CORSARIO OFFSET DEF.qxd
Transcripción
CORSARIO OFFSET DEF.qxd
Dedicado a los mares y las mareas... a la luna llena... a los atardeceres y albas... a los paisajes... a los corsarios y piratas, de uno y otro sexo, que navegan por internet... y a las mujeres de mi vida... Copyrigth F.Javier González Sotelo, 2.001 El código Penal sanciona a “...quien intencionadamente reprodujere, distribuyere, plagiare, o comunica- re públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, científica o artística o su transformación o una interpretación arti´stica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin autorización expresa de los titulares de los derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importare, almacenare o exportare ejemplares de dichas obras o producciones sin la autorización requerida” (Art. 534-bis, a). Expresamente se prohibe la traducción, total o parcial, a cualquier idioma, lengua o dialecto, sin la autorización expresa del autor o de los cesionarios. Editado por: ALTERNATIVA EDITORIAL http://www.alternativaeditorial.com/ [email protected] Apartado 98 - 32.080 OURENSE Galicia (Europa) Editor asociado: OURENSE DIXITAL Edición Oct-2002: 2.000 ejemplares en impresión ofsset y digital secuenciada Impreso en: GRAFICAS GALEGAS (Ourense) Depósito legal: O U - 1 0 / 2 0 0 2 ISBN: 8 4 - 9 6 0 8 5 - 0 7 - 4 Diseño portada e ilustraciones: Xabier González Diseño web: Ourense Dixital Web site: http://www.corsariodeciudad.es.vg/ Venta por internet: http://www.alternativaeditorial.com/indexouren.htm/ http://www.ourensedixital.es.vg/ contacto con el autor: [email protected]/ “Corsario de Ciudad” es una ficción literaria, cualquier parecido de sus personajes, lugares, diálogos o situaciones incluidas y/o descritas en la obra, con la realidad es mera coincidencia. 2 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... Once aproximaciones a la realidad de un libro Es una suerte que las patentes de corso no hagan diferencias entre sexos y, en las ciudades, haya corsarios hombre y corsarios mujer. Rennes (Francia) Aceptada la tarea de escribir una introducción en unas pocas líneas y conociendote como te conozco, lo primero que me viene a la cabeza es que tu "Corsario" es brutalmente autobiográfico. Narrativa influída por los ritmos y cadencias de la poesía que, intencionadamente, se zambulle de lleno en la difícil tarea de compaginar la novela de aventuras, tu particular sentido tan kafkiano como libertario de la vida, la sutileza del erotismo bosquejado, y el denodado intento de manejar la imaginación del lector hasta límites extremos. Creo habértelo comentado, esa técnica de trazar historias sin jamás concretar, dejando un amplio espacio para que el lector añada y complete, me parece el rasgo más significativo de ese estilo tuyo a veces tan complejo. Cada relato es como un enorme lienzo en el que has dejado unas cuantas pinceladas, estratégicamente colocadas, consciente y feliz de saber que quien se detenga a leerlo rellenará los espacios en blanco, personalizándolos tanto que le será difícil determinar donde terminas tu y empieza su imaginación, y viceversa. De todo el conjunto, me quedo con ese personaje oculto que está siempre presente aunque en ningún momento su nombre aparezca; a mi juicio es el logro más sobresaliente ya que, como amiga, soy consciente de que lleva tu nombre pero, como lectora, no puedo evitar que lleve el mio casi siempre. Babette Martin Este corsario, sin barco ni bandera pirata reconocible, es un simulador que ejerce de gallego y escri- L u i s E n r i q u e P r i e t o be en castellano refugiándose en procelosos puntos Madrid (España) suspensivos para no sentirse demasiado vulnerable a las caricias que pudieran hacerle más amable. Si todo escritor es subconscientemente un fingidor, este corsario de ciudad de brumas y humedades es, además, conscientemente un refugiado literario que intenta esconder, detrás de una prosa suave y dulce, con campanillas y caracolas colgadas de sus letras, una antinomia programada con la dureza de su ojo crítico cotidiano hacia todo lo que le rodea. Sus poemas son delicadamente románticos, como canciones andaluzas traspasadas de meigas y muñeiras, estableciendo un curioso contrapunto con esa voz de lejanas tierras solitarias, con esos desencantos vivenciales que le acorralan y le agitan de tanto en tanto clavándole aguijones colorados y traviesos. Pero donde este corsario galaico brilla y se emociona es en esa prosa poética y cir3 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... cunfleja, plagada de sugerencias suspensivas, que tiene a la mujer, -a la hembra total o a la mujer niña o soñada-, como centro y eje necesario. Aquí el corsario se viste con las galas del amor soñado o esperado y late al unísono con la concurrencia sabiéndose portador de mágicos conciertos y de músicas exquisitas. Aquí el corsario, simulador y fingidor como ninguno, sublima sus propias latitudes y alcanza cotas infinitas de bellezas evidentes. Porque hay corsarios que en cuanto les tapas un ojo con la venda del pirata desarraigado se vuelven pura dulzura literaria y navegan por cielos de letras soñadoras. Quizá este sea el caso... Los días pasan con su singular cotidianeidad, sin pena ni gloria. Puntualmente, por las mañanas, sale el sol a regalar Cancún (Mexico) como si nada el día. En las noches, la luna hace lo suyo tal vez mientras se lima las uñas y bosteza. La tierra, gira y gira como un trompo con pila interna inacabable, y los hombres cumplen con las horas, pagando con cada respiración, cada uno de los minutos de su existencia. Nada hay nuevo bajo el sol. Hasta el árbol más fuerte y milenario algún día muere, y el mar inútilmente piensa que es eterno. Se fini!!. El paisaje es en blanco y negro, sin música de fondo, plano y sin aromas. Nada tiene nombre. Todo, simplemente, está. La palabra es la que hace La Diferencia. La que nombra todas las cosas y les da vida. Decir "tú eres quién le regala al sol los amaneceres", nos brinda colores y aromas, y hace los minutos perennes. Xabier González hace la diferencia en sus escritos, tal vez no con imágenes o versos rosas, pero sí con una química que igual enciende farolas. Auto-nombrado el anti-romántico número uno en la tierra, juega con lo cotidiano de las relaciones humanas de una forma lúdica, le da volteretas, y lo moldea en sus manos como un niño que juega con plastilina. Las figuras que salen de su pluma son tan nítidas y reales, que hasta uno pensaría que es un diario fiel de sus vivencias personales y no de su vivaz imaginación y sensibilidad. Alquimista de la palabra, y buscador incansable de utopías, peca tanto de insertar en algunos sus relatos de "Corsario de Ciudad" su lucha contra lo cursi y lo estereotipado, que uno termina por no creerle tanto escepticismo (Junto a quién escribí deseos). En otros relatos, versos como: "Y la luna nació para mí... para que, entre caricias, pudiera decirle bajito que era mi mejor amiga... mi mejor amante... mi mejor compañera." (Árbol de Luna y Niebla), lo denuncian como un escritor que no le tiene miedo a hurgar en el género literario lírico y mágico, y de paso hacer suspirar a más de dos damiselas. Uno puede vislumbrar entre líneas, eso de lo cual tanto dice protestar (el romanticismo) tan sólo en los títulos que escoge (June y mis sábados de ella) , o en el nombre y el significado que les pone a sus anti-heroínas: Zyannia ... "Para siempre". Leerle es salir de lo cotidiano, y salir del simple estar de las cosas, a la belleza del simple es o ser de los sueños y nostalgias que todos de alguna forma cargamos. Aletsse Santiago 4 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... No niego que la petición de que este humilde crítico Jacobo Sttinger escribiese unas lineas introductorias me causó sorMontevideo (Uruguay) presa. Ambos sabemos perfectamente las profundas discrepancias que mantenemos y el riesgo que entraña una opinion, tan honesta como posiblemente poco favorable, incluída entre las primeras páginas de la publicación. Pero respeto su valentía y no niego que es para mi un auténtico reto. "Corsario de Ciudad" mantiene su línea de empeñarse en optar por la literatura de consumo, orientada a un público poco exigente; lectores, en suma, más habituados e influídos por la "prensa rosa" que por publicaciones de mayor exigencia intelectual y transcendencia. Cada relato es una muestra palpable de lo sencillo que resulta conseguir que las imágenes emotivas y sensibleras obnubilen la mente de un lector poco exigente; aunque sea más que cuestionable que consigan alcanzar rango de verdadera literatura, no es menos cierto que su simplismo temático conecta fácilmente con un sector de público que compra libros para leerlos rápido y tirarlos, luego, en la primera papelera. Es usted perfectamente consciente de que su lector tipo no tiene grandes ambiciones intelectuales y juega con ello; busca recrearles situaciones fáciles y cotidianas, de esas que se dan cuando van a hacer la compra o esperan su turno en la peluquería, escenas que casi son reality show's de una sociedad más atenta a las novelas por capítulos que a debates racionalmente exigentes. En resumen, sigo percibiendo que escribe para dos tipos de lectores: el adolescente y el que está inmerso en la crisis de los cuarenta; y mantengo que le hace un flaco favor al crecimiento intelectual del ser humano con esa reiteración, insidiosa y rozando lo obsceno, de críticas subyacentes a personalidades que, como es el caso de Borges, han sido determinantes en la historia literaria de este planeta. Guardo, en mi agenda mental, mucho más capaz que la mecánica, un sin número de nombres de personas, teléfonos, apartados de correos, títulos de libros leídos y otros Puerto Rico (USA) tantos que me he prometido leer, además de otros que he decidido jamas tocar. Un libro siempre me hace falta, y no precisamente para usarlo de decoración en la mesilla del salón y mucho menos por estar de moda el comprar libros de tal autor, que al final ni nos entendemos ni nos gusta. Los escritos de este peculiar gallego han generado en mi más curiosidad que satisfacción, más visualización que uso de la imaginación, y menos tensión que un libro culinario básico. ¿Será acaso su estilo?, ¿o su visión de lo que la vida misma es o quisiera que fuese?; no sabría decirlo con exactitud y me temo que eso le va a pasar a cualquie- Aurora Cristal 5 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... ra en el transcurso de la lectura de este peregrino, deambulante intelectual, que se las da de poco conocedor de la naturaleza humana, de ser de pueblo en su constante lucha por aprender a comprenderse, sin intentar hacer un juicio evaluativo, ni mucho menos valorativo de aquello que le rodea. Conocedor de las reglas, justo por ello las descarta; abierto colonizador del pensamiento libre, por ello pretende abandonar el compartir experiencias; armadura sin caballero, Rocinante sin caballero, Sancho entre ellos, y amigo en todo momento. No les hablo del autor de este recuento, no, les hablo de su obra, de sus trozos de pensamientos, de la caricatura de vida, bien sea vivida o por vivir, la que se nos reta en las páginas de este libro. No le preste mucha atención, meramente entreténgase leyendo, y verá como las imágenes leídas, se convertirán en suyas propias. Créame, una vez terminada la lectura comenzará usted a preguntarse: ¿de donde me conoce este señor a mi?, ¿cuando le conté yo tal o cual pasaje de mi vida?. El paisaje de nuestra infancia, los sabores de la juventud, los momentos vividos y aquellos por vivir forman nuestra manera de pensar y de ser. El conocer, o creer conocer alguien, que un buen día toca a nuestra puerta, y sin saber porque le dejamos entrar, y nos lleva de la mano, sorpresa tras sorpresa, recuperando a cachitos, los paisajes ya idos, aquellos sabores de juventud que se entremezclan con los momentos ya vividos y los aún pro vivir... Definitivamente mi consejo es que sea usted el escritor, el lector y claro está su mejor crítico o detractor... Siempre busco en el mar las preguntas sin respuesta y, como mujer, una de ellas es el alma masculina.... Lola Bertrand ¿Qué piensan? Xixón (Asturies) ¿Qué sienten? ¿Qué recorre, a parte de sangre, las venas de los hombres?. ¡Es tan difícil entrar en su mundo y atraparlos!. ¿Son capaces de recordar una noche...? ¿Guardan en una cajita de cristal deseos ardientes, suspiros y sensaciones?. ¿Lloran? ¿Recuerdan? ¿Sueñan ...? Leer los relatos de Corsario de Ciudad, verme descrita en cada una de sus palabras y sentimientos me ha hecho cambiar de opinión .... La delicia de sumergirme en sus más íntimos pensamientos me ha proporcionado la posibilidad de volver a ser yo, una y mil veces en los ojos de los demás, en los recuerdos y pensamientos de otros hombres... La sensibilidad de sus escritos roza levemente la piel y te sumerge durante un tiempo en un mundo tan real como irreal; de lo que no cabe duda es que después de leerlo te sientes alguien diferente: ¡Eres mujer!. Sus relatos han llegado hasta mi poco a poco, "mensajes en una botella" que el mar , su mar y mi mar, fue depositando a mis pies en esos días grises que de pronto se vuelven luminosos... 6 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... ¿Quién dijo alguna vez que del silencio nada se obtiene y solo el vacío parece ser el único protagonista donde palabra e intención han perdido ya valor?. Zaragoza (Aragón) ¿Quién dijo que entre los puntos suspensivos no podría hallarse la conciencia de quién se vela entre las letras que nunca escribió porque hacerlo sería dejar desnudo un rostro cubierto por las sombras de la soledad?. La mujer... esa piel que recorre en el recuerdo de sus palabras y por las que va deslizando sueños y realidades ya vividas, conforman el escenario donde se va narrando el pensamiento de un pasado que en tiempo y espacio va pereciendo frente al deseo que conjura el instante en que se oferta la pasión de ese soñador de amores que nunca halla porque no deja de preguntarse si en la búsqueda está el secreto para dejar de huir de uno mismo. Cada relato es en sí mismo vida y muerte. Entre la vida van naciendo los espacios donde uno se para y como en "pausa", la respuesta a una pregunta no formulada va dejando entrever cuál habrá de ser el final. Un final que nunca es definitivo y donde aparca esos puntos suspensivos con que se va enfriando esa piel de mujer y con ella... el sueño de ese soñador del amor. Rosa Castells Todavía no tengo muy claro el sentido que pueda Mary Ortí tener o no un prólogo. ¿Debe ensalzar el talento del autor y la calidad de la obra, o dar tan sólo un avanValencia ce sobre lo que se va a encontrar el lector? Quizás sea sólo un mero aburrimiento, que despierte, en algunos casos, las ganas de volver a guardar el libro y esperar mejor ocasión y predisposición. O, en el peor de los casos y para quien se ha tomado el trabajo de escribirlo, sea "saltado" e ignorado... es mejor pasar directamente a la lectura del trocito de sueño que nos muestra el autor. A no ser, claro está, que la firma del mismo sea tan ilustre que nos resulte imprescindible su paso por esas primeras páginas. Como este no es mi caso, tal vez, me "saltéis" dado el poco interés que puedan despertar estas palabras, preámbulo de iniciación a una muestra del talento y sensibilidad de Xabier González. Pero, antes de eso, de ese "salto", dejad que os diga algo sobre él, sólo un poquito... porque seguro que será más interesante ir en directo a sus palabras. Llegado hasta aquí y que prometía ser breve, me siento como pillada en falta... y, ¿ahora, qué digo sobre Xabier? Como persona os diré que es honesto y fiel a sí mismo y a sus convicciones, que su gran carisma como ser humano te hace "engancharte" sin concesiones, que inspira confianza... y oírle conversar o recitar poesías, con ese su acento gallego suave y encantador, provoca silencio respetuoso y hasta expectación... y todo ello y más se "saborea" en sus escritos. Como escritor, o escribidor, lo juzgaréis vosotros mismos. Estoy segura que cap7 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... taréis su humanidad entrelazada en sus palabras, despertando ternuras... y sonrisas de satisfacción, que os hará querer desear leer más sentimientos hechos palabras. En cuanto a la obra que ahora nos presenta, "Corsario de ciudad", sólo decir que es una colección de "grandes" relatos que juegan entre una narrativa rica en matices y un lenguaje poético exquisito. Unos relatos que dejan las puertas abiertas al lector, a la imaginación de cada cual, y en donde, la mujer, siempre está presente con la sensualidad a flor de piel, girando todo entorno a ella, como eje central de cada una de las historias. " D e tr á s de c a da h is to r ia h a y una v ida y un no mbr e . . . yo de s e o , a l e s c r ibir la s , que e s t a s v ida s no s e pie r da n. . . " " Ca da c a nc ió n tie ne un r o s tr o . . . una h is to r ia que quiz á s a ún no e s c r ibí, pe r o que m e r e c e s e r c o n t a da . . . " Y, en cada una de estas historias y canciones, se esconde una vida y un rostro de mujer... que bien podría ser el mío o el de cualquier mujer. Con sus "historias" una no puede dejar de sentirse identificada, aunque sólo sea en parte. Son todo sensibilidad y belleza... y el único responsable es este romántico soñador, disfrazado de "corsario" y que entra con sutileza al abordaje en el alma femenina que tan bien conoce. Un puñado de relatos en clave de prosa poética, pero una misma historia: la de la mujer, nacida entre las pinceladas mágicas de los dedos de Xabier. Hablar de Xabier González y de su Corsario de Ciudad es poco menos que hablar de un yo y su circunstancia; de un mismo tema, vamos. Vilaplana (Catalunya) Es un corsario moderno, eso sí, urbano él; uno de esos hombres auténticos, que no genuino, profundamente comprometido consigo mismo y, por tanto, desvinculado de todo Dios, toda patria y corona, que se destapa en estos relatos, ante todo, como lo que es, un ácrata de los de armas tomar. Ahora bien, Xabier es a su vez un romántico de corazón (el perfecto pirata debe serlo), amante de la belleza; su asalto a la prosa poética es de todo menos sutil. Estos relatos son expresión de mucho de la personalidad del autor, arte en una literatura de corte romántico impecable, sensibilidad donde debe haberla, y en la crítica social, audaz, se descubre al agresivo maestro del humor. Hay todo o nada que decir de ambos, autor y obra, baste leer, que en realidad no son veinte los relatos, solo es uno. La excusa perfecta para decir que ciertamente no habla de muchas mujeres, solo de una, tan romántica, lejana y utópica como su ideal; tan real, auténtica y asentada como su vocación humanista, aunque él, a buen seguro, esto último aún no lo sepa. Agustí Ferré 8 Once aproximaciones.... Corsario de ciudad Belén Pérez de Prado (... imprescindible comenzar con puntos suspensivos; imprescindible dejarse “respirar” entre ellos. Los puntos suspensivos vienen a ser el tiempo que antecede a lo que ahora va a ser escrito, que, dígase de paso una Pamplona (Nafarroa) tampoco alcanza a entender) Llegó al tren, en la malla del asiento delantero había colocado la prensa y un libro: la primera edición de “Corsario de Cuidad”. Habitualmente le mareaba leer en movimiento. Encendió un cigarro, echó mano para ojear el Corsario y su título le llevó directamente al guerrero del antifaz; sonrió al mirar la foto en su portada, la misma que horas antes había confundido con la imagen del Ché... Xabier Gonzalez, hasta hacía un par de días el autor era un nombre en una lista y una voz con marcado acento gallego, hoy su voz tenía foto fija y móvil... Curiosa, como cotilleando abrió sus páginas, uno de sus auriculares se desprendió de su oído (diría oreja, pero no debo olvidar que viajo en clase preferente). Se recolocó el aparato, dió un trago y se levantó media copa, cigarro en ristre, comenzó su lectura. Empezó por leer la dedicatoria que el autor le hiciera: “Dedicarte el libro en la primera página sería algo demasiado ortodoxo para tí... y para mí. Así que casi mejor te vas a la pag 67 y lees”. Un beso seguido de su firma, sonrió, había en lo escrito una especie de familiaridad en el tú, que le hacía sentir como en zapatillas, por casa ,pasó a la página 67... “seguro Belén, que tú sabrás ponerle final y hasta contar historias como ésta...” La tentación era demasiado grande como para postponer la lectura..la intriga...(¿por qué ésta? ¿por qué ésta y no otra?) “Historias sin final ni nadie que las cuente”. Inició su lectura ... comenzaba bien, no eran las palabras, no..., era algo sutil debajo de ellas, algo familiar, conocido... el tú era un tú que le sonaba, le sonaba... no lo achacaba a una falta de originalidad, no sabía explicara sensación interna... a veces somos escritor y a veces personaje... ¿dónde había ella oído un tono semejante?... Probablemente debido a los puntos suspensivos que inician éste relato, esos que también lo acompañan durante su proceso... , debido sin duda al enigma de mano del ¿por qué?... debido a su imaginación a veces febril hasta en Diciembre, su lectura fue directamente orientada a saber del autor, leía un reto detrás de esas palabras, como el juego al escondite, había un estoy aquí, ya no me ves que la intrigaba, debajo de ellas, a un lado, por encima en otras ocasiones, él hablaba de Adela, de Aleda, en realidad ella leía al autor como único protagonista del relato, las dos mujeres en el capítulo eran una mera excusa par que él pudiera contar, guardar, ...su interés por desentrañar al ser que se cubría a lo bogart con una gabardina de niebla mezclada con el humo de su cigarro , cubierto por un sombrero, relatándose a través de sus palabras, de sus omisiones... su interés aumentaba... tenía la sensación de voyeur con permiso para mirar... ¿no había leído líneas atrás... "que nada invalide ni impida que leas tu propia historia"?.... No sigo... una tiene la íntima seguridad de que la impenitente búsqueda de trascendencia acompaña a los Seres de Nadie. Tu Corsario es, en mi sentir, un ejemplo estupendo del aventado grito de esa y otras necesidades del ser. Una se pasea entre sus propias realidades reales, irreales, posibles, y probables, entre semejantes dudas ciertas y cuestiona sus certezas, las que adornan su propio recuerdo de lo pasado, sus expectativas para el "porvivir". En tus escritos una se siente frente a un 9 Corsario de ciudad Once aproximaciones.... espejo que da la afirmación de su propio negativo en clave masculina. Con una dosis de fantasía imprescindible, una, para sobrevivirse, en ocasiones tiñe de ocre las imágenes, olores, sabores, el tacto de sus vivencias, una las viste de luna sepia y olor a pergamino, todo para acomodarlas en su regazo esperando poder acunarse en su atardecer en hamaca entre ellas, con una sonrisa de paz en los labios Una olfatea en lo que se lee, y en tus palabras una percibe la ocasión de aprenderse en lo dicho y lo omitido, percibe la autenticidad de otra alma en búsqueda de sí. Y una se coteja de algún modo, se coloca en los zapatos de la vivencia sentida en cada protagonista, en cada una de esas historias que terminan para que otra pueda volver a empezar. Tu Corsario es para mí un laboratorio de esencias en su justa medida, invitación a vivirse, a crear y recrearse en la memoria. Una se ha disfrutado en tu Corsario, donde lo tierno, el detalle, la seducción, la masculinidad traducida en el exquisito trato a lo femenino y la sensibilidad resaltan en un primer plano. Es un libro para leer de un tirón, para releer paladeando, un libro que le deja a una con el sabor delo bueno..., sí, eso es, con ganas de más. Marisa Bermúdez (Catalunya) Primero fue una voz y un nick... Alen (el apodo que Xabier usa en internet) recitaba y su voz de hombre enamoraba mi oído... un oído que, creí, se había olvidado de que un hombre pudiese sentir y susurrarle tan dulce- mente). Después de meses de chat dominical y lecturas, coincidimos en la presentación de un libro en Madrid; apareció allí con su media sonrisa y su caballeresca timidez de Corsario sin mar ni barco velero... y mi corazón de niña se abrió a la ilusión de contar con un amigo nuevo. Desde entonces, este "Corsario de Ciudad", romático de noches de luna y sensible a los atardeceres junto a un mar que le queda lejos, habita mi mesita de noche y la encanta junto a otros escritores queridos: Lorca, Sartre, Camus, Rosalía de Castro, Alfonsina Stormi, Prevert, Rimbaud... 10 Corsario de ciudad ... donde todo empieza Una estrella, el rocío y la brisa se apoyaban en el roble centenario y genealógico que parecía vigilar las mudas paredes de piedra, también centenarias y hasta puede que igualmente genealógicas, del caserón desierto. Vistos así, desde la bruma y la noche, árbol y caserón se antojaban paisaje cálido bañado por una suave luz de luna, que incidía desde la izquierda... La bruma me impedía ver las telarañas, pero estaba tan seguro de su existencia que podía imaginarlas con toda nitidez... con tanta precisión que podría, de así quererlo, contar las arañas y adivinar si habían llegado allí o, simplemente, estaban desde siempre... Me fascinaba todo... quizás porque el penetrante olor a hierba otorgaba un realismo preciso y próximo... tangible y definitivo... coqueto e intenso... Y, adrede, dibujé entre las piedras centenarias una ventana iluminada y me quede mirándola con ojos infantiles y el alma inquieta... Pasaba el tiempo tan sigilosamente que apenas percibía sus pisadas; quería detenerlo... impedirle que avanzase... pero era un tiempo obstinadamente terco, que no dejaba ver sus secretos ni sus ladinas chanzas... Estrella... árbol... rocío... brisa... caserón... y mi ventana iluminada... faltaba una historia para completar el paraíso y hacerme verso; para perderme en la poesía de hierba húmeda, que me abrazaba con esa suave fragancia que tiene el heno... Pasó ante mi el fantasma de Mariano José de Larra... iba como debía ir un espectro romántico: suicidándose despacio... como tomándose su tiempo y anhelando que, el tiempo, le durase... Me di cuenta que olía todo a huevos fritos, con el inconfundible aroma de los ajos rehogados en sangre de aceituna... tal y como los freía mi abuela Ana, en tiempos tan bien amados como ya pretéritos y lejanos.... aunque perfectamente recordados... 13 Corsario de ciudad ... donde todo empieza Y me fui de aquel lugar donde estaba, sin poder evitarlo... me alejé sin moverme, pero sin cesar de alejarme... prisionero de recuerdos y de lagrimas... esclavo de toda una vida que, al no poder vivirla, recordaba ahora... fotograma a fotograma... El vacío era inmenso y me engullía hasta minimizarme... cuarenta años después la meta seguía lejos y la libertad era un sueño de mente alucinada... (Todos tenemos nuestra propia máquina para viajar en el tiempo... al pasado, gracias a nuestros recuerdos... al futuro, soñando... ) Regresé por eso allí donde había quedado mi cuerpo, que ahora estaba helado... a escondidas... como un corsario fuera de la ley... como un pirata que mira desde lejos su tierra y se siente apátrida... La ventana seguía allí... iluminada y prometedora... como esperándome con deseos de virgen jubilada... Fue entonces cuando me di cuenta de lo mucho que me odiaba... de cuanto deseaba ser lo que no era... o de militar en empresas tan prohibidas que no hubiera calificativo para definir la temeridad que conllevaban... Pero siempre fui un cobarde... un valiente cobarde valiente que soñaba... que ansiaba liderar una revolución tan grande que instaurara la utopía, como exacta medida de los mínimos racionalmente aceptables... Creo que en ese momento caí en la cuenta de estaba helado... frío y calado como el esqueleto de un cadáver en cualquier mausoleo importante... Un escalofrío recorre mi cuerpo... intuyo que vida y muerte son así de miserables... creo que ya nada es lo que debiera ser... presiento que se muere mejor si te aguarda una fosa común y, pudiendo ser, testimonialmente contestataria... Y es que yo nací para que algún tirano me fusilase... para que en un amanecer, cargado de brumas y olor a escarcha, brotaran rojas orquídeas rojas en mi inmaculada y blanca camisa blanca.... Lo diré mas claro: morir de pie tiene que ser una gozada... Pero siempre ha existido un problema que me atenaza... que me impide liberarme... una sensación de agotar mis vidas en un país de occidente, en uno de esos que se dicen equilibradamente liberales y civilizadamente democráticos... ¡Sí!, nunca he tenido dinero para irme lejos... para comprar un pasaje a tierras donde dicen que los tiranos campan a sus anchas... 14 Corsario de ciudad ... donde todo empieza Morir de pie aquí apenas tiene sentido.. entre otras cosas porque existe una acusada hipocresía social... un instinto mercantíl que se aplica sin vergüenza... un marketing mediático que impediría que me fusilasen por revolucionario... Aquí, lo único que me queda, es rebelarme casi en el anonimato... declararme insumiso fiscal y pasarme a la clandestinidad tributaria... romper el sistema, arriesgando mi vida, al no respetar los limites de velocidad... o, en el mejor de los casos, constituirme en exiliado apátrida con pasaporte comunitario... Estadísiticamente soy un cero a la izquierda... un marginal contestario... pero, aunque parezca mentira, allí, tendido en la hierba húmeda y observando mi ventana iluminada, puedo soñar con canguros y koalas... con ilimitados mares de hielo... y con un kayak roto, que sangra mientras deja de flotar con la ilusión de metarmofosearse en submarino y navegar en vertical, hasta caer por el polo opuesto al que se halla... ¡Tonterías!... nada más que tonterías, es lo que diría mi madre... aunque yo siempre supe que no lo eran... y, más que nunca, deseo demostrarlo... La iluminada ventana sigue allí... tan iluminada y tan ventana como yo la sigo imaginando... faltaba, eso sí, la Dama blanca... aquella que siempre habita tras los visillos de las ventanas que imaginamos... Me propuse verla aunque no estuviera y, de pronto, allí estaba... la veo como ven los niños a los piratas: con el arrobo y la simpatía de un temor disimulado... Dama imaginaria en ventana iluminada... existiendo allí donde no había nada... saludándome una noche de viernes para sábado, con las mismas promesas que yo siempre he soñado... La quise mucho antes de ver su pálida cara... de notar el suave remolino, que nacía cada vez que movía sus pestañas... La tuve tan cerca que me quito el aire... con el tibio abrazo de sus labios carmesí... y la almendrada caricia de sus manos.... Tiempos del ayer que nunca pasan... Otra vez me perdía en el silencio... dormido entre la hierba húmeda y la brisa cálida... con la luna cantándome una nana... y los grillos haciendo la ronda para que los malos sueños no me atormentaran... Galopé en jaca jerezana por el puro placer de ver como huyen los árboles a mi paso... hasta detenerme en cualquier recodo del camino, para ver si alguien seguía mi rastro... 15 Corsario de ciudad ... donde todo empieza ¡Fue inútil!... tan solo me perseguían mis pisadas... Y otra vez soñé con mi caserón que nunca tuvo ventanas ni fantasmas... en cuyos muros no hubo jamás un mínimo agujero por el que pudiera asomarse mi blanca Dama imaginada... Llorando desengaños de otros, imaginé una poesía que recité entre sollozos... mientras la noche y la luna me miraban... No la recuerdo... ni tan siquiera sé si sus versos rimaban... pero estoy seguro de que era bella porque, como el amor verdadero, supe que existió pero olvidé como fueron sus lagrimas... Quizás por ello me convertí en CORSARIO DE CIUDAD e imprimí los chats... y saqué de sus cajitas de cartón aquellos recuerdos que jamás conté a nadie. Nada como la realidad para construir la imaginería de una ficción literaria... situaciones provocadas para evaluar esas reacciones que se ajustan perfectamente al guión soñado... metódicamente... sin dejar nada al azar... calibrando con exactitud cada movimiento o cada paso... sabiendo desde el primer momento cual iba a ser el desenlace... Si existe el crimen perfecto yo quería versionarlo... sentir el éxtasis y probar el dulce sabor que tiene el decir la última palabra... esa que nunca te dije y no deseo morir sin pronunciarla... El año 2.000 agonizaba.... se oía llegar un nuevo siglo y el nuevo milenio, en silencio y a hurtadillas, me abrazada... era el momento justo de cerrar el laboratorio... de concluir el experimento y elaborar esa tésis sobre realidad virtual que había soñado. En mi mesa de trabajo se apilaban las pruebas... los resultados... desordenados y hambrientos de una mano que les diera vida literaria... Nacían en mi, poco a poco, casi a intervalos mágicos, esas frases que yo buscaba... como una absurda historia de un pez sin mar... o, también, el ignorado existir de un CORSARIO DE CIUDAD que, a partir de ahora, pretendo contaros... (Enciendo un cigarrillo y aspiro una bocanada de humo con esa lentitud que siempre parece premeditada. Brota una sonrisa de mis labios mientras pienso que no hay nada más increíble que la realidad... que no hay ficción mejor si uno consigue contarla como debe ser contada...) 16 Corsario de ciudad Louise (Apenas consigo separar la vista del pequeño paraguas de papel, que se ha roto de tanto estar sobre mi mesa; pertenece a otro tiempo en el que yo bebía daiquiris con un ligero toque de menta y tu estabas conmigo... sentada en nuestra mesa... endulzando mi vida y perfumándola con aromas de suavidad... casi sin querer... seguro que queriendo... sin decir nada... Mañana ya no estarás y yo no quiero esperar para echarte de menos... Por eso estoy aquí... recordando que debo olvidarte o, también, que tengo que olvidar que te recuerdo... Escribir no me alimenta... no me sacia... no me llena... no me abraza... ni te devuelve a mi existencia. Pero unas tímidas hojas de papel es lo único que tengo... quizás... solo quizás... ellas permitan que me ría de mi mismo mientras, lejos y virtualmente, tu cierras cuidadosamente esas maletas en las que no hay lugar para esperanzas ni liturgias de regresos. ¡Puedo hacerlo!, ¡sé que puedo!, divagaré hasta que se sacie de absurdo mi mente... hasta que no quede lugar para ti... ni haya en mi una sola neurona que, al oír tu nombre, se estremezca... Y te irás... te desvanecerás como una aurora boreal... como un espejismo... como un problema no resuelto... El nuestro es otro tiempo... otra vida... otros momentos...) Hay momentos en la vida de uno que parecen de otro... Dicho esto ya casi no me quedan palabras para continuar... lo cual tampoco me preocupa demasiado porque, no puedo evitar caer en la cuenta, hay vidas que tienen tanto sentido que se resumen en una frase... el problema es encontrarla... Hay veces que mi vida me parece una de esas: sólo necesita una frase corta para ser explicada. Pero cambio de idea rápidamente y me digo que no es posible... que yo he vivido para plantear mas dilemas que soluciones... para dejar más preguntas que las que fui capaz de contestar ... y, en fin, para conseguir una intranscendente trascendencia... 17 Corsario de ciudad Louise Por eso sé que, repito, hay momentos en la vida de uno que parecen de otro... aunque uno no quiera... - ¡Estas como tenso...! -me oigo decir- Sí..., es posible..., tal vez... -me respondoY, tontamente, la vida sigue en el exterior... tan llena de energía que no puedo evitar levantarme y mirar por la ventana... quizás buscando nuevos horizontes, trás los que se escondan esos nuevos retos y olvidos que anhelo... - ¡Te sentirás limpia...!, ¡te sentirás bien...! -la televisión no deja de advertirmeEn el exterior llueven rayos de sol... treinta grados a la sombra son muchos grados y pienso que tiene que ser incómodo... por eso me invade una alegría irreprimible ya que sólo estamos a veintinueve... Es curioso, parece que el día y la temperatura se pusieron de acuerdo... no puede ser casualidad que estemos a veintinueve grados el día veintinueve... claro que, ahora que lo pienso, hay muchas cosas en este mundo que son o tienen veintinueve... También hay un árbol en ese exterior que queda fuera... está lejos, pero es un árbol porque se parece a los árboles que he visto en una excursión del colegio... hace muchos años, pero lo recuerdo perfectamente... Los árboles no son nada humanos, pero sí muy conservadores... yo creo que, de poder, votarían a la derecha que quedase más a la derecha. Nunca he visto un árbol progresista... todos llevan años con las raíces profundamente enterradas en el mismo lugar en que nacieron... Bueno, igual exagero... hay algunos que han sido trasplantados, pero son la excepción que confirma la regla. Los animales sí son progresistas... a través de la historia, nos han demostrado que, con fuerza de voluntad y ganas, un miserable microorganismo puede llegar a ser Albert Einstein... por poner un ejemplo. ¡Quien se lo iba a deci!... y, aunque alguien lo hubiese hecho, ni él mismo podría creérselo... Las dudas congénitas... esa falta de seguridad en uno mismo es el primer problema de los progresistas... al final, ni ellos mismos se creen lo que pueden llegar a ser... y terminan vacíos... sin vida que vivir o retos que les merezcan... Al final aquello tan manido y lúcido de "si nos encuentran, estamos perdidos" es la gran frase... el compendio de la sabiduría acumulada a través de siglos de evolución... la síntesis perfecta entre los miedos que se van y los temores que llegan... 18 Corsario de ciudad Louise Eso sí, la frase en cuestión es deliciosa y doblemente cierta... tan interpretable como irrebatible... tan precisa como yo, que casi nunca sé si subo o bajo la escalera... La verdad es que no recuerdo frases como ella... capaces de indicarme de una sola vez que, por una parte, el efecto de encontrarnos implica una causa: estar perdidos... y, por otro lado, que el efecto de estar perdidos es fruto de una causa: que nos encuentren... Curioso y demencial, pero nada irrelevante... me costó un buen rato encontrar la mística y no podía resistirme a dejar constancia de haberlo hecho... (Ya casi no estás... ya casi ni te recuerdo... aunque creo que llegué a quererte con detalle y a amarte con esmero... Escribir no me alimenta... no me sacia... no me llena... no me abraza... pero te aleja... y eso creo que es bueno... Divagaré aún más... hasta que se sacie de absurdo mi mente... hasta que no quede lugar para ti... ni haya una sola neurona que, al oír tu nombre, se estremezca... Y te irás... te desvanecerás como se desvanecen las ausencias... sin ropa interior... desnudas... como un enigma no resuelto... El nuestro es otro tiempo... otra vida... otros momentos...) Hablaba de árboles y de animales -los minerales no me interesan de momento, quizás porque son duros de mollera y representan la parte más extrema de los extremos-... deseaba crear una iconografía adecuada para conservadores y progresistas... construir metáforas naturales que me sirvan para defender mis convicciones y, al tiempo, atacar elegantemente... No creais que os miento cuando dejo patente mi intención de ponerle traje de etiqueta y pajarita a la dialéctica... que así nadie podrá acusarme si afirmo, sin rubor y en voz bien alta, que los potenciales evolutivos de los arboles están limitados por su propia naturaleza... ¿Verdad que suena académico...? ¿No percibís un tufillo a formol y a biblioteca...? Sea afirmativa o negativa vuestra respuesta, lo que está claro es que mi tésis es cierta. ¿Os imagináis al rodoendro del jardín caminando?... ¿podéis aceptar la posibilidad de que aquel ciprés, de sombra alargada, se transforme en un elegante orador de levita negra?... ¿creéis que es posible que los pinus pinaster del parque municipal llegarán, algún día, a desfilar tras una pancarta para reclamar sus derechos?... Yo, confieso humildemente, no puedo... 19 Corsario de ciudad Louise (Suena el teléfono... Es Ryna... me pregunta por ti... hablo y hablo para que ella sepa que no estás... para convencerla de que ni te recuerdo... aunque creo que Ryna no me cree... que ella sigue pensando que llegué a quererte con detalle y a amarte con esmero... Me despido cortésmente... Ryna no tiene la culpa de que ni estés ni te recuerde... De nuevo siento que escribir no me alimenta... no me sacia... no me llena... no me abraza... pero te aleja... y eso creo que es bueno... El nuestro es otro tiempo... otra vida... otros momentos...) Ya se que mi historia de árboles y de animales puede parecer, a simple vista, un subproducto políti-coliterario... en realidad no lo es, aunque no sabría muy bien como explicarlo... Eso si... vistas las cosas de ese modo... entenderéis la razón de que me sienta pez sin mar, cuando podría sentirme otras cosas que, igual, no me da la gana de ser... Uno, la verdad, se ha decidido por construir un Yo delicadamente complejo... consecuente y magnánimo.. decidido y conformista... práctico y romántico... responsablemente irresponsable y, ¿por que no decirlo?, un poco cabrón para que las contradicciones existenciales no se adueñen de su existencia... - ¡Estas como tenso...! -me oigo decir, de nuevo- Sí... es posible... no lo niego... -me respondo, otra vezY tontamente... igual que hace un rato... la vida sigue en el exterior, tan llena de energía que no puedo evitar levantarme y mirar por la ventana... otra vez... de nuevo... Dicho así casi parece que no tengo nada que hacer... pero nada más lejos de mi realidad presente. Hoy me levanté ocupado por decisión propia... pienso hacer tantas cosas que, prácticamente, no me quede tiempo en el que "no tener que hacer"... Lo curioso del caso es que yo escribía de árboles y animales cuando, en realidad, pretendía hacerlo sobre cuestiones diametralmente opuestas. Yo me senté, créanme, con el firme propósito de escribir un capítulo más de mi novela... con la idea fija de introducirles, poco a poco, en la virtualidad... de que juntos, lectores y yo, ficcionaramos esa realidad venida a menos que consigue vaciar las calles y colapsar los teléfonos... 20 Corsario de ciudad Louise Y, como quiera que tenia que imaginármela primero... pensé en ella como en una cyberselva... así resultaba mas fácil... mas sencillito y adecuado... más metafórico y prudente. En síntesis una cyberselva no es tan distinta a las selvas corrientes. Para ser más concretos... no es más que una patética manifestación de inmovilistas -esto es obvio porque los internautas no se desplazan ni un centímetro para llegar muy lejos-... que crece tridimensionalmente -entre las dimensiones psíquicas, emotivas y dactilovisualescolonizando el cielo y la tierra, hasta hacerse dueña del entorno y controlar la cantidad de realidad o de ficción que llega a nuestra existencia.... No contentos con eso, los internautas se afanan en convertir en una maraña el propio espacio virtual... enredándolo y confundiéndolo todo para que sea más difícil luchar contra su particular sistema... con objetivos tan elevados como entorpecer los movimientos de los que pueden moverse... empequeñecer la realidad de los que poseen inteligencia... y, a fin de cuentas, hacer esclavos a los que, merced a su capacidad motriz, han nacido libres y creen que aún hay hierba debajo de los adoquines de las aceras. Curioso, ¿verdad?, pero cierto... Nuestros grandes problemas cotidianos, incluso el ansia de vivir y la propia sensación de estar vivos, se eclipsan ante la magia de la anfetamina virtual que la comunicación sin compromiso nos ofrece. Nace así un nueva conciencia... tan subrrealista como eficaz e imprescindible para olvidar todas y cada una de las circunstancias que nos rodean... Quizás por ello los ricos ni lloran ni navegan... los pobres tampoco, porque ni le quedan lágrimas por llorar ni, para navegar, tienen dinero... Internautas somos la clase media... aquellos que estamos atrapados entre el ser, entendido como triunfo social, y el no ser, entendido como pobreza... los mismos que, cada día, cogemos nuestro barquito de papel para adentrarnos en una gigantesca feria de vanidades... donde todos los hombres son altos, rubios y de ojos verdes... donde las mujeres son increíblemente bellas y no tienen la regla... donde la edad sube o baja según conviene... y donde, ¿por que no?, uno ha escrito tantos libros o tiene tantos títulos universitarios como desee... En un sentido amplio... la virtualidad de la red tiene un cometido equilibrador de las frustraciones que acosan a la mass media del ter21 Corsario de ciudad Louise cer milenio... claro que, como contrapartida, evidencia su fragilidad y su inconsistencia... su insatisfacción... su soledad... su regresión formal y la vida de mentiras e hipocresía que padece... La conclusión es que esto de internet no ayuda mucho a que el mundo avance socialmente, aunque parezca lo contrario, pero es práctico... la red es un hábitat tan perfecto que permite cualquier fantasía de Tolkien o el absurdo más bretchiano... y, lo que es más importante, tiene la memoria que queramos que tenga... La fauna del cyberespacio es tan ficticia que incluso llega a parecer natural que los auténticos nos alejemos de esos pagos... que creemos aldeas aparte en las que conocernos de verdad y olvidarnos de las hipocresías internautas que vivimos a diario... y aún así, siempre se te cuela alguien... que ha entrado con la máscara disimulada... que crece y se reproduce en las alcantarillas y en los conductos de ventilación, hasta hacer el ambiente irrespirable y fétido... Son los topos y son mayoría en la red, pese a quien pese... La miseria interior del ser humano es un caldo de cultivo idóneo para todo tipo de enfermedades y, es tan real como exacto, la red actúa de catalizador para que los virus se expandan... Y no hay más vacuna que la sensatez para evitar contagiarse, para impedir que los deseos subconscientes de autodestrucción terminen por adueñarse de quienes siguen siendo seres normales y con una realidad perfectamente tangible que, en ningún caso, es subsidiaria de la virtualidad momentánea que otros consiguen a través de circuitos y cables... Que conste que me encanta chatear... perderme entre la inmensidad virtual como un muñequito de peluche azul en busca de muñequitas de peluche rosa... dejar que los instantes se sucedan sin soltar mi café con leche desnatada... o versionar al estilo más científico los viajes astrales de mis adorados monjes tibetanos. Un psicólogo diría que padezco de soledad endémica pero se equivoca... En realidad soy un aventurero de sillón... un heroico explorador cosmopolita... un cosmonauta del cyberespacio... un CORSARIO DE CIUDAD, sin mar ni velas al viento... y muchas más cosas que no me atrevo a decir por si alguien las lee y no acaba de comprenderme. Y en esa realidad virtual no es difícil sentirse Indiana Jones, Lummumba, Hitler o Rockefeller... presumir de haber sido el amante secreto de cualquier reina o princesa... pregonar a los cuatro vientos amistades íntimas con Borges, Vargas Llosa o Benedetti... 22 Corsario de ciudad Louise En la red, lo difícil es ser uno mismo... no ocultar la identidad tras cualquier nick que más o menos refleje nuestro subconsciente... reconocer que uno es gordo y bajo... que le queda menos pelo del que quisiera... o que malvive a diario y tiene números rojos en su cuenta corriente... La clave para sobrevivir cuerdo está en hacerle el juego a la hipocresía... en asumir que ser un internauta no es más que un juego de máscaras y de sombras chinescas... en repetirse a diario que la mejor de las virtualidades no consigue ser más que el mero reflejo de la realidad en un espejo... (Recibo un mail de Ellen... me cuenta los planes que hicisteis para viajar a no sé que lugar que queda muy lejos... Me dice que te dé un beso... Me cuesta recordar tu rostro mientras le contesto... o quizás lo que me cuesta es que tu rostro no vuelva a mi mente... Mi respuesta es extraña y en estéreo... extraña porque ni yo la entiendo... en estéreo porque suena bien y parece que te envuelve cuando la lees... Estoy un tanto molesto con mi servidor... parece que no quiera hacer llegar a Ellen esa mentira mía, que no consigue ser algo más que una verdad a medias... ¡Da igual!, ¡no me importa lo que piense!, no estás... ni te recuerdo... solo sé que llegué a quererte con detalle y a amarte con esmero... en otro tiempo... en otra vida... en otros momentos... Y eso creo que es bueno...) Cualquiera de nosotros conoce a alguien que, digamos hace un par de meses y sin ir más lejos, se encontró con una dama que parecía señora y no lo era... que dijo ser soltera y no lo era... que estaba en un país que no estaba... y, por acabar de algún modo, que era desgraciada y no lo era... Ya sé que son demasiadas "eras" para tan poco trigo, pero, decidme, ¿como puede uno explicar ciertas cosas sin caer en la redundancia recurrente?. Claro que, de mismo modo, usted y yo seguro que conocemos a un caballero que parecía caballero y no lo era... que dijo ser soltero y no lo era... que estaba... que estaba etcétera y etcétera... En realidad es una historia corriente, nada que merezca las líneas que ocupo ni las palabras que empleo; pero toda historia está necesitada de personajes y de momentos y, como la clave de esta es el realismo, creo que lo más pertinente es sugerir que la dirección correcta de 23 Corsario de ciudad Louise las miradas es hacia alguien que vive en nuestro entorno... a quien podemos poner cara y cuerpo... que conocemos y visualizamos casi sin problemas. Me ahorro, de esa manera, un montón de descripciones y hasta diría que de engorrosos problemas literarios... A fin de cuentas, lo que yo quiero es expandir la soledad hasta que se convierta en algo más que un memorial de ausencias... Vuelvo entonces a retomar el hilo... a dejarme de diatribas y a plantearme seriamente aclarar mis ideas. La soledad -empiezo- es como un libro abierto... sólo hace falta leer con gafas de vitriolo para desnudar miserias. Ocurre entonces que uno se sorprende... y eso que creía estar curado ante las sorpresas... Mis personajes, a los que llamaré personajes para entendernos, se han instalado en la cabeza de cada uno de nosotros... ya estamos tan seguros de que son ellos o ellas que difícilmente alguien podrá discutirnos ni nuestra sagacidad, ni la perspicacia que tenemos para descubrirlos entre los que nos rodean. Sólo queda, entonces, jugar un poco al despiste... aportar datos contradictorios para que la trama conserve la tensión desde el primer momento y, al tiempo, no se descubra realmente cual es el prototipo que el autor escogió para contar la historia... que ahora mismo está construyendo... Lo queramos o no, en casi todas las ocasiones la verdad es la mejor mentira y viceversa... quizás por ello, mi mejor aliado va a ser la imaginación que mis lectores tengan... aunque no deja de ser una apuesta segura ya que presumo de escribir sólo para lectoras y lectores inteligentes... Puede parecer una paradoja pero prometo que no lo es, tal y como iremos viendo... en realidad todos somos muy parecidos... y quizás sólo nosotros mismos seamos los que nos vemos diferentes... Para cumplir con el guión, y también porque a este CORSARIO DE CIUDAD le apetece, mezclaremos realidad y virtualidad sin el mínimo pudor ni el más pequeño complejo... crearemos ambientes idílicos y sin miserias... conjugaremos historias acontecidas con trocitos de lo que nos gustaría ser y no podemos... nos ataviaremos de oropeles para disimular que estamos rellenitos por no cuidar la dieta... omitiremos todo rastro de procedencia... y hasta puede que violemos la nívea blancura de cualquier papel, para intentar convertirnos en los rapsodas por excelencia de estos tiempos modernos... Uno, a vuelo de pájaro, no acaba de verlo en los primeros compases de este tiempo que se comparte entre la soledad... la noche... la pereza... y ese sueño que tarda tanto en venir que parece que ya no viene... pero, un poquito más tarde, se da cuenta... 24 Corsario de ciudad Louise (Mi estudio se ha llenado de humo de cigarrillo negro... necesito abrir la ventana de nuevo... asomarme y respirar realidad... a pulmón lleno... Aparentemente esta parte no debería figurar en la historia, pero... ¿no creéis que, de alguna forma, es parte de ella?. Lo importante es que todos sepáis que ya no hay nada más que vacío en el lugar en donde estuvo ella... apenas un vacío perfilado por una tenue silueta... nada que a nada ni a nadie me recuerde... Por eso os cuento que hace un calor frío afuera... matizando, entre líneas, que no me llevo muy bien con el exterior que me rodea... y, quizás, por ello solo me asomo para verlo... desde lejos... Son momentos en los que uno piensa en como y de qué manera... en como continuar la historia... y de qué manera hacerlo... Posiblemente necesite un café... una tacita espumosa y humeante que huela a otros cafés y a otros tiempos. El café es como una poesía inacabada... siempre queda una dulce amargura entre los dientes, allí donde el paladar duerme sueños imposibles de carpaccio de pato o bogavante a las finas hierbas... Sorprendentemente no he visto salir humo por la ventana... se diría que se ha ido de puntillas, atemorizado y un tanto escéptico. Me hubiese gustado verlo salir, mas que nada para decirle adiós... para despedirle como se merece quien ha compartido pulmones y hasta provocado tal ataque de tos que me duele el pecho. Lamentablemente era un humo maleducado... nada cortés y, posiblemente, analfabeto; eso si, se veía que tenía humos... cosa que ocurre siempre en aquellos que no son pero quieren parecerlo... Ahora si que ya te has ido... que ya no estás... que ni te recuerdo... apenas estoy seguro de si llegué a quererte con detalle y a amarte con esmero... en otro tiempo... en otra vida... en otros momentos... Y eso creo que es, incluso, secundario... lo importante es terminar lo que, para olvidarte del todo, estoy escribiendo... Retomemos el hilo... decía yo que "Uno no acaba de verlo en los primeros compases de ese tiempo que se comparte entre la soledad, la noche, la pereza y el sueño; pero, un poquito más tarde, se da cuenta...") Y es entonces cuando.... (... el pequeño paraguas de papel se acerca reptando con esfuerzo... hecho jirones... desvalido y maltrecho... ¡Joder!, Louise... ¡como te echo de menos!) 25 Corsario de ciudad Amaneceres (Deseaba que vinieras... que llegaras a mi... que me leyeras lo que tanto habías escrito... necesitaba saber que era mío y que sólo a mi me pertenecía... Me temblaban los labios y en mi piel florecían pequeñas burbujas de ansiedad por oír tus sueños... Sentía que te despertarías de un momento a otro... en un lugar en el que quisiera estar y no podía... Amanecer contigo, mi Diosa... estrenar albas nuevas cada día, como estreno primaveras cuando te escucho... Creo que será posible... ¡si!, estoy seguro de que tiene que ser posible... Y, mientras no ocurría ese milagro, me moría entre la calidez de tu voz...) Recuerdo haber leído su mail con la misma intensidad que tiene, hoy, mi indiferencia.No es que el tiempo haya pasado y el olvido llegue. Es, más bien, darse cuenta tardíamente de lo distintas que son las palabras según el instante en que se interpreten... de como cambian... de como se transforman... de como, incluso, desaparecen... Por eso las historias siempre son dos... la soñada y la verdadera... la que vemos y su hermana gemela, que se esconde en las sombras acechando y dispuesta a saltar sobre nosotros... sobre su presa... Pero tu mail sigue en mi outlook... de vez en cuando aún lo leo... "Siempre será una buena idea ver el amanecer.... dicen que las horas mas oscuras son las que hay antes de que amanezca... pero no lo sé.... pocas veces en mi vida he visto un amanecer, me duermo antes generalmente, pero hoy no.... Hoy Diosito me concedió la gracia de ver un amanecer.... me dió la inmensa fortuna de ver una bella luna en lo alto del cielo... me dió la oportunidad de observar los colores.... de ver como la negrura de la noche se diluye en mil puntos de luz... de como los primeros rayos del sol forman arco iris lleno de magia... de esperanza... pletórico de promesas..." ...de vez en cuando aún lo leo para recordarme a mi mismo y sentir que una duda helada me cala hasta los huesos... (Apenas puedo musitar un gesto... ni esbozar un beso... ni escribir una sonrisa... ni mirar tus palabras sin tenerte... 26 Corsario de ciudad Amaneceres Pero... ... hoy será diferente, dormirás conmigo abrazadita y sin miedo; entre mis sábanas blancas y un cielo de luna llena, que llora lágrimas de plata porque le robé una estrella...) "Esto no va a ser largo mi amor, ni va a estar lleno de reclamaciones, ni de dolores, ni de explicaciones.No puedo evitar que esté lleno de tristeza -se me trasmina entre los dedos para volverse tinta en papel-,tampoco es una despedida final cargada de melancolía... simple y sencillamente es un Adiós por Conveniencia... desesperadamente esperando que, algún día, puedas perdonar esta cobardía mía de no querer vivir mas esta historia de nosotros... esta historia que no ha muerto. Te Quiero Mucho Mi Amor... ¡muchísimo!.... ahora que volteo por la ventana (estoy junto a ti en la cama) intento contar las partículas de luz nueva de este amanecer... quiero juntarlas todas en un inútil intento que pudiera decirte cuanto te quiero o hasta donde te quiero... y me perteneces" No supe verlo, ni siquiera me duele el darme cuenta ahora;quizás es que deseaba que vinieras... que llegaras a mi... que me leyeras en lo que tanto habías escrito... (Me cuesta entenderte... ya no sé si oigo lo que no quiero o ya no quiero oír lo que oigo... Déja que un abrazo de ternura se pose en ti... déjame que cuente contigo miles de años... que se escurra el tiempo entre nuestros dedos y que nunca deje de hacerlo... Que tengo muchas olas para ti... muchas flores de cariño y un montón de anhelos que pintar en el lugar que tu quieras... pero siempre, ¡siempre!, sobre ese talismán que es tu cuerpo... Te lo prometo, Princesa... ... hoy será diferente, dormirás conmigo abrazadita y sin miedo entre mis sábanas blancas y un cielo de luna llena que llora lágrimas de plata porque le robé una estrella...) 27 Corsario de ciudad Amaneceres ... párrafos en un mail, quizás tan sólo eso... "Se que comprenderás... el amor (la cantidad de..) nunca ha sido un problema entre los dos. La calidad y la continuidad, eso si. Feliz Vida Mi Amor, lo siento... saco mi veinte y no juego. Te Amo Mucho, ¿sabes?, pero duele mas el amarte que el dejarte y yo ya no puedo más; hoy se me rompió el ultimo pedacito de corazón que me quedaba... aunque, me llevare tu memoria conmigo a donde quiera que vaya. Es bello ver el amanecer sabes.... es casi igual de bello que verte dormido a mi lado..." Palabras escritas desde lejos... cómplices en ocultar la realidad que llega luego; palabras que no me buscan y que, tal vez, ni yo mismo quiero que me encuentren. Frases que desnuda el tiempo... que se diluyen y de las que uno incluso se arrepiente... aunque, para ello, necesite hacer el amor contigo, por vez primera... Y hoy, cuando decido borrar el mail para siempre, recuerdo que no necesité más que ver tus ojos abiertos... tu mirada perdida en mi... como tratando de reconocerme. En ese instante supe perfectamente que yo te estaba mirando a ti de igual forma... de igual manera... sin quererlo y, a la vez, necesitando decirte que no había nada en mi que quisiera darte... ni nada en ti que, a mi, me apeteciera... Miradas que no buscan encontrarse... que se pierden en las rendijas de la pared... dejando entrever que , quizás, comprendiste lo que yo: el amor y el deseo pueden recorrer sendas que jamás convergen... Y ahora... en el tiempo de después y en mi piel... ya de ti nada me queda... aunque nunca he dejado de preguntarme a quien escribíamos ambos... a quien amamos en silencio mientras hacíamos el amor a las puertas de una mañana nueva... Amanecer contigo fue una amarga experiencia... la tuya conmigo, lo presiento, fue idéntica. Desde entonces, sé que hay una sombra de tristeza en nuestras miradas... quizás es que nos sabemos amantes de lo ajeno... turistas accidentales de nuestros cuerpos, que se separan y no se echan de menos... seguros de que en algún lugar hay alguien que lleva nuestros nombres, pero a quien nuestros recuerdos no recuerdan... ¿Sabes?, no se tú... pero gracias a ti me di cuenta de a quien escribía sin yo saberlo... quizás por eso aún hay ternura rodeando tu imagen en mis recuerdos y aún se dibuja una sonrisa cuando vuelvo a verte desnuda... durmiendo a mi lado... abrazadita y sin miedo... entre unas sábanas blancas y un cielo de luna llena... que llora lágrimas de plata... ... que llora lágrimas de plata porque sabe que tu no eres mi estrella... Amaneceres, Betty... ¡si!, sólo amaneceres... 28 Corsario de ciudad Mañana por la noche Soda con azúcar moreno... en un viernes cualquiera... de un mes cualquiera y sin una coartada para beberla... En realidad hubiese preferido una taza de leche fría... con café... sin azúcar... para mojar en ella los abrazos que nunca llegan y siempre se echan de menos... Atardecía aquí y ahora... caía el manto de una noche traviesa y coqueta... anunciando lluvia de esa que no moja por lo breve y seca... rompía el mar en la playa desierta con un abrazo de olas ansiosas de granitos de arena... El alrededor quemaba como quema la hierba y tu pelo... lo sentía penetrándome y jugando con mi piel... definiéndose en mis silencios... Saqué la pluma y pedí servilletas... Aquí y ahora, he conseguido intuirte de nuevo... percibir tus ausencias mientras te pintaba con mi caja de acuarelas nuevas... Estás ahí: donde termina la playa y comienza el deseo... justo en los penachos de espuma de las olas, esparcida en las fragancias multicolores de mi océano... Te veo mojada... húmeda toda tú al sol de la luna llena... toalla roja... ojos que duermen en vela... piernas de muslos ardientes... Cuento, una a una, despacito, en silencio, las olas que se mueren con un beso para ti que no te llega... Mirándote he descubierto muchas clases de olas... las valientes que se suicidan contra el acantilado del fondo a la derecha... las tímidas que nunca llegan a la playa... las suaves que parecen una caricia de agua... y las otras, esas que sólo para ti sueño... Y, mientras te miro, el lejos es casi cerca; la sensación de proximidad se hace tan angustiosa como una desesperada espera... temo perderte... pero veo mi sombra abrazándote y siento que me tiemblan las piernas... Es el momento de hacer a tu alrededor un castillo de arena... de encerrarte entre muros de satén... de decirte que te querría para siem29 Mañana por la noche Corsario de ciudad pre y de dos maneras: mi princesa o mi prisionera... Siento que la brisa aumenta... quizás tu eres culpable de atraerla... Brisa y yo te queremos anónimamente... y deseamos llevarte más allá del horizonte para, contigo, ambos, perdernos en el mágico mundo de los sueños... ... en ese mágico mañana por la noche en el que ni tu te vas... ni yo me quedo... Arrugué la servilleta sin querer hacerlo, pero queriendo... No me gustaba pintar tu rostro a la acuarela... ni sobre papel... ni sobre lienzos... Yo quería dibujar deseos en tu piel... tatuar mis anhelos en tu cuerpo... sufrir en ti y morirme en cada uno de tus besos... Quizás por ello cogí otra servilleta... me quedé mirándola... le di la vuelta... me sumergí en instantes no tenidos mientras soñaba con tenerlos... Cayó la noche como caen las penas... Marqué tu número en el celular... escuché de nuevo esa tu voz que tanto quiero... - Soy Lena... no estoy en casa pero puedes dejarme el mensaje que quieras... ciao amor mio... un beso... Esperé el tono mientras buscaba palabras que te conquistaran... que te llevaran mi ansiedad y mi ternura... que te dijeran que existía y que eras mi único sueño... Nadie sabe lo mucho que duran ciertos momentos... hasta que su desesperanza vive en ellos... - Lena... te he soñado tanto que quiero verte... estaré junto al mar... la primera noche que haya estrellas... Así de breve... ¡quedaron tantas cosas por decir que ahora estaban ocurriendoseme....! Me iré... me desvaneceré en esa calle de regresos amargos que me espera... mi habitat natural... mis sueños... Quiero dormirme pronto... fue un brindis al sol, pero.... ¡pero mañana por la noche habrá estrellas...! 30 Corsario de ciudad Hasta que amanezca (- He vuelto... Tu presencia cambia el momento... aunque sea difícil adivinar si es cóncava o convexa... Nosotros, en plural, somos una incognita que raramente se resuelve... que muy dificilmente alcanza la excelsa plenitud de un significado concreto... por eso nos acercamos titubeando... casi sonrojados... como si no nos mereciesemos... A veces tengo frío y me tapo contigo... y entro en calor, rápidamente... A veces te duele el alma y yo regreso...) Sabía embrujar... Decorada con matices para ensombrecer párpados, perfilar labios, sonrojar mejillas o resaltar los ojos... sinuosa en su andar... vertiginosa su cabellera, estudiadamente al viento... suave voz... sonrisa incrédula... Sabía embrujar entre silencios de algodón y miradas de terciopelo... Nunca supe a ciencia cierta si sabía que sabía que la soñé, o si soñé que existía y vino a verme... quizás fuera que vi su reflejo en un papel o su imagen en un deseo... Pero la describí escribiendo versos... musitando palabras musicadas... entornando los ojos para verla y abrazarla... y tenerla... como si fuera esa estrella del atardecer que promete una noche de mar... de mar y luna llena... Puede que así la encontrara... poquito a poco... casi sin darme cuenta de que me daba cuenta... de que era ella... Averigüé, entonces, la asombrosa capacidad de recordarla... de sustituir cada espacio en blanco de su fugaz visión... vistiéndola y desnudándola con ansias de morirme recorriendo, una a una, todas las curvas de su cuerpo... La pasión... esa pasión que agita las aguas de la mente hasta que hierven... 31 Hasta que amanezca Corsario de ciudad Hice de ella una luz... una de esas lucecitas tímidas y temblorosas que hipnotizan mientras surgen de una vela... o, quizás, un destello breve de esperanza para este corsario sin bandera, que navega allí donde nazca una tempestad o las olas son perfectas... Aunque supe, al instante, que una luz a secas era poco para definirla a ella... Hice de ella ese pan y chocolate que fue, durante años, mi merienda... la sentí derretirse en mi boca... endulzarme el paladar... llenarme de hartura hasta límites que describir no puedo... Aunque me di cuenta, al momento, que ser luz y merienda no podían reflejar lo que ella era... Hice, entonces, de ella un matiz... apenas una sombra en la penumbra... apenas un rellano en la empinada escalera... Y allí... en ese matiz sin matices... en esa sombra en la penumbra... en ese rellano de escalera... me senté a descansar y a soñarla... impelido por el instinto animal de poseer su esencia... Aunque... tampoco esta vez fue suficiente... decir que era luz, merienda o matiz, no aproximaba a ningún lector la magia de que existiera... Es entonces cuando uno se desespera... cuando se da cuenta de que no hay idioma, ni palabras, que lleguen para a ellas reducirla o en ellas contenerla... Me quedé mirando al horizonte... con una mirada llena de querer tenerla cerca... con un gesto de anhelo... con un ademán de no saber que soy yo si no soy de ella... De no saber qué soy yo... si no soy de ella... Pensé en escribir un rato... apenas un instante... poco más que un momento... Me decía que no iban a ser muchas letras... y ya llevo más de cuatrocientas treinta y nueve palabras... y ya he tecleado más de dos mil seiscientos caracteres... Pero vendrá... cabalgando sobre un arco iris o surgiendo bajo un paraguas de cristal que yo sostenga... decorada con matices para ensombrecer párpados, perfilar labios, sonrojar mejillas o resaltar los ojos... sinuosa en su andar... vertiginosa su cabellera, estudiadamente al viento... suave voz... sonrisa incrédula... Sabía embrujar... Me sentaré a esperarla con un beso especial en mis labios hipnotizados y ojos de deseo... hasta que amanezca... o incluso más... ¡hasta que llegues ...! 32 Corsario de ciudad Hasta que amanezca (- Te necesito... Dos palabras que cambian un momento... aunque sea dificil adivinar si son cóncavas o convexas... Las palabras, en plural, son una incognita que raramente se resuelve... que muy dificilmente alcanza la excelsa plenitud de un significado concreto... por eso me acerco a ellas titubeando... casi sonrojado... como si no las mereciera... A veces tengo frío y me tapo con mantas de palabras... y entro en calor, rápidamente. A veces me duele el alma y ellas vienen... El autor se pierde siempre entre sus mares de palabras... como un navegante solitario que busca el concepto exacto que reside en ellas... como un naufrago desorientado... como una isla perdida, que nunca ha querido formar parte de ningún archipielago... De una u otra forma, eres palabra... Nelly... Una palabra de esas que ha nacido para que en ella me pierda... cada noche... hasta que amanezca...) 33 Luna y mareas Corsario de ciudad (Sidh recorría su parte izquierda del colchón buscando una piel que la estremeciera... Era, quizás, una noche-madrugada de un otoño cualquiera que, a poco que se descuidara, volvería a ser invierno y terminar en primavera... Los ojos entrecerrados... la sonrisa llena de sueños... mínimo camisón de seda que se perdía un poquito más arriba de donde acababan las caderas... La garganta seca... pastosa la lengua... sudorosa la frente y húmedos... ¡muy húmedos!, los jardines donde se convierte en flores el deseo... Sidh es feliz... en sueños... Cariñosa y afable... madre dedicada y compañera-esposa ostentosamente honesta... del "súper" a casa... de casa a la iglesia... sin paradas intermedias... siempre con el gesto adecuado... la palabra sosegada y el vestir pertinente... Ni un desliz en los anales... al menos que la gente sepa... Ni una mancha... ni una mácula... ni nada de ella que no fuera conjugar el verbo ser y la palabra decencia... Sidh sueña sueños que a nadie cuenta... es feliz... tan feliz que se entrega... hasta llenarse... hasta saciarse... hasta que rebosa un narcotizante placer que a nadie le interesa... ) Es hoy un día de diario... un día de estación de paso... nada definitivo ni que merezca figurar subrayado en mi personal vidateca... Me he sentado impulsado por una cierta ansia de encontrar asiento... tan sólo para dejar que mi mirada se pierda entre el color salmón de la pared y la grieta que queda a mano izquierda... La mente en blanco... el pensar aceitoso y la mirada como del color de las acelgas... Por esperar no espero nada que a mi no venga... quizás simple34 Corsario de ciudad Luna y mareas mente quiero dedicarme a beber el placer de sentirme durante unos instantes... a recorrerme o a explorarme... como si en un sendero sin cartografiar se hubiese transformado, así de repente, mi existencia... Escucho el silencio... me dice que le hubiese gustado ser poeta pero que ha decidido no serlo... que ya hay muchos o tal vez demasiados que poetas se creen... que prefiere ser silencio que se escuche antes que palabra pronunciada que se pierde... Sonrío... a mi me hubiese gustado ser mujer para que un juglar me cantara... mientras me bañaba con rayos de luna llena... mientras convertía en trenzas mis largos cabellos negros... y sentía, mirándome en cualquier espejo, que mi destino era ser reina de las olas y las mareas... Juglares y poetas... caballeros y plebeyos... que no hay juglar que no tenga su princesa... que no hay poeta que no le cante a sus miserias... Y de repente la duda me asalta... me inquieta.... derriba mi taburete y me impulsa a buscar con avidez un poco de chocolate en la despensa... El chocolate y la poesía saben lo mismo que el pan con nueces... o a esas avellanas que nacen cada primavera del cerezo que bajo su ventana crece... Recordar su ventana -como habréis intuido- hace que mis sentidos se alteren... y es que ella, ahora mismo, se diluye en mi boca como si de chocolate fuera... ¿Es eso poesía?, no creo... posiblemente sea ansia o deseo... necesidad o anhelo... aunque dudo que un poema sepa a chocolate... y mucho menos a pan con nueces... (Sidh se ha vestido con la tentación mas tentadora que guarda, desde siempre, en su cabeza... poca ropa... mucha piel... suave olor a mujer y un toque de carmín en sus labios color fresa... Se siente reina... especial... como hecha de arena y esperando que caricias de ola la rocen y la humedezcan... El ahora es, quizás, una tarde solitaria de un invierno cualquiera que, a poco que el descuido se nos acerque, volverá a ser verano y terminar en primavera... Sidh está sola... tan sola que desea que alguien se le acerque... Cariñosa y afable... madre dedicada y compañera-esposa ostentosamente honesta... del "súper" a casa... de casa a la iglesia... sin paradas intermedias... siempre con el gesto adecuado... 35 Luna y mareas Corsario de ciudad la palabra sosegada y el andar modoso de princesa... Y se asoma a la ventana... deben ser como las siete y siete de esa tarde solitaria en que ella esta queriendo encontrar amante,sin quererlo... Se sonroja... duda y se estremece... se acerca al compact-disk y pulsa la tecla justa para que los sonidos de "Dead from the waist" le acompañen en sus pensamientos... Quizás abajo haya alguien que me espere... que me observe... que me desee... Quizás me haga un guiño y me susurre... Quizás robe una flor y me la entregue... Quizás quiera subir a mi cama... y yo le deje... Los ojos llenos de sueños... la sonrisa entrecerrada... apenas dos metros de seda que se pierden un poquito más arriba de donde acababan las caderas... La garganta pastosa... la lengua seca... húmeda la frente y sudorosos... ¡muy sudorosos!, los jardines donde se convierte en flores el deseo... Sidh es feliz... hoy sueña sueños y quiere compartirlos... es feliz... tan feliz que cierra los ojos y a la ventana se acerca... deja caer su breve camisón... respira el aire y huele el mar lleno de olas que, presiente, se aleja... ) Mentiría si os dijese que no había observado aquella ventana una y mil veces... Había en ella algo mágico... como una de esas presencias que detectamos entre la niebla... La conocí un día de ayer que no recuerdo... de regreso de algún lugar que no importa... camino a mi estudio... mientras buscaba ahondar en las mentiras para encontrar verdades... y viceversa... El reflejo de la luna en sus cristales desvió mis pasos, hasta detenerme... Y quise ver algo más... y vi sus rejas... sus geranios ya sin flores... y un pañuelo blanco anudado, como por descuido, que se mecía amodorrado por el viento... Me pareció percibir, entonces, una huidiza silueta pasar detrás de aquella ventana... vaporosa... enigmática... intensa... Enamorarme, del verbo querer, fue algo tan natural como echar- 36 Corsario de ciudad Luna y mareas le pimienta al chuletón... ¡creedme!, que la quise con el estómago antes siquiera de darme cuenta... quizás fue que tenía hambre de cariño y aquella sombra olía tan exquisitamente prometedora que me venció la gula y la deseé entera... Día a día, tras aquello... detuve mi errático caminar frente a ella... esperanzado... con la fe de que el milagro habría de producirse y que sólo era cuestión de tiempo... Si estaba cerrada me apenaba... si la hallaba entreabierta, me ilusionaba... si había luz... si había luz ya creía que ese día iba a volver a verla... Y el tiempo pasaba más rápido que de costumbre... acelerado y como cómplice callado de mis ansias... de mis deseos... Nunca más volví a verla... y ya no supe si había sido real o no era más que un espejismo de agua para mi corazón sediento... Hoy es día de adiós y despedidas... me marcho lejos... a buscar palabras y paisajes... a perderme entre la luna y las mareas... He venido aquí a despedirme... a mirar, una vez más, esa ventana a la que yo pinté del color de las promesas... Vestido especialmente y a conciencia... un pantalón vaquero raído y una camisa vieja.... mi mejor sonrisa de domingo... y los ojos recién bañados en colirio, para mejor verla... Me traje mi chocolate... mi pan y mis nueces... una flor que robé en un jardín, mientras venía... y dos o tres lágrimas por si hoy tampoco puedo hacer mía su existencia... Y llevo aquí desde las seis y media... casi se han encendido las estrellas y oigo como la luna se despereza... Y la ventana no se abre... y ya son casi las siete y siete... (¿Estás ahí...?, Sidh se pregunta... sin abrir los ojos... como si temiera escuchar un "sí"... como si fuera una desconocida y estuviera descubriéndose a si misma... tan tímida a sus treinta y varios... tan nueva y tan coqueta... Le respondió la brisa... creyó escuchar como alguien le contaba una historia de luna y mareas... le pareció oler a chocolate y hasta sentir en su paladar el sabor que deja el pan con nueces... Cerró aún más los ojos y abrió los brazos... sintió una suave caricia en su mejilla izquierda... como si de un pañuelo blanco de seda se tratara... y sus manos... ... sus manos chocaron, de repente, con la reja... Recordó entonces, con los ojos muy abiertos y la mirada perdida, 37 Luna y mareas Corsario de ciudad lo que ella era... cariñosa y afable... madre dedicada y compañeraesposa ostentosamente honesta... del "súper" a casa... de casa a la iglesia... sin paradas intermedias... siempre con el gesto adecuado... la palabra sosegada y el vestir pertinente... ni un desliz en los anales... ni una mancha... ni una mácula... ni nada en ella que no fuera conjugar el verbo ser y la palabra decencia... Se alejó de la ventana instintivamente... con una lágrima prendida en cada mejilla... arrepentida de ser mujer... segura de que la única caricia que merecía era la del pañuelo que anudó, como bandera de esperanza y hace años, en la reja de la ventana... de un hogar que la mantenía prisionera... Y sí... Sidh sigue erre que erre... sueña sueños que a nadie cuenta... es feliz... tan feliz que se entrega... hasta llenarse... hasta saciarse... hasta que rebosa un narcotizante y solitario placer... que con nadie comparte y que a nadie cuenta...) No ha venido... quizás sólo era un sueño... Y se alejan mis pasos mientras mi corazón se queda... junto a la rosa robada que dejé en su reja... 38 Corsario de ciudad Iovanna y Granada (Iovanna... Refugiada en la penumbra soleada... navegante de sueños y hacedora de mares... huidiza... grácil... morena y guapa.... Una sombra perdida entre el quinto escalón y el rellano... una sombra en la noche... silenciosa... dormitando... callada... Y la noche que le abraza... ¿como es...?, ¿como haré para que podáis imaginarla...? Es una noche de noches... una noche de esas en las que brilla el lucero y el alba se presagia... una noche... una de esas sin tiempo pero con alas... diseñadas para leer una piel y hacer plegarias de poesía mientras gotas de sudor y de champán mojan el negro raso negro de las sábanas... Navegante de sueños... hacedora de mares... ebria de raza y los ojos abiertos como platos...) Una lata de cerveza rodó callejón abajo mientras me daba cuenta, paso a paso, de que estaba caminando sin rumbo y sin nostalgia. La nostalgia es un cuadro peligroso... el rumbo saca emoción a la vida... la cerveza, si es de marca, ayuda a perderse entre la niebla y a encontrar la salida cuando, queramos o no, todas las salidas fallan... Instintivamente... quise estar pero no pude... algo en mi me empujaba con rabia a ser mi propio entorno, a ir más allá de mi mismo para mejor verme y disfrutar o padecer, ¿quien lo sabe?, de las retorcidas sutilezas de ese yo convertido en paisaje... Emocionalmente estaba un tanto alterado... inestable... acongojado y tiritando... Quise, quizás por ello, que lloviera y llovió a cántaros... tal vez sólo para que pudiera yo sentir como se empapaban mis ropas y el cigarro se apagaba... tal vez, sólo tal vez, para soñar con un futuro seco y cálido... con una tacita de sopa con galletas... y una manta bajo la que quisiera me esperaras, aterida... tierna... como un desván vacío y olvidado... deseando que llegara a ti y te ocupara... 39 Iovanna y Granada Corsario de ciudad No había un alma en aquella calle sin alma... por eso detuve mis pasos ante la esbelta figura de aquella farola que parecía esperarme... - ¿Como te llamas...?, ¿tienes frío...?, ¿me acompañas...? Hubo una pausa y la lluvia se detuvo... dejó de caer, como expectante... Oír como deja de llover es tan inútil como mágico... ¡hay tanta esperanza de lluvia en la sequía momentánea!... tanta fe de verte llegar corriendo con un paraguas y una sonrisa... ansiando cobijarme... La lluvia en Granada tiene esas cosas que la hacen tan humana... tan teatral... tan desconcertante para quien no sabe oler, entre sus gotas, el suave aroma a albahaca y luna pálida... Y las pausas... ¡Hummm!... Las pausas aquí son acordes de guitarra... y yo las escucho ansiando, algún día, poder bailarlas... contigo... bajo una manta de estrellas y abrazados por las sombras de la Alhambra... (Iovanna... Pedacito de ternura... ángel sin alas... perfección... dulzura... sueño que soñé mientras te soñaba... Siéntate conmigo... háblame... quiero ser tu destino, quiero ser tu amante y quiero ser tu cama... que la madrugada me encuentre... que me sorprenda la noche y el alba llegue despacio; que me descubran "dormío" abrazado a tu cintura y tiritando de frío... convertido yo en tu sábana y tu en mi almohada...) La farola se sonríe... el buzón de correos me mira insomne y gruñón... hay un rayo de luna que juguetea con las sombras... y un callejón tenebroso con dos ratas y un gato maullando... Adivino sombras de mujer deslizándose por esta Granada que duele... esta Granada mojada... Sentarme, entonces, fue un arrebato de rabia... la necesidad de recapacitar o de entender... de comprender la magia... Cada mujer tiene su palabra secreta y mi Granada lo sabe... Son palabras que van más allá de un "te quiero"... que llegan 40 Corsario de ciudad Iovanna y Granada mucho más lejos de lo que llegan aquellas que conforman sus venturosas desventuras cotidianas... Palabras que se reservan... que se guardan... que sólo se pronuncian cuando hay que acompañar con sonidos el hablar de las miradas... Yo busqué esa palabra en muchos labios... y encontré que me sorprendían cada vez que las oía... y sentí que eran palabras de mujer que llevaban mucho tiempo esperándome... Ahora... aquí... sentado y sediento de ternura... las recuerdo... las miro y las admiro mientras desfilan por mi mente... recién salidas de la cajita donde guardo, en papel de seda, mis nostalgias... Y cada una tiene un rostro que la acompaña... que le da sentido... que la hace eternamente perdurable... Soy yo en ellas y ellas son mis palabras mágicas... toda una vida escrita alrededor de un "calla"... de un "tonto"... o de un "canalla"... de un "idiota" o de un "malvado"... por citar, tan sólo, unas cuantas... Quizás esta noche la noche me acompañe y encuentre, a mi regreso, esa palabra de mujer que intuyo me espera, sólo a mi, entre unos labios... Quizás, sólo quizás, esta noche llueva en Granada... o, quizás, la lluvia sólo haya sido un tránsito de la locura a la nostalgia... Y se rompe la noche... como cortada por un cuchillo de esperanza... Una sombra de mujer se ha detenido a mi lado... y me habla... - ¿Como te llamas..?, ¿tienes frío...?, ¿me acompañas...? - Sí... no tengo frio... mi nombre espera a que tu quieras pronunciarlo... (Iovanna... Hay tanto de mi que tu no sabes... Iovanna... Pedacito de Granada... azahar... malvavisco... ternura... sueño que encontré mientras soñaba... Siéntate conmigo... háblame... quiero ser tu destino... quiero ser tu amante... y quiero ser tu cama... No te contaré mis sueños... quizás porque sueño poco... o, quizás, porque ni los tengo ni de menos los echaba... 41 Iovanna y Granada Corsario de ciudad Lo único que me apetece es despertarte a miradas tiernas... a besos no dados... a caricias de algodón de nube y olor a cielo de violetas perfumadas de escarcha... Pero algo me lo impide... sé que no puedo... que la mañana no quiere y el rocío, hecho perlas, no me deja... Pero... ¡por Granada!... te prometo intentarlo de nuevo... cuantas veces sea necesario... si no me quedo dormido en la cuna de tus brazos o en el colchón de tu pelo o entre tu dulzura... ... Iovanna. Lo siento, mi vida... abrazado a tu cintura y tiritando de frío... me ha sorprendido la madrugada... ... convertido yo en tu sábana y tu... ¡y tu en mi almohada!) 42 Corsario de ciudad Carta y chat nostalgia (Hoy te escribo con la idea de encontrarme contigo sobre cualquier prado... encima de cualquier verde hierba... bajo cualquier cielo que elijas...sin condiciones ni matices previos... La idea de escribirte me pareció una buena idea... me surgió de súbito... sin querer, queriendo.. Así que no abras los ojos... ni te sorprendas... En realidad, estaba en un chat... perdido aunque aparentemente inmerso... escondido y esperándote... fastidiado al ver que te caías con redundante insistencia. Minimicé la ventana del chat como en un acto reflejo... abrí el Word sin casi darme cuenta de lo que estaba haciendo... un nuevo archivo, sin elegir formato... los ojos entrecerrados mientras las primeras letras, en mi pantalla, iban naciendo... Es un momento tan intruso como intenso... me tiemblan las rodillas y la boca se me seca... No hay nada como tener que decirlas, para que las ideas huyan de la cabeza... Así... ensimismado en una imagen tuya que aún no tengo, me sentía viajero hacia ti... mientras no dejaba de leer, ni de analizar, lo que en la minimizada ventana del chat iba saliendo...) Le ha hablado de Pound... de Elliot... remontado cauces de conocimiento recogido a préstamo en cualquier lugar que estuviera expuesto... No le falló la memoria... Pudo repetir una a una las palabras, entrecomillándolas con celo y reservando los puntos para después de las iniciales de cada prohombre al que hace eco... La "novela realista"... la "novela social"... la "novela de tésis"... todo un entramado de novelas que daban como resultado una conclusión taxativa: "las revoluciones influidas por la novela son las revoluciones burguesas, las que sabían leer... las que podían hacerlo" Una pausa... En el chat las pausas son eternas... 43 Carta y chat nostalgia Corsario de ciudad Y una precisión a tiempo... "dudo que una novela pueda aspirar a revolucionar más que el ánimo del lector individual..." Uno asiste pasmado e incrédulo... no sabe si reírse o si sentarse cómodamente en el asiento... girando de un lado a otro... dejando que las posaderas respiren mientras observa como hay quien se sienta todos los días sobre lo único inteligente que tiene... Se ha vuelto todo tan surrealista que ni reconozco mi propia existencia... - Pero si una idea no puede concretarse en acción, sirve de muy poco... - La idea... -responde con mística complacencia- La revolución ha dado los cantos más hermosos de la humanidad... -dice ella- La épica queda para los trovadores, pero la historia es otra... -hilvana élEntre frase y frase entrecortada están haciendo el amor... No lo saben, no son conscientes.... no se dan cuenta... pero yo les observo... - Cuando termines con Borges vas a ser más escéptica aún... -remata la faena--- Hay otros mundos, pero están en este... -ahora sonó terriblemente enterado y satisfecho, sin saber que yo había leído también esa frase y que no la citaba porque no era necio...-. - La eterna cuestión... confundir la literatura con las ONGs... -aseveró sin ruborSonaba a cátedra de universidad de verano... una de esas a las que definen como Universidad Popular y que no dejan de ser meros partidos amistosos sin apenas competencia... Mientras, la audiencia cautivada -o quizás aburrida y hastiada pero educada y cívica- asentía con su silencio... Yo creo que callábamos por el placer de callar... por el placer de ver como los oradores de salón se pierden... con la mierda al cuello... hundidos en su propia verborrea... Si... estaban haciendo el amor... aunque seguían sumidos en su tan particular como total inconsciencia... - Me fascina el libro de Muñoz Molina... -dice ella- Escribe bien y su sentido cívico no empaña su escritura, pero... -dice él, dispuesto a no terminar la frase para no verse en un aprietoUno llega a plantearse, entonces, si la estimulación del intelecto no es más que una forma de masturbación subconsciente... de llegar a sentir múltiples orgasmos intelectuales para mitigar la ausencia de sexo... la carencia de sexo... la necesidad que hierve y que nos quema... En realidad, ¿que diferencia existe entre dos personas que hacen el 44 Corsario de ciudad Carta y chat nostalgia amor y dos personas que conversan animadamente?; quizás ninguna... en ambos casos se persigue complacer los sentidos... en ambos se desatan las pasiones... en ambos hay caricias y gemidos... en ambos es posible llegar al clímax más perfecto... en ambos hay pasión a manos llenas... hay cariño... hay ojos abiertos y labios que susurran besos... y en ambos se fuman cigarrillos o se va al baño, con prisa idéntica... (Como a pie de página... escribo en el word... fuera del chat... en esta carta que, sin escribirla, te estoy escribiendo... No es de extrañar, entonces, que yo sienta lo que siento... que perciba como tus palabras me besan... como las mías te acarician... como nuestras almas se juntan... como sé que se estremece tu piel y la mía, como si se presintieran... No me sorprende, entonces, que haya momentos en los que siento como mis ideas te penetran... que haya otros en los que intuyo que eres tu la que entregándote me dominas... y hasta recuerdo como mis neuronas se estimulan... y hasta veo como las tuyas se desnudan... como entran en erección mis argumentos mientras bebo humedad en tus silencios... todo en una danza sincronizada... yo te digo... tu me dices... yo te beso la nuca... tu te acuestas...) Charlas de él y ella... espacios llenos de sueños osados... fronterizos entre el país de la lujuria y la nación de la decencia... ¿quien se atreve a jugar?, ¿quien se decide a mover la primera pieza...? Y pasa el tiempo despacito... pisando con pies de ángel o volando con alas de mariposa... imperceptible e incesantemente... como si pasar no fuera cosa que le interese. Una noche más se han despedido... se han dicho adiós cortésmente en la puerta de su diario chat nostalgia... tal vez mañana sea Byron o Lorca la excusa perfecta. No importa... el personaje es realmente lo de menos; han venido aquí a conversar y a encontrarse... a pecar únicamente con el pensamiento... sin remordimientos futuros... sin vulnerar el código moral ni el ético... muy occidental... muy cristiano... muy poético... lejano y sutil... sin riesgos... moralmente correcto y en la práctica muy célibe... un pecado blanco, puro, inmaculado... en el que no cabe encontrar, a primera vista, infidelidades que agobien la conciencia... ni circunstancias que queden fuera de la corrección más absoluta... ni de la amistad sin tacha... ni de su febril necesidad de no tenerse teniéndose... ¡Dios...!, ¡ahora lo entiendo!, pecar de palabra o de obra es un pecar plebeyo... tan fácil y tan complejo... tan valiente y tan directo... tan posible en la vida y tan lejos del pudor o la nostalgia... 45 Carta y chat nostalgia Corsario de ciudad ( "Estaba pensando en frases, que te escribí en otro tiempo, las guardé para otra tarde, y sé que este es el momento... " Ana Pozas me saca de la virtualidad del chat, de la nada cotidiana, y se obra el milagro... ya recuerdo lo que quería decirte... lo que me sale del alma... pero vas a permitirme que lo haga susurrando... recordándote mientras ella canta y sus letras se van convirtiendo en miradas mías... en mis palabras... "Yo te propongo señalar en algún mapa un pais a ciegas y guiarnos por las ganas..." Ya ves que no es imposible... ya ves que es, incluso, fácil... "y quizás un día sepamos, si el algo es mejor que nada... " Es tan importante dejar que las sensaciones abracen nuestras vidas... que las incógnitas se resuelvan con la naturalidad de los hechos consumados... Un vivir por y para la vida... quizás con más gestos y caricias.. quizás con menos argumentos y palabras. En realidad, lo quiera o no, Lucía... "dejaré un día estas calles, si la suerte me acompaña, desde otro lugar del mundo, abriré un café nostalgia..." Y en la barra de ese bar... o quizás en la terraza... quiero sentir nostalgia de ti... necesidad de llamarte y de hacerte el amor... de hablar contigo de verdad y de sentir como moja tu sudor... nunca en internet... no en el chat... Decirte: "no te enamores..." y acariciarte luego... para borrar ese imperceptible ademán que te recorre... para que te vuelques en mi sonrisa... y sólo oigas mis besos mientras te dicen... Y, mezclando mis palabras con la canción que ahora suena, hoy te escribo con la idea de encontrarme contigo sobre cualquier prado... encima de cualquier verde hierba... bajo cualquier cielo que elijas... sin condiciones ni matices previos... Asi que no abras los ojos... ni te sorprendas... Pon la radio... espera a que suene "Chavita" y deja que la magia haga lo que la palabra no puede... regálame una sonrisa... hazme entender que no me has escrito pero que ibas hacerlo... quizás hoy o quizás mañana... sin hacer esperar lo que deseas. Te prometo que será uno momento tan intruso como intenso... que me temblarán las rodillas y que es más que probable que la boca se me seque... Te prometo sentirme viajero hasta ti... ¡¡¡Y tienes que creerme!!!) 46 Corsario de ciudad Luca, mi amigo Luciano Gomez Seara nunca fue mi amigo hasta que, un buen día, trabamos una amistad de esas de "toda la vida". Lo conocí por casualidad... estaba yo parado y aburrido, sentado en mi taxi de lenocinio y leyendo la hoja parroquial que edita el obispado casi todos los domingos y, en edición especial, cada Cuaresma... Había en ella un flamante artículo sobre Santa Teresa y la corriente mística, que atraía mi atención y elevaba mi espíritu hasta las cumbres del Himalaya... casi hasta hacerme ver el Yeti paseando por Cuatro Caminos... en Ourense... (Entre humos de cigarrillos que, silentes, se consumían; rodeado de papeles, que huían de una papelera llena... hambriento y prófugo de mi mismo... derivaba mi psique hacia la sutileza, quizás huyendo de mi natural ironía. Sobre la mesa... en el espacio que queda entre la pantalla y el teclado.. abiertos y ansiosos, dos libros yacían... A la derecha los "Versos nacidos del fuego del amor"... de Santa Teresa de Jesús, una mujer adelantada a su tiempo y dedicada, en alma y cuerpo, a la más sutil "eropoesía". El "Vatsyayana" a la izquierda... ilustraba perfectamente lo que "Teresiña" no decía... Entre ambos se desató un diálogo tan natural como instintivo... -"Vivo sin vivir en mi, / y tan alta vida espero, / que muero porque no muero"... que muero por no vivir... -recitaba Teresa, arrodillada y con las manos muy juntas... los ojos en blanco y una húmeda humedad rodeándola y robándole el célibe sentir que debían tener sus sueños- "Se desconoce el alcance / del amor de las mujeres / a causa de su natural sutileza, / así como también de la avaricia / y finura natural del sexo femenino..." -respodíale el Vatsyayana, pergeñando una mística diferente pero tan religiosa como la de ella-. Intuí un silencio de esos que se cortan a duras penas; creí imaginar la turbación de Teresa y como gotitas de sudor resbalaban por su frente...) - ¿Está libre...? - Depende de quien me lo pregunte y, también, de lo que quiera... - Llego tarde a mi despacho... soy Asesor Licenciado y Doctorado en Económicas, tengo más de doce master’s enmarcados... acabo de publicar mi primer libro de poesías... soy, por tanto, un escritor de enjundia que da sus primeros pasos hacia la fama... 47 Corsario de ciudad Luca, mi amigo - ¿Y me dice todo esto para ligarme o para convencerme...? - Es un simple comentario para que sea usted consciente de a quien llevará en su taxi... quizás algún día se lo cuente a sus nietos... - No descarte que lo haga... no se me ocurre un mayor castigo que imponerles... - Cómo le digo, soy escritor incipiente aunque emérito poeta, llevo diez o doce libros en mi maletín... si quiere le regalo uno para usted y dos o tres más para sus parientes... - A mis parientes les gusta el salchichón de oferta y la mortadela... para ellos puede darme algún ejemplar... en lo que a mi me respecta, le agradecería me ahorrase el placer de recogerlo... - No hay de que, buen hombre... se los dedicaré con gusto... ¿Como se llama el primero de sus parientes...? - Leocadio Virgilio Alberto Carlos Eugenio Hurtadillo De las Peras y Doscorrientes... Y si no le importa, voy bajando la bandera del taxímetro, que mi tiempo es oro aunque el suyo sea una pérdida... Sacó la pluma de firmar, que intuí utilizaba por vez primera... garabateó palabra tras palabra, como si un libro nuevo estuviese escribiendo... murmurando en voz alta aquella dedicatoria cuasi taurina y, sobre todo, esperpéntica... "Con todo el aprecio a mi amigo del alma, a D. Leocadio..." - Oiga... amigo -le dije por “chingarle” la “firmadera”-... se ha olvidado de poner De las Peras.. justo antes de Doscorrienetes... - No hay problema... cojo otro ejemplar y subsano ese olvido que espero me disculpe, sinceramente... - Mientras el taxímetro corra... yo le disculpo lo que usted quiera... La liturgia se inició de nuevo: "Dedicado por el autor a D. Leocadio.... como muestra de mi gran estima y respeto a su indudable conocimiento crítico de las artes y las letras. Firmo yo, el autor, en un día primaveral lleno de polen y hojas nuevas que crecen, como augurándonos un verano de paisajes y colores; estación de poesía, ideal para beber el sol bajo cualquier rododendro..." - ¿Le parece bien...? - Algo escueta pero me apañaré para que Leo no se dé cuenta... - ¿Y su otro familiar, como se llama? - Sinforiano Enrique Eufemiano Victorio Luis Gomez-Alvarez y Rodriguez-Enriquez De La Iglesia... - Se nota que su familia es pudiente... lo digo por lo prolífica que es poniendo nombres y apellidos que, imagino, renuevan los honores de sus ancestros... 48 Corsario de ciudad Luca, mi amigo - La de Leocadio si es prudente... le ofrecían tres mil duros por el cerdo que criaron y no quiso venderlo... Sinforiano es más "así", un "tocapartespudendas" con un arte en su paleta de albañil que no se lo merece... - Ya decía yo que tenía que ser así... Enfin... ahí tiene los dos ejemplares y estos siete que le regalo para usted, como extra... - Mientras me dé propina... los libros nunca vienen mal... siempre hay mesas que cojean... (Teresa, mujer antes que monja, sacó, entonces, una estampita de San Juan de la Cruz... y dejó que su mirada, de mujer, en ella se perdiera... Conseguí leer, a la luz de mi imaginación, la dulce dedicatoria: "Alma mía... Descubre tu presencia / y máteme tu vista y hermosura; / mira que la dolencia / de amor, que no se cura / sinó con la presencia y la figura...". Turbado y confuso, alcancé a ver la sonrisa pícara del Vatsyayana... a escucharle ironizar sin prisa y sin que sus palabras sonasen a ironía... - "Casi nunca resulta posible / conocer a las mujeres / en su cara de autenticidad, / tanto si aman a los hombres, / como si les resultan indiferentes; / tanto si les procuran placer, / como si les abandonan; / ni siquiera cuando consiguen arrancarles / toda la fortuna que poseen..." Teresa ya estaba en trance... se percibía su mística poesía entre claro-obscuros... con la misma fuerza de una rima tradicional y la ilusión quinceañera de una niña. "Vida, ¿que puedo yo darle / a mi Dios que vive en mi, / si no es perderte a ti, / para mejor a El gozarle?. / Quiero muriendo alcanzarle, /pues a El sólo es el que quiero / que muero porque no muero...") Fue entonces cuando aquel rayo de sol diseñó un destello en sus gafas de culo de botella... ¿sería acaso una revelación matinal o sólo un mero accidente?. Recorrimos mucho rato un Ourense que, salvo en taxi, es pequeño; pasamos una y otra vez el rio... puente "Nuevo" en dirección norte... Puente "Romano" en dirección sur... puente del "Milenio" en dirección oeste. Me habló de tantas cosas que acabé mareado y aburrido... tratando de pensar en que aquella carrera aportaría, al pan habitual de mis hijos, un buen filete... Desde entonces trabamos una amistad intensa... muy mística... de esas que un taxista describe como "vivo sin vivir en mi, / y tanto tu llamada espero / que muero porque no muero / a ver si me llamas a mi. / Solo con la confianza / vivo en que has de venir, / porque viniendo, tu a mi, / me aseguras la pitanza / y el trago de Bacardí; / no tardes que yo te espero, / que muero porque no muero / que mi taxi te espera a ti..." 49 Corsario de ciudad Luca, mi amigo Luca, mi amigo... ya no me dice lo que es y se olvida, a menudo, de ese éxito literario que tanto persigue y tan lejos queda. Ya no regala libros, ni hace poesía, ni se comporta como un imbécil; ha conseguido superar sus frustracionesm, sobrevivir a la profunda levedad de un ego que ya no le atormenta... Me dijo, un día, que se había separado... que había cambiado internet por su pareja... que las cosas iban bien... que cada día navegaba por un sinfín de océanos y sueños... Yo sonreí con la sensación de lástima que algunas sonrisas dejan... me sentía triunfador al volante de mi taxi... tan lejos de glorias efímeras y de quimeras... Se convirtió mi estudio en celda... apenas una ráfaga de aire se atrevió a entrar y a acariciarme, con manos de mujer, todo el cuerpo. No supe que hacer y lo confieso, me invadía un tormentoso desasosiego y una ansiedad de ti, quemándome y abrasándome por dentro. Pensé en escribirte un poesía... en dejarla olvidada junto a tu puerta... pero los versos se me antojaron poca cosa para explicarte la mística que, en mi, renueva tu recuerdo... De la estantería cayó un libro... con tal estridencia que del trance me sacó, en un segundo. Era Paul Verlaine, que quería intervenir en mis diatribas... que deseaba darme su opinión sin pedirme que le diera yo la mía... sin entender que quizás me molesta su presencia... Aún así, lo recogí del suelo con cariño y cierto esfuerzo, Verlaine y Baudelaire -junto a mi mismo- siempre fueron de mis autores favoritos en la búsqueda de palabras y de magia... sin pensar, jamás, ni en quimeras efímeras ni en glorias traicioneras. Acaricié con la mirada sus versos y sentí que la mística más auténtica me invadía. Sin querer los hice míos.. los grabé en mi alma, justo en el lugar donde, desde hace años, los tenía escondidos... mixturados y abrazados a instantes definitivos, que se habían trasmutado en melancólicos remembers. "En mi pecho reclina tu cabeza galana,/ júrame dulces cosas que olvidarás mañana / y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa..." ... y hasta el alba lloremos para que nazca una rosa, sin buscar glorias efímeras, ni quimeras.... Y una lágrima brotó, sin yo quererlo... me sentía más feliz que la felicidad que ya tenía... que ya quemaba mi interior y tus ausencias. Supe, entonces, que la mística era algo más que una etiqueta... y deseé ser San Juan Verlaine y Santa Teresa.. sin olvidar que al Vatsyayana sentía en mi como esa fuerza que cada día nos renueva... 50 Corsario de ciudad Disiah (Música.... suave y tropical... me rodeaba... sin poderlo evitar, me encontré mirando a mi derecha... o a la izquierda... o tal vez sólo miraba lejanías, de cerca... Luna,a lo lejos, iluminaba la carretera... los arcenes y el campo de maíz que pasaba corriendo, a mi izquierda... o a mi derecha... o, tal vez, sólo pasaba sin poder detenerse... Tú... inevitablemente tú... eres luna suave y tropical... música que ilumina... y campo de maíz que pasa corriendo sobre mi vida... sin que yo lo quiera y aunque no lo desee... Comprenderás, Princesa, que sólo piense en detenerme.. en frenar en seco y aparcar, al lado de cualquier arbusto que nos esconda y nos proteja... Entenderás, pequeña, que ya no importa que el mundo se salve o se condene... que haya injusticias o que las penas sean tan grandes que nadie pueda contarlas ni, contarlas, interese... Al fin y al cabo, hay tantas revoluciones por hacer que posponer la mía es tan legítimo como urgente... Siempre hay un tiempo para hacer el amor y otro tiempo para disparar palabras desde la primera línea de las trincheras.... La vida es una cuestión de urgencias y la mía eres tu... aunque arda el mundo mientras yo, en ti, me quemo... ) Noche de estreno... se apilan ejemplares de mi nuevo libro allá al fondo, como temerosos y envueltos en miradas curiosas que rompen el silencio... Hace rato que me pregunto si esto realmente me apetece... si he escrito esa novela para llegar aquí o, muy al contrario, he llegado aquí por la inercia de novelar mi particular crónica de sucesos... Noto hambre entre los presentes... más allá del allá hay un púlpito cuasi-eclesiástico que me llama insistentemente... pero no quiero... pero no siento... pero no deseo subirme allí y sonreír como si estuviese feliz y me gustase la concurrencia... ¡Que me olviden!, quiero gritar... que no deseo escuchar sus aplausos de papel couché ni soportar su decorado de gestos en cartónpiedra... 51 Disiah Corsario de ciudad Y, aún sintiendo que nunca seré uno de ellos, no puedo menos que verme como un traidor a mi mismo y a mi esencia... impotente ante una realidad que no consigo cambiar, aunque a diario lo intente... Por eso detengo mis miradas en esa pared, que deseo convertir en mi trinchera... y me llora el alma con lágrimas de sangre mientras, al compás del reloj centenario que cuelga sobre mi cabeza, mi corazón late con arritmia tan perfecta que noto su bullir bajo mi pecho... - ¿Te encuentras bien...? Ni aparto los ojos de la pared... el color salmón me resulta más agradable que una insulsa conversación de madrugada... en aquella noche de estreno que, bajo sus miserias, me sumerge... - Mejor que nunca... peor que siempre... -susurro cortésmente mientras pestañeo y espero no romper la intima soledad que, ahora mismo, me llena- ¿Las ostras, quizás...? -insiste aquella voz a la que no quiero poner cuerpo- No creo... tal vez es mi noche de ausencias... Y el eco me devuelve las palabras... como solidarizándose irónicamente o, ¿quien sabe?, para recordarme ácidamente que, en esta madrugada, soy autor y personaje, al mismo tiempo... - Me llamo Disiah... Se llama Disiah... ¡si!, Disiah a secas... y huele a esa hierba mojada que tanto echo de menos... agradable voz... llena de matices... sensual... atrevida como ese grano de pimienta solitario que queda siempre en el plato de entremeses... - Me llaman Disiah... ¿me pregunto si crees en el amor a primera vista o tengo que pasar, delante tuyo, otro par de veces? - Encantado, Disiah... -murmuro si levantar la vista ni hacer gesto alguno de acogida que la anime a continuar, en mi soledad, entrometiéndose- Me tienes intrigada... llevas toda una madrugada tratando de conquistar la pared... de enamorarla... ¿hay algo en ella que yo no vea? - Hay un silencio para leer... Disiah... una suave superficie sobre la que escribir versos... y el enigma misterioso de sus promesas... - Yo también tengo silencios... suavidad... enigmas... y promesas... Aún sin mirarla... aún sin verla... me turba y confunde su presencia... Mentalmente le pongo cuerpo a la voz... procuro no excederme en las curvas, aunque no puedo evitar colocarle un traje de noche negro... y una larga melena que busca brisa para hacerse tormenta... que busca prisa para llegar despacito a ese destino que anhela... 52 Corsario de ciudad Disiah - Quizás... Disiah... quizás lo haya y nadie, ni yo mismo, consiga verlo... - No te creas tan solitario... ni tan naufrago... todos lo somos, de una u otra manera... así que mírame de una vez... deja de imaginar como soy y mírame a los ojos... igual... igual te sorprendes... Se diluía por momentos la voracidad caníbal de aquella noche de estreno... necesitaba mirarla, aunque fuese de soslayo... entrar de lleno en esa justa medieval de seducciones y coqueteos... Pero me dolía el alma... me sentía traidor a mi mismo... incapaz de resistir al empuje del stablishment editorial... superado, en número que no en argumentos, por aquellos intelectos de estómago agradecido... los mismos que despreciaba sin límite, convencido de que habían conseguido parasitar sus mentes con cuerpos orondos y fláccidos... sólo prestos a vivir una vida sin detalles, triste precursora de un lugar olvidado en un olvidado cementerio... Mezclé, en la turmix de bolsillo, mi natural inclinación a adorar lo femenino y las obscenas sensaciones que aquella noche de estreno me iba produciendo... - ¿Y si no quiero Disiah...?, ¿y si no me apetece...? Flotaron las palabras en el salón como si quisieran usurpar el papel de las polillas... las vi ascender felinamente... revolotear a su alrededor... posarse como lluvia ácida sobre aquella piel desconocida... penetrándola... disolviéndola... y creí intuir como destruían, detalladamente, lo que yo presumía era mera coquetería de una de esas panteras que pululan en toda madrugada que se precie... - Te contaré mi vida si prometes que no me miras... si me das tu palabra de que, en cuanto termine, cerrarás los ojos y me darás un beso... si llegar a verme... sin que sepas jamás quien soy ni de que color son mis ojos azul cielo... - ¿Tu vida...?, ¿por que supones que tu vida me interesa...? - Te lo diré al final... mientras me besas... Entrecerré los párpados... de repente una nube de sensaciones hizo que la temperatura del alrededor subiese hasta casi la más repentina efervescencia... Recordé que algo había escrito al respecto... quizás una pseudotésis sobre el narcotizante perfume del erotismo instantáneo... quizás el recuerdo de un impreciso instante que quedo grabado, con precisión notarial, en mi mente... o, tal vez, no llegué a ir más allá de intuir que se acercaba ese "polvo inesperado", al que mi amiga Carmen se refiere siempre con un cariño especial, entre la nostalgia y el anhelo... - No te miraré... tienes mi promesa... 53 Disiah Corsario de ciudad (...mientras yo, en ti, me quemo. Detenerme resultó un gesto tan irreflexivo como cuerdo... bajarme del coche, otro acierto... A mis pies y ante mis ojos, la noche se fue llenando de luces... de colores... y de una imperiosa necesidad de encontrarte entre ellas... Encendí un cigarrillo... busqué otro paquete en la guantera... dormías en el asiento de atrás, deliciosa y bella... sin temor... ajena a todo lo que no fueran esos sueños que me resultaban tan secretos... Mirándote recordé que me dijiste tantas cosas que, a contar las mías, ni me diste tiempo... Que te pilló la vida por sorpresa y naciste bajo un cedro... Que creciste como una flor... rodeadita de hierba... bebiendo el rocío y esperando cada amanecer con esa desesperada esperanza que sólo tienen los que sueñan... Que un día despertaste... abrazadita a la niebla... deseosa de encontrarme y sin saber quien yo era... Que la noche acarició, uno a uno, esos tus pétalos... y las estrellas bajaron para contarte historias y dármelas en su tiempo... Que te robaron la brisa... que te helaron con cierzo... que se borró tu sonrisa y se murió tu aliento... Que fuiste otra y quisiste volver a ser lo que eras... que fue duro... que dolió... que las lágrimas mojaron, mil veces, tus desvelos... Que te sentiste sola, rodeada de gente... dueña de noches hipócritas y llena de vacíos inmensos... Que buscaste soledad para encerrar tus amarguras y penas... tu dolor y el desengaño... y ese cajón de madera en el que guardaste, de niña, doce ilusiones y un sueño... Y yo cumplí mi promesa... no te miré ni un instante, aunque te adiviné por entero... Luego el beso... y no hubo adiós... Lo demás ya es presente... y yo no puedo escribirlo porque está sucediendo... mis brazos que ya te abrazan... los tuyos que ya me tienen... tus labios sobre mis labios... y el mundo que desaparece... y el entorno que se disuelve... Solos tu y yo... Disiah... en esta noche de estrenos...) 54 Corsario de ciudad Historias sin final... Si te dispones a traspasar el umbral del título es que empezamos a comunicarnos... que ambos decidimos recorrer emocionalmente un mismo camino... una misma senda... Así que, amiga lectora, amigo lector, busca la comodidad más cómoda... sírvete un buen vino o cualquier licor... olvídate de que en el exterior hay un mundo de realidad... y ayúdame a deshilar la madeja de los instantes imposibles... No importa si mis personajes tienen género femenino... es un mero accidente que sólo introduce mis propios matices subjetivos... nada que invalide ni impida que leas tu propia historia... que te reconozcas o que percibas a alguien conocido... En realidad son historias que seguro pueden sucedernos, si es que no nos han sucedido... a veces somos escritor y otras personaje... aunque, ambas cosas, no dejan de ser más que una expresión de la bicefalia existencial que nos persigue... que no nos deja... Situémonos, entonces, en algún tiempo de esos que acontecerá... si es que no está sucediendo o ha, ya, acontecido sin darnos cuenta... Siempre habrá historias sin final, ni nadie quien las cuente... ¿vas a ayudarme o dejarás que esta sea una de ellas? Era invierno cada vez que contigo coincidía... juraría que hasta se ponía a llover o que lloraba el cielo lágrimas de chirimiri... Verte caminar era como sintonizar la radio en onda media... con tus zapatos planos y la monocorde esbeltez de tu bello cuerpo... melena lacia y negra... una cartera de cuero vieja bajo el brazo... pantalón y chaqueta cisterciense... y como si la prisa se pasara la vida persiguiéndote con una rabía y un tesón que me fascina... Sonabas a noticias de las diez, que se escuchan a las diez y media... de esas de prensa amarilla que nos dejan siempre la esperanza de que haya otras noticias que, de verdad, nos llenen... que de verdad nos digan que se ha muerto la fe y que la esperanza, en cada alma, ha florecido... Había algo en ti que intimidaba... que alejaba... que desesperaba... que intrigaba más que cualquier novela de misterio... que cualquier escale55 Historias sin final... Corsario de ciudad ra de caracol, obscura y húmeda, presagiadora de inciertos desvanes o de monstruos perversos y asesinos, de película de terror con final sorpresa... Quizás por ello quise saber más de ti... necesité que me hablaras... y hasta cenar contigo en cualquier bar de mala muerte... de esos que quedan siempre cerca de lo que he dado en llamar "nuestras quimeras"... (Salía el sol cada vez que te encontraba... y las nubes se marchaban en busca de otros cielos... como huyendo de ti y de tu sonrisa... Verte caminar era como sintonizar la radio en FM... eras mujer en stéreo... melodía y sueño sobre zapatos de tacón y la sinuosidad natural de tus caderas... piel de ángel... cabello negro... una excusa por falda y una perversamente ingenua invitación pintada en el escote de esa blusa medio abierta, que deja entrever la piel y, justo, en ella se termina para siempre... Sonabas a esa melodía que uno tararea mientras se afeita... sin precisar muy bien como ni donde la ha escuchado... sin estar seguro siquiera de saber de verdad la letra... pero que hace que uno se corte y sonría... como si la herida fuera algo necesario... y el papelito que detiene la hemorragia, poco más que una nota post-it pegada en la cara para recordar, cada minuto, que existes y yo te necesito sin quererlo... Había algo en ti que atraía... que fascinaba... que enganchaba más que cualquier droga de diseño... que animaba a correr hacia ti y abrazarte, sin que un instante de pausa detuviera el suave ejercicio de escalarte como el más consumado alpinista... Quizás por ello quise conocer más de ti... necesité tus labios húmedos... y hasta cenar contigo en el mejor restaurante del más caro hotel de cinco estrellas... de esos que quedan siempre cerca de lo que he dado en llamar "nuestras aceras"...) Para ti compré un libro de Kawchynawsky... no sé si en prosa o poesía... ordené que lo envolvieran en papel de estraza y salí dispuesto a abordarte allí donde estuvieras... de improviso... impaciente... Camino a casa, pensé mil frases adultas y coherentes... me detuve en una galería de arte e intenté comprender a un pintor flamenco del siglo XVII, con tan poco éxito que me sonrojé fugazmente y decidí que el arte pictórico no era lo mío... que no veía en aquellos trazos más que tu rostro bosquejado... o tu perfume, enmarcado entre imágenes de orquídeas y sombras de limonero... Del tinte recogí un traje del siglo XIX... le faltaba un botón, pero contaba con la ventaja de tener bolsillo en la parte derecha... y yo quería 56 Corsario de ciudad Prólogos estrenar contigo aquel pañuelo y aquella corbata que combinaban perfectamente... con total sincronía de tonos y colores... del azul al verde... del negro al amarillo... del rojo de mi ansia al enigma de tu cuerpo... Corrí al ascensor y traté de sonreír a la vecina del sexto izquierda... una señora ya mayor a sus diecinueve años... decorada con múltiples trazos coloristas, que parecían surgidos de un spray de esos de pintar graffiti en las paredes... Me encontré con su mirada... encorsetada y estreñida... de penetrante e inquisitorial dialéctica y un rictus de amargura que tiznaba cada una de sus mejillas... - ¿El traje de su abuelo es un recuerdo? -le escuché decir y la maldije con la mejor de mis sonrisas y el más cortés de mis gestosNunca supo lo cerca que estuvo de que la mandara a tomar por culo... de escucharme decirle que hacer el amor más a menudo disminuye la acidez de estómago y, también, la hipocresía; aunque ello no evitó el que me sintiese estúpidamente imbécil... inseguro y fatalmente dispuesto a que me tragara cualquier abismo que pasara cerca y estuviese libre, en aquellos momentos... La ducha resultó tan fugaz como incompleta... ni reparé en la pastilla de jabón y acabé dándome de bruces contra la grifería y el borde interior de la bañera. Desnudo y humillado, acurruqué mis penas en los brazos de mis olvidos... sin poder impedir que una lágrima de dolor resbalara y se perdiera, ruidosamente, en el charco de espuma sobre el que mis pies se mantenian un equilibrio un tanto ebrio. Conseguí vestirme en una hora menos veinte... mirándome al espejo creí verme transfigurado en una gamba de esas congeladas... de esas que son baratas y, por ello, tienen precio por kilo... aplastado y pálido... tembloroso y dubitativo... pero muy a juego con la que yo sentía que tenía prisionera una parte de mi vida... sin saber aún si ella querría ser mi carcelera... (Por ti, le pedí, a la florista, un ramo de siete rosas negras y dos azucenas... decidí resguardarlas del viento tras un abrazo de celofán que crujía con cada uno de mis nerviosos movimientos... y me avisaba de lo frágil que resulta nuestra vida... sin parecerlo... De camino a casa, pensé mil frases ingeniosas y valientes.... tropecé con las farolas y derribé cuatro o cinco papeleras... me sentía volar y resultó ser cierto, quizás por no saber esquivar aquella piel de plátano traicionera que, juraría, me estaba esperando en aquel semáforo desde el día mismo en que nací yo y, conmigo, mi destino... Subí, cargado de bolsas, la escalera... el ascensor funcionaba perfectamente pero no deseaba perder ni un minuto de mi tiempo... Ya 57 Corsario de ciudad Prólogos en el salón, coloqué meticulosamente cada prenda... un polo "detsman" de un color que no tiene el arco iris, pero se lleva... pantalón "nhuss" a juego... zapatos italianos que cambiarían de color según la luz, sobre ellos, incidiera... calcetines ingleses a cuadritos... y slip de diseño con una mariconada bordada sobre esa incómoda e inútil cremallera, que no acertaba a saber para que servía, ni para que carajo se la habían puesto... Me quedé mirando el conjunto e imaginándome dentro... adiviné como el espejo reflejaba ese rubor que me estaba haciendo sentir estúpidamente imbécil... Preparé un baño de sales a conciencia... incluso me puse una rodaja de pepino sobre los párpados del ojo derecho... y otra en el izquierdo... Lamentablemente, con la mascarilla facial me pasó lo mismo que cuando hago mayonesa... se estropeó... y yo me quedé mirándola con una pena de esas que no se cuentan por vergüenza... Disfrazarme, que no vestirme, me llevó cosa de hora y media... de reojo traté de alcanzar la plenitud de mi figura en el espejo del armario y a duras penas conseguí reconocerme... pero, eso si, me sentía muy a juego con la que yo sabía que tenía prisionera una parte de mi vida... sin querer, por el momento, devolvérmela...) Sufrí como un mártir en el metro... el traje parecía empeñado en reducirse cada vez más... la corbata estrujaba mi cuello e impedía que llegara sangre a mi cerebro... Intuí que las piernas no me sostendrían y me dejé caer encima de una señora que leía un libro de Borges... con ademán intelectual... justo a mi izquierda... - ¿Está cómodo...? - me susurró a gritos- No, señora... tengo clavado su sujetador de relleno en el costado derecho... y, la verdad, noto una ligera molestia... - ¿Quiere que me lo quite...? - No se crea que sería mala idea... Me golpeó con saña y con el libro del bendito Borges, que dolía como si fuera uno de Benedetti... yo intenté defenderme con el mío, pero el suyo era más grueso... La vida es así... los escritores desconocidos siempre tienen libros mucho más breves... no tanto porque no tengan que decir, que si tienen... Dolorido y apesadumbrado me bajé en la primera estación... coincidentalmente, era mi destino y me alegré de que así fuera... 58 Corsario de ciudad Historias sin final... Caminado a saltitos, llegué a verla tras el cristal de aquel bar de Ciempozuelos... ella no lo sabía pero habíamos quedado citados a las nueve... Me senté junto a ella... (El taxi me llevó entre mal disimuladas carcajadas... una luna radiante y llena parecía acompañarme, mientras el tac-tac del taxímetro... el tic-tac del reloj... y el trun-trun de mi corazón... ponían melodía estúpida a mis anhelos... - ¿Es usted actor o lo parece...? -me interrogó el taxista, sin el más mínimo respeto- Todos lo somos... de una u otra manera... -respondí mecanicamente- Su cara me suena -insistía-... yo diría que lo he visto en un reportaje de la Pasarela Cibeles... - Si... tal vez... el mundo es un pañuelo... Me falto añadir que la Pasarela Cibeles era una gilipollez que sólo servía para que los egos crecieran y las top-model enseñaran, "insinuosamente", sus pechos... pero la conversación terminó ahí... aunque el monólogo del taxista mantuvo su presencia impertinente... tan insoportable que, llegando a la Gran Vía, me obligó a escupirle en un acto reflejo... - ¿Que hace...? - No se preocupe.... es el saludo de moda... y usted se lo merece... No había sido una buena idea... me obligó a bajar mientras buscaba, con un hierro, mis partes más endebles. Suerte tuve de que me moliera poco y que lo hiciese cerca... me ahorré la carrera y mi look mejoró con unas cuantas manchas que recogí de la acera... La encontré sentada y leyendo la carta de entremeses... ella no lo sabía pero habíamos quedado citados a las nueve... Me senté junto a ella...) Adela... me senté junto a ti... Y sentí que saldría el sol cada vez que te encontrara... y que las nubes se marcharían en busca de otros cielos... E intuí que verte caminar sería como sintonizar la radio en FM... supe que eras mujer en stéreo... melodía y sueño... piel de ángel... cabello negro... Escucharte fue intenso... sonabas a esa melodía que uno tararea mientras se afeita... sin saber muy bien como ni donde la ha escuchado... sin estar seguro siquiera de saber de verdad toda la letra... 59 Historias sin final... Corsario de ciudad Y descubrí aquello que de ti me atraía... me fascinaba... aquello que me enganchaba más que cualquier droga de diseño... Quizás por ello quise conocer más de ti... necesité tus labios húmedos... tus besos de color de seda... y hasta cenar contigo en cualquier parte... seguro de que, estando contigo, cualquier parte sería un lugar de cinco estrellas... (Aleda... me senté a tu lado... Y sentí que sería invierno cada vez que contigo coincidiera... que hasta se pondría a llover o que, tal vez, llorara el cielo... E intuí que verte caminar sería como sintonizar la radio en onda media... y que, a tu lado, la prisa se pasaría la vida persiguiéndome... Supe que sonabas a noticias de las diez, que se escuchan a las diez y media... de esas de prensa amarilla que nos dejan siempre la esperanza de que haya otras noticias que, de verdad, nos llenen... Y descubrí que había algo en ti que intimidaba... que me alejaba... que me desesperaba... que me intrigaba más que cualquier novela de misterio... Quizás por ello quise saber más de ti... necesité que me hablaras con palabras de canela... que me dijeras tantas cosas que no has dicho... y hasta soñar juntos en cualquier parte... seguro de que, estando contigo, “cualquier parte” sería el mejor lugar para hacer de ti mi estrella...) Llegados a este punto, continuar no es algo que realmente me interese... el resto de la historia es lo de menos... si necesitas un desenlace más concreto, amigo lector, ya puedes ir imaginándolo o escribiéndolo.Yo te entrego dos personajes que existen y existieron... que despertaron en mi sensaciones completamente diferentes, al principio... sensaciones que se intercambiaron hasta no saber exactamente cuales son de Aleda y cuales de Adela... Puedes optar por el drama más intenso... la tragicomedia más obscena... incluso por un desenlace costumbrista... o, también, por dar rienda suelta a tu lírica más poética... Las historias son historias y el final siempre depende de quien las cuenta... yo, simplemente, la he escrito... que contarla lo hemos hecho ambos, yo con palabras escritas y tú con paisajes dibujados en tu mente... Por eso mi final es mi final y sólo a mi me pertenece... y el tuyo es tan tuyo que a nadie debes contárselo, si no quieres. Que los dioses te acompañen.. yo sigo mi viaje en busca de un mundo de fantasía que me transcienda... Las luces de neón, que ahora descubro, atraen mi atención y me llaman con sus eróticos destellos... y quiero llegar allí... sé que me aguardan mil historias y mil amigos que desean darse a conocer mutuamente.. Mil historias sin final... ni quien las cuente.... 60 Si el ayer aún no ha sucedido Corsario de ciudad Quiero creer que el ayer es un hoy que mañana escribimos y me detengo a saludar a mis dudas, dejando que mi imaginación vuele libre... Me pregunto si contar el ayer será posible... sobre todo si el ayer aún no ha sucedido... Lo indudable es que hay una cierta secuencia en los futuros pasados de nuestra vida... una matemática cadencia cuya fórmula no he hallado pero que percibo... algo parecido a una reacción fronteriza entre la física y la química... la ficción imposible de la realidad posible o, tal vez, apenas un poco de ilusión en un presente que sólo percibimos cuando, ese presente, se termina... Sentado junto a mi árbol preferido me pregunto, una y otra vez, hasta donde llega la virtualidad y en donde empieza la real realidad de uno mismo... esa nada cotidiana que tiende su ropa interior en los mismos alambres en que tiendo, yo, la mía... - ¿Me das un euro, p'a que pueda papear un bocadillo? - Te daré dos, si me traes uno a para mi... de sardinas y pan de trigo... - ¿Estás ido, tío...?, ¡¡¡no soy mago!!!... - Eso ya lo sé... se te ve muy disfrazado de mendigo... Él se va y yo me quedo con mis dudas, intentando decidir si debo o no encender mi enésimo cigarrillo... observándolo hipnotizado y comprobando como, a cada paso que da, se reduce su tamaño... hasta volverse tan pequeño que distinguirlo es imposible... De una u otra forma concluyo que mendigos y presentes son, más o menos, lo mismo... llegan de improviso hasta nosotros sin dejar de alejarse del lugar de donde han venido... tan sólo buscando captar un breve instante de atención... antes de proseguir su camino imparable en el que, a cada paso, van empequeñeciendo hasta desaparecer por completo del futuro que aquel presente ha traído... Y es así que cualquier mañana, quizás esta misma, uno se despierta con la misma sensación que tiene desde hace días... tantos que incluso debe empezar a valorar la verosimilitud de que alguien, en 61 Si el ayer aún no ha sucedido Corsario de ciudad su alrededor, haya escogido enfilar el camino del silencio y se esté yendo de puntillas... ¡Sí!, los caminos del silencio son infinitos... casi nunca llevan a parte alguna pero acaban marcando nuestras vidas con un invisible sello que, en realidad, nadie desea... y nadie olvida... Los silencios del ayer acaban convirtiéndose en gritos... en pala(Amaneció lluvioso, aquel día de Febrero que hacía renacer el color en tus mejillas... Me despertó el roce de tu culpabilidad... de esa piel de melocotón, tan suave y tenaz... de tus rizos imposibles... y de tu ropa interior durmiendo en el suelo, abrazadita a la mía... Pensé desayunar y me apeteciste más que una taza de café... que unas galletas de piñón... o que aquellas tortas de maíz, que mi abuela preparaba sólo los domingos... Sonó el celular y pude ver claramente el número de tu marido... seis... tres... cero... cinco... cinco... cinco... Cerré los ojos... para oirte responder... para ver, sin ver, lo que decías... - Me despertaste, mi amor... estaba dormida... ¿regresas hoy?... te echo de menos y mi cama está tan fría... Otra vez pensé en desayunar... pero ya no estaba seguro de si me interesaba más la taza de café que lo que tu, en ese instante, me apetecías... Quizás por ello dejé que tus párpados se cerraran, sin hacer el mínimo gesto para impedirlo... Y me marché en silencio... no sin antes dejar encima tuya una rosa... y un beso escrito en papel sobre la mesita... - Arrivederchi Danía... te echaré de menos con la mejor de mis sonrisas...) bras que pronuncia la mirada... en cartas no enviadas pero cuya respuesta recibimos... en viciosos círculos de "tenía tantas cosas que decirte, que jamás te dije"... Por eso el mañana de los silencios se llama lejanía... - ¿Ha pasado por aquí a un pedigüeño...? - Sí... ha pasado... no sé si iba o venía... - Soy su chofer... quedamos a las ocho... pero no ha venido... - ¿Y su señora de usted que tal sigue...? -pregunté con un ápice no disimulado de ironía62 Si el ayer aún no ha sucedido Corsario de ciudad - ¿Mi señora?... ¡Bien!... Gracias... -respondió entre estupefacto y sorprendido- Me alegro por usted y sus amigos... Se alejó de mi como se alejan las oportunidades que da la vida... mirando de reojo y tratando de adivinar si estaba poco cuerdo o, más bien, loco perdido... Caí en la cuenta de que estaba siendo una jornada irrepetible... Había visto como el futuro se transformaba en presente, que entre las brumas del pasado se desvanecía... y como dejó una estela de gritos y silencios... desgarradoras y palpables muestras de las oportunidades que perdemos en la vida... Y aún así seguía pensando más o menos lo mismo... Que contestar al silencio con silencios es tan lógico como ilícito... tan apropiado como indigno... tan usual como improductivo... Y así, entre silencio y silencios, la comunicación se rompe sin saber muy bien a que se debe o, dicho de otro modo, a que es debido que mantenga una vigencia tan discutible... Me pregunto si por ello he abierto hoy la caja de los silencios y el arcón de los olvidos... de si pretendo decirme a mi mismo, y a quien proceda, que en mi no hay silencios... ni incomunicación... ni desidia... ni lejanías... Decir, tal vez, que este silencio es un silencio que no es mío... que sólo es un silencio que recibo... que me viene y que entenderlo es imposible... Compartir es cosa de dos... pero es difícil... (Se asomó el día de una manera muy locuaz, decidido a dejar que su sonrisa de sol se adueñara de tu ombligo... Me despertó el roce de tu calidez sensual... de esa piel de pétalo, tan sedosa y audaz... de tu lacio cabello de un color negro que acaricia... y mi ropa interior durmiendo en la alfombra, a la tuya abrazadita... Pensé en robarte un beso de esos que uno jamás olvida... en beberte entera... en dejar que mis manos pintaran sobre ti círculos de versos que con tu nombre empiecen... que con tu nombre terminen... Sonó el reloj y pude ver claramente que eran las nueve y diez recién nacidas... - Buenos días, mi amor... ¡estaba tan dormida!... ¿vendrás hoy?... ¡no digas que no!, me prometiste venir... sin ti mi cama está tan fría... Cerré los ojos... pensé en devolverte todos los besos que te había sustraído... y recordé que lo de pintar círculos de versos sobre ti 63 Si el ayer aún no ha sucedido Corsario de ciudad era perder un tiempo precioso del que carecía... Y aproveché tu ducha para marcharme en silencio... no sin antes dejarte un beso escrito en papel, sobre esa flor que te esperaba en la mesita... - Hasta siempre Mariah... te echaré de menos con la mejor de mis sonrisas...) Lo fácil es quedarse en silencio... como un objeto que sólo es un objeto porque tiene miedo a estar... a sentirse vivo... a desprenderse de esa corteza artificial que casi ya es su piel y que, lo quieran o no, mantiene prisioneros a los prisioneros de si mismos... Luego uno mira a su alrededor y se da cuenta de que, a su lado, hay un lugar vacío... una almohada perfectamente lisa... y esa ausencia aromática que resultó tan fascinante y cotidiana, en los últimos días... Pero la vida es así y resistimos... hay manzanas y cebollas... personas que dejan ver su piel y personas que necesitan muchas capas para esconder un corazón al que temen y del que, muchas veces, hacen caso omiso... Lo terrible es que cada capa nueva que añade la cebolla hace que el corazón quede más lejos... y dicen que un corazón que no ve la luz del sol acaba asfixiándose de indiferencia... dejando de latir por miedo... encerrándose en si mismo, temeroso de que los rayos de sol le encierren o le hagan asumir algún compromiso... - ¿Donde estabas?... llevo llamándote todo el día... - Necesitaba estar sólo... comprender... que el silencio me abrazara y me diera mimos... - ¿Por que...? - Verás... hoy es un día de esos en que la vida pesa ... uno mas de los tiempos de silencio... uno menos de la vida que nos queda... - ¿...y uno más para compartir conmigo, imagino? - Tal vez... Nuria... todo es posible... incluso el que me comparta contigo más allá de la física y la química... Me coge la mano... deposita un suave beso en mi barbilla... nos alejamos por el parque, acompañados de mis dudas y su risa... Sigo intentando responderme... Sigo queriendo creer que el ayer es un hoy que mañana escribimos... Y no dejo de preguntarme si contar el ayer será posible... sobre todo si el ayer aún no ha sucedido... 64 Corsario de ciudad Quejíos (¿El sentido de la vida?, por favor... que nadie venga con chorradas... que nadie ofenda a la inteligencia queriendo pensar que va más allá de lo que su estupidez le lleva... La vida y la muerte habitan en los sentidos... se agazapan como dormidas tras de unas pestañas que hierven... se enfadan y se resfrían hasta gotear como cualquier nariz en época de invierno... tienen hambre y se indigestan... y hasta sufren jaquecas terribles que acaban malhumorándolas para una eternidad que apenas dura un momento... No hay más sentido en la vida que la vida... ni más muerte que el vivir muriendo... Todo lo demás es, tan sólo, escenificar con mayor o menor éxito las miserias... intentar atraer la atención desesperadamente... gritar para que los demás nos vean... Y, caminado así, acaba uno mirando con recelo... desconfiando de todos... creyéndose mejor o, simplemente, culpando a los demás de no hacer lo que, uno mismo, hacer no desea... Vidas a pie de página... nunca mucho más que una breve anotación al margen... pasajeros ocasionales o turistas accidentales de mil vidas con sentido... de mil sentidos de esa vida que, muchas veces, estropean...) La oigo quejarse en el chat con sus propios quejidos... hace tanto que su queja se escucha que hasta ella misma se ha creído que le duele... que no vive... Se queja tanto que incluso hastía... que casi resulta imposible tomarla en serio... que ya parece un juego... que uno no sabe hasta donde llega el placer y donde empieza el dolor de tanta queja repetida... Quizás por eso no haya abrazos que le llenen... ni comprensión humana que llegue a entender la virtual realidad de sus sufrires... 65 Corsario de ciudad Quejíos Pienso, a veces, que no son más que quejas de opereta... para reclamar una atención y un protagonismo que la vida le da y ella no recibe... - Me duele tanto... y tantas veces... ¡y tantas veces! - Te duele tanto... amiga... te duele tanto porque doler es algo que mucho te apetece... algo que para ti tiene más sentido que el sentirte a ti misma... Frunce el ceño... se irrita y trata de hablarme con silencios... No lo consigue... sus silencios son confusos... no se escuchan... no se perciben con nitidez y, quizás por ello, no dejan de ser silencios que mancillan la mágica pulcritud de los silencios que de verdad nos llegan... No es extraño que por querer creerla termine por no hacerlo... que me vaya alejando despacito, sin prisa pero también sin tregua... con el andar impotemte y peregrino de quien abandona las causas imposibles... Cada vez que coincidimos... en el chat o en cualquier café... hoy... ayer... mañana... ¡siempre!... me recuerda el patetismo de un actor que no consigue convencer a la concurrencia... cuyas lágrimas estropean la, ya de por sí, cómica tragedia de su puesta en escena... desgañitándose... desesperándose... recurriendo a gesticular como si estuviera convencida que, así, habrá alguien que le crea... Son, tal vez, policromías de ternura para que nadie vea el frío yeso o la madera que, bajo su piel, la acechan... - No tiene apenas sentido mi vida... quizás un día decida morirme y nadie se entere... - Si, amiga mía... quizás... incluso... acabes convenciéndonos... y te dejemos morir sin hacer nada... pensando que sólo así serás feliz... que sólo así llegarás a donde quieres... - ¿Y mis abrazos...?, ¿quien me dará los abrazos mientras me muero..? - Te abrazarán tus lamentos, Malena... te besarán tus quejas... unos y otras son el sentido de tu vida... ¡Ya tiene mérito!, has logrado que fuera de ellos nadie te conciba... has conseguido que sin ellos nadie te reconozca... nadie te vea... - Pero... Me duele tanto... y tantas veces... ¡y tantas veces...! - Cuéntame... mujer... cuéntame cual es la última desgracia que has percibido y que te flagela... - No... no quiero... que abrir el alma me duele... que me han hecho tanto daño que no quiero entregarme a nadie... ni abrir mi alma... ni desvelar mis secretos... 66 Corsario de ciudad Quejíos Compasivamente uno sonríe aunque la sonrisa no se vea... intenta racionalizar... busca la clave y no la encuentra.... Es entonces cuando un tímida caricia roza su piel de melocotón... con suave olor a frambuesa... y siente que acaricia una cebolla... por mucho que la cebolla se niegue a reconocerlo... Y es que hay cebollas cuyas capas son más infinitas que el universo... a las que suponerle un corazón que late es, poco menos, que un acto de fé inmenso... un acto de fé y de esperanza... una necesidad de creer en los milagros... la desgarradora esperanza de quien ya sólo a los milagros se encomienda... No importa, entonces, que la caricia sea de cinco estrellas... que la hayas sacado del saquito del alma, especialmente diseñada para convertirse en nutriente vital... única... irrepetible... obscenamente tierna... Resbala por la dura piel... en las capas no penetra... Gota a gota se ha perdido en el suelo de moqueta... acompañando a otras caricias de cinco estrellas... Lo quiera o no, uno termina fijándose en ese charco que, de crecer, no cesa... ya no es una anécdota... ¡ya es océano!... Y es entonces cuando desea no haber perdido el tiempo abriendo el alma para dejar salir caricias de cinco estrellas... Y es entonces, precisamente... cuando uno sueña con un charco de caricias habitado por peces multicolores... tan llenos de vida... tan sonrientes... - ...me duele tanto... ¡y tantas veces! La frase me despierta... me saca del sueño... deseo decirte, Malena, que no te creo... incluso reconozco que despiertas en mi una secuencia de reacciones que gustosamente terminaría materializando en ironías... de esas ácidas ironías que de verdad te duelan... Mis peces multicolores se mueren porque el océano de caricias cinco estrellas se ha infectado de ti... de tu verde color de muerte... del color de esa ira que te encierra en capas.... que te hace ser una inmensa cebolla carcelera... ... carcelera de un corazón con piel de melocotón que ni latir sientes... que ni palpitar dejas... Ni te imaginas lo mucho que, ahora mismo, no te entiendo... lo triviales que me parecen tus frases heroicas o tus poses de café-teatro de otros tiempos... Nunca hemos hecho el amor... ni jamás habrá entre nosotros sexo... sin embargo, en este instante, no me cuesta verte con ojos que 67 Corsario de ciudad Quejíos sólo ven un cuerpo... no me avergüenza sentir que no me importaría follarte y conquistar tus orgasmos para mi colección de trofeos... Me has vencido... has conseguido romperme el alma en pedacitos... que desee ser peor cada día y sentirme, cada noche, más perverso... ¡Te haría daño!, ¡si!, sólo para que sepas lo que es doler de verdad y te dejes de memeces... para que sientas lo que es el sufrimiento y dejes de quejarte mientras entornas los ojos y te bebes ese coñac que siempre mezclas cerveza... Has conseguido lo que nadie y eso me duele... Has logrado romper la poesía en mil pedazos... que no rimen deseos y besos... que mi ritmo vital en sudor se convierta... que no sienta nada... o, peor aún, que sólo sienta el deseo de oirte gemir mientras pienso en lo contradictoria que es la vida... y sonrío al darme cuenta de que nunca he deseado hacerte el amor, pero te lo estoy haciendo... - ¡Abrázame...!, ¡abrázame!... ¡no me sueltes! Y la duda me recorre mientras te abrazo y me siento tan lejos de ti... tan lejos que ni percibo que existes... tan lejos de ti cuando estás cerca.... Tu soledad, Malena, es tan sólo una consecuencia... no te pierdas ni navegues por internet creyendo que la virtualidad te hará más feliz o matará tus problemas... Abre la ventana... despierta a la vida y sonríe... dejate enamorar y no pienses que nadie te merece... que nadie es digno de ti... que vas a envejecer sola porque nunca nacerá alguien que te entienda... (Detrás de cada historia hay una vida y un nombre... yo deseo, al escribirlas, que esas vidas no se pierdan... quizás por razones egoístas... pero, indudablemente, por dejar constancia de que esas vidas me interesan... Lo demás... si es que existe... es un sentido de la vida que me transciende... que se me escurre entre los dedos... que huelo pero que atrapar no se deja... Y no me preguntéis: ¿el sentido de la vida?.... por favor... dejad que conserve mis sueños... que me despierte tiritando de frío y calado hasta los huesos... Que quiero amanecer sonriendo... que quiero atardecer con la esperanza de hacer mis sueños realidad, al menos mientras duermo... No hay sentido en la vida más que el sentir que uno la tiene... que uno la disfruta... que uno no la pierde... 68 Corsario de ciudad Quejíos Y volar lejos... tan lejos como las alas nos lleven... tan alto como nuestra imaginación nos impulse... tan profundo como pueda profundizar nuestro intelecto... tan cerca como para poder tocar una piel... o dejar que te toquen sin sentirse "cuerpo"... La felicidad es, casi siempre, un poco de todo eso... incluso menos de lo que uno le exige a la vida y de lo que uno piensa... Por eso no quiero escuchar lamentos ni "quejíos"... ni saetas... ni elegías... quiero alegría a manos llenas... hartura de paisajes que necesite recordar... cimbreantes caderas que se muevan por el placer de moverse y provocar reacciones sin tregua... Por eso... dejadme morir viviendo... disfrutando cada momento y sonriendo... siendo tan feliz que casi parezca una indecencia... y, por favor... que nadie venga con chorradas... que nadie ofenda mi escasa inteligencia queriendo pensar que va más allá de lo que su estupidez le lleva. Quizás sólo por eso escribí con sangre aquello con lo que este relato empieza... Que la vida y la muerte habitan en los sentidos... que tras de unas pestañas que hierven, como dormidas, se agazapan deseos que se enfadan y se resfrían.... que tienen hambre y se indigestan... y hasta sufren jaquecas terribles, que acaban malhumorándolas para una eternidad que apenas dura un momento... y que no perciben hasta que el momento pasa y la oportunidad se aleja... Que no hay más sentido en la vida que la vida... ni más muerte que el vivir muriendo... Que todo lo demás es, tan sólo, escenificar con mayor o menor éxito las miserias... intentar atraer la atención desesperadamente... gritar para que los demás nos vean... para que se den cuenta de que existimos porque gritamos mucho y, muchas veces, ese grito les molesta... Que, caminado así, acaba uno mirando con recelo... desconfiando de todos... creyéndose mejor o, simplemente, culpando a los demás de no hacer lo que, uno mismo, hacer no desea... Son vidas que me apena verlas... que trasmiten una sensación tan inevitable como evidente... que constituyen una experiencia dolorosa y ante la que no puedo quedarme indiferente... Vidas a pie de página... nunca mucho más que una breve anotación al margen... pasajeros ocasionales o turistas accidentales de otras vidas con sentido... de otros sentidos de esa vida que, muchas veces, estropean...) 69 Corsario de ciudad Quejíos No te quejes, Malena... llámame... abrázame y recórreme mientras duermo... olvida esa necesidad de ser infeliz... deséame... encuéntrame y, quizás, añade que te has encontrado mientras buscabas el sentido de esa vida que tienes y vives... mal que te pese... Llevaré papel para que escribas... y una piel deseosa de nuevos versos... Solo quiero que dejes ya de repetirte... que dejes los lamentos... que olvides tus quejios y vivas la vida a borbotones... cada instante... sin perder ni un momento en releerte a ti misma hasta sentir que ni tu misma reconoces tu propia letra... Sólo así volveré a ti... sólo así volverás a verme... 70 Corsario de ciudad Pan de Soles ¿Ves aquellas montañas...? Pan de Soles queda según se baja la ladera... un poco más lejos... un poco más allá del primer árbol que has imaginado... Tiene cura y campanario... alcalde y dos perros vagabundos... dos o tres calles empedradas y húmedas... tres inmigrantes magrebíes que son, en si mismo, una minoría muy poco respetada... y una vida diaria de la que todos esperan mucho y que, a casi todos, defrauda... Un pueblo así es casi un lugar santo... improbable... incierto... - Ponme un chato de vino... de ese que vendes hoy y cobras mañana.... Paulino es parte, también, del paisaje... sin él Pan de Soles no podría concebirse... incluso diría más, sin Paulino el pueblo carecería de importancia... de razón de ser... de pretexto... Es por ello que no hablaremos más de Paulino... lo dejaremos en ese bar con señora que aún usa mandil y dos candiles que no se usan pero que, de las paredes, cuelgan... disfrutando de su ebrio estado... y esperando que la noche le devuelva a la mísera alcoba donde todo el mundo espera hallarle muerto, desde hace años... cualquier mañana... cualquier mes... cuando menos se piense... (¿Ves aquella calle...?, ¡sí!, esa que viene siempre a tus recuerdos. Nur está justo allí donde se acaba la acera... mirando hacia algún lugar y pensando si va o viene... si quiere o le dejan... si hará el amor o morirá en el intento... Para Nur el día de hoy es un día cualquiera... tan monocromo y sin matices como lo fue ayer... tan dejado de la mano de las policromías como será el mañana... y tan austero y sin sal como ha sido su vivir desde siempre... Espera el autobús con ese celo aburrido del que hacen gala los que, esperando, desesperan... quiere llegar puntual a un trabajo que no desea... entre archivadores y documentos polvorientos... estanterías llenas de libros... actas y más actas... papeles y más papeles... sin descansos... con desvelo... 71 Corsario de ciudad Pan de Soles Un lugar al que llegó por accidente... casi sin quererlo... como víctima inocente de la deriva de una serie de desafortunadas coincidencias... desde un amor no confesado a otro amor que no viene... desde un hambre que tenía a una sed que le quema... desde una casa paterna a un lugar perdido al final de una escalera...que duda conduzca a alguna parte pero que, día a día, sube convencida de que, al final, la suerte le está esperando y un Príncipe le espera... Y lleva allí catorce años... sintiéndose envejecer cada vez que archiva un documento... cada vez que cuadra las cuentas anuales... cada vez que llega Navidad y, con ella, la paga extra de Julio y ese aguinaldo que gasta con cierto ahínco compulsivo y un afán de terminar que ni ella misma entiende. Catorce largos años odiando con admiración a su jefe... destestándolo con amor huérfano... ansiando que pase de largo y ni repare en lo que hace o en lo que no está haciendo... exactamente lo mismo que sentía cuando iba a la escuela, con los deberes por hacer siempre bien hechos...) A decir de los turistas japoneses, que al pueblo alguno llega, lo mejor de Pan de Soles son las ruinas de la escuela: un desastre perfecto... un lujo de lugar abandonado, extemporáneo y ocurrente... Queda, ¡eso si!, en ellas un pupitre entero... dos trozos de encerado... diez o doce hojas de libreta... y una familia de ratas pobres, ¡pobres ratas!, que gozan de alta estima y aprecio entre los habitantes de la aldea... y, más aún, entre los gatos que las persiguen como si, en vez de ratas, fueran sueños... En sus buenos tiempos estas ruinas albergaron griteríos... cobijaron mesnadas que, más tarde y por ser pobres, fueron a las guerras... y hasta cuentan los vecinos que hubo un maestro comunista que se llamaba Eufemiano que les enseñó a leer y escribir... un poco de gramática y todo lo que pudieron aprender de las famosas “cuatro reglas”... - Al maestro lo fusilaron un viernes -cuenta Calixto-... con los ojos vendados y la espalda apoyada en la pared del cementerio... Y Calixto se detiene... calla y se aleja con pasos desgastados... arrastrando las botas de invierno y ese pantalón de pana que compró recien estrenada la década de los cincuenta... En Pan de Soles las historias siempre se cuentan a medias... No es de extrañar que uno acabe convencido de que sobre Eufemiano se sabe poco y sólo a intervalos... y lo poco que se sabe te lo cuentan como si tu ya lo supieses... con lo que, al final, te das cuenta de que pagaste los vinos y no te enterarse de nada. 72 Corsario de ciudad Pan de Soles Pero así es Pan de Soles... y así hay que aceptarlo... viene a ser como las lentejas: ¡o las tomas o las dejas!. (¡La escuela!... esos fueron unos buenos tiempos que pudieron ser mejores... y hasta, incluso, auténticos pretéritos pluscuamperfectos... quizás sólo haya un par de peros que ponerles... o diez... ¡o cien!... ¡que da igual la cifra de las pegas que tuvieran!. Lo importante es que allí aprendió Nur a obedecer con sumisión... a fingir que era una persona de bien... a pasar exámenes y a empezar tareas... a sentir la mirada de los demás... a sufrir en el patio de recreo... a llorar a escondidas... y a sentir lo mucho que deseaba sentirse en brazos de alguien del sexo opuesto... Recuerdos entrañables, cromos de un tiempo sucedido entre empujones y ese descubrir la vida que siempre nos aterra... su primer amor... su primer dolor... su primera regla, justo en el día en que le dieron el primero de todos los besos que recuerda... Quizás por ello lleva siempre un libro encima... bien visible... donde sea más evidente que las evidencias... y lo lee con el mismo interés que le pone a la vida... muy por encima... sólo las letras... sin hacer caso a las comas... ni prestarle atención a los espacios en blanco que quedan entre líneas, esos en los que habita el sentido exacto y en los que el autor se confiesa sin ambages ni vergüenza... De cuando en vez, yergue la cabeza... deja que las gafas caigan... suspira... mira hacia algún lugar y piensa si va o viene... si quiere o le dejan... y no encuentra la respuesta... No la encuentra ni existe... es imposible... que encontrar respuestas en la vida es más utópico que la utopía más perfecta... ) La plaza de Pan de Soles es otro incunable societario... uno de esos sitios que inspirarían ternura, por lo abandonadamente sucia que el visitante la advierte... el escenario perfecto para entender la diferencia entre una plaza de pueblo y una plaza con parking subterráneo... la síntesis comparativa entre los paisajes modernos de ciudad y los viajes al medioevo... Tiene, eso sí, una fuente con tres caños... bueno, en realidad lo que tiene es una piedra de la que salen tres tubos... y dicen, los más viejos, que hubo un tiempo en el que, de los tubos, manaba agua con tanta alegría que parece imposible esta actual tristeza que la ofende... En los días de fiesta, hoy olvidados, la plaza se engalanaba y el bullicio se hacía dueño del ambiente y de las tardes... de las puestas de sol... y de aquellos amaneceres con borrachos casi sobrios durmiendo sobre las aceras... 73 Corsario de ciudad Pan de Soles Las fiestas de Pan de Soles marcaron un hito en la comarca... y eso que eran el uno de noviembre. Dicen que en ellas hasta los muertos bailaban... y que la banda llegó a interpretar los acordes del Himno de Riego en honor de Manolete. Las fiestas son así, sobre todo las que se festejan en los pueblos, se improvisa y se disfruta... se baila como buenamente se puede y hasta se deja que los niños coman todos los caramelos, esas golosinas que durante el año no prueban... Aún así., hay algo en el pueblo que me turba... que me entristece... que, por sorpresa, me asalta... que no acabo de entender y que me envuelve. ¡No hay niños!... no queda ni uno correteando por sus empedradas calles... ni en la plaza... ni siquiera se advierte que lo haya habido... o que vaya haberlos... Y pregunto... y me dicen que han crecido allí para ser padres, o madres, más allá de ese horizonte que se ve cuando, de Pan de Soles, uno se marcha sin pensar, jamás, en el regreso... Y me aseguran que no siempre fue así... que durante siglos nadie se marchó de Pan de Soles, hasta que un buen día alguien rompió la norma: marchó del pueblo con la seguridad de que la vida le daría, si se iba, todo aquello que Pan de Soles le negaba sin quererlo... (... encontrar respuestas en la vida es más utópico que la utopía más perfecta. Ya no baila, Nur... ya no bebe.... ya ni fuma ni va a los grandes almacenes... se limita a estar y a sentir, cada día, un poco menos... Mientras, los instantes preciosos se han ido... y los recuerdos de amores se han muerto... o, peor aún, viven enterrados en las macetas de geranios que ha olvidado en la azotea y que riega sólo en las tarde de Marzo... arrojándoles agua, casi con despecho. Y sólo de tarde en tarde, en las noches en las que hace calor y brilla la luna llena, se atreve a mirarlos de reojo... sin decidirse a afrontar la realidad de un hoy que en el ayer se cimienta... sin osar desafiarlos... con mirada trémula y la resignación por bandera... con la derrota adueñándose de su vida... y el dolor del fracaso cotidiano siempre acechando desde las húmedas sombras del porvenir que le espera... que es su única esperanza y que no llega... Da igual que Nur sea hombre o mujer... eso queda en vuestras manos... seguro de que a estas alturas, en vuestra imaginación, Nur ya tendrá rostro y lo habréis reconocido entre alguien cotidiano... Lo importante es que Nur fue el primero que se marchó de Pan de Soles... y nadie, en Pan de Soles, ha logrado explicárselo... o entenderlo...) 74 Corsario de ciudad Monique y los espejos - ¿Por que...? - ¿Necesito una razón para besarte...? Y nos reíamos como si fuera una novedad este diálogo... Abría los brazos y la dejaba volar... que se escapara como una gacela o como un pájaro... Luego me sentaba y encendía un cigarrillo... la puerta abierta del baño me ofrecía su imagen, en el espejo, reflejada... Entre bocanadas de humo, contemplaba su strip-tease involuntario... hubo un tiempo en el que creí que lo hacía consciente, sabedora de que la estaba admirando... Las duchas son una liturgia de movimientos y ademanes... ballet acompasado e instantáneo... perfecto ritmo... sutil encanto... y esa toalla que la envuelve, tapándola poco más que lo imprescindible... apenas lo necesario... Se desnudaba mientras yo me imaginaba desnudándola, hasta que quedaba tan desnuda que incluso el espejo se intuía embobado... Agua sobre su piel... resbalando hecha gotitas perezosas... como si, de aquella piel, no quisieran alejarse... Deseaba, entonces, convertirme en esponja... o en espuma... y son, estos deseos, tan legítimos que ni necesito justificar la razón ni el motivo de desearlos... Seguía viéndola a través del espejo... desesperando porque comprobaba que se estaba empañando, como celoso de mostrármela... como queriéndola sólo para sí... como un truhán avaro que quiere en exclusiva esa imagen... Me doy cuenta, no sin rubor, que la Monique del espejo me entusiasma... (Llevaba años buscándose a si mismo y raramente se encontraba... Llegó a intuirse virtual... a no saber si existía... a dudar que fuera o a pensar que pudiera ser y no saberlo... y se compró un espejo en una bazar que queda justo al lado de su casa. Se miró en él, repasando cada arruga... cada poro... cada esperanza... y, de nuevo, comprobó con desazón que sólo raramente se encontraba... 75 93 Monique y los espejos Corsario de ciudad Rompió el espejo y se hundió en lágrimas... ni mirándose podría asegurar que era él... que su imagen era la misma imagen que, en el espejo, contemplaba reflejada... Quizás fue entonces cuando pensó en conectarse a internet... para liberarse de su cuerpo... para buscarse en la red, con la misma intensidad con la que llevaba años buscándose a sí mismo... aunque sólo raramente se encontrara... Y guardó en una cajita, de cartón, su vida de ocho a tres... su entorno de realidad.... su presente... su pasado... y a los amigos que no tenía pero que echaba de menos, a cada instante... Se compró un PC y dos teclados... le regalaron un manual y dos CDRom con instrucciones para que pudiera conectarse... para que se dijera a sí mismo que trataba de ampliar horizontes... comunicarse con gentes de otras patrias... contactar con nuevas culturas... entender la idiosincrasia de mil y un lugares lejanos... leer más... conversar mejor... y hasta compartir esas dudas que nunca llamaba soledades. Y se sentó y diseñó su personaje... sin pensar en el espejo... sólo guiado por lo que siempre quiso ser y no era, ni a ratos... Buscarse un nick fue tan sólo el primer paso... deseaba ser tan original que ninguno le resultaba aceptable... escogió veinte y desechó "veintitantos".. al final decidió llamarse "intelectual_bien_dotado" por aquello de ampliar, a uno y a otro extremo, sus potenciales de "mercado"... Feliz por el logro, abrió el outlook... y espero pacientemente a que el primer correo aterrizara. Tres días después el buzón seguía vacío... y su soledad se agrandaba... Fue entonces cuando decidió enviarse un correo a si mismo... esperando recibirlo y leerlo, con la misma ansiedad que pondría en leer cualquier otro, que él no se hubiera enviado... Ahora se pasa la vida conectado... viviendo fantasías y creyéndose unas veces Brad Pitt y otras Marlon Brando... Tiene diez amantes virtuales... un homosexual que le escribe... una beata que le manda oraciones... y doscientos chats en ICQ, pulcramente archivados... De lo demás, poco queda y todo ha dejado de ser necesario... come pizzas de encargo... duerme a ratos y, sobre todo, en horas fuera de la tarifa plana... se le ha muerto el canario y el perro que tenía le ha dejado... pero es virtualmente feliz y se vanagloria de que tiene un salvapantallas precioso y una página web de la que baja melodías y fractales animados... Como es de ver, todo normal... aunque siga buscándose a si mismo y sólo se encuentre virtualmente... y sólo a ratos...) 76 94 Corsario de ciudad Monique y los espejos ¡Si!, me doy cuenta, no sin rubor, que la Monique virtual me entusiasma. Y oigo su voz, que no veo en el espejo pero que, estoy seguro, me llega desde el baño.... Me convenzo, no sin vergüenza, que la Monique real sólo tiene un cierto encanto... - ¿Estás bien...? - No... pero iré mejorando Con cualquier excusa, entro en el baño... me mira y se sonríe mientras alza su pierna derecha, como en un ademán subconsciente de proteger una intimidad sobre la que noto que mis miradas hacen daño... Limpio el espejo del vaho, con un aire despistado... no tengo excusa ni he pensado que decirle si me pregunta la razón de que me afane... Sigilosamente regreso a mi atalaya doméstica... inquieto y ansioso por contemplar, de nuevo, el paisaje... - ¿Cenaremos juntos? Mis dudas son tan eternas que tardo eternidades en contestarle... - Envíame un SMS... quizás lo hagamos... aunque las angulas en este tiempo no son el mejor bocado... Hay un momento, en el después, que asfixia mis entrañas... cuando la toalla la roza... cuando la toalla la abraza... Intuyo que se han acabado las monedas... que el catalejo mecánico me privará muy pronto de verla.. y Monique será, poco más, que un minúsculo punto en la inmensa inmensidad de la distancia... Cierro los ojos y me prometo que la recordaré con matices y con ansias... con precisión y anhelos... en cada alba que llegue... en cada noche que pase... La misma promesa que me hice en días no muy lejanos... cuando nos encontramos en internet... cuando chateamos ante una taza de café... cuando nos dimos el teléfono para citarnos... cuando me beso y la besé por primera vez... cuando hicimos el amor a la luz de una luna que no dejaba de mirarnos... - Me voy... Monique... Y, mientras me acerco a la puerta, escucho como llegan sus palabras... presintiendo que pronto seré virtual, aunque Monique insista en decirme: - Tu nunca dejas de estar, aunque te vayas... 77 Corsario de ciudad Árbol de Luna y Niebla Como cada noviembre, he venido a visitarte... es un poco la eterna liturgia de los regresos pero, ¡yo lo sé!, tu me entiendes... Ya sé que muchos creen que un árbol no tiene sentimientos... que es inútil hablarle y hasta dirían que no pasa de ser un pérdida de tiempo... Pero, como yo, has cumplido cuarenta y tres años este invierno... como yo, has resistido temporales y disfrutado de los cálidos momentos en los que el sol viene a verte... Y tu, mejor que nadie, me comprendes... Hoy, por esas cosas que la vida tiene, te confesaré que me duele el alma y que es difícil que la vida siga apeteciéndome... Hoy, por razones que ni yo mismo comprendo, te diré adiós... no sin antes dejar que una lágrima riegue tus raíces y un suspiro, el mejor de todos los que han salido de mi pecho, se acurruque entre ese follaje otoñal, que ya casi has perdido.. que ya casi no tienes... Tu lo sabes como yo... has nacido conmigo y con ellas... Árbol nació con Luna, en una noche de abril... del año de marzo o junio... del siglo que es diciembre... - Luna ha muerto, cariño... que lo he soñado esta noche... estando en cama, despierta... - Luna no puede morir... cierra los ojos y duerme... Son las seis de la mañana... pero, de pronto, la boca se me seca... una sensación agridulce se apodera de mi... presiento que la inquietud va a abrazarme en cualquier momento... Quiero cerrar los ojos... fingir que no estoy despierto... pero recuerdo que en las noches de luna nacen los árboles más fuertes... nacen los gatos más gatos... mueren los viejos más viejos... Y Luna nació para mi... para que, entre caricias, pudiera decirle bajito que era mi mejor amiga... mi mejor amante... mi mejor compañera... 78 Corsario de ciudad Árbol de Luna y Niebla Y se lo dije... una y mil veces... con miradas... con besos... con palabras... con desvelos... Habitaba, con Luna, un mundo perfecto... sencillo... tierno... Un mundo de esos que son como hechos de crema de chocolate... parecidos a las crêpes de nata... muy similares a las macedonias de frutas y tan sabrosos como las tartas de almendras... Una parte de mi realidad... quizás la más evidente... quizás una de las pocas partes que permito se vean... Un trocito de mi existencia que sólo a Luna pertenece y en el que sólo a Luna pertenezco... en el que el transcurrir del tiempo queda lejos... en el que las tardes se suceden despacito y sin silencios, hasta que llega la noche u nos sentamos, en cualquier porche imaginario, para ver salir la luna... esa luna que Luna siempre mira con tierna delicadeza... Y así han pasado años y más años... uno detrás de otro hasta contar veinticinco, justo en Noviembre... Quizás no me creáis, pero no recuerdo ni un sólo momento en el cual no la quisiera... ni uno sólo en el que no la deseara... ni uno... ni uno de los muchos que pasé con ella... Quizás os sorprenda, pero no hay uno sólo momento del hoy en el cual no la quiera... ni uno sólo en el cual no la desee... ¡ni uno!... ni uno de los que paso con ella... (Niebla nació con árbol, en una noche serena... del año de marzo o junio... del siglo que es el nuestro... - Niebla ha muerto, mi amor... que me lo ha dicho el viento... y el viento nunca me miente... - Niebla no puede morir... cierras los ojos y duerme... Son las seis de otra mañana y oigo llover sin tregua... Hace un frío caluroso... uno de esos que te calan hasta que los huesos hierven y, sin querer, se llevan el ánimo de nuestros cuerpos... Tal vez sea esa la razón de que carraspee... aunque presiento que es un triste intento de desatar el nudo que, en mi garganta, esas palabras han hecho... Quiero fingir que duermo profundamente... quiero que nadie vea mi mirada perdida y mis ojos abiertos... pero recuerdo que en estas madrugadas de luna nacen los deseos más fuertes... nacen los gatos más gatos... mueren los viejos más viejos... Sé que esperáis que os diga que Niebla nació para mi y os lo iré diciendo... 79 Corsario de ciudad Árbol de Luna y Niebla Sé que presumís que yo le dije, entre besos y muchas veces, que era mi mejor amiga... mi mejor amante... mi mejor compañera... Y es que Niebla y yo habitamos un mundo de esos que están como hecho de fresas con nata y rociados de caramelo... muy semejante, en su paladar, a los buenos vinos de reserva... extraordinariamente similar a aquello que, en uno de sus poemas, Verlaine definió como "¡mi ángel!, ¡mi diablesa!"... ¡Si!, sé que lo intuís y no lo niego... que algo os dice que ese mundo era otra parte de mi realidad... quizás la menos evidente... seguro que una de las muchas partes que jamás dejo que se vean... Un trocito de mi existencia que sólo a Niebla pertenece y en el que sólo a Niebla pertenezco... tiempo robado al tiempo, que transcurre tan apresurado como intenso... en el que las horas se devoran con hambre y se hacen, cada día, más pequeñas... instantes, quizás eso es lo que únicamente sean... diminutos momentos que siempre terminan sentados con nosotros, en cualquier terraza imaginaria, y mirando al mar... observando incrédulos como la niebla va cubriéndolo todo... esa niebla que Niebla siempre mira con tierna delicadeza... Y así han pasado años y más años... uno detrás de otro hasta contar veinticinco, justo en Noviembre... Quizás no me creáis, pero no recuerdo ni un sólo momento en el cual no la quisiera... ni uno sólo en el que no la deseara... ni uno... ¡ni uno de los pocos que pasé con ella...! Quizás os sorprenda, pero no hay uno sólo momento del hoy en el cual no la quiera... ni uno sólo en el cual no la desee... ¡ni uno!... ni uno de los que paso con ella...) Tu, mejor que nadie me comprendes... has vivido, como yo, conmigo y con ellas... Árbol de Luna y Niebla... 80 Corsario de ciudad Historia de Diciembres En algún recodo del río de la ternura me encontré Diciembre... me senté a su lado y le pedí que me mostrara mis propias estampas navideñas... Con un gesto pintado de pereza, sacó tres pequeños sobres del bolsillo interior de su chaqueta... - ¿Cual quieres abrir primero..? ¿bullicio?... ¿silencio?... o, quizás, ¿fuego? - Querer... si te soy sincero, querer abrir alguno no quiero... - Sin ellos no hay historia... - Eso es cierto... Y abrió el que llevaba escrito "bullicio", en letras muy pequeñas... (Un balón de fútbol... tres libros... una pequeña bicicleta... que estaban esperándome como si sólo existiesen para recibir mis patadas, mis ojos de incipiente lector o mis pedaleos... La mesa llena... y, un poco más allá, el turrón de almendra que masticaría a duras penas y con pocos dientes... Papá de pie abriendo botellas... mamá entrando y saliendo, como una incansable hormiga obrera que trae alimentos... mis dos abuelas, recordando recuerdos por los que no pasa el tiempo aunque se hagan viejos... mi hermano pequeño con un sonajero... Francisco, mi padrino, con su pelo blanco y su docta presencia... Camilo, mi tío diabético, que siempre comía chocolate amargo mientras añoraba su aeroplano transgresor de fronteras argentinas y chilenas... Se detenía el tiempo... no había un mañana que quedara más lejos o que fuera tan pequeño... Dormirse era, en aquellas madrugadas, una tarea titánicamente gigantesca. Parecía que el bullicio corriera por mis venas... que nada sería imposible mientras hubiera calendarios que incluyeran las mágicas fechas navideñas...) - No te veo sonreír... - No me apetece... - ¿Por qué...? - Son tiempos transcurridos... viajeros que apenas se han detenido a mi lado para que me diese cuenta de que existieron... 81 Corsario de ciudad Historia de Diciembres - ¿Donde están ahora...? - Lejos... amigo mío... muy lejos... Percibí un fugaz gesto de desencanto en el rostro afable de mi amigo Diciembre... no dijo nada, se limitó a abrir el segundo sobre... aquel que tenía rotulado "silencio", en grandes caracteres... (Lejos... más allá de distancias que puedan ser medidas en yardas o en metros... habitando lejanías y horizontes propios de quien se ha hecho viajero para huir en sus eternos regresos... Acabo de hablar por teléfono y sonaron cálidas mis palabras... mientras tragaba unas lágrimas que ya no tengo... No importa la ciudad... ni el hotel... ni que vaya a cenar sólo en una mesa en la que han puesto ocho cubiertos... como si estuvieran todos... como si cenara con ellos... Dicen que cuatro de los ocho han muerto, pero no les creo... siempre estarán conmigo porque hay lazos que ni rompe la muerte, ni jamás desaparecen... Dormirse, en aquella madrugada, fue tarea titánicamente gigantesca... Parecía que el silencio corriera por mis venas... que nada sería posible mientras hubiera calendarios que incluyeran ausencias disfrazadas de fechas navideñas...) - No te veo llorar... - No me apetece... - ¿Por qué...? - Ya sabes... son tiempos transcurridos... - ¿Donde están ahora...? - Cerca... amigo mío... muy cerca... Se levantó, Diciembre, como si la prisa le empujara a marcharse... a convertirse en Enero... Me dejó bajó la luz de la luna y ante ese último sobre... aún no abierto... Sé que en él hay escrito "fuego"... necesito calor... dejaré que me absorba en vez de leerlo.. (Crepitan los troncos en la centenaria chimenea de la "Casa da Alen"... el fuego ilumina con caricias las piedras y las decora con sombras... sin que ellas lo deseen... Una mezcla de bullicios y silencios me rodea... es un sentimiento tribal... el espíritu de clan intemporal que llevamos siempre muy dentro los gallegos... 82 Corsario de ciudad Historia de Diciembres Somos cinco sentados a la mesa... pero hay otros cuya presencia percibo aunque la gente insista en decirme que han muerto... Y están allí... en cada llama de ese fuego que llena mi existencia... Sonrío... ¡sí!... los abrazo uno a uno y brindo por ellos... Luego me siento a la mesa... sé que algún día yo ya no estaré físicamente en muchas de esas fechas navideñas... pero da igual... no me importa... sé que siempre habrá alguien que me perciba y me recuerde... Dormirse hoy será tan fácil como alcanzar un sueño... Jon nació un 24 de Diciembre... Analén un 15 de Abril... Rori un 7 de Febrero... su madre un 16 de Agosto... y todos ellos son mis mejores regalos navideños...) Bullicio... silencio... fuego... Ilusiones... ausencias... años nuevos... Sí, amiga mía... tú que me pediste que escribiera algo para estas fechas en las que, dices, “todo te duele”... mi historia de Navidad no pasa de ser una historia, repetida, de Diciembres... 83 Corsario de ciudad Iraida en su balcón (Hoy es una madrugada de tantas; aquí, en Galicia, hace un frío frío y justiciero... estoy cansado... tengo sueño... El mail que acabo de recibir me desasosiega... altera mi ánimo y, poco a poco, me desvela... Quisiera entenderme para que los demás me entiendan... desnudar, tal vez, mi alma... asomarme al balcón y gritar con fuerza... Pero no es posible... son las tres y treinta y cinco de la madrugada... no estaría bien visto ni me atrevo. Decido, entonces, abrir el Word... teclear cansinamente una de esas historias que he vivido y que, poco a poco, voy compartiendo... sin dejar de preguntarme si a los demás, esas historias, les interesan... La sensación de haber vivido intensamente me invade de nuevo... Es justo entonces cuando me pregunto cuanto tiempo podré seguir haciéndolo... cuanto me queda. La respuesta se halla en el fondo del estudio... en aquel rincón obscuro... sobre la pequeña mesa circular de madera pintada de negro... materializada en ese bonsai que cuido desde hace tantos años que ya he perdido la cuenta... Un pequeño roble... al que he dejado crecer una rama por cada una de Ellas... al que le queda aún mucho espacio para más ramas y fuerza de sobra para sostenerlas... Verlo allí me consuela... resuelve esa duda sobre quien soy o qué me espera... Los primeros párrafos se perfilan en mi mente...) Castillo de Santa Ana (Torremolinos), doce y siete de cualquier noche y de cualquier mes... sentado y sólo en la terraza de una amiga... contando olas y soñando que cada una trae, hasta la playa, una sirena y que, quizás, una de ellas me lleve alguna vez... Una tras otra, las palabras musicadas de Zeca Afonso me abrazan... junto con James Last y su versión de la "Libertad" de "Nabucco", escuchar "Grândola, vila morena" es uno de esos detalles raros que tienen mi mundo cotidiano... uno de esos que sirven para que se renueve en mi la tristeza de haber nacido con, al menos, diez años de retraso... 84 Corsario de ciudad Iraida en su balcón "En cada esquina un amigo, en cada rostro igualdade; Grândola, vila morena terra da fraternidade..." Suena el teléfono... hace tanto ruido que mi mágica soledad se asusta y huye despavorida mientras, instintivamente, descuelgo el auricular... - Hola... disculpa... ¿te apetece un café...? Creo que tardé en responder un débil e incómodo: "No lo sé... " - Soy Iraida... te estoy observando desde que comenzó el atardecer... Noto como una sonrisa estúpida se adueña de mi rostro... miro el reloj y veo que ya son las doce y diez... recuerdo que estoy sin duchar... y, por alguna razón extraña, tengo un incipiente nudo en el estómago... y un furioso escozor en toda mi piel... En fracciones de segundo me doy cuenta de que hay un silencio que espera llenarse de mi respuesta... pero apenas se me ocurre algo que decir y, mucho menos, algo que hacer... - ¿Estás ahí...? - No lo sé... Iraida... no lo sé... - ¿No sabes si estás o si te apetece el café...? - Simplemente no lo sé... simple y llanamente: no lo sé... - Te espero en media hora... apartamento doce, bloque treinta y seis... Corrí a su encuentro aún con Zeca Afonso pegado a mi alma... me abrió la puerta y sonrió, tenía melena negra, hermoso cuerpo... y los ojos pícaros de mujer soñada... Le entregué un flor desconocida que había robado en el jardín, segundos antes... mientras, casi sin querer, el diálogo se entablaba... - Bonitas piernas... ¿a que hora abren? - ¡Caramba...!, hace un rato dudabas... - Me pillaste desprevenido... con la guardia baja... - ¡Ya!... - Pero ya ves... aquí estoy, dispuesto a correr los riesgos que tu entrañas... - ¿Si...? Entramos en el apartamento... mientras yo, con preguntas cuidadosamente calculadas, trataba de averiguar las razones que le habían llevado a llamarme... - Creí que eras el complemento ideal para terminar de amueblar mi dormitorio... este verano... - Gracias... Iraida... es un detalle por tu parte... Hubo más noches... más cafés... más momentos para guardar y hacerse viejo recordando. Instantes en los que bailábamos a los sones de 85 Corsario de ciudad Iraida en su balcón "Ráfaga" y un "Chiquilina" que nos sumergía entre miles de policromías sensuales y extremadamente eróticas... en medio de cualquier pista de baile, ante los ojos codiciosos de los demás.. Iraida me sonreía y deletreaba cada frase con esos sus labios inmensamente sugerentes... extraordinariamente cálidos... No la escuchaba, pero sabía que estaba diciéndome mil cosas con su mirada... y que sus caderas se movían a ritmo de cumbia para que supiera perfectamente que ambos éramos el privilegio de otro... que nuestra física y química era una reacción que iba más allá de un mero lapso de tiempo... aunque ambos sabíamos que las noches de estrellas se quedarían, muy pronto, sobre la arena de cualquiera de las playas de Málaga... Y, entre noche y noche, me contó que venía de Colombia... que le gustaba leer a Galeano y que, muchas madrugadas, tenía miedo y no encontraba brazos que la abrazaran... Que se vino aquí a pasar unas vacaciones antes de hacer algo... un "algo" enigmático que nunca quiso desvelar ni confiarme... un "algo" que ensombrecía sus ojos cada vez que lo mencionaba... que hacía desaparecer su sonrisa y que llenaba el ambiente de cubitos de hielo y de escarcha... Era el momento de abrazarla fuerte y suavemente... de jurarle que soy hombre de una sola mujer, cada vez... y que, en ese instante, ella era esa mujer... Y la magia tocaba el timbre de nuestra puerta... cerrábamos los ojos y jugábamos a descubrirnos, mientras imaginábamos lo que sentiría el otro en ese preciso momento... Y así pasábamos horas... hasta que un repentino deseo de libertad nos empujaba a buscar las olas... a perseguir esa marea que se empeñaba en destruir los castillos de arena que, cada día, construíamos con la ilusión de cualquier niño, al que el tiempo curará su infantil enfermedad... Paseando por la playa, de madrugada, soñamos un mundo desesperadamente utópico... exageradamente imposible y un tanto romántico... y lo llamamos "Grândola", quizás sólo por no negar rotundamente nuestras imposibles esperanzas... por no despertar de nuestros sueños... Y fue allí donde le confesé que hubiese querido nacer antes... justo en los años en los que nacieron los milicianos libertarios... pero no había tenido suerte y, en el presente, el "estado del bienestar" había degullido mis esperanzas revolucionarias... quizás para siempre... quizás tan profundo que jamás podría recuperarlas... Días después... bajo la tenue luz de un restaurante danés... coincidiendo con el final de esa despedida, que iniciamos días antes... me confesó que escuchar las estrofas de "Grândola, vila morena" le había incitado a 86 Corsario de ciudad Iraida en su balcón llamarme... que contó, desde su balcón, los balcones que había desde el suelo hasta el mío... que había telefoneado a recepción y así llegó a mi su llamada... Yo le acaricié la mejilla que me quedaba más a mano... y noté como una lágrima resbalaba hasta mis dedos para entregarme un mensaje que, aún hoy, no he querido leer pero que guardo intacto... Decir que mis lágrimas me las tragué seguro que no extraña a nadie... De regreso hablamos poco con palabras... el silencio hablaba por nosotros mientras la luna nos miraba... - No subas... Y no subí aquella noche hasta su cama... Me retiré cabizbajo... pensando si habría cosas que pude decirle y no le dije... palabras que se quedarían para siempre colgadas en un espacio intermedio que, ahora mismo, se me antojaba absurdamente grande... Subí a mi apartamento con la seguridad de que mi compañera revolucionaria se estaba yendo de mi lado... inconscientemente tarareé otra estrofa de Zeca Afonso... como si de un rezo o de una oración de adiós se tratara... "A sombra dunha enciñeira que ja nen sabía a idade xurei ter por compañeira, Grândola, a tu vontade..." Meses después recibí un mail de Iraida... - Escucho mil veces al día "Grândola"... y te recuerdo escuchándola... pero sé que eso no te extraña... me voy a luchar por mi país, a las montañas... ¡Hasta siempre!, compañero... (Hoy es la madrugada de Iraida... aquí, en Galicia, hace un frío frío y justiciero... estoy más cansado... tengo más sueño... Iraida estará en su balcón... quizás en la selva... Me llevaré el móvil por si llama... me faltó decirle que la esperaré en "Grândola"... ¡hasta que vuelva!... o hasta que la muerte me atrape... "Grândola, vila morena..." “vella cantiga de des-esperada esperanza...”) 87 Ríos de almas perdidas Corsario de ciudad - ¿Que haces con la luz apagada y la ventana abierta...? - No sé que hago, exactamente... pero seguiré haciéndolo... Y desapareció tan silenciosamente como había venido... sin un reproche ni una queja... En realidad no hacía nada que antes no hubiera hecho... darle vueltas y más vueltas a una imagen visual e intentar convertirla en palabras... en letras... Pero aquella noche fue diferente... me estaba dando cuenta de que mi ambición sobrepasaba en mucho a mi talento... de que por mucho que sumara diez y diez jamás obtendría un resultado que terminara en siete... Me di cuenta de que escuchaba "Just the way you are" y que la melancolía del saxofón se adueñaba de mi mente... resultaba ácidamente perverso... estereotipadamente obsceno... sutilmente intenso... De alguna manera, entre las notas de "Mandy", escribí un imperceptible manifiesto de horizontes, demasiado cercanos como para no tocarlos con los dedos... como para no cerrar los ojos y huir rápidamente de ellos... El tiempo, amigo ladrón o caballo de madera, transformaba la propia percepción de lo que realmente es un reto y, también, de como deja de serlo... "My Way" me lo decía con acarameladas caricias de un dulce azul color verde y unos ojos tan abiertos como almendras... A veces pienso en todo ello y me impaciento... y la llamo... como buscando esa mitad que me falta... que me completa a mi y yo a ella... (ESCUCHARÉ en ti la brisa de cualquier invierno... mientras deslizas tu piel bajo estas mis sábanas negras, que hoy estrenas... Me haré río para ti y por tus sueños... no importa en que noche o en que tiempo... Buscaré un mar para encontrarte... aunque sepa que los tesoros yacen 88 Corsario de ciudad Ríos de almas perdidas sumergidos y es difícil rescatarlos... o incluso verlos... No sabré cuanto tiempo ha transcurrido... ni cuanto tiempo nos queda... ... que da igual, que no creas que mucho me interesa... Y sentiré que inundas el vacío... que lo llenas... Y apagaré la luz... que quiero ver como brillan tus ojos y tu rostro de luna se enciende... No es nada muy pensado... ni tan siquiera un desliz irracional en esta ilógica lógica que nos envuelve... Es un blues... tímidamente lo confieso... de voz negra y letra intensa... de escalofrío y herida... en la misma frontera de mi adiós y tu regreso... Un río de almas azoradas que se pierden en las noches... que buscan cada amanecer en las azoteas... que se encuentran en las miradas y no se recuerdan cuando el alba llega... ESCUCHARÉ en mi la brisa de cualquier primavera... mientras deslizas tu negra sábana sobre esta mi piel que hoy estrenas... Y te harás río para mi y por mis sueños... no importa que la noche sea de hoy o que el tiempo se haya ido pisando despacito y en silencio... Arroyo... catarata... torrente... Si tu agua hablara yo sabría que esconde el remanso... que oculta el remolino... que busca el meandro... o, tal vez, lo que tu corriente lleva, sin saberlo... Me dirías, tal vez, que eres ese río que ha abrazado casi todos los puentes... sin, en ninguno, detenerse... Te diría, quizás, que yo también... Y ambos, confundidos, trataríamos de desvelar como es posible o cual ha sido y es nuestro secreto... Volvería el blues a tus caderas... a tus labios... a tus pechos... en la exacta frontera entre tu adiós y mi regreso... como el grito tímido y perverso que se quema sobre tu piel, mientras no dejo de pensar lo mucho que me gusta abrazarte y que me abraces, frente a la chimenea... Y el río se va llenando sin quererlo... con el agua de siempre y el agua del deshielo... hasta que su cauce se desborda y entre los campos de trigo se nos pierde... ... como me he perdido hoy y ayer en tus tibiezas, sin conseguir saber donde he terminado de hacerte este amor, que ahora empiezo... Será entonces momento de poesía... de tocar el piano a dúo... de dejar que mis dedos se pierdan entre tus rizos caoba... de hilvanar el ahora mismo con cualquier otro instante pasajero... de pensar que ya no estoy pero he venido... de creer que te has ido pero regresas... 89 Ríos de almas perdidas Corsario de ciudad Sonará "When i need you" mientras ardemos... una y otra vez... con esa rítmica obsesión que nunca sabremos en quien nace y en quien se queda... Al final ni tu ni yo habremos existido... nadie sabrá cuantos momentos juntos escondemos, ni el tamaño del álbum de recuerdos compartidos... que decidimos olvidar o recordar en cualquier lugar y en cualquier tiempo... Yo al norte... tu al sur... no importa que desemboques en un mar y yo en un océano... ni tan siquiera que la tierra que queda en medio nos separe... ni que entre tu cielo azul y mi lluvia eterna haya un espacio vacío, en el que "Killing me softly" sea la melodía que bailamos cada vez que nos apetece... Somos tan iguales y a la vez tan diferentes que siempre nos encontramos en un lugar intermedio... en ese punto exacto en el que yo soy yo y tu eres tu... para dibujar con tizas de colores la equivalencia de un beso que se da y se recibe, sin poder determinar jamás si a tus labios o a los míos pertenece... Es entonces cuando me doy cuenta de que nuestro blues nunca dejará de sonar... mientras haya ríos de almas perdidas que se encuentren...) ... y me impaciento... y la llamo... como buscando esa mitad que me falta... que me completa a mi y yo a ella... - Yami.. ¿estás ahí? - Si... perdida en mis propios sueños... quizás mirándote... quizás viéndote entre la luz apagada y la ventana abierta... quizás esperándote en silencio... - Yami... quizás pensaba en ti... aunque, quizás, no quería que lo supieras... - He traído "I love sax"... pensaba que "quizás" querrías encender la chimenea... Lo que sucede después es un secreto... que cada quien lo recuerde como quiera, que yo intentaré deducir quien de los dos es leña o quien de los dos es fuego... mientras ardemos... 90 Corsario de ciudad Junto a quién escribí deseos - No me ha gustado... escribes como una niña quinceañera que desea más que tiene... no sabría decirte si lo tuyo es un diario, una carta de amor o un relato más bien patético... - Lo he escrito con el alma... - ¿El alma?... ¡sí!, suele ser el recurso para justificar la falta de talento... - ¡Es cierto!, yo quería... - No me digas lo que querías y no has logrado... sería como pintar un cuadro y añadir una larga nota explicativa, intentando que los demás perciban lo que no has pintado... - Necesitaba desahogarme... - Pues sube a la cima de cualquier montaña... grita hasta enronquecer... llora, incluso, si llorar te es necesario... y luego, al estar serena, siéntate y escribe... despacio, saboreando cada palabra y cada frase... - No necesitas ser cruel... - Ni tu escritora... - Pero yo quiero... - ¡Que curioso!... yo no quiero ser tan franco pero debo serlo... Veía como Mercedes sacaba, en ese instante, un mohín de disgusto... uno que reservaba para momentos especiales, la ceja derecha ligeramente erguida y la izquierda sospechosamente bajada... los labios apretados y la mirada llena de agujas de calceta... - Escribía para ti... era un regalo del corazón... - Pues no me pidas que opine... - Solo quería saber si te había gustado... - Mentir no se me da muy bien, lo siento... no quieras que, por ti, aprenda... En aquellas situaciones, me resultaba inevitable no establecer un paralelismo entre ella y mi gata siamesa; ambas se distanciaban enfunfurruñadas... para regresar al momento ronroneando... como 91 Junto a quién escribí deseos Corsario de ciudad si me recriminaran el haber cuestionado sus instintos naturales... como si quisieran pagarme con moneda de cariño esa prepotente actitud que nunca deseo y a veces me posee... (Escribir una historia es como hacer el amor... algo así como bailar a ritmo de cumbia sobre la cubierta de "Tartán", mi viejo velero, en una deliciosa noche llena de aromas de camelia. La inspiración siempre te sorprende... llega a ti de improviso... se acerca contoneando su cuerpo como si quisiera pasar inadvertidamente por tu lado pero, al mismo tiempo, deseara enloquecer tus sentidos y enamorar esas palabras que deseas escribir, aunque ni tu mismo lo sepas... Anochecía en la bahía de Alcudia... amarrado al muelle esperaba lo inesperado mientras las olas mecían suavemente mi existencia... muy cerca, un grupo de niños y dos bancos repletos de viejos bosquejaban una acuarela de contrastes y un atardecer de ensueño... Imaginé que llegabas, caminando entre ellos... El gesto de coger tu mano con la excusa de ayudarte a subir a cubierta estaba impregnado de ansias secretas... de necesidad... de búsqueda impaciente y conquista del tibio roce que la piel de tu mano, en mi mano, deja... - He preparado spaguettis cocinados con champagne... para cautivarte y en el amanecer robarte un beso... - ¿Tengo que esperar al amanecer...? - No... necesariamente... Anclamos la incipiente noche en medio de la bahía... me hablaste de algo relacionado con tu tierra y yo serví vino... una y otra vez las copas fueron vaciándose hasta que la botella quedó vacía sobre la mesa... - Escribe un deseo... yo escribiré otro... los dioses del mar y las mareas se encargarán de llevarlo a algún lugar y tal vez, sólo tal vez, alguien los lea... Cogidos de la mano, en silencio, vimos como las olas llevaban nuestros deseos secretos... no tuve duda alguna de que quien la encontrara imaginaría una historia y, sobre todo, leería aquel deseo de ella que para mi era un misterio... Hoy me siento cronista de aquella noche de mar y tu... me doy cuenta de lo difícil que es transcribir a texto la intensidad de aquellos momentos... lo complejo que resulta explicar como reías, como bailabas, como cerrabas los ojos o como dormías plácidamente... Y me asusta perder la memoria y olvidarme, sin querer, de todo aquello... no recordar que existió... que nadie sepa las veces que volví a las playas de la bahía para ver si el mar había arrojado, en ellas, la botella...) 92 Corsario de ciudad Junto a quién escribí deseos Volvía al rato... como cohibida y con sus bellísimos ojos llenos de angustiada esperanza... como temblándole los folios reescritos en aquellas sus manos de seda... sin perder un ápice de arrogancia aunque en disimularla empleara más de un intento. Se sienta a mi lado y, como sin querer, deja lo escrito encima de mi mesa. No puedo evitar sonreír... quizás sólo para ver ese encantador gesto que hace cuando quiere simular sorpresa... - ¿Qué...? - Nada, mujer... a ver... déjame que lo lea... Es difícil concentrarse en la lectura teniéndola cerca... así que trato de que mi mente no vuele hacia ella y acabe por leer esa su piel que, aunque no quiera, se deja sentir a través del top y la falda minimalista que, casi siempre, lleva... - Jajajajajaa... - ¿De que te ríes...? - De nada, mujer... - ¡¡¡Algún día escribiré algo que te hará enmudecer!!! (Pasaron algunos años y volví a verla... yo estaba entre el público y ella presentaba un libro de poemas. Compré un ejemplar... quería sorprenderla; pero la dedicatoria atrajo mi atención como un imán y me arrastró hasta el primer lugar que se ofreció a esconderme... "Para alguien cuyo nombre es un secreto; junto a quien escribí deseos, que arrojamos al mar de Alcudia en una botella. Regresé mil veces a aquellas playas, para encontrarla y leerlos. Pero no fue posible y este libro es algo así como un memorial de esos regresos" Dieron las tres de la madrugada y yo seguía sentado en el bar de enfrente... sus poemas me habían hecho enmudecer sin respiro ni treguas. Se hacía tarde.. cerré el libro... pedí papel y un sobre al camarero... Le escribí una breve nota, a vuela pluma y en el poroso papel de una pequeña servilleta... en letras pequeñitas y tinta negra... "Estaba en la playa... encontré nuestra botella... leí lo que escribiste aquella noche en Alcudia... ya no pintas cuadros de palabras como una niña quinceañera... se cumplió mi deseo... " El sobre se quedó en el primer buzón de una calle desierta... yo me alejé fumando los primeros rayos del alba, con su libro bajo el brazo y la necesidad imperiosa de dormirme... para soñar con ella...) 93 Corsario de ciudad Graffiti (Alaia es una amiga especial... una de esas personas genuinas y auténticas... alguien que jamás he visto, pero a quien quiero con esa franca amistad que se percibe eterna... Alaia me envió, en algún tiempo, la delicada textura de sus cuentos... de sus sueños... de sus secretos... Y apoyados en una barandilla imaginaria... sin mares que mirar ni paisajes enfrente... desgranamos una historia en común, nacida del arrebato de inspiración que la abrazó a ella... un cuento de bares de Victoria... un relato sobre trazos de spray o rotulador grueso... de esos que nacen de una frase breve y perdida, quizás, en aquellos lugares a los que nos envían nuestras urgencias... Hoy, cuando algo en mi me dice que el año nuevo traerá siempre años viejos, volví a leerlo.. a degustar esa sensación de absurdo que en los espacios en blanco se recrea... Una noche más y a la luz de un espejo abrazaba almendros... esperaba a Godot... trataba de escribir las últimas líneas... me sentía absurdo... quizás lo era...) ... una noche de inviernos y a la luz de un espejo. La humedad del silencio que pintaba las paredes... un rojo tan sutil como intenso... breve... carismático... pleno. ... abrazando almendros. Me dejé caer en aquel bar con la misma causalidad casual de las hojas en cualquier otoño, mientras sufría por muchos motivos... y ninguno en concreto. Se moría mi alma... ni siquiera la llenaban los recuerdos ni los momentos secretos... Recordé a Larra mientras quería emborracharme de agua mineral y de sucesos... su Werther era auténtico, me abrumaba saberlo pero releía mentalmente cada párrafo sin saber que se habían ya, para siempre, borrado las letras. 94 Corsario de ciudad Graffiti Sucedía siempre... no quería ser romántico y lo era... mucho más en aquel bar donde yo estaba sucediendo... como suceden las cosas imprevistas... como suceden los instantes que te alejan... No era el mío un amor de esos académicos... ni siquiera se regía por la ortodoxia de lo correcto... En realidad no era nada y lo era todo... por eso pesaba y dolía... por eso iba y venía como el viento.. - Una cerveza con dos cubitos de hielo... - ¿...de hielo...? - Sí... me gusta beber el hielo con cerveza... Me sentía absurdo... quizás lo era... Pensé en pedir un pincho de cebolla o una tapita de lechuga... en ponerme los pantalones de chaqueta... en abandonar tu recuerdo hasta que quedara tan lejos que ni existiera... Quizás vuelvas... quizás regreses... y quiero no quiero esperarte en cualquier cuadro de azulejos... - ¿Me das fuego...? - No... la espero a ella... - ¡vete a la mierda...! Te tuve tan cerca... tan al alcance de mi mano que creí llegar a tiempo... Pero me traicionó la suerte en aquel ayer que no era hoy... sin nuevos graffitis ni viejos recuerdos... Quizás debí vestir de otra manera... tal vez unos vaqueros ajustados y una cazadora de cuero... la mirada de Jhonn Wayne y el ademán de cualquier Bruce Willis peliculero... Tal vez así hubiera llegado a tiempo... Imagino la escena sin puntos y aparte... sin una pausa que me desconcentre... mientras suena una música que quiero que sea de Deep Purple... "Hey Joe" es la correcta... - ¿otra cervecita con hielo...? - ...déjeme soñar con ella... Tu piel me llena... huele a tierra mojada y a heno... a folio en blanco... a madreselva... mientras tatúo besos en tu alma y noto humedad en tu entrepierna... No hay palabras... sólo se suceden hechos con la natural cadencia del deseo... siento que me pides un orgasmo a lo Kubrik... perfecto y obsceno... cálido y epiléptico... y yo quiero decirte que no me sueñes... que soy ahora todo tuyo y que necesito deslizarme por tu interior como un poseso... que me recojas y me abraces con la brutal ternura de tus besos... 95 Corsario de ciudad Graffiti ¡Sí!, morirme en ti... mientras mis muslos se humedecen de ti y la mente se me parte en pedacitos de inconsciencia... - ¿le pasa algo....?, ¿está enfermo...? - ... me falta ella... No se si es cierto... pero está lloviendo dentro del bar... la atmósfera se ha vuelto irrespirable... densa y vieja... Mientras salgo a trompicones te imagino a mi vera... Aún no sé tu nombre pero sé que eres MI REINA... Y me alejo por unas calles adoquinadas con tus ausencias... me apetece robar flores para ti y dártelas mientras te beso... arrastrarte en una carrera sin meta... en una vida sin más objetivo que el hacerte el amor en cualquier lugar o en cualquier momento... La luna llena se asoma tímidamente... hay nubes que quieren robárnosla y yo casi siento miedo... Tu y la luna sois mi alimento... y no os tengo... Me hubiese gustado tener el valor de ser valiente... dejarme seducir con el ademán de cualquier película en blanco y negro... que me hicieras el amor en tu apartamento... ducharme contigo... sentirme tuyo a la luz de cualquier Palencia... dejar que me despidieras como en Casablanca... saber que siempre nos queda París... que siempre habrá un país para que vivan nuestros sueños... Quizás sea por eso que deseo cambiar el tiempo de estos recuerdos... dejar días transcurridos y ocasiones perdidas por ese presente que aguarda cada vez que te pienso... sentir que el futuro no queda lejos... que lo estoy alcanzando y casi te tengo... No escribiré más graffitis en los baños de caballeros... sabré encontrarte allí donde estés... para susurrarte con caricias: "cuando tus ojos dejen de brillar... mi reina... a la luz de mi vela... mis entrañas estallarán... busca, entonces, en los cubos de basura y encontraras un corazón rojo, rojo, rojo... que te anhela..." 96 Corsario de ciudad June y mis sábados de ella - ¿En que piensas...? - No pienso... sólo recuerdo... - ¿Ya no te quedan historias...? - Quizás ya no desee tenerlas... Y cae el manto de la noche como si fuera telón... granate, pesado, polvoriento... June cumplió ayer dos años más que los cuarenta y se sigue sentando, cada tarde de sábado, a mi lado... ansiosa de contarme siempre esas cosas que a nadie más cuenta... Sigue teniendo sonrosadas las mejillas... pecosa la nariz... dos orejas chiquitas y un pelo espléndidamente negro... Sigo mirándola embobado... que me parece que no hay ternura más tierna que la que ella tiene... (No he agotado aún las historias de las edades del presente, pero es bueno regresar en el tiempo... que, a veces, el hoy de uno se enraíza en alguna edad ya muy lejana... en unos años en los que empezar a vivir era, probablemente, el mayor reto diario de mi existencia... Y allí,en uno de esos años que el tiempo inexorablemente aleja, un sábado cualquiera... en la fila de los mancos... allá atrás... cobijados por las sombras... poco más de veinticinco años, entre los dos... nos dimos, ella y yo, un primer beso... En la pantalla aparecían proyectados los fotogramas de "Bienvenido Mr. Marshall"... aunque, la verdad sea dicha, eso era lo de menos; aunque, inexplicablemente, recuerdo perfectamente que cada vecino pedía un deseo... yo le pedí sus labios... ella apretó mi mano y dejó que su cabeza sobre mi hombro cayera... me temblaron las rodillas y nos perdimos el resto de la película que, a fin de cuentas, no era lo que más interesaba en aquellos momentos... Era de noche cuando abandonamos aquel "Teatro Colón" que yo, desde entonces, renombre como "Teatro de sueños"... la acompañé a casa y la invité a pipas, de girasol, esperando que me dejara cogerle la 97 Corsario de ciudad June y mis sábados de ella mano y aún, ¡quien sabe!, que consintiera en aceptar esa caricia que llevaba diseñando para ella desde hacía al menos media hora... treinta minutos eternos... Vivía a tan poca distancia que, tuve la sensación, llegamos antes de salir... y desapareció corriendo tras aquella puerta pintada de verde turquesa... no sin antes ladear la cabeza... sonreírme pícaramente.. guiñar el ojo derecho... y dejar en mi mejilla un beso tan fugaz como intenso... ) - Manu me escribió ayer... desde Valencia... dice que tiene novia y que la ama por entero... - Entonces... ¿estarás contenta...? Todas las semanas recibe la misma carta de Valencia... hace tiempo que Manu ha muerto en un accidente de esos que no salen más que en las breves notas, al margen, de las crónicas provincianas de sucesos... tenía trece cuando dejó de cumplir años para todos... menos para ella... - Y, ¿sabes..?, ayer Luis me dió una sorpresa... ¡me llevó a cenar a un lugar precioso!... comimos cordero y deliciosa tarta de almendras... Tu sabes lo mucho que me gusta la tarta de almendras... - Si... ¡claro que lo sé!, ¿como iba a olvidarme la de veces que robé un trozo, para ti, de la despensa...? - ¡Eras un niño adorable...! - Y tu... ¡tú mi reina! Luis vive con María desde que June comenzó a confundir la realidad y los sueños... apenas a cuatro manzanas, pero inmensamente lejos. Podría asegurar que fueron muy felices algunas veces, pero quizás no quiera o no me atreva... que me duele que June llore en casa mientras él ha olvidado que existe, como si así pudiera sacudirse la vergüenza de verla enloquecer y no poder impedir que siga viviendo... - También robabas manzanas... - Sí... y algún que otro beso... - Nooooo... ¡no digas eso!... ¡no eran besos!, sólo era un juego... - Pues he guardado cada uno de esos que tu llamas juegos en una roja cajita de terciopelo... - ¡Anda yaaa...!, ¡no te creo...! - Te la enseñaré, June... aunque has de prometerme que no me pedirás que la abra... - ¿Por que...? - Si la abro... se escaparán... me quedaré sin ellos... 98 Corsario de ciudad June y mis sábados de ella (Cada día nos veíamos a la salida de clase... y hubo algunos que llegamos a compartir casi todo el recreo... Ella me regalaba pedacitos de papel con mi nombre... y yo robaba todo aquello que creía le gustaba, sin pensar ni por un momento que ella no lo mereciera... Crecimos de la mano y llegó un día que, entre ambos, casi habíamos cumplido los veintisiete... Hacía frío... llovía... era de noche y era invierno... refugiarnos en aquel portal fue un acto reflejo... Entre besos y caricias se secó nuestra ropa y la temperatura fue subiendo... Creo que hicimos el amor... aunque nunca estuve muy seguro de que fuera cierto... Pero recuerdo perfectamente que dejó de llover... que salió la luna... que caminamos en silencio hasta su casa... que el camino se hizo largo aunque estábamos muy cerca... Era un sábado de Diciembre y, desde entonces, todos los sábados fueron nuestros...) Me mira como si estuviera lejos... pone cara de traviesa... me cuenta ilusionada que se compró un vestido nuevo... una falda plisada... y unos zapatos negros, muy negros... Sé que no es cierto pero la escucho en silencio mientras, en silencio, la quiero... con ese cariño arrebatadoramente femenino que me pone un nudo en la garganta y me estremece, muy contadas veces... - Cuando sea mayor quiero ser catedrática... quiero enseñar en la Universidad y, quizás, dar alguna que otra conferencia... - Tendrás que viajar mucho... June... ¿que haré mientras estás fuera..? - No digas eso... tonto... que te sobran novias que te quieran... - Si fuera así... a ellas las extrañaría de una forma... a ti de manera especial y diferente... - ¡Claro!, tus sábados son míos... ¡hasta que me muera! Se levanta como si la prisa le llegara de repente... coquetamente, ladea un poco la cabeza... sonríe... me guiña el ojo derecho... me da un beso en la mejilla y se escapa corriendo... No me deja decirle nada... ni tan siquiera que no habrá un sólo sábado que no la quiera... ... ni uno sólo de mis sábados que no sea de ella... 99 Corsario de ciudad Zyannia (La música de Molotov suena a tope... "Gimme the power" y su grito -"¡viva México, cabrones!"- rompe los cristales y me agita el alma... Escribo, a veces, con la música tan alta que ni me oigo escribir... temas dance o technno... mezclas de trance fusión... y el pop anglolatino que crea ese spanglish tan rotundo y solidario entre culturas y pueblos tan dispares... Escribo, casi siempre, acompañado de merengue y salsa... de cumbia... de rumba... de vallenato... y no pasa un día en el que no suene algún narco-corrido, de "Los tigres del Norte" o del "Grupo Exterminador", que me haga sentir por un momento tan transgresor como siempre me he deseado. Cada canción tiene un rostro... una historia que quizás aún no escribí pero que merece ser contada... un aroma y un paisaje... un antes y un después... un ayer que sigue vivo aunque haya pasado... Siempre me he dicho que lo mejor era invitar a bailar las palabras... tomarlas de la cintura... sentir su textura y su calor... mirarlas a los ojos y rozarles los labios... dejarlas que construyan toda una coreografía que recordaré para siempre, aunque nunca volverá a repetirse con la exactitud con que nace... Siempre he pensado que ese es uno de mis secretos a la hora de escribir... luz suave y volumen muy alto... cerrar los ojos y dejar que las palabras se desnuden entre mis manos y el teclado...) La hora es lo de menos... sólo recuerdo que la brisa traía nubes al jardín... que yo las miraba llegar, pasar y desvanecerse, con los ojos entrecerrados y la sensación de estar en los brazos de Mictlancihuatl para una eternidad que duraría siempre... - ¿Con que sueñas...? - Contigo... metamorfoseada en Mictlancihuatl... - ¡¡¡Bonita transformación!!!... no sé si ofenderme y arrojar tu cabeza directamente sobre el césped... Se abre el telón para dar paso a un pequeño entremés de silencio 100 Corsario de ciudad Zyannia calculado... aprovecho para colocarme las gafas de sol y dejar que, como por descuido, mi mano se cuele bajo su falda. La secuencia siguiente es, como siempre, entrañable... mis dedos se detienen a un centímetro escaso de su piel y ella, como si se acomodara accidentalmente, la acerca hasta que se rozan reclamándose. Durante unos minutos el movimiento a nuestro alrededor se vuelve loco, aunque nosotros nos quedamos tan quietos que parece como si el respirar se nos olvidara para no entrometerse... Podría pasarme la vida así... aunque temo que terminara por sentir un calambre y ello coarta de manera singular mi ánimo. Así que rompo el silencio... como si el silencio estuviese despistado o pudiera romperse... - ¿Te cuento algo...? - A ver... ¡que sea algo bonito!... si no quieres desear toda la noche haberlo hecho... - ¿Sabes?, cuentan las leyendas que Quetzalcoatl se pasaba todo el día peleando con los dioses de la guerra, mucho más jóvenes que él, y que terminaba siempre la jornada molido a palos... aunque cada nuevo amanecer volvía a enzarzarse en su eterna pelea... - ¿Y...? - Pues que, en realidad, siempre ha sido mi divinidad predilecta... quizás debido a que, como yo, él era el encargado de allanar el camino entre el viento y la lluvia... o también porque subyace en mi interior una compleja intención de perder todas las batallas... de no ganar ni una de mis guerras... Y me quedo entre satisfecho y acongojado... sin saber determinar si mi discurso, obviamente fuera de lugar, sonó a ensayo apresurado o a payasada circense... (... coreografías que nunca volverán a repetirse, aunque duren y jamás pueda olvidarlas... Parecerá curioso, pero siempre he pensado que la música "proletaria" -esa que rompe en los arrabales y nunca llega a las salas elegantes- es un acto profundamente revolucionario... íntegramente honesto... lleno de libertad expresiva y comunicación sin trabas... de anarquía libertaria... y de esa mística que sólo se halla en las gotas de sudor que se evaporan en las pistas de baile... ¡Sí!... bailando descubrí colores insospechados... matices que enriquecen el arco iris y abrazos espontáneos... el sentido exacto de lo erótico... la sensación del roce furtivo... el placer de dejar que la mímica despierte fantasías... las miradas sugerentes... las sonrisas pícaras y esa convicción de dejarse conquistar mientras sabe uno que la está conquistando... Ya sé que igual no es muy ortodoxo ni académico, literariamente 101 Corsario de ciudad Zyannia hablando... que quizás no encaja en un mundo intelectual en el que hay que ponerse de gala para recibir un premio de barrio... un universo al que yo veo y considero tan estúpido e inútil como él me ve a mi. Pero vais a perdonar que diga bien alto que nunca he tenido esa vocación literaria tan mística... que jamás me ha preocupado nada que mi biografía termine por caer en el olvido y nunca llegue a engrosar las polvorientas enciclopedias de la estúpida literatura academicista... Soy de pueblo... estoy poseído por instintos primarios... me encanta sobreponerme a los condicionantes de mi educación occidental, hasta conseguir imponer mi propia identidad por encima de los comportamientos sociales de uso... pienso que bailar o hacer el amor son más esenciales que leer... que hay que probar para opinar... que mi filosofía de vida la he descubierto en los lugares más insospechados y, afortunadamente, nada tiene que ver con el dogmatismo teológico envuelto en papel celofán y democracia que quieren, desesperadamente, vendernos... Y la música de pueblo tiene mucho que ver en todo ello... sobre todo cuando te invitan a debates de intelectuales, de esos "escuchadores" de ópera y música clásica, y tu te empeñas en defender que las canciones de Jorge Negrete y Vicente Fernández plantaron en tu espíritu infantil la semilla de la disconformidad con casi todo lo que te rodea y, mientras ellos se empeñan en haber coincidido con Borges o Benedetti, tu insistes en que es más ilustrativo dejarse conquistar por el sabor de un bocadillo de anchoas o la increíble tortilla de espinacas, que un día preparó Jolie sin otro atuendo que el traje de Eva con el que me des-esperaba...) Me parecen eternos los segundos que pasan... sólo cuando empiezo a oír su voz regresa mi aparente calma... - ¿Lucharías por mi..? - ¿Para conquistarte o para defenderte...? - Para conquistarme... - No... no lo haría... - ¿Por que...? - No tengo alma de conquistador... - ¿De que la tienes...? Ahora soy yo el que hace la pausa... con un regocijo interior que sabe a dulce venganza... - Pues... puesto a tener... yo diría que tengo alma de El Dorado... de un terri102 Corsario de ciudad Zyannia torio que merece una conquistadora que sea realmente especial... Empuja mi cabeza como en un colérico arrebato... se levanta, dejando sobre la hierba un bajorrelieve en el que aún puedo adivinarla... - Mira que eres presuntuoso... ¡sólo nosotras merecemos el privilegio de que nos conquisten! Me apetece hacerla rabiar... verla como frunce el ceño y agita las manos mientras me responde... - ¿Por el accidental hecho de que sois mujeres, quizás...? - Si... claro... es así desde siempre... - Pues conmigo lo tienes claro... - ¿Nunca cantarías una serenata bajo mi ventana para enamorarme...? - Ni bajo tu ventana... ni en privado... - ¡Idiota! (Bocadillos... tortillas... puestas de sol y muchas lunas llenas... Premios... presentaciones... sillones de academia... En esa mística existencial mi vulgaridad militante se queda en anécdota... en extravagancia... en poco más que un combinado de Prozac, anarquismo kirsch y sintomatologías de cierta marginación neurasténica... Pero yo sigo bailando con las palabras y ellos se hacen viejos... continuo escribiendo al ritmo de una música que me lleva, mientras en ellos se adivina artrosis argumental y reumatismo de intelecto... Claro que ellos viven para morir y que se les recuerde... Claro que yo vivo dedicado vivir y eso, al parecer, ofende... Y, lo creáis o no, México tiene mucho que ver en todo ello... desde allí me llegó una palabra mágica en un idioma precolombino perdido pero que refleja todo lo que anhelo... La palabra mágica es “Zyannia”... que es como decir: para siempre... y a mi me sacia...) No se puede describir con palabras el gesto... ese ademán con el que has detenido el tiempo... la dulzura de esa pausa intensamente femenina y mágicamente coqueta... "¿Zyannia...?", me has preguntado y no supe responderte... "para siempre" es mucho tiempo... mucho más que el que tengo... mucho más que el que puedo. Muy cerca de mi, insististe en la pregunta y yo sólo supe decirte: - Bailemos, María; que bailar es como decir "zyannia"... 103 La Campana de los perdidos Corsario de ciudad La esperaba desesperado... esquivando gente con prisa y carritos de bebé que surgían de improviso... en la esquina de una calle con otra y con una sensación en la que el ser y el no ser se confundían... Ocurrió entonces que la vida se transformó en una proyección cinematográfica... a cámara lenta... fotograma a fotograma... como un anuncio de esos en los que todo está en blanco y negro, salvo el rojo vestido de la protagonista... Supe que era ella por su sonrisa... por la forma en que se acercó... radiante, mirándome y mirando al infinito... - ¡Hola...! El abrazo deseado... suave roce del alma, que lleva en sus labios, sobre mi mejilla... un alrededor que pierde texturas y se difumina... calor, mucho calor, y ese repentino acelerarse los latidos... (Todo comenzó hacía tanto tiempo que yo siempre pienso que nació conmigo... - Afortunada y mágica debe ser la mujer a la que vos dedicáis improvisadas poesías de ternura... No me costó fingir sorpresa, porque estaba sorprendido... como si no hubiera advertido que, hacia mi, se dirigía... sonreí... le alcancé una copa de champán, sin más palabras que un guiño... - ...pero, lo mejor no es lo escrito sino lo que sus sueños dejaron entre líneas. Y se dio media vuelta, como invitándome a seguirla... girando apenas la cabeza para que pudiera ver su mirada y su sonrisa... delicadamente seductora... misteriosa como un enigma... Me fijé en su falda roja, que entre otras faldas no se perdía... en sus piernas... en su cintura... en la manera de deslizarse y en que se parecía a una flor, a una rosa, en la flor de la vida... La encontré hablando con un tapiz, justo al lado de las cortinas... la vista fija en nada y en estado de alerta los sentidos... intuyó que me acercaba y se volvió de repente, como adivinando que intentaba entrar en el espacio más íntimo de su vida... 104 Corsario de ciudad La Campana de los perdidos - ¿Me persigues...? - Es por la copa... soy del seguro que cubre los robos de vajilla... No se sonrió y me quedé como si algo me apretara el ombligo... - Deberías estar prohibido... tu y tus palabras, me hacen soñar... volar... volar alto sin pensamientos que no sean de amor y ternura... me llevas al precipicio... - ¿Te pido disculpas o te invito a cenar algún domingo...? Su silencio cortó el mío como una afilada hoja de cuchillo... su mirada desnudó la mía y la dejó bastante perpleja y un tanto abatida... sentí como me adivinaba, como me leía... - Esa actitud arrogante no está de acuerdo con tu timidez... con esa timidez que tan magistralmente disimulas pero que yo percibo... - No la disimulo... siempre digo que soy tímido... - Lo dices, pero nadie te cree... para mi es fascinante descubrir que, entre tus sueños, dejaste adormilada la inocencia de quien todavía nada soñó... eres fuerte y eres débil... pero una debilidad que no es de carácter sino que nace de sentir... eso es bestial para mis sentidos y también da escalofríos... Entrecerré los ojos como diciendo que si pero que no... disfruté con su osadía... quise decir y no dije... tampoco hizo mucha falta, se puso a mi lado y rodeó con uno de sus brazos mi cintura... y con el otro mi vida... - Me encantas... y la magia, que ahora mismo piensas que yo poseo, espero que exista para que seas feliz... eso será y es suficiente para mi... Paseamos esquivando soportales... cruzando calles... ensimismados ambos en una proximidad tan cercana y familiar que parecía ser la de siempre, pero distinta... Me susurró sus tristezas... y yo traté de contarle que amanecía todos los días... delicadamente, intenté abrazar su melancolía para que brotara una sonrisa... mi caricia no se perdió ni entre las brumas ni el frío, ni entre alas de ayer ni en un mañana aterido... Cobijamos penumbras interiores en la "Campana de los perdidos"... entre beso y beso, oí que me dirías: - ¿Por que resulta todo tan sencillo contigo?, la ternura me la dejas 105 La Campana de los perdidos Corsario de ciudad siempre colgando de mi alma y bailando en mi corazón... gracias por ello... te amo y espero que no me sueltes y, si lo haces, déjame entre dos nubes de algodón... Y ese "te amo" es tuyo porque es así... porque es una palabra hermosa que me nació de tu mano... y que es tuya para siempre. Y me lo dijiste... apenas un momento después de que jugara con tu pelo... pasados unos días... - Imposible no pensarte... eso es de suicidas... te sueño y vivo cada segundo... te quiero... y quiero morir y que mueras... de mil formas.. juntos y sintiéndonos llenos el uno del otro, para volver a la vida entre nuestras bocas y nuestro amor... como niños que juegan con alegría... Y hoy, hace apenas un suspiro de luna, recibí una carta desde tu orilla del río... es breve pero concisa: "Unas palabras para decirte por escrito y con mi mano que te amo, mi amor, y que te echo de menos y te extraño y te deseo y que ya eres todo para mi... ¿sabes?, supe desde que nos dimos el primer abrazo que íbamos a amarnos eternamente, mi vida... no me equivoqué.. ¿que debo hacer para que tu sepas que siempre te amaré?, ¿que debo hacer para que tu entiendas que jamás te olvidaré?. ¡Créeme!, no volveré a amar jamás como te amo a ti... y no quiero saber a que saben otros besos ni otras caricias... te amo, mi amor... con locura" Me he quedado mirando al infinito... oyendo de fondo a Andrés Calamaro ("la luna, rosa de plata / bañó el patio con su luz... / de pensar en tus quereres / voy a perder el sentío // porque te quiero, mi vida / como nadie te ha querío...) Entre acordes de guitarra y el suave batir de la batería, escribí la respuesta... por azares del destino me equivoqué en el envío... Pero da igual, solo tu eres capaz de significar el mensaje y entender que lo he enviado "...porque te quiero, mi vida... como nadie te ha "querío"") ...y ese repentino acelerarse los latidos cuando te sientas en mis rodillas y me dices: - Tu presencia en mi vida me da un calor que es difícil de explicar; me encanta que estés en mi pensamiento de continuo... sentirme amada... y saber que te amo... y no me defraudas. No niego que tienes otra vida que me duele, pero quiero creer que algún día podremos resolver como encontrarnos en ese abrazo que ambos deseamos y necesitamos. Si eso no es posible, me alejaré... pero si lo es lucharé por él y por ti... y algo que se me había olvidado decirte: te 106 Corsario de ciudad La Campana de los perdidos amo con locura y pienso luchar por nosotros hasta el límite... solo tu me has hecho desear vivir... sentirme madre... vivir sueños o paladear el destino... No respondí... la sola idea de verte alejar hacía nacer demasiadas dudas en mi vida... preguntas a las que siempre respondía con una lágrima secreta y la convicción de entender que te fueras aunque no compartirlo... de saber que, incluso alejada de mi, te seguiría queriendo porque... "te quiero, mi vida... como nadie te ha "querío"" y eso no se desaparece ni cuando la vida se acaba... ni cuando se acaba la vida... Dieron las cuatro de la madrugada en algún reloj que ninguno quería oír y ambos oímos. Atrás dejamos "La Campana de los perdidos"... su penumbra... nuestros besos y todos, ¡todos!, nuestros latidos... Llamaste un taxi... te vi marchar... regresabas a tu casa y yo empezaba a regresar a la mía... Pero... ¿sabes...? sigo extrañándote y buscándote en cada mediodía... 107 Aunque mañana sea sábado... Corsario de ciudad (... quedaron dos gajos de naranja mirándose mientras el plato vacío los abrazaba; el sol descendía convertido en rayos de sal y un pájaro multicolor contaba los minutos que, perseguidos por la ternura, pasaban.Dijeron que estaban allí desde el antes inmediatamente anterior al pasado más pasado... pero había un claro error de cálculo: ni siquiera habían venido y ni tampoco se encontraron... Es entonces cuando, en los ojos de la duda, beben agua... ... mineral ... fosilizada a grandes sorbos y hambrientos con la mirada perdida y las caras pálidas. Contado así se antoja tan en tercera persona... tan lejano... tan impreciso... tan imaginario...) Capturar las palabras calladas... desistir sin renunciar... entenderte sin que me hables; burbujas de brisa con raíces que crecen en el aire... - ¿Sabes?, soñé que no quiero despertarme mientras tu duermas a mi lado... El goteo de un grifo que se calla al acercarme... la nevera que ronronea... la luz del patio... la tarta de manzana y esa luciérnaga que, desde el seto, nos espía cada vez que nos desnudamos... Asomado a la ventana de lo incierto me doy cuenta: hace un hoy de espesuras no exentas de fragancia... quizás sean los geranios... la manguera del agua no puede ser, está conectada al aspersor para que llueva sobre el césped de nuestras esperanzas... - ¿Sabes?, esperé cuando no llegabas... desesperado... Mañana amaneceré temprano, quiero robar una piedra blanca para ti... encontrarla entre miles de otras piedras blancas... - ¿Sabes?, crece un niño en el jardín mientras hablamos... pero él aún no lo sabe... 108 Corsario de ciudad Aunque mañana sea sábado... Ducharme... enjabonarme de ti aunque mañana sea sábado... mentirle a las sábanas y convencerlas de que nadie, antes de ahora, compartió con ellas esta almohada... - ¿Sabes?, tengo hambre... (... quedan dos gajos de naranja mirándome mientras el vacío me abraza; los rayos de sol saben amargos y un pájaro negro cuenta los minutos que, perseguidos por la prisa, pasan... Estabas aquí pero hubo un claro error de cálculo: ni siquiera me dí cuenta de que habías venido y ni, tampoco, tuvimos tiempo de encontrarnos... Es entonces cuando, en los ojos de la certeza, bebo agua... ... mineral ... fosilizada a grandes sorbos y hambriento con la mirada perdida y la cara pálida. Contado así es tan mágico... aunque mañana sea sábado) 109 De los rocíos del agua Corsario de ciudad Del ayer, de la puerta sin puertas que hay junto a ese hoy de mañana, volvió la Luna perdida y el hambre... .... y la nostalgia De un desdén... ... sedienta quedó mi sed de los rocíos del agua. A lo largo de la vida, de bar en bar, de calle en calle, uno colecciona noches de terciopelo, intensamente llenas de rocíos del agua... marcadamente insomnes... decididamente apátridas... Recordándolas, la sensación es intensa... regresan al paladar suaves picantes y delicados amargos, fronterizos entre el desdén y el ansia, sobre los que uno construye el presente de esos pasados. Afortunadamente, el pasado sólo es eso: un futuro que sucedió hoy aunque nosotros no lo pudiésemos avistarlo... Pero no menos cierto es que no hay nada que influya más en nuestro presente que el pasado que perdemos; ese que se aleja sólo de forma aparente y que condiciona, sin gritos, cada paso y cada futura experiencia. Yo, amigos míos, soy uno de esos futuros sin más pasado que el presente. He aprendido a vivir la vida como algo que no es mío, que me han dado pero no me pertenece; sin otra expectativa que terminar el cigarrillo de ahora mismo... sin mucha más ansia que, cada noche, perderme como un sonámbulo cuya esperanzas nunca saben si están dormidas o despiertas... si se han muerto... si siguen vigentes o ya se han acabado... Vagar resuelve mis dilemas, aportando respuestas en cada encuentro y dejando un enigma que me envuelve con la misma suavidad de Tu piel de terciopelo... (Sí, ya sé que he puesto Tu con mayúscula... al referirme a Ti, no podría escribirlo de otra manera... 110 Corsario de ciudad De los rocíos del agua Al fin y al cabo me acompañas siempre... agarrada a mi mano y en silencio... lloviendo sobre mi... con la persistencia de quien sabe que puede mojarme cuando quiera... Quizás algún día me detenga en cualquier esquina y te bese; pero no siento prisa alguna por hacerlo, me sobra este tiempo que no tengo...) A veces uno se da de bruces con sus propios sueños; es entonces cuando vacila y no puede evitar el sorprenderse. Soñar parece tan lejano... tan idiota... tan imperfecto... Soñar es, a veces, tan evidente que no podemos evitar un escalofrío... como si un cálido viento helado nos calara hasta la mismísima médula... Es entonces tiempo de cerrar los ojos... de guardar las piezas y el tablero... de abrazar a la reina y caminar en busca de una esquina obscura mientras, en pleno delirio, las pestañas se rozan y los párpados se besan... de escribir a vuela pluma o de sentarme a caminar, con pasos imposibles, sobre las húmedas losas de una acera perpleja... viendo como los minutos pasan a mi lado sin detenerse ni a darme una limosna de ternura o, incluso, un mínimo e imprescindible gesto de helado desprecio... que me calme o que me llene... ROCÍO I: LAS RUTAS DE SEDA He llegado pronto. Me gusta adelantarme a ti para comprobar que el nido está perfecto... que hay flores esperándote y fruta fresca... que la luz es tenue... que no falta nada más que tu para que este espacio se llene de un tiempo destinado a ser leyenda... (Frente a mi.. con el pelo alborotado y esa piel aún "chinita" que desprende deseo... sentada en mis rodillas, me pide que guarde silencio mientras olvida un beso en la comisura de mis labios y roza mi mejilla con dedos trémulos... Entorna los ojos... se funde conmigo en un abrazo y me susurra tan bajito que ni la noche consigue robarnos el secreto... - Déjame que te mienta, amigo mío... que te diga que eres un amor... pero nunca te lo creas... Sonreír es una manera de decirle que la quiero... que me recuerda el olor a tierra húmeda, ese que lo invade todo tras la tormenta veraniega... ) El alrededor cotidiano se ha quedado fuera, ya no existe ni me interesa; me evado con tal facilidad que he llegado a pensar que la ver111 De los rocíos del agua Corsario de ciudad dadera realidad se halla prisionera de las paredes intangibles de un mundo gigante, en el que reinan los deseos... Mientras espero, juego a intentar comprenderlo y entenderme... Irme hacia ti, o contigo, y no volver es algo más que una tentación... más que una posibilidad... más que un anhelo... (- Renunciar a todo... quedarme a tu lado, amigo mío, es un deseo ladrón que asalta mi mente y hace que me estremezca... quizás por lo prohibido e imposible que se me antoja el no regresar al lugar donde habita mi realidad y se despiertan los sueños... Cerrar los ojos, levantar la cabeza y dibujar un gesto de fastidio, es la mímica que escojo para decirle, sin palabras, que soy consciente... que a mi me pasa igual... Ambos sabemos, aún sin decirlo, que cada regreso a nuestro universo es el comienzo de una nueva partida hacia ese mundo al que pertenecemos) Cada vez que regresas sé que te irás de nuevo... y yo también... La idea de venir y no volver nos dejaría sin alas y, quizás, perderíamos toda esa magia que siempre nos envuelve... Yo les llamo "las rutas de seda" y sólo a ti y a mi nos pertenecen... (- No puedo hacerlo público, pero sí te lo puedo decir a ti.... me adivinas toda... me intuyes... me sientes... te echo de menos... y te sueño... Ladeo la cabeza... la miro con un mal disimulado arrebato mientras deslizo una caricia en su espalda desnuda... noto como sus pechos se clavan en mi torso y no puedo evitar estremecerme al sentir el frío cálido de sus pezones erectos sobre mi pecho... Y qauiero decirle que sus frases... esas que me regala con los ojos semicerrados y el almaabierta por entero, como si de un racimo de uvas, deliciosamente frías y tiernas, se tratara... me quedan pegadas en un "siempre para siempre" que me llevaré conmigo más allá de cualquier circunstancia o cualquier tiempo...) ... sólo a ti y a mi nos pertenecen. Esa idea me recorre por entero, mientras subo los peldaños que me separan del lugar donde quiero "des-esperar" tu presencia... Elijo un compact disc de suaves melodías para que te abracen, 112 Corsario de ciudad De los rocíos del agua según entras... "Moon River" en primer lugar y tu sabes la razón... "Dolannes melody" después..."Sonata au Clair de Lune" la tercera... "Pour Elise" para cuando te abrace... y ya "A conme amour" para ese primer beso con el que empezamos a hacernos el amor y arden los deseos... Enciendo el PC y activo el procesador de textos... quiero escribir esa frase que, desde antes de saber que existías, tiene tu rostro y habita en mi cabeza: "se me ocurren mil maneras de hacer el amor, todas contigo pequeña, y todas son nuevas..." Hace rato que te intuía "viniendo"... que sabía que te acercabas... que podía olerte... pero, justo cuando suenan las primeras notas, te oigo entrar... como abres y cierras la puerta con sigilo, quizás buscando sorprenderme... (- De alguna manera me siento segura... presiento que no me enamoraré... Y sé que es un halago... una caricia perfecta... una delicada manera de hacerme entender que te sientes más cómoda que nunca en este universo paralelo... en este espacio lleno de luz, que estamos construyendo a medida y que sólo es nuestro... La luz, siempre, es dejarse reflejar mutuamente... no ocultar nada... desnudarse por entero... contarse cosas que nunca, a otros, se cuentan... sentir que dos es la suma más perfecta de individualidades que se quieren. Y no, no te enamorarás porque ya lo has hecho... aunque ni tu misma te hayas dado cuenta...) ... buscando sorprenderme. Ven, deslízate y llega hasta donde te "des-esperan"... deja un rastro de prendas por el suelo... el bolso en la mesita de entrada... la chaqueta en la percha... los zapatos sobre la alfombra... que cada paso te acerque, a mi, un poquito más desnuda... no te quites ni la falda ni la blusa... pero olvídate de tu ropa interior cuando subas la escalera... Cada centímetro de ti es un kilómetro que deseo... húmeda y oliendo a hembra... (- No quiero sufrirte... no quiero llorarte... no quiero desearte tanto que llore, en los pasillos, por deseo hacia ti... No puedo evitarlo... tengo que dejar que mis manos se enreden en tu pelo... que atraigan tu cabeza hasta dejarla que repose encima de mi hombro derecho...) ... a mujer y a esa brisa que mece cuando mueves las caderas. 113 De los rocíos del agua Corsario de ciudad La magia de un sueño es levantarse cada día y soñar despierto con volver a tenerlo... te sueño ahora mismo... absolutamente seguro de que tu haces lo mismo, aún sin verte... (- Llorar por no tenerte... por desearte tanto que me duela el no poder tocarte... por imaginar hacer el amor contigo tan intensamente que me duela en la piel... Tiemblas... con la timidez de una pluma, ese sollozo que reprimes, va penetrándome muy dentro... mezclándose con mi sangre... recorriéndome las venas... Me pregunto en silencio si eso es lo que quiero y me estremezco al darme cuanta de que sí... ¡No...!, no pienses que mi cariño es perverso... simplemente necesito recobrar el éxtasis vivido muchas veces... momentos en los que hemos coincido en espacios donde "lo nuestro" es un secreto... miradas cómplices que sólo nosotros entendemos y el nerviosismo de intentar que nada nos delate ni nadie nos advierta...) Un segundo dura lo que uno quiera que dure, aunque haya quien se empeñe en hacerlo muy pequeño... Nuestros segundos son eternos... durarán milenios y vivirán en otros corazones cuando ya hayamos muerto... y quiero que lo sepas... (- No te hagas imprescindible... cometo muchos errores cuando ocurre eso... Me haré todo lo imprescindible que pueda y me dejes... no voy a concederme esa tregua ni voy a decirte que sí a algo que no deseas... Sólo así sabré que recorrerás una y mil veces nuestras "rutas de seda"... esos caminos que recorremos con una sonrisa ilusionada de esperanza por volver a vernos... por los que regresamos a la realidad dejando migas de pan mientras sonreímos seguros de que, mañana, volverán a juntarnos de nuevo... Por eso... abrázame y háblame en silencio... ) Entra... "des-esperarte" se me ha hecho eterno... no he tenido tiempo ni de escribir esa frase que, desde antes de que hiciéramos el amor, tiene tu rostro y habita en mi cabeza: "se me ocurren mil maneras de existir y todas contigo, pequeña..." Yo les llamo "las rutas de seda" y sólo a ti y a mi nos pertenecen... 114 Corsario de ciudad De los rocíos del agua ROCÍO II: EN CLAVE DE SILENCIOS A veces uno desea escribir lo que siente y no puede... es tanta la nitidez con que lo ve... tanta la fuerza con que lo percibe que,angustiosamente, el papel sigue en blanco y la mirada se pierde... Busca entonces entre los papeles de su mesa... perseguido por la imagen de uno de esos segundos eternos que, muy raramente, se presentan... Hoy es diferente... me propongo, amigos míos, ficcionar melancolías y dejaros adivinar sin son o no son ciertas... (La estoy viendo... pero no quiero importunar esa manera que tiene de hablarme en silencio... De pronto, si haberse ido, ya no está... la sensación de haber perdido lo que nunca tuve me taladra el cuerpo... Descalzo y hambriento de ti... te escribo, ahora, en clave de silencios) Detesto escribir faltándome el aliento... nunca quise, ni querré, compartir mis penas... esas que sólo a mi me pertenecen... mi secreto... Quizás es por ello que nunca quise ser poeta... sé perfectamente que mis mejores versos nunca estarán sobre el papel... que estoy condenado a vagar errante para tatuarlos, con caricias, en cada piel que los merezca... (Me embarga una cálida tristeza, que es dulce y sabe a menta... que me hace sentir como un pájaro mojado, zarandeado, sólo... hastiado de sobrevivir a vientos y tormentas... Cerrar los ojos es un gesto reflejo... una forma de leer mi interior... mientras me escucho susurrar: "cuando todo acabe... otro "todo" acabará de empezar, de nuevo..." - El amor es un brillo... un flash... un destello... Necesito un hechizo más que nunca... un guiño cómplice y coqueto para resolver este enigma que, mi propia existencia, plantea... - ...una ráfaga de luz Quiero sentir mis manos, una madrugada más, esculpiendo la niebla... dibujando, con caricias, un trazo de azul y esperando a que seque... - ...si lo conviertes en cariño, durará para siempre. La vida no es más que un pequeño puzzle de instantes... de momentos preciosos y precisos que se escurren entre los dedos... nada que deba tener aspecto ni apariencia... Por eso vivir es mágico y podemos vivir eternamente..) 115 De los rocíos del agua Corsario de ciudad Tal vez por ello la encontré sonriendo en una tarde sin mañana... la tarde de un día que fue "siempre"... creo recordar que, mientras robaba una flor, le pedí un beso... ya sé que fue impulsivo pero estaba sediento... Compartimos ese atardecer y las nubes que se alejan... su piel, al alba, era suave y olía a locuras y deseos... Supe entonces que, a mi lado, dormía lo mejor del firmamento... pensé que nunca hay un último poema... que la vida no es más que un verso que a otro verso precede... sin que ninguno sea mejor que el anterior o que el siguiente... (Por eso abrazamos la locura hace apenas un suspiro... hace apenas un momento tan próximo que ni siquiera es recuerdo... Y ahora... una a una... rasgando en mil pedazos el presente... tus lágrimas resbalan sobre mi piel y se tatúan en mi alma, para siempre... No lo entiendo, mi pequeña... ¡no lo entiendo!) Con la mejor de mis ternuras, deslicé un suspiro entre las sábanas de seda de aquel universo paralelo... la arropé mientras sentía algo que aún hoy no comprendo... mientras una caricia iba trazando sobre ella siete versos... Quizás sólo quiera que lo sepas cuando me haya ido, tan sólo para que mi ausencia te diga que no miento, que soy feliz sabiendo que existías y que en ti, sobre tu piel, estoy seguro de haber escrito mis mejores versos... (Me habló con su mirada... la entendí perfectamente... - Nosotras, las mujeres... cuando decidimos amar... cuando decidimos cabalgar el vértigo sin paracaídas... ¡Damos la vida, mi amigo!... ¡no hay mundos paralelos!... Descalzo y hambriento de ti... te escribo, ahora, en clave de silencios...) ROCÍO III: ÁNGELES SIN CIELO Me abrazas... estamos ante todos y nadie puede vernos... - La hora la pones tu... - ¿De veras..?, pues no quiero esperar... me apeteces... Frente a mi ese pliego de papel y este reto... escribir en clave de 116 Corsario de ciudad De los rocíos del agua tu y yo... en un idioma de sentidos y con palabras que todos leen y sólo los dos comprendemos... Un desnudo integral que nadie más entiende... La evidencia, amiga mía, sólo a ti y a mi nos pertenece... sólo a nosotros incumbe... sólo en nosotros deja de ser secreta... Escribir tiene estas cosas. Los creadores manejamos el tempo y las conciencias... la ficción y la realidad... la íntima sencillez de lo que parece abstracto o complejo... el fluir de la realidad inscrito en esa ficción literaria que ni es tanto como es, ni tan poco como lo parece... No hay una frontera exacta a partir de la cual todo adquiera concreción o se manifieste... nadie sabrá nunca hasta que punto llega el narrador y desde qué momento el poeta entra en escena. Sólo tu y yo... nadie más... ciudadanos únicos de ese universo a medida, cuyas coordenadas hemos borrado de los mapas para que siga existiendo... en secreto... (La delicada estrofa de una primera rima te recorre el cuello... se pierde en tus hombros... baja suavemente hasta perderse en el ser y no ser de negra lencería negra que oculta tus pechos... Negro sobre piel... ajustándose con detalle hasta dejar imaginar lo que uno ansía recorrer, paladear, entender... con las mínimas pausas imprescindibles y sin más tregua que la de un suspiro que, a ambos, estremezca... .... Caracoleas... sonríes y me pierdes... no lo sabes pero viajo hacia ti con la misma ansia de poseerte y que me poseas...) Ni tu ni yo podemos permitirnos ciertas licencias... y esa presunción del lector se me hace imprescindible para construir un relato en el que la imaginación de los demás supere, con creces, la realidad tangible de lo nuestro... Así puedo sentarme frente a todos... describir con detalle y precisión cada momento... contar intimidades... desvelar sueños... que nadie podrá nunca asegurar quien los inspira o cual es la otra parte que interviene... Si te soy sincero... ni tu misma lo sabrás a ciencia cierta... y esa es la magia de jugar a ser y no ser exhibicionistas escribiendo... Pero yo sé que te gusta... que lo deseas... que quieres sentir la sensación sobre la piel... los suaves celos... la fragancia de reconocerte a media luz, entre la certeza de ser tu y la duda de que pueda ser alguna de "ellas"... 117 De los rocíos del agua Corsario de ciudad No... no me lo niegues... a mi me pasa igual... me encanta jugar a ser sin serlo... a percibirme donde no me has puesto... a dejarme llevar por la posibilidad de que inspire en ti algo más que un deseo... Ni aunque use palabras muy concretas... ni aunque deje que se escurra, como por olvido, un "pequeña"... nada te asegurará que estás aquí, en este texto... Pero, ¡ya ves!, ese es el riesgo que corren los ángeles sin cielo... así que no te quejes... no protestes... no digas nada... sólo sigue estando ahí para que yo pueda disfrutar de tu existencia... (Trenzada entre caricias, una segunda rima ha nacido... Deja que te cuente... De tu mejilla izquierda... rodeando tus labios y el lóbulo derecho... deteniéndose allí donde nace tu cabello... bajando por la espina dorsal como un escalofrío perdurablemente eterno... Si... ¡lo sé!, me preguntas sin palabras por mis manos... y yo dejo que te recorran por entero... Te pido las tuyas prestadas... insisto en poseerlas... en que te desnuden de todo y te vistan de nada... muy despacio... casi como a cámara lenta... Se que piensas que hoy, más que nunca, tu piel sabe a caramelo.. que esperas que te lo diga... pero no quiero... No me odies... hay sabores que uno desea guardar sin más nombre que el nombre de la fruta prohibida que los tiene... sería imperdonable etiquetarlos... reducirlos a una simple nota post-it adherida con cualquier pegamento... Prefiero no detenerme... dejar que mis dedos sigan "viendo" cada centímetro de tu piel... descubriendo nuevas rutas hacia el interior de ti misma... sintiendo como tu sonrisa se humedece y arqueas tu cuerpo buscando mi presencia... Así, una tras otra, nacen las rimas que juntos componemos y el tiempo desaparece... mientras nos detenemos para poner acentos allí donde nuestra física y química lo requiere... Ritmo y cadencia... la habitación se vuelve del revés... tus ojos y los míos se miran fijamente... El séptimo cielo queda ahí, a la vuelta de la esquina... sabe a sal tu piel... ¡nos lo merecemos!) - ¡Quiero ser tu heroína...! - ¡Y yo tu héroe...! Quizás con el tiempo... 118 Corsario de ciudad De los rocíos del agua Quizás con el tiempo les cuente, a los lectores, muchos otros capítulos de nuestras "noches de terciopelo"... y lo haga para decirle que cenamos juntos... que bailamos toda una eterna madrugada y que, como un reloj de cuerda, nos sorprendió un amanecer cualquiera... tú susurrándome al oído... yo, con los ojos semicerrados, acariciando tu pelo... Sabrán que existes, ¡si!... pero nunca les diremos ni tu nombre ni la textura de tus vórtices de tormenta... ¡Ya ves!, ese es el destino de los ángeles sin cielo... así que no te quejes... no protestes... no digas nada... sólo sigue estando ahí para que juntos podamos disfrutar de nuestra existencia... EPÍLOGO: NIÑO DE PALABRAS Y SILENCIOS Volvemos al principio, como si regresar fuese caminar hacia adelante... Palidez... huele a incienso y a claveles recién asesinados... no se oye ni el más leve rumor... Afonía vital, como un barajar de tahúr... Me he sentado al sol de esta noche, tratando de leerme entre líneas y sólo he conseguido adormecerme. Por las huellas, percibo que han sucedido cosas a mi alrededor... Mi reloj no ha dejado de contar segundos como si fueran suyos... sonrío... la imagen del avaro de Moliere aparece, por un momento, en la esfera y las manecillas siguen su tránsito infinito. ... del uno al dos, del dos al tres... Crisálidas... pero al revés... de niños-mariposa a gusanos en la madurez... ¿por qué? Hamlet soy yo y es aquel que se bebe una cerveza en el bar que cierra a las doce y dieciseis... quizás lo seamos todos y nadie sepa quien realmente es... ... apenas niños, niños de palabras y silencios... 119 De los rocíos del agua Corsario de ciudad Por eso, en cualquier noche de terciopelo... del desván, de la alacena sin puertas que hay junto al armario, saqué mi botella de Ti y escancié un susurro para emborracharme de nada. ... saciado quedó el vaso de los rocíos del agua Del ayer, de la puerta sin puertas que hay junto a ese hoy de mañana, volvió la Luna perdida y el hambre... .... y la nostalgia ... vacía quedó mi sed de los rocíos del agua Del cuenco, de la escalera, del jardín, de la terraza; de dos nubes, de un desdén, ....... ....... ¿De un desdén...? ... sedienta quedó mi sed de los rocíos del agua. 120 Corsario de ciudad Epílogo Epílogo escrito mientras cierro el cuaderno de bitácora (Por alguna razón que no recuerdo, escogí a June para contarle que la travesía terminaba... para compartir mi secreto... Este sábado June y yo descubrimos como vuelan las margaritas... como florecen las mariposas... como cada camino es un pequeño torrente que nunca sabemos si va o si regresa... En la cesta de mimbre, June llevó la merienda... dos naranjas y un trocito de queso... pan de maíz y dos raciones de tarta de almendra... Vimos como se ponía el sol sentados sobre la verde hierba... felices de haber encontrado muchos tréboles de cuatro hojas... conscientes de que los sábados se terminan y que el calendario del nuevo año difícilmente tendrá mis sábados de ella... - ¿Viajarás mucho...? - No lo sé... - ¿Me echarás de menos...? - Seguramente... - ¿Volverás...? - No... no lo creo...) La sensación es la misma que al llegar al final de una escalera... peldaños subidos y una puerta... los típicos mareos que la altura produce... no hay barandillas entre el abismo y yo... la dichosa puerta cerrada que conduce a no se sabe que lugar o a que tiempo... y una asfixia repentina que esclaviza el aliento y ahoga el momento... "Ventajas de tener el estudio en un ático", me digo a mi mismo, en voz baja, mientras pienso que mis escaleras son de caracol... de esas de hierro forjado que suelen pintarse de negro... y las percibo laberínticas... y sé seguro que terminan justo donde empiezan... Terminar un libro es morir un poco varias veces... desenterrar recuerdos hasta revivirlos de nuevo... sumergirse en aguas deliciosamen121 Corsario de ciudad Epílogo te turbulentas como un pez sediento... reabrir y cerrar cuadernos de bitácora... desplegar de nuevo las velas... sentir que ya los mares se acaban y no quedan océanos cuya exploración merezca la pena... Un poco por ello, mis libros se acaban siempre en Diciembre... es como una costumbre que nadie me ha inculcado ni sé de donde proviene... quizás algún día consiga entender esa necesidad de buscar nuevos horizontes con cada luna de Enero... con cada año que empieza y pensamos, equivocadamente, que es nuevo... Libros y años nuevos... acaban siendo tan cíclicos que se vuelven innecesarios para seguir existiendo... que uno deja de celebrarlos y hasta los colecciona con cierta amargura desesperada y sutiles pizcas de aburrimiento... Quizás no importe... quizás sea lo de menos.. Tal vez uno ha de resignarse a festejar cada cumpleaños, o cada libro, como un regalo de existencia... tratando de ahogar, en el festejo, la realidad de lo evidente... la verdadera historia de una vida que se va agotando y de la que queda cada vez menos... Puede que ello sea una norma de urbanidad perfecta, sobre todo para una civilización en decadencia... para una sociedad hipócrita... o para un mundo que busca, entre agónicos estertores, su propia razón de ser y su vigencia... Pero, para un CORSARIO DE CIUDAD, esas normas y esas leyes no tienen vigencia... son simples retazos de legalidad que ni le preocupan ni le detienen... Siempre quedan horizontes más allá del horizonte, si uno es capaz de verlos... objetivos imposibles y utopías perfectas... retos llenos de posibilidades de fracasar.. laberintos virtuales que recorrer... y Minotauros a los que vencer agarrándoles por los cuernos... Claro que, a veces, la regresión se impone como una circunstancia existencial más que correcta... más que satisfactoria... más que pertinente... sobre todo cuando la idea de haber elegido mal el camino alcanza la verosimilitud de la más pura y dura evidencia... Navegando por "la red" uno lo percibe nítidamente... siempre y cuando desee hacerlo. Allí he encontrado una variada gama pesqueros... desde aquellos que faenan en las costas más próximas... hasta aquellos otros que tienden sus redes en zonas tan lejanas que tienen que mirar en el mapa donde quedan... Me he dado de bruces con multitud de barquitos de una sola vela... minúsculas manifestaciones del "ego-miismo" moderno... que son como el plancton y sólo sirven de alimento... portadores de navegantes solitarios 122 Corsario de ciudad Epílogo y a los que empujan los vientos en una deriva tan insubstancial como eterna... Acorazados y destructores también hacen acto de presencia... los primeros, revestidos de visibles y brillantes armaduras con las que desarrollan peculiares simbiosis que le permiten seguir sobreviviendo... los segundos, mucho más peligrosos, siempre dispuestos a detectar la vulnerabilidad ajena para torpedearla con afán de revancha y el esmero del psicópata más traicionero... Algún submarino, que ni para sanear su viciado aire emerge, también he detectado en estas travesías internaúticas que son, en su mayor parte, el origen primigenio de estos relatos, que hoy se mueren... Y pequeñas barquitas de remos... y canoas... y botes hinchables... y hasta salvavidas sin naufragio ni náufrago que justifique su presencia... Como en el mundo real, en internet escasean buenos puertos donde fondear... calas tranquilas y secretas... e, incluso, esas islas desiertas con las que a veces soñamos y siempre se nos desvanecen... E s c r ib ir . . . v iv ir . . . na v e g a r po r inte r ne t. . . s ub ir una e s c a le r a . . . ¡No!, ¿para qué?, este CORSARIO DE CIUDAD decide hundir el barco y poner pie en tierra... impedir que sus escritos y su vivir se vuelvan cíclicos... descartar la navegación en círculos... bajar por donde ha subido, sin mirar atrás ni abrir la puerta... Jugar con las palabras creyendo que escribimos es tan sólo un placebo... una manera de desnudarnos frente al viento... el reconocimiento implícito de una necesidad de comunicación que persigue, tan sólo, vanales sensaciones de esa notoriedad sin fronteras, que nunca va más allá de nuestras propias miserias... Navegar por la red es exactamente lo mismo, aunque nos pese... por eso he roto hoy mi patente de corso... formateado el PC y olvidado... consciente de que nadie echará de menos mi retirada y preguntándome a mi mismo si yo haré lo mismo o será, para mi, diferente... Quedan, eso si, trocitos de existencia enmascarados y a la vez evidentes... llamarles relatos o cuentos es algo colateral y de escasa transcendencia... lo que sí es matemáticamente exacto es que todos ellos responden al dicho de que: "no hay mayor ficción que la realidad"... aunque sea yo quien esa realidad cuente... Creo que guardaré mi traje de Corsario en el baúl de los disfraces viejos... que lo cerraré con una llave de siete vueltas... esa misma que arrojaré en la primera alcantarilla que encuentre, quizás por miedo a que el tenerla me incite a disfrazarme de nuevo. Claro que, una vez hecho esto, tendré tanto tiempo en el que nada hacer que, ¿quien sabe?, igual acabo colgado 123 Corsario de ciudad Epílogo del teléfono... tratando de oír esas voces que no oigo desde hace meses... concertando citas en cada uno de mis universos paralelos... trazando planes y afanándome con ansia en cuadrar las fechas en mi agenda... Soy plena, satisfactoria y perfectamente consciente de la contradicción que se esconde detrás de mis deseos. Sé que volverán momentos en los que, de nuevo, diré: "tu ya no te mueres hasta que yo me muera..." Quizás nada sea tan definitiva como parece... como se nos antoja cuando le vemos llegar y sentimos miríadas de sensaciones en un sólo y único momento. Quizás yo tenga razón y algún día lo sepa... que, cuando "todo" acaba, otro "todo" acaba de empezar, de nuevo... y así hasta el infinito... tan eterno que ni la muerte lo detiene... (No se lo digas a nadie, querida June... pero he llamado a LOUISE para insistirle que no la echo de menos... que me da igual el lugar en donde esté o las manos que recorran sus caderas. Me ha dicho que está bien... que en Febrero será madre y que ya han pasado cuatro meses desde que hizo las maletas... Antes incluso de deletrearle mi nuevo mail... le di la enhorabuena... pero, ahora que recuerdo, me olvidé de preguntarle si el niño de Febrero era suyo o de los dos... aunque no creo que decírmelo quisiera. Eso sí, le pedí que me devolviera una de las maletas... la de piel marrón con el interior tapizado en negro... ella sabe la razón de mi insistencia y me prometió devolvérmela... Quedamos en coincidir accidentalmente cualquier año de estos... para seguir insistiéndonos mutuamente en que no nos extrañamos ni deseamos vernos... June... ¡ya lo sé!... pero conseguir hablar con IOVANNA ¡Si!,J me costó llamarla varias veces... entre risas y acordes tenues, me contó que el otro día la sorprendió la madrugada abrazada a mi cintura y tiritando de frío... le dije que no era posible... que en esas fechas estaba durmiendo y soñando con que ella era mi sábana y yo su almohada... pero intuyo que ni me creyó ni piensa hacerlo... así es ella... Le pregunté por Granada y me susurró que había conocido a alguien que la hacía sentirse sultana... princesa... reina... Me alegré y le di la enhorabuena... curiosamente eso pareció molestarle... incluso me recriminó el tenerla abandonada y yo sentí que me trataba injustamente... 124 Corsario de ciudad Epílogo No sé si me escuchas, pequeña... encontré a NUR tan triste como casi siempre... aunque tristezas y alegrías no son lo mismo si uno las percibe por teléfono... - ¿Crees que debo volver...? - Llevas volviendo desde siempre... Apenas un brevísimo intermedio sin palabras... la pausa justa para cambiar de tema y hablar de los geranios que siguen malviviendo en su azotea... de su rutina cotidiana... de todo y de nada, al mismo tiempo... De MONIQUE... ¿que quieres que te cuente?... la encontré en el mismo chat de siempre... intercambiamos emoticons y frases que sólo nosotros entendemos. Luego nos pusimos tiernos... Ya fuera del chat sonó mi celular... un pitido breve y un escalofrío intenso... un mensaje de apenas media docena de palabras... con esa frase que siempre me estremece: "Aunque te vayas... siempre te quedas..." No te lo creerás, June, pero YAMI estaba en la ducha cuando sonó el teléfono... creo que la conversación fue, más o menos, la siguiente: - ¿Eres tu...?, ¡vaya sorpresa! - ¿Como estás...? - Mojada... - No me tientes... Entre guiños de complicidad circunfleja, comentamos melodías y hablamos de chimeneas... de lo mucho que calientan cuando arde el ambiente... de como será el día de mañana y el año que viene... ¡Ah!... ¿me preguntas por MERCEDES?... los besos que había diseñado para ella se los dejé encima de la mesa... metidos dentro de una botella... No pude dárselos en persona porque no estaba cerca... me atendió su secretaria que, por supuesto, no supo ver en mí más que a uno de tantos que, por su estudio, merodean... En realidad me sentí halagado... no sabría explicar la razón pero las mariposas estomacales revoloteaban como locas y hasta noté un delicioso cosquilleo... Lo más increíble me pasó cuando abandonaba su despacho... no te lo creerás, June, pero justo al salir me di de bruces con LUNA y, de rebote, abracé a NIEBLA... no fue más que 125 Corsario de ciudad Epílogo una reacción instintiva... un ademán desesperado para evitar caerme. No es que fueran juntas, que no iban... tan sólo la terrible casualidad nos había reunido en una estrecha franja de acera... Fingí no sorprenderme... las besé a ambas en la mejilla y, con más desenvoltura de la que me creía capaz, procedí a presentarlas mutuamente. Me di cuenta de que eran casi gemelas... de cuanto me gustaba esa perversa sensación de verlas juntas... y, también, de que estaba corriendo un riesgo tremendo... De LUCA poco puedo contarte... tengo entendido que creyó que la soledad era encerrarse en sí mismo y abandonar las calles para siempre. No, June... no he conseguido hablar con él... la última vez que le vi iba en dirección al Norte... o al menos eso me dijo... que yo juraría que sus pasos llevaban rumbo de Oeste... ¿De verdad tienes prisa?; ¡está bien!, en otro momento te cuento cosas de LENA... de SIDH... de DISIAH... de NURIA... de DANÍA... de MARIAH... de ADELA y de ALEDA... de BETTY... de NELLY... de LUCÍA... de MALENA... - Gracias, June... - ¿Y mis sábados, Xabier...? - Todos serán por siempre tuyos... aunque esté lejos... - ¿De veras...? No me dejó contestar... puso su mano sobre mi boca y cerró los ojos... pude oír un único suspiro, de los dos, mientras sus pasos se alejaban y este último sábado olía a ella... Cerré los ojos yo también... como si fueran la última página de un libro... Renacer es una tarea solitaria... quizás por ello sólo quedaba a mi lado la cesta de mimbre en la que June llevó la merienda, aquella tarde... un montoncito de cáscaras de naranja... y migajas de pan mezcladas con migajas de tarta de almendra... el bagaje ideal para emprender los caminos de la vida ligero de ilusiones y sin pesados equipajes... ... esos caminos que jamás sabemos cuando van o cuando regresan... aunque, por ellos, sigamos caminando con el tesón de quien conoce su destino... con la valiente avara osadía de quien sabe lo que quiere y está dispuesto a morir en en el intento... 126 Corsario de ciudad Epílogo Un libro más... si... tan sólo eso... apenas un viaje al viejo cuaderno de bitácora que, en su alma, guarda este Corsario escéptico y convencido de que se necesitan más revoluciones y menos camisetas con proclamas... Y, mientras apuro las últimas líneas, ella duerme... es hoy un día viernes, primero de noviembre... Un libro más... sí... tan sólo eso... apenas un viaje al viejo cuaderno de bitácora que, en su alma, guarda este Corsario escéptico y convencido de que se necesitan más revoluciones y menos camisetas. Y, mientras apuro las últimas líneas, ella duerme... es hoy un día viernes, primero de noviembre... Sin dolor ni pena sé que este es un NOCTURNO INCIERTO... el momento adecuado para decirte que... ... quizás consigas atrapar golondrinas y navegar en veleros, pero, si me sueñas, tamiza todos los grises y haz de cristal mis desiertos. ... quizás logres encerrarme, pero, si me sientes prisionero feliz entre tus dedos, es que me habré vuelto aroma y me quemo como incienso. ... quizás es que estás sufriendo, pero, si me tapas, que sea con tus labios o con mentiras en verso, que yo mentiré verdades sólo por verte creerlas Pero, sólo si me quieres, escribe sobre mi piel y termina este poema... (Bajaré al parque en un rato... la buscaré entre todas mis flores y acariciaré con la mirada cada uno de sus pétalos... - Créeme -le susurraré- no hay día en que no te tape... no te sien t a . . . no t e quie r a . . . y no t e s ue ñe . . . ) Xabier González Galicia, un día de cualquier mes de un año de estos... 127