Circular n 6 - Hijas de María Inmaculada
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Circular n 6 - Hijas de María Inmaculada
CONGREGATION FILLES DE MARIE IMMACULEE – MARIANISTES La Mère Générale Via Edoardo Jenner,10 -‐ 00151 ROMA Telefono 06.58230994 - 06.5376320 – gensup@fmi-adele.org; www.fmi-adele.org Circular N. 6 – 25 Mayo 2015 SE LUZ AL INTELECTO, LLAMA ARDIENTE EN EL CORAZÓN, SANA NUESTRAS HERIDAS CON EL BÁLSAMO DE TU AMOR 1. ¡Espíritu Santo, guía mi pluma!1 Con la invocación de Adela al Espíritu Santo, deseo iniciar mi diálogo con vosotras mis queridas Hermanas, en este aniversario de la Fundación, un aniversario que, al estar cercano al bicentenario despierta nuestros sueños y deseos más profundos. Es interesante y fuente de inspiración para mí releer de nuevo las cartas de Adela de 1815, un año que se aproximaba mucho más al momento tan esperado, la realización del “querido proyecto”. Me alegra rebobinar la máquina del tiempo y trasladarme a Trenquelléon, situándome invisiblemente junto a Adela que, junto con Chaminade, teje incansablemente la trama de un proyecto que está delineándose de un modo cada vez más claro. Después de la muerte del padre, amado y acompañado hasta los últimos momentos, con gran ternura filial, Adela pudo finalmente dar alas a su sueño, y escribir a su fiel amiga Águeda: Estoy libre, y el proyecto que llevo en el corazón podrá realizarse en breve tiempo.2 Por esto, sea Adela, sea Chaminade, invitan a invocar con insistencia al Espíritu Santo. Imploremos las luces del Espíritu Santo para que no hagamos más que los designios de Dios, y seguir su voluntad.3 Chaminade la hace eco: Rezad insistentemente, unida a vuestras queridas compañeras, para que el Espíritu Santo nos ilumine tanto que no nos permita desviarnos mínimamente de los designios que Él tiene sobre vosotras.4 El año anterior a la fundación fue para Adela y sus compañeras un año de fuerte invocación al Espíritu Santo, muy conscientes de que ningún proyecto puede emprenderse sin la asistencia del Espíritu. Lo siento como una invitación para nosotras que nos preparamos a celebrar el bicentenario, a vivir este año con el mismo ardor, con la misma alegre esperanza de Adela y sus amigas. Un alba nueva está surgiendo. Las luces ya se vislumbran en el horizonte. Por eso es importante Invocar las luces del Espíritu Santo. La tradición cristiana nos ofrece abundante gama de oraciones y súplicas al Espíritu Santo. Permitidme sugerir la siguiente: Se luz al intelecto, llama ardiente en el corazón, sana nuestras heridas con el bálsamo de tu amor. 1 L.AT. 347 cf. L.AT. 273,3 Ibidem 4 LC 56 2 3 1 CONGREGATION FILLES DE MARIE IMMACULEE – MARIANISTES La Mère Générale Via Edoardo Jenner,10 -‐ 00151 ROMA Telefono 06.58230994 - 06.5376320 – gensup@fmi-adele.org; www.fmi-adele.org 2. Se luz al intelecto. Ilumina oh Espíritu Santo nuestras mentes, nuestra inteligencia. Sin ti, sin tu luz, toda inteligencia se ofusca, la mente, aún la más aguda, limitada. Abre los ojos de nuestra mente, los ojos que, gracias a Ti, saben abarcar los confines y los limites de la ciencia para dar respuesta de sentido a tantos interrogantes que agobian al transeúnte que reside en cada uno de nosotros. Ilumina los ángulos más oscuros de nuestra mente, allí donde anidan y radican nuestras seguridades, nuestras certezas, a menudo tan humanas, tan limitadas, las repuestas siempre prontas que creemos tener; allí donde el orgullo se esconde defendiendo tenazmente el propio territorio construyendo incesantemente análisis y estadísticas de la realidad que nos dan de cualquier manera la ilusión de saber dónde andamos. Ilumina nuestras mentes y ábrelas de par en par al viento fresco y restaurador de la humildad y el ánimo. Ilumina y abre nuestros ojos para que sepamos escrutar la historia mirando más allá de las apariencias, a veces contradictorias de la vida, que dejen traslucir cercanía y posibilidades nuevas para iluminar con ternura y paz. Esto es lo que distingue al que pone la propia vida en las manos de Dios: una mirada abierta, libre, reconfortante, que no excluye a nadie, que abraza y unifica.5 3. Llama ardiente en el corazón Espíritu Santo inflama nuestro corazón como lo hiciste con Adela que a sus 17 años de vida escribía: Dios mío te deseo con todo mi corazón. Sí, que nuestro corazón se derrita, por así decir en deseos de poseer a su Dios.6 ¡Desear a Dios con todo el corazón! ¡Hacer del deseo de Dios y de su presencia el motor de nuestras jornadas, de nuestro actuar, de nuestro hablar, de nuestro ir y venir por las calles del mundo! Espíritu Santo, haznos ardientes en el amor, fuertes en la caridad. Alimenta la llama que has encendido en nuestro corazón para que arda y no se consuma. Te alabo y te doy gracias por todas las veces que he sentido arder esta llama acercándome a las hermanas, dialogando con ellas, escuchando los recuerdos de su juventud y percibiendo esta llama que aun arde en su corazón cargado de años pero joven en el amor y por esto inclinado hacia los demás. Dios mío te deseo con todo mi corazón. El deseo es el motor de la búsqueda, es el impulso que nos pone en camino, que nos hace partir, es el trampolín del lanzamiento para cualquier pequeña o grande realización. La intensidad del deseo, también en la vida espiritual, es fundamental. ¿Dios mío, te deseo de verdad con todo el corazón? ¿Es en ti y por ti que vivo y respiro? Hace mucho tiempo que no vivo ni respiro si no es por Ella, declaraba el anciano Fundador dejando vislumbrar la gran pasión que le había guiado y orientado, el gran amor de toda su vida, María. 5 Mensaje del Consejo Episcopal Permanente para la 19ª jornada mundial de la vida consagrada, 2 febrero 2015. 6 L.AT. 40,5 2 CONGREGATION FILLES DE MARIE IMMACULEE – MARIANISTES La Mère Générale Via Edoardo Jenner,10 -‐ 00151 ROMA Telefono 06.58230994 - 06.5376320 – gensup@fmi-adele.org; www.fmi-adele.org ¡Un gran amor! Un Amor que llena y no deja espacio a la mezquindad, a la autocompasión, a la tristeza. Un gran Amor que da alas a la existencia y la hace bella, nueva, plena. Un gran Amor que todo lo excusa, todo lo espera, todo lo aguanta (1 Cor. 13,7). Un gran Amor que es fruto del Espíritu Santo. Po eso con confianza e insistencia repetimos: ¡Ven Espíritu Santo: se llama ardiente en el corazón! 4. Sana nuestras heridas con el bálsamo de tu amor Sana nuestras heridas. Estamos heridas, Señor. Llevamos en el cuerpo y en el espíritu, las heridas de nuestra historia personal, una historia que ha marcado profundamente e indeleblemente nuestra vida pasada y presente. Las heridas, en su mayoría cicatrizadas, y otras quizá todavía abiertas, marcan nuestra existencia y nuestro modo de situarnos y de insertarnos en la sociedad, en la comunidad. Nuestras heridas no te son desconocidas, Señor. Derrama el bálsamo de tu amor. Solo el amor puede cicatrizar e incluso hacer desaparecer toda traza de aquello que nos hirió, de lo que aun hoy corre peligro de replegarnos sobre nosotras mismas. Estamos heridas, Señor, pero también nosotras herimos a otros. Recibimos heridas y causamos heridas. Es una triste realidad con la que nos encontramos continuamente. Somos distribuidores de sufrimiento, algunos nunca se cierran ni por “el descanso semanal” o por vacaciones o por “trabajos en curso”. Distribuidores de sufrimiento en horario continuo, 24 h sobre 24; esto consuela pues la mayoría de las veces es sin quererlo inconscientemente. Nuestra fragilidad humana, nuestra limitación ontológica difícilmente puede evitarlo. Es necesario crecer en el conocimiento de sí mismo, en awareness, en consciencia, para reducir gradualmente las heridas, que aunque involuntariamente proporcionamos a los demás. Es fundamental aceptar ser deudores y acreedores los unos de los otros. Este es el primer paso para la sanación. Deudores y acreedores con los padres, con los miembros de nuestra familia, con nuestros educadores, nuestros compañeros de clase, con nuestros amigos, con nuestras hermanas y hermanos de comunidad, con nuestros superiores… Todos necesitados de recibir y sobre todo de derramar sobre las heridas de los otros el bálsamo del amor. Sana nuestras heridas con el bálsamo de tu amor, Señor. Sólo así podremos derramar sobre el que está a nuestro lado el bálsamo que conforta, sostiene, alivia, repara, anima, hace vivir. Sana nuestras heridas. Este grito, hoy tan patente no se puede ignorar, tiene que salir de nuestro corazón, de la oración de nuestras comunidades, de nuestras asambleas. En los hermanos y hermanas que son asesinados, degollados, arrojados al mar, humillados y torturados… es nuestra humanidad y cada una de nosotras en cuanto miembros de un único cuerpo sufriendo violencia y abusos. Tu sólo Espíritu Santo, Espíritu de Amor puedes sanar heridas tan profundas, heridas tan grandes, para que en aquel que ha visto decapitar al hijo, ahogar a su bebé, violar a la propia madre, torturar al padre, no prevalezca el odio y la venganza. Hagamos nuestro el grito de nuestra humanidad: Sana nuestras heridas con el bálsamo de tu amor! 3 CONGREGATION FILLES DE MARIE IMMACULEE – MARIANISTES La Mère Générale Via Edoardo Jenner,10 -‐ 00151 ROMA Telefono 06.58230994 - 06.5376320 – gensup@fmi-adele.org; www.fmi-adele.org Ayúdanos a ser bálsamo las unas para las otras. El bálsamo está relacionado con el olfato. Si los cinco sentidos guían y orientan nuestras relaciones con el mundo exterior, el olfato tiene un papel preponderante en las relaciones interpersonales. Está experimentado que somos sensibles a los olores desde que nacemos, ellos orientan nuestro desarrollo y nuestros gustos. Los recién nacidos se unen al seno materno solamente percibiendo el olor. Los olores tienen relación con las propias experiencias que se graban, por así decir “en la piel” de una persona. Aun en el correr de los años, basta percibir un determinado olor o perfume para evocar y despertar toda una experiencia y recuerdos positivos o negativos. El bálsamo, un compuesto de óleo y resinas perfumadas, y en esto hay frecuentes referencias en la misma Biblia, se asocia a la experiencia positiva y benéfica de una relación interpersonal. Un amigo fiel es bálsamo de vida (Eclo. 6,16). Ser bálsamo unos para los otros. Derramar con abundancia, como la mujer de Betania (Jn 12, 13) el bálsamo de la consolación, del ánimo, de la compasión, de la ternura, de la misericordia, del perdón. Ser bálsamo significa ser una presencia que emana paz, alegría, bondad, deshaciendo, como el sol lo hace con la nieve, las tensiones y malos humores que se alojan en los ángulos más oscuros de nuestras comunidades, significa valorar el tiempo, tal vez escaso, añadiría Adela, reforzando lo positivo, la gratuidad, evitando malgastarlo con la crítica negativa o la malevolencia que deterioran la estima y el respeto que debemos a cada hermana o hermano. Hace reflexionar lo que tantas veces dice y vuelve a repetir con insistencia el Papa Francisco sobre este último punto. Celebraremos este año el aniversario de la Fundación justo el día siguiente de la fiesta de Pentecostés. En este periodo la oración al Espíritu Santo es particularmente atendida según nos dice Adela. Queridísima amiga, cobra mucho ánimo; recita con frecuencia el “Veni Creator”. Nuestro Padre nos decía que en el “Veni Creator” de este periodo, casi todos los deseos son escuchados. Digámosle con fe.7 Encontrémonos frecuentemente en el Cenáculo para invocar con María una abundante efusión del Espíritu Santo sobre toda la Congregación. Queridísimas hermanas, junto con esta circular os envío la Comunicación n. 12 con la síntesis de la encuesta sobre el Proyecto de la “Fundación de Malawi” por el cual os pido continuéis invocando al Espíritu Santo. Unida a las Hermanas del Consejo, os deseo a todas un ¡sereno y fecundo aniversario! _____________________________ Sr. M. Franca Zonta, FMI Madre General 7 L.AT. 326,7 4