La Gestión del Conocimiento en los Procesos
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La Gestión del Conocimiento en los Procesos
La Gestión del Conocimiento en los Procesos (Artículo propuesto para participación virtual) Luisa ARANA Departamento de Formación y Desarrollo, Instituto Andaluz de Tecnología (IAT) Sevilla, Sevilla 41092, España Silvia SÁNCHEZ Departamento de Formación y Desarrollo, Instituto Andaluz de Tecnología (IAT) Sevilla, Sevilla 41092, España Existen numerosas conceptualizaciones sobre qué significa gestionar el conocimiento en las organizaciones, distintos autores han elaborado sus propias definiciones intentado dar forma a un concepto en el que no hay un consenso absoluto (Quintas et al., 1996; Andreu y Sieber, 1999; Barrett et al. 2004, entre otros). Incluso se han elaborado documentos con el fin de ser de utilidad a la hora de acometer la incorporación de la Gestión del Conocimiento (UNE412001:2008 IN; CWA 14924 (2004) European Guide to good Practice in Knowledge Management). No obstante, en muchas ocasiones resulta muy difícil para las organizaciones, especialmente si no cuentan con numerosos recursos, introducir la Gestión del Conocimiento, debido a aspectos tales como la dificultad para integrar todos los sistemas y estructuras, la dificultad de implantación o para implantar herramientas eficaces, el coste de la tecnología, las dificultades en la definición y comunicación de la estrategia de implantación, entre otras (estudio de Tena y Ongallo 2004, apartado 5.2.4). Asimismo, en la incorporación de la Gestión del Conocimiento en las organizaciones ha habido algunos “errores tradicionales”. Hay organizaciones que introducen nuevas tecnologías de la información y comunicaciones como parte, o incluso como el único elemento de su estrategia en gestión del conocimiento. En este sentido Prusack (2001) afirma que “si dedicas más de un tercio del presupuesto asignado a la gestión del conocimiento en tecnología … entonces se ha convertido en un proyecto tecnológico y no en un proyecto de conocimiento”. Las organizaciones no son meramente máquinas de procesar información, también son entidades que crean conocimiento mediante la acción y la interacción (Cyert y March, 1963; Levinthal y Myatt, 1994). Por este motivo, con la vocación de satisfacer esta necesidad de las empresas, se ha desarrollado una metodología que permite introducir de una forma racional y sistemática la Gestión del Conocimiento en las organizaciones. Para IAT gestionar el conocimiento en una organización significa articular mecanismos que faciliten la utilización y reutilización de información y conocimiento de valor, así como su generación, y el método para abordarla parte de los procesos que tienen lugar en ella. El objeto de la metodología para la Gestión del Conocimiento (GC), desarrollada por IAT, es permitir a las empresas gestionar de forma autónoma el conocimiento de valor que poseen, aumentando así su capital intelectual. El pilar básico es la integración de la Gestión del Conocimiento en cada uno de los procesos de la empresa, de forma sencilla, sin requerir grandes inversiones y evitando dependencias con externos. Esta integración en los procesos persigue introducir nuevos hábitos y rutinas en los procedimientos de trabajo, de forma que cada persona de la organización sea agente de Gestión del Conocimiento sin necesidad de realizar acciones específicas para ello. La metodología se sustenta en una cultura organizacional que pone en valor compartir conocimiento, la colaboración, el trabajo en equipo y la asunción del compromiso de la dirección. Su aplicación facilita la realización de un autoanálisis y una reflexión sobre si el conocimiento útil generado en la organización es identificado, capturado y aplicado. La metodología de Gestión del Conocimiento consta de las siguientes fases: I. Presentar el proyecto a toda la organización solicitando la colaboración de todas las personas que la integran. Seleccionar a la persona, o equipo, que liderará el proyecto. Velar por la creación y/o mantenimiento de una cultura que favorezca la colaboración, el trabajo en equipo, el aprendizaje permanente y que se comparta el conocimiento. Evaluar la idoneidad de la propuesta de cambios en el sistema de comunicación actual, infraestructura, sistema de trabajo, etc. resultantes de la aplicación de la metodología, aprobación o no de los mismos y dotación de los recursos (humanos y/o materiales) necesarios para su implantación. Realizar el seguimiento de los indicadores identificados. Lanzamiento del proyecto En esta etapa se determina el equipo de trabajo encargado de liderar la aplicación de la metodología. II. Determinar la situación de partida en el estado de la gestión del conocimiento y el capital intelectual. En esta fase se siguen los siguientes pasos: a) Identificar las iniciativas o prácticas relacionadas con la Gestión del Conocimiento que se encuentren en marcha. b) Identificar el capital intelectual de la organización (relacional, estructural y humano). c) Planificar la aplicación, priorizando los procesos a abordar. III. Determinación del flujo conocimiento actual y óptimo. de En esta fase se abordan los siguientes pasos: a) Identificar los flujos de información y conocimiento que tienen lugar en el proceso b) identificar el ciclo del conocimiento (capturar, aplicar, generar y compartir) en cada actividad del proceso, localizando donde se rompe. c) Identificar áreas de mejora. d) Realizar propuestas de soluciones e identificar flujo de conocimiento óptimo. IV. Plan de acción y Establecimiento de indicadores Finalmente, en esta fase se establece un plan de acción y se establecen indicadores que permiten hacer un seguimiento posterior y evaluar los resultados obtenidos con la puesta en marcha de las mejoras a incorporar en el proceso. Las fases I y II se realizan una sola vez en todo el proyecto. Las fases II, III y IV se repetirán cíclicamente hasta que se apliquen en el resto de los procesos de la organización. Para obtener el éxito en la aplicación de esta metodología el compromiso de la dirección es fundamental. Por tanto el equipo de dirección deberá: La metodología diseñada por IAT persigue, actuando proceso a proceso, que el conocimiento individual (propiedad de los individuos) pase a ser colectivo (propiedad de la organización), siendo este último el que consiste en los principios organizativos, rutinas y prácticas, sistemas de gestión y el relativo consenso a nivel de organización en experiencias pasadas, metas y objetivos, relaciones etc. que se encuentran ampliamente difundidas en el seno de la organización y que se mantienen en común por un elevado número de integrantes de la organización (Lyles y Schwenk, 1992; Zander y Kogut, 1995). Este conocimiento colectivo es más seguro y tiene más importancia estratégica que el conocimiento individual (Spender, 1996). En comparación, es menos volátil y menos sensible a la rotación de personal por lo que la transformación de individual en colectivo ha sido objeto de estudio de investigadores del campo de la gestión del concimiento, tales como Fahey y Prusak (1998).