Florencia, la sociedad perfecta
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Florencia, la sociedad perfecta
| L A EX POS IC IÓN C L ÁS ICA | Florencia, la sociedad perfecta FLORENCE, THE PERFECT SOCIETY PAGE 144 Medici, Tornabuoni, Strozzi... Resulta difícil disociar el nombre de estos banqueros del DORA LISCIA BEMPORAD mecenazgo. Arte y dinero se podían solapar fácilmente en el Quattrocento florentino, es autora de varios libros donde los precursores del sistema financiero fueron quienes llevaron a cabo las gran- sobre la orfebrería gótica y renacentista en italia. des empresas culturales del Renacimiento. La profesora Dora Liscia reflexiona sobre el Entre sus publicaciones mito de los mecenas con motivo de la muestra Dinero y Belleza en el Palazo Strozzi. destaca el capítulo sobre ars «Artes Suntuarias» en la Enciclopedia del Arte Medieval (roma 1995) y 16 TEXTO Dora Liscia Bemporad Florencia y la Toscana de los Medici en la Europa del 500: el Poder y el Espacio. La tradición historiográfica, especialmente la del siglo XIX, nos ha transmitido una idea del Renacimiento idealizada y depurada de los aspectos que pertenecen a la esfera de lo cotidiano, de la que forma parte el dinero. Echar por tierra los mitos siempre ha sido un trabajo complejo y arduo, sobre todo cuando lo crematístico parece ser la antítesis de los temas que han atravesado la literatura, la poesía, la filosofía y el arte1. Esto, junto con otros aspectos del Humanismo, ha sugerido que la sociedad que creció y prosperó en los siglos XIV y XV en Italia era fundamentalmente laica. En cambio, el florecimiento de un arte que estaba destinado a enriquecer los lugares de culto de Florencia fue fruto de una tensión entre la aspiración a acumular riqueza terrenal y la de ganarse el reino de los cielos, inquietud que ha impregnado todas las capas de la sociedad. El primer Renacimiento era todavía heredero de un concepto típico de la ética medieval. La pobreza, tan ensalzada, era únicamente la de los individuos, pero no la de la colectividad. Una sociedad próspera era también una sociedad ética, en la que la riqueza se repartía equitativamente entre todas las capas de la población, una especie de comunismo precursor en el que la miseria, condición de degradación física y moral, no tenía cabida. Bajo este prisma se puede enmarcar la iniciativa empresarial que caracterizó al primer Renacimiento. Determinó un impulso igual y contrario hacia manifestaciones que aplacaran las ansias provocadas por la conciencia de estar trasgrediendo algunas normas fundamentales de la moral cristiana, uno de cuyos instrumentos fundamentales fueron los encargos de obras destinadas a la Iglesia. El patronato de capillas en las basílicas más importantes de Florencia ofreció la oportunidad de mostrar públicamente la propia devoción e hizo olvidar las iniciativas protagonizadas por los mecenas, inclu- 1 Denaro e Bellezza. I banchieri, Botticelli e il rogo delle vanità, Florencia, Palazzo Strozzi, 17 de septiembre de 2011-22 de enero de 2012, comisariada por Ludovica Sebregondi y Tim Parks. La muestra gira en torno a esta antinomia mediante la exposición de obras de arte emblemáticas. ars 17 ars 18 so las más inmorales. Sin embargo, la financiación de tablas rutilantes de oro y de colores preciados era también una praxis no achacable a la inevitable y pública censura, que se desencadenaba siempre que la riqueza se exhibía con excesivo descaro. Cuando aun muchas rémoras externas e internas impedían una exhibición pública de ostentación, el retablo de La Adoración de los Magos, pintado por Gentile da Fabriano en 1423 para la capilla propiedad de la familia Strozzi en Santa Trinita, fue objeto de críticas por su fasto. Por el contrario, la capilla encargada por Cosimo de’ Medici, mucho más suntuosa y con paredes decoradas con frescos donde los protagonistas del cortejo de los Reyes Magos eran los propios miembros de su familia, no sufrió la misma suerte, ya que solo podían verla quienes iban al palacio de Via Larga expresamente invitados para ello. El tema de la Adoración de los Reyes Magos, en el que los soberanos de Oriente estaban ataviados con lujosas vestiduras y joyas, se eligió justamente para aplacar las conciencias y, al mismo tiempo, hacer ostentación, por medio de los ricos vestidos y las alhajas que llevan los personajes retratados, de la posición de los comitentes en la sociedad. En el caso de la Capilla Medicea se conmemoraba incluso un hecho histórico, el concilio celebrado en Florencia entre las dos Iglesias, donde los Reyes Magos simbolizaban el encuentro entre Oriente y Occidente. A menudo los autores, muchos de los cuales se habían formado en el arte de la orfebrería, tenían que repetir con fiel meticulosidad en las tablas, frescos y códigos miniados los ornamentos que se guardaban realmente en las arcas de las familias más adineradas, que disimulaban sus escrúpulos de cara a la ostentación pública bajo una religiosidad tan sentida como instrumental. De esa forma tenían la posibilidad de dar a conocer sus riquezas. Buen ejemplo de ello, aunque en otro ámbito, son las joyas que lucen las figuras sagradas en las pinturas encargadas por Federico da Montefeltro a Piero della Francesca. Tras comparar estas con las de los inventarios, se puede apreciar cómo las alhajas pintadas se ajustan perfectamente a la moda de entonces. También son auténticos los trajes, joyas, telas y muebles que dibuja Domenico Ghirlandaio –uno de los más relevantes ‘fotógrafos’ de su tiempo– en el ciclo que retrata las Escenas de la vida de María y de san Juan Bautista, que se encuentra en la capilla absidal de la iglesia de Santa Maria Novella, encargada por la familia Tornabuoni. Eran tiempos distintos respecto a los del Retablo Strozzi de Santa Trinita, pero de todas PÁGINA 16 (detalle) sandro botticelli Virgen con el Niño y san Juanito. Hacia 1500. Témpera sobre tela. 134 x 92 cm. Galería Palatina, Florencia. PÁGINA 17 (detalle) Florín (cara de la moneda). 1252-1303. Oro. 2,03 cm. Museo Nacional de Barguello, Florencia. PÁGINA 18 FRANCESCO BOTTICINI El arcángel san Rafael y Tobías con un joven devoto. Hacia 1485. Óleo sobre tabla. 156 x 89 cm. Superintendencia del Polo Museístico Florentino, Florencia. DERECHA LORENZO DI CREDI Retrato de una joven con jazmines. 1485-1490. Óleo sobre tabla. 77,2 x 55,2 cm. Pinacoteca Cívica, Museo San Domenico, Forli, Italia. formas el pintor puso los hechos narrados por los Evangelios al servicio de una de las familias más influyentes y adineradas de Florencia. La proliferación de palacios cuyo modelo por excelencia fue el de Via Larga –encargado por Cosimo il Vecchio de’ Medici a Michelozzo di Bartolomeo en 1444– es otro elemento fundamental en este contexto. Con frecuencia los añadidos diseñados en siglos posteriores a su construcción nos han hecho perder de vista la función real para la que se edificaron. Se trataba de edificios en los que naturalmente residía la familia pero, sobre todo, donde se celebraban acuerdos tanto comerciales como políticos. Solo en este marco podemos explicarnos una de las obras más interesantes que ha llegado a nuestras manos, el llamado Virgilio Riccardiano (ms. Ricc. 492), hecho por Apollonio di Giovanni en torno a 1460, un código que narra los hechos de Eneas desde la fuga de Troya hasta el desembarque en las costas del Lacio, ambientadas como en una película del mundo contemporáneo. El escenario es la Florencia de los Medici, con sus edificios más importantes y el palacio de Cosimo, que se ha representado en muchas ilustraciones, incluso durante su construcción, como auténtico símbolo de las fortunas de la familia. ars 19 ars ars 20 21 PÁGINAS 22 Y 23 angelico de fiésole JAN PROVOOST El encuentro de El avaro y la muerte. san Nicolás con 1505-1510. Óleo sobre un mensajero del tabla. 119,7 x 78,5 cm. emperador y la cada panel. Museo salvación milagrosa Groeninge, Brujas. de un velero. 1437- © Lukas - Art in 1449. Témpera y oro Flanders vzw, sobre tabla. 34 x 63,5 fotografía: Hugo cm. Museos Vaticanos, Maertens. Roma. ars ars 22 23 ars 24 Poder y dinero se podían solapar fácilmente. El volumen de intercambios comerciales que llevaron a cabo las familias florentinas lo atestigua el hecho de que inventaran algunos de los más modernos sistemas de transacción. Es el caso de las letras de cambio, que permitían a quienes las presentaban percibir en la entidad financiera indicada en las misivas, el equivalente a la cantidad asignada, aunque estuviera en un país lejano. Un auténtico adelanto en el tiempo de la moderna economía virtual. De esa forma, se pudieron trasladar capitales ingentes sin que hubiera que desplazarlos materialmente desde el lugar de origen hasta el de destino. Así podemos entender cómo los artistas podían convertirse en la tarjeta de visita para componer un cuadro que, de otra forma, se habría quedado relegado a la árida buhardilla del anonimato. Los terciopelos florentinos brocados de oro con un dibujo rameado ondulante y motivos ojivales con granadas –símbolos de fertilidad y riqueza– son el hilo conductor de muchas de las pinturas de los mayores nombres flamencos y alemanes: Jan Van Eyck, Petrus Christus, Hugo van der Goes y otros muchos que florecieron en el Norte de Europa hicieron de sus propias obras escaparates de los productos florentinos, con mucha mayor visibilidad que en la propia Florencia. Es más, en los distintos tipos de gricce –así se llamaba en los documentos a esa clase de tejidos–, podemos estudiar los paños salidos de las tiendas de los sederos de Florencia, examinando sobre todo lienzos que no son italianos. A esas alturas cronológicas, no se puede hablar de publicidad, pero la utilización de productos florentinos en los retratos y cuadros de carácter sagrado encargados por comitentes de países extranjeros se convirtió en algo cada vez más codiciado, acelerando la oferta y la demanda. Los propios artistas enviados a otras ciudades eran un instrumento del poder político; a través de ellos se exportaba la superioridad expresiva, y por consiguiente social, del señorío florentino. En todo caso, se les mantenía vinculados a su propia ciudad de origen, por lo que era normal que, tras una estancia más o menos prolongada en otros lugares, volvieran a Florencia. Otro aspecto de la modernidad de la administración florentina es para nosotros una fuente de noticias inestimable. Se trata del sistema contributivo que instituyó la ciudad-Estado para financiar sus propias empresas. En 1427 se puso en marcha el Catastro, cuyas Portate (declaraciones de rentas) no solo ofrecen indicaciones valiosas sobre los datos de las personas sometidas al pago de impuestos y de sus familias, sino también sobre sus posesiones. PAGINA 25 PIETRO TORRIGIANO Busto de Lorenzo el Magnífico. 1515-1520. Terracota policromada. 80 x 80 x 40 cm. Colección Liana y Carlo Carnevali, Florencia. Sobre todo, de las obras que tenían en sus talleres, un capital en existencias que se habría debido de pagar a corto plazo en el momento de la entrega. Al hablar de arte, no solo hemos de pensar en los grandes retablos, los frescos o la escultura de mármol que remataba la decoración exterior e interior de palacios e iglesias, sino que resulta obligatorio incluir en esta categoría todos aquellos objetos de uso corriente que se hacían en los mismos talleres y que eran de la misma autoría. Sin salirnos del ámbito de la pintura, podríamos incluir los deschi da parto y los cassoni, ambos por lo general historiados, que se desmembraron cuando ya no estuvieron de moda, y de los que solo se han salvado los paneles que tenían escenas pintadas. Algunos autores se especializaron en dichos productos, pero en todos los talleres el maestro o, con mayor frecuencia los colaboradores más dotados, producían obras para uso y consumo de las familias más adineradas. Eran evidentemente enseres con una función específica y no simplemente objeto de contemplación estética. Es más, esas piezas eran las que producían, si no las mayores ganancias, unos ingresos constantes, lo cual permitía sobrevivir a los talleres cuando se acometían obras de mayor envergadura que implicaban largos plazos de ejecución. Sabemos, por ejemplo, que el obrador de Lorenzo Ghiberti produjo muchos objetos de orfebrería de los que nos han llegado muy pocos ejemplares y, probablemente, su intervención directa se limitó al diseño y entrega de los dibujos a sus ayudantes, mientras él se dedicaba a las grandes obras de bronce como las puertas del baptisterio florentino o las estatuas para los nichos exteriores de Orsanmichele. A menudo sucedía que los comitentes más ricos, que solían mantener bajo su protección a algunos creadores, no se limitaban a implicarlos en la ejecución de obras en el ámbito en el que estuvieran especializados, sino también en otros sectores. Destacan los ejemplos que protagonizó Andrea del Verrocchio quien, siendo un protegido de Lorenzo ‘el Magnífico’, pudo ejercitarse en la realización de objetos de pequeño tamaño, como la formella (relieve) con la Degollación de San Juan Bautista que remata el altar de plata del baptisterio y, probablemente, la montura del jarrón de época sasánida, que es una de las piezas más importantes entre los jarrones de piedras duras de la colección que se conserva en el palacio de Via Larga. El hecho de que familias como los Medici, los Strozzi o los Tornabuoni pudieran permitirse invertir tan ingentes sumas de dinero en obras tan costosas no dependía solo de las riquezas que poseían, ars 25 ars 26 sino también de la posibilidad que se les ofrecía a los caballeros y a sus familiares de estar exentos de sujeción a las leyes suntuarias. Se ha debatido mucho sobre la función que tuvo la promulgación de dichas normas desde la Edad Media, tanto en Florencia como en muchas otras ciudades italianas, llegando a identificar algunos puntos que merece la pena mencionar: se intentaba no dilapidar en gastos fútiles y excesivos los patrimonios familiares; se pretendía frenar la exhibición pública de riquezas; se prohibían vestidos que pudieran considerarse licenciosos y, finalmente, se quería evitar que, en caso de que se les permitiera a todos acceder a determinados bienes, se produjeran equívocos en la identificación de las diferentes categorías de ciudadanos. Naturalmente las prendas de vestir y las joyas copaban la atención de los legisladores, pero esas normativas tan severas como desoídas también apuntaban a otros productos, como los muebles o las alfombras y las tapicerías. A menudo bastaba con pagar una tasa para eximirse de los vínculos que se les imponían y así las mujeres, que no eran más que una especie de ‘propiedad’ de los pater familias, podían ostentar las riquezas de sus maridos sin temor a que se las persiguiera. El que tenía fortuna podía negociar su propia libertad. El dominio del dinero, ni siquiera disfrazado bajo la apariencia un poco hipócrita de las donaciones a favor de entidades con finalidades benéficas y para el ornato da las iglesias, fue una de las muchas chispas que desembocaron en la hoguera de las vanidades, tanto metafórica como real. Las piras en las que se inmolaron obras consideradas licenciosas por los más intransigentes y más tarde, en el declive de la dinastía medicea, por los seguidores de Girolamo Savonarola, son el signo de una decadencia que vio cómo se desmoronaban las certidumbres, incluso en el futuro de un mundo estable desde el punto de vista político y social. La progresiva pérdida de valor del florín, la moneda que había representado el símbolo del poderío económico de Florencia, acompañó al final de su primacía. La flor de lis, emblema de la ciudad –en la cara de la moneda– y San Juan Bautista, su patrono –en la cruz– veían en equilibrio lo sagrado y lo profano, el poder temporal y el religioso. En el momento en que ese equilibrio se rompió, también PAGINA 26 Taller de buglioni Tondo con escudo de los Medici. Primer quarto del siglo XVI. Terracota vidriada y policromada. 70 cm. Galería de los Uffizi, Florencia. se quebró el poder del dinero. Como observaría Augustus W. Northmore Pugin2 cuatro siglos más tarde, una sociedad armoniosa da lugar a un arte hermoso, que él reconocía en la Edad Media y en ese periodo del Renacimiento anterior a la imposición de las señorías absolutas, mientras que a una sociedad decadente le corresponde un arte decadente. Puede que este concepto resuma perfectamente el escenario donde encajan algunas de las muchas teselas, a veces contradictorias, que han compuesto la sociedad florentina y que provocaron la caída del castillo de certidumbres religiosas y políticas en el que se había basado todo el sistema florentino. Con ello, según Aby Warburg,3 se eclipsa también el renacimiento del paganismo antiguo simbolizado, puede que más que por ninguna otra obra, por la colección de camafeos y tallas clásicas que se conservan en el pequeño estudio del palacio de via Larga, fuente inagotable de temas iconográficos para artistas y estudiosos de la antigüedad. El saqueo de dicho palacio y el desmembramiento de una de las colecciones más hermosas del mundo occidental –en la que los propios jarrones de piedras duras de origen fatimita y sasánida eran la representación metafórica de los confines del Imperio de Oriente que con la reunificación entre las dos Iglesias se había intentado reconstruir inútilmente– fue la verdadera señal que marcó el fin de una esperanza ilusoria. La confianza en la capacidad del ser humano para ser faber fortunae suae entró en crisis esencialmente debido a la muerte de un solo hombre, Lorenzo, al que aun hoy se le sigue conociendo con el sobrenombre de ‘el Magnífico’. Bajo su propia égida ya se habían vislumbrado las primeras grietas. La interpretación que dieron los artistas de la crisis de valores tiene un impacto tan inmediato y eficaz que se pueden leer todas sus implicaciones. La caída de los ídolos auspiciada por Savonarola presenció la destrucción de todo en lo que hasta entonces se había confiado: la belleza, la riqueza y la hegemonía de una sociedad que se creía perfecta. DINERO Y BELLEZA. BANQUEROS, BOTTICELLI Y LA HOGUERA DE LAS VANIDADES Lugar Palazzo Strozzi, Florencia Fechas 17 de septiembre al 22 de enero de 2012 Horario De lunes a domingo de 9.00 a 8.00 h. Jueves de 9.00 a 11.00h. Web www.palazzostrozzi.org 2 Bologna, Ferdinando. Dalle Arti Minori all’Industrial Design. Bari: Laterza, 1972, pp.191-203. 3 Warburg, Aby. La rinascita del Paganesimo antico: contributi alla storia della cultura. Ed. por Gertud Bing. Florencia: La Nuova Italia Editrice, 1966, pp. 1-58. Comisarios Tim Parks y Ludovica Sebregondi Patrocinador Banca CR Firenze ars 27 | DI NERO Y BEL L EZA EL M O N TA J E | POR luigi cuppelini Palazzo Strozzi. ¿Qué mejor sede expositiva ambos comisarios (o de uno solo). Cada uno hay dos paradas sucesivas y la última en la para una exposición como Dinero y Belleza de ellos firma sus propios escritos, pero el co- tienda-librería, donde el público descubre si que el grandioso edificio construido a partir lor diferenciado del fondo ayuda a compren- ha ganado o perdido los capitales invertidos. de 1489 por Filippo Strozzi, uno de los más der inmediatamente quién está hablando, se Hay audioguías en italiano, inglés y fran- ricos florentinos? trata de auténticos «textos de autor». Tam- cés. Las que están destinadas a los niños se La muestra se desarrolla a lo largo de nueve bién hay otros escritos explicativos destina- han pensado de forma que sean los chicos grandes salas del piso noble, con una insta- dos a los niños; son de mayor tamaño, están quienes guíen a los adultos con los que es- lación que se caracteriza por dos lenguajes colocados a un nivel más bajo y se reconocen tán visitando la exposición. Precisamente distintos puestos de relieve por tonos cro- por un grafismo especial. Naturalmente para para que los grupos familiares puedan vi- máticos contrapuestos: claro y luminoso en las secciones hay otros textos adecuados. sitarla, se proporciona gratuitamente un mercaderes-banqueros aquellas partes que describen el nacimiento La iluminación, hecha por técnicos que contenedor de cuero, la Bolsa del banquero, del florín, los viajes, las mercancías, a los co- trabajan también para el mundo del teatro, inspirado en los que se usaban en el Rena- mitentes; y oscuro en las secciones dedica- valoriza las obras, no crea sombras y hace cimiento, que contiene objetos y elementos das a la usura y a Savonarola. El recorrido, resaltar las inscripciones doradas que hay en con los que jugar delante de las obras, dife- con obras heterogéneas (tablas, frescos des- las paredes, citas de la época sobre el tema renciados por franjas de edad. pegados, esculturas, códices miniados, mo- de cada sala. Todos los textos están en ita- La exposición no se limita a los espacios nedas, medallas), tiene un punto de unión, liano y en inglés. También se han traducido al del piso noble, sino que abarca todo el Palacio. un signo que hace de hilo conductor. ruso y al chino en unos folletos explicativos Desde la pantalla táctil que hay en el patio, en que se entregan gratuitamente. la que se puede aumentar el gran retablo Pala Los textos informativos, grandes y legi- FERNANDO DURÁN S U B A S TA , 4 Y 5 D E O C T U B R E bles, representan una constante en las expo- Antes de acceder a la exposición los vi- della Zecca y reconocer a los santos protec- siciones del Palazzo Strozzi. En esta ocasión sitantes pueden usar los códigos de barras tores de Florencia, así como los escudos de guían a los visitantes los dos comisarios, cu- de sus propias entradas para registrarse y las Artes, hasta el Café que como siempre en yas voces dan vida a un dueto en el que se participar en el juego interactivo «Sigue tus Strozzi cambia de nombre según el tema de ars presentan puntos de vista distintos (y a veces florines». Un juego cuyas imágenes han sido la exposición en curso. En esta ocasión, Caffè ars 28 contrapuestos) sobre las obras exhibidas. Las creadas por Giuseppe Palumbo, el famoso Mida/Kings Mida Café. El ascensor se ha «de- 29 informaciones están incluidas en una parte dibujante de novela gráfica, que ayuda a com- corado» con imágenes de la muestra y hasta «neutra» que contiene el título, la fecha, la prender los mecanismos gracias a los cuales en los baños hay referencias a la exposición técnica y el lugar en el que está colocada la los mercaderes-banqueros obtenían ganan- con la poesía El dinero es el rey absoluto de obra. A continuación pueden ir los textos de cias con sus inversiones. En la propia muestra Carmina Burana. | DI NERO Y BEL L EZA EL CATÁ LO G O | POR SOL G. MORENO Un detalle de La calumnia de Botticelli ilus- economía del momento, como «el problema DINERO Y BELLEZA. LOS BANQUEROS, tra la portada del catálogo. No se podría de la usura y los judíos» escrito por Michele BOTTICELLI Y LA HOGUERA DE LAS VANIDADES haber escogido otra imagen más apropiada Cassandro o «La banca, la letra de cambio y el Varios Autores. Florencia: Giunti Editore, 2011. 286 que esta, pintada tras la caída de los Medici comercio internacional» de Francesco Guidi páginas. Dimensiones: 24,5 x 26 cm. Precio: 38 €. y poco antes de la Hoguera de las Vanidades Bruscoli. A fin de cuentas, los mayores mece- ISBN: 55188J Edición italiana. 551955 Edición inglesa. llevada a cabo por Savonarola en 1497. nas consiguen sus fortunas gracias a sus ac- Los textos que lo integran resultan tan tividades comerciales. Las figuras de Lorenzo hetereogéneos como las piezas de la expo- El Magnífico y Gerolamo Savonarola merecen sición. Arte, mecenazgo, sistema financiero un capítulo cada uno. No en vano representan y comercio se unen en estas páginas en un el principio y el fin de una era. intento por explicar el ascenso y caída de la Nueve capítulos y ocho apartados más Florencia renacentista. Los comisarios Ludo- que coinciden con las secciones de la muestra vica Sebregondi y Tim Parks exponen sendas forman este volumen, donde prima la palabra reflexiones sobre la relación entre arte y po- sobre la imagen. Quizás porque muchas de der que nos sitúan en la época del Quattro- las obras son de sobra conocidas. Dejando a cento florentino. un lado las carencias visuales, esta obra es un Una vez hecha la contextualización, se abordan cuestiones más específicas sobre la D&B (1,1) -1- COP ITALIANO.indd 05/08/11 11:59 Denaro za e Bellez I banchieri, Botticelli e il rogo delle vanità ATRIBUIDO A FEDERICO DE MADRAZO Y KUNTZ (Roma, 1815- Madrid, 1894) Izquierda: La Infanta Luisa Fernanda. Óleo sobre lienzo. 78,5 x 57 cm. Derecha: La Reina Isabel II. Óleo sobre lienzo. 78,5 x 57 cm. buen manual para estudiosos que desean profundizar en el nacimiento del Renacimiento. www.fernandoduran.com Velázquez 4 y Conde de Aranda 23-24, 28001 Madrid. Tel.: 91 575 39 11