e-books - Doifel Videla
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doifel_videla TRANSITOS doifel_videla TRANSITOS _intro El año 2000 dejé Chile nuevamente para irme a vivir Alemania. Me inquietaba el desarrollo del universo digital y quería vivirlo de manera más cercana. Concretamente me instalé en la ciudad de Bonn pero encontré trabajo docente en París, de modo que vivía una semana en Bonn y otra en París. Luego mi novia de entonces encontró trabajo en Ibiza, de modo que comencé a navegar periódicamente entre estas tres ciudades con mi notebook bajo el brazo. La imposibilidad de proyectar una vida sedentaria, con otros habitantes de estas ciudades, hizo que cada día me centrara más en la continuidad que me ofrecía Internet y la realidad informática construida a través de mis elecciones y rutinas. Fue a partir de esta situación material, que se prolongó hasta fines del año 2002, que comencé a trasladar mis intereses al ciberespacio, como una mudanza definitiva a una realidad paralela. Pese a sus propiedades intrínsecas de impermanencia, ese espacio se fue transformando en mi espacio personal fundamental. En ese primer año del nuevo milenio, la fiebre de las dot com había comenzado a agotarse en EEUU, pero el fenómeno del auge de las empresas online se prolongó en Europa durante casi dos años más. Yo vivía inmerso entonces en un ambiente de sueños estrafalarios donde muchos trataban de encontrar la fórmula ganadora que los haría ricos y famosos de un día para otro con algún proyecto basado en Internet. Una ambición de la cual era difícil escapar ya que la mayoría de nuestras conversaciones y actividades giraban en torno a los acontecimientos que tenían lugar en el ciberespacio y las especulaciones subsecuentes en el mercado del arte, el entretenimiento y el financiero. Las clásicas nociones de ciudadano, se veían atropelladas por el concepto de usuario. La palabra posesión se reemplazaba por la de acceso. Los valores materiales relacionados a la riqueza, el amor y el conocimiento se adaptaban a un mundo donde lo efímero era la regla y la utilización reemplazaba la propiedad, ajustándose a tiempos acotados al uso y el presupuesto. Era el comienzo de un Brave New World que probablemente recién este año 2008 comienza un aterrizaje forzoso. Podría ser la revancha de un mundo material olvidado bajo la alfombra. Doifel Videla 2008 _transeúntes Desde Charles Baudelaire el romántico, gran enemigo de la fotografía, hasta Lev Manovich, el gurú del new media, la imagen del flâneur* ronda el espíritu como un personaje invisible que navega anónimamente en espacios ajenos sin involucrarse. “Como observador anónimo, el flâneur navega a través del espacio de la multitud parisina, registrando mentalmente y borrando inmediatamente los rostros y figuras de los paseantes. De tiempo en tiempo, su mirada encuentra la mirada de una mujer, arrastrándola a una instantánea relación virtual, solo para traicionarla con la próxima mujer que cruce su camino. El flâneur se encuentra como en casa en un solo lugar —moviéndose en medio de la muchedumbre”1. “Para el perfecto flâneur, el observador apasionado, es una inmensa alegría encontrar domicilio en la cantidad, en lo ondulante, en el movimiento, entre lo fugitivo y lo infinito. Estar lejos de casa y sin embargo sentirse como en ella; estar en el centro de mundo y sin embargo mantenerse oculto de este”... “El observador es un príncipe que goza ilimitadamente de su status de incognito”2 Esta singular postura encuentra hoy día su correlato en la persona del internauta, quien, gracias a su navegador, contempla la intimidad, expuesta en verbo y figura, de millones de habitantes de manera anónima. Comunicando mediatizadamente a través de un rostro enmascarado por un nickname, un ícono o un IP, asumiendo los hábitos de su navegación como un espacio real. El flâneur cibernético invierte su tiempo en el juego lúdico del observador invisible y construye su espacio como una red de rutinas. Movimiento, anonimato, fragmentación, disparidad, transitoriedad, podrían ayudarnos a percibir este mundo que escapa de nuestras manos y que se expresa tanto en Internet como en el “mundo exterior”, cada día más subordinado a la lógica de la red. Mundos evanescentes que se reinventan corriendo tras la última novedad, borrando su propia huella en pos de un ideal inmaterial sin consecuencias irreversibles. Estas imágenes, que quizá se asemejen más al espacio cibernético que a las del “mundo exterior”, antes reino privilegiado de la fotografía química, nos permiten tomar consciencia que las fronteras entre lo real y lo simulado son débiles y que el “mundo exterior” y su representación toman cada vez mas las estructuras del espacio cibernético como modelo. Esta subordinación a lo simulado no se expresa solo gráficamente, —copiando módulos, transparencias, texturas y acumulación de señalizaciones gráficas— sino también en lo concerniente a la narrativa, donde personajes (más que personas), mitos y leyendas se entrelazan con la “realidad”. Probablemente lo más novedoso sea la toma de consciencia misma, más que un cambio en nuestra práctica, ya que el ser humano siempre ha diseñado sus ciudades y modelado su comportamiento en relación a convicciones de origen inmaterial. Tal vez la noción misma de civilización solo consista en un alejamiento de la naturaleza como modelo y su reemplazo por creencias de corte religioso, idealista o funcional. ¿A que se parecen por ejemplo cada vez más las ciudades modernas, sino a una aglomeración de islas definidas a priori como una continuidad territorial histórica, pero que en realidad se proyectan como ahistóricas y funcionales?. Cada zona invitándonos a una actividad definida dentro de un gigantesco Mall: Theme Park, Fast Food, Red District, Centro de Salud o Shopping Centre. 3 En este territorio, que se construye para usuarios en base a una distribución de funciones y no como tejido histórico, epidermis de la acción de sus ciudadanos, es que nuestro flâneur merodea como ente ajeno, ya que no existe un área definida para él, que ni trabaja, ni consume. La muchedumbre ya no se presenta como la masa abigarrada del siglo industrialista de Baudelaire, sino como grupos de usuarios donde el flâneur debe circular rápidamente, como un malhechor, echando rápidas ojeadas a un mundo en el que no tiene lugar. Imaginemos estas ciudades al alba del nuevo milenio, tendencialmente creciendo como pulpos, desfigurando lo que alguna vez fue un espacio de identidad y limitado, en algo ramificado y sin fin, donde cada terreno es ocupado gracias a una oportunidad de venta, satisfaciendo o inventando nuevas necesidades. Veamos como se suceden sin pausa elementos estructurales, gráficos, imágenes sobredimensionadas, pantallas de video, espacios muertos, zonas de circulación, reliquias arquitecturales, edificios transparentes como un acuario, atisbemos como entran y salen de las vías de transporte subterráneo masas aceleradas como transeúntes de un hormiguero y finalmente sentémonos un momento a detener el tiempo y a reflexionar donde estamos. En un estado anímico desapegado, sin rumbo, sin objetivo, en modo stanby, tenemos a nuestro flâneur tratando de discernir las causas de esta carrera frenética, de esta aceleración creciente a la cual nos empujan las grandes ciudades. Tal vez la mejor manera de observar ya no sea aquella que invocaba Baudelaire, fundiéndose con la masa que hoy día corre, sino deteniéndose, dejando correr las agujas del reloj, concentrándose en aquellos escasos momentos de reflexión que nos permiten respirar. Algo que estamos olvidando debido a la ansiedad que invade nuestros pulmones. Doifel Videla, Colonia 2004. Notas *flaneur: suerte de dandy vagabundo, transeunte, paseante. 1 LEV MANOVICH, The Language of New Media., MIT Press, 2001, Capítulo: The navigator and the Explorer. 2 CHARLES BAUDELAIRE, Écrits sur l’art. Le livre de poche classique. 1992. Capítulo “Le peintre de la vie moderne”. 3 MARC AUGE, Non Places, Verso Press,† February 1998† Nosotros, seres humanos, no vemos como las cámaras. Nuestro destino es enfocar, con nuestros dos ojos, un solo punto en el espacio. De este modo, cuando miramos algo, lo hacemos por pedazos. Esa visión hace de nosotros personajes curiosos y también impertinentes. Lo fragmentario es nuestro ethos, unir los fragmentos en un todo, una gran hazaña de nuestro cerebro. _panópticos museo ludwig, colonia. 2002 maida en el metro, paris. 2000 en casa de otto y ximena, bruselas. 2000 la gran odalisca de ingres. 2001 nicole en gasthuistraat, ambéres. 2000 En la era Internet, la abundancia de información es compensada por elevados niveles de compresión. El mensaje a veces es transmitido en su mínima expresión, contando con la capacidad de la imaginación para completarlo. Esta tendencia no solo se expresa en las imágenes fotográficas, videos y sonidos, sino también en el lenguaje y la transmisión de noticias. Nuestra exigencia, cada día menor, tolera la mala calidad de la información por su abundancia y gratuidad. Los medios de transmisión a veces generan, como la naturaleza, mutantes del más variado estilo. _corrupted files modelo: aika miura scanist: desconocido fotografo: desconocido modelo: yuuma scanist: desconocido fotografo: desconocido modelo: zha scanist: desconocido fotografo: desconocido modelo: desconocida scanist: pure japan fotografo: desconocido modelo: chiasa aonuma scanist: pure japan fotografo: desconocido Muchas veces pensé que a las fotos les hacia falta hablar. No solo para expresarse con palabras o eslogans, como en en el periódico o la publicidad, sino también para comunicarse entre ellas. _dípticos humanidad, colonia. 2002 “combo pack”, bonn. 2002 senso, ambéres. 2001v safety, colonia/paris. 2001 equilibrios, bonn/colonia. 2002 La manifiesta editabilidad de la fotografía digital, ha aligerado el peso de materialidad —y afectada pose— que ha rodeado la tradición fotográfica como: “fiel documento de la realidad”. Esto ha permitido que fogosos deseos inconscientes hayan tomado alegremente el control de la tecnología, dejando escapar nuestra fantasía, donde Eros y Tanatos se unen alegremente. _perforaciones asia # 001 asia # 002 asia # 003 asia # 004 asia # 005 Es muy común encontrar artículos periodísticos y otros en Internet que en lugar de afirmar algo, para lo cual generalmente les faltan argumentos, preguntan. Preguntas inquietantes, que al final es lo único que uno recuerda. _preguntas ¿Lejos de casa?, Paris. 2000 ¿Ausencia parental?, Bonn, 2000 ¿El nuevo Hollywood?, Bonn. 2000 ¿Es muy grave renunciar?, Bonn. 2000 ¿Es la vida un negocio serio?, Bonn. 2000 La sociedad de consumo nos ofrece constantemente imágenes para satisfacer visual y mentalmente algo que materialmente prohibe. Transmitiendo un esquizofrénico mensaje, donde se nos incita perpetuamente a delinquir, a la vez que se nos amenaza con grandes castigos si no somos capaces de reprimirlo. El resultado, no es una liberación, sino una autorepresión y un imaginario v y culpable. _just don’t do it no está permitido, colonia. 2003 no lo creas, colonia. 2003 evita caer, colonia. 2003 no lo creas, colonia. 2003 piénsalo dos veces, colonia. 2003 Por muy disparatada que sea una obra, la argamasa que la tiene en pié es la forma, de modo que sin tener mucha idea de lo que uno tiene para decir, se puede empezar por crear una forma o un estilo y pensar que eso es suficiente. A veces para muchos, eso es suficiente. En cuanto a las memorias, la mayoría de estas cambia para nosotros conforme pasan los años, eso prueba en parte, que las memorias son falsas. _días felices ibiza/ bruselas/cajon del maipo/santiago. 2001 - 2002 Gracias a Internet, la pornografía se ha transformado en una industria global, superando todas las barreras que antes controlaban su difusión material en forma de fotos, revistas y videos. La pornografía es un ocio fundamentalmente solitario, orientada al onanismo y la liberación de pulsiones homicidas. Un vicio para matar el cuerpo, los sentimientos y el tiempo: nuestro único y espurio capital. _solitarios horse, colonia, 2002 max candy, colonia, 2002 tiger, colonia, 2002 rooster, colonia, 2002 japonesa, colonia, 2002 you loose, colonia, 2002 Nuestra naturaleza nos hace aprender copiando, también lo hacen los animales y quizás también las plantas y los insectos. Exponernos permanentemente a moldes visuales, hace que queramos parecernos a uno de ellos. Estas personas fotografiadas fueron expuestas, justo antes de ser fotografiados, a cinco minutos de observación de la famosa pintura de Leonardo Da Vinci, La Monalisa. El resto lo hace la magia del pincel, como en los viejos tiempos. _monalisas anahi, colonia. 2004 duo duo, colonia. 2002 paola, colonia. 2004 fenix, colonia. 2004 tahnee, colonia. 2004 xiaoli, colonia. 2004 La vida mental ocupa un gran sitio en nuestro modo de vida contemporáneo. Probablemente un sitio mucho mayor que nuestra vida material, que tiende al reposo y a la repetición de gestos y actos automáticos. Estas imágenes son extraídas toscamente y automaticamente con Photoshop de escenas callejeras y mezcladas con imágenes producidas por el visualizador de iTunes. _efecto iTunes walking kit, colonia. 2004 old woman, colonia. 2004 árabe, colonia. 2004 ringtone setup, colonia. 2004 lluvia verde, colonia. 2004 le mec, colonia. 2004