Una introducción a la geometr´ıa hiperbólica bidimensional
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Una introducción a la geometr´ıa hiperbólica bidimensional
Una introducción a la geometrı́a hiperbólica bidimensional Antonio Lascurain Orive 2 de febrero de 2005 ii Prefacio La geometrı́a hiperbólica ha cobrado enorme importancia en las últimas décadas por su interrelación con múltiples ramas centrales de la matemática. A principio de los an̄os ochenta, Troels Jørgensen y Wiliam Thurston (medalla Fields) revolucionaron la topologı́a al mostrar que la geometrı́a hiperbólica es una poderosa herramienta en el estudio de las 3-variedades y los nudos (cf. [22] y [3] pp. 190-272). Dennis Sullivan y Curt Mc Mullen (medalla Fields), por su parte, han encontrado un importante paralelismo entre la geometrı́a hiperbólica y los sistemas dinámicos, lo cual se hace patente al observar la asombrosa similitud que existe entre el conjunto lı́mite de un grupo kleiniano y el conjunto de Julia de una función racional (cf. [13] y Figura 3.1). Por otro lado, en el modelo del hiperboloide, el grupo completo de isometrı́as es precisamente el grupo de Lorentz, lo cual refleja la estrecha relación de la teorı́a de la relatividad con la geometrı́a hiperbólica. En otro ámbito, el grupo clásico modular y sus subgrupos son centrales en la teorı́a de los números y también en la geometrı́a hiperbólica. Más aún, recientemente se han probado importantes resultados sobre grupos aritméticos kleinianos, que vinculan la teorı́a de números, la topologı́a y la geometrı́a hiperbólica (cf. [12]). Es importante destacar también que en el contexto de la variable compleja, cualquier superficie de Riemann es el cociente de la acción discontinua de un grupo de Möbius en la esfera (cf. [2] pp. 120 y 121 y [19]). Existen además conexiones de muchas otras ramas con la geometrı́a hiperbólica; mencionamos dos de gran importancia en la actualidad: la teorı́a de los mapeos cuasiconformes y la teorı́a de Teichmüller (cf. [11] y [16]). Este texto está dirigido principalmente a los estudiantes de los últimos niveles de la licenciatura que han aprobado un primer curso de variable compleja; sin embargo, considero que puede ser también de utilidad para los alumnos de posgrado y para los profesores e investigadores que no son especialistas en geometrı́a hiperbólica. La idea original de este trabajo fue adaptar para la licenciatura algunos temas del libro de maestrı́a de Joseph iii iv Lehner [10]; texto recomendado por Troels Jørgensen, y muy adecuado para llegar de manera rápida y formal al estudio de las regiones fundamentales. No obstante, la materia fundamental del presente libro son las notas que elaboré para los seminarios de geometrı́a, álgebra y análisis, de los últimos niveles de la licenciatura, donde ensen̄é temas básicos de geometrı́a hiperbólica, los grupos fuchsianos y las transformaciones de Möbius. Es mi intención también en este trabajo hacer más accesibles algunas de las ideas del importante libro de Alan F. Beardon [2], en particular el estudio del grupo general de Möbius. Aunque la naturaleza del contenido es en general bidimensional, en diversas partes se sen̄alan generalizaciones a dimensiones mayores, y algunas veces también se prueban. El espı́ritu del libro es el de mostrar que las matemáticas no son ramas aisladas sino que interactúan fuertemente unas con otras. En este texto el lector podrá observar cómo se mezclan temas de los cursos de álgebra moderna I, análisis matemático I, variable compleja I y topologı́a. El texto puede ser cubierto en un curso semestral, omitiendo si es necesario la mayorı́a de los resultados de la última sección del segundo capı́tulo. El enfoque del libro es analı́tico y no axiomático. Éste inicia con el estudio de las transformaciones de Möbius complejas actuando en la esfera para posteriormente mostrar los grupos completos de isometrı́as hiperbólicas en el modelo del semiplano y en el del disco de Beltrami-Poincaré, ası́ como algunas propiedades de los grupos discretos de P SL(2, C) y del carácter fractal de su conjunto lı́mite. El texto concluye en el ámbito de las teselaciones con la construcción de las regiones fundamentales de Dirichlet y Ford. Uno de los objetivos es presentar de manera formal y sistemática una introducción a los polı́gonos fundamentales. Para el caso de los subgrupos modulares, estos dominios son de gran utilidad para visualizar resultados numéricos, véase, por ejemplo, [7] y [9]. En el caso kleiniano, el conocimiento de poliedros fundamentales es una herramienta muy importante en la topologı́a tridimensional (cf. [12]). Se han escrito muchos textos avanzados sobre el tema en las últimas décadas, probablemente los más importantes son [2], [3], [12], [14], [16], [20] y [22]. Algunos otros libros en espan̄ol, dirigidos a los estudiantes de licenciatura, sobre otros temas de la geometrı́a hiperbólica de los que se presentan en este libro –o con otros enfoques– son [17], [18], [15] y [23]. Las Figuras 2.9 y 3.1 fueron tomadas de las páginas de Curt Mc Mullen y David Wright, respectivamente. Ası́mismo, la Figura 4.11 fue tomada del libro de Joseph Lehner [10]. Agradecimientos A Troels Jørgensen, por sus invaluables ensen̄anzas. A mi esposa, Adda Stella Ordiales de la Garza, por su apoyo constante y por la corrección de estilo del texto. A mis padres, que me guiaron al conocimiento. A Pablo Rosell González, por la cuidadosa elaboración de las figuras del texto. A mis tesistas y alumnos de los seminarios, con quienes compartı́ el estudio de la geometrı́a hiperbólica, particularmente, Alejandro Mozo Cruz, que inició la captura de algunos temas del libro. A mis colegas del seminario sobre el libro de Alan Beardon que se llevó a cabo a principio de los an̄os noventa, en particular, a Pilar Martı́nez Téllez y Francisco Struck Chávez, miembros permanentes del seminario. A las autoridades de la Facultad de Ciencias y la Dirección General de Asuntos del Personal Académico que me apoyaron en la publicación de este libro, con el proyecto de PAPIME EN107-403. v vi Contenido 1. Transformaciones de Möbius complejas 1.1. Proyección estereográfica, métrica cordal 1.2. Propiedades básicas . . . . . . . . . . . . 1.3. Clasificación por conjugación . . . . . . . 1.4. Geometrı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.4.1. Transformaciones elı́pticas . . . . 1.4.2. Transformaciones hiperbólicas . . 1.4.3. Transformaciones loxodrómicas . 1.4.4. Transformaciones parabólicas . . 1.5. Transformaciones que preservan “discos” 1.6. Clasificación por la traza . . . . . . . . . 2. Métrica hiperbólica 2.1. Densidades . . . . . . . . . . . 2.2. El modelo del semiplano . . . . 2.3. El modelo del disco de Poincaré 2.4. El grupo completo de isometrı́as . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 1 8 20 23 26 27 29 29 32 37 . . . . 43 43 47 59 64 3. Grupos fuchsianos 87 3.1. Discontinuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 3.2. Grupos Discretos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 3.3. Conjunto lı́mite de un grupo discreto . . . . . . . . . . . . . . 118 4. Regiones fundamentales 4.1. Regiones fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.2. Construcción del polı́gono de Dirichlet . . . . . . . . . . . . 4.3. Polı́gono de Ford . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . vii 131 . 131 . 140 . 156 Capı́tulo 1 Transformaciones de Möbius complejas Se proyecta el plano complejo extendido a la esfera de Riemann, uno de los espacios naturales donde actúan las transformaciones de Möbius complejas, y de esta manera se introduce la métrica cordal. Posteriormente, estas funciones se identifican con los elementos del grupo P SL(2, C) y se exhiben sus propiedades básicas. Mediante la conjugación a formas canónicas, se clasifican y se muestran sus propiedades geométricas elementales. Finalmente, se caracterizan las transformaciones que preservan el semiplano superior y el disco unitario, y se establece la clasificación por la traza. 1.1. Proyección estereográfica, métrica cordal La proyección central descrita en la Figura 1.1 sugiere que el plano complejo se puede pensar como la esfera unitaria en R3 sin el polo norte. Resulta natural, entonces, pensar que el polo norte corresponde a un punto ideal que representa al infinito. Definición 1 Los puntos del plano complejo junto con ∞ forman el plano b complejo extendido, denotado por C. El incluir el sı́mbolo ∞ es particularmente útil en el contexto de las transformaciones de Möbius complejas z 7−→ az + b , cz + d ad − bc 6= 0, 1 a, b, c, d ∈ C. 2 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Mostraremos que estas funciones son las únicas biyecciones meromorfas de b en C. b La esfera unitaria, C S2 = {x ∈ R3 |x| = 1}, llamada esfera de Riemann, es el modelo requerido para incluir el punto al infinito. Para asociar cada punto en el plano con uno en S2 , usamos la siguiente idea geométrica: se toma el plano x3 = 0 como el plano complejo C, y la lı́nea que proyecta el polo norte e3 = (0, 0, 1) de la esfera de Riemann a cualquier otro punto x = (x1 , x2 , x3 ) en dicha esfera. Esta lı́nea cruza el plano complejo en un único punto, para encontrarlo se parametriza e3 + t(x − e3 ), t ∈ R y se debe cumplir [e3 + t(x − e3 )] · e3 = 0, 1 + t(x − e3 ) · e3 = 0, 1 . t= 1 − x3 De donde, el punto asociado a x es 1 (x − e3 ) e3 + 1 − x3 x1 x2 x3 − 1 = e3 + , , 1 − x3 1 − x3 1 − x3 x1 x2 = , ,0 1 − x3 1 − x3 Una prueba geométrica de este hecho se obtiene observando que la proyección de x debe tener la dirección de (x1 , x2 ), y por semejanza se obtiene que p x21 + x22 |z| = 1 1 − x3 (véase la Figura 1.1). Con base en estas ideas, se define la función ψ : S2 − {e3 } 7−→ C, dada por (x1 , x2 , x3 ) 7−→ x1 + ix2 . 1 − x3 Se afirma que ψ es una biyección de S2 − {e3 } al plano complejo C. 1.1. PROYECCIÓN ESTEREOGRÁFICA, MÉTRICA CORDAL (x1 , x2 , x3 ) p e3 3 x21 + x22 1 x3 |z | z Figura 1.1: La proyección estereográfica 1. ψ es inyectiva. Para demostrar esto se construye la inversa. Obsérvese que si z = ψ(x1 , x2 , x3 ), como (x1 , x2 , x3 ) ∈ S2 , se tiene que x + ix 2 1 − x23 1 + x3 x2 + x22 1 2 = = |z| = = 1 2 2 1 − x3 (1 − x3 ) (1 − x3 ) 1 − x3 2 y despejando x3 = |z|2 − 1 . |z|2 + 1 También z+z = (1.1) 2x1 , 1 − x3 y z+z (z + z)(1 − x3 ) = x1 = 2 2 x1 = |z|2 − 1 1− 2 |z| + 1 z+z . |z|2 + 1 z+z = 2 2 |z|2 + 1 , (1.2) Finalmente, como z−z = se sigue que x2 = 2ix2 , 1 − x3 z−z . i(|z|2 + 1) (1.3) 4 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Por consiguiente, ψ es inyectiva, ya que z determina (x1 , x2 , x3 ). Obsérvese también que la función z+z z−z |z|2 − 1 π(z) = , , |z|2 + 1 i(|z|2 + 1) |z|2 + 1 es inversa por la izquierda de ψ. 2. ψ es sobre. Un cálculo sencillo muestra que π es también una inversa derecha de ψ (ejercicio). Haciendo corresponder ∞ con el polo norte e3 se obtiene una biyección b y el modelo buscado. A esta biyección se le llama la proyección de S2 en C estereográfica. Geométricamente es evidente que el hemisferio sur (x3 < 0) corresponde al disco unitario ∆ = {z ∈ C |z| < 1} y el hemisferio norte (x3 > 0) al exterior de este disco; la fórmula (1.1) también, muestra este hecho de manera analı́tica. En esta representación esférica del plano complejo no hay una interpretación fácil de la suma y el producto, su ventaja radica en que ∞ no es un punto distinguido. Convendremos que toda recta es un subconjunto b que incluye al sı́mbolo ∞ , es decir, que toda recta pasa por ∞. Una de C propiedad fundamental de la proyección estereográfica la exhibe el siguiente resultado. b y cı́rculos Proposición 1.1.1 Bajo la proyección estereográfica, rectas en C 2 en C se transforman en cı́rculos en S y viceversa. Demostración. 1. Un cı́rculo en S2 es la intersección de un plano con la esfera, por lo que sus puntos satisfacen una ecuación de la forma ax1 + bx2 + cx3 = d. Por lo tanto, este cı́rculo es la imagen bajo la proyección estereográfica de un conjunto cuyos puntos satisfacen la siguiente ecuación en el plano z−z |z|2 − 1 z+z +b +c = d. a |z|2 + 1 i(|z|2 + 1) |z|2 + 1 1.1. PROYECCIÓN ESTEREOGRÁFICA, MÉTRICA CORDAL 5 Escribiendo z = x + iy, se obtiene 2ax + 2by + c(x2 + y 2 − 1) = d(x2 + y 2 + 1), que es la ecuación de una recta o un cı́rculo en el plano, dependiendo si d = c o si d 6= c (al completar cuadrados no se puede obtener un radio negativo, puesto que se trata de la imagen de un conjunto no vacı́o). 2. Viceversa, una recta en el plano está definida por la ecuación ax + by = c. Estos puntos bajo la proyección estereográfica son llevados al conjunto de puntos en la esfera definidos por la ecuación x x 1 2 +b = c, a 1 − x3 1 − x3 a x1 + b x2 = c(1 − x3 ), los cuales están contenidos en la intersección de un plano y la esfera, es decir, se trata de un cı́rculo. Como π(∞) = (0, 0, 1) satisface dicha ecuación, este cı́rculo pasa por el polo norte, lo cual también es evidente a partir de la construcción geométrica. Finalmente, un cı́rculo en el plano está definido por las siguientes ecuaciones | z − a |2 = r2 , (z − a)(z − a) = r2 , |z|2 − az − az + |a|2 = r2 , por lo que usando 1.1, se tiene 1 + x3 − 2Re(az) = r2 − |a|2 . 1 − x3 Si a = a1 +i a2 , z = x+iy, entonces Re(az) = a1 x+a2 y y la imagen del cı́rculo en la esfera está definida por las siguientes ecuaciones 1 + x3 − 2(a1 x + a2 y) = r2 − |a|2 , 1 − x3 1 + x3 x1 x2 − 2a1 − 2a2 = r2 − |a|2 , 1 − x3 1 − x3 1 − x3 1 + x3 − 2a1 x1 − 2a2 x2 = (r2 − |a|2 )(1 − x3 ). 6 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Se sigue entonces que estos puntos están contenidos en un plano y por lo tanto constituyen un cı́rculo en la esfera. Es útil obtener, en términos de z y z 0 , puntos del plano complejo, una fórmula de la distancia entre sus proyecciones en la esfera. Si denotamos éstas por (x1 , x2 , x3 ) y (x01 , x02 , x03 ), se tiene (x1 − x01 )2 + (x2 − x02 )2 + (x3 − x03 )2 = 2 − 2(x1 x01 + x2 x02 + x3 x03 ). Ahora, usando (1.1), (1.2) y (1.3), se sigue que x1 x01 + x2 x02 + x3 x03 0 0 2 0 2 z+z z + z0 z−z z − z0 |z| − 1 |z | − 1 = − + |z|2 + 1 |z 0 |2 + 1 |z|2 + 1 |z 0 |2 + 1 |z|2 + 1 |z 0 |2 + 1 = = 2 z z 0 + 2 z z 0 + |z z 0 |2 − |z|2 − |z 0 |2 + 1 (1 + |z|2 ) (1 + |z 0 |2 ) −2(z − z 0 )(z − z 0 ) + (1 + |z|2 ) (1 + |z 0 |2 ) (1 + |z|2 ) (1 + |z 0 |2 ) (el último paso equipara numerador y denominador). Por consiguiente, 2|z − z 0 |2 0 2 0 2 0 (x1 − x1 ) + (x2 − x2 ) + (x3 − x3 ) = 2 − 2 1 − (1 + |z|2 ) (1 + |z 0 |2 ) = 4|z − z 0 |2 . (1 + |z|2 ) (1 + |z 0 |2 ) b es particularmente novedosa y útil Esta nueva fórmula de distancia en C por incluir el punto al infinito. En este caso, si z 0 = ∞, se tiene x1 x01 + x2 x02 + x3 x03 = |z|2 − 1 , |z|2 + 1 por lo que (x1 − x01 )2 + (x2 − x02 )2 + (x3 − x03 ) =2−2 b Estos cálculos inducen la métrica buscada en C. |z|2 − 1 |z|2 + 1 = 4 . 1 + |z|2 1.1. PROYECCIÓN ESTEREOGRÁFICA, MÉTRICA CORDAL 7 Definición 2 Se define la métrica cordal en el plano complejo extendido de la siguiente manera 2|z1 − z2 | p p , si z1 , z2 6= ∞. 1 + |z1 |2 1 + |z2 |2 dC (z1 , z2 ) = p 2 , si z2 = ∞. 1 + |z1 |2 Como S2 es un subespacio métrico de R3 , esta distancia define en efecto b El término cordal proviene de que se miden cuerdas en una métrica en C. la esfera dC (z1 , z2 ) = |π(z1 ) − π(z2 )|. Proposición 1.1.2 Las métricas cordal y euclideana inducen la misma topologı́a en C, es decir, definen los mismos abiertos en C. Además dC (zn , ∞) 7−→ 0 si y sólo si |zn | 7−→ ∞. Demostración. Para la primera parte hay que probar que la función identidad Id : CE 7−→ CC es bicontinua, donde CE es el plano complejo provisto con la métrica euclideana y CC , con la métrica cordal. Si |zn − z| → 0, cuando n → ∞, entonces |π(zn ) − π(z)| → 0, cuando n → ∞, ya que la función π es continua, lo cual prueba que la función Id es también continua. Ahora, por la continuidad de ψ, si dC (zn , z) → 0, cuando n → ∞, entonces |π(zn ) − π(z)| → 0 y |ψ π(zn ) − ψ π(z)| = |zn − z| → 0, cuando n → ∞. Para la segunda parte, sea zn , n ∈ N, una sucesión en C, tal que |zn | → ∞, cuando n → ∞, como dC (zn , ∞) = p 2 1 + |zn |2 , se sigue que dC (zn , ∞) → 0 (ejercicio). Por otra parte, si dC (zn , ∞) → 0, cuando n → ∞, dado > 0, existe N , tal que si n > N , se tiene r 2 4 p −1 < y por lo tanto |zn | > 2 1 + |zn |2 8 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS (ya que se puede tomar < 2). Por lo que, dado M > 0, tomando tal que r 4 M= − 1, 2 se obtiene |zn | > M, si n > N y |zn | → ∞. EJERCICIOS 1.1 1 +ix2 1. Demuestre que la función estereográfica (x1 , x2 , x3 ) → x1−x de la esfera 3 de Riemann en el plano complejo extendido es suprayectiva. 2. Demuestre que si zn → ∞, cuando n → ∞, entonces dc (zn , ∞) → 0, cuando n → ∞. 1.2. Propiedades básicas Recordamos que a las transformaciones de variable compleja de la forma T (z) = az + b , cz + d a, b, c, d ∈ C, ad − bc 6= 0, se les llama de Möbius. Estas funciones están también definidas en los puntos del plano complejo extendido, donde no se aplica el álgebra: (i) Si c = 0, se define T (∞) = ∞. (ii) Si c 6= 0, se define T (∞) = a/c y T (−d/c) = ∞. Si ad − bc = 0, se trata de una función constante (ejercicio). Para otros valores ad − bc = k 6= 0, la transformación a √ z+ k z 7−→ c √ z+ k b √ k d √ k tiene la misma regla de correspondencia que la transformación original, sin embargo, a d b c √ √ − √ √ = 1. k k k k 1.2. PROPIEDADES BÁSICAS 9 De este hecho se sigue que todas las transformaciones de Möbius pueden definirse por matrices de la forma a b , a, b, c, d ∈ C, ad − bc = 1. c d A este grupo de matrices se le denota por SL(2, C). El centro de este grupo consiste de las matrices ±Id (ejercicio). Proposición 1.2.1 Las transformaciones de Möbius complejas son funciones b con la métrica cordal. continuas en C Demostración. Se sigue de la proposición 1.1.2 que basta probar la continuidad en ∞ y en −d/c, si c 6= 0, y en ∞, si c = 0. Ahora, si c 6= 0 y zn → −d/c, cuando n → ∞, se tiene que como (−d/c) a + b azn + b 7−→ c c entonces y 1 7−→ ∞, zn − (−d/c) azn + b azn + b = 7−→ ∞ czn + d c(zn − (−d/c)) y por lo tanto dC azn + b ,∞ czn + d 7−→ 0, cuando n 7−→ ∞. La prueba de la continuidad en ∞ es similar y queda como ejercicio para el lector. Por otra parte, el producto de matrices se corresponde con la composición de transformaciones de Möbius, es decir, si T (z) = az + b cz + d y S(z) = αz + β γz + δ son dos transformaciones de Möbius definidas por las matrices a b α β T = , S= , c d γ δ entonces la transformación S T es de Möbius y está definida por la matriz α β a b αa + βc αb + βd ST = = . γ δ c d γa + δc γb + δd 10 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Esto se sigue ya que ∀z ∈ C, salvo por un número finito de puntos (donde el álgebra no se aplica), se tiene az + b +β α α(az + b) + β(cz + d) (αa + βc)z + αb + βd = S T (z) = cz + d = . az + b γ(az + b) + δ(cz + d) (γa + δc)z + γb + δd γ +δ cz + d Por lo cual, las transformaciones S T y la definida por la matriz S T coinb excepto, quizá, por un número finito de puntos, sin embargo, al ciden en C, ser ambas funciones continuas, son iguales. En particular, las transformaciones de Möbius son biyecciones, ya que si T está definida por la matriz a b T = ∈ SL(2, C), c d la transformación inversa T −1 está definida por d −b −1 T = . −c a Por consiguiente, estas transformaciones forman un grupo, la identidad es la función 1z + 0 z 7−→ . 0z + 1 Con frecuencia es importante distinguir las transformaciones de las matrices que las definen, por lo que denotaremos las primeras con una barra arriba y las segundas sin barra. Proposición 1.2.2 Dos transformaciones de Möbius T (z) = az + b cz + d y S(z) = a0 z + b 0 c0 z + d 0 son iguales si y sólo si existe k ∈ C, tal que a = ka0 , b = kb0 , c = kc0 , d = kd 0 . 1.2. PROPIEDADES BÁSICAS 11 Demostración. La condición de suficiencia es inmediata. Para probar la necesidad obsérvese primero que como T y S coinciden en 0 y ∞, se tiene que si a = 0, entonces a0 = 0, y si b = 0, entonces b0 = 0, etcétera. Probamos primero el caso a, b, c, d 6= 0, se tiene que T −1 (∞) = −d/c = −d 0 c0 , y T −1 (0) = −b/a = −b0 /a0 . Escribiendo d/d 0 = c/c0 = λ, b/b0 = a/a0 = µ, se sigue que az + b µ a0 z + µ b0 µ (a0 z + b0 ) = = . cz + d λ c 0z + λ d 0 λ (c 0 z + d 0 ) En particular, al evaluar S y T en la preimagen de 1, se tiene µ/λ = 1, por lo cual µ = λ. Los casos en los que algún coeficiente es cero son más sencillos, mostramos dos de ellos y dejamos los cuatro restantes como ejercicio. (i) Si b, c = 0, evaluando en 1 se tiene a/d = a0 /d 0 y a/a0 = d/d 0 . (ii) Si c = 0 y b 6= 0, como el primer caso, b/b0 = a/a0 = µ y para alguna λ, d = λ d 0 , etcétera. De la proposición anterior se sigue que hay exactamente dos matrices unimodulares que determinan una transformación de Möbius dada. Esto es, ya que si T es de Möbius y está definida por las matrices 0 0 a b a b ∈ SL(2, C), , c0 d 0 c d entonces 1 = a0 d 0 − b0 c0 = k 2 (ad − bc) = k 2 y k = ±1, i.e. a0 b 0 c0 d 0 a b =± . c d Al cociente de SL(2, C) sobre su centro ±Id se le llama su proyectivización, este grupo cociente, denotado por P SL(2, C), es isomorfo al grupo de transformaciones de Möbius complejas. La afirmación anterior es 12 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS consecuencia de las últimas observaciones y del primer teorema de isomorfismo de grupos (cf. [4] p. 50), ya que si µC denota el grupo de transformaciones de Möbius, se tiene el siguiente diagrama de sucesiones exactas ' ±Id SL(2, C) P SL(2, C). µC De ahora en adelante identificaremos al grupo de transformaciones de Möbius con P SL(2, C). ejemplos de transformaciones de Möbius (1) Las traslaciones T (z) = z + b, b ∈ C. z+b b z Figura 1.2: Traslaciones (2) Las rotaciones T (z) = az, a = eiθ . (3) Las homotecias T (z) = kz, k ∈ R+ . (4) Las composiciones de homotecias seguidas de rotaciones T (z) = az, |a| = 6 1, 0, a∈ / R+ . 1.2. PROPIEDADES BÁSICAS 13 az θ z Figura 1.3: Rotaciones z kz z kz Figura 1.4: Dilatación y contracción (5) La transformación T (z) = 1/z, que es la composición de la inversión en el cı́rculo unitario z → z/ |z|2 = 1/ z, seguida de la reflexión en el eje real (conjugación). Se describe ahora las propiedades de conformalidad de estas transformaciones ası́ como sus singularidades (polos). Obsérvese que una transformación de Möbius az + b T (z) = cz + d tiene un polo simple en −d/c, si c 6= 0, y es entera si c = 0. 14 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS z 1/z̄ 1/z Figura 1.5: z 7−→ 1/z En general, dada una función holomorfa f definida en una vecindad de ∞ , se dice que f es holomorfa en ∞ (o que f tiene un polo de orden k en ∞ ), si la función g definida en una vecindad del cero por g(z) = f (1/z) es holomorfa en cero ( o tiene un polo de orden k en cero). Obsérvese que si ∞ no es una singularidad esencial, entonces necesariamente se tiene una de las dos posibilidades antes mencionadas. La elección 1/z en esta definición no es arbitraria. Por una parte, es una elección natural de cartas coordenadas para proveer de estructura de superficie de Riemann a la esfera S2 (cf. [2], p. 117), por otra parte, la acción de z → 1/z en S2 está dada por la rotación (x1 , x2 , x3 ) 7−→ (x1 , −x2 , −x3 ) (ejercicio). Con esta convención se tiene que si az + b cz + d es de Möbius y c 6= 0, entonces f es holomorfa en ∞ y tiene un polo simple en −d/c. Para el caso c = 0, f tiene un polo simple en ∞. Mostramos la primera afirmación y dejamos las dos restantes como ejercicio. Cerca de ∞ f (z) = f (z) = az + b a + b/z a = 7−→ , cz + d c + d/z c 1.2. PROPIEDADES BÁSICAS 15 cuando z → ∞, y cerca de 0 g(z) = a + bz a a/z + b = 7−→ , c/z + d c + dz c cuando z → 0, por lo que 0 es una singularidad removible de g. b → C b meromorfa, Volviendo al contexto general de una función f : C b entonces f es se sigue del teorema de Liouville que si f es entera en C, constante. Por otra parte, si f es entera en C y f tiene un polo en ∞, entonces f es necesariamente un polinomio. Esto es consecuencia del teorema de las desigualdades de Cauchy y el principio de continuación analı́tica; queda como ejercicio la verificación de los detalles. Estos resultados básicos de la variable compleja se pueden consultar, por ejemplo, en [5] (pp. 170, 397). Este hecho tiene una interesante y fundamental consecuencia: toda función meromorfa en la esfera es necesariamente racional. Esto se sigue, ya que b→C b es meromorfa, entonces por compacidad f tiene solamente un si f : C número finito de polos, y es claro que al multiplicar a f por un polinomio adecuado, se obtiene una función constante u otro polinomio. En particular, las únicas biyecciones meromorfas de la esfera en la esfera son las de Möbius. Definición 3 Sea A un abierto en R n y f : A ⊂ R n → R n diferenciable en A, se dice que f es conforme en x0 ∈ A, si Df (x0 ) es un múltiplo escalar de una transformación ortogonal. Se sigue de las ecuaciones de Cauchy-Riemann que la definición de conformalidad para funciones analı́ticas –de los cursos básicos de variable compleja– es una caso particular de esta definición más general, que además incluye a las reflexiones. Obsérvese también que la conformalidad implica que se preservan los valores absolutos de los ángulos. Para el caso de una transformación de Möbius T (z) = az + b , cz + d se tiene T 0 (z) = ad − bc , (cz + d)2 si T no fija a ∞ y T 0 (z) = a/d, si ∞ es un punto fijo. Por lo cual, estas transformaciones son conformes en el plano complejo, salvo en el punto −d/c, si c 6= 0. Sin embargo, si se considera las transformaciones de Möbius como biyecciones de la esfera S2 en sı́ misma, provista con estructura de superficie de Riemann, no es difı́cil probar que hay conformalidad en todos los puntos, incluyendo ∞. 16 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Alternativamente, se puede tomar el grupo formado por las composib 3 , denominado también ciones finitas de reflexiones en esferas o planos en R de Möbius, que contiene como subgrupo a las extensiones de P SL(2, C) a b 3 (llamadas de Poincaré). Resulta que la reflexión en la esfera con centro R √ en e3 = (0, 0, 1) y radio 2 es una extensión de la proyección estereográfica, y al conjugar las extensiones de Poincaré de P SL(2, C) con la reflexión en el plano complejo, seguida de la reflexión en dicha esfera, se obtiene un grupo –denotado por M (B 3 )– cuyos elementos transforman la esfera de Riemann conforme y biyectivamente en sı́ misma. En particular, estas funciones preservan los ángulos en todos los puntos de la esfera. Esto se sigue, ya que los elementos de M (B 3 ) son composiciones finitas de reflexiones en esferas o planos ortogonales a S2 . Algunos de estos resultados se probarán en el siguiente capı́tulo, una prueba completa se puede deducir de [2], pp. 25,27, 31, 33, 37, 58. Se tiene además que la proyección estereográfica es conforme en C. Una demostración elemental de este hecho se puede consultar en [6] p. 36. Esta propiedad también es consecuencia directa de que la proyección estereográfica b 3 ; mostraremos en el es la restricción de una reflexión en una esfera en R siguiente capı́tulo que estas reflexiones son conformes. Los siguientes dos teoremas establecen propiedades geométricas fundamentales de las transformaciones de Möbius. Escribiremos “cı́rculos” para denotar cı́rculos o rectas. Primero probamos un resultado que describe la estructura de las transformaciones de Möbius. Lema 1.2.3 Cualquier transformación en P SL(2, C) se puede expresar como la composición de traslaciones, rotaciones, homotecias y la transformación z → 1/z. Demostración. Una transformación en P SL(2, C) que fija ∞ es de la forma b a z 7−→ z + , d d es decir, es una composición de homotecias, rotaciones y traslaciones. Si la función de Möbius no fija ∞, entonces se puede expresar como a ad ad (cz + d) + b − b− az + b a c c c z− 7 → = = + , cz + d cz + d c cz + d y es por lo tanto composición de algunas de las transformaciones descritas en el enunciado del lema. 1.2. PROPIEDADES BÁSICAS 17 El siguiente resultado muestra que las transformaciones de Möbius tienen un carácter inversivo, ya que preservan la familia de todos los “cı́rculos”. Este resultado se generaliza a cualquier dimensión (véase [2] p. 28). Teorema 1.2.4 Las funciones de Möbius en P SL(2, C) transforman “cı́rculos” en “cı́rculos”. Demostración. Basta probar que la transformación z → 1/z tiene la propiedad mencionada, ya que evidentemente las traslaciones, las rotaciones y las homotecias transforman cı́rculos en cı́rculos y rectas en rectas. Para estas últimas funciones, una prueba analı́tica de este hecho es muy simple, por ejemplo, si k ∈ C, la función z → kz transforma la recta a, b ∈ C, z = a + bt, t ∈ R, en la recta w = kz = ka + k b t, t ∈ R, y el cı́rculo |z − a| = r, en el cı́rculo |kz − ka| = kr. El caso de la traslación es también trivial (ejercicio). Para mostrar que la transformación z → 1/z tiene dicha propiedad, usamos la ecuación general del “cı́rculo” A(x2 + y 2 ) + Bx + Cy = D. (1.4) Escribiendo z = x + iy y 1/z = u + iv, como u= x2 x , + y2 v= −y + y2 x2 y u2 + v 2 = x2 1 , + y2 sustituyendo en 1.4 se obtienen la ecuaciones 1 u −v +B 2 +C 2 =D A 2 u + v2 u + v2 u + v2 y −D(u2 + v 2 ) + Bu − Cv = −A, 18 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS que es de nuevo la ecuación de un “cı́rculo”. Esto se sigue, ya que si D 6= 0, se puede completar cuadrados y obtener la ecuación de un cı́rculo (no hay radios negativos, ya que se trata de la imagen de un “cı́rculo”). Este argumento algebraico no se aplica en 0 y en ∞, si el “cı́rculo” pasa por ellos. Sin embargo, probar el resultado para estos puntos es muy sencillo, por ejemplo, si se trata de un cı́rculo por el origen, entonces D = 0 y los puntos de la imagen satisfacen la ecuación de la recta Bu−Cv = −A. Como ∞ es la imagen del 0 y está en dicha recta, se sigue el argumento, véase la Figura 1.6. Dejamos como ejercicio verificar los otros dos casos. T (W ) W 1 1 Figura 1.6: Imagen del cı́rculo W bajo z → 1/z Otra demostración del teorema anterior se sigue de que la función z 7−→ 1/z es una rotación de π radianes alrededor del eje x en la esfera de Riemann, b en y del hecho de que la proyección estereográfica manda “cı́rculos” en C cı́rculos de la esfera. El siguiente resultado muestra que las funciones de Möbius complejas son transitivas en ternas de puntos en la esfera de Riemann. b distintos y w1 , w2 , w3 ∈ C b también Teorema 1.2.5 Dados z1 , z2 , z3 ∈ C distintos, existe una única transformación en P SL(2, C) que envı́a zj en wj , j = 1, 2, 3. Demostración. Primero probamos que si T es de Möbius y T fija 0, 1 e ∞, entonces T es la identidad. Sea az + b T (z) = cz + d 1.2. PROPIEDADES BÁSICAS 19 con dicha propiedad, como T (0) = b/d y T (∞) = a/c, se tiene b, c = 0, por lo que T (1) = a/d = 1 y a = d. En consecuencia, T (z) = z ∀z. Ahora, si z1 , z2 , z3 ∈ C, la transformación z1 − z3 z − z2 S 1 (z) = z1 − z2 z − z3 es de Möbius y envı́a z1 , z2 , z3 en 1, 0, e ∞, respectivamente. Para adaptar esta fórmula al caso en que alguno de los puntos sea ∞, simplemente se omiten los dos factores donde aparece este punto, por ejemplo, si z2 = ∞, la transformación z1 − z3 S 1 (z) = z − z3 tiene la propiedad deseada. Dejamos como ejercicio para el lector verificar los otros dos casos. El mismo argumento muestra la existencia de una transformación de Möbius S 2 que manda w1 , w2 , w3 en 1, 0, e ∞ y por lo tanto la transformación −1 S 2 S 1 ∈ P SL(2, C) manda zj en wj , j = 1, 2, 3. La unicidad se sigue ya que si T 1 y T 2 envı́an zj en wj , j = 1, 2, 3, se tiene −1 −1 S2 T 1 S1 = S2 T 2 S1 (puesto que ambas funciones son la identidad), por lo que T 1 = T 2 . w1 z1 z2 w2 T z3 w3 Figura 1.7: Transitividad de P SL(2, C) en “cı́rculos” Este teorema y los resultados anteriores implican que las transformaciones de Möbius actuan transitivamente en la familia de todos los “cı́rculos” de la esfera de Riemann. Esta útil y fundamental propiedad se generaliza también a cualquier dimensión (cf. [2] p. 31). 20 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS b existe T ∈ P SL(2, C), Corolario 1.2.6 Dados dos “cı́rculos” A y B en C, tal que T (A) = B, es decir, este grupo actua transitivamente en los “cı́rcub los” de C. Demostración. El “cı́rculo” A está determinado por tres puntos distintos, digamos z1 , z2 , z3 , asimismo el “cı́rculo” B está determinado por otros tres puntos distintos w1 , w2 , w3 . Se sigue entonces del teorema anterior que existe T ∈ P SL(2, C), tal que T (zi ) = wi ∀i y el resultado es consecuencia del hecho de que las transformaciones de Möbius mandan “cı́rculos” en “cı́rculos” (véase la Figura 1.7). EJERCICIOS 1.2 1. Sea T (z) = az+b , cz+d tal que ad − bc = 0, demuestre que T es constante. 2. Demuestre que el centro de SL(2, Z) es ±Id. Sugerencia: usar las matrices ( 10 11 ) , ( 11 01 ) . 3. Termine la prueba de la Proposición 1.2.1. 4. Termine la prueba de la Proposición 1.2.2. 5. Demuestre que la transformación z → 1/z es una rotación en la esfera de Riemann de π radianes alrededor del eje x. 6. Sea T (z) = az+b de Möbius, demuestre que T tiene un polo simple en cz+d −d/c, si c 6= 0, y en ∞, si c = 0. 7. Sea f una función entera en C, tal que f (∞) = ∞, demuestre que f es un polinomio. 8. Demuestre que las traslaciones preservan la familia de cı́rculos y la familia de rectas. 9. Termine las pruebas de los Teoremas 1.2.4 y 1.2.5. 1.3. Clasificación por conjugación Una primera clasificación de las transformaciones de Möbius se obtiene al b Obsérvese primero que si T es de Möbius considerar los puntos fijos en C. y no es la identidad, entonces T fija a lo más dos puntos. Esto se sigue ya 1.3. CLASIFICACIÓN POR CONJUGACIÓN 21 que si T (∞) 6= ∞, entonces T (z) = az + b =z cz + d ⇐⇒ az + b = cz 2 + dz y si ∞ es un punto fijo, la ecuación a b z+ =z d d tiene a lo más una solución. b Definición 4 Sea T de Möbius, tal que fija exactamente un punto en C, entonces a T se le llama parabólica. Lema 1.3.1 Sean T y ϕ transformaciones de Möbius, entonces T fija a un b (o preserva un subconjunto A ⊂ C) b si y sólo si S = ϕ T ϕ−1 punto w en C fija ϕ(w) (o preserva ϕ(A)). Demostración. T (w) = w ⇐⇒ ϕ T (w) = ϕ(w) ⇐⇒ ϕ T ϕ−1 (ϕ(w)) = ϕ(w). Esta misma demostración prueba la afirmación del lema sobre un conjunto A preservado por T . Observése que el lema anterior también se aplica en otras dimensiones y en contextos más generales. Proposición 1.3.2 Sea T una transformación de Möbius. Entonces: (i) si T es parabólica, T es conjugada en P SL(2, C) a una traslación; (ii) si T no es parabólica, T es conjugada en P SL(2, C) a una transformación de la forma z → αz, α ∈ C. Demostración. Sea T parabólica con punto fijo z0 y ϕ ∈ P SL(2, C) tal que ϕ(z0 ) = ∞, por ejemplo, ϕ(z) = 1 , z − z0 22 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS entonces S = ϕ T ϕ −1 fija ∞, y por lo tanto es de la forma S(z) = αz + β. Se sigue del lema anterior que S no tiene otro punto fijo, por lo cual α = 1 (si α 6= 1, la ecuación αz + β = z tendrı́a una solución finita). Para probar la segunda parte, supongamos que T fija 2 puntos distintos w1 , w2 y que z − w1 ϕ(z) = z − w2 (si w2 = ∞, se toma ϕ(z) = z − w1 ). Bajo estas hipótesis la función S = ϕ T ϕ−1 fija 0 e ∞, por lo cual si S(z) = az + b , cz + d se tiene b, c = 0. El resultado anterior muestra que cualquier transformación de Möbius es conjugada a una transformación canónica. El siguiente resultado examina la conjugación entre estas transformaciones canónicas. Proposición 1.3.3 Sean k1 , k2 complejos no nulos, supóngase también que k1 6= k2 , k2−1 , entonces las transformaciones T (z) = k1 z y S(z) = k2 z no son conjugadas en P SL(2, C). Demostración. Si la transformación ϕ ∈ P SL(2, C) conjuga T y S, digamos S = ϕ T ϕ−1 , entonces se sigue del Lema 1.3.1 que ϕ preserva {0, ∞}. Si ϕ fija 0 e ∞, entonces ϕ es de la forma z → αz, α ∈ C, por lo que ϕ conmuta con T , pero entonces T = S, lo cual contradice las hipótesis. Por otra parte, si ϕ(0) = ∞ y ϕ(∞) = 0, escribiendo ϕ(z) = az + b , cz + d como ϕ(0) = b/d y ϕ(∞) = a/c, se tiene que a, d = 0 y que ϕ(z) = b . cz 1.4. GEOMETRÍA 23 En este caso ϕ es una involución, es decir, ϕ = ϕ−1 y b k b b z 1 −1 = , =ϕ = ϕ T ϕ (z) = ϕ T k1 b cz cz k1 c cz lo cual contradice k2 6= 1/k1 . Podemos ahora obtener una clasificación de los elementos de P SL(2, C), en relación a las transformaciones canónicas actuando en la esfera de Riemann. Definición 5 Sea T ∈ P SL(2, C), tal que T fija exactamente 2 puntos en b supóngase también que T es conjugada en P SL(2, C) a la transformaC, ción S(z) = αz. Entonces: (i) si |α| = 1, a T se le llama elı́ptica; (ii) si α ∈ R+ , a T se le llama hiperbólica; (iii) si |α| = 6 1 y α∈ / R+ , a T se le llama loxodrómica. La proposición anterior muestra que esta definición no depende de la transformación conjugante. Más aún, la transformación z → 1/z conjuga las transformaciones T 1 (z) = αz y T 2 (z) = z/α. La definición anterior no es usada de manera general en la literatura, algunos autores denominan a las transformaciones loxodrómicas o hiperbólicas, simplemente hiperbólicas (cf. ([3] p. 31), otros autores en cambio, consideran a las hiperbólicas como una subclase de las loxodrómicas (cf. ([2] p. 67). EJERCICIOS 1.3 1. Demuestre que si una función en P SL(2, C) es de orden finito, entonces es necesariamente elı́ptica. 2. Demuestre que cualquier traslación z → z + b, b ∈ C, es conjugada en P SL(2, C) a la traslación z → z + 1. 1.4. Geometrı́a Para visualizar la acción geométrica de las transformaciones de Möbius en la esfera de Riemann y en el plano complejo, es útil considerar ciertas familias 24 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS de “cı́rculos”. Con este propósito se toman α1 , α2 ∈ C distintos y ϕ(z) = z − α1 . z − α2 (1.5) α2 ϕ α1 Figura 1.8: Configuración de Steiner Obsérvese que como ϕ es de Möbius, ϕ transforma los “cı́rculos” que pasan por α1 y α2 , en rectas por el origen. También los “cı́rculos” concéntri cos al origen {w ∈ C |w| = r} son la imagen bajo ϕ de los conjuntos definidos por la siguiente ecuación |z − α1 | z∈C =r . |z − α2 | Estos conjuntos son “cı́rculos” ya que ϕ −1 es de Möbius. A estos “cı́rculos” se les llama de Apolonio con respecto a los puntos lı́mite α1 y α2 . Nótese 1.4. GEOMETRÍA 25 que estos “cı́rculos” están caracterizados por la propiedad de ser el conjunto de puntos del plano cuyas distancias a dos puntos fijos tienen una razón constante. No es difı́cil probar analı́tica y geométricamente que para un solo valor de r, el “cı́rculo” de Apolonio es una recta (ejercicio) . Denotamos por C1 a la familia de “cı́rculos” que pasan por α1 y α2 , y por C2 la familia de los “cı́rculos” de Apolonio con respecto a estos puntos (véase la Figura 1.8). Esta configuración, llamada de Steiner, cumple las siguientes propiedades: b p 6= α1 , α2 , se tiene que p está exactamente en un “cı́rculo” P1: ∀p ∈ C, de la familia C1 y uno de la familia C2 . P2: cada “cı́rculo” en C1 intersecta a cada “cı́rculo” de C2 ortogonalmente en dos puntos. b − {α1 , α2 } es la unión ajena de los “cı́rculos” de la familia C2 . P3: C Estas propiedades son evidentes cuando se trata de cı́rculos concéntricos al origen y rectas por el origen, el caso general se sigue por biyectividad y conformalidad. T (z) z α1 α2 Figura 1.9: Las transformaciones elı́pticas “rotan” los cı́rculos de Apolonio 26 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS 1.4.1. Transformaciones elı́pticas Sean T elı́ptica con puntos fijos α1 , α2 , y ϕ como en (1.5), entonces S(z) = ϕ T ϕ −1 = eiθ z. Afirmación 1 Si C es un “cı́rculo” de Apolonio con puntos lı́mite α1 y α2 , entonces T (C) = C. Demostración. Como S preserva ϕ(C), entonces T = ϕ−1 S ϕ preserva ϕ−1 ϕ(C) = C. Afirmación 2 Si A es un “cı́rculo” por α1 y α2 , entonces T (A) es un “cı́rculo” por α1 y α2 , que forma con A un ángulo θ en α1 , y en α2 . Demostración. Como T fija α1 y α2 , T (A) es un “cı́rculo” por α1 y α2 . Ahora ϕ(A) y S ϕ(A) forman un ángulo θ en el origen y por la conformalidad de ϕ −1 se tiene que A = ϕ −1 ϕ(A) y T (A) = ϕ −1 S ϕ(A) también se intersectan en un ángulo θ en α1 . Para probar la afimación en el punto α2 , se intercambian los papeles de α1 y α2 en la expresión de ϕ (véase la Figura 1.11). Figura 1.10: Acción de las transformaciones elı́pticas en la esfera En resumen, una transformación elı́ptica es una rotación en los “cı́rculos” de Apolonio en la esfera de Riemann, o en el plano complejo. Véase las b3 Figuras 1.9 y 1.10. La acción geométrica de estas transformaciones en R consiste de una rotación alrededor de un “cı́rculo” de puntos fijos, cf. [2] p. 67. En el siguiente capı́tulo se analizará de nuevo la geometrı́a de las transformaciones de Möbius, usando la métrica hiperbólica. 1.4. GEOMETRÍA 27 A θ T (A) Sϕ(A) θ α1 α2 θ ϕ(A) Figura 1.11: Las transformaciones elı́pticas intercambian los “cı́rculos” por los puntos fijos (rotándolos) 1.4.2. Transformaciones hiperbólicas Sϕ(C) T (C) C α1 α2 ϕ(C) Figura 1.12: Las transformaciones hiperbólicas intercambian los “cı́rculos” de Apolonio Como en el caso elı́ptico consideramos ϕ(z) como en (1.5) y T hiperbólica con puntos fijos α1 y α2 , por lo cual S(z) = ϕ T ϕ −1 = kz, k ∈ R+ . En este caso T preserva los “cı́rculos” por α1 y α2 e intercambia los “cı́rculos” de Apolonio. La primera afirmación se sigue de manera inmediata (véase la Figura 1.13). Ahora, si C es un “cı́rculo” de Apolonio, entonces ϕ(C) y S ϕ(C) son cı́rculos distintos concéntricos al origen y ϕ −1 S ϕ(C) = T (C) 28 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS es otro “cı́rculo” de Apolonio (véase la Figura 1.12). T (z) n T (z) z n T (z) T (z) z α1 α2 Figura 1.13: “Cı́rculos” fijos de las transformaciones hiperbólicas Figura 1.14: Acción de las transformaciones hiperbólicas en la esfera Obsérvese que al iterar T , si n ∈ N, se tiene n n n −1 T (z) = ϕ S ϕ (z) = ϕ−1 S ϕ(z). n Por lo cual, si k > 1 y z 6= α1 , entonces T (z) → α2 , cuando n → ∞, ya n que S ϕ(z) se acerca a ∞. En este caso los puntos fluyen hacia α2 y se n n dice que α2 es el atractor. También, S ϕ(z) se aleja de 0 y T (z) de α1 , se dice que α1 es el repulsor. Si k < 1, es claro que se invierten los papeles, α1 es ahora el atractor (véase las Figuras 1.13 y 1.14). 1.4. GEOMETRÍA 1.4.3. 29 Transformaciones loxodrómicas Las loxodrómicas son una composición de hiperbólicas y elı́pticas, por lo que su dinámica consiste de una rotación de los “cı́rculos” de Apolonio, seguida de una traslación a lo largo de los “cı́rculos” por α1 y α2 (o viceversa, ya que estas funciones conmutan). De manera análoga al caso hiperbólico, uno de los puntos fijos es un atractor y el otro un repulsor. En este caso, no hay “cı́rculos” fijos, sin embargo, estas transformaciones preservan espirales que se enrollan en los puntos fijos (véase la Figura 1.15). Si los puntos fijos son 0 e ∞, esto se sigue al considerar T (z) = az, a = er+iθ , loxodrómica y z0 ∈ C − {0}; se tiene entonces que las imágenes de este punto bajo las iteraciones de T son los puntos z0 enr+inθ , n ∈ Z, por lo cual, la espiral z0 exr+ixθ , x ∈ R es invariante bajo T . El caso general se sigue por conjugación, queda como ejercicio para el lector la verificación de los detalles. z0 enr+inθ z0 0 0 Figura 1.15: Espirales invariantes bajo las transformaciones loxodrómicas 1.4.4. Transformaciones parabólicas Las traslaciones de la forma S(z) = z + b tienen como familia de “cı́rculos” fijos a las rectas paralelas al vector b, las cuales se intersectan en ∞ (véase 30 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS la Figura 1.16). Al iterar S los puntos de C se mueven hacia ∞ en la dirección del vector b. En el caso general, si T es parabólica y fija α, conjugando con ϕ(z) = 1 , z−α b y se intersectan solamente se tiene que la familia de “cı́rculos” fijos cubren C en α. Al iterar T algunos puntos fluyen a lo largo de estos “cı́rculos” hacia α, otros se “alejan” de este punto, para posteriormente “acercarse” a él (véase las Figuras 1.16 y 1.17). Estas afirmaciones se pueden probar de manera análoga a las del caso hiperbólico. z+b α z Figura 1.16: Cı́rculos fijos de las transformaciones parabólicas La configuración de los “cı́rculos” fijos de las parabólicas descrita en la Figura 1.16 se enriquece al incorporar su familia ortogonal, como se muestra en la Figura 1.18. Esta nueva configuración describe de manera más detallada la geometrı́a de las transformaciones parabólicas y se puede pensar como un caso degenerado de la configuración de Steiner, que se obtiene al juntar los dos puntos lı́mite α1 , α2 , en uno solo, que es precisamente el punto α. La familia de los “cı́rculos” fijos, la denotamos por C2 , como ya se mencionó consiste de “cı́rculos” tangentes en α, que cubren la esfera de Riemann, es decir, si F1 , F2 ∈ C2 , entonces F1 ∩ F2 = {α}. Esta familia se puede pensar como un caso degenerado de los “cı́rculos” de Apolonio que originalmente rodean los puntos lı́mite α1 , α2 , y que al deformar estos en un solo punto α, se transforman en “cı́rculos” tangentes en α, que cubren la esfera de Riemann. 1.4. GEOMETRÍA 31 Figura 1.17: Acción de las transformaciones parabólicas en la esfera En este sentido, las parabólicas se pueden pensar como un caso degenerado de las elı́pticas, al conservarse en el lı́mite ese carácter rotacional por los cı́rculos de Apolonio (véase la Figura 2.6). La otra familia, que denotamos por C1 , es la familia ortogonal, esto es, los “cı́rculos” obtenidos al rotar (por multiplicación por i) alrededor de α, los “cı́rculos” de la familia C2 . Para el caso α = ∞, la rotación puede ser sobre cualquier punto del plano. Los “cı́rculos” de esta familia C1 son intercambiados por las parabólicas, esto es, se rotan entre si, alrededor de α (véase la Figura 1.18). Todas estas afirmaciones son evidentes para el caso de las traslaciones, el caso general se sigue por biyectividad y conformalidad al conjugar. α z+b z Figura 1.18: Configuración de Steiner degenerada 32 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS EJERCICIOS 1.4 1. Demuestre análitica y geométricamente que existe solamente una recta de Apolonio. 2. Demuestre la existencia de espirales invariantes bajo las transformaciones loxodrómicas. 3. Demuestre que una transformación loxodrómica tiene como puntos fijos un atractor y un repulsor. 1.5. Transformaciones que preservan “discos” Se denotará por “discos” a discos o semiplanos en el plano complejo (o discos en la esfera de Riemann). Se describe primero las transformaciones de Möbius que preservan el semiplano superior, H2 = {z ∈ C Im(z) > 0}. Mostraremos en el siguiente capı́tulo que este semiplano es uno de los modelos más importantes del plano hiperbólico y que las transformaciones de P SL(2, C) que lo preservan, actuan como isometrı́as hiperbólicas. Al subgrupo de las matrices en SL(2, C) con entradas reales se le denota por SL(2, R). La misma prueba del caso complejo muestra que el centro de SL(2, R) es ±Id y que se puede identificar a las transformaciones de Möbius definidas por estas matrices con P SL(2, R), donde este último grupo es el cociente de SL(2, R) sobre su centro. Esta afirmación se sigue del siguiente diagrama de sucesiones exactas, donde µR denota las transformaciones de Möbius definidas por las matrices en SL(2, R). ' ±Id SL(2, R) P SL(2, R). µR De ahora en adelante nos referiremos a estas transformaciones como los elementos de P SL(2, R). Teorema 1.5.1 Las transformaciones de Möbius que preservan H2 son precisamente aquéllas definidas por P SL(2, R). 1.5. TRANSFORMACIONES QUE PRESERVAN “DISCOS” 33 Demostración. Sea T (z) = az + b , cz + d ab − bc = 1, a, b, c, d ∈ R, b = R. b Ahora, como se sigue entonces que T (R) T (i) = (a i + b)(−c i + d) ai + b = , ci + d c2 + d2 se tiene que Im(T (i)) = 1 > 0, c2 + d2 y se sigue entonces por conexidad que T preserva H2 . Por otra parte, si una función en P SL(2, C) T (z) = az + b , cz + d ad − bc = 1, preserva H2 , entonces la continuidad y la biyectividad implican que T tamb bién preserva la recta real extendida R. Ahora, si az + b S(z) = , cz + d b ya que si z ∈ R, b entonces resulta que T y S coinciden en R, T (z) = T (z) = S(z) = S(z). Por lo tanto, como T y S coinciden en más de dos puntos, T = S y a = ± a, b = ± b, c = ± c, d = ± d. Hay que probar que a, b, c y d no son imaginarios puros, si ası́ fuera, se tendrı́a ai + b (a i + b)(−c i + d) T (i) = = ci + d |c i + d|2 y ad − bc ad − bc Im T (i) = =− < 0, 2 |c i + d| |c i + d|2 lo cual contradice que T preserva H2 . 34 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Se quiere describir las transformaciones de Möbius que preservan el disco unitario ∆ = {z ∈ C | |z| < 1}. Esto es muy importante, porque este disco, llamado de Poincaré, es un segundo modelo del plano hiperbólico, más homogéneo que el semiplano superior, ya que todos los puntos en la “recta” al infinito, es decir, en el cı́rculo unitario, son similares; en contraste con la recta real extendida, en la cual ∞ juega un papel muy particular. Con este objeto, se encuentra una función en P SL(2, C) que transforme H2 en ∆. Para esto basta mandar tres puntos distintos de la recta real extendida, a tres puntos distintos del cı́rculo unitario ∂ ∆. Una elección, que resulta muy adecuada, es enviar −1, 0, 1 a i, −1, −i. Si T ∈ P SL(2, C), az + b T (z) = , cz + d tiene esta propiedad, evaluando en 0, se tiene b/d = −1 y b = −d. Evaluando ahora en ±1, se sigue que −a + b =i y −c + d a+b = −i. c+d Por consiguiente −a − d = i(−c + d) y a − d = −i(c + d), sumando y restando estas ecuaciones se obtiene − 2 d = −2 i c y − 2 a = 2 i d. Finalmente, si d = i se obtiene la transformación buscada T (z) = z−i , z+i ya que como T (i) = 0 y por construcción T manda la recta real en el cı́rculo unitario, se sigue por conexidad que T (H2 ) = ∆. Esta transformación llamada de Cayley es una rotación de orden 3 en la esfera de Riemann (cf. [16]). 1.5. TRANSFORMACIONES QUE PRESERVAN “DISCOS” 35 Teorema 1.5.2 Las transformaciónes de Möbius en P SL(2, C) que preservan el disco unitario ∆ son de la forma S(z) = αz + β , βz + α |α|2 − |β|2 = 1 α, β ∈ C. Demostración. Obsérvese primero que si T (z) = z−i z+i y S es una función en P SL(2, C) que preserva ∆, entonces la transformación −1 U = T S T ∈ P SL(2, R) y S=TUT −1 . Escribiendo T = 1 −i 1 i y U= basta calcular T U T −1 . Como T se tiene −1 = i/2 i i/2 i −1/2 i 1/2 i = (1/2) I 1 1 , i −i a b 1 1 T U T = (1/2) I c d i −i a − ic b − id 1 1 = (1/2) I a + ic b + id i −i a + d + i(b − c) a − d − i(b + c) = (1/2) I , a − d + i(b + c) a + d + i(c − b) −1 a b ∈ SL(2, R), c d 1 −i 1 i la cual es una matriz de la forma α β , |α|2 − |β|2 = 1, β α α, β ∈ C. 36 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Denotaremos por M (∆) a este subgrupo de transformaciones de P SL(2, C) que preservan ∆. La función z 7−→ az + c , cz + a |a|2 − |c|2 = 1, se puede modificar a otra útil expresión, de la siguiente manera: c a z+ a az + c = cz + a cz + a = = a |a| a c z+ |a| a = c a z+ |a| |a| 2 c z− − a aa ac z+ 2 |a|2 |a| e iθ (z − z0 ) , −z 0 z + 1 z0 ∈ ∆, (1.6) donde e iθ = (a/|a|)2 y z0 = −c/a (como |a|2 − |c|2 = 1, z0 ∈ ∆). Viceversa, se sigue por biyectividad y conexidad, que toda transformación de la forma (1.6) preserva ∆, ya que T (z0 ) = 0 y si |z| = 1, entonces |zz − z0 z| |z − z0 | = = 1. | − z 0 z + 1| | − z 0 z + 1| Las transformaciones de Möbius que preservan ∆ son conformes en ∆, ya que los únicos puntos donde una función en P SL(2, C) puede no ser conforme son ∞ y su preimagen. EJERCICIOS 1.5 1. Sea f : ∆ → ∆ una biyección conforme, demuestre que f es de Möbius. Sugerencia: usar la unicidad del teorema del “mapeo” de Riemann. 2. Demuestre que P SL(2, R) está generado por homotecias, traslaciones por reales y la función z → −1/z. 1.6. CLASIFICACIÓN POR LA TRAZA 1.6. 37 Clasificación por la traza Ahora exhibimos una caracterización de los elementos de P SL(2, C) en términos de la traza, esta clasificación es de gran utilidad, por ejemplo, permite detectar de manera inmediata de qué tipo es una transformación de Möbius dada. Definición 6 Sea T una transformación de Möbius distinta de la identidad. (i) Si T es parabólica se define su multiplicador como 1. (ii) Si T es conjugada a una transformación de la forma z → kz, k 6= 0, 1, a los números k y 1/k se les llama los multiplicadores de T . Se sigue de la clasificación definida por la conjugación a formas canónicas que los multiplicadores están bien definidos. El grupo de matrices de 2 × 2 con entradas complejas y determinante distinto de 0 se denota por GL(2, C), se define la traza de A ∈ GL(2, C) como la suma de los elementos diagonales, ésta se denota por tr(A). Usaremos el siguiente resultado básico del álgebra lineal. Lema 1.6.1 La traza es invariante bajo conjugación en GL(2, C). Demostración. Basta probar que tr(AB) = tr(BA), A, B ∈ GL(2, C), ya que entonces tr(ABA−1 ) = tr(A−1 AB) = tr(B). Escribiendo a b α β A= , B= , c d γ δ se tiene AB = aα + bγ ∗ ? cβ + dδ y BA = por lo que tr(AB) = tr(BA). αa + βc ∗ , ? γb + δd La traza de una transformación de Möbius está bien definida salvo un signo, puesto que existen dos matrices unimodulares que la definen. Definición 7 Dada T ∈ P SL(2, C), T (z) = se define la traza de T como ± √ az + b , cz + d a+d . ad − bc 38 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Denotaremos la traza de T por χ(T ), o simplemente por χ. Para muchas aplicaciones es útil tener fórmulas explı́citas de las coordenadas de los puntos fijos. Obtenemos ahora una expresión en términos de la traza, para esto consideramos az + b T (z) = , ad − bc = 1, T 6= Id cz + d y se tienen dos casos. Caso 1: c 6= 0. En este caso, como T (z) = z ⇐⇒ az + b = (cz + d) z ⇐⇒ cz 2 + (d − a)z − b = 0, los puntos fijos de T están dados por p a − d ± (a − d)2 + 4 b c , 2c y usando la condición unimodular, esta fórmula se simplifica a p a − d ± χ2 − 4 . 2c Caso 2: c = 0. En este caso T (z) = a b z+ . d d Si T es parabólica, ∞ es el único punto fijo. De otra manera, como T (z) = z ⇐⇒ b −1 z =− , d d a el segundo punto fijo está dado por b . d−a Teorema 1.6.2 Sea T ∈ P SL(2, C), T 6= Id, entonces k+ 1 + 2 = χ2 , k donde k, 1/k son los multiplicadores de T y χ es su traza. (1.7) 1.6. CLASIFICACIÓN POR LA TRAZA 39 Demostración. Caso 1: T es parabólica. Como el cuadrado de la traza es invariante bajo conjugación, se tiene 1 t 2 2 =4 χ (T ) = tr 0 1 y se sigue el resultado. Caso 2: T no es parabólica. En este caso T es conjugada a una transformación de la forma S(z) = kz, la cual está definida por la matriz √ k 0 1 ∈ SL(2, C). S= 0 √ k Por lo cual χ2 (T ) = χ2 (S) = √ 1 2 1 k+√ = k + + 2. k k Para transformaciones con dos puntos fijos finitos α1 , α2 , se tiene una expresión de los multiplicadores en términos de estos puntos. Sea T (z) = az + b cz + d con esta propiedad, S(z) = kz, donde k es uno de los multiplicadores de T y z − α1 ϕ(z) = . z − α2 Entonces, S = ϕ T ϕ −1 y S ϕ = ϕ T . Por lo cual z − α1 T (z) − α1 =k , z − α2 T (z) − α2 y evaluando en ∞, se tiene k= a/c − α1 a/c − α2 y 1/k = a/c − α2 . a/c − α1 40 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Para el caso de una transformacion en P SL(2, C) que fija dos puntos, uno de los cuales es ∞, es decir, de la forma T (z) = α z + β, los multiplicadores se encuentran con facilidad, éstos son precisamente α y 1/α. Lo cual se sigue, ya que con esta notación el segundo punto fijo está dado por β , 1−α y conjugando con β , 1−α β −1 S(z) = ϕ T ϕ (z) = ϕ T z + = αz 1−α ϕ(z) = z − se obtiene (como el término constante es cero, no es necesario efectuar más cuentas). Esta facilidad para detectar los multiplicadores de una transformación que fija ∞, permite también clasificarla de manera inmediata, por ejemplo, z → iz + 5 es elı́ptica, sin embargo z → 7z + 8 + i es hiperbólica. El siguiente resultado es muy importante, exhibe un criterio, también sencillo, para clasificar cualquier transformación en P SL(2, C). Teorema 1.6.3 Sea T ∈ P SL(2, C), T 6= Id y χ la traza de T . Entonces (i) T es parabólica si y sólo si χ = ±2; (ii) T es eliptı́ca si y sólo si χ ∈ (−2, 2); (iii) T es hiperbólica si y sólo si χ ∈ (2, ∞) ∪ (−∞, −2); (iv) T es loxodrómica si y sólo si χ ∈ / R. Demostración. Probamos primero las condiciones de necesidad. El caso parabólico ya se probó. Si T es elı́ptica, entonces T es conjugada a una transformación de la forma S(z) = e iθ z, θ ∈ (0, 2π), la cual está determinada por la matriz iθ/2 e 0 ∈ SL(2, C). 0 e−iθ/2 1.6. CLASIFICACIÓN POR LA TRAZA 41 Por lo tanto, ± χ(T ) = ± χ(S) = ± 2 cos(θ/2) ∈ (−2, 2). Si T es hiperbólica, entonces T es conjugada a una transformación definida por la matriz √ k 0√ 0 1/ k ∈ SL(2, C), k ∈ R+ , por lo cual 2 2 χ (T ) = χ (S) = √ 1 k+√ k 2 =k+2+ 1 > 4, k puesto que √ 1 k−√ k 2 > 0. Ahora, si T es loxodrómica y ρe iθ , ρ 6= 0, 1, θ ∈ (0, 2π), es uno de sus multiplicadores, se sigue del Teorema 1.6.2 que 1 ρ(cos θ + i sen θ) + (cos θ − i sen θ) + 2 = χ2 (T ). ρ Si χ(T ) ∈ R, se tendrı́a χ2 (T ) ∈ R+ y (ρ − 1/ρ) sen θ = 0, por lo cual sen θ = 0 y θ = π. Al tomar la parte real se tiene −(ρ + 1/ρ) + 2 ∈ R+ , lo que es una contradicción, ya que ρ + 1/ρ > 2. Para probar la suficiencia, obsérvese que si χ2 (T ) = 4, se sigue de la primera parte que T no es elı́ptica, ni tampoco hiperbólica o loxodrómica, por lo que debe ser parabólica. Los otros casos se siguen de manera análoga. El siguiente resultado, que es consecuencia del Teorema 1.6.2, muestra que χ2 clasifica las clases conjugadas de P SL(2, C); dejamos su verificación como ejercicio para el lector. Corolario 1.6.4 Dos transformaciones de Möbius complejas T , S son conjugadas en P SL(2, C) si y sólo si χ2 (T ) = χ2 (S). 42 CAPÍTULO 1. TRANSFORMACIONES DE MÖBIUS COMPLEJAS Damos ahora unos ejemplos, las transformaciones z 7−→ 2z + 3 z+2 y z 7−→ 2z + 9 −z − 4 son hiperbólica y parabólica, respectivamente. Por otra parte, las funciones z 7−→ −1 z y z 7−→ iz − 2 z + iz son elı́ptica de orden 2 y loxodrómica, respectivamente. EJERCICIOS 1.6 1. Sea T ∈ P SL(2, C), demuestre que T preserva un “disco” si y sólo si T no es loxodrómica. 2. Demuestre que una transformación en P SL(2, C) es de orden dos si y sólo si su traza es 0. 3. Demuestre que los puntos fijos de una transformación elı́ptica en P SL(2, R) son conjugados. 4. Demuestre que los puntos fijos finitos de una transformación hiperbólica o parabólica en P SL(2, R) son reales. 5. Demuestre que la función z → 6. Demuestre el Corolario 1.6.4. z−i z+i es elı́ptica de orden 3. Capı́tulo 2 Métrica hiperbólica Primeramente se demuestra cómo una densidad induce una métrica y cómo bajo biyecciones conformes se obtienen isometrı́as. Usando estos resultados se presentan dos modelos del plano hiperbólico, el del semiplano superior H2 y el del disco de Poincaré ∆. En cada uno de estos modelos, se describen fórmulas de la distancia, ası́ como los grupos de isometrı́as, las geodésicas o curvas que minimizan la distancia y los cı́rculos. También, se muestran algunas aplicaciones, como el paralelismo. Posteriormente, se estudia el grupo general de isometrı́as en ambos modelos y se describen los haces parabólicos, elı́pticos e hiperbólicos, probando algunas propiedades de éstos. Por último, se prueban algunos resultados de la geometrı́a hiperbólica 3-dimensional. 2.1. Densidades Recordamos que si A es un abierto en Rn y f es una función diferenciable de A en Rn , se dice que f es conforme en x0 ∈ A, si Df (x0 ) es el producto de una matriz ortogonal por la matriz k I, k ∈ R+ . Al número k se le llama el factor de conformalidad y se le denota por µf (x0 ), o simplemente por µ(x0 ). Definición 8 Sea A una región en Rn , una densidad en A es una función continua λ : A → R+ . Las densidades nos permiten medir longitudes de curvas de distintas maneras. Más precisamente, dada una densidad λ en una región A y γ 43 44 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA una curva de clase C 1 en A, se define la λ-longitud de γ como Z b λ(γ(t)) | γ 0 (t) | dt, a donde γ:[a , b]→ A. Esta definición se extiende de manera natural a curvas de clase C 1 por tramos. Denotamos a esta longitud por lλ (γ). Esta medición de curvas permite también medir la distancia entre puntos. Definición 9 Sea λ una densidad en una región A y z1 , z2 ∈ A, se define la λ-distancia de z1 a z2 , como ı́nf lλ (γ), γ donde el ı́nfimo es sobre todas las curvas γ de clase C 1 por tramos que unen z1 con z2 . A esta distancia se le denota por ρλ (z1 , z2 ). Teorema 2.1.1 Sea λ una densidad definida en una región A de Rn , entonces la distancia ρλ define una métrica en A. Demostración. Probamos primero que ρ es simétrica. Para esto, si se tiene una curva γ : [a , b] → A de clase C 1 que une z1 con z2 , se define −γ : [a , b] → A como −γ(t) = γ(a + b − t). Obsérvese que −γ une z2 con z1 , y que usando el teorema fundamental del cálculo se tiene Z b Z b 0 λ γ(a + b − t) | γ 0 (a + b − t)| dt λ − γ(t) |(−γ) (t)| dt = lλ (−γ) = a a Z = b λ γ(s) |γ 0 (s)| ds = lλ (γ). a Evidentemente, ρ(x, x) = 0, ∀x ∈ A y ρ es no negativa. Además, se cumple la desigualdad del triángulo: si ρ(x, z) > ρ(x, w) + ρ(w, z), entonces existe > 0, tal que ρ(x, z) > ρ(x, w) + ρ(w, z) + . Sin embargo, en este caso se podrı́an tomar dos curvas, γ1 y γ2 , cuyas longitudes aproximaran ρ(x, w) y ρ(w, z) por una cantidad menor a /2 , respectivamente. Esto serı́a una contradicción, ya que la curva γ1 + γ2 unirı́a x con z y tendrı́a longitud menor a ρ(x, z). Falta solamente probar que si x 6= y, entonces ρ(x, y) > 0. Para probar esto, sea D un disco cerrado con centro en x, radio r y tal que y ∈ / D. Por 2.1. DENSIDADES 45 compacidad y continuidad existe m tal que λ(z) ≥ m, ∀z ∈ D. Ahora, sea γ : [a , b] → A una curva que une x con y y t0 ∈ [a , b], tal que γ(t0 ) es el primer punto donde la curva sale del disco abierto D (veáse la Figura 2.1). En este caso se tiene Z t0 λ(γ(t)) |γ 0 (t)| dt ≥ m r, lλ (γ) ≥ a puesto que cualquier curva que une x con un punto en ∂D tiene una longitud mayor o igual a r. Por lo tanto ρ(x, y) ≥ mr > 0. γ(t0 ) y x Figura 2.1: Positividad de la métrica definida por una densidad La siguiente observación es de gran utilidad para obtener espacios isométricos, por ejemplo, al exhibir diferentes modelos del plano hiperbólico. Sean A y B dos regiones en Rn y f : A → B, una biyección conforme, supóngase también que la región A está provista de una métrica definida por una densidad λ. Bajo estas hipótesis, se puede proveer a la región B con una densidad σ, de tal manera que f sea una isometrı́a. Esto se obtiene definiendo σ(f (x)) = λ(x) , µ(x) (2.1) donde µ(x) es el factor de conformalidad de f en x. Esto se sigue, ya que si γ : [a , b] → A es una curva de clase C 1 , entonces se tiene Z b (f γ) 0 (t) σ f (γ(t)) dt lσ (f (γ)) = a 46 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Z = b µ(γ(t)) |γ 0 (t)| a λ (γ(t)) dt = lλ (γ). µ(γ(t)) Como toda curva de clase en C 1 en B es de esta forma, se sigue la observación, puesto que este análisis se puede generalizar fácilmente a curvas de clase C 1 por tramos. Es importante destacar que el argumento funciona también en el sentido inverso, es decir, si se tienen dos regiones A y B con métricas definidas por densidades λ y σ respectivamente y una biyección conforme entre ellas que satisface (2.1), entonces A y B son regiones isométricas. En particular, si se tiene una región A en Rn provista con una métrica definida por una densidad λ y una biyección conforme f : A → A, que satisface la ecuación λ(x) , (2.2) λ(f (x)) = µ(x) entonces, f es una isometrı́a. Si se tiene definida una densidad λ, en una región A ⊂ Rn , es claro que la λ-longitud de una curva C en A no está unı́vocamente determinada, ya que al parametrizarla se puede hacer de tal manera que se recorra algún segmento de la curva, más de una vez. Sin embargo, si la curva C está parametrizada por una función C 1 por tramos, de modo que la derivada se anule solamente en un número finito de puntos y recorra la curva en la misma dirección; entonces la λ-longitud de C es única. Para probar esto, obsérvese primero que se tienen dos parametrizaciones γ1 : [a , b] → A, γ2 : [c , d] → A, de clase C 1 , que recorren el mismo segmento de la curva C, en la misma dirección y con derivada no nula, entonces se sigue del teorema de parametrización unitaria, que existe un difeomorfismo ϕ : [a , b] → [c , d], tal que γ2 ϕ = γ1 . Ahora, bajo estas hipótesis, se tiene por el teorema de cambio de variable real, que Z b 0 lλ (γ1 ) = lλ (γ2 ϕ) = (γ2 ϕ) (t) λ γ2 ϕ(t) dt a Z = b ϕ (t) γ2 0 ϕ(t) λ γ2 ϕ(t) dt = 0 a Z d 0 γ2 (s) λ γ2 (s) ds = lλ (γ2 ). c Usando este argumento se sigue facilmente la afirmación en el caso general. EJERCICIOS 2.1 1. Demuestre formalmente la existencia del punto t0 descrito al final de la demostración del Teorema 2.1.1. 2.2. EL MODELO DEL SEMIPLANO 47 2. Demuestre formalmente la validez descrita al final de la R t0 de la desigualdad 0 demostración del Teorema 2.1.1: a λ(γ(t)) |γ (t)| dt ≥ m r. 3. Sea f : A → Rn una función diferenciable en una abierto A de Rn y que (x0 )| existe y también es conforme en x0 ∈ A, demuestre que lı́mx→x0 |f (x)−f |x−x0 | es precisamente el factor de conformalidad. 2.2. El modelo del semiplano La discusión sobre densidades nos permite presentar un primer modelo del plano hiperbólico, donde P SL(2, R) actúa como un grupo de isometrı́as. Definición 10 El plano superior H2 provisto con la métrica definida por la densidad 1 λ(z) = Im z se le llama el plano hiperbólico y a esta métrica se le llama la métrica hiperbólica. En este modelo, llamado del semiplano, es intuitivamente claro que si se tiene una curva C en H2 y se traslada en dirección vertical, su longitud hiperbólica puede crecer tanto como se quiera (si se mueve hacia abajo), o puede decrecer tanto como se quiera (si se mueve hacia arriba); sin embargo la longitud euclideana siempre es la misma. Viceversa, existen curvas que euclideanamente miden cualquier valor que se quiera, pero que hiperbólicamente siempre miden lo mismo, por ejemplo, los segmentos de cı́rculos concéntricos de la Figura 2.2. Esto se sigue del Teorema 2.2.1, ya que las homotecias son isometrı́as hiperbólicas, al estar definidas por matrices en SL(2, R). Teorema 2.2.1 El grupo P SL(2, R) actúa como un grupo de isometrı́as en H2 con la métrica hiperbólica. Demostración. Obsérvese primero que si T (z) = az + b cz + d está definida por la matriz a b ∈ SL(2, R), c d 48 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA entonces Im T (z) = Im = Im az + b cz + d = Im adz + bcz |cz + d|2 = (az + b)(cz + d) |cz + d|2 Im(z) . |cz + d|2 También, como T 0 (z) = 1 , (cz + d)2 se sigue de las ecuaciones de Cauchy-Riemann que µT (z) = 1 . |cz + d|2 Estos hechos muestran que se cumple la relación (2.2), ya que 1 1 |cz + d|2 1 = = , Im(z) Im(z) µT (z) Im T (z) por lo que se sigue el resultado. 0 Figura 2.2: Curvas de la misma longitud hiperbólica Algunos ejemplos de isometrı́as hiperbólicas son las traslaciones por reales y la función z → −1/z, esto se sigue ya que las matrices 1 t 0 −1 , , t ∈ R, 0 1 1 0 2.2. EL MODELO DEL SEMIPLANO 49 pertenecen a SL(2, R). Obsérvese que esto implica que al trasladar cualquier curva horizontalmente su longitud hiperbólica permanece invariante. La reflexión en el eje imaginario ϕ(z) = −z es también una isometrı́a hiperbólica de H2 (ejercicio). De hecho, probaremos que el grupo de todas las isometrı́as hiperbólicas del modelo del semiplano superior está generado por P SL(2, R) y ϕ. Se establece ahora cómo son las curvas en el modelo del semiplano que minimizan la distancia. Para ello se considera primero una caso sencillo: se toman los puntos i, k i, k > 1 y γ : [a , b] → H2 , de clase C 1 , tal que γ(a) = i y γ(b) = k i. Si lh (γ) denota la longitud hiperbólica de γ y γ(t) = (γ1 (t), γ2 (t)), se tiene Z bp 0 (γ1 (t))2 + (γ2 0 (t))2 dt lh (γ) = γ2 (t) a Z ≥ a b p (γ2 0 (t))2 dt ≥ γ2 (t) Z a b b γ2 0 (t) dt = log(γ2 (t)) γ2 (t) a = log γ2 (b) − log γ(a) = log(k) − log(1) = log k. En particular, la curva γ : [1 , k] → H2 , dada por γ(t) = i t, alcanza esta cota Z k 1 dt = log k. lh (γ) = 1 t Como este argumento se generaliza fácilmente a curvas de clase C 1 por tramos, se sigue que ρ(i, k i) = log k, donde ρ denota la distancia hiperbólica. Se tiene también que este segmento del eje imaginario es la única curva que minimiza la distancia, ya que para cualquier otra curva con componente real y parametrizada por una función β, se tiene lh (β) > log k (ejercicio). Si 0 < k < 1, se aplican los mismos argumentos, considerando ahora que las curvas inicien en k i y terminen en i, y que el dominio de la curva de longitud mı́nima sea el intervalo [k , 1], obteniéndose como distancia − log k. 50 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Alternativamente, como la transformación z → −1/z está en P SL(2, R) y fija i, se sigue del caso anterior que ρ(k i , i) = ρ(i/k , i) = log (1/k) = − log k. Estos resultados implican también, que si t > m > 0, entonces ρ(t i , m i) = log t − log m (ejercicio). De manera análoga se puede definir un modelo del espacio hiperbólico n-dimensional, usando el semiespacio superior en Rn Hn = {(x1 , x2 , ..., xn ) ∈ Rn | xn > 0} , con la densidad 1 , xn donde x = (x1 , x2 , ..., xn ). Resulta que una prueba, casi idéntica a la del caso del semiplano superior, muestra que en este caso la longitud hiperbólica entre puntos alineados verticalmente, es decir, con el eje definido por el vector en = (0, ..., 0, 1) está también dada por el logaritmo. Volviendo al contexto bidimensional, se necesita otro resultado para analizar cuáles son las curvas que minimizan la distancia hiperbólica entre dos puntos en H2 , que no estén alineados verticalmente. λ(x) = Proposición 2.2.2 El grupo P SL(2, R) actúa transitivamente en la familia de “cı́rculos” ortogonales al eje real. Demostración. Obsérvese primero que por conformalidad cualquier transformación en P SL(2, R) preserva esta familia. Ahora, para probar el teorema, basta mostrar que dado cualquier “cı́rculo” ortogonal al eje real C existe una función en P SL(2, R) que transforma este cı́rculo en el eje imaginario. Si C es una recta paralela al eje imaginario, una traslación la mueve al eje imaginario. Por otra parte, si C es un cı́rculo que intersecta ortogonalmente al eje real, éste se puede transformar mediante una traslación y una homotecia en el cı́rculo unitario, por lo que basta probar que existe un elemento en P SL(2, R) que transforme el cı́rculo unitario en el eje imaginario. Una opción es mandar 1 en 0 y −1 en ∞, lo cual sugiere tomar z 7−→ z−1 , z+1 2.2. EL MODELO DEL SEMIPLANO 51 que es en efecto una transformación en P SL(2, R) que transforma el cı́rculo unitario en el eje imaginario. Nótese, que la transformación z 7−→ z+1 ∈ / P SL(2, R), z−1 por lo que es importante checar a nivel matricial las entradas, para detectar si una transformación pertenece, o no, a P SL(2, R). Obsérvese también que la Proposición 2.2.2 implica que P SL(2, R) es transitivo en puntos de H2 b ya que cualquier punto puede (evidentemente lo es para los puntos de R), trasladarse al eje imaginario, y posteriormente aplicando una homotecia mandarlo al punto i. Se puede ahora caracterizar todas las curvas que minimizan distancias, que en este contexto se les llama también geodésicas. Sean z, w ∈ H2 y C el “cı́rculo” ortogonal a la recta real que pasa por z y w; se tiene entonces que ρ(z, w) está dada por la longitud hiperbólica del segmento de C que une z con w (véase la Figura 2.3). Esto se sigue, ya que en virtud de la Proposición 2.2.2, se puede encontrar una función en P SL(2, R) que transforme C en el eje imaginario, y estas transformaciones, además de ser isometrı́as, tienen la propiedad de preservar curvas que minimizan la distancia (la última afirmación se sigue de la prueba del Teorema 2.2.1). Este argumento demuestra además que el segmento de C, que denotaremos por [z, w], es la única curva que minimiza la distancia; esto se sigue, ya que si hubiera otra curva de z a w, con dicha propiedad, existirı́a otra geodésica, distinta de un segmento vertical, uniendo a dos puntos en el eje imaginario. Se concluye entonces que los “semicı́rculos” en H2 , ortogonales a la recta real, contienen todas las geodésicas hiperbólicas. Estos últimos razonamientos demuestran también el siguiente importante resultado. Teorema 2.2.3 Sean z, w, v tres puntos distintos en H2 , entonces ρ(z, v) = ρ(z, w) + ρ(w, v) ⇐⇒ w ∈ [z, v]. Obsérvese que el teorema anterior implica que cualquier isometrı́a hiperbólica de H2 necesariamente manda geodésicas en geodésicas. Para obtener una fórmula general de la distancia hiperbólica, entre dos puntos cualesquiera, se prueba primero el siguiente resultado de invariabilidad de cierta expresión, bajo la acción de elementos en P SL(2, R). 52 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA ki i ki z i w z w Figura 2.3: Geodésicas en H2 Lema 2.2.4 La expresión |z − w|2 2 Im z Im w es invariante bajo la acción de transformaciones en P SL(2, R). Demostración. Sea T ∈ P SL(2, R) dada por T (z) = az + b , cz + d ad − bc = 1, se tiene entonces que = = |T (z) − T (w)|2 2 Im T (z) Im T (w) az + b aw + b 2 2 2 cz + d − cw + d |cz + d| |cw + d| 2 Im z Im w |(az + b)(cw + d) − (aw + b)(cz + d)|2 |z − w|2 = . 2 Im z Im w 2 Im z Im w El lema anterior se puede generalizar a cualquier dimensión, sustituyendo la parte imaginaria por la enésima coordenada de un punto en Hn y reemplazando P SL(2, R) por el grupo de isometrı́as (cf. [2] p. 34). Se puede ahora exhibir una fórmula general de la distancia hiperbólica en el modelo del semiplano; ésta mostrará ser de gran utilidad, debido a sus múltiples aplicaciones. 2.2. EL MODELO DEL SEMIPLANO 53 Teorema 2.2.5 Sean z y w dos puntos en H2 , entonces cosh ρ(z, w) = 1 + |z − w|2 . 2 Im z Im w Demostración. Si z = i y w = ki, k > 1, entonces cosh ρ(i, k i) = cosh (log k) = = k + 1/k 2 k + 1/k − 2 (k − 1)2 +1 = +1 2 2k = |i − k i|2 + 1. 2 Im i Im(k i) El caso general se sigue del lema anterior y de los Teoremas 2.2.2 y 2.2.1, ya que se puede encontrar una transformación en P SL(2, R) que mande z y w en i y k i, k > 1. Esto último se logra enviando la geodésica por z y w al eje imaginario, y posteriormente –si es necesario– aplicando una homotecia y la función z → −1/z. Se puede probar que la fórmula del teorema anterior es también válida en todas las dimensiones (véase [2] p. 35 y el final de este capı́tulo). z0 Figura 2.4: Cı́rculo hiperbólico con centro en z0 Una primera aplicación de esta fórmula muestra que los cı́rculos hiperbólicos son cı́rculos euclideanos, donde el centro euclideano se obtiene incrementando la parte imaginaria del centro hiperbólico (véase la Figura 2.4). 54 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Teorema 2.2.6 El conjunto de los puntos z = x + iy en H2 , que equidistan hiperbólicamente una distancia r de un punto z0 = x0 + i y0 , están determinados por la siguiente ecuación (x − x0 )2 + (y − y0 cosh r)2 = y02 senh2 r, es decir, constituyen un cı́rculo euclideano. Demostración. Sea C = {z ∈ H2 | ρ(z, z0 ) = r}, entonces cosh ρ(z, z0 ) = cosh r = 1 + |z − z0 |2 , 2 Im z Im z0 y se tiene coshr = (x − x0 )2 + y 2 + y02 . 2 y y0 Despejando y completando cuadrados se tiene 2 y y0 cosh r = (x − x0 )2 + y 2 + y02 (cosh2 r − senh2 r) y (x − x0 )2 + (y − y0 cosh r)2 = y02 senh2 r. Se ha probado entonces que el cı́rculo hiperbólico con centro z0 = x0 +iy0 y radio hiperbólico r es el cı́rculo euclideano con centro en x0 + iy0 cosh r y radio y0 senh r (véase la Figura 2.4). De nuevo, esta fórmula de los cı́rculos hiperbólicos se generaliza a esferas hiperbólicas de cualquier dimensión (cf. [2] p. 35). Mostramos ahora otra manera de probar que los cı́rculos hiperbólicos son cı́rculos euclideanos. Sean z0 ∈ H2 y r ∈ R+ , trazando cualquier geodésica en H2 por el punto z0 , se encuentra otro punto z ∈ H2 , tal que ρ(z, z0 ) = r. Ahora, si C denota el cı́rculo de Apolonio con respecto a z0 y b es también un “cı́rculo” de Apolonio con respecz 0 que pasa por z, como R to a estos puntos lı́mite, se tiene que cualquier transformación elı́ptica, que fije z0 y z 0 , está en P SL(2, R) y preserva C. En consecuencia, C consiste de puntos que equidistan hiperbólicamente una distancia r de z0 , esto se sigue ya que las transformaciones en P SL(2, R) son isometrı́as. Finalmente, si ρ(z0 , w) = r, al trazar la geodésica que une z0 con w, ésta intersecta C en 2 puntos y es claro que uno de ellos es w (véase la Figura 2.5). 2.2. EL MODELO DEL SEMIPLANO 55 w C z0 z z0 Figura 2.5: Los cı́rculos hiperbólicos son de Apolonio Una consecuencia importante de esta caracterización de los cı́rculos hiperbólicos es que las métricas hiperbólica y euclideana definen la misma topologı́a en el semiplano superior H2 , es decir, los conjuntos abiertos en ambas métricas coinciden. Esto se sigue del hecho de que dado un punto z0 ∈ H2 , los cı́rculos de Apolonio en H2 con puntos lı́mite z0 y z 0 cubren H2 − {z0 }. En este contexto pueden interpretarse las transformaciones de Möbius en P SL(2, R) de manera hiperbólica, primero introducimos dos definiciones, véase además las Figuras 2.6 y 1.13. b es un cı́rculo en Definición 11 Un horociclo basado en un punto α ∈ R 2 H , tangente en α a la recta real, si α es finito, y es cualquier recta en H2 paralela a la recta real (y distinta de ésta), si α = ∞. b es la intersecDefinición 12 Un hiperciclo por α, β puntos distintos en R 2 ción de cualquier “cı́rculo” por α y β con H . Se tiene entonces que las elı́pticas son rotaciones hiperbólicas en los cı́rculos de Apolonio contenidos en H2 . Las transformaciones parabólicas son un caso lı́mite de las elı́pticas cuando los puntos fijos z0 y z 0 se juntan en la recta real para coincidir en un solo punto, digamos α; se dice que son una rotación lı́mite, esto es, son rotaciones en los horociclos (véase la Figura 2.6). b entonces T Por otra parte, si T es hiperbólica con puntos fijos α, β ∈ R, preserva los hiperciclos por α y β. Más aún, al iterar T los puntos viajan en estos hiperciclos hacia el atractor, por lo que T es una traslación hiperbólica (véase la Figura 1.13). En particular, la geodésica por α y β, llamada el eje, 56 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA es uno de estos hiperciclos. Resulta que en los casos hiperbólico y parabólico los puntos fijos no pertenecen al plano hiperbólico, sin embargo juegan un papel fundamental en la acción geométrica de estas funciones, por lo que es muy importante considerar la recta real extendida, a la cual se le llama la recta al infinito. Otra aplicación fundamental del Teorema 2.2.5 la establece el siguiente resultado, el cual implica que el grupo completo de isometrı́as de H2 está dado por hz 7−→ −z, P SL(2, R)i, posteriormente mostraremos que este grupo es también el generado por las reflexiones en los “cı́rculos” ortogonales a la recta real. z0 α z0 Figura 2.6: Las transformaciones parabólicas en P SL(2, R) son rotaciones hiperbólicas por horociclos en H2 Teorema 2.2.7 Cualquier isometrı́a del plano hiperbólico H2 es un elemento de P SL(2, R), o es de la forma z −→ donde a, b, c, d ∈ R, ad − bc = 1. a(−z) + b , c(−z) + d 2.2. EL MODELO DEL SEMIPLANO 57 Demostración. Sea ϕ una isometrı́a de H2 con la métrica hiperbólica. Usando los Teoremas 2.2.1, 2.2.3 y la Proposición 2.2.2 (y si es necesario aplicando una homotecia y la función z → −1/z), se puede suponer, sin perder generalidad, que existe T ∈ P SL(2, R), tal que la función T ϕ fija puntualmente el eje imaginario positivo. Ahora, sea z ∈ H2 , z = x + iy y T ϕ(z) = a + ib, se sigue entonces del Teorema 2.2.5 que ∀ t ∈ R, t > 0, se tiene |it − z|2 |it − T ϕ (z)|2 = , 2 Im (it) Im z 2 Im (it) Im T ϕ(z) por lo cual a2 + (b − t)2 x2 + (y − t)2 = b y y y a2 + (b − t)2 = b x2 + (y − t)2 . Haciendo t tender a ∞, en esta última ecuación, se obtiene b=y y a = ± x. Finalmente, como las isometrı́as son evidentemente continuas, se tiene que los puntos en el primer cuadrante, donde T ϕ es la función z → −z (o la identidad), es un conjunto abierto y cerrado (este argumento se aplica también al segundo cuadrante). Se sigue entonces por conexidad, y del hecho de que cualquier isometrı́a es inyectiva, que T ϕ = Id o T ϕ (z) = −z. Una caracterización del grupo completo de isometrı́as en el espacio hiperbólico n-dimensional aparece en [20], pp. 129 y 130. Una versión más geométrica, que sin embargo asume diferenciabilidad, se puede consultar en [14] p. 61. Estas generalizaciones muestran que –como en el caso bidimensional– este grupo está generado por las reflexiones en “esferas” ortogonales a Rn−1 . El siguiente resultado muestra que la distancia de un punto a una geodésica se alcanza trazando otra geodésica ortogonal. Lema 2.2.8 Sea λ una geodésica en H2 y z ∈ H2 − λ, entonces ρ(z, λ) se alcanza en z0 ∈ λ, donde el segmento [z, z0 ] corta ortogonalmente a λ. 58 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA λ i |z| z Figura 2.7: Distancia de un punto a una geodésica Demostración. Sin perder generalidad, se puede suponer que λ es el eje imaginario, se afirma que ρ(z, λ) = ρ(z, i|z|) (véase la Figura 2.7). Usando la fórmula de la distancia hiperbólica, si z = x + iy, se tiene x2 + y 2 + t2 |z − it|2 = 2(Im z)t 2yt |z|2 + t2 |z| |z| t |z| = = + ≥ 2yt 2y t |z| y (puesto que ∀ x ∈ R+ , x + 1/x ≥ 2). La igualdad se obtiene si t = |z|. coshρ(z, it) = 1 + Se deduce de la fórmula de la distancia hiperbólica una interesante propiedad que cumplen todos los triángulos hiperbólicos en el semiplano superior –o en el disco de Poincaré– que tienen un ángulo recto y dos puntos finitos. Esta propiedad establece que la longitud hiperbólica del lado finito está determinada por el ángulo de magnitud distinta de 0 y de π/2. Explı́citamente, como P SL(2, R) es transitivo en geodésicas, se puede tomar el triángulo determinado por ∞, i|z| y z; si el ángulo en z es α, se tiene sen α cosh ρ(z, i|z|) = 1 (veáse la Figura 2.8). A esta propiedad se le conoce como ángulo de paralelismo, queda como ejercicio para el lector probar dicha identidad. EJERCICIOS 2.2 1. Demuestre formalmente que si se tiene una curva C 1 por tramos que une i con k i, k > 1, y que no está contenida en el segmento vertical [i , k i], entonces su longitud hiperbólica es estrictamente mayor que log k. 2.3. EL MODELO DEL DISCO DE POINCARÉ 59 2. Pruebe que z → −z es una isometrı́a hiperbólica de H2 . 3. Demuestre que si t > m > 0, entonces ρ(t i , m i) = log t − log m. 4. Demuestre formalmente el Teorema 2.2.3. 5. Demuestre que dado un triángulo hiperbólico en H2 con un vértice en la recta al infinito, un ángulo recto y otro ángulo positivo α, se tiene que sen α cosh b = 1, donde b denota la longitud hiperbólica del lado finito. 6. Demuestre que existen parametrizaciones de curvas que minimizan la distancia hiperbólica entre dos puntos, pero que sin embargo sus derivadas se anulan en un número finito de puntos. 7. Pruebe de manera geométrica el Lema 2.2.8. b b α i |z| b z b α b b α Figura 2.8: Paralelismo 2.3. El modelo del disco de Poincaré La relación (2.1) descrita en la sección de densidades permite exhibir, sin gran dificultad, el disco unitario ∆ como un segundo modelo del plano hiperbólico. Recordamos del primer capı́tulo que la función de Cayley z−i f (z) = z+i 2 es una biyección conforme de H en el disco unitario ∆. Para encontrar la métrica hiperbólica en ∆, primero hay que calcular la función inversa de f y su factor de conformalidad. Se tiene que iw + i −1 f (w) = , −w + 1 60 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA y f 0 (z) = (z + i) − (z − i) 2i = . (z + i)2 (z + i)2 Ahora, se sigue de las ecuaciones de Cauchy-Riemann que el factor de conformalidad, denotado en (2.1) por µ(z) está dado por |f 0 (z)|, por lo cual µ(z) = 2 . |z + i|2 También " # hw + 1i −1 (w + 1)(1 − w) 1 − |w|2 = Re = . Im f (w) = Re 1−w |1 − w|2 |1 − w|2 Finalmente, juntando esta información se tiene 2 −1 −1 λ f (w) f (w) + i = σ(w) = −1 −1 2 Im f (w) µ f (w) 2 iw + i |1 − w| + i 2 1−w = = . 2 2(1 − |w| ) 1 − |w|2 2 Estos cálculos establecen una densidad en ∆ que define la métrica hiperbólica en este segundo modelo (descubierto por Beltrami). Definición 13 El disco unitario ∆ = {z ∈ C |z| < 1} provisto con la métrica definida por la densidad σ(w) = 2 , 1 − |w|2 se le conoce como el disco de Poincaré y a la métrica inducida se le llama hiperbólica. A ambos modelos, el disco de Poincaré y el semiplano H2 , se les conoce como el plano hiperbólico. Se sigue de las observaciones y definiciones anteriores que la funcion f es una isometrı́a hiperbólica entre estos dos “discos” de la esfera de Riemann. 2.3. EL MODELO DEL DISCO DE POINCARÉ 61 Es evidente de la definición de esta densidad que al trasladar euclideanamente una curva en el disco unitario hacia su frontera, es decir, al cı́rculo unitario, su longitud hiperbólica crece tanto como se quiera. Sin embargo, al trasladar hiperbólicamente una curva hacia el cı́rculo unitario, la longitud euclideana decrece a cero. Este último hecho se manifiesta con gran claridad y belleza en algunas de las famosas ilustraciones de Escher, como la que reproducimos en la Figura 2.9. Una manera rigurosa de constatar estas ideas es observando la acción de la transformación hiperbólica conjugada a la homotecia z → k z, k > 1, bajo la función f . Si denotamos a esta función como g se tiene que su eje es el intervalo [−1, 1], ya que f (∞) = 1 y f (0) = −1. También, es claro que si consideramos la imagen iterada bajo g de un segmento vertical [−t i, t i], su longitud euclideana tiende a cero, mientras que la longitud hiperbólica se mantiene constante. Esto se sigue, ya que g es composición de isometrı́as (véase la Figura 2.10). Figura 2.9: M.C Escher: Cı́rculo lı́mite IV Este modelo del disco es ciertamente más homogéneo que el del semiplano, al ser todos los puntos en la recta al infinito ∂∆ similares, a diferencia 62 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA de H2 en el que ∞ es un punto distinguido. Sin embargo, al estudiar las transformaciones parabólicas e hiperbólicas, como éstas son conjugadas a las traslaciones y las homotecias –que se expresan de manera muy simple con números reales–, el modelo del semiplano es el más adecuado. En contraste, el ámbito donde se entiende mejor a las transformaciones elı́pticas es en el disco unitario, ya que las rotaciones se expresan en términos de complejos unitarios. ti −ti Figura 2.10: Homotecias en el disco de Poincaré Casi todas las propiedades que se probaron para el semiplano son también válidas en el disco de Poincaré, ya que la función f es una isometrı́a de Möbius y es por lo tanto conforme y preserva la familia de todos los “cı́rculos”. En primera instancia, f transforma los “cı́rculos” ortogonales a la recta real en los “cı́rculos” ortogonales al cı́rculo unitario; también se sigue de la prueba de la relación (2.1) que esta función no solamente es una isometrı́a, sino que también preserva la longitud de las curvas de clase C 1 por tramos, en particular las que minimizan la distancia. Por lo tanto, los segmentos en ∆ de los “cı́rculos” ortogonales al cı́rculo unitario minimizan las distancias hiperbólicas. Se sigue también de la discusión en la sección anterior, referente a que la única curva que minimiza la distancia entre i y k i es el correspondiente segmento vertical en el eje imaginario, que esta propiedad de unicidad también la cumplen los segmentos de los “cı́rculos” ortogonales al cı́rculo unitario. En consecuencia, las geodésicas en este modelo son los semicı́rculos ortogonales al cı́rculo unitario, ası́ como los diámetros (véase la Figura 2.11). Estos argumentos muestran que el Teorema 2.2.3 también se cumple en este modelo. 2.3. EL MODELO DEL DISCO DE POINCARÉ 63 Figura 2.11: Geodésicas en el disco de Poincaré Otra consecuencia fundamental es que los grupos P SL(2, R) y M (∆) son conjugados bajo la transformación f , y por consiguiente el grupo M (∆) actúa como un grupo de isometrı́as en el disco de Poincaré, en particular, en este modelo las rotaciones son isometrı́as hiperbólicas . Por otra parte, las propiedades descritas de la función f , junto con el Teorema 2.2.6 implican también que los cı́rculos hiperbólicos en el disco de Poincaré son cı́rculos euclideanos; más aún, los discos hiperbólicos con centro en el origen son cı́rculos euclideanos con centro en el origen (ejercicio). Además, como la función f es una isometrı́a conforme que manda geodésicas en geodésicas, se sigue que el Teorema 2.2.8 y la propiedad del paralelismo se cumplen también en este modelo (véase la Figura 2.8). El siguiente resultado es el dual del Teorema 2.2.7 para el disco unitario. Teorema 2.3.1 Cualquier isometrı́a hiperbólica del disco de Poincaré es un elemento de M (∆), o es de la forma z −→ az + c , cz + a donde |a|2 − |c|2 = 1. Este resultado es consecuencia directa del Teorema 2.2.7 y del hecho de que las transformaciones z → z y z → −z son conjugadas bajo la función f . Dejamos la verificación de los detalles como ejercicio para el lector. En la 64 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA siguiente sección se probará una fórmula general para la distancia entre dos puntos cualesquiera en ∆. A continuación probamos un caso particular. Lema 2.3.2 La distancia hiperbólica del origen a un punto z en el disco de Poincaré está dada por 1 + |z| log . (2.3) 1 − |z| Demostración. Se sigue de las observaciones anteriores que basta calcular la longitud hiperbólica del segmento de geodésica [ 0, |z| ], el cual se puede parametrizar por γ : [0, |z| ] → ∆, γ(t) = t. Por lo cual Z |z| Z |z| Z |z| 2 1 1 lh (γ) = dt = dt + dt, 2 1−t 1+t 1−t 0 0 0 lo cual implica el resultado. EJERCICIOS 1. Demuestre que los cı́rculos hiperbólicos con centro en el origen son cı́rculos euclideanos con centro en el origen. 2. Pruebe que el grupo M (∆) actúa transitivamente en geodésicas de ∆ y en puntos de ∆. 3. Demuestre directamente, sin hacer uso del semiplano superior, que la función z → z es una isometrı́a hiperbólica del disco de Poincaré. 4. Demuestre que las funciones en P SL(2, C) que preservan tanto el origen como el cı́rculo unitario son rotaciones. 5. Verifique los detalles de la prueba del Teorema 2.3.1. 2.4. El grupo completo de isometrı́as A fin de conocer con más detalle el grupo de todas las isometrı́as del plano hiperbólico, ya sea el modelo del semiplano o el del disco, es conveniente b Para esto definimos introducir el grupo general de Möbius actuando en C. primero las reflexiones en cı́rculos y rectas. Denotaremos por u∗ a u/|u|2 , donde u ∈ C, y por C(a, r) al cı́rculo con centro en a y radio r, es decir, {z ∈ C |z − a| = r}. 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 65 Definición 14 Se define la reflexión (o inversión) en C(a, r), como ( a + r2 (z − a)∗ , si z ∈ C, z 6= a, si z = a, ϕ (z) = ∞, a, si z = ∞. Exactamente la misma definición se aplica para esferas S(a, r) = {x ∈ Rn |x − a| = r} b n = Rn ∪ {∞}. en R La proyección estereográfica se puede definir en cualquier dimensión, una demostración muy similar a la que se hizo al principio del libro muestra que esta función es una biyección entre Rn ∪{∞} y la esfera unitaria centrada en el origen en Rn+1 . Para medir continuidad de las funciones en Rn ∪ {∞} se usa la métrica cordal, la cual se deriva de manera análoga al caso complejo, más aún, la fórmula que se obtiene es exactamente la misma que la de la Definición 2 en el capı́tulo 1 (cf. [2] pp. 20-22). Geométricamente es evidente que ϕ es una involución y que ϕ (z) = z ⇐⇒ z ∈ C(a, r). Una prueba analı́tica de estos hechos, en cualquier dimensión, es además muy simple (ejercicio). Esta función ϕ es también continua en la esfera de Riemann con la métrica cordal, dejamos la verificación de este hecho como b n. ejercicio para el lector; obsérvese que esta prueba también se aplica en R Un cálculo sencillo –que se aplica también a esferas en Rn – muestra que si T es la traslación z → z − a, S la homotecia z → z/r y ψ la reflexión en el cı́rculo unitario ∂∆, entonces ϕ=T −1 S −1 ψ S T. (2.4) Para definir las reflexiones en rectas conviene identificar al plano complejo b 2 , de esta manera se puede usar el producto escalar usual en extendido con R 2 b 2 están determinados R . Con este producto, los puntos de una recta en R por la siguiente expresión R(a, t) = z ∈ R2 z · a = t, a ∈ R2 − {0}, t ∈ R ∪ {∞}. b n de codimensión uno La misma ecuación define un plano en R P (a, t) = x ∈ Rn x · a = t, a ∈ Rn − {0}, t ∈ R ∪ {∞}. 66 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Resulta conveniente, para simplificar los cálculos, tomar al vector normal a de longitud 1 . Con esta convención el punto t a ∈ R(a, t) y se sigue del teorema de Pitágoras que el número t es la distancia de la recta –o del plano– al origen, ya que si y, z ∈ R(a, t), entonces el vector y − z es ortogonal al vector a. Obsérvese que dado un punto z ∈ R2 , si ϕ es la reflexión en la recta R(a, t), entonces, si ϕ(z) = z + ma, m ∈ R, se tiene que z + ma + z ∈ R(a, t) 2 (véase la Figura 2.12), por lo cual z · a + m/2 = t. Definición 15 Se define la reflexión (o inversión) en R(a, t) como la funb2 → R b 2 , dada por ción ϕ : R ( z − 2(z · a − t) a, si z ∈ R2 , ϕ (z) = ∞, si z = ∞, donde |a| = 1. ϕ(z) a z θ 0 Figura 2.12: Reflexión en una recta por el origen b n. Esta misma definición se aplica a reflexiones en planos P (a, t) en R Análogamente al caso de los cı́rculos, ϕ es una involución y ϕ (z) = z ⇐⇒ z ∈ R(a, t). Nótese que la función T (z) = z − ta traslada la recta R(a, t) a la recta por el origen R(a, 0), más aún, si ψ denota la reflexión en esta nueva recta, 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 67 −1 entonces un cálculo sencillo muestra que ϕ = T ψ T . Estas últimas afirmab n (ejercicio). Además, ciones se cumplen también para planos P (a, t) en R si ϕ es la reflexión en el plano P (a, 0), entonces ϕ es lineal y preserva normas, por ende, es ortogonal; esto se sigue de un cálculo elemental que queda como ejercicio para el lector. El siguiente resultado relaciona las distintas reflexiones sobre rectas por el origen. Proposición 2.4.1 Sean ψ(z) = z, S(z) = eiθ z y ϕ la reflexión en la recta L que pasa por el origen y por eiθ , donde 0 < θ ≤ π, entonces ϕ = SψS −1 . Demostración. Un vector normal unitario a L está dado por a = ieiθ . Escribiendo a = a1 + ia2 y z = x + iy, se tiene que Re (z a) = a1 x + a2 y, por lo cual ϕ(z) = z − 2Re (z a) a = z − (z a + a z) a = −a2 z. Finalmente, ϕ S(z) = ϕ(ei θ z) = ei 2 θ e−i θ z = ei θ z = S( z) = S ψ(z). La proposición anterior muestra de nuevo que las reflexiones en rectas por el origen son funciones lineales ortogonales, y por lo tanto las reflexiones en rectas son conformes. Más aún, la prueba de dicha proposición exhibe la matriz que determina la reflexión como función lineal de R2 en R2 cos2 θ −sen2 θ 1 0 cos2 θ sen2 θ = . (2.5) sen2 θ cos2 θ 0 −1 sen2 θ −cos2 θ En Rn , las reflexiones en planos de codimensión uno son también conformes, al ser conjugadas por traslaciones a funciones lineales ortogonales. Como las funciones en P SL(2, C) y la función z → z son continuas en la esfera de Riemann con la métrica cordal, se sigue de la Proposición 2.4.1 que la reflexión en cualquier recta es también continua en todos los puntos incluyendo ∞. En general, las traslaciones y las transformaciones b n con la métrica cordal, ya que, como en ortogonales son continuas en R el caso complejo, si se tiene una sucesión de puntos finitos en la esfera de Riemann xn , n ∈ N, entonces dC (xn , ∞) 7−→ 0 ⇐⇒ xn 7−→ ∞. 68 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA De esta última observación se deriva también que las reflexiones en planos b n . Con esta terminologı́a se puede definir el grupo general son continuas en R de Möbius. b 2 , denotado por Definición 16 El grupo general de Möbius actuando en R 2 b ), consiste en todas las funciones que son una composición finita de GM (R reflexiones en “cı́rculos”. W2 W1 L1 L2 Figura 2.13: Una transformación hiperbólica es la composición de dos reflexiones en “cı́rculos” ajenos Se sigue fácilmente de las observaciones anteriores que estas funciones son auto-homeomorfismos de la esfera de Riemann y que forman un grupo. b 2 ) al subgrupo formado por las funciones que son comSe denota por M (R posiciones de un número par de reflexiones. Este subgrupo, que resulta ser P SL(2, C) (Teorema 2.4.4) consiste en aquellas transformaciones que preserb 2 ) preserva la orientación, van la orientación. Se dice que una función en GM (R si el determinante de su matriz jacobiana en cualquier punto finito (con valor finito) es positivo (la consistencia de esta definición se puede verificar, por ejemplo, en [2] pp. 25 y 26). La relación (2.4) implica que la reflexión en el cı́rculo C(a, r) es conforme en C − {a}. Esto se sigue, ya que la matriz jacobiana de la inversión en el cı́rculo unitario, en un punto (x, y) ∈ R2 , distinto del origen, está dada por 2 y − x2 −2xy (x2 + y 2 )2 (x2 + y 2 )2 , 2 2 −2xy x −y (x2 + y 2 )2 (x2 + y 2 )2 la cual es una matriz escalar, multiplicada por una matriz de la forma (2.5). 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS L1 L2 69 W2 W1 b/2 b Figura 2.14: Una transformación parabólica es la composición de dos reflexiones en “cı́rculos” tangentes Lema 2.4.2 La homotecia z → kz es la composición de una √ reflexión en el cı́rculo unitario, seguida de la reflexión en el cı́rculo C(0, k). Demostración. Sean ϕ, ψ estas reflexiones, respectivamente, entonces ψ ϕ(z) = ψ(z ∗ ) = k(z ∗ )∗ = kz (véase la Figura 2.13). Lema 2.4.3 La traslación z → z + b es la composición de la reflexión en la recta R(b/|b|, 0), seguida de la reflexión en la recta R( b/|b|, |b|/2 ). Demostración. Sean ϕ, ψ estas reflexiones, respectivamente y a = b/|b|, entonces ψ ϕ(z) = ψ z − 2(a · z)a " # h i |b| = z − 2(a · z)a − 2 z − 2(a · z)a · a − a=z+b 2 (véase la Figura 2.14). De manera análoga al caso bidimensional, se define el grupo general de b n , denotado por GM (R b n ). Obsérvese también que Möbius actuando en R los dos últimos lemas y sus pruebas se aplican de manera idéntica en Rn . Podemos ahora identificar a las transformaciones de Möbius complejas con b 2 ). M (R 70 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Teorema 2.4.4 b 2 ). P SL(2, C) = M (R Demostración. Probamos primero que aquellas transformaciones del grupo general de Möbius que preservan la orientación, están en P SL(2, C). Para demostrar este hecho, mostramos en primera instancia que las reflexiones en “cı́rculos” son de la forma az + b z 7−→ , (2.6) cz + d donde ad − bc 6= 0. La reflexión en el cı́rculo C(a, r) está definida por z 7−→ a + r2 (z − a) 1 = a + r2 2 |z − a| z−a a (z − a) + r2 az + r2 − |a|2 = , z−a z−a que es de la forma (2.6), ya que r 6= 0. Por otra parte, se probó que la reflexión en la recta R(a, t) es la composi−1 ción T ψ T , donde T (z) = z − ta y ψ es la reflexión en la recta R(a, 0). También, se mostró –en la prueba de la Proposición 2.4.1– que la función ψ está determinada por z → −a2 z, y por consiguiente la reflexión en la recta R(a, t) está dada por = z 7−→ T −1 (ψ(z − ta)) = T −1 (−a2 (z − t a)) = −a2 z + 2 t a, que es de la forma (2.6). Ahora, la composición de dos transformaciones de esta forma es una función en P SL(2, C). Esto se sigue, ya que dadas dos de estas funciones ϕ(z) = az + b cz + d y ψ(z) = αz + β , γz + δ calculando (como en el caso de P SL(2, C) ), se tiene que ψ ϕ coincide con la transformación definida en P SL(2, C) por el producto de matrices α β a b γ δ c d (se prueba la igualdad primero con el álgebra y posteriormente se concluye la válidez en todos los puntos de la esfera de Riemann por continuidad). Por b 2 ) ⊂ P SL(2, C). consiguiente, M (R 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 71 Para probar que las transformaciones de Möbius complejas son funciones b 2 ), basta verificar que esto se cumple para las homotecias, en el grupo M (R las traslaciones, las rotaciones y la función z → 1/z. Los primeros dos casos se siguen de los Lemas 2.4.2 y 2.4.3; también la función z → 1/z es una inversión en el cı́rculo unitario, seguida de la conjugación (o viceversa), ya que z 1 = 2. z |z| Finalmente, se sigue de la prueba de la Proposición 2.4.1 que la reflexión en la recta que pasa por el origen y por e i θ/2 está dada por z → e i θ z; por lo cual la rotación z → e i θ z se puede expresar como la conjugación, seguida de dicha reflexión (véase la Figura 2.15). L1 W1 L2 W2 Figura 2.15: Una transformación elı́ptica es la composición de dos reflexiones en cı́rculos que se intersectan en dos puntos El teorema anterior tiene varias consecuencias importantes. Primero introducimos el concepto de puntos inversos, que es inherente a las reflexiones. Definición 17 Sea W un “cı́rculo”, se dice que z, w son puntos inversos con respecto a W, si σ(z) = w, donde σ es la reflexión en W. Corolario 2.4.5 Sea ϕ una transformación en el grupo general de Möbius, tal que fija puntualmente un “cı́rculo” W, entonces ϕ es la reflexión en W, o es la identidad. Demostración. Si ϕ ∈ P SL(2, C), entonces se sigue del Teorema 1.2.5 que ϕ = Id. De otra manera, σ ϕ ∈ P SL(2, C), donde σ es la reflexión en W, por lo cual σ ϕ = Id y ϕ = σ. 72 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Corolario 2.4.6 Sean σ1 , σ2 las reflexiones en los “cı́rculos” W1 y W2 , respectivamente, entonces σ1 y σ2 son conjugadas en el grupo general de b 2 ), en particular, la transformación conjugante se puede tomar Möbius GM (R en P SL(2, C). Demostración. Sea T ∈ P SL(2, C), tal que T (W1 ) = W2 , entonces como −1 T σ2 T fija puntualmente W1 , se sigue del corolario anterior que T −1 σ2 T = σ1 . b 2 ) y W1 , W2 , “cı́rculos.en la esfera de RieCorolario 2.4.7 Sea ϕ ∈ GM (R mann, tales que ϕ(W1 ) = W2 , entonces ϕ manda puntos inversos con respecto a W1 en puntos inversos con respecto a W2 . Demostración. Se sigue de los resultados anteriores que si σ1 y σ2 denotan las reflexiones en los “cı́rculos” W1 , W2 , respectivamente, entonces ϕ −1 σ2 ϕ = σ1 , por lo cual σ2 ϕ = ϕ σ1 . Ahora, si z, w son puntos inversos con respecto a W1 , se tiene σ2 ϕ(z) = ϕ σ1 (z), y σ2 ϕ(z) = ϕ (w), lo que prueba el resultado. b n (véase [2] pp. 31, 32). TamEstos corolarios son también válidos en R bién, se siguen del Teorema 2.4.4 otros resultados muy importantes del plano hiperbólico. Corolario 2.4.8 Sea σ la reflexión en un “cı́rculo” W que es ortogonal al eje real, entonces la restricción de σ a H2 es una isometrı́a hiperbólica. 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 73 Demostración. Sea T ∈ P SL(2, R), tal que T transforma el “cı́rculo” W en el eje imaginario, entonces si ψ denota la reflexión en el eje imaginario, se sigue que −1 σ = T ψ T, es decir, es una composición de isometrı́as que preservan H2 . Este último resultado se aplica también para reflexiones en “cı́rculos” ortogonales al cı́rculo unitario en el disco de Poincaré (ejercicio). Más aún, usando el Ejercicio 1.5.2 y el Teorema 2.2.7, se sigue que las reflexiones en “cı́rculos” ortogonales a la recta real (o al cı́rculo unitario) generan el grupo completo de isometrı́as del plano hiperbólico H2 (o ∆). Aplicamos ahora los resultados sobre las reflexiones, para encontrar la fórmula general de la distancia hiperbólica entre dos puntos del disco de Poincaré. En este proceso, el análisis de ciertas ecuaciones, que cumplen las reflexiones en cı́rculos ortogonales a ∂∆, permite exhibir expresiones invariantes bajo las isometrı́as de este modelo. También, se prueba que la proyección estereográfica es la restricción de una reflexión en una esfera. A continuación generalizamos la fórmula de la distancia cordal. Proposición 2.4.9 Sea S(a, r) la esfera con centro en a y radio r en Rn , es decir, x ∈ Rn |x − a| = r , y sea ϕ la reflexión en S(a, r), entonces si x, y ∈ Rn − {a}, se tiene |ϕ(x) − ϕ(y)| = r2 |x − y| . |x − a| |y − a| Demostración. Usando el producto escalar estándar en Rn , se sigue directamente de la definición que |ϕ(x) − ϕ(y)|2 = r4 |(x − a)∗ − (y − a)∗ |2 1 1 (x − a) · (y − a) 4 =r + −2 |x − a|2 |y − a|2 |x − a|2 |y − a|2 |y − a|2 + |x − a|2 − 2(x − a) · (y − a) 4 =r |x − a|2 |y − a|2 |x − y|2 =r . |x − a|2 |y − a|2 4 74 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Esta fórmula es particularmente interesante al aplicarla a la reflexión ϕ 3 en √ la esfera de R , cuyo centro es el punto e 3 = (0, 0, 1) y su radio es 2. Un primer hecho notable es que al aplicar esta reflexión a puntos del plano complejo se obtiene precisamente la función estereográfica descrita al principio del libro ϕ(x, y, 0) = (0, 0, 1) + 2 [(x, y, 0) − (0, 0, 1)]∗ 2x 2y x2 + y 2 − 1 , , , = x2 + y 2 + 1 x2 + y 2 + 1 x2 + y 2 + 1 lo cual muestra que la proyección estereográfica es la restricción, al plano complejo, de una reflexión en una esfera en R3 , es decir, de una función de b 3 ). Al ser esta reflexión una involución, se tiene Möbius del grupo GM ( R que también su restricción a la esfera unitaria es la inversa de esta función estereográfica, esto es, si (x1 , x2 , x3 ) ∈ S2 , entonces x2 x1 ϕ(x1 , x2 , x3 ) = , ,0 . 1 − x3 1 − x3 Ahora, la Proposición 2.4.9 implica de manera inmediata la fórmula de la distancia cordal para la esfera de Riemann, la cual se probó en el primer capı́tulo; en efecto, si z, w ∈ C, se tiene |ϕ(b z ) − ϕ(w)| b =2 2 |z − w| |b z − w| b p =p , |b z − e 3 | |w b − e 3| ( |z|2 + 1) ( |w|2 + 1) donde zb, w b representan a los complejos z, w, como puntos de R3 . Como ya se mencionó en el Ejercicio 2.1.3, si A es un abierto en Rn y f : A → Rn es una función conforme en x0 ∈ A, entonces el lı́mite lı́m x→x0 |f (x) − f (x0 )| |x − x0 | existe y es precisamente el factor de conformalidad. Se sigue entonces de la Proposición 2.4.9, que el factor de conformalidad de la reflexión en el cı́rculo C(a, r) en un punto z, z 6= a, está dado por r2 . |z − a|2 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 75 Esta última fórmula también es válida para reflexiones en esferas en Rn , ya que como mostraremos al final de este capı́tulo, estas reflexiones son también conformes. Enunciamos ahora un teorema que caracteriza aquellas isometrı́as del disco de Poincaré que son reflexiones en cı́rculos ortogonales al cı́rculo unitario. De este resultado se derivan expresiones de estas reflexiones, que junto con la Proposición 2.4.9, permiten encontrar una fórmula explı́cita de la distancia en este modelo del plano hiperbólico. 1 r a∗ a Figura 2.16: Cı́rculo ortogonal a la frontera del disco unitario Teorema 2.4.10 Sea C(a, r) un cı́rculo en R2 y ϕ la reflexión en este cı́rculo. Entonces las siguientes afirmaciones son equivalentes: (i) el cı́rculo C(a, r) es ortogonal al cı́rculo unitario; (ii) ϕ(0) = a∗ ; (iii) |a|2 = 1 + r2 ; (iv) la reflexión ϕ preserva ∆. Demostración. Se sigue del teorema de Pitágoras que el cı́rculo C(a, r) es ortogonal al cı́rculo unitario si y sólo si |a|2 = 1 + r2 , 76 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA y como esta condición es equivalente a ϕ(0) = a − r2 a∗ = |a|2 − r2 a∗ = a∗ , se concluye que las primeras tres afirmaciones son equivalentes. Ahora, si se cumple (iv), ϕ manda puntos inversos con respecto al cı́rculo unitario a puntos inversos con respecto al cı́rculo unitario; por lo que ϕ(0) = a∗ , ya que ϕ(∞) = a (véase la Figura 2.16). Por lo cual, basta probar que las primeras tres afirmaciones implican la cuarta. Esto se puede probar de manera muy elemental usando la función de Cayley, ya que evidentemente una reflexión sobre un “cı́rculo” ortogonal a la recta real preserva el semiplano superior H2 . Sin embargo, mostraremos otra prueba analı́tica que proporciona una expresión necesaria para exhibir la fórmula de la distancia hiperbólica. Usando la fórmula de la Proposición 2.4.9, se tiene |ϕ(z)| = |ϕ(z) − ϕ(a∗ )| = = r2 |z − a∗ | |z − a| |a − a∗ | |z − a∗ | (|a|2 − 1) |z − a∗ | = |a| . 1 |z − a| |z − a| |a| 1 − 2 |a| Por consiguiente 1 − |ϕ(z)|2 = |z − a|2 − |a|2 |z − a∗ |2 . |z − a|2 Ahora, el numerador de esta expresión está dado por a 2 |z − a|2 − |a| z − |a| = |z|2 + |a|2 − |z|2 |a|2 − 1 = r2 (1 − |z|2 ). En consecuencia 1 − |ϕ(z)|2 = r2 (1 − |z|2 ) , |z − a|2 y se sigue de manera inmediata que ϕ preserva el disco unitario. (2.7) Una prueba casi idéntica que usa el producto inversivo, para sustituir el teorema de Pitágoras, muestra que este resultado es también válido en la bola 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 77 n-dimensional (véase [2] pp. 38 y 39). El Teorema 2.4.10 y la Proposición 2.4.9 implican la existencia de una expresión que es invariante bajo las isometrı́as hiperbólicas del disco (y de la bola n-dimensional). Teorema 2.4.11 La expresión |z − w|2 , (1 − |z|2 ) (1 − |w|2 ) (2.8) z, w ∈ ∆, es invariante bajo las isometrı́as del disco de Poincaré. Demostración. Basta probar la invariabilidad bajo las reflexiones en “cı́rculos” ortogonales al cı́rculo unitario, ya que éstas generan el grupo completo de isometrı́as. Si ϕ es una reflexión en una recta por el origen, entonces ϕ es una función lineal ortogonal y por lo tanto es una isometrı́a euclideana, y es evidente que preserva la expresión (2.8). Ahora, si ϕ es la reflexión en el cı́rculo C(a, r), se sigue de la Proposición 2.4.9 y de la igualdad (2.7) que |ϕ(z) − ϕ(w)|2 1 − |ϕ(z)|2 1 − |ϕ(w)|2 |z − a|2 |w − a|2 |z − w|2 4 = r r2 (1 − |z|2 ) r2 (1 − |w|2 ) |z − a|2 |w − a|2 |z − w|2 . = 1 − |z|2 1 − |w|2 Finalmente, se puede ahora enunciar y verificar una fórmula general de la distancia hiperbólica en el disco de Poincaré. Este teorema también es válido en la bola n-dimensional (cf. [2] p. 40 ). Teorema 2.4.12 Sean z, w puntos en el disco hiperbólico de Poincaré, entonces 1 |z − w|2 sen h2 ρ(z, w) = . (2.9) 2 (1 − |z|2 ) (1 − |w|2 ) Demostración. Como ambas expresiones son invariantes bajo las isometrı́as hiperbólicas del disco, basta probar la identidad para el caso en que z = 0 y w = t ∈ (0, 1), ya que cualesquiera dos puntos en ∆ se pueden mandar mediante una isometrı́a hiperbólica a esta posición (ejercicio). Ahora, si denotamos por u a 1+t log , 1−t 78 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA se sigue de la expresión (2.3) que 1 ρ(0, t) = sen h 2 2 1 = 4 1 4 u −u e −2+e 1 = 4 eu/2 − e−u/2 2 2 1+t 1−t −2+ 1−t 1+t (1 + t)2 − 2(1 − t2 ) + (1 − t)2 1 − t2 t2 = , 1 − t2 y se sigue el teorema. Se presentan ahora haces de geodésicas en el plano hiperbólico que describen de una manera geométrica las distintas isometrı́as en P SL(2, R), o en M (∆). Se deduce también del Teorema 2.4.4 que las transformaciones parabólicas, hiperbólicas o elı́pticas se pueden expresar como la composición de dos reflexiones. Teorema 2.4.13 Sea T ∈ P SL(2, C) parabólica, hiperbólica o elı́ptica, entonces T se puede expresar como σ2 σ1 , donde σj , j = 1, 2, son reflexiones en “cı́rculos” W1 , W2 , respectivamente. Además (i) si T es parabólica, entonces W1 , W2 se intersectan en el punto fijo de T , es decir, son tangentes; (ii) si T es elı́ptica, entonces W1 , W2 se intersectan en los puntos fijos de de T ; (iii) si T es hiperbólica, entonces W1 , W2 no se intersectan. Demostración. Probamos los casos parabólico e hiperbólico, el caso elı́ptico se sigue de manera análoga, usando el modelo del disco de Poincaré y la descripción de una rotación como la composición de dos reflexiones en rectas por el origen. Para homotecias y traslaciones, el resultado se sigue de los Lemas 2.4.2 y 2.4.3. En los casos generales, digamos si T es parabólica con punto fijo α, tomando una transformación S ∈ P SL(2, C) que mande ∞ en α, se −1 tiene que la transformación conjugada S T S es una traslación y se puede expresar como la composición σ2 σ1 de dos reflexiones sobre rectas paralelas, digamos L1 y L2 . Por consiguiente, si S(Lj ) = Wj , j = 1, 2, se sigue del 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 79 −1 es la reflexión en Wj , j = 1, 2. Finalmente, Corolario 2.4.5 que S σj S como −1 −1 T = S σ2 S S σ1 S , se sigue el resultado. El caso hiperbólico se prueba de manera análoga. Véase las Figuras 2.13, 2.14 y 2.15. Figura 2.17: Haces parabólicos Obsérvese que el resultado anterior se aplica a todas las transformaciones en P SL(2, R) o en M (∆), y en estos casos, la descripción es particularmente importante, ya que las reflexiones se hacen sobre “cı́rculos” cuya intersección con el plano hiperbólico (H2 o ∆) son geodésicas (véase las Figuras 2.13, 2.14 y 2.15). A su vez, estas geodésicas son también “semicı́rculos” en las familias de “cı́rculos” de la configuración de Steiner y su caso degenerado (que se describieron en el capı́tulo anterior). Dichas configuraciones son muy útiles para entender otros aspectos importantes de la geometrı́a de las isometrı́as del plano hiperbólico. A continuación describimos los tres casos relevantes. (i) elı́ptico: los dos puntos lı́mite son complejos conjugados (o son puntos inversos con respecto a ∂∆); b (o en ∂∆); (ii) hiperbólico: los dos puntos lı́mite están en R b (o en ∂∆), de (iii) parabólico: es el caso degenerado con un solo punto en R b (o ∂∆) es un “cı́rculo” de la familia de los cı́rculos tal manera que R de Apolonio degenerados. 80 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Sin embargo, conviene restringir los “cı́rculos” a su intersección con la cerradura del semiplano superior H2 (o del disco de Poincaré ∆), y modificar la clasificación descrita en el primer capı́tulo de “cı́rculos” de Apolonio y “cı́rculos” por los puntos lı́mite, en otra distribución de estos mismos “cı́rculos”. A saber (i) la familia C de los “cı́rculos” (o “semicı́rculos”) fijos; (ii) su familia ortogonal, que denotamos por G . Figura 2.18: Haces elı́pticos Figura 2.19: Haces hiperbólicos Obsérvese que la familia C consiste en cı́rculos hiperbólicos, hiperciclos y horociclos, respectivamente; en contraste, la familia G consiste en geodésicas 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 81 (véase las Figuras 2.17, 2.18 y 2.19). Esta descripción refina los resultados del Teorema 2.4.13: si T ∈ P SL(2, R) (o T ∈ M (∆) ), entonces T = σ2 σ1 , donde σj , j = 1, 2, son reflexiones en geodésicas de la familia G . Obsérvese también que dadas dos geodésicas cualesquiera L1 , L2 , en H2 ( o en ∆), éstas determinan de manera única un haz de geodésicas G, como el descrito anteriormente. Esto se sigue ya que si L1 , L2 , no se intersectan, entonces existe otra geodésica M, que es ortogonal común a L1 y a L2 (ejercicio). Al haz se le llama: (i) parabólico si L1 y L2 son tangentes; (ii) elı́ptico si L1 y L2 se intersectan; (iii) hiperbólico si L1 y L2 son disjuntas. Esta nueva distribución de los “cı́rculos” de Steiner conlleva muchos resultados importantes del plano hiperbólico; en el siguiente teorema mostramos uno de ellos. Más información sobre este tema se puede consultar en [2] pp. 168-175. Definición 18 Se dice que dos “cı́rculos” (o “semicı́rculos” ) C1 , C2 en H2 (o en ∆) son equidistantes, si ∀z ∈ C1 , existe w ∈ C2 , tal que ρ(C1 , C2 ) = ρ(z, w). teiφ teiψ Figura 2.20: Hiperciclos equidistantes 82 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Teorema 2.4.14 Los “cı́rculos” (o “semicı́rculos”) de la familia C son equidistantes. Demostración. Mostramos el caso hiperbólico y dejamos los otros dos casos, que son más secillos, como ejercicio. Sin perder generalidad, se puede suponer que los hiperciclos C1 , C2 son los semirayos definidos por t ei ϕ , t ∈ R + , s eiψ , s ∈ R+ , respectivamente (véase la Figura 2.20). Ahora, 1 iϕ iψ 2 sen h ρ(t e , s e ) 2 |t ei ϕ − s ei ψ |2 1 cos h ρ(t ei ϕ , s ei ψ ) − 1 = 2 4 Im(t ei ϕ) Im(s ei ψ ) = (t ei ϕ − s ei ψ )(t e−i ϕ − s e−i ψ ) t2 + s2 − 2 t s cos(ϕ − ψ) = 4 t s sen ϕ sen ψ 4 t s sen ϕ sen ψ 1 = 4 sen ϕ sen ψ t s + − 2 cos(ϕ − ψ) s t 1 (2 − 2 cos(ϕ − ψ)) , 4 sen ϕ sen ψ por lo cual el ı́nfimo se alcanza cuando t = s. Obsérvese que en la prueba del caso hiperbólico en el teorema anterior, se usó la propiedad del paralelismo para probar que ≥ ρ(t ei ϕ , t ei ψ ) = ρ(C1 , C2 ). Nótese también que el teorema anterior se puede probar de manera geométrica usando cı́rculos de Apolonio apropiados. Véase la Figura 2.20. Terminamos este capı́tulo describiendo las isometrı́as del espacio hiperbólico tridimensional. Para esto, definimos primero las extensiones de Poincaré, denotamos por b a al punto en Rn+1 , (a, 0), donde a ∈ Rn . Poincaré obb 2 , C(a, r), R(a, t), se extienden servó que las reflexiones en “cı́rculos” de R de manera natural a reflexiones en “esferas” (planos o esferas), S(b a, r), P (b a, t), 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 83 b 3 (véase las Figuras 2.21 y 2.22). Si ϕ es la reflexión en el cı́rculo C(a, r) en R (o en la recta R(a, t)), se denota por ϕ b a la reflexión en la esfera S(b a, r) 3 b (o en el plano P (b a, t)). A esta transformación ϕ b ∈ GM (R ) se le llama la extensión de Poincaré de ϕ. b 2 ), ϕ = ϕ1 ϕ2 . . . ϕm , donde ϕj es la reDefinición 19 Dada ϕ ∈ GM (R flexión en un “cı́rculo”, j = 1, 2, . . . , m, se define su extensión de Poincaré como ϕ b=ϕ b1 ϕ b2 . . . ϕ bm . α α b Figura 2.21: Extensión de Poincaré de la reflexión en un cı́rculo α α b Figura 2.22: Extensión de Poincaré de la reflexión en una recta Usando la versión tridimensional del corolario 2.4.5 (cf. [2] p. 31), se sigue fácilmente que esta definición no depende de la descomposición 2de ϕ 3 en reflexiones en “cı́rculos”. Obsérvese que ϕ b preserva H y que ϕ bb R =ϕ (ejercicio). Denotamos por b 2) d (R GM b 3 ), que consiste en las extensiones de Poincaré de al subgrupo de GM (R b 2 ). GM (R 84 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA Figura 2.23: Geodésica en H3 Por otra parte, un cálculo muestra que si ϕ es la reflexión en la esfera unitaria con centro en el origen en Rn , la entrada i j de la matriz jacobiana de ϕ 0 (x) está dada por 2 xi xj δi j − , 2 |x| |x|4 donde δi j denota la delta de Kronecker (ejercicio). Más aún, si M es la matriz con entradas 2 xi xj Mi j = , |x|2 entonces la matriz M − I es ortogonal (ejercicio). En consecuencia, la reflexión en la esfera S(a, r) es conforme en Rn − {a}. Sin embargo, las reflexiones en planos son conformes en Rn . b 2 ) son biyecciones cond (R En particular, los elementos del grupo GM formes de H3 ; más aún, son isometrı́as hiperbólicas, ya que usando el Teorema 2.4.9, un cálculo sencillo muestra que la igualdad (2.1), aplicada a la densidad hiperbólica de H3 , se cumple bajo las reflexiones en esferas o planos ortogonales a R2 (ejercicio). Resulta también que el grupo completo b 2 ) (cf. [20] pp. 129 y 130). d (R de isometrı́as es precisamente GM Además, de manera idéntica al análisis bidimensional, la distancia hiperbólica, entre dos puntos alineados verticalmente en H3 se minimiza en segmentos verticales, y está dada por el logaritmo. No es difı́cil probar que en general b n mandan “esferas” en “esferas” (cf. las transformaciones de Möbius en R [2] p. 30). Usando este hecho, se sigue entonces por conformalidad que las geodésicas en H3 son “semicı́rculos” ortogonales al plano complejo (véase la Figura 2.23). 2.4. EL GRUPO COMPLETO DE ISOMETRÍAS 85 Finalmente, un sencillo cálculo muestra que la expresión |x − y|2 , x3 y3 x, y ∈ H3 , es invariante bajo las reflexiones en esferas o planos ortogonales a R2 (ejercicio). En consecuencia, se sigue de los argumentos del Teorema 2.2.5, que la distancia hiperbólica entre dos puntos x, y ∈ H3 está dada por cosh ρ(x, y) = 1 + |x − y|2 . 2 x3 y3 b 2 ) es transitivo en geodésicas. d (R En estos razonamientos se usa que GM Para probar esto, nótese que si una geodésica L termina en un punto u del plano complejo, al aplicar la extensión de Poincaré de la reflexión en cualquier cı́rculo con centro en u, esta geodésica L es enviada a una semirecta ortogonal al plano complejo. A su vez, esta recta vertical se puede trasladar al eje t e3 , t ∈ R+ , por una traslación de la forma x → x + b a, donde a ∈ C, que ciertamente es la extensión de Poincaré de la misma traslación en el plano complejo. EJERCICIOS 2.4 1. Sea ϕ una reflexión en un “esfera ” W, demuestre de manera analı́tica b n y que ϕ(z) = z si y sólo si z ∈ W . que ϕ es una involución en R 2. Demuestre que las reflexiones en “cı́rculos” son continuas en la esfera de Riemann. 3. Sea ϕ la reflexión en el plano P (a, t), ψ la reflexión en el plano P (a, 0) y f (x) = x − ta, demuestre que ϕ = f −1 ψ f. b n , demuestre que ϕ es ortogonal. 4. Sea ϕ la reflexión en el plano P (a, 0) ⊂ R 5. Demuestre de dos maneras que las reflexiones en “cı́rculos” ortogonales al cı́rculo unitario, restringidas al disco de Poincaré ∆, son isometrı́as hiperbólicas. 6. Probar el caso elı́ptico en el Teorema 2.4.13. 7. Demuestre que la reflexión en la esfera S(a, r) de Rn está dada por la función f −1 g −1 ψ g f , donde f es la traslación x → x−a, g es la homotecia x → x/r y ψ es la reflexión en la esfera unitaria. 86 CAPÍTULO 2. MÉTRICA HIPERBÓLICA 8. Demuestre de dos maneras que dados dos puntos en ∆, existe una isometrı́a hiperbólica en GM (∆) que los manda a los puntos 0 y t ∈ (0, 1), donde b 2 ) que preserva ∆. GM (∆) denota el subgrupo de GM (R 9. Sean L1 y L2 dos geodésicas disjuntas y no tangentes en H2 (o en ∆), demuestre que existe otra geodésica M, que es ortogonal común a L1 y a L2 . 10. Terminar la prueba analı́tica del Teorema 2.4.14 (sugerencia: usar la fórmula de la distancia hiperbólica en el disco de Poincaré en el caso elı́ptico). 11. Sea T ∈ GM (∆), tal que fija el origen, demuestre que T es ortogonal. 12. Demuestre que el Lema 2.2.4 también es válido para el grupo completo de isometrı́as de H2 . b 2 , entonces ϕ 13. Demuestre que ϕ es la reflexión en un “cı́rculo” en R b si 3 2 preserva H y ϕ bb R = ϕ. 14. Sea ϕ la reflexión en la esfera unitaria con centro en el origen en Rn , demuestre que la entrada i, j de la matriz jacobiana de ϕ 0 (x) está dada por 2x x δi j − |x|i 4 j , donde δi j denota la delta de Kronecker. |x|2 15. Sea M la matriz cuadrada de n×n con entradas Mi j = que la matriz I − M es ortogonal. 2 xi xj , |x|2 demuestre 16. Demuestre que la igualdad (2.1), aplicada a la métrica hiperbólica de H3 , se cumple bajo las extensiones de Poincaré de las reflexiones en “cı́rculos” b 2. de R |x−y|2 , x3 y3 x, y ∈ H3 , es invariante bajo las exb 2. tensiones de Poincaré de las reflexiones en “cı́rculos” de R 17. Demuestre que la expresión 18 Demuestre que P SL(2, R) consiste en las extensiones de Poincaré de b M (R). 19. Pruebe que las reflexiones en “cı́rculos” ortogonales a la recta real (o al cı́rculo unitario) generan el grupo completo de isometrı́as del plano hiperbólico H2 (o ∆). b 2 ) preservan la familia de “cı́rcu20. Demuestre que los elementos de GM (R b los” de C. Capı́tulo 3 Grupos fuchsianos En este capı́tulo se estudian algunas propiedades básicas de los subgrupos de transformaciones de Möbius en P SL(2, C). Primeramente se describen el conjunto lı́mite y su complemento, el conjunto ordinario, ası́ como la discontinuidad. Los principales ejemplos que se presentan son el grupo modular y sus subgrupos, ya que estos constituyen temas medulares en muchas ramas de las matemáticas, notablemente en la teorı́a de los números. Posteriormente se prueba que un subgrupo de P SL(2, R) es discreto si y sólo si es discontinuo. Se caracterizan los grupos abelianos discretos y los grupos estabilizadores, y se prueban condiciones sobre los puntos fijos para que un grupo sea discreto. En la sección de grupos fuchsianos se estudian los grupos horocı́clicos y los subgrupos normales de éstos, ası́ como los sugrupos normalizadores; también se prueba el sorprendente e importante teorema de Lauritzen. En la última sección, se describen propiedades más avanzadas del conjunto lı́mite, como el hecho de ser –en el caso no elemental– un conjunto perfecto, que en ninguna parte es denso, y que consiste de puntos donde se acumulan todas las órbitas. Finalmente, se prueba que el conjunto lı́mite de un grupo fuchsiano no elemental es la cerradura de los puntos fijos parabólicos (o hiperbólicos), y que los subgrupos normales de los grupos horocı́clicos son horocı́clicos. 3.1. Discontinuidad Establecemos primero ciertos resultados –los cuales usaremos posteriormente– que relacionan los puntos fijos de las funciones en P SL(2, C) con sus propiedades conmutativas. En la mayorı́a de los casos estas transformaciones de 87 88 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Möbius no conmutan, resulta que dos transformaciones en P SL(2, R) conmutan si y sólo si coinciden sus puntos fijos. Denotaremos por F T el conjunto b de una transformación T . de los puntos fijos en C Lema 3.1.1 Sean T , S transformaciones en P SL(2, C) distintas de la identidad que conmutan, entonces T preserva el conjunto de los puntos fijos de S y viceversa. Demostración Si α ∈ F T , se tiene que T S(α) = S T (α) = S(α) y por lo tanto S(α) ∈ F T , esto es, S deja invariante a F T . Para las transformaciones que preservan “discos” se tiene un resultado más preciso. Teorema 3.1.2 Dos transformaciones en P SL(2, R) distintas de la identidad conmutan si y sólo si fijan los mismos puntos. Demostración. Probamos primero que si S y T fijan los mismos puntos, entonces conmutan. Ya que conmutar o fijar los mismos puntos son propiedades invariantes bajo conjugación (ejercicio), se puede suponer que ambas T y S son traslaciones, o son de la forma z → a z, y es evidente que conmutan. Obsérvese que esta parte del teorema se cumple también para transformaciones en P SL(2, C). Por otra parte, si T y S conmutan, consideramos dos casos. 1. T , S parabólicos. Se sigue directamente del lema que F T = F S . 2. T no parabólico. Si F T 6= F S , se sigue del lema anterior que S intercambia los puntos 2 fijos de T , y por lo tanto S fija tres o más puntos y es necesariamente 2 la función identidad (ya que bajo estas hipótesis, S fija los puntos fijos de T y de S). Se tiene entonces que S es elı́ptica de orden 2, con puntos fijos conjugados entre sı́; sin embargo, aplicando otra vez el Lema 3.1.1, se sigue que T intercambia los puntos fijos de S, lo cual es una contradicción, ya que T ∈ P SL(2, R). 3.1. DISCONTINUIDAD 89 Al trabajar con subgrupos de P SL(2, C) es útil constatar que si dos transformaciones no parabólicas tienen exactamente un punto fijo en común, α, entonces el conmutador es parabólico y por supuesto fija α (ejercicio). Este último resultado se puede reformular de una manera más general (cf. [2] p. 69). A continuación definimos los conjuntos lı́mite y ordinario. b es un punto lı́mite con respecto a un Definición 20 Se dice que α ∈ C b y transformaciones distintas subgrupo Γ de P SL(2, C), si existen z ∈ C T n ∈ Γ, n ∈ N, tales que T n (z) 7−→ α, cuando n → ∞. El conjunto de puntos lı́mites se denota por L(Γ), o simplemente por L. Obsérvese que se debe usar la métrica cordal para incluir a todos los puntos de la esfera de Riemann. b − L se le llama el Definición 21 Dado Γ < P SL(2, C), al conjunto C conjunto ordinario. Se denota por O(Γ), o simplemente por O, al conjunto ordinario. Resulta que si el conjunto lı́mite es finito consiste de uno o dos puntos; de otra manera es un “cı́rculo”, o es toda la esfera de Riemann, o es un fractal (véase la Figura 3.1). El estudio de estos fractales ha sido objeto de una intensa labor de investigación en los últimos an̄os (cf. [16]). Por otra parte, el grupo actúa de manera menos caótica en el conjunto ordinario, lo cual da lugar a una rama de la geometrı́a de gran belleza e importancia, que son las teselaciones; en el siguiente capı́tulo mostraremos algunas de sus propiedades. Es asombroso el paralelismo que existe entre esta partición en dos conjuntos de la esfera de Riemann y la que se define en los sistemas dinámicos, esto es, los conjuntos de Julia y de Fatou. El estudio de la conexión entre estas dos particiones, es también un tema de gran interés, en la investigación reciente en geometrı́a hiperbólica y en los sistemas dinámicos (cf. [13]). Obsérvese que dado Γ < P SL(2, C), si un número infinito de transformaciones fijan α, o un número infinito de iteraciones distintas de una misma transformación fijan α, entonces α ∈ L. Por supuesto, los puntos donde se acumula alguna órbita definida por Γ son también puntos lı́mite. Definición 22 Se dice que un subgrupo Γ de P SL(2, C) es discontinuo, si el conjunto ordinario O(Γ) no es vacı́o. 90 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Figura 3.1: Conjunto lı́mite Esta propiedad relacionada con la discontinuidad permite construir regiones fundamentales, como mostraremos en el siguiente capı́tulo. Recordamos que un grupo G actúa en un conjunto X, si existe una función µ : G × X → X, tal que µ(g2 g1 , x) = µ (g2 , µ(g1 , x)) y µ(Id, x) = x. Como ya se ha mencionado y probado, el grupo P SL(2, C) actúa en la esfera de b Ahora, Riemann y su subgrupo P SL(2, R) actúa en H2 , y también en R. dado un subgrupo Γ de P SL(2, C), la relación en la esfera de Riemann z1 ∼ z2 , si existe T ∈ Γ, tal que T (z1 ) = z2 , es evidentemente de equivalenb A las clases de cia, por lo que la acción de Γ determina una partición en C. b denotaremos por Γ(z) a su equivalencia se les llama órbitas, dado z ∈ C, órbita. En el caso de subgrupos de P SL(2, R) las órbitas consisten en reales, o en puntos de H2 , o en puntos del semiplano inferior. En general, ninguna órbita puede acumularse en un punto ordinario α ∈ O, ya que esto significarı́a que b tal que T n (z) → α. existen T n ∈ Γ, distintos y z ∈ C, Teorema 3.1.3 Los conjuntos lı́mite L(Γ) y ordinario O(Γ) definidos por un subgrupo Γ de P SL(2, C) son invariantes bajo la acción de Γ. Demostración. Basta probar que para toda transformación T ∈ Γ se tiene T (L) = L, 3.1. DISCONTINUIDAD 91 ya que como T es biyectiva, esto implica también que T (O) = O. b tal que Si α ∈ L, existen T n distintas en Γ y z ∈ C, T n (z) 7−→ α. Ahora, si T ∈ Γ, se sigue entonces por continuidad que T T n (z) 7−→ T (α), y como T T n son distintas, se tiene que T (α) ∈ L, por lo cual T (L) ⊂ L. −1 −1 En particular, esto se cumple también para T , esto es, T (L) ⊂ L. Por −1 consiguiente, componiendo con T se tiene L = T T (L) ⊂ T (L). Si G es un subgrupo de Γ, donde Γ < P SL(2, C), entonces es evidente que L(G) ⊂ L(Γ), ya que si un punto α es punto lı́mite de G, entonces se sigue directamente de la definición, que α también lo es de Γ. Esta observación prueba que también O(Γ) ⊂ O(G), lo cual implica el siguiente hecho fundamental: los subgrupos de los grupos discontinuos son también discontinuos. El siguiente resultado muestra que para los subgrupos de ı́ndice finito, las correspondientes particiones de la esfera de Riemann coinciden. Teorema 3.1.4 Sean Γ < P SL(2, C) y G un subgrupo de ı́ndice finito de Γ, entonces L(G) = L(Γ). Demostración. El grupo Γ se puede descomponer en la unión disjunta de clases laterales derechas Γ= m [ G Tj , T j ∈ Γ. j=1 b Si el punto α ∈ L(Γ), existen transformaciones distintas S n ∈ Γ y z ∈ C, tales que S n (z) → α; por lo que usando la descomposición anterior, se puede escribir S n = V n T j n , V n ∈ G, jn ∈ {1, 2, ..., m}. 92 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Se tiene entonces que necesariamente alguna T jn acontece un número infinito de veces en la sucesión S n , digamos T k . Seleccionando la correspondiente subsucesión infinita y renombrando se sigue que U n T k (z) 7−→ α, donde U n ∈ G. Escribiendo T k (z) = w, se tiene U n (w) → α y las trans formaciones U n ∈ G son todas distintas. Por lo tanto α ∈ L(G). Una consecuencia inmediata del teorema anterior es que si un subgrupo Γ de transformaciones de Möbius en P SL(2, C) tiene como subgrupo de ı́ndice finito a un grupo discontinuo, entonces Γ es también discontinuo. El siguiente resultado, que será de gran utilidad, muestra el comportamiento de los conjuntos lı́mite y ordinario bajo la conjugación de un elemento que no pertenece al grupo. Proposición 3.1.5 Sean ϕ ∈ P SL(2, C) y Γ < P SL(2, C), entonces O(ϕ Γ ϕ −1 ) = ϕ O(Γ) . c Demostración. Como ϕ es biyectiva, se tiene que ϕ O(Γ) = ϕ L(Γ) , por lo que basta probar que L ϕ Γ ϕ −1 = ϕ L(Γ) . Para esto, sea ϕ(z) ∈ ϕ L(Γ) , por lo que existen T n ∈ Γ distintas y b tales que T n (w) → z; se sigue entonces por continuidad que w ∈ C, ϕ T n ϕ −1 ϕ(w) 7−→ ϕ(z). Por consiguiente, ϕ(z) ∈ L ϕ Γ ϕ −1 . Viceversa, dado ϕ(z) ∈ L ϕ Γ ϕ −1 , b tales que ϕ T n ϕ −1 (w) → ϕ(z). Por lo existen ϕ T n ϕ −1 distintas y w ∈ C, −1 tanto, T n ϕ (w) → z y ϕ(z) ∈ ϕ L(Γ) . Antes de mostrar unos ejemplos es conveniente probar el siguiente resultado, que relaciona puntos lı́mite con puntos fijos. 3.1. DISCONTINUIDAD 93 Lema 3.1.6 Sea T una transformación en P SL(2, C), que no es elı́ptica b y una y que tampoco es la identidad, supóngase también que existe w ∈ C sucesión creciente de naturales, nk , k ∈ N, tales que T nk (w) 7−→ z0 , entonces z0 es un punto fijo. Demostración. Caso 1: T es parabólica. Si T tiene su punto fijo finito α, tomando ϕ(z) = se tiene ϕT 1 , z−α nk ϕ −1 ϕ(z) = ϕ(z) + n k b, nk ϕ −1 ϕ(w) 7−→ ϕ(z0 ), b ∈ C, b 6= 0. También, ϕT cuando k → ∞. Por lo cual, ϕ(z0 ) = ∞ y z0 = α. Si T es una traslación el resultado es inmediato. Caso 2: T es hiperbólica o loxodrómica. Si T tiene puntos fijos finitos α y β, tomando ϕ(z) = z−β z−α (si α = ∞, se toma ϕ(z) = z − β), se tiene nk ϕ T ϕ −1 ϕ(z) = t n k ϕ(z), t ∈ C, |t| = 6 1, 0. Además, ϕT nk ϕ −1 ϕ(w) 7−→ ϕ(z0 ), Por lo cual ϕ(z0 ) = 0, ∞ y z0 = α, β. cuando k → ∞ 94 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS ejemplos (1) Si un subgrupo Γ de P SL(2, C) es transitivo en la esfera de Riemann, es decir, cualesquiera dos puntos son Γ-equivalentes, entonces hay una b la órbita de sola órbita y el grupo Γ no es discontinuo, ya que ∀z ∈ C, z se acumula en z. El grupo P SL(2, C) es evidentemente transitivo, puesto que cualquier punto se puede mandar a ∞ (de hecho es transitivo en ternas, Teorema 1.2.5); por lo tanto no es discontinuo. Por otra parte, aunque el grupo P SL(2, R) ciertamente no es transitivo, tampoco es discontinuo (ejercicio). (2) Si Γ es finito, se sigue directamente de la definición que Γ es discontinuo b ya que no hay sucesiones infinitas de elementos y que O(Γ) = C, distintos. (3) Sea Γ cı́clico, consideramos tres casos. a) Γ cı́clico finito. Como ya se mostró, Γ es necesariamente elı́ptico p y Γ es conjugado a un grupo de rotaciones generado por z → e2πi q z, (p, q) = 1. Esto se sigue, ya que si T (z) = eiθ z genera el grupo de rotaciones y q es el menor entero positivo por el cual eiq θ = 1, entonces q θ = 2πp, p ∈ Z. El subgrupo es entonces de orden q, ya que la elección de q implica (p, q) = 1. b) Γ cı́clico infinito elı́ptico. Al conjugar Γ a un subgrupo de rotaciones generado por T (z) = eiθ z, se tiene que θ no es de la forma 2πt, t ∈ Q, ya que en este caso Γ serı́a finito. Por lo cual ∀ n, m ∈ Z, n 6= m, se tiene que ei n θ 6= ei m θ , es decir, los numeros ei n θ , n ∈ Z, son todos distintos. Ahora, como ∂∆ es compacto, estos números complejos tienen un punto de acumulación, digamos eiψ ; por lo cual existe una subsucesión mj , j ∈ N, creciente de naturales, o decreciente de enteros negativos, para los cuales ei mj θ 7−→ ei ψ , cuando j 7−→ ∞. Finalmente, si S(z) = e−iψ z, ∀ z ∈ C, se tiene T mj S(z) = ei(mj θ−ψ) z → z, 3.1. DISCONTINUIDAD 95 cuando j → ∞. Por lo cual, cualquier elemento en la esfera de Riemann es punto lı́mite y Γ no es discontinuo ( ∞ es evidentemente un punto lı́mite). c) Γ cı́clico no elı́ptico. Sea T el generador, notése que si S n , n ∈ N, es una sucesión de transformaciones distintas de Γ, entonces existe una subsucesión S nk , de tal manera que son todas potencias positivas en −1 orden creciente de T (o de T ). Si T es parabólica, denotamos por α al punto fijo, y si T es hiperbólica o loxodrómica, denotamos a los puntos fijos por α y β. Evidentemente, en el primer caso α ∈ L(Γ), y en el segundo α, β ∈ L(Γ)). Además, si z0 ∈ L(Γ), se sigue de la observación anterior y del Lema 3.1.6 que z0 es un punto fijo de T , por lo que L(Γ) = {α} en el caso parabólico, y L(Γ) = {α, β} en los casos hiperbólico o loxodrómico. (4) El grupo clásico modular consiste en las matrices SL(2, Z) = a b ∈ SL(2, R) a, b, c, d ∈ Z . c d El grupo de transformaciones que definen estas matrices, llamado también modular, se puede identificar con P SL(2, Z); esto se prueba de la misma manera como se mostró para P SL(2, C), o para P SL(2, R). Probaremos posteriormente que los puntos lı́mite bajo la acción de este grupo son exactamente los puntos de la recta real extendida. Ahora, probamos que cualquier número real y ∞ son puntos lı́mite. Dado x ∈ R, existe una sucesión de racionales distintos bn /dn , n ∈ N, tales que bn /dn → x. Se puede suponer que (bn , dn ) = 1, por lo que existen an , cn ∈ Z, tales que an dn − bn cn = 1. Nótese que las transformaciones an z + b n T n (z) = cn z + dn son todas distintas y T n (0) = bn /dn → x, se tiene que x es un punto lı́mite. También, la traslación z → z + 1 pertenece al grupo modular y n T (1) → ∞, cuando n → ∞, por lo que se tiene que ∞ es también un punto lı́mite. En consecuencia, todos los puntos de la recta real extendida son puntos lı́mite del grupo modular. 96 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS (5) Los subgrupos del grupo modular son muy importantes en la teorı́a de los números, uno de ellos es el subgrupo principal de congruencias de nivel N a b Γ(N ) = ∈ SL(2, Z) a, d ≡ 1 mod N, b, c ≡ 0 mod N . c d Las matrices en Γ(N ) forman en efecto un subgrupo, ya que a b d −b −1 A= ∈ Γ(N ) ⇐⇒ A = ∈ Γ(N ), c d −c a y también, si A= a b c d y B= α β γ δ son matrices en Γ(N ), entonces aα + bγ aβ + bδ 1 0 AB = ≡ mod N cα + dγ cβ + dδ 0 1 y AB ∈ Γ(N ). Obsérvese también que estos subgrupos Γ(N ) son de orden infinito (ejercicio). Al correspondiente grupo de transformaciones se le denota por Γ(N ). Proposición 3.1.7 Γ(N ) es un subgrupo normal de ı́ndice finito de SL(2, Z). Demostración. Sean a b ∈ SL(2, Z) y c d α β γ δ ∈ Γ(N ), entonces a b α β d −b aα + bγ aβ + bδ d −b = c d γ δ −c a cα + dγ cβ + dδ −c a ad − bc −ab + ab ≡ mod N, cd − cd −cb + ad puesto que α, δ ≡ 1 mod N y β, γ ≡ 0 mod N. Por lo tanto Γ(N ) es normal en SL(2, Z). 3.1. DISCONTINUIDAD 97 Para probar que el ı́ndice de Γ(N ) en SL(2, Z) es finito, usamos el grupo SL(2, ZN ) definido por las matrices de 2 × 2 con entradas en el anillo ZN y determinante 1. SL(2, ZN ) es en efecto un grupo, ya que la propiedad det(A B) = det(A) det(B) es también válida para matrices con entradas en cualquier anillo conmutativo con unidad, puesto que sólo depende de la multilinealidad (cf. [8] p. 196). Nótese que SL(2, ZN ) es un grupo finito. Ahora, se puede definir un homomorfismo de grupos ψ : SL(2, Z) → SL(2, ZN ), dado por a b a b , 7−→ c d c d donde la barra denota la clase en ZN del número en cuestión. Esta función es un homomorfismo, ya que por definición aα + bγ = a α + b γ ∀ a, b, α, γ ∈ Z. Finalmente, como el núcleo de la función ψ es precisamente Γ(N ), la sucesión ψ i Γ(N ) − → SL(2, Z) − → ψ(SL(2, Z)) es exacta. Por lo tanto SL(2, Z)/Γ(N ) es isomorfo a un grupo finito y el ı́ndice es finito. De hecho, se puede probar que ψ es un epimorfismo sobre SL(2, ZN ), por lo que la sucesión Γ(N ) −→ SL(2, Z) −→ SL(2, ZN ) es exacta (cf. [21]). Obsérvese también que el argumento anterior exhibe una segunda prueba de que Γ(N ) es normal, al ser éste el núcleo de un homomorfismo Obsérvese que si Γ es un subgrupo de matrices de SL(2, C), G < Γ y T, S son matrices en Γ que pertenecen a la misma clase lateral derecha (o izquierda) con respecto a G, entonces T , S también están en la misma clase lateral derecha (o izquierda) con respecto a G. Para las clases laterales derechas, esto se sigue ya que si T ∈ GS, entonces T S −1 ∈ G, y también −1 TS ∈ G. El caso de las clases laterales izquierdas se prueba de manera análoga. Sin embargo, el recı́proco no siempre es cierto, por ejemplo, si N > 2, −1 0 ∈ / Γ(N ), 0 −1 98 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS pero la transformación idéntica sı́ está en Γ(N ). En general, se tiene que 2 [Γ, G] = [Γ, G] o [Γ, G] = [Γ, G]. Esto se debe a que la clase de una matriz T ∈ SL(2, C) puede ser distinta a la de −T, pero ambas son la misma al proyectarse al grupo de transformaciones; dejamos la verificación de los detalles como ejercicio. En particular, para N > 2, se tiene que 2[P SL(2, Z), Γ(N )] = [SL(2, Z), Γ(N )]. Se sigue de estas observaciones que la Proposición 3.1.7 también es válida para los correspondientes grupos de transformaciones. Se define ahora la convergencia de matrices. Definición 23 Sean Tn = an b n , n ∈ N, cn dn T = a b c d matrices en SL(2, C), (o en GL(2, C)), se dice que Tn → T, si an → a, bn → b, cn → c y dn → d, cuando n → ∞. El siguiente resultado muestra que el producto de matrices induce una función continua, por lo que los grupos SL(2, C) y GL(2, C) son grupos topológicos. Más aún, los grupos SL(N, C) y GL(N, C) son grupos de Lie, debido a la compatibilidad de estas operaciones con su estructura de variedades diferenciables (cf. [24]). Lema 3.1.8 Sean A, B, An , Bn , n ∈ N, matrices en SL(2, C) (o en GL(2, C)), tales que An → A, Bn → B, cuando n → ∞, entonces An Bn → AB. Demostración. Si an b n αn βn a b α β An = , Bn = , A= y B= , cn dn γn δn c d γ δ entonces An Bn = an αn + bn γn an βn + bn δn cn αn + dn γn cn βn + dn δn y An Bn 7−→ aα + bγ aβ + bδ cα + dγ cβ + dδ = AB. 3.1. DISCONTINUIDAD 99 A continuación se muestra que los grupos de matrices que definen grupos discontinuos no pueden tener sucesiones convergentes. Lema 3.1.9 Sean T y Tn , n ∈ N, matrices en SL(2, C), tales que Tn → T, entonces b T n (z) 7−→ T (z) ∀z ∈ C. Demostración. Se sigue del Lema 3.1.8 que T −1 Tn → T −1 T = Id. Por lo cual, si αn βn −1 T Tn = , γn δn se tiene que ∀z ∈ C αn z + βn 1z + 0 = z. 7−→ γn z + δn 0z + 1 Esto se debe, ya que para z fijo finito, si n es suficientemente grande, z es distinta de −δn /γn , donde γn 6= 0. También, si z = ∞, se tiene que T si γn 6= 0, y T T −1 −1 −1 T n (∞) = αn /γn 7−→ ∞, T n (∞) = ∞, si γn = 0. Por consiguiente, T n (z) 7−→ z b y T n (z) 7−→ T (z) ∀z ∈ C. b ∀z ∈ C Para terminar esta sección mostramos que los grupos discontinuos son a lo sumo numerables. Lema 3.1.10 Sea M un subconjunto no numerable de Rn , entonces existe un punto en Rn que es punto de acumulación de M. Demostración. Supongamos que el conjunto M no se acumula en ningún punto. Sean xj , j ∈ I, los elementos de M, entonces para toda xj existe δj , tal que B(xj , δj ) = y ∈ Rn |y − xj | < δj intersecta a M solamente en xj . Ahora, se puede tomar yj ∈ B(xj , δj /2), tal que yj tiene coordenadas racionales. Finalmente, esto implica que hay una biyección entre las xj y las yj , lo cual contradice que M es no numerable. 100 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Teorema 3.1.11 Un grupo discontinuo en P SL(2, C) es a lo sumo numerable. Demostración. Sea Γ un grupo discontinuo en P SL(2, C) y Γ un grupo preimagen de Γ en SL(2, C). A cada matriz a b ∈Γ c d le podemos asociar (a, b, c, d) ∈ C 4 , denotamos por M al subconjunto de C 4 asociado a Γ. Afirmamos que M es a lo sumo numerable, de otra manera por el Lema 3.1.10, existen (an , bn , cn , dn ) ∈ M, n ∈ N, distintos, tales que (an , bn , cn , dn ) 7−→ (a, b, c, d), cuando n → ∞. Como el determinante es una función continua, se sigue que ad − bc = 1. Ahora, escribiendo T n (z) = an z + b n cn z + dn y T (z) = az + b , cz + d se tiene entonces por el Lema 3.1.9 que b T n (z) 7−→ T (z) ∀z ∈ C b contradiciendo que Γ es discontinuo. Para asegurar que las y L(Γ) = C, transformaciones definidas por los vectores (an , bn , cn , dn ), n ∈ N, son en efecto distintas, si n es suficientemente grande, se puede tomar vecindades ajenas y simétricas de los puntos (a, b, c, d) y (−a, −b, −c, −d), respectivamente. EJERCICIOS 3.1 1. Demuestre que la propiedad de conmutar y la de fijar los mismos puntos es invariante bajo conjugación en P SL(2, C). 2. Demuestre que si dos transformaciones no parabólicas tienen exactamente un punto fijo en común α, entonces el conmutador es parabólico y fija α. 3. Exhiba un ejemplo de un punto lı́mite que no sea un punto de acumulación y que tampoco sea el punto fijo de una transformación de orden infinito. 4. Demuestre que P SL(2, R) no es discontinuo. 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 101 5. Demuestre directamente, sin usar el grupo modular, que el grupo Γ(N ) es de orden infinito. 6. Demuestre que si G < Γ son grupos de matrices en SL(2, C), entonces 2 [Γ, G] = [Γ, G] o [Γ, G] = [Γ, G]. 3.2. Grupos Discretos. Definición 24 Sea Γ < SL(2, C), se dice que Γ es discreto si no existe una sucesión de matrices distintas, Tn ∈ Γ, n ∈ N, tal que Tn → T, cuando n → ∞, donde T es una matriz de 2 × 2 con entradas complejas. Obsérvese que si Tn , n ∈ N, son matrices en SL(2, C), tales que Tn → T, entonces como el determinante es una función continua T ∈ SL(2, C). El grupo modular y todos sus subgrupos son discretos, ya que al tener entradas enteras, las matrices no pueden acumularse. Esto se verifica fácilmente al identificar las matrices en SL(2, Z) con puntos de C 4 . Identificando a las matrices en SL(2, C) con puntos de C 4 , se define su norma de manera natural, a saber, si p a b T = ∈ SL(2, C), entonces ||T || = |a|2 + |b|2 + |c|2 + |d|2 . c d Como un conjunto infinito en un compacto necesariamente tiene un punto de acumulación, es claro que el conjunto de normas de las matrices en un grupo discreto infinito de SL(2, C) no pueden estar acotadas. En particular, alguna de las cuatro entradas de estas matrices forma un conjunto no acotado de números complejos. Nótese también, que en virtud del Lema 3.1.8, si un grupo es discreto, entonces cualquier grupo conjugado a él también lo es. Definición 25 Se dice que un subgrupo Γ de P SL(2, C) es discreto, si está determinado por un subgrupo discreto Γ de SL(2, C). Esta definición es consistente puesto que no depende de la elección de Γ (ejercicio). El siguiente resultado muestra que para detectar si un grupo es discreto o no lo es, basta verificar el comportamiento cerca de la identidad. Lema 3.2.1 Un subgrupo Γ de SL(2, C) es discreto si y sólo si no existe una sucesión Tn ∈ Γ, n ∈ N, de matrices distintas, tales que Tn → Id. 102 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Demostración. Basta probar la suficiencia. Si Γ no es discreto, existen matrices Sn ∈ Γ, n ∈ N, distintas, tales que Sn → S. Se sigue también entonces del Lema 3.1.8 que Sn+1 Sn−1 7−→ S S −1 = I. Finalmente, si Sn+1 Sn−1 , n ∈ N, es un conjunto finito de matrices, se tiene que ∀ n > N, Sn+1 Sn−1 = Id, lo cual contradice que las matrices Sn sean distintas. Por consiguiente, dicha sucesión es infinita y se puede tomar una subsucesión convergente, lo que contradice la hipótesis. Teorema 3.2.2 Sea Γ < P SL(2, C) discontinuo, entonces Γ es discreto. Demostración. Si Γ, un subgrupo preimagen de Γ, no es discreto, por el lema anterior existen matrices distintas Tn en Γ, tales que Tn → I, lo cual b y Γ no serı́a discontinuo. implica que T n (z) → z ∀z ∈ C El teorema anterior es también consecuencia directa del Lema 3.1.9. Este lema implica que si un grupo no es discreto, entonces todos los puntos son puntos lı́mite. Recordamos que P SL(2, R) es transitivo en puntos de H2 , ya que usando traslaciones y homotecias cualquier z ∈ H2 se puede enviar al punto i. Teorema 3.2.3 Sea Γ < P SL(2, R) discreto, entonces Γ es discontinuo. Demostración. Probamos que bajo estas hipótesis los puntos del semiespacio superior son ordinarios. Suponiendo que esto no se cumple, existe entonces un punto z0 ∈ H2 ∩ L(Γ) y transformaciones T n ∈ Γ, n ∈ N, distintas, tales que T n (z) → z0 , donde z ∈ H2 . Esto último se sigue, ya que Γ < P SL(2, R). Tomando S ∈ P SL(2, R), tal que S(i) = z, se tiene T n S(i) → z0 y S −1 T n S(i) 7−→ S −1 (z0 ). Ahora, el grupo Γ está determinado por un grupo de matrices Γ en SL(2, R), denotamos an b n −1 S Tn S = , cn dn donde las matrices S ∈ SL(2, R) y Tn ∈ Γ definen S y T n , respectivamente. 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 103 Bajo estas hipótesis, se tiene Im S = Im −1 an i + b n T n S(i) = Im cn i + dn (an i + bn )(−cn i + dn ) c2n + d2n = c2n 1 , + d2n y también 2 2 −1 S T n S(i) 2 = an + bn . c2n + d2n Por consiguiente −1 1 − 7 → Im S (z ) >0 0 c2n + d2n y −1 a2n + b2n S (z0 )2 > 0. − 7 → c2n + d2n Se sigue entonces que las sucesiones {cn } y {dn } están acotadas superiormente. También, las sucesiones {an }, {bn } están acotadas superiormente, puesto que existe un real positivo k, tal que a2 + b2n a2n + b2n ≤ 2n . k cn + d2n Esto contradice la hipótesis del teorema, ya que se podrı́a tomar una subsucesión convergente de an b n cn dn y el grupo S −1 Γ S no serı́a discreto, y por ende el grupo Γ tampoco. Por lo tanto, los puntos del semiplano superior son ordinarios y Γ es discontinuo. b Corolario 3.2.4 Sea Γ < SL(2, R) discreto, entonces L(Γ) ⊂ R. Demostración. Un argumento similar al de la prueba del teorema anterior muestra que los puntos del semiplano inferior son también ordinarios . 104 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Los subgrupos discretos de P SL(2, C), llamados kleinianos, no siempre b Por ejemplo, el grupo de Picard determinado por las son discontinuos en C. matrices a b ∈ SL(2, C) a, b, c, d son enteros Gaussianos c d es evidentemente discreto, pero no es discontinuo (cf. [2] p. 96). Los enteros Gaussianos son los complejos de la forma a + ib, a, b ∈ Z. Nótese que estos números forman un anillo conmutativo con unidad y que el grupo de Picard es en efecto un subgrupo de P SL(2, C), que además contiene como subgrupo al grupo clásico modular. Aunque este grupo de Picard no es discontinuo en la esfera de Riemann, la acción de su extensión de Poincaré en H3 sı́ lo es. Esta última afirmación la cumplen todos los grupos kleinianos (cf. [2] p. 95). Definición 26 Sea G un grupo actuando en un espacio métrico X y Y un subespacio invariante bajo G de X, se dice que G actúa discontinuamente en Y, si dado cualquier compacto K ⊂ Y, se tiene que g(K) ∩ K 6= ∅ solamente para un número finito de transformaciones en G. Esta propiedad, que es invariante bajo conjugación con un homeomorfismo (ejercicio), la satisface el conjunto ordinario de un grupo discontinuo (cf. [2] p. 99). Lo cual muestra la similitud de los conceptos de acción discontinua y grupo discontinuo. Primero, obsérvese que si Γ es un subgrupo de P SL(2, C) que actúa en un subdominio M de la esfera de Riemann y M intersecta al conjunto lı́mite de Γ, entonces Γ no actúa discontinuamente en M (ejercicio). Ahora, un sencillo cálculo muestra que si T ∈ P SL(2, R), entonces 2 cos h ρ i, T (i) = ||T ||2 , (3.1) donde T es una matriz en SL(2, R) que representa a T . Dejamos la verificación de este sorprendente resultado como ejercicio para el lector. La relación (3.1) es muy útil para diversas aplicaciones; más aún, reemplazando i por el cuaternio j = (0, 0, 1), y T por su extensión de Poincaré, dicha fórmula también es cierta para funciones en P SL(2, C). Véase [2] pp. 61 y 62. Usando la identidad (3.1) no es difı́cil probar que si Γ es un grupo discreto de P SL(2, R), entonces Γ actúa discontinuamente en H2 (ejercicio). 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 105 De hecho, estos argumentos se aplican de manera idéntica en el caso tridimensional, por lo que las extensiones de Poincaré de los subgrupos discretos de P SL(2, C) actúan discontinuamente en H3 . Recordemos que M (∆) es el subgrupo de P SL(2, C) que preserva el disco de Poincaré. Obsérvese que si Γ es un subgrupo discreto de M (∆), entonces L(Γ) ⊂ ∂∆. Esto se sigue ya que en virtud de la Proposición 3.1.5, si z−i f (z) = , z+i se tiene que f −1 Γ f es un subgrupo de P SL(2, R) y f −1 (L(Γ)) = L(f −1 Γ f ). A continuación describimos los grupos estabilizadores, ası́ como los grupos abelianos discretos. b se define el subgrupo estaDefinición 27 Dado Γ < P SL(2, C) y z ∈ C, bilizador de z, denotado por Γz , como {T ∈ Γ | T (z) = z}. Evidentemente Γz es un subgrupo de Γ. También, estos subgrupos se relacionan bajo la conjugación, como lo muestra el siguiente resultado. Proposición 3.2.5 Sean Γ un subgrupo en P SL(2, C) y T cualquier transformación en P SL(2, C), entonces ΓT (z) = T Γz T −1 . Demostración. Se tiene que −1 S ∈ ΓT (z) ⇐⇒ S T (z) = T (z) ⇐⇒ T S T (z) = z ⇐⇒ T −1 S T ∈ Γz ⇐⇒ S ∈ T Γz T −1 . Teorema 3.2.6 Sea Γ un subgrupo discreto abeliano de P SL(2, R), entonces Γ es cı́clico. 106 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Demostración. Como Γ es abeliano, se sigue del Teorema 3.1.2 que todas las transformaciones de Γ fijan los mismos puntos. Si Γ fija dos puntos, entonces Γ es puramente hiperbólico o puramente elı́ptico, ya que en un caso los puntos fijos son reales y en el otro no. Caso 1: Γ es puramente parabólico. Como las propiedades de conmutar o de ser discreto son invariantes bajo conjugación, podemos suponer que Γ es un grupo de traslaciones Γ = { T T (z) = z + λ, λ ∈ M ⊂ R}. El conjunto M tiene un elemento positivo mı́nimo µ. De otra manera, si existe una sucesión µn ≥ 0, n ∈ N, tal que µn → 0, al tomar un subgrupo preimagen de matrices Γ en SL(2, R), se tendrı́a 1 µn 1 0 7−→ 0 1 0 1 y Γ no serı́a discreto. Ahora, se afirma que M = {n µ, n ∈ Z}, lo cual probarı́a que Γ = < z → z + µ > . La afirmación se deriva, ya que dada λ ∈ M, se tiene que λ = q µ + r, donde 0 ≤ r < µ, q ∈ Z y necesariamente r = 0. En caso contrario, si r > 0, se tendrı́a −1 q Tλ Tµ (z) = z + r, donde T λ (z) = z + λ y T µ (z) = z + µ, sin embargo esto contradice que µ es el menor elemento positivo en M. Caso 2: Γ es puramente hiperbólico. Conjugando, se puede suponer que Γ es un grupo de homotecias Γ = { T T (z) = k z, k ∈ M ⊂ R+ }. Ahora, M no contiene una sucesión kn , n ∈ N, tal que kn → 1, ya que en tal caso √ kn 0 1 0 √ 7−→ 0 1 0 1/ kn 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 107 y Γ no serı́a discreto. Por consiguiente, podemos tomar µ ∈ M, µ > 1, tal que ∀ λ ∈ M, λ > 1, se tiene λ ≥ µ. Afirmamos que M = { µn | n ∈ Z }, lo cual prueba este caso. Para probar la afirmación sea λ ∈ M, λ > 1, entonces existe n ∈ N, tal que µn ≤ λ < µn+1 . Si la primera desigualdad es estricta se tendrı́a 1< λ < µ, µn lo cual contradice la elección de µ, al tomar la transformación −n T λ T µ (z) = λ µ−n z, donde T λ (z) = λ z y T µ (z) = µ z. El caso λ < 1 se prueba usando 1/λ. Caso 3: Γ es puramente elı́ptico. Conjugando, se puede suponer que Γ es un grupo de rotaciones en M (∆) Γ = { T T (z) = eiθ z, θ ∈ M ⊂ R}. En este caso no existe una sucesión θn ∈ M, tal que θn → 0, ya que se tendrı́a i θn 2 0 1 0 e 7−→ −i θn 0 1 0 e 2 y Γ no serı́a discreto. Finalmente, sea θ el menor elemento positivo de M, se afirma que M = { θ n, n ∈ Z} , lo cual prueba el resultado. Para esto, sea ϕ ∈ M, entonces existe n ∈ Z, tal que n θ ≤ ϕ < (n + 1) θ. Si n θ < ϕ, tomando −n T ϕ T θ (z) = e i (ϕ−n θ) z, donde T ϕ (z) = e i ϕ z y T θ (z) = e i θ z, se tendrı́a 0 < ϕ − n θ < θ y θ no serı́a el menor elemento positivo en M. El teorema anterior no es válido en P SL(2, C), ya que existen subgrupos discretos, abelianos y no cı́clicos de P SL(2, C) (ejercicio). Una descripción 108 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS completa de estos grupos se puede deducir de la generalización del Teorema 3.1.2 a transformaciones en P SL(2, C) (cf. [2] pp. 69, 84-89). El siguiente resultado muestra que el Teorema 3.2.6 tampoco es cierto para grupos abelianos discretos de matrices en SL(2, R). Proposición 3.2.7 El grupo generado por las matrices −1 0 1 1 , 0 −1 0 1 es abeliano pero no es cı́clico. Demostración. Sea Γ el grupo generado por estas matrices. Obsérvese primero que como la matriz −1 0 S= 0 −1 es escalar, entonces commuta con cualquier otra matriz y por consiguiente Γ es abeliano. Además, se sigue de este hecho que cualquier matriz en el grupo Γ es de la forma ± T n , n ∈ Z, donde 1 1 T = . 0 1 Ahora, evidentemente los únicos posibles generadores de Γ son ± T o ± T −1 . Sin embargo, los grupos cı́clicos generados por estas matrices no contienen a la matriz S. Esto se sigue, ya que si U denota T, −T, T −1 , o −T −1 y n ∈ Z, n 6= 0, entonces n U (z) = z ± n, por lo que U n 6= I, S. Las transformaciones hiperbólicas y loxodrómicas juegan un papel especial en los grupos discretos. Recordemos que F T denota los puntos fijos de b una transformación T ∈ P SL(2, C) en la esfera de Riemann C. Teorema 3.2.8 Sean T y S funciones de un subgrupo Γ en P SL(2, C), tal que T es hiperbólica o loxodrómica, supóngase también que F S ∩ F T consiste en exactamente en punto, entonces Γ no es discreto. 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 109 Demostración. Como las propiedades de las hipótesis y de la conclusión del teorema son invariantes bajo conjugación, se puede suponer que F T = {0, ∞} y F S ∩ F T = {∞}. Ahora, las transformaciones T y S están definidas por matrices en SL(2, C) de la forma k 0 a b T = , S= , 0 1/k 0 a−1 donde b es distinto de 0 y |k| = 6 1. Calculamos n −1 a b k 0 a −b 1/k n 0 n −1 −n ST S T = 0 a−1 0 1/k n 0 a 0 kn −1 n n 1 ab(1 − k 2n ) a /k −bk n ak b/k n = . = 0 ak n 0 1 0 a−1 /k n Reemplazando T −1 por T si es necesario, se puede suponer que |k| < 1. Por consiguiente, si n → ∞ 1 ab n −1 −n ST S T 7−→ . 0 1 Finalmente, como ab 6= 0 y las potencias de k son distintas, se sigue que n −1 −n las transformaciones S T S T son también distintas y por lo tanto Γ no es discreto. Obsérvese que el teorema anterior implica que en un grupo discreto un punto fijo de una transformación hiperbólica (o loxodrómica) no es un punto fijo de una parabólica y que los puntos fijos de dos transformaciones hiperbólicas o loxodrómicas son iguales o disjuntos. En el siguiente resultado se describen los grupos estabilizadores de P SL(2, R). Teorema 3.2.9 Sea Γ un subgrupo de P SL(2, R) discreto. Entonces: b Γz es la identidad o cı́clico infinito; (i) si z ∈ R, (ii) si z ∈ H2 , Γz es la identidad o cı́clico finito. Demostración. En el caso (ii), Γz consiste en funciones elı́pticas que no son de orden infinito, ya que Γ es discreto, y por lo tanto los puntos que no son reales son ordinarios. Ahora, se sigue de la ecuación de los puntos fijos 110 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS que todas las transformaciones en Γz fijan también z. Por consiguiente, este grupo es abeliano y se sigue del Teorema 3.2.6 que también es cı́clico. En el caso (i), si z es un punto fijo de una transformación parabólica, se sigue del Teorema 3.2.8 que Γz consiste en elementos parabólicos que fijan z, por lo cual Γz es abeliano y cı́clico. Estos mismos argumentos se aplican al caso hiperbólico. Obsérvese que el teorema anterior es falso para subgrupos de P SL(2, C). Probaremos que si Γ es un subgrupo discreto de P SL(2, R), entonces L(Γ) consiste en 0, 1 o 2 puntos, o es un conjunto perfecto. Este sorprendente resultado también es cierto para subgrupos de P SL(2, C). Proposición 3.2.10 Sea Γ un subgrupo estabilizador discreto de P SL(2, R), entonces L(Γ) tiene a lo más dos puntos. Demostración. Sea Γ = Γz . Si z ∈ H2 , se sigue del Teorema 3.2.9 que este grupo es cı́clico elı́ptico y finito, por lo que L(Γ) = ∅. b se sigue del Teorema 3.2.9, que Γ es cı́clico infinito. Más aún, Si z ∈ R, en virtud del Lema 3.1.6, se tiene que L(Γ) consiste en uno o dos puntos, dependiendo si el generador es parabólico o hiperbólico. Definición 28 Un grupo fuchsiano es un subgrupo discreto de P SL(2, C) que preserva un “disco”, es decir, es un grupo que es conjugado a un subgrupo discreto de P SL(2, R). La Proposición 3.2.10 no se cumple si Γ no es discreto, por ejemplo, si T es elı́ptica de orden infinito con puntos fijos z, w y Γ =< T >, se b Obsérvese que la Proposición 3.2.9 muestra tiene Γ = Γz y L(Γ) = C. que los subgrupos estabilizadores de los grupos fuchsianos son cı́clicos. Por otra parte, el siguiente resultado muestra que si el conjunto lı́mite de un subgrupo de P SL(2, R) consiste en un solo punto, entonces se trata de un grupo estabilizador. Proposición 3.2.11 Sea Γ < P SL(2, R), tal que L(Γ) = {z0 }, entonces Γ es cı́clico parabólico. Demostración. Sean T n , n ∈ N, transformaciones distintas en Γ, y b tal que T n (z) → z0 . Se tiene entonces que si T ∈ Γ, entonces z ∈ C, 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 111 T (z0 ) = z0 , de otra manera T T n (z) → T (z0 ) y T (z0 ) serı́a otro punto lı́mite. Por lo que Γ = Γz0 . Ahora, como z0 es el único punto lı́mite, el grupo Γ no contiene hiperbólicas y por lo tanto es puramente parabólico. Finalmente, como Γ es discontinuo, también es discreto y por lo tanto es cı́clico (ya que es abeliano). La Proposición 3.2.11 no se cumple para subgrupos de P SL(2, C), sin embargo, bajo las hipótesis de este teorema, estos grupos son necesariamente discretos, pero pueden tener elı́pticas, y el subgrupo de parabólicas puede ser doblemente periódico (cf. [2] p. 89). Definición 29 Se dice que un subgrupo Γ de P SL(2, R) es horocı́clico, o de la primera clase, si b L(Γ) = R. La definición anterior se extiende de manera natural a grupos fuchsianos. Probaremos posteriormente que los subgrupos normales de los grupos horocı́clicos son también horocı́clicos, ahora probamos unos casos particulares de este hecho. Lema 3.2.12 Sea Γ fuchsiano infinito, entonces L(Γ) 6= ∅. Demostración. Sin pérdida de generalidad Γ < M (∆). Como Γ es discreto, Γ es numerable, por lo que existe z0 ∈ ∆, tal que z0 no es un punto fijo. Se sigue entonces que Γ(z0 ) es un conjunto infinito en ∆, y como ∆ es compacto, necesariamente Γ(z0 ) tiene un punto de acumulación en ∂(∆). Por consiguiente, L(Γ) 6= ∅. Proposición 3.2.13 Sea Γ un subgrupo normal de un grupo horocı́clico G, entonces L(Γ) 6= ∅ Demostración. Si L(Γ) = ∅, se sigue del lema anterior que Γ es finito y esto implica que el ı́ndice [G, Γ] es infinito. Ahora, si T ∈ Γ es distinta de la identidad, se tiene entonces que T es necesariamente elı́ptica y que si z0 es un punto fijo de T , entonces [G, Gz0 ] = ∞ (ya que Gz0 también es finito). Finalmente, si S j , j ∈ N, denotan representantes de las clases laterales derechas de Gz0 en G, se sigue que S i (z0 ) 6= S j (z0 ), si i 6= j. Por lo cual −1 Sj T Sj , j ∈ N, 112 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS es una colección infinita de transformaciones distintas en Γ (ya que sus puntos fijos están dados por la colección S j (z0 ), j ∈ N). Esta contradicción implica que Γ debe ser de orden infinito y por ende el resultado. Usando los resultados anteriores se puede refinar un poco más la última proposición. Proposición 3.2.14 Sea Γ un subgrupo normal de un subgrupo horocı́clico G, entonces el conjunto lı́mite L(Γ) consiste de más de un punto. Demostración. Si L(Γ) = {z0 }, se sigue de la Proposición 3.2.11 que Γ es un grupo estabilizador cı́clico parabólico. Ahora, la Proposición 3.2.10 implica que no toda transformación en G fija z0 , ya que este grupo es horocı́clico. Sea T ∈ G, tal que T (z0 ) 6= z0 y S el generador de Γ, se tiene entonces −1 que la función T S T pertenece al grupo Γ. Sin embargo, el punto fijo de −1 T ST es T (z0 ), lo cual contradice que Γ es un grupo estabilizador. Por consiguiente, la cardinalidad de L(Γ) es mayor a uno. Definición 30 Se dice que Γ < P SL(2, C) es elemental, si L(Γ) tiene a lo más 2 puntos, en caso contrario se dice que es no elemental. Nótese que los grupos elementales son necesariamente discretos, ya que en los grupos no discretos todos los puntos de la esfera de Riemann son puntos lı́mite. Definición 31 Sea G un grupo abstracto y Γ un subconjunto de G, se define el normalizador de Γ en G, denotado por NG (Γ), como el subgrupo {g ∈ G | gΓg −1 = Γ}. Es fácil probar que NG (Γ) es en efecto un subgrupo de G, obsérvese que NG (Γ) = {g ∈ G | gΓ = Γg}. En particular, si Γ es un subgrupo discreto de P SL(2, R) y T es una transformación en Γ con punto fijo z (o con puntos fijos z, w), entonces el normalizador de T en Γ es precisamente el subgrupo cı́clico Γz . 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 113 Proposición 3.2.15 Sea T una transformación parabólica o elı́ptica en un grupo fuchsiano G, entonces si Γ =< T >, se tiene que N G (Γ) = K, donde K es el mayor grupo cı́clico en G que contiene a T . Demostración. Caso 1: T parabólica, con punto fijo z0 . n −1 m = T y S(z0 ) = z0 . Por ser G Si S ∈ NG (Γ), entonces S T S discreto, S es parabólica y es claro que N G (Γ) = Gz0 . Obsérvese que no necesariamente Gz0 = Γ, por ejemplo, si V ∈ G está dada por V (z) = z +1, y T (z) = z + 2. Caso 2: T elı́ptica, T (z0 ) = z0 , z0 ∈ H2 . n −1 m Si S ∈ N G (Γ), entonces S T S = T y como S ∈ P SL(2, R), se tiene S(z0 ) = z0 . En consecuencia, N G (Γ) consiste en todas las transformaciones elı́pticas en G que fijan z0 y z 0 , es decir, N G (Γ) = Gz0 . Para analizar el caso hiperbólico se necesita un resultado de la teorı́a básica de grupos. Lema 3.2.16 Sea Γ un subconjunto de un subgrupo G de un grupo abstracto K y ϕ ∈ K, entonces ϕ NG (Γ) ϕ−1 = Nϕ G ϕ−1 (ϕ Γ ϕ−1 ). Demostración. Se tiene que ϕ f ϕ−1 ∈ ϕ NG (Γ) ϕ−1 ⇐⇒ f ∈ NG (Γ) ⇐⇒ ϕ f ϕ−1 (ϕ Γ ϕ−1 )(ϕf ϕ−1 )−1 = ϕ Γ ϕ−1 ⇐⇒ ϕ f ϕ−1 ∈ Nϕ G ϕ−1 (ϕ Γ ϕ−1 ). Si g ∈ Nϕ G ϕ−1 (ϕ Γ ϕ−1 ), tomando f = ϕ−1 gϕ se tiene g = ϕ f ϕ−1 . Proposición 3.2.17 Sea T una transformación hiperbólica en un grupo fuchsiano G, supóngase también que los puntos fijos de T son α, β, y que Γ =< T > . Entonces: (i) N G (Γ) = Γα , si G no contiene elementos de orden 2 que intercambian α y β; (ii) N G (Γ) =< Γα , S >, si existe S ∈ G, tal que S(α) = β. 114 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Demostración. Usando la Proposición 3.2.16, podemos suponer que T fija 0 e ∞, por lo que T (z) = kz, k ∈ R+ , k 6= 1. n m Si ϕ ∈ N G (Γ), entonces ϕ T ϕ −1 = T y ϕ preserva {0, ∞}. Por lo tanto, si G no contiene elementos elı́pticos de orden 2, que intercambien 0 e ∞, se tiene (de manera similar a los casos parabólico y elı́ptico) N G (Γ) = G0 , ya que todos los elementos de G que fijan 0, también fijan ∞ (en virtud del Teorema 3.2.8). En contraste, si el grupo G contiene una transformación elı́ptica de orden 2, S, tal que S(0) = ∞, entonces como S es una involución de la forma z → α/z, se sigue que n k α z n −1 n α −n =S S T S (z) = S T = n = T (z), z z k y se tiene que la transformación S pertenece también al grupo normalizador N G (Γ). Finalmente, si S 1 y S 2 intercambian 0 e ∞, entonces S 1 S 2 los fija, en consecuencia N G (Γ) =< G0 , S > . Obsérvese que en el segundo caso de la proposición anterior, se tiene que el subgrupo normalizador N G (Γ) tiene como subgrupo de ı́ndice 2 al grupo estabilizador S α . Probamos ahora que los subgrupos no elementales de P SL(2, R), que además son puramente hiperbólicos, son necesariamente discretos. Lema 3.2.18 Sea Γ < P SL(2, R) puramente hiperbólico, tal que λ 0 T = ∈ Γ < SL(2, R), 0 λ−1 λ > 0, λ 6= 1. Supóngase también que existe una sucesión de matrices distintas Tn ∈ Γ, tal que Tn → Id, entonces ρn 0 Tn = , si n > N, ρ2n 6= 1. 0 ρ−1 n 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 115 Demostración. Denotamos a las matrices Tn por an b n , cn dn se tiene entonces que an dn → 1 y bn cn → 0, en particular, si n es suficientemente grande an dn > 0. Usaremos las trazas de ciertos conmutadores para encontrar condiciones de las entradas de las matrices Tn . Si Cn = T Tn T −1 Tn−1 , entonces −1 λ 0 an b n λ 0 dn −bn Cn = 0 λ−1 cn dn 0 λ −cn an = = λan λbn −1 λ cn λ−1 dn −1 λ dn −λ−1 bn −λcn λan an dn − λ2 bn cn −an bn + λ2 an bn , λ−2 dn cn − dn cn −λ−2 bn cn + an dn por lo cual la traza de Cn está dada por 2 + 2bn cn − bn cn (λ2 + λ−2 ) = 2 − bn cn (λ − λ−1 )2 . (3.2) Ahora, calculamos las trazas de las matrices Dn = T Cn T −1 Cn−1 , se tiene que λ 0 1 − bn cn (λ2 − 1) an bn (λ2 − 1) T Cn = 0 λ−1 cn dn (λ−2 − 1) 1 − bn cn (λ−2 − 1) 2 λ 1 − bn cn (λ2 − 1) λa b (λ − 1) n n = λ−1 cn dn (λ−2 − 1) λ−1 1 − bn cn (λ−2 − 1) y T −1 λ−1 0 1 − bn cn (λ−2 − 1) −an bn (λ2 − 1) = 0 λ −cn dn (λ−2 − 1) 1 − bn cn (λ2 − 1) −1 −1 2 λ 1 − bn cn (λ−2 − 1) −λ a b (λ − 1) n n . = −λcn dn (λ−2 − 1) λ 1 − bn cn (λ2 − 1) Cn−1 116 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Por lo cual la entrada superior izquierda de Dn está dada por 1 − bn cn (λ2 − 1) 1 − bn cn (λ−2 − 1) − λ2 an bn cn dn (λ2 − 1)(λ−2 − 1) y la inferior derecha por −λ−2 an bn cn dn (λ2 − 1)(λ−2 − 1) + 1 − bn cn (λ−2 − 1) 1 − bn cn (λ2 − 1) . En consecuencia, la traza de Dn es −an bn cn dn (λ2 − 1)(λ−2 − 1)(λ2 + λ−2 ) + 2 1 − bn cn (λ2 − 1) 1 − bn cn (λ−2 − 1) = an bn cn dn (λ2 − 2 + λ−2 )(λ2 + λ−2 ) + 2 + 2b2n c2n (λ2 − 1)(λ−2 − 1) −2bn cn (λ2 − 1 + λ−2 − 1) = an bn cn dn (λ−λ−1 )2 (λ2 +λ−2 )+2an bn cn dn (2−λ2 −λ−2 )−2bn cn (2−λ2 −λ−2 ) +2 − 2bn cn (λ2 + λ−2 − 2) = 2 + an bn cn dn (λ − λ−1 )2 λ2 + λ−2 − 2 = 2 + an bn cn dn (λ − λ−1 )4 . (3.3) Ahora, ya que |χ(Cn )| ≥ 2 y bn cn → 0, se sigue de (3.2) que χ(Cn ) ≥ 2, si n es suficientemente grande. En particular, existe un natural N1 , tal que si n > N1 , se tiene bn cn ≤ 0. También, como |χ(Dn )| ≥ 2 y an bn cn dn → 0, se sigue de (3.3) que χ(Dn ) ≥ 2, si n es suficientemente grande, digamos n > N2 . En consecuencia, an bn cn dn ≥ 0, si n > N2 . Más aún, ya que an dn → 1, cuando n → ∞, existe un natural N3 , tal que si n > N3 , an dn > 0. Por consiguiente, tomando N = max{N1 , N2 , N3 } y n > N, se tiene bn cn ≤ 0 y también bn cn ≥ 0, por lo cual bn cn = 0. Se sigue entonces de (3.2) que χ(Cn ) = 2 y que Cn = Id, ya que el grupo es puramente hiperbólico. Finalmente, como T y Tn conmutan, si n > N, necesariamente Tn fija 0 e ∞. El sorprendente resultado que se muestra a continuación fue encontrado por Lauritzen, la demostración que se exhibe se debe a Siegel. Teorema 3.2.19 Sea Γ < P SL(2, R) no abeliano y puramente hiperbólico, entonces Γ es discreto. 3.2. GRUPOS DISCRETOS. 117 Demostración. Sin pérdida de generalidad λ 0 T = ∈ Γ < SL(2, R), λ > 0, λ 6= 1. 0 λ−1 Si Γ no es discreto, existe una sucesión de matrices distintas Sn ∈ Γ, tales que Sn → Id. Se sigue entonces del Lema 3.2.18 que si n > N, entonces ρn 0 Sn = , ρ2n > 1. 0 ρ−1 n Ahora, como Γ no es abeliano, existe S en Γ, tal que no fija 0 e ∞, por lo que esta transformación está dada por una matriz de la forma a b ∈ Γ, b, c 6= 0. c d Aunque a priori el grupo podrı́a no ser discreto, se tiene que cualquier par de hiperbólicas en Γ fijan los mismos puntos o puntos ajenos. Esto se sigue, ya que si tuvieran un solo punto fijo en común, el conmutador serı́a parabólico (véase el Ejercicio 3.1.2). Calculamos ahora −1 0 d −b ρn 0 a b ρn −1 Tn = Sn SSn S = 0 ρn −c a 0 ρ−1 c d n −1 ρn a ρn b ρn d −ρ−1 n b = −1 ρ−1 −ρn c ρn a n c ρn d ∗ (ρ2n − 1)ab . = (ρ−2 ∗ n − 1)cd (3.4) Finalmente, se sigue del Lema 3.1.8 que Tn → Id, por lo que aplicando de nuevo el Lema 3.2.18 se tiene ∗ 0 Tn = , 0 ∗ si n > N 0 (N 0 > N ). Por consiguiente, (3.4) implica que ab = 0 y cd = 0, sin embargo, como b, c 6= 0, se tiene a, d = 0, lo que contradice | a + d |> 2. 118 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Una interpretación geométrica de la prueba del Teorema 3.2.19 se puede consultar en [2] capı́tulo 8. Obsérvese que este teorema no es cierto si Γ es abeliano, considérese por ejemplo, el grupo de todas las homotecias. EJERCICIOS 3.2. 1. Demuestre que si dos grupos de matrices en SL(2, C) determinan el mismo grupo de transformaciones, entonces ambos simultáneamente son (o no son) discretos. 2. Sea ψ un homeomorfismo entre dos espacios métricos X y Y, demuestre que un grupo G actúa discontinuamente en X si y sólo si el grupo ψ G ψ −1 actúa discontinuamente en Y. 3. Sea Γ un subgrupo de P SL(2, C) que actúa en un subdominio M de la esfera de Riemann, supóngase también que M intersecta al conjunto lı́mite de Γ, demuestre que Γ no actúa discontinuamente en M. 4. Demuestre que si T ∈ P SL(2, R), entonces 2 cos h ρ i, T (i) = ||T ||2 , donde T es una matriz en SL(2, R) que representa a T . 5. Demuestre que si Γ es un grupo discreto de P SL(2, R), entonces Γ actúa discontinuamente en H2 . 6. Exhiba un subgrupo discreto abeliano de P SL(2, C) con transformaciones parabólicas y que no sea cı́clico. 7. Exhiba un subgrupo discreto abeliano de P SL(2, C) que no contenga transformaciones parabólicas y que no sea cı́clico. 3.3. Conjunto lı́mite de un grupo discreto Probaremos que un punto lı́mite de un grupo fuchsiano es punto de acumulación de todas las órbitas, excepto, quizá, de una o dos de ellas. Como consecuencia de este resultado se prueba que los subgrupos normales de los grupos horocı́clicos son también horocı́clicos, en este proceso se exhiben también varias propiedades fundamentales del conjunto lı́mite. Proposición 3.3.1 Sea Γ fuchsiano y λ ∈ L(Γ) punto fijo de alguna transb − {λ, λ0 }, λ es formación de Γ, entonces existe λ0 ∈ L(Γ), tal que ∀z ∈ C un punto de acumulación de Γ(z). 3.3. CONJUNTO LÍMITE DE UN GRUPO DISCRETO 119 Demostración. Sea T la transformación en Γ que fija λ, se tienen dos casos. Caso 1: T es parabólica. En este caso se probó que b − {λ}, ∀z ∈ C n T (z) → λ, si n → ∞. Los puntos se mueven hacia λ, en los cı́rculos fijos de las parabólicas llamados horociclos (véase la Figura 3.2). T (z) z n T (z) λ Figura 3.2: Horociclos de una transformación parabólica Caso 2: T es hiperbólica. Se sigue de la discusión en el primer capı́tulo sobre la geometrı́a de las hiperbólicas que b − {λ, λ0 }, ∀z ∈ C Γ(z) se acumula en el atractor y en el repulsor (véase la Figura 3.3). T (z) n T (z) z λ′ λ Figura 3.3: Hiperciclos o “cı́rculos” fijos de las hiperbólicas Se quiere generalizar la Proposición 3.3.1 para los puntos lı́mite de un grupo fuchsiano Γ, que no son puntos fijos de ninguna transformación en 120 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS el grupo distinta de la identidad. Como las hipótesis y las conclusiones son invariantes bajo conjugación, basta probar el resultado para subgrupos discretos de M (∆). Obsérvese que en este caso L(Γ) ⊂ ∂∆, y sólo existe un número finito de transformaciones en Γ determinadas por matrices de la forma ∗ 0 , 0 ∗ ya que las correspondientes transformaciones fijan 0 e ∞ y estos son puntos ordinarios. Recordamos que M (∆) = a c c a ∈ SL(2, C) . En general, el conjunto de números complejos que aparecen en alguna de las cuatro entradas de un subgrupo discreto de matrices de SL(2, Z), no debe ser acotado (ejercicio). El siguiente resultado refina este hecho para el caso particular de las matrices definidas por un subgrupo discreto de M (∆). Lema 3.3.2 Dado Γ ∈ M (∆) discreto, no existe una sucesión de matrices distintas de Γ an c n , n ∈ N, c n an tales que an → a ∈ C, o tales que cn → c ∈ C. Demostración. Si an → a, |an |2 → |a| 2 y |cn | 2 → |a| 2 −1. Pero entonces las sucesiones an y cn están acotadas y se puede extraer una subsucesión convergente de an c n , n ∈ N. (3.5) c n an Lo cual contradice que Γ es un grupo discreto. El caso cn → c es análogo. Obsérvese que en el contexto del lema anterior, dada cualquier sucesión de matrices distintas de la forma (3.5), necesariamente cn → ∞, cuando n → ∞. Como caso particular de este lema, se sigue también que las entradas superiores derechas cn de estas matrices no convergen a 0. Estos hechos los aplicaremos posteriormente. 3.3. CONJUNTO LÍMITE DE UN GRUPO DISCRETO 121 Corolario 3.3.3 Para todo subgrupo fuchsiano Γ de M (∆) existe un número positivo m con la siguiente propiedad: an c n ∈ Γ, entonces cn = 0 o |cn | > m. si c n an b se define Λ (z) como el Definición 32 Sean Γ < P SL(2, C) y z ∈ C, Γ b conjunto de los puntos w ∈ C, tales que existen transformaciones distintas T n ∈ Γ, para las cuales T n (z) → w. En general, los puntos de ΛΓ (z) son los puntos de acumulación de la órbita de z y el mismo punto z, cuando éste es un punto fijo de una transformación de orden infinito; sin embargo, existen subgrupos en P SL(2, C) cuyos puntos en ΛΓ (z), no tienen estas caracterı́sticas (ejercicio). Evidentemente se tiene también que ∀z, ΛΓ (z) ⊂ L(Γ), algunas veces denotaremos b a ΛΓ (z) simplemente por Λ(z). El siguiente resultado muestra que ∀z ∈ C el conjunto Λ(z) es invariante y cerrado. b Entonces: Lema 3.3.4 Sea Γ < P SL(2, C) y z ∈ C. (i) T (Λ(z)) = Λ(z), ∀ T ∈ Γ; (ii) Λ(z) es cerrado. Demostración. La prueba de (i) es idéntica a la del Teorema 3.1.3 (ejercicio). Para probar (ii) sea λk , k ∈ N, una sucesión en Λ(z), tal que λk → λ, tomando subsucesiones se puede suponer que |λk − λ| < 1/k. Se puede también tomar transformaciones distintas T nk en Γ, tales que |T nk (z) − λk | < 1/k. Como las λk son puntos distintos, las T nk se pueden tomar, en efecto, distintas (si λ = ∞, se debe usar la métrica cordal). Por consiguiente |T nk (z) − λ| ≤ |T nk (z) − λk | + |λk − λ| ≤ y λ ∈ Λ(z). 2 k Se puede probar que si Γ < P SL(2, C) es no elemental y discreto, enb se tiene que L(Γ) = Λ(z). Véase [2] p. 98. En este texto tonces ∀z ∈ C, probamos un caso particular de este hecho. 122 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Teorema 3.3.5 Sea Γ < M (∆) discreto, entonces L(Γ) = Λ(∞). Hay que probar que L(Γ) ⊂ Λ(∞). Sea λ ∈ L(Γ), an c n λ = lı́m T n (z), donde Tn = c n an n→∞ Demostración. entonces son matrices distintas en Γ y z ∈ C (si z = ∞, no hay nada que probar). Como ya se mencionó, se tiene que cn = 0, solamente para un número finito de transformaciones, por lo que podemos suponer que cn 6= 0, ∀n. Se tiene entonces dos posibilidades: (i) |cn z + an | ≥ 1, si n > N . (ii) |cnk z + ank | < 1, en una subsucesión nk , k ∈ N. En el segundo caso, se sigue del Lema 3.3.2 que a −1 n k < 1 7−→ 0 |z − T nk (∞)| = z − − cnk |cnk | y z ∈ Λ(∞); también por la invariabilidad (Lema 3.3.4), T nk (z) ∈ Λ(∞). Más aún, como Λ(∞) es cerrado (Lema 3.3.4), se sigue que λ ∈ Λ(∞). En el primer caso an z + c n an |T n (z) − T n (∞)| = − c n z + an cn −1 ≤ 1 , si n > N, = cn (cn z + an ) | cn | puesto que an an − cn cn = 1. Por lo tanto |T n (z) − T n (∞)| 7−→ 0, cuando n → ∞, y |λ − T n (∞)| ≤ |λ − T n (z)| + |T n (z) − T n (∞)| 7−→ 0, cuando n → ∞. En consecuencia, λ ∈ Λ(∞). Corolario 3.3.6 Sea Γ fuchsiano, entonces L(Γ) es cerrado y por lo tanto O(Γ) es abierto. 3.3. CONJUNTO LÍMITE DE UN GRUPO DISCRETO 123 Demostración. Si Γ < M (∆), el resultado se sigue directamente del Teorema 3.3.5; el caso general es consecuencia de la Proposición 3.1.5 El Corolario 3.3.6 se generaliza a cualquier subgrupo de P SL(2, C) (cf. [2] pp. 96-99). Por otra parte, es didáctico aplicar este resultado para probar, de otra manera, que un grupo discreto es a lo sumo numerable. Necesitamos primero un resultado básico del análisis. Lema 3.3.7 Sea A ⊂ Rn abierto, entonces A= ∞ [ Ki , (3.6) i=1 donde Ki , i ∈ N, son conjuntos compactos. Demostración. Si A = Rn , definiendo Kn = B(0, n), se sigue el resultado. De otra manera, ∂A no es vacı́a y se define Kn = B(0, n) ∩ An , donde An = {z ∈ A | d(z, ∂A) ≥ 1/n}. Como A es abierto, se sigue que si z ∈ A, entonces d(z, ∂A) > 0 y por lo tanto z ∈ B(0, n) ∩ An , si n es suficientemente grande. En consecuencia, se sigue (3.6) y basta probar que los conjuntos An son cerrados. Para probar que An es cerrado, sea zm ∈ An , m ∈ N, tal que zm → z. Si z∈ / An , entonces d(z, ∂A) < 1/n. Sin embargo, tomando w ∈ ∂A, tal que d(z, w) = d(z, ∂A), se obtiene una contradicción al tomar zm suficientemente cercana a z, de tal manera que d(zm , z) + d(z, w) < 1/n. Usamos este hecho para probar, de una nueva manera, que si Γ es fuchsiano, entonces Γ es a lo sumo numerable. Sea O(Γ) = ∞ [ Kn , n=1 donde Kn , n ∈ N, son conjuntos compactos. Ahora, tomando α ∈ O fijo, se tiene que para cualquier natural m fijo, existe un número finito de transformaciones T j ∈ Γ, tal que T j (α) ∈ Km ; puesto que Km consiste en puntos ordinarios. Esto se sigue ya que de otra manera, la órbita de α se acumula 124 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS en algún punto de Km , o α toma un valor en Km un número infinito de veces. Haciendo variar m se sigue el resultado. Como se mostró anteriormente, puede también probarse, sin usar la discontinuidad, que si Γ < P SL(2, C) es discreto, entonces Γ es a lo sumo numerable. Esto se seguı́a, puesto que dada k ∈ N, sólo puede haber un número finito de matrices en el grupo con normas menores a k. Probamos ahora un resultado complementario a la Proposición 3.3.1. Lema 3.3.8 Sea Γ fuchsiano y λ un punto lı́mite de Γ, que no es un punto b z 6= λ0 , se tiene que la órbita de z se acumula en λ, fijo, entonces ∀z ∈ C, b que sólo depende de λ y Γ. donde λ0 es un punto en C Demostración. Sin perder generalidad podemos suponer Γ < M (∆). Se sigue del Teorema 3.3.5 que λ ∈ Λ(∞), por lo que existen T n ∈ Γ distintos, tales que T n (∞) → λ, an c n Tn = ∈ Γ. c n an El mismo cálculo de la prueba del Teorema 3.3.5 muestra que |T ( z) − T n (∞)| = 1 1 1 = . 2 |cn (cn z + an )| |cn | |z − (−an / cn )| (3.7) Además, el conjunto −an −1 = T n (∞), n ∈ N, cn está acotado, ya que no puede acumularse en el punto ordinario ∞; por lo que existe un punto de acumulación λ0 y una subsucesión T nk , para la cual −1 T nk (∞) → λ0 (nótese que λ0 ∈ L(Γ)). −1 Ahora, si z ∈ C, z 6= λ0 , entonces el conjunto T nk (∞), k ∈ N, no se acumula en z, por lo que z − −ank ≥ > 0, si k > N. (3.8) cnk Más aún, se sigue de la observación después del Lema 3.3.2 que cn → ∞, cuando n → ∞. En consecuencia, usando (3.7) y (3.8) se tiene que |T nk (z) − T nk (∞)| ≤ 1 7−→ 0, |cnk |2 3.3. CONJUNTO LÍMITE DE UN GRUPO DISCRETO 125 b − {λ0 } (puesto que T n (∞) → λ). por lo que T nk (z) → λ, ∀z ∈ C k Finalmente, T nk (z), k ∈ N, es un conjunto infinito, de otra manera −1 T nk (z) = λ, si k > N , pero entonces T nk+1 T nk (λ) = λ, contradiciendo que b − {λ0 }, Γ(z) se acumula en λ. λ no es un punto fijo. Por lo tanto, ∀z ∈ C Mostraremos que el lema anterior se puede afinar aún más, esto es, bajo las hipótesis de este lema, todas las órbitas se acumulan en λ. El argumento b tal que de este lema muestra también que si K es un compacto en C, 0 λ ∈ / K, entonces existen transformaciones distintas T n ∈ Γ, n ∈ N, tales que T n (z) → λ uniformemente en K (ejercicio). b se define el conjunto derivaDefinición 33 Dado Γ < P SL(2, C) y z ∈ C, do de z, denotado por d(Γ(z)), como el conjunto de puntos de acumulación de la órbita de z. Obsérvese que d(Γ(z)) ⊂ Λ(z). La contención es propia, por ejemplo, si Γ =< z → 2z >, entonces d(Γ(0)) = ∅, sin embargo 0 ∈ Λ(z). Teorema 3.3.9 Sea Γ fuchsiano. Entonces: (i) L = d(Γ(z)) ∀z ∈ O; b (ii) si Γ es no elemental, entonces L = d(Γ(z)) ∀z ∈ C. Demostración. El primer resultado es inmediato de la Proposición 3.3.1 y de la prueba del Lema 3.3.8, ya que λ0 ∈ L. Para probar (ii), nótese que bajo estas hipótesis toda órbita contiene al menos tres puntos. Para probar esta afirmación, obsérvese primero que si hubiera una órbita de un solo punto, se tendrı́a que Γ serı́a un grupo estabilizador y L(Γ) tendrı́a a lo más dos puntos, en virtud de la Proposición 3.2.10. Por otra parte, si el conjunto {z1 , z2 } es una órbita, entonces todo elemento de Γ preserva {z1 , z2 } y se tienen dos posibilidades: (a) Γ es de orden 2, lo cual no es posible, ya que este grupo es no elemental. (b) Γ contiene como subgrupo de ı́ndice 2 a un grupo estabilizador y de nuevo L(Γ) tendrı́a a lo más dos puntos (véase el Teorema 3.1.4). 126 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Habiendo probado la afirmación, el resultado del teorema es inmediato. b fija y w ∈ L(Γ), basta probar que la órbita de z se acumula en Sea z ∈ C w. Se sigue de la afirmación, que existen otros dos puntos, u y v, distintos entre sı́ y distintos a z, de tal manera que z, u y v pertenecen a la misma órbita. Finalmente, usando la Proposición 3.3.1 y el Lema 3.3.8, se tiene que esta órbita se acumula en w. Estos resultados tienen varias consecuencias importantes y también muy interesantes. El siguiente teorema que generaliza la Proposición 3.3.1 y el Lema 3.3.8, es consecuencia directa del Teorema 3.3.9. Teorema 3.3.10 Sea Γ fuchsiano no elemental y λ un punto lı́mite de Γ, entonces todas las órbitas se acumulan en λ. En particular b Λ(z) = L ∀ z ∈ C. Es notable que si un subgrupo de P SL(2, C) tiene más de dos puntos lı́mite, entonces el conjunto de puntos lı́mite es perfecto; una prueba general de este hecho se puede consultar en [2] p. 97. En este texto probamos este resultado para el caso fuchsiano. Teorema 3.3.11 Sea Γ fuchsiano no elemental, entonces L(Γ) es perfecto. Demostración. Como L(Γ) es cerrado, basta probar que no hay puntos aislados. Sea λ ∈ L(Γ), por ser Γ no elemental, existe otro punto lı́mite λ1 distinto a λ. Ahora, se sigue del Teorema 3.3.10 que la órbita de λ1 se acumula en λ. Finalmente, una órbita de puntos lı́mite consiste en puntos lı́mite, por lo que λ no es aislado en L(Γ). Definición 34 Sea A ⊂ Rn , se dice que A en ninguna parte es denso si Int A = ∅, es decir, si A no contiene ninguna bola abierta. En el caso no elemental todas las órbitas son densas en los puntos lı́mite; b o C) b es en cierta manera delgado. sin embargo este conjunto (cuando no es R Los siguientes resultados muestran ese carácter fractal, o de conjunto de Cantor, que tienen los conjuntos lı́mite en estos casos. Teorema 3.3.12 Sea Γ un subgrupo discreto de P SL(2, R), entonces el conjunto lı́mite de Γ es toda la recta real extendida, o es un conjunto que en b ninguna parte es denso en R. 3.3. CONJUNTO LÍMITE DE UN GRUPO DISCRETO 127 Demostración. Si Γ no es horocı́clico, sea λ ∈ L(Γ) y b α ∈ O(Γ) ∩ R. Se sigue entonces del Teorema 3.3.9 que la órbita de α se acumula en λ. En consecuencia, cualquier intervalo alrededor de λ contiene puntos ordinarios, es decir, L(Γ) en ninguna parte es denso (ya que no contiene ningún intervalo abierto). Este resultado se generaliza a otros grupos fuchsianos, interpretando intervalos como segmentos de “cı́rculos”. Más aún, el Teorema 3.3.9 también es cierto para subgrupos discretos de P SL(2, C) (cf. [2] p. 98); por lo que se puede aplicar un argumento similar a la prueba del Teorema 3.3.12 y probar que si un subgrupo de P SL(2, C) es no elemental y discontinuo, entonces su b El siguiente resultado muesconjunto lı́mite en ninguna parte es denso en C. tra que, en general, los conjuntos lı́mite son los menores conjuntos invariantes y cerrados. Una generalización a subgrupos no elementales de P SL(2, C) se puede consultar en [2] p. 97. b cerrado y Γ − invariante con Teorema 3.3.13 Sea Γ fuchsiano y W ⊂ C cardinalidad mayor a 1, entonces L(Γ) ⊂ W. Demostración. Si L(Γ) es vacı́o no hay nada que probar. Supongamos / W. Como W es cerrado, existe que existe un punto λ ∈ L(Γ), tal que λ ∈ una vecindad N de λ, tal que N ∩ W = ∅. Ahora, si λ1 , λ2 son dos puntos distintos en W, se sigue de la Proposición 3.3.1 y del Lema 3.3.8 que la órbita de alguno de ellos se acumula en λ, es decir, intersecta N, lo que contradice N ∩ W = ∅ (ya que W es Γ − invariante). Por lo cual L(Γ) ⊂ W. El teorema anterior no es válido para conjuntos invariantes que constan de un solo elemento. Por ejemplo, si Γ =< z → 2z >, entonces su conjunto lı́mite es {0, ∞}; sin embargo {0} es Γ − invariante. Podemos ahora generalizar las Proposiciones 3.2.13 y 3.2.14. Teorema 3.3.14 Sea G un subgrupo normal de un grupo horocı́clico Γ en P SL(2, R), entonces G es horocı́clico. Demostración. Usando las Proposiciones 3.2.13 y 3.2.14, se puede suponer que L(G) consiste en al menos dos puntos. Basta probar que el conjunto 128 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS L(G) es Γ − invariante, ya que en este caso –como es cerrado– se seguirı́a del Teorema 3.3.13 que b L(G) = L(Γ) = R. Para probar que L(G) es Γ − invariante, sean T ∈ Γ y λ ∈ L(G), b tales que entonces existen transformaciones distintas T n ∈ G y z ∈ C, T n (z) → λ, cuando n → ∞. Ahora, como T es continua, se sigue que T Tn T −1 (w) 7−→ T (λ), −1 donde w = T (z). Finalmente, como T T n T son transformaciones distintas en G, se sigue que T (λ) ∈ L(G), y por ende la afirmación. Usando la Proposición 3.1.5, se puede generalizar el resultado anterior para cualquier grupo fuchsiano. Para terminar este capı́tulo mostramos otras caracterizaciones del conjunto lı́mite en términos de los puntos fijos. Proposición 3.3.15 Sea Γ un grupo fuchsiano y F Γ el conjunto de los puntos fijos de las transformaciones distintas de la identidad en Γ, entonces L(Γ) ⊂ F Γ , b donde F Γ denota la cerradura de F Γ en C. Demostración. Obsérvese primero que si Γ 6= Id, entonces F Γ tiene cardinalidad mayor o igual a uno. Para el caso en que F Γ consta de un solo punto, es claro que Γ es un grupo cı́clico parabólico y la proposición se sigue de manera inmediata. Ahora, FΓ es Γ − invariante. Esto se cumple, dado que para toda trans−1 formación S en Γ, se tiene que T fija z0 si y sólo si S T S fija S(z0 ). También F Γ es Γ−invariante, ya que dada zn , n ∈ N, una sucesión de puntos fijos tales que zn → z0 , y una función S ∈ Γ; entonces S(zn ) → S(z0 ) y S(z0 ) ∈ F Γ . Por consiguiente, si F Γ consta de más de un punto, el resultado se sigue del Teorema 3.3.13 Teorema 3.3.16 Sea Γ fuchsiano con transformaciones hiperbólicas y Λ la cerradura del conjunto de puntos fijos de los elementos hiperbólicos, entonces L(Γ) = Λ. Demostración. Se pueden aplicar los mismos argumentos de la prueba de la proposición anterior, por ejemplo, si T es hiperbólica y fija z0 , entonces −1 ST S es hiperbólica y fija S(z0 ), etcétera. Por consiguiente, L(Γ) ⊂ Λ; la otra contención es inmediata, ya que el conjunto lı́mite es cerrado. 3.3. CONJUNTO LÍMITE DE UN GRUPO DISCRETO 129 Teorema 3.3.17 Sea Γ fuchsiano con elementos parabólicos y P la cerradura del conjunto de puntos fijos parabólicos, entonces L(Γ) = P. Demostración. Si P consta de un solo punto z0 , donde S(z0 ) = z0 , entonces Γ es el grupo estabilizador Γz0 . Esto se tiene, ya que si para alguna −1 transformación T en Γ, T (zo ) 6= z0 , se seguirı́a que T S T es parabólica y fija T (z0 ). Por consiguiente, Γ es un grupo cı́clico parabólico (Teorema 3.2.9), lo cual prueba el teorema en este caso, ya que L(Γ) = {z0 }. Si P consta de más de un punto, el resultado se sigue de manera análoga a la prueba del Teorema 3.3.16. Algunos autores definen al conjunto lı́mite de un subgrupo discreto no elemental de P SL(2, C) como la cerradura de los puntos fijos hiperbólicos y loxodrómicos. Esta definición, junto con un análisis detallado de los grupos elementales discretos (entre ellos los grupos platónicos), permite generalizar nuestros resultados a los subgrupos discretos de P SL(2, C), véase [2] cap. 5. EJERCICIOS 3.3 1. Demuestre la existencia de subgrupos de P SL(2, C) con puntos lı́mite que b ni tampoco son puntos no son puntos de acumulación de las órbitas en C, fijos de transformaciones de orden infinito. 2. Pruebe que si un grupo de matrices representa a un subgrupo discreto P SL(2, C), entonces alguno de los cuatro conjuntos de números complejos definidos por las entradas de estas matrices no es acotado. 3. Demuestre la primera parte del Lema 3.3.4. 4. Sea λ un de un punto b pacto en C, distintas T n punto lı́mite de un grupo fuchsiano Γ, demuestre la existencia b con la siguiente propiedad: si K es un conjunto comλ0 ∈ C, tal que λ0 ∈ / K, se tiene entonces que existen transformaciones ∈ Γ, n ∈ N, tales que T n (z) → λ uniformemente en K. 5. Demuestre que si el conjunto de puntos fijos de un grupo fuchsiano Γ consiste en dos puntos, entonces el grupo es cı́clico hiperbólico o cı́clico elı́ptico. 130 CAPÍTULO 3. GRUPOS FUCHSIANOS Capı́tulo 4 Regiones fundamentales En este último capı́tulo se definen los conjuntos y las regiones fundamentales, lo cual conlleva el estudio de las teselaciones del plano hiperbólico y también del espacio hiperbólico tridimensional. El caso bidimensional es de gran utilidad en la teorı́a de los números; el tridimensional lo es para la topologı́a de las variedades de dimensión 3. En este texto se construyen los polı́gonos de Dirichlet y de Ford para grupos con traslaciones, y se prueban algunas de sus propiedades fundamentales. Como ejemplo principal, se muestra que el polı́gono descrito en la Figura 4.26 es una región fundamental de Ford y de Dirichlet para el grupo clásico modular. 4.1. Regiones fundamentales Como se mostró en el capı́tulo anterior, dado Γ un subgrupo de P SL(2, R), b define una partición que consiste en las órbitas. la acción de Γ en C Definición 35 Sea Γ un subgrupo de P SL(2, R), un conjunto fundamental b es cualquier conjunto que contiene F para la acción de Γ en H2 (o en C) 2 b por cada órbita, es decir, uno y sólo un elemento en H (o en C) (i) si z1 , z2 ∈ F, no existe T ∈ Γ, tal que T (z1 ) = z2 ; b existe T ∈ Γ, tal que T (z) ∈ F. (ii) ∀z ∈ H2 (o en C) El axioma de elección establece que si Xi , i ∈ I, es una familia de conjuntos, entonces existe una colección de elementos xi , i ∈ I, de tal manera que xi ∈ Xi ∀i. Este principio nos permite asegurar la existencia 131 132 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES de conjuntos fundamentales. La definición se aplica también a otros grupos fuchsianos o a las extensiones de Poincaré de un subgrupo de P SL(2, C) en H3 . Estos conjuntos no son de ninguna manera únicos. Por ejemplo, si F es uno de ellos, A es un subconjunto de H2 y T es una transformación en Γ, entonces [ T (F ∩ A) (F − A) también lo es. Es claro asimismo que estos conjuntos pueden ser topológicamente muy exóticos. Sin embargo, la intención es construirlos de manera simple, por ejemplo, el grupo Γ =< z → z + λ >, λ ∈ R+ , λ 6= 0, 1, tiene como conjunto fundamental el descrito en la Figura 4.1. F 0 λ Figura 4.1: Conjunto fundamental para un grupo de traslaciones por reales µ λ Figura 4.2: Conjunto fundamental para un grupo doblemente periódico Ahora, si Γ es el grupo generado por las traslaciones T (z) = z + α, y S(z) = z + µ, donde λ, µ son linealmente independientes como vectores 4.1. REGIONES FUNDAMENTALES 133 b es el en R2 , un conjunto fundamental para Γ, respecto a su acción en C, paralelogramo semiabierto descrito en la Figura 4.2. Otro ejemplo sencillo es el grupo cı́clico elı́ptico Γ en M (∆) generado por T , donde T (z) = z e2 π i/q , q ∈ N, q > 1. En este caso, un conjunto fundamental para Γ, respecto a su acción en M (∆), es el descrito en la Figura 4.3. e2πi/q Figura 4.3: Conjunto fundamental para un grupo cı́clico de rotaciones Un conjunto fundamental F no puede ser abierto (ejercicio). Ahora, como evidentemente es más sencillo trabajar con conjuntos abiertos (o cerrados), se establece una definición más adecuada para estudiar estos conjuntos de representantes de órbitas, que conllevan a las teselaciones hiperbólicas. Definición 36 Sea Γ < P SL(2, R), se dice que una región R es un dominio fundamental en H2 para Γ, si se cumplen las siguientes condiciones: (i) cualesquiera dos puntos z1 , z2 ∈ R no son Γ − equivalentes; e y T ∈ Γ, tal que T (z) = w, donde R e (ii) dado w ∈ H2 , existe z ∈ R 2 denota la cerradura de R en H ; (iii) ∂R tiene medida bidimensional de Lebesgue cero. A los dominios fundamentales se les conoce también como regiones fundamentales. La condición (iii) es esencial al tomar cocientes (estos cocientes son superficies de Riemann, cf. [2] p. 118). Obsérvese también que se sigue del axioma de elección que si R es una región fundamental para Γ, entonces 134 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES e Además, si Γ existe un conjunto fundamental F , tal que R ⊂ F ⊂ R. es un subgrupo de P SL(2, R), para el cual se puede construir una región fundamental, entonces Γ es discontinuo y por lo tanto discreto (ejercicio). Definición 37 Sea A una región en H2 , se define su área hiperbólica como la integral de Lebesgue Z dµ . 2 A (Im z) Se puede tomar también, en muchos casos, la de Riemann (o la de Riemann impropia, si la región no es acotada). En sentido estricto, si dicha integral es infinita, la integral de Lebesgue no está definida, sin embargo, en estos casos se dice simplemente que el área hiperbólica es infinita. Un ejemplo de esta situación se ilustra en la Figura 4.4. Dejamos como ejercicio para el lector verificar que en efecto el área de dicha región es infinita. Obsérvese que como las regiones son conjuntos abiertos y la función 1 z 7−→ (Im z)2 es continua en H2 , el área hiperbólica, si es finita, siempre está bien definida (usando la integral de Lebesgue). Figura 4.4: Región con área hiperbólica infinita Teorema 4.1.1 El área hiperbólica es invariante bajo transformaciones en P SL(2, R), es decir, si A es una región en H2 y T ∈ P SL(2, R), entonces Z Z 1 1 dµ = dµ. 2 2 A (Im z) T (A) (Im z) 4.1. REGIONES FUNDAMENTALES 135 Demostración. El teorema de cambio de variable para integrales de Riemann también es válido para las de Lebesgue (cf. [1] p. 179). Probamos primero el caso de área finita. Sea T (z) = az + b , cz + d ad − bc = 1, a, b, c, d ∈ R, entonces Im T (z) = Im z |cz + d|2 y |T 0 (z)|2 = 1 |cz + d|4 es el determinante del Jacobiano de T . Se sigue entonces del teorema de cambio de variable que Z A dµ = (Im z)2 Z A 1 1 2 |cz + d|4 dµ = Im T (z) Z T (A) dµ . (Im z)2 Si el área es infinita, se puede probar el teorema calculando primero el área en A ∩ Hn ∩ Rn , n ∈ N, donde Hn = {z ∈ H2 | Im z > 1/n} y Rn = {z ∈ H2 | − n < Re z < n}. El Teorema 4.1.1 se puede enunciar de manera más general: el área hiperbólica de cualquier región en H2 es invariante bajo cualquier isometrı́a hiperbólica (ejercicio). A continuación describimos ciertas mediatrices que se ocupan en la construcción de las regiones fundamentales de Dirichlet, que estudiaremos en la siguiente sección. Definición 38 Dados z, w ∈ H2 , se define el h-bisector perpendicular, o mediatriz hiperbólica, al segmento de geodésica [z, w], como la única geodésica ortogonal a [z, w] que pasa por el punto medio hiperbólico entre z y w. 136 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Llamaremos al h-bisector perpendicular simplemente bisector perpendicular. Obsérvese que dada una geodésica λ en H2 y z, w ∈ λ, existe una transformación hiperbólica que preserva λ y manda z en w (basta conjugar, mandando λ al eje imaginario y aplicar una homotecia). El siguiente resultado muestra que en algunas instancias, la geometrı́a hiperbólica satisface las mismas propiedades que la geometrı́a euclidiana. Proposición 4.1.2 Sean z, w ∈ H2 , entonces el bisector perpendicular a [z, w] consiste en los puntos en H2 que equidistan hiperbólicamente de z y w, es decir, u ∈ H2 ρ(u, z) = ρ(u, w) . Demostración. Como las transformaciones en P SL(2, R) son isometrı́as conformes, se puede suponer que z, w ∈ ∂∆. Más aún, usando la observación previa a la proposición, se puede también suponer que w = −z (véase la Figura 4.5). Ahora, como la reflexión en el eje imaginario z → −z es una isometrı́a de H2 , el punto medio de [z, w] es i, por lo que el bisector perpendicular a [z, w] es el eje imaginario positivo. Más aún, como esta isometrı́a fija el eje imaginario e intercambia z con w, los puntos del eje imaginario positivo equidistan hiperbólicamente de z y w. Falta probar solamente que no hay otros puntos equidistantes de z y w. Si u equidista de z y w, sea C1 el cı́rculo con centro en z y radio ρ(z, u), y sea C2 la imagen de C1 , bajo la función z → −z. Finalmente, como los puntos de intersección de estos dos cı́rculos son los puntos equidistantes, se sigue que Re u = 0 (véase la Figura 4.5). w z Figura 4.5: H-bisector perpendicular 4.1. REGIONES FUNDAMENTALES 137 Definición 39 Sea A ⊂ H2 , se dice que A es h-convexo, si ∀z, w ∈ A se tiene que [z, w] ⊂ A, donde [z, w] denota el segmento de geodésica que une z con w. Obsérvese que un conjunto h-convexo es conexo (ejercicio) y que la intersección de conjuntos h-convexos es h-convexo. Además, si l es una geodésica, entonces H2 − l consiste en dos semiplanos que son h-convexos; esto es evidente si l es el eje imaginario, el caso general se sigue, ya que P SL(2, R) es transitivo en geodésicas. Más aún, estas observaciones implican también que la región comprendida entre dos rectas verticales (o dos geodésicas tangentes) es h-convexa. Además, cualquier triángulo hiperbólico es h-convexo, dado que es la intersección de tres semiplanos. z zn z0 w wn 0 Figura 4.6: La cerradura de una región h-convexa es h-convexa e es h-convexa. Proposición 4.1.3 Sea A una región h-convexa, entonces A e no es h-convexa, existen z, w ∈ A, e tal que Demostración. Si A e [z, w] 6⊂ A. Podemos suponer, sin perder generalidad, que [z, w] es un segmento en el eje e Ahora, imaginario. Bajo estas hipótesis, existe z0 ∈ [z, w], tal que z0 ∈ / A. e c es abierto, se puede construir un cuadrado R de lado con como (A) e c. centro en z0 , tal que R ⊂ (A) 138 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Finalmente, nótese que los rectángulos infinitos de la forma Pδ = {z ∈ H2 − δ < Re z < δ} son h-convexos; por lo que tomando sucesiones zn , wn , n ∈ N, en A, tales que converjan a z y w, respectivamente, se tendrı́a que A no es h-convexa, lo cual contradice la hipótesis. Esto se sigue, ya que tomando 2δ < y n suficientemente grande, se tiene −δ < Re zn , Re wn < δ; lo que implica [zn , wn ] ⊂ Pδ y [zn , wn ] ∩ R 6= ∅ (véase la Figura 4.6). w2 wn w1 α1 α α2 Figura 4.7: Rayos que emanan de regiones h-convexas Proposición 4.1.4 Sea A una región h-convexa, α ∈ A y l un segmento de geodésica que surge de α, entonces l intersecta ∂A en a lo más un punto. Demostración. Se puede suponer, sin perder generalidad, que l está contenido en el eje imaginario. Si l intersecta ∂A en dos puntos distintos w1 y w2 , aplicando la función z → −1/z (si es necesario), se puede suponer también que α = i y0 , w1 = i y1 , w2 = i y2 , donde y0 < y1 < y2 . Ahora, sean α1 , α2 ∈ A, tales que Re α1 < 0 < Re α2 y tales que [α1 , α2 ] intersecta el eje imaginario abajo de w1 . Esto se logra tomando α1 , α2 ∈ D(0, r) ∩ A, donde y0 < r < y1 (véase la Figura 4.7). 4.1. REGIONES FUNDAMENTALES 139 También, existe una sucesión wn = xn + iyn ∈ A, n ∈ N, n > 2, tal que wn → w2 , se puede también suponer que xn > 0 (el caso xn < 0 es análogo). Nótese que las ordenadas en el origen de las rectas euclideanas que pasan por α1 y wn están dadas por yn − (yn − v) xn , (xn − u) donde α1 = u + iv. Finalmente, si n → ∞, estos números convergen a y2 ; por lo que si n es suficientemente grande, estas rectas intersectan el eje imaginario arriba de w1 . En consecuencia, w1 está en el interior del triángulo hiperbólico determinado por α1 , wn y α2 , el cual está contenido en A (ya que A es h-convexa), lo cual contradice la existencia de dichos puntos, w1 y w2 . EJERCICIOS 4.1 1. Demuestre que un conjunto fundamental no puede ser abierto. 2. Sea Γ un subgrupo de P SL(2, R) que admite una región fundamental, demuestre que Γ es discontinuo. 3. Demuestre que el área hiperbólica de la región descrita en la Figura 4.4 es infinita. 4. Pruebe que el área hiperbólica de una región de la forma Hn ∩Rn es finita, donde Hn , Rn son las regiones descritas en la prueba del Teorema 4.1.1. 5. Demuestre que el área hiperbólica de un triángulo con un vértice infinito y dos ángulos positivos α, β está dada por π − (α + β). Generalice este resultado para cualquier triángulo. 6. Pruebe que el área hiperbólica de una región en H2 es invariante bajo cualquier isometrı́a hiperbólica. 7. Demuestre que un conjunto h-convexo en H2 es conexo. 140 4.2. CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Construcción del polı́gono de Dirichlet En esta sección se construyen los polı́gonos de Dirichlet y se prueba que son regiones fundamentales. Aunque la mayorı́a de los resultados se establecen para P SL(2, R), es fácil verificar que éstos se aplican también al disco de Poincaré. Se exhiben también ejemplos de estos dominios fundamentales para los grupos cı́clicos. El siguiente resultado muestra la existencia de vecindades que contienen a lo más un punto por cada órbita. Teorema 4.2.1 Sea Γ < P SL(2, R) discreto y w0 ∈ H2 un punto no fijo, esto es, T (z0 ) 6= z0 ∀ T ∈ Γ − I, entonces existe una vecindad abierta D de w0 que no contiene puntos Γ-equivalentes, es decir, cada punto de D representa una órbita distinta. Demostración. La órbita de w0 no se acumula en w0 ya que éste es un punto ordinario, por lo que existe un disco hiperbólico Dh (w0 , δ) = {z ∈ H2 | ρ(z, w0 ) < δ}, tal que no contiene puntos Γ-equivalentes a w0 (distintos de w0 ). Se afirma que el disco hiperbólico D = Dh (w0 , δ/2) = {z ∈ H2 | ρ(z, w0 ) < δ/2} tiene la propiedad requerida. De otra manera, si existe T ∈ Γ, distinta de la identidad, tal que w, T (w) ∈ Dh (w0 , δ/2), entonces se sigue de la invariabilidad de la métrica hiperbólica que ρ T (w), T (w0 ) ≤ δ/2, lo cual a su vez implica ρ w0 , T (w0 ) ≤ ρ w0 , T (w) + ρ T (w), T (w0 ) < δ/2 + δ/2, que contradice la elección de δ. El teorema anterior implica la existencia de vecindades estables, con respecto a la acción de Γ, para cualquier punto en H2 (ejercicio). Dado un punto w ∈ H2 , una vecindad Nw de w es estable si para cualquier transformación T ∈ Γ se tiene T (Nw ) ∩ Nw = ∅, si T (w) 6= w; T (Nw ) = Nw , si T (w) = w. 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 141 En la siguiente discusión se tomará a Γ como un subgrupo discreto de P SL(2, R), w0 ∈ H2 no fijo, y T n (w0 ) = wn , n ∈ N, su órbita, es decir, T n , n ∈ N, es una enumeración de los elementos de Γ. Nótese que wn 6= wm , si n 6= m, esto se sigue, ya que de otra manera −1 T m T n fija z0 . Denotaremos por λi al bisector perpendicular del segmento [w0 , wi ]. Obsérvese que H2 − {λi } consiste en 2 semiplanos hiperbólicos, uno que contiene a w0 , que denotaremos por Li , y otro que contiene a wi , al cual nos referiremos por L0i . wi z′ z w0 Figura 4.8: Li ⊂ Ai Lema 4.2.2 Sea Γ un subgrupo discreto de P SL(2, R), w0 ∈ H2 no fijo, wi , i ∈ N, la órbita de w0 y Ai = {z ∈ H2 | ρ(z, w0 ) < ρ(z, wi )}, A0i = {z ∈ H2 | ρ(z, wi ) < ρ(z, w0 )}, entonces Li = Ai y L0i = A0i . Demostración. Se sigue de la Proposición 4.1.2 que H2 es la unión disjunta de Ai ∪ λ ∪ A0i . También lo es de Li ∪ λ ∪ L0i . Por consiguiente basta probar que L i ⊂ Ai y que L0i ⊂ A0i . Ahora, si z ∈ Li , al trazar una geodésica de z a wi , ésta intersecta λi en un punto z 0 y se tiene ρ(z, w0 ) ≤ ρ(z, z 0 ) + ρ(z 0 , w0 ) = ρ(z, z 0 ) + ρ(z 0 , wi ) = ρ(z, wi ), puesto que z 0 equidista de w0 y wi (véase la Figura 4.8). Finalmente, el mismo argumento se aplica a puntos de L0i , lo cual prueba el lema. 142 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Definición 40 Sean Γ, w0 y Li , i ∈ N, como en el Lema 4.2.2; se define el polı́gono de Dirichlet para Γ con centro en w0 como ∞ \ Dw0 = Li . i=1 Algunas veces escribiremos D0 , o simplemente D, por Dw0 . Nótese que el Lema 4.2.2 implica que D consiste en los puntos en H2 que están estrictamente más cerca de w0 que de cualquier otra de sus imágenes, es decir, D = {z ∈ H2 | ρ(z, w0 ) < ρ(z, wi ) ∀i ∈ N}. Obsérvese que D es no vacio, ya que w0 ∈ D. El polı́gono de Dirichlet D es también h-convexo (y por lo tanto conexo), esto se sigue ya que es la intersección de conjuntos h-convexos. Esta construcción se generaliza a cualquier dimensión y también a otras geometrı́as (cf. [20] pp. 243-246). Probamos ahora que D es una región fundamental para Γ. A los bisectores perpendiculares les llamaremos simplemente bisectores. D(w0 , r) wi z K w0 Figura 4.9: Un compacto intersecta un número finito de bisectores Lema 4.2.3 Sea D el polı́gono de Dirichlet descrito en la Definición 40 y K un subconjunto compacto en H2 , entonces K intersecta solamente a un número finito de bisectores λi . 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 143 Demostración. Como los subconjuntos compactos de los espacios métricos son acotados, existe un número r, tal que K ⊂ Dh (w0 , r). Ahora, si z es un punto en λi ∩ K, se tiene ρ(w0 , wi ) ≤ ρ(w0 , z) + ρ(z, wi ) = 2ρ(w0 , z) < 2r. En consecuencia, si λi intersecta K, necesariamente wi ∈ Dh (w0 , 2r) (véase la Figura 4.9). Finalmente, la órbita de w0 no se puede acumular en el compacto Dh (w0 , 2r), ya que los puntos de este disco son ordinarios. λj1 λj2 z λj3 Figura 4.10: D es abierto Lema 4.2.4 Sea D el polı́gono de Dirichlet descrito en la Definición 40, entonces D es abierto. Demostración. Sea z ∈ D y N un disco hiperbólico cerrado alrededor de z. Se sigue entonces del Lema 4.2.3 que N intersecta solamente un número finito de bisectores, digamos λj1 , λj2 , . . . , λjn . Es claro que z ∈ Lji ∀i, ya que z ∈ D, por lo que se puede tomar un disco más pequeño alrededor de z de tal manera que ya no intersecte ningún bisector (véase la Figura 4.10). La existencia de dicho disco se puede deducir, ya que la función distancia w 7−→ ρ(w, z) del conjunto cerrado λi en R+ es continua, donde λi hereda la métrica hiperbólica (ejercicio). Alternativamente, se puede usar la descripción de los cı́rculos de Apolonio alrededor de z. 144 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Denotaremos T n (D) por Dn . Obsérvese que Dn consiste en los puntos en H2 que están estrictamente más cerca de wn que de cualquier otro punto en la órbita de w0 . También, Dn es h-convexo y la familia de polı́gonos Dn e n determina una es invariante bajo Γ. La unión de todos los polı́gonos D subdivisión de H2 , que se le llama teselado o teselación. Para el observador hiperbólico la configuración de polı́gonos se ve exactamente igual cuando se observa desde cualquiera centro wi (véase la Figura 4.11). Figura 4.11: Teselación del plano hiperbólico definida por el grupo modular Lema 4.2.5 Sea D el polı́gono de Dirichlet descrito en la Definición 40, y Di , Dj dos de sus imágenes bajo funciones en Γ. Entonces (i) Di ∩ Dj = ∅, si i 6= j; (ii) ∀z, w ∈ Dj , z no es Γ-equivalente a w. Demostración. Si la primera afirmación no es cierta, existe z ∈ Di ∩ Dj , donde i 6= j. Bajo esta hipótesis se tendrı́a simultáneamente que ρ(z, wj ) < ρ(z, wi ) y ρ(z, wi ) < ρ(z, wj ), lo cual es una contradicción. 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 145 Por otra parte, si existen z, w ∈ Dj , z 6= w y T (z) = w, T ∈ Γ, entonces como T transforma Dj en alguna Di , se tendrı́a Di ∩ Dj 6= ∅, lo cual contradice la primera afirmación. Por consiguiente, se sigue también la segunda parte del lema. De manera análoga al caso de Rn , en un espacio métrico X, un subconjunto A subdivide a X en 3 subconjuntos ajenos, a saber, Int A, ∂A y Ext A. Aplicando este principio al caso de H2 y al polı́gono de Dirichlet D, al ser éste un conjunto abierto, la subdivisión inducida en H2 es D, ∂D (en H2 ) y Ext D. Como ya se mencionó, D = {z ∈ H2 | ρ(z, w0 ) < ρ(z, wi ) ∀i}. También es claro que {z ∈ H2 | ρ(z, wi ) < ρ(z, w0 ) para al menos alguna i} ⊂ Ext D. Esto último se sigue, ya que L0i es abierto. El siguiente resultado describe ∂D. z λjn D D λj2 λj1 w0 Figura 4.12: Bisectores por z Lema 4.2.6 Sea D el polı́gono de Dirichlet descrito en la Definición 40, entonces la frontera de D consiste en los puntos z en H2 que satisfacen las siguientes dos condiciones: (i) ρ(z, w0 ) ≤ ρ(z, wi ) ∀ i, (ii) ρ(z, w0 ) = ρ(z, wj ), para al menos una j. Demostración. Sea A el subconjunto de H2 determinado por las condiciones (i) y (ii), probamos primero que A es un subconjunto de ∂D. Si z ∈ A y N es cualquier vecindad de z, hay que probar que N intersecta D. Se 146 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES e es puede tomar N como un disco abierto y usando el Lema 4.2.3, como N compacto, se puede también suponer que hay un número finito de bisectores que intersectan N y que todos estos pasan por z. ei ∀ i, por lo que [w0 , z] es un arco en L ei ∀ i (ProposiEs claro que z ∈ L ción 4.1.3). También, usando la Proposición 4.1.4 se tiene que el segmento de geodésica abierto en [w0 , z] está contenido en Li ∀ i. Por consiguiente {[w0 , z] − {z}} ⊂ D. Como también {[w0 , z] − {z}} ∩ N 6= ∅, se sigue que D ∩ N 6= ∅ y los puntos en el conjunto A pertenecen a la frontera (véase la Figura 4.12). Viceversa, si z ∈ ∂D, como z ∈ / Ext D se debe cumplir que ρ(z, w0 ) ≤ ρ(z, wi ) ∀ i. De otra manera, si ρ(z, w0 ) > ρ(z, wi ), entonces z ∈ L0i , y existe una vecindad de z contenida en L0i , por lo que z ∈ / ∂D. Finalmente, si la desigualdad ρ(z, w0 ) ≤ ρ(z, wi ) es estricta ∀ i, entonces z ∈ D; por lo que ρ(z, w0 ) = ρ(z, wi ), para al menos alguna i. Corolario 4.2.7 Sea D el polı́gono de Dirichlet descrito en la Definición 40, entonces Ext D = {z ∈ H2 | ρ(z, wi ) < ρ(z, w0 ), para al menos alguna i}. Demostración. Se tiene que ρ(z, w0 ) ≤ ρ(z, wi ) ∀ i si y sólo si z ∈ D ∪ ∂D. Teorema 4.2.8 Sea Γ un subgrupo discreto de P SL(2, R), entonces su polı́gono de Dirichlet D es una región fundamental para Γ. 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 147 Demostración. Se sigue del Lema 4.2.5 que cualesquiera dos puntos en D no son Γ − equivalentes. Hay que probar también que [ [ e = e n. H2 = T n (D) D n∈N n∈N Para esto, sea z ∈ H2 , como la órbita de w0 no se acumula con H2 , existe un punto wj cuya distancia a z es menor o igual a la distancia de cualquier otro punto en la órbita a z, es decir ρ(z, wj ) ≤ ρ(z, wi ) ∀ i. −1 Ahora, si T j (w0 ) = wj y T j (z) = z 0 , se sigue de la invariabilidad de la métrica que ρ(z 0 , w0 ) ≤ ρ(z 0 , wk ) ∀ k; e lo cual significa, en virtud del Lema 4.2.6, que z 0 ∈ D. 2 Finalmente, las geodésicas en H tienen medida bidimensional cero, y como ∂D está contenida en una unión numerable de geodésicas, se sigue que tiene medida cero. Nótese que el Teorema 4.2.8 muestra que los polı́gonos Di son también de Dirichlet para Γ (ejercicio). Recordamos del capı́tulo de métrica hiperbólica que la distancia de un punto z a una geodésica λ se alcanza trazando una segunda geodésica que pasa por z y es ortogonal a λ (véase la Figura 2.7). Usando este hecho, para el caso particular descrito en la Definición 40, si λj es el bisector perpendicular de [w0 , wj ], se tiene que ρ(w0 , λj ) = 1 ρ(w0 , wj ). 2 A continuación mostramos una propiedad de los polı́gonos de Dirichlet; a los dominios fundamentales que cumplen esta propiedad se les llama localmente finitos. Proposición 4.2.9 Sea D el polı́gono de Dirichlet de un subgrupo Γ de P SL(2, R) y K un compacto en H2 , entonces K intersecta solamente un e (bajo elementos de Γ). número finito de imágenes de D Demostración. Usamos la notación del Lema 4.2.5. Podemos suponer que el compacto es un disco hiperbólico con centro en w0 , que denotamos por Dh (w0 , r). Esto se sigue, ya que si r es suficientemente grande, 148 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES K ⊂ Dh (w0 , r), y si Dh (w0 , r) intersecta un número finito de polı́gonos, también K tiene esta propiedad. Ahora, como 1 e j ), ρ(w0 , wj ) = ρ(w0 , λj ) ≤ ρ(w0 , D 2 e j ∩Dh (w0 , r), entonces el punto medio de [w0 , wj ] está en Dh (w0 , r). si z ∈ D En consecuencia, wj ∈ Dh (w0 , 2r). Finalmente, como la órbita de w0 no se acumula en Dh (w0 , 2r) se sigue el resultado (véase la Figura 4.13). ej D λj w0 Figura 4.13: Los compactos intersectan un número finito de polı́gonos z′ Tk w0 z wk e D ek D Figura 4.14: Los compactos intersectan un número finito de polı́gonos Exhibimos ahora una segunda prueba de la Proposición 4.2.9. Sea r tal e k intersecta K en un punto z, entonces existe un que K ⊂ Dh (w0 , r). Si D 0 0 e tal que T k (z ) = z. Tomando T k (wj ) = w0 , se tiene z ∈ D, ρ(w0 , wj ) ≤ ρ(w0 , z 0 ) + ρ(z 0 , wj ) ≤ 2ρ(z 0 , wj ) 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 149 e Finalmente (puesto que z 0 ∈ D). ρ(z 0 , wj ) = ρ T k (z 0 ), T k (wj ) = ρ(z, w0 ) ≤ r (véase la Figura 4.14). Por consiguiente, wj ∈ Dh (z0 , 2r), etcétera. A continuación describimos los polı́gonos de Dirichlet de los grupos cı́clicos. Nótese que todos los resultados que se han probado anteriormente referentes a los póligonos de Dirichlet para subgrupos discretos de P SL(2, R), también se aplican a subgrupos discretos de M (∆); por lo que se puede usar indistintamente un modelo u otro. 1 πki/m 2e θ θ 1 2 1 2πki/m 2e Figura 4.15: Puntos equidistantes eπi/m λ1 D λm−1 e−πi/m Figura 4.16: Polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico de rotaciones 150 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Polı́gonos de Dirichlet de grupos cı́clicos elı́pticos Consideramos primero el caso de un grupo Γ generado por una transformación T definida por z 7−→ z e 2πi m . Se puede tomar como centro el punto w0 = 1/2 y denotamos sus imágenes por wk = T k (w0 ), k = 0, 1, ..., m − 1. Obsérvese que 0 ∈ λk ∀k, ya que equidista hiperbólicamente de w0 y de wk (recordamos que los cı́rculos euclideanos con centro en 0 son también cı́rculos hiperbólicos). λ3 λ2 λ4 λ5 λ1 w2 w1 w3 w0 w4 w5 Figura 4.17: Polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico de orden 6 Ahora, como la reflexión en la recta que pasa por el origen y por eπ k i/m es una isometrı́a hiperbólica, se sigue que si 1 < k < m, entonces 1 πki e m 2 equidista hiperbólicamente de 1/2 y 1 2πki e m 2 (véase la Figura 4.15). En consecuencia, el conjunto de bisectores λk consiste en los diámetros por el origen πki t e m , −1 ≤ t ≤ 1, 0 < k < m. 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 151 Por lo tanto, D es el sector delimitado por los radios πi t em, 0≤t≤1 y te π i (m−1) m , −1 ≤ t ≤ 0 (véase las Figuras 4.16 y 4.17). Esto se sigue, ya que π m−1 m +π ≡− π m y si 1 < k < m, entonces m−k kπ π +π ≡− m m mod 2π, mod 2π. Lo que implica que ningún bisector λk intersecta dicha región D. θ w0 Figura 4.18: Polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico finito El caso general se sigue de la invariabilidad de los polı́gonos de Dirichlet bajo conjugación. En particular, si Γ es un grupo cı́clico de rotaciones, D ⊂ ∆ es su polı́gono de Dirichlet con centro en w y f es la función de Cayley, se tiene que f (D) es el polı́gono de Dirichlet con centro en f (w) −1 del grupo f Γ f que actúa en H2 . Dejamos la verificación de estas afirmaciones como ejercicio. En consecuencia, el polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico actuando en H2 es exactamente como en la Figura 4.18. A continuación probamos un resultado sobre la invariabilidad de los conjuntos fundamentales bajo la conjugación. 152 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Proposición 4.2.10 Sea Γ un subgrupo de P SL(2, C) actuando en un subconjunto P de la esfera de Riemann y F un conjunto fundamental para esta acción, supóngase también que ϕ es una transformacion compleja de Möbius, entonces el conjunto ϕ(F ) es fundamental para la acción del grupo Γ 0 = ϕ Γ ϕ −1 actuando en ϕ(P ). Demostración. Si ϕ(z), ϕ(w) son puntos Γ 0 − equivalentes en ϕ(F ), entonces existe ϕ T ϕ −1 ∈ Γ 0 , tal que ϕ T ϕ −1 (ϕ(z)) = ϕ(w). En este caso T (z) = w, lo cual implica z = w (ya que F es fundamental). Por último, sea ϕ(w) ∈ ϕ(P ). Como F es fundamental, se tiene que hay un punto z ∈ F, tal que T (z) = w, donde T ∈ Γ. Por lo tanto ϕ T ϕ −1 ϕ(z) = ϕ(w) y ϕ(z) es Γ 0 − equivalente a ϕ(w). La proposición anterior se puede generalizar a regiones fundamentales de subgrupos discretos de P SL(2, R), por ejemplo, si la frontera está contenida en una unión a lo sumo numerable de geodésicas. Esto se sigue fácilmente de las propiedades de los elementos de P SL(2, C). λk i w0 m wk Figura 4.19: Bisector perpendicular entre w0 y wk Polı́gonos de Dirichlet de grupos cı́clicos parabólicos Consideramos primero el caso del grupo de traslaciones Γ =< T >, T (z) = z + 1. 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 153 Se puede tomar como centro del polı́gono el punto w0 = i + 1/2. Ahora, el bisector perpendicular a w0 y wk = i + 1 + k, k ∈ Z, k 6= 0, 2 es la recta vertical que pasa por m=i+ k+1 , 2 el punto medio euclideano entre w0 y wk (véase la Figura 4.19). Esto se sigue, ya que como la reflexión en la recta Re z = m es una isometrı́a hiperbólica, se tiene que los puntos de dicha recta equidistan hiperbólicamente de w0 y de wk . Es claro entonces que el polı́gono de Dirichlet con centro en i + 1/2 consiste en el rectángulo infinito R∞ determinado por 0, 1 e ∞. Esto se sigue, ya que como los bisectores son las rectas verticales k+1 2 λk = z ∈ H Re z = , 2 se tiene λ1 = {z ∈ H2 | Re z = 1} y λ−1 = {z ∈ H2 | Re z = 0}. Nótese que los bisectores λk , k 6= 1, −1, no intersectan R∞ (véase la Figura 4.20). Obsérvese que cada bisector es ortogonal a todos los horociclos. Conjugando, el caso general se sigue de manera análoga al caso elı́ptico (véase la Figura 4.21). λ−1 λ1 w0 0 λ2 λ3 w1 1 w2 2 3 Figura 4.20: Polı́gono de Dirichlet para un grupo de traslaciones 154 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES w1 λ1 w0 λ−1 w−1 Figura 4.21: Polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico parabólico 2i √ 2i λ2 i λ1 i/2 λ−1 Figura 4.22: Polı́gono de Dirichlet del grupo cı́clico < z → 2z > Polı́gonos de Dirichlet de grupos cı́clicos hiperbólicos Consideremos primero el grupo de homotecias generado por T (z) = 2z. Se puede tomar w0 √ = i como el centro del polı́gono de Dirichlet. Ahora, como 1/2(log 2)√= log 2, se sigue que el punto medio hiperbólico del segmento [i, 2i] es 2 i. Este hecho muestra que √ λ1 = {z ∈ H2 |z| = 2 i}; también, como z → −1/z es una isometrı́a, se sigue que i 2 λ−1 = z ∈ H |z| = √ . 2 Estos argumentos muestran también que los demás bisectores son semicı́rculos con centro en el origen que no intersectan el medio anillo √ 2 1 D = z ∈ H √ < |z| < 2 , 2 4.2. CONSTRUCCIÓN DEL POLÍGONO DE DIRICHLET 155 que es por consiguiente el polı́gono de Dirichlet Di para este grupo cı́clico de homotecias. Esto se debe a que todos los bisectores son ortogonales al eje (la geodésica que une los puntos fijos), por ejemplo, λ2 corta ortogonalmente el eje imaginario en 2i, ya que 2 log 2 = log 4 (véase la Figura 4.22). Conjugando, se sigue el caso general (como en los casos elı́ptico y parabólico). Obsérvese que en este caso, como la función conjugante manda el eje del generador al eje del generador del grupo conjugado, los bisectores son geodésicas ortogonales al eje (véase las Figuras 4.23 y 4.24). w1 w0 w−1 Figura 4.23: Polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico hiperbólico w0 w−1 w1 Figura 4.24: Polı́gono de Dirichlet de un grupo cı́clico hiperbólico EJERCICIOS 4.2 1. Demuestre que si Γ es un subgrupo discreto de P SL(2, R) y w ∈ H2 , entonces w tiene una vecindad estable. 2. Termine la prueba del Lema 4.10. 3. Sea D un polı́gono de Dirichlet de un subgrupo discreto Γ de P SL(2, R), demuestre que sus imágenes (bajo elementos de Γ) son también polı́gonos de Dirichlet de Γ. 156 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES 4. Sea Γ un subgrupo discreto de M (∆) y D su polı́gono de Dirichlet con centro en w, demuestre que ϕ(D) es el polı́gono de Dirichlet con centro en ϕ(w) del grupo conjugado ϕ Γ ϕ −1 , donde ϕ ∈ P SL(2, C) transforma ∆ en H2 (o preserva ∆). 4.3. Polı́gono de Ford En casos menos canónicos es difı́cil construir los polı́gonos de Dirichlet, ya que no es fácil detectar la familia de todos los bisectores. Mostraremos otra construcción atribuida a Ford que establece otras técnicas más apropiadas para construir regiones fundamentales. El siguiente resultado describe las entradas inferiores izquierdas de las matrices que definen subgrupos discretos de P SL(2, R), que contienen traslaciones; estos números, como veremos posteriormente, tienen un importante significado geométrico. Lema 4.3.1 Sea Γ un grupo discreto de SL(2, R) que contiene matrices que definen traslaciones. Entonces no existe ninguna sucesión de matrices distintas an b n ∈ Γ, n ∈ N, Tn = cn dn de tal manera que cn → α, α finito. Obsérvese que el lema implica que existe m > 0, tal que para toda a b T = ∈Γ c d se tiene |c| ≥ m, o c = 0. Demostración. Como Γ∞ , el grupo estabilizador de ∞, es cı́clico, existe una matriz 1 λ T = ∈ Γ, λ > 0, 0 1 tal que su correspondiente transformación T genera Γ∞ . Si el lema no se cumple, existe una sucesión an b n Tn = ∈ Γ, n ∈ N, cn dn 4.3. POLÍGONO DE FORD 157 tal que cn → α. Reemplazando −Tn por Tn , si es necesario, se puede suponer que α ≥ 0, y que los números cn son todos distintos entre sı́ y son todos positivos. Ahora, si pn , qn ∈ Z, se tiene que 1 pn λ an b n 1 qn λ pn qn T Tn T = 0 1 cn dn 0 1 an + pn (λcn ) bn + pn (λdn ) 1 qn λ = cn dn 0 1 an + pn (λcn ) ∗ = . cn dn + qn (λcn ) Resulta que para cada n ∈ N se pueden elegir pn , qn ∈ Z, de tal manera que 1 ≤ an + pn (λcn ) < 1 + λ cn y 1 ≤ dn + qn (λcn ) < 1 + λ cn . (4.1) Dejamos la verificación de este hecho como ejercicio. Habiendo elegido para cada natural n los enteros pn , qn ∈ Z, que cumplen las desigualdades (4.1), se obtiene una sucesión de matrices que denotamos por αn βn Bn = = T pn Tn T qn , n ∈ N. cn δn Obsérvese que todas estas matrices son distintas, ya que las entradas cn lo son. Bajo esta nueva notación se tiene 1 ≤ αn < 1 + λ cn y 1 ≤ δn < 1 + λ cn . (4.2) Finalmente, estas desigualdades implican que 1 ≤ αn δn ≤ 1 + 2λcn + λ2 c2n y αn δn − 1 ≤ 2λ + λ2 cn . cn Sin embargo, esta última desigualdad junto con (4.2) implica que las matrices Bn , n ∈ N, están acotadas, lo cual contradice que Γ es discreto. 0 ≤ βn = A continuación probaremos que las transformaciones de Möbius que no fijan ∞, actúan euclidianamente en un único cı́rculo llamado isométrico. 158 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Definición 41 Sea T (z) = az + b , ad − bc = 1, c 6= 0, cz + d una transformación en P SL(2, C), se define el cı́rculo isométrico de T , denotado por I(T ), como {z ∈ C | |T 0 (z)| = 1}. Esto es, el cı́rculo isométrico consiste de aquellos puntos donde la norma de la derivada es 1; equivalentemente, este conjunto consiste en aquellos puntos donde el factor de conformalidad es 1. Existe una útil relación explı́cita para el cı́rculo isométrico en términos de las entradas inferiores de la matriz ( ) 1 −d . I(T ) = z ∈ C z − = c |c| Esto se sigue, ya que T 0 (z) = 1 . (cz + d)2 Proposición 4.3.2 Sea T ∈ P SL(2, C), T (z) = az + b , ad−bc = 1, c 6= 0, cz + d entonces T actúa euclidianamente en I(T ). Demostración. Sean z, w ∈ I(T ), entonces az + b aw + b | T (z) − T (w)| = − cz + d cw + d (az + b)(cw + d) − (aw + b)(cz + d) = (cz + d)(cw + d) = |azd + bcw − awd − bcz| = |z − w|. Resulta también que el cı́rculo isométrico es el único cı́rculo donde una transformación de Möbius compleja (que no fija ∞ ) actúa euclidianamente. Esto se sigue, ya que si T (z) = az + b , ad − bc = 1, c 6= 0, cz + d 4.3. POLÍGONO DE FORD 159 actúa euclidianamente en otro cı́rculo K, tomando un punto z ∈ K − I(T ), y una sucesión de puntos wn ∈ K, tales que convergen a z, se tendrı́a T (z) − T (wn ) =1 lı́m wn →z z − wn y |T 0 (z)| = 1, lo cual implicarı́a z ∈ I(T ). El siguiente importante resultado exhibe cómo el cı́rculo isométrico describe la acción geométrica de una transformación de Möbius. T I T I T −1 Figura 4.25: Acción de una transformación hiperbólica o loxodrómica en el cı́rculo isométrico Teorema 4.3.3 Sea T una transformación en P SL(2, C) que no fija a ∞. Entonces −1 (i) T I(T ) = I T ; −1 (ii) T Int I(T ) = Ext I T ; −1 (iii) T Ext I(T ) = Int I T . Demostración. Sea z ∈ C, z 6= −d/c, se sigue de la regla de la cadena que −1 0 T (T (z)) T 0 (z) = 1. (4.3) Ahora, como T 0 (z) = 1 , (cz + d)2 160 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES se tiene por conexidad que z ∈ Ext I(T ) ⇐⇒ |T 0 (z)| < 1. En consecuencia, se sigue de (4.3) que −1 z ∈ Int I(T ) ⇐⇒ T (z) ∈ Ext I T y que z ∈ I(T ) ⇐⇒ T (z) ∈ I T −1 , etcétera. Estos hechos se cumplen también en cualquier dimensión. Para aquellas b n ) que no fijan ∞ se define la esfera transformaciones de Möbius en GM (R isométrica como aquellos puntos donde el factor de conformalidad del jacobiano de la transformación es 1. Resulta, como en el caso bidimensional, que estos puntos son en efecto una esfera de codimensión 1; más aún, todas las observaciones y resultados que hemos mencionado para el caso de P SL(2, C), b n ) (cf. [2] pp. 41 y 42). también se cumplen para transformaciones en GM (R A manera de conclusión del texto, mostramos la construcción del polı́gono de Ford para grupos con traslaciones, y aplicamos estos resultados para exhibir una región fundamental del grupo clásico modular, que es a la vez un polı́gono de Ford y también uno de Dirichlet. En realidad, ambos polı́gonos, el de Dirichlet y el de Ford, se pueden considerar como distintos casos de la misma construcción (polı́gono de Dirichlet generalizado). Véase [2] pp. 234-239. Definición 42 Sea Γ un subgrupo discreto de P SL(2, R) con traslaciones, se define el polı́gono de Ford para Γ, determinado por λ ∈ R, como \ \ R = R∞ Ext I(T ) , T ∈ Γ−Γ∞ donde R∞ = {z ∈ H2 | λ < Re z < λ + µ} y z → z + µ es un generador de Γ∞ . 4.3. POLÍGONO DE FORD 161 Nótese que bajo las hipótesis de la definición anterior, el Lema 4.3.1 implica que los radios de los cı́rculos isométricos, de las transformaciones del grupo que no son traslaciones, convergen a 0. Esto se sigue, ya que dado m > 0, sólo existe un número finito de transformaciones T ∈ Γ − Γ∞ , T (z) = az + b , cz + d tales que |c| ≤ 1/m, o 1 ≥ m. |c| Por consiguiente, el conjunto R es no vacı́o. Más aún, el polı́gono R es un conjunto abierto h-convexo y por lo tanto conexo. Esto se sigue, ya que es intersección de semiplanos. Teorema 4.3.4 Sean R y Γ como en la definición anterior, entonces R es una región fundamental para Γ. Demostración. Probamos primero que no hay puntos Γ − equivalentes en R. Para esto, sea z ∈ R y T ∈ Γ. Si T ∈ Γ∞ , T 6= Id, entonces T / R. Por otra parte, si T no traslada z fuera de R∞ , y por lo tanto T (z) ∈ fija ∞, como z ∈ Ext I(T ), se sigue que −1 T (z) ∈ Int I T , esto es, T (z) ∈ / R. Obsérvese que si w ∈ ∂R y Re w 6= λ, λ + µ, entonces w está contenido en la cerradura del exterior de cualquier cı́rculo isométrico. Esta afirmación se sigue, ya que si w ∈ Int I(T ) para alguna T , entonces existe una vecindad de w ajena a R. Nótese también que como los radios de los cı́rculos isométricos convergen a 0, solamente hay un número finito de cı́rculos isométricos que pasan por w. Probamos ahora que cualquier z0 ∈ H2 es Γ − equivalente a un punto e Si z0 ∈ R∞ , escribimos z1 = z0 , de otra manera, trasladamos z0 a en R. e∞ . Ahora, si z1 ∈ e entonces z1 ∈ Int I(T 1 ), donde esta un punto z1 ∈ R / R, transformación T 1 está definida por una matriz a1 b 1 T1 = . c1 d1 162 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Nótese que el punto z2 = T 1 (z1 ) satisface Im z2 = Im z1 > Im z1 . |c1 z1 + d1 |2 e se sigue el teorema; de otra manera, el siguiente Por otra parte, si z1 ∈ R, e∞ , (si z2 ∈ R e∞ , se toma z2 = z3 ), paso es trasladar z2 a un punto z3 ∈ R e entonces z3 ∈ Int I(T 2 ), etcétera. si z3 no está en R, De esta modo, se obtiene una sucesión de puntos Γ − equivalentes z0 , z1 , z2 , . . . , zn , tales que los números de la forma z2n+1 , n ∈ N, están en R∞ y Im z0 = Im z1 < Im z2 = Im z3 < Im z4 = . . . Finalmente, esta sucesión es necesariamente finita. Esto se sigue, ya que el Lema 4.3.1 implica que existe una cota superior a los radios de los cı́rculos isométricos, digamos s. Por lo cual si z ∈ R∞ y Im z > s, necesariamente e En consecuencia, como el rectángulo z ∈ R. \ e∞ R {z ∈ H2 | Im z0 ≤ Im z ≤ s} contiene solamente puntos ordinarios, la sucesión z2n+1 , n ∈ N, no se puede acumular en dicho rectángulo compacto; por lo que necesariamente existe n, e e y z0 es Γ − equivalente a un punto de R. tal que z2n+1 ∈ R Para ilustrar estas ideas exhibimos una región de Ford para el grupo clásico modular P SL(2, Z), denotaremos a este grupo por Γ. Nótese que 1 1 T = 0 1 genera Γ∞ . También, se puede tomar el rectángulo R∞ como {z ∈ H2 | − 1/2 < Re z < 1/2}. Obsérvese también que los cı́rculos isométricos de mayor radio euclidiano tienen radio 1 y que los centros de estos cı́rculos son precisamente los enteros. Esto se sigue, ya que ∀ d ∈ Z existe a b ∈ SL(2, Z). 1 −d 4.3. POLÍGONO DE FORD 163 De estos cı́rculos euclidianamente mayores, sólo los que tienen centros en −1, 0, 1 intersectan a R∞ (véase la Figura 4.26). Ahora, la intersección de los cı́rculos |z − 1| = 1 y |z| = 1 en H2 es un punto que denotamos por ρ. Este punto del cı́rculo unitario satisface la ecuación (ρ − 1)(ρ − 1) = 1, por lo que Re ρ = 1/2 y √ πi 3 1 ρ= +i =e3. 2 2 Reflejando en el eje imaginario, se tiene el otro vértice √ −π i 2πi 3 −1 +i . −ρ = −e 3 = e 3 = 2 2 En consecuencia, los otros cı́rculos isométricos de radio menor a 1 no intersectan la región delimitada por las rectas Re z = ±1/2, que es exterior al cı́rculo |z| = 1. Es decir, esta región, que denotamos por R, es un polı́gono de Ford para el grupo modular. Esto se sigue, ya que los radios de estos cı́rculos son 1/n, n ≥ 2. Véase la Figura 4.26. ρ=e πi 3 −ρ −2 −1 0 1 2 Figura 4.26: Una región fundamental de Dirichlet y Ford del grupo clásico modular Resulta que el polı́gono de Ford que acabamos de describir, es también el polı́gono de Dirichlet con centro en 2i. Para probar esta afirmación, obsérvese primero que 2 i no es un punto fijo. Una manera de probar esta afirmación es usando la fórmula de los puntos fijos, dado que la parte imaginaria y de un punto fijo elı́ptico está dada por p 4 − χ2 . 2|c| 164 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Además χ2 ≥ 0 y c es un entero no nulo, por lo que y≤ 2 ≤ 1. 2|c| Alternativamente, es fácil probar que los puntos de una región fundamental no pueden ser puntos fijos, ya que al tomar cı́rculos hiperbólicos suficientemente pequeños habrı́a puntos Γ − equivalentes en dichos cı́rculos. Ahora, como ya se mostró las rectas Re z = ±1/2 son los bisectores perpendiculares de 2i y 2i ± 1, también 0 −1 S= ∈ SL(2, Z) 1 0 y S(2i) = i/2, por lo que el bisector entre 2i y i/2 es el cı́rculo unitario. En consecuencia, D2 i ⊂ R. Por consiguiente, basta probar que la inclusión no es propia. De otra manera, e 6= ∅. Para si R − D 6= ∅, donde D = D2 i , entonces también R − D probar esta afirmación, nótese que si z ∈ R − D, se puede tomar un disco hiperbólico B con centro en z, totalmente contenido en R, de tal manera que los bisectores que intersecten a B, pasen todos por z (recordamos, que solamente un número finito de bisectores intersectan un compacto en H2 ). Bajo estas hipótesis, se tiene que estos bisectores dividen a H2 en un número finito de regiones, una de las cuales contiene a D. Es claro entonces que se e (véase la Figura 4.27). Por lo cual, existe un puede encontrar w ∈ R − D e que es Γ − equivalente a w. Esto es una contradicción, ya que punto u ∈ D un punto de R no puede ser Γ − equivalente a otro punto de R y tampoco a un punto de la frontera de R. D z w Figura 4.27: Prueba de que el polı́gono de Ford del grupo modular es también de Dirichlet 4.3. POLÍGONO DE FORD 165 Existe otro método de construcción de regiones fundamentales atribuido a Poincaré, éste consiste en encontrar un polı́gono que cumpla ciertas condiciones sobre los vértices y que los lados estén apareados bajo transformaciones del grupo (cf. [2] pp. 242-250). EJERCICIOS 4.3 1. Termine la prueba del Lema 4.3.1. 2. Demuestre que si los cı́rculos isométricos de una transformación T y de su inversa se intersectan, entonces los puntos de intersección son puntos fijos. −1 los cı́rculos isométricos de una transformación T y 3. Sean I(T ) y I T −1 se intersectan su inversa. Demuestre que: si T es elı́ptica, I(T ) y I T en dos puntos; si T es parabólica, son tangentes; y si T es hiperbólica, son ajenos. 4. Demuestre que los cı́rculos isométricos de una transformación loxodrómica y su inversa son ajenos. 5. Demuestre que dado un subgrupo discreto Γ de P SL(2, R) existen regiones fundamentales de Γ, R1 , R2 , tales que R1 es un subconjunto propio de R2 . 6. Sea Γ el subconjunto del grupo modular determinado por las matrices cuyas entradas inferiores izquierdas son múltiplos de 2, demuestre que Γ es un subgrupo y encuentre una de sus regiones de Ford. 166 CAPÍTULO 4. REGIONES FUNDAMENTALES Bibliografı́a [1] Asplund, E. and Bungart, L., A First Course on Integration, Holt, Rinehart and Winston, 1966. [2] Beardon, A. F., The Geometry of Discrete Groups, Graduate Texts in Mathematics 91, Springer-Verlag, 1995. [3] Benedetti, R. and Petronio, C., Lectures on Hyperbolic Geometry, Springer-Verlag, 1992. [4] Herstein, I. N., Topics in Algebra, Xerox College Publishing, 1964. [5] Hoffman, M. and Marsden, J. E., Basic Complex Analysis, W.H. Freeman and Company, 1996. [6] Jones, G. A. and Singermann, D., Complex Functions, Cambridge University Press, 1987. [7] Kulkarni, R., An arithmetic-geometric method in the study of the subgroups of the modular group, American Journal of Mathematics, 113 (1991), 1053-1133. 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Índice Analı́tico área hiperbólica, 134 Apolonio, cı́rculos de, 24 bisector perpendicular, 136 “cı́rculos”, 16 cı́rculos hiperbólicos, 53 Cayley, función de, 34 conforme, transformación, 15 conjunto fundamental, 131 cordal, métrica, 6 ∆, 34 densidad, 43 Dirichlet, polı́gono de, 142 discontinuo, 90 “discos”, 32 discreto, grupo, 101 dominio fundamental, 133 h-convexo, 137 H2 , 32 haz elı́ptico, 80 hiperbólico, 80 parabólico, 79 hiperbólica, transformación, 23 hiperciclos, 55 horocı́clico, grupo, 111 horociclos, 55 infinito, punto al, 1 isométrico, cı́rculo, 158 lı́mite conjunto, 89 punto, 89 loxodrómica, transformación, 23 métrica hiperbólica, 47 M (∆), 36 eje, de una transformación hiperbóli- Möbius, transformaciones de, 1, 8 ca, 56 modular, grupo, 95 elı́ptica, transformación, 23 multiplicadores, 37 estable, vecindad, 140 ordinario factor de conformalidad, 43 conjunto, 89 Ford, dominio de, 160 punto, 89 fuchsiano, grupo, 110 parabólica, transformación, 21 geodésica, 51 Picard, grupo de, 104 GL(2, C), 37 plano complejo, extendido, 1 169 170 Poincaré disco de, 60 extensión de, 83 principal de congruencias, grupo, 96 proyección estereográfica, 2 P SL(2, C), 11 P SL(2, R), 32 región fundamental, 133 ρ, 49 Riemann, esfera de, 2 SL(2, C), 9 SL(2, R), 32 Steiner, configuración de, 25 ÍNDICE ANALÍTICO