ascensión y auge de la calabaza

Transcripción

ascensión y auge de la calabaza
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ASCENSIÓN Y AUGE DE LA CALABAZA
José Caessaro
a Miguel García Ferrer
- ¡Huesos de santo! ¡Qué frío! Pues ni de Armani abrigado se siente menos
helado el aire de este vacío camposanto. Silencioso como si muertos hablaran y sus
voces se callaran al llegar mármol celoso. Y aquí me hallo, citado a la luz de los
fulgores que los trémulos velones tiñendo de rojo ajado han dado falso rubor a una gris
fotografía de un panteón. Bien querría que otro fuera el resplandor que iluminara la
noche o que a mi móvil llegara otro mensaje y citara quién quiere que se negocie a tal
hora y entre sombras de lanzas como gladiolos, crisantemos como ojos y lápidas que
nadie nombra…
“q n ay plzo q n ygue
n dda q n s pgue”
…¡Qué insensato el del mensaje! ¡Una parodia parece! ¿Cómo quedaría grabado
en tan dignas sepulturas los nombres que aquí figuran con tal cincel amputado?
¡Contestad nobles señores de Mejía, de Pantoja, Doña Isabela, Teodora! ¿Dónde irían
sus honores?... Catalinón, adivino que el presente te ha premiado con un “pisito”
adosado al de los Ulloa vecino… Hoy los nobles, los villanos, las meretrices y damas
unen sus postreras camas sin los prejuicios humanos…
…Me sentaré a esperar en el borde de esta losa de clausura religiosa, a quien
vino a convidar a este cansado truhán en tal discreta pensión, donde sus clientes son de
difícil despertar… Mas, ¿qué mirar amenaza? ¿Es una visión quizás?... ¿Cómo puede
estar detrás de mí, una calabaza? Si no ha sido por olvido, por capricho o testamento, no
le veo el fundamento al haber aparecido…
…¡Ven acá, te veo contenta! ¡Cómo no, si eres famosa! Pasaste de la roñosa olla
del hombre sin renta a ser reina de la noche, símbolo del miedo ajeno y luz que guía al
infierno. Te lo digo sin reproche alguno. ¿Me importa acaso si dejaste la cal viva que,
en crujiente y sugestiva forma de dulce fracaso, un vulgar calabazate de huerta te
convertía?... ¿Y triste no fue alcanzar el éxito si, al llegar, las entrañas te exigía? Mas
aquí, sobre mi mano, te debo reconocer que "To sell or not to sell, this is the question",
¿No?
... ¡Y este tipo que no llega! ¡Pues mi paciencia se acaba! Con lo bien que yo me
hallaba tumbado con mi...
-¡Juan!
-¡Arrope! ¿Quién va? ¿Quién anda?
- ¡Yo soy!
-¿Eh? ¿Qué ven mis ojos que a mi coraje y arrojo los vence, hunde y ablanda?
¡Ha vuelto esa criatura, toda luz, ojos y boca, con actitud que provoca miedo hasta en
las alturas! ¡Pardiez!, no logro entender por qué le dan calabazas a quien burló en tantas
plazas guedejas de oro y mujer.
- ¡Juan! Yo vengo. Sí... que vengo aquí a cobrar así tu deuda, ¡mi "neura"!.
Creímos tus palabras, tus mentiras del pasado, ¡fiados! ¡Sí! Yo vengo a convertir,
¡reconvertir tu vida! podrida en una eterna y jodida ausencia, sin lo light de esas "ventas
agresivas", ¡permisivas!; sin tus burlas mercantiles ¡tan pueriles! Hace largo tiempo que
nos hemos pronunciado ¡y tu pecado juzgado! a nivel de tu caché y tu valía, ¡Sí, contigo
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se perdía! Hoy en día se impone la eficacia con audacia, ¡la falacia! misma sin más, ni
más y por eso es que vengo, ¡sí!, que vengo aquí a llevar tu voz conmigo, ¡amigo!
- ¿Amigo?... ¿Cómo me intentas vender tu amistad con tal pasión si tu auge y
ascensión necesitan mi caer? ¿Matarme queréis por tanto? Ante esta circunstancia, me
hallo en la justa estancia sin cobardía ni llanto.
- O.K. ¡Corta ya! ... Esa mano. No temas, la mano dame.
Un móvil cae al suelo. Una luz azulada se refleja en el mármol. Un cementerio
que tras dos segundos se oscurece lenta e irremediablemente.
* * *
Que un lunes cualquiera pujara con la máxima cantidad de preocupación en la
serena Inés, Doña Inés para los clientes de su perfumería de barrio; no resultaría extraño
teniendo en cuenta sus últimos romances de pérdidas y ganancias. A pesar de sus
queridas deudas, lo que le quitaba el sueño era Don Juan, comercial de Esencias "La
luna brilla", pues ya eran dos las faltas a su cita mensual. Con él se ausentaba también
ese acusado histrionismo a la hora de vender: "¿No estás respirando amor?" Inés pensó
que se habría retirado, tan mayor como estaba: "Suyos fueron otros tiempos. Ahora a
todas nos seducía la lástima pero, de pena no come y mucho menos crece, el Benefic..."
El cielo interrumpió su pensamiento rompiéndose naranja en miles de octavillas
con una calabaza sonriente a todo color: imagen corporativa del nuevo centro comercial:
“Tan grande como tu ciudad”. Aunque más gigantesca era la ruina que anunciaba a
todos aquellos que no cayeran postrados a sus pies.
FIN
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