Antonio Alatorre pretende proporcionar una historia de la Lengua
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Antonio Alatorre pretende proporcionar una historia de la Lengua
El sánscrito ¿es una lengua madre? Antonio Alatorre pretende proporcionar una historia de la Lengua Española sin alejarse del interés académico, pero muy accesible para un público común. Es muy importante observar el hecho de que Alatorre deja claro que el sánscrito no es una lengua madre –como nos han enseñado a muchos--, sino hermana de otras: griego, latín.1 Y expone dos teorías arqueológicas respecto a la aparición del Indoeuropeo. Los indoeuropeístas alemanes sostienen que el indoeuropeo había nacido en la porción semántica de Europa entre el Mar del Norte, el Báltico, los Alpes. Propició el mito de los “Arios”: superhombres, rubios, ojos azules. Llevaron su cultura hasta la India. “…el indoeuropeo o protoindoeuropeo tuvo su origen en el territorio que se extiende desde el sur del Mar Negro hasta el Cáucaso y las fuentes del Éufrates, o sea la porción oriental de la Península Anatolia o Asia Menor”.2 Familias madre 1 2 Cf. Antonio Alatorre, Op. cit. p. 21 Vid. Ídem 1 Se delimitan cuatro familias madre: Anatolio, greco-armenio-indio-iranio, celta-ítalotocario, balto-eslavo-germánico. La raíz itálica son el osco y el umbrio, más o menos primas del latín. Para ti y para mí, lo importante es lo siguiente: Cuando se habla de Tronco indoeuropeo es muy común pensar en el sánscrito como una lengua madre de la cual se originan todas las demás que componen la Familia Indoeuropea, pero –de acuerdo a Antonio Alatorre--: Donde se encuentra la mayor concentración de raíces indoeuropeas es en el sánscrito (porque, gracias a la escritura, el sánscrito quedo sacralizado, o sea inmovilizado, a diferencia del prácrito, que es su variante hablada.3 Así, la lengua madre del hispanohablante, en realidad, es el protoindoeuropeo, no el sánscrito, más las infiltraciones de otras lenguas. Respecto a las lenguas ibéricas prerromanas, Alatorre retoma lo expuesto por Vicente García de Diego. Para el primero, estas lenguas se denominan, asimismo, prerromanas. Los iberos, asentados en el Río Ebro, conformaron uno de los pueblos más cultos de los prerromanos, que se establecieron en la Península Ibérica.4 Pero otros grupos étnicos como los celtas, “[…] dejaron en España una fuerte huella lingüística más marcada tal vez en Portugal y en Galicia (hay gallegos modernos que se sienten auténticos continuadores del “espíritu” céltico)”.5 Los celtas no tenían alfabeto propio, pero tendrán grandes influencias en el aspecto fonológico. Los romanos vendrían a expulsar a los cartagineses, y el vasco –ya se ha visto con de Diego-- es la única lengua prerromana que aún sigue viva. En relación al latín, se ha tomado a Cicerón como el paradigma del “buen latín”.6 Por su parte, San Agustín (354-430) estipuló que “el buen latín se había refugiado en la escritura”.7 El cristianismo fue importante en el terreno de la lingüística debido a que todos los documentos antiguos de éste están escritos en griego y no en latín. La lengua española surge del latín común, y no del clásico (el que se escribe por los cultos).8 El latín vulgar (común) se denomina, asimismo, protorromance. A este latín, el Español debe aportes muy importantes como son las preposiciones, pero también debe aportes al latín culto como fue el hipérbaton, utilizado por clérigos y juristas. Ya se ha dicho que el Cristianismo también introdujo a la Lengua Española voces tomadas del griego: evangélium, ángelus, propheta, mártir, epíscopus, diáconus, eclesía, basílica, baptizare, etc.,9sin embargo, más que el griego y el latín, es la lengua visigótica la que influirá, profundamente, en Hispania, pues aun en la lengua románica pasan algunos nombres de origen visigótico (germano).10 Según Alatorre, en el Español tenemos más de visigodos (germánicos) que de latín.11 3 Vid. Íbidem, p. 25 Cf. Íbidem, p. 33 5 Vid. Íbidem, p. 35 6 Vid. Íbidem, p. 44 7 Ídem 8 Vid. Íbidem, p. 54 9 Cf. Íbidem, p. 76 10 Cf. Íbidem, p. 90 11 Cf. ïdem 4 2 Un capítulo que no debe ser dejado de soslayo es el referente a la influencia producto de la dominación árabe: ocho siglos, desde 711. La toponimia ya existente se arabizó. Según ha observado Alatorre, el Español prefiere el arabismo al latín, siempre que puede elegir entre uno y otro. En el español, existen 4 000 arabismos que permean todos los campos de la vida cotidiana, científica y hasta religiosa del rito cristiano. La situación –respecto a la elección entre arabismos y voces latinas-se repite en el portugués, frente a las demás lenguas romances. Bajo la influencia árabe nacen formas de escritura sui géneris como la aljamiada: escritura en lengua española, pero con caracteres árabes. 3