El Perdón
Transcripción
El Perdón
15 Salmo62 .mp 3 Quizás es una de las dimensiones más profundas de la vida. Experimentar la vulnerabilidad. Herir a quien amas. Fallarle a quien se fía de ti. Saber que no hay marcha atrás, que los gestos, o las palabras, o las acciones, ya han desencadenado huracanes… Y, sin embargo, descubrir la otra lógica. No la del rencor y la venganza. No la del agravio sin salida. No la del reproche definitivo. Sino la disposición para ayudar a sanar. La de mantener los puentes tendidos. La de amar o ser amado. 03_meacoge s.mp3 «David se puso furioso y dijo a Natán: “¡Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! No quiso respetar lo del otro, pagará cuatro veces su valor….” Entonces Natán dijo a David: “¡Ese hombre eres tú!”» (2Sam12,5-7) Si alguna vez le has fallado a quien quieres sabes de qué te hablo. Entonces comprendes lo que es el dolor por las acciones. Entonces te das cuenta de lo humano que es el arrepentimiento. No sé, hoy en día hay muchas personas que siempre se reafirman en sus seguridades, no se arrepienten de nada, no lamentan nada… Pero créeme, si alguna vez hieres a quien te importa, por tu propio egoísmo, entonces entenderás lo que es el pecado, y lo que es la necesidad de perdón... ¿He fallado alguna vez a alguien querido? ¿Qué aprendí entonces? 5 A D ónde M e Q ueréis Llev a r.mp3 «Y se puso en camino a casa de su padre. Estaba aún distante cuando su padre lo divisó y se enterneció. Corriendo, se le echó al cuello y le besó» (Lc 15,20) Y si alguna vez experimentas el perdón anhelado. Si alguien que podría cerrarte la puerta la mantiene abierta. Si quien conoce tu fragilidad y tu barro sigue mirándote con aprecio. Si quien comparte tu historia lo hace más allá de la noche y el día. Si quien podría juzgarte con dureza te mira con misericordia, entonces entenderás un poco más a Dios… y su evangelio. ¿Alguien me ha enseñado lo que es verdaderamente el perdón? ¿Qué es para mí lo más difícil del perdón? Aquí estoy Señor, arado de arriba abajo, despojado de la vieja cosecha, sin una sola hierba verde. Aquí estoy Señor, la reja de hierro me ha volteado de dentro afuera y ha sacado al aire la entraña frágil y la piedra dura. Aquí estoy Señor, todo entero al sol que quema y al rocío de la noche puro surco rajado, herido de esperanza, abierto para la nueva siembra. Aquí estoy Señor. 6 Sa berme y Sentirme.mp3 10A morE nLasO bras.mp3 Por si acaso llovizna por tu calle y quieres secar tu cuerpo entre mis brazos Por si el silencio te acomete y recuerdas el lenguaje extraño que aprendiste a mi lado Por si regresas a humedecer de lunas los recuerdos Por si el trópico te reclama impaciente entre sus verdes O por si acaso es de noche en tu morada dejaré la puerta abierta “Pasajeros del viento” Una palabra cargada de fuerza. De sentido. De evocaciones. Decimos que hay vidas apasionantes, relaciones apasionadas, crímenes pasionales… Pero estos días, desde la fe… hablamos de la Pasión de Jesús. Pasión que es amor y que es padecimiento de quien ama y por ello se enfrenta a cualquier poder injusto. Contemplar la pasión, en cuadros y pasos, en escenas evangélicas cargadas de dramatismo, es asomarse a un misterio que nos desborda. Los muertos piden paz inútilmente: somos hijos y padres de la guerra. Piden en vano credencial de gente los muchos condenados de la tierra. Moloc yergue su altar y su pantalla, sojuzgando señor el mundo entero. Calla, de miedo, la verdad. Y calla degollado el Amor, como un cordero. Y Tú, ¿no dices nada?, ¿no te enteras? ¿pides más cruz aún? ¿más sangre esperas? ¿no sabes imponerte, Amor frustrado? ¿Qué más le exiges a la pobre fe? ¡Dios mío y nuestro y de Jesús, ¿por qué una vez más nos has abandonado?! Pedro Casaldáliga “Despreciado, lo tuvimos por nada; a él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores” (Is 52,3-4) Se ha explicado de muchas formas.¿Por qué fue así? ¿Estaba escrito? ¿Dios quería sangre? ¡No! La sangre la querían los verdugos, los que no querían el evangelio anunciado por Jesús. El sufrimiento del justo no nos es tan lejano. Es la sangre de los inocentes abusados. Es el dolor de quien se estremece por el mal de otros. Es el cansancio de quien se esfuerza para intentar construir algo bueno. Es el vaciamiento de quien va dando la vida, poco a poco, por amor. Es la duda mordiente de quien da el salto de la fe, cuando callan las certezas. Es la sensación de fracaso de algunas veces, cuando no acompañan los resultados… ¿Alguna vez el evangelio me ha resultado exigente? 10_tucruzy tucuna.mp3 18 C onfianza.mp3 “Lo antiguo ya ha sucedido, y algo nuevo yo anuncio, antes de que brote os lo comunico” (Is 42,9) En un mudo de éxito visible. De titulares y rankings. De fotos vistosas. En un mundo de triunfadores y vedetismo. En un mundo de méritos y medallas, de galardones y vitrinas, de diplomas y reconocimientos… ¿Qué sentido puede tener el fracaso, la derrota, el vaciamiento? ¿Qué sentido puede tener el no saber, no llegar, no conseguir cruzar la meta soñada? La lógica de Dios es sorprendente. Habla con una palabra que parece última pero que no es definitiva. Muestra que el amor que habla más alto es el que se da –hasta el extremo. Que la verdad que libera es la que se proclama en defensa de los bienaventurados, sin dejar que venza el miedo o la prudencia. Que la fe que canta es la que es capaz de soportar la incertidumbre. Misteriosa forma de dar vida. ¿Qué fecundidad tiene el evangelio? ¿Y en mi vida? La semilla de la muerte que ha de germinar al sol revienta bajo la tierra. Las manos de Dios alegres que desgranando los días cultivan la muerte ya trabajan siempre la tierra desde el único principio de la extensísima vida. Apenas una raíz asciende hacia el infinito, mientras Dios medita y ve los vastos frutos de luz que van a cubrir la tierra. Está la flor de la muerte brillando sobre la tierra, y con su esencia perfuma el aire todos los aires: los rincones de la vida donde se deshoja eterna. Julio César Aguilar 5 A D ónde M e Q ueréis Llev a r.mp3 Al comenzar la cuaresma se nos invita a la conversión. Pero eso no es un empeño voluntarista, ni un cúmulo de propósitos que uno mismo tenga que lograr. Es Dios quien nos convierte, cuando le dejamos. Es Dios quien transforma nuestras vidas y les da hondura y plenitud. Es Dios quien nos hace madurar y crecer, asumir la vida con toda su complejidad. El Dios que, infatigable, está trabajando en cada uno de nosotros… “Cuantos se dejan llevar del Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y no habéis recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite gritar: Abba, Padre” (Rm 8,14-15) He cambiado mucho en la vida. Desde que era pequeño hasta hoy. He conocido gentes, he compartido historias, he tenido aciertos y algún que otro descalabro. Y ahora soy consciente de que cuando te he dejado acunarme o sacudirme, cuando he dejado que tu palabra llegue hasta mis entrañas, entonces tú me has cambiado. Pero soy lento, y a menudo sordo o perezoso para Ti. Me atasco en mil dinámicas que no me dejan vivir a tu manera. Me veo débil, a veces necio… Menos mal que sé que tú no te cansas de modelarme, que me vas transformando con manos firmes. Tú sabes a dónde me quieres llevar. ¿Dónde me veo necesitado de conversión? ¿Dónde siento que Dios trabaja en mí? 3 C onocerte M i Se nor.mp3 17 T odo lo A coges.mp3 Sigue curvado sobre mí, señor remodelándome, aunque yo me resista. ¡Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave! ¡Si no sé de mí mismo! Si nadie, como Tu, puede decirme lo que llevo en mi dentro. Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos que no son como los tuyos. Sigue curvado sobre mí tallándome aunque, a veces, de dolor te grite. Soy pura debilidad, -Tu bien lo sabestanta, que, a ratos, hasta me duelen tus caricias. Lábrame los ojos y las manos, la mente y la memoria, y el corazón,- que es mi sagrado-, al que no Te dejo entrar cuando me llamas. Entra, Señor, sin llamar, sin mi permiso. Tu tienes otra llave, además de la mía, que en mi día primero Tu me diste, y que empleo, pueril, para cerrarme. Que sienta sobre mí tu “conversión” y se encienda la mía del fuego de la Tuya, que arde siempre, allá en mi dentro. Y empiece a ser hermano, a ser humano, a ser persona. (de “Conversión”, Ignacio Iglesias, sj) 03_ meacoge s.mp 3 Mirar cómo Dios habita en las criaturas… y en el ser humano dando entendimiento. Y también habita en mí, dándome ser, animándome, haciéndome sentir y comprender, y viviendo en mí… (Ejercicios Espirituales, n. 235) Y al tiempo soy consciente de que vas tocando otras vidas, otras historias, otras gentes. Y en ocasiones me reconozco en otros rostros, y me siento cercano a otras vidas, porque sé que detrás de todos estás tú, uniéndonos, trabajando en cada ser humano, sin rendirte con nadie, porque crees en todos. Tú trabajas en aquellos a quienes quiero, y también en aquellos que me hacen sufrir. En los cercanos y los lejanos, en las víctimas y los verdugos. Tú trabajas incansablemente, siembras en cada uno de nosotros la semilla de tu amor. Ayúdame a mirar el mundo siendo consciente de que tú lates en El, y de que, imperceptiblemente, vas poniendo luz en cada vida. ¿Miro al mundo intuyendo que Dios está transformándolo? ¿Dónde hay destellos de Dios? 15 S almo62 .mp 3 ¡Qué paciencia, Señor, sobre Tu mundo, que nosotros tratamos, mal-tratamos, como si fuera nuestro, del primero que llegue, el más astuto, o el más ladino, o de aquel o de aquella, a quien no duele pisar a los demás, como se pisa la uva en el lagar, o una hormiga, o un escarabajo. Sigue vuelto, Señor con tu sol y tu lluvia para todos, para buenos y malos, pacientes y violentos, víctimas y verdugos, lloviendo y calentando esta tierra que somos. Sigue haciendo germinar en todos la semilla que eres ¡Que la hagamos crecer, sin desmayarnos, entre tanta cizaña! Y que dé de comer a mucha gente pan tuyo y pan nuestro el que de Ti hemos aprendido a ser multiplicándonos. “Conversión”, 10A morE nLasO bras.mp3 Hay quien piensa que Dios es un aguafiestas, que nos arruina la diversión con cortapisas y trabas, o un Dios triste que no quiere que disfrutemos. Y entonces parece que la tentación son esas cosas fascinantes que nos atraen, pero… ¡¡¡Qué fastidio!!! tenemos que renunciar a ellas en nombre de una supuesta perfección. Y si lo vivimos así nos quedamos con las ganas, medio molestos y pesarosos por la renuncia… Pero no es eso. La tentación es lo que promete el bien y me conduce al hoyo. Lo que aparece atractivo o incluso bueno, pero me aleja de ti y de los otros. Lo que parece de recibo, evidente, inevitable en mi vida cuando en realidad no lo es. Lo que, con engaños, me mata un poco. Líbranos, Señor, de esos espejismos que prometen vida y esconden vacío. «Dijo Yahveh a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha”» (Ex14,15) Ponerse en marcha. ¿Hacia dónde? ¿No es más sensato quedarse quieto? A veces me asaltan esas dudas. Me digo que “¿qué voy a hacer yo?” Pienso que pretender cambiar algo de lo que va mal en el mundo –lejos y cerca- es ser un voluntarista o un soberbio. Me digo entonces que tal vez basta limitarse a vivir, sin pretender nada, y que lo contrario es ser un iluso o un pretencioso. Pero luego algo me hace ver que hay trampa en ese discurso. Que una cosa es aceptar las limitaciones y las debilidades –muchas-, y otra cosa es la falsa resignación de quien no lucha por nada. Señor, dame causas dignas, aliento para caminar, valentía para arriesgar y humildad para caer cuantas veces sea necesario. Dame gente con quien compartir el camino. ¿Cuáles son mis causas? ¿Cómo perseguir sueños? Por mí, por otros, por Dios… ¡Si la vida es amor, bendita sea! Quiero más vida para amar! Hoy siento que no valen mil años de la idea lo que un minuto azul de sentimiento. Mi corazón moría triste y lento... Hoy abre en luz como una flor febea. ¡La vida brota como un mar violento donde la mano del amor golpea! Hoy partió hacia la noche, triste, fría... rotas las alas, mi melancolía; como una vieja mancha de dolor en la sombra lejana se deslíe... ¡Mi vida toda canta, besa, ríe! ¡Mi vida toda es una boca en flor! Delmira Agustini. 10A morE nLasO bras.mp3 «Dentro de mí mi corazón se acaloraba, de mi queja prendió el fuego y mi lengua llegó a hablar» (Sal 39,4) Es tan fácil encontrar pegas… Instalarse en la protesta por sistema, poner siempre “peros”. Y lo llamo rebeldía o capacidad crítica. Y me convenzo de que es una manera de ser coherente. Y siempre encuentro razones para ver las sinrazones de los otros. Y en el proceso mis problemas se inflan hasta el infinito mientras los males de otros se desdibujan. Me quejo de soledad o de compañía, de ruido o de silencio, de trabajo o de aburrimiento. Dame, Señor, lucidez para acoger la vida, para valorar lo que tengo, para afrontar con hondura los problemas reales, pero despachar con libertad los lamentos pueriles. Enséñame, Señor, a mirar como tú. ¿Me quejo a veces en exceso? ¿Soy capaz de equilibrar queja con gratitud? 10A morE nLasO bras.mp3 No me dejes llorar lágrimas tramposas cuando solloza el mundo heridas viejas y tragedias nuevas. No me dejes gritar por agravios fútiles, que hoy la injusticia hiere a niños y grandes con metralla y muros, silencio y hambre. No me dejes hurgar en mis penas, como si no hubiera otras. No me dejes ciego sordo mudo a ese otro que sólo anhela un poco de amor. 15Salmo62.mp3 ¿Quién no ha metido la pata hasta el fondo alguna vez? Con uno mismo, con sus seres queridos, hasta con Dios… y sin que haya mucha excusa ni explicación. ¿Qué hacer ante ello? Hay mucha gente que “lo soluciona” por su cuenta con Dios. Hay otra mucha que, como insistimos tanto en que Dios nos perdona todo ha perdido la capacidad de percibir el mal causado… Hay quien lo identifica únicamente con incumplir normas, y quien cree que llamamos pecado a cosas que no lo son. A veces hay que detenerse y pensar en aquello que, en nuestras vidas, supone una barrera en la relación con Dios, con nuestro mundo, con sus gentes o incluso con nosotros mismos. Aquello con lo que destruimos el sueño de Dios para nosotros. “Me levantaré, iré a mi Padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. (Lc 15) Decimos que pecamos “de pensamiento, palabra, obra…” Y es verdad, algunas veces lo que pensamos, decimos o hacemos está mal. Hacemos daño a otros. (O se lo haríamos si supiesen…) Generamos dinámicas hirientes, con juicios a veces acerados e injustos (de pensamiento), con críticas mordaces (de palabra), negándonos a darles una oportunidad (de obra). Pecamos al convertirnos en el centro de nuestra vida, como que todo girase en torno a cada uno de nosotros (¿No hay alguna vez que mis sentimientos se vuelven el único grito que oigo, mis deseos la única motivación y mis necesidades el único horizonte?) Pecamos cuando actuamos sin tener en cuenta la dignidad básica de los otros, sin darles una oportunidad, a veces machacándolos (novios, novias, amigos, familia, otros un poco más lejanos…) ¿Qué supone para ti pensar en el pecado? ¿Te sirve sólo para lamerte las heridas, o te abre a Dios? Hay días en que siento una desgana de mi, de ti, de todo lo que insiste en creerse y me hallo solidariamente cretino apto para que en mí vacilen los rencores y nada me parezca un aceptable augurio Días en que abro el diario con el corazón en la boca como si aguardara de veras que mi nombre fuera a aparecer en los avisos fúnebres seguido de la nómina de parientes y amigos y de todo el indócil personal a mis órdenes. Hay días que ni siquiera son oscuros días en que pierdo el rastro de mi pena y resuelvo las palabras cruzadas con una rabia hecha para otra ocasión digamos, por ejemplo, para noches de insomnio. Días en que uno sabe que hace mucho era bueno bah.... tal vez no hace tanto que salía la luna limpia como después de un jabón perfumado y aquello sí era auténtica melancolía y no este malsano, dulce aburrimiento. Bueno, esta balada sólo es para avisarte que en esos pocos días no me tomes en cuenta. Mario Benedetti. “El que haya oído y no haya puesto en práctica es similar a aquel hombre que edificó su casa sobre arena”. (Lc6) Tal vez en muchos casos no es tanto el acento en el tipo de vida que llevamos. Es fácil encontrarse con gente que, con honestidad te dice que no siente que haga cosas muy malas… y puede ser que sea así. Pero es importante pensar no sólo en lo que hacemos, sino en lo que dejamos sin hacer. Si, por miedo o por indiferencia, desaprovechamos la vida. Si, por comodidad, no somos capaces de dar aquellos pasos que sentimos que tendríamos que dar. Si, por egoísmo dejamos de tender una mano, decir una palabra que nos pueda implicar, abrazar una situación complicada… entonces tal vez esté ahí nuestro pecado. Intenta dedicar un poco de tiempo, con calma, a pensar en todas esas cosas (personas), proyectos, para los que nunca pareces encontrar el momento… 18 C onfia nza.mp3 Me declaro culpable de no haber hecho, con estas manos que me dieron, una escoba. ¿Por qué no hice una escoba? ¿Por qué me dieron manos? ¿Para qué sirvieron si sólo vi el rumor del cereal, si sólo tuve oídos para el viento y no recogí el hilo de la escoba, verde aún en la tierra, y no puse a secar los tallos tiernos y no los pude unir en un haz áureo, y no junté una caña de madera a la falda amarilla hasta dar una escoba a los caminos? Así fue: no sé cómo, se me pasó la vida sin aprender, sin ver, sin recoger y unir los elementos. En esta hora no niego que tuve tiempo, tiempo, pero no tuve manos y así, ¿cómo podía aspirar con razón a la grandeza, si nunca fui capaz de hacer una escoba, una sola, una? Sí, soy culpable de lo que no dije, de lo que no sembré, corté, medí, de no haberme incitado a poblar tierras, de haberme mantenido en los desiertos. y de mi voz hablando con la arena. Pablo Neruda 17 T odo lo A coges.mp3 Es algo así como saltar a un pantano lleno de cocodrilos…Y a veces uno se pregunta ¿no sería mejor tomar las de Villadiego (o las de Belén, para el caso?) ¿Por qué, sabiendo que era el lugar del peligro, de la hostilidad de los poderosos hacia ti, Jesús, decides subir a Jerusalén? ¿Por qué no optar por el sentido común en lugar de la insensatez? ¿Por qué no esperar que se tranquilice el personal, hasta que se pueda seguir anunciando el reino en paz? ¿Para qué subes? ¿Para hacer sufrir a los tuyos? Menudo panorama. ¿No sería mejor irse de pesca al Jordán? ¿o de boda a Canaán? ¿o de fiesta a Betania? En esa subida reconocemos y admiramos que, a veces, la vida te llama, te grita, te empuja, te sitúa en encrucijadas difíciles. Y algunas veces en esas encrucijadas, en nombre de lo que crees verdadero, se impone la honestidad, la coherencia y el compromiso. 5 A D ónde M e Q ueréis Llev a r.mp3 Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» (Mc 10,38-39) Qué difícil es esto de ser coherente. A veces me pregunto si sirve para algo. Tiendo a vivir con distintos horizontes, distintas lógicas… a veces me siento bienaventurado, y otras me sé un necio. A ratos creo en ti hasta la entraña profunda, y en otros ni te recuerdo. Hay ocasiones en que mis acciones hablan de ti, y otras en que te niegan. ¿Cómo, Señor, vivir con tu lógica extraña? ¿Cómo atreverse a afirmarte siempre, en la vida, en tantas ocasiones? ¿Cómo hacerte parte de mis opciones, mi trabajo, mis relaciones, mi ocio, mis deseos y mis proyectos? ¿Hay dimensiones de mi vida en las que Dios está ausente? (o en las que no podría entrar) ¿Alguna vez el evangelio me pone en encrucijadas difíciles? Y entonces, ¿callo, huyo o subo hacia mi Jerusalén? 18 C onfia nza.mp3 Encarcelarán mis días, pero no mis noches para soñar. Oscurecerán mis ojos, pero no mi interior claridad. Censurarán mis palabras, pero no los ecos de mi pensar. Exiliarán mis ideas, pero no mi pasión de verdad. Amurallarán mis horizontes, pero no mi mirada de azul celestial. Tabicarán mis labios, pero no mi placer de besar. Helarán mis labios, pero no mis latidos para amar. Cercenarán mis sonrisas, pero no mi raíz de felicidad. Silenciarán mi religión, pero no de mi Dios el palpitar. Matarán mi cuerpo, pero no mi alma inmortal. Como el arroyo quiere ser río, como el río llega a la mar, como el mar hacerse cielo. Así tú, mi Dios, ampararás siempre, siempre, siempre, con tu libertad, mi libertad. Mateo Bautista. 18 C onfia nza.mp3 Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle (Mc 14,1) Supongo que mi error está en creer que a ti no te costaba. En pensar que como tú lo tenías todo claro, para ti lo de subir a Jerusalén era como un paseo, y que la fuerza del Dios Abbá en tu interior te lo hacía todo fácil. Y olvido que los evangelios me cuentan, una y otra vez, tus luchas, tus miedos, tus noches oscuras, tus momentos de incertidumbre… Al final lo que hace falta es valentía para avanzar, coraje para dar los pasos que uno cree necesarios, serenidad para arriesgar cuando merece la pena. Hace falta empuje para dejar atrás las seguridades (si esas seguridades me encadenan), y lucidez para proclamar, con mi vida, mis opciones, mis palabras y mis hechos, tu evangelio. ¿Qué me da miedo a mi en el seguimiento de Jesús? Le pido fuerza para mis propias subidas a Jerusalén… .A aquel hombre le pidieron su tiempo para que lo juntara al tiempo de la Historia. Le pidieron las manos, porque para una época difícil nada hay mejor que un par de buenas manos. Le pidieron los ojos que alguna vez tuvieron lágrimas para que no contemplara el lado claro (especialmente el lado claro de la vida) porque para el horror basta un ojo de asombro. Le pidieron sus labios resecos y cuarteados para afirmar, para erigir, con cada afirmación, un sueño (el-alto-sueño); le pidieron las piernas, duras y nudosas, (sus viejas piernas andariegas) porque en tiempos difíciles ¿algo hay mejor que un par de piernas para la construcción de una trinchera? Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño, con su árbol obediente. Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros. Le dijeron que eso era estrictamente necesario. Le explicaron después que toda esa donación resultaría inútil sin entregar la lengua, porque en tiempos difíciles nada es tan útil para atajar el odio o la mentira. Y finalmente le rogaron que, por favor, echase a andar, porque en tiempos difíciles ésta es, sin duda, la prueba decisiva. HERBERTO PADILLA. 17_perdon.mp3 Para: 1 persona. Ingredientes necesarios, ganas, inquietud y espíritu de búsqueda. Tiempo de preparación: óptimo, 40 días. Cuando la gente quiere celebrar algo importante se prepara con mucha antelación. Los jóvenes anticipan su primer cotillón de Nochevieja con semanas de dilemas (dónde ir, qué llevar, etc.). Los novios preparan su boda durante meses. Los turistas comienzan a ponerse en forma para la playa desde mayo. El que desea algo mucho tiempo lo anticipa y se prepara. La Pascua es una fiesta que contiene tantas cosas… Y por eso tenemos estas semanas previas para prepararnos. Disponerse para vivir el encuentro con el Dios de la Semana Santa no es sencillo. La receta clásica ha de vivirse con ingredientes contemporáneos, pero no deja de tener su validez… 18 C onfia nza.mp3 Que eso es la penitencia… saber mirar hacia dentro y ser conscientes de que hay bastantes cosas en nuestra vida que necesitan ser convertidas, transformadas. Saber que, entre el orgullo de creer que se puede ser perfecto, y la necedad de aceptar que todo vale, cabe un camino intermedio: saberse frágil, pero al tiempo desear luchar. Saberse pecador, y sin embargo desear una y otra vez construir el reino y combatir el mal que hacemos, con palabras, silencios, críticas, dejadez (cada quién sabe). Y tener el valor de mirarse en un espejo interior, y pedir perdón por lo que se haya hecho mal. Pedir perdón con el compromiso de cambiar (o intentarlo). Pedir perdón, porque sólo quien se siente reconciliado es capaz de acoger la limitación propia y ajena. Pedir perdón, porque no todo vale, y porque demasiadas cruces en nuestro mundo tienen que ver con la ceguera para percibir el mal. ¿Tal vez es este tiempo de cuaresma una ocasión para pedir perdón por algo? ¿A Dios? ¿Y a alguien más? Nos mira. Nos está acechando. Dentro de ti, dentro de mí, nos mira. Clama sin voz, a pleno corazón. Su llama se ha encarnizado en nuestro oscuro centro. Vive en nosotros. Quiere herirnos. Entro dentro de ti. Aúlla, ruge, brama. Huyo, y su negra sombra se derrama, noche total que sale a nuestro encuentro. Y crece sin parar. Nos arrebata como a escamas de octubre el viento. Mata más que el olvido. Abrasa con carbones inextinguibles. Deja devastados días de sueños. Malaventurados los que le abrimos nuestros corazones. José Hierro 17_perdon.mp3 Antes se hablaba mucho del ayuno y la abstinencia. Que no se coma carne los viernes, dicen unos. Que “qué sentido tiene si te pones ciego a langosta”, dicen otros… Y parece que hay que perderse en esa discusión un poco absurda a estas alturas. Tal vez la cuestión es recordar que, en este mundo que nos invita a una satisfacción constante de todo: “lo que te apetezca”, “ya”, “para ti”, “disfruta”, “goza”, “diviértete”, “ten todo, aspira a todo, consigue todo”, cabe un punto de austeridad y a veces viene bien hacernos conscientes de los límites. Es importante asumir que esa aspiración a todo sólo nos conduce a espirales de insatisfacción. Se trata de detenerse y, a través de pequeñas renuncias, o de algo que para uno sea significativo, encontrar el valor de la austeridad, o del sacrificio, o del compromiso con lo que a veces tiene de carga… más que nada para ser conscientes de que, también desde ahí se construye el reino, o, más exactamente, que el criterio último en la vida no es “me gusta, me satisface, me llena” ¿Puedo hacerme consciente de algún esfuerzo necesario? ¿Tal vez puede ser este un tiempo para percibir lo que de lucha, de cuesta arriba, de compromiso a veces exigente tiene el intentar vivir el evangelio? Saber llevar nuestra porción de noche o de mañana pura; llenar nuestro vacío con desprecio, llenarlo de ventura. Aquí una estrella, y otra estrella lejos: alguna se extravía. Aquí una niebla, más allá otra niebla, pero después el Día Emily dickinson 17_perdon.mp3 Que eso es la oración, buscar una forma de dirigirte personalmente a Dios, y tal vez, con un poco de suerte, escuchar. No se trata de aspirar a místicas sublimes, sino de hacer consciente a Dios. Se trata de buscar espacios en los que dirigirnos a El, desde el silencio, como un “Tú”. Hay quien lo hace desde oraciones ya hechas, mientras otros buscan palabras propias. Hay quien le habla de su vida; quien pide, quien ofrece, quien pregunta, quien agradece… A veces te apoyas en textos, y esos textos te pueden resonar de modo distinto, y tal vez ahí percibes que Dios te toca de un modo distinto. La oración no es una condena ni una obligación, sino aprender a hablar a Dios en segunda persona, y a sentir que, con El, uno no está solo. Busca algún momento, aunque sólo sean cinco minutos…busca el silencio, y dirígete a Dios como un “tú”… háblale, pídele, ofrécele, hazte consciente de su presencia en nuestras vidas. TE BUSCO Y NO TE ENCUENTRO Te busco y no te encuentro. ¿Dónde moras? ¿Lates sin realidad? ¿Eres un mito, una ilusión, un ansia de infinito? Y si amaneces, ¿dónde tus auroras? ¿En qué tiempo sin tiempo van tus horas desgranándose plenas? ¿Nunca el grito humano dolor quiebra el bendito silencio que te envuelve? ¿Nos ignoras? Partículas de ti fueron llegando; mi mar inquieto se convierte en río; hay trinos en el aire, canta el viento. Canta la vida toda. Por fin siento que estés, pero, dime, dime: ¿cuándo puedo saberte para siempre mío? Ana Inés Bonnin Armstrong La Cuaresma tiene algo de ese tiempo a la intemperie, donde la soledad y el silencio invitan a profundizar, escuchar y dudar. ¿No necesitamos a veces ese espacio desnudo en el que enfrentarnos a fantasmas, dudas y tentaciones? Porque la tentación no es lo que me gusta, sino lo que me engaña… lo que me promete bien y sin embargo me lleva a contribuir a un mal que no deseo… Tal vez necesite también un espacio de desierto… 18 C onfianza.mp3 La Cuaresma tiene algo de ese tiempo a la intemperie, donde la soledad y el silencio invitan a profundizar, escuchar y dudar. ¿No necesitamos a veces ese espacio desnudo en el que enfrentarnos a fantasmas, dudas y tentaciones? Porque la tentación no es lo que me gusta, sino lo que me engaña… lo que me promete bien y sin embargo me lleva a contribuir a un mal que no deseo… Tal vez necesite también un espacio de desierto… “Al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes”. ¿Por qué Dios permite esto o lo otro? ¿Por qué no hace que se paren los tsunamis o que no haya enfermedad, o que no haya hambre, o fulmina a los violentos y convierte los corazones de piedra en espíritus limpios? Tal vez porque nos ha hecho capaces de alcanzar todo eso por nosotros mismos. Tal vez porque Dios no ha creado un teatro de marionetas que bailan a su antojo, sino seres libres, capaces de buscar, compartir y construir un futuro –el reino-, sin otra magia que la humanidad compartida. Y en ese sentido las soluciones a los problemas reales no van a venir de un genio saliendo de una lámpara, sino de la capacidad de cada uno, también yo, para buscar propuestas válidas. ¿Tal vez en ocasiones yo también aspiro a la magia? ¿Tal vez aspiro a las soluciones mágicas para problemas reales? ¿Tal vez elijo vivir en burbujas en las cosas cambian con sólo desearlo? ¿Qué problemas reales (propios y ajenos) está a mi alcance solucionar? Todos andan buscando una paloma por el mundo, y nadie la encuentra. Pero, ¿qué paloma es la que buscan? Es una paloma blanca que lleva en el pico el último rayo amoroso de luz que queda sobre la tierra. La paloma que andan buscando es aquélla que una vez se le posó en la cabeza a un pobre Nazareno en el Jordán. Aquello sí que fue un buen juego de prestidigitación: un hombre sencillo entra a bañarse en el Jordán, se le posa una paloma blanca sobre la cabeza, y sale de las aguas... convertido en el Hijo de la Luz... en el Hijo de Dios... en el Hijo del Hombre. Y aquel juego se hizo sin trucos y sin trampas... Por eso fue un milagro: ¡¡El gran Milagro del Mundo!! Desde entonces el hombre vale más. Y desde entonces, todos andan buscando esa paloma, para que se haga otra vez el Milagro: ¡Y el hombre valga más! León Felipe “Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo”. Por supuesto, salta, y que los ángeles te recojan. Los dejarás a todos obnubilados; se hablará de ello en Roma, te aplaudirán. Entonces sí que serás Jesucristo Superstar… Lo tuyo va a ser comparable a lo de Operación Triunfo en su primera edición. Las muchedumbres se agolparán para alcanzar una mirada tuya. El César querrá invitarte a su mesa. Y al final, cuando se disipen los ecos, cuando se acallen las voces, el olvido cubrirá esto, como todo. El Reino se construye desde lo pequeño, no desde los pedestales. Y por cada persona cuya voz se oye en todo el mundo hay tantas palabras susurradas, tantos gestos anónimos, tantas historias que nunca se escribirán, pero que son un milagro… El Reino se construye en lo oculto, y no depende de que nos reconozcan o nos aplaudan por lo que hacemos. ¿No es verdad que a veces uno puede aspirar a la eficacia, al reconocimiento, al triunfo”, incluso en la construcción del Reino? ¿Tal vez yo a veces también? ¿En mi vida cotidiana, oculta, pequeña, dónde se va construyendo el reino, lejos de focos, cámaras, aplausos y reconocimientos? Más sencilla... más sencilla. Sin barroquismo, sin añadidos ni ornamentos. Que se vean desnudos los maderos, desnudos y decididamente rectos. «Los brazos en abrazo hacia la tierra, el mástil disparándose a los cielos.» Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto... este equilibrio humano de los dos mandamientos. Más sencilla... más sencilla... haz una cruz sencilla, carpintero. León Felipe 15Salmo62.mp3 “De nuevo le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “Todo esto te daré si postrándote me adoras”. No seas bobo, acepta. Cuando todo sea tuyo podrás organizarlo bien, podrás hacer la justicia, podrás ordenar al rico compartir y al violento ceder. Podrás exigir la bondad. Podrás instaurar tu reino, ¿o no?El pequeño trámite, adorar al mal, es un gesto… El problema es que el reino no se impone, se propone. No se obliga, sino que se invita a la gente a participar… y se espera que respondan. El problema es que la justicia de Dios es libre, tan libre que no se basa en el poder, sino en la convicción. Y el problema es que adorar al mal es un comienzo demasiado malo. Si algo sabemos de Dios es que su evangelio no se exige, sino que cautiva; no nos encadena, sino que nos emociona; no nos ata, sino que nos libera. ¿Qué es lo que me convence a mí en la vida? ¿Qué me seduce? ¿Qué “fuerzas” me cautivan? ¿Qué tiene poder sobre mí? Viene, se sienta entre nosotros, y nadie sabe quién será, ni por qué cuando dice nubes nos llenamos de eternidad. Nos habla con palabras graves y se desprenden al hablar de su cabeza secas hojas que en el viento vienen y van. Jugamos con su barba fría. Nos deja frutos. Torna a andar con pasos lentos y seguros como si no tuviera edad. Él se despide. ¡Adiós! Nosotros sentimos ganas de llorar. José Hierro