LA URTICARIA Por si acaso soy el abogado de Enrique Ghersi y
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LA URTICARIA Por si acaso soy el abogado de Enrique Ghersi y
LA URTICARIA Por si acaso soy el abogado de Enrique Ghersi y Mario Ghibellini en el lío del “El Otro Sendero”. Es bueno que lo sepa, porque usted puede sospechar de lo que digo. Igual pasa con la familia de Hernando de Soto. En particular su “primo” Andrés Bedoya, puede pensar que estoy parcializado. Por eso crearme solo si mis argumentos le convencen. Según Bedoya en su columna “La Ortiga”, Ghersi y Ghibellini son unos advenedizos que, supuestamente “bajos de curriculum”, pretenden colgarse de Hernando de Soto para “robarle” la autoría de “El Otro Sendero”, y ver si así la fama les comienza a sonreír en lo académico. Fin del argumento. ¿Quién es el autor de “El Otro Sendero”? Pues Hernando de Soto. Nadie pretende quitarle la autoría ni sus méritos. Es justo al revés. Es él el que pretende desconocer los aportes de dos de sus colaboradores, aportes que reconoció por 20 años. No creo que sea un acto de mezquindad. Hernando está (o debería estar) por encima de eso. Es simplemente un acto de confusión. Hernando (y su “primo” Andrés Bedoya) están tan confundidos que comenten un error que pueden corregir. La obra está registrada en INDECOPI bajo la autoría de Hernando de Soto y la colaboración de Ghersi y Ghibellini. Y ello, en buen cristiano, quiere decir que la autoría es compartida. ¿Y quién inscribió la obra en el Registro de Derechos de Autor? Ni Ghersi ni Ghibellini. Fue Hernando de Soto, cuatro años después de haberla publicado. Y lo hizo porque entendió, y no pudo negar, que habían aportes efectivos en la redacción del libro. Dado que la Ley aplicable reconoce a los colaboradores como coautores, su derecho no puede ser desconocido. Así, durante casi 20 años el nombre de los dos colaboradores apareció en distintas ediciones del libro. ¿Quién aceptó eso? Pues Hernando de Soto. Y no es que aparecieron solo en la primera edición. Han aparecido durante casi dos décadas. Lo que ocurrió es que de la noche a la mañana, sin mayor explicación, sin motivo aparente, y de manera unilateral se borra el nombre de los colaboradores del libro. Ghersi y Ghibellini no están resucitando una supuesta autoría olvidada hace veinte años. Están reclamando por una autoría negada este año (2005), luego de que en dos décadas nadie había desconocido su aporte. No importa quién es más famoso que quien sino quiénes colaboraron en producir la obra. Que hoy Hernando de Soto sea una figura mundial no hace que los aportes de Ghersi o Ghibellini dejen de ser aportes que merecen ser reconocidos. Por eso los derechos morales de autor son indisponibles.Tanto Enrique como Mario son intelectuales destacados (al menos, en mi opinión, bastante más que Andrés Bedoya). Pero eso es irrelevante. No es que el tiempo convierta a los autores en no autores. La paternidad de algo no cambia, el ADN siempre permanece. La urticaria es una enfermedad eruptiva de la piel, cuyo síntoma más notable es que pica como cuando uno toca una ortiga. Aquí no se trata de picarse, y menos aún de contagiar la piconería. Se trata simplemente de reconocer a cada quien lo que le corresponde. Así que le recomiendo al señor Andrés Bedoya que la próxima vez no deje en el tintero ni a los pollerudos ni al aborto. Me imagino que los conoce mejor que los derechos de autor.