ponerle palabras al dolor - Lliga Reumatològica Catalana
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ponerle palabras al dolor - Lliga Reumatològica Catalana
PONERLE PALABRAS AL DOLOR Articlo publicado en la revista de la LLIGA REUMATOLÒGICA CATALANA POR CERES LOTITO Psicóloga clínica. Miembro del equipo del Instituto de Psicosomàtica Barcelona. ¿Qué nos pasa cuando un dolor físico o una enfermedad viene a enturbiar nuestra vida, cuando viene a ponernos un límite a todo lo que hasta ese momento hemos construido o veníamos construyendo? Inicialmente, puede ser que cerremos los ojos pensando: “ya pasará”, e intentamos hacer oídos sordos a “eso” que nos molesta. Sin embargo, si el malestar sigue insistiendo, pedimos ayuda, vamos al médico y éste nos remite a efectuar exploraciones, análisis, pruebas ... Cuando hay una respuesta puede que nos resulte insuficiente, ya que a menudo sólo nos son prescritas terapias sintomáticas o analgésicas (llamadas también tratamientos compasivos), o tratamientos en los que hay que sopesar muy bien los posibles efectos secundarios. Ésta nueva situación va más allá del dolor físico que nos acompaña: rabia, tristeza, desánimo, son algunas de las emociones que sentimos por la pérdida de salud y bienestar. ¿Cómo hacerle frente? Muchas personas entran en un círculo de lamentación y con fuerza de voluntad procuran seguir los tratamientos que les prescriben, tratamientos que en algunos casos sólo tienen un éxito parcial. Y vuelta a empezar. Éste proceso y largo peregrinaje nos agota, desanima y angustia. Además éste desánimo queda también prisionero en nuestro cuerpo como la misma enfermedad que lo ha generado. Romper este círculo es esencial para ir ganando poco a poco un nuevo punto de equilibrio que nos permita sobrellevar las respuestas que nos da la medicina y que nos pueden resultar insatisfactorias en este tipo de problemática. Muchas veces, hemos escuchado decir que el buen o mal estado anímico influye en el pronóstico y en la recuperación de algunas enfermedades. “Hay que trabajar a favor y no en contra del proceso de rehabilitación”. Esto es muy fácil de decir, no es tan fácil lograrlo. ¿Como hacerlo?. Hablando. Suena extraño, y la incredulidad asoma, pero al pasar a palabra las emociones y sensaciones, los efectos producidos son favorables. Tal vez siga sonando raro. ¿Porqué la palabra puede aliviar nuestro malestar? Este dolor que invade nuestro cuerpo, al ponerlo en palabras ante otro que nos sepa escuhar y nos ayude a despegarnos de una lamentación sin salida, es lo que produce el efecto terapéutico. Es la capacidad que todo ser humano tiene para darle un nuevo sentido a las sensaciones que ya conoce. Es lo mismo que le sucede al bebé que llora. Llora porque hay un malestar que invade su cuerpo, pero él no sabe que es ni está en condiciones de podernos decir lo que le pasa. ¿Qué hace la persona que escucha ese llanto? Intenta buscar una causa. Debe tener hambre, o sueño, o a lo mejor está mojado. Y después, busca una solución. Darle el biberón, cambiarle los pañales etc., Pero, a veces, descubrimos que al cogerlo en brazos y hablarle, nuestra mirada hacia él produce un efecto apaciguador. ¿Qué es lo que calma su desazón? El sentirse reconocido, escuchado y en definitiva, notar que alguien está por él. El deseo que el bebé reclama con su llanto, no está nada lejos de lo que cualquier persona enferma reclama con el malestar que siente. Con estas palabras he intentado transmitir que estar deprimido o enfadado cuando algo no funciona y percibimos que está fuera de nuestro control, es una reacción muy normal. No tenemos que entregarnos a ella, sinó procurar que nuestra enfermedad opere en nosotros como un estímulo, un querer ir más allá. Y ese ir más allá está en las manos de cada uno de nosotros. Cuando la ciencia y la tecnología no nos dan todas las respuestas que buscamos, es que quizás, podemos preguntarnos si algunas de esas respuestas no halladas están en nosotros mismos, a la espera de ser escuchadas por alguien que nos sepa acompañar en el proceso de descubrir el enigma de la significación que tiene el dolor en nuestra vida.