1 La primera década del Tecnológico de Monterrey
Transcripción
1 La primera década del Tecnológico de Monterrey
La primera década del Tecnológico de Monterrey: el respaldo financiero de la iniciativa privada a la educación superior (1943-1953) César Alejandro Salinas Márquez Centro Eugenio Garza Sada A inicio del siglo XX la demanda de profesionistas, técnicos y especialistas en México era urgente, surgiendo así la Universidad Nacional de México (1910), la Universidad de Guadalajara (1925), la Universidad de Nuevo León (1933) y el Instituto Politécnico Nacional (1936). Los gobiernos posrevolucionarios consideraron a la educación como una de sus responsabilidades esenciales, iniciando la llamada época de oro en la relación Estado-Universidad, aportando sumas considerables a la educación, producto del superávit económico que vivió el país a partir de la década de 1940, conocido como el milagro mexicano (Mendoza, 2001, pp. 19-20). No obstante, entre 1934 y 1940 la fuerte intervención en la educación del presidente Lázaro Cárdenas provocó conflictos entre quienes aceptaron la ideología socialista que aplicó el Estado y quienes se opusieron (Medin, 1992, pp. 183-185). En la Universidad de Nuevo León, por ejemplo, el gobierno estatal optó por clausurar la institución por la agitación que existía y la sustituyó por un organismo que adoptó la educación socialista. Los sectores inconformes con la educación socialista, principalmente el empresariado, no tardaron en articular una oposición combativa que motivó su apoyo a iniciativas para conformar instituciones educativas ajenas al Estado, como la inauguración de la primera universidad privada en México: la Universidad Autónoma de Guadalajara en 1935. De igual forma en Nuevo León un grupo de empresarios comenzaron a dialogar sobre la creación de una universidad privada, dirigidos por los banqueros Antonio L. Rodríguez y Juan S. Farías, quienes solicitaron modelos educativos y buscaron a un experto que diera forma al proyecto, entrevistando a 1 Pedro de Alba, José Vasconcelos, Antonio Caso y Manuel Gómez Morin (Mendirichaga, 1982, pp. 20-21). Éste último, quien era el principal asesor de las empresas de la familia Garza Sada, desarrolló la estructura de una escuela autónoma desde marzo de 1936, proponiendo que su orientación fuera la tecnología y la investigación. Rodríguez se encargó de promover la idea, especialmente entre los empresarios regiomontanos con vocación social que se agruparon en el Club Sembradores de Amistad, el cual nombró como responsables del proyecto al abogado Virgilio Garza Jr. y a los empresarios Bernardo Elosúa y José G. Martínez (Rodríguez, 1936a). Después de algunas reuniones se estableció la inauguración de la institución para el 12 de octubre de 1936 (Rodríguez, 1936b), pero se pospuso porque se temía la oposición del gobierno cardenista (Elosúa, 1939a). El inicio de la campaña de “unidad nacional” del presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946) dispuso un escenario más alentador para las intenciones de los empresarios, pues el mandatario aseguró que estaba receptivo a la participación de los distintos grupos sociales en la labor educativa (Elosúa, 1939b). El proyecto fue presentado a las autoridades del gobierno federal en 1941, quienes afirmaron un apoyo que nunca se concretizó. El mandatario nacional estaba más preocupado por invertir en las universidades estatales existentes como para crear una nueva, pero evitó negarse a la propuesta de los empresarios mientras intentaba convencerlos de que se sumaran al financiamiento de las instituciones públicas. No obstante, el grupo de Rodríguez no tenía la intención de ser solamente patrocinadores, sino que querían involucrarse directamente en un proyecto educativo de calidad internacional, teniendo voz y voto en su administración, por lo que se desanimó de la postura gubernamental que sólo aplazaba el proyecto. Finalmente los empresarios decidieron actuar por cuenta propia, y Rodríguez decidió plantear la idea al empresario regiomontano Eugenio Garza Sada en diciembre de 2 1941, consciente de que su respaldo sería decisivo para obtener el respaldo financiero que se necesitaba. Para ese momento, Eugenio figuraba como un líder del ámbito económico y social en México, puesto que junto a su hermano Roberto fundaron y dirigían un grupo de empresas de alcance nacional, como se aprecia en la tabla 1 (Cerruti, 2013, p. 34). Tabla 1. Empresas fundadas por o con participación de Eugenio y Roberto Sada (1930-1945) Empresa Sector Año Apellidos asociados Crédito Industrial de finanzas 1932 Sada, Zambrano, Santos, Elizondo, Monterrey SA Benavides Rivero, Rocha, Salinas, Llaguno, González, empresas diversas Sociedad General de finanzas 1933 Sada, Zambrano, Elizondo, Ferrara, Crédito SA Santos, Rivero, Lachica , Llaguno, diversas empresas Vidriera México SA fabril 1934 Sada, Muguerza, Zambrano, Mendirichaga, Rivero, Brittingham, Hernández, Elizondo, Vidriera Monterrey Nacional comercio 1935 Sada, Muguerza, Zambrano, Distribuidora SA Mendirichaga, Rivero, Brittingham, Hernández, Elizondo, Vidriera Monterrey Oficinas Isaac Garza inmobiliari 1935 Zambrano Sada SA a El Pregonero del radiodifusi 1935 Sada, Muguerza, Salinas, Santos, Norte SA ón Elosúa, Benavides, Elizondo, Barrera Cía. General de comercio 1935 Calderón, Zambrano Automóviles SA Fábrica de Vidrio fabril 1936 Sada, Muguerza, Zambrano, Plano SA Brittingham, Rivero, Elizondo, Hernández, Mendirichaga, Vidriera Monterrey Empaques de Cartón fabril 1936 Sada, Sada Muguerza, Zambrano, Titán SA González, Cervecería Cuauhtémoc, Fábricas Monterrey Fábricas Monterrey fabril 1936 Sada, Calderón, Cervecería SA Cuauhtémoc Técnica Industrial SA servicios 1936 -----Cristalerías SA fabril 1936 Sada, Hernández, Vidriera Monterrey Valores Industriales holding 1936 Sada, Zambrano, Calderón, Rivero SA (VISA) 3 Fomento de Industria y Comercio SA (FICSA) Comisionistas de Monterrey SA Cía General de Aceptaciones SA Inversiones en México SA Monterrey Cía. Seguros Sobre la Vida SA Banco Capitalizador de MTY SA Almacenes y Silos SA Crédito Provincial Hipotecario SAdeCV Ferroesmalte SA Keramos SA Termoquímica Industrial SA Mercantil General SA Hojalata y Lámina SA Materiales Industriales SA Edificio Cerro del Obispado SA Productos de Alcali Fabricación de Maquinas SA Planta Generadora de Energía Eléctrica/Grupo Industrial Monterrey SA Gas Industrial de Monterrey SA Campos Deportivos holding 1936 Sada, Hernández, Brittingham, Elizondo servicios 1936 Sada, Sada Muguerza finanzas 1936 Sada, Muguerza servicios 1939 Llaguno, Elosúa servicios finanzas 1940 Sada, Rivero, Santos, Llaguno, González, Salinas, Rocha finanzas 1940 agroservici os finanzas 1940 1941 Sada, Llaguno, Santos, Rocha, González, Chapa, Elosúa Sada, González, Malta, Empaques de Cartón Titán Santos, Elosúa, González, fabril fabril fabril 1941 1942 1942 Sada, Sada Muguerza, Muguerza Sada, Muguerza, Sada Muguerza Lagüera inmobiliari a siderurgia 1942 ------ 1942 minería 1942 Sada, Calderón, Sada Muguerza, Muguerza Lagüera, Fábricas Orión inmobiliari a construcció n fabril/quím ica fabril 1942 Santos, Elosúa, Llaguno 1942 Sada, Muguerza, Brittingham, Elizondo, Hernández Sada, Gonzalez, Elizondo, Hernández planta generadora 1943 Sociedad de 12 empresas, once de ellas del núcleo familiar Sada-Garza Sada-Muguerza abastecimi ento de gas 1944 servicios 1944 Sociedad de 16 empresas, 13 de ellas del núcleo familiar Sada-Garza SadaMuguerza Sada, Muguerza 1943 4 SA Cervecería de Nogales, SA fabril 1945 Sada Muguerza, Cervecería Cuauhtémoc En dichos negocios los Garza Sada tenían vínculos importantes con otras familias empresariales de Nuevo León, con cuyos miembros encabezaron también obras sociales como la creación y financiamiento de escuelas, hospicios o instituciones culturales. De esta forma, el liderazgo de Eugenio era un elemento indispensable para la realización del proyecto, y aceptó de inmediato participar en él. El empresario retomó las propuestas iniciales pero consideró que no debía crearse una universidad en su concepto tradicional, sino un instituto tecnológico autónomo, ajeno a ideologías que provocaran confrontación, que tuviera calidad internacional y ofreciera carreras acorde a las necesidades del mercado. Garza Sada encabezó entonces un proyecto propio, diseñado por Gómez Morin, y con rapidez convenció a un grupo de hombres de negocios para que crearan una asociación civil que fundara y financiara la escuela, estableciendo el 14 de julio de 1943 la Enseñanza e Investigación Superior Asociación Civil (EISAC). En su acta constitutiva la asociación estipuló como su objetivo fundar, administrar y financiar escuelas de todos los niveles educativos, pudiendo cobrar cuotas por sus servicios sin tener finalidad de lucro, pues obligatoriamente todas las ganancias y donativos que recibiera debían ser utilizados en sus actividades de enseñanza, difusión e investigación. Su primer acto oficial fue la fundación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, el cual inició clases el 6 de septiembre de 1943 (EISAC, 1943). El financiamiento fue un enorme desafío para cualquier institución de educación superior. En esa época las universidades eran escasas y casi todas dependían directamente del presupuesto gubernamental que apenas lograba saldar sus necesidades básicas y era insuficiente para mantener su ritmo de crecimiento. El reto del ITESM era todavía mayor porque pretendía ofrecer educación tecnológica de 5 vanguardia sin contar con los recursos del Estado, necesitando emprender una campaña permanente de recaudación de fondos entre la iniciativa privada. El fondeo base del ITESM provenía de los miembros de la EISAC. La asociación tenía cuatro tipos de socios dependiendo de las cuotas que pagaban, dividiéndose en patrones, activos, cooperadores y benefactores. Los socios patrones tenían que realizar un donativo inicial mínimo de cinco mil pesos y posteriormente otros según los estimasen, y no tenía un límite de miembros. Como eran los que tenían mayor peso en la administración del instituto tenían como requisito ser mayores de 25 años y ocupar “una posición social prominente en el mundo de la cultura, de las profesiones liberales, de la banca, de la industria, del comercio o de cualquier actividad legítima” (EISAC, 1943). Los socios activos eran un grupo cerrado de 20 a 25 personas que debían aportar mínimo mil pesos inicialmente y luego donativos de distinto tamaño, teniendo voz y voto dentro del Consejo de la EISAC. Por otra parte los socios cooperadores daban 250 pesos inicialmente y 10 pesos mensuales, mientras que los socios benefactores eran personas físicas o morales que brindaban ayuda económica a la asociación de forma permanente según lo estimasen, siempre y cuando fueran “de excelente reputación y cuyos ingresos económicos sean legítimos” (EISAC, 1943). Entre los socios patrones y activos fundadores de la EISAC figuraron abogados, comerciantes, industriales, banqueros, empresarios y capitanes de empresa regiomontanos como Agustín Basave, Rodolfo Barragán, José Benítez, Andrés Chapa, Bernardo Elosúa, Juan S. Farías, Rómulo Garza, Eugenio Garza Sada, Virgilio Garza Jr., Roberto Guajardo Suárez, Alejandro Guajardo, Jesús F. Flaquer, José F. Martínez, Ricardo Quirós, Antonio L. Rodríguez, Roberto Garza Sada, Joel Rocha, Andrés Sada, Ignacio Santos, Diego G. Sada, Miguel Vera y Jorge Rivera (EISAC, 1943). El tecnológico de Monterrey inició con el capital aportado por los socios de la EISAC. Los recursos eran pocos para la tarea de la institución que tenía que encontrar 6 un lugar para clases y oficinas, comprar mobiliario, materiales y equipo, y pagar la nómina de profesores y personal. Garza Sada demostró su capacidad de reunir a la iniciativa privada en una causa en común y tuvo éxito en conseguir un millón de pesos en donativos de empresas y empresarios, haciendo además la promesa cubrir el déficit que se presentara. La campaña de recopilación de donativos mostró resultados rápidamente, pues para octubre de 1943 se registraron los primeros socios benefactores y su número se fue incrementando rápidamente, incluyendo a Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, Cervecería Cuauhtémoc, Vidriera Monterrey, Cementos Mexicanos, Muebles S.A., Compañía Minera de Peñoles, Compañía Mexicana de Gas, compañía Cigarrera la Moderna, José Guzmán, Zenón Guzmán, Sanborns, Crédito Industrial de Monterrey, Sada Gómez S.A., Textiles del Norte, Ladrillera Monterrey y Banca Capitalizadora de Monterrey (EISAC, 1944). De estas aportaciones se reunió la suma de 124 mil pesos, insuficiente para los gastos del ITESM que registró una pérdida de más de 69 mil pesos durante su primer semestre de actividades en 1943 (julio-diciembre). El déficit era financiado por aportaciones gestionadas por los miembros de la EISAC o realizadas directamente por las empresas de la familia Garza Sada. Los egresos de la institución se incrementaron con la compra de equipo y mobiliario requirió una inversión constante que se volvió mucho más considerable cuando inició la construcción del campus desde 1944. En ese año el ITESM reunió 149 mil pesos pero gastó 387 mil pesos, teniendo una pérdida de 238 mil pesos (EISAC, 1945). Para abril de 1945 el Tecnológico contaba con seis edificios: Escuela de Ingeniería Industrial, Escuela de Estudios Contables, tres internados y uno dedicado biblioteca, librería, salones de clase y seminarios. Sin embargo, el proyecto del campus incluía aulas, biblioteca, internados, estacionamiento, talleres, laboratorios y otras áreas cuyo costo se estimaba en 25 millones de pesos. Para reunir la cantidad el consejo de directores sugirió solicitar donaciones directas de empresas mexicanas, en 7 su mayoría de Nuevo León, a las que se les propondría aportar el 1% de su capital social, pagadero en tres o más anualidades, aunque Hernán Sada Gómez y Roberto Garza Sada pidieron aumentar la cifra a 1.5% y que la recaudación fuera dirigida por Compañía Financiera (EISAC, 1945). La campaña financiera tuvo un rápido éxito y comprobó la capacidad de los miembros de la EISAC para reunir la voluntad de la iniciativa privada, obra principalmente de las negociaciones del presidente del Consejo de Directores, Eugenio Garza Sada. Para mayo de 1946 se consignó el apoyo de 500 empresarios y empresas, recibiéndose hasta diciembre de 1945 la cantidad de 1.18 millones de pesos para la construcción del campus, además de 40 mil pesos de aportaciones de los socios de la EISAC. El aumento matricular que alcanzó los 862 alumnos también fue un estímulo importante porque las cuotas escolares comenzaron a ser un producto interno constante que tan sólo en 1945 significó 471 mil pesos para la institución (EISAC, 1945). El Consejo de directores consideraba que el Tecnológico operaría con menor margen de pérdida en los siguientes años por el aumento matricular, aunque los gastos de la institución aumentaron cuando se decidió comprar diversos terrenos cercanos al campus para incrementar su infraestructura. En este renglón fue clave la visión que Eugenio Garza Sada tenía sobre la escuela, pues confiaba que el proyecto crecería en el futuro, por lo que requería contar con suficiente espacio disponible (EISAC, 1945). Esto requería cantidades considerables por lo que la campaña de recopilación de aportaciones tuvo que intensificarse, mientras que las cuotas estudiantiles, de por sí altas, tuvieron un incremento. A finales de 1946 el ITESM reunió poco más de 850 mil pesos para las obras de construcción y 1.5 millones de pesos en pagos escolares. Pese a ello la institución tuvo un déficit de un millón de pesos que tuvo que ser cubierto por las empresas de los Garza Sada, quienes creían que el gasto era una inversión destinada “a crear un prestigio nacional al Instituto” (EISAC, 1948a). 8 La estrategia tuvo buenos resultados considerando que para 1947 el ITESM superó los mil estudiantes. A su vez el número de maestros tuvo que incrementarse y se tuvieron que plantear nuevos edificios que permitieran un mayor crecimiento curricular en el futuro. Pero los donativos y los productos internos no eran suficientes para hacer las obras requeridas, y a sugerencia del consejero Virgilio Garza Jr. se recurrió a un doble préstamo con empresas en las que tenían participación otros consejeros de la EISAC, garantizando un interés mucho más bajo. Dichas operaciones fueron posibles por el aval otorgado por las empresas de los Garza Sada, principalmente Cervecería Cuauhtémoc, Vidriera Monterrey, Hojalata y Lámina (Hylsa) y Técnica Industrial (EISAC, 1948b). En primer lugar se hipotecaron todos los edificios del ITESM con Crédito Provincial Hipotecario S.A. de Monterrey, obteniendo 3 millones de pesos pagaderos a 10 años con lo que se continuó la construcción. Por otro lado, para obras como los dormitorios se hizo un trato diferente que consistía en vender un lote de terreno del campus a Monterrey Compañía de Seguros sobre la Vida a cambió de que la empresa construyera lo indicado y le cobrara renta a la institución hasta que ésta pudiera comprarlo pagando un interés bajo (EISAC, 1948b). Mientras tanto la campaña en busca de aportaciones se estructuró mejor y se volvió tan sofisticada como efectiva a partir de 1948 cuando se organizaron patronatos y la sociedad de ex alumnos que también canalizó donativos. Los patronatos eran un grupo de personas que aportaban o buscaban recursos para rubros particulares del ITESM, enfocando la solicitud a individuos, instituciones o empresas relacionadas a cada ámbito. La escuela tenía diez patronatos: Estudios de Administración, Estudios de Administración, Relaciones Industriales, Pro-Estadio, Becas Perpetuas, Química, Agronomía, Deportes, Biblioteca del Libro Alquilado, e Instituto de Investigaciones Industriales (ITESM, 1954). 9 El Patronato hizo posible una recaudación paralela a las aportaciones que el ITESM recibía en general, logrando reunir más rápidamente recursos para programas y proyectos. Contemporáneamente el mismo modelo fue instalado en la Universidad de Nuevo León, partiendo de la creación del Patronato Universitario en diciembre de 1950 y posteriormente patronatos específicos. Estos organismos estaban integrados por empresarios como Joel Rocha, Manuel L. Barragán, Manuel Santos, Rodolfo J. García, Rogelio Cantú, Aurelio González Jr., Jaime F. Garza y Federico Gómez; el primero de ellos también socio de la EISAC y el resto pertenecientes a las familias que apoyaban al ITESM (Patronato Universitario, 1951). Cada patronato del Tecnológico tenía un presidente y un número indefinido de miembros que reunieron a destacados hombres de negocios y capitanes de empresa de México. Los presidentes de estos grupos eran Hernán Sada Gómez (Estudios de Administración y Pro-Estadio), Antonio L. Rodríguez (Relaciones Industriales), Virgilio Garza Jr. (Becas Perpetuas), Alberto Fernández Ruiloba (Química), Francisco Sada (Agronomía), Lorenzo Zambrano (Deportes), Armando Ravizé (Biblioteca del Libro Alquilado) y Bernardo Jiménez (Instituto de Investigaciones Industriales), como se aprecia en la tabla 2. TABLA 2. PATRONATOS DEL ITESM, 1953. Patronato de Estudios de Hernán Sada Gómez (Presidente), Eugenio Clariond, Administración Romeo Elizondo, Alberto Elizondo, Juan S. Farías, Simón R. González, Carlos I. Guajardo, Emilio Guzmán Lozano, Thomas S. Hunter, Humberto Junco, Manuel R. Llaguno, Edgardo Reyes Salcido y Tomás A. Zertuche. Patronato de Relaciones Antonio L. Rodríguez (presidente), Eliot Camarena, Industriales Eduardo de la Garza, Emilio Guzmán Lozano, Wiliam Kane, Jesús Guzmán Valdivia, Javier Madero, Juan Pozas, Rafael Páez, Roberto Sada Jr., José P. Saldaña, y Edgardo Reyes Salcido. Patronato Pro-Estadio Hernán Sada Gómez (presidente), Alfonso González Segovia, Rodolfo Hernández Ochoa, Ignacio Martínez Jr., Fernando Von Rossum y Roberto Zambrano. Patronato de Becas Virgilio Garza Jr. (presidente), Alfonso González Segovia, perpetuas Luis Legorreta, Jesús J. Llaguno, Maximino Michel y Andrés G. Sada. 10 Patronato de Química Patronato de Agronomía Patronato de Deportes Patronato de la Biblioteca del Libro Alquilado Alberto Fernández Ruiloba (presidente), Miguel Arce, Rosendo Caballero, Arnulfo T. Canales, Eliot Camarena, Carlos Duhne, John W. Dulles, Javier Elizondo, Jorge Fernández, Roberto Fernández, Armando J. García, Bernardo Garza Sada, Alfonso González Segovia, Harry E. Kelly, Frank Khym, Jaime Lozano, Wulfrano Martínez, Esteban Rock, Rodolfo Vega, Francisco Vera, Eduardo Villarreal Jr. Francisco Sada (presidente), Víctor Bravo Ahuja, Plutarco Elías Calles, Leonel Robles, Omar L. Rocha, José Salinas Iranzo, Hernán Sada Gómez y Guillermo Zambrano. Lorenzo Zambrano (presidente), Rodolfo Barragán, Jesús Barrera, Joseph Bowers, Rogelio Elizondo, Hernán Sada Gómez, Andrés G. Sada, Jesús Sada Muguerza, Neil See, y Roberto Zambrano. Armando Ravizé (presidente), Alejandro Guajardo, Ricardo Margáin Zozaya y Antonio L. Rodríguez. Patronato de Instituto de Bernardo Jiménez (presidente), Eugenio Clariond, Genaro Investigaciones Cueva, Javier Elizondo, Eugenio Garza Lagüera, Manuel R. Industriales Llaguno, Javier Madero, Armando Ravizé, Federico Santos y Roberto Zambrano. El éxito de la campaña financiera fue visible al reunirse ese año 2.7 millones de pesos y 2.1 millones en 1950, es decir, tres veces más que los años anteriores. Sin dormirse en sus laureles, Eugenio Garza Sada decidió en 1950 ampliar la campaña de donativos a nivel nacional, solicitando fondos empresarios y empresas de otras ciudades del país (principalmente de la Ciudad de México). Para llevarla a cabo de manera organizada se nombró a una comisión integrada por empresarios capitalinos como Emilio Azcárraga Vidaurreta (cadenas de radio), Gastón Azcárraga (Promotora Mexicana de Hoteles), Guillermo Guajardo Davis (Confederación de las cámaras industriales), Roberto Guajardo Suárez (Refrescos Internacionales), Virgilio M. Galindo (Vidriera Monterrey), Luis Legorreta (arquitecto), Ricardo Medrano, Maximino Michel (Liverpool), Carlos Prieto (Fundidora Monterrey), Ricardo Quirós, Manuel Suárez y Mariano R. Suárez (EISAC, 1951). 11 Contando con una campaña de recaudación de fondos bien estructurada y de alcance nacional, el ITESM tuvo un buen momento financiero en la década de 1950, como se muestra en el gráfico 1. A pesar de que la institución continuó aumentando su infraestructura, la entrada de donativos permitió que el déficit fuera menor a los 200 mil pesos anuales, alcanzando en 1951 el nivel más bajo de faltante (60 mil pesos). Este año, por ejemplo, se duplicó la cantidad del bienio anterior, reuniéndose 5 millones de pesos, aunque los gastos aumentaron con la construcción del estadio que a la fecha había ocupado casi 2 millones de pesos (EISAC, 1952). Gráfico 1. Aportaciones al ITESM, 1943-1953 6000 En miles de pesos 5000 4000 3000 2000 1000 0 Donativos 1943 1944 1945 1946 1948 1950 1951 1953 124 149 1180 850 2700 2100 5000 5000 Aunque las aportaciones particulares eran considerables, los miembros de la EISAC consideraron que se requería una entrada constante de recursos, por lo que buscaron fortalecer los productos internos a través de actividades y el fomento a las inscripciones de alumnado. Fue entonces que se inició con los sorteos masivos con premios costosos como automóviles y casas, los cuales eran donados por empresas y empresarios. El primer sorteo se llevó a cabo el 10 de mayo de 1947 y fue un éxito, obteniendo cerca de un millón de pesos, por lo que las rifas se institucionalizaron 12 anualmente y cada año resultaban más efectivas, reuniendo en 1954 hasta 2.4 millones de pesos (ITESM, 1954). Las cuotas escolares (cuyo costo era alto) fueron también un producto importante para la institución, sobre todo porque mantuvo un despunte pronunciado. En su primera década el ITESM registró en promedio 200 alumnos extra cada año, comenzando con 350 estudiantes en 1943, alcanzando 1049 en 1947, 1783 en 1950 y llegando a 2250 en 1953, es decir, se hizo seis veces mayor en 10 años, como se aprecia en el gráfico 2. A partir de los años 50 la escuela se volvió una opción destacada a nivel nacional, recibiendo solicitudes de jóvenes de distintas ciudades del país y otros países latinoamericanos, siendo los extranjeros el 10% de su matrícula. Gráfico 2. Alumno del ITESM, 1943-1953. 2014 2199 2250 1783 1314 1162 962 1049 789 506 350 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 El prestigio de la escuela y se relativo éxito se capitalizó como un logro de la iniciativa privada que financió a una institución de calidad internacional, cuyos programas estaban acorde a las necesidades del mercado y era autónoma al Estado y su ideología. Dicha autonomía fue un estandarte que la institución se esforzó por mantener a pesar 13 del déficit recurrente, incluso cuando los gobiernos posteriores al residente Cárdenas generaron un clima de menor choque político-ideológico con el sector empresarial. No obstante, la experiencia obtenida al inicio del ITESM hizo que los miembros de la EISAC desconfiaran del apoyo gubernamental, aunque no se negaron a recibir sus aportaciones. En 1948, por ejemplo, el presidente Miguel Alemán proporcionó los recursos para otorgar la primera beca en el Tecnológico y autorizó la exención de impuestos de los Sorteos Tec, además de otros apoyos desde su administración. El más importante de ellos fue en 1952 cuando hizo una condonación del 50% del préstamo hipotecario de 3 millones contraído por el ITESM, que constituyó un ahorro de millón y medio de pesos. Al cumplir su primera década de vida, el Tecnológico de Monterrey demostró no solamente la capacidad de sobrevivir sino de crecer cuantitativa y cualitativamente a un ritmo acelerado. Esto fue posible al apoyo de buena parte del empresariado mexicano, particularmente al de Nuevo León; en esencia la existencia de la escuela se debió al respaldo del grupo cercano a la familia Garza Sada que cubrió el déficit anual y consiguió las aportaciones de otros industriales. Esto era indispensable porque el ITESM no podía sustentarse por sus productos propios y dependió directamente de los donativos, y aunque sus primeros años fueron complicados, lograron estabilizar sus finanzas en la primera mitad de los años 50. REFERENCIAS Cerruti, Mario. (2013.) Eugenio y Roberto Garza Sada (1930-1943). Un buen equipo en tiempos difíciles. Revista trimestral La Casona. Monterrey: Centro Eugenio Garza Sada. Gómez Mont, María Teresa. (2009). Manuel Gómez Morín, México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. Medin, Tzvil. (1992). Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas. México, D.F.: Editorial Siglo XXI. Mendirichaga, Rodrigo. (1982). El Tecnológico de Monterrey: sucesos, anécdotas, personajes. Monterrey: Editorial Castillo. Mendoza Rojas, Javier. (2011). Los conflictos de la UNAM en el siglo XX. México, D.F.: UNAM/Centro de Estudios sobre la Universidad. 14 Patronato Universitario. (28 de marzo de 1951). Nuestra presencia, Revista Vida Universitaria. Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León. Rodríguez, Antonio L. (24 de julio de 1936ª). Carta de Antonio L. Rodríguez a Manuel Gómez Morín sobre el nuevo club “Sembradores de Amistad” y la creación de una Universidad de Monterrey. México, D.F.: Archivo Manuel Gómez Morín (AMGM), Personal, Correspondencia, serie Antonio L. Rodríguez. Rodríguez, Antonio L. (10 de agosto de 1936b). Carta de Antonio L. Rodríguez a Manuel Gómez Morín sobre la organización de una Universidad. México, D.F.: AMGM, Personal, Correspondencia, serie Antonio L. Rodríguez. Elosúa, Bernardo. (3 de junio de 1939ª). Información sobre la creación de una escuela de estudios superiores. Monterrey: AMGM, Personal, Correspondencia con Bernardo Elosúa. Elosúa, Bernardo. (13 de junio de 1939b). Carta de BE a Antonio Caso sobre la creación de la Escuela de Altos Estudios, Monterrey: AMGM, Personal, Correspondencia con Bernardo Elosúa. Enseñanza e Investigación Superior A.C. (EISAC). (14 de julio de 1943). Acta Constitutiva. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. EISAC. (4 de febrero de 1944). Acta Número 2. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. EISAC. (20 de abril de 1945). Acta Número 4. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. EISAC. (25 de junio de 1948a). Acta Número 9. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. EISAC. (30 de julio de 1948b). Acta Número 13. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. ITESM. Informe del ITESM de 1954. Monterrey: Archivo Eugenio Garza Sada (AEGS), Fondo ITESM, sección Asuntos Institucionales, expediente 2. EISAC. (27 de agosto de 1951). Acta Número 22. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. EISAC. (29 de agosto de 1952a). Acta Número 22. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. EISAC. (, 3 de marzo de 1952b). Acta Número 26. Monterrey: Libro de actas de consejo y asambleas. 15