Guillermo P. Nonalaya Jiménez
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Guillermo P. Nonalaya Jiménez
Guillermo P. Nonalaya Jiménez Frente a la abrumadora cantidad y la diversa calidad de libros, ensayos o artículos sobre el tema de la cinematografía, podría ser completamente innecesario y prescindible proponer algún novedoso acercamiento psicológico, filosófico, político, o incluso fisiológico1 al séptimo arte. No obstante, retomar una reflexión acerca de lo humano en la dimensión espacio-tiempo del cine bien puede establecer un pilar más para la exploración del ser y sus potencialidades. Así, este breve artículo propone un análisis ontológico, un esquema comparativo inverso en lo que respecta a la teoría clásica de la influencia de la personalidad del autor en la creación de su obra fílmica. Todo para determinar la retroalimentación resultante entre el objeto y el individuo, así como los efectos de su expansión hasta la (sub)conciencia del espectador como tercera persona. Las pautas para dirigir esta reflexión surgen de una interro- gante decisiva: ¿Qué es lo que le proporciona un carácter especial a la cinematografía dentro del repertorio de las expresiones técnico-visuales? O, retomando el planteamiento del historiador británico Simon Schama, ¿cuál es el poder de ese arte? Se puede mencionar, primero, su carácter variablemente dinámico. Trátese de películas vertiginosas, dotadas con secuencias rápidas y tramas aceleradas, o de filmes clasificados como “lentos”,2 la constante es 1 Pongo por ejemplo el fenómeno llamado “Persistencia retiniana” o “Persistencia de la visión”. 2 Canciones del segundo piso (2000) de Roy Anderson; La mirada de Ulises (1995) de Theodoros Angelopou los; 14 o Solaris (1972) de Andrey Tarkovskiy, son perfectos ejemplos de esta “categoría”. la vastedad expresada: la mul- Ingmar Bergman, el estimulante teriormente (dinamismo, lenguaje tiplicidad latente dentro la uni- lenguaje resultante, abstracto, y emocionalidad), la excepcionadad, la infinitud de significados poético o figurativo, conforma el lidad de la cinematografía (su e interpretaciones evocadas. puente real entre el celuloide y poder) se consolida en cuanto su Puede recurrirse a diversidad de el espectador. Sin embargo, para amplitud rompe con las limitantes recursos para imprimir este po- descifrar estas formas y acceder históricas, culturales o sociales.3 der, tales como los guiños en los a una trascendencia ontológica Si bien en otras bellas artes subprotagonistas y la ambientación es imprescindible una apertura yace también esta naturaleza, presentada (fenómenos, claros- sensorial y emocional. sus efectos comparados son disAsombrosamente, y pese a tantes al no expresar su esencia curos, reflejos, sonorización), pero el mérito del autor es lograr las pretensiones de enclaustrarlo en conjunto e íntegra complecondensar en una o en sucesivas a la erudición académica, el cine mentariedad. Salvo determinadimensiones (escenas, secuen- existe en un primer momento no das excepciones, dicha sinergia cias) la coherencia artística de como proceso cognitivo, sino que continúa siendo un fuerte privileesos elementos, lo cual implica constituye, más bien, una íntima gio del celuloide. disgregar un concepto, una to- experiencia emocional. La sinLas actividades sustentatalidad, que se pretende exponer fonía de imágenes y sonidos es- das en la literatura comprenden, timula poderosamente al ser en armónicamente. Para comprender las con- sus múltiples sustratos mentales, secuencias subjetivas de esta conectando en armonía sus sendinámica han de contemplarse tidos como puertas a realidades los enigmas, el simbolismo y las alegorías. Instaurados y empleados por las grandes figuras míticas del séptimo arte, como por lo general, un ejercicio profundamente racional. Sin importar que se trate de escritura o lectura, e incluso de cuestiones trasladadas, construidas y/o pro- en terminología especializada o puestas. prosaica, el intelecto resulta la Al recurrir con maestría a facultad más vulnerable a un delos principios mencionados an- sarrollo progresivo. El continuo 3 He ahí el efectivo uso propagandístico, ideológico y político que se le ha dado desde sus comienzos. 15 encuentro (y empleo) de variadas Por último, resulta ineluctay complejas estructuras, reglas y ble pasar por alto la más sobrefiguras literarias fuerzan al lector saliente particularidad artística y a instruirse en el logos (la palabra técnica de la cinematografía, la que es y contiene la razón) ínsito cual se desarrolla, conceptualen el idioma humano. En efecto, mente, en una “meta-dimensión”. la literatura es un arte, pero uno Se trata de una posibilidad latenque comprende un orden más fi- te en el celuloide, cultivada por gurativo y cognoscitivo que emo- contados artistas que han moscional. Una expresión que incide trado la faceta más trascendenprimariamente en las formas y tal y única del cine.4 Relegadas a secundariamente en el contenido. Para acceder a sus niveles más excelsos es indispensable la comprensión de un lenguaje específico que auxilie para adentrarse en este laberinto de abstracciones. En cuanto a la pintura o la fotografía, como artes más cercanas al cine, su cualidad estática implica un desafío específico. Concretizada la obra, su dimensión está fijada y los factores externos que inciden en ella (contexto, luminosidad, soporte físico) proveen pocas variables adicionales, actuando en casos específicos como agentes distorsivos e incluso confusos. La creación ha de ser concebida, efectuada, expuesta y contemplada con mayor tacto, responsabilidad y claridad. De no ser así se corre el riesgo, paradójicamente, de no lograr la ansiada libertad estética. la corriente experimental y under- ground, las técnicas que superan y superponen el espacio-tiempo posibilitan en el espectador un estado único de interiorización y vinculación de su ser en la totalidad de sus impulsos primigenios. La captura de lo sensorial (luz, formas, movimientos, sonidos, vibraciones) y su posterior representación (o alteración) crean una percepción basada en que lo real sólo existe mientras es contemplado y la conciencia le brinda un significado; lo cual se encuentra condicionado, correspondientemente, a las emociones y al autoconocimiento. De esta manera y bajo ciertas condiciones determinadas, se propicia un profundo acercamiento reflexivo que puede expandirse más allá de las categorías referenciales (siempre relativas y cíclicas) de vida o muerte; pasado, presente o futuro; existente o inexistente. Accediendo a este nivel se logra la libertad estética, la realización sublime en armonía de la razón y la pasión. Reunir dentro de una misma producción cinematográfica factores que posibilitan indagar en (y sobre) la naturaleza contemplativa implica la apertura a un código flexible y básicamente emocional, independiente a situaciones (y juicios) particulares o universales, abierta a la interpretación y a la estimulación. Cuando el cine ya no existe sólo en su soporte físico, cuando la dicotomía forma-contenido es superada o asimilada en la conciencia del ser y pasa a constituir su substrato vital, se revelan omnipotentes los alcances de su poder: la idea nacerá en la imagen y los impulsos brotarán de la armonía. 4 Por ejemplo, los trabajos de John Price albergan capturas de eventos cotidianos y aparente trivialidad, pero los procesos a los que son sometidos, así como la manera en que son presentados, rompen por completo los esquemas y significados bajo los que normalmente se experimentan. Es, en esencia, una absoluta y crítica reelaboración de la realidad. 16 17