su abuela catalina quería que fueran pilotos, pero ya
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su abuela catalina quería que fueran pilotos, pero ya
Texto: ALESSIA CISTERNINO <www.enminevera.wordpress.com> FOOD106 SU ABUELA CATALINA QUERÍA QUE FUERAN PILOTOS, PERO YA CON OCHO AÑOS LOS HERMANOS TORRES SENTARON A SUS PADRES EN UNA MESA Y LES DIJERON QUE QUERÍAN SER COCINEROS. HABLAMOS CON SERGIO TORRES DE SENSOGRAFÍA, DE BIOHUERTOS, DE BRASIL, DE PRODUCTOS FETICHE, DEL “ESPACIO ILUSIÓN”, Y DE LA ÚNICA COCINA EN EL MUNDO EN LA QUE NO EXISTE JERARQUÍA. POR LO MENOS ENTRE LOS DOS CHEFS. DOS CIELOS Está en la planta 24 del Hotel ME de Barcelona. No es el cielo, pero poco le falta. El restaurante Dos Cielos abrió sus puertas en septiembre de 2008 y actualmente cuenta con una estrella Michelín, un equipo de alrededor de veinte personas…y dos chefs al cargo. En la cocina de cualquier restaurante es el chef el que manda y seguir sus órdenes sin decir ni “mu” es la única alternativa al caos. Pero en Dos Cielos pasa algo inusual. Sergio y Javier Torres son gemelos y están acostumbrados a compartirlo todo, incluso cuando parece imposible. Así es como Sergio Torres nos desvela los secretos de uno de los restaurantes españoles con más proyección del momento. Dos Cielos: “Hay mucha especulación sobre el tema del nombre, pero en realidad lo pusieron nuestras mujeres. Cuando estábamos haciendo el proyecto de este restaurante, nos preguntamos: ‘¿Qué nombre le ponemos?’. Y una de ellas dijo: ‘¡Ponedle dos cielos!’. ‘¿Por qué dos cielos?’, y contestó: ‘si sois dos cielos, tenéis que ponerle dos cielos’. Y nos lo quedamos. La primera idea es la que vale y le pusimos Dos Cielos”. ¿Armonía o pelea?: “Hay una armonía perfecta en la cocina. De vez en cuando puede haber algún desacuerdo, pero se esfuma enseguida. Si sabes aprovechar una relación gemela es lo mejor que te puede pasar, porque lo único que puedes hacer es sumar, todo se duplica, todo es doble. Cada uno aporta la experiencia que tiene, lo que sabe. Por ejemplo, Javier tiene unas nociones en caza, pastelería, panes, mientras yo llevo un poco lo que es la parte creativa, el tema del pescado, el cuarto frío. Pero los dos hacemos de todo a la hora de crear. Lo que hacemos es sumar porque si yo tengo una buena idea, él la complementa o la mejora. Es una cosa maravillosa”. Jerarquía: “Funcionamos como uno solo. Diría que es un caos bien organizado. Hay veces que el equipo de cocina se estresa porque todo es ‘en estéreo’. Javier y yo no somos fáciles a la hora de trabajar: sabemos crear equipo, hay buen rollo con la gente, pero somos muy estrictos a la hora de exigir. Todo es doble: yo digo una cosa a una persona, luego va Javier y le dice otra o se lo repite. Pero al final todo se reparte con una naturalidad tremenda”. ¡Quiero ser cocinero!: “Ya con ocho años queríamos ser cocineros. Sentamos a nuestros padres en la mesa y ellos no se lo podían creer. Con 14 años empezamos a trabajar y a estudiar cocina y dijimos: ‘vamos a hacer una cosa, tú vete a estudiar en un lado, yo me voy por el otro y luego nos juntamos, así podremos aprender el doble y luego mezclar esas experiencias que hayamos tenido’. Javier se quedó con una mitad de los mejores restaurantes del momento, yo hice la otra mitad y hoy estamos juntos cumpliendo un sueño”. Sensografía: “Estuvimos trabajando un año en la sensografía. Lo que no queríamos era tener una página web ‘norma’, sino algo único y diferente. Queríamos que una persona desde Japón o desde cualquier otra parte del mundo, pudiera ver lo que se siente comiendo en el restaurante, aunque sólo gráficamente, abriendo nuestra página web. Un sensor ambiental mide el grado emocional que hay en la sala, aunque parezca mentira, y esto va directamente al sensógrafo gastronómico. Además hay una pantalla donde el cliente pone lo que ha sentido al comer cada plato. A mí me ha dado terciopelo, o me ha dado amor u orgasmo, o me ha sabido a invierno FOOD108 o me ha dado humedad. En base a esta información se van haciendo unos dibujos. Es una forma de arte generativo, pero en vez de música, por ejemplo, el estímulo es la gastronomía. Ninguno de estos dibujos es igual”. Biohuerto: “Lo que queremos es introducir la naturaleza dentro de la ciudad, dentro de un edificio tan metálico como es el Hotel ME. Se plantará algún tipo de hortaliza pero sobre todo hierbas, flores, semillas, plantas especiales, muy raras. Ahora estamos trayendo las semillas que vamos probando de todo el mundo y este año lo vamos a poner en marcha. El biohuerto ocupará la azotea del Dos Cielos, desde donde se ve toda Barcelona”. Brasil, una historia de amor: “Tenemos dos restaurantes ‘Eñe’ en Brasil: uno en São Paulo y otro en Río de Janeiro. Es lo más divertido que nos ha pasado nunca. El primer restaurante lo abrimos porque nos enamoramos de Brasil. Fuimos una vez a São Paulo, luego estuvimos en Río, en Belén, en la Amazonia. Ni Javier ni yo conocíamos Brasil, no teníamos ni idea y nos enamoramos del país. Fue un flechazo tremendo con la gente, la ilusión, la alegría que tenía todo el mundo, tuvieran o no tuvieran dinero. Dijimos: ¿cómo hacemos para tener un pie aquí en este maravilloso país y entre esta maravillosa gente? Y decidimos abrir un restaurante”. Productos fetiche: “Nos fascinan las cosas más simples, que son las verduras. A lo que más rendimiento le puedes sacar y lo que más difícil es de trabajar, lo más alucinante para mí, es una verdura. El menú de primavera va a ser verdura, verdura, verdura, verdura. Cada vez que venimos de Brasil, venimos con dos maletas llenas de productos amazónicos. Otro tema es Alicante con sus arroces: tuvimos un proyecto en Jávea durante mucho tiempo y trabajamos muy bien el tema de los arroces y de la marina alta”. Sabores exóticos: “La mandioquinha es una raíz espectacular, brutal, la madre de todas las patatas, es una raíz impresionante, un tubérculo maravilloso. Con ella hacemos una crema de raíces con un caviar de sagú, que es un derivado de la mandioca que hacen los indígenas del Amazonas. Vamos a hacer también un bogavante con aceite de dendé que es un aceite que se saca de una palmera que los africanos llevaron a Bahía, un aceite muy aromático. Son sabores que te transportan directamente a Brasil aunque no hayas estado allí en tu vida, es algo maravilloso”. Espacio Ilusión: “Es un espacio muy especial para nosotros. Ensalada de cochinillo ibérico con manzanas y flores Mandioquinha con caviar de sagu Es nuestra casa, donde nacimos, donde nacieron todos nuestros hermanos, donde mi abuela Catalina cocinaba. Ella quería que fuéramos pilotos porque nuestro abuelo era un coronel de la aviación americana. En esta casa hay una mesa imperial preciosa, para doce personas, donde se casaron mis padres. Es una casa que tiene mucha energía, muy buen rollo. Allí cocinamos a puerta cerrada, donde la prensa está prohibida y está prohibido pagar. Simplemente tienes que ser invitado. Ha llamado gente muy importante, muy potente pidiendo esa mesa, pero nunca se haría por dinero. Es un homenaje a la familia, al ‘espacio ilusión’, a la abuela, y como tal se queda. Los invitados son personas que, por lo que sea, queremos que estén allí, que compartan este espacio con nosotros, que puedan entender este espacio. Allí se hace una cocina de producto, también se hacen platos de Dos Cielos, pero lo que hacemos es recuperar los platos de mi abuela Catalina, hacerle un homenaje y cocinar los platos muy sencillos, pero increíbles, que hacía ella”. <www.doscielos.com> <www.sensografia.org> Restaurante “Dos Cielos” en la planta 24 del Hotel ME de Barcelona. Pescado de escama (dot) cocido en una sal de romero