Descargar suplemento La Prensa, 4 de junio de 2016
Transcripción
Descargar suplemento La Prensa, 4 de junio de 2016
EL DÍA, sábado, 4 de junio de 2016 p1 LA HISTORIA RECIENTE del Puerto de la Cruz a partir de una nueva guía de bolsillo explicada por Nicolás González Lemus 7 del domingo revista semanal de EL DÍA LAS CASAS PRINCIPALES DEL AYUDANTE DOMINGO PÉREZ VOLCÁN (1628-1707) EN LA CALLE DE SAN TELMO (SANTA CRUZ DE LA PALMA) Texto: Antonio Lorenzo Tena E l barrio de San Telmo, con la calle principal homónima, en una de las zonas con mayor solera histórica de Santa Cruz de La Palma, se extiende desde la plaza de Santo Domingo hasta El Galión, en una franja extendida de Norte a Sur, con limitaciones por el naciente con los riscos que caen sobre el mar, la calle de Luz y la calle del Espino, y por el poniente la Cuesta de Buenavista. En lo alto del risco que corona la bahía, dominando el puerto y la escena marítima, se encuentra la ermita de San Telmo (más adelante con la titulación añadida de Nuestra Señora de la Luz), fundada por la cofradía de mareantes. No en vano este barrio ha sido habitado tradicionalmente por marineros o personas cuyos oficios se han relacionado con el mar. Historiar la calle o el barrio de San Telmo casa por casa no es tarea sencilla, como tampoco es hacerlo de cualquier calle o barrio en el tiempo; diríase más, es técnica y materialmente imposible alcanzar la exactitud. Para que las piezas de este completo puzle encajasen a la perfección sería necesario un corpus documental completo del que no disponemos (a pesar de que el rastreo ha sido amplio, largo y minucioso). Pero no es suficiente. No es posible la precisión absoluta por diferentes motivos: no se documentaban la totalidad de las transmisiones; algunas casas podían sufrir agrupaciones o modificaciones en su estructura a lo largo del tiempo, incluidas divisiones (por ejemplo, casas derruidas en cuyo solar se construyesen dos, o a la inversa) y también está la ambigüedad de los linderos hasta mediado el siglo XIX con la numeración de las casas(1), lo que no permitía hasta esa fecha una gran precisión. Otro ejemplo que aumenta la confusión es el cambio en la nomenclatura, siendo esta calle denominada “Pablo Iglesias” durante el periodo republicano, “Navarra” tras la Guerra Civil(2) y “San Telmo” en los años sesenta, su denominación Casas en la actualidad (calle de San Telmo). histórica, que es la que se encuentra vigente. El barrio y la familia Pérez Volcán Si se conoce una familia cuyos apellidos se han vinculado a la zona alta del barrio de San Telmo, especialmente desde la segunda mitad del siglo XVII hasta la primera mitad del XVIII, ésta era la familia Pérez Volcán, cuyos dominios se extendían a lo largo de la zona más llana del barrio hacia el Sur (desde la ermita de San Telmo o Nuestra Señora de La Luz hasta los riscos y relvas de La Caldereta(3)), propiedades que se fueron repartiendo y transmitiendo a lo largo de algunas generaciones, por tanto constituyendo una sólida saga familiar arraigada en la zona. De este modo no era extraño que los primeros inquilinos buscasen una zona de especial preeminencia, cercana a un templo religioso, y ubicada sobre el risco, con una privilegiada visión de toda la bahía de Santa Cruz de La Palma. Domingo Pérez Volcán, hijo de Agus- tín Pérez y Melchora Luis, casado con Margarita de la Ascensión (1649), fue el primero de su familia en utilizar el apellido Volcán, cuyo origen se desconoce, aunque se transmitió en su dilatada descendencia hasta principios del siglo XX(4). Dedicado a las milicias, donde alcanzó el grado de ayudante de coronel, mostró en diversas ocasiones de su vida detalles de altruismo para con la Isla. Una de sus contribuciones más conocidas fue el legado por su testamento de 1705(5) de un tributo de 500 reales de principal para que con sus réditos se ayudara a la celebración de la fiesta en honor de Nuestra Señora de la Luz en la ermita de San Telmo. Asimismo, su esposa había legado una casa terrera en el barrio de San Telmo valorada en 400 reales para la ayuda de la misma fiesta. Historia de la casa y sus propietarios Ya se ha comentado la dificultad que entraña historiar un inmueble, máxime a lo largo de varios siglos. No obstante, en este caso, concurren algu- nas circunstancias que facilitan la labor, como es el hecho de que las viviendas, con todas sus reformas y variaciones, hayan permanecido prácticamente en dos familias a lo largo de más de tres siglos. La casa (hoy en dos viviendas) experimentó en el tiempo varias reformas, algunas de ellas documentadas, por lo que su fisionomía actual en poco se habría de parecer a la de antaño. Pertenecía, mediado el siglo XVII, como otras fincas cercanas, a Francisco Hernández Sosa Portugués, y su esposa Juana Hernández, donde ambos tenían su residencia. Estas casas contenían un solar sin edificar. En 1649, con motivo del casamiento de su hija Margarita de la Ascensión con Domingo Pérez Volcán, Francisco Hernández Sosa, otorgó escritura de dote a favor de dicha su hija entre cuyos bienes incluía: “Primeramte un solar para que en el edifiquen una casa en que biban que esta junto a las casas de nuestra morada con quien linda por un lado y por el otro casa de franco gonsales carba[llo] y por abaxo la calle que cay sobre [los riscos] de […] por delante […]”, que valoraba en 200 reales(6). Domingo Pérez Volcán disponía así de una parcela para fabricar, que amplió en 1653 con otro solar contiguo, casa y corral que compró a Francisco Hernández Carballo y su mujer Francisca de León por un precio global de 370 reales(7). Esta propiedad de Carballo estaría situada hacia el Sur respecto a la casa y solar de Francisco Hernández Sosa Portugués, su suegro: “Una casa terrera cubierta de teja que tenemos en el barrio de sant Telmo con su corral y cercado de tierra que junto a ella esta, que linda por delante Calle Real y por detrás Camino Real y salida de la ciudad a las Breña y por un lado casas de juan lopes mareante y por el otro casas de franco hrs portugués y cercado de tierra del comprador por manera que le vendemos todo aquello que esta y nos pertenese debajo de dhos linderos sin reseruar para nosotros cosa alguna”. Con la casa vieja, que fue utilizada como granero, y los nuevos solares, el matrimonio formado por Domingo Pérez Volcán y Margarita de la Ascen- p2 sábado, 4 de junio de 2016, EL DÍA EN PORTADA sión dispuso de una propiedad más amplia, remodelando en profundidad la casa según se deduce del testamento de esta última al declarar que “durante dho matrimonio hemos adquirido las casas de nra. hauitasion y otros bienes que constaron de Ynstrumentos a que me remito y en las cassas de nra. hauitasion hemos fabricado y puestolas en la forma que están oy”(8). De las dos casas que formaban el conjunto, la llamada “casa vieja” estaba situada en la parte sur, y disponía de puerta interior. Esta “casa vieja” fue fabricada por Domingo Pérez Volcán, según se hace observar en la partición de los bienes practicada por su muerte. Tal como había sucedido con Francisco Hernández Sosa y su mujer, también Domingo Pérez Volcán y su mujer, Margarita de la Ascensión, pretendieron que su hijo Francisco Pérez Volcán, al tiempo de casarse con Ángela Francisca Monterrey, fabricara una vivienda propia junto a la suya. Así, en el testamento de Margarita de la Ascensión, ésta declaraba haberle dado a su hijo Francisco Pérez Volcán “un solar en las cassas de nra. hauitasion abaliado en dosientos Reales los que les exsibiendolos mis herederos quede libre dho solar”(9). Así se hace constar, asimismo, en la partición de bienes por muerte de Domingo Pérez Volcán y Margarita de la Ascensión, en que se dice que “señalaron quarenta y sinco piez de gueco en dho sitio, que dieron para fabricar una cassa, al tiempo de selebrar matrimonio con Angela franca de Monterrey su lexitima muger, como consta de la escriptura que le otorgaron pr ante Pedro descouar sno puco que fue desta ysla, su fha, en 24 diaz del mes de noviembre del año pasado de 1673, y por no hauer tenido efecto, y hauer fabricado los sobre dhos la referida casa, mandó la dha Margarita de la Asempon pr clausula de su testamento que otorgo por ante Andres de guerta sno puco que fue desta ysla su fha en 16 diaz del mes de henero del año passado de 1706 se le diese al dho alferes franco peres bolcan su hijo, dosientos Rs pr dho sitio, para que quedase libre y fueron apresiadas las dhas casas en siete mil dosientos y quatro Reales de que se haze cuerpo de bienes”(10). Al parecer, esta casa no se fabricó por lo que Margarita de la Ascensión le dio a su hijo Francisco Pérez Volcán (casado con Ángela Francisca Monterrey) 200 reales para que el sitio quedara libre(11). En la expresada partición, las dos casas de San Telmo fueron adjudicadas a su hijo Manuel Pérez Volcán, casado con María Fernández de Medina(12). Éste declaraba en su testamento de 1738: “Yten declaro qe Firma del ayudante Domingo Pérez Volcán Civitas Palmaria. Anónimo del siglo XVIII. Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de La Palma (fragmento). Escudo heráldico de la familia Pérez Volcán. Acuarela de Antonio Lorenzo Tena. además del valor de las casas donde vivo qe me tocaron en partición de mis padres tengo en ellas dos mil rrs qe me redimió Agustin de Pais por un tributo qe me pagaua y asimismo quatrosientos rrs que me presto el Pe Cura de Sor Sn Joseph de Breña Vaja mi sobrino [Mathias Peres Bolcan], y tresientos qe me presto Jorje Montero de espinosa, y ciento y veinte rrs en contado qe me presto Ambrosio Lopes de Abreu, todas las quales partes tengo gastadas en la Redifican de dhas casas. Declarolo assi para qe conste”(13). La casa de la parte Sur era terrera y fue apreciada en 4173 reales, mientras que la casa del lado Norte era sobradada, con su corral, y apreciada en 5.249 reales(14), siendo reedificada con propio caudal de Manuel Pérez Volcán, según hace constar en su testamento de 1738. Firma de Guillermo Commins Estas casas fueron adjudicadas a su hija Manuela Volcán y Medina, segunda mujer de Guillermo Commins, irlandés (1691-1752), y en el inventario de bienes por su muerte (1746) se relacionan las casas de su habitación en el barrio de San Telmo, “que lindan por delante con la calle Real q va a la Caldereta, por las espaldas con otro camino que va tambien a dha Caldereta, que nace de la plasa de la lus, por un lado con casas de Dª Margarita Bolcán [Monterrey] y por el otro con casas de los hijos y herederos de Margarita Bolcan muger q fue de Jph Cavesola”(15). En ese inventario se hace constar que en la cocina se hallaron un millar de tejas que Guillermo Commins había comprado para la composición de la casa, lo cual es un indicio de que éste acometió importantes reformas. El capitán Guillermo Commins, natural de Carrick on Suir, al sur de Irlanda, era uno de los irlandeses que controlaron buena parte del comercio insular durante los años centrales del siglo XVIII. Había llegado a La Palma hacia 1730(16) y allí contrajo matrimonio con Rosa Volcán Monterrey, hija del alférez Francisco Pérez Volcán y de Ángela Francisca Monterrey, estableciéndose en San Telmo, en una casa situada en frente de la que es objeto de análisis en este artículo. Fallecida su esposa, celebró nuevas nupcias con la prima de aquella, Manuela Volcán Medina. En la descendencia de este último matrimonio quedó el inmueble aquí historiado. Así, en la declaración testamentaria (1828) de Juana Manuela Arturo Commins Volcán de Medina, hija de Miguel Saba Arturo y María Commins, asimismo nieta de Guillermo Commins y Manuela Volcán de Medina, se cita entre sus bienes: “Declaro por bienes propios mios heredados de mis padres la tercera parte de una casa y sitio situada en esta ciudad en el Barrio de San Telmo enfrente de la de mi habitación que linda por delante con la calle principal de dicho Barrio, por detrás camino que va para el Degredo y sale a dha calle, por un lado casa del presbítero Dn José Manuel Cavezola y por el otro lado casa de Dn Dionisio Alvertos vene cura de la Parroquia del Señor Sn Pedro, en cuya casa y sitio hay muchas bien hechurías fabricadas por Dn Antonio Juan de Silva mi cuñado, y por Dn Antonio Juan de Silva y Arturo mi sobrino clérigo presbítero, que ha vivido y vive actualmente en mi compañía; por lo que rebajando, como es justo, las ante dichas bien hechurías, tengo la tercera parte, como dejo dicho, en lo restante de ella. Declárolo para que conste”(17). Las herederas de Juana Manuela Arturo Commins fueron sus sobrinas: María de la Esperanza, y María de los Dolores, hijas de Antonio Juan de Silva y Viñoly, prestigioso platero de la época y Andrea Arturo, hermana de la otorgante. La propiedad de la casa recaló (probablemente antes de 1852) en Antonio de Silva y Arturo(18), presbítero, hijo de Antonio Juan de Silva y Viñoli y de Andrea Arturo Volcán, aunque no hay constancia de que la habitara puesto que ejerció su labor de sacerdocio durante más de 50 años entre las parroquias de Fuencaliente(19) y Breña Alta, residiendo durante sus últimos años en el segundo municipio, en el cuartel de Miranda de Abajo. Es sabido, por una gacetilla de prensa, que la casa se encontraba en venta en 1869(20), aunque no queda constancia de que se hubiera vendido pues unos años después Antonio de Silva y Arturo, por su testamento de 1882(21), había legado a su medianera Juana Sánchez Pérez, mujer de Juan Hernández Medina (ausente en Cuba) y vecina de Breña Alta, la casa de San Telmo. Pero este legado, por motivos desconocidos, no se llevó finalmente a efecto, pues antes de fallecer el anciano presbítero, de 86 años, vendió la casa, además de otra en la misma calle señalada con el nº 19, y una hacienda de pan sembrar, árboles de 6 fanegas y 3 celemines en Buenavista de Abajo, todo en precio conjunto de 15.000 pesetas a su sobrino Alejandro Rodríguez Silva, abogado de 28 años(22): “Una casa situada en la calle de San Telmo con el nº 31 de orden moderno con un sitio o huerto que le es anexo, lindante todo por su derecha o Norte con casa de los herederos de D. Tomás Rodríguez López y de D. Salvador Remón de la Rosa, por su izquierda o Sur, con otra que fue del presbítero D. José Manuel Cabezola y hoy de Dª Beatriz Cabezola Abreu, por su espalda o naciente con la calle del espino y por enfrente con dha calle de San Telmo por donde tiene su entrada mirando al poniente. Se compone de un solo piso y mide todo en superficie 1255 metros cuadrados y 90 centimetros cuadrados. Pertenece al otorgante por herencia de sus padres D. Antonio Juan Silva y Viñoli y Dª Andrea Arturo y Volcán, y de su hermana Dª Maria de la Esperanza Silva y Arturo, y las demás partes por compra a sus otros hermanos D. Miguel, D. Narciso y Dª Maria de los Dolores Silva y Arturo, de cuyas adquisiciones no tiene título de dominio escrito, pero bajo tales conceptos la ha poseído quieta y pacíficamente más de 30 años”(23). En 1895, este último propietario ven- Firma de Bernardo Pestana García (1905) p3 EL DÍA, sábado, 4 de junio de 2016 EN PORTADA dió la casa a Juan García Hernández (47 años) en precio de 3.000 pesetas. El inmueble era descrito entonces como una casa de planta baja con varias habitaciones y una huerta anexa: “Linda por el Norte con casa de los herederos de D. Tomás Rodríguez López, y de D. Salvador Remón de la Rosa, por la izquierda o sur con otra de doña Beatriz Cabezola y Abreu, por su espalda o Naciente calle del Espino y por su frente con la expresada calle de San Telmo por donde tiene su entrada mirando al poniente. Se compone de un solo piso y tiene una superficie de 1255 metros cuadrados y 90 cm cuadrados (incluido el sitio)”(24). Fallecido éste pocos años después, su esposa María Rodríguez Leal (43 años), acuciada por las deudas, por sí misma y en representación de sus hijos menores no emancipados, Modesta, Ciriaco, Antonio, Jerónima y Juan, vende la casa en 1904 a Bernardo Pestana García, en precio de 3.500 pesetas, descrita en los mismos términos y linderos que la cita anterior, aunque añadiendo la circunstancia de que la finca contaba para su abasto con un cuarto de paja de agua de la que surte a la población un estanque, y libre de todo gravamen(25). La propiedad fue transmitida a Francisca Pestana Ravelo, única hija de Bernardo Pestana y Eulalia Ravelo, aunque todo indica que entre 1945 y 1956 se produjo una segregación de la propiedad, manteniendo Francisca Pestana la parte Sur y Manuel Tena Franco, su yerno(26), la parte Norte. Durante buena parte del siglo XIX y el primer tercio del XX la casa no fue habitada por los sucesivos propietarios, según se deduce de los padrones municipales(27). De hecho, cuando Bernardo Pestana adquirió la casa en 1904 éste se encontraba domiciliado en la calle Simonica de la ciudad (hoy denominada A. Cabrera Pinto) con toda su familia. Los inquilinos que ocuparon la casa de San Telmo en esas décadas procedían de lugares tan distantes como Breña Alta, Los Llanos de Aridane, Lugo, Arrecife, Valencia, Cadaqués, La Gomera, Córdoba, Teruel o San Sebastián; y el oficio que desempeñaba el cabeza de familia tan dispar como: marino, carpintero, zapatero, hojalatero, albañil, comerciante o pedrero; llegando incluso a establecerse tres familias en la misma casa, por lo que cabe pensar en un régimen de alquiler para personas itinerantes. La casa dejó de ser alquilada y pasó a ser residencia familiar cuando hacia 1930 se estableció provisio- NOTAS (1) La casa objeto de este estudio cambió de nombre y numeración tres veces durante el siglo XX: la tradicional número 31 pasó a ser número 29 hacia 1955 y números 43 y 45 en la actualidad. (2) Diario de Avisos, 19 de julio de 1937, pág. 2. (3) Véase Lorenzo Tena, Antonio. “La Caldereta y la familia Pérez Volcán de Santa Cruz de Palma”. En El Día (suplemento La Prensa), 13 de noviembre de 1999. Véase también: Pérez García, Jaime. “Evolución histórica de la zona sur de Santa Cruz de La Palma: el barrio de la Portada y sus aledaños”. En Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, nº 1 (2005), págs. 439-465. (4) Pérez García, Jaime. Ibídem, pág. 442. (5) A[archivo] G[eneral de La] P[alma] / P[rotocolos] N[otariales], Escribanía de Andrés de Huerta. 8 de mayo de 1705. (6) AGP / PN, Escribanía de Tomás González de Escobar, 11 de julio de 1649. (7) AGP / PN, Escribanía de Andrés Bermúdez Manso, 5 de junio de 1653. (8) AGP / PN, Escribanía de Andrés de Huerta, 16 de enero de 1706, fol. 13. (9) AGP/ PN, Testamento de Margarita de la Ascensión, ante Andrés de Huerta, 13 de enero de 1706, fol. 13. (10) AGP/PN, Escribanía de Andrés de Huerta Perdomo, 18 de sep- nalmente Argelia Herrera Pestana (nieta del anteriormente citado Bernardo Pestana) con su esposo Manuel García Herrera y la familia de este último. En la primera mitad de la década de 1940 ya se estableció en la casa Manuel Tena Franco con su esposa e hijos. En la parte superior izquierda, casas que fueron de Domingo Pérez Volcán. Parte trasera de la casa a principios del siglo XX (acuarela de Antonio Lorenzo Tena). tiembre de 1726. (11) Ibídem. (12) Una hija de ambos, María del Patrocinio Volcán Medina, esposa de Salvador Montero de Espinosa, declaraba en su testamento otorgado el 15 de noviembre de 1766 ante el escribano Miguel José Acosta: “Yten mando que de las diferentes encomiendas que tengo en Indias luego que lleguen con su ymporte se retoque y componga la Santísima Ymagen de nra. Sra de la Luz que se venera en la Hermita que está en el varrio de San Telmo y se imponga tresientos rrs de dhas enmiendas en bienes seguros para que su rédito sea para aiuda de la fiesta de dha Santíssima Ymagen”. (13) AGP/PN, Testamento de Manuel Pérez Volcán, ante el escribano José Albertos y Álvarez, 18 de abril de 1738. (14) AGP/ PN, José Albertos Álvarez, 20 de abril de 1746, fol. 326. (15) AGP/ PN, José Albertos Álvarez, 6 de mayo de 1750. (16) Lorenzo Tena, Antonio. “Una colonia irlandesa en la isla de La Palma durante el siglo XVIII”. En Boletín Millares Carlo nº 27 (2008), págs. 83-100. (17) AGP/ PN, Gregorio José Medina, 17 de abril de 1828, fol. 364 [protocolizado el 31 de mayo de 1828]. (18) Nació en 1796, hijo de Antonio Juan Silva Viñoly y Andrea Arturo Volcán (casados el 27 de julio de 1785), nieto por línea paterna de Antonio Juan de Silva y Josefa Viñoly, y por línea materna de Miguel Saba Aspectos arquitectónicos Una de las reformas conocidas más importantes atañe a la fachada de la vivienda hacia la calle de San Telmo, en la cara Oeste, por donde tiene la entrada principal. El 26 de junio de 1905 Francisco Herrera Concepción, familiar del propietario(28), presentó un plano en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma solicitando una modificación importante para la fachada de la casa, que entonces tenía el número 31, la cual fue aprobada por la Junta de Ornato(29). El diseño incluía una cornisa y nuevas formas para puertas y ventanas, así como relieves, sobre las formas tradicionales de c asa c anaria, tomando el aspecto que tiene en la actualidad. Era habitual que la parte trasera de las casas dispusieran de balconadas o galerías acristaladas como atalayas de observación hacia el mar. También la casa aquí historiada contaba con una galería cubierta de cara al Naciente. En 1936 Antonio Herrera Concepción, yerno de Bernardo Pestana, fue autorizado por el consistorio capitalino para ciertas reformas internas en la casa cuyo alcance desconocemos. Lo más factible es que las reformas solicitadas por Herrera consistieran en el añadido de una construcción adosada en la parte trasera (cara Este) en el extremo del Sur, aunque con posterioridad se hizo otra construcción de cierta complejidad con la fábrica de una azotea en la parte trasera con escaleras exteriores(30). El 23 de abril de 1956, Manuel Tena Franco, yerno de los anteriormente citados Antonio Herrera Concepción y Francisca Pestana Ravelo, domiciliado ya en la casa, promovió, en la parte del solar perteneciente a la propiedad objeto de este artículo, la construcción de un almacén o garaje de 104 metros cuadrados de superficie con puerta de entrada hacia la calle de la Luz(31), bajo proyecto de Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo, uno de los arquitectos más prolíficos de la época en la isla. Este almacén se encontraba limitado al Sur con huerto que quedaba de la propiedad y por el Norte con serventía que comunicaba la vivienda con la plaza de La Luz. y Arturo y María de las Nieves Commins. (19) Fue el primer cura cuando la ermita de San Antonio Abad de Fuencaliente pasó a ser Iglesia Parroquial (1832). (20) El Time, 20 de octubre de 1869. (21) AGP/ PN, Cristóbal García Carillo, 4 de marzo de 1882. (22) En 1875 consta en un padrón municipal como domiciliado en la calle de San Telmo nº 1. (23) AGP/ PN, Cristóbal García Carrillo, 24 de junio de 1882, fol. 593. (24) AGP/ PN, Melchor Torres Lujan, 19 de Julio de 1895. (25) AGP/ PN, Aurelio Gobea Rodríguez, 16 de junio de 1904. (26) Por ese tiempo administrador del Sanatorio Antituberculoso de Mirca. (27) Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma. Padrones Municipales entre 1875 y 1935(Referencias: 373-2-1, 373-2-2-, 371-1, 376-2, 3781, 378-2, 377-1, 379-1, 381-1-1, 567-1, 4202-1 y 942-1). (28) Hermano de su yerno Antonio Herrera Concepción, que residió durante toda su vida en la cercana calle Virgen de La Luz. (29) Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma. Libro de Acuerdos (ref. 717-5). Junta de Ornato (ref. 602-2). Plano de la casa (Ref. 24360). (30) Según constancia fotográfica, la reforma fue posterior a 1936 y anterior a 1961. (31) Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma. (ref. 1124-20). p4 sábado, 4 de junio de 2016, EL DÍA p5 EL DÍA, sábado, 4 de junio de 2016 INVESTIGACIÓN EN PORTADA TURISMO Tadashi Tagami (Óleo sobre lienzo de 100cm x 100cm) El chef del restaurante tinerfeño Kazan, que mantiene una estrella de la guía francesa Michelin desde hace dos años, tiene bien claro qué es la gastronomía japonesa. “Es una cocina con mucha alma, pasión, paciencia y espíritu”, señala este joven de 25 años que está tras las barra del establecimiento y que lucha para mantener esta distinción. Tagami, que nació en Lima (Perú) de padre japonés, llegó a Tenerife en el año 2012 luego de trabajar en el restaurante Le Calandre, en los alrededores de Padua (Italia) con el prestigioso chef Maximiliano Ala- jmo. La cocina de Tadashi, de fondo tradicional, se ha ido abriendo a fusiones y reinterpretaciones progresivas. A su listado de sopas y variantes de sushi, sashimi, gunkan, usuzukuri y tempura se superponen platos más o menos transgresores desde la perspectiva ortodoxa que incluyen el ceviche de marisco y el tataki de pato. En suma, tradición y fusión con arreglo a un estilo personal presidido por la técnica. Tadashi Tagami tiene mucho que decir y los ‘stage’ que ha realizado en grandes cocinas como la Hospedería Franciscana (uno de los 10 mejores restaurantes del mundo), o en el 99 Sushi Bar (uno de los japoneses mejores de España) tienen un significado oculto: conocer el producto. Y es que Tadashi está en formación constante, ese espíritu es el que le ha hecho, con tan solo 23 años, ser el cocinero más joven en conseguir la ansiada estrella Michelin. Sin duda, este gran chef rezuma sensibilidad en cada una de sus recetas y sabe cómo fusionar tradición e innovación y obtener un resultado siempre perfecto. p6 sábado, 4 de junio de 2016, EL DÍA Texto: José Peraza Hernández T iempos duros éstos para aquellos que trabajan en la mar, sobre todo los que ejercen su oficio en barquillos de remos, donde el esfuerzo físico es básico para este duro trabajo. Con el paso del tiempo, las barcas se han ido modernizando, y actualmente tienen grandes mejoras para salir a la lucha del trabajo de la mar; no obstante, se sigue trabajando a altas horas de la madrugada para traer a primeras horas de la mañana a puerto la pesca ansiada. Así sucede en la ciudad marinera del Puerto de la Cruz. Me cuentan los marineros que trabajan si el tiempo les ayuda, porque si la mar no está en condiciones o llueve ese día no se puede trabajar. Por eso, hay que aprovechar el buen tiempo para realizar la faena. En este trabajo tan laborioso, hay que mencionar a un viejo lobo de mar que se ha criado en medio de las olas, y de ellas ha vivido, trabajando en muchos momentos día y noche para sacar a su familia adelante. Hablamos con José Bello González, un hombre que nació en el seno de una familia de trabajadores. Su familia ejercía sus labores en los empaquetados de la compañía Yeoward, excepto la madre, que se ocupaba del hogar. Sus padres, Hilario y María Candelaria, nacieron en 1910, en el Puerto de la Cruz, y el hijo de ambos es el protagonista de esta breve reseña, José, quien nació un 9 de diciembre 1939. Hoy, José ya se encuentra retirado. E ‘El SALITRE’, MANOS ARTESANAS Me cuenta que ha trabajado con el patrón del barco “Vergeta”, conocido como “el Negro”. También, comenta que ha trabajado con otros patrones. Uno de los últimos barcos en que ha practicado su oficio fue el “San Ramón”. l acto de la consagración como obispo de la Diócesis Nivariense de don Domingo Pérez Cáceres tuvo lugar el día 21 de septiembre de 1947 en la Santa Iglesia Catedral de La Laguna, y yo, que aún no había cumplido los 4 años, estaba jugando en la casa de mis padres, en la calle Capitán Brotons, que distaba menos de cien metros de la Catedral. Presidió el Nuncio de Su Santidad en España Cayetano Cicognani, obispo de Ancira, junto con los obispos fray Albino Fernández y Menéndez-Raigada, que lo era de Córdoba y anterior a don Domingo, y don Antonio Pildain Zapiain, Obispo de Canarias, y con la asistencia de las más altas autoridades eclesiásticas, civiles y militares del Archipiélago. Hay que decir que en esa década, como en las dos o tres posteriores, el frío en La Laguna era terrible, a lo que habría que sumar la humedad, que no era precisamente relativa sino totalmente absoluta, así como el nivel, como diría el belillo, “frenético”. Los dictámenes de varias universidades llegan a la conclusión de manera unánime de que el “mago”, también llamado “belitre” o de “rosca gruesa”, es del todo incapaz de decir “freático”, pues cientos de estudios vienen a avalarlo. Cuando don Domingo se metía por la noche en su cama, en el Palacio Episcopal de la calle de San Agustín, su mayordomo Castro tenía previamente que colocar unas bolsas de goma con agua caliente para que las sábanas fueran “entrando en calor”. Por aquellos años, en los meses que iban de octubre a mayo el frío no había quien lo aguantara y empezaba a llover y se mandaba un mes lloviendo. Ni les cuento cuando el Teide estaba completamente nevado, pues hasta en La Esperanza caían copos, y esto se notaba José Bello González, ‘el Salitre’. Se levanta todos los días a las 6 de la mañana y las 7:00 sale en dirección al muelle, donde se pone a mirar a la mar, y al mismo tiempo, reflexiona sobre las cosas que tiene que hacer. Luego, se poner hablar un poco con los amigos, y sobre las 8:30 horas ya El obispo güimarero don Domingo Pérez Cáceres y sus anécdotas A REÍR QUE SON DOS DÍAS Juan Oliva-Tristán Fernández* en La Laguna, al punto de que alguien comentó en alto en su día: “Ya dejaron otra vez abierta la puerta de La Esperanza” (pareciera una frase del Papa Francisco, pero no, la pronunció un coñista lagunero). Por cierto, a este cristiano le preguntaron un día: “Oiga, ¿usted sabe en qué se parecen los EE.UU. con La Laguna?”, contestando el otro: “Ni idea. Déme una pista”, remachando el primero con rotundidad: “Coño, en que los EE.UU. están las “Catarratas del Niágara, y en La Laguna no me niagarás que te acatarras”. El cambio de aires de Güímar al Seminario lagunero lo sufrió nuestro hombre del sur de forma notoria pues se pasaba el tiempo tiritando, y hay que decir que tiritando y todo la Santa Sede romana lo nombra obispo. Como “iba a peor la mejoría”, los miembros del Cabildo Catedral deciden ponerse en contacto con el presidente del Cabildo Insular y terminan habilitando en el Palacio de la plaza de España una cámara-habitación para que los meses del crudo invierno lagunero don Domingo pueda dormir en el “chicharro”. Una mañana y en el Cabildo, el presi- se viene para su casa, donde tiene su refugio, un pequeño taller en el cual se entretiene. José repara barcos. Uno de sus preferidos lleva por nombre “Lolita”. Me comenta que la barca tiene unas medidas de 5,30 metros de largo (polita), 1,40 de ancho (manga), y de altura (punta) 70 centímetros. Es, además, un gran artesano de la maryhahechomásde40embarcaciones, entre grandes y pequeñas, a escala con las que ha realizado múltiples exposiciones. Hemos comprobado que a los barcos a escala no les falta detalle: luz, escaleras, el ancla que sube y baja, y todo con un cableado con sus correspondientes bombillos para dar luz, que se alimentan a través de unos pequeños cargadores. También alude a que se ha recorrido casi todas las islas, y posee carnet de artesano, entregado por el Cabildo Insular de Tenerife. Le pregunté que por qué lleva la barba tan larga, si es por alguna promesa. Afirma que la lleva así desde hace más de 15 años, sólo se recorta la parte del labio, y en ocasiones algunas puntas. Me llamó la atención la longitud de sus uñas, y le interrogué si era posible trabajar de esa manera. Contesta que las lleva desde hace unos 10 años de esa manera y que no le molestan para trabajar. Fue un placer hablar con nuestro amigo José Bello González, más conocido por “El Salitre”. Este hombre forma parte de los últimos artesanos de barcos del Puerto de la Cruz. Muchas veces se le puede ver cerca del muelle, con su barca y sus perrita “Niña”. Le doy mil gracias por su hospitalidad, y le animo a que siga realizando esas bellas y elegantes embarcaciones a escala, con esas manos de piel duras del salitre. dente don Antonio Hardisson Pizarroso le pregunta a don Domingo: “¿Cómo durmió anoche su Excelencia Reverendísima?”, contestándole éste: “Dormí como un bendito, calentito, no como en La Laguna, y hasta soñé haber oído música de nuestro “tajaraste”. Lo que aún no sabía don Domingo era que el reloj del Cabildo cada cuarto de hora “tocaba” el tajaraste, pero a todo se acostumbra uno. Cierta noche, Castro despierta a don Domingo para decirle que una “viejita” que estaba muy grave desea que don Domingo la confiese por última vez y allá que se viste don Domingo, se pone su abrigo y va a la casa de la enferma, pues ésta quería despedirse de él, luego de confesar, por lo que le pide a los familiares que les dejen solos. Efectivamente, se reconcilia con el Señor y le dice: “Don Domingo, ya me he confesado, pero tengo miedo”, a lo que nuestro obispo, en un afán postrero por tranquilizarla, le dice: “Mira, hija mía, lo que de verdad importa es que dentro de muy poco estarás en la Casa de Dios”, terminando ella respondiéndole: “Sí, don Domingo, pero como la casita de uno no hay nada”. Otra vez visitaba el Seminario paseando junto al rector del mismo y se cruza un seminarista “guaperas”, a lo Robert Redford, Richard Gere o el mismo Tom Cruise, y cuando ya les rebasa le dice don Domingo al rector: “Este no creo que se aguarezca”. OLIVARADAS. “¿Dónde hay que firmar para que Roma inicie la beatificación del Hermano Ramón Padilla, nuestro “santo” gomero de la Orden Lasaliana?” *Pensionista de larga duración, humoristólogo y colaborador sabático de EL DÍA p7 EL DÍA, sábado, 4 de junio de 2016 VIAJE POR LA HISTORIA DEL PUERTO DE LA CRUZ Texto: Nicolás González Lemus “P or sus relaciones comerciales, su clima suave y paisaje coronado por el Teide, el Puerto de la Cruz se convirtió en un temprano centro turístico. El turismo forma ya parte del ADN de la ciudad. Los hoteles son hoy los elementos esenciales del paisaje. Los espacios urbanos de los Llanos de Martiánez, Los Llanos de La Paz, San Felipe, San Fernando y otros conforman hoy una red de hoteles dentro de lo que fueron unos terrenos agrícolas. El casco antiguo aún conserva espléndidos inmuebles, algunos con sus torres-miradores construidos por los comerciantes para observar la llegada de los barcos, conventos, templos y hoteles históricos, todos ejemplos de su pasado esplendoroso”. Así comienza la guía –español e inglés– de bolsillo que acaba de publicar LeCanarien, de 40 páginas, 120 fotos a color y unos 20 mapas con las rutas indicadas de sus calles para orientar a los visitantes, nacionales y extranjeros, que quieran disfrutar de la rica historia de la ciudad. Está dividida en dos partes, dos paseos, las dos caras de la ciudad turística, la marítima (turismo terapéutico) y la aeronáutica (turismo de ocio). Y las dos se completan con un asalto a la plaza del Charco Un paseo trata de acercar al visitante a la primera edad de oro del turismo en el Puerto de la Cruz, a sus orígenes (1880-1930). Comienza con la formación de la compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de La Orotava, responsable de la apertura, el 1 de septiembre de 1886, del primer hotel de la ciudad, el Orotava Grand Hotel, o Sanatorium (futuro hotel Martiánez) en una casa en los Llanos de Martiánez. Dada su escasa capacidad alojativa, la compañía arrendó tres casas más: Casa Zamora (futuro hotel Monopol), Casa Marqués (futuro hotel Marquesa) y Casa Lavaggi (hotel Buenavista, hoy hospital geriátrico). A continuación se explica la formación de la Compañía Taoro, responsable de la construcción del hotel Taoro. Sus personajes claves y sus huéspedes distinguidos se encuentran en sus páginas, y el paseo por las calles permite descubrir y conocer los encantos de algunos inmuebles, bustos y templos que van apareciendo a uno y otro lado. Llama la atención el antiguo hotel Augusta, establecido en 1930 por la princesa María Augusta de Anhalt (1898-1983), esposa del príncipe Joaquín de Prusia, hijo del emperador Gui- llermo II, que tras su viudedad se casó en 1926 con Johannes-Michael Freiherr von Loën, momento en que se traslada a la isla. Confluye en la plaza del Charco, centro neurálgico de la ciudad turística a donde van a parar todas las calles. Aunque el espacio existía desde antiguo, no fue hasta el siglo XVIII cuando desarrolló su función social y económica. A su alrededor estaban los almacenes de las casas comerciales Cólogan, Power, Cullen, Franchy, Lecuona, Pasley&Little, Reid y González de Chaves, entre otras firmas. En el lado sur de la plaza entonces estaba el bar de copas el Dinámico, un kiosco neomudéjar con base de mampostería y templete de madera para música, construido alrededor de 1910. Y aún se conserva en el lateral oeste de la plaza la fonda Casino, establecida en 1856. Bello inmueble cuyo patio está prácticamente igual. El otro recorrido, a diferencia del anterior, trata de descubrir la historia de la segunda edad de oro del turismo en la ciudad, su consolidación –desde 1950 hasta 1975–. Parte de mismo punto, la plaza Viera y Clavijo, pero en lugar de tomar la calle Valois, el visitante toma el paseo Aguilar y Quesada (paseo de las Palmeras). Comienza con Isidoro Luz Carpenter, que siendo alcalde desde 1944 a 1963 realizó las principales transformaciones y estrategias para conseguir una ciudad turística. Funda el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias en 1953; establece una Oficina Local de Turismo en 1954; declara al Puerto de la Cruz Lugar de Interés Turístico el 13 de octubre de 1955 –entonces el Puerto de la Cruz no figuraba en el Registro de los Municipios de España con la categoría de pueblo, razón por la cual fue declarado “lugar” y no “municipio”–; consigue el título de ciudad en 1956; autoriza el 23 de enero de 1957 la construcción del Lido San Telmo y ordena la redacción del Plan General de Ordenación Urbana en 1958, el primer del Puerto de la Cruz y de la provincia. En la playa de Martiánez dio comienzo esta fase del turismo, primero con la construcción del Termal Palace, sobre un trozo de terreno de 3.300 m en el frente norte de los Llanos de Martiánez, arrendado por los hermanos Guillermo y Gustavo Wildpret Duque por un período de 24 años a sus los propietarios, los hermanos Pedro y Portada de la guía. Sebastián Fernández Perdigón. Era un edificio de estilo neogótico victoriano de madera importada de Alemania, montada por especialistas alemanes y decorado por Francisco Bonnín. Se inauguró en 1912 y se convirtió en un centro de ocio donde se ofrecía una extensa variedad de actividades culturales, además de contar con bar, restaurante, sala de billar y gimnasio, entre otras prestaciones. Sobre sus restos, Pedro y Sebastián Fernández Perdigón facilitan ahora la parcela a una sociedad para establecer en 1940 las piscinas de Martiánez. Las explotará Enrique Talg Schulz. Fueron muy frecuentadas por lugareños y turistas extranjeros y se cerraron al público el 30 de abril de 1964 y poco después fueron demolidas. En el período de entreguerras se pone de moda ir a la playa para tomar baños de mar, y pasar varias horas en la arena para respirar la brisa marina, aunque todavía la gente se resguardaba del sol. Baños que solo se tomaban en la playa de Martiánez. Un largo espacio de arena estaba ya parcialmente protegido por un muro con boyas de salvavidas, y en verano, cuando se solía llenar de usuarios, se ponía un bote. Ya contaba con duchas de agua fresca, cabinas para los bañistas y restaurante, además de una pista de tenis. Se habla del Columbus, construido en 1963 por José Manuel Sotomayor, y cuya concesión administrativa adquire en 1971 el matrimonio alemán Heinrich y Catherine Meul, formando la Sociedad Columbus. Y el paseo sigue a lo largo de la avenida Colón, para contemplar los hoteles Tenerife Playa (1957-1963), por iniciativa de Cándido Luis García Sanjuán; el Bélgica (1957), de los belgas Walter Vandeputte y Albert Verburgh; el Valle Mar (1959), que en principio se iba a llamar hotel Colón, fue construido por la familia Ybarra; Las Vegas (1959), por iniciativa de una sociedad de siete accionistas, razón por la cual se le conocía por “Los Siete Magníficos”, y la pensión Bunge (1962), del alemán Hartwig Bunge. El conjunto de piscinas artificiales estaba formado por tres espacios diferenciados por sus sucesivas fa- ses de construcción: la primera la conforman las piscinas del antiguo Lido San Telmo, inaugurado en 1957; la segunda y tercera son originales del artista lanzaroteño César Manrique, construidas por Luis Díaz de Losada según proyectos de los ingenieros Juan Alfredo Amigóy José Luis Olcina. No podía faltar la mención al promontorio con la batería de San Telmo, construida en 1701 para la protección de los navíos que desembarcaban en el fondeadero del Rey de las amenazas de posibles ataques piratas, y la actual ermita (de 1780), construida por el gremio de mareantes. Desde 1967, el Obispado Nivariense y el Secretariado Católico Internacional de Alemania (KAS) acordaron ceder la ermita para la celebración de los cultos en idioma alemán. La señal que dividía el espacio geográfico rural de Martiánez y la ciudad antigua. El resto del trayecto va por las calles San Telmo, Santo Domingo y las Lonjas, donde se encuentra la capilla, construida en 1891 por Gregorio Pérez Yánez, y sus fundadores fueron Sebastián Castro Díaz, Martín Hidalgo y Félix García Morera. Los dos últimos llegaron de Lanzarote y se dedicaron a actividades relacionadas con el puerto y los barcos, y Félix tenía una lonja de pescado salpreso en la ubicación de la capilla. Posee un rico patrimonio de fanales, candelabros, sitial y sudario bordado. Después se llega al muelle, cuya parada es de sumo interés, pues se encuentra la Casa de la Aduana (1620), único edificio del siglo XVII conservado en el casco urbano. Fue dependencia de la Real Hacienda hasta 1833. En 1958 la compró y residió en ella el pintor Geofery Hougtton-Brawn, a quien se la compró Austin Baillon en 1963 y la convirtió en su residencia personal, además de explotación turística. Actualmente, la casa ha sido adquirida por el Cabildo Insular de Tenerife y alberga el Museo MACEW del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. La guía termina en la plaza del Charco, donde en los años dorados del turismo de sol y playa se encontraba la mejor parada de taxis de toda España. Entonces se llamaba del General Franco, y en el lado sur estaba el bar Dinámico, construido por José Manuel Sotomayor y Carmona sobre las ruinas del kiosco neomudéjar, inaugurado el 13 de julio de 1956. Se convirtió en un lugar de encuentro popular entre los lugareños y turistas asiduos a la ciudad y foro de tertulias generacionales bajo la sombra de los grandes laureles de Indias. Lamentablemente también se destruyó. Son algunas de las pinceladas sobre los muchos aspectos que trata la guía, que acaba con una relación de destacados personajes, locales y extranjeros, que han hecho posible la formación de la ciudad turística. Sin precedentes, imprescindible. p8 sábado, 4 de junio de 2016, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 1.035 EDUCAR con coherencia ¿Q uién quiere enseñar a sus hijos a través de estrategias mediocres? Todos deseamos enseñar de la mejor manera posible y dotar a nuestros hijos e hijas de la mayor cantidad de herramientas para relacionarse consigo mismos y con el mundo, más allá del lema “la letra con sangre entra”. Enseñar a nuestros hijos e hijas de una forma positiva, potenciando su autoestima y facilitando que interioricen con madurez las normas, se convierte en una prioridad. No obstante, se pierde de vista fácilmente el hecho de que para enseñarles a ser maduros el castigo físico es contraproducente. Se ha considerado inofensivo, a veces necesario. Sin embargo, no favorece el aprendizaje de valores. Nuestros hijos aprenden de lo que nosotros hacemos, no de lo que les decimos. Si yo le digo a mi hijo o hija que no está bien pegar, y seguidamente, cuando no hace lo que yo deseo, le pego y/o grito, considerará que también puede pegar o gritar a otros bajo su criterio. Los niños aprenden el valor del respeto a través de la relación que han tenido con las personas significativas, es decir, progenitores, profesores, hermanos, etcétera. Ese respeto del que hablamos es un valor muy importante en el desarrollo de las relaciones humanas. Para ser respetado es necesario aprender a respetar, a comprender al otro, a valorar sus intereses y necesidades. El respeto es mutuo y nace de un sentimiento de reciprocidad. Tiene que ver con no ofender al otro, ni discriminarlo. En Texto: Patricia Ortiz Guzmán (psicóloga sanitaria colegiada T2122. Psicoterapeuta miembro del Instituto Gestalt de Canarias) este sentido, es evidente que recibiendo una “torta” no nos sentimos respetados y, sobre todo, si este acto punitivo proviene de personas muy significativas en nuestra vida. Ahora bien, el que mi padre o mi madre me dé una “torta” no significa que tenga que desarrollar un trauma. No obstante, si se utilizan estas prácticas para educarme, es muy probable que yo desarrolle un sentimiento de poco respeto hacia mí mismo. Las personas, para crecer y desarrollarnos, necesitamos sentirnos válidos, y el respeto influye en este desarrollo óptimo. Cuando me pegas porque no hago lo que esperas siento emociones como el miedo, la rabia, la vergüenza, y percibo tu frustración. Si esto me hace enmendar mi comportamiento (que no siempre ocurre así, a veces genera justamente el efecto contrario), lo haré como sometimiento a ti. Sin embargo, no estoy aprendiendo a ser autónomo y a interiorizar las normas y comportamientos que quiero respetar, y desarrollo una moral heterónoma (cumplo por y para los demás). Además de esto, se ha demostrado que el castigo físico no es eficiente en el aprendizaje de conductas más complejas o elaboradas, es decir, lo punitivo funciona en un momento muy concreto. Voy a poner un ejemplo: si el niño va directo a coger un cuchillo, es probable que darle un golpe en la mano lo pare, pero si lo que me interesa ense- ñarle es que estudie, probablemente no se genera un aprendizaje. La explicación de esto es que el castigo físico como medida correctiva se olvida a los pocos minutos, por lo que para metas educativas complejas que necesitan de tiempo y de un conjunto de conductas pierde el efecto motivador (atender en clase, traer el material necesario para estudiar, dedicar un tiempo al estudio, motivar para adquirir nuevos aprendizajes…). Otro aspecto importante cuando enseñamos es mirarnos a nosotros mismos, pues generalmente utilizamos el castigo físico como respuesta a una necesidad nuestra más que una oferta de enseñanza. Volvamos al sentimiento de frustración. Lo que hacen nuestros hijos nos hace sentir cuestionados y crispados; cuando muestran un comportamiento indeseable en compañía de personas que tienden a juzgarnos, o cuando hacen por enésima vez lo que llevamos repitiéndoles que no hagan, sentimos una intensa frustración, y esto puede generarnos ganas de ejercer un castigo físico. Lo hacemos respondiendo a una necesidad de liberar nuestra propia frustración, y esto nos calma a nosotros, pero no enseña a nuestros hijos e hijas. En los últimos tiempos se habla de la educación en positivo, respetuosa. Y, créanme, se habla tanto de ella porque funciona, y lo he comprobado a lo largo de los doce años que llevo trabajando con la infancia y sus familias, en situaciones muy desfavorecidas en una buena parte de los casos, con patologías o serias dificultades. La educación respetuosa y coherente favorece que padres y madres enseñen mejor lo que quieren enseñar y que los hijos aprendan con eficacia y agrado, sintiéndose orgullosos de sí mismos cada vez que conquistan un nuevo aprendizaje. Para una educación respetuosa Cuáles son los elementos básicos de una enseñanza positiva y respetuosa: –El respeto. Es interesante ponerme en el lugar de mi hijo o hija y darme cuenta de cómo me gustaría que me enseñaran algo nuevo. Haciendo este ejercicio, resulta más fácil saber cómo hacerlo. –Dedicar tiempo de calidad. Dedícate un tiempo a reflexionar sobre lo que deseas enseñar y ponlo en común con el papá o mamá de tus hijos y establezcan una línea en común. Dedícate un tiempo a reflexionar cuál es la mejor manera de explicárselo a tus hijos. Date un tiempo para explicarles lo que está bien y lo que está mal, lo que te gusta que hagan y lo que no te gusta que hagan, cómo te gusta que lo hagan y cómo no te gusta. –Enseña a tus hijos e hijas potenciando sus cualidades. Cuando les has explicado lo que quieres que aprendan, apóyalos con los elementos que sabes que les ayudarán para generar este aprendizaje. Por ejemplo, está estudiando para un examen difícil: recuérdale todo lo que ha aprendido ya, todos los exámenes que ha aprobado, todas las pruebas a las que se ha enfrentado y ha superado, aunque no hayan sido muchas. –Coherencia y límites claros a la vez que flexibilidad. Sé coherente y establece claramente lo que quieres que aprenda y lo que no vas a aceptar. Valora en cada situación y en el momento en el que se encuentre tu hijo o tu hija, para establecer una consecuencia. Lo explico con un ejemplo: no es lo mismo que no se coma el potaje porque no le gusta la verdura a que haya tenido un mal día y no tenga apetito. Cuando te has asegurado de que tu hijo ha entendido lo que debe hacer y no lo ha hecho, puede ser un buen momento para establecer una consecuencia que le ayude a interiorizar esta enseñanza. Se tratará de eliminar o reducir privilegios que normalmente tiene cuando ha cumplido con sus responsabilidades. Lo mejor es que esta pérdida de privilegio tenga que ver con el asunto. Por ejemplo, si no se come la comida que le has puesto tras haber entendido lo importante que es comer de todo, tener una dieta equilibrada, etc., puede perder el privilegio de comer aquello tan rico que había de postre o las golosinas que iba a tomar después; ha salido con sus amigos y se salta la hora de llegada que le habías puesto, pues pierde ese tiempo el próximo día que salga, etc. Atrévete y pon en práctica nuevas maneras de educar a las personas que más quieres en el mundo.