Ayer, cuando me encontraba viendo pasar la procesión, se me
Transcripción
Ayer, cuando me encontraba viendo pasar la procesión, se me
Ayer, cuando me encontraba viendo pasar la procesión, se me acerco a saludarme Ángeles, la que tantos años ha sido concejal de Cultura en nuestro querido pueblo y me dijo estas palabras: “¿Vas a escribir un año mas en el Programa de la Feria?”. Yo le conteste que seria para mi mucha alegría el hacerlo, pero que aún no lo había pensado. Después con mi almohada lo consulté, y decidí escribir para que todos mis paisanos escuchen lo que el dia en que, por sorpresa y sin saber nada, me dieron un pequeño homenaje en el Dia de la Mujer. Gustó mucho y recibí aplausos. Y como es natural, mi ego se agigantó, al ver que tengo amigos que me aprecian más de lo que yo me merezco. Lo titulo: RESURGIR DE LAS MUJERES. Voy a relatar la historia, de aquellos tiempos lejanos, donde nacer niña era casi un pecado. En cambio si era varón, se celebraba por todo lo alto. Para toda la familia, en su casa, era el jefe. Las mujeres obedecían. Las féminas, a muy temprana edad, sus progenitores les buscaban marido, con arreglo a sus intereses, sin importarle lo mas mínimo, que a sus hijas, le agradara o no. Así, aquellos matrimonios sin amor, eran un verdadero tormento para aquellos pobres seres llamados mujeres, que no tenían otro remedio que convertirse en esclavas y mártires, para toda la vida. Hecho este breve inciso, quiero hacer el retrato de la mujer del pretérito, para que nos demos cuenta y nos sintamos felices por los logros conseguidos. RETRATO DE LA MUJER. En este momento quisiera yo ser, como un Murillo o un Rafael en un lienzo poder plasmar tu hermoso rostro, mujer inmortal. Eva, la mujer primera, que sutil, bella y sufrida, una criatura admirable, casi siempre incomprendida. Que triste fue tu destino, tú sino, solo callar, todos los años tener un hijo, y no quejarte jamás. Para los hombres has sido, un juguete para sus días, una madre para sus hijos, la criada consentida. Así pasaban los años así pasaban los días esclava de sus sueños sin rebelarse jamás Ellas no conocían más que aquellos horizontes que desde su infancia tuvieron así lo hicieron sus madres y así, también, sus abuelos. ¿CUANTOS HIJOS TIENES JUANA? -¿ Cuántos hijos tienes, Juana? -El próximo, doce serán. Que hartica estoy del hombre que me tocó. Ya no puedo con la carga, pues todos a mí me recurren, cuando algo necesitan o algo les ha pasado: “Madre, que ya tengo hambre”;”mamá, dame la merienda”; “mamá, que tengo piojos, quítamelos, por favor, que estoy siempre rascándome y no me dejan vivir”. Y esta es mi asignatura, no me dejan respirar. Así, cuando llega la noche y termino de acostarlos, tengo los huesos molidos del trabajo cotidiano. Nadie a mí me tiene lástima, pues me consideran aun fuerte, pero estoy, tan cansada, que mi cuerpo se resiente, pues han sido muchos los partos que mi cuerpo ha sufrido, que hasta el hierro se curvara por el trato inmerecido. Ya no soy la que antes era, mi rostro, todo arrugado, es una vil caricatura de aquel hermoso de antaño. Mi pelo, encanecido, por fatigas, no por los años, en vez de llevarlo suelto, como lo llevaba antaño, lo oculto bajo un pañuelo en la cabeza anudado. Mi cuerpo, antes esbelto, hoy esta desfigurado y lo cobre una larga bata y un mandil desaliñado. Sin embargo, el compañero, que a mi lado siempre duerme, no se da cuenta de nada, nunca, jamás, me defiende, y si alguna vez me quejo y le digo. - ¡Que esta en Babia ¡, me responde altanero: - No te quejes más serrana, que hay otros peor que tú y no se quejan de nada. - Ese otro eres tú, ¿verdad? Esa frase me la aclaras, que me gustan las verdades y no las media palabras. Entonces, al verse acorralado, me responde con donaire: -Apaga el candil mujer, que ya es hora de acostarse, y pronto te darás cuenta que no hay porqué amargarse. Y con estas triquiñuelas nos metemos en la cama, y allí, pronto olvidaremos las penas de la jornada. Gracia a Dios que la vida avanza sin volver jamás para atrás .Han pasado siglos y, por fin, la mujer se ha liberado y ha dejado de ser esclava. Rompió Eva sus cadenas. Ya no será más esclava, simplemente compañera. Ahora, que ya eres libre, puedes llegar a lo que quieras, ser médico, ingeniero, bailaría o poeta. Ya tienes sabiduría, que es el mejor tesoro, la joya más preciosa que el hombre puede tener. El ser que la posee, tiene un inmenso caudal y, por doquier que vaya, las puertas se le abrirán. Por eso, el negar el saber fue tamaña crueldad, que negarlo convirtió a los hombres en rebaños o poco más. Feliz la mujer de ahora, que en todos los trabajos tiene los mismos derechos que el hombre. Y se este una vez casados, si le es infiel, no tiene porque aguantarlo, pues la ley le ampara y le da sus derechos. Tiene los hijos que quien, pues la Ciencia con sus avances, le ayuda cuando no quiere tener más y toma el camino correcto para poderlo evitar. Pobrecitas las de antes, siempre el mandil levantado, pues no tenían otro horizonte que parir hijos y cuidarlos. Felicidades os desea, de corazón esta anciana, que os aprecia sinceramente. Maria Sampedro Bravo Vénzala. POESIA Por M. Sampedro Bravo Venzalá. En un rincón de mi alma, donde ya no hay cabida, ni al amor, ni a la esperanza ya casi estéril mi vida, aun siento palpitar tu corazón poesía. Y van pasando los años, y en mi corazón desfilan, como viejos pasaportes, educados y suicidas, cosas que me fueron gratas ya, hoy desaparecidas. Dentro de un mundo niño, con sus ruidosas bocinas con su moral por los suelos y sus inocencias perdidas. Van cambiando las costumbres y el modo de ver la vida hasta hacerse cotidianas dentro de nuestras rutinas. Y esta desolación que cruza de esquina a esquina los sueños de algún poeta se prenden en el alma mía. En un tiempo aun lejano, tiempo que ya no veré la poesía se impondrá de la cabeza a los pies. La poesía es medicina el poema es el amor cuando un peta canta se le ensancha el corazón Lo iremos perdiendo todo la salud, la lozanía, pero…. ningún corazón es pobre, mientras le quede la poesía. Murillo, pintor español coge ahora tu paleta, y con arte magistral pinta a la mujer moderna. Píntala hermosa, soberbia, y hasta altiva, disfrutando de el poder que da la sabiduría. El guante, de acero ahora igual al guante de seda pues si tu eres la simiente la mujer la hermosa tierra. y el Creador nos hizo a ambos para que la vida siguiera. Mª Sampedro Bravo Vénzala