TESIS BARBARA CORREA - Facultad de Odontología
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TESIS BARBARA CORREA - Facultad de Odontología
“Permanencia de selladores a base de resina y de ionómero de vidrio de alta viscosidad, en pacientes pediátricos con Síndrome de Down.” PARA OBTENER EL TÍTULO DE MAESTRÍA EN ESTOMATOLOGÍA PEDIÁTRICA PRESENTA: BÁRBARA ALEJANDRA CORREA SANTACRUZ DIRECTOR DE TESIS: DRA. LETICIA MELÉNDEZ PINEDA ASESOR EXTERNO DR. JORGE ALFONSO JIMENEZ CASTRO CHIHUAHUA, CHIH. MAYO DEL 2012 DIRECTORIO ADMINISTRACIÓN 2010-2016 M.C. JESÚS ENRIQUE SEAÑEZ SÁENZ Rector M.D. SAÚL ARNULFO MARTÍNEZ CAMPOS Secretario General DR. ALEJANDRO CHÁVEZ GUERRERO Director Académico M.C. JAVIER MARTÍNEZ NEVAREZ Director de Investigación y posgrado DR. GUSTAVO ALATORRE VALLARINO Director DRA. MARTINA MARGARITA NEVAREZ RASCÓN Secretaria de Investigación y Posgrado DR. JULIO VILLEGAS HAM Coordinador de Posgrado AGRADECIMIENTOS. Agradezco infinitamente a Dios por ponerme en mi vida a personas tan maravillosas, que sin ellos no podría ser posible este logro tan preciado para mi. Este logro se lo dedico a mis padres, que en las buenas y en las malas han estado a mi lado, depositando su confianza, amor y comprensión. A mi mamá, que ha vivido conmigo mis lágrimas, sonrisas y desvelos de muchos días. Ha sido mi mejor amiga y compañera de momentos alegres pero también difíciles, e impulsándome a ser una persona mejor cada día. A mi papá, que siempre me ha apoyado en mis sueños y ha hecho todo lo posible para hacerlos realidad. Gracias a él he sabido el valor de la responsabilidad, del compromiso, de hacer las cosas correctamente. A mi abuelito, que aunque ya no está presente físicamente, siempre fue mi cómplice, mi ángel, rescatándome con su sentido del humor, y que desde del cielo me sigue cuidando y guiando. A mis hermanos Jaime y Brenda por ser un ejemplo a seguir de superación y de éxito, dándome consejos y también uno que otro regaño. Dios no me pudo dar mejor familia de la que tengo. A la Dra. Leticia Meléndez Pineda por brindarme su amistad, cariño, conocimientos, pero sobre todo por ser un gran ser humano. Al Dr. Jorge Calleros Macias por amistad y participación en este proyecto. A la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Chihuahua, representada por su Director, Dr. Gustavo Alatorre Vallarino. Al Dr. Julio Villegas Ham y a la Dra. Martina Nevárez Rascón, Coordinador del Programa del Posgrado en Estomatología Pediátrica y Secretaria de Investigación. A mis Profesores por su tiempo, por su apoyo, así como por la sabiduría que me transmitieron en el desarrollo de mi formación profesional: Dra. Nidia Hinojos V., Dra. Dalinda Inda C., Dr. Ramiro Morales R., Dr. Gilberto Sáenz G., Dr. Jorge Medina L., Dra. Rosaura Pacheco S., Dra. Norma Domínguez T., Dra. Rosalía Muñoz C., Dra. Margarita Aguilar R., Dr. Luis Osbaldo Montes Ch., Dr. Humberto Monreal y Dr. Adolfo González A., Dr Marvin Estrada, Dr Guillermo Martínez M. Al Dr. Jorge Alfonso Jiménez Castro por su colaboración en este proyecto. A mis compañeras de posgrado y colegas: Dra. Karen Acosta, Dra. Juanita González, Dra. América Lara, Dra. Laura Carlos y Dra. Giovanna Pedroni por ser mis amigas en todo momento y hermanas del corazón. A Miriam Salgado, Adriana Gutiérrez y Lisbeth Bejarano por el apoyo y cariño que me brindaron y sobre todo, esos momentos de alegría que convivimos. A Rosa Alba Rodriguez Realyvázquez directora del Instituto Down de Chihuahua A.C, por abrirnos las puertas del instituto, por su aceptación y confianza. Esta tesis fue realizada gracias al apoyo económico otorgado por CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), registro CVU #348434 y # de becario 241196 INDICE 1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………….1 2. MARCO TEÓRICO……………………………………………………..2 3. JUSTIFICACIÓN………………………………………………………..25 4. OBJETIVOS………….…………………………………………………26 5. MATERIAL Y MÉTODOS……………………………………………..28 6. RESULTADOS…………………………………………………………36 7. DISCUSIÓN……………………………………………………………..46 8. CONCLUSIÓN…………………………………………………………..47 9. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………….49 10. ANEXOS…………………………………………………………………60 RESUMEN. El objetivo de este estudio fue comparar la permanencia de dos diferentes selladores de fosetas y fisuras en primeros molares de pacientes de 8 a 12 años de edad con síndrome de Down. Los molares se dividieron en 6 superficies para medir la permanencia del material. La evaluación fue observacional y apoyada por fotografías intraorales una vez por semana. Las revisiones fueron durante 16 semanas consecutivas y a los 7 meses. Se realizaron tratamientos preventivos en 41 con selladores de fosetas y fisuras a base de resina y en 42 con ionómero de vidrio de alta viscosidad, en el período de mayo del 2011 a diciembre del 2011, en el Instituto Down A.C de la ciudad de Chihuahua, Chih, México. En los pacientes que mostraron desgaste del material, se promediaron las superficies que permanecieron a través de las primeras 16 semanas, resultados que se graficaron mediante barras agrupadas. Estos datos se sometieron a una prueba T para muestras independientes con la finalidad de detectar la significancia en la diferencia de los promedios. El paquete estadístico utilizado fue SPSS versión 15. Se encontró el 95% de permanencia del sellador a base de resina a los 3 meses y el 90% a los 7 meses, mientras que el 76% de permanencia del sellador de ionómero de vidrio de alta viscosidad a los 3 meses y el 71% a los 7 meses. Con este estudio se pretende mostrar cual sellador tiene mayor tiempo de permanencia en los pacientes pediátricos con síndrome de Down y enfatizar que este grupo de pacientes se tienen que atender a edad temprana y de forma multidisciplinaria. Palabras clave: sellador, permanencia, pediátrico, síndrome, Down. ABSTRACT. The objetive of this study was to compare the retention of two different pit and fissure sealants on first molars of patients 8 to 12 years old with Down syndrome. Molars were divided into 6 surfaces to measure the permanence of the material. The evaluation was supported by observational and intraoral photographs once a week. The revisions were for 16 consecutive weeks and 7 months. Preventive treatments were performed in 41 with pit and fissure sealants with resin and glass ionomer 42 with high viscosity, in the period May 2011 to December 2011, at the Institute Down AC Chihuahua City, Chihuahua, Mexico. In the patients who wear material, averaged surfaces remained through the first 16 weeks, results were plotted using clustered bar. These data were subjected to a t-test for independent samples in order to detect the significance of the difference of averages. The statistical package used was SPSS version 15. We found 95% retention of resin-based sealer at 3 months and 90% at 7 months, while 76% retention of glass ionomer sealant with high viscosity at 3 months and 71% at 7 months. This study aims to show that sealant has a greater length of stay in pediatric patients with Down syndrome and emphasize that these patients have to meet early and in a multidisciplinary manner. Keywords: sealant, stay, pediatric syndrome, Down. 1. INTRODUCCIÓN. La salud bucal es un componente fundamental de la salud de un individuo, que es una expresión de la vida que involucra procesos donde se conjugan aspectos biológicos, sociales, históricos, de género, económicos y culturales. Entre las principales enfermedades que afectan la salud de la cavidad bucal encontramos a la caries dental.1 La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido a la caries dental como un proceso localizado de origen multifactorial caracterizado por el reblandecimiento del tejido duro del diente que evoluciona hasta formar una cavidad; si no se atiende oportunamente afecta la salud general y la calidad de vida. El perfil epidemiológico de la caries está cambiando a nivel mundial. En estados Unidos, en edad escolar se ha reducido en un 50% en los últimos 20 años, de acuerdo a la Base de Datos de Salud Oral de la OMS en 1979, el índice de caries era de 3 órganos dentarios afectados en niños de 12 años en un 50% de 173 países; mientras que en el 2000 era el 68% de 187 países. En México, la caries dental es considerada como un problema de salud pública. Estudios recientes muestran que en algunas regiones del país se ha alcanzado la meta propuesta por la OMS de menos de 3 lesiones cariosas a los 12 años. Sin embargo, se mantiene una alta prevalencia y sigue siendo una de las principales causas de demanda en los servicios de salud.3 Una de las medidas preventivas que han tenido más impacto en Odontología son los selladores de fosetas y fisuras, que han demostrado disminuir la aparición de lesiones cariosas. En estudios realizados a ocho y diez años, se reafirmó la efectividad clínica, al haberse encontrado el 80% de retención completa del material sin presencia de caries y que a los diez años solo el 6% de los molares inicialmente sellados presentaban lesiones cariosas o restauraciones.1 En este estudio se pretende observar cual es la permanencia de los selladores de fosetas y fisuras en un grupo de pacientes pediátricos son síndrome de Down, dado que las condiciones orales son diferentes a los niños que no presentan este síndrome y además hay poca información en esta población que demanda mayor atención, ya que dependen en su mayoría de sus padres para realizar la higiene dental y presentan características anatómicas que podrían favorecer la aparición de lesiones cariosas. 2. MARCO TERICO. Las causas de la caries según Barrancos Mooney, J: 1999 son: las bacterias como Streptococcus Mutans que producen polisacáridos extracelulares a partir de sacarosa, realizan adhesión, agregación y coagregación, metabolizan polisacáridos intracelulares, producen dextranasas y fructanasas, tienen poder acidógeno, acidófilo y acidúrico, metabolizan azúcares a ácidos lácticos y otros ácidos orgánicos, efecto post – pH corto, es el microorganismo más rápido en la placa y el que también provoca un pH crítico de desmineralización del esmalte. Los Lactobacillus son bacilos anaeróbicos Gram positivo, representantes de la flora normal de vagina, tracto intestinal y cavidad oral, donde se asocia a la caries dental. Se caracterizan por su poder acidogéno, acidófilo y acidúrico. Algunas cepas sintetizan polisacáridos extra e intracelulares a partir de la sacarosa, tienen escasa actividad proteolítica, poca afinidad por la superficie de los dientes, son los primeros microorganismos que se presentan en el proceso carioso en la dentina. Los Actinomyces son bacilos anaeróbicos gram positivo, de crecimiento filamentoso, se pueden ver involucrados en enfermedades bacterianas crónicas de mandíbula, tórax o abdomen. Se cree que el Actinomyces naeslundii está involucrado en el proceso carioso y en la enfermedad periodontal. Se caracteriza por su poder acidógeno, produce polisacáridos intra y extracelulares a partir de sacarosa, tiene poder de adherencia y coagregación, es predominante en las placas de lesiones radiculares.6 El Mecanismo de la producción de la caries, se produce a partir de la actividad de la placa microbiana que produce ácidos orgánicos y la disolución de éstos origina iones hidrogeno (H+). Inicialmente los iones H+ son neutralizados por los buffer de la placa y la saliva, pero cuando el pH continúa bajando se produce el consumo de la capacidad buffer. La continua producción de H+ produce la reacción entre éstos y los iones fosfatos e hidrófilos, formando así fosfatos ácidos y agua.7 Una vez producida la depleción de los iones componentes, el pH puede caer a un pH crítico de 5,5 donde la fase acuosa del líquido de la placa se hiposatura en iones componentes de la hidroxiapatita carbonatada. La caries incipiente es totalmente reversible. Podemos revertir ese proceso de desmineralización, terapéuticamente o inclusive el organismo solo tiende a remineralizar esa zona por la acción de la saliva, que contiene elementos cálcicos y minerales.8-10 Las capas de la lesión cariosa se dividen en: la zona superficial donde hay pérdida de minerales del 5%, cuerpo de la lesión, la pérdida de minerales es de 18-50%, esto ocurre cuando la caries es activa o aguda en vías de desmineralización y hay crecimiento de esta zona. Y por último la zona obscura donde hay mayor pérdida de minerales. Cuando la caries incipiente está en vías de regresión o remineralización va a crecer esta zona a expensas del cuerpo de la lesión. La zona translúcida representa el avance de la lesión, va a estar presente en la lesión activa, pérdida de minerales de 1-1.5%.11-15 La adición de iones de flúor en la superficie sobre la lesión, favorece la remineralización y ayuda a mantener la integridad de la zona. Esto a su vez actúa como un freno en el progreso de la lesión. Estos factores deben ser tomados en cuenta por el odontólogo interesado en la prevención, y así poder frenar las lesiones cariosas.13,16 Los niños con necesidades especiales son los que están en mayor riesgo de problemas crónicos físicos, de desarrollo, de comportamiento y emocionales que requieren servicios relacionados de salud de un tipo o cantidad adicional a la requerida por los niños generalmente.17 Al discutir los diferentes tipos de trastornos que categorizan a los pacientes con necesidades especiales, el dentista entenderá el trastorno y las consideraciones dentales para proveer el tratamiento dental para el tipo específico de pacientes.18,19 Por definición, un individuo con necesidades especiales es básicamente alguien que, debido a su condición médica o dificultades de desarrollo, requiere de mayor cuidado comparado a los demás. Los odontólogos generales y especialistas en las diferentes ramas de la Odontología, tienen la responsabilidad de tratar a pacientes con necesidades especiales.18 Según la Academia Americana de Odontología Pediátrica (AAPD), la prestación de servicios de atención bucodental para los niños con necesidades especiales de salud requieren de conocimientos especializados, una mayor conciencia, atención y manejo del paciente.20 Los servidores de salud pueden empezar a motivarse y a crear una práctica orientada a atender a personas con discapacidades a través de la aplicación de una filosofía de práctica. Esta filosofía de práctica se adquiere una vez que el dentista tiene una comprensión clara de las áreas donde puede haber obstáculos para el acceso a la atención de la salud. Prácticas dentales requieren ser accesibles en su arquitectura con el personal competente que se comunica efectivamente con el paciente con discapacidades mentales y físicas.21-23 Un grupo de pacientes con necesidades especiales que requieren de una atención odontológica especializada son los que padecen síndrome de Down (SD) que es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21, caracterizado por un grado variable de retraso mental y fenotipo reconocible. Es la causa más frecuente de discapacidad psíquica congénita. Entre el 35 y el 45% de los niños con SD padecen algún tipo de cardiopatía susceptible de control cardiológico o corrección quirúrgica. La alteración más común son los defectos de la pared auriculoventricular. Las manifestaciones orales en estas personas se caracteriza por un maxilar pequeño, y mesial a la base del cráneo, la lengua puede aparecer protruída, haciendo que la boca se mantenga abierta, lengua fisurada en un 50% de los casos, un pobre control de la neuromusculatura orofacial, microdoncia, problemas periodontales, susceptibilidad a caries causada por xerostomía, alta incidencia de gingivitis ulcero necrozante aguda (GUNA) en un 30%.24 Se han realizado varios estudios de la incidencia y prevalencia de caries dental en pacientes con SD, en países como Perú en 2005 donde compararon niños de 3 a 6 años de edad con y SD (42 niños con SD y 50 niños sin SD) utilizando el análisis divariado. Para el diagnóstico de experiencia de caries dental se utilizó en índice ceod. Los niños con SD presentaron mayor experiencia de caries dental (ceod=4,36) que los niños sin SD (ceod=1,76). Los niños sin este síndrome presentaron menor prevalencia de caries dental en un 42% a diferencia de los niños con SD quienes estuvieron afectados en casi el 70%.25 En Venezuela en 2006 se seleccionaron personas de 3 a 18 años de edad con SD. EL CPOD fue de 5,5 y el ceo fue de 3,6. El 51,4% presentaron maloclusión clase III. El 86,7 % mostró algún tipo de alteración en el sector posterior. El índice de placa dental fue de 2,6 y el gingival de 3,7. Concluyeron que existen deficientes condiciones de salud bucal de los niños y adolescentes de ese estudio, reafirmándose la urgencia de diseñar y ejecutar programas de atención odontológica integral para pacientes discapacitados.26 Shapira y Stabholz A, realizaron en 1991, un estudio longitudinal de 30 meses en los que analizaron a 20 niños con SD (9 hombres y 11 mujeres) de grupo etario entre 8 y 13 años (media de 11). Les fue controlada la placa bacteriana y subsecuente prevención de problemas periodontales y a los cuales se les aplicó selladores de fosetas y fisuras, soluciones de fluoruros para prevenir la caries dental. Los índices de placa y el porcentaje de sangrado gingival disminuyeron significativamente (P< 0.01) después de la aplicación del programa preventivo de salud oral. La experiencia de caries disminuyó de 1-35 a 1-05 superficies por niño. El uso de selladores probó un 100 % de efectividad.27 Se concluye que si el esfuerzo de los niños es integrado con los de un odontólogo y una higienista dental adecuadamente motivados, dentro de un programa preventivo de salud oral bien planeado, se puede lograr altos niveles de éxito en la prevención de enfermedades dentales en poblaciones jóvenes con SD. En un estudio realizado en Nigeria en el 2007, por Folakemi Oredugba, se analizaron 86 pacientes: 43 con SD y 43 sin SD. Los grupos de edad fueron de menos 6 años, 6-10 años, 11-15 años, 16-20 años y 20 años. Hubo 41 mujeres y 45 hombres. Un total de treinta individuos del grupo control (70%), tuvieron una buena higiene oral, en comparación con 10 individuos del grupo de SD (23%), mientras que 3 de los controles (7%) y 17 del grupo de SD (40%) tenían mala higiene bucal.28 En los grupos de edad más bajo de 6 años y 6-10 años, la higiene bucal fue similar, pero en los grupos de edad de 11-15, 16-20 años y 20 años , la higiene bucal fue mejor en los controles que en el grupo de SD. Veintisiete individuos del grupo de SD (63%), presentaban agenesia dental. Los órganos dentarios que estaban ausentes con mayor frecuencia fueron los incisivos laterales superiores izquierdos y los segundos premolares derechos superiores. La Maloclusión de clase I se observó en 22 individuos con SD (51%) y 41 de los controles (95%) mientras que la Clase III se observó en 20 del grupo con SD (47%) y 2 (5 %) de control. Otros trastornos orales se encuentran en el grupo con SD con apiñamiento en el 33%, la gingivitis en un 49%, gingivitis ulceronecrozante aguda (GUNA) en un 5 %, el incisivo lateral en forma de clavija en el 14%, e hipoplasia del esmalte en el 12%. Treinta y tres de los sujetos en el grupo con SD (76%) requieren profilaxis oral, en comparación con trece (31 %) de los controles. El grupo con SD requieren de tratamiento de ortodoncia. Pirela y cols. realizaron un estudio en Venezuela en 1999. Este estudio tenía como propósito identificar la patología bucal prevalente en 65 niños con SD de 3 a 14 años de edad. Se determinó que la caries dental, la gingivitis, maloclusión, queilitis y hábitos bucales perjudiciales como bruxismo, son patologías que afectan a la generalidad de los individuos que integraron la muestra. Asimismo, se identificaron las enfermedades buco-dentales, destacando la elevada prevalencia de caries dental, superior a la reportada en la literatura especializada. Se concluyó recomendando algunas acciones que pueden contribuir a modificar la situación de salud bucal de estos grupos. La patología bucal más prevalente que se diagnosticó fue caries dental. En relación al número de dientes cariados, el promedio más elevado, un mínimo de tres dientes atacados por caries, que correspondió a la edad de 7 a 10 años de edad. A los 14 años, el 71,43% de la población estudiada tiene o ha tenido caries dental. La obturación de los dientes cariados, no es un tratamiento rutinario, sólo el 21,05% recibió éste tipo de atención odontológica. Las características de la encía: color y consistencia, aparecieron alteradas en el 35,34 y 32,33% de los casos. Otra patología diagnosticada fue la presencia en 17 niños, de exudado sanguinolento. A partir de los siete años, aumenta el número de individuos con alteraciones en las características de las encías. La agenesia dental se identificó en 14 de los individuos de la muestra. Se reconoció hipoplasia del esmalte en el 27,07% de los niños estudiados.29 En el 2008 en Francia Hennequin y cols. realizaron un estudio transversal donde se describen los problemas de salud bucodental en una muestra de niños con SD en comparación con sus hermanos. Los datos fueron recolectados mediante la evaluación oral. Los padres respondieron a un cuestionario de forma anónima para su hijo con SD y para los hermanos más cercanos en edad. La muestra fue de 204 individuos con SD (103 hombres, 101 mujeres, con una media de 9,6 años de edad) y 161 de sus hermanos (80 varones y 81 mujeres con una edad media de 11,8 años). Hubo una mayor frecuencia de problemas de salud oral en aquellos con SD con respecto a la función, los signos clínicos, discapacidad y desarrollo. La presencia de sangrado de las encías, respiración oral y la protrusión de la lengua está presente en los individuos con SD. La higiene bucal de los individuos con SD en comparación con sus hermanos se observó mayor deficiencia.30 En la india se realizó un estudio en el 2007 por Sharath y cols. en el cual, el propósito fue determinar la prevalencia de la caries y las necesidades de tratamiento de niños con SD. Fueron 130 adolescentes examinados de 15 años de edad. Había 57 hombres y 45 mujeres en la muestra total del estudio. El 29% de la muestra total de individuos con SD se encontró libre de caries. El tratamiento de extracción dental fue necesario en 38 niños, obturaciones en 26 niños en dientes primarios y permanentes. El 99 % de los casos se realizó profilaxis dental. Contrariamente a las conclusiones de estudios anteriores, el porcentaje de caries fue menor en estos sujetos. Sin embargo, las necesidades básicas de prevención como profilaxis dental, selladores, así como restauraciones y extracciones siguen siendo los mismos y pueden ser cumplidos exitosamente.31 La prevención se define como todas aquellas enseñanzas y actuaciones que tienen como fin conservar y proteger el máximo grado de salud posible.32 Consideramos que la prevención primaria son aquellas medidas que llevamos a cabo para evitar la aparición de la enfermedad, interviniendo sobre los factores de riesgo y potenciando los factores de protección y prevención de la salud.32 Las medidas vigentes de prevención de la caries dental siguen siendo instrucción de higiene, reemplazo dietético, uso apropiado de fluoruros, odontología mínima invasiva, uso de antimicrobianos específicos, refuerzo de la acción salival.33 El tratamiento de la lesión incipiente se puede realizar a base de dos técnicas, la odontoterapia no invasiva y la intervención mínima odontológica.34 La odontoterapia no invasiva como su nombre lo indica, nos va a enfocar a todas aquellas acciones que no impliquen medidas invasivas en el diente, como educación del paciente, recomendar la remineralización de los tejidos que están afectados, el uso de farmacología antibacteriana y todos los tratamientos sin preparación cavitaria como son algunas lesiones cervicales por la pérdida de tejido dentario, en que no necesitamos hacer ninguna obturación, sino que adherimos material cuando es preciso.33,35 Cuando hablamos de mínima intervención odontológica, nos referimos exactamente a eso, por ejemplo: a la acción de los selladores que requieren tan solo desmineralizar la zona de fisuras, la abrasión que se realiza por el láser o aire, el uso de ozono, una técnica que se llama fisurotomía o la técnica de retroversión preventiva con resina (RPR), entre otros.14 La educación se fija en el control de la dieta, la higiene y el cuidado de la placa bacteriana; la remineralización se basa, principalmente, en el uso de fluoración terapéutica, el empleo de antibacterianos como agentes aniónicos, catiónicos, no iónicos, enzimas.36 La adición de iones de flúor en la superficie sobre la lesión, favorece la remineralización y ayuda a mantener la integridad de la zona. Esto a su vez actúa como un freno en el progreso de la lesión.8 Una de las medidas de prevención que más impacto ha tenido desde su aparición han sido los selladores de fosetas y fisuras, que se aplican y retienen mecánicamente a la superficie grabada del esmalte, con lo cual quedan sellados y aislados los defectos anatómicos del diente del medio ambiente bucal.19 Esta acción se realiza para prevenir la aparición de lesiones cariosas a edades tempranas, al poco tiempo de que erupcionan los órganos dentarios.37 Algunos autores han estudiado los cementos de ionómero de vidrio utilizados como selladores de fosetas y fisuras demostrando que son efectivos para la reducción de incidencia de caries oclusal.38,39 Las propiedades anticariogénicas de los cementos de ionómero de vidrio ligadas a la liberación de flúor han sido ampliamente publicadas por distintos autores; éstas amplían la gama de posibilidades terapéuticas contra la caries.19,40 Ya en el siglo XVII Hunter pensó que el bloqueo físico de fosetas y fisuras o pequeñas lesiones cariosas, podía retrasar o evitar la caries.41 En el siglo pasado Bowen y Buonocore empezaron a utilizar materiales con potencial adhesivo como sellador.42 Buonocore en 1955 propuso la técnica de acondicionamiento ácido como un método confiable para aumentar la adhesividad de las resinas acrílicas a las superficies dentales, utilizando ácido fosfórico al 85% para grabar el esmalte y mediante el uso de un polímero colocado en la superficie grabada y posteriormente la colocación de un sellador con el objetivo de resistir la caries en las superficies oclusales de dientes posteriores; utilizó el metil- 2- cianoacrilato, pero no se llegó a comercializar.43 A partir de 1962, Bowen empezó a desarrollar un nuevo material como sellador de fisuras. Este material es una resina cuyo principal componente es el Bisfenol A Glicidil Metacrilato (Bis-GMA).44 En 1967, Cueto y Buonocore mostraron la efectividad de estas resinas en la prevención de caries oclusal. El desarrollo de selladores ha evolucionado desde los selladores de primera generación que eran activados con luz ultravioleta, a los de segunda y tercera generación de selladores autopolimerizables y activados con luz visible, hasta la cuarta generación, que contiene fluoruro.45 Los principales requisitos que deben tener los selladores son los siguientes: adhesión al esmalte por periodos prolongados, aplicación clínica sencilla, inofensivos para los tejidos bucales, fluidez, sin dificultad que permita la penetración por capilaridad en las fisuras estrechas, rápida polimerización y baja solubilidad en los fluidos orales.19,38,40 El Bis-GMA reúne todas estas características y es el componente fundamental de los selladores oclusales. El grabado ácido o acondicionamiento de la superficie dentaria con una solución de ácido fosfórico, crea múltiples porosidades pequeñas en el esmalte y al mismo tiempo, ensancha las estrías de Retzius creando pequeñas penetraciones digitiformes entre los prismas del esmalte. Cuando se agrandan los poros con el grabado ácido, el monómero de resina penetra varios micrómetros en el esmalte y allí polimeriza; de esta forma se crea una barrera entre sellador y esmalte que provee una fuerte retención. 46-47 Se considera que la protección contra la caries es del 100% en surcos y fisuras de dientes que permanecen completamente sellados. La efectividad se incrementa si el sellador perdido total o parcialmente, es repuesto mediante períodos de control. En estos períodos los selladores se vuelven a aplicar en un 5%-20%, de esta forma se reduce la caries en un 90%-95%.48 En la mayoría de los estudios realizados los porcentajes de retención que se presentan son muy disparejos, pero la mayoría, están en torno al 90% después de un año de seguimiento y del 60-70%, tras un período de seguimiento de 7 años. 49 La pérdida del sellador se produce principalmente en los 6 primeros meses. La mayoría de estos fracasos se deben a errores en la técnica de aplicación, generalmente debido a la contaminación salival del esmalte previamente grabado, por lo que es imprescindible seguir minuciosamente todos los pasos.50 Pasado este tiempo la pérdida del sellador se puede deber al desgaste oclusal o a un fracaso marginal. La duración del sellado no se ve influenciada por el tipo de sellador. Influyen tanto la posición del diente en la boca, como la habilidad del operador y el estado de la erupción de los dientes. La edad del paciente también influye en la retención del sellador, ya que en niños pequeños hay más dificultad de mantener el campo seco.51 La forma de las fisuras también puede influir, la forma de Y es la más retentiva. La colocación del sellador debe colocarse por un único especialista. La duración del mismo se calcula entre 10 y 15 años. 52 En los programas preventivos está establecido que deben sellarse los primeros y segundos molares permanentes. El sellado de los molares temporales, especialmente de los segundos, debe contemplarse exclusivamente en caso de riesgo de caries elevado y no de manera sistemática. En caso de alto riesgo deben sellarse premolares permanentes.53 Los requisitos previos para sellar un órgano dentario son que las superficies proximales deben estar sanas o con lesión incipiente, que el diente pueda aislarse adecuadamente, llevar erupcionados menos de cuatro años, aunque hay autores que afirman que la tasa de caries en primeros molares permanentes permanece constante hasta 10 años después de la erupción. 54 Los selladores deben colocarse lo más precozmente posible, tan pronto como el estadio de erupción lo permita. En niños de alto riesgo de caries, los selladores pueden colocarse en molares parcialmente erupcionados. En los demás casos el diente puede sellarse cuando ha alcanzado el estadio 3 de erupción de Dennison.55 Siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Británica de Odontología Pediátrica, se recomienda el sellado en niños con necesidades especiales, con compromiso médico, minusvalías físicas o psíquicas y niños socialmente marginados, con caries en dentición temporal (un cod elevado es indicativo), niños con caries oclusal en un primer molar permanente, deben recibir selladores en los restantes primeros molares permanentes sanos, también deben ser sellados los segundos molares permanentes tan pronto como erupcionen suficientemente. También se considera que deben sellarse los molares permanentes, aunque no pertenezcan a niños de los anteriores grupos de riesgo manifiesto de caries.56 La primera prioridad para los programas preventivos es el sellado de primeros molares permanentes en pacientes de 6-8 años y sellado de los segundos molares permanentes en el grupo de 11-13 años. La segunda prioridad es el sellado de los premolares y molares temporales solamente en pacientes de alto riesgo de caries. 53 Se han realizado varios estudios de la prevalencia de los selladores, Sterritt y Frew en 1988, hicieron una evaluación de un programa clínico de selladores, llevado a cabo en Suecia, con el objetivo de describir el impacto de dicho programa, en la experiencia de caries dental, tras 2 años de la puesta en marcha del mismo. Alrededor de 15,000 niños participaron cada año en el programa de sellado, más de 75,000 dientes fueron sellados en el primer año. Los índices de retención de selladores al año tuvieron un valor del 94%.57 En 1988, Wendt y Göran evaluaron el sellado de fisuras de dientes permanentes en 250 niños de 6 a 9 años de edad, durante un periodo de seguimiento de 10 años en Suecia. El 98% de los selladores de fisuras mostraron retención completa al año. Tras 8 años, el 80% de las fisuras selladas, mostraban una retención total del sellado y no se observaban caries. El 16% de las superficies oclusales selladas, mostraban retención parcial, libre de caries. A los 10 años, sólo el 5,7% de las superficies oclusales selladas mostraron caries o restauraciones.58 En 1989, Amid y cols. hicieron un estudio en Escocia, en 200 niños de 5 a 14 años para estimar la retención de selladores después de 3 años. Alrededor del 79% de los selladores aplicados, seguían retenidos 3 años después de su colocación.59 Bottai en 1989, realizó un estudio sobre la supervivencia de selladores de fisuras, después de 9 años de aplicación, en una población italiana de 170 pacientes de 6 a 16 años. Se hicieron dos controles, uno a los 3 años y otro a los 9 años de la aplicación de los selladores. En la revisión de los 3 años, presentaban una pérdida total un 2,84% de los selladores aplicados y a los 9 años de la aplicación de los mismos un 27%. 60 En 1989, Faine e Isman revisaron el programa de tratamiento, diagnóstico y supervisión periódica temprana, realizado en el estado de Washington. Un total de 39,687 niños de entre 6 y 14 años, realizaron al menos 1 visita al dentista en este periodo; de éstos, 6,814 es decir, el 17,2% recibieron selladores en los primeros y segundos molares. En el primer año se sellaron 19,590 dientes y en el segundo 21,685. La media de dientes sellados por niño, se mantuvo relativamente constante en 3,16 dientes en el primer año y 3,18 dientes en el segundo año.61 En 1989, Kythy & Ashton hicieron un estudio centrado en la erupción de primeros y segundos molares permanentes, en el desarrollo de una estrategia, para colocar selladores oclusales en un programa escolar, en Ohio. De un total de 4055 escolares, realizaron análisis a 2215 niños pertenecientes a primero y tercer año y a 2840 pertenecientes a sexto y octavo. El 57% de los niños de primer curso tenían todos los primeros molares lo suficientemente erupcionados, para poder colocarles los selladores en la superficie oclusal. Igualmente el 23,6% de los de sexto año tenían una exposición suficiente del segundo molar. Dedujeron que, por el aumento de los primeros molares completamente erupcionados entre los cursos 1º y 2º, se podía hallar un argumento para iniciar el programa de sellado al comienzo del 2º curso.62 En 1989, Stephen y cols. realizaron un estudio, con una duración de 3 años, sobre la prevalencia de selladores en Escocia. Se les realizó tratamiento con selladores a 2317 adolescentes de 15 años. Al año después de realizar el examen base, el 14% de los selladores estaban ausentes y esta proporción aumentaba hasta el 26% a los 3 años.63 En 1990, Heidmann y cols.64 hicieron un estudio con 646 niños de 12 años de edad. Se mostró una retención completa de 88.7% a los 6 y 7 años de haberse colocado.64 Mano Azul en 1990, hizo un estudio de seguimiento de selladores dentales durante cinco años. El tamaño muestral fue de 580 niños, de edades comprendidas entre 12 y 13 años. Se aplicaron un total de 3480 selladores en niños de Lisboa. Se mostró una retención del 88,7% a los 6-7 años. Tras 5 años de seguimiento, el 96,8% de los dientes sellados se mantenían íntegros y el 3,2% presentaron caries oclusales.65 En 1990, Romcke y cols. hicieron un estudio sobre la retención y mantenimiento de selladores de fisuras, durante 10 años en Prince Edward Island. Se sellaron 8,340 primeros molares permanentes. La retención completa del sellador, a los 10 años del estudio, fue del 89%. Un año después de su aplicación, el 6% de los selladores necesitaron resellado de mantenimiento.66 En 1991, Ekstrand y cols. hicieron un estudio sobre el uso de selladores en el servicio de salud dental infantil de Dinamarca. Se les envió un cuestionario a 205 jefes del Servicio de Salud Dental Infantil de Dinamarca (SDDI), que cubría al 90% de los niños daneses. El 33% de los odontólogos del SDDI, afirmaban que los selladores eran aplicados de forma rutinaria en niños de 8 a 13 años de edad, el 43% de los odontólogos de SDDI los usaban en el 30%-80% de los niños y el 15% de los mismos, usaban selladores en menos del 10% de los niños de entre 8 y 13 años de edad. Por el contrario, sólo el 5% de los odontólogos que trabajaban en clínicas privadas, afirmaban que usaban el método de sellado en todos los niños, el 22% lo aplicaban al 30%-80% de los niños, mientras que más de un tercio de éstos usaban selladores en menos de un 10% de los niños de entre 8 y 13 años. A pesar de esta diferencia significativa en el uso de selladores entre los odontólogos del SDDI y los de práctica privada, no fue posible encontrar diferencias ni en la prevalencia de caries, ni en la incidencia de obturaciones oclusales.67 En 1991, Mertz-Fairhurst y cols. realizaron un estudio clínico, para determinar la viabilidad de usar restauraciones de composite selladas para detener la caries y evaluaban también si el sellador se adhería a las restauraciones a base de resina. De un total de 753 pacientes se seleccionaron 123 para el estudio. Constataron, que los suplementos de selladores y fluoruros conjuntamente y por separado tenían el potencial de eliminar la caries. Los selladores y las restauraciones selladas, parecía que detenían la caries y se deberían considerar como agentes terapéuticos y no como agentes preventivos frente a la caries. También los selladores, combinados con las restauraciones posteriores de resina, podían mantener el diente más intacto, en relación con la preparación de la cavidad, protección de márgenes de la restauración y protección frente a la caries recurrente. Decían estos autores, que existían numerosos motivos para sellar todas las restauraciones clase I.68 En 1993, Feigal y cols. hicieron un estudio en Minnesota de dos años de duración, donde se compararon los selladores que habían sido contaminados a propósito con saliva; la mitad de ellos recibieron el sellador clínico y la otra mitad recibieron una capa intermedia de agente de adhesión seguido del sellador. Constataban, que los selladores colocados sobre el esmalte grabado, enjuagado, secado y contaminado a continuación con saliva durante 10 segundos, antes de la colocación de los mismos, se mantenían durante 2 años si se les colocaba una capa de adhesivo; si no se colocaba esta capa los selladores se perdían en el plazo de una semana. El índice de retención a los dos años del tratamiento con adhesivo y sellador, es comparable al del sellador solo colocado sobre el esmalte seco.69 Weirtramb y cols. en 1993, realizaron un análisis retrospectivo, de la efectividad en el uso de selladores en primeros molares permanentes en un Centro de Salud Infantil en Michigan. Al comparar los niños que recibieron algún sellador, con los que no habían recibido, no demostró que el proporcionar sellador fuese una buena inversión a corto plazo, sin embargo, con el paso del tiempo esta observación se modificaba. Constataban, que cuanto menor era la incidencia de caries en la comunidad, era posible que los selladores fueran menos efectivos en los costos con el uso regular.70 En 1994, Chestnutt e y cols. hicieron un estudio sobre la prevalencia y efectividad de los selladores de fisuras en los adolescentes escoceses entre los años 1988 y 1992. La prevalencia de los selladores de fisuras en 1988-89 (37,2%), era más del doble de la cifra registrada en una población similar a la investigada en 1986; en 1992 alrededor de 6 de cada 10 sujetos examinados mostraban selladores colocados; por lo tanto, resultaba aparente que la prevalencia de los selladores de fisuras en Escocia había aumentado de forma importante en los últimos años.71 En 1994, Cooney y Hardwick evaluaron un programa piloto de sellado de fisuras en Manitova; empezó en 1989 y duró dos años. Este hecho tuvo como consecuencia un total del 85% (196 selladores) completamente presentes, un 13% (30 selladores) parcialmente presentes y un 2% (6 selladores) fallaron.72 En 1997, Brearley y cols. hicieron un estudio para evaluar los selladores colocados en escolares de Victoria, durante el periodo comprendido entre 1989 y 1994. A los cinco años de su aplicación, un total del 56% de los selladores estaban retenidos.73 Hassall y cols. en 1999 hicieron un estudio sobre la prevalencia de selladores, en el servicio dental general en Inglaterra, en el periodo comprendido entre 1989 y 1994. Estudiaron la prevalencia de selladores en las tres áreas y observaron un aumento en la misma; pero particularmente en Doncaster, fue del 13% en 1989 y del 50% en 1994. En Hereford, la prevalencia de selladores era del 25% en 1989 y del 47% en 1994. En Wycombe se incrementó de un 16% en 1989 a un 30% en 1994.74 En 1993, Llodra y cols. examinaron en España mediante metaanálisis, los factores que influían en la efectividad de los selladores. En la mayoría de los estudios, los selladores eran aplicados por el odontólogo; afirmaban que éstos, solos o con ayuda, obtenían mejores estimaciones. El 71% de lesiones cariosas de sujetos tratados con selladores de fisuras autopolimerizables, fueron evitadas por el uso del sellador. En términos generales, los selladores autopolimerizados eran claramente más efectivos que los productos polimerizados activados por luz, un 36% frente a un 45,92%. Hallaron que la efectividad total era del 71,4% en los estudios sobre selladores autopolimerizables; cifra significativamente superior a la encontrada en resinas fotopolimerizables. Una posible explicación a estas diferencias, podría hallarse en la baja retención de esta primera generación de selladores, probablemente debido a problemas con los aparatos ultravioleta (que a menudo se rompían y eran frágiles) y al error en la técnica de aislamiento. Documentaron un aumento significativo en la efectividad, cuando el sellador se colocaba periódicamente. Se halló que los selladores eran más efectivos en comunidades con suministro de agua fluorada (82,69% frente al 71,28%).75 En 1995 Bravo y cols. realizaron un estudio para comparar, en términos económicos, dos programas preventivos de la caries en primeros molares permanentes, selladores y barniz de flúor en escolares de 6 a 8 años de edad. Explicaban en su estudio, que a pesar de que inicialmente, por los tiempos de trabajo, el programa sellador era más caro, el costo acumulado hasta el final del mismo era similar en los dos programas. Al comparar la efectividad del sellador frente al barniz, se observó un mejor comportamiento del primero. Estimaban que los selladores eran el doble de efectivos que el barniz.76 En 1999 Bravo y cols. realizaron un estudio comparando la efectividad del sellador fotopolimerizable y el barniz de fluoruro en la prevención de la caries oclusal. La efectividad del barniz fue del 37,7% y la del sellador del 76,8%. En cuanto a las superficies oclusales libres de caries se salvaron el 17% de las superficies tratadas con barniz y el 34,7% de las tratadas con sellador. El sellador salvaba 17,7 superficies más por cada 100 molares tratados, que el barniz. La cifra de retención del sellador fue de 84,5% a los dos años. 77 Bravo y cols. en 1996 estudiaron la influencia del índice cod en el éxito de selladores, analizando la supervivencia de éstos en 48 meses. Cuanto mayor era el cod, mayor era el riesgo de error de sellado. Concluían el estudio diciendo, que el índice cod, podría proporcionar un indicador fácil y barato para seleccionar a aquellos niños que reciben nuevos exámenes con menor frecuencia, por lo que se reducirían los costos del programa.78 En 1996, Bravo y cols. hicieron un estudio comparativo sobre la efectividad del sellador de fisuras y barniz de flúor en distintas superficies dentarias durante 48 meses. Las reducciones absoluta y porcentual de caries, de cada técnica frente al grupo control fueron estadísticamente significativas, tanto para superficies fisuradas como no fisuradas. Compararon el sellador con el barniz y observaron un mejor comportamiento del primero, sólo en superficies fisuradas. Los resultados del presente estudio indicaban que los selladores podrían proteger de modo indirecto, las superficies no fisuradas. Con respecto a los controles, el sellador ofrecía un 61% y un 60% de reducción de caries en superficies fisuradas y no fisuradas respectivamente; las cifras para el barniz fueron del 36% y 61%.79 En 1996, García Goday y cols. realizaron un estudio sobre la efectividad de los selladores de fisuras colocados a cuatro manos, en molares permanentes, durante un año. En la revisión del año, el porcentaje de retención completa fue del 98,9%. 80 En 1997 Baca y cols. realizaron un estudio sobre la reducción de caries en superficies no fisuradas, analizando un programa escolar de selladores de fisuras. Encontraron diferencias de caries estadísticamente significativas, tanto en superficies fisuradas como no fisuradas de primeros molares permanentes. Concluían exponiendo que los selladores de fisuras protegían no sólo las superficies fisuradas, sino también, indirectamente, las superficies no fisuradas de primeros molares permanentes.81 En 1997, Bravo y cols. realizaron un estudio para determinar los efectos separados de selladores y barnices de fluoruro, en la caries dental de superficies con fisuras y sin fisuras de primeros molares permanentes. Encontraron diferencias, estadísticamente significativas en los incrementos de reducción de caries entre los grupos, para superficies con y sin fisuras. En cuanto a la reducción de caries, lo selladores obtuvieron una reducción del 68% y 87% de las superficies con y sin fisuras respectivamente. Las cifras correspondientes para el barniz fueron del 38% y del 66%. Comentaban, que la protección del sellador observada para superficies sin fisura podía ser indirecta, es decir, derivada de la reducción en la caries con fisura. Los selladores podían prevenir bien el desarrollo de la caries primaria en superficies sin fisura, o la progresión de caries de superficies con fisuras o sin fisuras, aunque la última posibilidad no podía establecerse. Una explicación de estos hallazgos podía ser el efecto Huwthorne: los niños en el grupo sellado, podrían haber estado más motivados en cuanto a los cuidados propios, debido a que presentaban signos visibles de cuidados dentales.82 En 1998, González y cols. realizaron un estudio con el objetivo de analizar la reducción de caries en superficies fisuradas y no fisuradas de primeros molares permanentes, así como en dentición temporal, en un programa de selladores de fisuras. Comentaban en su trabajo, que la protección en dientes temporales, podría situarse en la misma línea que la reducción de caries en superficies no fisuradas de primeros molares permanentes; es decir, los selladores de fisuras producían una disminución de los índices de caries de primeros molares permanentes y por tanto reducían el número de lesiones de caries abiertas e infectadas, las cuales eran un reservorio de microorganismos cariogénicos relacionados con el riesgo de caries que afectaba a toda la dentición.83 En 1999, García y Serrano observaron la retención total (RT), la pérdida parcial (PP) y la pérdida total (PT) de los selladores a los 5 años, en los molares 16, 26, 36 y 46 en niños de Madrid España. Aplicaron 287 selladores; de ellos a los 5 años, el 9,4% sufrieron PP, el 24,4% sufrieron PT.84 Eustaquio y cols. en el 2000, hicieron un estudio sobre el efecto preventivo de selladores de fosas y fisuras, evaluando los resultados a tres años de la aplicación de los mismos, en Valencia España. En el examen realizado a los seis meses, la tasa global de retención total para los molares permanentes fue del 94%. El porcentaje de retención total para los cuatro primeros molares permanentes, a los doce y a los dieciocho meses, fue del 92% y 82,4% respectivamente. A los treinta meses, la retención total se situó entre el 82,7% y el 91,2%.85 En 2001, Facal y cols. hicieron un estudio sobre retención de selladores relacionándola a la vez con la higiene oral del paciente, durante un periodo de 24 meses. Se aplicaron selladores a 41 pacientes pediátricos en los primeros molares permanentes, de tal forma que resultó un total de 164 molares sellados. A los seis meses hubo una retención total de 158 selladores. A los doce meses la retención fue de 150 selladores. A los dieciocho meses la retención era de 146 selladores y a los 24 meses obtuvieron una retención de 138 selladores.86 Prados y cols. en 2002 hicieron un estudio sobre la efectividad de selladores de fisuras más barniz de flúor en distintas superficies dentarias a 24 meses, en Granada España. La muestra estaba conformada por cuatro grupos de escolares de 6-7 años de edad: sellador, sellador más flúor, flúor y control. Concluyeron estos autores que el sellador solo no producía reducción significativa de caries en superficies no fisuradas ni tampoco el barniz solo en superficies fisuradas. La combinación de sellador de fisuras más barniz de flúor permitió una mayor protección en superficies no fisuradas de los primeros molares permanentes, que el sellador solo (76,9% de reducción de caries).87 Tapias y cols. en 2002 evaluaron la efectividad de los selladores de fisuras en una población infantil con alto riesgo de presentar caries. Definieron tres grupos de niños en función de la intervención a la que fueron sometidos: grupo I, constituido por escolares incluidos en el programa preventivo a los que se les aplicaron selladores oclusales en el primer molar permanente; grupo II, formado por escolares que fueron incluidos en el programa preventivo y a los que no se les aplicaron selladores y grupo III, compuesto por escolares que no fueron incluidos en el programa preventivo. Concluyeron estos autores que los selladores oclusales aplicados en primeros molares permanentes en niños con alto riesgo de presentar caries, demostraban ser efectivos. También dedujeron que los selladores oclusales se deberían ofertar a todos los escolares, no sólo a los de alto riesgo. Vieron como transcurridos 2,5 años de la intervención, los escolares sin programa preventivo de salud bucodental ni selladores oclusales tenían un riesgo 2,57 veces mayor de presentar caries. Existen estudios que documentan los datos para la retención de los selladores con base de resina. Los estudios informaron la retención de diferentes maneras.88 En 1995, un estudio informó sólo el porcentaje de selladores intactos y un estudio por pares de dientes.89,90 Dos estudios informaron sobre la retención en cuatro niveles: sellador completamente retenido, parcialmente retenido, perdido, superficie cariada u obturada.91,92 Otros estudios usaron tres niveles para clasificar la retención: completamente retenido, parcialmente retenido o perdido. La retención disminuyó con el tiempo. A los 12 meses de seguimiento los selladores de resina se retuvieron completamente en el 79% y el 92% de los casos.92-94 La retención correspondiente a los 24 y 36 meses para los selladores de resina varió de un 71% a un 85% y de un 61% a un 80% de los casos. Un estudio indicó retención completa en el 52% de los casos a los 48 meses de seguimiento y un estudio retención completa del 72% a los 54 meses de seguimiento.89,92,93,95,96 En un estudio que comparaba el sellador de resina con ionómero de vidrio, a los 44 meses de seguimiento la retención de ambos tipos de sellador fue deficiente; se consideró que casi dos tercios de los participantes habían perdido ambos selladores. Tres estudios proporcionaron datos para la retención de selladores de ionómero de vidrio.89,90,97 A los 24 meses de seguimiento declaró < 1% de retención para selladores de ionómero de vidrio y retención completa en el 9% y retención parcial en el 9% de casos. 89,97 A 36 meses de seguimiento, la retención completa era del 3% y la retención parcial el 7% .97 3. JUSTIFICACIÓN Los pacientes pediátricos con síndrome de Down tienen características orales propias como la hipoplasia maxilar, paladar estrecho, forma de arco en U, apiñamiento dental, falta de espacio de las arcadas superior e inferior, hipotonía muscular, lengua protruida, malposiciónes dentarias, xerostomía; hacen que sean más susceptibles a problemas gingivales y dentales como lesiones cariosas, además se requiere de un manejo especializado para este grupo de pacientes. El odontopediatra tiene como responsabilidad facilitar medidas preventivas que puedan mejorar la calidad de vida de los pacientes con necesidades especiales, ya que por su condición no pueden realizar de forma autónoma la higiene y dependen de sus padres o tutores para llevar a cabo este procedimiento. Es por ello que se hace necesario incluir protocolos de investigación para validar que los materiales dentales preventivos, sean efectivos en pacientes con necesidades especiales. Es fundamental la aplicación a estos pacientes de tratamientos preventivos como selladores de fosetas y fisuras para evitar la aparición de lesiones cariosas y dar a conocer la efectividad de ellos, para poder seleccionar el mejor material que nos ayude a la conservación de la salud bucal de los pacientes con síndrome de Down. Existen diversos estudios sobre la permanencia de selladores de fosetas y fisuras, pero no en niños con síndrome de Down. 4. OBJETIVOS Comparar la permanencia de dos diferentes selladores de fosetas y fisuras en primeros molares de pacientes pediátricos con síndrome de Down. 4.1 Objetivo específico Medir la permanencia de dos diferentes selladores de fosetas y fisuras, por superficies de la cara oclusal en los primeros molares. 4.2 Objetivo específico Relacionar pH con la permanencia de dos diferentes selladores de fosetas y fisuras en pacientes pediátricos con síndrome de Down. 4.3 Objetivo específico Comparar la permanencia de los dos diferentes selladores en dos periodos de tiempo: a los 3 y 7 meses después de su aplicación. Diseño de la investigación. Estudio comparativo, clínico y longitudinal Criterios de inclusión. Pacientes con síndrome de Down Pacientes de 8 a 12 años de edad Dientes con anatomía normal Dientes vitales Dientes totalmente erupcionados Criterios de exclusión Presencia de bruxismo Presencia de restauraciones Presencia de lesión cariosa Malformaciones dentales Molares con fracturas Variables independientes Ph salival Tipo de sellador con dos niveles: sellador a base de resina, y de ionómero de vidrio de alta viscosidad. Periodo de tiempo después de la aplicación del sellador con dos niveles. Variables dependientes Permanencia de los selladores aplicado. por superficies de la cara oclusal del sellador 5. MATERIAL Y MÉTODOS 1. Exploradores marca TBS (figura 1). 2. Espejos marca TBS (figura 1). 3. Pinzas de curación marca TBS (figura 1). 4. Cucharillas de dentina marca hu-friedy (figura 1). 5. Abrebocas tipo KK (figura 1). 6. Pieza de baja velocidad marca MTI (figura 1). 7. Contraángulo marca VJR (figura 1). 8. Cepillos de profilaxis 9. Godete (figura 1). 10. Rollos de algodón (figura 1). 11. Torundas de algodón (figura 1). 12. Gasas (figura 1). 13. Anestesia tópica marca Topicaína (figura 1). 14. Espejos intraorales (figura 2). 15. Tiras Ph-Fix 0-14 marca fermont (figura 2). 16. Perforadora marca TBS (figura 3). 17. Portagrapas marca hu-friedy (figura 4). 18. Arcos de Young (figura 5). 19. Grapas marca hu-friedy (figura 6). 20. Diques de Hule marca nictone (figura 7). 21. Guantes marca ambiderm xch (figura 8). 22. Cubrebocas marca ESPE 3m (figura 9). 23. Baberos (figura 10). 24. Eyectores marca first class (figura 11). 25. Caimanes (figura 12). 26. Lentes para paciente (figura 13). 27. Lentes para operador (figura 13). 28. Hilo dental marca oral-B (figura 14). 29. Hipocolorito al 5.25% Aplicadores de selladores para el sellador de resina (figura 15). 30. Aplicadores de selladores (figura 16). 31. Sellador a base de resina ultraseal XT plus marca ultradent (figura 17). 32. Ácido fosfórico al 35% ultra-etch marca ultradent (figura 17). 33. Secante marca ultradent (figura 17). 34. Sellador de ionómero de vidrio de alta viscosidad marca GC Fuji Triage en cápsulas (figura 18). 35. Pistola dosificadora para sellador de ionómero de vidrio GC Fuji Triage (figura 18). 36. Lámpara de fotocurado marca Dentsply QHL75 (figura 19). 37. Amalgamador marca ultramat 2 Gnatus (figura 20). 38. Cámara profesional marca nikon coolplix L110 12.1 megapixeles 15X zoom (figura 21). Se seleccionaron 21 pacientes con síndrome de down de 8 a 12 años de edad. La muestra del estudio fueron 83 molares en los 21 pacientes. A cada paciente se le realizó historia clínica según protocolo de clínica de admisión (anexo 1). Posteriormente los padres de familia leyeron y firmaron una carta de consentimiento informado aceptando que el paciente estuviera incluido en este estudio (anexo 2). Pruebas iniciales. En la primera visita se tomaron fotografías intraorales y extraorales iniciales con cámara profesional marca nikon coolplix L110 12.1 megapixeles 15X zoom. Se realizó la toma de Ph salival con tiras Ph-Fix 0-14 marca fermont dos horas después de haber realizado el cepillado dental. Formación de grupos para asignación de selladores. A cada paciente se le aplicó de forma cruzada dos tipos de selladores en los cuatro primeros molares permanentes. Se aplicó sellador a base de resina en primer molar superior derecho (16) y en primer molar inferior izquierdo (36). Después se aplicó sellador se ionómero de vidrio de alta viscosidad en primer molar superior izquierdo (26) y en primer molar inferior derecho (46), se les aplicó el sellador de ionómero de vidrio de alta viscosidad. Colocación de sellador de ionómero de vidrio. Se colocó anestesia tópica interpapilar. Se utilizó aislado absoluto con dique de hule y grapa número 14. Se retiró materia orgánica con cepillo de profilaxis y pieza de baja velocidad marca MTI y contraángulo marca VJR. Se realizó profilaxis antiséptica con una torunda de algodón e hipoclorito al 5.25% por 60 segundos, lavado con agua a presión por 10 segundos. Se aplicó el acondicionador de cavidad por diez segundos, posteriormente se secó con aire pero sin desecar. Se mezcló la cápsula marca GC Fuji Triage en el amalgamador marca ultramat 2 Gnatus por 10 segundos, se colocó en la jeringa dosificadora marca GC Fuji Triage y posteriormente se aplicó con la técnica digital en el molar seleccionado.Se colocó en el primer molar superior izquierdo y primer molar inferior derecho. Colocación del sellador a base de resina. Se colocó anestesia tópica interpapilar.Se utilizó aislado absoluto con dique de hule y grapa número 14. Se retiró materia orgánica con cepillo de profilaxis y pieza de baja velocidad marca MTI y contraángulo marca VJR. Se realizó profilaxis antiséptica con una torunda de algodón e hipoclorito al 5.25% por 60 segundos, se lavó con agua a presión por 10 segundos. Se colocó ácido fosfórico al 35% ultra-etch marca ultradent se dejó 30 segundos, se lavó por un 60 segundos, se colocó secante marca ultradent y posteriormente se llevó a cabo la colocación del sellador a base de resina ultraseal XT plus marca ultradent con un aplicador, se retiraron excesos, se fotocuró con lámpara de luz halógena marca Dentsply QHL 75 con intensidad de 450 nanómetros de longitud (nn) por 40 segundos. Se revisó la cobertura de las fosetas y fisuras del molar. El sellador se colocó en el primer molar superior derecho (16) y primer molar inferior izquierdo (36). Una vez terminado el procedimiento de colocación se tomaron fotografías intraorales. Evaluación después de la colocación de los selladores. La evaluación de la retención de los selladores se realizó de la siguiente manera: los primeros molares superiores e inferiores según su anatomía, se dividieron en seis superficies. Una vez por semana se realizó la evaluación visual, para determinar la permanencia del material aplicado, se tomó fotografía intraoral para identificar las superficies y la cobertura del material. Se realizaron revisiones durante 16 semanas consecutivas y a los 7 meses Figura 1. Vista oclusal del primer molar superior permanente a. Surco central (rojo) b. Surco palatino (naranja) c. Surco palatino oclusal (negro) d. Surco vestibular (morado) e. Cresta marginal y Surco mesial (azul) f. Cresta marginal y Surco distal (verde) Figura 2. Vista oclusal del primer molar inferior permanente a. Surco principal (rojo) b. Cresta marginal mesial y vertiente mesio-vestibular (verde) c. Cresta marginal distal y vertiente disto-oclusal (azul) d. Surco lingual oclusal (naranja) e. Surco vestibular mesial (morado) f. Surco vestibular distal (rosa) Análisis estadístico. Se realizó un análisis estadístico de la superficie de permanencia del sellador en dos periodos de tiempo (a los 3 y 7 meses), separando a los pacientes que tuvieron permanencia completa del material y aquellos que sufrieron desgaste del mismo. Se compararon los porcentajes de las muestras con permanencia completa del sellador utilizando una prueba de Chi cuadrado. En los pacientes que mostraron desgaste del material, se promediaron las superficies que permanecieron a través de las primeras 16 semanas y los resultados se graficaron mediante barras agrupadas. Estos datos se sometieron a una prueba T para muestras independientes con la finalidad de detectar la significancia en la diferencia de los promedios. El paquete estadístico utilizado fue SPSS versión 15. . 7. RESULTADOS El total de la muestra fue de 83 molares en 21 pacientes que integraron este estudio, repartidos en 42 dientes con recubrimiento de sellador de ionómero de vidrio y 41 con sellador de resina (tabla 1). Tabla 1. Tipos de sellador de fosetas y fisuras. Sellador de ionómero N Válidos Perdidos Sellador de resina N 42 0 Válidos 41 Perdidos 0 Total 83 De los molares tratados con los diferentes tipos de material se realizó una evaluación a los 3 meses. De los 42 molares tratados con sellador de ionómero de vidrio, 10 de los molares mostraron pérdida, mientras que de los 41 molares tratados con sellador a base de resina, solo 2 mostraron pérdida, que corresponde al 5 % de este grupo (tabla 2). Tabla 2. Pérdida inicial en los dos tipos de sellador a los 3 meses Desgaste No Si Total Material sellador de sellador de ionómero resina 32 39 Total 71 10 2 12 42 41 83 Se muestra la pérdida inicial en la semana 11, los molares sellados con ionómero de vidrio, 2 molares mostraron pérdida, 4 molares mostraron pérdida en la semana 13, igualmente 4 molares en la semana 14. De los molares sellados con sellador a base de resina, 1 molar mostró pérdida en la semana 14, igualmente 1 molar en la semana 15 (gráfica 1). Gráfica 1. Número de molares que mostraron desgaste por material a la semana 15. Transcurridos 7 meses, de los 42 molares tratados con sellador de ionómero de vidrio la suma total de molares con pérdida del material fueron 12 molares y de los 41 molares tratados con resina, 4 molares presentaron pérdida del material (tabla 3). Tabla 3. Pérdida final por tipo de material material sellador de sellador de ionómero resina Desgaste Total No 30 37 67 Si 12 4 16 42 41 83 Total De los molares tratados con sellador de ionómero de vidrio que mostraron pérdida, la permanencia del material de 4 (N=6) superficies fueron 2 (N=42) molares, de permanencia del material en 5 (N=6) superficies, fueron 8 (N=42) molares y 6 (N=6) superficies en 32 (N=42) molares. De los molares tratados con sellador a base de resina que mostraron pérdida, la permanencia del material fue en 3 (N=6) superficies fue en 1 (N=41) molar, así como en 5 (N=6) superficies en 1 (N=41) y 6 (N=6) en 39 (N=41) molares (tabla 4). Tabla 4. Número de molares que muestran las superficies de permanencia a los 3 meses por material. Permanencia del sellador a los 3 meses 3 Material Total 4 5 6 Total Sellador de ionómero 0 2 8 32 42 Sellador de resina 1 0 1 39 41 1 2 9 71 83 Se realiza una prueba T independiente, en la cual muestra que no hay diferencia P=.569 en el número promedio de superficies que muestran la permanencia de los dos materiales (tabla 5). Tabla 5. Prueba T independiente que muestra diferencia de las superficies Prueba de Levene para la igualdad de varianzas F porcentaje de permanencia del selladora los 3 meses Se han asumido varianzas iguales No se han asumido varianzas iguales 13.380 Sig. .004 Prueba T para la igualdad de medias t gl 95% Intervalo de confianza para la diferencia Sig. (bilateral) Diferen cia de medias Error típ. de la diferenci a Superi or Inferior 1.721 10 .116 .800 .465 -.236 1.836 .793 1.036 .569 .800 1.009 11.017 12.617 La permanencia a los 7 meses, del sellador de ionómero de vidrio fue de 4 (N=6) superficies en 2 (N=42) molares, 5 (N=6) superficies en 10 molares (N=42) y 6 (N=6) superficies en 30 (N=42) molares. De los molares tratados con sellador a base de resina, la permanencia final del sellador a los 7 meses, fue de 3 (N=6) superficies en 1 (N=41) molar, de 5 (N=6) superficies en 3 (N=41) molares y 6 (N=6) superficies en 37 (N=41) molares (tabla 6). Tabla 6. Número de molares que muestran las superficies de permanencia a los 7 meses por material Permanencia de sellador a los 7 meses 3 Material Total 4 5 6 Total Sellador de ionómero 0 2 10 30 42 Sellador de resina 1 0 3 37 41 1 2 13 67 83 Se realiza una prueba T independiente, en la cual muestra que no hay diferencia P=.558 en el número promedio de superficies que muestran la permanencia de los dos materiales (tabla 7). Tabla 7. Prueba T independiente que muestra la diferencia de las superficies con permanencia a los 7 meses de los dos tipos de selladores. Prueba de Levene para la igualdad de varianzas Prueba T para la igualdad de medias 95% Intervalo de confianza para la Error típ. diferencia Diferen de la Sig. cia de diferenci Superi F Sig. t gl (bilateral) medias a or Inferior porcentaje de Se han permanencia de asumido 6.283 .025 1.000 14 .334 .333 .333 -.382 1.048 sellador a los 7 varianzas meses iguales No se han asumido .650 3.308 .558 .333 .512 -1.215 1.882 varianzas iguales Se realizó la prueba de Chi-cuadrado, en donde se muestra que si hubo significancia estadística P=.014 en el porcentaje de los molares que no presentaron pérdida entre los dos selladores (tabla 8). Tabla 8. Prueba de Chi-cuadrado mostrando significancia en los molares que no presentaron desgaste Chi-cuadrado de Pearson Corrección por continuidad(a) Razón de verosimilitudes 1 Sig. asintótica (bilateral) .014 4.579 1 .032 6.501 1 .011 Valor 6.012(b) gl Estadístico exacto de Fisher Asociación lineal por lineal N de casos válidos Sig. exacta (bilateral) .026 5.940 83 1 .015 Sig. exacta (unilateral) .014 Se muestra la frecuencia de molares con y sin pérdida por tipo de material, molares sellados con ionómero de vidrio no mostraron 32 pérdida y 10 si mostraron pérdida. De los molares sellados a base de resina, 39 molares no presentaron pérdida y solamente 2 si presentaron pérdida (gráfica 2). Gráfica 2. Frecuencias de molares con desgaste y sin desgaste por material a los 3 meses. La frecuencia de molares que mostraron cambios en el ionómero de vidrio en el período de 3 meses, fueron 10 molares, mientras que 2 mostraron cambios hasta los 7 meses. De los molares sellados con resina, 2 molares mostraron cambios a los 3 meses en el material y 2 tuvieron cambios a los 7 meses (gráfica 3). Gráfica 3. Frecuencias de molares que mostraron cambios en el material. Se observa que los dientes sellados con ionómero de vidrio mostraron un pH de 6.43 en 30 dientes que mantuvieron permanencia total, mientras que los que si tuvieron cambios a los 3 meses presentaron un pH promedio de 6.50 que fueron 10 molares y 2 molares que presentaron cambios a los 7 meses el pH fue de 6.20. En los molares sellados con resina, el pH fue de 6.35 de 37 molares que mostraron total permanencia, mientras que 2 molares que presentaron cambios a los 3 meses, tuvieron un pH de 7. 0 y 2 molares que presentaron cambios a los 7 meses tuvieron un pH de 6.5 (tabla 9). Tabla 9. Relación de pH con permanencia del material a los 3 y 7 meses. Cambios a los 3 y Material 7 meses Media N Sellador de ionómero Total permanencia 6.43 30 Sellador de resina Desv. típ. .504 Cambios a los 3 meses 6.50 10 .707 Cambios a los 7 meses 6.20 2 .422 Total 6.38 42 .492 Total permanencia 6.35 37 .484 Cambios a los 3 meses 7.00 2 .000 Cambio a los 7 meses 6.50 2 .707 Total 6.39 41 .494 8. DISCUSIÓN. La muestra se dividió en dos grupos homogéneos (tabla 1). De los molares tratados con el sellador a base de resina, presentaron un porcentaje de permanencia del 95% a los 3 meses y el 76% mostró permanencia de los molares sellados con ionómero de vidrio (tabla 2). El sellador de ionómero de vidrio tiene propiedades antimicrobianas y liberación de flúor, pero tiene afinidad por el agua (hidrofilicos), lo cual fue notorio en este estudio ya que el ionómero de vidrio presentó pérdida más rápido y en mayor proporción que el sellador de resina (gráfica 1).98,99 Los resultados de este estudio demuestran el 90% de permanencia total a los 7 meses en los molares sellados con resina, y el 71% de permanencia en los molares sellados con ionómero de vidrio. Estos datos coinciden con los hallazgos de Eustaquio y cols. que publicaron resultados a los 6 meses de la aplicación de selladores en molares permanentes, la tasa global de retención total fue del 94%, a los doce y a los dieciocho meses, fue del 92% y 82,4% respectivamente. Otros autores como Sterritt y Frew demostraron índices de retención de los selladores a un año en un 94%. Este estudio confirma los resultados publicados por estos autores, cuyos trabajos se diferencian en que se llevaron a cabo en pacientes sin síndrome de Down. 57,85 El sellador de resina tuvo una mayor permanencia con un 95% a los 3 meses por superficie de la cara oclusal de los molares, en comparación con un 76% del ionómero de vidrio, ya que en 1 molar tratado con resina y en 8 molares tratados con ionómero de vidrio se perdió una superficie (tabla 4). Demostrando con la prueba T independente que no hay diferencia en el número promedio de superficies en que permanecieron los dos selladores a los 3 meses (tabla 5). A los 7 meses el sellador que tuvo mayor permanencia por superficie de la cara oclusal de los molares, fue el sellador de resina, con un 90% de permanencia en comparación con un 71% del ionómero de vidrio, ya que en 3 molares tratados con resina y en 10 molares tratados con ionómero se perdió una superficie (tabla 6). Demostrando con una prueba T independente que no hay diferencia en el número promedio de superficies en que permanecieron los dos selladores (tabla 7). El sellador a base de resina tuvo mayor número de molares con permanencia total (gráfica 2). En los dos selladores los cambios a los 7 meses fueron iguales en el número de molares (gráfica 3). El pH fue mayor numéricamente en los molares que mostraron cambios a los 3 meses en los dos tipos de selladores (tabla 9). 9. CONCLUSIÓN. 1. El sellador a base de resina mostró mayor permanencia con el 90%, después de 7 meses de su aplicación, en comparación con un 71% de permanencia del sellador de ionómero de vidrio. 2. El sellador de ionómero de vidrio mostró una mayor pérdida inicial de 24% a los 3 meses, comparado con el 5% de pérdida del sellador a base de resina. 3. La media de pH fue numéricamente mayor en los dos tipos de selladores en los que presentaron pérdida a los 3 meses, en comparación de los que tuvieron pérdida hasta los 7 meses, sin ser estadísticamente significativo. 4. En este estudio concluimos que la permanencia de los selladores de fosetas y fisuras es igual a los resultados de otros estudios en niños sin síndrome de Down. 10. BIBLIOGRAFIA 1. Henostroza G. 2007. Caries dental. Principios y procedimientos para el diagnostico. Lima: Ripano. P. 13-6 2. World Health Organization. 1979. A guide to oral health epidemiological investigations. Geneva: World Health Organization. 3. Federation Dental International. 1988. Review of methods of identification of high caries risk groups and individuals Int Dent J 177-89. 4. Jong, A. 1993. Community Dental Health. 3ra edición. p. 205 5. Velásquez O. 2003. Cambios en la prevalencia de la caries dental en escolares de tres regiones de México encuestas de 1987-1988. México: Rev. 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Antecedentes posnatales 4. Padecimiento actual. 5. Examen extraoral Tipo de cráneo Tipo de cara. Perfil. Simetría facial Línea media Clase molar Clase canina Mordida cruzada Overbite Overjet Mordida abierta Malposición Diastema Pérdida prematura 6. EXAMEN INTRAORAL 7. Diagnóstico y pronostico 8. Plan de tratamiento odontológico 11.2 Consentimiento informado. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIHUAHUA. FACULTAD DE ODONTOLOGÍA MAESTRÍA EN ESTOMATOLOGÍA PEDIÁTRICA Yo, ____________________________________________declaro libre y voluntariamente que acepto que mi hijo(a)_____________________________________________participe en el estudio de investigación que se lleva a cabo por parte de la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y cuyo objetivo es determinar la retención del sellador de ionómero de vidrio de alta viscosidad en comparación con sellador a base de resina. Acepto que a mi hijo (a) se le realizarán los siguientes procedimientos: 1.- Historia clínica según protocolo de admisión 2.- Toma de fotografías intraorales, extraorales. 3. Medir el ph salival 4. Uso de anestesia dental tópica y lidocaína con epinefrina 5. Uso de dique de hule como aislado absoluto 6. Grapas dentales 7. Aplicación de sellador de ionómero de vidrio de alta viscosidad en dos órganos dentarios (primeros molares permanentes) 8. Aplicación de sellador a base de resina en dos órganos dentarios (primeros molares permanentes) Los procedimientos mencionados no representan riesgo para el niño ya que se trata de procedimientos dentales no invasivos. Las revisiones serán realizadas de manera cuidadosa. Doy mi autorización para que se le realicen los procedimientos preventivos dentales correspondientes y los datos obtenidos, puedan ser publicados y/o difundidos en donde se estime conveniente, manteniendo en forma anónima los datos de identificación personal de mi hijo (a). DATOS DE LA MADRE Y/O PADRE Nombre_______________________ DATOS DEL TESTIGO Nombre____________________________ Dirección______________________ Dirección___________________________ Tel.__________________________ Tel.____________________________ FIRMA FIRMA Figura 1. Espejo, explorador, pinza de curación marca TBS, cucharilla de dentina marca hu-friedy, pieza de baja marca MTI, contraángulo marca VJR, abreboca tipo KK, anestesia tópica marca topicaína, rollos de algodón, torundas de algodón, gasas. Figura 2. Espejo intraoral y tiras Ph-Fix 0-14 marca fermont Figura 3. Perforadora marca TBS Figura 4. Portagrapas marca hu-friedy Figura 5. Arcos de Young Figura 6. Grapas marca hu-friedy Figura 7. Diques de hule Figura 8. Guantes marca ambiderm xch Figura 9. Cubrebocas marca ESPE 3m Figura 10. Baberos Figura 11. Eyectores marca first class Figura 12. Caimanes Figura 13. Lentes para operador y paciente Figura 14. Hilo dental marca oral-B Figura 15. Hipoclorito al 5.25% marca cloralex Figura 16. Aplicadores de selladores. Figura 17. Ácido fosfórico al 35% ultra-etch, sellador ultraseal XT, secante marca ultradent Figura 18. Sellador de ionómero de vidrio marca GC fuji Triage en capsulas, pistola dosificadora Figura 19. Lámpara de fotocurado marca Dentsply QHL 75 Figura 20. Amalgamador marca ultramat 2 Gnatus Figura 21. Cámara profesional marca nikon Coolplix L110 12.1 mexapixeles 15X zoom