¡Ese calor no se lo aguanta nadie!
Transcripción
¡Ese calor no se lo aguanta nadie!
¡Ese calor no se lo aguanta nadie! Esto es lo que dicen algunos estudiantes del Colegio Loyola, quienes debido a la falta de recursos, en el aula de inglés, deben soportar los incesantes calores que en aquel salón se dan. “Es un horno” dice el estudiante Denny Villalobos; “el salón presenta condiciones deplorables, ya que además de que sufre todo los días el golpe del sol, este no posee buenas mesas y sillas, el tablero que conservan los demás salones no lo tiene, ni tampoco implementos de aseo y aun peor, no tiene un ventilador”. Debido a esto y a la poca ventilación que posee el salón, los alumnos buscan “las mesas de las ventanas” quienes pueden otorgar en algunos casos la oportunidad de que llegue una ráfaga de viento que los pueda refrescar. El agua, las hojas o los cuadernos abanicando, en estos casos no sirven de nada, pues el calor es tal, que las personas al salir buscan de inmediato algo de agua y viento. “Me provoca desvestirme” dicen algunos, entre ellos el estudiante Pablo Acosta, “ante la horrible sensación que en este se siente”, y aunque el salón es algo agradable, el bochorno lo vuelve insoportable cada día, pero el calor y el sofoco aumentan más en las horas del mediodía, donde el sol golpea tan fuerte el aula y debido a que esta no tiene las tejas que la mayoría de salones posee, tiende a padecer más fuertemente este problema. Frente a las incesantes quejas de los alumnos, los maestros buscan alternativas para este problema; ocupando en algunos casos los salones que se hallan desocupados. Abriendo la gran puerta o en algunos momentos permitiendo realizar las actividades fuera del aula de clase. Pero esto no se ve muy a menudo, ya que en ocasiones todos los salones se encuentran ocupados, o los maestros temen que al trabajar fuera del aula, los alumnos se dispersen y no trabajen en las actividades asignadas. Para agravar la situación, hay alumnos que dicen haber visto algunos ratones e insectos lo cual además de desconcentrar a los estudiantes por el temor que estos generan, estas condiciones de salubridad no son buenas para la salud nadie en el aula. El lavamanos que este posee, “se cae a pedazos” dice Juan Galeano, y en verdad sucede, el cual es demasiado grande, ocupa espacio y su mal estado presenta un peligro para los alumnos que están en clase. y mesas se caen a pedazos, el sol sigue agotando y la falta de viento sigue presente, sin permitir así que los estudiantes y profesores puedan desarrollar bien su trabajo. Los malos olores también llegan a este lugar, ya que animales que habitan en el colegio, en ocasiones dejan sus fluidos corporales en este, por lo que el calor intensifica el olor. Y aun como si faltara poco, los conectores de dispositivos electrónicos, no funcionan en su totalidad, ya que de seis solo funcionan en verdad dos de ellos, esto afecta gravemente el estudio, ya que en ocasiones se necesita de un dispositivo electrónico para desarrollar cualquier actividad propuesta. Ante estas condiciones, los profesores y alumnos se han quejado, sin obtener respuesta alguna, pero el salón se sigue volviendo cada vez más inhabitable, sus sillas Frente a esto la rectora de la institución, ha ofrecido algunos cambios para mejorar el ambiente, como por ejemplo, el tomar para las clases un nuevo salón, el cual posee más ventilación e iluminación que el anterior, mejorando condiciones pero no por completo.