René Torres, violín Mi padre siempre ha sido muy
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René Torres, violín Mi padre siempre ha sido muy
René Torres, violín Mi padre siempre ha sido muy aficionado a la música y toca el piano y el acordeón. A insistencia suya y de mi mamá empecé a tocar el piano a los 12 años. Dos años después, formé parte de grupos de música folklórica donde comencé a tocar el violín de forma empírica. Fue hasta los 17 que entré al Conservatorio de Puebla, luego a la Escuela Nacional de Música y más tarde a la Ollin Yoliztli. Después de varios años en la OFUNAM, ésta me becó para estudiar violín, composición y dirección de orquesta en la Universidad del Sur de Mississippi. Un momento de mi vida que me gustaría poder revivir es el estreno de mi primera ópera, Doña Zenaida. Fue un compromiso muy fuerte ya que obtuve un financiamiento del Fondo de las Artes de Morelos. Además era la primera obra que escribía para cantantes y orquesta con una dotación que era mayor a la de un grupo de cámara. Hice la adaptación de un cuento de Bocaccio y escribí el libreto. Fue muy emocionante poder experimentar el lenguaje musical fuera de mi imaginación y convertirlo en una realidad. La diferencia resultó enorme entre lo que sonaba en mi cabeza y la música en vivo. El proyecto resultó importante y tomó su tiempo ya que tuve que coordinar a muchas personas que colaboraron conmigo, un director de escena, un cuerpo de baile, la construcción de una escenografía sencilla y la participación de músicos y cantantes. Una vez que la música estuvo en manos del director y de los músicos, el funcionamiento de la obra dejó de estar en mi poder. Era tarea de los intérpretes y debía confiar en lo que había escrito. Coordiné ensayos, invitaciones y tuve que organizar a muchas personas. El día del estreno de Doña Zenaida en el Teatro Ocampo, sentado en la primera fila, sentí primero una gran satisfacción por el resultado de la música y la escena, además de una enorme alegría al poder compartirlo con mi familia y con mis seres más allegados. En mi tiempo libre en ocasiones toco con mis hijos que se están iniciando en la música. El mayor, que toca violín, ya está decidido a ser músico. Es algo que me da mucho gusto. Me dedico a otro género que no es el clásico: toco tango. Hace 4 años comencé a estudiar el bandoneón y me ha dado muchas satisfacciones. Con este instrumento puedo aplicar y hacer cosas que no hice con el violín en la época en que fui estudiante, como ser más disciplinado, más entregado y tocar por el placer de hacerlo, lejos de la angustia que me provocaba el violín porque no conseguía trabajo. Toco tango sin ninguna presión. El bandoneón es un instrumento muy complicado, así que ha resultado un reto poder iniciar el estudio de un instrumento tan difícil a mis 46 años. La organización de los teclados es aparentemente arbitraria y un teclado no tiene relación con el otro. Es decir, guardan órdenes diferentes y como al abrir y cerrar el fuelle, el mismo botón da dos notas distintas, de hecho uno tiene que aprender cuatro esquemas diferentes de los teclados. Es mentalmente complicado. El círculo del tango en México es pequeño y hay pocos instrumentistas, esto lo dificulta aún más. Formo parte de la Orquesta Mexicana de Tango desde hace un año, donde toco el violín. Así mismo, escribo los arreglos para los grupos en los que soy bandoneonísta con diferentes dotaciones de instrumentos. RENÉ TORRES BUSTILLOS NACIÓ EN MÉXICO D.F. ESTUDIÓ EN EL CONSERVATORIO DE MÚSICA Y DECLAMACIÓN DE PUEBLA, LA ESCUELA NACIONAL DE MÚSICA, LA ESCUELA OLLIN YOLIZTLI Y EN LA UNIVERSIDAD DEL SUR DE MISSISSIPPI. HA FORMADO PARTE DE LA ORQUESTA SINFÓNICA CARLOS CHÁVEZ, LA ORQUESTA SINFÓNICA DE MINERÍA Y DESDE HACE 27 AÑOS ES INTEGRANTE DE LA OFUNAM.