La ética: herramienta del quehacer diario de la medicina.
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La ética: herramienta del quehacer diario de la medicina.
167 Rev Biomed 1995; 6:167-171. La ética: herramienta del quehacer diario de la medicina. Heriberto Arcila-Herrera, María F. González-Franco, Landy Montero-Cervantes. Laboratorio de Fisiología, Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, Universidad Autónoma de Yucatán.Mérida, Yucatán, México. RESUMEN. En este trabajo se revisa el panorama general de la ética para que sirva de marco de algunas reflexiones sobre lo que sucede en nuestro entorno. La necesidad de cuidar al prójimo se ha originado del deseo de servir. Al mismo tiempo, el progreso tecnológico ha avanzado importantemente y éste, que debe ser una herramienta para servir, ha cambiado de ser medio para convertirse en fin. Esta contradicción es la fuente de una buena parte de los problemas éticos de la medicina y es lo que nos obliga a que continuamente estemos replanteando objetivos. La ética debe velar siempre por la vida y su integridad y esto rebasa al individuo y procura la conservación de la naturaleza. Al desbordarse la ética tenemos, entonces, que encontrar nuestro camino siguiendo a la estrella de la bioética, que relaciona al hombre con su entorno, procurando que cada uno se realice plenamente como persona. En nuestro quehacer diario, el eje alrededor de cual se ordena nuestra actividad es la relación médico-paciente, y en esto ha fallado la administración de nuestros servicios nacionales de salud y también la medicina privada. Ilustramos lo anterior recordando algunos ejemplos que puntualizan las fallas. Esto necesariamente nos lleva de nuevo al punto de que lo importante es la intencionalidad de todas las actividades, ya que esto es lo que finalmente define nuestra realidad. Palabras clave: Etica médica. *Solicitud de sobretiros: Dr. Heriberto Arcila-Herrera. Lab. de Fisiología, Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”. Universidad Autónoma de Yucatán. Av. Itzaes No. 490 x 59. C.P. 97000. Mérida, Yucatán, México. Recibido el 25/Mayo/1995. Aceptado para publicación el 13/Junio/1995. Vol. 6/No. 3/Julio-Septiembre, 1995. 168 H Arcila-Herrera, MF González-Franco, L Montero-Cervantes. SUMMARY. ETHICS: TOOL OF THE DAILY TASKS IN MEDICINE. In this paper, ethics are reviewed in general to provide a framework for some reflections on the current happenings in our environment. The desire to serve has given rise to the need of taking care of our fellow man. At the same time, technology has made great leaps forward and these advances, instead of being a tool to serve mankind further, have become a final purpose. This contradiction is the source of a large part of the ethical problems in medicine and it is precisely this that obliges us to be continually restating our objectives. Ethics should always be watching out for life and its integrity, this surpasses the individual and brings about the preservation of nature. The moment ethics are ignored, we have to find our way following the bioetical star, which positions man in his environment, procuring that each and everyone is totally fulfilled as a person. In our everyday tasks as doctors, the axle around which our activities revolve is the doctor-patient relationship, and it is here that the administration of our national health services, as well as private medicine, has failed. We illustrate this fact, providing some examples giving detailed accounts of the faults. This necessarily brings us back to the original point that what is truly important is the intention behind our actions, since this is what ultimately defines our reality. Key words: Medical ethics. Introducción. No es fácil escribir ni hablar sobre la ética. Existe una fuente inagotable de referencias y de revisiones sesudas sobre el tema. Pero nuestro propósito es humilde. Pretendemos, con este trabajo, revisar el panorama general de la ética para hacer algunas reflexiones sobre lo que sucede en Revista Biomédica nuestro entorno. Tiene la intención de hacernos reflexionar y de recordar que no debemos dejar que la realidad grotesca se haga señera en nuestra vida diaria. Es el recuerdo de que la intencionalidad que pongamos a todos nuestros actos es la que define nuestra realidad. Y ahora, al punto. Si por un momento volvemos al principio del deseo de servir, encontraremos al hombre primitivo tratando de socorrer a un amigo herido durante la cacería. Este hombre primitivo también podemos pensarlo consternando ante el hijo enfermo o ante otro ser agonizante. Jugando con estas imágenes podemos plantear muchos escenarios posibles de lo que dio nacimiento a la necesidad de cuidar al prójimo. Claro que lo anterior lo estamos imaginando, pero es posible que la realidad no haya sido muy diferente. Ya de vuelta a nuestros días, los pensamientos y la acción del buen samaritano, del humanista, del médico o del buen vecino es seguro que, en su génesis y su evolución, no difieren mucho de las pinceladas que anotábamos anteriormente. Etica y humanismo. Es indudable que el sentimiento que desencadena todo es la vocación de servir, pero resulta que el hombre ha adquirido un conocimiento tecnológico que, impulsado por su creatividad y dedicación, ha llegado a límites asombrosos. Pero el sentimiento original, el solo deseo de servir, no se ha enriquecido. Diríamos que, por el contrario, la tecnología lo ha diluido. Tampoco es muy lejana la realidad del hombre científico con innumerables recursos tecnológicos, pero limitado o falto de deseos de servir. Es como si la parte hubiera superado al todo, como si el medio se hubiera erigido en el fin. Este desfasamiento del tener contra el ser, es lo que ha sido la némesis que está empobreciendo y limitando nuestras sociedades, nuestra cultura y que empaña nuestro futuro. El hombre ha desatado fuerzas cuyo control se le está escapando de las manos y por eso urge revi- 169 Etica y medicina. sar, meditar, y preguntarnos el por qué y, necesariamente, volver a plantear objetivos. El fundamento filosófico en que se debe apoyar nuestra relación diaria, tiene un eje central que es el respeto a la vida, a la libertad y a la dignidad del hombre. Esta rama de la filosofía compete a la ética. La individualidad del ser humano se perfila en el concepto: persona (1). Persona involucra y connota mucho más allá que el concepto organicista. La personalidad es algo esencial en la fibra del hombre. No es algo que se adquiere, porque hombre es personalidad. La concepción plena de lo anterior compete al humanismo. Humanismo en su significado lato es cultura. Humanismo significa comprensión del hombre y de la esencia del hombre. La actitud humanista es la búsqueda contínua de lo justo, de lo noble, de lo bello. La ética no debe ser un patrón que imponga, restrinja y castigue, sino que la ética es el resultado de una reflexión contínua y con muchas modalidades de pensar y de actuar siempre respetando la vida y su dignidad. Esto es, rebasa al hombre y procura la vida integral y la conservación de la naturaleza (2). Etica médica y biotecnología. Lo apuntábamos anteriormente, la ética es una rama de la filosofía y la ética médica se limita exclusivamente a la práctica de la medicina. Pero esto ya es obsoleto. La práctica actual de la medicina, y su adjunto tecnológico, han rebasado a la ética. El juramento hipocrático nos obliga al respeto al maestro, al secreto médico y al respeto al paciente. También nos obliga a no tratar el mal de piedra si no se tiene experiencia en esta enfermedad. Hermosa metáfora esta última que nos obliga a hacer aquello que sabemos hacer y para lo cual nos hemos preparado. Pero lo importante, era señalar que estos puntos del juramento hipocrático que deben ser eternos, son incompletos (3). Por ejemplo, los transplantes de órganos nos han obligado a redefinir el concepto de muer- te. Anteriormente, nos conformábamos a considerar a la muerte como la cesación espontánea de los movimientos cardiorespiratorios. Actualmente se requiere del concepto de muerte cerebral a través del trazo electroencefalográfico y seguramente, algún día, debemos tener una definición a nivel celular o subcelular. Otro ejemplo ¿Cuales son los límites para mantener a un paciente sobreviviendo en una unidad de cuidados intensivos? ¿Cuando debemos de retirar catéteres, ventilación asistida o alimentación parenteral? Y así se puede seguir preguntando ya que esto nos ha llevado a la necesidad de redefinir también el concepto de eutanasia. ¿Es sólo eutanasia la administración de cianuro a un paciente agonizante? o ¿eutanasia es parar un respirador? o ¿es también eutanasia el dejar de pasar soluciones y alimentación parenteral o dejar de dar medicinas? Sobre todo esto debe de legislarse y actualizar en todo tiempo. Debemos acostumbrarnos a vivir sobre conceptos movibles. Con lo que preguntábamos anteriormente sobre eutanasia, cada uno de ustedes podría dar un límite diferente. Esto va a ser muy interesante, porque es posible que todos tengan la razón ya que la circunstancia desde la cuál emiten su opinión, es lo que la valida. Y, por favor, permítanos dar un ejemplo más; ejemplo crudo que también puede tomarse en broma. Con la implantación de un óvulo fecundado a una mujer receptora, van a haber o ya hay personas que tengan tres madres. Una sería la proveedora del óvulo, otra sería la que llevará la gestación durante las cuarenta semanas y la tercera, madre potencial, sería la encargada de la educación, desarrollo y convivencia con el niño. Y así, en este tenor, podríamos desgranar muchos más ejemplos (4). Bioética: el nuevo horizonte. Pero ahora, retornando el hilo de lo que decíamos anteriormente, ya la ética ha sido desbordada y los médicos y todo el personal paramédico debemos de buscar nuestro norte en la Vol. 6/No. 3/Julio-Septiembre, 1995. 170 H Arcila-Herrera, MF González-Franco, L Montero-Cervantes. estrella de la bioética. La bioética no se limita al ejercicio de la medicina, sino que pretende encontrar caminos que expliquen toda la relación que existe entre el hombre y las ciencias de la salud. Es una herramienta moral que pretende encontrar un nuevo marco racional y creativo a cada nuevo avance científico y que al integrarlo al quehacer médico diario, sea para el bien y la conservación de la vida. La bioética surgió porque se quiere profundizar en la búsqueda de la verdad sobre el bien integral del paciente y la posibilidad de potenciar todos los elementos de la persona. Hay que hacer de la bioética no sólo un código de derechos y obligaciones, sino volverla una herramienta para ayudar a nuestros semejantes desde las ciencias de la salud, a realizarse plenamente como personas. Que todas sus metas conduzcan a la persona y al enfrentamiento de la posibilidad técnica frente a la licitura ética (5). Hay tantas disciplinas éticas como actividades humanas existen.Cualquiera que sea la ocupación de una persona, en última instancia, servirá para acercar a los humanos y este acercamiento debe darse siempre dentro de un marco ético. La actividad del médico, el quehacer médico diario, tiene características especiales que le hacen ser, entre las actividades humanas, la fragua singular en que se presenta la mayor posibilidad de dislates éticos. Esto es propiciado por la propia naturaleza de la actividad médica. El eje alrededor del cual se ordena todo es la relación médico-paciente. El paciente, en dolor y/o angustia entrega voluntariamente el estudio y la solución de su problema al médico y éste debe cumplir su cometido en un marco profesional y ético. De principio, esta entrega se hace en base a la fe y a la esperanza, valores enormes éstos, que sin ser mesurables son el principio motor de toda relación. Y éste es el antecedente, singular pero parecido a otras actividades, que hace que en su cometido el médico sea proclive al error y a las infracciones en la moral (6). El servicio asistencial desde el angular de la ética. Si observamos la actividad médica en nuestro Revista Biomédica país y esta observación la hacemos con el gran angular de la ética, a nuestro juicio, los principales problemas, los más grandes, se presentan en la calidad y en la forma de cómo el sector salud presta su servicio asistencial. Nos sentimos obligados a ilustrar este punto, pero tampoco pretendemos hacer toda una crestomatía. Déjenos recordarle dos pequeños botones de muestra. A. Por momentos del día, y especialmente por las noches y fines de semana, el aprendiz de médico, llámese interno, pasante o residente, lleva toda la carga médica de un hospital. Estos jóvenes se quedan solos, sin supervisión ni asesoría para resolver todos los problemas que se presenten. En teoría, y en base burocrática de organigramas, existe un superior capaz de conducir la carreta para que no se atore, pero esto no es así. Cada uno de nosotros puede contar anécdotas hasta el cansancio. B. Consultas preprogramadas, en brevedad de tiempo, en que la atención es de cartabón, sin el interés real de llegar a conocer a fondo los problemas. Siempre superficial y a nivel de terapéutica sintomática. Lo importante es cumplir con el expediente y con la nota de evolución que satisfaga al canon. Y así la lista, se pueden multiplicar con los ejemplos que ustedes aporten y cada uno de ellos puede ser más desgarrador y descarnado. Y es esto en lo que nos vemos todos involucrados y, además, los culpables somos todos. En ocasiones somos los verdugos y en otras somos las víctimas. A todos nos atrapa un sistema que no queremos revisar, que tenemos pereza por cambiar y lo más peligroso de todo es que podemos llegar al síndrome de la “indiferencia consciente”, que equivale al “ya lo sé, pero no me importa”. Nuestras instituciones sociales de salud tienen un fundamento de solidaridad y humanismo ejemplares. Pero aparte de esto, lo fáctico, lo real de cada día, cuando el idealismo de la intención se vuelve realidad y hecho, en manos de nosotros, nos damos cuenta de la gran diferencia que hay entre lo abstracto y lo real. Creemos que la prestación de servicios médicos por instituciones oficiales, necesita todo el tiempo estar siendo revisada y constantemente 171 Etica y medicina. mejorada y vuelta a revisar y vuelta a mejorar. Debemos tener la perseverancia y convicción de Sísife de estar siempre sobre una misma tarea a sabiendas de que no existe una forma definitiva de hacerla, sino que debe ser adaptativa y mejorada siempre. Muchos de nuestros problemas son derivados de adoptar y erigir mitos y plantear definiciones “hasta las últimas consecuencias”. Esta actitud ha sido absurda y le debemos muchos de nuestros fracasos. Pero seríamos parciales e injustos si sólo emitieramos juicios sobre la medicina oficial. Claro que también la medicina privada y el manejo de pacientes en hospitales privados necesita revisarse. Son también innumerables y grotescos los problemas que ahí se presentan. Debe revisarse desde la relación médico-paciente hasta la limpieza de las indicaciones quirúrgicas y terapéuticas. Es urgente, es necesaria una revisión y un cambio, a lo mejor, de todas las actividades médicas, sin importar donde ni quien las dé. Debe hacerse. Pero ese cambio debe de empezar personalmente en nosotros los médicos. El mandato del templo de Delfos: “Médico, cúrate a tí mismo”, no es solamente el curarte de las enfermedades físicas, sino también de las del espíritu, de los de la ética. El diálogo interno de cada médico debe permear y hacer propicia la revisión propia de nuestra actividad profesional y en catarsis constructiva limpiarnos de malos hábitos, de prácticas cómodas, pero viciadas y hacernos personalmente inquisitivos y conscientemente revisionistas. Porque el verdadero cambio no va a venir de órdenes superiores, de los vértices de nuestras pirámides de organización, sino que debe ser individual, y de todos a la vez. En este punto deben todos ustedes criticarnos. Claro que estamos siendo ilusos y románticos. Esto es pura literatura y deseos abstractos ya muy repasados y posiblemente ni nosotros mismos tengamos el derecho ni la estatura moral de hacerlos. Aceptamos este alegato, tienen razón. Pero nuestra intención es prender la mecha. Si el primero que lo hace se quema: Que así sea. Pero de alguna manera debe de iniciarse y cuando las voluntades y las inteligencias de todos ustedes se complementen, es cuando habremos iniciado el buen camino. El cambio debe darse o, mejor dicho, ya se está dando. Posiblemente el destino nos alcance a través del aspecto legal. Sucede que en algunas partes del país ya existen Procuradurías de Salud, semejantes a la Procuraduría del Consumidor y de otras, a las que están llegando acusaciones contra médicos y servicios médicos. No deben ser otras instancias las que nos obliguen a enfrentar el problema. Nosotros mismos debemos impulsar el cambio desde el campo puramente deontológico, antes de vernos obligados a hacerlo, ya que en todo caso sería parcial o con subterfugios, también legales, como respuesta. Y esto no debe ser. REFERENCIAS. 1.- Gómez Maganda y Silva, T. Metodología de análisis de casos clínicos en los comités de bioéticos de los hospitales. Medicina y Etica 1994; 1:11-15. 2.- Peña J. La ética en la investigación en los seres humanos. Ciencia y Desarrollo 1978; 21:46-51. 3.- Pérez Tamayo, R. Etica Médica. Revista Mexicana de Educación 1990; 1:168-176. 4.- Tarasco Michel, M. Tendencias y corrientes filosóficas en bioéticas. Medicina y Etica 1994; 3:335347. 5.- Soberón G.; Tarasco M., Kuthy J. Etica e Investigación en seres humanos. Perspectivas culturales diferentes: América Latina. Medicina y Etica 1992; 1:29-37. 6.- Herranz, G. La bioética en la investigación del ser humano. Medicina y Etica 1994; 3:315-333. Vol. 6/No. 3/Julio-Septiembre, 1995.