fragmentos de las cartas de walt whitman (1819
Transcripción
fragmentos de las cartas de walt whitman (1819
FRAGMENTOS DE LAS CARTAS DE WALT WHITMAN (1819-1892) (procedentes del libro ‘Crónica de mí mismo’, que Errata Naturae pone a la venta el próximo lunes, 11 de mayo) A Abraham Paul Leech Woodbury, N.Y, 30 de julio de 1840 “ (…) Tengo el convencimiento de que, cuando el Señor creó el mundo, agotó todo el material bueno y se vio obligado a dar forma a Woodbury y sus habitantes con desechos, con restos y sobras, pues en tus viajes pocas veces encontrarás raza menos sofisticada que la que puebla estos lares. Se levantan por la mañana y trabajan como mulos todo el día, sin interrupción alguna para el disfrute o el esparcimiento, salvo para el desayuno y el almuerzo. Viven a base de cerdo en salazón y de pepinos y, como exquisitez, a veces obsequian a sus visitas con torta de centeno y suero de leche” A Nathaniel Bloom y John F.S.Gray Washington, 19 y 20 de marzo de 1863 “…empecé a interesarme por algunos casos en los hospitales locales y ahora acudo regularmente a la mayoría de ellos día y noche, donde los solados enfermos y moribundos se te agarran de un modo que haría sonrojar a más de uno. Estos hospitales, tan diferentes a todos los demás, estos miles, decenas y veintenas de miles de jóvenes soldados americanos malheridos, con lesiones de todo tipo, operados, pálidos por la diarrea, extenuados, agonizando de fiebre, de neumonía, etc., en cierta forma me abren un mundo totalmente desconocido, me dan una visión más honda de las cosas, me aportan algo nuevo, cavan minas más profundas inexploradas hasta el momento, me enseñan nuestra humanidad (a veces me imagino a mí mismo en un catre con fiebre tifoidea o bajo el escalpelo) –una humanidad sometida a las pruebas más terribles y espantosas, examinada a fondo, las tragedias del cuerpo y del alma viviente_ y rompen las insignificantes cadenas del arte. ¿Qué son vuestros dramas y poemas, incluso los más antiguos y lacrimógenos, comparados con éstos?” A Harry Stafford Camdem, 25 de enero de 1882 “¿Has leído lo de Oscar Wilde? Ha venido a verme y a pasar la tarde. Es un joven grandote, elegante y guapetón ¡y tuvo el buen juicio de quedarse prendado de mí! Me invitaron a recepciones en Filadelfia con las grandes personalidades y a una gran velada que los señores childs daban en su honor, pero no fui a ninguna”