El Bell Lightbox
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El Bell Lightbox
Cine El | AUTOR Luis Sedgwick Báez | Bell Lightbox y otras disgresiones Un recorrido por momentos relevantes y polémicos del cine actual Colin Firth, a la izquierda, y Natalie Portman, a la derecha, son los protagonistas de dos de las películas que han rivalizado esta temporada como favoritas en varios de los grandes premios mundiales del cine: Critics’ Choice Movie Awards, Golden Globe, BAFTA (Academia Británica de las Artes en el Cine y la Televisión), Screen Actors Guild Awards (SAG) y Oscar 2011, entre otros. Firth interpreta al duque de York en “El discurso del rey”, y Portman a una bailarina en “El cisne negro”. Aquí posan juntos luego de recibir sendos premios por mejor actuación en la décimo sexta edición de los Critics’ Choice Movie Awards que se dieron cita en enero. Dos días más tarde repetirían la hazaña al ganar también los Globos de Oro. Igualmente conquistaron los BAFTA y Oscar. Por fin y después de 35 años, un festival de la magnitud de Toronto (TIFF) posee sede propia: el Bell Lightbox. El complejo, con una fachada tipo arquitectura Bauhaus, fungirá como sala de cine (tiene 5), de conferencias y de exposición (hasta abril se exhibe la de Tim Burton venida directamente del Museo de Arte Moderno de Nueva York). No podía faltar su restorán, el café y una tienda (¡los precios un tanto elevados!) Un edificio de condominios está por concluirse al lado. La estación de metro queda a tres cuadras. La movida entonces se mudó al downtown de Toronto y es posible apreciar cómo una edificación transforma el | 1 | petroleo yv entorno citadino; lo que ocurrió con el museo Guggenheim en Bilbao. Está ubicada en la plaza Reitman (la poderosa familia Reitman de origen checo donó 22 millones de dólares canadienses; padre e hijo son directores de cine, recordemos “Juno” y “Up in the air” de Ivan Reitman). El complejo abrió con una exposición: Cine esencial, que contiene afiches y memorabilia de los 100 films más importantes en la historia del cine. Mucho me emocionó que entre las 10 mejores figuraran 3 de mi lista: “El ladrón de bicicletas” de Vittorio de Sica, “Pater Panchali” de Satyatij Ray, y “La aventura” de Michelangelo Antonioni. Con gran placer puedo afirmar que tanto Colin Firth como Natalie Portman estaban en la lista que elaboro los fines de año, ¡y que cuenta con sus aciertos! Ambos arrasaron con todos los premios de actuación a los que han sido nominados. Sus films los vi en TIFF. El duque de York (Colin Firth, estupendo), padre de la actual reina Isabel de Gran Bretaña, sufría de tartamudez, y este impedimento en el habla lo desquiciaba, sobre todo cuando debía pronunciar discursos. Su comprensiva esposa (Helena Bonham Carter en su mejor actuación desde “Las alas de la paloma”) lo conmina a buscar un especialista australiano (Geoffrey Rush) para curarle. El experto, sin preámbulos sociales ni de protocolos de clase, lo trata de “tú a tú” y con el tiempo se convierte en su amigo. Para colmo, su hermano, Eduardo VII, debe abdicar al pretender casarse con una divorciada americana, Wallis Simpson. “Bertie”, como lo tildaban sus íntimos, se convierte entonces en el nuevo soberano. “El discurso del rey” (Gran Bretaña) de Tom Hooper asoma como un film de época, académico en el buen sentido de la palabra, estupendamente actuado y con una trama que subyuga. Es un estudio sobre caracteres; un guión que enfatiza los lineamientos de las clases sociales, en sus costumbres, en sus gestos, en el lenguaje, en la intolerancia hacia el otro y un sentido del deber que prevalece encima de los sentimientos. La dirección de arte merece un elogio aparte. El film ha sido muy aplaudido. “Cisne negro” (EEUU), de Daniel Aronofsky, inauguró Venecia y voló – bailando– al TIFF, con buena receptividad. Tiene todos los elementos dignos de una gran película: trama, actuación, dirección que gusta a los que otorgan los premios. Natalie Portman exuda talento y sensibilidad corporal como la neurótica y perturbadora bailarina que le ofrecen el papel supremo del ballet clásico y en un rol tallado a su medida. Vincent Cassel es el director del cuerpo de baile, autoritario, seductor y convence. FOTO AFP / GETTY IMAGES NORTH AMERICA Me decepcionó que “Biutiful” (México) de Alejandro González Iñárritu no ganase ni el Globo de Oro ni el Oscar como mejor film extranjero (la mejor película que vi en todo 2010). Estos premios se los llevó la película “En un mundo mejor” (Dinamarca) de Susanne Bier, muy inferior, por lo demás. En “Biutiful” Javier Bardem -ganador en Cannes como mejor actor, siempre un gran intérprete- es Uxbal, a punto de morir de cáncer. Su entorno es deprimente: vive con sus hijos separado de su esposa, alcohólica, bipolar y prostituta; trata de apoyar a inmigrantes ilegales que viven en Barcelona con sueldos sub-pagados en la venta de artículos piratas y la construcción. Las coimas a los policías son frecuentes. Con ese panorama como rutina, Uxbal pulula entre la sordidez y la violencia siempre al acecho; trata de hacer el bien pero su percepción lo traiciona. Un film trepidante, actual y una brillante puesta en escena. He visto por ahí el DVD de “Biutiful” pero me dicen que la copia es mala, aunque la del “Cisne negro” no tanto. También pude conseguir el del documental "Inside Job" (ver abajo). Los puristas rechazan la piratería... pero qué haríamos sin los buhoneros. Jean Luc Godard siempre tiene algo nuevo que decir, amén de que le gusta experimentar con las nuevas tecnologías disponibles. Su película más reciente “Film socialisme” (Francia) es un título críptico como su contenido, ahora que todo el mundo utiliza el vocablo “socialista” a su manera. Filmada en un crucero y en un garaje, la película es un collage de imágenes y frases, algunas asertivas, otras disfuncionales. Quizás en una segunda proyección el espectador pueda armar el rompecabezas de su contenido. De todas formas es un film a ver y de nuestro tiempo. En TIFF me abstuve de ver “Misterios de Lisboa” (Portugal) del chileno Raúl Ruiz, pues su duración de 272 minutos me impedía acercarme a otros films. Una pena porque lo respeto. Recuerdo con fruición una conversación muy ilustrativa con él en Montreal, pues me tocó sentarme a su lado en una cena. En San Sebastián ganó el premio como mejor director. “Almas silenciosas” (Rusia) obtuvo el premio Fipresci en Venecia. El film de Aleksei Fedorchenko figuró entre lo mejor que he podido ver en los últimos tiempos. El director de una fábrica le pide a un amigo y colega que lo acompañe a cremar a su joven esposa siguiendo los ritos de los merjians, una etnia de origen finés que se integró a la sociedad rusa hace miles de años pero conservando sus costumbres. Es en estos momentos -con atisbos de documental y narración en off- que el film adquiere elementos de gran poder evocativo. Un film que asomó en nuestras carteleras recientemente es “El más allá” (EEUU), de Clint Eastwood. Matt Damon y Bryce Dallas Howard interpretan la historia de un psíquico que posee poderes sobrenaturales para ver a los muertos y oír sus consejos dirigidos a sus familiares en la tierra. Un Eastwood distinto a lo habitual pero importante. Como es costumbre, trato de ver en los festivales películas no comerciales, pues la oportunidad se presenta y uno no sabe si algún día vendrán por estos lares. Por ejemplo… Princesas con rostro desfigurado copulando con pescados en medio de la selva, simios que conversan con humanos (se sugiere que ellos lo son también), esposas que aparecen | 2 | petroleo yv del más allá y se presentan en la mesa para dialogar con sus esposos; eso es lo que vemos en “El tío Boommee que puede recordar sus vidas pasadas” (Tailandia), del director de culto Apichatpong Weerasethakul, que obtuvo la Palma de Oro en Cannes. La crítica se mostró dividida. Algunos la consideraron una obra maestra, otros lejos de eso. Cuando la vi en TIFF muchos se levantaron con aires de fastidio (el que estaba sentado a mi lado espetó: “No puedo con este film”). Una cinta original, con humor, una extraordinaria estética en las imágenes y una mirada compasiva y actual hacia el ser humano. En la Galería de Arte de Ontario pude ver una exposición de obras pictóricas del famoso cineasta Julian Schnabel. Su trabajo más reciente como director es “Miral” (Gran Bretaña), una historia verídica, abordando el tema de una educadora, Hindi Hussein, que logró reunir en la mansión de su familia a niños desplazados después de la partición de Palestina y la creación del Estado de Israel. Un film honesto en su planteamiento pero fallaba en algo y no sabía lo que era. Una amiga me aclaró mi preocupación: “es demasiado didáctico, como una clase de historia para principiantes, además la fotografía deja mucho que desear”. No lo podía haber dicho mejor. Estoy a la expectativa de ver el nuevo film de Woody Allen, “Te encontrarás con un extraño alto y oscuro”. Vendrá pronto, supongo, a Latinoamérica. Otra que tuve oportunidad de ver en TIFF fue “El extraño caso de Angélica” (Portugal), de Manoel de Oliveira. A sus 101 años sigue al pie del cañón, lúcido, filmando en Oporto (donde hizo su primera cinta en 1931). Es admirable, ante todo, por su sentido de pertenencia en el mundo de las ideas, presentes y relevantes, y empleando las nuevas tecnologías que ofrece el cine. Un fotógrafo (Ricardo Trepa, su nieto) es solicitado para captar imágenes de una joven muerta. Cuando se apronta a fotografiarla ella le sonríe y su vida cambia. Al revelar las fotos, cada vez que las ve, se repite el mismo gesto, y no sabemos si es una obsesión o que las partículas se ingenian para que las químicas de ambos cuerpos se fusionen. Se recrimina a De Oliveira que sus actores hablan como si fueran a dar un discurso, pero él dirige de ese modo y en camino a los 102 años dudo que vaya a cambiar. El hockey es el deporte por excelencia en el Canadá. Ganaron medalla de oro en la olimpíadas de invierno en Vancouver. El TIFF inauguró su sección de “galas” para el público con “Score: a Hockey Musical” (Canadá), de Michael McGowan. Después de una presentación fastidiosísima por parte del director (los de atrás comían cotufas en tobos descomunales y litros de refresco) lo que vimos fue un film simpático, intrascendente, con un bagaje musical sin ninguna melodía que sobresaliera y donde se exaltan las virtudes de la idiosincrasia canadiense. Olivia Newton-John, presente en la sala, simpática, pero con un rostro… la apoteosis del bótox (¿por qué no aprenden de Vanessa Redgrave, envejecer con dignidad e inteligencia? ¿A quién engañan?). Hace de madre de la joven estrella de ese deporte. Mucho me extrañó que la sala estuviera media llena y considerando cierto patriotismo. Un documental que valdría la pena ver es “Inside Job” (EEUU), de Charles Fergusson y narrado por Matt Damon. En el mismo entrevistan a una serie de personajes, causantes o no, de la crisis económica mundial: Georges Soros, Dominique Strauss-Khan (Presidente del Fondo Monetario Internacional) y Paul Volcker, entre otros. | PYV |