En la Escuela de la Palabra se aprende a leer, orar y meditar la

En la Escuela de la Palabra se aprende a leer, orar y meditar la

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En la Escuela de la Palabra se aprende a leer, orar y meditar la Palabra en grupo. Es una
forma de enseñar a escuchar y encontrarse personalmente con la Palabra para dejarse
transformar por ella.
La persona que modera el grupo, su tarea no es transmitir conocimientos, sino guiar al
grupo, anunciando los diversos pasos del itinerario e invitando a leer o compartir, cuando
llegue el momento adecuado. No tiene por qué ser una persona experta en Biblia, pero, si
es conveniente que prepare previamente el texto que se va a leer…
Preparación:
Se comienza con un canto, una oración o un salmo que invite al recogimiento. Se hace un
momento de silencio de relajación y concentración personal (5’) para crear un clima de
oración.
Primer Paso: Lectura atenta del texto
Se proclama el pasaje de la Biblia propuesto o elegido. La lectura debe de ser clara y muy
inteligible, de tal manera que se puedan identificar los personajes y los escenarios donde se
desarrolla la acción del texto proclamado.
Después de la lectura, viene la explicación (15’), que debe hacerse en clave de meditación.
Se trata de situar el texto en su contexto. Expone los elementos históricos, las ideas de
Dios que se reflejan, la experiencia de fe que transmite… Todo esto se debe hacer con
palabras y expresiones del mismo pasaje. Es la palabra de Dios la que tiene hablar en este
primer paso. No se trata de una homilía ni de una catequesis, sino de una aclaración del
texto. Es ofrecer los instrumentos adecuados para que los participantes se encuentren
frente a frente con el texto., y puedan informarse de lo que decía esa Palabra a los
destinatarios para los que se escribió.
Para esta parte ofreceremos un documento, para cada pasaje, elaborado por expertos,
pero presentado de forma sencilla para que cada persona del grupo pueda hacer una
lectura reposada y aclaratoria para la comprensión del texto, después se deja un tiempo
personal de reflexión y se invita a que cada quien haga preguntas al texto:
∗ ¿Qué dice el texto?
∗ ¿Cuáles son los elementos relevantes?
∗ ¿Cuál es el corazón del pasaje?
Se comparte brevemente (7’) en el grupo lo que cada persona
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A finales de 1980, a los pocos meses de llegar a la diócesis de Milán, algunos jóvenes pidieron a
su nuevo obispo, Carlo María Martini, que les enseñara a rezar partiendo de la Biblia, de la que
era buen conocedor. “Al alba te buscaré” (Estella 1990).
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Segundo Paso: Nos dejamos interpelar por el texto
En este segundo momento la atención se centra en descubrir cuál es el mensaje del pasaje
para nuestra situación personal, comunitaria, social…
Una vez desmenuzado el pasaje y captado lo que dice, la meditación se centra ahora en los
valores contenidos en él. Se abre un diálogo entre lo que Dios me dice con su Palabra y mi
vida:
∗ ¿Qué me dice?
∗ ¿Qué me sugiere en mi situación concreta, aquí y ahora?
De este modo el mensaje del texto cobra actualidad y se convierte en un mensaje para mí.
Para ayudar a las personas se pueden formular las cuestiones de forma directa e incisiva, y
que sean fáciles de retener.
Este momento de la meditación se hace personalmente. Aunque estén todas las personas
juntas, no se comunica a las demás personas lo que cada quien haya descubierto.
Tercer Paso: La Palabra nos exige una respuesta
Silencio absoluto. El silencio es un elemento fundamental en la estructura de esta forma de
la lectura cristiana de la Biblia. En la Escuela de la Palabra se le da mucha importancia a
este momento de silencio. Se considera el signo eficaz de que no se está en la Escuela solo
para escuchar, sino para buscar un contacto personal con la Palabra. Debe haber, poco a
poco, 15’ minutos de silencio absoluto, sin cantos y sin música de fondo.
En este silencio, por el impulso del Espíritu Santo, se adora a Dios, se dialoga con Él, se
replantea la propia vida a la luz de la Palabra escuchada y meditada. De ese momento,
saldrá la acción, el compromiso, el gesto concreto.
Oración conclusiva
Se concluye con una oración o canto.
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