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ESTUDIO Evaluación de la implementación de la Guía Clínica GES para primer episodio de esquizofrenia Informe Final Julio 2006 AGRADECIMIENTOS En esta sección queremos agradecer a todas aquellas personas que trabajan en las diferentes unidades de salud mental de los Servicios de Salud y que colaboraron en la entrega de información para hacer que este estudio fuera posible. Servicio de Salud Iquique EU. Gladis Corral N. EU. Enrique Ruiz B. TO. Maritza Loyola T. TO. Paula Ruiz C. AS. Carmen Jonquera A. Sr. José Vergara Sra. Marcela Álvarez Dr. Carlos Madariaga Dra. Jacqueline Leiva Sra. Pamela Barros Ps. Mónica Tomé Servicio de Salud Metropolitano Central EU. Viviana Padilla L. EU. Mónica Rojas F. TO. Ana Luisa de Moraes V. Ps. Carole Sáez B. Servicio de Salud Atacama EU. Margarita Henry C. Dra. María Elisa Aguilar TO. Eva Donoso R. AS Érika Díaz Ll. Dra. Gloria Canales G. TO. Paola Ortiz C. AS. Fabiola Sánchez J. Ps. Andrea Palma P. Servicio de Salud Metropolitano Occidente Ps. Rodrigo Valenzuela EU. María Eugenia Aranda A. TO. Claudio Pérez G. Secr. Elizabeth Rodríguez Servicio de Salud Viña del Mar – Quillota Servicio de Salud Metropolitano Sur AS. Viviana Silva Dra. Erika Fernández V. AS. Carmen Gloria Orrego V. EU. Claudia Fuentes L. Ps. Oscar Garat C. AS. Viviana Molina O. TO. Claudia carniglia Dr. Rafael Sepúlveda Dr. Alejandro San Martín Dra. Cecilia Vera EU. Elke Schmidt Sch. TO. Sofía Tapia U. AS. Cristina Ríos S. EU. Hernán Garcés F. TO. Ana María Ortiz A. TO. Paz Donoso A. TO. Alejandra Valenzuela Servicio de Salud Valparaíso – San Antonio Dr. Héctor Cameratti Ps. Paola Sanfuentes L. TO. Mercedes Fariña EU. Viviana Ampuero V. EU. Claudio Códova P. EU. Mitzi Contreras G. Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente Dra. Ana Valdés TO. Giovanna Rojas Ps. Macarena Mayol V. EU. Carolina Chea V. EU. Paulina Ahumada F. Servicio de Salud Metropolitano Norte Dra. Sonia Tardito AS. Adriana Dazkalakis 2 Servicio de Salud Maule Dra. Soledad Pothoff EU. Ivette Rebolledo E. AS. Adelqui Landero D. AS. Eva Soto S. Ps. Cecilia Navas P. TO. Beatriz Gálvez Secr. Norma Romero M. Op. Com. Cristian Aranguiz R. Ps. Marcela Monsalve P. AS. Marcela García I. Tec. Param. Claudia Salas EU. Doris Espinoza Z. Servicio de Salud Araucanía Norte XXXXX XXXXXX XXXXXX XXXXXX Servicio de Salud Araucanía Sur XXXXX XXXXX XXXXX 3 ÍNDICE Antecedentes Generales del Estudio ……………………………………… 6 Objetivos del Estudio ………………………………………………………… 6 Desarrollo de las actividades del proyecto ………………………………. 7 Descripción de la muestra de pacientes ………………………………….. 11 Caracterización del grupo estudiado: casos GES vigente y con antecedentes en los registros clínicos …………………………….……. 13 Resultados del estudio de auditorías clínicas ………………………….. 15 Evolución general en los primeros 12 meses …………………………. 15 Caracterización de los períodos de abandono ……………………….. 16 Fase de confirmación diagnóstica ………………………………………, 17 Tratamiento farmacológico ……………………………………………….. 21 Intervenciones psicosociales …………………………………………….. 24 Uso global de recursos humanos y hospitalización …………………. 28 Descripción de la muestra de servicios de salud mental ……….…… 30 Resultados del estudio de los servicios de salud mental …………… 31 Análisis general del nivel de especialización …………………………. 31 1ª dimensión: establecimiento y mantenimiento de relaciones profesionales ……………………………………………………………….. 35 2ª dimensión: el problema y su evaluación funcional ……..…….….. 38 3ª dimensión: coordinación de los cuidados …..…………………….. 42 5ª dimensión: hacerse cargo de actividades de la vida diaria …….. 44 6ª dimensión: intervenciones farmacológicas y otras intervenciones somáticas ……………………………………….……….. 46 7ª dimensión: intervenciones psicológicas .………………………….. 49 4 8ª dimensión: re-educación de las capacidades básicas, interpersonales y sociales ……………………………………………….. 51 9ª dimensión: actividades de rehabilitación y reinserción socio - laboral .……………….…………………………………………….. 53 10ª dimensión: intervenciones dirigidas a la familia, parientes y otros ……………………………………….……………………………….. 56 Conclusiones ………………………………………………………………… 60 Anexo 1: Instrumento de auditoría ………………………………………. 67 5 ANTECEDENTES GENERALES DEL ESTUDIO EL Gobierno de Chile ha implementado una reforma sanitaria, siendo uno de sus componentes la selección de problemas sanitarios (considerados prioritarios para el país), junto con la definición de protocolos para su atención (que buscan asegurar la calidad técnica en las prestaciones) y la identificación de garantías de oportunidad, calidad y de protección financiera. Una de las patologías priorizadas es la esquizofrenia, definiéndose un protocolo de atención (o guía de práctica clínica) y un conjunto de garantías para el primer año del primer episodio de esta enfermedad. Se encuentra en régimen de funcionamiento desde mediados del 2003. En consideración a lo anterior, se hace necesario evaluar la implementación de esta guía de práctica clínica, identificando el cumplimiento de las intervenciones o cuidados técnicamente más relevantes (basado en la evidencia científica) y que allí se establecen, a la vez que se evalúa el funcionamiento de las redes de atención para detectar las posibles causas de no cumplimiento, con miran a mejorar estos aspectos. OBJETIVOS DEL ESTUDIO Evaluar la implementación de la guía de práctica clínica para la atención de personas que sufren un primer episodio de esquizofrenia, referente a las intervenciones o cuidados técnicamente más relevantes. Analizar las principales causas de su cumplimiento o incumplimiento. 6 DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES DEL PROYECTO Este informe de avance comprende el trabajo realizado durante los meses de enero a mayo del 2006. De acuerdo a lo conversado con la contraparte técnica del MINSAL y dadas las dificultades para realizar las entrevistas durante el mes de febrero (por vacaciones de muchos funcionarios de los servicios de salud), se acordó suspender las actividades del estudio durante ese mes y reiniciarlas en marzo. Esto permite encontrar a los informantes claves dentro de los servicios que han atendido a las personas y obtener datos de buena calidad. Durante este período se trabajó en los siguientes aspectos: Confección del instrumento de auditoría para la recolección de los datos. El primer paso fue el análisis de la Guía de Práctica Clínica para la atención del primer episodio de esquizofrenia y la identificación de las intervenciones relevantes dentro de esta. Se elaboró una propuesta, la que fue discutida y acordada con la contraparte técnica del MINSAL. A continuación se establecieron las condiciones de calidad que deben estar presentes cuando se aplica una intervención (características de la intervención, persona que la aplica, tiempo mínimo de duración, etc.). Los dos pasos anteriores permitieron construir el instrumento de auditoría. Posteriormente, se realizó una aplicación piloto con los casos correspondientes al Servicio de Salud Iquique. Esto permitió hacer algunos pequeños ajustes e incorporar alternativas que no habían sido consideradas previamente. El general, el instrumento demostró ser fácil y rápido de aplicar. A su vez, la experiencia demostró que el apoyo del equipo local es fundamental para obtener datos de calidad y que junto con el análisis de la ficha clínica es necesario contar con la información entregada por alguno de los profesionales que hayan participado en la atención clínica del(de la) paciente. En el 1er Informe de Avance (marzo 2006) se describió con detalle el instrumento de auditoría en su versión final (se adjunta en el anexo 1 de este informe). Selección de la muestra de casos a estudiar. En primer lugar, la contraparte técnica del MINSAL definió los Servicios de Salud desde donde se extraerían los casos para el estudio. En general, se tuvieron presente los dos criterios propuestos para el estudio: a) que representen la diversidad actualmente existente en el grado de avance del Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría, y b) que consideren diversas realidades regionales. Los Servicios de Salud seleccionados fueron los siguientes: 7 Iquique Atacama Viña del Mar - Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Occidente Metropolitano Central Metropolitano Sur Metropolitano Sur Oriente Maule Araucanía Norte Araucanía Sur Aunque la propuesta original contemplaba sólo 10 Servicios de Salud, se acordó aumentarlos a 12 para asegurar una mayor representatividad nacional al incorporar más diversidad. A continuación se buscaron los casos que habían sido registrados en el SIGES para estos Servicios de Salud. En aquellos lugares donde existían varios centros de atención y una gran cantidad de pacientes, se tomó sólo el centro más importante. En cada lugar se seleccionaron 20 casos y 5 adicionales para reemplazo. En los lugares donde no se habían ingresado 20 casos, se tomaron todos los existentes. Se partió con los casos ingresados al SIGES en diciembre del 2004, para luego seguir hacia atrás mes a mes hasta llegar a julio 2004 (cuando se puso en marcha el AUGE en su fase piloto). Una vez que se tuvo la lista, se procedió a verificar en cada caso que no estuviera en condición de “caso cerrado” producto de que el diagnóstico había sido descartado. Luego, la selección de casos se paraba al completar el número 25 en cada lugar. En el 1er Informe de Avance se describió con detalle la lista de casos para cada uno de los Servicios de Salud y hospitales (u otros dispositivos) que fueron seleccionados. Confección del instrumento para el análisis de las redes de atención. Este instrumento fue confeccionado dentro de otro proyecto cuya finalidad era disponer de una herramienta para la valoración de redes de atención en salud mental1, con énfasis en la atención a personas que padecen una esquizofrenia. Se efectuó una aplicación piloto en el Servicio de Salud Iquique, permitiendo mejorar la redacción de algunas de las preguntas. Una de las conclusiones más importantes de esta aplicación piloto es la importancia de que la evaluación se 1 Proyecto “Elaboración y validación de instrumento que permita describir y caracterizar el modelo de atención de personas con esquizofrenia en redes de servicios de salud mental”. Informe Final. 8 concentre en el dispositivo que tiene a su cargo la atención del paciente y no en toda la red de atención, ya que las intervenciones que los pacientes reciben se concentran en este lugar y no están dispersas en toda la red. Si se toma el conjunto de la red, esto no representa lo que realmente sucede con la entrega de atenciones a los pacientes de un dispositivo específico. Por todo lo anterior, se tomó la decisión de concentrar la evaluación en el dispositivo que tiene a su cargo la atención del paciente. En el 1er Informe de Avance se describió con detalle el instrumento para el análisis del (de los) dispositivo(s) que ha(n) atendido al paciente. Aplicación de la auditoría a los casos seleccionados. Esta actividad se realizó entre los meses de marzo y abril. Se contó con el apoyo de los profesionales y técnicos que trabajaban en los diferentes dispositivos donde habían sido atendidos los pacientes. El primer paso fue identificar el estado del paciente al finalizar los 12 meses desde el momento en que fue ingresado al SIGES, con la finalidad de saber si se mantenía como caso GES o había sido cerrado, aunque esta última condición no se hubiese notificado a través del SIGES. Como se describirá más adelante, esta condición fue encontrada en 35,5% de los casos. El paso siguiente fue solicitar la ficha clínica y los otros registros que existieran. En 8,5% de los casos no se encontró la ficha clínica y en 4,4% los antecedentes registrados eran muy escasos e impedía conocer con precisión lo que había sucedido con el paciente y/o las intervenciones que se habían realizado. Por tanto, en 12,9% de los casos no se pudo obtener la información por problemas en los registros. Adicionalmente, se encontraron 9 casos (3,6%) que al inicio de su tratamiento fueron trasladados fuera de la región donde habían sido ingresados, hubo 1 caso que falleció (0,4%) y otros 8 (3,2%) donde sucedieron otros eventos que impedía tener una información íntegra respecto de lo sucedido durante los primeros 12 meses desde su ingreso. Finalmente, en 110 casos (44,4%) de la muestra inicial se mantuvo como caso GES y se tuvieron registros de suficiente integridad como para obtener la información requerida para los objetivos del estudio. En estos casos, el primer paso fue analizar los datos registrados en las fichas clínicas, con el apoyo de algún(os) profesional(es) o técnico(s) que tuviese suficiente conocimiento del caso clínico, lo que permitió ir complementando y/o cotejando los datos registrados. Esta información es la que se analiza posteriormente en el acápite de resultados. Aplicación del instrumento para la valoración del funcionamiento de los servicios de salud mental. Esta actividad se realizó entre los meses de marzo y junio. Al igual que con las auditorías de los casos clínicos, se contó con el valioso apoyo de 9 los profesionales que trabajaban en los diferentes dispositivos donde habían sido atendidos los pacientes. 10 DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA DE PACIENTES La muestra inicial, que fue extraída del SIGES para los Servicios de Salud que fueron incorporados al estudio, correspondió a 248 casos, 140 de los cuales eran varones (56,5%) y 108 eran mujeres (43,5%). La información de la edad pudo ser obtenida en 226 casos. El rango de edad fluctuó entre los 12 y los 81 años. El promedio estuvo en 27,0 años con una desviación estándar de 12,4 años, la mediana en 23 años y el recorrido intercuartílico (RI25 – 75) estuvo entre los 19 y los 32 años. En la siguiente tabla se muestra la distribución de los casos seleccionados, de acuerdo a los servicios de salud desde donde fueron extraídos. Servicio de Salud Iquique Atacama Viña del Mar Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Central Metropolitano Occidente Metropolitano Sur Metropolitano Sur Oriente Maule Araucanía Norte Araucanía Sur Dispositivo o servicio clínico de donde se extrajeron los casos Servicio de Psiquiatría Hospital de Iquique, COSAM S. Allende, COSAM E. Paris y COSAM Infanto-juvenil Servicio de Psiquiatría Hospital de Copiapó Nº de casos 15 20 Unidad de Psiquiatría del Hospital de Quilpue 22 Hospital del Salvador 25 Instituto Psiquiátrico J. Horwitz 25 Servicio de Psiquiatría del Hospital San Borja – Arriarán Servicio de Psiquiatría del Hospital Félix Bulnes 24 25 Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Barros Luco Trudeau Servicio de Psiquiatría del Hospital Sótero del Río 20 Servicio de Psiquiatría del Hospital de Talca 19 Servicio de Psiquiatría del Hospital de Algol 25 Servicio de Psiquiatría del Hospital de Temuco 25 4 A continuación los casos fueron clasificados de acuerdo a: 1) el estado en que se encontraban (caso GES vigente, no es caso GES, trasladado a otro servicio de 11 salud y fallecido), y 2) la disponibilidad y calidad de los registros (ficha clínica u otros). Los resultados se clasificaron en los siguientes grupos: 1. Es un caso GES vigente, se encuentra la ficha clínica y se recogen los antecedentes. Este grupo es el que posteriormente será estudiado respecto de la aplicación del protocolo clínico. 2. No se encuentra la ficha clínica u otros registros, o los antecedentes que allí hay son escasos e insuficientes. Este grupo no pudo ser estudiado para evitar los riesgos en la validez de la información. 3. El caso había sido descartado como caso GES por los equipos clínicos, pero no se había hecho este registro en el SIGES. Este grupo no se analiza porque no corresponde al objeto del estudio (caso GES). 4. El paciente falleció antes de completar los primeros 12 meses de seguimiento (1 caso), fue trasladado a otro servicio de salud (9 casos) o sucedió algún otro evento que impidió tener suficiente información (8 casos). Estos casos tampoco fueron incluidos en el análisis. En la siguiente tabla se muestra la situación para cada uno de los servicios estudiados: Servicio de Salud Iquique Atacama Viña del Mar – Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Central Metropolitano Occidente Metropolitano Sur Metropolitano Sur Oriente Maule Araucanía Norte Araucanía Sur TOTAL Tipo 1 13 86,7 % 10 50,0 % 3 13,6 % 7 28,0 % 17 68,0 % 3 12,5 % 12 48,0 % 12 60,0 % 1 25,0 % 7 36,8 % 17 68,0 % 8 32,0 % 111 44,8 % Tipo 2 0 1 5,0 % 2 9,1 % 3 12,0 % 2 8,0 % 5 20,8 % 5 20,0 % 3 15,0 % 2 50,0 % 6 31,6 % 1 4,0 % 2 8,0 % 32 12,9 % 12 Tipo 3 0 6 30,0 % 17 77,3 % 12 48,0 % 3 12,0 % 13 54,2 % 6 24,0 % 4 20,0 % 1 25,0 % 6 31,6 % 5 20,0 % 15 60,0 % 88 35,5 % Tipo 4 2 13,3 % 3 15,0 % 0 3 12,0 % 2 8,0 % 3 12,5 % 2 8,0 % 1 5,0 % 0 0 2 8,0 % 0 17 6,8 % Total 15 100,0 % 20 100,0 % 22 100,0 % 25 100,0 % 25 100,0 % 24 100,0 % 25 100,0 % 20 100,0 % 4 100,0 % 19 100,0 % 25 100,0 % 25 100,0 % 248 100,0 % Se puede destacar que del total de casos que fueron inicialmente seleccionados, sólo 44,4% correspondía a un caso GES con registros que permitieran obtener la información para realizar este estudio. Por otra parte, más de un tercio de los casos (35,5%) no correspondían a un caso GES, pero esta situación no había sido ingresada al SIGES y por tanto aparecía como un caso vigente y no como un caso cerrado. Otra situación llamativa es la elevada proporción de los casos donde no se encontró la ficha clínica o donde ésta tuviera registros insuficientes. La ficha clínica no fue encontrada en 21 casos (8,5%) y la existencia de fichas con escaso y/o insuficiente registro fu observado en 11 casos (4,4%). En el grupo restante, se encontró 1 persona que había fallecido (0,4%) y 9 casos que habían sido trasladados en los meses siguientes a su ingreso al SIGES (3,6%) y 8 casos donde existían eventos que impedían tener información más precisa sobre el caso (por ej., el paciente fue derivado desde APS y se hizo una primera sesión que no permitió establecer o descartar el diagnóstico, para luego no volver a sus controles posteriores) (3,2%). También es interesante destacar la alta variabilidad en la situación de los casos que se encontró entre los servicios que fueron estudiados. Para mayor detalle se sugiere revisar la tabla anterior. Caracterización del grupo estudiado: casos GES vigente y con antecedentes en los registros clínicos El grupo final que fue estudiado estuvo conformado por 110 personas, 70 de las cuales eran varones (63,6%) y 40 fueron mujeres (36,4%). Su rango de edad fluctuó entre los 13 y 73 años, con un promedio en 25,4 años y una desviación estándar de 10,4 años. La mediana estuvo en 22 años, con un RI25-75 entre 9 y 30 años. En la tabla siguiente se compara la distribución por sexo entre este grupo (grupo tipo 1) y el grupo de personas que fueron descartadas como caso GES (grupo tipo 3). Se puede apreciar que en el grupo estudiado tiende a haber una mayor proporción de varones (63,6% v/s 53,4%), pero sin diferencias estadísticamente significativas (p = 1458). Sexo Varón Mujer Grupo caso GES vigente 70 63,6 % 40 36,4 % Grupo caso GES descartado 47 53,4 % 41 46,6 % En la siguiente tabla se muestran los datos de la distribución de edad entre ambos grupos. Se observa que el grupo estudiado (casos GES vigente) tiende a ser más 13 joven que el otro, en una cifra promedio cercana a los 4 años, y en este caso las diferencias si fueron estadísticamente significativas (p = 0,0484). Edad promedio ± d.e. mediana rango RI25-75 Grupo caso GES vigente 25,4 ± 10,4 22 13 a 73 19 a 30 Grupo caso GES descartado 29,7 ± 14,5 26 12 a 81 20 a 37 En síntesis, podemos concluir que el grupo estudiado tiende a tener una mayor proporción de varones (aunque no en forma estadísticamente significativa) y a ser más joven (alrededor de 4 años menos en promedio), respecto del grupo en el que se descartó el diagnóstico para ser un caso GES. 14 RESULTADOS DEL ESTUDIO DE AUDITORÍAS CLÍNICAS Evolución general en los primeros 12 meses El siguiente cuadro muestra la evolución que siguieron los 110 casos durante el período comprendido por los 12 meses siguientes a su ingreso al SIGES. Tipo de evolución Se mantiene en control durante todo el período de 12 meses y no registra ningún abandono Registra al menos un abandono de sus controles durante este período y se encuentra sin controles al momento del corte Registra al menos un abandono de sus controles durante este período, pero se encuentra bajo control al momento del corte Fue trasladado a otro servicio de salud (después de confirmar el diagnóstico) TOTAL n 66 % 60,0 19 17,3 13 11,8 12 10,9 110 100,0 Los datos muestran que un 60,0% de los casos se mantienen en control en forma permanente durante los primeros 12 meses, sin períodos de abandono2. Un 29,1% de los casos tuvo al menos un período de abandono durante los primeros 12 meses. En este grupo se pueden diferenciar los que al momento del corte a los 12 meses se encontraban nuevamente en control (11,8%) y los que se mantenían en condición de abandono de sus controles (17,3%). Finalmente, hay 12 casos (10,9%) que fue trasladado a otro servicio después que se confirmara el diagnóstico de caso GES. La mayoría de estos casos se dieron en el Instituto Psiquiátrico J. Horwitz (8 casos); 1 caso en el Complejo Asistencial Barros Luco, 2 casos en el Hospital de Temuco y 1 caso en el Hospital de Copiapó. Respecto del grupo en su conjunto, el tiempo total que se mantuvo en control (expresado en meses y considerando los período de abandono) fue en promedio de 8,3 ± 4,7 meses, con una mediana en 12 meses y un RI25-75 entre 5 y 12 meses. 2 Se considera abandono cuando ha transcurrido un período de 2 meses o más en que el o la paciente deja de asistir a sus controles. 15 Caracterización de los períodos de abandono Tal como se describió anteriormente, 32 casos (29,1%) presentaron al menos un período de abandono en los primeros 12 meses. En la siguiente tabla se muestra el número de casos según la cantidad de períodos de abandono que se pudieron detectar y se puede apreciar que la gran mayoría se ubica entre 1 o 2 períodos de abandono (87,5%). Número de períodos de abandonos en los primeros 12 meses 1 período de abandono 2 períodos de abandono 4 períodos de abandono 5 períodos de abandono TOTAL n 21 7 2 2 32 % 65,6 21,9 6,3 6,3 100,0 Respecto del período transcurrido entre el ingreso y el momento del primer abandono, la cifra promedio fue de 3,8 ± 3,1 meses, con una mediana en 3,5 meses y un RI25-75 entre 0,8 y 6 meses. En cuanto a la duración del primer abandono, el tiempo promedio fue de 4,6 ± 3,5 meses, con una mediana en 3 meses y un RI25-75 entre 2 y 6,5 meses. En 20 de los 32 casos de abandono (62,5%) se tomó alguna medida de rescate. La siguiente tabla se muestra la frecuencia con que se tomaron diferentes medidas de rescate. Dado que en un paciente se pueden haber tomado varias medidas de rescate, las cifras que se señalan no deben sumarse. Tipos de medidas de rescate Análisis del caso por el conjunto del equipo Intentar comunicación telefónica Realizar una visita domiciliaria Otra n 9 15 16 4 % 28,1 46,9 50,0 12,5 Como se puede apreciar, las medidas más habituales fueron la realización de una visita domiciliaria (en 50,0% de los casos) y el intento de hacer contacto telefónico (46,9% de los casos). El tiempo total bajo control durante el primer año para este grupo que tuvo períodos de abandono fue de 5,8 ± 3,3 meses, con una mediana de 6 meses y un RI25-75 entre 3 y 9 meses. 16 Fase de confirmación diagnóstica En 54 pacientes se registró una hospitalización completa (49,1%) y en 16 una hospitalización diurna (14,5%). Dentro del primer grupo, en sólo 3 casos de los 54 la hospitalización fue forzosa (5,6%), por lo que la proporción de hospitalización forzosa respecto del total de los pacientes fue de 2,7%. Dentro del grupo que tuvo hospitalización completa (54 casos), el promedio de días de estada fue de 40,9 con una desviación estándar de 36,7; el rango fluctuó entre 3 y 163 días, con una mediana en 29,5 días y un RI25-75 entre 17,5 y 52,5 días. Respecto del grupo que tuvo hospitalización parcial (16 casos), el promedio de días de estada fue de 88,7 con una desviación estándar de 74,6; el rango fluctuó entre 13 y 300 días, con una mediana en 76,0 días y un RI25-75 entre 30 y 120 días. En la siguiente tabla se muestra la frecuencia en que se dio la combinación de tipos de hospitalización. Combinación de tipos de hospitalización No tuvo ningún tipo de hospitalización Sólo hospitalización completa Sólo hospitalización diurna Hospitalización completa + hospitalización diurna n 47 47 9 7 % 42,7 42,7 8,2 6,4 A continuación se muestran los promedios y desviaciones estándar para cada uno de estos cuatro grupos, diferenciado por tipo de hospitalización. Tipos de hospitalización No tuvo ningún tipo de hospitalización Sólo hospitalización completa Sólo hospitalización diurna Hospitalización completa + hospitalización diurna H. completa 42,4 ± 37,3 28,8 ± 31,3 H. parcial 98,6 ± 86,3 73,8 ± 56,8 Es interesante notar que los promedios para los días de hospitalización son similares en el grupo que sólo tuvo hospitalización diurna (98,6 días) y el que tuvo una combinación de ambos tipos de hospitalización (102,6 días). Por otra parte, los que tuvieron ambos tipos de hospitalización muestran un promedio menor de días de hospitalización completa (28,8 días) que el grupo que sólo tuvo este tipo de hospitalización (42,4 días). En la siguiente tabla se muestra la frecuencia con que dieron estos tipos de hospitalización en cada uno de los servicios donde se realizó el estudio. 17 Servicio de Salud Iquique Atacama Viña del Mar – Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Central Metropolitano Occidente Metropolitano Sur Metropolitano Sur Oriente Maule Araucanía Norte Araucanía Sur Sin hosp. 10 7 3 2 4 3 5 2 3 4 4 H. comp. 2 4 13 6 8 2 8 4 H. parc. 3 1 1 1 2 1 - Ambas 1 1 1 4 - Total 13 10 3 7 17 3 12 12 1 7 17 8 Aunque es difícil extraer conclusiones porque la cantidad de observaciones por lugar es baja (especialmente en aquellos servicios donde hay 1 o 3 casos), es interesante notar ciertas tendencias, en el sentido de que en algunos lugares predomina la hospitalización completa y en otros predomina la opción de no hospitalizar. En casi todos los lugares, la hospitalización diurna o la combinación de ambos tipos de hospitalización se aplica a una menor proporción de los casos. Estos resultados pueden explicarse por diferentes factores y no fue objeto de este estudio su análisis. Sin embargo, hay dos aspectos que son los más relevantes: la disponibilidad de tipos de dispositivos y el modelo de atención predominante en cada servicio, y por supuesto que ambos están muy relacionados también. En el futuro, otros estudios podrían explorar esto con la profundidad que se requiere. En cuanto a las consultas psiquiátricas durante la fase de confirmación diagnóstica, se encontró un promedio de 7,9 consultas (con una desviación estándar de 12,9) por paciente. El rango iba entre 0 y 100 (hay que considerar que hubo un caso que abandonó antes de ser evaluado por el psiquiatra y hay otros casos que tuvieron una larga hospitalización completa con muchos controles médicos durante esta), con una mediana en 4 y un RI25-75 entre 2 y 8. En 73 de los casos (66,4%), las consultas siempre fueron hechas con el mismo médico psiquiatra. Se consideró esta variable por la importancia que tiene para mejorar la adherencia de los pacientes a sus controles. Los pacientes que no tuvieron el mismo médico en todas sus citas muestran un promedio más elevado en el número de consultas (14,9 ± 19,8) que aquellos que sí tuvieron siempre el mismo médico (4,5 ± 4,5) (p=0,0002). Dado que esto puede tener asociación con el tipo de hospitalización, en la siguiente tabla se muestra la proporción de pacientes que no tuvieron sus consultas siempre con el mismo psiquiatra y el promedio de consultas, para cada tipo de hospitalización. 18 Tipos de hospitalización No tuvo ningún tipo de hospitalización Sólo hospitalización completa Sólo hospitalización diurna Hospitalización completa + hospitalización diurna valor p % que no es el mismo médico 21,3 48,9 22,2 28,6 0,0328 Número de consultas 3,5 ± 2,8 12,1 ± 16,9 4,4 ± 4,9 14,7 ± 19,4 0,0009 Se puede apreciar que es en el grupo que sólo tiene hospitalización completa donde se produce una proporción más elevada de casos donde las consultas no son hechas siempre con el mismo psiquiatra. Es interesante notar que en el grupo de pacientes donde se combinan ambos tipos de hospitalizaciones la proporción es similar a la de los otros dos grupos (sin hospitalización y sólo con hospitalización parcial). Por otra parte, como era de esperar, el número de consultas es mayor en los dos grupos que tienen hospitalización completa, ya sea como modalidad única o en combinación con la hospitalización diurna. Respecto de consulta con psicólogo durante la fase de confirmación diagnóstica, 54 de los pacientes la tuvieron (49,1%). En este grupo, el promedio de consultas fue de 3,7, con una desviación estándar de 3,0. El rango fluctuó entre 1 y 15, con una mediana en 3 y un RI25-75 entre 1 y 5 consultas. En la mayoría de los casos (44 de los 54, o sea 81,5%) las consultas siempre fueron hechas por el mismo psicólogo. En la siguiente tabla se muestra la frecuencia con que se aplicaron test psicológicos a los pacientes. Tipo de test psicológco Test de Rorchach Evaluación de CI3 Evaluación de organicidad n 28 14 10 % 25,5 12,7 9,5 Se puede concluir que en una proporción baja de los pacientes se realizan evaluaciones psicológicas estandarizadas. En la siguiente tabla se muestra la frecuencia de pacientes donde se encontró el registro de los exámenes de laboratorio, electroencefalografía e imagenología. 3 En 11 de los 14 casos (78,6%) se utilizó el WAIS. 19 Tipo de examen n 77 66 72 52 72 36 40 15 47 28 1 - Hemograma Uricenia o ácido úrico Glicemia Orina completa Perfil hepático GGT TSH Test VIH EEG estándar TAC de cerebro RNM de cerebro Screening para anfetamina Screening para marihuana Screening para cocaína o derivados % 70,0 60,0 65,5 47,3 65,5 32,7 36,4 13,6 42,7 25,4 0,9 - La tabla muestra que hay exámenes que se realizan con elevada frecuencia, tales como el hemograma, la glicemia, el perfil hepático y la uricemia (sobre la mitad de los casos). Luego, existen algunos procedimientos que se realizan a alrededor de un tercio de los casos (GGT, TSH, EEG estándar y TAC cerebral). El test de VIH se hace en forma ocasional y la RNM cerebral, así como los screening para consumo de drogas, no se realizan o se hace muy rara vez. Finalmente, la siguiente tabla muestra la frecuencia con que se registran los resultados en el uso de instrumentos estandarizados durante el diagnóstico. Registro de uso de instrumentos estandarizados PANSS No se usa en ningún momento - Se usa sólo en la sospecha diagnóstica - Se usa sólo en la confirmación diagnóstica - Se usa en la sospecha y en la confirmación diagnóstica CGI No se usa en ningún momento - Se usa sólo en la sospecha diagnóstica - Se usa sólo en la confirmación diagnóstica - Se usa en la sospecha y en la confirmación diagnóstica GAF No se usa en ningún momento - Se usa sólo en la sospecha diagnóstica - Se usa sólo en la confirmación diagnóstica - Se usa en la sospecha y en la confirmación diagnóstica CIE – 10 multiaxial No se usa en ningún momento - Se usa sólo en la sospecha diagnóstica - Se usa sólo en la confirmación diagnóstica - Se usa en la sospecha y en la confirmación diagnóstica 20 n % 81 5 20 4 73,6 4,5 18,2 3,6 86 4 17 3 78,2 3,6 15,5 2,7 88 0 19 3 80,0 17,3 2,7 28 60 22 0 25,5 54,5 20,0 - Como se puede ver, el uso de instrumentos estandarizados para el diagnóstico tales como la PANSS, el CGI y el GAF es infrecuente (sólo en cerca de la cuarta o quinta parte de los casos). El uso del diagnóstico multiaxial CIE – 10 es más frecuente, especialmente en la fase de sospecha (poco más de la mitad de los casos). Tratamiento farmacológico Todos los pacientes recibieron tratamiento farmacológico con algún tipo de antipsicótico y la gran mayoría de ellos inició su tratamiento con risperidona (tal como está planteado en la guía de práctica clínica). En la siguiente tabla se muestra cuál fue el antipsicótico con el que se inició el tratamiento. Tipo de antipsicótico con que se inicia el tratamiento Risperidona Olanzapina Haloperidol Clorpromazina Otro TOTAL n 94 2 9 3 2 110 % 85,5 1,8 8,2 2,7 1,8 100,0 En el 85,5% de los casos se inició el tratamiento con risperidona. Entre los 16 casos restantes, sólo en 11 (68,8%) se consignó en la ficha algún tipo de argumento para justificar el inicio de tratamiento con un antipsicótico diferente a risperidona. Respecto de los controles posteriores, se encontró que en 83,6% de los casos se realizaba una evaluación psiquiátrica hasta 10 días después de la consulta donde se indicó el antipsicótico. Sólo en 16,4% este control se distanciaba más allá de los 10 días. De igual forma, se encontró que en el mismo 83,6% de los casos se realizaba la siguiente evaluación (después de la señalada en el párrafo anterior) dentro de los 15 días siguientes. En cuanto a la continuación con el antipsicótico con el cual se inició el tratamiento, en 61,8% (68 casos) se mantuvo el mismo durante los primeros 12 meses o hasta que se produjo el abandono de los controles. En 31,8% (35 casos) se cambió por otro antipsicótico y en 6,4% (7 casos) se suspendió sin indicar un nuevo antipsicótico. En el siguiente cuadro se muestran los fármacos que fueron utilizados como segunda opción dentro del grupo de 35 casos donde se cambió el antipsicótico. 21 Tipo de antipsicótico que se usa como segunda alternativa Risperidona Olanzapina Quetiapina Ziprazidona Clozapina Haloperidol Clorpromazina Otro TOTAL n 9 4 2 3 7 1 1 8 35 % 25,7 11,4 5,7 8,6 20,0 2,9 2,9 22,9 100,0 Se puede observar que lo más frecuente fue cambiar por risperidona (25,7%), seguido por clozapina (20,0%) y por olanzapina (11,4%). En la siguiente tabla se muestra lo que sucedió en el grupo que inició su tratamiento con risperidona y en aquellos que partieron con haloperidol o clorpromazina. Seguimiento en el uso de antipsicóticos Risperidona Se suspende y no usa otro antipsicótico - Se cambia por otro antipsicótico - Continua con este tratamiento durante el seguimiento n % Total 7 25 61 93 7,5 26,9 65,6 100,0 Total 0 8 4 12 66,7 33,3 100,0 Haloperidol o clorpromazina Se suspende y no usa otro antipsicótico - Se cambia por otro antipsicótico - Continua con este tratamiento durante el seguimiento Se puede apreciar que el grupo que inicia con risperidona su tratamiento, lo más frecuente es que continúe con este durante el seguimiento hasta los 12 meses o hasta el abandono (65,6%). En cambio, el grupo que inicia su tratamiento con un antipsicótico de 1ra. generación (haloperidol o clorpromazina) lo más frecuente es que termine cambiándose a otro antipsicótico (siendo este cambio a risperidona en 7 de los 8 casos). Si tomamos sólo el grupo que inició su tratamiento con risperidona (que son la mayoría de los casos y se corresponde con la recomendación vigente), podemos ver que en 32 casos (34,4%) este tratamiento se suspende o se cambia; en 9 casos no se encontró fundamento registrado en la ficha clínica para esta decisión y en 23 casos si se encontró. La frecuencia de estas razones se muestra en la siguiente tabla. 22 Razones para la suspensión o cambio en el tratamiento con risperidona No se logra el efecto terapéutico esperado Por efectos adfversos Otras razones TOTAL n % 11 10 2 23 47,8 43,5 8,7 100,0 En el subgrupo donde se realizó el cambio de risperidona a otro antipsicótico, esto se hizo en promedio a las 20,7 semanas de tratamiento (desviación estándar de 15,9 semanas). El rango fluctuó entre las 2 y las 44 semanas, con la mediana en 24 semanas y el RI25-75 entre 3 y 40 semanas. La tabla siguiente muestra el fármaco por el cual se cambió la risperidona en este subgrupo. Tipo de fármaco que se usa como segunda alternativa Olanzapina Quetiapina Ziprazidona Clozapina Haloperidol Clorpromazina Otro TOTAL n 4 2 3 7 1 1 7 23 % 16,0 8,0 12,0 28,0 4,0 4,0 28,0 100,0 Si se excluye el grupo “otro”, es interesante notar que lo más frecuente fue el cambio por clozapina (28,8%), seguido de olanzapina (16,0%) y de ziprazidona (12,0%). En la siguiente tabla se muestran las dosis máximas de risperidona que fueron alcanzadas en cada uno de los subgrupos de seguimiento. Subgrupos de seguimiento en el tratamiento con risperidona Se mantuvo con risperidona durante todo el seguimiento Se abandona o cambia la risperidona por no alcanzar el efecto terapéutico deseado Se abandona o cambia la risperidona por efectos adversos promedio y d.e. mediana 4,5 ± 2,2 4,5 4,8 ± 2,0 4,5 4,8 ± 2,1 4,5 Como se puede apreciar, las dosis máximas alcanzadas fueron bastante similares en los tres subgrupos. 23 Intervenciones psicosociales En el siguiente cuadro se muestra la frecuencia con que se realizaron las distintas intervenciones psicosociales en los pacientes. Tipo de intervención psicosocial Psicoeducación al paciente Psicoeducación a la familia Psicoterapia individual Intervención familiar Taller de entrenamiento en habilidades sociales Evaluación y/o intervención educacional Evaluación y/o intervención vocacional - ocupacional Intervención comunitaria n 60 54 39 52 31 15 17 15 % 54,5 49,1 35,5 47,3 28,2 13,6 16,4 13,6 Se puede observar que las intervenciones psicosociales que con más frecuencia se utilizan son la psicoeducación al paciente (54,5%) y a la familia (49,1%), así como la intervención familiar de tipo terapéutica (47,3%). Las intervenciones más específicas y especializadas, tales como las orientadas a la reinserción educacional, laboral o en redes comunitarias, se realizan con baja frecuencia (13,6%, 16,4% y 13,6% respectivamente). La psicoeducación al paciente se efectuó en 54,5% de ellos (60 pacientes), siendo el tipo de intervención psicosocial más realizada entre todas las que fueron exploradas. En 52,2% de los casos se hizo en forma individual, en 15,3% en forma grupal y en 32,2% se combinaron ambas modalidades. En promedio, se hicieron 11,3 sesiones, con una desviación estándar de 14,7; la mediana fue de 6 sesiones, con un RI25-75 entre 3 y 13 sesiones. En la mayoría de los casos, la psicoeducación a un paciente se hizo por varios miembros del equipo (73,3%). Dentro del grupo que recibió psicoeducación hecha por un solo profesional (26,7%), la mayor cantidad de las veces fue efectuada por la enfermera (8,3%). En el 60,0% de los pacientes, esta psicoeducación fue realizada utilizando un programa estructurado y con materiales educativos de apoyo. En cuanto a la psicoeducación a la familia, esta se realizó a 49,1% de ellas (54 grupos familiares o parte de sus miembros), siendo el tipo de intervención psicosocial que ocupa el segundo lugar entre las más realizadas. En el 68,5% de los casos se hizo en forma individualizada al grupo familiar o a alguno de sus miembros, en 24,1% se realizó en forma grupal y en 7,4% se combinaron ambas modalidades. En promedio, se hicieron 5,5 sesiones, con una 24 desviación estándar de 4,6; la mediana fue de 4 sesiones, con un RI25-75 entre 2 y 8 sesiones. Al igual que en el caso anterior, en la mayoría de los casos esta psicoeducación se efectuó por varios miembros del equipo de salud mental (66,7%). Dentro del grupo que recibió psicoeducación hecha por un solo profesional (33,3%), la mayor cantidad de las veces fue efectuada por una trabajadora social (13,0%). En el 59,3% de los casos, esta psicoeducación fue realizada utilizando un programa estructurado y con materiales educativos de apoyo. En cuanto a psicoterapia individual, se realizó al 35,5% de los pacientes (39 casos). En la mayoría de los casos fue hecha por un psicólogo (89,7%) y más raramente por un psiquiatra (10,3%). En promedio, se hicieron 7,7 sesiones con una desviación estándar de 6,6; la mediana fue de 4 sesiones, con un RI25-75 entre 2 y 10 sesiones. Cuando la psicoterapia fue realizada por un psicólogo, el número promedio de sesiones fue más elevado (7,9 ± 6,8) que cuando fue hecha por un psiquiatra (3,3 ± 2,9), aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa (p=0,1424). En la mayoría de los casos se definieron objetivos explícitos para la psicoterapia (71,8%) y cuando esto ocurrió así, en casi todos los casos (96,4%) se evaluó el cumplimiento de estos objetivos. Se realizó algún tipo de intervención familiar en 47,3% de los casos. Se consideró intervención familiar a la psicoterapia de familia, a la intervención para reducir expresividad emocional y a otras intervenciones destinadas a reducir la carga de los familiares o cuidadores. Se excluyó de este grupo a la psicoeducación familiar. En este caso, la mayoría de las veces (51,0%) la intervención fue hecha por una trabajadora social, seguida del psiquiatra (19,6%) y del psicólogo (17,6%). Sólo en 9,8% de las veces fue realizada por un equipo de profesionales. En promedio, se hicieron 4,5 sesiones, con una desviación estándar de 3,5; la mediana fue de 3 sesiones, con un RI25-75 entre 2 y 6,5 sesiones. Al igual que en la psicoterapia individual, en la mayoría de los casos se definieron objetivos explícitos (76,9%) y estos fueron evaluados (75,0%). En 28,2% de los casos (31 pacientes) se realizó un taller de entrenamiento en habilidades sociales. En 32,3% de los casos fue hecho en forma grupal, en 25,8% se efectuó en forma individual y en 41,9% se combinaron sesiones individuales y grupales. 25 Respecto del número de sesiones, el promedio de sesiones fue 4,5, con una desviación estándar de 3,5; la mediana fue de 3 sesiones, con un RI25-75 entre 2 y 6,5 sesiones. Esta actividad fue efectuada por un equipo de profesionales en 54,8% de los casos y estuvo a cargo de una sola persona en 45,2%, siendo la mayoría de las veces una terapeuta ocupacional. En 77,4% de los casos se realizó bajo un programa estructurado. En 15 casos (13,6%) se realizó evaluación educacional y/o intervención en este campo: en 7 casos sólo hubo evaluación y en 8 casos hubo evaluación e intervención posterior. Es importante recordar que esta actividad corresponde realizarla sólo en una parte de los pacientes, que son aquellos donde se interrumpieron sus actividades educacionales. Sólo en 1 de los 15 casos, esta evaluación y/o intervención fue hecha por una educadora diferencial. Dada la carencia de este tipo de profesional dentro de los equipos, la mayoría de las veces esta actividad fue hecha por una terapeuta ocupacional o por un trabajador social. En promedio, se realizaron 2,3 sesiones, con una desviación estándar de 1,2; la mediana fue de 2 sesiones, con un RI25-75 entre 1 y 4 sesiones. En 17 casos (15,4%) se realizó evaluación vocacional/laboral y/o intervención: en 12 casos sólo hubo evaluación y en 5 casos hubo evaluación e intervención posterior. En este caso, esta actividad corresponde ser realizada como parte de una estrategia que busca como objetivo final la reinserción en el ambiente laboral. En 52,9% de los casos esta actividad estuvo a cargo de terapeuta ocupacional. En el 47,1% restante fue realizada por otros profesionales. En promedio, se realizaron 9 sesiones, con una desviación estándar de 14,4; la mediana fue de 2 sesiones, con un RI25-75 entre 1 y 4 sesiones. El rango fue muy amplió y estuvo entre 1 y 48 sesiones. Finalmente, se realizó una intervención comunitaria en 15 casos (13,6%). Se definió intervención comunitaria como toda aquella actividad realizada con grupos sociales que está destinada a la reinserción social del paciente en esos grupos. En 46,7% de los casos fue efectuada por una trabajadora social, en 26,7% por otro profesional y en 26,7% por un equipo profesional. En promedio, se hicieron 3,8 sesiones, con una desviación estándar de 2,5; la mediana fue de 4 sesiones, con un RI25-75 entre 2 y 5 sesiones. En la siguiente tabla se muestra el porcentaje de pacientes que recibieron intervenciones psicosociales, por tipo y para cada uno de los servicios de salud. 26 Servicio de Salud4 Iquique Atacama Viña del Mar – Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Central Metropolitano Occidente Metropolitano Sur Maule Araucanía Norte Araucanía Sur Nota: 1 46,2 100,0 28,6 11,8 33,3 58,3 50,0 57,1 88,2 75,0 2 23,1 80,0 28,6 11,8 33,3 58,3 58,3 42,9 82,4 75,0 3 23,1 14,3 11,8 33,3 58,3 58,3 28,6 58,8 62,5 4 60,0 14,3 23,5 66,7 66,7 50,0 57,1 94,1 50,0 5 7,7 20,0 17,6 41,7 66,7 28,6 52,9 - 6 23,1 50,0 14,3 5,9 33,3 25,0 58,3 42,9 29,4 - 7 10,0 5,9 8,3 16,7 58,8 - (1) psicoeducación al paciente (2) psicoeducación a la familia (3) psicoterapia individual (4) intervención familiar (5) taller de entrenamiento en habilidades sociales 5 (6) evaluación educacional y/o vocacional/laboral (7) intervención comunitaria También en este caso se puede apreciar que hay perfiles diferentes para cada uno de los servicios de donde se tomó la muestra. Algunos de estos servicios brindan todo tipo de intervenciones psicosociales y otros no hacen ninguna de estas intervenciones. Algunos de ellos realizan intervenciones psicosociales a una alta proporción de sus pacientes, mientras que otros sólo lo hacen a una pequeña proporción de ellos (o a ninguno). A continuación se sumaron todos los tipos de intervenciones que pudo haber recibido un paciente, pudiendo ir desde ninguno (0) hasta los siete (7) tipos que fueron descritos en la tabla anterior. Se encontró un rango que fluctuaba entre 0 y 7, con promedio en 2,5 y una desviación estándar en 2,2; la mediana fue de 3 y el RI25-75 fluctuó entre 0 y 4. La siguiente tabla muestra la distribución que se encontró. Se puede destacar que en 29,1% de los casos (casi un tercio de la población estudiada) no se realizó ningún tipo de intervención psicosocial. Sólo en 3,6% de los casos (4 personas) se efectuaron todas las intervenciones que fueron estudiadas. 4 5 Se excluyó el Servicio Metropolitano Sur Oriente porque se trataba de un solo paciente. Se reunió en una sola categoría la evaluación educacional y la evaluación vocacional/laboral (con o sin intervención posterior) dado que ambas apuntan a ámbitos que se refieren a la reinserción de la persona dentro de un rol relacionado con la continuidad que va entre la educación y el trabajo. 27 Número de intervención psicosocial Ninguna intervención psicosocial 1 intervención psicosocial 2 intervenciones psicosociales 3 intervenciones psicosociales 4 intervenciones psicosociales 5 intervenciones psicosociales 6 intervenciones psicosociales 7 intervenciones psicosociales Total n 32 14 5 18 20 8 9 4 110 % 29,1 12,7 4,5 16,4 18,2 7,3 8,2 3,6 100,0 En la siguiente tabla se presentan los datos del número de intervenciones psicosociales para cada uno de los servicios de salud. Servicio de Salud Iquique Atacama Viña del Mar – Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Central Metropolitano Occidente Metropolitano Sur Metropolitano Sur Oriente6 Maule Araucanía Norte Araucanía Sur promedio ± d.e. 1,2 ± 1,4 3,2 ± 1,0 0 1,0 ± 1,7 0,9 ± 1,2 2,0 ± 1,7 3,2 ± 2,2 3,6 ± 2,5 5 2,6 ± 2,4 4,6 ± 1,9 2,6 ± 1,7 mediana 1 3 0 0 0 1 3,5 3,5 5 4 4 3 Al igual que en otros aspectos que fueron evaluados en este proyecto, los servicios muestran perfiles diferentes de trabajo: algunos de ellos realizan pocas intervenciones psicosociales a sus pacientes y otros tienden a hacer una mayor cantidad. Uso global de los recursos humanos y hospitalización Para finalizar esta parte del proyecto, se procedió a estimar el uso de los diferentes recursos humanos y de hospitalización durante los 12 meses de observación. En la siguiente tabla se muestra para cada tipo de profesional, el porcentaje pacientes que recibieron atención, así como el promedio, la mediana y el RI25-75 de sesiones. 6 El Servicio Metropolitano Sur Oriente tiene 1 solo caso, por eso el dato debe ser interpretado con cautela. 28 Tipo de profesional Médico psiquiatra Psicólogo Enfermera Terapeuta ocupacional Trabajador social Todos % 99,1 67,3 63,6 38,2 66,7 100,0 prom ± de 17,2 ± 17,1 4,5 ± 5,6 22,7 ± 62,4 14,4 ± 40,3 2,4 ± 3,9 46,1 ± 96,9 mediana 12 3 1,5 0 1 13 RI25-75 7 a 20 0 a 6 0 a 6 0 a 7 0 a 3 8 a 30 En la tabla se puede observar que el recurso humano más utilizado es el médico psiquiatra: casi la totalidad de los pacientes tuvieron al menos una consulta con él (99,1%), con un promedio de 17,2 sesiones. En el caso del psicólogo y el trabajador social, cerca de 2/3 de los pacientes tienen al menos una consulta con ellos, sin embargo la intensidad de sesiones tiende a ser baja (con promedios de 4,5 y 2,4 sesiones respectivamente). En cambio, la enfermera es un recurso que se utiliza con bastante frecuencia (63,6%) y con una elevada intensidad (un promedio de 22,7 sesiones). Esta alta intensidad se explica por los controles de enfermería que se realizan durante la hospitalización, que en la mayoría de los lugares corresponde a lo menos a 2 evaluaciones diarias. Para la terapeuta ocupacional la situación es la inversa a la del psicólogo o trabajador social; poco más de 1/3 de los casos han tenido sesiones con este profesional, pero la intensidad de uso ha sido más elevada (con un promedio de 14,4 sesiones por paciente). En la siguiente tabla se muestra lo que sucedió con la hospitalización de tiempo completo. Como se puede ver, sólo 10 pacientes (9,1%) tuvieron una segunda hospitalización y 2 de ellos (1,8%) presentaron tres períodos adicionales de hospitalización. Período de hospitalización 1ra. hospitalización 2da. hospitalización 3ra. hospitalización 4ta. hospitalización 5ta. hospitalización n 54 10 2 2 2 prom ± de 40,9 ± 36,7 34,7 ± 54,0 17,0 ± 15,0 20,0 ± 10,0 59,5 ± 0,5 mediana 29,5 15,5 17,5 20,5 59,5 rango 3 a 163 3 a 185 2 a 32 10 a 30 59 a 60 Respecto de la hospitalización parcial, sólo 2 pacientes (1,8%) tuvieron un segundo período de hospitalización diurna y 1 de ellos (0,8%) tres períodos adicionales de hospitalización parcial. La segunda hospitalización diurna duró 10 días para uno de los pacientes y 88 días para el otro. La tercera hospitalización de uno de ellos tuvo una duración de 7 días, la cuarta de 16 días y la quinta de 15 días. 29 DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA DE SERVICIOS DE SALUD MENTAL La muestra de servicios de salud mental fue extraída de los mismos Servicios de Salud desde donde se tomaron los pacientes en los cuales se realizó la auditoría clínica de casos GES con primer episodio de esquizofrenia. En la siguiente tabla se muestran los tipos de servicios o dispositivos que fueron evaluados7: Tipo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs Nombre Equipo de Psiquiatría y Salud Mental Comunitario Unidad de Atención Ambulatoria Hospital de Día Servicio de Hospitalización de Corta Estadía Unidad de Rehabilitación Psicosocial TOTAL n 4 12 11 8 6 41 % 9,8 29,3 26,8 19,5 14,6 100,0 La distribución de estos dispositivos por Servicio de Salud fue la siguiente8: Servicio de Salud Iquique Atacama Viña del Mar – Quillota Valparaíso – San Antonio Metropolitano Norte Metropolitano Central Metropolitano Occidente Metropolitano Sur Metropolitano Sur Oriente Maule Araucanía Norte Araucanía Sur TOTAL EqPsCo 3 1 4 UnAtAm 1 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 12 7 Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 11 8 UnRePs 1 1 1 1 1 1 6 Total 5 3 3 3 3 2 3 5 4 4 2 4 41 Es importante señalar que el Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Barros Luco Trudeau cuenta con 9 Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitario, pero que en este estudio se consideraron como uno sólo para todos los análisis que se realizan. 8 Cabe recordar que los dispositivos seleccionados corresponden a las unidades desde donde se extrajeron los casos para las auditorías clínicas y no a todos los dispositivos que existen dentro del Servicio de Salud correspondiente. Esto se hizo así para que haya coincidencia entre los casos y los lugares donde podrían haber sido atendidos. 30 RESULTADOS DEL ESTUDIO DE LOS SERVICIOS DE SALUD MENTAL Análisis general del nivel de especialización Para el análisis del nivel de especialización se utilizó la versión adaptada del ICMHC (Internacional Classification of Mental Health Care)9 que forma parte del instrumento para la valoración de redes de atención en salud mental, especialmente para la evaluación de dispositivos específicos. Se trata de un instrumento destinado a valorar el nivel de especialización para diferentes modalidades de cuidados psiquiátricos y psicosociales, que estos dispositivos puedan poseer. La versión en español fue realizada por el Grupo de Investigación en Salud Mental de la Universidad de Granada10. La valoración se realiza en torno a 10 aspectos diferentes. En cada uno de ellos se asigna una puntuación de 0 a 3, siendo el 0 la inexistencia de la actividad y 3 el mayor nivel de especialización en la entrega de este servicio (también es posible que alguno de los diez aspectos evaluados no se aplique al dispositivo en particular). Los ámbitos son: - - - - Establecimiento y mantenimiento de relaciones profesionales. Evalúa las actividades enfocadas a conseguir la implicación de los individuos que tienen necesidades de ayuda profesional relacionada con cuidados de la salud mental. Involucra tanto las actividades para establecer la relación terapéutica como para mantenerla. El problema y su evaluación funcional. Evalúa las actividades que son necesarias para elaborar un plan integral de tratamiento o de rehabilitación (problemas psicológicos, sociales y somáticos), así como el seguimiento de este y su reevaluación permanente. Coordinación de los cuidados. Evalúa las actividades destinadas a la coordinación dentro del dispositivo de atención y entre este y otros dispositivos, con la finalidad de garantizar que los individuos tengan acceso a cada uno de los servicios sanitarios y sociales que precisen. Cuidados de salud general. Evalúa todas las actividades que son necesarias para que los individuos que allí se atienden reciban cuidados generales de salud, provistos dentro del dispositivo o fuera de este (bajo su responsabilidad). 9 De Jong A et al (2000). Development of the International Classification of Mental Health Care (ICMHC). Acta Psychiatr Scand; 102 (suppl. 405): 8 – 13. 10 Torres González F, Moreno Küstner B, Salvador L, Romero C, de Jong A (1997). Clasificación Internacional de Cuidados en Salud Mental. Cuestionario para Clasificar las Modalidades de Cuidado y Escala para valorar su Nivel de Especialización – Versión española autorizada. Grupo de Investigación en Salud Mental, Universidad de Granada. España. 31 - - - - - Hacerse cargo de actividades de la vida diaria. Evalúa las actividades que son necesarias para atender a aquellos individuos que no son capaces de valerse por sí solos, evitando que estos se abandonen, incluso poniendo en riesgo su propia vida. Intervenciones farmacológicas y otras intervenciones somáticas. Evalúa todas las actividades relacionadas con el uso de medicamentos y otras intervenciones somáticas (terapia convulsiva, etc.). Considera las actividades de prescripción, seguimiento de los efectos terapéuticos y adversos y ajustes a las indicaciones iniciales. Intervenciones psicológicas. Incluye todas las intervenciones destinadas a facilitar cambios en la forma en que los individuos perciben y entienden sus emociones, pensamientos y conductas. Considera el entrenamiento del personal para su implementación, como la diversidad de intervenciones que se ofrecen. Re-educación de las capacidades básicas, interpersonales y sociales. Abarca todas las intervenciones enfocadas a ayudar al enfermo a afrontar sus deterioros y sus discapacidades personales. En general, están orientadas a mejorar las capacidades del individuo para manejar sus síntomas, su autonomía, su tiempo libre e interacción social, etc. Al igual que en el caso anterior, se valora el entrenamiento de personal y la diversidad de intervenciones que se ofrecen. Actividades de rehabilitación y reinserción socio - laboral. Se evalúa la existencia de actividades enfocadas a ayudar y/o entrenar a los individuos a pasar el día en algo que les merezca la pena, considerando que: sean personalmente satisfactorias, tengan un valor social intrínseco y les ayude a superar sus minusvalías sociales. También en este caso se valora el entrenamiento del personal y la diversidad en la oferta de intervenciones. Intervenciones dirigidas a la familia, parientes y otros. Se refiere a todas las actividades destinadas a aumentar el soporte en el entorno del individuo. Las intervenciones pueden estar dirigidas a la familia o a una red más extensa (vecinos, amigos, etc.), entregando información apropiada y enseñando a enfrentar las dificultades en la convivencia con el paciente. Se valora el entrenamiento del personal para ejecutar las actividades y la diversidad de acciones que se realizan. Para facilitar la descripción y la lectura de este informe se utilizarán las letras que identifican a cada tipo o modalidad de cuidados. En la siguiente tabla se muestra el puntaje promedio y la desviación estándar para cada uno de los tipos de cuidados, considerando todos los dispositivos que fueron evaluados. a b c d e f g h i j Tipo de cuidado Establecimiento y mantenimiento de relaciones profesionales El problema y su evaluación funcional Coordinación de los cuidados Cuidados de salud general Hacerse cargo de actividades de la vida diaria. Intervenciones farmacológicas y otras intervenciones somáticas Intervenciones psicológicas Re-educación de las capacidades básicas, interpersonales y sociales Actividades de rehabilitación y reinserción socio - laboral Intervenciones dirigidas a la familia, parientes y otros 32 prom d.e. 2,2 0,6 2,2 0,7 1,9 0,7 1,2 1,1 1,6 1,0 1,9 1,0 1,8 0,9 1,5 0,9 1,3 1,1 1,5 0,9 Como se puede apreciar, los dos primeros rubros – que se refieren a tener una evaluación integral del paciente y a tratar de asegurar el mantenimiento de la relación terapéutica – son los que obtienen la mejor puntuación (promedio de 2,2) y con una menor variabilidad entre los dispositivos (desviación estándar de 0,6 y 0,7). Esto significa que las tareas relacionadas con estos ámbitos se realizan con un buen nivel de especialización, en gran parte de los dispositivos que fueron evaluados. A continuación le siguen las áreas de cuidados que se refieren a la coordinación de servicios, las intervenciones farmacológicas y somáticas, y las intervenciones psicológicas, todas ellas con un valor promedio cercano al 2 y una variabilidad un poco mayor. Los cuatro ámbitos de menor desarrollo son los que se refieren a necesidades propias de la vida cotidiana y social (tres de ellos corresponden a esto: actividades de la vida diaria, actividades de rehabilitación y reinserción socio - laboral, y reeducación de capacidades básicas, interpersonales y sociales), así como las intervenciones dirigidas a la familia y cuidadores. El área de cuidados generales de salud es un tópico especial, ya que en el modelo chileno de atención en salud mental no se ha propiciado al desarrollo de esta función dentro de los dispositivos, sino que se ha buscado que haya una buena coordinación con los centros de salud general para que las necesidades de este tipo sean satisfechas a ese nivel. Por esta razón, este ámbito de cuidados no será considerado en los análisis que se realizan a continuación. Dado que los tipos de dispositivos tienen diferentes objetivos y funciones, en la siguiente tabla se muestran los puntajes promedios para cada modalidad de cuidados por tipo de dispositivo. Modalidad de cuidados a b c d e f g h i j EqPsCo promedio 2,3 2,0 2,0 1,0 1,3 2,3 2,0 1,3 0,5 1,5 UnAtAm promedio 1,9 1,7 1,5 0,9 0,8 2,1 1,8 1,1 0,6 1,1 HoDi promedio 2,5 2,4 2,4 1,0 2,2 2,0 2,2 2,2 1,9 2,2 SeCoEs promedio 1,9 2,4 1,6 2,5 2,6 2,8 1,6 1,0 0,9 1,1 UnRePs promedio 2,5 2,8 2,0 0,3 1,0 1,0 2,2 2,7 1,8 Podemos observar que en los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios (EqPsCo) tienen un promedio de 2 o sobre esto en cinco de las diez modalidades de cuidados, mostrando valores inferiores a esta cifra en los cuatro ámbitos que ya 33 se habían señalado en la descripción general (aspectos que permiten satisfacer necesidades de la vida cotidiana y social, así como intervenciones dirigidas a familiares y cuidadores). Las Unidades de Atención Ambulatoria (UnAtAm) muestran un perfil similar a los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios respecto las modalidades de cuidados donde existe un mayor o un menor nivel de especialización. Cabe destacar que en casi todos los tipos de cuidados (8 de 10), estas Unidades de Atención Ambulatoria logran un promedio menor a los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios (con la sola excepción del ámbito de las actividades de rehabilitación y reinserción laboral donde la puntuación promedio es similar). Los Hospitales de Día (HoDi) son un grupo de dispositivos que alcanzan un buen nivel de especialización en todos los ámbitos que fueron evaluados: con puntajes promedio mayores o iguales a 2 (con la única excepción del ámbito de las actividades de rehabilitación y reinserción laboral donde se alcanza una cifra de 1,9, que es muy cercana a 2). Se puede afirmar que los Hospitales de Día son el grupo de dispositivos que logra la mejor combinación de especialización con integralidad en todos los tipos de cuidados, dentro de los cinco grupos de dispositivos que fueron evaluados. Los Servicios de Hospitalización de Corta Estadía (SeCoEs) logran puntuaciones promedio elevadas en algunos ámbitos (evaluación integral, hacerse cargo de actividades de la vida diaria e intervenciones farmacológicas) y baja en otros (coordinación de cuidados, intervenciones psicológicas, actividades de rehabilitación y reinserción socio - laboral, re-educación de capacidades básicas, interpersonales y sociales, e intervenciones dirigidas a la familia y cuidadores). Finalmente, las Unidades de Rehabilitación Psicosocial (UnRePs) logran puntuaciones promedio elevadas en los tópicos que se refieren a la evaluación integral, mantenimiento del vínculo terapéutico, coordinación de cuidados, actividades de rehabilitación y reinserción laboral, así como la re-educación de capacidades básicas, interpersonales y sociales. Estos ámbitos de cuidados son los que dicen relación directa con la función que cumplen estos dispositivos, aunque era de esperar que los puntajes fueran algo más elevados en las áreas de intervenciones psicológicas y especialmente, en las intervenciones dirigidas a la familia y cuidadores. De esta parte podemos concluir que los perfiles de especialización tienden a reflejar las funciones que cada grupo de dispositivos cumple dentro de una red de servicios de salud mental para personas que sufren una esquizofrenia. Pero al mismo tiempo, los puntajes muestran los ámbitos en los que existe menos desarrollo y que debieran ser motivo de preocupación para estos equipos. Un aspecto que resulta interesante es la comparación de los grupos de dispositivos que tienden a cumplir funciones similares, donde uno de ellos corresponde a un modelo de trabajo más comunitario y el otro a un modelo más 34 tradicional, como es el caso de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios con las Unidades de Atención Ambulatoria, y en alguna medida los Hospitales de Día con los Servicios de Hospitalización de Corta Estadía. Esta comparación muestra que los dispositivos que forman parte del modelo comunitario tienden a conseguir puntuaciones más elevadas (mayor especialización en los servicios) y en una mayor cantidad de modalidades de cuidados (mayor integralidad). A continuación vamos a analizar lo que sucede con cada dimensión específica. 1ª dimensión: establecimiento y mantenimiento de relaciones profesionales Recordemos que este ámbito involucra las actividades destinadas a conseguir la implicación de los individuos que tienen necesidades de ayuda profesional relacionada con cuidados de la salud mental e incluye tanto las actividades para establecer la relación terapéutica como para mantenerla. En la siguiente tabla se muestran las puntuaciones (promedio, desviación estándar y mediana) por tipo de dispositivo. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 2,3 ± 1,9 ± 2,5 ± 1,9 ± 2,5 ± ± d.e. 0,5 0,7 0,5 0,4 0,6 mediana 2 2 3 2 2,5 Se puede apreciar que los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios, los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial logran una puntuación más elevada que las Unidades de Atención Ambulatoria y que los Servicios de Corta Estadía, diferencia que es estadísticamente significativa11 (p=0,0374). Respecto a si todo el equipo se involucra en forma activa en buscar establecer una relación terapéutica estable, la siguiente tabla muestra los resultados generales. 0 1 2 11 Respuestas No, no es una preocupación de los miembros del equipo Sólo unos pocos miembros del equipo se preocupan de esto La mayoría de los miembros del equipo se preocupan por esto n 1 4 12 % 2,4 9,8 29,3 Dado que se trata de un tamaño menor de unidades de análisis y que no se puede asumir el supuesto de normalidad en la distribución, para todos los análisis de utilizaron pruebas no paramétricas (dependiendo del tipo de análisis se uso chi cuadrado o el análisis de varianza de una vía de Kruskal – Wallis). 35 3 Todos los miembros del equipo se preocupan por esto TOTAL 24 41 58,5 100,0 Como se observa en la tabla, en buena parte de los dispositivos (87,8%) se señala que existe una conducta activa de la mayoría o todos sus miembros hacia la búsqueda de una relación terapéutica estable. En la siguiente tabla se muestran los resultados en cuanto a si esta búsqueda de establecer una relación terapéutica estable se hace con todos o con parte de los pacientes que sufren trastornos mentales severos que ellos atienden. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 0 7 13 21 41 % 17,1 31,7 51,2 100,0 Al igual que en la pregunta anterior, también en este caso una alta proporción de los dispositivos entrevistados (82,9%) señalaron que ellos buscaban establecer una relación terapéutica estable con la mayoría o con todos sus pacientes. A continuación se indagó la frecuencia con que se hacía al menos una visita domiciliaria con la finalidad de conocer el ambiente familiar y comunitario donde el (la) paciente vive. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 5 21 10 5 41 % 12,2 51,2 24,4 12,2 100,0 Se escogió esta actividad como un indicador del nivel de profundidad con que se valoran aspectos del entorno del paciente que pueden afectar la estabilidad de la relación terapéutica. Por supuesto que la realización de esta actividad depende de diversas condiciones que se relacionan con la posibilidad y la intención de hacerlo (disponibilidad de recursos, formar parte de los procesos habituales de evaluación de los pacientes, etc.). Se puede observar que en 51,2% de los dispositivos se señaló que la visita domiciliaria se hacía sólo en unos pocos pacientes y en 12,2% no se hacía nunca (lo que suma 63,4%); sólo en 12,2% de los casos se realizaba en todos los pacientes. Después, se exploró si se tomaban medidas específicas para reducir el riesgo de abandono de los controles y del tratamiento por parte de los pacientes. Los resultados se muestran en la siguiente tabla. 36 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 0 8 12 21 41 % 19,5 29,3 51,2 100,0 En el 80,5% de los dispositivos se plantea que en la mayoría de los pacientes o en todos ellos se toman medidas específicas para evitar el abandono de los tratamientos. Finalmente se preguntó por la existencia de registros que permitieran identificar rápidamente a aquellos pacientes que se encuentran activos de los que están en condición de pasivos. Un 85,4% señaló que contaban con registros de estas características (35 casos); un 7,3% tenían registros pero que no estaban al día (3 casos) y otro 7,3% (3 casos) no contaban con registros. En la siguiente tabla se muestra la distribución de las puntuaciones obtenidas (promedio y desviaciones estándar) para cada uno de los aspectos específicos que fueron explorados, por tipo de dispositivo. Aspectos específicos de la 1ª dimensión Se involucra todo el equipo en forma activa … Se busca una relación estable con todos los pacientes … Se realiza una visita domiciliaria … Se toman medidas para reducir el riesgo de abandono … EqPsCo UnAtAm Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs UnRePs valor p 2,3 ± 0,5 1,9 ± 1,0 2,8 ± 0,4 2,4 ± 0,5 3,0 ± 0,0 0,0169 1,5 ± 0,6 1,8 ± 0,8 3,0 ± 0,0 2,4 ± 0,5 2,8 ± 0,4 0,0001 1,5 ± 0,6 1,1 ± 0,7 2,0 ± 0,9 0,8 ± 0,5 1,5 ± 1,0 0,0248 2,0 ± 0,8 1,8 ± 0,9 3,0 ± 0,0 2,1 ± 0,6 2,7 ± 0,5 0,0017 Se puede ver que en todos los aspectos específicos que fueron estudiados hay diferencias estadísticamente significativas entre los tipos de dispositivos. Respecto al primer aspecto específico (involucramiento de los miembros del equipo en establecer una relación terapéutica estable), se aprecia que la puntuación es mayor en los Hospitales de Día y en las Unidades de Rehabilitación Psicosocial, es intermedio en los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria así como en los Servicios de Corta Estadía, y finalmente es más bajo en las Unidades de Atención Ambulatoria. Estas diferencias fueron estadísticamente significativas (p=0,0169). En el segundo aspecto específico (buscar una relación terapéutica estable con todos los pacientes) también los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial obtienen una puntuación más elevada, seguida de los 37 Servicios de Corta Estadía. En este aspecto, los servicios de atención ambulatoria (Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria y Unidades de Atención Ambulatoria) son los que logran la puntuación más baja. En el tercer aspecto específico (realizar una visita domiciliaria) todos los dispositivos muestran puntuaciones más bajas respecto de los otros tres aspectos. Los Hospitales de Día son los que logran los valores más elevados, seguido de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria y de las Unidades de Rehabilitación Psicosocial (valores promedio en 1,5) y más abajo están las Unidades de Atención Ambulatoria y los Servicios de Corta Estadía (valores promedio alrededor de 1,0). En el cuarto y último aspecto específico que fue valorado (tomar medidas específicas para reducir el riesgo de abandono), nuevamente son los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial las que muestran las cifras más elevadas (valores promedio alrededor de 3,0), seguidos de los otros tres tipos de dispositivos (valores promedio alrededor de 2,0). En síntesis, al valorar los cuatro aspectos específicos en su conjunto se puede ver que los tres dispositivos más comunitarios (especialmente los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial, y en segundo lugar los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria) tienden a conseguir puntuaciones más elevadas que los otros dos dispositivos (Unidades de Atención Ambulatoria y los Servicios de Corta Estadía). 2ª dimensión: el problema y su evaluación funcional Esta dimensión evalúa las actividades que son necesarias para elaborar un plan integral de tratamiento o de rehabilitación (problemas psicológicos, sociales y somáticos), así como el seguimiento de este y su re-evaluación permanente. La siguiente tabla muestra las puntuaciones obtenidas por cada tipo de dispositivo. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 2,0 ± 1,7 ± 2,4 ± 2,4 ± 2,8 ± ± d.e. 0,8 0,7 0,7 0,7 0,4 mediana 2 2 2 2,5 3 Se puede apreciar que las Unidades de Rehabilitación Psicosocial son las que logran la puntuación más elevada, seguida de los Hospitales de Día y los Servicios de Corta Estadía (puntuación promedio en 2,4), más abajo se encuentran los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria, y finalmente están las 38 Unidades de Atención Ambulatoria. Las diferencias fueron estadísticamente significativas (p=0,0188). Respecto a la proporción de pacientes en que se realiza una evaluación integral, que involucra diferentes aspectos, la siguiente tabla muestra los resultados. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 3 7 14 17 41 % 7,3 17,1 34,1 41,5 100,0 Como se observa en la tabla, en la mayoría de los dispositivos (75,6%) se señala que se realiza una evaluación integral a todos los pacientes ao a la mayor parte de ellos. Posteriormente se indagó por la forma en que se hacía la evaluación de áreas específicas, considerando si se utilizaban o no instrumentos o procedimientos estandarizados (IE). Los resultados fueron los siguientes (expresados en % de los dispositivos). Tipo de evaluación No se realiza 12,2 22,0 12,2 43,9 14,6 14,6 14,6 34,1 Evaluación clínica psiquiátrica Evaluación psicoeducativa Evaluación clínica psicológica Evaluación neuro - cognitiva Evaluación de habilidades sociales Evaluación de la dinámica familiar Evaluación escolar o laboral Evaluación de la comunidad donde vive Si, sin IE 43,9 48,8 26,8 7,3 29,3 46,3 41,5 56,1 Si, con IE 43,9 29,3 61,0 48,8 56,1 39,0 43,9 9,8 Se observa que los dos tipos de evaluaciones que menos se realizan son: la evaluación neuro – cognitiva y la evaluación de la comunidad donde vive el paciente. También es interesante notar que un alto porcentaje de dispositivos señalan realizar evaluaciones pero sin usar instrumentos estandarizados (para las evaluaciones clínica psiquiátrica, psicoeducativa, de la dinámica familiar, escolar o laboral y de la comunidad). Sólo para la evaluación clínica psicológica y para la evaluación de habilidades sociales, más de la mitad de los dispositivos señalan que sus profesionales usan instrumentos estandarizados (61,0% y 56,1% respectivamente). A continuación se exploró la frecuencia con que se reúne el equipo completo para analizar la situación de los pacientes. Los resultados se muestran en la siguiente tabla. 39 0 1 2 3 Respuestas Nunca se reúne el equipo completo El equipo completo se reúne una vez al mes o más a lo lejos El equipo completo se reúne un par de veces en el mes El equipo completo se reúne al menos una vez a la semana TOTAL n 4 4 2 31 41 % 9,8 9,8 4,9 75,6 100,0 Los equipos se reúnen al menos más de una vez al mes en la mayoría de los dispositivos entrevistados (80,5%). Sólo en un 9,8% de los dispositivos se señaló que nunca se reúne el equipo completo. Luego, se indagó por la proporción de pacientes donde se elaboraba un plan integral que consideraba todos los aspectos de una evaluación integral. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 4 7 14 16 41 % 9,8 17,1 34,1 39,0 100,0 Esta tarea se conseguiría para la mayoría o todos los pacientes en 73,1% de los dispositivos. Una situación similar se encuentra respecto de la proporción de pacientes donde el equipo realiza una evaluación periódica de la marcha de este plan integral, donde se observa que en la misma proporción de dispositivos (73,1%), esta tarea se realiza para la mayoría o todos los pacientes. Los datos se muestran en la siguiente tabla. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 4 7 12 18 41 % 9,8 17,1 29,3 43,9 100,0 En la siguiente tabla se muestra la distribución de las puntuaciones obtenidas (promedio y desviaciones estándar) para cada uno de los aspectos específicos de esta dimensión que fueron explorados, por tipo de dispositivo. 40 Aspectos específicos de la 2ª dimensión Realización de una evaluación integral … Reunión del equipo completo para analizar pacientes … Proporción de pacientes donde se elabora plan integral … Proporción de pacientes donde se evalúa el plan integral … EqPsCo UnAtAm Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs 2,0 ± 0,8 1,3 ± 0,8 2,7 ± 0,5 2,4 ± 0,8 2,5 ± 1,2 0,0026 3,0 ± 0,0 1,6 ± 1,2 2,8 ± 0,6 2,6 ± 1,1 3,0 ± 0,0 0,0036 2,0 ± 1,2 1,1 ± 0,8 2,8 ± 0,4 2,0 ± 0,9 2,5 ± 0,5 0,0004 1,8 ± 1,0 1,2 ± 0,9 2,9 ± 0,3 2,1 ± 1,0 2,5 ± 0,5 0,0006 UnRePs valor p Se puede observar que en todos los aspectos específicos que fueron estudiados dentro de esta dimensión, se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los tipos de dispositivos. Respecto al primer aspecto específico (realizar una evaluación integral), los Hospitales de Día, las Unidades de Rehabilitación Psicosocial y los Servicios de Corta Estadía obtuvieron una puntuación elevada. En un lugar intermedio se ubicaron los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria. La puntuación promedio más baja fue para las Unidades de Atención Ambulatoria. Las diferencias fueron estadísticamente significativas (p=0,0026). En el segundo aspecto específico (frecuencia con que se reúne el equipo), con la sola excepción de las Unidades de Atención Ambulatoria (que obtuvieron una puntuación promedio baja), el resto de los tipos de dispositivos lograron parámetros elevados (promedio en 2,6 y más). Las diferencias también fueron estadísticamente significativas (p=0,0036). En cuanto al tercer aspecto específico (confeccionar un plan integral), aparecen tres grupos diferenciados. Los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial presentan las cifras más elevadas; le siguen los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria y los Servicios de Corta Estadía (con valores promedio en 2,0); y más distante a estos se encuentran las Unidades de Atención Ambulatoria (con un promedio en 1,1). También en este caso, las diferencias fueron estadísticamente significativas (p=0,0004). En el cuarto aspecto específico (realizar evaluaciones periódicas de la marcha del plan integral), el perfil de respuestas por tipo de dispositivos es semejante al descrito para el aspecto anterior y con diferencias estadísticamente significativas (p=0,0006). En síntesis, para esta dimensión son las Unidades de Atención Ambulatoria las que se diferencian del resto en un sentido negativo, ya que tienden a tener un menor desarrollo de las actividades específicas que están involucradas aquí. 41 3ª dimensión: coordinación de los cuidados Recordemos que en esta dimensión se evalúan las actividades destinadas a la coordinación dentro del dispositivo de atención y entre este y otros dispositivos, con la finalidad de garantizar que los individuos tengan acceso a cada uno de los servicios sanitarios y sociales que precisen. En la siguiente tabla se muestran las puntuaciones obtenidas por cada tipo de dispositivo. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 2,0 ± 1,5 ± 2,4 ± 1,6 ± 2,0 ± ± d.e. 0,8 0,8 0,5 0,5 0,6 mediana 2 1,5 2 2 2 Se puede observar que son los Hospitales de Día los que obtienen la mejor puntuación promedio, seguido de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria y de las Unidades de Rehabilitación Psicosocial (con promedios en 2,0), quedando en último lugar los Servicios de Corta Estadía y las Unidades de Atención Ambulatoria (con promedios en torno a 1,5). Estas diferencias fueron estadísticamente significativas (p=0,0429). El primer aspecto específico que se evaluó en esta dimensión corresponde a existencia de una persona (o mecanismo) que permita supervisar la derivación y asegure la continuidad de los cuidados. En la siguiente tabla se muestra la distribución de las respuestas y se puede apreciar que esta actividad existe en la mayoría de los casos (95,1%), y que funciona en forma regular en una buena parte de ellos (70,7%). 0 1 2 Respuestas No, no existe nada Si, pero sólo funciona para algunos aspectos o pacientes Sí, funciona regularmente TOTAL n 2 10 29 41 % 4,9 24,4 70,7 100,0 El segundo aspecto de esta dimensión que se evaluó corresponde al envío de información completa y precisa respecto del objetivo de la derivación. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL 42 n 0 2 9 30 41 % 4,9 22,0 73,1 100,0 En la tabla se puede ver que para el 95,1% de los dispositivos esto se cumpliría en la mayoría de los pacientes o en todos ellos. El tercer aspecto específico corresponde a la proporción de pacientes en que se hace un enlace con el centro al que fue derivado (solicitar la hora, informar al paciente quién lo recibirá, etc.). Los resultados fueron los siguientes. 0 1 2 3 Respuestas No, en ninguno de los pacientes Sólo en unos pocos de los pacientes (menos del 50%) En la mayoría de los pacientes (más del 50%) En todos los pacientes TOTAL n 1 6 14 20 41 % 2,4 14,6 34,1 48,8 100,0 Como se puede ver, en 82,9% de los dispositivos la tarea de enlace se cumple con la mayoría o con todos los pacientes. Finalmente, el cuarto aspecto específico corresponde a la evaluación conjunta con el (la) paciente de las atenciones recibidas en el centro al cual fue derivado. 0 1 2 3 Respuestas No, con ninguno de los pacientes Sólo con unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Con la mayoría de los pacientes (más del 50%) Con todos los pacientes TOTAL n 1 6 7 27 41 % 2,4 14,6 17,1 65,9 100,0 Se aprecia que esta tarea se efectúa con todos los pacientes o con la mayor parte de ellos, en la mayoría de los dispositivos (83,0%). En la siguiente tabla se presentan la distribución de las puntuaciones obtenidas (promedio y desviaciones estándar) para cada uno de los cuatro aspectos específicos de la 3ª dimensión, por tipo de dispositivo. Aspectos específicos de la 3ª dimensión Existe una persona que supervisa la derivación … Se envía información completa y precisa para los objetivos … Se realiza un enlace … Se realiza una evaluación conjunta con paciente … EqPsCo UnAtAm Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs UnRePs valor p 1,5 ± 1,0 1,4 ± 0,7 1,9 ± 0,3 1,8 ± 0,5 1,7 ± 0,5 0,3203 2,8 ± 0,5 2,5 ± 0,7 3,0 ± 0,0 2,5 ± 0,8 2,7 ± 0,5 0,2084 1,5 ± 1,3 2,0 ± 0,7 2,8 ± 0,4 2,3 ± 0,9 2,5 ± 0,5 0,0468 2,8 ± 0,5 2,1 ± 1,0 2,9 ± 0,3 2,0 ± 1,1 2,8 ± 0,4 0,0587 Respecto del primer aspecto específico, tal como se señaló anteriormente la mayoría de los dispositivos cuentan con una persona (o mecanismo) que 43 supervisa la derivación y no se encontraron diferencias significativas por tipo de dispositivo (p=0,3203). Tampoco se encontraron diferencias significativas para la segunda dimensión (enviar información completa y precisa, al momento de hacer la derivación) entre los tipos de dispositivos (p=0,2084). Para el tercer aspecto específico (realizar un enlace), sólo el grupo de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria mostró una puntuación promedio significativamente menor respecto de los otros tipos de dispositivos (p=0,0468). En el último aspecto específico (evaluación conjunta con el (la) paciente de las atenciones recibidas), las Unidades de Atención Ambulatoria y los Servicios de Corta Estadía mostraron una tendencia a tener una puntuación promedio inferior a los otros tres tipos de dispositivos, aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa (p=0,0587). En síntesis, se cumplen buena parte de las tareas propias de esta dimensión y no se encontraron diferencias significativas entre los tipos de dispositivos en varios de los aspectos específicos. La única diferencia correspondió a las tareas de enlace con la unidad a la cual se hace la derivación del (de la) paciente. 5ª dimensión: hacerse cargo de actividades de la vida diaria En esta dimensión se evalúa las actividades que son necesarias para atender a aquellos individuos que no son capaces de valerse por sí solos, evitando que estos se abandonen y que puedan poner en riesgo su propia vida. La siguiente tabla muestra las puntuaciones obtenidas por cada tipo de dispositivo. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 1,3 ± 0,8 ± 2,2 ± 2,6 ± 1,2 ± ± d.e. 0,5 0,8 0,8 0,5 0,4 mediana 1 1 2 3 1 Se puede observar que existen diferencias significativas entre los tipos de dispositivos (p=0,001). Ambas unidades de hospitalización (Hospitales de Día y Servicios de Corta Estadía) tienen puntuaciones promedio elevadas. En cambio, los otros tres tipos de dispositivos presentan valores bastante inferiores. Dentro de esta dimensión, se preguntó por la proporción de pacientes en los cuales se evaluaban necesidades y los resultados se presentan en la siguiente tabla. 44 0 1 2 3 Respuestas No, en ninguno de los pacientes Sólo en unos pocos de los pacientes (menos del 50%) En la mayoría de los pacientes (más del 50%) En todos los pacientes TOTAL n 2 7 10 22 41 % 4,9 17,1 24,4 53,7 100,0 Se aprecia que en 71,8% de los dispositivos se señala que se practica la evaluación de necesidades en la mayoría o en todos los pacientes. Sólo en 2 dispositivos no se realiza la evaluación de necesidades. A continuación se preguntó por las medidas que se toman para resolver la presencia de necesidades insatisfechas relacionadas con la vida diaria (se refiere a la estrategia que en ese dispositivo se utiliza con mayor frecuencia). Los resultados se muestran en la siguiente tabla. 0 1 2 3 Respuestas No se hace nada o no se cuentan con recursos para esto Se intenta hospitalizar al paciente Se logran movilizar recursos de la familia y/o de la comunidad El dispositivo cuenta con recursos propios para esto TOTAL n 0 0 19 22 41 % 46,3 53,7 100,0 Se puede ver que son dos las estrategias más utilizadas: usar recursos del centro (se refiere fundamentalmente a recursos humanos para apoyar al paciente) (53,7%) y movilizar recursos de la familia o de la comunidad donde vive el (la) paciente (46,3%). Se realizó un análisis de la respuesta a la pregunta sobre la proporción de los pacientes en que se realiza evaluación de necesidades, según tipo de dispositivo, y los resultados fueron los siguientes. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 2,3 ± 1,6 ± 2,5 ± 2,6 ± 2,8 ± ± d.e. 0,5 0,7 0,2 0,7 0,4 Se observa que las Unidades de Atención Ambulatoria son las que obtienen una puntuación promedio inferior a los otros cuatro tipos de dispositivos, diferencia qye fue estadísticamente significativa (p=0,0058). 45 6ª dimensión: intervenciones farmacológicas y otras intervenciones somáticas En esta dimensión se evalúan todas las actividades relacionadas con el uso de medicamentos y otras intervenciones somáticas (terapia convulsiva, etc.). Considera las actividades de prescripción, seguimiento de los efectos terapéuticos y adversos, así como los ajustes a las indicaciones iniciales. Veamos la distribución de las puntuaciones en los diferentes tipos de dispositivos. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 2,3 ± 2,1 ± 2,0 ± 2,8 ± 0 ± d.e. 0,5 0,3 0,8 0,5 mediana 2 2 2 3 0 Se observa que las Unidades de Rehabilitación Psicosocial tienen una puntuación de 0 porque en ellas no se realiza este tipo de intervenciones, por lo que serán excluidas del análisis posterior dentro de esta dimensión (ahora el n = 35). Como era de esperar, los Servicios de Corta Estadía tienen una puntuación promedio que es significativamente mayor a la de los otros tres tipos de dispositivos (p=0,0140). En primer lugar se indagó por la frecuencia con que se dispone de los medicamentos que son necesarios para los pacientes que los requieren. Los resultados se exponen en la siguiente tabla. 0 1 2 3 Respuestas No, nunca se dispone de ellos Sólo se logran usar en forma continua en unos pocos pacientes Se usan en forma continua en la mayoría de los pacientes Se dispone de forma continua para todos los pacientes TOTAL n 1 0 11 23 35 % 2,9 31,4 65,7 100,0 Al parecer, el abastecimiento de fármacos no es un problema ya que casi la totalidad de los dispositivos (97,1%) señalan que disponen de ellos para todos o la mayoría de los pacientes que los requieren. En segundo lugar, se exploró por la frecuencia con que el dispositivo dispone de antipsicóticos atípicos cuando sus pacientes lo requieren. Los resultados se muestran a continuación. 46 0 1 2 3 Respuestas No, nunca se dispone de ellos Sólo se logran usar en forma continua en unos pocos pacientes Se usan en forma continua en la mayoría de los pacientes Se dispone de forma continua para todos los pacientes TOTAL n 1 1 7 26 35 % 2,9 2,9 20,0 74,3 100,0 Al igual que para los fármacos en general, el abastecimiento de antipsicóticos atípicos no es un problema para casi la totalidad de los dispositivos que fueron estudiados (94,3%). El tercer aspecto que se exploró se refiere a la frecuencia con que los médicos utilizan los criterios de las normas y protocolos que están vigentes. De igual forma, en casi la totalidad de los dispositivos se señala que esto se cumple para la mayoría o todos los pacientes que son atendidos allí (97,1%). Ver la siguiente tabla. 0 1 2 3 Respuestas No, en ninguno de los pacientes Se utilizan sólo en unos pocos de los pacientes (menos del 50%) Se utilizan en la mayoría de los pacientes (más del 50%) Se utilizan en todos los pacientes TOTAL n 1 0 13 21 35 % 2,9 37,1 60,0 100,0 El cuarto aspecto estudiado se refiere a la proporción de pacientes en que se logran realizar los controles y evaluaciones con la periodicidad que estos lo requieren. Los resultados fueron los siguientes. 0 1 2 3 Respuestas No, en ninguno de los pacientes Sólo en unos pocos de los pacientes (menos del 50%) En la mayoría de los pacientes (más del 50%) En todos los pacientes TOTAL n 5 3 7 20 35 % 14,3 8,6 20,0 57,1 100,0 Nótese que si bien en un 77,1% de los dispositivos se logra tener una periodicidad adecuada para los controles, existe cerca de un cuarto de ellos (22,9%) donde esto no es posible. Vale la pena resaltar que este es un ítem importante para lograr la adherencia y efectividad de los tratamientos farmacológicos. Adicionalmente, se preguntó si los médicos contaban con los exámenes necesarios para hacer las evaluaciones requeridas en el manejo de los medicamentos, obteniéndose que en 31,4% de los dispositivos esto no era así. El último aspecto se refiere a la frecuencia con que se realizan reuniones clínicas que incluyan a todo el equipo, con la finalidad de analizar la situación de algunos 47 pacientes donde el manejo farmacológico es complejo. Los resultados se muestran en la siguiente tabla. Respuestas 0 1 2 3 n 3 5 4 23 35 No, nunca En forma muy ocasional, para situaciones excepcionales Se realizan en la mayoría de los casos que se requieren Si, todas las veces que se requiere TOTAL % 8,6 14,3 11,4 65,7 100,0 Las respuestas obtenidas indican que en 77,1% de los dispositivos se realizan estas reuniones en la mayoría o en todos los casos que la requieren. A continuación se presentan las puntuaciones (promedio y desviación estándar) para cada uno de los aspectos específicos, por tipo de dispositivo. Aspectos específicos de la 6ª dimensión Frecuencia con que se dispone de los fármacos requeridos … Frecuencia con que se dispone de antipsicóticos atípicos … Utilización de criterios basados en normas y protocolos … Se realizan los controles con la periodicidad requerida … Se realizan reuniones clínicas que incluyan a todo el equipo … EqPsCo Tipo de dispositivo UnAtAm HoDi SeCoEs p value 2,3 ± 0,5 2,7 ± 0,5 2,5 ± 0,9 2,9 ± 0,4 0,2309 3,0 ± 0,0 2,6 ± 0,7 2,5 ± 0,9 2,9 ± 0,4 0,3709 2,5 ± 0,6 2,4 ± 0,5 2,5 ± 0,9 2,9 ± 0,4 0,2706 1,0 ± 1,2 2,1 ± 0,8 2,5 ± 1,2 2,6 ± 1,1 0,0193 2,0 ± 0,8 1,7 ± 1,2 2,7 ± 0,9 3,0 ± 0,0 0,0040 Se observa que en los tres primeros aspectos (disponer de fármacos, disponer de antipsicóticos atípicos y utilización de criterios basados en normas y protocolos) las puntuaciones son elevadas (promedio sobre 2,4) en todos los tipos de dispositivos y no existen diferencias estadísticamente significativas entre estos. Respecto del cuarto aspecto (realizar controles con la periodicidad requerida), son los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios los que muestran un promedio inferior a los otros tres, siendo esto significativo (p=0,0193). Finalmente, en el último de los aspectos específicos (tener reuniones clínicas con todo el equipo), los dos dispositivos de hospitalización (Hospitales de Día y Servicios de Corta Estadía) aparecen con puntuaciones promedio superiores a la de los dispositivos que hacen atención ambulatoria (Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios y Unidades de Atención Ambulatoria). Esto también fue estadísticamente significativo (p=0,0040). 48 7ª dimensión: intervenciones psicológicas Esta dimensión incluye todas las intervenciones destinadas a facilitar cambios en la forma en que los individuos perciben y entienden sus emociones, pensamientos y conductas. Considera el entrenamiento del personal para su implementación, como la diversidad de intervenciones que se ofrecen. Veamos a continuación la distribución de las puntuaciones en los diferentes tipos de dispositivos. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 2,0 ± 1,8 ± 2,2 ± 1,6 ± 1,0 ± ± d.e. 0,0 0,9 0,4 0,9 1,1 mediana 2 2 2 2 1 También en este caso se observa que las Unidades de Rehabilitación Psicosocial tienen una puntuación baja. Esto es así, ya que las tareas que son propias de estos dispositivos no requieren de un mayor grado de especialización en esta dimensión, por lo cual serán excluidas del análisis posterior dentro de esta dimensión (el número de dispositivos baja a 35). Las puntuaciones promedios de los cuatro tipos de dispositivos fluctuaron alrededor de 2, lo que indica un nivel intermedio de especialización en esta dimensión. Aunque existen variaciones en las puntuaciones entre los tipos de dispositivos, las diferencias no fueron estadísticamente significativas (p=0,4380). En la siguiente tabla se muestra el porcentaje de centros dentro de cada tipo de dispositivo donde se entregan las intervenciones psicológicas señaladas. Tipos de intervenciones psicológicas Psicoterapia individual Psicoterapia familiar Psicoterapia grupal TCC para síntomas psicóticos Entrenamiento neuro-cognitivo Intervención psicosocial (general) EqPsCo 100,0 25,0 25,0 25,0 25,0 75,0 Tipo de dispositivo UnAtAm HoDi SeCoEs 83,3 72,7 75,0 58,3 36,4 50,0 50,0 54,5 50,0 58,3 63,6 25,0 16,7 27,3 12,5 75,0 90,9 100,0 Total 80,0 45,7 48,0 48,6 20,0 85,7 En términos generales, se observa un cierto déficit en la capacidad de los dispositivos para entregar intervenciones psicológicas, lo que es concordante con las puntuaciones en el nivel de especialización descrito anteriormente. Es llamativo que la psicoterapia individual sea provista en sólo el 80% de los dispositivos y no en todos. El mismo comentario vale para la intervención 49 psicosocial genérica, ya que ambos son servicios psicológicos básicos a ser provistos. También es importante resaltar que dos intervenciones psicológicas que están incorporadas al protocolo de atención para primer episodio de esquizofrenia (psicoterapia familiar y grupal) sólo se entreguen en menos del 50% de los dispositivos que fueron estudiados. Nótese que esta situación desciende aún más en los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios. Por otra parte, es interesante resaltar el esfuerzo de algunos de los dispositivos donde se estarían entregando dos tipos de intervenciones de reciente desarrollo y para las cuales existe evidencia que fundamenta su utilidad: la terapia cognitivo – conductual para síntomas psicóticos y el entrenamiento neuro – cognitivo. A continuación se exploró si los psicólogos de estos dispositivos habían recibido un entrenamiento formal y específico para realizar este tipo de intervenciones en personas que sufren trastornos mentales severos (cursos especiales de entrenamiento y postítulos). Se excluyó la intervención psicosocial porque se considera que el entrenamiento de pre – grado es suficiente para su entrega. Los resultados fueron los siguientes (se expresa en porcentaje de dispositivos que se ubican en esa alternativa). Tipos de intervenciones psicológicas Psicoterapia individual Psicoterapia familiar Psicoterapia grupal TCC para síntomas psicóticos Entrenamiento neuro-cognitivo Proporción de psicólogos con entrenamiento especial Ninguno tiene un Sólo algunos tienen Todos tienen un entrenamiento un entrenamiento entrenamiento especial en esto especial en esto especial en esto 31,4 48,6 20,0 48,6 40,0 11,4 48,6 34,3 17,1 60,0 31,4 8,6 77,1 17,1 5,7 Los resultados muestran la baja proporción de profesionales que han recibido un entrenamiento específico en este campo, lo cual puede ser uno de los factores que explica el déficit en la entrega de intervenciones psicológicas que fue descrito anteriormente. Es importante notar que sólo 1/5 de los dispositivos tienen a todos sus psicólogos entrenados en psicoterapia individual para estos pacientes, cifra que desciende aún más cuando se trata de psicoterapia grupal y familiar. Por otra parte, /3 de los dispositivos señala que no tienen psicólogos entrenados en forma especial para practicar psicoterapia individual en estos pacientes, y casi la mitad de estos centros no cuentan con psicólogos entrenados en psicoterapia familiar y grupal para personas con este tipo de problemas. La conclusión más importante en el análisis de esta dimensión es el déficit en la provisión de intervenciones psicológicas específicas para personas con estos 50 problemas (intervenciones que están incorporadas en el protocolo de atención vigente) y la gran carencia de entrenamiento de estos profesionales para realizar sus actividades con un nivel satisfactorio de especialización y calidad. 8ª dimensión: re-educación de las capacidades básicas, interpersonales y sociales La evaluación de esta dimensión abarca todas las intervenciones enfocadas a ayudar al enfermo a afrontar sus deterioros y sus discapacidades personales. En general, están orientadas a mejorar las capacidades del individuo para manejar sus síntomas, su autonomía, su tiempo libre e interacción social, etc. Al igual que en el caso anterior, se valora el entrenamiento de personal y la diversidad de intervenciones que se ofrecen. En la siguiente tabla de presenta la distribución de las puntuaciones por cada tipo de dispositivo. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 1,3 ± 1,1 ± 2,2 ± 1,0 ± 2,2 ± ± d.e. 0,5 1,0 0,4 0,9 0,4 mediana 1 1 2 1 2 Se puede observar que las puntuaciones promedio se distribuyen en valores que van entre un nivel de especialización bajo a intermedio, siendo los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial las que obtienen los valores más elevados y los otros tres dispositivos se ubican en una cifra cercana a 1. Esta diferencia fue estadísticamente significativa (p=0,0055). También en este caso se exploró la entrega de este tipo de intervenciones para cada uno de los dispositivos. Los resultados se muestran en la siguiente tabla y se expresan en porcentaje de dispositivo donde se proveen estos servicios. Tipo de intervención de (re)educación Psicoeducación individual Entrenamiento para lograr mayor autonomía Entrenamiento para el uso del tiempo libre Entrenamiento en habilidades sociales Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs EqPsCo UnAtAm UnRePs Total 100,0 91,7 90,9 50,0 100,0 85,4 50,0 33,3 90,9 62,5 100,0 65,9 50,0 25,0 90,9 62,5 100,0 63,4 75,0 33,3 90,9 62,5 100,0 68,3 51 Si se analiza por tipo de intervención, lo primero que llama la atención es la baja proporción de Servicios de Corta Estadía en que se realiza psicoeducación individual (sólo en la mitad de los casos), siendo que esta actividad debería estar presente en la totalidad de los dispositivos. En el caso de las otras tres intervenciones, es esperable que sean los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial las que concentren su dispensación. Más bien, vale la pena destacar el esfuerzo de varios de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios y de Servicios de Corta Estadía por proveerlos. Si se analiza por tipo de dispositivo, resalta el hecho de que sólo la mitad de los Servicios de Corta Estadía estén entregando psicoeducación individual (una intervención básica y de carácter fundamental) y sin embargo una proporción mayor señale proveer otros tipos de intervenciones de esta dimensión que serían más especializados. De igual forma, llama la atención el bajo porcentaje de Unidades de Atención Ambulatoria donde se realizan intervenciones para lograr mayor autonomía, buen uso del tiempo libre y entrenamiento en habilidades sociales; sobre todo si se compara con el perfil observado en los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios. Para conocer con mayor detalle lo que sucedía se exploró el nivel de entrenamiento de los profesionales que brindaban estos servicios y los modelos teóricos en que se sustentaban estas intervenciones. En las siguientes tablas se muestra lo que se encontró para psicoeducación individual. 0 1 2 Proporción de personas con entrenamiento específico Ninguna de las personas ha recibido un entrenamiento específico Sólo algunas personas han recibido entrenamiento específico Todas las personas han recibido entrenamiento específico TOTAL n 17 16 8 41 % 41,5 39,0 19,5 100,0 0 1 2 Uso de modelos teóricos conocidos y probados No se realiza o no se basa en un modelo teórico conocido Parte del programa se basa en un modelo teórico probado y conocido Todo el programa se basa en un modelo teórico probado y conocido TOTAL n 18 17 6 41 % 43,9 41,5 14,6 100,0 A pesar de que la psicoeducación individual se realiza en la mayoría de los dispositivos (85,4%), una proporción importante de los profesionales no han recibido entrenamiento específico para esta actividad (41,5% de los dispositivos señalan no tener ningún profesional especialmente entrenado y otro 39,0% refiere que sólo parte de sus profesionales han sido entrenados), a la vez que los 52 programas que se aplican en su mayoría no se basan en los modelos conocidos y que han sido los que han demostrado ser efectivos y útiles (como por ejemplo, el desarrollado por J. Leff) (sólo 14,6% de los centros responden que sus programas se corresponden completamente con estos modelos). Se realizó un análisis de asociación entre la proporción de profesionales entrenados y el uso de modelos teóricos conocidos y probados, encontrando que existía una significativa asociación (p=0,0038); de forma que en aquellos lugares donde existen profesionales entrenados se tiende a usar más estos modelos teóricos. A continuación, las tablas muestran lo que acontece para el entrenamiento en habilidades sociales. 0 1 2 Proporción de personas con entrenamiento específico Ninguna de las personas ha recibido un entrenamiento específico Sólo algunas personas han recibido entrenamiento específico Todas las personas han recibido entrenamiento específico TOTAL n 13 21 7 41 % 31,7 51,2 17,1 100,0 0 1 2 Uso de modelos teóricos conocidos y probados No se realiza o no se basa en un modelo teórico conocido Parte del programa se basa en un modelo teórico probado y conocido Todo el programa se basa en un modelo teórico probado y conocido TOTAL n 14 22 5 41 % 34,1 53,7 12,2 100,0 La situación es similar a la descrita para la psicoeducación individual: una alta proporción de los profesionales no han recibido un entrenamiento específico para este tipo de actividad, a la vez que los programas que se aplican en su mayoría no se basan en los modelos conocidos y de efectividad probada (como por ejemplo, en este caso es el desarrollado por Liberman). También se realizó un análisis de asociación entre la proporción de profesionales entrenados y el uso de modelos teóricos conocidos y probados, encontrando igualmente que existía una significativa asociación con la misma direccionalidad (p<0,0001). En síntesis, podemos concluir que existen falencias en la entrega de las intervenciones que corresponden a esta dimensión, las cuales se podrían explicar por la falta de entrenamiento de los profesionales, así como por la falta de uso de modelo teóricos que hayan demostrado ser útiles y efectivos. 9ª dimensión: actividades de rehabilitación y reinserción socio - laboral En esta dimensión se evalúa la existencia de actividades enfocadas a ayudar y/o entrenar a los individuos a pasar el día en algo que a ellos les valga la pena, 53 considerando que: sean personalmente satisfactorias, tengan un valor social intrínseco y que les ayude a superar sus minusvalías sociales. También en este caso se valora el entrenamiento del personal y la diversidad en la oferta de intervenciones. La distribución de las puntuaciones por cada tipo de dispositivo se muestra en la siguiente tabla. Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 0,5 ± 0,6 ± 1,9 ± 0,9 ± 2,7 ± ± d.e. 1,0 0,8 0,8 0,6 0,5 mediana 0 0 2 1 3 Tal como era de esperar, los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios, las Unidades de Atención Ambulatoria y los Servicios de Corta Estadía muestran una puntuación baja, reflejando un nivel menor de especialización, lo cual es esperable para el modelo de atención desarrollado. Por esta razón serán excluidos del siguiente análisis y sólo se continuará con los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial (con n = 17). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la puntuación promedio obtenida entre los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial (p=0,0680), por lo que no habría diferencias sustanciales en su nivel de especialización en esta dimensión. A continuación, se presenta una tabla con la proporción de dispositivos que realizan ciertos tipos de actividades correspondientes a esta dimensión. Tipos de intervenciones Laborterapia institucional Programas de empleo protegido Rehabilitación vocacional Programas de empleo con apoyo Desarrollo de empresas sociales Tipo de dispositivo UnRePs 83,3 83,3 66,7 83,3 100,0 HoDi 72,7 18,2 45,5 27,3 18,2 Total 76,5 41,2 52,9 47,1 47,1 La tabla muestra un perfil bastante diferente para ambos tipos de dispositivos, donde los Hospitales de Día entregan intervenciones más tradicionales (laborterapia individual y rehabilitación vocacional) y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial proveen además servicios con mayor nivel desarrollo en lo que se refiere a reinserción social y laboral. Esta situación no es un problema si los dispositivos forman parte de una red, de forma tal que los pacientes dispongan de todas las posibilidades y vayan pasando por los diferentes dispositivos en la medida que avanzan en su proceso de recuperación y rehabilitación. El problema 54 se produce cuando existen redes que no cuentan con todos los servicios, por lo que sus pacientes no acceden a toda la gama de intervenciones que pudiesen requerir. Un aspecto que se valoró en forma adicional fue la existencia de contacto permanente y coordinación con diferentes instituciones u organizaciones comunitarias, cuya finalidad es facilitar la reinserción social de las personas que sufren trastornos mentales severos. En la siguiente tabla se muestra la distribución de las respuestas (expresado en porcentaje) para el conjunto de los 41 dispositivos que se incluyeron en el estudio. Las alternativas de respuesta fueron las siguientes: 0. No, no existe contacto ni coordinación. 1. En forma ocasional existen contactos. 2. Para la mayoría de las personas que lo requieren se establecen estos contactos, pero hay escaso seguimiento y coordinación posterior. 3. Hay un contacto permanente y fluido, con un buen seguimiento y coordinación posterior. Tipos de organizaciones Establecimientos educacionales Servicios sociales Organizaciones vecinales Organizaciones comunitarias 0 34,1 14,6 46,3 36,6 1 29,3 31,7 36,6 43,9 Respuesta 2 12,2 14,6 9,8 12,2 3 24,4 39,0 7,3 7,3 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 Se puede apreciar que es con los servicios sociales con quienes existe un mayor nivel de contacto y coordinación en este aspecto, aunque en una proporción importante esta coordinación es ocasional. Sólo en un 39,0% de los dispositivos hay una coordinación que es permanente y fluida con los servicios sociales. Con los establecimientos educacionales es el segundo tipo de institución con quienes hay un contacto y coordinación para tareas de reinserción de estos pacientes. También en este caso, la coordinación es permanente y fluida sólo en una proporción menor de los dispositivos (24,4%). Con las organizaciones vecinales y comunitarias el contacto no existe (en alrededor del 40% de los dispositivos), o bien esta coordinación suele ser esporádica, frente a situaciones específicas. A modo general, los contactos con instituciones u organizaciones de la comunidad tienden a ser esporádicos, centrado en situaciones específicas, más que una coordinación permanente y fluida. 55 En la tabla se muestra una comparación de las puntuaciones (promedio y desviación estándar) para los diferentes tipos de dispositivos, respecto del nivel de coordinación con organizaciones de la comunidad. Tipo de organización de la comunidad EqPsCo UnAtAm Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs UnRePs valor p Establecimientos educacionales 0,3 ± 0,5 1,2 ± 1,0 2,0 ± 1,1 0,5 ± 0,8 1,8 ± 1,5 0,0184 Servicios sociales 1,5 ± 1,3 1,3 ± 1,1 1,9 ± 1,1 1,9 ± 1,0 2,5 ± 1,3 0,2873 Organizaciones vecinales 0,3 ± 0,5 0,5 ± 0,7 1,0 ± 0,9 0,9 ± 0,8 1,2 ± 1,5 0,4159 Organizaciones comunitarias 0,5 ± 0,6 0,7 ± 0,7 1,0 ± 0,9 0,8 ± 0,7 1,7 ± 1,4 0,4129 En general, se puede apreciar que son los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial las que tienden a presentar las puntuaciones más elevadas respecto del nivel de coordinación con diferentes organizaciones de la comunidad. Esta diferencia resulta ser estadísticamente significativa cuando se refiere a los establecimientos educacionales (p=0,0184). Para los otros tres tipos de organizaciones de la comunidad no se encontraron diferencias que fuesen estadísticamente significativas. En síntesis, dentro de esta dimensión se encuentra un adecuado desarrollo de las actividades relacionadas con la reinserción social y laboral, donde el nivel de especialización es diferente para los distintos tipos de dispositivos (como era de esperar) , lo que obliga a tener un buen funcionamiento en red para cumplir con el objetivo de entregar una diversidad de servicios. El nivel de coordinación con organizaciones de la comunidad es bajo, siendo un ámbito que aún requiere mayor desarrollo que el actualmente observado. 10ª dimensión: intervenciones dirigidas a la familia, parientes y otros Esta dimensión se refiere a todas las actividades destinadas a aumentar el soporte en el entorno del individuo. Las intervenciones pueden estar dirigidas a la familia o a una red más extensa (vecinos, amigos, etc.), entregando información apropiada y enseñando a enfrentar las dificultades en la convivencia con el paciente. Se valora el entrenamiento del personal para ejecutar las actividades y la diversidad de acciones que se realizan. La distribución de las puntuaciones dentro de esta dimensión por cada tipo de dispositivo se muestra en la siguiente tabla. 56 Tipo de dispositivo EqPsCo UnAtAm HoDi SeCoEs UnRePs promedio 1,5 ± 1,1 ± 2,2 ± 1,1 ± 1,8 ± ± d.e. 0,6 0,8 0,8 0,8 1,0 mediana 1,5 1 2 1 2 Para esta dimensión se observa que los dispositivos más comunitarios (Equipos de psiquiatría y Salud Mental Comunitarios, Hospitales de Día y Unidades de Rehabilitación Psicosocial) tienen puntuaciones más elevadas en el nivel de especialización, que la observada para los otros dos tipos de dispositivos (Unidades de Atención Ambulatoria y Servicios de Corta Estadía). Esta diferencia fue estadísticamente significativa (p=0,0244). En la siguiente tabla se muestra la proporción de centros que entregan diferentes tipos de intervenciones, dentro de cada tipo de dispositivo. Tipo de intervención sobre familiares y/o cuidadores Psicoeducación familiar Intervenciones para reducir la expresividad emocional Intervenciones para reducir la caga de los cuidadores Grupos de auto - ayuda Tipo de dispositivo HoDi SeCoEs EqPsCo UnAtAm UnRePs Total 100,0 66,7 100,0 75,0 83,3 82,9 25,0 75,0 90,9 50,0 83,3 70,7 25,0 75,0 100,0 62,5 100,0 78,0 - 33,3 90,9 37,5 100,0 56,1 El tipo de intervención más frecuentemente realizada es la psicoeducación familiar (en 82,9% de los dispositivos), sin embargo llama la atención que esta actividad (que está incluida en el protocolo de atención GES para primer episodio de esquizofrenia) sólo se provea en el 66,7% de las Unidades de Atención Ambulatoria y en el 75,0% de los Servicios de Corta Estadía. Vale la pena notar el hecho positivo de que la totalidad de los Equipos de psiquiatría y Salud Mental Comunitarios y de los Hospitales de Día entregan esta intervención. Las intervenciones para reducir expresividad emocional dentro de las familias (cuya efectividad en reducir recaídas ha sido ampliamente fundada), sólo se entrega en el 70,7% de los dispositivos. Una cifra semejante se observa para las intervenciones destinadas a la reducción de la carga de los cuidadores (78,0%). El tipo de intervención que aparece con menos frecuencia son los grupos de auto – ayuda (56,1% de los dispositivos). Sin embargo, si consideramos que estos grupos se desarrollan al alero de los dispositivos donde los pacientes pasan una mayor parte del tiempo durante su tratamiento y rehabilitación – que son Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial -, los resultados 57 son bastante buenos ya que la mayoría de los dispositivos de ambos tipos desarrollan grupos de auto – ayuda para familiares y/o cuidadores. En caso también se quiso explorar el nivel de entrenamiento de los profesionales que realizan estas intervenciones y el uso de marcos teóricos de efectividad demostrada para el diseño de las actividades. En primer lugar, se indagó lo que sucedía con la psicoterapia familiar. En las dos tablas que se presentan a continuación se muestran los resultados. 0 1 2 Proporción de personas con entrenamiento específico Ninguna de las personas ha recibido un entrenamiento específico Sólo algunas personas han recibido entrenamiento específico Todas las personas han recibido entrenamiento específico TOTAL n 18 18 5 41 % 43,9 43,9 12,2 100,0 0 1 2 Uso de modelos teóricos conocidos y probados No se realiza o no se basa en un modelo teórico conocido Parte del programa se basa en un modelo teórico probado y conocido Todo el programa se basa en un modelo teórico probado y conocido TOTAL n 17 18 6 41 % 41,5 43,9 14,6 100,0 Al igual que lo que se observó para las intervenciones de (re)educación (correspondientes a la 8ª dimensión), existe una proporción menor de profesionales que han recibido un entrenamiento específico en este campo (sólo un 12,2% de los dispositivos refiere que todos los profesionales que realizan estas intervenciones han sido debidamente entrenados) y que las actividades que se realizan pocas veces están basadas en modelos teóricos conocidos y bien fundados. Una situación similar se aprecia para las intervenciones cuyo objetivo es la reducción de la expresividad emocional dentro de la familia, tal como se puede ver en las siguientes tablas. 0 1 2 Proporción de personas con entrenamiento específico Ninguna de las personas ha recibido un entrenamiento específico Sólo algunas personas han recibido entrenamiento específico Todas las personas han recibido entrenamiento específico TOTAL n 17 20 4 41 % 41,5 48,8 9,8 100,0 0 1 2 Uso de modelos teóricos conocidos y probados No se realiza o no se basa en un modelo teórico conocido Parte del programa se basa en un modelo teórico probado y conocido Todo el programa se basa en un modelo teórico probado y conocido TOTAL n 14 23 4 41 % 34,1 56,1 9,8 100,0 58 Y lo mismo acontece respecto de las intervenciones destinadas a disminuir la carga de los familiares y/o cuidadores. 0 1 2 Proporción de personas con entrenamiento específico Ninguna de las personas ha recibido un entrenamiento específico Sólo algunas personas han recibido entrenamiento específico Todas las personas han recibido entrenamiento específico TOTAL n 15 22 4 41 % 36,6 53,7 12,2 100,0 0 1 2 Uso de modelos teóricos conocidos y probados No se realiza o no se basa en un modelo teórico conocido Parte del programa se basa en un modelo teórico probado y conocido Todo el programa se basa en un modelo teórico probado y conocido TOTAL n 14 22 5 41 % 34,1 53,7 12,2 100,0 En síntesis, podemos señalar que dentro de esta dimensión se realizan diversas intervenciones destinadas a familiares y/o cuidadores de los (las) pacientes, que su provisión varía en los diferentes tipos de dispositivos, y que existe una necesidad de ampliar el entrenamiento de los profesionales que ejecutan estas actividades, al igual que es importante que ellas se funden lo más posible en los marcos teóricos que han demostrado su efectividad y utilidad. 59 CONCLUSIONES 1. El estudio se basó en una muestra inicial de 248 personas, provenientes de 12 Servicios de Salud del país (con 41 dispositivos de atención en salud mental diferentes), que habían sido ingresadas al SIGES entre julio y diciembre del 2004, por el problema GES de primer episodio de esquizofrenia y que a la fecha de extraer los datos (enero 2006) se mantenían en esa condición. 2. Para el análisis de lo sucedido con los pacientes se utilizó la técnica de auditoría clínica, tomando como referencia el protocolo GES, seleccionando ciertas intervenciones dentro de él (de común acuerdo con la contraparte técnica del MINSAL) y generando un instrumento para la recogida de información (ver anexo 1). Para el análisis de los dispositivos donde se realiza la atención de estos pacientes se utilizó una encuesta especial que permitía medir el nivel de especialización para 10 diferentes modalidades de cuidados psiquiátricos y psicosociales, y que está basada en una versión española del ICMHC (Internacional Classification of Mental Health Care). 3. La muestra de pacientes estuvo compuesta por 140 varones (56,5%) y 108 mujeres (43,5%). El rango de edad fluctuó entre los 12 y los 81 años, con un promedio en 27,0 años y una desviación estándar de 12,4 años. 4. Uno de los aspectos más destacados es que del total de casos que fueron inicialmente seleccionados sólo 44,4% correspondía a un caso GES con registros que permitieran obtener la información para realizar este estudio. Por otra parte, más de un tercio de los casos (35,5%) no correspondían a un caso GES, pero esta situación no había sido ingresada al SIGES y por tanto aparecía como un caso vigente y no como un caso cerrado. Esta situación es relevante para la validez de las estadísticas que puedan extraerse de esta base de datos, sobre todo si se quieren estimar indicadores de prevalencia administrativa, cobertura u otros que sean útiles par la planificación. Otra situación llamativa en esta primera fase del estudio, fue la elevada proporción de los casos donde no se encontró la ficha clínica (8,5%) o donde el registro era escaso y/o insuficiente (4,4%). Dada la relevancia que tiene la ficha clínica, tanto en lo técnico como en lo legal, esta es una situación que requiere pronta mejoría. 5. Por las razones descritas en los párrafos precedentes, la muestra definitiva que fue estudiada estuvo conformada por 110 personas, 70 de las cuales eran 60 varones (63,6%) y 40 fueron mujeres (36,4%). Su rango de edad fluctuó entre los 13 y 73 años, con un promedio en 25,4 años y una desviación estándar de 10,4 años. 6. Respecto de la evolución general de los pacientes en los primeros 12 meses, se puede destacar un 60,0% de los casos se mantienen en control en forma permanente y sin períodos de abandono. Un 29,1% de los casos tuvo al menos un período de abandono durante este período. En sólo el 62,5% de estos casos se tomó alguna medida de rescate, siendo la más frecuente la realización de una visita domiciliaria (en 50,0% de los casos) y el intento de hacer contacto telefónico (en 46,9% de los casos). Aunque la tasa de abandono encontrada fue bastante menor a la descrita en otros estudios realizados fuera del país, los resultados muestran que es necesario fortalecer las medidas de rescate y en especial las que involucran al equipo en su conjunto, ya que esto permitiría una mayor eficacia de estas acciones. 7. Los aspectos más destacados de la fase de confirmación diagnóstica fueron: Sólo en 42,7% de los casos no se registra algún tipo de hospitalización. En otro 42,7% hubo sólo hospitalización completa, en 8,2% sólo hubo hospitalización parcial y en 6,4% se combinaron ambos tipos de hospitalización. Se aprecia un perfil diferente entre los distintos servicios de salud; en algunos predomina la tendencia a realizar una hospitalización completa en la mayoría de sus pacientes y en otros predomina una tendencia a no hospitalizar. Se encontró un promedio de 7,9 consultas (con una desviación estándar de 12,9) por paciente. El rango iba entre 0 y 100 (hay que considerar que hubo un caso que abandonó antes de ser evaluado por el psiquiatra y hay otros casos que tuvieron una larga hospitalización completa con muchos controles médicos durante esta). Sólo en 2/3 de los pacientes las consultas fueron hechas por el mismo médico, elemento que se considera relevante para mejorar la adherencia al programa de tratamiento. En 49,1% de los casos se registró al menos una consulta por un psicólogo. La evaluación psicométrica se realizó en una proporción menor de los pacientes: test de Rorchach en 25,5 %, evaluación de CI en 12,7% y evaluación de organicidad en 9,5% de los casos. Hay exámenes de laboratorio e imagenología que se realizan con elevada frecuencia, tales como el hemograma, la glicemia, el perfil hepático y la uricemia (en más de la mitad de los casos). Luego, existen algunos 61 procedimientos que se realizan en alrededor de un tercio de los casos (GGT, TSH, EEG estándar y TAC cerebral). El test de VIH se hace en forma ocasional y la RNM cerebral, así como los screening para consumo de drogas, no se realizan o se hace muy rara vez. Es infrecuente el uso de instrumentos estandarizados para el diagnóstico, tales como la PANSS, el CGI y el GAF (entre la cuarta a quinta parte de los casos). El diagnóstico multiaxial CIE – 10 fue hecho en poco más de la mitad de los casos. Todo esto indica el bajo uso de procedimientos estandarizados para la fase de diagnóstico, lo que sin lugar a dudas puede ser un limitación para el desarrollo de buenos sistemas de estadística clínica y para la evaluación de la calidad de atención. 8. En general, el tratamiento farmacológico sigue los lineamientos descritos en la guía de práctica clínica para este problema. En el 85,5% de los casos se inició el tratamiento con risperidona. Es un hecho positivo que se debe resaltar que en el 83,6% de los casos se realizó una evaluación psiquiátrica hasta 10 días después de la consulta donde se indicó el antipsicótico por primera vez, lo que es buen indicador de la calidad de proceso de atención en este aspecto. 9. El uso de intervenciones psicosociales es menor a lo esperado para este tipo de pacientes, de acuerdo a lo programado en el paquete GES para este problema. Las intervenciones psicosociales que con más frecuencia se utilizan son la psicoeducación al paciente (54,5%) y a la familia (49,1%), así como la intervención familiar de tipo terapéutica (47,3%). La psicoterapia individual se practicó en 35,5% de los casos y el taller de entrenamiento en habilidades sociales en 28,2%. Los tres tipos de intervenciones menos utilizadas fueron: la evaluación y/o intervención educacional (13,6%), la evaluación y/o intervención vocacional – ocupacional (16,4%) y la intervención comunitaria (13,6%). Se encontró un perfil diferencial de uso de intervenciones psicosociales para los diferentes servicios de salud; algunos de ellos realizan pocas o ninguna intervención psicosocial a sus pacientes y otros tienden a hacer una mayor cantidad. Al igual que lo que acontece con el perfil diferencial en el uso de la hospitalización, eso puede explicarse por diferentes razones: disponibilidad de recursos, entrenamiento de sus profesionales, modelo de atención, etc. Uno de los factores que puede estar jugando un rol importante es la existencia de pocos profesionales que han recibido entrenamiento formal y específico en este ámbito de intervenciones, lo que también se traduce en que las intervenciones que se realizan no siempre se basan en modelos teóricos que están bien fundados y que son los que han demostrado ser efectivos. 62 Como se desprende de todo lo anterior, este es un ámbito donde hay falencias en cantidad y calidad de las intervenciones, siendo una de las áreas donde esta evaluación muestra que se requiere mayor atención. 10. La muestra de dispositivos de atención en salud mental provino de los 12 Servicios de Salud desde donde se extrajo el grupo de pacientes que fue estudiado y estuvo compuesto por 41 unidades, las que se distribuían de la siguiente forma: 4 Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios, 12 Unidades de Atención Ambulatoria, 11 Hospitales de Día, 8 Servicios de Hospitalización de Corta Estadía y 6 Unidades de Rehabilitación Psicosocial. 11. El instrumento utilizado permite identificar 10 ámbitos o dimensiones de cuidados, las que fueron evaluadas en todos los dispositivos (cuando una de las áreas no era pertinente a la función de ese dispositivo, no se consideró para el análisis posterior). En general, se concluye que los perfiles de especialización tienden a reflejar las funciones que cada grupo de dispositivos cumple dentro de una red de servicios de salud mental para personas que sufren una esquizofrenia. Pero al mismo tiempo, los puntajes muestran los ámbitos en los que existe menos desarrollo y que debieran ser motivo de preocupación para estos equipos. Se hizo una comparación de los grupos de dispositivos que tienden a cumplir funciones similares, donde uno de ellos corresponde a un modelo de trabajo más comunitario y el otro a un modelo más tradicional, como es el caso de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios con las Unidades de Atención Ambulatoria, y en alguna medida los Hospitales de Día con los Servicios de Hospitalización de Corta Estadía. Esta comparación muestra que los dispositivos que forman parte del modelo comunitario tienden a conseguir puntuaciones más elevadas (o sea, una mayor especialización en los servicios) y en una mayor cantidad de modalidades de cuidados (mayor integralidad). 12. El primer ámbito o dimensión explorada fue el establecimiento y mantención de una relación terapéutica. En general las puntuaciones fueron elevadas para los cinco tipos de dispositivos, siendo significativamente más altas en los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios, en los Hospitales de Día y en las Unidades de Rehabilitación Psicosocial, en contraste con las Unidades de Atención Ambulatoria y los Servicios de Corta Estadía. En la valoración de los cuatro aspectos específicos de esta dimensión, también se encontró la misma situación al comparar los tipos de dispositivos. 13. La segunda dimensión estudiada correspondió al desarrollo de una evaluación funcional integral del paciente. También en este caso las puntuaciones tendieron a ser elevadas para casi todos los tipos de dispositivos. En este caso, fueron las Unidades de Atención Ambulatoria las que se diferenciaron del resto en un sentido negativo. 63 14. La tercera dimensión analizada correspondió a las actividades destinadas a asegurar la continuidad en los cuidados y atenciones. En la valoración general se observó que los Hospitales de Día son los que obtienen la mejor puntuación promedio, seguido de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitaria y de las Unidades de Rehabilitación Psicosocial, quedando en último lugar los Servicios de Corta Estadía y las Unidades de Atención Ambulatoria. En la valoración de aspectos específicos de esta dimensión no se encontraron mayores diferencias entre los diferentes tipos de dispositivos, observando un buen nivel de los servicios brindados en todos ellos. 15. La cuarta dimensión que fue explorada se refiere a las actividades que son necesarias para atender a aquellos individuos que no son capaces de valerse por sí solos. Se observaron diferencias significativas entre los tipos de dispositivos, de forma tal que ambas unidades de hospitalización (Hospitales de Día y Servicios de Corta Estadía) tenían puntuaciones promedio alt, en contraste con los otros tres tipos de dispositivos donde las puntuaciones eran bastante inferiores. 16. La quinta dimensión que fue analizada corresponde a las intervenciones farmacológicas y somáticas. Se encontró – como era de esperar – que los Servicios de Corta Estadía obtenían las puntuaciones más elevadas en el nivel de especialización en general. No se encontraron problemas en el abastecimiento y disponibilidad de fármacos en general, ni de antipsicóticos atípicos en particular. En la mayoría de los dispositivos se señaló que sus médicos tendían a seguir los criterios establecidos en las normas y protocolos de atención vigentes. En la mayoría de los lugares (con la sola excepción de los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios) se logran hacer las atenciones psiquiátricas con la periodicidad que es requerido. Todo lo anterior apunta a un buen nivel de funcionamiento en este ámbito de cuidados y es concordante con la información y resultados obtenidos en el componente de auditorías de fichas clínicas de este estudio. Dos aspectos específicos merecen atención para ser mejorados: el acceso de los médicos a los exámenes que son necesarios para un buen manejo de los fármacos y la disponibilidad de horas psiquiátricas en los Equipos de Psiquiatría y Salud Mental Comunitarios para asegurar una buena periodicidad en los controles. 17. La sexta dimensión que fue estudiada corresponde a las intervenciones psicológicas. Las puntuaciones alcanzadas por los dispositivos fluctuaron alrededor de 2, lo que indica un nivel intermedio de especialización en esta dimensión. 64 La conclusión más importante en el análisis de esta dimensión es la existencia de un déficit en la provisión de intervenciones psicológicas específicas para personas con estos problemas (intervenciones que están incorporadas en el protocolo de atención vigente) y una importante carencia de entrenamiento de estos profesionales para realizar sus actividades con un nivel satisfactorio de especialización y calidad. Este es uno de los ámbitos donde es necesario implementar medidas para fortalecer el trabajo que los dispositivos de salud mental están realizando. 18. La séptima dimensión que se analizó corresponde al ámbito de la re-educación de las capacidades básicas, interpersonales y sociales. Se aprecia una diferencia importante entre los tipos de dispositivos: los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial logran puntuaciones con un nivel intermedio de especialización y los otros tres tienen cifras bajas. Se concluye que existen falencias importantes en la entrega de las intervenciones que corresponden a esta dimensión, las cuales se podrían explicar por la falta de entrenamiento de los profesionales, así como por la falta de uso de modelo teóricos que hayan demostrado ser útiles y efectivos (aspectos ambos que están estrechamente relacionados). 19. La octava dimensión explorada fue la de actividades de rehabilitación y reinserción socio – laboral. Por supuesto, en esta dimensión los dos tipos de dispositivos que obtienen mayores niveles de especialización son los Hospitales de Día y las Unidades de Rehabilitación Psicosocial, que fue con los que se realizó el análisis. Se concluye que existe un adecuado desarrollo de las actividades relacionadas con la reinserción social y laboral, donde el nivel de especialización es diferente para los distintos tipos de dispositivos (como era de esperar) , lo que obliga a tener un buen funcionamiento en red para cumplir con el objetivo de entregar una diversidad de servicios. El nivel de coordinación con organizaciones de la comunidad es bajo, siendo un ámbito que aún requiere mayor desarrollo que el actualmente observado. 20. Finalmente, la última dimensión estudiada correspondió a las intervenciones dirigidas a la familia y/o cuidadores de los pacientes. En esta dimensión se observa claramente que los dispositivos más comunitarios (Equipos de psiquiatría y Salud Mental Comunitarios, Hospitales de Día y Unidades de Rehabilitación Psicosocial) tienen puntuaciones más elevadas en el nivel de especialización, que la observada para los otros dos tipos de dispositivos (Unidades de Atención Ambulatoria y Servicios de Corta Estadía). Se concluye que se realizan diversas intervenciones destinadas a familiares y/o cuidadores de los (las) pacientes, que su provisión varía en los diferentes tipos de dispositivos, y que existe una necesidad de ampliar el entrenamiento 65 de los profesionales que ejecutan estas actividades, al igual que es importante que ellas se funden lo más posible en los marcos teóricos que han demostrado su efectividad y utilidad. 66 ANEXO 1 Instrumento de Auditoría 67 Auditoría de fichas clínicas para evaluar la implementación del protocolo GES para personas con primer episodio de esquizofrenia Datos generales Nombre: ........................................................................... RUT: .................................. Fecha de ingreso al SIGES: ................................. NUM: SERSAL: .............................................................. SEXO: 1. Varón 2. Mujer EDAD: …………… años (cumplidos, al momento de ser ingresado al SIGES) ESTADO: 1. Se ubica la ficha clínica y se recogen los antecedentes. 2. No se encuentra la ficha clínica ni otros antecedentes, por lo que no se puede hacer la auditoría. 3. La ficha clínica no tiene antecedentes o estos son escasos (se conoce que hay más antecedentes, pero no se pueden precisar), por lo que no se hace la auditoría. 4. No corresponde a un caso GES (fue descartado con posterioridad). 5. Durante el período estudiado se trasladó a otro Servicio de Salud, por lo que sus datos son incompletos y no se realiza la auditoría. 6. Durante el período el paciente falleció (no se realizó auditoría). 9. Otra situación: …………………………………………………………………………………….. 68 Evolución general Evolución general del paciente durante el primer año (12 meses), partiendo desde la fecha de ingreso al SIGES: Se mantuvo bajo control durante todo el período de 12 meses. Abandonó durante este período12 (una o más veces) y se encuentra en esta condición al hacer el corte los 12 meses. Abandonó durante este período (una o más veces), pero volvió a sus controles y se encuentra acudiendo a ellos al hacer el corte a los 12 meses. Fue derivado desde APS u otro dispositivo, pero no hay registro de que haya llegado a un servicio de psiquiatría y tenga controles aquí. 9. Otra: ............................................... Si abandonó durante este período, ¿cuánto tiempo alcanzó a estar en control en forma continuada? (considere el tiempo transcurrido desde el ingreso al SIGES hasta la fecha del último control previo al abandono) (ponga “12” en caso de que no haya abandono) .............. meses Si abandonó durante este período, ¿cuánto tiempo estuvo sin controles? (considere desde la fecha del último control previo al abandono hasta el primero que haya posterior a este, y tome como máximo los 12 meses desde el ingreso) (ponga “0” en caso de que no haya abandono) .............. meses ¿Cuántos períodos de abandono tuvo durante esos 12 meses? (marque “0” si no hubo abandonos durante ese período) .............. abandonos ¿Cuánto fue el tiempo total que se mantuvo bajo control? (en caso de que no haya abandono ponga 12 meses, pero si hay abandono considere el tiempo que transcurrió previo a este y posterior a este (hasta completar los 12 meses)) .............. meses 6. Cuando se produjo el primer abandono, ¿se tomaron medidas de rescate? (marque “0” si no hubo abandono) Tipo de medida 6.a 6.b 6.c 6.d Análisis del caso por todo el equipo Intentar comunicación telefónica Realizar visita domiciliaria Otra No hubo abandono 0 0 0 0 12 No se tomó esta medida 1 1 1 1 Sí se tomó esta medida 2 2 2 2 Se considera abandono cuando ha transcurrido un período de 2 meses o más en que no asiste a control. 69 Fase de confirmación diagnóstica 7. Durante la etapa de confirmación diagnóstica (primeros 6 meses), ¿hubo hospitalización completa? No Si ¿Cómo se realizó esta hospitalización? No hubo hospitalización completa La hospitalización fue voluntaria La hospitalización fue forzada (se usó algún procedimiento legal o administrativo de tipo coercitivo) Si hubo hospitalización completa, ¿cuántos días duro? (marque “0” si no hubo hospitalización completa) .............. días Durante la etapa de confirmación diagnóstica (primeros 6 meses), ¿hubo hospitalización parcial (en hospital de día)? 0. No 1. Si Si hubo hospitalización parcial, ¿cuántos días duro? (marque “0” si no hubo hospitalización completa) (si hubo más de un período durante este tiempo, sume el tiempo de todos los períodos) .............. días N° de consultas con médico psiquiatra durante este período de confirmación diagnóstica (considerar el nº de consultas que hay desde la primera hasta la que corresponde con la fecha en que se notifica la confirmación diagnóstica, inclusives). ............... consultas Estas consultas, ¿siempre fueron realizadas por el mismo médico – psiquiatra? 0. No 1. Si 70 N° de sesiones con psicólogo(a) durante este período de confirmación diagnóstica ............... consultas Estas consultas, ¿siempre fueron realizadas por el mismo psicólogo(a)? No Si 16. ¿Se realizó Test de Rorchach, durante este período de confirmación diagnóstica? 0. No 1. Si 17. ¿Se realizó evaluación de CI, durante este período de confirmación diagnóstica? 0. No 1. Si 18. ¿Qué test se utilizó para evaluar el CI? 0. No se realizó evaluación de CI 1. Se utilizó el WAIS 2. Se utilizó otro test 19. ¿Se realizó evaluación psicométrica de organicidad, durante este período de confirmación diagnóstica? 0. No 1. Si Anote si se realizaron los siguientes exámenes o procedimientos, y si los resultados de estos se encuentran dentro de al ficha (pegados o registrados de alguna otra forma). N° 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 Examen o procedimiento No se hizo Hemograma Ácido úrico sanguíneo Glicemia Orina completa Perfil hepático GGT TSH Test de VIH EEG estándar TAC de cerebro RNM de cerebro Screening para anfetaminas Screening para marihuana Screening para cocaína Otro 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 71 Se hizo, pero no se registra 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 Se hizo y está registrado 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 35. ¿Se encuentra el registro del uso de la PANSS abreviada al momento del diagnóstico? 0. 1. 2. 3. No Si, Si, Si, hay registro de su uso el registro corresponde al momento de la sospecha del diagnóstico el registro corresponde al momento de la confirmación diagnóstica tanto en el momento de la sospecha como en la confirmación diagnóstica 36. ¿Se encuentra el registro del uso del CGI al momento del diagnóstico? 0. 1. 2. 3. No hay registro de su uso Si, el registro corresponde al momento de la sospecha del diagnóstico Si, el registro corresponde al momento de la confirmación diagnóstica Si, tanto en el momento de la sospecha como en la confirmación diagnóstica 37. ¿Se encuentra el registro del uso de la GAF al momento del diagnóstico? 0. 1. 2. 3. No hay registro de su uso Si, el registro corresponde al momento de la sospecha del diagnóstico Si, el registro corresponde al momento de la confirmación diagnóstica Si, tanto en el momento de la sospecha como en la confirmación diagnóstica 38. ¿Se registra en la ficha el diagnóstico basado en la CIE – 10 multiaxial? 0. No, no hay ningún registro de diagnóstico o sólo se hace el del cuadro clínico 1. Sólo hay registro de algunos de los ejes (además del cuadro clínico) 2. Si, se registra el diagnóstico en todos los ejes. Tratamiento farmacológico 39. ¿Con qué antipsicótico se inicia el tratamiento? 0. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. No se utilizó ningún antipsicótico Risperidona Olanzapina Quetiapina Ziprazidona Clozapina Haloperidol Clorpromazina Otro 40. Si el tratamiento no se inició con risperidona, ¿existe es la ficha clínica algún fundamento para esta decisión? (si se inició con risperidona anote “0”) (Se debe anotar el fundamento para opinión de Dr. Durán) 0. No 1. Si, pero no es adecuado 2. Si y es adecuado 72 41. ¿Se realiza una evaluación psiquiátrica dentro de una semana (hasta 10 días)? (esta evaluación esté destinada a la titulación de la dosis del antipsicótico) 0. No 1. Si 42. ¿Se realiza al menos una evaluación psiquiátrica dentro de las dos semanas siguientes, después del primer control? (aceptar hasta 15 días después del primer control) 0. No 1. Si 43. ¿Se continúa con el mismo antipsicótico hasta el final de los 12 meses o hasta que se produjo el abandono? (marque “0” si no se utilizó un antipsicótico) 0. No, se suspendió y no se siguió con ningún antipsicótico 1. No, porque se cambia a otro antipsicótico 2. Si, sigue con el mismo antipsicótico durante ese período 44. Si cambia de antipsicótico, ¿por cuál fármaco se hizo el cambio? (marque “0” si no está usando antipsicótico o deja de usarlo sin cambiarlo) 0. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. No se cambia el antipsicótico Risperidona Olanzapina Quetiapina Ziprazidona Clozapina Haloperidol Clorpromazina Otro 45. ¿A las cuántas semanas después de haber iniciado el tratamiento con un primer antipsicótico se realiza este cambio? (marque “0” si no está usando antipsicótico, si deja de usarlo sin cambiarlo o si no hay cambio de fármaco) ............. semanas 46. Anote la máxima dosis diaria que se alcanzó con el primer antipsicótico. .................. mg / diarios 47. ¿Es esta la máxima dosis que se pudo haber utilizado? (consultar con Dr. Durán y cotejar con el fundamento para el cambio del antipsicótico que se explora en la siguiente pregunta; si no hay fundamento escrito en ficha clínica se usará el valor máximo recomendado para ese fármaco para definir la respuesta) 0. No se alcanzó la máxima dosis posible 1. Si se alcanzó la máxima dosis posible 2. No es posible establecer si se usó la máxima dosis posible 73 48. ¿Cuál fue el fundamento para el cambio del antipsicótico? (marque “0” si no está usando antipsicótico o si no hay cambio de fármaco) (Si se suspendió el antipsicótico y no se prosiguió con ningún otro, igual marque la alternativa que corresponda a la causa de esta suspensión) 0. 1. 2. 3. No se encuentra fundamento escrito en la ficha clínica No se logra un efecto terapéutico suficiente Por efectos adversos Por otra razón Intervenciones psicosociales 49. ¿Se realizó psicoeducación al paciente, en algún momento durante los 12 meses? 0. No 1. Si 50. La psicoeducación al paciente, ¿se realizó en forma individual o grupal? 0. 1. 2. 3. No se realizó psicoeducación En forma individual En forma grupal De las dos formas 51. ¿Cuántas sesiones se realizaron en total (individual y/o grupal)? (marque “0” si no se realizó psicoeducación) ............... sesiones 52. ¿Quién(es) realizó(aron) la psicoeducación? 0. 1. 2. 3. 4. 5. 6. No se realizó psicoeducación Lo hizo sólo la enfermera Lo hizo sólo la trabajadora social Lo hizo otro profesional Lo hizo otro personal no profesional Lo hizo un monitor voluntario Lo hizo el equipo (dos o más miembros del equipo) 53. ¿Hay un programa estructurado? (Se debe solicitar y visualizar el programa escrito) 0. 1. 2. 3. No se realizó psicoeducación Se realizó, pero no hay un programa estructurado Se realizó, se responde que hay un programa estructurado pero no se visualiza Se realizó y hay un programa estructurado y se visualiza 54. ¿Se utilizó material educativo de apoyo para la psicoeducación? 0. No se realizó psicoeducación 1. No se utilizó material educativo de apoyo 2. Sí se utilizó material educativo de apoyo 74 55. ¿Se realizó psicoeducación a la familia, en algún momento durante los 12 meses? 0. No 1. Si 56. La psicoeducación a la familia, ¿se realizó en forma individual o grupal? 0. 1. 2. 3. No se realizó psicoeducación En forma individual En forma grupal De las dos formas 57. ¿Cuántas sesiones se realizaron en total (individual y/o grupal)? (marque “0” si no se realizó psicoeducación) ............... sesiones 58. ¿Quién(es) realizó(aron) la psicoeducación? 0. 1. 2. 3. 4. 5. 6. No se realizó psicoeducación Lo hizo sólo la enfermera Lo hizo sólo la trabajadora social Lo hizo otro profesional Lo hizo otro personal no profesional Lo hizo un monitor voluntario Lo hizo el equipo (dos o más miembros del equipo) 59. ¿Hay un programa estructurado? (Se debe solicitar y visualizar el programa escrito) 0. 1. 2. 3. No se realizó psicoeducación Se realizó, pero no hay un programa estructurado Se realizó, se responde que hay un programa estructurado pero no se visualiza Se realizó y hay un programa estructurado y se visualiza 60. ¿Se utilizó material educativo de apoyo para la psicoeducación? 0. No se realizó psicoeducación 1. No se utilizó material educativo de apoyo 2. Sí se utilizó material educativo de apoyo 61. ¿Se realizó psicoterapia individual, durante estos 12 primeros meses? 0. No 1. Si 62. ¿Qué profesional realizó esta psicoterapia individual? 0. 1. 2. 3. No se realzó psicoterapia individual La realizó un psiquiatra La realizó un psicólogo La realizó otro profesional 75 63. ¿Cuántas sesiones se realizaron? (marque “0” si no hubo psicoterapia individual) ................ sesiones 64. ¿Se definieron objetivos explícitos para la psicoterapia individual y se encuentran anotados en la ficha clínica? (marque “0” si no hubo psicoterapia individual) 0. No 1. Si 65. Si se definieron objetivos para la psicoterapia individual, ¿hay una evaluación de su cumplimiento registrada en la ficha clínica? (marque “0” si no hubo psicoterapia individual o si no se plantearon objetivos explícitos para esta) 0. No 1. Si 66. ¿Se realizó intervención familiar, durante estos 12 primeros meses? 0. No 1. Si 67. ¿Qué profesional realizó esta intervención familiar? 0. 1. 2. 3. 4. No se realzó intervención familiar La realizó un psiquiatra La realizó un psicólogo La realizó una trabajadora social La realizó otro profesional 68. ¿Cuántas sesiones se realizaron? (marque “0” si no hubo intervención familiar) ................ sesiones 69. ¿Se definieron objetivos explícitos para la psicoterapia individual y se encuentran anotados en la ficha clínica? (marque “0” si no hubo psicoterapia individual) 0. No 1. Si 70. Si se definieron objetivos para la psicoterapia individual, ¿hay una evaluación de su cumplimiento registrada en la ficha clínica? (marque “0” si no hubo psicoterapia individual o si no se plantearon objetivos explícitos para esta) 0. No 1. Si 71. Este paciente, ¿participó en un taller de entrenamiento en habilidades sociales, en algún momento durante los 12 meses? 0. No 1. Si 76 72. Este entrenamiento en habilidades sociales, ¿se realizó en forma individual o grupal? 0. 1. 2. 3. No se realizó este entrenamiento En forma individual En forma grupal De las dos formas 73. ¿Cuántas sesiones se realizaron en total (individual y/o grupal)? (marque “0” si no se realizó este entrenamiento) ............... sesiones 74. ¿Quién(es) realizó(aron) este entrenamiento? 0. 1. 2. 3. 4. 5. 6. No se realizó este entrenamiento Lo hizo sólo la enfermera Lo hizo sólo la trabajadora social Lo hizo otro profesional Lo hizo otro personal no profesional Lo hizo un monitor voluntario Lo hizo el equipo (dos o más miembros del equipo) 75. ¿Hay un programa estructurado para este entrenamiento en habilidades sociales? (Se debe solicitar y visualizar el programa escrito) 0. 1. 2. 3. No se realizó este tipo de entrenamiento Se realizó, pero no hay un programa estructurado Se realizó, se responde que hay un programa estructurado pero no se visualiza Se realizó y hay un programa estructurado y se visualiza 76. ¿Se realizó evaluación educacional e intervención posterior en este ámbito? 0. No 1. Sí, sólo evaluación 2. Sí, evaluación e intervención posterior 77. ¿Quién realizó esta evaluación y/o intervención posterior? 0. 1. 2. 3. No se realizó evaluación ni intervención Lo hizo la educadora diferencia Lo hizo la terapeuta ocupacional Lo hizo otro profesional 78. ¿Cuántas sesiones se hicieron en total para esta actividad? (marque “0” si no se realizó evaluación ni intervención en este ámbito) .............. sesiones 77 79. ¿Se realizó evaluación vocacional / laboral e intervención posterior en este ámbito? 0. No 1. Sí, sólo evaluación 2. Sí, evaluación e intervención posterior 80. ¿Quién realizó esta evaluación y/o intervención posterior? 0. No se realizó evaluación ni intervención 1. Lo hizo la terapeuta ocupacional 2. Lo hizo otro profesional 81. ¿Cuántas sesiones se hicieron en total para esta actividad? (marque “0” si no se realizó evaluación ni intervención en este ámbito) .............. sesiones 82. ¿Se realizó intervención comunitaria con este paciente? (se trata de una intervención sobre grupos sociales o comunitarios destinados a lograr o mejorar la integración social del paciente) 0. No 1. Sí 83. ¿Quién realizó esta intervención? 0. 1. 2. 3. 4. 5. No se realizó intervención comunitaria Lo hizo la trabajadora social Lo hizo otro profesional Lo hizo personal técnico no profesional Lo hizo un monitor voluntario Lo hicieron varios miembros del equipo (dos o más) 84. ¿Cuántas sesiones se dedicaron en total para esta actividad? (marque “0” si no se realizó esta intervención comunitaria) .............. sesiones Uso de recursos durante este período de tiempo 85 86 87 88 89 N° total de consultas psiquiátricas durante el primer año (ambulatorias, hospitalización cerrada y diurna) N° total de consultas psicológicas durante el primer año (ambulatorias, hospitalización cerrada y diurna) N° total de consultas con enfermera durante el primer año (ambulatorias, hospitalización cerrada y diurna) N° total de consultas con terapeuta ocupacional durante el primer año (ambulatorias, hospitalización cerrada y diurna) N° total de consultas con trabajadora social durante el primer año (ambulatorias, hospitalización cerrada y diurna) 78 90 N° total de consultas con cualquier profesional durante el primer año (ambulatorias, hospitalización cerrada y diurna) 91. ¿Hay otras hospitalizaciones completas, después de la primera? (También marque “0” si no hubo una primera hospitalización completa) 0. 1. 2. 3. 4. No Sí, Sí, Sí, Sí, una más dos más tres más cuatro o más A continuación señale el número de días que duró cada nueva hospitalización completa. Si no hubo ninguna hospitalización completa o no hubo ninguna después de la primera marque “0”. 92 93 94 95 Segunda hospitalización completa Tercera hospitalización completa Cuarta hospitalización completa Quinta hospitalización completa 96. ¿Hay otras hospitalizaciones parciales, después de la primera? (También marque “0” si no hubo una primera hospitalización parcial) 0. 1. 2. 3. 4. No Sí, Sí, Sí, Sí, una más dos más tres más cuatro o más A continuación señale el número de días que duró cada nueva hospitalización parcial. Si no hubo ninguna hospitalización parcial o no hubo ninguna después de la primera marque “0”. 97 98 99 100 Segunda hospitalización parcial Tercera hospitalización parcial Cuarta hospitalización parcial Quinta hospitalización parcial 79