Las Escuelas de Promotores Voluntarios (EPV)
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Las Escuelas de Promotores Voluntarios (EPV)
Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica ANAFAE Las Escuelas de Promotores Voluntarios (EPV) Una sistematización de la experiencia Sistematizadores: José Luis Espinoza M. • Werner Melara Las Escuelas de Promotores Voluntarios (EPV) Una sistematización de la experiencia Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica ANAFAE Las Escuelas de Promotores Voluntarios (EPV) Una sistematización de la experiencia Sistematizadores: José Luis Espinoza M. Werner Melara © Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica (ANAFAE) Apdo. postal 5090, Tegucigalpa, Honduras Tel: 2230 7864 www.anafae.org Primera edición: diciembre de 2013 Fotografías: archivo de la ANAFAE Diseño e impresión: Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, Honduras Portada: Bernilda Rivera, fiscal de ANAFAE, presidenta de ARCO y agroecóloga comprometida con las EPV en Atima, Santa Bárbara. Diseño: Marianela González Impreso y hecho en Honduras. El contenido de esta publicación se puede citar y utilizar libremente, siempre que se cite la fuente. 7 Índice Introducción..........................................................9 Metodología......................................................10 El ser y quehacer de las EPV en Honduras.....11 ¿Cómo funcionan las EPV?.................................11 Hitos de las EPV.................................................14 Los egresados de las EPV...................................16 La vida ha cambiado en Higuero Quemado.....31 La EPV le permitió descubrir sus capacidades...31 Los promotores voluntarios de la zona alta.......32 El Instituto San Pedro también promueve la agroecología......................................................34 Ahora soy menos “quimiquero”.........................35 Testimonios de los principales actores Nos habían dicho que aquí no se producían plátanos… ¡nos engañaron!..............................37 Una familia agroecóloga...................................16 La EPV nos enseñó a prevenir para la vida......40 Una decisión vital...............................................21 Una universitaria que disfruta de su trabajo en la finca familiar..............................................22 Una familia saludable.........................................22 Conclusiones........................................................43 Lecciones aprendidas..........................................45 El orgullo de no deber dinero..........................23 Recomendaciones.................................................46 No ha sido fácil, pero valió la pena.................26 Anexos....................................................................48 Una líder a toda prueba.....................................27 Aprendiendo a diversificar la agricultura...........28 No era cosa fácil.................................................29 El esfuerzo valía la pena.....................................29 Personas que aportaron en entrevistas, diálogos y reuniones grupales...........................48 9 Introducción L El diploma de participación en las EPV ocupa un lugar destacado en los hogares de los agroecólogos. a ANAFAE ha desarrollado distintas metodologías para continuar reproduciendo su enfoque de agricultura ecológica, las cuales han significado intentos diferentes, pero complementarios, para aliviar la situación alimentaria de la población rural de Honduras. Estas van desde las Escuelas de Campo (ECAS), los Comités de Investigación Agrícola (CIAL), los Centros de Enseñanza Aprendizaje (CEA) y la Estrategia de Campesino a Campesino, hasta la experiencia que se describe en esta publicación: las Escuelas de Promotores Voluntarios (EPV). Estas estrategias y metodologías tienen en común, en primer lugar, que ninguna elimina la vigencia de la otra; priorizan la necesidad de producir alimentos para los seres humanos; recobran el primigenio sentido de la agricultura —que es alimentar a las personas— y, al mismo tiempo, rechazan la idea moderna de anteponer la comercialización de productos a la satisfacción primaria de quien los produce. La organización católica alemana MISEREOR apoyó el proceso de las EPV que implementó ANAFAE con el concurso de varias organizaciones socias. Las tres experiencias concluyeron en 2012, y 72 personas concluyeron el proceso, que inicialmente contó con 90 participantes. Un poco más de un año después se están desarrollando cinco nuevas EPV, como producto de las réplicas que promueve la ANAFAE y que ejecutan los Promotores Voluntarios (PV). 10 Cuando la ANAFAE decidió impulsar las Escuelas de Promotores Voluntarios en 2009 —año en que se dio el golpe de Estado—, la situación del país en el aspecto alimentario no era muy distinta a la actual. Las primeras EPV tardarían al menos dos años y medio para graduar a los primeros promotores voluntarios; mientras, la situación social caracterizada por el hambre, la desnutrición y la malnutrición continuaría agravándose, especialmente en el campo, donde 6 de cada 10 hondureños viven en situación de pobreza, y 3 de cada 10 sobreviven en la miseria. En este documento se presenta un intento de sistematización de la experiencia desarrollada por ANAFAE y sus organizaciones miembros, durante dos años y medio de trabajo para implementar las EPV. No obstante, aquí no se hace una descripción detallada de todos los acontecimientos que tuvieron lugar durante el proceso, ya que el propósito principal es compartir los testimonios de mujeres y hombres que han participado directamente en esta experiencia de vida. Por eso, luego de resumir el contenido conceptual y técnico de las EPV, se describen los principales hitos de la experiencia para después pasar a lo fundamental: los testimonios de la gente. Finalmente, se presentan conclusiones, lecciones aprendidas y recomendaciones intentando, en todo momento, respetar los criterios de los principales protagonistas de este esfuerzo de sistematización: las y los promotores voluntarios. Metodología Para realizar esta sistematización se establecieron acuerdos técnicos y metodológicos con el equipo de trabajo de ANAFAE; posteriormente, se consensuó el objetivo y el eje de la sistematización y se definieron los informantes claves. La reconstrucción histórica de la experiencia la realizamos en dos momentos; el primero, en jornadas de trabajo con Werner Melara y Octavio Sánchez, técnico de las EPV y coordinador nacional de ANAFAE, respectivamente, con quienes construimos los hitos del proceso; y el segundo momento, en los tres grupos focales desarrollados en San Nicolás, Santa Bárbara; La Hoya, Olanchito, Yoro y en Malafalda, Tocoa, Colón, donde pudimos identificar elementos históricos clave. La revisión documental consistió en la lectura de informes y otros documentos que ha generado el equipo técnico nacional de ANAFAE, especialmente la conceptualización teórica y testimonial que realizó Werner Melara sobre las EPV. El trabajo de campo se realizó utilizando la entrevista y los grupos focales1 para levantar información de los principales actores, las y los promotores voluntarios y, en algunos casos, del personal de las organizaciones miembros de ANAFAE, responsable de aplicar la experiencia. Las entrevistas se realizaron con preguntas abiertas y se orientaron a profundizar las vivencias en los momentos más importantes que se identificaron en la reconstrucción histórica de las EPV. Durante el proceso se visitaron parcelas domésticas y fincas en los municipios de San Nicolás, Yorito, Olanchito y Tocoa. Esto permitió al equipo sistematizador recoger información de primera mano y reconocer las experiencias en los lugares donde tuvo lugar la puesta en práctica de las habilidades y conocimientos adquiridos en las EPV. 1 Ver listado de informantes en anexo a este informe. 11 El ser y quehacer de las EPV en Honduras2 La Escuela de Promotores Voluntarios (EPV) es una metodología de enseñanza-aprendizaje en la que los y las participantes se involucran activamente para compartir experiencias metodológicas y tecnológicas en un proceso de aprendizaje colectivo, utilizando principios de la metodología constructivista. Los temas que desarrolla la EPV se orientan al fortalecimiento de capacidades para el desarrollo de la agroecología en parcelas y comunidades, buscando mejorar las condiciones de vida de las familias, respetando la cultura y los conocimientos populares, y protegiendo el ambiente. Las EPV se han desarrollado en diferentes países; en Honduras existe una iniciativa impulsada por la Pastoral Social Caritas de Juticalpa, Olancho, que apoya MISEREOR, y que ha servido de punto de partida para las EPV impulsadas por la ANAFAE. Las EPV buscan mejorar las condiciones de vida de las familias. ¿Cómo funcionan las EPV? Antes de iniciar las escuelas, en una jornada de socialización y concertación con los promotores se 2. Esta sección fue tomada de un trabajo inédito de Werner Melara, técnico de ANAFAE. 12 definen, de manera participativa, los lineamientos y principios generales que orientarán la EPV; esta es una condición importante para alcanzar el éxito. Estos principios se comparten, se analizan, y sus contenidos se discuten con todos los promotores. Así, desde el inicio, se establecen los acuerdos mínimos que estarán presentes durante el desarrollo de la EPV. A continuación se describen los principios de la EPV: • Móvil (rotativa para promover el intercambio): la EPV no tiene un espacio físico permanente. El espacio lo constituyen las comunidades y el territorio de donde provienen los participantes. Cada módulo se desarrolla en una comunidad diferente; de esta forma, los participantes se movilizan en su territorio, conocen el contexto en que vive cada uno de ellos, y establecen redes sociales basadas en el compartir, aprender juntos, conocer sus potencialidades y limitaciones, la solidaridad y la amistad. • Participativa: se busca, de manera intencionada, que cada participante exprese y proponga ideas en las capacitaciones y actividades, y que así contribuya a definir los temas de interés de acuerdo al módulo que se desarrollará. Si uno de los participantes tiene experiencia en alguno de los temas que se desarrollará, este será el responsable de facilitar la práctica o metodología que conoce. De esta forma refuerza sus conocimientos y mejora la valoración de sus habilidades y capacidades. Aquí se aplica el principio “entre campesinos y campesinas, se aprende mejor”. Además, los participantes son responsables en su comunidad de la logística de cada reunión o módulo de trabajo. Todos están en la obligación de aportar. Una prohibición de las EPV es no participar. • Fundamentada en la agroecología: se busca, de manera práctica, aplicar los principios agroecológicos de la Red ANAFAE, los cuales deben vivirse en los procesos para que, posteriormente, cada persona se apropie y los practique, especialmente en su parcela. • Voluntariado: cada participante se compromete a compartir con otras familias de su comunidad —para lograr el efecto multiplicador— las experiencias y conocimientos que adquiere en la EPV; esto también se basa en el principio “entre campesinos y campesinas, se aprende mejor”. Los promotores apoyarán la formación de nuevos promotores y líderes agroecológicos en sus comunidades, con el fin de impulsar procesos de trabajo en agroecología que tengan un impacto más allá de la parcela. • Compromiso (con el desarrollo personal y de las comunidades): se busca que los participantes se 13 apropien y defiendan sus intereses, su cultura y su territorio para mantener la dignidad de cada persona, de sus familias y sus comunidades. • Soberanía alimentaria (la comida es primero): se debe tener claro que las personas y las familias bien alimentadas tienen capacidad de hacer mejores cosas; en la EPV se dice: “barriga llena… corazón contento… y cabeza atenta”. El enfoque del trabajo será la diversificación productiva para garantizar la producción de alimentos sanos para la familia, el rescate y mejoramiento de las semillas campesinas, la defensa y protección de los recursos naturales, el territorio, las cuencas productoras de agua, y el hábitat de las especies nativas. • Papel facilitador de la organización acompañante (apoyo puntual en campo): las organizaciones involucradas deben asumir su papel de facilitadoras. Las EPV se proponen impulsar un proceso que apueste a la autonomía, sostenibilidad, autogestión y dignificación de los participantes, en la búsqueda de un pensamiento liberador; es decir, que con los participantes se deben construir procesos desde su propio pensamiento, acompañados y apoyados por facilitadores. • Debe ser modular: la propuesta, basada en experiencias anteriores, indica la conveniencia de desarrollar reuniones de capacitación en períodos de tiempo acordados con los participantes, tomando en cuenta la disponibilidad de recursos para cada módulo. Por tanto, se desarrollan ocho módulos de tres días de duración cada uno, con intervalos de tres a cuatro meses. Los participantes se comprometen a cumplir los compromisos adquiridos en cada módulo, implementando las prácticas en sus parcelas e incorporando a nuevas familias en el proceso. • Los módulos deben ser 70% prácticos y 30% teóricos: es importante el valor que se le da a la metodología de “aprender-haciendo”, ya que de esta manera se aprende mejor desde la perspectiva campesina. Cada módulo inicia con una revisión del cumplimiento de los compromisos adquiridos en el anterior, la discusión de las nuevas prácticas o metodologías a desarrollar y, ¡manos a la obra! A poner en práctica lo discutido. Obras más que palabras. • Consolidar una organización desde las bases: el proceso de la EPV debe ir fortaleciendo la visión de los participantes de crear grupos organizados para fomentar el autoapoyo y trascender del trabajo de las parcelas hasta el manejo del territorio, con propuestas concretas de desarrollo humano. 14 Hitos de las EPV 1. En 2008-2009 hay un primer esfuerzo por introducir la metodología en las regiones. Roduel Rodríguez estaba encargado de los proyectos de MISEREOR, y dos personas viajaron a Colombia para prepararse: Wilson Muñoz de ADEPES y German Peralta de Popol Nah Tum, acompañados de Roduel Rodríguez. Allá conocieron los elementos básicos de la metodología y a su regreso quisieron implementarla, pero la iniciativa fracasó por falta de interés individual y/o de las organizaciones. 2. En 2008 se incorporó Octavio Sánchez a la coordinación de ANAFAE y Werner Melara al equipo de trabajo; se reactiva la idea y consultan con la Pastoral Social de Juticalpa, conocen la experiencia del municipio de Campamento, y conocen la metodología y los principios de las EPV. 3. MISEREOR recobra el interés en apoyar el proceso de las EPV. 4. Entre finales de 2009 e inicios de 2010, la iniciativa se presentó en las regiones y se informó que Werner Melara acompañaría el proceso. La primera que aceptó implementar las EPV fue la región Centro Occidente, el sector de Yorito, integrado por FIPAH, Instituto San Pedro y Asocial Yorito. La segunda fue la región Norte: Popol Nah Tum, APLA, CASM y FUCAGUA; la mayoría de participantes fue de Popol Nah Tum y APLA. La tercera fue la región Centro Occidente 5. 6. 7. 8. (a), compuesta por PRR, ARCO, ASOCIALAYO, ADASBA y Solidaridad, en La Paz. A finales de 2009 se presentó el proyecto con los tres actores (organizaciones miembros de ANAFAE, líderes y equipo técnico de ANAFAE) y se establecieron los compromisos de las partes. A inicios de 2010, el equipo central definió que, al igual que las EPV, existen otras experiencias como los CIAL, los CEA y Campesino y Campesino; en consecuencia, había que enriquecer las EPV con lo aprendido de otros procesos. Entre otros aspectos, se acordó que estas debían ser autónomas, aunque manteniendo algunos aspectos fundamentales, como la agricultura ecológica. En el tercer y cuarto módulo se hizo una pausa en el proceso porque los técnicos de las organizaciones miembros —que se habían inscrito como participantes en las EPV—, empezaron a retirarse; se revisaron los compromisos pero no se cumplieron y, finalmente, el equipo central de ANAFAE se quedó atendiendo las EPV. Como consecuencia, los participantes adquirieron mayores capacidades y se empoderaron para organizar directamente los módulos. La graduación, en 2012, fue un hito importante; estuvieron presentes los familiares, se presentó la relación histórica del proceso, se retroalimentaron los aprendizajes, y cada participante recibió una camiseta de promotor. 15 Hitos del proceso de las EPV Introducción de la metodología de las EPV Preparación de personal en Colombia Primer intento de implementación y fracaso Esto ha dado lugar al establecimiento de nuevas relaciones entre los egresados y egresadas. 9. En 2012, en una reunión de egresados (representantes de las tres directivas) en El Progreso, se determinó que ANAFAE gestionara recursos para implementar los cambios que la gente requiere. EPV Región Centro Occidente Sector Yorito Asociación de CIAL de Yorito (Asocial Yorito); Fundación para la Investigación Participativa con Agricultores de Honduras (FIPAH); Instituto San Pedro (ISP). PRR Programa de Reconstrucción Rural (PRR); Asociación Regional de Comunidades Organizadas (ARCO); Asociación de CIAL del Lago de Yojoa (ASOCIALAYO); Asociación de Desarrollo del Área de Santa Bárbara (ADASBA); Asociación Solidaridad (AS). Segundo intento. Octavio Sánchez y Werner Melara examinan experiencia de Olancho Segundo intento de implementación. MISEREOR apoya los tres sectores Se define el proceso de EPV como autónomo Retiro de los técnicos de las OM, incremento de participación de campesinos Región Norte Graduación de los primeros 72 egresados de las EPV Organización de distintos colectivos de EPV y réplicas Organizaciones ejecutoras Fundación Popol Nah Tun (FPNT); Asociación de Productores en Ladera ( APLA); Comité de Acción Social Menonita ( CASM); Fundación Calentura Guaimoreto (FUCAGUA). 16 Los egresados de las EPV Fe, trabajo y esperanzas para el futuro Organizaciones participantes: Programa de Reconstrucción Social, Asociación Rural de Comunidades Organizadas, Asociación de Ciales del Lago de Yojoa, Asociación de Desarrollo Área de Santa Bárbara. Período comprendido de: Febrero de 2010-mayo de 2012 Promotores graduados: 1. Clemente Enamorado 2. Santano Guzmán 3. Vicente Enamorado 4. Víctor Rosales 5. Erik Mario Lobo 6. Fernando Mejía 7. Oscar Chávez 8. Reinaldo Castillo 9. Adrián Muñoz 10.Erín Castillo 11.Manuel Meléndez 12.Marvin García 13.Hilario Hernández 14.Wilson Perdomo 15.Humberto Perdomo 16.Manuel Rodríguez 17.Domingo Reyes 18.Rolando Rodríguez 19.Concepción Romero 20.Allan Castillo 21.Omar Perdomo 22.Kerlin Perdomo 23.Grevis Mejía 24.Paulino Márquez 25.Bernardino López 26.Santos Pineda 27.Santos Adán Sevilla Escuela de Promotores Voluntarios en Santa Bárbara. 17 Luis Alonso Meza Organizaciones participantes: Fundación para la Investigación Participativa con Agricultores de Honduras, Asociación de Ciales de Yorito e Instituto San Pedro. Período comprendido de: Noviembre de 2009-enero de 2012 Promotores graduados: 1. Blanca Olga Gutiérrez 2. Joba Yamileth Pérez 3. Juana Hernández 4. Max Isaula 5. Adán Bustillo 6. Yovany González 7. Luis Jeremías Castro 8. José Pablo Gómez 9. Wilmer Ramírez 10.Miguel Alberto Velásquez 11.Mario Pineda 12.Marco Tulio Corea 13.Reinerio Gutiérrez 14.Jesús Garay 15.Germán Finlánder 16.Ramón de Jesús Corea 17.Simón Pedro Corea 18.Jorge Irene Banegas 19.Selvin Javier Hernández Escuela de Promotores y Promotoras Voluntarios en Yorito. 18 Organizaciones participantes: Fundación Popol Nah Tun y Asociación de Productores en Ladera. Período comprendido de: Noviembre de 2009-mayo de 2012 Promotores graduados: 1. María Arcadia Padilla 2. Rosa Angélica Yanes 3. Doris Marlen Rosales 4. Víctor Ayala García 5. Neris David Orellana 6. Richarson Portales 7. Segundo Orellana 8. Jorge Alfredo Ayala 9. Juan García Membreño 10.Santos Danilo Mejía 11.Feliciano Hernández 12.Rosendo Matute 13.Higinio García 14.Coronado Díaz 15.Selvin Antonio Bustillo 16.Raúl Sevilla 17.Pedro Rivera Vásquez 18.Rosel Alberto Chirinos 19.Renán Tejeda 20.Francisco Martínez 21.Martín Zavala 22.Evelio García 23.Francisco Cáceres 24.Magno López 25.Herminio Díaz 26.Alejo Maradiaga 27.Reimundo Padilla 28.Jorge Enrique García Escuela de Promotores Voluntarios de la Costa Norte. 19 Testimonios de los principales actores 21 Una familia agroecóloga Una decisión vital El momento más importante de todo el proceso de las EPV fue cuando me invitaron a compartir mis conocimientos en conservación de suelos con un grupo de jóvenes y adultos de Centroamérica, allá en Santa Lucía. Rolando Rodríguez Medina (19 años), agroecólogo egresado de la EPV de ANAFAE Rolando y Orlando en la recién iniciada finca del primero. Desde temprana edad, Rolando decidió que la agricultura era lo suyo; sembró el primer árbol de marañón a los cinco años, y ese árbol es testigo del amor que este joven siente por la aldea que lo vio nacer: San Manuel del Triunfo, municipio de San Nicolás, Santa Bárbara, en el noroccidente de Honduras. En 2012 sus padres, Orlando y Lucila, le dijeron a Rolando que lo apoyarían para que finalizara sus estudios de secundaria, y decidieron que ingresaría a un instituto de agronomía del municipio de Macuelizo, Santa Bárbara. Rolando se matriculó, pero abandonó el instituto a las dos semanas. Entonces decidió tomarse la agricultura “por asalto”. 22 Con una seriedad poco usual en alguien de su edad, Rolando señaló que no le fue difícil decidirlo, pues ha sido testigo de cosas muy concretas: “comenzamos a recuperar parcelas de tierra que se encontraban en completo abandono… uno trabaja y mira los frutos y siente que hay mucho impacto en la familia”. Una universitaria que disfruta de su trabajo en la finca familiar Cuando Marielena Rodríguez —hermana de Rolando— se graduó de maestra de educación primaria y comenzó a estudiar en la universidad, no se imaginó que disfrutaría tanto al volver a trabajar en una de las tres parcelas que su familia cultiva en San Nicolás. Las dificultades económicas le han impedido continuar sus estudios universitarios3, por lo que ella ahora combina el trabajo de embolsar tierra para plantas de café en la finca familiar, con sus actividades de voluntaria en la biblioteca, y colaboradora del centro de salud local de San Manuel, donde participa como encuestadora en un estudio sobre la situación epidemiológica. Marielena espera un día reanudar sus estudios de Ciencias Naturales en la Universidad a Distancia, pero no se desespera, porque a ella le agrada el trabajo de agricultura ecológica y la convivencia con sus ocho hermanos, y con Orlando y Lucila, sus padres. 3. Aunque la Constitución dice que la educación es gratuita en Honduras, a Marielena los estudios le cuestan unos 5,500 lempiras mensuales, pues tiene que comprar libros y gastar en transporte, hospedaje y alimentación para ir a la ciudad de Santa Rosa de Copán tres veces al mes. Marielena, la universitaria de la familia Rodríguez, sigue siendo agroecóloga. Por otra parte, ella no piensa volver a residir en un lugar tan urbanizado como San Pedro Sula, ya que tuvo una experiencia muy negativa. Cuando residía en casa de un familiar, en menos de dos meses la asaltaron en dos ocasiones. Esta experiencia la convenció de volver a casa e incorporarse a las labores agrícolas familiares, donde se siente totalmente una familia saludable y segura. Una familia saludable Lucila, la madre de Marielena, destaca el aporte a la salud familiar del modo de producción y consumo que practican. La ausencia de agrotóxicos los mantiene 23 El orgullo de no deber dinero De la Escuela de Promotores Voluntarios he aprendido que todos los cultivos ayudan, la cría de animales ayuda… hasta las lombrices también ayudan. Don Domingo La familia Rodríguez es muy saludable. sanos, y no consumen refrescos de cola; solo toman frescos de las frutas que cultivan en las parcelas. En el centro de salud local no existen expedientes de la familia Rodríguez porque casi nunca se enferman; así lo asegura Marielena, quien es voluntaria de salud. “¿De qué sirve que tengamos una cuenta en el banco si mis hijos están enfermos?... ¡quien se lucraría sería el médico!” —concluye Orlando, el padre de esta familia agroecóloga. Domingo Reyes vive en la aldea Cruz Grande, en el municipio de San Nicolás, Santa Bárbara; tiene 67 años, pero su contextura lo hace parecer mucho más joven; con su esposa Gregoria (60) procrearon ocho hijos y ahora tienen 16 nietos. Tiene una parcela de aproximadamente 20 tareas (1.5 manzanas), donde empezó a trabajar con un grupo que él formó; son doce personas, la mayoría familiares que viven en el mismo caserío, aunque don Domingo señala que quienes realmente trabajan son ocho personas. En la parcela puede verse una huerta de 110 matas de plátano que sembraron en septiembre de 2012. En la EPV don Domingo aprendió a utilizar insumos orgánicos o naturales para aplicar en las plantas; él señala que lo que más ha utilizado es el té de azufre, que sirve para evitar las plagas, y el forefun4, que combate el picudo y la mosca blanca. 4. Compuesto que preparan los PV. Ellos le llaman forefun, una abreviatura de foliar, repelente y fungicida. 24 Don Domingo ya conocía muchos aspectos sobre la conservación de suelos; los aprendió con la Iglesia católica en Atima y en San Luis pero, con todo y su aprendizaje previo, del programa de las EPV le llamó mucho la atención el taller sobre injertación y el taller de conservación de suelos. Él dedica bastante tiempo a ambas parcelas: la propia que rodea su casa, y la colectiva que se encuentra a unos 400 metros. Lo único que lamenta don Domingo es que durante la época lluviosa es muy difícil transitar por las parcelas, debido a la gran cantidad de lodo que se forma. Domingo Reyes en la finca colectiva de su grupo de agroecólogos. Don Domingo pertenece a una tienda comunitaria, una especie de cooperativa que adquiere productos de primera necesidad para comercializarlos entre sus miembros y la población en general. Esta iniciativa se organizó hace 14 años, con el apoyo de la Asociación Regional de Comunidades Organizadas (ARCO). Con las utilidades de la tienda comunitaria se adquirió la parcela donde funciona la EPV, a un costo de 25 mil lempiras. La tienda comunitaria también tiene el propósito de vender los excedentes de producción de los agricultores; por ejemplo doña Gregoria, la esposa de don Domingo, es la principal abastecedora de diversos tipos de pan que se venden en la tienda. Cuando adquirieron la parcela, ARCO contribuyó con un técnico, Francisco Solano, quien les ayudó a empezar los trabajos agrícolas. Al principio sembraron hortalizas con la intención de participar en la feria de agricultores que funciona en San Nicolás desde hace cinco años; esto iba muy bien, hasta que la plaga denominada “mosca blanca” destruyó las hortalizas. Afortunadamente, hoy saben cómo combatir esta plaga y, de nuevo, la familia de don Domingo participa cada sábado, desde las seis de la mañana, en la feria de agricultores de San Nicolás. Don Domingo cuenta que cuando él y doña Gregoria llegan a la feria a vender yuca, plátanos y ayotes, siempre hay una que otra persona que intenta burlarse de ellos cuando ven sus productos sencillos como flores, acelga, apio, etc. Pero, mientras esas personas se ríen, don Domingo les dice que él no debe nada ni 25 le quita prestado a nadie. Para entender la reacción de don Domingo, vale aclarar que la mayoría de los comerciantes, que no son productores, trabajan con base en distintas formas de crédito. Él piensa que su aprendizaje más importante — por el impacto ocasionado en la familia—, ha sido la diversificación de su finca. Hace poco tiempo dio por terminada una plantación de café para poder diversificar su parcela. Él opina que uno de los graves problemas del municipio de San Nicolás es que existen demasiados productores de café, y que han fracasado por problemas como la roya. Cuando don Domingo nos dio esta entrevista, la mayoría de los productores de café estaban retirando un préstamo del Instituto Hondureño del Café (IHCAFE) para combatir la roya y resembrar, pero él no necesitó el préstamo, porque no está atenido a ese rubro de producción. Don Domingo manifiesta que el café es un buen negocio para los compradores, pero deja muy poco a los productores. Doña Gregoria y su compañero don Domingo. 26 No ha sido fácil, pero valió la pena E Blanca y Manuel, líderes de Monte Galán. l día que llegamos a la vivienda de Blanquita, una señora de 46 años, ella nos mostró, con gran satisfacción, los materiales que servirían para instalar la energía eléctrica en su casa, ubicada en la aldea Monte Galán, municipio de Sulaco, departamento de Yoro. Finalmente, la electricidad será una realidad, gracias a la gestión que las y los líderes de la comunidad realizaron meses atrás, aprovechando la coyuntura electoral. En esta época, los funcionarios públicos “se ponen un poco blanditos” y suelen complacer, en parte, las demandas sociales de las comunidades para que estas los favorezcan con su voto y les permitan seguir gobernando por cuatro años más, ya sea como diputados o como alcaldes. Manuel de Jesús Hernández tiene 56 años y es el compañero de Blanca Olga Gutiérrez; luce muy cansado por una afección cardiaca que lo imposibilita para realizar esfuerzo físico pero, aun así, manifiesta estar agradecido con la familia que tiene y con los bienes que posee. Manuel nos relató que estuvo participando, al igual que Blanquita, en la Escuela de Promotores Voluntarios que comenzó en 2009 y concluyó a principios de 2012; recuerda que aprendieron mucho sobre agricultura 27 orgánica y agricultura sostenible, en especial cómo cultivar en laderas, esas tierras inclinadas que, por lo general, es la única alternativa de siembra para el campesinado de Honduras. Esta pareja ha invertido todos sus esfuerzos en apoyar la educación de sus hijos e hijas; es así como tienen dos bachilleres, una maestra de educación primaria y tres estudiantes: dos de bachillerato y una de noveno grado. Para el promedio rural, esta familia ha tenido éxito en el aspecto educativo. Una líder a toda prueba Blanquita en la parcela que ronda su casa. Blanca y Manuel procrearon siete hijos e hijas, cuatro mujeres y tres varones que oscilan entre los 15 y 30 años de edad. Cuatro “viven aparte”—señala Blanquita—, pues dos mujeres y dos varones ya tienen familia y viven en otras viviendas. En casa aún quedan tres hijas. Blanquita ha hecho historia como miembro de los Comités de Investigación Agrícola Local (CIAL)5, y actualmente es miembro del CIAL de la aldea de Monte Galán, su terruño, que se formó en 2006. También es vocal de la zona del municipio de Sulaco (Zonal Sulaco). Los CIAL de tres municipios, Sulaco, Yorito y Victoria, conforman una organización de investigadores agrícolas denominada Asocial Yorito; doña Blanquita formó parte de la junta directiva durante dos años, prestando sus servicios voluntarios como secretaria de la organización. Además de contribuir con los trabajos de la FIPAH, ella ha sido una de las principales promotoras de la construcción de 45 viviendas que beneficiaron a igual número de familias en las comunidades de El Chagüitío y Monte Galán. Por otra parte, ha impulsado los trabajos de letrinización y huertos escolares como parte del 5. Los CIAL es una modalidad metodológica adoptada por la Fundación para la Investigación Participativa con Agricultores de Honduras (FIPAH), una ONG miembro de ANAFAE; se trata de comités comunitarios que, acompañados de un grupo de colaboradores, generan o adaptan tecnologías apropiadas a las condiciones locales. 28 trabajo de las mesas ciudadanas para la seguridad alimentaria que, desde hace algunos años, impulsa la Fundación Ayuda en Acción (AeA). Blanquita atribuye el éxito de su labor a tres elementos: 1. Mantenerse organizados, 2. Poner en práctica lo aprendido y, 3. Tener voluntad de hacer las cosas. Ella recomienda a sus amigos y amigas, especialmente a quienes han egresado de las EPV, que pongan en práctica lo aprendido; les dice que es necesario que miren crecer sus fincas, que se diversifiquen y se alimenten de ellas. Deben replicar lo aprendido en los módulos porque, si no lo hacen, “entrarán en desánimo”. Uno de los últimos logros de la comunidad de Monte Galán es la construcción de un tanque de ferrocemento6, que se construyó con la ayuda de ANAFAE. Esta labor contó con el apoyo decidido de las ocho personas miembros del CIAL y, por supuesto, con el liderazgo de Blanquita. Aprendiendo a diversificar la agricultura La cardiopatía reumática que padece Manuel ha hecho que Blanquita se apropie de las actividades agrícolas del hogar; recientemente, contrató a dos 6. Los tanques de ferrocemento son una modalidad de construcción de tanques de agua mediante el ejercicio participativo de la comunidad. La ANAFAE ha impulsado la construcción de estas soluciones para riego agrícola. Para más información, véase: www.anafae.org personas para que le ayudaran a sembrar 30 libras de maíz y 50 libras de frijoles en una manzana de tierra y, además, continúa diversificando la parcela que rodea su casa, que es una ladera con inclinaciones de 30 grados. En la pequeña parcela de Blanca y Manuel se identifican, al menos, 44 variedades de plantas que contribuyen a la economía familiar. Frutales Maderables Medicinales Verdura Otros Mango Cedro Valeriana Apio Frijol Piña Jocomico Sábila Culantro fino Maíz Aguacate Caoba Canela Culantro de pata Frijol gandul Papaya Roble Jengibre Achiote Caña Guineo Limón Malanga Café Zapote Eneldo Camote Trigo Ciruela Alcanfor Pataste Avena Mora Ruda Yuca Naranja Ayote Maracuyá Plátano Uva silvestre Manzana Chata Nance Melocotón 15 4 8 10 7 29 No era cosa fácil Durante tres días, cada dos o tres meses, Blanca se ausentaba de casa para irse con los de ANAFAE. “Nos hacía falta porque ella es la mujer de la casa, pero todos estábamos conscientes de que el nuevo aprendizaje de Blanca era muy importante” —subraya don Manuel. Blanquita —que está de acuerdo con las palabras de Manuel—, agrega que durante esos días su compañero y sus hijos “se quedaban solos”. Esa es la mirada que ella tiene de la soledad: se quedaban solos porque ella no estaba. Una de las hijas de la pareja, Reyna Verónica, cuando tenía 19 años acompañó a Blanquita al taller de transformación de alimentos y, desde entonces, ella desea participar en la próxima EPV. Blanca manifiesta que no es fácil concluir todo el proceso; ellos estuvieron casi tres años en teoría y práctica, hasta que sus parcelas y los demás aspectos de sus vidas empezaron a reflejar los conocimientos adquiridos. Blanquita relató que 30 promotores voluntarios comenzaron los módulos que incluye el proceso de aprendizaje en la EPV, pero al final quedaron 23. Y es que “no es nada fácil”, especialmente para las mujeres, que tienen que ausentarse de la casa por tres días; les resulta difícil convencer a las familias, especialmente a los varones, de que en esos días tendrán que valerse por sí mismos para alimentarse. Es muy conocido el hecho de que, especialmente en el medio rural, solo las mujeres se encargan de preparar los alimentos de la familia. El esfuerzo valía la pena El trigo y la cebada son parte de los nuevos cultivos. No obstante que anteriormente Blanca y Manuel recibieron alguna formación en agricultura sostenible con la Iglesia católica de El Progreso, al concluir la EPV comenzaron a poner en práctica muchos conocimientos: injertaron plantas, sembraron plátanos, implementaron su vivero de café, etc. También generaron ingresos adicionales mediante la preparación 30 y comercialización del M5, un foliar que se elabora con diversos componentes7 y sirve como fertilizante y como insecticida repelente. Hace un año que no comercializan este producto pero, anteriormente, el CIAL de Monte Galán enviaba 100 litros a la ASOCIAL Yorito, que les pagaba siete lempiras por litro, y lo comercializaba con otros CIAL a 10 lempiras el litro. Otros grupos de promotores voluntarios también preparaban MM8 y sulfocalcio9. 7. El M5 se elabora con plantas aromáticas, ajo, cebolla, jengibre, manzanilla, melaza, estiércol de ganado, suero de leche, vinagre, etc. Generalmente se utiliza como fertilizante líquido natural y como insecticida repelente. 8. MM es un foliar que se prepara con afrecho, hojarasca en proceso de descomposición y melaza; se puede utilizar en estado líquido o sólido. Sirve para fumigar las plantas y contribuye a mejorar el follaje y hace crecer las plantas con más vigor. 9. El sulfocalcio es un preparado a base de azufre y cal; se utiliza como insecticida, fungicida y acaricida. Un joven investigador agrícola Selvin, un joven de 27 años, hijo de Blanca y Manuel, también participó en la EPV y ha puesto en práctica el manejo de rastrojos, la diversidad de cultivos y el proyecto de gallinas. Él es un investigador agrícola que pertenece a un comité de semillas de la Asocial Yorito y de la FIPAH; actualmente investiga sobre la “mancha angular”, una condición por la cual un frijolar enfermo puede enfermar a otro sano. Selvin afirma que, aunque los módulos de la EPV fueron impartidos rápidamente, ahora siente que le sirven, pues tiene tiempo para experimentar poco a poco lo aprendido. Por ejemplo, ha experimentado con el sulfocalcio para combatir “la mancha de asfalto”. Además, antes no sabía identificar plagas en los cultivos, como la mosca blanca y otras, pero ahora sí lo sabe. En la aldea de Monte Galán, ubicada a 1300 metros de altura, Selvin tiene un vivero de café orgánico y muy pronto comenzará la siembra directa. Como parte de la diversificación, ya produjo plátanos que vendió en Sulaco a 1.5 lempiras (7 centavos de dólares) la unidad. 31 La vida ha cambiado en Higuero Quemado10 P ara llegar a Higuero Quemado —un caserío11 en cuyas fincas se advierte fácilmente el cultivo de café—, prácticamente hubo que “escalar” desde Yorito, con un vehículo todo terreno, por un poco más de 90 minutos. En este lugar funciona un grupo de egresados de las Escuelas de Promotores Voluntarios, que también forman parte de los CIAL que impulsa la FIPAH; estos CIAL se han organizado con la Asocial Yorito. La EPV le permitió descubrir sus capacidades Jova y sus hijas Astrid y Lizeth. Joba Yamileth Pérez es una madre soltera de dos niñas: Astrid, de 10 años, y Lizeth de 8 años; vive con sus padres en Higuero Quemado, y es la única mujer de esta zona que ostenta con orgullo un diploma de Promotora Voluntaria. Asistir a la EPV siempre significó un sacrificio para Jova, sobre todo porque tenía que dejar a sus hijas durante tres días cada vez que era convocada a un 10. Higuero Quemado es uno de los 89 caseríos del municipio de Yorito, en el departamento de Yoro, en la parte central de Honduras. 11. El caserío es la unidad territorial más pequeña en el escenario hondureño; le siguen la aldea, el municipio y el departamento. 32 módulo de formación durante los dos años y medio que duró el proceso. Después de graduarse en enero de 2012, Jova y sus demás compañeros de la EPV se organizaron e hicieron un fondo común para sus actividades como promotores voluntarios. Desde entonces, cada vez que se reúnen hablan de sus iniciativas, hacen alguna labor de capacitación o ayuda agroecológica en alguna nueva parcela, y celebran con un convivio12. Últimamente no han realizado reuniones, porque entre los miembros se han hecho préstamos y han agotado el capital; sin embargo, dentro de muy poco lo recuperarán, porque tendrán ingresos por la venta del café. Esto les permitirá reunirse de nuevo y realizar sus acostumbrados trabajos como PV. A sus 32 años, Joba es una de las personas con más escolaridad entre las y los PV, puesto que tuvo la oportunidad cursar hasta el décimo grado; o sea, primero de bachillerato. Ella afirma que esos años fueron buenos, pero que no se comparan con lo que la EPV le ha dado; ahora se valora mucho más a sí misma, pues la EPV le ha permitido descubrir sus capacidades. Además, sus niñas se alimentan mejor y más sabroso. Joba genera ingresos adicionales mediante la elaboración de nacatamales, pan de guineo, salsa de tomate, cocoa, etc., que aprendió a hacer cuando 12. El grupo de PV de Higuero Quemado ha realizado réplicas de concentrado de animales y de género con otras personas que no lograron ingresar a la EPV. participó en el módulo de preparación de alimentos de las EPV. También es socia de una tostadora de café, así que ella corta y fertiliza en la finca de la familia. Aquí, en la parte más alta de la montaña, se encuentra un tanque de ferrocemento que construyó la comunidad con la ayuda de ANAFAE y la solidaridad de Bernilda, una agroecóloga de San Nicolás, Santa Bárbara, que pertenece a la ARCO. Los técnicos de ANAFAE contaron que, durante tres días, la comunidad ayudó a construir el tanque y todo el sistema de conducción que, finalmente, llevó el agua al centro del caserío. Los promotores de ANAFAE pensaron que el agua serviría para que la comunidad irrigara las parcelas biodiversas, pero en esta oportunidad los pobladores decidieron que, en primer lugar, se necesitaba el agua para consumo humano. Los promotores voluntarios de la zona alta Ramón de Jesús y Pedro Simón Pérez son parte del CIAL de Higuero Quemado, en la zona alta del municipio de Yorito; Ramón es el encargado de los diez promotores voluntarios de este CIAL, que se reúnen el primer domingo de cada mes para mantenerse organizados, hacer actividades para reunir fondos y replicar los conocimientos y habilidades adquiridas en las EPV. Ramón tiene 41 años y, junto a su esposa de 34, han procreado tres hijos que ahora tienen 10, 7 y 2 años. Eventualmente, Ramón se dedica a varias actividades 33 que le generan ingresos extra; le gusta el comercio, así que compra y vende café, también adquiere ropa para la reventa, pero su principal actividad es la agricultura. Desde que participó en la EPV, Ramón desarrolló experiencia en el manejo de plagas y enfermedades de las plantas, aunque él también valora los conocimientos adquiridos en abonos orgánicos y en equidad de género. Ramón de Jesús Pérez, en la comunidad de Higuero Quemado. La familia de Ramón dice que la producción ha mejorado; ya no pierde la cosecha porque detecta a tiempo las enfermedades de las plantas, y esto le ha permitido, en gran parte, asegurar su alimentación. Pedro, por su parte, tiene 28 años y estudia el noveno grado en el Instituto Hondureño de Educación por Radio (IHER); con su esposa, de 20 años, tienen un hijo de 18 meses. Pedro tiene tres manzanas de café pero, además, mantiene una finca biodiversa en la que se observan especies maderables como cedro, caoba, guachipilín y guama; una variedad de frutales como manzana, durazno, naranja y aguacate, y plantas medicinales como canela, eucalipto y otras. Y, por supuesto, también tiene una manzana que la dedica a la siembra de maíz y frijoles en asocio. Pedro, al igual que varios miembros de su comunidad, participó en la Escuela de Promotores Voluntarios, donde desarrolló habilidades para la conservación de suelos, incorporando barreras vivas, acequias, curvas a nivel, etc. Según él, todo esto ha sido importante porque le ha ayudado a la producción biodiversa de la finca; pero, quizás lo más importante, es que él no ha podido olvidar la hermandad y los conocimientos aprendidos de otras personas con quienes convivió por más de dos años. En resumen, Pedro señala que ahora cuenta con suelos más fértiles y sanos, pero es muy enfático al afirmar que el mejor efecto de sus aprendizajes en la EPV es que ahora tiene una familia mejor organizada y sabe administrar los recursos de todo tipo. 34 El Instituto San Pedro también promueve la agroecología Glenda Mercedes Martínez es una maestra del Instituto San Pedro (ISP), un centro público de segunda enseñanza del municipio de Yorito13; ella es la coordinadora del Bachillerato en Ecología y Medio Ambiente14 y la jefe del laboratorio de Ciencias. Su relación con ANAFAE nació hace varios años, cuando comenzó a participar en la Regional Centro Occidente en representación del ISP. Glenda ha impulsado las réplicas de los módulos de las EPV, después de que los también maestros del ISP, Mario Pineda y Marco Tulio Corea, participaron en la EPV. Juntos formaron un equipo que comenzó a realizar talleres y otras actividades orientadas a promover la agroecología en dos modalidades: en el ISP y a nivel externo, con aproximadamente 40 muchachos de los CIAL de las aldeas del municipio. 13. En el Instituto San Pedro se imparten cuatro bachilleratos y hay una población estudiantil de 450 alumnos, de los cuales 66 cursan el Bachillerato en Ecología y Medio Ambiente. Una vez egresados, estos jóvenes usualmente trabajan para la Secretaría de Salud, la FIPAH o la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Otros se dedican a impulsar sus propias parcelas y otros continúan sus estudios en la Universidad Nacional de Agricultura (UNA) de Catacamas, en el oriental departamento de Olancho. 14. Con insatisfacción, Glenda comentó que en la nueva Ley de educación este bachillerato ya no tendrá ese nombre, sino que pasa a ser parte de los “bachilleratos ambientalistas”, algo que todavía no está claro ni en su forma ni en su contenido. La maestra Glenda Martínez en su cubículo del Instituto San Pedro. La tripleta desarrolló varios eventos de agroecología; entre estos destacan los de elaboración de insecticidas orgánicos, preparación de abono, laboratorios de suelo y obras de construcción de suelos. Todos estos eventos se desarrollaron con fondos que recaudaron los mismos maestros y la colaboración de los participantes. Glenda —que es una autoridad en su campo y es egresada de Ciencias Ambientales de la Universidad Católica de Honduras (UNICAH)— manifiesta que la metodología implementada por ANAFAE en las EPV es muy pertinente para la juventud que gusta de la agricultura; es sumamente flexible, y esto es muy apreciado por las y los jóvenes con quienes trabaja. 35 Ella piensa que los jóvenes que han participado en la Escuelas de Campo (ECAS) y las EPV no tienen nada que envidiar a los técnicos tradicionales de las instituciones; por el contrario, los agroecólogos tienen mayor cercanía y empatía con las necesidades de la gente. Ahora soy menos “quimiquero” Mario Pineda nació en la aldea El Destino, municipio de Yoro; está casado y tiene una niña de 3 años. Es un agrónomo egresado de la Universidad Nacional de Agricultura (UNA), estudia la carrera de Letras en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en la modalidad a distancia, e imparte clases en el Instituto San Pedro. Mario mantiene frescos los recuerdos de su aprendizaje en las EPV, especialmente en el procesamiento de frutas, el manejo de especies menores y en equidad de género. Él no se aferró a su condición de maestro y agrónomo, y se involucró en la EPV “Luis Alonzo Meza”15, en la que participaron campesinos y campesinas de los municipios de Sulaco y Yorito. Mario y sus amigos del ISP han realizado réplicas de lo aprendido en la EPV con sus alumnos, especialmente con los 30 jóvenes a quienes imparten las asignaturas de agroecología. En el ISP han desarrollado los talleres de transformación de alimentos, conservación de suelos 15. Esta EPV del Centro Occidente se denominó así en memoria del señor Luis Alonzo Meza, un agroecólogo ya fallecido, que solía afirmar que la soberanía alimentaria consistía en “comer lo que se quiere, cuando se quiere y como se quiere”. y de equidad de género, pero también capacitan a una gran cantidad de jóvenes del municipio de Yorito. Este joven agrónomo no se imaginó que a los 31 años estaría enseñando agricultura ecológica en el mismo instituto donde recibió su título de Bachiller en Agroecología. Mario no se contentó con su título universitario, sino que regresó en 2008 al ISP para devolver sus conocimientos. En 2009 se interesó por los conocimientos que ANAFAE socializaría en la EPV, y así se ha ido involucrando cada día más. El profesor Mario Pineda, agrónomo y agroecólogo. 36 Él forma parte del grupo de promotores voluntarios que se reúne una vez al mes en la zona alta de Higuero Quemado, para mantenerse unido y replicar lo aprendido. Una de las iniciativas que ha surgido de estas reuniones, y en la que Mario y sus amigos están trabajando, es organizar una caja rural. Mario define así la utilidad personal que ha obtenido de esta experiencia: “soy menos quimiquero”16; él tiene una finca en la cual aplica los conocimientos aprendidos, y percibe avances sustantivos en la conservación de suelos y en la fertilidad. Mario también valora mucho el hecho de haber logrado mejorar su consumo de alimentos, a partir de las orientaciones obtenidas en la EPV. 16. En alusión al uso continuado de químicos comerciales en la agricultura. 37 Nos habían dicho que aquí no se producían plátanos… ¡nos engañaron! L Agroecólogos de La Olla, Olanchito, Yoro. a Olla tiene bien puesto su nombre, ya que se ubica en una planicie rodeada de montañas en el municipio de Olanchito. En este caserío, donde la señal para el teléfono celular es imperceptible, existe un grupo de agroecólogos que participaron en la EPV. Allí nos dimos cita en la casa de Rosa Angélica López Guardado para conversar sobre los resultados de la EPV. Bajo un techo de lámina de zinc y con una temperatura no menor de 35 grados centígrados, conversamos con Renán Tejeda (41), Martín Zavala (50), Lastenia Tejeda (36), Rosel Chirinos (36), Raúl Sevilla (41), Álvaro Tejeda (50) y Rosa Angélica López (57), la anfitriona. El grupo coincide en afirmar que la tierra no funciona para la agricultura cuando está “apretada”, y que han comenzado a ver resultados hasta que la han tratado bien, hasta que la han removido, y que mejoró cuando le aplicaron insumos orgánicos. Han aprendido a conocer los tipos de suelo, a identificar las distintas capas del suelo, y reconocen que algunas de estas ya no sirven para darles de comer. 38 También han identificado los tipos de semilla que se dan en cada temporada y en cada zona geográfica, así como las enfermedades y tipos de plaga; para combatirlas han ensayado prácticas de control que han ayudado a mejorar la producción. Antes nos decían que los plátanos solamente se podían cultivar en las riberas del rio Ulúa; luego hemos aprendido que el problema es que la modalidad de siembra es distinta en cada lugar. Aprendimos a sembrar plátano en huacas especiales, preparadas con estiércol de vaca y otro material orgánico. Ahora producimos plátano para alimentarnos y los excedentes los colocamos en Olanchito. Álvaro Tejeda, agroecólogo de La Olla Los módulos de la EPV se desarrollaron durante tres días en distintos lugares; a veces en el sector San Pedro, otras veces en el sector Juncal, etc. Cuando se realizaron en La Olla, los participantes decidieron agregar un cuarto día y se comprometieron a proporcionar la alimentación. Esto demuestra la importancia que las y los agroecólogos dieron al proceso de generación de conocimientos que tiene lugar en las EPV. Rotar las sedes de los módulos es importante porque, según las y los promotores voluntarios, esa modalidad les permitió cosechar excelentes amistades, Las y los promotores voluntarios en la finca de doña Rosa. lo cual es muy significativo para la gente de La Olla, que tiene dificultades para comunicarse, puesto que incluso carece de acceso a telefonía celular. Son muchas las variedades de alimentos que se han incorporado en esta zona. Prácticamente no existe casa o parcela que carezca de huerta; además, cultivan yuca, caña, camote, malanga, naranja, cacao, ayote, pataste, habichuela y piña, sin faltar la licha y el rambután, y hay mucha caoba en proceso. Desde luego, continúan sembrando sus parcelas de maíz y frijol en asocio. Como dice Rosa Angélica López, “ahora producimos alimentos para la gente y no solo para las vacas”. 39 Un caso ejemplar es el de don Álvaro. Él no participó en la EPV, pero se agregó al grupo posteriormente, porque tuvo problemas de salud por el uso de agrotóxicos. Ahora es uno de los más interesados en desarrollar el trabajo de agricultura ecológica “para la vida”, como él dice. Algo que estos PV tienen claro, es que lo que han recibido es para compartirlo, como muy bien lo explica Martín Zavala: “Hay momentos en que la gente puede observar que las fincas de los nuevos agroecólogos lucen mejor que las nuestras; eso se debe a que le ponemos más atención a la enseñanza a nuevos agroecólogos, que al cuidado de nuestras propias fincas”. Cada día, los PV incrementan el número de plantas en sus parcelas; esto lo logran mediante el intercambio con otros agricultores y con las especies que llevan los miembros de ANAFAE o de la organización Popol Nah Tun. Ellas y ellos aspiran a que cada día sean menos los productos que tengan que comprar en el mercado para alimentarse. El grupo también tiene la esperanza de profundizar sus conocimientos en veterinaria, pues piensa que esto les ayudará a ser menos dependientes; por eso, algunos desean aprender a inyectar mejor que cuando recibieron el módulo de salud animal. Cada día, los promotores vuluntarios incrementan la cantidad de plantas en sus parcelas. 40 La EPV nos enseñó a prevenir para la vida O El joven agroecólogo Rosendo Matute. tro grupo importante de promotores voluntarios se concentra en el sector San Pedro, especialmente en la comunidad de Malafalda, municipio de Tocoa, Colón. La mayoría de estas personas son inmigrantes procedentes, fundamentalmente, de dos sectores: municipio de El Paraíso, Copán, y municipio de Gualaco, Olancho. Ellos y ellas se establecieron en las comunidades de Vado Ancho, Malafalda, Tapiquil y San Pedro (Tocoa), hace aproximadamente 30 años. Rosendo Matute es un joven de 32 años quien, con su compañera de 29, tiene cuatro hijos de 4, 7, 11 y 13 años. Él se siente satisfecho de compartir semillas con otros miembros de la EPV y con gente de la comunidad. A Rosendo se le ha despertado la pasión por la medicina natural desde que participó en un módulo sobre el conocimiento y uso de plantas medicinales, que se impartió en la EPV Norte con la ayuda del Centro de Medicina Natural SILOE17. 17. En las EPV se desarrollan diversos módulos y la mayoría son comunes a todas las escuelas; pero, en algunos casos, los PV eligen un tema que, probablemente, responde a las necesidades específicas del grupo o sector. SILOE es un centro de formación y de promoción de medicina alternativa de la parroquia de Jutiapa, en el departamento de Colón, zona atlántica de Honduras. 41 Rosendo reconoce que ha experimentado cambios en su vida como resultado de la formación en las EPV. Por ejemplo, antes no lavaba un plato, no barría su casa ni quebraba maíz, pues creía que esto era responsabilidad de las mujeres. Pero, debido a la capacitación en equidad de género, ahora contribuye en muchas actividades de la casa. Por otra parte, es un investigador agroecólogo: prepara el curry para condimento y el jengibre para la tos. Y además, hace más de tres años que ni él ni su familia consumen una coca cola, porque en la parcela tienen al menos doce variedades de fruta con las que preparan los jugos para la familia. Ahora, gracias a lo aprendido en las EPV, él sabe que primero hay que alimentarse y luego vender el producto; antes solo dejaba un quintal de frijoles para el año y no le alcanzaba, pero ahora es previsor y guarda tres quintales para el consumo familiar. Francisco Cáceres y Bertha Interiano, una pareja que ha procreado ocho hijos, recibieron un excelente regalo: un facilitador de la EPV les llevó una planta de ajonjolí, que ellos sembraron y ya cosecharon. Aprendieron a prepararlo de diversas formas, sobre todo como un delicioso refresco que ahora circula en todas las reuniones de la comunidad. Bertha se ha hecho famosa por la gran diversidad de refrescos que prepara —de rambután, nance, mango, etc.—, y que llegan a buscar muchos jóvenes de otras comunidades. Ella aprovechó las capacitaciones en transformación de alimentos, y ahora también prepara harina de plátano con maíz. Francisco manifiesta que las EPV no solo les dejaron el ajonjolí, sino que también disfrutó de la confianza y el respeto que se tuvieron todos los promotores voluntarios durante el proceso de la EPV. Allí se dieron cuenta de que la tierra es un ser vivo que, al igual que los seres humanos, necesita cuidados. A manera de conclusión, Francisco confesó: “No soy un modelo, tengo dificultades de tiempo y otros recursos para ganar la comida, pero no me olvido de mi parcela; es que no es fácil dejar los químicos, especialmente cuando los demás lo tratan de tonto a uno”. Una pareja que aprovechó las EPV 42 En marzo pasado en nuestra comunidad hubo una gran calamidad por falta de alimentos; menos mal que en mi parcela había caña, yuca, plátano, camote, papaya y muchas cosas más. Mi familia no padeció por la crisis de alimentos y muchas personas de la comunidad se beneficiaron de los productos de nuestra finca. Coronado Díaz, 51 años, Vado Ancho Un millón de lempiras ya me lo hubiera bebido, pero los conocimientos y la sabiduría adquirida es lo mejor que me ha dado ANAFAE. Pedro Rivera, Bonito Oriental 43 Conclusiones 1. Para la mayoría de los y las promotoras voluntarias, los conocimientos y habilidades adquiridas en el proceso han sido determinantes para producir más variedades de alimentos. En no pocos casos han logrado tanta producción para el consumo familiar, que han podido comercializar los excedentes localmente y aun fuera de la comunidad. 2. El enfoque y voluntariado del equipo central de técnicos-agroecólogos de ANAFAE han sido claves para el éxito de las EPV. Esto se ha combinado con los aportes de actores locales, usualmente agroecólogos experimentados, y docentes que han optado por la agroecología para emprender procesos a favor de las y los campesinos que participaron en las EPV. 3. El efecto práctico de la EPV no solo se reconoce en las actividades agroecológicas o en la agricultura en general, sino también en la formación y reforzamiento del liderazgo comunitario de las y los PV, que encabezan emprendimientos sociales importantes como instalación de sistemas de agua, estudio y defensa de derechos ambientales, construcción de viviendas, letrinización, etc. 4. Las y los egresados de las EPV parecen adquirir dos formas de funcionamiento para realizar actividades agroecológicas familiares y replicar con vecinos. Por una parte, están las personas que son apoyadas por las organizaciones miembros de ANAFAE. Las y los PV suelen hacer prácticas en sus parcelas, siguen recibiendo el apoyo de la organización local y replican lo aprendido; algunos hasta han creado sus propias EPV. Por otra parte están quienes, al salir de la EPV, actúan con escasa relación o al margen de la organización miembro de ANAFAE; en este caso suelen organizarse como grupo de PV, aunque sea de distintas comunidades, y cuentan con el apoyo del equipo central de ANAFAE. Estos grupos tienen menos posibilidades de hacer réplicas organizadas. 5. En algunos sectores geográficos, los productores han acostumbrado comercializar un solo cultivo; así, muchos PV provienen de zonas altas donde el patrimonio familiar es el cultivo del café; pero, cuando ha habido problemas por la roya, no pocas familias han logrado sobrevivir gracias a la diversificación de cultivos. Incluso existen casos de personas que han dejado de sembrar 44 algunas áreas de café para destinarlas a fincas agroecológicas diversificadas. 6. Aún subsiste la cultura machista que impide la participación de las mujeres en las EPV, especialmente cuando se trata de módulos que se realizan fuera de sus comunidades. A la mayoría de los hombres no les agrada que la encargada de las labores reproductivas, según ellos, se aleje de la casa por tres días consecutivos. 7. Las EPV han propiciado la participación de jóvenes —muchos varones pero también algunas mujeres—, lo cual permite vaticinar cierta sostenibilidad social; sin embargo, esta debe estar ligada a la posibilidad de que el joven PV pueda disponer de un predio. Las y los jóvenes que cultivan su propia parcela muestran mayor asimilación y desarrollo de los conocimientos y habilidades que proporcionan las EPV. 8. La participación de las organizaciones miembros de ANAFAE no siempre fue dinámica; en algunos casos, pudimos constatar que el papel de estas se limitó a permitir que se llevara a cabo la EPV con el impulso del equipo técnico central de ANAFAE. En este sentido, existe una clara diferencia —no en todos los casos—, entre las organizaciones de base, conformadas y administradas por las y los campesinos, y las ONG. Las primeras tienen un compromiso más activo y parece que valoran más que las ONG los recursos que aportan las EPV. 9. El vínculo entre la metodología y las técnicas implementadas por las EPV y las escuelas agrícolas es posible si en estas encontramos docentes con la suficiente sensibilidad para asumir el enfoque agroecológico. Esto contribuye a una mayor diseminación del enfoque agroecológico de ANAFAE, puesto que permite incidir en futuros replicadores. 10.En general, las y los PV egresados de las EPV han asumido una valoración crítica respecto de la agricultura orientada al comercio, e intentan recuperar el sentido primario de la agricultura: alimentar a las personas. No obstante, las y los PV siempre buscan producir excedentes de cada especie (piña, banano, rambután, etc.) con la intención de comercializar en el ámbito local. 45 Lecciones aprendidas 1. El proceso que se ha construido con las EPV se dirige, exclusivamente, a personas que habitan en el área rural y que son propietarias de una parcela no menor de media manzana. Si bien el proceso ha tenido impacto en algún maestro o en algún técnico de las organizaciones miembros de ANAFAE, esto obedece a que tienen su parcela y llegaron a las EPV deseando obtener más herramientas para una opción agroecológica que ya habían emprendido con anterioridad. Difícilmente las EPV serán de utilidad para técnicos de las organizaciones miembros de ANAFAE que no tengan algún enfoque agroecológico, o que se hayan integrado a las EPV por mandato de su organización. Las EPV requieren de actores suficientemente motivados para replicar los conocimientos y habilidades en sus parcelas, en sus vidas, y las vidas de sus vecinos. 2. Las y los participantes expresan una alta valoración de los conocimientos aprendidos y las habilidades desarrolladas en las EPV; sin embargo, la gran mayoría manifiesta una inusual satisfacción por haber conocido y compartido con otras personas, por haber experimentado la cotidianeidad de otros y otras en sus comunidades, en sus casas y en sus parcelas. La gente valora mucho el hecho de encontrarse con otras personas que tienen las mismas necesidades y los mismos enfoques de desarrollo familiar. Pueden haber olvidado algunas técnicas, pero todas las personas destacaron la riqueza de la experiencia humana desarrollada en cada uno de los módulos de las EPV. En conclusión, la técnica de rotar las sedes para desarrollar los módulos no solo es importante para “sacar” a las personas de sus lugares de residencia —algunas no podrían hacerlo de otra manera—, sino también para establecer lazos de solidaridad entre las y los participantes, entre sus familias y sus comunidades. No menos importante es la sinergia que se genera al intercambiar valores, costumbres y creencias. Las EPV contribuyen a desarrollar habilidades que solo existían en potencia; por ejemplo, la capacidad de dar un testimonio en público, o de disertar sobre un tema. En resumen, las EPV generan espacios para fortalecer la comunicación entre las y los agricultores. 46 Recomendaciones 3. Los PV han aprendido a desprenderse de mitos. Durante muchos años pensaron que su tierra era improductiva, y que ciertos alimentos solo podían cultivarse con éxito en las riberas de los ríos y en tierras de los valles. Ahora han comprobado que no es así; existen muchos ejemplos al respecto, pero uno de los más relevantes es el de la siembra de plátano en la comunidad de La Olla, Olanchito. 4. Al tiempo que se deshacen de los mitos, descubren sus capacidades, muchas de las cuales no salían a flote hasta que descubrieron que ellos y ellas podían enseñar a otros desde su experiencia como investigadores agrícolas, como seleccionadores y custodios de semilla, como líderes, etc. 1. Las EPV deberán seguir buscando estrategias para hacer más viable la participación de las mujeres en estos procesos. Probablemente, habrá que continuar involucrando a las compañeras y a las hermanas de los varones que ya participaron en las EPV. 2. Las organizaciones de la solidaridad internacional (MISEREOR, por ejemplo) deberían constatar los impactos de las EPV para diseñar, con ANAFAE, un programa de diseminación estratégica de la experiencia de las EPV a escala nacional. A futuro debería formularse el propósito de lograr una política nacional de protección a la Agricultura Ecológica Biodiversa. 3. ANAFAE debería considerar trabajar por lograr un compromiso más activo de las organizaciones miembros que acompañan la implementación de los conocimientos y habilidades obtenidas por las y los promotores voluntarios. Cuando no sea posible obtener este compromiso, sería mejor posponer el inicio de nuevas EPV. 4. Es urgente que ANAFAE resuelva el dilema que subsiste entre el respeto a la autonomía 47 geográfica de las organizaciones miembros y la necesidad de apoyo a las realizaciones prácticas de los egresados de las EPV. En tal sentido, se puede llegar a entendimientos interinstitucionales para facilitar el apoyo directo a emprendimientos locales. de afinidad están dadas, pero falta la capacidad logística para posibilitar los encuentros regionales y nacionales. Este sería un espacio adecuado para abordar aspectos del contexto nacional y de las políticas públicas que se relacionan con su particular forma de producir, consumir y comercializar alimentos. 5. Es necesario que las y los egresados de las EPV se articulen a escala nacional; las condiciones Equipo de técnicos de ANAFAE, impulsores de las EPV Erlyn Rubí Gabriela Tejada Werner Melara 48 ANEXOS Personas que aportaron en entrevistas, diálogos y reuniones grupales No. Nombre Ed Ocupación Relación con EPV Residencia 1 Domingo Reyes 67 Agroecólogo Promotor voluntario Cruz Grande, San Nicolás, Santa Bárbara 2 Gregoria de Reyes 60 Panadería, ama de casa Esposa de Domingo Cruz Grande, San Nicolás, Santa Bárbara 3 Orlando Rodríguez 43 Agroecólogo Facilitador EPV San Manuel, San Nicolás, Santa Bárbara 4 José Rolando Rodríguez 19 Agroecólogo Promotor voluntario San Manuel, San Nicolás, Santa Bárbara 5 Christian Rodríguez 15 Hijo de Orlando San Manuel, San Nicolás, Santa Bárbara 6 Lucila de Rodríguez 40 Panadería, ama de casa Esposa de Orlando San Manuel, San Nicolás, Santa Bárbara 7 Marielena Rodríguez 21 Agroecóloga, estudiante universitaria Hija de Orlando San Manuel, San Nicolás, Santa Bárbara 8 Allan Cardona Agroecólogo Promotor voluntario Plan del Higo, San Nicolás, Santa Bárbara 9 Concepción Romero Agroecólogo Promotor voluntario Cruz Grande Abajo, San Nicolás Santa Bárbara 10 Humberto Perdomo Agroecólogo Promotor voluntario El Pacayal, San Nicolás, Santa Bárbara 11 Blanca Olga Gutiérrez 46 Agroecóloga Promotora voluntaria Monte Galán, Sulaco, Yoro 12 Manuel de Jesús Hernández 56 Agroecólogo Esposo de doña Blanca Monte Galán, Sulaco, Yoro 13 José Irene Banegas 42 Agroecólogo Promotor voluntario Monte Galán, Sulaco, Yoro 14 Selvin Javier Hernández 27 Agroecólogo Promotor voluntario Monte Galán, Sulaco, Yoro 15 Jova Yamileth Pérez 32 Agroecóloga Promotora voluntaria Higuero Quemado, Yorito, Yoro 16 Ramón de Jesús Corea 41 Agroecólogo, comerciante Promotor voluntario Higuero Quemado, Yorito, Yoro Agroecólogo 49 17 Pedro Simón Pérez 18 Glenda Mercedes Martínez 19 Mario Pineda 20 28 Higuero Quemado, Yorito, Yoro Agroecólogo Promotor voluntario Maestra de educación secundaria Hace equipo con los PV del ISP Yorito, Yoro 31 Ingeniero agrónomo, maestro del ISP, agroecólogo Promotor voluntario Yorito, Yoro Rosa Angélica López Guardado 57 Ganadera, agroecóloga Promotora voluntaria La Olla, Olanchito, Yoro 21 Martín Zavala 50 Agroecólogo Promotor voluntario La Olla, Olanchito, Yoro 22 Lastenia Tejeda 36 Panadera, ama de casa Esposa del PV Selvin Bustillo La Olla, Olanchito, Yoro 23 Rosel Chirinos 36 Agroecólogo Promotor voluntario La Olla, Olanchito, Yoro 24 Raúl Sevilla 41 Agroecólogo Promotor voluntario La Olla, Olanchito, Yoro 25 Renán Tejeda 41 Agroecólogo Promotor voluntario La Olla, Olanchito, Yoro 26 Álvaro Tejeda 50 Agroecólogo Aprendió de los PV La Olla, Olanchito, Yoro 27 Herminio Díaz 60 Agroecólogo Promotor voluntario Vado Ancho, Tocoa, Colón 28 Bertha Interiano 34 Agroecóloga Esposa de Francisco Cáceres Vado Ancho, Tocoa, Colón 29 Francisco Cáceres 49 Agroecólogo Promotor voluntario Vado Ancho, Tocoa, Colón 30 Higinio García 57 Agroecólogo Promotor voluntario Joconal, Tocoa, Colón 31 Rosendo Matute 32 Agroecólogo Promotor voluntario Tapiquil, Tocoa, Colón 32 Alejo Maradiaga 48 Agroecólogo Promotor voluntario San Pedro, Tocoa, Colón 33 Pedro Rivera Vásquez 52 Agroecólogo Promotor voluntario Bonito Oriental, Colón 34 Coronado Díaz 51 Agroecólogo Promotor voluntario Vado Ancho, Tocoa, Colón 35 María Arcadia Padilla 38 Agroecóloga Promotora voluntaria Malafalda, Tocoa, Colón 36 José Raimundo Padilla 70 Agroecólogo Promotor voluntario Vado Ancho, Tocoa, Colón 37 Feliciano Hernández 55 Agroecólogo Promotor voluntario Vado Ancho, Tocoa, Colón 38 Octavio Sánchez 56 Ingeniero agrónomo Coordinador Nacional de ANAFAE Comayagüela, Distrito Central, Francisco Morazán 39 Werner Melara 49 Ingeniero agrónomo Técnico nacional encargado de Tegucigalpa, Distrito Central, EPV de ANAFAE Francisco Morazán 40 Erlyn Rubí 35 Ingeniero agrónomo Técnico de ANAFAE 41 Bernilda Rivera 31 Bachiller en ciencias y letras, agroecóloga Promotora voluntaria, presidenta de ARCO y fiscal de ANAFAE Juntas de Quebradas, Atima, Santa Bárbara Impreso en los talleres de Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, Honduras, en el mes de diciembre de 2013. Su tiraje es de 500 ejemplares. L a Escuela de Promotores Voluntarios (EPV) es una metodología de enseñanza-aprendizaje en la que los participantes se involucran activamente para compartir experiencias metodológicas y tecnológicas en un proceso de aprendizaje colectivo. Aquí se presenta un intento de sistematización de la experiencia desarrollada por ANAFAE y sus organizaciones miembros, durante dos años y medio de trabajo para implementar las EPV. Sin embargo, el propósito principal de esta publicación es compartir los testimonios de mujeres y hombres que han participado directamente en esta experiencia de vida. Por eso, luego de resumir el contenido conceptual y técnico de las EPV, se describen los principales hitos de la experiencia para después pasar a lo fundamental: los testimonios de la gente, puesto que los principales protagonistas de este esfuerzo de sistematización son las y los promotores voluntarios.