Recreos Poéticos - IES Marqués de Lozoya
Transcripción
Recreos Poéticos - IES Marqués de Lozoya
qwertyuiopasdfghjklzxcv bnmqwertyuiopasdfghjkl Recreos Poéticos zxcvbnmqwertyuiopasdf 2012 -2013 ghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzcvbnmqwerty uiofghjklzxvbnmqwertyu iopasdfghjklzxcvbnmqw ertyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzx cvbnmqwertyuiopasdfgh jklzxcvbnmqwertyuiopas dfghjklzxcvbnmqwertyui IES Marqués de Lozoya 1 UN BOSQUE DE LETRAS 31/10/2012 Carta del Jefe Seattle (fragmento) ¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlos? Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto, es sagrado a la memoria y el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas. 3 Los almendros Yannis Ritsos Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan una a una en la sombra, lejanas y felices. Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar, para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza. Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta la alegría de saber que podemos llorar. 4 El espino solitario (Canción húngara tradicional) Susurran las espinas. Sopla el viento. Tiembla el espino solitario. Cuando la luna lo cubre con su velo, se transforma en una muchacha que está llorando. 5 El pino de la corona Juan Ramón Jiménez Dondequiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino de la Corona. Adondequiera que llego –ciudad, amor, gloria- me parece que llego a su plenitud verde y derramada bajo el gran cielo azul de nubes blancas. Él es faro rotundo y claro en los mares difíciles de mi sueño, como lo es de los marineros de Moguer en las tormentas de la barra; segura cima de mis días difíciles, en lo alto de su cuesta roja y agria, que toman los mendigos, camino de Sanlúcar. ¡Qué fuerte me siento siempre que reposo bajo su recuerdo! Es lo único que no ha dejado, al crecer yo, de ser grande, lo único que ha sido mayor cada vez. Cuando le cortaron aquella rama que el huracán le tronchó, me pareció que me habían arrancado un miembro; y, a veces, cuando cualquier dolor me coge de improviso, me parece que le duele al pino de la Corona. La palabra magno le cuadra como al mar, como al cielo y como a un corazón. A su sombra, mirando las nubes, han descansado razas y razas por siglos, como sobre el agua, bajo el cielo y en la nostalgia de mi corazón. Cuando, en el descuido de mis pensamientos, las imágenes arbitrarias se colocan donde quieren, o en esos instantes en que hay cosas que se ven cual en una visión segunda y a un lado de lo distinto, el pino de la Corona, transfigurado en no sé qué cuadro de eternidad, se me presenta, más rumoroso y más gigante aún, llamándome a descansar a su par, como el término verdadero y eterno de mi viaje por la vida. 6 Los robles Friedrich Hördenlin Desde los jardines llego hasta vosotros, hijos de las montañas. Desde los jardines, donde la Naturaleza vive paciente y hogareña cuidando a hombres afanosos que la cuidan. Pero vosotros, ¡sublimes!, os erguís como un pueblo de titanes en un mundo domesticado y solo sois vuestros y del cielo que os nutre y ha criado, y de la tierra que os ha parido. Ninguno de vosotros ha pasado por la escuela de los hombres, y os abrís paso, libres y gozosos, desde vuestras potentes raíces hasta lo algo, unos contra otros y, como el águila a su presa, atrapáis el espacio con brazo poderoso, y a las nubes dirigís vuestra gran copa soleada y serena. Un mundo sois cada uno; como las estrellas del cielo vivís; un dios cada uno, juntos en libre alianza. (…) 7 Canto de la sequoia Walt Whitman Oí al árbol majestuoso cantar el poema de su muerte. Los leñadores no lo oyeron, las casas del campamento no devolvieron su eco. Los carreteros y cadeneros de fino oído, no lo oyeron, cuando los espíritus del bosque salieron de sus guaridas milenarias para cantar el estribillo. Pero mi alma lo oyó claramente. (…) Se ha acabado nuestra vida, ha llegado nuestro fin. Nosotros que llenamos pacíficamente nuestro tiempo; con la satisfacción plácida de la Naturaleza, con un gozo inmenso y mudo, damos paso a aquellos por quienes trabajamos en el pasado, y les cedemos el campo. Para ellos que fueron anunciados, para una raza más soberbia: ellos también llenarán magníficamente su tiempo. ¡A favor de ellos abdicamos, en ellos nosotros, oh, reyes del bosque! (Fragmento) 8 Bosque Ángel González Cruzas por el crepúsculo. El aire tienes que separarlo casi con las manos de tan denso, de tan impenetrable. Andas. No dejan huellas tus pies. Cientos de árboles contienen el aliento sobre tu cabeza. Un pájaro no sabe que estás allí, y lanza su silbido largo al otro lado del paisaje. El mundo cambia de color: es como el eco del mundo. Eco distante que tú estremeces, traspasando las últimas fronteras de la tarde. 9 Existían tus manos Antonio Gamoneda Un día el mundo se quedó en silencio; los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos, y nosotros sentíamos bajo nuestra piel el movimiento de la tierra. Tus manos fueron suaves en las mías y yo sentí la gravedad y la luz y que vivías en mi corazón. Todo era verdad bajo los árboles, todo era verdad. Yo comprendía todas las cosas como se comprende un fruto con la boca, una luz con los ojos. 10 Chopo de invierno (Dámaso Alonso) Huso de la hiladora, a la mañana blanca y nueva, chopo desnudo y fino: entre la niebla, hilas ropas de boda para la Primavera. Un arroyito claro te lame el pie: se lleva el hilillo que hilas de tus copos de niebla; el hilillo que hilas y que se va cantando entre la hierba fresca. 11 Panoramas Mariano Amato El pasado más remoto de un árbol se oculta en su corazón, y una enorme cáscara se acumula sobre el misterio más sólido e invisible de su centro. El árbol no tiene olvido. (Fragmento) El árbol que andas buscando El árbol que andas buscando a veces se llama “sol”, o también “lago”, o “nube”. Pero también puedes llamarlo “mar”, “arena” o “viento”. En cada uno de ellos encuentras el árbol de la vida. Lo que te ha engendrado está producido por otro, y así sucesivamente. Lo que tú llamas “padre”, para otro es “hijo”. Si te atienes a los nombres pierdes de vista el (…) que estás buscando. Así fue como descubrió las raíces del árbol, buscando en su propio corazón. 12 POEMAS DE BORIS 08/11/2012 Baile de máscaras (Nega - LCDM) En este mundo de llanto, de trepas y vulgares, es la soledad y el desencanto lo que llena los bares, desigualdades, odio, Oriente Medio sigue en guerra, mientras Paquita se deja la pensión en la tragaperras, en esta era del miedo masivo, la tele nos maneja, donde el Euribor rompe enamoradas parejas, somos un rebaño de ovejas que sufre miopía, no somos seres humanos, somos recursos mercancía, cruel dicotomía, abrazos despedidas, colas en el Inem de parados con la mirada perdida, lágrimas al funcionario que estudie bien tu caso, mientras bajo el puente en Campanar inmigrantes duermen al raso, qué fracaso de sociedad, cada persona un islote, madres solteras que hacen lo indecible por salir a flote, hacen falta Quijotes, que traigan conquistas, Es decir, hacen falta locos, hacen falta idealistas, cierro los ojos y aún me veo entre sus butacas, derribaron el viejo cine y hoy es un Starbucks, pijas venden glamour, en garitos de La Alameda, 13 mientras en el puerto otras venden su cuerpo por unas monedas, así es la vida, nos dicen los de arriba, y de tanto escucharlo interiorizamos la mentira, otros no encuentran salida y terminan con ese daño: 55.000 europeos se suicidan por año, ¿Y qué más da? si a la estructura de poder le da lo mismo, y si hay que buscar un culpable la culpa será del terrorismo, y el rico más rico, preso del miedo, la histeria, y el pobre convertido en atracción de feria. Va a empezar el baile, va a empezar el baile vuestra democracia es un fraude. Es obvio, grises son las circunstancias, la vida puede ser maravillosa pero es rancia, sobredosis, ambulancias, seres humanos, ilegales, dicen algunos que colapsan las urgencias y los hospitales, lo dice el pepero, el militar y el beato, mientras una ecuatoriana limpia su casa sin contrato, exacto, es la doble moral burguesa, ¿Mi niña con un sudaca? No, mi niña es una princesa, me cago en la libre empresa, y en la ley de extranjería, ¿Extranjeros fuera? Que empiecen por la Reina Sofía, otra cárcel fría, otro borracho en la plaza, otra carnicería en la Franja de Gaza, otra caza al terrorista, otra víctima civil, 14 otro inmigrante muerto en dependencias de la Guardia Civil, otro misil inteligente que vuela un bloque de viviendas, otra vez me roba hacienda, otra mentira en tele-tienda, felices con la venda puesta, y los medios filtran preguntas para evitar incómodas respuestas, más bibliotecas, menos cuarteles, coge a tu chati vete al campo y apaga la tele. Dedo corazón (El Chojín) Tengo un pequeño problema con la gente que me rodea, no se ofendan, pero a veces me da que no piensan, no me comprenden que no me emocione al ver una bandera, y se me pongan los pelos de punta cuando oigo un buen tema, he aprendido a tener paciencia, pero a veces veo cosas que en verdad me queman, ¿Por qué se movilizan en Retama de Mar, para que no levanten una mezquita para rezar? De verdad, a veces quiero olvidar el Rap, coger un micro y decir bien claro que me da asco, que sigan dejando entrar a nazis en estadios, sin que nadie diga nada, y el problema sea el "Top Manta", no señor, el problema no es inmigración, es la educación, ser distinto no es ser inferior, 15 ¿quién inventó eso del tercer mundo?, Piénsalo, no hay un segundo mundo, juegan con las palabras para crear más distancia, y nunca han querido acortarlas, porque el poder del grande está en ver al pequeño quejarse, de que nunca podrá llegar a ser grande, me acusan de ser radical, pero yo digo que lo que molesta es oír la verdad, de todos modos basta ya de educación, si tú me enseñas tus mentiras, yo mi dedo corazón. Incomprensión Yo, un incomprendido como Charly Efe, días triste, días alegre, le pese a quien le pese, a veces pienso que a nadie le importa qué demonios es lo que me ahoga; ahora se acorta la comisura de mis labios, suena inteligente casi a la altura de los sabios, adiós al comecocos que me invade todas las semanas, quiero estar contigo, bajo las sabanas. Vaya esto os puede sonar erótico, soy el romántico que sembró el pánico, y acribilló el discurso despótico. 16 No soy el que habla de su miembro fálico, práctico, como cualquier forma de arte básico, no clásico como Jean Paul Sartre. Agárrense a todo lo que puedan este mundo gris se va a la mierda. Baco, la esencia para que os pueda soportar cuando salís a la calle para celebrar el mundial. Y escapo, de este mundo de mentiras risas anónimas a mi espalda, ya no hay heridas idas y venidas, calles sin salida vida es prostitución, prostitución no es vida. Cada día me invade un mismo pensamiento, mientras líneas de tiempo acaban con el tiempo. Despierto, entre recuerdos del ayer, ver estremecer el mundo a mi pies. Nos tiran migas de pan los que tienen la barra entera de ahí desigualdad, de ahí leyes de frontera. Desespera casi seis millones de parados cuando solo salvan a los bancos... Mientras digo esto caigo en la impotencia, la televisión hace mucho mató vuestras conciencias. Por ello seguiré levantando el puño en alto, seguiré silbando la Internacional andando. Cuando dejéis a parte las motas y los precios seguiré aquí, en la conjura de los necios. 17 La raíz Sueño con pelis de Trueba detrás de Pedro Guerra, cuentos de Papini, reír llorando con Fellini, siguiendo al Che sueño ser un disidente, rude en el 69, punk en el 77, luchar con Robespierre, ver pintar a Goya, joder a la corona robándole sus joyas, ser un miliciano en el 36. Sueño vencer al fascismo, con Durruti y Oliver, la caída de Roma, ciudadano de Sodoma, albañil en Babel. Escribir en el primer papel de la historia, ser judío y odiar a Israel y al eterno, por ser un dios cruel. Fumar con Marley, bailar con Desmond Dekker, cortar al que cortara la lengua a Víctor Jara. Inventar la rueda, y la palabra amor, la primera poesía que hablase sobre el dolor. 18 Lobo estepario Pasé de ser Demian de Herman Hesse, a vivir la Psicosis de Hitchkok devolviendo mis días de rosas ahogado en vino. Hoy vivo atrapado en la sociedad, siempre corriendo esquivo obstáculos cual Forrest Gump sigo con mi cine y mi literatura, sigo escupiendo rabia defendiendo a Cuba, sigo en la manifestaciones en primera plana, sigo alzando la voz frente las injusticias de la banca. Si, sigo con el royo de la lucha social, sigo levantándome húmedo por culpa de Cospedal. ¿Enfermo mental? Podría serlo pero no soy yo el que consume y pica el cebo. Hay quién dice: "vives enamorado", no puede ser pero lo confieso alucino con Marilyn y Jean Seberg, Ingrid Bergman y otras muchas pero tengo algo en la cabeza que me dice ¡lucha! Capuchas e ideas en las calles ningún gendarme hará que las voces callen. Paren, paren este mundo, yo me bajo, voy a otro lugar a leer a Saramago, Eduardo Galeano o Truman Capote 19 Diréis que estoy loco, lo que estoy es inconforme y es que te pone, lo hago tan sencillo, soy discípulo de Gorki en el micro, pido disculpas si he sido borde o brusco, pero lo dijo Nega, unos Dom Perignon, nosotros Lambrusco. Respiro Respiro, siento que fluye mi garganta palabras vándalas cantan esta parrafada, ¿qué os pasa? el ambiente está oscuro crisis, recesión no da igual si no por culo. Dando tumbos y desnudo, escupí al mundo, a la patria, al ser humano, al amor y al consumo; drogas pocas, verde flotas, tu a mi no me provocas, fuera ropas y esto mola, dos personas, una sola. Soy la chispa del incendio, de la revolución, el lobo estepario, el talibán y su pasión, la hoz del campesino, el martillo del obrero, la voz del oprimido que retumba el mundo entero. El silencio del cordero presente en la calle, estado policial protegiendo la barbarie, estallen las alarmas, las conciencias y balas, la historia es nuestra y vamos a cambiarla 20 POEMAS PARA UNA ÉPOCA DE CRISIS 28/11/2012 Organizado por el profesor José Luis González Platón 21 Miré los muros (Salmo XVII) Quevedo Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía. Salime al campo: vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados, y del monte quejosos los ganados que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa: vi que amancillada de anciana habitación era despojos, mi báculo más corvo y menos fuerte. Vencida de la edad sentí mi espada, y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte. Blas de Otero Creo en el hombre. He visto espaldas astilladas a trallazos, almas cegadas avanzando a brincos (Españas a caballo del dolor y del hambre). Y he creído. 22 Antígona Sófocles Πολλὰ τὰ δεινὰ κοὐδὲν ἀνθρώπου δεινότερον πέλει. Τοῦτο καὶ πολιοῦ πέραν πόντου χειμερίῳ νότῳ 335 χωρεῖ, περιβρυχίοισιν περῶν ὑπ᾽ οἴδμασιν. Θεῶν τε τὰν ὑπερτάταν, Γᾶν ἄφθιτον, ἀκαμάταν, ἀποτρύεται ἰλλομένων ἀρότρων ἔτος εἰς ἔτος ἱππείῳ γένει πολεύων. 340 Kουφονόων τε φῦλον ὀρνίθων ἀμφιβαλὼν ἄγει καὶ θηρῶν ἀγρίων ἔθνη πόντου τ᾽ εἰναλίαν φύσιν 345 σπείραισι δικτυοκλώστοις, περιφραδὴς ἀνήρ: κρατεῖ δὲ μηχαναῖς ἀγραύλου θηρὸς ὀρεσσιβάτα, λασιαύχενά θ᾽ 350 ἵππον ὀχμάζεται ἀμφὶ λόφον ζυγῶν οὔρειόν τ᾽ ἀκμῆτα ταῦρον. Muchas son las maravillas, pero la más grande maravilla es el hombre. Ayudado por el viento tempestuoso del sur recorre la mar espumosa a través de las hinchadas olas que rugen a su alrededor. Fatiga la divinidad suprema, la tierra inagotable, con el ir y venir del arado, año tras año, volteándola con las mulas. Con una inteligencia increíblemente fecunda, a veces se encamina hacia el mal, otras veces hacia el bien, y sobre la justicia eterna establece las leyes de la tierra. 23 Blas de Otero Creo en la paz. He visto altas estrellas, llameantes ámbitos amanecientes, incendiando ríos hondos, caudal humano hacia otra luz: he visto y he creído. Blas de Otero Creo en ti, patria. Digo lo que he visto: relámpagos de rabia, amor en frío, y un cuchillo chillando, haciéndose pedazos de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto y he creído. 24 Assaig de càntic en el temple Salvador Espriu Oh, que cansat estic de la meva covarda, vella, tan salvatge terra, i com m’agradaria d’allunyar-me’n, nord enllà, on diuen que la gent és neta i noble, culta, rica, lliure desvetllada i feliç! Aleshores, a la congregaçió, els germans dirien desaprovant: “Com l’ocell que deixa el niu, així l’home que se’n va del seu indret”, mentre jo, ja ben lluny, em riuria de la llei i de l’antiga saviesa d’aquest meu àrid poble. Però no he de seguir mai el meu somni i em quedaré aquí fins a la mort. Car sóc també molt covard i salvatge i estimo a més amb un desesperat dolor aquesta meva pobra, bruta, trista, dissortada patria. 25 Ensayo de cántico en el templo Salvador Espriu ¡Oh, qué cansado estoy de mi cobarde, vieja y tan salvaje tierra, y cómo me gustaría alejarme de ella, hacia el norte, donde dicen que la gente es limpia y noble, culta, rica, libre, despierta y feliz! Entonces, en la congregación, los hermanos dirían desaprobándome: “Como el pájaro que deja el nido, así el hombre que se va de su lugar”, mientras yo, ya bien lejos, me reiría de la ley y de la antigua sabiduría de este mi árido pueblo. Pero no cumpliré jamás mi sueño y me quedaré aquí hasta la muerte. Pues soy también muy cobarde y salvaje y quiero además con un desesperado dolor a esta mi pobre, fea, triste, desgraciada patria 26 Los pobres en la Estación de Autobuses Lêdoivo Os pobres viajam. Na estação rodoviária eles alteiam os pescoços como gansos para olhar os letreiros dos ônibus. E seus olhares ão de quem teme perder alguma coisa: a mala que guarda um rádio de pilha e um casaco que tem a cor do frio num dia sem sonhos, o sanduíche de mortadela no fundo da sacola, e o sol de subúrbio e poeira além dos viadutos. Entre o rumor dos alto-falantes e o arquejo dos ônibus eles temem perder a própria viagem escondida na névoa dos horários. Los pobres viajan. En la estación de autobuses, alzan los cuellos como gansos para mirar los letreros de los autocares. Sus miradas son las de quien teme perder algo: la maleta que guarda una radio de pilas y un abrigo que tiene el color del frío en un día sin sueños, el sándwich de mortadela en el fondo de la mochila, y el sol de suburbio y polvo más allá de los viaductos. Entre el rumor de los altavoces y el jadeo de los autobuses, temen perder su propio viaje escondido en la niebla de los horarios. 27 Os que dormitam nos bancos acordam assustados, embora os pesadelos sejam um privilégio dos que abastecem os ouvidos e o tédio dos psicanalistas em consultórios assépticos como o algodão que tapa o nariz dos mortos. Los que dormitan en los bancos despiertan asustados, aunque las pesadillas sean un privilegio de los que abastecen los oídos y el tedio de los psicoanalistas en consultorios asépticos como el algodón que tapa los poros de la nariz de los muertos. Nas filas os pobres assumem um ar grave que une temor, impaciência e submissão. Como os pobres são grotescos! E como os seus odores nos incomodam mesmo à distância! E não têm a noção das conveniências, não sabem portar-se em público. O dedo sujo de nicotina esfrega o olho irritado que do sonho reteve apenas a remela. En las colas los pobres asumen un aire grave que une temor, impaciencia y sumisión. ¡Qué ridículos son los pobres! ¡Y qué mal huelen incluso a distancia! Do seio caído e túrgido um filete de leite escorre para a pequena boca habituada ao choro. Na plataforma eles vão e vêm, saltan e seguram malas e embrulhos, fazem perguntas descabidas nos guichês, sussurram palavras misteriosas Del seno caído y turgente un hilito de leche escurre hacia la pequeña boca habituada al llanto. Van y vienen por la sala de espera, saltan y aseguran maletas y paquetes, hacen preguntas inoportunas en las ventanillas, susurran palabras misteriosas Y no tienen educación cívica ni saben comportarse en público. Con los dedos sucios de nicotina se restriegan los ojos irritados que del sueño retuvieron tan sólo una legaña. 28 e contemplam as capas das revistas com o ar espantado de quem não sabe o caminho do salão da vida. Por qué esse ir e vir? E essas roupas espalhafatosas, esses amarelos de azeite de dendê que doem na vista delicada do viajante obrigado a suportar tantos cheiros incômodos, e esses vermelhos contundentes de feira e mafuá? y contemplan las portadas de las revistas con el aire espantado de quien no sabe el camino del salón de la vida ¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas ropas estrafalarias, esos amarillos chillones que duelen a la vista delicada del viajero obligado a soportar tantos olores incómodos, y esos rojos contundentes de feria y de parque de atracciones? Os pobres não sabem viajar nem sabem vestir-se. Tampouco sabem morar: não têm noção do conforto embora alguns de eles possuam até televisão. Na verdade os pobres não sabem nem morrer. (Têm quase sempre uma morte feia e deselegante.) E em qualquer lugar do mundo eles incomodam, viajantes importunos que ocupam os nossos lugares mesmo quando estamos sentados e eles viajam de pé. Los pobres no saben viajar ni saben vestirse. Tampoco saben vivir: no tienen idea de la comodidad aunque algunos de ellos tengan hasta una television. En verdad, los pobres no saben ni morirse. (Tienen casi siempre una muerte fea y poco elegante.) Y en cualquier lugar del mundo molestan, viajeros inoportunos que ocupan nuestros sitios aunque nosotros viajemos sentados y ellos viajen de pie. 29 Alegría Llegué por el dolor a la alegría. Supe por el dolor que el alma existe. Por el dolor, allá en mi reino triste, un misterioso sol amanecía. Era alegría la mañana fría y el viento loco y cálido que embiste. (Alma que verdes primaveras viste maravillosamente se rompía. ) Así la siento más. Al cielo apunto y me responde cuando le pregunto con dolor tras dolor para mi herida. Y mientras se ilumina mi cabeza ruego por el que he sido en la tristeza a las divinidades de la vida. De "Alegría" 1947 E. 30 La poesía es un arma cargada de futuro Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. 31 Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho. Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica qué puedo. Me siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expansivo con que te apunto al pecho. No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos. Con la colaboraron del profesor Miguel Cubero y del alumnado de 2º ESO C, 2º ESO D y 4º DIV 32 YO CONOZCO MI HERENCIA, ¿Y TÚ? 12/12/2012 Organizado por la profesora Elvira Herrero Bartolomé 33 Fragmentos de los cantosI y IV de la Enéida Virgilio Mientras contempla todo esto el dardanio Eneas maravillado, mientras se queda absorto atento sólo a lo que ve, la reina hacia el templo, la bellísima Dido, se encamina con numeroso séquito de jóvenes. Cual en las riberas del Eurotas o en las laderas del Cinto Diana dirige a sus coros de Oréadas que la siguen a miles y se agolpan a un lado y a otro, ella la aljaba lleva al hombro y sobresale de todas las diosas al caminar; así estaba Dido, así de alegre caminaba entre todos, apresurando las obras de su futuro reino. Y a las puertas de la diosa, bajo la bóveda del templo se sentó sobre alto sitial rodeada de sus armas. Impartía justicia y leyes a los hombres y la tarea de las obras distribuía en partes iguales o dejaba a la suerte… (I 494-508) 34 Sin aliento se quedó la sidonia Dido, por la visión primero después por tanta desventura del héroe y así habló con su boca: “¿Qué desventuras, hijo de la diosa, en medio de tan grandes peligros te persigue? ¿Qué fuerza te arroja a riberas salvajes? ¿No eres tú aquel Eneas que la madre Venus al dardanio Anquises le engendró junto a las aguas del frigio Simunte? así que vamos, jóvenes, entrad en nuestras casas. Que a mí también fortuna parecida quiso traerme, sacudida por fatigas sin cuento, por último a esta tierra; no aprendo a ayudar al malhadado sin conocer la desgracia” así dice, y conduce al tiempo a Eneas a los techos reales y al tiempo ordena sacrificios en los templos de los Dioses. Y se dispone con lujo de reyes el interior del palacio, espléndido, y preparan los banquetes en las habitaciones. (I 613-618; 627-632; 637-638) 35 En especial la infeliz fenicia, rendida a la perdición que acecha, no puede saciar su corazón y se abrasa mirando, y por igual la emocionan los presentes y el muchacho. Éste, luego que se colgó de los brazos y el cuello de Eneas y colmó el gran amor de su falso padre, busca a la reina. Ella con los ojos, con su corazón todo se le prende y lo atrae a su pecho, ignorante Dido de qué dios terrible se le sienta, desdichada. Y él recordando a su madre Acidalia, a borrar poco a poco a Siqueo comienza y trata ya de cambiar con el amor de un vivo su corazón ha tiempo apagado y un pecho no acostumbrado. (I 712-722) 36 Pasaba también la noche en animada charla la infeliz Dido, y un largo amor bebía, preguntando una y otra cosa sobre Príamo, una y otra sobre Héctor; ya con qué armas se había presentado el hijo de la Aurora, ya cómo eran de Diomedes los caballos, ya por la figura de Aquiles: “Ea, mi huésped; comienza por el principio y cuéntanos” dijo “las trampas de los dánaos y las desgracias de los tuyos y tu peregrinar; pues ya es el séptimo verano que vagar te ve por todas las tierras y los mares”. (I 748-756) 37 At regina graui iamdudum saucia cura Uolnus alit uenis et caeco carpitur igni. Multa uiri uirtus animo multusque recursat Gentis honos: haerent infixi pectore uoltus Verbaque, nec placidam membris dat cura quietem. Postera Phoebea lustrabat lampade terras Umentemque Aurora polo dimouerat umbram, Cum sic unanimam adloquitur male sana sororem: “Anna soror, quae me suspensam insomnia terrent! Quis nouos hic nostris successit sedibus hospes, Quem sese ore ferens, quam forti pectore et armis! Credo equidem, nec vana fides, genus esse deorum. Degeneres animos timor arguit. Heu, quibus ille Iactatus fatis! Quae bella exhausta canebat!” Si mihi non animo fixum immotumque sederet Ne cui me uinclo uellem sociare iugali, Postquam primus amor deceptam morte fefellit, Si non pertaesum thalami taedaeque fuisset, Huic uni forsan potui succumbere culpae. Anna, fatebor enim, miseri post fata Sychaei Coniugis et sparsos fraterna caede penatis Solus hic inflexit sensus animumque labantem Impulit. Agnosco ueteris uestigia flammae.” (IV 1-23) 38 Más la reina hace tiempo, atormentada de grave cuidado, con sangre de sus venas alimenta su herida y ciego ardor la devora. El gran valor del héroe acude a su ánimo y la gloria muy grande de este pueblo; se clavan en su pecho sus rasgos y palabras y no deja el cuidado a su cuerpo el plácido descanso. Y recorría las tierras la Aurora siguiente con la luz de Febo y había alejado del cielo la húmeda sombra cuando así se dirige, fuera de sí, a su hermana del alma: “Ana, querida hermana, ¡qué sueños me desvelan y me angustian! ¡Qué huésped tan extraordinario ha entrado en nuestra casa! ¡Qué prestancia la suya! ¡Qué fuerza en su pecho y en sus armas! Ciertamente creo, y mi confianza no es vana, que es de dioses su raza. El temor delata al pusilánime. ¡Ay, qué sino lo zarandeó! ¡Qué combates librados narraba! Si no estuviera en mi ánimo, fijo e inconmovible, El propósito de a nadie unirme en vínculo matrimonial, Luego que mi primer amor me engañó, frustrada, con la muerte; Si no me hubiera hastiado del tálamo y la antorcha nupcial, A esta sola infidelidad habría podido tal vez sucumbir. Ana (te lo diré, sí) después del desgraciado destino de mi esposo Siqueo y de que la trágica muerte de mi hermano manchase mis Penates, Sólo éste ha doblado mis sentidos y ha empujado mi lábil Corazón. Reconozco las huellas de una vieja llama (IV 1-23) 39 Ipsa tenens dextra pateram pulcherrima Dido Candentis uaccae media inter cornua fundit, Aut ante ora deum pinguis spatiatur ad aras, Instauratque diem donis, pecudumque reclusis Pectoribus inhians spirantia consulit exta. Heu, uatum ignarae mentes! Quid uota furentem, Quid delubra iuuant? Est mollis flamma medullas Interea et tacitum uiuit sub pectore uolnus. Uritur infelix Dido totaque uagatur Urbe furens, qualis coniecta cerua sagitta, Quam procul incautam nemora inter Cresia fixit Pastor agens telis liquitque uolatile ferrum Nescius: illa fuga siluas saltusque peragrat Dictaeos; haeret lateri letalis harundo. Nunc media Aeneam secum per moenia ducit Sidoniasque ostenta opes urbemque paratam, Incipit effari mediaque in uoce resistit; Nunc eadem labente die conuiuia quaerit, Iliacosque iterum demens audire labores Exposcit pendetque iterum narrantis ab ore. (IV 60-79) 40 La propia Dido, bellísima, con la pátera en la diestra Vierte sus libaciones entre los cuernos de una blanca vaca, O da vueltas junto a los pingües altares bajo la mirada de los dioses Y dedica el día a sus ofrendas y ansiosa consulta las entrañas Palpitantes de las víctimas en los pechos abiertos de los animales. ¡Ay mentes ignorantes de los vates! ¿De qué sirven los votos Al demente, de qué los templos? Sigue la llama devorando Las tiernas médulas y palpita en su pecho la herida, calladamente. Se consume Dido infeliz y vaga enloquecida Por toda la ciudad como la cierva tras el disparo Que, incauta, el pastor persiguiéndola alcanzó con sus flechas En los bosques de Creta y le dejó el hierro volador Sin saberlo: aquella recorre en su huida bosques y prados Dicteos; sigue la flecha mortal clavada a su costado. Ahora lleva consigo a Eneas por las murallas Y le muestra las riquezas sidonias y una ciudad dispuesta, Comienza a hablar y se detiene de repente en la conversación. Ahora, al caer el día, busca de nuevo el banquete, Y con insistencia reclama de nuevo escuchar, enloquecida, Las fatigas de Ilión y de la boca del narrador se cuelga de nuevo. (IV 60-79) 41 Pero la reina (¿hay quien pueda engañar a un enamorado?) Presintió la trampa y adivinó el siguiente paso la primera, Temiendo porque todo andaba bien. La despiadada Fama contó A la apasionada que se estaba preparando la flota y disponiendo su partida. Enloquece privada de la razón y recorre encendida toda la ciudad Como una bacante excitada ante el comienzo de sus ritos, Cuando la estimulan al oír a Baco las orgías trienales y la llama el nocturno Citerón con su clamor. (IV 296-303 Increpa por último a Eneas con estas palabras: “¿Es que creías, pérfido, poder ocultar Tan gran crimen y marcharte en silencio de mi tierra? ¿Ni nuestro amor ni la diestra que un día te entregué Ni Dido que se ha de llevar horrible muerte te retienen? ¿Por qué, si no, preparas tu flota en invierno Y te apresuras a navegar por alta mar entre los aquilones, Cruel? ¿Es que si no tierras extrañas y hogares Desconocidos buscases y en pie siguiera la antigua Troya, Habrías de ir a Troya en tus naves por un mar tempestuoso? ¿Es de mí de quien huyes? (IV 304-314) 42 Por estas lágrimas mías y por tu diestra (que no me he dejado, desgraciada de mí, otro recurso), Por nuestra boda, por el emprendido himeneo, Si algo bueno merecí de tu parte, o algo de la mía Te resultó dulce, ten piedad de una casa que se derrumba, Te lo ruego, y abandona esa idea, si hay aún lugar para las súplicas. Por tu culpa los pueblos de Libia y los reyes de los númidas Me odian, en contra tengo a los tirios; también por tu culpa Perdí mi pudor y con lo que sola caminaba a las estrellas Mi fama primera. (IV 314-323) 43 “Dulces prendas, mientras los hados y el dios lo permitían, Acoged a esta alma y libradme de estas angustias. He vivido, y he cumplido el curso que Fortuna me había marcado, Y es hora de que marche bajo tierra mi gran imagen. He fundado una ciudad ilustre, he visto mis propias murallas, Castigo impuse a un hermano enemigo tras vengar a mi esposo; Feliz, ¡ah!, demasiado feliz habría sido si sólo nuestra costa Nunca hubiesen tocado los barcos dardanios.” Dijo y, la boca pegada al lecho, “Moriremos sin venganza, Más muramos” añade. “Así, así me place bajar a las sombras. Que devore este fuego con sus ojos desde alta mar el troyano Cruel y se lleve consigo la maldición de mi muerte”. Había dicho, y entre tales palabras la ven las siervas vencida por la espada, y el hierro espumante de sangre y las manos salpicadas. (IV 650-665) Colaboraron los profesores y profesoras del Centro, Marina García Bastardo, Ricardo de la Fuente Gascón y Luis Julio González Platón Participaron los alumnos de bachillerato, Raúl García Rico, Inés Martín Llorente, Dunia El Idrisi, Soraya Ramos, Alejandra Cimpoies, Adrián Gómez Luna, Hernar Laguna, Luminita Solcanea e Isabel Marcos 44 JAVIER KRAHE EROS Y CIVILIZACIÓN 09/01/2013 Organizado por el profesor MIGUEL CUBERO 45 Alta velocidad Me monto en el AVE que rápido y suave me lleva a Sevilla. Ya estoy en Sevilla. No vine a Sevilla a ver la Giralda sino a verte a ti. Y te alzo la falda. ¡Chaf, chaf, qué bien, cuánto amor! Aaaah. Me monto en el AVE que rápido y suave me vuelve a Madrid. Ya estoy en Madrid. 46 Días de playa Ahora que tus besos no son cosa mía, que escribes con otro tu autobiografía mientras yo recuento las olas del mar tumbado en la arena de una suave duna, que si tropecientas, que si mil y una... y a ver si con esas consigo olvidar que arrancaste de cuajo mi corazón sin fe, pero aún con latido. Mira, un escarabajo que bordea mi pie... ya se va... ya se ha ido... Rompe cada ola dándose importancia. Mal mirado, el mar es una redundancia, pero es refrescante, y hace tanto sol... que, antes de que, ardiente, te envíe un saludo, a nadar me llevo mi cuerpo desnudo y un ratito a braza... y un ratito a crol... 47 Y, después, hago el muerto y me dejo mecer... ¡qué placer cuando flotas! Si tu amor es incierto no es incierto el placer. Y, en lo alto, gaviotas... Bueno, ya me salgo, me seco, me visto, recojo la bolsa y el sombrero y, ¡listo! gazpacho y lenguado en Casa Tomás. En la mesa aún siento cierta agorafobia, pero el vino es bueno... ya vendrá otra novia, ésa de ahí, tan guapa... ésa otra, quizás... Sé muy bien que algo falla, pero, ¿acaso hago mal engañando a la pena? Gracias mil a la playa por su apoyo moral... su granito de arena. 48 Eros y civilización Aunque he sentido al verte Aún tienes gran poder un cataclismo, a día de hoy, ya no puedo quererte, pero no puede ser nada es lo mismo. y ya me voy. Desde que te casaste Que igual vas y sonríes me pongo ungüento, y tengo prisa, bueno para el desgaste y puede que me líes de mi tormento. con tu sonrisa, Los dos sabemos bien, igual vas y me tocas muy bien los dos, a tu manera, que ya no viene a cuento, sabiendo que provocas así que adiós. en mí flojera. Dices que malcasada, Flojera y un temblor que malherida, bajo la piel, eso no cambia nada, se buena mi ex amor, fruta prohibida, no seas cruel. y no sigas charlando Que igual vas y me besas que igual me enredas, como tú sabes, no digo yo que cuando con lengua y con promesas quieras no puedas. la mar de graves, 49 o igual vas y me abrazas Se llena de cristales con tanto brío toda la calle, que no te desenlazas se cortan los chavales, cariño mío, se inunda el valle, y ya no pienso más se inunda la nación, {ergo non zum}, el porvenir, y al suelo vamos, zas, la civilización, y catapún. el buen vivir. Aquí sobre la acera Y los americanos rindo homenaje mandan aviones, al sol por Antequera contra los mejicanos, y en plan salvaje. tiene cojones, Igual vas y me follas porque creen que España como prefiero está ahí abajo, y me sacas ampollas y luego les extraña y algún “te quiero”. su mal trabajo. Y sale uno del bar Sería el caos y la con su elixir, guerra mundial que tiene que soltar y a mí eso no me va, para aplaudir. o me va mal. Y le siguen los pasos Deja esa mano quieta, los de otros bares. chica sonriente, Se rompen muchos vasos, ¡no ves que está el planeta cientos, millares. de ti pendiente! 50 No me acerques la boca, el fin del mundo ya, no te me abraces, ya está al caer quita, insensata, loca, y lo mismo nos da ¿qué es lo que haces? y es un placer. No todo va a ser follar También habrá que saltar a la pata coja, y habrá que coleccionar sellos de Nigeria, y habrá también que apretar una tuerca floja y habrá que ir a trabajar, por una miseria. No todo va a ser follar. Y habrá también que llevar a arreglar el coche y habrá que quitarle el polvo a la biblioteca, y habrá que cerrar el bar al morir la noche y habrá también que pagar, lo de la hipoteca. No todo va a ser follar. También habrá que llamar a la pobre Alicia, y habrá que modificar la ronda nocturna, 51 y habrá que desmenuzar la última noticia y habrá que depositar, el voto en la urna. No todo va a ser follar. Y habrá también que comprarse unos calcetines, también habrá que regar esos cuatro tiestos, y habrá que documentarse sobre los delfines y habrá también que firmar, muchos manifiestos. No todo va a ser follar. También habrá que invitar a una barbacoa, y habrá también que acercarse hasta el quinto pino, y habrá que intentar cruzar Núñez de Balboa y habrá que ir a consultar, a un buen otorrino. No todo va a ser follar. También habrá que admirar a la mona Chita, y habrá también que jugar a pares o nones, y habrá que resucitar por la mañanita y habrá también que cantar, 52 muchas más canciones. No todo va a ser follar. No todo va a ser follar, ya follé el año pasado a la orillita del mar con una mujer sin par que después me dio de lado, lo recuerdo, obsesionado pero sin dramatizar, no todo va a ser follar. Los caminos del Señor La otra tarde en una iglesia, Imaginad mi problema, que era fiesta de guardar, cualquier otro sin mi fe me dio un ataque de amnesia, con seguridad blasfema no podía recordar, o se va a tomar café, a quién coño fui a rezar, pero yo no flaqueé yo, que siento por Jesús no podía estar allí ¡repelús! ¡porque sí! 53 "He perdido la memoria, ¡eso sí que es devoción! le expliqué a un santo varón, Le quedaba además eche una jaculatoria ¡mucho gas! o una salve a la intención, le di lumbre a un monaguillo tengo un lío del copón, y una hostia al sacristán no comprendo, hay de mí y les vacié el cepillo ¡qué hago aquí!". a San Cosme y San Damián, "Calma, me dijo el beato, por mi honor de sacristán, rezaré a San Cucufato recordando que mi plan era entrar a aquel lugar ¡a robar! tus recuerdos volverán, Tú, que nunca vas al templo, o sus huevos sufrirán." tú que estás en el error, Y le ató al pobre un cordel toma de mi historia ejemplo, ¡qué cruel! rectifica pecador Recuperé por entero gracias a su intercesión la memoria y un mechero y recorre sin temor los caminos del Señor ¡Sí, Señor! que no entraba en la oración, 54 Don Andrés octogenario Podemos decir que sin exageración era algo extraordinario, la enfermera que cuidaba al bueno de Don Andrés Octogenario. El abuelo que enfrentaba con resquemor, perspectivas eternas, en lugar de rezar miraba con fervor sus magníficas piernas. "Para siempre esta vez me voy a echar en brazos de Morfeo, ya no te veré más, no me puedes negar mi último deseo" Con un hilo de voz, el enfermo expresó su voluntad postrera no diremos cuál fue, sólo que ella accedió, ¡bravo por la enfermera! Y fue al desabrocharse ella el quinto botón de los seis de la bata, que por la enfermedad, o bien por la emoción él estiró la pata. Pero lo grave estuvo, en que estiró algo más. 55 Y un algo tan notorio que los deudos al verlo exclamaron: ¡Jamás! ¡Jamás iremos al velorio! Y al entierro tampoco, porque al ataúd no habrá quien le eche el cierre, Irse a morir así, en plena senectud y Andrés erre que erre. Nadie fue al funeral, nadie llevó una flor, nadie fue al cementerio y hasta escandalizó al mismo enterrador, que dijo: "Esto no es serio" Y al pobre Don Andrés lo enterraron muy mal, entreabierta la caja, la muerte lo abrazaba de un modo especial, lo que tampoco es paja. 56 Raúl Raúl tiene un baúl azul del mismo color y dentro del baúl azul azul como el baúl. tiene Raúl Raúl tiene un baúl azul una pierna de madera que de un tío abuelo era, un tricornio, una chistera, un traje de lagartera y un frasquito de alcanfor del mismo color azul como el baúl. y dentro del baúl azul tiene Raúl un bolsito de abalorios, una cajita de laca, un abanico de nácar y unos versos del Tenorio. ¿No es verdad, ángel de amor? del mismo color Azul tiene un baúl Raúl azul como el baúl. y dentro del baúl azul tiene Raúl Azul tiene un baúl Raúl una espada toledana, y dentro del baúl azul un gato de porcelana, tiene Raúl una porra, una sotana, un baulito azulito. una canción alemana, una flauta y un tambor 57 Abajo el alzheimer Sí, que los recuerdo, fueron los mejores, con muchos detalles y vivos colores aquí van las cuentas de mis cien amores. Veamos si tengo o no tengo memoria. Un amor eterno, otros casi tanto. De siempre me prenden los cinco en su encanto, tan sólo por ellas he vertido el llanto. Peaje de amor, cantidad irrisoria. Amores de suerte, amores de paso, amores refugio, amores al raso, parques del Retiro, museos Picasso. Incluso una suite en el Waldorf Astoria. Amores insólitos por lo singulares, hay reinas del mar por los siete mares. De amores sin par, unos quince pares. Y todas tangibles, ninguna ilusoria. Descuéntame uno y van treinta y cuatro, el uno que tacho fue puro teatro, una tontería y no lo idolatro. Ocurre que es que no tuve escapatoria. De cinco minutos, de media mañana, 58 de fin de mi vida, de fin de semana, por el via amoris de mi real gana. Cada uno su cruz y hoy la mía es de gloria. Amores de ida, amores de vuelta, amores debidos al Ebro y al Delta, y al imperio ruso y al folclore celta. También llevo bien geografía e historia. Van ochenta y casi me olvido la lluvia mojando los rizos de mi única rubia. Y a mi diosa blanca. Y a mi esclava nubia. Y a mis tres Marías, Marías Victorias. Y a las seis menores aunque muy crecidas. Sus seis casi estrenos me dieron seis vidas. Me obligó el espejo a seis despedidas de seis aplicadas en arte amatoria. Las ocho que faltan las guardo en secreto, que yo fui Montesco y ellas Capuleto, y me comprometen o las comprometo. Mi alegre canción iba a ser mortuoria. Y ya están las cuentas de mis cien amores, que claro que sí, fueron los mejores. Y si queréis más, yo, de mil amores. Y ruede la rueda y gire la noria 59 VERSOS DEL MAR 30/01/2013 El mar es una tarde con campanas ANTONIO HERNÁNDEZ Quién puede decir mar impunemente. RAFAEL PÉREZ ESTRADA ¿Dónde derramaríamos las lágrimas si no tuviéramos mar? ION MAIA Organizado por Luis González Platón 60 Visión del mar Jenofonte Eπειδὴ δὲ βοὴ πλείων τε ἐγίγνετο καὶ ἐγγύτερον καὶ οἱ ἀεὶ ἐπιόντες ἔθεον δρόμωι ἐπὶ τοὺς ἀεὶ βοῶντας καὶ πολλῶι μείζων ἐγίγνετο ἡ βοὴ ὅσωι δὴ πλείους ἐγίγνοντο, [4.7.24] ἐδόκει δὴ μεῖζόν τι εἶναι τῶι Ξενοφῶντι, καὶ ἀναβὰς ἐφ᾽ ἵππον καὶ Λύκιον καὶ τοὺς ἱππέας ἀναλαβὼν παρεβοήθει· καὶ τάχα δὴ ἀκούουσι βοώντων τῶν στρατιωτῶν «θάλαττα θάλαττα» καὶ παρεγγυώντων. ἔνθα δὴ ἔθεον πάντες καὶ οἱ ὀπισθοφύλακες, καὶ τὰ ὑποζύγια ἠλαύνετο καὶ οἱ ἵπποι. [4.7.25] ἐπεὶ δὲ ἀφίκοντο πάντες ἐπὶ τὸ ἄκρον, ἐνταῦθα δὴ περιέβαλλον ἀλλήλους καὶ στρατηγοὺς καὶ λοχαγοὺς δακρύοντες. καὶ ἐξαπίνης ὅτου δὴ παρεγγυήσαντος οἱ στρατιῶται φέρουσι λίθους καὶ ποιοῦσι κολωνὸν μέγαν. Cuando el griterío se hacía más grande y más cercano, que los que avanzaban ininterrumpidamente se dirigían a la carrera al encuentro de los que gritaban sin parar y que el griterío se hacía mayor a medida que aumentaba el número de gente, pareció a Jenofonte que se trataba de algo más importante. Montó a caballo y, escoltado por Licio y sus jinetes, acudió en su ayuda. Y pronto oyen a los soldados que gritan” ¡Mar, mar!”, y que lo transmiten de boca en boca. Entonces todos corrieron, incluso los de la retaguardia. Las acémilas 61 y los caballos eran azuzados también. Cuando todos llegaron a la cima, entonces se abrazaban los unos a los otros, generales y capitanes, llorando. Y de repente, sin importar quién transmitió la orden, los soldados trajeron piedras y levantaron un gran túmulo. Sse canta al mar Nicanor Parra Nada podrá apartar de mi memoria la luz de aquella misteriosa lámpara, ni el resultado que en mis ojos tuvo ni la impresión que me dejó en el alma. Todo lo puede el tiempo, sin embargo creo que ni la muerte ha de borrarla. Voy a explicarme aquí, si me permiten, con el eco mejor de mi garganta. Por aquel tiempo yo no comprendía francamente ni cómo me llamaba, no había escrito aún mi primer verso ni derramado mi primera lágrima; era mi corazón ni más ni menos 62 que el olvidado kiosko de una plaza. Mas sucedió que cierta vez mi padre fue desterrado al sur, a la lejana isla de Chiloé donde el invierno es como una ciudad abandonada. Partí con él y sin pensar llegamos a Puerto Montt una mañana clara. Siempre había vivido mi familia en el valle central o en la montaña, de manera que nunca, ni por pienso, se conversó del mar en nuestra casa. Sobre este punto yo sabía apenas lo que en la escuela pública enseñaban y una que otra cuestión de contrabando de las cartas de amor de mis hermanas. Descendimos del tren entre banderas y una solemne fiesta de campanas cuando mi padre me cogió de un brazo y volviendo los ojos a la blanca, libre y eterna espuma que a lo lejos hacia un país sin nombre navegaba, como quien reza una oración me dijo con voz que tengo en el oído intacta: “Este es, muchacho, el mar”. El mar sereno, el mar que baña de cristal la patria. 63 No sé decir por qué, pero es el caso que una fuerza mayor me llenó el alma y sin medir, sin sospechar siquiera, la magnitud real de mi campaña, eché a correr, sin orden ni concierto, como un desesperado hacia la playa y en un instante memorable estuve frente a ese gran señor de las batallas. Entonces fue cuando extendí los brazos sobre el haz ondulante de las aguas, rígido el cuerpo, las pupilas fijas, en la verdad sin fin de la distancia, sin que en mi ser moviérase un cabello, ¡Como la sombra azul de las estatuas! Cuánto tiempo duró nuestro saludo no podrían decirlo las palabras. Sólo debo agregar que en aquel día nació en mi mente la inquietud y el ansia de hacer en verso lo que en ola y ola Dios a mi vista sin cesar creaba. Desde ese entonces data la ferviente y abrasadora sed que me arrebata: Es que, en verdad, desde que existe el mundo, la voz del mar en mi persona estaba. 64 El mar Rafael Alberti El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento: ¡Ay mi blusa marinera; siempre me la inflaba el viento al divisar la escollera! 65 No sabe el mar que es domingo Manuel Alcántara Se relevan, inmortales, las olas a cuerpo limpio. Cada vez que muere alguna la misma ocupa su sitio. No sabe el mar que es un náufrago. Sin reloj y sin amigos, el mar flota sobre el mar, ni cómplice ni testigo, ensimismado en su azul y ajeno, como Dios mismo. Mientras va y viene en la orilla no sabe el mar que lo miro. 66 Le cimitère marin Paul Valery (Fragmento) Ce toit tranquille, où marchent des colombes, Entre les pins palpite, entre les tombes Midi le juste y compose de feux La mer, la mer, toujours recommencée O récompense après une pensé Qu’un long regard sur le calme des dieux! Quel pur travail de fins éclairs consume Maint diamant d’imperceptible écume, Et quelle paix semble se concevoir! Quand sur l’abîme un soleil se repose, Ouvrages purs d’une éternelle cause, Le temps scintille et le songe est savoir. Stable trésor, temple simple à Minerve, Masse de calme, et visible réserve, Eau sourcilleuse, Oeil qui gardes en toi Ese techo, tranquilo de palomas, Palpita entre los pinos y las tumbas. El Mediodía justo en él enciende El mar, el mar, sin cesar empezando… Recompensa después de un pensamiento: Mirar por fin la calma de los dioses ¡Qué labor de relámpagos consume Tantos diamantes de invisible espuma, Y qué paz, ah, parece concebirse! Cuando sobre el abismo un sol reposa, Trabajos puros de una eterna causa, Refulge el tiempo y soñar es saber. Tesoro estable y a Minerva templo, Masa de calma y visible reserva, Agua parpadeante, Ojo que guardas 67 Tant de sommeil sous une voile de flamme, O mon silence! . . . Édifice dans l’âme, Mais comble d’or aux mille tuiles, Toit! Bajo un velo de llama tanto sueño, ¡Oh, mi silencio! En el alma edificio, Mas cima de oro con mil tejas, Techo. Adios al mar Tomás Segovia Y qué va a hacer sin mí mañana El mar dormido A quién va a susurrar sin que nadie se entere Sus vanos devaneos soñolientos Para esperar a quién Se querrá levantar temprano ahora Ah por nada del mundo yo quisiera Dejarle allí esperándome No merece quedarse así tan solo Sin meta sin razón sin cumplimiento No puede ser que se quede frustrado Algo que es tan visible Que tiene que existir en este mundo No puede ser que yo no vuelva Como si al mar le hiciera tanta falta Y yo le hubiera dado mi palabra. 68 Si muero, que me pongan desnudo José Hierro Si muero, que me pongan desnudo, desnudo junto al mar. Serán las aguas grises mi escudo y no habrá que luchar. Si muero que me dejen a solas. El mar es mi jardín. No puede, quien amaba las olas, desear otro fin. Oiré la melodía del viento, la misteriosa voz. Será por fin vencido el momento que siega como hoz. Que siega pesadumbres. Y cuando la noche empiece a arder, soñando, sollozando, cantando, yo volveré a nacer. 69 Vinyes verdes vora el mar Viñas verdes junto al mar Josep María de Sagarra Vinyes verdes vora el mar, ara que el vent no remuga, us feu més verdes i encar teniu la fulla poruga, vinyes verdes del coster sou més fines que la userda. Verd vora el blau mariner, vinyes amb la fruita verda, vinyes verdes del coster. Viñas verdes junto al mar, ahora que el viento no rezonga, os hace más verdes y aún tenéis la hoja miedosa, viñas verdes de la costa sois más finas que la verde junto al azul marinero, viñas con la fruta verde, viñas verdes de la costa. Vinyes verdes, dolç repòs vora la vela que passa; cap el mar vincleu el cos sense decantar-vos massa. Vinyes verdes, soledat del verd en l’hora calenta. Raïm i cep retallat damunt la terra lluenta; vinyes verdes, soledat. Viñas verdes, dulce reposo junto a la vela que pasa; Vinyes que dieu adéu al llagut i a la gavina, i al fi serrellet de neu que ara neix i ara fina… Viñas que decía adiós al llaúd y a la gaviota, y al fino fleco de nieve que ahora nace y ahora termina… hacia el mar cimbráis el costado sin ladearos en exceso. Viñas verdes, soledad del verde en la hora ardiente. Raíz y cepa recortada sobre la tierra brillante; viñas verdes, soledad. 70 Vinyes verdes del meu cor… Dins el cep s’adorm la tarda, raïm negre, pàmpol d’or, aigua, penyal i basarda. Vinyes verdes del meu cor… Viñas verdes de mi corazón… En la cepa se adormece la tarde, raíz negra, pámpano de oro, agua, peña y miedo. Viñas verdes de mi corazón… Vinyes verdes vora el mar, Viñas verdes junto al mar, verdes al despuntar el día, verde suave cuando cae la tarde… nos hacéis siempre compañía, ¡viñas verdes junto al mar! verdes a punta de dia, verd suau de cap al tard… Feu-nos sempre compañía, vinyes verdes vora el mar Colaboraron los profesores y profesoras del Centro, Miguel Cubero, Marta Tapias, Mª Josefa Sánchez , Antonio Sanz y Elvira Herrero. Participaron los alumnos de 2º de ESO, Adrián Mansino, Eduardo Narros Daniel Palmero yTodor Todorov. 71 POEMAS DE BERTOLT BRECH 20/02/2013 Organizado por Pompeyo Velasco Fraile 72 “Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó”. Nuestras derrotas no demuestran nada Cuando los que luchan contra la injusticia muestran sus caras ensangrentadas, la incomodidad de los que están a salvo es grande. ¿Por qué se quejan ustedes?, les preguntan. ¿No han combatido la injusticia? Ahora ella los derrotó. No protesten. El que lucha debe saber perder El que busca pelea se expone al peligro. El que enseña la violencia no debe culpar a la violencia. 73 Ay, amigos. Ustedes que están asegurados, ¿por qué tanta hostilidad? ¿Acaso somos vuestros enemigos los que somos enemigos de la injusticia? Cuando los que luchan contra la injusticia están vencidos, no por eso tiene razón la injusticia. Nuestras derrotas lo único que demuestran es que somos pocos los que luchan contra la infamia. 74 “Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó” Loa a la dialéctica Con paso firme se pasea hoy la injusticia. Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más. La violencia garantiza: "Todo seguirá igual". No se oye otra voz que la de los dominadores, y en el mercado grita la explotación: "Ahora es cuando empiezo". Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora: "Jamás se logrará lo que queremos". Quien aún esté vivo no diga "jamás". Lo firme no es firme. Todo no seguirá igual. Cuando hayan hablado los que dominan, hablarán los dominados. ¿Quién puede atreverse a decir "jamás"? ¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros. ¿De quién que se acabe? De nosotros también. ¡Que se levante aquel que está abatido! ¡Aquel que está perdido, que combata! ¿Quién podrá contener al que conoce su condición? Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana y el jamás se convierte en hoy mismo. 75 “Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó” Preguntas de un obrero que lee ¿Quién construyó Tebas, la de las Siete Puertas? En los libros figuran sólo los nombres de reyes. ¿Acaso arrastraron ellos bloques de piedra? Y Babilonia, mil veces destruida, ¿quién la volvió a levantar otras tantas? Quienes edificaron la dorada Lima, ¿en qué casas vivían? ¿Adónde fueron la noche en que se terminó La Gran Muralla, sus albañiles? Llena está de arcos triunfales Roma la grande. Sus césares ¿sobre quienes triunfaron? Bizancio tantas veces cantada, 76 para sus habitantes ¿sólo tenía palacios? Hasta la legendaria Atlántida, la noche en que el mar se la tragó, los que se ahogaban pedían, bramando, ayuda a sus esclavos. El joven Alejandro conquistó la India. ¿El sólo? César venció a los galos. ¿No llevaba siquiera a un cocinero? Felipe II lloró al saber su flota hundida. ¿No lloró más que él? Federico de Prusia ganó la guerra de los Treinta Años. ¿Quién ganó también? Un triunfo en cada página. ¿Quién preparaba los festines? Un gran hombre cada diez años. ¿Quién pagaba los gastos? A tantas historias, tantas preguntas. 77 “Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó” Loa a la duda ¡Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis serenamente y con respeto a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa. Quisiera que fueseis avisados y no dierais vuestra palabra demasiado confiadamente. Leed la historia. Ved a ejércitos invencibles en fuga enloquecida. Por todas partes se derrumban fortalezas indestructibles, y de aquella Armada innumerable al zarpar podían contarse las naves que volvieron. Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible, y un barco logró llegar al confín del mar infinito. ¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza ante la indiscutible verdad! ¡Oh valeroso médico que cura al enfermo ya desahuciado! 78 Pero la más hermosa de todas las dudas es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza y dejan de creer en la fuerza de sus opresores. ¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio! ¡Cuántas víctimas costó! ¡Qué difícil fue ver que aquello era así y no de otra forma! Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el libro del saber. Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras generación de él se alimenten juzgándolo eterna verdad. Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca. Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas experiencias hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte. Y que, otro día, un hombre, gravemente, tache el principio del libro del saber. Instruido por impacientes maestros, el pobre oye que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona. Verdaderamente, le es difícil dudar de este mundo. Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa en que no ha de vivir. Pero también suda a mares el hombre que construye su propia casa. Son los irreflexivos los que nunca dudan. Su digestión es espléndida, su juicio infalible. 79 No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el caso, son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos los escuchan con oídos de espía. Frente a los irreflexivos, que nunca dudan, están los reflexivos, que nunca actúan. No dudan para llegar a la decisión, sino para eludir la decisión. Las cabezas sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave advierten contra el agua a los pasajeros de naves hundiéndose. Bajo el hacha del asesino, se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también. Tras observar, refunfuñando, que el asunto no está del todo claro, se van a la cama. Su actividad consiste en vacilar. Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.» Por eso, si alabáis la duda, no alabéis, naturalmente, la duda que es desesperación. ¿De qué le sirve poder dudar a quien no puede decidirse? Puede actuar equivocadamente quien se contente con razones demasiado escasas, pero quedará inactivo ante el peligro quien necesite demasiadas. Tú, que eres un dirigente, no olvides que lo eres porque has dudado de los dirigentes. Permite, por lo tanto, a los dirigidos dudar. 80 Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Alabanza del revolucionario Cuando la opresión va a más muchos se desmoralizan, pero su valor crece. Él es quien organiza su lucha por ese centavo del salario, por el agua del té y por el poder dentro del Estado. Le pregunta a la propiedad: ¿Dé dónde eres? Le pregunta a las ideas: ¿A quién sirven ustedes? Allá donde reine el silencio hablará él. Y donde impere la opresión y se hable del destino dirá él los nombres. Allá donde él se siente a la mesa se sienta también el descontento. La comida sabe mal y se reconoce que el cuarto es estrecho. Allá donde lo persigan allá irá la rebelión y allá donde lo echen quedará la intranquilidad. 81 “Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde” A los hombres futuros 1 Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos. Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa revela insensibilidad. El que ríe es porque no ha oído aún la noticia terrible, aún no le ha llegado. ¡Qué tiempos estos en que hablar sobre árboles es casi un crimen porque supone callar sobre tantas alevosías! Ese hombre que va tranquilamente por la calle, ¿lo encontrarán sus amigos cuando lo necesiten? Es cierto que aún me gano la vida. Pero, creedme, es pura casualidad. Nada de lo que hago me da derecho a hartarme. Por casualidad me he librado (si mi suerte acabara, estaría perdido.) Me dicen. "¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!" Pero ¿cómo puedo comer y beber si al hambriento le quito lo que como y mi vaso de agua le hace falta al sediento? Y, sin embargo, como y bebo. Me gustaría ser sabio también. Los viejos libros explican la sabiduría: apartarse de las luchas del mundo y transcurrir sin inquietudes nuestro breve tiempo. 82 Librarse de la violencia, dar bien por mal, no satisfacer los deseos y hasta olvidarlos: tal es la sabiduría. Pero yo no puedo hacer nada de esto: verdaderamente, vivo en tiempos sombríos. 2 Llegué a las ciudades en tiempos del desorden, cuando el hambre reinaba. Me mezclé con los hombres en tiempos de rebeldía y me rebelé con ellos. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. Mi pan lo comí entre batalla y batalla. Entre los asesinos dormí. Hice el amor sin prestarle atención y contemplé la naturaleza con impaciencia. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos. La palabra me traicionaba al verdugo. Poco podía yo. Y los poderosos se sentían más tranquilos sin mí. Lo sabía. Así transcurrió el tiempo que me fue concedido en la tierra. Escasas eran las fuerzas. La meta estaba muy lejos aún. Ya se podía ver claramente, aunque para mí fuera casi inalcanzable. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. 83 3 Vosotros, que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos hemos hundido, cuando habléis de nuestras debilidades, pensad también en los tiempos sombríos de los que os habéis escapado. Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella. Y, sin embargo, sabíamos que también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, pensad en nosotros con indulgencia. 84 Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles. Contra la seducción No os dejéis seducir: no hay retorno alguno. El día está a las puertas, hay ya viento nocturno: no vendrá otra mañana. No os dejéis engañar con que la vida es poco. Bebedla a grandes tragos porque no os bastará cuando hayáis de perderla. No os dejéis consolar. Vuestro tiempo no es mucho. El lodo, a los podridos. La vida es lo más grande: perderla es perder todo. 85 Mack The Knife Oh the shark, babe, has such teeth, dear, And he shows them, pearly white, Just a jackknife has old MacHeath, babe, And he keeps it, out of sight, Oh el tiburón, tiene semejantes dientes, y él los muestra, blancos, perlados, sólo una navaja de bolsillo tiene el viejo MacHeath, y él no la tiene a la vista, When that shark bites with his teeth, Scarlet billows start to spread, Fancy gloves, oh, wears old MacHeath, babe, So there's never, never a trace of red Cuando ese tiburón muerde con sus dientes, las olas de color escarlata empiezan a desparramarse, guantes elegantes, oh, usa el viejo MacHeath, pues nunca, nunca hay un rastro de color rojo On the sidewalk, oh, Sundy morning, dontcha know, Lies a body just oozin' life, And someone's sneakin' 'round the corner, Could that be our boy, Mack the knife? En la vereda, oh, Domingo por la mañana, no sabes, hay un cuerpo sin la vida, y alguien se escapa de prisa doblando la esquina, ¿ése podría ser nuestro sujeto, Mack el cuchillero? From a tug boat, down by the river, dontcha know, There's a cement bag just dropping on down, That cement's there, it's there for the weight, dear, Five'll bet ya ten old Macky's back in town Desde un barco remolcador, río abajo, no sabes, hay una bolsa de cemento que simplemente la deja caer, ese cemento allí, está para que haga peso, apuesto cinco a diez a que el viejo Macky volvió al pueblo D'ja here 'bout Louie Miller, he disappeared, baby, After drawing out all, his hard-earned cash, And now MacHeath spends, Hablaremos de Louie Miller, que desapareció, después de sacar todo su dinero ganado con sacrificio, y ahora MacHeath gasta, 86 he spends just like a, like a sailor Could it be, could it be, could it be, our boy's done something rash? él simplemente gasta como un, como un marinero, ¿podría ser, podría ser, podría ser, que nuestro sujeto haya hecho algo imprudente? Now Jenny Diver, oh Sukey Tawdry, Look out Miss Lotte Lenya, and ole Lucy Brown, Yeah, the line forms on the right, babe, Now that Macky's back in town Ahora Jenny Diver, oh Sukey Tawdry, mira a la Srta. Lotte Lenya, y Lucy Brown, sí, la línea forma a la derecha, ahora que Macky está de vuelta en el pueblo I said Jenny Diver, woah, oh Sukey Tawdry, Look out Miss Lotte Lenya, and ole Lucy Brown, Yes, the line forms on the right, babe, Now that Macky's, back in town... Yo dije Jenny Diver, sí, Sukey Tawdry, mira, la Srta. Lotte Lenya, y Lucy Brown, sí, la línea forma a la derecha, ahora que Macky está de vuelta en el pueblo Look out, old Macky is back, WOW!!! Mira, el viejo Macky regresó, ESTUPENDO!!! Colaboraron los profesores y profesoras del Centro,. Con la participación del alumnado de 2º ESO B 87 MARIBEL TEJERO TOLEDO DESHACER LA MEMORIA 20/03/2013 Organizado por Elvira Herrero Bartolomé 88 Te enseñé las palabras las Arrancándote primeras, de todas y cada una, las únicas, todas cuidadosamente, las palabras. para no romperte más del todo. Ahora, no digo tu nombre, Allí estabas, seguías… y tú ya no usas el mío. Un silencio pesado, plomizo, Ya no digo tu nombre, se volcó sobre nosotros, el miedo me lo retiene como losa que impidiera en la garganta, cuando era cada uno de nuestros cántico decirlo y sonata, en tu voz, movimientos. el mío al escucharlo. Y llovía… El tiempo ha borrado tu risa. Idas y venidas, La premura te arrobó las manos, engarzando y dejando algo de todo ya no acaricias mi pelo y jugueteas lo que tú sellaste indeleblemente. entre tus dedos minúsculos, Era el momento. las primeras notas del alba. Y llovía… Tus ojos, olivos de plata luna, Allí donde viviste tus últimos sueños, son cuchillos de acero allí, donde cada mañana cuando la indiferencia busca el sol venía a visitarte, sus fantasmas por nuestras salas. acariciando los cristales; Aquella mañana, el cielo gris nos precedía. Entramos en la casa, íbamos recogiéndote de todas y cada una de las cosas. todo era muerte. Una enorme borra de muerte lo cubría todo, anunciaba que allí, en el sur, 89 cerca del mar, hace tiempo, Yo decidí quedarme tú ya sabías que habías muerto. en los últimos juncos Me senté en el umbral. Miraba por última vez aquellos muros que sostenían la casa. Siempre era mi casa. Tu casa se cerraba del centro de la laguna; donde se prolongaba la sombra del chopo resquebrajado y herido por el rayo. Resistiría como él. Y volverían las cigüeñas con la llave más dura y más profunda: en febrero a crotorar la del olvido, y a despertarme de entre las ovas la del silencio cómplice, de la laguna, donde jugábamos. la de los fantasmas. Las calles vacías. Nosotros los que la amábamos, salíamos, como a escondidas, encogidos, silentes como el aire. Al entrar donde los hombres hablan, en las tabernas viejas, ya no quedaba nadie de nosotros. Hice por última vez el camino de la ermita. Salimos al jardín, quise quedarme en aquel lirio, junto a los alhelíes; ser mariposa, rizoma, o malva real de las que tú cuidabas, hiedra. Algo de todo aquello en lo que tus dos manos procuraron la vida. 90 A Pedro Yuste y a mi madre Ahora vuelvo aquí, para dejar prendida el alma en las retamas, henchirla de tomillo y cimbrearla en las noches de mayo. Haré mi nido aquí, vendrás a mi presencia cuando el sol, en las tardes, se esconde por la ermita. Y os veré pasar con el paso cansado por los años. Miraré toda el agua que dejaste para vaciar, al fin, tu sed de soledad. Ahora escucharemos rumores de vencejos cada tarde, sin tiempo recortado, en la inmensa caricia de la brisa de ese mar de pinares que nos hiere y nos besa. Ahora, te contemplo, sobre el marco de la fotografía. Miro tu rostro gastado, marcado por el surco del sufrimiento 91 Tu boca entreabierta marcando una sonrisa, los ojos hacia el cielo, aún esperando… serena y dulce la mirada. Te sostengo yo ahora, como lo hiciste tú, en otro tiempo, y te muestro como la meta abierta, que nos transforma y cambia el dolor por la esencia de las cosas, y la lucha con la que me has enriquecido. Tu vacío es inmenso, más duro que el pesar de tu muerte. Otra vez te traería, madre, a meterte en mis brazos, a templar tus manos en las mías, a abrazar tu cintura. Inclinado tu cuerpo, inexorablemente, te tomaría, madre, y ayudaría tus pasos de nuevo, madre. Al solecito, madre, despacito, madre… ¡Madre!... Y te llamo y grito tu nombre, el pecho se me rompe, 92 y el llanto estrangula mi garganta. Me queda solo pasar el dintel, el hondo suspiro de la muerte, para volver a ti. ¡Qué larga es la historia! Sin tu quehacer diario eternos son los días y vacío mi tiempo. Se me acaba este tiempo medido, espuma entre los dedos. Como estampido en la roca, inesperadamente, golpe a golpe me desprendo en minúsculas partículas. Vaciada, confundida en las crestas, me extingo. Así, atrapada en el punzante dolor, en la desidia absoluta de ser, yo, como Penélope, tejiendo este tiempo. No me queda hilo, solo Ítaca, vacía sin ella. 93 Tu regazo Ahora vienen las tardes, lentamente alargadas, y aspiro en el camino los perfumes de azahares, mezclados, todavía, con las naranjas ácidas que el sol tibio mixtura en envolvente aroma. Retorna tu figura, acercándose, con tus brazos abiertos y tus manos dibujando acogida, a mi medida diseñados, para hacerme un vestido, de lirios y nenúfares, donde reposar, en tu regazo, esta nostalgia que me vierte al ocaso, sin tu figura. 94 POEMAS DE ZORRILLA 11/04/2013 Organizado por el profesor José Luis González Platón 95 El entierro de Larra Ese vago clamor que rasga el viento es la voz funeral de una campana: vano remedo del postrer lamento de un cadáver sombrío y macilento que en sucio polvo dormirá mañana. Acabó su misión sobre la tierra, y dejó su existencia carcomida, como una virgen al placer perdida cuelga el profano velo en el altar. Miró en el tiempo el porvenir vacío, vacío ya de ensueños y de gloria, y se entregó a ese sueño sin memoria, ¡que nos lleva a otro mundo a despertar! Era una flor que marchitó el estío, era una fuente que agotó el verano; ya no se siente su murmullo vano, ya está quemado el tallo de la flor. Todavía su aroma se percibe, y ese verde color de la llanura, ese manto de yerba y de frescura hijos son del arroyo creador. 96 Que el poeta, en su misión sobre la tierra que habita, es una planta maldita con frutos de bendición. Duerme en paz en la tumba solitaria donde no llegue a tu cegado oído más que la triste y funeral plegaria que otro poeta cantará por ti. Ésta será una ofrenda de cariño más grata, sí, que la oración de un hombre, pura como la lágrima de un niño, ¡memoria del poeta que perdí! Si existe un remoto cielo de los poetas mansión, y sólo le queda al suelo ese retrato de hielo, fetidez y corrupción; ¡digno presente por cierto se deja a la amarga vida! ¡Abandonar un desierto y darle a la despedida la fea prenda de un muerto! Poeta, si en el no ser hay un recuerdo de ayer, una vida como aquí detrás de ese firmamento... conságrame un pensamiento como el que tengo de ti. 97 Insensatez y malicia FRAGMENTO DE MARGARITA LA TORNERA La media noche era dada, Todo en Palencia reposa, y aún tocaban a maitines que es ciudad pobre, aunque los esquilones agudos insigne, con discordante repique, y alberga de labradores cuando don Juan de Alarcón, gran parte y de gente humilde, dichoso en amor y en lides y tomaba punto en la calle, madrugan, despreciando la molicie largas horas no vigilen. de la cama, y sin cuidar Ni pasos, pues, ni rumores de que en el vulgo le tilde de vivientes se perciben ; la ronda, si se descubre óyese sólo del aire o hay lance que le complique. el son prolongado y triste; Largo y toledano acero y el ladrido de los perros bajo la capa se ciñe. que es fuerza ecos que, lejanos pues repiten. [...] 98 Suena a lo lejos el órgano, Horas que para sus juntas y vienen a confundirse los espíritus eligen, con sus cláusulas del viento y el vulgo para sus cuentos las ráfagas invisibles de apariciones y crímenes. que de las torres perdidas Mas sin acordarse de ellas, en los calados sutiles con ánimo osado y firme, murmuran, silban o zumban, aunque de aguardar cansado chillan, retumban o gimen. y casi tentado a irse, Horas medrosas son estas de arriba a abajo Don Juan en que la mente concibe la calle embozado mide larga turba de fantasmas a las sombras de las tapias que estorban aunque no y al compás de los maitines. existen. 99 La siesta (fragmento) Son las tres de la tarde, julio, Castilla. El sol no alumbra, que arde; ciega, no brilla. La luz es una llama que abrasa el cielo: ni una brisa una rama mueve en el suelo. Desde el hombre a la mosca todo se enerva: la culebra se enrosca bajo la yerba; la perdiz por la siembra suelta no corre, y el cigüeño a la hembra deja en la torre. Ni el topo, de galbana, se asoma a su hoyo, ni el mosco pez se afana contra el arroyo; ni hoza la comadreja por la montaña, ni labra miel la abeja, ni hila la araña. El agua el aire no arruga, la mies no ondea, ni las flores la oruga torpe babea; todo al fuego se agosta del seco estío: duerme hasta la langosta sobre el plantío. 100 Sólo yo velo y gozo fresco y sereno; sólo yo de alborozo me siento lleno: porque mi Rosa reclinada en mi seno duerme y reposa. Voraz la tierra tuesta sol de estío; mas el bosque nos presta su toldo umbrío. Donde Rosa se acuesta brota el rocío, susurra la floresta, murmura el río. ¡Duerme en calma tu siesta, dulce bien mío! ¡Duerme entretanto que yo te velo: duerme, que yo te canto! 101 Impresiones de la noche Hay pensamientos que en la mente viven en un rincón de la memoria echados, cual los insectos que su ser reciben de los arbustos a que están pegados. Duermen al parecer; mas como aquéllos al soplo de una brisa se levantan, crecen, vuelan, y al fin toman, cual ellos, formas medrosas que la vista espantan. Hijas del miedo, y de la fe contrarias, vagas visiones de la noche umbría, bullir las vemos en la niebla fría, nada en la esencia, y en la forma varias. Quimeras que hallan siempre en la memoria silenciosa mansión, gracias postizas, y que reciben faz, cuerpo e historia, en los cuentos y error de las nodrizas. 102 Van con la noche, de la noche hermanas, y con murmullos infinitos suenan, en las alas del viento van livianas, y el alma, el viento y el espacio llenan. ¡Paso, de cieno fábulas impuras, paso dejad al noble pensamiento que anhela respirar auras más puras en el cóncavo azul del firmamento! ¿Piensas, turba de sueños impostora, hacerlo por el miedo tu vasallo, como al son de la fusta cimbradora, jinete admite el volador caballo? Yo os recibí al nacer como ilusiones: si el corazón cobarde os dio aposento, hoy necesita, imbéciles visiones, todo mi corazón mi grande aliento. 103 Con la noche venís, y osáis con ella turbar al corazón que en paz reposa; mas de la noche en el poder se estrella vuestro poder y ciencia mentirosa. ¡Paso! Mis ojos, en su azul tendidos, la paz que les robáis otra vez hallan, y en los misterios de la fe perdidos, vuestros misterios de impureza callan. Para lanzar vuestra influencia impía, a la influencia celestial acudo, y de la noche silenciosa, umbría, la solitaria inmensidad saludo. 104 Primera impresión de Granada Dejadme que embebido y estático respire las auras de este ameno y espléndido pensil. Dejadme que perdido bajo su sombra gire; dejadme entre los brazos del Dauro y del Genil. Dejadme en esta alfombra mullida de verdura, cercado de este ambiente de aromas y frescura, al borde de estas fuentes de tazas de marfil. Dejadme en este alcázar labrado con encajes, debajo de este cielo de límpidos celajes, encima de estas torres ganadas a Boabdil. Dejadme de Granada en medio del paraíso do el alma siento henchida de poesía ya: dejadme hasta que llegue mi término preciso y un canto digno de ella la entonaré quizá. Sí, quiero en esta tierra mi lápida mortuoria; 105 ¡Granada!... tú el santuario de la española gloria: tu sierra es blanca tienda que el pabellón te da, tus muros son el cerco de un gran jarrón de flores, tu vega un chal morisco bordado de colores, tus torres son palmeras en que prendido está. ¡Salve, oh ciudad en donde el alba nace y donde el sol poniente se reclina: donde la niebla en perlas se deshace y las perlas en plata cristalina: donde la gloria entre laureles yace y cuya inmensa antorcha te ilumina; santuario del honor, de la fe escudo, sacrosanta ciudad, yo te saludo! 106 Oriental Corriendo van por la vega a las puertas de Granada Y sobre toda una orilla hasta cuarenta gomeles extiendo mi señorío; y el capitán que los manda. ni en Córdoba ni en Sevilla Al entrar en la ciudad, hay un parque como el mío. parando su yegua blanca, Allí la altiva palmera le dijo éste a una mujer y el encendido granado, que entre sus brazos lloraba: junto a la frondosa higuera, «Enjuga el llanto, cristiana cubren el valle y collado. no me atormentes así, Allí el robusto nogal, que tengo yo, mi sultana, allí el nópalo amarillo, un nuevo Edén para ti. allí el sombrío moral Tengo un palacio en crecen al pie del castillo. Granada, Y olmos tengo jardines y flores, alameda tengo una fuente dorada que con más de cien surtidores, levantan y en la vega del Genil y en redes de plata y seda tengo parda fortaleza, tengo pájaros que cantan. que será reina entre mil Y tú mi sultana eres, cuando encierre tu belleza. que desiertos mis salones hasta tengo el en mi cielo se 107 están, mi harén sin mujeres, Escuchóla en paz el moro, mis oídos sin canciones. y manoseando su barba, dijo como quien medita, Yo te daré terciopelos en la mejilla una lágrima: y perfumes orientales; «Si tus castillos mejores de Grecia te traeré velos que nuestros jardines son, y de Cachemira chales. y son más bellas tus flores, Y te daré blancas plumas por ser tuyas, en León, para que adornes tu frente, y tú diste tus amores más blanca que las espumas a alguno de tus guerreros, de hurí del Edén, no llores; nuestros mares de Oriente. vete con tus caballeros.» Y perlas para el cabello, Y dándole su caballo y baños para el calor, y la mitad de su guardia, y collares para el cuello; el capitán de los moros para los labios... ¡amor!» volvió en silencio la espalda. «¿Qué me valen tus riquezas -respondióle la cristiana-, si me quitas a mi padre, mis amigos y mis damas? Vuélveme, vuélveme, moro a mi padre y a mi patria, que mis torres de León valen más que tu Granada.» 108 La ignorancia Somos doce millones de españoles que no sabemos leer. ¡Dato inaudito! Si aún nos queda valor, honra y vergüenza, es menester probarlo o desmentirlo: y si probado está, meter luz pronto de ignorancia y baldón en ese abismo, o, al fin del siglo de la luz, a oscuras nos quedamos sin ver y ser vistos. (…) ¿Somos doce millones de españoles que no sabemos leer? ¿Sí? ¡Pues por Cristo! ¿qué han hecho en sesenta años de progreso y libertad maestros y ministros? ¿No habíamos quedado en que los pueblos en ignorancia estúpida sumidos estaban en España, por aquello que dimos en llamar oscurantismo? 109 ¿No habíamos quedado en que el sistema parlamentario, desoldando grillos, rompiendo celosías y enverjados, rasgando velos y apagando cirios, iba aire, luz, salubridad y vida a dar a inteligencias y edificios, e íbamos todos a aprender al menos a escribir bien o mal y a leer corrido?(…) El que no sabe leer no sabe nada; la luz, la idea, el alma está en el libro: el Evangelio, nuestra historia patria, el Código civil, el catecismo. El que no sabe leer, no puede eso, y ni aun sabe rezar más que de oído: no sabe orar a Dios, no le conoce, la ignorancia sofoca hasta el instinto. 110 El que no sabe leer no adquiere ideas, piensa con las que ya le han imbuido. ¿Quiénes? Probablemente los que quieren explotarle o hacérsele propicio; y si Eva engañó a Adán, y estaban solos, y habitaban aún el paraíso, ¿qué harán en nuestros pueblos ignorantes la audacia, la ambición y el fanatismo? El que no lee, no sabe; y quien no sabe, del que sabe en poder constituido, sólo está de la acémila a la altura; es como el asno o como el buey sumiso; y ése está siempre, o al señor del pueblo, o a los que más que él saben sometido, y aunque bestia ignorante, es bestia útil, pues del común trabaja en beneficio. (…) 111 Ese no supo leer, y nada supo; jamás comprendió bien frase ni dicho: lo que de lo que oyó recogió al vuelo fue lo trunco no más, lo sin sentido; Porque si a leer a España no enseñamos, verán lo que es la España fin de siglo. Yo ya no lo he de ver: yo ya del mundo, como dijo el gitano, me las guillo: mas si a ustedes les coge de sorpresa, no es porque yo al morir no se lo aviso. Colaboraron los profesores y profesoras del Centro, Miguel Cubero, Ana Diezhandino, Elvira Herrero y Marina Bastardo Con la participación del alumno de 4º DIV, David Muñoz 112 TEATRO DE ZORRILLA 18/04/2013 Don Juan Tenorio 113 ESCENA 1 Don Juan: Sale el coro con escándalo del fondo y se va situando cada uno en su lugar. Don Juan: ¡Cuál gritan esos malditos! (Pausa) ¡Pero mal rayo me parta si en concluyendo la carta no pagan caros sus gritos! (Sigue escribiendo.) Intervención del coro: Coro 1 : Golpe en el suelo. (Después de “Cuál gritan esos malditos”) ESCENA 2 Narrador: En la ciudad de Sevilla, D. Juan Tenorio ha hecho una apuesta con D. Luis Mejía, consistente en saber quién de los dos ha obtenido mejor fortuna obrando de la peor manera posible. D. Juan La apuesta fue… D. Luis Porque un día Dije que en España entera No habría nadie que hiciera Lo que hiciera Luis Mejía. D. Juan Y siendo contradictorio Al vuestro mi parecer Yo os dije: nadie ha de hacer Lo que hará don Juan Tenorio ¿No es así? D. Luis Sin duda alguna; y vinimos a apostar 114 quién de ambos sabría obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año; juntándonos aquí hoy a probarlo. D. Juan Y aquí estoy. D. Luis Y yo. Narrador: Tras comprobar que ambos han realizado el mismo número de fechorías, se proponen un nuevo desafío: D. Juan tendrá que conseguir el amor de una novicia y una doncella en vísperas de matrimonio. Éste reto hará que D. Juan descubra el amor, pero también hace aparecer en escena a la sombra de la Locura y a la Muerte, a las que el héroe romántico tendrá que enfrentarse en la segunda parte de la obra. ESCENA 3 Narrador: Don Juan describe su comportamiento como el de todo un libertino, un rebelde que no teme transgredir las normas humanas y divinas. Don Juan: Por dondequiera que fui la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé y a las mujeres vendí. Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé, y en todas partes dejé memoria amarga de mí. 115 ESCENA 4 Narrador: Pero el hombre indomable, que busca en la desobediencia una salida, se ve atrapado en las redes del amor inesperadamente. Cuando surge la pasión por Inés como reto sublime que lo enfrenta al propio Dios (la ha raptado de su convento), el alma del personaje se conmueve. Don Juan expresa, en estos versos, su desesperada ternura y manifiesta también el deseo intenso de la seducción sin darse cuenta que se estaba enamorando por primera vez: Don Juan: Coro1: Coro 2: Cálmate, pues, vida mía; reposa aquí, y un momento olvida de tu convento la triste cárcel sombría. (Pausa) ¡Ay! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? Esta aura que vaga, llena de los sencillos olores de las campesinas flores que brota esa orilla amena; esa agua limpia y serena que atraviesa sin temor la barca del pescador que espera cantando el día, ¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor? MMM (Después de “la triste cárcel sombría”) ¡OH! (Después de “que están respirando amor”) 116 Dª Inés Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!, que no podré resistir mucho tiempo sin morir tan nunca sentido afán. ¡Ay! Callad por compasión, que oyéndoos me parece que mi cerebro enloquece y que arde mi corazón. ¡Ay!, me habéis dado a beber un filtro infernal, sin duda, que a rendiros os ayuda la virtud de la mujer. Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto que a vos me atrae en secreto como irresistible imán. Tal vez Satán puso en vos: su vista fascinadora, su palabra seductora, y el amor que negó a Dios. ¡Y qué he de hacer ¡ay de mí! sino caer en vuestros brazos, si el corazón en pedazos me vais robando de aquí? No, don Juan, en poder mío resistirte no está ya: yo voy a ti como va sorbido al mar ese río. Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena. ¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame porque te adoro. 117 ESCENA 5 Narrador: El amor transforma a Don Juan, pero el Comendador, padre de Inés, y Don Luis buscan venganza. Tras intentar sin éxito la reconciliación, Don Juan los mata y huye de Sevilla. El héroe se queja entonces porque su intención sincera de cambiar no ha sido respetada, ¿son otros los responsables de sus actos? Don Juan: ¡Comendador! Don Gonzalo: ¡Miserable! (El coro da un golpe en el suelo) Tú has robado a mi hija Inés de su convento, y yo vengo por tu vida o por mi bien. (Los miembros del coro se llevan las manos a la cabeza) Don Juan: Jamás delante de un hombre mi alta cerviz incliné ni he suplicado jamás, ni a mi padre, ni a mi rey. Y pues conservo a tus plantas la postura en que me ves, (Los miembros del coro agachan la cabeza) considera, don Gonzalo, qué razón debo tener. (…) Llamé al cielo, y no me oyó, y pues sus puertas me cierra de mis pasos en la tierra responda el Cielo y no yo. 118 ESCENA 6 Narrador: Comienza entonces la segunda parte de la obra. Don Juan regresa a Sevilla después de cinco años. En el lugar donde se alzaba su palacio, encuentra un panteón que alberga los sepulcros del Comendador, de Don Luis y de Inés que ha muerto de tristeza (el coro pronuncia un “¡oh!” sentido). Con una escenografía espectacular se abre el telón. Acotación: Panteón de la familia Tenorio. En primer término, los sepulcros de Don Gonzalo de Ulloa, de Doña Inés y de Don Luis Mejía, sobre los cuales se ven sus estatuas de piedra. Narrador: El escultor encargado de crear a cincel las estatuas de las víctimas de Tenorio lo describe de la siguiente forma: Escultor : Peor mil veces que el fuego, un aborto del abismo, mozo sangriento y cruel, que, con tierra y cielo en guerra, dicen que nada en la tierra fue respetado por él. Quimerista seductor y jugador con ventura, no hubo para él segura vida, ni hacienda, ni honor. Así a pinta la historia; y si tal era por cierto que obró cuerdamente el muerto para ganarse la gloria. 119 ESCENA 7 Narrador: En el recuerdo de las gentes Don Juan es un monstruo, pero Zorrilla nos presenta ahora a un hombre apesadumbrado, rodeado de sombras mortales que acechan. (El coro pronuncia un “¡uhhh!” de miedo…) Don Juan: ¡Hermosa noche…! ¡Ay de mí! ¡Cuántas como esta tan puras! en infames aventuras desatinado perdí! ¡Cuántas al mismo fulgor de esa luna transparente, arranqué a algún inocente la existencia o el honor! Sí; después de tantos años cuyos recuerdos espantan, siento que aquí se levantan [señalando a la frente] Pensamientos en mí extraños. ¡Oh! Acaso me lo inspira desde el cielo, en donde mora, esa sombra protectora que por mi mal no respira. [se dirige a la estatua de Doña Inés, hablándole con respeto] ¡Mármol en quien doña Inés en cuerpo sin alma existe, deja que el alma de un triste llore un momento a tus pies! […] Sombra: No; mi espíritu, don Juan, te aguardó en mi sepultura. 120 Don Juan: ¡Doña Inés! Sombra querida, alma de mi corazón, ¡no me quites la razón si me has de dejar la vida! Si eres imagen fingida, sólo hija de mi locura, no aumentes mi desventura burlando mi loco afán. Sombra: Yo soy doña Inés, don Juan, que te oyó en su sepultura. Don Juan: ¿Conque vives? Sombra: Para ti; mas tengo mi purgatorio en ese mármol mortuorio que labraron para mí. Yo a Dios mi alma ofrecí en precio de tu alma impura, y Dios, al ver la ternura, con que te amaba mi afán, me dijo: “Espera a don Juan en tu misma sepultura. Y pues quieres ser tan fiel a un amor de Satanás, con don Juan te salvarás, o te perderás con él. […] 121 ESCENA 8 Narrador: Dos de sus amigotes, al ver a Don Juan temblando entre las estatuas, se burlan de él tachándole de cobarde. Ante esa acusación, el héroe romántico serebela con toda su furia, retando al Comendador muerto e invitándole a una cena. Don Juan: ¿Duda en mi valor ponerme, cuando hombre soy para hacerme platos de sus calaveras? Yo a nada tengo pavor; [dirigiéndose a la estatua de don Gonzalo, que es la que tiene más cerca] tú eres el más ofendido: mas, si quieres, te convido a cenar, Comendador. Que no lo puedas hacer creo, y es lo que me pesa; mas, por mi parte, en la mesa te haré un cubierto poner. ESCENA 9 Narrador: Comienza entonces la recreación del mito el Convidado de Piedra. El Comendador acude a la cena y avisa a Don Juan de que el momento de su muerte se acerca; tratará de llevárselo con él al Infierno. En la opinión ajena, Don Juan es un ser satánico que no se detiene ante nada: ni la vida, ni la hacienda, ni el honor. Pero enfrentado a este momento final y trascendente y al contemplar la estatua de Doña Inés, el seductor de otros tiempos se vuelve un hombre enamorado y arrepentido de sus faltas. Así habla Don Juan de rodillas ante la Estatua: 122 Don Juan Si de esa piedra a través puedes mirar la amargura del alma que tu hermosura adoró con tanto afán, prepara un lado a don Juan en tu misma sepultura. Dios te crió por mi bien, por ti pensé en la virtud, adoré su excelsitud y anhelé su santo edén. […] ¡Oh doña Inés de mi vida! Si esa voz con quien deliro es el postrimer suspiro de tu eterna despedida; si es que de ti desprendida llega esa voz a la altura, y hay un Dios tras de esa anchura por donde los astros van, dile que mire a don Juan llorando en tu sepultura. FIN. Aplausos del coro. 123 ¿FIN? 15/05/2013 Organizado por Boris Stoichkov y Miguel Cubero 124 El hombre y la Tierra (Geronación) Un día me habló la Tierra. Te lo juro, me habló la Tierra. Fue algo así como que noté todas sus formas, las nubes, los árboles, los pájaros, el viento, el cielo. Te lo juro, me habló la Tierra. En primera persona, ella me dijo... Viví en paz durante largo tiempo, en ese equilibrio que solo entiende quien me conoce, desarrollé mi forma en una evolución constante, cubrí mi cuerpo de verde, aplaqué el hambre con sangre. Dibujé siluetas de agua y fuego, planté la semilla de la vida en el suelo, 125 ancestrales leyes naturales dictaban esto, sobre mi piel la luz del sol hacía el resto. Lo mismo eran aleteos de pájaros, que silbidos del viento, olas del mar danzando en movimiento, todos partes de un todo, que no crea mi modosito que fue naciendo solo todo. Millones de años antes de conocerte ¿sabes? rugidos de león indicaban que me estaba poniendo fuerte. La furia del volcán no retuve, aupé al árbol que se aferraba a mí hasta alcanzar las nubes. Así el sol mató a la luna y la luna al día, de un modo sencillo sin metafísicas en armonía, en un entorno salvajemente hermoso, de la abeja a la miel y de la miel al oso. 126 Un millón de criaturas distintas teñían mi piel de un millón de colores distintos. Hasta que el frío blanco del invierno más largo borró la huella del dinosaurio, no estuviste para verlo, ¡créetelo! Te di un hogar sin pedir. Bebiste todo de mí. Lo verde, negro está ¿por qué? Como nada es eterno, despertó el sol, la nieve se deshizo en agua que dio frutos al árbol, en sus ramas nidos, pasó lo que debía pasar, los peces hicieron lo propio en el mar. Una mañana apareciste de entre la maleza, asomaste tu cabeza tímidamente, no te avergüences de cómo andabas, debía ser así, sólo hacía cuatro días que pisabas el suelo, y yo te vi. 127 Erguí tu espalda, te uniste al grupo, formaste un clan, fue un proceso lento, ¡olvídate de Adán! Mi paraíso crudo, sencillo, bello, como fauces de león en la garganta de un cervatillo. Esta visión te fascinó, ¡reconócelo! Lo dibujaste en tu guarida mil veces, no tuve que contarte nada, la vida da muerte, y la muerte da vida. Durante mucho tiempo no pediste más de lo que podía ofrecerte. Me gustaba verte corriendo libre por la palma de mi mano, he dicho, corriendo libre, ágil, fuerte, sano, ¡créetelo! 128 Tú ciega inmensa ambición, tu evolución, destrucción, el futuro oscuridad será, si no paras ya. Pasaste noches enteras contemplando astros, preguntabas quién eras, buscabas respuestas, otoño, frío, trueno, fases, lo más fácil fue interpretar cada gesto mío como dioses. En cuatro días creíste saberlo todo, matabas a tus hermanos y me ofrecías oro haciéndome cómplice de tus estúpidas artimañas, les contabas extrañas historias de mitos, de engaños. Lloró la luna por el sol, y de allí la lluvia. O construir el cosmos en un día. También derramaste sangre para mí desde el altar, vaya, pronto disfrutaste del placer de matar. 129 Le pusiste precio a todo, en tu carrera por ser el más necio y por ser el más bobo. Poco a poco dejé de ser para ti un misterio, ensuciaste mi cuerpo y lo convertiste en tu imperio. En un tira y afloja, quemabas mi piel, arañabas mi cara. Yo reconstruía ríos de agua y ríos de lava. Apenas estoy fuerte, ya no ruge el león, sembraste la muerte y la destrucción. Clavaste un arpón a la última ballena, ¿qué dicen a eso tus dioses? Yo soy tu madre la Tierra, ¿a dónde quieres llegar? ¿dime? ¿a dónde me vas a llevar? ¿dime? 118- 118 Cinco mil millones de años en un abrir y cerrar de ojos. Te ofrecí el paraíso, me devuelves despojos. Podré esperar cinco mil millones 130 y empezar de nuevo. ¡Enhorabuena! ¡Mandas tú! ¡Quédatelo! La luz no llega a todos, el sol nos niega el calor, la madre Tierra inerte. La luz no llega a todos, el sol nos niega el calor, la madre Tierra inerte ¡grita! Te di un hogar sin pedir. Bebiste todo de mí. Lo verde, negro está. ¿Por qué? ¿Por qué? ¡grita! Ya no puedo dar. Ya no puedo dar. Ya no puedo dar más. 131 Guitarra y Vos (Jorge Drexler) Que viva la ciencia, que viva la poesía, ¡qué viva siento mi lengua cuando tu lengua está sobre la lengua mía! El agua está en el barro, el barro en el ladrillo el ladrillo está en la pared y en la pared tu fotografía. Es cierto que no hay arte sin emoción, y que no hay precisión sin artesanía, como tampoco hay guitarra sin tecnología, tecnología del nylon para las primas, tecnología del metal para el clavijero, la prensa, la gubia y el barniz, las herramientas del carpintero. El cantautor y su computadora, el pastor y su afeitadora, el despertador 132 que ya está anunciando la aurora y en el telescopio se demora la última estrella. La máquina la hace el hombre y es lo que el hombre hace con ella. El arado, la rueda, el molino, la mesa en que apoyo el vaso de vino, las curvas de las montaña rusa, la semicorchea y hasta la semifusa, el té, los ordenadores y los espejos, las lentes para ver de cerca y de lejos, la cucha del perro, la mantequilla, la hierba, el mate y la bombilla. Estás conmigo, estamos cantando a la sombra de nuestra parra, una canción que dice que uno sólo conserva lo que no amarra, y sin tenerte te tengo a vos y tengo a mi guitarra. 133 Hay tantas cosas, yo solo preciso dos: mi guitarra y vos, mi guitarra y vos. Hay tantas cosas, yo solo preciso dos: mi guitarra y vos, mi guitarra y vos. Hay cines, hay trenes, hay cacerolas, hay fórmulas hasta para describir la espiral de una caracola, hay más, hay tráfico, créditos, cláusulas, salas V.I.P, hay cápsulas hipnóticas, y tomografías computarizadas, hay condiciones para la constitución de una sociedad limitada, hay biberones, hay obuses, hay tabúes, hay besos, hay hambre, hay sobrepeso, hay curas de sueño y tisanas, hay drogas de diseño 134 y perros adictos a las drogas en las aduanas, hay manos capaces de fabricar herramientas con las que se hacen máquinas para hacer ordenadores, que a su vez diseñan máquinas que hacen herramientas para que las use la mano. Hay escritas infinitas palabras: Zen, gol, bang, rap, dios, fin. Hay tantas cosas, yo solo preciso dos: mi guitarra y vos, mi guitarra y vos. Hay tantas cosas, yo solo preciso dos: mi guitarra y vos, mi guitarra y vos. 135 LA MUJER Y EL VAMPIRO 22/05/2013 Organizado por Marina García Bastardo e Ignacio López Martínez 136 La mujer y el vampiro Luis Alberto de Cuenca Estas palabras fueron para ti. Las disfracé de lluvia y paraíso. Vuelven hoy de la tumba, como Drácula, para engarzar heridas en tu cuello y sembrar de rubíes tu blancura. Vivo en el pozo de un silencio íntimo, soñando con el sueño de tu sombra. Qué escucho. Es el rumor de la sangre corriendo por tus venas. Quiero que salga fuera. Que socave, como el cauce de un río imaginario, la piedra vertical de mi deseo. Para que no las oigas, mis palabras se refugian a veces 137 en el desierto, ayuno de matices, donde el olvido reina. Amarte en blanco y negro. Mezclar el gris de mi naturaleza con tus labios de sangre coagulada, y coronar la cumbre de la noche bebiendo de lo oscuro. Me basta una palabra para anegar el bosque de tu cripta y convertirme, así, en pasajero eterno de tu nave. Camino por debajo del océano, rumbo a tu laberinto. Tu ciudad, asediada por los ávidos perros de la espera. Ha llegado la hora del saqueo. 138 En el duro combate que libro ante tu cuello nadie pierde ni gana, nadie vive ni muere, no hay vencedores ni vencidos. Aquí están mis palabras, conciliando contrarios, buscándote y buscándome en las sombras. Para que las escuches, he construido una mitología que las proteja de tu indiferencia. Tus calles, tus tabernas, la vil insania de tus hechiceros. Shadizar, a tu lado, es una ciudad santa. Te he comprado este vuelo de abanico. Respira el aire de tus movimientos. 139 Habla el dialecto de tu realidad. Es imagen de ti misma. Qué hacer después de todo, vida mía. Qué hacer después de nada. Los primeros reyes del mundo habitaron este jardín en que acabo de extraviarme. Un jardín hecho de terrazas tibias, floridas, obedientes a todas nuestras fantasías. Si me sigues queriendo, que no sea como castigo, sino como premio. Dame tu amor y deja la venganza para el futuro inagotable. En tu pecho, en la arena, en el agua, en el viento, en la corteza de ese árbol, intento escribir siempre 140 y una mano invisible escribe nunca. El lenguaje es inútil: en el silencio sólo se escuchaban unos labios que, alegres, succionaban. Un tatuaje de luz me ciñe la cabeza cada vez que te miro. Tu rostro en el espejo te devuelve la estampa de los dioses antiguos. Tú, la Diosa. Y tus ojos anuncian placeres subterráneos que sólo en el infierno podrán satisfacerse. ¡Carne, celeste carne de la mujer! Estrella que guía nuestros pasos en la noche del mundo. 141 Las montañas gemelas que, bajo tu garganta, son ya volcanes ebrios, y enloquecen, y sepultan imperios. Estas palabras fueron para ti. Las pensé para ti, que eres el reino donde hubiesen querido vivir siempre. Y no existen. Y he vuelto a amortajarlas. Con la participación del alumnado de 2º de Bachillerato y 4º de la ESO siguiente: Elena Cáceres, Borislav Stoichkov, Luminita Solcanea, Adrián Gómez, Eduardo Muñoz y Lucía Sanz. 142 POESÍA CHINA 05/06/2013 Organizado por Luis Julio González Platón Traducción de Guojian Chen Con la participación de los profesores y profesoras Miguel Ángel Cubero, Cubero Elvira Herrero Bartolomé, Marina García Bastardo, y Luis Julio González Platón y del alumno David Muñoz Escribano de 4º de diversificación 143 144 Añoranza en una noche silenciosa Li Bai ( 701 – 762 ) Brillante luz de la luna ante mi lecho. ¿Será la escarcha sobre el suelo? Contemplo la luna al levantar la cabeza. La bajo y me hundo en la añoranza de mi tierra. Sentado, solo, en la montaña de Jingting Li Bai Se pierden en el cielo pájaros en bandada. Perezosa la última nube se aleja. Oh montaña, eres mi única compañera. Ni a ti ni a mí el mirarnos nos cansa. 145 146 Balada de Qiupu Li Bai Mide mil varas mi blanco cabello, y mis tristezas son igual de largas. Ante el brillante espejo, no comprendo de dónde viene esta otoñal escarcha. Dedicado a Wang Lun Li Bai Estoy a bordo, ya voy a partir. De pronto oigo cantar y acercarse a alguien. Eres tú, Wang Lun, y me vienes a despedir. Mil pies profundo es el lago La Flor del Durazno. Pero mucho más hondo es tu cariño por mí. 147 148 Respondiendo desde la montaña Li Bai Me preguntas por qué vivo en la montaña esmeralda. Sonrío callado, corazón en calma. Las flores de duraznos que se lleva el arroyo me abren un mundo nuevo: otra tierra, otro cielo. Añorando, al claro de la luna, a mi lejano amor. Zhang Jiuling ( 678 – 740) Sobre el mar se eleva una luna espléndida. Tú y yo la contemplamos desde dos extremos de la tierra. Lamento que la noche sea muy larga, y, desvelado, te añoro apasionado. Apago la lámpara: la luz de luna me encanta llenando todo mi cuarto. Me pongo la capa y salgo. Siento el rocío muy denso. Me entristece no poder recoger un puñado de luz y ofrecértelo. Regreso y me acuesto. Ojalá te vea en el sueño. 149 150 Madrugada de primavera Meng Haoran (689 – 740) Sueño primaveral. No advierto el amanecer hasta que suenen trinos por doquier. Anoche oí un chubasco con su ruido. Dime: ¿cuántas flores habrán caído? En el albergue de bambúes Wang Wei Sentado solo en el silencioso bosque, taño mi laúd y canto largamente. Nadie sabe que estoy en el espeso follaje. Sólo la brillante luna viene a acompañarme. 151 152 En la montaña Wang Wei Del arroyo Jing surgen rocas blancas. Gélido cielo. Escasas hojas púrpuras. No ha llovido en las sendas de montaña, pero el azul del vacío nos moja la túnica. Trinos en el barranco Wang Wei Los hombres ya descansan. Caen flores de casia. Silenciosa la noche. Primavera en la vacía montaña. Emerge la luna y asusta a los pájaros. Sus chirridos alborotan, en un instante, el barranco. 153 154 La visita de mi amigo Du Fu ( 712 – 770 ) Mi casa está rodeada de aguas de primavera y visitada todos los días sólo por bandadas de gaviotas. La senda bordeada de flores nunca ha sido barrida, y mi puerta enramada se abre hoy por tu visita. El mercado está lejos, y es sencilla la cena. Sumido en mi pobreza, sólo te ofrezco un vino casero. ¿Quieres que llame a mis vecinos tras la cerca? Juntos apuraremos el vino que queda . Noche de nieve, alojado en la montaña de lotos Liu Chanqing ( 725 – 786 ) Sol en ocaso. Se alejan las verdes montañas. Frígido el cielo, miserable la cabaña. Fuera de la puerta enramada, ladra algún que otro perro: Alguien ha regresado de noche en medio de la nieve y el viento. 155 156 El río oeste de Chuzhou Wei Yingwu ( 737 – 792) Me encantan las tranquilas hierbas de la ribera. Arriba, en las frondas, cantan unas oropéndolas. De noche, con la lluvia, corre rauda la crecida de la primavera. En el vado, ni un alma. Se mece sola la barca. Viento de Otoño Liu Yuxi (772 – 842) ¿De dónde viene el viento de otoño? Susurra triste tras la bandada de gansos. Al alba se desliza entre los árboles del patio. El viajero solitario es el primero en notarlo. 157 158 Leyendo los poemas de Yuan Zhen en un barco Bai Juyi ( 772 – 842 ) Tus poemas en mis manos, los leo junto a la lámpara, que agoniza cuando acabo. Aún no despunta el alba. Ya sin luz, siento los ojos cansados. Sentado a oscuras, escucho las olas, que, a impulsos del viento de proa, golpean ruidosas el barco. Primavera inicial Bai Juyi Con tus soplos suaves, se derrite la nieve. Bajo tu sol caliente, el hielo se deshace. ¡Oh primavera naciente! ¡Si deshiciera también la escarcha de mis sienes! 159 160 Mirándome en el espejo del lago Bai Juyi Me miro una y otra vez en el espejo del lago. No veo rostro lozano, sino cabellera blanca. ¿Dónde está el joven de antaño? ¿Para qué enturbiar las aguas? Paseando por la montaña Du Mu ( 803 – 852 ) Lejos, alta y frígida montaña. Tortuosa senda de piedra. Entre nubes blancas, una casa. Detengo el carro: me encanta el ocaso en bosques de arces. ¿Veis sus hojas escarchadas? Son más rojas y más bellas que flores de primavera. 161 162 Escrito a mi esposa una noche de lluvia Li Shangyin ( 813 – 858 ) Me preguntas cuándo volveré. Pero todavía no lo sé. La lluvia nocturna del monte Ba desborda los estanques otoñales. ¿Cuándo podremos despabilar las velas, juntos, ante la ventana del oeste? Entonces te voy a hablar de estas noches lluviosas de Ba. Vestimentas de hilos de oro Du Qiuliang (Poetisa) Siglo IX Aunque sean de hilos de oro, no des tanta importancia a tus vestimentas. Pero sí a cada hora y momento de tu lozana adolescencia. Las flores hay que cogerlas a tiempo. Si no, te quedarás sólo con las ramas secas. 163 LA ESQUINA ROTA 13/06/2013 164 Presentación Dice Dante: “Amor brilla en los ojos de mi amada Y se torna gentil cuando ella mira: Donde pasa, todo hombre a verla gira Y a quien ve, tiembla el alma enamorada” No cito a Dante, Luis Julio sólo porque alguien amablemente me haya contado que en la presentación de tu libro se aludió a la Divina Comedia, sino, sobre todo, por la admiración que sé que le profesas (tenemos ese recreo pendiente) y también porque la amada que protagoniza los versos de tu “Esquina rota” tiene algo de Beatriz en el Paraíso. Permítenos dedicarte el último recreo poético de este curso a ti que tantos poemas de otros nos has mostrado y regalado. A tu poesía que no es dantesca, sino, si se me permite la invención del término, “dantiana”, viajera, peregrina, delicada y extensa como un velo de brisa. Va por ti esta selección de tus propios poemas. Leído por Marina García Bastardo 165 Poemas Wie soll ich meine Seele halten, dass Sie nicht an deine rührt. RILKE Abrazar tu cuerpo es abrazar el silencio, la despedida de dos seres, los árboles mudos, las canciones que se olvidan en el fondo de los baúles. Triste es el viento cuando llega la tarde, cuando con su soplo recorre las oscuras estancias de la memoria, las alacenas donde ordenábamos los besos, las sendas perdidas que ocultan la helada melancolía de la nieve. Leído por Elvira Herrero Bartolomé 166 Noches que tienen el ruido metálico de los recuerdos culpables; pájaros ebrios entonando a deshora su canto lúgubre; bares en donde la vida vale lo que el esputo de un borracho; miradas compradas con un dinero de sangre. El frío, a veces, puede ser un hermano que nos acoge en su casa vacía. La noche, esa ramera que nos regala sus encantos a cambio de lágrimas de alcohol y de la certeza helada de tu ausencia. Leído por Ricardo de la Fuente Gascón 167 Te beberé el cabello Y cerraré los ojos. Tú seguirás manando Tu cabello Turbio de besos. ANTONIO GAMONEDA Sé que es hermoso el tiempo del encuentro; eue algún día recordaremos su claridad limpia, su alta luz. Quedan nuestras huellas en la arena, juntas, y el camino nos lleva por días en que los árboles serenos nos regalan el antiguo canto de los mirlos. Leído por Marta Tapias Velasco 168 Hoy he regresado a los zaguanes en sombra, al olor de la fruta en los cestos de mimbre en el cuarto aquel del hueco de la escalera que llevaba con miedo hasta el sobrado. Hoy he regresado a la lluvia Sagrada y ceremoniosa de marzo Y a las nubes recorriendo los campos Dejándose hebras en nuestra memoria. Hoy he regresado a la abuela atizando las brasas, A una ventana mirando a la infancia, A las alacenas blancas de la despensa, Al calor de aquella lumbre Cuyo fuego era la luz del sol en su ocaso. Hoy he regresado a los almendros Batiendo sus alas en la mañana de nácar Mientras me llega de la lejanía El murmullo del agua en la acequia, El alborozo del almorrón Que sueña con entregarse En los brazos poderosos del río. Leído por Miguel A. Cubero Cubero 169 Hemos construido la casa en el alto teso donde zurean las palomas para que su arrullo llene las tardes de este otoño que con su memoria infantil pinta de oro los álamos del río en una vieja pizarra. Hemos construido la casa, piedra a piedra, mano a mano, como marcando un territorio en donde la muerte no pise y sólo lo cruce al alba de primavera el mágico canto del pájaro solitario. Hemos construido la casa, beso a beso, mirada a mirada, con la seguridad firme siempre en tus ojos verán pasar las nubes en las tardes de febrero. Hemos construido la casa llevando la brasa del amor en nuestras bocas como en un viejo conjuro contra la sombra y la nieve. Y ahora aguardamos, mano sobre mano, cuerpo sobre cuerpo, para habitarla de palomas en las mañanitas tibias de mayo. Leído por Ángel Gómez González 170 Hay noches en que el viento del sur trae el aliento de la muerte y en el monte oscuras fieras Dejan huellas de sangre en los senderos. Se pierde el amanecer en los zarzales; el fuego se apaga en las lumbres frías; el aullido parte la madrugada en los caminos remotos del recuerdo. Desorientadas aves recorren los cielos huérfanos de albores y esperanzas y, en las cumbres, la noche hace morada mientras el alba se esconde en los valles. En esas noches, te tengo a mi lado. Me basta la luz de tus ojos silenciosos y tu mano que me guía en las densas tinieblas. Leido por Marina García Bastardo 171 En el sosegado silencio de la noche, tu mirada es un faro lejano, la firme resolución de seguir un camino que llega hasta tus ojos. Hay un sueño de las cosas, del mundo que reposa en la paz de la certeza. Los caminos duermen; los árboles aguardan el viento del alba que sabe llamarlos a la vida. En el establo, los bueyes reposan y los tejados aguardan el humo primero. Sólo viviendo en el amor sabemos que el día nos espera tras la frontera del sueño. Leído por José Luis Benavente Pérez 172 La noche acampaba en la casa. Como un fluido iba llenando las habitaciones, las escaleras, los rincones más íntimos. Tu la esperabas en la silla vieja de abuelo, viendo cómo los montes donde habitaba la lluvia se iban borrando. En la noche, oías la voz del fuego, veías cómo su luz se negaba a entregarse a la sombra, al temblor helado que empezaba a vivir en las habitaciones. Y, poco a poco, te rendías. Entrabas en lo oscuro como el que entra en la muerte: solo. Tan sólo las brasas del fuego te decían que a la mañana volvería la luz. Y, en silencio, te entregabas a la noche para amarla con un silencio culpable mientras un ángel huía cielo arriba. Leído por Jesús Eloy García Polo 173 ¡Cima de la delicia! Todo en el aire es pájaro. Se cierne lo inmediato Resuelto en lejanía. JORGE GUILLÉN Y la luz se hacía mujer, Devenía tu cuerpo Entre las ramas nacaradas del almendro. Era febrero y la vida Venía co Dios a cuerpo Por los caminos; Y en pájaro en su soledad la recibía Como se recibe al caminante Que regresa todos los años Y cuenta viejas historias de países lejanos. El mundo estaba preparado, perfecto para la alegría. Y los ángeles volvían al mundo Y nos servían. Leído por Pompeyo Velasco Fraile 174 175 ÍNDICE UN BOSQUE DE LETRAS 3 Carta del Jefe Seattle 3 Los almendros 4 El espino solitario 5 El pino de la corona 6 Los robles 7 Canto de la sequoia 8 Bosque 9 Existían tus manos 10 Chopo de invierno 11 Panoramas 12 El árbol que andas buscando 12 POEMAS DE BORIS 13 Baile de máscaras (NEGA - LCDM) 13 Dedo corazón (EL CHOJÍN) 15 Incomprensión 16 La raíz 18 Lobo estepario 19 Respiro 20 POEMAS PARA UNA ÉPOCA DE CRISIS 21 Miré los muros (SALMO XVII) 22 Antígona 23 Assaig de cancic en el temple 25 176 Ensayo de cántico en el templo 26 Los pobres en la Estación de Autobuses 27 Alegría 30 La poesía es un arma cargada de futuro 31 YO CONOZCO MI HERENCIA, ¿Y TU? 33 Fragmentos de los cantos I y IV de la Enéida 34 At Regina graui iamdudumsaucia cura 38 JAVIER KRAHE. EROS Y CIVILIZACIÓN 45 Alta velocidad 46 Días de playa 47 Eros y civilización 49 No todo va a ser follar 51 Los caminos del Señor 53 Don Andrés octogenario 55 Raúl 57 Abaho el alzheimer 58 VERSOS DEL MAR 61 Visión del mar 61 Se canta al mar 62 El mar 65 No sabe el mar que es domingo 66 POEMAS DE BERTOLT BRECH 72 Nuestras derrotas no demuestran nada 73 Loa a la dialéctica 75 Preguntas de un obrero que lee 76 177 Loa de la duda 78 Alabanza del revolucionario 81 A los hombres futuros 82 Contra la seducción 85 Mack the knife 86 MARIBEL TEJERO TOLEDO. DESHACER LA MEMORIA 88 A Pedro Yuste y a mi madre 91 Tu regazo 94 POEMAS DE ZORRILLA 95 El entierro de Larra 96 Insensatez y malicia 98 La siesta (fragmento) 100 Impresiones de la noche 102 Primera impresión de Granada 105 Oriental 107 La ignorancia 109 TEATRO DE ZORRILLA 113 Don Juan Tenorio 113 ¿FIN? 124 El hombre y la Tierra 125 Guitarra y Vos 132 LA MUJER Y EL VAMPIRO 136 La mujer y el vampiro 137 POESÍA CHINA 143 Añoranza en una noche silenciosa 145 178 Sentado, solo, en la montaña de Jingting 145 Balada de Qiupu 147 Dedicado a Wang Lun 147 Respondiendo desde la montaña 149 Añorando, al claro de la luna, a mi lejano amor. 149 Madrugada de primavera 151 En el albergue de bambúes 151 En la montaña 153 Trinos en el barranco 153 La visita de mi amigo 155 Noche de nieve, alojado en la montaña de lotos 155 El río oeste de Chuzhou 157 Viento de Otoño 157 Leyendo los poemas de Yuan Zhen en un barco 159 Primavera inicial 159 Mirándome en el espejo del lago 161 Paseando por la montaña 161 Escrito a mi esposa en una noche de lluvia 163 Vestimentas de hilos de oro 163 LA ESQUINA ROTA 164 Presentación 165 Poemas 166 179
Documentos relacionados
recreos poéticos - IES Marqués de Lozoya
diga que la raza negra tiene menos inteligencia. Lo mismo en Zaplana su estudio ha basado, que pierde inteligencia conforme gana bronceado. Otro poli la ha palmado y no esperen que llore que a los ...
Más detalles