xv congreso de estudios vascos
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xv congreso de estudios vascos
EUSKO IKASKUNTZA SOCIEDAD DE ESTUDIOS VASCOS SOCIÉTÉ D'ÉTUDES BASQUES XV CONGRESO DE ESTUDIOS VASCOS EUSKAL ZIENTZIA ETA KULTURA, ETA SARE TELEMATIKOAK ARTE PLASTIKOAK a Sail ción S e c t i o n ARTES PLÁSTICAS S e c t i o n ARTS PLASTIQUES Sec 5 PLASTICS ARTS DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN 2001 1 EUSKO IKASKUNTZA - SOCIEDAD DE ESTUDIOS VASCOS Institución Fundada en 1918 por las Diputaciones de Alava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya. Miramar Jauregia - Miraconcha, 48 - Tel. 943 31 08 55 - Fax 943 21 39 56 - 20007 Donostia Internet: http://www.eusko-ikaskuntza.org - E-mail: [email protected] Michelena artes gráficas - Astigarraga (Gipuzkoa) 2 5. Saila. Sección 5. Section 5. Section 5 ARTE PLASTIKOAK Zertan diren Arte Plastikoei eskainiriko bloke honen helburua zera da, Euskal Herriko lurraldeko artearen adar bakoitzaren egungo egoerari buruzko ikuskera orokorra (joerak, obrak eta autoreak) ematea hainbat txostenen bidez, bai eta teknologia berriekin nola erlazionatzen den aztertzea ere, hala sorkuntzaren alorrean nola zabalkundearenean. ARTES PLÁSTICAS Estado de situación El objetivo del bloque dedicado a las Artes Plásticas es proporcionar –a través de las distintas ponencias– una visión de conjunto sobre la situación actual (tendencias, obras y autores) de cada rama del arte en el territorio de Euskal Herria, y analizar cómo se relaciona con las nuevas tecnologías tanto en el campo de la creación como en el de la difusión. ARTS PLASTIQUES État de situation Le but du bloc dédié aux Arts Plastiques est de fournir –à travers les différents exposés– une vision d’ensemble sur la situation actuelle (tendances, oeuvres et auteurs) de chaque branche de l’art sur le territoire d’Euskal Herria, et d’analyser sa relation avec les nouvelles technologies aussi bien dans le domaine de la création que dans celui de la diffusion. PLASTIC ARTS Current situation The objective of the group devoted to the Plastic Arts is to provide –by means of the various motions– a general view of the current situation (trends, works and authors) of each branch of art within the territory of the Basque Country. The objective is also to analyse how Plastic Arts are related to the new technologies both in terms of creativity and in terms of dissemination. 3 4 ÁLVAREZ, Mª Soledad De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de la escultura vasca en el año 2000 SAN MARTÍN, Francisco Javier Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) ARANZASTI, María José Panorama general de la fotografía en el país vasco: temática, nuevas tendencias y hábitos perceptivos en la era de la “iconosfera” REKALDE, Iosu La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización en el País Vasco 5 6 De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 (From signs of identity to multiculturalism. A review of basque sculpture in the year 2000) Álvarez, Mª Soledad Universidad de Oviedo Dpto. de Historia del Arte y Musicología Campus de Humanidades Teniente Alfonso Martínez, s/n 33011 Oviedo La ponencia De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 aborda la revisión de la plástica vasca de nuestra época partiendo de la actualidad de los artistas modernos y de las consecuencias que su legado ha supuesto en el panorama artístico de Euskadi. Así mismo, se ocupa de las opciones plásticas de las dos últimas décadas con todo lo que entrañan de multiculturalismo, de transversalidad en los lenguajes y de cambio del concepto de la actividad escultórica en la gestación y materialización de la idea, en su presentación y su difusión con la aplicación de las nuevas tecnologías. Palabras Clave: Escultura vasca. Escuela vasca. Nuevos medios. Instalaciones. Nortasun bereizgarrietatik multikulturalismora. Euskal eskulturaren berrikuspena 2000. urtean izenburuko txostenak gure garaiko euskal plastikaren berrikuspenari ekiten dio artista modernoen gaurkotasuna eta Euskadiko arte panoraman horiek utziriko ondareak ekarri dituen ondorioak abiapuntu harturik. Hala berean, bertan aztertzen dira azken bi hamarkadetan azalduriko arte bideak, horiek dakartzaten multikulturalismoa, zeharkakotasuna hizkeretan eta eskultura jardueraren kontzeptuaren aldaketa, bai ideia sortze eta gauzatzeari, aurkezpenari eta obren hedakuntzari dagokienez, teknologia berrien aplikazioa dela medio. Giltz-Hitzak: Euskal eskultura. Euskal eskola. Baliabide berriak. Instalazioak. L’exposé Des signes d’identité au multiculturalisme. Une révision de la sculpture basque en l’an 2000 aborde la révision de la plastique basque de notre époque en partant de l’actualité des artistes modernes et des conséquences de leur héritage dans le panorama artistique d’Euskadi. Cet exposé s’occupe également des options plastiques des deux dernières décennies avec tout ce que cela comporte de multiculturalisme, de “transversalité” dans les langages et de changement du concept de l’activité sculpturale dans la gestation et la matérialisation de l’idée, dans sa présentation et sa diffusion avec l’application des nouvelles technologies. Mots Clés: Sculpture basque. Ecole basque. Nouveaux moyens. Installations. The motion From signs of identity to multiculturalism. A review of Basque sculpture in the year 2000 approaches the review of Basque plastics in our era starting from the present situation of modern artists and the consequences that their legacy has had in the artistic panorama of the Basque Country. Also, it also deals with the plastic options of the two last decades with all they involve in terms of multiculturalism, of transversality in languages and of change of the concept of sculptural activity in the gestation and materialisation of ideas, in their presentation and their dissemination with the application of new technologies. Key Words: Basque sculpture. Basque school. New means. Facilities. XV Congreso de Estudios Vascos: Euskal zienzia eta kultura, eta sare telemetikoak = Ciencia y cultura vasca, y redes telemáticas = Science et culture basque, et réseaux télématiques = Basque science and culture, and telematic networks (15. 2001. Donostia). – Donostia : Eusko Ikaskuntza. 7 Álvarez, Mª Soledad Cuando hace veinticinco años inicié mi tesis doctoral sobre la escultura vasca1, el panorama artístico de Euskadi estaba aún inmerso en la defensa dentro del proyecto moderno de un lenguaje plástico diferenciado y con raíces. Dicho planteamiento, con el respaldo del ideario oteiziano, constituía el fundamento conceptual y formal de la producción de buena parte de los escultores activos en aquellos momentos, tanto de los que se encontraban en una fase de madurez, como de los que por aquellos años iniciaban su andadura. Las series escultóricas gestadas por Basterrechea y Mendiburu en los años 70 son muestras muy evidentes de la búsqueda de una identidad plástica vasca. Y similar preocupación semántica, y casi siempre también morfológica, se encontraba en la producción de los restantes artistas. Hoy, veinticinco años después, la creación escultórica en Euskadi ofrece un panorama caracterizado por la pluralidad y el multiculturalismo. A la aportación que aún supone la labor creativa de los artistas de la modernidad vasca, es preciso sumar la de nuevas generaciones incorporadas a dicha actividad en las dos últimas décadas. Con ellas se inicia un proceso de cambio que supone el distanciamiento del lenguaje metaestético y diferencial anterior en favor de procesos creativos tendentes a la globalización. Pero ese cambio de actitud experimentado en la década de los 80 resultaría difícilmente explicable sin mencionar nuevamente a Oteiza. En efecto, el contenido ético de su propuesta, su idea de adecuar forma, significado y contexto sociocultural, cierra el proceso de la modernidad y da paso a una nueva etapa de la plástica vasca, la de la comunicación, en la que podemos inscribir la actividad desarrollada en los últimos veinte años. Esta ponencia realizará una revisión de la escultura vasca en el año 2000, partiendo de la actualidad de los artistas modernos y de las consecuencias –positivas y negativas– que su legado ha supuesto en el panorama artístico de Euskadi, así como de las opciones plásticas surgidas en las dos últimas décadas con todo lo que entrañan de multiculturalismo y transversalidad en los lenguajes y de cambio del concepto de la actividad escultórica en la gestación y materialización de la idea, en su presentación y su difusión con la aplicación de las nuevas tecnologías. 1. LA ESCULTURA DE LA MODERNIDAD REVISADA EN EL 2000 En relación con lo expuesto, en este trabajo no se pretende abordar el análisis de todas las opciones existentes a lo largo del siglo XX en el panora- ma escultórico de Euskadi. Las continuistas de técnicas y planteamientos estéticos anclados en el pasado artístico, aquellas que no han supuesto ninguna aportación y se muestran hoy como simples ejemplos meritorios por la corrección de su factura, no serán objeto de atención en la revisión que ahora se realiza. Se inicia ésta con la indiscutible aportación de los escultores vascos de la modernidad a la plástica de nuestra época, en particular, y a la historia del arte, en general. Se parte pues, del trabajo de unos escultores admirados hoy como los “grandes clásicos” de la escultura vasca, pero que hace cuatro décadas veían admitidas sus propuestas vanguardistas en el contexto de Euskadi antes por su enraizamiento cultural que por sus aportaciones plásticas, ya entonces reconocidas internacionalmente y avaladas por premios del prestigio de las bienales de Sao Paulo y Venecia. La dilatada y profunda experiencia vital y artística de estos creadores, así como su voluntad de definir un lenguaje distintivo de la plástica vasca a través de sus estilos personales, permite otorgarles esa condición de maestros clásicos vascos. Condición que no implica en absoluto agotamiento de soluciones. Al contrario, la interpretación del clásico como un arte dotado de valores atemporales y, por tanto, siempre vigente, también tiene sentido en este caso, en el que, además, los artistas se encuentran activos, o lo han estado hasta fechas muy recientes, dando cuenta de su capacidad de renovación dentro de su lenguaje expresivo. Esa experiencia creativa y abierta de los clásicos de la escultura vasca, que actuó como referente de buena parte de la actividad artística desarrollada desde los años 60 y que aún lo sigue haciendo, aunque en mayor medida en el plano teórico que en el propiamente plástico, ocupará este primer apartado de la ponencia que parte de la premisa de la actualidad de los clásicos. A las razones ya expuestas de esa actualidad, al trabajo desarrollado hasta hoy por Oteiza en el plano proyectual y teórico y por Chillida en el propiamente plástico, se suman frecuentes acontecimientos relacionados con esos artistas que reconocen sus trayectorias, las proyectan ante el público o se hacen cargo de su conservación y difusión. La creación de la Fundación Oteiza en Alzuza y la inauguración de las salas del Kursaal de San Sebastián el día 15 de diciembre de 2000 con una exposición suya2; la concesión a Chillida en el mes de septiembre de ese año del Premio Piepenbrock, pocos días antes de la inauguración del Chillida Leku; las cada vez más frecuentes publicaciones que se les dedican, las esculturas ——————————— 1. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Escultores contemporáneos de Guipúzcoa 1930-1980. Medio siglo de una Escuela Vasca de Escultura, San Sebastián, 1983 8 ——————————— 2. VV.AA, Oteiza, Catálogo Sala Kubo Kutxaespacio del Arte, Fundación Kutxa, San Sebastián, 2000. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 integradas en espacios públicos en los últimos años3, son algunas de las muestras, y no las únicas, del interés y el reconocimiento hacia la labor de unos maestros que han dado una proyección internacional al arte vasco. 1.1. Los maestros de la plástica moderna Oteiza y Chillida se nos presentan hoy, tal como ya he expuesto en otro trabajo4, como los dos polos de la escultura moderna vasca. Se trata de los maestros indiscutibles que marcan las opciones seguidas por los restantes escultores modernos: Oteiza, el pionero de la nueva escultura vasca, el vanguardista comprometido con su proyecto de indagación espacialista, el teórico y gran maestro nonagenario defensor de la necesidad del arte como referencia ética para la sociedad. Chillida, el creador de un lenguaje cargado de connotaciones vascas, el escultor empeñado en desentrañar los enigmas de la naturaleza y de la materia, el artista que ha recibido los mayores reconocimientos internacionales. Dos posturas y dos trayectorias de resultados y proyección bien diferenciados, que parten, no obstante, de bases socioculturales comunes. Estas bases comunes, paradójicamente determinantes de teorías y comportamientos plásticos divergentes en la fase de madurez de los artistas, no parecen incidir en sus primeras propuestas escultóricas, que, con una distancia cronológica de casi 20 años impuesta por la diferencia de edad de los artistas5, parten de las búsquedas planteadas por la escultura de la modernidad en el ámbito internacional. En efecto, las piezas creadas por Oteiza desde 1928 hasta fines de los 40, así como las realizadas por Chillida entre 1948 y 1951, desarrollan planteamientos abordados por gran parte de los artistas de vanguardia, desde Picasso a Moore, ——————————— 3. Desde que en 1988 se inaugura Gure aitaren etxea en Gernika, se han colocado en espacios públicos las esculturas de Eduardo Chillida Homenaje a Lizardi (Tolosa, 1990), Besakarda. Estela para Rafael Ruíz Balerdi (San Sebastián, 1991), Elogio del hierro III (Bilbao, 1991) y Bakearen Gurutzea o La cruz de la paz (San Sebastián, 1997). Lo mismo ha ocurrido en los años 90 con las esculturas de Oteiza Homenaje al poeta Juan Ignacio Goikoetxea (Gaztelu, 1991), Par móvil. Estela en recuerdo a la muerte de Txabi Echevarrieta y Atauts (Tolosa, 1993 y 1994), Lurra eta ilargi (La tierra y la luna) (Oñate, 1995), Itziar (Zumárraga 1997), Homenaje a Lekuona, Sarriegui y Yoyes (Ordizia, 1998), Txopitea eta pakea (Eibar, 1998), Batarrabi (Azkoitia, 1999), Bertsolaritzari omenaldia y La siesta (Zarauz, 1999). Para este aspecto, véase VV.AA., 50 años de escultura pública en el País Vasco, Bilbao, 2000. 4. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., “Oteiza y Chillida: La escultura vasca entre el proyecto moderno y la impronta del pasado”, Revista Internacional de los Estudios Vascos, 42-1, San Sebastián, 1997, pp. 13-26. 5. Nacido en 1908, Oteiza crea su primera escultura en 1928. Chillida nace en 1924 y realiza sus primeras obras en 1948. además de Brancusi, Lipchitz, Epstein, Arp y Giacometti, entre otros, según se desarrollará más adelante. No obstante, a pesar de esa existencia de algunos intereses comunes en las obras iniciales y aunque la proyección de ambos incida en el desarrollo de la plástica vasca fundamentalmente a partir de los años 50, la aportación de los dos maestros vascos se plantea bien diferenciada. Oteiza, de acuerdo con las preocupaciones de los movimientos artísticos internacionales de la primera mitad de siglo, especialmente de los de entreguerras, desarrolla y da soluciones a algunos de los problemas planteados por la vanguardia histórica y actúa como nexo entre aquélla y la segunda vanguardia. Chillida desarrolla fundamentalmente su labor en el contexto de esta última. En síntesis, el análisis del legado de estos maestros desde la perspectiva histórica del año 2000 podemos abordarlo estructurado en tres grandes bloques: La experiencia de Oteiza y la vanguardia histórica. La aportación de Chillida en el contexto de la segunda vanguardia. La configuración de una teoría y un lenguaje vascos. 1.1.1. LA EXPERIENCIA DE OTEIZA Y LA VANGUARDIA HISTÓRICA Tras sus trabajos iniciales, que da a conocer en San Sebastián a comienzos de la década de los 306, Oteiza (Orio, 1908) desarrolla sus primeras series escultóricas en América desde 1935 a 1948. Durante esos años, la incidencia ejercida por su obra en el ámbito vasco no fue especialmente relevante, al contrario que tras su regreso definitivo, que es cuando muestra los resultados de una indagación paralela a la desarrollada por las vanguardias internacionales de entreguerras, al tiempo que concluye sus búsquedas con el proyecto experimental espacialista que desarrolla en los años cincuenta. Desde entonces la impronta oteiziana no ha dejado de marcar en alguna medida el devenir del arte vasco. Y, sin embargo, aunque la renovación no se haya llegado a consolidar inicialmente por la marcha del artista a América y las consecuencias de la guerra civil, los trabajos anteriores a aquel viaje ya habían supuesto la apertura de nuevos cauces expresivos en el ámbito vasco. Es cierto que tal renovación tuvo su incidencia casi exclusivamente en el contexto artístico culto y deseoso de cambios de la República y no llegó a desterrar el gusto decimonónico y las tendencias regionalistas imperantes hasta entonces. No obstante, la obtención del primer premio en las ediciones IX y X de la Exposición de Artistas Noveles Guipuzcoanos (1931 y 1933) resulta bastante significativa de la asimilación, aunque sea por una minoría, del carácter vanguardista de las esculturas de Oteiza en los aspectos material, formal y temático. La pieza galardonada en ——————————— 6. Presenta por primera vez su obra en la IX Exposición de Artistas Noveles Guipuzcoanos en 1931. 9 Álvarez, Mª Soledad 1931, Adán y Eva. Tangente S igual a A partido por B, es una muestra representativa y no la única. dialéctica que en el plano escultórico suponen las relaciones volumétrico-espaciales. En efecto, la aportación realizada por las primeras obras del artista de Orio reside en la ruptura con el concepto tradicional de escultura. Llama la atención que desde sus primeros trabajos de juventud, Oteiza se presente ya como un artista vanguardista que rechaza el concepto de estatua predominante en Euskadi, es decir, la identificación de ésta con la figura humana, proporcionada, realizada con materiales nobles y destinada a desempeñar una función monumental conmemorativa, política o religiosa. La depuración formal y la esencialidad volumétrica (Sarriegui, 1934; Retrato de Miguel María de Lojendio, 1935), las alteraciones morfológicas introducidas por la ruptura con el sistema de proporciones (Maternidad, 1928-29), la fragmentación o exaltación de una parte por el todo (Formas al borde del camino, 1933), el abandono del tema tradicional (Figura comprendiendo políticamente, 1935) o su reinterpretación en términos primitivistas y totémicos (retratos como Uzkudun, 1935; tema religioso como San José y María encinta, 1931; mitológico como Mikelats y Atarrabi, 1935 suponen modos de interpretar los temas tradicionales) o transgresores (San Adán, 1933-34), el recurso a materiales antes despreciados en el quehacar escultórico, como el cemento, con el que realiza la mayor parte de las esculturas mencionadas, o el canto rodado (Retrato de Sadi Zañartu, 1935), y todo ello sin renunciar a la referencia antropomórfica, sitúan a Oteiza en un plano de investigación plástica paralelo al desarrollado desde la primera década del XX por Matisse, Picasso, Modigliani, Brancusi y Giacometti, entre otros. Aunque los resultados plásticos son producto de un proceso diacrónico con fases que conducen de una solución a nuevos planteamientos, no excluyen la indagación simultánea e interrelacionada en aspectos morfoespaciales diversos, tal como se desprende de la cronología de las piezas. Sin pretender agotar la totalidad de la producción de aquellos años, la investigación plástica oteiziana de los años 30 y 40 se puede decir que parte del concepto de compacidad volumétrica de la estatua masa y se desarrolla con diversas propuestas volumétrico-espaciales hasta conseguir la “estatua liviana y abierta”, tal como razona el propio artista en “Informe sobre mi escultura”9. Y esa es una de las aportaciones de la primera indagación escultórica del maestro vasco a la plástica del siglo XX: la reflexión personal sobre los planteamientos del arte de vanguardia, que en los primeros momentos de su trayectoria aborda con la experiencia plástica y pronto complementa en el plano teórico. Las fases siguientes del proceso escultórico de aquellos años conducen a la apertura de la masa y la desmaterialización de la escultura. Se inician éstas con el análisis de los resultados morfoespaciales del tratamiento cóncavo de los volúmenes (Maternidad, refractario, 1949), que, enraizado en las anteriores esculturas de volúmenes aplastados con puntos de convergencia en el exterior, da origen a las nuevas investigaciones del ensayo de lo simultáneo (Maternidad, piedra, c. 1950), con el que obtiene el Diploma de Honor en la IX Trienal de Milán, y de la escultura perforada (Mujer con niño mirando con temor el cielo, 1949), paralela en planteamiento formal aunque no en la solución estética11 a la escultura de Henry Moore, que desarrolla en sincretismo experimental con las series ya mencionadas. Resultado decisivo dentro de este proceso y hallazgo fundamental en el desarrollo de su indagación espacialista es el hiperboloide, que analiza ampliamente en su extensa reflexión Los planteamientos mencionados se irán ampliando en los años siguientes en una investigación7 que aborda dentro de un coherente proyecto personal cuestiones desarrolladas antes por otros escultores españoles (Alberto Sánchez, Angel Ferrant) y extranjeros (Dimitri Txaplin, Henry Moore). Dicho proyecto plástico, paralelo a sus primeras reflexiones teóricas8, le ocupa hasta principios de los años 50 y denota el interés por la ——————————— 7. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol. I, pp. 161229. 8. OTEIZA, J., “Carta a los artistas de América. Sobre el arte nuevo en la posguerra”, Revista de la Universidad del Cauca, Popayán, 1944; “Informe sobre mi escultura”, Cabalgata, Buenos Aires, 1947; “La investigación abstracta en la escultura actual”, Revista de Nacional de Arquitectura, 120, Madrid, 1951; Interpretación estética de la estatuaria megalítica americana, 1952; “Renovación de la estructura en el arte actual”, Revista de Lekaroz, 1952. 10 Exponentes de tal evolución son las búsquedas emprendidas con la escultura vertical, que inicia con Formas al borde del camino (1933) inspirada en la obra de Alberto Sánchez, y con la escultura con aplastamiento de volumen, que replantea cuestiones abordadas por el ruso Dimitri Txaplin, cuya obra conoce en Madrid en 1929, y que Oteiza desarrolla en las series de Laocoonte y Hombre caído de fines de los 30, en una experiencia paralela a la también entonces abierta por Henry Moore. Como consecuencia del desarrollo hiperespacial de la escultura en el planteamiento anterior, su proceso plástico inicia con Mujer acostada (1940) el análisis de la escultura con tres puntos de apoyo, sobre la que también realiza una reflexión teórica10 paralela a la indagación plástica. ——————————— 9. OTEIZA, J., Op. cit. 1947. 10. OTEIZA, J., Op. cit. 1947. 11. URIARTE, L.L., “En torno a la concepción plástica de Jorge Oteiza”, Hierro, Bilbao, 14 diciembre 1951. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 teórica12 de aquellos años y materializa por vez primera en la Unidad triple y liviana (1950), para aplicarlo posteriormente en creaciones emblemáticas de su trabajo, desde el proyecto de Monumento al Prisionero Político Desconocido 13 a la estatuaria de Aránzazu. Con el hiperboloide, Oteiza obtiene un primer resultado satisfactorio y definitivo dentro de su larga y profunda investigación sobre la naturaleza espacial de la escultura. Advierte entonces que el concepto cerrado y estático de la estatua no puede dar más de sí, pues su solución reside fuera de ella14. Esa solución espacial obtenida al convertir la masa cilíndrica en hiperbólica supone al mismo tiempo el punto final de la primera etapa creativa de Oteiza y el inicio de una segunda fase centrada en el desarrollo de su proyecto espacialista, en el que la investigación gira en torno a la obtención del vacío por fusión de unidades livianas. Y con todo lo que la indagación escultórica anterior de Oteiza había supuesto de preocupación por renovar en el concepto material, formal y espacial de la escultura, es el proceso experimental desarrollado en los años 50 el que ha constituido un verdadero revulsivo de la plástica como pionero del racionalismo escultórico en el ámbito vasco y en todo el ámbito español, enriqueciendo también las aportaciones de los movimientos analíticos internacionales con su solución conclusiva de naturaleza ética15. En efecto, en el contexto analítico de la vanguardia, Jorge Oteiza ha sido junto a Max Bill, David Smith y Anthony Caro, el artista que más ha contribuido a la indagación escultórica espacialista y geométrica con un proyecto experimental que le convierte en un “heterodoxo” del Movimiento Concreto16. Con febril actividad creadora y siguiendo un ——————————— 12. OTEIZA, J., Op. cit. 1947; “Informe sobre la escultura contemporánea”, Cursos Internacionales de la Universidad de Santander, 1951; “Renovación...”, 1952; “Escultura dinámica”, Cursos Internacionales de la Universidad de Santander, 1952, publicado en El arte abstracto y sus problemas, Madrid, 1959. 13. OTEIZA, J., “Memoria del proyecto del escultor Oteiza presentada al Concurso Internacional para el Monumento al Prisionero Político Desconocido y protesta ante el jurado”, (1952), en Revista Nacional de Arquitectura, Madrid, 1952. 14. OTEIZA, J., “Renovación...”, 1952. 15. OTEIZA, J., “Ideología y técnica desde una Ley de los Cambios para el arte” (Madrid, 1964), en Oteiza 1933-1968, Madrid, 1968; “Dos breves aclaraciones”, Catálogo de la exposición de Oteiza en Txantxangorri, Fuenterrabía, agosto-septiembre, 1974; La Ley de los cambios, Zarauz, 1990. 16. J. Oteiza expone a este respecto: “El estilo geométrico de las tendencias inmediatamente anteriores a las de hoy (el movimiento concreto, racional y espacialista) debió haber cumplido con la neutralización total de la expresión, definiendo resueltamente su nada final. Al racionalismo geométrico de los concretos, ayer, les faltó la visión suficiente en su último objetivo... Un solo artista concreto ayer, que hubiera logrado la obtención final de su experiencia en una nada, habría representado el final victorioso del proceso espacialista... Hago esta observación y la voy a corregir ya que hubo un artista en el movimiento concreto que logró aisladamente esa victoria,... tengo que referirme a mi”, en Quousque tandem...! (1963), 3ª ed., San Sebastián, 1975, pp. 84-85. método racional y sistemático, entre 1956 y 1958 desarrolla un proyecto escultórico en el que la naturaleza espacial de la obra centra todo el interés. Aunque el análisis se plantea a través de varias series de desarrollo prácticamente simultáneo17, dentro de cada una de ellas el proceso es progresivo y conducente de una fase analítica a la siguiente. Tal es el desarrollo de la investigación sobre la perforación e iluminación natural de la estatua, sobre el relieve mural, la desocupación del cilindro, la desocupación de la esfera y la apertura de los poliedros, esta última desarrollada en las series de maclas, desocupación espacial interna de los poliedros, piedras discadas, cajas de piedra, construcciones vacías y poliedros vacíos o cajas metafísicas18. En este proceso experimental, el lenguaje formal no supone más que la herramienta necesaria para desarrollar la indagación espacialista, y los aspectos relacionados con la factura y la materialidad ofrecen un interés inversamente proporcional a los conceptuales que centran su actuación. Por ello, el planteamiento morfológico se caracteriza por el rigor y la contención geométrica y se orienta a obtener por desocupación espacial una escultura vacía, definida según su autor por “la presencia de la ausencia formal”19. A ella llega en las Cajas vacías o Cajas metafísicas, con las que entiende el artista que concluye la trayectoria iniciada por Malevitch y Mondrian y desarrollada por toda la experiencia artística racionalista derivada del constructivismo20. Oteiza, que considera a Malevitch “el único fundamento vivo en las nuevas realidades espaciales” 21, interpreta el vacío de sus Cajas metafísicas como recuerdo de la “pintura vacía” del Cuadrado blanco sobre blanco22 y con él da por concluido su trabajo como escultor “en la línea espiritualista y ética de Kandinsky, Malevitch y Mondrian”23, puesto que los resultados obtenidos traspasan los límites propiamente plásticos al “desocupar formalmente la estatua convirtiéndola en un mueble metafísico”24. No obstante, Oteiza ——————————— 17. ROWELL, M, Qué´est-ce que la sculpture moderne, París, 1986; “Una modernidad...”, 1988; BOZAL, V., Pintura y escultura españolas del siglo XX (1939-1990), Summa Artis, XXXVII, Madrid, 1992, p. 259. 18. Véase el análisis de dicha investigación en ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol. I, pp. 201-226; BADIOLA, Tx., “Oteiza Propósito Experimental”, Madrid, 1988, pp. 41-63. 19. En FULLAONDO, J.D., Oteiza y Chillida en la moderna historiografía del arte, Bilbao, 1976, p. 22. 20. En este sentido expone el artista: “Considero que mi investigación ajusta y completa racionalmente a Malevitch y concluye a Mondrian”, en J.D. FULLAONDO, op. cit. 1976, p. 55. 21. OTEIZA, J., “Propósito Experimental 1956-1957”, Catálogo Bienal de Sao Paulo, 1957. 22. En PELAY OROZCO, M., Otiza. Su vida, su obra, su pensamiento, su palabra, Bilbao, 1978, p. 208. 23. OTEIZA, J., Op. cit. 1974. 24. En entrevista de Fr. Joseba de Intxausti para Revista Jakin, Aránzazu, diciembre 1960. 11 Álvarez, Mª Soledad no olvida su compromiso como artista productor “de resultados para una nueva sociedad y conocimiento de los nuevos comportamientos”25 y sigue interviniendo en la actividad cultural y creativa de su tiempo. Sus numerosos proyectos arquitectónicos y urbanísticos, los dedicados a centros de investigación artística, su extensa labor teórica26, sus trabajos escultóricos “póstumos” hacen de él un artista completamente activo. El entusiasmo, rigor y coherencia en el desarrollo de su proyecto y su interpretación metaestética de los resultados han introducido en el contexto artístico de la indagación racionalista una nueva postura transcendente, una búsqueda de valores espirituales que suponen otra de sus grandes aportaciones. La indagación oteiziana racionalista y geométrica contribuye a definir una de las vías de la plástica española que en los años 50 asistirá a una recuperación de las tendencias normativas. Estas tienen un desarrollo paralelo a las gestuales e informalistas, a las que en aquellos momentos realiza una importante contribución Eduardo Chillida. 1.1.2 LA APORTACIÓN DE CHILLIDA EN EL CONTEXTO DE LA SEGUNDA VANGUARDIA En efecto, el trabajo escultórico de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924) se inscribe en el contexto cronológico y artístico de la segunda vanguardia o vanguardia de posguerra, coincidiendo sus primeras fases con el desarrollo del proyecto experimental espacialista de Oteiza en los años 50. El paralelismo cronológico de ambas trayectorias en los años 50 no supone, tal como se señaló con anterioridad, similitud de actitudes vitales ni planteamientos plásticos. Chillida gesta sus prime——————————— 25. OTEIZA, J., Op. cit. 1974. 26. Tras la conclusión de su proyecto plástico, Oteiza desarrolla una labor teórica y poética mucho más intensa, en la que a la reflexión estética suma una interpretación ética de propósitos prácticos en el contexto cultural vasco. Destacan como fundamentales “Hacia una pintura instante, sin espacio y sin tiempo” (1960); “El final del arte contemporáneo” (1960), “Cromlech y estelas funerarias” (1963), Quousque tandem...! Interpretación estética del alma vasca (1963); “Ideología y técnica desde una Ley de los Cambios para el Arte” (1964); “Para una tipología de las relaciones del vasco con Dios y la muerte” (1965); “Estética del huevo. Mentalidad vasca y laberinto” (1968); “Justificación de mi presencia” (1973); “Dos breves aclaraciones” (1974); “Un modelo de hombre para el niño en cada país” (1975); “Aizkorbe, nuevo escultor en Escuela vasca” (1976); “Algo sobre los dos lados en el espacio para un comportamiento combatiente” (1978); Ejercicios espirituales en un túnel. En busca y encuentro de nuestra identidad perdida (19651983), “Utopía y fracaso político del arte contemporáneo” (1988); Cartas al Príncipe (1988), Existe Dios al Noroeste (1990), La Ley de los Cambios (1991); Libro de los Plagios (1991), Itziar elegía y otros poemas (1992); Nociones para una Filología Vasca de nuestro Preindoeuropeo, Pamplona, 1995; Goya mañana. El realismo Inmóvil. El Greco. Goya. Picasso (1949,1997). 12 ras creaciones en París entre 1948 y 1951 y orienta desde entonces su actividad hacia los medios artísticos internacionales, aunque en 1951 establezca definitivamente su residencia en el País Vasco y defina un lenguaje cargado de connotaciones culturales autóctonas. Pero con esos signos como herramienta conceptual y formalizadora, su escultura va más allá de la “localización” geocultural para abordar problemas universales como el que subyace en el conjunto de su experiencia plástica: la indagación sobre las leyes que rigen la existencia y el funcionamiento de la naturaleza. Ello explica que su propuesta haya tenido una casi inmediata aceptación internacional, anterior, sin duda, a la proyección ejercida en el País Vasco. Al modo que lo habían hecho los artistas de la modernidad y el propio Oteiza en los años 30, Chillida realiza unas primeras esculturas que no se sustraen a la influencia de los primitivismos como medio de ruptura con el concepto clásico de estatua. En su caso, con un lejano referente en los viejos ídolos cicládicos y la escultura arcaica griega, entre 1948 y 1950 crea una serie de piezas antropomórficas interpretadas en términos de compacidad, frontalidad o fragmentación. En ellas queda ya constancia del interés por la materia y del sentido monumental alcanzado con independencia del tamaño real, rasgo común al de la obra de Henry Moore. Forma, Pensadora y Maternidad de 1948 y Concreción de 1950 son esculturas representativas de los intereses que le mueven en aquella fase. Esos planteamientos apenas duran tres años, pues con Ilarik (1951) se manifiesta un cambio de orientación que encauzará los objetivos conceptuales y estéticos de toda su producción posterior. A partir de entonces su investigación plástica se centra en la exploración de la naturaleza de la materia, primero a partir de una intervención con técnicas artesanales fuertemente arraigadas en su entorno vasco. Esa práctica e intereses quedan patentes en sus primeras series de hierro y sus monumentales piezas de madera de roble. Posteriormente, mediante técnicas industriales más complejas, se materializan las grandes creaciones de acero o de hormigón. Pero siempre, con independencia de la técnica –artesanal o industrial– y del material –hierro, madera, hormigón, alabastro, barro o piedra– Chillida ha aportado a la escultura de su tiempo una forma personal de desvelar el misterio, las leyes internas, la fuerza y la vida latentes en la materia, entendiendo ésta como un medio para comunicarse con el cosmos. De ahí que G. Bachelard se refiera a sus esculturas como creaciones hechas “a la gloria de la materia”27. Aunque a lo largo de su trayectoria28 Chillida se ha ocupado de indagar las cualidades intrínse——————————— 27. BACHELARD, G., “El cosmos de hierro”, Revista de Occidente, 3, Madrid, 1976, p. 27. 28. Véase ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol. II, pp. 324-393; BARAÑANO, K., La obra plástica de Eduardo Chillida, Bilbao, 1988. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 cas de numerosos materiales, ha sido quizá el hierro el que ha explorado con mayor intensidad y el que le ha aportado más profundo conocimiento29. Desde 1951, el hierro se convierte en su aliado para desarrollar la investigación plástica. Sus esculturas ponen de relieve la resistencia de la materia, su densidad, elasticidad y texturas, y con ella desarrolla una investigación morfoespacial a partir de las técnicas tradicionales de los herreros en las series instrumentales de los años 19511956 (Consejo al espacio I, Música de las esferas II, Del horizonte, Elogio del aire, Peine del viento I, Música callada) que toman como referencia formal los aperos e instrumentos del mundo rural30. La referencia objetual desaparecerá en las creaciones posteriores, pero la serie instrumental con su definición de una “escultura con memoria” y su aproximación a la materia con un sentido telúrico, marca el resto de la trayectoria artística de Chillida y se convierte en uno de los modelos la nueva escultura gestada en el ámbito vasco. Ese enraizamiento cultural del lenguaje plástico de Chillida31 no implica la desvinculación de los planteamientos artísticos internacionales de los años 50. Buen ejemplo son las series gestuales de Hierros del temblor (1955-1959), Rumor de límites (1958-1972), Yunque de sueños (1958-1973) y Modulación del espacio (1963) que, con similar valor connotativo de técnica y materia y un primitivismo gestual en la forma, comparten recursos informalistas tales como la espontaneidad y libertad de acción. El resultado serán unas piezas caracterizadas por la morfología impulsiva, dinámica y sígnica de los volúmenes y por la expresividad del material. Las series de hierro de mayor volumen y potencia arquitectónica, consecuencia de una actitud creativa que modera el impulso gestual con el rigor constructivo (Estelas, Alrededor del vacío, Elogio a la arquitectura II y III,.Elogio del Hierro,...), se realizan aplicando técnicas de fundición más relacionadas con procedimientos industriales que tampoco son ajenos al medio geográfico vasco. En ellas se mantiene la exploración matérica antes apuntada, pero se acusa una nueva posición ante el soporte material: se trata de doblegar su peso, cualidad ésta que había condicionado su obra anterior. En efecto, estas series son las primeras que llevan el hierro a las grandes proporciones, sólo abordadas en los años sesenta en Abesti Gogora con la madera32, que por ser más ligera y de contextura blanda permitía al artista definir potentes volúmenes, ——————————— 29. BACHELARD, G., Op. cit. 1976; PAZ, O., “Chillida, entre el hierro y la luz”, en Eduardo Chillida, Periódico de Exposiciones, nº 3, Palacio de Cristal, Madrid, 7 julio 1980. 30. FERNANDEZ ALBA, A., “La mano como huella del hombre en los tiempos largos de la Historia”, Revista de Occidente, 3, Madrid, enero 1976. 31. RESTANY, P., “Un janseniste basco: Chillida”, Cimaise, París, julio-agosto 1962. 32. VOLBOUDT, P., Chillida, Barcelona, 1967; FIGUEROLA FERRETTI, L., Eduardo Chillida, Madrid, 1971. capaces de desvelar su energía y fuerza vital a través de las grietas, los nudos y las fibrosidades. La búsqueda de la monumentalidad y la indagación sobre la ley de la gravedad le inducen a utilizar el hormigón, con el que realiza su primera creación en 1972 (Lugar de encuentros III) y con el que alcanza unos logros de índole arquitectónica veinte años más tarde en el “Elogio del Horizonte” del Cerro de Santa Catalina de Gijón33. De la materia, entendida como bastante más que un mero soporte, depende, por tanto, el planteamiento plástico y el desarrollo morfo-espacial de la escultura. El hierro se instaura en el espacio a partir de una continuidad formal moduladora de ritmos, que deja paso en las piezas de madera a la rotundidad volumétrica y a la problemática de los límites espaciales. Estos se abordan de nuevo con el hormigón, donde se replantean en términos de espacios receptivos o Lugar de encuentros. Las investigaciones lumínicas con el alabastro34 (Elogio de la luz, Elogio de la arquitectura, Modulación heterodoxa,...) y la exploración de la ductilidad y ligereza del barro como materia primera y elemental en las Lurra, la experimentación con el papel como soporte de sus dibujos y grabados35, pero también como materia dotada de sus propias cualidades morfo-espaciales en las Gravitaciones, resumen la importante aportación realizada por este artista al arte contemporáneo vasco, español y universal. 1.1.3. LA CONFIGURACIÓN DE UNA TEORÍA Y UN LENGUAJE VASCOS Los procesos creativos de Oteiza y Chillida, perfectamente acordes con los intereses artísticos de la modernidad en el ámbito internacional, no renuncian a la “localización” cultural, aspecto que individualiza a la vanguardia vasca dentro del contexto artístico de aquella etapa. Aunque el fenómeno de la localización se manifieste a través de diferentes medios en estos artistas36, ambos contribuyen a definir una teoría y un lenguaje diferenciados que tuvieron una rápida aceptación en los medios artísticos vascos. En efecto, la construcción de lo moderno con “la memoria de lo antiguo”37 resume un posiciona——————————— 33. VV.AA., Elogio del horizonte. Una obra de Eduardo Chillida, Oviedo, 1990. 34. PAZ, O., Op. cit. 1980. 35. MICHELIN, G, Chillida. L´oeuvre graphique, París, 1973; ALVAREZ MARTINEZ, M.S., “El diálogo de las formas: obra gráfica y esculturas de Chillida”, Chillida. Obra gráfica / Esculturas, Catálogo Museo Barjola, Gijón, 1990. 36. FULLAONDO, J.D., Op. cit. 1976; ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1997. 37. MANTEROLA, P., “La escultura vasca, una cuestión de límites”, Escultores Vascos: Oteiza, Basterretxea, Ugarte, Catálogo Caja de Asturias, Oviedo, 1991, p. 13. 13 Álvarez, Mª Soledad miento bastante generalizado en el ámbito vasco que parte de la aportación de Oteiza en el plano teórico y de Chillida en el propiamente plástico. El legado cultural del pasado está en la base de la configuración material, técnica y formal de la producción escultórica de Chillida. No ocurre la mismo en la de Oteiza, en la que ni el léxico formal ni la carga semántica responden a otros intereses que los estrictamente comprometidos con su proceso experimental espacialista. Sin embargo, su búsqueda de soluciones estéticas con capacidad de proyección ética en la sociedad 38 , es decir, la interpretación metaestética de su conclusión escultórica y la relación de ésta con la tradición protohistórica de su pueblo, junto con los numerosos proyectos encaminados a promover la enseñanza o la creación y difusión artísticas en Escuela Vasca, le convierten en el máximo defensor de un arte de valor universal gestado desde la diferencia. antigua Escuela de Artes y Oficios de Achuri (1949), Facultad de Bellas Artes de Atocha como centro experimental autofinanciado por talleres de porcelana eléctrica (1950), Colegio de Artistas Vascos de Oñate, Instituto Internacional de Investigaciones Estéticas Comparadas en San Juan de Luz (1964), Universidad Infantil Piloto de Elorrio (1965), Laboratorios Universidad Popular de Arte Vasco en San Sebastián (1965) Museo de Antropología Estética Vasca en Vitoria (1965), Fundición Internacional de Escultura en Vitoria (1965), Instituto de Investigaciones Prehistóricas (1965), Universidad de Artistas Vascos en Pamplona (1966), Ikastola experimental y talleres de arte de Loyola (1967), Escuela de Deva (1969), proyecto de cambio radical de la Facultad Bellas Artes de Bilbao (1978) y el más reciente proyecto de Museo de Arte Vasco con Escuela de Estética Experimental para la Alhóndiga de Bilbao. En efecto, desde 1948 Oteiza se convierte en el eje central del renacer plástico del País Vasco, con un amplio programa de actuación en varios ámbitos. En el mismo sentido incide su labor teórica difundida en publicaciones 41. y conferencias 42. Baste recordar que Quousque Tandem...! fue uno de los libros más leidos en Euskadi tras su publicación en 1963. La línea teórica abierta en él se sigue desarrollando en Ejercicios espirituales (De Antropología estética vasca y como continuación de la problemática planteada en el Quousque tandem...!) y en otros muchos trabajos orientados a indagar sobre la existencia de un estilo vasco en el comportamiento del hombre ante el arte y la vida43. Aunque su influencia se ejerza antes en el terreno conceptual que en el de la praxis artística, Oteiza como primer escultor vasco que entronca con las vanguardias internacionales y como autor de un proyecto racionalista abre una nueva vía de investigación plástica en la que se inscribe la producción de otros artistas más jóvenes, desde las primeras creaciones de Néstor Basterrechea a las de la denominada Nueva Escultura Vasca de los 80, sin olvidar la producción de Ricardo Ugarte y otros muchos. No obstante, ya Moreno Galván reconoció que la enseñanza de Oteiza a los jóvenes artistas no residió en una fórmula para la realización de un tipo especial de escultura, sino en una fórmula para el enfrentamiento con la escultura 39 que favorece el desarrollo de la personalidad artística de cada creador. Resulta significativa a este respecto una frase de Quousque tandem...!: “Nuestra Escuela será el reconocimiento de la aventura individual, del valor no ortodoxo de la impaciencia espiritual”40. En el campo que mayor proyección han tenido sus enseñanzas es en la concienciación de autoctonía plástica. Su labor en este sentido se desarrolló simultáneamente a través de varios medios. Por una parte, están sus proyectos de centros de formación e investigación artística, relacionados con la importancia que el artista concede a la estética como nexo de los comportamientos espirituales y existenciales del hombre: Academia Arteta en la ——————————— 38. Véanse declaraciones del artista en PELAY OROZCO, M., Op. cit. 1978, p. 39. 39. MORENO GALVAN, J.M., “Arte”, Triunfo, Madrid, octubre 1973. 40. OTEIZA, J., Op. cit. 1963 14 A los proyectos de centros de arte vasco y a la labor teórica es preciso sumar la organización del Movimiento de la Escuela Vasca para comprender el protagonismo ejercido por este maestro en la concienciación de autoctonía artística. Oteiza es el encargado de aglutinar e impulsar las inquietudes que habían comenzado a aflorar en el contexto artístico de Euskadi en los años 40 44 y de organizar un movimiento orientado a afirmar la personalidad cultural y artística del pueblo vasco que comienza a cobrar impulso durante los trabajos de realizados en la basílica de Aránzazu a ——————————— 41. Véase nota 26. 42. Son significativas las impartidas en Guernika en 1964 con título “Importancia del artista en la vida del pueblo vasco”, en Italia en el mismo año sobre “Ideología y técnica desde una ley de los cambios para el arte. Conclusiones de urgencia estética y política para el artista de hoy” y en Barcelona en 1965 sobre “El arte como escuela política de tomas de conciencia”, perteneciente a los Ejercicios Espirituales en un Túnel (1965) y posteriormente también publicada en la Ley de los Cambios, Zarauz, 1990. 43. En los años 60 escribe también con la misma orientación ideológica “En esta hora para un renacimiento popular del poeta y los artistas vascos”, Carta-prólogo libro de Aresti, Azurmendi, Lasa y Otzalar; “Para una tipología de las relaciones del vasco con Dios y con la muerte”, epílogo del libro de Elías Amézaga Consejos para un recién muerto. 44. GUASCH, A.M., “Crónica de una vanguardia”, Guadalimar, 25, Madrid, octubre 1977. p. 52; ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol. I, p.65. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 comienzos de los 5045 y desarrolla su mayor actividad en 1966 con los grupos Gaur, Emen, Orain y Danok, de los que se han ocupado ampliamente otros trabajos46. Además de la labor de Oteiza como ideólogo del nuevo arte vasco, es preciso valorar la incidencia ejercida por la producción de Chillida. Su actividad carece de la vertiente teórica y del liderazgo organizativo que habían ocupado a Oteiza desde los años cincuenta, pero su actitud creativa no exenta de cierta carga romántica que valora la antropología material del propio territorio como factor diferencial para configurar un lenguaje sígnico, poético e inventivo de naturaleza estrictamente plástica, hacen de él otro referente de la escultura moderna de Euskadi52. Oteiza es, por tanto, el maestro que confecciona el nuevo discurso artístico a partir de una historia, una lengua, unas tradiciones y una cultura propiamente vascas. Su carisma personal, la vehemencia puesta en la defensa de sus ideas, su comportamiento ético, su compromiso político, le convirtieron desde los años 50 en un referente y un modelo de compromiso con el arte, con la cultura de su pueblo y con la libertad47. Y así lo han reconocido los artistas de la entonces denominada Escuela Vasca48, a excepción de Chillida, que tampoco reconoce la existencia de tal escuela49. 1.2. Actitudes ante el hecho diferencial y moderno: artistas y tendencias de la Escuela Vasca de Escultura La incidencia ejercida por el ideario oteiziano como vehículo ideológico de una identidad vasca es fácilmente comprensible en el contexto fuertemente politizado de la época de la dictadura franquista50. Por la misma razón es lógico que sus proyectos de un arte vasco y de un funcionamiento colectivo hayan pervivido mientras se mantuvo aquella situación política y que con el triunfo de la democracia cedieran paso a actitudes más abiertas a las tendencias globalizadoras de las grandes capitales del arte, aunque sin perder nunca la referencia ética del legado del maestro51. La escultura vasca, hasta entonces anclada en los valores tradicionales de la imaginería religiosa y del retrato étnico, adquirió con Oteiza y Chillida una dimensión moderna y unas señas de identidad que encauzan las líneas de investigación gestadas desde los años 50. Definidas entonces, consolidadas en las dos décadas siguientes y enriquecidas y renovadas dentro de los lenguajes personales de sus autores hasta hoy, éstas se nos presentan actualmente con la distancia de medio siglo como exponentes “clásicos” de una escultura moderna diferenciada. ——————————— 45. OTEIZA, J., “Grupos de vanguardia en el franquismo”, Cartas al...1988, p. 66. 46. ARRIBAS, M.J., 40 años de arte vasco 1937-1977. Historia y documentos, San Sebastián, 1979; ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983,.vol. I, pp. 78-83: GUASCH, A.M., Arte e ideología en el País Vasco, Madrid, 1885; VV.AA., Arte y artistas vascos en los años 60, San Sebastián, 1995. 47. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., “El legado de Jorge de Oteiza”, Oteiza, esteta..., 1986, pp. 213-217. 48. Las opiniones vertidas en este sentido son muy numerosas. Resultan significativas las siguientes palabras de Ibarrola: “Desde que le conocimos, Oteiza comienza a enderezarnos y nos incordia con la necesidad de reorganizar la Escuela vasca y recuperar la estética de los artistas vascos de antes de la guerra... Jorge siempre supo animar a la juventud de una manera muy anarquizante y muy especial, pero con unas coordenadas suficientemente válidas y serias” (en ANGULO, J., Ibarrola, pintor maldito, San Sebastián, 1978, p. 26). 49. Su opinión en este sentido ha sido manifestada ampliamente en diferentes trabajos y entrevistas, se cita aquí como muestra representativa la recogida por L.A. ARAMBERRI en “Eduardo Chillida: la libertad es el caldo de cultivo del arte”, Deia, Bilbao, 13 enero 1980. 50. VIAR, J., “Arte vasco: tradición y vanguardia”, Arte Vasco 78. Catálogo Caja de Ahorros Municipal, Bilbao, 1978; SUREDA, J., “Realidad y existencia de la escuela vasca”, Guadalimar, 25, Madrid, octubre, 1977; GUASCH, A.M., Op. cit. 1977; Op. cit. 1885; ALVAREZ MARTINEZ,M.S., Op. cit. 1983, Vol. I. 51. BEGUIRISTAIN, M.T., “Euskadi: Los hijos de Saturno”, Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 22-23; COUSINIER, F., “L’ art en Euskadi”; VILLOTA TOYOS, G., “Breve crónica (en cinco pasos) del parricidio necesario”; BADIOLA, T., Arreglárselas sin el padre, Catálogo Arteleku, San Sebastián, 1995. En ese contexto encontró su fundamento la denominada Escuela Vasca de Escultura, cohesionada ideológicamente como proyecto de autoafirmación ante la imposición cultural del franquismo y de defensa de la renovación plástica desde el conocimiento y la vivencia de lo propio. Se pueden vincular a dicha escuela artistas de cronología distante por nacimiento pero que participaron conjuntamente y de forma activa en el desarrollo y renovación del arte vasco en los años 60 y 70. Dentro de dicha Escuela adquirió un especial protagonismo el grupo guipuzcoano 53, integrado por Néstor Basterrechea (Bermeo, 1924), Remigio Mendiburu (Fuenterrabía, 1931-1990) y Ricardo Ugarte (Pasajes de San Pedro, 1942), además de Oteiza y Chillida54. Junto a ellos, los escultores vizcaínos Vicente Larrea (Bilbao, 1934) y Ramón Carrera (Madrid, 1935) y el alavés José Gabriel ——————————— 52. En relación con las aportaciones y actitudes de ambos maestros es de consulta imprescindible el estudio de P. MANTEROLA El Jardín de un Caballero. La escultura vasca de la postguerra en la obra y el pensamiento de Mendiburu, Oteiza y Chillida, San Sebastián, 1993. 53. Véase el “Significado del grupo guipuzcoano en la escultura vasca”, en ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol I, p.75. 54. El peso de los escultores fue siempre grande en el contexto artístico guipuzcoano. En los años de funcionamiento colectivista de los grupos del Movimiento de la Escuela Vasca, la indagación tridimensional ocupa también ocasionalmente a algunos pintores, como J.A. Sistiaga que en 1967 expone en San Telmo una pieza de grandes proporciones junto a su producción pictórica. 15 Álvarez, Mª Soledad Aguirre (1924) daban cuenta a través de sus lenguajes personales de numerosos aspectos comunes en la aproximación al hecho escultórico. En efecto, en ellos se apreciaba una actitud creativa que partía de la relación dialéctica tradición-modernidad55. Tradición por cuanto existía un arraigo voluntario y consciente en un medio físico y en una cultura diferenciada. Modernidad por el talante renovador de la actitud creativa, acorde con los intereses plásticos de su momento histórico. En ese sentido, del mismo modo que estos artistas rompían con la escultura figurativa imperante e imponían un dominio de la abstracción en la escultura vasca, planteaban sus propuestas con la mirada puesta en el medio natural, en la historia, en la tradición ancestral o en una situación socio-económica más próxima. Dentro de estas coordenadas, válidas en general para todos los escultores vascos de la modernidad, se aprecian experiencias plásticas múltiples. Pero la pluralidad de los discursos en la concreción formal y expresiva no implicaba la dispersión. Los fundamentos comunes existían, los proporcionaba el medio socioeconómico y cultural, y a partir de él, se gestaron unas propuestas que considero que se pueden resumir en dos opciones: orientada a despertar la memoria antropológica una, con la mirada puesta en lo más próximo y contemporáneo la otra. Una planteaba el hecho plástico como seña de identidad, partía del medio como elemento significante y configuraba el hecho artístico desde la diferencia. Otra valoraba los elementos materiales y técnicos que le ofrecía el medio para explorar todas sus posibilidades morfo-espaciales se centraba en el desarrollo de una experiencia fundamentalmente plástica. Aún así, se puede apreciar que en todos los casos la configuración del lenguaje plástico moderno se ha fundamentado de algún modo en la memoria del pasado, impulsando desde la diferencia la conexión con soluciones plásticas universales. De ahí que la materia escultórica haya constituido en toda la escultura moderna vasca algo más que un mero soporte. El valor significante de ésta resulta evidente cuando nos encontramos con piezas talladas en troncos de madera o forjadas en hierro. Pero también el recurso a la chapa y perfiles de acero remite a un aprovechamiento del producto industrial próximo. La vinculación al medio resulta también evidente en lo referente a las técnicas. La respuesta de la madera o de la piedra a una intervención según viejos procedimientos artesanales era bien conocida por gran parte de estos escultores, que eligieron las prácticas tradicionales cargadas de connotaciones culturales para intervenir unas materias igualmente valoradas como elemento natural, cultural y simbólico. Pero también el trabajo del hierro con recursos y técnicas industriales constituyó un elemento diferenciador de lo propio en el País Vasco, si bien, determinados artistas, siguiendo el ejemplo de Oteiza, valoraron tal soporte y procedimientos por su inexpresividad. La relación escultura-medio tampoco fue ajena a la formalización de las piezas. En principio, y a pesar de las diferencias existentes entre los estilos personales de los artistas, se aprecian una serie constantes en relación con el interés por la valoración espacial –abordada según diferentes interpretaciones– y por los resultados austeros, recios y constructivos en la concreción escultórica, puestos de relieve en su momento por Juan Plazaola56. 1.2.1. LA ESCULTURA EN CLAVE MODERNA El respeto al discurso histórico hace conveniente iniciar el análisis de la Escuela de Escultura Vasca partiendo de la opción vanguardista iniciada por Oteiza y que, en cuanto a voluntad de trabajar según un método experimental centrado en la indagación espacial, no es ajena a otros escultores en alguna fase de su trayectoria o a lo largo de toda ella. La indagación plástica abordada por Néstor Basterrechea en sus primeras series escultóricas de chapa de acero y por Ricardo Ugarte en gran parte de su producción planteaba el desarrollo de un proyecto que, en principio, parecía libre de referencias que no respondiesen al propio proceso experimental. Aunque los lenguajes difieran, el objetivo primordial residía en la investigación sobre la naturaleza espacial de la escultura. De ahí el recurso constante al acero industrial, laminado y en perfiles en ángulo o en doble T, materia idónea por su capacidad para referenciar el espacio sin ocuparlo. De ahí su manipulación mediante procedimientos y maquinaria industriales (plegadoras, fresadoras,...) que restan protagonismo a cualquier capacidad referencial de la materia que distraiga de la experiencia espacial. De ahí también la formalización geométrica de las piezas, que permite un análisis racional de las relaciones volumétricoespaciales al eliminar toda carga simbólica. Pero ya se ha expuesto cómo a pesar de esa defensa de la esencialidad material y expresiva, la materia industrial empleada no deja de convertirse en un referente del medio geocultural. Incluso Oteiza, máximo defensor de una neutralización total de la expresión57, había sido el primero en enraizar ——————————— ——————————— 55. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., “Tres momentos-tres opciones: la imagen de la plástica vasca en el siglo XX”, Escultura Vasca en la Colección Kutxa, Catálogo, San Sebastián, 2000, pp. 21-22. 16 56. PLAZAOLA, J., “La Escuela Vasca de Escultura”, Cultura Vasca II, San Sebastián, 1978, p. 355. 57. Entre otros textos desarrolla ampliamente sus teorías sobre este punto en El final del arte contemporáneo y en Ideología y técnica de una ley de los cambios en el arte. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 teóricamente los resultados de su experimentación plástica en la tradición cultural vasca 58 . Y lo mismo ocurre con toda la producción de Ricardo Ugarte, en cuya obra, el acero laminado refuerza el valor significante en alianza con soluciones formales no exentas de referencias culturales. En este sentido, cabe entender como muestra contextualizada en una cultura vasca la escultura vacía y final de Oteiza59, así como los procesos escultóricos que son producto de una indagación racionalista relacionada con su legado. Buenos ejemplos son las series creadas entre 1960 y 1972 por Néstor Basterrechea, entonces preocupado por elaborar una escultura consciente y racional. Pero en ese proceso objetivo Basterrechea no excluía los impulsos de la intuición, aunque procuraba encauzarlos “en diagramas explicados desde una voluntad de ordenación, desde una administración consciente del espacio”60. En los Relieves, Planos estallados y Esculturas de entonces, las formas modulares ordenadas geométricamente61 se interpretaban como límite de lo que constituía el verdadero objeto de la investigación plástica: la ocupación y desocupación del espacio62. Así pues, la primera fase escultórica de Basterrechea en la línea del planteamiento oteiziano, despreciaba las cualidades estéticas de la materia, se despreocupaba de los aspectos técnicos relacionados con el proceso de formalización y atendía a la forma en relación con la exploración y definición del espacio escultórico. Pero la entonces pretendida inexpresividad y objetividad de aquella escultura enseguida dejó paso a un nuevo concepto escultórico que partía de la firme voluntad del artista de crear con un lenguaje propiamente vasco. La huella de la lección de Oteiza se aprecia también en la producción de Ricardo Ugarte, que inició su trabajo con unas esculturas de carácter analítico para ir abriéndose a la expresividad a través de las modulaciones formales y de los tratamientos texturales de la chapa de hierro, materia que en adelante emplea como algo más que un instrumento de la investigación espacial. Por tanto, a pesar de que su elección responda en origen a la idoneidad para desarrollar un proceso escultórico centrado en la ocupación-desocupación simultánea del espacio, el hierro adquiere para Ugarte un sentido diferente del que le daba Oteiza. En su obra se convierte en un valor expresivo de la escultura por formas, modulaciones, texturas y cromatismo. De esa manipulación del hierro como elemento expresivo para definir un imaginario morfo-espacial también cargado de referencias surge el lenguaje escultórico ugartiano. En él se aprecia una evolución que va desde el rigorismo conceptual del Rectangularismo 63, a la libertad y el impulso, que manifiestan un aumento progresivo hasta 1976 con los módulos cúbicos y las modulaciones rítmicas de las series de Estelas, Cadenas, Distorsiones, Loreas, Campanas, Huecos habitables y Aleteos64. Ese desarrollo plástico de los años 70 tiene una vertiente paralela e interrelacionada en la actividad literaria del artista 65, relación que, aunque de forma menos evidente, no llega a desaparecer en las creaciones conceptuales de los años 80 (Escuadra, Cartabón, En el taller) a pesar de que entonces el planteamiento se centra en la valoración estricta de la indagación espacial a partir de elementos mínimos definidos con perfiles industriales de acero y desprovistos de todo contenido semántico. Pero el valor connotativo que sustentaba la mayor parte de su producción se recupera en los Gaztelu de los años 90 y especialmente en su última serie de Proas, que tiene en la escultura Tajamar (2001) su ejemplo más reciente y de mayor envergadura66. Esta última serie escultórica de Ugarte, como las de Noray, Anclas y Castillos de popa forman parte del un amplio proyecto, ItxasBurni, que este artista de Pasajes de San Pedro ha venido desarrollando desde los años 70 en homenaje poético y plástico al contexto marinero y a su rico universo objetual, en el que nació y vive. En clave moderna, aunque más distantes del proyecto racionalista oteiziano, es preciso también entender los procesos creativos de los escultores Vicente Larrea y Ramón Carrera. Estos procesos se enmarcan dentro del contexto artístico vizcaíno ——————————— 58. OTEIZA, J.,Op. cit. 1963; “Cromlech y estelas funerarias”, Homenaje a D. José Miguel de Barandiarán, San Sebastián, 1963, pp. 141 y ss.; “Mentalidad vasca y laberinto”, Oteiza 33-68, Madrid, 1968, pp. 101-103; La ley de los Cambios, Zarauz, 1990. 59. “Antes de afirmar que nuestro pequeño cromlech vacío, no es estela funeraria sino estatua vacía y final, he procedido dentro del arte por un análisis comparado comprobando que sucede así en la vida de los cambios en el arte de otras épocas o que ha estado a punto de suceder, como está ocurriendo en el arte contemporáneo y a mi personalmente ya me pasó”, en “Cromlech...”, 1963, pp. 152-162. 60. BASTERRECHEA, N., “Notas biográficas”, Nueva Forma, 74, Madrid, marzo, 1972, p. 6. 61. MORENO GALVAN, J.M., Néstor Basterrechea, Madrid, abril, 1960. 62. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol. II, pp. 508-523. ——————————— 63. UGARTE DE ZUBIARRAIN, R., “Breve apunte de una estética”, Catálogo Galería Barandiarán, San Sebastián, noviembre 1967; “Reflexiones desde y hacia la escultura”, Noticias de la Caja de Ahorros Vizcaína, Bilbao, 1976. 64. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol III, pp. 689-743. 65. Si las primeras series racionalistas fueron objeto de un reflexivo análisis teórico, a partir de la serie de Loreas su obra plástica tiene una proyección poética, apreciándose la estrecha interrelación entre composiciones literarias y estructuras escultóricas. Los Huecos habitables y las Loreas se interpretan con lenguaje poético en el poemario Silencio de eternidades, los Aleteos escultóricos en Aylux, las Estelas, Huecos habitables, Noray y Anclas en Itxas Burny. 66. Escultura de 8 metros de alto realizada para su integración en una plaza pública de Lasarte durante el periodo de redacción de esta ponencia. 17 Álvarez, Mª Soledad que, aunque más diversificado en cuanto a tendencias e influenciado en su actividad por la militancia política67, experimentó una renovación escultórica a raíz de la organización del Movimiento de la Escuela Vasca. En el origen de ésta se encuentra la aportación de Larrea, que llega desde una formación tradicional en el campo de la imaginería, y de Carrera, que en los años 60 realiza sus primeras propuestas abstractas. Vicente Larrea inicia a partir de 1966 una investigación morfo-espacial con hierro o madera de cierta contención geométrica para evolucionar hacia un organicismo fruto de la experimentación con materiales sintéticos dentro de una línea de investigación plástica que nada tiene que ver con lo analizado en el contexto de la Escuela Vasca. Por el contrario, la intensa actividad de Ramón Carrera en los años 70 da origen a una obra en la que con mayor independencia en la elección de materiales (frecuente uso del aluminio) y en el proceso de concreción formal, evocador de procedimientos informalistas, encontramos connotaciones vascas. Y ello no sólo por el recurso al hierro como materia, sino también por las preocupaciones espaciales aprendidas de Oteiza y la configuración de unas formas potentes, expresivas y sígnicas, con aspectos comunes a los que se analizan en el apartado siguiente. 1.2.2. LA ESCULTURA CON MEMORIA Las restantes propuestas de la escultura moderna vasca encontraron su fundamento en la recuperación para la plástica de la memoria cultural del pueblo. Se trata, por tanto, de unas creaciones surgidas de una actitud no exenta de cierta carga romántica, en la que la conciencia de la cultura ancestral impulsó la formulación de una escultura con raíces, de una escultura entendida como signo de identidad. Evidentemente, la variedad y densidad de contenidos que nutren la cultura tradicional han de generar múltiples formulaciones plásticas. Unas recrearon con intención artística aperos campesinos e instrumentos tradicionales, otras evocaron en tradición protohistórica las creencias primigenias, se aproximaron a la materia con un sentido telúrico, hicieron revivir con fines artísticos prácticas y técnicas ancestrales o recuperaron la memoria del lugar en una demostración de relación armónica con la naturaleza. Así, con la mirada puesta en la antropología material, los escultores de la Escuela Vasca lograron elaborar unos lenguajes que, con gran sutileza poética, transformaron en escultura moderna de naturaleza puramente estética lo que en cultura tradicional había desempeñado algún tipo de función práctica. La elección y el tratamiento del hierro, la madera y la piedra por Chillida, Mendiburu y Basterre——————————— 67. Véase SAENZ DE GORBEA, X., “Bizkaia años sesenta”, Artes y artistas vascos..., 1995, pp.153 y ss. 18 chea respondían a una intención de reivindicar para el campo de la creatividad plástica unos materiales que, en tradición vasca, han ocupado a lo largo de los siglos a herreros, aitzkolaris y canteros. Evocaban además tales prácticas artísticas toda una historia de integración armónica en el medio natural y una larga tradición de aprovechamiento de lo suministrado por el entorno para configurar desde los monumentos megalíticos y objetos de culto a los instrumentos de trabajo. Ese amplio repertorio objetual tradicional dejó paso en la escultura moderna a otro menos preciso y de carácter inventivo con el que, recurriendo a una formalización sobria en la forma y potente y recia en los volúmenes, se definieron plásticamente piezas primitivistas, de expresividad y fuerza totémica, capaces de representar costumbres y actitudes vitales, creencias y mitos ancestrales que carecían de imagen visual. Así se aprecia en la obra de Remigio Mendiburu, artista que parte del hecho diferencial hasta el punto de considerar que jamás hubiera hecho escultura de no haber creído en la fuerza de su pueblo”68. De su actividad ya me he ocupado en otros trabajos como muestra de una síntesis perfecta de producto natural y creación artística69. En efecto, en las obras de Mendiburu, la confluencia del tiempo y el azar, de la energía y la organicidad material, de lo natural y lo aprendido en cultura ancestral, da origen a imágenes simbólicas que recrean actitudes y estados emocionales inspirados en la tradicional relación armónica del hombre vasco con el medio circundante. En ese sentido se expresaba Javier Viar al escribir que “la escultura de Remigio Mendiburu se ha manifestado como experiencia de la naturaleza y como una experiencia de civilización nacida a su vez de un muy próximo entendimiento con la naturaleza”70. Perfectos exponentes de ese entendimiento son sus creaciones de madera, azarosas en la acumulación de los volúmenes, caprichosas en la forma como es propio de unos troncos de roble, fresno o haya, que apenas ven alterada su morfología original. Algo parecido ocurre, aunque con intervención más rotunda del artista, cuando afronta el trabajo de la piedra. Pero cuando por exigencias de integración en espacios urbanísticos o como respuesta a afanes experimentales propios de su condición de artista moderno acomete el trabajo de materias ajenas a la tradición vasca (latón, acero inoxidable, bronce, hormigón, etc.), sin renunciar al principio de acumulación tan característico de su estilo, impone un ——————————— 68. Declaración de Mendiburu, en ZAMALLOA, J., “El escultor Remigio Mendiburu en París”, Deia, Bilbao, 22 junio 1978. 69. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol. III, pp. 602-606; Op. cit., 2000, p.23. 70. VIAR, J., “Arte vasco”, Erakusketa 78, Bilbao, 1978. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 orden que no es producto del azar sino de la elaboración mental y la reflexión plástica pura.71 Aunque por vías distintas de las de Mendiburu, Néstor Basterrechea se manifiesta como un artista conscientemente enraizado en la tradición cultural autóctona desde que en 1972 inició las series del Homenaje a mi pueblo72. En ellas, las creencias, tradiciones, costumbres populares y la lengua vasca constituyen el fundamento argumental para definir un lenguaje sígnico que formula plásticamente lo que carece de forma material, o, expresado con palabras del propio artista, “para dotar de apariencias tangibles” lo “heredado en forma de tradición oral”73. La configuración de “un vocabulario de símbolos visuales y gestuales” que Oteiza74 valoraba como uno de los objetivos de la nueva plástica vasca, centraba los planteamientos de Basterrechea en las piezas integrantes de la Serie Cosmogónica Vasca, de Illargi amandrearen mamuak, Eguzki Loreak, Estelas discoideas y Mascarones de proa75, en las que, a pesar de la carga semántica, se eludía la figuración sin prescindir del sentido mágico, misterioso y solemne requerido por el tema. Similar disposición antropológica determinó también la gestación del Homenaje a la América Primera en reconocimiento de las civilizaciones primitivas que con sus vestigios llenos de “veracidad testimonial de lo cotidiano y de lo mágico” unidos “en una sola realidad”76 habían atraído fuertemente al artista durante su exilio americano. Pero además, en esta serie de 1992, Basterrechea elabora una síntesis de toda su investigación anterior. Del trabajo pictórico inicial, puesto que incorpora el color como componente expresivo. De su fase ——————————— 71. Para el estudio de la escultura de Mendiburu véase ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983, vol III, pp. 607-620. 72. En los momentos iniciales de su nueva orientación escultórica, el artista expone: “Me he planteado de nuevo mi obra y es por ello por lo que me he pasado a los comienzos, a los orígenes, a los mitos. Es el deseo de empezar de la nada. Por eso me he ido tan atrás, para empezar desde el comienzo. Quisiera extender, universalizar todo lo vasco. Pienso que soy hijo de una tribu y por ello universal” (en KORTADI, E., “Veladas otoñales”, Zeruko Argia, 555, San Sebastián, 21 octubre 1973). 73. Texto escrito por el artista en torno a 1973, parcialmente publicado en ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. 1983 vol. II y “Basterrechea y Ugarte en la escultura vasca de vanguardia”, Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, XLVIII, 3-4, 1992, p. 429. 74. OTEIZA, J., “Mi nuevo encuentro con las esculturas de Néstor Basterrechea”, Néstor Basterrechea, Pintores y escultores vascos de ayer, hoy y mañana, vol II, 14, Bilbao, 1973, p. 98. 75. Véase ALVAREZ MARTINEZ, M.S. Op. cit. 1983, vol II pp. 524-555. 76. BASTERRECHEA, N., “Homenaje a la América Primera”, Las Bellas Artes y la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, San Sebastián, junio-julio, 1992. escultórica analítica, por el empleo de la chapa de acero y la delimitación de espacios escultóricos. De sus series vascas, por el recurso a grafismos y signos evocadores de contenidos mágicos que, como expone su autor, “no han muerto del todo”, manteniendo vivo aún hoy el “tesoro cultural” de la “América primera”77. Deudora de los planteamientos apuntados para los dos artistas anteriores, y especialmente para Mendiburu, es la trayectoria del escultor alavés José Gabriel Aguirre, quien elige la madera por sus connotaciones culturales y configura una estatuaria primitivista en la que no renuncia a la experimentación plástica con los volúmenes articulados, con la afirmación-negación del espacio escultórico, con el dinamismo organicista de las formas, surgidas no tanto del gestualismo espontáneo como de la reflexión y el cálculo compositivo. 1.2.3. OTRAS VERTIENTES DE LA MODERNIDAD ESCULTÓRICA En este apartado dedicado a la escultura moderna vasca es preciso hacer mención de otras figuras que por diferentes razones requieren un tratamiento independiente. Por una parte, Agustín Ibarrola (Bilbao, 1930), que desempeñó un importante papel de liderazgo en el Movimiento de la Escuela Vasca dentro del grupo Emen e influyó considerablemente en el desarrollo artístico en Vizcaya78, provincia menos implicada ideológicamente que Guipúzcoa en los postulados oteizianos79. Aunque su actividad artística de entonces fue intensa, contribuyendo a abrir nuevos caminos en el ámbito del arte racionalista a raíz de su participación como cofundador en el Equipo 57, y de la pintura social, en él coherente con su actitud comprometida en la lucha antifranquista, la referencia a su obra se realiza independientemente de la de los escultores que trabajan en los años 50 y 60, puesto que en aquellos momentos su actividad más relevante era la pictórica. No obstante, aunque se hayan desarrollado fundamentalmente a partir de los años 80, no conviene olvidar las aportaciones realizadas por Ibarrola a otros medios de expresión plástica que le convierten en el artista moderno que más ha contribuido en las ——————————— 77. BASTERRECHEA, N., Op. cit. 1992. 78. La intensa actividad artística, cultural y política de Ibarrola en los años en que se fragua, funciona y se disuelve el Movimiento de la Escuela Vasca queda reflejada en el libro BARTUREN, J.A., Ibarrola ¿un pintor maldito? (Arte Vasco de postguerra. 1950-1977), San Sebastián, 1978. 79. La actitud diferenciada de los artistas de las provincias vascas en los años 60 ha sido ampliamente analizada en relación con los posicionamientos de los grupos Gaur, Emen, Orain y Danok. Véase, entre otros: GUASCH, A.M., “Crónica de una vanguardia”, Guadalimar, 25, Madrid, 1977, p. 52; ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Escultores... 1983, pp.78-83; VVAA., Arte y artistas vascos en los años 60, San Sebastián 1955, etc. 19 Álvarez, Mª Soledad últimas décadas a renovar las estrategias y actitudes ante el hecho escultórico. Las actuaciones en los espacios naturales, las instalaciones y las creaciones escultóricas son parte significativa de esa actividad. A través de ellas se presenta sin duda Ibarrola como un escultor vasco; queda patente la relación armónica con el medio y el interés por la memoria del propio territorio, pero para él el medio es indistintamente el natural y el industrial, puesto que como bien ha expuesto C. Martínez Gorriarán, Ibarrola entiende el paisaje “como producto histórico y cultural de la incesante intervención humana que lo ha modificado y domesticado”80. De ahí la actitud y el lenguaje adoptados en sus intervenciones en el “Bosque de Oma” (Vizcaya)81 y el río “O Rexo” de Allariz (Orense), que evidencian la experiencia del artista en la indagación racionalista de la vanguardia. En ellas plantea una nueva vertiente de la relación escultor-naturaleza, próxima a la del land-art, hasta ahora no abordada en el País Vasco82. Los espacios naturales, sin dejar de serlo ni perder sus cualidades, se convierten en creaciones plásticas que aceptan la caprichosa morfología, el azar de la composición, la consistencia variante de los elementos, las transformaciones que la materia viva experimenta con el paso del tiempo. Pero las manchas de color, las formas de elemental geometrismo, los espacios realzados por la intervención del artista, son también factores fundamentales de esa producción, en la que el acto creador irreflexivo y caprichoso de la naturaleza se ve intervenido por una voluntad racional creativa del artista. Magnífico ejemplo de esa dualidad y, como el de “O Rexo”, muestra de su intervención en espacios ajenos al contexto vasco, es el proyecto para el puerto pesquero de Llanes (Asturias)83, que el artista iniciará en el próximo verano de 2001. Del mismo modo, cuando Ibarrola propone una recuperación de la memoria del lugar, lo hace con recursos distintos de los característicos de la escultores vascos. Su origen vizcaíno le vincula al bosque, pero también y especialmente le une a la industria. Y es la memoria histórica, social, cultural y económica del País Vasco industrial –que está también en la base de su obra pictórica de los años 50– la que se propone recuperar con sus tubos de acero, como en el gran proyecto evocador del imaginario fabril que diseñó para la ría de Bilbao. Estas obras, como otras esculturas emplazadas en lugares públicos, sus troncos de madera, piezas de granito, sus tubos de cartón, vigas de ferrocarril, etc. ——————————— 80. MARTINEZ GORRIARAN, C., Un itinerario por la obra de Agustín Ibarrola, Diputación de Valencia, Valencia, 1997. 81. Ibarrola. En el interior del Bosque, Catálogo Sala Parpalló, Centre Cultural de la Beneficencia, Diputación de Valencia, octubre-noviembre 1997. 82. Dicha relación es analizada para la producción de Oteiza, Chillida y Mendiburu por P. MANTEROLA en El jardín..., 1993. 83. GUTIERREZ, M., “El mural más grande del mundo”, El Comercio, Gijón, 24 enero 2001. 20 definen un nuevo lenguaje expresivo que valora la memoria pero no excluye el futuro, que denota compromiso pero no olvida la investigación y los intereses propiamente artísticos, que no renuncia a lo propio pero lo interpreta con un discurso coherente con las estrategias creativas del momento artístico actual. Es esa dualidad y no la resultante morfológica la que establece los nexos de su trabajo con el de otros escultores vascos de la modernidad84. También José Alberdi y Javier Echevarría han de ser estudiados al margen de los grupos antes analizados por su temprana emigración a Europa y la escasa incidencia de su trabajo en el ámbito vasco. Sin embargo, por generación y vinculación a los postulados de la escultura moderna deben ser mencionados en este apartado. La trayectoria artística de José Alberdi (Azcoitia, 1922) no deja de resultar paradójica. Tras una breve fase de formación en San Sebastián, la actividad escultórica de Alberdi se desarrolla en Inglaterra, donde se refugia durante la guerra civil española. La residencia en ese país determina en parte la orientación estilística de su escultura, que, si bien en la fase de juventud parece aún anclada en los géneros tradicionales de la imaginería religiosa y el retrato que de niño había conocido en Euskadi, fundamentalmente a través de la obra de Julio Beobide, ceden paso a partir de los años 60 a preocupaciones morfoespaciales bastante comunes a la plástica de la modernidad ya experimentadas en Inglaterra por Henry Moore y Barbara Hepworth y por Jorge Oteiza durante su estancia en América y en los primeros momentos tras su regreso a España. Inmersa en una indagación formalista y tan preocupada por las relaciones volumétrico-espaciales como por el acabado bruñido de las superficies, la obra de Alberdi se proyecta y desarrolla al margen del territorio vasco y aunque ocasionalmente pueda dar indicios de una voluntad de enraizamiento cultural, sirva de ejemplo la escultura Ama ta aurtxoa (1974), éste no deja de ser superficial, limitándose a la temática y al empleo del euskera en el título, sin alterar su léxico habitual ni en el concepto ni en la forma. La elección de la materia escultórica y las técnicas empleadas para su manipulación acentúan aún la diferencia con el resto de los artistas vascos de su generación. Aunque utiliza el hierro lo despoja del valor connotativo que adquiría en la escultura vasca, y lo mismo ocurre con la madera, que Alberdi selecciona en función de las posibilidades formales ofrecidas por sus vetas, de modo que apenas trabaja las autóctonas como el roble y el haya85. A hierro y madera, en él desprovistos de carga semántica, se unen como soportes del desarrollo formal materias como bronce, aluminio, cobre y níquel, mármol, ——————————— 84. VELA DEL CAMPO, J.A., “Compañero Ibarrola”, Agustín Ibarrola, Catálogo Museo Barjola, Gijón, 2000. 85. Declaraciones en entrevista a URROZ, A., “Treinta años de trabajo de José Alberdi”, El Diario Vasco, San Sebastián, 18 diciembre 1977. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 cristal y sintéticos, prácticamente ignorados por la escultura de la Escuela Vasca. Aunque también exiliado político desde 1946, el escultor alavés Javier Echevarría (Barambio, 1916) ha desarrollado una actividad no exenta de connotaciones vascas. Su vinculación a la actividad artística de los años 50 y 60 en el ámbito que se estudia fue escasa y se limitó a una esporádica e incompleta participación en el grupo Orain86. No obstante, su residencia en el País Vasco francés le mantuvo unido a un medio y a unas tradiciones culturales diferenciadas que están en la base de su producción artística. En ella la recuperación de la memoria se produce a través del primitivismo de lo popular, de la presencia del roble, de la esencialidad y rotundidad volumétricas, de una unión armónica con la naturaleza87. con el hiperboloide y de sus ensayos con la cerámica, y de Reinaldo (Vigo, 1944), discípulo de Oteiza en la escuela de Deva, fundador a su vez de la escuela de Aya y autor de esculturas de piedra firmemente enraizadas en la estatuaria de Aránzazu. Acusada influencia de la investigación oteiziana se aprecia también en los años 70 en la producción de Tomás Murua, centrada en la definición de imágenes vascas a partir de formas representativas muy depuradas. Y lo mismo cabe decir de la producción de Xabier Santxotena, que evidencia la atracción que le produce la labor experimental desarrollada por Oteiza en el Laboratorio de Tizas. El experimentalismo geométrico y espacialista oteiziano inspira así mismo la producción de José Luis Pequeño (Bilbao, 1941), que también se deja imbuir del expresivismo sígnico de la producción de Chillida. 1.3. El legado de la escultura moderna vasca La aceptación en el contexto social vasco de las propuestas vanguardistas como muestras de una escultura propia y diferenciada, la proyección internacional de los grandes maestros, el modelo de trabajo de los restantes escultores de la Escuela Vasca, así como la actividad colectiva desarrollada, que aunque languideciendo, no desaparece después del fracaso en 1966 del intento colectivista del Movimiento de la Escuela Vasca, contribuyen a incrementar la nómina de los escultores. La actividad de los más jóvenes se gesta en los años 70 con el ideario diferencial de la plástica moderna, aunque posteriormente las trayectorias personales reconduzcan los planteamientos por derroteros más personales. También entonces se desarrolla el trabajo de otros autores, no siempre noveles, que no llegan a despegarse de las enseñanzas recibidas de los grandes maestros. 1.3.1. EPÍGONOS Y ANACRONISMOS La aplicación formalista de soluciones desarrolladas por los maestros modernos está en las base de los academicismos estilísticos surgidos entrada la década de los 70. La constante mirada hacia fórmulas precedentes genera el amaneramiento y explica la frialdad de unas piezas en las que la corrección técnica y formal no logra imbuir fuerza ni expresividad. Aunque los modelos son diversos, lo mismo que lo eran las opciones de la escultura moderna, las propuestas de Oteiza constituyen la referencia fundamental. Así se aprecia en los trabajos de su hermano Antonio Oteiza (San Sebastián, 1926), colaborador de Jorge en Aránzazu y seguidor de sus planteamientos figurativos ——————————— 86. SAN MARTIN, F.J., “Aspectos del arte alavés en la década de los sesenta”, Arte y artistas vascos en los sesenta, San Sebastián, 1992, p. 216. 87. COMTE, P., Jesús Echevarría. Ateliers Aujourd´hui, Catálogo Centro Georges Pompidou, París, febrero-marzo 1979. 1.3.2. ENTRE LA TRADICIÓN MODERNA Y LA RENOVACIÓN DE LOS LENGUAJES Paralelo al trabajo de los escultores mencionados, cuya edad era al menos de treinta años en el momento a que se hace referencia, se inicia la trayectoria de otros más jóvenes, que generan unas primeras creaciones en la línea de la tradición antropológica de la Escuela Vasca pero no exentas de aportaciones personales, que serán las que se impongan casi siempre en los desarrollos plásticos posteriores. Los nuevos escultores guipuzcoanos y navarros ofrecían en la segunda mitad de los 70 la mejor muestra de la pervivencia de la tradición instaurada por los escultores modernos. Es el caso de Isasa y Koldo Alberdi en aquel momento y de otros guipuzcoanos de su generación, aunque de actividad plástica más tardía, Nino Barriuso88, Mikel Cristi y Antón Mendizábal89. De todos ellos, en la segunda mitad de los 70 era Alberdi el que había alcanzado ya cierto reconocimiento y conseguido algunos premios90. Discípulo de Oteiza en Deva y colaborador de Mendiburu, abandonó una primera fase figurativa de acusada impronta oteiziana para diseñar sus Máquinas-herramienta de madera, piezas de carácter monumental y muy próximas al informalismo de los troncos de Mendiburu, aunque no ajenas a la potencia constructiva de las series arquitectónicas de Chillida ni a la investigación de Oteiza en el Laboratorio de Tizas. Al contrario que los restantes escultores de su generación, que en adelante plantean opciones ——————————— 88. Escultor nacido en Palencia, profesor de Bellas Artes en Bilbao y colaborador entonces de Oteiza y Basterrechea. 89. Antón Mendizabal, Hamabi Urte...1982/1993, Catálogo Kutxa, septiembre-octubre 1993. 90. En 1976 obtiene el Premio beca del “I Concurso de Escultura Arte Joven del Norte” patrocinado por El Corte Inglés, al que concurrían algunos otros artistas vascos de su generación y de todo el norte de España. 21 Álvarez, Mª Soledad personales diferenciadas, el que se presentaba como joven promesa de la “escultura vasca” de los 70 no mantuvo con posterioridad una actividad creativa continuada. De los jóvenes que inician su actividad a fines de los 70, destaca el escultor residente en Guipúzcoa Xabier Laka (Ondárroa, 1954). Laka es un buen ejemplo de la influencia ejercida por el “lenguaje escultórico vasco” en los años 70 y de cómo éste es superado en la década siguiente cuando se entra en contacto con nuevos referentes plásticos. Formado en la tradición oteiziana en la escuela de Aya con Reinaldo y fundador a su vez de la escuela de Sorabilla (Andoain), que en la línea de la anterior sigue reproduciendo el patrón heredado de la talla de la piedra, es capaz de dar un giro completo a su trabajo tras su estancia en 1985 en la St. Martin School of Arts de Londres, donde conoce las propuestas de Anthony Caro y de la nueva escultura anglosajona. A partir de aquí, el análisis de la producción de Laka debería realizarse en el capítulo siguiente dedicado a la renovación del lenguaje vasco, por todo lo que supone de descarga semántica, renovación formal e incorporación de materiales inéditos, en ocasiones de naturaleza efímera. Un caso original de independencia estilística en el ámbito artístico guipuzcoano de los 70 lo constituía la producción de Andrés Nagel (San Sebastián, 1947)91, artista que define su obra con un lenguaje heterodoxo por cuanto ajeno a la localización cultural entonces imperante, intelectualizado e imaginativo, de decidida voluntad figurativa, dramático, sarcástico y transgresor en su imaginario y conceptualmente universal con el que ha alcanzado una rápida proyección internacional. En Navarra, inician en aquella fase su trabajo Aizkorbe, Garraza, Idoate, Sauras y José Ramón Anda, todos ellos influenciados por el magisterio de Oteiza92. Esos vínculos culturales de los inicios dan paso a diferentes lenguajes personales en las trayectorias posteriores, centradas en procesos de indagación formalista y espacial (Aizkorbe)93, matérica (Garraza)94 u objetual (José Ramón Anda). Es ——————————— 91. Andrés Nagel, Catálogo Ministerio de Cultura, Madrid, 1983; Andrés Nagel, Catálogo Tasende Gallery, California, 1990; LUCIE-SMITH, E., Andrés Nagel, Barcelona, 1992. 92. Oteiza escribe el texto del catálogo de la exposición de Aizkorbe, en el que se refiere a los nuevos escultores navarros: “Sorprende el despertar al arte en estos momentos del genio navarro y su incorporación en la vanguardia de la escultura vasca. Garraza, Sauras, Idoate, tres nuevos y poderosos escultores navarros con los que tomo contacto...”. OTEIZA, J., “Aizkorbe, nuevo escultor en Escuela Vasca”, catálogo Aizkorbe, escultura, pintura, Caja de Ahorros Municipal, Pamplona, 1976. 93. VV.AA., Aizkorbe, Taller Macla, Aoiz, 1992; Aizkorbe, Catálogo Feria Universal de Sevilla Expo´92 Puerto de Indias, 1992; Aizkorbe, Catálogo Museo Barjola, Gijón, 1993. 94. Angel Garraza, Catálogo Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo, diciembre 1985-enero 1986. 22 quizá la obra de Anda 95, nacido en Bakaikoan (Navarra) en 1949 y residente después en Guipúzcoa donde desarrolla su actividad, la que sin recurrir a las estrategias rupturistas imperantes en los 80 logra crear un lenguaje innovador que despoja la madera de toda carga semántica, como también suprime la potencia totémica diferenciadora de la escultura moderna anterior. En Vizcaya, donde el movimiento artístico de los años 60 había estado más abierto a todo tipo de tendencias, se aprecia una introducción de otras vías de expresión plástica a finales de los 70 de la mano de nuevos creadores como José Ramón Morquillas (Baracaldo, 1947), Ricardo Catania (Bilbao, 1953), Fernando y Vicente Roscubas (Palma de Mallorca, 1953) y Leyre Ormaeche (Bilbao, 1954). No todos tuvieron similar protagonismo en la renovación del lenguaje escultórico, destacando en este sentido los cuatro primeros. No obstante, el caso de Leyre Ormaeche anticipa el perfil de escultor de la década siguiente por formación y actitud: cursó estudios en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao y los completa en América96, donde entra en contacto con nuevos posicionamientos artísticos. Junto a los mencionados, otras nuevas figuras de la plástica vasca también realizan al borde del inicio de los años 80 sus primeras esculturas a la par que cursan en Bilbao los estudios de Bellas Artes, pero su producción alcanzará una definición personal al tiempo que una voluntad de articular el bagaje artístico local con el de otros centros españoles –Madrid y Barcelona, fundamentalmente– e internacionales –Nueva York, Londres y diversos puntos de Alemania– en la década siguiente. 2. REVISIONES Y RUPTURAS 2. 1. La escultura en los 80 Los años 80 fueron en Euskadi, como en otros ámbitos artísticos, los del eclecticismo postmoderno, de los revisionismos, la deconstrucción, las rupturas, los de “matar al padre”97, o en palabras de Txomin Badiola, los de “arreglárselas sin el padre” 98 . Numerosos factores contribuyeron a impulsar el abandono de las poéticas establecidas por los escultores modernos, que no obstante, en origen, siguen ejerciendo su influjo desde la investigación oteiziana y su teoría del arte como solución de comportamiento ético para la vida. ——————————— 95. J. R. Anda 1987-1992, Catálogo Gaspar Erakustaretoa, Barcelona, 1992. 96. Leyre Ormaeche realiza estudios de postgrado en el The School of the Museum of Fine Arts de Boston. Leyre Ormaeche, Catálogo Galería Siboney, Santander, mayo-junio 1992. 97. VILLOTA TOYOS, G., Breve crónica (en cinco pasos) del parricidio necesario. 98. BADIOLA, Tx., “Arreglárselas sin el padre”, Catálogo exposición del taller dirigido por Angel Bados y Txomin Badiola, Arteleku, San Sebastián, marzo-abril, 1995, pp. 86-130. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 También se aprecia entonces un incremento y dinamización de la actividad escultórica que coincide con el experimentado en otros ámbitos geográficos de España99. En primer lugar existen razones ideológicas y políticas para el cambio de actitud, ampliamente mencionadas por autores diversos100. Con la llegada de la democracia la defensa de la identidad cultural no requiere el subterfugio de la vía plástica. Surge a partir de entonces en el País Vasco una nueva actitud creativa desde la valoración globalizadora del arte que responde a otro tipo de demandas culturales insertas en la conciencia del europeísmo y del internacionalismo. De este modo se asiste a la aparición de la conciencia de una cultura heterogénea y plural; de un mestizaje que desborda los límites de la identificación con lo próximo para articularlo con lo español y lo internacional. Por otra parte, la nueva situación política y cultural favorece el contacto con otras formas de expresión a través del fenómeno de internacionalización de la difusión, la circulación y el intercambio del producto artístico. En este sentido, las exposiciones constituyen un canal fundamental de difusión y generan un nuevo tipo de infraestructura artística supranacional que incide tanto en la definición y configuración del gusto como en la generalización del mismo. Ciertamente, no todos los nuevos artistas vascos tienen acceso a tales muestras internacionales, pero cuentan al menos con una amplia información de las mismas que les pone en contacto con las derivaciones de la plástica en cada momento. Así mismo, la labor determinante de la crítica en apoyo de las nuevas actitudes, la posibilidad de acceder a la información a través de los medios de comunicación y desde los centros de formación o de experimentación promovidos por la Administración, el apoyo institucional al arte joven a través de la concesión de becas y la organización de exposiciones de promoción y las cada vez más frecuentes estancias en el extranjero101, impulsan a los nuevos creadores a participar de procesos artísticos globalizadores, desvinculándose de cualquier tentación endogámica de localización cultural. Un papel fundamental en el nuevo enfoque de la conciencia artística lo desempeñaron entonces y ——————————— 99. GUISASOLA, F., “Aproximación al arte de los 80 en España”, ZEHAR, 20, San Sebastián, enero-febrero 1993, p. 15. 100. GUISASOLA, F., Op. cit. 1993; COUSINIER, F., Op. cit.; BEGUIRISTAIN, M.T., Op. cit. 1998; SAENZ DE GORBEA, X., “Viaje interior por el último arte” (1980-1994), Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 31 y ss.; MARTINEZ GORRIARAN, C., “Escultura en el arte vasco de los ochenta”, Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 49 y ss. 101. Gabriel Villota se refiere a una “certeza del exilio” ante la imposibilidad de que algún esfuerzo llegue a fructificar en el ámbito local, en VILLOTA TOYOS, G. Op., cit. lo siguen haciendo actualmente, los centros de formación o experimentación artística, especialmente la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, así como los talleres y seminarios internacionales de Arteleku102 y de Bilbao Arte103 y la actividad desarrollada algo más tarde por el centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián. En el contexto de tales parámetros generales, la escultura vasca de los 80 se nos presenta caracterizada por la diversidad de opciones. Pero dentro de la diversidad, se pueden definir dos tipos de actitudes, que, salvo el caso excepcional de algún artista, coinciden también con dos momentos sucesivos. El primero, más dilatado en duración, se desarrolla hasta bien entrada la década acusando aún el peso de la tradición moderna. En este sentido, cabe decir que las primeras formulaciones plásticas de los 80 elaboran su nuevo discurso a partir de la revisión del legado vanguardista anterior. El cambio de mentalidad artística se hace más evidente en los últimos años de la década, cuando se impone la deconstrucción del propio concepto de escultura como género artístico diferenciado. 2.1.1. LOS DISCURSOS REVISIONISTAS Los jóvenes escultores vascos de los 80, salvo excepciones de artistas autodidactas, responden al perfil de artista titulado, de formación teórica y práctica sólida, que cursa estudios en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao o en algún otro centro de arte del País Vasco, que viaja al extranjero becado para completar su formación o por iniciativa propia para desarrollar libremente su actividad en otros contextos. Este perfil parece quedar instaurado en el ámbito vasco en adelante, puesto que la mayor parte de los creadores de las nuevas generaciones son licenciados por la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, centro que sin duda desempeñó un papel fundamental en la apertura del horizonte artístico de los jóvenes creadores. La reflexión sobre el proyecto de la modernidad y la renovación de la conciencia artística son los rasgos comunes más evidentes de los discursos plásticos enunciados en los 80, discursos que sin abandonar aún el concepto tradicional de escultura, responden a opciones estéticas múltiples. A comienzos de la década, coincidiendo con el triunfo de la pintura en el ámbito internacional y con los desarrollos del neoexpresionismo alemán y la transvanguardia italiana, se aprecia la definición de trayectorias plásticas que, al menos en caracterización formal y base conceptual, carecían de precedentes modernos en Euskadi y cuyo análisis no ——————————— 102. GOLVANO, F., “Arteleku: un espacio para crear”, Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 98-99. 103. RADIC, S., “BilbaoArte: un espacio para trabajar”, Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 100-101. 23 Álvarez, Mª Soledad puede abordarse, por tanto, desde la perspectiva de la escultura de vanguardia. Son significativas en este sentido las experiencias desarrolladas entonces por Koldobika Jáuregui (Alkiza, 1959) 104 y Begoña Goyenetxea 105 . Se aprecia en ellas la memoria de la vertiente más expresiva (Mendiburu) y más narrativa (Basterrechea) de la escultura vasca de vanguardia. Pero el recurso a la madera y a las técnicas tradicionales se desliga de la intención antropológica anterior. Se abandona la abstracción imperante en la modernidad escultórica vasca y se reivindica, con gran fuerza en la producción de Jáuregui, una figuración extraña, de fuerte expresionismo, en la que, según nuevas estrategias estéticas, se alían los recursos y procedimientos de la escultura y la pintura. Se aprecia claramente un cambio en la orientación de la mirada que pone en contacto con las revisiones postmodernas realizadas en aquel momento en otros ámbitos geográficos, especialmente en Alemania. La revisión del expresionismo está también en la base de la producción del escultor guipuzcoano José Zugasti (Eibar, 1952), autor de dramáticas figuras definidas con alambre con unos trazos nerviosos y expresivos que evocan sus dibujos y trabajos bidimensionales anteriores. Pero es de nuevo la experiencia oteiziana la que está en el punto de mira del grupo más cohesionado de escultores jóvenes y la que constituye el objeto de su reflexión desde la distancia de la “actualidad” y la referencia de los postulados minimalistas y conceptuales. La renovación desde estas posturas postconstructivistas o postminimalistas, que aún no han roto con el lenguaje escultórico “de tendencia”, fue impulsada por escultores vinculados a la Facultad de Bellas Artes de Bilbao a comienzos de los 80. En ella coincidieron los profesores Angel Bados (Olazagutia, 1945), Txomin Badiola (Bilbao, 1957) y Juan Luis Moraza (Vitoria, 1960) y los estudiantes Pello Irazu (Andoain, 1963) y María Luisa Fernández (León, 1955), que se autodenominaron Nueva Escultura Vasca. Preocupados por la crisis del concepto de proyecto, los nuevos escultores reflexionaban sobre la función del arte y del artista, los problemas de lenguaje y los procedimientos formales, intentando definir un programa capaz de compatibilizar las nuevas estrategias postmodernas con algunos de los postulados de la modernidad. De ese intento, fallido en términos globales, ha sido la vertiente ética y social de su conciencia artística la que les ——————————— 104. VV.AA., Néstor Basterretxea, Koldobika Jauregui, Remigio Mendiburu. Zurezkoak, Catálogo Casa de Cultura de Oquendo, San Sebastián, marzo-abril, 1994. 105. El comentario que hago sobre B. Goyenetxea parte de la actividad desarrollada por la escultora a mediados de los 80 (Véase FERNANDEZ-CID, M., “Begoña Goyenetxea”, Fundación Museo Evaristo Valle. Boletín nº 6, Gijón, abril 1985). Desconozco cual ha sido su evolución escultórica posterior, que comparte con una actividad docente en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. 24 une con los presupuestos vanguardistas. Esa actitud respecto a la tradición de vanguardia queda clara en su presentación ante el público bilbaíno en 1984 en la exposición Mitos y Delitos 106, en la que planeaba la presencia oteiziana al mismo tiempo que se evidenciaba el distanciamiento de la localización cultural107. En efecto, en la posición inicial de sus trayectorias estos nuevos escultores entienden el proyecto ético de Oteiza y su neutralización de la expresión como única opción válida de la escultura moderna vasca y acorde con la experiencia minimalista de la que parten como referente inmediato. En esa línea, la actitud creativa de los artistas bilbaínos citados, a los que se une Ricardo Catania, es analítica. Entienden el comportamiento creativo como proceso de conocimiento108, con una reflexión sobre la experiencia constructivista y minimalista que está en la base de la pureza geométrica y el orden que rigen sus creaciones escultóricas. No obstante las relaciones formales existentes, cada artista aborda la problemática que le suscita la ausencia de un proyecto a través de planteamientos personales diversos, entre lo irónico y lo esteticista. Las creaciones de Txomin Badiola109 y Angel Bados110 estaban en la primera mitad de los 80 fuertemente marcadas por la experiencia minimalista, que posteriormente abandonaron para abordar otro tipo de problemática que aplican en su producción y en la programación del taller dirigido conjuntamente en Arteleku el año 1994, por el que pasaron varios de los escultores que se citan en el siguiente apartado 111 . Pero incluso esa orientación posterior de sus trayectorias como escultores del espacio con sus instalaciones, es consecuencia de la evolución lógica a la que se llega desde la reflexión sobre las funciones y destinos del arte en relación con el contexto real, ——————————— 106. La exposición se celebra en la sala de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao y junto a los artistas mencionados expone también José Ramón Morquillas. 107. MARTINEZ GORRIARAN, C., Op. cit. 1998, p. 54. 108. SAENZ DE GORBEA, X., Op. cit., 1998, p. 38. 109. La obra de Badiola ha dado origen a una dilatada bibliografía, además de la propia reflexión personal, Es recomendable la consulta de MARCHAN, S., “En los intersticios de lo moderno”, Txomin Badiola. Escultura 1990-1993, Catálogo exposición Puerto de Santander, Verano 1993; CASTRO FLOREZ, F., “Txomin Badiola. Adolescencia sin consuelo: reconsiderando la obra de Txomin Badiola”, Cimal, junio 2000, pp. 43-54, además de los diversos textos de Kewin Power, de Keith Seward, etc. y las numerosas aportaciones hechas por el escultor en los catálogos de sus exposiciones. 110. Angel Bados, Catálogo sala d´Exposicions de la Fundació Caixa de Pensions, Barcelona, 1988; Angel Bados, Catálogo Galería Robayera, Miengo, Santander, 1993; Angel Bados, Catálogo Exposición Arsenal, Bilbao, 1996. 111. Catálogo publicado con motivo de la exposición del taller dirigido por Angel Bados y Txomin Badiola en Arteleku durante los meses de mayo, junio, septiembre y octubre de 1994, Arteleku, San Sebastián, 1995. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 línea que cuenta con un apoyo teórico en el pensamiento deconstructivista de J. Derrida y en el concepto de la diferencia de Gilles Deleuze en la que también se inscribe la producción de Juan Luis Moraza112. Este escultor alavés había integrado entre 1980 y 1986 con Mª Luisa Fernández el CVA, o Comité de Vigilancia del Arte, con la intención de fomentar la práctica artística y la reflexión teórica, aspecto éste último que le ha ocupado ampliamente desde fines de los 80, coincidiendo con el desarrollo de sus nuevas propuestas abiertas, fragmentadas y transgresoras113. Pero esa no ha sido la única vía de salida a la revisión de las propuestas de la vanguardia vasca. Las creaciones de Pello Irazu114 iniciadas a partir de una revisión desemantizadora de la solución experimental oteiziana y planteadas en el debate minimalismo-conceptualismo-objetualidad, responden desde fines de los 80 a una recuperación de los valores sustantivos de la escultura con una formalización que parte del geometrismo, se interesa por el material y el color y define cuidados objetos estéticos dentro del espacio que son fruto de una reflexión abierta sobre la realidad. En ellos, el artista demostró su gran capacidad para generar alternativas a los principios de la escultura geométrica inicial. Similar capacidad presenta Mª Luisa Fernández, que inicialmente había realizado una relectura del minimalismo en piezas geométricas de madera que acusaban como las de sus compañeros de la Nueva Escultura Vasca la influencia del pensamiento deconstructivista. Su producción evoluciona desde 1986 hacia propuestas que fuerzan la expresividad, incorporan el color y se plantean instaladas en un recinto espacial. También Ricardo Catania115 inicia su obra desde la referencia distanciada a la propuesta oteiziana (series Indicaciones, 1981-1983; Nímicos, 1982; Irónica, 1984), para seguir planteando la interacción con el espacio desde la escultura en sentido estricto o desde la instalación, hasta que en 1992 abandona tales prácticas y empieza a manejar la informática como herramienta creativa. La deconstrucción del “lenguaje vasco” realizada por la denominada Nueva Escultura Vasca tiene ——————————— 112. POWER, K., “La poética del claroscuro”, Juan Luis Moraza, Catálogo Galería Oliva Mara, Madrid, octubre 1988; BREA, J.L., Eclipses (Gozo y Duelo) II, Becas Banesto, 1992. 113. Es quizá a partir de entonces cuando la proyección de Moraza se hace más evidente, participando, por ejemplo, como único artista vasco en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en la exposición “El Sueño Imperativo” que se dedica a la relación arte-poder. 114. Pello Irazu, Catálogo Soledad Lorenzo, Madrid, 1992; QUERALT, R., LEIGH, Ch., POWER,K., Pello Irazu, Catálogo Palacete del Embarcadero, Santander, 1994. 115. Catania. Escultura 1985-1986, Catálogo Museo de Arte e Historia, Durango, 1987; Catania. Escultura 86-87, Catálogo Galería Angel Romero, Madrid, septiembre-octubre 1987; Catania, Catálogo Sala Trayecto, Vitoria, abril-mayo 1989. un paralelo menos teórico y reflexivo pero clarividente y de gran interés en la producción del donostiarra Pablo Donézar (San Sebastián, 1948). A principios de los 80 y al margen de la estrategia del grupo citado, este artista inicia una trayectoria que despoja de carga semántica sus creaciones geométricas como primer paso de una drástica deconstrucción de los principios que sustentaban el discurso plástico de la modernidad vasca. Ya desde entonces, Donézar desarrolla una experiencia que explora todos los códigos expresivos. También la trayectoria del guipuzcoano y residente en Francia Aitor de Mendizábal (San Sebastián, 1949) aporta una respuesta personal al arte diferenciado de los escultores modernos. Formado inicialmente con Reinaldo y después en la tradición escultórica clásica en Roma, este admirador de la teoría oteiziana sobre el vacío crea unas esculturas, entre el objeto figurativo y la construcción abstracta116, que con una valoración de la materia y de sus cualidades estéticas, parten de la mirada desmitificada del pasado y del entorno. Por su parte, Javier Elorriaga (Galdácano, 1959), que en los años 80 fue profesor de la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, perfila a fines de esa década un lenguaje en el que se manifiesta la percepción del entorno y la memoria cultural, como ya expuso en su momento X. Sáenz de Gorbea117. Pero esa aparición de lo vasco poco tiene que ver con los signos de identidad de la escultura moderna. Surge sin intención etnográfica, de modo natural y espontáneo como lo hacen las vivencias, y da origen a un peculiar imaginario arquitectónico que se traduce plásticamente en objetos aún dependientes de las noción tradicional de escultura por sus cualidades volumétricas, matéricas y espaciales, pero con un alcance mayor en la definición estética y simbólica del ámbito espacial que ocupan. Pero las propuestas plásticas elaboradas por los escultores mencionados no agotan el panorama de la plástica vasca de los 80. La ruptura con los modelos modernos y la actitud personalista con la que se hace frente al fenómeno creativo dieron origen a una oferta fragmentada que culminará en el eclecticismo en la década siguiente. De esa diversidad y fragmentación, es buen exponente, entre otras, la exposición “10 escultores jóvenes guipuzcoanos”, celebrada en el Museo San Telmo de San Sebastián entre mayo y junio de 1988, para la que fueron seleccionados como exponentes de la nueva escultura de Guipúzcoa Ayui Revol (Pasajes Ancho, 1961), J.L. Baroja Collet (Le Creusot, Francia, 1957), Mikel Campo (1957), José Mª Herrera (Azpeitia, 1960), Koldobika Jauregui (Alkiza, 1959), Mª José Lacadena (Orio, 1957), Kepa ——————————— 116. CRESPY, O., “3 artistas guipuzcoanos en Euskadi Norte”, Dossier...1998, p. 70. 117. SAENZ DE GORBEA. X., “El silencio y el grito del lugar. Entre Arquitectura y escultura”, Javier Elorriaga, Arkitekturak, Catálogo Windsor Kulturgintza,, Bilbao, mayo 1992, p. 12. 25 Álvarez, Mª Soledad Landaluce (Mondragón, 1958), Nieves Larroy (Barcelona, 1964), Pello Mitxelena (Oyarzun, 1963) e Iñaki Murua (San Sebastián, 1963). 2.1.2. LA DECONSTRUCCIÓN DE LA ESCULTURA En la trayectoria de algunos artistas de la Nueva Escultura Vasca se aprecia en la segunda mitad de la década algo más que una revisión de la poética escultórica y de los lenguajes expresivos de la escultura moderna. Con el punto de partida en el legado del arte conceptual y con el referente de comportamientos artísticos como los de Beuys y Kosuth, los nuevos escultores vascos abordan la deconstrucción del concepto de escultura como género artístico. Tal actitud supone la desaparición de la escultura como “pieza” tridimensional y el nacimiento de una nueva conciencia expresiva, de un nuevo territorio artístico, la instalación, en la que el recinto espacial constituye un elemento determinante de la concreción estética. En ella, la especificidad no reside ni en la materia ni en la forma, sino en las relaciones establecidas recíprocamente con el marco espacial que deviene así en un topos estético o lugar ocupado, apropiado y reconvertido física y conceptualmente en un nuevo producto artístico. La aparición de ese nuevo territorio artístico supuso en Euskadi, como lo había hecho en los medios internacionales, cambios sustanciales en el concepto, soportes, estrategias y percepción de la obra de arte. Por una parte incide en una objetualización de los géneros118 al asimilar el rango estético dentro del recinto espacial de pintura, escultura y cualquier objeto anodino. Y en el mismo sentido, al acoger cualquier hecho plástico, bidimensional o volumétrico, lumínico o sonoro, surgido de la acción directa del artista y/o del espectador o generado por las nuevas tecnologías, el mundo de la instalación se presenta abierto a posibilidades infinitas. Comienza a apreciarse entonces una indefinición o mestizaje de las disciplinas artísticas tradicionales, o mejor una transversalidad de éstas, que hace imposible la definición de los nuevos productos según una clasificación convencional de géneros o tendencias y obliga a revisar el legado de las instalaciones y las intervenciones de los artistas conceptuales119.Además, la instalación supone cambios sustanciales en la percepción por parte del espectador. Lo implica de forma más directa que la de la escultura, lo envuelve, lo invita a un recorrido, suscita una experiencia personal interactiva con el espacio artístico. Por cuanto se prescinde de las referencias de género artístico y tendencia formal, se genera la dispersión de los lenguajes y la multiplicación de ——————————— 118. GUISASOLA, F., Op. cit. 1993, p. 15-16. 119. BOZAL, V.,Op. cit., 1992, pp. 612-613. 26 las propuestas personales, haciéndose más patente que nunca en la escultura vasca el triunfo del individualismo y la fragmentación. Y con esa actitud de desafío personal se desarrolla a fines de los 80 la actividad de algunos escultores que a comienzos de la década habían desarrollado la revisión del racionalismo vanguardista, la de los jóvenes recién incorporados a la práctica artística y la de figuras que desde el inicio de su trayectoria realizaron y proyectaron su trabajo en los medios internacionales. Este último es el caso de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956)120, que gesta su actividad en Madrid y en el extranjero al margen de la influencia del discurso moderno vasco y alcanza ya en los años 80 una considerable proyección internacional, llegando a representar a España en la Bienal de Venecia en 1993 y a exponer desde 1997 en algunos de los más importantes instituciones museísticas, como el Guggenheim Museum de Nueva York y de Bilbao, en el de Chicago y en el Reina Sofía de Madrid. Formada en Barcelona primero, amplía el concepto que tenía de la escultura durante su estancia en Londres en contacto con la nueva escultura británica de los 80. Entonces define un estilo personal, ajeno a los planteamientos que se desarrollaban en aquellos años en el ámbito vasco. Su producción impone una rotunda fisicidad en el espacio a través de volúmenes potentes, de acusada referencia arquitectónica con frecuencia, y de materias de diferente origen, naturaleza, textura y color 121. Con ellos define nuevos e insólitos ámbitos estéticos en los que desarrolla su experiencia del mundo y del espacio a través de nociones como la solidez de la masa, el peso y la gravedad, que conducen a uno de los rasgos característicos de su escultura: la monumentalidad. Pero esa monumentalidad no supone la mera ocupación física del espacio. A través de las potentes formas constructivas, de la ambigua combinación de la materia, elegida de modo que se ponga en evidencia la dualidad gravedad-ligereza, dureza-blandura, lisura-rugosidad, resistenciafragilidad, frialdad- calor, y del protagonismo de la luz, interpretada como si fuera un material más, las instalaciones de Cristina Iglesias nos sugieren más interrogantes que afirmaciones. Interrogantes que aumentan cuando incorpora ——————————— 120. La bibliografía sobre esta escultora es bastante dilatada. De los títulos más recientes conviene reseñar: Cristina Iglesias, XLV Bienal de Venecia. Puntos cardinales del Arte, Pabellón de España, Venecia, junio-octubre 1993; MADERUELO, J., Cristina Iglesias. Cinco proyectos, Fundación Argentaria, Madrid, 1996; GIMENEZ, C. (ed.), Cristina Iglesias, Guggenheim Museum Publication, New York, 1997, editado con motivo de su exposición en dicho museo neoyorquino del 18 de julio al 7 de septiembre de 1997 (también en versión española). 121. En los años 80 predomina en su obra el uso del hierro, la madera, el cristal y el cuero, a los que se suman posteriormente el aluminio fundido, el cemento, las resinas, el alabastro. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 fotografías y serigrafías que narran el proceso creativo introduciendo, por tanto, el discurso temporal, con todo lo que implica de transformación y de cambio, en una creación concebida como imagen estática. De los escultores iniciados en la revisión de los postulados modernos ha sido Txomin Badiola122 el que de modo más contundente rompe con los conceptos de las disciplinas artísticas123 en los que se había desarrollado su producción inicial de los años 80. Con apoyo en diferente tipo de soportes que van desde las instalaciones de esculturas en el espacio, a la fotografía y al video-instalación, las creaciones de Badiola plantean como temas recurrentes la identidad, la insatisfacción124, y la búsqueda de un proceso de comunicación en la sociedad moderna que resume su instalación de fotografías, vídeo y juego de luces El juego del otro.125 Tras sus construcciones escultóricas de la primera mitad de los 80, que suponen un referente nunca olvidado por completo en la producción de Badiola como demuestra la serie M.D. realizada en Nueva York en 1990126, el afincamiento en dicha capital mundial del arte, donde vivió 10 años, y la previa estancia en Londres supusieron un cambio de estrategia creativa en la que las piezas se conciben siempre en relación con el recinto espacial. Significativa en este sentido es The Peacemaker (1990), instalación con elementos geométricos en un monumento público de la Parade Gardens de Bath (Inglaterra). El proceso de hibridación se convierte en constante de su obra desde Family Plot (1993-94), instalación presentada en la galería John Weber de Nueva York en la que incorpora elementos procedentes del cine, la televisión, la fotonovela, los comics, etc. para configurar un ámbito espacial definido por el discurso narrativo. No en vano, el artista había escrito ya en 1990 que “el arte ha tenido que afrontar su incapacidad para ——————————— 122. BADIOLA, Tx., “Arreglárselas sin el padre”, Catálogo exposición del taller dirigido por Angel Bados y Txomin Badiola, Arteleku, San Sebastián, marzo-abril, 1995, pp. 86-130. Badiola es autor de numerosos textos publicados en los catálogos de sus exposiciones. 123. La reciente participación de Badiola con la galería Soledad Lorenzo en la Sección Off del festival Photo España 2000 que con el tema Fronteras se dedicó a la transgresión de los límites de las disciplinas y su presencia con Bedsong Visitantes en la Expo 2000 de Hannover, constituyen ejemplos recientes de su visión plural de las estrategias estéticas. 124. LYOTARD., “El imaginario posmoderno y la cuestión del otro en el pensamiento y la arquitectura”, Pensar-Componer/ Construir-Habitar, Arteleku, 1994. 125. La instalación se presenta en San Sebastián en 1997 y en la galería Luis Serpa en marzo-abril de 2000. Al mismo tema se dedica el libro BADIOLA, Tx., El juego del otro, Koldo Mitxelena Kulturenea, San Sebastián, 1997; ERASO, M., “Txomin Badiola, el otro, el mismo”, ZEHAR, 35, San Sebastián, 1997, pp. 47. 126. BADIOLA, Tx., Txiomin Badiola: M.D. Series New York 1990, Windsor Kulturgintza, Bilbao, 1990. competir con el potencial comunicativo de los medios de masas...”127. Desde entonces, 4 historias de mentira y agitación (1995)128 y las instalaciones que la suceden –Gimme Sheelter (1999) y Bedsong Visitantes (2000), por citar dos de sus últimas creaciones– se conforman generalmente de construcciones de madera, muebles, fotografías, vídeo-proyectores y/o monitores/magneto, en un intento de sacar el arte de su aislamiento culturalista y establecer una comunicación más directa con la sociedad. Angel Bados 129, el artista de más edad del grupo de la Nueva Escultura Vasca, ya había realizado instalaciones en la década de los 70130 y aunque en la década siguiente no abandona la escultura espacial131, mantiene un interés por el lenguaje de la materia (cristal, alambre, madera, plomo, fieltro...) en piezas que podemos considerar escultura-escultura que le ocupan fundamentalmente desde 1992 132 . Más contenidas, de carácter estrictamente geométrico y objetual y cuidadosas en los valores esteticistas son las instalaciones de Pello Irazu, que no obstante, en su producción más reciente, manifiesta mayor interés por la transversalidad de los lenguajes133. Estos valores también los cultiva Mª Luisa Fernández, que introduce la componente irónica y la fuerza expresiva, evidentes en sus instalaciones Catorce veces grande de España y Artistas Ideales. Más rupturista y arriesgada es la propuesta de Juan Luis Moraza134 que en sus instalaciones, además del recurso expresivo de materiales diferentes por textura, color y resistencia, combina con la escultura y el collage diversos objetos, aparatos electrónicos y textos, en un estrechamiento de arte, técnica y pensamiento del que el artista da cuenta en expo- ——————————— 127. En JIMENEZ, J., “Txomin Badiola, Insatisfacción”, El Mundo, Madrid, 29 abril 2000. 128. Serie de 4 instalaciones realizadas en Nueva York y expuestas en Madrid en la Galería Soledad Lorenzo en septiembre-octubre de 1995. 129. BADOS, A., “A modo de epílogo”, Catálogo exposición del taller dirigido por Angel Bados y Txomin Badiola, Arteleku, San Sebastián, marzo-abril, 1995, pp. 135-137. 130. En 1979 presenta en la itinerante organizada por el Ministerio de Cultura la instalación Pamplona ciudad (1976) junto a la Serie de tres cajas sobre un viaje a Finlandia (1977). 131. Muestra de ello es Tramuntana, presentada en la Sala d´Exposicions de la Fundació Caixa de Pensions de Barcelona en 1988. 132. Representativas de esos planteamientos más recientes son las escultura presentadas en la Galería Robayera (Miengo, Cantabria) en mayo de 1993 y en Arsenal (Bilbao) en 1996. 133. Esperanza. Reality, hope, Bilbao, 2000. 134. MORAZA, J.L., “Almacén (Placer)”, Un Placer. Cualquiera, todos, ninguno. (Más allá de la muerte del autor, Arteleku, San Sebastián, 1991; “Fallar el blanco. Cuenta atrás para una discusión sobre los valores” (Roma, 1991); Anestesica (Algologos), Junta de Andalucía, 1998; “Interpasividad”, Interpasividad, Koldo Mitxelena Kulturenea, San Sebastián, noviembre 1999-febrero 2000, pp. 41-61. 27 Álvarez, Mª Soledad siciones de los años 90: Brillos Suspensivos (1996), Nas (1998) e Interpasividad (2000)135. Fernando y Vicente Roscubas, cuya actividad se había iniciado en los 70, constituyen también un magnífico ejemplo de transversalidad de los géneros con su manipulación simultánea de escultura, pintura y objetos para realizar una crítica irónica, no exenta de humor, del contexto vasco136. En su obra, esa transversalidad se complica con el pluralismo de lenguajes: “exploramos nuevas posibilidades creativas, aunando sucesivamente la distorsión expresionista, el rigor constructivo, la experimentación conceptual y una decidida inclinación a la nueva iconografía de masas”137, con lo que su producción se nos presenta como uno de los más claros ejemplos en el ámbito vasco de la dispersión y fragmentación artísticas de los últimos 20 años. La ironía, la parodia y la crítica surgen de una actitud lúdica en otros jóvenes artistas que desarrollarán fundamentalmente su trabajo en la década siguiente. Sus nuevas estrategias estéticas plantean una visión provocadora, divertida y desacralizada de la problemática de la época con un apoyo en la imagen que, a través de cualquier tipo de soporte, escultórico, objetual o tecnológico, se instaura con una firmeza desconocida anteriormente en el contexto de la plástica vasca. acusará en mayor o menor medida en la formulación, promoción y difusión de su obra, aspecto ya destacado en sus reflexiones sobre el arte vasco de los años 80 por autores como Cousinier138 y Sáenz de Gorbea139. En este sentido, siguen ejerciendo un papel fundamental los centros de formación y experimentación creados en los años 80, que aumentan en los 90 con el proyecto experimental consonni140 como centro de prácticas artísticas contemporáneas, por no mencionar otro de gran incidencia social y cultural y no tanta en la orientación del panorama artístico vasco, el museo Guggenheim 141 , que hasta el momento sólo se ha ocupado de artistas consagrados internacionalmente como Chillida, Cristina Iglesias142 o Txomin Badiola143, con un único guiño al nuevo arte vasco desde la exposición La Torre Herida por el Rayo. Lo Imposible como Meta 144. Se desconoce por el momento cual será la incidencia en la promoción del arte joven de la sala Kubo del Kursaal de San Sebastián, recién inaugurada en diciembre de 2000 con una exposición de Oteiza145 y cuya orientación no parece aún suficientemente definida. La transversalidad apuntada en los 80 se instaura como rasgo definidor de la producción artística de la época, a la que además se incorporan de forma generalizada las nuevas tecnologías y un mayor protagonismo de la imagen, lo que a su vez redunda en la acusada fragmentación de las propuestas. 2.2. Las estrategias ¿escultóricas? de los 90 El proceso de globalización había supuesto en el contexto artístico vasco de los años 80 la incorporación de conceptos tales como pluralismo, diversidad y movilidad. La desaparición del monopolio de la cultura y el arte localizados, el ejercicio de la elección múltiple y abierta y el cosmopolitismo de la oferta plástica fueron conquistas de entonces que supusieron la superación del enquistamiento artístico que comenzaba a evidenciarse en los epígonos de la escultura planteada según un “estilo vasco”. Dentro de este marco general, parece conveniente referirse a artistas ocupados en la intervención del espacio antes que a escultores en el sentido tradicional. Pero dentro de esta característica común, las soluciones plantean aún mayor diversidad que en los años 80 y las actitudes creativas responden a intereses muy variados. Se encuentra desde la simple recreación en la condición esteticista de determinados objetos o en la ——————————— 138. COUSINIER, F. Op. cit. Introducidos entonces, el multiculturalismo, la subjetividad y la autodeterminación artísticas se imponen en los años 90 respaldados por la aceleración en el ritmo de la información y por la intensificación de la producción y la difusión de obras de arte. No obstante, el fenómeno de mundialización artística, lo mismo que ocurría en la fase anterior, difícilmente se sustrae a la influencia del medio en que se desarrolla la vida diaria del artista que lo ——————————— 135. Brillos Suspensivos. Juan Luis Moraza, Catálogo Universidad Pública de Navarra, Sala Carlos III, Pamplona, 1996; Juan Luis Moraza. Nas. Catálogo Galería DV, San Sebastián, enero-febrero, 1998; Interpasividad, Catálogo Koldo Mitxelena Kulturenea, San Sebastián, 2000. 136. SAENZ DE GORBEA, X., Op. cit. 1998, p. 34. 137. Texto de F. y V ROSCUBAS incluido en el Dossier Euskadi, C.D., 1998. 28 139. SAENZ DE GORBEA, X., Op. cit., 1998, p. 41. 140. LARCADE, F., “Cosonni: un espacio para experimentar”, Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 102-107. 141. ZULAIKA, J., Crónica de una seducción, Madrid, 1997; VV.AA., El Milagro Guggenheim, Bilbao, 1997; PEREZ RUBIO, A., “Guggenheim Bilbao: el contenedor al contenido”, Ars Mediterranea. Dossier Euskadi, 3, 1998, pp. 109-113. 142. El arte de Cristina Iglesias, Exposición Museo Guggenheim, Bilbao, 7 noviembre 1998-14 febrero 1999. 143. Badiola participa en la exposición inaugural The Guggenheim Museums and the Art of this Century, celebrada entre el 6 de febrero y 3 de junio de 1998, en la que también figuraban Chillida y Cristina Iglesias. Estos son además, junto con Juan Luis Moraza los únicos escultores vascos de los que el museo ha adquirido obra para su colección. 144. La Torre Herida por el Rayo. Lo Imposible como Meta, Catálogo Guggenheim Bilbao, Bilbao. 2000. 145. VV.AA. Oteiza, Catálogo Sala Kubo Kutxaespacio del Arte, Fundación Kutxa, San Sebastián, 2000. De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 resultante de su instalación en el espacio, a la indagación de nuevos lenguajes connotativos que recuperen el compromiso entre arte y sociedad perdido tras la vanguardia. Además, aunque pueda existir una comunidad de intenciones, la resolución práctica responde únicamente a una determinación estrictamente individual en la que caben todas las estrategias posibles. El empeño de clasificación en un panorama tan abierto resulta bastante inútil. Aún así, se realiza una propuesta que estructura el complejo panorama escultórico vivido en los años noventa, con la advertencia de que los criterios válidos para el agrupamiento son múltiples y quizá todos discutibles, de que el encasillamiento siempre resulta reduccionista al prescindir de una parte de la complejidad intrínseca a los planteamientos desarrollados y de que en un panorama tan próximo y en constante modificación no se puede pretender recoger el amplio abanico de opciones, ni mencionar a todos los artistas, cuya selección en parte puede resultar subjetiva en este momento ante la falta, casi siempre, de una trayectoria que la respalde. Por otra parte, debe quedar también claro que si bien los artistas se mencionan como representativos de alguna de las opciones citadas, se expresan a través de medios diferentes en las distintas intervenciones o transgreden sus límites en la misma creación. El título elegido por Estrella de Diego para el texto introductorio del catálogo de los Gure Artea 1994, “Disfraces, travestismos, contaminaciones”146, resume bien los cambios de identidad y las contaminaciones de las categorías artísticas que generan la ambigüedad predominante en esos años. Pero la complejidad del panorama escultórico de los 90 no se debe únicamente al triunfo de las nuevas estrategias creativas. En ellos conviven las propuestas de los escultores modernos aún activos dentro de sus estilos personales, las de los artistas de los años 80, cuya evolución ha influido en la ampliación de los territorios expresivos, de los que se convierten en primeros representantes. Junto a ellos, comienzan a destacar figuras ya introducidas en el trabajo plástico a fines de la década anterior, que entrados los 90 han obtenido cierto prestigio y reconocimiento, caso de Dora Salazar, y se van sumando otros muy jóvenes que inician ahora su trayectoria y empiezan a proyectar su obra a través de su participación en concursos de becas de creación artística, certámenes de noveles, de los Gure Artea y Bizkaiko Artea. 2.2.1. ENTRE LA ESCULTURA Y LA INSTALACIÓN cial, de referentes del pasado, se encuentra un tipo de creaciones derivadas de la práctica “tradicional” de la escultura, es decir, obras tridimensionales en las que en principio la materia y el espacio se plantean desde dentro, en función de la propia pieza, que se “limita” a ocupar físicamente el lugar de emplazamiento. Las variantes son infinitas y las posibilidades de clasificación escasas. Encontramos desde creaciones matéricas elevadas al rango de objetos y no siempre desprovistas de referencias connotativas, hasta piezas en las que resulta inevitable evocar el largo pasado racionalista, el peso de la cultura de masas y del pop, ciertas premisas de lo conceptual o elementos propios del diseño. Pero sus autores raramente pueden encasillarse en la mención que aquí voy a hacer de ellos. Casi todos participan de referentes múltiples y casi siempre desbordan lo que es el trabajo escultórico para explorar nuevos “territorios artísticos para oir y ver”, en términos de un texto de José Iges147 que utilizo aquí siguiendo la práctica apropiacionista tan habitual en los artistas actuales. Los procesos escultóricos racionalistas pueden encontrar unos ecos recientes y personalizados en creaciones de Gerardo Armesto, de Dick Recalde (Pamplona, 1963), que aporta una interesante producción entre la pintura, la escultura y el diseño con apoyo geométrico no exento de referencias arquitectónicas, y de Guillermo Zuaznabar (San Sebastián, 1971)148. Este joven artista guipuzcoano proyecta su sólido conocimiento de la arquitectura en creaciones escultóricas caracterizadas por una esencialidad geométrica que no deja de problematizar el espacio en que se instalan, lo mismo que problematizan los límites de los lenguajes en su constante alianza con la pintura y, ocasionalmente, con la fotografía. Por su parte, Maider López (San Sebastián, 1975)149, ganadora del 2º premio del concurso de noveles de 2000, plantea su obra en la tradición postminimalista con un desafío a los límites de pintura y escultura: su pintura ocupa físicamente el espacio y se dispone aislada contra la pared ofreciendo al espectador el dorso y proyectando sobre el muro una luminosidad brillante. La transgresión de los géneros es evidente: la pintura plantea una ocupación tridimensional propia de la escultura, la pared de la sala, como receptora de la luminosidad cromática, se incorpora como elemento activo de la pintura, ——————————— 147. IGES, J., “Territorios artísticos para oir y ver”, El espacio del sonido. El tiempo de la mirada, Catálogo Koldo Mitxelena Kulturenea, San Sebastián, 29 julio-25 septiembre 1999. ——————————— 148. GOLVANO, F., “Del intersticio a la grieta: aperturas subjetiles”, Subjetiles. Tres escenarios, Catálogo Círculo de Bellas Artes, Koldo Mitxelena, Centre d´Art Santa Mónica, Madrid, San Sebastián, Barcelona, octubre 1997-marzo 1998, pp. 21-22. 146. DIEGO, E. de, “Disfraces, travestismos, contaminaciones”, Catálogo Gure Artea 1994, Vitoria, 1994 149. BEECH, D., “Las paredes se convierten en ventanas”, ZEHAR, 42, San Sebastián, 2000, pp. 42-45. Aunque escasas y planteando una transgresión de géneros, de materiales y técnicas y, en espe- 29 Álvarez, Mª Soledad los límites entre creación artística y recinto espacial desaparecen. Por diferentes vías, pero transgrediendo las categorías artísticas realizan su obra José Ramón Amondarain (San Sebastián, 1964), artista formado en la pintura, cuya práctica le ocupa en los años 80 para evolucionar más tarde hacia una ocupación física del espacio que le introduce en el mundo de la instalación, y Mikel Bergara (Irún, 1965)150, creador que partiendo de la pintura contribuyó a la deconstrucción de los géneros con piezas capaces de definir ámbitos arquitectónicos cargados de referencias metafóricas con su variado repertorio objetual. También Idoia Montón (San Sebastián, 1969)151 se adentra desde la pintura en la experiencia tridimensional en el taller de escultura dirigido por Angel Bados en Arteleku. Primero desde la valoración volumétrica de la tabla pintada, después con piezas constructivas murales de mayor complejidad, finalmente con una figuración silueteada en la tabla de madera que nunca prescinde del cromatismo. Esa figuración es la que favorece a su vez la insistencia en la actividad pictórica en paralelo con la escultórica, pero sin excluir de ella pequeños objetos volumétricos que refuerzan el mestizaje de sus lenguajes creativos. La esencialidad formal y el juego semántico derivado del reflejo y la transparencia caracteriza las obras de Lucía Onzain (Bilbao, 1964)152, que en su búsqueda de una escultura desmaterializada recurre al cristal, a ejes metálicos y a elementos livianos para componer unas instalaciones en las que la imagen fotográfica, el dibujo y pequeños objetos actúan también como elementos connotativos. La intervención espacial con el cristal está así mismo en la base de las creaciones de la escultora Oier Villar (San Sebastián, 1969) caracterizadas por una gran contención en la forma y en las referencias. Las propuestas de algunas artistas de esta generación responden a posicionamientos más críticos, como la de Ana Laura Alaez (Bilbao, 1964), cuyas piezas e instalaciones dan vida a una imaginería que, entre otros aspectos, traduce con el discurso plástico un sutil debate feminista 153. Lo mismo que lo hacen los pequeños objetos metamórficos de Mª José Díez154. y una parte de la pro- ducción de Dora Salazar (Alsasua, 1963), una de las artistas de esta generación con mayor proyección en la actualidad dentro y fuera del País Vasco, que en su serie escultórica Intimidad Preservada plantea con actitud reivindicativa toda la problemática de la mujer en la sociedad contemporánea155 que también aflora en proyectos de mayor envergadura como sus Heroínas ficticias 156. El discurso narrativo es consustancial al desarrollo estético, de ahí su uso constante de códigos figurativos tanto en esculturas como en instalaciones. En éstas, el diálogo interactivo establecido por las piezas en el espacio, se enriquece con los factores lumínicos, dinámicos y sonoros. Existen también particulares referencias al mundo objetual. La escultura de Miren Arenzana (Bilbao, 1965) ofrece una presentación ambigua entre el objeto próximo a lo cotidiano y lo inútil desde fuera del mero esteticismo, entre la escultura y el cuidado aspecto pictórico, y todo ello con notorio referente en el diseño. Con diferente lenguaje, Belén Moreno 157 introduce recursos propios de la pintura y del diseño en esculturas que exploran las posibilidades formales, espaciales y expresivas de materiales tan diversos como el hierro, el caucho, el plomo, la madera, el poliéster o la tela. La actitud transgresora adopta nueva fórmula en la obra de Gema Intxausti (Guernica, 1966)158, cuyas piezas metarreferenciales, entre la realidad del material y la ficción de la representación, toman forma a partir de la descontextualización de lo cotidiano y lo vulgar. Por su parte, Juan Carlos Meana (Vitoria, 1964) plantea con sus objetos una ordenación constructiva del espacio. Las derivaciones de lo conceptual tienen, así mismo, su presencia en esta fragmentada oferta de propuestas. Es preciso destacar la experiencia artística SEAC (Selección de Euskadi de Arte de Concepto)159, rica en estrategias innovadoras y preocupada por el lenguaje y la práctica conceptual del arte que plantea con una actitud ecléctica, entre la performance, el happening y el situacionismo160. El colectivo SEAC, integrado por Juan Martínez Ilarduya (Vitoria, 1968), Arturo Rodríguez (Vitoria, 1964), Natxo Rodríguez (Vitoria, 1967) y Pepo Salazar (Vitoria, 1972), aborda a través de sus intervenciones el tema de la comunicación y, con carácter didáctico, explica sus actuaciones al público bien directamente o a tra- ——————————— 150. SAENZ DE GORBEA, X., “Paradojas”, ZEHAR, 23, San Sebastián, agosto-octubre, 1993, p. 9; “Estrepitoso Silencio y Reconsideración de la Utopía”, ZEHAR, 30, San Sebastián, primavera, 1996, pp. 35-37. 151. AGUIRIANO, M., “Una visita al Estudio de Idoia Montón”, ZEHAR, 19, San Sebastián, noviembre-diciembre 1992, pp. 24-25. 152. AGUIRIANO, M., “Una visita al taller de Lucía Onzain”, ZEHAR, 25, San Sebastián, mayo-junio, 1994, pp. 32-33. ——————————— 155. FRANCES, F., “Corsé de intimidad-corsé preservativo”, Dora Salazar.Intimidad Preservada, Catálogo Sala de Exposiciones Rekalde, Bilbao, 1994. 156. IRAZU,A., “Dora Salazar, escultora”, Euskonews & Media 157. AGUIRIANO, M., “Una visita al estudio de Belén Moreno”, ZEHAR, 22, San Sebastián, mayo-julio 1993, pp.24-25 153. SAENZ DE GORBEA, X., Op. cit., 1998, p. 42-43. 158. SAN MARTIN, F.J., “Gema Intxausti”, ZEHAR, 23, San Sebastián, agosto-octubre, 1993, pp. 24-25. 154. MOYA, A., “Una visita al taller: María José Díez”, ZEHAR, 20, San Sebastián, enero-febrero, 1993, pp. 24-25. 159. VILLOTA, G., “Una PICCA en la SEAC”, ZEHAR, 33, San Sebastián, 1997, pp. 39-43. 30 De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 vés de fotografías y de los numerosos textos publicados en catálogos, folletos y revistas. Iniciada en 1994 con un recorrido lúdico por el casco antiguo de Vitoria que se detenía en los estudios de los artistas, donde se presentaban instalaciones y performances, la experiencia continúa en acciones basada en el recorrido físico y en una actitud irreverente y divertida, que se pone de manifiesto en sus visitas a los principales museos vascos y en las instalaciones Expresión de un deseo joven (1994) 161, Atardecer de una jirafa (1995)162 y Se verla al revés (1996)163, a las que se suman posteriormente elementos sonoros con una estética próxima al rock164. anulada168. La interactividad de materias y técnicas es también propia de la actitud creativa de Francisco Ruiz de Infante (Vitoria, 1966), que además incorpora la acción del espectador como parte integrante de la obra junto a objetos, imágenes proyectadas y sonidos para completar la reflexión en torno a las formas de “libertad interactiva” que plantea en sus instalaciones169. Por su parte, las creaciones entre inquietantes y agresivas de Mabi Revuelta (Baracaldo, 1967), a través de su reiterada referencia a la piel humana con distintas materias, objetos e imágenes, establecen un vínculo con la idea de la vida y de la tierra170. La fragmentación, contaminaciones y transversalidad de la última ¿escultura? vasca cuenta con un magnífico reflejo en la exposición la Torre Herida por el Rayo. Lo Imposible como meta165, del Museo Guggenheim de Bilbao. En de ella, varios artistas jóvenes dieron cuenta con sus instalaciones, performances, objetos y textos de la gran diversificación existente en las aproximaciones al fenómeno creativo en el fin del milenio. Gabriel Díaz (Pamplona, 1968), junto al desarrollo de experiencias en el campo del land-art, es autor de instalaciones en las que el vuelo en el espacio de esculturas pétreas establece una relación dialéctica con el cuerpo del espectador a través de su suspensión inquietante 166. En el caso del trabajo conjunto de Leopoldo Ferrán (Irún, 1963) y Agustina Otero (San Adrián del Valle, León, 1963) las propuestas conceptuales, de marcada carga alegórica, se caracterizan por la versatilidad de los soportes y de los lenguajes, desde la construcción de madera y la fundición de hierro, al vídeo, desde el esmerado trabajo artesanal, al soporte tecnológico167. Javier Pérez (Bilbao, 1968) es autor de instalaciones que favorecen el mestizaje de materias naturales, textos y técnica y de construcciones espaciales que enfretan al individuo con un recorrido imposible en el que la noción de tiempo queda 2.2.2. ESCULTURA Y NUEVOS MEDIOS ——————————— 160. GOLVANO, F., “Del intersticio a la grieta: aperturas subetiles”, Subjetiles. Tres escenarios, Catálogo Círculo de Bellas Artes, Koldo Mitxelena, Centre d´Art Santa Mónica, Madrid, San Sebastián, Barcelona, octubre 1997-marzo 1998, p. 20. 161. Instalación presentada en el hall del cine Gasteiz, sobre la que publican Expresión de un deseo joven, Bilbao, 1994. 162. Esta instalación fue presentada en la sala Sanz-Enea de Zarauz en 1995, integrada por el cuadro Atardecer de una jirafa, firmado por Agente 22, y dos performances, la primera, El cuerpo del delito, ya realizada en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, que planteaba el debate en torno al propio tema de la creación artística, y Cultural Tribute to Zarauz. 163. Se presenta en la sala La Fundición de Bilbao. En sus propuestas queda ya clara la incorporación de todo tipo de estrategias y mistificaciones, pues la mirada al entorno, el deseo de acortar la distancia entre arte y vida –aunque paradójicamente la distancia respecto al público se agrave más que nunca en estos momentos–, el cuestionamiento de la obra de arte cerrada y el interés por implicar al espectador como agente activo, impulsan a incorporar en sus instalaciones desde aspectos tecnológicos elementales, como pueda ser la luz eléctrica, hasta los denominados nuevos medios: la fotografía, el vídeo y toda la gama de las tecnologías cibernéticas171, que se aplican con tales interconexiones que ya no funcionan como herramientas aisladas, sino como un nuevo territorio caracterizado por la mistificación. La luz es un elemento activo que ya había interesado a la vanguardia histórica, pero nunca había alcanzado el protagonismo que le otorgan las nuevas propuestas creativas. De ese interés da cuenta el taller Arte & Electricidad organizado por Arteleku en el 2000 con el objetivo de “fijarnos en las referencias lumínicas que nos ofrece la electricidad frente al complejo aparato de funcionamiento electrónico, como metáfora de lo mínimo que hace posible algo...”172. Su presencia en las instalaciones de los nuevos creadores es cada vez más frecuente. Es incorporada junto a los objetos y materiales más diversos (libros, fotografías, dibujos, film, material eléctrico, óleo, esculturas, etc.) ——————————— 168. “Javier Pérez”, Dossier... 1998, 96; GONZALEZ DE DURANA, J., “Javier Pérez. Arquitectura de la percepción”, La Torre..., 2000, pp.223-225. 169. RUIZ DE INFANTE, F., “Habitar espacios para la confusión: Construir y Destruir”, La Torre...2000, p. 275. 170. GONZALEZ DE DURANA, J., “Mabi Revuelta. La piel y el lenguaje de la fecundidad”, La Torre..., 2000, pp. 247-249. 166. GONZALEZ DE DURANA, J., “Gabriel Díaz. Los firmes andamiajes de lo insostenible”, La Torre..., 2000, p. 181. 171. COSTA, M., “Estética, técnica, tecnologías”, Arte en la era electrónica, Barcelona, 1997, pp. 7-13; BREA, J.L., “Algunos pensamientos sueltos acerca de Arte y Técnica”, ZEHAR, 33, San Sebastián, 1997, pp. 8-15; FERNANDEZ OSTOLAZA, J., “Vida artificial, Arte y Tecnología”, ZEHAR, 31, San Sebastián, 1996, pp. 28-32. 167. GONZALEZ DE DURANA, J., “Leopoldo Ferrán& Agustina Otero. La pureza profanada”, La Torre..., 2000, pp. 201-203. 172. Texto extraído del descriptor del boletín de inscripción del taller. 164. VILLOTA, G., Op. cit., 1997, p. 42. 165. Op. cit., 2000. 31 Álvarez, Mª Soledad por el ya veterano por edad respecto a los restantes Fernando Illana (Talavera de la Reina, 1950), que también da cuenta del recurso al ordenador para digitalizar algunas imágenes. Es un elemento activo fundamental de las construcciones de Javier Tudela, de Zigor Urrutia (Bilbao, 1971) y gran parte de los que se citarán a continuación. En efecto, Juan Carlos Román (Bilbao, 1961) plantea sus instalaciones entre la pintura y la escultura, con la incorporación objetual y física la luz eléctrica. Elena Mendizábal hace intervenir la electricidad para generar luz propia en unas construcciones de considerable protagonismo referencial en el espacio, en las que también existe una ambigua referencia a los medios fotográficos. El sonido es otro agente activo en las nuevas propuestas creativas. Su incorporación en los desarrollos plásticos contaba ya con antecedentes en la escultura vasca de vanguardia. Baste citar como ejemplo la serie de “Campanas”173 de Ricardo Ugarte en las que se requería la acción de un agente externo, fundamentalmente del espectador. El campo de la escultura sonora también fue explorado en París en contacto con las experiencias europeas del arte sonoro y como miembro del grupo ZAJ desde 1967 por Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), autora de performances e instalaciones174. Los sonidos del mundo cotidiano y los objetos que los producen aportan el repertorio icónico y sonoro de su universo conceptual, que toma como punto de partida lo absurdo de la vida cotidiana 175 . Esta exploración, que como gran parte de las manifestaciones del arte conceptual desarrolla procedimientos abiertos por artistas de Fluxus, ha supuesto la aplicación de una de las vertientes de la tecnología electrónica a la práctica escultórica y al campo de la instalación. Con ella, una nueva categoría, el tiempo, viene a sumarse a la materia y al espacio como elementos configuradores de la obra, generándose un nuevo tipo de percepción que además de los aspectos ópticos incorpora los acústicos. La valoración del sonido como elemento espacial en cuanto dotado de capacidad para redefinir un ámbito y en cuanto receptivo, a su vez, de la influencia que éste ejerce en la percepción sonora, introduce una variante más en los procesos de contaminación y mestizaje. En el ámbito vasco, no es habitual su empleo como componente único de la instalación. Generalmente se combina con otros visuales producidos por los nuevos medios: fotográfico, videográfico, cinematográfico, televisivo e informático. ——————————— 173. ALVAREZ MARTINEZ, M.S., Op. cit. vol. 3, 1983, pp. 717-720. La experiencia con imágenes estáticas o en movimiento176 tampoco constituye una novedad del arte vasco más reciente. Cuenta con precedentes vanguardistas en los proyectos cinematográficos de Oteiza y Basterrechea 177 , en los fotográficos del último y de Ugarte, artista que también ha hecho amplio uso de la informática desde los años 80 para manipular las imágenes. La novedad que aportan respecto a la vanguardia los escultores de los 90 en la aplicación de los soportes fotográfico y cinematográfico, a parte de los cambios que puedan suponer los avances técnicos, es la instalación de la imagen fija o en movimiento, o de la combinación de ambas, como elemento objetual que ocupa y define un espacio con la intención de recalificado artísticamente. La mistificación y complejidad de las estrategias comunicativas y, por tanto, de los soportes, que además de los físicos, incorporan los magnéticos, los acústicos y los informáticos, definen el contexto en que se mueven algunos de los artistas ya mencionados y los que a continuación se relacionan, cuyos recursos tecnológicos dejo para su análisis a los especialistas en ese campo. Pueden recurrir a las nuevas tecnologías entendiéndolas, en el sentido de Michel Gaillot178, como instrumentos capaces de generar un proceso de desterritorialización y, por tanto, de favorecer el mestizaje y el libre desarrollo de la comunicación humana. Pueden buscar en ellas el medio para desarrollar una experimentación de nuevas formas visuales o para registrar acciones o situaciones, en cuyo caso la videoescultura y la videoinstalación179 son junto con la fotografía los recursos más frecuentes. Pueden explorar nuevos sistemas de creación de imágenes 180 , en cuyo caso el empleo del ordenador ofrece múltiples posibilidades (imágenes de síntesis fijas bidimensionales, imágenes de síntesis tridimensionales fijas o en movimiento, imagénes e instalaciones interactivas, estas últimas en la base de las realidades virtuales, etc.), al mismo tiempo que cuestiona el mismo concepto de “realidad”. En estos nuevos ámbitos creativos es preciso referirse a Iñigo Royo (San Sebastián, 1962), autor de instalaciones en las que adquiere relevancia su ——————————— 176. FERRER, E., “La imagen en todos sus estados”, Lápiz, 69, junio 1990, pp. 50-55. 177. BAKEDANO, J.J., “La práctica de la vanguardia cinematográfica vasca de los años 60”, Arte y Artistas vascos en los años 60, San Sebastián, 1995. 178. GAILLOT, M, “Del mix al mestizaje”, ZEHAR, 36, San Sebastián, 1998, pp. 12-15. 174. AGUIRIANO, M., “Esther Ferrer”, ZEHAR, 25, San Sebastián, 1994, pp. 3-6. 179. MERA, E., “Videoinstalaciones, videoesculturas, videoengendros”, Lápiz, 50, 1988, pp. 52-57; BONET, E., “Realismo alucinatorio”, Lápiz, 69, junio, pp. 43-45. 175. MOTTE, H. de la, “Racionalidad e imprevisibilidad”, Esther Ferrer. De la acción al objeto y viceversa, Catálogo Koldo Mitxelena Kulturenea, San Sebastián, 1997; IGES, J., Op. cit. 1999. 180. DAVIS, D., “El trabajo artístico en la era de la reproducción digital”, ZEHAR, 33, San Sebastián, 1997, pp. 21-30; GIANNETTI, C., “Arte e hipermedia: proyecto y proceso reactivo”, ZEHAR, 31, San Sebastián, 1996, pp. 33-35. 32 De las señas de identidad al multiculturalismo. Una revisión de las escultura vasca en el 2000 experiencia fotográfica. A Imanol Marrodán (Bilbao, 1964), que amplía sus estrategias creativas en pintura, escultura y artes gráficas con la aplicación de nuevas tecnologías. A Asier Pérez (Bilbao, 1970), inventor y mistificador de medios expresivos entre escultura, pintura y fotografía, con apoyo en nuevas técnicas de reproducción de la imagen A Asier Mendizábal (Ordizia, 1973), ganador del Certamen de Noveles 2000 con un lenguaje transversal entre pintura, escultura, escritura, sonido e imagen proyectada. Jon Mikel Euba (Bilbao, 1967) e Itziar Okariz (San Sebastián, 1965) recurren a la fotografía, el vídeo y nuevas técnicas de reproducción de la imagen para comunicar la experiencia con el propio cuerpo y sus relaciones con el contexto. Y también en ambos tal experiencia se manifiesta a través de medios transversales. En Euba la autoafirmación en el contexto puede abordarse mediante montajes objetuales, como las cajas serigrafiadas con el nombre del artista, y vídeo-instalaciones en las que la imagen en movimiento del vídeo se complementa con imágenes fijas dibujadas en la pared (dibujos y fotografías manipuladas digitalmente) que denotan la mirada a procedimientos del cine. La influencia cinematográfica se evidencia así mismo en Itziar Okariz181 a través del recurso secuencial propio de ese medio. Seleccionada para formar parte de la experiencia Transfer (2000)182, participó en ella junto a otro creador vasco, Sergio Prego (San Sebastián, 1969)183, uno de los nuevos artistas vascos de trayectoria más decididamente comprometida con el vídeo para plantear el problema en torno al que gira su producción: las nuevas formas de aprehender el espacio184. De ahí las imágenes flotantes y dinámicas de su propio cuerpo, fotografiado en sus performances simultáneamente por numerosas cámaras y proyectado posteriormente en vídeo, que, acompañadas de dibujos, objetos y estructuras diversas, reconvierten el espacio físico de la acción en un nuevo espacio, de naturaleza virtual en el que desaparece la noción del tiempo real. Bigara es un colectivo que forman en 1998 185 Itziar García (San Sebastián, 1975) y Jon Ander García (Zumaya, 1977) para profundizar conjuntamente en las nuevas estrategias escultóricas. Finalistas del último Certamen de Noveles (2000) con una videoinstalación que combina la imagen en movimiento de las pantallas con la presencia física de una vela encendida, estos jóvenes creadores emplean diversos medios expresivos. Sus esculturas, como Udaberrian Sortuz (1998), con la que ganaron el IV Concurso Internacional de Cerámica Artística de Zarauz, las instalaciones (Noren Lurra?, 1999; Trans II, Fracciones, Una noche, 2000), fotografías (L 479 PGW, 1999) y performances (In- comunicación, 1999) son muestra de los caminos abiertos dentro de la aún breve pero ya intensa trayectoria plástica. A los mencionados, las últimas convocatorias de arte joven van sumando otros artistas emergentes cuya evolución será preciso seguir en el futuro. No obstante las dudas planteadas por estas propuestas iniciales, que habrán de ser tamizadas por la propia reflexión y la experiencia de sus autores, el elevado número de nombres que a continuación se relacionan, así como la diversidad y atrevimiento de sus propuestas, dan cuenta de lo mucho que se ha ampliado y transformado el panorama escultórico vasco a lo largo de los últimos cincuenta años. Ander Alcorta, Txema Anguisola, Jasone Anso, Ibon Aramberri, Gurutz Begoña, Naia del Castillo, Marisa Egaña, Miriam Eguizabal, Idoia Elósegui, Ana Fernández, Beatriz Fernández, Iñaki Garmendia, Eduardo González, Abigail Laskoz, Amaia Lekerikabeaskoa, Eduardo López, Jon Mantzisidor, Marina Mendieta, Saioa Olmo, Monique Ríos, Xabier Salaberría, Aran Santamaría, Nerea Zapirain,... exponentes todos de la más joven escultura vasca en el cambio del milenio. ——————————— 181. SAENZ DE GORBEA, X., “Paradojas”, ZEHAR, 23, San Sebastián, agosto-octubre, 1993, p. 8. 182. Experiencia de intercambio de artistas gallegos, asturianos, vascos y alemanes que trata de ampliar los referentes y de favorecer la actividad creativa de un medio distinto del habitual. 183. GOLVANO, F., “Del intersticio a la grieta: aperturas subjetiles”, Subjetiles. Tres escenarios, Catálogo Círculo de Bellas Artes, Koldo Mitxelena, Centre d´Art Santa Mónica, Madrid, San Sebastián, Barcelona, octubre 1997-marzo 1998, p. 18. 184. TETSUO (bound to fail) vídeos de Sergio Prego, Dossier de prensa, 2-28 noviembre 1998. ——————————— 185. Exponen conjuntamente por primera vez en la colectiva de pintura y escultura de la Casa de Cultura de Gallarta en mayo de 1998. 33 Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) (The present situation of Basque painting (1995-2000)) San Martín, Francisco Javier UPV-EHU Facultad de Bellas Artes - Campus de Bizkaia Dpto. Historia del Arte Bº Sarriena s/n 48940 Leioa Tomando como argumento la última generación de pintores vascos, se analizan en la ponencia aspectos generales de la situación de la pintura en la actualidad, como la tensión entre lo local y lo global, entre la tradición y la innovación, la posición específica de lo pictórico en el entramado de las disciplinas del arte contemporáneo o la aparente contradicción entre la manualidad de la pintura y los retos de la imagen digital. Palabras Clave: Vascos. Local. Global. Tradición. Innovación. Pintura. Digital. Azken belaunaldiko euskal margolariak mintzagai harturik, txosten honetan egungo pinturaren alderdi orokorrak aztertzen dira, hala nola bertakoaren eta globlalaren arteko tentsioa, tradizioaren eta berrikuntzaren artekoa, pinturaren berariazko kokapena arte garaikideko disziplinen egituran edo eskuz eginiko pinturaren eta irudi digitalaren erronken arteko itxurazko kontraesana. Giltz-Hitzak: Euskal pintoreak. Bertakoa. Globala. Tradizioa. Berrikuntza. Pintura. Digitala. En prenant comme thème la dernière génération de peintres basques, on analyse, dans cet exposé, des aspects généraux de la situation de la peinture à l’heure actuelle, comme la tension entre le local et le global, entre la tradition et l’innovation, la position spécifique du pictural dans l’entrelacement des disciplines de l’art contemporain ou l’apparente contradiction entre les travaux manuels de la peinture et les défis de l’image digitale. Mots Clés: Basques. Locaux. Global. Tradition. Innovation. Peinture. Digitale. Adopting the topic of the last generation of Basque painters, the author analyses in the motion general aspects of the situation of painting in current times, like the tension between local and global matter, between tradition and innovation. The author also analyses the specific position of pictorial art in the framework of contemporary art disciplines or the apparent contradiction between painting hand skills and the challenges of the digital image. Key Words: Basque. Local. Global. Tradition. Innovation. Painting. Digital. XV Congreso de Estudios Vascos: Euskal zienzia eta kultura, eta sare telemetikoak = Ciencia y cultura vasca, y redes telemáticas = Science et culture basque, et réseaux télématiques = Basque science and culture, and telematic networks (15. 2001. Donostia). – Donostia : Eusko Ikaskuntza. 35 San Martín, Francisco Javier 1. DE LA PINTURA VASCA A LA PINTURA: ENTRE LO AUTÓCTONO Y LA GLOBALIZACIÓN acababa de incorporarse a la escena internacional después de cuarenta años de aislamiento. Dada la peculiar situación de la pintura en los últimos años, especialmente desde finales de los años ochenta cuando, después del predominio de la figuración expresionista, se instaura con progresiva fuerza la llamada “postmodernidad fría”, que prima la manipulación de objetos, la instalación y la imagen electrónica y, por lo tanto, la relegación de la pintura a un segundo plano de la actividad artística más rutilante, y antes de abordar los elementos más positivos que aportan los artistas vascos en el período 1995-2000, nos proponemos realizar un análisis de una serie de problemas coyunturales de lo pictórico y quizás también alguno de orden estructural. En los años sesenta, con Oteiza y los movimientos de la Escuela Vasca se produce el primer gran impulso internacionalista que conecta el arte vasco con las corrientes modernas europeas y norteamericanas: Oteiza, como último eslabón de la vanguardia analítica y las tendencias contemporáneas del arte normativo; Ruiz Balerdi, Sistiaga, Zumeta... con el arte francés y estadounidense contemporáneo, a través del informalismo, la pintura del gesto, etc., e incluso, Ibarrola, Estampa popular o Xabier Morrás que se aproximaron a las tendencias del realismo crítico inglesas, francesas, italianas o centroeuropeas. Con ello sólo queremos sortear el peligro del localismo que tan a menudo ha abortado muchos análisis sobre la pintura vasca, en los que el análisis se produce en un contexto interno, alimentando una genealogía endogámica. Somos conscientes de que partimos de un marco cultural globalizado en el que las resistencias de lo autóctono hace tiempo que han sido desdibujadas por la potencia unificadora de los nuevos mecanismos de producción y difusión de cultura. Si la Pintura Vasca surgió como definición de una diferencia, contrapuesta, a mediados del siglo XIX, a otras “Escuelas” contemporáneas, tanto en el interior del Estado español como en el contexto europeo; 150 años después, al final del camino, nos encontramos con un panorama de sorprendente vitalidad, pero claramente desprovisto de esa componente diferenciadora que alumbró sus orígenes. Los sucesivos movimientos de renovación artística que se han producido en el país –desde las primeras visitas y estancias parisinas de los pioneros, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, los intentos inconexos de los años veinte, la primera vanguardia en los tiempos de la II República, y también desde el gran impulso de Aranzazu en los años cincuenta y de los Grupos de la Escuela Vasca de los sesenta, propiciado por Jorge Oteiza– han tenido todos ellos, de una forma más o menos evidente, una componente que buscaba la integración entre el pensamiento integral de “tierra, cultura y tradición”, junto a un decidido impulso de modernidad. Después de la muerte de Franco, no sólo muchos artistas buscaron alternativas diferentes en el terreno del arte alejadas de la exploración de los valores autóctonos que habían alimentado las reivindicaciones de generaciones de artistas vascos, sino que una buena parte de ellos pensaron que la llegada de la democracia política significaba un relajamiento en la cuestión nacional, una posibilidad nueva de plantear aspectos alejados de la confrontación política. A todo ello se une la incidencia de las corrientes internacionales por la globalización de la cultura y el arte, tendencias que fueron especialmente significativas en un país que 36 Pero en todos los casos, y de forma paralela o superpuesta, se encuentra presente una corriente profunda de esencialismo vasco, propugnado fundamentalmente por Oteiza y los escultores guipuzcoanos cuyo proyecto estético y vital consistía en enlazar los últimos datos de la modernidad con un substrato estético vasco enraizado en el inconsciente colectivo popular. Este estado de cosas comienza lentamente as cambiar desde la disolución de los Grupos de la Escuela vasca y, sobre todo, después del fracaso asociativo que se produjo en los Encuentros de Pamplona de 1972. Los años ochenta se abren a un panorama muy diferente, en un momento político marcado por el Estatuto de Guernica y unas expectativas dominadas ante todo por el impulso de las llamadas culturas periféricas y su apertura al mercado interior y exterior. En el País Vasco, este espíritu cristalizó en Arteder, la primera feria de arte realizada nunca en Euskadi que, aunque efímera como organización tuvo una enorme trascendencia en el desarrollo posterior del arte. Arteder supone el intento de mayor alcance de cara a la idea de un arte vasco ligado por vez primera a una estructura de mercado, un arte vasco, que la feria sitúa en el contexto internacional, a la búsqueda de una viabilidad económica. Como parecía impulsar el zeitgeist, las expectativas no se aproximan tanto a parámetros culturales o antropológicos, como había ocurrido en los años sesenta, sino a una perspectiva que intenta sentar las bases de una normalización del mercado y el surgimiento de un coleccionismo moderno, equiparable al que se practicaba en los países más desarrollados de nuestro entorno geográfico. Todo ello coincide con el relanzamiento de la pintura como práctica manual y como espacio de expresión personal, un relanzamiento paralelo al del propio mercado del arte. Por otra parte, la globalización de la cultura comienza a despuntar firmemente, dejando de ser una utopía de integrados o una idea agorera del sector apocalíptico, para pasar a convertirse en un dato objetivo de los mecanismos de la cultura contemporánea. Después de tantas experiencias de renovación, tantos intentos del arte vasco por encontrar un Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) espacio habitable en la modernidad, ha acabado por descubrir que la búsqueda estaba lastrada en uno de los términos de la proposición. En los años noventa, los impulsos de la globalización han conducido al predominio de la idea de arte, dejando el concepto de vasco en un segundo término, no tanto por dejación de sus protagonistas, algo que sí ocurrió en buena medida en los años ochenta, sino por la férrea imposición de referencias artísticas globales que hacían inviable cualquier proyecto de diferenciación. En los años heroicos de construcción de la Pintura vasca, desde Guiard a Tellaetxe, desde Arteta hasta Echevarría, los pintores viajaban a los centros decisivos –fundamentalmente París– con la intención de “modernizar” lo propio a su vuelta. En los años sesenta, desde la experiencia del periplo antropológico de Oteiza en Sudamérica hasta los viajes a Europa de otros artistas, la perspectiva continuó siendo esencialmente idéntica. En los años ochenta y noventa, los artistas vascos han vuelto a poner su mirada en Europa y los EE. UU., pero su vuelta al País supone una perspectiva muy diferente de la que alumbraron las generaciones precedentes. No se trata en ningún caso de una actualización de experiencias, una savia nueva con la que alimentar un proceso identitario a través del arte, sino simple y llanamente acumular experiencias, vivencias y saberes que se proyectan en el escenario global. determinantes del panorama artístico a mediados de los años ochenta. La impresionante difusión del expresionismo es sólo el aspecto estilístico de una “actualización” que pretendía cumplirse en todos los órdenes. Un primer momento de ingenuidad, después de Arteder, pareció indicar que la normalización cultural y la apertura al exterior iría acompañada de un movimiento recíproco de afuera hacia adentro. La ansiedad de conocer y de experimentar de los artistas vascos sería el correlato de una ansiedad de los artistas, instituciones y galerías europeas por conocer al recién llegado al club de los países democráticamente homologados. El hecho de que muchos artistas vascos miraran hacia el exterior no implicaba que ese exterior, indefinido e impalpable, tuviera intención de mirarles a ellos. Fue una gran decepción. Se impuso el “principio de realidad”, la alternativa comercial que siguió a la primera implicación política planteó los rasgos de una forma más económica de humildad: fortalecer el mercado interior, apoyar a los artistas en plazos prolongados, consolidar las relaciones con Madrid y Barcelona... A fin de cuentas, entrar en el club de los países democráticos, no había significado penetrar en el club más restringido de sus negocios. 2. FRAGMENTOS PARA UN DIAGNÓSTICO DE LA PINTURA ACTUAL ¿Cuándo ha dejado la pintura vasca de serlo? Cuando una nueva generación de artistas comenzaron a situarse en la esfera doblemente pragmática de un “cambio de estilo”: una vez terminada la dictadura, con la desaparición del general Franco, muchos artistas pensaron sencillamente que las tareas políticas habían finalizado o, al menos, habían pasado a un segundo plano y que era el momento propicio para centrarse en el terreno de producción de obra. Las nuevas instituciones autonómicas serían las encargadas de promocionar la nueva imagen plástica del País. La perspectiva actual nos indica que esta “eclosión de creatividad” –organizada fundamentalmente en torno al expresionismo a comienzos y mediados de los años ochenta– no era, en la mayoría de los casos, más que un atisbo de puesta al día, el comienzo de un proceso que no acabaría de madurar completamente sino años más tarde. Resulta complejo escribir sobre pintura. Quizás porque actualmente también resulta complejo el propio acto de pintar. Abandonada por muchos como un viejo artefacto, superada por el peso insalvable de su tradición secular, defendida por otros como elemento insustituible en el panorama del arte, el viejo oficio de la pintura se ha encontrado durante el siglo XX en el centro de todas las polémicas, de los abandonos militantes y las adhesiones principistas.. Buena parte de la modernidad se ha fundado sobre el rechazo a su componente retiniana, la idea de cuadro como artefacto obsoleto, y de la pintura como práctica restringida en el estrecho y mezquino campo de la percepción sensorial. Otros le han achacado su carácter insociable, su nulo compromiso con la arquitectura, la ciudad y, en general, con el terreno de existencia de la realidad. El expresionismo centroeuropeo, por no hablar del caso particular del norteamericano, no había surgido, como pudo parecer a algunos en su momento, sólo de una reacción airada contra el calvinismo expresivo del arte conceptual, sino como continuación de una tendencia larvada en la tradición artística de esos centros. Nada de eso ocurrió en el País Vasco: ni la presencia dominante de un arte conceptual contra el que luchar, ni la supervivencia de una tradición de expresionismo figurativo; y sin embargo, la eclosión de la pintura expresionista fue, junto a la aparición en Bilbao del grupo de la nueva escultura vasca, los elementos Sin embargo, la pintura ha seguido existiendo, y mientras, en general, las corrientes objetuales, accionistas y conceptuales se han cerrado a cualquier influencia pictórica, a cualquier contaminación proveniente del delicado fluir del color, la pintura ha tenido el cuidado o la necesidad de incorporar todo tipo de elementos novedosos provenientes de las nuevas formas de hacer y concebir el arte. La pintura ha tenido la sabiduría, la habilidad y la fuerza de una tradición para convertirse en una esponja, absorber las experiencias recientes y, en muchas ocasiones, organizar con ellos estrategias plenamente novedosas. Frente al 37 San Martín, Francisco Javier carácter instaurador de las nuevas prácticas extrapictóricas, ocupadas en fundar y asentar su nuevo lenguaje, de delimitar sus fronteras y de afinar sus procesos de significación, el viejo arte de la pintura, en el que todo y nada está dicho, ha tenido en estos últimos cuarenta años una actitud más reposada, más abierta, más proclive a contemporizar. En los últimos treinta años ha vivido, en general, más en la retaguardia de los avances puntuales que en una auténtica vanguardia de transgresión. En una época en la que el permanente bombardeo de imágenes de los medios de masas ha conducido a la inevitable e irreversible banalización de su flujo de información, en la que muchos artistas se han apropiado de los medios electrónicos y guían al espectador por el ciberespacio o la realidad virtual, la pintura ha encontrado un nuevo lugar en su propia simplicidad tecnológica. Frente al creciente flujo digital y la exponencial disponibilidad de la red, y frente, también, a lo instantáneo y tan a menudo banal del discurso fotográfico o videográfico, la pintura propone su capacidad de ofrecer imágenes reales, su posibilidad de conducir los relatos y las figuras a un estado de densidad e intensidad. 2.1. Transparencia Toda pintura es opaca, incluida la acuarela. Y no queremos indicar con ello que tenga dificultad o imposibilidad para transmitir su significado, sino que parece incapaz de revelar la historia de su elaboración. En el trabajo pictórico se produce una acumulación distorsionadora: las acciones del pintor se superponen dando lugar siempre a una última capa, que se convierte en la única, una permanente contemporaneidad, ya que el cuadro carece de perfil y sólo posee la frontalidad que restituye la imagen. El tiempo del trabajo se convierte en espacio bidimensional y se anula en una actualidad permanente, sin estratos, sin sombras, sin recuerdos. Por su propia lógica formativa, la pintura sólo conoce la epidermis, carece de una profundidad que relate su génesis. No hay geología, sólo geografía en la pintura; no hay profundidad, sólo extensión bidimensional. Esta cualidad, en principio, no debería ser un inconveniente, excepto cuando se convierte en motivo de mixtificaciones: cuando el pintor camufla la secuencia de su trabajo, su tiempo y su dedicación, y su labor comienza a parecerse a la del maquillador, el artista dedicado a embellecer el soporte y también a escamotear este borrado: construir un objeto sin historia, una belleza decorativa desconectada de la vida. 2.2. Modelos de pintor El esfuerzo invertido en el trabajo pictórico o, más exactamente, su simulación, da lugar a un variado número de mixtificaciones. Paradojicamen38 te, en un arte tan analógico como la pintura, hay también espacio para lo virtual. Y el esfuerzo, la cuantificación del trabajo, es algo que la pintura puede muy bien escamotear debido a esa actualidad permanente que comentábamos. Si se cuantifica sólo el resultado, la última secuencia, muchos pintores tienden a crear algoritmos que la magnifican, sistemas de acumulación engañosos, “trucos” o “recursos de cocina”. Contra la mistificación se encuentra la verdad desnuda del análisis. Cualquier plato cocinado esconde –tras la fachada visual de su puesta en escena– las razones de su elaboración. La “cocina” acumula trucos que el buen gastrónomo acaba por descubrir. Y el análisis de la pintura produce también una suerte de diacronía capaz de recorrer en sentido inverso la elaboración del cuadro, reescribir su historia clínica, ya que en los casos que comentaremos, se trata de una patología de la pintura. El primer modelo corresponde al del pintor que esconde el esfuerzo, lo camufla tras una cortina transparente de frescura, como si la obra fuera conducida por las alas de la espontaneidad, sin trabajo, sin dudas, sin dolor. Sólo el placer del conocimiento, la unión excelsa del oficio y la espontaneidad. Quiere hacemos creer que ha nacido pintor, que sus dotes no han sido adquiridas tras un aprendizaje convencional, sino de una disposición natural, que los cuadros le salen con la misma naturalidad con la que de niño le salieron los dientes. Su trabajo aparece, como algo fluido, cuando en realidad, cada uno de los estilemas de la frescura exhibida es producto de un calculado y agotador proceso de simulación. Se trata de una mistificación sustractiva: el trabajo se esconde, como producto de un castigo, de una carga ignominiosa que no debe ser confesada, de un esfuerzo que sería obsceno exhibir. El ritmo de este pintor ha de adecuarse a su “natural” facilidad. No ha de realizar esfuerzos para obtener una buena obra, como una cigala que crece inconsciente y despreocupada del exquisito sabor que tendrá una vez cocinada. Este modelo de pintor trabaja, aparentemente, con destellos de creatividad, cortos pero de alta intensidad. El resto de su tiempo parece ser sólo un relajamiento para estos momentos de exacerbada actividad, el acecho de la caza pictórica que exige rapidez, agilidad, destreza y también una dosis considerable de astucia. Momentos espasmódicos esparcidos en una línea vital plana que reivindica el derecho a la pereza. Esta actitud plantea una línea estratégica por la mitificación del trabajo artístico, que no consiste sólo en actividad –simple exhibición de destreza– sino sobre todo celebración de la propia genialidad. Pero también existe una mistificación de sentido contrario, aditiva. La obra, en este caso, muestra complejidades que no tiene, dificultades técnicas que son producto, en realidad, de atajos, de simples recursos técnicos, algoritmos de géne- Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) ro, profundidades conceptuales que se disuelven en la banalidad de las ideas comunes. Lo que se esconde en este caso es la falta de trabajo, la ausencia de espesor camuflada bajo la brillantez de una epidermis bella y banal. El tiempo de este pintor se distribuye de forma inversa. Vive realmente en la pereza, en la indolencia y el pasearse baudeleriano, pero genera simultáneamente una actividad simulada que lo convierte a los ojos de todo el mundo en un “trabajador incansable”. Este pintor, ya que dedica tan poco tiempo a su oficio, encuentra muchas oportunidades para publicitar su trabajo entre críticos, galeristas y conservadores de museos. Con ello consigue que las horas que no emplea ante el lienzo, trabajen para él. En e1 primer caso, la obra contiene trabajo pero lo esconde: mediocridad, “modestia de baja estofa”, como escribiera Nicolas de Chamfort1; en el segundo no hay trabajo, pero el engaño parece acumularlo milagrosamente: histrionismo stajanovista, moral de esfuerzo y productividad. El derecho a la pereza contra la lógica del Plan Quinquenal. Dandismo en el primer caso, seducción del tiempo libre y la creatividad descontrolada e imprevisible. Stalinismo en el segundo. Visto el panorama de simulaciones de uno y otro signo, un acercamiento saludable al trabajo en pintura debería desconfiar de la facilidad simulada como de la falsa complejidad, abordar el cuadro siempre como una secuencia de estrategias específicas, irrepetibles, verdaderas, ligadas a una producción profesional. Cada obra debe generar sus propios medios, sus estrategias conceptuales y sus modos específicos de “puesta en imagen”. Por ello, el pintor debe aprender a vivir con las dudas, la inseguridad antes del trabajo y la incertidumbre sobre el resultado después. Sobre todo la incertidumbre, que es la que empuja a los pintores hacia nuevos proyectos. Entre estos límites tan inestables, tan proclives al fracaso, se encuentra el territorio movedizo que puede hacer de la pintura un arte arriesgado y, por lo tanto, un arte cargado de interés. 2.3. Pintura sin utopía Sin embargo, parece que el riesgo hubiera sido desterrado de la pintura. Y también la aventura de los equlibristas sin red de otros tiempos no tan lejanos. Parece que en estos años noventa que ya han acabado nadie quiere pintar sin dispositivos de seguridad, sin algún tipo de protección técnica o conceptual. Si durante los años ochenta estas protecciones se basaron en la recuperación de una alegría desinhibida por el oficio de pintar y en la actualización de lo pictórico a través de la pervivencia de los mitos y el citacionismo, en los noventa, ——————————— 1. Cit. en Marcel Bénabou, Por qué no he escrito ninguno de mis libros, Anagrama, Barcelona, 1994, pág. 61. al abrigo de la menor atención que despierta la pintura en la escena contemporánea, las protecciones se han buscado en el campo interior: en el terreno “técnico” del hacerse del cuadro, pero no como exhibición de virtuosismo, sino como ciencia de la representación, y también en la densidad de la historia que ahora no aparece como cita, sino como experiencia acumulada. O, dicho de una manera esquemática pero efectiva, si en los ochenta proliferaron tantas opciones de Bad Painting, en los noventa un requisito no escrito parece ser que toda pintura aparezca como natural y necesariamente “buena”, acorde con las reglas. En la creación contemporánea, desde la época de las vanguardias históricas, existe una relación directa entre el protagonismo de la cultura del proyecto y la tensión utópica. El proyecto se ha acabado convirtiendo con los años, sin embargo, en una componente casi privativa de la arquitectura y el urbanismo2. La pintura, por el contrario, ha quedado alejada de esta tensión de apertura, situándose fuera de la intemperie de la utopía, cómodamente instalada en el campo de actuación disciplinar, atenta a sus reglas, refugiándose en su filistea comodidad. Después de años de buscar su “especificidad”, de delimitar cuidadosamente sus fronteras para evitar la intromisión de elementos ajenos, la pintura3 ha acabado definiendo un campo de actuación que le impide en buena medida salir fuera de las reglas de juego que se ha autoimpuersto. Oficio contra Proyecto, manualidad contra pensamiento, tradición frente innovación, comodidad frente riesgo. Antes de comenzar su trabajo, el pintor, cualquier artista, sólo posee una imagen escasamente definida de lo que quiere realizar, cuyos contornos se encuentran perfilados con el propio deseo de construir la obra. “La realidad fantaseada no es idéntica a la realidad empírica, sino una mera sustitución, una satisfacción inmaterial y precaria de las metas no alcanzadas en la vida afectiva”4. Construir un cuadro es siempre superar una fantasía, conducirla al terreno empírico de los hechos, enfrentar los deseos a las herramientas, las imágenes mentales a las materiales, la fantasía al conocimiento. ——————————— 2. Aunque también se ha introducido con fuerza, desde los países de lengua inglesa, el término project, como pseudónimo de obra. cfr. Francisco Javier San Martín, “9 impresiones + una deriva”, ambar. Revista de Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Álava, n0 8, época 2, 1999, pág. 4.) 3. Nos referimos al impulso teórico de Clement Greenberg para “limpiar” a la pintura de todo aquello que no le pertenece, expresado en textos como “Abstracto, figurativo, etc.”, en Art and Culture, Beacon, Boston, 1961, trad. esp. en Arte y Cultura, Gustavo Gili, Barcelona, 1979, o Michael Fried, ”Tres pintores norteamericanos”, cat. De la exp. En el Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, 1965, trad. esp. en Revue d’Esthétique, la práctica de la pintura, Gustavo Gili, Barcelona, 1976, pp. 143-194. 4. Javier González de Durana, La Torre Herida por el Rayo. Lo imposible como meta, catálogo de la exposición en el Museo Guggenheim Bilbao, feb.-jun. De 2000, pág. 21. 39 San Martín, Francisco Javier La inmediatez de la pintura, su disponibilidad material, hace que la obra que queda en estado de proyecto se deba sólo a la desidia, la falta de recursos técnicos o conceptuales o la impotencia creativa del pintor. La fantasía no necesita de inabordables recursos humanos para construirse como imagen, sólo trabajo, conocimiento y experiencia. Así pues, los proyectos en pintura que han quedado como tales, sólo como proyectos, son en buena medida fracasos, muestras de impotencia. Según el psiquiatra Carlos Castilla del Pino, “La satisfacción fantástica del deseo provoca una herida profunda a la estima del sujeto, a su narcisismo, en la medida en que le enfrenta con su impotencia”5. Pero quizás todo se encuentra en su interior: la pintura es materialidad real, y por lo tanto se sitúa fuera de la tensión hacia lo inalcanzable: en pintura todo puede cumplirse, nada está fuera del alcance del demiurgo que actúa ante el caballete. No hay “obra sobre papel”, como en la arquitectura irrealizable, la arquitectura soñada. No hay una correspondiente “pintura soñada” ya que todo lo que puede expresarse –en pintura– en el papel, puede trasladarse al terreno del lienzo. Y sobre el papel ya es pintura. Cuando artistas como Malévich o Rodchenko abrieron sus ideas hacia la utopía, fue a cambio del abandono de la pintura, más exactamente, de su rechazo. La práctica de la pintura quedaba expulsada de la modernidad radical, alejada de un proyecto abocado a confluir con la vida y con la transformación de la experiencia. Pero esta expulsión –más exactamente, este destierro, pues Malévich o Tatlin eran conscientes de que la pintura seguiría existiendo aunque sólo fuera como mero lenguaje de cuadros– no fue provocada tanto por su carácter engañoso, por las retóricas de la representación, sino más bien por todo lo contrario, por su carácter de inmediata materialidad, por esa extrema realidad que habían alumbrado el “Cuadrado negro” o el célebre tríptico experimental de Rodchenko “Rojo puro, Amarillo puro, Azul puro” realizado en 19216. El Cuadrado negro de 1913, presentado por vez primera en la exposición 0’10. Última exposición futurista en San Petesburgo, planteaba en la práctica el suicidio del pintor, la imposibilidad de una obra futura que, en el caso del propio Malévitch, derivó hacia los Arkitektones, expresión de una arquitectura basada en los parámetros de la forma artística, y en ——————————— 5. Carlos Castilla del Pino, El delirio, un error necesario, Nobel, Oviedo, 1998, pág. 46, cit. En Javier González de Durana, op. cit., pág. 21. 6. Expuesto por vez primera en la exposición moscovita “5x5=25” en el mismo año de su realización, suponen una base de definición cromática de la pintura alejada no sólo de la representación, sino de cualquier identificación naturalista del color. Cfr. Rodchenko, Stepanova. Todo es un experimento, catálogo de la exposición en la Fundación Banco Central Hispanoamericano, Madrid, febrero-marzo de 1992, pp. 72-73. 40 el caso de otros suprematistas de primera hora, en una obra de intervención social. También en la Unión Soviética las propuestas artísticas fueron radicales, no sólo en lo que se refería a una relación directa con lo real, sino en el propio radicalismo de la vanguardia pre-revolucionaria. Entre el constructivismo y el productivismo se desarrolló un profundo debate sobre el alcance social del arte, sobre las posibilidades de cambio que, en algunos casos, aludieron a los problemas específicos de la forma artística, pero que en la mayoría de ellos se interrogaban sobre su funcionalidad social. El arte está ya codificado socialmente, y por lo tanto, la vanguardia no debe entrar en la polémica de abstracción o realismo, sino en una dirección que le permitiera hacer operativa su alternativa de disolución del objeto artístico en el espacio social. El “lenguaje” de los cuadros continuó pues en este terreno de la realidad, desde Mondrian a Frank Stella, pasando por Max Bill y tantos artistas que centraron su esfuerzo formalizador encerrado en los límites del marco pictórico. La obra de Stella, que desde una posición cínicamente positivista afirma “lo que ves es lo que ves”, significó en los primeros años sesenta un nuevo impulso a esta materialidad del objeto cuadro y una dejación de las aspiraciones a la utopía, al desbordamiento del lenguaje, hacia todo aquello que podría situarse fuera del cuadro. La formalización extrema de la pintura, la definición greenberiana de su materialidad específica acotaba un terreno, definía unos límites que negaban la posibilidad transfronteriza de lo pictórico, O lo situaban, a través de la “problematización” del marco y el soporte, en una proximidad tan autista como sus propios límites físicos. Y esto ocurría en unos años en los que Fluxus, el arte de acción, la Bauhaus imaginista, la poesía y la música radical, el arte de las instalaciones, la arquitectura, etc., se encontraban en un punto que tendía más a definir las actitudes que las formas, buscando un lenguaje de experimentación que pretendía la supervivencia del arte a través de la ruptura disciplinar, a través de la utopía de un arte transformador. Y, en el contexto vasco, hay un ejemplo de primer orden. Precisamente, el interés de la proposición oteiziana estriba en la disolución del objeto artístico en función de una postura ética que conduce al artista desde el terreno específicamente artístico al campo de la realidad. La “ley de los cambios”, de inspiración constructivista”, habla de un artista cuya función primordial no es construir obras, fabricar objetos de arte, sino construirse a sí mismo como un ser cargado de nuevas experiencias que puede reinvertir en la educación de la sociedad. El valor de Oteiza estriba en haber escapado del formalismo después de haber conducido su “propósito experimental” al máximo de formalización. Con una radicalidad encomiable, Oteiza descubrió que la tensión hacia la utopía –el viaje al lugar inalcanzable– se podía sólo realizar abandonando la práctica de la escultura. Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) 2.4. Delgadez/espesor; superficialidad/profundidad La célebre afirmación de Warhol “Si queréis saberlo todo sobre Andy Warhol, mirad la superficie de mis pinturas y mis películas y allí me encontrareis. No hay nada detrás” 7 , parece que en principio se referiría sólo a su persona, a su propia y pretendida banalidad, a su superficialidad trabajosamente construida de personaje mediático, pero en realidad se refiere también a la obra, a la pintura, a los cuadros y las películas. A la actitud global de un operador cultural que abre en buena medida nuevos horizontes a la actividad artística. Desde el punto de vista de la personalidad y su interpretación, la declaración de Warhol constituye una paradoja y está concebida como tal. No busquéis debajo de mis cuadros, pues no hay nada en su interior, cuando en realidad pretende decir exactamente lo contrario: no os dejéis deslumbrar por la brillantez figurativa de la superficie, porque sólo es la tapadera que esconde una profundidad que no puede ser desvelada en una visión apresurada. Es la personalidad de Andy Warhol haciendo juegos de malabarismo entre su faceta de artista y su condición de personaje mediático, teniendo siempre enfrente una perspectiva estratégica a largo plazo que es tanto de orden artístico como vital. Le sirve fundamentalmente para atacar un modelo de artista que se le antoja obsoleto, la figura patriarcal de Jackson Pollock que entiende como poseedor de una extrema densidad mítica, como demiurgo e intérprete de una tarea a la vez psicológica y antropológica que debía expresarse a través de la pintura. Según Estrella de Diego, esta afirmación: ”…le describe como un transgresor también en su propia posición de artista. Si la creación se asocia tradicionalmente al misterio, a los significados ocultos –debajo de la obra–, su invitación a permanecer sobre la superficie está poniendo en tela de juicio lo que se espera de un artista y hasta del arte como territorio que debe ser desvelado8. Pero hay un problema. Hablando de pintura, entre el remolino de sus metalenguajes, la idea de superficie encierra dos sentidos muy diferentes: puede referirse a esa banalidad cotidiana y mediática, que se manifiesta en la planitud de la experiencia, pero también a la condición visual de la superficie pictórica, a la disposición de las figuras sobre la piel del lienzo. A la superficialidad simbólica y la planitud física del lienzo. La superficialidad de Andy Warhol indicaría una habilidad extrema para disponer los motivos, los énfasis y las repeti——————————— 7. Andy Warhol: “If yoy want to know all about Andy Warhol, just look at the surface of my paintings and films and me, and there i am. There’s nothing behind it.”, en Greetchenb Berg, “Nothing to lose. Interview with Andy Warhol”, Cahiers du cinema, nº 10, mayo de 1967, pág. 40, recogido Germano Celant, Andy Warhol. A Factory, catálogo de la exposición en el Museo Guggenheim Bilbao, octubre 1999-enero 2000, pág. 176. 8. Estrella de Diego, Tristísimo Warhol. Cadillacs, piscinas y otros síndromes modernos, Siruela, Madrid, 1999, pág. 124. ciones, la reproducción, la mezcla de lo industrial y lo manual, lo figurativo y lo abstracto. Los pintores abstractos norteamericanos, herederos ante todo de Kandinsky, lucharon siempre por acceder a la superficie de la pintura, que ellos veían como su esencia, mientras Warhol partía de esa superficie para acceder al sentido, a un nuevo aspecto de la profundidad que se creaba en el cuadro. Quede claro que citamos a Warhol en este contexto, no como el artista mediático que construyó una sólida mitología, sino al pintor que descubrió o puso en práctica buena parte de los procesos formalizadores y de la puesta en imagen de la pintura en los años sesenta y setenta. A pesar de que buena parte de la pintura que se ha hecho en el País Vasco en la segunda mitad de los noventa sea abstracta o, al manos, simulada o retóricamente abstracta, el ejemplo de Andy Warhol, como el de Gerhard Richter, se ha instaurado como uno de los modelos clave, como fuente casi ineludible de experiencias. En el contexto de la pintura estadounidense del momento, esa convivencia entre lo manual y/o industrial se mezcla con otra que tiene que ver con lo figurativo y lo abstracto. Warhol pasará a la Historia del Arte por reflejar, como un espejo obsesivo, la realidad, precisamente en el momento en que esa realidad comenzaba a disolverse en los simulacros del espectáculo. O, para ser más exactos, por hacer equivalente la realidad y la imagen que los medios ofrecían de ella. Andy Warhol se posicionaba militantemente con el mundo, como Courbet, partidario de construir sus figuras con los temas cruciales del momento, como un “pintor de historia”, pero en su educación se encuentra también esa componente abstracta que le hizo tan profundo y tan incisivo en la presentación de los motivos. Entre los 15 y los 19 años, Warhol estudió en Pittburg diseño y dibujo publicitario con Richard Lepper, alumno de MoholyNagy en la New Bauhaus de Chicago. Su formación fue, desde una perspectiva genealógica, también bauhasiana, heredera del plan abstracto de 1 a modernidad, aunque esto parezca a primera vista una paradoja, ya que sus ilustraciones para publicidad de zapatos parecen un catálogo de contradicciones del dictum bauhasiano: los brillos del dorado, enfrentados a la esencialidad cromática del azul, amarillo y rojo que Gropius impuso como consigna, el extremo neo-rococó enfrentado a la calvinista desnudez del cubo, el cilindro y la esfera. También es importante en Warhol la estrategia de la proliferación. Su espesor se produce por yuxtaposición, por repetición y variantes, como los fotogramas de una película. Sus imágenes contienen ese efecto de superficie, de delgadez –heredera quizás de la delgadez del fotolito serigráfico– unido al impacto concentrado de la imagen. Una y mil Marilyns no remite a un circuito tautológico de identidad, sino al contrario, a la posibilidad siempre presente de bucear en la biografía de la retratada, en su condición de “modelo”. 41 San Martín, Francisco Javier 2.5. Monocromo: el placer de la conclusión Frente a ello, frente a esa transparencia de lo pictórico que Warhol encontraba quizás en el delgado acetato de los fotolitos, la búsqueda de un espesor que, en muchos casos, puede no ser sino una coartada trascendente para seguir pintando cuando ya se ha comenzado a desconfiar de la pintura. Y aquí el tema del monocromo es crucial, ya que esta forma de pintura, que se extendió en Europa y América entre finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, plantea una estrategia de límites y a la vez de resistencia de una tradición, un alargamiento del tema crepuscular del último cuadro, una postergación del suicidio del pintor del que hablara N. Tarabukin, de una práctica que no quiere morir, sino prolongar masoquistamente los placeres de su agonía. En la fase tardía de la abstracción, la práctica del monocromo ha jugado el papel de la radicalidad en un arte, como el de la pintura, que parecía –frente a las investigaciones contemporáneas del minimalismo y el arte conceptual– condenada a formar parte del stablishment artístico. Werner Hofmann escribe sobre los monocromos de Arnulf Rainer: “¿Qué es lo que pone en lugar de lo que ha borrado? El acto pictórico maníaco, siempre renovado, que pinta y repinta ininterrumpidamente cuadro tras cuadro. Tras estos iconos del lleno-vacío se encubre la aspiración al hipercuadro que recapitula toda la pintura9. Es sintomático que Arnulf Rainer escribiera en 1952 un texto titulado “Pintura para abandonar la pintura”10. Es decir, el Cuadrado negro otra vez, al final del camino, ya que la meta, la conclusión, es un lugar que el pintor no quiere alcanzar. Radicalidad que evita el final. El viaje de la pintura hasta su acabamiento ha sido un argumento que han acariciado muchos pintores radicales, pero en todos los casos –y eso es algo que la perspectiva histórica nos muestra con extrema claridad– como forma de alimentar un trayecto hacia la muerte, un disfrute de la conclusión. Un viaje, como el de Ulises que narra Cavafis, en el que el viajero se mueve frenéticamente con el fin de no alcanzar su destino, porque ha encontrado su casa en el propio viaje. En definitiva, tanto en la época de Rainer, Manzoni o Newman como en este mismo momento, recién comenzado el siglo XXI, las salidas de un pintor que comienza a desconfiar del medio pictórico siguen ajustándose fundamentalmente a tres modelos: abandonar la pintura por otro medio de trabajo (Malévich), abandonar el arte, en lo que podemos llamar “complejo Bartleby11, o reconducir la pintura algo que pueda propiamente no ser llamado como tal (instalaciones, contaminación de lenguajes, fotografía, etc.). 2.6. Delitos legales No dedicaremos gran espacio a comentar la difícil situación de la pintura desde la segunda mitad de los ochenta y durante toda la década siguiente, cuando la masiva irrupción de las prácticas de instalación, de la imagen electrónica y, en general, de la espectacularización del arte, sumieron a la imagen tradicional de la pintura en una difícil crisis. Todo esto no es sólo uno de los lugares comunes de la crítica contemporánea, sino también una coartada habitual para defender obras de escaso valor que sin la presencia de este agravio pasarían simplemente desapercibidas. Muchas de las valoraciones relativas a la pintura en esta difícil travesía se basan, aunque de forma inconsciente, en la aplicación de una ley jurídica de desagravio: se aprecia la pintura por su escasez, su extemporaneidad. su marginación, es decir, otra vez se la valora por algo que se sitúa más en el contexto de la escena artística que en el estricto marco de lo pictórico. Estando la pintura en una relación de agravio en relación a otras formas de arte, el victimismo florece en sus filas. Denunciar la situación de abandono de la práctica pictórica, su escaso eco en los medios y, sobre todo, lo que parece ser el nulo interés de la crítica más actual, resulta una coartada viable para muchos artistas, en algunos casos más dotados para la política institucional que para la pintura. Evidentemente, estamos retratando una situación global. Hay en activo muchos pintores, cargados de sinceridad y de conocimientos del medio, que trabajan en su arte sin contemplar esta perspectiva. Frente a la pujanza irreverente y juvenil de la imagen electrónica y la instalación, y frente al burbujeante panorama post-conceptual, cuyas modificaciones de contexto de la obra de arte le abren posibilidades inéditas, frente a la tendencia a la hibridación de los lenguajes y la mezcla de las prácticas, la pintura se encuentra con su pasado como problema, una pantalla en la que resulta gratificador reflejarse, pero sobre todo un peso difícil de sacar a flote. En las conversaciones entre pintores es frecuente escuchar el antiguo miedo de la extenuación ¿es posible aún pintar un cuadro diferente? ¿no está definitivamente dicho todo ya en el campo de la pintura? Las respuestas a esta pregunta insidiosa pueden reagruparse en dos vertien——————————— ——————————— 9. Werner Hofmann, Raineriana, 1989, cit. en Cathin Pichler, “Sacrifice”, en Identitá/Alteritá. Figure del corpo 1985-1995, 46 Binnale di Venezia, Marsilio, Venecia, 1995, pp. 58-63. 10. En Arnulf Rainer, Campus Stellae, Catálogo de la exposición en el Centro Galego de Arte Contemporanea, Santiago de Compostela, 1996, pág. 79. 42 11. Enrique Vila-Matas, Bartleby y compañía, Anagrama, Barcelona, 2000. Aunque Vila-Matas se refiere con Bartleby, el célebre personaje de Melville prefigurador de Kafka, que ante cualquier tarea optaba por un lacónico “preferiría no hacerlo”, fundamentalmente a los escritores que abandonaron su actividad o mantuvieron silencio durante años, en todo su libro está presente la figura de Marcel Duchamp, paradigma en buena medida de esta actitud. Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) tes: los optimistas, que claman por la eterna vigencia de la pintura, un depósito inagotable, un fluir eterno que sólo necesita del perfil particular de una zeitgeist para reactivarse; y los pesimistas, que conceden de principio que todo está ya pintado y que a los desdichados post-pintores sólo les queda la posibilidad del comentario, la cita culta, la leve modificación, para conseguir esa activación de lo pictórico. Pero como actualmente, en una cultura situada en las expectativas del porvenir inmediato, la cita no goza de especial predicamento, parece que el único espacio viable de la pintura sea un cierto conflicto figurativo con la fotografía. Comentarios, modificaciones parciales, giros, intenciones.., son, en definitiva, enmiendas parciales a una ley de la pintura que se quiere perpetuamente vigente. Pero la mala conciencia de tantos pintores les sugiere que su enmienda ha de ser “a la totalidad” para tener una mínima audiencia o, incluso, desde el punto de vista artístico, para obtener una nueva etapa de continuidad y ampliación de sus posibilidades. Así se producen transgresiones de la ley que no son tales, simples delitos menores, faltas. Y en todos los lugares. Muy a menudo se ha producido en la joven pintura vasca de los años noventa una serie de desviaciones de la ley que la propia ley ya preveía, es decir, desviaciones asumidas, delitos legales. Pero el delincuente legal, en el mundo del arte, no desea una ley de amnistía que regularice su situación, sino seguir ostentando el aura del transgresor, mantener una calculada y a menudo engañosa marginalidad. 2.7. Imagen pictórica e imagen digital Con independencia de las variadas especulaciones sobre arte y tecnología que se han producido a lo largo del siglo XX, desde las primeras fascinaciones maquinistas hasta los centros de cálculo dirigidos a la creación de visualizaciones gráficas, los ordenadores personales se han convertido en los últimos cinco o diez años en una herramienta onmipresente en los estudios de los pintores. Como la paleta o el radiocasette. Su presencia ha aumentado exponencialmente en relación con el empleo de imágenes fotográficas por parte de los pintores. Prácticamente todos los artistas emplean ordenadores, aunque sea para labores diferentes a las de su profesión. La fascinación de Photoshop es irresistible y hay razones o situaciones muy variadas por las que un pintor decide comenzar a acercarse a él, para comenzar a pensar de qué forma podría aprovechar en su obra la enorme capacidad de procesamiento de la máquina. La facilidad extrema con la que el programa es capaz de realizar tareas de todo tipo, como cambiar el color de una imagen o de parte de ella, modificar la escala y la dirección de las formas, transformación de perfiles, etc. Todo esto produce un impacto instantáneo en el pintor, que comienza a pensar que la máquina trabaja por él, no en la concepción de la imagen, y menos en su significado, ya que el pintor partirá necesariamente del tópico de que el ordenador es tonto, sino como un realizador de rutinas que cumple su cometido con exactitud, rapidez y sumisión. Como la antigua paleta. Después de las primeras sesiones con la máquina, el pintor queda convencido de que en adelante Photosop o cualquier otro programa de retoque digital, de dibujo vectorial, de animación 2 ó 3D, va a ser desde ahora mismo una ayuda fundamental en su trabajo, un compañero inseparable al que será capaz de sacar un partido plenamente personal. Esta fascinación o impacto suele producir en los pintores dos tipos o modelos de direcciones estratégicas: los que han quedado más atrapados por la magia tecnológica de la rapidez de procesamiento, suelen pensar en el ordenador como herramienta que sustituye al pincel, en una lógica plana, teniendo en cuenta que estos programas incluyen un enorme display de pinceles, que son además personalizables, así como una casi infinita paleta de colores preorganizados ya en diferentes bases de datos, también personalizables. Al comienzo de este texto aludíamos a la necesaria contemporaneidad del cuadro, incapaz de mostrar su historial de manipulaciones, obligado a un presente perpetuo. También en esto, el software supera –o quizás sólo modifica– a la paleta y el pincel, ya que cualquier programa de retoque digital incluye una “historia de las acciones” que registra las sucesivas manipulaciones que el usuario ha realizado y que, sobre todo, le permite volver atrás selectivamente. Eliminando cualquiera de los pasos realizados en la sesión de trabajo, el tiempo vuelve atrás: la pintura se hace efectivamente transparente, desvela la historia de su ejecución. Cuando aprendía de adolescente a manejar la acuarela, el elemento clave residía en la estrategia global del claroscuro, un orden estricto y necesariamente sin vuelta atrás: el claro no podía superponerse al oscuro porque violaba la “ley de transparencia” vigente en el medio. Pero todos los medios tienden a atrincherarse en su especificidad técnica. Generalmente los nuevos procedimientos sólo consiguen con mucho esfuerzo lo que los antiguos realizan de forma natural. Es la paradoja de la “actualización” de los medios. Hoy por hoy, nadie es capaz de hacer buenas acuarelas de 30 X 50 cms. –o de hacerlas con menos esfuerzo– con Corel Draw o Adobe Photosop que con un buen surtido de colores Newton&Hedges y un papel adecuado, a pesar de que en teoría todo está a favor de los nuevos medios. Quizás es porque todos los medios se resisten en su dificultad artística, no sólo en su manualidad artesanal, sino en la identificación del procedimiento artístico con algo situado en la tradición, algo que no ha de estar sujeto a las novedades de la tecnología. Que se lo digan al pobre inventor de las paletas desechables de papel. 43 San Martín, Francisco Javier Los nuevos medios también crean resistencias y así muchos fotógrafos buscarán argumentos para atrincherarse en el dominio analógico de la fotografía óptico-química, en las dificultades y la especificidad de la práctica artesanal en el cuarto oscuro, rechazando la disponibilidad digital como algo carente de oficio, de conocimiento, sin reconocer que, en el fondo, la más banal de las acciones generadas por una tecnología nueva es capaz de producir un conocimiento que derivará, con el tiempo, en las bases de un oficio que siempre va a acabar quedando obsoleto ante el advenimiento de otra tecnología12. Los más reacios, apocalípticos o disidentes de la tecnología, piensan en el ordenador como ayuda documental, como espacio de demostración o verificación, es decir, como herramienta que no debe traspasar nunca el espacio del proyecto, del boceto. El ordenador acumula y transforma una serie de datos o de imágenes, que se elaboran y transforman hasta que la idea vaya madurando en el proceso. Después comienza el ritual de la pintura, que sólo puede ser analógico, porque se produce en el espacio real del pigmento y del lienzo. La brocha y la pintura. Pero también hay una diversificación en otro terreno que, a menudo se convierte en el caballo de batalla de todo este nuevo entorno de trabajo del pintor: la presentación de la obra en la galería, lo que atañe a la construcción del objeto físico que ha de exponerse o, lo que los diseñadores gráficos, que tienen una familiaridad más antigua con las máquinas llaman arte final. El primer deslumbramiento ante la pantalla se produce en buena medida por eso, porque se trata de una pantalla, una superficie luminosa, deslumbrante, en la que los colores son matemáticamente exactos y las formas fluctúan con inequívoca precisión. Las primeras impresiones en papel devuelven a nuestro pintor a la tierra de Cézanne o Matisse, le expulsan del paraíso prometido de lo digital para arrojarlo otra vez al infierno analógico que, en este caso, implica el olor cotidiano y penetrante del aguarrás. 3. PINTORES VASCOS 1995-2000 A continuación exponemos un breve listado de artistas, divididos de forma quizás convencional pero efectiva entre los diferentes territorios históri- ——————————— 12. Precisamente, ante el advenimiento de la fotografía como arte, Duchamp respondía a su encuestador Alfred Stieglitz: “Querido Stieglitz, No me siento en condiciones de escribir, ni que sean algunas palabras. Ya conoces mi sentimiento respecto a la fotografía. Me gustaría verla induciendo a la gente al desprecio por la pintura hasta que algo nuevo volviera insoportable la fotografía. Y ya está. Afectuosamente, Marcel Duchamp, N. Y., 22 de mayo de 1922”, Publicada por vez primera en Manuscripts, núm. 4, Nueva York, diciembre de 1922, pág. 2; recogida en Marcel Duchamp, Escritos. Duchamp du signe, ed. de Michel Sanouillet, Gustavo Gili, Barcelona, 1978, pág. 207. 44 cos, que forman las propuestas más innovadoras en el terreno de la pintura en el País vasco. Evidentemente, esta lista no pretende ser exhaustiva, sino en todo caso señalar en forma de individualidades los agentes más importantes de la continuidad investigadora en el campo pictórico. Frente a otros momentos en los que se había producido una clara supremacía de un territorio histórico en relación al resto (piénsese en el predominio de los artistas guipuzcoanos en los años sesenta o de los vizcainos en los ochenta), el marco geográfico que se produce actualmente se encuentra dominado por la Facultad de Bellas Artes de Leioa que recibe indistintamente alumnos de los cuatro territorios y que ha conducido en la práctica a una homogeneización de esta distribución geográfica. 3.1. Guipúzcoa Jesús María Cormán (San Sebastián, 1966) a pesar de haber saltado a escena en el momento de euforia expresionista, se orientó hacia unas referencias situadas en la periferia de la modernidad: prerrafaelistas, nazarenos, oscuros pompiers de fin de siglo. De orden emblemático y en muchos casos cabalístico, la pintura de Cormán, se orienta a activar zonas oscuras de la cultura contemporánea y de la tradición moderna. Alejandro Garmendia, (San Sebastián, 1959) ha recorrido en su ya larga trayectoria, un buen número de experiencias pictóricas. Surgido en el contexto de recuperación de la pintura expresionista, que él interpretó desde la pintura metafísica italiana, su pintura en los años noventa ha derivado hacia una forma de abstracción muy pulida, de tendencia monocroma, que simultanea con fotografías y collages fotográficos de interiores. Javier Alcain, (San Sebastián, 1960), partiendo de postulados radicalmente abstractos, con referencias a modelos estadounidenses del action painting y en particular de Marc Tobey, sus cuadros se encuentran uniformemente cubiertos de una densa caligrafía que evoca tanto lo diminuto de un microcosmos como la inmensidad cósmica. Aiert Alonso, (Hondarribia, 1972) situado en el contexto del pop, recrea en sus cuadros monocromos las precisiones y las imprecisiones de los canales mediáticos en una obra que sigue la estela de Andy Warhol explorando la traducción pictórica de los recursos físicos de la imagen digital. Iñaki Gracenea, (Hondarribia, 1972) se está convirtiendo poco a poco en uno de los pintores más brillantes de su generación. Sus obras, de gran concisión técnica y minucioso acabado, a menudo de aspecto mecánico y despersonalizado, se plantean con la forma de una instalación pictórica que reflexiona sobre la pertinencia del objeto cuadro, a través de su fragmentación, a la vez que exploran las relaciones con lo real. Instalado en una profunda cultura pictórica, su lenguaje formal estudia las ambigüedades entre figuración y abstracción. Como Iñaki Gracenea, Ion Andoni Urisabel, (Berga- Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) ra, Gipuzkoa, 1972) es un pintor que domina una amplia gama de registros expresivos. Desde un conocimiento post-moderno de los trayectos de la pintura moderna, emplea la sugestión de lo decorativo, en nítidos planos de color, como la disolución de la forma a través de la mancha. Iñaki Imaz, (San Sebastián, 1965) no es un artista obsesionado por los vaivenes de la escena artística. Su talante introspectivo, de tiempo pausado, le conduce a escarbar en su propio trabajo, a repensar algunas facetas de lo producido anteriormente, más que en las imágenes que le rodean. Recientemente su pintura se ha orientado hacia un sistema gráfico serial, que manipula con gran eficacia el código lineal de la topografía. Son obras en las que el trabajo con ordenador se mezcla con el de la mano del artista, jugando a la identidad y la confusión, a un simulacro de aproximación y alejamiento en el que resulta difícil distinguir qué es lo que pertenece al lenguaje analógico y qué al digital. Situada en una tradición mural o, más exactamente ambiental, la pintura de Maider López se adentra sin prejuicio en los terrenos más abiertos de la decoración, no tanto por los signos desplegados en los cuadros, prácticamente inexistentes, como por su tendencia a dialogar con el espacio arquitectónico, a convivir, como una pantalla de fondo, con los objetos de la vida doméstica. 3.2. Bizkaia Jesús Meléndez, (Bilbao, 1964), junto a Luis Candaudap, (Bilbao, 1964), emplean un repertorio de acumulaciones, denso y abigarrado, en el que ciertos elementos icónicos, surgidos del pop, se yuxtaponen a despliegues coloristas y formales, próximos a la tradición abstracta. Kitsch y sofisticación, alta y baja cultura se unen en cuadros que es preciso explorar con el detenimiento de un jeroglífico sin solución concreta. Luis Candaudap concibve sus cuadros como yuxtaposición de elementos dispares que la imagen pictórica permite armonizar. Txus Meléndez es un pintor interior, secreto, habitado sólo por los fantasmas de viejos héroes y de batallas perdidas, que mezcla perversamente con imágenes de la más banal contemporaneidad. También Manu Muniategiandikoetxea, (Bergara, 1966) aborda los procesos de representación desde un refinamiento que no desdeña la confusión entre abstracto y figurativo. Generalmente desprovistas de color, y construidas con la ambigüedad de una estructura dibujística que se hace pintura, las escenas que propone Muniategiandikoetxea se refieren a interiores o mobiliario, a la proximidad temática de una visión que se plantea como investigación de lo real. Andoni Euba, (Bilbao, 1962) es un pintor de larga trayectoria. Si sus comienzos se situaron en la densidad de un expresionismo matérico, poco a poco fue enfriando su lenguaje hasta derivar en una forma distanciada de pintura automática: procedimientos pictóricos identificados con el ejercicio de la propia pintura, las obras de Andoni Euba se producen por generación “automática”, como desarrollos de un proceso pre- via y minuciosamente calculado. Eduardo López, (San Sebastián, 1965) o Ana Isabel Román, (Bilbao, 1962), integran el espacio de una figuración narrativa, capaz de convertir en imagen, aunque sea de forma mínima, todo tipo de situaciones o acontecimientos que suscitan su curiosidad. La suya es una pintura ágil, directa, narrativa, sentimental, sin por ello caer en los abismos desazonados del expresionismo. La de Eduardo López, basada en instalaciones de pequeños cuadros, en los que la idea unitaria de la pintura se ha desperdigado en infinidad de fragmentos, como si el relato se materializara a través de una explosión que ha dispersado la estructura narrativa, se sitúa en los cauces de exploración de una mitología personal, basada en buena medida en las relaciones entre pintura y literatura, entre imágenes y narraciones; la de Ana Isabel Román se halla más próxima a la apropiación de imágenes o esquemas que reinterpreta en el interior de su lenguaje limpio y conciso de claras referencias maquinistas. Roberto Ruiz Ortega, (Sestao, 1967) y Marien Martínez de Ureta, (Barakaldo, 1965), son representantes genuinos de una abstracción expresiva, lúdica y colorista, que atiende preferentemente a los procesos de construcción de la pintura como un diálogo con el soporte, un desarrollo orgánico de la pintura que atiende al hacerse del cuadro desde su interior. Una pintura de proceso, que basa buena parte de su eficacia visual en el placer de su realización. Juan Mendizábal, (Bilbao, 1965), residente en París y, en cierta medida próximo a Pérez Agirregoikoa en la ambigüedad entre figuración y abstracción, geometría y relato, centra su obra en la definición de espacios arquitectónicos al límite de la percepción, en un lenguaje muy próximo a cierta abstracción de las vanguardias históricas. Recuperando la funcionalidad de la perspectiva propone una contextualización del lenguaje pictórico. Sonia Rueda, (Bilbao, 1964), no es, técnicamente una pintora, aunque su trabajo ha mantenido frecuentemente ciertas concomitancias con la pintura. De lo accesorio a lo sustancial, de lo epidérmico a lo esencial, el trabajo de Sonia Rueda propone un recorrido inverso por los diferentes estratos de lo real, un trabajo de excavación que va penetrando en las múltiples capas con las que se construye el simulacro, especialmente el recurso al maquillaje como desencadenante de la apariencia, aunque también como metáfora de todo aquello que la pintura cubre o, más exactamente, encubre. Pablo Milikua, (Bilbao, 1960) ha desarrollado una iconografía de la vulgaridad que expresa indistintamente en el ensamblaje de objetos heteróclitos como en la confección de cuadros en los que la espiral de absurdo y de la cotidianeidad mediática parece no conocer fin. Aunque desde mediados de los noventa, el grueso de su producción se centra en objetos, Milikua sigue manteniendo una fuerte impronta pictórica. Fermín Moreno, (Bilbao, 1970) es, junto a Judas Arrieta, (Hondarribia, 1971) Edu López, Iñaki Gracenea, Iñaki Imaz o Maider López, uno de los artistas más característicos de la tendencia hacia la instalación de la pintura: un movimiento de colonización a través del cual lo pictórico 45 San Martín, Francisco Javier invade el espacio expositivo. Vídeo, sonido, iluminación, proyecciones, objetos y cuadros comparten un espacio de relato en el que la significación trasciende los elementos propios de lo pictórico. Si Fermín Moreno se orienta hacia el reflejo de iconos de la cultura juvenil contemporánea, especialmente el graffiti, la publicidad o la decoración, Judas Arrieta orienta monográficamente su obra hacia un aspecto concreto de los media y la cultura adolescente: la iconografía manga. Josué María Pena, (Sestao, 1964) es un pintor instintivo, que marca el campo de actuación de sus imágenes en torno al tiempo y los acontecimientos de su vida cotidiana. Desde la incorporación de elementos encontrados hasta la utilización de un lenguaje esquemático de referencias a la realidad, la amplia producción del artista se plantea como un barómetro de temperatura pictórica. Alejandra Icaza, (Bilbao, 1966) une en su obra las referencias propiamente pictóricas con la tensión hacia la objetualización y la instalación. Sus obras, frecuentemente de base textil y colores encontrados, exploran el mundo de la infancia y el recuerdo, proponiendo un modelo pictórico de inocencia y felicidad. El trabajo de Julia Irazustabarrena, (Beasain, Gipuzkoa, 1961) tan metódico como práctico, se refiere a la repetición y la diferencia, al contexto en que se desarrollan los elementos de la pintura en función de sus variaciones, sus posibilidades de combinación y desorden. El elemento figurativo constituye sólo el punto de anclaje de una obra que basa su lógica en la posibilidad de la diferencia, en las variaciones de un substrato oscuramente simbólico. Ignacio Sáez, (Bilbao, 1971) une, sin solución de continuidad, pintura y vida, expresión y experiencia, en una radicalidad que aúna elementos expresionistas y graffitistas con la disolución de lo pictórico en la realidad. 3.3. Álava Alfredo Álvarez Plágaro, (Vitoria, 1960), como otros muchos artistas alaveses, (Juan Luis Díaz de Corcuera, Mintxo Cemillán, Mauro Entrialgo…) sus comienzos artísticos se sitúan en la órbita del comic. Posteriormente, Álvarez Plágaro comenzó a experimentar con un juego irónico sobre la identidad, a través del recurso a la repetición. Dos, tres o más cuadros, virtualmente iguales, formaban una pieza unitaria en la que se difuminaba la frontera entre las partes y el todo, el centro y los bordes, conduciendo el problema de la malla compositiva a un extremo exasperante, que pone en cuestión cualquier viabilidad de la pintura, a la vez que disfruta de una acomodada atalaya para observar el proceso. Txaro Arrázola, (Vitoria, 1963) es una artista “cerebral”, siempre a la búsqueda de nuevas posibilidades de construcción de sentido en la obra, que sin embargo mantiene la idea de pintura como referencia. Explorando el monocromo y la versatilidad de un gesto pictórico repetitivo, ha transitado por la dignidad del trabajo manual, las políticas de género, o la pintura a vista de pájaro. Txaro Arrázola se orienta cada vez 46 más decididamente hacia un redimensionamiento político del cuadro. Alfredo Fermín [Mintxo] Cemillán, (Madrid, 1961) es uno de los representantes más cualificados de la defensa de algunos elementos clásicos de la pintura, especialmente la perspectiva y la posibilidad de crear espacios de representación. Su obra, situada entre cierta iconografía pop y la tensión melancólica de la metafísica italiana, se encuentra en diálogo continuo con el pasado de la pintura. 3.4. Navarra Siguiendo indistintamente las trazas de abstracción de Javier Balda, (Pamplona, 1958) o las figurativas de Julio Miguel Pardo, (Pamplona, 1957), artistas bien diferentes, Alfonso Ascunce, (Pamplona, 1966)) ha desarrollado una vertiente pictórica plenamente original en cuanto a su carácter experimentador. Trabaja entre el expresionismo y la contención, entre el gesto y la imagen, en obras de una gran versatilidad. Su obra hace patente el diálogo entre elementos encontrados en los media y su posterior manipulación pictórica. Patxi Ezquieta, (Pamplona, 1960) ha ido atemperando con el tiempo la agresividad expresionista de sus imágenes, para situarlas en un espacio de sedimentación onírico y subconsciente, elementos que mezcla, con inteligente medida de las dosis, con una componente irónica que ha vertebrado su trabajo desde el comienzo. Asun Goikoetxea, (Pamplona, 1962), entre las versiones más “poéticas” de la transvanguardia y el empleo de la fotografía, entre lo sublime de un recuerdo y el registro mecánico de un paisaje, la obra de Asun Goikoetxea siempre ha buscado una resolución que conviniera a su intención. En todo este proceso, un discurso parece unirlos más allá de cualquier apariencia formal: la presencia de la naturaleza, sus ritmos y sus mecanismos, sus formas estables y sus variaciones. Fernando Pagola, (San Sebastián, 1961), lleva a cabo un desarrollo de pintura plana, en sistemas modulares, de fuerte componente decorativa y simbolización arquitectónica. Más que cualquier otro artista vasco de este período, Fernando Pagola parece resumir las posibilidades de una integración de lo pictórico en el ámbito decorativo de la arquitectura. 4. CUATRO PINTORES VASCOS 4.1. José Ramón Amondarain José Ramón Amondarain, nacido en San Sebastián en 1964, se licenció en la especialidad de pintura en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao y, excepto una larga temporada en Madrid, ha sido, a comienzos de los años noventa, uno de los más asiduos participantes en las actividades de Arteleku. Forma parte de una brillante generación de pintores (Luis Candaudap, Jesús Meléndez, Ana Isabel Román, Jesús María Cormán, etc.) con los que, en un principio, mantuvo una cierta afinidad Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) estilística. Actualmente, Amondarain es uno de los pintores vascos más reconocidos en el panorama del Estado español. José Ramón Amondarain pertenece a un modelo de artista que prácticamente ha desaparecido en los últimos años: el pintor puro. No me refiero al pintor “exclusivo”, aquel que se limita a realizar cuadros y en el que las variaciones, la transformación, se produce ante todo en el cambio de tema o de técnica en el interior del mismo repertorio pictórico, sino a un artista experimentador, curioso, culto, en muchos casos arriesgado, que observa el mundo siempre desde el lenguaje de la pintura. Y sin embargo, Amondarain ha abordado desde el comienzo de los noventa, un trabajo tridimensional, tanto manipulando la posición del cuadro respecto al plano del muro 13 como, sobre todo, a través de objetos construidos con óleo, Para ciegos14, que el artista denomina familiarmente “mochos”. ¿Juegos del lenguaje a través del sutil distanciamiento post-moderno? Plantean un caso extremo, no exento de cierta ironía, de hibridación de los medios. Esculturas realizadas con pasta de óleo. En realidad, no son esculturas o no lo son desde un punto de vista formativo, pues Amondarain las ha ido realizando a base depositar un gran número de capas pictóricas de óleo, a la manera de un cuadro patológicamente matérico. Anti-veladuras, negación explícita de la transparencia, opacidad fundamental de lo pictórico y, en definitiva, mejor que otros intentos, como la célebre Die de Tony Smith, la auténtica traducción tridimensional de el Cuadrado negro de Malévich. Después del primer Para ciegos, radicalmente negro y sin forma, las piezas objetuales de Amondarain, que siempre han acompañado en las exposiciones a sus cuadros, se han ido haciendo más complejas, han adoptado diversas formas, siempre muy abordables, objetos a la medida de la mano, manipulables, introduciendo el color, variedad en las formas y, sobre todo, un completo display en sus modos de presentación expositiva. Paralelamente, Amondarain ha explorado el proceso fotográfico como forma de interiorizarlo en ——————————— 13. Ver, por ejemplo, Sin título, 1993, un cuadro monocromo negro en “bisagra”, Cfr., Un siglo de arte en los fondos de la Diputación Foral de Gipuzkoa, catálogo de la exposición en el Centro Koldo Mitxelena, San Sebastián, 1993, pp. 148-149. 14. Reproducido en Uztaro 93, catálogo de la exposición de los becarios de creación artística 1992-1993, Diputación Foral de Gipuzkoa, Arteleku, jul.Ago. de 1993. En opinión de Fernando Huici, “El eco de esa suerte de calendarios cromáticos, que testimonian la interminable secuencia de los días que el artista ha pasado en la intimidad onanista del estudio, obscenamente enfangado en la manipulación gozosa de sus lujuriosos fluídos, inspiraría a Amondarain una vía inefable desde la que teatralizar, en un impúdico alarde exhibicionista, la más pura y dura materialidad sensual del color”. Cfr., Fernando Huici, “Las malas artes de Amondarain”, texto en el catálogo de la exposición en la galería DV, San Sebastián, feb.-mar. de 1998, pág. 5. el mundo de la pintura: traducir la sensación lumínica en formas registrables como pintura. Los primeros intentos de dibujo con luz, empleando una linterna como pincel, han dado paso posteriormente a la manipulación digital: imágenes fotográficas, generalmente realizadas por el propio autor que, una vez impresas sobre lienzo, son repintadas y, en algún caso, vueltas a fotografiar, digitalizar y repintar, en una forma de diálogo laberíntico entre pintura y digitalización que conduce a lo pictórico a un límite de interrogación15. Durante buena parte de los años noventa, cuando alternaba las piezas de óleo con su representación pintada en el lienzo –independientemente de la frescura de los objetos y los cuadros, su humor, desenfado, habilidad y sutileza– había mucho de malabarismo sobre la representación, un juego de espejos que conducía hacia una “puesta en abismo” sobre los modos de ver del pintor. Posteriormente, a partir de 1998, Amondarain ha dado una nueva vuelta de tuerca al problema de la representación pictórica a través de fotografiar pequeñas instalaciones que realiza en su estudio como base –como “preparación”, dicho en el lenguaje profesional de la pintura– de obras de nuevo cuño, que mezclan los elementos fotográficos y los pictóricos. Algo que en estas últimas obras de soporte fotográfico se han ido atenuando en buena medida. Fotografía pintada, pintura que parece fotografía, reenvíos especulares. Pero lo importante, tanto en la obra anterior de Amondarain como en esta, no son tanto las estrategias conceptuales del pintor, sino una habilidad concreta para conducir este conglomerado conceptual hacia una solución pictórica efectiva y brillante. No queremos insinuar que Amondarain sea un pintor de “habilidad”, o que ésta predomine en su ideación pictórica, sino que su conocimiento del medio y la extrema exactitud con que lo utiliza es algo decisivo en su obra. Cuando Amondarain realizaba sus piezas tridimensionales con óleo, alternándolas con cuadros en los que aparecían las mismas piezas representadas a través de fotografías, todos los comentarios se dirigían hacia sus piruetas con la representación o al inteligente hallazgo de las piezas tridimensionales de pintura, y tendían a dejar de lado la propia materialidad de las piezas de óleo, su color, tamaño, densidad, procedimiento de construcción y, por supuesto, su significado, su valor. Ya que las piezas de óleo se encuadran en el límite greenberiano de la especificidad pictórica, su significado debería encontrarse en el lenguaje. Amondarain, sin embargo, insistía sobre su valor figurativo llamando la atención sobre algunas de las piezas, ampliando desmesuradamente algunas de ellas, dándoles variedad, aumentando su prota——————————— 15. Las primeras pruebas de esta forma de dibujo fotográfico se presentaron en la galería DV de San Sebastián en febrero de 1998. 47 San Martín, Francisco Javier gonismo. Pero los comentarios seguían en el mismo sentido: ¡Ha hecho unas “esculturas” con óleo, qué pictórico! El material óleo –y su coartada conceptual– acababan por restar protagonismo a la configuración concreta de las piezas. Amondarain ha seguido insistiendo, ofreciendo más datos: ha construido vasijas en rotación, objetos escatológicos, bibelots delirantes, bocas de ballena, guijarros, esponjas, paletas de pintor: todo para explicar que hay también un sistema figurativo en estos objetos de óleo, que pugna por expresarse de forma independiente. En las instalaciones que en los últimos años fotografía en su estudio, estas piezas han adquirido un diferente protagonismo, mezclándose con otros objetos encontrados y también especificándose como tema, ya que al mezclarse propician un relato más estructurado. En las estanterías que aparecen en una de estas instalaciones, las piezas de óleo están mezcladas con objetos variados como paletas de pintor o pequeños juguetes japoneses. Esta convivencia propicia un sentido transgresor de la identidad. G. Carlo Argan denominaba “trompe-l’oeil invertido” a la serie de black paintings de Reinhardt, una calificación que en buena medida conviene a estas piezas de óleo, no sólo por su configuración actual en la obra de Amondarain, sino también por la historia pictórica que llevan detrás, especialmente los cuadros negros colocados perpendicularmente a la pared de 1993. ¿Cómo están construidas estas instalaciones? Desde un punto de vista logístico no pueden ser más evidentes, más encontradas, más “despreocupadas”. Amondarain amontona cuadros, objetos al óleo, estanterías, etc. en un rincón de su estudio, y los fotografía para trasladar todo ello a un nuevo lienzo. Desde un punto de vista estratégico, lo que está haciendo es crear instalaciones portátiles, no dependientes del espacio expositivo. Instalaciones radicalmente no in situ, sino al contrario, cómodamente situadas en el espacio familiar del cuadro. Con ello sortea el peligro del formalismo de las instalaciones de cuadros en las galerías, los desequilibrios cuidadosamente improvisados, el esteticismo del accrochage, la emotividad y la fascinación del sentimiento de lo sublime ante los cuadros abstractos. Estas obras mantienen una relación muy particular con las llamadas nuevas tecnologías, así como con la práctica de la instalación pictórica: si bien las fotografías que obtiene de las instalaciones o los objetos son digitalizadas e impresas sobre lienzo en grandes formatos, Amondarain se abstiene de utilizar todo el campo de posibilidades de tratamiento de las imágenes en el ordenador, realizando una especie de paseo analógico al margen de las autopistas digitales o, dicho de otra forma, dejando de lado el nuevo orden de la percepción virtual, para reconducir una vez más las figuras a la realidad física y tangible de la pintura. 48 De forma paralela, si las escenificaciones que realiza en el estudio tienen una evidente relación con las prácticas de la instalación, de disolución de la pintura en el espacio, Amondarain vuelve a dar un rodeo para reintegrarlas en el objeto cuadro. Su posición, creo, es ante todo conceptual, es decir, ya no se refiere tanto a la habilidad como a la reflexión ¿por qué transitar los límites, plantearse como objetivo derribar las fronteras, cuando el núcleo del problema –la expresividad de la pintura– sigue siendo una incógnita? Respecto a estos dos problemas –la tecnología digital y la instalación pictórica– Amondarain realiza un interesante rodeo, un reconocimiento que no le impide inmediatamente después tomar distancia. Una vez conocidas las novedades, explotado incluso parte de su potencial expresivo, Amondarain retorna al ámbito genérico de la pintura16. 4.2. Jon Mikel Euba Jon Mikel Euba pertenece a esa categoría de artistas desterritorializados respecto a los géneros del arte, que ponen en cuestión la jerarquía de las disciplinas y abordan en su trabajo una práctica de rastreo transdisciplinar. Como otros muchos artistas de su generación, esta práctica de extensión de su actividad no está ligada a una actitud colonizadora, que le conduciría a una exploración, a la búsqueda de la diversidad y la mezcla, sino más bien a una actitud crítica hacia la división de los géneros, la limitación de las competencias profesionales. El origen de su trabajo, a finales de los años ochenta, cuando aún estudiaba en la Facultad de Bellas Artes de Leioa, si situó en torno a la pintura, pero su progresivo y errático paso por otras disciplinas no tiene, como decimos, un carácter expansivo, sino más propio del ejercicio de una crítica. En su trabajo, el dibujo y los murales, la foto y el vídeo, construyen un entramado que quiere cercar la realidad, los acontecimientos, las situaciones de vida desde perspectivas diferentes. No es el suyo un arte narrativo en el sentido de una discursividad coherente, sino más bien de fragmentos, ideas y sensaciones que se amplían en la narración a través sobre todo de una práctica intuitiva. Jon Mikel Euba, nacido en Amorebieta en 1967, estudió entre 1985 y 1991 las especialidades de pintura y audiovisuales en la Facultad de Bellas Artes de Leioa. Ha completado su formación en diferentes talleres y seminarios, especialmente junto a Txomin Badiola en Arteleku, San Sebastián. ——————————— 16. Ver, Francisco Javier San Martín, “José Ramón Amondarain, Post-instalación”, en itinerarios 1998-99, Fundación Marcelino Botín, Santander, dic. 1999-ene 2000, pp. 22-23. Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) La pintura de Jon Mikel Euba ha tenido siempre un contacto muy próximo a la imagen mediática, a través de la que construye un aparato crítico en torno no sólo a los acontecimientos de la realidad, sino a la retórica de los propios medios. A comienzos de los años noventa, su obra se centró en ese amplio panorama de las “políticas del yo”, una exploración de la propia imagen, convertida en mascarada, que hablaba sobre todo de la retórica y los estereotipos mediáticos. Técnicamente, estos autorretratos estaban realizados ensamblando grandes fotocopias en blanco y negro cuyo origen eran autorretratos fotográficos. Y esta factura característica de las fotocopias ampliadas, con su esquemática reducción de la gama de grises a un negro uniforme y ensuciado, ha continuado perviviendo en su obra a través de la práctica más característica de su obra actual: los grandes dibujos monocromos, lo que en el lenguaje del comic se llamaría “línea negra”, realizados sobre el muro de la galería. Estos dibujos, también transposiciones de imágenes fotográficas, realizadas generalmente por el propio artista, mantienen aún ese carácter formalmente sintético y de sintaxis narrativa propio de la imagen mecánica. A pesar de esta disponibilidad material para las narraciones en soporte audiovisual o fotográfico, unido a la irónica definición de una pintura mural que tiene la inmediatez y los usos del graffiti, hay un elemento que Jon Mikel Euba emplea en la base de su proceder: el dibujo. El dibujo de pequeños esquemas en hojas de papel, como forma de ideación de imágenes y situaciones, el dibujo mural como forma de presentación de la obra. El propio artista declara: “Quizás lo más importante sea que esa amplitud de recursos visuales se entiende por el desapego hacia cada una de las disciplinas a las que pertenecen dichos recursos, es decir, que ni soy fotógrafo, ni pintor ni nada de eso. Me gusta pensar que simplemente fabrico imágenes de diferente naturaleza. Por otra parte, todo mi trabajo tiene como eje el dibujo, como lugar donde obtengo imágenes que me sorprenden y con las que trabajo”17. Si en una tácita división de las competencias estéticas, al dibujo le suele tocar el papel de la ideación, la génesis visual del proyecto, en las piezas de Jon Mikel Euba, el dibujo aparece más bien como captura de imágenes, la expresión que normalmente empleamos para la recogida de tomas digitales. Es una forma de dibujo que recoge estados de la realidad, momentos muy concretos de la actividad juvenil –con sus ropas, accesorios y situaciones características– pero en las que el fenómenos concreto que debería narrarse (gamberrismo, terrorismo, diversión extrema, accidente...), queda cuidadosamente indefinido. Porque no ocurre nada concreto, o las imágenes del artista no lo muestran, sino una mezcla de todo lo que podría ——————————— 17. Manel Clot, Jon Mikel Euba, Disco 2000, n0 8, verano de 1999, pp. 20-25, cfr., pág. 24.) ocurrir en el contexto y la situación dadas. Según explica Antonio Alvarez Reyes: “Ya no se trata sólo de evidenciar los mecanismos de construcción de ese entorno que nos permite hablar de lo real, sino de narrar, mediante diversas técnicas, su ilusionismo, su capacidad de construir otra(s) vida(s) mediante el fingimiento o el engaño”18. Pero su dibujo no es digital, al contrario, es plenamente analógico, anclado incluso simbólicamente a los procedimientos de la pintura mural, y las consecuencias que eso acarrea como localización de la obra, relación con un espacio concreto y una arquitectura. Este despliegue en el espacio real de la galería, a menudo con formatos monumentales de más de diez metros, tiene un doble sentido escenificador19. Por una parte, las ficciones condensadas en la imagen, por otra el despliegue mural del dibujo. El mundo contemporáneo y los útiles del pasado, la volatilidad de las situaciones efímeras y el anclaje de la obra en el muro. Pero también, al aludir a la condición de graffiti de algunos de sus dibujos, se evidencia su voluntad o su destino efímero. El artista declara que le gustaría que su vida durara más que las tres semanas de la exposición20, que permanecieran ligados a su espacio, pero sin embargo, a éste deseo antepone la voluntad de ligarlos al muro, como inmediatez y, posiblemente, como desperdicio, como resto de algo cargado de intensidad. 4.3. Juan Pérez Agirregoikoa Juan Pérez Agirregoikoa, nacido en Donostia en 1963, ha estudiado, como el resto de pintores que analizamos más extensamente en estas páginas, en la Facultad de Bellas Artes de Leioa, continuando luego su formación en arte y filosofía en la Universidad Paris VIII, ciudad en la que vive desde comienzos de los años noventa, aún sin haber perdido su contacto con el País Vasco, ya que transcurre largas temporadas trabajando en Arteleku. Surgido, como la gran mayoría de pintores de su generación, en el aprendizaje del expresionismo, Pérez Agirregoikoa ha ido tomando distancia con los años respecto a la pintura como diálogo con el cuadro, para abordar un trabajo más analítico, marcado en buena medida por un equilibrio entre la deconstrucción de los elementos de la pintura, el humor y la ironía. A lo largo del proceso de crisis de la pintura se ha producido un amplio debate sobre su extensión y su especificidad, es decir, sobre el carácter más ——————————— 18 Antonio Alvarez Reyes, “Escenarios, la necesidad de actuar”, catálogo de la exposición Escenarios, Sala Amadís, Instituto de la Juventud, Madrid, enero-marzo de 200”, pág. 9. 19. Antonio Álvarez Reyes, ibid., pág. 9. 20. Manel Clot, entrevista citada, pág. 24. 49 San Martín, Francisco Javier o menos legítimo de alternativas pictóricas que albergaban ciertas manifestaciones metapictóricas, situadas sobre todo entre lo fotográfico y la extensión en el espacio de la instalación. Puristas y aperturistas han pugnado durante años por una definición estricta de la pintura cistalizada en la idea de cuadro y otra más extendida, arropada en el despliegue de una más extensa pictoricidad. Pero resulta que obras como las de Juan Pérez Agirregoikoa subvierten radicalmente estas discriminaciones y desmienten la pertinencia de este debate, ya que sus obras no pretenden “cuestionar” el cuadro a favor de una forma más pura de lo pictórico –a la manera francesa de Buren o Support-Surface– sino realizar pintura precisamente a través de la acumulación de cuadros. En sus obras de la segunda mitad de los noventa, las premisas de la vanguardia pictórica, que consideraba el cuadro como un objeto superado por la historia, han sido ingeniosamente invertidas. Sus cuadros construidos con pequeñas porciones en forma de rombo no son, sin embargo, “cuadros”, a pesar de todas sus características, sus formatos diferentes, la variedad del color, etc., sino humildes baldosas de una irónica reconstrucción de la pintura. Cuadros como baldosas, producidos e instalados de forma repetitiva, como un albañil que embaldosa un pavimento para producir un “campo de color”, como un Alloy Square de Carl Andre vuelto a situar en la pared, o un Pollock que, después del cutting, se hubiera arrepentido, volviendo a ensamblar la obra. La perspectiva del trabajo de Juan Pérez incluye el humor como elemento clave. Los “momentos fuertes” de la pintura moderna, Picasso, Malévitch, Mondrian, Albers...) no son sólo objeto de una deconstrucción formal, sino también la base de un relato añadido, un relato humorístico, cómplice y perverso. ¿La deconstrucción de la modernidad ha de ser necesariamente un discurso formalista, o también son posibles las respuestas que desdramaticen tanta arquitectura formal y discurran por los terrenos del relato?21 A pesar de que la obra de Pérez Agirregoikoa ha discurrido, desde comienzos de los noventa, en un plano irónico que basculaba entre la admiración y el rechazo a sus modelos, entre la necesidad de ser moderno y la constatación de su imposibilidad, con la serie de cuadros de Albers demediados, amontonados sobre el suelo de la galería o “instalados” en la pared, Pérez Agirregoikoa fue decantándose más decididamente hacia el predominio de una práctica deconstructiva basada en el humor. Todo lo que era proyecto y trascendencia en la geometría de los años cincuenta, ha acabado ——————————— 21. Cfr. Francisco Javier San Martín, “No haré nunca más arte aburrido, 100 veces”, texto en el catálogo de la exposición Más cósmico, muy profundo y lleno de sentido, en la Casa de Cultura de Basauri, feb.mar. de 1999. 50 adoptando en sus cuadros un carácter irrisorio. Como tantos artistas fervientemente post-modernos, trabaja desde el interior, podríamos decir, “a traición”: adopta ciertas formas de sus predecesores –geometría, serialidad, estructura matemática, estricto control del color, limpieza visual– para argumentar lo contrario, y para demostrar que en arte las formas no se corresponden necesariamente con los contenidos. Estos elementos que comentamos aparecen en Extrema debilidad, una obra de visualidad rotunda, en la que a la ironía sobre el lenguaje geométrico de la pintura se une un comentario mordaz sobre la idea de cuadro como bandera y viceversa, la idea de bandera como cuadro. El campo de color uniforme, el color field de la época heroica, ha sido substituido por pequeños fragmentos coloreados, a modo de teselas de mosaico, que ironizan sobre la uniformidad de la pincelada o, más exactamente, sobre la propia idea de pincelada. El icono de la bandera, por su parte, se encuentra sometido a una operación subversiva tan elemental como efectiva22. Por su parte, la actual serie de rombos trata sobre los arlequines de Picasso, el pintor que destruiría definitivamente el carácter unitario de la obra, ocupándose de salvar alguno de sus fragmentos, pero también –conociendo su trayectoria de comentarios irreverentes a la tradición de la abstracción geométrica –sobre Mondrian y todos los pintores geométricos que al girar el soporte del rectángulo pictórico y convertirlo en rombo buscaron marcar las diferencias respecto al espacio ortogonal de la arquitectura. La metodología de trabajo en estas obras sigue siendo, a pesar de todo, formal. Pérez Agirregoikoa se ocupa en rellenar (con cuadros, no con pintura) los huecos triangulares que había producido el giro de Mondrian. La pintura vuelve así a sus cauces rectangulares. Esta operación tiene un origen formal, pero una resolución deconstructiva. En sus cuadros hay un destello de ironía junto a una evidente complicidad con buena parte de la pintura que consideramos más característica de la modernidad. La tradición geométrica que comenzó con Malévich, Rodchenko o Mondrian, pero que Juan Pérez retrotrae hasta los Arlequines de Picasso o, más exactamente los contemporiza, ya que relee el Picasso de 190523, junto a las de 1915, como el Arlequín del MoMA, o las dos versiones de Tres músicos, realizadas en Fon——————————— 22. Cfr. Francisco Javier San Martín, “Extrema debilidad”, texto en el catálogo Artistas vascos en las colecciones de las Cajas de Ahorro Vascas: Últimas tendencias, Federación de Cajas de Ahorro Vascas, Bilbao, 1996, pp.76-77. 23. Cfr. La familia del Arlequín o Dos acróbatas con perro, pintados ambos en la primavera de 1905, donde los rombos aparecen como un pattern abstracto con un tratamiento muy pictórico. Ver William Rubin, Pablo Picasso: retrospectiva, cat. de la exp. en el Museum of Modern Art, Nueva York, may-sep. de 1980, Polígrafa, Barcelona, 1980, pp. 62 y 63. Actualidad de la pintura vasca (1995-2000) tainebleau en 1921 24 cuando ya ha pasado la época romana con Diaghilev y cuando la complicidad con Apollinaire ha dado paso a otra más real con Jean Cocteau. Las referencias se multiplican hasta el vértigo del laberinto, un espacio de referencias asfixiantes, en las que la pintura se convierte en motivo para hacer arte a través de miradas cruzadas, caminos de ida y vuelta, un espacio incomprensible. El mapa del laberinto tiene, sin embargo, puntos de referencia, cruces transitados que insinúan un ámbito de legibilidad. Los Arlequines de Picasso de 1905, en estilo lánguidamente expresionista, junto a los rombos constructivos –abstracciones y, simultáneamente referencias figurativas a la gestalt del Arlequín– de las obras de 1915 y 1921. Este trayecto está punteado por el Cuadrado negro de Malévich, las formas triangulares de Popova, Udalzova o Rodchenko y, simultáneamente, por el Rétour à l’ordre de Cocteau. De lo figurativo a lo abstracto, de lo descriptivo a lo formal. Pero esto sólo es el principio del laberinto, un prolegómeno histórico que continua después de la guerra, porque tiene un cierto afán de interpretación global de la modernidad. De los rombos de Picasso pasa a los cuadrados de Albers, tan exquisitamente torpes, como continuadores de la tradición del Picasso más abstracto; y Peter Halley, como comentarista figurativo de Albers, Newman o Reinhardt. El resultado: un monocromo blanco formado por una malla romboidal (Manzoni, Castellani, Schoonlioven, Vasarelly) que exhibe una impúdica mancha marrón: los calzoncillos del Arlequín. Esos cuadros de Juan Pérez están pintados en París, como reivindicación de una marca de origen. Alicia Fernández ha escrito sobre esta relación con la geometría del siglo XX: Un ejercicio que es en apariencia deconstructivo pero que también refleja un relato añadido, humorístico, cómplice y perverso con la historia de la pintura. Algo presente en sus trabajos anteriores al dialogar con Josef Albers y Peter Halley, ahora con Mondrian y Picasso. De igual forma, mantiene la ironía de títulos como Calzoncillo de arlequín. Una mancha de orina en un calzoncillo de arlequín, explica el pintor, pudiera ser la metáfora de aquellos modernos que vieron truncado su proyecto y terminaron instalados en el silencio pintando arlequines y escenas de circo25. Juan Pérez no se refiere al “circo” lúdico de Degas, Picasso y Beckman, sino al circo siniestro del último Rodchenko, no siniestro por los artistas, malabaristas o trapecistas, sino por los cuadros tan viles que representaban estas escenas del circo estalinista. Al final de todo, Juan Pérez no es historicista. Su obra se realiza desde una contemporaneidad que es activista y vitalista: hacer vivir a la pintura viviéndola como una conversación que genera imágenes. En algunos casos, los más interesantes, esta familiaridad ha llegado a adquirir un cierto aspecto provocativo: aludiendo a la idea de plagio o incluso auto-plagio, la hace inviable, ya que su trabajo se encamina ante todo a demostrar en la práctica que la pintura es siempre estrictamente contemporánea, intensamente manual, relacionada con lo más próximo. Son obras que van más allá de la relectura, porque su texto se escribe cada vez desde el presente. También la reconfortante idea de estar realizando algo en la línea de una tradición, algo que ya fue ensayado por otros en diferentes lugares, algo que se hace actual siempre que se lo evoca. En el sentido de la vieja abstracción, los cuadros de Pérez Agirregoikoa son una definición estricta del acto existencial. Se entienden sobre todo como imágenes de conversaciones, de complicidad maliciosa –como la página Web con desnudos de artistas que proyecta junto a Iñaki Imaz y Paco Polán– de familiaridad con la Historia del Arte, de convivencia y de sospecha. Juan Pérez ha estudiado Historia del Arte y Estética, pero no parece que el conocimiento libresco tenga mucha importancia en su trabajo, más orientado a una forma de conversación, de relación en torno al criticado arte de la pintura 4.4. Marina Mendieta En la obra de artistas recientes, la ambigüedad entre los géneros –especialmente entre pintura, escultura, instalación y fotografía– no es sólo producto de un trabajo que quiere ser voluntariamente desordenado y carente de límites, sino que surge de la propia concepción de la obra, del núcleo de la idea. Piezas escultóricas que se emplean en la pirotecnia del color junto a cuadros que ensayan un cierto despliegue espacial. La idea de mezcla, de atravesar fronteras está más presente que nunca, no forma parte de la obra como “ingrediente”, sino como desencadenante en el origen. Los pintores no quieren reconocerse en su medio, sino colonizar los más próximos; los escultores hacen otro tanto. Ambos acuden a las prácticas de instalación y a la representación fotográfica, de forma que podemos concluir que no sólo aquí, en el País Vasco, sino en cualquier lugar del arte globalizado, es imposible definir un espacio específico –en la tradición greenberiana– de la pintura26. ——————————— ——————————— 24. ibid, pág. 191 y pp. 230 y 231. 25. Alicia Fernández, Gure Artea. 2000, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2000, pp. 52-53.). 26. Sin duda, esa “travesía del desierto” que ha llevado a cabo la pintura en los años noventa, ha dado lugar también a resistentes a ultranza, fundamentalistas del medio, que ven la continuidad histórica de la pintura modernista la única salvación para el arte y que buscan, por lo tanto, en la pureza del medio un modo de afirmación 51 San Martín, Francisco Javier Hemos escogido la obra de Marina Mendieta, debido a que aunque su obra tiene una fuerte componente objetual desarrollada en tres dimensiones con objetos encontrados o elaborados por la artista, en su obra se entrecruzar interesas variados y ha abordado en ocasiones una interesante manipulación de temas e ideas surgidas de la pintura. En su intento de “atrapar el espacio”, buscando un lugar para el arte, la artista emplea recurrentemente su cuerpo como instrumento de medida, sus manos como herramienta primaria y versátil. Nacida en Barakaldo en 1974, ha estudiado en la Facultad de bellas Artes de Bilbao, licenciándose en la especialidad de escultura en 1977. Ha completado sus estudios en años sucesivos en Marsella y Arteleku. Más que propiamente cuadros, las obras de Marina Mendieta trabajan sobre la manipulación de lo pictórico. Lejos de vivir anclados en el plano, sus pinturas habitan el lugar expositivo como objetos que quieren una presencia más evidente en el espacio –real y existencial– del espectador. La propia artista habla de sus obras como “una pequeña investigación del lugar en el que obra y espectador se encuentran”27. Esta “ocupación” del espacio se ha realizado de dos formas bien diferentes: a)como “desplegado” del cuadro, a través de bisagras que pliegan y despliegan el plano de una pintura monocroma y que de esta forma, sin figuras, sin perspectiva, evidencia más claramente la especulación geométrica que lleva a cabo la artista. Esto ocurre por ejemplo en “Gimnasia espacial I”, 2000, seleccionada en la edición de los premios Gure Artea de ese año28. Sobre la base de un módulo cuadrado y monocromo, la obra genera, por su propia lógica geométrica y biológica, una serie de planos triangulares que a su vez generan otros. Un desarrollo biológico de crecimiento que habla de una pintura que se sitúa como metáfora de un organismo vivo. Relacionada también con la vitalidad y la habitabilidad, en la línea de obras como “La Casa de Adán”, 1998, se encuentra una obra importante, como “Casa elástica”, adquirida por la UPV/EHU en la convocatoria de para su Patrimonio29, dos estructuras metálicas colocadas en ángulo, como un tejado a dos aguas, sobre la que se tensa un tejido azul. Uniendo visualmente la idea de casa primitiva, de tienda de campaña y de cama en torno a la idea de una pintura vivencial, Marina Mendieta recurre al estudio sobre las funcionalidades de lo público y lo privado, el mundo de los sentimientos y de las funcionalidades. Como escribe Paco Juan Costa, “La obra de esta artista enfrenta el mundo de lo privado y lo público, aceptando el juego necesario entre ambas entidades, la posibles trascendencia del individuo parece planteada como una experiencia solitaria o minitribal, plantea la inevitabilidad y la necesidad del aislamiento en un espacio y tiempo que es secuestrado, sustraído y encerrado para crear, desde el que dominar la forma-presencia, la que se pondrá en circulación, donde construir el modelo, la forma a comunicar como formas elaboradas desde el interior30. b) como amontonamiento o acumulación de “salpicaduras”. En “Con-posición” o en “Insixto”, en las que pintura se hace irónicamente “mancha” o “salpicadura”, en torno a la idea de un azar reconstruido. El color ha pasado de lo indescriptible del azar hasta el paciente recorte, ya que no es pintura propiamente dicha la que forma los planos de color, sino tejido recortado, lo que se emplea como elemento que aumenta la materialidad del color, pero también la precisión del recorte, el aspecto premeditado del perfil. Por otra parte, en la citada “insixto”, las salpicaduras corresponden al perfil de manos –la herramienta natural del pintor– agrupadas en tres pilas de seis manos dobles. Los aspectos puramente antropológicos, en los que la mano aparece como el primer elemento de referencia para reconocer el espacio, se mezclan en esta obra con otros de índole profesional, en los que la mano aparece mimetizada con la propia pintura, haciendo de la herramienta y del soporte una identidad solidaria31. ——————————— 29. Patrimonio de la UPV/EHU, Sala Municipal de Exposiciones de Barakaldo, Barakaldo, mar-abr. De 1999. 30. Paco Juan Costa, “Comunicación existencial”, en Ezkerraldea plastika, vol. 11, Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao, 1998, s. p. ——————————— 27. Marina Mendieta, “Proyectos”, texto inédito, 1998. 28. Alicia Fernández, Gure Artea 2000, Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2000, pp. 36-37. 52 31. En un orden muy diferente, la artista identifica también las seis manos dobles en cada uno de los montones con la multitud y con 666, el número cabalístico o “Legión, como se denomina a sí mismo Belcebú”, Cfr. “Insixto”, texto inédito de la artista, 1998. Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos en la era de la “iconosfera” (General overview of photography in the Basque Country: themes, new trends and perceptive habits in the era of the "iconosphere") Aranzasti, Mª José Eusko Ikakuntza Palacio Miramar-Miraconcha, 48 20007 San Sebastián Con una introducción teórica sobre las propuestas y derroteros del arte contemporáneo se presenta un acercamiento al panorama general de la Fotografía en el País Vasco, a partir sobre todo de la década de los 90 citando autores de los que se realiza una pequeña biografía, basada en el estilo personal y en el proceso creativo a la vez que se analizan obras concretas dentro de unos compartimentos temáticos. Palabras Clave: Fotografía. Identidad. Iconosfera. Documental. Etnografía. Retrato. Paisaje industrial. Viajes. Memoria. Arte garaikideko proposamen eta norabideei buruzko sarrera teorikoa egin ondoren, Euskal Herriko Argazkilaritzaren panorama orokorrerako hurbilketa aurkezten da, batez ere 90eko hamarkadari dagokionez eta hainbat autore aipatuz. Horien biografia pertsonal bat egiten da beren estilo pertsonalean eta sorkuntza prozesuan oinarriturik, eta aldi berean obra batzuk aztertzen dira zenbait gai-atal jakinen barnean. Giltz-Hitzak: Argazkilaritza. Identitatea. Ikonosfera. Dokumentala. Etnografía. Erretatua. Industria paisaia. Bidaiak. Oroimena. Avec une introduction théorique sur les propositions et les chemins de l’art contemporain, on présente une approche du panorama général de la photographie en Pays Basque, à partir surtout des années 90, en citant des auteurs sur lesquels nous réalisons une petite biographie, basée sur le style personnel et sur le processus créatif en même temps que l’on analyse des oeuvres concrètes au sein de compartiments thématiques. Mots Clés: Photographie. Identité. Iconosphère. Documentaire. Ethnographie. Portrait. Paysage industriel. Voyages. Mémoire. This is an approximation to the general panorama of photography in the Basque Country with a theoretical introduction on the proposals and courses of contemporary art, starting from the nineteen-nineties. There is also a small biography of the authors, based on the personal style and on the creative process. At the same time, concrete works are analysed within certain thematic behaviours. Key Words: Photograph. Identity. Iconosphere. Documentary. Ethnography. Portrait. Industrial landscape. Travel. Report. XV Congreso de Estudios Vascos: Euskal zienzia eta kultura, eta sare telemetikoak = Ciencia y cultura vasca, y redes telemáticas = Science et culture basque, et réseaux télématiques = Basque science and culture, and telematic networks (15. 2001. Donostia). – Donostia : Eusko Ikaskuntza. 53 Aranzasti, Mª José INTRODUCCIÓN Los cambios de la evolución de la percepción ya se detectaron hace tiempo. Susan Sontag ya afirmaba que “las generaciones actuales no se pueden comprender sin la televisión. La percepción del hombre actual está condicionada en gran medida por los hábitos perceptivos adquiridos a lo largo de innumerables horas de pantalla”1. La dominación de los medios de comunicación de masas, las influencias norteamericanas de way of life a las que estamos constantemente sometidos dejan profundas huellas en la sociedad contemporánea y los grandes procesos de transformación a los que está constreñida nuestra época parecen no dejar entrever el futuro. En este sentido, Sami Naïr2, en el VIII Seminario Internacional de Tendencias advertía del peligro de esta ideología norteamericana, recurriendo a la situación de los jóvenes de hoy, ya fueran japoneses o españoles o de la nacionalidad que fuera, no importa de dónde sean ya que todos los jóvenes comparten las mismas ficciones: todo un núcleo de lo imaginario a través de las series de televisión y del cine. Frente a ese imperio que parece dominarlo todo, Sami Naïr quiere creer que, es precisamente la diversidad cultural, la real de la gente, la que puede hacer frente a esa globalización mundial. Esta mundialización es la extensión de las reglas del sistema mercantil al conjunto del planeta por primera vez en la Historia; la mercantilización progresiva de cantidad de actividades humanas, la oligoprivatización del sistema, sujetos a nuevos monopolios privados: grandes grupos que determinan los cambios. Esta tendencia de privatización, que es la estrategia del modelo anglosajón parece extenderse como un pulpo hacia todo tipo de servicios, incluidos los culturales y sociales: museos, educación, salud y sanidad etc. Parece que la función social del estado tiende a desaparecer. Señalaba este filósofo-político la importancia que ha adquirido la interdependencia, mostrando el apremio por resolver en Europa la nueva configuración que se presenta. Asimismo indicaba la necesidad de rehabilitar el papel de lo político contra la ideología dominante en toda Europa, la de TINA: There is not alternative, de recuperar el papel de la crítica, de los intelectuales y artistas que parecen haber caído en un conformismo total, de hacer frente de una manera seria a los problemas de las desigualdades, que es sin duda el mayor quebradero de cabeza para los próximos años: crecimiento demográfico desmesurado en esos grandes países donde precisamente se ——————————— 1. Susan Sontag. Sobre la fotografía. Barcelona, Edhasa, 1981 2. Su alocución “El Imperio frente a la diversidad del mundo” se desarrolló dentro del VIII Seminario de Análisis de Tendencias se celebró en Arteleku del 6 al 10 de septiembre de 1999. 54 sitúan los pobres de la tierra,fuera del imperio, por lo que quedarán totalmente excluidos y sin suerte para en muchos años poder integrarse en el desarrollo económico. También señalaba la exigencia de solucionar el problema del Sur, la cuestión pendiente por antonomasia de La Humanidad. Para resolver el futuro del mundo hay que volver a plantearse los conceptos de igualdad y de solidaridad. Ante este desamparo las alternativas parecen dibujarse en las pequeñas utopías de los pequeños territorios, en la resistencia a la normalización cultural globalizadora, en lo que Sami Naïr denomina la diferencia. Tal como afirma la crítica Estrella de Diego hay dos cuestiones que caracterizan a este final de milenio: la intimidad3 y la globalización. Asistimos a la implantación de nuevas jerarquías: internet, las nuevas redes electrónicas de comunicación, el denominado ciberespacio, las nuevas tecnologías, una hiper-informatización que conducen a una falsa democratización informativa, pues ésta llega a algunos países, sólo a unos pocos. EL ARTE COMO SALVACIÓN A medida que nos acercamos al final de este siglo observamos con más certitud los desarreglos que este desmesurado progreso produce: los trastornos que ocasionan las desintegraciones de las ideologías, las fragmentaciones culturales existentes, los problemas étnicos y religiosos, la destrucción gigantesca de los bienes naturales del planeta, la alienación humana, la miseria terrible, las plagas, epidemias, catástrofes etc., que al margen de todos los avances tecnológicos están permanentemente junto a nosotros. De esto el arte contemporáneo y la Fotografía no escapan. El arte y la cultura se presentan como transformadores posibles de este panorama y para muchos artistas el arte es el reflejo del mundo. Con un claro objetivo de salvificación como en el caso de la escultora Concha García4 (Santander,1960), o con un claro ——————————— 3. Vuelo de reconocimiento. En VVAA. Dos milenios en la historia de España. 1000-2000. “La intimidad desvelada ha dejado de ser íntima y los artistas que han facilitado al espectador la entrada a sus secretos sin más, sin manipulación de ningún tipo han ido perdiendo un poco la credibilidad, pobres. La realidad “real” –propia o de los otros- filmada, lanzada a la red, fotografiada, se ha agotado con una facilidad estrepitosa después de satisfecho el morbo inicial de los espectadores que, ingenuamente, esperaban que la realidad “real” de los otros sería un poco menos escuálida que la propia. No era así: sólo menudencias y miserias que comparten las vidas humanas. 4. En declaraciones al País Semanal del 3 de diciembre de 2000 “El mundo de hoy es una especie de naufragio y para mí el arte es una de las tablas de salvación del individuo. Todos formamos parte de ese naufragio y uno debe medir sus miedos y la calidad de las naves en las que se embarca para evitar el naufragio.”. Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... objetivo de cambio, revindicando la diferencia como en el caso de Marina Núñez5. En las últimas Jornadas6 sobre arte contemporáneo desarrolladas en Bilbao se puso de manifiesto la complejidad de abordar las categorías, fronteras y límites que se constituyen en torno al arte contemporáneo. Es muy interesante que se esté produciendo una conciencia y un compromiso de la cultura contemporánea con la realidad y que la experiencia de la vida contemporánea a la vez que produce desasosiego y estímulo, parece obligar a construir diariamente esa realidad, realidad en la que el artista, que tiene mucho que decir, con sus obras, reflexiona y critica el mundo que le rodea. Los conceptos de definición del arte hoy en día se hacen más complejos porque estamos viviendo sin duda alguna, una etapa larga de confusión, a la vez que intensa, rica en variantes, en una constante búsqueda de belleza y de placer estético. Se podrían citar a modo didáctico algunas palabras clave que esclarecen este acercamiento a entender el arte contemporáneo: escepticismo, ironía, individualización, fórmulas híbridas, recursos ilimitados, nuevas jerarquías (internet, ciberespacio, nuevas redes electrónicas de comunicación...), multiculturalismo, falsa democratización, crisis de representación, fugacidad, complejidad, primacía constante de la novedad, pérdida de la intempestividad7 y sobre todo, falta de alma8. ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS Filtro cultural, político e ideológico La Historia de la Fotografía se ha realizado hasta la fecha desde un modelo dominante que arranca de un núcleo de historiadores, como pueden ser Eder, Gersheim, Newhall y tal como dice Fontcuberta9 “este modelo privilegia un objeto de ——————————— 5. En declaraciones al País Semanal del 3 de diciembre de 2000. “Me interesa un mundo que sea más simpático que hostil con las diferencias, un mundo que no rechace lo distinto”. 6. Abiapuntuak/Aperturas liminares se celebraron el 3, 6, 13 y 14 de marzo de 2001 siendo coordinadas por Fernando Golvano. Las actas se publicarán en breve. estudio (la fotografía como disciplina autónoma), unos enfoques metodológicos determinados (la interacción técnica y estética) y la producción realizada en unos determinados países (Francia, Gran Bretaña, Alemania y EEUU) en detrimento de continentes enteros”. Asistimos pues a un filtraje no sólo cultural sino también ideológico y político. También se plantea Joan Fontcuberta 10 la necesidad de modificar muchas cuestiones en torno a la Historia de la Fotografía preguntándose cómo hay que reenfocarla, cómo hay que definir el objeto o la materia de la historia, y de cómo hay que establecer un canon histórico, determinando un repertorio de criterios y una metodología. La fotografía es uno de los medios artísticos más idóneo para plasmar los problemas que acucian a esta sociedad contemporánea: violencia, carga política, revisión y subversión de los modelos tradicionales. Y es precisamente en estos momentos, en este final de siglo, tan pluridisciplinar, tecnológico y urbano cuando los recursos casi infinitos de la imagen, los nuevos códigos y medios de comunicación plantean otras posibilidades de relación social y otras alternativas. Cada vez que aparecen nuevos soportes se crean otros modos de comunicar, por lo tanto, a nuevos lenguajes nuevas artes. Sabemos que los nuevos medios (bases de datos, teletextos, electroacústica, videodiscos, hologramas, diseño gráfico por ordenador, Internet, cibernáutica etc.) coexisten con los tradicionales y según el crítico Juan Angel Blasco Carrascosa en su artículo Las nuevas tecnologías y Arte Nuevo el arte de hoy es un arte que ya no presenta afirmaciones sino experiencias, situaciones y que conforman un arte heterogéneo en una sociedad abierta además de confusa11. La falta de ilusión Uno de los males que apremian en el arte contemporáneo y que ha sido analizado por Jean ——————————— 8. Idem. Otro de los factores señalados por Argullol. “La pérdida de alma es el más grave de ellos. Frente a esta sintomatología necesitaríamos, de nuevo, un arte intempestivo”. (pág. 160). 10. En el Seminario de la citada Primavera Fotográfica se realizó un Seminario en el que se incidió sobre el tema de la investigación fotográfica en torno a una serie de apartados en forma de preguntas: ¿Se ha hecho una verdadera historia de la fotografía?, Si Newhall ha implantado la versión de la historia de la fotografía en la que se basan la mayoría de las colecciones museísticas ¿cuales son las carencias que se vislumbran?, ¿Cuales son los filtros principales tanto culturales, como políticos e ideológicos que han regido los modelos dominantes historiográficos? ¿Puede la fotografía estudiarse como disciplina autónoma o es conveniente analizarla en sus aplicaciones a otros campos (periodismo, publicidad, arte, antropología)?, ¿Debe prevalecer una historia de los autores o una historia de las imágenes?, ¿Son compatibles para la fotografía una historia social con una historia estética, una historia de usos con una historia de las formas? ¿Cómo hacer una Historia de la Fotografía políticamente correcta?, ¿Cómo dar entrada a las minorías, a los grupos desfavorecidos, al Tercer Mundo? 9. “La Primavera Fotográfica de Catalunya”. Décima edición. Del 3 de abril al 31 de mayo de 2000 11. En “Hecho artístico y Medios de comunicación. Valencia, Diputació de Valencia, 1999. (Col. Formas Plásticas) 7. Para Rafael Argullol en “Sabiduría de la ilusión. Madrid, editorial Taurus, 1994 uno de los factores que persiguen al arte contemporáneo y lo conducen a una hipotética “muerte del arte”. Una muerte del arte que el autor no considera hegeliana sino nihilista. Tres factores a grandes rasgos cita este autor como causantes de graves pérdidas para el desarrollo del arte moderno: la pérdida de la conciencia interna del arte, la pérdida de la intempestividad del arte, atrapado en las redes de los medios de comunicación y una pérdida del alma, o la ausencia de ésta. 55 Aranzasti, Mª José Baudrillard12 es precisamente la falta de ilusión. Si se constata que la permanencia de la trivialidad, de la mediocridad “como valor y como ideología” se ha apoderado del arte contemporáneo se llega a la conclusión que esa no originalidad conduce a la nulidad13. Por otra parte, Baudrillard piensa que nuestro universo se ha quedado sin referencias, sin historia, sin memoria y predice la desaparición del arte14. Está claro que este pesimismo se ha visto en cierta manera desactivado en los últimos años y si bien es cierto que se ha abusado de la originalidad, como una cualidad estética que muchas veces ha conducido a la nada, el arte actual no ha perdido el misterio como afirma Estrella de Diego. “Sólo han cambiado los modos de mirar. La contemplación tiene que ser sustituida por el análisis”15. No es verdad que el arte haya muerto, “la que podría andar más despistada es la mirada que, al hallarse frente a un hecho artístico, sigue tratando de contemplar, cuando es imprescindible cambiar el placer por el análisis- que es desde luego otra forma de placer”16. Ficción total Otro de los males viene analizado por el antropólogo Marc Augé17 y es que estamos pasando inadvertidamente a la “ficción total”. El verdadero problema está en que, desorientados ya no sabemos si verdaderamente estamos construyendo una realidad o perdiendo nuestro contacto con ella como apunta Benjamin Woolley18 porque además ——————————— 12. Este autor en su libro Pantalla total. Barcelona, Editorial Anagrama, 2000. Colección Argumentos se refiere a este hecho y se pregunta “¿qué puede significar el arte en un mundo hiperrealizado de antemano, cool, transparente, publicitario? ¿Qué puede significar lo porno en un mundo pornografiado de antemano? ¿Qué si no es, ese lanzarnos ese último guiño paradójico…, el del arte que se ríe de sí mismo y de su propia desaparición bajo su forma más artificial: la ironía?”. Porque la ironía también forma parte del complot del arte. 13. Ídem. Toda la duplicidad del arte contemporáneo, afirma Baudrillard reside ahí: reivindicar la nulidad, la insignificancia, el disparate, aspirar a la nulidad cuando ya se es, de hecho nulo. Pretender la superficialidad en términos superficiales”. 14. Ídem. “¿Cómo una maquina así puede seguir funcionando, (refiriéndose al arte contemporáneo) en medio de la desilusión crítica y del frenesí comercial? ¿Cuánto tiempo durará este ilusionismo, este ocultismo? ¿100 años?, ¿200?”. 15. En Vuelo de reconocimiento en VVAA: Dos milenios en la historia de España. 1000-2000. Madrid, Ministerio de Educación Cultura, 2000. 16. En Idem 17. “La guerra de los sueños”. Barcelona, editorial Gedisa, 1998. 2ª edic. Colección Hombre y Sociedad. “La catástrofe, asegura Auger sería comprender demasiado tarde que si lo real se ha convertido en ficción, no quedará ningún espacio posible para la ficción ni para lo imaginario”. 18. El universo virtual. Acento Editorial, Madrid, 1994. “¿Cómo es posible, se pregunta Benjamin Wooley mantener una idea clara de la distinción entre fantasía y realidad, cuando continuamente lo irreal se hace realidad?” 56 los ordenadores nos están creando mundos sintéticos muchos más realistas que el mundo real. Este tema también lo ha tratado en muchos aspectos Javier Echeverría que como muy bien expresa la realidad virtual entronca con una larga tradición de mundos de ficción: anteriormente los mitos, los rituales religiosos, la literatura pero, precisa antes de hablar de la realidad infovirtual, posibilitada por el desarrollo de la informática que “el cine y la televisión son precursores de la realidad virtual”19. Habría que añadir por otra parte que las imágenes realizadas con los ordenadores pueden ser manipuladas sin que esa manipulación sea detectable. En eso consiste precisamente el realismo fotográfico que reside precisamente en la simulación de la realidad. “La realidad afirma Baudrillard ha quedado inmersa en un juego de realidad”. Derecho al “pataleo” Parece también que a la tendencia de globalización, de uniformidad, de casi de pensamiento único se hacen necesarias ciertas dosis de inconformismo, de discrepancia, de derecho al pataleo manifiesto. El arte contemporáneo es reacio a posicionarse, a comprometerse, esto ha sido patente desde hace varias décadas. En este sentido, José Miguel G. Cortés (Director del Espai d´Art Contemporani Castelló) constata que son pocos los intelectuales, “y mucho menos los artistas plásticos que se manifiestan clara y contundentemente contra una situación cada vez más insoportable”20. 1. EL DESPEGUE DE LA FOTOGRAFÍA COMO ARTE PREDOMINANTE La imagen es la que domina y nos vemos inmersos en ella desde nuestra cotidianidad y rutina: el cine, la televisión, la publicidad. Se ha instalado en nuestras vidas el lenguaje fotográfico, y es utilizado por los artistas precisamente por su carácter universal y que todo el mundo comparte. Porque a partir de la accesibilidad a escala global de la información, los artistas utilizan y desarrollan un lenguaje de formas común para todos, al margen de lenguas o comunidades culturales y se convierten en testigos de la sociedad en la que viven. Además este lenguaje es popular. Es a partir de la década de los 80, sobre todo en EEUU y en Alemania cuando la fotografía realiza su mayor despegue. En el País Vasco esta inva——————————— 19. En Javier Echeverría “Un mundo virtual” Barcelona, Editorial Plaza Janés, 2000. (Col. Círculo cuadrado) 20. A sangre y fuego. Imágenes de la violencia en el arte contemporáneo. Espai d´Art Contemporani de Castelló. Generalitat Valenciana, 1999. Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... sión se realizará sobre todo a partir de los 90. En cuanto al análisis superficial de estas décadas se puede decir que así como la década de los 80 vivió una etapa de exaltación estética, la de los 90 tuvo que vivir la resaca de esa exaltación, se dio un cierto repliegue frente a esa exaltación. En este sentido, es conveniente señalar lo que apunta José Luis Brea cuando realiza una síntesis de los artistas españoles de la década de los 90, tras el boom, la novedad de la década de los 80, que estribaba en eso de Spain is different, hasta incluso en cierto exotismo. Tras esa bonanza de los 80, la situación decae para dejar paso “un mero rastro de silencio, como si hubiese pasado un fantasma, un espectro desvanecido”. ¿Qué ocurre? Que el exotismo ya no existe y que nuestros artistas están trabajando con el lenguaje común para todos, fuera de situaciones geopolíticas concretas21. Con fuerza inusual resurge la fotografía en la década de los 80 y tal como lo afirma Rosa Olivares22 esos años 80 son, “curiosamente, una antelación al fin del milenio”. La era de la iconosfera Vivimos en la era de la iconosfera23 y la invasión de imágenes provenientes del cine, de la publicidad invaden de una manera implacable nuestro devenir cotidiano: en los alimentos, en los libros, en los discos, en el ocio, en la ciudad... Es por ello que la iconosfera interesa a la historia del arte porque estamos invadidos por imágenes que constituyen luego los rasgos del comportamiento del hombre contemporáneo. J. Brihuega reclama “la atención de numerosas disciplinas como la antropología, la sociología, la psicología, la teoría de la comunicación, la semiótica, la geografía de la percepción etc”. para la comprensión no sólo de la actividad artística sino de nuestro propio entorno. ——————————— 21. El punto ciego. Arte español en los años 90. Salamanca, Junta de Castilla y León y Centro de Fotografía de la Universidad de Salamanca, 1999. “El arte español al que la escena internacional prestó atención hace 15 años era en realidad bastante pobre y mimético de los estándares internacionales, entonces dominantes. Por el contrario, el que se está produciendo en los años 90 en España es un arte de excelente nivel, autóctono y original, que ha madurado tanto en las escenas internacionales como con sus propias orientaciones vernáculas. En cambio estas nuevas producciones del arte español de los 90, no reciben apenas atención por parte de la escena internacional. Para bien o para mal, los tiempos del Spain is different han quedado definitivamente atrás”. 22. Rosa Olivares, “Fotografía de los 80: recuperando la realidad” en “La fotografía en el arte del s.XX”. Diputación Foral de Alava. Seminario Del 14 al 22 de marzo de 2000 coordinado por Fco. J. San Martín 23. Historia del arte. El mundo contemporáneo. Madrid, Alianza editorial, 1997. (Col. dirigida por Juan Antonio Ramírez. Corresponde a J. Brihuega el capítulo “Origen y desarrollo de la cultura icónica de masas”. “El teórico francés Gilbert Cohen Seat denominó iconosfera al conjunto de informaciones visuales que circulan en ese universo de los medios de comunicación masiva que suele conocerse como mediaesfera”. Desde que la información está accesible a escala global los creadores artísticos han utilizado y desarrollado un lenguaje de formas común para todos, al margen de sus fronteras de lenguas o comunidades culturales y se convierten en testigos de la sociedad en que viven. La proliferación del uso de la fotografía en el medio artístico se hace patente en la década de los 80 cuando se empieza a emplear fuera de las convenciones de la tradición fotográfica. En este sentido para Fco. Javier San Martín24 esto ocurre tanto en Europa como en América cuando “los artistas tienden a diluir las fronteras entre los géneros y las fotografías se presentan como imágenes autónomas”. Aparecen las fotografías de gran formato, “situadas como cuadros, cajas de luz, prosigue, instalaciones fotográficas etc., la presencia de la fotografía como fuente de imágenes parangonable a la pintura y en muchas ocasiones, empleando procedimientos narrativos y de puesta en escena, características de la pintura”. Otro aspecto a reseñar de la fotografía es que además de su valor artístico las tendencias actuales la sitúan como un elemento decorativo de gran importancia y es adquirida por coleccionistas y especialistas, al igual que por Museos para ocupar un lugar destacado entre los objetos cotidianos. 2. ACTITUDES DE LA FOTOGRAFÍA En el Curso “Estrategias de la emoción y de la razón: actitudes en la fotografía actual” celebrado dentro del marco de los Cursos de Verano del Escorial en julio de 1999 en paralelo con la celebración del Festival PhotoEspaña99 se demostró, tras disertaciones de especialistas y muestras de artistas tanto nacionales como internacionales de cómo el lenguaje actual de la fotografía es uno de los más capaces de reflejar los problemas, las paradojas y contradicciones de nuestra cultura. Bajo una dicotomía de “actitud fría”, frente a otra “más caliente”, una más objetiva, la otra más heterodoxa y tensa respectivamente parece que se atisban dos grandes rasgos de división de actitudes que corresponden precisamente a divisiones o contextos geográficos y culturales. En esa división, que ya hemos mencionado con las tesis de Sami Naïr se podría decir que la fotografía en Europa, sobre todo la alemana, la de EEUU y Canadá aparece ligada a la postura “más fría” y la de América Latina, no pendiente de las cuestiones formales lógicamente optaría por una actitud más volcada a lo social y a lo político. Esta división, a priori un poco didáctica se vuelve más compleja en otras zonas, incluso en autores que utilizan las dos vertientes. ——————————— 24. Historia del arte. El mundo Contemporáneo. Madrid, Alianza editorial, 1997. (Col. dirigida por Juan Antonio Ramírez). Corresponde a Javier San Martín el capítulo “Ultimas tendencias de las artes plásticas desde 1945”. 57 Aranzasti, Mª José Una de las pocas cuestiones que parecen quedar claras a comienzos de este tercer milenio en cuanto al arte contemporáneo se refiere es la gran versatilidad existente. La mayoría de los artistas, sobre todo los de última generación disponen de ilimitados recursos expresivos, manejan diferentes lenguajes, utilizan diversos soportes, sofisticadas técnicas y unas estrategias creativas de lo más variopintas. Además, muchos de ellos, conjugan a la vez la fotografía, la pintura, la instalación, la escultura, empleando para ello las nuevas tecnologías. La incorporación de éstas quizás se halla realizado de una manera brusca, al igual que ha ocurrido en otros momentos históricos y es posible que todavía no hayamos tenido el tiempo suficiente para asumir los cambios estéticos y las transformaciones a las que nos conducen por lo que a veces, ciertas obras nos producen sino miedo, ciertas tensiones con nuestros hábitos y expectativas. La mayoría de los artistas jóvenes, a diferencia de anteriores generaciones más autodidactas pasan o han pasado por la Universidad, concretamente la de la UPV, Facultad de Bellas Artes en Lejona, licenciándose en diversas especialidades y accediendo posteriormente a cursos y masteres en centros especializados tanto nacionales como internacionales. Nunca se había logrado tanta formación y especialización. Hasta ahora tampoco nunca se había dado tampoco la gran incorporación de mujeres a la práctica artística que ha venido a replantear una serie de discursos temáticos en torno a la búsqueda de la identidad, de ahí que muchas de ellas planteen el cuerpo como un leit-motiv predominante, que les lleva a hablar de sexo, de crítica, de memoria. Esto también se ha producido en la literatura, en un tipo de literatura de gran calidad, realizada por mujeres como es el caso de Paula Izquierdo25. Citando a novelistas de nuestro entorno, podríamos señalar a Luisa Etxenike26 y a Lourdes Oñederra”27. ——————————— 25. Laura Izquierdo. El hueco de tu cuerpo. Barcelona, edit. Anagrama, 1999. Precisamente la protagonista de la novela es fotógrafa y debe hurgarse en su interior para buscarse a sí misma a la vez que establece diversos planteamientos y discursos sobre la fotografía que se inscriben dentro de este contexto del cuerpo que hemos señalado. La protagonista, Aurora, se va autofotografiando, y a la vez buscándose a través de esas distintas partes de su cuerpo que fotografía. 26. Luisa Etxenike. Efectos secundarios. Vitoria, ediciones Bassarai, 1996. Un relato introspectivo sobre las desavenencias, debilidades y flaquezas dentro de un triángulo amoroso que ocasionan efectos secundarios por recobrar el deseo y la sensualidad. 27. Lourdes Oñederra. Y la serpiente dijo a la mujer. Vitoria, ediciones Bassarai, 2000. También esta protagonista entre treinta y cuarenta años repasa su interior entre dudas, melancolía y cierta desilusión sobre el amor, la amistad, los recuerdos que se abren, una y otra vez. 58 Al igual que estas escritoras las artistas bucean en la historia de la memoria, a flor de piel, en el interior del cuerpo y del alma. A través de las diferentes obras, de gran diversidad asistimos a través de las imágenes y de diversidad de metáforas a contemplar desde la fragilidad, la desorientación de la mujer, a otros derroteros más sutiles, en los que afloran ya no sentimientos y emociones ligados a lo puramente físico sino más reivindicativos de haber llegado a una emancipación de madurez y de libertad, alejada de planteamientos más propios de los discursos feministas de los años 70. 3. ALGUNOS COMPARTIMENTOS Y POSIBILIDADES TEMÁTICAS ACTUALES DE LA FOTOGRAFÍA La fotografía alberga múltiples cámaras, sus compartimentos e interioridades son muchos y también lo son las posibilidades temáticas que desarrolla. Está claro que su capacidad para documentar, informar y representar no tienen duda alguna pero es también cierto que muchos artistas la utilizan para buscar y entresacar otros matices, lo que podríamos denominar cuestiones sutiles como la fragilidad, lo sugerente, lo intangible. Por eso, muchas de las imágenes de los fotógrafos actuales son mentales, imaginadas. Así, el artista Thomas Ruff apunta muy certeramente sobre su obra “soy curioso, tengo la idea de una imagen pero no la encuentro porque todavía no existe. Tengo entonces que hacerla yo mismo”. Se introduce una estrategia. En el apartado de posibilidades temáticas de la fotografía se ha pretendido dar una panorámica actual de la presencia de la Fotografía a través de algunos de los diferentes bloques temáticos que no son, ni mucho menos los únicos aunque marquen pautas determinantes en el discurso estético fotográfico actual: la etnografía como recuerdo y nostalgia, paisajes y ruinas, paisaje urbano e industrial, la crítica, el entorno privado, los afectos, cuerpos y memorias, el retrato, la revisión histórica, el objeto y las cosas, fotorreportajes y denuncia social, como pintura, Viajes y Memoria, Arte y publicidad etc... Posteriormente se han seleccionado seis tipos de artistas, a los que se presenta de forma más detallada su trayectoria artística representando maneras diversas de utilizar la fotografía, eligiendo a Iñigo Royo como exponente de la estrategia, a Darío Villalba como la Fotografía versus pintura, a Darío Urzay o la pintura, a Gorka Salmerón como fotógrafo autodidacta, a Bernad Clemente o el compromiso, a Nicolás López o la diversidad. El cuerpo o la búsqueda hacia el interior El cuerpo o la búsqueda hacia el interior va a ser un tema clave sobre todo desde la década de los 80. Contando con antecedentes como Hans Bellmer (1902-1975) o Pierre Moulinier (1900- Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... 1976) son numerosos los artistas como sobre todo Robert Mapplethorpe (1946-1989), Jacques A.Boiffard, Raoul Ubac, Joel P Witkin, Cindy Sherman, Andrés Serrano que van a tratar explícitamente sobre el tema del sexo, del cuerpo, de la identidad, la alteridad o la duplicidad de una forma más innovadora. Cindy Sherman es la artista que va a influenciar a las generaciones posteriores retratando falsos autorretratos utilizando arquetipos cinematográficos, aludiendo sus imágenes a otras imágenes28 y realizando una importante denuncia social de muchos estereotipos de mujeres. La obra de Susy Gómez (Mallorca, 1964), en su larga serie de mujeres, provenientes muchas de los estereotipos de la moda, la de Eulália Valldosera (Villafranca del Penedés, 1963) girando en torno a la idea del cuerpo, de la reconstrucción de la memoria, sobre el cuerpo como portador de historias, las escultoras Concha García (Santander, 1960), Mayte Vieta (Blanes, 1971), Marina Núñez (Palencia, 1966) o las barbies barrocas de Carmela García (Lanzarote, 1964) que, colocadas en contextos domésticos son sometidas a todo tipo de torturas29 se inscriben en este mismo apartado junto a las artistas que trabajan estos mismos temas en el País Vasco y que citaremos a continuación como Ana Laura Alaéz, Ana Busto, Chelo Matesanz o Pilar Soberón que vienen reseñadas en el interior de este trabajo junto a la reciente obra audiovisua como por ejemplol “Miradas” de María Iñigo (Pamplona, 1966) o la obra Lolita wishes again” de la escultora Itziar Bilbao (Bilbao, 1066) que reúnen también esa constante búsqueda de lo interior a través del cuerpo. Ana Laura Alaez (Bilbao, 1964). Uno de los grandes valores del arte en el ámbito estatal e internacional, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de la UPV en la especialidad de escultura expuso en la Sala Rekalde de Bilbao en abril de 1996 la instalación Krystall y Attyla compuesta por doce imágenes fotográficas, realizadas en Nueva York en 1995, de gran tamaño, 1,80 x 1,30. Imágenes provocativas, que reflejan el mundo de la artista, descarado, abierto, transgresor, urbano sobre el que la propia artista afirma “empleo el formato fotografía pero para mí son esculturas. Creo que es un nuevo concepto de instalación escultórica”. También se puede añadir que estas imágenes forman parte también de una instalación perteneciente al body art. Se trata en definitiva de fotografías preparadas con todo tipo de objetos y cachivaches, que tienen como referencia al mundo de la moda y de la publicidad. ——————————— 28. Joan Fontcuberta. El beso de Judas. Fotografía y verdad. Barcelona, editorial Gustavo Gili, 1997. “Para Sherman somos aquello que los media determinan, somos un producto cultural, somos lenguaje”. 29. Una de sus imágenes más conocidas es la de la Barbie entre los fogones de la cocina. Elena Asins (Madrid, 1940) se le conoce por su trabajo escultórico para el que siempre ha utilizado el ordenador y el número. Pero, al igual que otros artistas también ha realizado sugerentes incursiones con la fotografía, a modo de diario íntimo, precisamente lo que le rodea en Azpirotz: el fondo insistente de las Mailoak, su casa y estudio, su gato y sucesivos autorretratos. La propia artista reconoce que en su obra está presente la influencia de Wittgenstein, sobre todo a través de su libro de Aforismos y el libro I Ching. Bene Bergado (Salamanca, 1963). Es licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco con la especialización de Artes gráficas, siendo profesora de esta facultad en la década de 1987 a 1997. En 1998 creó Tina, el primer prototipo de muñeca, un ser híbrido “surgido según la propia autora del deseo íntimo de construir su propia muñeca. Un juguete deseado y frustrado de mi infancia”. En su fotografía “Jugando con las siamesas Teresa y Vanessa, Joanna y Mireia, Adela la nadadora y Laura y Roxanne” presentada en el Gure Artea 2000 la artista afirma que “son un juego abierto, un espacio reflexivo sobre cómo representar las posibilidades de lo real”. Pilar Soberón García (Donostia, 1971). Licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en la especialidad de escultura y de audiovisuales, es el prototipo también de artista joven que desde su licenciatura ha realizado un sinfín de talleres, muchos de ellos realizados en Arteleku, cursos dirigidos por Eva Lootz, Pep Durán, Bados, Barriuso, Cursos de performance, de fotoshop, de escultura, de representación etc. Posee un curriculum completo y rico en formación, exponiendo individualmente desde 1992. Obtiene en 1994 una beca de Creación concedida por la Diputación Foral de Gipuzkoa, en 1995 logra el primer premio de Artes Plásticas del XXXVI Certamen de Artistas Noveles de Gipuzkoa. Como la autora misma afirma nuevas estrategias frente a nuevas situaciones buscando precisamente la creación de lo que ella misma llama sorpresas eficaces. Son muy interesantes sus fotografías, montajes y esculturas. Destacamos de 1997 “Coge y acoge” y “Sin título” (Seleccionadas para el IV Certamen Unicaja de Artes Plásticas de Málaga), realizadas fotografiando unas piezas de parafina de color que caben en el hueco de la mano abierta. Otra serie interesante es la colección de 12 fotografías en color de 20 x 15 cm tituladas “Natura-Cuerpo”, realizadas en 1995 y también están realizadas con parafina de color, con las que juega a colocarlas e instalarlas en la naturaleza, en un ambiente tropical, muy colorista creando unas realidades nuevas, que no son lo que parecen ser. Las camufla también en el cuerpo, brotan de él, como el sexo, como un feto.... Están realizadas en la escala de lo pequeño, en referencia al cuerpo humano siendo así más íntimo. Hay unas referencias claras con otros autores en cuanto al tema 59 Aranzasti, Mª José del cuerpo y se observan analogías que vienen a subrayar la importancia del tema del cuerpo. Observamos algunas coincidencias en las imágenes del fotógrafo Antonio Pérez (Madrid, 1970). Busto, Ana (Yurre, Bizkaia). Fotografías de boxeo y boxeo in situ en la Sala de Rekalde de Bilbao en abril de 2000.Ya en 1994 sus imágenes expuestas en esta misma sala se centraban y reflexionaban sobre el deseo, sobre todo sobre el deseo sexual, incluso a veces entre la frontera del placer y del dolor: Eros y Tanatos. Basándose en el protagonismo femenino está la obra de Hélène Hourmat (Bayona, 1950). Es licenciada en Historia del Arte y de técnicas de comunicación por la Universidad de Burdeos. Ha expuesto sus imágenes fotográficas junto con otros artistas vascos en la exposición realizada por el Museo de San Telmo en 1995, titulada “31 artistas en tres museos”. Sus fotografías se basan en torno a imágenes tomadas en Marruecos, Francia y España, las cuales poseen un marcado carácter narrativo, personal por lo que se remonta al estudio de su familia, al estudio de las tradiciones y de los diversos modos de vida. Itziar Okariz(San Sebastián, 1965). Ha trabajado también el tema del cuerpo con imágenes de vídeo y fotografía, imágenes repetitivas, algo asfixiantes. Chelo Matesanz (Reinosa, 1964), licenciada en Bellas Artes en la especialidad de Audiovisuales y pintura, se ha adentrado en el ámbito fotográfico retratando imágenes de ambigüedad sobre el tema del cuerpo. María Seco (Bilbao). Se ha centrado en la fotografía de su propio cuerpo, autorretratos que pueden ser como radiografías del alma tal como ella las define. “Fui descubriendo el cuerpo como medio de expresión artística y elegí la fotografía por su versatilidad”. Exposiciones en la galería Trayecto, Vanguardia y en las salas de la BBK. También utiliza su propio cuerpo para retratarse una y otra vez Sonia Rueda con unos autorretratos complejos. El dúo singular compuesto por Pilar Albajar y Antonio Altarriba también se ha centrado en series de imágenes del cuerpo humano. Componen un dúo singular, la primera se dedica a la realización de la fotografía marcando unas pautas estéticas y el segundo crea los temas de las series y los elementos que intervienen en la misma. Crean fotografías narrativas con claras incursiones al mundo pictórico y literario. Desde el año 1996 es en el festival Fotográfico de Houston cuando presenta Pilar Albajar una serie de imágenes del cuerpo humano, “imágenes imposibles que resulten creíbles” según expresa la propia artista cuando comienza a realizar fotomontajes con ordenador manteniendo el estilo del dúo pero ya introducido en las nuevas tecnologías. “Hasta ahora dice, trabajaba de forma manual, hacía los fotomontajes 60 basándose en tijeras y pegamento. El ordenador perfecciona esta labor y hace que una imagen irreal tenga el efecto de una imagen real”. Por contrapartida no hay copias, todas las imágenes son originales, son obras únicas. La serie que presentaron anteriormente fue la “La muerte del padre” de 1995, después la muestra “La cámara oculta” 30 en ambas, la figura humana se ve envuelta en diferentes conflictos o situaciones y, después de la muestra Los pecados del hombre, que hablan de errores, conflictos morales y de pecados presentan la última serie conjunta “Sexo, pecados y miedo. Son precisamente ellos mismos los que explican cómo presentan temas propios de nuestra cultura, que atañen a nuestra sensibilidad de una manera profunda e intentan explorarlos con el objetivo de reconsiderarlos. “Para ello, ponemos en funcionamiento ciertas dinámicas de relación entre los diversos elementos de la figuración, establecemos asociaciones, combinamos o inventamos objetos y cuerpos con el fin de crear fotografías donde las claves simbólicas o metafóricas sustituyen los tradicionales valores documentales. Se trata pues de un trabajo que no exige la identificación sino la interpretación”31. Ione Saizar (Zarautz, 1965) con estudios fotográficos realizados en Londres (1997-2000) realiza un interesante trabajo de investigación con “La pìel capaz”, (2000) serie de grupos de desnudos, que combinando ambigüedad, diferentes posiciones y formas plásticas logran unos claros efectos pictóricos de resultados mórbidos. Javier Pérez (Bilbao, 1968), junto con Ana Laura Alaéz ha representado a España en la Bienal de Venecia de 2001. Licenciado en Bellas Artes por la UPV, polifacético, lo mismo realiza video proyecciones como Nocturno y Levitas como video instalaciones como Reflejos de un viaje que performances, escenografías, dibujos, pinturas y esculturas de todo tipo de materiales: resinas, cristal, hierro. Su obra general está marcada por el interés sobre el cuerpo y la identidad en todas sus facetas y de un modo quizás obsesivo como el caso de las máscaras que conducen a otras máscaras en las cuales la relación objeto-sujeto se vuelve confusa y a veces se invierten los términos; el portador de la máscara se convierte en objeto y la propia máscara en sujeto. Javier Pérez se adentra con recursos y medios diferentes en un estudio continuo sobre el enmascaramiento del comportamiento humano para lo que muestra las múltiples transformaciones a los que sometemos al cuerpo: tatuajes, peinados, depilaciones, cirugías estéticas, maquillajes que como el mismo artista afirma ——————————— 30. Exposición realizada en ATHA (Archivo del Territorio Histórico de Alava) en Vitoria en noviembre y diciembre de 1997 31 Pilar Albajar/Antonio Altarriba en Sexo, pecados y miedo. Elgoibar, Ongarri Kultur Elkartea, 2001. Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... “creo que mis máscaras no nacen con la intención de ocultar sino de desvelar. Pienso que al construir nuevas máscaras lo que intento es desvelar el ser más íntimo, el más primitivo, el menos enmascarado”32. Txomin Badiola (Bilbao, 1957). Es uno de los artistas vascos más completos de las últimas décadas. Ha residido en Londres de 1988 a 1989 y de 1990 a 1998 en Nueva York. En la actualidad trabaja en Bilbao. Sus montajes, instalaciones y fotografías se expusieron en el Koldo Mitxelena en 1997, comprobando que al autor, escultor nacido bajo los principios estéticos de Oteiza le interesa más en este momento creativo más el cine, el vídeo y la fotografía y que también se encuentra cómodo en la experimentación de renovadas propuestas. El proyecto de la exposición Bedsong y visitantes33 es un vasto campo de experimentación en el que presenta un conjunto de 9 fotografías de gran formato en las que se muestran a diferentes personajes cuya identidad está velada, rodeados de objetos, cosas, frases, colores, en una gran indefinición general en la que se pone de manifiesto las apariencias, el poder de los medios de comunicación que permiten al espectador configurar nuevas formas de lectura, en las que se manifiesta una constante melancolía. Bucear en la historia de la memoria, reflexionar sobre la identidad personal lo hace también el artista multidisciplinar Imanol Marrodán (Bilbao, 1964) en su serie Los Mundos Invisibles (Procesos fotográficos) con fotografías con títulos tan explícitos como Des-armando mi cuerpo para buscar en el hueco de mi alma (1996) o Algo sobre la Memoria (1996). Pero quizás el trabajo más inquietante de esta serie sea la del “Pasajero” en la que el artista fotografía a 1500 personas desconocidas para él, realizando con estas imágenes una película de tres minutos de duración que primero proyecta para posteriormente volver a fotografiar. El resultado es una sola foto que se sobreimpresiona con todas las demás imágenes. Esa foto, una nueva imagen, no es borrosa, es un nuevo rostro. El propio Imanol Marrodán detalla al respecto: “Me imagino un foto que aglutinase a todas las personas del mundo en un solo fotograma. Ese sería el rostro de la Humanidad entera. ¿Qué rostro sería? Tendría la identidad total del Ser”34. interesado por la figura de la mujer. Presentó su primera exposición en la Sala Rekalde de Bilbao tras obtener el premio Gure Artea 1996, Rotadores en la que una serie de fotografías de gran tamaño en torno a la figura de una mujer en movimiento que gira sobre sí misma. Su obra está llena de misterio, de ilusión y las relaciones entre escultura y fotografía, junto a una interesante investigación de la forma son evidentes. Joxean Olazagoitia (Vitoria, 1961) viene a sorprendernos con su serie La piel in Memoriam, películas instantáneas sobre cartulina de efectos líricos a la vez que tremendos, con marcados acentos íntimos. De esta obra Josu Bilbao Fullaondo recogía la siguiente consideración ”abre una reflexión sobre el ser y la nada, los límites de la realidad. Se plasman en tenebroso naturalismo, una figuración transmutada donde los cuerpos son recurso simbólico de un pasado vivido con intensidad”35. También las imágenes ambiguas en cibachrome de Miguel Angel Gaüeca (Gatica, 1967) entrarían en este apartado o con otro sentido las de Carlos Domínguez que se pregunta sobre la identidad en la serie de autorretratos que realiza en los que aparecen objetos de su entorno y su familia y con otro sentido también las cuatro fotografías Gure izatearen sustraiak, en las que intentaba mostrar hasta qué punto Euskadi mantenía su propia identidad. Eduardo Sourrouille (Basauri,1970), licenciado en Bellas Artes por la UPV en audiovisuales presenta en su obra una constante teatralidad, con el empleo de originales tocados o ropajes imposibles como en las fotografías Sala de espera II y III (1999) o la del Collar de bolas para la vuelta de perlas (1997), o la secuencia de las cuatro fotografías A cuatro patas (si dices algo ahora te creeré) o la de objetos escultóricos como en Coffee or tea? La presencia del otro se manifiesta a través de la creación de un personaje bicéfalo sin rostro y sin identidad. Otra constante es que siempre el propio Sourrouille es el sujeto fotografiado, en todas sus series. La etnografía como recuerdo y nostalgia 32. En el catálogo Máscaras. (Gure Artea, 1988). Vitoria, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 1999. Las referencias a la tierra, a las costumbres y actividades de la gente ha tenido aquí en el País Vasco y en todas partes una gran acogida como temática. Pero el recuerdo y la nostalgia no tienen por qué equipararse con la épocas pasadas como en las que sobresalieron José Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1886-1980) en el denominado pictorialismo español y una de las pioneras de la 33. Esta exposición tuvo lugar en el mes de marzo y junio en la Sala Gallera de Valencia (Generalitat Valenciana). ——————————— 34. Recogido por Miguel Cereceda en el catálogo Los Mundos invisibles. ATHA, Diputación Foral de Alava, VitoriaGasteiz, 1998. 35. Del texto Miradas hacia dentro del catálogo de la exposición La piel (in memoriam). Vitoria, ATHA, Diputación Foral de Alava, 2000. El artista Alberto Peral (Santurtzi, 1963), licenciado en la especialidad de escultura por la Universidad de Bellas Artes de la UPV también se ha ——————————— 61 Aranzasti, Mª José fotografía en este país, Eulalia Abaitua (Bilbao, 1853-1943). Dentro de un pictorialismo singular y también en este apartado hay que incluir a Sigfrido Koch, (1936-1992). Expuso en el mes de diciembre de 1993 en Museo de San Telmo “La nostalgia acumulada” dividida la exposición en varios apartados: Mar abierta en la que se presentaban una serie de fotografías de temas marineros, una de sus facetas creativas más conocidas, Tierra añorada con una visión peculiar sobre lo rural, La ciudad: San Sebastián recogiendo los lugares elegidos por el artista, y Retratos, un importante documento en el que desfilan artistas y personalidades del mundo de la cultura vasca: Chillida, Oteiza, Ibarrola, Gabriel Celaya, J. de Barandiaran, Julio Caro Baroja... Fotopintura: Naturaleza y Artificio en donde el artista experimenta con otros elementos ya no puramente fotográficos sino pictóricos. Sus fotografías publicadas en una serie de libros han sido acompañadas de textos de diversos escritores: Felipe Juaristi, Caro Baroja, Celaya, Barandiaran, Oteiza, Juan San Martín et. Destacamos sus libros de fotografías, Euskalherria, neure ametsa de 1977, Museo de San Telmo de 1977, Itxaskaria de 1979, Misterio de Vizcaya de 1982, Txakolina de 1985, Gure Sagardoa de 1985, Gaviota de 1988, San Sebastián: ciudad abierta de 1989, Cien años de Rioja Alta de 1990. En estas muestras se dejaba patente la mirada poética del artista, su peculiar visión de retratar a su País. De él escribió Alberto Schommer lo siguiente: “Sus imágenes son el tiempo real y el tiempo de la historia irrepetible. Sus imágenes bellísimas quieren recobrar el lirismo unas veces y en otras rescatar la fuerza de la acción del hombre. La realidad también es abstracción, transformación y Sigfrido Koch investigó en esa línea”36. Sigfrido Koch concebía la fotografía desde una perspectiva pictórica. Para Esparza, las imágenes de Koch evocan un referente próximo: David Hamilton artista arraigado en el romanticismo cuya obra evoca a la de David Hamilton. Ramón Esparza, con motivo del fallecimiento del artista señala que su trayectoria “aborda luces, texturas, estructuras, formas de vida y costumbres desde la perspectiva del velo romántico proporcionado por el flou y el grano, en un intento de mitologizar fotográficamente un cierto modo de entender lo vasco”37. Marcando escuela, dejando muchas huellas en otras temáticas está Antton Elizegi (Lasarte, 1938) que en este apartado etnográfico realiza una serie de espantapájaros en Alkiza en 1970 junto al artista Juan Luis Goenaga a quien le introduce en la práctica fotográfica. En 1976 editado por Caja ——————————— 36. Diario Vasco del 10 de diciembre de 1993. 37. En el diario el Mundo del 29 de abril de 1992. 62 Laboral Popular su libro “Sustraietan” causa un verdadero impacto. En 1980 realiza la serie fotográfica del friso de los Apóstoles en Arantzazu de Jorge Oteiza, la serie sobre el románico navarro, la procesión de Viernes santo de Amezketa. En 1985 realiza la maqueta de su libro inédito “Harriz harri”, en 1987 el diseño gráfico y fotografía del libro Arantzazu, en 1989 serie de tallas de la ermita La Antigua de Zumarraga y la serie Negutegia, plásticos del invernadero del caserío Larrekoetxe (Lasarte). En 1990 realiza la serie “Perratokia” del caserío Pepe-enea de Lasarte, la de la ermita de Santa Catalina de Bergara, la de estelas de Etxalar. En 1993 en el libro Arantzazu: tradición y vanguardia, editado por la Diputación Foral de Gipuzkoa se publican sus fotografías. Además de esta pequeña selección Antton Elicegi tiene series fotográficas sobre artistas vascos: sobre Zumeta y la elaboración del mural de cerámica en Usurbil (1974), sobre Goenaga, Reinaldo, Koldo Alberdi, Oteiza, Xalbador, Kortadi y Mendizabal (1975), de Koldo Azpiazu y Xabier Egaña (1979), de Jon Arriola, Ricardo Ugarte, Eduardo Chillida (1980), de Alejandro Tapia (1984), de Bernardo Atxaga (1991), de Koldobika Jauregi (1992), retratos de Jorge Oteiza (1993) etc. El libro Sustraietan (1975) intenta acercarse al conocimiento de nuestras raíces históricas, de nuestro entorno colectivo, de nuestro pasado de una manera visual aunque en la portada de presentación del libro Mikel Lasa exprese “que por su unidad temática es un texto más para ser leído que para ser mirado”. Un mundo que da la sensación que está a punto de desaparecer: la transformación del caserío, de los útiles de trabajo, las figuras de los antepasados, la constante presencia de las hoy casi desaparecidas metas de hierba...en la que se va repitiendo en muchas ocasiones la imagen arquetipo de la raíz. En cuanto a la composición está realizado con la utilización de una poderosa fotografía en blanco y negro, con contraste de tonos, gran presencia de elementos y estructuras constructivas, fuerte simbolismo y dramatismo que convergen en una reiterada llamada a la libertad. Ha realizado diversas series sobre fotografía etnográfica que el propio autor define como poética retrospectiva, sobre elementos arquitectónicos y paisajísticos de diferentes localidades vascas. En 1975 realiza en el entorno de Usurbil una serie de trabajos en torno a distintos apartados. Caseríos del entorno, edificios históricos de la localidad, paisajes pintorescos, historia del mural de cerámica de Zumeta, fotografías sobre el retablo de la parroquia aprovechando la restauración de la misma y la serie sobre tres artistas de la localidad, dos pintores: Zumeta y Tapia y un poeta, Joxean Arze. La Semana Santa de Amezketa (1980-81). comprende una serie de 36 fotografías de 20 x 30 cm y tienen un marcado carácter narrativo, realizadas el viernes santo tanto en la iglesia parroquial de Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... esta localidad como en los alrededores del pueblo. Constituyen ante todo un importante documento histórico, antropológico e incluso folklórico tras la casi total desaparición de este tipo de manifestaciones en el País Vasco. “ Cumplido el ritual, relata el propio Antón Elicegi, y cuando creía concluido el acto del oficio del rito del viernes Santo observé sorprendido que tomaban en andas las imágenes clásicas de la celebración y se iniciaba una procesión que enfilaba la salida. Rápidamente, conteniendo una súbita emoción, alcancé el pórtico, descendí la escalinata y me situé en un punto estratégico y discreto, dispuesto a observarlo todo sin que mi presencia perturbara aquella manifestación popular honda y recia, silenciosa y bella...” El libro “Harriz-harri” (1985) todavía inédito está formado por fotografías en blanco y negro tomadas en directo del arte románico y en este caso navarro. Utilizando el poder intrínseco de la fuerza, plástica, simbolismo, trascendencia, belleza etc., del arte románico el autor se adentra en presentar de una manera singular la historia pasada y presente del País Vasco. El propio Antton define así su subjetiva interpretación: “Me era necesario un elemento potenciador, un motor dinamizador, un detonante emocional que formara con melodía y timbre, una sinfonía mahleriana potente y bella, tensa y contenida. Ese elemento potenciador surgió... y es en el desarrollo de la obra en Harriz-harri que se desarrolla a historia pasada y presente de nuestro pueblo euskaldun”. El artista Juan Luis Goenaga (Donostia, 1950), afincado desde hace décadas en Alkiza, junto al Ernio desarrolló a partir de 1970 un extenso trabajo fotográfico, abandonado por entero poco tiempo después para dedicarse de lleno a la pintura. Los trabajos fotográficos coincidieron también con una serie de películas en super 8 y fueron expuestas ese mismo año en la Casa de Cultura de Antxieta y una selección de su trabajo en el Photomuseum de Zarautz en el año 1998. Pero mucha de su obra fotografía hoy todavía sigue siendo inédita para el espectador. Su mayor aporte y valoración es que concibe el paisaje de un modo íntimo con plena integración personal en la naturaleza y que aún con fechas un poco posteriores retoma las intervenciones llevadas a cabo dentro del marco del land art europeo, más que del americano con referencias claras de obras del artista británico Richard Long (Bristol, 1945) sobre todo en sus famosas A line made by walking (una línea hecha caminando) o Stones in the Pyrénées (Piedras en los Pirineos). Así podemos contemplar su serie de interiores con las “Txotxas”, rutas, calzadas romanas, trampas, intervenciones en el paisaje, serie de las espigas... La serie de las lianas y cuerdas y la de los cucuruchos le sirven de pauta para trasladarlas a la pintura. De experimentaciones, además de la citada serie de espigas se encontraría las realizadas con papel vegetal colocado encima del cristal. Podemos encontrar también otras coincidencias artísticas con la artista de origen italiano Gina Pane38 nacida en Biarritz y fallecida en 1990 en París sobre todo con la serie “Pierres déplacées” de 1968, “Continuation d´un chemin de bois” de 1970 y “Terre protegée” de 1968. Otras experimentaciones de este artista en este ámbito artístico se encuentran las realizaciones de obras fotográficas con papel vegetal colocado encima del cristal. Eduardo Arrillaga (Elgoibar, 1966) realiza sus obras presentando imágenes cotidianas de la vida de los caseríos en los que la luz, muy especial es determinante y parece realizar las formas, los contornos, las sombras como en la serie titulada “Herri baten argia”. Tal como afirma para el catálogo de este artista el escritor Anjel Lertxundi “Seguir las huellas de los propios pasos, vivir en la memoria como único modo de generar también memoria. La memoria, una forma de supervivencia, un modo de vivir en otra parte. El silencio de un mundo hecho memoria”39. Por su parte, Jacques Pavlovsky40, (San Juan de Luz, 1934), conocido por su labor de fotógrafo de prensa, sobre todo por sus reportajes sobre la guerra del Golfo, El Salvador, Irak etc.. realiza la serie “Pottoka Euskal Herriko zaldi ttikia”y una serie de imágenes sobre la danza “Aurresku”, teniendo como modelo al dantzari Kepa Agirre, expuestas en 1996 en el Photomuseum. Fotografías de gran formato en blanco y negro donde las líneas puras vienen dadas por el dantzari en blanco frente al negro del fondo. Con interesante trayectoria se encuentra José Ignacio Lobo (Tolosa 1967) y destacamos entre sus trabajos la serie de lugares dónde supuestamente se ha aparecido la Virgen, la serie de deporte rural vasco, la de muga en el horizonte o la del carnaval vasco. Xabi Otero (Pamplona, 1952) se ha distinguido desde su primera exposición en 1973 por sus diversos recorridos por el patrimonio humano e histórico del país. Es uno de los fotógrafos al que se le reconoce por la peculiaridad de la intensidad y el tratamiento del color y desde hace tiempo viene realizando una gran trayectoria en el mundo editorial, estando la mayoría de su obra reflejada en diversas publicaciones a modo de reportajes por lo que ha obtenido numerosos premios41. ——————————— 38. Ver Gina Pane Opera 1968-1990. Edizione Charta, Commune di Reggia Emilia, 1998 39. Eduardo Arrillaga. Herri baten argia. Edición Focal, A.C, Barcelona, 1998. 40. Este artista se ha implicado en el proyecto Oroitzapena con el objetivo de recuperar el patrimonio fotográfico de Iparralde para constituir un banco de imágenes. 41. Nueve de ellos editados por el propio autor o editorial Txoria Errekan. Entre ellos destacamos algunos: La Montaña Mágica (1996), Euskal Herria esentziak (1997, Habitat. Euskalherria (2000), Basque(2001) además de La Gipuzkoa ignorada, Labrador: la ruta de los balleneros, Saharauis, Martiartu, Un bosque sumergido... 63 Aranzasti, Mª José En este apartado podríamos citar también a Javier Carballo (Tenerife, 1942) especializado en la diversidad del folklore del País Vasco, al fotógrafo etnógrafo Alfredo Feliú (San Sebastián) que a través “De la Epifanía a la Trinidad”, las imágenes recogen diferentes aspectos de los carnavales, procesiones y representaciones de semana santa en diferentes pueblos vascos. Asistimos a imágenes de las fiestas como reflejo de los avatares históricos de los pueblos, ideologías y costumbres… Así surgió Gure Herria: tradiciones y costumbres del País Vasco. Para este fotógrafo la fiesta tradicional es la mayor efusión colectiva de un pueblo y representa el tiempo sagrado en contraposición a lo profano, a lo cotidiano. También citaremos a Kepa Etxandi (Baiona, 1951), interesado por la vida cotidiana de Iparralde a través de las costumbres, lla tradición, los paisajes, la arquitectura etc... En Navarra, Pío Gerendiain (Pamplona, 1946) se ha dedicado desde 1963 a la etnografía, paisaje y folklore navarros. Paisajes y ruinas La intervención del hombre en la naturaleza ocasiona efectos devastadores, a la vez que también evocan efectos y sentimientos románticos como las fotografías del artista de Ortuella, Patxi Cobo (Ortuella, 1953); una vuelta al origen de las cosas, a lugares familiares y por ello, su autor redescubre el paisaje de la Arboleda: precisamente el de sus ruinas. El tiempo y la acción humana lo devastan todo, la naturaleza vuelve al orden, el artista la reinterpreta. “Cobo rehuye de la anécdota del hombre, apunta Miguel Zugaza42, la confunde como un elemento más integrado en el paisaje. En todo caso le atraen las ruinas por rememorar el punto de partida, el estadio previo a su propia historia, de su experiencia del paisaje. El eco sordo de la muerte, del final del viaje, le hace volver al origen”. Carlos Cánovas (Hellín, 1951) Es uno de los artistas clave en Navarra. Reside en Pamplona desde ese año. Su pasión por la fotografía comienza en 1973 y no sólo la desarrolla de una manera práctica sino además de una importante trayectoria creativa desarrolla una importante labor de investigación histórica a través de diversos libros publicados, además de la crítica, imparte cursos de esta especialidad, también sobre historia de la fotografía. Ha realizado un gran número de exposiciones tanto en Europa como en EEUU, Rusia y Latinoamérica. De su serie Paisaje anónimo expuesta en el Photomuseum en 1994 el propio artista apuntaba certeramente lo siguiente: “Se verifica, con el paso del tiempo, que las fotografías que se realizan son la consecuencia inevitable de otras fotografías realizadas con anterioridad... Sólo la renuncia a la fuga ——————————— 42. Patxi Cobo. Fotografías. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 1990. (La exp. Tuvo lugar los meses de nov. y dic. de 1990 en el Museo de Bellas Artes de Bilbao) 64 representa algo parecido a la calma. Y, sin embargo, es la sensación más equívoca y peligrosa: se percibe entonces, con horror, que la propia obra está a punto de convertirse en una repetición continua, en una reiteración absurda”. Podríamos insertar aquí la obra sobre el mar “Itsasoa” de Alberto Schommer, no como resalte paisajístico sino porque alberga unos fuertes componentes etnográficos y de nostalgia. Presenta y pasado se entremezclan en unas composiciones realizadas con gran respeto, sin trucos. Imágenes que nos subrayan la mística interior de las propias imágenes, de ese mar que nunca es el mismo, que siempre es diferente como bien expresaba Paul Valéry en “Le cimetière marin”. José Ronco (Ragama, Salamanca-, 1959). Instalado desde 1961 en Eibar le interesa fundamentalmente la naturaleza, el retrato y autorretrato. Su aprendizaje es autodidacta aunque realiza cursos y talleres especializados. La naturaleza está captada de una forma espontánea sin alterarla y si en un principio manejaba el color enseguida vuelve al blanco y negro. Sus fotografías resultan bodegones, en el sentido de naturaleza muerta pero aunque estén repletas de evocaciones, de imágenes, de árboles, rocas y animales están tal cual, al natural. Sus paisajes resultan agradables, equilibrados, líricos. De Tierra Mágica, exposición realizada en Bilbao y en Logroño, Ana Aizpiri precisaba que “en la elección de los motivos aparentemente más planos, más anodinos del entorno natural de Eibar, y en la conversión de esos motivos, incluso feos en nuestro inconsciente colectivo, como los pinos insignis y sus desordenados depósitos de filamentosas hojas, José Ronco ha encontrado el valor de la depuración del medio como método de búsqueda expresiva, alejado de visiones bucólicas tan tradicionales en nuestros paisajistas- y románticas.” Sus imágenes de raíces, enmarañamientos buscan el detalle, su mirada ha sido definida por Maya Agiriano de “alta definición” y los objetos se convierten en otros, en alguna imagen por acción del hielo, adoptando formas orgánicas. Todas sus composiciones son muy cuidadas en las tomas. Ya en el laboratorio el autor, que no manipula nada, resalta lo que quiere. Por medio de reursos técnicos de lavados y virados. Destacamos de esta serie de naturaleza algunas de ellas: Amanitas (1999), Espino de la Orbada (1999), Aia (1997), Karabieta (1997), Arraoz, Madarixa (1995), Zumaia, Embalse de Villarreal (1989)... En este apartado también se encuentra Javier Landeras (Bilbao, 1965), licenciado en Audiovisuales y doctor en historia del arte por la UPV que tras sus series Estructuras de apariencia sensitiva, Reencuentro, Noveno paseo, realiza la exposición Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... Ugasko, Berria, Landaide43 en la que reseña las huellas del hombre por su paso por la naturaleza y en algunas imágenes, más sosegadas, en las que combina las imágenes digitales con las analógicas introduce determinadas palabras en esos lugares que él define como “mentales”. Las palabras, muy escogidas, evocan placidez y serenidad, vinculándose de esta manera a muchos llamamientos y planteamientos de la publicidad en los medios de comunicación. Cabe reseñar que Javier Landeras ha realizado una importante labor en el terreno de investigación sobre evolución y desarrollo de la fotografía contemporánea de paisaje44. Martín Jaime (Santesteban, 1952) es también uno de los fotógrafos interesados por el paisaje, su dedicación a la naturaleza se concreta en la serie de las Bardenas al igual que Koldo Badillo (Orduña) y Joseba Ibarra (Bilboa, 1948) centrado en el paisaje como la serie La Arboleda de Bilbao. como colofón la construcción de la nueva Acería Compacta de Bizkaia. Para Pedro Zarrabeitia46 la Ría de Bilbao ha sido el taller de trabajo durante muchos años. Jesús Angel Miranda y Fidel Raso realizaron conjuntamente Ezkerraldea, un estudio a través de 120 imágenes sobre la Imagen Izquierda del Nervión, realizada durante el año 1992 y expuesta en octubre de 1993 en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico de Bilbao. Son las últimas huellas de identidad de una zona cargada de historia que originó un paisaje especial y que suponen en definitiva acercarse a cien años de cultura industrial. La ciudad es el tema que centra los trabajos de Julián Redondo (Bilbao, 1956) y Joseba Ibarra (Bilbao, 1947) en la exposición “Parte Zaharra, Casco Viejo”, organizada en 1987 por el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco al captar con sus imágenes sobre el Casco Viejo de la capital vizcaína aspectos desapercibidos por la mayoría de los paseantes, imágenes sorpresivas en las que antes no nos habíamos fijado. Arqueología, paisaje urbano y paisaje industrial Los trabajos del dúo artístico Bernd & Hille Bercher45 recogidos con el título las Naves industriales constituyó toda una contribución a la historia social del trabajo industrial. A mediados de los 80 este interés surge en el País Vasco a través de diferentes autores. Con la exposición “La ciudad envuelta” organizada en 1987 por el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco en Bilbao se presentaron la obra de dos conocidos artistas vizcaínos: Fidel Raso (Sestao, 1953) y Pedro Zarrabeitia (Bilbao, 1939) para plasmar el deterioro del paisaje urbano muestran a través de sus fotografías la profusión de redes de tendido eléctrico que invaden también las zonas rurales. Los protagonistas son los hilos y los cables. Estos dos fotógrafos vizcaínos se caracterizan por resaltar el deterioro del paisaje urbano con una clara preocupación del medio ambiente. Fidel Raso realiza en diciembre de 1995 en el Museo Histórico y Etnográfico de Bilbao la muestra Semillas de hierro, que plasma la desmantelación de los Altos Hornos de Bizkaia, tras presentar en una primera parte las zonas de la ría y Gert Voor in´t Voor es un fotógrafo holandés (1960), afincado en Vitoria-Gasteiz interesado en el tema urbano. En La ciudad latente47 presentaba imágenes de gran formato en blanco y negro y para ello el artista imagina situaciones urbanas que luego desarrolla en el laboratorio. Varios premios obtenidos, el III Anual Amárica en 1994 y en 1995 el primer premio de fotografía del Imagínate Euskadi. La ciudad es la referencia central a través de la cual crea imágenes reflexivas, enigmáticas con grandes contrastes de luz y poseen vida propia reflexionando sobre la soledad y el discurrir de la gran ciudad aunque ésta sea imaginada. Alberto Schommer (Vitoria, 1928). Presenta el libro Azul sobre San Sebastián el 13 de diciembre de 1993, editado por la Fundación Kutxa. Recoge 175 fotografías de la ciudad, desde unos ángulos originales que según el propio autor suponen una reflexión sobre la forma y el cuerpo de la ciudad. El libro La Vida (1995) es un reportaje de 150 fotografías sobre la Habana, en la que se mezclan movimiento y sensualidad y está dedicado al fotógrafo Walker Evans quien realizó el mismo proyecto en 1933. ——————————— 43. Exposición realizada en el Photomuseum del 7 de marzo al 2 de abril de 2000. 44. “Conceptos e Imágenes sobre el paisaje. Espacio, lugar y territorio en el discurso fotográfico entre 1962 y 1999” es la tesis leída en enero de 2000 en la UPV de la Facultad de BBAA de Lejona y en ella se representan las distintas corrientes de pensamiento respecto a la idea de paisaje, su imagen fotográfica y referencias e interpretaciones en la producción artística entre esas fechas. Un ensayo sobre la fotografía y el paisaje, un análisis este tipo de fotografía de creación que constantemente se renueva tanto por tratamientos conceptuales como técnicos. 45. Bernd&Hille Bercher. Naves industriales. Valencia, IVAM, 1995 En marzo de 1996 presenta el libro de fotografías Roma New York, una reflexión con fotografías de dos ciudades que cada una en su época representaron un imperio. El libro presenta fotografías e ambas ciudades en paralelo sin tener entre las imágenes relaciones entre sí. ——————————— 46. Es el primer fotógrafo vasco que expuso en el Museo de Bellas Artes de Bilbao en 1980. 47. Exposición realizada en ATHA de Vitoria en julio y agosto de 1997. 65 Aranzasti, Mª José En noviembre de 1996 edita la Kutxa el libro Verde, dedicado a la Gipuzkoa rural y urbana: campos verdes, paisajes, tradiciones, escenas costumbristas, 130 fotografías que revelan la visión de este fotógrafo de la provincia. Aitor Ortiz (Bilbao, 1971). Es técnico-especialista en imagen y sonido y desde su primera exposición individual en septiembre de 1994 en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico de Bilbao ha realizado importantes exposiciones todos los años por todo el país y participado en colectivas obteniendo numerosos premios. Esta primera exposición era La Ría del Nervión que, junto a la de Eulalia Abaitua La ría, imágenes de otro tiempo y la de Fidel Raso y José Antonio Miranda La Margen Izquierda forma todo un ciclo. A través de 67 imágenes en color se recorre el curso de la ría, desde su inicio hasta su desembocadura. Le interesaba a este fotógrafo la ría por ser la columna vertebral de Bilbao y es precisamente en el color donde el fotógrafo se apoya para crear una imagen más positiva que la habitual, ya que a su autor no le interesaba realzar los aspectos más duros de la zona, sino resaltar la belleza de la ría. Realiza una serie de obras muy interesantes sobre arquitecturas y ha sido seleccionado en Generación 2000 (Madrid) como uno de los jóvenes artistas prometedores. En el mes de diciembre de 1997 expone en el mismo Museo la exposición Caosmos compuesta por 100 fotografías que recogen en imágenes parte de la historia de Bizkaia en la que se mezclan tradiciones, sentimientos y actividades, algunas de ellas hoy desaparecidas y que quieren plasmar el Caos y el Cosmos de esta provincia. Fue también el artista elegido para realizar el seguimiento de la construcción del Museo Guggenheim. Antón Goiri junto con Begoña Zubero exponen en la Sala Rekalde en el mes de julio de 1993 “La ciudad dormida” y “En el caos no hay error”, En la primera compuesta de 46 imágenes en color sobre la margen izquierda en las que predomina el aspecto técnico pues hay fotos que han requerido hasta 20 minutos de exposición en palabras del propio autor para aprovechar al máximo la profundidad de campo y fueron realizadas de noche, con la luz existente, sin fotografiar personas. Begoña Zubero por su parte presenta una composición de 30 obras a color de un metro de superficie que recoge los espacios y elementos cotidianos, de su entorno que son sorprendidos por la cámara. En esta misma tipología insertamos al artista portugués Luis Palma que con la exposición Paisaje, industria y memoria se centraba también en la arqueología industrial en Vizcaya. Detrás de este paisaje hay toda una memoria colectiva de toda una serie de generaciones en los que hoy, esas arquitecturas, convertidas en ruinas, rezuman melancolía. En la pintura esta temática de plasmar el paisaje también se ha realizado pero es precisamente 66 la fotografía quien toma desde otra mirada imágenes que configuran historia. Es en este sentido tal como apunta el comisario de esta exposición, Fernando Golvano que, “ha sido una plural mirada fotográfica la que, aprovechando las posibilidades del dispositivo fotográfico, ha configurado un magnífico caudal de imágenes...En el contexto vasco podemos señalar algunas intervenciones de fotógrafos vascos y foráneos que se han interesado por registrar en imágenes las diversas improntas de un paisaje y arquitecturas industriales en vías de desaparición”48. Toda una mirada estética nueva, llena de sentimientos de una colectividad concreta sobre la tradición industrial vasca, asentada fundamentalmente en los márgenes de la ría del Nervión que ha generado imágenes denominadas emblemáticas según la definición del antropólogo vasco Joseba Zulaika. En el texto Ruinas/Périphéries/Transizioak este autor afirmaba con exactitud que debemos redimir nuestro pasado desenmascarando las ruinas que hemos fabricado con nuestras antropologías, industrias, utopías, progresos, artes. “Estas ruinas, afirmaba son el mejor autorretrato de la sociedad vasca. Las guías turísticas etnográficas de hace unos años hacían referencia a cientos de dólmenes y cromlechs, debidamente señalizados en el mapa. Las de ahora, deberían indicar estos edificios en ruina para poder ser visitados como lugares de turismo, aprendizaje, de realidad emblemática”49. “Estas ruinas, continúa muy acertadamente, son el mejor autorretrato de la sociedad vasca. Todo autorretrato es en cierta forma una ruina, como ha descrito Derrida. Es lo que le sucede a la imagen, al rostro, al autorretrato, a la memoria desde el momento que empezamos a contemplarlos. De ahí que mirar a las ruinas sea a la vez contemplar un autorretrato de nosotros mismos. De ahí el amor narcisista por las ruinas, por la totalidad imposible, por el amor perdido”50. José Luis Ramírez (Santander, 1935). Su interés se centra en el paisaje urbano industrial. Ingeniero industrial dedicado a la investigación, es en la fotografía donde encuentra la posibilidad de plasmar vivencias. Trabaja por series, fundamentalmente en blanco y negro como “Escenarios” de 1982, Sendas de 1985, Fénix de 1995… En el libro Mirar Bilbao, se recogen sus fotografías de lugares recónditos, entrañables y poco conocidos ——————————— 48. Luis Palma/Fernando Golvano. Paisaje, industria y memoria. San Sebastián, Museo San Telmo/Diputación Foral de Gipuzkoa/Centro Portugués de Fotografía, 1999. Golvano cita también a autores como John Davies, Bruce Gilden, Gabriele Basilico, John Vink entre otros, como autores foráneos que han realizado trabajos sobre la Ría de Bilbao. 49. En el libro de VVAA Análisis de tendencias. Mundialización y periferias/Mundializazioa eta periferia. Diputación Foral de Gipuzkoa, San Sebastián, 1998. Cuaderno de Arteleku nº 14. 50. Ídem. Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... de esta ciudad, con un marcado efecto dramático. Desde 1977 es miembro de la FIAP. En octubre de 1997 expone en la Aula de la BBK “Vizcaya, tradición y paisaje” que presentan una selección de su obra durante 25 años de actividad fotográfica. Este fotógrafo ha expuesto recientemente en el Photomuseum de Zarautz. Las obras que presenta son concernientes a pabellones industriales ya derruidos o en proceso de serlo. Exposición de 28 obras, aunque la mayoría son del 94, 95 y 96, también encontramos obras de 1971, 1983 y 1989 demostrando el interés que viene de hace tiempo de este fotógrafo. La mayoría de las fotos son pertenecientes a la provincia de Bizkaia: Sestao, Erandio, Zamudio, Urduliz, Gallarta, Mungia, Zorozaurre, Barakaldo, Bilbao, a excepción de una fotografía de Bergara. Sus otras series se encuentran publicadas en diferentes libros51. Los artistas José Luis Goenaga y Antton Elizegi también realizan obras sobre el desmantelamiento industrial, el primero sobre una fábrica de Andoain, hoy desaparecida y el segundo, a partir de 1998, se adentra en el trabajo de arqueología industrial, primero en Bergara con la recuperación del taller mecánico Eguren y posteriormente en Mondragón con el desmontaje que él mismo dirige fotografiando todo el proceso del desmantelamiento de UCM (Unión Cerrajera Mondragón) en 1999 Justy García Koch también fotografía espacios industriales, la mayoría de ellos desaparecidos. Roberto Botija (Bilbao). La muestra “Alusión a una sombra”, fotografías sobre la Ría de Bilbao son como las vedutti, unas estampas que analizan, sin aparecer para nada la presencia humana, aunque subyazca permanentemente, el paisaje urbano como un sistema complejo de muchos elementos, de sus relaciones y de sus significados. Todas las imágenes son poéticas, esenciales, remueven nuestra memoria visual y como muy acertadamente señala Javier Salazar “renunciando al color y reduciéndose a lo esencial con el blanco y negro, estas fotografías son antes que nada nostalgia positiva y propositiva de un antes y un después; el de la batalla industrial que se libró en el valle de Bilbao y la Ría entre 1850 y 1980”52. Pilar Soberón. Otra importante serie es la que realiza en 1999 colándose por la fábrica de Cementos Rezola y realizando fotografías que se enmarcan dentro del apartado de fotografía arqueológica e industrial. Aparecen así 7 fotografías, tituladas “Sub-reserva”, grandes máquinas, tubos, instalaciones con haces de luz que se filtran creando una atmósfera irreal, sugerente y onírica. En Sin título (cordón umbilical) y sobre todo en Sin título (núcleo) y en Viaje al centro de la tierra se pone en funcionamiento la visión cinematográfica de esta artista, haciéndonos remontar a películas míticas como Metrópolis de Fritz Lang. Sin título (casa) y De los felices años 60 le servirán a la artista para crear otra serie de módulos y silos que le llevarán a crear la magnífica obra Ciudad dormitorio. Se alquilan habitaciones, fotografía digital de 1 x 2, 5 m realizada en el año 2000 y que fue expuesta dentro del Gure Artea 2000 en el Koldo Mitxelena. Presentada en una caja de luz, la imagen digital resulta tras la realización primero de fotos de los 6 módulos. A partir de ahí se digitalizan, se escanean, se eliminan los fondos y se deja el esquema general, para posteriormente ir tratando las imágenes con diferente color por cada módulo, teniendo tres variaciones de cada uno. Después se comienza con la construcción de la ciudad en la que se va creando yuxtaponiendo silo con silo, de más grande a más pequeño hasta llegar a completar casi más de 100 capas. Finalmente se le añade el fondo. Esta imagen es el planteamiento de una situación irreal y en ese espacio ideal, “cada individuo, explica la artista, cada mente, participaría en el engranaje mecánico de la casa”. La última importante serie de José Ronco es Arquitecturas de Eibar, adentrándose al igual que otros artistas en la arqueología y recuperación del paisaje industrial, como manifiesto documental a la vez que estético. Así desfilan edificios ya derribados, otros que van a serlo, portales, patios, industrias. La superposición de edificios, la paranoia vertical y acumulativa de edificios producen un efecto plástico y estético, de juegos de líneas verticales frente a sucesión de ventanas horizontales. Frente al caos arquitectónico algunos se atisban en algunas imágenes vestigios de humanidad: ropa colgada... En definitiva crean tristeza y nostalgia. La fotografía documental ——————————— 51. Vizcaya. Tradición y paisaje. Memoria de 25 años; Pelota vasca de José E. Perallón. Fotografías de J.L Ramírez junto con Sigfrido y Edurne Koch, José María López, Gonzalo M. Azurmendi; Sendas; Bilbao, una mirada. Prólogo de José María de Areilza (Laida, edición e imagen); Fénix. Eusko Jaurlaritza. IHOBE (Sociedad Pública Gestión Ambiental);Vascos sin fronteras. Juan José Pujana y Gaitza Belausteguigoitia. COINPASA; Escenarios (Museo de Bellas Artes de Bilbao); Mirar Bilbao. 52. Del texto de Javier Salazar “La ría de Bilbao en las fotografías de Roberto Botija” en “Alusión a una sombra. Elgoibar, Ongarri Kultur Elkartea, 2000. Koldo Chamorro (Gasteiz, 1949). Es uno de los mejores considerados dentro y fuera del país. Su vida en Guinea Ecuatorial, sus viajes han forjado a este artista para dar una particular forma de ver y entender la fotografía. El mismo artista apunta algunos de los fundamentos de la fotografía, a la que define fundamentalmente como un ámbito de expresión “aunque esta idea pueda tener tantos matices como indivi67 Aranzasti, Mª José duos que se enfrenten con el acto fotográfico. La parte sustancial es la calidad y el comportamiento ético del sujeto que hace fotografía. …La solución al tópico consiste en vaciarse de todas esas sujeciones tradicionales, de esa idea de que la fotografía es sólo representación. El acto creativo ha de ser el resultado de una reflexión sobre la propia experiencia, olvidándose de ataduras”53. En octubre de 1992 expone “la España mágica” en Elgoibar organizada por el colectivo Ongarri presentando una selección de 33 fotografías con una peculiar visión del mundo rural: fiestas, símbolos, labores agrícolas con una luz específica con gran fuerza, unas veces dramática y otras meramente descriptiva para no alterar las escenas. Fue director de la Galería Nueva Imagen de Pamplona. Ha sido profesor en diversas facultades de Bellas Artes y de Periodismo así como de otros centros y aunque el reportaje sea el género más coherente para este prolífico artista también cuenta en su obra el paisaje, los retratos y los desnudos. Realiza un trabajo monográfico sobre los astilleros de Sestao. Como constante e incesante actividad: siempre realiza fotografías sobre los Sanfermines. La editorial la Fábrica le dedica el nº 5 de su colección Photobolsillo con el título de Imágenes inquietantes, escrito por Alejandro Castellote en el que se le presenta como un renovador que aporta un nuevo lenguaje a la fotografía documental española. Otro reportero especial es Rick Dávila (Bilbao, 1964). estudió durante año y medio en el Center of Photography de Nueva York y reside en Madrid. Ha obtenido importantes premios como el Photo-press 95 además del Premio de Fotografía Nacional de Prensa Inserso en 1992, fotógrafo oficial de la Expo-92. Su trabajo realizado en Cuba sobre “Herederos de Chernobyl” le hizo cosechar varios premios, Photo Gran Prix en 1993, premio Ortega y Gasset en 1994. Realiza un trabajo sobre los Altos Hornos de Vizcaya. Consigue el Photo press 95 con “Esclavos del Gran Sol”. Trabaja como fotógrafo para numerosas revistas y prensa nacionales. Luis Izquierdo-Mosso (Sestao, 1954). Licenciado en Filosofía, su práctica artística comienza con la pintura y a partir de 1978 realiza fotografías. Practica la fotografía documental o de reportaje y tal como el propio autor “no hago fotos artísticas ni nada por el estilo, sino salir a la calle y buscar cosas”. Tiene en su haber extensos documentales gráficos sobre las movilizaciones pro-insumisión. obtuvo la beca de creación artística CAV, en 1985 recibe el premio “La luna de Madrid” y en 1989 el Gure Artea del Gobierno vasco. En 1986 publica “Seguir mirando”, en el que reúne 33 fotografías de artistas vascos. Participa en mayo-junio de 2000 junto con otros fotógrafos: David Hilliard, Joan Fontcuberta, Luis Palma, Begoña Zubero, Tony Catany y Humberto Rivas en la exposición 7 x 7 x 7 celebrada en la Sala Rekalde de Bilbao. A esta muestra, al igual que los demás artistas Luis Izquierdo presentó siete fotografías de 150 x 150 cm atendiendo a la temática, cada una de ellas, al paisaje urbanizado, costumbres y relaciones sociales en un barrio, arquitectura, la frontera entre lo público y lo privado, las relaciones personales en comunidad, el retrato y el bodegón. Realizadas en color, pero a partir del blanco y negro, se producen en las mismas el consabido tono intenso de azul. En los encuentros de la Primavera Fotográfica 2000 realizados en Barcelona presentó por primera vez Fotos de campo, realizadas en color. El propio autor define así su propia serie: “Toda fotografía representa cosas muertas pero nos remite a la vida. Toda fotografía representa cosas vivas pero nos remite a la muerte. La naturaleza está muerta desde el momento en que se convierte en una idea, en un proyecto o en un ornamento para una fotografía. Los géneros se han difuminado, son convenciones sólo útiles para ser transgredidas. En Fotos de campo, todo el paisaje es retrato, naturaleza muerta, congelada, asesinada por la cámara, por la visión y el recuerdo. Es una serie de imágenes objeto, fotografías seleccionadas entre las recogidas durante diez años de merodear por el campo que rodea la casa del autor”. Como gran reportero gráfico está considerado Angel Ruiz de Azúa (Salvatierra-Agurain, 1948), en 1997 se publica una selección de sus mejores fotografías “XX años de fotografías en Deia” producidas a lo largo de 27 años de ejercicio profesional, de las que el propio autor, fundador de Deia señala que constituyen “las alegrías y las tristezas, el gozo y la pena, la esperanza y la frustración de esta tierra y sus gentes”54. Ha trabajado para casi todos los periódicos vascos, además de colaborar con las revistas Época y Tiempo. Ha publicado textos y fotografías en revistas como Arbola, Lápiz, Zehar. En 1983 Citaremos a otros reporteros como José Juan Gurrutxaga (Donostia, 1958) dedicado a la fotografía de reportaje, Felipe Iguiñiz (Irún, 1943) que entremezcla la pintura y la fotografía y desde sus comienzos se interesó por el documental y el vídeo, participando junto a Néstor Basterretxea en la creación de Ama Lur. Fermín Atozki (Pamplona, 1954) además de las fotografías de paisaje se dedica al reportaje de diferentes países, también fotógrafo documental es José Andrés Avila (Elgoibar, 1969) Dedicado a la denuncia y al compromiso social se encuentra el fotógrafo Fernando ——————————— ——————————— 53. Entrevista con Natalia Abarra en el periódico el Mundo del 14 de marzo de 1992. 54. En Angel Ruiz de Azúa. XX años de fotografía en Deia. Bilbao, Aula de Cultura de BBK, 1997 68 Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... Moleres (Bilbao, 1963), su serie El juego robado. Niños esclavos compuesta de 80 imágenes participa en el festival Internacional de Photo-España 2000 y muestran en diferentes recorridos la supervivencia de los niños en los basureros de Guatemala, de la vida de los niños mineros en Colombia etc... Viajes y memoria Son muchos los artistas que se dedican a observarse detenidamente y realizan lo que podríamos llamar retratos de su mundo personal, imágenes de su vida cotidiana, los espacios urbanos, los interiores. Una visión renovada de hacer fotografía, para su momento y de este tipo de viaje interior es la que tuvo Francisco Gómez (Pamplona, 1918), muy relacionado en la década de los 50 con Massats, Cualladó, Rubio-Carmín y Ontañón, tal como se pudo observar en su retrospectiva La emoción construida, organizada por la Fundación Caixa en Pamplona en septiembre de 1995. Pero es otra vez Carlos Cánovas quien define perfectamente esta incursión hacia la interiorización, olvidándonos de lugares, por muy exóticos o lugares que éstos sean. “En la medida en que la fotografía se ha hecho adulta, ha ganado terreno la interiorización. Desde ese punto de vista, el viaje, como factor de creación, tiene una importancia relativa. La fotografía, que esencialmente miente, miente también a este respecto: el fotógrafo puede ir muy lejos y no salir de sus obsesiones, puede quedarse en casa y dejar volar su imaginación muy lejos. Hay muchos modos de viajar, de hecho toda creación es una manera de hacerlo. Parafraseando a Pessoa cuando escribía todo paisaje está en ninguna parte, podríamos decir aquí (Album de Viaje de Nicolás López) que todo viaje es a ningún lugar”55. Aitor Ortiz ha realizado también una interesante serie de fotografías, a lo largo de los años agrupadas en torno al título de “Viajes de diario”56 en las cuales los lugares: Madrid, Oviedo, Nueva York, Bilbao etc... son puramente pretextos para presentar una búsqueda del mundo personal, íntimo del autor a través de la propia imagen. Tal como lo expresa Raúl Hevia, “la fotografía es aquí otra forma de viajar”57. Podríamos citar en este apartado a Javier Berasaluce (Madrid, 1957) sobre todo por su serie “Vano intento”58 con la que intenta mostrarnos su ——————————— 55. Del texto de Carlos Canovas “Viajes a ningún lugar” en Album de viaje. Elgoibar, Ongarri Kultur Elkartea, 2000 introspección a través de diversas imágenes todas sugerentes como autorretratos, geometrismos y juegos de formas que hacen repaso y homenaje a grandes artistas de la historia de la fotografía. También cabría aquí la obra de Txaro Arrazola (Vitoria, 1963) “En movimiento. City picture fiction”59 en la que artista se adentra en un viaje complejo en los que participan la fugacidad, lo ilusorio frente a la realidad en unas imágenes en las que Nueva York podría ser cualquier otra ciudad como en la serie de 12 imágenes “City Picture fiction” que luego juegan con los serigrafiados en ropas imposibles, en vestidos, camisetas o en diversas telas creando una sugerente instalación. En “Huellas de un itinerario” de Beatriz Romero (Vitoria, 1969) artista que reside y trabaja en Madrid la selección de imágenes viene acompañada de textos, en los que el espectador participa y se deja llevar por emociones y sensaciones en un discurrir narrativo. Otra conocida reportera gráfica y gran viajera es Isabel Azkarate que ha realizado numerosas muestras de fotografías de sus innumerables viajes a Bali, Egitpto, Nepal... “Suelo viajar con amigos y siempre me escapo sola, en bici, en taxi o en cualquier otro medio para buscar la foto”. La fotografía para Isabel Azkarate es una forma de vida, a través de ella obtiene respuestas y preguntas su propia vida. Con la cámara escudriña y conoce más a fondo esos países y lugares exóticos, estando siempre a la caza, en estado alerta. La exposición de abril de 1995 sobre Nueva York resulta ser un recorrido personal y llamativo de cómo ve esta fotógrafa la ciudad cosmopolita por excelencia. También se dedica al reportaje Jesús Uriarte (San Sebastián), al igual que a las fotografías fijas para el cine en películas como Akelarre, la Fuga de Segovia o La Conquista de Albania. Junto a su hermano Felipe participa en la especialidad de fotografía de montaña. El retrato y el desnudo El retrato ha sido uno de los géneros preferidos a lo largo de la historia del arte pero, será precisamente en las últimas décadas y sobre todo a través de la fotografía, que se ha convertido en algo más que una temática, casi en explicación e interpretación artística, incluso en método de indagación para conocer, primero a nosotros mismos y luego a nuestra cultura. Pero también se atisban ciertos peligros, tal como los aprecia Rosa Olivares60: una excesiva conceptualización y frivoli- 56. Exposición realizada en el Archivo del Territorio Histórico de Alava en febrero y marzo de 1999. ——————————— 57. En el catálogo“Viajes de diario” editado por el ATHA de la Diputación Foral de Alava. Vitoria-Gasteiz, 1999. 59. Exposición presentada en el ATHA de Vitoria de junio a julio de 1999. 58. Exposición realizada en el ATHA en febrero y marzo de 2000. 60. Rosa Olivares. El retrato como medio de conocimiento. Revista Lápiz nº 127 69 Aranzasti, Mª José zación junto con una abstracción dominante que la pueden convertir en otro fetiche artístico. El reconocimiento de la obra de Schommer, Alberto (Vitoria, 1928) es sobre todo por sus retratosEn mayo de 1996 Alberto Schommer expone por primera vez en el Colectivo Ongarri de Elgoibar, Cascografías.. La historia de esta serie de cascografías se remonta al año 1974 cuando el artista no consigue captar lo que él desea en el retrato psicológico de Antoni Tápies, arrugando uno de los retratos del pintor bajo la ampliadora, y tal como cuenta Josep Vicent Monzó, responsable del Departamento fotográfico del IVAM “La rabia acumulada en esos intentos, junto a su instinto le abren una nueva posibilidad, acciona el interruptor e impresiona el arrugado papel pasando rápidamente al positivado, encontrando la cara de Tàpies totalmente centrada ente desenfoques, arrugas, rayas, manchas blancas”.Fue el inicio de una técnica que él mismo calificó de cascografía: imágenes cascadas, rotas, estropeadas… Diecisiete años después su interés va a consistir en estropear, en cascar los procesos. Y partiendo de un bello desnudo femenino, sin rostro, se centra en los rasgos del propio cuerpo. Estas tomas las trata luego con diferentes procesos y tal como prosigue Josep Vicent Monzó “ya secos todos los papeles procesados va perfilando una a una sus diferentes composiciones, rompiendo la emulsión fotográfica, rellenando agujeros con otros papeles, abombando, insertando, arrugando, cascografiando… Aunque a primera vista parece que ofrece resultados muy pictóricos, casi escultóricos, reúne todas las características específicas de la fotografía como una forma de expresión artística”. Ramón Ortega (Elgoibar, 1956). inicia sus estudios sobre fotografía a partir de 1976, además de realizar diversos audiovisuales y publicar en revistas especializadas. Expone en agosto de 1993 en Elgoibar con una exposición en la que destacan una serie de fotografías donde el protagonista es el cuerpo humano, en blanco y negro, exposición organizada por el colectivo Ongarri. Estas imágenes, ampliadas a tamaño natural, incluso más grandes que el cuerpo humano causan gran impacto. Desde 1988 abandona las colaboraciones en prensa para dedicarse a una creación más personal. Fue uno de los fotógrafos que fundara en 1981 el colectivo Ongarri de Elgoibar, siendo posteriormente uno de sus presidentes. Ramón Ignacio Serras (Zarautz, 1943). Es, junto con Leopoldo Zugaza, fundador del Photomuseum de Zarautz. Fotógrafo que cuenta con innumerables premios de prestigio internacional. Sus polaroid manipuladas y sus obras sobre la temática de la mujer se caracterizan por su estilo personal. Otra faceta son las fotocopias de fotografías, otras las fotografías pintadas a mano. En junio de 1997 en el Photomuseum presenta una serie de 48 retratos en blanco y negro de personas vincula70 das a Zarautz por motivos culturales, artísticos o deportivos, presentándose en poses naturales, la mayoría frontales. De sus fotografías en publicaciones destacan las del libro Zabalbideak con texto de Bernardo Atxaga y las publicadas en Zarauzko argazkiak y las recopilaciones de fotografías antiguas, como las llevadas a cabo para la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián, Zarauzko argazkiak (1866-1936). Aunque realiza otras temáticas destacamos los desnudos masculinos en blanco y negro de Fermín Etxeberria (Zarautz, 1958), los retratos de navarros relacionados con la cultura de matiz documental de Paco Ocaña (Pamplona, 1949) al igual que los que realiza Urretavizcaya, Joseba (Tolosa), como los retratos de tolosarras publicados en diciembre de 1993 con el título de Erretratuak” o los retratos de zarauztarras, imágenes que acompañan al libro realizado por el pintor Daniel Txopitea “Zarautz bihotz-bihotzetik.” Por su parte, de Sisouvanh Saravong, nacido en Laos, afincado desde hace varios años en San Sebastián destacamos las imágenes que realiza del cuerpo humano, en blanco y negro, manipulado, decolorado, virado. Sus fotografías están inmersas dentro de una estudiada teatralización, con un montaje de accesorios, luces y modelos muy precisos. Otra joven artista dedicada al retrato es Díez, Laura (Donostia, 1966). Su relación con la fotografía es temprana, realiza unos cursos sobre técnica y creación en el IDEP (Instituto de Estudios Politécnicos de Barcelona), cursos sobre publicidad y fotografía creativa para realizar posteriormente sus primeras series fotográficas “Antimirada fija”, Exit y Autorretratos. Firma Laura 10 m y realiza experimentos con la polaroid. Ha realizado series sobre el mundo de la moda en Inglaterra y sobre el retrato de estudio. Interesado por los retratos en blanco y negro de personas especiales: marginados, tatuados, punkies, motoristas es Alejandro Arteche (1958) que ha realizado retratos a grupos musicales de rock duro como Los Coyotes o Dinamita pa los pollos. Mamen Marí (Donostia) y Kote Cabezudo eligen como leit-motiv la figura humana. Ambos realizan retratos y desnudos. También desarrolla la temática del retrato Juantxo Egaña. Los objetos y las cosas José Ramón Amondarain (San Sebastián, 1964) es otro de los artistas que también recientemente se ha interesado por la fotografía digital y por otros procesos fotográficos, realizando obras de una gran calidad como las reflejadas en su serie “Sípidos”, un paseo complejo a través de paletas de pintor, “como pervivencia Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... del pasado”61, dibujos de luz, lienzos, collages para conducirnos por un recorrido personal sobre el gusto, lo comestible, lo gastronómico y culinario. Iñaki Larrimbe (Gasteiz, 1967). Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco es otra de las jóvenes promesas artísticas del país. Premiado en numerosas ocasiones, desde el primer premio de escultura en el Certamen de Artes Plásticas de Euskadi, premios de pintura en 1989, Beca en 1990 de la Diputación foral de Alava, Medalla y Diploma de Mérito en el XXX Certamen de Artes Plásticas de Mallorca, Beca de Fotografía en 1999 por el ayuntamiento de Barcelona. Una de sus más conocidas series es la de “Diminutos” (1999-2000) en la que aparecen los personajes encumbrados en objetos de uso sencillo en actitud reflexiva creando un vínculo de unión con Friedrich. Aquí, con Iñaki Larrimbe, en visión contemporánea. Un creador de imágenes de naturalezas muertas y de series taurinas es Javier Erkizia (Donostia, 1963) manipula y pinta los positivos, vira los colores, realiza fotomontajes utilizando formatos grandes. En el mismo ámbito de realizar imágenes sobre cosas y objetos se encuentran por supuesto con otro matiz diferente los fotógrafos especialistas en que realizan sus trabajos sobre otras obras, fotografiando obras de artistas y especializándose en algunos de ellos como Jesús Uriarte, como Ricardo Iriarte (San Sebastián, 1954) y Juantxo Egaña (San Sebastián, 1961. Francisco Ruiz de Infante (Gasteiz, 1966). Por su complejidad e interesante trayectoria artística, que viene dada porque utiliza las artes plásticas, los montajes escénicos, la literatura, la música, el vídeo, las instalaciones para reflexionar en torno a diferentes temáticas: desde la violencia, la comunicación, el miedo, la dualidad, el desorden, aunque está fuera del ámbito propio de la fotografía, que también utiliza, es uno de los artistas jóvenes más polifacéticos con gran proyección internacional. Licenciado en Pintura y Audiovisuales por la UPV presentó durante los meses de octubre y noviembre de 1999 en Windsor Kulturgintza de Bilbao su visión de la violencia en el País Vasco. Sobre el tema de la violencia al tiempo que presentaba su obra el artista decía lo siguiente: “Se trata de una exposición que remueve ideas díficiles de expresar: miedo, parálisis, diálogo de sordos, decepción, la enorme tristeza que se mezcla con la rabia, al seguir deseando una paz que parece alejarse”. Su mundo artístico se centra sobre todo en el mundo de las instalaciones, de los recorridos audiovisuales para los que necesita al espectador a quien hace participar en sus proyectos. Los últimos trabajos han sido El juego del predador, en los que trata sobre la manipulación, las minorías, la violencia a través de un sofisticado y complejo montaje como si de un videojuego se tratara. Bernad Clemente, de quien se hablará más extensamente en el siguiente capítulo también posee una extensa serie dedicada durante años a la Kale borroka. La crítica La fotografía y la moda Algunas obras como las de reportaje social de Txema Linazasoro (Ordizia, 1957) como las del rito social de la boda cabrían en este apartado, al igual que la serie “Las novias de Charles Manson” del artista Txuspo Poyo (Alsasua, 1963), licenciado de Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. Presentando simultáneamente dos mundos con la superposición de negativos estas imágenes resultan ser una crítica al estado cultural estadounidense a través de la fotografía infrarroja. Sus series todas diferentes aturden por la ruptura de referentes espaciales y temporales e intentar construir relatos. Luis Angel García (Llodio) intenta buscar a través de sus fotografías de gran tamaño la integridad y la dignidad de las personas frente al consumismo, las modas, los status sociales tal como lo refleja en su serie de 40 fotografías en blanco y negro El Ser Humano62. ——————————— 61. En Fco Javier San Martín. Tavole e tavolozze. En el catálogo Sípidos. Vitoria, Diputación Foral de Alava, 2001 62. Exposición realizada en la Sala de la BBK en Bilbao en junio de 1997. Los hermanos Eguiguren, Antón y Ramón (Zumaia, 1946 y 1948). Han sido reconocidos en su localidad como unos importadores de aire artístico fresco durante la década de los 70 aunque la abandonaran para marcharse a desarrollar su arte a Barcelona. La exposición que reunió el Zumaiako Arte Taldea en agosto de 1994 presentaba los inicios de estos artistas con la proyección de unos cortometrajes que causaron en su época, concretamente en el año 1961 un gran impacto por su atrevimiento. El vanguardismo y osadía en los desnudos hoy se ha quedado más difuminados con el paso del tiempo pero las fotografías conservan un halo de misterio, sensualidad y gran destreza técnica. La muestra también presentaba trabajos fotográficos en el ámbito de la publicidad, campo al que ahora se dedican estos fotógrafos. Pedro Usabiaga (San Sebastián, 1959). Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Imagen y Sonido en la Universidad Complutense de Madrid. Uno de los más conocidos fotógrafos de moda vasco que ha trabajado para diversos diseñadores: Jean Paul Gaultier, Nino Cerruti, Juanjo Rocafort... Ya en 1989 gana el premio al mejor fotógrafo del año en el festival 71 Aranzasti, Mª José Intencional de la Photo de Mode de Deauville, el primer premio a la mejor portada del disco de La Unión, mejor fotógrafo del año en 1990 en “Los mejores de la moda” (Madrid), obtiene diferentes premios de la Editores de prensa en 1992, 1993 y 1995. exposiciones sobre fotografías de moda que posteriormente selecciona y publica en libros. En 1992 el libro “Bésame mucho” en el que presenta una selección de fotografías sobre modelos masculinos. Colabora con las revistas de moda Vogue, Cosmopolitan, Man, Elle, Panorama, Arte Fotográfico etc. Ha retratado a los tops-model como Imán, Linda Evangelista, Sharon Stone además de actores como Richard Gere, Tom Cruise, Brad Pitt, Rob Lowe, William Defoe actores españoles como Mikel Molina, Antonio Banderas, Emma Suárez, Imanol Arias, etc. Después de los desnudos masculinos lo que más le interesa a este fotógrafo, además de ejercer la fotografía de moda y de realizar portadas de disco es el retrato. “Soy como un voyeur. Sólo transmito lo que tengo delante hacia fuera”. En “Sombras en la habitación vacía” expuesta en el Museo Barjola de Gijón en 1994 presentaba una serie de 36 fotografías de artistas, top-models procedentes del universo del cine o de la moda en los que Usabiaga busca incesantemente reflejar no sólo la perfección de los cuerpos masculinos logrados a base de maratonianas sesiones de gimnasio y fitness sino también la sensualidad, la evocación de fantasías dentro de un estilo directo, refinado en el que la luz adquiere un gran valor. Con Piel de Serpiente libro de fotografías publicado en 1995 sigue plasmando cuerpos masculinos perfectos, esculturales, sugerentes y sensuales, imágenes del hombre como objeto de deseo. Con el libro “Pedro Usabiaga, 1997” completa la trilogía dedicada al desnudo masculino. Otro artista interesado por la moda es Xabier Aramburu realizando imágenes para las revistas Elle y Marie Claire. 4. SEIS TIPOS DE ARTISTAS Iñigo Royo o el relato de una estrategia63 Iñigo Royo (San Sebastián, 1962). Es uno de los exponentes más creativos dentro del ámbito de la fotografía en el País Vasco. Licenciado en Psicología por la UPV. En 1987 obtiene el Premio Jóvenes fotógrafos del Ministerio de Cultura, el Premio Young European Photographers en 1989 en Alemania, consigue además el Primer Premio en 1999 en el II Festival de Cortometrajes organizado por el Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña y ——————————— 63. La estrategia, obviamente también es utilizada por otros artistas, como es el caso de Imanol Marrodán en su serie Pasajero, mencionada anteriormente. 72 es becado en dos ocasiones por la Diputación Foral de Gipuzkoa en 1990 y 1999. Coordinó a partir del mes de abril de 1993 un taller fotográfico en Arteleku, denominado Fotograftura en el que intervinieron los mejores artistas contemporáneos españoles como Joan Fontcuberta, Javier Vallhonrat junto con otros artistas invitados como Ramón David, Javier Díaz, Ana Busto con su intervención ”Fotografía en tres dimensiones”. El taller además de situar a la fotografía con relación a otras artes como la pintura, la escultura, las instalaciones servía como punto de partida para que los participantes desarrollasen un proceso creativo con este medio artístico. Iñigo Royo investiga el movimiento en la exposición que se celebró en la sala de la BBK en Bilbao, exposición resultado de una beca de la Diputación Foral de Gipuzkoa, proyecto denominado Locomoción animal y especificando en otros títulos. Compuso la exposición de una forma narrativa, con las fotografías de tamaño apaisado, haciendo leer al espectador el proceso de izquierda a derecha. Experimentación técnico fotográfica junto a facetas más problemáticas como la soledad humana y otras propias del ser humano. Su trabajo se desarrolla muy en relación con la literatura y sus fotografías responden siempre a un proceso creativo complejo. Ha publicado en febrero de 2000 y gracias a la beca de la Diputación Foral de Gipuzkoa otorgada en 1999 un Catálogo en el que explica y presenta sus últimos trabajos: Historia de una colección frustrada, Relato de una estrategia, Muro de aguas, Colaboración y la Voz humana. Precisamente en el último trabajo, La Voz humana presentado en San Sebastián, después de estar en la feria de Arco a partir del mes de mayo de 2000 en la galería DV realiza el autor fotografías de paisajes vacíos, de gran belleza, perfectos, de un metro por un metro pero que tienen carencia de todo que parten de un discurso muy concreto. “En compañía de varias personas, tal como relata el propio autor en el citado catálogo, me dirijo a un paraje amplio, solitario y silencioso. Una vez allí, ubico en un punto cualquiera de este espacio a las personas que me acompañan y les invito a que hablen entre sí. Mientras conversan, me alejo de ellas en una dirección que determino por azar y no me detengo hasta llegar a otro punto en el que ya no puedo percibir ni el más mínimo vestigio de sus voces. A continuación busco un lugar equidistante a ambos puntos, desde donde poder fotografiar la distancia que los separa”. Posteriormente, una de las imágenes de esta serie se presentó en Gure Artea 2000 en octubre-noviembre de 2000. En este proceso la imagen reflejada, lo que vemos en imágenes es “sólo el efecto secundario de un proceso que está, pero al que no puede tener acceso. Mi trabajo dice Iñigo Royo habla de Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... la imposibilidad de fotografiar, de sacar fotografías que no son más que ridículos acercamientos”. Dentro de una línea filosófica, acercándose a planteamientos relacionados con los de Cioran, el propio autor afirma que “Mis trabajos son la certificación de un fracaso. Son fotografías sobre la imposibilidad de hacerlo y son estrategias que conducen a la idea de no hacer nada”64. La obra del artista donostiarra Iñigo Royo (San Sebastián, 1962) sigue un entramado complejo, mezclado con la literatura, para expresar en general la incomunicabilidad, la desesperanza, el caos. Parece que el arte se está alimentando de sus propias contradicciones y el arte, negándose como arte, manifiesta así su querer estar. Al generar graves paradojas, al arte contemporáneo vive de su propia desvalorización, de su continua autonegación y por eso está inmerso en un continuo cambio, reconstruyéndose cada día. Con una óptica personal Iñigo Royo en el mencionado curso “Estrategias de la emoción y de la razón: actitudes de la fotografía actual”65 reflejó su actitud personal ante el hecho creativo. “No creo en la emoción surgida, somos seres condenados a establecer estrategias de todo tipo”. Para ello, utiliza a Fernando Pessoa, su autor favorito y a Cioran siguiendo su dicho que “toda palabra es una palabra de más” a la cual Iñigo Royo añade que toda estrategia quizás también lo sea. Porque somos incapaces de callar, a Royo le seduce el silencio de Cioran. De Cioran le seduce el silencio, como el filósofo no se adentra en él, merodea. Como no se adentra en ese silencio, sino que merodea, Iñigo Royo establece mecanismos que construyen la memoria del silencio. La literatura es siempre un recurrente y mencionando entre sus obras favoritas “El mito de Sísifo” de Albert Camus, comprobamos que este autor le deja una profunda huella al igual que las obras de Samuel Beckett. “Encontrar una forma que expresa el caos, esa es la tarea del artista”. Aduce Iñigo Royo que esa es su frase, la más posible y la que más se aproxima a su trabajo. A este respecto reconoce que la fotografía tiene la capacidad extraña para mostrar el caos y el orden. En el inicio de su proceso de trabajo intenta establecer un paisaje, un lugar del que procura partir. Está poblado de sus querencias y afinidades particulares, son pinceladas de ese paisaje íntimo, esencial. La primera pincelada para establecerlo se encuentra en un libro editado por el director del Museo de Ciencias de Barcelona, “La primera broma de la Historia”, la segunda pin- celada sería un cuento de Mario Benedetti, que le sirvió para una instalación “Un boliviano con salida al mar”. Una tercera pincelada, Rayuela de Julio Cortázar junto con el cuento Un viaje intemporal París Marsella, que también narra una estrategia La cuarta pincelada Moloi de Samuel Beckett. Otra pincelada Georges Pérec con “El olimpo”, de Italo Calvino “El barón rampante”. Así explica el proceso de su obra y en concreto para “Historia de una colección frustrada”, su obra surge tras la lectura de dos libros de Georges Pérec “El secuestro” y “La vida, instrucciones de uso”. Durante 5 días, con un ayudante Iñigo Royo recorre sistemáticamente las 140 sucursales de Bancaixa de Valencia. “Quiero ser un coleccionista pero no me dieron permiso para fotografiar los cuadros o el material que cuelgan de dichas cajas, así que furtivamente realicé mi frustrado gabinete de aficionados. En mi trabajo se reproduce algún póster, el sueño de Jacob, otro póster de Sorolla, una imagen de la Virgen de los desesperados, un mapamundi del s.XIV; el resto, son cuadros en negro, con un archivo a la derecha en donde recogía los resultados de mi expedición por las calles de Valencia: 95 variadas fichas que concluyen con dos cartas que no se ven: una, la carta que escribí pidiendo el permiso y la otra, la negativa de Bancaixa”. Uno de sus videos, premiado en Barcelona en 1999 y rodado en Las Bardenas lleva por título “Muro de aguas”, tiene una duración de ocho minutos. Se transmite más lo auditivo que lo visual: el ruido, el silencio, la mosca, el proyector y su ruido. El protagonista no ve nada, pero eso mismo justifica su trayecto, Acaba con una máquina proyectora y el espectador sentado ante la pantalla en blanco, acompañado del run-run del proyector. La obra de Iñigo Royo es una muestra de esta relación autonegativa del arte, actitud que recuerda a Duchamp. “Considero, afirma el artista que cuento cosas desde la perspectiva de que no tengo nada que decir”. Iñigo Royo se encuentra en una situación paradigmática, que sigue creyendo que el ser humano quiere transmitir, sufrir, padecer y por una deformación gramatical se denomina artista, una definición meramente convencional porque precisamente aborrece eso, la mítica del arte. Quizás habría que inscribir a este artista dentro del fenómeno denominado por J.L. Brea de neobarroco66. ——————————— ——————————— 64. En el periódico El Mundo del 25 de junio de 2000 en una entrevista con J.P Huércanos. 65. Curso desarrollado en el Escorial durante el mes de julio de 1999. En él participaban también otros artistas invitados para mostrar y explicar su obra: Andrés Serrano, Valentín Valhonrat, Roland Fisher, Luis González Palma. 66. “Lo que importa en una economía barroca de la representación, es la estrategia, el pronunciamiento enunciativo: no lo que se dice, ni siquiera el cómo se hace, sino su eficacia “paratáctica” para, al tiempo que se lleva a cabo un enunciado, constatar la evidencia de que algo queda siempre insuficientemente dicho”. En pág. 431 del libro de Ana María Guasch. El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo multicultural. Madrid, Alianza Forma, 2ª ed. 2001. 73 Aranzasti, Mª José Darío Villalva - La fotografía versus pintura La literatura y los estudios sobre las relaciones de pintura y fotografía son tan numerosos como atractivos, pero no caben expresarlos aquí, si bien deberíamos remontarnos a citar la interesante aportación de Michel Nuridsany67, llegando al completo ensayo, en los que los acercamientos de ambos, como “colaboradores y enemigos” ha realizado recientemente Fco Javier San Martín68. Darío Villalba (San Sebastián, 1939). Fue uno de los pioneros de la utilización de la fotografía en la pintura, utilizando este medio desde 1965. Es uno de los artistas contemporáneos con gran prestigio internacional y con obra en importantes museos del mundo. Darío Villalba pinta con la fotografía, la imagen fotográfica es tratada como materia pictórica. En mayo de 1995 en la galería 16 de San Sebastián realiza la exposición Darío Villalba revisitando a Darío Villalba en 1994, once imágenes en blanco y negro, bodegones y figuras humanas que retomando obras de los años 60, realizadas en Londres las rehace de nuevo para según él mismo “ser un canto al blanco, a la anestesia, a todo lo que está velado, a todo lo que está insinuado. Lo que más me motiva es el matiz y lo que sugiere la veladura”. La obra de Darío Villalba gira en torno a varias temáticas específicas que se van ampliando y enriqueciendo sucesivamente a las que el propio artista engloba en Agua- Piedra, Sexo, Vida-muerte. Para Darío Villalba el protagonismo de su obra se centra en la poética del lenguaje que habita no sólo en el cuadro, sino también en el ser humano. “Estoy impreso en carne” puntualiza el artista, mi trayectoria creativa es un constante sabotaje de lenguajes”. Es preciso señalar que su obra está ligada a su propia biografía y quien, sin duda mejor que el propio artista para acercarnos a su obra. “Jamás he deformado nada”, afirma en el artículo que encabeza la exposición desarrollada en la Fundación Pilar i Joan Miró en Palma de Mallorca en 1998, titulada Todo muro es una puerta. “Pienso que aún tratando temas tan aparentemente tan desagradables como el estado pétreo de los muertos, la adolescencia castrada, el escalofrío sobre la piel, la vejez o la recuperación del cuerpo cansado, ha primado sobre todo ello una presencia casi magnética de tensión, belleza y luz”. En la obra de este artista está continuamente presente la imposibilidad de detener el tiempo, la continuidad, una angustia de lo infinito que el propio artista la mitiga con la poética del lenguaje. Lo radical, lo extremo en Villalba es que, en la búsque——————————— 67. Michel Nuridsany. Ils se disent peintres, ils se disent photographes. Paris, Musée d´Art Moderne, 1981 68. Fco Javier San Martín. Complicidades de la fotografía. En La fotografía en el arte del siglo XX. Vitoria, Diputación Foral de Alava, 2000. 74 da de la belleza, ésta que siempre ha sido subversiva aparece en un universo propio que no busca para nada la provocación sino una verdad desnuda. Así asistimos a un mundo de imágenes: de miedo y sufrimiento, de dolor, de Eros y Tánatos, de serenidad, de enfermedad y vejez, de luz y de paz. Es en este sentido que aparece en algunas de las obras de Darío un componente de sacralización, el arte se mezcla con la religión, el cuerpo se reviste de una dimensión sagrada. La utilización en su obra de la fotografía como pintura está lejos de los postulados de banalización y de consumismo ensalzados por el pop art y posteriormente lejos también de los del arte conceptual que utilizaba a ésta como testimonio o para cuestionar la esencia del arte. Pero la obra de Villalba también se desenvuelve por otros caminos, presentando también muchas de sus obras, como los bodegones hospitalarios, un fuerte sabor clásico, derivado de la tradición pictórica como pueden ser El Greco, Velázquez, Goya, Rubens o Rembrandt. Pionero y subversivo en el lenguaje, la radicalidad iconográfica de Villalba se ha convertido en un rotundo manifiesto artístico, en todo un clásico. El verdadero protagonista de la obra artística de Darío Villalba es el ser humano en sus facetas y miserias más desgarradas: la soledad, la enfermedad, la angustia, la locura, el dolor, la muerte y en las más sutiles y líricas: sexo, naturaleza, deseo, agua, purificación, serenidad, esperanza, luz y paz. “La biografía de cada cuadro está unida a mi propia biografía” dice Darío Villalba y esta constatación es clave para poder comprender su obra. Precisamente el largo discurrir de lo obra de Darío está llena de imágenes emblemáticas como la obra de gran componente clásico de El Místico (1974) y Chap heroe-Chap Eros. Picadilly rent boy (Londres, 1999) como verdadero icono de la modernidad. La obra de Jones-Raya Roja (1993) remonta al origen y a la fuerza primitiva de la propia imagen. Los denominados Documentos Básicos que constituyen el diario íntimo del artista, son fotografías, en su mayoría en color, realizadas en Londres y son la referencia previa de la que se nutre el artista para realizar posteriormente sus obras. La obra de Villalba constata en definitiva la imposibilidad de detener el tiempo, la angustia de lo infinito, siendo fiel a la propia realidad humana. Juan Ugalde (Bilbao, 1958). Vive y trabaja en Madrid. es un pintor que en la Galería Windsor de esta localidad en octubre de 1997 realizó una muestra compaginando fotografía y pintura, vinculando al artista con el pop art. De esta mezcolanza el artista decía que a pesar de emplear la fotografía en sus obras no se considera un fotógrafo sino que utiliza esta técnica dentro del concepto pictóri- Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... co como si fuese una parte más de la paleta. “No pretendo engañar a nadie, afirma este artista quiero que se distinga bien lo que es pintura y lo que no”. Expone en la Galería Soledad Lorenzo de Madrid “Del bloque a la chabola” presenta unas obras, muchas de ellas de gran formato, realizadas técnica mixta sobre lienzo. Desde 1981 ha ido obteniendo una serie de premios y becas: Ministerio de Cultura, Fullbright, L´Oreal, Fundación Banesto, Fundación Botín... De reminiscencias claramente pictóricas se puede citar también a Zubero, Begoña (Bilbao, 1962). Sus polaroid sobre naturalezas muertas de plantas y flores en color y blanco y negro, fueron expuestas en la Sala Vanguardia de Bilbao en noviembre de 1994 y es una de las artistas con gran peso dentro del ámbito de la fotografía artística. Son fotografías que la artista define como viscerales, inmediatas con diversas posibilidades de interpretación y que suponen todo un cambio tanto de formato, de texturas y de reminiscencias claramente pictóricas. Expuso también en 1993 en la Sala Rekalde En el caos no hay error. Desde siempre le han interesado a la artista los bodegones y las naturalezas muertas, tras ellos se encuentran el temor, la enfermedad y la muerte. Estudió en Madrid Ciencias de la Información, en la especialidad Imagen y Sonido, posteriormente se traslada a Nueva York para estudiar en la Scholl Visual Arts, estudiando fotografía desde 1988 a 1990. De efectos pictóricos son las obras de Pedro Luis Ormazabal Axpe (Bergara). Presentó en 1996 una muestra en Elgoibar, organizada por Ongarri, con obras de 1982 a 1989 realizadas en el País Vasco: danza, retratos, romerías, carnaval... Este fotógrafo se ha especializado en la recuperación de procesos antiguos como goma bicromatada, cianotipia etc., o el emulsionado sobre distintos materiales. El efecto pictórico es notable en las fotografías de Ormazabal. Este proceso lo realizó por primera vez en EEUUU a cow-boys, que al obtener gran éxito ha ido aplicando posteriormente esta técnica a todas las temáticas: bodegones, retratos, escenas cotidianas. Sus fotografías son evocadoras, poseen ese halo de lo eterno en calma. Utiliza una técnica denominada Transferencia, mediante la cual una vez realizada la toma con Polaroid, y antes de que se procese, se puede transferir a una superficie alternativa, en este caso papeles artesanales que crean diferentes efectos y texturas. El artista Alejandro Garmendia (Donostia, 1959) es otro de los artistas polifacéticos que realiza emulsiones fotográficas sobre la tela que posteriormente cubre de varias capas de óleo. La obra de José María Aparicio (Durango, 1961) remite también a una estética de claros efectos pictóricos y sus series fotográficas de grandes formatos se relacionan directamente con la abstracción. Una artista que también posee efectos pictóricos y que está interesada en la experimentación y en el mensaje es María Elisaqueta (Barakaldo, 1940). Sus experimentaciones las realiza con goma bicromatada, trabajos de positivado en seda, manipulaciones con el ordenador en búsqueda de texturas diversas. De las generaciones jóvenes citamos en este apartado a Tere Ormazabal (Bilbao, 1967) cuyo proceso artístico, en el caso de su serie Empecinamiento parte de fotografiar en blanco y negro los objetos que le permitirán construir sus escenarios y posteriormente pintarlos para volverlos a fotografiar positivándolos en cibachrome logrando texturas y brillos que recuerdan al óleo. Sus bodegones, con frutas, peces, flores y vegetales también son un recorrido por la historia de la pintura y por sus irónicas y sorprendentes combinaciones de elementos logran crear un carácter surrealista. Darío Urzay o la pintura Darío Urzay (Bilbao, 1958). Un artista complejo, con gran proyección internacional, licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en la que también ha impartido clases como profesor desde 1983 a 1988. Se marchó a Nueva York durante ocho años continuando allí su trayectoria pictórica. Innovador y un auténtico creador de imágenes mestizas, utilizando en un principio los procedimientos tradicionales de la fotografía para luego adentrarse en los recursos digitales. Cuando expuso en la galería Windsor de Bilbao en abril de 1994 demostraba un arte nada convencional con fotografías que parecían pinturas, tomadas unas de las imágenes de la televisión y otras con referencias de catedrales góticas como la de Burgos con las que plasma dos tipos de luz una antigua y otra moderna. Sus Camera Strokes, imágenes de gran fuerza estuvieron expuestas en el Photomuseum en noviembre de 1994, estaban obtenidas mediante el movimiento de la cámara. En una entrevista con la crítica Enriqueta Antolín69 el artista afirmaba “no soy pintor, ni fotógrafo: soy un hacedor de imágenes. Utilizo la cámara de fotos como una brocha, hago con ella delante de la luz, el mismo gesto que han hecho todos los pintores desde hace siglos. Tenemos ya tal carga de pasado, que coger una brocha es coger toda la historia de la pintura, todos los gestos habidos y por haber”. En noviembre de 2000 expone en la Sala Rekalde de Bilbao una muestra en la que presentaba un juego galáctico y microscópico. En el periódico el País, del 9 de noviembre muy conciso y clarificador, Darío declaraba a su interlocutor, José Luis Merino que “la fotografía parece que refleja la realidad, pero es una mentira. La fotografía jamás ha reflejado la realidad sino que ha construido la realidad”70. “Lo que yo hago, prosigue son imáge——————————— 69. En el País-Babelia del 13 de septiembre de 1997. 70. En el País del 5 de noviembre de 2000 75 Aranzasti, Mª José nes. Y las imágenes estamos acostumbrados a verlas de maneras diferentes. Esas imágenes enfrentadas, saliendo una del techo y otra del suelo, quiero que estén así, porque una de esas obras ha generado a la otra, una es el negativo de la otra. O sea que si las dos se juntaran serían una misma cosa”. La utilización de Urzay de la imagen digital crea en sus pinturas una auténtica hibridación, unas bellísimas imágenes brillantes, de gran espectacularidad, misteriosas, orgánicas por múltiples sistemas circulatorios que las atraviesan. “Fundiendo los elementos de la fotografía tradicional con los de la información transmitida digitalmente, afirma en su clarificador ensayo David Pagel, con la pintura abstracta, sus mezclas transforman estos componentes en entidades extrañamente autónomas cuyas fuentes no pueden averiguarse y que no pueden ser explicadas por sus orígenes”71. Gorka Salmerón o la fotografía Gorka Salmerón (Legazpi, 1969). Su trayectoria ha sido autodidacta: sus inicios los realiza en la Sociedad Fotográfica Ikatza de Legazpi y posteriormente su formación se fundamenta en la realización de diferentes cursos y talleres, siendo muy importante su paso por Arteleku que le abren nuevas posibilidades y vías. Posteriormente realiza una serie de talleres de fotografía, de electrografía, de fotografía digital, de gestión de la imagen, de holografía, de revelado, siendo el último un taller de fotografía en este año 2000 con Manolo Laguillo en Logroño. Sus trabajos se van a realizar siempre en cuanto a temáticas o a series. Las primeras, Emulsiones (1989), Paris egunetik egunera, gelatinobromuro/gomas bicromatadas, en blanco y negro y Condenados a pensar son de 1990. En 1991 realiza una serie de en cibachrome Puertas. Trabajo todavía inédito, sin exponer pero muy sugerente. Montaje de dos fotografías para hacer una. Con la frase “hay cosas conocidas y cosas desconocidas, en medio hay puertas”, así encabeza el autor esta serie. Sus Polaroid o El color de la luz es para el propio autor un trabajo experimental sobre la luz, el color y la forma. Presentó en las salas de la BBK en septiembre de 1993, tras hacerlo previamente en su localidad natal de Legazpi “Leaxpi industri paisaiak” un reflejo del paso del tiempo en esta localidad en la que el artista se centra en la industria del hierro en la empresa de Patricio Etxeberria: kilómetros ——————————— 71. David Pagel. De ojos, lentes y pantallas: el realismo híbrido de Darío Urzay. En el catálogo Darío Urzay. Pinturas 1997-2000. Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 2000. 76 de pabellones, máquinas infernales, de las que Gorka sacará más de 1500 fotografías de una Hasselbad de angular cuadrado de las que presenta una cuidada selección, 45 conjuntos de 85 fotografías en la que los negros destacan en grandes contrastes. En la visualización de la serie se juegan con las abstracciones con la realidad, resulta ser todo un documental gráfico e histórico. La fotografía de los operarios en el momento del hamaiketako, (fotografía censurada por la propia empresa de Patricio Echeverría) posee una belleza plástica muy poderosas. Esta exposición recorrió numerosas localidades, llegando incluso a Israel, al Museum of Photography de Tel-Hait. Está realizada en blanco y negro con gelatinobromuro virado al selenosulfuro y al oro. Otra serie anterior, la de Ruanda de 1992 que se expondría en 1995 está basada en una visión etnográfica de la forja tradicional, del proceso de elaboración de cerveza de banana y supone el retrato de la vida cotidiana de ese país, justo antes de las matanzas tribales. Testimonio auténtico, bellas imágenes, retratos, todo un documento de valor antropológico sobre la recogida de las cosechas, fabricación de ladrillos, En octubre de 1996, gana en su novena edición uno de los premios de Imagínate Euskadi por la serie Paseoak eta Paisaiak/Paseos y Paisajes, imágenes en color que tienen unas claras alusiones pictóricas, incluso de estilo impresionista. Realizadas con una cámara panorámica, a velocidad lenta y moviéndola manualmente, con un movimiento aleatorio. No son posteriormente manipuladas. Son paseos por el interior de Gipuzkoa hacia la costa. Están hechas a color-Duraflex. Tal y como se ha definido son paisajes reinventados, “su referente, dice Salvador Rodés no es la naturaleza, sino el proceso tecnológico con el que genera imágenes, que sin remitirnos al paisaje, nos transmiten su espejismo inalcanzable. El paisaje adquiere, entonces, una nueva dimensión espacial, convertido en el escenario de una visión apasionada, que nos hace imaginar las formas de otra realidad distinta”. En 1998 presenta la serie Arrantzaleak realizadas como reportaje en Color- Radiance Select. Se publica una selección en la colección Bertan nº 12 Itsas Arrantza de la Diputación Foral de Gipuzkoa y estuvo presente también en la Primavera Fotográfica 2000. En el 2000 realiza la serie Natura en la que Salmerón recobra de nuevo el blanco y negro, la Hasselbad y plasma una serie de conjuntos de imágenes que recorren los 360º, creando una panorámica. La temática es el paisaje, los árboles, el agua y la pequeña huella del hombre. Están realizadas en diferentes estaciones, recurriendo a las mismas tomas, los mismos árboles pero predomina más el invierno, los árboles están sin hojas. Otra de las obsesiones de Salmerón es que fotografía casi siempre su entorno Panorama general de la fotografía en el País Vasco: temáticas, nuevas tendencias y hábitos perceptivos... más inmediato: su Legazpi, sus montes, sus aledaños: Arrasate-Legazpi, Gorosti, Arrola para hacer un poco de historia: las hayas mochas para el carbón, las ferrerías primero de viento, luego de agua, luego las de Patricio. Aparecen también diferentes imágenes de san Adrián y dentro de esta misma serie son francamente atractivas y sugerentes las 8 fotografías correspondientes a la canalización del río en Orbaizeta (Navarra), unas importantes estructuras arquitectónicas que desde comienzos de siglo están en estado de abandono. También hay fotografías de pequeño formato de 10 x10 cm cuidadosamente enmarcados, obteniendo el efecto de caja o de objeto. Por otra parte siempre este artista ha cultivado el autorretrato, el retrato, ha participado en diferentes portadas de discos y fotografías más sui generi como la de Lakide, de una bañera surge del sumidero un helecho. No hay que olvidar que Salmerón no manipula nunca el paisaje ni tan siquiera lo trastoca. Lo fotografía tal cual. Desde 1989 hasta aquí ha logrado importantes premios y becas. Es seleccionado en la Muestra de cinco jóvenes fotógrafos guipuzcoanos realizada por la Diputación foral de Gipuzkoa en 1989, de quien consigue dos becas de ayuda a la creación. Seleccionado en diferentes certámenes de Imágenes Jóvenes del Instituto de la Juventud de Madrid (1992 y 1993). Premios Imagínate Euskadi en 1996 y el VII Central Hispano de Plata, etc. La colaboración en el libro de arte de la Kutxa, con textos de Edorta Kortadi, en noviembre de 2000 junto con otro fotógrafo, es una de sus últimas realizaciones junto a una exposición de retratos en el mes de julio de 2001 en la galería Gaspar de Rentería. Bernad Clemente o el compromiso Considerado como uno de los mejores reporteros Bernad, Clemente (Pamplona, 1963). Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Fotografía-Cine-Vídeo por la Universidad Central de Barcelona comienza a trabajar como ayudante del fotógrafo Koldo Chamorro. Bernad aspira a que sus reportajes fotográficos sean “ una pequeña huella de cómo el hombre de hoy siente la vida. Así sus reportajes: jornaleros andaluces de Marinaleda (1987), el entierro de Camarón, los temporeros de la vendimia, temporeros del espárrago, el homenaje a la Pasionaria son plenamente emotivos, son fotografías sentidas. La foto montada no le interesa. Necesita Bernad estar allí, ser testigo de las injusticias, conocer en directo. En 1989 comienza un largo trabajo, que le ha llevado diez años, sobre el tema de la violencia: imágenes de la kale borroka o violencia callejera, miles de imágenes que el mismo autor tituló Ke arteko egunak (Días entre humo) y que ya da por zanjado. En 1997 proyecta una selección de estas imágenes en Arles. En 1991 participa junto con otros fotógrafos en “El Museo de Navarra visto por ocho fotógrafos” y en el 92 en el “Open Spain” del Museum of Contemporany Photo de Chicago. En 1993 realiza la guía de arquitectura de Pamplona, recibe la beca Photo press por el proyecto “Mujeres sin tierra” (1994), trabajo que tiene también una selección de fotografías publicadas en un libro con el mismo título, editado por el Centro Andaluz de Fotografía bajo el patrocinio de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en el año 1999, que se centra en la vida cotidiana de las mujeres saharauis en el exilio de los campamentos de Tinduf (Argelia). En esta serie de fotografías se intuye también la propia alma del fotógrafo y comprendemos mejor aún cuando el propio autor afirma “hago fotografías para poder vivir los acontecimientos que afectan a la vida de las personas, ser testigo cálido y cercano e intentar dejar una pequeña huella de cómo las personas de hoy sienten la vida”. En la portada del libro se explica cómo está estructurado el libro, las fotografías responden a la estructura narrativa, basada en la ceremonia ritual del té, que gobierna la vida del pueblo saharaui, “que otorga un ritmo especial a sus días, a sus silencios, a su espera. El libro se compone, de tres partes que equivalen a cada vaso de té. El primero es amargo como la vida. El segundo es dulce como el amor. El tercero es suave como la muerte”72. En 1994 inicia su trabajo sobre la situación de Chiapas que proyectará en “Visa pour l´image” en Perpignan. En 1995 participa en el proyecto “Pauvres de nous” junto a otros fotógrafos como Luc Delahaye, Jane Evelyn Atwood, Jean Louis Courtunat, Martine Franck etc., todo un compendio de imágenes sobre los más desheredados, los marginales, los indigentes de cualquier capital del mundo, los drogadictos, los viejos encerrados en tristes células, acorralados, como trastos. Las fotografías como compromiso. “De todas las exclusiones, afirma Annick Cojean la de nuestros mayores es quizás la más cobarde, la más ingrata, la más egoísta. La idea de que la consideración de una persona varíe según la edad es una idea grotesca. Por esto “Les petits frères des pauvres” han concentrado la prioridad de sus acciones en la vejez. Porque los viejos son más vulnerables que los otros. Más solos también. Y porque como muestran las fotos, es de fraternidad, de respeto y de escuchar de lo que están necesitados. Y de risas. Y de sueños. Y de amor”73. ——————————— 72. En Clemente Bernad. Mujeres sin tierra. Almería, Centro Andaluz de la Fotografía, 1998 73. En Pobres de nosotros. Imágenes de la exclusión. París, Centre National de la Photographie, 1996. Colección Photo Notes). 77 Aranzasti, Mª José En 1996 comienza su participación en el proyecto Descubrir España de RBA/National Geographic fotografiando el Camino de Santiago en Navarra, la Comunidad Autónoma Vasca y Aragón. Participa en 1999 en el proyecto “Una mirada de carnaval” en Badajoz para MEIAC. Son necesarias las imágenes de Bernad porque siempre de ellas descubrimos o constatamos una realidad que clama una ética. Como muy bien lo expresa Carlos Canovas “ su conquista imposible supone una batalla que se libra en las propias entrañas. Quedan jirones por todas partes. Eso, y nada más, son las fotografías que van dejando quienes se plantearon las cosas con sinceridad. No son fragmentos de realidad o de verdad; son enganchones de uno mismo, pequeñas o no tan pequeñas heridas que dejan prendidos pedazos aquí y allá, sin remedio, recuerdos grabados en el pergamino de la piel propia antes que en ningún otro sitio, dolorosas llagas que queman”74. Nicolás López o la diversidad Nicolás López (Pamplona, 1956). Ha realizado una obra dispersa abarcando diferentes temas: desnudos, retratos, paisajes, fotos creativas... Desde los 70 su formación ha sido autodidacta. En 1983 realiza una serie de obras de pequeño formato de marcado carácter pictórico, en las que la fotografía se utiliza como mero soporte para luego ser manipuladas con ceras. En 1986 sus desnudos masculinos crearon impacto, porque apenas se habían tratado. La mayoría son medios cuerpos realizados con velocidad muy lenta de obturación, luz continua creando una atmósfera muy sugerente. Resultados muy nacarados, suaves y de fuerte contraste con el negro del fondo que suponen un ejercicio realizado en su día por este artista. Posteriormente realizó una serie de desnudos manipulados posteriormente con ácido creando un efecto de envejecimiento que forman parte de la Colección del Museo de Navarra. En 1988 realiza una serie de 50 retratos de personajes de Navarra que fueron expuestos en el citado museo, en los que el autor intenta conseguir la magia individual, el alma de cada personaje en definitiva junto con cuatro autorretratos, tema que también prosigue en 1990-91 con efectos de nuevo plástico y esta vez en polaroid que les traslada a papel fotográfico de 1 m x 1 m, a partir de ese negativo. Por encargo del Museo de Navarra realiza en 1991 una serie de experimentación, Animalia, sobre el tema del Museo visto por 8 fotógrafos. ——————————— 74. Carlos Cánovas. Clemente Bernad. Pequeña guía para descreídos. Madrid, editorial la Fábrica, 2000. (Col. Photobolsillo nº 23. 78 Recibe en 1995 el primer premio de Renfe por la novena edición del prestigioso certamen Caminos de hierro. “Album de viaje” comenzada en 1987 en Roma se expuso por primera vez en Pamplona y en Madrid el año 1995; recientemente ha sido expuesta con incorporación de nuevas imágenes durante el mes de noviembre de 2000 en Elgoibar, y es la obra más madura y personal de este fotógrafo que a través de una selección de fotografías muestra un trabajo que tiene un inicio pero no un fin. En este proceso la selección de las imágenes es fundamental. Son hasta la actualidad 80 fotografías, siendo como ya se ha dicho un trabajo abierto, importando ante todo las sensaciones. Las imágenes ni son espectaculares, ni parecen importantes, sólo narran pequeñas parcelas intimistas, incluso algunas son anodinas, descubriéndose además claras sensaciones de tristeza y nostalgia. De 1994-96 es la serie de escenarios con muñecos recreando unos mundos fantásticos e irreales, de carácter muy cinematográfico, con cierto halo catastrofista y pesimista. Es un trabajo hasta la fecha inédito aunque haya utilizado el autor este sistema de sombras para trabajos publicitarios. En 1994 realiza la interesante serie Venganza, una serie que critica el mundo de la belleza y de la moda realizando a través de diferentes collages y utilizando cabezas, ojos, sonrisas de diferentes modelos unas imágenes monstruo. De 1994-95 es también la serie sobre Pamplona, creando una ciudad inventada a través de diversos montajes en los cuales el primer plano es inventado. Otra vez de nuevo la escenificación, el cine, la invención. En la primavera de 1999 realiza una instalación en el Horno de la Ciudadela de Pamplona titulada “La noche interior” en la que el artista en la sala oscura, cilíndrica y tan sugerente del Horno ilumina con 21 llamas otro espacio circular en el que el centro coloca un sinfín de manos extendidas. A propósito de esta exposición el crítico Juan Zapater relataba que “lo que en el comienzo fue azar, ahora es un proceso de puesta en escena, una sutil y evidente maniobra de manipulación en cuyo juego se proyectan un sin fin de sugerencias. Al volver al principio tras pasar por los jugos de la reflexión, Nicolás López reinventaba su propia sensibilidad perceptiva”. Con el proyecto “El rostro efímero”, bebés que cambian rápidamente de físico el autor se adentra también en la experimentación de la imagen digital. Proyecto en curso de este año 2000. La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización en el País Vasco (Electronic image and sounds in contemporary art. An overview of the international panorama and its contextualisation in the Basque Country) Rekalde, Josu Facultad de Bellas Artes Dpto. Pintura Campus de Bizkaia Bº Sarriena s/n 48940 Leioa En este articulo se intenta dar una visión del arte relacionado con las nuevas tecnologías, apoyándose por un lado en el contexto tecnológico y por otro en el panorama artístico internacional en el que se inserta. Desde esta posición metodológica se hace un recorrido por el arte electrónico ubicado en el País Vasco, desde las primeras manifestaciones cinéticas y cinematográficas hasta el video arte, el arte de las redes o el arte interactivo. Palabras Clave: Arte electrónico. Arte Cinético. Cinematografía. Vídeo arte. Arte de las Redes o Net Art. Arte Interactivo. País Vasco. Artikulu honetan, teknologia berriekin loturiko arte-ikuspegia eman nahi da, hartarako bai teknologiaren testuingurua eta bai txertaturik aurkitzen den nazioarteko arte-panorama ere oinarri harturik. Jarrera metodologiko horretatik, Euskal Herrian kokatzen den arte elektronikoaren gainbegiratu bat burutu da, lehen agerpen zinetiko eta zinematografikoetatik bideo arte, sareetako arte edo arte interaktiboraino. Giltz-Hitzak: Arte elektronikoa. Arte Zinetikoa. Zinematografia. Bideo artea. Sareetako artea edo Net Art. Arte Interaktiboa. Euskal Herria. Dans cet article on essaye de donner une vision de l’art en relation avec les nouvelles technologies, en s’appuyant d’une part sur le contexte technologique et, d’autre part, sur le panorama artistique international dans lequel il s’insère. Depuis cette position méthodologique, on fait un parcours sur l’art électronique situé en Pays Basque, depuis les premières manifestations cinétiques et cinématographiques jusqu’au vidéo-art, l’art des réseaux ou l’art interactif. Mots Clés: Art électronique. Art Cinétique. Cinéma. Vidéo-art. Art des Réseaux ou Net Art. Art Interactif. Pays Basque. In this article an attempt is made to give a vision of art related to new technologies, supported on the technological context on one hand and on the international artistic panorama in which this technology is inserted. >From this methodological position, we tour the electronic art located in the Basque Country, from the first kinetic and cinematographic demonstrations up to video art, the art of the networks or interactive art. Key Words: Electronic art. Kinetic Art. Cinematography. Video art. Art of the Networks or Net Art. Interactive Art. Basque Country. XV Congreso de Estudios Vascos: Euskal zienzia eta kultura, eta sare telemetikoak = Ciencia y cultura vasca, y redes telemáticas = Science et culture basque, et réseaux télématiques = Basque science and culture, and telematic networks (15. 2001. Donostia). – Donostia : Eusko Ikaskuntza. 79 Rekalde, Josu INTRODUCCIÓN El Arte de una época y mucho más si cabe ésta que nos toca vivir, no se reconoce ni se cuenta a través de las obras aisladas de los artistas, sino contextualizadas en el pensamiento social, cultural y tecnológico que las ha generado. Trataré de huir por lo tanto de dar importancia al primer artista en utilizar tal o cuaal tecnología, ya que desde mi punto de vista preguntas como ¿quíen fue el primero en utilizar el CDRom o Internet?, sólo valen para ocupar algún titular de efemérides cuando alguien se muere, pero poco importan en cuanto a arte se refiere. Es evidente que el cambio tecnológico que hoy vivimos está cambiando nuestros hábitos de una manera más profunda de lo que en mil novecientos setenta podría pensar el mismo Mc Luhan. A principios del siglo XX lo tecnológico era evocado por las imágenes de la tecnología del XIX, pesados ejes de hierro fundido y engranajes que rotaban y chirriaban a merced del impulso eléctrico o petro-térmico; más tarde el coche, el avión y el televisor sustituirían progresivamente a aquellos iconos simbólicos del progreso tecnológico. En nuestros días en cambio, cuando nos preguntan por tecnología, sólo nos viene a la mente una caja que corresponde a la CPU de un ordenador. Llena de microprocesadores esta caja gestiona silenciosa e invisiblemente infinidad de procesos automáticos; eso sí, visualizándolo todo en una bonita pantalla en color y en alta resolución gráfica. La utilización de las manos ha significado para el pensamiento humano su primer intermediario con los objetos externos, su primera “interface” con la realidad; esta tarea de comunicación establecida entre el pensamiento y la capacidad de transformación de los objetos constituye el germen del proceso tecnológico; y este proceso, junto a la aparición del lenguaje, transformará la propia estructura mental del ser humano. Con las tecnologías informáticas hemos pasado de actuar con la mano como instrumento directo, es decir, “manipulando” su entorno físico, a la mano cibernética teledirigida y teleprocesada. A pesar de que entre estas dos fases ha pasado un tiempo relativamente grande para la medida temporal de una vida humana, es este un tiempo relativamente pequeño con respecto a la evolución de la especie. Con la entrada de la electrónica en el mundo del arte, entra así mismo a intermediar entre la imagen y su observación un nuevo concepto, y este es sin duda el llamado “Interface electrónico”. Para Peter Weibel: “En el momento en que la imagen ha necesitado de un aparato para ser vista, por ejemplo en el caso del vídeo, o un teclado, en el caso del ordenador, no ha habido más remedio que constatar ineludiblemente que existe una interfaz que se puede manipular. El horizonte actual de la generación y contemplación de imágenes se ha visto sustituido por un horizonte artificial dominado permanentemente por tecnologías de la 80 interfaz.” (Peter Weibel, Conocimiento y Visión. En el Catálogo Cibervisión 99). Cabe preguntarnos sobre las necesidades y motivaciones que han originado esta transformación, sobre la implicación del cambio social en el cambio tecnológico. Las tecnologías no surgen del estudio abstracto de un grupo de inventores, sino que nacen para satisfacer necesidades sociales, surgen como respuestas a las cuestiones que un grupo humano en cambio demanda: “En los ecosistemas humanos, el cambio tecnológico constituye una respuesta frecuente a los rendimientos decrecientes. Así,...cuando los cazadores y recolectores agotan su entorno y rebasan el punto de los rendimientos decrecientes, es probable que empiecen a adoptar un modo de producción agrícola;... También cabe considerar la transformación de las formas de agricultura preindustrial en las de tipo industrial basadas en la petroquímica como una respuesta al agotamiento y al rendimiento decreciente por unidad de esfuerzo.” (Marvin Harris, 1977). Podríamos añadir que la transformación de la era industrial en otra electrónica se debe al agotamiento de las fuentes petroquímicas. Además las máquinas ya no deben producir al máximo de su capacidad, sino justo lo que el sistema de intercambio comercial, basado en la comunicación mediática, demande. La telecomunicación sustituye a multitud de trabajadores que antes gestionaban los intercambios comerciales, convirtiéndose en sí misma potencial de trabajo. Surge así un nuevo concepto de trabajador, en la programación, en el teletrabajo, en el telecomercio etc. En la época industrial el arte parecía estar limitado a unos pocos arriesgados con más o menos fortuna. El mercado del arte subsistió manteniendo la misma tecnología del renacimiento: pintura y escultura, cambiando únicamente su forma interna, la manera de representación. Fue en esa representación donde tecnologías como la fotografía influyeron, liberando por una parte a la pintura de tener que cumplir un papel de analogía con la realidad, e impulsando, por otra parte, la investigación de fenómenos como la impresión retiniana del color. Pero la verdadera revolución de las vanguardias no ha consistido en sus formas generadas y plasmadas en una pintura o en una escultura, sino más bien en el hecho ideológico que posibilita a un mayor número de autores-creadores a acceder a la producción artística. Rompieron de alguna manera con el gremialismo del oficio artístico, agotándose de este modo los sistemas de producción anteriores y demandándose en el arte, tal y como ocurría en otros sistemas de producción, el consiguiente cambio tecnológico. Como dice Peter Waibel refiriéndose al mundo del arte, con la intermediación de las tecnologías de la imagen, la forma de observación también va a cambiar: “Los instrumentos periféricos históricos La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... del aparato cinematográfico, desde la pantalla grande a la pantalla pequeña, se encuentran en el umbral de una revolución material que tendrá como resultado la sustitución de los medios y materiales que han servido históricamente como soportes de la imagen por otros nuevos” (Peter Weibel, Conocimiento y Visión. En el Catálogo Cibervisión 99). Este hecho traerá inevitablemente una nueva manera de establecer la comunicación entre creadores y espectadores, al igual que cambiará las formas de exposición museísticas. Lo cinético como objeto del Arte El siglo pasado comenzó con la velocidad como referencia de la modernidad, el automóvil y el avión eran los símbolos del progreso tecnológico, y al mismo tiempo eran para los artistas futuristas los símbolos de los que debía emanar también el arte. Con la proclama que hiciera en el manifiesto futurista, Marinetti constituye la expresión más clara del cinetismo como meta del arte. Así rezaba su cuarto postulado: “Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras con su capó adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de aliento explosivo..., un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”. (Fondazione e Manifesto del Futurismo, Figaro 20 de Febrero de 1920). Esta expresión, nacida como una reacción al post-romanticismo del final del siglo XIX, se caracteriza por el culto a la modernidad, a la máquina que avanza a toda marcha, incluida la maquinaria bélica que se estaba preparando para la segunda guerra mundial. En este contexto los futuristas italianos se interesaron muy pronto por el cinematógrafo, tecnología que ya llevaba unos veinte años funcionando. En 1916 publican en L´Italia Futurista el texto titulado “La cinematografía Futurista”; pero la influencia del cine se manifiesta tanto en la pintura dadaista como en el futurismo incluso antes de la utilización del propio cine por parte de estos movimientos. La influencia de la cronofotografia de Muybridge y de J.L. Marey en ciertas pinturas como el Desnudo bajando la escalera de Marcel Duchamp (1912) es evidente, pero algunos estudios revelan esta influencia cinematográfica, incluso en la escritura poética, donde las palabras “en libertad”, se convierten en un arte en movimiento, yuxtaponiéndose sus sentidos unos a otros de la misma forma que sucede en el montaje. A partir de los años veinte, cuando el cinetismo toma aires revolucionarios, se abandonan los postulados de las disciplinas tradicionales, y lo eléctrico y lo mecánico entra a formar parte de la obra de arte. Naum Gabo realiza su “Construcción cinética” (1920) en la que incorpora un pequeño motor, Vladimir Tatlin diseña entre 1919 y 1920 su proyecto para el monumento a la tercera internacional, donde además del potente dinamismo que proporciona la forma escultórica en forma de espiral, incluía varios pisos giratorios que debían “revolucionar” diaria, mensual y anualmente. Duchamp utiliza desde 1920 rotoscópios, compuestos por un motor y un disco giratorio, en este disco muestra en forma de hélice frases escritas y formas circulares. En 1925 registrará estas experiencias junto a Man Ray en su “Anemic Cinema” y su película “Rotorelieves”. Como vemos es muy difícil entender el entusiasmo modernista del arte de principios de siglo sin contextualizar el propio progreso tecnológico; los artistas se volcaron en la utilización sistemática tanto de la tecnología cinematográfica emergente, como en la introducción tardía de la mecánica y la electricidad símbolos de la revolución industrial del XIX. Lo móvil, los móviles, irrumpen en la escena artística, convirtiéndose en una constante que atravesará el siglo, tanto con autores como Calder, que entrarán en todos los museos, como con otros autores más desconocidos debido a su tangencialidad ante el arte institucional. En los años previos a la primera guerra mundial, el pintor Francis Picabia escribía que el “genio del mundo moderno es la máquina, y que es en la máquina donde el arte puede encontrar su más viva expresión”. Esta estética de la máquina entrará de lleno con Lászlo Moholy-Nagy, primero desde la Bauhaus y más tarde fundando en 1937 el Chicago Institute of technology. En este periodo comprendido entre 1910 y 1930 tanto Moholy-Nagy como Alexander Calder realizan obras en las que el movimiento no es una ilusión óptica, sino una aportación real a los objetos. Jean Tinguely, Nicolas Shöffer, Paul Bury y Harry Kramer introducen el movimiento electromecánico de una manera más precisa y contundente, la máquina adquiere su máxima expresión desplegándose a veces en escala y en dimensiones monumentales. Cuando la electromecánica entra a formar parte de las colecciones de los museos empiezan a surgir voces en contra y a favor de este tipo de arte, los conservadores de arte no saben cómo enfrentarse a estas nuevas obras, y lo más curioso es que tras cincuenta años aún no se sabe muy bien qué hacer con este tipo de obras, ya que el personal de un museo aún está habituado a un tipo de obra exclusivamente pictórica. De todas las investigaciones cinéticas quizás sea la realizada en torno a la pintura la más conocida, de hecho la denominación arte cinético se acuñó en torno a artistas como Víctor Vasarely o Carlos Cruz Diez entre otros. Pero el cinetismo parte como hemos dicho de una tradición que arranca a comienzos del siglo XX, y tal como apuntaba en 1970 la exposición Kinetics realizada en la Hayward Gallery de Londres, la definición de Cinético nace de los futuristas y llega a las denominadas 81 Rekalde, Josu Light Art, Cyborg Art o a los mismos Happenings y Performances. El movimiento es un concepto que, como apunta Merleau-Ponty, significa una modulación en un entorno familiar, y que nos lleva de nuevo a un problema central, cual es ese medio que sirve básicamente a todos los actos tanto conscientes como inconscientes. Si una lámpara que emite una luz en una habitación si se mueve transforma toda la percepción del espacio. Muchos artistas se han interesado en el hecho mismo de la luz, como el origen de la imagen y de la propia percepción espacial. De este modo los artistas empiezan a interesarse por la modulación lumínica, por la luz estroboscópica, por la luz negra, por el láser, etc. Por otro lado la industria comienza a investigar nuevos pigmentos con características de absorción y reflexión diferentes, tales como la pintura fluorescente o la fosforescente, que ofrecen junto a la experimentación con las fuentes lumínicas un campo de trabajo que a pesar de haber tenido su apogeo en los años 1970 la línea de investigación abierta sigue siendo trabajada por numerosos artistas. La exposición Kunst-Licht-Kunst, presentada en Eindhoven, Países Bajos, en 1916, abre las puertas a un movimiento que más tarde se llamaría Light-Art. En 1910 se fabrica el primer tubo de neón pero es en 1946 cuando un artista utiliza este medio como elemento plástico, se trata de una escultura llamada “Estructuras luminosas” realizada por el artista argentino Gyula Kosice. Más tarde, en las décadas de 1960 y 70, en un contexto crítico y conceptual diferente, Carl Andre y Donnald Judd juegan con los colores inherentes a los materiales mientras Dan Flavin y Bruce Nauman utilizan el material luminoso que ofrecen los tubos de neón para construir ambientes y textos. Experiencias cinéticas en el País vasco En un sentido amplio casi todos lo artistas han tocado de un modo u otro el tema del cinetismo en su obra, pero en este apartado me centraré en aquellas manifestaciones que a mi entender entroncan más directamente con el espíritu futurista del dinamismo. En este sentido la experimentación con la obra llamada Par Móvil o Par ingrávido (1956) de Oteiza aporta toda una lección sobre el cinetismo en estado puro, ya que partiendo de dos elementos pasivos e inertes desde el punto de vista cinético construye un elemento dinámico que rueda como un teórico perpetuum movile. Como apunta Txomin Badiola en el catálogo Propósito Experimental de Jorge Oteiza, Oteiza ha rechazado siempre todo tipo de cinetismo en su obra, debido sobre todo a que en esa época la identificación de ese termino con la obra de Calder era inevitable; en el Par móvil “hay dos puntos de apoyo que, por insuficientes para garantizar su estabilidad, buscarán el tercero cre82 ándose un móvil continuo desde su consistencia estructural”. (Txomin Badiola en Propósito Experimental Catálogo de Jorge Oteiza). En el contexto de los años 70 artistas como Javier Urquijo trabajan la luz de neón y la llamada luz negra con un sentido de experimentalidad muy elevada pero que se alejaba, en cierta manera debido al propio contexto sociopolítico, de las experiencias minimalistas americanas, además la exhibición de estas obras se alejaba a veces de los espacios artísticos al uso aprovechando la coyuntura económicamente más idónea que proporcionaban el interiorismo y la escenografía de teatro. Pero analizando estas experiencias desde la perspectiva actual, hallamos muchos puntos en común ya que ambas parten de una raíz común inscrita en la vanguardia constructivista. Vanguardia constantemente renovada y renombrada en el País Vasco por Jorge Oteiza, al que se debe en gran medida que artistas más jóvenes como Sistiaga, Javier Urquijo o Fernando Morquillas se interesasen por nuevas formas y materiales alejándose y revelándose constantemente ante la supuesta tradición vasca entroncada en el hierro en la piedra y en un naturalismo postimpresionista. En una entrevista con Javier Urquijo me manifestó éste su admiración por el cinetismo en estado puro, y es por ello que empezó a interesarse por las nuevas relaciones entre la luz y los materiales que lo reflejaban. Esta fascinación por lo cinético es la base de todo el arte relacionado con las tecnologías electromagnéticas y electrónicas, siendo también la base de la que pretende partir este articulo. Aunque en este texto me internaré por otros caminos diferentes al llamado Light art, pienso que las experiencias llevadas a cabo en el 2000 en el espacio Abisal de Bilbao por Fermín Moreno y José Ramón Bañales (Bada), cuando realizaron una obra con una pintura fosforescente que retenía la luz, es una línea de investigación que prueba que ningún camino está obsoleto. En el terreno de las fuentes de luz ya sean de neón o incandescentes, destacan las experiencias de Juan Crego, en cuyas instalaciones utiliza diferentes tipos de fuentes de luz, creando ambientes a veces autorreferenciales con la propia percepción lumínica. Otra artista, Anabel Quincoces, que trabaja sobre todo con en vidrio ahondando en el tema de la transparencia y el agua utiliza a menudo los tubos de neón componiendo con ellos números simbólicos que completan un ambiente seudo acuático. La imagen móvil (Cine-tica) Con la invención del cine la imagen móvil adquiere un soporte tecnológico, lo que propició que en torno a él floreciera una vanguardia artística. Al sucederse una imagen fija detrás de otra y añadiendo un pequeño desplazamiento entre lo representado en ellas se invento un canal de comunicación dinámico. Como indica Abraham La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... Moles, el procedimiento fundamental de la creación del movimiento es el denominado Muestreo Subliminal. El proyector crea el movimiento mediante la reproducción de un muestreo temporal: “Una serie de imágenes fijas, tomadas de la realidad y presentadas en una ventana temporal adecuada, reproducen el movimiento”(Moles, 1974, 352). Este muestreo suficientemente informativo de una realidad espacial será imperceptible, es decir, subliminal, ya que la frecuencia de imágenes es superior al umbral de separación temporal del ojo humano. Este canal dinámico proporciona pues al espectador una “experiencia vicaria” haciéndole participar en cierto número de elementos de la situación del observador primero, que es en este caso el creador. Con la imagen móvil la temporalidad se inserta en la imagen, y se convierte en regla de juego para la percepción del fenómeno visual que consiste en ver un objeto animado. Esta regla de juego establece que para reproducir el tiempo real es necesario proyectar las imágenes en el mismo tiempo y la misma velocidad que en el que fueron registradas. Por regla general veinticuatro o veinticinco imágenes por segundo, para que la percepción sea inmediata, sin parpadeos. La percepción de la imagen en movimiento, en general, nos impone por su constitución física una regla temporal, un tiempo inherente que es objetivable materialmente en metros de película, de cinta o en número de bits digitales. El audiovisual es un fenómeno temporal, y este fenómeno es en definitiva un hecho dotado de movimiento. “Y el movimiento solo existe en cuanto que percibido; no habrá pues, cine, en contraste con el estímulo visual de la imagen fija, sino para una imagen animada, con lo que llegamos a esta definición a la vez vulgar y heurística: el cine es el arte y la ciencia de crear una imagen en movimiento, de introducir el tiempo en el espacio, de animar una imagen”(Moles. 1974, 354-355). Gilles Deleuze, en su obra La imagen-movimiento, retoma el pensamiento bergsoniano y analiza la reconstrucción que el cine hace del tiempo. De esta forma define al cine como un sistema que reproduce el movimiento refiriéndose a un instante cualquiera, aludiendo así a la primera tesis de Bergson sobre el movimiento y la concepción mental de éste. “Vosotros no podéis reconstruir el movimiento con posiciones en el espacio o con instantes en el tiempo, es decir, con –cortes– inmóviles... sólo cumplís esa reconstrucción, uniendo a las posiciones o a los instantes la idea abstracta de una sucesión, de un tiempo mecánico, homogéneo, universal y calcado del espacio, el mismo para todos los movimientos. Entonces, de las dos maneras, erráis el movimiento”(Deleuze, 1984, 14). Bergson bautizó la falsa reconstrucción del movimiento, que realizamos al pensar en el tiempo con instantes fijos, con el término de “falsa ilusión cinematográfica”. El cine nos presenta pues un falso movimiento, convirtiéndose en la paradoja para la comprensión de un fenómeno mental ya que al igual que el pensamiento el cine procede con dos datos complementarios: cortes instantáneos llamados imágenes y un movimiento o tiempo impersonal uniforme y abstracto que es el dado por el proyector. Las vanguardias artísticas del siglo XX y el cine En la historia del cine es pertinente hacer una aclaración terminológica entre el llamado cine experimental y cine de vanguardia. Para hablar de experimentación en el cine del siglo XX es necesario, como apunta Jean Mitri, ponerse primero de acuerdo en el contenido del término experimentación. Atendiendo a las diversas concepciones se llama experimental a todo film de “vanguardia”, ensayo de laboratorio, film abstracto, surrealista o cine underground. En este sentido afirma J. Mitri: “No existe cine experimental antes de los años veinte. Por el contrario, todo film que contribuyó al descubrimiento y perfeccionamiento de un lenguaje, en busca de sus medios expresivos, puede considerarse como experimental, aunque no hayan llegado al estatus de obra de arte” (1974. Mitri, Jean. Historia del cine experimental. Ed Fernando Torres, Valencia pg 26.) Para J. Mitri, el cine experimental propiamente dicho tuvo por objeto el descubrimiento de un cine puro, desligado de lo que no era especificamente fílmico. A pesar de ello, el origen de éste está más en la pintura que en el cine, aunque por supuesto cuenta con un poder potencial sobre el descubrimiento de nuevos elementos expresivos. Es así como a lo largo de la historia artística, este cine se desarrolla paralelamente a las vanguardias pictóricas, del expresionismo al surrealismo, desde Fritz Lang a Luís Buñuel. Más tarde la gran industria comenzará su andadura y el cine experimental queda relegado a circuitos de exhibición diferentes, como el del cine underground, el de los cine clubes o los festivales especializados. La labor desarrollada por las vanguardias cinematográficas de los años 20 en la búsqueda de lo que se denominaba “arte puro” y “cine puro” merecen una mención especial. La escuela soviética de Lev Kulechov se esforzó en valorar las imágenes cinematográficas como iconos-ideas que actuarían como símbolos en una cadena cinematográfica, es lo que más tarde Einsenstein llamaría “montaje ideológico”. En cambio la escuela francesa, siguiendo las experiencias de Abel Gance, se empeñó en la búsqueda de un ritmo visual puro y una búsqueda relativa al valor de “duración” de las imágenes. A partir de la proyección de la rueda de Abel Gance se experimentó un tipo de cine cuyo montaje tenía una forma rítmica alterada, la cadencia secuencial se aceleraba con planos cada vez 83 Rekalde, Josu más cortos, “la brevedad de los planos, la rapidez del tempo, permitieron reparar más fácilmente en las posibilidades rítmicas del film y, a partir de entonces, se multiplicaron las búsquedas teóricas, dando nacimiento a un movimiento calificado como –vanguardia– porque no tenía otra finalidad más que la búsqueda pura”. (Mitri, Jean. Estética y Psicología del cine. Ed. Siglo XXI, Tomo1. Madrid 1978. Pg. 393) Entre los años 1920 y 1925 la búsqueda del ritmo llevó a los cineastas a comparar las imágenes cinematográficas con la música; J. Mitri cita en su libro Estética y psicología del cine a G. Dulac como representativo de esta tendencia. “Solo la música”, dice Dulac, “puede evocar esta impresión que también propone el cine, y nosotros podemos comprender a la luz de las sensaciones que nos ofrece, aquellas que el cine del futuro nos ofrecerá”; este futuro que Dulac predicaba quería ser un cine integral, una obra total sin tema. “El film integral que todos soñamos componer es una sinfonía visual hecha de imágenes rítmicas, y que únicamente la sensación de un artista coordina y arroja sobre la pantalla”. De esta manera comenzó a gestarse un movimiento en el que intervendrían artistas plásticos conocidos como Fernand Leger, Marcel Duchamp, Man Ray o Picabia en Francia y Vicking Eggeling, Walter Ruttman o Hans Ricter en Alemania. Jean Mitri apunta al artista moscovita de nacimiento, adscrito a la escuela francesa, Leopold Survage, con sus filmes titulados Ritmos coloreados, como un exponente de los trabajos de cine puro mencionados anteriormente. Así escribía Survage, en la revista “Les soires de París”, dirigida por Apollinaire: “El ritmo coloreado no es de ningún modo una ilustración, o la interpretación de una obra musical. Es un arte autónomo, aunque basado en los mismos datos psicológicos que la música” (op.cit. pg.397). Hemos de tener en cuenta que este acercamiento a lo musical era puramente rítmico y visual, el cine sonoro empezaría su andadura bastantes años más tarde. En un trabajo titulado “Ballet Mecanique”(1924), Fernand Leger crea, a través de formas abstraizantes de maquinarias en movimiento, un ritmo de imágenes que se asemeja, por su carácter de movimiento puramente formal, a una rítmica sonora. Por su parte, además de jugar con el movimiento propio de los objetos móviles filmados, Man Ray introduce la luz como un elemento constituyente del movimiento y del ritmo. En el film titulado Retour a la Raison de 1923, una alineación de reflejos lumínicos envuelven el cuerpo de una mujer creando un ritmo independiente del movimiento de la cámara. En Etoil de mer, de 1928, juega con el “flou” o desenfoque, estableciendo una relación entre la imagen y el texto de la poesía “si les fleurs etaient en verre...”. En Emak Bakia, de 1926, titulo que toma de las inscripciones de las lápidas del cementerio de Biarritz, lugar en el que realiza la película, vemos un collage en 84 un estilo futurista donde la velocidad es la única relación constante, la de los coches, la de las olas del mar, los reflejos en movimiento, las casas filmadas desde un automovil. La narratividad se rompe a favor del ritmo visual, al igual que el cubismo estaba rompiendo con el punto de vista único y al igual que Stravinsky sorprendía con acordes asonantes en “La consagración de la primavera”. Posicionandose a favor de una cinematográfica con un lenguaje narrativo, Jean Mitri estima que estas experiencias cayeron en el error de pensar que los ritmos visuales eran la condición misma y la finalidad expresiva del cine. Su error consistió, dice Mitri, en “exigir de inmediato un arte puro, un ritmo puro, que canalizase en beneficio de la imagen animada los beneficios del cubismo, del surrealismo y otros ismos entonces en boga; arte que era precisamente todo lo contrario de lo puramente cinematográfico” (J.Mitri. Estética y psicología del cine). Discrepo de Mitri en el sentido de que las experiencias de lo que él llama ritmo puro, sean extrapolaciones de las artes plásticas al cine, ya que en el contexto artístico en el que se realizan la utilización de un formato u otro estaba al servicio de un concepto de arte que trascendía la idea de disciplina exigida por la maestría en el trabajo de un material o de un lenguaje. Como decía Gilles Deleuze, en La imagen-movimiento del cine surge toda una materia que se constituye en relación a la “especificación” y a la “diferenciación”, esta materia conlleva restos de modulación de toda clase: sensoriales (visuales, sonoras), kinésicas, intensivas, afectivas, rítmicas, tonales e incluso verbales, orales y escritas. La imagen movimiento se convierte así en un continente de referencialidades simbólicas en constante movimiento. En este sentido debemos mencionar toda una línea de investigación que intenta trabajar en cine la abstracción pura entre 1916 y 1922, como Viking Eggeling, Hans Richter o Walter Ruttmann que después parece detenerse a favor de un cine más figurativo y surrealista, pero que regresa entre los años 1930 y 1960 con nuevos seguidores, como es el caso de Norman MacLaren. Norman McLaren, fue un artista escocés afincado en Canadá tras haber participado en la guerra civil española a favor de la República en los batallones internacionales. El cineasta de Durango José Julián Baquedano, en su libro Norman McLaren, hace un exhaustivo recorrido por la cinematografía de este autor contextualizando su trabajo en una experimentación muy prolongada en el tiempo. Mc Laren es un artista que, entroncando con el cine abstracto, decide experimentar directamente en el celuloide sin necesidad de la intermediación de la cámara. Los filmes Arround is Arround (1950), Lines Vertical (1960), Lines Horizontal (1962), Mosaic (1965), Spheres (1969) o Syncrhomy(1971) suponen un ejemplo de la manera de trabajar directamente la abstracción geométrica La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... en movimiento. Y los filmes Hand-Painted Abstracción (1933), Colour Cocktail (1935), Rumba (1939), Loops (1940) o Shoryt and Suite (1959) son algunos ejemplos de una abstracción más lirica, utilizando la pintura directa sobre el celuloide, técnica que como veremos en el siguiente apartado utilizará Sistiaga. Vanguardia artística y cine en el País Vasco En este apartado no vamos a ahondar en los orígenes Históricos del cine en el País Vasco, ya que existen sobradas referencias bibliográficas al respecto, pero si esbozaré brevemente aquel cine que a mi entender ha estado ligado a la práctica y al contexto del arte contemporáneo y la experimentación que desde ese campo se han realizado en Euskal Herria. Como escribían Eugeni Bonet y Manuel Palacio: “EL País Vasco es un núcleo históricamente importante del cine de vanguardia realizado en el Estado español, con autores tan representativos como Iván Zulueta y Javier Aguirre o Ramón de Vargas y Eduardo Momeñe.” (Bonet Eugeni y Palacio José Manuel, Práctica Fílmica y Vanguardia artística en España 1925-1981. Universidad complutense. Madrid. 1983). Es importante constatar que tanto el nacimiento de uno de los primeros filmes experimentales en el País Vasco, en 1963, como la aparición del primer arte electrónico, en los encuentros de Pamplona en 1972, se deban en parte a las mismas personas. En primer lugar gracias al mecenazgo en ambos casos del empresario navarro Juan Huarte, y a artistas como Luis de Pablo, Jorge Oteiza o Nestor Basterretxea. En 1963 Nestor Basterretxea realiza una película bajo el titulo Operación H, en la que Luis de Pablo pone la música y Oteiza participa en el montaje; pero es la película Ama Lur, realizada por los mismos autores en 1968, la que populariza el llamado cine vasco. Partiendo de postulados Oteicianos este film se verá como un reflejo del “ser vasco”, una metáfora abierta a las miles de lecturas que durante esos años del franquismo se daba al arte contemporáneo. Como dice Esther Ferrer, lo interesante de hacer arte contemporáneo durante esos años era que todo aquello que no se entendía, automáticamente se concebía como antifranquista. En otro contexto Ramón de Vargas realiza en 1962 una película pintada directamente sobre celuloide titulada Canción Agria; como dice Ander González en su libro El Vídeo en el País Vasco, esta película establece unas relaciones perceptivas entre los elementos plásticos y los acústicos, siendo estos últimos de carácter electrónico y compuestos por él mismo. Ramón de Vargas será, como veremos más tarde (“Canciones vascas” 19801984) uno de los primeros autores en realizar obras experimentales en soporte electrónico. El film Ere, Erera Baleibu Izik Subura Aruaren (1968-1979), de José Antonio Sistiaga, ha sido un caso especial dentro del contexto del cine experimental europeo, ya que entronca por su factura abstracta y de realización pictórica directa sobre el celuloide con las experiencias que en Canadá estaba realizando Norman McLaren. Este film, producido al igual que Ama lur por la productora X Filmes financiada por Huarte, supone como he mencionado un caso especial porque para Sistiaga los filmes son extensiones de su obra pictórica, realizando éstas sin las referencias a los movimientos de cine experimental que se estaban realizando en otros lugares. Más tarde en 1988 realizará un nuevo film titulado “Alta Atmósfera” en el que vuelve a plantear con impresiones pictóricas una atmósfera en mutación constante. Así escribía José Castro sobre su primer film “Ere, Erera Baleibu Izik Subura Aruaren”, cuyo nombre no hacia más que despertar aún más “la sorpresa que la película provocaba, en el interés que despertaba, en el desasosiego que ella ocasionaba, en la especie de embriagante rapto con que ella dominaba al espectador. No todos los días, como ahora recuerdo, cabe la fortuna de asistir a una experimentación pictórica como la de aquella exhibición. Donde el color, la forma, la mutación ininterrumpida de estructuras y coberturas cromáticas alcanzaban dimensiones insospechadas e ilimitadas.” (Artículo de José Castro para la exposición de José Antonio Sistiaga en la Galería Kreisler Dos. Madrid 1974) Rafael Ruiz Balerdi aborda al igual que los anteriores autores la pintura directa sobre el celuloide, pero al contrario que en su pintura, que es abstracta, aquí lo hace desde una perspectiva figurativa; en Homenaje a Tarzan (1971) Balerdi dibuja directamente sobre el celuloide unas escenas de caza en la selva que terminan con una gran estampida de animales. Para Balerdi este film no significó más que una experiencia efímera dentro de su universo y su trabajo más pictórico. Otro autor que abordó el cine desde la abstracción formalista fue José Julián Baquedano, tanto en su film “Bi (A man Ray for Marcel Duchamp)”(1972) como en “Bost” (1973), este autor experimenta con los elementos rítmicos y gráficos que ofrece la pantalla. Ivan Zulueta realiza, entre otros, dos filmes que entroncan directamente con una estética deconstructiva; como dice Eugeni Bonet, Zulueta construye sus filmes siguiendo el procedimiento del collage, reelaborando los materiales previamente rodados, o como en el caso de Frank Stein (1972) o de Masaje (1972) utilizando viejas películas pretende a través de un remontaje darles una lectura particular. Las películas más conocidas de Ivan Zulueta son Un, Dos, Tres, Al Escondite Ingles (1969) y Arrebato (1979), en las que la reelaboración parte de filmaciones propias que refilma y cambia constantemente. Javier Aguirre es sin duda uno de los autores más prolíficos en cuanto que ha realizado más de cincuenta cortometrajes y veinticinco largometra85 Rekalde, Josu jes, además de ser autor de un libro titulado Anticine. Mi filmografía autentica, dice Javier, “nace de una necesidad evidente de expresión y se enriquece poco a poco de una dialéctica analítico-sintéctica a medida que se dilata el imaginario y se reduce el análisis”. (Cinemas de D´Avant Garde, pg 170). En su primera etapa (1960-64) trabaja de una manera figurativa utilizando un montaje que denomina “cubista”, mientras que 1966 marca ya su rumbo Anti cine en contraposición al cine figurativo. De este modo filmes como Che, Che, Che, Objetivo No o Uts Zero son una muestra de la utilización de elementos poéticos, fonéticos, aleatorios y música electrónicas; en otro de sus film Espacio Dos, fue Luis de Pablo quien compuso especialmente la música electrónica. José Mari Zabala realiza en 1976 Axut, obra con carácter de poema experimental surrealista donde como si de un carnaval tolosarra se tratara, desfilan por la pantalla todo tipo de figuras, como frailes, brujas, ejecutivos, militares, torturadores y violonchelistas. Con Axut, José Mari Zabala quiere ahondar en el imaginario vasco buscando un extraño compromiso entre la no narratividad y el poderoso simbolismo de las imágenes. Años más tarde en 1983, Zabala presentará su primera obra videográfica en el festival de San Sebastián, su título: El crimen de Hernani. 2. L A C R E A C I Ó N A C T U A L E N E L A R T E ELECTRÓNICO (del vídeo al ordenador) 2.1. La creación audiovisual (el vídeo arte) tigación sobre la capacidad del selenio en las transmisiones electrónicas ahogó sus penas en el alcohol, quedo ensombrecido por el trabajo de Farmsworth; y, como suele ocurrir en la historia, el gran beneficiario de las investigaciones fue la compañía RCA, dirigida entonces por el General Sarmoff. Más tarde D.E. Fisher y M.J. Fisher realizarán, utilizando los archivos de los autores nombrados anteriormente, el primer tratado sobre la tecnología de la televisión. (A.ABRAMSON, The History of Television, 1880-1941, Mac Farland & Company, Inc. Publishers, Jefferson, North Carolina and London.) La imagen generada a través de la cámara electrónica, así como la registrada en el soporte electromagnético de las cintas o discos de grabación, difieren sustancialmente del proceso tecnológico utilizado en los sistemas cinematográficos basados en los procesos fotoquímicos. La imagen captada a través de la cámara vídeo, a diferencia del cine, es inmediatamente mostrada por el aparato de televisión, ya que está formada por un haz de electrones que configuran puntos de luz en un movimiento incesante, ese haz barre o explora el referente real y lo reproduce basándose en un orden de líneas. Este barrido electrónico difiere notablemente del sistema de muestreo espacio-temporal cinematográfico, donde un haz de luz ilumina instantánea y uniformemente la superficie de cada fotograma. Una imagen completa de televisión consta de dos “campos” que corresponden al entramado de las líneas impares y pares del muestreo electrónico. 2.1.1. CONTEXTO TECNOLÓGICO Hizo falta muy poco tiempo desde la invención de la televisión para que se comprendiera su potencial político. Uno de los primeros textos políticos sobre este nuevo medio tecnológico es el realizado por Trotsky en marzo de 1926 titulado “Radio, ciencia, técnica y sociedad”; en este escrito Trotsky polemiza con Marconi sobre el papel pacificador de la televisión. Marconi sostenía el papel beneficioso de la televisión en el sentido que visibilizar al enemigo es humanizar la cara de los enemigos. Para Trotsky esa es una idealización sin sentido, ya que a las tropas napoleónicas, la cercanía de la presencia enemiga no les impedía avanzar a golpe de bayoneta. Por otro lado, la duración de cada uno de los puntos que conforman las líneas de exploración es de millonésimas de segundo, por lo que la imagen electrónica del sistema videográfico, a efectos perceptibles, es una imagen latente, al contrario de la fotográfica y cinematográfica, que se encuentran siempre en un constante proceso de formación en imágenes registradas y fijadas en el soporte del celuloide. Pocos años más tarde la televisión será asimilada rápidamente como elemento propagandístico durante la época Hitleriana; hito de este proceso fue la emisión en directo de los juegos olímpicos de Berlín en 1936, que muchos alemanes pudieron ver gracias a un buen número de puestos televisivos que el régimen instaló estratégicamente. Sin embargo, al margen de estas diferencias en el proceso de constitución de la imagen videográfica con respecto a los anteriores sistemas cinematográficos, podemos considerar a efectos prácticos que la imagen vídeo y por ende la imagen televisión conforman el muestreo espacio-temporal de cualquier referente que capten a una cadencia de 25 imágenes por segundo. Cadencia que, a diferencia de las imágenes cinematográficas, no puede ser alterada ni en su número de registros por segundo, ni en el número de imágenes completas mostradas en la exhibición electrónica de sus fases en el aparato de televisión o el proyector vídeo. Atendiendo al aspecto tecnológico, el invento de la imagen electrónica, al igual que la invención de la fotografía o el cine, no está exenta de polémica; así el trabajo de Zworykin, que tras la inves- En la tecnología videográfica el elemento diferenciador más significativo respecto a las anteriores tecnologías procedentes de lo fotográfico es la sustitución electrónica del tiempo de obturación 86 La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... por un flujo de frecuencias, lo que trae consigo una imagen siempre latente y fluctuante. Este flujo puede ser alterado para crear infinidad de efectos visuales que aprovecharán tanto los artistas como la industria de la comunicación. Como consecuencia de los principios tecnológicos anteriormente apuntados, elementos que la técnica conceptuaba como defectos, tales como la baja densidad de la imagen, la ralentización estroboscópica o la aceleración elíptica de la imagen vídeo, supusieron para los artistas una fuente de inspiración, ya que aprovechaban estas características acentuándolas, evidenciándolas y contextualizándolas en una narración. Este es el caso de Woody y Steina Vasulka, que en su trabajo The Commision hacen circular bajo una aparente narración toda una serie de experimentaciones con la materia electrónica, en las que venían trabajando desde hacia años. 2.1.2. LA TELEVISIÓN COMO MATERIA PLÁSTICA La pantalla de televisión (o la de cine) es un mosaico de puntos de luz que responde a las señales electrónicas ordenadas a través de coordenadas cartesianas y a un sistema de representación tan viejo como el de la perspectiva renacentista. En definitiva un plano de dos dimensiones en el que podemos representar y crear con nuestras ideas. Pero el mueble-objeto televisivo es además de una pantalla un paralelepípedo, una forma cúbica con la que podemos jugar, relacionándola con otras formas, con otros objetos. Experimentar en las dos dimensiones supone ubicarnos en un espacio cartesiano donde las coordenadas X e Y conforman la estrategia de puntos en la pantalla, el eje Z sólo es una ilusión diagonal, una convención geométrica asumida desde la invención de la perspectiva. La cámara de vídeo parte del desarrollo monocular de la perspectiva cónica renacentista. Los puntos resultantes de un muestreo de la realidad son representados en el plano en forma de cono invertido, y éstos a su vez transformados electrónicamente en otro, que es el tubo del televisor. La materia electrónica con la que trabajamos puede albergar en su mosaico cadencias de imágenes vertiginosas, así como transformar espaciotemporalmente todo lo que en ese entramado se inscriba. Esta materia dúctil desde el punto de vista espacio-temporal supone para el Arte un nuevo polo de experimentación, en el que las imágenes ya no permanecen fijas en un marco espacial, sino que están en constante metamorfosis. Espacio y tiempo, conceptos en principio inseparables, conceden en este caso un mayor margen de maniobra. Situándonos hacia el polo espacial trabajaríamos en la tridimensión que supone una vídeo-instalación o vídeo-escultura, y situándonos hacia el polo temporal tendríamos todas aquellas obras que hacen hincapié en conceptos como: ritmo lineal o cíclico, tiempo directo y retardado, feed-back, etc. El tiempo cronométrico como medida social y el tiempo cronométrico de la misma obra electrónica (25 imágenes /s) no son más que meras aproximaciones a la temporalidad que el autor expresa y a la que el observador percibe. El siguiente foco de observación es la propia materia electrónica, cómo se genera esta materia. Para ello podemos centrarnos en el FEED-BACK o retroalimentación, tan experimentado por los artistas videográficos de los años sesenta. El feed-back se genera cuando colocamos la cámara frente al monitor y éste, a su vez, como un espejo delante de otro espejo, multiplica hasta el infinito la imagen que recoge la cámara. La imagen vídeo se genera, en primer lugar recogiendo una muestra de la imagen generada a través de la óptica de la cámara y traduciéndola en una señal ordenada en frecuencias eléctricas, si se trata de una señal analógica, u ordenada en señales numéricas, si se trata de una señal digital; y a continuación reproduciendo este orden a través de un barrido de electrones en una pantalla de televisión. Este proceso puede ser manipulado en todos o en alguno de sus elementos, dando lugar a la posibilidad de generar una experimentación ya sea en la cadena secuencial, o en el mosaico de pixels, como en la tridimensión del espacio expositivo. Si nos centramos en la experimentación de la secuencia temporal, entendemos que con la materia visual electrónica se abren nuevas fronteras tanto para el estudio de los fenómenos temporales, como para la experimentación en una “escritura” temporal propia. Aunque en algunos círculos artísticos estos conceptos suenen ajenos al arte, no hay mas que retroceder en su propia historia para observar la preocupación de muchos artistas por las cuestiones temporales. Desde la secuencialidad narrativa de las escenas religiosas en el Arte Antiguo, hasta la simultaneidad de tiempos contradictorios situados en el mismo espacio del cuadro, como en el caso de Magritte, o las experimentaciones en cine de Man Ray, Marcel Duchamp, Salvador Dalí o Fernand Leger, por citar algunos nombres. La condición temporal del material electrónico es su mayor especificidad y marca el punto de unión entre el ritmo visual y el sonoro. Como en la música, podemos hablar de tiempos simultáneos, de capas diferentes que simultaneándose en el presente constituyen una polifonía. No se trata de explorar sólo la secuencialidad de un lenguaje narrativo, sino de concebir la secuencia temporal como un territorio para la creación. Podemos además analizar el tiempo ralentizado, el tiempo acelerado y el tiempo retardado, como posibilidades de la tecnología que nos permiten explorar más allá de las percepciones sensoriales (sonoras y visuales) directas. Procesos que 87 Rekalde, Josu por su duración ínfima (la rotura de un cristal o el estallido de una gota al chocar contra el suelo) o por su lentitud proceder (el crecimiento de un vegetal) se escapan al umbral de percepción humana, pueden ser re-presentados en una ventana temporal apropiada para nuestra percepción. realizados por los artistas, primero en un contexto internacional y luego en el estatal para acabar circunscribiéndonos a los trabajos realizados en el País Vasco. 2.1.3. CONTEXTO INTERNACIONAL. GÉNESIS DE UN MOVIMIENTO ARTÍSTICO Experimentando en la tridimensión del espacio expositivo: Instalaciones Es en este tipo de manifestaciones donde mejor podemos contemplar la evolución de las actitudes de los artistas ante el medio videográfico; básicamente se trata de crear un contexto o un ambiente con una imbricación de medios y técnicas, el vídeo por lo tanto funciona sólo como una parte del discurso total. Las instalaciones de Muntadas funcionaban como interrogaciones ante los Mass Media que actúan como mediadores de una cultura aparentemente invisible pero impuesta. Las propuestas de F. Torres actúan uniendo las actitudes más primarias del ser humano con las supuestas actitudes más civilizadas, desvelando el parecido en sus estructuras. En las instalaciones de Eugenia Balcels o Isabel Herguera, sus actitudes consisten en recomponer un paisaje mental fragmentado, como una arqueología de sus memorias. Entre los diferentes tipos de instalaciones tenemos en primer lugar aquellas que juegan con el dispositivo de circuito cerrado. Es el tipo de instalación multimedia más utilizada en cuanto que se utiliza para el control de seguridad de los Bancos y edificios públicos. Básicamente se trata de conectar una cámara a un monitor, ofreciendo al espectador una visión directa de la escena observada. En el terreno artístico la utilización de este dispositivo sirve para integrar al observador con su propia imagen en la obra que él mismo mira. Por otra parte pone de manifiesto el control, que desde las cámaras de seguridad se extiende a todos los ciudadanos, así como la reacción ante el “yo” observado. Otro tipo de instalaciones es el que constituyen las llamadas vídeo-instalaciones. En ellas el monitor televisivo puede formar parte de una obra tridimensional, conformando un todo formal único o como contrapunto iconicista. El hecho descontextualizador que supone trastocar la posición estandar del televisor conlleva además una transgresión, ya que el televisor es el nuevo objeto fetiche de los hogares, es el sustituto del fuego en las chimeneas de las casas. Si a esto le unimos la difusión multicanal; es decir, la difusión simultánea de una o varias imágenes en pantallas diferentes dispuestas en el espacio según una propuesta del autor, la ya fragmentada imagen vídeo se presenta multiforme, rompiendo la lógica espacio-temporal de la imagen secuenciada en una pantalla. Una vez hecha esta aclaración terminológica pasaré a realizar una panorámica de los trabajos 88 Con el llamado vídeo-arte nace una nueva manera de entender el arte ya que por un lado se apropia de todas las herramientas conceptuales que las vanguardias antiobjetuales venían desarrollando, y que significaba una ruptura con las fronteras impuestas por las disciplinas artísticas, y por otro lado entra en juego la utilización sistemática de las herramientas que aportan las nuevas tecnologías electrónicas y su poder de documentación, manipulación, mediatización y exhibición. Esta nueva manera de arte trasciende en el tiempo más allá del propio movimiento de los artistas videográficos, ya que desde mi punto de vista los artistas actuales que trabajan en el Net Art o arte en Internet, o en experiencias de arte Interactivo o de Inmersión tecnológica participan de los mismos presupuestos. Desde las artes tenemos un gran campo de investigación que consiste en trabajar los materiales buscando toda su especificidad e intentar expresar conceptos desde la propia materia. Este es nuestro terreno y es en el que con nuevas y viejas tecnologías intentamos trabajar. La pared de la caverna prehistórica se ha transformado en pantalla de electrones, y los pigmentos en frecuencias. Pero el impulso creativo sigue surgiendo desde esa compleja maraña de neuronas que constituye nuestro cerebro. N.J. Paik presenta en 1963 una exposición llamada Experimental Televisión en la que perturbaba el paso de los electrones en el interior del tubo catódico de la televisión. En esta exposición Paik afirmó: “Mi televisión experimental es el primer arte donde el crimen perfecto sí es posible. Simplemente di la vuelta a un diodo y obtuve una televisión negativa ondulante”. De esta manera Paik obtuvo en directo la primera secuencia abstracta televisiva, sin necesidad de la intermediación de la cámara ni del magnetoscópio. Por otro lado, desde 1959 Wolf Vostell utilizaba monitores de televisión en las instalaciones, pero a diferencia de Paik los televisores eran símbolos en sí mismos. Independientemente de la imagen que genera, la televisión es junto con el coche el símbolo más poderoso de la cultura occidental de fin de siglo. Para Vostell los media dejan, al igual que un dibujo, un rastro en nuestras vidas, su trabajo consiste en aplicar un Decollage, al contrario que en el collage, no se trata de pegar una imagen sobre otra sino de arrancar, por ejemplo en una valla publicitaria donde existen un montón de capas superpuestas, parte de una imagen para dejar ver parte de otras que hay debajo. La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... En 1968 J. Neuman y G. Shum fundan a un tiempo las primeras galerías especializadas en vídeo arte. Neuman organiza Dilexi Foundation y el segundo lo que se llamaría Vídeo Galey Shum, con trabajos provenientes del Land Art, como los de Richard Long o los de Walter de Maria. A partir de este momento el vídeo, que había nacido con un componente activista contra la televisión, se vuelve hacia los circuitos artísticos convirtiendose en otro ismo, el Vídeo Art. Uno de los artistas que más influencia está teniendo después de los años setenta es sin duda Bill Viola, que proviniendo al igual que Paik de la música, introduce en el vídeo una constante autorreflexiva. Bill Viola ha utilizado la cámara de vídeo desde el comienzo de una manera autoscópica, estudiando el comportamiento del cuerpo físico en las situaciones más insólitas; Bill Viola se encerró en una casa vacía y permaneció allí sin dormir y en total soledad durante tres días y tres noches para crear su obra Reasons for Knocking at an Empty House (1983). Sometido a la mirada vigilante de la cámara como un presidiario en su celda, la respiración, cualquier movimiento, la deglución misma, amplifican su significado como actos en los que se prueba el autoconocimiento y la autopercepción, así como la capacidad de sufrimiento. Otro autor a destacar en el panorama artístico del vídeo en los años ochenta es Gary Hill; al igual que Viola, explora la identidad con la cámara de vídeo, pero a diferencia de Viola, Hill se interesa en el lenguaje como mecanismo de configuración y comunicación de la mente humana En los noventa, surgen en el panorama americano una serie de autoras, ya que la mayoría de ellas son mujeres, con la característica común de crear acciones en la intimidad con la sola presencia de la cámara. Los trabajos de este grupo se basan al igual que Viola o Hill, en la utilización del vídeo como herramienta para la autorreflexión, pero a diferencia de aquellos la cámara permanece pasiva identificándose con el espectador voyeur. De esta manera artistas como Saddie Benning, Pipiloti Rist, Michael Curran o Cheryl Donegan despliegan ante la pantalla una serie de eventos que dejan al espectador atrapado entre su mirada pasiva y el juego desplegado en la pantalla para ser visto. En cuanto al trabajo videográfico realizado en el Estado Español, aunque empezó un poco más tarde siguió los mismos pasos que el contexto internacional. Los primeros eventos videográficos en España estaban inmersos en una efervescencia de activismo artístico, del que el vídeo sólo era un instrumento más, aunque muy poderoso debido a su inmediatez y capacidad de difusión. Lo importante era el propio acto, el concepto artístico estaba ahí, y el vídeo era capaz de registrarlo y repetirlo cuantas veces fuera necesario, sin filtros institucionales que intermediasen. Los Happenings y Performances estaban cotidianamente en las calles convertidos en actos políticos, y algunos artistas como Antoni Muntadas, Francesc Torres, Joan Rabascall y Eugenia Balcells supieron reflexionar desde un medio como el Vídeo sobre el aspecto mediático de la propia cultura. Este activismo artístico contenía un afán de transformación social, que aún teniendo concomitancias con los de otros países, adquiere aquí al final de la era franquista tintes muy diferentes. Después de veinte años de actividad de los artistas en el medio videográfico, quizás tengamos ya que revisar los mitos que los propios videoartistas hemos creado en torno a determinadas figuras y devolverlos al contexto generador que junto con otros muchos artistas posibilitaron ese caldo de cultivo. Coincidiendo con los primeros pasos videográficos en Cataluña, en 1972 se celebran, en Pamplona los Encuentros de Arte Contemporáneo; además del propio Muntadas, varios autores entre los que se encuentra Juan Downey, participan en ellos con proyectos videográficos y con Vídeo Instalaciones. Pero no es esto lo que más caracterizó a estos encuentros, ya que siendo uno de sus organizadores el músico Luis de Pablo, ese vídeo-arte español aún incipiente coincide con uno de sus padres ideológicos, John Cage. Sin embargo, en la España de los setenta, paradójicamente, las actitudes musicales contemporáneas y el movimiento videoartístico tomaron caminos diferentes. Así mientras las primeras se organizan en torno a conciertos y performances de grupos como Zaj, en conexión directa con el también mítico Grupo Fluxus, las segundas se organizaran en torno a muestras específicas de Vídeo o a exposiciones de artes plásticas. Más tarde, en los ochenta, algunos autores intentarán hacer comfluir esas dos vías, pero está comenzando la institucionalización del vídeo y son nuevas las perspectivas, incluso el término vídeo-arte se transforma y amplia, en la nueva denominación Vídeo de Creación. En esos ochenta, la máxima Vídeo Tape is not TeleVision (frase con la que Gene Youngblood en 1970 definía el vídeo en oposición a la televisión) se debilitaba convirtiendose en un ligero eco; muchos de los vídeo-creadores tienen que entrar en la dinámica de la producción audiovisual para poder crear en Vídeo. Surgen numerosas productoras videográficas y el panorama de las televisiones se amplía con las cadenas autonómicas (en 1983 nace la primera televisión autonómica ETB). Lo que hasta ese momento era una constante revisión de conceptos a través del vídeo pasa a ser una experimentación con el propio medio, con su propia tecnología. El vídeo proponía una imagen electrónica que se podía manipular y trucar, parecía tan dúctil como cualquier otro material utilizado en las artes plásticas. Luego llega la decepción, la industria videográfica evoluciona mucho más rapidamente de lo que se puede asimilar e intenta atrapar en su camino a los artistas como consumidores potenciales. De esta encrucijada nace la necesidad de pensar en una escritura particular 89 Rekalde, Josu para el vídeo, dentro de los límites que impone la infraestructura a la que se podía acceder. Durante la década de los ochenta nacen los festivales: primero en San Sebastián, 1982-84, luego Madrid, 1984-86, y Barcelona, 1987; se produce además la inclusión en la programación de Televisión Española de un programa específico en 1987: Metrópolis. Si a este panorama añadimos que desde los mismos comienzos de los ochenta la creación videográfica entra a formar parte de la formación en algunas Facultades de Bellas Artes y de Ciencias de la Información, tenemos ante nosotros el batiburrillo videográfico del país. Esta institucionalización trae consigo, como aspecto positivo, una información sobre la experimentación audiovisual mucho más rápida y rica de lo que hasta entonces nos llegaba, y como aspecto negativo la constitución de modas estilísticas que surgen de los trabajos premiados y también más difundidos. Empieza a notarse una vuelta la investigación de lo narrativo, como una toma del testigo que dejó el cine experimental. ¿Hasta qué punto contribuyeron a ello los excombatientes del cine experimental?, no en vano Jean Luc Godard fue el teórico con el que muchos se formaron en lo experimental. Creo que en España esta nueva narración o nueva ficción se configuró como una tendencia dominante respecto a las demás, y esta misma tendencia, con una estética cada vez más “depurada”, es la que arrastra a algunos autores a abandonar la vídeo-creación hacia la producción televisiva o el cine. Claro está que la razón principal era la de la supervivencia. Desde finales de los setenta los videocreadores se planteaban la posibilidad de que sus trabajos fueran difundidos también por las cadenas televisivas. Este planteamiento se volvía obsesivo en la misma medida en que la institución televisiva rechazaba este tipo de obras negándose a admitir el formato mismo en la que estaban construidas. Los formatos videográficos utilizados por los artistas, tachados y catalogados de NO EMITIBLES, lavaban la conciencia de muchos productores y funcionarios de televisión. La historia posterior de la televisión nos ha demostrado, no a través del arte, si no a través de los concursos de vídeo doméstico inventados por las propias televisiones, que cualquier formato es emitible. ¿Paradojas de la historia?, por supuesto, pero no esto no exime de responsabilidades, ya que muchos artistas fueron colocados en la coyuntura de abandonar la creación videográfica y tener que integrarse en la producción televisiva más estandarizada. Actualmente, al igual que ocurre en el panorama internacional, existe una vuelta al contexto artístico de los museos y galerías, no es una vuelta a la concepción artística de los autores de los setenta, el contexto social y artístico ha variado mucho desde entonces. Mientras los artistas conceptuales desmaterializaban sus obras en aras de una función de transformación social y ruptura con 90 una cultura dominante; hoy, ante la inmaterialidad y virtualidad de los modelos que se nos proponen desde una supuesta postmodernidad, los artistas necesitan agarrarse al Yo para sentirse vivos. 2.1.4. CONTEXTUALIZACIÓN DEL VÍDEO ARTE EN EUSKAL-HERRIA Como hemos dicho antes, 1972 significó un punto de encuentro y un revulsivo en el arte contemporáneo de todo el estado. Estos encuentros, que se debieron en gran parte al ímpetu de Luís de Pablo y al mecenazgo de Juan Huarte, terminan con un revulsivo, el político, ya que la organización armada ETA secuestra al empresario y a partir de esta acción la familia Huarte abandona su compromiso vanguardista con el mundo cultural y artístico. Como hemos visto, en este festival las artes electrónicas estuvieron presentes en varias intervenciones tanto a nivel visual como musical, pero en lo que se refiere a autores vascos cabe destacar sobre todo la presencia de la música electroacustica de Luís de Pablo y las acciones de Esther Ferrer y el grupo Zaj, al que pertenecía. A finales de los años setenta, en el País Vasco se acercan al vídeo artistas provenientes de una práctica pictórica y que pretendían informarse más sobre este medio después de lo que habían visto en los encuentros de Pamplona del 72. De este modo en 1979 los pintores Txupi Sanz, Javier Urquijo, Iñaki Bilbao o los hermanos Roscubas, junto con el realizador de vídeo Emilio Goitiandia, participaron en un curso organizado por José Ramón Sainz Morquillas en la Caja de Ahorros de Bilbao e impartida por el grupo catalán Vídeo Nou, en el que estaban integrados Antoni Mercader, Eugeni Bonet o Eugenia Balcels entre otros. Esta experiencia dio como resultado una acción interactiva en el Parque de Doña Casilda Iturrizar, donde se colgaron de los árboles una veintena de monitores con una intención descontextualizadora del espacio, emitiendo en una zona del parque imágenes de lo que estaba sucediendo en otra zona alejada de la primera. Un artista que asistió a este curso fue Iñaki Bilbao; el interés ya manifestado en su práctica pictórica por la temática de los trenes, le llevará años más tarde a realizar como complemento para una exposición un vídeo titulado Tren de Bilbao-Santurce (1980), y dos años más tarde realizará así mismo, para la exposición de Arteder 1982, otro vídeo, Vaca Pastando, en la que una parte de la pintura es sustituida por el monitor. En los ochenta, como ya hemos dicho al hablar del contexto estatal, comienzan los festivales videográficos, aquí nace en 1982 el festival de vídeo que será pionero en el Estado, el Festival de Vídeo de San Sebastián. Después vendrán el de Vitoria-Gasteiz en 1984, y el de Tolosa,1986-89, entre otros. La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... La primera oleada de artistas que utilizan el vídeo en el País Vasco se dan cita precisamente en el festival de Vídeo de San Sebastián durante las tres y únicas convocatorias que lanzó el festival, desde 1982 a 1984. Este festival estuvo dirigido por Guadalupe Etxebarria, actualmente directora de L´Ecole des Beaux Arts de Bordeaux, y fue estructurado en tres apartados: la sección de concurso, una panorámica internacional de visionados de videos de artistas y una sección de conferencias y acciones en vivo. Sincrónicamente con esta cita del festival de Vídeo donostiarra concurrió el hecho de que de la Facultad de Bellas Artes del País Vasco salían las primeras promociones de alumnos especializados en medios audiovisuales (la primera promoción fue la del curso 1982-1983). En estos primeros festivales presentaron sus trabajos artistas del campo de la performance como Esther Ferrer; o el conocido dibujante Juan Carlos Eguillor, con su vídeo Bilbao la muerte; el cineasta José Mari Zabala que realizo en la década de los setenta Axut, participo con el vídeo titulado El crimen de Hernani; tambien concurrieron Gerardo Armesto, Armando Dolader o Antonio Herranz. Junto a estos una generación de nuevos autores va surgiendo de este modo en el primer festival presentaron sus trabajos Iñigo Salaberria, El equipo Ilargi (Rafael Calderón, Jualian Irujo y Javier Olaya), Isabel Herguera, Mikel Arce o Josu Rekalde. Después de que el Festival de Vídeo de San Sebastián finalizara en 1984 surge por un lado el festival de Vídeo Musical de Vitoria-Gasteiz, con el propósito de atender a la floreciente producción de videoclips, y se realiza de otro lado una muestra itinerante llamada Gipuzkoa Vídeo, organizada por Nuria Gutiérrez y Cristina Helguezabal. En 1985 surge también en Gipuzkoa, pero en Tolosa, el “Bideoaldia”, con un formato de festival mucho más participativo y en el que a pesar de mantener el concurso cuenta con otras muchas secciones, llegando a ser algunas de ellas muy populares. En contra de algunas previsiones el festival de Tolosa trascendió rápidamente nuestra pequeña escala vasca, y tuvo durante algunos años una importancia capital en la programación y difusión del vídeo en España, estando presente incluso en la Feria de Arte Contemporáneo: ARCO. Creo conveniente analizar el contexto de este interés por el vídeo desarrollado en los años ochenta sobre todo en Gipuzkoa, ya que pone de manifiesto un interés por parte de las instituciones en fomentar un arte emergente, pero también se hace patente la incapacidad de popularizar, o al menos vehicular, una manifestación de arte contemporáneo. El festival de Vídeo de SanSebastian con Guadalupe Etxebarria a la cabeza, y asesorada por Esther Ferrer, consiguió traer en los primeros años ochenta a los artistas de vídeo más internacionalmente conocidos, pero esta “vanguardia” artística entró en colisión con el glamour del Festival de Cine, no quedando lugar más que para este último. Como dice Marian Ortega, artífice junto con Xabier González del Bideoaldia de Tolosa, “no se puede olvidar el entramado social que existía durante esos años en apoyo del vídeo, tanto en la diputación de Gipuzkoa, con nombres como Antonio Campos o Francisco López de Landache, como en Euskal Telebista con Hasier Etxeberria y su programa cultural Fahrenheit, o en la prensa escrita el apoyo manifiesto de Carmen Izaga”. En cuanto a los trabajos de los autores, si existe una pauta común, ésta es la falta de argumento o de historia que evolucione narrativamente. Característica ésta que le aleja de los circuitos destinados al hecho cinematográfico y de su reflejo en las cadenas televisivas. Esta opción, que entronca directamente con la evolución del arte contemporáneo, deja a las obras videográficas en una situación difícil ante el gran público. Las obras de arte dejan de ser formas conclusas frente a las que al espectador sólo le queda la contemplación y el goce estético que ésta produce. Las obras videográficas, en este sentido, se conforman en una “poética de lo abierto” (Umberto Eco), en la que el espectador ha de realizar un acto de “libertad consciente” (Jorge Oteiza) para que sea su propia interpretación la que complete el circulo. En las obras videográficas de los años setenta y ochenta producidas en el País Vasco, el protagonista era ante todo el propio medio tecnológico. Con los primeros balbuceos técnicos y los primeros festivales, nos acercábamos a una tecnología con la que inmediatamente podíamos plasmar acciones, situaciones, espacios, movimientos y sonidos. En principio la imagen electrónica parecía un formato tan maleable y dúctil como cualquier otro material utilizado en las artes plásticas. Más tarde, como ocurre hoy en día con las nuevas tecnologías, es la propia industria la que se impone intentando atrapar a los artistas como consumidores potenciales. En este contexto surge una reflexión que, pienso, aún está vigente: ¿cómo es posible crear una escritura particular con el material electrónico, y ser a la vez muy conscientes de los límites tanto formales como económicos de la infraestructura a le pretende acceder? Esta es también la historia del trabajo videográfico realizado en la facultad de Bellas Artes, ya que muchas veces el trabajo creativo de un autor desaparece cuando desaparece su vinculación con la infraestructura de la Universidad. En la tesis realizada por Ander González titulada “El vídeo en Euskadi 1972-1992), se repasan las primeras promociones de audiovisuales que surgen de la Facultad de Bellas Artes y su evidente repercusión en el panorama de los festivales videográficos del País Vasco. Pero releyendo el texto de Ander González, surge la pregunta, supongo generalizable a los otros ámbitos de las artes: ¿qué ha pasado con tanta gente que comenzó con entusiasmo en la creación videográfica?. La primera respuesta es evidentemente la señalada anteriormente, es decir, el difícil acceso a los materiales tecnológi91 Rekalde, Josu cos, pero pienso que además el interés general decayó en beneficio de otras creaciones menos costosas y más rentables, no hay que olvidar que la segunda mitad de los ochenta y la primera de los noventa se caracteriza por una fuerte vuelta a la llamada Pintura-Pintura. Sería imposible hacer aquí una relación videográfica que abarcara a todos los autores que en algún momento han utilizado el vídeo, pero citaré al menos los autores con mayor trayectoria videográfica. Como hemos indicado, tras la vinculación coyuntural de algunos pintores con el vídeo al final de los setenta, a partir de los ochenta y hasta la actualidad una serie de autores realizarán su creación utilizando el vídeo como herramienta de manera habitual. Juan Carlos Eguillor, conocido en el País Vasco sobre todo por sus irónicas tiras cómicas de Miss Martiartu, en el diario El Correo Español, realiza en 1983, para ser estrenado en la feria Arte Contemporáneo Arteder´83, el vídeo Bilbao la muerte. Este vídeo que será posteriormente premiado en el festival de Vídeo de San Sebastián, estaba compuesto por dibujos, recortables y teatrillos realizados por Juan Carlos. Con estos elementos improvisará una historia, en la que intervienen rótulos luminosos, sonidos de la ciudad proponiendo una lectura amarga de la villa. La inspiración de Bilbao la muerte, como apunta en su libro Ander González, le vino al autor en el transcurso de una gran tormenta poco antes de las tristemente famosas inundaciones de 1983. A partir de este festival le surge la posibilidad de trabajar en Locarno (Suiza) el proyecto titulado Imaginum (1984); en esta ocasión el vídeo tiene una factura más electrónica. La frase Memory is The Medium da inicio a un recorrido visual con imágenes de la cultura occidental, tales como una crucifixión o una máquina de escribir, para llegar a establecer una dialéctica entre la razón, el arte y la técnica. Años más tarde Eguillor realizará en Madrid la película de animación infográfica Menina (1986), de la que hablaremos más tarde en el apartado dedicado a la infografía. José Mari Zabala, que como hemos visto antes realizó en la década de los setenta el largometraje Axut participo en el festival de Vídeo de San Sebastián de 1983, con el vídeo titulado El crimen de Hernani, cuyo argumento consiste en la confesión atormentada de un asesinato pasional; José Mari juega con la posición del espectador como interrogador ajeno pero voyeur. Después de este trabajo, en 1985 realizará el vídeo musical Happengmatik Inneroid, el mismo año presentará un videoclip titulado Oroituz Hiperklipa y el siguiente año presentará en el festival de Tolosa tres obras Tupako Tanz, La Condesa de los Arrabales y Videographos. Gerardo Armesto, al igual que Eguillor, proviene del dibujo, pero desde 1965 empieza a familiarizar92 se con la imagen cinematográfica en Super 8; más tarde, en 1982, realizará su primera obra videográfica, titulada La Elección del Soporte. Al igual que otros que le sucederán este video tiene un carácter didáctico; tal como antes lo hiciera la Bauhaus, Armesto estaba interesado en la doble condición del arte, la de la experimentación y la de la formación. Comenzando a trabajar sobre estas ideas y con la excusa de un personaje de Paul Klee, Selenio, van surgiendo nuevas obras que irán complejizándose estructural y tecnológicamente. De este trabajo surge Disfraces para un cubo (1984), Disfraces para un cubo II (1985), y Un Velo De Tres Dimensiones (1986). Armando Dolader, psicólogo de formación entra en la industria del vídeo trabajando en la empresa de San Sebastián, Videoscop. Con esta empresa Dolader diseñará toda la instalación técnica para el festival de San Sebastián, dando desde ahí el paso hacia la creación. En 1984 realizará Escasas Dichas, que es una sucesión de historias sobre el amor y la mentira. Más tarde se dedicará de lleno a la realización de videos industriales, alternando este trabajo con otras obras de creación tales como, De noche También los Puertos son Pardos (1986), Tolosa 1840-1936 (1987), Detrás de la Ciudad (1989). Antonio Herranz, participante también del curso impartido en Bilbao por Vídeo Nou, proviene de la fotografía y de la narración cinematográfica; “para mi”, confiesa Herranz, “el hecho de hacer vídeo es saciar la necesidad que tengo de hacer literatura, de contar. De alguna manera confío en sustituir la literatura escrita con la literatura visual”. (Ander González, El vídeo en el País Vasco 1972-1992. Ed. UPV/EHU). En 1980 Herranz crea el Taller de Imagen de Getxo, lo que le dota de una infraestructura de trabajo con la que puede experimentar como un pintor en su estudio. La trayectoria videográfica de Herranz está compuesta por Ciudad Submarina (1983), Quirófano seguido de la luna (1985), Uts, Espacio Circular Vacío (1987), Masculino (La cámara soy Yo) (1988) y El tesoro escondido (1990). Durante los mismos años una serie de autores generacionalmente más jóvenes se interesan por el vídeo más allá de su condición tecnológica, de esta manera casi todos los autores que citaré a continuación, además de entender la creación vídeo como algo enmarcado en nuestras relaciones cotidianas, escriben habitualmente sobre la cultura mediática que nos ha tocado vivir. Iñigo Salaberria, entra en contacto con el vídeo primero en Lyon y luego en el American Center de París, como asistente técnico del profesor y autor videográfico Jean Michel Jaffrenou. Su primer trabajo Qaie De Javel (1984), que se presentó ese mismo año al festival de San Sebastián, marca ya su estilo posterior. Salaberia se caracteriza por llegar a la bidimensión pictórica, incluida la eliminación del tiempo de un mundo real tridimensional y La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... acelerado, consiguiendo así en sus realizaciones una dimensión surreal. Más tarde realizará Birta Mirkur (1987), Sombras de Cal (1990), Disdirak (1992) y Camaliones (1994), y todas ellas relacionadas con inhabituales paisajes, en los que el color es protagonista. Josu Rekalde, presenta su primer trabajo videográfico, Inventario (1982) en el Festival de San Sebastián del mismo año; desde entonces ha realizado de manera constante una videografía que, por obvias razones metodológicas, únicamente citaré: Videorrayas (1984), Sasi Bertso (1984), Herrera de la Mantxako Bidea (1987), X+O (1987), Apología (1990), Apología III (1991), Anthopozulo (1993), Sin Imágenes (1994), Contando Con los Dedos de Una Mano (1995-1996), Karaoke para la Construcción de Europa (1997), En la Bañera de Marat (1998-1999) y Faro para Guiar una Ciudad en la Oscuridad (2001). Gabriel Villota es un autor videográfico que practica además la crítica videográfica, desde las páginas de su revista Ars Vídeo primero, Off Vídeo después y actualmente dirigiendo un cuaderno especializado en arte mediático desde el diario Gara. Villota presenta en Getxoarte de 1989 su videoinstalación Komunikabideen Arazoa, a partir de ese momento realiza una serie de videos en conjunción con la creación sonora en un grupo musical llamado Parole. En 1990 realiza La providencia y en 1991 A 15 Días de Luz. A partir de ese momento comienza a colaborar con Estibaliz Sadaba realizando Santissima Chiarezza (1991) y Bodies Parade (1992). Juan Crego comienza su andadura en la facultad de Bellas Artes con Sillón (1983), siguiendo de una manera prolífica con títulos como Desayuno (1985), Asesinato de una Taquimecanógrafa (1984), Lo Spazio (1984), Valori Plastici, Triptico y Una corbata para el Domingo (1985), La familia del artista no le comprende (1986), El Paisaje Tras la Ventana (1989), Octubre 89 (1989), Heteroautorretrato (1990), San Juan (1991) entre otros videos. El vídeo titulado 3660 Segundos realizado en 1992, es quizás el trabajo que sintetiza la manera de entender el vídeo de Juan Crego; esta cinta está realizada de una manera sistemática registrando con la cámara de vídeo 10 segundos de cada día. Lo cotidiano, el registro como única memoria y la azarosa contextualización del lugar donde se encuentra la cámara en un momento concreto, es el material de trabajo con el que Crego juega en sus obras. Isabel Herguera comienza su andadura videográfica junto a Mikel Arce con la videoinstalación en Lavabo (1983) y Lavomatic (1985); centrará más tarde su producción en la animación infográfica debido sobre todo a la influencia de Staatlche Künsakademie de Düsseldorf, donde se trasladó a estudiar después de finalizar sus estudios de Bellas Artes en la Universidad del País Vasco. En 1986 realiza Farberstrasse 76 como un ejercicio de edición casi frenética, después realiza Txalaparta (1986), pero es Spain Loves You (1988) el vídeo más significativo de Isabel. En este trabajo Isabel realiza, con la metáfora de un viaje por la zona del Bidasoa, un viaje por la historia de España de los años sesenta y setenta. Más tarde realizará Safari (1988), Cante de Ida y Vuelta (1989) y Los sueños de Iñigo (1990), todas ellas realizadas con técnicas de pintura sobre cristal y siendo presentadas en forma de instalación. En los noventa Isabel se traslada a Los Angeles, desde donde realizará su nueva animación titulada Los Muertitos (1994), en la que relata de manera onírica el problema de la frontera entre México y Estados Unidos. Francisco Ruiz de Infante, es sin duda el artista videográfico más conocido; tras su paso por la universidad del País Vasco amplió su formación en L´Ecole National Superieur des Beaux Arts de París, en el taller de Christian Boltanski, fijando años más tarde su residencia en Francia. El trabajo de Ruiz de Infante se ha caracterizado por una maestría en la conjunción del texto, el sonido y el montaje electrónico de la imagen, basándo todas sus obras en un mundo introspectivo cerrado del que abre pequeñas ventanas, que son en definitiva sus obras. Casi su primera obra Hacia el Agua (1988) obtuvo un reconocimiento en el Cinema Jove de Valencia, más tarde le seguirán de una manera ininterrumpida hasta la actualidad, títulos como Los Encargos del Carrusel (1990), Las Armas y lo Cuidados –prologo– (1990), Las Armas y lo Cuidados –El Juicio– (1991), Golden Cities (1990), Lugar Común (1991), El primer Viaje (1992) y Yo soy de la Gran Europa (1992). A partir de este momento comienza su andadura profesional en Francia con Les Choses Simples (1993), La Maison de redresement (faux jumeaux) (1993), Les promenades Nocturnes (1994), Les Loups (1995) y Canet de Campañe (2000). Ante la imposibilidad de abordar la videografía de todos los videoartistas, a continuación citaré autores que tuvieron una importancia en los años ochenta en la actividad videográfica, si bien más tarde disminuyó su presencia en los circuitos de exhibición: el equipo Ilargi (Rafael Calderón, Julián Irujo y Javier Olaya), Mikel Arce, José Ordorika, Jon Iriarte, Josu Venero, Javier González Angulo, Juan Carlos Fernández, Juan José Narbona, Jabier Villarreal, Josu Aguinaga, Arantza Lauzirika, José Terán, Koldo Aguinagalde, Miguel Angulo, Elena Marrodán y Koldo Gutiérrez entre otros. En los años noventa la situación tecnológica ha cambiado, en la primera mitad de la década las cámaras de vídeo son ya una realidad muy extendida en nuestro país, surgen los proyectores de vídeo que van siendo cada vez más pequeños y asequibles, los ordenadores personales han irrumpido también en los hogares familiares ampliando así el aspecto mediático del mobiliario. Si la primera mitad de la década supuso la puesta en marcha de los sistemas informáticos destinados a la imagen, tal como son los software más utilizados 93 Rekalde, Josu actualmente, como photoshop, Adobe Premier, Final Cut o 3D Studio (son los más populares); la segunda mitad de la década se caracteriza por la conectividad, la red Internet entra de lleno empezando por las empresas e instituciones y terminando por el uso privado, creo recordar que en el año 2000 cerca del 30% de las casas disponen ya de una conexión de Internet. Atendiendo al panorama artístico, la asimilación de las producciones realizadas por los medios tecnológicos va muy despacio y muy por detrás de las producciones, baste poner como ejemplo que la primera vez que se acepta una obra videográfica en la convocatoria de premios a la creación artística Gure Artea, que otorga el Gobierno Vasco de manera bianual, fue en 1996. En la primera mitad de los noventa surge una gran cantidad de artistas que utilizan de manera sistemática el vídeo, con una gran diferencia en la concepción y utilización del medio respecto a las anteriores décadas. En los noventa el vídeo es ya una herramienta más, los pintores y sobre todo los escultores empiezan a utilizarlo sin complejos, resultando cada vez más familiar ver una proyección de vídeo en una sala de exposiciones o en un museo. Es curioso comprobar que el acercamiento de la escultura a la imagen tecnológica proceda precisamente con la desmaterialización del objeto paralepípedo que suponía hasta este momento el aparato televisivo en favor del proyector de vídeo. En esta década de los noventa, a pesar de que el vídeo es ya una realidad en la mayoría de las exposiciones, la procedencia curricular del artista pesa como una gran etiqueta a la hora de ver y distribuir la obra. El circuito del videoarte prácticamente ha desaparecido, todos aquellos autores que proceden de ese ambito y quieren mantenerse en el campo artístico han de reciclarse y replegarse al modo de hacer del arte galerístico. Esta evolución ha sido inducida por el hecho de que los videoartistas han mantenido sus propios circuitos alejados del circuito del arte objetual, y al no haber sabido construir su propio público en definitiva han estado siempre a merced de la subvención institucional, que desapareció al dividirse la novedad del medio. En el panorama internacional los museos comienzan a comprar obras vídeo monocanal como obras originales, de esta manera además de las obras de autores de los setenta y ochenta como Bill Viola, Gary Hill o Stand Douglas, artistas jóvenes como Pipiloti Rist, Sadie Benning o Cheryl Donegan entran a formar parte de las colecciones museísticas. En esta época una nueva oleada de artistas se introduce en el vídeo desde una perspectiva más desenfadada y menos apegada al medio. Mientras que los videos de los ochenta se caracterizan por una introspección poética, en los noventa, autores como Jon Mikel Euba, Sergio Prego, Itxiar Ocariz o Javier Pérez, se acercan al vídeo sin ninguna inten94 ción de dominarlo a un nivel tecnológico o de lenguaje del medio, utilizándo únicamente en la medida que sirve para documentar un proyecto artístico en el que lo que prima es un ambiente en el que el propio autor es el protagonista. En este sentido el vídeo pasa de ser un autorretrato interior en los ochenta a convertirse en un autorretrato del propio cuerpo en los noventa. Es quizás esta característica de autorretrato o autoscópia, la mejor definición de lo que la herramienta vídeo ha dado y esta dando a los artistas. Esta actitud de acción y registro, que supuso una característica del medio en sus comienzos, al igual que ocurre en el panorama artístico americano, vuelve en los noventa con una relectura diferente ya que la tecnología vídeo es ahora algo domestico y las acciones se realizan, como sucede con la pieza de Viola Reasons for Knocking at an Empty House (1983) antes mencionada, de manera intima con la cámara como único espectador. Jon Mikel Euba, empieza a interesarse por el vídeo de una manera jocosa, y siguiendo la línea trazada por sus dibujos en los muros y sus fotografías. Jon Mikel registra acciones aparentemente banales como la de conducir un coche, pero trasluciendo cierta obsesión en la persecución de una representación idealizada, tan imposible de ser apropiada como el propio deseo. De esta manera, en el vídeo presentado en su instalación de Consonni en Bilbao, un coche persigue un paisaje pintado en la parte de atrás de un camión de leche. Sergio Prego, desarrolla performances para ser registradas en el espacio de la cámara, de esta manera realiza en 1995 Mr. Pequeño abandona toda esperanza, donde en un espacio reducido verticalmente al mínimo, Sergio se mueve tumbado adquiriendo una apariencia de animal encerrado. En la actualidad realiza videos partiendo de fotografías realizadas con una batería de aparatos fotográficos que le rodean y disparan al mismo instante, de este modo consigue la traducción tridimensional de un instante congelado que se evidencia con el lanzamiento de líquidos al aire. Itxiar Ocariz, interpreta en sus instalaciones un mundo personal y cotidiano, donde, como en Red Light (1995), salta y juega literalmente a ser ella misma en un espacio cerrado que se asemeja al del propio espacio artístico, donde todo está relacionado consigo mismo. Javier Pérez es un artista para en el que el material elegido resulta es primordial; trabaja así en una labor de sensibilización con lo aparente, con la piel del propio envoltorio del objeto. Javier comenzó registrando procesos que tenían que ver con sus instalaciones, como el descapullado de los gusanos de seda, pasando más tarde a ser el objeto de sus propias acciones que se registrarán en vídeo. Así en Látigo, baila o golpea con una especie de fusta en la cabeza, mientras en la exposición La torre herida por el Rayo (2000), trata La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... de saltar peldaño a peldaño una interminable e infinita escalera representada como una gran rueda dentada. En conexión con estos autores, aunque perteneciente a la generación anterior, cabe señalar el trabajo de un artista como Txomin Badiola, que en la década de los setenta y ochenta realizaba un tipo de obra escultórica centrada en lo constructivo y en el material. Este autor comienza en los noventa a introducir en sus instalaciones la fotografía digitalizada y el vídeo, influyendo de una manera significativa en el panorama de artistas que comienzan su andadura en los noventa. Badiola construye la escena con personajes, tal y como construye un espacio escultórico; los personajes están elegidos por la representación que vehiculan en sí, sin actuación, de esta manera desfilan por las fotos y pantallas de sus instalaciones tipologías de personajes obedeciendo a razas o a prototipos urbanos. En los noventa surgen también de una manera más crítica un grupo de mujeres que tiene como objeto temático su propia identidad femenina, en este sentido destacaré a continuación las obras de Estíbaliz Sádaba, Begoña Hernandez,Ana Marín, Marta Martín y Arantza Martinena, Lucia Onzain, Itxaro Delgado y Beatriz Silva. Estíbaliz Sadaba junto a Azucena Vieites componen el grupo Erreakzioa, grupo que utiliza indistintamente para sus instalaciones dibujos, fotos, videos y publicaciones. Sadaba realiza habitualmente cintas monocanales de vídeos entre las que podemos citar Supermodel Superficial (1996), en ella dos mujeres bailan y cantan ante la cámara la canción “Supermodel, superficial”, del grupo Voodoo Queens, mientras van poniéndose sucesivamente una serie de caretas con rostros de modelos famosas. Finalmente la mascarada termina descubriéndonos qué se oculta debajo: la sexualización como parodia grotesca. Begoña Hernandez, Ana Marín, Marta Martín y Arantza Martinena conforman el grupo Zer@, al mismo tiempo que cada una desarrolla un trabajo individual. En 1997 realizan el vídeo Repasar, en el que con una aparente sencillez se evidencia una violencia en la repetición que supone un acto cotidiano como el tapar un agujero de una media. Como dicen sus autoras, son “gestos y actitudes que sin ser sistematizables, no aprehensibles por unas ciertas estructuras, no son universales, objetivables, pero si perceptibles, en o por medio de una experiencia subjetiva, la de nuestra mirada y punto de vista”. Lucia Onzain, alterna en sus exposiciones realizaciones tanto escultóricas como de vídeo. En su cinta titulada Puta (1996) dos chicas se insultan mutuamente llamándose “puta” una en ingles y la otra en castellano, evidenciando los tópicos relacionales que a menudo funcionan en los colectivos femeninos y en el imaginario masculino. Itxaro Delgado es además de creadora impulsora de proyectos relacionados con la realización vídeo de mujeres. Entre sus proyectos se encuentra Sin Titulo (1997), en el que cada mujer recita a su manera la frase Soy una Niña, pero voy/he creciendo/crecido. Beatriz Silva, aunque su labor principal es la performance, realiza cada vez más a menudo vídeo monocanal; la actividad artística de Beatriz, gira siempre alrededor del dolor, la memoria y el arte como con una función ritual y curativa. De esta manera en Tango de la Herida (1998) una grieta de la pared se mueve rítmicamente al son de la música como si fuera el recorrido de una herida por la piel. 2.2. La creación audiovisual (El sonido electrónico) Aunque ya se venían haciendo experiencias sonoras con nuevos instrumentos eléctricos desde 1761, con el cenbalo eléctrico del Jesuita Delaborde, o el piano electromagnético del director de la fabrica de aparatos telegráficos Neufchatel, estos instrumentos no se empiezan a popularizar hasta 1928, cuando Maurice Matelot toca con su instrumento electromagnético Música para esferas en la Opera de París. Es por ello que Luigi Russolo carga duramente en 1912 contra sus compositores contemporáneos, “los compositores de hoy no merecen mas que nuestro desprecio, cuando en vano se empeñan en hacer obras originales con medios pasados de moda”; prosigue afirmando que serán los futuristas los que tienen la labor de crear esos nuevos instrumentos, “junto con la obra de escritores futuristas se efectúa la obra de la realización. A la sombra de los talleres germinan las normas de familias de instrumentos cuya insospechada perfección hará posible la perfecta interpretación de compositores futuristas”. (Articulo en “La Liberte”, París 1912) Luigi Russolo creó un conjunto de objetos con los que fraguó una orquesta de ruidos, ésta serviría para crear con libertad con el sonido, sin tener que aferrarse a las normas musicales, al igual que las palabras en libertad de Marinetti escapaban de las convenciones de la poesía al uso. “La vida antigua fue toda silencio. En el siglo diecinueve, con la invención de las máquinas, nació el Ruido. Hoy, el Ruido triunfa y domina soberano sobre la sensibilidad de los hombres.” (Luigi Russolo, El arte de los ruidos, Ed.Centro de creación Experimental, Fac BBAA. Cuenca). Todas estas consideraciones sobre el ruido y sobre la palabra como elemento liberado del texto y recobrado para el sonido abren un nuevo campo de experimentación que recorrerá todo el siglo XX. Por un lado están los pasos dados por los futuristas ya mencionados y las poesías fonéticas y sonoras de los dadaistas, pero tampoco hay que olvidar aquellos pasos dados por poetas como S. Mallar95 Rekalde, Josu mé, P. Van Ostaijen, E. Lissitzky o G. Apollinaire, que liberaron la palabra del texto, y el texto de la página impresa, dando a la investigación poéticasonora una nueva perspectiva. Si bien el futurismo y el dadaismo constituyeron el arranque de la experimentación con los ruidos, es John Cage quien, a partir de los años cincuenta, introduce la noción de silencio en la música; inmerso en la filosofía Zen, Cage ve en el silencio el reverso mismo de la música, el Ying es el objeto sonoro (el piano) y el Yang es el silencio. De esta manera la sola presencia del piano constituye una acción musical. Como apunta Guy Schraenen en el texto para el catálogo “El espacio del sonido, el tiempo de la mirada” (Koldo Mitxelena Kulturunea 1999), en el mundo de la creación de objetos sonoros, existe un vacío desde que Luigi Russolo realizara en 1913 el conjunto de objetos que conformaron la “orquesta de los ruidos”, y desde que años después en 1923, Man Ray creara algunos otros objetos sonoros hasta, cuando Robert Morris vuelve a retomar la idea de objeto sonoro con su “caja con el sonido de su propia fabricación”. En su “Arte de los ruidos”, Luigi Russolo expone que la ciencia acústica es entre las ciencias físicas la menos evolucionada, “se ha especializado en el estudio de los sonidos puros y hasta ahora ha descuidado por completo el estudio de los ruidos”. Con la aparición desde los años cincuenta de toda la tecnología electroacustica a los artistas se les abre un nuevo horizonte, la aparición del magnetófono y las manipulaciones que en torno a la cinta magnética se pueden hacer generará un nuevo movimiento experimental tanto en los músicos como en los artistas plásticos. De esta manera surgen poetas sonoros como F. Dufrêne, Brion Gysin “permutations” o Henri Chopin, que realizarán obras en las que la palabra e incluso la sílaba constituyen la base sonora para la composición. Pero las rupturas artísticas más fuertes del siglo XX han sido quizás las que se han producido en el campo de la música, la ruptura con la tradición histórica no fue nunca tan radical. Empezó con Schönberg y su rechazo a la tonalidad, hasta llegar al completo abandono del concepto tradicional de música de John Cage. La aparición, tras la segunda guerra mundial, de la música electrónica constituye a la vez una solución y un problema. Al menos desde el punto de vista teórico, la música electrónica se presenta como el acto revolucionario más radical que se acomete en el seno de la tradición de la música occidental. La novedad técnica que comporta esta música concierne, ante todo, a la posibilidad que brinda al compositor de plasmar el sonido a su antojo. Por otro lado, desde el punto de vista teórico, puede considerarse como el producto de una evolución lógica de la dodecafonía: como última etapa de la disolución de la tonalidad. 96 Uno de los autores más significativos en la música electroacústica y que más ha influido en la música contemporánea es sin duda K. Stockhausen. Una de sus obras más curiosas, el llamado “Cuarteto Helikopter”, obra heredera directa del pensamiento futurista, parte de un sueño que Stockhausen tuvo tras serle encargada una pieza en 1991 para un conocido cuarteto de cuerdas: “Yo vi y escuché a los músicos del cuarteto tocando en pleno vuelo, en cuatro helicópteros. También vi simultáneamente muchas personas en el sol, sentadas en una sala equipada de material audiovisual, y otras en el exterior, y abajo sobre una gran plaza. Delante de ellos, se habían colocado cuatro torres de televisores y de altavoces: a la izquierda, en el medio izquierda, a la derecha y en el medio derecha. En cada una de las cuatro direcciones, se podía escuchar y ver en un primer plano a cada uno de los cuatro músicos. Los músicos ejecutaban la mayor parte del tiempo trémolos que armonizaban muy bien con los timbres y los ritmos de las palas de los rotores que los helicópteros hacían sonar como instrumentos de música.” Pero no fue hasta 1992/93 que el compositor encontró suficiente tranquilidad para componer el Cuarteto de cuerdas Helikopter, y para consagrarse en particular a la escritura en colores de la partitura. Tras varios intentos de estrenar la pieza en Austria, el 26 de junio de 1995 se estrenó en Amsterdam, donde se efectuaron tres vuelos delante de públicos diferentes: a las 16,30 horas, 18,30 horas y 20,30 horas. Cada una de las veces el compositor presentó la pieza y ésta concluyó en una discusión o mesa redonda con el público. En el contexto del País Vasco, la música electroacustica ha tenido una presencia impulsada sobre todo por dos autores emblemáticos: Luís de Pablo y Carmelo Bernaola. Luís de Pablo, como hemos mencionado anteriormente, fue además impulsor de los encuentros de Pamplona en1972, donde se escucharon y se vieron de una manera pionera en el Estado piezas electrónicas. Entre las intervenciones del grupo Zaj en los Encuentros de Pamplona de 1972, se realizo una obra sonora de Walter Marcheti, que consistía en la reproducción y amplificación en la sala de audición de la señal de contra-emisión que utilizaba el Régimen Franquista para dificultar la escucha del programa de Radio París en castellano, que se emitía diariamente a las 12 de la noche con noticias relacionadas con España. La intervención de Zaj fue interrumpida por la policía, que irrumpió en la sala en medio del estruendo que suponía el ruido reproducido. En la actualidad un nutrido grupo de compositores intentan trabajar en la música electroacústica a pesar de la dificultad que supone aún la producción y la escucha de este tipo de obras. De este modo compositores como Angel Enfedaque, Mª Eugenia Luc, Gabriel Erkoreka, Joseba Torre, Ramón Lazkano, Zuriñe F. Guerebarrena, Alfonso García de la Torre, La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... Antonio Lauzurika o Myriam Alonso de Armiño trabajan teniendo en cuenta las enormes posibilidades que ofrece al compositor tratar la materia sonora como un material electrónico, utilizándolo tanto para una composición puramente electroacústica como para una composición mixta entre una fuente electromagnética grabada y una interpretación instrumental en vivo. Cabe también destacar la labor de la asociación Kuraia en la difusión de la música de los compositores anteriormente citados, colaborando también con los artistas videográficos, que a su vez están asociados en Mediaz. En un orden musical diferente, en el de la esfera de la música popular, José Luis Rebollo, Madelman, utiliza todo tipo de material electrónico como teclados, samplers y secuenciadores a su alcance para crear sus composiciones dentro de la corriente musical denominada Tecno, campo en el que realiza numerosos trabajos. Madelman, al igual que otros autores en la actualidad, experimenta el sonido desde la óptica de quien esta inmerso en un grupo urbano que, más allá del arte, comparte toda una iconografía vital. En el campo de las creaciones sonoras, es decir aquellas que independientemente de lo musical, están orientadas a ser exhibidas en el ámbito del arte contemporáneo podemos señalar autores como Kepa Landa, que realiza en 1995 Idea de Universidad. Se trata de una grabación sonora de la canción Gaudeamus Igitur, siguiendo las pautas marcadas por Alvin Lucier en su composición I am sitting in a Room, for voice and eletromagnetic Tape de 1970. En ella cada ciclo de Gaudemus.. va registrándose en una sala con megafonía, de tal manera que al final solo una ligera frecuencia rítmica puede asemejarse a la música original. Unai Kerexeta dirige cada día más firmemente sus investigaciones hacia el campo sonoro siguiendo la línea comenzada por la música concreta e impulsada por Pierre Shaeffer. Unai realiza, en 1999, una instalación sonora llamada Cabina de Teléfono, en la que el sonido del interior de la cabina era amplificado y reproducido en el exterior, creando así un contrasentido entre la intimidad de la comunicación telefónica y su ruptura pública. Fausto Grossi, que realiza habitualmente una obra performática, realizó en 2000 una acción en el marco de Arte y Electricidad desarrollado en Arte Leku; en ella una reacción electrolítica producida al aplicar un ácido al metal para grabar una imagen, es a su vez fuente sonora que oscila y se amplifica en un interesante concierto. 2.3. La creación en las acciones e instalaciones multimedia 2.3.1. CONTEXTO GENERAL Las instalaciones vídeo nacen para provocar un descondicionamiento con el aparato televisivo, el espectador está habituado a tener el televisor en un altar casi sagrado por lo que los videoinstaladores de los sesenta trataron de transgredir ese objeto de culto. Uno de los pioneros Wolf Vostell, participaba en las acciones del grupo Fluxus incluyendo televisiones en sus performances para hacer participar al público, en las pantallas no salían imágenes sólo se daban una serie de ordenes con una voz neutra para que el espectador las cumpliera. Aunque las ordenes mandadas no fueran ejecutadas por los espectadores, la simple incitación a cumplirlas suponía una provocación destinada a sacar a los visitantes de su torpeza de teleespectadores. La instalación vídeo ha estado por lo tanto unida a la acción desde el comienzo, siendo también el caso de otro integrante de fluxus, el ya nombrado Nam June Paik, para este autor la imagen de televisión es un fetiche tecnológico que simboliza la cultura, de este modo en sus instalaciones mezcla torres de monitores con imágenes provenientes de performances de fluxus, con otras imágenes propias de la cultura americana y otras de su cultura de procedencia, la coreana. En los años ochenta las instalaciones se depuran técnicamente, surge el vídeoproyector y autores como Bill Viola o Gary Hill, empiezan a darle a la instalación un carácter intimista, dejando a un lado el aspecto sociopolítico de las primeras acciones videográficas. Es precisamente este tipo de instalaciones las que empiezan a cuajar en el panorama artístico que nos rodea, limitándose las referencias al medio televisivo a unos pocos autores, tales como Antoni Muntadas, Francesc Torres o más tarde Marcelo Expósito. En la actualidad la instalación vídeo es una realidad constante en todas las galerías de arte y museos, estando unida muchas veces a las acciones y performances que un autor realiza, de esta manera el vídeo, la acción y los objetos son partes del proceso de una actividad artística más amplia. 2.3.2. CONTEXTO DE EUSKAL HERRIA En el Contexto de Euskal Herria es en las Acciones e Instalaciones, donde mejor podemos ver la evolución de las actitudes de los artistas ante el medio videográfico, en cuanto que básicamente se trata de crear un contexto o un ambiente con una imbricación de medios y técnicas; el vídeo por lo tanto funciona sólo como una parte del discurso total. En los años setenta eran muy pocos los autores que en el País Vasco realizaban acciones o Instalaciones. Esther Ferrer es casi la única artista que durante esta década tiene una trayectoria interesante. Desde 1967 Esther se une al grupo Zaj formado por Juan Hidalgo y Walter Marchetti 1964, aunque de manera más esporádica también formaban parte del grupo Ramón Barce, José Luís Castillejo, José Cortes y Tomas Marco. Junto a Hidalgo y Marchetti y con los Conciertos Zaj Esther actuará 97 Rekalde, Josu en un gran número de lugares, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Polonia, España, Japón o Corea. Estos conciertos eran performances en los que juegan con el absurdo detilándolo en un minimalismo que muchas veces no deja ni rastro. Esther interviene en sus performances utilizando siempre de una manera muy mínima, elementos como el sonido, en obras radiofónicas como Al ritmo del Tiempo (1991) y Ta, Te, Ti, To, Tu (1994), o el Vídeo, en el Festival de Vídeo de San Sebastián de 1983 con su obra ¿Qué hora es?. La obra de esta autora ha sido ampliamente recogida en las muestras de Zaj en el Museo Reina Sofía de Madrid en 1996, en el Koldo Mitxelena en 1997 o en el Pabellón de España de la Bienal de Venecia en 1999. Pero lo más interesante de Esther es que en cualquiera de las facetas que despliega, es decir ya sea una acción en directo, ya sea una composición sonora o ya sean objetos, fotos o dibujos, utiliza siempre un concepto musical que sigue el ejemplo de Erratum Musical de Marcel Duchamp, donde al azar sacaba de un sombrero una palabra y una nota; o, sobre todo, sigue las líneas marcadas por John Cage, donde el tiempo en el que transcurre la obra es lo único real, en ese tiempo cada acto, cada silencio o cada sonido adquieren múltiples sentidos, pero dados todos ellos por el espectador. La obra de Esther en este sentido permanece fiel al espíritu de Cage, donde una vez que dejas los elementos en la obra ella funciona sola como una máquina. había suficientes acciones en las calles, no estaban interesados en esta fórmula artística. A finales de los ochenta (1988) un grupo de artistas que volvían de una estancia en Berlín fundaron la Safi Galery de la calle San Francisco de Bilbao, entre los componentes se encontraban Juan Ramón Bañales (Bada), Werto, Biafra, Harri, Detritus, Jorge y el cineasta Alex de la Iglesia como encargado de las relaciones con la prensa. En Safi Galery se realizaban performances cada poco tiempo de una manera desenfada y rompiendo cualquier relación con las instituciones artísticas, posteriormente tres de sus componentes han ido dirigiendo su trabajo hacia el cine, mientras Bada, Werto y Detritus seguirán su camino en el terreno del arte. Como hemos indicado antes, en 1979 un grupo de artistas plásticos, en el contexto de un seminario impartido por el grupo Vídeo Nou, realizaron una intervención en el Parque de Doña Casilda Iturrizar de Bilbao haciendo participar a los paseantes, ya que éstos veían en una zona del parque imágenes de lo que estaba sucediendo en otra zona alejada de la primera. Pero es en los años ochenta cuando van surgiendo las instalaciones en las que interviene el vídeo. Isabel Herguera junto a Mikel Arce realizarán en 1983 su instalación El Lavabo, donde el espejo de un lavabo era sustituido por un monitor. Más tarde sus instalaciones Safari, expuesta en el Bideoaldía de Tolosa de 1988, Cante de Ida y Vuelta (1989) o El sueño de Iñigo(1990), actúan hurgando en su propia memoria, alternando las técnicas de animación ya experimentadas en su vídeo Spain Loves You, con elementos escultóricos. Cante de Ida y Vuelta es una de las instalaciones más significativas de Isabel; en esta obra la imagen ofrece es una visión poética del flamenco y su música de raíces árabes, la animación que Isabel produce es de un colorido brillante lo que se magnifica al ponerlo en escena con dos monitores sincronizados y reflejados a su vez en una especie de estanque de agua. En la segunda mitad de los noventa en Vitoria el grupo autodenominado Selección de Euskadi de Arte de Concepto, SEAC integrado por Arturo Rodríguez, Natxo Rodríguez, Juan Martínez de Ilarduya y Pepo Salazar, realiza un tipo de acciones que intentan desembarazarse del objeto artístico utilizando la ironía y el lenguaje; en sus propias palabras “es un colectivo formado por colectivos (el Internacional Molla Art y la Fundación Rodríguez) que trabaja desde la autosuficiencia económica y conceptual para la búsqueda de un arte capaz, efectivo, instrumental, para la observación crítica del ámbito artístico, para la animación y la alabanza a la amistad”. De este modo su acciones, que han ido siempre acompañadas de un sonido electrónico, se iran cada vez más acercando al vídeo, interviniendo más tarde en un CDRom interactivo y en la red Internet. Volviendo a la actividad de la performance en el País Vasco, indicar que desde su origen ha estado unida a la Instalación y que ha sido muy reducida. Después de Esther Ferrer ha habido una generación de artistas que por alguna razón, probablemente como dicen algunos de ellos porque ya 98 En 1991, en el Kultur Bar también en la calle San Francisco, tiene lugar una de las performances más significativas de este periodo, la performance de Beatriz Silva titulada Comunión con los fragmentos de mi memoria. En esta pieza Beatriz utiliza la acción como un rito de paso personal, donde el dolor es reflejado por un bidón lleno de cristales rotos encadenado a sus pies; a lo largo de la acción los cristales van dejando un rastro en forma de espiral y ella va poniéndose un traje de cuero a modo de protección. Beatriz Silva, que había formado antes parte de un grupo alternativo de arte denominado Artenativa, fundará en 1994 Las Chamas otro lugar de eventos performaticos, junto a Fausto Grossi, Werto y Detritus. Alberto Lomas, fundará junto a un grupo el espacio En Canal, espacio pensado como estudio y lugar de intervenciones; ahí realizará su acción Luz Fría, en la que jugaba con la referencia mediática del medio televisivo. En esta acción Alberto se introducía dentro de un frigorífico en marcha, desnudo y con una cámara de vídeo que emitía la imagen del interior a la sala de exposiciones, de esta manera el espectador quedaba atrapado entre su posición pasiva de voyeur o la posible intervención para acabar con esa autotortura. Durante un tiempo la performance se mantuvo como una disciplina ajena al medio electrónico, La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... pero al igual que en otros lugares la performance ha sido el caldo de cultivo de muchos autores dedicados a la instalación videográfica. A partir de los festivales de San Sebastián (1982-84) y Tolosa (1986-1990) surgen muchos artistas que comienzan a trabajar la instalación. Para algunos éstas eran una prolongación de sus esculturas, para otros una incursión en el medio plástico desde el audiovisual; muy pocos conseguían encontrar una coherencia en esta disciplina, pero estaba en boga y había que intentarlo. En estos últimos años ochenta y primeros noventa surgen con fuerza autores que parten de una lógica diferente a la hora de acercarse al medio, sin ningún prejuicio plástico anterior en este u otros medios. Unos desde las actitudes más racionales, otros desde la introspección más personal. Surgen así mismo grandes exposiciones, organizadas por las instituciones, que acogen la obra de algunos artistas que han trabajado la instalación videográfica, mientras que por otra parte existen muy pocas posibilidades de exponer este tipo de obra tanto para los artistas que comienzan como para los que ya llevan un tiempo. Aparte de la ya nombrada Isabel Herguera, entre los artistas que han trabajado la instalación audiovisual están Francisco Ruiz de Infante, Txomin Badiola, Juan Crego y Josu Rekalde (que por metodología y ante la imposibilidad de alejarme del objeto de estudio solo procederé a citarlo). Francisco Ruiz de Infante, autor de quien hemos hablado anteriormente atendiendo a su videografía, es así mismo el autor más prolijo en cuanto a instalaciones se refiere. Sus piezas se construyen siempre en torno a la idea de fragilidad y el Yo, “frágil es lo que puede romperse fácilmente. La ceniza fría, un vaso de cristal, una barra de hielo, una lámina de yeso”. En este sentido su trabajo adquiere un aire íntimo, en el que la fragilidad del Yo trasciende hacia los miedos más sociales. Txomin Badiola utiliza en sus instalaciones estructuras que parten de sus investigaciones escultóricas anteriores, estas formas construyen interiores en los que como en un set televisivo se escenifican actos recogidos de la cultura urbana y mediática. De esta manera, en la exposición realizada en el Koldo Mitxelena de Donostia, en su instalación Jugando al juego del Otro, despliega personajes de razas diferentes en un espacio predeterminado e iluminado. En las instalaciones de Txomin los elementos compiten al azar por el protagonismo de adquirir significados y completar una historia. De una manera diferente, llegarán a la videoinstalación otros artistas como los ya nombrados Alberto Lomas, Itxiar Ocariz o Sergio Prego y otros de una generación más joven como Iñigo Cabo, que tras su estancia en Berlín realiza varias instalaciones como la titulada Prothese me, en la que contrapone elementos cortantes como vidrio troceado a unos pies en vídeo. Otro artista de la misma generación pero muy diferente, Khurutz Begoña, dando una lectura particular al simbolismo que Oteiza lanza en su Quosque Tandem, llega a plantear instalaciones muy interesantes. 2.3. Arte, ordenador e interfaces 2.3.1. LA INFOGRAFÍA La informática gráfica nació en el entorno científico como una herramienta para la visualización de cálculos matemáticos después de que los científicos se concienciaran de la importancia del sentido de la vista en los análisis que realiza el cerebro, ya que un cincuenta por ciento de las neuronas se asocian con la visión. Asociado a esta idea apareció el primer sistema gráfico interactivo, el Skechpad, en 1968, capaz de convertir ecuaciones matemáticas en imágenes, y tras él empresas, universidades y laboratorios militares se lanzaron a desarrollar rápidamente esta nueva rama de la informática. En 1978 el NYIT fabrica el primer sistema electrónico de pintura, lo que supone la primera aplicación meramente plástica de la informática fuera del entorno científico y militar. Entre 1978 y 1982 se produce el gran boom de las empresas de animación por ordenador para satisfacer la demanda del cine y la publicidad. Las producciones van desde las cabeceras TV, que son prolongación de la ilustración gráfica en movimiento, hasta pequeñas secuencias que se añaden como coletilla final a un spot y en las que se forma el logo del anunciante. Todas estas experiencias están lejos de consolidar aún un lenguaje propio para este nuevo medio. Las primeras animaciones por ordenador se caracterizaron por exhibir los efectos visuales técnicamente más espectaculares, hasta el punto de no existir una diferenciación clara entre trabajos de tipo propagandístico de los nuevos productos y animaciones de intencionalidad creativa. En esta etapa que se ha dado en llamar “TechnoMarvel”, se intentaba imitar con la tecnología procesos que venían de otros medios como la publicidad gráfica, el dibujo animado o el cine. De esta manera, infoartistas como B.Nissan, Latham o Kimura, destacarán en la creación de imágenes infográficas estáticas. En el campo de la Infografía tridimensional destaca Yokiro Kawaguchi, quien escribe su propio software basándose en los procesos matemáticos fractales; de este modo en 1984 reproduce la forma y el ritmo de crecimiento de las conchas de moluscos. Otra corriente de animación en tres dimensiones sería la que pretende emular a la animación tradicional en cine. Cabe destacar al equipo de ani99 Rekalde, Josu mación de Pixar, que realizó producciones memorables con una iconografía y narrativa fácilmente asimilables por el gran público; la película Tin Toy fue galardonada con un Oscar de Hollywood a la mejor animación 1989. En el ámbito del País Vasco la experiencia es mucho más reciente. En 1986 Juan Carlos Eguillor realiza Menina en una empresa madrileña llamada ATC; este proyecto fue un encargo realizado por el Museo Reina Sofía para inaugurar la exposición Procesos, Cultura y Nuevas Tecnologías, habiendo sido financiado por Fundesco. Esta obra trata de poner en un escenario tridimensional la obra de Velázquez, para ello modelaron una Menina en una estructura 3D realizada con líneas envolventes, es lo que se denomina esqueleto de alambre. Una vez modelada la figura, ésta podía ser movida en cualquiera de las direcciones de la pantalla; pero, como cuenta Eguillor, en aquella época los cálculos matemáticos que el ordenador tenía que procesar tardaban una enormidad, teniéndole que dejar trabajando toda la noche para poder recoger las imágenes prediseñadas. Ese mismo año, y en la misma empresa ATC, el realizador Jon Intxaustegui, junto con un equipo de tres artistas: Germán Uriz, Jesús Maria Mateos y Josu Rekalde, dirigirá la primera animación por ordenador para la publicidad de la empresa Petronor, que fue emitida por la televisión vasca ETB. Se trataba de una animación en dos dimensiones de una pelota que comenzaba con el golpe de un pelotari en un frontón para acabar transformándose en la marca de la empresa. Más tarde la misma ETB se dotó de equipamiento infográfico y de personal que ha ido adquiriendo con los años un nivel de diseño gráfico muy interesante. Es innegable que existen ya los primeros ensayos por buscar una especificidad artística al nuevo medio, bien sea a través de su capacidad de generar imágenes de síntesis, bien sea en su aplicación para crear nuevos espacios de integración entre el espectador y la obra por medio de las instalaciones o de la realidad virtual; pero en la mayoría de las veces, la aplicación del ordenador al mundo de la imagen y el sonido, lo que está revolucionando realmente es el mundo de la comunicación y de la información. Un ejemplo claro lo tenemos en el sistema de telecomunicación vía “Internet”, en el cual ya empiezan a existir las primeras propuestas de utilización artística del medio. 2.3.2. MULTIMEDIA, NAVEGACIÓN E INTERACTIVIDAD El término “multimedia” abarca, a finales del siglo XX, muchas cosas dentro del mundo del arte, pero se refiere esencialmente al trabajo interdisciplinar en el que se combinan las formas visuales, sonoras, táctiles y las temporales; de este modo la pintura y la escultura se fusionan con la literatura, el vídeo, el cine y la música. Más tarde este termi100 no ha derivado hacia el ordenador, indicando la conectividad e interconexión de diferentes medios visuales y sonoros. Uno de los sistemas multimedia que más se ha popularizado en los años noventa ha sido el CDRom, fenómeno que se debe a que el formato de almacenaje de datos en Conpact Disc, por un lado ha resultado más duradero que los soportes magnéticos, y por otro lado ha supuesto para los jóvenes creadores de música e imágenes la posibilidad económica y práctica de distribuir sus obras. La Interactividad es uno de los conceptos clave en el arte que actualmente se realiza con las nuevas tecnologías, este concepto trata de abandonar la vieja idea de la comunicación unidireccional establecida por el esquema de Jakobson, donde el Emisor lanzaba un Mensaje por un canal y el Receptor lo captaba de una manera pasiva. Con la interactividad se establece un camino de vuelta entre el receptor o espectador y la propuesta lanzada por el emisor o artista; es decir, y utilizando términos de la teoría de la comunicación, se establece un nuevo canal por el que se recoge el Feed-Back. Este tipo de obras ofrecen al espectador una posibilidad de no seguir un solo camino de observación, sino de elegir e influir con su presencia activa en toda una serie de caminos que el autor a prediseñado como una red de elementos. En un sentido amplio, como apunta Juan Crego, interactividad sería la que se establecería entre unos sujetos que evolucionan en un espacio definido y los dispositivos ubicados en dicho espacio, de modo que las acciones de unos causan efectos en los otros, de modo recíproco. Es necesario por lo tanto que las acciones se efectúen en ambas direcciones: sujeto-espacio y espacio-sujeto. Dependiendo de las estrategias marcadas por el autor, estaremos hablando de Navegación cuando se trate de una interactividad en la que lo que hago es elegir con el ratón del ordenador el camino a seguir desde una página o plano de imagen que se me ofrece como menú, o de Realidad Virtual cuando las elecciones se realizan con un interface que se funde con nuestros propios sentidos como una prótesis. Las realizaciones de trabajos artísticos en CDRom ofrecen por tanto una posibilidad de navegación similar a la que se puede establecer en la red Internet, pero debido a su almacenaje en un formato CD la calidad de imágenes y sonidos es aún muy superior a la de la red, lo que hace que las estrategias, cuando se utiliza uno u otro formato, varíen en cuanto al Peso del contenido audiovisual. En el contexto artístico del País Vasco ha tenido cierta repercusión el CDRom del grupo de perf o r m a n c e s a n t e s c i t a d o , SEAC, t i t u l a d o Situaciones Nurse. Este grupo, siguiendo las líneas marcadas por la realización de un arte no objetual, propone en el CD un menú donde se puede La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... elegir desde un recorrido por sus acciones o performances, a un espacio realizado específicamente para el evento CDRom, o un espacio que te manda con un Link a su espacio en Internet, o un espacio de colaboraciones. Hábitos Deshabitados, de Mikel Ramírez, Miren González, Alazne Amutxategi y Saioa del Olmo, es un interesante trabajo en el sentido de intervención urbana con una acción artística y su traslación a un CDRom. En este trabajo aparece el mapa de Bilbao con ocho puntos interactivos que corresponden a un lugar determinado y localizado en el mismo mapa, a un día de la semana y a una intervención para ese lugar, de este modo cuando haces click con el ratón en uno de los puntos señalados aparece un documento de vídeo recogiendo parte de la intervención. 2.3.3. TECNOLOGÍAS DE REALIDAD Y VIRTUAL E INMERSIÓN CIBERNÉTICA Como hemos mencionado, la Realidad Virtual es aquella que se dota tecnológicamente de un Interface que actúa de prótesis de nuestros sentidos, y de alguna manera los sustituye y los anula dando la impresión de estar realmente dentro del espacio digital y virtual. Estos interfaces van desde los guantes de datos o las gafas estereoscópicas hasta los esoesqueletos que envuelven completamente el cuerpo del visitante. Se llaman tecnologías de Inmersión a aquellas que no utilizan Interfaces como prótesis ni pretenden anular los sentidos del espectador; la Interface en este caso está inmersa en el propio espacio, ya que se trata en definitiva, de la persecución de la Interactividad total, donde el espectador se siente actor en el espacio tecnológicamente mediatizado. Este tipo de interactividad, al igual que el propio arte del vídeo, tiene como antecedente artístico todo el arte no objetual cuya finalidad era hacer participar al público. “Lo que le diferencia del arte tecnológico, es la implicación de una relación hombre-máquina a través de un interface. Existen dos tendencias actuales: la primera de simulación dedicada a rivalizar con nuestros sistemas sensoriales y la segunda con el contenido de nuestra psicología clásica.” (Lourdes Cilleruelo, en “Imersión en ecosistemas Tecnológicos”. texto inédito). Esta segunda vía, es decir, la del espacio mediatizado por la máquina que actúa como Interface, interactúa con nosotros de manera intuitiva, sin necesidad de ponernos ningún mecanismo. A un nivel lúdico e insertada en la industria del videojuego, la realidad virtual pretende la liberación del cuerpo humano de sus ataduras físicas; este hecho se ha convertido en una utopía renovada que encuentra en la tecnología su gran aliada. El cuerpo no puede volar ni traspasar espacios sólidos, pero a través de la imagen informática su fan- tasma iconográfico lo hace interactivamente sincronizado a sus movimientos. Este tipo de desdoblamiento entre el cuerpo físico engañado en un entramado de aparatos simuladores y su imagen fantasma, nos lleva a pensar en la esquizofrenia cultural en que nuestra civilización está sumida; ya que las investigaciones en este terreno tienden a llegar a confundir del todo la posición real del cuerpo y su realidad física con la imagen programada de un cuerpo libre de ataduras. Una liberación que recuerda al desdoblamiento del cuerpo y del Alma que según algunas religiones sucede cuando el cuerpo físico fenece. El espacio fluido que se nos propone en las imágenes informáticas supone vivir una aceleración temporal permaneciendo intacto el marco de relación espacial; es decir, pretenden que volando a la velocidad de la luz nuestro cuerpo físico permanezca y, lo que es más, que nuestro pensamiento o nuestra mente siga con sus funciones conscientes. Podemos interpretar también este tipo de iconografía generada por el ordenador como la imagen del deseo de los cuerpos, pegados a las sillas y al interface que manipula la máquina, de ser espíritus libres, incluso se podría interpretar como una sublimación de todos los deseos carnales en un éxtasis absoluto y permanente. De cualquier manera esta serie de sublimaciones o disoluciones son en definitiva nuevas estrategias de evasión corporal, es decir, las nuevas drogas sin efectos “físicos” secundarios; y recalco lo de “físicos”, ya que en cuanto a los efectos psicológicos, éticos y estéticos, éstos dejaran una onda huella que, quien sabe, quizá hagan avanzar la sociedad hacia algún otro punto. Con el arte cibernético al igual que antes ha sucedido con otros modos representacionales, se abren nuevas maneras de plantearse las preguntas existenciales. En una época en la que la ciencia empieza a poner límites espaciales y temporales al universo y a su expansión, el cuerpo físico con todas sus limitaciones parece difuminarse en una convulsión en la que su identidad se confunde con su representación. Muchos artistas trabajan actualmente con la nueva dimensión que la tecnología puede aportar al concepto de identidad, extendiendo los límites impuestos por la naturaleza. Esta idea lejos de ser una realidad se ha convertido en una Imagen simbólica compartida por la cultura o moda Cyborg. Manteniéndonos en la digitalizada numérica, nuestros ordenadores parecen abocados a la misma realidad que Pigmalión, desear que su modelo cobre vida propia y que siendo autónomoautómata sirva de esclavo/a a sus creadores. El artista australiano Stelarc propone un cuerpo humano ciberneticamente apoyado, con el fin de superar las deficiencias propias a su naturaleza. De esta manera, al igual que en las instalaciones de Nam June Paik la televisión forma parte del propio cuerpo como si fuera una extensión o una prótesis, en las propuestas de Stelarc la maquina 101 Rekalde, Josu robotizada es controlada como si fuera un músculo más del propio organismo humano. nas, e incluso su interacción con otros seres, dentro de estos entornos. Stelarc intervino en 1995 en el evento CIBERRIA 95, celebrado en Bilbao, este encuentro fue organizado por Iñaki Pérez y Maria Pallier, desarrollandose en gran medida gracias al entusiasmo y financiación privada de una familia de Otxarkoaga como es la de Iñaki Pérez. En 1995 el arte cibernético no estaba de moda y sólo nos encontramos unas diez personas para escuchar las magníficas intervenciones de Peter Waibel o Stelarc. En su intervención, Stelarc, habló de su proceso artístico centrado en la superación de los límites corporales, tales como el dolor impuestos por los sentidos o la propia morfología humana. De este modo comenzó explorando las posibilidades de superar el dolor a través de la concentración, tal como lo hacen los fakires y otras culturas tribales, para después utilizar la tecnología creando, por ejemplo, un tercer brazo con el que explorar nuevas dimensiones corporales. El de la Inmersión es como hemos dicho un campo diferente, este tipo de trabajos van encaminado a la construcción de ambientes en los que el espectador interactúa con las imágenes y los sonidos que se le ofrecen sólo con moverse por dicho espacio y sin necesidad de ningún aparato intermedio. Esta interactividad muchas veces está basada en la captación a través de la tecnología denominada visión artificial, que traduce los parámetros de la imagen pixelada en coordenadas de las posiciones y movimientos del espectador. De esta manera nosotros podemos establecer una serie de caminos o estrategias audiovisuales para cada tipo de movimiento o posición en el espacio. Estos trabajos se basan en la captación de los movimientos y gestos de un sujeto en el espacio referenciado tecnológicamente –interface– con ayuda de la visión artificial, implementándose más tarde a un nivel de articulación icónica y sonora en el que se establezca un diálogo basado en una mutua interpretación de estímulos, movimientos e intenciones. Agueda Simó es una artista del País Vasco que experimenta con los sistemas de realidad virtual, utilizando para ello la estereoscopía. Su instalación de Realidad Virtual, Microworlds, Sirens and Argonauts, utiliza un sistema de proyección estereoscópica en una pantalla y gafas polarizadas o gafas de cristal liquido. Para interactuar con los gráficos y el sonido, el usuario utiliza un sensor magnético que le permite controlar sus movimientos dentro de los entornos. Microworlds, Sirens and Argonauts (Micromundos, Sirenas y Argonautas) es un viaje fantástico a través de micromundos que se transforman y evolucionan, visual y musicalmente, con la interacción del usuario. Como en el famoso viaje de Jasón y los Argonautas, los usuarios navegan explorando y descubriendo nuevos mundos habitados por seres cuyo aspecto y lenguaje sólo es posible, y sólo existe, dentro de un ordenador. En este viaje, el usuario es guiado por las Sirenas, que le facilitan la navegación atrayéndole con sus voces (sonido espacializado) y otros “encantos”. Las Sirenas conforman un complejo sistema que intenta resolver los problemas de navegación y orientación de los usuarios en los sistemas de realidad virtual (Simó, A., “MSA’ attractors: Navigational Aids for Virtual Environments”. SIGGRAPH’99, Conference Abstracts & Applications). Los micromundos y sus habitantes están inspirados en el mundo submarino y en conceptos matemáticos como los atractores y la geometría fractal. Ambos conceptos se utilizan visual, auditiva y técnicamente en la generación de los entornos. Este proyecto explora las nuevas formas de narrativa interactiva, y la relación/comunicación entre el ser humano y los entornos virtuales generados por un ordenador. Es obvio que en un futuro cada vez mas próximo el ser humano desarrollará gran parte de sus actividades cotidia102 Se denomina visión artificial a la capacitación tecnológica de ciertos programas de ordenador para poder analizar la imagen captada por diferentes medios exploradores, como la cámara de vídeo, sensores de infrarrojos o diferentes tipos de escaners, de tal manera que la máquina sea capaz de acercarse a la comprensión de la realidad física. No se trata de reproducir mecánicamente la realidad óptica, sino de intentar “entender” la realidad a través de la imagen que se genera, es decir, establecer una mecánica más cercana a la visión humana. Para ello los investigadores se propusieron enseñar a ver a las máquinas, basándose en los estudios que sobre la percepción existían en cada momento. Un primer paso hacia la comprensión racional de la percepción visual se dio a principio de este siglo con la aparición de la escuela de la psicología de la forma, la Gelstat, a partir de los trabajos de Wertheimer. La Gelstat estableció que los criterios de tipo general tales como similitud, homogeneidad, cercanía, etc., eran suficientes para tratar de explicar las propiedades de los mecanismos psicofísicos de la visión humana. Pero esta aproximación suponía criterios demasiado globales que no podían dar respuesta a los nuevos interrogantes surgidos en el estudio del proceso de percepción visual. El sistema de visión humano, como otras partes de la anatomía, es fruto de la evolución y de los retos a que en ella se ha visto sometido el ser humano. Como consecuencia de esto, el sistema de visión humano responde a unos patrones mejor que otros y además puede autoengañarse al aplicar pautas de interpretación en situaciones determinadas por la existencia de ilusiones visuales, ambigüedades e inconsistencias. En el campo de la inmersión, al contrario de lo que se nos quiere vender con los Juegos Interactivos y las representaciones de la iconografía elec- La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... trónica actual, donde con la ayuda de las máquinas volamos y nos liberamos virtualmente, las propuestas de los artistas van encaminadas a que el espectador sea consciente de su dimensión real, sin engaños pero pudiendo utilizar la tecnología como una extensión de sus sentidos. En este sentido las experiencias que los artistas Bill Viola o Bruce Nauman han realizado en sus instalaciones son fundamentales. El espacio acotado de una habitación como medida del cuerpo humano ha sido un tema constante sobre todo a lo largo de este siglo. Por dar algún ejemplo, citaré dos que a mí personalmente me gustan mucho, se trata de Modelo de habitación que ha dejado fuera mi alma, de Bruce Nauman y Habitación para San Juan de la Cruz (1983), de Bill Viola. En la obra de Bruce Nauman el espacio adquiere significados de encrucijada, de trinchera que no sirve para defenderse de nada; mientras que en la obra de Bill Viola el espacio de la habitación se convierte en espacio sagrado, donde la calma del espíritu llega a dominar la inestabilidad de la realidad externa. (La imagen de la montaña de la proyección exterior tiembla mientras la imagen del pequeño monitor interior permanece estable). Uno de los artistas más significativos de un tipo de arte relacionado con el concepto de Inmersión es el australiano Jefrey Shaw, que trabaja en la actualidad en el ZKM (Centro de Arte y Tecnología en Karlsrue, Alemania). Los trabajos de Jefrey Shaw se basan en la propia creación del Interface tecnológico, es decir, en diseñar un mediador tecnológico para cada proyecto. De esta manera en 1990 realiza “The Legible City”, donde la Interface es una bicicleta estática que interactúa con la visión, en la pantalla, de una ciudad en la que los edificios son sustituidos por textos tridimensionales; según cómo pedaleemos y según cómo dirijamos el manillar podemos movernos por una reconstrucción “textual” de Manhatan o Amsterdam. En otro proyecto de 1991 titulado “The Virtual Museum” propone un recorrido virtual por un museo, utilizando la butaca como interface entre el espectador y la pantalla. Pero es quizás su proyecto “The Golden Calf” (1995) el más emblemático; se trata de una instalación en la que una pantalla plana de LCD hace de ventana interface, esta pantalla, que se encuentra colocada encima de una peana, se puede coger y ser movida en todos los sentidos. En ella aparece representada una vaca dorada virtualmente situada encima del pedestal sobre el que hemos visto la pantalla, cuando el espectador coge la pantalla el ángulo y el punto de vista de la vaca también varían, teniendo la impresión de estar viendo la vaca dorada realmente encima del pedestal y por detrás de la pantalla. Para apuntar un nuevo camino en el trabajo del arte inmersivo, citaré el caso de Christa Sommerer y Laurent Mignonneau. Christa es de Austria, y siendo su primera formación la de Botánica va poco a poco entrando en el mundo del arte a través del asesoramiento de Peter Weibel y de las teorías sobre una “ciencia intermedia” o un “arte intermedio” de Louis Bec. Laurent, por otro lado procede del mundo de la electrónica, del vídeo, de la música y de la performance electrónica. El primer trabajo que realizaron juntos en el Institut fur Neue Medien de Francfort, se llamó “Interactive Plant Growing”; en él Christa podía ver cómo sus teorías botanicoartísticas cobraban vida a través de la programación y los interfaces electrónicos diseñados por Laurent. Entre 1997 y 1999 estos dos artistas diseñan en el ICC (International Comunication Museum en Tokio) una instalación interactiva de realidad virtual llamada “Life Spacies II”, donde tanto los visitantes remotos conectados a Internet, como los visitantes que se encuentran físicamente en la instalación del Museo, evolucionan a través de formas e imágenes que el ordenador va generando. Estas imágenes que “viven” en el entorno virtual, son manipuladas por todos aquellos que estén conectados a través de Internet, los mensajes enviados por ellos actúan imitando los códigos genéticos que se encuentran en la naturaleza; así en Life Spaces II unas “criaturas virtuales” pueden moverse muy rápido mientras otras por la complejidad del texto enviado, lo hacen de manera muy lenta. Una versión de esta instalación se halla a disposición de los visitantes en el Museo de la Ciencia de Donostia Kutxa Espacio de la Ciencia. Estas experiencias entran en la disciplina de la llamada vida artificial, que como apunta Louis Bec fue oficialmente fundada durante un workshop organizado por el Centro de Estudios no Lineales de Santa Fe, en 1987. Esta disciplina se desarrolla a partir de las teorías biológicas modernas y de las tecnociencias apoyándose también en las aportaciones prospectivas que provienen de las artes, de la ética, de la estética y de la epistemología. Estos campos aportan desde otros niveles un punto de vista que no se puede probar científicamente, pero que resulta pertinente para realizar simulaciones de la realidad. Hasta este momento en la ciencia sólo podía ser sometido a una simulación aquello que ya estaba probado con datos, a partir de esta disciplina ya no es este un prerrequisito, la simulación puede entenderse como una hipótesis anterior a los datos. En un contexto de interacción inmersiva y en el País Vasco, un equipo de investigación de la UPV/EHU, dirigido por mí, e integrado por Juan Crego, Lourdes Cilleruelo, Jesús Maria Mateos y Augusto Zubiaga, investiga las posibilidades de un entorno de inmersión tecnológica utilizando algunos de los parámetros anteriormente citados. El proyecto, titulado Inmersión en un ecosistema tecnológico, y cuya primera fase se ha presentado en el 2000 primero en Bilbao Arte y después en la Sala de cultura San Nicolas(BBV), trata de crear un lugar mediatizado por la visión artificial. El proyecto va encaminado a la construcción de un espacio en el que el espectador interactúa con las imágenes y los sonidos que se le ofrecen sólo 103 Rekalde, Josu con moverse por dicho espacio, sin necesidad de ningún aparato intermedio. Esta interactividad está basada en la captación a través de la tecnología de visión artificial, que traduce los parámetros de la imagen pixelada en coordenadas de las posiciones y movimientos del espectador. De esta manera nosotros podemos establecer una serie de caminos o estrategias audiovisuales para cada tipo de movimiento o posición en el espacio. Basándonos en la captación de los movimientos y gestos de un sujeto en el espacio referenciado tecnológicamente –interface–, pretendemos implementar un nivel de articulación icónica y sonora en el que se establezca un diálogo basado en una mutua interpretación de estímulos, movimientos e intenciones. El proyecto adquiere en su transcurrir a lo largo del año 1988 un carácter teórico que trasciende el primer objetivo de interactividad pragmática entre el espectador y los medios tecnológicos. El espacio que nos proponemos “mediatizar” se convierte así en una metáfora del pensamiento filosófico, concretamente de la idea de Leibniz acerca de que cada sustancia aislada (cada “monada”) refleja el “universo” no porque éste le afecte sino porque su estructura sustancial tiende a ello; es en definitiva una teoría fractal de la sustancia, en la que el espacio se dibuja como algo limitado, sin comunicación con el exterior, pero reproduciendo/reflejando ese mundo externo, ya que mantiene con él la analogía de su propia constitución. Especulando podríamos pensar que si los números y las matemáticas, siendo abstracciones mentales, funcionan tan bien como modelos de las leyes naturales, ¿por qué no puede ocurrir lo mismo con el arte?. La experimentación artística, a pesar de partir de subjetividades, se ordena sobre la base de procesos mentales comunes, con una estructura reconocible y formando parte a su vez de un contexto más amplio. Estas reflexiones nos orientan hacia dos tipos de experiencias comunicativas, primero el reconocimiento intersubjetivo entre el visitante y la máquina, y segundo la acción estratégica propuesta por los autores del proyecto. 2.3.4. ARTE EN LA RED INTERNET (NET ART). CONTEXTO TECNOLÓGICO Internet ha supuesto un avance que ha revolucionado la manera de utilizar las tecnologías anteriores tales como el ordenador y los medios de comunicación. Internet significa estar potencialmente en un sistema de difusión mundial en el que la información se difunde abstrayendose de su localización geográfica. Pero decir internet equivale a mencionara las investigaciones llevadas a cabo sobre todo por el Massatchusetts Institute of Technology (MIT), en un primer estadío para la comunidad militar, y compartidas luego con la comunidad científica universitaria. 104 La primera descripción de las interacciones sociales que podrían establecerse a través de una red constituyen una serie de notas escritas por J.C.R. Licklider, del MIT, en agosto de 1962; en ellas esbozaba su concepto de la “red galáctica” previendo un conjunto global de ordenadores interconectados, a través de los cuales cada uno podría tener un acceso rápido a datos y a programas de cualquier sitio. Las previsiones de Licklider acertaron en cuanto a la accesibilidad entre diferentes lugares, pero lo que no pudo fue predecir el espacio generado por la propia red y la dificultad que esto supone para una rápida conexión. Tambien en el MIT, Leonard Kleinrock publicó el primer documento sobre teoría de conmutación de conjunto de bits, en julio 1961 y el primer de libro sobre el tema en 1964. Más tarde, en 1966, desarrolló el concepto de la red de ordenadores y desarrolló su plan llamado “ARPANET”, publicándolo en 1967. Debido al desarrollo temprano de Kleinrock en la teoría de conmutación de conjunto de bits y de su enfoque, su centro University of California Los Angeles (UCLA), fue seleccionado para ser el primer nodo en el ARPANET. De este modo fue en septiembre de 1969 cuando se instaló el primer ordenador huésped siendo conectado en UCLA. En los años que siguen numerosos ordenadores se conectaron al ARPANET, y se finalizó el protocolo de funcionamiento “Host-to-Host”. Al comienzo todas las pruebas de protocolo TCP fueron hechas para sistemas de ordenadores grandes, así cuando hicieron su aparición los ordenadores personales se pensaba que el TCP era demasiado grande y complejo para ejecutarse en un ordenador de este tipo. David Clark y su grupo de investigación consiguió una puesta en práctica compacta y simple del TCP. Los usuarios se incrementaron y hubo que imaginar una nueva forma de direccionar la información, el llamado Domain Name System (DNS). Este sistema fue inventado por Paul Mockapetris, permitiendo un mecanismo de distribución escalonado para acceder jerárquicamente a los nombres del ordenador principal (e.g. www.acm.org). El protocolo TCP/IP fue adoptado como un estándar en las comunicaciones militares estadounidenses en 1980. Antes de 1983, ARPANET era ya utilizado por un número significativo de las organizaciones operacionales militares en Estados Unidos. En esa fecha se decide compartir el protocolo con las comunidades civiles, iniciandose la gran difusión de la comunicación a través de la red. Así, antes de 1985, Internet era ya un sistema tecnológico de apoyo en la comunidad de investigadores y universitarios, y comenzaba a popularizarse para ser más tarde utilizado en las comunicaciones diarias a través del ordenador. El correo electrónico era ya una realidad, primero fueron los protocolos FTTP y el TELNET. Luego apare- La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... ció la WWW, World Wide Protocol, que ya ofrecía una apariencia multimedia gráfica que facilitaba la búsqueda de documentos con un recurso propio denominado lenguaje HTTP, Hipertext Transfer Protocol Interface. Esta característica, junto a la que aportaba MOSAIC que ofrecía una ventana única para desarrollar todas las tareas de WWW y de correo, popularizó el acceso a Internet, extendiéndose después con interfaces tan conocidas como Netscape o Explorer. Durante el primer periodo de desarrollo a menudo se utilizaban diversos métodos, pero la interconexión entre los diversos sistemas del correo demostraba la capacidad de las redes electrónicas para conectar la información que la gente quiere compartir. información que circula por la red; dicho de otro modo, cómo ser visible en Internet. Hablaremos ahora del Hipertexto, seña de la identidad interactiva de la tecnología Internet. Hipertexto es un término que representa una manera de enlazar textos, imágenes o sonidos de una manera interactiva, es decir que el paso de un texto a otro o el de una imagen a otra viene precedido de una decisión del usuario para coger ese camino. Normalmente las palabras o frases “hipertexto” que abren caminos a otros textos se identifican porque aparecen en otro color diferente al del texto general. En las imágenes sucede lo mismo, pero la manera de señalizar puede variar mucho, si bien la más común suele ser el cambio del icono de la flecha del puntero por el de un dedo; en las imágenes y en las páginas de Net Art cada vez se juega más a disolver el hipertexto escondiendo el enlace indicativo. Olia Lialia propone en su proyecto Aghatha una metanarración donde Internet se convierte en el espacio de la historia que cuenta. La historia trata de una inocente chica que se pierde en internet y va de lugar en lugar, de un Site a otro, de tal manera que siguiendo su pista podemos encontrarnos en las páginas de otros artistas o grupos del medio Internet, tales como Vuc Cosic, Zuper, Shulgin, Bunting, Superband o Jodi. El término Hipertexto se debe a Theodor H. Nelson, al que en los años sesenta, en plena corriente estructuralista, se le ocurrió la posibilidad de estructurar una escritura no lineal, es decir, que no siguiera obligatoriamente un solo camino secuencial. De esta manera idea un texto que se bifurca o trifurca, y permite que el lector elija en la pantalla con la ayuda del ratón el camino que desea seguir. El hipertexto, como apunta T. Nelson, se ha definido como texto diseñado para ser leído de forma no lineal o no secuencial, y se presta particularmente al tipo de texto característico de los escritos científicos o humanísticos. Este género de escritos requiere que el lector abandone el texto principal y se aventure a considerar las notas a pie de página, las pruebas estadísticas u otras notas de autor. Contexto artístico, el NET ART Como define Lourdes Cilleruelo en su Tesis, titulada Arte de Internet, el “Net Art es un termino general que designa aquel arte creado específicamente en, de y para cualquier red electrónica, lo que incluye el arte en Internet”. (Arte de Internet: Génesis y definición de un nuevo soporte artístico tecnológico). En este tipo de arte, los artistas tienen en cuenta la propia especificidad de la red, es deci, la conectividad, la libre circulación de la información, la interactividad hipertextual y la dificultad de darse a conocer en ese inmenso mundo de la El proyecto The egg of Internet del grupo Netband tuvo cierta repercusión en las primeras propuestas de Net Art; los autores proponían un juego al estilo Tamagochi donde los internautas se responsabilizaban del mantenimiento de un huevo en incubación, de esta manera los creadores del proyecto ponen en circulación una vida, en este caso un huevo, y apelan a los usuarios de internet a que entren en el sitio Web para dar calor al embrión que se esta gestando. De esta manera atrapan a la comunidad virtual convirtiéndola en padres adoptivos de este nuevo ser virtual. Jodi es un grupo que propone una navegación caótica, en las páginas de su Web Site la pantalla puede parecer que se bloquee por errores informáticos, ya que juegan precisamente con la estética Jaker, donde la destrucción de la información siempre es un peligro latente. Este tipo de intervenciones juega con la subcultura de los cibernautas, que van haciendo click con el ratón de una manera ansiosa, buscando la información como quien busca un tesoro. Otro grupo interesante en este sentido es irrational.org. Este grupo comenzó haciendo pintadas en Londres consistentes solamente su dirección Web; en cuanto entrabas en sus páginas aparecía una especie de test, donde planteaban una serie de cuestiones sobre la pintada dependiendo del lugar donde lo habías visto. Las páginas de irational.org están llenas de disfunciones conscientes, una especie de anarquismo tecnológico que intenta desmantelar los mitos tecnológicos de la supuesta sociedad de la información, sus autopistas tecnológicas. En el origen de Internet los artistas y pensadores que se acercaban a la red querían soñar con un “espacio de libertad” sin controles de ningún tipo, un lugar donde las ideas y las obras de arte fluyen sin filtros. Más tarde se empieza a plantear como en el caso del artista Mariano Maturana en los encuentros de vídeo de Pamplona de 1996, que Internet representa un espacio temporalmente libre para establecer redes de pensamiento, siendo preciso aprovechar la indefinición en el control, que existe actualmente, para crear esas otras redes humanas. En el contexto del País Vasco, la experiencia del arte en Internet, como ocurre en el resto del 105 Rekalde, Josu mundo “conectado”, está directamente ligada a la Universidad y a Instituciones artísticas como Arteleku por un lado, y a las empresas de diseño gráfico por el otro. Las empresas que actúan como Servidores, que son las que potencialmente más podrían acoger este tipo de arte, se acercan a él aún con miedo ya que no le ven una rentabilidad en cuanto al comercio, ni al número de “visitas” que puede generar. Al igual que la televisión, las Empresas de Servicios de Internet necesitan colocar el máximo de publicidad, y lo hacen en forma de Cookies, Banners, etc. La audiencia se sustituye en este caso por el número de internautas que ha visitado el “sitio web”. En cuanto a los autores que han trabajado en la Red, encontramos en primer lugar al ya citado artista Chileno Mariano Maturana, quien desde sus páginas Web en Amsterdam Sur creaba, recogía y difundía proyectos artísticos para la red. Mariano Maturana está en la actualidad trabajando desde la Universidad del País Vasco en un complejo proyecto titulado “Postliterate” (http://ikusix2.lb.ehu.es). Este proyecto está concebido por Maturana como una gran biblioteca al estilo de Borges, pero donde cada visitante, además de visitar las páginas pasivamente, puede mandar sus propias imágenes (fijas y móviles) y sonidos, formando así parte activa en el proceso de construcción de la biblioteca Postliterate. Este proyecto parte de la construcción de una base de datos que actúa como un mensajero entre el usuario y el “edificio” en construcción. Es evidente, dice Mariano, que el proceso actual de desarrollo de los medios audiovisuales ha ejercido una enorme influencia sobre las bibliotecas públicas. De esta manera el concepto clásico ha cambiado, la biblioteca pública ha pasado a ser un centro de información donde junto a la palabra impresa se utilizan otros medios. Es así que en las bibliotecas actuales se prestan o se presentan cada vez más videos, cds, cd-roms, cassettes, internet. A menudo tienen salas de exposiciones e incluso de teatro. Las bibliotecas publicas hacen uso de los nuevos medios de forma activa con la incorporación de nuevas tecnologías digitales se convierten en un espacio experimental con lo que seproduce la implementacion de su uso practico y creativo. Postliterate se plantea como una biblioteca pública virtual en la WWW, aunque no se descartan intervenciones arquitectónicas del espacio físico de una biblioteca. Otro artista que ya posee una trayectoria en la red es Roberto Aguirrezabalaga, quien alterna su trabajo artístico con su trabajo de diseñador gráfico en la empresa. Sus proyectos “what:you:get” y “easyONE” juegan con el lenguaje propio de los internautas, apropiándose a veces de sus comportamientos o parodiándolos otras veces; el trabajo de Roberto se presenta de este modo como algo residual, como un rastro accidental de alguien que se acerca a las páginas Web. En “what:you:get” (www.whatyouget.net) Roberto experimenta con los signos de identidad que el usuario genera al nave106 gar por la red. Su navegación transita entre la consciencia de la historia en la que participa y la inconsciencia de lo que realmente ocurre cada vez que selecciona una de las opciones disponibles. El otro proyecto llamado “easyONE” (www.adclick.es/easyone), se construye a partir de fragmentos, utilizando un tipo de interactividad que permite recoger diversos datos del usuario para posteriormente guiarle en su recorrido por la web e introducirle en situaciones en las que tiene que desenvolverse entre la realidad y la ficción. Roberto Aguirrezabalaga trata sus proyectos desde tres áreas diferentes de investigación: el interface, la interactividad y la comunicación. “Son tres áreas que tratan de construir nuevos esquemas de narración interactiva en la red. Estos proyectos están realizados desde el contexto del arte y utilizan la red como un soporte multidireccional de transmisión de ideas. Todo su trabajo gira en torno a la identidad y las relaciones sociales que se generan en las comunidades virtuales. what:you:get es, en realidad, una comunidad virtual. Pero no se descubre hasta el final. El participante cada vez tiene que tomar más decisiones hasta que se hace necesario participar si quiere continuar dentro de la narración.” (Nota de prensa del seminario de diseño en Internet celebrado en Santiago de Compostela el 17-01-2000). Con un concepto diferente del trabajo en la red, un grupo de autores con el nombre de Judo,se han concentrado entorno al proyecto www.e-judo.net; este proyecto trata de hacer de la navegación de Internet, que es en principio un acto individual, un acontecimiento público. “e-judo es el primer sistema de comunicación que considera el acto de navegar como un valor intelectual de uso e intercambio público”. Para ello han creado un sistema que registra las navegaciones de un usuario de tal manera que otro pueda después seguir su propia senda. Así reza su publicidad: “Déjate llevar: en e-judo puedes navegar de la mano de usuarios expertos. Siguiendo sus navegaciones guía puedes recorrer decenas de páginas web específicas, organizadas y comentadas por los propios usuarios, en directo o en sesiones grabadas. E-judo una nueva forma de acceder a la información en Internet de forma gratuita, basada en las personas que hay al otro lado de tu monitor. E-judo es un sistema único que crece con las personas: con su criterio, su experiencia y su poder de comunicación.”. Otros autores que han participado en la construcción de sitios Web en el País Vasco son Roberto Bergado, en un proyecto realizado en un taller de Arteleku; Natxo Rodríguez que construye y dinamiza el espacio virtual de Arteleku (http://www.gipuzkoa.net/~arteleku) y Lourdes Cilleruelo, que hace lo propio desde las páginas de la UPV/EHU (http://ikusix.lb.ehu.es), donde cabe mencionar por la interactividad que propone las páginas destinadas a difundir el proyecto de investigación “Inmersión en un ecosistema tecnológico”. Lourdes Cilleruelo ha realizado además una tesis doctoral sobre el tema del NETART. La imagen y el sonido electrónicos en el arte contemporáneo. Una visión del panorama internacional y su contextualización... 3. RETOS DEL SIGLO XXI: AUTONOMÍA E INTERDEPENDENCIA DE LA CREACIÓN ARTÍSTICA RESPECTO A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Al margen de los fenómenos culturales y sociales que se puedan derivar del uso cada vez más popularizado del ordenador, lo que sí parece cierto es que en el mundo del audiovisual, la diversidad de soportes de grabación/reproducción existentes en la actualidad –fotografía, cine, vídeo analógico y digital, imagen de síntesis– está abocada a constituirse en un único soporte, común a las características de todos ellos, gracias a lo que está suponiendo de revolución la tecnología digital. Los procesos temporales de muestreo espaciotemporal utilizados hasta ahora por los distintos sistemas audiovisuales para el registro y posterior reproducción del movimiento en la imagen representada, pueden verse totalmente alterados en su concepción. Además, una de las características más sobresalientes de la imagen del ordenador es su capacidad de “simulación” de otros sistemas tecnológicos, pero con la gran diferencia de que en este caso no es necesario tener un referente real para la elaboración y animación de lasimágenes. No podemos saber todavía hasta qué punto pueden llegar incluso a desaparecer, en un futuro más o menos inmediato, los sistemas tecnológicos actuales. Personalmente pienso que, por muchas transformaciones que se operen en los procesos tecnológicos derivados desde el mundo de la informática, los planteamientos y actitudes del artista seguirán siendo los mismos que han caracterizado su labor creativa a lo largo del siglo XX. Cabría decir que, aún teniendo en cuenta las particularidades de los procesos tecnológicos utilizados por el mundo de los ordenadores, las intenciones del artista son siempre las mismas. Es decir, aprehender la realidad, manipularla y ofrecerla al espectador convertida en obra de arte, de tal manera que se opere en éste una transformación y un interés por percibir de diferentes modos el mundo circundante. Pero inevitablemente en la relación con los soportes digitales algo va cambiar, y ese algo probablemente no esté tanto en la creación como en la relación con el espectador u observador; es decir, lo que más va a variar será, la manera de consumir las imágenes y la generalización o popularización de los procesos creativos a un sector amplio de la población. El mundo de la informática, basado en el modelo matemático del mundo, es un campo que ha demostrado superar con habilidad una deficiencia humana: su escasa memoria para retener, analizar y cambiar gran cantidad de datos. Pero la inteligencia artificial fracasa al intentar transportar a un simple y “bello” logaritmo los sistemas de pensamiento y “sentido común” humanos. El modelo matemático ha resultado eficaz a la hora de formalizar ciertos parámetros de la realidad física y mecanizarlos para una reproducción del modelo. Pero los ordenadores basados en sistemas digitales aún se manifiestan torpes para dialogar, ya que su lógica les impide ver otras lógicas, siendo éste precisamente el principio del diálogo: establecer las diferencias simbólicas que representa cada individuo e intentar, a pesar de esas diferencias, confiar, transmitir y recibir un pensamiento. La actualización tecnológica, se ha convertido en nuestros días en una necesidad y en una adicción, ya no existe un arte ligado a las nuevas tecnologías, en tanto que éstas son una realidad cotidiana. La actualización tecnológica está siendo una obsesión social alimentada por la industria informática, el software punto seis queda relegado en un mes por el punto seis coma uno y pronto saldrá el punto siete. Cada nueva tecnología establece un nuevo reparto del poder mediático, que a su vez exige nuevas direcciones y nuevas búsquedas tecnológicas para arrastrar con ellas todo un universo establecido sobre la política mediática. Las empresas tecnológicas apuestan fuerte, cada nuevo eventoinvento supone un avance económico importante, tras ellos los poderes económicos juegan con lo que ellos mismos han denominado valores tecnológicos, y que no son mas que tapaderas de una pura especulación económica; los portales de internet son un ejemplo de este nuevo sistema de entender este mundo sin el mundo. El juego del poder tecnológico se parece al juego de papel /piedra/ tijera, la piedra o poder político rompe la tijera o poder tecnológico, la tijera corta el papel o poder económico y el papel envuelve a la piedra. El arte siempre está en un difícil equilibrio entre el matenimiento de su autonomía y su dependencia social, pero esa es precisamente la actitud que le caracteriza a todos los niveles. Las actitudes artísticas que reflexionan con los nuevos medios, consiguen que los híbridos mediáticos, tales como la imagen y el sonido digital, independientemente de su función de comunicadores de masas, reflejen una capacidad de plasmar reflexiones, interrogantes y contradicciones a nuestra propia cultura. Gracias a los sistemas multimedia se vuelve a retomar la vieja idea que inspiró a muchos artistas románticos, como Wagner, la idea del “arte total”. Creemos que aún es muy pronto para poder valorar hasta qué punto el mundo del arte se puede ver transformado por las nuevas posibilidades que ofrece la informática. De momento, si analizamos lo acontecido en estos últimos años, nos daremos cuenta de que en el fondo no ha sido excesiva la repercusión real en los modos y formas de trabajar que ha experimentado el artista. Experiencias como la realidad virtual, en la que el usuario deambula a través de un espacio y unos objetos que sólo existen como datos dentro de un ordenador o el multimedia (o Hipermedia), en donde el usuario también navega a través de diferentes textos, animaciones y sonidos que el programador le ha preparado, difieren del arte tradicional sobre todo en 107 Rekalde, Josu el concepto de inmersión interactiva. Concepto que por otro lado pienso que se materializará en el siglo recien iniciado, ya que las experiencias realizadas hasta ahora distan mucho de constituir una interactividad efectiva. “La tarea del siglo XXI consistirá en hacer que la tecnología digital de la imagen y el sonido pase de las formas de recepción del siglo XIX a las formas de recepción del siglo XX, o bien en transformar la tecnología de la percepción del siglo XIX en la propia del siglo XXI. De Igual modo que el siglo XX estandarizó y normalizó los hallazgos de la tecnología de la imagen del siglo XIX, transformándola en una industria de masas, el siglo XXI deberá poner al alcance de las masas la tecnología de la imagen avanzada del siglo XX, la tecnología de la realidad virtual interactiva con soporte informático.” (Peter Weibel, Conocimiento y Visión. En el Catálogo Cibervisión 99) POPPER, Frank. Art of the Electronic Age.Thames and Hudson Ltd. 1993. QUÉAU, Philippe. METAXU, Théorie de l´art intermédiaire. Ed. Champ Vallon-INA. París 1989. REKALDE, Josu. Bideo Artea Euskal Herrian. Ed. Kriselu. Donostia 1988. REKALDE, Josu. Vídeo, un soporte temporal para el arte. Ed. UPV/EHU. Bilbao 1995. REKALDE, Josu. CILLERUELO, Lourdes. RAMOS, Agustín. LAUZIRIKA, Arantza. AGUINAGA, Josu y BILLERABEITIA, Iñaki. Lo Tecnológico en el Arte, de la cultura vídeo a la cultura ciborg. Editorial Virus. Barcelona. 1997. RUSOLO, Luigi, El arte de los ruidos, Ed.Centro de Creación Experimental, Fac BBAA. Cuenca. VILLOTA TOYOS, Gabriel. Videoacción: el cuerpo y sus fronteras. Ivam, 1977. Pero la reproductibilidad técnica que proponen los nuevos medios no puede llegar al infinito, de hecho el gran problema que plantea Internet es que su propia autorreproductibilidad, provocaa que mucha de la información más importante permanezca invisible. La reflexión de Walter Benjamin sobre el tema de la reproductibilidad y el aura del original se encuentra ahora encerrada en un bucle sin fin, el original no existe, todo es referencial, simulado o sintetizado partiendo de materiales artísticos anteriores. WEIBEL, Peter. Conocimiento y Visión. En el Catálogo Cibervisión 99. BIBLIOGRAFÍA Exposición Audiovisual anual. Fac. Bellas Artes UPV/EHU en el Aula de Cultura del BBV Plaza San Nicolás, Bilbao. http://ikusix.lb.ehu.es BADIOLA, Txomin, en Propósito Experimental Catálogo de Jorge Oteiza. Fundación Caja de Pensiones. Madrid 1988. BONET, Eugeni. DOLLS, Joaquim. MERCADER, Antoni y MUNTADAS, Antoni. En Torno al vídeo. Gustavo Gili. Barcelona. 1980. BONET, Eugeni. Desmontaje. Arteleku, Donostia 1993. CILLERUELO, Lourdes. Arte de Internet: Génesis y definición de un nuevo soporte artístico tecnológico. Tesis doctoral Inedita. UPV/EHU 2001. DELEUZE, La imagen Movimiento. Paidos. Barcelona 1984. ANEXO Informativo Festivales y exposiciones de Arte Electrónico Festival de Audiovisual de Vitoria-Gasteiz. http://www.vitoria-gateiz.org/fvideo/ Festival de Creación Audiovisual de Navarra. http://www.cfnavarra.es/cultura/audiovisual Instituciones Culturales donde se Trabaja y/o Expone Arte Electrónico ArteLeku. Dirección: Calle http://www.guipuzkoa.net/arteleku/ BilbaoArte. Tlf: 944155097. Dirección: Calle Urazurrutia, 32. 48003 Bilbao. [email protected] Centro Cultural Montehermoso. Tlf: 945161830. Dirección: C/ Fray Zacarías Martinez, 2. Vitoria-Gasteiz. http://www.vitoria-gateiz.org/fvideo/ GONZALEZ, Ander. El vídeo en el País Vasco (1972-1992). Ed. UPV/EHU. Bilbao 1995. Facultad de Bellas Artes. Tlf: 946012978. Dirección: UPV/EHU Barrio Sarriena s/n Campus de Leioa, 48940 Leioa. Bizkaia. http://www.ehu.es HARRIS, Marvin. Antropología cultural. Alianza Editorial. Madrid.1977. Asociaciones MITRI, Jean. Estética y Psicología del cine. Ed. Siglo XXI, Tomo1. Madrid 1978. Pg. 393) Mediaz, Asociación de artistas visuales de Euskal Herria. Tlf: 609476742 http://www.ikusix.lb.ehu.es/mediaz MOLES, Abraham. La comunicación y los Mass Media. Editorial Mensajero. Bilbao. 1974. Kuraia, Asociación de música contemporánea. Tlf: 944567906 http://welcome.to/kuraia 108