Los Bailes del Niño. (Tesis) - Amigos de la Historia Caudetana
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Los Bailes del Niño. (Tesis) - Amigos de la Historia Caudetana
Isaac Ángel Domenech ÍNDICE Introducción.......................................................................................................................................3 Planteamiento inicial del trabajo: “Los Bailes del Niño”………………………………………4 Descripción de la talla del Niño Jesús………………………………………………………………….5 Roque López…………………………………………………………………………………………………….....6 Historia de la Iglesia de Santa Catalina de Caudete…………………………………………….8 Creación e historia de la Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús…………………..10 Fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús…………………………………………………....19 Indumentaria de los bailadores…………………………………………………………………………21 Danzas…………………………………………………………………………………………………………….…28 Música………………………………………………………………………………………………………………..30 Publicaciones…………………………………………………………………………………………………..…32 Agradecimientos……………………………………………………………………………………………..…33 Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………34 Anexos…………………………………………………………………………………………………………..…36 2 INTRODUCCIÓN El trabajo de campo que pretendemos exponer a continuación se centra en el conocimiento de los bailes tradicionales del “Niño”. Dicho trabajo que a continuación presento, se enmarca dentro del proyecto de investigación realizado en la asignatura de Etnomusicología, perteneciente a la Licenciatura de Historia y Ciencias de la Música. Los objetivos que pretendemos conseguir son analizar la talla del Niño a rasgos generales, para tener unos conocimientos básicos sobre ella; conocer al escultor; estudiar la Iglesia de Santa Catalina, en cuya sacristía se ubica dicha talla; investigar la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y su evolución a lo largo de la historia, ya que es la que organiza estas fiestas tradicionales; explicar las fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús; indagar acerca de la indumentaria de los bailadores; analizar los bailes así como algunas de las composiciones musicales que se han compuesto para dichos bailes. Para conseguir estos objetivos nos informaremos en primer lugar, bibliográficamente y a través de diversas publicaciones para tratar las cuestiones históricas y biográficas. Posteriormente realizaremos varias entrevistas a personas vinculadas a la fiesta de los bailes del Niño, así como una grabación de los Bailes del Niño de esta fiesta popular. Finalmente recogeremos todos los datos obtenidos en el presente trabajo. 3 PLANTEAMIENTO INICIAL DEL TRABAJO: “LOS BAILES DEL NIÑO” - Descripción de la talla del Niño. - Investigar sobre el autor de la escultura. - Iglesia de Santa Catalina. - Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús. - Fiestas en Honor del Dulce Nombre de Jesús. - Indumentaria de los bailadores. - Danzas. - Música. - Publicaciones. - Grabación de los diferentes actos conmemorativos en honor al Niño. - Agradecimientos. - Bibliografía. - Anexos. 4 DESCRIPCIÓN DE LA TALLA DEL NIÑO Datos administrativos: Iglesia de Santa Catalina V. y M. (Sacristía). Datos técnicos: Cronología: la primera imagen data del siglo XVI; la segunda, siglo XVIII. Autor: la primera imagen es de autor desconocido. La segunda es atribuida a Roque López. Estado de conservación: bueno. Ha sido limpiado recientemente y restauradas las manos. Material: talla en madera policromada. Análisis Artístico: Representación del Niño Jesús de pequeñas dimensiones. Aparece representado en actitud de bendición, desnudo, con el popular paño de pureza. Aunque posteriormente la talla fue vestida con una sencilla túnica blanca con flecos dorados y motivos florales. Destaca el naturalismo de la cara, con pelo rizado, dibujo de pestañas, leve coloreado de mejillas y boca entre abierta dando sensación de dulzura y serenidad. La cabeza aparece coronada por una aureola dorada formada por tres haces de rayas dispuestas en cruz. Historia: La talla pertenece a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, fundada en 1576. A finales del siglo XVI, y tras varias revueltas moriscas en la localidad, la Diócesis de Orihuela, a la que Caudete pertenecía desde 1565, decide reforzar la estructura eclesiástica de la zona. Así, surge dicha cofradía con el fin de ensalzar en la localidad las celebraciones navideñas. La imagen quizás era sacada en 5 procesión el día de año nuevo hasta el siglo XVIII, en que sería sustituida por otra talla de mayores dimensiones del escultor Roque López, discípulo de Salzillo. Actualmente es mostrada al público el día de Nochebuena en el altar de la misma iglesia que lo conserva. ROQUE LÓPEZ (Santomera 1747 - Murcia 1811) Roque López fue el principal discípulo del escultor barroco Francisco Salzillo, quien encontraría en las magníficas tallas de Roque unas dignas sucesoras de las suyas. La producción artística de Roque López se caracteriza por la cantidad y la calidad de sus piezas, elaborando las obras con una técnica en la que se concitan la pasión y el sentimiento como manifestaciones de la profunda vida interior por la que se caracterizaban sus personajes. Tras una vida marcada por la influencia de su maestro y por la trágica pérdida de su mujer, Roque López siguió tallando hasta el mismo día de su muerte, realizando durante su vida cerca de 500 esculturas para satisfacer encargos provenientes de toda España. Infancia e inicios en la escultura Roque López Duarte Máyquez nació en Santomera el 12 de agosto de 1747. Su nacimiento en dicha ciudad fue casual, pues sus padres, José y Juana López, vivían en la Era Alta de Murcia. Cuatro días después de su nacimiento Roque López fue bautizado en la Iglesia de Santa María en Murcia. Roque López entró muy joven a trabajar en el taller del genial escultor murciano Francisco Salzillo. Aún no había cumplido los 18 años cuando su padre firmó su contrato por 8 años. Con él, se convertiría Roque López en el gran escultor que llenaría de hermosas tallas las iglesias, conventos y casas 6 particulares de Murcia y alrededores desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX. Su vida en el taller de Salzillo Las obligaciones por parte del maestro serían las de alimentarlo, vestirlo decentemente, ofrecerle buen trato, casa, cama y no ocultarle cosa alguna de su arte. La vida en la ciudad para Roque resultaría muy distinta a la de la barraca de la Era Alta donde había vivido sus primeros años. Cinco meses después de haberlo contratado, Salzillo ya habla en su testamento de Roque López como oficial, legándole sus propias herramientas de trabajo. Con Francisco Salzillo aprendería Roque López las claves de las esculturas barrocas, los conocimientos bíblicos necesarios para representar las imágenes religiosas, así como las obras y los artistas más importantes de la historia del Arte. Tanto aprendería de su maestro, que en algunas de las obras comenzadas por Salzillo y concluidas por Roque López a la muerte de éste, no se puede apreciar el cambio de mano en la talla. Tal fue la fama de Roque, que recibiría encargos prácticamente de todos los municipios de la Región. Creó cerca de 500 esculturas en 28 años Desde el año en el que murió Francisco Salzillo, hasta el año de su ocaso propio, Roque López realizaría cerca de medio millar de esculturas, la mayoría de bulto redondo. En el año 1807 la muerte sorprende a Lucía, la mujer de Roque. El hijo de ambos, José, marcharía entonces a vivir con su mujer y su hija María a casa de Roque, para ayudar al escultor tanto en la casa como en el trabajo, ya que José era oficial del escultor. Cuatro años después de la muerte de su esposa, fallecería en Mula Roque López. 7 En su taller se encontró un cuaderno en el que aparecían todas las esculturas que había realizado desde la muerte de su maestro Salzillo en 1783. El cuaderno rezaba en su portada: “Memoria de las hechuras que he fabricado en el año 1783”. En este cuaderno se recogen 470 esculturas, casi todas religiosas, sus tamaños, descripción, lugar para el que fue realizada y precio en reales de vellón que cobró por cada una de ellas. IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA CATALINA EN CAUDETE (ALBACETE) Datos técnicos: Cronología: siglo XIV-XVIII. Estado de conservación: bueno. Descripción: Iglesia de planta de cruz latina, con una sola nave y a cada lado, a menor altura, una serie de capillas laterales comunicadas entre sí a modo de naves laterales. Existe además la capilla de la Comunión de construcción posterior. Se distinguen dos etapas y estilos diferenciados, uno gótico tardíorenacentista y otro barroco. La nave está cubierta interiormente por cinco tramas de bóvedas estrelladas en estilo gótico catalán desde los pies al crucero. Encima de éste se levanta la cúpula realzada sobre tambor y sustentada por pechinas. Las cubiertas son de teja curva y en general a dos aguas, mientras que las tejas de la cúpula están variadas en azul y blanco, como es característico en esta región. A los pies de la iglesia se sitúa el coro sobre arco rebajado y la portada principal de vano rectangular. Existe otra portada lateral que da acceso a la capilla de la Comunión. Los brazos del crucero llevan bóvedas vaídas y las de las capillas laterales de arista. En cuanto a la cabecera hay que decir que es plana y tiene planta rectangular y está cubierta por bóveda vaída. 8 El coro descansa en semicolumnas de capitel similar al toscano, que se encuentran adosadas a los machones. La bóveda es de crucería con pinjantes en el cruce de los nervios. Lleva balaustrada de piedra y una ventana en la parte superior del muro que cierra la nave. La construcción exterior está realizada con mampostería y esquinales, recercados, cornisa y cuerpo de la torre de sillería. El acceso de la fachada principal es rectangular. La puerta está recercada, y sobre la parte superior corre una especie de cornisa y un friso rectangular liso, sobre este se encuentra un escudo papal representando en relieve la mitra y las dos llaves, y rodeado por un lambrequín. La fachada esta rematada por un frontón mixtilíneo, integrada se encuentra la torre, fechada en 1499, de planta cuadrada formada por tres cuerpos de tamaño desigual, separados por líneas de impostas y coronada por chapitel barroco. IGLESIA DE SANTA CATALINA DE CAUDETE (ALBACETE) 9 Historia: el reino de Tadmir, el Marquesado de Villena, los reinos de Valencia y Murcia, los de Aragón y Castilla, han dejado su huella en Caudete. Su emplazamiento corresponde a lo que fue la antigua mezquita mayor de la villa durante la dominación musulmana. El edificio es resultado de diferentes procesos constructivos, por la extensión de su obra en el tiempo. La iglesia es parroquial y fue anteriormente arciprestazgo, como indica el escudo papal ubicado en la parte superior de la puerta. En su interior, donde desde 1752 se ubica la capilla de la Comunión, se encontraba el camposanto del municipio hasta su mudanza al castillo en el siglo XVIII. Cuenta con un rico y bien conservado archivo parroquial desde mediados del siglo XV. CREACIÓN E HISTORIA DE LA COFRADÍA DEL DULCÍSIMO NOMBRE DE JESÚS La advocación del Dulcísimo Nombre de Jesús se inicia en el último tercio del siglo XVI. Fue a partir del concilio de Trento (1545-1564) cuando se le da importancia a la veneración de las imágenes. Comienza así una nueva religiosidad más interiorizada y espiritual y se insiste en la meditación sobre la figura de Cristo. Su espiritualidad y su humanidad. Fuente de donde se alimenta la devoción al Niño Jesús y su Dulcísimo Nombre. La Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús nace fuertemente vinculada al templo parroquial de Santa Catalina, en cuyo pórtico o sacristía se reunían cuantos hombres y mujeres libremente querían ser cofrades (práctica que se remonta al siglo XIV). De estas reuniones que solían hacerse en la fecha más cercana a la festividad de Santa Catalina saldría un acuerdo de constitución y se redactarían las reglas que regirían a la hermandad. Éstas quedarían reflejadas en el Libro Primero de la Cofradía, hoy desaparecido. En tanto que organización dependiente de la parroquia en que radica, los objetivos principales de la Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús 10 aparecen claros. Ante todo, su instituto procuraba la formación y promoción del laicado: celebrar actos solemnes de la vida de los cofrades y de sus descendientes (bodas, profesiones religiosas, funerales, misas por las almas del purgatorio); mantener o restablecer la paz entre los cofrades o los enemistados. También contemplaba la posibilidad de visitar, consolar y socorrer a los cofrades enfermos, encarcelados o con dificultades económicas, a las viudas de los hermanos que no se han vuelto a casar y a sus hijos; participar en la manutención de los pobres de la parroquia; y sobre todo no blasfemar, así como asistir a la misa que todos los segundos domingos de mes se cantaba en la “Capilla del Niño”. Se admitía siempre a las mujeres en el seno de esta cofradía parroquial, con las mismas condiciones y obligaciones que los hombres, no por privilegio de sexo, sino por dar derecho únicamente a lo espiritual. En la actualidad no resulta tarea sencilla precisar el carácter que pudiera haber tenido el instituto específico de la Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús. A pesar de la relativa riqueza de los testimonios ahora examinados, su cronología es desoladoramente tardía teniendo en cuenta los indicios y aun las referencias aisladas que tenemos sobre la presumible antigüedad, quinientista muy probablemente de la hermandad. Por otra parte, algunos autores que han tratado sobre el tema de la fundación sostienen que fue el P. Fr. Diego de Vitoria1 en persona quien mandó que la villa de Caudete fuera incluida en su “programa de fundaciones de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús”. A la vista de los nuevos datos que pueden aportarse, parece indudable que la congregación comenzó a tener presencia relevante en la localidad desde el último tercio del siglo XVI. 1 Fray Diego de Vitoria profesó en el Convento de Predicadores de Burgos. Al parecer, fue uno de los mayores enemigos del erasmismo en España, y el propio Erasmo le atribuye un papel importante en las persecuciones de que se hizo objeto a su doctrina. Entre los escritos del P. Diego de Vitoria destacan “Regula et ordinationes confraternitatum nominis Dei” y “Tractatulum quibusnam conditionibus juramentum constare debet”. 11 Es lástima que la documentación conservada en el Archivo parroquial presente abundantes lagunas en la etapa que corresponde a los siglos XVI y XVII; sin embargo, se cree que la celebración festiva de la Circuncisión del Señor, si entonces era uno de los cometidos piadosos básicos de la Congregación del Santísimo Nombre de Jesús, pudo conservarse en la localidad merced a la coincidencia en ese tiempo de varias circunstancias que concitaban el concurso y la participación general de los vecinos. Está bien documentado desde la década de los años setenta del siglo XVI que la noche del 24 al 25 de diciembre, seguramente después de los fastos litúrgicos de la llamada Misa del gallo, para conmemorar el Nacimiento de Jesús, era usual que se celebraran a la puerta del templo parroquial luminarias, también acompañadas por el disparo de morteretes o toques de cajas, pífanos y tambores, que solían dar ocasión, junto a otras manifestaciones, a bailes y/o cantos populares espontáneos o apenas reglados, en señal de fiesta y regocijo públicos. Asimismo, a tenor de la información documental que hemos manejado, parece probable que tuviera lugar algún tipo de auto, farsa o representación dramática tradicional dentro del templo parroquial2 en las fiestas de Navidad o de Epifanía, escenificación que llegó a ser muy popular en el reino de Valencia durante todo el Siglo de Oro3. Igualmente desde finales del siglo XV comenzaron a constituirse en la localidad cofradías de ánimas para el culto de los difuntos y las ánimas benditas del Purgatorio. Sabemos que estas cofradías para sufragar los gastos del culto, solían organizar en las vísperas o en el día de la festividad, bailes de carácter público en que tenían especial protagonismo hombres y mujeres solteros. Al 2 El día 1 de mayo de 1593 en la contabilidad del fabriquero Antón Benito, que rinde cuentas ante el rector y vicario foráneo monseñor Francès Parras, los jurados de la Villa y el nuevo fabriquero Cosme Martínez, se reseñan 13 sueldos por “gastos de hostias, poner el palio y hacer el tablado para una representación” (CAU-54: 192r). 3 A pesar que la información bibliográfica a este respecto es muy extensa, aún puede leerse con provecho, entre otros, los libros de Henri Mérimée (1913:15-20) y Bruce W. Wardopper (1967). Para el estudio del desarrollo del drama litúrgico español, vid. Richard B. Donovan (1958), Fernando Lázaro Carreter (1958), H. López Morales (1968) y Alfredo Hermenegildo (1975). 12 cesar la música compuesta para una dulzaina y un tambor, era práctica común que fueran rifados los abrazos; esto es que un joven ofreciera una cantidad de dinero a los administradores de la hermandad para que determinada muchacha no danzara con su pareja y sí con el interpelante o con otro de la reunión; a su vez, éste podía ofrecer una suma mayor de dinero para evitarlo. Aunque no es seguro que haya relación con los bailes que organizaba la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, sí que reconocemos este sistema en la puja actual. Pudiera ser por tanto un principio de los actuales bailes de puja que se explicarán más adelante. En los siglos siguientes la Cofradía intentó para sufragar gastos, organizar bailes y danzas profanas en lugares públicos, cosa que provocó la oposición de las autoridades eclesiásticas, que terminaron prohibiéndolos bajo pena de excomunión4. También pudieron influir en estas prohibiciones los agentes atmosféricos y las calamidades públicas (sequias, pestes, malas cosechas, lutos oficiales, etc.) que ocurrieron en esta centuria y que influirían en que estas fechas se realizaran de manera sencilla e incluso sin salir del templo. 4 Edicto general publicado el 12 de Marzo de 1739. Don Juan Elías Gómez de Terán, Obispo de Orihuela. Vedaré el velar a los niños difuntos por los abusos, sopena de excomunión y otras. Al y porque estamos informados que con pretexto de velar a los niños se hacen bailes entre hombres y mujeres pasando la noche en ellos y en otras algazaras juegos y cantares y otras diversiones, que alejándose de la compostura y modestia cristiana sirven de Espiritual ruina y son motivo de muchas ofensas a Dios Nuestro Señor, ordenamos y mandamos a todos nuestros diocesanos que en virtud de Santa obediencia y sopena de excomunión Mayor se abstengan de hacer en semejantes ocasiones bailes y diversiones con apercibimiento que contra las transgresiones de este nuestro mandato procederemos a la declaración de las causas y a la imposición de otras penas hasta el condigno castigo y extirpación de tan insolente abuso. Archivo Parroquial. Tomo 67. Folio 12 13 Siglo XIX De acuerdo con una anotación inicial en Libro Segundo de la Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús, único conservado en el Archivo parroquial, la cofradía contaba en 1824 con un organigrama perfectamente delimitado de cargos. En términos generales cabe afirmar que la Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús, en el primer tercio del siglo XIX, perfila su definitivo carácter,-condición que no perderá hasta las modificaciones que se producirán en 1876, cuando la hermandad tratará de modernizar su estructura organizativa según los nuevos gustos de la época. A la vez, la festividad se populariza a través de ceremonias cada vez más secularizadas, pero sin dejar por ello de ser, en ningún momento, una congregación que cumple finalidades religiosas de culto profundamente sentidas por sus miembros. A finales del siglo XIX aumenta la participación del pueblo en los festejos promovidos por la Hermandad; atrás quedaban momentos nefastos de enfermedades como el cólera (1885) que afecto mucho a la población. Se impone un nuevo carácter que pretende imprimir música, atavíos y bailes que se independizan de las funciones litúrgicas tradicionales. Éstas continuaron celebrándose como siempre. Además de las misas votivas por los difuntos se celebraban dos misas mayores, una en Nochebuena y otra en Año Nuevo. También se hacía la novena en Santa Catalina y el sermón en el día de la Circuncisión del Señor. En la misa de Año Nuevo era común que asistiera una orquesta (cuerda y viento) así como en la solemne procesión del Niño Jesús. También la venerable cofradía adoptó en 1876 la costumbre de contratar para el pasacalles del 1 de enero una “estudiantina o rondalla”5 que recorría por las mañanas las calles de la población tocando instrumentos de cuerda, al 5 La estudiantina, compuesta generalmente sólo por instrumentos de cuerda, demostró pronto ser un eficaz medio por el que la Venerable Cofradía logró aumentar los ingresos por limosnas con cargo a sufragar una parte de las fiestas de Navidad. 14 tiempo que los mayordomos y cofrades solicitaban limosna al público asistente para sufragar los gastos de la festividad. Años después (1888-1889) aparece la banda de música (orquesta) que suplirá a la estudiantina. Ésta resultó ser el paso intermedio entre el dulzainero y la banda de música que se convertirá en un elemento sustancial en la celebración. El dulzainero o chirimitero actuaba en las funciones de baile de danza con que la Cofradía solía solemnizar en la Plaza Mayor, durante los días de Navidad a la advocación del Dulce Nombre de Jesús. Este dulzainero se contrataba por 7 días y sus interpretaciones se realizaban todas las tardes, hasta el mismo día de Reyes. Solía iniciar sus toques en la tarde de víspera de Año Nuevo prolongándolo hasta la mañana de la jornada festiva. Se formaba un lúcido cortejo que iniciaba la marcha popular por las vías de la población: Plaza del Carmen, Nueva y Plaza Mayor (hoy Plaza de la Iglesia). Entretanto el chirimitero interpretaba melodías populares ante el vecindario congregado, lo que solía dar lugar a que se formasen parejas espontáneas de baile. Los mayordomos y cofrades se embolsaban los ochavos de la venta de tallas, estampas, escapularios y medallitas bendecidas. En la tarde de la víspera de la Circuncisión, los mayordomos acompañados de numerosos cofrades y el mismo dulzainero, se dirigían a la Plaza de la Iglesia para dar comienzo a los bailes de danzas que acababan con el toque de la campana mayor para la novena. En la mañana del día de Año Nuevo, una vez realizado el pasacalles y celebrada la Misa Mayor propia de la festividad con la asistencia de la banda de música, el dulzainero hace sonar nuevamente su instrumento, mientras que mayordomos y cofrades instaban a los circunstantes a que tomaran parte en la procesión que tendría lugar por la tarde. Las melodías musicales que interpretaba el dulzainero apenas diferían de las actuales. Desde el punto de vista musicológico, la melodía de La Danza de Reyes se correspondía con una pieza datable en el siglo XVIII. En la actualidad presenta cuatro tiempos. En sus tres primeras la melodía está compuesta por 15 una mudanza de jota, mientras que la cuarta, popularmente llamada “taritaitero” es un añadido del siglo XIX que pertenece a un ritmo de bolero que se introduce en este momento en los bailes de danza. Otras piezas musicales netamente decimonónicas que se incorporan al repertorio del dulzainero, serán una serie de ritmos de jota, que, en la tradición local, se conocen como jota núm. 1, jota núm. 2 y jota núm. 3, y el llamado fandango de la Plaza. Por su parte, las parrandas se corresponden con melodías de seguidillas cuya datación es problemática, por cuanto se encuentran incorporados sus ritmos a estructuras melódicas populares tanto en el siglo XVIII como en el XIX. Asimismo, ya a principios del siglo XX a los ritmos tradicionales de los bailes de danzas se yuxtaponen melodías de malagueñas, sevillanas (copla y mudanza de “La Aurelia”). Al mismo tiempo, existen testimonios orales de que también eran interpretados tanto en los bailes de la Plaza como en los salones privados de la localidad, numerosas melodías de compás binario que se pusieron de moda en la época (valses, polcas y mazurcas, entre otras). Por último, sabemos que después de la Guerra Civil los diferentes reinados pusieron de moda la interpretación de piezas musicales con ritmo de vals y mudanza de jota. Así se bailaba el llamado “Vals de San Antón” y adaptaciones de música instrumental como la titulada “Los Alegres Monigotes”; en origen, la mudanza de esta pieza era un baile de parejas que se agarraban. Siglo XX En 1915 se hacen bailes por primera vez en un edificio interior habilitado como escenario. Se eligió el “Teatro Calderón” y se realizaron dos noches de baile. Este sería el comienzo de los bailes de puja. 16 A principios del siglo XX durante los años 1918 y 1919 debido a la epidemia de gripe6 que causó en Caudete más de 400 muertos, no se celebraron los actos que organizaba la Cofradía. Los primeros años veinte fueron tiempos de profundos cambios en los festejos que organizaba la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Las actividades públicas se concentraron en tres días, las principales del ciclo Navideño: Nochebuena, Año Nuevo y Reyes. La Junta Directiva de la Cofradía pretende alcanzar una mayor participación de las clases populares en las fiestas de Navidad, que se convierten por derecho propio en los festejos representativos del ciclo invernal. Podemos distinguir los conceptos: baile, baile de danza y baile de puja. El baile se podía realizar en cualquier momento del año en que se producía la ocasión de fiesta espontánea, después de las jornadas de labor, en reuniones de amigos, etc. La gente se mueve en parejas, trabados libremente, como sabían. Solían vestir a la usanza del tiempo, sin la rigurosidad de los danzantes. Los bailes de danza son de naturaleza más ritual. Tienen una finalidad definida y un sentido simbólico, concreto, pues forman parte de un acto religioso votivo. De ahí que se hayan de realizar dentro de un calendario festivo, previamente establecido por una tradición donde se incluye como elemento singularizador, dado que refuerzan el simbolismo que se pretende representar en la festividad litúrgica. Suelen mantener una coreografía específica que los danzantes se esfuerzan en realizar. Están organizadas por una Cofradía o hermandad y llevan un traje especial para la ocasión. Los bailes de puja, presentan las mismas características que los otros, con la particularidad de que para participar en ellos, los organizadores debían subastar al mejor postor el derecho de baile con la pareja preferida, o con el “Rey” o la “Reina” de los festejos que se promocionaban. 6 Algunos datos de interés sobre la incidencia de la epidemia de gripe en la localidad, pueden apreciarse en el artículo de A. Bañón R. (1984: s.p.). 17 En el año 1922 se organizaron tres reinados, la banda de música cuyo director era D. Francisco Serrano Sánchez, tocó los tres días de reinados y los bailes de puja correspondientes en el teatro Calderón. Ese año no se hicieron bailes en la Plaza por reservarse para los bailes de puja. El año siguiente fue el de mayor expresión festiva. Se volvieron a hacer los “Bailes de Danza” en la Plaza Mayor y los “Bailes de Puja” en el Teatro Calderón. Los reinados fueron acompañados por la Banda de Música que interpretó las piezas musicales. El dulzainero seguía contratado para hacer pasacalles por el pueblo todas las mañanas festivas. Esto daba ocasión a que los vecinos salieran a la calle y recorrieran las vías públicas acompañando a cofrades y mayordomos. Durante el recorrido se improvisaban tumultuosos bailes populares en los mismos lugares que se celebraban las danzas al Niño pero de una manera más informal y de menor duración. A partir del 1925 y hasta el inicio de la Guerra Civil, la fiesta sufre un cambio. Los bailes se hacen en la Plaza Mayor y se vuelven a las formas tradicionales y sencillas. Se suprime el dulzainero y ya será la Banda de música municipal, la que se haga cargo de todo hasta nuestros días. También se suprimieron los bailes de puja por no ser efectivos económicamente. Durante los años de la Segunda República la Cofradía anduvo con pérdidas en los actos, debido a la crisis financiera que afectó a mucha gente de Caudete. El cambio de régimen no afectó a la celebración de la festividad tradicional pero si cambió el nombre. En vez de llamarse “baile de danzas” se llamó “fiesta popular”. La festividad en Honor al Niño Jesús y a su Dulcísimo Nombre se celebró por última vez en Diciembre de 1.935, pocos meses antes de la guerra civil. Después de la guerra en el año 1.939-40, se volvieron a celebrar las fiestas en Honor al Niño Jesús y la Cofradía volvió a preparar los eventos para esos días. En 1.953-54 participó por primera vez un reinado infantil y se decidió que su día de baile fuera el 25 de Diciembre, día de Navidad. Como el reinado infantil no 18 tenía noche de puja le invitó a celebrarlo el primer día de puja con los Reyes de ese día. En la actualidad se siguen manteniendo todos los actos religiosos como profanos. En lo religioso las celebraciones litúrgicas de Nochebuena, Navidad, Año Nuevo, Reyes, Novena, Procesión. En lo profano se mantiene el baile intacto, con alguna variante muy pequeña. Se mantiene la Danza de Reyes al comenzar y terminar el baile. Las demás piezas que se bailan proceden como hemos visto de siglos atrás y alguna composición del siglo XX. El cobro de los chavitos en la Plaza y la subasta en la puja, se sigue haciendo igual. El traje o vestimenta también se mantiene en la actualidad. En diversas épocas se ha llevado la falda más larga o más corta pero no ha cambiado en lo esencial que es, un buen mantón de manila y unas faldas rodadas. Sin olvidar la teja y las postizas (castañuelas). Durante todos estos años desde la guerra civil hasta hoy, la fiesta ha tenido sus altibajos, pero hoy día se encuentra en un momento álgido y la gente participa en los actos de baile de una manera desmesurada. FIESTAS EN HONOR DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS El día 25 de diciembre (Día de Navidad), tiene lugar el Reinado Infantil de los Bailes del Niño. A las 16 horas se inicia el pasacalles desde el domicilio de la Reina Infantil. A las 16.30 horas comienzan los Bailes en la Plaza de la Iglesia. Desde el día 26 de diciembre hasta el 3 de enero, se desarrolla el Novenario en honor del Dulce Nombre de Jesús, en la Parroquia de Santa Catalina, comenzando a las 19.30 horas con los siguientes actos: Rezo del Santo Rosario, Novena y Celebración de la Eucaristía. El día 1 de enero (Día de Año Nuevo), las Reinas y Reyes, y la Junta Directiva de la Cofradía, acompañan al M.I. Ayuntamiento a las 12 horas a la tradicional Misa de Año Nuevo que se celebra en la Parroquia de Santa Catalina. 19 Antes del ofertorio los tres Reinados le bailan al Niño tres “jotas” de los bailes. A continuación los Reinados realizan la ofrenda de la Eucaristía. A las 17.30 horas y desde la Parroquia de Santa Catalina, comienza la tradicional procesión con la imagen del “Dulce Nombre de Jesús”. Las Reinas y los Reyes, acompañados de parejas de bailadores, van bailando delante de la Imagen del Niño durante todo el recorrido al son de jotas. El domingo más próximo al día de Reyes (6 de enero), tiene lugar el Reinado del Primer Día de los Bailes del Niño. A las 16 horas se inicia el pasacalles desde el domicilio de la Reina hasta la Plaza de la Iglesia, donde comienzan los tradicionales Bailes. Ese mismo día por la noche se realiza el Primer Baile de Puja de los Bailes del Niño en el Local Municipal. Asisten a este acto las Autoridades Locales y la Junta Directiva de la Cofradía. En primer lugar aparecen en el escenario los Reyes Infantiles al son de la Marcha Real. Seguidamente se personan en el escenario los Reyes del Segundo Día al son de una jota. Por último, aparecen los Reyes del Primer Día con los acordes de la Marcha Real. A continuación los Reyes bailan las tradicionales Danzas de Reyes. Para finalizar, el Sr. Alcalde, el Sr. Juez y el Sr. Presidente de la Cofradía bailan con las Reinas el protocolo de Autoridades. A continuación, como es costumbre, se realiza el homenaje a las parejas que fueron Reyes hace 50 años. Una vez homenajeados comienza el Baile de Puja, siendo los chavitos adjudicados por el sistema de subasta. Este acto finaliza con el baile de las Danzas de Reyes por parte de los tres Reinados. El Día de Reyes (6 de Enero) tiene lugar el Reinado del Segundo Día. A las 16 horas da comienzo el pasacalles desde el domicilio de la Reina hasta la Plaza de la Iglesia, donde se inician los tradicionales Bailes. Este mismo día se celebra el Segundo Baile de Puja, donde se realiza el homenaje a las parejas que fueron Reyes hace 25 años. El resto del acto es igual al que se realiza el domingo anterior. Con este acto finalizan las fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús. 20 La parte musical de los Bailes del Niño es interpretada por la Banda Unión Musical de Caudete. INDUMENTARIA DE LOS BAILADORES Comprender cuál es la trayectoria de la indumentaria tradicional popular o “traje típico” de Caudete no es una tarea sencilla. Hasta mediados del siglo XIX la aristocracia practica con preferencia y mediante toda clase de signos externos el arte de la ostentación. En primer lugar con una auténtica profusión de alhajas: brazaletes y collares de oro, plata, coral o azabaches. Y también sortijas engarzadas con piedras preciosas (ágatas, esmeraldas, rubíes, zafiros), rosarios de oro o de cuarzo, camafeos, medallones, cadenas, etc. Y en segundo lugar, mediante la ostentación en el atavío: lujosas telas de terciopelo, de seda, de raso y de tafetán, amén de todo un surtido de sayas y jubones; colores llamativos que abarcan desde el blanco al negro, pasando por todas las tonalidades: pardo, amarillo, carmesí, etc.; constante renovación de la moda, sobre todo la femenina, que obliga a confeccionar prendas de alto precio, sobre todo si se han tejido con damasco o con terciopelo de seda. En la medida de sus posibilidades, las clases populares (el artesanado y hasta los labradores) se esforzaron por imitar tales modelos. Y así las mujeres o las hijas de un zapatero, de un pasamanero o de un sastre, pongamos por caso, siguieron conservando la afición a exhibir lindas alhajas o los más bellos atavíos en las fiestas de su lugar de residencia que constituían una envidiable ocasión para satisfacer el exhibicionismo y la ostentación. Sin embargo, la naciente sociedad industrial se esforzó con tenacidad en acabar con tales actitudes y comportamientos. De un lado, los nuevos telares mecánicos permitieron obtener telas manufacturadas más diversas y económicas, y de otro, consiguieron que los atavíos, en términos generales, produjeran cierto proceso de uniformidad en los gustos de los compradores y 21 que fueran objeto de mercadería corriente y por consiguiente, que su sustitución dependiera aún más de los dictados de la moda. Hoy es común afirmar que cada núcleo de población se identifica por el uso exclusivo de un único “traje típico”; esto históricamente no fue así y supone ignorar la auténtica complejidad del fenómeno del indumento tradicional. Y es que la elección del vestuario no resultaba azarosa. Para cada circunstancia concreta de la vida existía una indumentaria específica que venía impuesta entre otras variables- tanto por la producción de materias primas de la localidad o la comarca, como por la industria de transformación de las manufacturas allí radicadas y que condicionaban la elaboración de las prendas del vestuario masculino y femenino. Sorprende el hecho de que se acepte con naturalidad en la “tradición moderna” de Caudete la existencia, por ejemplo, de un “traje típico” de bailador o bailadora único, diferencial y diferenciador de esta localidad, uniformista en su diseño y oficial en su lucimiento; incluso es frecuente encontrar en un mismo atuendo prendas de finales del siglo XVIII (tales los jubones, los justillos o los guardapiés) combinadas con otras propias de la centuria siguiente (así el mantón de Manila acompañado de un cuerpo de cuello altos con mangas afaroladas o sin ellas). El mejor conocimiento de las fuentes en que se basa la tradición local, desmiente esa mezcolanza de indumentos históricamente no compatibles y en idéntica medida, explica en qué grado se ha producido en Caudete el sacrificio de los signos ancestrales de la fiesta, en aras de una “modernidad” mostrenca, pálido reflejo de lo que esa misma tradición fue en el pasado. El Mantón de Manila El mantón de Manila tiene su origen en China donde tejer y bordar son actividades milenarias. En las casas campesinas siempre se confeccionó la propia ropa pero, más allá de la funcionalidad de las prendas de vestir, también se desarrolló el gusto por el ornamento, cuyo máximo exponente es el bordado, 22 detalle que tiene que ver con la sensibilidad y el gusto por las cosas bellas que el ser humano necesita para expresar su creatividad. Desde tiempos remotos cada región de China ha tenido una particular forma de bordad que, conservando sus propias características y mezclarse a lo largo del tiempo, se ha trasmitido de generación en generación y en algunos casos durante más de 3000 años. El bordado representa la riqueza de tradiciones, cuentos, leyendas y celebraciones. Los artesanos chinos que dibujaban y bordaban la seda de los mantones solían plasmar en sus producciones la flora, la fauna o los personajes de una fábula. Asignaban a estos motivos un significado preciso, les daban un valor esencialmente simbólico que iba más allá del significado estricto del objeto representado. A principios del siglo XX, cuando las mercancías de China comenzaron a venderse en el extranjero y el máximo empeño se ponía en agradar a los compradores, se diversificaron los diseños de los mantones. Se realizaron entonces nuevos dibujos y se eliminaron otros que no tenían éxito en Occidente. Los estrictos esquemas antiguos se fueron sustituyendo por algunos elementos pedidos expresamente por los clientes. Se siguió realizando una artesanía maravillosa pero ya a gusto del consumidor. Si estudiamos atentamente la evolución de los bordados en los mantones podemos observar este cambio, así como la pérdida progresiva de la utilización de los símbolos. Los nuevos mantones son piezas espectaculares pero no suelen plasmar las historias que escondían los mantones de antaño. El Delantal Podemos definir el delantal como una prenda de vestir, de distintas formas, que se usa para proteger el traje. Se sujeta en la cintura y se ata en la espalda con una lazada. Esta prenda, que puede ser tanto masculina como femenina, se ha usado y se usa en distintas profesiones como pueden ser: artesanos, zapateros, 23 cocineros, servicio doméstico, etc. Sin embargo, hoy día, se ha cambiado en algunos sectores por el guardapolvo o bata cerrada que protege completamente la ropa que va debajo del mismo. El delantal sufre muchas variaciones según la época y el momento en el cual se usa, encontramos delantales: cortos, largos, con o sin bolsillos. También a la hora de elaborarlo, dada su función, que era la de proteger las faldas de la suciedad en el transcurso de las faenas de trabajo, se usaban de diferentes tipos de tela e incluso se adornaban con bordados y encajes. Siglos atrás se venía usando de forma cotidiana, sobre todo, por las mujeres, que lo llevaban en las tareas domésticas de la casa, en las tareas agrícolas y en los distintos oficios, como por ejemplo el de costurera. Tal prenda, se hizo tan común y propia de la vestimenta femenina en aquellos años, que las mujeres incluso la llevaban para salir de casa, pasear, ir a la compra, etc. Hoy día el delantal ha perdido ese valor de prenda femenina que completaba la indumentaria de cualquier mujer del siglo pasado y éste sólo se utiliza en casa, sin más aceptación que la del uso específico. Sin embargo, ha pasado a formar parte importante de la indumentaria tradicional reflejada en los trajes típicos o del folclore español. Fijaremos nuestra atención en los delantales de los trajes típicos o tradicionales de Castilla La Mancha, Murcia y Valencia, por ser las comunidades más cercanas a Caudete y por lo tanto las que más influencia pueden haber ejercido en la indumentaria de esta localidad. El delantal que se usaba en el reino de Valencia en el siglo XVIII y que llevan en su traje regional se confecciona en distintos tejidos, dependiendo del uso que vaya a hacerse de él: para trabajar o para lucirlo. Los más utilizados son el hilo, el algodón, la seda o la lana. El bordado tradicional del pueblo valenciano es la “cadeneta”, que puede ser del mismo color que el delantal o bien de distintos colores, combinados o lisos, e incluso de oro o plata. 24 Los delantales que actualmente llevan las valencianas en su traje de fallera son amplios y largos, llegando hasta el borde de la falda, bordados en seda o tul y con hilo de oro o plata que le dan una gran vistosidad. En Murcia, los tejidos que usan para esta prenda son: terciopelo, tafetán, brocado de seda, raso y lienzo. Abundan sobre todo los de seda aunque dependía de la calidad del traje. Los más extendidos son los de raso bordados con lentejuelas y pedrería, anudado a la cintura de la mujer con un gran lazo zapatero cuyas puntas, desiguales, solían bordarse y disponerse en el lado izquierdo de la cintura. Otros delantales posteriores se confeccionaron en finas telas de lino con adornos de vainicas, entredoses, alforzas, etc. Los delantales tejidos en brocado de seda suelen rematar la parte inferior con puntilla de bolillo o bien circundado por una pasamanería formando motivos florales. En Castilla La Mancha los delantales también tienen su idiosincrasia, están tejidos en lana, seda, satén, algodón, raso. Por lo general son de color negro, muchas veces haciendo juego con el jubón o corpiño, aunque también utilizan el color blanco en algunas poblaciones. Pueden ser de diferentes largos, rematados con encajes, bordados, puntillas, etc. Hemos hecho un pequeño recorrido por las zonas limítrofes de Caudete, para estudiar las características del delantal en el siglo pasado a través del folclore y vamos a completarlo con el delantal que se usa en el traje típico de Caudete, pueblo este que mejora constantemente su indumentaria tradicional y que la va enriqueciendo cada vez más en sus diferentes tejidos a utilizar, su originalidad en las formas y en los bordados que podemos ver en estos bonitos trajes caudetanos. El delantal es una pieza muy importante y que se cuida con gran esmero. Recorriendo un poco la historia de estas fiestas, vemos que esta prenda ha tenido variaciones, unas veces se ha llevado largo, otras, corto, lisos, bordados, etc. Pero no ha dejado de ser una pieza destacada del traje. 25 A mediados del siglo XX los delantales se llevaban cortos al igual que las faldas; generalmente eran de raso de color negro o blanco y llevaban una puntilla alrededor; no obstante, se podían encontrar en otros colores o con toda clase de adornos como lentejuelas, pedrería, etc. Fue a partir de la década de los ochenta, cuando al bajar el largo de la falda también se hicieron más largos los delantales y empezaron a hacerse en tejido de hilo y con bordados, vainicas, jaretas, recortados, puntillas, etc., creando un sinfín de variedades que hacen que el delantal sea una verdadera joya de artesanía. Un detalle que siempre se ha tenido en cuenta a la hora de confeccionar el traje es que las mangas del corpiño hagan juego con el delantal. Es característico de Caudete el esmerarse en el bordado y adorno de éstas, ya que al llevar el mantón cubriendo el cuerpo es lo único que se ve del corpiño. Esta elaboración a juego del delantal y las mangas, da lugar a un minucioso trabajo puramente artesano que las madres y abuelas hacen a la hora de confeccionar estas piezas claves de la indumentaria. El traje de Caudete no se rige por un patrón único como ocurre con los trajes típicos de otras poblaciones, sino que aquí cada persona trasmite su originalidad y gusto a la hora de confeccionar las diferentes piezas que lo componen. Así aparece una gran variedad en mantones, faldas, delantales y corpiños que hacen de este atuendo algo propio de Caudete y que ofrece a la vista un espectáculo de gran colorido en los tradicionales Bailes del Niño. La peineta Es el principal complemento de la mantilla. Llegó a Caudete alrededor del siglo XIX. En los tradicionales bailes del Niño las bailadoras llevaban un moño y una peineta pequeña, pero a partir de los años 40 se introdujo el uso de la teja, peineta de gran tamaño, que lucían las reinas de los bailes. Se usaban en varios tonos de color, pero el que destacaba era el blanco. 26 A partir de 1984 volvieron a llevarse otra vez las peinetas de menor tamaño, y así continúa en la actualidad. Un accesorio que se introdujo en el tocado de las bailadoras por influencia valenciana, fue el adornar el moño con unas agujas o alfileres vistosamente decorados. Las castañuelas Un instrumento musical que se usa en los bailes tradicionales de Caudete, llamados Bailes del Niño, y que forman parte de la indumentaria del traje de bailadores, son las castañuelas, que acompañan a la banda de música con su ritmo seco, rápido y alegre y que se presta a las más acentuadas indicaciones rítmicas. Su tamaño, forma y decoración varían según la zona y el uso. En un principio, las castañuelas se usaban atándolas a los cuatro dedos y agitándolas con la muñeca; también para algunos tipos de baile folclóricos españoles puede fijarse al dedo del medio, por ejemplo en las jotas aragonesas. Pero a comienzos del siglo XVIII se produce un gran cambio en el mundo de la castañuela. Las razones se debieron al nuevo sistema de fijación en el dedo pulgar y al auge que tomaron algunos bailes de la Escuela Clásica Española, como las seguidillas o los boleros. Es en este momento cuando nace la castañuela clásica o de bolero, con una forma muy semejante a la que se utiliza hoy día. En todo par de castañuelas debe haber una que tenga el sonido más agudo que la otra, distinguiéndose con los nombres de castañuela hembra y castañuela macho respectivamente, dependiendo esta diferencia de sonido de la abertura entre las dos hojas. Se coloca en la mano derecha la castañuela hembra sujeta al dedo pulgar, y en la mano izquierda la castañuela macho del mismo modo sujeta. Para producir sonido se repica sobre ella con los demás dedos. En la construcción de castañuelas se han empleado diversos materiales, siendo la madera el que mejor se adapta. 27 Una curiosidad del pueblo de Caudete es la manera de sujetar este instrumento a los dedos. Si nos fijamos en los bailes regionales de otra población observamos que sus castañuelas las llevan sujetas solo con cordones, pero en Caudete se embellecen poniéndoles cintas de colores o madroños que al mover las manos produce un efecto de color y alegría en su repiqueteo. DANZAS Sentido religioso de los bailes Según el diccionario de la Lengua Española bailar (o danzar) es “hacer mudanza con los pies, el cuerpo y los brazos, en orden y a compás”. Haciendo un recorrido por la historia, la danza primitiva tenía un valor representativo, ya que todos los que intervenían en ella tenían asignado un papel: los danzantes y los músicos expresaban el sentir de los espíritus, y el resto de la tribu representaba el papel de los testigos, formando parte de todo el conjunto, no como meros espectadores. Toda danza tribal era un rito religioso y, como todos los actos de la vida, estaban impregnados de sentido religioso. Había danzas para expresar el galanteo, el matrimonio, la caza, la guerra, la siembra, la recolección, la lluvia, los truenos, etc., y cualquier acontecimiento de la vida. A lo largo de la historia podemos encontrar ejemplos en este sentido. Por ejemplo, leemos en el Antiguo Testamento, Libro del Éxodo, una referencia en 32,6 cuando el pueblo israelita, impaciente por la tardanza de Moisés en regresar del Monte Sinaí, construyó un becerro de oro al que ofrecieron holocaustos y sacrificios eucarísticos “y el pueblo se sentó luego a comer y beber y se levantaron para danzar” o en el Segundo Libro de Samuel, capítulo 6, versículo 5, cuando se trasladaba el arca de Dios “David y toda la casa de Israel iban danzando delante de Yahveh con todas sus fuerzas, con arpas, salterios, adufes, flautas y címbalos”. También en el Egipto más antiguo (predinástico) la 28 danza ritual, ejecutada en público o bien en el recinto de un templo, llegó a constituir parte integrante de los ritos religiosos. La ejecución de la danza imponía las condiciones más exigentes: lugar dedicado a ellas, atuendo, tatuajes, pinturas y máscaras especiales, cuya finalidad era expresar el mandato del espíritu. Solamente cuando la noción del individuo, que deja de ser un mero instrumento de los espíritus para pasar a expresar libremente su propia personalidad, podrá transformarse el sentido de la danza. A partir de esta concepción del individuo, la danza evolucionará a lo largo de los siglos hasta convertirse en un arte o en un agradable pasatiempo. Secularizada casi por completo, dejó de ser un rito sagrado que se ejecutaba con un gran respeto y se convirtió en un medio por el que el individuo podía expresar sus pensamientos, emociones y sentimientos, mientras los no participantes podían contemplarla como meros espectadores. Solamente en aquellos pueblos que apenas han evolucionado (como algunas tribus de la selva amazónica o de Australia) se mantiene intacto el sentido de la danza como rito sagrado. Sin embargo, a pesar de la transformación sufrida, la danza conservó, en parte, su esencia inicial. Así, en Caudete, se han mantenido danzas o bailes populares que están impregnados de los elementos que hemos señalado que adornaban a las danzas en su aspecto de rito religioso: se celebran para homenajear al Niño Jesús (y por tal motivo se organizan por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús), se utiliza un atuendo especial (principalmente en las mujeres), se celebran en lugares determinados (plaza de la Iglesia) y se reglamentan los movimientos de pies, cuerpo y manos. Estos bailes o danzas populares vienen realizándose en Caudete en las Fiestas de Navidad y Año Nuevo en honor del Niño Jesús. 29 MÚSICA Concertamos una cita con D. Francisco Díaz Gil el día 31 de Julio a las 17:00 h, en su domicilio. Francisco Díaz Gil es miembro de la Sociedad Unión Musical “Santa Cecilia” de Caudete. Fue durante un largo periodo de tiempo presidente de dicha Unión Musical. Es autor junto con D. José Manuel Requena Olivares y D. Antonio Gilabert Rodríguez de los arreglos en instrumentación utilizados para la grabación de un CD que se realizó en el año 2005. Esta grabación musical está realizada por la Banda Unión Musical “Santa Cecilia” de Caudete y se basa en la tradición musical trasmitida de oído de una generación de músicos a otra, y recoge las sucesivas piezas tal y como se interpretaban en los años sesenta y setenta en las Fiestas en Honor al Dulce Nombre de Jesús. Nos cuenta Don Francisco cómo aprendió de oído desde la década de los sesenta de los músicos antiguos estas piezas, por lo que podemos hablar de una tradición musical que se remonta a hace unos 100 años. Antes de la formación de la banda (sobre 1888), se interpretaban con “chirimita y tabalet”. Actualmente se está intentando recuperar el uso de la dulzaina para la interpretación de estas piezas a través de la Agrupación Coros y Danzas de Caudete. En el año 2000, con el objetivo de que no se contaminase y salvaguardar dicha tradición, comenzó a escribir estas piezas. Dentro de las piezas folclóricas que constituyen la tradición musical de estas fiestas podemos distinguir danzas, jotas y valses. Las más antiguas son las danzas. Desde la opinión de Francisco Díaz Gil, contrastada también por la de D. Francisco J. Domenech Mira, las danzas eran las interpretaciones protocolarias y de Iglesia (bailes solemnes). Son de origen valenciano. El baile protocolario que se hacía para el Santo, estaba constituido por dos danzas. La danza número 1, era la unión de las danzas número 1 y número 3 actuales. Entre la danza número 1 y la danza número 2, se 30 acompañaba con el toque de la caja o tabalet. El “taritaitero" era la coda final. Estas danzas se interpretaban bien andando o en círculo, o delante del santo en la procesión. Don Francisco nos comenta que estas dos danzas y el “taritaitero” se revisaron entre los años 1975 y 1980, cuando aparecieron la Agrupación de Coros y Danzas, que insistieron en que había una danza muy larga y otra muy corta. Por ello, se hicieron tres danzas. De la danza número 1 hicieron la actual número 1 y número 3, las cuales comienzan de la misma manera. Este arreglo fue hecho por D. Juan Ángel Amorós. Estas danzas se pueden escuchar en muchos pueblos de los alrededores de la comarca de Caudete, exceptuando el “taritaitero”. Las jotas son puramente traspasadas del músico de la chirimita a la banda. Son de estilo aragonés. Todas tienen un mismo ritmo en compás de 3/8. La armonía básicamente se mueve entre los grados I, IV y V. Las jotas número 1, 2, 3 y 4 no tienen nombre, mientras que a la jota número 5 se le llama popularmente “Los Higos” y tenía letra. A otra jota se le llama “La Malagueña”, y de ella se piensa que probablemente, fue traída por el dulzainero de algún pueblo que habría visitado, ya que éste iba recorriendo los pueblos recogiendo y trasmitiendo el folclore entre ellos. Después tenemos la “Jota Moderna”; esta jota nos comenta Don Francisco, fue creada en la década de los años 60 por los músicos Francisco Tecles y Daniel Lillo. Estos músicos extrajeron un tema de un pasodoble que se tocaba frecuentemente en Caudete en las fiestas de San Antón y San Blas, al que añadieron un tema nuevo. Esta pieza puede definirse como una jota de nacimiento popular que ha quedado como parte del folclore. La jota conocida popularmente como las “Parrandas”, es de origen murciano y tiene letra. Hay otra jota popularmente conocida como “La Aurelia”. Ésta tuvo su nacimiento en el Circo Cortés, que se quedó varias temporadas en el pueblo de Caudete. Las funciones eran acompañadas por algunos músicos del pueblo. En el circo había una trapecista que se llamaba Aurelia, la cual solía interpretar sus números con una misma melodía; de ahí el nombre de dicha 31 pieza. Esta jota tenía letra. En torno a los años 20 está pieza comenzó a tocarse en los Bailes del Niño. Como se puede observar el folclore del pueblo de Caudete tiene folclore de Aragón, Valencia, Murcia y Andalucía, lo que demuestra que era un pueblo de paso, una encrucijada entre el Sur, Levante, Castilla y el Norte. Por último, hablar de los valses, que se incorporan a las fiestas después de la Guerra Civil, en 1940. Gozaron de mucha popularidad y en ellos había una especie de cortejo entre bailador y bailadora. De ellos el “Busingote” era popularmente conocido como el “vals de Pella”. Pella era un bailador al que le gustaba mucho este vals y siempre pedía que se tocara, de ahí que se le conozca por este nombre. El vals “Dulce Embeleso” es conocido como el “Vals de Gimeno”. Gimeno realizó el servicio militar en Cuba, de donde trajo este vals, el cual tenía letra. Por último citar los valses “Alegres Monigotes” y “El Japonés”. En la procesión del Niño únicamente se permitía tocar las Danzas y las Jotas, tradición que se ha mantenido a lo largo de la historia. En la Misa del día 1 de Enero tampoco se bailan valses. A modo de síntesis, podemos finalizar afirmando, que como se puede observar el municipio de Caudete, cuenta con un amplio folclore que se ha ido transmitiendo de oído a lo largo de los años. 32 PUBLICACIONES ANDRÉS ORTEGA, Juan Carlos y DOMENECH MIRA, Francisco J.: La Venerable Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús. Religiosidad popular y cultura tradicional en la Villa de Caudete. Cuadernos de Estudios de Tema Local. Número 1. Primer Semestre 1.997. Revista-Programa de Fiestas en Honor del “Dulce Nombre de Jesús”: editada anualmente por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. CD Bailes del Niño. Caudete: producción musical de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús con la colaboración de la Sociedad Musical “Santa Cecilia” de Caudete. 2005. AGRADECIMIENTOS Quiero dar las gracias encarecidamente a Rafael Sánchez Sáez, Moisés Lillo Vicente, Moisés López Martínez, Francisco Díaz Gil y Luis Torres Muñoz, por las entrevistas concedidas y el gran aporte de documentos e información que me han facilitado, ya que sin ellos no hubiese podido realizar este pequeño este trabajo. 33 BIBLIOGRAFÍA ACMVG: Archivo Capitular de la Mayordomía de la Ermita de Ntra. Sra. de Gracia. Caudete. AGUSTÍN FLORENCIO, Francisco: Crotalogía o ciencia de las castañuelas. 1792. AHMCAU: Archivo Histórico Municipal del M. I. Ayuntamiento de Caudete. Caudete. ANDRÉS ORTEGA, Juan Carlos y DOMENECH MIRA, Francisco J.: Aproximación a la historia de la M. I. Mayordomía y Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia de la villa de Caudete. 1ª parte: de los orígenes medievales al siglo XVII. (Caudete. Moros y Cristianos, 1996, pp. 44-49). ASENJO BARBIERI, Francisco: Las castañuelas. 1981. BAÑÓN MEDINA, Evaristo: Sobre la Venerable Cofradía (Fiestas del “Niño Jesús”, 1985, s.p.). - : Sobre la Venerable Cofradía y otras cosas (Fiestas del “Niño Jesús”, 1986, s.p.). - : Sobre la Venerable Cofradía y otras cosas (Fiestas del “Niño Jesús”, 1988, s.p.). - : Sobre la Venerable Cofradía y otras cosas (Fiestas del “Niño Jesús”, 1989, s.p.). - : Reseña sobre la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús (Fiestas del “Niño Jesús”, 1991, s.p.). 34 DIAZ CONEJERO, Manuel: Músicos caudetanos y festeros (Caudete. Moros y Cristianos, 1989, s.p.). DIMAS SOLER, Vicente: Caudete, perla de tres Diócesis. Alicante. Gráficas Díaz. 1993. GARCÍA-SAUCO BELÉNDEZ, Luis G.: Francisco Salzillo y la escultura salzillesca en la provincia de Albacete. Albacete. I. E. A., 1985. MEDINA IÑIGUEZ, Joaquín y DOMENECH MIRA, Francisco J.: Retablos Cerámicos de la Villa de Caudete. Cerámica Plana y Religiosidad Popular: Catálogo de Retablos y Azulejería Devota de la Villa y Término Municipal de Caudete. Albacete. Diputación Provincial. 1997. (Zahora. Revista de Tradiciones Populares, núm. 25). SANCHEZ DÍAZ, Jesús: Historia de Caudete y su Virgen de Gracia. Exma. Diputación de Albacete- M.I. Ayuntamiento de Caudete. 1956. SÁNCHEZ, Mateo: El sentido religioso de los bailes. (Fiestas del “Niño Jesús”, 2002, s.p.). 35 ANEXOS 36 2