relato torta

Torta
Mención Honrosa
La inocencia era la chiva, ambos lo sabíamos. ¿Una torta con
galletas? ¿Cumpleaños? ¿Te ayudo? El costo era prudente
para mi edad: un par de paquetes de galletas de agua, manjar
y unos huevos, total: una semana de pasajes, una semana
de ir caminando al colegio. En su casa, sola, el arte culinario
tomó vida. Los coqueteos se sofreían con las palabras, a fuego
medio porque ambos nos deseábamos. Mi timidez era un
ácido ingrediente para esta receta tan dulce. La molienda
de galletas transcurrió entre las risitas y las miradas. Ella
comenzó a batir la clara. Sus exagerados movimientos no
hicieron más que ponerme a punto. Acercamiento y la puntita
del dedo en el merengue y la puntita del merengue en la
nariz y la risita y al dente todo. El turno de la mezcla: manjar
y galleta. Manos en la masa, en el rostro, risitas, caricias;
manos en la masa, un beso, manos con manjar, beso al hervor.
Masa pegajosa. Ropa sacada a la juliana, el dulce del manjar
con galleta molida, la sal del sudor. El postre se zampó antes
de cenar. Feliz cumpleaños. Se apagan las velas. Yo sigo
encendido cada vez que la miro.
Javier Torres Torres, 33 años, Talca