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ACADEMIA DE GUERRA NAVAL
ACADEMIA DE GUERRA NAVAL
N° 6 28 Agosto 2014
Temas
Seleccionados
EE.UU. e Irán se Alinean en Contra del Estado Islámico en Irak
Autor: Stratford Global Intelligence
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28 AGOSTO 2014 - TEMAS SELECCIONADOS N°06
Traducción extraída del texto “In Iraq, the United States
and Iran Align Against the Islamic State”,
Stratford, 20 de agosto de 2014.
EE.UU. e Irán se Alinean en
Contra del Estado Islámico en Irak
Resumen
Desde junio, gran parte de la atención se ha centrado en Irak, donde el Estado Islámico del movimiento
yihadista transnacional se apoderó de grandes extensiones de las áreas que son mayoritariamente sunitas
y declaró el restablecimiento del califato. A pesar de la atención global en el país, especialmente dadas las
operaciones militares estadounidenses en contra del Estado Islámico, la cooperación estadounidense-iraní en
contra del grupo yihadista – una dinámica importante – ha pasado en gran medida inadvertida. Una convergencia
de intereses, en particular relacionados con el gobierno central iraquí y el gobierno regional kurdo, ha hecho
necesario que Washington y Teherán, por lo menos, coordinen sus acciones. Sin embargo, la desconfianza y la
oposición interna continuarán obstaculizando esta cooperación.
Análisis
No obstante sus 35 años de enemistad, EE.UU. e Irán han cooperado en contra de un enemigo común
en el pasado, los yihadistas, tal como cuando trabajaron juntos para detener al régimen talibán después de los
ataques del 11 de septiembre de 2001. Las relaciones rápidamente se tensaron nuevamente cuando el gobierno
del Presidente George W. Bush de EE.UU. declarara que la república islámica era parte del “eje de maldad”
y cuando estalló la controversia sobre el supuesto programa de armas nucleares de Teherán en el 2002. Sin
embargo, estas tensiones no impidieron que ambos países cooperaran nuevamente en la iniciativa de EE.UU.
para efectuar cambio de régimen en Irak en el 2003.
Para Irán, la decisión de Washington de detener al gobierno Baathista de Irak fue providencial; convirtió
la mayor amenazada de seguridad nacional de Teherán en una gran oportunidad geopolítica. Los iraníes hicieron
todo lo que pudieron para facilitar el desalojo del gobierno liderado por el Presidente iraquí Saddam Hussein.
En estos esfuerzos, los socios iraquíes de EE.UU. – por ejemplo, los chiítas y los kurdos – habían sido los
apoderados de Irán. Estas dos comunidades, que por décadas habían sido privadas de los privilegios bajo un
orden dominado por los suní, recibieron apoyo de Washington y Teherán, primero para detener el viejo orden y,
luego, para formar un estado dominado por los chiítas en el cual los kurdos tenían una autonomía considerable.
Durante casi los nueve años de presencia militar estadounidense en Irak, Irán y EE.UU. se embarcaron
en un juego largo y complejo de cooperación y competencia. En un momento, las conversaciones secretas
fueron insuficientes y Teherán y Washington se embarcaron en conversaciones públicas directas sobre el
futuro de la república post-baazista de Irak. Ahora, a medida que el estado conjuntamente moldeado por los
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estadounidenses e iraníes enfrenta su gran desafío desde el fin de la insurgencia suní en 2007, es obviamente
natural que las dos potencias aúnen fuerzas nuevamente para enfrentar la amenaza común. Las preocupaciones
de Teherán y Washington sobre el Estado Islámico trascienden las fronteras de Irak e incluyen intereses comunes
en otras partes de la región. Este proceso actual de acercamiento facilita dicha acción conjunta. De esta forma,
el contexto geopolítico para la cooperación estadounidense-iraní es bastante favorable.
Los principales negociadores que se inmiscuyeron en la diplomacia de líneas de comunicación ocultas
en Omán después que el ejército iraquí colapsara frente al Estado Islámico fueron: Hossein Amir-Abdollahian,
Subsecretario de Relaciones Exteriores de Irán para los asuntos árabes y africanos, y Jake Sullivan, Asesor del
Vicepresidente de EE.UU., Joe Biden. EE.UU. e Irán trabajaron tras bambalinas para reemplazar al saliente
Primer Ministro Nouri al-Maliki, a quien Washington y Teherán hicieron responsable de la crisis política en
Irak. Teherán y Washington también han estado trabajando juntos para aliviar las tensiones entre los chiítas y
Suníes, como también entre Bagdad y Erbil. Dicho eso, Washington y Teherán saben que manejar los dominios
políticos entre los tres grupos etno-sectarios principales de Irak, aunque necesario, no será suficiente. El Estado
Islámico plantea una amenaza militar a Irak, y ni las fuerzas militares iraquíes ni las fuerzas kurdas están en
posición de contrarrestar esto. Las operaciones eficaces en contra del Estado Islámico requerirán que Washington
y Teherán apoyen a sus aliados comunes en Irak y se enfrenten en una acción militar directa.
Aunque ellos están trabajando juntos, Washington
y Teherán no pueden verse abiertamente cooperando.
El gobierno del Presidente de EE.UU. Barak Obama
y el Presidente iraní Hassan Rouhani ya enfrentan una
considerable oposición interna a sus negociaciones
difíciles sobre el tema nuclear, pero el problema va
más allá de esa oposición. Existe una desconfianza
genuina entre los dos países que limitan hasta qué
punto pueden cooperar en contra del Estado Islámico
– en especial en las áreas militares y de inteligencia.
Ninguno de los dos lados quiere revelar sus medios o
procesos al otro.
Esta desconfianza hace muy difícil, por ejemplo, para la Fuerza Quds – el arma de ultramar de la Guardia
Revolucionaria Islámica de Irán – y el Ministro de Inteligencia y Seguridad trabajar cómodamente con el
Mando Central de las fuerzas militares de EE.UU y la CIA. Esa es la razón por la cual los dos lados es probable
que coordinen sus respectivos movimientos en lugar de trabajar estrechamente juntos. De hecho, Stratfor se
ha enterado que Washington y Teherán acordaron una fuerza limitada que la Fuerza Quds ha desplegado en la
provincia Diyala de Irak para combatir junto a las fuerzas peshmerga kurdas en contra del Estado Islámico.
Mientras EE.UU. desplegó varios cientos de asesores militares a Irak después de la caída de Mosul
ante el Estado Islámico, la Fuerza Quds ha mantenido por largo tiempo una presencia en Irak – una que ha
sido reforzada desde el surgimiento del Estado Islámico. Debido a que EE.UU. y el personal militar iraní están
trabajando con el mismo conjunto de actores iraquíes, las dos facciones, ocasionalmente, se pisan los talones
mutuamente. Fortalecer la capacidad de Irak para enfrentar la amenaza requiere que el personal estadounidense
y el iraní se acomoden para evitar dicha situación.
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Aunque los iraníes han estado efectuando un número limitado de salidas aéreas en Irak, el grueso de
los esfuerzos de Teherán estarán en terreno, ya sea que involucre a tropas reales comprometidas en combate
y apoyando a las fuerzas iraquíes o la movilización de milicias. EE.UU. en gran medida estará comprometido
en operaciones aéreas, dada la aversión nacional para enviar tropas terrestres. Esto funciona bien para ambos
lados; los iraníes no tienen los medios aéreos que los estadounidenses tienen y teniendo a los iraníes centrados
en las operaciones terrestres sirve a los intereses de EE.UU.
Esto no quiere decir que cualquiera de los dos lados vaya a sentirse cómodo con esta relación de trabajo.
Sin embargo, la situación en Irak está llevando a EE.UU. e Irán hacia la cooperación. Existen muchas razones
de por qué esto es probable que siga siendo un arreglo táctico, en especial cuando se vienen momentos de
enfrentar al Estado Islámico en Siria, donde los intereses de los dos países no se alinean.
Traducción extraída del texto “In Iraq,
the United States and Iran Align Against the Islamic State”,
Stratford, 20 de agosto de 2014.
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Autor: Stratford Global Intelligence http://www.stratfor.com

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