Letras para llevar - Gaceta Nicolaita
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Letras para llevar - Gaceta Nicolaita
O AC A DE SA NN AN Año 1, No. 3 Abril 2014 Publicación eventual ICO LA IDALGO S DE H IVERSIDADM UN I CH Suplemento Letras para llevar El poder de la imaginación Édgar Omar Avilés José Agustín Solórzano Alfredo Carrera Armando Salgado Ilustraciones: Ángel Pahuamba Bolla Hiriart 2 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. DIRECTORIO Rector Dr. Salvador Jara Guerrero Secretario General Dr. Egberto Bedolla Becerril Secretario Académico Dr. José Gerardo Tinoco Ruiz Secretario Administrativo C.P. Miguel López Miranda Secretario de Difusión Cultural Dr. Orlando Vallejo Figueroa Secretaria Auxiliar Dra. Rosa María de la Torre Torres Abogado General Dr. Alfredo Lauro Vera Amaya Tesorero C.P. Horacio Guillermo Díaz Mora Contralora M.en G.D. Yarabí Ávila González Coordinador de la Investigación Científica Dr. Luis Manuel Villaseñor Cendejas Director de la Comisión de Planeación Universitaria Dr. Salvador García Espinosa Coordinadora de Comunicación Social Georgina Morales Gutiérrez Director de Gaceta Nicolaita Dr. Mario Chávez-Campos Jefe de Redacción L.C.C. Antonio Robles Soto Diseño M.D.G. Ariadna Díaz Barajas L.C.C. Irena Medina Sapovalova Auxiliar Jefe de Redacción Astrid Mirasol Carranza Gutiérrez Auxiliar de Administración Elizabeth Araceli Mejía Salgado Auxiliar de Redacción y distribución Silvia Martínez Álvarez Kathya Guillén López Editor de Fotografía Gustavo Vega Reportera Nallely Soriano Tinajero Suplemento Letras para llevar de Gaceta Nicolaita aparece eventualmente, publicado por la Secretaría General de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Ubicación: Centro de Información, Arte y Cultura (CIAC). Morelia, Michoacán. Tel: 3223500 ext. 2019. Certificado de licitud de título en trámite. Impresión: La Voz de Michoacán, S.A. de C.V. Av. Periodismo José Tocaven Lavin No. 1270, colonia Arriaga Rivera C.P. 58190, A.P. 121. Certificado de reserva de derechos al uso exclusivo en trámite. En la sesión ordinaria del H. Consejo Universitario llevada a cabo el 27 de febrero de 2012, se aprobó por unanimidad que la Gaceta Nicolaita fuera el Órgano Informativo Oficial de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Editor responsable Dr. Mario Chávez-Campos. Año 1, No 3 El poder de la imaginación El Universo está hecho de historias, no de átomos. Muriel Rukeyser ¿Sabes?, por el hecho de que dormimos de siete a nueve horas diarias, el mundo de los sueños podría ser considerado tan real como éste. Es decir: una tercera parte de tu vida sucede en esa loca imaginación. Pero, no solo esto: las otras dos terceras partes, lo que consideramos “lo real”, “el mundo verdadero”, tienen ladrillos, cemento y varillas de imaginación. Pero a continuación explico un poco más de por qué el mundo está construido de deseos y de soñar despierto: La comida no es sólo para alimentarnos, sino que es un cuento donde la verdura, la carne, la sal y las especias actúan en nuestro paladar. Comemos para alimentar el cuerpo y el alma. También, cuando queremos a una persona, muchas veces la queremos no por lo que es, sino por lo que imaginamos que es y nos contamos nuestro cuento de hadas. Creamos un submundo habitado por nuestros humanos, aquella fracción de cada persona que elegimos para que compartan esa otra parte nuestra que ellos eligen reimaginar de nosotros: los humanos somos un infinito que se hace finito en el ensueño de los otros. Es más, los sonidos son vibraciones en el aire y los colores son vibraciones de la luz, vibraciones que captamos por los oídos o los ojos y que nuestro cerebro da sentido e interpreta diciéndonos: esto es rojo, aquello es azul, agudo o grave. Pero solo son ondas: los colores y sonidos existen en las mentes de los animales y las personas, no en las cosas en sí. La ciencia no deja de darle la razón a la fantasía. Las imaginerías del escritor Julio Verne muchos años después pudieron ser llevadas a la realidad, como el viaje a la Luna o el submarino, gracias al cual hoy en día se descubren formas de vida insólitas en las profundidades del mar. Y gracias a las investigaciones de Albert Einstein, sabemos que el tiempo (eso que separa un momento de otro momento) es lo mismo que el espacio (eso que separa una cosa de otra cosa). Piénsalo y te sonará rarísimo, tan raro como que hoy en día ya hemos logrado teletransportar átomos de un lugar a otro, aunque sólo sean átomos y a unos pocos metros de distancia. Y no comentemos de las posibilidades que ofrecen teorías científicas tan extraordinarias como la Mecánica Cuántica o la Teoría de las Supercuerdas, sobre las cuales te invito a buscar información en Internet, no me lo estoy inventado. Quedarás asombrado. Todo el rollo anterior es para invitarte seas niño, niña, adulto o viejita a que hagas valer tu imaginación, que no creas a quienes te dicen que imaginar es jugar a las mentiras, que es perder el tiempo. La belleza, la moda, la necesidad absurda de comprar cosas que en realidad no necesitamos, los sistemas de gobierno, el valor de una profesión sobre otra (que se le pague más a un diputado que a un profesor, por ejemplo) son cosas inventadas por los humanos, no son Verdades labradas en piedra que no se pueden cambiar. Imaginar implica creer que las cosas pueden ser distintas y por ende pueden cambiarse las que están mal, mejorarse las que son buenas y ayudar a mantener las excelentes. Imaginar es una forma de rebeldía ante los poderosos locos que se creen dueños del mundo: a ellos les interesa que tú no imagines, porque es más fácil controlar y manipular a personas sin ilusiones y sin inventiva, y así ellos pueden hacer reales sus fantasías de poder, dominación y riqueza desmedida a costa de los demás. Los grandes cambios en la historia de la humanidad han sido realizados por gente con mucha imaginación. Por eso tú imagina, imagina, imagina, pues el mundo aún guarda muchos misterios y maravillas tras infinidad de puertas secretas que hay que encontrar y saber tocar. ¿Sabes?, leer es una excelente forma de ejercitar el músculo de la imaginación. No la única, pero sí una poderosa y divertida. Te deseo que disfrutes esta forma de alimentar tu Universo para hacerlo más grande e interesante; esta gozosa rebeldía contra las miserias del mundo llamada literatura, llamada cuentos, llamada poesía. Morelia, Michoacán, abril de 2014. Édgar Omar Avilés Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ texto- edgar omar aviles 3 El pajaposa ¡No es joraba!, son mis alitas que apenas es- Y entonces vino lo otro, según tú: cuestión de agi- borde del barranco. Ya estoy listo para mi pri- tán creciendo, les decías a todos los niños que se burlaban de ti, el niño que la maestra encontró perdido en el bosque. Y luego nos explicabas aquello de que tu papá era un pájaro y tu mamá una mariposa y que tu cuerpo no era totalmente tu cuerpo, sino una larva de pájaro. Te presté mi bicicleta y le pusiste una hélice que daba vueltas con la cadena. Y tú pedalee y pedalee, pero lo único que subía al cielo eran las carcajadas de los niños. Luego vino lo de coser costales, hasta que quedó listo el globote que inflaste con aire caliente y ahí sí, lograste volar unos metros antes que se quemara todo y la maestra te castigara. Pero nos dijiste que eso nomás era para domar al aire, porque los pajaposas no vuelan ni con bicicletas ni con globos. tar rápido los brazos para que broten las plumas. A muchos les dolió la panza de tanto reír. Pero no te importaba, y agitabas los brazos día y noche y hasta en la madrugada. Todos decían que ya había reemplazo de El Loco del Pueblo, que en aquel entonces era el viejo Nabor. Mi mamá me prohibió seguirte ayudando. Como las plumas no te brotaban, usaste unas de gallina que te pegaste en la ropa. También te hiciste una trompa de cartón bien larga, delgadita y enrollada, como de mariposa. Hacías ¡cuaarrc, cuaarrc! como chachalaca por todo el pueblo. Ya, en vez de risa, dabas miedo. Luego llegó ese día, aquel que por semanas tanto anunciaste. Nadie creía, pero todos estábamos puntuales, viéndote desde lejos, casi al mer vuelo, cuaarrc, repetías muy convencido. La maestra y yo te suplicábamos entre lagrimones que no saltaras. Los demás niños y niñas también gritaban. Pero nada sirvió, simplemente saltaste. Ahora sólo me queda desearte que estés muy bien, que hayas encontrado tu nido con tu papá pájaro y tu mamá mariposa y que estas palabras te lleguen con el viento. ¿Sabes?, nunca te iré a rezar, ni aunque mi mamá tanto insista. Porque sé que no estás muerto, porque aquello que todos vimos que salió volando del cascajo de cuerpo que quedó roto entre las piedras del barranco no era tu alma, sino tú que salías del huevo a gozar tu vida, a buscar a los tuyos. ´ ´ texto- edgar omar aviles Príquiti, príquiti 4 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. TÍTULO: Niño imaginando TÉCNICA: acuarela y grafito sobre papel MEDIDAS: 30.5 x 23 cm. AÑO: 2013 Las olas del mar arrullan a Z (un hombre muy El pequeño ser corre, aunque con cansancio, hasta que tropieza en una piedra. Z lo alcanza, le da un par de golpes para someterlo, pero el ser logra pellizcarlo y decirle: príquiti, príquiti, y Z comprende que está soñando. Al despertar, ve a un pequeño ser de pelo espumoso entre sus cobijas. Z intenta agarrarlo, pero el ser escapa por la ventana entreabierta desde donde puede verse la rumorosa inmensidad del mar. Con una vara en la mano, Z va tras aquél. Varias veces está a milímetros de atinarle un golpe, pero el ser logra esquivarlos con rápidos y graciosos movimientos, mientras repite burlonamente: príquiti, príquiti. La persecución llega hasta la orilla del mar. Z saborea el miedo del ser, que está acorralado por Un par de minutos Se extinguió toda burbuja y al principio na- puertas de sus casas. La preocupación crecía a malo pero con una gran imaginación), que sueña que persigue a un pequeño ser de pelo espumoso. Justo cuando lo va a atrapar, el ser se mete en una tienda de muñecos de peluche. Z busca entre los estantes, hasta que de reojo ve cómo el ser, disfrazado con un gorrito de hélice, escapa presuroso por la puerta, gritando con voz aguda y burlona: príquiti, príquiti. Al escucharlo, Z comprende con esa claridad mental que sólo hay en los sueños, que aquel ser es su imaginación; aquella misma imaginación que de niño utilizó para torturar con gran ingenio a cientos de bichos y que ahora utiliza para robar y matar sin que la policía lo descubra. Aquella imaginación que, peluda y con pies, se le ha rebelado, decidida a llevar una vida buena. die en el mundo se preocupó. Hasta que la gente empezó a engordar sin control. Entonces se supo que aquello era La Ley de la Naturaleza: cuando algo deja de existir, otros tienen que cumplir con la función de los que ya no están. Y una función de las burbujas era ser redondas y muy gordas. Hombres y mujeres, niños y ancianas, todos engordaban más y más, día a día. Macilentas pelotas con pies y manos que no cabían por las las olas. Luego Z se le abalanza, hundiéndolo en las aguas, hasta que el pequeño deja de respirar. Z intenta sacar el cadáver, pensando que, de cualquier forma, habrá modo de reimplantarse la imaginación y así no ser capturado en su siguiente crimen. Sin embargo, mientras lo saca, el cuerpecillo del ser se desmorona en la espuma, haciéndose parte de las olas. Aunque con las manos vacías, Z se marcha orgulloso de haberle mostrado quién manda, riendo sonoramente. Pero de pronto su risa se petrifica al escuchar que las olas del mar rumoran, cada vez más fuertemente: príquiti, príquiti. la par que la obesidad y los avances científicos no lograban crear nuevas burbujas. Sin embargo, había esperanza, pues los humanos flotaban con el viento y por las mañanas lanzaban destellos cuando la luz del Sol los atravesaba. Luego hubo mucha histeria, pero sólo duró un par de minutos, cuando supieron que otra función de las burbujas era explotar de pronto. Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ texto- edgar omar aviles Rasabadú Antes Rasabadú andaba por toda la bodega pregonando viejas no- ticias de cuando nació: “Fidel Castro ha muerto…”, o tal vez: “Nada detiene el derrumbe de la Bolsa Mexicana de Valores…”. En esos entonces Rasabadú no comprendía sus noticias, sólo gustaba de repetir lo escrito en el papel periódico con el que fue hecho en origami. Su voz, ahora sólo lamentos, era un chasquido como cuando se cambia una hoja. Algunos escarabajos le aseguraban que el papel no podía tener vida, que no era natural, pero Rasabadú qué iba a saber de eso, si a duras penas entendía que fue concebido por las manos hábiles de un velador que tiempo atrás había renunciado a la existencia. Otros, como la tarántula, lo veían con recelo y le decían: “Los dragones estornudan fuego”. Rasabadú, mientras movía la cadera para que su cola se agitara de derecha a izquierda, respondía: “Pero yo no voy a estornudar nunca”, intuyendo que eso del fuego era algo malo. Y continuaba con su caminar lento, cuidando que no se lo llevara el aire que se colaba por los vidrios rotos, con aquellas piernecillas rechonchas y sin articulaciones. No obstante los cuidados, a veces era zarandeado por un viento demasiado rugidor, y mientras esperaba estrellarse contra el piso agitaba las alitas atrofiadas de su espalda y les sonreía a todos desde las alturas. Para el dragoncito, la bodega, llena de apiladas cajas polvorientas, era el mundo entero. Otros, como las moscas, sabían que existía algo más allá de la puerta, pero les gustaba mucho vivir allí. “Billy Corgan murió de sobredosis”, les dijo a unas ratas. Ellas sólo asintieron sorprendidas, pese a haber escuchado esa noticia decenas de veces y no saber quién fue Billy Corgan. “Todo indica que el nuevo Papa será estadounidense”, le dijo a una cucaracha que estaba arriba de otra cucaracha. Luego supo qué tan malo era el fuego cuando lo del corto circuito del viejo radio; se propuso nunca, pero nunca, sacar aire tan fuertemente como para llamar al incendio que vive, según la tarántula, en su vientre. Ahora las noticias no le importan: hace una semana cayó un aguacero que se filtró por el techo de lámina; unas gotas le salpicaron en su hocico-nariz en donde se le hacían hoyuelos al reír cuando escuchaba a una golondrina. “Qué buen chiste”, creía pensar, pero en realidad sólo eran trinos. Su hocico-nariz se corrugó con el agua... y se resfrió. Hoy día se la pasa debajo de una silla rota, con el dedo muy cerca de la nariz, presto a inhibir el estornudo fatal: no quiere unirse a Fidel, a Billy, al anterior Papa, a la Bolsa Mexicana y al velador. Para los demás tampoco será fácil, aunque quizá logren escapar, ¿pero RasaTÍTULO: En la fogata TÉCNICA: acrílico, pastel graso y grafito sobre papel badú cómo podrá evitar a Rasabadú? MEDIDAS: 29 x 22 cm. AÑO: 2012 De vez en cuando piensa en el radio: “Él sí tenía cosas lindas que contar”, recuerda melancólico y de pronto le vienen en torbellino las imágenes de cómo sacaba chispas y se derretía. Rasabadú quiere creer que cuando estornude escupirá confeti, mucho y de muchos colores. La tarántula dice que será fuego y que todos, hasta la bodega, morirán por su culpa. Lo único cierto es que él ya no tiene cabeza sino para estar triste y con mucho miedo. Su resfriado aumenta, sus fuerzas menguan. No quiere morir derretido, no quiere acabar con el mundo entero. “¿Será fuego o será confeti?”, pregunta titubeante una mosca a otra, mientras ven desde arriba al dragoncito de papel: arrebujado, con las orejas ya sin gallardía, con la mirada seca de tanta nostalgia y aquellos temblores con que despierta de las pesadillas. “Es cuestión de esperar”, responde suspirando la otra mosca: “sólo de esperar”. 5 6 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ texto- edgar omar aviles El fragor del pirata Tras abordar la ola, el pirata Sebastián, el más temible de los siete mares, bate su espada contra tres guardias del Rey. Cuando pareciera que una de las espadas atravesará su corazón, da un giro que provoca que entre dos de ellos se den muerte. Pero en la acción, el tercero ha logrado quitarle la espada. Acorralado contra la proa, da un golpe al piso con tanta furia que su pata de palo se rompe en dos. Utilizando un trozo como puñal, hace una zanja en el vientre del enemigo. Motivada por el arrojo de su capitán, la tripulación pirata logra apoderarse del barco e izan la bandera negra. En él partirán a la isla de Los Tiburones de Esmeralda. Aunque fatigado, Sebastián sabe que apenas inician las insólitas y terribles aventuras cuando el mar, de pronto, es tragado por la arena. Sebastián sale del agua, revolcado y aturdido. Mientras toma aire, con premura le dice con la cabeza que “sí” a su madre, quien le pide que no se aleje mucho de la orilla, y se lanza contra una nueva ola que toma forma de un feroz calamar gigante… El secreto del Sol El Sol mengua en brillo, languidece su calor en un vertiginoso parpadeo de extinción. La tempe- ratura de la Tierra desciende, mientras tornados y tormentas sacuden con rabia puertos y ciudades. En un intento desahuciado, las cien mentes más brillantes parten rumbo al Sol, dispuestas a auxiliarlo o a morir en el intento. Cuando la tripulación regresa, la vida se ha regenerado gracias a un Sol espléndido cuyos fulgores nuevamente alimentan a la Tierra. Pero al bajar de la nave, los cien héroes tienen los rostros contrahechos de asombro y terror. —¿Cómo lograron regenerar al Sol? —les preguntan, pero temerosos ninguno de los héroes se atreve a responder. —¿Acaso implotaron un agujero negro en el centro del Sol? Los cien hombres niegan con las cabezas, con las miradas perdidas, a punto de la locura. —¿Decodificaron la constante de Pierre-Colombina para acrecentar la concentración de helio? —insisten los entrevistadores, pero las cien bocas responden con un lacónico “no”. Las preguntas se amontonan como jarros rotos, hasta que se agotan las posibilidades. —Díganos, ¿qué cosa horrible hicieron?, ¿qué atroz secreto los tiene en tal estado? Tras un largo silencio, el comandante toma la palabra. Sus manos tiemblan casi tanto como su voz: —Encontramos —traga saliva, aprieta los puños—… encontramos donde se le da cuerda al Sol. Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ texto- edgar omar aviles 7 La última batalla de los ancianos El juicio y el perdón De los miles de millones de ancianos, sólo una Eran cinco cachorros. Suaves bolas de pelo décima parte sobrevivió a las tormentas eléctricas, a los calamares gigantes, a las brasas del sol multiplicadas por las olas, a los sedientos tragos de sal, a los colmillos de los tiburones y al aguijón de las mantarrayas. Pero al fin llegaron al fondo más profundo del mar. Entonces taladraron roca y hierro con pico y dinamita y muchos más murieron vomitando sangre o se marchitaron sus corazones como fruta o sus huesos tronaron como si fueran ramas secas. Fueron cientos de miles los que explotaron junto con las cargas de dinamita o quedaron sepultados entre los túneles. Pero hubo cerca de un millón de ancianos que llegaron a la esfera de cristal que mora en el centro de la Tierra. —¡Era verdad! —gritan temblando de alegría. —¡Sí: aún somos niños! —lloran con los cuerpos exhaustos. Los viejos se arremolinan, acercando sus manos callosas para sentir las manitas suplicantes a través del cristal. Adentro, los niños se apilan, golpeando en vano la esfera. —¡Ey, miren! ¡Ésa soy yo! —grita una anciana señalando a una niña morena de largas trenzas. —Y yo soy ese chico tan… tan solo... ¡Hola! —susurra y luego grita un viejo esquelético señalando a un niño gordinflón. Escriben en el cristal, con letras al revés, en todos los idiomas conocidos: “Aléjense y cúbranse”. Los ancianos ponen cargas de dinamita alrededor de la prisión, a una distancia exacta para que solamente estalle el gruesísimo cristal. Pero a medio minuto de detonar, llega el terrible Grarunda, vociferando: —¡Así que han venido a rescatarse! Los ancianos levantan sus bastones para hacerle saber que no los atemorizan las garras ni las mandíbulas de los tripsélidos, el ejército de Grarunda. —¿Qué no saben que cuando ustedes toquen a su niño, desaparecerán? Los ancianos aprietan los puños mientras asienten. Saben eso y saben aún más por los sueños en donde se les reveló que en realidad eran niños encerrados en una prisión de cristal en el centro de la Tierra; que sus vidas y su mundo falso eran proyectados por los niños para no enloquecer en el encierro en que Grarunda los confinó hasta que necesitara alimentarse. —¡Aún somos niños! —exclaman los ancianos para darse coraje, para no escuchar el serruchar de los colmillos de los tripsélidos, para no percibir la bola de fuego que Grarunda va acumulando entre sus manos, para no temer que cada uno, al tocar a su niño, dejará de ser lo que ya fue. Los ancianos disponen sus escasas fuerzas para sostener sus metralletas, para quitar el candado de las granadas, listos para la batalla; mientras los chicos en la esfera retiemblan, se concentran, para darles en lo posible vigor a sus ancianos. que chillaban la leche que mamá les daba. A los seis años, el pequeño Daniel los metió en un costal y los llevó al río. Nadie sabe por qué lo hizo, ni él mismo, pero gozó cómo poco a poco el costal dejaba de estremecerse. Daniel murió pasados los setenta años. Fue buen padre, buen esposo, buen abuelo, buen ciudadano. Ayudó a amigos y a extraños, y el mundo fue mejor sitio gracias a que él nació. Por lo que, en el recuento regresivo donde desfilan todos aquellos que lo conocieron, sólo se comenta lo bondadoso que fue. Daniel está seguro de que entrará al Paraíso, hasta que el recuento arriba a su infancia. Entonces los cinco cachorros, contrahechos por el ahogamiento, se presentan ante él. Como a los demás, se les pregunta si ellos tienen alguna objeción para que Daniel entre al Paraíso o, en su defecto, vaya a morar a algún infierno personal. Los cachorros lo miran fijamente. Tras unos segundos de reflexión, con voces dulces pese a registrar estertores de ahogamiento, se pronuncian: —Él fue el mejor de los niños; incapaz de hacernos mal alguno —dicen los perritos de narices sangrantes y ojos blanqueados de sufrimiento. Al escuchar aquello, Daniel, avergonzado, se tambalea, asqueado de sí mismo por torturar y matar a los perritos que ahora le permiten entrar al Paraíso. Sabe que no merece aquel perdón, que él es la más ruin de las basuras. Luego de unos minutos de dolerle todo el dolor que causó a sus seis años, de pronto a Daniel se le aparecen los cinco cachorros. —Él fue el mejor de los niños; incapaz de hacernos mal alguno —dicen los perritos tras unos segundos de reflexión. Daniel llora ante la bondad infinita de aquellos a los que no permitió gozar de la vida; cachorros de patas y hocicos rotos en su vana lucha por escapar del costal y quienes ahora le regalan el Paraíso. Reniega de su existencia, le arde el alma llagada de arrepentimiento, sabe que no merecía vivir un día más después de cometer aquella atrocidad. Luego de unos minutos de vomitar su existencia horrible que se prolongó más de setenta años, de pronto los cinco cachorros se presentan frente a Daniel. —Él fue el mejor de los niños; incapaz de hacernos mal alguno —dicen los perritos… que seguirán presentándosele por toda la eternidad. TÍTULO: Chetapu TÉCNICA: acrílico, pastel graso y grafito sobre papel MEDIDAS: 29 x 22 cm. AÑO: 2012 8 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. 1 La maestra nos pidió que hiciéramos un poema Yo pienso en Yolanda y deletreo su nombre Y O L A N D A Yolis Yola Yolita Lo busco en el crucigrama que papá empezó en el periódico Y-o-l-a-n-d-a Lo garabateo en la página: Para Yolanda Luego pienso que nadie debe saberlo Se burlarían de mí porque Yolis está guapa Y a mí cada vez se me hace más grande este grano en la nariz Mi papá dice que empiece: Tus ojos son dos luceros Tu boca un collar de perlas Y tu cabello una cascada azabache Yo no sé que significa azabache Ni lucero, es más, nunca he visto una perla Mi mamá dice que somos pobres y eso es de ricos Yolanda también es pobre Como todos los niños Mejor no haré la tarea Ni modo de escribir: Yolanda Los niños somos pobres ´ ´ solorzano texto- jose´ agustin No tenemos perlas ni en los dientes Tu pelo huele bien rico aunque no te lo laves con champú azabache Tus ojos no son luceros sino como canicas brillosas Y por si no lo sabes tu nombre aparece en todos los crucigramas. Ay, cómo es complicado eso de los poemas. 2 El mal futbolista Dice la maestra que todos tenemos un talento El mío no es el futbol De eso estoy seguro Siempre pido ser defensa Los defensas siempre pueden echarle la culpa a los otros Y no están obligados a meter los goles Yo no sé cuál sea mi talento Los únicos goles que he metido son a mi propia portería Dicen mis amigos que es porque tengo chueco el pie A las niñas eso les da risa Quizá mi talento sea ése Hacer reír a las niñas O tener un pie chueco y caerme a propósito Para no tener que enfrentar a los delanteros No me importa Si mi talento es ser tonto Puedo hacerlo de la mejor manera Quizá nunca meta goles Y siga dándome de marranazos contra el suelo Pero dice Pedro que a las mujeres se les conquista con la risa Yo no sé jugar al futbol Ni sé mucho de mujeres Pero los balones no me gustan ni poquito Y sí un poquito más la risa de las niñas Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ solorzano texto- jose´ agustin Yo no sé jugar al futbol Pero me gustaría ser de grande futbolista Con mi pie chueco y todo Aunque me la viviera en el suelo Enlodado y fingiendo llorar por un dolor en la espinilla (Cosa que hago muy bien) Enojados le soltamos el chisguete No queríamos una flor Porque hacer pis era cosa de hombres Como decía Pedro Y las flores cosa de niñas Como decía papá Yo creo que Pedro tiene razón Las mujeres prefieren a los malos futbolistas Y quién sabe Quizás un día yo prefiera los besos de las niñas Y no los goles y las dribleadas. No logramos vencerla La muy maldita se quedó de pie Amarilla y sonriente Frente a nuestros cierres bajados y derrotados 3 Sobre las chis y las flores El primo Pedro me enseñó a hacer chis en las esquinas Cuídate que nadie te vea me advertía A mí me gustaba hacerlo A escondidas y sabiendo que si alguien me veía Debía echarme a correr aun con el cierre abajo Por eso convencí a Manitas de hacerlo juntos Luego de comprar coca colas y bebérnoslas de un trago Eructábamos golosamente y salíamos corriendo a esperar Frente a la esquina elegida: Un baldio grandote y con yerbas secas Nos aguantábamos hasta que llegaba la punzada Lo hacíamos por turnos y mientras uno cuidaba El otro soltaba el chisguete sobre las yerbas Luego de un largo chorro amarillo venía el suspiro Uff, a correr aunque nadie nos persiguiera Corríamos y soltábamos la carcajada A veces un par de eructos atorados nos hacían golpearnos al pecho Cuando nos deteníamos unas cuadras más adelante Fue a la tercera ocasión que vimos la flor Sí, ¡una flor había crecido en nuestra esquina! Una flor amarilla y tonta se había atrevido a nacer ahí 9 Regresamos tristes a casa Pero no íbamos a rendirnos Seguimos yendo a la esquina todos los días Cambiamos la Coca Cola por Boing de uva Bebimos incluso agua de la llave Pero nada podía vencerla Manitas decía que la arrancáramos Pero eso no sería una pelea justa Yo insistía en derrotarla a chorros Pero no se nos ocurría nada Hasta que nos sorprendió la abuela Nos tomó de las orejas y nos dijo vándalos y cochinos Me acusó con mamá y mientras ella me advertía Que el pipi se me iba a caer si seguía haciendo aquello Mi papá reía echado en el sillón “Es un chamaco, déjalo, yo también orino en la calle cuando me agarra la prisa” Esa noche papá durmió en el sillón por mi culpa Y por cochino, según dijo mamá Yo me sentí tan mal que al día siguiente regresé Arranqué la flor y enfurecido La tiré por el escusado y jalé la palanca Ese día mi abuela me dijo que el amarillo significaba tristeza Yo no sé por qué, pero me acordé de la chis, de la flor y de papá A los dos días yo y Manitas hacíamos pis en otra esquina diferente. TÍTULO: El luchador TÉCNICA: acrílico sobre madera MEDIDAS: 30 x 50 cm. AÑO: 2013 10 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ solorzano texto- jose´ agustin Instrucciones para hacer un poema A Bere Primero una palabra cualquiera por ejemplo pájaro ahora un adjetivo común pájaro esdrújulo por ejemplo será fácil pensar que un pájaro esdrújulo comúnmente habita en árboles esdrújulos cada cual con su grupo semántico sigamos pues, amigo: pájaro esdrújulo que en esdrújulos árboles habitas con el pecho grave lleno de alas y plumas cantas brevemente tu aguda canción ahí tienes ya tu poema ahora inténtalo tú mismo recuerda: elije una palabra cualquiera tócala un rato mírala si es un pájaro córtale las alas si no lo es, haz lo que quieras elije un adjetivo simple no intentes solemnizar es necesario no decir nada importante o podrían acusarte de literato de mentiroso, de estafador por eso declárate falso desde el principio di que lo que tienes en las manos no es un pájaro, miente aunque todos puedan mirar al ave al igual que ahora yo te digo que esto, lo que estás leyendo no es un poema aunque también yo le haya arrancado las alas. TÍTULO: niño con espíritu del bosque TÉCNICA: acrílico, pastel graso y grafito sobre papel MEDIDAS: 29 x 22 cm. AÑO: 2012 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. ´ ´ solorzano texto- jose´ agustin 11 Poética para cantar bajo la ducha Deja que te pegue el agua en los cachetes haz pis con los ojos bien cerrados sin preocuparte deja que tu voz desafinada descanse un poco bajo tu pecho luego canta ¡canta! y recoge con cuidado el jabón del piso no tan rápido, tómate tu tiempo para eso preparaste tu repertorio con anterioridad antes de salir se empañará el espejo tú dibujarás un corazón o nada, tal vez un palito con el dedo y tus manos parecerán de abuelito afuera no hay nada más que el mundo tímido y seco sin patitos de hule o barquitos de papel no hay lluvia calientita y cuando llueve no te permiten desnudarte qué mejor que sentarse un rato y seguir silbando, siendo uno mismo inventar la canción, tu canción jugar a ser sapos bajo la lluvia a naufragar en un islote desierto a pararnos el pelo con champú o gritar, cantar o bailar: ¡soy un rock star un poeta yo soy pepe el toro yo soy pepe el toooorouuo! TÍTULO: Danza de los negritos TÉCNICA: acrílico sobre papel MEDIDAS: 48 x 36 cm. AÑO: 2012 12 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. texto- alfredo carrera Los últimos días Regresábamos a casa mi mamá y mi hermano. No muy lejos de cuanto llegué, el vecino me acarició la cabeza como a una mascota y luego donde vivimos está el bosque. Cerca de ahí cruza la carretera que rodea el cerro desde donde se ve la ciudad. A veces cuando estoy acostado en la cama escucho los autos que pasan. Esa noche tropecé con una piedra y caí encima de un montón de tierra porque caminaba de espaldas. La piedra era un perro que chilló y se alejó corriendo. Mi mamá y mi hermano voltearon. Yo iba a gritar, pero su mirada me calló. Aún así se acercaron para levantarme. “No pasa nada, ¿podemos volver a casa?”, dije mientras me sacudía el polvo de la ropa. Esa noche pasaron muchos autos. Acostado en mi cama pensé en el perro. Le había preguntado a mi mamá si le pasó algo al animal y me respondió que no importaba, que seguro tendría motivos para irse. No pude dormir. Cada vez que cerraba los ojos recordaba lo que había pasado, pero ahora cambiando al perro por otro animal sobre el que pude haber caído. ¿Y si caí sobre mi sombra proyectada por la luz de la luna? No podía caer sobre mí mismo pero sí sobre una parte de mí. Lo sé porque un día vi por televisión que hasta los doce o trece años un niño puede descubrir si es hombre-lobo o si le saldrán alas y colmillos o quién sabe qué tantas cosas. Mi cumpleaños era siete días después, así que pronto me enteraría si yo era uno de ellos. Días después decidí hablar con mi mamá. Si llega el día en que me transforme, le expliqué, podría matar a toda la familia, así que ellos debían hacer lo que creyeran que era mejor. Mi mamá se puso muy seria y dijo que no me pasaría nada. Me tranquilizó saber que ella estaría preparada cada luna llena. Incluso la noche antes de mi cumpleaños le pedí a mi hermano que me amarrara a la cama y que estuviera preparado porque de ahí en adelante yo ya no iba a ser yo. La mañana del catorce de julio no encontré en la casa a mi hermano ni a mis papás. Corrí a decirles a los vecinos que me había quedado solo. En abrazó a su esposa. Lloraba y no dejó de repetir: es horrible, es horrible. ¿Se refería a mi aspecto, que seguramente había cambiado, o a lo que había hecho? Tal vez escucharon los gritos de mi mamá o quizá mi papá había tratado de defenderse. Mi abuela fue por mí a casa de los vecinos. “¿Se lo dirá?,” le preguntó la vecina a mi abuela. “A su debido tiempo”. Pero no era necesario, yo ya lo sabía: era un niño-lobo que se había comido a su familia. Y volvió a ocurrir. Mi abuela lloraba mientras conducía hacia su casa. Yo me pasé al asiento trasero. Estaba por suceder como la noche anterior: primero dos o tres bostezos largos mientras veía en el retrovisor mis pequeños colmillos, la lengua demasiado roja y un extraño brillo en mis ojos; luego, me caía de sueño. Cuando desperté ya había pasado todo. Me había quedado dormido y desperté en una cama grande de hospital. Este lugar se parece a donde me llevaron mis papás la última vez que me enfermé. Tengo arañazos en los brazos y en los muslos. Debí luchar contra mi abuela. Seguro fue una pelea terrible. Hace rato vinieron unos policías a preguntar cómo seguía y no me quedó más que confesar: vayan a mi casa, revisen cada cuarto, busquen a todos los que no aparecen y si es necesario llévenme a un zoológico o a un circo, para que presenten al niño que come personas. Estuvieron más tiempo, al final no quedaron convencidos de nada. Dijeron cosas sobre accidentes y les insistí que no había más accidentes que la luna llena. Me lo ocultan, claro. Es raro que exista un niño-lobo, por eso inventan accidentes, pero a mí no me engañan. Con la próxima luna llena, cuando yo no sea yo y me transforme, seguro alguno no amanece. Entonces sí van a creer, cuando vean la luna de esa noche… Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. exto- alfredo carrera El baile del mundo para la Alejandra real regadera, y la bailaba como su hermana le había enseñado, siempre se Alejandra era la niña más fe- le olvidaba algún paso, pero inventaliz de todo el mundo, o por lo ba uno nuevo. Inventaba tantos que menos eso creía ella. Tenía tres años, cuando su hermana la veía le decía para ella sólo existía su mamá y su que había cambiado todos los pasos hermana. Papá vivía lejos, aunque y su mamá le volvía a cantar la canlas visitaba cada verano no vivía con ción porque también la había camellas los otros meses. Su mamá can- biado por completo. En las mañanas se quedaba taba tantas canciones que Alejandra pensaba que cada uno de los días en casa con su mamá, pero algunos cantaba una nueva, después pensó otros días su mamá iba a la calle a que las inventaba, pero nunca supo hacer muchas cosas como comprar la verdad. Cuando creció y se hizo comida y llegaban personas a la casa, amigas de mamá o tías o primamá se le olvidó preguntarle. La hermana de Alejandra mas o su abuelita que olía feo o la no cantaba, pero sabía bailar, baila- abuelita que no olía feo, para que no ba todas las canciones que la mamá se quedara sola e hiciera travesuras cantaba. Sabía tantos pasos como o rompiera cosas o le dieran algo de había música y canciones en el mun- comer si tenía hambre. Una mañana no hubo quien do, sabía, porque ahora hay más. La hermana se iba por las mañanas, muy acompañara a Alejandra y mamá temprano, no volvía hasta que ya tenía que hacer ¡mil cosas!, ¡mil coiban a comer. Cuando comían conta- sas! Y además lo había repetido ¡mil ba que en su escuela había inventado veces! O por lo menos eso decía su un paso nuevo, que sus amigas ha- mamá y eso pensaba Alejandra. Enbían saltado de tal manera, que ella tonces tuvo que ir a la escuela con se había dado cuenta que si cantaba su hermana mayor. Las dos subiela canción de hace tres días se vería ron al coche, como lo hacían todas fantástico. Contaba tantas cosas, ha- las mañanas, aunque su mamá decía blaba tan rápido de tantas amigas y que no era cierto, que el sábado y el amigos que cuando terminaba, Ale- domingo no pasaba eso, pero lo que jandra ya había olvidado todo; pero pasaba está vez es que Alejandra no no importaba porque mamá podía estaba dormida. Tenía los ojos bien cantar la canción y la hermana decir- abiertos. Estaba emocionada, tenía le a ella qué hacer y bailaban. Lue- miedo, tenía nervios o eso decía por go, mamá cantaba más canciones, lo menos su mamá porque ella no se todas nuevas, todas diferentes y así podía dormir, Alejandra se quería estaban toda la tarde, o por lo menos dormir, le preguntó a su mamá que eso creía Alejandra, porque al dar las qué era lo que le había pasado, si tal cinco ella caía dormida en su cama vez se le hubieran descompuesto los o en un sillón. Cuando volvía a abrir ojos o la cabeza. Y entonces la mamá le decía que eso pasaba porque eso los ojos ya estaba oscuro. Vivían en un país al norte de es lo mismo que sienten todos los niEuropa, por lo que los días duraban ños de todos los mundos y también menos y las noches eran muy largas. de este, cuando van por primera vez Por lo menos Alejandra no sabía eso, a la escuela porque saben que habrá pero su mamá se lo explicaba segui- muchos niños, que no serán sus primos y hermanos, sino más niños. do. Llegaron al Jardín de Niños Alejandra ya hablaba muy bien, en las mañanas ensayaba su de la hermana. La maestra ya sabía canción favorita, que era una que su que iría Alejandra porque la mamá le mamá había cantado una vez en la tuvo que hablar y la maestra le dijo 13 que sí, que le llevara. La esperaban en la puerta, bueno, sólo la maestra que no huele feo. Tomó de la mano a las dos niñas, que además llegaron tarde y la mamá ni siquiera había dejado que Alejandra se despidiera. Mamá sufría de camino por las mil cosas que tenía que hacer y porque seguramente su hija sufriría. Alejandra y su hermana ni se habían dado cuenta de cuándo se había ido su mamá, porque además la maestra las había agarrado de las manos y corría como loca, por lo menos eso dijo la hermana. En el salón las maestras habían organizado un concurso de baile. Cada niño tenía que pasar al frente, ponían música en una grabadora y entonces mientras eso pasaba Alejandra se había ido a un rincón a practicar su baile y su canción que no se parecía a la canción que su mamá había cantado, ni al baile que su hermana le había enseñado. Las niñas y los niños pasaban por turnos al frente, se escuchaba la música y bailaban. Las maestras gritaban mucho, aplaudían y sonreían a cada uno que pasaba. No escuchaban a los niños gritando. Los buscaron por todos lados y vieron que muchos niños estaban cerca de Alejandra con su canción, que no decía nada y esos pasos tan extraños que hacía: movía el cuerpo, los brazos, las piernas, la cabeza y saltaba. No había un paso igual al otro. Los niños querían bailar como ella y cantar igual. Pasó toda la mañana así, aunque la verdad Alejandra tampoco recuerda que durmió mucho tiempo. Cuando llegó su mamá y su hermana por ella, la maestra sonrió al ver a la mamá de las dos niñas. Alejandra había sido tan feliz que quería quedarse a bailar. De regreso a casa se quedó dormida en el carro y al despertar no sabía si había pasado todo o lo había soñado. TÍTULO: Pateador TÉCNICA: acrílico y grafito sobre papel MEDIDAS: 32 x 46 cm. AÑO: 2013 14 Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. texto- armando salgado MINA: 10 maneras de acariciar un gato […] dame una manita de gato […] MARÍA GARCÍA ESPERÓN 1 tré en los cables de la luz. Era color guayaba y despeinada sonreía como una Mona Lisa. Dientes de león en la boca del relámpago. Un dos tres por la colita de mi voz Ayúdame a encontrar mis palabras. Estarán en el árbol cerca del quinto sueño o en la panadería de doña Inés. Quizá a la salida de la escuela, esperándote. ¿Tendrán hambre? En mi librero faltan tres cuadernos de poesía. Pudieron comerlos -corazonada que tengo- y dejar solo moronas de versos. Las necesito para decir papalotes, para colorear un ángel. Las palabras son pájaros que anidan en la voz. Cruzan la portada del horizonte. Mi instinto felino -un poco mudo- las persigue. Sé que están buscándote para decirte este amanecer. 4 El alma del mundo es un gato que toca un cello. Su cola/arco maúlla notas musicales como si fueran el más bello cuadro de Van Gogh. Jugar gatobol con la colita 2 Las reglas del gatobol son fáciles. Primera: botar pelota únicamente con colita sin usar patas. Segunda: no meter bigotes para que resbalen los demás -hay gatos que meten bigotilla-. Sobre puntuación. Contar un punto por cada canasta dentro del área pintada con leche. Dos puntos si el tiro fue detrás de la línea del metro (¡ah!, es la línea naranja), y tres puntos si anotas de espalda con ojos cerrados. La duración de los partidos tendrá dos tiempos: en uno hará calor y en otro frío. El árbitro llevará dos huevos y una gallina los empollará. Al romperse el cascarón y al ver cómo nacerá el primer pollito, habrá un receso. Repetir otro nacimiento y esperar el final del juego. Cualquier tejado sirve como cancha. Anímate, tu colita tiene buena condición. Mina, estoy nublado. ¿Cuánta hambre y cuántos gatos? Muchos desperdician alimento y cuajan indiferencia ante los demás. (Ella, abre una cesta con pescados. Escribe con luz sobre el cielo: donde hay uno, habrá diez). Los peces y la leche se multiplican. Ropero para muchas colitas Escribir es amarrarte agujetas y tener el paso firme. Aunque no usamos zapatos, sí muchas colitas. Las hay deportivas, casuales, navideñas, térmicas. Mi favorita tiene lámpara y un radar que ubica palomas en el cielo. Sé que al tocarlas conoces la textura del viento. Cierro los ojos. Mi colita acaricia el plumaje de la tarde. Cubren el huevo de tortuga que pronto alunará. 3 A un felino le importa mucho su colita. Es razón de su equilibrio al cruzar los tendederos para llegar al Himalaya. Usos y costumbres de una colita de gato Vestir la mejor colita, los colores favoritos. Darle distintos usos. Beber leche como si fuera un popote. Es cometa estirándose por la eternidad. Peine, tijeras, silbato, bufanda, linterna, aspiradora, bate de béisbol, es todo. También radar, telescopio, lápiz, regla, sombrilla. Al soplar sobre ella será un rehilete girando entre rayos de sol. ¿Recuerdas el día de las grandes ráfagas? Mi colita salió volando. Después de buscarla la encon- 5 También los gatos pueden jugar colitas sobre hielo. Uarhukua en la meseta Purépecha y hasta colita chutada en tierracaliente. Una vez jugué vencidas de colita. Tejados tipo pájaro Aviones que despegan de tejados, azulan el aire. Pájaros de añil, pájaros de lluvia, pájaros de junio. Conocen callejones en el viento y atajos por las nubes. Mina encontró un nido abandonado. Había tres crías: Uruk, Kuru y Kruu. Decían que verlos pilotar era un río serpenteando por el cielo. Nos enseñaron a volar. Al principio fue difícil. Usamos colitas-hélices para impulsarnos. Al frotarlas con rayos de luz se formaba un arcoíris. Uruk, Kuru y Kruu descubrieron los misterios que guardan los relámpagos. Una tarde de otoño, cuando nubes deshojan pequeñas gotas de sereno, ellos volaron a donde nace lo invisible. Suplemento Letras para llevar. El poder de la imaginación. exto- armando salgado 6 9 Terremotos de arena Un dos tres por la colita de tu voz Un tejado es un rompecabezas del Universo. Cada teja es un maúllo y una historia por contar. Ayer hubo un terremoto. Apenas nos recuperábamos del último huracán. Reforzamos todas las tejas con saliva de pájaro. Pero nadie esperó un terremoto de arena. Es un llamado de la madre naturaleza para pensar el mundo. Esta mañana acompañé a los rescatistas: acomodamos la posición del cielo, regresamos libros perdidos a sus bibliotecas. En la casa, Mina preparó chocolate caliente y me dibujó una sonrisa con su espuma. Ella cuidó a los gatitos mientras aseguraban el orfanato. Un terremoto de arena nos recuerda la ayuda mutua y la breve estancia de las cosas. 15 La luna es un lunar blanco en el pelaje de un gato negro. Las encontré. A ella, a ti. Estaban en mi quinto sueño entre el horno de pan. Deletreaban una concha al sopearla en un plato con noche. Hallar tu voz es ver las vértebras del aire, los ríos transparentes de la vida y el corazón de la madre tierra. Mi voz sembrará en tu pecho los primeros rayos del día. Poesía, es alba. Instantes infinitos de eternidad1, permanencia ocasional de infinitos. Lo demás será vivir y soñar y creer y amar y maullar y volvernos a encontrar en otra galaxia, en otro amanecer. 1 Alessandro Baricco. 7 La arena pertenece al gran gato amarillo: el desierto. 10 Ópera: Le paradis des chats P.D. Cerrar ojos para siempre es viajar al paraíso de los gatos. Las abuelas cuentan que cada dos de noviembre un puente conecta el mundo de los vivos y muertos. Ellas encienden veladoras con maúllos para que la luz no se apague con el aire. Ponen un altar y en él, los gustos del difunto: leche fría, galletas, mucho atún. Encienden copal, flores de cempasúchil, la fotografía. Mina aprieta fuerte mi colita. Al contemplar las estrellas y la posibilidad de otros mundos, descubrimos que el silencio —a pesar de todo— es un gran amigo. 8 Acariciar un gato blanco es tocar la suave espuma del mar. Gatoñol a tres lenguas Mina es maestra en gatoñol. Palabras como ágata, gatusía, gatún, son ejemplo del compendio que gatos escritores nos heredan. El gatoñol tiene tres lenguas: quien lo habla, quien lo escucha y quien lo escribe. Charles Simic dijo que la poesía tiene: tres zapatos distintos a la entrada de un callejón oscuro. El gatoñol es poesía con tres pies a la salida de una calle con luz. Mina escribe otras palabras. Lee y pisa fuerte las cuartillas. Contempla a los niños. Ellos tienen la colita atenta y escuchan otros mundos dentro de los libros. Mina: tú y yo, un minino. Un diente de león ruge. La vida nace otra vez. Al romper su cascarón de cristal, maúlla. En horizonte, es el sol.