Organizar su vida y la nuestra
Transcripción
Organizar su vida y la nuestra
REFLEXIÐ1 ,163(&725Ì$6$/(6,$1$6)&2-$9,(5² BILBAO www.salesianosbilbao.com Organizar su vida... y la nuestra¢4uŽ? HE AQUË81$57Ë&8/2'(/&212&,'23SICÏ/2*2ENRIQUE ROJAS (ABC,1994), LA PRISA DE LA VIDA, EN ƒL REFLEXIONA SOBRE NUESTRO ESTILO DE VIDA Y NOS OFRECE ASPECTOS EN LOS QUE PENSAR. AHORA QUE EMPEZAMOS EL CURSO NO ESTÈ0$/7(1(5/2(1&8(NTA. Vivimos en la era de la inmediatez. La prisa es unos de los signos de nuestra Žpoca. El hom bre m oderno vive apresuradam ente, corriendo de ac‡ para all‡, devorando el tiem po. Los que vivim os en una ciudad com o Madrid sabem os lo que son las dificultades para m overnos dentro de ellas. En las ciudades peque–as el tiem po cunde m ‡s porque la vida hum ana adopta un ritm o m enos trepidante. Estamos en la sociedad del vŽrtigo, del mando a distancia, de la velocidad institucionalizada, de la comida r‡pida. Todo se ve envuelto por una atm —sfera urgente, apresurada, veloz. Hablar de la prisa de la vida es hablar del tiem po. Pero m ientras hay personas que necesitan m atar el tiem po, hay gente que no tiene tiem po para nada. Lo evidente es que todos contam os con 24 horas al d’a, pero el rendim iento que se da de ellas es m uy distinto segœn el estilo personal de cada uno. La psicolog’a de la prisa descansa sobre el quehacer de cada d’a y sobre el punto de referencia. Se cuela por debajo de nosotros un cierto estar fascinado por la dispersi—n, com o anuncia el m ando a distancia. El primer gran tema es el organizar nuestro d’a. La distribuci—n del tiem po nos retrata. Una persona ordenada que sabe organizarse, tiene disciplina y consigue que el tiem po dŽ m ucho m ‡s de s’. La que im provisa por falta de planificaci—n llega a las m etas porque se engancha en cualquier sugerencia nueva que aparece de pronto. Ese organigram a debe dejar algunos m ‡rgenes libres, para evitar la sensaci—n de verse uno encorsetado en exceso. Esto conduce a un cierto desahogo, que es prim ordial. El que hom bre que se levanta pronto y em pieza a funcionar sabiendo lo que tiene que hacer tiene m ucho terreno andado. Llegar‡ a casi todo, al no querer abarcar dem asiado, que es la causa de m uchos estrŽs de nuestros d’as. (Q P L OLEUR ³OD DQVLHGDG´ VXEUD\R TXH OD SHUVRQD HVWUHVDGD YLYH HQ XQ VREUH-esfuerzo continuo, perm anentem ente desbordado, con un ritm o inm inente y presuroso, que le sobrepasa. Se trata de un tipo de vida agobiante. En Žl no hay tiem po libre, no hay un m inuto para la reflexi—n, el descanso o el relax. Se intenta atender sim ult‡neam ente a dem asiadas exigencias inaplazables. La consecuencia, una hiperactividad incontenible, im parable que se desliza hacia el sentirse uno inundado de cosas por hacer, Esto desem boca en la siguiente experiencia psicol—gica, no se disfruta con lo que se est‡ haciendo sino que se est‡ pensando en lo siguiente sin saborear la tarea que se tiene entre m anos. www.salesianosbilbao.com ,163(&725Ì$6$/(6,$1$6)&2-$9,(5² BILBAO ²(48,32,163(&725,$/'(25,(17$&,Ð1 ,163(&725Ì$6$/(6,$1$6)&2-$9,(5² BILBAO www.salesianosbilbao.com Cuando se est‡ agobiado por mil cosas, se est‡ desparramado. Desde aqu’ em pieza observa detr‡s de ese am or necesita m edida. idolatr’a: al trabajo y a a alim entarse la ansiedad. En m uchos de estos casos, lo que se r’o de actividad es un am or desordenado a uno m ism o. Tam biŽn el Es una pasi—n desm edida a lo que uno hace. Una form a especial de la propia estim aci—n. Una forma particular de la prisa es la velocidad. Se va corriendo a toda m archa, pero no se sabe ni ad—nde ni para quŽ. Lo importante es la aceleraci—n. En el fen—meno de la velocidad hay mucha psicolog’a. Llega a constituir una actitud, una form a de estar, un m odo de conducta . Est‡ vertebrada sobre un eje: una especie de ir quem ando etapas, en donde todo es m ete—rico. En esas brum as se desorientan m uchas vidas, al no saber distinguir lo accesorio de lo fundam ental. Es interesante distinguir varios tipos de tiempo. espigar cinco estirpes concretas: 4 4 4 4 4 Podemos Tiem po de trabajo: Es el nœcleo b‡sico de cualquier persona norm al. Nos pasam os la vida trabajando. Lo im portante no es trabajar m ucho, ni de form a r‡pida, sino trabajar bien. El am or por el trabajo bien hecho es uno de los m ejores indicadores de m adurez personal. Y disfrutar con lo que se est‡ haciendo, as’ se com bate ese torbellino presuroso de la vida. Escalonar los quehaceres. Tiem po de descanso: es el tiem po libre, tan im portante para m antener un buen equilibrio psicol—gico. La vida es un arte entre trabajo y descanso. Son esos m om entos suaves en los que uno se zam bulle en el ocio, dando paso a las preferencias personales. Hay ocios pobres, vulgares, toscos, ram plones, que no ayudan a elevar el propio nivel. Pensem os en la adicci—n a la televisi—n. En el descanso hay que saber desconectar de los dem ‡s tem as profesionales, m ediante un aprendizaje esforzado de ponerlos entre parŽntesis. Sum ergirse en las aficiones. Reposo, distensi—n, tranquilidad que se rem ansa suavem ente y nos invita a una paz esencial, para volver en su m om ento, de nuevo al trabajo, con br’os renovados, El que no sabe descansar est‡ siem pre en tensi—n. Tiem pos muertos: aquella tierra de nadie, que transita de unos ratos a otros y que s—lo algunas personas saben llenar, sin agobiarse. El que est‡ acostum brado a perder el tiem po no repara en ellos. Mara–—n se defin’a as’ m ism o com o trapero del tiem po. De retales de tiem pos m uertos puede uno hacer m ‡s de un traje. Tiem po objetivo: es el que nos m arca el reloj. Es f‡ctico, notarial. Su ritm o establece una pauta de actividad. Hay una hora para cada cosa. Es clave saber distribuirlo. Por eso, cuando hay orden, el tiem po se m ultiplica y se tiene la im presi—n de que las horas se dilatan. Saber organizarse es una tŽcnica que se adquiere con oficio. Tiem po hist—rico. Aqu’ se congregan los tres segm entos de la vida: pasado, presente y futuro. La vida es siem pre una operaci—n hacia delante, pero echando m ano de todos los conocim ientos y experiencias del pasado. Aprender esas lecciones proporciona un bagaje decisivo. Una persona m adura es, en este terreno hist—rico, aquella que ha asum ido el pasado, est‡ instalada en el presente y vive em papada de porvenir. La dim ensi—n esencial de la vida es la del futuro. Es la m ‡s prom etedora. Es la verdadera tierra prom etida de cada uno. www.salesianosbilbao.com ,163(&725Ì$6$/(6,$1$6)&2-$9,(5² BILBAO ²(48,32,163(&725,$/'(25,(17$&,Ð1 ,163(&725Ì$6$/(6,$1$6)&2-$9,(5² BILBAO www.salesianosbilbao.com Hoy vivimos en una especie de apoteosis de lo fugaz. Se une a una especie de fascinaci—n por lo superficial que lleva a un vac’o brillante, que deslum bra sin ilum inar. Los m edios de com unicaci—n nos ponen delante, una y otra vez, noticias deshilvanadas, sin continuidad, lo que a la larga nos va dejando fr’os, casi indiferentes, ante la transm isi—n de tanto dato negativo. De la misma manera, la vida acelerada anuncia que son las circunstancias las que mandan, no uno mismo. Esa es la alteraci—n. Ver uno tra’do y llevado y tiranizado por lo otro, por de fuera, sin ser capaz de pilotar el propio rum bo. Por eso es m enester saber renunciar ante todo lo que pide paso, para incorporarse al torrente de actividad que estam os llevando entre las m anos. Ah’ entra la labor del psiquiatra. Palabra com puesta de psique, m ente, y tr’a, orden. Nuestra labor consiste en poner orden en las personas que tratam os. Los mejores ant’dotos para no verse uno arrollado por esta prisa de la vida son: 1. No querer abarcar demasiado. Aprender a decir que no. Renunciar es elegir, adelantar, posponer. 2. Estar en lo que se est‡ haciendo. No pensar en lo que se acaba de hacer ni en lo que est‡ esperando a rengl—n seguido. Con orden y constancia, se recorre el camino personal con buen temple. 3. Planificar los objetivos. Saber escalonarlos. Esto produce, de entrada, mucha paz. Tener una jerarqu’a clara. Ser pr‡ctico. 4. Relativizar la importancia de las cosas que nos agobian. Cuando pasa el tiempo y las vemos en la lejan’a, nos damos cuenta de su verdadero valor. Hay que aprender a mirar por sobre elevaci—n. 5. No perder de vista el proyecto personal. En medio de todo, tener este punto de referencia. La felicidad como proyecto de vida, con objetivos atractivos e incitantes. Frenando al amor propio, que quiere m‡s y m‡s, como un eterno insaciable. Aqu’ sobra avaricia y falta ambici—n.! para pensar Una propuesta sencilla, pero TXHWLHQHWHOD¢5HSDVDPRVQXHVWUDVKRUDV"¢4XŽ tiempo le sobra"¢4XŽ tiempos le faltan?¢0HHVWR\SHUGLHQGRDOJR"¢&RQTXŽ criterios lo organizo? LO MÉ6,03257$17(, EL Ó/7,0238172'(72'26...¢$48e$63,52"¢48ƒ ESTOY CONSTRUYENDO? $ODOX]GHWXSUR\HFWR¢SRUTXŽ no revisar el resto de los puntos? www.salesianosbilbao.com ,163(&725Ì$6$/(6,$1$6)&2-$9,(5² BILBAO ²(48,32,163(&725,$/'(25,(17$&,Ð1