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HITS' DG LA MISMA FACTORÍA Todo casa en postproducción Eyeworks supera el duelo 'fratricida' de sus programas '¿Quién quiere casarse con mi hijo?' y 'Pesadilla en la cocina', revelaciones de audiencia por sus montajes cniíADnn ccDWÁwnc7 Crear el formato revelación de la temporada podría considerarse fruto de la casualidad; repetir la hazaña un año después, no. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? cerró este jueves en Cuatro su segunda tempora- da, con récord para la cadena, con cifras que rozan como media los dos millones de espectadores y el 12% de share. La productora Eyeworks, en vez de sufrir la baja, refuerza aún más Pesadilla en la cocina, sensación de la temporada y el mejor estreno en la historia de La Sexta. Entre las coincidencias de estos dos formatos de la misma factoría ha destacado los buenos datos de audiencia -ambos programas doblan la cuota de pantalla de sus respectivos canales - y el horario de emisión -el prime time de los jueves-, pero también el papel crucial de una minuciosa labor de El maridaje de postproducción. solteros o ingredientes se cuece en la sala de montaje. «Mientras que en ¿Quién quiere casarse con mi hijo? utilizamos la edición para acentuar el humor, en Pesadilla en la cocina acentuamos las situaciones que ocurren en los restaurantes, los problemas que tienen, las soluciones que aporta Alberto Chicote, las actitudes de los protago- nistas ante los consejos de Chico- te... En general lo que nos gusta remarcar son los detalles, las actitudes, las reacciones y los gestos», cuenta Mariano Tomiozzo, director de de edición y postproducción Eyeworks España. Visionados, digitalizados, premontajes... ¿Quién quiere casarse con mi hijo? requiere un cuidado por los detalles similar al de una boda. Sólo se emite un 5% de lo grabado. «Nuestra idea es darle a cada soltero, madre y pretendiente una identidad personal que no está pre- meditada desde el principio (...) Por ejemplo, tras la dura apariencia de Javi [tatuado soltero que trabaja como escupefuego] , se esconde un chico sensible que no ha tenido suerte en el amor. Por eso nos gusta musicalizar sus momentos con baladas de los 80, como Eí guardaespaldas de Whitney Houston. Con las músicas también nos gusta gecontinúa Tonerar contraste», miozzo. Algunas escenas se inspiran en la propia experiencia personal de los integrantes del equipo de Tomontaje, como rememora miozzo: «En la temporada anterior, vestimos el momento del beso que Daniel daba a Zaida con la canción First time, de Robin Beck. Lo hicimos porque fue precisamente la que sonaba cuando uno de los editores le dio el primer beso a una chica». Las canciones no ocupan toda la pista de audio del programa. La li- brería digital de efectos de sonido del espacio de Cuatro, que el equies po actualiza regularmente, «Nos inacabable. prácticamente gusta mucho, por ejemplo, el sonido de pestañas de Lujan Arguelles. Tiene unos ojos muy expresivos», apunta Tomiozzo. Si Gabi, el soltero pijo, se atusa el pelo, suena un Fórmula 1 a todo trapo. Cuando una joven rumana de 1.90 de altura lo corteja muy de cerca, se escucha la banda sonora de Drácula. «El material que aparentemente puede ser descartable es bienvenido a la hora de editar. Hay una entrevista a Gabi en la que una mosca le incomoda constantemente y él saca repentinamente el matamoscas y lo utiliza. En otro tipo de programas esto no se usaría y habría que repetir la pregunta de la entrevista, pero en ¿Quién quiere casarse con mi hijo? nos gusta aprovechar este tipo de situaciones», repasa Carmen Díaz, jefa de prensa y comunicación de Eyeworks España. El interés de la productora por la cara oculta de la televisión empieza en las grabaciones, como recuerda María Aseen Recarte, directora de Pesadilla en la cocina: «Si de pronto se pone a llover en una grabación, lo que puede parecer un problema, nosotros lo transformamos en contenido y podemos conseguir un momento muy particular con Alberto Chicote bajo la lluvia y en una situación los protagonistas que no estaba prevista»: Tampoco entraba en los planes de Eyeworks que las cadenas organizaran un duelo fratricida entre ¿Quién quiere casarse con mi hijo? y Pesadilla en la cocina, una bata- lla que ha finalizado esta semana, con una inusitada victoria en ambos bandos. «Habríamos preferido que se emitieran en días distintos, pero por suerte ambos programas tienen muy buenos resultados», reflexiona Recarte. «Pesadilla es un formato con vocación de ayudar, formar y solucio- nar un problema. Y ¿Quién quiere casarse con mi hijo? es un dating con grandes dosis de humor donde el entretenimiento es la principal finalidad», diferencia la directora de Pesadilla. Los espectadores también hicieron distinciones: se han repartido entre la iglesia y el restaurante. Acabada la boda, queda el convite. Rodaje hasta la cocina Eyeworks asegura que a la vista queda la realidad, que las páginas de guión se suplen con horas de grabación. Así lo explica la directora de Pesadilla: «Hay siete u ocho personas [contenido, realización y producción] en cada restaurante. Cada uno se übica en una parte estratégicamente diferente. Así, en muy pocos minutos de grabación se logra que dueños, empleados y clientes se olviden de que hay cámaras» Lujan Arguelles, presentadora de '¿Quién quiere casarse con mi hijo?', charla con Mary, madre de uno de los solteros, Pedriflo. /eyeworks