SOBRE LA OFTALMOPATÍA DISTIROIDEA
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SOBRE LA OFTALMOPATÍA DISTIROIDEA
SOBRE LA OFTALMOPATÍA DISTIROIDEA ¿Qué es la Enfermedad de Graves? La “Enfermedad de Graves” es un trastorno autoinmune que produce una hiperactividad de la glándula tiroides (Hipertiroidismo). Es más frecuente en mujeres mayores de 20 años. Sin embargo, el trastorno puede ocurrir a cualquier edad y también puede afectar a varones. Los síntomas más característicos son: ansiedad, nerviosismo, intolerancia al calor, aumento de apetito, palpitaciones, diarrea y pérdida de peso, entre otros. Además es frecuente el hallazgo de bocio (aumento de tamaño de la glándula tiroides). Esta enfermedad suele acompañarse también de una afección ocular denominada “Oftalmopatía distiroidea”. En consecuencia, entre el 25%-50% de las personas con hipertiroidismo por “Enfermedad de Graves” tendrán alguna manifestación clínica de oftalmopatía, la cual podría agravarse en caso de tabaquismo. La presentación de la afección ocular ocurre en forma simultánea con el hipertiroidismo, sin embargo, es importante destacar que pueden presentarse los síntomas tiroideos 6 meses antes o después de las manifestaciones oculares. Cabe mencionar que algunos pacientes con “Oftalmopatía distiroidea”, se presentan con hipotiroidismo e incluso función tiroidea normal. La consulta médica ante la aparición de dichos síntomas, compatibles con “Enfermedad de Graves”, es importante para un diagnóstico oportuno e iniciar el tratamiento correspondiente. ¿Qué es la Oftalmopatía de Graves (u Oftalmopatía Distiroidea)? La Oftalmopatía asociada a distiroidismo u Oftalmopatía distiroidea (ODT) es la más frecuente causa de consulta por exoftalmos. Los signos que la caracterizan son: Exoftalmos Edemas (del parpado y de la conjuntiva) Retracción palpebral Diplopía (visión doble) Neuropatía óptica (disminución visual) Hipertensión ocular El exoftalmos se produce por el aumento de la masa de tejido retro-ocular, esto puede deberse a un aumento en las masas musculares de los músculos del ojo, también puede ocurrir que aumente el volumen de la grasa retrobulbar. Esto significa incremento de volumen orbitario que empuja al ojo hacia adelante y en ocasiones provoca una hernia de grasa septal. Finalmente, pueden ser estos factores combinados los que causen el incremento de volumen que genera el exoftalmos El edema es un signo de actividad, la presencia de edema palpebral (superior o superior e inferior) es un signo de enfermedad activa. A eso puede sumarse la presencia de edema conjuntival (quemosis) que puede ser evidente o sutil, en cuyo caso se identifica al examen con lámpara de hendidura. Otro signo de actividad es la presencia de inyección conjuntival relacionada con las inserciones de los músculos extraoculares. La retracción de párpado es el más frecuente de los signos que presenta un paciente con ODT. Se trata de la elevación anormal del párpado superior, que deja 1,2 o más milímetros de esclera al descubierto (“scleral show” de los americanos) y que, caprichoso como los demás signos, puede ser unilateral, bilateral y bilateral pero asimétrico. En ocasiones se retrae el parpado inferior con iguales características. La diplopía está asociada a la oftalmoplejía, signo de incapacidad vinculado al mal funcionamiento muscular y la consiguiente alteración de los movimientos del ojo. El paciente puede no darse cuenta de esto, pero en ocasiones lo percibe como visión doble. La Neuropatía Óptica es rara; esta situación se presenta entre el 4-8 % de los casos, casi siempre cursando la fase de hipertiroidismo. La historia natural de este fenómeno indica que se trata de una situación pasajera y generalmente sutil y benigna, que puede provocar la caída de hasta 3 a 4 décimas de visión (a veces unilateral y otras bilateral) y que revierte en forma espontánea al cabo de 2-3 meses. Es imperioso el control y seguimiento por especialista para saber que se trata de una forma benigna y no de una modalidad severa que requiera tratamiento de urgencia. La Hipertensión ocular, es decir el aumento de la presión del globo ocular, es un signo frecuente en el curso de la ODT. Se trata de un incremento de la presión, resultante del aumento de la presión orbitaria por el aumento de los tejidos allí involucrados. Es un elemento de chequeo y manejo exclusivamente oftalmológico, no necesariamente significa ¨glaucoma¨ y raramente requiere tratamiento. Cornea (superficie ocular) Es la parte más expuesta del ojo. La presencia de exoftalmos y retracción del parpado superior, son condiciones que aumentan la exposición y resequedad de la superficie ocular. La disminución de la frecuencia del parpadeo y la alteración cuali-cuantitativa de la calidad de las lágrimas, gravan esta situación. Los pacientes pueden sufrir desde un discreto ardor, a la sensación de ojo seco, hasta la molesta sensación de cuerpo extraño y, en ocasiones, dolor. Si la retracción del párpado superior es importante, y provoca la falta de un buen cierre palpebral (lagoftalmos nocturno), puede generar la producción de úlceras corneales por exposición (nocturna), que en ocasiones son muy importantes (profundas y extensas en superficie). Es imperioso el constante control con lámpara de hendidura de la evolución de estas ulceras corneales. Es importante el uso de lágrimas artificiales adecuadas, gel o pomadas que permitan lubricar, de día y de noche, la superficie del ojo según indicación oftalmológica. Tratamiento En el periodo de estado, la enfermedad tiroidea y la oftalmopatía deben ser evaluadas constantemente y medicadas por el especialista. Este periodo puede extenderse por espacio de 18 meses aproximadamente. En cuanto a la ODT, el uso de corticoides, administrados de diversas maneras y según la gravedad del cuadro, constituyen la principal indicación. El uso de lubricantes oculares debe ser constante. Luego de ello, y pasado el periodo de estado, se podrá pasar a las alternativas quirúrgicas. Estas están destinadas a aliviar; el exoftalmos, la retracción del parpado superior y el eventual estrabismo (visión doble).