1 LA DEMANDA DE TECNOLOGIA AHORRADORA DE AGUA EN
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1 LA DEMANDA DE TECNOLOGIA AHORRADORA DE AGUA EN
/$'(0$1'$'(7(&12/2*,$$+255$'25$'($*8$(1/$ $*5,&8/785$'(5(*$'Ë2 Esteban Fernández Vázquez1 Carlos Arias Sampedro2 5HVXPHQ Este trabajo analiza la voluntad de pago por una tecnología ahorradora de agua de los agricultores en una comunidad de regantes. El modelo teórico muestra que la voluntad de pago por una tecnología ahorradora de agua depende del precio del agua, de las elasticidad precio de la demanda de agua y del grado de ahorro de agua que permite la tecnología que se valora. Desde un punto de vista empírico, la voluntad de pago puede medirse como la diferencia entre márgenes brutos con tecnologías que permitan diferentes ahorros de agua. 3DODEUDVFODYHWHFQRORJtDDKRUURGHDJXDUHJDGtR -(/4& $EVWUDFW This paper analyzes the willingness to pay for water-saving technologies. The theoretical model shows that the willingness to pay for this technology depends on water prices, price-elasticity of water demand and water needs of each technology. In the empirical portion of the paper, the willingness to pay for water-saving technologies is measured as differences in gross margin between technologies that need different amounts of water for unit of production. .H\ZRUGVWHFKQRORJ\ZDWHUVDYLQJVLUULJDWLRQ -(/4& 1 Departamento de Economía Aplicada. Universidad de Oviedo. Avda del Cristo sn. 33071 Oviedo. email: [email protected] $XWRUSDUDFRUUHVSRQGHQFLD. Departamento de Economía. Universidad de León. Campus de Vegazana. 24071 Leon. e-mail: [email protected] 2 1 /$'(0$1'$'(7(&12/2*,$$+255$'25$'($*8$(1/$ $*5,&8/785$'(5(*$'Ë2 5HVXPHQ Este trabajo analiza la voluntad de pago por una tecnología ahorradora de agua de los agricultores en una comunidad de regantes. El modelo teórico muestra que la voluntad de pago por una tecnología ahorradora de agua depende del precio del agua, de las elasticidad precio de la demanda de agua y del grado de ahorro de agua que permite la tecnología que se valora. Desde un punto de vista empírico, la voluntad de pago puede medirse como la diferencia entre márgenes brutos con tecnologías que permitan diferentes ahorros de agua. 3DODEUDVFODYHWHFQRORJtDDKRUURGHDJXDUHJDGtR -(/4& $EVWUDFW This paper analyzes the willingness to pay for water-saving technologies. The theoretical model shows that the willingness to pay for this technology depends on water prices, price-elasticity of water demand and water needs of each technology. In the empirical portion of the paper, the willingness to pay for water-saving technologies is measured as differences in gross margin between technologies that need different amounts of water for unit of production. .H\ZRUGVWHFKQRORJ\ZDWHUVDYLQJVLUULJDWLRQ -(/4& 2 ,QWURGXFFLyQ El crecimiento económico y la preocupación por cuestiones ambientales ha convertido al agua en un recurso escaso cuya administración está sujeta a numerosas controversias. Algunas estimaciones apuntan a que la agricultura de regadío consume aproximadamente el 80% del agua disponible en España. Por lo tanto, no es extraño que esta actividad se convierta en el centro de atención cuando se habla de reducir el consumo de agua o en términos más generales del uso racional del agua (Naredo y López-Calvo, 1994). Sin embargo, existe una razón adicional que hace que el regadío aparezca como una actividad en que el agua no se usa del modo más eficiente. En muchas ocasiones, el pago que los agricultores hacen por el agua no guarda relación con la cantidad consumida ni ésta es medida con precisión. Este modo de administración presenta características que pueden conducir a un uso poco eficiente de este recurso escaso. El agua podría ser usada de modo más eficiente si los agricultores pagasen una cantidad positiva por cada unidad de agua que usan. Sin embargo, ésta es una propuesta polémica ya que supone aumentar los costes de producción en sectores cuya rentabilidad se considera muy baja. Por lo tanto, el aumento del precio del agua puede conducir a abandono de cultivos y tierras con las evidentes consecuencias para la producción, la renta y el empleo de las zonas geográficas donde se sitúan los regadíos. La literatura económica sobre regadío ha investigado los efectos de un aumento del precio del agua sobre la cantidad demandada de agua, los cultivos, la producción y el empleo. La magnitud de estos efectos depende críticamente de la existencia de tecnologías ahorradoras de agua y del coste de éstas (Sumpsi, 1997; Sumpsi et al., 1998). En otras palabras, cuando sube el precio del agua los efectos sobre la producción agraria son menos negativos cuando existen posibilidades de mantener la producción sin subidas sustanciales de costes mediante un proceso de sustitución de agua por capital. En estudios previos (Sumpsi et al., 1998; Berbel et al., 1999) la tecnología ahorradora de agua se considera exógena al modelo. Es decir, la tecnología existe y se adopta cuando es beneficiosa pero no se cuestiona su procedencia ni la relación de su existencia con las condiciones del sector. En el presente trabajo se da un paso para 3 lograr que la tecnología ahorradora de agua sea explicada por un proceso asociado a la decisión sobre cultivos y uso del agua. En concreto, se analizarán la voluntad de pago de los agricultores de regadío por tecnologías ahorradoras de agua como una función del precio del agua. El artículo tiene la siguiente estructura. Los aspecto teóricos de la demanda de tecnología ahorradora de agua se estudian en la sección 2. Por su parte, la sección 3 presenta la metodología empleada y la sección 4 los resultados obtenidos. El artículo finaliza con algunas conclusiones en la sección 5. 0RGHORWHyULFR El análisis de la adopción de tecnología ahorradora de agua ha sido estudiado con anterioridad en los trabajos, entre otros, de Caswell y Zilberman (1985,1986). La tecnología de producción se puede representar mediante la siguiente función de producción: x y = f 1− α donde y es el output, x el agua utilizada y α un coeficiente de ahorro de agua que caracteriza a una determinada tecnología. La función de producción f es creciente (f’>0) a una tasa decreciente (f’’<0) para asegurar la existencia de una solución única al problema de maximización de beneficio. El uso de agua puede modelizarse como el resultado de maximizar el beneficio. Es decir, x max x pf − wx 1− α donde, p y w son respectivamente el precio del output y del agua. La función de beneficio puede escribirse como: 4 Π ( p, w ) = max {pf ( x ) − w x } * * * * x* x y w * = ( 1 − α) w 1− α donde x * = Es decir, en este modelo el ahorro de agua se puede equiparar analíticamente a una bajada del precio de la misma. La aplicación del lema de Hotelling permite obtener la oferta de output y la demanda de input como: ( ) y p, w * = ( ∂ Π ( p, w ) * ∂ p ) x * p, w * = − ( p, w ) ∂ Π * ∂ w* El beneficio obtenido en esta actividad es función del grado de ahorro de agua (α) que permite la tecnología. La voluntad de pago por un incremento unitario en el grado de ahorro de agua puede medirse como el incremento de beneficio asociado a ese cambio. Es decir, mediante la siguiente derivada: ( p, w ) ∂ Π * = ∂ α ∂ Π ( p, w ) ∂ w* * ∂ w* = x *w ∂ α La expresión anterior indica la existencia de una voluntad de pago no negativa por las mejoras técnicas ahorradoras de agua medidas por el coeficiente α. Esta voluntad de pago es no decreciente en α, como indica la siguiente derivada: ∂ ∂ ( p, w ) * ∂ ∂ =w * ∂ x* ∂ w* 2 ∂ x = − w ∂ w* ∂ ∂ w* La expresión anterior es no negativa ya que la derivada del input (x) con respecto a su precio es no positiva. Esta condición se deriva de la convexidad de la función de beneficio (Silberberg, 2000). En el caso en el que la curva de demanda de agua se vuelva perfectamente inelástica esa expresión se hace igual a cero. Por lo tanto, la valoración marginal del ahorro de agua (α) es constante en los tramos perfectamente inelásticos de la función de demanda de agua. 5 Finalmente, es interesante analizar como afecta a la voluntad de pago el cambio en el precio del agua. Es decir conocer el signo de la siguiente derivada: ( ) ∂ Π p, w * ∂ ∂ α ∂ w donde, ε x = − = 1 x ( 1 − ε x) 1− α w ∂ x es la elasticidad de la demanda de agua. x ∂ w La subida de precio del agua tiene un efecto ambiguo sobre la voluntad de pago por la mejora técnica. En concreto, tiene un efecto positivo si la demanda de agua es inelástica (εx<1) y un efecto negativo si la demanda de agua es elástica (εx >1). 0HWRGRORJtD La ausencia de datos sobre consumos de agua, precios del agua y precios de otros factores hace que, con frecuencia, el análisis econométrico de la demanda de agua sea inviable. La simulación por programación matemática (Sumpsi, 1997; Sumpsi et al., 1998; Berbel et al. 1999) constituye una metodología alternativa cuyas necesidades de datos son mucho menores. En esta aproximación las decisiones de los agricultores, considerando el problema al nivel de una comunidad de regantes, se modelizan como el resultado de maximizar el margen bruto de explotación de la comunidad dadas un conjunto de cultivos y unas posibilidades tecnológicas definidas por unos coeficientes de uso de agua. Es decir, se modeliza como un problema de maximización restringida donde la función objetivo tiene la siguiente expresión: n MB = ∑ [p i ri − ( c i + wq )i ]S i (1) i =1 donde, 0% es el margen bruto de explotación de la comunidad de regantes; 6L es el porcentaje de superficie ( % ) dedicado en una comunidad a la actividad de cultivo i; UL es el rendimiento físico (Kg. / ha.) de la actividad i; SL es el precio de mercado del cultivo i (ptas. / Kg.); Fi es el conjunto de costes variables, exceptuando el derivado del 6 consumo de agua, que supone dedicar un 1% de la superficie total a la actividad i (ptas./ ha.); TL son las necesidades de agua de la actividad i (m3 / ha.); y Z es el precio del m3 de agua de riego. La variable de decisión para los integrantes de la comunidad va ser la superficie de cada actividad de cultivo y tomarán su decisión maximizando el margen bruto de explotación. Los rendimientos de los diferentes cultivos y los coeficientes de necesidades de agua de cada cultivo se determinan mediante las oportunas encuestas a los agricultores. La función objetivo está sometida a una serie de restricciones tanto de carácter físico (por ejemplo, la suma de todas las 6L tiene que ser menor o igual que 100), como provenientes de limitaciones impuestas por la PAC, por el mercado o por la sucesión de actividades de cultivo. El modelo de programación lineal se describe detalladamente en el trabajo de Berbel et al. (1999). El programa permite simular las decisiones de los agricultores ante cambios en los parámetros que definen el problema. Por ejemplo, es posible determinar las cantidades de agua que se consumirían con diferentes precios del agua manteniendo el resto del programa inalterado. Para ello se simulan distintos valores del precio del agua (Z) y se obtiene la distribución porcentual de la superficie entre las distintas actividades de cultivo (6L) que maximizan el margen bruto de la comunidad de regantes. Teniendo en cuenta que cada actividad requiere de cierto volumen de agua de riego por hectárea cultivada, se obtiene de forma inmediata la cantidad de agua de riego consumida en total. Básicamente, esta es la aproximación que se sigue para determinar la demanda de agua con esta metodología. Un enfoque dinámico de las decisiones de los agricultores podría considerar que la situación de escasez de agua y presiones para la subida de precio pueden incrementar el interés de investigar, desarrollar y difundir tecnologías ahorradoras de agua. En este contexto es interesante saber cuál es la voluntad de pago de los agricultores por esa tecnología ahorradora de agua. La metodología descrita anteriormente para el cálculo de la demanda de agua puede ser usada para calcular esta voluntad de pago. El programa de optimización da como resultado no sólo las cantidades de inputs óptimas, sino también el margen bruto 7 que se obtiene tomando esa decisión óptima. Para cada nivel de precio de agua, calculamos el margen bruto con las actuales tecnologías y los comparamos con el valor bruto que obtendría un agente maximizador si apareciesen tecnologías alternativas que permitiesen ahorrar respectivamente de un 10 a un 50% del agua necesaria. La diferencia entre los márgenes brutos de la tecnología actual y de la tecnología ahorradora de agua mide la cantidad máxima que un agricultor estaría dispuesto a pagar por esa tecnología. Es decir, su voluntad de pago por esa tecnología. Estas voluntades de pago permite trazar curvas de demanda para las tecnologías ahorradoras de agua considerando diferentes niveles del precio del agua. Para ello, introducimos en el programa un parámetro α que refleja el porcentaje de ahorro de agua que se plantea como posible escenario. Así podremos obtener el margen bruto de explotación que percibiría la comunidad de regantes ante esta nueva situación y compararlo con el que percibirían en la situación original. La diferencia entre ambos márgenes determinaría la valoración económica que una comunidad otorgaría a una tecnología que le permitiese ahorrar un α% de agua en sus actividades de cultivo y, por tanto, el precio máximo que estarían dispuestas a pagar por ella. Básicamente, esta aproximación implica usar la siguiente función objetivo: n MB = ∑ [p i ri − ( c i + wa )i ]S i (2) i =1 donde DL= (100-α)TL; esto es, se modifican los coeficientes técnicos de necesidades de agua de los cultivos mediante su multiplicación por un parámetro α cuyo valor estará comprendido entre 0 y 100 y que refleja el porcentaje de ahorro del recurso que una potencial tecnología de riego podría conseguir. Modelizar los posibles ahorros de agua de esta forma implica introducir un supuesto simplificador, puesto que se supone que esta tecnología conseguiría reducir las necesidades de agua de cada cultivo en una misma proporción. Al mismo tiempo, las restricciones del programa seguirían siendo las mismas. La disposición a pagar por parte de la comunidad de regantes por la adopción de la nueva tecnología de riego puede calcularse como la diferencia entre (1) y (2) evaluados en el óptimo. 8 5HVXOWDGRV Mediante la aplicación de este método se trata de comprobar de manera empírica las conclusiones expuestas en el apartado 2 acerca los efectos sobre la disposición a pagar que tendría la adopción de tecnologías ahorradoras de agua. Básicamente se había determinado que existirá una disposición de pago positiva y no decreciente a medida que se incrementa el valor del parámetro α. Por otro lado se concluía que el efecto del precio del agua de riego (Z) sobre la disposición a pagar por tecnologías ahorradoras del recurso era incierto y dependía del valor de la elasticidad precio. Para contrastar la validez de estas conclusiones se ha estudiado el comportamiento en la comunidad de regantes de Fuente Palmera. Los datos usados aparecen publicados en Berbel et al. (1999). En primer lugar y mediante el proceso descrito en el apartado anterior se han estimado curvas de demanda de agua de riego usando los datos y la metodología propuesta por Berbel et al. (1999). Aunque no es el objetivo último del estudio, esta estimación es importante debido al papel que juega la elasticidad precio de la demanda de agua de riego a la hora de determinar los efectos sobre la valoración de potenciales tecnologías de los cambios en el precio del recurso. En el gráfico 1 se muestra la curva obtenida para la comunidad de Fuente Palmera. *UiILFR&XUYDGHGHPDQGDGHDJXDGHULHJR )XHQWH3DOPHUD 50 45 40 3UHFLRSWDVP 35 30 25 20 15 10 5 0 0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000 16000 &RQVXPRGHDJXDGHULHJRPLOHVGHP 18000 20000 9 En el gráfico se puede apreciar la existencia de varios tramos diferenciados en esta curva de demanda. En un primer tramo de la curva hasta que el precio alcanza el precio de 6 ptas./m3 los regantes mantienen la asignación inicial de cultivos que harían en caso de un precio nulo del agua. Entre un precio de 6 y 25 ptas./m3 la curva presenta un tramo elástico donde los regantes van moviéndose desde cultivos más intensivos en usos de agua hacia otras actividades de cultivo que requieren un menor uso del recurso. Una vez superado ese precio se van limitando las posibilidades de ahorrar agua mediante el cambio de cultivos, hasta que se llega a un precio de 45 ptas./m3 para el que se abandonan los cultivos de regadío. Este resultado viene determinado por un escenario en el que se aplican las tecnologías de riego disponibles actualmente y, por tanto, podría variar si se plantease la posibilidad de adoptar tecnologías ahorradoras del recurso. En el gráfico 2 se representan las curvas de demanda para tres posibles valores del parámetro α (0%, 20% y 50%). *UiILFR&XUYDGHGHPDQGDGHDJXDGHULHJR )XHQWH3DOPHUD 100 90 80 3UHFLRSWDVP 70 60 sin ahorro ahorro 20% ahorro 50% 50 40 30 20 10 0 0 2000 4000 6000 8000 10000 12000 14000 16000 18000 20000 &RQVXPRGHDJXDGHULHJRPLOHVGHP 10 Se puede apreciar así como variaría la forma de las curvas de demanda al introducir dos escenarios hipotéticos con tecnologías de riego que redujesen las necesidades de agua de todos los cultivos en un 20 y un 50%. El resultado es lógico pues la expresión de la curva de demanda de un input depende de la tecnología de producción empleada. Mediante la aplicación del proceso descrito en el apartado 3 es posible estimar la disposición a pagar por parte de una comunidad de regantes ante potenciales tecnologías que rebajen las necesidades de agua por superficie cultivada. Para ello se han simulado los márgenes brutos de explotación de las comunidades con diferentes valores del parámetro α y para distintos precios del agua de riego. Un resumen de los resultados obtenidos se muestra a continuación. 3RUFHQWDMHDKRUUR 3UHFLRDJXDSWVP α α α α α 9DORUDFLyQ 9DORUDFLyQ 9DORUDFLyQ 9DORUDFLyQ 9DORUDFLyQ 4067,3 6429,1 8572,2 2830,9 217,6 8134,7 12858,3 17144,3 9849,5 4557,1 12202,0 19287,4 25716,5 22003,3 9235,8 16269,4 29073,8 34288,7 34861,5 13954,1 20336,7 41073,7 42860,8 47719,8 20906,1 (Datos en miles de ptas.) Como era de esperar, se observa que para un precio del agua dado, la valoración de una posible tecnología ahorradora de agua va incrementándose a medida que crece el valor de α, esto es, a medida que se consigue reducir en un mayor porcentaje las necesidades de agua de los cultivos. Por otra parte también se observa el efecto ambiguo que supone un incremento en el precio del agua: un precio más alto del recurso puede implicar una mayor o menor disposición a pagar por la tecnología. Este resultado puede resultar contraintuitivo ya que parece lógico que cuanto más cara resulte el agua de riego más valiosas serán las tecnologías que reduzcan las necesidades de su uso. Sin embargo, en escenarios con precios del agua altos predominarán cultivos poco intensivos en el uso del recurso que aunque representan unos menores rendimientos son más rentables en este caso. Si una tecnología de riego consiguiese reducir en un porcentaje como α, las necesidades de agua de los cultivos, ese porcentaje tiene que ser lo suficientemente grande como para posibilitar el cambio de cultivos poco exigentes en riego por otros que lo sean más. En caso contrario no será 11 posible realizar ese salto de un tipo de cultivos a otro. Por lo tanto, la valoración de esa tecnología vendrá dada solamente por el ahorro en costes de agua para la situación con cultivos poco exigentes en agua pero no se reflejará en ella el incremento del margen bruto que supondría dedicarse a actividades más intensivas en regadío. En definitiva, para saber cuál será el efecto de una subida en el precio del recurso sobre la disposición a pagar debemos conocer el tramo de la curva de demanda de agua de riego en el que nos encontramos, y por tanto el valor de la elasticidad precio, como se había anticipado en el apartado 2. Esta idea se ilustra en el gráfico 3, donde se representan para la comunidad de regantes de Fuente Palmera las valoraciones marginales de los % de ahorro simulados (hasta un máximo del 50%) en diversos escenarios de precios. *UiILFR9DORUDFLyQPDUJLQDOGHDKRUURVGHDJXD )XHQWH3DOPHUD 8000,0 7000,0 9DORUDFLyQPDUJLQDO PLOHVGHSWDV 6000,0 5000,0 Precio agua = 2 Precio agua = 15 Precio agua = 20 Precio agua = 30 Precio agua = 50 4000,0 3000,0 2000,0 1000,0 0,0 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 GHDKRUUR En este gráfico se sintetizan las ideas expresadas antes y formalizadas en el apartado 2. Se puede observar como para un precio del agua muy bajo (2 ptas./m3) los cambios experimentados por la disposición a pagar por tecnologías ahorradoras de agua son constantes ante aumentos sucesivos del porcentaje de ahorro simulado. Esto es 12 debido a que con ese precio la distribución de cultivos estará orientada hacia los más intensivos en agua, por lo que no existen posibilidades de mejorar los beneficios mediante una reasignación de las superficies. Así, aumentos en el porcentaje de reducción de las necesidades de agua suponen cambios constantes en la disposición a pagar igual al valor de la caída del gasto en consumo de agua de riego. Algo similar ocurre para precios altos (50 ptas./m3) para los que los aumentos en la valoración no son crecientes hasta que el porcentaje de ahorro se hacen tan grande (alrededor del 50%) que permite la sustitución de cultivos de secano por otros más intensivos en agua de riego. Se puede observar que para valores de α muy pequeños la valoración marginal es nula debido a que en ese escenario no se consume agua de riego por lo que pequeños ahorros no implican aumento alguno de los márgenes de explotación. En escenarios de precios intermedios se percibe la existencia de cambios en la GLVSRVLFLyQPDUJLQDOGHSDJR dependiendo del valor de la elasticidad precio de la demanda de agua, que se ve influida por el valor del parámetro α. &RQFOXVLRQHV El objetivo de este estudio es analizar la disposición de los regantes a pagar por tecnologías que redujesen los requerimientos de agua de riego para sus cultivos. La valoración económica de estas tecnologías se hace depender básicamente de los cambios que experimentan dos parámetros: el precio del recurso y el porcentaje de ahorro logrado en las necesidades de agua. Se ha comprobado la existencia de una disposición de pago positiva y creciente a medida que se incrementa el parámetro que refleja el porcentaje de ahorro, y como aumentos en el precio del recurso tienen un resultado ambiguo que depende de la elasticidad precio de la demanda de agua de riego. Cabe señalar que este análisis puede extenderse a cualquier innovación tecnológica que suponga una disminución de las necesidades de agua de los cultivos. De este modo, no sólo sería aplicable a futuras técnicas de riego sino que puede ser un instrumento válido, por ejemplo, para estudiar la valoración que harían los regantes de introducir cultivos transgénicos que necesitasen un volumen de agua menor por unidad. Por otra parte, debe advertirse el efecto que tiene sobre el consumo la adopción de tecnologías que posibiliten emplear un menor volumen de agua por hectárea cultivada. Si lo que se persigue en un contexto de escasez del recurso es reducir su consumo en el regadío, impulsar políticas que favorezcan el cambio tecnológico 13 resultará efectivo solamente bajo determinadas condiciones de precios del agua de riego, obteniéndose el efecto contrario, esto es, un aumento del consumo, si los precios del agua toman determinados valores (ver gráfico 2 para un precio de 10 ptas./m3). Finalmente, no debe pasar desapercibido el papel que juega el parámetro de ahorro α en el análisis. Nótese que su valor simplemente modifica la estimación del coeficiente técnico que mide las necesidades de agua por hectárea cultivada para cada actividad y por tanto al darle valores distintos de 0 lo que se hace no es más que llegar a una estimación distinta para estos coeficientes. Este hecho no es una simple cuestión de matiz, sino que resalta la importancia de disponer de buenas estimaciones para los coeficientes técnicos de cada cultivo, pues una ligera desviación en sus valores puede llevar a grandes diferencias en cuestiones como la elasticidad precio de la demanda de agua de riego. 5HIHUHQFLDVELEOLRJUDItFDV Berbel Vecino, J., Jiménez Bolívar, J. F., Salas Méndez, A., Gómez-Limón Rodríguez, J.A. y Rodríguez Ocaña, J.A., (1999), Impacto de la política de precios del agua en las zonas regable y su influencia en la renta y el empleo agrario. Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Eds.) Madrid Caswell, M. y Zilberman, D., (1985), “The Choices of Irrigation Technologies in California”, American Journal of Agricultural Economics, nº 67,pp. 224-234. Caswell, M. y Zilberman, D., (1986), “The Effects of Well Depth and Land Quality on the Choice of Irrigation Technology”, American Journal of Agricultural Economics, nº 68,pp. 798-811. Naredo, J.M. y López-Gálvez, J. (1994), Información técnica y gestión económica del uso del agua en los regadíos españoles. 5HYLVWD GH (VWXGLRV $JUR6RFLDOHV nº 167, pp.185-207. Silberberg, E. (2000), 7KH6WUXFWXUHRI(FRQRPLFV, McGraw-Hill. Nueva York. Sumpsi Viñas, J.M. (1997), “Economic instruments for rationalizing water demand for irrigation”. En San Juan, C. y Montalvo, A (eds.): (QYLURPHQWDO (FRQRPLFV LQ WKH(8 pp. 273-332. Sumpsi Viñas, J.M; Garrido Colmenero, A.; Blanco Fonseca, M.; Iglesias Martínez, E y Varela Ortega, C. 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