Figura 10.1. Registro de la contaminación atmosférica por Pb obtenido por medio del estudio de su acumulación en una turbera ombrotrófica de la Serra do Xistral. considerablemente elevados, de hasta 5 el Hg desorbido/retenido por la turba veces el nivel de fondo, en época roma- como proporciones del Hg total: baja na y mucho más elevados tras la revolu- estabilidad, HgL, proporción de mercu- ción industrial, indicando la importante rio desorbido a 30° C; de moderada influencia de las actividades mineras y estabilidad, HgM, mercurio desorbido metalúrgicas en las emisiones de meta- entre 30° y 105° C y mercurio de eleva- les a la atmósfera, sobre todo en los da estabilidad, HgH, retenido por la últimos 300 años. Las variaciones en la turba tras calentar a 105° C. Las varia- acumulación de Pb en la turbera PVO muestran una buena relación con los datos prehistóricos e históricos de la minería y metalurgia de este metal en la Península Ibérica. ciones temporales de cada una de estas proporciones para los últimos 4.000 años, muestran una clara relación con los cambios climáticos ocurridos en el suroeste de Europa y la Península Ibérica en general y de Galicia en parti- En el caso del Hg, además de su con- cular (MARTÍNEZ CORTIZAS et al., 1999). centración total, en las muestras se ha Estas variaciones son independientes medido también su labilidad térmica de la historia de la minería y de la meta- (desorción a 30° y 105° C), expresando lurgia del Hg, pero parecen depender de 157 las condiciones climáticas durante la reciente que 2.500 años y, consecuente- deposición. Así, en períodos climáticos mente se ha podido obtener una estima- fríos las formas lábiles de Hg (HgL) ción del Hg de origen antropogénico constituyen la fracción más abundante, (HgANT), como diferencia entre el Hg mientras que en las muestras corres- total y el de origen natural. pondientes a períodos cálidos predominan las más estables, HgM y HgH. Además, para muestras con edades superiores a los 2.500 años, el Hg acumulado puede expresarse como una función de dichas proporciones; dado La distribución de HgNAT indica que los climas fríos favorecen la acumulación mientras que en los cálidos se ven favorecidas las pérdidas de este elemento desde la turbera –revolatiliza- que para edades anteriores a la citada ción-, conduciendo a una menor acumu- no se conoce actividad minera ni meta- lación de Hg. El enriquecimiento antró- lúrgica, puede asumirse que dicha fun- pogénico en Hg acumulado en la turba ción es un modelo adecuado para la se ajusta mejor a los registros históri- estimación de la acumulación de Hg de cos de la minería y metalurgía de este origen natural (HgNAT). La función obte- elemento en la Península y sugiere que nida se ha empleado para el cálculo del ésta comenzó al menos hace 2.400 años HgNAT en las muestras de edad más BP, aunque su acumulación se sigue 20 Factor de enriquecimiento en Hg 15 10 Revolución industrial Mundo Árabe 5 Imperio Romano Germánicos Celtas (?) 0 0 500 1.000 1.500 2.000 2.500 3.000 3.500 4.000 Figura 10.2. Registro de la contaminación atmosférica por Hg obtenido por medio del estudio de su acumulación en una turbera ombrotrófica de la Serra do Xistral. 158 viendo afectada por la influencia de las acumulaciones entre los 2 y 8 kg ha-1. condiciones climáticas reinantes duran- Así pues, la acumulación a largo plazo te el tiempo de la deposición.(Figura está dominada principalmente por el 10.2) aporte de elementos litogénicos (Fe, Ti) No obstante, además de metales como el Pb y Hg, la acumulación de otros elementos también es posible interpretarlas en términos cronológi- cos. En la Tabla 10.1 se recoge la acumulación total de diversos elementos, procedentes de la erosión de los suelos, y por los de origen marino (Br) que son aportados a la turbera debido a su proximidad a la costa. No obstante, cuando se considera la acumulación en épocas recientes (últimos 500 y 300 años) destacan elementos tales como ocurrida en la turbera ombrotrófica de el Zn, Mn, Pb y As, para los cuales PDC durante los últimos 4.000, 500 y entre la mitad y las tres cuartas partes 300 años. El hierro es el elemento domi- de la acumulación total ha ocurrido en nante, con casi unos 3.000 kg ha , época histórica, o como el Cr, Ni y Cu seguido de Br y Ti con 300-430 kg ha . para los cuales entre la cuarta parte y El Zn, Pb, Sr, Zr, y Cr, tienen una acumu- la mitad de la acumulación es reciente. lación de entre 10 y 40 kg ha , mientras Es decir, los datos revelan una impor- que los demás elementos presentan tancia creciente de los procesos de -1 -1 -1 Tabla 10.1. Acumulación de elementos químicos (en kg ha-1) en la turbera de PDC (Serra do Xistral, Lugo) a distintas escalas temporales. Las cifras en negrita indican la proporción respecto al total acumulado en 4.000 años. Elemento Fe Br Ti Zn Pb Sr Zr Cr Mn Cu Ni As Rb Se Ga Y 4.000 años 2874.0 431.8 329.0 36.0 22.6 15.1 13.4 9.8 7.5 6.9 5.9 5.8 4.1 2.9 2.6 2.4 500 años 908.0 64.1 82.3 28.2 16.5 4.6 3.5 3.2 5.7 2.4 1.9 4.1 1.5 0.6 1.1 0.8 300 años 0.32 0.15 0.25 0.78 0.73 0.30 0.26 0.33 0.76 0.35 0.32 0.71 0.36 0.21 0.42 0.33 548.0 32.3 41.1 20.1 12.2 2.5 1.6 2.5 4.9 1.6 1.2 2.6 1.9 0.3 0.7 0.5 0.19 0.07 0.12 0.55 0.54 0.16 0.12 0.26 0.65 0.23 0.20 0.45 0.22 0.11 0.28 0.19 159 contaminación atmosférica por activida- han tenido y están teniendo en la evolu- des humanas. Por otro lado, además de ción de la contaminación atmosférica la influencia global y regional en la en el noroeste peninsular. Pero además, deposición de metales aportados por como se muestra en la Figura 10.3, el vía atmosférica, estos resultados también evidencian la acción de fuentes locales de contaminación. Las emisiones de la central térmica de As Pontes, situada en las cercanías de la Serra do Xistral, en funcionamiento desde fina- estudio de los geoindicadores ha llevado a la obtención de registros de alta resolución tanto para otros procesos inducidos por las actividades humanas (por ejemplo, la erosión de suelos) como les de la década de los años 70 del siglo para cambios ambientales de origen XX, podrían ser responsables de las ele- natural (como los cambios climáticos). vadas concentraciones de metales (Pb, La conseccución de estos registros está Hg, Mn, Zn o As), encontradas en los dando lugar, asímismo, a la elaboración niveles más superficiales de turba. de una síntesis más precisa de la evolu- Estos resutlados han permitido ir ción de los paleoambientes galaicos desvelando el papel que las actividades (véase M ARTÍNEZ C ORTIZAS , 2001) y a mineras, metalúrgicas e industriales avances fructíferos en los estudios Fig. 10.3. Reconstrucción de la evolucón climática, de la erosión de suelos y de la contaminación atmosférica debida a actividades mineras y metalúrgicas en Galicia desde el Holoceno medio (escala temporal en miles de años antes del presente). 160 sobre la dinámica cultural prehistórica e bases de datos que revelan lo ocurrido histórica (p.ej. FÁBREGAS et al. 2001). en los ecosistemas naturales con y sin Es de esperar que en años venideros asistamos a una integración de los resultados obtenidos por diversas disciplinas y técnicas (como el estudio de la intervención humana, necesarias para poder evaluar los estados actuales, identificar en qué medida esos estados se desvían del rango de estados naturales mostrados en el pasado microfósiles), que contribuya a un mejor así como identificar las causas, des- conocimiento de los ambientes pretéri- arrollar modelos predictivos validados tos y de la evolución de la biodiversidad de posibles trayectorias o escenarios en nuestra comuniadad autónoma. Los futuros y diseñar estrategias de recupe- registros paleoambientales son las ración y conservación adecuadas. 161 CAPÍTULO 11 X. Pontevedra Pombal A. Martínez Cortizas INTRODUCCIÓN "Indudablemente, puede ser difícil de entender por la gente que una turbera es un biotopo tan digno para ser conservado como por ejemplo un bosque centenario. Aquellos que no se hayan detenido a observar una turbera, sus características y valores, pueden, fácilmente, considerarla como un desierto húmedo". En: Bogs: The Ecology, Classification and Conservation of Ombrotrophic Mires. R. Lindsay. Scottish Natural Heritage, Battleby, Redgorton, Scotland. 1995. 119 p. Los suelos orgánicos reaccionan de como los esfagnos, son incapaces de manera diferente a como lo hacen los vivir si no están muy cerca del nivel fre- horizontes de los suelos minerales al ático. La superficie viva y en crecimien- ser expuestos a las condiciones oxidan- to de la turbera está por tanto íntima- tes de la atmósfera. Cuando la turba se mente ligada a la forma que adquiere su seca se mineraliza rápidamente colap- capa freática. En consecuencia es impo- sando su estructura y reduciendo su sible que se forme o mantenga turba en volumen. Este colapso produce una sub- el catotelm por encima de la profundi- sidencia que puede ser muy intensa (de dad a la que aparezca el nivel freático decenas de centímetros en pocas déca- durante la estación estival. EVOLUCIÓN Y ESTADO ACTUAL DE LAS TURBERAS EN GALICIA das). En los suelos minerales, sin Una gran parte de las turberas del embargo, la pérdida de volumen por oxi- mundo ocupan pequeñas aunque nume- dación es nula o despreciable. El proce- rosas superficies, por lo que con fre- so de desecación lleva aparejado un cuencia son ignoradas en los inventa- cambio en las comunidades vegetales, rios, los cuales se modifican continua- pues especies típicas de las turberas, mente. A pesar de que la extensión 163 mundial de turberas se estima en unos 1994), que han sido reducidas a focos 400 millones de hectáreas (3% de la aislados, residuales y fragmentados. superficie terrestre), investigaciones MALTBY & IMMIRZI (1993) resaltan que 25 recientes consideran que el gran esfuer- millones de hectáreas de suelos orgáni- zo que se realiza en el conocimiento y cos han sido drenadas o alteradas para cuantificación de este tipo de hábitat, el aprovechamiento agrícola y/o fores- acercará el valor de superficie total de tal (Tabla 11.1). Los procesos de drena- turberas a los 500 millones de hectáre- je, polución y en particular de acidifica- as (PFADENHAUER et al., 1993; MALTBY & ción en los suelos, incrementan la PROCTOR, 1996). Del total de estos eco- importancia de estos ecosistemas en si sistemas el 90% se localiza en las mismos y como instrumento para la con- zonas fría y templada del hemisferio servación de la naturaleza. norte. La mayor parte de la pérdida de Durante cientos de años, probablemente desde la época del Imperio Romano hasta finales del s. XIX, la turba se cortó y secó para utilizarla como combustible, y fue posteriormente desplazada por otros combustibles fósi- estos ecosistemas se produce en la zona templada del mundo. Así, como recuerda HEATHWAITE (1994), la reducción de la extensión de ecosistemas de turbera en el territorio de la mayoría de los les y la electricidad. El cambio de uso estados miembros de la Unión Europea de la tierra durante los últimos siglos ha alcanza valores medios superiores al modificado drástica y dramáticamente 90%. Sirva de ejemplo el hecho de que el estado de las turberas, especialmen- todas las turberas naturales de Holanda te las europeas (B OEYE & V ERHEYEN , y Polonia están en explotación, que en Suiza y Alemania sólo quedan 500 ha Tabla 11.1.- Extensión de las turberas. (*: x100 ha; **: % superficie). Original* alterada* intactas, que desde 1946 se ha explotado el 90% de estos depósitos en Gran no alterada** Bretaña y que en Irlanda se drenaron unas 80.000 ha. España 6,0 1,5 75,0 Europa 30.277 12.516 58,8 Resto 296.703 13.407 95,4 Total 326.980 26.060 92,0 El inventario Ministerio de realizado Obras por el Públicas y Urbanismo (MOPU) del Estado Español, entre 1988 y 1990 -recogido en HUGHES (1995)-, catalogó 1500 humedales naturales (entre ellos algunas turberas), dis164 tribuidos en seis unidades principales cualitativa disponible indica que existe (de montaña, kársticos, de aguas dul- un total abandono en la protección de ces, de aguas saladas, de costa, de lla- estos hábitats y un acuciante peligro nura de inundación). Para C ASADO & para la conservación de su integridad. MONTES (1995) de un total de 280.000 ha de superficie existente hace 200 años (superficie original estimada 500.000 ha) un 60% se perdieron en las últimas cuatro décadas, fundamentalmente por la extracción de agua, permaneciendo en la actualidad unas 114.000 ha que se encuentran en diferentes estados de conservación. Esta situación debería comenzar a cambiar en sintonía con la resolución de un gran número de directrices y leyes ambientales de ámbito comunitario y estatal, con carácter de legislación básica y con la voluntad de proteger de su destrucción a estos ecosistemas húmedos de extrema fragilidad. Dicha legislación se comenta en un capítulo Según estos mismos autores, el área posterior, pero sí debemos mencionar total de humedales supone menos del ahora que la jurisprudencia ambiental 1% del territorio del Estado Español. En es reflejo de la preocupación social por el caso de los humedales de montaña, la conservación de la calidad del medio tipo al que se adscriben gran parte de ambiente. las turberas ibéricas, no se ha observado que la superficie total haya sufrido un grave retroceso (2.300 ha), aunque si es preocupante que el 14% de los enclaves muestran un elevado estado de degradación. La filosofía de conservación para la utilización sostenible de los recursos naturales en todo el mundo fue discutida en "The World Conservation Strategy" (1985), preparada por la "World Conservation Union" (IUCN), con Los datos obtenidos para las turbe- la asistencia de la "World Wide Fund ras españolas pudieran no ser exactos for Nature" (WNF), "United Nations ya que con mucha probabilidad no se ha Environment Program" (UNEP), "Food incorporado al inventario precisamente and Agriculture Organization of the el núcleo de estos ecosistemas más United importante, esto es, las turberas de Nations Educational, Scientific and montaña de Galicia, que constituyen por Cultural Organization" (UNESCO). Los si solas un mínimo de 10.000 hectáreas. tres conceptos directores establecidos Aún así, si bien el valor cuantitativo no (recogido en MALTBY & DUGAN, 1994) fue- lo refleja, la realidad de la información ron: Nations" (FAO), y "United 165 - el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales - la preservación de la diversidad genética - y la utilización sostenible de especies y ecosistemas ñosas, de tal forma que constituyen la reserva natural más importante de estos humedales en toda la Península Ibérica. Mientras que las turberas minerotróficas y las ombrotróficas de tipo elevada se pueden encontrar en todo el territorio, las ombrotróficas de cobertor Concretamente en los humedales, que hoy en día compiten con la pluvisilva tropical en el interés público por su conservación, destacan su rápida disminución y la creciente concienciación del valor intrínseco de estos ecosistemas en el mantenimiento de la calidad ambiental. son exclusivas de los sectores oceánicos de las montañas septentrionales, dando lugar a un complejo de turberas de valor excepcional en todo el continente europeo. Esta continuidad espacial es imprescindible para que exista intercambio La regeneración-restauración am- genético y mantenimiento de la biodi- biental de estos medios naturales pasa- versidad de flora y fauna y para la pro- rá necesariamente, según H EATHWAITE tección de la funcionalidad de los (1994), por una fase a corto plazo de Re- humedales como verdaderos corredores humectación, que durará unos pocos biológicos en la migración de aves años; una fase a medio plazo de Re-na- desde la costa (p. ej. desde la marisma turalización del medio que se extenderá de Ortigueira-Ladrido) hasta formacio- a una o dos décadas y una última fase a nes largo plazo de Re-emplazamiento de la turba en un período de 3-5 décadas. Pero todo este esfuerzo carecerá de expectativas de éxito si no se desarrolla una cuarta fase que consistirá en la Reeducación ambiental de la población. interiores como la Lagoa de Cospeito o la de Sobrado dos Monxes. Igualmente, optimiza el control hidrológico de ríos y arroyos preservando la calidad de las aguas superficiales. La Red Natura 2000 exige la protección prioritaria de algunos de estos tipos de hábitats (7110, 7120 y 7130) y reco- 166 ESTADO DE CONSERVACIÓN DE mienda la conservación de otros (7140), LAS TURBERAS DE GALICIA y se debe tener en cuenta que ésta no Como ya hemos mencionado, las tur- será efectiva si no se incorporan de beras son ecosistemas comunes en forma inmediata e integral a una red Galicia, especialmente en áreas monta- única de protección y conservación. La formación de cortes de turba, a veces muy profundos, es un proceso natural en la evolución de las turberas de cobertor y de algunas turberas elevadas. Su inicio suele ocurrir en los bordes de los complejos turbosos, bajo condiciones climáticas adversas para la acumulación de turba -periodos secos-, y progresan tanto por factores externos -clima, actividad humana, etc...-como internos -debido a la fuerte modificación que sufre el nivel freático de la turbera-. Sin embargo, este tipo de rasgo puede desarparecer por regeneración de la turba bajo condiciones propicias para el desarrollo de vegetación formadora de turba, tal como se puede apreciar en la fotografía de la derecha, que corresponde al límite sur de la turbera de Chan da Cruz. En palabras de la Agencia Europea acogida y asumida por la “Estratexia de Medio Ambiente, la ocupación inten- Galega para a Conservación da siva del suelo por infraestructuras Biodiversidade” que se está elaborando industriales, la fragmentación de los en la actualidad en el marco de la hábitats naturales por nuevas infraes- Estrategia de la Comunidad Europea en tructuras, las urbanizaciones, el turismo materia de biodiversidad integrada en masivo y la contaminación de las aguas el Quinto Programa de Acción para el y del aire son las causas más destaca- Medio Ambiente y de la Estrategia bles en la regresión acelerada de la bio- Nacional para la Conservación y Uso diversidad en la Tierra. Esta reflexión es Sostenible de la Diversidad Biológica. 167 La estrategia gallega se elabora con Las peculiaridades ecológicas y mor- el fin de dotar de una serie de recomen- fológicas de las turberas (disponibilidad daciones complementadas por planes de agua, extensiones relativamente de acción para la protección de los ele- grandes sin impedimentos litológicos, mentos naturales que propician la con- superficies de escasa pendiente, etc…) servación de la biodiversidad. En este y el desarrollo de tecnologías aplicadas sentido, entre otros tipos de hábitats, al acondicionamiento de terrenos para se mencionan específicamente los eco- diversos usos, ha fomentado una filoso- sistemas de turbera. fía productivista, que en los últimos 40 Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, los ecosistemas húmedos de turbera de Galicia se ven gravemente amenazados por la actividad humana tanto por usos tradicionales como por años, y muy en particular desde mediados de los años 80 del pasado siglo XX, ha multiplicado las agresiones a la integridad de las turberas de toda Galicia, con el resultado de que en la actualidad estos valiosos ecosistemas -a nivel con- proyectos tecnológicos contemporáneos tinental- se encuentren en grave riesgo de utilización del espacio que ocupan. de desaparición. Esta situación está favorecida por la falta de conocimientos y estudios de 168 planificación del uso racional del área, OCUPACIÓN Y lo que perpetúa la ignorancia de su TRANSFORMACIÓN DE LOS valor por parte de la pobalción y la ECOSISTEMAS DE TURBERA EN carencia de herramientas y criterios GALICIA suficientes de gestión por parte de la Transformaciones silvopastoriles administración. En la actualidad los Las iniciativas para transformar las mayores riesgos se centran en el incre- turberas en terrenos aprovechables para mento del área destinada al pastoreo el cultivo u otros usos agro-ganaderos pora ganadería extensiva, técnicas de en Galicia tienen, quizás, su mayor drenaje y desecación para la plantación exponente en los intentos, con mejor o forestal, el desarrollo del plan eólico de peor éxito, de transformación de estos Galicia, los incendios, la ubicación de ecosistemas en praderas para la produc- infraestructuras eléctricas y de teleco- ción de pastos. Para ello se han dirigido municaciones, abertura de viales para importantes esfuerzos al drenaje de la el plan de concentración parcelaria, turba, la retirada de la vegetación pro- etc... pia, el arado superficial y el encalado. Como las características más apreciadas para la creación de pastizales sobre una turbera son la existencia de agua en abundancia pero sin encharcamiento, la ausencia de impedimentos texturales y la existencia de grandes extensiones, han sido las turberas de cobertor y turberas elevadas las que han sufrido las mayores agresiones por esta causa, si bien otros tipos de turberas también se han visto afectadas por 1984 esta actividad. En sincronía con el incremento de los pastizales se ha producido un aumento de la presión ganadera que no sólo se ha limitado a utilizar los terrenos acondicionados, sino que ha ocupado grandes zonas de turberas no transformadas, donde el ganado busca alimento y agua abriendo vías de entrada, favoreciendo la compactación de la superficie y ampliando los frentes de turba, afectando con particular intensidad a las turberas de valle y alveolo. 1996 A partir de mediados de la década de los 80 del siglo XX, algunas de las áreas mas remotas de las Serras Septentrionais comenzaron a ser transformadas intensamente mediante la apertura de viales y la creación de praderías. Esta década marca también el inicio de una serie de agresiones a las turberas, tal como puede apreciarse al comparar las dos fotografías áereas de la Veiga do Xisto (Xistral) tomadas en 1984, la superior, y 1996, la inferior. La mancha circular verde clara que aparece en 1996 es el resultado del cambio de la vegetación característica de estas turberas. Nótese también la apertura de un vial qu ellega hasta el centro de la formación. Además de la transformación a pastizales más o menos tradicional y el aumento de la cabaña ganadera, en los últimos 30 a 40 años se ha iniciado la colonización, inducida antrópicamente, de las áreas de turbera por masas forestales. Esta actividad fue inicialmente incentivada por la administración pública a través de los organismos de extensión agraria, que organizaron y ejecutaron planes de plantación extensiva de 169 1984 1996 Sobre estas líneas repoblación forestal con eucaliptos en una turbera elevada. El intento de drenaje de las turberas minerotróficas es otro de los procesos de degradación que amenazan a las turberas de montaña de Galicia. En las dos fotogtrafías aéreas de la izquierda, se aprecian las modificaciones inducidas en la turbera de Veiga do Tremoal (Xistral-Toxiza) debidas al ensanchamiento de uno de los drenajes internos que presentaba el propio sistema líneas amarillas- en condiciones naturales. Esto ha tenido como resultado el descenso de la capa freática, el debilitamientode la red de drenaje y un peor control hidrológico. Otras afecciones apreciables son la carretera que la circunda -perturbando su cuenca de captación hídrica-, el camino y el cortafuegos -en rojo, en la parte derecha-, y una pequeña cantera de extracción de áridos de la granodiorita de A Toxiza -arriba a la izquierda, en rojo. pinos, principalmente Pinus pinaster, en nes forestales de Eucaliptus, para las zonas cuyo óptimo climácico excluye la cuales a veces se procede a un intenso presencia árborea, entre las que se drenaje y subsolado. incluyeron muchas turberas elevadas, de ladera, de escalón, de valle y de alveolo. Ordenación del territorio Los resultados fueron, en general, desastrosos puesto que se dañaron profundamente muchos ecosistemas húmedos y el desarrollo del arbolado fue pírri- 170 El desconocimiento de las características ecológicas y la distribución y extensión de los ecosistemas de turberas gallegos ha dado lugar a que estos hábi- co. En la actualidad, esta actividad tiene tats no se reflejen o al menos no sean su continuidad en los intentos por parte considerados con suficiente exactitud a de particulares, en ocasiones subvencio- la hora de desarrollar planes de ordena- nados por la Administración Pública, de ción territorial. De entre ellos, uno de los establecer sobre las turberas plantacio- más importantes, por la envergadura de Ejemplo de transformación de un área turbosa en pastizal. Nivel de quema (color rojizo) en un borde de una turbera minerotrófica y colmatación con grava producto de la erosión de los suelos del entorno. las actuaciones y recursos destinados, la quema superficial pueden sufrir una es el Plan de Concentración Parcelaria combustión interna por reducción de de Galicia. La puesta en marcha de este difícil extinción, e indirectamente al y otros planes ha promovido la apertura favorecer la pérdida de cubierta vegetal de un gran número de pistas, ha desvia- y la erosión de suelos, que en su movili- do o entubado cauces y ha expuesto zación y sedimentación pueden provo- gran cantidad de material litológico a los car un fortísimo efecto de colmatación agentes externos. Todo ello se refleja en de las turberas situadas en posiciones importantes efectos de colmatación topográficas de cuenca como las turbe- mineral, seccionamiento y drenaje o ras de valle y alveolo. desecación de diversos enclaves de turberas de montaña. Explotación minera La extracción de la turba para su uso Incendios en horticultura, jardinería, etc..., es una Uno de los principales problemas grave amenaza para las turberas. Esta ambientales en Galicia es la prolifera- demanda está creciendo a nivel mundial ción de incendios de monte bajo y fores- pero las explotaciones, por su tamaño, tales en las áreas de montaña. Los carecen habitualmente de todo tipo de incendios afectan a las turberas de control, por lo que la destrucción suele forma directa por su quema, especial- ser total y la restauración escasa. mente en el caso de turberas más secas En 1979, el Instituto Geológico y como las turberas de cobertor, de lade- Minero de España de la Dirección ra y de escalón, que con posterioridad a General de Minas e Industrias de la 171 Construcción de de estos recursos a pesar de que ya en Industria, dentro del Plan Nacional de la ese momento existe una mina de turba Minería de en el área de Borralleiras de Cal Grande Abastecimiento de Materias Primas no que produce menos de 400 t año -1, Energéticas, inició un intenso reconoci- extrae turba tan sólo durante unos miento de los recursos de turba existen- pocos meses y ésta es destinada única- tes en el Estado Español. De este reco- mente al filtrado de whisky. y del el Plan Ministerio Nacional nocimiento, y respecto a la situación de las turberas de Galicia, se obtuvo que en las sierras septentrionales de Galicia (Serra do Xistral, Montes do Buio, Macizo da Toxiza) existía un potencial de explotación de turba del orden de 96 ha, con una producción estimada de 325.000 toneladas. Dentro del grupo de turberas investigadas por el Ministerio se encuentra una importante variedad de tipologías, incluyendo turberas de cobertor, turberas elevadas y turberas de valle y alveolo. Hasta la fecha de hoy no se han puesto en funcionamiento más minas de turba, posiblemente por que la dificul- Este estudio concluye que los yaci- tad de su explotación fue mayor de la mientos de turba podrían explotarse sin prevista. Sin embargo, en estos últimos dificultad, pues cuentan con unas reser- años se han generado las condiciones vas considerables, la extracción de la propicias para este tipo de uso, gracias turba no presenta ningún tipo de proble- a la apertura de gran número de acce- ma, y los accesos son buenos o su cons- sos en el área, por lo que se hace inmi- trucción no reviste grandes dificultades, nente la necesidad de protección de las si bien la climatología limitaría la turberas antes de que se otorguen nue- extracción a 3 ó 4 meses al año. El vas concesiones mineras, o se replante- Ministerio apuesta por la explotación en antiguas concesiones. Infraestructuras Otra de las actividades humanas que ha provocado y sigue provocando graves daños a las turberas de montaña de Galicia es la construcción de nuevas infraestructuras. El desarrollo indusSuperficies de explotación industrial de turba en Borralleiras da Cal Grande (Buio). Fotografía aéra del año 1984. 172 trial, la revolución agrícola-ganadera y la mejora de la calidad de vida de las Turberas afectadas por la apertura de viales, mostrando cortes profundos, sobre una superficie previamente transformada en pradera. El nivel freático ha sido severamente dañado, poniendo en grave riesgo la pervivenvia de la formación turbosa. sociedades occidentales exige un gran es la gran magnitud del espacio afecta- esfuerzo en la apertura de vías de do y la eliminación total o parcial del comunicación, en la modernización e ecosistema preexistente. incremento de las instalaciones de telecomunicaciones y en la expansión de las tierras destinadas al cultivo y la pro- Explotación de recursos eólicos ducción ganadera. El impulso recibido en los últimos Estos objetivos se llevan a cabo utili- años para el desarrollo de la energía zando espacios que hasta el momento eólica surge de dos aspectos principa- se vieron exentos de estas actividades, les, por un lado la crisis del petróleo bien por la dificultad para transformar- que a mediados de los años 70 descu- los o bien por la lejanía de éstos de las brió la excesiva dependencia de la eco- zonas de expansión de la actividad nomía mundial de la producción del humana. Precisamente, es en este tipo mencionado combustible, y más recien- de espacios donde se conservan los temente la creciente preocupación por mejores ejemplos de las turberas de los problemas ambientales derivados de Galicia, pero el desconocimiento de su la utilización de los combustibles fósi- existencia y sus realidades ecológicas les (lluvia ácida, contaminación de la propician su alteración y riesgo de atmósfera, litosfera e hidrosfera, cam- extinción por la modificación del territo- bio climático global inducido, etc...). rio. Una característica común de la Frente a esto se presenta una energía construcción de nuevas infraestructuras eólica renovable, limpia y de bajo 173 impacto ambiental, y la construcción de la Xunta de Galicia la solicitud de apro- parques eólicos como una solución bación del Plan Eólico Estratégico. Fruto positiva respecto a los movimientos de esta iniciativa fue aprobado dicho migratorios de la población al posibili- Plan, lo que supone la ordenación y tar el incremento de su poder adquisiti- optimización de los recursos eólicos de vo (trabajo directo e indirecto, redución nuestro territorio, incluyendo la partici- del aislamiento, vías de acceso a nue- pación de empresas extranjeras con vas tierras, etc...). filiales y/o delegaciones sociales en El desarrollo de las energías renova- Galicia. A partir de aquí, ya no es posi- bles en el Estado Español constituye ble realizar un análisis de alternativas una línea importante del Plan de del proyecto técnicamente viables por Investigación Energética. Así mismo, el tratarse de un proyecto con una ubica- Plan Energético Nacional incluye el Plan ción predeterminada por una atribución de Ahorro y Eficacia Energética que de uso y aprovechamiento, que ha define la estrategia para el uso eficaz seguido un proceso de planificación de la energía y la utilización de las ener- previa, por lo que las consideraciones gías renovables. La Consellería ambientales se incorporarán al proceso de Industria y Comercio de la Xunta de Galicia, en el marco de sus competencias, promulgó el Decreto 205/1995 de 6 de Julio por el que, con el fin de lograr un desarrollo armónico de este tipo de aprovechamientos y un efecto positivo sobre el tejido industrial y el desarrollo económico regional, se regula el aprovechamiento de energía eólica en Galicia. 174 de definición última del proyecto. En resumen, a finales de 1990 había en España algunos parques eólicos de pequeñas dimensiones, pero los rendimientos eólicos potencialmente buenos de algunas áreas de la Península Ibérica incentivó el desarrollo desproporcionado de los aprovechamientos eólicos. Particularmente en Galicia, las mejores Dicha norma tiene como objetivo racio- perspectivas de producción se localizan nalizar al máximo el beneficio de las en zonas de litoral y en áreas de monta- explotaciones de los recursos eólicos ña, y es aquí donde se ha concentrado dentro de un proyecto de carácter trans- el esfuerzo, de tal forma que durante los nacional de iniciativa privada. En agos- últimos años se han registrado nuevos to de 1995 la sociedad Energía Eólica de datos de la velocidad del viento para Galicia, la completar y actualizar el mapa eólico de Consellería de Industria e Comercio de Galicia, y cuantificar aquellas zonas con S. A. presentó ante La sustitución progresiva de las energías basadas en la quema de combustibles fósiles, mediante el desarrollo de energías limpias como la eólica, es un objetivo irrenunciable socialmente. No obstante, la implantación de las energías limpias puede entrar en conflicto con la preservación de hábitats naturales incluidos en la legislación con figuras de conservación prioritaria -como por ejemplo las turberas de cobertor y elevadas de las Serras Septentrionais de Galicia. En aquellos casos en que esto sucede, se hace necesaria la búsqueda de alternativas que armonicen ambos objetivos; cuando esto no es viable, la protección ambiental debiera prevalecer. características de especial interés para Montes do Buio, Macizo da Toxiza). su explotación energética. Como ya se ha mencionado reiterada- Esta estrategia eólica de Galicia, por la propia ubicación de las explotaciones, ha entrado en conflicto con la conservación y protección de un gran número de espacios de elevadísimo interés natural, ya que es precisamente en las zonas de montaña y en algunos enclaves litorales donde perviven la mayoría de estos espacios naturales. mente, en esta zona pervive un valiosísimo y bien preservado complejo de ecosistemas húmedos de turbera, en el que se pueden encontrar todas las tipologías descritas para las turberas europeas. En la actualidad, este mismo espacio es objeto de la aprobación de un macroplan de producción eólica a través de la concesión para la construcción de numerosos parques eólicos de La situación que simboliza mejor gran superficie. La puesta en conoci- este importante desajuste entre la utili- miento de los valores naturales del área zación de los recursos naturales y la por parte de asociaciones ecologistas e preservación y protección de la calidad investigadores universitarios, respecto ambiental es sin lugar a dudas lo acon- a la cantidad y cualidades de sus turbe- tecido con las turberas de Galicia y con- ras, favoreció la propuesta de la Xunta cretamente con las turberas de las sie- de Galica a las promotoras privadas rras septentrionales (Serra do Xistral, para que, en el contexto de la elabora175 ción de los informes de evaluación de A pesar de ello, la implantación impacto ambiental, se llevasen a cabo masiva de parques eólicos y sus estudios específicos sobre las caracte- infraestructuras en esta zona, así como rísticas, extensión y distribución de la priorización del rendimiento económi- estos ecosistemas. El fin era buscar alternativas viables que permitiesen compatibilizar la producción de energía eólica y la conservación de las turberas. Tras haber participado en algunas fases biental, está ocasionando inevitablemente importantes daños a estos hábitats, básicamente en dos direcciones: afecciones directas debidas a la propia ubicación de aerogeneradores, zanjas, de este proceso, a nuestro juicio los viales y tendido eléctrico sobre turberas estudios desarrollados no han hecho de cobertor, elevadas, de ladera y esca- sino ahondar en el conocimiento y pues- lón; y, afecciones debidas a las infraes- ta en valor de estos ecosistemas, tructuras subsidiarias para la recogida demandando una actuación más inte- de la electricidad producida, que nece- grada con una más decidida vocación sitan amplias áreas cuyas característi- proteccionista; pues las actuaciones cas idóneas son similares a las existen- que hasta la fecha se han llevado a cabo no han estado exentas de afecciones que podrían haberse evitado. La situación actual parece correr en sentidos bien opuestos: por un lado, los 176 co frente a la conservación medioam- tes en los espacios ocupados por turberas de valle y alveolo, por lo que éstas podrían sufrir una ocupación total o parcial con el consiguiente deterioro. El procedimiento de implantación de los parques eólicos lleva aparejado, en daños y pérdidas de estos ecosistemas definitiva, reisgos de compactación, se nos antojan irreversibles, mientras seccionamiento y eliminación parcial de que por el otro, la importancia nacional las turberas, y la puesta en marcha de e internacional que han cobrado ha cre- mecanismos de drenaje, erosión y dese- cido enormemente. cación de los mantos de turba. CAPÍTULO 12 X. Pontevedra Pombal J.C. Nóvoa Muñoz A. Martínez Cortizas E. García-Rodeja ¿POR QUÉ PRESERVAR LAS TURBERAS? EL PAPEL MEDIOAMBIENTAL DE LAS TURBERAS "... es muy sorprendente que incluso nosotros los conservacionistas hayamos empezado a justificar nuestros esfuerzos en pro de la diversidad en términos económicos. No tenemos presente que nada nos fuerza a afrontar el proceso de destrucción utilizando sus propias premisas y terminología, destructivas por sí mismas. No se nos ocurre que asignando un valor a la diversidad solamente estamos legitimando el proceso que queremos abortar; el proceso que dice que lo más importante en cualquier decisión es la magnitud tangible de los costes y beneficios monetarios. La gente teme que, si no expresa sus temores e intereses en este lenguaje, no será escuchada. El valor es una parte intrínseca de la diversidad; no depende de las propiedades de las especies en cuestión, de los usos que especies particulares pueden tener o dejar de tener, o de su demostrado papel en el balance de los ecosistemas globales. Para la diversidad biológica el valor ES. Ni más ni menos. Ninguna industria de expertos evaluadores se hace necesaria para afirmar este valor." Biodiversity. E.O.Wilson ed., 1988. De acuerdo con LINDSAY (1995), para El estudio de los ecosistemas de tur- entender la ecología y conservación de bera no sólo se hace necesario para las turberas es importante tener claras establecer el comportamiento de estos las diferencias entre los términos y con- humedales, sino también por ciertas pro- ceptos que se les aplican, y también piedades intrínsecas de los mismos que tener un profundo conocimiento de los aspectos y propiedades empleadas para clasificarlas. Las condiciones actuales del hábitat son el contexto en el cual han le confieren un elevadísimo valor medioambiental y que son el fundamento de la aplicación de criterios conservacionistas en estos hábitats. de identificarse las prioridades y las acciones de conservación que deben llevarse a cabo. Esta comprensión es también valiosa si se desea transmitir a otros la naturaleza, importancia y valor ambiental de formaciones particulares, o del hábitat como un todo. 177 Control hidrológico y de calidad efectiva que, durante el desarrollo de de las aguas una turbera, la turba libera cada vez Las turberas permanecen totalmente encharcadas a lo largo del tiempo, con frecuencia incluso mas que el substrato mineral sobre el que se han desarrollado. Las ombrotróficas se mantienen saturadas de agua porque la precipita- menos agua de la que recibe. La turbera resultante representa por ello una mezcla de un 95-98% de agua de lluvia y un 2-5% en peso de sólidos (LINDSAY, 1995), convirtiéndose en un reservorio hídrico significativo. ción que alcanza la superficie de las Las propiedades y los componentes mismas se mueve lentamente a través que constituyen estos ecosistemas le de la turba debido a la baja conductivi- confieren pues la capacidad de modifi- dad hidráulica de los restos orgánicos, y car sustancialmente las condiciones de las pérdidas por evapotranspiración en los entornos en que se forman. Así, fun- la superficie se limitan tan sólo a la fina cionan como auténticos reservorios de capa del acrotelm. La retención es tan agua e intervienen en el control hidroló- El papel de las turberas en el control hidrológico es uno de los aspectos más relevantes de estos ecosistemas húmedos. De particular importancia resulta en aquellos casos, como el de las áreas cuarcíticas del Xistral, en los cuales los materiales litológicos subyacentes están formados por mantos de derrubios. La presencia de las turberas les confiere estabilidad, tanto por el control de la escorrentía como por ejercer de cubierta que cohesiona el material. Cuando esta se retira y el flujo se concentra ejemplo de la fotografía, en la pista que da acceso al retransmisor de televisión de la cumbre de Chao de Lamoso-, la evolución del sustrato es rápida y catastrófica. La cárcava que se muestra aquí, la cual ha profundizado hasta la roca dura y ha evacuado el derrubio cuarcítico kilómetros río abajo, se formó en tan sólo dos años, y ahora progresa agrandándose. 178 gico a diferentes niveles (LEVÉSQUE & sición química de las aguas efluentes DINEL, 1982). Debido a la posición de (MALTBY & DUGAN, 1994), ya que la mate- cumbre que ocupan las turberas ombro- ria orgánica posee una gran capacidad tróficas (turberas de recarga) son capta- para la retención de iones, protegiendo doras de agua de precipitación, que es de la eutrofización, acidificación y enve- retenida en virtud de la propiedades nenamiento a los sistemas dulceacuíco- físicas del material orgánico que com- las por entradas sobre todo de N y P pone la turba y desalojada paulatina- derivado de la actividad humana y mente hacia posiciones topográficas sobreexplotación ganadera, del S de inferiores, donde se sitúan las turberas origen atmosférico que durante su oxi- minerotróficas (turberas de descarga) dación provoca fuertes procesos de aci- que cederán definitiva y controladamen- dificación, y de metales pesados extre- te el agua a los cauces. De esta forma madamente tóxicos (Hg, Pb, Cd, Zn, ...) ante extremos de precipitación actúan que se movilizarían asociados al dete- como moduladores de la descarga hídri- rioro de estos ecosistemas. ca al retrasarla frente a los máximos pluviométricos. Este mismo mecanismo regula las descargas hídricas durante el Mantenimiento de la biodiver- deshielo, evitando las riadas e inunda- sisdad y el equilibrio de las ciones y facilitando la estabilidad de las cadenas tróficas formaciones sedimentarias ubicadas a Las características específicas que menor elevación. Además, en ciertos poseen estos sistemas, permiten la casos la acumulación de turba confiere supervivencia de flora y fauna frecuen- estabilidad a las formas del terreno (ej. temente restringida a estas zonas aso- áreas de derrubios periglaciares y cam- ciadas a la formación de ecosistemas pos de bloques). relictos (de 10.000 años de antigüedad Pero este control hidrológico tam- o más, acompañando al retroceso defi- bién influye indirectamente sobre el nitivo de los hielos de la última glacia- clima, regulaciones ción), que funcionan como reservorios microclimáticas al provocar la forma- genéticos (STEWART & NILSEN, 1993) de ción de nieblas y rocío y evitar las hela- gran número de especies. facilitando las das. En estas comunidades bióticas tan Las turberas también actúan como peculiares, entre la vegetación adapta- reguladores de la concentración de da al crecimiento aéreo desde un sus- nutrientes y modificadoras de la compo- trato orgánico encharcado, se encuen179 tran orquídeas y diversas plantas insec- actividad agrícola, ganadera o indus- tívoras y una variedad de fauna con trial. diversidad de aves, pequeños mamífe- Por otro lado, durante el desarrollo ros y numerosos invertebrados sobre de una turbera se genera un balance todo de ciclo corto (dípteros, colémbo- netamente positivo de acumulación de los, nemátodos, ácaros y lepidópteros). carbono en forma de materia orgánica, La fuerte interacción que se establece entre la turbera y los factores que afectan a su evolución dan lugar a un retirando con ello CO2 de la atmósfera y reteniéndolo durante miles de años. Si bien parte de este carbono es transformado en CO y CH4, ambos gases de 2 gran número de micro y mesoecotopos, que a su vez tienen asociadas una gran diversidad de especies y asociaciones "efecto invernadero activo", su eliminación de forma natural hacia la atmósfera se realiza en proporciones relativa- bióticas (prados higroturbosos, turberas mente bajas y la relación entre el car- ombrotróficas, turberas minerotróficas bono acumulado y el emitido como de aguas estancadas, turberas minero- gases está ampliamente desplazado tróficas de aguas fluyentes, charcas, hacia la acumulación, y por tanto es etc...). correcto decir que las turberas funcionan como sumideros de gases de efecto invernadero. Indicadores de impactos ambientales a gran escala que considerar a las turberas como eco- Un primer aspecto se centra en la sistemas de bajísima resilencia, por lo sensibilidad que muestran muchas de que la alteración, en general de tipo las especies y comunidades, tanto antrópico, de estos medios acelera el vegetales como animales, que viven en proceso de descomposición de la mate- las áreas de turbera a los cambios ria orgánica y la desgasificación masiva resultantes del descenso del nivel freá- fomentando potencialmente los meca- tico o de las variaciones de la físico-quí- nismos del calentamiento climático mica del agua (GIGNAC, 1994), lo que inducido. permite que puedan ser utilizadas como marcadores biológicos de cambios a gran escala como el calentamiento climático o la lluvia ácida, pero también de impactos locales derivados de la 180 Respecto a esta circunstancia, hay Indicadores de la calidad antrópico derivado de la actividad atmosférica industrial y de técnicas agrícolas, o bien El contenido en materia orgánica una procedencia natural fruto en nume- coloidal, especialmente las sustancias rosas ocasiones de cambios climáticos húmicas, constituidas por macromolé- y ambientales. Las características parti- culas orgánicas con gran cantidad de culares de estos ambientes favorecen grupos funcionales, permite a estos su función como filtro (B OEFT et al., suelos mantener una elevada carga 1984; Z OLLER , 1993; S ONIASSY et al., eléctrica negativa. Esta situación es 1994) de sustancias peligrosas y/o con- favorable para que se produzcan nume- taminantes con un componente depura- rosas asociaciones de radicales orgáni- dor de las aguas fluyentes. cos con un amplio espectro de iones Igualmente el desarrollo temporal y metálicos, nutrientes minerales y/o espacial de las turberas permite la compuestos sintéticos de diversa natu- reconstrucción de la dinámica deposi- raleza, retardando su migración y evi- cional de los compuestos y su proce- tando la oxidación de los mismos, mecanismo que reduce o elimina su toxicidad (desactivación). dencia y así poder establecer los límites de tolerancia y valores de fondo (background) y utilizar estos humedales como Con estas características es fácil registros históricos de la deposición comprender su capacidad para retener atmosférica (D UISER & V ELDT , 1989; los materiales tóxicos presentes en los DELL'OMO & LAUWEREYS, 1993) de sustan- sedimentos y la acción de depurador cias como metales pesados (Pb, Hg, biológico de aguas o de la deposición Cd...) reflejando su evolución deposicio- atmosférica húmeda y seca. nal en épocas prehistóricas e históricas, Un ejemplo de especial importancia ya que como indican entre otros JONES & ambiental es su eficacia en la acumula- HAO (1993) estos elementos no sufren ción de hidrocarburos aromáticos policí- removilizaciones ni redistribuciones clicos (dioxinas y furanos), constituidos postdeposicionales. por un variado grupo de especies químicas mayoritariamente tóxicas, mutagénicas y/o cancerígenas (naftaleno, antraceno, 3,4-benzopireno, 3,4-benzo- Archivos de los cambios ambientales fluoranteno, etc...), que son fijados fuer- Una de las características únicas de temente por la materia orgánica del las turberas, muy en particular de las suelo. Estas sustancias tienen un origen ombrotróficas, es el hecho de haber 181 preservado un registro de la evolución EFECTO DE LAS ACTIVIDADES paleomabiental de las regiones en las HUMANAS SOBRE LAS que se han formado. Esto hace posi- TURBERAS ble identificar las diversas etapas de Los diferentes tipos de actividades desarrollo que, en muchos casos, se productivas que se desarrollan sobre las remontan a muchos miles de años. A turberas tienen riesgos específicos y partir de este registro es posible deter- efectos diferentes sobre el ecosistema. minar la evolución particular de cada En muchos casos, los mecanismos y los formación de turbera, como por ejemplo si ésta fue inicialmente minerotrófica y despues se convirtió en ombrotrófica, o si se d e s arrolló por paludifica- daños producidos por éstos son similares para distintos tipos de actividades, pero en cada una de ellas existe un agente predominante. ción directa sobre el suelo mineral. La extracción de turba, además de Por otro lado, estos ambientes son también únicos porque constituyen verdaderos registros temporales de los sucesivos fenómenos paleoclimáticos, paleoecológicos, e incluso culturales, de una región (CLYMO, 1987). Debido a su dinámica acumulativa a lo largo del tiempo, en el interior de la turbera quedan retenidos durante la deposición materiales orgánicos y restos fósiles (plantas, polen y esporas, semillas, diatomeas, etc...) e inorgánicos (cenizas, carbones, útiles arqueológicos, etc....), que son señales de los ambientes pretéritos. Esto ha permitido que en los últimos 20 años se hayan producido en estos medios algunos de los más espectaculares hallazgos arqueológicos de las culturas desarrolladas a partir del Neolítico (BUCKLAND, 1993). la propia eliminación del sustrato, en un ecosistema que consiste en un 80 a 95% de agua, causa un drenaje intensivo del sistema, una contracción rápida y drástica de la turba y en definitiva una redución añadida de la turbera. Algunos estudios llevados a cabo por el National Parks and Wildlife Service at Clara Bog , han demostrado que la pérdida de potencia del depósito turboso puede llegar a alcanzar los 6 m de profundidad, mientras que el efecto puede observarse incluso a medio kilómetro de distancia de la zona de extracción. En esta situación, se generan fuertes procesos de subsidencia que llevarán a la turbera a un agrietamiento y colapso generalizado. A partir de aquí, el desnivel de la superficie de la formación se incrementará paulatinamente y provocará un aumento de la descarga hídrica y un descenso del 182 nivel freático. Simultáneamente, La incorporación masiva de nutrien- comienza a destruirse el acrotelm y con tes favorece la eutrofización local y, él su cohorte florística, especialmente además, el drenaje realizado provoca la los musgos del tipo Sphagnum, y como desecación y oxidación de la turba y resultado la turbera pierde su capaci- acelera los procesos de acidificación de dad de autoperpetuación. Queda así la turbera y de los cursos de agua colin- expuesta a la acción del oxígeno dantes. atmosférico, permitiendo la entrada de Las turberas en general y las turbe- bacterias aeróbicas capaces de des- ras ombrotróficas en particular son componer, mineralizar y desestructurar especialmente sensibles al sobrepasto- la turba, empeñando las posibilidades reo. En las situaciones más extremas, la de rehumectación y revegetación de la vegetación natural es sustituida o des- misma. Colateralmente, el drenaje truida causa la desecación de charcas y la eli- amplias zonas de suelo desnudo, se minación de la flora y fauna asociadas activan y reactivan constantemente los a estos microhábitats, y hace la turbe- frentes de erosión y se generaliza la ra más susceptible al fuego. compactación superficial. completamente, aparecen Para las plantaciones forestales se Las comunidades de montes y los procede a un arado superficial y un propietarios particulares acostrumbran encalado más o menos intenso previo a quemar la vegetación forragera y el proceso de drenaje. Inicialmente esto matorral periódicamente, de tal forma desencadena una rápida sustitución de que aquellas turberas que han sido la vegetación y, por asociación, de la transformadas a pastos y las que sos- fauna. Debido al efecto de la fertiliza- tienen vegetación de brezal son objeto ción, las plantas propias de las turbe- potencial de estas técnicas. Por tanto, ras, que están adaptadas al crecimiento los cambios biogeoquímicos y florísti- en condiciones de escasez nutricional, cos generados por el encalado y arado mueren o reducen mucho su capacidad superficial, pueden verse agravados por competitiva y son sustituidas por otras la utilización del fuego como herramien- especies más vigorosas. Por lo tanto, el ta agrícola, pudiendo llegar a dañar efecto más inmediato de la reforesta- niveles profundos del suelo. Las conse- ción es la degradación del potencial de cuencias inmediatas son una pseudo diversidad biológica que mantienen las esterilización del sustrato y la acelera- turberas. ción de los procesos de erosión. 183 Cuando las turberas son drenadas, sión de las turberas y de los materiales por diferentes motivos, puede no obser- litogénicos subyacentes, cambios gene- varse un daño aparente en el patrón ralizados de los ciclos biogeoquímicos morfológico superficial durante un largo de distintos elementos y compuestos período. Sin embargo, las característi- químicos, eutrofización, acidificación y cas hidrológicas superficiales y subsu- contaminación de las aguas efluyentes perficiales han sido modificadas y en un y de los ecosistemas dulceacuícolas, plazo de tiempo variable y dependiente alteración del circuito y control hidroló- de la intensidad del drenaje, se produci- gico, pérdida del registro ambiental his- rá la sustitución de la vegetación propia tórico y prehistórico conservado en las de las turberas. Esta regresión está aso- turberas, etc... ciada a procesos ocultos de oxidación y mineralización de la materia orgánica, colapso estructural de la turba y subsidencia generalizada. Si bien no se sabe con exactitud si la presencia de frentes de erosión profundos se debe a la acción humana u obedece a los ciclos naturales de erosión ACCIONES QUE NO DEBEN REALIZARSE EN ÁREAS DE TURBERA PROTEGIDAS Tal como recogen FOOS & O’CONELL (1998), la apliación de la Directiva Habitats de la Unión Europea, y su posterior extensión la Red Ecológica que funcionan en las turberas, si se ha Europea Coherente Natura 2000, para la demostrado que en la mayoría de los conservación de los hábitats de turbera casos las actividades antrópicas evitan hay una serie de acciones ilegales que la estabilización y revegetación natural no deben realizarse sin el permisio del de dichos frentes y con ello el restable- órgano sustantivo, si bien no deberían cimiento del funcionamiento natural del llevarse a cabo en ningún ecosistema ecosistema. de turbera protegido o no. Estas accio- En resumen, los daños producidos nes son las siguientes: por una actividad irracional o inadecuada sobre las turberas, pero también en su entorno, inducen la perdida de diversidad florística y faunística propia, la subsidencia, compactación y colapso estructural de los horizontes superficia- 184 Áreas de turberas de cobertor y elevadas: - Pastoreo de ganado por encima de una densidad sostenible. les, oxidación y mineralización de la - Pastoreo de ganado que la semana materia orgánica, inestabilización y ero- anterior haya sido tratado con un pesti- cida que deje residuos persistentes en el estiércol. - Introducción de ganado en áreas no pastoreadas. - Construcción de carreteras o aparcamientos. - Construcción de cierres, edificios o terraplenes. - Adición de encalante. - Repoblación forestal. - Adición de fertilizantes de cualquier - Construcción y operación de parques clase. eólicos. - Creación de nuevas pistas o carreteras. - Quema de la vegetación. - Drenaje, relleno o arado. Áreas de tremedales y turberas de transición: - Ensemillado, plantación de árboles de especies introducidas. - Eliminación de rocas. - Pastoreo de ganado por encima de una densidad sostenible. - Corte de turba excepto en las zanjas ya - Pastoreo de ganado tratado la semana abiertas; no se permitirá el corte de anterior con pesticidas que dejen resi- áreas no perturbadas. duos persistentes en el estiércol. - Extracción comercial de turba o musgos. - Cambio del uso tradicional de pradera - Uso de pesticidas o herbicidas. de heno (tanto a pradera de diente como - Amontonamiento, quema o almacena- para ensilado), o de pastoreo a corte miento de cualquier tipo de material. - Alteración de los cortes naturales, lechos y flujo de los cursos de agua. - Operación de infraestructuras comerciales de recreo. - Introducción de plantas o animales que no se encuentran en el área. - Cualquier otra actividad que haya de ser notificada al Ministerio de tiempo en tiempo. - Desarrollo de infraestructuras de espar- para ensilado. - Adición de encalante a menos de 50 m de la turbera o de cualquier curso de agua que drene hacia ella. - Adición de fertilizante de cualquier clase a menos de 50 m de la turbera o en un cauce que drene hacia ella. - Corte de hierba antes de una fecha establecida. - Operación de negocios de pesca con caña desde el borde o en embarcación. cimiento incluyendo campos de golf, - Repoblación con peces. canchas deportivas, infraestructuras de - Drenaje, relleno o arado a menos de 50 acampada. - Explotación de suelo, lodo, grava, arena o minerales. m de la turbera - Ensemillado, plantación de árboles a menos de 50 m de la turbera. 185 - Uso de cualquier tipo de pesticida o her- bién por implicaciones éticas, estéticas biciada a menos de 50 m de la turbera. y económicas. En su conservación están - Amontonamiento, quema o almacena- implicadas una gran variedad de activi- miento de cualquier tipo de material a dades, tales como su clasificación, menos de 50 m de la turbera. inventariado, investigación, información - Alteración de los márgenes o del flujo educativa para su conocimiento público, de los cursos de agua dentro de la tur- acciones bera o de los que drenan hacia ella. manejo medioambiental. - Recolección de cañas o mimbres. - Introducción de especies de plantas o animales que no se encuentran en el área. - Cualquier otra actividad que haya de ser notificada al Ministerio de tiempo en tiempo. - Desarrollo de infraestructuras de esparcimiento incluyendo campos de golf, canchas deportivas, infraestructuras de acampada. - Cualquier otra actividad que pudiera provocar la contaminación de la turbera. - Explotación de suelo, lodo, grava, arena o minerales. - Construcción de carreteras o aparcamientos. - Construcción de cierres, edificios o terraplenes. - Repoblación forestal. legislativas específicas y El deseo de conservar las turberas se apoya en varias consideraciones. En primer lugar, aquellas cuyo circuito hidrológico no ha sido dañado pueden ser de gran ayuda para regular los cambios globales, como el ciclo del carbono, pero también a nivel local, por ejemplo en el balance hídrico de una cuenca. En segundo lugar, aunque existe una importante variabilidad en la composición biológica de las turberas, en conjunto, éstas soportan una amplia comunidad de organismos interrelacionados, muchos de los cuales están específicamente adaptados y confinados a estos ecosistemas. Esta importancia es tal, que existen casos en los que las turberas han sido declaradas como Reservas de la Biosfera. En su sentido más amplio, conserva- LA CONSERVACIÓN DE LAS ción es sinónimo de preservación y mantenimiento. Con este criterio, la 186 TURBERAS conservación abarca un extenso rango En palabras de H EATHWAITE et al. de actividades, que se basan en la (1993), en la actualidad la protección de buena gestión de los recursos esencia- las turberas puede ser justificada no les para la protección de organismos sólo por su valor ecológico, sino tam- escasos y en peligro de extinción. La conservación es, por lo tanto, antítesis campo de los sistemas palustres han de la explotación irresponsable de los trabajado en su clasificación en de dis- recursos, pero no de su utilización den- tintos tipos, tanto a nivel unidades indi- tro de una filosofía de sostenibilidad. viduales (mesotopos) como de paisaje Entre los objetivos que condicionan los planes de conservación de las turberas deben considerarse dos aspectos principales, las especies de flora y fauna y los hábitats. La unidad funda- (macrotopos). La multitud de enfoques y la heterogeneidad de la formación conceptual del clasificador ha generado numerosas clasificaciones -en ocasiones incompatibles-. mental para la conservación de la vida Los objetivos principales en la con- salvaje es la especie, ya que es compa- servación de las turberas se relacionan rativamente constante y fácilmente básicamente con la preservación de las definible. A este respecto, es frecuente condiciones naturales de estos ecosis- que se utilicen las asociaciones aparen- temas, del paisaje tradicional de su tes entre especies vegetales, comunida- entorno y de las especies y organismos des, como unidades de conservación. objetivo de los planes de biodiversidad. Respecto a esto, se debe tener cierto Las condiciones de naturalidad son cuidado, ya que los resultados variarán uno de los objetivos de la conservación en función de la metodología empleada más reiteradamente empleados, pero y porque, aun existiendo indudables en el ámbito de las turberas esto no es asociaciones, otras no son más que el tan claro, ya que ciertos tipos están fruto fortuito de una combinación de considerados como el fruto de la combi- especies. Por otro lado, los tipos de nación de determinadas condiciones comunidades definidas representan la ambientales y el efecto de una intensi- variación de un continuo florístico, de dad y forma de actividad humana. tal forma que la realidad en el campo La aparente inconsistencia de los puede, para lugares concretos, estar objetivos de conservación entre, por un lejos de la referencia establecida. Por lado, la prevención de daños a turberas ejemplo, WHEELER (1997) considera que: “naturales” y, por otro lado, la perpe- "los la tuación de “impactos positivos” a las European Union’s Habitats Directive, turberas modificadas por la acción son una gran amalgama de confusión de humana, son sin embargo coherentes unidades de dominancia, unidades flo- con la pretensión de mantener el status rísticas y tipos de turberas". Respecto a quo de la propia turbera. Por lo tanto, es los hábitats, los investigadores en el deseable que ante la perspectiva de hábitats reconocidos por 187 elaborar una estrategia de conservación papel crítico en la formación y conser- para ecosistemas de turbera se actúe vación de las turberas. Pequeños cam- con precaución, evitando generalizar bios en el nivel freático, o cambios rela- propiedades y procesos más allá de lo tivos en la importancia del agua del que resulte nítidamente visible, siendo suelo y de la precipitación pueden indu- necesario, para alcanzar el éxito de su cir diferencias en la composición y pér- protección, identificar sus característi- didas en las comunidades vegetales de cas específicas y el patrón común que las turberas. Por lo tanto, un paso pre- las hace participar en un macro-ecosis- vio e imprescindible para su conserva- tema interrelacionado e interdepen- ción y restauración es el estudio profun- diente. do de su ecohidrología. Los criterios En este sentido, en conservación de turberas se suele poner énfasis en la 188 básicos para la conservación de las turberas se resumen en la Tabla 12.1. necesidad ineludible de mantener espa- No es posible plantear la conserva- cial y funcionalmente las conexiones ción y perpetuación de un ecosistema hidrológicas entre las distintas unida- de turbera, es decir, definir el valor de des de turbera y su entorno. Esta condi- conservación natural, sin conocer pre- ción debe considerarse en su justa viamente la situación de sus paráme- medida a la hora de diseñar un plan de tros funcionales, esto es, sus condicio- ordenación del territorio y de los recur- nes hidrológicas, químicas y biológicas, sos naturales que evite o al menos mini- así como las características climáticas y mice el impacto sobre el ecosistema. En tróficas de la propia turbera y su entor- el caso, por ejemplo, de las plantacio- no. El Consejo para la Conservación de nes forestales o la construcción de la Naturaleza del Reino Unido estima infraestructuras viarias este conoci- que la manipulación de la hidrología es miento previo sería de gran ayuda y el primer factor en importancia en los vital importancia, de tal forma que sistemas formadores de turba y el HEATHWAITE et al. (1993) llegan a consi- manejo de la vegetación es un factor derar que en aquellas áreas donde la secundario, ya que sólo tendrá éxito precipitación anual acumulada exceda una vez que el balance de agua esté de 1.000 mm no deben realizarse opera- controlado, para lo cual se deberá estu- ciones de control hídrico (drenaje) y diar y definir en extensión y caracterís- postulan que el único uso viable para ticas la zona de amortiguación hidroló- las turberas situadas en estas regiones gica necesaria para la estabilidad del es la conservación. El agua juega un ecosistema. Tabla 12.1. Criterios para la conservación de las turberas (HEATHWAITE et al., 1993). Conservación necesaria por: Conservación dependiente de: Conservación controlada por: ■ Información científica. ■ Equilibrio ecológico ■ Valores estéticos (paisaxe). ■ Valores éticos (responsabilidades futuras) ■ Efectos económicos ■ Condiciones de naturalidad ■ Potencialidad de las amenazas ■ Imprescindibilidad ■ Diversidad ■ Variedad ■ I ntegridad ■ Representatividad ■ Hidrología ■ Química ■ Biología Con lo expuesto hasta ahora, queda más, la necesidad y el deber de preser- claro que sólo un minúsculo resto de los var y proteger estos ecosistemas e inte- ecosistemas de turbera que existieron grarlos en nuestra propia evolución de en Europa ha pervivido hasta nuestros especie como parte indivisible del pai- días en condiciones similares a las ori- saje. ginales. Su pérdida derivada de la acti- El estudio de la extensión y estado vidad humana y no de la evolución natu- de las turberas muestra grandes varia- ral del medioambiente refuerza, todavía ciones regionales. En muchas de las 189 regiones templadas más pobladas, las destrucción a largo plazo ha provocado turberas naturales y seminaturales son que en la actualidad la conservación ahora escasas y no es deseable que las tenga que dejar paso inicial a la restau- que todavía perviven sean transforma- ración, o lo que es lo mismo, la neo-evo- das en tierras de "mayor" beneficio eco- lución de las turberas en el paisaje. nómico. Ahora bien, en aquellas regio- Este es un proceso largo, mucho más nes donde estas turberas no son tan largo que los objetivos políticos a los raras, se genera un debate sociopolítico que se asocia y que buscan resultados a respecto al apropiado y necesario corto plazo. Esta realidad, sugiere que balance entre la utilización de los recur- las turberas sólo podrán ser regenera- sos y la conservación de los valores das y conservadas de manera perma- naturales para las generaciones futu- nente si son cobijadas bajo alguna figu- ras. A causa de la dificultad para cuan- ra importante de protección de la natu- tificar económicamente la conservación raleza, tanto en el plano Comunitario, de las turberas (¿es ético otorgar valor como Estatal o Autonómico. económico a la vida y al propio plane- Para que la conservación de las tur- ta?), existe una acuciante necesidad de beras sea efectiva es necesario prote- poner científicamente en valor estos ger el propio ecosistema pero también ecosistemas, en particular con el objeti- su cuenca hidrográfica como una única vo de dotar de argumentos a las posi- unidad del paisaje, incorporando las ciones conservacionistas. Sin esto, zonas de amortiguación de impactos cada decisión que afecte al futuro de adecuadas. estos humedales será de naturaleza arbitraria e incierta. Sólo cuando las turberas se perciban beras profundamente dañadas no es posible en su totalidad, es costosa eco- como un valor a largo plazo, es decir, en nómica donde se minimicen con carácter esta- emprenderse sin dilación. La preven- ble las interferencias sobre el ecosiste- ción, conservación y protección de los ma, será posible la conservación. Sin ecosistemas húmedos de turbera de embargo, la flora y fauna potencial pre- Galicia, por el estado general en que se existente ha sido dañada, desplazada y encuentran, sería menos problemática, eliminada en muchos casos por impac- factible y barata. tos reiterados. Esta circunstancia de 190 La restauración completa de las tur- y socialmente, pero debe CAPÍTULO 13 X. Pontevedra Pombal LEGISLACIÓN AMBIENTAL QUE CONCIERNE A LAS ÁREAS DE TURBERA INTRODUCCIÓN La combinación de la reordenación profundas transformaciones por accio- territorial del Estado Español, a partir nes humanas. Las cifras disponibles de finales de la década de los 70, y la reflejan que aproximadamente el 75% consolidación de las corrrientes ecolo- de los humedales han sido destruidos gistas modificó definitivamente la concepción utilitarista que la sociedad y los gobiernos tenían de la naturaleza, y posibilitó el inicio del establecimiento de convenios y leyes de conservación de en Europa y en la mayoría de los paises desarrollados, destacando lamentablemente el caso de las turberas ombrotróficas irlandesas. En otro tiempo consi- hábitats, flora, fauna y aguas de las que derados improductivos e insalubres y se beneficiaron los humedales. sistemáticamente desecados, los agua- En palabras de FERNANDO GONZÁLEZ zales son objeto en la actualidad de una B ERNÁLDEZ (1992), ecólogo y experto política de conservación específica al investigador de los humedales, estos haberse reconocido en ellos, entre otros medios son seguramente el tipo de eco- valores, un importante papel en la sistemas que ha sufrido mayores y más diversidad ecológica. 191 192 La destrucción de los humedales (IRÁN, 1971) sobre ‘zonas húmedas’ de representa una gravísima pérdida del importancia internacional, que es el patrimonio natural, que va acompañada convenio internacional de referencia a también de extinciones culturales que partir del cual todos los estados miem- se inscriben en el ámbito del continuo bros desarrollan una cohorte de directri- deterioro de los conocimientos ligados ces, en ocasiones legislativas, para la a los sistemas tradicionales de uso del catalogación, inventariado y protección suelo, los cuales representan hoy día de sus respectivos humedales. Aún una importantísima reserva de conoci- cuando, la definición de ‘zona húmeda’ mientos y soluciones para el diseño de acordada en este convenio es científica- paisajes más adecuados a las realida- mente limitada y extremadamente vaga, des actuales. La preservación de esta su valor radica en ser el referente para riqueza cultural se hace tanto más acu- todas las definiciones legales dadas ciante en cuanto que en la actualidad la para estos ecosistemas por la legisla- Unión Europea y otras administraciones ción ambiental internacional y de forma intentan reorientar políticas agrarias particular por la española. A pesar de que han resultado ser aberrantes, reem- ello, se hace imprescindible que, sose- plazándolas por soluciones menos cos- gada pero firmemente, se aborde la tosas y menos agresivas con el medio. redefinición objetiva y científica de los En la actualidad, los humedales ecosistemas húmedos, de tal forma que constituyen buenos indicadores de la sirva de instrumento libre de interpreta- salud ecológica de nuestro medio natu- ciones para la ordenación de estos ral y excelentes escaparates de la viabi- medios. lidad o fracaso de las medidas de con- Este replanteamiento debería servación desarrolladas por la adminis- comenzar por la revisión de la termino- tración ambiental. En los últimos años, logía al uso, ya que, como indica muy han proliferado los estudios profundos acertadamente JOAQUÍN ARAÚJO (1995), sobre los medios palustres ibéricos, se ha impuesto por mor del angloparla- quedando pendiente conseguir que este mentismo en temas ecológicos, el tér- conocimiento sea trasladado a las polí- mino de “Zonas Húmedas” en lugar del ticas de conservación y gestión de los correcto de Humedal, Aguazal o ecosis- humedales (CASADO & MONTES, 1995). tema húmedo. Sin embargo esta acep- En este sentido, el primer y más ción es indudablemente incorrecta para importante paso se asocia a la puesta cualquiera de las lenguas del Estado en marcha del Convenio de Ramsar Español, y deriva de la traducción literal de la palabra inglesa “Wetland”. En de las especies acuáticas, ya que los este capítulo sólo se utilizará esta aguazales son refugio y tránsito en las expresión cuando se trate de una cita o migraciones estacionales de multitud en aquellos casos en que así venga de especies. Con posterioridad, se recogida en convenios, normas y leyes ampliaron los criterios de protección a concretas. otras especies de animales y plantas asociados a estos ambientes, siguiendo los requerimientos sociales que solici- EL COMPROMISO INTERNACIONAL taban mayor protección de la biodiversidad o diversidad biológica. Esta diversi- Bajo este prisma y asumiendo los dad biológica es definida por el Minis- graves daños que han sufrido las turbe- terio de Medio Ambiente en la “Estrate- ras europeas, es comprensible el papel gia Española para la Conservación y el preponderante que han adquirido estos uso sostenible de la Diversidad Biológi- ecosistemas como instrumento para la ca” (08/03/1999) como: conservación de la naturaleza respecto “.... la variabilidad de organismos vivos a hábitats, flora y fauna y en la preser- de cualquier fuente, incluidos, entre otras vación de la calidad de las aguas dulces cosas, los ecosistemas terrestres y marinos superficiales. y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; Es este importante papel ambiental y comprende la diversidad dentro de cada biogeográfico el que ha llevado a resal- especie, entre las especies y de los ecosis- tar, en el ámbito de la conservación de temas...”. hábitats y especies, el interés de preservar para las generaciones futuras los humedales europeos en general y en concreto las turberas. Dicho plan estratégico incorpora en su anexo XV el “Futuro Plan Estratégico para la Conservación y Uso Racional de los Humedales en el marco de los El punto de inflexión lo marca la ela- Ecosistemas acuáticos de que depen- boración del Convenio Relativo a Hume- den” con la intención de conseguir el dales de Importancia Internacional o cumplimiento de nueve objetivos bási- Convenio de Ramsar (TROYA PANDURO & cos: 1) incrementar el conocimiento; 2) BERNUES SANZ, 1990) y que vio la luz el 2 concienciar a la sociedad; 3) conceder de Febrero de 1971 en Ramsar (Irán). protección legal; 4) garantizar la gestión Inicialmente, el acuerdo trataba de efectiva e integrada; 5) reforzar la capa- favorecer la protección internacional de cidad de las instituciones con el fin de hábitats necesarios para la salvaguarda conseguir la conservación y uso racio193 nal; 6) reforzar la cooperación entre ins- las actuaciones contra las actividades tituciones gubernamentales y no guber- perjudiciales para el buen estado de los namentales; 7) movilizar la asistencia humedales pero también en la concien- financiera dedicada a la conservación; ciación de gobiernos, colectivos y ciu- 8) garantizar el cumplimiento efectivo dadanos. En este ámbito es ineludible de los compromisos internacionales por la lectura de la obra de CALVO CHARRO parte del Estado; y 9) defender y conse- (1995) sobre el régimen jurídico de los guir la adhesión al Plan Estratégico del humedales. máximo número posible de instituciones. Del colectivo de organizaciones internacionales dedicadas a la defensa En la actualidad, se puede afirmar de los humedales, destacan por méritos que existe una profunda conciencia propios La UICN, La UNESCO, el WWF y social y gubernamental sobre la conser- el Consejo dde Europa. vación de los humedales, estrechamente relacionada con la concepción de carácter no renovable que tienen los recursos hídricos. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN). Esta situación dirige los esfuerzos gestores a la prevención y reducción de la contaminación de las aguas superficiales y subsuperficiales y a la preservación de la biodiversidad, por lo que la protección de estos ecosistemas no sólo posee un valor propio sino como elemento necesario para la protección ambiental global. La cooperación internacional se ve 194 Organización no gubernamental creada en 1948, indica entre sus objetivos prioritarios el asesoramiento especializado a gobiernos interesados en la mejora de su legislación en el campo ambiental. Respecto a los humedales, este colectivo coordina tres proyectos fundamentales: A.- El proyecto MAR: estimulada por los efectos ambientales Este proyecto, que se inició en 1961 transfronterizos, obligando a las organi- y cuyas letras designan el concepto zaciones internacionales a constituirse marisma en varios idiomas, busca la en el motor aglomerante de las distin- protección de los humedales europeos y tas políticas estatales, llegando incluso norteafricanos. La conferencia MAR, a forzar un cambio conceptual de éstas. celebrada en Camarga (Francia) puso eL Estas organizaciones tienen una función relieve el dramático deterioro de los clave en la orientación y ejecución de humedales, y los países participantes acordaron la elaboración de un inventa- Ciencia y la Cultura (UNESCO). Si bien rio detallado de sus aguazales, caracte- el espacio destinado a los humedales rizándolos, clasificándolos y recopilán- fue pequeño, no obstante hace referen- dolos en un informe destinado a gobier- cia a la importancia de estos ecosiste- nos y asociaciones conservacionistas. mas como refugio de vida y preserva- El documento se publicó en 1965, e inicialmente comprendió 217 humedales de interés internacional, y fue la base para la realización de la Conferencia Internacional sobre estos ecosistemas de Ramsar en 1971, donde se firmó el primer Convenio Internacional para la Protección de los ción de la biodiversidad. Posteriormente, en la Conferencia Internacional de Madrid de 1984 se resuelve esta deficiencia con la declaración de dos objetivos esenciales, i.- la promoción de hábitats y ecosistemas; ii.- el fomento de las acciones destinadas a la conservación de áreas específicas. El Estado Español formalizó sus rela- Humedales. ciones con esta organización en 1966 a B.- Los proyectos AQUA y TERMA través de la admisión del ICONA, y en Junto con la UICN, estos proyectos 1984 España se adhiere en calidad de fueron coordinados por el Programa miembro. Respecto a los humedales el Biológico Internacional (PBI) y la Oficina Estado asumió el contenido íntegro de Internacional de Protección de los la Recursos Naturales (BIRS). El proyecto Conservación de la Naturaleza el 6 de AQUA trabaja sobre la protección de las junio de 1980 comprometiéndose a pro- aguas continentales con importancia teger los estuarios, rías, marismas, para la investigación y la educación, zonas costeras y húmedas; la elabora- mientras que el proyecto TERMA fue ción de inventarios de zonas húmedas, destinado a la protección de los ecosis- etc... Estrategia Mundial para la temas constituidos por turberas. C.- La Estrategia Mundial para la Conservación Esta estrategia la diseñó la UICN en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Organización de las Naciones Unidas para la 195 La Organización de las Naciones B.- Programa de las Naciones Unidas Unidas para la Educación, para el Ciencia y Cultura (UNESCO). (PNUMA) Medio Ambiente Creada en 1965, se dedica a estimu- Definido el 16 de junio de 1972 en lar la paz internacional y el bienestar Estocolmo, entre sus propósitos presen- común a través de las relaciones culturales, científicas y educativas. La relación de esta organización con los ecosistemas húmedos se sintetiza en cua- ta el de estimular, favorecer, complementar y aclarar la acción y actitud de la sociedad sobre los problemas de interés relacionados con el medio ambiente. tro líneas básicas: C.-Programa Hidrológico Internacional A.- El programa MAN AND BIOSPHE- (PHI) RE (MAB) Íntimamente relacionado con los Iniciado en 1970, pretende incremen- ecosistemas húmedos pretende: i.- eva- tar los conocimientos científicos y for- luar la influencia del hombre en el ciclo mar personal cualificado en el manejo hidrológico; ii.- estudiar los efectos racional y a largo plazo de los recursos antrópicos sobre los recursos hídricos; naturales, estimulando un enfoque glo- iii.- determinar la intensidad de la con- bal vinculado al esfuerzo común de paí- taminación del recurso agua y sus efec- ses con problemas compartidos. tos e interacciones ambientales; iiii.- El proyecto número 5 de este progra- modificar los hábitos en el uso y gestión de los recursos hidrológicos. ma se encarga del estudio de los ecosistemas acuáticos no oceánicos y de su interacción. Por otro lado el proyecto número 8 abarca el diseño de las zonas D.- Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. naturales a conservar, así como la pro- Esta convención de 1972, estimula tección de los recursos genéticos que indirectamente el respeto a la integri- éstas poseen, estableciendo una Red Internacional de Espacios Protegidos denominados Reservas de la Biosfera, constituidas por zonas ecológicas representativas de un ecosistema. dad de los humedales al proteger determinadas áreas de este tipo incluidas en el inventario de bienes culturales y naturales estimados de valor universal, los cuales los Estados se comprometen a identificar, proteger, conservar y revalorizar, apoyados económicamente a 196 través del Fondo del Patrimonio B.- Mundial. su comité nacional, que dentro del proMAB propuso a la Mesa Directiva del Consejo Internacional de Coordinación de Protección de Hábitats y Especies en Peligro de Extinción España participa en la UNESCO con grama Programa la declaración de diez espacios naturales españoles como Reservas de la Biosfera, de los cuales Este programa, además de afectar a los humedales indirectamente por su contenido en especies y hábitats en peligro de desaparición, fomentó una campaña de concienciación sobre la tres son humedales (Parque Nacional de importancia de los humedales y la diná- Doñana, la Mancha Húmeda, las maris- mica de destrucción que a escala global mas del río Odiel). sufren. El representante español de esta Fondo Mundial para la organización es ADENA que se fundó en Naturaleza (WWF). 1968, y se ocupa fundamentalmente en Esta organización internacional de la realización de estudios de caracteri- carácter privado se creó en 1961 y los zación e inventario de hábitats y espe- objetivos vinculantes para todos los cies. colectivos miembros son los de conservar el medio natural y los procesos ecológicos, fomentar la concienciación Consejo de Europa. ambientalista, y apoyar económica y Creado en 1949, ha trabajado activa- técnicamente las actividades conserva- mente en multitud de programas, con- cionistas. Dentro de los proyectos reali- venciones y campañas dirigidas a incre- zados destacan por su relación con los mentar el conocimiento y defensa de los humedales los siguientes: A.- Protección de las Marismas de Doñana Está fue la primera acción de la orga- valores naturales. De entre ellos se pueden extraer dos por su importancia para los ecosistemas húmedos: A.- Carta Europea del Agua. nización en relación con la conservación de humedales, y en ella el WWF compró La Carta Europea del Agua se aprobó parte de las marismas y presionó al en 1967, y con ella doce criterios bási- gobierno para que fueran declaradas cos para la regulación y gestión del Parque Nacional. agua. 197 1) Sin agua no hay vida posible, es un bien preciado e indispensable para toda vida humana. ración de especialistas y en la información pública. 10) El agua es un patrimonio común 2) Los recursos de agua dulce no son cuyo valor debe ser reconocido por inagotables, es indispensable preser- todos. Cada uno tiene el deber de uti- varlos, controlarlos y, de ser posible, lizarla con cuidado y de no desperdi- acrecentarlos. ciarla. 3) Alterar la calidad del agua es perjudi- 11) La administración de los recursos car la vida del hombre y de otros hídricos debería encuadrarse más seres vivos que de ella dependen. bien en el marco de las cuencas natu- 4) La calidad del agua debe ser preser- rales que en el de las fronteras polí- vada de acuerdo con las normas ticas y administrativas. adaptadas a los diversos usos previs- 12) El agua no tiene fronteras. Es un tos y satisfacer, principalmente las recurso común que requiere la coope- exigencias sanitarias. ración internacional. 5) Cuando las aguas, después de utilizadas, se reintegran a la naturaleza no deberán comprometer el uso posterior, público o privado, que de éstas se haga. 6) El mantenimiento de la cobertura vegetal adecuada, preferentemente forestal, es esencial para la conservación de los recursos hídricos. 7) Los recursos hídricos deben inventariarse. 8) Para la adecuada administración del 198 B.- Campaña para la Conservación y Gestión de los Humedales. El Consejo de Europa comenzó en 1976 una extensa e intensa campaña para la conservación y gestión de los humedales en la que se elaboró una estrategia centrada en dos puntos primordiales: a) identificación de los valores ambientales de estos ecosistemas; y b) difusión de éstos en los medios de comunicación. agua es preciso que las autoridades La existencia y rigurosidad de estos competentes establezcan el corres- convenios internacionales es imprescin- pondiente plan. dible para promover las acciones con- 9) La protección de las aguas implica un servacionistas sobre los humedales. importante esfuerzo, tanto de investi- Dentro de estos se pueden diferenciar gación científica, como en la prepa- convenios indirectos y específicos en función de su concreción respecto a Justicia. Su principal directriz y objetivo estos ecosistemas. es: Los convenios internacionales que “impedir ahora y en el futuro, la merma aspiran a preservar los recursos de progresiva y la pérdida de los humedales flora, fauna y hábitats pueden tener gran valor en la protección de los hume- utilizando para ello la acción internacional coordinada”. dales al estar éstos fuertemente vinculados a refugios biológicos relevantes. Considerando como humedal: En el caso de España son sobre todo dos “... las zonas pantanosas, marjales, tur- los convenios implicados: el Convenio beras o superficies recubiertas de aguas sobre la Conservación de las Especies naturales o artificiales, permanentes o Migratorias de las Aves Silvestres, fir- temporales, con agua estancada o corrien- mado en Bonn en 1979 y ratificado por España en 1985, y el Convenio Relativo a la Conservación de la Vida Silvestre y del Medio Natural en Europa, firmado en Berna en 1979 y ratificado por España en 1986. te, ya sea dulce, salobre o salada, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad con marea baja no exceda de seis metros.” La principal herramienta que propone la comisión para el cumplimiento de este objetivo es la confección de una Respecto a los convenios internacio- lista en constante renovación en que nales implicados específicamente en la todos los firmantes deben incluir, con protección de los humedales hay que sus límites precisos situados en un destacar que en la actualidad sólo exis- mapa, los humedales que deban ser te un convenio de alcance global y con- considerados de importancia internacio- sensuado, el ya mencionado “Convenio nal, comprometiéndose a conservarlos, Internacional de Ramsar”. Es el primer vigilarlos y explotarlos racionalmente. documento que Al adherirse al convenio, cada miembro regula las acciones para la conserva- debe inscribir al menos un humedal en ción de los humedales y se redactó en la lista y: intergubernamental Ramsar en 1971, pudiendo ser suscrito “.... fomentará la conservación de los en cualquier momento por todo Estado humedales mediante el establecimiento de miembro de la Organización de las reservas naturales en humedales que estén Naciones Unidas, de alguna de sus ins- o no incluidos en la lista, y tomarán las tituciones, de la Agencia Internacional medidas adecuadas para su salvaguarda”. de la Energía Atómica o sea Parte del El Estado Español se adhirió al con- Estatuto de la Corte Internacional de venio que entró en vigor el 4 de sep199 tiembre de 1982, pasando desde este 1972 se expresa el convencimiento de momento a formar parte del ordena- la necesidad y urgencia de la puesta en miento jurídico interno español con marcha a nivel comunitario de medidas carácter de normativa de mínimos y su eficaces para la protección de la calidad definición de humedal sirvió de modelo medioambiental, ya que en lo relativo a a la normativa española posterior, espe- la conservación del patrimonio natural cialmente a la Ley de Aguas 29/1985 y el ámbito estatal es demasiado limita- al Reglamento de Dominio Público do. Hidraúlico (R.D. 849/1986) que lo desarrolla. Inicialmente se designaron dos espacios, el Parque Nacional de Doñana y el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, para entre 1990/92 añadir 35 espacios más, de los cuales ninguno está constituido por ecosistemas de turbera. Esta inquietud pública, se ha visto plasmada con la resolución de un gran número de directrices y leyes ambientales de espectro comunitario y estatal, con carácter de legislación básica, delimitando los requisitos mínimos a cumplir en materia de protección ambiental y con la voluntad de proteger de su destrucción a estos ecosistemas húmedos MARCO AMBIENTAL LEGISLATIVO Un análisis de la evolución jurídica “Existen en la legislación del Estado sobre los humedales discrimina, desde Español medios legales suficientes para la un inicio, dos datos destacables: el giro protección efectiva de los humedales, pero copernicano que ha experimentado el de nada sirven todas las medidas previstas régimen jurídico de estos espacios, al si la Administración no actúa de acuerdo con los mandatos del legislador al respecto y de acuerdo con el principio de eficacia 200 de extrema fragilidad. pasar del intento obsesivo de erradicar los aguazales a la pretensión de su pro- que le impone el art. 103 de la Constitución tección, defensa y regeneración, y la Española”. Calvo Charro, M. El Régimen abundante normativa existente que jurídico de los humedales. Boletín Oficial afecta, directa o indirectamente a los del Estado. Universidad Carlos III de humedales y que ayuda a constituir su Madrid, 1995. complejo y en ocasiones ambigüo régi- En la Cumbre de París de 1972 los men normativo, en el que se entrecru- jefes de Estado y de la UE definieron las zan legislaciones internacionales y bases de la política común en materia estatales, y dentro de éstas, nacionales de medio ambiente. En resolución del y autonómicas con problemas, no siem- parlamento europeo de 18 de abril de pre resueltos, de solapamiento de com- petencias administrativas sobre estos medios. Los humedales han resultado objeto de regulación desde antes de la Edad Media. Pero tal regulación no ha tenido siempre una misma causa ni ha preten- Contextualización Histórica dido en todas las ocasiones obtener un “Real Orden de 31 de Marzo de 1794, mismo resultado. En efecto, estos espa- concediendo permiso a un particular para cios constituyeron a veces objeto de la libre introducción de fuera del reino de instrumentos, herramientas y máquinas necesarias para el beneficio de una mina protección por parte de los monarcas y nobles amantes de la caza; resultaron de carbón de piedra y turba que ha descu- luego prácticamente exterminados en bierto”. pro de la sanidad, la agricultura y la Por la secretaría del despacho de economía de estado; para finalmente Hacienda se ha comunicado a la de la acabar, en las últimas décadas, siendo Superintendencia General de ella con fecha el centro de atención de Organismos de 31 de Marzo último la Real Orden Internacionales, grupos ecologistas y siguiente: gobiernos, que tratan de recuperar El Rey conformándose con el dictamen aquellos aguazales que quedan agoni- de la Junta General de Comercio, Moneda zantes y preservar los que se hallan en y Minas, se ha servido conceder permiso a buen estado. D. Juan González de Arce, del Comercio de Santander, para que pueda introducir de Es claro, por lo tanto, que en distin- fuera del Reino, libres de derechos todos tos momentos históricos la regulación los instrumentos, herramientas, máquinas en lo tocante a los humedales ha esta- y demás útiles que necesite para el benefi- do apoyada por lo que en cada ocasión cio y laboreo de una mina de carbón de pie- el legislador ha supuesto que era el dra y turba que ha descubierto en el sitio Valdío Común nombrado de las Llamas, interés general. entendiendose esta gracia por punto gene- La obstinación humana por destruir ral y para todos los que beneficien minas, estos medios deriva de la creencia de por deberse comprender estas en la clase que en primer lugar, estas zonas son de fábricas a cuyo favor se expidió la Real Orden circular de 16 de Mayo de 1791. Lo que participo a VV.SS. para su inteligencia y cumplimiento en la parte que les toca. D. cuna de fiebres palúdicas, focos de infección y áreas insalubres que debían ser saneadas a toda costa. G. a VV.SS. Ms. As. Aranjuez, 9 de Abril de “... en la fundación de una ciudad será 1794. D. Gardoqui a los Srs. Directores la primera diligencia la elección del paraje Generales de Rentas. Archivo Histórico más sano... Evitarase también la cercanía Nacional, Hacienda, Libro 8046, Fol. 73-74. de lagunas; porque viniendo de la ciudad 201 las áureas matutinas al salir el sol, traerán En el siglo anterior, Jovellanos, en su consigo los humores nebulosos que allí informe sobre la Ley Agraria (1792- nacen, juntamente con los hábitos de las 1793) había señalado que los baldíos sabandijas palustres, y esparciendo sobre eran el primero de los estorbos políticos los cuerpos de los habitantes sus venenosos efluvios mezclados con la niebla, harían pestilente a aquel pueblo”. (V ITRUBIO - POLIÓN, 1974). que se oponían al desarrollo de la riqueza nacional. Así, el cambio en la propiedad de estos terrenos incultos comenzó con el Decreto de las Cortes (nº 214) de El temor hacia estos espacios se acentuó durante la Edad Media, por lo que se adoptaron medidas tendentes a evitar la cercanía a estos lugares, hasta el punto de que en el siglo XI el rey Alfonso de Castilla, por temor a las fie- particular. No obstante, la más destacable fue la Ley de Colonización Interior de 1907, en virtud de la cual se concedieron auxilios y premios en metálico a los pobla- bres, llegó a condenar a muerte a los dores de estos terrenos incultos y se agricultores que plantaran arroz a declararon exentos de impuestos de determinada distancia de pueblos o ciu- Derechos Reales las cesiones o ventas dades del Reino de Valencia, en zonas que realizase el Estado, los ayuntamien- pantanosas o encharcadas. Este miedo tos y los pueblos a los colonos. hacia los humedales contribuyó inicialmente a la conservación secular de los mismos, que se mantuvieron lejos de la Entrado el siglo XIX, una vez que los avances de la técnica lo permitieron, los responsables públicos pusieron todo su colonización humana hasta que el palu- empeño en acabar con los terrenos dismo fue erradicado. Por fin, en el siglo “pantanosos” y se iniciaron descontro- XIX, cuando el desarrollo de la tecnolo- lados procesos de desecación. La filoso- gía permitió realizar la actividad dese- fía de esta corriente de desecación cadora a gran escala de los aguazales, queda reflejada en la definición dada toda la normativa se destinó al sanea- por el Diccionario de la Administración miento de estos espacios por medio de Pública Española (Alcubilla, tomo 7) drenajes, desagües y aterramientos. sobre los lagos, lagunas y charcas: Además, la consideración de estos espacios como incultos e improductivos, es decir, baldíos, estimula los proyectos 202 1813, que reducía los baldíos a dominio “Las lagunas y terrenos pantanosos, cuando están en las inmediaciones de los pueblos, suelen ser foco de infección perjudicial en sumo grado a la salud pública; y de su transformación para poder desti- por esto y por lo mucho que puede importar narlos a fines agrícolas. el cultivo y aprovechamiento de los terre- nos que ocupan y la buena dirección de sus “estando a cargo de los ayuntamientos aguas, debe una buena administración la política de salubridad y comodidad debe- estimular y proteger su desecación y hasta rán cuidar de ..... la desecación, o bien de emprender las obras a costa de los fondos dar curso a las aguas estancadas o insalu- públicos cuando la sanidad u otro interés bres..”. público lo reclamen o no pueda conseguirse por otros medios”. En definitiva, el deseo de erradicar el paludismo y acrecentar el espacio agrí- Con estos prejuicios la Instrucción de cola fueron las bases sobre las que se Fomento, afirma en el artículo 29 del asentaría el movimiento desecador del Real Decreto de 30 de noviembre de siglo XIX, pero también de parte del 1833, que la administración debía apre- siglo XX. surarse a extirpar las “terciarias endé- Un análisis profundo de las circuns- micas” dando salida a las aguas estan- tancias mencionadas pone de manifies- cadas. En la misma línea, la Real Orden to la existencia de una multiplicidad de de 29 de abril de 1860, en su art. 26, disposiciones normativas conteniendo favorecía al que acabase con los agua- referencias sobre los humedales, pero zales, otorgando a los concesionarios siempre con un carácter accesorio o los terrenos del Estado o del común que particulado. La necesidad de una regu- resultase desecados, si bien ya con lación específica y coordinada dio lugar anterioridad se otorgaron títulos nobi- a la Ley de Aguas de 1866, en la que por liarios como el de Marqués de las primera vez se regulaban los espacios Marísmas al promotor de la desecación denominados “aguas muertas o estan- de las marismas de Sanlúcar. cadas”. Sin embargo, el motor principal en En esta nueva normativa cabe desta- los procesos desecadores se debe a la car dos aspectos fundamentales para el administración local, ya que los ayunta- futuro inmediato de los humedales. Por mientos eran los encargados de la sani- una parte, el dominio de las aguas dad pública o policía sanitaria. Esta muertas o estancadas (título segundo, condición se contempla en el art. 321 de capítuloV), donde la propiedad de los la Constitución de Cádiz, y se plasmó de humedales dependía de quién fuera el forma específica en disposiciones pos- dueño del terreno en que se encontra- teriores como las Instrucciones para el ban ubicados. gobierno económico y político de las Por otro lado la desecación de las provincias, de 13 de junio de 1813, que lagunas y terrenos pantanosos (título en su art. 1, dice: tercero, capítulo X), bien por desagüe, 203 drenaje o colmatación, voluntaria u esta ley y hasta el segundo tercio del obligatoria. siglo XX no existió otro reglaje que el Avanzando en el siglo, a diferencia de la ley de Aguas de 1866, la Ley de 13 espacios. de junio de 1879 se limitó a la regula- La ley se enfocó en el sentido de ción de los humedales de aguas dulces, estimular la participación privada en la ya que todo lo referente a las aguas del desecación a través de diferentes mar pasó a tener un tratamiento especí- incentivos, entre los que destaca la fico en la Ley de Puertos de 1880. Al posibilidad de que el concesionario igual que su precedente, las únicas adquiriera la propiedad de los terrenos referencias que esta Ley hizo sobre los saneados, ya que se esperaban enor- humedales versaron sobre dos aspectos mes beneficios económicos y sociales concretos: su domino y su desecación, para el Estado a través de un incremen- para, en palabras de Saleta (1879), to de la productividad del suelo. “...evitar que los miasmas de los pantanos Ahora bien, las investigaciones des- o lagunas ejerzan su maléfica influencia. arrolladas sobre los humedales han ocasionando enfermedades que llevan al aumentado paulatinamente durante la terror a las poblaciones...”. segunda mitad de este siglo, y con ellas Con carácter espacial se han de mencionar las tendencias desecadoras de la primera mitad del Siglo XX, que con sus normativas generaron una inercia empíricamente dañina para los humedales ibéricos hasta bien entrado el siglo. En 1918, con la ley de Desecación y Saneamiento de Lagunas, Marismas y Terrenos Pantanosos o ley Cambó los humedales de agua dulce y salada fueron, por primera vez, consideradas de manera unitaria en el ámbito de la desecación. 204 destinado a la eliminación de estos el conocimiento y concepción de los mismos. La conclusión unánime ha sido la de que estos ecosistemas son más valiosos en su estado natural que con posterioridad a su desecación. Esta situación ha provocado que la sociedad Europea, y por consiguiente sus estados, hayan apostado por una fuerte tendencia proteccionista de los humedales, si bien no disfrutó del visto bueno del Estado Español prácticamente hasta la última década. Tanto es así, que los humedales españoles quedaron a expensas de la Ley desecadora de Quizás esta propuesta pretendía for- 1918 hasta su derogación por la Ley de talecer la regulación de la desecación Aguas de 1985. Bajo este prisma se de los humedales, es más, a partir de pueden distinguir tres fases bien dife- renciadas en la legislación española en corriente social es la Conferencia de esta segunda mitad del siglo: Estocolmo de 1972, en la que se crea el ‘vs’ PNUMA (Programa de la Naciones Protección de la Naturaleza. Durante los Unidas para el Medio Ambiente) y a años 60, España realiza una intensa partir de la cual se consolidan proyectos carrera por el desarrollo industrial, sin tales como el Primer Programa de reparar en las enormes deudas que con- Acción Ambiental de la U.E. de 1973. 1.- Desarrollo Industrial traía con la calidad ambiental de sus En el ámbito estatal, la legislación ciudadanos, y es en esta época cuando se impregna, al menos en la forma, de se producen los mayores e intensos pro- un gran contenido ambiental, y es en cesos desecadores de los humedales esta etapa cuando se basamentan los españoles, del que cabe citar la deseca- principios que llegarán hasta la actuali- ción de la Lagoa de Antela en Xinzo da dad a través de la Ley de Caza Limia (Ourense). (1170/1970), la Ley de Espacios La filosofía política de la época Naturales Protegidos (15/1975), la Ley queda patente en el hecho de que gran de Protección del Ambiente Atmosférico parte de la legislación sobre recursos (38/1972), la Ley de Minas (22/1973) o naturales fue derogada y aparecieron el Texto Refundido de la Ley del Suelo disposiciones que alentaron y apoyaron (Real Decreto 1346/1976). Además, se la especulación desarrollista de los crea el Instituto Nacional para la recursos naturales, como por ejemplo la Conservación de la Naturaleza (ICONA), Ley de Centros y Zonas de Interés la Turístico o la Ley de Industrias de Ambiente o la Comisión Delegada para Interés Preferente. el Medio Ambiente. Dirección General de Medio del Todas estas reformas legislativas y la nuevos organismos oficiales, no supu- Conservación de los Humedales. Como sieron una mejora en el cuidado de los consecuencia del intenso y extenso humedales debido fundamentalmente a deterioro medioambiental provocado dos causas, por un lado el incumpli- por el hombre en décadas pasadas, miento generalizado de la normativa surge con gran vitalidad en los años 70 ambiental y por otro lado porque la el movimiento ecologista y se crean las cobertura legal no alcanzó a estos eco- primeras organizaciones internaciona- sistemas, cuya desecación se mantuvo les para el estudio y conservación de la respaldada por leyes anteriores y por naturaleza. El punto de partida de esta legislación nueva como la Ley de 2.Interés Primeras declaraciones Internacional por 205 Reforma y Desarrollo Agrario (Decreto 118/1973), que reflejaba la posibilidad de calificar como de “interés general” los saneamientos de tierras que favoreciesen la actividad del IRYDA. Paradójicamente, la filosofía desecadora de la legislación española es coetánea con las primeras y más importantes medidas protectoras de los humedales promulgadas consensualmente por la comunidad internacional. Así, es en este momento cuando se firma el Convenio sobre Zonas Húmedas de “...no puede considerarse como objetivo primordial y excluyente la protección al máximo de los recursos naturales, el aumento de la producción a toda costa, sino que se ha de armonizar la utilización racional de estos recursos con la protección de la naturaleza, todo ello para el mejor desarrollo de la persona y para asegurar una mejor calidad de vida. La conclusión que se deduce del examen de los preceptos constitucionales lleva a la necesidad de compaginar, en la forma que en cada caso decida el legislador competente, la protección de ambos intereses constitucionales: el Medio Ambiente y el Desarrollo Económico...”. Importancia Internacional, en Ramsar (Irán) en 1971. Paralelamente, en 1970, la UNESCO inició el Programa MAB (Man and Biosphere) con la creación de espacios protegidos bajo la figura de Reserva de la Biosfera. En 1976 el camino firme, de acuerdo con los foros internacionales, a la protección, conservación y utilización racional de la naturaleza y sus ecosistemas, y especial- Consejo de Europa inicia una campaña mente de los humedales. Surge un para la conservación y gestión de los nuevo humedales y en 1979 la Unión Europea Gestión Ambiental, que pretende que la aprobaba la Directiva 79/409, relativa a conservación y explotación de la natura- la conservación de las aves silvestres e leza participen de objetivos convergen- indirectamente de la preservación de tes y complementarios, compaginando los humedales europeos. el desarrollo socioeconómico a corto Esta corriente internacional, no se plasmó positivamente en España hasta la aprobación de la campo de investigación, la plazo con el desarrollo ambiental de los ecosistemas a largo plazo, es decir, el ecodesarrollo. Constitución Española en 1978, y especialmente de su artículo 45 que defiende la utilización racional de los recursos naturales. 206 Es en las dos últimas décadas de este siglo, cuando se inicia en España un De esta filosofía, beben las leyes que declaran los Parques Nacionales de Doñana (1978) y Tablas de Daimiel (1980), y que fueron el molde para la 3.- Finales del siglo XX: en busca de redacción de los principios de regulación la racionalización del uso de los recur- de los humedales dentro de la Ley de sos y del desarrollo sostenible: Aguas de 2 de agosto de 1985. SITUACIÓN LEGISLATIVA Hábitats Naturales y de la Fauna y Flora ACTUAL Silvestre. “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.... Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales con el fin de proteger y La Directiva 92/43/CEE del Consejo, de 21/5/1992, relativa a la Conservación de los Hábitats Naturales y de la Fauna y Flora Silvestres. (D.O.C.E., nº L 206/7, 1992) está estre- mejorar la calidad de vida y defender y res- chamente ligada a la Directiva 79/409 taurar el medio ambiente apoyándose en la de Conservación de las Aves Silvestres, indispensable solidaridad colectiva.” Art. y se aprobó con la finalidad de ajustar 45 Constitución Española. las medidas necesarias para evitar el incremento del deterioro de los hábitats Legislación Europea de Mínimos naturales en la UE y contribuir a garantizar la biodiversidad, y es en la actuali- Si bien no existe una regulación dad la columna vertebral para la cober- comunitaria para los humedales, si se tura legal en la protección ambiental establecen normativas y acuerdos que europea. Con este objetivo define como por su contenido implican una poderosa Hábitat Natural, aquella zona terrestre arma para la protección de éstos. De o acuática diferenciada por sus caracte- todo el vademecum de tratados, conve- rísticas geográficas, abióticas y bióti- nios y reglamentaciones se pueden des- cas, tanto si son enteramente naturales tacar la como seminaturales. Dentro de ellos se sobre diferencian “hábitats naturales de inte- Protección de las Aves y de sus rés comunitario”, constituidos por aque- Espacios Vitales; la Directiva 79/409, llos amenazados de desaparición en su relativa a la Conservación de las Aves área de distribución natural, que pre- Silvestres, modificada por última vez en senten una distribución natural reduci- 1991, previendo la creación de zonas de da y los que constituyan ejemplos protección especial; el Reglamento representativos de una o varias de las 2.242/1987, cinco regiones biogeográficas siguien- por su Recomendación trascendencia 75/1966, sobre Acciones Comunitarias para el Medio Ambiente, tes: que estima prioritario el apoyo financie- macaronesia, mediterránea; y “hábitats ro para la conservación de zonas de pro- naturales prioritarios” que son aquellos tección natural o la Directiva 92/43, amenazados de desaparición del territo- relativa a la Conservación de los rio europeo de los estados miembros y alpina, atlántica, continental, 207 cuya conservación sea importante por Promovidas por estas normativas se su área de distribución natural. Entre elaboran directrices y ordenamientos los tipos de hábitats que se citan en el parciales de gran valor y, al amparo de Anexo I de esta Directiva, se localizan la DG XI/B-2 Nature Conservation, en entre otros humedales las turberas así 1987 la UE crea un grupo de trabajo como un gran número de especies vege- sobre medidas de manejo integral de tales asociadas a estos ecosistemas, los humedales mediterráneos, siendo el estimulando su inclusión en la red eco- gobierno español el encargado de des- lógica europea coherente o red Natura 2000. arrollar el subprograma Gestión, dentro del proyecto Acción Común para los Humedales Mediterráneos (MEDHUM). Las áreas designadas de interés comunitario serán clasificadas por el Estado implicado como zona de especial Legislación Española de conservación en un plazo no superior a aplicación básica 6 años, fijando las medidas de conser- En un repaso histórico sobre la pro- vación precisas, planes de gestión y tección de los humedales la primera regulaciones administrativas. referencia valiosa se encuentra en la La normativa comunitaria también recoge la posibilidad de que en aquellos casos excepcionales en los que la Comisión compruebe que un lugar que el que se entiende como tales a: “... aquellos sitios o parajes excepcionalmente pintorescos, forestales o agreste del territorio nacional que el Estado consa- albergue un tipo de hábitat natural o gra declarándoles tales, con el exclusivo una especie prioritarios y que, basándo- objeto de favorecer su acceso por vías de se en informaciones científicas perti- comunicación adecuadas y de respetar y nentes y fiables, considere indispensa- hacer que se respete la belleza natural de ble para el mantenimiento de dicho tipo de hábitat natural o para la superviven- 208 Ley de Parques Nacionales de 1916, en sus paisajes, la riqueza de su fauna y de su flora y las particularidades geológicas e hidrológicas que encierren, evitando de cia de dicha especie prioritaria, no está este modo con la mayor eficacia todo acto incluido en la lista nacional contempla- de destrucción, deterioro ó desfiguración da en el apartado1 del art. 4, se iniciará por la mano del hombre (art. 2).” un procedimiento de concertación bila- En la actualidad el Estado Español ha teral entre dicho Estado miembro y la incorporado a su ordenamiento jurídico Comisión con el fin de cotejar los datos y por tanto acatado en su totalidad científicos utilizados por ambas partes. como legislación básica la Directiva 92/43/CEE por Real Decreto 1997/1995, muestra interés específico en el mante- de 7/12/1995, y en el que se establecen nimiento de la calidad de las aguas y de medidas para contribuir a garantizar la su entorno natural. biodiversidad mediante la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres. El Reglamento del Dominio Público Hidráulico, aprobado por Real Decreto 849/1986 de 11 de abril de 1986 (artícu- Sin embargo, y sin menguar la tras- lo 275.2,a), desarrollando el artículo cendencia jurídica de esta Directiva, 103.1 de la Ley de Aguas establece que todos los cambios conceptuales que se considerarán como humedales: comenzaron a producirse en materia de “Las marismas, turberas o aguas rasas, medio ambiente a partir de los años 70 ya sean permanentes o temporales, estén ya habían generado la necesidad de una integradas adaptación de la legislación vigente, de corrientes y ya se trate de aguas dulces, especial envergadura en el caso de la salobres o saladas, naturales o artificia- normativa sobre las aguas en tres de les..... Igualmente se entenderán incluidas sus leyes principales, la Ley de Aguas de 1879, la Ley de desecación de maris- por aguas remansadas o en el concepto de humedal las márgenes de dichas aguas y las tierras limítrofes en aquellos casos en que, previa la tramita- mas, lagunas y terrenos pantanosos de ción del expediente administrativo oportu- 1918 y la Ley de Puertos de 1928. no, fuera así declarado, por ser necesario La inevitable reforma de la Ley de Aguas tiene dos precursores esenciales, para evitar daños graves a la fauna y a la flora”. por un lado las Leyes 91/1978 y 25/1980 Este Reglamento incluye los hume- de los Parques Nacionales de Doñana y dales continentales y costeros, por lo Daimiel respectivamente, que fueron que la carencia de un apartado específi- las primeras leyes estatales para la pre- co sobre humedales en la Ley de Costas servación de los humedales, y la Ley 22/1988, hace que tanto a los continen- Catalana Naturales tales como costeros de agua dulce se Protegidos 12/1985 que incluye la fina- les aplique la Ley de Aguas de 1985 lidad de conservar y regenerar los mientras que los humedales costeros de humedales, considerando como tales agua salada se regirán por la Ley de los definidos por el Convenio Ramsar. Costas de 1988. de Espacios Finalmente, la aprobación de la Ley Por otro lado, la ley hidráulica prevé de Aguas 29/1985 de 2 de agosto de la aplicación de una serie de medidas 1985, que dedica su capítulo V, del títu- protectoras para los espacios cualifica- lo V a la regulación de los humedales y dos como humedal independientemente 209 de su propiedad. Entre ellas hay que legislación específica, ya sea estatal o destacar la obligatoriedad por parte de autonómica. Así, se distinguen dos regí- la Administración de la delimitación del menes jurídicos diferentes para dos cla- ecosistema (art. 103.2 de la Ley de ses de humedales igualmente diferen- Aguas y art. 276.1 del Reglamento de tes en función de los valores faunísti- Dominio Público Hidráulico) que lleva cos, florísticos y paisajísticos que con- asociada la implantación de medidas tengan. protectoras del entorno o perímetro natural, así como la inclusión en el inventario de humedales previsto por el artículo 278.2 del Reglamento anteriormente mencionado. Este inventario Se definen los humedales ordinarios, como aquellos que a pesar de su valor ecológico no presentan unas características naturales sobresalientes causan- recogerá todas las características del tes de unas normas de protección espe- humedal con intención de conocer las cífica. En este caso se le aplicarán las posibles amenazas de deterioro y facili- disposiciones previstas por la Ley de tar la preservación y control de su esta- Aguas y sus Reglamentos y particular- do de conservación. La Ley de Aguas no mente la Ley de Costas. Mientras que especifica nada sobre el tratamiento de los humedales de protección especial, los humedales no delimitados, por lo son aquellos que por sus valores ecoló- que éstos quedan expuestos a diversos gicos deben ser declarados espacios problemas jurídicos respecto a su explo- protegidos, y que por lo tanto se regirán tación irracional, al no ser reconocidos por legislación estatal y autonómica formalmente como tales humedales y específica no pudiendo, por tanto, beneficiarse de Reglamento protección legislativa. Hidráulico). (ex. de art. 275.3 Dominio del Público En el artículo 275.3 del Reglamento Como ya hemos mencionado, los del Dominio Público Hidráulico se dispo- humedales ordinarios se deben a la Ley ne que: de Aguas y el Reglamento de Dominio “Cuando en estas zonas existan valores merecedores de una protección especial, la Público Hidráulico, que en sus respectivos artículos 84 y 232 buscan el: normativa aplicable a las mismas será la prevista en la disposición legal específica.” Es decir, la normativa de aguas en 210 1.- Obtener y mantener un adecuado nivel de calidad de las aguas; estos casos concretos de humedales de 2.- Impedir la acumulación de compues- especial interés natural se dirige a la tos tóxicos o peligrosos en el sub- suelo, capaces de contaminar las te. Sin embargo, la Ley de Conservación aguas subterráneas; de Espacios Naturales 4/1989, otorga al 3.- Evitar toda actuación que pueda ser Estado competencia para declarar los causa de la degradación del dominio humedales espacios naturales protegi- público hidráulico. dos y dotarlos de un régimen jurídico Todos estos objetivos son aplicables peculiar en los siguientes casos: en los humedales demaniales, pero en 1.- Cuando sean declarados Parques cualquier caso tanto los públicos como Nacionales (art. 22, Ley 4/1989 de los privados pueden acogerse al princi- Espacios Nacionales Protegidos); pio general previsto por la Ley de Aguas (art. 48.4) y Reglamento de Dominio Público Hidráulico (art. 50.4): 2.- Cuando se ubiquen en el territorio de dos o más comunidades Autónomas (art. 21.4, Ley 4/1989 de Espacios “La Ley no ampara el abuso del derecho en la utilización de las aguas, ni el desperdicio o mal uso de las mismas, cualquiera que fuese el título que se alegare”. Nacionales Protegidos); 3.- Cuando se trate de humedales pertenecientes al dominio público maríti- En cuanto a los humedales de pro- mo-terrestre estatal (art. 21.3, Ley tección especial no es “rara avis” la 4/1989 de Espacios Nacionales normativa estatal y autonómica especí- Protegidos). fica para estos espacios biológicamente singulares. Si bien funciona el principio de Derecho que prevé la aplicación preferente de la norma especial sobre la general, esto no elimina la vigencia simultánea de normas concurrentes. La ley general la constituyen la Ley de Aguas de 1985 y la Ley de Costas de 1988. Por los artículos 148.1.9 y La Administración hidráulica es la encargada de mantener actualizado un inventario en el que han de estar contenidos todos los detalles y peculiaridades de cada humedal delimitado (arts. 276.2 y 277 del Reglamento de Dominio Público Hidráulico). Sin embargo, la protección eficaz de estos espacios sólo 149.1.23 de la Constitución Española, tendrá éxito a través de un óptimo aco- tanto el Estado como las Comunidades plamiento de las distintas administra- Autónomas que hayan asumido tales ciones hidráulica y ambiental, por lo competencias en sus Estatutos, pueden que la Ley de Aguas en su art. 103.4 declarar determinados humedales como exige la realización de acciones coordi- Espacios Naturales Protegidos y dotar- nadas entre ambas administraciones los de un régimen específico prevalen- sean estatales o autonómicas. 211 El instrumento más eficaz en la pro- ejecutivos en las materias reguladas por la tección es la Planificación Hidráulica. El presente Ley, constituyendo sus disposicio- art. 1.3 de la Ley de Aguas dispone que nes un límite para cualesquiera otros ins- toda actuación sobre el dominio público hidráulico deberá someterse a la plani- trumentos de ordenación territorial o física cuyas determinaciones no podrán alterar o modificar dichas disposiciones (art. 5.2)”. ficación hidrológica, y prevé dos tipos de planes: el Plan Hidrológico Nacional, Por lo tanto, los planes hidráulicos, con un marco territorial estatal, y los entendidos como instrumentos de orde- Planes Hidrológicos de Cuenca (art. nación física y territorial, deberán aco- 38.2). plarse con los planes medioambientales Se entiende por Cuenca Hidrográfica aquel territorio en el que las aguas fluyen al mar a través de cauces secundarios que convergen en un cauce principal único y que es considerada indivisible (ex. art. 14). Las cuencas pueden ser intracomunitarias o intercomunitarias según estén incluidas íntegramente o básica por la Ley de Conservación de los Espacios Naturales de 1989, o con los planes de ordenación territorial. Para ello, la Ley de Aguas y la Ley de Conservación de los Espacios Naturales establecen un conjunto de reglas de prevalencia de unos planes sobre otros. no en el territorio de una comunidad El art. 41.3 de la Ley de Aguas indica autónoma (art. 71.2 del Reglamento de que prevalecerán sobre los planes de Dominio Público Hidráulico). La elabora- urbanismo las declaraciones de protec- ción de los planes de cuencas intraco- ción especial de determinadas zonas, munitarias depende de la administra- cuencas o tramos de cuenca, acuíferos ción autónoma, mientras que los inter- o masas de agua, por sus característi- comunitarios cas naturales e interés ecológico. corren a cargo del Organismo de Cuenca correspondiente, Para los Humedales de Especial aunque deberán en todo caso adaptarse Protección, declarados de acuerdo con a las previsiones del Plan Hidrológico la legislación ambiental y de protección Nacional, por lo que la aprobación final de la naturaleza, la Ley de Aguas (art. la otorgará el Estado. 212 previstos con carácter de legislación 41.3.) dominará sobre cualquier instru- Pero además, la Ley de Conservación mento de ordenación urbanística. Así, de Espacios Naturales y de Flora y se establece nítidamente una cláusula Fauna Silvestre, 4/1989, establece que: de prevalencia de la planificación “Los Planes de Ordenación de los hidráulica, y los planes urbanísticos Recursos Naturales serán obligatorios y deberán someterse a los planes hidráu- licos, y en consecuencia clasificar o Establecidos los límites del humedal, recalificar estos espacios protegidos en éste será incluido en un inventario en coherencia con el régimen de protec- cumplimiento con lo pactado por los ción otorgado, es decir, como suelos no países adscritos al Convenio Ramsar urbanizables de especial protección. En durante la reunión de Jushiro (Japón) de estos suelos así considerados y según 1993. En este sentido y según lo dis- el art. 17 del Texto Refundido de 1992 puesto de la Ley del Suelo: Ministerio por la de Ley de Aguas, Obras el Públicas, “... estará prohibida cualquier utiliza- Transportes y Medio Ambiente debería ción que implique transformación de su haber elaborado en 1990 un inventario destino o naturaleza, lesione el valor espe- estatal de humedales, en el que se cífico que se quiera proteger o infrinja el reflejase su estado de conservación y concreto régimen limitativo establecido por amenazas potenciales para su integri- aquél”. dad, la delimitación o perímetro de la Dentro de las diferentes medidas zona, las características actuales, inclu- que permite adoptar la normativa yendo las comunidades biológicas, el hidráulica para la protección de los aprovechamiento y utilización que se humedales, destacan 6 elementos fun- lleva a cabo y las medidas necesarias damentales, esto es, el Reconocimiento para su conservación. Estos inventarios de los márgenes y tierras limítrofes de deberán ser revisados y actualizados los humedales (art. 103 Ley Aguas; art. permanentemente tanto para la incor- 275.2 Reglamento Dominio Público poración de nuevos espacios como para Hidráulico), los indicar la evolución de los ya inventa- Inventarios de Humedales (art. 276.1; riados. Este documento se sumará al 276.2; 277 Reglamento Dominio Público inventario estatal de humedales que en Hidráulico), de cumplimiento del art. 25 de la Ley de Perímetros de Protección (ex. art. 278; Conservación de Espacios Naturales y 279.3 Reglamento Dominio Público de Flora y Fauna Silvestre ha de realizar Hidráulico), la Evaluación de Impacto le Ministerio de Agricultura, Pesca y Ambiental (art. 279.2 y 3 Reglamento Alimentación. la la Elaboración de Declaración Dominio Público Hidráulico), el Control Los perímetros de protección se fija- de Vertidos (art. 92 Ley Aguas; art. rán, según dispone el ex. art. 278 del 279.2 Reglamento Dominio Público Reglamento Hidráulico) y la Demanialización de las Hidráulico, en aquellos entornos natura- Aguas (art. 1.2; 41.2 Ley Aguas). les contiguos al humedal que se esti- de Dominio Público 213 men necesarios para garantizar la pre- ción y mejora de los recursos naturales, servación de este último. podrán ser declaradas de utilidad pública o Pero además, el incremento de los interés social, a todos los efectos, y en particular, a los expropiatorios”. postulados conservacionistas dentro de la sociedad respecto a los humedales ha significado la necesidad de que el legislador plasme esta creciente sensi- Atendiendo a esta norma, el incumplimiento de las obligaciones de protección y conservación será causa de inte- bilización para con la calidad ambiental, rés social para la expropiación forzosa así, el Tribunal Constitucional opina del humedal afectado, es decir una que: expropiación de carácter sancionador “... no puede considerarse como objetivo primordial y excluyente la explotación al (ex. art. 71, 72 Ley de Expropiación Forzosa) por incumplimiento de la fun- máximo de los recursos naturales, el ción social que corresponde a todo titu- aumento de la producción a toda costa, lar de un humedal, pasando la adminis- sino que se ha de armonizar la utilización tración a ocuparse de la preservación racional de esos recursos con la protección del mismo. de la naturaleza, todo ello para el mejor desarrollo de la persona y para asegurar Una vez aprobada la restauración de una mejor calidad de vida (STC 64/82 de 4 un humedal, ésta se regirá por los crite- noviembre y STC 170/89 de 19 de octubre)” rios de la legislación ambiental (ex. art. Antes de decidir sobre la restaura- 280.3 Reglamento Dominio Público ción de cualquier humedal, la adminis- Hidráulico) que en el ámbito estatal tración deberá documentarse. Por tanto tiene rango de legislación básica y que realizará los estudios que sean preci- se encuentra principalmente en la Ley sos, en los que se analizará el estado 4/89 de Conservación de los Espacios del humedal en cuestión. Si éste cum- Naturales y de los Planes de Ordenación pliese las características pertinentes de los Recursos Naturales (art. 4.3 Ley para ser restaurado deberá ser incluido 4/89). en el inventario Reglamento (art. Dominio 276, 2, b En cualquier caso, la normativa Público hidráulica deberá prever en cada cuen- Hidráulico). ca hidrográfica las necesidades y requide sitos para la restauración de los espa- Conservación de los Espacios Naturales cios naturales y muy especialmente de (art. 3) dispone que: los humedales que contenga (art. 9.3). Mientras que la Ley 4/89, “Las actividades encaminadas al logro de la protección, conservación, restaura214 Las administraciones competentes deberán acatar la legislación ambiental y tendrán que velar por la preservación, dal, ya que la Ley de Aguas enfatiza la mantenimiento y restablecimiento de necesidad de mantener íntegra la uni- superficies de suficiente amplitud y dad de la cuenca hidrográfica (art. 13.2) diversidad como hábitats para las espe- como única unidad de gestión viable. cies animales y las plantas silvestres (art. 26.3). La administración podrá elaborar Programas específicos de actuación (ex. art. 5.2) para la recuperación de cada humedal concreto. A este respecto, el Tribunal Constitucional dice (STC 227/88 29 de noviembre) en recuerdo de la Carta Europea del Agua que: “... la administración de los recursos En las Comunidades Autónomas con competencias se en el marco de las cuencas naturales que aplicará además, si existe, la legisla- en el de las fronteras administrativas y ción autonómica que tomando como políticas”. norma medioambientales hidráulicos debiera encuadrarse más bien básica (art. 149.1.23 En definitiva, los humedales ubica- Constitución) lo establecido por la Ley dos en el área de expansión de cursos 4/89 de Conservación de los Espacios fluviales superficiales serán competen- Naturales, halla elaborado Normas cia estatal o autonómica en tanto en Adicionales de Protección. cuanto dichos curso pertenezcan a una “... posee la característica técnica de cuenca hidrográfica intercomunitaria ser normas mínimas de protección que per- (art. 15 Ley de Aguas) o intracomunita- miten normas adicionales o un plus de protección. Es decir, la legislación básica del Estado no cumple en este caso una función ria (art. 16 Ley de Aguas) respectivamente. A este respecto, hay que recor- de uniformidad relativa, sino más bien de dar que en el caso de las turberas de ordenación mediante mínimos que han de montaña su asociación con un curso flu- respetarse en todo caso, pero que pueden vial concreto no es fácilmente discerni- permitir que cada una de las Comunidades ble y habitualmente se relaciona con Autónomas, con competencia en la materia, establezcan niveles de protección más una o más divisorias de aguas. altos que no entrarían sólo por eso en con- Ahora bien, aunque en principio la tradicción con la normativa básica del Ley de Aguas no indica nada sobre el Estado” (art. 149.1.23 C. E.). carácter de legislación básica de su nor- En este sentido, las competencias mativa en cuanto a los humedales, el estatales y autonómicas sobre los Tribunal Constitucional (STC227/88 29 recursos hidrológicos, elemento esen- de noviembre) indica que, según el art. cial de los humedales, variará depen- 149.1.23 de la Constitución, está reser- diendo de la ubicación de cada hume- vada al Estado la competencia exclusiva 215 sobre la legislación básica en materia especial, si bien en ningún caso se trató de protección del medio ambiente. Por de ecosistemas de turberas. lo tanto, según S. T. C de 19 de octubre, Para armonizar la nueva idea de los preceptos básicos de la Ley de Estado con la gestión medioambiental Aguas referentes a los humedales ten- se drán la consideración de mínimos que 4/1989, de Conservación de Espacios han de respetarse en todo caso, pero Naturales y de Flora y Fauna Silvestre, que pueden permitir que cada una de que profundiza en la articulación de la las Comunidades Autónomas, con com- política de conservación de la naturale- petencia en la materia, establezcan za. Además, ésta genera una referencia niveles de protección más altos que no normativa para el desarrollo de las dife- entrarían sólo por eso en contradicción rentes legislaciones ambientales auto- con la normativa básica del Estado. nómicas. Otro de los requisitos que Como se ha venido indicando hasta la mencionada Ley cumple dicha Ley es el de trasponer al el momento, no sólo la Ley de Aguas ha ordenamiento servido para otorgar protección activa a Directivas de la U.E. aceptadas con su los aguazales españoles, ya que es, y incorporación a ésta en 1985. jurídico español las muy especialmente, la Ley 4/1989, de Por añadidura, esta Ley tiene una Conservación de Espacios Naturales y particular importancia, ya que por pri- de Flora y Fauna Silvestre, de 27 de mera vez una Ley de carácter general marzo de 1989 el principal apoyo nor- reconoce explícitamente el valor ecoló- mativo para la consevación de éstos. gico de los humedales y se refiere a En una primera aproximación, el 2 de mayo de 1975 se aprueba la Ley de 216 desarrolla ellos expresamente como espacios merecedores de protección singular. Espacios Naturales Protegidos y la cre- Así, estima que los humedales cons- ación de su organismo autónomo espe- tituyen uno de los principales tipos de cializado, el ICONA. A pesar de que esta ecosistemas estatales, por lo que algu- ley quedó rápidamente obsoleta, pues nos podrán ser declarados de interés no encajaba con la trayectoria hacia un general de la Nación, y por tanto ser Estado de integrantes de la Red de Parques Comunidades Autónomas con capacidad Nacionales (art. 22.2 y Anexo). Además, de legislar aprobado implícita y explíci- indica la obligación del Ministerio de tamente con la Constitución de 1978, Agricultura, Pesca y Alimentación de durante su vigencia varios humedales elaborar y mantener actualizado un obtuvieron un régimen de protección Inventario descentralizado y Nacional de “Zonas Húmedas” (ex. art. 25) añadiendo que la perturbación para el humedal concreto, planificación hidrológica debe prever en se iniciará inmediatamente la elabora- cada cuenca las necesidades y requisi- ción de un Plan de Ordenación de los tos precisos para la conservación y res- Recursos Naturales (art. 24.b.1) durante tauración de estos ecosistemas (ex. art. cuya tramitación no podrán realizarse 9.3). actividades que supongan una transfor- De manera indirecta, la Ley al refe- mación sensible de la realidad física o rirse a los hábitats de las especies de biológica del humedal que dificulten la flora y fauna que viven en estado sil- consecución de los objetivos del Plan vestre (arts. 26.2, 27.a y 29.b) también (art. 7.1). Por otro lado, el art. 18.1 dis- se refiere implícitamente a los humeda- pone que: les: “En los espacios protegidos declarados “... atendiendo preferentemente a la por Ley se podrán establecer Zonas conservación de los hábitats.” (Preámbulo). Periféricas de Protección destinadas a evi- “... mantener y restablecer superficies de suficiente amplitud y diversidad como hábitats, para las especies animales y plantas silvestres...” (art. 26.3). tar impactos ecológicos o paisajísticos procedentes del exterior..” La Ley también establece las Áreas de Influencia Socioeconómicas (art. Lo más destacable es que bajo esta 18.2) con las que se pretende compen- Ley quedan jurídicamente protegidos sar social y económicamente a las todos aquellos humedales que por poblaciones afectadas por la declara- diversidad de causas no habían sido ción de un espacio como espacio natu- fruto de una protección específica o ral protegido, y que abarcarán a las carecían de ella según la interpretación poblaciones integradas en el conjunto de la Ley de Aguas de 1985. A este res- de los términos municipales donde se pecto, contempla dos nuevos elementos encuentre ubicado el espacio a prote- de interés en la gestión de espacios ger, incluyendo la zona periférica de naturales, así en su Capítulo V, Título III protección. la posibilidad de otorgar un régimen de Podrán ser declarados espacios pro- Protección Preventiva que se aplicará a tegidos aquellas áreas que contengan aquellas zonas bien conservadas pero elementos y sistemas naturales de amenazadas por un potencial factor de especial interés o valores naturales perturbación (Preámbulo). En el caso de que, tras los estudios procedentes, se confirmara la presencia de factores de sobresalientes (art. 10.1) y la finalidad de la declaración de los humedales como espacio protegidos se resume en: 217 1.- Construir una Red representativa de regula su protección, uso, mantenimien- los principales humedales en cuanto to y conservación primará sobre cual- a ecosistemas (art. 10.2.a); quier otra jurisprudencia, es decir, las 2.- Protegerlos cuando presenten un singular interés científico, cultural, educativo, estético, paisajístico o leyes especiales prevalecerán sobre las leyes generales. Su gestión deberá encaminarse a proteger la integridad de su fauna, flora, gea, aguas superficiales recreativo (art. 10.2,b); y subterráneas y atmosférica, en defini3.- Como hábitats de especies y comunidades necesitadas de protección (art. 10.2.c); nales de los que sea parte el Estado Español, para la conservación de estos ecosistemas (art. 10.2.d). Las figuras que contempla la Ley para hacer efectiva la protección de medios igualmente con esta concepción que la Ley de Espacios Naturales, 4/1989, indi- 4.- Colaborar en programas internacio- estos tiva a la totalidad del ecosistema. Es son los Parques ca que la gestión habrá de orientarse al (art. 2.1): 1.- Mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales y a los sistemas vitales básicos; 2.- La preservación de la diversidad genética; Nacionales y Naturales, las Reservas y Monumentos Naturales y los Paisajes Protegidos, pero aquellas Comunidades Autónomas con competencias podrán gularidad y belleza de los ecosistemas naturales y del paisaje. añadir otras figuras de protección (art. De entre todas las infracciones que 21.2). En este caso se encuentra se produzcan contra la integridad del Galicia, que en su legislación ha creado espacio protegido, y establecidas en el la figura de los Espacios Naturales de art. 38 con carácter de legislación bási- Régimen General ca estatal, son de especial interés para (Decreto 82/1989 de 11 de mayo), y que los humedales las referidas en los apar- ha aplicado al humedal del Complejo tados 7 y 9 de dicho artículo: de Protección Intermareal de O Grove – Úmia, a la Lagoa de Bodeira e Punta Carreirón y a la Marisma de Ortigueira e Ladrido. 218 3.- La preservación de la variedad, sin- 1.- La destrucción de hábitats de especies en peligro de extinción o vulnerables a la alteración de su hábitat, Una vez declarado un humedal (u en particular del lugar de reproduc- otro ecosistema) como Espacio Natural ción, invernada, reposo, campo o ali- Protegido, la normativa específica que mentación; 2.- La destrucción del hábitat de espe- de normativa básica, como sucede con cies sensibles y de interés especial, la Ley 8/1993 de 23 de junio, regulado- en particular, del lugar de invernada, ra de la Administración Hidráulica para reposo, reproducción, campo o ali- las aguas intracomunitarias de Galicia a mentación y las zonas de especial partir de la Ley de Aguas 29/1985, de protección para la flora y fauna sil- 2/8/1985. vestres. A pesar de esa falta de especificidad, existe un conjunto de leyes auto- Legislación sobre humedales en nómicas de espectro ambiental que de forma indirecta afectan a la regulación Galicia de los hábitats húmedos. En la actualidad son escasas las Comunidades Autónomas que, con competencias, hallan dictado disposiciones normativas con la pretensión de proteger los ecosistemas húmedos, entre ellas Catalunya (Ley 12/85, de 13 de junio, de Protección de Espacios Naturales Protegidos), Valencia (Ley 5/88, de 24 de junio, de Reguladora de los Parajes Naturales), Madrid (Ley 7/1990, de 28 de junio de Protección de Embalses y 10/1991, de Zonas Húmedas; 4 abril, de para Ley la Protección del Medio Ambiente) y Castilla – León (Ley 8/1991, de 10 de mayo, de Espacios Naturales). En primer lugar, debemos mencionar el Decreto 82/1989, que regula la figura de Espacio Natural en Régimen de Protección General, y que pretende facilitar la creación de un Registro General de Espacios Naturales de Galicia, en el que se incluirán aquellos que por sus valores o interés natural, cultural, científico, educativo o paisajístico sea necesario asegurar su conservación y no tengan todavía una protección específica, pasando en ese momento a depender de la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales y la Fauna y la Flora Silvestre. Sin embargo, en los espacios naturales en régimen de protección En el caso de Galicia, no existe nin- general se podrán seguir llevando a guna legislación que implique explícita- cabo de manera ordenada los usos y mente la protección y conservación de actividades tradicionales, requiriéndose los humedales y más concretamente las para el resto informe preceptivo y vin- turberas, quedando estos ecosistemas culante de la Consellería de Agricultura. al amparo exclusivo del cumplimiento En el caso de tratarse de un espacio de la trasposición autonómica de las para el que esté en tramitación su inclu- leyes estatales y europeas con carácter sión en el registro, podrá aplicársele el 219 régimen de protección propio de los tal con la utilización racional y explota- registrados durante un período de un ción de los recursos naturales y la acti- año prorrogable a otro. vidad industrial. En el Registro General de Espacios A tal efecto, esta Ley considera que Naturales se incluirán, asimismo, las son elementos que tienen que proteger- zonas de protección especial para las se: el medio natural constituido por la aves silvestres declaradas según la población, la fauna, la flora, la diversi- Directiva (CEE) 409/1979 y las que se dad genética, el suelo, el subsuelo, el declaren en cumplimiento de acuerdos o agua, el aire, el clima y el paisaje, así convenios internacionales asumidos y como la interrelación entre los elemen- ratificados por el Estado Español en tos antes mencionados, los recursos materia de conservación de la naturaleza. naturales y culturales, incluido el patri- Esta norma, adolece de una fuerte monio arquitectónico y arqueológico, en limitación, ya que la inclusión en el cuanto pueden ser objeto de contamina- registro o la declaración de un hábitat ción y deterioro por causas ambienta- como Espacio Natural en Régimen de les. Con este fin, propone como herra- Protección General, no asegura su mienta útil la realización de registros, inmunidad ante actividades agresivas catálogos e inventarios que redactará y contra su integridad siempre y cuando mantendrá permanentemente actualiza- se trate de usos tradicionales. dos la administración autonómica, reco- En consonancia con este decreto, la Ley 1/1995, de Protección Ambiental declara en su Título primero que su objetivo es el establecimiento de las normas que, en el ámbito de la competencia de la Comunidad Autónoma, con- 220 giendo los distintos espacios, sectores ambientales y ecosistemas que haya que proteger, como fase previa a una catalogación de los mismos, que los dotará de un estatuto jurídico de protección adecuado. figuren el sistema de defensa, protec- En relación con esta normativa, cum- ción, conservación y restauración, en su pliendo con sus preceptos y aplicando caso, del medio ambiente en Galicia y la jurisprudencia estatal y europea de aseguran una utilización racional de los rango básico, la Orden de 28 de octubre recursos naturales. Los principios que la de 1999 declara provisionalmente las inspiran están claramente impregnados zonas propuestas para su inclusión en de una filosofía posibilista en la que se la Red Europea Natura 2000, como busca esencialmente la compatibiliza- Espacios Naturales en Régimen de ción de la protección y calidad ambien- Protección Especial, y el 11 de marzo del 2000 el Consello de la Xunta de importante de humedales y por primera Galicia acuerda aprobar una relación de vez se incorporan áreas de especial lugares como de importancia comunita- importancia para la conservación de los ria y proponerlos para su inclusión en ecosistemas de turberas de Galicia. dicha Red, otorgándoles provisional- Nuevamente, en su art. 3.1, se indica mente el estatus de espacios naturales que en estos espacios se podrán seguir en régimen de protección general. Entre llevando a cabo de forma ordenada los estos espacios se incluyen un número usos y actividades tradicionales. 221 BIBLIOGRAFÍA 223 BIBLIOGRAFÍA Aaby, B. & Jacobsen, J. 1979. Changes in biotic conditions and metal deposition in the last millenium as reflected in ombrotrophic peat in Draved Mose, Denmark. Dan. Geol. Unders., Arbog, pp. 5-43. Aaby, B. 1986. Paleoecological studies of mires. En: Berglund, B. E. (ed.) Handbook of Holocene palaeoecology and paleohydrology, John Wiley & Sons, New York, pp. 145-164. Adamus, P.R., Clairain, E. J.Jr., Smith, D.R. & Yang, R.E. 1987. Wetland evaluation technique. Environmental Laboratory, Waterways Esperiment Station, U. S. Army, Vicksburg, U.S.A. Aira, M.J. 1986. Contribución al estudio de suelos fósiles, de montaña y antropógenos de Galicia, por análisis polínico. Tesis Doctoral, Depto. Edafoloxía e Química Agrícola, Fac. Farmacia, Univ. Santiago de Compostela. Aira, M.J. & Guitián Ojea, F. 1986a. 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