El pasado jueves día 5 tuvo lugar en nuestra ciudad un terrible
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El pasado jueves día 5 tuvo lugar en nuestra ciudad un terrible
El pasado jueves día 5 tuvo lugar en nuestra ciudad un terrible suceso, que acabó con la vida de una persona que paseaba tranquilamente con su esposo por una de nuestras calles. Por si fuera poco, el sufrimiento de sus familiares se vió agravado por una serie de factores que dejaron al descubierto algunas de las vergüenzas del sistema que a todos nos deben hacer reflexionar. Con la esperanza de que este análisis de los acontecimientos sirva para tomar buena nota y así evitar que vuelvan a producirse estos fallos que a nada ayudan. Un matrimonio de Granada viene a Las Palmas de Gran Canaria con el fin de pasar unas vacaciones junto a su hija que trabaja en uno de nuestros hospitales desde hace años. Al día siguiente de llegar, cuando se dirige con su marido a la parada de la guagua, Pilar recibe un disparo, que le provoca la muerte, disparo al parecer realizado por un individuo que ya unos días antes había disparado desde la ventana de su domicilio, según la prensa del día siguiente. Pese a los esfuerzos por reanimarla de su marido, la ayuda de unos peatones y la rápida intervención del SCS, que en sólo tres minutos la atendieron y trasladaron al Hospital General de Gran Canaria, finalmente la señora muere al día siguiente pues el tiro era mortal de necesidad. Afortunadamente la intervención de un viandante y la actuación de la policía hicieron posible la detención en poco tiempo del presunto causante de esta innecesaria muerte y se evitaron males mayores. Pero aquí no acaba todo ya que posteriormente tienen lugar otra serie de situaciones anexas que son la causa de esta reflexión. Algunas de las cuales alargaron innecesariamente el dolor y la agonía de esta familia rota por el sufrimiento de perder a una madre y esposa: Al dolor producido por tan penosa situación, hay que añadir el más absoluto desinterés, desdén y abandono de las autoridades e instituciones locales. Es inconcebible que ante un suceso de esta magnitud y del impacto mediático y social de algo así. La única actuación de la principal institución de la Ciudad, fue convocar una rueda de prensa para decir que Las Palmas era una Ciudad muy segura. Y eso de cara al público. A la familia de la víctima; ni una llamada parea ver cómo están, ni una pregunta de si necesitan algo, ni una oferta de ayuda psicológica, servicio que existe. Nada ni nadie, como si no existieran. Una actitud desconocida y sin precedentes en nuestra ciudad tan sensible en otros momentos a estas situaciones. El dolor, la impotencia y la soledad de esta familia no acabó aquí, sino que se prolongaría durante cuatro días más debido a la lentitud de los trámites burocráticos que se paralizan con la llegada del fin de semana, algo que debía de solucionarse de algún modo. “Si necesitas algo me llamas a partir del Lunes”- dijo alguien al viudo. No puede ser que la familia tuviera que “buscarse la vida” durante estos cuatro días agotados de un lado a otro arreglando papeles, acudiendo a un Hospital, luego al Instituto Anatómico Forense, a los Juzgados y por último al tanatorio y todo ese tiempo sin poder enterrar a Pilar. Y al problema de trasladar los restos de la víctima a Granada hay que añadir los problemas que tiene el vivir en una isla ya que solo hay un vuelo directo a Granada los Jueves con una sola compañía aérea, y el lunes solo había un vuelo a Sevilla a las 4 de la tarde ya que cualquier opción por Madrid suponía pasar la noche viajando. Con lo que sin no arreglaban todos los papeles el lunes por la mañana tendría que retrasar un día más el entierro y la desesperación y el agotamiento era ya total. En fin que hemos dado muy mala imagen. Pese a todo hubo quienes estuvieron a la altura y mitigaron de algún modo el triste calvario de esta familia: El apoyo del Cuerpo Nacional de Policía que mantuvo una patrulla la noche de los hechos acompañando a la familia. La diligencia del juzgado, que pese a los trámites legales y el escollo del fin de semana, fueron capaces de hacer las diligencias previas con una eficacia que incluso sorprendió al cuñado de la víctima, abogado en ejercicio en Sevilla. Y así poder trasladar los restos de la Víctima a Granada 4 días después del fatídico suceso. Los compañeros y amigos de la hija de la víctima, casi todos personal del Servicio Canario de Salud que se convirtieron en su familia en los momentos más dolorosos. La Iglesia, cuyas puertas encontraron abiertas tanto a la hora de facilitar los últimos sacramentos, como en la Catedral donde el cura aplicó la misa de 12 por la víctima y su familia, así como a la capilla del Hospital donde los compañeros de la hija de la fallecida, encargaron un funeral que llenaron compañeros y amigos. El joven inspector de policía que desde primera hora del lunes hizo gestiones para intentar acelerar el procedimiento, así me lo manifestó el marido de Pilar. Por último la cercanía de Dña. Carmen Guerra, que enterada de la situación se puso a disposición de la familia con el fin de agilizar algunas trabas durante la tarde noche del domingo y desde primerísimas horas del lunes, y se hizo también una más de la familia, acompañando a la familia hasta el momento de coger el avión. Tras haberse puesto en contacto con el alcalde del pueblo de la víctima. Cosas que a mi entender tendría que haber hecho un representante del Ayuntamiento capitalino. Pero claro, no había fotógrafos en los alrededores, ya que la familia de Pilar no tenía afán de notoriedad. Logrando entre todos que el lunes a las 4 de la tarde con el regreso a Granada junto a los suyos, acabara el primer acto de esta tragedia que nunca debió ocurrir. Ya que todavía les quedaba reencontrase con el resto de su familia que les esperaba en su pueblo, junto con sus vecinos perplejos por tanto retraso. Como si la familia de Pilar viniera de las antípodas cuando vivimos en el siglo de Internet, la telefonía móvil, los certificados digitales y estamos en un país de la Unión Europea. Por último se debería analizar porqué un señor da disparos desde su ventana a la puerta de un polideportivo, demostrando además tener buena puntería, según los vecinos la policía fue avisada, por lo que no se entiende que esta no culminara la actuación con la identificación del individuo y la incautación de las armas. ¿Es esto cierto, o es que la sociedad es tan cobarde que nadie fue capaz de avisar a las fuerzas de seguridad?. Morir dando vida: A pesar del dolor, la pena, la impotencia y el sufrimiento, la familia de Pilar ha dado a todos una lección de amor y entrega a los demás que sólo lo pueden hacer las personas buenas, sus órganos fueron donados para que gracias a ellos al menos 5 personas, tener una oportunidad de continuar sus vidas,. Lo que a ella alguien le negó. Desde aquí quiero plantear que alguien debería reconocer la entrega y el amor de los donantes de órganos, que en medio del dolor y la tragedia de una muerte inesperada, son capaces de darse a los demás y salvar otras vidas. Sirvan estas letras de análisis y reflexión a quienes corresponda para que la tragedia de esta familia, sirva para que en otros casos algunos servicios e instituciones sepan estar a la altura que no han estado.